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276001 Vuelta Revista mensual BORGE OuAt Bare MLOSA EI placer glacial More geometrico CIORAN: DESGARRADURA TOMAS SEGOVIA: MONTES DE OCA: POETICA Y BOD EEnES re i aoe Y LAS BEES Comentarios sobre Horacio Crespo Iran, China, y Antonio Marimén: Plutarco Elias Calles, Argentina, Sarduy, David Huerta tres ahos después Abril de 1979 / 20 pesos | Vuelta Rovista mensual / Numero 29, volumen 3/ Abrilde 1979 Director Octavio Paz Consejo de Redaccién Julieta Campos, José de Ia Colina, Salvador Elizondo, Juan Garcia Ponce, Ulalume Gonzélez de Leén, Jorge tbargiiengoitia, Alejandro Rossi, Kazuya Sakai, Tomés Segovia, Gabriel Zaid | Secretario de Redaccién Enrique Krauzo Colia Garcia Terrés Maria Terese Garcia Gayou EM. Cioran Desgarradura, 4 Marco Antonio Montes de Oca Entre las dos y las tres, 9 Mario Vargas Llosa EI placer glacial, 10 Poética y Profética, 19 Enrique Krauze Entrevista con Jorge Luis Borges, 28 Jorge Ibargiieng era persona, 32 Libros Keepsake, Rati Henao, 34 ‘Maitreya de Severo Sarduy por Julieta Campos, 35 Estado y Sociedad con Calles (1924-1928) do Jean Meyer por John Skirius, 36 Las contradieciones del modernismo. Productividad poética y situacién sociolégica de Noé Jitrik por Adolfo Castatién, 38 Versién de David Huerta por Guillermo Sheridan, 41 La piedra en el pozo de Luis Roberto Vere por Verénica Volkow, 43 Letras, letrillas, letrones La vida dleve, 43 Argentina, tres afios después por Horacio Crespo y Antonio Marimén, 47 La vuelta de los dias. 47 ‘Vuelta Oficinas Leonardo da Vinci 17 bis, México 19, D. F. / Teléfonos 563 84 29 y 5 98 57 43 Pci fle eat Ar eh ee a ee ee | Dette cmp tognetn A. oem oe Mince ISD See mines pas eee each ee ee eet ee eee pecans areas ape ca en : ‘Conaah Oversee Bonk Mart 213 & Tid ST. Bloomington, nd 470% entmicn re Ss E.- M. Cioran Desgarradura ije una vez que yo sélo podria admirar aun hombre deshonrado y feliz. Epicteto fue mis lejos: agonizante y feliz, dijo. Sin embargo, quiza sea mas facil alegrarseen la agonia que en la ignomt . La idea del Eterno Retorno sélo puede ser plenamente comprendida por aquel que esta dotado de varios acha- ‘ques cr6nicos, recurrentes por tanto y que tiene asf la Ventaja de pasar de secatda en recaida, con todo lo que esto implica como reflexion filoséfics . Un hombre que se respeta no tiene patria. Una patria es tun engrudo, Una libreria de medicina, En el escaparate, en primer plano, un esqueleto, Escupi asqueado. Después, me dije ‘gue deberia haber mostrado wn poco de gratitud, ya que fantas veces he eelebrado esos huesos sardénicos, cuya idea, sino laimagen, me ha sostenido, an cartativamen- te, en muchas circunstancias, . La primera palabra que viene a la mente, apenas sale uno alacalleysevea la gente, es exterminactén . Enviar ua libro alguien es cometer una violacién de do- tmiciio. Es una intrusion en su soledad, en su bien mas sa- ‘grado, es obligario a desistr de si mismo para pensar en {uspensamientos. . En el entierro de C me decia: “Vaya, por fin alguien que no tuvo ni un solo enemigo.” No es que fuese un medio- re, pero ignoraba hasta lo inaudito la embriagues de he- 2 no sabe qué hacer de si mismo. Los acontecimientos 10 perturban sin medida. Su pénico me resulta saludable: Ime obliga a calmarlo, y este esfuerzo de persuacion, esta biisqueda de argumentos apaciguantes, su vez meapaci- gua, Para evitar el alocamiento, no hay como frecuentar otros mis alocados que uno, . ‘Todas esas miradas duras, malvadas, Uno no se atreve a imaginar, si hubiese un motin, cuil seria su expresion La palabra “préjimo” no tiene ningin sentide en uns ‘gran ciudad. Bs un voeablo que era legitimo en las civil ‘zaciones rurales, donde las gentes se conocian de cerca, y podian amarse y detestarse en paz. . Ritual tintrico:en el eurso de la ceremonia de iniciacidn se presenta al nedfito un espejo que le devuelve su ima zen. Al contemplarla, comprende que slo es es0, es de- cr, nada {Para qué tantos remilgos, ies tan ficil darse cuenta de fo poco que se es? . Plotino no tuvo mis que cuatro éxtasis; Ramana Ma~ harshi, uno solo. ;Qué importa el nimero! Si hay’ que compadecer a alguien, esa aquel que jamais fentrevid uno y que habla de oidas. . [Ese pequedo ciego bonachén, de slo unos cuantos diss, ‘que gira la cabeza para todos lados buscando no se qué, se crinco desnudo, esa calvicie original, ese infimo si mio que ha pasado meses en una letrina y que pronto, oF Vidando su origen, escupird sobre las galaxias. . En casi todos los pensadores, puede advertise la necesi- ddad de ereer en el tema que tfatan, incluso identificindo- se con él hasta un cierto punto. Esta necesidad, condena- ble en teoria, se revela, sin embargo, como una bendi- cidn: gracias ella no pierden el gusto de pensar. . ‘Si hubiese una forma comin, incluso oficial, de matarse, €l suicidio seria mucho mas Fill y mucho mis frecuente, Puesto que para acabarse hay que buscar sus propios me- dios, se pierde un tiempo precioso pensando en pampli- nas y se olvida lo esencial . Durante algunos minutos me concentré en el paso del tiempo, toda mi atencién clavada en la aparicién yel des- ‘vanecimiento de cada instante, A decir verdad, mi mente no se fijaba en el instante individual (que no existe) sino ene hecho mismo del paso, en la interminable disgrega- ida del presente. Si se hiciera esta experiencia sin inte- rrupeién durante todo un dia, el cerebro se disgregaria a Ser es estar acorralado, En ls familias chifladas, surge un vistago que se dedica ala verdad y que se pierde buscindola, . Lo que més me ha asombrado, en la mayoria de los 16- sofosa los que me he acercado, ha sido su falta de juicio. Siempre yerran el tito. Una notable incapacidad para dar en el blanco, El pliegue de la abstracci6n viia al spi itu . Desde hace unos, digamos cuarenta aiios, no ha pasado tun dia en el que no haya tenido algo asi como una crisis ‘no declarada de eplepsia. Esto me ha permitido guardar las formas y salvar las apariencias... {Qué apariencias? . Los temperamentos capaces de objetividad en todas las ‘ocasiones dan la impresiOn de haber salido de lo normal (Qué esta roto o pervertido en ellos? Imposible saberlo, pero se adiving un trastorno serio, una anomalia. Laim parcialidad es incompatible con la voluntad de afirmarse 6 simplemente de existir. Reconocer los méritos del pro- jimo es un sintoma alarmante, un acto contra natura. . *Ni este mundo, ni el otro, nila felicidad son para el ser poseido por Ia duda.” Este pasaje del Bhaghavad Gita es mi sentencia de muer- te Trato de combatir el interés que me inspira; me figuro sus ojos, sus mejillas, su narz, sus labios, en plena putre- Taccidn. Todo es indil: lo indefinible que ella exhala per- siste, En tales momentos se comprende por qué la vida ha logrado perpetuarse, a despecho del Conocimiento, . “Apenas se ha comprendido todo, lo mejor seria reventar de golpe. {Qué es comprender? Lo que de veras se ha ‘comprendido no puede expresarse en forma alguna y no puede trasmitirse a nadie, nt siguiera a uno mismo, de Suerte que tino muere ignorando la naturaleza exacta de su propio secreto. . jiempre me he entusiasmado por las eausas perdidas y por los personajes sin porvenir hasta el extremo de hacer mias sus locuras y padecerlas casi tanto como cllos ‘Cuando se tiene la vocacion de atormentarse a si mismo, no bastan, por més grandes que sean, los tormentos pro" pias; nos precipitamos en los de los otros, nos les aproxi- amos y asi nos hacemos una, dos, tes, jqué digo? cien veces mis desdichados, . No tener l sentido de lo perpeiuo més queen lo negativo, en To que causa daio, en lo que se opone al ser. Perpetuis ddad de la amenaza, del inacabamiento, del Extass desea~ day Faldo, del absoluto entrevisto y rara ver aleanzado; algunas veces, sin embargo, superado, saltado, como cuando uno se evade de Dias, . A orillas del bosque, caido, un pichén. Alguna bala per- dda debié haberle dado. Podia avanzar s6lo a saltitos. Esos movimientos eémicos, cm los que parecia divertirse, daban a su agonia un cardcter alegre. Hubiera querido Ievirmelo, pues hacia frio y se aproximaba la noche, Pero no sabia a quien confiarlo: nadie lo hubiera querido en esa campitiaencerrada y morosa. Tampoco podia tra- tar de despertar la compasin del jefe de la pequeia esta- cién donde iba a tomar el tren. Abandoné el pichén a su sgoce de morie, . Cansado no solamente de lo que se dese6, sino aun de lo au podria habersedeseado, Cansido de todo deseo po 2 A los santos de calidad no les gustaba hacer milagros;, ‘consentlan de mala gana, como si alguien los obligara, Esta repugnancia tan viva venia sin duda del miedo a caer en el pecado del orgulloy de ceder ala tentacion del titanismo, al deseo de igualar a Dios y robarle sus pode- . AA veces, en el paroxismo de la voluntad, es comprensible {que se quieran forzarlas leyes de la naturaleza. Estos mo= ‘mentos son extenvantes y nos dejan sin alientos, despro- vistos de la energia interior que podria infringi y piso- tear estas leyes. Sila sola intencion de hacer un milagro gota, {que sera el milagro mismo? 2 Siempre que se encuentra algo que existe, algo real, ple= no, se desea poner a repicar todas las campanas como en las ocasiones de las grandes victorias o de las grandes ea~ lamidades. . Conocer, en pleno jolgorio, sensaciones que hubieran dado eelos a los Padres del Yermo. . Quisiera proclamar una verdad que me echase para siem- pre del mundo de los vivos. Conozeo los estados de dni- mo, no las palabras para formularla. . Te atreviste a llamar al tiempo tu “hermano”, escogiste como aliado al peor de los verdugos. Aqui aparecen nuestras diferencias: ti corres parejas con él, yo lo prece- do 0 lo sigo a remolque sin adoptar nunca sus manias. Si ppienso-en l, lo hago con una suerte de pena especulativa. . ‘Segiin el autor gndstico del Apocalipsis de Juan, lamar infinito al Creador es disminuitlo, pues Els, dice, “mu- cho mis que eso”. Seria deseable conocer el nombre de ese autor que vio con tanta perspicacia en qué consistela extravagante sin- gularidad de Dios. . jLstima que no se pueda progresar en la modestia! Yo lo he intentado con verdadero celo, pero s6lo en momen- tos de gran lasitud fo he logrado. ‘Desaparecida Ia las tud, mis esfuerzos se revelaban vanos. La modestia tiene ue ser un estado bien poco natural ya que s6lo se alcan~ Za gracias al agotamiento, se nabfrago que, arrojado a una isla, al percibir una hhorea, en lugar de asustarse, se tranquilizo inmediata- ‘mente. Se encontraba entre los salvajes, claro, pero en un Iugar donde reinaba el orden, ‘No hago sino pensar en las emociones de un pagsino des- pués del cambiazo de Constantino. Mi vida: perpetuo te- ror ante Jos dogmas, ante los dogmas nacientes. En cambio, los dogmas desfallecientes me seducen pues han perdido su agresividad. Sin embargo, sabiéndalos amenazados, no puedo olvidar que su decadencia prepa- acl advenimiento de un mundo que temo. ¥ la simpatia quemetnspran aaa poralimentarm par, El éxito, los honores y toda la alharaca s6lo son exeusa~ bles si aquel que los obtiene siente que terminard mal, Si los acepia, dnicamente para, llegado el momento, gozar on plenitud su caida 4 % "No vi nada en el helado mérmol de las estatuas que tu- vier esa inm6vil imposibilidad”, eseribe Burras de Ro- bespierre. Me pregunto sila imperturbabilidad de ese so- berbio cripula que fue Talleyrand no fue una copia ul- trarrefinada de las manerasy el estilo del Incorruptible. . Fundar una familia, Creo que me hubiera sido mas Fic fundar un imperio, re te SE . El verdadero escrtor escribe de los sere, las cosas y los acontevimientos, no eseribe sobre el escribir; se sive de las palabras y no se demora encllas, no las hace objeto de Sus inquisiciones. Serd todo menos un anatomista del Verbo. La diseceidn del lnguaje es la mania de aquellos ue, no teniendo nada que decir, se confinan en el decir, Después de una enfermedad grave, en algunos paises de ‘Asia, en Laos por ejemplo, se cambia de nombre. {Qué visi usta originé esa costumbre! En verdad, se deberia ‘cambiar de nombre después de cada experiencia impor- Sélo una flor queeae es una flor total, dio un japonés, Se tiene la tentacion de decir lo mismo de una civlizacin, . La base de Ia sociedad, de toda sociedad, es cierto orgullo de obedecer. Cuando ese orgullo ya no exist, la sociedad se desploma . Mi pasidn por ls historia se deriva de mi olfato por lo ca- duo y mi gusto por lo arcuinado, . {Seri usted carca? Si usted quiere, pero en el sentido en ue Dios lo es. Es reconfortante poder decirse: mi vida corresponde punto por punto al género de estancamiento que desea- ba, . Durante unos treinta afios mi padre suministrd miles y miles de veces la extremauncian, Como su “compane- el enterrador, no tenia el sentimiento de la muerte, sentimiento que nada tiene que ver con el cadaver, se ‘mento intimo, el mas intimo de todos y que solo exper mentan aquel que esti predestinado a sentclo inclusive en un mundo en el que nadie tuviera la ocasiOn de morir . Esos momentos en los que uno se porta como si nada hu- biese sido jamas, en los que toda espera est suspendida por falta de instants y en los que, en lo mas profundo de luno mismo, seria superfluo buscar la minima particula de ser maculada todavia por lo Posible . sta nonagenaria se consume sin estar enferma, no tiene ‘nada, mucte Unicamente porque no puede durar mis, Al entrar en su casa, la encontré medio adormecida. Tuvo la fuerza de mutmurar: “Es el fin de la vida, es el fin de la vida.”-"{Qué importa! No hay que apurarse", le repliqué. Esbozé una sontisa incerta, quzd de despre” cio, Debt parecerle o demasiado ingenuo 0 demasiado c nico, © ambas cosas a la vez ‘Cuando veo 2 alguien batallar por una causa, cualquiera, {que sea, trato de saber lo que pasa en su mente y de dén- de puede provenir su obvia falta de madurez, Rehusarse ‘tla resignacin es quizi un signo de “vida” pero, en todo faso, nunca de elarividencia o siquiera de'reflexién. El hombre sensato no se rebaja a protestar. A lo mis, @in- dignarse, Tomaren serio los asuntos humanos indica al- ‘una carencia secret. Un antropétogo que fue a estudiar a los pigmeos advie- 1, no sin estupor, que las tribus de los altededores lo ddesdeitaban y lo hacian a un lado porque frecuentabe @ tun pueblo inferior; los pigmeos eran considerados como _gentuza, como “perros”, indignos de despettar el menor interés No hay nada més exclusivista que un instinto vigoroso, no domado. Una comunidad se consolida en la medida en que e inhumane y sabe ecu. exo sobrelen “primitivos”. No son ellos, sino los “civilizados" los ial farreath eae ni oa eee ella. ;Por qué la inventaron? Porque perectan... No es la {olerancia io que los ha debilitado: su vitalidad deficiente los ha vuelto tolerantes. . ‘Las dos mujeres que mas he frecuentado; Teresa de Avi- la y la Brinvillies, . Se detesta a Los obses0s deo peor incluso ene] momento en que se econoce la razén de sus aprehensiones y de sus advertencias. Sees mucho mis indulgente con aquel que S¢ equivocé porque uno eree que su ceguera fue el fruto dl entusiasmo y la generosidad, mientras que el otro, prisionero desu lucidez, no ser mis que un cabarde, in? capaz de asumir el riesgo de una ilusi, . En resuumidas cuentas, la era de las eavernas no fue la ideal. La época inmedistamente posterior, si, aquella en la que, después de un enclaustrammiento tan largo, se pu- do, por fin, pensar afuera . No lucho contra el mundo, lucho contra una fuerza ma- yor, contra mi fariga del mundo, Esta vieja sexuatidad, a pesar de todo, tiene algo. Desde (ue la vida es vida, hay Que decirlo con claridad, han te- nido razén en hacerle tanto easo. «Cémo explicar que uno se canse de todo menos deella? Elmés antiguo ejerci- cio del ser viviente no podia dejar de matearnos y ¢s ‘comprensible que aque! que no seentrega a ella sea un ser parte, un desecho oun santo, . Mientras mas injustiias se sufren, mas se corte el riesgo ‘de cueren el engreimiento 0 de plano en el orgullo, Toda Victima se precia de ser un elegide al reves y reucciona en ceonsecuenti, sin sospechar que alcanza asi el mismo es- taturo del Diablo, . ‘Técito pone en boca de Othdn, decidido a matars al que sus soldados persuaden que difiera el acto: ailadamos otra nochea nuestra vida.” Espero, por él, que su noche no se haya parecido a la que acabo de pasar Segin el Talmud, el impulso malo es innato; el bueno aparece hasta los reve aos... Esta determinacién, a pe- sar de su earivter cémico, no carece de verosimilitud, y nos revela la incurable timidez del bien frente al mal ins- lalado eémodamente en nuestra substancia y gozando alli los privilegios que le contiere su calidad de primer ‘cupante. 2 El Mesias, para los judios, sélo podia ser un rey triun- ante; en ningin caso, una vietima, Demasiado ambicio- 0s para contentarse con un erucificado, esperabsan a al- uien fuerte. Tuvieron la suerte de no darse cuenta de Dibujos Angel Sénchez ue el Cristo fo era a su manera. Si no, se habrian con- fundido con las hordas erisianas y hubrian desapareci do lamentablemente Nuestros achagues nos impiden escapar de nosotros mismos y convertimnosen otgos, eambiar de pel y probar Ja metamoriosis. Después de cada paso hacia adelante nos hacen dar uno hacia atras, de manera que no pode- ‘mos progresar en nada sino en el conocimiento de nues- tra indtl identidad, La obsesidn defo iltimo en todo, lo ultimo como catego- ria, como forma constitutiva del espiritu, como deformi- dad original, hasta como revelacion, . Sobre mi mesa, desde hace meses, un pesado martillo {simbolo de qué? No lo sé, pero su presencia me resulta benéfica y meda por instantes ese aplomo que deben co- rover todos los que se amparan detris de alguna certeza cualquiera, . Bruscamente, la necesidad de dar testimonio de reconocimiento no slo a los seres sino a los abjetos, a tuna piedra porque es piedra...;Cémo se anima todo! Se diria que para I eternidad. De pronto, inexistente parece inconcebible. Que esios estremecimientos sobrevengan, ‘ue puedan sobrevenir, muestran que la iltima palabra {uizd no reside en la negacién Visita de un pintor que me cuenta cémo, en el sur de Francia, yendo una noche a visitar a un eiego y encon- {rindolo solo, en plena obscuridad, le fue imposible no compadecerse del y preguntare sila existencia le pare- cia soportable cuando no se ve a luz. "Usted no sabe lo que plerde fue la respuesta del ciego, . Esos aecesos de furor, esa necsidad de extallar, de rom- perle el hoico a tod el mundo, de abofetear alos une ‘etsos ~,Cmo venceros? Habria que darse sin demora tna vuellecita por el cementeri, ada mejor, una vuelta defn No hay di ni hora, ai un minuto siquiera, en el que no secaiga en lo queChandrakirti,dialéetico budista, llama Ja “sima de la herejia del yo". 2 Entre los iroqueses, cuando un viejo no podia ya cazar, sus parientes le proponian 0 abandonaclo en Ia lejania ejindolo morir de hambre, o cortarl la cabeza con un tomahawk. El interesado, casi siempre, optaba por la se- gunda formula. Detalle importante: ‘antes de ponerlo Trente a esta alternativa, toda la familia cantaba la Can cidn del Gran Remedio {Qué sociedad “avanzada” alguna ver ha mostrado tan- ta cordura 0 tanto humor? . Desde hace tiempo, he agotado todo lo que tenta como disponibilidades religiosas. ;Desecacién o pusificaciSn? No sabria devirlo. En mi sangre ya no se arrastra ningin dios. . Nunca perder de vista que la plebe eché de menos a Ne- ron, Hay que recordar esto cada vez que se siente late luci6n de abrazar una quimera, cualquiera que sea iDecie que desde hace tanto tiempo no hago otra cosa {que ocuparme de mi cadaver, esforzarme por remendat- ‘en lugar de desecharlo, para cl bien de los dos! a Discierno cada dia menos entre lo que esté bien y lo que esti mal. Cuando no haga ya ninguna distineion entre lo uno y lo otro, suponiendo que lo logre un dia qué paso hhacia adelante! ;Hacia qué? . iCémo parece acertada esa ideas de la Cébala, segin la ‘ual el cerebro, los ojos, la orejas, las mamos y hast los pies tienen, cada uno, un alma distinea y slo para ellos! Estas almas serian las “chispas” de Adi... lo que parece menos evidente, Bajando la escalera, escucho en el piso de abajo a ese oc- togenario de aparieneia robusta que canta con voz ¢s- truendosa el Miserere Nabis. Suba una hora despus, y escucho de nuevo el mismo “miserere”, tan apremiante como hace rato, ~La primera ver sonrel la segunda, me . Esa paz de ultratumba que se experimenta cuando uno se abstrae del mundo. Cre, de repente, percibir una son- risa envolviendo el espacio. ;Quién sonreia? {De quién emanaba esa gran felicidad que sumerge los rostros de las momias? En un instante aleance el otro lado y en un instante tuve que regresar,indigno de comparte por ms tiempo el seereto de los muertos . AA decir verdad, no he conocido laindigencia. He conoci- do, en eambio, sino la enfermedad, al menos li ausencia i de salud, lo que me libra del remordimiento de no haber vivide en la miseria, 7 Serénate, recupera la confianza, no olvides que no a to- dos hi sido dado idolatrar al desaliento sin sucumbir en 4. . Mercado de pajaros. ;Qué fuerza, qué resolucién en esos ‘minisculos cuerpos frenéticos! L Vida reside en esa na- da... Esconsternante que anime as! una pizea de materia y se desvanezca con ella, Queda la perplejidad: imposible texplicar esa fiebre, esa danza perpetua, esa representa- cidn, ese expecticulo que la vida seofrece a si misma. El hilito, jqué teatro! Todos esos transeuntes hacen pensar en gorilas pusilini- ‘mes y fatigados, hartos de imitar al hombre. = Si hubiese un rastro de un orden providencial, cada uno ‘deberia saber exactamente cuando se ha terminsdo su tiempo, y desaparecer de golpe. Como en tal materia siempre hay un pro y un contra, uno espera, dialogs con- ‘igo mismo, y las horas y los dias pasan en la interroga- ion y la indignidad, = En una sociedad perfecta se daria Ia orden de desapare~ cer desde el instante en el que uno comienza a sobrevivir- Se. La edad no seria siempre el crterio, aque hay tantos jévenes que no se distinguen de los espectros. Toda la Ccuestidn seria saber cémo elegir a aquellos cuya misién consistiria en decidir Ia htima hora de cada uno. . Sillegisemos a tener conciencia de nuestros brganos, de todos los organos, se tendria una experiencia yuna vision aabsoluta del propio cuerpo, el cual estaria tan presente fn la coneiencia que ya no podria ejecutar las oblizacio- res que le tocan: se convertiia él mismo en conciencia y Aejaria asi de representar su papel de cuerpo, . "No he cesado de recriminar mi suerte pero sino lo hubie- ra hecho, edmo la habria afrontado? Acusarla ha sido la {inica oportunidad de avenirme a ella y soportarla. Asi, ddabo sesuir abrumindola, por instinto de conservacion ¥ por cilculo, En suma: por egoismo, . {Un muchacho y una muchacha, ambos mudos, se habla- than con gestos.Parecian tan contentos! Esevidente que la palabra no es, no puede ser el veiculo de la felicidad, . Desde los tiempos més lejanos, el hombre se uferra a la esperanza de una conflagracin final con el inico propd- Sito de quitarse de encima el peso dela historia. Es nota- ble que haya concebido este suefio tan pronto, de hecho cn el principio, cuando la historia no podia pesarle de- Imasiado. Hay quecreer que el terror de aquello que lees- peraba, de aquello que le habian reservado los sigos, ers {an vivo, tan nitide que pronto se transform en certez, en vision y, justamente, en esperanza. = La Tocura no ahoga Ia envidia y ni siquiera la calms Caso X: sale del manicomio mis venenoso que nunca. Si Ta camisa de fuerza no logra modifica lo profundo de un, set, jqué se puede esperar de una cura o inclusive de ka ‘edad? Después de todo, la demencia es un trastorno mas fadical que la vejez, Asi pues, ni la misma locura arregla nada, . Sabiendo lo que sé, no deberia corer el menor riesgo de experimentar una sorpresa. Sin embargo, el peligro exis- te, qué digo? es cotidiano. Tales mi debilidad. (Qué ves ‘lenza, a decie verdad, poder satisfacerse 0 decepcionar- Se todavia! Morir es una superioridad poco buscada. Esto es lo que yo me decia al escuchar a aquel anciano que teme a la muerte, que piensa en ella sin cesar. ;Qué no daria él por cxquivarla! Con risible enearnizamiento trata de conven cerme de quees inevitable, Tal como él se Ia figura, pare. fe alin mas cierta de lo que es en realidad. Sin achaques de salud a pesar de su edad, sin preacupaciones materia les, sn lazos de ninguna especie, rumia incansablemente almismo pavor, siendo asi que podria pasarsin zozobras el tiempo que e queda de vida. Pero no, la “naturaleza” Teh infigide ese tormento como castigo por haber esea pado de los otros, . La plenitud como extremo de la felicidad solo €s posible en Tos instantes en que uno tiene plena conciencia de is ierealidad tanto dela vida como de la muerte. Estos ins tantes son raros en cuanto experiencias, aunque puedan ser frecuentes en el arden dela reflexion. En este domi- hio, slo existe lo que se siente. Ahora bien, lairealidad sentida y, sin embargo, trascendida en el interior de un mismo acto, & una hazaia que rivaliza con el éxtasis y aque, a veces, lo eclipsa, a tindescin de Eaunido Remor tga y Octave Pas Conner Naa erie Ponca

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