You are on page 1of 30

Valle de A Shau, Vietnam. 1968.

— ¡Maldición!

— ¡Ahí viene! No hay tiempo, chicas. ¡Los vietnamitas vienen! ¿Tienes lodo en los
oídos, chico? ¡Vístete!

—No, yo no…

— ¡La guerra no esperará a que te arregles! Chaz, haz que trabaje. ¡Dale un par de
pantalones! ¡Vamos! ¿Crees que puedo perder tiempo? ¡Dale un arma! ¡No me veas a
mí, ponte los pantalones!

— ¿Acabas de llegar al país?

—Sí.

—Sí, es una locura. Lo sé.

—Sí.

—Te acostumbrarás. Soy Dave.

—Klaus.

—Ocupado.

—Qué bien. Estás despierto. Debemos hablar. Todos, así que nos vemos en la sala de
estar. Más o menos ya.

—Sí, eso suena muy divertido pero mi agenda ya está llena.

—No hay tiempo para eso. El mundo se acaba en tres días.

— ¿Tres días?

—Es lo que dijo Cinco.

—Sí habló del apocalipsis, ahora que lo pienso. Pero no dijo qué tan pronto.

Miércoles.

— ¿Pero podemos confiar en él? No sé si lo han notado pero Cinco es algo…


—Nuestro pequeño psicópata.

—Sonaba muy convencido. Y si no estuviera tratando de parar el apocalipsis esos dos


no lo estarían persiguiendo.

— ¿Por eso estaban tras él?

—Sí.

— ¿Qué vio Cinco?

—Aparentemente, luchamos juntos contra el que era responsable. Bueno, este es el


plan: Revisamos la investigación de papa…

—Espera, espera.

—Un momento. ¿Qué fue lo que paso la primera vez?

—Sí. ¿Qué no nos estas diciendo? Vamos, grandote. Desembucha.

—Morimos.

— ¿Qué dijiste?

—Dije que morimos.

—No lo digas.

— ¿Decir qué? Pellízcame, debo estar soñando.

—Deja de quejarte, Hazel. Es solo un día más.

—Es un alivio. Me preocupaba que fuera muy bueno para ser cierto.

—Pues empeora.

—“Contrato para matar a Número Cinco, terminado. Esperar instrucciones”.


Obviamente, Número Cinco arreglo las cosas con La Comisión.

— ¿Crees que absolvieron tan fácil a ese mocoso? ¡No tiene sentido!

—Lo tiene. Es una leyenda.


— ¿Y nosotros somos ceros a la izquierda?

—Somos trabajadores.

—Entonces trabajemos. Porque el siguiente trabajo que venga debemos ganarlo.


Demostrarles que somos buenos.

— ¿Qué? Ese es tu problema. El próximo tubo, el próximo trabajo, el próximo…

—Claro, pero no habrá próximo de nada si no hallamos el maletín. Lo sabes.

—Como sea.

—Como sea.

—Como sea. Como sea. Necesito sacarosa. Iré a la expendedora.

—Bueno.

—Bueno.

—“Eliminar a Hazel”.

1955.

—Debo admitir, Número Cinco, en todo el tiempo que he estado aquí, no he conocido
a nadie como tú. Hazel y Cha-Cha, por ejemplo, son talentosos, ciertamente, pero no
pueden ver el panorama completo. Tus agallas, tu espíritu emprendedor, pues, me
recuerda mucho a mi misma, si… puedo ser vanagloriosa. Si te va bien aquí,
potencialmente podrías ser un buen sucesor, Cinco.

—Quiero discutir la logística de la seguridad de mi familia a la brevedad. Al igual


que el reemplazo de cuerpo.

—Tan audaz. Me emociona, lo admito. Pero ve más lento, Cinco. Todo a su tiempo.
De hecho, ahora que accediste a trabajar con nosotros, tenemos todo el tiempo del
mundo. La Comisión trabaja para apoyar el delicado balance entre la linea temporal
de eventos y el libre albedrio de la humanidad. El maletín ya no es parte de tu equipo,
Cinco, libera tu mente. Ahora estas en administración. Uno de nosotros.

Sala de Maletines.
—Todos en este piso son administradores de casos, cada uno responsable por un
evento importante a la vez.

—Son muchos.

—Impresionante, ¿no? Ser parte de algo… tan grandioso. Sígueme. Cuando alguien
escoge el camino equivocado y la linea temporal es cambiada, La Comisión recibe un
reporte de los agentes de campo en tierra. Estos reportes de campo son asignados a un
administrador de caso. Ellos determinan si alguien debe ser… eliminado de la
ecuación para asegurar que su evento pasó como debía. Basado en esa determinación,
el administrador envía instrucciones a través de un tubo neumático a… asesinos
temporales, como lo eras antes, Número Cinco. ¿Alguna duda hasta ahora?

—Sí. ¿Quién era el administrador de mi caso? Te refieres al apocalipsis. Cinco, te


presento a Dot. Dot es responsable de todos los asuntos del apocalipsis. De hecho, fue
Dot quien señalo tu aparición en el 2019.

—Tuve que hacerlo.

—Ciertamente nos pusiste en problemas. Superando a dos de nuestros “mejores”


asesinos temporales. Si eso no dice que eres material para el liderazgo… no sé qué lo
haría. Sospecho… que te gustan los retos, Cinco. Por lo cual te di un primer caso
particularmente complejo. Es una lástima que Joseph Spah decidió no sabotear el
tanque de combustible, habría sido mucho más fácil. En fin, si tienes alguna pregunta,
estaré acá atrás.

— ¿Por qué hago esto?

—Porque es importante.

—Solo siento que cada vez que los veo, termino sintiendo como que hay menos de
mí.

—Ahora es distinto. Me tienes a mí. El Sonny de tu Cher, la mantequilla de maní para


tu jalea. Vanya, que seas el primer violín, es un gran logro. Lo hiciste por ti misma.
Así que es lo correcto invitarlos al concierto. Necesitan ver lo talentosa que eres, ¿sí?

—Bueno, Sonny. Hagamos esto.

— ¿Hoy no trabaja la sirvienta?

—Solíamos llamarla mama. ¿Dónde están todos?


— ¿Cómo es que no estás en ninguna?

—Siempre era sobre Umbrella Academy, y yo no era suficiente, así que…

—Vaya.

—Leonard. Leonard. Vamos.

— ¿Solo nosotros?

— ¿En la casa?

— ¿El planeta entero?

—No, fuera de la casa. Todos murieron.

—Hola. ¿Qué pasa?

—Es un asunto familiar.

—Un asunto familiar. Claro que no se molestaron en incluirme.

—No es así. Estábamos…

—No interrumpiré.

—Vanya, espera. Te diré cuando estemos solas.

—No te molestes. Yo no lo hare.

—Vanya, eso no es justo.

— ¿Justo? No hay nada justo acerca de ser tu hermana. He sido excluida de todo
desde que tengo memoria. Y solía pensar que era papa, pero él está muerto. Resulta
que ustedes son los imbéciles.

—Vanya, espera. Deje mi chaqueta.

—No puedo volver.

—Adelántate. Yo te alcanzo.

—Iré por Vanya para explicarle.


—Espera, no hay tiempo. Debemos averiguar que causa el apocalipsis. Ahora, hay
muchas posibilidades. Guerra nuclear, asteroides. Pero creo que esto es sobre la luna.
¿Cierto? Papa debe haberme enviado ahí por algo. Y le estaba dando actualizaciones
diarias sobre las condiciones, envie muestras. Así que lo primero que debemos hacer
es hallar su investigación.

—Espera. Todos morimos luchando contra esta cosa la primera vez, ¿recuerdas?

—Klaus tiene razón. ¿Qué nos da ventaja esta vez?

—Cinco. La última vez no lo teníamos. No estábamos todos. Esta vez tendremos toda
la fuerza de la academia. Es lo que necesitamos.

— ¿Y dónde está Cinco?

—Teníamos el plan de cambiar la linea temporal. Volverá pronto.

—Iré tras Hazel y Cha-Cha.

— ¿Qué? ¿Ahora?

—Claro. Tres días y ya está oscureciendo.

—Espera, Diego. Mira, sé que quieres vengar a tu amiga, pero…

—Ella no era solo una amiga, Luther. Si voy a morir, primero debo saber que mate a
esos bastardos.

—No te ves muy bien.

— ¿Qué te hace decir eso? Me siento genial.

—Sabes que no debes hacer esto solo. Sé que es importante para ti.

—Deja de hacerlo sobre ti.

— ¿Klaus? ¿Klaus? ¿Klaus?

— ¿Si? Perdón.

— ¿Qué? ¿Te estas rindiendo, también?


—Sí, prácticamente. Si.

—Eso es todo. ¿No te importa que vayamos a morir en tres días? No puedo creerlo.
Solo somos nosotros. Por favor, tu no.

—Debo reservar un vuelo a Los Ángeles. Si esto pasa, debo estar con mi hija, sin
importar la custodia. Y lo dijiste tú mismo. Necesitamos toda la fuerza de la academia
para tener una oportunidad. Lo siento, Luther.

—No puedo creer que fui tan estúpida como para volver ahí.

—Perdón. No debí obligarte.

—No, es mi culpa. Quería que estuvieran orgullosos de mí para variar. ¿Y cómo


podría ser digna de su atención? Nada es suficiente al lado de su “superioridad” y esa
mierda del peso del mundo.

— ¡Vanya!

— ¿Qué? ¿Qué diablos es esto?

—Tú lo hiciste.

—Vamos. Eso es una locura. Ya estaba así. Eso es una coincidencia. Leonard, es
imposible.

—Vamos. Mi casa está cerca.

—Ay, mierda.

—Hola.

—Hola. Me… ¿Me ayudas?

—Sí, no hay problema. Atare eso si me atas después.

— ¿Perdón?

—La última vez que estuve sobrio fue en ese buen momento cuando me ataron en la
habitación del motel.

—Vaya. Eres un idiota retorcido.


— ¿Por qué? Eres el que siempre dice: “Klaus, debes estar sobrio, hermano”.

—Hay mejores maneras de desintoxicarse.

—No para mí. No. Necesito alguien que me quite las opciones.

—Bien.

—Bien. Gracias.

— ¿Puedes ayudarme?

—Sí. Sí. Listo.

Sr. Cinco.

—Hola, Cinco. ¿Cómo estás?

—Debo tener silencio total para completar la tarea.

—De acuerdo. Oye, algunos vamos a almorzar y me preguntaba si… ya tienes planes.
Adiós.

—Me temo que ese no es el procedimiento. Cinco. Te presento a Gloria. Gloria es


quizás el engranaje más vital en nuestra máquina. Gloria, este es Numero Cinco.

—Mírate. Un pequeño mortal. Estoy feliz de que decidiéramos cerrar el contrato con
tu vida.

—Me temo que tu reputación te precede. Y parece que la estás construyendo aquí.

Eliminar a Karl Weber.

—Karl Weber. Ahora, dime, ¿por qué el desafortunado Karl?

—Karl Weber es el carnicero de la tienda donde el capitán Ernst A. Lehmann compra


su asado semanal. Así que si Karl muere, su tienda pasara a su hijo Otto, quien…
nunca se lava las manos. Es asqueroso.

—Así que él le da el asado al capitán.

—De ahí la intoxicación.


—Que hace que llegue tarde al trabajo… lo cual retrasa el despegue.

—Y para compensar el tiempo perdido, vuela en un frente de tiempo de alta


humedad y carga eléctrica.

—Y la electricidad estática adentro de la nave la hace un barril de pólvora. El


pequeño motor se enciende…

—Y así mismo, tenemos…

—Estoy segura de que han escuchado que el Sr. Cinco ha comprobado ser tan experto
con la pluma como lo fue con la espada. Que su esfuerzo sirva como inspiración para
todos ustedes. ¡Herb! ¿Cuánto llevas con el Lusitania?

—Bueno, veamos. Yo…

— ¿Perdón?

—Cuando empecé…

— ¿Perdón? No te escucho. Aun no te escucho. Gene, antes de que vayas a


almorzar… Gutenberg parece estar reconsiderando la imprenta.

Apocalipsis.

—Mierda.

— ¿Cómo va tu primer día?

—No podría ser mejor.

—Me alegra escuchar eso. Queme mi rafe. ¿Alguna vez quemaste tu rafe? ¿Rafe? Las
líneas en el paladar que ayudan a pasar la comida al esófago. En fin, estoy en dieta
líquida por dos días. Por eso el maratón de micción. Un engranaje defectuoso y nada
trabaja como debería. Sabes, valoramos la integridad en la oficina sobre todo lo
demás. La confianza es esencial, y esa confianza se… construye con el tiempo. Pero
en el evento de una infracción. La Comisión actuara rápidamente y sin piedad. Y la
eficiencia, estoy segura que sobre todas las personas, tú la aprecias, Numero Cinco.
Siento algo de hambre. ¿Comiste el almuerzo?

—Aun no.
—Genial. ¿Cómo te gustaría almorzar conmigo en mi oficina? Puedes comer sólidos
y yo puedo vivir vicariamente a través de ti.

—Suena genial.

— ¿El maletín está aquí?

—Eso dijo la Comisión.

—Bueno. Sí que estamos lejos.

— ¿Qué haces?

—Atando la pita. ¿Puedo hacerte una pregunta muy loca?

—Seguro. Dime.

— ¿De verdad sería tan malo si no encontramos el maletín?

—Sí. Sabes lo que pasa si no seguimos las reglas. Nos cazarían tal cual perros. ¿Qué
te pasa?

—Creo que estoy cansado de que me digan que hacer, adonde ir. ¿Matar a quien
queramos, para variar, y no a quien nos diga la Comisión? Olvidémonos del estúpido
maletín. ¿Por qué no quedarnos aquí?

—En caso de que lo ignoraras, no habrá “aquí” en pocos días.

—Podemos ayudar a detenerlo.

— ¿Detener qué?

—Ya sabes.

—Eso es imposible.

— ¿Por qué? Número Cinco regreso.

—Y fallo. Volvió a La Comisión. No hay como cambiarlo, Hazel. La única opción es


hacer lo que dicen. De una manera u otra, siempre te atrapan.

Motel La Fortuna Sonríe.


—Hogar, dulce hogar.

—Sí.

—Oye. ¿Tienes hambre?

—Podría comer.

— ¿Por qué no te vas a relajar? Nos traeré comida. Ese lugar de comida china,
Jardines Samurái. Pollo Kung Pao, extra picante.

—Bueno. Suena genial. Gracias.

—Genial. Vuelvo rápido. Las llaves.

— ¿Todo bien, Sr. Luther?

— ¿Dónde están? ¿Las cajas, los reportes, las muestras? ¿Todo lo que mande desde la
luna?

—Yo… no estoy seguro. Su… padre era una persona privada…

— ¡Basta, Pogo! Sabes todo lo que hizo papa. ¿Qué?

—Viejo astuto.

Para: Papa.
De: Luther.
Día 125 – Día 150.

—Ni siquiera las vio. ¿Por qué no? ¿Por qué no?

—Su padre era muchas cosas. Directo no era una de ellas. Después de su accidente, él
quería darle un propósito, Sr. Luther. Sintió que esta era la única manera.

— ¿Me forzó a ir a la luna por cuatro años? No fui un buen Numero Uno. Eso fue lo
que paso. ¿No fui suficiente? ¿Y me mando lejos?

—No, no. Eso no…

—Pogo, por favor, déjame solo.

—Señor…
— ¡Ya, por favor! ¡Fuera!






















































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































You might also like