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Contenido
ÍNDICE .......................................................................................................................................................... 1
1. Introducción ........................................................................................................................................ 2
2. Responsabilidad penal ........................................................................................................................ 4
2.1. Responsabilidad penal específica ............................................................................................. 4
Importante .............................................................................................................................................. 7
2.2. Responsabilidad penal general ................................................................................................. 7
3. Responsabilidad administrativa ......................................................................................................... 8
3.1. Características generales ........................................................................................................... 9
3.2. Infracciones administrativas en materia de prevención de riesgos laborales ....................... 10
Importante ............................................................................................................................................ 10
3.3. Sanción administrativa ............................................................................................................ 18
3.4. Procedimiento administrativo sancionador ........................................................................... 21
3.5. Responsabilidad en caso de concurrencia de actividades ..................................................... 22
4. Responsabilidades de Seguridad Social ........................................................................................... 23
4.1. Recargo de prestaciones económicas de la Seguridad Social ............................................... 23
Importante ............................................................................................................................................ 26
4.2. Recargo de primas de accidentes de trabajo y enfermedad profesional ............................... 26
Importante ............................................................................................................................................ 27
4.3. Responsabilidad por no realización de reconocimientos médicos ....................................... 27
5. Responsabilidad civil ......................................................................................................................... 28
5.1. Concepto y requisitos .............................................................................................................. 28
Importante ............................................................................................................................................ 30
5.2. Tipos de responsabilidad civil ................................................................................................. 30
5.3. Cálculo de la indemnización .................................................................................................... 31
La Directiva Marco 89/391, en línea con el artículo 9 Convenio núm. 155 OIT (precepto que establece
que “el control de la aplicación de las leyes y de los reglamentos relativos a la seguridad, la higiene y el
medio ambiente de trabajo deberá estar asegurado por un sistema de inspección apropiado y
suficiente. El sistema de control deberá prever sanciones adecuadas en caso de infracción de las leyes
o de los reglamentos”), no especifica las responsabilidades que se pueden exigir, sino que se remite a
las legislaciones nacionales para que determinen las disposiciones necesarias en orden a garantizar su
aplicación.
Responsabilidad
Responsabilidad Responsabilidad
de Seguridad
penal administrativa
Social
Responsabilidad Responsabilidad
civil disciplinaria
Como características generales de este marco de responsabilidades, pueden señalarse las siguientes:
• En primer lugar, se puede señalar que tal sistema de responsabilidades no sólo se dirige, en
cuanto a exigencias, a la propia empresa, sino que abarca, aunque con características
particulares, a otros participantes en la relación laboral: personas trabajadoras, servicios de
prevención o mutuas de accidente de trabajo y enfermedad profesional. De cualquier forma,
el sujeto responsable último es siempre la empresa.
• En segundo lugar, no siempre se exige que exista un daño para poder aplicar la
responsabilidad, como sucede en el caso de la penal o la administrativa.
Este principio, viene a significar que la responsabilidad administrativa y la penal son incompatibles,
esto es, no se pueden aplicar simultáneamente, sino que actúan de forma alternativa y subsidiaria
siendo preferente la penal respecto de la administrativa. La responsabilidad penal es, por tanto,
compatible con la civil o la de Seguridad Social, pero no con la administrativa. La administrativa es
también compatible con la civil o la de Seguridad Social.
Deben trasladarse al orden judicial penal los procedimientos sancionadores en los siguientes
supuestos:
- Infracciones administrativas calificadas como muy graves; como graves, con circunstancia
agravante por incumplimiento reiterado por parte de la empresa de los requerimientos
previos realizados por la Inspección de Trabajo, o se infiera una inobservancia general y
sistemática de la normativa de prevención; o como graves con circunstancia agravante de
inobservancia de las propuestas realizadas por los servicios de prevención, los delegados de
prevención o el comité de seguridad y salud.
- Actas de infracción de la Inspección de Trabajo y Seguridad Social extendidas como
consecuencia de la vulneración de la normativa de prevención de riesgos laborales relativa a
la protección de menores, de la maternidad y de las personas trabajadoras especialmente
sensibles, siempre que de ello se derive un riesgo grave e inminente para la seguridad y salud
de los mismos; actas de infracción derivadas de incumplimientos de la normativa de
prevención que hayan supuesto la aplicación de la orden de paralización de trabajos o tareas,
siempre que afecten a vicios o defectos de índole estructural o que no sean inmediata o
fácilmente subsanables; actas de infracción relativas a actuaciones en supuestos en que se
produzca un incumplimiento de la orden de paralización de trabajos al haberse apreciado una
situación de riesgo grave e inminente; actas de infracción extendidas por accidentes de trabajo
mortales, salvo accidentes de trabajo in itinere y los derivados de patologías no traumáticas
como infartos o derrames cerebrales; actas extendidas por infracción de la normativa en
materia de prevención como resultado de accidente de trabajo, salvo los supuestos excluidos
en el apartado anterior a resultas del cual se puedan originar a la persona trabajadora secuelas
motivadoras de una declaración de incapacidad permanente, total o absoluta, o haya
generado lesiones, mutilaciones o deformidades definitivas; expedientes solicitados por la
Fiscalía o por el órgano judicial competente; actas de infracción en los que se reflejen hechos
o circunstancias de los que se pudiera derivar un ilícito penal a juicio de la Inspección
provincial de Trabajo y Seguridad Social.
Si el órgano judicial penal estima la existencia de delito, entonces se producirá el archivo del
procedimiento administrativo sancionador.
2. Responsabilidad penal
La responsabilidad penal se caracteriza por constituir la “ultima ratio”, pues es a través de esta vía por
la que se puede imponer la sanción más grave: la pena de privación de libertad.
Esta vía tiene un carácter fuertemente sancionador y disuasorio por cuanto se promueve la
intervención de la Fiscalía especializada en seguridad y salud en el trabajo para garantizar la aplicación
de la normativa de prevención de riesgos laborales.
Además, es de carácter público por la intervención de los órganos judiciales de esta especialidad.
Dentro del ámbito penal, se pueden diferenciar dos grupos de delitos aplicables a estos casos: unos
delitos específicos de seguridad y salud en el trabajo, y los delitos genéricos de homicidio o lesiones.
El Código Penal (CP) regula en su Título XV titulado “De los delitos contra los derechos de los
trabajadores” tres delitos específicos de la materia de seguridad y salud en el trabajo, cuyo contenido
literal es el siguiente:
Tabla 1. Artículos del Código Penal sobre delitos contra las personas trabajadoras
Artículos CP Contenido
Los que con infracción de las normas de prevención de riesgos laborales y estando
legalmente obligados, no faciliten los medios necesarios para que los trabajadores
desempeñen su actividad con las medidas de seguridad e higiene adecuadas, de
Artículo 316
forma que pongan así en peligro grave su vida, salud o integridad física, serán
castigados con las penas de prisión de seis meses a tres años y multa de seis a doce
meses
Artículo 317 Cuando el delito a que se refiere el artículo anterior, se cometa por imprudencia grave,
será castigado con la pena inferior en grado
Artículo 318 Cuando los hechos previstos en los artículos de este título se atribuyeran a personas
jurídicas, se impondrá la pena señalada a los administradores o encargados del
servicio que hayan sido responsables de los mismos y a quienes, conociéndolos y
pudiendo remediarlo, no hubieran adoptado medidas para ello. En estos supuestos
Si se realiza el análisis del artículo 316 CP, precepto clave, se pueden extraer las siguientes
características:
a) Se trata de un delito de riesgo o de peligro, puesto que no se requiere que exista una lesión, sino
que el ilícito se da cuando se pone en peligro la vida, salud o integridad física de la persona trabajadora.
Ahora bien, se trata de un delito de peligro concreto y no de peligro abstracto, de tal forma que se
requiere la existencia de un peligro concreto, real y cierto, no siendo suficiente una mera presunción
de un riesgo hipotético.
No es necesario, pues, que acontezca un daño sobre los sujetos protegidos, sino que debe existir un
peligro concreto para la vida, salud o integridad física de las personas trabajadoras.
b) Se trata de un tipo penal “en blanco” por cuanto que no define específicamente la infracción, sino
que se remite a otras normas, las de prevención de riesgos laborales, para determinar el delito. El tipo
penal hace referencia al incumplimiento de la normativa de prevención como conducta castigada.
Por normativa preventiva se incluye no sólo la LPRL, sino también la normativa reglamentaria y las
cláusulas normativas de los convenios colectivos. Ahora bien, no es suficiente con cualquier
incumplimiento de la normativa, sino que la norma de seguridad infringida debe poner en peligro grave
la vida, salud o integridad física de las personas trabajadoras, lo que remite a las infracciones graves o
muy graves.
c) Configura una conducta omisiva, pues la situación de peligro deriva de una conducta consistente
en “no facilitar los medios necesarios para que los trabajadores desempeñen su actividad con las
medidas de seguridad e higiene adecuadas”. Es decir, se basa en no aplicar las medidas o no desarrollar
las actividades que resulten necesarias para la prevención de riesgos laborales.
Es lo que se denomina “comisión por omisión”, esto es, no facilitar los medios necesarios para que
sus trabajadores desempeñen su actividad en condiciones de seguridad. No obstante, no es
descartable que existan conductas activas.
Una de las omisiones típicas es la falta de información o la falta de control sobre la utilización de ciertos
medios preventivos.
Las conductas que pueden quedar encuadradas en este incumplimiento pueden ir referidas a las
obligaciones de evaluar los riesgos y realizar la correspondiente planificación preventiva (artículo 16
LPRL); proporcionar equipos de trabajo adecuados y medios de protección individual (artículo 17
LPRL); dar información a las personas trabajadoras en materia de prevención (artículo 18 LPRL); dar
formación (artículo 19 LPRL); elaborar un plan de emergencia (artículo 20 LPRL); adoptar las medidas
necesarias en caso de riesgo grave e inminente (artículo 21 LPRL); vigilar periódicamente el estado de
salud de las personas trabajadoras (artículo 22 LPRL); dar protección a las personas trabajadoras
especialmente sensibles (artículos 25 a 28 LPRL); o constituir un sistema de prevención en la empresa
(artículos 30 y siguientes LPRL).
d) Es un delito especial, pues se requiere una cualidad específica en el sujeto activo, por lo que, sólo
puede ser cometido por determinadas personas y no por cualquiera.
Concretamente, el artículo 316 CP hace referencia a los “legalmente obligados”, pero sin concretar
quiénes son dichos sujetos. Por tanto, se debe acudir a la LPRL para determinar quiénes son los que
tienen la obligación legal de facilitar los medios necesarios para que las personas trabajadoras
Según la doctrina judicial el elenco de posibles autores es bastante amplio, considerando que todos los
que ostenten mando o dirección, ya sea técnico o de ejecución, ya sea mando superior o intermedio,
están obligados a cumplir y hacer cumplir la normativa de prevención.
Por tanto, aquellos que dirigen y están al cuidado de la empresa pueden ser sujetos activos: director o
jefe de fábrica; encargado de producción; jefe de seguridad; encargado; vigilante; promotor de la obra;
representante legal o gerente de la empresa; jefe de taller; aparejador; o arquitecto técnico entre otros.
Asimismo, también los técnicos de prevención.
Así, la SAP Valladolid, de 8 de mayo de 2013, rec. núm. 183/2013, considera que es responsable el
técnico de prevención del servicio de prevención ajeno en un caso de un desprendimiento de un
vehículo situado sobre un equipo elevador en un taller que cae sobre una persona trabajadora
provocando su fallecimiento. Se condena al técnico de prevención por no estar evaluado el riesgo
concreto ni estar evaluado el equipo de manera completa al no haber advertido de la necesidad de
medidas de mantenimiento.
Quienes no serán nunca responsables son las personas trabajadoras, ni los delegados de
prevención ni los miembros del comité de seguridad y salud, puesto que la LPRL no los configura
como garantes de la seguridad y salud de las personas trabajadoras.
La SAP Teruel, de 31 de enero de 2000, rec. núm. 34/1999, considera que el delegado de prevención no
encaja entre los sujetos activos del delito del artículo 316 CP, puesto que no se le exige facilitar los
medios a las personas trabajadoras que les permitan trabajar en condiciones de seguridad.
La SAP Madrid, de 10 de septiembre de 2007, rec. núm. 223/2006, condena al jefe del trabajador y al
socio y encargado de la obra, en tanto que dirigía y supervisaba la obra, y, por tanto, se encargaba de
la seguridad de las personas trabajadoras. El accidente se produce cuando la persona trabajadora
estaba reparando una superficie de uralita a una altura de ocho metros sin las más elementales
medidas de seguridad individuales.
e) Sujeto pasivo: no queda duda alguna que el sujeto pasivo será siempre la persona trabajadora.
f) Puesta en peligro del bien jurídico protegido: el delito no exige que se produzca una infracción
grave, sino que se ponga en peligro grave el bien jurídico protegido.
La gravedad va referida al peligro, no a la infracción, de tal forma que la mera infracción de las
normas de prevención puede constituir una infracción administrativa, pero para que dicha actuación
constituya un delito deberá tratarse de una infracción que suponga poner gravemente en peligro el
bien jurídico protegido (así lo confirma la SAP Madrid, de 30 de septiembre de 2014, rec. núm.
279/2014).
Sin embargo, la SAP Madrid, de 23 de febrero de 2015, rec. núm. 1619/2014, declara absuelto al
procesado por quedar acreditado que el hueco por el que cayó la persona trabajadora estaba protegido
por un tablero defectuosamente colocado aunque existían en la obra redes perimetrales de seguridad,
por lo que declara que no exista una omisión de las medidas de seguridad.
g) Bien jurídico protegido: el artículo 316 CP hace referencia a la vida, salud e integridad física. La
doctrina no es unánime a la hora de determinar cuál es exactamente, aunque un sector mayoritario
(Barbancho Tovillas, 1999) considera que se protege un doble bien jurídico: la vida, integridad y salud
h) Tipo doloso: la comisión de este delito exige la presencia de dolo, siendo suficiente el dolo de
peligro sin exigir pues, la concurrencia de intencionalidad de la conducta en el sentido de perseguir el
resultado dañoso. Es decir, es suficiente con la conciencia de que se está infringiendo la normativa
de prevención, que no se están facilitando los medios de seguridad, y que se está creando una
situación de peligro grave.
El artículo 317 CP castiga este mismo delito cuando es cometido por imprudencia y no por dolo,
castigándolo con la pena inferior en grado.
Se exige, pues, en este caso, una imprudencia grave, esto es, una infracción de los más elementales
deberes de cuidado que cualquier persona adoptaría y que se traduce en que la empresa, aunque
desconociese esa situación de riesgo, debería haberla previsto porque era fácilmente presumible que
así ocurriese.
El artículo 318 CP concreta quién es el sujeto activo cuando la empresa es una persona jurídica,
explicitando que en dicho caso, la responsabilidad recae sobre el administrador o encargado del
servicio, siendo dicho concepto material y no formal, pues lo relevante no es la posición formal del
sujeto, sino su efectiva vinculación con el poder de decisión en la empresa.
Dentro del concepto de administradores se integran a los encargados del servicio, que actúan en
nombre de una persona jurídica.
Además, dicho precepto añade que también serán responsables “todos aquellos que pudiendo evitar
estos hechos porque los conocían y tenían capacidad para evitarlos, no lo hicieron”, lo cual va referido
a todos aquellos con poder que, dada su posición jerárquica, para remediar el hecho, no lo hicieron.
Importante
El delito específico del artículo 316 CP se caracteriza por ser un delito de riesgo o de peligro y
no de resultado; un tipo penal en blanco; un delito de comisión por omisión; un delito especial;
y doloso, cuyo bien jurídico protegido es la vida, salud e integridad física de las personas
trabajadoras.
Junto a este delito específico contra los derechos de las personas trabajadores, existen otros que
aparentemente no tienen conexión con la realidad laboral, pero que también pueden ser aplicables
ante daños provocados por
La responsabilidad en materia de prevención de riesgos 7 de 33
incumplimientos en la materia. Estamos hablando de los delitos de homicidio y lesiones, regulados en
los artículos 138, 142 y 147 y siguientes del CP, respectivamente.
El delito de homicidio por imprudencia viene regulado en el artículo 142 CP diferenciando entre quien
causa la muerte a otro por imprudencia grave y por imprudencia menos grave. Por imprudencia grave
se castiga con la pena de prisión de uno a cuatro años, y por imprudencia menos grave con pena de
multa de 3 a 18 meses.
El delito de lesiones por imprudencia grave se castiga en atención al riesgo creado y al resultado
producido, y si se aprecia imprudencia profesional se impone asimismo la pena de inhabilitación
especial para el ejercicio de la profesión, oficio o cargo.
Para la concurrencia de imprudencia, la doctrina judicial ha venido exigiendo una serie de requisitos
que se sintetizan en una acción u omisión voluntaria no maliciosa que puede ser grave o leve; una
infracción del deber objetivo de cuidado, como factor normativo o externo, sea grave o leve; la creación
de un riesgo previsible, prevenible y evitable, elemento psicológico o subjetivo susceptible de
apreciarse en una graduación diferenciadora; y una relación de causalidad entre el proceder
descuidado y el daño.
Generalmente, los tipos de delitos en materia preventiva, serán comisión por omisión, lo cual requiere
para su comprobación una determinada relación entre la producción del resultado y la omisión de la
acción debida. Se exige probar una relación de causa efecto entre la infracción advertida a la normativa
preventiva y las lesiones o muerte de la persona trabajadora.
Es importante también tener en cuenta la contribución de la culpa de la víctima, esto es, la persona
trabajadora accidentada, en la producción del resultado lesivo. Debe partirse de que, en principio, en
el ámbito penal no cabe la compensación de culpas, de tal forma que la existencia de culpa por parte
de la empresa no puede depender de la imprudencia de la persona trabajadora víctima. La imprudencia
de la persona trabajadora sólo puede ser relevante para valorar la relevancia causal de la actuación u
omisión empresarial. No obstante, algunos pronunciamientos han estimado que la contribución de la
víctima al accidente degrada el delito a la derogada falta de lesiones por imprudencia (SAP Madrid, de
26 de noviembre de 2009, rec. núm. 360/2009)
Así se ha estimado que existe imprudencia de la persona trabajadora cuando la persona trabajadora
presenta un elevado índice de alcoholemia (SAP Bizkaia, de 26 de noviembre de 2002, rec. núm.
372/2002), o cuando el no uso de los cinturones de seguridad por la persona trabajadora accidentada
reduce también la responsabilidad penal de los acusados (SAP Alicante, de 20 de abril de 2002, rec.
núm. 3/2002)
3. Responsabilidad administrativa
Como es sabido, la Administración Pública tiene encomendada, entre otras funciones, la de vigilar y
controlar el cumplimiento de la normativa de prevención de riesgos laborales y, en su caso, sancionar
su incumplimiento. De esta forma, los incumplimientos de las empresas de sus obligaciones
preventivas dan lugar a la exigencia de responsabilidades administrativas.
El marco jurídico se halla básicamente en el Real Decreto Legislativo 5/2000, de 4 de agosto, por el
que se aprueba el texto refundido de la Ley sobre Infracciones y Sanciones en el Orden Social
(LISOS).
La responsabilidad administrativa tiene una naturaleza pública (de igual forma que la penal) por
cuanto se desarrolla en el ámbito de aplicación de las relaciones entre los sujetos privados y los poderes
públicos, reflejándose dicha naturaleza tanto en el resultado como el procedimiento sancionador.
Tiene también un carácter punitivo, sancionador y disuasorio, que la acerca, en este sentido, a la
responsabilidad penal, si bien diferenciándose por la ausencia de penas de privación de libertad, que
son exclusivas del orden penal.
Se caracteriza por su doble finalidad. Por un lado, la finalidad reactiva, es decir, los poderes públicos
en ejercicio de su función de tutela del orden jurídico y de los intereses generales han de reaccionar
ante la vulneración de la normativa de prevención, imponiendo un reproche al responsable de dicha
vulneración. Por otro lado, un fin preventivo, es decir, ejemplarizante, de forma que evite la repetición
de idénticas o análogas conductas en el futuro.
A la hora de imponer las sanciones administrativas, será necesario partir de los principios básicos del
ejercicio de la potestad sancionadora:
• Principio de culpabilidad, conforme al cual, solo podrán ser sancionadas por hechos
constitutivos de infracción administrativa las personas físicas o jurídicas que resulten
responsables de los mismos, aun a título de simple inobservancia.
• Principio de legalidad, según el cual, la ley ha de preceder a la conducta sancionable, así
como determinar el contenido de la sanción que pueda imponerse.
• Principio de tipicidad, que implica que solamente constituyen infracciones administrativas
las vulneraciones del ordenamiento jurídico previstas como tales por una ley, de forma que,
antes de que se realice la acción u omisión determinante de la infracción, debe existir una
norma en la que se determine con suficiente grado de certeza el tipo y grado de la sanción que
recaería por aquella.
• Principio de proporcionalidad, el cual exige la existencia de cierta adecuación o correspondencia
entre la gravedad del hecho constitutivo de infracción y la sanción que haya de aplicarse, debiendo
valorar los criterios de graduación (en esta materia se aplicarán los establecidos en el artículo 39.3 de
la LISOS).
Debe resaltarse que en esta responsabilidad, al igual que en la penal, no se exige un resultado dañoso,
sino que se sanciona el mero incumplimiento, lo cual contribuye a incentivar el cumplimiento de las
medidas de seguridad.
Además, en cuanto a los sujetos responsables, en materia preventiva, además de la empresa, podrán
serlo también, el empresario titular del centro de trabajo; los promotores y propietarios de obra; las
personas trabajadoras por cuenta propia; los servicios de prevención ajeno; las entidades que
La responsabilidad en materia de prevención de riesgos 9 de 33
desarrollen actividades de auditoría; las entidades acreditadas para certificar formación en materia
preventiva; las empresas de trabajo temporal; las empresas usuarias; y en el caso de contratas, las
empresas subcontratadas.
En relación con las entidades que actúen como servicios de prevención ajeno se ha considerado
infracción grave cuando, transcurridos 9 meses desde la suscripción de un concierto con una empresa,
aún no había comenzado a realizar las tareas de información y formación contratadas (STSJ Madrid,
sala de lo contencioso-administrativo, de 18 de noviembre de 2005, rec. núm. 1937/2003)
Importante
Según la LISOS son infracciones laborales en materia de prevención de riesgos laborales, las
acciones u omisiones de los diferentes sujetos responsables, que incumplan las normas
legales, reglamentarias y cláusulas normativas de los convenios colectivos en materia de
seguridad y salud laboral sujetas a responsabilidad conforme a esta ley.
La LISOS, en aplicación de los principios de legalidad y tipificación, efectúa una descripción detallada
y listada de las infracciones administrativas, clasificándolas en leves, graves y muy graves. La
clasificación se realiza en atención a la naturaleza de la obligación incumplida y la entidad del derecho
afectado.
De esta forma, son los artículos 11, 12 y 13 LISOS los que contienen el listado de infracciones leves,
graves y muy graves, respectivamente.
1. La falta de limpieza del centro de trabajo de la que no se derive riesgo para la integridad física o
salud de los trabajadores.
6. La falta de limpieza del centro de trabajo de la que no se derive riesgo para la integridad física o
salud de los trabajadores.
7. No dar cuenta, en tiempo y forma, a la autoridad laboral competente, conforme a las disposiciones
vigentes, de los accidentes de trabajo ocurridos y de las enfermedades profesionales declaradas
cuando tengan la calificación de leves.
Las infracciones graves, por su parte, sí tienen esa trascendencia sobre la seguridad y salud de las
personas trabajadoras:
b) No llevar a cabo las evaluaciones de riesgos y, en su caso, sus actualizaciones y revisiones, así como
los controles periódicos de las condiciones de trabajo y de la actividad de los trabajadores que
procedan, o no realizar aquellas actividades de prevención que hicieran necesarias los resultados de
las evaluaciones, con el alcance y contenido establecidos en la normativa sobre prevención de riesgos
laborales.
2. No realizar los reconocimientos médicos y pruebas de vigilancia periódica del estado de salud de
los trabajadores que procedan conforme a la normativa sobre prevención de riesgos laborales, o no
comunicar su resultado a los trabajadores afectados.
3. No dar cuenta en tiempo y forma a la autoridad laboral, conforme a las disposiciones vigentes, de
los accidentes de trabajo ocurridos y de las enfermedades profesionales declaradas cuando tengan la
calificación de graves, muy graves o mortales, o no llevar a cabo una investigación en caso de
9. La superación de los límites de exposición a los agentes nocivos que, conforme a la normativa sobre
prevención de riesgos laborales, origine riesgo de daños graves para la seguridad y salud de los
trabajadores, sin adoptar las medidas preventivas adecuadas, salvo que se trate de infracción muy
grave conforme al artículo siguiente.
10. No adoptar las medidas previstas en el artículo 20 de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales en
materia de primeros auxilios, lucha contra incendios y evacuación de los trabajadores.
12. No proporcionar la formación o los medios adecuados para el desarrollo de sus funciones a los
trabajadores designados para las actividades de prevención y a los delegados de prevención.
13. No adoptar los empresarios y los trabajadores por cuenta propia que desarrollen actividades en
un mismo centro de trabajo, o los empresarios a que se refiere el artículo 24.4 de la Ley de Prevención
de Riesgos Laborales, las medidas de cooperación y coordinación necesarias para la protección y
prevención de riesgos laborales.
14. No adoptar el empresario titular del centro de trabajo las medidas necesarias para garantizar que
aquellos otros que desarrollen actividades en el mismo reciban la información y las instrucciones
adecuadas sobre los riesgos existentes y las medidas de protección, prevención y emergencia, en la
forma y con el contenido establecidos en la normativa de prevención de riesgos laborales.
15. a) No designar a uno o varios trabajadores para ocuparse de las actividades de protección y
prevención en la empresa o no organizar o concertar un servicio de prevención cuando ello sea
b) La falta de presencia de los recursos preventivos cuando ello sea preceptivo o el incumplimiento
de las obligaciones derivadas de su presencia.
16. Las que supongan incumplimiento de la normativa de prevención de riesgos laborales, siempre
que dicho incumplimiento cree un riesgo grave para la integridad física o la salud de los trabajadores
afectados y especialmente en materia de:
d) Limitaciones respecto del número de trabajadores que puedan quedar expuestos a determinados
agentes físicos, químicos y biológicos.
i) Registro de los niveles de exposición a agentes físicos, químicos y biológicos, listas de trabajadores
expuestos y expedientes médicos.
17. La falta de limpieza del centro o lugar de trabajo, cuando sea habitual o cuando de ello se deriven
riesgos para la integridad física y salud de los trabajadores.
18. El incumplimiento del deber de información a los trabajadores designados para ocuparse de las
actividades de prevención o, en su caso, al servicio de prevención de la incorporación a la empresa de
trabajadores con relaciones de trabajo temporales, de duración determinada o proporcionados por
empresas de trabajo temporal.
21. Facilitar a la autoridad laboral competente, las entidades especializadas que actúen como
servicios de prevención ajenos a las empresas, las personas o entidades que desarrollen la actividad
de auditoría del sistema de prevención de las empresas o las entidades acreditadas para desarrollar
y certificar la formación en materia de prevención de riesgos laborales, datos de forma o con
23. En el ámbito de aplicación del Real Decreto 1627/1997, de 24 de octubre, por el que se establecen
las disposiciones mínimas de seguridad y salud en las obras de construcción:
b) Incumplir la obligación de realizar el seguimiento del plan de seguridad y salud en el trabajo, con el
alcance y contenido establecidos en la normativa de prevención de riesgos laborales.
24. En el ámbito de aplicación del Real Decreto 1627/1997, de 24 de octubre, por el que se establecen
las disposiciones mínimas de seguridad y salud en las obras de construcción, el incumplimiento de las
siguientes obligaciones correspondientes al promotor:
a) No designar los coordinadores en materia de seguridad y salud cuando ello sea preceptivo.
c) No adoptar las medidas necesarias para garantizar, en la forma y con el alcance y contenido
previstos en la normativa de prevención, que los empresarios que desarrollan actividades en la obra
reciban la información y las instrucciones adecuadas sobre los riesgos y las medidas de protección,
prevención y emergencia.
e) No cumplir los coordinadores en materia de seguridad y salud las obligaciones, distintas de las
citadas en los párrafos anteriores, establecidas en la normativa de prevención de riesgos laborales
cuando tales incumplimientos tengan o puedan tener repercusión grave en relación con la seguridad
y salud en la obra.
25. Incumplir las obligaciones derivadas de actividades correspondientes a las personas o entidades
que desarrollen la actividad de auditoría del sistema de prevención de las empresas, de acuerdo con
la normativa aplicable.
b) No comunicar los datos que permitan al contratista llevar en orden y al día el Libro de
Subcontratación exigido en la Ley Reguladora de la subcontratación en el sector de la construcción.
c) Proceder a subcontratar con otro u otros subcontratistas o trabajadores autónomos superando los
niveles de subcontratación permitidos legalmente, sin disponer de la expresa aprobación de la
dirección facultativa, o permitir que en el ámbito de ejecución de su subcontrato otros subcontratistas
o trabajadores autónomos incurran en el supuesto anterior y sin que concurran en este caso las
circunstancias previstas en la letra c) del apartado 15 del artículo siguiente, salvo que proceda su
calificación como infracción muy grave, de acuerdo con el mismo artículo siguiente.
28. Se consideran infracciones graves del contratista, de conformidad con lo previsto en la Ley
Reguladora de la subcontratación en el sector de la construcción:
d) La vulneración de los derechos de información de los representantes de los trabajadores sobre las
contrataciones y subcontrataciones que se realicen en la obra, y de acceso al Libro de
Subcontratación, en los términos establecidos en la Ley Reguladora de la subcontratación en el sector
de la construcción.
En cuanto a infracciones muy graves, se puede indicar que se trata de aquellas que, por su especial
relevancia o efectos en la salud o integridad física de las personas trabajadoras, cuentan con unas
consecuencias más importantes, así como las que impliquen un riesgo grave e inminente. A modo de
resumen, se puede hacer referencia a las siguientes:
6. Superar los límites de exposición a los agentes nocivos que, conforme a la normativa sobre
prevención de riesgos laborales, originen riesgos de daños para la salud de los trabajadores sin
adoptar las medidas preventivas adecuadas, cuando se trate de riesgos graves e inminentes.
7. No adoptar, los empresarios y los trabajadores por cuenta propia que desarrollen actividades en un
mismo centro de trabajo, las medidas de cooperación y coordinación necesarias para la protección y
prevención de riesgos laborales, cuando se trate de actividades reglamentariamente consideradas
como peligrosas o con riesgos especiales.
8. a) No adoptar el promotor o el empresario titular del centro de trabajo, las medidas necesarias para
garantizar que aquellos otros que desarrollen actividades en el mismo reciban la información y las
instrucciones adecuadas, en la forma y con el contenido y alcance establecidos en la normativa de
prevención de riesgos laborales, sobre los riesgos y las medidas de protección, prevención y
emergencia cuando se trate de actividades reglamentariamente consideradas como peligrosas o con
riesgos especiales.
b) La falta de presencia de los recursos preventivos cuando ello sea preceptivo o el incumplimiento
de las obligaciones derivadas de su presencia, cuando se trate de actividades reglamentariamente
consideradas como peligrosas o con riesgos especiales.
9. Las acciones u omisiones que impidan el ejercicio del derecho de los trabajadores a paralizar su
actividad en los casos de riesgo grave e inminente, en los términos previstos en el artículo 21 de la Ley
de Prevención de Riesgos Laborales.
10. No adoptar cualesquiera otras medidas preventivas aplicables a las condiciones de trabajo en
ejecución de la normativa sobre prevención de riesgos laborales de las que se derive un riesgo grave
e inminente para la seguridad y salud de los trabajadores.
11. Ejercer sus actividades las entidades especializadas que actúen como servicios de prevención
ajenos a las empresas, las personas o entidades que desarrollen la actividad de auditoría del sistema
12. Mantener las entidades especializadas que actúen como servicios de prevención ajenos a las
empresas o las personas o entidades que desarrollen la actividad de auditoría del sistema de
prevención de las empresas, vinculaciones comerciales, financieras o de cualquier otro tipo, con las
empresas auditadas o concertadas, distintas a las propias de su actuación como tales, así como
certificar, las entidades que desarrollen o certifiquen la formación preventiva, actividades no
desarrolladas en su totalidad.
13. La alteración o el falseamiento, por las personas o entidades que desarrollen la actividad de
auditoría del sistema de prevención de las empresas, del contenido del informe de la empresa
auditada.
14. La suscripción de pactos que tengan por objeto la elusión, en fraude de ley, de las
responsabilidades establecidas en el apartado 3 del artículo 42 de esta ley.
b) Proceder a subcontratar con otro u otros subcontratistas o trabajadores autónomos superando los
niveles de subcontratación permitidos legalmente, sin que disponga de la expresa aprobación de la
dirección facultativa, o permitir que en el ámbito de ejecución de su subcontrato otros subcontratistas
o trabajadores autónomos incurran en el supuesto anterior y sin que concurran en este caso las
circunstancias previstas en la letra c) de este apartado, cuando se trate de trabajos con riesgos
especiales conforme a la regulación reglamentaria de los mismos para las obras de construcción.
Así se ha considerado infracción muy grave por superar los límites de exposición a los agentes nocivos
la sobreexposición al ruido en el que la empresa había admitido que no se había realizado el programa
de medidas técnicas para disminuir el volumen de ruido, ni se habían tomado medidas organizativas
para evitar la exposición de las personas trabajadoras (STSJ Murcia, sala contencioso-administrativo,
de 17 de marzo de 2006, rec. núm. 2284/2002)
Por lo que se refiere a la prescripción de las infracciones, se computa desde la fecha de comisión de la
infracción y las leves prescriben al año, las graves a los tres años, y las muy graves a los 5 años.
El hecho de cometer una infracción implica la puesta en marcha del procedimiento administrativo
sancionador y, en su caso, de la imposición de sanciones administrativas. La sanción administrativa
adopta, generalmente, la forma de una multa económica, aunque también existen sanciones no
pecuniarias.
En correspondencia con las infracciones, las sanciones se diferencian según sean para infracción leve,
grave o muy grave.
La diferencia entre la calificación de una infracción, sea leve, grave o muy grave, en sus distintos grados,
dependerá de la aplicación de una serie de criterios de graduación que permiten dar forma al
mencionado principio de proporcionalidad, los cuales, como no podía ser de otra manera, en
cumplimiento del principio de legalidad, vienen definidos por la propia norma LISOS. Así el artículo 39.2
de dicho texto hace referencia a los siguientes:
Criterios de graduación
El carácter permanente o transitorio de los riesgos inherentes a dichas actividades. En este criterio de
graduación se debe valorar la diligencia o celeridad de la empresa en reparar la situación de riesgo
tanto conocida como desconocida. La dificultad estriba en diferenciar entre riesgo permanente y
transitorio, ya que un riesgo que inicialmente pudiera considerarse transitorio se convierte en
permanente cuando ha transcurrido un tiempo suficiente para su subsanación.
La gravedad de los daños producidos o que hubieran podido producirse por la ausencia o deficiencia
de las medidas preventivas necesarias. En cuanto a los daños que hubieran podido producirse, se
tendrá en cuenta siempre el principio de seguridad jurídica, respecto de los producidos: por ejemplo,
el resultado de fallecimiento o calificación como muy grave.
Las medidas de protección individual o colectiva adoptadas por la empresa y las instrucciones
impartidas por esta en orden a la prevención de los riesgos. Las instrucciones habrán de ser efectivas
y reales, no meramente formales, debiendo además vigilar su cumplimiento.
La inobservancia de las propuestas realizadas por los servicios de prevención, los delegados de
prevención o el comité de seguridad y salud de la empresa para la corrección de las deficiencias
legales existentes. Tales propuestas han de guardar relación directa con la infracción apreciada. Esta
inobservancia tiene trascendencia en el procedimiento de exigencia de responsabilidades por las
deficiencias legales advertidas y posteriormente comprobadas.
La conducta general seguida por la empresa en orden a la estricta observancia de las normas en materia
de prevención de riesgos laborales. Se atiende a la posición global adoptada por la empresa en prevención
acorde con el deber de garantizar la seguridad y salud de las personas trabajadoras.
• La orden de paralización se podrá levantar por la inspección o bien por la propia empresa,
tan pronto como se subsanen las causas que lo motivaron, comunicándolo inmediatamente a
la inspección de trabajo.
3. Suspensión o cierre del centro de trabajo (artículo 53 de la LPRL). El gobierno o, en su caso, los
órganos de gobierno de las Comunidades Autónomas con competencias en la materia, cuando
concurran circunstancias de excepcional gravedad en las infracciones en materia de seguridad y salud
en el trabajo, podrán acordar la suspensión de las actividades laborales por un tiempo determinado o,
en caso extremo, el cierre del centro de trabajo correspondiente, sin perjuicio, en todo caso, del pago
del salario o de las indemnizaciones que procedan y de las medidas que puedan arbitrarse para su
garantía.
4.Limitaciones a la facultad de contratar con las administraciones (artículo 54 LPRL) por la comisión
de delitos y condena mediante sentencia firme, o por imposición de sanciones derivadas de
infracciones calificadas muy graves en materia de seguridad y salud en el trabajo, se podrá excluir de
tal facultad a la empresa condenada o sancionada. De hecho, no pueden contratar con el sector público
las personas que hayan sido condenadas mediante sentencia firme por la comisión de delitos contra la
Seguridad Social y contra los derechos de las personas trabajadoras; o por haber sido sancionadas con
carácter firme por infracción administrativa grave en materia de integración laboral y de igualdad de
oportunidades y no discriminación o por infracción muy grave en materia social, incluidas las
infracciones en materia de prevención.
5. Cancelación de la acreditación otorgada por la autoridad laboral a las entidades que actúen
como servicios de prevención.
Las sanciones impuestas prescriben a los 5 años, contándose el plazo desde el día siguiente a aquel en
que adquiera firmeza la resolución por la que se impone la sanción.
1. Fase previa de investigación, en la que el inspector comprueba si existe o no infracción. Esta fase
se puede iniciar por orden de una autoridad estatal o autonómica, de la Jefatura de Inspección
provincial, de sus unidades especializadas o del Inspector jefe de equipo, por petición de un órgano
jurisdiccional, por propia iniciativa del inspector o por denuncia.
Esta fase no debe dilatarse más de 9 meses, ni suspenderse por más de 3 meses. Finalizada la misma,
el Inspector puede dar lugar, si se comprueba que hay un incumplimiento de la normativa de
prevención, a un requerimiento para que se subsanen las deficiencias y/o un acta de infracción.
En el caso de que considere que la actuación es delictiva, paralizará las actuaciones y lo comunicará al
Ministerio Fiscal, a efectos de iniciar el proceso penal correspondiente. Concretamente, la
administración pasará el tanto de culpa al órgano judicial competente o al Ministerio Fiscal y se abstendrá
de seguir el procedimiento sancionador mientras la autoridad judicial no dicte sentencia firme o resolución
que ponga fin al procedimiento o mientras el Ministerio Fiscal no comunique la improcedencia de iniciar o
proseguir actuaciones.
El procedimiento se reanuda cuando se estima la inexistencia de ilícito penal, por ejemplo, mediante
sentencia penal absolutoria o sobreseimiento. De hecho, la existencia de sentencia penal absolutoria
no obstaculiza la procedencia de la sanción administrativa. En definitiva, no resulta imposible que unos
mismos hechos no merezcan reproche penal y sí en cambio desde la perspectiva del ilícito
administrativo sean sancionados.
En todo caso debe tenerse en cuenta en el procedimiento administrativo sancionador que los hechos
declarados probados por resolución judicial penal firme vinculan a los órganos administrativos
respecto de los procedimientos sancionadores que sustancien. De este modo, la administración no
puede sancionar hechos considerados inexistentes por la jurisdicción penal.
2. Fase de expediente sancionador. Si el Inspector considera que existe una infracción inicia el
expediente sancionador mediante acta de infracción. En el acta debe reflejar los hechos, los medios
utilizados para su comprobación y los criterios de graduación utilizados, así como la infracción
cometida, la propuesta de sanción, su graduación y cuantificación. El sujeto responsable tiene derecho
a efectuar alegaciones en el plazo de 15 días.
Infracción grave. Artículo 12.13. No adoptar los empresarios y las personas trabajadoras por cuenta
propia que desarrollen actividades en un mismo centro de trabajo, o los empresarios a que se refiere el
artículo 24.4 de la LPRL, las medidas de cooperación y coordinación necesarias para la protección y
prevención de riesgos laborales.
Será infracción muy grave cuando se trate de actividades calificadas reglamentariamente como
peligrosas o con riesgos especiales. Artículo 13.7 LISOS.
Infracción grave. Artículo 12.14. No adoptar el empresario titular del centro de trabajo las medidas
necesarias para garantizar que aquellos otros que desarrollen actividades en el mismo reciban la
información y las instrucciones adecuadas sobre los riesgos existentes y las medidas de protección,
prevención y emergencia, en la forma y con el contenido establecido en la normativa de prevención de
riesgos laborales.
Será infracción muy grave cuando se trate de actividades calificadas reglamentariamente como
peligrosas o con riesgos especiales. Artículo 13.8 LISOS.
a) No designar a uno o varios trabajadores para ocuparse de las actividades de protección y prevención
en la empresa o no organizar o concertar un servicio de prevención cuando ello sea preceptivo, o no
dotar a los recursos preventivos de los medios que sean necesarios para el desarrollo de las
actividades preventivas.
b) La falta de presencia de los recursos preventivos cuando ello sea preceptivo o el incumplimiento de
las obligaciones derivadas de su presencia
Será infracción muy grave cuando se trate de actividades calificadas reglamentariamente como
peligrosas o con riesgos especiales.
• Debe de afectar a las personas trabajadoras que la empresa contratista o subcontratista haya
ocupado en el centro de trabajo de la principal.
• La infracción debe haber sido cometida en el centro de trabajo de la empresa principal, es decir,
el espacio físico donde se presta el trabajo que queda sometido al control del empresario principal.
Se trata, por lo tanto, de un tipo de responsabilidad específica por culpa in vigilando, derivada de un
incumplimiento particular, el de la obligación de vigilancia de otra empresa, la cual ha incumplido
por su parte la normativa sustantiva de prevención de riesgos laborales.
De otra parte, en el caso de las empresas de trabajo temporal y empresas usuarias, el artículo 42.3
LISOS establece que “en las relaciones de trabajo mediante ETT, y sin perjuicio de las responsabilidades
propias de estas, la empresa usuaria será responsable de las condiciones de ejecución del trabajo en todo lo
relacionado con la protección de la seguridad y la salud de los trabajadores, así como del recargo de
prestaciones económicas del sistema de Seguridad Social que puedan fijarse, en caso de accidente de
trabajo o enfermedad profesional que tenga lugar en su centro de trabajo durante el tiempo de vigencia del
contrato de puesta a disposición y traigan su causa de falta de medidas de seguridad e higiene”. Tienen, por
tanto, una responsabilidad repartida.
Los pactos que tengan por objeto la elusión, en fraude de ley, de las responsabilidades establecidas
tanto en el caso de las ETT como en el caso anterior, de una empresa principal en su relación con
empresas contratistas o subcontratistas, son nulos y no producirán efecto alguno.
Las responsabilidades de Seguridad Social no vienen reguladas tampoco en la LPRL, sino que debe
acudirse al RD Legislativo 8/2015, de 30 de octubre, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley
General de Seguridad Social (LGSS).
Esta responsabilidad viene recogida en el artículo 164 LGSS que indica que “todas las prestaciones
económicas que tengan su causa en accidente de trabajo o enfermedad profesional se aumentarán,
según la gravedad de la falta, de un 30 a un 50 por ciento, cuando la lesión se produzca por equipos de
La responsabilidad en materia de prevención de riesgos 23 de 33
trabajo o en instalaciones, centros o lugares de trabajo que carezcan de los medios de protección
reglamentarios, los tengan inutilizados o en malas condiciones, o cuando no se hayan observado las
medidas generales o particulares de seguridad y salud en el trabajo, o las de adecuación personal a
cada trabajo, habida cuenta de sus características y de la edad, sexo y demás condiciones del
trabajador”.
1. Se debate cuál es la naturaleza jurídica de esta institución, pues se discute si tiene naturaleza
sancionadora o indemnizadora. Un sector considera que se trata de una figura equiparable a la
sanción, impuesta al empresario como consecuencia directa de la falta de medidas de seguridad que
dan lugar a un accidente de trabajo o enfermedad profesional, y cuyo resultado es un incremento de la
cuantía de las prestaciones a la Seguridad Social derivadas de dicho accidente o enfermedad (por
ejemplo, las derivadas de una situación de incapacidad temporal, o las de una incapacidad
permanente, según el caso). A favor de su naturaleza indemnizatoria se indica que supone una
compensación por daños que beneficia a la persona trabajadora perjudicada o a sus causahabientes.
No obstante, la mayoría estima que tiene una naturaleza mixta o híbrida entre el carácter sancionador
e indemnizatorio. El TS (SSTS de 23 de marzo de 2015, rec. núm. 2057/2014; de 20 de septiembre de
2016, rec. núm. 3346/2015; de 21 de diciembre de 2016, rec. núm. 3373/3015) considera que tiene una
naturaleza sui generis que no permite su reducción a una sanción administrativa propiamente, sino
que sería una indemnización con función disuasoria o punitiva. Es decir, tiene un carácter sancionador
derivado del incumplimiento de una obligación, lo que podría ser considerado como una sanción
administrativa, pero también una función compensatoria, típica de la responsabilidad civil, es decir, de
reparar el daño causado.
El nexo causal se rompe por fuerza mayor extraña al trabajo o en caso fortuito; por actuación
dolosa o negligente de tercero ajeno; por actuación dolosa de otra persona trabajadora o de
tercera persona con relación con la empresa; o por imprudencia temeraria de la persona
trabajadora lesionada.
En relación con la imprudencia temeraria, ésta se entiende como aquel desprecio del instinto de
conservación y clara conciencia y patente menosprecio del riesgo, corriéndose riesgos
innecesarios impropios de una persona normal, siempre contrarios a las órdenes de la empresa.
Pero para que se produzca dicha ruptura se requiere que la participación de la persona trabajadora
en la producción del daño sea de tal modo que no se podría haber evitado ni con la adopción por
parte de la empresa de todas las
La responsabilidad en materia de prevención de riesgos 24 de 33
medidas de seguridad exigibles. O, de igual modo, tampoco se apreciará nexo causal cuando el
accidente se deba de forma exclusiva a la imprudencia de la persona trabajadora.
Sin embargo, debe tenerse presente que, con carácter general, la doctrina judicial, considera que las
obligaciones de la persona trabajadora tienen un carácter totalmente secundarias en relación con
la obligación general de la empresa de garantizar la seguridad y salud de las personas trabajadoras. De
igual modo, la imprudencia de la persona trabajadora no elimina la responsabilidad de la empresa si
se aprecia un incumplimiento de la empresa de las medidas de seguridad.
De hecho, el artículo 15.4 LPRL confirma que “la efectividad de las medidas preventivas deberá prever
las distracciones o imprudencias no temerarias que pudiera cometer el trabajador”. Por tanto, en la
medida en que dichas distracciones de la persona trabajadora se hubieran podido prever y evitar, la
responsabilidad recaerá sobre la empresa.
Por ejemplo, se entiende que no rompe el nexo causal la imprudencia profesional de la persona
trabajadora que es la derivada del ejercicio habitual de un trabajo o profesión y de la confianza que
este inspira en el accidentado, debido normalmente a una disminución del control consciente de su
actuar, sustituido por un automatismo inconsciente (STS de 22 de julio de 2010, rec. núm. 4049/2009).
3. Cuantía del recargo: el artículo 164 LGSS indica que la cuantía del recargo se sitúa en un porcentaje
que va entre un 30 y 50 % de la prestación que reciba la persona trabajadora de la Seguridad Social.
El porcentaje a aplicar en concreto dependerá de: la peligrosidad de las actividades, número de
personas trabajadoras afectadas, actitud o conducta general de la empresa en materia de prevención,
la voluntad empresarial acreditada tendente al cumplimiento de las exigencias de prevención.
5. No puede ser objeto de seguro. Constituye ésta, sin lugar a dudas, una de las facetas características
de esta responsabilidad, pues puede considerarse que tiene una finalidad clara, cual es el fomento del
cumplimiento de las obligaciones de seguridad y salud y disuadir al mismo tiempo de los posibles
incumplimientos. De esta forma, a la empresa se le obliga a depositar inmediatamente el capital-
coste del recargo ante la Tesorería General de la Seguridad Social, a efectos de evitar futuras
situaciones de insolvencia o desaparición de la empresa. Una vez capitalizado por la empresa, la
entidad gestora será la que irá abonándolo.
Ello significa, por consiguiente, que no se aplica el principio de automaticidad de las prestaciones ni la
responsabilidad subsidiaria de la entidad gestora en caso de insolvencia empresarial.
Importante
El recargo de prestaciones de la Seguridad Social consiste en la aplicación de un porcentaje de
recargo que varía del 30 al 50 % de la prestación, siendo necesario para que se pueda exigir que
se produzca un accidente de trabajo o enfermedad profesional; que haya un incumplimiento
de la normativa de prevención por la empresa; y una relación de causalidad entre el
incumplimiento y el daño causado.
La cotización por contingencias profesionales se efectúa con sujeción a primas para las distintas
actividades. Esta cuantía puede ser objeto de variación también por aplicación de una sanción cuando
se trate de empresas que ofrezcan riesgos de accidentes de trabajo o enfermedades profesionales en
relación a la peligrosidad de su actividad y a la eficacia de los medios de prevención.
Se regula en el artículo 146 LGSS que indica “la cotización por las contingencias de accidentes de
trabajo y enfermedades profesionales se realizará mediante la aplicación de los tipos de cotización
establecidos para cada actividad económica, ocupación, o situación en la tarifa de primas establecida
legalmente. (...) para las empresas que ofrezcan riesgos de enfermedades profesionales, tipos adicionales a
la cotización de accidentes de trabajo, en relación a la peligrosidad de la industria o clase de trabajo y a la
eficacia de los medios de prevención empleados. La cuantía de los tipos de cotización a que se refieren
los apartados anteriores podrá
La responsabilidad en materia de prevención de riesgos 26 de 33
reducirse en el supuesto de empresas que se distingan por el empleo de medios eficaces de prevención.
Asimismo, dicha cuantía podrá aumentarse en el caso de empresas que incumplan sus obligaciones en
materia de seguridad y salud en el trabajo. La reducción y el aumento previstos en este apartado no
podrán exceder del 10 por ciento de los tipos de cotización, si bien el aumento podrá llegar hasta un 20
por ciento en caso de reiterado incumplimiento de las aludidas obligaciones”.
De esta forma, cuando las empresas incumplan sus obligaciones en materia de seguridad y salud
en el trabajo puede imponerse una sanción consistente en un recargo de las primas de accidente
de trabajo y enfermedad profesional que puede llegar hasta el 20 %.
No obstante, también existe la posibilidad de reducir tales primas en caso de empresas que se
distingan por el uso de medios eficaces de prevención, previsión que constituye una importante
motivación para alcanzar un elevado grado de cumplimiento de la normativa en prevención de riesgos
laborales. Ello se regula en el Real Decreto 231/2017, de 10 de marzo, por el que se fija el
establecimiento de un sistema de reducción de las cotizaciones por contingencias profesionales a las
empresas que hayan disminuido de manera considerable la siniestralidad laboral. En cualquier caso,
esta reducción no podrá exceder del 10 % de la cuantía de las primas.
Importante
Se suspende la aplicación del sistema de reducción previsto en el RD 231/2017, para las
cotizaciones que se generen durante el año 2019 y 2020, según establece la disposición
adicional 3 del Real Decreto-ley 28/2018, de 28 de diciembre y el Real Decreto-ley 18/2019, de
27 de diciembre, respectivamente.
Esta responsabilidad se regula en el artículo 244 LGSS que indica que “el incumplimiento por parte de
la empresa de la obligación de efectuar los reconocimientos médicos previos o periódicos la constituirá
en responsable directa de todas las prestaciones que puedan derivarse en tales casos, de enfermedad
profesional”.
5. Responsabilidad civil
La responsabilidad civil es de naturaleza privada por cuanto nace en el contexto de una relación
jurídica privada entre particulares sujeta a las normas del derecho común. Además, su alcance se limita
al resarcimiento de los daños o perjuicios causados sin pretender otros fines de carácter general, pues
su finalidad se limita a la compensación o resarcimiento de los daños o perjuicios causados.
La finalidad en este caso, a diferencia de la penal que es sancionadora y disuasoria, es compensar los
daños o perjuicios causados.
En cuanto a los sujetos responsables, puede serlo cualquier persona, esto es, aquella que, en
cumplimiento de sus obligaciones incurre en dolo, negligencia o morosidad, o aquella que por acción
u omisión cause daño a otra interviniendo culpa o negligencia, aunque no exista vínculo obligacional
alguno con la víctima.
Por tanto, pueden ser responsables civilmente todas aquellas personas que teniendo obligaciones
en materia de prevención, no las cumplan o las cumplan de forma incorrecta. En definitiva,
empresario, y también trabajadores designados para las actividades preventivas, los servicios de
prevención ajenos…. incluso, el trabajador.
• Una acción u omisión: la conducta de la empresa puede consistir tanto en una infracción de
las obligaciones preventivas contenidas en la LPRL, o bien en el no cumplimiento de la
obligación general de garantizar la seguridad y salud de las personas trabajadoras.
Por ejemplo, la STSJ País Vasco, de 22 de marzo de 2016, rec. núm. 392/2016, que enjuicia el
incumplimiento de la obligación empresarial consistente en no actuar frente a la situación de
acoso de la persona trabajadora que le lleva a una situación de incapacidad temporal por
ansiedad.
• La relación de causalidad entre el daño producido y la conducta lesiva: este nexo causal es
la clave de la responsabilidad civil. La imprudencia temeraria de la persona trabajadora puede
romper el nexo causal si dicha conducta supone por sí misma causa eficiente para producir el
resultado lesivo. De no ser así la imprudencia de la persona trabajadora, máxime la
profesional, no elimina la responsabilidad empresarial, pero puede quedar moderada por el
principio de concurrencia de culpas. De esta forma, la imprudencia de la persona
trabajadora juega como elemento atemperador de la responsabilidad empresarial, aplicando
la doctrina de la compensación de culpas.
Según la doctrina judicial, se puede observar que la exigencia de culpa ha sido flexibilizada,
pues ante el debate entre las exigencias de un principio de culpa y del principio de
responsabilidad objetiva ha llegado a configurar una responsabilidad cuasiobjetiva, pues,
aunque no ha abandonado la exigencia de culpa en el sujeto causante, ha ido reduciendo la
importancia de ese obrar en el nacimiento de esa responsabilidad mediante la aplicación de
la teoría del riesgo, o bien por el procedimiento de exigir la máxima diligencia y cuidado para
evitar los daños. La teoría del riesgo parte de la base de que la realización de determinadas
actividades generan niveles de riesgo que resultan imputables a la empresa como responsable
de las misma y destinataria de sus beneficios de forma que los daños o siniestros que se
produzcan, aún cuando se hubiesen adoptado las medidas preventivas ordinarias resultan
imputables a la organización empresarial, aunque esta interpretación deba aplicarse con
criterios restrictivos y limitarse a actividades con riesgos especiales.
Importante
La responsabilidad civil se configura como una responsabilidad privada, que tiene como fin la
compensación o resarcimiento de los daños y perjuicios causados, y que a diferencia de la penal
o la administrativa, exige que se produzca un daño y es asegurable. Además, el sujeto
responsable puede ser cualquier persona.
A diferencia de los otros tipos de responsabilidad, en este caso, la empresa puede concertar un seguro
para cubrir esta eventual responsabilidad.
a)La responsabilidad civil derivada de la penal: esta responsabilidad viene regulada en los artículos
109 y siguientes Código Penal.
Según el artículo 116 Código Penal toda persona criminalmente responsable de un delito lo es también
civilmente si del hecho se derivaren daños o perjuicios.
La ejecución de un hecho descrito por la ley como delito obliga a reparar los daños y perjuicios
causados. Esta responsabilidad afecta directa y solidariamente a las personas físicas y jurídicas
responsables penalmente, esto es, como consecuencia de tal responsabilidad, de tal forma que si no
existe responsabilidad penal el procedimiento penal que se haya seguido para dilucidarla no puede ni
debe sustituir el procedimiento oportuno para que se produzca la protección económica.
b) Responsabilidad civil contractual: son responsables civiles y deben indemnizar los daños y
perjuicios causados quienes, en cumplimiento de sus obligaciones, incurran en dolo, negligencia o
morosidad. Esta responsabilidad surge para responder frente a la transgresión de una obligación
previamente asumida, cuando existe una relación contractual entre las partes. Su regulación se halla
en el artículo 1101 Código Civil que indica que “quedan sujetos a la indemnización de los daños y
perjuicios causados los que, en el cumplimiento de sus obligaciones, incurrieren en dolo, negligencia o
morosidad, y los que de cualquier modo contravinieren el tenor de aquellas”.
c) Responsabilidad civil extracontractual: es la que se genera cuando se tiene que reparar el daño
causado a un tercero por culpa o negligencia. Cuando por acción u omisión se causa daño a otro,
interviniendo culpa o negligencia, existe responsabilidad civil estando obligado a reparar el daño
causado. Esta responsabilidad está recogida en el artículo 1902 Código Civil que expone que “el que
por acción u omisión cause daño a otro interviniendo culpa o negligencia, está obligado a reparar el
daño causado”.
Así se ha considerado que una empresa incurre en culpa extracontractual cuando no adopta medidas
de prevención y protección de la salud de una persona trabajadora expuesta al amianto, sin que
tampoco se le apartara de su puesto de trabajo a pesar de que los reconocimientos médicos se le
detectaran alteraciones pulmonares. Se considera que existe una relación de causa-efecto entre la
grave enfermedad y posterior fallecimiento de la persona trabajadora y la falta de precaución por parte
de la empresa (STS, sala de lo civil, de 8 de febrero de 2007, rec. núm. 762/2000)
La indemnización civil dependerá del daño y los perjuicios causados a la persona trabajadora,
incluyendo tanto los corporales, como los morales.
Según el artículo 1106 Código Civil la indemnización comprende no sólo el valor de la pérdida que se
haya sufrido, esto es, el daño emergente, sino también la ganancia dejada de obtener, esto es, el lucro
cesante.
En este sentido, el Tribunal Supremo suele acudir a la utilización del baremo empleado en el ámbito
de la responsabilidad civil derivada de circulación de vehículos a motor en el ámbito de los accidentes
de trabajo, pero con un carácter meramente orientativo.