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ae Trace Oa aT | gQuién le tiene , miedo a Demetrio Latov? (Dino bi Donetr Lat ‘Mi casa, miércoles 1 de julio Hoy es mi cumpleafi Y estoy escribiendo aca, en mi diario. Me lo acaba de regalar mi ta Eulalia. Mi tia Eulalia viene de visita para los cumpleafios x para las fiestas (escribo “fiestas’, asi Haman en La te- levisién a Navidad, Afio Nuevo, etcétera, pero en mi ‘casa no hacemos muchas fiestas; es més, nunca hici- ‘mos ninguna). Lo que quiero decir es que viene en oca- siones especiales, ya que se fue a vivir a Mar Bueno, a tuescientos kilmetros de aqui, porque buscaba inde- pendizarse de la familia, Eso me cuenta cada vex que viene: “Me fui a Mar Bueno antes de que nacieras para indcpendizarme de la familia, jpero los extraio tanto! Y ahora, sobre todo, a vos”. Alla, en Mar Bueno, es vi- deierista, o sea, decora vidrieras,y siempre que puede viaja por el mundo con su amiga Chichi, que es soltera como ella. Hablo primero de ella porque fue la que me regalé dl diario, ¥ porque creo que es mis facil hablar de los ‘otros que de uno mismo. Pero me Ilegé la hora. Me presento: soy Demetrio Latox, hoy cumplo doce afios y me aburro como un hongo. Primera verdad sobre mi vida: no tengo amigos. No conozco chicos de mi edad. Aunque suene raro, es asi ‘Nunca me llevan a ninggin lado ni me dejan salir solo. Hoy es mi cumpleafos (ya lo dije) y ningan invitado. ‘Bueno, si, mi tia Eulalia, mi abuela, que vive con noso- ‘ros, y mis padres, que son muy buenos, Pero no chicos de doce afios. Ni de once ni de trece. Ninguno. Segunda verdad (me da vergiienza ponerla) no voy al colegio. Mis padres no me mandan. No sé por qué. Cuando les pregunto me dicen cualquier cosa. Pero no tengo ganas de hablar de eso ahora, Dejé por tn rato el diario porque no sabia qué po- nr, pero ahora lo agarro de nuevo. Le dije a mi ti: “Me da mucho trabajo escribir en mi diario. Sien- to que tengo que pensar en cada palabra. Mi tia Eulalia se rié y después me contest6: Te cucsta estrenarlo. Pero vas a ver dentro de unos dias. Vas a volver corriendo del lugar al que ha- yas ido para buscar tu diario y te vas a poner a escribir desenfrenadamente. Dentro de unos dias. Y siguié nombrando todas las cosas que me pasa- rian con mi diario dentro de unos dias. ella le gusta usar palabras como “desenfrenadamente” y cosas asi No sé lo que voy a hacer dentro de unos dias, ni si voy a escribir en mi diario, pero mientras mi tia hablaba, me pusea imaginar que mis padres me dejaban ir solo a la ciudad y que yo daba vueltas, comaba el tren, iba a la escuela, todos me saludaban, etcécera etestera. ¥ que después subia por el sendero de la montafia corriendo, y llegaba a mi euarto con la lengua afuera ‘La verdad, aunque me duela,es que yo fui pocas ve- ces a la ciudad, y hace tanto tiempo que escomo si no hhubiera ido nunca. Desde el balcén de mi cuarto la veo, bien chiquita, como si estuviera a mis pies. A veces pienso, cuando la miro, que la podria agarrar con la ma- no. Pero de esto tampoco tengo ganas de hablar ahora De lo que si tengo ganas de hablar es de las tapas de mi diario. Mi diario es gordo, mas chico que un cua~ derno. Venia en una caja de cartén que decia: “Color: carmesi”. No me acordaba de cusl era el color carmesi, y te pregunté a mi ta —Rojo, Rojo carmesi —me contest. Enseguida se puso-a cantar: “Tus labi rojo carmesi, larailai ra la lai...” (eteétera). ‘A mi dl rojo ¢s el color que mas me gusta. Abri la caja. Alli estaba el diario, Lo abri. Le oli las hojas. Lo acaricié. Le di mas ‘ueltas que a una pelota. Mejor dicho, yo di ochocien- tas vueltas alrededor de mi diario antes de empezar acscribir. En eso, en medio de todas esas dudas, pasé mi abuela. Mi santa abuela. Y dijo: de rubj, de 9 —Qué coscumbre ms antigua, regalarle un diario aun chico. ‘Mi abuela es la persona més antigua que conozco, y Je agrada lo antiguo: las puntillas, las costumbres anti- ‘guas, los cuentos antiguos,la visita al cementerio antiguo, Pero evidentemente quiere tener un nieto moderno, Por tun lado, me Heva al cementerio a charlar con los pa- rientes, me cuenta historias viejisimas, pero, por el otro, cuando alguien me quiere anticuar,a ella no le gusta. ‘De todas maneras,a mi si me esté gustando la idea antigua del diario, Escribir en el cuaderno escarlata. Rojo carmesi. Si cuviera un amigo, capaz que hasta le regalarfa un diario, para que escribiera las cosas que le pasan a él, A mi no me pasan cosas grandes, debe ser porque Jos que me rodean no son muchos. Mi familia de los vivos y mi familia de los muertos. Nada mas, Después, ala noche, vamos a ir con mi abuela a contarles a los muertos lo de mi cumpleafios. El :dnico amigo que tengo es Rouch, el lobo blanco. ‘Mi casa, jueves 1° de agosto Estoy en el balcn de mi cuarto, que da al Este y mira a mi ciudad. Casas y caminos, alla abajo. Si esti- zara la mano, la podria aleanzar. En el medio hay una mancha verde. 10 La plaza —me habia dicho mi abuela—, te acordas? Cuando eras mis chico a veces te Hevabamos — Podemos ir? —Tus padres no quieren. Pero, ¢qué les pasa'a mis padres que no me dejan ira mi ciudad? En sas calles viven mis amigos y todavia no los conozco. é ‘Cuando sea mis grande voy a bajar rodando de esta montafia. Quizas en cl préximo cumpleaiios me anime. ‘Muchas veces pienso en escaparme y algunas veces Jo intenté, La primera ver Ilegué hasta el camino de aromos, pero me hizo dar vuelta atras el chillido de un. pijaro al que imaginé geitando mi nombre. La tiltima, Jogré acerearme hasta el arroyo, y me asustaron las wo- ces de unos pescadores. Alla estaban, en la otra orilla. Me subi a un drbol y me quedé escondido, espiando. En todo el rato que estuve no pescaron nada. Conver~ saban poco y en un momento se empezaron a pasar tuna flauta de pan a la que daban mordiscas. En eso, uno de ellos levants la vista y creo que me vio. Me ba- j€del arbol y no paré de correr hasta llegar a mi casa. Mi madre me esta lamando para tomar el té. Lo tomo y vuelvo para contar la visita al cementerio. Volvi. Anoche fui con mi abuela al cementerio, a visitara los patientes y a que me dijeran “Feliz cum- pleafios”, Muchas noches vey con mi abuela al ce- ‘enterio, Por supuesto que no al de la ciudad, sino al n ‘que queda en el fondo del jardin, justo donde empi el bosque. Mi tatarabuelo Lart ¢s el mejor contador de histo- rias que jams he conocido. Cuenta historias de terror y de vampiros, donde hay mucha sangre y cosas mis- teriosas Mi abuela se enoja un poco cuando mi tatarabuelo empieza con las historias, y le dice: —Dejéi en paz al chico. Todo cambié desde que te moriste —Si lo sabré yo... —contesta mi tararabuelo desde su tumba,y larga una risotada que hace volar un poco de tierra. Latumba de mi tatarabuelo cs la tercera empezando pot la izquierda, Las tumbas son quince y se encuen- tran casi en semicirculo, Son tumbas bajo tierra, cada una con su ipida. El cementerio es mis © menos as Entre las tumbas hay pasto crecido y es medio sal- vaje. Cada tanto voy con mi papa a arreglar, aunque lo dejamos asi a propésito. Un poco de maleza por aqui, ‘otro poco por allé. El me dice que es més lindo de esa manera, y yo creo que tiene razén. La cuestidn es que anoche nos sentamos en Ia pie- ddra que cubre la tumba de nti tatarabuelo, ya es cos- tumbre sentarse en esa piedra. De todas formas, los de- mas también participan en la conversacién, pero mi tatarabuelo ¢s el que Ileva la batuta. Dicen que era asi también en vida (esto lo dice mi tararabuela Argenta, enterrada a su izquierda). Luego de haberme cantado el “Feliz. cumpleafios’, mi tatarabuelo, para variar, se pusoa hablar de mi abuelo. —Ese simple mortal —sucle Hamarlo asi, “ese sim- ple mortal”, en vez de “Alberto” — Qué pasa con ese simple mortal? —pregunté enconces mi abuela. —Haberte casado con ese simple mortal. Qué des- perdicio —contest6 mi tatarabuelo—. Y no haberle dado ni siquiera un beso. —(Claro que le di un beso! —exclamé mi abue- la—. Ademis, zcémo te creés que nacieron tus bisnic- tos, Eulalia y Conrado? Ademas, ,quién no fue un simple mortal alguna vez? Si, pero tu mario: el mis mortal detodos.Siguié mortal despnés de muerto. No como nosotros, que po- demos sentarnos a conversar aun debajo de cien kilos de tierra. No hiciste lo que tendrias que haber hecho de acuerdo con nuestra estirpe, eso ¢s lo que pasa. Lo queria demasiado como para hacerle eso ~Y de all, entonces, empezaron a salir estos en- sgendros. Esta descendencia mortecina, —;Abuelo! Yo nocntendia del todo estas conversaciones, no sa- bia qué querian decir exactamente con eso de “mortal” yy“‘no mortal” y lo de no hacer lo normal para nuestra stirpe. Y evidentemente mi abuela no queria que en- tendiera porque me mandaba a poner flores a uno y- flores a otro, y a que regara con Sanrecol. Pero estaba seguro de que cuando el rararabuelo habia dicho “es- tos engendros” y “descendencia mortecina’, se habia referido a mi. A lo que la abuela, después de gritar: “Abuelo!”, respondié: —Nada de engendros. Gente civilizada. —Si, gracias a la civilizacién y al invento del San- recol hemos perdido nuestra valentia y nuestras ganas de tragamnos el mundo. —Sobre todo nuestras ganas de tragamos el mundo, Jo que me parece muy bien —contesté la abucla —Ja, algiin dia uno de los nuestros... el tatara- buelo hizo una pausa. Luego casi pude ver su dedo debajo de la tierra, sefalandome:— Seris vos, mi tata- ranieto,el que recupere el honor de la Familia y las vie- jas coseumbres. —Luego cambié el tono-— {Al chico también le dan Sanrecol? “4 —No es necesario, Su padre tuvo que tomarlo has- ta los veinte afios. Después, listo. —Si, pero no olvidemos que su madre también proviene de una familia de as nuestras.Y sin intrusos ‘como tu marido. —Es verdad, pero su. madre también tomé Sanre col. No queda un rincén de la Tierra en donde no se haya dado Sanrecol a los que son como nosotros. —Ahora solo queda esperar. Esperar qué? Que el chico despierte. Que vomite todo ese San- recol que han tomado sus padres. jAh, qué absurdo! —No olvides que fue una de las posibilidades que se podsfan dar, segfin el médicor que los descendientes refuercen los impulsos incivilizados. Que el Sanrecol haga cl efecto contrario en los nuevos nacidos No hubo ningiin sintoma de esto. —;Por las barbas de Taruto que pasaré como digo! Yo andaba regando con Sanrecol la tumba de la tia bisabuela Nini, aunque no quedaba gota en la regade- ra, Pero desde ahi podia escuchar la extrafia conversa- ci6n. En eso, mi abuela dio vuelta la cabeza y me vio. ‘Chr —le dijo al tatarabuelo. Y a miz— Vamos? —Pero abuela, el ratarabuclo no me conté todavia ninguna historia. —Otro dia —y me agarré de un brazo y nos tuvi mos que ir. Casi sin saludar. 15 Por el sendero le hice varias preguntas a mi abucla, pero no me quiso contestar ninguna. Bueno, me las contest6 todas, pero ninguna con la respuesta correcta. Yo no quiero decir que mi abuela mienta, pero lo que si puedo decir es que mi abuela no quiere que sepa al- sgunas cosas, Por ejemplo: — Por qué el abuelo Alberto no esté enterrado en ‘este cementerio? Porque cuando él se murié ya no permitian en- terrar més en los cementerios de jardin, habia que ha- cerlo en el cementerio de la ciudad. ~ Por qué el tatarabuelo te dijo que no hiciste lo normal para los de nuestra estizpe? —Ah, veo que estabas escuchando. Lo que quiso decir tu tatarabuelo es que yo nunca me aproveché de Ja bondad del abuelo. El abuelo era muy bueno, pero ‘yo nunca abusé de es0. — jHacer lo normal para nuestra estirpe es abusar dela gente buena? —iNoo! El tatarabuelo no quiso decir eso; en reali- dad, lo que queria era hacerme enojar. Es su manera de divertirse, hacer enojar a los dems, No le hagas caso. —Claro, claro, para hacerte enojar. Otra cosa: nunca meexplicaron bien para quées el Sanrecol. Por qué lo tuvieron que tomar mis padres? Por qué regamos el cementerio con Sanrecol? Por qué a mi tatarabuelo no le gusta? ,Por qué no le podemos contar a nadie lo del Sanrecol? —Bueno, m’hijo, cudntas preguntas. Tendrias que hablar mas con tus padres. —Ya les pregunté lo del Sanrecol y me contestaron pavadas. — {Qué te contestaron? — Que eran vitaminas. Que nuestra familia necesi- taba vitaminas especiales por un problema en la sangre. Que suponian que yo nunca iba a tener que tomarlo porque cl problema Megaba hasta la generacion de ellos, pero que eso se iba a saber durante la adolescen- cia, ¥ que no se lo podiamos contar a nadie porque ¢s- tibamos en un plan especial de investigacién, y que la clencia necesitaba discrecién para que no molestara el periodismo, ni a los investigadores ni a nosotros. —Y te han dicho bien, m’hijito. Es asi como te ex- licaron. a que no le cuente a nadie? —Ay,pobrecito mi nieto —mi abuela me abrazé—, tus padres son muy miiedosos. Yo te voy a llevar a la ciudad. Vamos a ir a la plaza,a comer al restaurante ‘Don Pedro” y a tomar un helado en “La Fontana”. ‘Ah, y después, a visitar a tu abuelo al cementerio. — Si, abuela,por favor! Ab, y otra cosa: a ver si con- vencés a mis padres de que este aio sf me manden al colegio. O por lo menos, el aito que viene. ‘Pero si tenésa la sefiorita Dorita, que viene todas las tardes y te enseiia —Me aburro con la sefiorita Dorita, Quiero ir al colegio. La sefiorita Dorita es parte del programa Sanrccol, no? —Demetrio, no preguntes tanto. Si no preguntas tanto, te prometo conseguir un permiso de tus padres para ir a la ciudad. —Hecho. No pregunto més por una semana. ‘Tengo tantas ganas de ir a la ciudad que soy capaz. de prometer cualquier cosa. Entramos a la casa, Mis padres ya estaban en su cuarto, Después de darle un beso a la abuela, corr a mi cuarto y sali al balcén. Desde alli, mi ciudad repleta de ucecitas. En el centro, la plaza. Por fin iba a conocer- la. Porque la tiltima vez que fui era tan chico que casi seria como ir por primera vez. ‘Mc acuerdo de muy poco. Fue un dia en que me Ile- vvaron al médico. Creo que tenia tres 0, lo mejor, cua- tuo afios. El consultorio quedaba en una casa vieja, y cuando el médico terminé de revisarme, me regal6 un chupetin de frutilla. También me acuerdo de estar dando vueltas en la calesta,con la mano estirada para agarrar la sortija. Mortecina, mortecino. Algdn dia me voy a escapar por el sendero mortecino, No sé muy bien lo que sig- nifica pero ahora no tengo ganas de ir a la biblioteca y buscar en el diccionario, Tengo mejores cosas que ha- cer. Una sombra blanca me espera debajo del balcon, 15 Mas tarde Era Rouch, mi lobo, Bajé por la enredadera y Rouch se me acercé. Pegué un grito y lo monté. Los ddos salimos a salvajear: Al mirar a la casa, vi que se abria la ventana del cuarto de mis padres. Era mi ma- de, blanca como la Luna, que asom6 la cabeza y me di- jo algo asi como: —No vuelvas tarde. Yo por las dudas le grité: jNoo, mama! YY segui salvajeando con Rouch, y nos metimosen el bosque. No por el lado del cementerio, tengo prohibi- do ir solo por ahi (no sé de qué tienen miedo, alli hay solo parientes) Trotamos por el bosque mientras se ‘nos fueron acercando los otros lobos. Nos preparamos para la gran ronda, Mientras lo hacfamos, pensé que ibaa tener que empezar a romper algunas prohibicio- ‘nes, como, por ejemplo, la de no ir solo al cementerio. ‘Tengo un par de preguntas que hacer, y me parece que cl que tiene mas ganas de contestar es el tararabuelo. Pero por ahora voy a seguir siendo el mismo obedien- tede sicmpre. Todo sea por lograr poner mis pies en la plaza de la ciudad. ‘Viernes 2-de agosto i¥apayuuim!! |Mis padres dijeron que podia ir con mi abucla el domingo a pascar a la plaza! jNo lo pue- do creer! jPor fin, mi ciudad! Ahora si la voy a poder tocar con las manos. Y con los pies. “Mortecino, na. adj. Dicese del animal muerto na: turalmente. Fig: Apagado y sin vigor: luz, mirada mor- tecina. / Que esta apagandose: fuego mortecina.” Lo busqué en el diccionario, “Descendencia morte cina", como dijo mi tétara. Que esta apagindose. De ninguna manera. La descendencia de mi tatara no es- td apagandose, se esta preparando para ira la ciudad. Y cuando Llegue, se van a prender todas las luces, Por las barbas de Taruto que pasara como digo. Domingo a la noche, 4 de agosto La ciudad es lo mas increible que me pasé en mi vi da, Ahora la estoy viendo desde mi baledn y vuelve a ser chiquita, Pero cuando estaba dentro era grande. ‘Apenas llegamos nos fuimos ala plaza. En el medio de la plaza hay una calesita, No tengo ninguna duda de que es la misma en la que anduve cuando era chico. Sin perder un segundo, mi abuela me agarré de un brazo y los dos nos subimos a la calesita andando. El calesitero nos mir6 mal, Cuando terminé la vuelta, se 20 acereé a decirnos que no habiamos sacado boleto y {que era peligroso subir con la calesita en movimicnto, Mi abucla se 1i6 y le pagé dos vueltas mis, ‘Antes de poner de nuevo en marcha la calesita, cl calesitero se volvi6 a acercar a mi abuela y Le dijo: —Yo te conozco a vos. No se puede andar cambian- do de caballito, (Me entendiste? ‘Mi abuela le contests con una risa, Pero no Le hizo ningin caso. En cuanto empezé otra vez la vuelta, se fueal caballito deal lado, y después al otro y al otro. Y no podia parar de reise, El calesitero casi nos baja pe- 10 la abutla le dijo que nos quedaba una vuelta més. ‘Asi que no nos pudo bajar y mi zbuela siguié cam- Diando de caballito y yo la seguta Cuando nos alejamos, podia sentir Los ojos del vie- jo taladrando nuestras espaldas. Mi abuela se dio wuclta ylegricé: —jHasta el domingo que viene! El calesitero refunfusio y mird hacia la calesita, y mi abuela y yo nos seguiiamos riendo como locos. Después de aha almorzar en el restaurante “Don Pedro”, frente a la plaza. Nos sentamos al lado de una ventana y el mozo nos trajo un meni para cada uno, Mientras lo mirabamos, se acere6 una sefiora que esta- baa tres mesas de la nuestra y ledijoa mi abuela: —Angela, qué sorpresa, ¥ este debe ser tu nieto, 7n0? —Hola, Patricia —a mi abuela se le habia ido la — ;Demetrio? (Qué lindo nombre! Qué raro que no le pusieron *Albert",como su abuelo, Por lo menos es mis comin, —Alos padtes les gusté Demetrio,como el segundo nombre de su tatarabuelo, Lart Demetrio, Y¥asicontinuaron conversando con sonrisa forzada Comentaron sobre la gente de la ciulad, que parece que hacia mucho no veian ninguna de las dos. Luego, la seiora se Fue a su lugar. —No te gustaba mucho esa sefiora, gn0, abuela? —Sigue tan chismosa como siempre. Cada tanto, la seiora me miraba y me sonra, pero ‘ami me sonaba muy falsa. Pedimos unas brochetes que estaban deliciosas, y después fuimos a comer el postre eruzando la calle a la heladeria “La Fontana” Cuando entramos.mi abuc- Ja susping y djs —Aca me bess tu abuelo por primera vex Por Ia época en que se conocieron, mi abuelo traba~ jaba en la heladeria, que ¢s muy antigua. Me pedi uno de dle de leche con banana, y mi abuela, de sabayén y crema. Nos sentamos frente la pliza,en un banguite verde,al lado de la puerta. los ddos segundos, ent76 un chico de mi edad com una nena, seguro que era su hermana. Mejor dicho, la hermanita rn entrd porque se queds en la puerta miréndonos. —juanbal —grité la nena—. {Este chico no es muy pilido? ELtal Juanba asomé un brazo desde la heladeria, ti roneé de su insoportable hermana y Ja meti6 para dentro, Digo “insoportable” porque realmente debe ser feo tener una hermana asi. “Pilido.” Quién le habia preguntado algo? Estoy seguro de que no sabia lo que significa la palabra “palido”. No tenia mas de ocho aos. Si yo tuviera una hermanita asi, a zarandearfa del brazo todo el tiempo. A la tarde estuvimos dando vueltas por la calles, y ‘cada tanto mi abuela me contaba —Acé vivia Ia tia de una amiga mia que se llamaba Hercilia, Y un poco més allé,el primo del abuelo, y dando la ‘vuelta, el cufiado del sobrino, Hasta que al final lega- ‘mos al cementerio. Por el camino habiamos comprado flores para cl abuelo y las llevaba yo. Eran unas flores blanca. El cementerio era mucho mas grande que el nues- «0, Habia tumbas por todos lados. En la zona de las bovedas habia muchos ngeles de piedra,eruces¢ i cripciones. Nos fuimos metiendo por las callecitas hasta llegar a Ia zona de las tumbas en la tierra. Alli parecia més un jardin, Finalmente Hegamos a la tumba de mi abuelo, En ‘cuanto mi abuela me indicé cusl era,empecéa hablar- le mientras le acomodaba las lores. Queria saber todo de él. Tenia ganas de contarle sobre los otros parientes ene cementerio de casa. Pero mi abuela me dijo a4 —No ve escucha, Entonces me callé. Me acordé de mi tatarabuelo di- ciendo: “Ese simple mortal”. Terminé de acomodarle Jas flores. Después miré a mi abuela. Mi abuela tenia los ojos fijos en Ia tumba, como si le estuviera hablando. Pero no decfa nada. Al rato nos fuimos. Mientras nos alejabamos, yo pensaba en todo aquel silencio. Por suerte a mi abucla se le ocurrié pasar por el al- macén para comprar golosinas, asi la tarde se ponia alegre de nuevo. Escuvimos charlando con el almacenero durante tun rato largo. Cuando dieron las seis, mi abuela exelamé (Uh! Nos tenemos que ir —Pero abucla, todavia no pasamos por la escucla. —Hioy es domingo, gpara qué querés pasar por la escuela? —Para verla, —Les prometi a tus padres no meterte ideas raras en lacabeza. —Pasar por Ia escuela no es una idea rara. —gA qué escuela vas? —pregunt6 entonces el al- macenero. ara mi, esa pregunta es fatal. Mi miedo siempre es ‘se: que alguien me pregunte a qué escuela voy. Es ho- rrible que un chico de mi edad tenga que contestar lo que tuve que contestar en ese momento,o sea, la verdad. 25 —Yo no voy a la escuela, — sCémo que no vas ala escuela? El asombro del almacenero habia destruido todo mi orgullo. —No —senti que la cara me comenzaba aarder Se- _guro que estaba poniéndome colorado. Si me hubiera visto en ese momento la hermanita de Juanba... Ca- rraspeé. Saqué las palabras no sé de dénde y contesté tuna de las verdades que me hacian doler el alma: —Una scfiorita viene todas las tardes a mi casa a darme clases. —jUna sefiorita particular! Mirémelo. El seftorito, tiene maestra particular. Debés de ser la envidia de vo- dos los chicos. Asi que no vas al colegio. Vos si que te- ns suerte. No! —casi grité—. No tengo suerte, yo si quiero iral colegio. —Ah, gy entonces por qué no vas? —No sé. —Chau, nos tenemos que ir. Asi mi abuela terminé la conversacién que a mi ya me estaba poniendo nervioso. Después tomamos el omnibus, Nosotros nos tenia- mos que bajar en la tiltima parada, subiendo la mon- tafia, donde nos esperaria mi papi con el auto. ‘Cuando llegamos, at estaba mi papa. Bajé corrien- do y lo abracé: Cuando entramos en el auto, me mir6 yme dijo: % —Se te ve tan bien, Nunca te habia visto tan con- tenta, Hasta se te fue la palidez de la cara. @Palidez? {Por qué nunca antes me habian dicho que soy palido,y hoy, dos veces en el dia? Igual, la con- versacién con el almacenero me habia sacado la su- puesta palidez. ‘Mi pap4 estaba entusiasmado, Hablaba y hacia pre- guntas. En eso, le pregunté yo: —Papa, spor qué no voy al colegio? —Ah, yo sabia que la visita a la ciudad te iba a ha- cer pensar en otras cosas. —Quiero ir al colegio. —Vamos a ver, hijo, vamos a ver. Quizis ya sea hora de que empieces a enfrentar el mundo —me contest6. Yo no queria enfrentar el mundo, queria ser del mundo. Pero mi pap no habia dicho que no. Era la primera vez que no decia que no. Y es la primera vez que veo posibilidades de que realmente mi ciudad sea mi ciudad. Por las barhas de Tatuto que si lograré ir al colegio. Recércholis, Tatuto. Tus barbas corren peligro. 7 de agosto —Demetrio, te tengo que decir algo. Palabras de mi madre. Textuales. 7 Mi tia bisabuela Léreuda (sexta tumba empezando por la izquierda) siempre me dice que tengo buena memoria. Que cuando cuento algo digo las palabras textuales que dijcron. Todos piensan, no sé si conven- cidos por mi tia bisabuela, que puedo repetir como un loro lo que dicen los demas. Mi tfabisabucla me acon sej6 que estudiara para actor cuando fuera grande. La cuesti6n es que mi mamé (tardo en contarlo, re- traso el momento, porque por fin voy a vivir tranquilo, ya queestoy a punto de ser un chico comtin) repito,mi ‘mamé abrié la puerta de mi cuarto (sin golpear),asomé media cara, medio cuerpo, media mano, y me dijo —Demerrio, te tengo que decir algo. — Qué, mama? —Veni, querido, vent al living. La segui. Intentaba adivinar de qué se trataba, pero la verdad es que era imposible. Mi mama siempre e5- taba un poco blanca, pero en ese momento Ja veia més blanca que de costumbre. ‘Nos sentamos en el living, Alli también estaba mi padre. Entonces vino la noticia: —Teanotamos en el colegio. Dejo un espacio en blanco porque asi me quedé yo, en blanco. ‘Mi mamé, blanca como la luna més blanca. Es linda i mamé. Morocha, pelo un poco abajo del hombro,al- go ondeado, raya al medio. Ojos negros: 2s a3 \ Es buena, Siempre me deja hacer lo que quiero. Me- nos ir a la ciudad y ni qué hablar de ir al colegio. Pero me acaban de dejar. ‘Mi papa también es bueno, Tiene bigotes finitos: Entonces no supe qué hacer y me puse a llorar. No Lloraba con ruido, sino que se me empezaron a Henar los ojos de Kigrimas y la nariz. de mocos. Pero nada mis. Mis padres, cuando vieron mi cara, se acercaron y se sentaron cada uno a un lado, yo estaba sentado en el sillén grande,y me abcazaron. A mt se me seguian lle nando los ojos de lagrimas. —Bueno, hijito.. —dijo mi mami—. Nosotros pensamos que querias ir. Por nosotros no importa. —Si quiero, si quiero —empecé a repetir mientras ime secaba las lagrimas con la manga, no fuera a ser que se artepintieran y me desanotaran. 2» —{¥ cuindo empiczo? —El viernes te toman un examen —contest6 mi papii— y si esta bien, podés empezar el lunes. — El viernes?! ‘Ahi si me quedé helado, El vierneses pasado mafana, Toda una vida pidiéndoles a mis padres que me man- den, y ahora, de golpe, se me viene el colegio encima. — (Como el viernes? jNo estudié nada! —No necesitas estudiar. La sefiorita Dorita dice que sabés, Adems, sos muy inteligente. —Més de lo comiin —agregé mi mam’. Otra vez. Siempre tengo que ser diferente de los demas. Pero lo importante es que voy a ir al colegio. ‘Tengo miedo. Tenia miedo cuando mis padres me esta ban diciendo esto, pero al mismo tiempo estaba feliz. Estoy feliz. — {La seforita Dorita no va a venir mas? —Si vasa al colegio, ella no viene més. Claro que si iba air al colegio. JN a qué colegio voy air? —A la escuela municipal. La que queda a dos cua- dras de la plaza. La mayoria de los chicos de la ciudad van ahi. La mayoria de fos chicos. Mésica para mis oidos. Mis padres habian tenido la delicadeza de anotarme en a escuela donde va la mayoria de los chicos de la ciudad. Mis amigos que todavia no conozco, pero que puedo imaginar. 30 —W qué pasa si no doy bien el examen? —pre~ gunté. Los cuerpos imaginados de mis futuros amigos empezaron a borronearse con esta duda. —Te va ir bien. La sefiorita Doria ya habl6 con la directora y le explicé lo que estabas viendo. Y la di- rectora dijo que era més que suficiente para entrar en a micad de sexto, . Sexto. Esc es el afio que me corresponde. —Que el examen era pura formalidad. Que fueras tranguilo, ‘Tranquilo es un poco dificil. Pero feliz. Si Feliz es muy facil. Cuando se entere el tatarabuelo Lart de que voy a salir al mundo, seguramente se va a emocionar mucho, — dla abuela sabe? —La abuela fue la que nos convencid de que te mandaramos. Que necesits estar en contacto con otros chicos. ¥ que en la escuela no te va a pasar nada. {Claro que no me va a pasar nada! jPero es que mis padtes no se pueden dar cuenta solos de esas cosas? @Necesitan que la abuela les diga todo? Si a los otros chicos no les pasa nada, gale qué tienen miedo? —Bueno, Demetrio —continué mi papi—: ahora ‘que vas a iral colegio, es mejor que hablemos de algu- as Coss. — ge qué, papa? —De cosas que quizis a nosotros nos parecen nor- males pero que para los dems no lo son. uh — Qué, por ejemplo? —Por ejemplo, hablar con los Lobos. Jugar con ellos. Lagente tiene perros 0 gatos... .-o.canarios... —.. pero no lobos. —Los lobos son salvajes con el resto de la gente. — Los demis no juegan con los lobos? —No. No. ~Y nosotros, gpor qué si? —Bueno, porque a nosotros no nos hacen nada. —Son nuestros amigas. —Mira, Dimitri, lo mejor seria que sien la escuela hablas de Rouch, no digas que es un lobo. No. Podrias decir que es un perro. —Puedo decir eso? — Bueno, hijo,es verdad que Rouch no es un perro, peto.. —Lo que no queremos es que los oeros chicos te ‘iiren como si fucses raro. Soy raro? —jNoo!! —gritaron los dos. Un “no” tan fuerte que me soné a un "s” No hablaria de Rouch y listo. Y menos de las rondas. - Ota cosa, hijo. Uh, otra cosa. —Los demas no hablan con los muertos —Aunque sean parientes, 32 —Asi que no menciones lo del cementerio en el jardin. Ni lo de las charlas, Entonces, claro, el abuelo es como los demas, por- que él no habla con los vivos. —Bueno, pero basta de consejos —dijo mi papa. —Si —agreg6 mi mama—. Al arardecet vamos @ contarles a los parientes sobre tu nueva vida. Después del arardecer Escuvimos en el cementerio, La tia bisabuela Ninf peg6 un grito de excitaci6n y dijo que a ella le hubiera gustado ir al colegio. El tio bisabuelo Lértudo exelams: — Por fin! Yel tatarabuelo Lart: —Muchacho,Ileg6 la hora. A encender las lces. A lo que mi mama contesté: —No Hlegé la hora de nada. No le des ideas raras al chico. —No necesito darle ninguna idea —agregé cl tata- rabuelo—. Por el chico corre sangre Latov, y con ¢s0 basta y sobra. Al terminar de oir estas palabras, os tatarabuclos por parte de mi madre, los Badén, que estin enterrados a la derecha, gritaron: AY sangre Bad FA —;Bueno, basta! —concluy6 pap’—. Les vinimos a contar que Demetrio empieza el colegio, nada mas. i. Lo que queremos es que haga una vida nor- mal —agregé mama, —Ah, por fin se acordaron —protesté la bisabucla Ludmila, quinta tumba desde la inquierda. —Vida normal... —refunfuié el. tatarabuelo— Desde el invento del Santecol no existe la vida normal En ese momento, papa se levanté (nos habiamos sentado sobre la tumba del tatarabuelo)y dijo: —jHora de la cena! YY Fue a buscar la regadera que habfa dejado deers de un drbol, y regé todas las cumbas con Sanrecol. —Diantre! ;Por las barbas de Tatuto! Lo peor es el perfume —protest6 el tatarabuelo. Saludamos y nos fuimos 2 cenar a la casa. “Alli nos esperaba mi querida abuela, que habia pre- parado Fioguis (mi plato preferido) para festejar mi en- trada ala escuela, De postr, torta de chocolate. ‘Cuando terminamos,a mi abuela se le ocurri6 la mejor idea del mundo: —{¥ siesta noche hacemos todos juntos la ronda de lobos? isi fin de afio. Salimos los cuatro hacia el bosque. En un claro, co- menzamos a silbar para lamar a los lobos, Fueron apareciendo, Dea uno. Dea cinco. De a diez, De acien. |! —gritamos, No la haciamos juntos desde 34 Hicimos una ronda. Mamé estaba més blanca que nunca, Antes del saludo final, cruzamos las miradas con los lobos. ¥ vi cémo a todos se les iban poniendo los ojos rojos. Ahora, en el medio dela noche, sigo escribiendo. Va aser un dia memorable. Por fin. Las puertas al mundo. Prometo que a nadie le voy a eontar los secretos de familia, Porque hoy, ademas de que me vaa cambiar la vida, también me enteré de que en mi familia hay se- cxetos. ‘Antes, cuando vefa una pelicula donde habia una familia que tenia un secreto y no se lo podia decir a nadie, me gustaba. Ahora que sé que mi familia tiene ‘varios secretos, no sé si esas peliculas me van a gustar tanto. A la noche, lunes 12 de agosto Ser un chico normal es mucho més dificil de lo que creia. No sé si lo pareceré, pero en ningtin mo- mento del dia me seni como los otros. Por suerte, el dia del examen me fue muy bien y la macstra me felicit6. Lo corrigid en el momento. Des- pués me Ilamé, me dijo que cémo podia ser que mis padres no me hubieran mandado al colegio y que me as esperaban el lunes. Yo no pude contestarle. No sabia por qué yo habia tenido que estudiar en casa. La cucstién es que esta mafiana empez6 mi vida en lacscuela. Ya al comienzo del dia fue anormal: levantarme con el sol. Tenia tanto suefio que no podia abrir los ojos. Me despertéi mi mam, que estaba mas dormida que yo. Abajo estaba esperando mi papa con el desayu- no, querienclo poner cara de despierto. Pero no le salia, Desayuné,me vesti.y fui a darle un besoa la abuela —Te vaa ir muy bien —me dijo. Pap’ me llevé en auto a la escucla. En el camino es- taba contento, pero apenas llegué me asusté un poco. Haba un tumulto de gente adentro y afuera del edificio. Entré solo, Habia chicos que corrfan por todos lados. Los chi- cos gritaban. No sé cémo podian gritar de esa manera tan temprano, De pronto soné un timbre y todos se ca- Haron. En aquel minuto hubo tanto silencio como en cl cementerio de la ciudad. En el silencio, me di cuen- tade que algunos chicos me miraban. Primero via un pelirrojo con los ojos clavados en mi mientras mante- fa el cuerpo paralizado en actitud de correr (habia quedado asi con el timbre). Pero sus ojos no estaban paralizados, Me los sacé de encima y los empezé a re- ‘olear. Entonces me di vuelta y pude observar que un gordito también me estaba mirando, Me volvi a dar vuelta y se habia sumado una chica de trenzas. Luego, % tuna de rulos, Las miradas parecian decir: "Oia, zy esto? sel nuevo? {Qué raro!”. Soné otro timbre y los cuerpos congelados se des- congelaron en un santiamén y empezaron a moverse y a dirigirse en direcciones contrarias. En menos de un segundo, todos los chicos habfan desaparecido. Estaba solo en el medio del patio. En eso, una sefiora con delantal blanco, algo gorda y con cl pelo tehiido de rubio, se me acere6. Tenia un papel cn la mano, Lo miré y dijo: — ;Demetrio Latov? Si —Veni por aci. Tu clase ¢s Sexto B. Sexto B. Bien. Me Ilevé a una puctta que daba al patio. Habja un cartel gue decia “6® B” La abris, ‘Adentro, un mont6n de chicos. —Veni, entra conmigo. Enuamos. Ella saludé a los chicos y a la maestra (es linda: el pelo castaio, los ojos como las uvas de la pa- rra de mi casa). Luego, me present: —Chicos, él es Demetrio Latov. Desde hoy estar ‘con ustedes. Es su nuevo compafiero. ‘Todos repitieron a coro: —Hola, Demetrio. Pero en sus miradas parceia haber risas.El pelirrojo del patio estaba sentado alli y mientras me observaba, se tapaba la boca con la mano. 37 mi maestra—. Yo soy ‘Ana, y te podés sentar alla, Chicos, hagan un lugar. Los chicos se fueron corriendo y aparecié un lugar, justo donde sefialaba el dedo de la maestra. Pasé, Era casi al fondo. Al lado de... {Como me suena esa cara! jClaro! Aho: rame doy cuenta, Era Juanba. El chico de la heladeria. ‘Ana me dio un cuaderno con mi nombre. Después reparti6 unos papeles. A cada chico le tocé un papel. En el papel habia escrito un cuento. El mismo cuento para todos. Lo tenfamos que leer en voz baja. Mejor di cho,sin vor. La compafiera que tenia de otro lado, lachi- cade trenzas, ley6 todo el tiempo diciendo “bsbsbsbs”, Fue muy curioso, porque cl cuento trataba de un chico que era amigo de un lobo. Hablaba con el lobo y jugaba con él. Al final, Ana pregunt6 si nos habia pus- tado. Todas dijeron a coro: — (Siti! Yono dije nada. 38 Diario de Juan Bautista Gutiérrez Martes 13 de agosto Es el mismo chabén que me crucé en la heladeria. Seguro, Tiene una cara que no te la olvidés ni loco. Es del que mi hermana decia:“jJuanba, mira qué pilido!”. ‘Tenia razén. Es muy blanco y con un poco de ojeras, como los viejos.Se rie timido, y la boca le hace un efecto «special: cuando se abren los labios, que son bien rojo, muestran unos dientes puntudos, Ademis, es demasia- do flaco, Cuando entré a la clas, José lo miraba de reojo y hacia reir al resto, El pobre flaco tuvo que cuidar to- dos los frentes, acosado por las miradas. ‘A mi, mis que risa, me dio un poco de miedo. Poco. Bueno, no miedo. Me daba algo raro cuando lo miraba. Un chico de quinto afio me dijo que vive en la casona de la montatia. Desde la plaza, esa casona se ve como ‘un punto, Un miserable punto en el paisaje. Pero yo una ver Ia vi con mi abuelo cuando fuimos a pescar. Entramos a subir por la montafa, hasta que llegamosa un Lugar donde se veia un techo detris de los arboles, 39 cera de una casa enorme. Mi abuelo me dijo que aquel techo era de la casona que desde la plaza parecia un punto, Me conto que alli estaba instalada una familia desde hacia varias generaciones y que pululaban dife- rentes leyendas alrededor de ella. Le pedi a mi abuclo que me contara las leyendas, pero me contesté: “Pavadas”. Desde ese dia quiero averiguar lo que se teje alrede- dor de aquella casa, Empecé a preguntar a los mas vie~ jos. Cuando fui a buscar los zapatos que mama habia ddjado para arreglar, le saqué el tema al zapatero, —Ub, cuando era chico se decian muchas cosas. Que alli guardaban muertos, eso se decia. Y resulta que ahora el duefio de esa casa es mi com- paniero.El panorama que me toca no es moco de pavo. Encima, Ana le dijo que se sentara a mi lado, Guardan muertos. Sera un mucrto guardado? Eso ¢s lo que decia José Ruiz en el recreo: que Demetrio era un uuerto, porque estaba muy pélido para ser un vivo. ‘Cuando Tlegué a casa y le conté a mamé lo de mi nuevo compafiero, me contest que seguro que era un chico que tomaba poco sol. A mi vieja no le gusta que hhable mal de mis compafieros. Pero no tengo intencio- nies de hablar mal de él, es solo que parece raro Si mi vicjo estuviesc aca, le contaria del nuevo. no lo defenderia tanto como mamé. ‘Cuando lefamos el euento del chico y el lobo, él se quedé como muerto, quiero decir que no dijo nada. 0 ‘Todos hablamos de los animales que cada uno tiene en. su casa, José hasta ladr6 como Mun, su perra policia. ‘Yo conté cémo Molécula, mi engreido gato siamés, me sigue a todos lados. La fanitica de Guille dijo que ella habla con los pajaros (tiene dos cotorras, Maqueca y Piscui), Bueno, pero Guille no es de lo més cuerda que ‘conozco. . ‘Todos dijeron. Pero el nuevo, mutis. No debe tener ‘un miserable renacuajo, Ni una insipida lombriz. Miércoles 14 de agosto, en clase No fue nunca al colegio, Esté liberando informa- ci6n en este instante. Saco mi diario para registrarlo. Lucila le pregunté: — gDe qué colegio venis? EI (colorado tomate invadiendo cara pélida): De ninguno. Ella: De ninguno?! ;No ibas al colegio? El: No. Ella: No?! El (mucho colorado tomate}: No. Y acorralé la informacién. No solté mas. Nos dejé con Ia incriga en la cabeza. Si piensa que es0 es todo lo que va a decir acerca de si mismo, esti loguisimo. Esos “no” fueron las tinicas palabras que dijo en dos dias. Ah, y “de ninguno”. 41 15 de agosto Hoy jugo con nosotros al futbol, Nos miraba como tun papanatas sentado en el banco hasta que lo invité y vino, Por suerte no se hizo rogar. En cuanto movi la ca~ beza como diciendo “;Venis?”,se levanté como un re- sorte. Hay que reconocer que juega bien. Nunca me lo hhubiera imaginado, Parece de goma y corre sper répido. ‘Terminamos ganando 4 a 2. O sea, antes de que él centraraibamos Qa 2, perdiendo, y desde que enti hici- ‘mos cuatro goles. Eno hizo ninguno.Siempre pasaba la pelota,no ¢s un morfén. Al final, José me dijo: —Juega bien la momia azafranada Para que lo diga José... Yo le pregunté a Demetrio si entrenaba en algan club, y me contest6 que no,que I siempre jugaba con... y se qued6 callado. *Con quign?”, le pregunté. Pero se hizo el sordo. {lendra amigos imaginarios? Mi prima Techi tenia un amigo imaginario que se llamaba Luis Eduardo y jugaba a Jas mufiecas con él. 20 jugar con los muertos que el zapatero dice que ticnen guardados? :Dénde los tendran? {En el ropero? Noche, domingo 18 de agosto ‘Mam4 y mi hermana, flor de pesadas. Las dos quieren que invitea Demetrio a casa. Me estuvieron insistiendo a todo el shado y el domingo Reconozco que desde que entré al colegio hablo mucho de él, que es palido, que juega bien al fatbol, que parece una marmota, que el viernes fue el Gnico que pudo contestarle a Ana sobre geografia. Es mas: sabia tanto que parecia un viajero ilustrado. Y eso que antes nunca fue al cole. Misterio sin resolver. . Mi hermanita le conté a mama lo de la heladeria, que ella habia gritado: “)Mira qué palido!”, y a mi vie- jale hizo gracia. Yo quiere conocer. Que pobre chico, que necesita amigos y comar sol. Hoy fuimos.a lo de mi abuelo y le hablé del nuevo. ‘Me dijo que un compaficro asi me podia servir como estudio de personaje (de él fue la idea de regalarme un diario después de que le conté que queria ser escrito). El quiere que lo observe y que lo deseriba en mi dia- rio. ¥ cuando le conté que mami y Fime insistian para aque lo invitara a casa, me contest: Ellas no te pueden andar diciendo a quién tenés que invitar. (O sea que la conclusién sobre lo que me dijo mi abuelo es observalo, pero de lejos. ‘Asi que don Demetrio va a tener que seguir jugando: ‘con sus muertos los fines de semana. Es medianoche y me dicron ganas de escribir. ‘Siempre caigo dormido como un troneo, pero hoy me desvelé, Papa no pudo venir este fin de semana. Habl6 8 por teléfono y dijo que habia mucho trabajo en el campo. Hablé el viernes a la noche, pero como me pu- se a contar sobre Demetrio, no lo escribi antes. Espero que el fin de semana que viene pueda venir, Pero falta ‘mucho para el fin de semana que viene. José tiene suerte porque el papi atiende en el consultorio al lado de su casa. A veces me gustaria irme con mi papa al campo, Peto seguro que si me fuera extrafiaria a mis amigos. Cartas en clase del martes 13 de agosto, de Lucila Montes a Guillermina Reyes y de Guillermina Reyes a Lucila Montes 2 Guille: Qué te parece el nuevo? & {No es raro? Tiene la nariz ganchuda wu como mi tio Andrés. & | Asis 4 Contestame. A Luli: Me parece que todo le da verglienza. Yo lo miré y enseguida miré para otro lado. Después, cuando estébamos leyendo el cuento, levanté la vista y él me estaba mirando. Entonces yo le dije que lo tenia que leer, pero ime contest® que ya lo sabia. Ya lo leiste?, le pregunté, y me dijo que muchas veces. Bueno, Lu, te dejo porque sino, Ana nos va a retar. e * Guille 4s Guille: Todo eso te dijo? A mi, el muy despanzurrado no me dijo nada. lu me lu: En el recreo Be [as vos ae Guile: g¥ qué le digo? L Lu: No sé. Cualquier cosa. Pedile la direcci6n dal correo electrénico. Ast después le escribimos. PO: Ahora paré con las cartitas Sabés qué? En el recreo le pedi su direccién de correo electrénico 4 y me pregunté qué era eso. ifs 0 se SB. | cer Vo le exliqt,y me cjo que * es0 lo habfa visto en la tele, que él no > & | tena computadora. Yo entonces le dije q_| sue sacara una direccién en la compu del locutorio, jpero no sabia donde quede el locutorio! gDande vive? Le dije que hay uno cruzando la plaza, xy me dijo que no podia cruzar la plaza, y yo le pregunté que por qué e ® no, y él me dijo que porque vivia , lejos, y yo le dije que en dénde, ey sabés en dénde vive? En la casa de la montafa. Tenemos que conseguir que nos invite a tomar el té. Un sabado 0 ‘un domingo. Tenemos que ir. Chau. &° wy * * 4 2 i: Me parece una buena idea e Me gustaria ir a esa casa. Pero si si vamos las dos. Sola no quiero. ’ Guile 8 ° el #/ Guille: Obvio que vamos las dos. Si vas sola no te hablo mas. ¢Sabés lo ‘que dice mi tio? Que en esa casa hay un cementerio antiguo. Yo me rmuero si tengo que dormir con un cementerio antiguo. z¥ vos? lu "7 Diario de Juan Bautista Gutiérrez 21 de agosto ‘Todos le adjudicamos cosas raras al nuevo. En rea- lidad se las adjudica él solo, porque que es raro, es rae ro, Ayer estuvimos comentando con mis compafieros que el nuevo nos sirve como objeto de estudio. José quiere ser médico cuando sea grande, y dice que De- metrio debe tener alguna enfermedad contagioss. Pa- mela, futura detective, se ali6 con Guille y con Lu pa- +a averiguar los misterios demetrianos. Mi abuelo me aconseja que no lo descarte como personaje No sé qué pensar. Por el momento, no puedo negar que lo miro. Mis de lo queen realidad tengo ganas Es que hay cosas que Haman Ia atencisn. Reconozco que pienso en él mis que en Ja propia Guille. Y antes, la verdad, no paraba de pensar en Guille, 48 Mas tarde “Tengo rabia emborrascada,o sea, rabia en borrasca. Un frasco de rabia en la cabeza al que cada tanto un viento Fuerte le sopla la rapa. Es por una cosa que me dijo Guille. Pero no sési escribirla porque tengo miedo de que la borrasca empiece a soplar de nueva, Lo que paso ¢s que Guile me dijo que ella también pensaba todo el tiempo en él. Ahora que lo escribem- pieza el viento otra ver. Uf, mas vale que mecalme. Le dije que no pensara en él, que le iba a hacer mal, que ‘me dejara a mi hacer las cosas, Que cuando yo tuviera averiguado algo le iba a contar. Ella me contest6 que pensar en Demi (Demi: ella y Lucila ahora le dieen Demi”) no le hacia nada mal, que al contrario, que ella y Lu se divertian eratando de ver qué le pasaba al compaficro nuevo. Ademis es normal, me siguié di- ciendo, que al ser el nuevo todos quieran saber de él. Si yo pensaba en él, por qué ella no podia. Al final ella hacia lo mismo que yo, tratar de sacarle alguna pala- bra al callado Demi. Entonces yo le dije que en serio le podia hacer mal. Ella me contesté que nosotros jugé- bbamos al fitbo! con élyy él ayudabaa meter un monton de goles Por lo tanto, Demi no era malo, solo misterio- so, Ahi se me salieron las palabras que yo no queria que se me salieran, No deseaba asustar a Guill, pero le dije —En [a casa de Demi, como lo Haman ustedes, guardan muertos. “0 Pero Guille me dejé sorprendido como un queso. Me dijo que ya Lo sabia, que Lu le habia dicho que en ‘esa casa habia un cementerio antiguo. Eso no le daba miedo. Yo Ie dije que noes lo mismo un cementerioan- tiguo que guardar muertos. Ella me dijo que si, que los ‘muertos se guardan en los cementerios,y si era antiguo significaba que hacia mucho tiempo que estaban ente- rrados. Y que sabés, le contesté yo, quizas los guardan cn Jos roperos. Que eémo va a ser eso, que los padres no guardan muertos en los roperos.Y que si era asi,en to- do caso, no seria culpa de Demi: él no tendria nada que ver. ¥ que, ademas, Lucila y ella se estaban mandando indirectas con Demi para que las invitara a tomar el é a la casa un domingo. No sean inconscientes, le grité, mien si les da té con un tésigo. ,Con qué? Tosigo es ‘un yeneno (lo habia visto en una pelicula, un hombre ‘envenenaba con un t6sigo a sus victimas). Ahi, Ana nos ret6 porque dijo que andabamos cuchicheando en vez de trabajar y yo ahora encima me ponia a gritar. Estd claro que tengo que hacer algo. Antes de que es- tas dos logren ser invitadas. Es urgente que averigiie mas cosas sobre Demetrio. 'Y me parece que la mejor forma va.a ser que yo mis- smo lo invite a mi casa para este fin de semana. Voy a te- ner que andar de visitas. ‘Lastima que mi viejo no puede volver para el sabado. Tiene que quedarse en el campo. Hace tres afios que se la pasa alla todo el tiempo. Ni siquiera viene los fines 50 de semana. Bueno, algunos, pero pocos. El me podria ayudar a averiguar los misterios que hay alrededor de Demetrio. 2 de agosto, noche Cada ver la cosa se pone mas oscura. Paso en cl recreo. Nada fuera de lo normal. Aparentemente, Pero Fue rato. Estébuamos jugando a la mancha venenosa casi todo cel curso, Yo era mancha, Por suerte, no habia muchos chicos de otros cursos porque se habian ido al Museo de Ciencias Naturales, asi que todo el patio era para nosotros. En eso, la corro a Guille. Guile sale dispara- da porque odia ser mancha. Y zas, patind, Cayé de ro- dillas. Conclusi6n: rodillas raspadas, y de una, sangre. ‘Tres hilitos de sangre que le colgaban hasta la mitad de la pierna. José, el futuro médico, se fue apurado a amar a Ana. Yo enseguida corri para donde estaba Guille. Pero el rapido “Demi” me gané de mano. Ya se encontraba Guille tirada entre sus brazos. El habia puesto la cabeza de ella sobre sus propias rodillas, y ‘encima, como si fuera el duetio de todo, decia: —Nola levanten! ¥ le miraba la herida. ‘Todos le mirabamos Ia herida. Hasta ahi nada raro, Pero entonces yo me puse a observarlo a él. Tenfa los st ‘0 fijos en los hilitos de sangre. Juro por Molécula ‘que no exagero. Le miraba los hilitos y os labios se Le pusieron mas rojos. Abrié un poco la boca y entré en. funcionamicnto el efecto especial, porque los dientes parecian mas afilados que nunca. Guille se quejaba sin lagrimas. Dej6 que ese “De- mi” searrodillara junto a ella y Ic pusicra la cabeza so- bre sus pieras, Vino Ana con un frasco en la mano y una bolsa de algod6n. José la seguia detrés. Ana dijo: —Gracias, Demetrio. —Y a Guille —Eseés bien? —mientras le pasiba el algodén con alcohol. Le agradecié a Demetrio antes de preguntarle a Guille si estaba bien. No sé qué les pasa a las mujeres. Entonces, de golpe Demetrio se puso todo colorado, se ve que le dio vergitenza, y se levant6 casi tirando la cabeza de Guille al piso. Suerte que Lucila y yo estabamos al lado y se la sos- tuvimos. El papanatas salié corriendo. Se perdié detras de la escuela, ‘Ana dijo que no era nada, que ya Guille podia le- Guille se levanté y 1a ayudamos a sentarse en el banco del patio, Primero todos le hicimas compafia, peroal ratito los demas se pusieron a jugar de nuevo y yo me quedé a su lado. ¥ le pregunté — fie diste cuenta? — De qué cosa? —De cOmo te miraba la sangre. Guille no me contest6 nada. eto seagarré fuerte de mi brazo y no se sols hasta queson6 el timbre. 3 (Divs bi Dinatrn Xt if 14 de agosto Tuve que confesarlo, No fue facil, pero no tuve mas remedio, La chica pelirroja, Lucila, me empez6 a preguntar. Yo no queria contestarle, Pero si no le decfa nada, algéin otro iba a comenzar a preguntar (estébamos en clase y cualquie- 1 podia escuchar lo que hablabamos) Le dije que nunca habia ido al colegio. {Qué ganas de mentirle me dieron en ese momentol: que habia ido al Independencia o a cualquier otro nombre inventado, No sé, al colegio hunch Pero me salié decir la verdad. Que no habia. ido a ninguno. Pude escuchar el murmullo de todos diciendo: “jA nningunooo!”. Ya José canturrear: “Qué suerte que tiene este ibe", Qué suerte. Yo no le veo la suerte. ‘Me imagino que se habrén quedado pensando la ra 6m por la cual mis padres nunca me habfan mandado antes, Pero, para mi alivio, nadie pregunt6, porque yo no hubiera sabido qué contescar. ‘Ahora si que me siento mortecino. sa 4 | 15 deagosco {Estoy feliz! Hoy jugué al aebol con mis compafie- ros. Por suerte jugué bastante bien. Les ganamos, y al. final me venfan a felicitar. Creo que voy a poder Megara ser amigo de Juanba, cl chico que se sienta a mi lado. Me parece que es el més buena de todos. Sacando a Guille, por supucsto. De Guille podria hablar durante mucho rato, Ella charla conmigo sin ponerme nervioso. No esti tratan- do todo el tiempo de que yo diga cosas de mi. Porque fos demés, desde que se enteraron de que vivo en la “casona de la montafia", como diccn ellos, no hacen mis que preguntarme cémo es la vida alld. Ni que viviera en otro pais. No sé qué les llama tanto laatencion. En realidad, si yo les contara de Rouch, s{vendréan motivos para sorprenderse. Pero mis padres no me de- jan nombrarlo, Lo que no me gust nada es cuando José se burlé de ini y dijo que en mi casa habia muertos en el ropero. Después se ri6 como loco. No sé qué le ve de gracioso aso. A mi me pareci6 un mal chiste. Dice que cuando sea grande quiere ser médico. Si se burla de las perso- nas,nadie se va a querer atender con . Sibado 17 de agosto ‘Ayer, todos los chicos estaban contentos porque ve- nia el fin de semana. Pero a mi me hubiera gustado que siguiera el colegio, que fucra lunes, Ahora tengo que esperar a que termine el sibado, y después el do- mingo, para seguir con mi nueva vida. Les pregunté a mis padres si el domingo podiamos ir a la ciudad, te- nia esperanzas de encontrarme con alguno de mis compafieros, pero me dijeron que no, que por el mo- mento el cambio habfa sido suficiente. Estoy esperando que se haga de noche para queapa ezca Rouch, Desde que empecé el colegio, mi mama me deja dar una vuelta corta, nada mas. Que no me salga del jardin. Nada del bosque. No me puedo acostar tarde. Si no, cémo hago para rendir al dia siguiente. Yo, me acueste tarde 0 temprano,a la mafiana estoy muerto de suefio igual. Y mis padres también. Por lo tanto, ten- go. quién salir. Y, por otro lado, en el colegio rindo. Hasta ahora pude hacer todos los ejercicios ‘Mi abuela quiere que enscguida después de cenar la acompane al cementerio a visitar a mis parientes ya contatles Jo del colegio. También tenemos que ir a echar Sanrecol. Desde que cmpecé el colegio, todas las rnoches riega mi padre. Parece mentira pero si uno empieza una vida nueva, qué lejos parecen las cosas que uno hacia en la vicja Ahora, con el famoso “te tenés que acostar temprano”, 56 las visitas al cementerio se habian suspendido y, segiin mi abucla, los parientes estaban ansiosos por saber ¢6- ‘mo me habia ido en mis primeros dias de clase. Pero hoy es sibado y cengo permiso para acostarme tarde. "Todos en mi lugar estarian contentos. Pero yo quiero que sea domingo a la noche para te- ner que ir al dia siguiente al colegio. No es que no «x- trafic a mis parientes. Al contrario, me encanta la idea de ir a charlar con ellos esta noche. Pero no me quita laansiedad de continuar con mi vida nueva. ‘Aunque por una cosa estoy contento de que sea sa- bado, y es que después del cementerio me voy a ir con Rouch al bosque, y voy a dar la vuelta ms larga del mundo, Lastima que no le pueda contar estas cosas a mis compafieros. Estoy seguro de que si Juanba conociera a Rouch se haria amigo al instante. Tengo ganas de.co- nocer a Molécula. Y también a Moqueca y a Piscui, las cotorras de Guille. No sé si me gustaria tanto conocer a Mun, la perra de José. Me imagino que le voy a cacr tan mal como a su ducito. Con la diferencia de que de- be tener dientes més grandes. Domingo 18 de agosto Mi tatarabuelo dice que estoy cambiado. Mis segu- 10 de mi mismo, Que me siento mas derecho sobre la 57 \épida de su cumba. Escé contenco de que vaya al cole- gio. No tanto para que estudie, se molesté en aclarar, sino ‘para que pueda intercambiar cosas con mis compaiie- +05, como, por ejemplo, figuritas Si ese es el ejemplo que puso. Desde ya que mi tatarabuela se enojé al ofr al titara y le dijo que estudiar era importantisimo y {que para eso se iba al colegio, y no para intercambiar figuritas que seguramente ya no se usarfan més, Les hablé de cada uno de mis amigos nuevos, y cuando Iegué a José, mi tatara me sugirié que si me molestaba le diera un mordiscén. Cuando dijo “mor- disc6n”, mi abuela amenazé con terminar la visita. “Si Je siguen metiendo esas ideas raras, nos vamos". E50 dijo mi abuela, ‘Yo me rei un buen rato con la idea del mordiscén, y con mi tatara empezamos a imaginar las mil y una maneras de dirselo:en el momento de entrar a clase,o en medio de una leccién, un buen mordiscén en a nalga izquierda; durante un partido de fitbol, un mordiscén en el dedo gordo del pie. Finalmente, mi abuela entendié que se trataba de una broma y se puso a reir con nosotros. Después, mi tatarabuelo empezé con las preguntas indiscretas: que si me gustaba alguna chica, que cémo ‘ra, etcétera. Yo traté de cambiar la conversacién, En- tonces se puso un poco pesado, haefa unas risitas bur Jonas y me preguntaba si no me daban ganas de morder akaschicas, 58 ‘Mi abuela se dio cuenta de que me estaba ponicndo joso. Luego de retar a mi tatarabuelo me mand6a que regara con Sanreeol. ‘La visita termin6 en aplausos. Cuando dimos las bbuenas noches, se levanté una polvareda de todas las cumbas y se escuch6 un aleteo de manos. Saludé erno- cionado, con una revereneia, Habia entrado por fin al mundo del resto de la gente. Ya no seria mas el chico gue anda solamente con los lobos o con los muertos. Bueno, y con los parientes. Ahora, por fin, ten Y parece que los parientes estaban de acuerdo. una vida normal, Un poco mas tarde Rouch vino a buscarme a la medianoche y dimos tuna vuelta por el bosque. Troté en su lomo blanco bajo el rayo dea luna, Fue la vuelta mis linda del mundo, Ni todos los Moléculas, Moquecas o Piscuis,y ni qué hablar de las Muns, pueden compararse a mi Rouch. Lanes 19 de agosto Lunes, por fin lunes. Quiero los lunes. Tengo suefio yy estoy por bajar a omar el desayuno, pero descaba es- cribir esto en mi diario. Que quiero mucho los lunes. eo) 21 deagosto ‘Me gusta conversar con Guille. Es précticamente la danica persona con la que hablo. ‘Al principio pensé que podta llegar a hacermeami- go de Juanba, pero siento que me mira raro,comosi no. confiara en mi, Igual seguimos jugando al férbol jun- tos y no nos puede ganar nadie. 22. de agosto Hoy Guille se lastimé jugando ala mancha.Juanba Ia estaba persiguiends y ella se cayé con las rodillas so- bre el piso del patio, Pobre, cl piso del patio es muy du- ro, Enseguida le salié sangre y me apuré a ayudarla, ‘Todos quer‘an levantarla pero yo les dije que no la mo- vieran porque no sabiamos si tenia algén hueso roto. Le salfan tres filitas de sangre desde la rodilla. Tene la sangre bien roja ‘Yo me quedé murndole la sangre mientras le soste- fa la cabeza y decfa a los dems que no la movieran. or un minuto me olvidé de todos y me quedé hip- notizado miréndole la lastimadura. La verdad es que queria darle un beso. Tenia ganas de saber qué gusto tenia la sangre de Guille. Después vino Ana, Entonces me desperté como de un suefio. Juanba me estaba mirando. Tuve miedo y © sali corriendo. Pobre Guile, le solté la cabeza. No sé qué pensara Juanba de mi, ‘No creo que quiera ser mi amigo. Viernes 23 de agosto jGuau! jJuanba si quiere ser mi amigo! Me invité a su cast mafiana, Ahora si voy a empezar a querer los fines de semana. Espero que mis padres me dejen ir. A veces no sé de qué ticnen miedo.Si me dicen que no, me voy a poner a llorar como un loco, les voy a decir que me voy aen- fermar. Ysi me siguen diciendo que no, me escapo. Y le arranco la barba a Tatuto, pelo por pelo. GI Correo electrénico entre José Ruiz y Juan Bautista Gutiérrez De: joseruiz@polaris.com Para: juanba@sofi.net Fecha: 21 de agosto 21:33 ‘Asunto: Demetrio ‘Juanba: Invitalo a Demetrio este sabado a tu casa {y yo caigo y entre los dos lo apretamos para que cuen- te su historia, Yo a este pibe lo veo cada vez mas es- trambético. :0ué pas6 cuando se lastimé Guille? gf puso cara rara? Eso me dijo Lu. Que vos le difiste a Gui- lle que Demetrio le miraba la sangre. Después Guile le dijo a Lu y Lu me dijo a mt. zEso dijiste vos? Contesté. José e i i ne i De: juanba@sofi.net Para: joseruiz@polaris.com Fecha: 21 de agosto 21:37 Asunto: RE: Demetrio ‘José: Si no te hubieras ido a buscar a Ana lo hubie- ras comprobado con tus propios ojos: la cara de Deme- trio mirando la sangre. Pero dejémelo a mi. Mafiana lo invito para el sabado. Después, si necesito tu ayuda te llamo. Pero para que él cuente algo, primero tiene que entrar en confianza. Si venis vos, por ahi no cuenta nada. Juanba De: joseruiz@polaris.com Para: juanba@sofi.net Fecha: 21 de agosto 21:44 Asunto: RE: Demetrio Juanba: Por suerte me fui a buscar @ Ana, porque ninguno de ustedes reaccionaba. El sdbado espero tu llamado, Si necesités rescate, all&éaa iréseé. Aunque no creo que un pibe con cara de muerto te pueda hacer algo. Bueno, si no juegan al fitbol. Porque si juegan, te hace de goma. José 63 Diario de Juan Bautista Gutiérrez ” Sébado 24 de agosto, noche Creo que hoy me hice de un amigo verdadero. Al io no fue facil. Ninguno de los dos sabia qué Querés jugar a ..2%,y le mostraba mi colec- ibn de aucos, y él me contestaba: “Como quieras’,0a 1a pelota, “Esta bien”, o...y no se me ocurria qué mas ofrecerle, y 1 no proponia nada, Hasta que aparecié Molécula. Y Molécula se hizo amigo de él enseguida. Sin pre~ guntarle nada. Entonces yo me dije: “Si es amigo de Molécula, es amigo mio". ¥ no sé como se dio, pero em- pezamos a conversar como si nos conociéramos de toda Ja vida. Antes de que Hegara, en mi casa estaban muy ner- viosas, ni que fuera a venir el presidente. A las tres en punto tocaron el timbre. Jime corrié a abrir la puerta, y se lo quedé mirando sin decir nada. Entonces aparect yo para hacerlo pasar, porque si no, todavia estaba alli parado. Al principio me pareci6 of pirates cna canon. tan raro como siempre. Pilido, con la sonrisa timida, Aunque con los ojos bien brillantes. Las mujeres (mi hermana y mama) empezaron a armar una turba es- ‘candalosa, Le hablaban a la vez, Mam( estaba detris de mi, Asi que cuando di un paso atris para dejarlo pasar a Demetrio, la pisé,y ella se puso a gritar y levant6 el pic. ‘Yo casi me caigo y Jime se reia como una histérica. Por suerte, mi abuelo, que también estaba en casa, no se le ocurrié aparecer en ese momento. Andaba muy ocupado haciendo los escones para la hora del té, con una receta que habia sacado de un libro. El que tampoco estaba en la puerta era mi papa, porque se en- contraba en el campo. Finalmente logré que Demetrio entrara del todo y cerré la puerta. £ las miraba con esa sonrisa que no se la saca ni para dormir, pero no contestaba ninguna pregunta, Bueno, como siempre. Decidi salvarlo y dije: —Demetrio, vamos a mi cuarto. Santo remedio, lo dejaron pasar. Y me lo llewé. En micuarto fue cuando no sabfamos qué hacer y yo intentaba crear algiin circuito de interés entre los dos * Miri mi coleccién de autos, de historictas’; “Querés ‘armar un castillo?”: Hasta que aparecié Molécula en la ventana. No sé si alguna ver lo describ a Molécula. Es cl gato mas blaneo del mundo, Con el hocico beige y Jos ojos claros. Es un siamés, Me lo regalé el viejo para mi diltimo cumpleaiios. Me levanté para abriele la ventana y dejarlo pasar. Pero antes de abrirle observé una cosa que me Ilamé la atencién, Molécula lo estaba mirando fijo a Demetrio, como hipnotizado. Le abri la ventana y salt6 a sus bra- 203. En el primer segundo pensé que era para atacarlo. No terminé de geitar:*|Molécula!” que me di cuenta de lo contrario, Molécula se encontraba en los brazos de Demerrio como pato en el agua. Se lo notaba feliz Yolo conozco bien. Se ve que a Demetrio le gustan los, animales, porque le hacia mimos a Mole hasta con su cabeza, Qué raro que los viejos no le compren ningu- za mascota. También ¢s extraiio que Mole sea tan da- do con alguien que recién conoce. En general es arisco. Mi abuelo dice que al Ginico que quiere esa mi, Bueno, ya mi viejo también, Cuando viene, se le queda quie: tito en la falda, como esta tarde hizo con Demettio. ‘Como por arte de magia, después de la entrada de Mole, nos pusimos a charlar sin parar en toda la tarde. De todo un poco, El circulo de interés se hizo solo. De- metrio me cont que antes sus padres no lo querian mandar al colegio y que tenia una maestra particular {que se llamaba Dorita, pero que se aburtia como loco. Y que ir al colegio es lo que mas le gusta en la vida. Y yo le conté cuando en verano vamos al campo donde trabaja el viejo, y lo bien que la pasamos. ¥ que si podia,algéin dia lo iba a invicar Después terminamos hablando de Guille. Es obvio que los dos gustamos de ella. El me dijo que aunque a 66 Alle gustara,se daba cuenta de que Guille gusta de mi. Pero me parece que eso era antes de que él llegara, por- que me da la impresin de que ahora Guille no sabe qué hacer. Pero esto Giltimo no sc lo dije. Después le conté que José y Lu se gustaban, y él me dijo que ya se habia dado cuenta. ¥ que los dos juntos se burlaban de él. Entonces, para ponerlo contento, Ig comenté «que la que seguro gustaba de él era mi hermanita Ji- me. Exo le hizo mucha gracia. Jime es muy chiquita para él y se lo queda mirando como una pavota. Y justo cuando estabamos hablando de ella, se abrié Ja puerta como un ciclén y, por supuesto, squién era?: Fime, Que fuéramos a tomar el té En la mesa estuvimos hablando con mam y mi abuclo, y mamé dijo que pap’ llegaba mafiana. Qué léstima que Demetrio no lo haya podido conocer hoy. Bueno, igual lo voy a inviear otro dia, para que lo co- nozca. Todos dicen que me parezcoa él. La cuestion es que nunca la pasé mejor. Me diverti més que cuando viene José. Con José no hablamos nunca asi como hablé hoy con Demetrio. Indudablemente, un buen amigo. Lo mismo opina Molécula, que se encuentra al ado ‘mio, metids los dos en la cama,a punto de dormir. ( Diwris di Donstris Let Sibado 24 de agosto, noche Hoy fui a lo de Juanba. ¥ descubri algo muy raro. Cuando ibamos para Ia casa estaba muy nervioso. Era la primera ver. que iba a lo de un amigo, Puedo decir que es mi amigo, La pasé muy bien con 41, ahora que la conoci mejor a Jime, me parece muy simpitica. El abuelo habia hecho escones para la hora del té,y estaban riquisimos. La mama también parece buena. Al que no conoci fue al pap porque esta traba- jando en el campo. Pero el que es genial es Molécula. En un momento, cuando estébamos jugando en el cuarto de Juanba, aparecié por la ventana. Nos quedamos miréndonos por un buen rato. Molécula y yo nos entendimos ensc- guida. Después, Juanba le abrié Ja ventana, y Mole se Vino conmigo. Se pas6 en mi falda toda la earde, A ve- ces pienso que me entiendo mas r4pide con los anima- les que con la gente, Creo que a partir de que el gato me acept6, Juanba me empez6 a ver como un amigo. Estoy demorando cn contar lo que me pasé al final Por dos razones: porque queria dejar registrado cn mi diario el comienzo de mi amistad con Juanba, cosa os que acabo de hacer, y porque hablar de eso me pone nervioso. Pero ahi va: Un ratito antes de que me pasaran a buscar mis pa- des, fui al bafio. En el baiio,arriba del lavatorio, habia un espejo. Nunca antes habia visto uno. Bueno, si,en a televisién, pero nunca uno real. En mi casa no hay es- ‘pejos. Una vez le pregunté a mama por qué no com- pribamos uno y lo colgibamos arriba del lavarorio, 0 ‘en ka puerta del ropero, como en las peliculas. Mama ‘me dijo que para qué, si yo me veia muy lindo,que ella me lo podta decir sin necesidad de que me viera en un espejo. ¥ ademas, agregé mi papa, que estaba escuchan- do la conversacién, si tuviéramos un espejo en asa, siempre dirfa “tu mamé es la mas linda” como en el cuento de Blancanieves, y tu abuela se pondria muy celosa. Y ni qué decir de la tia Eulalia cuando viniera de visita, La cuesti6n es que no pudieron hablar del tema del espejo en serio. Y ahi quedé, En el bafto del colegio por ahora no hay espejo. Pa rece que pocos dias antes de que Llegara yo, tuvieron que romper parecies para cambiar cafios. Asi que estan en arreglos. La directora nos dijo que el Lunes van a co- locar los azulejos. ¥ que disculpramos las incomodida- des. Algunos chicos pidieron que pusieran un espejo provisorio hasta que colgaran de nucvo el grande arri- tha del lavatorio, Parece que evaron un espejo chico, pero uno de los alumnos de segundo lo pated y otro se @ cort6 con un vidrio, asi que la directora dijo que no tendriamos espejos hasta que colocaran el grande. Conclusién: el bafio del colegio tampoco tiene espe, asi que hasta el momento yo no habia tenido dénde mirarme. Pero ahora estaba solo en el bafio, con un espejo al alcance de la cara. Meacerquécon miedo y con les ojos cerrados. En exe momento cocaron el timbre, Seguro que eran mis padres. Me tenia que apurar. Alguien grit: “{Demetrio, te vinieron a buscar!”: Creo que fue Jime. Apagué Ja luz y acerqué mas la cara al espejo. La prendi, Abri los ojos. La apagué de nuevo inmediata- mente, Otra vez gritaron: “Demetrio!” Sali, Saludé a mis padres con mi mejor cara de con- tenco, Estaban charlando con la mamé de Juanba Cuando Juanba se despidié de mf, me dijo que se habia divertido mucho. Yo también me habia diverti- do mucho, pero en ese momento no pude decir nada. El espejo no habia reflejado mi cara. al menos, si lo habia hecho, yo no la habia visto. En el espejo se veia una parte de la pared pintada de amarillo, con la percha para la toalla, como si ningdn objeto se hubiera do del bao, xpuesto entic el espejo y el fon- as SNF = Cxtals Culley Moldestévora, 22 de agosto Querida familia: Todo lo que estoy viendo es increiblemente maravi- lloso, Sorprendente. Encantadoramente bello, Tenian avn cuando me decfan que no hay mejor coxa que viajar para levantar el 4nimo. La emocién que senti cuando Iegué al pueblo de Jos antepasados es indescriprible. Parece un lugar con- agelado en el tiempo. Los negocios, en ver. de palabras en los carteles, te- ren dibujos. Asien la puerta del zapatero remendén, hay un cartel de lata con forma de bota. Arriba de ka panaderfa, de noche se iluminan dos panes eruzados. Los restaurantes pintan las paredes exteriores con pla~ tos de comidas, y quedan muy coloridos. Bueno, por el momento los dejo. Mi amiga Chichi dice que me apure porque, hablando de restaurantes, eshora de comer,y vamosa ir a uno con comida tipica. Mamé, me voy a pedir un guiso a la eacerola con pan trenzado, como el que haeés vos. es. mes Déa siguiente ‘Me pas algo bastante desagradable. Anoche, cuando volviamos del restaurante, el taco del zapato se qued6 enganchado en el empedrado de la calle —aci todas lascalles son antiguas— y se me-sali6. Buena excusa pa- ra conocer la zapateria por dentro, le comentéa mi ami- ga Chichi. Si, me contest ella, la verdadera manera de conocer un lugar es hacer lo que hacen Jos lugarefios. Entonces, hoy remprano fuimos a lo del zapatera remend6n, ese negocio donde tienen la bota de lata en Ja puerta, para que me arreglara el taco. Nos entendi- ‘mos con sefias. Bueno, al mostrarle el zapato en una mano y el taco en la otra,se dio cuenta enseguida. El lugar cra muy simpatico. No asi su ducfio. Un hombre con el cefio fruncido y bigotes abundantes y argos. Detras del mostrador y del hombre, haba es- tanterias en las paredes llenas de cajas de zapatos, y en. cada caja habia escrito un nombre; bueno, un apellido: Milcov, Carvin, Trespelston, Pulen, Pelov, Cuchenoy, evoétera El zapatero tomo una caja vacia y alli deposit mi zzapato, junto con su taco. La tap6. Tomé una birome, la apoy6 en un lado de la caja y me mix6. Era obvio que lo que queria saber era mi apellido. Entonces yo, contenta de que a pesar de no hablar el ‘mismo idioma nos entendiamos igual, tomé aire y dejé deslizar por mi boca:

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