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LA VERIFICACIÓN

DE LA FE
Síntesis de Francesco Ferrari
en el Equipe de los universitarios de CL
La Thuile (Aosta), 29 agosto - 1 septiembre 2023
LA VERIFICACIÓN
DE LA FE
Síntesis de Francesco Ferrari
en el Equipe de los universitarios de CL
La Thuile (Aosta), 29 agosto - 1 septiembre 2023

Közimniñ qarasy (La niña de mis ojos – Kalifarniya)


La Sua Figura (Giuni Russo)
Hoy cantaré (Oscar Clemotte)

B astarían los cantos y laudes de esta ma-


ñana para concluir estos días tan mara-
villosos que Dios nos ha regalado. «Echo de
es sin duda esta: el rostro de Cristo, los rasgos
excepcionales de Cristo.
Cristo era un judío que vivió en Palestina
menos la presencia de su figura», canta Giu- hace dos mil años. Hablaba una lengua hu-
ni Russo. Es otra manera de expresar lo que milde, pobre, iba vestido casi seguro con una
hemos rezado: «Oigo en mi corazón: “Bus- túnica, como todos; probablemente era mo-
cad mi rostro”. Tu rostro buscaré, Señor» (Sal reno y debía ser físicamente atlético, viendo
26,8). todo lo que caminó y lo que aguantó duran-
Decía un amigo que ver a Cristo es como te la Pasión. También debía ser un hombre
ver gente muy animada, pero no, ¡para nada! fascinante, teniendo en cuenta lo que le grita
Ver a Cristo es ver a un hombre, que tiene un una mujer en un momento dado: «Bienaven-
rostro, que tiene una figura, que tiene unos turado el vientre que te llevó» (Lc 11,28). Sin
rasgos característicos. duda era un hombre bueno, de una bondad
inmensa, que ni siquiera podemos imagi-
1. LOS RASGOS EXCEPCIONALES DE nar. Era un hombre inteligente, que sabía
CRISTO responder a las provocaciones de la realidad
No voy a resumir esta mañana toda la ri- de forma original: «Pues dad al César lo que
queza de estos días, solo quiero profundizar es del César y a Dios lo que es de Dios» (Mt
en lo que, junto a los amigos del Centro del 22,21). Explicaba la vida con parábolas. Era
CLU, hemos reconocido como las cuestiones un hombre al que le encantaba estar con la
más importantes que han salido. La primera gente pero también, muchas veces, estar solo

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Equipe de los universitarios de CL

en silencio. Sentía preferencia por los más No todos quisieron entender. Estos días
desesperados –prostitutas, viudas, publicanos, uno de nosotros preguntaba: «¿Qué necesi-
leprosos– pero tampoco le disgustaba estar dad tengo de decir “Cristo”?». Ninguna, no
con los ricos, como el joven rico, que además hay ninguna obligación, depende de lo que
quería que fuera discípulo suyo, o con los po- tú quieras. Es tu decisión.
derosos, como Nicodemo. Era un hombre li- No todos quisieron entender quién era
bre, hablaba con libertad, no dependía de las aquel hombre, muchos se conformaron con
opiniones de nadie. Pero sobre todo era un lo que ya pensaban. Los discípulos no, los
hombre que realizaba gestos excepcionales discípulos querían entender. Pero no sabían
que nadie más hacía, hacía milagros, mila- ni podían responder a esa pregunta: «¿Quién
gros de varios tipos: ahí estaban las curacio- eres tú, Cristo, quién eres realmente, de dón-
nes, pero también estaba el milagro de una de vienes?». Solos no. Era imposible.
comprensión del corazón humano como na- De hecho, a esa urgencia suya, a esa pregun-
die. Los evangelios usan un término griego ta, es Cristo quien responde: «Yo soy el cami-
que podría traducirse así: «Jesús miraba por no, yo soy la verdad, yo soy la vida. Yo soy el
dentro». Sobre el joven rico, dice el evange- Hijo de Dios. Yo soy el sentido de tu vida, el
lio: «Jesús se quedó mirándolo [lo miró por significado de tu existencia, de la existencia
dentro], lo amó» (Mc 10, 21). Comprendía del mundo entero. Soy la razón por la que tú
el corazón de forma milagrosa, ningún otro existes, por la que tú vives, amas, sufres, de-
hombre sabía leer así el corazón de la gente. seas. Soy el sentido de todo tu sufrimiento.
Cristo realizaba gestos excepcionales. Yo soy Dios». Tratemos de quitarle todo el
desparpajo con que solemos usar esta pala-
2. LOS DISCÍPULOS DELANTE DE ÉL bra, Cristo. «Yo soy Dios». Pensad en la pri-
Los discípulos que lo seguían estaban fas- mera vez que empezó a decir estas cosas: «Yo
cinados por esos gestos, por esos rasgos tan soy el camino, la verdad y la vida» (Jn 14,6).
particulares. Estaban fascinados por sus ras- Es como si yo ahora os dijera: «Yo, Francesco,
gos más externos, más sencillos. De hecho, ¡soy la Verdad!». Imaginaos la conmoción y
debía ser fascinante mirar a este hombre, el asombro que os invadirían.
cómo hablaba con la gente, cómo se relacio- «Yo soy el origen y el significado de esa
naba con el mundo –¡pensad en la persona promesa que define tu vida, el cumplimiento
que más queréis y multiplicadlo por 500 mi- de ese corazón que tienes, de todos tus de-
llones!–. También les atraían sus gestos ex- seos». «Oigo en mi corazón: “Buscad mi ros-
traordinarios. Cuanto más estaban con él, tro”» (Sal 26,8). En un momento dado, Cris-
más le seguían y más les sorprendían esos to desveló su rostro, su rostro más auténtico,
rasgos tan excepcionales, les dejaban sin su rostro más profundo.
palabras. Cuanto más convivían con él, más
remitían esos rasgos excepcionales a algo 3. EL INICIO DE LA FE
escondido, secreto, a un corazón que em- Ahí, delante de lo que Cristo decía de sí
pezaba a vibrar en los discípulos. Remitían mismo, es donde nace la fe. Porque la fe, dice
a algo que suscitaba una pregunta: «¿Pero Giussani, es reconocer una presencia. Los
quién eres? ¿Quién es este? ¿De dónde viene discípulos, en un momento dado, empeza-
toda esta belleza, esta fuerza, toda esta ex- ron a reconocer esa presencia. No solo la ex-
cepcionalidad?». Y cuanto más lo seguían, cepcionalidad de aquel hombre, sino quién
más les urgía esa pregunta. Los discípulos era realmente. Dice Jesús a los discípulos: «Y
querían entender cuál era el origen de esa vosotros, ¿quién decís que soy yo?», y Pedro
excepcionalidad. responde: «Tú eres el Mesías» (Mt 16,15-16).

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LA VERIFICACIÓN DE LA FE

El Mesías quiere decir el enviado de Dios, el encontrarse con Cristo); fue una gracia la
mismo Dios. fidelidad a Cristo en su convivencia con él.
Cuando Pedro dio esa respuesta reconoció Fue una gracia el acto de reconocimiento
la verdad más profunda de aquella presencia. verdadero de su presencia, creer en sus pala-
Pero cuando Pedro dio esa respuesta tenía bras; fue una gracia creer en su resurrección,
ante sus ojos a un hombre, no estaba viendo es decir, creer que aquel rostro no se acabaría
la divinidad de Cristo, ¡estaba viendo a un jamás, que habían vencido todos los límites,
hombre! ¡El mismo hombre que había visto que verdaderamente era Dios. Ese es el inicio
una hora antes! Pedro empezó a creer lo que de la fe.
ese hombre le había dicho de sí mismo. Te-
nía fe en él, confiaba en lo que ese hombre 4. UNA CUESTIÓN DE LIBERTAD
le había dicho de sí y por eso lo veía con ver- Este reconocimiento es una gracia. Como
dad, lo veía mejor que todos los demás que se decíamos, los discípulos no podían respon-
conformaban con decir de ese hombre lo que der solos a la pregunta: «¿Quién eres?». Es
ellos mismos habían decidido. Cristo quien les ayuda a responder. Es una
«Tú eres Dios». La fe es esa confianza en gracia: el Espíritu entra en la vida para ayu-
las palabras de otro que te lleva a un cono- dar al hombre a reconocerlo. Pero decir que
cimiento mayor, más verdadero. «Los discí- es una gracia no significa decir que los discí-
pulos veían su humanidad, pero creían en su pulos no fueran libres. De hecho, no todos lo
divinidad», nos decía ayer Martino. Veían su reconocieron, pero todos (los discípulos y
humanidad, pero creían en su divinidad, en el resto) tuvieron que posicionarse delante
lo que él les había dicho. de él.
Hay una famosa página donde Giussani cita
Proyección: Cristo Salvador, de A. Rublev. el Diario de Kierkegaard: «La forma más baja
del escándalo, humanamente hablando, es
Este es un icono de principios del siglo XV. dejar sin solución todo el problema en torno
Desde el principio del cristianismo, el arte a Cristo. La verdad es que se ha olvidado por
ha tenido el problema de cómo representar completo el imperativo cristiano: tú debes.
a un hombre que era Dios. ¿Cómo se puede Que el cristianismo te haya sido anunciado
mostrar con rasgos humanos algo que no es significa que tú debes tomar una postura ante
solo humano? El culmen artístico de este de- Cristo. Él [aquel rostro], o el hecho de que Él
seo es justamente el icono. Por este motivo, exista, o el hecho de que haya existido, es la
los iconos nunca son excesivamente realistas. decisión clave de toda la existencia». Esa es
No era el realismo físico lo que les interesaba, la página del Diario que cita, luego comenta
sino mostrar dentro de una realidad huma- Giussani: «Hay ciertas llamadas que, por su
na algo que no era humano. De hecho, los radicalidad, cuando un hombre las ha per-
iconos se pintaban rezando, como un gesto cibido, si actúa como un hombre, no pueden
de búsqueda: «Oigo en mi corazón: “Buscad ser eliminadas, censuradas [ciertas llamadas
mi rostro”». Los discípulos veían a un hom- de la vida: “¡qué cosa tan bella!”, ya no puedo
bre, pero creían en su divinidad, es decir, en censurarlo]. El hombre está obligado a decir
lo que ese hombre había dicho de sí mismo. sí, o a decir no. El hombre no puede desin-
Esto les hacía ver más, entender más, reco- teresarse ante el hecho de haberle llegado la
nocer más. noticia de que un hombre haya declarado:
Ese acto de fe en lo que aquel hombre decía “Yo soy Dios”; tendrá que intentar alcanzar el
de sí es una gracia. Fue una gracia el encuen- convencimiento de que la noticia es verdadera
tro con Cristo (los discípulos no decidieron o que es falsa» (Los orígenes de la pretensión

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Equipe de los universitarios de CL

cristiana, Encuentro, Madrid 2011, p. 42), si jo de la gratuidad de mi gracia [precisamen-


puede creer a ese hombre o no. te porque es gracia, debe ser libre: la gracia
Si un frutero dice que tiene las manzanas es un gesto de amor y pide una respuesta de
más ricas del país, yo puedo desinteresarme, amor]. // Que sea como creada a imagen y
¡me puede dar igual! ¿Pero cómo me va a dar semejanza de la gratuidad de mi gracia. //
igual que haya un hombre que dice ser Dios? Me gusta que en cierto sentido recen no solo
Los discípulos, como todos los que se en- libremente, sino como gratuitamente. / Me
contraron con aquel hombre excepcional, en gusta que caigan de rodillas no solo libre-
un momento dado tuvieron que posicionar- mente, sino como gratuitamente. / Me gusta
se, usando su libertad, y decidir si se fiaban que se entreguen y que entreguen su corazón
de él o no. «¿Por qué tengo que decir “Cris- y que se repongan y que se muestren y que
to?”». No tienes que hacerlo, pero tienes que aprecien no solo libremente, sino como gra-
decidir, eso sí. La excepcionalidad que ves tuitamente. / Por último, me gusta que amen
apela a tu libertad. no solo libremente, sino como gratuitamen-
¿Por qué es importante subrayar esta di- te» («El misterio de los santos inocentes», en
mensión de decisión personal, de libertad Los tres misterios, Encuentro, Madrid 2008,
personal? Porque solo si la fe es una decisión pp. 398, 403).
mía, solo si la fe es un acto de libertad y por Este es el llamamiento de un Cristo que
tanto un acto mío, puede ser mi fe, puede ser quiere ser amado por hombres libres.
un acto humano, puede ser un acto de amor.
Cristo, al presentarse en nuestra vida, se 5. NUESTRO CASO
presenta siempre buscando y respetando, Nosotros también nos hemos encontrado
mendigando nuestra libertad. Por eso eligió con una humanidad excepcional, marcada
un signo tan frágil, discreto y fácilmente ma- por unos rasgos excepcionales. Una humani-
linterpretado como nuestra compañía. Más dad concreta, tan concreta como Cristo, con
aún, eligió un signo tan frágil, discreto y aún su aspecto, su túnica, el borde de su manto.
más fácilmente malinterpretado como el pan Nos hemos encontrado con una humanidad
y el vino en la eucaristía. concreta, como la de Luca, Francesco, Cate-
Esta discreción de Cristo es su forma de rina. Concreta: unos rostros, unas circuns-
mendigar nuestra libertad. Ya lo decía Péguy tancias.
en una página muy famosa: Cristo es tan dis- Igual que entonces los discípulos veían ges-
creto que pasa a través de un signo tan frágil tos excepcionales, del mismo modo nosotros
como una compañía y una eucaristía, un pe- hemos visto y vemos gestos excepcionales.
dazo de pan, porque quiere ser amado libre- Pensando en estos días, me podría pasar ho-
mente, casi gratuitamente, es decir por amor, ras contando cosas, hablando de gestos ex-
no por obligación. Como un amante que cepcionales que yo –yo, Francesco– he visto
nunca fuerza el «sí» de su amada, lo espera. estos días, signos de la excepcionalidad del
Es Dios quien habla: «Acaso gusta ser ama- milagro de Cristo, es decir, un gesto que no
do por esclavos [...] / Cuando se ha tenido la se agota en la suma de sus elementos.
experiencia de ser amado libremente, las su- Veamos algún ejemplo.
misiones ya no presentan ningún atractivo. Una familiaridad impensable. Ayer nos lo
/ Cuando se ha tenido la experiencia de ser contaban nuestros amigos que han estado de
amado por hombres libres la postración, las Erasmus en Noruega, o Cecilia y los amigos
inclinaciones de los esclavos ya no significan portugueses. Una familiaridad, una comu-
nada [...] / Me gusta encontrar en ellos como nión, una unidad que no tiene sentido sin
una cierta gratuidad / Que sea como un refle- Cristo. Decía Ester: «No estábamos juntos

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LA VERIFICACIÓN DE LA FE

por nuestra simpatía ni por nuestras afinida- tiene su origen en la persona de Cristo. Este
des. Esta familiaridad nacía de la fe». es un anuncio que se nos hace, es una palabra
Una acogida –otro rasgo excepcional– sin que se nos dice: «La fe nace de la escucha»
límites, hasta el perdón. Nos decía Alfio ayer: (cf. Rom 10, 17). Lo que importa es haber
«Yo soy un traidor en serie, pero siempre me oído estas palabras. Nosotros lo hemos escu-
han perdonado». Chicos, en este mundo que chado, y lo repetiremos siempre, hasta que se
no te perdona nada y que te lo permite todo, oiga: toda la belleza que podemos encontrar
como decía Chesterton, hay un lugar donde en esta compañía nuestra tan desastrada nace
un traidor en serie (como él mismo se defi- de Cristo, es signo de su presencia en medio
ne) siempre ha sido perdonado; una acogida de nosotros. Este es el anuncio cristiano.
infinita, por tanto, hasta el perdón.
Una inteligencia de la realidad más profun- 6. LA FE
da: me parece preciosa la historia de Alexan- Ante este anuncio, nosotros también ve-
dre, que nos mostraba cómo por la educa- mos interpelada nuestra libertad, también
ción que recibía yendo a la caritativa, nació estamos llamados a una decisión. Tal vez –
en él una mirada distinta hacia la situación espero– hoy, después de estos días, podamos
sanitaria de la gente a la que visitaba, una entender mejor qué significa estar llamados
mirada nueva que veía más profundamen- a posicionarnos. «Soy incapaz de decir “Cris-
te, una mirada más verdadera, incluso más to”»: esta es la objeción que más oigo. Pero
verdadera que la de su profesor, que había nadie pretende que seas capaz de decir «Cris-
estudiado más. Nos decía: «Nunca fui a la ca- to». La cuestión es si tú, amigo mío, puedes y
ritativa buscando preguntas científicas, pero quieres confiar en lo que se te dice.
la gratuidad genera una forma de mirar la Os leo una cita de Giussani que nos ayuda a
realidad que te hace ver cosas nuevas». entender que confiar en las palabras que otro
Un amor más verdadero entre hombre y dice (la fe) no es algo irracional.
mujer, como Alexandre nos testimoniaba «Si el Misterio es la verdad del hombre y la
también. verdad como Misterio no se puede conocer,
Una alegría impensable, incluso ante los si el Misterio coincide con ese hombre que
dramas más misteriosos. Una alegría impen- está ahí, la verdad es ese hombre que está ahí.
sable que no es la suma de nuestros rostros, […] Es ese hombre presente. Este es el sal-
como decían los amigos de Tobías la última to mortal contra el que se ha rebelado la hu-
noche de sus vacaciones, o muchos de voso- manidad estos siglos». ¿Por qué se rebelan?
tros en lo que contáis de ciertos dramas fa- Porque confiar en otro para algo así supone
miliares. depender de otro. Y el hombre, con toda su
Por último –aunque aún podría conti- orgullosa presunción, quiere ser dueño de sí
nuar–, la experiencia de la filiación, la expe- mismo. «Si alguien te dice esto [el anuncio
riencia –¡no el sentimiento!– de ser amados, de Cristo: “Yo soy Dios”], o quiere engañarte
la certeza de ser queridos incluso cuando la del modo más vulgar y terrible, y entonces
vida parece haberte abandonado. «Yo soy sería para matarlo –¡en efecto!– o bien tiene
hijo de una promesa», nos decía Yuri. razón (es decir, no tengo ninguna razón que
Nosotros también, delante de esta excep- oponer). ¿Quién es este? Debo repetir sus
cionalidad, ante estos rasgos excepcionales, palabras, [para responder a esta pregunta]
somos testigos de un anuncio: toda esta vida estoy obligado a repetir sus palabras porque
nueva que veis, amigos, toda esta vida excep- no tengo ningún dato de la experiencia que
cional que veis, nace de la persona de Cristo, contraponer a sus palabras. Solo tengo datos
tiene su origen en ese rostro, en esa figura, de la experiencia que confirman sus palabras

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Equipe de los universitarios de CL

[toda esta belleza, toda esta excepcionali- ¿Qué nos sostiene entonces? Como de-
dad]: las confirman. Y cuanto más repito sus cíamos en los Ejercicios, Giussani indicaba
palabras, más las entiendo. […] La pregunta dos grandes cauces en el camino cristiano:
a la que hay que responder está grabada den- la compañía y la oración. El camino de la
tro como la característica fundamental de tu fe es una exigencia mía, un acto mío. ¿Qué
responsabilidad, como la expresión suprema lugar ocupa entonces la comunidad, el he-
de tu humanidad [la pregunta que debemos cho de estar aquí juntos? Retomo la cita de
responder está implantada dentro de nuestra Benedicto XVI que leía Davide: «No puedo
vida]: “Y tú, ¿quién dices que soy yo?”, “Y construir mi fe personal en un diálogo pri-
vosotros [todos vosotros], ¿quién decís que vado con Jesús, porque la fe me es donada
soy?”. La única respuesta [la más razonable] por Dios a través de una comunidad creyente
es repetir lo que Él mismo dijo: “Sabemos que es la Iglesia […]. Nuestra fe es verdade-
que eres Dios porque lo has dicho”. De hecho, ramente personal [es mía] solo si es también
nadie puede hacer estas cosas más que Dios. comunitaria: puede ser mi fe solo si se vive y
[…] Ese es el cristiano: el testigo de lo que se mueve en el “nosotros” de la Iglesia» (Au-
Él dice de sí. No el teólogo, sino el amigo del diencia general, 31 de octubre de 2012). ¿Por
que está ahí: el que le cree. Le cree por el tes- qué solo puede ser “mi” fe si es “nuestra” fe?
timonio que ha dado de sí mismo, y acepta Porque al principio no importa lo que tú se-
su testimonio porque no hay nadie que haga, pas decir, importa lo que se te dice, el anun-
que sepa hacer y decir las cosas como Él las cio que recibes, y la confianza que otorgas a
hace y las dice. No solo no es normal, sino ese anuncio. La fe solo se vive dentro de una
humanamente inexplicable. La fe afirma algo relación, nadie inventa solo la fe.
porque Él lo ha dicho. Como una roca. […] El encuentro inicial tuvo lugar dentro
Es razonable que uno acepte algo porque Él de una compañía, la excepcionalidad que
lo ha dicho, porque históricamente se puede me fascina está dentro de una compañía, el
aferrar y afirmar un comportamiento excep- anuncio que se me hace se da en una com-
cional, una actuación excepcional, que no se pañía, en un lugar. Entonces, como con los
ve en ninguna otra parte» (Si può (veramen- apóstoles, es conviviendo con esta compañía
te?!) vivere così?, Bur, Milán 1996, pp. 92-94). –es decir, perteneciendo, estando dentro. El
Eso es la fe, el anuncio que se nos ha hecho, es padre Pietro decía: «Por ósmosis, por con-
la fe que podemos vivir: creer en el anuncio y tacto, ¡por cercanía!»– como puedo cami-
en las palabras que se nos dicen. nar en la fe. La noche de cantos de Adriana
Creer en la palabra de otro no es un insulto a Mascagni me hizo volver a oír con asombro
mi razón porque es la palabra que me permite palabras que he oído toda mi vida. Palabras
entrar mejor en esa excepcionalidad que veo. impresionantes: «El mal que hago no es mi
mal [esta debilidad, esta flojera yo no la quie-
7. LA COMPAÑÍA Y LA ORACIÓN ro]. Soy más miserable de lo que creía; / el
Ese salto mortal (como lo llama Giussani) mal que tengo dentro de mis huesos, / Padre,
nos da miedo, es como si fuéramos a perder- me tiene lejos de ti. […] Haz que encuentre
nos, perdernos a nosotros mismos por afir- a quien sabe sufrir, / a quien sabe dar hasta
mar y por tanto ligar nuestra vida a algo así. el final [a quien sabe vivir el sufrimiento, a
Pero no solo eso. Como hemos visto estos quien sabe amar hasta el final], / a quien es
días, dentro de nosotros hay una debilidad sincero, a quien es real [¡a quien tiene ras-
mortal, una flojera, por lo que hay momen- gos de humanidad más verdadera!] / aquel a
tos en que intuimos, nos fiamos, pero luego quien yo pueda, al menos, seguir» («Non son
parece que todo se derrumba. sincera», Cancionero, p. 300). Esa es la ver-

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LA VERIFICACIÓN DE LA FE

dadera compañía: un lugar de testimonios, verdad la respuesta a mi vida, tiene que “ver-
un lugar de humanidad más verdadera que se” de alguna manera» (L. Giussani, Milano
nos rescata de nuestro mal y que por tanto 1954: cronaca di una nascita, «30 Giorni», n.
podemos seguir; personas tocadas por la fe, 11/1988, p. 45).
por el anuncio de la fe, abandonadas a este El inicio del camino de la fe, es decir de
anuncio. Esa es la Iglesia. Sin esta compañía, esta confianza en las palabras de otro, puede
no puedo tener fe. No hablamos obviamen- ser fatigoso, pero dejemos de decir: soy inca-
te de fe en la compañía, ¡sino fe en Cristo! paz de decir «Cristo», ¡ese no es el problema!
Una fe en Cristo que solo se da mediante una Estás invitado a confiar en las palabras de
pertenencia, una confianza, una obediencia, otro, ¡así es como se llega, por gracia, a decir
un seguimiento, un estar, una vida dentro de Cristo! El inicio de este camino de la fe y de
una compañía. Por esta fe en Cristo, por esta la confianza abre inmediatamente también el
meta más grande y bella a la que me lleva la camino de la verificación de la fe.
compañía, como decíamos estos días (ha- La verificación de la fe consiste entonces
blando de la meta de las excursiones), tam- en verificar si, teniendo confianza, fe, en el
bién puedo aceptar, incluso llegar a acoger, el anuncio de Cristo que se me hace, mi vida
escándalo de los límites de esa misma com- cambia, toda mi vida cambia. No si soy capaz
pañía. de cambiar, sino si mi fe (la Presencia que
El otro cauce, el otro instrumento es la reconozco), mi confianza en Él hace nueva
oración, la petición, porque si bien es cierto la vida, si mi vida empieza a respirar por esa
que la fe es una gracia, también es cierto que excepcionalidad que he visto, si empiezo a
es un acto de la libertad, por tanto debemos experimentar en mí, en mi vida, en todos los
pedir, pedir justamente que podamos decir «continentes de mi vida», la victoria de Cris-
sí. Debemos rezar en nuestras comunidades. to presente.
Nuestra compañía debe sostener la fe de to- «Verificar, darnos cuenta de la verdad del
dos, debe llamarnos a una vida que no vivi- anuncio que se nos ha hecho, ¿pero a través
remos de forma instintiva. Si no hay oración, de qué, cómo? Tratando de afrontar todos los
falta el verdadero horizonte de nuestra com- problemas de nuestra vida teniendo presente
pañía y entonces solo quedará nuestra desas- esto, llevando en el corazón esa fe, a la luz de
trada humanidad, que ya no remitirá a nada, la fe; y si la fe es el reconocimiento de una
cayendo así en el olvido de Cristo. presencia, afrontar todos los problemas de la
Nuestra vida es realmente un juego de gra- existencia a la luz de esa presencia» (ibídem).
cia y petición, donde mi fidelidad y mi cami- La verificación de la fe nace así de un de-
no dentro de esta compañía son posibles por seo, de una exigencia que surge en nosotros
su fidelidad y por su gracia. Pero su gracia, por el encuentro con Cristo dentro de la Igle-
ser perdonado siempre, suscita cada vez más sia. Un deseo de totalidad: el deseo de que
en nosotros un deseo de fidelidad, es decir, todo pueda tener que ver con el encuentro
de amar hasta el final, de responder hasta el (porque si tú eres Dios, entonces todo tiene
final. que ver contigo) con ese hombre excepcio-
nal. Todo se carga de una promesa de excep-
8. LA VERIFICACIÓN DE LA FE cionalidad. Todo puede volverse nuevo por
La fe es confiar en lo que Cristo me ha di- ese encuentro. Solo una totalidad así corres-
cho, a través de la compañía que he encon- ponde de verdad, hasta el fondo, a nuestro
trado. Y Cristo –lo repetimos para no olvi- corazón (porque nuestro corazón es una
darlo nunca– declara ser la respuesta a todo exigencia infinita). Escuchad estas palabras
el deseo de mi corazón. Pero «si Cristo es de de Bergoglio en el prólogo de El sentido reli-

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Equipe de los universitarios de CL

gioso: «El hombre no puede conformarse con luz de la Presencia que hemos encontrado es
respuestas a medias o parciales, obligándose como un alba –siguiendo una imagen de don
a censurar u olvidar algún aspecto de la reali- Giussani– donde todavía hay oscuridad pero
dad. De hecho lo hacemos, y esa es la fuga, la ya empieza a verse una luz. Esa luz que em-
huida de uno mismo. El hombre necesita una pieza puede ser una minúscula llamita, pero
respuesta total, que abarque y salve todo el viene totalmente cargada con la promesa del
horizonte de su yo y de la existencia. Dentro sol del mediodía. Cuando el sol caliente de
de él lleva un anhelo de infinito, una tristeza lleno, iluminará, aclarará toda nuestra vida.
infinita, una nostalgia […] que no se apaga si
no es con una respuesta igualmente infinita. 10. UNA VIDA NUEVA
El corazón del hombre resulta ser un signo Nosotros deseamos verificar que Cristo
de un misterio, es decir, de algo o alguien que puede tocar todos los aspectos de nuestra
sea respuesta infinita. Más acá del Misterio existencia, y por tanto hacerlos nuevos. En-
[de Dios], nunca las exigencias de felicidad, tonces podemos redescubrir las tres dimen-
de amor, de justicia, encuentran una respues- siones de la vida cristiana que Giussani tanto
ta que satisfaga hasta el fondo el corazón del reclamaba y citaba como expresión de esa
hombre. La vida sería un deseo absurdo si vida nueva. Las tres dimensiones de la vida
esta respuesta no existiera» (en L. Giussani, cristiana son cultura, caridad y misión.
El sentido religioso, Encuentro, Madrid 2023,
pp. 15-16). La verificación de la fe es el cami- Cultura. La verificación de la fe se refiere
no para descubrir que Cristo es verdad, cada sobre todo al juicio que tenemos de la rea-
vez más, que responde a mi vida entera, a mi lidad, de nosotros mismos y del mundo, eso
corazón entero. La verificación de la fe es el es la cultura. Uno de vosotros preguntaba:
descubrimiento de que Cristo es la victoria «¿Qué tiene que ver Cristo con la ingenie-
sobre el absurdo, la victoria del Misterio so- ría?». Debemos responder a esta pregunta.
bre el absurdo. Este trabajo de verificación y descubri-
miento del nexo entre Cristo y la vida entera
9. TOTALIDAD Y CAMINO debemos hacerlo en primer lugar en el estu-
Hemos dicho que la verificación de la fe es dio. Podemos decir que en este aspecto tene-
un camino. Esta totalidad que deseamos, ver mos ciertas carencias. No porque estudiemos
cómo Cristo cambia la vida entera, lo que tie- poco, sino porque vivimos el estudio al mar-
ne que decir sobre todas las circunstancias de gen del encuentro que hemos tenido. Pocas
la vida, es la meta del camino. «Lo que daba veces, visitando nuestras comunidades el
vida a nuestra amistad era la pretensión de año pasado, ha salido en nuestras asambleas
totalidad» (L. Giussani, Milano 1954: crona- el tema del estudio. Anoche vimos esta de-
ca di una nascita, op. cit., p. 46). bilidad nuestra de forma clamorosa –y sim-
«Hay continentes enteros de mi vida don- pática– durante los preciosos testimonios de
de aún no se ha plantado la cruz de Cristo» nuestros amigos que han estado de Erasmus.
(G. Biffi, La multiforme sapienza di Dio, Can- De cuatro testimonios, ¡ninguno mencionó
tagalli, Siena 2014, p. 114). Como nos decía el estudio!
acertadamente Martino, esta es una frase po- Creo que esto también se debe al hecho de
sitiva, dolorosamente positiva, porque señala que vivimos inmersos en una cultura que nos
una carencia pero promete un camino. La hace vivir la universidad siempre preocupa-
totalidad es la meta, pero también es una ex- dos por los plazos, la nota media, el nivel
periencia que ya empieza; es la meta y el ca- mínimo que tenemos que alcanzar para po-
mino, es algo que ya comienza. Esta vida a la der dar el siguiente paso y acabar la carrera.

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LA VERIFICACIÓN DE LA FE

¿Cuándo disfrutamos del estudio? ¿Cuándo Recomiendo dos caminos para aprender a
nos sorprendemos por lo que aprendemos? mirar el mundo a la luz de las enseñanzas de
¿Cuándo nos maravillamos ante la belleza de la Iglesia. El primero es vivir bien nuestras
algo nuevo que hemos aprendido? propuestas, retomar los contenidos que pro-
Sin dejar de lado los demás aspectos, que ponemos (me refiero a la Escuela de comu-
también son importantes (claro que hay que nidad, los juicios que indicamos, los libros
aprobar los exámenes), el verdadero gusto que recomendamos, etcétera). El segundo
por el estudio es la sorpresa de captar el nexo es profundizar en la enseñanza de la Iglesia
que hay entre lo que estudio y mi felicidad, partiendo de las provocaciones que la rea-
la sorpresa por el hecho de que lo que estu- lidad nos pone delante. Por ejemplo, en la
dio tiene que ver con mi destino, con mi fe- diaconía de Milán, uno de nosotros pregun-
licidad, y por tanto tiene que ver con Cristo. taba al final de curso sobre un encuentro que
Debemos ayudarnos en esto. El estudio es el hubo en el Politécnico sobre la homoparen-
primer ámbito donde debemos realizar esta talidad. Comentamos que nos ayudaríamos a
verificación de la fe. profundizar en este tema para dar un juicio.
La verificación de la fe también se pone en Creo que este trabajo cultural es importante
juego al juzgar lo que sucede a nuestro alre- para todos. Sería bueno que algunos de no-
dedor. ¡Cuántas provocaciones que la reali- sotros se implicaran para ayudar a todos en
dad nos ofrece esperan esta verificación de este trabajo de juicio sistemático de la actua-
nosotros, esta cultura! Por ejemplo, ¿qué tie- lidad, para sostener el camino de verificación
ne que decir el encuentro que hemos tenido de la fe de todos nosotros.
sobre la perspectiva del hombre que ya com-
parten todos de forma totalmente homolo- Caridad. El segundo aspecto en esta veri-
gada, de modo que todos piensan lo mismo ficación es la caridad. La caridad es un amor
sobre el afecto, sobre el sentido de nacer y nuevo. Estamos llamados a mirar a la gente
morir, sobre la persona concebida única- (padre, madre, compañero de clase, amigo,
mente como titular de derechos subjetivos? novio o novia) con esta pregunta dentro:
Nuestra amiga preguntaba cómo conocer «¿Qué tiene que ver Cristo contigo?». En-
lo que la Iglesia enseña sobre la vida. Creo tonces la relación se llena de novedad, de
que es una pregunta justa, que debemos expectación, de intensidad, de profundidad
afrontar de forma ordenada y bella. Es una y capacidad de espera, de respeto, de gratui-
pregunta justa porque si Cristo tiene que dad. Porque si tienes algo que tenga que ver
ver con todo, y el anuncio de Cristo me ha con el misterio de Dios, yo me arrodillo ante
llegado mediante esta compañía, entonces ti, te adoro, no te «tomo» igual que se aga-
quiero saber qué piensa esta compañía de rra un objeto que poseemos. El culmen de la
las cosas. Esta compañía –la Iglesia– lleva caridad es la virginidad, es aprender a mirar
dos mil años verificando la fe. Me gustaría al otro amándolo como signo del misterio
que todos tuviéramos la humildad de pre- de Dios, como nexo con Cristo. Imaginaos
guntarle a quien ya ha hecho esa verifica- lo que significa mirar así las relaciones, vivir
ción qué piensa de la vida. Por tanto es jus- así, con este sentido profundo de la presencia
to, más aún, es imprescindible desear saber del misterio de Dios dentro, con una distan-
y conocer qué piensa la Iglesia. Pero está cia no vacía, sino ¡llena de la belleza de Dios!
claro que si la forma de conocer lo que pien- Entonces la relación con un amigo tiene que
sa la Iglesia solo fuera organizar cursos de ver con toda la historia que he vivido en el
reciclaje nos hartaríamos, todo se volvería movimiento, con estos días, con el glaciar
árido enseguida. que hemos visto en la excursión, ¡tiene que

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Equipe de los universitarios de CL

ver con todo! Ese momento de relación lleva CONCLUSIÓN


dentro toda la historia, el mundo, lleva den-
tro a Dios. La caridad que nace de la fe es el Proyección: Cristo Salvador, de A. Rublev.
amor a Cristo en cada hombre. Como dice
Egied Van Broeckhoven en su libro La amis- Volvamos a nuestro icono de Rublev. En un
tad: «Señor, hazme encontrar en cada hom- momento dado de la historia se perdió el ras-
bre la tierra inexplorada que Tú eres». La ca- tro de este icono, hasta que afortunadamente
ridad incluso entre nosotros, esta mirada se recuperó. Siendo una tabla de madera bas-
entre nosotros, es un rasgo excepcional de tante grande, la usaban en un establo como
Cristo. Él miraba así a todos los hombres: tablero en el pavimento, con la imagen hacia
«Tuyos eran, Señor, y tú me los diste» (cfr. abajo. Quedó totalmente destrozada al estar
Jn 17,6). en contacto con la humedad, aparte de ser
pisoteada. Pero extraordinariamente la única
Misión. Hay un último aspecto de esta vida parte que no se desgastó fue el rostro de Cris-
nueva que quiero subrayar, la misión. to. Cuando lo encontraron, se dieron cuenta
Quien se encontraba con Cristo quedaba im- de que todo se había echado a perder, pero
pactado por su amor al hombre, por su pasión ese rostro perduró. ¡De la suciedad del suelo
infinita por cada hombre, su profunda pasión de un establo surgió ese rostro!
por darlo todo por el hombre. «Habiendo ama- El sentido de nuestra compañía es acom-
do a los suyos que estaban en el mundo, los amó pañarnos para descubrir «ese» Rostro, que
hasta el extremo» (Jn 13,1). «Siendo nosotros hoy también puede estar sepultado por la
todavía pecadores, Cristo murió por nosotros» suciedad y el olvido. Pero Cristo es fiel. Nin-
(Rom 5,8). «Me amó y se entregó por mí» (Gál guna suciedad ni olvido desgastarán nunca
2,20). Una pasión extraordinaria por el hom- su rostro. Esta compañía nos acompaña para
bre era uno de sus rasgos característicos y era descubrirlo siempre de nuevo.
el fruto de su amor por el Padre, porque él vivía
en cada encuentro la relación con su Padre.
Una de las características de la vida nue-
va, excepcional, que ha traído Cristo, esa vida
nueva que queremos descubrir cada vez más,
es la pasión por todos los hombres. Nuestros
amigos que han estado de Erasmus lo contaban
anoche de forma preciosa. Por sus compañeros
de clase, por sus amigos, por sus familias, por
todos. Un anhelo sincero, no artificioso, y pro-
fundo de que todos puedan ser tan felices como
nosotros. Es la gran victoria sobre la cerrazón
en uno mismo y el individualismo, el egoís-
mo que tanto atenaza nuestras jornadas. Es
la victoria sobre la mezquindad de nuestros
pequeños horizontes, llenos de cálculos. Una
vida dominada por una pasión por el otro y
por tanto por la misión, para que todos pue-
dan conocer, para que todos puedan recibir
la luz de ese alba de felicidad plena que es la
vida con Cristo.

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© 2023 Fraternità di Comunione e Liberazione.

Foto de portada: Andrei Rublev. Cristo Salvador, Galería Tretiakov Moscú, siglo XV. © Alamy Stock Photo

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