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‘Mark Twain nacio en Florida en 1835. ‘Cuatro aitos después sus padres se tras Jadaron a Hannibal, junto al Misisipi, donde vivird hasta los doce afios, cuando, tras 1a muerte de su padre, tendra que dejar la escuela para ga- narse la vida, Trabajara luego como aprendiz en imprentas de Nueva York y Filadelfia, y mais tarce como piloto de barco en el rfo Misisipi. Después de cinco atios en esa tividad, se entrega al periodismo, En 1867 se casa y se radica en Connecticut, Alif produce sus principa- les obras: Las aventuras de Ton Sawyer, 1876, EL principe y el mendigo, 1882, y Las aveniuras de Huckleberry Finn, 1884. Habiendo obtenido fama y dinero, Twain pierde este titimo en malos negocios, Sumido en un negro pesimismo, mucre en 1910. En lia presente novela, dos nifios, un principe y un mendigo, intercambian sus papeles, dejando al des cubierto las enormes diferencias e injusticias socia- Jes que existfan en el reinaddo de Enrique VMI de In- giaterra. Si la mendicidad era una carga insufrible, no To era menos pesacka la de principe, sobre todo cuando se era un nifio. Una novela que muestra la importancia de ponerse en el lugar de otro antes de criticar, juzgar 0 condenar. conico 6212 I Undid sti dso Xt nace Lone ‘una familia pobre de apellido Canty, un nfo no deseado. se mismo dia, oro chico inglés nacfa en una familia rica de apellido Tudor, questo deseaba. Y que Inglaterra entera también lo descaba. EI pueblo casi enloquecié de alege ‘Todo el mundo celebré el acontecimiento durante varios dias y sus noches. En el dia Londres era un especticulo digao de ser visto, con banderas y pendones que ameaban. desde todos los balcones y ted. De noche, grandes fo- gatas ardian en todas as esquinasy grupos de parranderos festejaban a su alrededor. El tema de toda Inglaterra ea el recién nacido, Eduardo Tudor, Principe de Gales, quien, cenvuelo en sedasy ass, permanecia quietecito, insensible «todo aquelalboroto. Pero de ese ott recién nacido, Tom ‘Canty, envuelt en harapos, nadie habl6 Paa a familia de mendigos, el chico era s6lo una molesta, II Tretaéninoshorssnosino afore Londres tenia ya mil quiientosaios de edad y era una ¢gran ciudad de cien mil habitantes. Las caves eran muy cstrcchas, curva y suas, especialmente ene setor donde vivia Tom Caney no lejos del gran Puente de Londres. Las casas estaban hechas de madera y mientras mis pisos tenian, mis se ensanchaban hacia arriba. Sus estructuras ‘enfan gruess vigas pintadas de rojo, azul y negro, dando a las construcciones un aspecto muy pintoresco, La casa donde vivia el padre de Tomasito quedaba en ‘una inmunda calle llamada Offal Court, que nacia en Pudding Lane’. Era una casa pequefia y ruinosa, donde vivian aptiadas muchas familias pobrisimas. La familia dde Canty ocupaba un cuarto del trcer piso. La madre y el padre tenfan en un rineéa un armazén que servia ‘de cama, pero Tom, sus dos hermanas, Bet y Nan, y la abuela,disponfan de todo el suelo para dormir donde se les antojae. Por la noche se acomodaban con restos de tuna 0 dos frazadas y algunos atados de paja,malolientes y sucios, que cada mafiana apilaban a puntapiés en an rincdn del cuarto. Bet y Nan habjan cumplido 15 afios. Eran gemelas de buen corazin, aunque harapientas y profundamente ie de Bs lB 2 Caddie AED 6 ‘gnorantes. La madre era como ells. El padre y la abuela sc embriagaban y se peleaban entre ellos o con cualquiera {que se les cruzara en el camino. John Canty era ladrén yy su madre mendiga. Aunque transformaron 2 los nifios ‘en mendigos, no lograron convertrlos en ladrones. Entre la terrible gentuza que habitaba la casa, habia un viejo y ‘buen sacerdote que secretamenteinculcaba alos chicos las buenas costumbres. El padre Andrés ensefié a Tom algo de latin, aller ya escribir. “Toda fa calle Offal Court ra una colmena: la embria- gue, el desorden y las rifias estaban a la orden del dia Pese a codo, Tomasito no era despraciado. Aunque las pasaba negras, no tenia conciencia de ello porque suponia que era lo natural. Cuando regresaba de noche a casa con Jas manos vacas, sabia que primero lo iba a maldeciry a solpear el padre y que cuando éste hubiera concluido, lo tomaria por su cuenta la temible abuela.Sabia cambién que, entrada la noche, su pobre madee se acercariasilen- ciosamente con algin misero mendrugo, privandose ella de satisfacer el hambre, aunque con frecuencia recibiera por esa causa buenas palzas del marido. ‘Con todo, la vida de Tom transcurria bastante bien, especialmente en verano, porque buena parte de su tiempo la dedicaba a escuchar al padre Andrés, quien le contaba encantadores cuentas y leyendas sobre gigantes, hhadas,castillos encantados, principes y reyes. La cabeza de Tom se llené de aquellas maravillas y muchas noches, cansado, hambrientoy dolorido después de una azotaina, sofaba com la vida encantada de un principe mimado en tun regio palacio,olvidando asi sus penas. Un deseo que rmantuvo en secretollegé a obsesionarlo diay noche: ver con sus propias ojos a un principe verdadero, Los libros del anciano cura y eas ensofaciones comen- zaron aoperarciertos cambios en el chico. Tom comenz6 a lamentar lo gestado de sus ropas y su suciedad, y a desear el seo y los buenos vestidos. Continuaba jugando en el barro como siempre y gozando con el; pero ahora cha- potear en el Timesis era, ademis de una diversign, una forma de ascatse EI niffo encontraba siempre algo interesante en los alrededores del Maypole, famoso por la fiestas del 1° de ‘mayo, en la calle Cheapside y también en las feria. De ‘tanto en tanto podia ver un desile militar cuando alga prisioncro era llevado a la Torte de Londres Después de un tiempo, sus lecturas y suefios sobre la vida principesca le levaron a representar el papel de principe, y tanco su modo de hablar como sus modales hicieron ceremoniosos y cortesanos, con enorme admira- cin y diversi de sus ftimos. Los ifos y sus mayores llegaron aconsiderarlo como una cratura extraordinasiay superdorada. ;Paecia saber tanto! Y al mismo tiempo jera tan profundo y tan discreto.1 En realidad, habia llegado «ser el héroe de todos, con excepcién de su familia: eran los inioos que no veian en él nada fuera de lo comin. Mis arde, y como juego, Tom organizé una core real. fil ere principe y sus amigos los guardias, chambelanes, 3 de May a) 8 pues todo est sabroso y bien caliente. Volvers a sere de siem- re, nada temas. EI no no contestéy le eché una mirada eon algo de impaciencia. Inrigado, Hendon preguncé: ~ Qué te fala? —Quisieralavarme. ~iAh.u! No pidas permiso, tienes absoluta libertad Pero como el nifio no se movié y, en cambio, golped el suelo con su piececito, Hendon volvié a preguntar qué le sucedia, (Hazel favor de echr el agua yno hagas tanta preguntas! Diciendo paras “esto es incefble", Hendon curplié el pedido del pequefio permaneciendo de pie a sulado, hasta quela orden: “Vamos... a oa”, lo reanimé bruscamente. “Tomé laoalla que estaba ante las nares del nif y ela pas. Cuando Hendon ya iba a comencar a come, el nif le dijo indignado: etent! :Pretendes senarteen presencia del rey? Hendon tambaleé mientras murmuraba para st "Dios! Qué loco est el pobrecio! Ha cambiado junto con el cam- bio que e ha operado en el reno y ahora se imagina rey Es _mejor que esiga la corrente i quiezo acer algo por su bien.” ‘Aparté entonces la sila de la mesa y procedié a atender al rey del modo més cortesano que pudo. 3 Cuando terminé de comer, Eduardo VI hablé: Quiero conocerte... Cuéntame tu historia. Eres de noble nacimiento? =Mi padre es barén, Su Majestad ~dijo Hendon, s- .guiéndole la comtente, pero contindole la verdad; es sit Richard Hendon, de Hendon Hall. ¥ no hay mucho que conta. Mi padrces muy Fico y genera, Mi madre murié cuando yo era un nifio. Tengo dos hermanos: Arturo, el ‘mayor, ue se parece a mi padre, y Hugo, menor que yo. que es mezquino,traidor y perverso. No hay nadie més en Ja familia, salvo lady Eadlth, mi prima, hermosa y buena, hija de un conde de gran fortana Yo la amaba y ella a mi, pero estaba prometida a Arturo desde su nacimiento y ai padre no permitié romper el compromiso, aunque Arturo ‘queria 2 otra doncella. Hugo ambicionaba la fortuna de Edith, aunque afirmaba estar enamorado de ella, y logr6 engaiar ami padre. Hugo tenfa un don soxprendente para la mentia, Yo era agrsivo, de una fiereza inocente que no dafaba a nadie. Sin embargo, mi hermano Hugo sac6 ventaja de mi caricter,exager6 mis defectos hasta hacerlos, parecer como cxlmenes y convencié a mi padre de que yo pretendia raptar a lady Edith, uilizando testigos fas y una escala que mismo puso en mi abitacién, En castigo, 1m padre me exilié por tes aos de Inglaterra, tempo que past en las gucrrs europeas. Fui eapeurado en mi éltima balla y pasé siete aos en prision. Luego log hui y re jreséa Inglaterra. Acabo de lege, pobre de mi, y nada sé de lo que ha sucedido en Hendon Hall. Esta es mi poquefia. Iistoria, Su Majestad 58 Han abusado vergonzosamente de ti~sentenci el peque- fo rey, pero yo te haré jusica..y animado por el relato de Miles, se le aflojé la lengua y cont6 su propia historia, ante el sorprendido Hendon que admiré la imaginac «inteligencia del rey. “Pobre cabecita perdida ~pens6 el caballero-. Nunea lo abandonaré y sanaré de su locara. Y yo estaré orgulloso de ello. Pensaba en eso, cuando el rey Je habl6 con vor solemne: ~Tii me has salvado y, por lo tanto, me has salvado la corona, Expresa un deso ys etd dentro de mi real poder, ser concedido. “Tan fantstica idea sobresalté « Hendon, Estuvo a pun- 10 de no aceptar el oftecimiento, pero cambié de parecer. Cayendo sobre una rodilla, dijo: Mi pobre servicio fue la simple obligacin de un sib- ito y no tiene, por tanto, mértoalguno. Pero ya que a Sa Majesad le place considerarlodigno de recompensa, me atrevo @ hacer mi peticin: hace casi cuatrocentos aos, cuando habia problemas entee el rey de Inglaterra y el rey de Francia, se decret6 que dos campeones se enfrentaran para resolver la disputa mediante lo que se llama el Juicio de Dios, En presencia de ambos reyes apareci el camped de Francia: era tan temible que los caballers is nnegaron a combat. Pero en la Torte, lord De Courcy, el brazo mis poderoso de Inglaterra que estaba prisionero, acept6 representar a Inglaterra. Apenas vio al famoso y ‘enorme adversario, el eampeén de Francia huyé, ganando la causa el rey inglés. Su Majestad de Inglaterra devolié 2 tun deseo, De Courey contest: “Esto pido, seior: que yo y mis descendientestengamos el privilegio de no sacarnos el sombrero en presencia de los reyes de Inglaterra, mientras, cxistaeltrono”. La gracia le fue coneedida. Recordando ese hecho, imploro al rey que me conceda la gracia de que yo y mis descendientes podamos sentarnos en presencia de Su Majestad de Inglaterra, para siempre. ~jLevineaeysiéntate, caballero sie Miles Hendon! jo cl rey gravemente-, La peticién esté concedida. Hendon sesenté, comentando para si: "Fue una excelente idea, sino hubieratenido que seguir de pie durante sema- ‘nas, hata que mi pobre muchachito se cure de sa locura. XI Poca despusel eo se apoders de ambos ~Quitame estos harapos pds ef rey Hendon desvistié al muchacho, lo acosté y luego se ‘puso a pensar dénde dormit. Pero el pequeiio rey resovi6 cl problema: ~Titdotmiris apoyado en la puerta y montaris guardia ~y al momento se durmi6. ~ lt nio deberia habe nacido rey! —murmuré Hendon, admirado- Hace el papel alas mil maravillast se tendié en el suelo, bajo el intel de la puerta. Sélo al amanccer se qued6 dormido y hacia mediodia despert. Destapando al nifo por partes, le tome las medidas con un wo cordel. En ese momento desperts el rey y se quejé de fro. Tengo algo que hacer afuera le dijo Hendon-. Vueve dormir (A ver déjame taparte! Pronto entrarisen calor. ‘Cuarenta minutos después Miles volvié con ropa de niio de segunda mano, bastante usada pero limpia, Mientras revisaba las prendas les hacia algunos aregls, canturreaba y pensaba en lo que fltaba por comprar ances de empren der l vajea Hendon Hall. Una ver terminada su labor, se dispuso a pedi el desayuno y despertar al pequesio ey Seto, levintate.. Que? Levant las frazada: jel muchacho habia desaparecido! Hendon se quedé mudo y vio que filaban los harapos del io. Enconces se enfureciéy lame a grivosal posadero. En ‘xe momento entr6 un sirviente con el desayuno: ~Explicate, pata de Satanis! Dénde esti el nitio? “Temblando, el hombye lo informé: ~Apenas se marché su merced vino un joven y dijo que usted lo esperaba en ef Puente, del lado de Southwark Cuando el mozo tepitié al nfo su mensaje, recamé un ‘poco pero en segudase puso sus haraposy pari. ~Eswipido! Te han engafado, Tal vez quieren hacele af al nif... ré a buscalo, Esper! La ropa de la cama ‘estaba arrglada como si alguien estuvieraacostado... Qué ime dices de eso? No lo sé, su mesced. Yo vi que ef muchacho que vino pore no la arreglaba.. {Mil ayos! Me engafaron.. Escucha! Ese joven vino solo? Después de pensar un momento, el si 6 Cuando vino, no habia nadie con él pero cuando llega~ ron al Puente, un hombre se es unié y luego se perdieron en medio dela multiud. —Quitate de mi vista, jdiocal jEsperal Se marcharon hacia Southwark? Si, su merced.. ~Desaparece de mi vsta!Hendon baj6 las escaleras dea dos ecalones, murmurando: "Es illano que alegaba que cl nfo er sy... {Te he perdido, mi pobre amit loco. {Te habia legado a querer tanto! No... perdido no, porque the de registrar el pals hasta que tevuelvaa encontrar. ;Ve- locidad! Rapides”, se repeia asf mismo mientras se abria paso entrela muchedumbre que hormigueaba en el Puente. XIV Avquta misma matana Tom Canty dpe den peso suefio, Se quedé en silencio, tratando de aclarar sus ‘confusos pensimientos. De pronto estalé: =jLo veo todo! Ahora si que estoy despierto. ;Por fin! {Nan y Bet..! Vengan répidoy les contaréel més incretble de los sues. Una figura sparecé a su lado y una vor ij: —Dignate, sefios, dar tus érdenes Ordenes.. ;Ay de mi Habla vi..! Quin sy? i? Ayer por la noche eras l Principe de Gales hoy ‘res mi mis graciosa Majestad, Eduardo, rey de Inglaterra, a ‘Tom hundi I eabera en los almohadones: ~iAy de mi, no era un suefio! ~murmurs-. Vete a des- cansar, dulce ser. ‘Volvié a dormirs, pero esta vex el suet era agradable porque vivia nuevamente en Offal Court y un enano le entregaba un resoro que permit terminat con las penuras de su farilia, Su madre, feliz, lo estrechaba contra su pecho, mientras exclamaba: Se esti haciendo tarde... :Desea levantarse Su Majesta? {Ayt No era lo que Tom queria escuchar. El sueio habia terminado, Estaba despiert. Abrié los os y vio al noble servidor que estaba arrodllado junto a su eam. El pobre niforeconocié que ain ea un cautivo.;¥ rey! La habitacin «taba llea de cortesanos y nobles que vestian de luto. Se iicié entonces la pesada y ceremoniosa trea de ves- trse, mientras la cual los cortesanos ofreian condolencias al Pequefio rey por la pérdida desu padre. Cada prenda pasaba por un proceso lento y solemne: iba de mano en mano, a tnavésde tree servidores, antes de ser puesta en el cuerpo de ‘Tom. Todo aquello le hizo recordar al muchacho cuando en su barrio formaban una hilera para pasar los baldes de agua ‘mientras apagaban un incendio. Cansado de la ceremonia, ‘Tom sintié un profundo agradecimiento cuando a ilkima prenda iniciaba su viaje hacia él, Pero euando las calzas iban a ser colocadas en las pieras del nifo, la vergienza ‘urbe al noble que las sostena en sus manos y as devolié al arzobispo. Este palidecié y devolvié también la prenda y asi sucesivament, hasta que finalmentelleg6 a manos de encargado de Servicio, quien exclamé: ~jAla horca el Encargado Principal de las Caras del Rey! mientras talan nucias caleas con cordones en buen estado. Laego vinieron e lvado y los servicios del peluquero, ‘odo también muy ceremonioso. A estsalturas Tom estaba convertido en una figura graciosa y an bonito como una nifia, Se traslad6 luego al comedor del desayuno y todos, cayeron de rola 2 su pas. ‘Después del desayuno lo condujeron hasta la sala del trono, donde procedié a despachar los asuntos de estado. Lord Hereford se ubicé junto al wono para ayudarle. El arzobispo de Canterbury inform acerca del decreco telativoalos Funerals de Enrique VILA Tom le incrigs una clausula del documento, Por lo bajo le pregunté _ Hertford: ~,Que dia se extablecié para el eniero? El iecists del mes que viene, mi sefior. ~;Qué locura!;Se conservaré tanto tiempo? ‘Tom estaba acostumbrado a que en Offal Court se dleshacfan de los mucrtos a empujones, ripidamente. Pero lord Hereford, supo ranquilizarlo con unas pocas palabras. Uno de os ministospdiélaaprobacin paral recepci6n delosembajadores. Otro funcionaro se refri6 alos gastos dal personal del fllecido rey y a las deudas dela corona, sumas que dejaron boquiabierto al muchacho. Preocupado por la falta de recursos, Tom expres: Fst claro que vamos. la rina, Es neceario quehaby temos una casa mas pequefia y despidamos alos sirvienes.. Me acuerdo de una asta que hay cerca de una pescadert, junto a Billingsgat...~Tom se sonrojé al sentir una fuerte ot presin en su brazo, Pero nadie parccié preocuparse por sus palabras, Un secretario informé después de las disposiciones de Enrique VIII para conceder honoresy renta a destacados nobles. a inquietud de Tom uments y estavo a punto de ‘opinarlo que pensaba al respecto: que serfa mejor pagar as ddeudas del extinto rey antes de reglar sus dineros. Pero el prudence Hertford lo contuvo. Orra idea, entonces, se le ‘ruzé por la mente: :Por qué no hace a su madre duquesa de (Offal Court y asignarle una renta? Pero al instante desearts Inidea él no era ey y para los noble su made era slo una ‘riaura imaginada por su mente enferma. “Minera continuaba la sesién de ls aburidisimos asun- (0s plblcos, el nifio se preguntaba por qué Dios lo habia sacado del aire libre y del sol para enceratlo, hacerlo rey y causarle tanto sufimiento. Con la cabeza abombada, se qued dormido, Los sabios del reino debieron suspender sus deliberaiones. ‘Mis tarde, Tom paso una agradable hora con Ia princest Isabel y lady Jane. Goa luego de unos momentos de soledad y después, un chicuelo flacucho, de unos doce afos, fue recibido ante su presencia. El chico avanz6 con la cabeza inclinada y cay con una rillaen tierra ante Tom. “Levanta, muchacho. {Quién ere? Qué quieres? Soy Humphrey Maton, ta chico de los azotes, milord ~teplicé el muchacho. ‘Tom se dio cuenta de que a situacin era delicada. De pronto tuvo una idea: ahora que Hertford y Saint John no Podrian acompafarl siempre, necesitaria de un plan propio para hacer frente a las emergencias. As{ pues, comen26 a golpearse la frente, como si estuviera confundido y dijo: ~Parece que te recuerdo: lo que pasa es que tengo la cabeza mala. ~Pobrecto, mi amol—exclamé con mucho pesa el chico de los azotes. La memotia me juega malas pasadasen estos das dijo ‘entonces Tom. Pero me estoy mejorando ripido; una pe- queria clave me sirve para recordar cosas y nombres. Dime qué te trae aqui. Nada importante, mi seo. Hace dos das, cuando su Majestad cometis tres ertoresen su leecién de griego... se acuerda? Si. Me parece que si. Continiia: EI maestro, farioso, prometié que me azotaria muy fuerte por ello... ~Pegarte a tilexclamé Tom, escandalizado~. :Por qué tiene que pegart ati por errores mios? Ah! reeuerde que siempre me azota a mi cuando Su Majestad se equivoca en las leccioncs. =Es verdad, lo habia olvidado. Ti me ensefias a mien privado.., luego, si yo me equivoco, él considera que tu trabajo fue defectuoso y.. ~Oh, efor! Yo, ol més humilde de tus servidores, emo podria ensefarte ~Entonces, zen qué consiste tu culpa? ;Explicate..! Habla! Pero, Majestad.. Nadie puede castigar a la persona sagrada del Principe de Gales. Por lo tanto, cuando él se 66 ‘equivoca soy yo quien rcibe los golpes, pues ése esl oficio con que me gano la vida “Tom comenté paras los ofcios!” isi es que te han pegado, pobre amigo mio, por aque: los errores mios? No, Majstad el castigo fue postergado para hoy y quads pueda ser anulado por el duelo. Por eso me he atrevido a recordar a Su Majestad su promesa de interceder por mi ~2Para salvarte de la azotaina? ;Ah! Veo que se acuerda! ~Quédate tanquilo! Me ocuparé de que a cu espalda no le pase nada. ~iOh, gracias, mi buen sefor! ~exclamd el nit y cayé de nuevo con una rodillaentierra~. Sin embargo. ‘Tom lo animé a que continuase. Desde que eres rey puedes dar las érdenes que desees y nadie puede decir que no. Por lo tanto es razonable que pienses en no seguir con tus aburrdos estudios sino que cen ocuparte de otras cosas menos fstdiosas. En tal caso ‘estoy artuinado y conmigo mis pobres hermanas huérfanas, ~Armuinado? ;Por qu Mi espalda es mi pan, mi mis gracioso seior! Si dejas de estudiar, no necesitas ya de chico de los azote. jNo me despidas! ‘A Tom lo conmovié la angustia del chico y con real generosidad, sentencié: “Este si que es el mas extraio de =No te aflijas, muchacho. Tu cargo seré permanente para iy tus descendiences,Levintate, Humphrey Maslow, ‘Gran-Chico-de-los-Azotes-Hereditaio dela Real Casa de Inglaterra! Volveré a mis libros y he de estudiar tan mal aque deberdn triplcar tu sueldo! Humphrey respondis agradecido: “Gracias, Su Majestad! Ahora sré feliz pore resto de mis dias y también loser la casa de Marlow. “Tom se dio cuenta de que aquel muchacho le podia ser smuy Gril e animé a hablar y el chico relaé detalles dela vida de palacio que permitieron a Tom “recordar” diversas, circunstancias. Al cabo de una hora, Tom reunié valiosa informacién relativa 2 la corte. Resolvi6 que Humphrey podria ser recbidlo en cl gabinete real siempre que Su Ma- jestad no estuviera ocupado con otras personas Pronto aparecié Hertford diciendo que el consejo de lores estimaba conveniente que Su Majestad comenzara a comer en pblico, pues su aspecto sano y vigorosotranqui- lizria el animo de la gente si es que se hubiesen filtado rumores negativos sobre su salud. A continuacin, el conde lo instruyé respecto a ess ceremonias. Tom necesité poca ayuda para “recordar, pues por Humphrey estaba al dia sobre esas comidas y otras cosas de la corte, in embargo, _guardé silencio acerca de sus nuevos conocimientos. Viendo ‘an mejorada la memoria real, el conde lo sometié a unas cuantas pruebas. Los resultados fueron positivos y milord quedé satisfechoy animado,dicendo con vox esperanzada Estoy convencido de que si Su Majestad se esforzara iis en recordar, sbria dénde est el gran sllo.;Seservieé ‘Su Majestad acer la prucba? “Tom quedé confundido. os pace yw sensico = Cémo era el gran sll, milord? ~pregune. El conde se sobresalc6 por su imprudencia al habetlo presionado a recordat. “De nuevo pierde la razén..”, se dijo. Y habilmente cambié de tema de conversaci6n. XV AM ise a tg os mbsjndosyT recibiéesplendorosamente. Pero fo quecomenzé siendo un placer se convirtié pronto en aburrimiento pues laaudiencia, Fue larga y pesada. EL nif eaté de desempefiarse de modo satisfactorio, pro era demasiado novatoyestaba demasiado 4 disgusto como para lograr [La mayor parte del dia estuvo dedicada a labors reales ‘Aun las dos horas dedicadas a pasatiempos principescos fueron una carga, tantas eran las restricciones y ceremo- niosas costumbres. Disfrucs, sin embargo, de una hora con su “chico-de-los-azotes”, obteniendo entretenimiento « informacién ‘Al tecer dia de realera, Tom se sentfa menos ineSmodo con la presencia el homenaje de los grandes y con el ambiente general. Por esa razén podria haber esperado sin mayor zozobra el euarwo dia, que correspondia al dela comida en pibico, Pero para el nfo era un suplcio pensar en comer completamente solo, con una mulicud de ojos curiosos fj en ély de bocas que comentaran cada uno de sus movimiento Ese dia también era el sefalado para 0 clegirformalmente a Hereford como Lord Protector, para \atias otras cosas importantes Bl euarto dia legé finalmence. Tom estuvo distraido y disgustado durante toda la jornada con la sensacién pesada del cautiverio. Ya entrada la mafana, observ6 desde una ventana el movimiento y la gran via piblica y anhels con todo su coraz6n participar de aquella liber- tad. El nifio vio que una turba vociferante de hombres, mujeres y chicos de la més miserable calafia se acereaban, a palacio por la carretera, = Ceémo me gustaria saber de qué se tata!—exclamé Tom. con curiosidad. ~res el rey! le respondié el conde-. (Tengo permiso de Su Majestad para actuar? = Oh, yalo creo. -exclam6"Tom excitado, agregando para si"Ser rey no es todo aburrimiento..” l conde llamé a un pajey le envé la siguiente orden al capicin de la guardia: “Que la mulcicud sea detenida y {que se la interogue sobre el motivo de su conduct. ;Por orden del ry!” Segundos més tarde, una larga fila de guardias reales replet6 la calzada de lado a lado, enfrentando a la multi- ‘ud El mensajero regres luego para informar que lacurba perseguiaa un hombre una mujer ya una muchacha que serian ejecutados por crimenes contra la pazy la dignidad del reine. La muerte esperaba a aquellos desgraciados. La compa- sién dominé el corn de Tom. Sin considerar las leyes qucbrantadas por los criminals, pensé slo en el cadalso ” El prsionero estall6 en apasionados agradecimientos ‘Tom, voliéndose alord Hertford, le dijo: “Milord, ;puede creesse que haya una orden para cjecutar una sentencia tan fero2? ~Majestad, es la ley para los envenenadores.. ~Ruego a su seria que se dé la orden de cambiar esa ley. Que ninguna criatura del Sefior sea atormentada con semejante voreura! Elconde qued complacd, pues ra hombre de immpulos sgenerosos, cosa poco comin en su clase yen aquellaépoca de fierera. Y dijo: Estas nobles palabras de Su Majestad han de ser recor- dladas por la historia para gloria de su ral casa, ‘A punto de retirarse con su prisionero, el guardia fue detenido por una seal de‘Tom Buen sefior-le dijo. El hombre ha dicho que su acto no fue bien probado. Dime cuanto sepa. ~Majestad,segin el proceso este hombre entré a una casa de Islingeon donde un hombre yaciaenfermo. Este se encontraba solo y dorm. Al poco rato, este hombre sali de Jncasay se marché. A lahora, el enfermo moria desgarado entre expasmos y arcadas. uien lo vio dar el veneno? Se enconti lel venenc? No, milord. —Entonces, gabmo se sabe que Fue administado? Los médicos delaran que nadie muete con esos sinto- 1as, salvo por envenenamiento. ‘Tom reconocié la importanca del tstimonio y EBs probable que los médicos tengan raén, B Lstima que después haya estado cometiendo fechorias. No me he olvidado del dia ni la hora de aquello”. ‘Tom ordené entonces que la mujer y la nifa fueran retiradas de su presencia por un rato, y le pregunté al subadministrador del condado: Cull es la faa de ese hombre, buen sefor? Arrodillindose, el funcionario respondié: Hi envenenado.una persona, matindol, Su Majesad Hay pruebas de su ctimen? -pregunté, Si, muy clara, sefor. Tom suspir6 y dijo: -Llvenselo, merece la muerte. ;Qué listima, parecla tener un corazbn valente! EI prisoner, con repentina energfa, cruz las manos 1 suplc6 al rey con frases entrecortadasy lenas de terror Oh, misery mi rey! Ten piedad de mi! Soy inocene EL allo ha sido en contra de mi y no puede sr alterado, pero en mi desesperacin imploro una gracia:;Da la orden de que sea ahorcado! “Tom estaba aténito —jPor vida de Cristo...! ~exclamé-. jHe ahi una gracia extraordinaria! 2No es ése acaso el destino que te esperaba? Oh, no, Majestad La orden es que me quemen vivo! La sorpresa cas hizo star Tom de susilln, Cuando ppudo recobrase,grité: ~ Que se conceda tu deseo, pobre infelia! No deberias suffi una muerte tan espantosa aunque hubieras envene- nado a cien personas. El prisionero estallé en apasionados agradecimientos. “Tom, volviéndose a lord Hertford, le dio: Milord, puede creerse que haya una orden para

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