El Proyecto Moderno ha muerto. Su certificado de defuncién
tiene fechado el 15 de Julio de 1972, y se asocia a la
demolicién del conjunto de viviendas Pruitt Igoe, en Missouri,
Estados Unidos. Al menos algo asf exclamé Charles Jencks,
que ademas, declaré que en esos dfas ya era raro encontrar un
arquitecto o un critico que se llame a si mismo moderno y
cuando lo hacfa, no era seguro qué queria decir con eso.
Siempre me resulté curioso que mi cumpleafios coincidiera con
esa efeméride.El Proyecto Moderno al que hace referencia Jencks es el
iniciado a comienzos del siglo veinte; con sus icénicas
arquitecturas visadas y revisadas por la historia, las
audaces propuestas urbanisticas que llegaron a imaginar
ciudades voladoras y una subyacente nocidn de progreso que
muchas veces tenfa més de optimismo que de contrastacién
cientifiea.
Lo cierto es que a ese Proyecto lo siguié otro, denominado
Posmoderno. Que en realidad podria también denominarse
como una nueva modernidad reaccionaria. Irénica. Que se
preocupé més por matar al padre que por proponer una
forma de vida superadora.Esta segunda modernidad también fue superada. En
realidad se cay6 por su propio peso. Dejandonos en una
suerte de deriva terminolégica donde todo lo nuevo que se
hacia no podia ser catalogado de moderno porque era
referenciado a esas arquilecturas de principio de siglo,
Entonces surgié lo contemporaneo, y hablar hoy de
arquitecturas contemporaneas hace de alguna forma
referencia a una modernidad superada. Aunque lo cierto
es que hay una cantidad de referencias de esa primera y
segunda modernidad que se mantienen vigentes y son
mas contempordneas que mucha de nuestra arquitectura
contemporanea.Se vuelve necesario hoy pensar un nuevo Proyeeto Moderno.
Fijar nuevos horizontes que nos rescaten de nuestro futuro.
La sostenibilidad y la sustentabilidad deben dejar de ser
slogans para auspiciar proyectos que generan el equivalente en
combustién a 150lts de combustible por metro cuadrado y que
conllevan una emisién media de 0,5 toneladas de didxido de
carbono. La industria de la construccidén no debe seguir siendo
la responsable del 23% de la polucién del aire, del 50% del
cambio climatico, del 40% de la contaminacién del agua y de la
produccién del 50% de los residuos. La construecién.
compulsiva disfrazada de progreso nos esté llevando,
paraddjicamente, a nuestra destruccidn.Este afio y medio de pandemia nos muestra lo poco
que ha sucedido en términos urbano-ambientales
desde aquel primer Proyecto Moderno de hace un
siglo. Todos los estandares ecolégicos empeoraron,
y las proyecciones son todavia mas ruines.
Encontrar alternativas menos nocivas y
superadoras sera una de las tareas de los nuevos
modernos. La teorfa arquitecténica debe ser
reformulada, y recuperar la influencia y capacidad
de modificar sustancialmente las ciudades.
Si queremos continuarnos como especie debemos
darle las herramientas y los recursos a la
generaciones futuras para que construyan su propio
hogar. Esperando siempre que sea un poco mejor
que el nuestro.