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Baranganga Cuento
Baranganga Cuento
Las estrellas caen en los montes de maría, el arroyo fluye como la cultura
palenquera y los mitos se conocen como hacer las trenzas de una negra. La
belleza natural se refleja en el agua, en la piel, con una figura moldeada y buen
mapa que cuenta la historia.
Los cantos del bullerengue se escuchan con la salida del sol, el mulato se ve en
su mula por las pequeñas calles de la tierra del negro. Los pájaros con su dulce
canto cuentan miles de historias. Cada calle, cada piedra y cada pizca de arena
aun sienten las pisadas de los antepasados.
La humanidad se destruye y la tradición se desvanece, el amor deja de ser sincero
y las grandes ciudades son un callejón sin salida, San Basilio pueblo pequeño con
una gran historia, pequeña población con grandes sueños y unos majestuosos
mitos.
Mucho tiempo después frente al arroyo se encontraba Benkos Biohó
contemplando la majestuosidad de sus recuerdos, pensando como su hija Orika
había sido condenada a muerte por la traición de tener un romance con Francisco
de Campos, quien era un esclavizador. Todas las tardes Benkos se sumía en una
agonizante tristeza, sentía como sus venas se destrozaban poco a poco, como su
corazón deja de bombear sangre y como sus pensamientos dejaban de producir
bellas tonadas que eran dedicados a su tierra lejana.
Al caer la tarde se encontraba un cielo naranjado y unas grandes piedras que
parecían gigantes, las ramas de los árboles se movían con la brisas y parecían
varas de hechiceros, el arroyo se encontraba en su momento más tranquilo y
Benkos en ese momento vio su reflejo en el agua, un reflejo distinto, un reflejo que
brillaba más fuerte que una estrella, un reflejo que no sentía tristeza, no sentía
miedo y no sentía hambre, esa imagen absoluta en el agua le dijo a Benkos al
oído:
- Si ves que soy mejor que tú, soy la realidad que debiera estar pisando la
tierra, soy la perfección que se quedó encerrado en el agua.
Benkos contesto:
- Yo soy tan miserable que piso la tierra que tú nunca has sentido, tú eres tan
perfecto que no has sabido cómo salir del agua.
Él le respondió:
- Tú no me has de traer paz, solo me traes muerte, eres la elegida pero yo no
moriré, solo cambiaremos de lugar y tú seguirás mi legado, un legado de
sangre y muchas maldiciones.
Ella le dice:
- Yo no sufro por nada, no tengo dolores, mis sentimientos son mi escudo y
mi belleza es mi espada, la risa es mi traje y el arroyo es mi casa.
El mohán responde:
- Sufrirás, no ahora, pero si más adelante, vas a cantar algo lindo y vas a
vagar por el arroyo, llegaras al entierro y no le podrás decir te quiero.
Catalina Luango al oír esas palabras se queda un poco helada, y en instante el
mohán desaparece en fuerte remolino, al costado de catalina se encuentra un tallo
de toronjil y una voz sin cuerpo le dice:
- Cuando este tallo pierda su olor, la primera lagrima traerá desgracia, no
podrás hacer nada y cantaras como alma en pena la canción de tus
ancestros y no le podrás decir te quiero.
Una advertencia para catalina le fue susurrara al oído, ella preocupada se dirigió a
los chamanes del pueblo, ellos la rezaron y la bañaron en el arroyo, cuando se
metía en el arroyo no se mojaba, la belleza de catalina se iba a convertir en la
maldición de los hombres del pueblo. Ya pasado un tiempo catalina todas las
noches soñaba con el encuentro que tuvo con el mohán y pensó que los sueños le
decían algo, el momento llegaba, el día para catalina estaba más cerca, ella cada
día temblaba y sentía más miedo, angustia y desesperación.
Una tarde de verano se rumoraba en las calles de San Basilio la muerte de
Evaristo Márquez, en el instante en que catalina se entera de la muerte de su
padre sus ojos se tornan de color gris, su piel se quiebra y su belleza se
desvanece, en ese momento aparece el mohán y le dice:
- El orgullo de la mujer no es la vagina, el orgullo del hombre no es su pene.
Hoy renazco como hombre libre y tú caes como mujer débil.
FIN