ELIAN CUVILLIER.
JESUS FRENTE A LAVIOLENCIA
EN EL EVANGELIO DE MATEO
EJ autor del presente articulo toma como punto de partida la palabra
de Jess sobre los violentos en el contexto del primer Evangelio (Mt
11,12). Mateo inscribe los ministerios del Bautista y de Jesus en un
periodo de confiico violento provocado por la proximidad del Reino
Ge Dios. Al ser conftontado con fa violencia, el fesis mateano apela a
Ta justicia retributiva de Dios sobre los que se oponen a la venida del
Reino. interpretada por Mateo de acuerdo con las categorias de la
aapocaliptica, la muerte de Jesis se presenta como desenlace normal
dde la férrea l6gica de la violencia. En este sentido, el Sermén de la
‘montafia representa el reverso de fa medal
Jess aux prises avec la violence dans PEvangile de Matthieu, Ecudes
Théologiques et Religicuses 74 (1999) 335-349.
El presente ensayo pretende ahora, el Reino de los cielos suffe
interpretar el enigmatico logion violencia, y fos violentos lo arreba-
dde Jestis que encontramos en el tam» (Mt 11,12). Los principales
Evangelio de Mateo sobre el resultados han sido sintetizados
tema do la violencia en el contex- bajo la forma de «tesis» al con-
to de la narrativa mateana: «Des- cluir cada una de las etapas de la
de fos dias de Juan Boutista hasta —investigacién.
EL DESTINO DEL JESUS DE MATEO: UN RECORRIDO
JALONADO POR LAVIOLENCIA
La violencia en los origenes precisa, un detalle do esta genea-
G2 la‘xistencia historiea de fogia indica que ests esta marca-
Jess do por la violencia, no solamente
‘como miembro del pueblo de Is-
La violencia esti presente en rael, sino como miembro de un
Jos relatos de la infancia de Jess linaje particular. Después de ha-
de dos maneras diferentes: ber presentado a Jesiis como
I. La genealogia de Jess (Mt «hijo de David» (Mt 1,1), Mateo
11-17) atestigua que la violencia sefiala que «David engendré, de
precede la venida al mundo de lz que fue mujer de Urias.a Salo-
Jesus. La lista de sus antepasados mén (¥. 6). {Por qué no llamarla
lira en ella inerita fg historia por st nombre, Besabé, como 2
tormentosa y violenta del pueblo las otras mujeres: Rajab, Tamar y
ide Israel: una historia de guerras Rut? {No se quiere con ello re~
y paz. de violencias y de reconci-_cordar el episodio en que David,
Tiaciones. Incluso, de manera mas una vez ha cometido adulterio
200
con aquélla que sera mas tarde
tun antepasado de Jests, hizo ma-
tara su marido (8 11)!
.En el capitulo 2, Mateo narra
un acto particularmente violento,
el de fa matanza de los nifios de
Belén (Mt 2,16-18).Por medio de
este asesinato colectivo, Hero-
des intenta desembarazarse de
tuna competencia indeseable. Dos
puntos a considerar:
La cita de cumplimiento del v
17 menciona al profeta Jeremias.
Este profeta adquiere un especial
interés para Mateo que lo nom-
bra explicitamente tres veces
(ite 2.17618; 16,14: 27.9-10). La
primera y la ditima referencia
atestiguan la oposicion mortal al
Mesias de quienes le habrian de
haber reconocido y acogido. La
mencién de Jeremias refuerza el
vinculo entre los relatos de la In~
fancia y el de la Pasion, haciendo
hincapié en el rechazo del Mesias
por su pueblo, mas concretamer
fe por sus responsables eligi
508. Por otra parte, en Me 16,14
) evangelista confirma lo ante-
riormente expuesto: para Mateo,
Jesis fue visto por sus contem-
poraneos como un profeta de
desgracias. Como Jeremias, tam-
ign él sufrid las consecuencias:
el rechazo. Para Mateo, este re-
chazo ya estaba inscrito al princi-
pio de I existencia terrestre de
Jest.
El episodio de la matanza de
{os inocentes y de Ia huida de Je-
sis a Egipto debe leerse en para-
Ielo com ia historia de Moisés. Las
alusiones mds sugerentes son: I}
el asesinato de todos los nifios
yarones de Israel bajo las orde-
nes del Faradn (Ex 1,22), asesina-
to al que escapa Moisés (Ex 2,1-
10); 2); fa huida de José ade no-
chen evoca Ia huida de Egipto la
noche de Pascua (Ex 12.3 1),pero
también la huida de Moisés, en
peligro de muerte, cuando mata
aI soldado egipcio (Ex 2,11 ss); fa
‘vuelta de Jestis a su pais que re-
cuerda la de Moisés. Jesis se
hace, asi, solidario de las desgra-
cias de Su pueblo (cf. Me 8,17;
11,28-30), incluso en la violencia
sufrida por los mas pequefios y,a
la cual, en Ia logica del relato de
Mateo, él se escapa provisional-
mente
Por tanto, desde ef principio
de su existencia esta Jesus doble-
mente marcado por Ia violencia:
Yiolencia original (se halla en el
mismo corazon de su genealogia)
yvviolencia real (en Jesus se repite
el tema veterotestamentario de
la rebelién contra el enviado de
Dios).
Rastros de violencia en la na-
rrativa evangélica
‘A continuacién sefialaremos
algunos rastros de violencia que
cabe descubrir a lo largo de a
narracién evangélica:
[La violencia contra los diseipu
fos y contra Juan Bautista. En Mt 10,
jJesds anuncia la violencia que su-
frirn los discipulos en su mision
de la proclamacién del Reino de
Dios (Mt véase 10,16-42; wv.2I-
22; «Entregara a la muerte her-
mano a hermano y padre a hijo;
se levantarén hijos contra padres
y los mataran.Y seréis odiados de
todos por causa de mi nombre;
pero el que persevere hasta el fin,
ste se salvaran). El rechazo del
|Jonis frente a fa violencia en el Evangelio de Mateo 20/Evangelio y la violencia que pro-
voca en sus adversarios se expli-
can de manera teolégica: Cristo
es objeto de escindalo. El odio a
que estén expuestos los discipu-
los es el resultado de la separa-
cién que provoca el Evangelio: es
nnecesario abandonar seguridades
y certezas para seguir a Cristo.Y
esto es objeto de escéndalo para
todos los hombres, tanto judios
como paganos.
Mateo relata la muerte vio-
lenta de Juan Bautista (141-2)
Esta debe interpretarse dentro
del marco de la violencia que la
venida del Reino suscita en el ser
humane. juan Bautista es conde-
nado a muerte porque en nom.
bre de Dios interpela a los pode-
rosos. En este sentido, la violen-
cia que él sufre anuncia la violen-
cia que sufrird Jesis: «Os aseguro
que Elias ya vino y no le recono-
cieron y [o trataron a su antojo.
tro tanto ha de suffir de ellos
el Hijo del hombre. Entonces
comprendieron los discipulos
que se referia a Juan Bautista»
2. La muerte de Jestis como re-
sultado de fa violencia. La muerte
de Jesiis se inscribe, pues, dentro
de esta tradicién del enviado de
Dios rechazado y violentado por
su pueblo, bajo la influencia de
sus jefes religiosos, cuyos privile-
gios pone en entredicho con su
predicacién, Dos ejemplos seran
suficientes para ilustrar lo dich
a) Es en Mat 12,14, inmediata~
mente después de la controver-
sia surgida por la interpretacién
radical que hace Jesiis del sabado
(véase 12,1-13), cuando los fari-
eos se retinen para confabular
contra él y eliminario, Desde el
202 Elan Cuviller
proyecto de Herodes al principio
del Evangelio, ésta es la primera
vez en que se plasma explicita-
mente el deseo de conducir a Je~
sts a la muerte, Se perfila, pues,
en el horizonte del relato la
condenay la muerte del enviado |
de Dios.
b) Son, sobre todo, los tres
anuncios de la Pasién los que
aqui deben ser mencionados. En
ellos, a violencia que sufre Jestis
no es Ia de los dirigentes del pue-
blo en tanto que judios, sino la de
todo hombre (judfo o pagano) |
cenfrentado a la palabra del predi-
cador del Reine de los cielos. Je~
sus muestra a los discipulos
(16,21) Ia perspectiva de su
muerte. Ei ha comprendido el ca-
rcter ineluctable de ésta.Al igual
que los profetas del antiguo Is-
rael, portadores de la palabra de
Dios, al igual que Juan Bautista,
Jestis fue rechazado y sufrié la
violencia homicida.
3. El Reino asaltado por la viow
fencio (Mt 11,12). Para concluir
con este capitulo, diremos que
las principales interpretaciones
del versiculo 12 se dividen en
cinco: tres interpretan positiva-
mente dicho logion, dos lo hacen
de forma negativa.
a) En postivo, el login signif-
caria: |) la «santa violencia de |
aquellos que se aduefian del Rei-
no de Dios a costa de las mas
duras renunciasy;2)laidea,segin |
la cual,el Reino,a pesar de todos. |
los obsticulos, vendra con poder;
3) alos violentos» seria la expre-
Sién con la que serian designados |
los discpulos de Jesus por sus
adversarios o incluso por ellos
mismos. Esos aviolentos», esos
amarginados» se apoderan en lo
sucesivo del Reino.
') En negativo, el logion desig-
naria:a) Ia violencia de los zelotas
que quieren hacer advenir el Rei-
no por las armas (y que Jesus
desaprobaba); 2) en expresion de
Ia apocaliptica judia, el combate
de las fuerzas malvadas contra el
Reino de Dios y sus enviados. En
otras palabras, el suftimiento de
Juan Bautista y de Jesus es inter
pretado en términos de tribula-
Gdn escatolégica de los ultimos
dias.
{Cémo Interpretar el pasaje?
Por'el contexto narrativo de Ma-
teo,en el que esté tan presente la
violencia contra los enviados de
Dios, el fogion expresa la suerte
reservada al Bautista y a Josts. En
sus personas es el Reino de Dios
el que recibe el embate de la vio-
lencia. Los violentos son aqui los
que atacan a los enviados de
Dios para apoderarse de un bien
que no es suyo (véase 21,38).
Est a punto de librarse un com-
bate apocaliptico entre Dios y
los poderes. Ei Bautista esti en
prision y pronto sera muerto. La
misma suerte le aguarda a Jests.
Laviolencia es, pues, constitutiva
del préximo advenimiento del
Reino de Dios. Los que se opo-
nena él echan mano de la violen-
cia. Esta interpretacion enlaza
con la tradicién profética: et re-
chazo ya veces la muerte del en-
viado de Dios.
Tesis |:A través de la genealo-
gia y del relato de la infancia, Mateo
Sefiela que la violencia es consttuti-
va de fa existencia histérica de Jestis
en cuanto que procede de un lingje
humano, coracterizado por 'a vi
Iencia y el homicidio.A esta violen-
cia, comiin a tado destino humano,
se une, para Mateo, a violencia sus-
citada por fa proclamacién de la
proximidad del Reino de Dios. Esta
roclamacién que interpela al hom-
wre en sus certezas y en su suficien-
cia, suscita rechazo y odio en el en-
cuentio con el enviado de Dios.
LAVIOLENCIA DEL DIOS DE JESUS CONTRA SUS
‘OPONENTES
Uno se pregunta si tal violen-
cia de los hombres no hace que
el Reino de Dios se vuelva él mis-
mo violento, si el predicador del
Reino no es llevado é| mismo a
responder a la violencia de los
hombres por medio de una vio-
lencia vengativa de Dios. En la id=
gica cultural y religiosa de Mateo,
fa violencia contra los profetas
demanda un juicio de Dios. Es
cierto que en el primer Evangelio
encontramos palabras de ven-
ganza, por tanto violentas, de Je-
J
sis. La siguiente enumeracién
ros permitira hacernos una idea
de [a Importancia del tema de la
violencia retributiva del Dios del
Jesis mateano:
Mc II, 21-24: maldicién con-
tra Corozain, Betsaida y Cafar-
natin (v. 23: «Y té Cafarnain
jHasta el abismo te hundirds!
Mt 13,36-43: explicacién dela
parabola de la cizafia (v.42: «y los
arrojaran al horno de fuego: ali
serd el llanto y el rechinar de
dientes».
ds frente al violencia en e! Evangelio de Mateo 203Me 18,23-35; parabola del
siervo sin entrafias (v.34: «Y en-
colerizado su sefior, le entrego a
Tos verdugos hasta que pagase
todo lo que debian).
Mc 22, 11-14: parabola de!
banquete nupcial (¥. 7: «Se aird el
rey y, enviando sus tropas, dio
muerte a aquellos homicidas y
prendié fuego a su ciudad»)
Mc 23:invectivas contra escri-
bas y fariseos; las siete maldicio-
nes, de una extrafia violencia ver-
bal (v.33: «iSerpientes, raza de vi-
boras! {Cémo vais a escapar a la
condenacién de la gehenna’).
Me 25,14-33; pardbola de los
talentos (v.30: «Ya ese sierva in
Util, echadle a las tinieblas de fue-
ra.Alli serd el llanto y el rechinar
de dientes»).
Me 21,33-45: parabola de los
vifiadores homicidas. La violencia
retributiva alcanza aqui su pa-
roxismo. El homicidio representa
aqui el gesto siltimo por el que se
intenta ser propietario de la vifa
La violencia engendra entonces
Violencia: el duefio castiga a los
miserables haciéndoles correr la
misma suerte que ellos han he-
cho correr a sus siervos y a su
propio hijo.
importa, sin embargo, apuntar
algunas diferencias entre la vio-
lencia sufrida por Jesis y Juan
Bautista, y la violencia divina,
anunciada por Jesis, sobre sus
enemigo:
|. EiJesis de Mateo apela a la
vvenganza, pero él no se venga. En
‘otras palabras, la palabra de jesus
es a veces violonta, pero no sus
actos. El episodio de los vende-
dores expulsados del Templo (Me
21,12-13) no entra dentro de la
204 Elan Cuvier
‘categoria de la violencia retribu-
ttva, sino que constituye un gesto
de purificacion del Lugar Santo.
2. El lenguaje que utiliza nore
malmente el Jesus de Mateo es
Un lenguaje parabolico. El lengua-
je metaférico puede considerar-
se un medio para desviar la lla-
mada a la violencia.A no ser que
se haga «violenciay al texto, las
Paribolas que acabamos de ver
no pueden ser directamente apli-
cadas a Dios. No son mis que
imagenes y aproximaciones
3. El marco narrativo al que
Mateo somete a ciertas parabo-
las de juicio podria llevar a mati-
zar la violencia de los propésitos.
Asien Mc 18,la parabola del sier-
vo sin entrafas (vv.23-35) es pre-
cedida por la parabola de la oveja
perdi (rs ibs),
4.En la tradicion veterotesta-
‘mentaria, la funcién del lenguaje
de juicio recurre a la repeticion.
B Jess de Mateo ha mostrado
que la amenaza del juicio divino
no concierne sélo a Israel o a los.
incrédulos, sino también a figuras
del relato en las que los miem-
bros de la comunidad mateana
pueden, sin duds, reconocerse (el
siervo sin entrafias, el banquete
nupcial.)
5. La Violencia puesta en boca
del Jess maveano (véase Mt 23
en particular) se explica también
por el contexto histérico en ef
{que esté inserzada la comunidad.
En cierto modo, uno se puede
preguntar sila violencia verbal no
tiene un efecto catalizador de
tuna violencia fisica o moral expe-
rimentada.
Tesis 2: En Mateo, Jesis y los
Jefes del pueblo se hallan en una
relacién de violencia reciproca, en el
sentido de que Jests, mediante su
‘actitud y sus palabras, provoca a los
jefes del pueblo y, por otro lado, los
jefes del pueblo rechazan a Jests.
En el transfondo del discurso del Je-
stis de Mateo se divisa un Dios justo
fa vez que violento, un Dios temi-
ble que restituye a cada uno segdn
sus obras. Este juicio divino siempre
bajo forma metoferica, es trastada-
do.a un futuro escatoldgico que evi
ta que Jesis y sus discipulos resuk
ten en el tiempo presente como los
depositarios. Es decir, fas palabras
de juicio resuenan como una adver-
tencia dirigida de igual manera a los
iscipulos.
La muerte de Jess como fin
de la violencia on Dios
En la l6gica narrative de Ma-
teo,la muerte de Jesis es [a ilti-
ma violencia contra ef Reino. La
Ultima violencia hecha a Dios en
fa persona de su Hijo. Sin embar-
go, es¢a ultima violencia que de-
beria haber conducido logica-
‘mente a una violencia de rechazo
de Dios mismo (véase la parébo-
la de los vifiadores homicidas) se
‘transforma en Jesis en la acepta-
cién de la no violencia y de la no
‘venganza, tanto en hechos como
‘en palabras.
Esta aceptacién de la violen-
cia sin demandar la venganza se
‘opera en tres etapas:
I. En Getsemant (Mt 26,36-35),
Jess acepta sufrir la violencia al
aceptar la voluntad de su Padre
39).
2. En el momento de su arres-
to (Me 26,47-56), Jestis acepta no
hacer intervenir la fuerza divina y
asi no responder con violencia a
la violencia: «En esto, uno de los
que estaban con Jesus echo
mano a su espada, la sacé e, hi-
riendo al siervo del Sumo Sacer
dote,le corté la oreja. Dicele en-
tonces Jesus: Vuelve tu espada a
su sitio, porque todos los que
empuren espada, a espada pere-
cern, 70 piensas que no puedo
yo rogar ami Padre, que pondria
al punto a mi disposicién mas de
doce legiones de angeles?» (Mt
2651-53).
3. Cuando Jess muere (Mt
2745-50), muere con él y por él
tuna imagen de Dios! en ls ¢ru7
muere el Dios de la venganza y
de la retribucién
Pueden sefalarse, a continta-
in, cuatro puntos complemen-
trios:
I. Es interesante constatar
que fuera de una notable excep-
cién (la parabola de los viadores
homicidas), las numerosas pala-
bras de Jestis anunciando el uicio
de Dios no estén en relacion con
su muerte préxima. Incluso los
logia de! Hijo del hombre como
depositario del juicio divino no
establecen ningtin lazo entre di-
cho juicio y la muerte de Jestis
(véase Mt 13,41; 16,27; 24-25).
2. Como signo narrativo del
camblo que se opera, se indica el
ppaso de la palabra virulenta de
Jos discursos proféticos (véase
Mt 23 y 24-25 en particular) al
silencio de aquél que es entrega-
do ala violencia de los hombres.
3. El abandono de Jesus por
Dios, el fin del sistema antiguo (el
Velo, del Templo rasgado) y la
confesién de Jesus como «Hijo
Jess frenee a fa violencia en el Evangelio de Mateo 205de Dios» (27,54),se proponen en
Mateo dentro del marco de una
interpretacién apocaliptica de la
cruz. Este marco apocaliptico es
subrayado narrativamente por
las tradiciones relativas al tem-
blor de tierra y a la apertura de
las tumbas que Mateo incluye en
el relato de la muerte de Jesus
(Me 27,51b-53), Para él y con la
muerte de Jestis, el e6n antiguo
ha acabado, el e6n nuevo co-
mienza.
4. Es de notar también que el
Jesiis resucitado no pronuncia
ninguna palabra de venganza ni
de llamada al juicio,
Tesis 3: En un principio, jess
lama a un juicio que ét reclarna de
Dios, @ una violencia divina que re-
flea, sin dada, la suya. En Getsema-
1, él se rinde a la voluntad de su
Dios y se abandona asi q fa violen-
ia de fos hombres, En la cruz, es st
Dios quien le abandona: «jDios mio,
Dios mio! por qué me has abando-
nado?» Dicho abandone marca en
Jestis el fin de una cierta compren-
sién de Dios. Leido desde e! marco
de puesta en escena apocaliptica
de Mateo, la muerte de Jesis puede
ser interpretada no s6lo como fin de
la violencia de Dios, sino como fin
del sacrifcio comprendido como sis-
tema de reparacién violenta de a
falta:con la muerte de Jestis, empie
za un tiempo nuevo donde el anti
suo orden de cosas no tene yo cob
LA «SANGRE DEL JUSTO» COMO SIGNO DE CAMBIO
Jestis anuncia en Mt 23,30.35,
‘en linea con la tradicién vetero-
testamentaria, que la sangre de
los justos y de los profetas debe
caer sobre los escribas y fariseos.
El Dios de la retribucion se halla
aqul en el corazén de las invecti-
vas de Jesiis. Es mis, Judas sufre
cesta légica retributiva, habiendo
scentregado sangre inocenten (Mt
27,4), precedido por la palabra
de Jestis que pronuncid sobre él
(Mi 26,24). Después de su muer-
te es enterrado en el campo de la
sangre (27,6-8). Por otro lado,
Tato se «ava las manos» y se de-
clara inocente de la sangre de Je-
sis (27,24), a lo que el pueblo
responde que su sangre recaiga
sobre ellos y sobre sus hijos
(27,25). El homicidio tlama al ho-
tmicidio, la sangre llama a la san-
gre. Nos encontramos todavia
206 Elan Cuvilier
ante a ley del talion, la ley de la
sangre.
Existe, sin embargo, otra in-
terpretacién propuesta por Jess
fen camino hacia su Pasion y ya no
del Jostis de las invectivas de Mt
23: durante la altima cena, Jesus
anuncia que su sangre sera derra-
mada «por muchos para el per-
dén de los pecados» (26,28). Ya
rno habra mas venganza, esa san-
gre sera el signo de la Alianza y
del perdén, Entre Mt 23,30 y Mt
26,28 hay, pues, un verdadero
cambio: la sangre ya no recae
como una maldicién, sino que se
convierte en signo de perdon.
Tesis 4: En la tradicién vetero-
testamentaria, ta sangre derramada
injustamente reclama reparacién,
¢ decir la sangre del culpable debe
ser derramada en compensacidn.
En of Evangelio de Mateo, especial
mente en el capitulo 23, Jestis se
vale de esta logica retributiva para
pronunciar la condena sobre escri-
bas y fariseos. Es durante Ia ttima
cena que esta légica se rompe: fa
songre de Jesis es signe de alianza
y perdén.
EL SERMON DE LA MONTANA: NUEVO DISCURSO
‘SOBRE DIOS
El Cristo del Sermén de ta
Montafia revela el mundo de los
hombres tal como es -un espacio
infestado por la violencia-, pero,
al mismo tiempo, interpela a sus
discipulos a fin de construir un
nuevo orden de valores donde
‘cada uno sea respetado por lo
‘que es, acogiendo su identidad y
encomendandolo a Dios, cuyo
amor no discrimina. A la violen-
cla, constitutiva de toda sociedad
humana,el Jests del Sermén de la
Moncafia invita a un cambio radi-
cal, a una oposicidn no-violenta
que es, verdaderamente, una de-
claracion de guerra a Ia violencia
de los hombres, Ahora bien, el
Sermén de la Montafia contiene,
por su radicalidad, una violencia
hecha a la logica del mundo: un
nuevo discurso sobre Dios que
suscita violencia y oposicién con-
tra aquél que es el predicador.Je~
siis deberd, pues, asumir la vi
lencia que sus palabras provocan.
Par lo que s6lo la Pasign permiti-
ra que se realice plenamente, en
Jesds, ese nuevo discurso sobre
Dios.
5: En el Sermén de fa
y de manera program
a, el Jestis de Mateo rompe con la
fogica de la violencia, La Palabra que
& pronuncia es realmente Palabra
de alteridad en tanto que enuncia fo
inaudito. El Sermén de la Montafia
anticipa aquello que se va a realizar
plenamente en fa Pasién de fests.
Lamucrte en cruz es el lugar donde
Jesus muestra, con toda fuerza, la
palabra inaudita del Sermén de la
‘Montafia. En el Gélgota, Jesds se re-
vela verdaderamente como «Hijo
de Dios» que rompe la légica de la
Violencia y ofrece un lugar donde
descubrir el nuevo rustro del Podre
que el Sermén de fa Montafia cnun-
ciaba.
Conclusion
Dentro del contexto de la na-
rracién mateana, Me 11,12 sitia
los ministerios de Juan Bautista y
del Jesis terrestre en un periodo
de conflicto violento que carac-
teriza la proximidad del Reino de
Dios. En términos apocalipticos,
tuna lucha sin tregua se desencs-
dena entre Dios y sus aliados,
por un lado, y el mundo de los
hombres, bajo el poder del diablo
(Mt 4,8), por otro.
En esta lucha, Jesus adopta fa
siguiente actitud: por una parte,
anuncia a justicia retributiva de
Dios sobre aquéllos que se opo-
nen 2 a venida del Reino; por
otra, proclama Ia palabra radical-
mente no violenta del Sermén de
la Montaiia.
En Mateo, la cruz revela la vio-
lencia ditima contra Jestis. Con-
trariamente a lo que se pudiera
Jess frente a la violencia en el Evangelio de Mateo 207esperar (véase Mt 22.41), el fruto perdén (Mt 26,28) serén procla-
deesa violencia no seria eljuicio, _mados, de ahora en adelante, por
sino el advenimiento de un tiem- los discipulos de Jesiis (Mc 28,16-
po nuevo donde Ia alianza y el 20).
Es este Dios el que se ha hecho cercano a nuestro mundo, tan
cercano que su Hijo ha legndo a participar en todo de nuestra condi-
cidn humana. ;Cémo no iban los cristianos amar esta tierra, céimo no
iban a respetar el cuerpo, cémo no Iban a preccuparse de los destinos
del mundo? Su Maestro a nec por si mismo la experiencia de racer
y.de crecer Ha tenido hambre y ha comide. sed y ha bebido. Ha cono-
tio ig clea dl desir yin presen de Tad rmlteudes que fban
racia él, Ha revelado ales suyos que eran fa sal de a terra y a luz de
mundo yes ha enefiado la verdaera jst y el amor 2 Tos enem-
08. Les dijo que rogasen para que se cumpliese aqul abajo fa voluntad
Sei pidc(), ure poses ltr mmerso en ie proundcace de
‘nuestra hurmanidad, nunea ha sido cémplice de la mentira 0 del odio
Ress a as tentacones del poder dein varitady del orgllo Lam
jenaventurados a los pobres, a los aflgidos y a los perseguid
tan de cla Darga Paz ques Rego na era de este mon:
fo y,en vex de responder ala violencia con violencia, se dej6 conducir
alsuplio de cuz ae
s fuego el que trajo ala tlerra, fuego de un amor que ha llegado
hast of ren qur ha do contra ss dipole large de
t6da la historia. Muchos creyeron que su muerte rubricaba su fracaso
definivo. Pero él habia anunciado de antemano que la verdadera vide
Consistia en darse enteramento. Muri6.Pero su muerse se habia ofreci-
do justamente por los que se le habian opuesto... Su muerte era ia
‘expresién ditima de su vida,enteramente consagrada a los demas. es
teste don el que debia hacerie triunfar de la muerte. Su vida se le devol-
io ms allt de Cavario.Creemos que vive y que est con nosotros
para siempre.Y esperamos que nuestra propia muerte nos abrira a la
Sida Sin Visine ya ce ela vid ne doe soon por aqul
fuego que él propagé en la tierra.
MICHEL FEDOU, Lettre d un futur baptisé, Etudes,392 (2000) 354-355.
208 Elan Cuviller
GODFRIED CARD. DANEELS
EGAR LOS SURCOS...”
La palabra del pastor
Con ta precisién teolégica, la hondura espiritual y ef gusto por el si
olism y la imagen que caracterizan su palabra estimulante de pas-
tor, Mons. Daneels, Card.Arzobispo de Malinas-Bruselas, nas ofrece, a!
hilo de su meditacién, algunas reflexiones sobre la vida consagrada.
Hay que valorar en particular el desarrola de fas razones que funda-
‘mentan Ia estima del pastor por dicha vida consagrada, el aprecio de
su importancia vital en el plan diocesano su rol de «radar de su
fajuvenecimiento, al renovar unas formas que pueden mostrar su re
lativa caducidad,
“Arroser les sillons..» La parole du Pasteur. Vie consacrée 71 (1999)
221-231
Mis refloxiones no seran de privilegiado dentro de Ia vida
orden juridico, sino las de un pas- consagrada y a olvidarnos del ser
tor que habla sobre la vida con- 0 simplemente a presuponerlo.
sagrada en una didcesis o en una Sin embargo, el ser consagrado a
Iglesia local. Cristo es lo més importante. La
El pastor de una didcesis vida religiosa es el ejemplo mas
como su clero- esti sometide a claro -mas quimicamente puro-
Giertas tentaciones que exigirin de la sequela Christi (seguimtento
de cada uno una continua con- de Cristo). eso ipor qué? Por-
version. que la vida consagrada nos per-
{a primera tentacién del pas- mite entrar en relacién con el
tor es considerarse en la practica Cristo fuente de vida, para estar
ide a vida consagrada dentro de al lado de él, para consagrarnos a
su diécesis como proveedor de él, para abandonarnos a él, con el
tropas auxiliares para el aposto- Liico objetivo de entrar al servi-
jado. Esta tentacion aumenta dia cio de la iglesia. Esto es innegable
a dia por el hecho de que cada en lo que concierne a las ordenes
Vez hay menos agentes pastora- _contemplativas, pero igual de cla-
les, De ahi a considerar la vida ro debe ser para las Ordenes ac
consagrada desde un punto de _vas.Asi, pues, io que es importan-
Vista puramente pragmatic hay te es el ser,el ser-con-éh;no olvi-
tan s6lo un paso. demos que uno no se define por
la funcidn que desempefia, fun-
Prioridad del ser sobre la ac- cién que incluso puede ser
cién en la vida consagrada _inexistente o sin utilidad directa-
‘mente pastoral
En realidad, estamos tentados Yo se lo digo a todos -tanto a
a conceder a'la accion un lugar los sacerdotes como a los semi-
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