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1. LOS SISTEMAS DEMOCRATICO-LIBERALES
1.1, Las caracteristicas comunes
Los sistemas democratico-liberales poseen, dentro de tradiciones y cultu-
ras politicas distintas, una serie de caracterfsticas comunes que constituyen
los supuestos politicos indispensables para que un sistema pueda definirse
como democratico. Para R. DAHL la caracteristica basica de un sistema demo-
cratico consiste en su «continua aptitud para responder a las preferencias de
sus ciudadanos, sin establecer diferencias politicas entre ellos» (R. DAHL, pagi-
na 11, «La Poliarqufay, 1974). Esto supone que todos los ciudadanos deben
tener igualdad de oportunidades para: 1) manifestar sus preferencias; 2) for-
mular publicamente tales preferencias entre sus seguidores y ante el Gobierno,
de forma individual o colectiva; 3) recibir igualdad de trato por parte del Gobier-
no en la expresién de sus preferencias, con independencia de su contenido o
de su origen.
Las tres condiciones anteriores estén estrechamente relacionadas con
ocho garantias institucionales que constituyen para R. DAHL los requisitos basi-
cos para la existencia de la democracia: 1) libertad de asociaci6n; 2) libertad
de expresién; 3) libertad de voto; 4) elegibilidad para los cargos pUblicos; 5)
reconocimiento del derecho de los lideres y de las fuerzas politicas a competir
en busca de apoyo y de votos; 6) existencia de fuentes alternativas de infor-
maci6n; 7) elecciones libres e imparciales; 8) las instituciones gubernamentales
y sus politicas dependen del voto y demas formas de expresar las preferen-
cias.
De forma més resumida cabe afirmar, siguiendo a YVES MENY, que la demo-
cracia liberal implica la existencia de pluralismo, de procedimientos especificos
para ejercer los derechos de-eleccién, de poderes limitados y equilibrados, y
de la supremacia de la ley articulada a partir de una Constituci6n generalmente
escrita.
El pluralismo se manifiesta en un triple sentido: econémico, social y politico.
Aunque los tres aspectos est4n muy interrelacionados y configuran un sistema
Gnico, a efectos analiticos vamos a tratarlos por separado.. .
Y Desde un punto de vista econémico, el pluralismo implica la existencia de
un sistema, el capitalista o neo-capitalista, caracterizado por la propiedad pri-
vada de los medios de produccién, y por una economia de mercado en la que
las grandes magnitudes econémicas del qué, cémo y cuanto debe producirse
se dejan al libre juego de la oferta y la demanda. Pero el mercado no es perfec-
to y el pluralismo econémico y la libre competencia son, en muchos casos,
més teéricas que reales, a consecuencia de las practicas restrictivas y de la
formacién de monopolios y oligopolios. Hechos como los anteriores, unidos 4
otros de indole social y politica, han provocado la intervencién del Estado en
la vida socio-econémica. Esta intervencién se ha producido en todos los siste-
mas democratico-liberales, pero es quiz4 en Europa occidental en donde, so
bre todo a partir de la Segunda Guerra Mundial, ha sido mas intensa, dando
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lugar el Estado de Bienestar y produciendo una cierta ruptura:con los principios
sociales y econémicos del liberalismo clasico.
Desde el punto de vista social, el pluralismo se manifiesta en la existencia,
el reconocimiento legal y, a veces, incluso la tutela constitucional, de grupos
que se consideran como el modo «normal» o «natural» de organizacién de los
individuos, aunque en el pensamiento liberal se dan concepciones contrapues-
tas sobre esta cuestién. Por un lado, hay una concepcién que arranca del
pensamiento de ROUSSEAU y ve en los grupos intermedios un factor deforma-
dor de la voluntad general, por otro, existe la tradicién, a la que pertenecen
entre otros MONTESQUIEU y TOCQUEVILLE, que considera a estos grupos como
un elemento esencial de la democracia. Esta Ultima ha sido la predominante y,
en la actualidad, el reconocimiento de la libertad de asociaci6n es una de las
notas diferenciadoras de los sistemas democratico-liberales que se manifiesta
en la existencia de un elevadisimo numero de asociaciones que realizan funcio-
nes de mediaci6n entre el individuo y el Estado, importantisimas para el mante-
nimiento del sistema.
Este pluralismo refleja la creciente complejidad de la estructura de clase de
la sociedad post-industrial (la mayor parte de la poblaci6n activa pertenece al
sector servicios), en la que los conflictos de clase tradicionales, entre la bur-
guesia y los trabajadores principalmente, han sido sustituidos por formas mas
moderadas de antagonismo social.
El pluralismo politico esté estrechamente unido a las formas anteriores de
pluralismo. Tradicionalmente se identifica con una serie de libertades y de de-
rechos no s6lo de caracter politico, como los de creacién de los partidos politi-
cos y el libre ejercicio de su actividad, sino también econémico y social, como
el derecho a la propiedad privada o de libertad sindical. En la actualidad, nume-
rosos autores (como A. EASTON o K.W. DEUTSCH) han visto en la pluralidad de
Ambitos de poder politico, que refleja la pluralidad social y econémica, uno de
los rasgos fundamentales de los sistemas democratico-liberales.
El reconocimiento del pluralismo implica la aceptaci6én de los derechos de
eleccién y de procedimientos especificos que ofrezcan plenas garantias para
su ejercicio. Por ello, se exige a los sistemas electorales que establezcan igual-
dad de condiciones a los diferentes grupos y fuerzas politicas para acceder al
Poder y garanticen el cumplimiento de los resultados de las competiciones
electorales. Estos objetivos se han alcanzado en las democracias liberales
como resultado de un largo proceso de democratizacién de los mecanismos
electorales —en el que destacan logros como la celebracién de elecciones
periéddicas, la implantacién del sufragio universal, igual, libre, secreto y general-
Mente directo, la disminucién de la edad minima para el reconocimiento del
derecho de voto o el establecimiento de un sistema de garantlas para el escru-
tinio y la proclamacién de los resultados—, aunque persisten diferencias de
opinién, sobre todo en relacién a las formulas electorales concretas.
V » Otra de las racteristicas fundamentales de los sistemas democratico-
liberales es la division de poderes. Con precedentes en el pensamiento politico
de autores como ARISTOTELES, POLIBIO, MARSILIO DE PADUA y LOCKE, entre otros,
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y tomando como referencia histérica el sistema politico inglés, la teoria libera
de la divisién de poderes, en cuanto principio de ordenacién institucional y
garantia de la libertad de los ciudadanos, nace con MONTESQUIEU. De acuerdo
a la tradicin liberal —aunque también hay en ella posiciones criticas como la_|
de ROUSSEAU que se oponia al principio de la divisién de poderes por conside-
rarlo contrario a la indivisibilidad de la soberanfa popular— la forma de evitar
el abuso del poder y la amenaza que esto supone para la libertad es limitarlo,
atribuyendo el ejercicio de las funciones del poder politico a rganos estatales
distintos. A esta divisién funcional o vertical del poder hay que ajtadir la hori-
zontal, que se produce cuando la divisi6n también se hace atendiendo a crite-
ios territoriales como en el Estado federal.
El principio de la divisién de poderes se aplica de diferentes formas —todas
tienen en comin la independencia del poder judicial—, de las que las mas
frecuentes son: 1) el modelo presidencialista, producido por una divisién es-
tricta de poderes. Su paradigma es la Constitucién norteamericana que esta-
blece un poder ejecutivo, cuyo Presidente es elegido por votacién popular, no
vinculado por una relacién de confianza al legislativo; 2) el modelo parlamenta-
tio, como el briténico, producido por una aplicacién flexible del principio de
divisién de poderes, en el que el Gobierno ha de contar con la confianza del
poder legislativo o, en caso contrario, tiene que presentar la dimisién 0 proce-
der a la disolucién del Parlamento y a la convocatoria de elecciones. Ademas,
cabe hacer referencia a modelos mixtos, como el establecido en la Constitu-
cién francesa de la V Republica, que combina elementos presidencialistas y
parlamentarios.
Los principios anteriores estén contenidos y garantizados en normas juridi-
cas que constituyen un sistema legal, generalmente escrito y jerarquizado, en
cuyo vértice estd la Constitucién. Estos elementos, més el principio del imperio
de la ley, por el que ésta se impone tanto a los ciudadanos como a los poderes
piblicos, y el reconocimiento y la tutela de los derechos y libertades del ser
fhumano, definen lo que en la doctrina jurfdico-politica liberal se conoce por
Estado de Derecho.
Como es sabido, el Estado liberal debié hacer frente en el periodo de entre-
guerras, no s6lo a su propia crisis, caracterizada por la recesi6n econémica, la
conflictividad social y la inestabilidad politica e institucional, sino también a los
desafios del Estado socialista, por un lado, y de los fascistas, por otro. El
problema que se planteé entonces al Estado liberal era cémo armonizar los
valores juridico-politicos del Estado de Derecho con las nuevas exigencias so-
ciales y econémicas. La respuesta fue el Estado social que, teniendo como
precedentes las experiencias reformadoras de los afios treinta de algunos pal-
ses como Suecia y los Estados Unidos de América, se generaliz6 en Occidente
a partir de la terminacién de la Segunda Guerra Mundial. Frente a la tradicional
actitud no intervencionista del Estado liberal clasico, el Estado social desempe-
6 un papel activo como regulador del orden socio-econémico, garantizando
una serie de derechos de indole social y econémica a sus ciudadanos. Ello
supuso la adopcién de politicas redistributivas, concertadas entre los distintos
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agentes sociales, cuyos objetivos, entre otros, eran: 1) garantizar a los indivi-
duos un salario minimo, independiente de su patrimonio, del tipo de trabajo
que realizan y del valor de éste en el mercado; 2) disminuir la inseguridad social
creando instituciones que permitan a los ciudadanos enfrentarse a situaciones
adversas, como el desempleo, la enfermedad o la vejez; y 3) garantizar a todos
los.ciudadanos, con independencia de sus ingresos o de la clase social a la que
pertenezcan, una serie de servicios y de bienes culturales que aumenten todas
sus capacidades vitales.
Estos objetivos se alcanzaron de forma desigual, segin los paises y los
momentos, pero es indudable que el Estado social significé una reforma pro-
funda del viejo Estado liberal, sobre todo en el 4mbito social y econémico, que
garantiz6 a los individuos unas condiciones materiales.que daban satisfaccién
a sus exigencias culturales y vitales minimas, disminuy6 los antagonismos de
clase-y adquirié una legitimidad de la que carecieron otros modelos de organi-
Zaci6n estatal.
La crisis del Estado social, que se inicia en 1973 y se ha venido manifestan-
do desde entonces por un progresivo crecimiento del desempleo y la incapaci-
dad de aquél para mantener los niveles anteriores de prestaciones y servicios
sociales, es uno de los desafios mas importantes al que los sistemas liberal-
democraticos deben hacer frente en la actualidad.
De las respuestas que se han dado a este desafio vamos a referirnos a dos
de ellas: la neoliberal y la socialdemécrata.
Como expone GARCIA COTARELO en su trabajo «Neoliberalismo y Socialis-
Mop, para las tesis neoliberales (FRIEDMAN, BUCHANAN, etc.), la crisis del Estado
social ha sobrevenido fundamentalmente por cuatro razones: 1) la desmovili-
zaci6n de los agentes sociales y la disminuci6n de la capacidad creadora de
los capitalistas privados, provocadas por la falta de incentivos econémicos en
la producci6n y en las nuevas inversiones; 2) la irracionalidad y el despilfarro
de un Estado intervencionista que se lanz6 a una desmedida expansién de los
programas sociales sin tener en cuenta que era incapaz de financiar sus gas-
tos, cuando, en muchos casos, podria haberlos organizado y financiado la
iniciativa privada segin criterios de rentabilidad; 3) la aparicién de una «nueva
clase» no productiva y muy disfuncional para el sistema, compuesta por buré-
cratas, intelectuales, profesionales vinculados directa o indirectamente a las
administraciones piblicas y otros grupos, cuyo poder depende de la amplitud
de los programas sociales y de los recursos que se destinan a ellos; y 4) los
efectos contradictorios de muchos programas sociales que, bien incrementan
los problemas ya existentes, bien producen otros nuevos. o is
Desde estas premisas, el neoliberalismo tiene una vision abstencionista del
Estado, propugna la privatizacién de buena parte de las relaciones entre los
agentes sociales y econdmicos (especialmente en el Ambito de las relaciones .
laborales y financieras) y ve en la empresa privada el instrumento mas idéneo
para lograr el crecimiento econémico, dentro de un sistema de libre mercado
en el que, segiin la filosofia liberal, cada individuo cuida de sus intereses mejor
r
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130 Ciencia politica
que nadie y, al mismo tiempo, permite garantizar y tutelar los derechos funda-
mentales de la persona.
Frente a los planteamientos neoliberales, que en el fondo lo que pretenden
es el desmantelamiento del Estado social y la vuelta al /aissez-faire, las opcio-
nes socialistas y socialdemécratas sostienen que la superacién de la crisis
econdmica no sélo no tiene que suponer la renuncia a las conquistas sociales
ya alcanzadas, sino que debe consolidar e incluso generalizar el Estado social.
Sin rechazar frontalmente la economia de mercado, insisten en la necesidad de
seguir corrigiendo sus desequilibrios econédmicos y las desigualdades sociales
mediante la intervencién de los poderes pUblicos. Desde esta perspectiva, el
objetivo principal del Estado no es incrementar la rentabilidad econémica y el
lucro, sino hacer compatible el desarrollo econémico con la equidad social y la
democracia politica.
/ Otros problemas, comunes a la mayoria de los sistemas liberal-democraticos,
estan relacionados con las transformaciones que se han producido en sus siste-
mas-de estratificaci6n social y la aparicién de grupos sociales que tratan de confi-
Qurar una nueva cultura politica. El discurso ideolégico de estos grupos, que
forman lo que con frecuencia se ha dado en llamar «nuevos movimientos socia-
les», entronca, inicialmente, con los andlisis generados en el mayo-68 francés
y en los movimientos contra-culturales de esta época, y toma como referen-
cias principales, entre otras: una nueva concepcién de la relacién del hombre
con el medio natural desde la perspectiva del equilibrio ecolégico y como res-
puesta a la crisis de la idea de progreso provocada por las deficiencias de los
modelos de desarrollo de la posguerra, la afirmacién de la paz como valor
Prioritario ante los riesgos de una guerra nuclear y la destrucci6n total, la pro-
fundizaci6n en el ejercicio y la tutela de los derechos civiles y su extensién a
sectores sociales hasta ahora marginados, y una mayor presencia, abriendo
nuevos cauces de participacién, en los dmbitos decisorios, tanto politicos
como econémicos, de los actuales sistemas democraticos.
¥ Por dltimo, debemos recordar los retos planteados a algunos de los Esta-
dos-naci6én de estos sistemas por la creciente interdependencia de la econo-
mia internacional, de un lado y, de otro, las reivindicaciones de cardcter regio-
nalista y nacionalista que se producen en su seno. En relacién a la primera
cuesti6n, el Estado-nacién se ha quedado pequefio y se ve sometido a proce-
Sos de integracibn econémica y politica, como el Mercado Comin Europeo,
que progresivamente recortan su soberanfa. En cuanto a la segunda, el Estado-
nacién ha debido articular nuevas formas de integraci6n territorial que implican
mas competencias administrativas y una mayor autonomfa politica para sus
entes locales y regionales.
Como pone de manifiesto LUPHART, la democracia es un fendmeno reciente.
Si tomamos como referencia los requisitos de la democracia enunciados al
comienzo de este epigrafe, slo 25 paises aproximadamente han disfrutado de
este sistema de forma ininterrumpida desde la terminacién de la Segunda Gue-
tra Mundial. El ndmero de los que, ademas, han alcanzado un alto grado de
desarrollo econémico y de bienestar es todavia menor (la mayoria estan con-
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centrados en el drea del Atléntico Norte). A continuaci6n nos vamos a referir
a los sistemas politicos de tres de estos paises: Gran Bretafla, los Estados
Unidos de América y Francia. La dilatada tradicién democratica de estos pal-
ses, la influencia que sus constituciones y cultura politica han ejercido en otros
sistemas, la originalidad y el vigor de sus instituciones, ademas de su impor-
tancia en el concierto internacional, pensamos que justifican sobradamente
esta selecci6n.
1.2. Gran Bretaiia
Es comtn establecer una continuidad histérica del sistema politico britanico
desde el «Bill of Rights» (Declaracién de derechos) de 1689, por el que se
establecia una monarquia «constitucional», o incluso acudir a la Carta Magna
de 1215 como texto constitucional originario de un sistema politico que hoy
es el mas antiguo del mundo.
Sin caer en una interpretaci6n histérica linealmente totalizadora del sistema
politico britanico, es indudable que, como pone de manifiesto ANDRES DE BLAS,
sus ingredientes hist6ricos son fundamentales para conocer su realidad politica
actual.
Desde esta perspectiva, el primer rasgo que debemos destacar de este
sistema es la existencia de una Constituci6n «no escritan. Esta, a diferencia de
lo que ocurre con la mayoria de las constituciones actuales, no se halla conteni-
da en un documento singular y carece de una formal diferenciaci6n jerarquica,
lo que le da una gran flexibilidad. Compuesta por derecho legislado, derecho
consuetudinario y por convenciones constitucionales (practicas politicas que
atin careciendo de sanci6n legal tiene el valor de normas de observancia obli-
gatoria), pueden cambiarse mediante ley parlamentaria o mediante un acuerdo
general en el caso de las convenciones. La entrada en 1973 de la Gran Bretafia
en la Comunidad Econémica Europea ha venido a cambiar en parte este panora-
ma al afectar a una de las convenciones més arraigadas: la supremacta de la
voluntad parlamentaria. Con el ingreso briténico en la Comunidad, el Parlamen-
to nacional debe aceptar leyes e instituciones que proceden de una instancia
superior.
La Corona
La Corona constituye uno de los rasgos definitorios del sistema politico
briténico. Con una continuidad milenaria, s6lo quebrada por la experiencia re-
publicana de 1649 a 1660, la monarqufa briténica ha dado lugar, mediante un
proceso de limitacion progresiva de las facultades regias, a lo que hoy conoce-
Mos por «monarquia parlamentaria». ;
El monarca es el Jefe del Estado y simboliza la unidad de éste y de la
Scanned with CamScanner132 Ciencia politica
nacién. El «Rey en Parlamento» («King in Parliament») encarna la soberania
popular y es la suprema fuente de poder en el sistema constitucional britanico,
El titular de la Corona es la cabeza del poder ejecutivo, parte del legislativo
y preside el poder judicial. Ademés, detenta la jefatura de las fuerzas armadas
y de la Iglesia de Inglaterra. Entre sus facultades esta la de nombrar al Primer
Ministro y al Gobierno y aceptar su dimisi6n. En realidad, se trata de un poder
formal, porque por convencién tiene que designar Primer Ministro al lider de|
partido mayoritario en la Cémara de los Comunes, de la misma manera que
otras de sus facultades més importantes, como las de convocar, aplazar y
disolver el Parlamento, sancionar las leyes aprobadas por el Parlamento, o
declarar la guerra, hacer la paz y establecer tratados internacionales. En reali-
dad, es el Gobierno quien rige el Reino en nombre de la Corona e incluso los
poderes de «prerrogativa realy (poderes residuales que han sobrevivido al en-
frentamiento entre la Corona y el Parlamento) sdlo pueden ser ejercidos por el
Monarca con el refrendo de los ministros del Gobierno.
Existe una institucién vinculada histéricamente a la Corona y que hoy tam-
bién ha perdido casi todas sus atribuciones y competencias. Nos referimos al
«Privy Council» (Consejo Privado) que hasta el s. XVill era el principal 6rgano del
poder ejecutivo y del que ha surgido el Gobierno de Gabinete actual. Hoy man-
tiené funciones de asesoramiento del monarca y de car4cter judicial. La Comi-
sién Judicial del Consejo Privado es el tribunal supremo para los recursos de
apelaci6n interpuestos en la ultima instancia por los pafses de la «Common-
wealth» y realiza algunas funciones judiciales de cardcter interno.
EI Parlamento
El Parlamento briténico desde un punto de vista formal consta de tres insti-
tuciones politicas, a saber, la Corona, la Camara de los Lores y la Camara de
los Comunes. El Parlamento detenta el poder legislativo supremo y como tal
érgano legislador suele requerir la intervencién de todas sus partes, aunque
éstas se constituyen de acuerdo a principios distintos, y s6lo se retinen con-
juntamente en ocasiones especiales, como la apertura oficial del Parlamento,
en la que la Reina convoca a los Comunes para que comparezcan ante la Cama-
ra de los Lores.
De acuerdo a la Parliament Act de 1911, la vida maxima de un Parlamento
es de cinco afios, si bien es frecuente la disolucién antes de cumplirse ese
plazo y que se convoquen nuevas elecciones generales. En circunstancias ex-
Cepcionales, como la Primera y Segunda Guerra Mundiales, tal plazo puede ser
Prorrogado. La decisién sobre disolucién del Parlamento y la convocatoria de
elecciones generales corresponde al Primer Ministro.
La vida parlamentaria se divide en legislaturas, generalmente anuales, qué
se abren con un discurso de la Reina en el que se exponen las lineas politicas
y el programa legislativo del Gobierno.
Scanned with CamScannerLos sistemas politicos actuales 133
La victoria de la Camara de los Comunes sobre la de los Lores en la larga
batalla hist6rica por la supremacia parlamentaria, ha dado lugar a un «bicamera-
lismo asimétrico» o «cuasi-unicameralismon, dado que casi todo el poder legis-
lativo corresponde a la primera.
En el ultimo Parlamento, los Comunes se componfan de 650 diputados
(523 corresponden a Inglaterra, 72 a Escocia, 38 a Gales y 17 a Irlanda del
Norte) elegidos mediante sufragio universal. Si un diputado fallece, dimite (for-
malmente sdlo puede hacerlo solicitando un puesto dependiente de la Corona
incompatible con la funcién de diputado, que no es retribuido ni supone res-
ponsabilidad alguna) o recibe el titulo de par, su escajio es cubierto mediante
una elecci6n parcial.
El trabajo de la Camara est dirigido por el «Speaker» (Presidente), elegido
por consenso de los dos partidos mayoritarios. Esta figura tradicional del parla-
mentarismo inglés disfruta de importantes facultades en el desarrollo de los
debates (selecciona las enmiendas a discutir, y puede aceptar las mociones
que limitan la duracién de los debates e incluso suspenderlos para proceder a
la votacién del tema de que se trate) y personifica y simboliza la imparcialidad
y objetividad con que deben conducirse los debates parlamentarios.
El procedimiento parlamentario de debate y aprobacién de las leyes esta
basado fundamentalmente en la costumbre y el precedente, que parcialmente
se recogen en los reglamentos de cada Camara. Todas las proposiciones de
normas jurfdicas se presentan en forma de proyecto de ley parlamentario, que,
en su gran mayorla, estdn patrocinados por el Ejecutivo, aunque los parlamen-
tarios también pueden presentarlos por propia iniciativa. En principio, para que
se conviertan en norma juridica y entren a formar parte del derecho del pais,
los proyectos de ley deben ser aprobados por ambas Cémaras y remitidos a
la Reina para su sancién (la Corona nunca ha negado el asentimiento desde
1707). Como regla general, la tramitacién de los proyectos del Ejecutivo que
previsiblemente originen una controversia politica se inicia en los Comunes,
mientras que aquéllos de caracter incontrovertible se tramitan primero en la
Cémara de los Lores. La tramitacién de un proyecto de ley ptblico es anéloga
en las dos CAmaras, siguiendo el procedimiento de la triple lectura.
Todo ello, como ya hemos apuntado, no debe hacernos olvidar la indiscuti-
ble preeminencia de los Comunes que también se pone de manifiesto en otra
de las funciones esenciales de la Camara: el control del Ejecutivo. La Camara
de los Comunes dispone de la facultad de obligar al Gobierno @uimitir, median-
te una moci6n de censura, rechazando una proposicién del Gobierno que éste
considere por su importancia politica un «asunto de confianza» 0, por Ultimo,
votando en contra de los presupuestos. Aunque es improbable que ésto ocu-
ra, debido al bipartidismo y a la estricta disciplina de los dos grandes grupos
parlamentarios sometidos a la vigilancia y control de los «Whips» (fustigado-
res), hay que hacer notar que en los afios setenta se incrementaron las derro-
tas parlamentarias de mociones importantes presentadas por el Gobierno y
desde entonces hay una tendencia a aceptar la convencién de que una vota-
cién adversa sélo puede provocar la dimisi6n del Gobierno o la convocatoria
Scanned with CamScanner134 Ciencia politica
de elecciones generales si tiene el carécter de una mocién de censura explicita,
Pero hay otros procedimientos y ocasiones, para mantener al Gobierno en
tension: mediante las cuestiones orales que se plantean al comienzo de cada
sesiOn durante una hora de lunes a jueves; el derecho de los parlamentarios a
presentar mociones para suspender las sesiones y entablar debates sobre
cuestiones de sus circunscripciones 0 que afecten al interés pUblico; en cada
legislatura se asignan 19 dias a la Oposici6n, en los que ésta decide los temas
a debatir; los debates sobre el discurso de la Reina al comienzo de la legislatu-
ra; y con ocasién de la tramitacién de proyectos legislativos, especialmente
los que se refieren a la imposici6n de tributos y a la asignaci6n de recursos. En
esta actividad la Oposicién desemperia un papel muy importante. Reconocida
oficialmente, la «leal Oposicion de su Majestad» esta constituida por el partido
NO gubernamental més numeroso de los Comunes y organizada de forma se-
Mejante al partido en el Gobierno, con un lider (desde 1937 disfruta en cuanto
tal de un sueldo con cargo a los presupuestos del Estado) y un «Gabinete en
la sombra» (Shadow Cabinet). La Oposicién tiene derecho a ser informada de
los asuntos de la Camara, fiscaliza y formula politicas alternativas a la labor del
Gobierno, y esta preparada para sustituirle en el momento que sea derribado,
dimita o pierda unas elecciones generales. Ademés, hay que destacar también
la labor del Comisario Parlamentario para la Administracién (el defensor del
pueblo) que investiga las denuncias sobre el funcionamiento de la Administra-
ci6n que presentan los diputados en nombre de los ciudadanos.
SY Hasta 1911, 1a Cémara de los Lores disponia de poderes legislativos seme-
jantes a la Camara de los Comunes. En ese aio se aprobé una Parliament Act,
Por la que la Camara de los Lores perdié toda prorrogativa en materia financie-
ta: los proyectos aprobados por los Comunes de cardcter fiscal o financiero
(es el Speaker de los Comunes quien decide sobre este caracter) son someti-
dos a la Cémara de los Lores, pero aunque ésta se oponga la ley se promulga
al cabo de treinta dias. Para el resto de los proyectos de ley de interés publico
la Camara de los Lores conservé un derecho de veto suspensivo de dos afios.
El Gobierno laborista de ATTLEE hizo aprobar otra ley, la Parliament Act de
1949, que redujo el veto suspensivo a un afio. En 1969 el Gobierno laborista
de HAROLD WILSON intenté que se aprobara una tercera Parliament Act que
reducfa el veto suspensivo a seis meses y, sobre todo, el derecho de voto de
la Camara quedaba restringido a los Lores designados por los partidos politi-
cos y el Gobierno. La division interna en las filas parlamentarias laboristas
obligé al Primer Ministro a retirar este proyecto de ley.
Las reformas Ultimas han afectado a su composici6n. A mediados de 1986,
la Cémara de los Lores tenfa 1.175 miembros, con inclusié6n de los Lores espi-
ituales (dos arzobispos, los de Canterbury y York, y 24 obispos). Los Lores
temporales se componfan de 761 pares que hablan heredado el titulo, 29
Pares hereditarios a los que se habla conferido tal dignidad y 359 pares vitali-
Cios (de estos 21 eran «Lores juridicos». En la actualidad, el titulo de par tempo-
Tal (hereditario 0 vitalicio), se confiere a propuesta del Primer Ministro, bien en
Teconocimiento a los servicios politicos prestados o de otra indole, bien por-
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que el Gobierno desea que una persona forme parte de la Camara de los Lores
por razones politicas 0 porque sus conocimientos sean Utiles al Estado.
En cuanto a sus compentencias actuales, aparte del derecho de veto sus-
pensivo en los términos ya sefialados, la Camara de los Lores se equipara a
los Comunes en la aprobacién de leyes privadas (afectan a personas fisicas o
juridicas y a localidades particulares) y en la prérroga de los Parlamentos. Tam-
bién puede ejercer la inciativa legislativa, con excepcidn de los proyectos finan-
cieros, aunque lo normal es que los proyectos politicos mas importantes se
discutan primero en los Comunes. Por Ultimo, en materia legislativa hay que
destacar dos importantes funciones: la posibilidad de mejorar los proyectos
remitidos por los Comunes, merced a una labor més Pausada, que no esté
sometida a las tensiones politicas de la Camara Baja, y la de proponer medidas
de interés pUblico que esta Ultima Camara por razones electorales no se siente
inclinada a debatir.
En cuanto a las otras competencias importantes que todavia retiene la C4-
mara de los Lores, las de cardcter judicial, son ejercidas por los Lores juridicos
que constituyen el Tribunal de Apelacién o Corte Suprema. Este Tribunal cons-
tituye la Ultima instancia para todo el Reino en materia civil y criminal (con la
excepcién de Escocia en esta Ultima materia).
Las limitaciones de! poder politico de la Camara de los Lores se basan en
la opinién de que, en la actualidad, una Camara no electiva s6lo tiene sentido
si cumple un papel supervisor complementario al de la Cémara electiva, pero
sin entrar en confrontaci6n con ella.
El Gobierno de Gabinete y el Primer Ministro
En el sistema inglés el 6rgano mas poderoso es el Gobierno. Ya BAGEHOT,
en el s. XIX, puso de manifiesto en su obra clasica lawConstituci6n inglesa» la
estrecha vinculacién entre los poderes legislativo y ejecutivo. En teorfa, la
légica del sistema parlamentario establece que el Gobierno depende de la con-
fianza del Parlamento, pero en realidad, como sefiala LUPHART, la relacién se
invierte debido a que el Gabinete esté formado por los Iideres del partido ma-
yoritario, generalmente muy cohesionado y disciplinado, en los Comunes y
normalmente tiene la seguridad de que su politica y proyectos legislativos se
aprueban en la Cémara. Es cierto que en la historia reciente de la Gran Bretafla
pueden encontrarse excepciones importantes a esta tesis, como las derrotas
Parlamentarias de los gabinetes laboristas de los afios setenta, pero lo normal
@s que esto no suceda y que el Gobierno domine al Parlamento.
El Gobierno (en rigor Gobierno de Gabinete) briténico es una estructura muy
compleja que normalmente est4 constituida por miembros del partido mayori-
tario en los Comunes. La regla es que el Gobierno briténico sea monocolor y
mayoritario, aunque en circunstancias excepcionales se han formado Gobier-
nos de coalicién (el caso mas reciente es el Gobierno formado durante la Se-
gunda Guerra Mundial por los partidos Conservador, Laborista y Liberal) y en
Scanned with CamScanner136 Ciencia poitica
algunos momentos se han dado Gobiernos minoritarios, como algunos de log
formados por los laboristas en los afios setenta.
La complejidad del Gobiemo briténico es debida, entre otras causas, a la
existencia de ministros que no son miembros del Gabinete y a que en éste q
su vez hay que distinguir un «inner Cabinet» o gabinete interno, érgano que
‘NX toma las decisiones politicas més importantes, del que sdlo forman parte o|
Primer Ministro y seis o siete ministros més. Entre los ministros, los mas im.
portantes son: los ministros departamentales (que estan al frente de departa.
mentos gubernamentales), los ministros no departamentales (entre los que h
que incluir los titulares de cargos tradicionales, como el Lord Presidente de|
Consejo Privado, y a los ministros sin cartera), los ministros de Estado (suelen
desempefiar funciones concretas dentro de los departamentos) y el Lord Can-
ciller y los funcionarios juridicos (e! Lord Canciller realiza una labor especial ya
que, ademés de dirigir un departamento, es responsable de los llamados fun-
cionarios juridicos, el Fiscal General y el Procurador General para Inglaterra y
Gales, y para Escocia, el Lord Abogado y el Procurador General de Escocia). E|
Gabinete se compone de ministros (entre 20 y 25) que generalmente estén al
frente de departamentos gubernamentales.
Dentro de esta estructura la pieza fundamental es el Primer Ministro. La
figura del Primer Ministro, que surge histéricamente por la practica de las con-
venciones y en la actualidad ha de ocupar un escafio en los Comunes, ocupa
una posicién de autoridad singular basada en su condicién de lider del partido
mayoritario en la Cémara de los Comunes y en su facultad para designar minis-
tros y cesarlos individualmente. El Primer Ministro preside y decide la composi-
cin del Gabinete, puede recabar como asuntos de su competencia una amplia
gama de materias, es el maximo responsable de la Administraci6n Publica, y
disfruta de amplias facultades para proponer a la Reina nombramientos de
cargos publicos, entre otros, aparte de los ya mencionados: los de arzobispos
y obispos de la Iglesia de Inglaterra, altos cargos judiciales, consejeros priva-
dos, puestos de direccién de diversas instituciones y entes pUblicos, como la
BBC (British Broadcasting Corporation), etc. Por ditimo, hay que destacar su
facultad de disolucién anticipada de los Comunes.
Estado unitario
La administraci6n local en Gran Bretaria realiza la prestacién de una amplia
variedad de servicios pUblicos. Estos se han incrementado constantemente
desde la década de los setenta y, al mismo tiempo, el gasto de la administra-
Cién local crecié considerablemente tanto en términos absolutos como relati-
Vos. Pero los poderes y competencias especificas de las corporaciones locales
son Conferidos por el Parlamento y una parte importante de sus recursos finan-
Cieros proceden del erario pUblico central y dependen de la politica que siga en
esta materia el Gobierno de turno. En los ultimos afios, el Gobierno conserva-
dor ha disminuido considerablemente las. subvenciones, como parte de su poll-
Scanned with CamScannerLos sistemas politicos actuales 137
tica de reduccién del gasto publico, a las corporaciones locales y éstas se han
visto obligadas a eliminar algunos servicios.
Este sistema unitario implica que no existe ningun 4mbito, ni funcional ni
geografico, que escape a los poderes del Parlamento y del Gobierno central,
pero serfa un error considerar al Estado briténico como muy centralizado. A
parte de lo dicho para las corporaciones locales, hay que recordar que hasta
1972 Irlanda del Norte goz6 de un alto grado de autonomia con su propio
Parlamento y Gobierno y, desde entonces, aunque sin éxito, los sucesivos
Gobiernos centrales han intentado volver a aquella situacion sobre bases acep-
tadas por toda la comunidad. Ademés, en las Ultimas décadas se ha producido
un movimiento que tiende hacia una mayor autonomia para Gales y Escocia.
Especialmente en esta ultima, que dispone de una amplia autonomia adminis-
trativa y de un régimen juridico propio.
Sistema electoral, partidos politicos y grupos de presién
Aunque cabe situar el origen del actual bipartidismo inglés en la Revolucién
gloriosa de 1688, en que los Whigs apoyaron la revolucién y lucharon por
establecer la supremacia del Parlamento sobre el absolutismo contra los Tories,
defensores de la doctrina del derecho divino de los reyes y partidarios de la
monarquia absoluta, ninguno de los dos grupos, que dominaron la vida parla-
mentaria en los ciento cincuenta afios siguientes, pueden considerarse parti-
dos politicos en el sentido que hoy damos a este término; carecian de una
organizacién extraparlamentaria y en el Parlamento la disciplina de grupo era
muy débil. Son las reformas electorales de 1832, que ampliaron el cuerpo
electoral, las que provocan la organizaci6n de los partidos y la articulacién
definitiva del sistema bipartidista. Desde entonces el desarrollo del moderno
sistema de partidos corre paralelo con las reformas parlamentarias y la amplia-
cién gradual del derecho de voto. Whigs y Tories dieron lugar en el siglo xix a
los partidos Liberal y Conservador, obligados por aquéllas a mantener una
organizacién nacional permanente, que se alternaran en el poder durante esta
época.
La irrupcién politica del sindicalismo provocé la aparicién del Partido Labo-
tista que progresivamente fue desplazando al Partido Liberal y constituy6 con
el Partido Conservador, de forma definitiva desde 1945, el nuevo bipartidismo.
En la actualidad la vida politica sigue dominada por estas dos fuerzas, junto a
otros partidos de dmbito nacional y regional que sélo juegan un papel secunda-
tio. Desde la terminacién de la Segunda Guerra Mundial casi siempre uno de
los dos partidos ha disfrutado de mayoria absoluta de escajios en los Comunes
y entre los dos han obtenido por término medio el 90 por ciento de los votos
y el 95 por ciento de los escafios desde la terminacién de la Guerra hasta los
afios setenta. A partir de las elecciones de 1974 el apoyo electoral de los dos
Partidos mayoritarios descendi6, pero su numero de escafios permanecié por
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