CURSO DE MEMBRESÍA

Instituto Bíblico Horeb

Por el pastor Gilberto Gutiérrez Lucero

LECCIÓN 5

EL PODER SANADOR DE DIOS Y LA FE

EL MINISTERIO DE EDUCACIÓN EN NUESTRA IGLESIA

Base bíblica: Juan 4:43-54.

Hay gente que solo busca a Dios cuando está necesitada de algo que no puede hacer
ella misma. Los templos de cualquier religión se llenan después de un temblor o huracán.
Sin duda Él tiene poder y puede hacer cosas extraordinarias en nosotros, pero eso no es lo
más importante de la vida. Dios quiere que lo conozcamos mejor cada día y que
aprendamos a relacionarnos con Él de una manera más íntima.
En el pasaje que hoy nos ha tocado estudiar encontramos a un hombre buscándolo
para que le hiciera un milagro. Está claro que todo lo que ya había realizado el Señor era
conocido por la mayoría y su fama comenzó a crecer.
Este hombre y su búsqueda nos hacen recordar nuestra propia realidad y nuestra
propia búsqueda de Dios. Encontremos algunas verdades y apliquémoslas a nuestra vida.

BUSQUEMOS AL SEÑOR EN TODA CIRCUNSTANCIA. Este, cuando oyó que Jesús había
llegado de Judea a Galilea, vino a él y le rogó que descendiese y sanase a su hijo, que
estaba a punto de morir. Juan 4:47.
Cuando estamos con problemas de salud propios o de un ser querido debemos buscar
al Señor, aun antes del médico y los medicamentos, pero también debemos buscarlo
cuando nos aumentan el sueldo, es importante saber por qué el Señor nos permite una
bendición económica. El problema es que muchas personas solo lo buscan cuando sienten
una necesidad física. Busquemos al Señor en toda circunstancia.

BUSQUEMOS AL SEÑOR OPORTUNAMENTE. El oficial del rey le dijo: Señor, desciende

antes que mi hijo muera. Juan 4:49.
Aquel hombre sabía de la urgencia de su necesidad. Es triste, pero, el día de hoy,
mucha gente no se da cuenta del peligro tan grande que existe en su vida si se mantiene
separada de Dios. El caso era un asunto de vida o muerte y el Señor hizo la diferencia. Lo
delicado es que, en la vida de todos nosotros, tener o no a Cristo cerca de nosotros, es un
asunto de vida o muerte, pero no solo de la vida física, la cual seguramente no ha de ser
mayor de 100 años, sino de la vida eterna. Cristo hace la diferencia entre la eternidad o la
condenación, así que, es urgente buscarlo para que nos sane.

BUSQUEMOS AL SEÑOR CON UNA FE AUTÉNTICA. Entonces Jesús le dijo: Si no viereis

señales y prodigios, no creeréis. Juan 4:48.
 No hay nada de malo en creer que Dios puede hacer milagros porque verdaderamente
los puede hacer y los hace el día de hoy. Tenemos montones de ejemplos de la
intervención divina en nuestras vidas y debemos seguir creyendo en su poder.
El problema es que, hay gente que solo cree cuando hay ciertos milagros de por medio.
Este era el pesar del Señor cuando dijo esta frase.
Si ponemos atención a la vida, podremos notar miles de milagros que en ocasiones
pasan desapercibidos: la vida misma, el despertar, el sol, el aire, los hijos, la posibilidad
de amar, el pensamiento, etc. Pero, aun así, hay muchas personas que se debilitan y
dejan de creer si Dios no les responde exactamente como ellos consideran que debe
responderles.
Dios es poderoso y lleno de amor para nosotros, no tiene que demostrarlo, ya lo hizo al
morir en la cruz en nuestro lugar, ya ha realizado la obra más grande a nuestro favor: la
salvación. No deberíamos exigir señales nuevas para que depositemos en Él nuestra fe; sin
embargo, si es su deseo y tiene algún propósito, Él sigue haciendo portentos como el
milagro de la narración que hoy estudiamos.
Disfrutemos de sus intervenciones portentosas, pero creamos en Él por lo que ya ha
hecho por nosotros.

BUSQUEMOS AL SEÑOR PARA VIVIR POR ÉL. El padre entonces entendió que aquella era
la hora en que Jesús le había dicho: Tu hijo vive; y creyó él con toda su casa. Juan 4:53.
Hay gente que asiste a una actividad cristiana solo cuando se promociona algún
“sanador” o “hacedor de milagros”. Hay mucho de superstición en ello y poco de fe, pero
así sucede.
Qué triste sería que este hombre hubiera recibido el milagro del Señor y después se
hubiera olvidado de Él. No hubiera sido raro, la Biblia nos dice que eso hicieron muchos en
aquella época. Tal vez los más famosos son los nueve leprosos que nunca volvieron ni a
dar las gracias, de diez que el Señor sanó nada más regresó uno (Lucas 17:12-19).
La bendición de aquel oficial a quien Jesús sanó a su hijo no es solo la vida de su hijo,
sino la vida de él mismo y la de toda su familia. Creyeron y a partir de ese momento
vivieron para Él. Esta es la más grande bendición de la vida, poder vivir con Cristo, por
Cristo y para Cristo. ¿De qué serviría vivir mil años por nada y para nada?

Reflexionemos:

1- ¿Para qué estás buscando a Dios? _________________________________________

2- ¿Cuál es el milagro más importante que quieres que Él haga en ti? _______________
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3- ¿Ya ha realizado Dios en ti el milagro de la salvación? _______

 En esta iglesia tenemos cinco ministerios básicos, como dijimos la lección anterior. La
EDUCACIÓN es otro de ellos. Este ministerio se encuentra declarado en nuestra Misión:

Enseñar la Palabra de Dios.

Está relacionado con la “Gran Comisión” que recibimos del Señor y dice que hagamos
discípulos. Un discípulo es una persona que cree, confía y practica las enseñanzas de
Jesús.
Este ministerio está íntimamente relacionado con lo que Jesús nos enseña en este
milagro: Él quiere que aprendamos a buscarlo en toda circunstancia, a tiempo y con una
fe auténtica. Una persona que se une a nuestra iglesia se une a una comunidad que vive
empeñada en lograr que todos los seres humanos tengan la oportunidad de saber más del
Señor. Nosotros tenemos un ideal que se expresa de la siguiente manera:

 Que todos los hombres y mujeres del mundo se conviertan en discípulos de

Cristo y que cada día conozcan más y más de Dios para bien de sus vidas.

La pregunta importante es esta:

¿QUIERES SER PARTE DE ESTA COMUNIDAD DE FE?

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