Carrillo Laledo (2001), Sebuc.
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Aevwclas Sriuicuos
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tecros, pp-2a-49 |
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1
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Pe ulenouow it dus DU)
CAPITULO PRIMERO.
LOS DERECHOS HUMANOS EN LA CARTA.
DE LAS NACIONES UNIDAS
SUMARIO: 1, Los derechos humans x el Derecho internacional anterior la C
las Naciones Unidas.—2.
acones Unidas?) Derechos humane pane
dos.—4, Relevancia de In sen-
‘en los asuntos del Sudoestealrcano (18 do je-
1. LOS DERECHOS HUMANOS EN EL DERECHO.
INTERNACIONAL ANTERIOR A LA CARTA
DE LAS NACIONES UNIDAS
EI Derecho internacional tradicional apenas se ocupaba de los derechos
‘humanos pues era un sistema juridico interestatal, regulador de las relacio~
nes de cocxistencia y coopericién entre Estados soberanos,
‘Aquel
cificos y sectoriales de prote
1
ral de Bruselas, de 1890); los convenios destinados a la proteccién de heti-
dos y enfermos en tiempo de guerra (Convencién de Ginebra de 1864, re-
novada er és é
de fas ho:
iades (Convenciones de La Haya de 1899 y 1907, adoptadas en
las Conferencias de la Paz, celebradas en La Haya en 1899 y 1907), El re-
curso a la guerra (ius ad bellum) era una facultad dis
dos soberanos, por lo que el Derecho intermacional se
manizat la guerra (ius in bello), ya que no la prohibia ni
uestos en los que el recurso a la guerra e ;
Por consiguiente, y a pesar de su card
nacional tra las exigencias de humanidad,
tanto en la regulacié idades y en la
cia humanitaria a las victimas de los conflicts armados como en ott
030 ‘SOBERANIA DE LOS ESTADOS Y DERECHOS HUMANOS
tuacién
sas en el Imperio otemano aunque su practica no se
ervenciOn e integridad territorial de los Estados; en fu
nalidad, la proteccién de la persona o bienes de nacionales en el extranjero,
io sector doctrinal sostuvo en cambio su conformidad con el Dere-
, por otra parte, el recurso a la guerra
tubre de 1924, tiene ii
ado protege asus nacionaesy sus ies de preva.
eto dela soberania teri
un Estado pudiera dar a sus nacionales,
acién del Derecho internacional ya que
ica de los extranjeros de acuer~
acidn: respeto de su integri-
dad personal, de sus bienes, de su derecho de acceso a los tribunales de jus-
ticia, de su derecho a no ser discriminado ni tratado arbitrariamente, ete. Es-
n embargo, eran debidas al Estado di
lirectamente a los individuos, p
risulares de derechos subjetivas en el Derecho interna
sim principio elemental det Derecho intemacional el que autoriza al Estado a pro-
fegera sus nacionales lesionados por actos contrarios al Derecho internacional co-
ion diplomaticao a aida jai
Ter, a decit verdad, su propio derecho, el cr respeta ol De-
‘echo internacional en la persona de sus sibditos. Desde el momento en que un Es-
"Recueil des Sentences Arbitrales, voll p. 641
[LOS DERECHOS HUMANOS EN LACARTA DELAS NACIONES UNIDAS 31
ado hace suya ta causa
ional, a as ojos de esta
los extranjeros estaban més protegidos por el Dere
cional que los apatridas 0 Jos nacionales del Estado al que un il
al fuese atribuible: més protegidos que los aptridas, pues éstos
recen de nacional vis protegidos que los nacionales del Estado
fractor del orden ‘porque, insist, ternacional tradi-
cional no regulaba las relaciones entre 5 y su propio
Estado, que eta una cuesti6n interna en la que los demas Estados tenian la
obligacién juridica de no
inte, era muy precaria en
ue podian ser protegi-
stado de su nacionalidad si éste queria hacerlo, ya que la pro-
teccién de las person das por actos contrarios al Derecho
ado era una facultad disc
sdad de Naciones
-rnacional de los
leva cabo a través de di
‘Tras Ia Primera Guerra Mundi:
la aproximacién sectorial ala p
CPN, Série Ay1.°2, p. 12. La cursive en In ita es la,32 ‘SOBERANIA DELOS ESTADOS Y DERECHOS HUMANOS
régimen de proteccién de
la accién confiada a la Organizactén Internacional del Trabajo,
Por otra parte, las Convenciones de Ginebra de 1929, sobre heridos y en-
fermos en campaiia y prisioneros de guerra, desarrollaron el régimen de pro-
teccién de las victimas de los conflictos armados que habia iniciado la
Convencién de Ginebra de 1864, renovada en 1906.
La protecci6n del trabajador y de las personas victimas d
conflictos
protec es fueron, indiscuti
cambio en el Derecho intemacional tradi
conocer que entre 1919 y 1939 los derechos hhumat
los por el Derecho internacional con cardcter sect
in e los derechos de seres humanosstuados en determinadas ca
‘as especificas, por lo que, a pesar de las innovaciones y catnbios in-
(aieldon’ el don dteradoral gud steno ena epoca dea Sociedad
de Naciones un sistema interestatal
2. INNOVACIONES QUE INTRODUJO LA CARTA
DE LAS NACIONES UNIDAS
Las expresiones «derechos fundamentales del hombr
manos», y «dignidad de la persona hi sparecen reiteradamente en el
texto del tratado constitutivo de la Organizacién de las Naciones Unidas.
Asi,
— enel Preémbulo, en el que los Estados miembros reafirman su fe en
os derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la per-
— en cel articulo 1, que al enunciar los propésitos
das se refiere en su apartado tercero al «desarrollo y estimulo del respeto de
los derechos humanos ‘i ho
— ene , cuyo inciso ¢) dispone que la Organizacién pro-
(cel raspatountal fs dercohos amas a las ibortades
incién por motivos de raza, sexo, idio-
‘ya la efectividad de tales derechos y libertade
jculo 56, que prevé que para la realizacién de los anteriores
propésitos los Estados miembros de las Naciones Unidas «se comprometen
4@ tomar medidas conjunta 0 separadamente en cooperacién con la Orga~
nizaciém
LOS DERECHOS HUMANOS ENLACARTA DELASNACIONES UNIDAS 33
— enelarticulo 73, en el que se dispone que los Estados miembros que
tengan o asuman la respons de administrar territotios cuyos pueblos
no hayan aleanzado todavia la plenitud del gobierno propio «reconocen que
los intereses de [os habitantes de esos territorios estin por encima de todo»,
in de promover [...] el bien-
igurar entre los objetivos bé-
romover el respeto a los
de todos, sin hacer dis-
Consejo Econé:
es de orden econémico y social y para la
le los derechos humanos; este articulo es la base consti
mmisién de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, érgano sub-
sidiario del Consejo Econémico y Social cuya creacién fue prevista en la
propia Cart
Estas disposiciones fueron el resultado de los esfuerzos de los pequeiios
y medianos Estados en la Conferencia de San Francisco, ya que en las pro-
puestas que las grandes potencias adoptaron en Dumbarton Oaks, en 1944,
derechos humanos porque la preocupacion
juéllas en relacién con el orden a establecer tras la guerra era
ito y preservaci6n de Ia paz y seguridad internacionales.
ica que en las propuestas adoptadas por las cuatro potencias in-
ala Conferencia de San Francisco (China, Estados Unidos de Amé-
ino Unido de Gran Bretaiia y URSS), en relacién con los propési-
nueva Organizacién Internacional 2 crear cuando la guerra finali-
amente aparecia una referencia a la cooperai
para resolver problemas hum: y, en el ce
eracién econémica y social en el plano internacional, dos escuetas re-
ferencias a los problemas humanitarios y a la promocién del respeto de los
derechos humanos y de las libertades flindamentales*. Algo pues muy po-
bre y muy por debajo de las expectativas y esperanzas suscitadas por el Pre-
su Mensaje de 6 de enero de 1941 (en
ra y expresidn, la libertad de concien-
ia, y la liberacién del miedo); 1a Carta del
de agosto de 194i; la Declaracién de las Naciones Unidas,
de Ide enero de 1942, y la Dectaracién de Filadelfia, de 10 de mayo de 1944,
nite Nations Conference on International Organization (en adelante, UNCIO), vol. LV,34 SORERANIA DE LOS ESTADOS Y DERECHOS HUMANOS
ico, una Declaracién conjunta del Presidente
Roosevelt y de Wiston | apartado sexto proclamaba la esperan-
za de que después de la destruccidn de la tirania nazi se estableciera una paz
que proporcionara a todas las naciones los medios para vivir seguras dentro
de sus propias fronteras, y que ofteciera seguridades de que todos los hombres
bertad del miedo y de
En la Caria del At
a coalicin de las Naciones Unidas,
idos de que la completa victoria sobre sus
para «defender la vida, la li-
iberiad religiosa, y para preservar os derechos,
iscis Estados que
10s Estados se mostraron conver
Declaracién de Filadel
Trabajo, érgano
proclams la necesidad de establecer las condiciones que permi-
vo de los derechos humanos en el plano mun
trabajo no es una mercancia, y sostuvo que «
anos, cualquiera que sea su raza, sus crecncias 0 su sex
‘su progreso material y desarrollo espiritual en la libert
seguridad econémica y Ia igualdad de oportunidades
En raz6n de las expectativas suscitadas por estas afirmaciones,
delegaciones intentaron mejorar las propuestas de las potencis
mediante la presentacién de enmiendas en la Conferencia de las Naciones
Unidas sobre Organizacién Internacional, celebrada en San Fra
los meses de abril y junio de 1945 y en la que se adopté la Carta de las Na-
ciones Unidas, el 26 de junio de 1945. Asi, la delegacién de Panam propuso
‘a mencién més explicita de Ia salvaguarda y proteccidn de los derechos
hhumanos entre los propésitos de la Organizacién, de conformidad con la De-
claracién de derechos esenciales del hombre que Panamé pretendia incor-
porar ala Carta’.
Por su parte, Brasil, México y la Repiblica Dominicana propusieron que
centre los propésitos de las Naciones Unidas figurasen los siguientes: «pro-
mover el respeto de los derechos del ser humano y de lus libertades funda-
mentales, y alentar pio democritico de la igualdad de estatuto ju
ridico y responsabilidades de hombres y mujer
Ninguna de estas enmiendas fue aceptada en la Conferencia de San
Francisco, y s6lo se admitié que la Carta se refiriese al respeto universal y
fectivo de los derechos humanos, sin diseriminacién por motivos de raza,
lengua, culto 0 sexo.
A pesar de sus li
derechos humanos no son,
la dignidad, la
.ciones, las disposiciones de la Carta relativas a los
eras exhoriaciones, sino que,
introduccién en el orden in-
ol. IV, p.374,y pp. 369-374 para texto dela Declaracin propuesta por Panam.
862,
‘LOS DERECHOS HUMANOS ENLACARTADELASNACIONESUNIDAS 35,
jtimacién del poder y una profien-
e icional en la medida en qute, a partir de
Estado dé.a las personas que se encuentren bajo su ju-
ales 0 extranjeros,estdregulado por principios y
de el momento en que aqui
tados que condicionan las
1s entre el poder paiblico y los individuos
de un Estado y dependan de su jurisdic-
onal del D.
co ate a : impone obl iones ju-
interac 's que condicionan el ejercicio de sus competencias so-
beranas s . 3
ta de las Naciones
dignidad de todo ser
entre los prop
aunue en el informe
pita au at Asamblea Gener
Yerechos Humanos, éstos no en ella aparecen ex-
seme nine ore ope
‘numanos. Estas lagunas obligan a plantearse la cuestion del significado
cance de las disposic Carta de las Naciones Unidas en materia de
derechos humanos.
Organizacién y no entre sus princi
05, ¥ a,
‘1 de ta Conferenci a
de San Francisco se
nan Sts gms vanes as monorafiasdet profesor Antonio Trayol Sea, Los derechos ha36 ‘SOBERANIA DELOS ESTADOS Y DERECHOS HUMANOS
3, SIGNIFICADO Y ALCANCE DE LAS DISPOSICIONES
DELA CARTA EN MATERIA DE DERECHOS HUMANOS
Jgnificado y qué aleance juridicos tienen las disposiciones de 1a
fas en materia de derechos humanos? ;Supusie-
contrada en vigor de la Carta el 24 de octubre de
{a precaria posicién de la persona humana ante
LQué
Caria de las Naciones U1
:én consultiva de la Corte Internacional de Jus-
en el asunlo de Reparacién por dafios sufridos
Unidas (en la que la Corte sostuvo que la Or-
‘pues su naturaleza depende de las necesi-
‘or docirinal ha Ilegado a sostener que des-
pues de la Carta de las Naciones Unidas usivismo de
Tet Rstados como tinicos sujetos del Derecho internacional, el individuo es
Aujeto de Derecho en el Derecho internacional posterior a la Carta de las
Naciones Unidas.
‘Uno de los mas destacados exponentes de esta corriente doc
profesor Antonio Augusto Cangado Trindade, actual Presidente de
Tnteramericana de Derechos Humanos, para quien Ja con: 6
raidad y la plena capacidad juridica internacionales del ser humano
'e una verdadera revolucién juridica y ef mayor legado de la cien-
jo XX"
de sus derechos y
Gades de la comuni
cd), un
esel
Js es exagerada pues, aunque sea innegable que
‘on juridica de la dignidad intrinseca de todo ser
es que los supuestos en los que tulo
legitimacién para presentar una reclamac
‘Juso el Estado del que sea nacional, son a la
jados, ya que la situacion normal sigue siendo
“internacional a los individuos a través del cau-
‘tados, por lo que la medida en que la persona humana puede
ferada como sujeto de Derecho internacional es redueida y li-
Ja Carta proclam
human, la re
agusto Cangado Trindade, «The international aw of
Cursos Euromedi ‘Bancaja de Der
‘dela Uni
"Teouos, Made, 1997; reimp., 1994,
0.3855
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LOS DERECHOS HUMANOS ENLACARTADELASNACIONES UNAS 37
Reconozco, desde lucy és
), descie luego, que la prictica internacional c
ae : ‘onal contemporsnea ad-
nite una xa subje ‘idad internacional del individuo, a: aon :
ncia de reglas que imponen obligaciones juridicas a 8 Sire.
sulta justificado interrogarse sobre un ca
én del individuo como su-
Isto de Derec como observé el profesor Mi
Curso General en la Acadeinia de Derecho Interoacionsl de La ie ae
bria que tener en cuent
bra ta que, cualquiera que sea la respuesta que se dé a es-
i, parece innegable que la subjetivic
os, acces directo del indivi a most
e esti admitida en supuestos co
le en el Capitulo Cuarto y que di
"ate pueden fundamentar la tesis de
ena subjetividad internaci
a sub ternacional del individuo en Derecho internacional
fal subjetividad
responsabilidad penal internacional del indivicuo por elton tonne,
Gionales en sentido esrcr, como ha demostrado la proferora Vigtora
Abellin Honrubia en su curso de 1999
Ia Academia de Derecho Inte
iad internacional del individu
el Capitulo Quinto de esta m:
Desde mi punto de vist
tas disposiciones de la Carts ds
Iumanos cuando se hace en
cl contrario, hombre-sujeto de
hha ocurtido con las dispo:
en tos derechos s que @ partir de ellas ya no sera posible
ora el pro vedo de hum .cidn experimentado por el orden. ee
anaes un nuevo principio constitucional, el de los dere
que ha venido a afiadirse al principio constitucional tradicio
Michel Vitaly, «Panorama da droit internat
telly ana atonal contemporain. Cure général de droit iar38 'SOBERANIA DB LOS ESTADOS Y DERECHOS HUMANOS
el de la soberania de los Estados. Este principio tradicional pervive, sin em-
bargo. y no ha sido desplazado ni eliminado aunque si ha resultado ero-
sionado y relativizado *
| problema no consiste, en
mi opinién, en preguntarse si tras Ia entrada en vigor de la Carta de las Na~
ciones Unidas la persona humana se ha convertido en sujeto del Derecho in-
ternacional, sino en precisar el alcance juridico del proceso de humanizacién
0 en 1945 respondiendo a dos
ones de la Carta en materia de
cuestiones: por una parte,
derechos humanos derivan obligaciones juridicas para los Estados micm-
‘btos; por otra, si los Estados pueden seguir pretendiendo que el trato que den
a las personas que se hallen bajo su jurisdiccién, incluidos sus nacionales,
es una cuestiOn interna, no regulada por el Derecho internacional.
A) {DERIVAN DELAS DISPOSICIONES DE LA CARTA EN MATERIA
DE DERECHOS HUMANOS OBLIGACIONES JURIDICAS PARA
Los ESTADOS MIEMBROS DE LAS NACIONES UNIDAS?
algunos autores sostuvieron que Ia Carta de las
Nacior das no impuso a los Estados ros obligaciones juridicas
formales y precisas en materia de respeto de los derechos humanos. Otros
tre quienes destac6 Sir Hersch Lauterpacht, mantuvieron, por el
Ia tesis diametralmente opuesta alegando que la posicidn doctri-
nal que niega la existencia de obligaciones juridicas derivadas de la Carta en
materia de derechos humanos es contraria a las exigencias de la interpreta~
cidn de los tratados, que deben ser interpretados de buena fe y conforme al
sentido corriente que hi a dos por el tra-
tado, en su contexto y
Para Sir Hersch Lauterpacht, por eje
cen materia de derechos humanos no pued:
macién de que
iciones de la Carta
.y de abi su afir-
{e la Carta de acuerdo com fa cual los miembros de las Na
cualquier interpret
iones Unidas se
of
‘Nations. 4 Critical
:p. 147-150. En el mismo sentido, H, Golsong,
naman rights», RCADI, 1963
t
1LOS DERECHOS HUMANOS EN LA CARTA DELASNACIONESUNIDAS 39
derechos humanos y las ibertades fundamentales es destructora tanto de Ia auto-
Juridica como de la autoridad moral de la Cars como un to
En efecto, aunque las disposiciones de un tratado puedan contener con-
ceptos juridicos indeterminados y nociones juridicas flexibles y abiertas, no
por ello dejan de crear obligaciones juridicas para los Estados partes, sobre
todo cuando, como es el caso de la Carta de las Naciones Unidas, se trata de
un tratado constitutivo de una Organizacién Internacional, esto es, de un tra-
tao que junto asus dimensiones contactales, propia de to
tades er
rnjunta 0 separada-
‘mente, en cooperacién con la Organizacién de las Naciones Unidas, en los
términos de su att. 56). En este orden de cosas, la opinidn consultiva de la
Corte Internacional de Jus
los Tratados de Paz con Bulgaria, Hungria y Rumania, de 30 de marzo de
1950, es de excepcional relevancia juridica.
Frente a los Estados que por considerar que los derechos humanos eran
una cuestién de la competencia se opusieron a la com-
petencia de la Cor res, que tenia
fa y Rumania en ra-
Ssitos de es-
que fa Asamblea Gener
en virtad de Todi
in de su resoluciga considerando que,
to en el articulo 35 de la Carta, las Naciones Us
i a idica, pues supuso la ad-
6rgano judicial principal de las Naciones Unidas, de
ela Carta en materia de derechos humanos generan
En todo caso, las disposiciones de la Carta de las Naciones Unidas en
materia de derechos humanos significaron una profunda innovacién en el40 SOBERANIA DE LOS ESTADOS Y DERECHOS HUMANOS
‘Derecho internacional en la medida en que, a partir de ellas, las relaciones
entre un Estado soberano y las personas que se encuentren bajo su jut
diccién, sean nacionales o extranjeros, estardn reguladas por principios y
i jue principios
rjustificar de-
mos de los Es~
jur{dicos superiores al de la soberania p.
de no intervencién en los asuntos
jon doctrinal que simbolizé Sir Hersch Lau-
terpacht es la fundada y que, en consecuencia, en funcién de las obligacio-
nes que derivan de las disposiciones de la Carta, los Estados miembros de
‘podrén impugnar la competencia de la Organiza-
rocando la regla enunciada en el
las Naciones Unidas
iin en materia de derechos humane:
pérrafo 7 del articulo 2 de la Carta, se
ciones Unidas no podré interveni
la jurisdiccién interna de los Estados
1 asuntos que son esencialmente de
B) DERECHOS KUMANOS Y PRINCIPIO DE NO INTERVENCION
ENLOS ASUNTOS INTERNOS DE LOS ESTADOS
Esta disposicién de la Carta de las Naciones Unidas, que figura entre los,
ia de la que sf se hacta, en cambio, en
el articulo 15,8 del Pacto de Ia Sociedad de Naciones.
io de no
yencién en los asuntos interno:
qué materias son de su excl
El respeto efectivo de los derechos humanos choca obviamente con el
principio de no intervencién en los asuntos internos de los Estados, y de ahi
el mérito de la delegacién de Chile en la Conferencia de San Francisco al poner
de manifiesto que era necesario reducir lo que tradicionalmente se lamaba
jutisdiccién interna de los Estados, porque existian problemas de orden in-
‘emo, tales como la violacidn de las libertades esenciales del ser humano,
«que debian ser investigados por la Organizacién mundial porque pueden po-
ner en peligro la paz.entre las naciones.
Estas afirmaciones son exactas pues, como observara en 1965 el profe-
sor Verdross, apoyandose en la afirmacién de la Corte Permanente de Jus-
[LOS DERECHOS HUMANOS ENA CARTA DELASNACIONES UNIDAS 4
ticia Internacional en su opinién consultiva de 7 de febrero de 1923 rel
iva y depende del desa
‘ternacional, por lo que juridicamente es preciso distinguir tres categorias de
materias:
2) _cuestiones que corresponden en principio a la competencia exclu-
siva de los Estados, pero cuyo imbito puede quedar restringido por conve-
nios internacionales (como, por ejemplo, las relativas a la determi
la nacionalidad, o ala entrada y expulsién de extranjeros en el te
bre el que un Estado ejerce su soberani
limo, materias que en princi
ional pero con un amplio margen de
Los derechos humanos serian un claro ejemplo de esta tercera categoria de
cuestiones, pues las competencias Estados han de com-
binarse con las obligaciones que en impuestas a los Esta-
dos miembros y a la Organizacién por la Carta de
‘Naciones Unidas",
De estas tres categoria, Gnicamente la segunda esté sustrafda, en virtud
del articulo 2.7 de la Carta, a una injerencia de un érgano de las Naciones
Unidas, y ello siempre que un tratado no hubiese restringido el ambito de la
competencia exclusiva del Estado; por el contrario, los érganos de las Na-
ciones Unidas pueden ii ir ~aungue en el marco de sus competen-
ias— en todas las demas cuestiones incluso si
‘inicos jueces de sus comportamic feria de respet
humanos, interpretando unilateral y subjetivamente el principio de no in-
En realidad, el propési rafo séptimo del articulo 2 de la Carta no
fue otro que salvaguardar Ia soberania interna de los Estados, esto es, sus
ccompetencias exclusivas para ejercer la autoridad gubernamental dentro de
lus fronteras; de ahi que el efecto esencial de dicha disposicién sea doble:
or una parte, eludir toda intervencién de las Naciones Unidas en los asun~42 SOBERANIA DELOS ESTADOS Y DERECHOS HUMANOS
{os internos de los Estados, excepto aquellos respecto de los que existan
obligaciones juridicas internacionales a cargo del Estado en cuestiOn; por
otra, impedir que las Naciones Unidas actiien mas alla de sus com
es decir,
citiva decidida 0 recomendada por el Consejo de Seguridad en el marco del
Capitulo VII de la Carta (accién colectiva en caso de amenazas a la paz,
quebrantamientos de la paz.o actos de agresién).
La prictica ha confirmado plenamente e articulo 2.7
de la Carta de las Naciones Unidas, en virtud de la cual los derechos hii-
15 que son esen~
Estados. La obligacion de los Es-
de los derechos humanos —expresién juridica
persona humana— se desprende del réconoci-
la Carta de las Naciones Unidas, y de ah
afirmar en é/ pirrafo pri-
sobre La proteccién de los derechos
fernos de los Es-
tados, adoptada en septiembre de 1989 en iago de Com-
postela, que ningtin Estado que viole dicha obligacién «podra sustraerse a
su responsabilidad internacional so pretexto de que esta materia es esen-
cialmente de su jurisdiccién interna» ”.
Asi es, pues, como ha sefialado el profesor Antonio Truyol Serra, no
puede eludirse ef hecho de que, les guste 0:no alos Estados soberanos, la Carta
de las Naciones ia roto el prineipio de que un Estado puede tratar
‘asus suibditos a su arbitrio, y lo ha sustituido por otro nuevo: por el principio
de que la proteccién de los derechos humanos y las libertades fundamenta-~
les constituye una cuestidn esencialmente internacional» ™.
ras palabras, el sistema internacional sigue siendo, primordial-
‘mente al menos, una sociedad de Estados soberanos y es innegable que la so-
berania permanece como un principio constitucional del orden interna-
, como reconoce el parrafo 1 del articulo 2 de la Carta de las Nacio-
1s derechos humanos, el De-
‘ernacional ha penetrado en el corazdn mismo de la soberania, es
decir, en las relaciones de un Estado con las personas que se encuentren ba-
isdiccié idos sus nacionales. Bn este orden de cosas, me pa-
partir de la entrada en vigor de-la Carta de las Na-
ciones Unidas la nocién de soberania ha sido remodelada y transformada,
cn virtud de un proceso de innovacién que, desde 1945, se ha orientado a la
directa de la dignidad d
miento de ignidad
el Instituto de Dere
‘mero del articulo
‘Derecho Internacional de Vitoria-Gasteiz, Universidad del
ed, Tecnos, Madrid, 1968; 4° ed,
1LOS DERECHOS HUMANOS EN LA CARTA DE LAS NACIONES UNIDAS 43,
definicién, ta promocién y
consecucién progresiva de un triple obje
Derecho internacional,
la proteceién de los derechos humanos en
4, RELEVANCIA DE LA SENTENCIA DE LA CORTE
INTERNACIONAL DE JUSTICIA EN LOS ASUNTOS
DEL SUDOESTE AFRICANO (18 DE JULIO DE 1966)
No obstante, hay que reconocer que los derechos humanos proclamados
la Carta de las Naciones Unidas aparecen enunciados como conceptos ju-
ridicos indeterminados en su objeto y alcance y no definidos con pre
ia, el tratado constitutivo de la Organizacién de las
nente podia imponer a los Estados miembros obli-
gaciones juridicas precisas y coneretas, por lo que las Estados conservan en
esta materia una parte importante de les.
"Este hecho suscita problema
Corte Internacional de
doeste africano (Etiopia y Liberia c. Sudéfrica), de 18 de julio de 1966,
constituye un claro ejemplo.
eferentes a la continuacidn del mandato del Africa Sudoc-
deberes y la actuacidn de Sudéfrica como Potencia man-
‘on incoados mediante demandas de los Gobiernos de Etiopia
Gobierno de Sudafrica formul6 excepciones preliminares a
liccién de la Corte Internacional de Justicia para conocer del fon~
que fueron desestimadas por sentencia de
Jo sobre ef fondo se pronuncié mediante sentencia de 18 de
, actuando en calidad de Estados que habian sido miem-
id de Naciones, formularon diversas alegaciones de vio-
atribuibles a Ia potencia mandataria (entre
jo al maximo el ly moral y el pro:
feritorio), y se esforzaron en demostrar la e
de una
asi como la necesidad de
de mandato de conformidad con unos estandares de interpretacién
en materia de derechos humanos derivados de la Carta de las Naciones
Unidas y miltiples Resoluciones de la Asamblea General condenatorias de!
rica negé la existencia de tales reglas 0, en
jon juridica precisa y
concteta, y trald de justficar su politica de «desarrollo separado» (apartheid)
en el cardoter diserecional de las competencias conferidas al mandatatio, con
Jo que su politica de segregacién racial no seria contraria al Derecho inter-
nacional mas que si fuese practicada de mala fe.“4 SOBERANIA DELOS ESTADOS Y DERECHOS HUMANOS
Ja Sociedad de Naciones y de la Organizacin de las )
como de numerosas Resoluci
les cabia afirmar que la pote:
juridicas ya que, en su opi
a raza ven‘a impuesta por una norma generalmente aceptada. Para el
tado demandado, en cambio, Io que estaba en juego ante la Corte Interna~
cional de Justicia era una mera cuestién de hecho: saber si la politica de
apartheid habia sido 0 no beneficiosa para los habitantes del Territorio,
Antes de examinar icas que el caso planteaba, la
jue tenia que decidir acerea de dos
La Corte, por siete votos a favor (entre los que se en
calidad del Presid
que los demandantes no poseian ese derecho o int
sini jarse sobre los problemas de fondo, deci
‘mandantes no habian demostrado tener un derecho o interés juridico en el
asunto objeto de sus demandas, que, en consecuencia, fueron rechazadas.
Los demandantes habian intentado deducir del principio inspirador dei
que los Estados de-
las en que dicha mi-
syoria sobre
ra tener un cardcter especificam
sagrada» fuese algo mas que un ideal
nerar derechos y obligaciones de car
y enmarcarla en una norma juridica.
, no debe confundirse con las normas juridicas destinadas a pon
rictica; mas atin, la existencia de obligaciones que no podian imponerse
por ningin procedimiento juridico habia sido siempre le regla y no la ex-
‘Derecho internacional, lo que, en opinién de la mayoria, era ain
mas cierto en 1920 que en 1966.
La Corte Internacional de Justicia se neg6, en definitiva, a admitir en
Derecho internacional una especie de actio popularis, esto es, el derecho de
‘cualquier miembro de la comunidad internacional a reaccionar juridicamen~
te en defensa de un interés piblico; en su opinidn, tal interés no es conocido
1LOS DERECHOS HUMANOS EN LA CARTA DE LASNACIONES UNIDAS 45
cen el estado actual del Derecho internacional, por lo que no podia ser consi-
derado como dimanante de los principios generales del Derecho mencionados
en el inciso c) del pdrrafo 1 del articulo 38 del Estatuto de la Corte.
En un sorprendente y lamentable ejemplo de conservadurismo juridico
y de valoracién restrictiva de la funcién judici resultado
fue que la Corte, sobre la base de la falta de legitimacién activa de los dk
mandantes, Etiopia y Liberia, desestim6 sus demandas porque no satisfacian
‘eclamacién, indispensable en Derecho
ica de la responsabilidad internacional
las formula en términos
srentes a todo ser humano.
legislative», por lo que su deber, a juicio de la mayoria, era claro: aplicar el
Derecho tal como éste existia en el tiempo de la Sociedad de Naciones y no
en crear el Derecho aplicable, ya que, aunque el Tribunal pueda remediar una
deficiencia no puede en cambio sobrepasar los limites de la accién judicial
En este razonat ia del pensa-
ta del juez Sir Gerald Fitzmaurice, quien, en Ia audiencia del
7 de mayo de 1965 y en relacién con la existencia de normas, principios y
estindares que los demandantes habian afirmado mientras que el deman-
dado los negaba, formulé a las partes la siguiente pregunta:
ida cuenta de la posicion
ale la base paramente juridica sobre lac46 SOBERANIA DE OS ESTADOS Y DERECHOS HUMANOS
nario de las Naciones Unidas. Muchas de estas criticas se basaron en las
opiniones disidentes de algunos magistrados, y en particular las de los jue-
ces Jessup y Tanaka, que, por su relevancia, voy a considerara continuacién.
B] juez Tanaka se refirié con gran detalle a la prohibicién de la discri-
‘minacién racial en Derecho internacional contemporanco y basé su opinién
disidente en la conviccidn de que «la norma alegada de no discrimin:
y de no-separacién, por: Naciones Unidas, es-
ecialmente en sus articulos 55.c) y 56 y en numerosas resoluciones de la
Asamblea General y ottos drganos de las Naciones Unidas, y porque tiene
Jamaturaleza de un p iye una fuente de Derecho in-
ternacional en el s
articulo 38, parrafe
En consecuencic
el juez Tanaka, podian invocarse de manera acu-
fa las tres categorias de fuentes pero, en su opinida, eran los princi-
nerales los que revestian el papel esencial, De ahi su conclusié
inacién por motivos de raza era, en si misma, contraria al prin-
id de todos los seres humanos.
(norma que, arranc
lado a través
Desde su punto de vista, mientras que la existencia de una norma de De-
recho internacional general prohibitiva de la segregacidn racial era discuti-
ble, no 1o era en cambio Ia existencia de un estindar de interpretacién del
acuerdo de mandato en virtud del cual jones jutidicas del man-
datario podian y debian de la Carta de las Naciones
idas y de las numerosas Resoluciones de Ia Asamblea General condena-
as de la segregaci6n racial. De ahi su conclusién de que
sa Pécs Ve
alricano y
[LOS DERECHOS HUMANOS ENA CARTA DE LASNACIONES UNIDAS 47
das, prucban la exis
tional contemporanea:
‘en Ia materia de un estindar dela comunidad interna.
la sentencia de 18 de julio de 1966 me parece lamen-
icable. No obstante, reconozco que en esa fecha el tinico sis-
-omo ia de un particular contra un Estado, incluso su propio Estado, era
stituido en li 24 y 25 del Convenio Europeo de Derechos Hu-
smbre de 1950, y que en Derecho internacional gene-
persona humana estaba mediatizada por el Estado del
que la persona fuese nacional
En principio, en efecto,
sentar una reclamacién
10 Estado es el tinico legitimado para pre-
iacional y exigir 1a responsabilidad interna-
cional del Estado al que una violacién de los derechos fandamentales de una
le, pues como sostuvo la Corte Internacional de Justi-
de'5 de febrero de 1970, relativa al asunto de la Barce-
Jona Traction (Belgica ¢, Espafa),
Jos instrumentos que consagran los derechos humanos no reconocen legit
los Estados para proteger a as dela vilacion de esos derec!
pendientemente de su nacionalidad™,
mn de los derechos humanos en la Carta de
icable posicién
a las en materia de derechos
iante instrumentos juridicos no convencionales como a
srosos tratados concluidos en orden al reconocimiento y
internacioual de los derechos humanos.
Me ocuparé primero de la Declaracién Universal de Derechos Humanos,
de su proceso de adopcién, contenido y entorno (Capitulo Segundo), para
examinar luego ef desarrollo progresivo del Derecho internacional de los de~
rechos humanos a través de Declaraciones de la Asamblea General y la am-
a red de tratados concluidos en orden a la proteccién internacional de de-
rechos humanos (Capitulo Tercero). Este andlisis pondré de manifiesto la
sate entre dos principios constitucionales del Derecho inter-
nacional contemporéneo: por una parte, la soberania de los Estados; por otza,
Jos derechos humanos, como nuevo principio constitucional del orden in-
‘eanacional introducido por la Carta de las Naciones Unidas, en 1945.
|, Reports, 1966, pp. 440-441
® Ci, Reewetl 1970, pardgrafo 91 de la seatencia de 5 de febrero de 1970,CAPITULO SEGUNDO
LA DECLARACION UNIVERSAL
DE DERECHOS HUMANOS
SUMARIO: 1, Proceso de adopein de la Decfaracién Universal de Derechos Huma-
fersal —3. El entomo histerico de la Declaracion
smire-—B) Las Constituc a Orgar
jamiento y condena de Tos responsables de crimenes de guerra
'erimenes conia la bumanidad tras ta Segunda Guerra Mundial —D) La
Aisposiciones de la Carta de las Naciones Unidas en materia de derechos humanos.
1.' PROCESO DE ADOPCION DE LA DECLARACION
UNIVERSAL
's Humanos, aprobada por la Asam-
‘blea General de las Naciones Unidas el 10 de diciembre de 1948 como «un
‘por el que todos los pueblos y naciones deben esforzarsen, es
el primer documento relative a fos derechos humanos elaborado por una Or-
ganizacién Internacional univers
Su denominacién oficial fue
La Resolucién 217 (IM), en la que esti contenida la Declaracién Universal
de Derechos Humanos, fue adoptada por el érgano plenario de la Organiza~
cién de fas Naciones Unidas, compuesto entonces por cincuenta y ocho Estados,
por cuarenta y ocho votos a favor, ninguno en contra y ocho abstenciones
vaquia, Polonia, Ucrania, Unién Suda-
), Dos delegaciones (Honduras y Yemen) no par-
ticiparon en fa votacién, por io que sus votos no se contabilizaron,
Preparada en el seno de la Comisién de Derechos Humanos de las Na-
ciones Unidas, el proceso de adopeidn de la Declaracién Universal tuvo
co grandes protagonistas: la Sra. Eleanor Roosevelt; el Dr. Chang, de China;
950 SOBERANIA DE LOS ESTADOS ¥ DERECHOS HUMANOS
los profesores Charl
Join P. Humphrey, de
H, Malik, del Libano, y René Cassin, de Francia; y
. Ala labor de es
influencia de nume-
de Derechos Humanos se propuso ut
|jetivo en orden a una adecuada proteccién internacional de los derechos hu
acto de derechos humanos, y, por tiltimo, una
jetivo resultaba demasiado ambicioso, ya que Tos Estados no parecian dis
puestos a asumir compromisos juridicos precisos ni en la definicién de los
derechos humanos ni, menos atin, respecto de los mecanismos interna-
my puesta en prictica de las obligaciones asumidas. De
para la puesta en prictica de los derechos reconocidos.
roceso de adopeidn de la Declaracién estuvo
que, aungue las aporta-
‘permitieron una cierta presencia
del pensamiento del confucianismo o del islamismo, ambos tenian educa-
cién oceidental, por lo que es innegable que el marco de referenci
tura europeo-occidental fue predominantemente durante la elaboracién de
Ia Declaracién Universal
* Antonio Truyol Serra, Las derechos humanes, 1 ed, Tecnos, Madrid, 1968, pp. 29
‘Dertchos Humanos, cincueta aa despus, Tota, Madi, 1999, pp. 430, 9 l bilo
‘walls all ctada
|
|
LA DECLARACION UNIVERSAL DE DERECHOS HUMANOS, SI
marxista y occidental se puso muy
tiendo desde
énfasis en los derechos econdmicos y socit
cuenta los deberes del individuo respecto del Estad
Jos derechos humanos, que, por consigu
natarios a los habitantes de los territorios no aut
a necesidad de tomar sieripre en consideracién el principio de n
vencién en los asuntos internos de los Estados, consagrado en el articulo 2,
Ta universalidad de
también como desti-
ron una decidida defensa de los
ibertades clisicas de las de-
, aunque fueron nites igualmente de las di-
siones econdmicas y sociales de los derechos humanos que ya estaban
presentes en el pensamiento de Roosevelt y que, de forma vaga @ impreci-
5a, habian quedado plasmadas en el texto de la Carta, en cuyo Preambulo
pueblos de las Naciones Unidas se proclamaban resueltos «a promover
progreso social y a elevar el nivel de vida dentro de un concepto més amplio
de la libertad)
rechos humanos del 4m
Estados.
‘Como han recordado los profesores Jaime de Orad y Fel
el prineipal problema al que se enfrent6 la Comisién de Derechos Humanos
en la preparacion de la Declaracién Universal fue el gran conflicto ideo!
e503 momentos en la sociedad internacional y,
de materias de la compete
itaneado por la Uni
iales de la guerra
ccuencia de que lo que pare~
ica se transformé muy pronto en
aspiraciones moralizadoras, con
2 Jaime Ora y Felipe Gime Isa, La Declaracién Universal de fos Derechos Humanos. Un
breve comentaria en su 30 aniverzario, Férom Deust, Universidad de Deusto, 1998, p. 4432 ‘SOBERANIA DE LOS ESTADOS Y DERECHOS HUMANOS
todo lo que aquélla tiene de contigente, De este modo, el reconocimiento y
ion internacional de los derechos humanos, convertidos en politica
a, en algo sub-
derechos humanos, se transformaron, como toda pol
jetivo y selectivo’.
No obstante, ya pesar de estos enfrentamientos, se Heg6 finalmente a un
cierto consenso entre las diversas posturas enfrentadas, por
fesor Antonio Cassese ha podido decir fundadamente que Ia
Universal, ms que un triunfo de uno u otro bloque, supuso «ana
total, ciertamente) de la humanidad enteran*.
ta como un atma arrojadiza frente a las po-
ias coloniales, René Cassin tuvo el acierto de sugerir, y su propuesta fue
-mente aceptada, que el titulo de la Det
claracién Internacional», sino el de «Declaracié
Humanos», Por otra parte, el pérrafo segundo 2 de la Declara-
cién recoge lo que ya habia sido reconocid By 76 dela
Carta de las Naciones Unidas, al disponer que no se hard distineién alguna
fundada en
srsal de Derechos
1. Toda persona tiene deberes respect a fa comunidad puesto que sélo en ella
puede desar 'y plenamente su personalidad,
peto de los derechos y libertades
‘moral, del orden piblico y del bi
> Lapoitizacisn de los derechos humanos y su utlizacién enol enfreatamiento ideoldgico
Esie- Oeste ya fe
onto Cassese, Las derechos humans en el mundo contempordneo, Asie, Barézlona
1991, p. 53.
LA DECLARACION UNIVERSAL DE DERECHOS HUMANOS 3
3. Estos derechos y libertades no podirin en ningin caso ser ejrcidos en opo-
sicida.a los propésitosy prinepios de las Naciones Unidas
Con relacidn a los derechos econdmicos y sociales, por éiimo, la De~
clatacién Universal expresa igualmente un consenso entre los bloques ideo-
ligicos enftentados, ya que, como veremos en el apartado siguiente de este
‘mismo Capitulo al examinar el contenido de la De no se limits
a enunciar derechos civiles y politicos, sino que incluy6 también derechos
i esta categoria de derechos corresponden el dere~
echo a la seguridad
el paro y la enfermedad (art. 25);
el derecho a tomar parte libremente en fa vida cultural
de la comunidad (art. 27), y el derecho a que se establezca un orden social
proclamados en la De-
claracién se hagan pl
més tarde serdn flam:
neracion).
2. CONTENIDO DE LA DECLARACION UNIVERSAL
ta Declaracién Universal parte de la idea de que los de-
el-valor de la persona huma-
). Por eso corresponden a to-
;chos iguales ¢ inalien:
EI Preimbul
rechos humanos tienen su
na (apartados 1.°y 5.°, confirmados por e
Gos los miembros de la fami
8 para que el hombre no se vea compelido al supremo recur-
contra la tirania y la opresidn (apartado 3.° del Presmb
1a Jos derechos pi el contenido de la Decl
rvencién como delegado de Francia an
Cassin resumié la Declaracién diciendo que podia
en cuyo atrio, formado por el Predmbi
mana, y cuyos cimientos estén cons
aldad, no discriminacién y fraternidad pro-
2
importancia, afiadia Cassin, sostienen el pérti-
108 libertades de orden personal (arts. 3a 11),
:idn de un proyecto,
te la Asamblea Genet
clamados en los articul
Cuatro columnas de ig
co: en primer lugar, los deret
Sales, Joe: etn nota 1 . $3.54 SOBERANIA DE LOS ESTADOS Y DERECHOS HUMANOS
en Jos que proclaman y definen los derechos a la vida, a la seguridad y dig-
as garantias con-
arias, y el dere-
detenciones y las pen
cho a recursos judiciales contra los posibles abusos del poder politico.
La segunda de las columnas esti formada por los derechos del in
en sus relaciones con los grupos de los que forma parte y las cosas del mun-
do exterior: atticulos 12 a 17, en los que se reconocen el derecho a no ser ob-
jeto de injerencias arbitrarias en la vida privada o familiar, en el domicilio
La tercera columna, decia Cassin, esti formada por las facultades del es-
esto es, las libertades politicas y los derechos politicos fundamenta-
en los que se reconocen el derecho a la libes
mdividuo y Ia so-
ciedad. Los articulos 28 a 30 de la DevlaraciOn Universal, en efecto,
ional en el que
se hagan plenamente
pecto a la comunidad, puesto que
iad (art 29); final
prender y desarrollar act
‘cualquiera de los derechos
que ésta se basa en un eq
.dentes a la supresion de
ibertades proclamados en la Declarac
io entre lo individual y lo social .
LA DECLARACION UNIVERSAL DE DERECHOS HUMANOS, 55
Otro gran jurista, el internacionalista austrfaco Alfred Verdross, sinteti-
‘esa distinguiendo varios grupos en-
por una parte, derechos relativos a la li-
deber de abstencién 0 una obligacién de no hacer
por parte del Estado; por otra, derechos que implican una accién positiva
‘por parte del Estado, ya que la Declaracién Universal no se
cciar derechos ci ino que incluyé también derechos eco-
forfa de derechos corresponden el derecho
(art. 17); el derecho a la seguridad
¥y auna remuneracién equitativa y ol
derecho al descanso (art. 24); el de-
a la propiedad, i
2); el derecho al tra
ibre sindicacion (
¢ internacional en
claracién se hagan
inguido cinco grupos de derechos entre los recono-
cidos en la Deciaracién Universal de Derechos Humanos: 1) derec!
herentes aia persona (as. 3,4, 5,6 72) derechos gue garantiza
12y 14); 3) derechos relatives
9, 20 y 21); 4) derechos econé-
derechos relativos
‘Algunos derechos, sin embargo, no fueron reconoeidos en la Declaracién
Universal a pesar de que en los trabajos preparatorios
tas al respecto: asi, no se reconocié el derecho de peticién, defendido por
Cassin y por Pérez Cisneros, de Cuba, como un derecho humano funda-
‘mental, pero al que se opusieron dos tipos de argumentaciones: por una par-
la URSS, consideraban que tal dere~
‘en los asun-
que, como la
ban que tal derecho se situaba en el
plano de la implementacién y puesta en practica de los derechos humanos
wis que en el de Ia definicién de los mismos. No obstante, la Tercera Co-
jn de la Asamblea General aceptd que el eventual reconocimiento de di-
cho derecho de peticién habria de ser considerado en las actividades futu-
ras de las Naciones Unidas en materia de derechos humano:
‘Tampoco quedaron incorporados a la Declaracién Universal de Derechos
derechos de las s, a pesar de los esfuerzos de la URSS
y de que el mas importante érgano subsidiario de la Comisin de Derechos
stados; por otra parte, la de
"Ale Veron, Derecho nrnacloal bli, ui expla de Astonia Teyol
8), en Encyclopedia of
pp, 303-308.
ub icratonl Lew Max Dansk sa Hedelberg, 1985,56 SOBERANIA DELOS ESTADOS ¥ DERECHOS HUMANOS
Humanos de las Naciones Unidas era, paraddjicamente,
Prevencién c
da por expertos indepen ¥y no por representantes d
Pero hay que tener en cuenta
sién individualista
jones Unidas
guedad de esta disposici
aunque las exigencias hn
es anterior al Convenio de Ginebra de 28 de j
-ste Convenio ni el Protocol
0 de persecucién (principio de
‘onvenio de Ginebra, de 1951, y en la
adoptada por la Asamblea General de
re de 1967), no existia en 1948, ni exis-
durante el proceso de a
por delegaciones que, como las de Arge
propuestas en el mismo ser 3s trabajos preparatorios de la Decla~
Faelon Amerieana de Derechos y Deberes del Hombre, adoplada en Bozo
il de 1948) tampoco quedé recono.
a recoger la idea e1
{que los derechos iumanos sean protegidos por un régimen de derecho, af
slfombre no eve ompelioal sored recurs de a eblin
‘odo caso, pocos instrumentos juridicos internacionales han sido ob-
de tantos esfuerzos como los Que se levarona cabo en el seno des Co
‘isin de Derechos Humanos, en la Tercera Comisién de
neral, y el Plenario de esta tltima, finalmente, en orden a Ia adopeién de la
Declaracién Universal. Todos ellos, ademés, estuvieron inspirados por un
LA DECLARACION UNIVERSAL DE DERECHOS HUMANOS 1
‘opésito casi unénimemente compartido: habfa que lograr una resolucién
‘a Asamblea General en la que se contuviera una solemne Declaracién
{que prosiguiera el camino iniciado por las disposiciones de la Carta de las
Naciones Unidas relativas a los derechos humanos, y ahondara en Ja revo-
icién que dichas disposiciones introdujeron en un sistema juridico que,
desde la Paz de Westfalia en 1648 y hasta entonces, habia sido exclusiva-
mente interestatal, creado por y para los Estados soberanos como minimo
juridico necesario para regular Sus relaciones de coexistencia y de coope-
racién,
3, EL ENTORNO HISTORICO DE LA DECLARACION UNIVERSAL:
CONSOLIDACION PROGRESIVA DE LA CONVICCION.
DE QUE LOS ESTADOS TIENEN OBLIGACIONES JURIDICAS
EN MATERIA DE DERECHOS HUMANOS
‘Aparte de la Carta de las Naciones Unidas y de las disposiciones que és-
ta dedica a los derechos humanos, diversos instrumentos juridicos adoptados
‘poco antes y poco después de la aprobacidn de la Declaracién Us
‘Asamblea General de las Naciones Unidas co:
ado ético, politico y juridico de la Declaracién.
‘Creo que en este orden de cosas destacan los siguientes: la Declaracién
‘Americana de Derechos y Deberes del Hombre, adoptada en abril! de 1948;
izacién Internacional del Trabajo y de
yy eondena de responsables de erimenes de
guerra, crimenes contra la paz y crimenes contra la humanidad durante I
Segunda Guerra Mundial; la adopcién por Ia Asamblea General de la Con-
vencién para la prevencion y sancién del delito de genocidio (Resolucién
260, de 9 de diciembre de 1948); las Convenciones de Ginebra de Derecho
intemacional humanitario, de 12 de agosto de 1949; finalmente, la adopcién
enel seno del Consejo de Europa, el 4 de noviembre de 1950, del Convenio
Europeo de Derechos Humanos.
‘Todos ellos son, en mi opinion, jalones que fueron poniendo de mani-
fiesto la progresiva cons
te aceptada: la existencia en Derecho internacional de princi
relativos a los derechos fundamentales de todo ser humano, principios de los
aque derivan obligaciones juridicas para todos los Estados.
A) LADECLARACION AMERICANA DE DERECHOS ¥ DEBERES
DEL HOMBRE
“Antes de la adopeién de Ia Declaracién Universal de Derechos Humanos
10 de diciembre de 1948, e incluso antes de la entrada en vigor de la Car-
de las Naciones Unidas el 24 de octubre de 1945, la vocacién regional58 SOBERANIA DE.LOS ESTADOS Y DERECHOS HUMANOS
americana hacia los derechos humanos ya estuvo presente en la Conferen-
cia de Chapultepec, en 1945, en la que quedé claramente puesta de mani-
fiesto la voluntad de los Estados americanos de contar con tna Declaracién
de Derechos Humanos.
Esta vocacién regional americana explica la serie de propuestas presen~
tadas en la Conferencia de San Francisco por las delegaciones de Brasil,
exico, Panama y Repiiblics Dominicana, a las que me referi en el
Capitulo anterioz. Dicha voluntad quedé confirmada mas tarde en ia IX Con-
ferencia de Estados Americanos, celebrada en Bogoti en abril de 1948, on
a Declaracién Americana de los Derechos y Deberes del
la Organizacién de Estados Americanos.
“y
tados americanos re
fundamentales de |
lad, credo 0 sexo»
j), de la Carta de la OEA).
acién Americana de Derechos y Deberes del
4que los derechos esenciales del hombre nd nacen del he-
cho de ser nacional de un determinado Estado, sino que tienen como fun-
damento los atributos de la persona humana, y que las instituciones pc
Juridicas, rectoras de la vida en sociedad, tienen como fin principal la
“eci6n de los derechos esenciales del hombre y la creacién de circuns-
ana expresé las aspiraciones de los Estados ame-
ricanos respecto de los derechos humanos, y debe ser considerada como una
interpretacion autorizada de las disposiciones de la Carta de la Organizacién
de Estados Americanos en la materia, Pero no fue incorporada a la Carta de
la OBA, y no instituyé un mecanismo institucionalizado con competencias
para la promocién y proteccién de los derechos en ella proclamados.
B) LAS CONSTITUCIONES DELA ORGANIZACION INTERNACIONAL
DEL TRABAJOY DELA UNESCO
En 1945, el Predmbulo de la Constitucién de la Organizacién Interna-
cional del Trabajo puso de mani
{LA DBCLARACION UNIVERSAL DE DERECHOS HUMANOS, 59
claracién de Filadelfia al nuevo tratado constitutive de la Organizacién y
afirmaron que
luye una amensea para la paz y
Era pues urgente mejorar las condiciones de trabajo porque, como habia
proclamado en 1944 la Declaracién de Filadelfia, el trabajo no es una mer-
ancia. De ahi la afirmacién de que «si cualquier nacién no adoptare un régi-
‘men de trabajo realmente humano, esta omisién constituiria un obsticulo a los
esfuerzos de otras naciones que deseen mejorar la suerte de los trabajadores en
s propios paix
SS Boro es enol Predmmbulo de la Constitucién dela UNESCO, adoptada en
Londres el 18 de noviembre de 1945, donde con mayor belleza y fuerza que
en el propio Predmbulo de la Carta de las Naciones Unidas aparece la no-
‘ion de dignidad de Ia persona humana. En efecto, los Gobiernos de los Es-
bre de sus pueblos, declaran en el pérrafo tercero del
do constitutivo de la UNESCO que
én de la cultura y la educacién de la humanidad para la
ere ef yensables a la dignidad del
ala sepuridad estrechando, mediante la educacion,
S ‘ain de asegurar el
i
C)_ ENIUICIAMIENTO Y CONDENA DE LOS RESPONSABLES DE
DE GUERRA, CRIMENES CONTRA LA PAZ Y CRIMENES CONTRA
LA HUMANIDAD TRAS LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL
én de Jos crimenes contra la paz, crimenes de
guerra y crimenes contra la humanidad, e] Acuerdo concluido en Londres el
8 de agosto de 1945 entre los Gobiernos de los Estados Unidos de Améri-
ca, Francia, Reino Unido de Gran Bretafia y la URSS, vencedores en la Se-
‘gunda Guerra Mundial, partié de la idea de base de que los individuos tie-60 SOBERANIA DELOS ESTADOS Y DERECHOS HUMANOS
nen deberes y obligaciones internacionales que estin por encima de su de~
ber de obediencia al Estado del que fuesen nacionales. En orden a justificar
sus comportamientos, por tanto, nadie puede prevalerse de la obediencia de-
bida a su Estado cuando éste haya sobrepasado las competencias y poderes
que el Derecho internacional le reconoce
Un sistema anélogo se siguié con relacién a los principales criminales de
{guerra japoneses al crearse, mediante aprobacién del Comandante en Jefe
de las Fuerzas de ocupacién en Jap6n, un Tribunal Internacional Militar del
iendo los mismos principios que sirvieron
de Niremberg.
ternacional, el
Srganos,
menes contra el Derecho
abstractas,
pues, como dijera
de Gentes fueron cometids por hombres y no por entid:
tidos a sanciones
al reconocerse la aplicaci
individuo ™. “
‘A pesar de las deficiencias de los Tribunales Pen
Naremberg y Tokio, que fueron tribunale:
cutible que contribuyeron a poner de mani
dica estaba en proceso de forma
rechos humanos fundamentales eran mani
jento de una cierta subj
confirmé la necesidad de impulsar la codificacién y el desarr
10 del Derecho internacional penal.
imo explica que, con posterioridad a los juicios de Nixemberg,
incipios que sirvieron de fundamento al Tribunal Internacional fueron
eral, por otra
que formulara
Brineipios de Nuremberg y preparaa un proyecto de
le
8 contra la paz y la seguridad de la
° HL Domnedicu de Vabres, Le procés de Nuremberg devaat les principes moderns du Droit
juez Roling, en Antonio Cassese (
Tokyo Trial and Beyond. Reflections ofa Peacemonger, Polity Press, Cambridge, pp. 89
LA DECLARACION UNIVERSAL DE DERECHOS HUMANOS. a
D)_LA CONVENCION PARA LA PREVENCION Y SANCION DEL DELITO
DE GENOCI
La nocién de crimenes contra la humanidad, recogida en el artfculo 6.c)
Internacional de Niiremberg, supuso una revolu-
la medida en que implicaba el recono-
cimiento de que existian actos hasta tal punto atentatorios a la dignidad bu-
mana que el hecho de que pudieran haber sido cometidos de conformidad
ierno de un Estado resultaba juridicamente irrelevante. Pe-
nacional de Nuremberg no podia sancionar dichos eri-
-staban conectados con los erimenes contra la paz 0 con
sido perpetrados antes del comienzo
i fue utilizado an-
tantes criminales de guerra nazis, donde
sados de haber Ilevado a cabo «an genocidio deliberado y sis
ber, el exterminio de grupos nacionales y raciales entre la poblacién civil de
tories ocupados con el propésito de destruir razas y clases de
pueblos coneretos asi como grupos nacionales, raciales y religioso
La necesidad de una definicién auténoma de estos crimenes Hlevé a la
‘Asamblea General de las Naciones Unidas a tomar la decision de elaborar
tuna convencion especifica sobre genocidio a fin de prevenir y sancionar di-
cho crimen en toda circunstancia, esto es, tanto en tiempo de guerra como
en tiempo de paz.
En este orden de cosas, tras haber reafirmado en su Resolucién 95(1) que
i9s de Nuremberg constituian principios de Derecho interna-
‘Asamblea General proclamé en su Resolucién 96(1) que el geno-
Ee represontadas por estos grupos y es contra
propésitosy ines de las Nactones Unidas.
para [a prevencién y sancién del d
adoptada por Ia Asamblea General de las Naciones
bre de 1948 y entrada en vigor en 1951, se reficre a este tipo de hechos de-
lictivos que, por atentar contra reglas juridico-humanitarias que tutelan de-
rechos individuales y colectivos esenciales, constituyen, en expresién del
profesor Adolfo Miaja de la Muela, la mas grave expresién de los erimenes
contra la humanidad “.
1 internacional, Revista Expafiola de De-
Adolfo Misia
recho Internacional,
Mela, «Bl genocidio,
pp. 363-408.2 SOBERANIA DE1LOS ESTADOS Y DERECHOS HUMANOS
El crimen de genocidio viene definido en el articulo II de la Convencién
‘como cualquier acto perpetrado con la total 0 par-
cialment grupo nacional, étnico, racial o religioso como tal. Los
grupos politicos no fueron incluidos, por tanto, en la definicién conven-
cional del genocidio.
Por otra parte, éste quedé caracterizado como un delito por el que el in-
dividuo al que fuese imputable deberia responder juridicamente, cual
ra que fuese su condicién: gobernante, funcionario o particulat.
cuanto a la represién del genocidio, Ia Convencidn no se basé en el
ipio de universalidad, sino en el de territorialidad, ya que en su ar-
VI dispone que las personas acusadas de genocidio, o de cualquie-
ra de los otros actos enumerados en la Convencion (asociacién para co-
jo; instigacién directa y publica a cometer genocidio:
io, y complicidad en el genocidio), ser
‘ado ch que se cometiera el acto. No obst
ia de la no inelusién del principio de
n, el citado articulo VI también establece que las personas acusadas po-
ser juzgadas por el Tribunal Penal Internacional «que sea com
petente respecto a aquellas Partes Contratantes que hayan reconocido su
jurisdic
Esta ambigua y confusa referencia a un Tribunal Penal Internacional no
llegé a plasmarse en la realidad, si bien ha servido de precedente en el que
se han apoyado, aiios més tarde, los Tribunales Penales Internacionales pa-
ra la ex Yugoslavia y Ruanda, asi como el Convenio para la creacién de un
Tribunal Penal Intern: ‘adoptado en Roma en jul
Por otra parte, segiin dispone el arti
dos partes se comprometieron a adopiar, con arreglo a sus respec
‘cesarias para asegurar la ap!
cacién de las disposiciones de la Convencién, y especialmente a establecer
sanciones penales eficaces para castigar a las perso pables de geno-
cid
fue otra importante contribucién de la Convencién
del Derecho internacional, el genocidio no podra ser
considerado como delito politico a efectos de exttadicién, por lo que los Es-
tados partes en la Convencién se comprometieron a conceder la extradicién
de las personas acusadas de genocidio, de conformidad con su legislaciéa
y con los tratados vigentes en la materia.
E) LAS CONVENCIONES DE GINEBRA DE DERECHO INTERNACIONAL
HUMANITARIO
Aquel contexto historico en el que se estaba formando una conviceiéa ju-
ridica de los Estados respecto de sus obligaciones internacionales en mate~
ria de derechos humanos explica, igualmente, que las Convenciones de Gi
LA DECLARACION UNIVERSAL DE DERECHOS HUMANOS 68
nebra de 12 de agosto de 1949, de Derecho internacional humanitario,
enuneien en su articulo 3 comin una serie de derechos 8 funda.
mentales que los Est yetar en tiempo de
conflicto armado, sea. ‘emacional, esto es,
tenacional
incluso en tiempo de conflicto armado interno,
Las Convenciones de Ginebra de 1949 regulan la
timas de los conflictos armados, por lo que, en sentido est
convenios de proteceién de derechos humanos. Pero, aparte de
que evidentemente existe entre el Derecho internacional humanitario y el
in cardcter
teccién de las vic~
interaccién
Derecho internacional de I
ganizaron una protec:
derechos humanos, parece obvio que, si or-
en supuestos de conflicto armado, tal ré-
gimen juridico de proteccién tiene ain mas fuerza en tiempos de paz, por
tarse de las elementales consideracianes de humanidad, mas absolutas en
iempos de gu
las personas que no
Con esta disposicién comin, las Convenciones de Ginebra fueron un cla-
ro testimonio de la progresiva consolidacién de in juridica
due Ia autor Taley y el orden
res de tratar
dadanos de cualquier manera en periodo de conflicto armado interno ni pule~
den disponer de medi rebelién.
Eneeste sentido, aungu: ido estricto las Convenciones de Ginebra
de 1949 no son convenios de prot de derechos humanos sino de pro-
teccién de victimas de cor jo 3 comtin ex-
elementales de hu-
sportantes aportaciones que las Conven-
jeron a la evolucién del Derecho internacional de los
mado con el Derecho Internacion:
Humanitario, se encuentran las siguientes: por un lado, el rechazo de la
barbarie; por otto, la afirmacién de la existencia de
humanos fundamentales que los Estados tienen la obligacién de respetar
en toda circunstancia, incluso en las situaciones de conjlictos armados sin
carécter intern
derechos humano:64 SOBERANIA DE LOS ESTADOS Y DERECHOS HUMANOS
F) EL CONVENIO EUROPEO DE DERECHOS HUMANOS
bros del Consejo de Europa contribuyeron
tados soberanos tie-
mnvenio Europeo de Derechos Humanos).
ooo el a denovienbre de 1950, y entrado en vigor el 3 de
ie cooperacién in-
spone que cada uno
de los Estados miembros
reconoce el
uier pers
fos y de las
incipio del imperil Derecho ye principio en vite det cual cual
ules hate Bajos jussdcetu sade gorar de los detechos hum
eriades fundamentals.
patrimonio comin de ideales y tr
y de preeminencia del Derecho,
Fopa reafirmaron su adhesion a
del Convenio Europeo
del Consejo de Europa (rea
yy afirma que uno de
lizar una
los medios para alcanzar dicha
de los derechos humanos y d
Convenio Europeo de Derechos H
resiringido, en el sentido de que tn
mnscjo de Europa pueden ser partes
Se ee ene erry
én y entrada en vigor del Convenio Buropeo de Derechos,
bros del Consejo de Europa contribuyeron de-
de la conviccién juridica de que los Estados
soberanos tienen aciin de respetat Ios derechos humans de as
len iocidn, :
Peruana concen de dos prin casos pronunciagos por Wis-
en Zarich, el 19 de septiembre de 1946, y en Londres, el 14
{LA DECLARACION UNIVERSAL DE DERECHOS HUMANOS 65
de mayo de 1947, Internacional de los Movimientos para la
Unién Europea (Movimiento Europeo) convocé un Congreso de Europa que
se celebré en La Haya del 8 al 10 de mayo de 1948. En su Mensaje a los eu-
ropeos, aprobado con ocasién de la reunidn plenaria final, los participantes
declararon, entre otras cosas, lo siguiente:
2.__Queremos una Cara de Derechos:
ppensamiento, reunidn y expresién, asl como
3. Queremos un Tribunal de Justicia capaz de ap
rias para hacer respeta la Carta
A propuesta de la Comision Politica, el Congreso aprobé ademas una Re-
solucién en la que se mostraba convencido de que, para defender los dere
cchos de la persona y los principios de la libertad, deberta crearse un Tri
I de Justicia ante el que los ciudadanos pudi
cidn de sus derechos. En el mismo sentido, la Comisin
presidida por el espafiol don Salvador de Madariaga, propusi
cién de un Tribunal con competencias para adoptar decisiones obligatorias
que obligasen juridicamente alos Estados a respetar una Declaracién de De-
rechos Humanos.
iento de los problemas técnico-juridicos que estas propuestas
‘aban fue confiado a la seccién juridica det Movimiento Europeo, en-
cargada de presentar un proyecto dei que fie ponente un gran jurista fran-
é -Henti 2 de julio de 1949, ef Movimiento Europeo
‘os del Consejo de Europa un proyecto de
Convenio Europeo de Derechos Humanos, en el que se enunciaban los de~
rechos reconocidos y se prevefa un mecanismo de control con competencias
para asegurar el cumplimiento de las obligaciones de los Estados en mate
ria de derechos hu
La preparacién del Convenio dejé
privada para pasar al plano de
campo de la iniciativa
ica en el seno de los ér-
stros y 1a Asamblea Con-
proceso, el ros decidié que el
ido en agosto de 1950 fuese abjerto a la firma
en su sesién de Roma, donde el Convenio fue firmado el 4 de noviembre
de 1950.
dos es muy reducido, pues el Conve-
«ala vida (art, 2); el derecho a no ser so-
‘metido a tortura, penas o tratos inbumanos o degradantes (art. 3); el dere
cho a no ser sometido a esclavitud, servidumbre o trabajos forzados (art. 4);
ibertad y a la seguridad y los derechos del detenido (art. 5):
0 equitativo y a la presuncién de inocencia (art. 6); el
ado por uha accién u omisién que, en el momento
tida, no constituya un delito segiin el Derecho na-
cional o el Derecho internacional, y el derecho a que la ley penal no tenga