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TEMA 3: LA INDUSTRIALIZACIÓN DE LAS SOCIEDADES EUROPEAS

1. AUMENTO DEMOGRÁFICO Y EXPANSIÓN AGRÍCOLA.


La Revolución Industrial fue el resultado de un conjunto de cambios
económicos y tecnológicos, que se produjeron por primera vez en Gran Bretaña a
mediados del siglo XVIII:
a) Revolución demográfica: Desde mediados
del siglo XVIII, la población europea inició un
proceso de crecimiento que se conoce como
revolución demográfica (la población europea pasó de
140 millones de habitantes en 1750 a 266 millones en
1850). Las causas de este crecimiento demográfico
fueron el aumento de la producción de alimentos y el
progreso en la higiene y la medicina, todo lo cual
provocó una disminución de la mortalidad, un ligero
incremento de la natalidad y crecimiento de la
esperanza de vida.
b) Revolución agrícola: El incremento de la
población provocó, a su vez, un aumento de la
demanda de alimentos y el alza de los precios
agrícolas, hecho que estimuló a los propietarios a
mejorar la producción. Todo ello se consiguió gracias a
dos grandes transformaciones: la privatización del suelo y la aplicación de nuevos
métodos y técnicas de cultivo. Igualmente, se inició una progresiva mecanización de
las tareas agrícolas, la introducción de nuevos cultivos (maíz, patata) y la expansión
de la ganadería, permitiendo ofrecer a la población una dieta más rica y variada.
Causas de la Revolución Industrial

2. LA ERA DEL MAQUINISMO.


Junto al aumento de la población y de la agricultura se produjo una gran
innovación tecnológica, que supuso un aumento de la productividad y una

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disminución de los costes de producción, lo cual permitía vender más barato,
aumentar la demanda y obtener mayores beneficios.
La fuente de energía que revolucionó la
producción y los sistemas de transporte fue el
vapor. La máquina de vapor, inventada por
James Watt en 1769, usaba el carbón como
combustible y permitió el abandono de las
energías tradicionales, convirtiéndose así en el
símbolo de la Revolución Industrial.
La mecanización y la introducción de
nuevas fuentes de energía impulsaron la
generalización del sistema fabril de
producción: la concentración de los obreros y
las máquinas en grandes edificios industriales
(las fábricas), donde tiene lugar la división del
trabajo, es decir, cada obrero realizaba tan sólo una pequeña parte de la cadena de
producción.
En Gran Bretaña, el primer sector en mecanizarse fue la industria del
algodón, primero en el hilado y después en el tejido, gracias a la aplicación de toda una
serie de innovaciones: la lanzadera volanta (aumentó la velocidad del proceso de tejido),
la máquina de hilar (incrementó la producción de hilo) y el telar mecánico.
Otro sector pionero de la industrialización fue la siderurgia, gracias a la
utilización del carbón de coque (de gran potencia calorífica) y del convertidor
Bessemer, que permitía transformar el hierro en acero.

3. LA REVOLUCIÓN DE LOS TRANSPORTES.


El incremento de la producción agraria e industrial no tenía sentido si no era
posible hacer llegar las mercancías a la población. Una serie de innovaciones
revolucionaron los transportes y permitieron el aumento del comercio.
3.1. El ferrocarril y el barco de vapor.

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En sus inicios, el ferrocarril se utilizaba en las La locomotora “Rocket” de
minas para transportar mineral en vagonetas que se Stephenson
movía sobre raíles. El fenómeno más importante fue la
invención de la locomotora por Stephenson (1829),
que accionaba el ferrocarril mediante una máquina de
vapor. La construcción de la red ferroviaria en
Europa fue un gran estímulo para el desarrollo de la
siderurgia. El ferrocarril acortó la duración de los
trayectos, aumentó la seguridad de los viajes y abarató el
transporte de mercancías.
Posteriormente, la máquina de vapor se aplicó
al transporte marítimo, y los barcos de vapor,
construidos en hierro, sustituyeron a los de vela.
3.2. El incremento del comercio.
La Revolución Industrial dio paso a una economía de mercado, en la que no
se producía para el autoconsumo, sino para la venta en mercados cada vez más amplios.
Este cambio fue posible gracias al aumento de la producción, el crecimiento de la
población y la mejora del poder adquisitivo de los campesinos y las clases populares.
Asimismo, la mejora de los sistemas de transporte permitió el aumento del
comercio interior, ampliándose los mercados locales y consolidándose un mercado
nacional.
El comercio exterior también se incrementó de manera considerable a
mediados del siglo XIX. Las teorías del librecambio sostenían que la libertad de
comercio entre países fomentaría el crecimiento de la economía. Sin embargo, para
defenderse de la competencia británica, muchos Estados que estaban iniciando su
industrialización impusieron el proteccionismo: la defensa de la industria nacional
mediante aranceles a las importaciones.

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4. EL CAPITALISMO INDUSTRIAL.
La Revolución Industrial originó el Ley de la oferta y de la demanda
capitalismo como modelo económico y el liberalismo
como doctrina política que lo sustentaba. Desde Gran
Bretaña, el nuevo sistema se extendió al resto de
Europa, Estados Unidos y Japón.
Una serie de pensadores británicos, entre los
que destacaba Adam Smith, definieron a finales del
siglo XVIII los principios del liberalismo económico:
a) El interés personal y la búsqueda del
máximo beneficio es el motor de la economía.
b) Los diversos intereses se equilibran en el
mercado gracias al mecanismo de los precios que
adapta la oferta a la demanda.
c) El Estado debe abstenerse de intervenir en
economía.
Bajo estos principios, el capitalismo industrial
se estructura como un sistema en el que los medios de
producción son propiedad privada la burguesía,
mientras que los obreros se emplean a cambio de un salario.
En el capitalismo, la falta de planificación y el constante aumento de la
producción originan crisis económicas que se repiten cíclicamente, debido a que la
oferta tiende a aumentar más rápidamente que la demanda, lo que conlleva la quiebra de
las empresas que acumulan demasiados stocks, provocando a su vez el aumento del paro
obrero.
Dentro del capitalismo, los bancos jugaron un papel muy importante, ya que
suministraban capital a las empresas, actuaban de inversores directos y facilitaban
los pagos mediante cheques y letras de cambio.
Por otro lado, dado que las empresas exigían grandes aportaciones de dinero,
surgieron las sociedades anónimas, mediante las cuales el capital que requiere una
empresa es fraccionado en partes (acciones), que pueden ser adquiridas y vendidas por
cualquier particular en la bolsa de valores.
Ciclo económico

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5. LA SEGUNDA FASE DE LA INDUSTRIALIZACIÓN.
A finales del siglo XIX, el mundo entró en una nueva fase del proceso de
industrialización: la Segunda Revolución Industrial, en la cual el liderazgo
económico de Gran Bretaña empezó a ser compartido con nuevas potencias
industriales como Alemania, Estados Unidos y Japón.
En esta nueva etapa, la electricidad y el
petróleo desbancaron al carbón. La electricidad tuvo
múltiples aplicaciones en la industria, en los transportes,
en los sistemas de comunicaciones, en el ocio y en la
iluminación. Por su parte, el petróleo posibilitó su
utilización como combustible para los automóviles a raíz
de la invención del motor de explosión, utilizándose
también en la navegación marítima y en la aviación.
En el ámbito industrial, la metalurgia adquirió
un gran impulso debido a la producción de nuevos
metales (acero inoxidable, aluminio), mientras que la
industria del automóvil, con la invención del coche
utilitario por Henry Ford, consiguió una gran expansión
en Estados Unidos. Por otro lado, la industria química
logró un importante desarrollo en Alemania gracias a la
fabricación de nuevos abonos, pesticidas, productos
farmacéuticos, etc. Finalmente, con la utilización del
cemento armado se edificaron los primeros rascacielos.
A finales del siglo XIX, la organización de la producción se orientó hacia la
fabricación en serie (taylorismo) como la mejor manera de aumentar la productividad,
disminuir el tiempo empleado y reducir los costes de fabricación.
Las elevadas inversiones de capital que requerían las innovaciones tecnológicas
estimularon la concentración industrial y las empresas se hicieron cada vez mayores.
Para restringir la competencia se firmaban acuerdos entre empresas con el objetivo
de fijar precios y establecer áreas de influencia. Nacieron así el cartel, el trust, el
holding y el monopolio.

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6. LA NUEVA SOCIEDAD INDUSTRIAL.
En el nuevo sistema industrial, las diferencias sociales se establecían por
riqueza, surgiendo la sociedad de clases, estructurada principalmente en dos grandes
grupos: la burguesía y el proletariado.
a) La burguesía: Era el grupo hegemónico, al ser Familia burguesa del siglo XIX
la propietaria de las industrias y los negocios. Se
dividía en gran burguesía (banqueros, rentistas, grandes
industriales), mediana burguesía (profesionales liberales,
funcionarios) y pequeña burguesía (tenderos). La
burguesía se convirtió en el centro de la vida social,
imponiendo sus valores como modelo social a imitar.
b) Los obreros: Estaban constituidos por los
trabajadores de las fábricas (proletariado industrial y
urbano), siendo el grupo más numeroso y desfavorecido
al no existir inicialmente ninguna legislación que fijase las
condiciones laborales de los trabajadores. En
consecuencia, sus condiciones de vida y de trabajo
resultaban muy duras.

En la aparición de las primeras


Trabajadores infantiles a comienzos del siglo XX
asociaciones obreras, la primera reacción
de los obreros, en los inicios de la
industrialización, fue su oposición al
maquinismo, por considerarlo
responsable de los bajos salarios y del
paro, llevando a cabo la destrucción de
máquinas y el incendio de
establecimientos industriales (ludismo).
Paralelamente, algunos sectores
de los trabajadores empezaron a darse
cuenta de que forman parte de una
misma clase social, con problemas
comunes y objetivos propios (conciencia
de clase), y para defender sus intereses
crearon las primeras organizaciones obreras, como las Sociedades de Socorros
Mutuos, cuyo objetivo consistía en actuar como sociedades de resistencia para ayudar
económicamente a sus miembros en caso de enfermedad o paro.
Las sociedades obreras fueron al principio ilegalizadas por los gobiernos
liberales, si bien más adelante, en Gran Bretaña, se derogaron las leyes que las
prohibían y se fundaron los primeros sindicatos, que reunían a obreros de un mismo
ramo. El objetivo de los sindicatos era mejorar las condiciones de trabajo de los
obreros, siendo sus primeras reivindicaciones la defensa del derecho de asociación, la

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reducción de la jornada laboral, las mejoras salariales y la regulación del trabajo
infantil.
7. MARXISMO, ANARQUISMO E INTERNACIONALISMO.
En la nueva sociedad industrial una serie de pensadores denunciaron las
desigualdades creadas por el capitalismo y propusieron nuevos modelos de organización
social. Karl Marx
7.1. Marxismo y socialismo.
A mediados del siglo XIX, Karl Marx y
Friedrich Engels denunciaron la explotación de la clase
trabajadora y defendieron la necesidad de una
revolución obrera para destruir el capitalismo. A
través de la revolución, el proletariado conquistaría el
poder político (dictadura del proletariado) y crearía un
Estado obrero que socializaría la propiedad.
El fin de la propiedad privada llevaría a la
progresiva desaparición de las clases sociales y del
Estado, para así poder alcanzar el ideal de sociedad
comunista, es decir, la sociedad sin clases.
A partir del último tercio del siglo XIX, los
marxistas propusieron la creación de partidos obreros
socialistas, con el objetivo de lograr la intervención en la
vida política a través de la participación en las elecciones Mijaíl Bakunin
y la entrada en los parlamentos nacionales, lograron así
los diputados socialistas impulsar una legislación más
favorable a los trabajadores.
7.2. El anarquismo.
El anarquismo reunió a un conjunto de pensadores
(Proudhon, Bakunin, Kropotkin) que tenían en común
tres principios básicos: la exaltación de la libertad
individual y de la solidaridad social; la crítica a la
propiedad privada y la defensa de formas de
propiedad colectivas; y el rechazo a la autoridad,
principalmente del Estado. Defendían la acción
revolucionaria de los obreros y campesinos para
destruir el Estado y crear una nueva sociedad colectivista
e igualitaria.
Los anarquistas se oponían a la participación en la vida política y a la
organización de los trabajadores en partidos. Algunos defendieron la acción violenta
contra los pilares del capitalismo (burguesía, ejército, Estado e Iglesia). Otros
patrocinaron la creación de sindicatos revolucionarios (anarcosindicalismo), para así
mejorar la condición obrera e impulsar la revolución social.
7.3. El Internacionalismo.

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Marxistas y anarquistas defendían la Cartel alemán de la II AIT con el lema
necesidad de unir esfuerzos de la clase obrera de “Proletarios del mundo, uníos”
todo el mundo para luchar contra el capitalismo
(internacionalismo proletario). A iniciativa de
Marx, en 1864, se creó la Asociación
Internacional de Trabajadores (I Internacional)
a la que se adhirieron marxistas, anarquistas y
sindicalistas, pero las grandes discrepancias
ideológicas entre marxistas y anarquistas la
hicieron inviable y terminó por desaparecer en
1876.
En 1889, algunos dirigentes socialistas
fundaron la II Internacional, organizada
exclusivamente por socialistas con el objetivo de
coordinar programas y actuaciones de los
diferentes partidos socialistas. La II Internacional
creó algunos de los símbolos de identidad del
movimiento obrero, como el himno de La
Internacional y la fiesta del Primero de Mayo (Día
de los Trabajadores).

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