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a cualquier razonamiento, sentimientos evocados por imagenes
siempre serdn las tinicas ideas capaces de influenciarla.
La historia de la Revolucién revela en cada parte la facilidad
con que las masas siguen los impulsos mas contradictorios de sus
diferentes lideres. Igual aplaudieron el triunfo de los Girondinos,
Hebertistas, Dantonistas y terroristas, que sus sucesivas cafdas,
‘Adémés podemos afirmar que las multitudes nunca entendieron
nada de todos estos acontecimientos.
Con el tiempo apenas percibimos de manera confusa el papel
de los lideres, porque proceden generalmente en lo oculto. Para
comprender eso con claridad, debemos estudiarlo en los aconte-
cimientos contemporaneos. Constatamos entonces cudn facil es
que los Kderes provoquen movimientos populares violentos. No
estamos refiriéndonos a las huelgas de los empleados de correos y
de los ferroviarios, las cuales podrfan explicarse por el desconten-
to de los empleados, sino a sucesos que la multitud ignoraba por
completo. Como el levantamiento popular provocado por unos
dirigentes socialistas en los Parisinos, después de la ejecuci6n del
anarquista Ferrer, en Espafia. El pueblo francés nunca habfa ofdo
hablar de él. En Espaia, la ejecucién pasé casi desapercibida. En
Parfs, la excitacién de unos pocos lideres bast6 para lanzar un ver.
dadero ejército popular la embajada de Espaiia, para quemarla.
Parte de la guarnicién tuvo que set uiilizada’ para su proteecion.
Como los agresores fueron vigorosamente repelidos, se limitaron.
a devastar tiendas y construir algunas barricadas.
Durante este mismo incidente, los Ifderes dieron una prucba
ins de su influencia. Al entender, al fin, que quemar una em-
bajada extranjera podria ser muy peligroso, ordenaron para el
fa siguiente una protesta pacifica y fueron fielmente obedecidos
como después de haber ordenado un violento motin. No hay me-
jor ejemplg para ilustrar el rol de los Iideres y la sumisin de las
multitudes.
Los historiadores, desde Michelet hasta M. Aulard, que repre-
sentaron a las multitudes revolucionarias emo habiendo actuado
solasy sin lideres, no intuyeron su psicologia.
EL SUENO DE LAS MULTITUDES
PABLO FERNANDEZ CHRISTLIEB"
Departamento de Pricologta Social, Facultad de Psicotogfa, Universidad Na-
ional Auténoma de Méxicoinpice
ELEMPLOS
PSICOLOGIA SOCIAL
CARAGTERISTICAS.
ciclo De via
LAS OTRAS MASAS
ConcLusioN
individualesy aparece en su lugar una conciencia colectiva, Stet
Ejemplos percr
cuaripe in clown
Como en un concierto de rock 0 en la porra de un estadio,
tuna masa cs un conjunto de personas que de tanto juntarse con
Ja piel y con el alma pierden su cuerpo y mente individuales, y se
funden en un cuerpo y mente Coléctivos: pierdent sus conciencias
seo pa lerlas, porque
a Jas masas, para saber de qué se tratan, hay que recordarlas, ya
que todo el mundo alguna vez ha pertenecido a alguna y ha sido
inolvidable, 0 imaginarlas o alucinarlas en frente de uno aunque
en este momento no estén, y asi, meterse en cllas y ahi dentro
pensarlas, salirse dé ellas y aca afuera sentirlas. Para imaginarselas,
tal vez la siguiente narracion de la incorrecta Oriana Fallaci, en
los funerales de un Ifder politico de izquierda, sirva:
Un rugid se alzaba sobre la ciudad, y atronaba incesante, obsesivo, arrollando
cualquier otro sonido. Un ruido que no tenia nada de humana. En efecto, no se
‘alzaba do sores humans, criatues con dos brazos y dos piemas y un pensarmiento
‘propio, sino que se elevaba como una bestia monstruosay carente de pensamien-
to: mufftud, el puipo que a mecioda,incrustade ds pubs certafos, a restos
‘GRTOTRTOTANOS, de bocas contradas, habia invadtido la plaza, y ego abla aarga-
olos tentéculos als calles adyacentes,atestindoas, sumergiéndolas implacable
‘como fa lava que, en su desbordamiento, devora todos tes obstéculos, Sustraorse
‘ello ea tusoro, guns to intentaban, y se encerraban en la casas, en las tien-
das, en las oficnas, en cualquier lugar donde pareca hallarse una proteccin, ab
‘menos para no of el rugido; pero esta, itréndose por las puertas as Ventanas y
{as paredes alcanzabaigualmente sus ofdos, de tal manera que al poco terminaban
or rondirse a au sorilegio. Cone! protexto de ira, sll @ Iban al encuentra de
Ln tentuio calan dentro de €, conitiéndose tabi eos en un puto cerad,
én un rostrodistorsionad, en una boca contaida. Y el pulpo crecla, se expandia a
‘Sobresaltos, ya cada sobresalto se fadian otros, ez mio cien mil. Alas dos
{dea tarde habia quiniontos mi las res un mil, alas cuatro un millény medio
Yas cinco ni se confaban (0. Fala, 1978, p. 11).
Asf es una masa grande, pero a la mejor una masa pequefia,
més intima, como la que describe Elias Canetti a propésito de un8. Pablo Fernindex Christie
grupo de gente esperando que pase el cometa Halley en 1910,
también sirva:
La espera se prolongé bastante, nadie se semtia cansatoy todos permana-
fan aprotados, unos junto a otros. No veo entre ellos nia mi padre ni ami ma
‘dre, no veo por separado a ninguna de los que regian mi vida. Solo veo a todos
juntos, y st después na hubiese utitzado con tanta freovencia el tering, dia
‘que les veo como masa: una masa parlizada por la expectacion (Ganetl, 1877,
‘Nexos, nim. 90, p. 27).
~ Pero todos tienen sus propios ejemplos, y cada quien debe esco-
ger el que més le guste, y utilizarlo como esa realidad con Ta cual
puede imaginar una psicologia de las masas. Obligatoriamente, son
ejemplos de fenémenos de masa, en primer lugar y tipicamente, las,
revoluciones, como Ia francesa o la mexicana o Ia rusa, en donde
un pueblo se vuelca a las calles, y en medio de la faria y de la fies-
ta, se enfrenta a los poderes establecidos que se defienden como
pueden, y los expulsa de mala manera. Asimismo, fas hermanitas
‘menores de las revoluciones, 0 sea, las revueltas, como Ia estudiantil
de 1968 en primavera, en mayo, en Praga, en Paris o en la Ciudad
de México, que cantaron canciones de protesta y arrancaron yarro-
{jaron trozos de pavimento en el entendido de que debajo estaba la
playa, o por lo menos que la imaginaci6n habia tomado el poder,
quién sabe si haya que afiadir en esta categorfarlos demés levant
micntos, asonadas, motines, como los de los barcos antaiio y de las"
prisiones ahora, al momento en que una inconformidad de_buen
tamafio agarra matérialidad en.una mullitad qu
ud que sesubleva..
Sieste no es el ejemplo que mas le gusta a uno, puede entonces
tomar lus concicrtos, de rock y pop cspecialmente, donde una
buena cantidad de fans que se saben sus canciones se retinen en
cl lugar micntras més grande mejor y abi las cantan sin importar
mucho lo que entretanto esté haciendo el cantante en medio de
bailes, aplausos, gritos y coros, y luego se puede opinar que el
concierto estuvo buenisimo, pero no porque los miisicos hayan
tocado bien porque lo mas seguro es que nadie los escuch6, ni
nada por el estilo, sino porque fue un movimiento de masas, y eso
siempre es hipnético.
Hi meio de as multitudes a
‘También puede ser el ejemplo de las imarchas politicas, los mné-
tines, las manifestaciones, que son mitad revuelta mitad concierto,
en donde la gente se retine, se organiza, y se dirige por lo comin al
centro de la ciudad, a la plaza, para que el resto de la ciudad la vea
yse entere, y ahi va echando porras, deteniendo el tafico, gritando
‘onsignas, asustando policias, ondeando mantas, ya sea para apoyar
algo, o mis frecuentemente, impugnar algo, comorsi las protestas
siempre fueran més emocionantes que los apoyos, porque las pro-
testas tienen ese toque de libertad que no tienen Tas adhesiones. Las
‘marchas tienen la ventaja de que son inds baratas que los concicrtos
(aunque en dias malhadados salen demasiado caras: olvidar el2 de
octubre puede resultar caro); y por el mismo precio, hay otro ¢jem-
plote movimiento de masas, que son iguales a las marchas, sole que
tstas si de apoyo y adhesién y obediencia que son las procesiones y
peregrinaciones religiosas, donde igual Hevan mantas, bueno, ¢stan-
artes, y gritan porras, bueno, letanfas, y se dirigen ala plaza, bueno,
a la iglesia, poro igual marchan y se manifiestan por las calles de la
Gudad, y su manera de diversi6n parece ser el sufrimiento—abi van
todos medio cariacontecidos—, y vana pedir favores, a pedir perdén,
‘nada més a pedir, en semana santa en Sevilla, en el dade la Virgen
de Guadalupe en la Gindad de México, en el dia del santo patrono
de cualquier pucblo, y son tan espectaculares que ya forman parte
del turismo, y donde para suftir, sobre todo en el turismo religioso
deJerusalén, sfhay que pagar
Los dias de catistrofe también son dias de masas: dias de mare-
moto, de huracdn, de temblor, de incendio forestal, de erupcién
volcinica, de desborde de rios, cuando las ciudades quedan devas-
tadas y se parte por completo el tren de la vida cotidiana y ya no
hay casas ni horarios de comida ni costumbres, raz6n por Ie cual
estas masas que asi se congregan duran més tiempo, dias y sema-
nas, en que toda la poblacién se entrega con ahinco a maldecir
al cielo, a cuidarse entre ellos, a salvar lo que se-puedar*Césas y
personas, y a empezar a reconstruir todo lo que el viento sellevs
al tiempo que se les vuelve a infundir, sin darse cuenta ni cémo,
‘una sensacién de comunidad que hace mucho que ya no estaba,
con lo que stt sociedad se les transforma tagedia de por medio.