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Capítulo 6.
Capítulo 6.
— ¡Maldición!
— ¡Ahí viene! No hay tiempo, chicas. ¡Los vietnamitas vienen! ¿Tienes lodo en los
oídos, chico? ¡Vístete!
—No, yo no…
— ¡La guerra no esperará a que te arregles! Chaz, haz que trabaje. ¡Dale un par de
pantalones! ¡Vamos! ¿Crees que puedo perder tiempo? ¡Dale un arma! ¡No me veas a
mí, ponte los pantalones!
—Sí.
—Sí.
—Klaus.
—Ocupado.
—Qué bien. Estás despierto. Debemos hablar. Todos, así que nos vemos en la sala de
estar. Más o menos ya.
— ¿Tres días?
—Sí habló del apocalipsis, ahora que lo pienso. Pero no dijo qué tan pronto.
Miércoles.
—Sí.
—Espera, espera.
—Morimos.
— ¿Qué dijiste?
—No lo digas.
—Es un alivio. Me preocupaba que fuera muy bueno para ser cierto.
—Pues empeora.
— ¿Crees que absolvieron tan fácil a ese mocoso? ¡No tiene sentido!
—Somos trabajadores.
—Como sea.
—Como sea.
—Bueno.
—Bueno.
—“Eliminar a Hazel”.
1955.
—Debo admitir, Número Cinco, en todo el tiempo que he estado aquí, no he conocido
a nadie como tú. Hazel y Cha-Cha, por ejemplo, son talentosos, ciertamente, pero no
pueden ver el panorama completo. Tus agallas, tu espíritu emprendedor, pues, me
recuerda mucho a mi misma, si… puedo ser vanagloriosa. Si te va bien aquí,
potencialmente podrías ser un buen sucesor, Cinco.
—Tan audaz. Me emociona, lo admito. Pero ve más lento, Cinco. Todo a su tiempo.
De hecho, ahora que accediste a trabajar con nosotros, tenemos todo el tiempo del
mundo. La Comisión trabaja para apoyar el delicado balance entre la linea temporal
de eventos y el libre albedrio de la humanidad. El maletín ya no es parte de tu equipo,
Cinco, libera tu mente. Ahora estas en administración. Uno de nosotros.
Sala de Maletines.
—Todos en este piso son administradores de casos, cada uno responsable por un
evento importante a la vez.
—Son muchos.
—Impresionante, ¿no? Ser parte de algo… tan grandioso. Sígueme. Cuando alguien
escoge el camino equivocado y la linea temporal es cambiada, La Comisión recibe un
reporte de los agentes de campo en tierra. Estos reportes de campo son asignados a un
administrador de caso. Ellos determinan si alguien debe ser… eliminado de la
ecuación para asegurar que su evento pasó como debía. Basado en esa determinación,
el administrador envía instrucciones a través de un tubo neumático a… asesinos
temporales, como lo eras antes, Número Cinco. ¿Alguna duda hasta ahora?
—Porque es importante.
—Solo siento que cada vez que los veo, termino sintiendo como que hay menos de
mí.
—Vaya.
— ¿Solo nosotros?
— ¿En la casa?
—No interrumpiré.
— ¿Justo? No hay nada justo acerca de ser tu hermana. He sido excluida de todo
desde que tengo memoria. Y solía pensar que era papa, pero él está muerto. Resulta
que ustedes son los imbéciles.
—Adelántate. Yo te alcanzo.
—Espera. Todos morimos luchando contra esta cosa la primera vez, ¿recuerdas?
—Cinco. La última vez no lo teníamos. No estábamos todos. Esta vez tendremos toda
la fuerza de la academia. Es lo que necesitamos.
— ¿Qué? ¿Ahora?
—Ella no era solo una amiga, Luther. Si voy a morir, primero debo saber que mate a
esos bastardos.
—Sabes que no debes hacer esto solo. Sé que es importante para ti.
— ¿Si? Perdón.
—Eso es todo. ¿No te importa que vayamos a morir en tres días? No puedo creerlo.
Solo somos nosotros. Por favor, tu no.
—Debo reservar un vuelo a Los Ángeles. Si esto pasa, debo estar con mi hija, sin
importar la custodia. Y lo dijiste tú mismo. Necesitamos toda la fuerza de la academia
para tener una oportunidad. Lo siento, Luther.
—No puedo creer que fui tan estúpida como para volver ahí.
— ¡Vanya!
—Tú lo hiciste.
—Vamos. Eso es una locura. Ya estaba así. Eso es una coincidencia. Leonard, es
imposible.
—Ay, mierda.
—Hola.
— ¿Perdón?
—La última vez que estuve sobrio fue en ese buen momento cuando me ataron en la
habitación del motel.
—No para mí. No. Necesito alguien que me quite las opciones.
—Bien.
—Bien. Gracias.
— ¿Puedes ayudarme?
Sr. Cinco.
—De acuerdo. Oye, algunos vamos a almorzar y me preguntaba si… ya tienes planes.
Adiós.
—Mírate. Un pequeño mortal. Estoy feliz de que decidiéramos cerrar el contrato con
tu vida.
—Me temo que tu reputación te precede. Y parece que la estás construyendo aquí.
—Estoy segura de que han escuchado que el Sr. Cinco ha comprobado ser tan experto
con la pluma como lo fue con la espada. Que su esfuerzo sirva como inspiración para
todos ustedes. ¡Herb! ¿Cuánto llevas con el Lusitania?
— ¿Perdón?
—Cuando empecé…
Apocalipsis.
—Mierda.
—Me alegra escuchar eso. Queme mi rafe. ¿Alguna vez quemaste tu rafe? ¿Rafe? Las
líneas en el paladar que ayudan a pasar la comida al esófago. En fin, estoy en dieta
líquida por dos días. Por eso el maratón de micción. Un engranaje defectuoso y nada
trabaja como debería. Sabes, valoramos la integridad en la oficina sobre todo lo
demás. La confianza es esencial, y esa confianza se… construye con el tiempo. Pero
en el evento de una infracción. La Comisión actuara rápidamente y sin piedad. Y la
eficiencia, estoy segura que sobre todas las personas, tú la aprecias, Numero Cinco.
Siento algo de hambre. ¿Comiste el almuerzo?
—Aun no.
—Genial. ¿Cómo te gustaría almorzar conmigo en mi oficina? Puedes comer sólidos
y yo puedo vivir vicariamente a través de ti.
—Suena genial.
— ¿Qué haces?
—Seguro. Dime.
—Sí. Sabes lo que pasa si no seguimos las reglas. Nos cazarían tal cual perros. ¿Qué
te pasa?
—Creo que estoy cansado de que me digan que hacer, adonde ir. ¿Matar a quien
queramos, para variar, y no a quien nos diga la Comisión? Olvidémonos del estúpido
maletín. ¿Por qué no quedarnos aquí?
— ¿Detener qué?
—Ya sabes.
—Eso es imposible.
—Sí.
—Podría comer.
— ¿Por qué no te vas a relajar? Nos traeré comida. Ese lugar de comida china,
Jardines Samurái. Pollo Kung Pao, extra picante.
— ¿Dónde están? ¿Las cajas, los reportes, las muestras? ¿Todo lo que mande desde la
luna?
—Viejo astuto.
Para: Papa.
De: Luther.
Día 125 – Día 150.
—Ni siquiera las vio. ¿Por qué no? ¿Por qué no?
—Su padre era muchas cosas. Directo no era una de ellas. Después de su accidente, él
quería darle un propósito, Sr. Luther. Sintió que esta era la única manera.
— ¿Me forzó a ir a la luna por cuatro años? No fui un buen Numero Uno. Eso fue lo
que paso. ¿No fui suficiente? ¿Y me mando lejos?
—Señor…
— ¡Ya, por favor! ¡Fuera!
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