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PERE E EEE eee El extranjero Sociologia det extrao Georg Simmel Alfred Schiitz, Norbert Elias y Massimo Cacciari Introduccién de Olga Sabido Ramos sequitur indice ‘Tres miradas sociolégicas ante el extrafiamiento del mundo Olga Sabido Ramos El extranjero Georg Simmel El forastero; ensayo de psicologia social Allred Schatz La vuelta al hogar Allied Schite La relacién entre establecidos y marginados Norbert Elias Epilogo: La paradoja del extranjero Massimo Cacciari a B 37 87 LA VUELTA AL HOGAR Alfred Schiitz Los matinos feacios depositaron a Ulises, dormido, en las costas de Taca, su patria, adonde se esforzaba por llegar desde hacia veinte aiios colmados de inenarrables sufrimientos. El se movis y despert6 de su suefio en la tierra de sus padtes, pero sin saber dénde se hallaba. Itaca le presentaba una faz inusual; no reconocié Tos senderos que se perdfan a Ta distancia, las tranquilas babiias, las tocas escarpadas y Jos precipicios. Se puso de pie y contempls aquel que fuera st pais, mientras se queja- ba con tristeza: ";Ay de mi! ZEn qué lugar de la Tierra estoy? ,Qué hago aqui”. Su prolongada ausencia no era el tinico motivo que le impedia reconocer su propia tierra; esto se debfa, en parte, a que la diosa Palas Atenea habia espesado el aire a su alrededor para ocuftarlo "mientras le hacfa saber qué ocurria’..Asf relata Homero 1a mas famosa vuelta al hogar en la literatura del mundo. Para quien vuelve al hogar, éste presenta, al menos al comienzo, un aspecto imusual. Cree estar et. un pais extrafio, ser un extranjero entre extranjeros, hasta que la diosa disipa la niebla gue lo envuelve. Pero la actitud del que vuelve al hogar no es ta misma que ta del forastero, que se dispone a ingresar en un grupo que no es ni ha sido nunca el suyo. ‘Sabe que se hallaré en un mundo no familiar, organizado de otra manera que aquel del cual proviene, Heno de obstéculos y dificil de dominar.’ El que vuelve al hogar, en cambio, prevé su regreso a un ambiente del cual tuvo y cree seguir teniendo un conocimiénto intimo, y que le basta pre- suponer para orientarse dentro de ét: BI forastero que se aproxima al ‘grupo debe anticipar, de manera'més o'menos vacfa, lo que encontrarss al que vuelve al hogar le basta con recurtir a sus recuerdos Eso cree, y por creerlo, sutnra la tipiga conmocién que describe Homero. 1. Wéase, "El Pornsteo”, supa, Aqui analizaremos estas experiencias tipicas del que vuelve al hogar en térmings generales de psicologia social. Fl ex combatiente que retor~ haes, por supuesto, un notable ejemplo de la situacién que examinamos, pero sus problemas especiales han sido ampliamente examinados en fecha reciente en muchos libros y articulos, por lo cual no me propon- go referisme al emigrante que vuelve a st tierra natal, al joven que "pros- peré" en otfo sitio y luego se establece en su ciudad de origen.* Todos ellos san ejemplos del que "vuelve al hogar", definido como quien retor- na a su hogar de modo definitive (no temporario, como el soldado de licencia o el estudiante pupilo que pasa las vacaciones de fin de aiio con sa familia). Pero, ;queé se debe entender por "hogar"? "El hogar es el sitio de donde se parte”, dice el poeta.* "El hogar de un hombre es el lugar al que se pro~ pone regresar cuando esti lejos de él", dice el jurista.? El hogar es tanto ‘un punto de partida como un panto terminal, Bs ef punto de origen del sistema de coordenadas que aplicamos al mundo para ofientarnos en él Geogtificamente, e! "hogar" es un determinaclo lugar de la superficie de la Tiera, El lugar en que me encuentro es mi "morada”; el lugar donde pienso permanecer es mi "residencia"; el lugar de donde provengo y adonde quiero retornar es mi "hogar". Pero no es solamente el lugar —mi casa, mi habitacidn, mi jardin, mi ciudad sino todo To que representa, El cardcter simbilico de la noci6n de "hogar" es emocionalmente evo- 2, Mensionemos en primer término Vetenun Comes Back, del profesor Willard Waller “Nueva York, 1944), excelente andlisis socioligico del civil convertido en soldado profesional y det soldado converte en ex combatiente que vuelve a una patria des ‘conoid también When Johnny Comes Marching Home, del profeser Dixon Weeier (Camlnidge, 1944), que incluye valiosos documentos acerca del soldudo norteameri- ceano cue tegresa de cuatro gueras,y tiles referencias bibiografieas; por timo, et examen del problema del ex combatiente en el New York Herald Tribune, "Awnuat Forurr on Current Problems", 22 de octubre de 1944, secci6n VII en especial las ccontritaciones de Anna Rosenberg. el teniente Charles G. Bolte y el srgento Wir Ham J. Caldwell. Véase tambien la interesantésima coleceisn Lelters Home, orden {day campilada por Mina Curiss, Boston, 1944. 43: Veuse att fins anilisis de est sitnacign on el evento de Thomas Wolfe "The Retin ‘of the Prodigal”, en The Hills Beyond, Nueva York, 1941 4. $, Eliot, Four Quartets, Nueva York, 1943, pg. 17. 5. Joseph H. Beale, A Trealise om tbe Conflict of Laws, Nueva York, 193 és, 126, 4 cativo y dificil de describir. Bl hogar significa diferentes cosas para per- sonas diferentes. Por supuesto, significa la casa patema y la fengna ‘materna, la familia, la novia, los amigos, etc., significa un paisaje queri- do, "las canciones que me enseiié mi medre", la comida preparada de tuna manera particular, cosas familiares de uso cotidiano, costumbres y habitos personales; en sintesis, un modo peculiar de vida compuesto de elementos pequefios pero importantes, a los que se tiene afecto, Una publicaci6n del Cuerpo de Infanterfa de Marina, Chevron, hizo una encuesta sobre qué extrafiaban més los so'dados norteamericanos desta cados en el Pacifico Sur, aparte de sus familias y novias. He aqui algu- nas de las respuestas: "Un sandwich de lechuga fresca y tomate, con Teche fresca helada para que baje mejor". "Leche fresca y el diario de ia ‘matiana en la puerta". "El olor de un drugstore”. "Un tren y el silbato de Ja locomotora’.* Es probable-que todas estas cosas, tan echadas de menos al no disponer de ellas, no fueran particularmente apreciadas mientras se las podia conseguir en cualquier momento, ocupando en ‘cambio un modesto lugar en el valor colectivo "las cosas del hogar". Es decir que el hogar signifi do, otra pata quien habita lejos de él, y otra para el que retorna "Sentirse como en su casa" expresa el mayor grado de familiaridad intimidad. La vida del hogar sigue una pauta rutinaria, organizada; tiene objetivos bien establecidos y métodos probados para lograrlos, consis- tentes en un conjunto de tradiciones, habitos, instituciones y horarios para las actividades de toda especie, etc. La mayorfa de los problemas de Ja vida diaria son abordables mediante esas pautas, No hace falta defini © redefinir situaciones que han aparecido muchas veces, ni buscar nue~ vas soluciones para viejos problemas hasta entonces satisfactoriamente resueltos, El modo de vida en el hogar gobiemna, como esquema de expresiGn ¢ interpretacién, no sélo mis propios actos, sino también los de los otros miembros del endogrupo. Puedo confiar en que, utilizando este esquema, comprenderé los propésitos del otro y podré hacerme comprender por él, El sistema.de relevancias adoptado por los miembros del endogrupo muestra un alto grado de conformidad, Siempre tengo tuna buena probabilidad ~subyetiva y objetivamente~ de predecir la 6. Reproducida de Time 5 ée junio de 1944; puede hallarse otros ejemplos en Wectet op. cit, pigs. 495 y sigs, una cosa para quien nunca lo ha abandona- 4s accién del Otro hacia mi, asi como la reaccién del Otro frente a mis pro- pios actos sociales. No sélo podemos prever lo que sucederd mafiana; también tenemos una buena probabilidad de planificar con acierto un futuro mas Iejano, En esencia, las cosas continuarin siendo como han sido hasta ahora, aunque, por supuesto, surgen nuevas situaciones y sucesos inesperados. Pero en el hogar, hasta las desviaciones respecto de Ja vida ratinaria cotidiana son dominadas de una manera que es definida por ef estilo general en que las personas del hogar encaran las situacio- nes extraordinarias. Existe una manera —una manera probada~ de enfrentar una crisis en la vida de trabajo, de ditimir problemas familia- res, de establecer la actitud que se ha de adoptar ante la enfermedad € incluso la muerte. Dicho de manera parad6jica, existe una manera ruti- naria de tratar lo novedoso. En términos de relaciones sociales, se puede decir que, en general, la vida en al hogar transcurre, de hecho o cuando menos potencial, en los Hlamados grupos primarios. Esta expresi6n, acufiada por Cooley’ para designar la intima relacién cara a cara, se ha convertido en un elemento habitual, aunque discutido,' de los textos sobre sociologfa, Nos resultaré til analizar algunas de las implicaciones que encierra esta expresién tan ‘Ante todo, debemos distinguir entre relaciones, cara a cara y relacio- nes fntimas. Una relaci6n cara a cara presupone que quienes participan cen ella comparten espacio y tiempo durante la relacién. Por un lado, la ‘comunidad de espacio significa que cada participante puede observar de modo inmediato el cuerpo del Otto, sus expresiones faciales, sus gestos, eic., como sintomas de su pensamiento, El campo de las expresiones del Otto se abre plenamente a las posibles interpretaciones, y el actor puede controlar en forma inmediata y directa, por la reaccién de su copartic pe, el efecto de sus propios actos sociales. Por otra lado, significa que 7. Charles H, Cooley, Social Organization, Nueva York, 1908, cops. al V. 8. Véase R. M. Maclver, Society, Nueva York, 1937, capitulo sobre "Primary Group and Large Szale Association” (esp. Ia nota de pig. 286); Edward C. Jandy, Charles Coote His Life and Social Theory, Nueva York, 1942, ps. 171-81; Ellsworth Faris, “Primary Group, Essence al Accident", American Found ef Sociology, vol. 30, julio de 1932, pags, 41-45; Frederick R. Clow, “Cooley's Doctrine of Primary Groups", “American Journal of Sociology, vol, 25, noviembre de 1919, pags. 327-17, 46 determinado sector del mundo extemno es iguatmente accesible a todos Jos coparticipes en la relacién cara a cara, que puede tocar, ver. oft, ett, las mismas cosas. Dentro de este horizonte comin, hay objetos de interés comtin y de relevancia compattida; cosas con Jas cuales o sobre las cuales operar, de modo efeetivo 0 potencial. La comunidad de tiem- po se refiere menos a la medida del tiempo externo (objetivo) que com- arten los coparticipes, que a la participacién de cada uno de ellos en ta ‘vida interior del Otro en ese momento. En la relacién cara a cara, puedo captar los pensamientos del Otro en un presente vivido, a medida que son elaborados y construidos; lo mismo pede hacer él con respecto & mi cortiente de pensamiiento, y ambos conocemos ¥ tomramos en cuenta esta posibilidad. El Otro es para mi y yo soy para el Otro, no una abstraccién, no un mero ejemplo de conducta tipica, sino ~precisamente por com- partir un presente vivido en comtin esa personalidad individual tinica en esa situacién particular nica, Estas son, en Ifneas muy generales, algunas de las caracteristicas de la relaciGn cara a cara, a la que preferi- mos denominar "relacién del nosotros pura’. Esta tiene, en verdad, gran importancia propia, ya que es posible demostrar que todas las demas selaciones sociales pueden ~y, para ciertos fines, deben— ser interpreta- das como derivacién de la relacién del nosotros pura. Sin embargo, es importante comprender que Ja relacién del nosotros pura se refiere sola- mente a la estructura format de relaciones sociales basada en la comuni- dad de espacio y tiempo, y que puede ser Jenada con una gran variedad de contenidos, que presenten grados diverios de intimnidad y anonimato. Sin duda, compartir et presente vivido de una mujer que amamos o de ta persona con quien viajamos en el tren son tipos diferentes de relaciones cara a cara. No abstante, ef concepto de Cooley sobre grupos primarios presupone un contenido especifico de tat relacién: la intimidad.’ No Podemos entrar aqui en ef andlisis de este mal detinido término, para explicitar el cual habrfa que emprender una investigacién sobre fas capas involucradas de la personalidad, los esquemas de expresién e interpreta- cidn presupuestos, y el sistema comin de relevancias al que se remit Jos coparticipes. Limitémonos a decir que la categoria de intimidad es independiente de la relaciGn cara a cara. 9. Aqui descartamos por completo i insostenibe teoria de Cootey sobre fos “ideales Drimarios", tales como ta Jealtad, fa verdad, la sevicaliad, la bondad, etcetera a Pero la expresién “grupo primario", tal como es empleada en general, implica una tercera nocién, independiente a su vez de cualquiera de las dos ya mencionadas: la del carécter recurrente de ciertas relaciones sociales. Este no se limita en modo alguno a las relaciones del nosotros puras y & las relaciones intimas, aunque nuestros ejemplos se referirdn a ellas. Un matsimonio, una amistad, un grupo famitiar, un jardin de infan- tes, no consisten en wna relacin cara @ cara primatia, permanente y estrictamente continua, sino en una serie de relaciones cara a cara s6l0 intermitentes. Dicho con mayor precisi6n, los Hamados "grupos prima- rigs" son situaciones institucionalizadas que permiten restablecer la rela- cién interrumpida y continuarla donde fue interrumpida la éltima vez. Desde luego, no es seguro, sino sélo posible, que tal restablecimiento y continuscidn se produzean. Sin embargo, tal como concibe Cooley el grupo primario, es rasgo caracteristico que la existencia de tal posibili- dad sea presupuesta por todos sus integrantes, Hechas estas someras aclaraciones marginales, podemos atenemos, para nuestros propésitos, a lo que ya dijimos:en general, fa vida en el hogar equivale a una vida en grupos primarios actuales o potenciales. Ahora queda claro qué significa esta afirmacién: compartir con otros un sector del espacio y el tiempo ~que incluye objetos circundantes como fines y medios posibles~, intereses basados en un sistema de relevan- cias subyacente y més o menos homogénco; significa, ademiis, que los participantes en una relacién primaria se experimentan unos @ otros ‘como personalidades singulares en un presente vivido, al seguir el des- pliegue de su pensamiento como un suceso en curso y compartir, por cende, sts anticipaciones del futuro en forma de planes, esperanzas 0 ansiedades; significa, por dhimo, que cada uno de etlos tiene la posibi- lidad de restablecer la relacién del nosotros, si es interrumpida, y conti- nuarla como si no se hubiera producido ninguna intermitencia, Para cada ‘coparticipe, fa vida del Otro pasa a ser, de tal modo, una parte de su pro pia autosiografia, un elemento de su historia personal, Lo que es, lo que Hegé a ser y lo que sera son codeterminados pot su participacion en las imiiltiples felaciones primarias actuales © potenciales vigentes en el ‘grupo del hogar. Este es el aspecto que presenta la estructura social del mundo del hogar al hombre que vive en él; cambia totalmente para el hombre que 48 aan hha dejado el hogar, para quien fa vida en el hogar ya no es accesible de manera inmediata. Ha penetrado, por asi decir. en otra dimensién social que no abarca el sistema de coordenadas zmpleado come esquema de referencia para la vida en el hogar. Ya no experimenta como participan- te, en un presente vivido, las multiples relaciones det nosotros que for- ‘man la textura del grupo del hogar. Al abandonarto, ha reemplazado esas expericncias vividas por recuerdos, que ccnservan solamente fo que ta vida en el hogar significaba hasta el momento en que él lo dej6. La secuencia ha Hegado a un punto mucrto. Lo que hasta entonces era wna serie de constelaciones singulares, formadas por personas, relaciones y grupos particulates, recibe el caricter de meros tipos; esta tipificacién determina inevitablemente ina deformacién de fa estnictura subyacente de relevancias. En cierta medida, lo mismo es vilido con respecto a aquellos que dej6. Al interrumpirse la comimidad de espacio y de tiem- pO, por ejemplo, se ha restringido el campe dentro del cual se manifies- tan y se abren a Ja interpretaci6n las expresiones de! Otro. La personali- ad del Otro ya no es accesible como unidad; ha quedado desmenuzada. Ya no se posce ta experiencia total de la persona amadla, de sus gesios, de sti manera de caminar y de hablar, de escuchar y de hacer cosas; que- dan recuerdos, una fotografia, algunas Iireas manuscritas, efc. Hasta cierto punto, la situacién de las personas separadas es la de los que mue- ren; "partir, Cest mourir un peu". duda, siempre estén los medios de comunicacién, como la corres- pondencia. Pero quien escribe una carta se dirige a Ia tipificacién del estinatario tal como lo conocfa cuando se separaron, y este lee la carta como escrita por una persona que es tipicamente a misma que dejé,” Presuuponer tal tipicidad (y cualquier tipicidad) significa dar por sentada la probabilidad de que lo que antes era tipico siga signdolo en el futuro; cen otras palabras, que Ia vida continuard siendo lo que ha sido hasta entonces: seguiran siendo relevantes fas mismas cosas, regir el mismo grado de intimidad en las relaciones personales, etc. Sin embargo, ef mero cambio de ambiente hace que ambos atribuyan importancia a otras cosas y reevalien viejas experiencias; en la vida de cada coparticipe 10. Véase un excelente andisis dela sociologia de lncara epistolaren la obra de Georg. Simmel Soziologie, Untersuchungen uber die Formen der Vergesellschaftung, Leipzig, 1922, pays. 379-82, 49 habrén surgido nuevas experiencias, inaccesibles para el Otro. Muchos soldados en guerra se asombran al no encontrar en las cartas que les Ie- gan del hogar ninguna comprensién de su situacién, ya que aquellas insisten en la televancia de cosas que no tienen ninguna importancia para ellos en ese momento, aunque es dedicarfan mucha atencién si tuvieran que abordarlas en el hogar. Este cambio del sistema de relevan- cias tiene su corolario en et grado cambiante de’ intimicad. Aqui, el tér- ‘mino “intimidad” designa solamente ef grado de conocimiento seguro que tenemos de otra persona o de una relaci6n social, un grupo, una pauta cultural 0 una cosa. En lo que respecta a una persona, el conocimiento intimo nos permite interpretar qué quiere expresar y prever sus acciones y reacciones. En la forma mas elevada de la intimidad conocemos, como dice Kipling, el ‘alma desnuda” del Otro, pero la separacién oculta a éste detrés de un extraiio distraz, dificil de eliminar. Desde el punto de vista del ausente, el anhelo de restablecer la vieja intimidad, no s6lo con personas sino también con cosas, es la caracteristica principal de lo que se lama "aiio- ranza”. Sin embargo, el cambio en el sistema de relevancias y en el grado de intimidad es experimentado de manera diferente por el ausente y por el grupo del hogar, Este tiltimo continga su vida cotidiana dentro del esquema habitual. Bs cierto que también este esquema habré cambiado, y hasta de una manera mas o menos abrupta. Pero los que han quedado en el hogar, aunque conscientes de este cambio, han convivido en este mundo cambiante, lo han experimentado como cambiante en lo inme- diato, han adaptado su sistema interpretativo y se han ajustado al cam- bio. En otras palabras, el sistema puede haber cambiado en su totalidad, pero como sistema, sin haber sido nunca desbaratado ni destruido; aun modificado, sigue siendo un recurso iii! para desempefiarse en la vida. E! endogrupo tiene ahora otros objetivos y otros medios para alcanzar- Jos, pero sigue siendo un endogrupo. El ausente tiene a ventaja de conocer el estilo general de este esquema, Sus experiencias previas pueden permitirle deducir qué actitud tomaré su madre ante la tarea de administrar la casa bajo el sistema del raciona- miento, cOmo se sentir su hermana en la fbrica de elementos bélicos, {qué significa un domingo sin paseo." Los que ban quedado en e! hogar no tienen experiencia inmediata de cémo vive el soldado en el frente, Hay 0 / | | | : | cxénicas periodisticas y radiales, relatos de los que vuelven, peliculas en tecnicolor, propagands'oficial y extraoficial, que en conjunto constituyen un estereotipo de la vida del soldaco que esid "en alin lugar de Francia" © “en algtin lugar del Pacifico”. En su mayorfa, estos estereotipos no se Forman de modo esponténeo, sino que son dirigidos, sometidos a la cen- sua por razones militares 0 politicas, y destinados a elevar el espiritu en el frente interno o aumentar la eficiencia de la produccién bélica 0 la ‘compra de bonos de guerra, Nada garantiza que lo gue todas esas fuentes de informacién deseriben como tipico sea también significativo para el miembro ausente det endogrupo, Todo soldido sabe que su estilo de vida depende del grupo militar al que pertenece, la tarea que le corresponde dentro de este grupo y ta actitud de sus oficiales y camaradas. Esto es lo que cuenta, y no el parte que dice "sin novedad en el frente”. Pero todo lo que le sucede en estas circunstancias especificas es su experiencia indi- vidual, personal y singular, cuya tipificacion nunca admitiré. Cuando el soldado regresa y comienza a hablar, si lo hace, le desconcierta compro- bar que sus oyentes, aun Jos que simpatizan con él, no comprenden la sin- gulatidad de esas experiencias individuales, que lo han convertido en otro hombre, Tratan de encontrar en sus informaciones caracteristicas conoci- das, absorbiéndolos en sus tipos preformados acerca de la vida del solda- do en el frente, Para ellos, su relato apenas se diferencia en pequeiios detalles de lo que han contado todos los que han vuelto, y de lo lefdo por ellos en revistas y visto en peliculas. Puede suceder asi que muchos actos, viistos por quienes han quedado en el hogar como la mayor expresién de valentfa, no sean para el soldado en combate otra cosa que una lucha por sobrevivir 0 el cumplimiento de un deber, y que, al mismo tiempo, muchos ejemplos de verdadera abnegaciGn, sacrficio y herofsmo no sean adyertidos 0 apreciados por los primers.” 11, Bato, como es natural no se verfica en et caso de una vioenta destruccién del hogar por una catéstrofe 0 por la accin enemigas en tal caso, n0 s6lo puede haber ‘ambiado por compieto el estilo general de vida del hogar, sno que este mismo puede haber dejado de exis, Entonces, cl ausente queda "sin hogac” en un sentido teal y no tiene dnd reresar ‘Una encuesta efectusda por corresponsales de Time ("What Kind of Movies do GA's Like™, 14 de agosto de 1944), se resume en esta conclusion: "Lo que mus ise ‘usta los soldados, sin excepcin, son Jas felsedides sobre la guerra y et herofsmo 3 Esta discrepancia entre Ja singularidad y decisiva importancia que ef ausente atribuye a sus experiencias y el hecho de que las personas del hogar las seudotipifiquen atribuyéndoles una seudo-relevancia es uno de los mayores obsticulos para el mutuo restablecimiento de las relaciones del nosotros interrumpidas. Sin embargo, el éxito o el fracaso del retor- no al hogar dependersn de la probabilidad de transformar esas relacio- nes sociales en relaciones recurrentes. Pero aunque tal discrepancia no perdure, la total solucién de este problema seguird siendo un ideal irte- alizable, EI problema que aqui se plantea es nada menos que el de la irreversi- bilidad del tiempo interior, e! mismo que Herdclito express al decir que 1no podtemos baarnos dos veces en el mismo rio; que Bergson analiz6 ‘en su filosoffa de la durée; que Kierkegaard describi6 como el problema de la “repeticién”; que Péguy tenfa presente cuanclo dijo que el camino ‘que conduce de Paris a Chartres tiene otro aspecto que el que conduce de Charties a Paris; y es el mismo del que se ocupa G. H. Mead, de una manera un tanto deformada, en su Philosophy of the present. El mero hecho de que envejezcamos, de que nuevas experiencia surjan de modo continuo dentro de muestra corriente de pensamiento, de que experien- jas anteriores reciban permanentemente significados interpretativos adicionales a la luz de esas nuevas experiencias que han modificado, en mayor 0 menor grado, nuestro estado de dnimo, todas estas caracteristi- ccas bésicas de nuestra vida mental impiden que lo mismo se repita. Al ser recurente, lo recurrente deja de ser 1o mismo. Aunque se procure y anhele la repeticidn, lo que pertenece al pasado nunca puede ser reins- taurado cn otro presente exactamente tal como era antes. En un comien: zo, conlievaba anticipaciones vacfas, horizontes de procesos fuluros y referencias a probabilidades y posibilidades; ahora, la visidn retrospec- tiva comprueba si esas anticipaciones se han concretado 0 0; fas pers- pectivas han cambiado; Jo que solamente estaba en el horizonte se ha desplazado hacia el centro de la atencién o ha desaparecido por comple- to; Jas que antes eran probabilidades se han convertido en realidades o han demostrado ser imposibilidades; en resumen, wna experiencia ante- rior tiene ahora otro sentido, No coresponde, por cierto, emprender agus un andlisis de los compli- cadisimos problemas filosGficos del tiempo, la memoria y el significado 32 pai que esto entrafa, Los mencionamos s6lo por dos razones: primero, en el estado actual de las ciencias sociales siempre parece stil sefialar que el andlisis de un problema sociol6gico concrete, suficientemente profundi- zado, conduce de manera inevitable a ciertas cuestiones filosétficas basi- cas que los expertos en ciencias sociales no pueden eludir utilizando tér- minos como "ambiente", "ajuste", “adaptacién”, "panta cultural’, etc., sin aclarar qué significan, Bn segundo Ingar, este conjunto de problemas determina de modo decisivo la forma, cuando no el contenido, de la acti- tud del que vuelve al hogar, aunque no obse-ve cambios sustanciales en la vida del endogrupo o en sus relaciones con él. Aun entonces, el hogar al que retorna no es en modo aiguno el hogar que dej6 o el hogar que recotdaba y afioraba durante su ausencia. Y, por la misma razén, el que vuelve al hogar'no es el mismo hombre que lo abandoné. No es ef mismo ‘ii para él ni para aquellos que esperan sti retomo, Este enunciado es vlido para cualquier tipo de vuelta al hoger. Aun al regreser al hogar después de unas breves vacaciones, comprobamos que el antiguo ambiente habitual tiene para nosotros un significado adicional, que deri- va de nuestras experiencias durante nuestra auseneia Sea cual fuere la evaluacién concomitante, las cosas y los hombres, al menos al comienzo, tendrin otro rostro, Hard falta cierto esfuerzo para retransformar nuestras actividades en tareas de rutina y reactivar nues- tras reluciones recurrentes con los hombres y las cosas. Y esto no es de extrafiar, ya que nos propusimos que nuestras vacaciones fuesen una interrupcisn de nuestra rutina cotidiana. Homero relata la Hegada de Jos camaradas de Ulises a la isla de los lot6fagos. Estos, en vez de matar a los intrusos, les dieron a comer sus flores de loto; y cada visitante, a medida que probaba esta planta dulce como a miel, iba perdiendo el deseo de retornar: preferia habitar para siempre entre los lot6fagos, comiendo loto y dejando que en su espiritu se disipara toda nostalgia del hogar. En cierta medida, todo el que vuelve al hogar ha experimentado el fruto magico de lo extraiio, ya sea dulce o amargo. Por mas que nos domine la aftoranza del hogar, siempre deseamos trasplantar al viejo esquema algo de los nuevos objetivos, de los medios recién descubiertos para concretarlos y de las habilidades y experiencias obtenidas en el exterior, En consecuencia, no puede asombremos que en junio de 1944, tuna enctesta Hevada a cabo por el Departamento de Guerra de Estados Unidos" sefialara que el 40% de los veteranos dados de baja, a quienes se reencauzaba en la vida civil mediante estancias en “centros de sepa- raci6n” situados en Ia costa Este, no quisieran recobrar sus antiguos puestos ni desearan siquiera retornar a las comunidades donde antes vivian, En la Costa del Pacifico, ese porcentaje era atin mayor. En una pequefia ciudad un diario cetebt6 el regreso del héroe local con un rela- to completo de sus hazafias, en las que haba demostrado extraordinaria audacia, gran capacidad de liderazgo, resoluci6n y disposicién a asumit responsabilidades. La crénica terminaba enumerando las condecoracio- nes que, con toda justicia, se le habjan concedid, y declarande que el teniente Fulano habfa gozado siempre del aprecio de su comunidad, donde durante aiios habia vendido cigarros en un famoso almacén local. Este caso parece ser bastante tfpico, Durante aftos, un hombre joven vive ‘en una pequefia ciudad como un hombre comiin, estimado por todos, pero cuya profesidn, aunque muy honorable, no le oftece ninguna posi- bilidad ce demostrar su valia. Es muy posible que ai siquiera él mismo sepa de qué es capaz, La guerra le brinda tal oportunidad; se desempetia bien y recibe la recompensa que merece. {Es previsible y deseable que este hombre vuelva al hogar, no sélo junto a su familia y a st novia, sino también a su puesto de vendedor de cigarros? {No debemos prever que el teniente Fulano ha de aprovechar las facilidades acordaclas por el par- Jamento mediante et "Acta de Derechos del Personal Militar” para obte- nes, en la vida civil, una situacién mds adecuada a sus aptitudes” Lamentablemente, sin embargo ~y auf aludimos a un problema fun- damental para cl que retoma al hogar~ no se justifica presuponer que las funciones sociales que han dado resultado dentro de un sistema de vida social seguirdn déndolo trasplantadas a otro sistema, Esta formulacién general se aplica especialmente al problema del ex combatiente que retoma, Desde el punto de vista sociolégico, la vida militar presenta una extraiia ambivalencia, Considerado como un endograpo, el ejército se caracteriza por un grado excepcionalmente alto de restricciones, de dis- ciplina impuesta de manera autoritaria sobre la conducta del individuo por una estructura normativa controladora, Hil sentido de! deber y de la 13, Seguin Time, 12 de junio de 1944, 34 camaraderia, de Ia Solidaridad y la subordinacién, son las principales caracteristicas que se desarrollan ex el individuo; (odo esto, sin embar- 0, dentro de un marco de medios y fines impuesto por el grupo, y que estin fuera de su eleccién, Estas caracterfsticas rigen tanto en tiempo de paz. como en tiempo de guerra, pero en tiempo de guerra no regulan la conducta de los miembros det endogrupo en relacién con los miembros del exogrupo, vale decir, el enemigo. Lejos de ello, la actitud del com- batiente hacia el enemigo en la batalla es, y se supone que debe ser, lo contrario de la restriccién disciplinaria. Le guerra es el arquetipo de esa estructura social que Durkheim denomina estado de “anomia". El valor especifico del guerrero reside en su voluntad y habilidad para vencer al Otro en una desesperada lucha por el pode:, y no es facil de utilizar den. tro de la pauta de vida civil que ha prevalecido en las democracias occi- dentales. Ademés, el soldado que retorna 2l hogar vuelve a un endogra- po -el mundo del hogar del perfodo de posguerra~ que a su ver se dis- tingue por cierto grado de anomia, de falta de control y disciplina. Descubre entonces que Ia anomia ya no és la estructura basica de sus relaciones con el exogrupo, ter mismo, hacia cuyos miembros no puede plea las t6cnicas permitidas y exigidas dentro de la situacién bélica de anomia, En este mundo civil, tendird que elegir sus propios objetivos y los medios para aleanzarlos, sin poder depender ya de la autoridad y la gufa ajenas. Se sentir, en las palabras del profesor Waller, como un “nifo hugrfano”, Interviene también otto factor: en tiempo de guerma, los miembros de las Fuerzas Armadas gozan de un status privilegiado dentro del conjun- to de la comunidad, "Para nuestros soldades, 1o mejor" es algo mis que tuna mera consigna. Es ta expresion del merecido prestigio que se otor- ‘ga a quienes quizé tengan que morir por su patria, © quienes, cuando ‘menos, han debido abandonar su famitia, sus estudios, sus ocupaciones y las comodidades de la vida civil en pro de un interés al cual fa comu- nidad asigna un alto valor. El civil ve en el hombre de uniforme un com- batiente actual o futuro; y, en verdad, asf tarabién se ve el hombre de uni- forme, aungue se limite @ cumplir tareas de oficina en alguna oficina del @jército norteamericano. No importa que esta ocupacién sea més humil- de; también para él, su incorporacién a files marc6 un cambio decisive en su vida, Pero el que vuelve al hogar después de ser dado de baja ha 55 sido despojado de su uniforme, y, con él, de su situacién privilegiada dentro de Ja comunidad. Esto no significa que pierda inevitablemente el prestigio adquirido como defensor real 0 potencial de Ja patria, aunque Ja historia no indica que se asigne demasiada longevidad al recuerdo de la gloria, Esto obedece en parte, a Ja desilusién que se produce en el hogar cuando el ex combatiente no concuerda con el seudotipo del hom- bre a quien esperaban, Esto conduce a una conclusi6n préctica. Mucho se ha hecho y se hard todavia mas con el fin de preparar, para el necesario proceso de ajuste, al ex combatiente que retoma al hogar. Sin embargo, parece igualmente indispensable preparar también al grupo del hogar, cuyos integrantes deben aprender, mediante la prensa, la radio, el cinematégrafo, ete., que el hombre a quien esperan serd otro, y no al que ellos imaginaban, Sera una dificil tarea utilizar la maquinaria propagandistica en la direccién opuesta, es decir, para destruir el seudotipo de fa vida del combatiente y la vida det soldado en general y reemplazarlo por la verdad. Pero es indispensable desmontar la glorificacién de un discutible herofsmo fabricado en Hollywood exponiendo el cuadro real de lo que esos hom- bres sopartan, de cémo viven y de Jo que piensan y sienten, cuadro no menos meritorio y evocativo. En un primer momento, no s6lo el que regresa a su terra natal descubre en ella un aspecto desusado. También 1 parece extraiio a quienes lo esperan, y la niebla que 10 rodea hace de un desconocido, Tanto el que retorna al hogar como los que Io espe- san necesitardn Ja ayuda de un mentor que "les haga saber qué ocurre” “The Homecare” publicado en The American Journal of Sociologs, Vol. 50, N° S (1948) ‘Traduccidn de Nestor Miguez publicada en Estudios sobre teri social, Amvrrota, Bucnos Aires, 1974 56

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