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Queda prohibida la distribución de esta traducción sin la

aprobación expresa del grupo Traducciones Ganimedes, además


esta obra es de contenido homoerótico, es decir tiene escenas
sexuales explicitas hombre/hombre, si te molesta este tema no lo
leas, además que su contenido no es apto para cardíacos.
Thomas ha trabajado en el Centro recreativo de la Villa Brac
durante el tiempo que puede recordar. Ama su trabajo y ayudar a la
comunidad. Pero Thomas pronto se entera de que la Villa en la que ha
vivido toda su vida no es lo que parece.

El oficial federal Tyler Alpine estaba en un caso que lo llevó a la


Villa Brac y está listo para salir cuando ve a un magnífico hombre en
necesidad de ayuda. Cuando Tyler decide que no puede dejar pasar a un
hombre bien parecido con problemas con su carro, pronto descubre que el
impresionante hombre es su pareja.

Thomas invita a Tyler a tomar una taza de café caliente y pronto se


encuentra en los brazos de un muy atractivo shifter lobo.

Sin embargo, cuando los problemas llegan a las puertas de Thomas,


él debe confiar en el rápido ingenio de Tyler y en sus habilidades para
salvarlo de una cita que ha salido terriblemente mal.
—¿Tienes algo en mente?

—¿Huh? —Thomas levantó la vista de su vaso de vino.


Reginald estaba sentado frente a él, mirándolo con
preocupación.

Sus pensamientos habían estado muy lejos. Thomas


miró alrededor del restaurante, la culpabilidad lo inundó y sus
ojos finalmente se enfocaron en Reginald. El hombre había
sido nada más que dulce y amable con él, y Thomas le había
pagado pensando en que Reginald fuera otra persona.
Reginald era agradable y todo, pero no había ninguna
chispa mágica entre ellos. Thomas quería a alguien que
acelerara su corazón. Alguien que hiciera que los malditos
dedos de sus pies se curvaran. Reginald era casi tan
emocionante como la pintura descascarándose.

«Solo olvida eso».

—Pareces un poco preocupado. ¿Va todo bien?

«No».

«Sí».

Infiernos, si él supiera.

Thomas empujó los caprichosos pensamientos de su


mente mientras sonreía a su cita para cenar. —Todo está muy
bien. La competencia de baloncesto salió sin problemas, y los
niños la pasaron muy bien.

—Me alegra oír que todo salió muy bien. Siento no


haber estado. El trabajo parece interponerse en el camino de
un montón de cosas. ¿Te gustaría salir el fin de semana?
Quiero hacer cosas contigo. —Reginald tomó la servilleta de
la mesa y la colocó en su regazo mientras el maître dejaba su
comida en la mesa.

Una vez más, Thomas miró alrededor del restaurante.


Estaba acostumbrado a comer en un restaurante, agarrando
una hamburguesa aquí y allá, o simplemente cocinar en
casa. Este lugar era ostentoso, un lugar que Thomas nunca
habría elegido voluntariamente. No estaba seguro de cómo
había terminado en una cita para cenar con un alto
ejecutivo de una prestigiosa firma de abogados pero, aquí
estaba, sentado a la mesa frente a él.

Reginald no era lo que se podría describir como guapo,


pero Thomas no era tan vanidoso como para busca solo eso.
Era la persona dentro lo que importaba. Sin embargo el tipo
no estaba en la cima de los feos. Suspiró para sus adentros
mientras miraba el restaurante una vez más. Se sentía tan
fuera de lugar aquí.

Trató de decirse a sí mismo que el dinero no tenía


importancia, pero estaba empezando a sentirse como el
adorno del brazo de Reginald. El hombre había alardeado
alrededor de sus colegas antes de su primera cita, actuando
como si Thomas fuera la linda esposa.

Reginald había hecho incluso algunos comentarios en


esa dirección.

Eso molestó a Thomas.

Sonrió a Reginald cuando un plato que ni siquiera


podía pronunciar el nombre, fue colocado frente a él. No
estaba seguro de si debía comer o colocar la obra de arte en
su pared. Apenas había algo de comida en el plato, pero
todo parecía haber sido colocado con cuidado, como si la
presentación fuera más importante que la comida en sí.
—¿Hay algo malo con la comida? —Reginald
preguntó. Su cita para la cena tomó el tenedor y empezó a
comer mientras miraba a Thomas esperando la respuesta.

—No, nada.

Thomas se quedó mirando los tenedores delante de él,


sin saber cuál debería utilizar para comer.

¿Por qué estaban allí tres tenedores frente a él? Nunca


había estado en un lugar donde se requiriera más de un
tenedor.

La mitad del tiempo Thomas comía alimentos que no


necesitaban cubiertos.

Oyó una risa baja cuando la mano de Reginald


apareció a la vista y señaló el cubierto que debería utilizar. Su
rostro se calentó mientras tomaba el tenedor y comenzaba a
comer.

Su boca se detuvo.

«Oh, infiernos». ¿Dónde estaba un bote de basura cuando


lo necesitaba? Sabía a mierda. Thomas se obligó a masticar,
sintiendo un fuerte reflejo de nauseas. Era como masticar sus
malditos zapatos. No estaba seguro de lo que era, pero rezó
por nunca tener que comer esa mierda de nuevo en su vida.

Eso debería ser ilegal.

—No me has contestado.

Thomas tragó su comida, haciendo todo lo posible por


no hacer una mueca. «Uff, es horrible».

—¿El qué?

—Salir el fin de semana —Reginald repitió y Thomas


respondió encogiéndose de hombros tomando otro trozo de
comida de su plato y rápidamente se lo metió en la boca.
Esta vez tuvo arqueos cuando la cosa blanda viscosa... se
deslizó por su garganta. No había manera de que fuera a
comer nada más de su plato.

Un equipo de control de materiales peligrosos debería


haber servido la comida.

Rápidamente tomó un trago el vino, haciendo todo lo


posible para eliminar el mal sabor de sus papilas gustativas.
¿Quién infiernos llama a esto comida? —Tengo que ayudar
en el Centro recreativo mañana. Taylor está tratando de
implementar un programa para adolescentes embarazadas.

Y Thomas no estaba muy seguro de querer una


segunda cita con ese hombre.

Estaba buscando a alguien que tuviera los pies en la


tierra y no tuviera miedo a comer carne asada con las
manos. Thomas estaba buscando a alguien que tuviera sólo
un gramo de interés en lo que hacía.

Su trabajo era muy importante para él, y Reginald se


había rehusado ya dos veces cuando Thomas lo invitó a un
juego en el Centro recreativo.

—¡Pero es sábado! — La voz de Reginald se elevó un


poco más mientras miraba a Thomas con desaprobación.
Thomas miró a su alrededor, viendo girar algunas cabezas en
su dirección, pero Reginald no parecía darse cuenta de que
sus ojos se estrecharon y se oscureció su expresión—. ¿Dime
que no puedes tener un maldito fin de semana para ti
mismo?

A Thomas no le sonó como una pregunta, sino más bien


como un reto. Se sentó allí momentáneamente aturdido
antes de encontrar su voz.

—Ya te he dicho que mi trabajo es muy importante


para mí. Yo no digo una palabra si te llaman. Según recuerdo,
nuestras dos primeras citas planeadas se cancelaron cuando
dijiste que tenías que trabajar y no podrías llegar —Thomas le
recordó. Eso pareció enojar más a Reginald que tensó sus
facciones, haciéndolo ver diez años mayor. No era una
mirada de Reginald que a Thomas le agradaba.

No le gustó.

—No necesito una secretaria que me recuerde lo duro


que trabajo. Reprograma.

Thomas tiró la servilleta sobre el plato, agradecido de


no tener que ingerir más de esa mierda. —Lo siento, pero no
puedo. Taylor cuenta conmigo. —Se puso de pie para irse,
pero Reginald lo tomó de la muñeca, jalándolo.

—Lo siento, Thomas. Sólo quiero pasar más tiempo


contigo —dijo mientras jalaba a Thomas a sus brazos justo en
el medio del restaurante. Thomas no tenía reparos en
demostraciones públicas de afecto, pero este no era el lugar
para eso—. Perdóname.

Thomas suspiró mientras asentía. ¿Qué otra cosa podía


hacer? No pensaba en tener una segunda cita con el
hombre, ¿por qué discutir sobre las cosas?

Le había prometido a Taylor que ayudaría en el Centro


de ayuda, y su trabajo era tan importante como el de
Reginald.

El número de adolescentes que quedaban


embarazadas iba en aumento, y Thomas quería hacer su
parte en educar sobre sexo seguro a tantos jóvenes como
fuera posible.

—Vamos a dejar esta conversación. Avísame cuando


puedas salir, y voy a hacer que suceda —dijo Reginald con
dulzura mientras pasaba el pulgar por la mejilla de Thomas.
Thomas quería rodar sus ojos, pero en su lugar le dio
una sonrisa forzada. No, no iba a haber una segunda cita. Y
tan pronto como hablara con su hermana, iba a darle un
sermón por relacionarlo con este pomposo imbécil. —Lo haré.
¿Podemos irnos de aquí? —Thomas estaba listo para
deshacerse de ese idiota.

—Pero no hemos terminado nuestra comida.

Thomas regresó de nuevo a la mesa, viendo la obra de


arte más parecida a un basurero tóxico letal cuando se sentó
de nuevo.

Se preguntó si había un lugar de hamburguesas por


aquí al que pudiera escabullirse.
Thomas tomó las hojas de estadísticas de su escritorio y
las guardó en una carpeta. Luego tomó los folletos que tenía
sobre sexo seguro y la abstinencia y los guardó también en la
carpeta, antes de salir del Centro recreativo y cerrar el lugar.

Su espalda lo estaba matando y Thomas quería llegar a


casa para un buen baño caliente.

Al insertar la llave, se dio cuenta que la cerradura


estaba rota. Había algún tipo de metal dentro de la
cerradura que le impedía insertar su llave.

Thomas pasó los dedos por encima de la cerradura,


preguntándose cómo infiernos sucedió eso.

Parecía haber sido hecho a propósito.

Pero ¿quién haría algo así? En todos los años que había
trabajado aquí, nadie había irrumpido en el Centro recreativo
ni en ninguna parte de la propiedad.

Todos en el pueblo sabían que Maverick financiaba el


lugar, y nadie quería enojar al hombre. Él había hecho tanto
por la comunidad que temían que detuviera los fondos y la
pequeña ciudad que todos amaban se secaría. No, nadie
por aquí habría hecho esto.

Thomas miró a su alrededor, pero no vio nada fuera de


lugar. El lugar estaba vacío, a excepción de su carro, y la
mayoría de los chicos de por aquí vivían en granjas. Eso
significaba que no estarían aquí hasta mañana por la
mañana. El tiempo era cálido, pero no creía que ninguno de
los niños estuviera aun por aquí dando vueltas. Además,
Thomas realmente dudaba que alguno de los chicos del
Centro recreativo hubiera hecho esto. Eran un grupo grande
y conocía a todos y cada uno de ellos.

Se puso de pie en el escalón un minuto tratando de


averiguar cómo iba a cerrar el Centro recreativo. Cuando su
espalda le recordó que tenía que empezar a moverse,
Thomas accedió. Se aseguró de que el lugar estuviera bien
cerrado y luego se apresuró hacia su carro.

Tendría que hacer que alguien viniera el lunes en la


mañana a revisar la cerradura pero, hasta entonces, tenía
que llegar a casa para un largo y agradable baño.

Thomas se alegró de que el día hubiera terminado y


estar listo para ir a casa y atender su dolor de espalda. No era
tan joven como solía ser, y los niños de la Villa Brac lo estaban
agotando.

Se frotó la parte baja de su espalda mientras se dirigía a


su Honda compacto. Sabía que un baño caliente en la
bañera y una aspirina deberían de ayudar algo. Su espalda
se sentía como si un elefante estuviera sentado sobre él
mientras se deslizaba en su carro haciendo una mueca de
dolor.

Estaba en sus treinta y tantos años. No debería tener


ese gran dolor. Había trabajado en el Centro recreativo
durante tanto tiempo que no había manera de que Thomas
no estuviera en forma. Los niños lo mantenían activo, y
Thomas se aseguraba de comer una dieta saludable.

Pero el dolor en la espalda baja estaba discutiendo lo


contrario.

Infiernos, estaba gritando con todos sus pulmones.

Girando la llave, Thomas gruñó y dejó caer la cabeza


hacia adelante cuando el motor no cobró vida.
«Esto.

No puede.
Estar.

Sucediendo».

No necesitaba este problema ahora mismo.

Su Honda no era tan viejo para causarle problemas.


Thomas no estaba seguro de si el carro aun tendría garantía,
pero rogó que la tuviera. A pesar de que Mark daba los
mejores precios de los alrededores, y tenía un plan de pago
establecido para los que no podían pagar los servicios,
Thomas no estaba con ganas de tener una factura por una
costosa reparación.

Intentó una vez más encender su carro, pero la maldita


cosa no encendió. El carro seguía allí, sin hacer ningún ruido
en absoluto. Ni siquiera un gemido. Se había quedado
después de lo esperado y el taller de Mark ya estaría cerrado.

Era el único taller mecánico en la Villa Brac.

Suspirando pesadamente, Thomas dejó de intentar


encender la maldita cosa y se deslizó fuera de su carro, en
dirección hacia el Centro recreativo.

Iba a tener que llamar a Maverick y ver si el hombre


podía enviar a alguien para que lo llevara. Tendría que llamar
a Mark en la mañana acerca de su carro.

Era una gran molestia tomar un taxi, pero Thomas no


tenía elección.

—¿Problemas con el carro?

Thomas se dio la vuelta para ver a un hombre con muy


buena apariencia sentado en su camioneta. El vidrio de su
ventana abajo y su brazo apoyado en el marco de la
ventana. Y ese era un lindo brazo. La piel estaba bronceada
con vello negro espolvoreado por el brazo.

—Sí. —Thomas asintió—. ¿Sabes algo sobre carros?

El hombre bajó de la camioneta y cerró la puerta, y


Thomas casi se tragó la lengua. El hombre era simplemente
¡hermoso! Sus ojos gris-acero parpadearon hacia Thomas
como si lo evaluara de pies a cabeza. Thomas luchó contra el
escalofrío que recorría su cuerpo.

—Sé una cosa o dos —dijo el hombre mientras se


acercaba al carro de Thomas. Caminó suave, relajado, y,
buen señor todopoderoso, Thomas iba a derretirse en el acto.
¿Los hombres realmente eran de ese tamaño?

«Por supuesto que sí. Mira a los Lakeland y los hombres que viven con
Maverick».

Thomas empujó el pensamiento a un lado. Él no se


preocupaba por ningún otro hombre, pero el que estaba de
pie a su lado hacía que su corazón se acelerara fuera de
control.

—Soy Tyler —dijo el hombre mientras extendía una


bronceada mano llena de cicatrices. Tan pronto como sus
manos se tocaron, Thomas sintió un escalofrío de electricidad
recorrer su cuerpo.

Thomas estaba sudando a mares mientras le


estrechaba la mano al hombre, sacudiéndola un par de
veces, y luego a regañadientes la soltó. El movimiento fue
firme, pero no demasiado empalagoso.

Thomas apenas podía imaginar cómo se sentirían esas


manos acariciando su cuerpo.

Tyler le sonrió a Thomas, y Thomas sabía que se iba a


desmayar. La sonrisa era encantadora, incluso infantil,
aunque él sabía que Tyler no era joven.
—Soy Thomas —recordó decir mientras estaba parado
allí con una tonta sonrisa de oreja a oreja. Mentalmente se
reprendió por actuar como un maldito adolescente. Thomas
era más viejo y con más experiencia que los jovencitos que
corrían por la Villa Brac, y tenía que actuar como tal.

—¿Dónde están las llaves? —Tyler preguntó con una


lenta pronunciación que hizo que Thomas quisiera pedirle al
hombre que pronunciara su nombre con ese mismo tono.

—¿Mis qué?

—Llaves.

«Oh. Llaves. Cierto». Thomas sacó el juego de llaves del


bolsillo y se las entregó a Tyler, temblando cuando sus dedos
tocaron la palma de la mano de Tyler.

—Vamos a ver cuál es el problema. —Tyler abrió la


puerta y entonces subió al Honda de Thomas. El coche de
repente parecía demasiado malditamente pequeño con
Tyler sentado en el asiento del conductor.

Tyler giró la llave, pero no pasó nada. Enseguida se


agachó y jaló la palanca y abrió el cofre.

Thomas dio un paso atrás cuando Tyler salió del coche.

Siguió al hombre a la parte delantera del coche y bajó


la mirada hacia el motor cuando Tyler levantó el cofre.

Thomas no tenía ni idea de lo que estaba viendo, pero


maldición si el estar de pie al lado del hombre no era
emocionante.

—Creo que tu alternador está muerto.

—¿Mi qué?

La risa que Tyler le dio era profunda, cálida y rica, y el


sonido se deslizó por el cuerpo de Thomas y se envolvió
alrededor de su ingle. Su miembro se endureció al instante
ante el sensual sonido. Los ojos grises de Tyler recorrieron a
Thomas. Una mirada caliente brillaba en ellos.

—Supongo que te daré un raid —dijo Tyler dejando


caer el cofre, el sonido sobresaltó ligeramente a Thomas.

—¿No se puede arreglar? —Thomas preguntó,


preguntándose si era una decisión inteligente aceptar un raid
de un extraño, aunque el desconocido fuera muy guapo.

—No sin un alternador nuevo. —Tyler le entregó a


Thomas las llaves—. Pero te aseguro que estás muy seguro
conmigo.

Eso fue una cosa extraña de decir. Thomas miró más


allá de Tyler y vio hacia la ciudad, preguntándose a quién
podía llamar a esta hora tan tarde. Una vez más pensó en
llamar a Maverick, pero no quería molestar al alcalde porque
su carro no arrancaba.

Está bien, entonces iba a buscar excusas para no


llamar Maverick para que este apuesto demonio le pudiera
dar un raid.

—Vivo a unos veinte minutos de la ciudad —dijo


Thomas—. ¿Es eso una molestia?

—Para nada —respondió Tyler mientras caminaba


hacia el lado del pasajero y abrió la puerta para que Thomas
entrara.

Thomas titubeó por un momento y luego entró. Tomó el


cinturón de seguridad y lo colocó en su lugar, observando a
Tyler caminar alrededor de la camioneta.

«Por favor, no dejes que él sea una persona loca».


Tyler se metió en el lado del conductor y luego miró a
Thomas. Giró sus anchos hombros cuando preguntó: —¿A
dónde?

Thomas dio a Tyler las indicaciones hacia su casa,


cruzando los dedos para no arrepentirse de esto.

Tyler le robaba miradas a Thomas en todo el viaje. No


podía creer que el hombre sexy que necesitaba un taxi fuera
su pareja. Era como si el destino lo hubiera dejado caer en su
regazo al hombre adecuado. Había terminado su
investigación con el señor Leonard Nimbre y había planeado
irse.

De hecho, se dirigía fuera de la ciudad cuando vio a


Thomas de pie junto a su carro. Nunca se debía pasar de
largo cuando un hombre apuesto estaba en aprietos, y Tyler
se había detenido. Se estremeció al pensar que casi había
manejado fuera de la ciudad y de su pareja.

—¿Cuánto tiempo llevas viviendo aquí? —Tyler


preguntó mientras conducía por el largo tramo de la
carretera nacional. Todo estaba oscuro a excepción de lo
iluminado por sus faros, eso le daba a la cabina un ambiente
íntimo y acogedor.

—Toda mi vida —dijo Thomas mientras miraba por la


ventana, sentado junto a Tyler con rigidez.

Tyler estaba contento de que su pareja fuera


cauteloso, pero eso iba a hacer que el acercarse al hombre
fuera mucho más difícil.
—Entonces, debes de conocer al Alpha.

Thomas se giró hacia él, con el ceño fruncido por la


confusión.

—¿Quién?

«Oh, infiernos». Su pareja ni siquiera era consciente de que


existía shifters. Eso no era bueno.

No si quería reclamar a su pareja esta noche.

¿Cómo infiernos el hombre había vivido aquí toda su


vida y no saber acerca de los shifters y vampiros que vivían a
su alrededor? Tyler se sorprendió de que la comunidad
sobrenatural fuera capaz de mantener esto en secreto del
hombre durante tanto tiempo.

Estaba un poco resentido sobre ese hecho. Sólo hacía


su trabajo más difícil.

—¿De dónde eres? —Thomas preguntó mientras se


movía hacia adelante, viéndose un poco intrigado.

—Del sur. —Se carcajeó.

—Detecté un leve acento sureño —señaló Thomas.

—Y yo que pensé que lo disfrazaba muy bien.

—No lo suficiente —dijo Thomas un poco orgulloso.

¿Al hombre le gustaba el acento sureño?

Tyler sonrió cuando llegó a la entrada de la casa de


Thomas. —Llegué a casa muy rápido, cariño.

Thomas lanzó una mirada hacia Tyler, y una sonrisa no


sólo iluminó su rostro, sino también sus bonitos ojos. Tal vez el
chico realmente se encendía con un acento sureño. Pero no
había manera de que Tyler fuera a seguir hablando de esa
forma. Había trabajado malditamente demasiado duro para
disimularlo para dejarlo salir solo porque le agradaba a su
pareja.

—Así es —dijo Thomas mientras se reía—. ¿Te gustaría


entrar a tomar un café?

«¡Infiernos, sí!» —Por supuesto.

Tyler podía sentir su pene duro como roca mientras


observaba a Thomas salir de la camioneta y balancear su
trasero hacia uno y otro lado mientras se dirigía hacia el
porche delantero.

—¿Vienes? —dijo Thomas por encima del hombro.

«Si tengo suerte».

Tyler salió de su camioneta detrás de Thomas. Thomas


estaba en la puerta, sosteniendo la puerta de malla abierta
para Tyler. —Entra.

Tyler entró en la casa, viendo lo simple que estaba


decorada. Había un juego de sala formado por un sofá, un
love-seat y un sillón. Había dos mesas y una mesa de café.
También notó una gran estantería que estaba llena de
novelas de bolsillo. Tyler se acercó a la estantería, sacando un
libro y mirando la cubierta. —¿Romance erótico masculino?
—Su ceja se elevó una fracción cuando miró a su pareja.

Thomas se sonrojó mientras señalaba con su mano


hacia otra habitación. —La cocina está aquí.

Tyler dejó el libro de nuevo en su lugar mientras seguía


a Thomas a la cocina, las orejas de su pareja y las mejillas
realmente de un lindo rosa. Eso solo hacía al impactante
hombre aun más hermoso.

—¿Te gusta con crema y azúcar? —Thomas preguntó.


—Amo la crema. —Tyler dijo la última palabra, viendo
cómo el rubor de Thomas se profundizaba.

—¿Sin azúcar? —Thomas preguntó mientras dejaba la


cafetera en el fuego.

—Sólo si eres el que me dé el beso.

La mano de Thomas se detuvo y miró a Tyler. —Muy


directo, ¿no es así?

Tyler cruzó la habitación, bloqueando a Thomas contra


el mostrador, colocando una mano a cada lado de su
pareja. Inhaló profundamente, su pene se sacudió con el
aroma almizclado de su pareja. El hombre olía a cuero y
fuego. —No soy partidario en irse por las ramas.

—¿Tyler?

Los ojos de Tyler se cerraron al oír su nombre en los


labios de su pareja. El ligero acento era sexy.

—¿Sí? —Él ronroneó la palabra.

—Apártate.

Tyler abrió los ojos al mismo tiempo que levantaba las


manos del mostrador en un gesto de rendición mientras daba
un paso hacia atrás.

—¿Qué sucede?

Thomas apretó los labios mientras se acercaba a la


cafetera. —Ni siquiera te conozco, Tyler. Disminuye la
velocidad un infierno o vete.

Entonces disminuiría la velocidad.

—Mis disculpas, Thomas. Yo tiendo a ir tras lo que me


gusta. Y me gustas mucho. —Se sentó ante la mesa de la
cocina, dando a Thomas su mejor coqueta sonrisa.
Thomas tenía una mirada en sus ojos que decía que no
se lo creía.

«Maldición».
Thomas era un manojo de nervios. Había algo en Tyler
que agitaba los intestinos de Thomas, que le hacía desear
tomar lo que el hombre estaba ofreciendo. Pero Thomas no
era un puto lujurioso. Tenía respeto de sí mismo y no iba a
lanzarse hacia ese hombre.

Sin importar lo mucho que lo deseara.

Y Dios, lo deseaba mucho.

Tyler era sexy y seductor, ancho de hombros, estrecha


cintura, y tenía la cara más malditamente bonita que Thomas
hubiera visto en un hombre que podía ser considerado
masculino. Su corazón estaba acelerado, y su pene latía en
sus jeans solo por la promesa de un maldito beso.

¿Sería solo un beso realmente malo? Miró fijamente los


labios llenos de Tyler y sufría por una sola probada.

«¡Basta!»

—La crema está en el refrigerador —dijo Thomas


mientras señalaba al otro lado de la cocina, necesitaba
espacio entre él y el magnífico dios. Si no conseguía controlar
su libido, iba a permitir que Tyler lo jodiera justo ahí en el suelo
de la cocina.

¿Sería algo jodidamente malo?

Thomas gruñó interiormente. Nunca había sentido una


atracción tan fuerte por alguien en su vida. Tyler estaba
haciendo que las células de su cerebro se incendiaran, y
pensamientos tan traviesos que no se atrevía a mencionar en
voz alta recorrieran su mente.

Quería un pedazo de ese hombre de la peor manera.

Thomas se mantuvo de espaldas a Tyler, rezando para


que el hombre no viera su erección bajo sus jeans. Latía con
tanta fuerza que temía tener un orgasmo justo donde estaba.

Tyler cruzó la cocina, inclinándose cerca de Thomas


cuando dejó la crema en el mostrador. —Una cucharada de
crema, por favor.

Su cálido aliento le hizo cosquillas en la mejilla a


Thomas, haciendo su pene aún más duro.

Thomas tragó saliva mientras asentía con una ligera


inclinación de cabeza. —Bien.

Tyler se apartó, y Thomas sintió el calor de Tyler salir de


todo su cuerpo. Agitó la crema, y vertió en la taza del hombre
solo una pequeña cantidad, y luego llevó la taza a la mesa.
—Aquí tienes.

—Gracias —dijo Tyler mientras tomaba la taza.

—Es lo menos que podía hacer por ayudarme a salir de


un apuro. No estaba seguro de qué hacer para llegar a casa.
Me quedé tan tarde en el Centro recreativo que el taller
mecánico estaba cerrado. —¿Por qué estaba siendo tan
malditamente hablador?

—¿Trabajas en el Centro recreativo? —Tyler preguntó.


Thomas se sentó a la izquierda de Tyler, revolviendo su café y
asintiendo.

—Trabajo allí como coordinador de recreación y


consejero.

—¿Consejero? —Tyler preguntó, oyéndose interesado—


. ¿Cuál es tu área de especialización?
Thomas sintió un pequeño estremecimiento interior.

Aunque trabajó con Taylor y Drew en el Centro de


Ayuda y los chicos eran geniales, nadie le preguntaba
acerca de su trabajo. Los chicos sólo querían saber sobre los
juegos, manualidades, e incluso sobre los deportes, y la gente
que venía a verlo —adolescentes y adultos por igual—
estaban más centrados en sus problemas.

No es que los culpara. Algunas de las personas que


venían a verle tenían problemas serios. Pero era bueno que
alguien tomara un poco de interés en él.

—Me especializo en adicción a las drogas, pero puedo


ayudar con una variedad de otros temas por los que la gente
acude a mí.

Así que su pareja era algo más que una buena


apariencia. Tyler sonrió. A él le gustaba un hombre inteligente.

También le gustaba un hombre atlético. Y Thomas


llenaba ambos requisitos.

El destino había sido muy amable con Tyler al darle su


pareja. Miró detenidamente a Thomas, el delgado cuerpo del
hombre se movía hacia atrás, viéndose nervioso alrededor de
la cocina. El hombre estaba construido para el sexo.

—¿Te gusta lo que haces? —Tyler preguntó.

—Es gratificante y me gusta el trabajo.


Eso estaba bien. No había nada peor que ir a un
trabajo que se odiase. Estaba feliz de que su pareja
encontrara su lugar en la vida. No mucha gente lograba eso.

—¿Tienes mucho trabajo?

Thomas se encogió de hombros. —No es realmente


pesado. Sin embargo son increíbles las cosas por las que la
gente busca asesoría. Pero sobre todo disfruto trabajar con los
niños. Es divertido y muy creativo estar alrededor.

A Tyler le gusta lo que estaba conociendo de su pareja.

Pero hasta que reclamara al hombre, lo único que


podía pensar era en joderlo en el suelo. Su pene estaba muy
duro y palpitaba dolorosamente en sus jeans. Estaba sentado
allí con imágenes de Thomas chupando su pene, y
levantando su culo alto para que Tyler lo jodiera.

—Tus ojos —dijo Thomas mientras lentamente dejaba su


taza de café en la mesa.

«Oh, mierda». Tyler había estado tan centrado en las


imágenes que veía de su pareja cuando lo jodiera que no
había mantenido a su lobo bajo llave. Se frotó las palmas de
las manos sobre los ojos.

—Debe haberme caído algo de tierra.

—Eso no era tierra, Tyler. La tierra no vuelve los iris rojos,


quizás la parte blanca de los ojos, pero no los iris. Casi parecía
que brillaban.

Tyler maldijo cuando Thomas se levantó de su asiento y


empezó a retroceder.

—¿Qué eres?

—Tranquilo, cariño. —Tyler se puso de pie, sosteniendo


las manos en alto—. No hay necesidad de entrar en pánico.
—Oh —dijo Thomas mientras retrocedía hacia el
mostrador y agarraba el palote de amasar del escurridor—.
Creo que hay una muy buena razón para entrar en pánico.

¿Qué infiernos planeaba hacer su pareja con un palote


de amasar? ¿Iba a tomar el cortador de galletas después?

—Te prometí que estabas a salvo, Thomas.

—Eso fue antes de que tus ojos se volvieran todos


psicóticos hacia mí.

No era así como Tyler había planeado pasar la noche.


Tenía la esperanza de estar enterrado en breve hasta las
bolas en el culo de Thomas, reclamando a su pareja y
haciendo que las paredes de la casa se movieran.

No había planeado defenderse de un palote.

«En qué mierda me he metido».

—¿Cómo sé que puedo confiar en ti? Los ojos no


brillan. Y yo que pensaba que eras un hermoso hombre que
me ayudó. Ahora estoy pensando que vas a meterme una
sonda anal o algo así.

Tyler no iba a entrar en eso ni con un palo de tres


metros. Era demasiado fácil.

—¿Crees que soy hermoso?

Thomas frunció el ceño a Tyler. —No trates de cambiar


el tema.

Tyler dio un paso hacia delante, mirando a su pareja y


el maldito palote. —No estoy tratando de cambiar de tema,
cariño. Eres mi pareja. Nunca te haría daño. Me mataría antes
de permitir que algún daño te suceda.

—¿Pareja? —dijo Thomas el palote en su mano bajó—.


He oído esa palabra antes.
Bien. Entonces no tendría que explicar tanto como
pensaba —¿En dónde la has oído antes?

—En el Centro recreativo. Maverick la usa, y los


hombres que acuden allí para pasar el rato o echar una
mano la han utilizado cientos de veces. Sólo pensé que
estaban usando códigos secretos porque eran homosexuales.

—Esto significa que ellos están acoplados a un shifter.

—Shifter.

—Una persona que puede transformarse en un animal.

Thomas levantó el palote de amasar, entrecerrando los


ojos a Tyler. —No hay tal cosa como un hombre que puede
transformarse en un animal, Tyler.

Maldición, y él pensando que habían llegado a alguna


parte.

Tyler suspiró, rogando para que su pareja no tuviera un


ataque al corazón o lo golpeara con el palote de madera.
Cambió a su forma de lobo, interiormente haciendo una
mueca al oír gritar a Thomas. El hombre salió de la cocina, y
Tyler se lanzó en su persecución.

Era un lobo, después de todo.

—¡Apártate de mí! —Thomas gritó mientras corría detrás


del sofá.

Tyler cambió de nuevo a su forma humana,


manteniendo una buena distancia entre él y su pareja. A
pesar de que era la última cosa que quería hacer. Tyler podía
ver el miedo en los ojos de Thomas y quería más que nada
consolar al hombre.

—¿Ahora ves que estaba diciendo la verdad?

—Yo... yo... yo no sé qué pensar.


Tyler maldijo cuando los ojos de Thomas rodaron hacia
la parte posterior de su cabeza, y luego cayó detrás del sofá.
Tyler corrió hacia su pareja, pero no llegó a tiempo para evitar
que la cabeza del hombre golpeara contra el suelo.

Eso iba a dolerle cuando volviera en sí.


Thomas gimió cuando lentamente abrió los ojos. Fue un
infierno de sueño el que había tenido. ¿Qué había comido
durante la cena? Sea lo que sea, sabía que debería de
evitarlo. Aunque tenía que admitir que estaba impresionado
con lo vívido que había sido.

«¿Un lobo?»

«Jesús». Nunca había tenido una imaginación así antes.


¿Desde cuándo soñaba con hombres convirtiéndose en
animales? Quizás necesitaba su propio consejero.

—Estás despierto.

«Oh. Jodido infierno».

El hombre era real.

¡Y estaba sentado en su cama!

Thomas trató de incorporarse, pero se mareó y se dejó


caer en la cama. Se cubrió los ojos con un brazo, esperando
aun estar soñando. Porque si no era así, la vida había dado
un giro equivocado en alguna parte.

—¿Cómo te sientes? —Tyler preguntó, sus dedos


recorriendo la cabeza de Thomas—. Tuviste un desagradable
desmayo detrás del sofá.

Thomas se quedó muy quieto. No estaba seguro de


qué decir a un hombre desnudo sentado en su cama. Por
cierto, un hombre desnudo muy hermoso.
—Estoy bien —bufó, tratando de escabullirse del
hombre.

—Deja de huir de mí. Sólo estoy revisando tu cabeza.

Thomas dejó de moverse, permitiendo que Tyler lo


revisara. No estaba seguro de por qué, pero le gustaban las
manos del hombre en él.

«Oh, Dios. Realmente estoy perdido. Me gusta un maldito lobo».

Tyler le sonrió a Thomas, y Thomas se derritió en el


momento. El brillo de la sonrisa calentó a Thomas donde
estaba acostado.

El hombre era realmente hermoso.

«Pero eso no significa que debas enamorarte de él. Hola, es un maldito


shifter».

La bofetada mental de Thomas no fue buena.

Los ojos grises de Tyler brillaban mientras miraba a


Thomas. ¿Cómo se suponía que iba a defenderse de una
sonrisa como esa? —Creo que vas a vivir —dijo Tyler mientras
se inclinaba hacia atrás.

—Gracias —respondió Thomas sin convicción mientras


se incorporaba y apoyaba la espalda contra la cabecera—.
Creo.

Tyler se rio y el pene de Thomas se endureció. Al


parecer, no importaba lo mucho que luchara en contra de la
atracción hacia Tyler, nada funcionaba.

Estaba empezando a pensar que nada lo haría.

—Nunca tuve la oportunidad de regresarte el


cumplido.
Thomas se ruborizó. No podía creer que le había dicho
a Tyler que pensaba que era hermoso. Thomas normalmente
no era tan directo.

—Sólo para que conste, creo que eres un sexy-


paquete.

—¿En serio? —Thomas dijo antes de poder pensarlo


mejor—. Quiero decir, gracias.

Dios, se estaba convirtiendo en un idiota junto a este


hombre. Bueno, no podría culparse. Después de todo, el
hombre estaba desnudo. Sus hombros eran anchos, su
cuerpo era robusto y musculoso, y parecía diez años más
joven cuando sonreía.

—De nada —dijo Tyler lentamente mientras se inclinaba


más cerca de Thomas.

—Voy a hacer algo por lo que me he estado muriendo


por hacer desde que puse los ojos en ti. Te voy a besar,
pareja. Así que si quieres mutilarme, hazlo ahora.

Eso era lo último que Thomas quería hacer.

Tyler se inclinó hacia delante, rozando sus labios con los


de Thomas, haciéndolo temblar ante el contacto. Los labios
de Tyler eran cálidos y acogedores, y podía oler un toque de
menta.

—Quiero lamerte por todas partes —gruñó suavemente


en la boca de Thomas.

Thomas estaba con eso. A él le gustaba ser lamido.


Amaba ser lamido, sobre todo si el baño de lengua venía de
este hombre. —Está bien.

Tyler sonrió y Thomas se olvidó de todo lo de los lobos y


sólo pensaba en el hombre. Incluso olvido por qué estaba tan
asustado.
Lo único que quería era que Tyler lo besara con esos
deliciosos labios.

Y Thomas consiguió su deseo.

Tyler presionó la boca de Thomas, por lo que el sabor


de menta de Tyler se quedó en la lengua de Thomas. Él
también sintió el calor y la pasión en el beso. Tyler estaba
jugando para siempre.

Thomas gritó cuando Tyler lo jaló hacia abajo desde la


cabecera de la cama con una maldita mano. «¡Una de sus
manos!» Eso encendió a Thomas e inmediatamente abrió las
piernas. Se daba cuenta de que con Tyler, Thomas se estaba
convirtiendo en un puto sin sentido y no le importaba en lo
más mínimo. Lo único que quería en ese momento era el gran
y musculoso cuerpo de Tyler envolviéndolo.

—Quiero joderte, Thomas. Quiero hundir mi pene en tu


culo y hacerte mío.

Bien. Él estaba para todo eso.

Tyler dejaba besos por un lado del cuello de Thomas y


luego por el otro lado del cuello de Thomas. La punta de su
lengua permaneció alrededor de la manzana de Adam de
Thomas, jugando suavemente con sus labios mientras el gran
hombre gemía. Tyler estaba cubriéndolo, arriba de él, su pene
contra el abdomen de Thomas, y la humedad que goteaba
sobre su abdomen sólo le recordaba a Thomas que tenía un
sexy hombre acostado sobre él.

Esto era una locura… Esto era una locura. Pero Thomas
no podía lograr expresar una protesta. Estaba demasiado
ocupado temblando ante la exploración de Tyler.

—Tienes demasiada ropa, Thomas.

Así era.
Thomas movió sus caderas mientras Tyler
desabrochaba sus pantalones y se los bajaba, lanzándolos a
un lado.

—Jodidamente perfecto.

—Gracias —dijo Thomas mientras sentía un rubor


arrastrándose por su cuello y cara.

Tyler se inclinó hacia delante, tomando la punta del


pene de Thomas en su boca mientras su mano subía y bajaba
por las piernas de Thomas, sus uñas raspando a lo largo de la
piel de Thomas.

La mano derecha de Tyler bajó y tomó los tobillos de


Thomas mientras tomaba el pene de Thomas hasta la parte
posterior de la garganta.

Su mano izquierda recorrió la parte posterior del muslo


de Thomas, agarrando su culo mientras chupaba a Thomas.

—¡Tyler! —Las manos de Thomas recorrían el cabello de


Tyler mientras gemía.

Tyler se apartó, permitiendo que el pene de Thomas se


deslizara de entre sus labios. —Pon tus piernas sobre mis
hombros. —Tyler ayudó a Thomas hasta que estuvo a
horcajadas en la cara del hombre. Dios, Thomas nunca había
sentido algo tan malditamente bueno en su vida.

Tyler gruñó y giró a Thomas sobre su abdomen, luego


envolvió su brazo alrededor de la cintura de Thomas y lo jaló,
levantando el culo de Thomas en el aire. Tyler estuvo de
nuevo sobre Thomas, sólo que esta vez le estaba lamiendo el
culo como un hombre moribundo. Thomas gritó, sus dedos se
cerraron en la manta cuando Tyler clavó dos dedos en el culo
de Thomas.

—Joder —Thomas jadeó, la palabra demasiado


confusa y en voz baja para ser oídas. Tyler iba a ser su muerte.
Él nunca había tenido a alguien que lo tratara así. La vida
sexual de Thomas, por desgracia, carecía de cualquier pasión
o calor.

Pero Tyler estaba cambiando eso.

Niño, ese era un cambio.

Tyler se inclinó aún más hacia abajo, chupando el saco


de Thomas en su boca. Si el hombre estaba tratando de
convencer a Thomas que era bueno, estaba haciendo un
trabajo malditamente bueno en eso.

—Mio —gruñó mientras Tyler movía los dedos en el culo


de Thomas—. Todo mio.

Su voz se había vuelto ronca y baja, haciendo que


Thomas temblara. Quería sentir los músculos, el sudor y la
agonía de placer detrás de él cuando Tyler le jodiera contra
la cabecera.

¡Quería a Tyler dentro de él!

—Tyler.

—Aun no, cariño. —Tyler dijo las palabras mientras lamía


la grieta de Thomas.

Cuando Thomas gritó, no estaba seguro de poder


tomar más tortura de este magnífico hombre. Quería sentir a
Tyler golpeando su carne.

La mano de Tyler se deslizó desde la cadera de Thomas


para rodear su pene, dándole un ligero jalón mientras su
lengua bañaba el culo de Thomas. Acariciaba el pene de
Thomas lentamente, volviéndolo loco.

—Vas a hacer que me corra —advirtió Thomas.


Los dedos de Tyler se deslizaron hasta la base del pene
de Thomas, agarrándolo y deteniendo la explosión de su
orgasmo.

Nunca, jamás en su vida, Thomas había sido lamido tan


a fondo. Infiernos, él nunca había sido lamido, y punto, y se
encontró con que amaba sentir la lengua de Tyler en su culo,
y en todo alrededor de su culo.

El hombre giraba la lengua en el agujero de Thomas


llenándolo y luego sacó la lengua e introdujo sus dedos,
haciendo que Thomas se levantara.

—Tranquilo, niño —instruyó Tyler mientras se inclinaba


hacia atrás—. Ya he terminado de torturar tu culo con mi
lengua. Ahora es el momento de complacerte con mi pene.

En su estado de aturdimiento, Thomas tuvo tres


segundos completos para averiguar lo que el hombre estaba
diciendo antes de que Tyler se sumergiera en su culo.

—¡Oh, Dios! —Thomas gritó.

—¿Te gusta? —Tyler bromeó mientras agarraba las


caderas de Thomas y se empujaba en él y luego se detuvo—.
No puedo oírte, pareja.

—No te detengas, por favor, ¡no te detengas!

—No pienso detenerte hasta que seas mío. —Tyler se


empujó otra vez, su pene golpeando el dulce punto de
Thomas cada vez que se retiraba—. Vas a ser mío, Thomas.

—Tuyo —gritó Thomas. Estaría de acuerdo con


cualquier cosa en este momento con tal de que Tyler no
dejara de joderlo.

Tyler colocó su mano en medio de los omóplatos de


Thomas, presionando hasta que los hombros de Thomas
tocaban el colchón y su culo estuvo en el aire.
—Tan lindo.

Thomas gimió, su pene palpitando tanto que era casi


doloroso. Movía sus piernas y el frente de los muslos de Tyler se
fundía con la parte posterior de las piernas de Thomas,
impidiendo que se movieran.

Tyler lamió una larga fila hasta la columna de Thomas,


haciendo que Thomas ronroneara de placer.

El hombre seguro como la mierda que amaba usar su


lengua. Tyler estaba detrás de Thomas, mostrándole a Thomas
cuán dominante era realmente.

Tyler usó sus piernas y extendió a Thomas más.


Malditamente cerca de subir a la espalda de Thomas
mientras se empujaba más profundo, más duro y más rápido,
encerrando completamente a Thomas bajo de la pared de
músculos.

—Tu culo se siente tan malditamente bien, cariño.


Podría vivir dentro de él para siempre.

Thomas se empujó hacia atrás ante las palabras de


Tyler, sintiendo su pene pulsar. —Dios, Tyler. Me estás
volviendo loco.

—Ese es mi plan, cariño.

Y estaba haciendo un trabajo muy bueno en eso.

Thomas gritó cuando Tyler tomó un puñado del cabello


de Thomas e inclinó la cabeza hacia un lado. Una explosión
de placer sensual recorrió a Thomas por la manera en que
Tyler estaba tomando lo que quería.

El hombre lo estaba controlando, dominando, y


Thomas estaba disfrutando de cada segundo de eso.

—¡Mío!
Thomas gritó con tanta fuerza y por tanto tiempo, que
su voz se desgarró cuando Tyler lo mordió en el cuello. Su
pene explotó sobre la manta debajo de él y su visión se volvió
borrosa.

Tyler aumentó su empuje mientras gruñía en el hombro


de Thomas. Tyler lamió la herida, se puso rígido, y luego echó
la cabeza hacia atrás y rugió su liberación.

Thomas podía sentir los íntimos pulsos del pene de Tyler


en su culo cuando el hombre derramó su semilla dentro de él.

—Mío —dijo Tyler más suavemente mientras lamía el


hombro de Thomas—. Ahora estás ligado a mí, Thomas.

«Oh, infiernos». ¿Qué jodidos había hecho?


Tyler se encontró de nuevo en la puerta de Thomas la
noche siguiente. Había rentado su departamento por otro
mes y pedido tiempo de vacaciones en el trabajo. Quería
pasar tanto tiempo como pudiera con Thomas, conociendo
al hombre.

Su pareja le fascinaba.

La risa del hombre hacía sonreír el maldito corazón de


Tyler. Los magníficos ojos del hombre le cantaban al alma de
Tyler. Y, oh, dioses, él lo quería con urgencia.

Llamó a la puerta, listo para llevar a Thomas a cenar. Su


pareja le había dicho que le gustaba la carne asada, y Tyler
planeaba tener todo un racks1 esta noche. Por supuesto,
ordenaría también para Thomas.

Después de todo era un lobo shifter. Probablemente


podría acabar con dos racks.

Tyler sonrió ampliamente cuando Thomas abrió la


puerta, y luego su sonrisa se deslizó de su rostro. No sólo los
ojos azules de Thomas mostraban miedo, sino que Tyler podía
oler que salía en oleadas de su pareja.

—¿Qué sucede? —preguntó mientras sus ojos se


movían por detrás de su pareja, tratando de ver dentro de la
casa.

1
Racks, es tortura pero también es la percha en donde se cuelga ropa, por lo que se usa también para
referirse al gancho en donde se cuelga el animal para destazar y preparar, o piezas de los animales
destazados, aquí podría ser todo un costillar, como no hay una palabra especifica en español se deja el
original
Thomas abrió la puerta firmemente, apenas dejando
ver el interior a Tyler. Sus nudillos estaban agarrando el marco
de la puerta con tanta fuerza que se volvieron blancas.

—Nada —contestó Thomas rápidamente.

Un poco demasiado rápido en opinión de Tyler.

Revisó con la vista a Thomas, sin ver moretones o


sangre. No olía a sangre, pero el olor del miedo era
ofensivamente fuerte alrededor de su pareja.

—Entonces, ¿puedo pasar? —Tyler preguntó, dando un


paso más cerca de su pareja, sintiendo una necesidad que lo
consumía por proteger a ese hombre de lo que le estaba
causando tanto miedo.

—Ahora no es un buen momento, Tyler. Creo que es


mejor si no nos vemos otro día.

Tyler sintió que se le aceleraba el pulso ante las


palabras de su pareja. Quería tomar a Thomas en sus brazos y
mostrarle al hombre lo que era estar acoplado. Quería
reafirmar su reclamo ante su pareja. Su miembro se endureció
y Tyler sintió sus colmillos tratando de perforar sus encías.

Y luego dio un paso atrás, al ver los ojos de su pareja


viendo a un lado, en silencio Tyler advertía que había alguien
en la casa, posiblemente, justo detrás de la puerta,
escuchando, observando.

Con lo mucho que Tyler quería abrir la puerta y


desgarrar al imbécil que era tan estúpido para molestar a su
pareja, Tyler sabía que tenía que jugar con la cabeza fría.
¿Qué pasaba si la persona tenía un arma apuntándole a su
pareja?

Tyler no podía arriesgarse a la posibilidad de que


Thomas saliera lastimado.
—Si esa es la decisión a la que has llegado. —Las
palabras le sabían a ácido en su lengua, pero tenía que
hacer que la persona en la casa de Thomas le creyera a Tyler,
que realmente creyera que Thomas lo estaba echando.

—Creo que es lo mejor para los dos, Tyler.

Tyler podía ver las lágrimas contenidas en los ojos de


Thomas, y su corazón se sentía como si estuviera siendo
arrancado de su pecho. Sabía que su pareja no quería decir
lo que decía, pero escuchar las palabras hacía que su lobo
aullara de dolor.

—Quizás podamos ir a tomar un café en algún


momento —dijo mientras daba un paso atrás, lo que obligó a
ver su rostro abatido.

—Quizás —coincidió Thomas con un ligero temblor en


su voz.

Con lo mucho que le dolía a Tyler alejarse y lo mucho


que temía dejar a su pareja en manos de quien estaba en la
casa de Thomas, Tyler bajó los tres escalones de madera. Se
dirigió a su camioneta y se deslizó dentro.

Sólo que Tyler no se fue a su casa. Condujo medio


kilometro por la carretera y luego se detuvo a la orilla de la
carretera. Salió y miró alrededor para asegurarse de que no
había nadie a la vista, y luego se desnudó y cambió.

Thomas cerró la puerta, sintiendo como si su vida


hubiera bajado los escalones y se hubiera ido. Era un
sentimiento extraño teniendo en cuenta que acababa de
conocer a Tyler, pero Thomas sintió una pérdida profunda
cuando se giró a ver a Reginald.

—Parece que eres un rompecorazones, Thomas.

Thomas cerró los puños a los costados, reprimiendo las


ganas de golpear al bastardo presumido en la mandíbula. La
única cosa que lo detenía era el pequeño revólver en la
mano de Reginald. Si no fuera por el arma, Thomas habría
abierto la puerta de par y par y Tyler hubiera pateado el
lamentable culo de Reginald.

—¿Por qué estás haciendo esto? Sólo hemos tenido


una pésima cita.

—Yo no la llamaría pésima —dijo Reginald como si


estuviera ofendido—. Pensé que lo pasamos muy bien.

—Solo hablaste de ti mismo, tu trabajo, y lo mucho que


amabas viajar por todo el mundo. Ningún hombre puede
sentarse para algo así sin querer vomitar de puro
aburrimiento.

La cara de Reginald cambió a una máscara de furia. —


¿De qué puedes conversar, Thomas? ¿De los niños
descarriados que sólo van a terminar contratando a alguien
como yo para defenderlos cuando comiencen su vida de
crimen?

—Eso no es justo —defendió Thomas—. Solo porque la


mayoría de ellos tiene un rudo comienzo, no significa que al
final resulten criminales.

—Estás desperdiciando tu vida con esa gentuza. Debes


estar a mi lado, viajando conmigo y demostrando lo
agradecido que estás de que quiera que estés conmigo.

—¿Como un adorno en tu brazo? —Thomas gruñó la


pregunta.
—Es una opción mucho mejor que dar tu tiempo a la
gente que sólo va a desperdiciar sus vidas. Te he elegido
como mi pareja de vida, Thomas. Debes de estar
emocionado por esa oferta.

Dios, Thomas quería golpear al hombre sólo por ser tan


malditamente engreído.

Reginald actuaba como si el sol saliera y se pusiera por


él.

Y el hombre ni siquiera era malditamente lindo.

Thomas por lo general no se dejaba llevar solo por las


apariencias, pero después de conocer a Tyler, nadie más
podría agradarle. Tyler era todo lo que Thomas había estado
buscando. Habían hablado hasta altas horas de la
madrugada después de que Tyler lo mordió.

Encontró que Tyler era fascinante, con los pies en la


tierra, divertido, inteligente, ingenioso, y jodidamente
hermoso. Pero el hombre no estaba atrapado en su
apariencia. En realidad se había ruborizado cuando Thomas
le dio unos cuantos cumplidos mientras hablaban. El hombre
era juguetón, tenía buen carácter, y besaba como un dios.

No había manera de que dejara eso por alguien como


Reginald.

Simplemente tenía que encontrar una manera de salir


de esto.

Thomas rezó para que Tyler captara la mirada que trató


de darle sin que Reginald lo descubriera. Tyler se veía tan
derrotado cuando se fue que Thomas temía que el hombre
creyera la mentira que Thomas le había dicho en el porche.

—Empaca lo que quieras llevarte, Thomas. Mi vuelo sale


en unas pocas horas, y pienso tenerte a mi lado en Barbados.
Thomas prefería sentarse en el restaurante con Tyler y
comer costillas. No quería viajar a lugares exóticos y ser
tratado como el niño juguete de Reginald. Si iba a viajar a
cualquier parte, quería estar al lado de Tyler. Al menos sabía
que Tyler lo trataría como a un igual.

—No voy a ir contigo, Reginald.

Estaba muy muy asustado de lo que el hombre le


pudiera hacer con el arma, pero Thomas prefería ser fusilado
que secuestrado y alejado de su lobo.

Se estremeció de repulsión al pensar en Reginald


tocándolo.

Reginald dio un paso más cerca, sus ojos se


estrecharon hasta convertirse en rendijas diminutas. —Vas a
hacer lo que digo o pagarás las consecuencias, niño.

—¿Niño? —Thomas jadeó la palabra—. ¿Sabes cuántos


años tengo?

—No importa —dijo Reginald con altivez—. Tú serás mi


niño cuando estemos juntos.

—Al infierno —gruñó Thomas—. No soy el niño de nadie.

—Tú… —Reginald dejó de hablar cuando oyó un bajo


gruñido.

Thomas se giró para ver a un lobo caminando


lentamente desde la cocina, su cabeza baja, sus dientes al
descubierto.

Rezó como el infierno para que fuera Tyler, porque si


ese lobo no era Tyler, tenía cosas peores de qué preocuparse
aparte del arma de Reginald.

Como los realmente, realmente afilados dientes.


—¿Que infiernos? —Reginald preguntó mientras daba
un paso hacia atrás—. ¿Tienes un lobo de mascota?

Sonaba bien para él. —Lo tengo. Así que si no sales de


aquí, le voy a pedir que muerda tu pomposo culo.

Tyler —Dios, rezó para que fuera Tyler—, giró la cabeza,


inclinándola hacia Thomas.

Thomas se encogió de hombros. Quizás alguien podría


decirle enfermo al estar bajo un lobo shifter, pero tiempos
desesperados requieren medidas desesperadas.

—Cómo te atreves —gruñó Reginald—. ¿Sabes quién


soy?

Thomas se rio a pesar del revolver apuntándole y el


lobo se movió lentamente hacia él, colocando su cuerpo
entre Thomas y el arma.

—Alguien que está empezando a ponerse nervioso —


dijo Thomas.

—Baja el arma.

La cabeza de Thomas giró a un lado para ver al


detective Lewis Keating de pie en la puerta de la
cocina. «¿Qué infiernos?» ¿Quién más iba a aparecer en la
fiesta?

Pero Thomas estaba feliz como una jodida de ver al


hombre.

—¿Qué? —Reginald preguntó—. ¿Sabes quién soy, de


qué familia vengo?

Thomas estaba realmente cansado de escuchar que


Reginald preguntara eso.
Al parecer, la que fuera la familia de la que había
salido Reginald no le había enseñado acerca del rechazo. El
hombre no se lo estaba tomando muy bien.

—Eres alguien que va a ir a la cárcel —respondió el


detective Keating—. Ahora deja caer tu arma antes de que
abra tu jodido pecho.

«Wow». Thomas se quedó impresionado y muerto de


miedo al mismo tiempo. Vio al compañero del detective
Keating, el detective Jones, de pie a un lado, levantando su
arma y apuntando directamente a la cabeza de Reginald.

«Mierda». Thomas no quería un tiroteo en su sala. Tenía


miedo que alguien saliera herido —alguien diferente a
Reginald, porque en este momento a Thomas no le
importaba si el hombre seguía de pie cuando esto terminara.

Reginald miró al detective y luego por encima a


Thomas, su rostro era una máscara de furia mientras
lentamente bajaba el arma al suelo y luego la pateaba lejos.

El alivio inundó a Thomas cuando los detectives se


apresuraron a cruzar la habitación, aunque con cuidado, y
esposaron a Reginald.

—Soy un Spencer. No me puedes hacer eso.

—Amigo, no me importa si eres un Hilton. Tener a


alguien como rehén y apuntarle con un arma es un delito
criminal.

—Él es un abogado. —Thomas sonrió.

—Entonces debes saber todos los cargos en tu contra


—dijo el detective Keating cuando comenzó a leer a
Reginald sus derechos y luego el detective Jones arrastró el
lamentable culo de Reginald fuera de la casa de Thomas.

«Calma al fin».
Thomas jadeó y se tambaleó hacia atrás cuando el
lobo se transformó en Tyler ante sus propios ojos. Había visto a
Tyler hacerlo una vez ya, pero Thomas había estado
demasiado ocupado corriendo la primera vez que sucedió.

Sin embargo aun así era extraño como el infierno.

—Gracias —Tyler le dio la mano al Detective Keating.

—No hay problema. Pero tienes que llevar a tu pareja a


la estación para su declaración en la primera oportunidad
que tengas.

Thomas estaba viendo a Tyler, y el hombre ¡estaba


desnudo! No estaba seguro de si le gustaba el hecho de que
el detective estuviera allí hablando con el lobo de Thomas
como si Tyler estuviera completamente vestido. El hombre
obviamente sabía sobre los shifter, porque no había
parpadeado cuando Tyler cambió de nuevo a su forma
humana.

Thomas un poco aturdido y mareado, vio al detective


Keating salir de su puerta principal.

—¿Estás bien? —Tyler le preguntó mientras jalaba a


Thomas a sus brazos.

Thomas miró a los lindos ojos grises de Tyler, recordando


todas las cosas horribles que había dicho para que Tyler se
fuera.

—No crees nada de lo que dije en el porche, ¿verdad?

Tyler se inclinó y besó el cuello de Thomas. —Estaba un


poco confundido al principio, pero podía oler tu miedo y
sabía que algo estaba mal.

—¿Puedes oler mi miedo? —«Oh, infiernos». ¿Qué otra


cosa podía oler Tyler en él?
—Quería arrancarle la garganta al bastardo, pero tenía
miedo de que tuviera un arma. —Tyler gruñó las palabras con
su mandíbula tensa.

—Él la tenía.

—Lo sé. —Tyler tomó la cara de Thomas, sus narices casi


se tocaban—. Pero no quiero volver a oírte decirme esas
palabras otra vez.

—No quería decirlas —murmuró mientras la lengua de


Tyler recorría el labio inferior de Thomas. ¿Cómo iba a pensar
cuando Tyler estaba causando estragos en su mente? Estaba
empezando a olvidarse cómo hablar cuando Tyler metió la
lengua en la boca de Thomas.

La lengua de Tyler lamía a Thomas, explorando su


boca, Thomas apretó sus manos en el cabello de Tyler.

Tyler guio a Thomas al sofá, suavemente bajó a Thomas


y se acomodó entre las piernas de Thomas.

—¿Pensé que íbamos a comer carne asada? —Thomas


preguntó cuando rompió el beso, llevando el muy necesario
oxígeno a sus pulmones.

—Lo haremos —dijo Tyler mientras su lengua exploraba


tranquilamente el cuello de Thomas, rozando suavemente sus
manos por el cuerpo de Thomas—. Pero quiero mi postre
primero.

Las caderas de Thomas se movieron ante las palabras


de Tyler.

Quería sentir a Tyler dentro de él, recordando a quién


pertenecía. Quería borrar de su mente completamente a
Reginald.

—Jódeme —declaró Thomas.


Tyler gruñó mientras se inclinaba hacia atrás y empezó
a ayudar a desvestirse a Thomas. —Con placer.

Una vez que Thomas estuvo desnudo, ambos se


acercaron, ansiosos por estar juntos.

—Voy a correrme en tu apretado y caliente culo —Tyler


murmuró al oído de Thomas.

Thomas casi se corre en ese momento. —¡No puedes


decirme eso, Tyler!

Tyler se rio, como si supiera lo cerca que Thomas estaba


del borde. —Entonces te lo voy a mostrar. —Thomas tomó la
mano de Tyler, guiándolo hacia abajo entre sus piernas
abiertas hacia su apretado pequeño capullo. No alejó su
mano hasta que Thomas sintió una ligera presión de la punta
de los dedos de Tyler contra su tembloroso agujero.

—Tan apretado —murmuró Tyler. Thomas agarró el


brazo de Tyler y se aferró cuando su apretado anillo de
músculo aceptaba la invasión. Su cabeza daba vueltas ante
la sensación de tener una parte de Tyler en su interior.

Con los dedos enterrados en su culo y su pene


luchando con el ardiente calor del cuerpo de Tyler, Thomas
juró que vio estrellas.

Tyler se apartaba y volvía a entrar, jodiendo a Thomas


con sus dedos unas cuantas veces más.

—Tyler —exclamó Thomas.

—Estoy aquí, cariño.

—Te quiero dentro de mí —murmuró Thomas, sintiendo


la presión comenzar a construirse dentro de sus bolas. Con un
gruñido Tyler quitó los dedos, un suave gemido de angustia
que fue rápidamente remplazado por ronroneos de ánimo
cuando la amplia cabeza del pene de Tyler se empujaba
contra la brillante y vibrante entrada de Thomas.

—¡Oh, Dios! —Thomas gritó cuando Tyler se empujó


profundamente dentro de él.

Thomas trató de sostenerse, pero no tenía de dónde


detenerse y se sentía lujurioso mientras Tyler tomaba y le daba
lo que ambos necesitaban tan desesperadamente.

—Tyler... oh mi Dios... oh Dios... joder...Tyler...

—Eso es, cariño. Grita por mí.

—Tyler... Voy a correrme pronto. Jódeme más duro, por


favor.

Thomas consiguió exactamente lo que estaba


pidiendo. Tenía las piernas hacia atrás mientras Tyler lo jodía
con cada centímetro de su vida.

Thomas jadeaba mientras subía y bajaba una y otra


vez, disfrutando de la fuerza y resistencia de su amante. Tyler
era experto y le daba a Thomas todo lo que podría soñar que
un amante podría dar.

Su palpitante pene se balanceaba con gracia, el aire


fresco recorriendo sobre su calor, provocando más a Thomas.
Por último, una mano fuerte lo circuló, acariciando la ya
sensible y lista carne. Gritó el nombre de su amante y llegó a
su clímax.

Thomas escuchó el largo y prolongado gemido de


Tyler, y luego calor líquido llenó su cuerpo cuando Tyler entró
en su interior, revistiendo su canal con su semilla.

Thomas se sentía agotado. Después de todo lo que


había sucedido esa noche y después de este episodio de
sexo con Tyler, Thomas no tenía absolutamente nada de
energía.
—Costillas. Mañana. —Thomas dijo las dos palabras
mientras cerraba los ojos, sintiendo a su amante, su pareja, su
vida, envolviendo su cuerpo mientras se quedaba dormido.

Thomas vio a Cecil, la pareja de Maverick, en la


entrada del Centro recreativo. Se acercó al hombre y lo
golpeó en el hombro.

—¡Ay! ¿Por qué fue eso? —Cecil se quejó mientras se


frotaba el hombro, mirando a Thomas como si hubiera
perdido la cabeza.

Oliver, Blair, y Drew se rieron por lo bajo mientras


miraban a Cecil.

—Eso es por no decirme acerca de los shifter durante


todos estos años. Me conoces desde que llegaste a la Villa
Brac, y no dijiste una sola palabra.

—Estaba en lo de es-necesario-no-saber —respondió


Cecil, todavía frotándose el hombro.

—Podrías al menos haberme dicho.

—No —dijo Maverick, mientras caminaba hacia el


Centro—. No podía. Cecil conoce las reglas.

Thomas no estaba dispuesto a discutir con Maverick. No


sólo el hombre era enorme como el infierno, sino que
Maverick había hecho tanto por la comunidad que Thomas
siempre se sentía en deuda con él cada vez que lo veía.

—Pero bienvenido a nuestro mundo, Thomas —dijo


Maverick palmeando la espalda de Thomas y malditamente
cerca de tumbar a Thomas. ¿Acaso el hombre no se daba
cuenta de lo malditamente grandes que tenía las manos?

—Gracias —dijo Thomas mientras recuperaba el


aliento—. Pero la próxima vez, un apretón de manos es
suficiente.

Maverick se rio. —Perdón, perdón.

—Entonces —dijo Thomas—. Realmente no eres el


alcalde, ¿verdad? —Él no era estúpido. Si había un montón
de lobos alrededor, tenía que haber algún tipo de jerarquía.
Esa era la razón para que tantos hombres vivieran en la
Guarida.

El nombre de la casa de Maverick ahora tenía sentido


para Thomas. Durante años había oído a los hombres que
frecuentaban el Centro referirse a la enorme casa en la que
vivían como la Guarida, pero Thomas nunca entendió por
qué.

Maverick se inclinó, sonriéndole a Thomas. —Muy


perspicaz. Soy el Alpha de todos los lobos Timber.

Eso quería decir que Maverick era el perro superior.


«Entendido». —¿Y?

Maverick se rio. —No vas a dejarlo pasar hasta que


sepas todo, ¿no es así?

—Así es.

—Kota es mi Beta, y Hawk es el comandante de los


guerreros.

«Guerreros». ¿Qué infiernos hacían estos hombres?


Thomas no estaba seguro de realmente querer saber. Le
gustaba saber sobre los lobos. Un montón de cosas que había
visto en los últimos años ahora tenía sentido para él. Pero no
estaba seguro de estar listo para saber más ahora.
Sonrió ampliamente cuando Tyler entró en el Centro
con dos contenedores de comida en sus manos. —Parrillada,
como la ordenaste.

—¿Supongo que es tu pareja? —el Alpha preguntó.


«Wow». Thomas iba a tener que acostumbrarse a llamar Alpha
a Maverick en lugar de alcalde. Pero de una manera,
Maverick era el alcalde. Fundó la Villa Brac y había sido un
factor importante que contribuía a que la ciudad se
mantuviera a flote cuando muchas villas se habían
convertido en desierto.

Maverick le tendió la mano, Tyler inmediatamente se


acercó, dejó los contenedores y estrechó la mano. —Agente
Federal Tyler Alpine.

—¿Agente federal? —Las cejas de Thomas se


elevaron—. Nunca me dijiste que eras un agente federal.

Tyler se sonrojó mientras se encogió de hombros. —


Nunca preguntaste. Además, estaba más interesado en lo
que tú hacías que en hablar de mí mismo.

Y eso era exactamente el motivo por el que Thomas


mantendría al hombre. Tyler era grande y fuerte, pero suave y
amable. Era perfecto para Thomas de todas las maneras
imaginables.

—Bienvenido a la Villa Brac, Tyler —dijo Maverick


pasando el brazo por encima del hombro de Cecil y
caminando dentro del Centro recreativo—. Oh, por cierto,
voy a necesitar sustituir la cerradura. Mi llave se rompió dentro
de la cerradura.

Thomas ni siquiera iba a preguntar, pero eso resolvía la


cuestión de por qué la cerradura estaba rota. Se limitó a
sacudir la cabeza ante Maverick. Thomas no creía que
alguna vez entendería al hombre, y no estaba seguro de
querer intentarlo.

—Él es impresionante —comentó Tyler.

Thomas se reía mientras agarraba a su pareja, pasando


sus brazos alrededor del cuello de Tyler. —No, cariño, tú eres
el que es impresionante.
Lynn Hagen ama escribir acerca de algo imperfecto, pero
adorable. También ama los héroes que pueden pasar por todo
para al fin encontrar el diamante de un hermoso corazón.

Puedes encontrarla cualquier día frente a su laptop con


una taza de caliente té de Java, trabajando en lo que dirán los
personajes de su siguiente historia

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