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FA er a exegeta Expositor del pensamiento y la experiencia de los apostélicos. Epoca VII, aio 3, No.1 El Exégeta es una publicacidn se- mestral de la Iglesia Apostélica de la Fe en CristoJestis, destinada ala formacin, integracion y superacion del ministerio y liderazgo apostélico. Directorio Fundador Maclovio Gaxiola Lopez Director Nicolés Herrera Rios Administrador José Lino Lépez Camacho Asesor Domingo Torres Alvarado Disefio Tipografico Rossy Alvarado Delgado Disefio de portada Julio C. Garcia Blanco Se aclara que el contenido de cada articulo es responsabilidad de su autor y no necesariamente reflejan la postura oficial de IAFCJ. Todo material para su publicacin debe enviarse al Director al domicilio que aparece en seguida. Lare- vista puede solicitarse al administra- dor de la misma, a cambio de un dona- tivo de recuperacién de NS 10.00 por ejemplar, a la direccién siguiente: Av. 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El Espfritu Santo ena Encarnacion......... de sumo interés — ye austed un ema para los apostolicos. : Esle interés se debe aque ‘trata un asunto que es medular de nuestra fe Las doctrinds que nos hacen diferentes de otros evangeélicos, te tema no se habia tratado” ampliamente en un organo de tanta difusi6n como EL a geta; pero Bracias a que abril de 1992 la Secretaria de Educacion Cristiana de la Igle- sia convoce a Un Simposio : bre Doctrina Apostélica Monterrey, N-L., se elabor: ron estos artcutes que fueron” presentados como ponencias por doce ministros que se han preocupado por ensefar sobre el tema. Agradecemos, por lo tanto a esta Secretaria, que nos haya facilitado algunas de estas po- nencias para su publicacién. De esta manera pretendemos dar continuacién al propésito que originé el Simposio de Doctrina Apostélica, y que es estimular la reflexi6n y estudio sobre la Doc- trina Apostélica, a fin de que és- ta vaya tomando un mejor lugar en el mundo teologico. Lugar que por ahora muy pocos le re- conocen, no tanto por su falta de consistencia, sino mas bien porque no se ha escrito y docu- mentado en forma sistematica; lo que la hace un tanto descono- cida. De nuevo estamos tratan- do de que el contenido de nues- tra revista sea congruente con su nombre, y asi continuaremos, Dios mediante por el resto de esta administracion. Deseamos que se aprecie el esfuerzo de quienes es- criben no sélo leyendo con inte- rés sus articulos, sino utilizindo- los en estudios de Pastores, gru- pos discipulares y demas. Rev. Nicolas Herrera R. Director lent ¢ Le Dinmica est o Jestis como segunda persona de la divinidad. Mirad que nadie os engafie por medio de filo: y huecas sutilezas, segtin las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no segiin Cristo. Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad, y vosotros estdis completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad (Col. 2:8-10). 2 EL EXEGETA D« los tiempos muy tem- pranos del cristianismo existe una polémica teologica en la que se discute si en Jesds esta- ba la plenitud de la divinidad, 0 Je- sts es parte de la divinidad. Esas diferencias que en el pasado cau- saron mucha discusi6n en la igle- sia, continéan hoy dia, s6lo que sin el apasionamiento de aque- llos tiempos, cuando se Ilegé al extremo de que unos cristianos Perseguian a otros por esas dife- rencias de tipo doctrinal. Para nuestro estudio he- mos creido conveniente tomar como base las declaraciones que sobre este tema hizo el apostol San Pablo en la carta a los colo- senses: “Por tanto, de la mane- ra que habéis recibido al Senor Jesucristo, andad en él: Arraiga- dos y sobreedificados en 61, y confirmados en la fe, asi como habéis sido ensefados, abundando en acciones de gracias. Mirad que nadie os engafie por medio de filosofias y huecas sutilezas, se- gun las tradiciones de los hom- bres, conforme a los rudimentos del mundo y no segan Cristo. Porque en él habita corporal- mente toda la plenitud de la Dei- dad, y vosotros est4is completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad” (Col. 2: 6,10). 4 ieee I Nie | En la epistola a los colosen- ses, Pablo trataba de corregir las doctrinas falsas introducidas en esa iglesia por los judaizan- tes, por una parte; por otra parte, los gnésticos deseaban que las filosofias griegas formaran parte de la fe de estos creyentes; pe- ro también Pablo estaba interesa- do en corregir las doctrinas que producian contienda entre unos y otros. Pareciera que en esta igle- sia se habia caido en una combi- nacién de religiones griegas, ju- dias y orientales, Habia una es- pecie de culto del alto pensamien- to griego que exigia la adoraci6n de Angeles, pues se les conside- raba intermediarios entre Dios y los hombres (2:10). También en esta iglesia algunos insistian en el cumplimiento de ciertos re- quisitos judaicos, Ilegando casi hasta el extremo del ascetismo; y todo eso lo presentaban como parte del evangelio de Cristo. Contra toda esa acumula- cién de elementos doctrinales no- civos, que bien se pudieran cata- logar como heréticos, en la epistola a los colosenses San Pablo se es- fuerza por ensefar a los fieles la sana doctrina, y en ésta da los criterios. suficientes para que puedan diferenciar entre lo correc- to e incorrecto. De una manera terminante el apéstol afirma que PLENITUD DE LA DIVINIDAD EN JESUS gracias a que en Cristo’ habita Ja plenitud de la divinidad, ellos estan completos, ya que él es la ca- peza de todo principado y potes- tad. Con todo lo anterior, Pablo es- taba diciendo que Jesucristo es Dios encarnado y que en él estan todos los atributos de la Deidad, pues la divinidad habitaba corpo- ralmente en Cristo en forma real. a personalidad de Cristo. emos de tener en cuenta pe muchos creyentes en todo tiempo han caido en erro- res sobre la manera en que conci- ben la personalidad de Dios; la principal raz6n de esto es por no fijarse bien en lo que las Escrituras hablan de él. Comprendemos que siempre habra una parte de ese mis- terio que s6lo Dios conoce, y que el mismo Cristo ya loxdijo: “To- das las cosas me fueron entrega- das por mi Padre; y nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera tevelar” (Le. 10:22). De cualquier manera, la anterior declaracién no Nos exime de tratar de explicar to- do aquello que ya ha sido revelado en la palabra de Dios y que bien Podria resumirse de la siguiente forma: En Dios hay tres grandes Manifestaciones principales: Pa- dre, Hijo y Espiritu Santo, pero es- tas tres manifestaciones no son tres partes de Dios, Es un s6lo ser manifestado de tres maneras principales. Cristo es el Senor y el Dios nuestro. Muchos han subrayado su divinidad a expensas de su humanidad dandole a esta Gltima un segundo lugar en la divini- dad, esto es un error. Es necesa- rio, ademas, evitar a toda costa la idea de que Jestis es una parte de Dios y tratar de separar al hombre de Dios; sobre lo anterior, San Pablo escribid: “...porque en él (en Je- sts) habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad” (Col. 2:9, Rom. 9:5 y 1 Jn. 5:20). En otras pa- labras, en Jests habité todo Dios. II. Declaraciones de Jestis mismo. Ni entre otras muchas, las siguientes declaraciones de Jesus: “Antes que Abraham fuese, yo soy” (Juan 8:58). “Yo y el Padre uno somos” (Quan 10:30). “El que me ha visto a mi ha visto al Padre” (Juan 14:9), Los judios al oir decir a Je- sts que él era antes que Abraham, 5 EL EXEGETA entendieron que decia haber sido contemporaneo de Abraham, y por esa razon le respondieron: “Aan no tienes cincuenta afos, éY has visto a Abraham? A ésto replicé Jess con una de sus so- lemnes declaraciones: “De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, Yo Soy”. AquiJesus expresa su propia eternidad como Dios. En esta afirmacién nota- mos dos cosas muy importan- tes: Primero, el cambio del verbo, cuando habla de Abraham, se ha- bla en tiempo pasado, por lo que habia de esperarse que Jesus di- jera: Antes de que Abraham llega- se a ser, Yo era; pero Jesis no di- ce asi, sino que hablando en pre- sente dice: “Yo Soy” lo que esta- blece un claro paralelismo con Exo- do 3:14 por el tiempo del verbo y la referencia implicita al “Yo Soy”. En segundo lugar, los ju- dios no pudieron pasar desa- percibidamente lo que escuchaban y le acusaron de blasfemia, por hacerse igual a Dios (Juan 5:18; 10:33; 19:7). Lo que los judios no entendieron es que Jests no se hizo pasar como igual a Dios, Je- sis era Dios mismo ante la pre- sencia de ellos, hecho carne. En cuanto a la segunda afirmacion (Yo y el Padre uno so- Mos), nétese que Jestis no le da el primer lugar al Padre como si exis- 6 tiera como persona. Si hubiera otra persona en la divinidad, primero que Jess, 61 nunca ha- bria cometido el error de decir “YO” en primer lugar; hubiera mencionado en este caso primero al “Padre”; pero como él sabia perfectamente que él es Dios y fuera de é| no hay otro, no du- d6 en poner en primer lugar el “Yo”. Creemos verdaderamente que si Jesus hubiera sabido que el Padre era otra persona, él hubie- ta dicho: “El Padre y Yo...”; pero no fue asi. Jests habja dicho en el tem- plo a los judios estando presentes los apostoles: “Si a mi me conocié- seis también a mi Padre cono- ceriais” (Jn. 8:19). Al oir Felipe es- ta misma frase de Jestis en su des- pedida (Jn. 14:7,11), siente curio- sidad por saber mas acerca del Padre y obtener un conocimiento mas amplio acerca de é1. Le dijo a Jestis: “Seftor, muéstranos al Pa- dre, y nos basta" (V. 8). Como di- ciendo: "Eso es lo que deseamos to- dos nosotros, y con eso nos es su- ficiente". Algunos dicen que qui- za lo que esperaba Felipe era que Jestis le mostrara una teofania 9 un rayo de luz con el que ellos pudieran asombrarse y Ilenarse de gozo, y darle la gloria al Padre y satisfacerse a si por un momento; pero la respuesta de Jests lo sor- prendié: ";Tanto tiempo hace que —e—-t—t—~——~S PLENITUD DE LA DIVINIDAD EN JESUS estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mi, ha visto al Padre; yCémo pues, dices td muéstranos al Padre?" (V.9). Hay una verdad que esté muy clara: Jesus se preo- cup6 porque la gente viera en él las maravillas de Dios, y que a tra- vés de ese ministerio ellos experi- mentaran la misma presencia de Dios, es decir, que se convencie- ran que ¢l mismo era Dios. Cristo en repetidas ocasiones les dijo: "No me vean a mi, las cosas que yo hago, no las hago de mi mis- mo". Jesus deseaba que la gente y sus discipulos no pusieran los ojos en su figura, lo que él desea- ba era que vieran en él la mis- ma presencia de Dios. Algunos se aferraron a ver en Jesus a su gran libertador po- litico; otros lo vieron como un 8ran maestro; otros como un profeta; otros como otro Dios, © como un segundo cerebro de Dios, o la segunda persona de Dios, como también hicieron ima- genes de su persona fisica para adorarle. Con todo esto podemos dar dos razones por las cuales debemos entender que Jests y el Padre son uno (Juan 10:30), al grado de que Jess podia de- cir: “YO SOY” en el Padre, y el Pa- dre en mi Quan 14:10). La primera Taz6n la encontramos en las mis- Mas palabras de Jesds (Juan 14: 9-10) . El decia que las palabras que él les hablaba no eran suyas, sino del Padre que le envié (Juan 12:49, 50). La segunda ra- z6n, es por las obras que Jestis hacia, é1 les decia: Estas obras fueron efectuadas por el Padre que mora en mi (Juan 14:10). Es asi como las obras de Jess y sus palabras nos ayudan a creer y ver en Cristo al Gnico Dios. il. JEs Jesus plenamente Dios o la segunda persona de la trinidad? E | titulo “Hijo” se aplica a Jests como “ de Dios”. El hecho de que la Iglesia Apos- télica de la Fe en Cristo Jestis re- chace la idea de una deidad tri- personal, no es que vea en Jestis un mero hombre. Es evidente que Jests se presenta en su minis- terio como el “Hijo de Dios”, con- forme al plan de salvacién de Dios para la humanidad. En las Escrituras se habla de él como el Hi- jo de Dios, desde un punto de vis- ta anterior a la encarnacién, como lo expresan San Juan y San Pa- blo Juan 1:14 y 18; Gal. 4:4). A Je- sus se le lama el unigénito Hijo de Dios 0 del Padre (Juan 3:16 y 18; 1 Juan 4:9); los pasajes ante- riores se pueden comparar con 2 Samuel 7:14 y Salmos 2:7. EL EXEGETA La Iglesia Apostdlica de la Fe en Cristo Jess afirma que Je- sus es Dios, basandose en el con- texto de pasajes biblicos en los que resulta evidente que el nom- bre es indicative de la deidad de Cristo (Jn. 5:18, 35; Heb. 1:1, 14; Jn. 3:18). Es tanto que Jesas ensefaba a sus discfpulos a ha- blar de Dios y a dirigirse a 61 co- mo “Padre Nuestro”, El mismo habla de éI sencillamente como Pa- dre, por lo tanto, demuestra que él era el mismo Padre (Mt. 11: 27). “Todas las cosas me fueron en- tregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Pa-dre, ni al Padre le conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar”. Con estas pa- labras Jestis demuestra tener un conocimiento Gnico de Dios, un conocimiento tal que nadie mas Puede tener. Los judios cierta- mente entendieron que Jesés declaraba que él era el Hijo de Dios, en un sentido metafisico, Por eso consideraron que era una blasfemia la manera en que se referia a si mismo como Hijo de Dios. La Iglesia Apostélica de la Fe en Cristo Jestis exalta a Jesu- cristo porque con sus palabras vemos al mismo Dios y en su plan de salvacién lo comprende- mos como Hijo de Dios; pero 8 no como segunda persona de la deidad. TS IV. Jesucristo en el sentido mesidnico, _ E n algunos pasajes biblicos el significado de este titu- lo est combinado con el que aca- bamos de mencionar: Hijo de Dios. Los siguientes pasajes dan el nombre Hijo de Dios a Cristo como mediador (Mt. 8:29; 26: 63; 27:40; Jn. 1:49; 11:27). Esta calidad de Mesias y de Hijo de Dios que hay en Cristo, se iden- tifica por consiguiente con su Posicién original, que es la de Dios mismo. Unicamente en el plan de redenci6n para el hom- bre, él es Hijo de Dios; ademas de que en su calidad de Mesias Tefleja su posicién de Sefor. Con toda esta reflexién podemos afir- mar que Jests en su calidad de Mesias-Hijo, es Dios mismo. Por eso se le llama Sefor y Dios (1 Co. 8:6; Ef. 45,6). V. Argumento trinitario. egan L. Berkhof, el modo en S que la Biblia habla del Pa- dre y del Hijo, uno al lado del Otro, implica que el uno es tan per- rt PLENITUD DE LA DIVINIDAD EN JESUS sonal como el otro. El uso de los ad- jetivos “unigénito” y “primogé- nito”, implica que la relacion en- tre el Padre y el Hijo aunque ani- ca, se recalca el hecho de la eter- na generacién del Hijo, signifi- cando que él ya era antes de toda creaci6n. Arguye el mismo escritor, que el uso distintivo del logos en la Biblia, indica la fntima rela- cion que guarda con el Padre ya Jess lo identifica con el Hijo de Dios. La descripcién del Hi- jo como imagen de Dios, lo des- taca como ser personal. Si el Hi- jo de Dios es la imagen de Dios, entonces Jesais también debe ser persona. VI. Contraposicién alos argumen- tos trinitarios anteriores. R especto al primer argumento podemos decir que en las expresiones que sugieren que Je- sis esta de un lado del Padre, son expresiones simbélicas. Hay quienes apelan a Apocalipsis 5:6-7 para afirmar que Juan vio ademas del “Cordero, al que esta- ba sentado en el trono”. Quienes argumentan asi no se percatan de que Juan esta expresando en simbolos las realidades, y las ex- presa por medio de metdforas, pues ni Jesdses un “Cordero”, n el Padre tiene “mano derecha” (Ap. 5:1) ni izquierda, puesto que es Es- piritu infinito, no tiene miembros corporales. En cuanto al segundo ar- gumento en el que se mencionan los adjetivos “unigénito” y “pri- mogénito”, se debe entender que éstas son designaciones biblicas para el Hijo de Dios como Hombre; Jests es el Sefior de Sefores, Rey de Reyes y Duefto de todo lo crea- do, como dijera el apéstol To- mas: “Mi Seftor y Dios”. La Doc- trina de la Trinidad concluye diciendo en este argumento de los adjetivos, lo siguiente: “Sen- cillamente que Jesis ya era en- tonces antes de toda creaci6n”. La Iglesia Apostélica de la Fe en Cristo Jestis dice: Cristo es el Dios (Jehova) creador de todas las cosas y Dios nuestro de cada dia; amén (Gn. 2:4). El tercer argumento del uso distintivo del Jogos para ubicar a Jestis como segunda persona de la trinidad, ignora que en el Anti- guo Testamento la voz de Dios que escucharon los patriarcas y los profetas era simplemente la pala- bra. Luego el apéstol Juan al escri- bir suevangelio, dice: “Enel princi- pio era el verbo”, o sea la Palabra 9 EL EXEGETA (La voz que escucharon los pa- triarcas y profetas), y esa Pala- bra 0 voz era con Dios. Pero qué interesante, el mismo Juan dice: “Y aquel Verbo” o Palabra, fue hecho carne, por lo tanto, no hay segunda persona de la divini- dad, sino el supremo y eterno Je- hova-Jesucristo, el mismo Dios de ayer, de hoy y de todos los si- glos de los siglos. El cuarto argumento citado, acerca de que Jess es la segun- da persona de la trinidad, basado en que la Biblia dice, que él es la misma imagen de Dios. Ese argu- mento podemos rebatirlo con lo siguiente: Al decir que Cristo es la imagen de Dios en todas sus per- fecciones, estamos creyendo que a Dios sélo se le puede ver a tra- vés de la persona de Jesds y el tes- timonio de é1, que nos quedé como herencia a través de cada una de las paginas del Nuevo Tes- tamento. En otras palabras, Dios se hace visible, Gnicamente en Je- sus (Jn. 14:9; 2 Co. 4:6; 1 Ti. 6:16). En seguida queremos dar un ejemplo: Cuando algunas citas bi- blicas nos dicen que Jestis es la misma imagen de Dios, podemos responder que de la misma ma- nera en que los rayos de luz que proceden del sol, y que nos dan su imagen son ondas de ener- gfa que irradian la misma sustan- cia del astro, que asi como al sol 10 no se le puede mirar de frente s6- lo cuando sale por las mafanas 0 cuando se pone, al final del atar- decer; asi como el sol es el mis- mo, también Dios es el mismo y no se divide. Asi también toda la plenitud de Dios la vemos en Cristo. No hay nada en Dios que no esté en Cristo (Ap. 22:5). En otras palabras, Dios es totalmente “Cristiforme”. As{ que quien quie- ra ver a Dios, no tiene mas que creer y mirar a Cristo. Conclusién. S abemos que en el ambito teolégico se estudia a Dios en tres partes, a lo que comin- mente se le denomina Doctrina de la Trinidad, y se coloca a Cristo, Hijo de Dios, como la segunda persona de la divinidad. La Igle- sia Apostélica de la Fe en Cristo Jesas, ha conecido a Cristo de tal forma que en él vemos la misma presencia del. Padre, Hijo y Espiritu Santo en.un mismo ser, no-en tres, nia Cristo como se- gunda persona. Lo que la Iglesia Apostélica de la Fe en Cristo Je- sds no acepta es el darle aspec- to divino a lo que podria consi- derarse una especulacién filos6fi- ca que lejos de tener una verda- dera fundamentaci6n biblica lo nico que tiene es contexto histé- rico y suposiciones pluralitarias PLENITUD DE LA DIVINIDAD EN JESUS de Dios en textos biblicos mal in- terpretados, que siendo sinceros con nosotros mismos s6lo nos es- tan hablando de Dios y sélo Dios. Es un hecho que cada una de las paginas de la Biblia son Cristo- céntricas y el que ha entendido esta verdad ha conocido al Padre en su Hijo Jesucristo y se ha Ile- nado de su presencia en Espiritu y verdad. Porque en Cristo “ha- bita toda la divinidad”. BIBLIOGRAFIA BERKHOF, L. Teologia Sistemética. Séptima Edicion Espanola. EUA. Michigan. T.E.L.L. 1987. CLARKE, ADAM. Comentario de la Santa Biblia Tomo Ill. Tercera Edicién Casa Nazarena de publi- caciones. E.U.A. 1980. HALLEY, HENRY H. Compendio Manual de la Biblia. Editorial Portavoz. 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Desde los mismos origenes del cristianismo se da to- da una efervescencia de pensa- miento en torno a tan apasionan- te tema desembocando en las grandes controversias cristolé- gicas de los siglos segundo y ter- cero, las cuales nunca lIlegaron a unificar criterios sobre el tema de los cristianos de esos siglos. Venida la relacién Iglesia- Estado en el gobierno constanti- niano, éste requeria de un cristia- nismo monolitico ante las amena- zas cismaticas constantes que re- presentaban las diferencias cris- tolégicas al interior de la cris- tiandad. Se hizo necesario en- tonces ponerles fin por razones politicas. Para ésto se convocé al concilio de Nicea, cuyas con- clusiones trinitarias se impusie- ron obligatoriamente, so pena de excomunién y destierro para los disidentes. La fuerza de la ley, prime- ro, y posteriormente la tradicién teolégica conformaron al pensa- miento cristiano a una concepcién cristolégica oficial, mantenién- dolo estatico por muchos siglos. Afortunadamente el siglo XX ha 14 visto un despertar en el citado te- ma a través de las iglesias que se conocen como “iglesias del nom- bre de Jesucristo”. Estas tienen la osadia de cuestionar la doctri- na trinitaria y el mérito de redes- cubrir la concepcién cristolégi- ca apostdélica, la cual ve a Jestis no como la segunda persona de la trinidad, sino como Dios Mani- festado en carne. Para eso se apo- yan firmemente en la expresién paulina que afirma, que en Jests habita corporalmente toda la ple- nitud de la deidad. Al justificar la antedi- cha tesis doctrinal, deseo contri- buir con este humilde trabajo partiendo del analisis lingitisti- co-exegético de la carta del apés- tol Pablo a los Filipenses capi- tulo dos, versiculos cinco al on- ce. Para el efecto escogeremos aquellas palabras que considere- mos claves para la fundamenta- cién de la tesis sustentada para desarrollarlas exegéticamente. Exégesis: En el versiculo 5 hay una exhortacién a tener el sentir 0 pensar de Cristo. Esto equivale a estar mentalizados con el pensamiento de Jesis, a tener el nterés de él por servir a los demas desde la posicién hu- milde en que él se ubicé. Por lo an- tes dicho, el pasaje esta enmar- cado en los deberes cristianos, y : JESUS COMO PLENITUD DE LA DIVINIDAD para ensefarlos a seguir el mode- Jo de Cristo en el servicio, a con- tinuaci6n presenta a Jesucristo co- mo el Dios Gnico quien desde esa posicion se autohumilla para ser- vir a la humanidad caida, pro- porcionandole medios para su restauracion. Retomando el pasaje en cita, diremos que cabe desta- car que, aunque aparentemente la rev el relato la referencia dual a Dios y Cristo, del anilisis conclui- mos que no es asi, pues todas las referencias son a uno solo: Je- sucristo. én sesenta sugiere en En el versiculo 6 se dice que Jests “ Dios, no estimé el ser igual a Dios como cosa a que aferrarsé”, La pa- Jabra “forma” en griego es morfe, que significa naturaleza o esen- cia; por lo que se puede traducir siendo en forma de legitimamente como, Jesus es esencialmente Dios. Concluyen- temente se habla sélo de Jests en diferentes acciones. I. La accion de auto-despojarse. L mo"; y tiene raz6n porque los vo- cablos ekenosen (se despojd) y a misma revisién sesenta dice: "Se despoj6 a si mis- el pronombre reflexivo eauton (a si mismo) lo confirman. Esta acci6n del Sefior en la que se auto- despoja se puede entender en las expresiones “tomando forma de siervo...”. Se hizo a si mismo se- mejante alos hombres. Y fue halla- do en forma de hombre; aqui “forma” es: sjema, esta palabra se refiere a la parte externa vis ble, a su humanidad a diferencia de morfe, que ya explicamos; es ahi que es hallado en condicién de hombre. Aqui Cristo no se des- hace de su divinidad; de ser lo que era esencial y eter- namente. Pero ahora, ademas de ser divino, se hace humano; es decir, la forma de Dios se hace a la vez forma de siervo. Este des- pojarse es la acci Dios, sin dejar de ser Dios, entra en relacién de iguales con los seres humanos caidos para le- vantarlos. no dejé nen la que El autodespojarse sugiere una accién de 6] mismo; no hay otro ser que lo despoje, por lo que es él en su unicidad quien esta actuando. II. La acci6n de auto-humillarse. | a versién sesenta dice: “he- cho semejante a los hom- bres”. Esto no parece acentuar la 15 EL EXEGETA accién de si mismo, pero en el idioma original encontramos que se usa el verbo ginomai que significa “ser” el cual se encuen- tra en participio, voz media equi- valente a “se hizo a si mismo”. A esto hay que agregar el adjeti- vo omoiws que significa “de la misma manera,oa si mismo”, conel sustantivo antropos, que es igual a hombre. En conclusién el pasa- je dice: El se hizo a si mismo hom- bre. No hay pues accién de una segunda persona, sino la dnicasuya. III. La accion de auto-humillarse, L a Reina-Valera revision se- nta traduce con propiedad: “se humillé a si mismo" (v. 8a.), porque en el griego se usa el ver- bo tapeino el cual se encuentra en la tercera persona del singu- lar, aoristo, uno, en modo indicati- vo y voz activa, seguido del pro- nombre reflexivo eauton (a si mis- mo), por lo que con propiedad Puede traducirse como se auto- humilld. IV. La accion de auto-obedecer. a versién Reina-Valera tradu- ce: “haciéndose obediente hasta la muerte.” lo cual no enfati- Za la accién del sujeto sobre si 16 mismo; pero en el griego se usa el verbo ginomai, que significa “ser”, “llegar a ser”, en participio voz media, lo cual significa que la accién (obediencia) del suje- to (Jess) recae sobre si mismo. Esto significa que é1 mismo traz6 el plan redentivo y él mismo lo ejecut6 auto-obedeciéndose. V. La acci6n de auto-exaltacion. L a revisi6n Reina-Valera tra- duce incorrectamente: “Dios también le exalts” faltando no sé- lo a la fidelidad de la traduc- cién, sino también a la légica del contexto estructural. Respecto a la traduccién se usa el sustanti- vo Dios seguido del pronombre personal intensivo eauton y el ver- bo upsoo, lo cual puede tradu- cirse literalmente como “Dios mismo se exalté”; tomando en cuenta la regla que establece que, cuando el sustantivo precede al pronombre personal intensi- vo, éste se traduce como “mis- mo”. En conclusién es el mismo Jests-Dios quien se auto-exalta. VI. La accién de auto-otorgarse nombre. | a revision reina-valera tradu- ce impropiamente: “Dios... = Je dio un nombre que es sobre todo nombre..”. El original usa el verbo jarisomai, “dar” en terce- ra persona singular aoristo uno modo indicativo, voz media, lo cual se traduce como: Se dio a él mismo... Ademas la versién en cita traduce “un nombre” cuando el original usa el articulo fo no- minativo singular neutro, que equivale a él. Asi que ni se le dio... ni es un nombre, sino Se auto-otorgé el nombre. Ese nom- bre que es sobre todo nombre, anunciado por parte de él mismo a Maria (Luc. 1:31). El v. 11 enfatiza el hecho de que “toda lengua debe confesar que Jesucristo es el Sefor”; la palabra que se traduce “confesar”, en su constitucién constasde tres Partes: Ec omo y logesestai. La Primera es la preposicién ec, que Significa de adentro hacia afue- ta; luego omos, que es mismo; y finalmente logeo, que es hablar, explicar. Uniendo las partes tra- JESUS COMO PLENITUD DE LA DIVINIDAD duciriamos: Explicarrazonadamen- te; explicar con razonamiento que sale de adentro. Lo anterior se hace con conviccién por la alu- sion a “mismo” que explica (por el hecho de que el verbo esta en voz media) que este nombre seho- rea. La traduccién que tene- mos: “Para la gloria de Dios Pa- dre”, la preposicién que se tradu- ce “para” en griego es eis, la cual con acusativo se traduce: Hacia, adentro, hasta adentro; indican- do direccién y alcance; también se traduce “para”; pero aqui por el contexto en que ésta, bien pue- de ser: Jesucristo es Seftor hasta adentro de la gloria de Dios Pa- dre. Ante la evidencia escritu- ral que hemos citado, concluimos que la concepcién cristolégi- ca paulina en el pasaje biblico analizado es que Jesucristo es el Dios dnico manifestado en for- ma humana. 17 El Eso en reac a fica. SR ge El Espiritu Santo, que es Dios, tomé forma humana trayendo consigo su santidad ya si santificé a todo el que cree en a y locon| de ia encarnacion del Espiritu Santo, es ensefiarle que Jesucristo, es el verdadero Dios y la vida eterna. Jesucristo, no es parte de un algo, nies una persona aparte de otra (Padre o Espiritu Santo), Por Eleazar Reyes es Dios mismo. 18 EL EXEGETA II! P rincipiaremos este articu- lo definiendo el concepto de encarnaci6n: La primer definicién de encarnacién podria ser la si- guiente: “Acto misterioso de ha- ber tomado carne humana, el Verbo Divino”!, Ademas de la anterior, podriamos expresarla de esta otra forma: “La encarnaci6n, es la ma- nifestacién de Dios entre los hombres, el Espiritu Santo (causa de todo lo creado) tomando forma humana y naciendo mila- grosamente de un vientre virgi- nal, para manifestar su gloria a los hombres, sobre todo para Ile- var a cabo el supremo propésito de pagar las culpas del hombre volviéndolo a la comunién origi- nal con su creador”. Desde la caida del hombre en el pecado, se anuncié el plan de redencién de Dios por medio de la encarnacién. Este era el tnico recurso posible para volver al hombre a su estado de gracia original. La doctrina suprema del cristianismo es la encarnacién: Dios humanado, el Emmanuel pro- metido hecho realidad. Nosotros aceptamos el punto doctrinal de la Iglesia Apostélica denomi- nado “Jesucristo”, como una des- cripcién centrada y funda- mentada biblicamente, para defi- nir nuestra fe en un s6lo Dios verdadero, cuyo nombre es Jesu- cristo, quien ha querido manifes- 20 OO ee tarse a través de las edades y pa- ra nuestro conocimiento, como Pa- dre, como Hijo y como Espiritu Santo, sin dejar de ser él mismo ayer, hoy y por los siglos. El mis- mo Dios que existe desde antes que nada existiese, es el mismo Dios del Antiguo Testamento y del Nuevo Testamento. L Elenunciado del punto doctri- __nal, Jesucristo: “C reemos que Jesucristo na- cié milagrosamente del vientre de la Virgen Maria por obra del Espiritu Santo y que al mis- mo tiempo es el Gnico y verdade- ro Dios (Ro. 9:5; 1 Jn. 5:20). El mis- mo Dios del Antiguo Testamento tom6 forma humana (Is. 60:1-3). “Y aquel Verbo fue hecho carne y habit6 entre nosotros...” (Jn. 1: 14). “Y sin contradiccién, grande es el misterio de la piedad: Dios ha sido manifestado en carne, ha sido justificado en el Espiritu; ha sido visto de los angeles; ha sido predicado a los gentiles; ha sido creido en el mundo; ha sido reci- bido en gloria” (1 Tim. 3:16)... “Creemos que en Jesucristo se mezclaron en una forma per- fecta e incomprensible los atribu- tos divinos y la naturaleza huma- — x parte de Maria, en cuyo i a forma de hombre, era humano; por parte del Espiri- tu Santo, que fue el que lo engendré en Marfa, era Divino; por eso se le llama Hijo de Dios e Hijo del Hom- bre. Por lo tanto, creemos que Je- sucristo es Dios “Y que en él ha- bita toda la plenitud de la Divini- dad corporalmente” (Col. 2:9), y que Ja Biblia da a conocer todos los atributos: es Padre Eterno, a la vez que es un nifio que nos ha nacido (Is. 9:6). Es creador de todo (Is. 45: 18; Col. 1:16-17). Es omnipresente (Deut. 4:39; Jn. 3:13). Hace mara- villas como Dios Todopoderoso (Sal. 86:10; Le. 5:24-26). Tiene po- testad sobre el mar (Sal. 107:29- 30; Mr. 4:37-39). Es el mismo siempre (Sal. 102:27; He. 13:8)” *. Mientras muchos se debaten en la incertidumbre sobre la ‘Divi- nidad de Jess, 0 como Barth lo presenta: “ ;Pueden lo condicio- nado y lo incondicionado estar unidos en una persona?”*. Noso- tros afirmamos que lo divino se hizo carne y habito entre los hombres, que nacié milagrosa- mente por obra del Espiritu Santo, esto de que nacié milagrosa- mente, {qué significa? Significa sencillamente que fue producto sé- lo de la voluntad del Espiritu Santo, (sin intervencién de varén) que “se engendré” en Maria y to- EL ESPIRITU EN RELACION A LA ENCARNACION m6 asi un velo humano, con el cual se dio a conocer a los hombres. Dios en su absoluto poder, podria haberse manifestado a los hombres sin ese velo de carne, sin necesidad de pasar por el pro- .ceso del nacimiento; sin embar- go, no lo hizo asi, sino que naci6, lo cual lo hace verdadero hombre; pero por ser engendrado del Espi- ritu Santo, lo hace verdadero Dios. Dios mismo bajandose a la condi- cién de hombre, vivid entre la baje- za humana, entre el odio, entre la degradacién y todo ello, sin conta- minarse. Un Dios que pudo valo- rar el dolor humano, pues lo ex- periment en carne propia, sufrien- do como hombre. Jesucristo se su- jets a todas las condiciones de una vida humana y de un cuerpo humano, pues se sujeté a vivir co- mo tal. IL. La palabra (el logos). D ios es Espiritu (Jn. 4:24), por lo tanto, es invisible y s6lo conocido por si mismo. En Juan 1:18 se asevera: “A Dios na- die le vio jamas”, pues, ver a Dios significa tener una intuicién in- mediata de su esencia, de sus per- fecciones; y es lo que jamaés ha sido dado a ningin hombre sobre la tierra. Adan ofa su voz en el 21 EL EXEGETA huerto y conversaba con él, pero no lo vio. Moisés y el pueblo oye- ron su voz en el fuego y en la nu- be; pero no lo vieron. Los patriar- cas y los profetas conversaron con él, pero tampoco lo vieron. Hasta antes de la encarnacién de Dios, se habia venido teniendo una idea muy abstracta de él, Creian conocerlo, sin conocerlo, cada propio concepto y aun entre el mis- mo pueblo de Israel, no habia un concepto uniforme de pensamien- to acerca de él, pues unos lo con- cebjan de una forma y otros de otra. También en la idea que te- nian del Mesias, habia divergen- cia. Unos esperaban un Mesias justiciero que los acaudillaria con- tra Roma, mientras otros espera- ban a un profeta poderoso; de tal modo que s6lo observamos con- ceptos, y muchos de ellos muy errados. No fue claro sino has que esa Palabra se encarné y nos trajo una idea precisa y unica de Dios. cual tenia su ‘a Juan el evangelista nos tras- lada mas alla del momento de la encarnacién, a diferencia de los otros evangelistas, que tomancomo punto de partida, la venida de Je- sucristo; Juan nos Ileva mas alld del tiempo y nos habla de aquel Espiritu que luego se movid sobre la faz de las aguas (Gn. 1), y que es la fuente de toda la creacién o di- 22 riamos también, que es la causa de todo lo creado. La palabra que se escuché repetidamente (ocho ve- ces) “Y dijo Dios”; todos esos “Y dijo Dios”, los reune Juan, como en una tnica Palabra viviente, dotada de la mas absoluta inteli- gencia y de actividad creadora. Esta es la Palabra Divina que re- suena en el tiempo; pero que sin embargo, es por encima y fuera del tiempo. Es interesante obser- var cémo Juan maneja el término en singular. No hay dos palabras creadoras, s6lo una palabra creado- ta, de tal forma que, como unici- tarios podemos afirmar, que ahi vemos la manifestacién del Padre Creador, hablando la palabra y creandose todo segén su vo- luntad. El Espiritu de Dios, “es”, desde la eternidad, del cual s6lo teniamos la palabra crea- dora, su humanidad no existia, no habia encarnado, ésta__existia s6lo en el plan y mente de Dios. Ill. La palabra era "con" Dios. Ages ven en la encarna- cién, a la segunda persona de la trinidad y mucho tiene qué ver en ello la preposicién “con”, usada aqui. Sin embargo, la pre- posicién (con, en acusativo) tam- bién se traduce “hacia, a, con’, lo cual da una idea de movimien- to constante, de tal modo que, = no sélo se deberfa ver como “jun- to a”, sino también “hacia Dios”, o bien “a Dios”. De esa manera odemos ver, que aquél ser que es espiritu (el logos), concibe la idea de encarnar y todo se va dan- do en forma progresiva, hasta de- sembocar en la encarnacién; vea- moslo asi: 1. La palabra, creando to- das las cosas. 2. La palabra, castigando la desobediencia de su creacién, pe- ro prometiéndole redencién. 3. La palabra, escogiendo un pueblo del cual proceder, después en la encarnaci6n. 4. La palabra escogiendo una familia real (David). 5. La palabra encarnada en Jesus, que nace en Belén. 6. La encarnaci6n, llevada a la cruz, pagando por el pecado de su creaci6n. 7. La encarnaci6n, deja de ser para seguir manifestandose como Espiritu Santo. 8. El Espiritu Santo (Dios) ahora, habitando en los corazo- nes de los que creen en él. EL ESPIRITU EN RELACION A LA ENCARNACION Podemos decir también que la frase “era con Dios”, alude a que Jess no llegé a ser, pues ya era, no como una existencia aparte de Dios, sino como la Biblia lo ensenha en su Divinidad. El es el Padre Creador, el Espiritu de Jests existe desde la eternidad, porque es Dios mismo. Isaias en su libro en el ca- pitulo 9:6 nos lo declaré cuando dice: “Porque un nifo nos es naci- do, hijo nos es dado, y el princi- pado sobre su hombro; y se lla- mara su nombre Admirable, Con- sejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Principe de Paz. También es Isaias quien anuncia proféticamente la presencia de Dios entre los hom- bres, capitulo 7:14 (Emmanuel). Dios no prometié una parte de él, o sélo un representante, 61 prome- tid venir a habitar entre los hom- bres para manifestar su gloria y pagar el precio de la redenci6n. Por eso Juan declara tajantemen- te: “Y la Palabra de Dios”, y con- cluye hablando del Verbo, cuando dice: “Y aquel Verbo se hizo car- ne”, creemos poder decir: “Y Dios se hizo carne”. Por medio de Jesucristo, se nos dice todo lo que podemos sa- ber de Dios, todo lo que nuestra mente finita pueda captar, con su vida y hechos. Podemos asomar- Nos y recrearnos en su magnificen- cia, su enorme poder, su gran amor y su gloria. Lo vemos asi en 23 EL EXEGETA la Biblia, y cada dia es mas y mas grande la visién que tenemos de él. Es como aquel hombre que tenia muchos deseos de conocer el mar y que cuando al fin pudo llegar a la orilla del océano, to- m6 unas gotas entre sus manos y expres: “Ahora si, tengo el mar en mis manos”; sin embargo, po- dia ver que el mar seguia siendo enorme y mapestuosy El apéstol Pablo dijo de Jesus: “El es la ima- gen del Dios invisible, el primogé- nito de la creacién” (Col. 1:15). $i, lo que de Jests conocemos, es en muchos casos incomprensible y, él s6lo es “La imagen”, cuanto mas incomprensible es Dios en todo su esplendor. Por eso se hizo visible, para ya no equivocarnos © extraviarnos. El dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida, na- die viene al Padre sino por mi” (Jn. 14:6). Marc6 el camino co- rrecto. Jesucristo nos dio a cono- cer la verdad de Dios: Jesucristo, y solo por é1 Ilegaremos a verlo cara a cara. IV. El El verbo rho encarnado. E stamos seguros de que el Verbo es Dios, pues Juan asi lo declara (1:1), Y aquel Verbo (logos) era Dios”. En el versiculo 14 del capitulo 1 de San Juan, nos dice: “Y aquel Verbo se hi- zo carne y habité entre nosotros”. 1 Timoteo 3:16 dice: “Dios fue manifestado en carne”, y todo es- 24 to “sin contradiccién”. Esto pues, nos dice que el Espiritu se encarné y se manifest6 a los hombres como tal. Abel Zamora, en su libro “Jesucristo” dice: -.“Nuestro estudio cristol6- gico no debe pasar por alto el hecho de que Jesucristo, ade- més de ser Dios, el Gnico Dios verdadero, también fue hom- bre completo, sin que le haya faltado a su cuerpo, ninguno de los elementos que todo hom- bre posee. “Creemos que: Jesucristo na- cid milagrosamente del vientre de la virgen Marfa, por obra del Espiritu Santo”, sélo que, esto no fue producto de una relacién fisica entre Marfa y el Espiritu Santo, Cuando Ma- rfa concibié en su vientre a Je- stis, fue en forma especial y mi- lagrosa (Is. 7:14; Mt. 1:18; Le. 1:34. y 35). Dios habfa prome- tido constituirse en Mesfas e Hi- jo de Dios. En tales circuns- tancias, fue necesario que nacie- ra de una mujer y a la misma vez, “no” ser engendrado por hombre alguno y llegar a ser asi, el Emmanuel anunciado por Isafas, “Dios con nosotros” Al mismo tiempo es el Gnico y verdadero Dios (1 Jn. 5:20, Ro. 9:5), el mismo Dios del Anti- guo Testamento que tom6 forma EL ESPIRITU EN RELACION A LA ENCARNACION humana (Is. 60:1:14). Jesucristo, a Ja vez que fue verdadero hombre, también fue verdadero Dios. EI plan de Dios para presentarse a Ja humanidad, es el de darse a conocer como Hijo. El apéstol Juan, lo entiende con claridad y hace las siguientes declaraciones: *Y aquel Verbo fue hecho carne, y habité entre nosotros, (y vi- mos su gloria, gloria como del unigénito del Padre) Ileno de gra- cia y de verdad”, (Jn. 1:14). “Pe- ro sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado enten- dimiento para conocer al que es verdadero; y estamos en el verda- dero, en su Hijo Jesucristo, éste es el verdadero Dios y la vida eterna” (1 Jn. 5:20). Si, el Verbo se encarn6é y fue hecho hombre, pero sin dejar de ser el Dios anico y todo- poderoso. Juan bien podia haber usado la palabra “humano” y de- cir: Y aquel Verbo se hizo huma- no, pero prefirié la palabra car- Ne, para expresar enfaticamente la verdad de la encarnacién, hecho que para los gnésticos y muchos mas, ha parecido imposible. Ellos Negaban la humanidad de Jests Y afirmaban que su cuerpo era fantasmagérico. Consideraban la Materia como mala y Juan refuta Sus ensefianzas diciendo: El Ver- bose encarné (materia). Ensu epis- tola primera capitulo 1:1 enfatiza esto atin mas, cuando dice: “Lo que era desde el principio, lo que hemos oido, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nues- tras manos tocante al Verbo de vida”. Juan puso mucho énfasis en decir: “Encarné”, “lo vimos”, “lo oimos”, “lo contemplamos”, “lo tocamos”, cosa que no puede suceder con lo espiritual, 0 como lo llamaban los gnésticos: “Fantas- mag6rico”. El Verbo fue hecho car- ne, y habité entre nosotros. La pa- labra eskenosen que se traduce por “habit6”, significa propiamen- te, levantar una tienda y morar en ella temporalmente. Ese término alude a la tienda que se levant6 en el desierto y la presencia de Dios habité alli (Ex. 25:8). Los ju- dios designaban con la palabra schekind, a todas las formas sensibles por las cuales Jehova Dios manifestaba su presencia. schekind, quiere decir: “La glo- ria de Dios”. San Juan dicien- do que la palabra habit6 en una tienda entre nosotros, reitera esa gloriosa manifestaci6n del Dios de Israel, y la ve realizada en su plenitud, por la encarnaci6n de la palabra; en ella Dios se nos ha aparecido verdaderamente, ha descendido a nuestro alcance, se- mejante a nosotros, accesible a todos. Asi pues, la encarnacién del Espiritu Santo, fue algo real que 25 EL EXEGETA pa-s6 y deeso la Biblia se encarga de abundar en pruebas. V. Su divinidad y humanidad. L a naturaleza humana de Je- sucristo, nunca, ni porunmo- mento subsistié aparte de su di- vinidad, pues hay que afirmarlo ca- tegdéricamente. El es la divini- dad, esta necesaria y absoluta en- carnaci6n, no significa la menor fal- ta de realidad en la experiencia humana del verbo encarnado Aqui, los acontecimientos natura- les de transicién por los que todo hombre pasa, son declarados por los evangelios muy claramente. A Cristo como hombre, se le ve naciendo, creciendo, aprendiendo, amistando, confiando, orando, ca- minando, con sed, llorando y en- senando. Se sujeté a las circuns- tancias de la encarnacién, pero sin conocer el pecado. La Biblia dice en 2 Corintios 5:21: “Al que no conocié pecado” ni por un s6lo momento entré en campo al- guno de su ser, no que hubiese sido incapaz de pecar, por algo lo tent6 satands, sino que su mo- ralidad y espiritualidad, lo for- talecieron para no pecar. Nues- tro bendito Dios, no puede pecar, no por ineptitud o impotencia, si- no mas bien como San Anselmo lo explica: 26 +»"El decir que Dios 0 el Cris- to no puede pecar, es una frase, no de importancia, sino, y con toda verdad de poten- cia. Expresa la absoluta inca- pacidad e insuficiencia de la tentaci6n, para desviar su na- turaleza y su voluntad”®. Es bien clara en los evan- gelios, la verdad que nuestro Dios encarnado, cualquiera que hayan sido las condiciones de su humi- llacién, era siempre y no obstante Dios, y tan verdadero como hom- bre, y hombre, tan verdadera- mente como Dios. Las tentaciones en toda su realidad: el hambre, la sed, sus lagrimas, no le quitan el proclamarse Dios verdadero; pues lo vemos en su divinidad, perdonando pecados, abriendo los ojos al ciego, multiplicando el pan, transfigurandose, caminan- do sobre el mar y todavia més diciéndole a Felipe: “Yo y el Pa- dre somos uno”. Como hombre, no tenia ni 50 afos, como Dios dijo: “Antes que Abraham fue- se, yo soy” (Jn. 8:58). El apéstol Pablo hablando de Jesucristo dice en Colosenses 2:9 “Porque en él habita toda la plenitud de la Dei- dad corporalmente”. Para el hombre de la época moderna le es dificil creer que Dios todopoderoso haya sido ma- nifestado en carne, y que la perso- na de Jesés, en la tierra, no era otro set que Dios, Dios con noso- tros. El Espiritu Santo encarnado en Ja persona de Jestis. La gente se alarmaba cuando Jess perdonaba pe-cados a las personas de las que tenfa misericordia. La gente mur- muraba: “;Quién es éste que per- dona pecados?” (Le. 7:49). En Marcos 2:7 “;Quién puede perdo- nar pecados sino sdlo Dios?’. La gente no podia ver en la humani- dad de Jests, a Dios. El. mismo Senor, sondeando el decir de la gente pregunté: Quién dicen las gentes que soy yo? Unos de- efan que Juan el Bautista, otros de- cian que era Jeremias y otros mas que era Elias; sin embargo, fue el apéstol Pedro quien inspi- rado por el Espiritu Santo le dice: “Ta eres el Cristo, el hijo del Dios viviente”, 0 como el. centu- ‘tién, en el momento de la cruci- fixi6n exclamé: “Verdaderamente €ste era hijo de Dios” (Mt. 27:54). Por lo tanto, nosotros creemos que Jesucristo es Dios, no un Dios, si- No Dios tnico y verdadero. VI. Propésito supremo de la en- carnaci6n. E 1 Dios humanado, habitan- do entre los hombres, no era S6lo una idea caprichosa de un ser Superior, sino todo lo contrario, era EL ESPIRITU EN RELACION A LA ENCARNACION una acci6n de amor, tendiente a llevar a cabo la obra suprema de Dios: La redencién por la gracia. Juan 3:16 dice: “Porque de tal ma- nera am6 Dios al mundo que ha dado a su Hijo unigénito, pa- ra que todo aquél que en él cree no se pierda mas tenga vida eterna”. Si, Dios en su manifestacién de hijo, vino para rescatarnos de la muerte del pecado y darnos vida eterna. Dios mismo, al humanarse es el que redime, al hacerse miembro legitimo de la raza humana, ad- quiere el derecho legal para “buscar y salvar lo que se habia perdido” (Le. 19:12). Dios venia a restable- cer la comunién del hombre con su creador al estado original, ahora rota por el pecado. El primer Adan pecé y fue desechado; pero el se- gundo Adan, Jesucristo, es sin pe- cado y por lo tanto, es el Cordero sin mancha, ideal para ser ofreci- do en sacrificio expiatorio. Por lo tanto, s6lo 6] podia Hevar nues- tras culpas y sufrir nuestros do- lores y llevar en él el pecado de to- dos nosotros. Desde que se llegé el tiem- po de la encarnacién del Verbo di- vino, las profecias fraccionadas y dispersas empezaron a tomar for- ma. El Angel anuncié a la virgen que concebiria del Espiritu Santo y nacerfa un ser santo, el cual se- ria llamado Jestés, porque él salva- ria a su pueblo de sus pecados. Asi pues, nacié milagrosamente, vivié para cumplir la profecia y muri6 en cruz de culpable, cargan- do las enemistades pero dandole 7 EL EXEGETA al hombre, corona de su creaci6n, libertad de la culpa y que pueda entrar asi a una comunién inti- ma con Dios. De lo cual podemos decir: El caracter de Hijo, no es preexistente, sino es engendrado, asi que, el Hijo tendra poder, has- ta que termine su misién. Lo que Dios prometié en Génesis 3:15 e Isafas 52:6-10 se cumple, y Dios deja su manifestacién encarnada y ahora en el tiempo de la gracia nos muestra su tercera manifesta- cién como Espiritu Santo conso- lador. Asi lo explica San Juan 14: 16-18, donde dijo Jestis: “Y yo ro- garé al Padre y él os dard otro con- solador” para que esté con voso- tros para siempre; al Espiritu de verdad, al cual el mundo no pue- de recibir porque no le ve, ni le conoce, mas vosotros le conocéis, Porque esta con vosotros y sera en vosotros. No os dejaré huérfa- Nos; vendré a vosotros. VII. Propésito doctrinal de la en- carnacion del Espiritu Santo, Am que tratan de restar importancia a la doctrina de la encarnacién, dicen que si el hombre no hubiera pecado, Dios no se habria humanado. Pero cree- mos que esto es lo que realmente le da importancia. Es tanto su amor, que pese a que el hombre le desobedecié y se sublevé quericn- 28 do ser igual a 61, cual padre no; amé, se humillé hasta la condi, cién de hombre y no sdlo eso, sino que pagé con su sacrificiy el rescate debido, para restablece; con el hombre su comuni6n origi nal. Pablo lo expresa asi: “Sing que se despojé a si mismo, toman- do forma de siervo, hecho semejan te a los hombres; y estando en la condicién de hombre, se humillé a si mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz” (Fil. 2:7-8). Si el verbo, no se hubiera encarnado, no habria sido capaz de pagar el rescate del hombre y éste habria quedado sin esperanza destinadoa unaeternacondenacién S6lo un sersantoal cual el pecado no hubiese manchado, ni las cargas del mundo hubiesen agobiado podia ser capaz de redimir, pues santo sélo hay uno y éste es Dios. De tal manera que el Espiritu Santo, que es Dios, tomé forma humana trayendo consigo su santidad y a si santificé a todo el que cree en él y lo confiesa como Salvador. Juan dice en 1 Juan 5:20: “Y nos dio entendimiento, para conocer al verdadero”. Ensefar al mundo la doctrina de la encarnacién del Espiritu Santo, es ensefarle con entendimiento y verdad: Je- sucristo, éste es el verdadero Dios y la_ vida eterna. Jesucristo, 9 es parte de un algo, ni es una ersona aparte de otra (Padre o Es- fritu Santo), es Dios mismo. El Obispo Benjamin Canta comenta al respecto: n .."La existencia de una perso- na, implica siempre la exis- tencia de un ser. Una persona es un ser controlado por sf mismo, consciente de si mis- mo, ¢ independiente de los de- méas”*. Por su parte el tedlogo Karl Barth expresa: +E] Dios que se revela de acuerdo a las Escrituras, es uno en tres de sus propios modos de existencia, los cuales consis ten en sus relaciones mutuas: Padre, Hijo y Espiritu Santo”. Para nosotros, la encarna- cién expresa la unicidad de Dios, de tal forma que, seguimos di- ciendo como Pablo lo declara en 1 Ti. 1:17: “Por tanto al Rey de los siglos, inmortal, invisible, al unico y sabio Dios, sea dado honor y gloria por los siglos de los si- glos, Amén”. O como la Biblia lo presenta tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento: 1. Un Creador (Isaias 44: 24; Juan 1:3,10). 2. Un Primero y postre- 44:6; Apocalipsis 1:8). To (Is, EL ESPIRITU EN RELACION A LA ENCARNACION 3. Un Pastor (Salmo 23:1; Hebreos 13:20). 4, Un Salvador (Isaias 43:11; Lucas 2:11). No, no hay confusi6n. El mismo Dios del Antiguo Testa- mento, es el Jestis del Nuevo Tes- tamento y éste es el que se hu- mano, para traernos el regalo supremo de la encarnacién: La vi- da eterna. Alguno dira, lo mejor de todo es la muerte expiatoria en la cruz. Bueno, si primero no se hu- biera encarnado, no podria ha- ber muerto, por lo tanto, la re- dencién se inici6 con la encarna- cién de Dios. Finalmente podemos decir que Dios se encarné con un pro- pésito especifico, expiar las cul- pas del hombre pecador y elevarlo a la comuni6n original. La en- carnacién no es una parte de Dios, 6] manifestado en forma de Hi- jo de Dios, él es Espiritu Santo, encarndndose para poder consu- mar el plan de salvacién. Acto misterioso, si, pero “;Quién pue- de entender la mente de Dios?” Por algo Pablo lo Hama: “El gran- de misterio de la piedad” (1 Ti. 16). Damos gracias al Senor, que en su infinita misericordia, nos re- velé “Su gran Misterio”, lo cual no le ha placido revelar a mu- 29 EL EXEGETA chos otros, que desvidndose de la verdad tuercen las Escrituras y niegan la encarnacién de Dios. Otros ven en la encarna- cién, solo a una parte de Dios. Dios cumpliendo la promesa de “Ocultar estas cosas de los sabios y los entendidos y revelarselas a los ninos”. Todo ésto, s6lo porque a él le ha placido. Dios se agrada de una fe sencilla; no una fe cu- ya base principal es la historia; sino una fe que sea capaz de sos- tenerse en la verdad central del evangelio: Dios se manifesté en carne, en la persona de Jesucristo. Asimismo en_ la historia biblica, podemos ver sus otras manifes- taciones, como Padre Creador y hoy como Espiritu Santo Conso- lador, pero nunca sin dejar de ser el mismo Dios absoluto. Conclusiones. 1. La palabra creadora es Dios. 2. Este Dios que es Espiri- tu Santo, engendr6é un Hijo en Maria. 3. Jesucristo es el Verbo en- carnado. 30 4. Jesucristo es verdadero Dios y verdadero Hombre. 5. Jesucristo es el Padre y el Espiritu Santo al mismo tiempo, s6lo se ha manifestado de di- versas maneras a través de las edades. 6. Jesucristo se encarné para desarrollar el plan de Salvacién. 7. Jesucristo es el mismo, ayer, hoy y por los siglos. Realmente creemos esto, y con gozo en el coraz6n lo procla- mamos al mundo, para que los ojos del ciego sean abiertos y para e] que camina en sendas erradas se vuelva de su error al buen ca- mino, que todo hombre se vuelva a las Escrituras y busque ahi la realidad de Dios, y esta es Dios es uno: Jesucristo. El es el Espiritu Santo encarnado; amén. Para terminar, creo conve- niente citar a Arnovio, quien fue un cristiano del siglo V, que combatié 90 herejias, 61 dijo: “Cristo, 0 si objetéis Dios, digo el Dios Cristo, porque es nece- sario repetirlo frecuentemente, para que los oidos de los infie- les estallen y sean destrufdos”. “= EL ESPIRITU EN RELACION A LA ENCARNACION NOTAS 1Pequerio Larousse Ilustrada. Dic- cionario de la Lengua Espafiola. 2Constitucién de la Iglesia Apos- tolica de la Fe en Cristo Jesiis. Edi- torial IAFCJ. México. D.F. 1982. pag. 3-4. 3Barth, Karl. Diccionario de Teo- logta Contemporanea. Casa Bautista de Publicaciones. México.D.F, 1990. pag. 47. ‘Zamora, V. Abel. Jesucristo. Guadalajara, Jal. 1989. pag. 77 ®Moule, H.C.G. Bosquejo de Doctrina Cristiana. Ed. Clie. Barcelo- na, Espafia. 1984. pag. 74. Jauhall, Daniel. Esté Jestis en la Divinidad 0 la Divinidad esta en Jesits. Ed. [AFC]. (Folleto). "Barth, Karl op. cit., pag. 99. BIBLIOGRAFIA BONNET, SCHROEDER. Comenta- rio del Nuevo Testamento: Juan yHechos. Casa Bautista de Pu- Dlicaciones. 2a. Edicién. Buenos Aires. 1974. BRUNNED, VERLAG (EDS). Clave Linguistica del Nuevo Testamen- toen Griego. Edicién ervcastella- no por: Instituto Superior Evan- gélico de Estudios Teoldgicos. Buenos Aires. 1986. COENEN, LOTHAR Y OTROS. Diccionario Teolégico del Nuevo Testamento Vol. II Y III. Salaman- ¢a, Editorial Sigueme. 1985. CLARKE, ADAM. Comentario de la Santa Biblia Tomo 3. Trad. por Dra. C.G. de Costa, de Adam So- Sa, Ed. C.N.P. 4a. Edicién. Kan- Sas, City.1988. HARRISON, EVERETT F. Comen- tario Biblico Moody: Nuevo Tes- tamento, Grand Rapids. 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Trata de aplicarlo en todo ylousaen todo como nos recomienda el apostol San Pablo en Colosenses 3:17. Se re ae ea) Net aaa Por Eduardo Soto Sanchez EL EXEGETA P ara el pueblo apostolico es muy dificil concebir la doc- trina de la iglesia sin su piedra angular, que es el nombre de Je- sucristo. La Iglesia Apostéli- ca enfatiza vehementemente la ensenanza acerca del nombre de Jesucristo, y la razén es que en la Biblia, todas las acciones de Dios estan relacionadas con su nombre. El apéstol San Pa- blo tomando en cuenta lo anterior, escribié: “Sobre todo principado y autoridad y poder y seforio, y sobre todo nombre que se nom- bra, no s6lo en este siglo, sino también en el venidero; y some- tid todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre to- das las cosas a la iglesia, la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo Ilena en todo” (Ef. 1:21-23). En este articulo nos propo- nemos presentar la importancia del nombre de Dios a través de la historia, y como éste ha tenido un papel destacado en el Antiguo y Nuevo Testamento; ademas, qué importancia tiene en este momen- to on la Iglesia Apostélica de la Fe en Cristo Jesas. I El significado del nombre. | a palabra nombre, viene de la raiz hebrea sem de la raiz 34 griega noma; del indoger- manico nomn y del latin nomen. Palabra que sirve para designar e identificar personas, animales y cosas. El nombre es muy importan- te porque forma parte de la per- sonalidad e individualidad de la persona como activa presencia del ser en su naturaleza y cardc- ter. El nombre es un concepto sumamente coman en la Biblia; ya que entre los hebreos el nombre estaba estrechamente ligado con la existencia. Lo que no tenia nom- bre, no existia (Ec. 6:10). De alli que la creacién estuviera incom- pleta hasta que Adan puso nombre a todas las cosas. Adan ejerce su sefiorfo sobre la tierra al dar nom- bre a los animales y al colocarlos en cierta relacién, posicién y fun- cién (Gn. 2:19). El nombre de un hombre era la expresion de su personalidad; por tanto, un cambio de nombre indicaba cambio de caracter (Gn. 27: 36; 32: 28) o de posicion (2 R. 23:34); como expresién de la per- sonalidad, el hombre también denotaba atributos como justicia (Sal. 89:15-16), fidelidad (Sal. 89:24), santidad (Sal. 99:3), fama, gloria (Gn. 11:4). Tener varios nombres era un indicativo de im- portancia (Job 30:8). + ff. Los diversos nombres de Dios enel Antiguo y Nuevo Testa- mento. os nombres dados a Dios enla Biblia de alguna manera nos dicen cémo es Dios A. Elohim. Este nombre es una de las designaciones mas antiguas con que se conoce a Dios. Este tiene un origen semitico y en las len- guas cananea y caldea Dios se llamaba Ef. Se habia preservado el antiguo nombre de Dios dado en la revelacién original, conocida por Noé, pero quedé después ro- deada de conceptos paganos. Abraham y sus descendien- tes retomaron el nombre de E/ en su sentido originario, desvinculan- dolo de connotaciones paganas para designar a Dios. Elohim es una expresién plural, pero esto no Significa que sean muchos dio- ses, sino que es un plural majes- tatico que significa “ser fuerte, poderoso”. Algunos criticos han dicho que al ser Elohim un plural, esto constituye la mejor prueba del Pasado politeista de los antiguos hebreos; pero esta es una falsa aseveracién, ya que los adjetivos que acompafan al término Elohim siempre se hallan en forma singular, por ejemplo: en Génesis 1:1 no dice Elohim (los dioses) crearon, sino que dice Elohim creo, del hebreo bara. La forma plural de Dios en Ia Biblia LA IMPORTANCIA DEL NOMBRE DE DIOS no evoca pluralidad, sino un sen- timiento de reverencia. B. Jehova. Este es el nombre mas empleado en el Antiguo Testa- mento (6,499 veces). En hebreo se presenta en forma de un tetragrama: (cuatro letras) Yhwh. ste es el nombre inefable que los judios no tenian ningdn dere- cho a pronunciar en vano y de- bian sustituirlo por Senor (mi Senor), en hebreo Adonai. El lec- tor judio asi no se equivocaba, pues sabia que tenia alli dos nombres en uno, uno pronuncia- ble y el otro impronunciable por estar escrito en consonantes. Mis tarde los judios ma- soretas lo transcribieron errénea- mente como “Jehova”, dando asi en una palabra las dos juntas. La verdadera transcripeién de- biera darse, segtin algunos co- mo Yahve. Yhwh significa “Aquel que es”. En este nombre encon- tramos a la vez, la afirmacién me- tafisica del ser eternamente pre- sente (yo soy), que esta en el ori- gen y al final de toda existencia, Dios tnico, incomparable, sin li- mitaciones, y la afirmacién moral y espiritual de la fidelidad divina. Yahveh, este es el Dios que se re- laciona con el hombre, y que le quiere darsu propia vida, la raiz de Yahveh es a la vez ser y vivir. La inmortalidad, la verdad y la fide- lidad quedan reunidas en Yahveh. Si Elohim destaca un atributo de 35 EL EXEGETA Dios, el poder, Yahveh revela con mayor fuerza su propia esencia. El uso de este dltimo nombre muestra que se relaciona con el Dios de la redencién y del pacto, que se_ revela al hombre para salvarlo. Es Elohim, el creador quien dijo: “Hagamos al hombre a nuestra imagen” (Gn. 1:26). Pero es como Yahveh-Elohim que entra en relacién con el hombre a partir de que éste toma su lugar en la escena, advirtiéndole, juzgando- le, prometiéndole salvacién, re- vistiéndolo de pieles de anima- les sacrificados. C. Jehova de los Ejérci- tos. Expresién frecuentemente empleada en cl Antiguo Testa- mento (Is. 54:5; Os. 12:6), mas particularmente en los libros preexilicos (Samuel, Reyes, Sal- mos, Isaias, Amés). Este nombre compuesto viene a ser sinéni- mo de creador todopoderoso, de dominador supremo, de dueno de todo el cosmos. D. Adonai, Sefior, Duefio. Este nombre también fue aplicado desde el principio al Dios de Israel (Gn. 15:2-8; 18:3, 27, 30; Ex. 23:17; 34:23). Se utili- za 427 veces en el Antiguo Testa- mento, expresando la soberania de Dios, y por ello el sentimiento de dependencia de la creacién, la nocién de que el hombre esta al servicio de su creador, a quien 36 pertenece, y a quien debe su existencia, como el vasallo a su so- berano. El término Adonai se ex- presa también para un hombre, por ejemplo, Abraham es el Se- for de Sara y de su siervo (Gn. 18:12; 24:9,10,12). Moisés ame- drentado ante el servicio al que habia sido llamado, emplea el nombre divino apropiado al de- cir “ay, Adonai, (Sefior) nunca he sido hombre de facil palabra...” y es Jehové Yahveh quien le pro- mete su presencia y ayuda efi- caz (Ex. 4:10-17). El término Senor (Kurios) en el Nuevo Testamento es el equi- valente al de Adonai del Anti- guo Testamento, E. El Santo de Israel. En el libro de Isafas, Dios frecuentemente es Ilamado el Santo de Israel o solamente el Santo, para denotar el Dios de Israel o el verdadero Dios (Is. 5:19, 24. En Ezequiel Dios se hace conocer como Jehova, co- mo el Dios poderoso y verdadero al manifestar su santidad. Es pre- ciso sefialar que Dios jura por su santidad, como jura por si mis- mo (Am. 4:2; Sal. 89:36; Gn. 22:16; Ex. 32:13; Jer. 22:5; Is. 45:23) La santidad parece ser sinénimo con la divinidad. Al leer el libro de Levitico quedamos convencidos de ello. La santidad considerada en Dios, no resulta ser tanto uno de sus 7 atributos como su mismo caracter. A través del Antiguo Testamento Jos textos en los que se trata la san- tidad divina expresan a la vez su inefable pureza, su horror al mal, su aborrecimiento del peca- do, al igual que su gloria, majes- tad, elevacién y su grandeza su- prema. La santidad de Dios esta en estrecha relacidn con sus celos, su ira y su venganza. Su naturale- za celosa (Ex. 20:15) no es nada mas que santidad en acci6n. En Ezequiel 38:18,23, leemos. que en sus celos e ira Jehova ejercera sus juicios sobre Israel y que asi él se glorificara y santificara. La ven- ganza de Dios es una consecuen- cia de sus celos y de su ira (Nah. 1:2; Ez. 25:14). Los celos, la ira, y la venganza estallan cada vez que es menospreciado y deso- bedecido. Al revelarse como santo, Dios exigia a Israel que ellos fue- tan santos (Lev. 11:44; 19:2; 20:7; 1 Pe. 1:16). Esta exigencia queda Teafirmada para los treyentes del nuevo pacto. F, Padre. El contenido y sentido de €ste nombre nos ha sido revela- do por Jesucristo, por si mismo, Por la parabola del hijo prédigo (Le, 15) y el Padre Nuestro (Lc. 11), También por su oracién Sacerdotal en Juan 17 y esta re- Velacion nos la ha dado en su €alidad de hijo y con la obra to- tal queconsumé enel calvario, don- LA IMPORTANCIA DEL NOMBRE DE DIOS de “Dios estaba en Cristo recon- ciliando al mundo consigo mis- mo” (2 Co. 5:19). A través de los nombres de Dios, constatamos que la re- velacion biblica se mantiene cohe- rente consigo misma desde sus origenes, lo cual es evidente lue- go de considerar las diversas for- mas de su nombre. G. Jesucristo. En el Nuevo Testamento Dios recibe el nombre de Jesus, por instrucciones del angel que anuncié su nacimiento, cuando dijo: “Llamarés su nombre Jesus porque é| salvard a su pueblo de sus pecados” (Mt. 1:21; Luc. 1:31). El nombre de Cristo pro- viene del griego Xristos (un- gido)traducido del arameoM’shiha, del hebreo Mashiah (Ungido, Mesfas). El nombre de Jesucristo es un nombre compuesto: Jestis- Salvador, que es igual a Cristo Ungido y Mesias; por tal razon consideramos a Jesucristo el dni- co y suficiente Salvador. Isaias 9:6 nos presenta a Dios manifestandose como a un nifio nacido, como un hijo, como el principal de todos, y que su nombre seria llamado Admira- ble, Consejero, Dios fuerte, Pa- dre eterno y Principe de paz. To- do esto se cumplié en Jesucristo. 37 EL EXEGETA En San Juan 20:28 dice: “En- tonces Tomas respondié y le dijo: “Seftor mio y Dios mio”. El apos- tol San Juan es uno de los apésto- les que presenta a Cristo de la ma- nera mas explicada como el gran Dios del Antiguo Testamento vi- niendo a este mundo manifestado en carne. En el capitulo uno da toda una amplia explicacion y di- ce: “En el principio ya existia la palabra; y Aquel que es la pala- bra estaba con Dios y era Dios. El estaba en el principio con Dios. Por medio de él, Dios hi- zo todas las cosas; nada de lo que existe fue hecho sin él. En él esta- ba la vida, y la vida era Ia luz de la humanidad. Esta luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no han podido apagarla... Aquel que es la palabra se hizo hombre y vi- vid entre nosotros, Ileno de amor y verdad y hemos visto su gloria, la gloria que como hijo nico reci- bid del Padre” (V.P.). El apéstol San Pablo en su carta a los efesios escribe: “Sobre todo principado y autoridad y poder y seforio, y sobre todo nombre que se nombra no sdélo en este siglo, sino también en el venidero y someti6 todas las co- sas bajo sus pies, y lo dio por ca- beza sobre todas las cosas a la iglesia, la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo Ile- na en todo” (Ef. 1:21-23). El mismo apéstol San Pablo escribe a los filipenses de la si- guiente manera: “Y estando en la 38 condici6n de hombre se humillé a si mismo, haciéndose obedien- te hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le exalté hasta lo sumo, y le did un nombre que es sobre todo nombre. Para que en el nombre de Jesas se doble toda rodilla de los que estan en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y to- da lengua confiese que Jesucris- to es el Sefor, para gloria de Dios Padre” (Fil. 2:8-11). Por todo lo anterior, con respecto a la importancia del nom- bre de Dios, nosotros, la Iglesia Apostdlica de la Fe en Cristo Je- sts, tratamos de resaltar el nom- bre “que es sobre todo nombre” y que es el nombre de Dios para es- te tiempo: Jesucristo. Tratando de aplicarlo en todo y usarlo al ha- cer todo lo que hacemos como nos recomienda el apdstol San Pa- blo en Colosenses 3:17: “Y todo lo que hagan o digan, haganlo en el nombre del Sefior Jests, dan- do gracias a Dios el Padre por me- dio de él” (V.P.). III. Diversos aspectos de la im- portancia del nombre. A. La importancia del nom- bre en la oracién, San Juan 14: 13-14; 15:16; 16:23-24. En estos pasajes Jesis nos ensefa que al orar, pidamos siempre en su nombre y que di- cha peticién nos sera concedida. Por nuestra parte, tratando de cumplir con ese precepto biblico, oramos en cl nombre de Jesu- cristo. Ademds, debemos en nuestras oraciones agradecer a Dios siempre en el nombre de Je- sucristo, todo lo que él ha hecho por nosotros y su respuesta a to- das nuestras oraciones. B. La importancia del nom- pre en el arrepentimiento. San Lucas 24:47 nos dice que Jesucristo ordend que se pre- dicara en su nombre el arrepenti- miento a todos los hombres. En otras palabras, en este nombre que tiene autoridad o poder en el cielo y en la tierra se ordena a to- dos los hombres y mujeres en todo lugar en el nombre de Jesu- cristo que se vuelvan a Dios, que se arrepientan, que cambien de manera de pensar para que cam- bien de manera de vivir. Por eso nosotros los cristia- Nos apostolicos recalcamos sobre la importancia de arrepentirse en el nombre de Jesucristo. Enfati- zamos la importancia de la con- versién, del nuevo nacimiento y de que el hombre y la mujer de- ben ser una nueva criatura en Cris- to Jests. C. La importancia del nom- bre enel perdon de los pecados. San Lucas (24:47); nos dice que Jestis ordené y que el apéstol Pedro ensefié (Heh. 2:38) que sdlo LA IMPORTANCIA DEL NOMBRE DE DIOS en el nombre de Jesucristo, acom- pafado del bautismo, hay per- d6n de pecados. Otros pasajes coinciden con el anterior acerca de la importan- cia del nombre de Jesucristo en el perd6n de los pecados. En Hechos 10:43 el apéstol San Pedro en casa de Cornelio dice a todos los que escuchaban su sermon que to- dos los profetas dan testimonio de que todos los que crean en Je- sucristo recibiran perdén de pe- cados por su nombre. En Hechos 22:16 el apéstol Pablo dice que Ananias le dijo: “Ahora pues, éPor qué te detienes? Levantate y bautizate, y lava tus pecados, invocando su nombre”. En 1 de Juan 2:12 el apdstol San Juan dice: “Os escribo a vosotros hijitos, porque vuestros pecados, os han sido perdonados por su nombre”. Por las citas anteriores nos damos cuenta de que s6lo hay perdén de pecados en el nom- bre de Jesucristo. D. La importancia del nom- bre en la predicacién. En Lucas 24:47, una vez mas, se nos dice que Jesus ordené a sus discipulos que predicaran en su nombre. En Hechos 4:17-22 se nos dice que los apéstoles predicaban en el nombre de JesGs y que suce- dian grandes acontecimientos, de tal modo que las autoridades del pueblo de Israel estaban muy mo- lestas porque las multitudes que- rian escuchar la predicacién en el 39 EL EXEGETA nombre de Jesis. Estas autorida- des se pusieron de acuerdo entre si para amenazarlos y prohibir- les que siguieran predicando en el nombre de Jestis. Los llamaron y les intimaron que en ninguna ma- nera hablaran ni ensenaran en ese nombre. Mas Pedro y Juan respon- dieron diciéndoles; “Juzguen uste- des si es justo delante de Dios obe- decer a los hombres antes que a Dios, porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y ofdo.” En Hechos 5:28 se nos dice que el sumo sacerdote en representa- cién de las autoridades religiosas de Israel les pregunté diciendo: “{No les mandamos estrictamente que no ensefiaran en ese nombre? y ahora han Ilenado a Jerusalén de vuestra doctrina, y queréis echar sobre nosotros la sangre de ese hombre.” Hechos 8:12 dice: “Pero cuando creycron a Felipe que anunciaba el evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y muje- res”, Aqui vemos a Felipe en una verdadera campana de predica- cién hablando del reino de Dios y predicando el nombre de Jesu- cristo. La gente de Samaria recibia la predicacién de Felipe, misma que era realizada en el nombre de Jesucristo y disfrutaban las ben- diciones de Dios. En Hechos 9:15-16 el Seftor dijo hablando de Saulo de Tarso: “Y porque instrumento escogido me es éste para llevar mi nombre en presencia de los gentiles y de reyes y de los hijos de Israel, por- que yo le mostraré cuanto le es ne- cesario padecer por mi nombre.” 40 En este pasaje encontramos al Se- fior enviando a Ananjfas siervo de Dios para ir a ministrar a Saulo de Tarso, con quien Dios ya ha- bia tenido un encuentro en el cami- no a Damasco, y su propésito era usar a Saulo para que fuera predi- cador de su nombre ante su pue- blo Israel, ante los gentiles, y ante reyes y gobernantes, Esto nos en- sena que la Iglesia debe predica el evangelio en el nombre de Jesu- cristo sin temer nada, ya que al predicar este nombre, tiene poder, en si mismo para abrirse paso an- te cualquier adversidad. E. La importancia del nom- bre en la salvacién. En el Salmo 54:1, el salmista David pide a Dios que lo salve por su nombre y lo defienda con su poder. En el Salmo 106:8. el salmista da testimonio de que Dios salv6 a su pueblo Israel por amor de su nombre. En Joel 2:32 el profeta dice: Que todo el que invocare el nombre de Jeho- v4 sera salvo. Ya en el Nuevo Testamento (Mt.1:21) el angel anuncia a José que su esposa Maria tendra un hijo y que se Ila- mara Jests porque él salvara a su pueblo de sus pecados, pues el nombre Jesus significa Salvador. En San Juan 20:31 se nos di- ce que todas las cosas que estén escritas acerca de todo lo que hi- zo JesGs son para que creamos en él y creyendo en él tengamos vida en su nombre, o sea salva- cion y vida eterna. En Hechos 4: 12 el apéstol San Pedro categérica- LA IMPORTANCIA DEL NOMBRE DE DIOS mente nos dice: “Y en ning Gn otro hay salvaciOn, porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos”. Por todo lo anterior continuamente estamos enfati- zando en nuestras predicaciones y ensefanzas que sdlo en el nom- bre de Jesucristo hay salvacion y vida eterna. Cuando la Biblia dice que no hay algo, es porque no lo hay, aunque nosotros no lo creamos. En la cita anterior la Biblia dice que no hay salvacién fuera del nombre de Jesucristo, y por lo tanto no la hay. Dice que sdlo hay salvaci6n en el nombre de Jesucris- to y nosotros creemos que asi es. F. La importancia del nom- bre para echar fuera demonios. En Marcos 9:38 y 39 el apos- tol Juan le dice a Jestis que vieron a uno que echaba fuera demonios y que ellos se lo habian prohibi- do porque no habia querido an- dar con ellos. Jesis les dice que no se lo prohiban porque ningu- no hay que haga milagros en su nombre y que luego pueda decir mal de él. Marcos, por su parte (16:17, dice que todos los que crean en él, en su nombre tam- bién echaran fuera demonios. Lu- cas 10:17 nos dice que Jesus en- vid a 70 que fueran a predicar su nombre y ellos volvieron con gozo y le dijeron: “Sefior aun los de- Monios se nos sujetan en tu nom- bre”, Con Tespecto a estos pasa- Jes, nosotros creemos en el poder del nombre de Jesucristo para echar fuera demonios, y conti- nuamente estamos reprendiendo a satands y echando fuera demo- nios en el nombre de Jesucristo, ya que es el anico nombre que tie- ne poder sobre el diablo. G. La importancia del nom- bre enel bautismo. En Mateo 28:19; Hechos 2:38; 8:16; 10:48; 19:5 Y 22:16, en- contramos que al bautizar se de- be invocar el nombre de Jesu- cristo, para que haya perdén y re- misién de pecados, y como re- sultado de esto, salvacién y vida eterna. Enfatizamos también que si la persona no se bautiza en el nombre de Jesucristo, no es salva, que sus pecados no han sido perdonados y por lo tanto aan esta perdida, Hacemos labor con. la gente no importa que sean evangélicos de otras denomi- naciones. Trabajamos con ellos hasta que entienden y aceptan el bautismo en el nombre de Jesu- cristo, y cuando lo hacen, proce- demos a bautizarlos. Sélo hasta entonces pueden pasar a formar parte de nuestra iglesia. H. La importancia del nom- bre para recibir el Espiritu Santo. En Marcos 16:17 Jesiis di- ce que todos los que crean en él hablaran nuevas lenguas. Ade- mas en el libro de los Hechos de los Apéstoles se menciona el bau- tismo del Espiritu Santo casi siempre en relacién con el nom- bre de Jesucristo (Hech. 2:38; 8:14-16; 19:5,6). 41 EL EXEGETA Por todas estas citas bibli- cas nos damos cuenta de la im- portancia del nombre de Jesu- cristo para recibir el Espiritu Santo. Por todo lo anterior es que nosotros Oramos continuamente para que la gente reciba el Espi- ritu Santo, y siempre lo hace- mos en el nombre de Jesucristo. I, La importancia del nom- bre para hacer milagros. Marcos 16:18 es uno de los Pasajes que con mayor claridad nos dicen que los milagros se producirén por la fe en el Sefor Jesucristo y por la invocacion de su nombre, pues dice: “Tomaran en las manos serpientes y no les haran dano, y si bebieren cosa mortifera no les danara”. En He- chos 3:6 el apéstol San Pedro es- ta frente a un paralitico que le pi- de limosna y le dice: “Miranos, no tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazareth, levan- tate y anda”, y el cojo anduvo. En Hechos 4:29 los hermanos de Jerusalén pidieron en oracién que se les diera poder para hacer sanidades, senales, milagros y prodigios mediante el nombre de Jess. Nosotros creemos en los milagros y hemos visto muchos y continuamente estamos orando en el nombre de Jesucristo pidién- dole a Dios que obre milagros pa- ra que su santo y bendito nombre sea glorificado. 42 J. La importancia del nom- bre en la sanidad divina. En Marcos 16:18 Jesis di- ce que todos los que creen en su nombre pondran sus manos so- bre los enfermos y sanaran. San- tiago 5:14 abunda sobre este par- ticular y dice: “jEst4 alguno en- fermo entre vosotros? llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Seftor. Y la oracién de fe salvara al enfermo, y el Senor lo levantard; y si hubiere cometi- do pecados, le seran perdonados”. Segun estas citas biblicas orar por los enfermos en el nom- bre de Jesucristo es lo que tracra la salud o sanidad a los enfermos. Nosotros estamos orando conti- nuamente por los enfermos en el nombre de Jesucristo y el Se- for esta cumpliendo su palabra al sanarlos. El nombre del Senor es glorificado cada vez que oramos por unenfermo y el Sefor lo sana. K. La importancia de su- frir por causa del nombre. En Mateo 10:22 se lee: “Y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre; mas el que persevere hasta el fin, éste sera salvo” (Mt. 19:29; 24:9; Hch. 5:41; 9:14; 15:26; 21:13; 1 P. 4:14). Ademas del pasaje anterior, la Biblia abunda en este tema y es muy clara acerca de la necesi- dad de sufrir 0 padecer por cau- sa del nombre de Jesucristo; pe- ro también nos dice que todo el que sufra con valor, paciencia LA IMPORTANCIA DEL NOMBRE DE DIOS y perseverancia, habra de recibir un premio. Este es una recompen- sa que Dios ha prometido a todos los que padezcan por causa de su nombre y perseveren firmes y fieles hasta el fin. Toda accién por pequefia que esta sea, si se hace en el nom- bre de Jesucristo, tiene recompen- sa (Mr. 9:41; Col. 3:17). Ademas de los topicos que hemos sefialado en los que se ve la importancia del nombre de Je- sucristo, debemos agregar otros como los siguientes: trabajar por amor al nombre de Jesucristo (Ap. 3:17); cantar, alabar y glorifi- car su nombre (Sal. 7:17; 8:1, 9:2; 29:2); ofrendar y pagar todos nuestros votos en su nombre (1 Cr. 16:29; Sal. 61:8); edificar casa a su nombre (2 S. 7:13; 1 R. 3:1-2; 5:3; 8:16-66; 2 R. 21:4-7); adminis- trar la iglesia en su nombre (Dt. 18:1-8; 21:5-9); el culto o reunién nuestra debe ser en su nombre (Mt. 18:20; 1 Cor. 5:4); no debemos tomar el nombre de nuestro Dios en vano (Ex. 20:7; Lev. 19:12; 20: 3; 21:6; 22:2; Dt. 5:11; Sal. 74: Ez. 20:39; 36:20-23) y por alti mo, tendra bendiciones el que tie- ne su nombre y le obedece (Ex. 33: 19; Nam. 6:27; Dt. 28:10-14; 1 Cr. 16:2; Sal. 5:11; 91:14; Is. 43:1,7; Zac. 13:9; Mt. 21:9). Por todo lo antes expues- to, creemos ser la iglesia del nombre, los Ilamados de su nom- bre. Esto es un gran privilegio; pero también es unagran responsa- bilidad, ya que nuestra vida debe ser congruente con lo que profe- samos 0 creemos. Para este tiempo presen- te el nombre de nuestro Dios es Jesucristo y él es el Gnico y ver- dadero Dios, el Creador de todo lo que existe sea visible o invisi- ble, eterno, todopoderoso. Es nuestro tnico y suficiente Salva- dor; es nuestro sanador y él es nuestro todo. A él sea la adora- cién, la honra, la gloria y la alaban- za por la eternidad. BIBLIOGRAFIA LOTHAR, COENEN Y OTROS. Dic- cionario Teolégico del Nuevo Testamento. Vol. III. Ed. Sigueme. NELSON, M. WILTON. Diccionario Jlustrado de la Biblia. Ed. Caribe. VILA-ESCUAIN. Nuevo Diccionario Biblico Ilustrado. Ed. Clie. YATES, KYLE M. Nociones Esencia- les del Hebreo Biblico. Edi. CBP. ZAMORA, ABEL y MARIA. Jesu- cristo. Edicién Particular. . Biblia de Estudio Pen- ~~tecostal, Editorial Vida. . La Biblia. Dios Habla Hoy. Versién Popular. 1989. . La Santa Biblia, Trad. por Reina-Valera. S.B.M. 1960. . Pequeto Larousse Ilus- trado. Diccionario. 1991. . Santa Biblia. Trad. por Thomas Nelson. Soc. B. Emmanuel. Publishers New, York. 43

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