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1A DIALECTICA DEL DESEO Y DE LA DEMAN mn medida en que ha de mostrar su deseo, pues para é1 ésa es la exigent ‘esencial, slo puede mostrarlo en otra parte, allf donde tiene que superar proeza. El aspecto de hazaia de toda la actividad del obsesivo encuentra agul sus razones y sus motivos. 14 be Mavo 0& 1958 an XXII EL OBSESIVO Y SU DESEO Duplicidad del deseo ‘Significancia del fatasma Guiones sddicos Penniso, prohibein, hazaka Significancia del acting out ‘A través de a exploracin que proseguimos de las estructurs neurétias en cuanto condicionadas por lo que lamamos ls formaciones del incons- cient, la ltima vez legamos a hablar del obsesivo y terminamos nuestro discurso diciendo que ba de constiwirse frente a su deseo evanescent Empezamos a indicar, a partir dela formula el deseo es el deseo del (Otro, por qué su deseo es evanescente. La razsn se ha de buscar en una di fculiad fundamental en su elacién con el Otro, en tanto que éste es el Iu- ‘gar donde el significante ordena el deseo. Esta dimensida es la que tratamos de articular agus, porque creemos que falta de distinguira se introducen las dficultades en Ia teoria y as des- viaciones en la prictica De paso, queremos que se den cuenta de cual es el descubrimiento de Freud, cul es el sentido de su obra sila consideran tras un recorrido suf ciente y en su conjunto. Consiste en que el deseo se ordena por et signi ceante — pero, por supuesto, dentro de este fendmeno, el sujeto trata de ex- presar, de manifestar en un efecto de significanteen cuanto tal lo que ocu- ‘re en Su propio abordsje del significado, La misma obra de Freud se inserta, hasta cierto punto, en este esfuerzo. ‘Se ha hablado mucho a propésito de él de un naturalismo, de un esfuerzo de reducciGn de la realidad humana ala naturaleza. Nada de eso, La obra de Freud es una tentativa de pacto entre el ser del hombre y la naturaleza, Este pacto se busca, sin duda, en algo distinto que en una relacién de innatismo, porque en la obra de Freud el hombre siempre se experimenta «en base al hecho de que se consttuye como sujeto de la palabra, como Yo (Ue) del acto de la palabra, {Cmo negarlo, si as es como se experimenta a 1A DIALECTICA DEL DESEO Y DE LA DEMANDA enel anliss y de ninguna otra forma’ El hombre se encventa, pues, fen tea la naturaleza en una posturadistinta de la de un portador inmanente Ja vida. Donde Ia relacin del sujeto con la naturaleza encuentra con «it formularse es en el interior de su experiencia de la palabra ‘Surelacdn con{a vida resulaesar simbolizada mediante aquel suc aan dels formas dela vida, el significante de fal, yah es el punto orn teal, ams sensible y lami signicativa de todas las encrueijadas signfican tes que exploramos a lo largo del andlisis del sujeto. El flo es el véetice, el punto de equilibro. Ese! significane por excelencia de la ela del hombre conel significado, y por esta ran se encuentra en una posicién privileging La insercién del hombre en el deseo sexual esté condenaa a una pr blemitica especial, cuyo primer rasgo es que ha de encontrar tn lugar en algo que la precede, Ia dialéctca de la demanda, en la medida en que ésa siempre pide algo que es mas que la satisfaccién a la que apela, y va més alld, De ah el carécter problemstico y ambiguo del lugar donde se sia el ‘deseo, Este lugar siempre esti mas alld de la demanda en tanto que la de- ‘manda apuntaa la satisfaccidn de la necesiad, yesté més ae de la deman- dda en tanto que la demands, por estar aticulada en términos simblicos, ‘va mds allé de todas as satsfacciones a las que apela, es demanda de amor ‘que apunta al ser del Otro, a obtener del Otro esta presentficacinesencial — que el Otro dé lo que esté mais all de toda satisfaceién posible, su pro- Pio ser. A eso se apunta, precisamente, en el amor. En el espacio virual entre el requerimiento de la satisfac manda de amor es donde el deseo ha de oc se. Por eso slo podemos situarlo en una posicin siempre doble con res pectoala demanda, a la vex mas alli y més acd, segtn el aspecto que coa- ‘ideremos dela demand — demanda con respecto a una necesidad 0 de- manda estructurada en términos de significant. El deseo desborda toda clase de respuesta en el plano de a stisfaccin,re- lamaen s mismo una respuesta absolut, y entonces poyeeta su carter esen- ial de conic absotuta en todo To que se organiza en el interval interior entre os dos planos 6 Ia demanda el plano significado y el plano si te. Eneste intervao es donde el desto ha de ocupar su lugar y hae articularse Por esta azn precisamente, el Otro se convierteen el relevo! de acceso el sujeto a su deseo. E1 Otro en cuanto lugar de la palabra, en tanto que es 1. Relat. Se pd nner también om “inkemediaro™ (Nd) a4 EL OBSESIVO Y SU DESEO 1a quien se dirige la demanda, ser también el lugar donde se ha de deseu brie deseo, donde se ha de descubrir su formulacién posible. Ahi se ejerce «en edo momento la contraiecin, pues este Oto esti posefdo por un deseo —un deseo que, inayguralmente y Tundamentalmente, es jeno al sujeto. De a las dificultaes de la formalacién del deseo en las que tropezaré el suje- to, y tanto més significativamente cuando le veamos desarrllar las estruct- 4s neurdticas que el descubrimientoanalitico ha permitido delinear. Estas estructuras son distntas seg se haga hincapi en la insatistac= dn del deseo, y asf es como la histérica aborda su campo y su necesidad, ‘on la dependencia respecto del Otro en el acceso al deseo, y asf es como ‘este abordaje se le propone al obsesivo, Por esta razén, lo dijimos al aca- ‘bar la tima vez, en el obsesivo ocurre aqui, en (8 © a, algo que es distin- tode laidentificaciga histérica, El deseo es para el histéico un punto enigmiético,y nosotros seguimos ‘ndole todavia, por decirlo as, esa especie de interpretacin forzada ca- ractristica de todos los primeros planteamientos del andlisis de la histeria Por parte de Freud, Enefecto, Freud no vio que el deseo est situado para el histéric ental posicin, que decile Desea usted a éste oa éstaes siempre una interpreta- ci6n forzada, inexacta, errada. Tanto en las primeras observaciones de Freud como mas tarde en el caso de Dora, incluso, si extendemos el sen- tide de la palabra histria a aquel caso de la joven homosexual que comen ‘amos extensamente aquf el aio pasado, no hay ningdin ejemplo en el que Freud no haya cometido un error y no haya obtenido al menos, sin ninguna clase de excepcién, Ia negativa de la paciente a acceder al sentido del de- sco de sus sntomas y de sus actos, cada ver que asi ha procedido. En efec- to,el deseo de a histérica no es deseo de un objeto sino deseo de un deseo, «esfuerzo por manteners frente a ese punto donde ell convoca a su deseo, el punto donde se encuentra el deseo del Otro. 2. Appel La poise de apple core dee a nada hasta elanacn erigenl el ankle convoeasin IN, del} 45 LA DIALECTICA DEL DESEO Y DE LA DEMANDA EL OBSESIVO Y SU DESEO. Porsu parte clase identifica por el contrario con un objeto. Doras i Creo que ahi, en (0 a, ef esquema que agus presentamos nos abre Ia tifica cone St. K, Elizabeth von R. se identifica con divesos personajes de posibilidad de sitar y articular la funciGn del fantasma Les pido que se lo su familia desu entomo, Para clifiar el punto donde se identifica con fepresenten en primer lugar de una forma intuitva, eniendo en cuenta el {uien los trminos de yo ode Ideal del yo son igualmenteimpropis le hecho de que nose tata de un espacio real, por supuesto sino de una topo- hecho, ese alguien se converte para ella e su oto yo. Se tata den objets lopfa donde pueden trazarse homologtas. cuyaceccign siempre fue expesamenteartculada por Freud de una anes La relacin con la imagen del oto, ia), se sitia en una experiencia in- onforme con lo que estoy diéndotes, a saber, que en la medida en qu ella tegrada en el citcuito primitiv dela demanda, en el cual el sujeto se dirige ‘0€1reconoce en otro, en ota ls indices de su deseo, oa, qu ella élse en primer lugar al Otro para la stisfaccién de sus nevesidades. Es, pues ‘encuentra frente al mismo problema de deseo que ela, se produce la iden- en alain lugar de este circito donde se produce Ia acomodacién tran- tfieacign — con todas las formas de contagio, de eis, de epidemia, de sitivist, el efecto de prestancia que pone al sueto en una determinadare- maniestacionessntomiias, tan caracteristicos dela histeria, laci6n con su semejanteen cuanto tl. La relaciGn de la imagen se encuen El obsesivo tiene otras relaciones, porque el problema del deseo del Oto traasf en el nivel de las experienciase ineluso del tiempo en que el sujeto se le presenta de una forma de todo distin, Para articular, vamos ar entra en el juego dela palabra, en e mite del paso del estado infans al tar de introducimos a través de ls etapas que n0s freee la experiencia estado hablante, Una vez establecido esto, demos que en el otro campo, En cierto mode, poco importa por nde abordemos la vivencia de ob all donde busearmos las vias de la ealizacin del deseo del sujeto median- sesivo, De lo que se trata es de no olvidar su dversidad. Las vias trazadas {eel acceso al deseo del Oo, la funcin del fantasmasesitia en un punto por el andlisis, esas por las que nuestra experiencia, titubeante, hay que de- homélogo, ¢s decir en (8 0 a). Cirlo, ns ha incitado a encontrar la solucién de problema del absesivo, on 1 fantasia lo definiremos, sles parce, como fo imapinario capture parcialeso partdaris, Por supuesto, proporcionan un materia. Este rate. doen cierto uso de significane. Ademiis esto se manifesta y se observa de rial y la forma en que es utlizado, lo podemos explica de dstnta formas forma caracteristia, aunque slo sea cuando hablamos de los fantasmas tn relacin con los resltados obtenies. sicos, por ejemplo, que desempefian un papel tan importante en la eco- En primer lugar, podemos citicar dichas vias en si mismas. Esta etic oma del obsesivo, hha de ser convergente Si se deletrea i experiencia al como se haorientado 'Nétese ques lo planteamos en estos términos,scalificamos de scala efetivamente se pone de manifesto deforma indisutible que tanto la eo tendencia que estas manifetacionesrepesentan para nosotos ese elacin "fa como la prctica han tenido a centrase en la utlizacin de los Fanta ‘on una determinada obra. Esta obra, por su parte, no se presenta como una ‘mas del sujto. Ahora bien el papel de fos fantasmas ene cso dela neuro investgacin de fos instints sino como un juego que no bastara con el sis obsesiva tiene algo de enigmatco, pues el tmino de fantasma nunca se ino de imaginario para calificarlo ni muchos menos, porque es una obra fensas del sujeto. Hoy ya tenemos dos. Primero hemos abordado el papel del fantasma. Ahora veremos, a propésito de la hazata, que la presencia del (Oxo en cuanto tal es fundamental. Hay otro punto al que por lo menos quisiera introducirls. ‘lof hablar de hazaa, han pensado ustedes sin duda en toda clase de ccomportamientos de sus obsesivos. Hay una hazafla que quizas no mere el todo ser etiquetada bajo el mismo ttlo, es lo que se lama en et ani sis el acting out. En cuanto a esto, me he dedicado — ustedes se dedicarin a ello tam- Digan, asf lo espero, siguiendo mi ejemplo, aunque s6lo sea para confir- ‘ar lo que planteo — a algunas investigaciones en la literatura, Es muy sorprendente, tanto, que no se encuentran salidas. EI mejor articulo so- bre el tema es el de Phyllis Greenacre, titulado "General Problems of Acting out, publicado en el Psychoanalytic Quarterly, en 1950 — un ariculo muy notable porque muestra que hasta ahora no se haarticulado nada vilido al respect. ‘Creo que es preciso delimitar el problema del acting out, y que es im- posible hacerlo si nos atenemos a la nocién general de que es un sinto- ‘ma, de que es un compromiso, de que tiene un doble sentido, de que es tun acto de repeticisn, porque esto es diluislo entre las compulsiones de repeticin en sus formas més generals. Si este término tiene alin sen- tido, es en la medida en que designa una clase de acto que sobreviene en el curso de una tentativa de solucin del problema de la demanda y de! deseo. Por eso se produce de una forma electiva en el curso del andliss, porque, aunque en efecto puede ocurir fuera del andlisis, se trata cierta ‘mente de una tentativa de solucién del problema de Ia relacin ene e! deseo y la demanda, El acting out se produce sin lugar a dudas «To largo del camino de la ‘ealizai6n analitica del deseo inconsciente, Es extremadamente instruct vo, porque si examinamos lo que curateriza al efecto de acting out, encon- tramos en él toda clase de componentes absolutamente necesarios, por «ejemplo lo que lo distngue por completo de lo que se ama un acto fali- dd, o sea lo que yo llamo con mas propiedad aqu un acto logrado, quiero ecir un sintoma, pues deja ver claramente una tendencia. El acting out ontiene siempre un elemento altamente significant, precisamente porque ' enigmatico, No llamaremos nunca acting out sino a un acto que se pre te con un caricter muy especialmente inmotivado. Esto no significa que 28 EL OBSESIVO Y SU DESEO no tenga causa, sino que es muy injustiicable psicol6gicamente, porque es ‘un acto siempre significado, Por otra parte, en el acting out siempre desempetia un papel un objeto — un objeto en el sentido material del término, algo que me veré levado a tratr la prxima vez, para mostrarles precisamente la funcié limitada que ‘convene conceder en toda esta dialéctica al papel del objeto. Hay casi un ‘equivalencia entre el fantasma y el acting out. El acting out esti en general esiructurado de una forma que se parece mucho a Ia de un guidn. A su ‘manera, es del mismo nivel que el fantasma, Una cosa odistingue de Fantasma y también dela hazafa. Sila hazafa es un ejericio, una provza, un juego de manos destinado a complacer al ‘Ouro, a quien, yas lo he dicho, le importa un bledo, el acting outes distin to. Bs siempre un mensaje, y por eso nos ineresa cuando se produce en un andlisis. Siempre va dirigido al analist, en la medida en que éste no esti ‘en suma demasiado mal situado, pero tampoco esté del todo en su lugar. En general, es un hint que nos lanza el sujeto, y a veces lega muy lejos, 8 veces es muy grave. Sil acting out se produce fuera de los limites del tra- tamiento, quiero decir después, es evidente que el analista no pod sacar ‘demasiado provecho de él Cada vez que nos vemos llevados a designar de forma precisa este acto Paradgjco que tratamos de aprehender bajo el nombre de acting out, ve- ‘mos que se trata de alcanzar, en esta linea, una claificacién de las relacio- nes del sujeto con la demanda que revele que cualquier elacin con dicha ‘demanda es fundamentalmente inadecuada para permitirle al sujeto acce- der a la realidad efectva del efecto del significante sobre é, es deci, s tuarseen et nivel del complejo de castracion Esto puede malograrse — tataré de mostrérselo la préxima vez —en Ja media en que, en este espacio intevalar, intermedio, donde se prod cen todos es0s turbios ejercicios que van desde la hazafia al fantasma y desde ! fantasma aun amor apasionado y parcial, hay que decitlo, por el ‘objeto — Abraham no habl6 nunca de objeto parcial, habl6 de amor par- cial del objeto —, e sujeto ha obtenido soluciones ilusoris, yen particu lar aquela solucin que se manifesta en lo que llaman la transferencia ho- ‘mosexual en la neurosis obsesiva, Esto es lo que llamo la solucién ilusoria. La préxima ver espero mos- trarles en detalle por qué es una solucinilusoria. 21 ve mavo ne 1958, 29

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