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ALFREDO EL GRANDE.

El Rey de Wessex que defendió con éxito Inglaterra de las invasiones


vikingas.

Alfredo el Grande, Rey de Wessex, es una figura histórica que marcó un antes y un después en
la historia de Inglaterra. Nacido en 849 en el seno de la realeza wessexiana, Alfredo no era
originalmente el destinado a ser rey. Sin embargo, las circunstancias y su innegable capacidad
de liderazgo lo llevaron al trono en un momento crítico de la historia inglesa. Fue el quinto hijo
del rey Ethelwulf de Wessex, una región que hoy forma parte de la Inglaterra moderna.

El contexto de su reinado estuvo marcado por las brutales invasiones vikingas. Los vikingos,
provenientes de Escandinavia, habían estado asolando las costas de Europa con sus rápidas
incursiones y violentos saqueos. Inglaterra no era la excepción. Las crónicas de la época
describen a estos invasores como una plaga imparable que arrasaba con todo a su paso. Para
el joven Alfredo, la amenaza vikinga no era solo un problema político; era una crisis existencial
que amenazaba con borrar su cultura y su gente.

Asumiendo el trono en 871, después de la muerte de sus hermanos, Alfredo se encontró


rápidamente en el centro de la tormenta. Los vikingos, bajo el mando de figuras legendarias
como Ivar el Deshuesado y Ubba, estaban en su apogeo. Wessex era el último reino
importante en Inglaterra que se mantenía firme ante el avance vikingo, y Alfredo era su
baluarte.

Lo que distinguió a Alfredo de otros líderes de su tiempo fue su habilidad para combinar la
astucia con la valentía. No se limitó a enfrentar a los vikingos en el campo de batalla. Alfredo
comprendió que para ganar esta guerra, necesitaba reformar su ejército y adaptar sus tácticas.
Implementó una serie de fortificaciones conocidas como burhs, que proporcionaban defensa y
refugio a la población local. Estas fortificaciones se
convirtieron en un elemento clave para resistir los ataques
vikingos y eventualmente repelerlos.

El momento decisivo de su reinado fue la Batalla de


Edington en 878. Alfredo, después de sufrir una serie de
derrotas y viéndose obligado a esconderse en los pantanos
de Somerset, logró reunir un ejército y enfrentarse al gran
ejército pagano vikingo. La victoria en esta batalla no solo
aseguró la supervivencia de Wessex sino que marcó el
inicio del declive de la presencia vikinga en Inglaterra.

Pero Alfredo no solo fue un guerrero. Fue también un hombre de cultura y un ferviente
cristiano. Se preocupó por la educación y el bienestar de su pueblo. Tradujo libros del latín al
anglosajón, promovió la educación y el conocimiento, y estableció un código legal que
reflejaba su compromiso con la justicia y la equidad. Su administración y reformas sentaron las
bases para lo que eventualmente se convertiría en el reino de Inglaterra.

Su legado va más allá de sus victorias militares. Alfredo el Grande es recordado como un
unificador, un legislador, y un rey que, frente a la adversidad más abrumadora, no solo
defendió su reino sino que sentó las bases para la nación que Inglaterra se convertiría. En la
historia de Inglaterra, pocos nombres resuenan con tanto peso como el de Alfredo el Grande,
el rey que defendió su tierra contra las invasiones vikingas y cuyo reinado se convirtió en un
punto de inflexión en la historia de la isla.

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