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Asteroides: ¿Milenarismo científico o peligro real?

Por Ruben Sobrino


En marzo de 1998, una noticia divulgada en diferentes medios de comunicación y avalada por un
grupo de científicos rusos, alertaba a la opinión pública sobre el posible impacto del asteroide
"Icaro" contra nuestro planeta. Poco después otra nota de prensa procedente de los Estados Unidos
hacía una advertencia similar, pero en esta ocasión se trataba de otro asteroide el "1997XF11". Días
más tarde, diferentes científicos de la NASA desmentían todas estas informaciones, afirmando que
eran debidas a errores de cálculo. ¿Está realmente la Tierra en peligro o nos enfrentamos a la
llegada del milenarismo científico?

Diferentes estudios han catalogado hasta el momento unos 1500 impactos de asteroides,
meteoritos o cometas contra nuestro planeta en los últimos 250 millones de años y por lo menos
uno de ellos, se piensa que puede haber sido el responsable de una catástrofe a escala planetaria
como la causante de la extinción de los dinosaurios hace 65 millones de años.

Algo similar, aseguran diferentes científicos tanto rusos como americanos, puede ocurrir en caso de
que asteroides descubiertos hace años, como Icaro o Tutatis, impacte contra nuestro planeta.

Icaro, el primero de ellos, es un asteroide de tipo Apolo descubierto en 1949 que debe su nombre a
la mitología griega en la que se nos cuenta como Icaro y su padre Dédalo consiguieron escapar del
laberinto del Minotauro merced a unas alas sujetas a su espalda con cera. Icaro voló demasiado
cerca del Sol, y este derritió la cera haciendo que se precipitase al mar y muriese ahogado.

Con un diámetro aproximado de 1,6 Km y una masa de varios millones de toneladas, Icaro describe
una órbita de 1,12 años y se desplaza a una velocidad de 70 Km por segundo. Este asteroide es,
según varios científicos rusos el que más peligro entraña para nuestro planeta, pues calculan que
puede impactar contra él alrededor del año 2006.

Otro científico ruso, Nikolai Chernij, director del observatorio astrofísico de Crimea, se muestra en
total desacuerdo con sus colegas aduciendo que "en los próximos 200 años no se cierne ningún
peligro sobre la tierra".

El posible impacto de este asteroide, equivaldría a la explosión simultanea de mil bombas


termonucleares de un millón de toneladas de TNT cada una, según Vladimir Poleonov, geólogo de
la Academia de Ciencias Naturales de Rusia quien además está totalmente de acuerdo con su colega
Viktor Sokolov, del Instituto de Astronomía Teórica de San Petersburgo, cuando advierte del
peligro que otro asteroide de grandes dimensiones, Tutatis, "pase relativamente cerca de la Tierra,
a sólo cuatro veces mayor distancia de la que separa nuestro planeta de la Luna para el 29 de
septiembre del año 2004. Es el mayor y más próximo peligro planetario que nos acecha ". Sokolov
matizó sin embargo que esa distancia es suficiente para no alarmar y añadió que el programa
espacial que controla las órbitas de los asteroides no ha dado la alerta.

Una nueva amenaza


1997XF11 es el nombre de otro asteroide que del día a la mañana se convirtió en un posible peligro
para la humanidad. Este asteroide de 1,5 kilómetros de diámetro aproximado, fue descubierto el 6
de diciembre de 1997 por Jim Scott, del programa de observación espacial de la Universidad de
Arizona, y ha sido agregado a una lista de cien asteroides considerados "potencialmente
peligrosos".

El especialista en asteroides Jack G. Hills, del Laboratorio Nacional de Los Alamos (Estados
Unidos), señala que "es el más peligroso que nos hemos encontrado hasta ahora. Me asusta de
veras. Si un objeto de este tamaño hace impacto en la Tierra podría matar a mucha, mucha gente ".
Hills asegura que si un asteroide de las dimensiones del 1997XF11 chocase contra el globo
terráqueo a más de 270.000 kilómetros por hora, estallaría con una energía de unos 320.000
megatones de dinamita. Esto equivaldría a unos dos millones de bombas atómicas como la de
Hiroshima, lo que provocaría que se abriese en el lugar de la colisión un cráter de unos 20
kilómetros de diámetro "ocultando el Sol por la saturación de polvo y vapor durante semanas o
incluso meses". Por el contrario, si este posible impacto tuviese lugar en el océano, daría lugar a
olas de cientos de metros de altitud, provocando graves inundaciones en todas las ciudades
costeras. "Si algo así cae en el Océano Atlántico, las ciudades que se encuentren más cerca de la
costa se verían arrasadas por la embestida, y en consecuencia de esto, donde antes había ciudades
sólo quedará una lodosa devastación" declaró Hills.

La Oficina Central de Telegramas Astronómicos realizó observaciones adicionales sobre el citado


asteroide y aseguraron que el 1997XF11 debería pasar a menos de 50000 kilómetros de la Tierra.
Esta estimación, según Steven Maran, de la Sociedad Astronómica Estadounidense, tiene un
margen de error de más de 180000 millas, lo que significa que una colisión con nuestro planeta es
teóricamente posible, pero por el momento incierta.

Brian Mardsen, de la UAI, agregó que esta noticia sobre el asteroide estaba destinada a alertar a
los astrónomos, pero no a la opinión pública. "La Tierra como blanco no es demasiado grande y
suponiendo que supiésemos que se va a producir el impacto, este es el momento de hacer algo y
enviar misiones hacia el asteroide. Una pequeña desviación es todo lo necesario y con el tiempo de
nuestra parte, no es necesaria demasiada desviación", y añadió que "si realmente pasa a unos
50000 kilómetros va a ser algo digno de verse".

Ante esta oleada de declaraciones alarmistas, astrónomos del Jet Propulsion Laboratory de la NASA
afirmaron que después de realizar nuevos cálculos han llegado a la conclusión de que el citado
asteroide pasará realmente a 960000 kilómetros del planeta. "Lo que estamos afirmando ahora es
que la probabilidad de impacto es cero" dijo Donald K. Yeomans, uno de los astrónomos de la
NASA. Yeomans realizó en colaboración con su colega Paul W. Chodas diversos estudios a unas
fotos tomadas hace ocho años por el Observatorio de Monte Palomar, en las que observaron la
presencia del asteroide, que en aquella época fue identificado como un punto de luz. Los
astrónomos añadieron que el nuevo trazo orbital del asteroide viene a significar que éste pasará
fuera de la órbita de la luna, con lo que "no representa ningún peligro para la Tierra".

En España, las noticias divulgadas por los medios de comunicación, hicieron que varios expertos
hiciesen declaraciones tranquilizadoras a la prensa, sobre todo después de que la NASA diese los
resultados del nuevo cálculo de órbita para el asteroide 1997XF11.

Miguel Serra, del Observatorio Astrofísico de Canarias, señaló que "la posibilidad de un choque es
bajísima. Se calcula que cada 15000 ó 20000 años un asteroide impacta contra el planeta".

Por su parte, Javier Armentia, del Observatorio Astrofísico de Pamplona, agregó que aunque es
muy difícil calcular la órbita de cualquier asteroide debido a que "tienen diversas oscilaciones. Con
el tiempo los cálculos se afinarán y serán más precisos, pero en el año 2028 no ocurrirá nada".

Impactos en otras épocas


Nuestro planeta es bombardeado cada día con media tonelada de materia espacial. Son pequeños
trozos que se inflaman al entrar en contacto con nuestra atmósfera aunque hay otros que debido a
su tamaño logran atravesarla y son recogidos como meteoritos. La dificultad que entraña el poder
determinar con exactitud la órbita de un asteroide, estriba en lo propensos que son éstos a verse
influenciados por la atracción gravitatoria de otros cuerpos como planetas o estrellas.

La Tierra, ha sido en otras épocas blanco del impacto de asteroides y meteoritos de gran tamaño.
Impactos como el ocurrido hace aproximadamente 49.000 años en Arizona (EEUU) y que dio lugar
al Barringuer Meteor Crater, con un diámetro de 1,186 kilómetros.

Aunque mucho más impresionante es el cráter Chicxulub, del que hicimos una pequeña reseña al
principio de este artículo. Situado en la Península del Yucatán, México, tiene un diámetro de 170
Kilómetros y una antigüedad de 64,98 millones de años. Nuevos estudios realizados por el profesor
Peter Shultz, geólogo de la Universidad de Brown, y Steven D’Hondt, oceanógrafo de la
universidad de Rhode Island, avalan la teoría de que el asteroide que originó este cráter fue el
causante de la extinción de los dinosaurios.

El impacto, fue especialmente destructivo para Norteamérica debido a que el choque contra la
península del Yucatán tuvo lugar desde el sudeste, a unos 20 ó 30 grados de inclinación,
extendiendo la devastadora energía liberada con el choque hacia el noroeste lo que causó una
extinción casi total de las especies radicadas en esa zona.

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