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Asteroides
Asteroides
Diferentes estudios han catalogado hasta el momento unos 1500 impactos de asteroides,
meteoritos o cometas contra nuestro planeta en los últimos 250 millones de años y por lo menos
uno de ellos, se piensa que puede haber sido el responsable de una catástrofe a escala planetaria
como la causante de la extinción de los dinosaurios hace 65 millones de años.
Algo similar, aseguran diferentes científicos tanto rusos como americanos, puede ocurrir en caso de
que asteroides descubiertos hace años, como Icaro o Tutatis, impacte contra nuestro planeta.
Icaro, el primero de ellos, es un asteroide de tipo Apolo descubierto en 1949 que debe su nombre a
la mitología griega en la que se nos cuenta como Icaro y su padre Dédalo consiguieron escapar del
laberinto del Minotauro merced a unas alas sujetas a su espalda con cera. Icaro voló demasiado
cerca del Sol, y este derritió la cera haciendo que se precipitase al mar y muriese ahogado.
Con un diámetro aproximado de 1,6 Km y una masa de varios millones de toneladas, Icaro describe
una órbita de 1,12 años y se desplaza a una velocidad de 70 Km por segundo. Este asteroide es,
según varios científicos rusos el que más peligro entraña para nuestro planeta, pues calculan que
puede impactar contra él alrededor del año 2006.
Otro científico ruso, Nikolai Chernij, director del observatorio astrofísico de Crimea, se muestra en
total desacuerdo con sus colegas aduciendo que "en los próximos 200 años no se cierne ningún
peligro sobre la tierra".
El especialista en asteroides Jack G. Hills, del Laboratorio Nacional de Los Alamos (Estados
Unidos), señala que "es el más peligroso que nos hemos encontrado hasta ahora. Me asusta de
veras. Si un objeto de este tamaño hace impacto en la Tierra podría matar a mucha, mucha gente ".
Hills asegura que si un asteroide de las dimensiones del 1997XF11 chocase contra el globo
terráqueo a más de 270.000 kilómetros por hora, estallaría con una energía de unos 320.000
megatones de dinamita. Esto equivaldría a unos dos millones de bombas atómicas como la de
Hiroshima, lo que provocaría que se abriese en el lugar de la colisión un cráter de unos 20
kilómetros de diámetro "ocultando el Sol por la saturación de polvo y vapor durante semanas o
incluso meses". Por el contrario, si este posible impacto tuviese lugar en el océano, daría lugar a
olas de cientos de metros de altitud, provocando graves inundaciones en todas las ciudades
costeras. "Si algo así cae en el Océano Atlántico, las ciudades que se encuentren más cerca de la
costa se verían arrasadas por la embestida, y en consecuencia de esto, donde antes había ciudades
sólo quedará una lodosa devastación" declaró Hills.
Brian Mardsen, de la UAI, agregó que esta noticia sobre el asteroide estaba destinada a alertar a
los astrónomos, pero no a la opinión pública. "La Tierra como blanco no es demasiado grande y
suponiendo que supiésemos que se va a producir el impacto, este es el momento de hacer algo y
enviar misiones hacia el asteroide. Una pequeña desviación es todo lo necesario y con el tiempo de
nuestra parte, no es necesaria demasiada desviación", y añadió que "si realmente pasa a unos
50000 kilómetros va a ser algo digno de verse".
Ante esta oleada de declaraciones alarmistas, astrónomos del Jet Propulsion Laboratory de la NASA
afirmaron que después de realizar nuevos cálculos han llegado a la conclusión de que el citado
asteroide pasará realmente a 960000 kilómetros del planeta. "Lo que estamos afirmando ahora es
que la probabilidad de impacto es cero" dijo Donald K. Yeomans, uno de los astrónomos de la
NASA. Yeomans realizó en colaboración con su colega Paul W. Chodas diversos estudios a unas
fotos tomadas hace ocho años por el Observatorio de Monte Palomar, en las que observaron la
presencia del asteroide, que en aquella época fue identificado como un punto de luz. Los
astrónomos añadieron que el nuevo trazo orbital del asteroide viene a significar que éste pasará
fuera de la órbita de la luna, con lo que "no representa ningún peligro para la Tierra".
En España, las noticias divulgadas por los medios de comunicación, hicieron que varios expertos
hiciesen declaraciones tranquilizadoras a la prensa, sobre todo después de que la NASA diese los
resultados del nuevo cálculo de órbita para el asteroide 1997XF11.
Miguel Serra, del Observatorio Astrofísico de Canarias, señaló que "la posibilidad de un choque es
bajísima. Se calcula que cada 15000 ó 20000 años un asteroide impacta contra el planeta".
Por su parte, Javier Armentia, del Observatorio Astrofísico de Pamplona, agregó que aunque es
muy difícil calcular la órbita de cualquier asteroide debido a que "tienen diversas oscilaciones. Con
el tiempo los cálculos se afinarán y serán más precisos, pero en el año 2028 no ocurrirá nada".
La Tierra, ha sido en otras épocas blanco del impacto de asteroides y meteoritos de gran tamaño.
Impactos como el ocurrido hace aproximadamente 49.000 años en Arizona (EEUU) y que dio lugar
al Barringuer Meteor Crater, con un diámetro de 1,186 kilómetros.
Aunque mucho más impresionante es el cráter Chicxulub, del que hicimos una pequeña reseña al
principio de este artículo. Situado en la Península del Yucatán, México, tiene un diámetro de 170
Kilómetros y una antigüedad de 64,98 millones de años. Nuevos estudios realizados por el profesor
Peter Shultz, geólogo de la Universidad de Brown, y Steven D’Hondt, oceanógrafo de la
universidad de Rhode Island, avalan la teoría de que el asteroide que originó este cráter fue el
causante de la extinción de los dinosaurios.
El impacto, fue especialmente destructivo para Norteamérica debido a que el choque contra la
península del Yucatán tuvo lugar desde el sudeste, a unos 20 ó 30 grados de inclinación,
extendiendo la devastadora energía liberada con el choque hacia el noroeste lo que causó una
extinción casi total de las especies radicadas en esa zona.