‘Mark Twain nacio en Florida en 1835.
‘Cuatro aitos después sus padres se tras
Jadaron a Hannibal, junto al Misisipi,
donde vivird hasta los doce afios,
cuando, tras 1a muerte de su padre,
tendra que dejar la escuela para ga-
narse la vida, Trabajara luego como
aprendiz en imprentas de Nueva
York y Filadelfia, y mais tarce como piloto de barco
en el rfo Misisipi. Después de cinco atios en esa
tividad, se entrega al periodismo, En 1867 se casa y
se radica en Connecticut, Alif produce sus principa-
les obras: Las aventuras de Ton Sawyer, 1876, EL
principe y el mendigo, 1882, y Las aveniuras de
Huckleberry Finn, 1884. Habiendo obtenido fama y
dinero, Twain pierde este titimo en malos negocios,
Sumido en un negro pesimismo, mucre en 1910.
En lia presente novela, dos nifios, un principe y un
mendigo, intercambian sus papeles, dejando al des
cubierto las enormes diferencias e injusticias socia-
Jes que existfan en el reinaddo de Enrique VMI de In-
giaterra. Si la mendicidad era una carga insufrible,
no To era menos pesacka la de principe, sobre todo
cuando se era un nifio. Una novela que muestra la
importancia de ponerse en el lugar de otro antes de
criticar, juzgar 0 condenar.
conico 6212I
Undid sti dso Xt nace Lone
‘una familia pobre de apellido Canty, un nfo no deseado.
se mismo dia, oro chico inglés nacfa en una familia rica
de apellido Tudor, questo deseaba. Y que Inglaterra entera
también lo descaba. EI pueblo casi enloquecié de alege
‘Todo el mundo celebré el acontecimiento durante varios
dias y sus noches. En el dia Londres era un especticulo
digao de ser visto, con banderas y pendones que ameaban.
desde todos los balcones y ted. De noche, grandes fo-
gatas ardian en todas as esquinasy grupos de parranderos
festejaban a su alrededor. El tema de toda Inglaterra ea el
recién nacido, Eduardo Tudor, Principe de Gales, quien,
cenvuelo en sedasy ass, permanecia quietecito, insensible
«todo aquelalboroto. Pero de ese ott recién nacido, Tom
‘Canty, envuelt en harapos, nadie habl6 Paa a familia de
mendigos, el chico era s6lo una molesta,II
Tretaéninoshorssnosino afore
Londres tenia ya mil quiientosaios de edad y era una
¢gran ciudad de cien mil habitantes. Las caves eran muy
cstrcchas, curva y suas, especialmente ene setor donde
vivia Tom Caney no lejos del gran Puente de Londres.
Las casas estaban hechas de madera y mientras mis pisos
tenian, mis se ensanchaban hacia arriba. Sus estructuras
‘enfan gruess vigas pintadas de rojo, azul y negro, dando
a las construcciones un aspecto muy pintoresco,
La casa donde vivia el padre de Tomasito quedaba en
‘una inmunda calle llamada Offal Court, que nacia en
Pudding Lane’. Era una casa pequefia y ruinosa, donde
vivian aptiadas muchas familias pobrisimas. La familia
dde Canty ocupaba un cuarto del trcer piso. La madre
y el padre tenfan en un rineéa un armazén que servia
‘de cama, pero Tom, sus dos hermanas, Bet y Nan, y la
abuela,disponfan de todo el suelo para dormir donde se
les antojae. Por la noche se acomodaban con restos de
tuna 0 dos frazadas y algunos atados de paja,malolientes
y sucios, que cada mafiana apilaban a puntapiés en an
rincdn del cuarto.
Bet y Nan habjan cumplido 15 afios. Eran gemelas
de buen corazin, aunque harapientas y profundamente
ie de Bs lB
2 Caddie AED
6
‘gnorantes. La madre era como ells. El padre y la abuela
sc embriagaban y se peleaban entre ellos o con cualquiera
{que se les cruzara en el camino. John Canty era ladrén
yy su madre mendiga. Aunque transformaron 2 los nifios
‘en mendigos, no lograron convertrlos en ladrones. Entre
la terrible gentuza que habitaba la casa, habia un viejo y
‘buen sacerdote que secretamenteinculcaba alos chicos las
buenas costumbres. El padre Andrés ensefié a Tom algo
de latin, aller ya escribir.
“Toda fa calle Offal Court ra una colmena: la embria-
gue, el desorden y las rifias estaban a la orden del dia
Pese a codo, Tomasito no era despraciado. Aunque las
pasaba negras, no tenia conciencia de ello porque suponia
que era lo natural. Cuando regresaba de noche a casa con
Jas manos vacas, sabia que primero lo iba a maldeciry a
solpear el padre y que cuando éste hubiera concluido, lo
tomaria por su cuenta la temible abuela.Sabia cambién
que, entrada la noche, su pobre madee se acercariasilen-
ciosamente con algin misero mendrugo, privandose ella
de satisfacer el hambre, aunque con frecuencia recibiera
por esa causa buenas palzas del marido.
‘Con todo, la vida de Tom transcurria bastante bien,
especialmente en verano, porque buena parte de su
tiempo la dedicaba a escuchar al padre Andrés, quien le
contaba encantadores cuentas y leyendas sobre gigantes,
hhadas,castillos encantados, principes y reyes. La cabeza
de Tom se llené de aquellas maravillas y muchas noches,
cansado, hambrientoy dolorido después de una azotaina,
sofaba com la vida encantada de un principe mimado entun regio palacio,olvidando asi sus penas. Un deseo que
rmantuvo en secretollegé a obsesionarlo diay noche: ver
con sus propias ojos a un principe verdadero,
Los libros del anciano cura y eas ensofaciones comen-
zaron aoperarciertos cambios en el chico. Tom comenz6 a
lamentar lo gestado de sus ropas y su suciedad, y a desear
el seo y los buenos vestidos. Continuaba jugando en el
barro como siempre y gozando con el; pero ahora cha-
potear en el Timesis era, ademis de una diversign, una
forma de ascatse
EI niffo encontraba siempre algo interesante en los
alrededores del Maypole, famoso por la fiestas del 1° de
‘mayo, en la calle Cheapside y también en las feria. De
‘tanto en tanto podia ver un desile militar cuando alga
prisioncro era llevado a la Torte de Londres
Después de un tiempo, sus lecturas y suefios sobre
la vida principesca le levaron a representar el papel de
principe, y tanco su modo de hablar como sus modales
hicieron ceremoniosos y cortesanos, con enorme admira-
cin y diversi de sus ftimos. Los ifos y sus mayores
llegaron aconsiderarlo como una cratura extraordinasiay
superdorada. ;Paecia saber tanto! Y al mismo tiempo jera
tan profundo y tan discreto.1 En realidad, habia llegado
«ser el héroe de todos, con excepcién de su familia: eran
los inioos que no veian en él nada fuera de lo comin.
Mis arde, y como juego, Tom organizé una core real.
fil ere principe y sus amigos los guardias, chambelanes,
3 de May a)
8
pues
todo est sabroso y bien caliente. Volvers a sere de siem-
re, nada temas.
EI no no contestéy le eché una mirada eon algo de
impaciencia. Inrigado, Hendon preguncé:
~ Qué te fala?
—Quisieralavarme.
~iAh.u! No pidas permiso, tienes absoluta libertad
Pero como el nifio no se movié y, en cambio, golped el
suelo con su piececito, Hendon volvié a preguntar qué le
sucedia,
(Hazel favor de echr el agua yno hagas tanta preguntas!
Diciendo paras “esto es incefble", Hendon curplié el
pedido del pequefio permaneciendo de pie a sulado, hasta
quela orden: “Vamos... a oa”, lo reanimé bruscamente.
“Tomé laoalla que estaba ante las nares del nif y ela pas.
Cuando Hendon ya iba a comencar a come, el nif le
dijo indignado:
etent! :Pretendes senarteen presencia del rey?
Hendon tambaleé mientras murmuraba para st "Dios!
Qué loco est el pobrecio! Ha cambiado junto con el cam-
bio que e ha operado en el reno y ahora se imagina rey Es
_mejor que esiga la corrente i quiezo acer algo por su bien.”
‘Aparté entonces la sila de la mesa y procedié a atender
al rey del modo més cortesano que pudo.
3Cuando terminé de comer, Eduardo VI hablé:
Quiero conocerte... Cuéntame tu historia. Eres de
noble nacimiento?
=Mi padre es barén, Su Majestad ~dijo Hendon, s-
.guiéndole la comtente, pero contindole la verdad; es sit
Richard Hendon, de Hendon Hall. ¥ no hay mucho que
conta. Mi padrces muy Fico y genera, Mi madre murié
cuando yo era un nifio. Tengo dos hermanos: Arturo, el
‘mayor, ue se parece a mi padre, y Hugo, menor que yo.
que es mezquino,traidor y perverso. No hay nadie més en
Ja familia, salvo lady Eadlth, mi prima, hermosa y buena,
hija de un conde de gran fortana Yo la amaba y ella a mi,
pero estaba prometida a Arturo desde su nacimiento y ai
padre no permitié romper el compromiso, aunque Arturo
‘queria 2 otra doncella. Hugo ambicionaba la fortuna de
Edith, aunque afirmaba estar enamorado de ella, y logr6
engaiar ami padre. Hugo tenfa un don soxprendente para
la mentia, Yo era agrsivo, de una fiereza inocente que
no dafaba a nadie. Sin embargo, mi hermano Hugo sac6
ventaja de mi caricter,exager6 mis defectos hasta hacerlos,
parecer como cxlmenes y convencié a mi padre de que yo
pretendia raptar a lady Edith, uilizando testigos fas y
una escala que mismo puso en mi abitacién, En castigo,
1m padre me exilié por tes aos de Inglaterra, tempo que
past en las gucrrs europeas. Fui eapeurado en mi éltima
balla y pasé siete aos en prision. Luego log hui y re
jreséa Inglaterra. Acabo de lege, pobre de mi, y nada sé
de lo que ha sucedido en Hendon Hall. Esta es mi poquefia.
Iistoria, Su Majestad
58
Han abusado vergonzosamente de ti~sentenci el peque-
fo rey, pero yo te haré jusica..y animado por el relato
de Miles, se le aflojé la lengua y cont6 su propia historia,
ante el sorprendido Hendon que admiré la imaginac
«inteligencia del rey. “Pobre cabecita perdida ~pens6 el
caballero-. Nunea lo abandonaré y sanaré de su locara. Y
yo estaré orgulloso de ello. Pensaba en eso, cuando el rey
Je habl6 con vor solemne:
~Tii me has salvado y, por lo tanto, me has salvado la
corona, Expresa un deso ys etd dentro de mi real poder,
ser concedido.
“Tan fantstica idea sobresalté « Hendon, Estuvo a pun-
10 de no aceptar el oftecimiento, pero cambié de parecer.
Cayendo sobre una rodilla, dijo:
Mi pobre servicio fue la simple obligacin de un sib-
ito y no tiene, por tanto, mértoalguno. Pero ya que a Sa
Majesad le place considerarlodigno de recompensa, me
atrevo @ hacer mi peticin: hace casi cuatrocentos aos,
cuando habia problemas entee el rey de Inglaterra y el rey
de Francia, se decret6 que dos campeones se enfrentaran
para resolver la disputa mediante lo que se llama el Juicio
de Dios, En presencia de ambos reyes apareci el camped
de Francia: era tan temible que los caballers is
nnegaron a combat. Pero en la Torte, lord De Courcy, el
brazo mis poderoso de Inglaterra que estaba prisionero,
acept6 representar a Inglaterra. Apenas vio al famoso y
‘enorme adversario, el eampeén de Francia huyé, ganando
la causa el rey inglés. Su Majestad de Inglaterra devolié 2tun deseo, De Courey contest: “Esto pido, seior: que yo y
mis descendientestengamos el privilegio de no sacarnos el
sombrero en presencia de los reyes de Inglaterra, mientras,
cxistaeltrono”. La gracia le fue coneedida. Recordando ese
hecho, imploro al rey que me conceda la gracia de que yo
y mis descendientes podamos sentarnos en presencia de Su
Majestad de Inglaterra, para siempre.
~jLevineaeysiéntate, caballero sie Miles Hendon! jo
cl rey gravemente-, La peticién esté concedida.
Hendon sesenté, comentando para si: "Fue una excelente
idea, sino hubieratenido que seguir de pie durante sema-
‘nas, hata que mi pobre muchachito se cure de sa locura.
XI
Poca despusel eo se apoders de ambos
~Quitame estos harapos pds ef rey
Hendon desvistié al muchacho, lo acosté y luego se
‘puso a pensar dénde dormit. Pero el pequeiio rey resovi6
cl problema:
~Titdotmiris apoyado en la puerta y montaris guardia
~y al momento se durmi6.
~ lt nio deberia habe nacido rey! —murmuré Hendon,
admirado- Hace el papel alas mil maravillast
se tendié en el suelo, bajo el intel de la puerta. Sélo
al amanccer se qued6 dormido y hacia mediodia despert.
Destapando al nifo por partes, le tome las medidas con un
wo
cordel. En ese momento desperts el rey y se quejé de fro.
Tengo algo que hacer afuera le dijo Hendon-. Vueve
dormir (A ver déjame taparte! Pronto entrarisen calor.
‘Cuarenta minutos después Miles volvié con ropa de niio
de segunda mano, bastante usada pero limpia, Mientras
revisaba las prendas les hacia algunos aregls, canturreaba
y pensaba en lo que fltaba por comprar ances de empren
der l vajea Hendon Hall. Una ver terminada su labor, se
dispuso a pedi el desayuno y despertar al pequesio ey
Seto, levintate.. Que?
Levant las frazada: jel muchacho habia desaparecido!
Hendon se quedé mudo y vio que filaban los harapos del
io. Enconces se enfureciéy lame a grivosal posadero. En
‘xe momento entr6 un sirviente con el desayuno:
~Explicate, pata de Satanis! Dénde esti el nitio?
“Temblando, el hombye lo informé:
~Apenas se marché su merced vino un joven y dijo que
usted lo esperaba en ef Puente, del lado de Southwark
Cuando el mozo tepitié al nfo su mensaje, recamé un
‘poco pero en segudase puso sus haraposy pari.
~Eswipido! Te han engafado, Tal vez quieren hacele
af al nif... ré a buscalo, Esper! La ropa de la cama
‘estaba arrglada como si alguien estuvieraacostado... Qué
ime dices de eso?
No lo sé, su mesced. Yo vi que ef muchacho que vino
pore no la arreglaba..
{Mil ayos! Me engafaron.. Escucha! Ese joven vino
solo?
Después de pensar un momento, el si
6Cuando vino, no habia nadie con él pero cuando llega~
ron al Puente, un hombre se es unié y luego se perdieron
en medio dela multiud.
—Quitate de mi vista, jdiocal jEsperal Se marcharon
hacia Southwark?
Si, su merced..
~Desaparece de mi vsta!Hendon baj6 las escaleras dea
dos ecalones, murmurando: "Es illano que alegaba que
cl nfo er sy... {Te he perdido, mi pobre amit loco.
{Te habia legado a querer tanto! No... perdido no, porque
the de registrar el pals hasta que tevuelvaa encontrar. ;Ve-
locidad! Rapides”, se repeia asf mismo mientras se abria
paso entrela muchedumbre que hormigueaba en el Puente.
XIV
Avquta misma matana Tom Canty dpe den
peso suefio, Se quedé en silencio, tratando de aclarar sus
‘confusos pensimientos. De pronto estalé:
=jLo veo todo! Ahora si que estoy despierto. ;Por fin!
{Nan y Bet..! Vengan répidoy les contaréel més incretble
de los sues.
Una figura sparecé a su lado y una vor ij:
—Dignate, sefios, dar tus érdenes
Ordenes.. ;Ay de mi Habla vi..! Quin sy?
i? Ayer por la noche eras l Principe de Gales hoy
‘res mi mis graciosa Majestad, Eduardo, rey de Inglaterra,
a
‘Tom hundi I eabera en los almohadones:
~iAy de mi, no era un suefio! ~murmurs-. Vete a des-
cansar, dulce ser.
‘Volvié a dormirs, pero esta vex el suet era agradable
porque vivia nuevamente en Offal Court y un enano le
entregaba un resoro que permit terminat con las penuras
de su farilia, Su madre, feliz, lo estrechaba contra su pecho,
mientras exclamaba:
Se esti haciendo tarde... :Desea levantarse Su Majesta?
{Ayt No era lo que Tom queria escuchar. El sueio habia
terminado, Estaba despiert. Abrié los os y vio al noble
servidor que estaba arrodllado junto a su eam. El pobre
niforeconocié que ain ea un cautivo.;¥ rey! La habitacin
«taba llea de cortesanos y nobles que vestian de luto.
Se iicié entonces la pesada y ceremoniosa trea de ves-
trse, mientras la cual los cortesanos ofreian condolencias al
Pequefio rey por la pérdida desu padre. Cada prenda pasaba
por un proceso lento y solemne: iba de mano en mano, a
tnavésde tree servidores, antes de ser puesta en el cuerpo de
‘Tom. Todo aquello le hizo recordar al muchacho cuando en
su barrio formaban una hilera para pasar los baldes de agua
‘mientras apagaban un incendio. Cansado de la ceremonia,
‘Tom sintié un profundo agradecimiento cuando a ilkima
prenda iniciaba su viaje hacia él, Pero euando las calzas
iban a ser colocadas en las pieras del nifo, la vergienza
‘urbe al noble que las sostena en sus manos y as devolié
al arzobispo. Este palidecié y devolvié también la prenda y
asi sucesivament, hasta que finalmentelleg6 a manos de
encargado de Servicio, quien exclamé:~jAla horca el Encargado Principal de las Caras del Rey!
mientras talan nucias caleas con cordones en buen estado.
Laego vinieron e lvado y los servicios del peluquero,
‘odo también muy ceremonioso. A estsalturas Tom estaba
convertido en una figura graciosa y an bonito como una
nifia, Se traslad6 luego al comedor del desayuno y todos,
cayeron de rola 2 su pas.
‘Después del desayuno lo condujeron hasta la sala del
trono, donde procedié a despachar los asuntos de estado.
Lord Hereford se ubicé junto al wono para ayudarle.
El arzobispo de Canterbury inform acerca del decreco
telativoalos Funerals de Enrique VILA Tom le incrigs
una clausula del documento, Por lo bajo le pregunté
_ Hertford:
~,Que dia se extablecié para el eniero?
El iecists del mes que viene, mi sefior.
~;Qué locura!;Se conservaré tanto tiempo?
‘Tom estaba acostumbrado a que en Offal Court se
dleshacfan de los mucrtos a empujones, ripidamente. Pero
lord Hereford, supo ranquilizarlo con unas pocas palabras.
Uno de os ministospdiélaaprobacin paral recepci6n
delosembajadores. Otro funcionaro se refri6 alos gastos
dal personal del fllecido rey y a las deudas dela corona,
sumas que dejaron boquiabierto al muchacho. Preocupado
por la falta de recursos, Tom expres:
Fst claro que vamos. la rina, Es neceario quehaby
temos una casa mas pequefia y despidamos alos sirvienes..
Me acuerdo de una asta que hay cerca de una pescadert,
junto a Billingsgat...~Tom se sonrojé al sentir una fuerte
ot
presin en su brazo, Pero nadie parccié preocuparse por
sus palabras,
Un secretario informé después de las disposiciones de
Enrique VIII para conceder honoresy renta a destacados
nobles. a inquietud de Tom uments y estavo a punto de
‘opinarlo que pensaba al respecto: que serfa mejor pagar as
ddeudas del extinto rey antes de reglar sus dineros. Pero el
prudence Hertford lo contuvo. Orra idea, entonces, se le
‘ruzé por la mente: :Por qué no hace a su madre duquesa de
(Offal Court y asignarle una renta? Pero al instante desearts
Inidea él no era ey y para los noble su made era slo una
‘riaura imaginada por su mente enferma.
“Minera continuaba la sesién de ls aburidisimos asun-
(0s plblcos, el nifio se preguntaba por qué Dios lo habia
sacado del aire libre y del sol para enceratlo, hacerlo rey
y causarle tanto sufimiento. Con la cabeza abombada, se
qued dormido, Los sabios del reino debieron suspender
sus deliberaiones.
‘Mis tarde, Tom paso una agradable hora con Ia princest
Isabel y lady Jane. Goa luego de unos momentos de soledad
y después, un chicuelo flacucho, de unos doce afos, fue
recibido ante su presencia. El chico avanz6 con la cabeza
inclinada y cay con una rillaen tierra ante Tom.
“Levanta, muchacho. {Quién ere? Qué quieres?
Soy Humphrey Maton, ta chico de los azotes, milord
~teplicé el muchacho.
‘Tom se dio cuenta de que a situacin era delicada. De
pronto tuvo una idea: ahora que Hertford y Saint John no
Podrian acompafarl siempre, necesitaria de un plan propiopara hacer frente a las emergencias. As{ pues, comen26 a
golpearse la frente, como si estuviera confundido y dijo:
~Parece que te recuerdo: lo que pasa es que tengo la
cabeza mala.
~Pobrecto, mi amol—exclamé con mucho pesa el chico
de los azotes.
La memotia me juega malas pasadasen estos das dijo
‘entonces Tom. Pero me estoy mejorando ripido; una pe-
queria clave me sirve para recordar cosas y nombres. Dime
qué te trae aqui.
Nada importante, mi seo. Hace dos das, cuando su
Majestad cometis tres ertoresen su leecién de griego... se
acuerda?
Si. Me parece que si. Continiia:
EI maestro, farioso, prometié que me azotaria muy
fuerte por ello...
~Pegarte a tilexclamé Tom, escandalizado~. :Por qué
tiene que pegart ati por errores mios?
Ah! reeuerde que siempre me azota a mi cuando Su
Majestad se equivoca en las leccioncs.
=Es verdad, lo habia olvidado. Ti me ensefias a mien
privado.., luego, si yo me equivoco, él considera que tu
trabajo fue defectuoso y..
~Oh, efor! Yo, ol més humilde de tus servidores, emo
podria ensefarte
~Entonces, zen qué consiste tu culpa? ;Explicate..!
Habla!
Pero, Majestad.. Nadie puede castigar a la persona
sagrada del Principe de Gales. Por lo tanto, cuando él se
66
‘equivoca soy yo quien rcibe los golpes, pues ése esl oficio
con que me gano la vida
“Tom comenté paras
los ofcios!”
isi es que te han pegado, pobre amigo mio, por aque:
los errores mios?
No, Majstad el castigo fue postergado para hoy y quads
pueda ser anulado por el duelo. Por eso me he atrevido a
recordar a Su Majestad su promesa de interceder por mi
~2Para salvarte de la azotaina?
;Ah! Veo que se acuerda!
~Quédate tanquilo! Me ocuparé de que a cu espalda
no le pase nada.
~iOh, gracias, mi buen sefor! ~exclamd el nit y cayé
de nuevo con una rodillaentierra~. Sin embargo.
‘Tom lo animé a que continuase.
Desde que eres rey puedes dar las érdenes que desees
y nadie puede decir que no. Por lo tanto es razonable que
pienses en no seguir con tus aburrdos estudios sino que
cen ocuparte de otras cosas menos fstdiosas. En tal caso
‘estoy artuinado y conmigo mis pobres hermanas huérfanas,
~Armuinado? ;Por qu
Mi espalda es mi pan, mi mis gracioso seior! Si dejas
de estudiar, no necesitas ya de chico de los azote. jNo me
despidas!
‘A Tom lo conmovié la angustia del chico y con real
generosidad, sentencié:
“Este si que es el mas extraio de
=No te aflijas, muchacho. Tu cargo seré permanente
para iy tus descendiences,Levintate, Humphrey Maslow,‘Gran-Chico-de-los-Azotes-Hereditaio dela Real Casa de
Inglaterra! Volveré a mis libros y he de estudiar tan mal
aque deberdn triplcar tu sueldo!
Humphrey respondis agradecido:
“Gracias, Su Majestad! Ahora sré feliz pore resto de
mis dias y también loser la casa de Marlow.
“Tom se dio cuenta de que aquel muchacho le podia ser
smuy Gril e animé a hablar y el chico relaé detalles dela
vida de palacio que permitieron a Tom “recordar” diversas,
circunstancias. Al cabo de una hora, Tom reunié valiosa
informacién relativa 2 la corte. Resolvi6 que Humphrey
podria ser recbidlo en cl gabinete real siempre que Su Ma-
jestad no estuviera ocupado con otras personas
Pronto aparecié Hertford diciendo que el consejo de
lores estimaba conveniente que Su Majestad comenzara a
comer en pblico, pues su aspecto sano y vigorosotranqui-
lizria el animo de la gente si es que se hubiesen filtado
rumores negativos sobre su salud. A continuacin, el conde
lo instruyé respecto a ess ceremonias. Tom necesité poca
ayuda para “recordar, pues por Humphrey estaba al dia
sobre esas comidas y otras cosas de la corte, in embargo,
_guardé silencio acerca de sus nuevos conocimientos. Viendo
‘an mejorada la memoria real, el conde lo sometié a unas
cuantas pruebas. Los resultados fueron positivos y milord
quedé satisfechoy animado,dicendo con vox esperanzada
Estoy convencido de que si Su Majestad se esforzara
iis en recordar, sbria dénde est el gran sllo.;Seservieé
‘Su Majestad acer la prucba?
“Tom quedé confundido.
os
pace yw sensico
= Cémo era el gran sll, milord? ~pregune.
El conde se sobresalc6 por su imprudencia al habetlo
presionado a recordat. “De nuevo pierde la razén..”, se
dijo. Y habilmente cambié de tema de conversaci6n.
XV
AM ise a tg os mbsjndosyT
recibiéesplendorosamente. Pero fo quecomenzé siendo un
placer se convirtié pronto en aburrimiento pues laaudiencia,
Fue larga y pesada. EL nif eaté de desempefiarse de modo
satisfactorio, pro era demasiado novatoyestaba demasiado
4 disgusto como para lograr
[La mayor parte del dia estuvo dedicada a labors reales
‘Aun las dos horas dedicadas a pasatiempos principescos
fueron una carga, tantas eran las restricciones y ceremo-
niosas costumbres. Disfrucs, sin embargo, de una hora
con su “chico-de-los-azotes”, obteniendo entretenimiento
« informacién
‘Al tecer dia de realera, Tom se sentfa menos ineSmodo
con la presencia el homenaje de los grandes y con el
ambiente general. Por esa razén podria haber esperado
sin mayor zozobra el euarwo dia, que correspondia al dela
comida en pibico, Pero para el nfo era un suplcio pensar
en comer completamente solo, con una mulicud de ojos
curiosos fj en ély de bocas que comentaran cada uno
de sus movimiento Ese dia también era el sefalado para
0clegirformalmente a Hereford como Lord Protector, para
\atias otras cosas importantes
Bl euarto dia legé finalmence. Tom estuvo distraido
y disgustado durante toda la jornada con la sensacién
pesada del cautiverio. Ya entrada la mafana, observ6
desde una ventana el movimiento y la gran via piblica
y anhels con todo su coraz6n participar de aquella liber-
tad. El nifio vio que una turba vociferante de hombres,
mujeres y chicos de la més miserable calafia se acereaban,
a palacio por la carretera,
= Ceémo me gustaria saber de qué se tata!—exclamé Tom.
con curiosidad.
~res el rey! le respondié el conde-. (Tengo permiso
de Su Majestad para actuar?
= Oh, yalo creo. -exclam6"Tom excitado, agregando
para si"Ser rey no es todo aburrimiento..”
l conde llamé a un pajey le envé la siguiente orden
al capicin de la guardia: “Que la mulcicud sea detenida y
{que se la interogue sobre el motivo de su conduct. ;Por
orden del ry!”
Segundos més tarde, una larga fila de guardias reales
replet6 la calzada de lado a lado, enfrentando a la multi-
‘ud El mensajero regres luego para informar que lacurba
perseguiaa un hombre una mujer ya una muchacha que
serian ejecutados por crimenes contra la pazy la dignidad
del reine.
La muerte esperaba a aquellos desgraciados. La compa-
sién dominé el corn de Tom. Sin considerar las leyes
qucbrantadas por los criminals, pensé slo en el cadalso
”
El prsionero estall6 en apasionados agradecimientos
‘Tom, voliéndose alord Hertford, le dijo:
“Milord, ;puede creesse que haya una orden para
cjecutar una sentencia tan fero2?
~Majestad, es la ley para los envenenadores..
~Ruego a su seria que se dé la orden de cambiar esa
ley. Que ninguna criatura del Sefior sea atormentada con
semejante voreura!
Elconde qued complacd, pues ra hombre de immpulos
sgenerosos, cosa poco comin en su clase yen aquellaépoca
de fierera. Y dijo:
Estas nobles palabras de Su Majestad han de ser recor-
dladas por la historia para gloria de su ral casa,
‘A punto de retirarse con su prisionero, el guardia fue
detenido por una seal de‘Tom
Buen sefior-le dijo. El hombre ha dicho que su acto
no fue bien probado. Dime cuanto sepa.
~Majestad,segin el proceso este hombre entré a una
casa de Islingeon donde un hombre yaciaenfermo. Este se
encontraba solo y dorm. Al poco rato, este hombre sali de
Jncasay se marché. A lahora, el enfermo moria desgarado
entre expasmos y arcadas.
uien lo vio dar el veneno? Se enconti lel venenc?
No, milord.
—Entonces, gabmo se sabe que Fue administado?
Los médicos delaran que nadie muete con esos sinto-
1as, salvo por envenenamiento.
‘Tom reconocié la importanca del tstimonio y
EBs probable que los médicos tengan raén,
BLstima que después haya estado cometiendo fechorias.
No me he olvidado del dia ni la hora de aquello”.
‘Tom ordené entonces que la mujer y la nifa fueran
retiradas de su presencia por un rato, y le pregunté al
subadministrador del condado:
Cull es la faa de ese hombre, buen sefor?
Arrodillindose, el funcionario respondié:
Hi envenenado.una persona, matindol, Su Majesad
Hay pruebas de su ctimen? -pregunté,
Si, muy clara, sefor.
Tom suspir6 y dijo:
-Llvenselo, merece la muerte. ;Qué listima, parecla
tener un corazbn valente!
EI prisoner, con repentina energfa, cruz las manos
1 suplc6 al rey con frases entrecortadasy lenas de terror
Oh, misery mi rey! Ten piedad de mi! Soy inocene
EL allo ha sido en contra de mi y no puede sr alterado,
pero en mi desesperacin imploro una gracia:;Da la orden
de que sea ahorcado!
“Tom estaba aténito
—jPor vida de Cristo...! ~exclamé-. jHe ahi una
gracia extraordinaria! 2No es ése acaso el destino que
te esperaba?
Oh, no, Majestad La orden es que me quemen vivo!
La sorpresa cas hizo star Tom de susilln, Cuando
ppudo recobrase,grité:
~ Que se conceda tu deseo, pobre infelia! No deberias
suffi una muerte tan espantosa aunque hubieras envene-
nado a cien personas.
El prisionero estallé en apasionados agradecimientos.
“Tom, volviéndose a lord Hertford, le dio:
Milord, puede creerse que haya una orden para