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EL ÚLTIMO AVISO

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CRÓNICAS DE TIEMPOS PASADOS

VOLUMEN I. EL ÚLTIMO AVISO

JOSÉ ALBERTO CARLOS VÁZQUEZ PAREDES

PREFACIO POR MARÍA ISABEL QUIÑONES VÁZQUEZ

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CRÉDITOS/DERECHOS

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DEDICATORIA

<<Éste libro está dedicado «a todos aquellos soñadores o ingenuos que, creyendo
encontrar o haber encontrado una isla, tal vez incluso 'su isla', empeñaron la vida (la
salud, su dinero, la compañía) en su cuidado, confiados en que ese paraíso al final del
viaje, descubierto o preservado por ellos como oro en paño, podría ser el inicio de un
trayecto más favorable, incluso la salvación, para los otros; y en especial va dedicado a
quienes, aun intuyendo o sabiendo a ciencia cierta que su empeño sería estéril,
persistieron empecinados en la quimera, a aquellos que creen y sueñan con un futuro
mejor, también a aquellos que siempre ven el vaso medio lleno en vez de medio vacío y
a quienes buscan historias de amor, se inspiran en el arte o persiguen sus viejos
sueños de la infancia.

Dios nos ha formado a todos y cada uno de nosotros de una manera que podemos
sentir el amor en el interior del corazón de cada uno, y no ilusiones construidas por la
fama ni el dinero. Porque al final, uno sólo puede llevarse consigo los recuerdos que
fueron fortalecidos por el amor. Esforzaos para llegar hasta las metas que queréis
alcanzar y recordad que es posible vivir unidos, crear puentes de unión entre las
distintas culturas de la Tierra y que todavía existe esperanza para la Humanidad.

Esta es la verdadera riqueza que os seguirá y acompañará, y que os dará la fuerza y la


luz que os ayudarán para seguir adelante día a día>>.

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Agradecimientos

A mi amada hermana Diana, que fue mi guía, mi faro y mi timonel, y siempre me apoyó
a lo largo de ésta magnífica Aventura, y a mi querida madre, por incitarme a escribir,
un arte que me encanta y sin la cual no estaría hoy aquí. A ellas, gracias.

«La ciencia más útil es aquella cuyo fruto es el más comunicable.»

LEONARDO DA VINCI

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PREFACIO

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ÍNDICE
Pag.

Capítulo I. Relatos de un tiempo pasado..............................................................................11

Capítulo II. El Comienzo......................................................................................................13

Capítulo III. Un Serio Problema............................................................................................25

Capítulo IV. Las Revueltas...................................................................................................43

Capítulo V. Cuarentena por Permafrost................................................................................59

Capítulo VI. Punto de Encuentro..........................................................................................75

Capítulo VII. Inusual Terremoto...........................................................................................81

Capítulo VIII. La Conferencia...............................................................................................85

Capítulo IX. El Proyecto Arca...............................................................................................91

Capítulo X. La Iniciativa......................................................................................................99

Capítulo XI. La Reunión......................................................................................................103

Capítulo XII. A la sexta va la vencida...................................................................................109

Capítulo XIII. La Sala de tanques del Arca...........................................................................115

Capítulo XIV. Objetivo Dodo................................................................................................119

Capítulo XV. Saludos Tatatatatarabuelo..............................................................................123

Capítulo XVI. Objetivo Sable................................................................................................127

Capítulo XVII. Michelenium, Elemento 121..........................................................................131

Capítulo XVIII. Noche de Trivial..........................................................................................145

Capítulo XIX. Los Siete Sabios de Grecia y la Solución Sibilina............................................151

Capítulo XX. Clase Magistral de Mendeleyev........................................................................159

Capítulo XXI. La Búsqueda del Tesoro.................................................................................167

Capítulo XXII. La Calma antes de la Tempestad...................................................................187

Capítulo XXIII. Redecorando................................................................................................197

Capítulo XXIV. Reconciliación..............................................................................................235

Epílogo................................................................................................................................246

Bibliografía..........................................................................................................................249

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EL ÚLTIMO AVISO
I. Relatos de un tiempo pasado

Miguel y Ana corrían por los pasillos de la enorme galería de túneles, esa zona
estaba destinada al atletismo y para ello en su día se construyeron alrededor de 325
kilómetros de longitud de pistas subterráneas dedicadas a ello, las cuales estaban
pintadas de rojo claro y delimitadas con líneas a ambos lados, y en cierta zona se podía
ver incluso un espacio con un área dedicada a maratones, e incluso otras aptas para
poder disputar carreras olímpicas o Mundiales si así se quisiera.

Al cabo de varios minutos corriendo tomaron un desvío que llevaba a otra zona
y empezaron a caminar por un estrello pasillo amarillo, entonces, al llegar a un punto
dado, llegaron a una escalerilla con una preciosa alfombra de color azul claro. Al final
de la escalerilla había una pesada puerta con un cartel encima que ponía: "Biblioteca".

Los 2 niños entraron de forma silenciosa y se dirigieron a una estantería. Varios


cyborgs bibliotecarios recorrían los pasillos atendiendo de forma muy educada a los
estudiosos y estudiosas que se encontraban dentro consultando documentos. Miguel
agarró de la mano a Ana y le señaló un libro de la segunda balda. Ana lo cogió. Se
llamaba: Crónicas de tiempos pasados. El libro tenía la tapa dura y una foto de una
esfera en la portada.

Se sentaron en un camerino privado y Miguel abrió el libro y empezó a leerlo en voz no


muy alta, para ellos 2 únicamente:

CRÓNICAS DE TIEMPOS PASADOS

Libro 1: El Último Aviso

—Querido lector, si estás leyendo estas hojas sin duda habrás escuchado
historias de una época en la que el hombre vivía al aire libre fuera de este complejo de
túneles, un Mundo en el que había parques y jardines y también muchos animales que
corrían sin parar, la gente daba paseos por esos parques e iba a unos sitios llamados
zoológicos para ver a los animales en su hábitat, había también enormes selvas llenas
de aire puro... todo esto fue evidentemente antes del meteorito... y sin duda estas
historias te parecerán leyendas y cuentos difíciles de creer pero te aseguro, querido
lector, que todas son ciertas.

Una de esas historias comienza la tarde de un 4 de Junio de 1998 cuando Peter


Michel, de profesión abogado, se dirigía con sus dos hijos al parque de su localidad
para pasar una apacible tarde de verano. Los niños se pusieron a jugar al fútbol en
una zona del parque, mientras Peter se fijaba en un cartel publicitario: "Campamento
para jóvenes científicos: Diseñe el Mañana. Todos los interesados apúntense antes del
15 de Junio, plazas limitadas".

Pero para comprender mejor todo, quizás en vez de comenzar por el pasado,
debamos de hacer una mirada retrospectiva al futuro, ya que esta historia realmente
comenzó ahí.

—¡Vaya, qué intrigante, Miguel!

—Me gusta que me sorprendan las historias, Ana.

—Bien, veamos entonces qué nos depara ésta.

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Capítulo II. El Comienzo

20 de Enero de 2022. Mutriku, costa vasca

Aquel miércoles se cumplió el destino de Arrosco Carranza Goñiz sin que el


resto del mundo se percatara de ello, algo muy desafortunado, por otra parte, ya que en
última instancia ello condujo al fin del Mundo.

Sí lo hizo sin embargo, unas pocas semanas después, y sin que siquiera se
pronunciara su nombre. Y es que en el fondo era uno mas entre cientos de miles, su
nombre se mezcló con las distintas estadísticas de muertes por todo tipo de razones:
con los de las mujeres asesinadas por sus maridos, con las cifras de muertes por
accidentes domésticos, con los de las cifras de muertos por el covid19.... y es que si se
hubieran investigado a fondo los extraños fenómenos de esos primeros meses, se
habrían encontrado cientos de miles de extraños acontecimientos muy similares por
todo el Mundo, ataques aleatorios de animales a humanos por todo el planeta y sin
sentido alguno.

Y posiblemente aquel relato de un accidente aparentemente casual e aislado, ya


no sería tal sino una extraña conspiración orquestada por el Mundo animal y
ciertamente algo en lo que nadie hubiera pensado de antemano, precisamente porque
no cabía en cabeza humana, pero que en definitiva se trataba de eso, un imposible al
fin y al cabo. Nadie hubiera pensado nunca que especies animales tan distintas entre sí
y además habitualmente rivales, se asociaran... Pero tristemente ni Arrosco Carranza
Goñiz ni la apacible ría Deba de Mutriku, en el Norte de España, ni tampoco el resto
del Mundo, descubrieron nada en su momento y ése fue el comienzo del fin del Mundo.

Arrosco permaneció tan mudo como los peces que había pescado a lo largo de
toda su vida. Cuando finalmente se lo encontró formando parte de una estadística, los
acontecimientos ya se habían precipitado de tal manera que eran ya imparables y todo
ello se parecía ya más a una más de las siniestras profecías de Nostradamus que a
algo propio de la realidad en la que vivimos. Y aún así... estaba pasando realmente. De
todas formas, ya incluso desde mucho antes del comienzo de estos hechos, nadie se
había preocupado realmente por Arrosco.
El litoral costero de Mutriku tiene una extensión de aproximadamente cuatro
Kilómetros y está considerado como uno de los más bellos de la costa vasca. Es un
lugar ineludible para el visitante que esté de turismo en Guipúzcoa y el País Vasco. Se
trata de uno de los tramos de la costa de Euskadi con las aguas más limpias y con
mayor interés naturalístico. Al Este, limita con el municipio de Deba del que le separa
la ría del mismo nombre, y al Oeste lo hace con Ondarroa (Vizcaya), límite donde se
encuentra la conocida playa de Saturrarán.

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Prácticamente equidistante de los dos extremos, se encuentran el casco y
puerto de Mutriku, dividiendo su litoral en dos zonas. La más occidental está
constituida por los acantilados de Saturrarán y la rasa mareal de la zona conocida
como "Siete Playas". La situada al Este del puerto, entre la punta de Alkolea y
desembocadura de la ría de Deba es conocida como ensenada de Arbe.

Así por lo menos lo veía Arrosco, quien no era muy partidario de que Mutriku se
hubiera transformado con los años en un destino turístico internacional, como si fuera
algún sitio paradisíaco. A él no le servía de nada que unos perfectos desconocidos
esperaran que la gente saliera al mar en arcaicos botes de juncos.

Lo arcaico e incluso antediluviano ya era que todavía siguieran saliendo en


2022. La mayoría de sus paisanos se ganaban la vida en las traineras-factorías y en las
fábricas de harina o aceite de pescado, gracias a las cuales la tierra vasca, a pesar del
descenso de la pesca, seguía encabezando la lista de las zonas pesqueras, junto con
Cantabria y Galicia, dentro de España, siendo a su vez este uno de los principales
líderes en capturas junto a Rusia, antes de invadir Ucrania, Estados Unidos y los
principales países asiáticos.

A pesar de todo, Mutriku se expandía, un hotel pegado al otro, sacrificando sin


escrúpulos las últimas reservas de la naturaleza. Al final, todos seguían haciendo de
algún modo su negocio. Todos menos Arrosco, a quien casi lo único que le quedaba era
su pintoresca pequeña mini trainera: La «Xusta», una embarcación, hoy día más usada
para competiciones de carreras a remo que para pescar, que era su uso primigenio.
Pero todo indicaba que incluso las pequeñas traineras como la suya tampoco iban a
seguir existiendo mucho más tiempo.

Al parecer, la época de nuevos cambios que recién comenzaba a extenderse por toda
Europa había decidido dejar de lado a Arrosco. Entretanto, él se sentía cada vez más
amenazado. Por los ecologistas, que en los congresos sobre pesca excesiva y
destrucción de los bosques decían que estaba muy claro que las cabezas de los
políticos se daban la vuelta despacio y miraban fijamente a los dueños de las flotas
pesqueras, hasta que de repente se daban cuenta de que estaban mirando un espejo.
Entonces sus miradas seguían hasta Arrosco, que tampoco tenía la culpa del desastre
ecológico.
Tampoco era amigo de los bandos nacionalistas que reclamaban
exclusivamente para ellos la pesca de la zona. Él no era el culpable de los plásticos en
el mar, y en concreto de los microplásticos. Organizaciones como Greenpeace llevaban
ya un tiempo alertando sobre el efecto de estos compuestos, que se encuentran de
manera cada vez más frecuente en el agua del planeta. Así, un informe de 2015
denominado "Plásticos en el pescado y el marisco" calificaba a los microplásticos como
«bomba de relojería ecológica» e instaba a gobiernos e instituciones a reducir su
presencia.

Él tampoco había pedido la presencia de las fábricas flotantes ni de las grandes


traineras que, al borde de la zona de las doscientas millas, sólo esperaban encontrar
un gran banco de peces y dejándolos a ellos y el resto de pescadores con menos
recursos, sin apenas peces que poder pescar. Arrosco no era responsable de nada de
eso, pero de un tiempo a esta parte, ni él se lo creía, por lo que también se sentía
amenazado por su propio sentimiento de culpa, como si fuera él el que sacaba del mar
millones de toneladas de atunes y caballas.

Tenía apenas veintiocho años y era ya uno de los últimos de su especie. Sus
cinco hermanos mayores trabajaban en Bilbao. Lo consideraban un imbécil porque
estaba dispuesto a salir él sólo con una mini trainera, para esperar bonitos y caballas
que no llegaban nunca en la inmensidad de las aguas costeras. Solían decirle que no se
puede resucitar a los muertos.

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Pero se trataba de continuar la tradición familiar heredada de su padre, muerto
2 años antes debido al Coronavirus, o Covid19 y de su padre antes que él y a su vez de
varias generaciones más de la familia, su padre y los familiares que lo precedieron en
el negocio familiar habían salido todos los días al mar y hasta edades avanzadas; su
padre llegó a hacerlo a los setenta años, uno de los últimos días que le vio antes de
enfermar. Ahora, su madre, sola y triste yacía en la casa familiar con una extraña tos y
varias manchas en la cara, y parecía perder paulatinamente la razón; Arrosco Carranza
se había emperrado en que podría mantener vivo el recuerdo del anciano para su
madre mientras mantuviera con vida la tradición del negocio familiar.

Desde hacía más de mil años, los antepasados de Arrosco, los Atxutegi y los
Begoitia, habían usado botes de juncos. Habían explotado toda la costa y habían
provisto de pescado a Bilbao, la capital del país vasco. La zona es muy conocida por la
gran abundancia de fósiles, siendo un lugar muy concurrido por los coleccionistas de
ammonites y belemnites.

Asímismo, sus aguas, sobre todo en la zona de Alcolea, han sido


tradicionalmente muy concurridas por los aficionados a la pesca, tanto de caña como
submarina y al buceo recreativo. Allí habían brotado grandes cantidades de juncales, y
con ellos, muchos pescadores seguían tejiendo sus grillitos y caballitos, botes incluso
más anticuados que su pequeña trainera, de igual modo que lo habían hecho
antiguamente sus antepasados. Conducir una trainera pequeña como la suya requería
mucha disciplina y conocer bien el tipo de barco que era, además uno debía de estar en
buena forma física para poder dominar la embarcación.

Antaño, uno podía salir en la trainera y pescar montones de peces, hoy día ni
en los más húmedos de los sueños de Arrosco, se podrían alcanzar tales botines. E
incluso los propios juncos de los que se hacían los antiguos botes, habían desaparecido
hace años.

<<Tal vez soy realmente tonto>>, pensaba Arrosco, mientras la corriente balanceaba su
trainerita. Tonto y culpable. Todos nosotros somos tontos porque nos empeñamos en
seguir haciendo algo condenado al olvido, con sólo el fracaso como único objetivo a
evitar, donde nada valían ya tener buena disposición y una mente fijada en el arte de la
pesca.

Eso quedó ya obsoleto hace décadas. Sus hermanos así se lo habían advertido cuando
dejaron de acompañarlo hace ya 5 años. —¡No ganarás nada con esto! ¡Ven a Bilbao
conmigo a estudiar, Arrosco!, —le dijo seriamente su hermano Lander uno de esos días,
pero él no hizo caso.
Arrosco conocía por las leyendas lo que los arqueólogos habían encontrado en los
antiguos templos españoles medievales en la ciudad de Bilbao, bajo el puerto. Noventa
esqueletos yacían allí: hombres, mujeres y niños, muertos a golpes o a puñaladas. En
un intento desesperado por detener la irrupción de las aguas de la ría del año 1560, los
sumos sacerdotes habían sacrificado la vida de noventa personas, y las aguas
retrocedieron.

¿A quién más habría que sacrificar para detener la pesca excesiva? —se preguntaba a
veces Arrosco.

Nostálgicamente se puso a pensar en las viejas tradiciones vascas en Mutriku,


su pueblo, y es que durante las obras de excavación realizadas en la zona de la
Magdalena de Mutriku (Guipúzcoa) a finales del año 2008, fueron halladas varias
grandes piedras de caliza que no fueron tenidas en consideración en su momento por
desconocer su función original. Fueron apartadas junto a la Villa Magdalena igual que
el resto de elementos pertenecientes al antiguo molino de yeso que allí existió.

Según Arrosco había oído, y de los datos que habían podido obtener los
investigadores de los restos, una vez avanzadas las obras, al parecer, un responsable

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de las mismas en vez de tirar las piedras como si de escombro se tratara, ordenó llevar
las piedras a un lugar del barrio de Laranga para regalárselas a un vecino de la zona,
“Pikua,” para que las reaprovechara como quisiera en su terreno y lo que hizo con el
dispositivo es una gran fuente a modo de ornamento. Según las informaciones verbales
constaba que las maderas que se hallaron se cortaron para quemarlas y que los
elementos metálicos del molino fueron enviados a la chatarrería, todos ellos sin un
valor aparente, en principio.

El grave error es que nadie en el Cabildo de Mutriku supo apercibirse del valor
patrimonial de lo encontrado, aunque la zona era de presunción arqueológica desde el
año 1997. Con un diseño muy particular fueron colocados los diez grandes pedazos o
mas bien restos, de las piedras de la antigua concha sobre un pedestal algo elevado,
evitando colocarlas a ras del suelo, para así conseguir realzar la estructura. La
instalación de la fuente, propiamente dicha, no se realizó ya hasta el mes de Junio de
2010.

En el conjunto de la nueva fuente, ya construida, el residente colocó además


algunos elementos etnográficos reciclados, como por ejemplo una “lixibarri” (piedra
para la limpieza de la colada) embelleciendo así la estructura resultante, así como dos
grandes receptáculos o “txerriaskak” empleados habitualmente para alimentar a los
puercos.

Lo que sobraba de una fracción de las rocas existentes del molino, fue
correspondientemente conservado gracias a la decisiva intervención del vecino José
Luis Elorza “Pikua,” el único visionario que fue capaz de vislumbrar algo especial en las
rocas y decidió que había que conservarlas y exponerlas a los viandantes y turistas que
quisieran verlas y no destruirlas, tirarlas o reutilizarlas para construir otra cosa ya que
se habría perdido su valor intrínseco.

El semanario Diario Vasco, describió en su momento al invento de la siguiente


forma: "Se trata de un molino de piedra, para moler yeso, situado junto al caserío
Pikoaga del barrio de Laranga de Mutriku, que no ha conservado la estructura de
madera que debía contener y al que le quedan algunos restos de elementos metálicos
que unían las piezas del conjunto y algo de yeso (sulfato cálcico) que hemos detectado
en alguno de sus recovecos, el yeso se extraía ya en la zona durante la época de la
invasión árabe".

Según le venían esos pensamientos a la cabeza, a Arrosco se le ocurrió entonces


que el molino original, cuyo uso debió de interrumpirse hace ya 500 años para quedar
totalmente abandonado, debía de ser un molino de sangre, de tracción animal,
impulsado sin duda por bueyes o caballos, del tipo rulo o mola asinaria o jumentaria
romana y debía ciertamente de haber servido por tanto, originalmente para conducir
agua.

Tras ello y, abandonando este pensamiento sobre el molino y la fuente, le


vinieron también a la cabeza otras anécdotas que se contaban en el lugar como las que
hablaban del antiguo hotel balneario de lujo que hubo en la playa de Saturrarán de
Mutriku, playa nombrada según cuenta la leyenda en honor a dos peñascos en los que
se habían convertido los famosos amantes Satur y Aran y que en la época franquista
fue utilizado como la mayor cárcel para mujeres del País, la mayoría de ellas presas
políticas, algo que frecuentemente era convenientemente olvidado en el pueblo.

Una de esas anécdotas contaba la historia de Antonia Trujillo Galván, seguidora


del Real Madrid, quien en el año 1940, solicitó al caudillo una dispensa especial
temporal para poder acudir a ver el clásico esa temporada, la 40-41, partido que acabó
con un resultado de favorable al club blaugrana de 1-2, con goles por parte del club
azulgrana de José Bravo y Mariano Martín y de Barinaga por parte del club merengue;
las lenguas del lugar decían que la reclusa incluso llegó a tener un pequeño cara a cara

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con el dictador, reconocido seguidor culé, pero que al final éste le denegó la petición, y
cómo sería la cosa que Paquito, el año siguiente y quizás sintiéndose culpable por no
haberla permitido disfrutar de tan noble deporte, le concediera el indulto">>.

Arrosco, volviendo en sí, se estremeció ante sus propios pensamientos. Era un


buen cristiano. Amaba a Jesucristo y amaba a san Pedro, el patrono de los pescadores.
No había ninguna fiesta de San Pedro en la que no estuviera presente con todo el
corazón cuando llevaban al santo de madera en un bote de pueblo en pueblo. ¡Y sin
embargo!... Por la mañana, todos corrían a la iglesia, pero por la noche ardían los
verdaderos fuegos. El chamanismo estaba en pleno apogeo. Pero ¿qué deidad podía
ayudarlos cuando incluso el «Hijo de Dios» afirmaba que él no tenía nada que ver con la
nueva desgracia de los pescadores, que su influencia se perdía en el caos de las fuerzas
de la naturaleza, y que el resto era asunto de los políticos y los grupos de presión?.

Arrosco miró al cielo y lo vio claro. Prometía ser un bonito día.

Por el momento, el noroeste vasco tenía un aspecto realmente idílico. Hacía días
que no se veía una nube en el cielo. A esa hora tan temprana, los surfistas todavía
estaban en la cama. Hacía poco más de media hora que Arrosco se había adentrado en
el agua con su trainera por las olas que avanzaban mansas, junto con apenas una
decena de pescadores, antes de que surgiera el sol. Ahora, éste salía lentamente tras
las escasas nubes existentes, y bañaba las aguas con una clara luz cristalina. La
inmensidad infinita del horizonte, hasta ahora plateada, adquirió un tono azul suave.
En el mismo se adivinaban las figuras de numerosos barcos pesqueros que desfilaban
cual marcha nórdica en dirección Bilbao.

Arrosco, deslumbrado ante la belleza del amanecer, sacó las redes, con varios
metros de largo, y comprobó el arpón. Finalmente verificó que todo estuviera en su sitio.
Estaba sentado en la trainera y gateaba sobre la cubierta de la misma. Las traineras
afortunadamente disponían de una cubierta interior para poder sentarse, no como los
anticuados botes de juncos.

Tras desatar el remo, comenzó a remar, lentamente, el viejo remo, de nogal,


había pertenecido a su padre. Lo había conservado sólo para recordarlo. Todas las
noches, Arrosco ponía el remo al costado de la mini trainera y tras pegarlo a su pecho,
para sentir a su padre cerca suyo, lo fijaba ahí con unas cuerdas para no perderlo.

Hizo una breve parada para comprobar de nuevo las redes. Pensó en su madre,
todos los días tenía la esperanza de que su madre mostrara algún gesto de alegría en
su rostro. A su hijo ya no lo reconocía. A veces lo llamaba por el nombre de su padre,
provocando el llanto de Arrosco. El joven finalizó la inspección de la red. Ya la había
examinado en tierra, pero las redes eran muy caras y con sus escasos recursos no
podía permitirse el lujo de comprar unas nuevas. La pérdida de una red significaría el
fin.

Arrosco podía estar en el bando de los perdedores en esa partida de póquer por
lo que quedaba de los recursos del Pacífico, pero no tenía intención de perdonarse la
menor de las negligencias ni de darse a la bebida. Nada le resultaba más insoportable
que la mirada de los desesperanzados que dejaban que se les pudrieran los botes y las
redes. Arrosco sabía que, si alguna vez encontraba esa mirada en el espejo, moriría,
sería el fin.

Miró a su alrededor. A ambos lados, bien separados unos de otros, se extendía


el área del grupo de botes que esa mañana estaban navegando con él, a más de un
kilómetro de la playa. Hoy casi no había oleaje. Allí fuera se quedarían los pescadores
las próximas horas, pacientemente aguardando su pesca. Mientras tanto, se le habían
ido uniendo algunos botes más grandes, todos de madera, y también otras dos o tres
traineras, más grandes, y que tras pasar a su lado partieron hacia alta mar.

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Indeciso, Arrosco miraba a los hombres y mujeres que, uno tras otro,
deslizaban sus redes al agua, poniendo especial cuidado en amarrarlas con un cabo al
bote. Las boyas redondas, rojas, flotaban brillantes en la superficie. Arrosco sabía que
ya era hora de hacer lo mismo, pero pensaba en los días anteriores y no hacía nada
más que seguir mirándolos absorto en sus propios pensamientos.

Unas cuantas sardinas y dos míseros rapes. Eso había sido todo.
Su mirada siguió a otra trainera que se hacía cada vez más pequeña. Había días que
tenía más suerte. Atraídos por las temperaturas más cálidas de las aguas, a veces
grandes atunes, varios bancos de rapes y muchos tiburones martillo se extraviaban en
la corriente, en la que normalmente no se sentían muy a gusto. Entonces, para
Navidad, en Nochebuena concretamente, aparecían magníficas porciones de estos
pescados en la mesa.

Sin embargo, las semanas anteriores a las fiestas, los pocos peces pequeños
que había solían acabar engullidos por otros peces más grandes. Una máxima siempre
era cierta en la vida y siempre se la había repetido su padre mientras estuvo en vida:

<<Nunca se puede conseguir todo, Henry, tienes que saber elegir tus objetivos>>. Claro,
que también era cierto que, teniendo en cuenta aquella situación única, aquellos que
se atrevieran a adentrarse más en el mar conseguirían mayores piezas, ésa era la
contrapartida.

Ideas fútiles todas ellas. Ningún bote entraba tan adentro. Y además, el
problema mar adentro siempre era la corriente. En ese momento, un grupo de San
Martines pasó nadando a su lado, algo muy extraño, pues no eran típicos de esa
fechas, lo cual lo alarmó enormemente.

Remando despacio y contemplando de forma minuciosa el paisaje, Arrosco se


irguió lentamente en la trainera. A la luz del alba, había comenzado la espera de
bancos de peces que tampoco hoy vendrían. Oteó el horizonte buscando las demás
traineras. En otras épocas habría conseguido trabajo sin problemas en alguno de los
grandes barcos pesqueros, y casi todos los patrones de los mismos lo conocían del
puerto y les caía bien, ninguno dudaría en prestarle de vez en cuando una mano, o si
no lo habría intentado en alguna de las fábricas de anchoas de la zona, pero también
eso era ya historia.

Con la actual crisis derivada del coronavirus, hasta los obreros de las fábricas
habían perdido su empleo, la gente tenia miedo de acercarse unos a otros e iba siempre
con mascarillas tapando su cara y con espesos guantes de látex protectores, a pesar de
que había que tener mucho cuidado con su uso, y no podían faltar tampoco los geles
esterilizantes con base de alcohol, que se habían vuelto imprescindibles en el día a día
de la sociedad desde hace 2 años, a Henry le tenían harto aquellos hidroalcohólicos. A
los 3 empleados que tenía, los tuvo que despedir para evitar contagios. Los grandes
bancos de boquerones no habían vuelto jamás. ¿Qué debía hacer? No podía permitirse
ni un día más sin pescar, sería el fin.

«Podrías enseñarles a hacer surf a las damas de la alta sociedad, le había


sugerido burlonamente un amigo.» —Ésa era una de las alternativas—. Trabajar en uno
de los innumerables hoteles ante cuyo poderío se inclinaba el viejo Mutriku.

Pescar turistas en lugar de peces. Ponerse un traje ridículo, mezclar cócteles, o


arrancarles gritos de placer a las norteamericanas o suecas consentidas mientras
hacen surf, practican esquí acuático o acompañándolas por la noche en sus
habitaciones. A su juicio, incluso el surf se estaba convirtiendo en algo banal y
muchos lo usaban a modo de postureo en las redes sociales para sacarse la foto sobre
la tabla y hacer como que ya eran todos unos consumados surfistas en sus cuentas de
Tik Tok.

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Pero su madre moriría el día en que Arrosco cortara los hilos con el pasado. Y
es que aunque su anciana madre ya no estaba en sus cabales, debía sin duda alguna
percibir ya que su hijo menor había perdido la fe. Esa intuición de madre nunca fallaba.

Arrosco apretó los puños hasta que se le marcó el blanco de los nudillos. Luego
alzó el remo y se dispuso a seguir a la trainera perdida a lo lejos, lento pero de forma
decidida.

Sus movimientos eran firmes pero seguros; en su interior pensaba en la


sorpresa que se llevaría sin duda alguna su madre cuando le llevara unos de esos San
Martines que había visto pasar al lado de su pequeña trainera poco antes. Cada vez
que se hundía el remo, se alejaba más del resto del grupo, pronto se quedó solo y
aislado. No había ninguna corriente en contra y empezó a avanzar mucho más rápido,
estuvo así casi media hora.

Tan confiado iba, que pensó que a su vuelta ningún viento posible de última
hora lo retrasaría. Si no era hoy no sería ya nunca, lo dejaría ya e igual se iría a
estudiar junto a sus hermanos a Bilbao. Pero era mejor no pensar de momento en eso,
los peces lo estaban esperando mar adentro y planeaba atrapar unos cuantos.

Al cabo de un rato se detuvo y miró hacia atrás. Mutriku y sus casas apiñadas
se habían vuelto muy pequeñas. A su alrededor sólo había agua. No le había seguido
ningún bote o trainera. La pequeña flotilla había quedado muy lejos.

En ese mismo instante algo golpeó por debajo de la trainerita, lo cual lo hizo
tropezar dentro de la misma, pero se recobró rápidamente. Miró a ambos lados a ver de
qué se trataba, y vio extrañado, que era un delfín, y, de nuevo, era también muy raro
ver delfines por esa zona, lo cual nuevamente lo volvió a dejar con una rara sensación.

El delfín se puso a dar vueltas alrededor de la mini trainera, y Henry lo


interpretó como que quería jugar, con lo cual cogió una pequeña pelotilla de goma que
tenía guardada en una bolsa y que solía llevarse con él al mar y se la lanzó muy lejos
varias veces y el cetáceo se la traía una y otra vez como si fuera un perro. Luego se
alejó un poco, como despidiéndose para dejarlo pescar, Henry, viendo que era una
buena zona y se encontraba bastante lejos ya de la costa, lanzó la red y se detuvo a
esperar.

Arrosco sonrió, algo que últimamente poco hacía esos días, y mientras esperaba
a que algún pez se enredara en las redes, se frotó el pelo, lo tenía ya largo e iría pronto
a darse un buen corte, a su madre no le gustaba que se lo dejara crecer tanto. El bote
se mecía sobre las olas, las cuales eran un poco más altas las de la costa, sí, pero se
estaba bien en su pequeña trainera, esas olas le encantaban cuando llevaba su gran
tabla de surf, la cual usaba como si fuera un gran paipo, ya que en realidad Arrosco lo
prefería a surfear él mismo, pese a ser muy bueno surfeando.

Se estiró y dio un pequeño bostezo, a continuación volvió a coger el remo y con


algunos golpes consiguió llevar su mini trainera hacia la corriente. Se puso de rodillas
sobre la cubierta y se dispuso a pasar la próxima hora observando la boya, que
remolineaba sobre la superficie, un poco alejada de la pequeña trainera.
Casi una hora después había pescado tres bonitos; bien gordos y brillantes, los cuales
yacían sobre un pequeño depósito de la embarcación, y también dos San Martines.

Arrosco se entusiasmó; era mejor que lo que había pescado en los últimos 3
meses, que ya era decir mucho. De hecho podría incluso regresar ya, pero ya que
estaba allí, bien podía esperar un poco más. Entonces volvieron a ocurrir más cosas
extrañas, un grupo de morsas se acercó a la embarcación, e iban acompañadas del
delfín, el pintoresco grupo se puso a hacer acrobacias en el agua, era muy extraño,
como si se tratara de un espectáculo de esos que se ven en los zoos con acuarios y el
grupo estuviera actuando para él.

19
Henry los lanzó la pelota. Se pusieron a perseguirse unos a otros y a luchar por
la posesión de la misma, para luego, tras adquirir una determinada disposición sobre
las aguas, empezar a hacer piruetas, los delfines no se sabe bien cómo lo hacían pero
conseguían entre dos dar impulso desde abajo a la pelota y lanzarla hacia lo alto, para
a continuación las morsas remataban en el otro extremo de cabeza como si fueran
futbolistas, se fueron rotando una tras otra hasta hacer todo el grupo el mismo
ejercicio, y a continuación cambiaron los roles. Era todo muy extraño. Tras más de
media hora, el grupo se alejó y lo dejó solo.

En ese momento, notó un leve tirón en la soga, y al instante la boya desapareció


rápidamente entre las olas. Luego reapareció, salió disparada hacia arriba, bailoteó
unos segundos de aquí para allá y fue arrastrada de nuevo hacia abajo. Algo tiraba de
ella.
Arrosco agarró la soga, que se tensó en sus manos. Maldijo. La trainera se ladeó, y
Arrosco perdió el equilibrio y se cayó hacia atrás dentro de la trainera sin irse al agua.

—¿Qué diantres? —se preguntó a sí mismo en voz alta.

Algo debía de haberse atascado en la red, algo grande y pesado, un pez espada
tal vez. Pero un pez espada habría acelerado la marcha y arrastrado consigo a la
pequeña trainera. Lo que fuera que había quedado atrapado en las mallas de las redes
y tiraba fuerte hacia abajo.

Intentó recuperar la soga a toda prisa. Una nueva golpe bajo la trainerita lo tiró
esta vez al agua. Al hundirse le entró agua en los pulmones. Emergió tosiendo y
escupiendo agua, para luego, agarrarse al borde exterior de la trainera, donde esperó a
recomponerse, tras lo cual, enfurruñado buceó a ver qué era lo que ocurría. En efecto,
un pez espada estaba tirando de las redes hacia abajo para luego soltarlas, y repetía la
hazaña una y otra vez. Henry salió a la superficie y cogió el arpón, procedió a asustar al
pez acercándose con el arpón para alejarlo, lo cual consiguió, pues al acercarse al
mismo el pez se asustó y soltó las redes. Al subirse de nuevo a la trainera miró
alrededor y suspiró tras ello tranquilo, al menos la pesca del día seguía a salvo sobre la
cubierta.

Aún no se había repuesto del todo, cuando esta vez, un grupo de focas se
acercó a la pequeña trainera. Arrosco no les hizo caso en un primer instante, quería
volver a la costa ya con su pesca, demasiadas cosas habían pasado ya, así que, tras
agarrarlo, comenzó a remar, pero para su sorpresa, en vez de avanzar, la trainerita
comenzó a moverse lentamente en círculos, patidifuso vio que el delfín se había vuelto
a acercar y, agarrando la cuerda de la embarcación nadaba en círculos y en dirección
contraria a la que remaba Arrosco, con lo cual provocaba un movimiento idéntico por
su parte de la trainera, que en vez de avanzar se movía de forma circular.

Entonces pudo ver por fin lo que hacían las focas: estaban saltando sobre el
agua jugando entre ellas, igual que hacen en los parques acuáticos donde hay
espectáculos con este tipo de animales, los leones marinos. Todo lo vivido le empezó a
parecer a Arrosco como una especie de burla, los animales lo estaban forzando a verlos,
cuando normalmente cuando uno acude a este tipo de zoos era al revés, los animales
eran los que eran obligados a actuar de cara a los visitantes. Empezó a sentir miedo, y
a la vez, el nerviosismo se apoderó de su cuerpo.

—¡Ya está! —dijo, y procedió a cortar cuidadosamente la cuerda para que el


delfín lo dejara tranquilo. Dada la inercia, volvió a caerse sobre la quilla de la
trainerita. Vio el cielo dar vueltas encima suyo, ligeramente mareado. ¿Qué más me
puede pasar hoy? —se preguntó—.

Pronto iba a saberlo, pues en ese momento se auto invitaron a la escena dos
enormes tiburones peregrinos. Arrosco no entendía nada de lo que ocurría, el Tiburón

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peregrino no rondaba esa zona del mar, sino que solía nadar por aguas del Atlántico y
también podía vérselo en el Océano Pacífico, además era una especie tranquila.

Pero hoy estaba aquí y no parecía muy amigable, los dos tiburones rodearon la
pequeña trainera, como si examinaran la situación, a continuación se acercaron al
delfín, que se había alejado junto a las focas y las morsas, que parecían estar
contemplando desde la distancia la extraña escena. Tras unos minutos, durante los
cuales era como si se estuvieran comunicando entre sí, los tiburones se marcharon.

Miró alrededor de la trainerita, confundido. La boya no estaba a la vista; entonces


buscó con apremio el remo, el cual descansaba sobre la cubierta de la Mini trainera,
sin duda lo debía de haber dejado caer tras el último susto.

Muy despacio, lo recogió y comenzó a remar, alejándose nuevamente unos cuantos


metros más de la costa, finalmente vio a unos cientos de metros delante suyo la red
flotando junto a la boya, y al lado de ambas nuevamente un dantesco espectáculo,
todos los peces que se le habían encontrado se encontraban con la cabeza asomando
del agua como si lo estuvieran observando y se habían dispuesto en tres filas, uno al
lado del otro, y esta vez se les había unido un enorme cachalote que nadaba por debajo
de ellos y por tanto ¡por debajo de la barca!.

Arrosco tembló de miedo, quería salir de lo que parecía un mal sueño, una pesadilla de
esas que uno tiene de niño cuando te persigue un monstruo y sólo te mueres de miedo
y gritas pero nadie acude a salvarte y nada más quieres despertar cuanto antes de la
misma. Desesperado, se puso a rezar:

—Señor, baña mi ser con honestidad, que mi vida sea un resplandor de rectitud y de
felicidad, acorde a los principios de tu amor y de tu gracia.

Querido señor mío, quédate en mi corazón, con una unión tan íntima a la
verdad y a la entrega diaria hacia mis hermanos, que pueda servirles con agrado y
pasión, como quiera que sea tu voluntad.

Que mis acciones sean fieles a mi esencia de integridad y que quienes entren en
contacto conmigo puedan sentir en mí, tu presencia, para gloria tuya.

Hermoso padre, estoy dispuesto a recibir tu ayuda para librarme de los defectos
de mi carácter, de los cuales ahora me doy cuenta, son un obstáculo en el camino de
mi salvación. Ayúdame a ser una persona honesta conmigo misma y a actuar con
serenidad y con justicia en todas las decisiones que tome en mi vida.

Que mis pensamientos guarden coherencia con mi sentir y que tú estés en


medio de ellos. Ayúdame a irradiar la luz que proviene de tu santo espíritu, aléjame de
la corrupción, de la envidia, de la rivalidad, del rencor y de la ira.

Señor, en estos momentos de angustia, quiero que seas tú el que actúe en mi


vida, y soluciones estos problemas que no he podido resolver:

Escucha mi oración, o Señor Jesús, porque en mis fuerzas no está poder


resolver mis conflictos, en cambio cuando eres tú el que actúa en mi vida, todo sale
mucho mejor.

Señor, sé que en ocasiones me angustio porque en el mundo a diario hay


violencia, inseguridad, y otras duras situaciones que me hacen temer, que me llenan de
desesperanza, tristeza y angustia, pero hoy sé que cuando estás a mi lado, la vida
cambia, pues contigo puedo tener tranquilidad, sensatez, paciencia y caridad, frente a
las cosas que no puedo cambiar. Ayúdame a perdonar y a olvidar las ofensas que me
hacen y a alcanzar la armonía, la fe y la paz que sobrepasa todo entendimiento.

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De igual manera, te ruego para llenes de amor el corazón de mis hermanos y
me puedan perdonar por mis ofensas, las que hago consciente o inconscientemente,
pero que en alguna medida lastiman su ser. Perdóname tú también por mis pecados y
permíteme escuchar tu voz, para hacer lo correcto, para salir de mi egoísmo y donarme
a los demás constantemente y sin reproches, porque sé que eso me llenará de
verdadera felicidad.

Padre eterno, guía mis acciones y mis palabras, para que mi vida sea de tu agrado y
sea para ti, un sembrador de esperanza, sinceridad y alegría.

Al siniestro grupo, en el que varios de los peces solían depredarse entre ellos, se
les unió un calamar gigante, que también solía ser presa del Cachalote, aunque
extrañamente ahora, Arrosco los veía nadar juntos a pocos metros bajo él, sin
animosidad alguna entre ellos. Todo parecía una surrealista escena sacada de algún
cuadro, y los animales estaban dispuestos como si tratara de un juicio maquiavélico
donde los animales eran el jurado y él el acusado, tan sólo faltaba el...

De momento no acabó ése pensamiento, lo dejó aparcado a un lado por si acaso


resultaba ser erróneo. Así que Arrosco trató primero de autoconvencerse pero en vano
de que todo era fruto de su imaginación, sin duda le habría sentado mal algo en la
comida y estaba pagando los efectos de la misma. Luego pensó en las pocas
posibilidades que había de que lo atacaran tiburones en aquella zona.

En general, por esas latitudes, uno no se encontraba con ejemplares peligrosos


para los humanos. Rara vez se habían avistado tiburones martillo, Mako y sardineros
que saqueaban las redes de los pescadores, pero había sido mar adentro, pero una vez
más, junto a él había entre otros muchos, dos tiburones peregrino, los que
normalmente tampoco solían avistarse por esa zona.

Y para finalizar su cuenta mental, estaban también los tiburones blancos


grandes, quienes no aparecían normalmente nunca por las costas vascas y el
Megalodón se creía extinto hace siglos, salvo por algunas leyendas contabas por viejos
lobos de mar que decían haber visto alguno. Además, no era lo mismo bucear en pleno
mar abierto que allí, cerca de rocas y arrecifes que le ofrecían una relativa seguridad.
Todo era fruto de su imaginación, sí, eso debía de ser, de lo contrario era imposible, se
dijo.
Llenó de aire los pulmones y procedió a inspirar aire y expirarlo, a inspirarlo y
expirarlo, para tratar de relajarse, por debajo suyo, sin embargo, la siniestra silueta del
cachalote lo helaba la sangre en su interior. Su mirada iba de un lado a otro siguiendo
la siniestra silueta del enorme Physeter. La corriente, sin darse cuenta, lo había
arrastrado al lado de la red, la cual procedió a recoger con suma cautela, no quería
cabrear al monstruo bajo su Mini trainera.

Al meterla dentro fue cuando se dio cuenta de que estaba completamente


rasgada, ¿pero cual de aquellos peces era el responsable de aquel destrozo? podía
haber sido cualquiera de los grandes, y sin embargo... algo no le cuadraba a Arrosco. Si
lograba volver sano y salvo a casa lo esperaba una larga semana de remiendos.

Repentinamente, el agua vibró, miró debajo suyo, no era el cachalote, que


estaba extrañamente parado bajo la Trainerita junto al enorme calamar gigante, era
otra cosa, un enorme banco de atunes a un costado de la trainerita. Arrosco se alegró
ligeramente.

Los atunes se cotizaban a un precio considerablemente bueno en el mercado de


Mutriku, y una red llena hasta arriba podía alimentar a un pescador y a su familia
durante una larga temporada. Pero pronto le cambió de nuevo la cara. El enorme banco
de atunes se situó junto al resto de peces ocultándose entre ellos. Y una vez más volvía
a darse de nuevo la misma sensación, era como si estuviera en un juzgado y siendo él
el acusado.

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—«Tienes que salir de aquí», —se dijo en su interior, —¡vuelve a la costa ya!—.

Cogió al remo y empezó a remar, pero a la cuarta remada uno de los peces arremetió
contra el remo y se lo arrancó de la mano cayéndose éste al agua.

—¡Ahora sí, estoy ya perdido!, —se dijo desesperado.

Y entonces el cachalote arremetió desde debajo de la Trainerita y la partió en dos,


cayendo al agua Arrosco.

Finalmente pudo completar su anterior pensamiento, mientras un repentino


terror lo sobrecogía por completo, estaban todos los peces presentes como jurado, y
sólo faltaba, sólo faltaba, el... juez. En ese instante y como si desde la posición del
estrado se tratara, desde enfrente del grupo siniestro de peces que formaban aquel
jurado animal y enfrente suyo, vio aparecer y nadando a toda velocidad un enorme
tiburón blanco, el cual zigzagueó en dirección a él, y a su lado había una enorme orca
asesina.

Después de un buen rato, se levantó un fuerte viento Nordeste en el Mar


Cantábrico. El cielo se había encapotado. El día se había convertido en gris. El oleaje
apenas había variado de forma perceptible, era fácil conducir un bote o una trainera en
esa situación con las aguas calmadas. Pero lo cierto era que no se veía a nadie
conduciendo bote o trainera alguna. No había nadie en varias millas. Sólo había una
pequeña trainera, la cual arrastraban lentamente las aguas al mar abierto.

—Bueno, ciertamente ha comenzado fuerte la historia, Miguel —comentó en voz


baja Ana a su hermano.

—Ya, pobre Arrosco —concordó Ana, con expresión taciturna.

—Padre siempre dice que los adultos habían dañado mucho el Planeta y eso fue
una suerte de "castigo cósmico" por ello, hermanita.

—Ya, de ahí que aquel daño al Medio Ambiente diera lugar al comienzo de las
revueltas.

—En efecto. Bueno, veamos cómo continúa la cosa —dijo finalmente Miguel,
cerrando la conversación, por el momento.

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Capítulo III. Un serio problema

17 de Abril de 2022

Henry Michel tenía el cabello moreno y unos ojos azules celeste, era Licenciado
en Física por la prestigiosa Universidad Americana de Harvard, situada en la ciudad de
Cambridge, pertreneciente al Estado de Massachussets, y t 33 años de edad. Henry se
encontraba en ése momento en su despacho, leyendo el último número que le había
llegado de la prestigiosa revista científica americana Psi-Science, a la cual estaba
suscrito esos días. En ese momento estaba leyendo un extenso artículo de un nuevo
avance científico que rezaba así: Un grupo de físicos de la Universidad de Harvard logra
detener la luz.

De fondo, la televisión estaba emitiendo el noticiero diario:

"La semana pasada apareció en la costa inglesa el enorme cadáver de un animal


no identificado, que se desintegró rápidamente al entrar en contacto con el aire. Según
informó la guardia costera inglesa, esa masa amorfa es sólo una pequeña parte de una
masa mayor que anteriormente se había observado flotando en el agua. Los expertos
ingleses no encontraron ningún tipo de huesos, que incluso un vertebrado tendría
todavía alguno en semejante estado.

Manifestaron que la masa era demasiado grande para ser piel de ballena, y que
tampoco olía como tal. Lo que se sabe hasta el momento arroja paralelismos
asombrosos con los llamados globsters, masas gelatinosas que aparecen
reiteradamente en las costas. De qué tipo de animal provienen, es algo sobre lo que
sólo se puede especular". Les informó, Laura Daughtery desde la CNN, a día de 17 de
abril de 2022".

Henry se pasó en el laboratorio de Física todo ese día. Por la noche se fue a dormir
temprano.

4 de Mayo de 2022. Trondheim, costa noruega

Un equipo de físicos de la Universidad de Harvard hicieron brillar un rayo láser


dentro de una celda de vidrio en la que habían introducido antes vapores atómicos. La
luz entró, pero no volvió a salir. No fue destruida ni absorbida, sólo acumulada y lista
para resurgir intacta, cuando los científicos quisieran.

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El pulso láser tenía una longitud estimada de varios kilómetros antes de ser
introducido en la celda, pero de todas formas pudo entrar intacto dentro de la cámara
de apenas unos centímetros de ancho. ¿A Alguien le suena a magia? Puede ser... pero
sólo era mecánica cuántica. La mecánica cuántica describe las complejas e intrincadas
reglas de la luz y la materia a escalas atómicas.
En esa realidad, subatómica, la materia puede estar en dos lugares a la vez
(Schrödinger/Heisenberg...). Los objetos pueden ser partículas y ondas a la vez
(dualidad corpúsculo-onda). Y nada es seguro, solamente es probable o improbable.
Este logro, casi imposible, detener la luz, fue logrado por tres grupos de
científicos. Uno de ellos estaba liderado por Ron Walsworth, físico de partículas del
Instituto Harvard-Smithsonian de Astrofísica, otro por Lene Hau del Departamento de
Física de la Universidad de Harvard, y el último equipo estuvo liderado por Gérard
Mourou y Donna Strickland.

El equipo de Walsworth utilizó vapores tibios de rubidio para detener el pulso láser; el
de Hau empleó un gas de sodio muy frío para lograr el mismo efecto. Finalmente el
equipo de Mourou y Strickland lo logró empleando una técnica llamada “Chirped
Pulsed Amplification” o CPA de acuerdo a sus siglas en inglés (chirrido de pulso
amplificado).

Antes de conseguir detener por completo la luz, Lene Hau y sus colegas en una prueba
anterior, hecha en 2009, redujeron significativamente su velocidad hasta dejarla
similar a la que podría tener una bicicleta. Los fotones, o partículas de luz, y carentes
de masa, pueden viajar muy rápido. Los científicos de Harvard detuvieron sus rayos
láser "poniendo pesos a los fotones".

El método básicamente requiere del uso de dos láseres: uno de ellos, llamado "láser de
control" y el otro, el "láser de señal". El láser de señal es el que se detiene. Mediante el
láser de control, el equipo de Walsworth consiguió que el gas de rubidio de la celda de
cristal se hiciera "dispersivo", o dicho con otras palabras, la velocidad de la luz que
circulaba a través del gas, dependía expresamente del color de la luz utilizada. (Los
prismas funcionan todos de forma parecida entre sí, aunque la comparación no es
100 % exacta).

En este clase de gas de dispersión, los átomos y los fotones reaccionan entre sí de
forma enérgica, de acuerdo con Walsworth.

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"Al ser desplazados de forma efectiva por las fuertes reacciones entre los átomos,
los fotones se vuelven lentos". Los físicos suelen llamar a estos sistemas átomo-fotón,
un "polaritón" ( o polariton en inglés). Tras ello, los científicos hicieron disminuir la
intensidad del láser de señal hasta que el polaritón fue completamente atómico.
Entonces, de forma repentina, ya no aparecían fotones en la cámara. No obstante, la
huella de los fotones continuó en los átomos. Como un trompo hecho para meros
adolescentes, los átomos giran a gran velocidad alrededor del núcleo. Se dice así, que
los átomos "poseen momento angular".

La información que relata el láser que desaparece fue guardada, como si de un


código se tratara, en los patrones de arriba y abajo de los ejes de giro de los átomos.
Liberar el pulso almacenado es fácil: otro rayo láser dirigido a través de la cámara
puede liberarlo.

"En un futuro no muy lejano, este procedimiento podría permitir el registro reversible
de información cuántica entre los átomos y la luz de forma eficiente", dice Walsworth.

Hasta la fecha de este descubrimiento (1985) era imposible amplificar pulsos láser que
tuvieran una intensidad superior a 1015 W/cm2, ya que fundían cualquier material con
el que se fabricara el amplificador láser. El procedimiento consta de 4 fases:

1. Generar un pulso de luz láser.


2. Estirar el pulso láser en el tiempo, lo cual reduce la intensidad máxima del pulso.
3. Amplificar el pulso estirado, el cual ya no destruye el amplificador porque no tiene
tanta intensidad máxima.
4. Comprimir en el tiempo el pulso amplificado.

Las posibilidades son increíbles:

"Supongamos que tenemos alguna información que se encuentra codificada en


átomos", dice Walsworth. "Podríamos mapear dicha información en forma de luz y
enviarla a otro conjunto de átomos, e imprimir la información que se encuentre allí".
Walsworth llama a esto "comunicación cuántica". La comunicación cuántica podría en
el futuro servir para enviar mensajes codificados, que fueran de esta forma secretos,
por ejemplo, a través de mensajes en el móvil que fueran codificados de esta forma.

Una de las características fundamentales del mundo cuántico es que el simple


hecho de observar un sistema, altera de por sí las propiedades elementales de dicho
sistema. En otras palabras, sería imposible "tocar" un mensaje cuántico sin dejar
marcada una "huella digital". "Por esta razón, no hay manera de interceptar mensajes,
romper el código y devolverlos sin que el receptor de los mismos se diera cuenta de ello",
dice Walsworth. ¿A alguien le resulta familiar?.

Podría de hecho serles bastante familiar a los seguidores de la famosa serie


americana de ciencia ficción: Viaje a las Estrellas (Star Trek). Cada vez que el Capitán
Kirk utiliza su transportador para visitar un planeta extraterrestre, los átomos
distantes son re-ordenados por un rayo fotónico de algo parecido a una luz que hace
coincidir el patrón molecular de su cuerpo para devolverlo más tarde a bordo de la
nave Enterprise, éste sería un ejemplo algo exagerado de "comunicación cuántica".

Los transportadores de Star Trek permanecerán como ficción sin duda alguna
durante muchos años más, o eso dicen hoy los científicos. No obstante, detener la luz
podría ser un pequeño primer paso hacia este fin.

En un futuro no muy lejano ya, estas técnicas podrían adelantar la llegada de


una nueva y extraordinaria forma de computación llamada "computación cuántica".
Los ordenadores cuánticos del futuro podrían almacenar datos y hacer cálculos

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jugando con los estados cuánticos (como el giro) de los átomos individuales. Debido al
enorme número de átomos existentes, incluso en una cantidad infinitesimal de materia,
los ordenadores cuánticos podrían tener una potencia inimaginable todavía hoy día.

Los ordenadores realizan su trabajo mediante el empleo de números binarios,


0/1 o sea, mediante unos y ceros. Dichas unidades, llamadas normalmente "bitios", se
encuentran en continuo movimiento dentro del ordenador personal de su escritorio. En
un PC cuántico, los bitios, o qubits (q-bits), podrían ser llevados de un lugar a otro
mediante fotones.

La polarización horizontal, por ejemplo, podría representar al 0 y la polarización


vertical al 1. (Y esto no finaliza aquí: los q-bits pueden ser 0, 1 o una superposición de
ambos, algo que no contraviene las leyes actuales conocidas hoy día de la física
cuántica, por cierto. Y es que los q-bits suelen ser las herramientas naturales para la
"lógica confusa").

Esta clase de PC funcionaría solamente en caso de que hubiera una manera de detener
la luz, cambiar su fase, o estado, y re-enviarla.

El grupo de Walsworth ha demostrado que esta secuencia puede conseguirse de


forma factible: y así, mientras que un pulso de luz era grabado en los átomos de
rubidio, ellos hicieron un sencillo cambio en los estados cuánticos de los átomos. Para
alegría de los científicos, el cambio ese encontraba también en el pulso regenerado de
luz. Walsworth y Hau emplearon para ello vapores (de rubidio y de sodio) para detener
la luz.

Mientras el pulso láser va entrando en la cámara que contiene el vapor de


rubidio, la información que define la luz se imprime en los estados de giro de los
átomos (señalados por las pequeñas flechas). En el momento en que la luz es
"interrumpida", solamente existen los estados de giro. Esta imagen de Tony Phillips
está basada en otra del Instituto Americano de Física.

De la misma forma, tener pulsos láser ultracortos es como tener una cámara
muy rápida para “ver” procesos que antes parecía que eran instantáneos. Y es que uno
podría pensar que estos pulsos son como el tic-tac de un reloj, el cual permite
establecer el orden en el que han sucedido los eventos. Por ejemplo, se puede observar
cómo se mueven los electrones durante el proceso de fotosíntesis de las plantas o el
movimiento de los electrones alrededor de un átomo. Es decir, en definitiva, se puede
analizar cómo ocurren las reacciones químicas a nivel atómico.

También existe la posibilidad de emplear estos láseres como aceleradores de


partículas, lo que podría abaratar y reducir de forma significativa el tamaño de los
futuros aceleradores de partículas. Todo esto sería vital ya que facilitaría de gran
manera su posible fabricación a escala mucho mayor y en tamaños reducidos para su
uso por ejemplo en el interior de los hospitales, ya que cada uno podría tener su propio
acelerador. O incluso, y ya hablando de los futuros colisionadores de partículas,
todavía estamos esperando a ver cuál será el sucesor del Colisionador de Hadrones de
Suiza debido a los altos costos que conlleva una instalación de este tipo.

—Así que, en definitiva esta es la esencia del funcionamiento de la máquina,


sus... comenzó a decir Miguel.

—Sus fundamentos físicos y ecuaciones, que diría el abuelo. "El gran


conundrum," lo llamaría.

—Interesante, hermanita, ciertamente muy interesante.

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Esta técnica tiene múltiples aplicaciones en diversos ámbitos: química, biología,
física, ciencia de materiales, electrónica, industria, medicina... No voy ciertamente a
comentar cada una de ellas, pero espero haberos convencido de que este
descubrimiento bien merece un premio Nobel, no sólo por el descubrimiento en sí, sino
por todas las aplicaciones que ha tenido a posteriori.

Y es que todas estas posibilidades son varios de los múltiples ejemplos de cómo
un avance en el ámbito de la ciencia básica puede acabar transformando otros campos
de investigación y dar lugar a aplicaciones que eran impensables antes de ése
descubrimiento.

¿Serán las computadoras del futuro también vaporosas?

No tiene por qué: un equipo, dirigido por Phillip Hemmer de la Base Hanscom
de la Fuerza Aérea, quien está ahora en la Universidad A&M de Tejas, ha probado que
la luz puede ser detenida también por sólidos. Ellos utilizaron un aislante mezclado con
una tierra rara, (materiales que normalmente son usados en la actualidad en la
producción de procesadores y memorias ópticas de ultra-alta densidad).

"Es gratificante pensar que funciona también en un estado sólido, lo cual nos
acerca más a la electrónica que conocemos", dice Walsworth. Se trata de una realidad
compleja y sofisticada y dentro de una ciencia nueva, y es que ver cosas como estas,
donde los científicos pueden detener la luz, guardarla y posteriormente soltarla cuando
lo deseen, hace que algo que parece tan familiar nos de más seguridad, tranquilidad y
ciertas garantías.

Henry se encontraba dando un curso de física aplicada en la Universidad de


Bergen, en Noruega. Se trataba de una sustitución que realizaba a un viejo amigo que
conocía de sus años de estudiante en Harvard. La Universidad de Bergen, la más
prestigiosa de Noruega y más citada en los medios, cuenta con más de 24.000
estudiantes, repartidos en 7 facultades, es una prestigiosa Universidad que propicia la
investigación entre el profesorado, lo cual la hace ser reconocida Mundialmente.

Su lema:" "Dedicado a las personas" recoge la esencia de los valores


fundamentales de la misma. Estos valores también reflejan el enfoque académico de la
universidad, que se centra principalmente en los programas relacionados con la salud,
la sociedad y la iglesia en todos los niveles (tanto licenciatura como maestría y
doctorado), y está respaldado por investigaciones en curso en todos los campos.

Bergen, capital de la provincia de Hordaland, es la segunda ciudad más grande


de toda Noruega, con alrededor de 275.000 habitantes y suele promocionarse a sí
misma como la puerta de entrada a los fiordos Noruegos y es por lo tanto también el
mayor puerto de cruceros turísticos de Noruega y uno de los mayores de Europa. La
ciudad de Bergen se divide en ocho barrios: Arna, Bergenhus, Fana, Fyllingsdalen,
Laksevåg, Ytrebygda, Årstad y Åsane, donde Henry había alquilado temporalmente un
pequeño chalet para el período de los cursos y que compartía con su novia Jenniffer.

La revista Time la nombró una de las catorce «capitales secretas europeas» en


agosto de 2004, en reconocimiento a su gran actividad económica relacionada con el
mar, con la acuicultura y la investigación marítima en conjunto con el Instituto de
Investigación Marítima (IMR), que es el segundo mayor de Europa, en reconocimiento
como gran institución puntera en dicho campo. Bergen también es la base principal de
la Marina Real Noruega, con base en Haakonsvern y donde se encuentra el gran su
aeropuerto internacional de Flesland, que cuenta a su vez con el principal helipuerto
de la importante industria petrolera y gasística, desde el cual miles de trabajadores en
ultramar se trasladan a sus puestos de trabajo a bordo de las plataformas petrolíferas
y perforaciones.

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Bergen fue una de las nueve ciudades europeas honradas con el título de
capital europea de la cultura en el año 2000. En 2020 y a pedido de la ONU se
publicaron varios artículos sobre el océano y el Objetivo de Desarrollo Sostenible 14.
Henry y Miles fueron 2 de los principales ponentes durante la misma. La serie de
artículos se publicó a partir del 8 de junio, en el Día Mundial de los Océanos.

En 2020, la ONU invitó al Director de Ciencias de la Universidad de Bergen a


proporcionar aportes y propuestas concretas sobre cómo la ciencia y el conocimiento
basados en la investigación pueden integrarse como parte de la base de informes para
el trabajo de diferentes países sobre la agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo
Sostenible.

La Universidad Internacional de Bergen es una de las dos únicas universidades


del mundo que han recibido alguna vez esta invitación especial. 2.630 participantes
asistieron a su vez a una conferencia de clima en el campus de la Universidad en
febrero de 2021. Y es que, cuando el mundo no podía venir a Bergen debido a la
pandemia, Bergen vino al mundo y sin necesidad de viajar en avión. Debido a la
pandemia de coronavirus, la conferencia se llevó a cabo de forma digital y participantes
de 105 naciones siguieron la transmisión que se envió desde el Aula 202 de la
Universidad de Bergen.

La ciudad de Bergen fue fundada en 1070 por el rey Olaf III el tranquilo, hijo a
su vez del rey Harald Haardrade. Bergen celebró su aniversario número 900 en 1970.
Fue la capital de Noruega en el siglo XIII y hasta 1299.

Bergen adquirió importancia gracias al comercio del bacalao seco de la costa


norte del país, que empezó alrededor del año 1100. Los mercaderes frisios y
germanos de la Liga Hanseática se instalaron en Bryggen, un barrio exclusivo de la
ciudad, en el cual hablaban sus lenguas de origen: el frisio y el bajo alemán, y
disfrutaban de derechos exclusivos de comercio con los pescadores norteños que cada
verano navegaban con dirección a Bergen.

Los kontores de la Liga Hanseática se establecieron en Bryggen inicialmente en


1360. Hay que señalar que la existencia de un kontor, o puesto comercial, en una
ciudad no era en absoluto sinónimo de pertenencia a la Liga Hanseática.

Bergen es ampliamente reconocida hoy día como una de las ciudades más
bellas de Noruega. La parte antigua de la ciudad se halla en la parte norte de la bahía
de Vågen. Es donde se encuentra el Bryggen, una serie de viejas casas de madera de
principios del siglo XVIII, producto de la reconstrucción de la ciudad tras un incendio
en 1702, y hechas con el estilo de los edificios medievales que estaban en el lugar antes
del incendio. Seis de las casas de la zona fueron reconstruidas tras otro incendio en
1955.

La Iglesia de Santa María es el edificio más antiguo de Bergen, con alguna de


sus partes construidas alrededor del año 1130. Otras dos iglesias, la catedral, y la
iglesia de la Santa Cruz también son medievales, si bien fueron modificadas
posteriormente. La fortaleza de Bergenhus dispone de un buen número de interesantes
edificios, destacando especialmente el Salón de Haakon IV, un salón real del año 1260
o mismamente la torre Rosenkrantz, construida alrededor de una fortificación medieval
aproximadamente en el año 1560.

Una atracción turística muy popular es el mercado al aire libre a lo largo del
puerto. Además, está el área comercial principal de la ciudad, reconstruida tras el
incendio de 1916 en estilos como Art Noveau. Varios viejos barrios de casas blancas de
madera están esparcidos dentro y fuera del centro, especialmente en Nordnes, Marken

30
y Sandviken. Nygårdshøyden es una zona pintoresca con un gran número de edificios
del siglo XIX, muchos de ellos construidos con fachadas en arquitectura neoclásica.

Algunas zonas de Bergen fueron reconstruidas tras la Segunda Guerra Mundial,


arreglando los desperfectos causados por los bombardeos británicos y la explosión del
barco cargado de explosivos, con el problema añadido que supuso la existencia de unos
planes urbanísticos irreflexivos. Todavía se demuelen hoy día manzanas enteras de
viejas casas de madera en el centro de la ciudad, recientemente en Nostet y en
Krinkelkroken. Por ello se combinan a veces en la ciudad zonas de arquitecturas muy
diferentes.

Bergen posee un clima oceánico templado, aunque algunas zonas de la ciudad


situadas a mayor altitud (por encima de los 200 metros sobre el nivel del mar), tienen
un clima oceánico subpolar, con inviernos fríos y veranos templados.

A pesar de encontrarse tan al norte, el clima de Bergen es más cálido de lo que


se podría suponer debido a la corriente existente del Golfo, y es una de las ciudades
más templadas de Noruega. La ciudad es reconocida por sus abundantes lluvias, (y ha
sido llamada La ciudad de la lluvia, o la Seattle de Europa), llegando a acumular
precipitaciones de más de 2250 mm anuales de media, convirtiéndola en uno de los
lugares más húmedos de toda Europa. Esto se debe a que está rodeada por montañas
que provocan nubes orográficas y frecuentes lluvias.

Entre el 29 de octubre de 2006 y el 21 de enero de 2007 llovió todos los días


durante 85 días consecutivos. La temperatura más alta jamás alcanzada en la zona fue
de 33,4 °C, en 2019, y la más baja de −16,3 °C, en 1987. En términos de temperatura
y precipitaciones, Bergen tiene mucho más en común con el clima de Escocia que con
el de Oslo en la propia Noruega o Suecia, donde hay frecuentes olas de frío y de calor.

En el fondo, para Henry la ciudad era además muy propicia para albergar
universidades y centros de investigación, parecía diseñada expresamente para ello. En
concreto, las zonas de Arna Bakklandet o Bergenhus eran la típica imagen de una
metrópolis tecnológica. En medio del idílico colorido de casas de madera reformadas,
parques e iglesias de estilo medieval, y con edificios modernos metálicos construidos
en los alrededores del río, se podía absorber el progreso mismo como si uno lo bebiera
de un vaso, si eso fuera posible.

Casi ninguna ciudad mezclaba el pasado y el futuro con tanta genialidad como
Bergen. Y justamente por eso, en el fondo, Henry Michel se consideraba afortunado por
residir, aunque tan sólo fuera de forma temporal y en régimen de alquiler, en el barrio
de Åsane, un barrio tradicionalmente rural y tranquilo, lejos de los ruidos del resto de
la ciudad.

El barrio de Åsane, llamado antiguamente Aasene, fue inicialmente una


parroquia en el gran municipio de Hamre desde 1838 hasta el 1 de enero de 1904,
cuando se separó de Hamre para convertirse en un municipio independiente. El nuevo
municipio de Åsane existió desde entonces hasta el 1 de enero de 1972 cuando se
fusionó con la ciudad de Bergen (junto con los otros municipios vecinos de Arna, Fana
y Laksevag). En el centro de Åsane se encuentran los centros comerciales de
Gullgruven y Storcenter, el cual dispone de una gran tienda de IKEA.

El municipio es de naturaleza básicamente rural con varios pueblos y grandes


barrios muy desarrollados y separados entre sí por montañas boscosas. Las áreas más
grandes del pueblo son Eidsvag, Tertnes, Flakveit, Hordvik e Hylkje.

Últimamente, y debido a esta sustitución, había dejado temporalmente


aparcado su proyecto más ambicioso, en el cual tenía depositadas muchas

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esperanzas. Y es que Henry había pasado los últimos 12 años de su vida trabajando en
el mismo. Mas de uno incluso se atrevería a decir que el espíritu de Julio Verne guiaba
la vida de Henry.

Nadie como aquel sabio galo había sabido conjuntar de forma tan exquisita
entre sí, el calor de la máquina de vapor de la Revolución Industrial, el
ultraconservador espíritu nobiliario y el gusto por lo imposible. Así como imposible
parecía a su vez su proyecto, pues Henry, había estado todo este tiempo trabajando en
un proyecto que involucraba el tratamiento de los taquiones.

Un taquión (del griego takhyónion, de takhý, rápido, veloz), es cualquier


partícula hipotética capaz de moverse a velocidades superiores a la luz, lo que
eventualmente implica el viajar en el tiempo. Henry había estado trabajando en la
eventual construcción de una máquina para viajar en el tiempo, y a Henry le había
costado mucho sacar el proyecto adelante.

Tuvo que luchar en primer lugar contra el escepticismo de sus compañeros de


profesión y el rechazo de la comunidad científica Internacional, que tacharon el
proyecto de irrealizable. Muchas veces se había visto tentado a abandonar el proyecto,
a tenor del lento avance del mismo, la poca financiación de la que disponía y de los
pocos y pequeños progresos que parecía realizar cada año, pero últimamente tanto él
como sus colegas habían estado de acuerdo en que el último año había realizado
grandes avances.

Los taquiones, según la física relativista de Einstein, son partículas muy


especiales, con un cuadrimomento de tipo espacial. Si su energía y momento son
reales (su masa en reposo convencional aparente sería un número imaginario). Por lo
que la norma de Minkowski de su cuadrimomento sería negativa.

Ahora bien, si analizáramos el momento del tiempo propio, veríamos lo que


experimentaría un taquión, el cual también sería imaginario.
Un curioso efecto que tienen los taquiones, a diferencia de las partículas reales, es que
la velocidad de estas partículas va creciendo conforme a su energía de crecer. La
consecuencia de que esto pueda ocurrir es debida a la relatividad especial.

Hipotéticamente marcamos una especie de taquión con una masa cuadrada


negativa. Si nos ponemos de acuerdo con Einstein, la energía total que tenga una
partícula es su masa en reposo por la velocidad de la luz al cuadrado y multiplicada
por el factor de Lorentz.

Cuando se utilizan los taquiones para la materia ordinaria vemos que la energía
aumenta con la velocidad y se convierte en infinita a medida que la velocidad se
aproxima a la velocidad de la luz. Si la masa es imaginaria tendremos que el
denominador de la fracción también debe ser imaginario para poder obtener la energía
común número real. Para que el denominador sea imaginario el número de la raíz
cuadrada debe ser negativo.

Esto sólo ocurrirá si la velocidad hará que va la particular es mayor que la


velocidad de la luz. Es aquí donde se origina el hecho de que el taquión sea una
partícula que viaje a una velocidad mayor hará que lo hace la luz (lo que supone viajar
en el tiempo).

Hay que tener en cuenta que los taquiones están limitados por la proporción de
tipo espacial de grafito que se obtiene al analizar la energía y el momento. Por tanto,
esta partícula hipotética no puede ir nunca a velocidades inferiores a la de la luz. Como
dato curioso, conforme la energía de esta partícula va disminuyendo, su velocidad va
aumentando.

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Si los taquiones existieran y pudieran interactuar con la materia ordinaria se
podría incumplir el principio de causalidad. Este principio describe la relación que hay
entre las causas y los efectos. Se trata de un principio fundamental para todas las
ciencias naturales, especialmente en el campo de la física. La causalidad también se
puede estudiar desde otras perspectivas como lo es la filosofía, la computación y la
estadística.

Según la teoría de la relatividad general, se es posible construir espacio-tiempos


en los cuales las partículas puedan llegar a propagarse más rápidamente que la
velocidad de la luz. Esto es un espacio de tiempo relativo siempre a un observador
distante.

Si nos vamos a la teoría de campo vemos que los taquiones son usualmente un
campo escalar. En este caso, tiene una masa al cuadrado negativa. El hecho de que
exista tal particular significa que hay una inestabilidad del vacío espacio-temporal.
Esto es porque la energía del vacío tiene un máximo en vez de un mínimo. Un pequeño
impulso en este espacio y tiempo podría causar una decadencia de amplitudes
exponenciales que produzca una condensación de taquiones.

Los taquiones también aparecen en muchas versiones de la teoría de cuerdas.


Esta teoría establece que todo lo que vemos son partículas divididas en electrones,
fotones, gravitones, etc. Todas estas partículas son en realidad diversos estados
vibratorios de una misma cuerda.

Entonces, la masa de una particular puede ser deducida como aquella


vibración que ejerce la cuerda. Los taquiones aparecen en el espectro de estados de la
cuerda permisible y quiere decir que algunos estados tienen masas al cuadrado
negativas. Por ello, son masas imaginarias.

—Ahora bien, ¿podrían responder los taquiones preguntas claves sobre el


Universo? —se preguntó ahora en voz alta Henry—.

—Los científicos Herb Fried, de la Universidad de Brown, e Yves Gabellini, del


instituto no lineal de la Universidad de Niza, consideran que los misterios del Modelo
Estándar pueden ser resueltos por los taquiones. Estos científicos han llegado elaborar
un modelo basado en los taquiones mientras trataban de encontrar una explicación
para la energía oscura en el espacio. Creo recordar que el modelo que crearon tuvo
diversas dificultades matemáticas ya que existían números imaginarios totalmente
inesperados.

Henry se acercó a la esfera que tenia colocada en el centro del laboratorio y pulsó unos
botones de un panel de control de la misma mientras seguía divagando en voz alta:

—<<De nuevo, sabemos que la masa en reposo de un taquión es un número


imaginario, pero esto no ocurre sin embargo con las partículas ordinarias. Hace unos
años diversos científicos se dieron cuenta de que al incluir pares fluctuantes de
taquiones y anti taquiones se podía llegar a eliminar los números imaginarios que no
ayudaban a terminar los cálculos. También podrían explicar la expansión rápida del
universo en los instantes iniciales de su creación. Estas suposiciones no se pueden
negar mediante ninguna prueba experimental. Sin embargo, el modelo encaja
perfectamente con todos los datos experimentales que hay en la actualidad sobre la
energía oscura y la energía de la inflación que ocurrió cuando el Big Bang creó el
universo. Todos estos cálculos sugieren que los taquiones de alta energía serían
capaces de poder reabsorber casi todos los fotones que se emiten y, por lo tanto, se
vuelven invisibles>>.

Cuando esa mañana casi al mediodía, salió con su flamante y nuevo Citröen
Cx 5, (coche que había comprado ya que lo recordaba al gran Citröen Cx que tuvo su
padre cuando él era niño), en dirección al Departamento de Investigación de la

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Universidad Internacional de Bergen, revivió el interminable fin de semana anterior.
Había estado por los bosques de los alrededores y había visitado pueblos muy
apartados que el tiempo apenas había alterado.

De haber sido verano habría ido de acampada con alguno de sus amigos
docentes de la Universidad, como por ejemplo, Miles o Pedro, con un buen puñado de
bocadillos de tortilla francesa rellena de lonchas de queso fundido en el maletero,
envueltos en papel albal, dos o 3 botes de Patatas Pringles y una botellita de Merlot.

En los escasos 2 meses que llevaba en Bergen, Henry y Jenniffer habían hecho
suyos una serie de lugares que no frecuentaban ni los turistas ni los habitantes de la
región que buscaban descanso. Poco después de llegar habían llegado por casualidad a
la orilla de una enorme laguna, donde se entusiasmaron al encontrar una pequeña
cabaña rural que estaba necesitada de importantes reformas.

Les llevó un tiempo localizar al dueño, un directivo de Bergen Group Rosenberg


AS, la compañía estatal noruega de extracción de petróleo, que vivía en Hundvåg, al
Suroeste de Noruega; después de encontrarlo, el hombre incluso pareció ansioso
porque alguien se la quitara de encima y se la vendió muy barata como zona de
descanso para los fines de semana.

Durante las semanas siguientes, Henry se las arregló para que, por poco dinero,
un par de obreros belgas, de los que había recibido buenas referencias, dejaran en
condiciones la destartalada casa, hasta que ésta se pareció a la imagen que tenía de
aquellos refugios que supuestamente sirvieron de casas rurales y de placer a los
antiguos vikingos que antaño poblaron aquella región.

Allí, sentado frente a la laguna, pasaba algunas tardes de los Sábados y los
Domingos en el porche, leyendo a los visionarios clásicos, desde Shakespeare a
Jonathan Swift y H. G. Wells; escuchando a Mozart y a Beethoven, al genial Chopin o a
Tchaikovsky. Se había provisto de una gran biblioteca. Como sucedía con los CD,
Henry tenía dos ejemplares de casi todos sus libros favoritos. No pensaba renunciar ni
a la música ni a la lectura, se encontrara donde se encontrara.

Henry subió con el Citröen por la suave pendiente del terreno. Ante él se alzaba
el edificio principal de la Universidad Internacional de Bergen, una construcción
bastante grande que databa de mediados XX, similar a una media luna y con una
especie de Torre en el medio.

Detrás del edificio se extendía el Campus Universitario, con sus aulas y sus
laboratorios de investigación. Por todas partes se respiraba el ambiente Universitario,
muchos jóvenes que comenzaban las clases de primer curso y que apenas comenzaban
el trimestre, y todavía se podía decir que muchos de ellos aún tenían dificultades en al
encontrar sus aulas. Henry se estiró dentro del coche tras aparcar en su plaza 345 A
de color verde que le habían asignado en el parking. Había pasado un estupendo fin de
semana en la laguna junto a Jenniffer, era un lugar muy tranquilo y revitalizante.

Dos fines de semana antes había ido con la ayudante del jefe del Departamento
de Química a ver las plantas eólicas de la Universidad y también las nuevas granjas
solares, capaces de producir alrededor de 2.000 Kilowatios Hora cada año. Jenniffer y
él habían ido muy despacio y a lo largo de muchos años, hasta tener en la actualidad
una relación muy consolidada.

Tras salir del coche se dirigió hacia el edificio de la Facultad de Física. De


camino hacia su despacho, volvió a pasearse mentalmente por la laguna, lo que hizo
que casi no viera a la propia Jenniffer Thompson, que estaba junto a la ventana y se
volvió al verlo entrar.

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—Llegas un poco tarde —dijo burlona—. ¿Fue el merlot de Enate o alguien que
no quería dejarte ir?.

Henry sonrió. Thompson, su novia, había hecho tanto la carrera de Física como la de
Periodismo en importantes Universidades de los Estados Unidos, siendo Harvard una
de ellas, donde había coincidido con Henry. Y, mientras Henry había estado dando
clases en Noruega, ella había estado informando durante las últimas semanas de la
grave situación Medio-Ambiental Mundial debido a las, cada vez más catastróficas
consecuencias del efecto invernadero.

Henry contempló su delgada y alta figura mientras se quitaba el abrigo. Aún


estaba locamente enamorado de ella y ya se encontraba considerando en su mente
pedir su mano en matrimonio. Se conocían desde el Instituto y, si bien al principio
fueron simples buenos amigos, los últimos cursos comenzaron una relación, la cual
continuaba hoy.

—Hay que dormir bien, —respondió Henry, riéndose—. ¿Quieres un café?.

—Si hay hecho ya, sí.

Henry miró en la oficina de su secretaria y encontró una jarra llena. La secretaria no


estaba.

—Con leche, por favor, —dijo Jenniffer—.

—Lo sé. Henry distribuyó el café en dos tazas y echó unas gotas de leche
semidesnatada en la de ella y volvió a su despacho. Te conozco ya como la palma de mi
mano. ¿Lo has olvidado ya?.

—No. No lo he olvidado.

—Jejeje. Gracias a Dios que no lo has hecho. Siéntate. —¿Qué te trae por aquí?.

Jenniffer cogió su café, le dio un sorbo y se sentó. Luego, le dirigió una mirada muy
enigmática.

—Creo que una anguila.

Henry arqueó las cejas y la observó. Jenniffer respondió a su mirada como si esperara
una respuesta antes de que se formulara la pregunta; típico en ella: era impaciente por
naturaleza.

Henry tomó un sorbo de café.

—¿Crees?.

En lugar de contestar, ella cogió una lata grande de Monster Energy de color blanco
que reposaba encima de la mesa central del despacho y lo colocó sobre el escritorio
delante de él. Estaba aún sin abrir. A su lado puso un enorme bote de metal de color
dorado, el cual estaba cerrado también.

—Mira dentro de la lata.

Henry abrió la lata y en cu interior había como era de esperar el delicioso


Monster Energy con 0 azúcar.

—Vale, ¡Ahora abre el bote, querido!.

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Henry abrió entonces con minucioso cuidado el cierre hermético del bote y lo
destapó. El recipiente estaba lleno de agua. Algo viscoso y largo que emitía una luz que
destelleaba y se retorcía en su interior. Henry lo contempló atentamente.

—¿Tienes idea de lo que es? —le preguntó Jenniffer—.

Él se encogió de hombros.

—Diría que son anguilas. Dos en concreto.

—Hasta ahí estamos de acuerdo Henry. En cambio, la especie es un completo


rompecabezas.

—Bueno, al fin y al cabo en la cadena no sois biólogos... Son, y creo no


equivocarme, y científicamente, unas Electrophorus Electricus o anguilas eléctricas, si
te suena más esa denominación.

—Sé qué son las anguilas eléctricas, Henry. ¿Podrías estudiarlas detenidamente
y clasificarlas por mi? Aunque necesitaríamos el informe bastante rápido... y, siento
decirte querido, pero tú tampoco eres biólogo.

—Bueno... el caso es que tengo algún amigo que lo es… déjame pensar… Henry
se inclinó un poco más sobre el recipiente—. Como ya te he dicho, son Electrophorus
Electricus, y además muy bonitas ambas, con unos colores fantásticos. Existen cientos
de estos peces. Pero no tengo ni idea de qué especie es. ¿Qué es lo que os preocupa?.

—Ojalá lo supiéramos.

—¿Ni siquiera sabéis eso?.

—Vienen del borde continental, a setecientos metros de profundidad. Y lo que


es más extraño, parecen tener una especie de patas incipientes…

Henry se rascó la barbilla. Las anguilas se sacudían y se retorcían en el agua del


recipiente. «Tienen hambre, pensó, sólo que ahí dentro no tienen nada que comer.»
Quizás deberíamos de meterlas en un acuario y alimentarlas con pequeños gusanos.
Incluso le pareció bastante sorprendente que siguieran vivas; la mayoría de organismos
no reaccionaban muy bien cuando los sacaban a tierra firme desde esas profundidades.

Alzó la vista.

—Puedo hablar con un amigo para que les eche un vistazo. ¿Te va bien
mañana?.

—Estaría bien. Hizo una breve pausa. Hay algo que te ha llamado la atención,
¿verdad? Se te nota en la mirada.

—Puede ser.

—¿Qué es?.

—No puedo decirlo con precisión. No soy experto en estos temas; no soy
taxónomo. Las anguilas suelen ser ciegas, sobre todo las de cenote, también conocida
como yucateca. Se orientan con el sonido. Estos ejemplares no parecen ciegos en
absoluto. Además…el tema de las patas me mosquea un poco. Veremos qué es lo que
opina mi amigo. Estas anguilas parecen una especie de cruce entre anguilas eléctricas
y lagartos... Bueno, todavía no lo sé.

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—Qué lástima. Jenniffer frunció el ceño; luego sonrió inesperadamente. ¿Por
qué no se las llevas a tu amigo ahora mismo para que las examine lo antes posible?.

—¿Tan rápido? Tiene más cosas que hacer que atenderme a mi, ¿sabes?.

—Teniendo en cuenta la hora a la que has llegado, no creo que tengas tanto
trabajo.

Increíblemente, tenía razón.

—Vale, de acuerdo, —suspiró Henry—. Podríamos vernos a la una en la


cafetería de la facultad. ¿Puede cortarles unos pedacitos para hacer pruebas o tenías
pensado profundizar tu amistad con ellas?.

—Haced lo que consideréis necesario. Hasta luego, Henry.

Se marchó a toda prisa. Henry la observó mientras se alejaba y se preguntó


para sus adentros también intrigado, qué tan raras podrían ser aquellas anguilas.
Revisó el correo electrónico, luego también el buzón interno de la Universidad, se puso
al día con unas llamadas que tenia atrasadas y finalmente se llevó el recipiente con las
anguilas al laboratorio.

Para Henry, no cabía ninguna duda de que se trataba de 2 ejemplares de


Electrophorus Electricus, aunque, sin embargo... algo no acababa de cuadrarle del todo.
Las que tenia formaban parte sin duda parte de la familia de las anguilas, aunque
podrían estar emparentadas con los Gymnótidos, teniendo de esta forma casi mas
relación con el bagre o incluso con la carpa que con el resto de anguilas.

El claro interés de la ciencia proviene, obviamente de su capacidad para generar


electricidad. Se estimaba que podían emitir descargas de hasta 600 voltios y ello había
fascinado durante años tanto a geólogos como a físicos. Son nativas de América del Sur,
donde se encuentran en estado natural en las cuencas del río Amazonas y el Orinoco;
habitan zonas de aguas calmas, prefiriendo los lechos limosos, los arroyos y las zonas
pantanosas, donde los ejemplares juveniles pueden capturar los pequeños
invertebrados que componen su dieta.

La similitud con la anguila común está dada sobre todo por su cuerpo fusiforme
y largo, de hasta 2 metros y medio y 20 kilogramos de peso, cubierto por una piel de
color gris verdoso desprovista casi completamente de escamas. La cabeza es aplanada y
la boca grande, con una hilera de dientes cónicos en cada mandíbula. No presenta
dimorfismo sexual apreciable.

Los órganos eléctricos están ubicados en la zona ventral, y consisten en tres


pares diferenciados empleados con fines distintos; están formados por miles de
electrocitos conectados en serie. Un par, llamado órgano de Sachs, produce descargas
de bajo voltaje (alrededor de 10V), empleadas para detectar posibles presas y
comunicarse con otros gimnótidos; el pez cuenta con numerosos nódulos receptores
distribuidos de manera irregular sobre la piel para percibir las emisiones de este tipo.
Los otros dos pares, llamados órganos de Hunter, producen descargas hasta 50 veces
más potentes, con las que la anguila atonta a sus presas o potenciales predadores.
Puede mantener la producción de descargas durante períodos de hasta una hora.

Henry, en cambio, contemplaba a los supervivientes de un mundo ya


desaparecido, y lo que veía le parecía de una belleza excepcional. Durante algunos
minutos observó el recipiente con aquellos cuerpos de color verdoso y de aspecto
viscoso. Llamó a un conocido biólogo amigo suyo y se sentó a esperarlo, no sin antes
rociar las anguilas una a una con gotas de solución de cloruro de magnesio para
relajarlas.

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Hay distintas formas de matar una anguila. La más habitual consiste en
meterlas en alcohol, en vodka o en aguardiente. Desde la perspectiva humana, eso
promete una muerte en plena borrachera, es decir, no es la peor manera de expirar.
Las anguilas lo ven de otra manera, ya que en su agonía se contraen emitiendo
múltiples descargas hasta convertirse en una masa blanda si no las tranquilizan antes;
y para eso sirve el cloruro de magnesio. Los músculos de los animales se relajan de
modo que después puede hacerse cualquier cosa con ellos.

Por precaución, congeló una de las anguilas. Siempre era mejor tener un
ejemplar de reserva, por si más adelante había que realizar análisis genéticos, estudiar
el Adn mitocondrial o examinar isótopos estables. Media hora después, llegó su amigo.
Se trataba de Charles Smith, biólogo francés. Tenía cuarenta y dos años.

Henry lo había conocido durante una de sus muchas excursiones en busca de


aventura por el país. Charles llevaba varios meses realizando un estudio
medioambiental de la costa. Ambos habían conectado desde el principio y se habían
convertido en dos buenos amigos.

—¡Déjame ver esas anguilas, Henry!.

Charles introdujo una anguila en alcohol, la contempló durante unos


momentos, y tras ello, procedió a colocarla sobre una de las mesas de trabajo, donde
la midió. Sin duda se trataba de dos jóvenes ejemplares. Charles cogió entonces un
cuchillo y la abrió en canal, soltando un leve silbido.

—Vaya dientecitos tienes, amiguita.

Su estructura interna indicaba también que aquella criatura era sin lugar a dudas una
Electrophorus. Charles se encontraba mirando las incipientes patas de la anguila.

—He visto muchas de estas criaturas antes amigo mío. Por dentro y por fuera,
pero el hecho de ver estas dos pequeñas patas incipientes supera todo lo que conocía.
Charles continuó examinando durante unos minutos más la anguila, pero cuanto más
la contemplaba, más fuerte era la sospecha de Charles de que esa especie todavía no
estaba clasificada.

—«¡Qué bien!, —dijo calmadamente—. ¡Gloria y honor! ¿Cuándo tiene uno la


oportunidad de descubrir una especie nueva Henry?.

—¿Una especie nueva? ¿Estás completamente seguro, Charles?.

Aún no del todo. ¿Tienes un ordenador a mano?.

Henry le acercó su portátil a Charles para que consultase ciertos archivos en Internet.

—Esto es realmente desconcertante Henry.

—¿Qué ocurre?.

—Pues… La anguila por una parte, parece existir, pero por otra, no. Charles
tenía cada vez más curiosidad. Estaba tan fascinado con el trabajo que casi se le olvida
el motivo por el cual estaba estudiando la anguila.

—Vamos a tomar un poco el aire en la cafetería, Henry. Así se lo contamos todo


a tu amiga. ¿Pero, entre nosotros dos, debería de decir tu novia, verdad? —dijo
sonriendo—.

—Llevamos mucho tiempo saliendo, sí. Nos lo hemos querido tomar con calma y
tampoco queríamos airearlo. Y ahora, con respecto a esto, creo que es una buena idea,

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Charles. Ya estaba realmente empezando a alterarme. Pero, es que es algo… inaudito,
¿verdad?.

—¡Mon dieu! Realmente lo es, Mon ami.

Cuando por fin comenzaron a correr bajo los techos de cristal de los pasillos de
la universidad en dirección a la cafetería, ya iban con quince minutos de retraso
respecto a la hora acordada entre Henry y Jenniffer. Irrumpieron en la cafetería,
divisaron a Jenniffer en un rincón y fueron hacia ella. Estaba sentada a la sombra de
una palmera en una de las meses del exterior de la cafetería y les hizo señas con la
mano al verlos desde lo lejos.

—Lo siento, ¿llevas mucho tiempo esperando? —lo preguntaron intrigados—.

—Horas. Me muero de hambre.

—Podríamos probar el pavo con salsa de setas, propuso Charles. La semana


pasada estaba excelente.

Tanto Jenniffer como Henry asintieron; cualquiera que conociera a Charles


sabía que podía dejarse asesorar por él en cuestiones del paladar. Henry podría haber
jurado ante un juez que en una vida anterior en vez de biólogo habría sido chef de
cocina en un restaurante de París mismamente. Ella pidió una coca-cola light, Henry
tomó otra, y Charles se permitió una copa de chardonnay. Mientras Charles metía la
nariz en su copa para que su olfato le revelara eventuales rastros de corcho, Henry
sesteaba a ratos debido al intenso calor y Jenniffer se removía inquieta en su silla.

—¿Y?.

Henry bebió un pequeño sorbo y chasqueó la lengua.

—Aceptable. Fresca y muy expresiva.

—Me alegro de que nunca cambiasen su sabor. Pese a los dos intentos que
hubo.

Jenniffer los miró sin comprender la pequeña broma entre ambos. Luego hizo un gesto
de impaciencia.

—Está bien. Vamos ya al grano. Henry volvió a dejar la copa sobre la mesa y
cruzó las piernas. De algún modo lo divertía hacerla perder la paciencia. Después de
haber estado esperándolo con trabajo un lunes por la mañana, se merecía
especialmente que la tuviera en suspenso. Charles, ¡dále el informe por favor!.

Jenniffer comenzó a leerlo detenidamente mientras Charles lo comentaba a grandes


rasgos.

—Electrophorus Electricus. Pero eso ya lo sabíamos; supongo que no querrás


un informe detallado, porque eso nos podría llevar semanas, quizá meses. Por el
momento clasificaría tus dos ejemplares como una mutación o como una especie nueva.
O puede que ambas cosas, para ser más exactos.

—No estás siendo muy preciso que digamos...

—Disculpa... Concretamente, ¿dónde encontrasteis esas cosas?.

Jenniffer le describió el sitio. Estaba a una distancia considerable del Reino Unido,
donde la planicie inglesa penetraba en el fondo del mar. Henry y Charles escuchaban,
pensativos.

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—¿Puedo saber qué estáis haciendo por allí?.

—Informamos de fenómenos medioambientales y de otras cosas como de la


destrucción del litoral debido al efecto invernadero.

—Vaya, ¡Qué alegría!.

—Déjate de bromas. Ya conoces lo nocivo que es, Charles. No queremos que


después nos echen en cara que descuidamos algo.

—¿Estáis construyendo una plataforma? No conocerás a alguien de GreenPeace,


¿verdad?.

—Bueno, a alguno que otro sí que conozco, sí, —dijo Jenniffer ligeramente
irritada—. Mi problema es saber si esto va a ir a peor y en cuánto tiempo
aproximadamente. A nadie se le escapa que el progresivo avance del mar en las últimas
décadas ha alcanzado unos niveles alarmantes. Se han cerrado muchas playas en el
Mundo hoy día. En el 2015 se tuvieron que construir los diques de protección en las
costas y el año pasado ante el agravamiento de la situación, la ley Silver promulgada
por la ONU forzó el cierre de la gran mayoría de playas. Nuestro trabajo es averiguar si
esta situación remite o empeora aún más. El desarrolló masivo de China no ha
contribuido a ello en absoluto, desde luego. Así que vamos allí y estudiamos qué es lo
que anda nadando por ahí y en qué condiciones está el ecosistema para que nadie se lo
cargue aún más.

Charles asintió. Jenniffer se peleaba con los resultados de la Conferencia de


Oxford tras las críticas del Ministerio de Pesca inglés por el bombeo diario de millones
de toneladas de vertidos contaminantes al mar.

Ciertas sustancias que contenían estas aguas dañaban el ciclo reproductivo del
bacalao. Tenían el efecto de las hormonas femeninas: los machos se volvían estériles o
mutaban su sexo. Y entretanto también otras especies parecían amenazadas. De modo
que surgió la necesidad de detener de inmediato los vertidos, así como las
multimillonarias multas derivadas de la contaminación subsiguientes.

—Está muy bien que vigiléis, dijo Charles. Cuanto más, mejor.

—Eres de gran ayuda... Jenniffer suspiró. El caso es que revolviendo en el talud


llegamos bastante abajo. Hicimos mediciones sísmicas y enviamos el robot a una
profundidad de setecientos metros para tomar imágenes.

—De anguilas.

—Nos quedamos completamente sorprendidos. Ciertamente no esperábamos


encontrarlas allí abajo.

—Qué disparate. Las anguilas podrían estar en cualquier sitio. ¿Y por encima
de los cien metros? ¿No había ninguna allí?.

—No. Jenniffer se removía impaciente en su silla. Bueno, ¿qué pasa con esos
malditos bichos? Me gustaría liquidar el asunto, todavía tenemos una montaña de
trabajo.

Charles apoyó el mentón sobre sus manos.

—El problema con tu anguila es que en realidad son dos, dijo.

Ella lo miró sin comprender.

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—Por supuesto. Son dos anguilas.

—No me refiero a eso. Me refiero al género. Si no me equivoco, pertenece a una especie


descubierta hace poco, de la que hasta ahora no se sabía nada. La descubrieron en el
golfo de Méjico, donde habita en el fondo del mar y al parecer se alimenta entre otros
muchos, de ciertos peces que a su vez utilizan el metano como fuente de energía y
crecimiento.

—¿Metano?.

—Sí. Y ahí es donde el asunto empieza a mejorar. Tus anguilas tienen unas
extrañas patas incipientes desconocidas en su especie. Tienen características
adaptativas pertenecientes a los reptiles. Al inicio de la vida los seres vivos venían del
mar. Posteriormente vino el salto a la tierra con los primeros anfibios, pero eso no
ocurrió de la noche a la mañana, sino que tuvo lugar en un proceso evolutivo de
millones de años. Los peces desarrollaron patas y extremidades para poder vivir en
tierra firme.

—Interesante... Y entonces, ¿cómo puedes explicar esto?.

—Eres realmente graciosa. No puedo explicarlo. Es verdaderamente la pregunta


del millón. La única respuesta que puedo darte por ahora es que habéis encontrado
una nueva especie. ¡Felicidades! Exteriormente se parece a la anguila eléctrica original,
pero en el tema de las patas y en determinados rasgos se parece a otra anguila
completamente distinta, o a un lagarto. Mejor dicho, concretamente a un antepasado
de un gusano que creíamos extinguido hace mucho tiempo, el Pikaia, lo cual no debería
de ser posible, y el caso es que hoy día existe un animal similar, de la familia de los
cordados, el lanceta. Lo único que me sorprende, sin embargo es...

—¿Sí? —lo urgió Jenniffer, intrigada.

—Bueno. O hemos estado todos ciegos hasta ahora o tus nuevas amigas antes
no estaban ahí.

—Tal vez vengan de más abajo.

—Lo cual nos lleva a preguntarnos cómo lograron subir tanto.

Jenniffer guardó silencio un momento. Luego preguntó, con gran interés-: ¿Para cuán-
do tendrías el informe completo?.

—Ya... así que otra vez con prisas.

—¡No puedo esperar un mes!.

—Está bien.

Charles alzó las manos tratando de poner calma.

—Voy a tener que enviar tus anguilas por todo el mundo, pero para eso uno
tiene sus contactos y va a llevar algo de tiempo. Charles los miró a ambos, pensativo,
luego miró su reloj.

—¿Sabes qué? ¡Dáme dos semanas, Jenniffer!. Y no intentes discutir los plazos.
Aunque quiera, realmente no puedo hacerlo más deprisa.

Jenniffer no respondió. Se lo quedó mirando pensativa; mientras tanto les


trajeron la comida, pero ella no la tocó.

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—¿Y se alimentan de peces que comen metano?.

—De peces que comen bacterias que comen metano, entre otras cosas. También
se comen pájaros pequeños si se acercan mucho a la superficie del agua, le corrigió
Charles. Un sistema simbiótico bastante intrincado sobre el que gente más inteligente
que yo te contaría más cosas. Pero eso vale para la anguila o el lagarto que creo que
está emparentado con la tuya. No hay nada probado todavía.

—Si es más grande que el del golfo de México, tendrá más apetito, razonó
Jenniffer.

—Más que tú, seguro, dijo entonces Henry mirando su plato intacto y soltando
una carcajada. A propósito, me sería de gran ayuda que pudieras sacar más ejemplares
de tu gusano, esto.. quiero decir, de la anguila.

—No te preocupes por esas nimiedades, querido amigo.

—¿Es que acaso tienes más?.

—¿Acaso lo dudabas? —respondió ella sonriéndolo.

—Una docena exacta —dijo—. Pero abajo hay más.

—¿Muchas?.

—Tendría que calcularlo. —Hizo una pausa—. Pero diría que hay decenas de
miles.

En ese momento el camarero de la barra puso el canal de noticias:

—Aquí Laura Daughtery informando de nuevo, esta vez nos encontramos en el


zoológico Beardsley, en Connecticut. Y si la semana pasada les informábamos de la
misteriosa desaparición de una pareja de Babuinos del zoológico de San Luis en
Missouri, esta vez han robado una pareja de Mapaches del zoo donde nos encontramos,
aún se están investigando los cámaras de seguridad de ambos recintos, pero los
indicios apuntan ya a que parece que no se trata de hechos aislados entre sí, sino que
podrían estar coordinados por el mismo individuo o grupo de individuos. Les
seguiremos informando durante los próximos días. Muchas gracias. Esto es todo desde
Connecticut, con ustedes se despide, Laura Daughtery.

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Capítulo IV. Las Revueltas

12 de Septiembre de 2022. Isla de Vancouver, Canadá

Los días iban y venían y así el verano dio paso al crudo otoño Noruego. William
Cormack no podía recordar cuándo había sido la última vez que había diluviado
durante tanto tiempo seguido en los últimos años. Miró hacia afuera, hacia la
superficie uniforme del océano. El horizonte aparecía como una línea difusa entre el
agua y la masa de nubes grises de debajo. Allí atrás comenzaba a perfilarse una pausa
en el incesante murmullo; aunque no podía decirse con exactitud, también podía ser
que se levantara la bruma.

El océano Pacífico siempre hacía lo que quería; y generalmente no avisaba.


Sin dejar de observar el horizonte, Hansen aceleró el Golden Eagle y se adentró un
poco más en el mar. La zodiac, como se denominaban estos grandes botes neumáticos
con motores potentes, estaba al completo. Veinticinco personas con monos
impermeables, armadas con prismáticos y cámaras fotográficas digitales, estaban per-
diendo en ese momento todo el interés en el fenómeno. Durante bastante más de tres
horas y media habían perseverado en la espera de ballenas u alguna orca asesina, con
vistas a que aparecieran por la cálida bahía de California o por las aguas que rodeaban
Hawai para iniciar el largo éxodo hacia el lejano Ártico.

En cada migración recorrían alrededor de dieciséis mil kilómetros y


principalmente lo hacen para mudar la piel. El viaje de las ballenas las llevaba desde el
Pacífico por el mar de Bering al mar de Chukots, hasta la frontera con la banquisa y
directas al centro de Jauja, donde llenaban su estómago de pulgas de mar y gambas.

Por su parte, las Orcas solían reunirse últimamente en el Norte de Noruega en


las aguas del fiordo de Reisafjorden durante el invierno, (las cuales, según una técnica
muy desarrollada, rodean entre todas un banco de arenques, arrastrándolos hacia la
superficie y después los aturden con ayuda de sus potentes aletas caudales) para
buscar arenques, su alimento preferido a los cuales el cambio climático les hace
migrar cada vez más al Norte, buscando aguas más frías; todo esto ha provocado a su
vez que las orcas se hayan visto obligadas a desplazarse de sus habituales zonas
marinas en su búsqueda. A largo plazo, dentro de solamente 5-10 años es incluso
previsible que se vean obligadas a irse aún más al Norte, lo cual implica algo muy
preocupante para el ecosistema: y es que si las existencias de arenques, en la parte
baja de la cadena trófica marina, llegaran a verse muy afectadas, sería una catástrofe
ecológica para las ballenas, las orcas, los pájaros marinos y el bacalao”, entre otros
muchos peces grandes.

Cuando los días volvían a acortarse, las ballenas iniciaban otra vez el largo
camino de vuelta a México. Allí, protegidas de sus peores enemigas, precisamente las
orcas, traían sus crías al mundo. Dos veces al año, los enormes bancos de inmensos
mamíferos marinos pasaban bordeando las costas americanas, de ahí que las
estaciones de observación de ballenas de sitios como Long Island, Bar Harbour y
Jacksonville se llenaban de gente. Pero ese año no. Aún no se había visto ni una sola.

Hacía rato que algún ejemplar de una u otra especie debería haber mostrado su
cabeza o su cola para la foto de rigor. En esa época del año la probabilidad de
encontrarse con los mamíferos era tan alta que muchas estaciones de observación la
estación de observación incluso garantizaban su avistamiento y ofrecían, en caso
contrario, repeticiones gratuitas del viaje. Pero lo cierto es que no iba a aparecer
ninguna en todo el año.

De hecho, una observación más detenida y exhaustiva a lo largo de las aguas de


todo el planeta habría revelado algo muy inquietante: todas las orcas y ballenas del
planeta se habían reunido en secreto alrededor de las aguas del Báltico, en concreto en

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el Golfo de Botnia, cerca de Estocolmo. A ojos de cualquier lego en el tema, parecía
como si se tratara de un cónclave para celebrar una siniestra alianza entre enemigos.

William, acostumbrado a dar explicaciones y hacer comentarios en cada


observación de ballenas, sentía la lengua pegada al paladar. En el transcurso de las
últimas semanas había recitado la historia de la región a los eco turistas y contado
anécdotas para que el ambiente no se estropeara aún más de lo que ya estaba. Pero a
esas alturas tenía ya la impresión de que era en vano y nadie quería escuchar ni una
sola palabra más sobre ballenas, orcas asesinas u osos grizzlies. Se le había agotado el
repertorio de tácticas distractorias. Rondaba constantemente por su cabeza el porqué
de la ausencia de las ballenas y las orcas; seguramente, tendría que haberse
preocupado más por el cambio climático, pero claro, eso a él no le reportaba ganancia
alguna y por tanto, no le interesaba.

—Recogemos por este año, —informó, completamente decepcionado, un 24 de


Octubre.

Como respuesta, recibió un silencio desde la centralita que mostraba desilusión.


Para volver al Continente tardarían alrededor de 2 semanas, de modo que se dedicó a
hacer una profunda limpieza de las instalaciones durante los 3 días siguientes y tras
ello contactó a un capitán de un barco pesquero amigo suyo para que viniera a
recogerlo a él y a su equipo. William ayudó a bajar a sus compañeros de equipo a
recoger todo el material antes de despedirse de ellos, muy deprimido. Antes de irse en
taxi a su casa, pensó brevemente en mandar todo a la mierda y retirarse por fin, estaba
ya harto de preocuparse por entretener siempre a todo el Mundo y que en cambio nadie
se preocupara de sus necesidades. A él también le gustaba estar entretenido de vez en
cuando.

—Si esto sigue así, vamos a tener que cambiar de profesión, le dijo Jake como
despedida antes de que William entrara en el taxi.

—Cualquier día de estos Jake, cualquier día.

La estación de avistamiento era un bazar acogedor, repleto de objetos de orfebrería,


recuerdos como collares hechos de dientes de peces, camisetas diseñadas pensando en
los turistas, esponjas perfumadas y libros y revistas sobre el mar y el medio ambiente.
Jake Longshadow trabajaba allí como encargado. Como antes había hecho William
durante muchos años, Jake también usaba ese trabajo para pagarse los estudios.
Michael, otro miembro del equipo, quien se había doctorado hacía ya cuatro años,
seguía siendo leal a Davies como patrón de barco.

Había utilizado los meses de verano de los años anteriores para publicar un
libro muy respetado sobre la inteligencia y la estructura jerárquica de manada de las
distintas especies marinas y ganarse con ello la consideración de los principales
expertos y naturalistas con sus espectaculares experimentos. En el fondo, le gustaba
pensar en sí mismo como el nuevo Cousteau.

Entretanto, y como lo trataban como a un investigador prometedor, le llegaban


muchas y variadas ofertas de trabajo que sonaban muy bien, trabajos con sueldos
muy tentadores, y en comparación con los cuales la imagen de una vida sin grandes
aspiraciones en medio de la naturaleza de la región perdía cada vez más su brillo.
Michael sabía que tarde o temprano cedería, pues en el fondo ya estaba cansado y se
iría a vivir a una de las ciudades del interior del Continente que era de donde le venían
últimamente casi todas las ofertas.

El siguiente paso en el camino parecía ya inevitable e ineludible. Tenía ya


treinta y un años y pronto asumiría un puesto como docente o como investigador en
uno de los grandes centros de investigación europeos, publicaría artículos en revistas
especializadas, viajaría a congresos sobre el medio ambiente y la conservación de las

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especies marinas, conocería a otros grandes expertos naturalistas y viviría en un piso
alto de un rascacielos de una gran ciudad.

Comenzó a quitarse el traje reflectante de trabajo.

—Si por lo menos se pudiera hacer algo... —dijo, sombrío—.

—¿Hacer qué?.

—Buscar.

—¿No querías hablar con Ed Byrne sobre el análisis de las investigaciones


telemétricas?.

—Ya lo he hecho.

—¿Y?.

—Pues resulta que han sucedido muchas cosas. Ha habido reportes de


extraños ataques de diversas criaturas marinas a humanos durante los últimos meses
y el número se está incrementando semana a semana. Empieza a ser preocupante.
También he oído que se ha visto juntas a especies que normalmente son enemigas
entre sí. Tengo pensado acudir al interior esta tarde para investigar un extraño
fenómeno en el Zoo de Bjorneparken, en Buskerud.

—¿Qué ocurre? ¿Es por los misteriosos robos de animales?.

—En parte, sí. Han desaparecido dos ejemplares de cocodrilos cubanos y,


misteriosamente, a resultas de ello, el resto de cocodrilos cubanos del zoo llevan dos
semanas ya en huelga de hambre.

Jake sonrió.

—¡Qué gracia, unos cocodrilos que no comen!, es la primera vez que oigo tal
disparate.

—Esto es muy serio, es una actitud muy extraña Jake, y además, el cocodrilo
cubano, que es una especie que se encuentra en peligro de extinción y que se
encuentra muy amenazada debido a la hibridación existente con el cocodrilo americano,
suele ser muy voraz, no es en absoluto nada normal este comportamiento, el cual es,
podría decirse, ciertamente inquietante.

—Perdona... darás con ello hombre, tú tranquilo. ¿Nos vemos esta noche en el
bar de Shykes para relajarnos un poco?.

—No... Como te he dicho ya, tengo que irme de inmediato al zoológico.

Jake lo observó con severidad.

—Creo que exageras un poco con el trabajo. Déjaselo a otro, por una vez.

William meneó la cabeza.

—Tengo que hacerlo yo mismo Jake, esto es importante para mí. Además yo no
entiendo nada de bitcoins y esas cosas de bolsa...

La indirecta era por Jane Walker, la novia de Jake. Era agente de Bolsa en
Vancouver y estaba pasando unos días de vacaciones en Ontario. Su concepto de
vacaciones parecía consistir básicamente en poner nerviosos a todos con su teléfono

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móvil y con cualquier consejo financiero alternativamente, y ambas cosas en voz muy
alta. Hacía tiempo que Jake se había dado cuenta de que ambos jamás iban a hacerse
amigos, en especial desde que la burra de Jane atormentó a William durante toda una
noche con preguntas acerca de su origen.

—Tal vez no lo creas —dijo, pero Jane también puede hablar de muchas otras
cosas.

—¿En serio? —replicó irónicamente, a modo de burla.

—Siempre y cuando se lo pidas de manera amable, dijo con rintintin, para


seguir con la coña.

—Ya me pasaré otro día, cuenta con ello, pero en serio amigo, no puedo ahora,
tengo que llegar antes al fondo de este asunto con los cocodrilos.

—Mentira. No vendrás.

William sonrió.

—Iré, te doy mi palabra...

A Jake le valió con eso, sabia que William nunca faltaba a su palabra una vez dada.

—De acuerdo, te tomo la palabra entonces, últimamente estamos quedando


todos los viernes al final de la jornada, te vemos la semana que viene. ¡No faltes!.

—Tranquilo, que allí estaré, respondió William a modo de despedida, antes de


abandonar la habitación y dirigirse a su coche.

Jake se rió, meneó la cabeza y salió de la habitación detrás de él para dirigirse a su


respectivo coche.

William condujo hasta el zoológico, tenia que estudiar la situación de cerca para
hacerse una idea más concreta del por qué podría estar sucediendo tal insólita
situación. Su instinto le decían que algo no iba bien. Al llegar al mismo, casi tres horas
y media después, y tras la debida presentación al guía principal de la entrada, le
indicaron donde se encontraba la zona de los cocodrilos. El veterinario principal lo
estaba esperando, junto al principal experto en nutrición animal y dos cuidadores de
animales del zoológico.

—¡Infórmenme, por favor! —pidió amablemente William.

—Señor Cormack, lo estábamos esperando. Yo soy, Bill Stevens, jefe de


veterinarios del zoo y estos mis compañeros, de izquierda a derecha: Marcos Lawrence,
experto en nutrición animal, James Hall, uno de los cuidadores de los animales y
Luisa García, también cuidadora.

—¿De qué se trata exactamente?.

Bill tomó la palabra.

—Pues verá, esta actitud es como sabe muy poco frecuente en un cocodrilo
para empezar, pero si bien cuando otras veces los cocodrilos han mostrado alguna
variación de comportamiento, estos solían recuperar su actividad normal tras dejarlos
unos días a solas con las hembras, para que se apareen, pero...

—Pero en esta ocasión eso no ha tenido efecto alguno, —dijo Lawrence,


completando la frase por él.

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—Es más, parecen haber empeorado en su actitud, dijeron ambos cuidadores
de animales a la vez.

Bill retomó la palabra.

—Y si bien empezaron únicamente los cocodrilos cubanos machos a negarse a


comer, tras tratar de ayudarlos los empezaron a imitar las hembras, es como...

—Como si lo estuvieran haciendo aposta, dijo Wiliam. No es que no tengan


hambre, sino que se niegan a comer.

—Pero eso, es...

—¿Imposible? —preguntó William.

—Impropio, mas bien. Y diría que una actitud muy humana dijo Bill,
visiblemente sorprendido, los cocodrilos son reptiles de tipo saurópsido y suelen ser
animales muy voraces. Además, todos los animales se caracterizan por tener ése
instinto primordial basado en el hambre. Esto no tiene ningún sentido.

—Y sin embargo...

—Los tomaremos muestras de sangre para un análisis más detallado, —dijo


entonces Luisa.

—Sí, ¡háganlo!, —dijo Bill.

En ese momento entró en la sala uno de los auxiliares veterinarios del centro.

—Señor, lo llaman desde la zona de recepción, informan de un ataque de un


animal a un visitante en la zona de los Osos pardos... verá, un espécimen ha salido del
recinto y...

—¡Dios Santo! ¡Debemos de ir allí inmediatamente!, esto tendrá que esperar,


señor Cormack.

—Sí, por supuesto, no se preocupe.

Otro auxiliar irrumpió en la sala.

—Siento interrumpirles, pero es urgente que vean las noticias.

Y dicho esto, cogió un mando a distancia que se encontraba en el interior de


uno de los cajones de la mesa principal del despacho y encendió la enorme Televisión
LG LED de 85 pulgadas de tipo 4K, que presidía la sala. Eran las noticias y Laura
Daughtery se encontraba nuevamente informando. Se la veía muy alarmada.

—Nos encontramos en el zoo del Bronx en Nueva York, donde hace


escasamente media hora se ha producido un violento incidente en las instalaciones del
complejo. —Durante el transcurso del robo de otra pareja de animales del mismo, esta
vez, una pareja, macho y hembra, de Kudu mayor, se cree que se trata del mismo
grupo que está robando parejas de animales por los zoológicos de todo el país. Durante
el transcurso del altercado, uno de los vigilantes intentó detener y aprehender a los
perpetradores del crimen, pero acabó muriendo tras el enfrentamiento con los ladrones.

La periodista se quedó entonces en silencio.

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—Sí, perdonen que interrumpa esta información, pero me llegan noticias muy
preocupantes de última hora, y es que se reportan actualmente múltiples ataques de
distintos animales en distintos zoológicos del país simultáneamente en estos momentos,
en los zoológicos de: Filadelfia, San Luis, Oakland, Miami, Omaha, San Diego, Denver,
Fort Worth, Columbus, Brevard, Audubon, Woodland Park, Alaska, Cincinnati,
Memphis, Houston, Brookfield e Indianápolis. El caos cunde y ha habido múltiples
heridos, pero afortunadamente no hay que lamentar ninguna baja humana. Las
autoridades han ordenado por tanto el cierre provisional de todos los zoos del país
hasta que se determine qué está ocurriendo y si todo esto tiene que ver con los
misteriosos robos de animales en los zoológicos.

Y dicho esto, me temo que tenemos que interrumpir la comunicación; les


rogamos por favor a todos los teleespectadores que sigan atentos a sus pantallas, ya
que el presidente Biden va a emitir en breves momentos y de forma urgente un
discurso de emergencia a toda la nación en breves. —Desde aquí, en el Zoo del Bronx
en Nueva York se despide de ustedes, Laura Daughtery.

La pantalla de la televisión mostró entonces un palco encima de una tribuna, se


trataba de los jardines exteriores de La Casa Blanca. Se podía ver a muchos periodistas
expectantes ante la próxima aparición del presidente americano. Finalmente, Biden
apareció. Carraspeó ligeramente antes de comenzar a hablar y al hacerlo cogió el
micrófono:

—Muchísimas gracias. Señora Vicepresidenta Harris, Primera Dama, jueces de


la Corte Suprema, miembros del Congreso que se hallan aquí presentes, distinguidos
invitados, amados conciudadanos, mis queridos compatriotas que nos ven a través del
televisor:
—Al reunirnos esta noche, nuestra nación se encuentra en guerra, una guerra
contra la Naturaleza, que se nos ha revelado de forma inesperada, atacando a
ciudadanos del País, quizás fruto resultante de los distintos incidentes en zoológicos de
la Nación, quizás producto de los ataques continuos en todo el mundo al Medio
Ambiente y la Naturaleza ésta está contraatacando, queda determinarlo a partir de
ahora, pero sea como sea, les prometo a todos que desde esta Administración estamos
haciendo todo lo que podemos por dilucidar cuanto antes este asunto. E igual de
importante que esta situación es señalar que venimos de 2 años duros de luchar contra
un enemigo invisible, el covid, que aún no ha sido del todo derrotado, y por ello les
insto a mantener la calma y a seguir todos cuidando las buenas formas y la prudencia
y seguridad necesarias, porque, déjenme decirles... ¡batiremos a este enemigo!.

Se escucharon aplausos alrededor del palco.

—Nuestra economía está en recesión y el mundo civilizado enfrenta peligros sin


precedentes. Sin embargo, el estado de la nación nunca ha sido más sólido.

Sonaron más aplausos.

—Nos reunimos por última vez en un momento de conmoción y sufrimiento el


año pasado, tras lamentar tantas muertes debido al coronavirus. Durante estos
veinticuatro meses, nuestra nación ha consolado a las víctimas del coronavirus y a sus
familias, comenzado a reconstruir la sociedad y renovándonos con nuevas fuerzas, y es
que debemos de prosperar en la unidad, unir más si cabe los lazos que nos unen a
todos en vez de separarnos.

Estados Unidos y Europa ahora son aliados contra esta enfermedad. Seremos
socios en la reconstrucción de la sociedad Occidental en la lucha contra el virus y a su
vez estaremos unidos en esta nueva crisis que hoy afrontamos, el cambio climático, la
rebelión de la madre Naturaleza. Y esta noche, ¡le damos la bienvenida a la distinguida
líder y Presidenta Ejecutiva de Greenpeace Internacional, Jenniffer Morgan!.

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La gente volvió a aplaudir profusamente.

—Buenas noches. Afrontamos como especie un reto de vital importancia en la


supervivencia del planeta y por ello no haremos oídos sordos a lo que está ocurriendo y
tomaremos cartas en el asunto ante esta rebelión de la Naturaleza, esta... revuelta
animal. Hemos hablado largo y tendido con el Presidente y ha decidido reducir
considerablemente las emisiones de CO2 del país y por ello.

El Presidente retomó la palabra.

—Mi equipo Presidencial y yo hemos decidido anunciar el cierre inmediato de


todas las centrales térmicas que aún permanecen abiertas en el país y la inmediata
construcción de una central nuclear por cada 15 centrales térmicas cerradas, con lo
que construiremos alrededor de 34 nuevas centrales nucleares en el país durante los
próximos años. Los combustibles fósiles son altamente contaminantes y queremos
prescindir por fin del carbón, considero que es un paso importante en la lucha contra
el cambio climático el cierre de estas 511 centrales térmicas basadas en el mismo.

Primero se hizo un silencio, luego la gente alrededor del palco comenzó a aplaudir.

—Asimismo, estudiaremos detenidamente la situación existente en cada uno


de los zoológicos donde ha habido ataques por ver cual ha sido el problema con cada
animal. Los americanos tienen que volver a estar seguros y ése es mi firme compromiso
y promesa que les hago hoy a ustedes y a todo el Mundo. Durante siglos ya, nuestra
cultura ha dicho, "Si le hace sentir bien, hágalo".

—Ahora la Nación está abrazando una nueva ética y un nuevo credo:


"Adelante". En el sacrificio del colectivo se encuentra la salvación de La Tierra, y para
ello está el fuerte compromiso de todos por resolver esta situación y salvar con ello el
planeta, por ello, abrazaremos una cultura nueva de responsabilidad y compromiso
ecológicos. ¡Digamos todos juntos no a la contaminación!, ¡digamos todos no al cambio
climático!. Tenemos delante nuestro una oportunidad única que no dejaremos escapar
así como así y la aprovecharemos.

La gente volvió a aplaudir.

—Firmes en nuestros objetivos, ahora iremos de cara a por ellos. Conocimos la


anarquía, ahora les mostraremos autocontrol. Mostramos el valor del sacrificio. Y en
este gran reto que tenemos por delante mis queridos compatriotas, veremos el triunfo
del colectivo. Muchas gracias a todos. Que Dios los bendiga, y bendiga a los Estados
Unidos de América.

La retransmisión finalizó. William y el resto de los presentes en el zoológico se quedó


quieto y callado durante varios minutos, tratando de asimilar todo lo escuchado.
Finalmente, Cormack volvió en sí.

—Bill, le encomiendo personalmente que realice y me entregue un análisis


detallado de lo ocurrido durante estos días. He de visitar urgentemente el resto de
zoológicos afectados y llevar el conjunto de análisis a Washington para que evalúen allí
las posibles causas y establezcan las medidas de actuación pertinentes en cada caso.
Asimismo, creo que recomendaré que cada centro establezca una unidad especial de
vigilancia adicional para evitar nuevos robos, como también que se establezca un grupo
especial de busca y captura de los integrantes del grupo de ladrones que está atacando
los zoológicos, sean quienes sean, esto debe de acabar ya.

—Lo entiendo perfectamente, y seguiré sus recomendaciones, señor Cormack.

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—Bien, eso es todo, le entrego mi dirección de correo electrónico par que me
envíe lo antes posible sus conclusiones. Buenas tardes.

William se marchó del zoológico. Todo lo ocurrido le había dejado fuertemente


conmocionado. Tras descansar una media hora en su coche, repostó el coche y luego se
dispuso a conducir hasta Washington. Tristemente sus planes de quedar el próximo
viernes con su amigo Jake y su novia iban a tener que retrasarse durante unas
semanas. Tras llegar a la capital, se dirigió hacia el Pentágono.

Cuando entró en el edificio tras aparcar el coche en el parking, tuvo que pasar
los pertinentes controles de seguridad, luego, un soldado lo condujo por un pasillo
hasta llegar ambos a un despacho donde lo dejó solo. El General Richard Mac Tavish lo
estaba esperando.

—Señor Cormack.

—Señor Mac Tavish.

William le presentó la libreta en la que tenía todas sus anotaciones hasta el momento.
El general lo cogió y estuvo alrededor de veinte minutos leyéndolos, aunque no los
entendiera mucho ya que en realidad era un hombre de acción y no de ciencia, por lo
que William supuso que en realidad estaba tardando más tiempo del requerido de
forma premeditada en señal de respeto a su trabajo y por ello no hizo comentario
alguno al respecto.

—Bien, tenemos que llevar esto al Comandante en Jefe una vez que lo analicen
los principales expertos del país. En breve llegarán los datos del resto de instalaciones
afectadas por éste incidente. ¿Recibirá pronto los datos que restan del zoológico de
Bjorneparken, señor Cormack?.

—En las próximas horas deberían de llegarme, sí. En cuanto los reciba se los
entregaré para su debido cotejo, no se preocupe General.

—Bien, quédese en las instalaciones hasta que los reciba, luego puede ir a La
Casa Blanca, el resto de expertos lo estará esperando. Un tal Forrester pregunta por
usted. Según dicen, ha escuchado de su trabajo.

—Muchas gracias, señor. Allí estaré.

—Ah, antes de marcharme y dejarlo solo por aquí, querría comentarle una
última cosa, el Jefe del Estado Mayor, el General Mark Milley, quería felicitarlo
personalmente en privado por su trabajo, pregunte por él en recepción.

—Entiendo. Lo buscaré.

Los recepcionistas lo hicieron pasar a un pequeño despacho poco iluminado donde dos
personas lo esperaban cómodamente sentadas en gran sofá de cachemir de color azul
claro, siendo una de ellas el general.

—Señor Cormack, lo estábamos esperando, lo saludó el General al entrar. Por


favor, siéntese

—Buenas tardes.

—William, le presento al senador por Arkansas, Thomas Cotton.

—Estoy encantado de conocerlo, señor.

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—Y yo a usted señor Cormack. Déjeme decirle que estamos muy contentos con
el trabajo que está realizando en esta crisis y... el senador hizo una leve pausa.

—¿Y?.

—No sé si estará listo, Tom.

—Yo creo que sí general, nos lo ha probado con creces estos días, ¿no cree?.

William los escuchó pensando sobre de qué estarían hablando mas mantuvo silencio.
Entonces el senador se dirigió a él.

—Bueno William, ya que nos ha demostrado ser tan apasionado y efectivo en la


lucha por salvaguardar el planeta ante los desafíos que presenta estos días el cambio
climático, el general y yo habíamos pensado en recomendarlo para un grupo de trabajo
especial. ¿ Qué diría sobre trabajar en un proyecto secreto creado por el Presidente y
que está especialmente pensado para salvaguardar las especies del planeta ?.

—Parece un buen plan, senador.

—Entre nosotros tres, lo hemos llamado Proyecto Arca. Lo propuso el famoso


científico Henry Michel en la pasada cumbre climática y el presidente decidió ponerlo
en secreto en marcha, no sé si lo conocerá, o ha oído hablar de él.

—En realidad soy muy fan de su trabajo y presencié esa cumbre por la red.
Pretenden salvar especies del Mundo e incluso clonar especies extintas, ¿ verdad ?.

—En esencia, sí, es justamente eso, señor Cormack. El señor Michel ya se


encuentra plenamente integrado en el proyecto y lo recomendó en persona.

—¿De verdad?.

—Cree que nos puede ser de gran ayuda. Una cosa de la que debo de avisarle,
eso sí antes que nada. Si decide aceptar arregle todos sus asuntos más urgentes estos
próximos días y prepárese para que lo llevemos a las instalaciones secretas del
complejo donde estamos llevando a cabo el proyecto.

—¿Puedo pensármelo antes?

El general retomó la palabra.

—Tiene apenas unas horas para ello, pero sí, puede hacerlo. Si decide
incorporarse, al llegar a la Casa Blanca hable con el señor Forrester, creo que ya le han
informado de que estaba preguntando por usted...

—En efecto, así es.

—Y, una última cosa antes de que se vaya, señor Cormack.

—¿Sí?.

—Si en última instancia, decide aceptar, no le puede hablar de esto a nadie.


Sea consciente de ello. Es un proyecto que debe de permanecer ultrasecreto por el
momento.

—Comprendo.

William se despidió y abandonó el edificio, durante unos minutos pensó sobre sus
próximos pasos a dar y sobre lo que le habían contado. Se comenzaba a plantearse el

51
aceptar la propuesta de trabajar en ése proyecto secreto. Arrancó el coche y se dirigió a
la casa Blanca. Tras salir del coche, en el parking exterior vio a una atractiva joven
rubia, de alrededor de 33 o 34 años, con una coleta en tirabuzón y que estaba al lado
de un teodolito el cual estaba correctamente dispuesto en el suelo y a la vez, a unos
metros de ella tenía ubicado un pequeño satélite, la joven de vez en cuando tomaba
anotaciones de ambos aparatos en una libreta. Curioso, se acercó a ella.

—¡Buenas noches! ¿Corremos peligro? la preguntó con sorna.

Ella le sonrió amablemente, sin contestarle. Vista desde más cerca, pudo ver que la
chica tenia el rostro bronceado. Calzaba unas sandalias y llevaba puestos unos shorts
y un bonito top rosa.

—Hola, dijo de nuevo. Sonó muy dubitativo, casi tímido, lo cual hizo que la
chica le sonriera de nuevo.

—Igual están escuchándonos ahora mismo.

En el momento en que alzó la vista hacia ella para escucharla, su presencia allí
le pareció incluso más interesante. Sus grandes y bellos ojos verdes le resultaron
arrebatadores, brillaban de curiosidad. William estaba seguro que multitud de hombres
hacían cola en su puerta todos los días. Irradiaba un aura mística a su alrededor que
cautivaba profundamente a William, lo cual hizo que se quedara completamente
embobado mirándola.

—¿Qué está haciendo aquí? —le preguntó entonces ella riéndose de su


ensimismamiento.

En otra situación diferente, William no habría ido más allá de una vaga
respuesta y se habría alejado un poco. Había muchas formas de hacer entender a la
gente que sobraba y debía pirarse.
Pero, en lugar de eso, se sorprendió escuchándose a sí mismo responder muy
sumisamente:

—Estoy trabajando en el incidente de los zoológicos. ¿Y usted?.

La mujer señaló el cielo.

—Me encuentro haciendo mediciones de la zona. Luego se acercó a él y le


entregó una tarjeta. Ponía únicamente: "Guerreros de Luz". William leyó la tarjeta de
nuevo, la miró detenidamente a ella una y otra vez, su bella y fina nariz, su cara de
ángel, sus pómulos altos y sonrosados...

—¡William, por favor, serénate! —se dijo en su interior.

De repente se le ocurrió que no era una desconocida; creía haberla visto antes en
alguna parte, pero no la ubicaba en esos momentos.

—Yo también estoy trabajando en un informe, dijo, pero me temo que casi nadie
querrá leerlo cuando llegue el momento de escribir el libro sobre mis hallazgos.

Hizo una pausa y lo miró. —Esta mañana estuve en su bote.

—Así que de eso la conocía. Una bella mujer rubia con sombrero, gafas de sol y
una visera roja.

—¿Qué pasa con las ballenas? —le preguntó. No conseguimos ver ninguna.

—No han querido aparecer este año.

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—¿Por qué?.

—Eso mismo querría saber yo, es el primero de los muchos sucesos misteriosos
que han ocurrido estos últimos días.

—¿Es que realmente no lo sabe?.

—No tengo ni la más remota idea.

La mujer asintió, como si tuviera su propia teoría al respecto.

—Puedo comprender qué le ronda por la cabeza. Los míos tampoco vienen, pero
a diferencia de usted, yo conozco el motivo.

—¿Sus qué, no vienen?.

—Tal vez debería dejar de esperar y empezar a buscar, use algún satélite, igual
las encuentra, sugirió tímidamente y esquivando hábilmente su pregunta.

—Estamos buscando. ¡Créame!.

—¡Oh, le creo!.

Dejó la libreta a un lado y lo miró muy fijamente, consiguiendo intimidarlo, se sonrojó y


un fuere nerviosismo le recorrió el cuerpo haciéndolo temblar.

—Pobrecillo, —dijo ella agarrándolo, ¡pero si está temblando de frío! mintió ella
de forma amable, como reconociendo la verdadera causa de su nerviosismo pero en el
fondo no queriendo avergonzarlo. Buscamos de todas las formas imaginables,
escuchamos el cielo, ponemos sondas y les enviamos mensajes, le dijo entonces.

—¿A quienes? —volvió a preguntar él, ahora tremendamente interesado.

—A la Confederación Galáctica, por supuesto, —respondió ella muy seria.

—¿Habla usted en serio?.

—En concreto, al Concilio de Andrómeda. Mediante múltiples formas además,


unas veces a través del envío de mensajes vía satélite, otras veces por ondas, el
maestro de nuestra red global de comunicaciones sabe que están ahí, incluso se dice
que ya el anterior Presidente, Donald Trump, estableció un Pacto secreto de
cooperación con ellos, pero como la humanidad no estaba aún lista, lo mantuvieron en
secreto, cosa que habían pedido también ellos. Muchos le dirán que son cosas
conspiranoicas de aliens y demás, pero existen, créame ahora usted a mi, señor...

—William Cormack.

—Señor Cormack, resulta que una Federación Galáctica ha estado en contacto


con entre otros, los gobiernos de los Estados Unidos e Israel, aunque claro, ellos
pidieron que su existencia se mantuviera en secreto, ¿sabe?, incluso se rumorea que
se estableció un acuerdo secreto entre el gobierno de los Estados Unidos y los
extraterrestres; ellos firmaron un contrato con nosotros para hacer experimentos de
tipo sociológico aquí en la Tierra. Ellos también están investigando y tratando de
comprender todo el tejido del universo, y nos quieren a nosotros, los humanos, como
ayudantes.

—Me deja perplejo, la verdad, señorita.

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—Pues hay aún más. El presidente estadounidense saliente, Trump, estaba a
punto de revelarlo todo, antes de que los extraterrestres le dijeran: "Espera, deja que la
gente se calme primero". Y es que, se conoce que "No quieren iniciar una histeria
masiva".

—¡Qué considerados ellos! .

—¿Verdad que sí?.

—Fíjese, señor Cormack, durante años, un argumento recurrente siempre en


los discursos sobre extraterrestres por parte de aquellos que se autodenominan
contactados, es que la dominación ejercida sobre los humanos por parte de los grises,
verdes, azules, draconianos o como quiera usted llamarlos, se debe a su enorme
superioridad tecnológica. En una entrevista realizada al Ufólogo Alex Collier en 2008,
éste planteó que los Renegados de Beta Radmi (una de las razas estelares existentes)
han sido capaces de...

La mujer hizo una breve pausa, como si estuviera pensando de forma cuidadosa en su
siguiente palabra.

—Digámoslo así, señor Cormack, han sido capaces de dirigir desde la distancia
a los países más poderosos de la Tierra (sobre todo los Estados Unidos) hacia donde
ellos querían, todo acorde a sus propios y egoístas intereses, principalmente debido a
las promesas hechas por estos a lo largo de los años de compartir su tecnología, la
cual es aproximadamente dos mil quinientos años más avanzada que la nuestra: y hay
un factor más, éste tiene que ver con los seres humanos viviendo por el poder y el
dinero, la avaricia, el poder por el poder, el consumismo y el capital y con ello
vendiendo siempre a quien hiciera falta por poder, ya fuera a países, razas enteras,
tecnologías... da igual, en realidad es todo un ciclo vicioso repetitivo y lo peor de todo es
que todo ello por apenas un breve momento de gloria que los plante en la historia, ese
derecho u oportunidad de poder estar entre dioses, quienes en este caso resultan ser
extraterrestres.

—¿Dioses, dice?.

—Bueno, naturalmente no dioses de verdad, ya me entiende pero sí muy


superiores culturalmente por esa superior tecnología de la que disponen. Es así como
es la realidad existente actualmente y la que nos ha sido por ahora revelada. Y es que
por ejemplo, según Collier tienen entre otras muchas tecnologías que les pueden llevar
a la Luna en cuestión de apenas unas horas, a Marte en pocos días, e incluso pueden
viajar en el tiempo. Y verá, señor Cormack, según Álex Collier la humanidad procede
originalmente del sistema Lyra, bueno, en realidad empezó a evolucionar masivamente
allí pero provenía de otra galaxia distinta, cuyo nombre se ha olvidado ya hoy.

—Ya veo.

—Pero comprenda una cosa, señor Cormack, el problema no es exclusivamente


terrícola, sino galáctico. Algunas razas cósmicas se han distinguido por su oscuridad y
han tratado de imponer su orden, y una de ellas es la raza de los Draconianos:

Los Draconianos son muy sabios, son seres anímicos, grandes artífices de
creación de grandes artefactos y son muy ingeniosos elaborando nuevas tecnologías,
muchas de ellas limpias e inocuas para el medio ambiente, pero son unos abusones. Lo
que les mueve a los draconianos es el poder y el control, vigilar y someter a terceros, y
ya que no hay razas a su nivel que puedan combatirlos y erradicarlos se volvieron unos
tiranos, básicamente decidieron estar del lado del mal ya que se consideran superiores
al resto de razas humanoides existentes en el Universo conocido. —Son los principales

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responsables de una guerra que hubo hace muchos milenios en el Universo y que duró
600.000 años —y prácticamente casi aniquiló a la especie humana en nuestra galaxia,
ellos se atribuyen además, el ser los que acabaron con los Neandertales en la Tierra y
me temo que no muestran remordimiento alguno por ello, al contrario, es algo
mencionan con orgullo, como si fuera una hazaña, todo acorde a las declaraciones
hechas por el señor Collier.

—¿Pero es que hay aún más especies?.

—Ya lo creo. Junto con los Draconianos, hay otras razas de extraterrestres que
expanden olas de pesimismo en la galaxia, queriendo conquistar a otras y establecer su
propio orden. Nuestra propia historia sobre el planeta, así como nuestra misma
civilización no tendrían sentido sin esa mística. Piense en ello como algo que está inter
relacionado entre sí, algo así como un injerto. Collier dice que la mayoría de los
planetas de las galaxias del Universo, lo que viene conociéndose técnicamente como el
Big Bang, deriva de expulsiones de materia entorno a agujeros negros, salieron de ellos.

—¿Dice que los agujeros vomitaron de alguna forma los planetas?.

—En efecto, o al menos así lo afirma Collier. Luego estarían los Orianitas de
Orión (comúnmente conocidos como los Grises), genéticamente manipulados, y
habitualmente asociados con los draconianos. los grises son como una especie de secta,
se dividen en castas y tienen un sistema religioso basado en la transferencia de
energías, alguno que sea profano en la materia podría llamarlo magia, pero se trata de
otra cosa realmente, y utiliza las energías y auras del cuerpo. No podría explicárselo
ahora mismo en pocos minutos, sería algo para contárselo en otra ocasión y con más
detalles.

—Esperaré con ganas esa conversación.

—Verá usted, dentro de los grises, la casta de mayor importancia y que ejerce control
sobre el resto, son los del Grupo Orión, propiamente dicho. —Todo funciona como un
sistema de clases muy arcaico realmente, pero a ellos les sirve para tener controlados a
los de las clases inferiores. Inmediatamente dependientes de esta primera clase o casta
dirigente están los sacerdotes, que técnicamente son independientes pero ya sabe, a
veces la corrupción impera, incluso en este tipo de sistemas y en ocasiones, algunos...
llamémosles sacerdotes, que son nombrados discretamente por los de la casta dirigente
del grupo.

—¿Y cómo funciona este sistema, si puede saberse?.

—Ahí vamos. Este tipo de sistemas suele predominar entre razas con
tendencias agresivas y violentas, con gusto de someter a otras y estableciendo clases
dirigentes o de realeza y distintos subgrupos servidores, siempre hay unos guerreros y
también es muy frecuente la existencia de un grupo que miembro de una iglesia u
otro sistema religioso, así que los sacerdotes se encuentran también allí. Y claro, si
perteneces a una casta inferior siempre serás tratado peor que otros de otra casta
superior. Aquí en la Tierra por nuestra historia, tenemos muchos ejemplos de esto
mismo. Antiguamente los Pleyadianos, otra de las razas existentes, compartían
también estas mismas creencias, pero afortunadamente decidieron hace muchos años
reformarse tras ver lo erróneo de su proceder durante varios siglos.

—Con todo lo que me comenta, me sorprendeq ue no se matyaran entre ellos en


guerras interminables.

—Pues a punto estuvo de pasar. Tras tantas muestras de distrofia evolutiva y


raquitismo de esas razas, las cuales permitieron la proliferación de esas actitudes y

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creencias agresivas, hace ya unas cuantas décadas muchas razas galácticas de
unieron y crearon un Concilio sagrado: El Concilio de Andrómeda, a veces llamado
también como Federación Galáctica de Andrómeda. —Puedo aseverarle que es una
estructura u organización galáctica de carácter político del que por el momento forman
parte como adscritas al Concilio, unas 133 razas, con culturas muy diversas y de
distintos sistemas planetarios muy distintos entre sí.

—¿Y cuantos sistemas hay?.

—En total existen fuera del Concilio por el momento y de las que tenga
constancia el señor Collier, mil doscientos sistemas y razas galácticas en distintos
grados de evolución, los cuales son observados cada cierto número de años por
integrantes del Concilio, que serían candidatas a ser invitadas a unirse en un futuro al
mismo si llegan a obtener un determinado nivel de evolución establecido de forma
democrática por el Consejo del Concilio, formado este por 3 representantes de cada
raza.

—¡Vaya, eso son muchas!.

—Podría, digámoslo así, equipararse a la ONU, pero no es una Organización de


las distintas razas existentes con una agenda política, sino más bien con un objetivo
común de prosperidad y una búsqueda y compartición de tecnologías, como también el
sostener expectativas evolutivas similares. Hay también quienes afirman que en
realidad la iniciativa de crear el Concilio vino de los Andromedanos precisamente tras
la Guerra que le mencioné antes de Orión y debido a ella, para evitar que volviera a
repetirse algo similar. En esa guerra a los Draconianos y sus asociados Orianitas se les
unieron entre otras, la raza de los Reptilianos.

—Y éste es el momento V, si me permite decirlo.

La mujer sonrió.

—Puede reirse si quiere, pero ello no cambiará la realidad, señor Cormack.


Todas esas razas beligerantes batallaron en esa guerra contra las distintas razas
humanoides existentes en el Universo, y ya le he mencionado antes cómo terminó
aquello. Tras esa guerra se crearon dos grupos políticos: el Grupo de Orión y el Concilio
de Andrómeda; este último integrado principalmente por distintas razas humanoides
de las distintas galaxias existentes y cuyo principal cometido como ya le he señalado,
señor Cormack es el de compartir conocimientos y tecnologías, promover la paz y
colaborar en la evolución de otras razas en otras galaxias.

—¿Y qué puede contarme sobre esos... Andromedianos? —¿se dice así?.

—Los habitantes de Andrómeda, conocidos como Andromedanos, poseen un


equilibrio entre su nivel tecnológico y el nivel de socialización existente en su
civilización, de modo que no se creen superiores a otras razas como por ejemplo, los
Draconianos. —Espiritualmente, están 1.300 años más avanzados que nosotros y
1.500 años más evolucionados tecnológicamente—. Emplean la tecnología para
evolucionar como sociedad y hacer avanzar su civilización y no para conquistar o
someter a otros Mundos.

—¿Qué mas?

—Eso sería todo, señor Cormack, al menos por ahora. Vaya, ¿cómo hemos
terminado hablando de esto? ¿Qué era lo que quería yo contarle a usted, señora...

Ella se rió.

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—Lo siento. Ha sido culpa mía, lo he distraído. Pero es señorita. Siento haberle
contado todo este rollazo que le he soltado, no se lo tome muy en serio, por el momento
son todo especulaciones y rumores. Verá, trabajo en El Seti y observamos el espacio
para buscar vida extraterrestre.

—¿Qué hace esta noche? —le preguntó él, pillándola de sorpresa.

—¡Oh! Ella se frotó la barbilla y lo sonrió. La última vez que un hombre guapo
me preguntó eso fue hace diez años. ¡Qué emocionante!.

Él también sonrió. Parecía como si la hubiese estado esperando toda su vida.

—Para serle sincero, me mueve el hambre. Pensé que podríamos continuar


nuestra charla durante la cena.

Ella miró el reloj.

—Buena idea. Pero primero tiene que hablar con el presidente Biden, señor
Cormack. Perdóneme si le confieso que ya sabía quién era usted cuando lo he visto
llegar. A propósito, ya que me preguntó y no una sino varias veces, le extendió la mano
derecha, soy Ángela Corvin. Llámeme Ángela, o Angie, todos lo hacen. Si se une a la
Iniciativa, lo veré más tarde para cenar.

Ella se marchó sonriéndolo y enviándole un ficticio beso, formado por sus manos.

Ya en el interior de La Casa Blanca y tras abandonar el vestíbulo principal, lo


hicieron pasar a un enorme salón o sala de reuniones, la Sala Roosevelt o la "Sala del
Pez", como también era conocida, pero resulta que el salón estaba vacio, lo cual lo hizo
pensar que se trataba de un error, así que salió del salón y se dirigió al largo pasillo
West Colonade que conducía al despacho Oval, tratando de esquivar las columnas que
flanqueaban el mismo.

El despacho tenía la puerta abierta y desde lejos pudo distinguir a un joven


sentado en uno de los sofás del mismo, el cual llevaba llevaba gafas y evidentemente
no era el Presidente. El joven estaba dando golpecitos sobre la mesa de madera
enfrente suyo con un bolígrafo. Cuando entró en el despacho pudo verlo con más
claridad, era un joven que aparentaba comenzar la treintena, de ojos azules y el cabello
castaño; lo sonrió al verlo.

Se bajó ligeramente las gafas de pasta que llevaba y lo observó detenidamente,


casi como si lo estuviera estudiando para obtener secretamente algún juicio sobre él,
tras esto, se volvió a subir las gafas y acto seguido pasó a dirigirse a él.

—El señor Cormack, supongo.

—Y usted es...

—Por el momento, llámeme Forrester. Lo estaba buscando, creo que le han


hablado de mi interés en hablar con usted, William.

—En efecto.

—Veo que ya ha conocido a 871.

—¿871?.

—La agente 871, Angie. Con el tiempo lo entenderá, no se preocupe. Bueno, lo


he hecho venir aquí en parte por su situación. Y es que se encuentra usted en una

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encrucijada señor Cormack. Digamos que tiene que tomar una decisión y tiene dos
caminos enfrente suyo, el primero de ellos lo llevará por una vida que realmente sabe
que no le satisface, no le llena por completo y siempre se quedará auto preguntándose
a sí mismo: ¿Y si...?.

—¿Y si hubiera tomado el otro camino?.

—¿Y si hubiera tomado la pastilla roja, vez vez de la azul, por así decirlo?—. En
efecto. El otro camino, en cambio le llevará a todo lo que siempre ha deseado, ser el
nuevo Cousteau, y trabajar salvando el Mundo. Dicho esto depende de usted y solo de
usted la decisión de elegir uno de ellos, le entrego esta hoja y este bolígrafo. Si decide
aceptar, o no hacerlo, firme en la casilla correspondiente en la hoja.

William pensó detenidamente por unos instantes, luego miró la hoja frente a él
y se quedó en silencio. Tras aproximadamente medio minuto, que se hizo eterno,
procedió a firmar en la casilla que indicaba: Acepto. Tras ello, le devolvió la hoja a
Forrester, que miró su elección y tras ello lo sonrió.

—Bienvenido a la iniciativa, William. ¡Estamos encantados de contar con usted!.

—Muchas gracias por aceptarme.

—Así que, William, como hemos visto, fue reclutado para la Iniciativa, a
sugerencia del abuelo —dijo Ana.

—Al que previamente se lo había pedido el doctor de la Iniciativa —comentó a


su vez Miguel, siguiendo la historia.

—Bueno, no hay que extrañarse, quedan pocas personas en el futuro en la


historia, era la única forma que tenían de poder traer a más gente.

—¿Y por qué no explicarles todo, Ana?

—¡Crees de verdad que era una buena idea? No habría eso generado el caos, o
peor aún, los hubieran tomado por locos, Miguel?.

—Mirándolo así, puede que tengas razón, Ana. —Sigamos. ¿Qué hay de los
aliens? —preguntó Miguel, riéndose a su hermana.

—Eso es asunto de Angie, prefiero no meterme, que luego me deja en evidencia.

—Cobarde.

—¡Déjame en paz!

—¡Niños, silencio, por favor! —los riñó la bibliotecaria, quien se había acercado
a ellos, ya que habían estado hablando en voz alta sin darse cuenta.

—¡Perdón!.

—Sigamos, —susurró Ana.

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Capítulo V. Cuarentena por Permafrost

26 de Octubre de 2022. Costa y mar Noruegos

Durante una semana, Henry Michel no supo nada de Jenniffer Thompson. Durante ese
tiempo estuvo dando sus clases con tranquilidad mientras esperaba los resultados del
informe de las anguilas de su amigo Charles Smith. Realmente, echando cuentas,
Henry se dio cuenta de que había dado algunas clases más de las planeadas. Además
estuvo ocupado redactando un artículo para la revista National Geographic. Por otro
lado, había conseguido encontrar a buen precio un pack completo de todas las
temporadas de la serie perdidos de J.J. Abrams y había comenzado a acortar sus
noches con cada capítulo.

Siempre había tenido muchas ganas de tener esa serie que tantas emociones le
había despertado en su pasado. Bajo el poderío de la isla, las anguilas de Jenniffer
fueron quedándose en un segundo plano, dado que, por el momento, no tenían más
resultados sobre ellas. Finalmente, ocho días después de su último encuentro,
Jenniffer lo llamó por teléfono, aparentemente, de un humor excelente.

—Suenas condenadamente feliz, constató Henry. ¿Debo preocuparme por tu


objetividad científica?

—Tal vez —contestó Jenniffer alegre y enigmática.

—Explícate, por favor.

—Más tarde. Oye, el Miércoles he reservado una mesa en el Restaurante Queen


Daisy. ¿Vendrías conmigo, por favor?.

Henry revisó mentalmente sus compromisos.

—Por la mañana estoy ocupado, dijo. Tengo que familiarizar a mis estudiantes
con el sex appeal de la física molecular.

—Es una lástima... Es un magnífico restaurante de lujo.

Jenniffer sabía cuánto le gustaban a Henry los restaurantes de lujo. La buena


cocina en general. Lo conocía realmente bien dada su historia juntos. Y a veces a ella le
gustaba aprovecharse de ello para manipularle. Y él era muy consciente de ello.

—¿Dónde queda el restaurante?.

—En Bergen. Es el prestigioso: "The Unicorn Fish Restaurant".

—¡Marisco! —dijo por toda respuesta Henry, maravillado y a la vez apenado.


¿No podrías llamar para decir que nos retrasen una hora la mesa? por favor, pidió con
ojos suplicantes.

—Está bien, ya que me pones esos ojitos de cordero degollado, lo haré, pero no prometo
nada, si no pueden hacerlo, tendré que ir yo sola o con una amiga.

A Henry le preocupaba el alto precio al que se había puesto la energía las la


invasión de Rusia a Ucrania y la enorme subida de los precios en general, no sólo de
los productos básicos, sino de las materias primas, la gasolina... otro tema de gran
preocupación era el deterioro del medio debido a la acción humana y un factor
determinante en esto era la gasolina y por tanto, el petróleo, y es que tan solamente
frente a Noruega había alrededor de setecientas plataformas de extracción de gas y
petróleo.

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En ése mismo instante a Henry le sonó el móvil, un Samsung Gala S22 Ultra que había
comprado recientemente.

—¿Quién es? Sí, entiendo... bueno, ahora en realidad estoy muy ocupado, tengo
que impartir una clase y... ¡Ya, lo comprendo! Está bien, acudiré de inmediato entonces.

—¿Qué ocurre?.

—Tendré que posponer la clase, o hablar con Harry, mi suplente, por si puede
sustituirme. ¡Y tú te vienes conmigo, nos necesitan urgentemente!.

—Pero...

—¡Rápido, no hay tiempo que perder! ¡Y avisa a tu amiga Cathy, la quiero allí
también!.

—Pero... ¡Está de vacaciones!.

—Jenn, es urgente, ¡Llámala, por favor!.

Cathy Santos, del Centro de control de Enfermedades en los Estados Unidos,


era una gran amiga de Jenniffer desde hace más de 20 años, cuando coincidieron en
la Fraternidad femenina Mu Sigma Upsilon, durante su estancia en la Universidad. Se
encontraba de vacaciones en Oslo esos días.

Dos horas después, se encontraban los 3 en un complejo pesquero de la región


de Alta, al Norte de Noruega. Preguntaron al responsable del centro, Noah Hansen, qué
había ocurrido exactamente. Jenniffer se disculpó con su amiga nada más verla por
haberla molestado sin avisar.

—Ni lo menciones, Jenn. Para eso están las amigas.

—Un pescador estaba perforando el hielo para atrapar unos peces cerca de una
ladera, cuando un talúd de hielo de la misma se desprendió, por culpa del deshielo, a
su vez, parte considerable de la tierra inferior del hielo y perteneciente al permafrost
fue también desplazada. Media hora más tarde, el trabajador reportó sentir molestias y
se tomó un descanso. Cuando fueron a verlo a su tienda porque tardaba mucho en
volver, se encontraba con una fiebre alta y sudoración excesiva, además de tener la
cara llena de puntos azules. No tiene buena pinta, la verdad.

Todos se alarmaron mucho al escuchar tales declaraciones. Cathy fue a


examinar al enfermo debidamente equipada con un traje de protección biológica e
indicó al resto que se equipara a su vez con uno. Tras realizar varias pruebas y ante el
empeoramiento crítico del enfermo le inyectó una sustancia para inducirle un coma y
preservar su vida. Indicó a la enfermera que hiciera lo mismo con el resto de modo
preventivo.

—¿Que ocurre, Cathy? —le inquirió Jenniffer.

—Esto es malo, Jenn, muy malo.

Casi una hora pasó Cathy encerrada sola en su oficina, mientras pensaba en el
siguiente paso a dar.

—Habla con ella, mi amor.

—Debemos dejarla sola unos momentos, ella sabrá qué hacer Henry, ten un
poco de paciencia.

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El doctor Hansen también comenzaba a impacientarse, Jenniffer le hizo una
señal con la mano indicándolo que mantuviera también la calma. En ese momento
Cathy salio de la oficina y se dirigió a las habitaciones del paciente. Se aproximó al
mismo, se trataba de Lucas Taylor, un joven americano de 33 años, rubio. Cathy le
inyectó unos antídotos contra los sedantes que le habían administrado para
despertarlo. Al cabo de unos minutos abrió lentamente los ojos, se encontraba confuso
y alterado.

—¡No! ¡Tienen que ir allí! Los...

La enfermera jefe entró en la habitación.

—Señor Taylor, se encuentra usted ingresado, se ha infectado de un peligroso


virus, el desprendimiento del talud debido al descongelamiento de la capa superficial
del permafrost, al parecer lo sacó a la superficie, se trata de un antiguo virus que
estaba escondido bajo el hielo, creemos que puede que desde hace más de mil años.

—¡No lo entiende!.

—¿Qué es lo que no entiendo, señor Taylor?.

El paciente entonces comenzó a sufrir espasmos, y de la boca escupió sangre, era uno
de los síntomas propios de los filovirus como el ébola o el virus de Marburgo, mas
incluso en esa situación, el paciente trató de hablar.

—El derrum... el derrumbe...

—Sí, ya le he dicho que se derrumbó el talud debido al deshielo.

—¡No! El de... el derrum... el derrumbe, no... no fue...

—¿No fue qué, señor Taylor?, —¡dígame!.

El paciente comenzó a expulsar abundante sangre de los ojos y de la boca y los


espasmos pasaron a ser fuertes convulsiones.

—¡Doctora, lo vamos a perder!.

—Los... osos, los... osos... dijo a duras penas el paciente, antes de sufrir una
parada cardiaca.

—¡Enfermera, rápido, tráigame el carro de paradas!.

Trajo rápidamente el desfribilador la enfermera y lo situó sobre el pecho del paciente,


fijando bien las paletas.

—¡Cargando, 200 descarga!.

El paciente no respondió.

—¡Otra vez, cargando, 360 vamos! ¡Descarga!.

El paciente reaccionó, despertándose, mas notó que le faltaba el aire.

—No se preocupe, está de vuelta entre nosotros, lo pondremos nuevamente en


coma, señor Taylor, gracias por su colaboración.

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Cathy salió de la habitación y se dirigió a la sala para reunirse con el resto y comentar
la situación, apenas se acababan de acomodar cuando una enfermera entró en la sala,
se encontraba visiblemente alarmada.

—Señor Hansen, cinco trabajadores más, los cuales estuvieron en contacto con
el enfermo, han caído a su vez enfermos, y hay otros diez que empiezan también a
mostrar síntomas.

—Señor Hansen, ¡decrete la cuarentena inmediata de las instalaciones, que


nadie entre ni salgahg! nos encontramos sin duda ante un patógeno mortal, —ordenó
Cathy a Hansen.

—Ya ha oído a la experta, enfermera Mullen, encárguense usted y el resto de


enfermeras del cierre de las instalaciones.

—Eso haré, señor.

La enfermera abandonó la pequeña sala donde se encontraban, y Cathy se marchó a su


vez para proceder a tomar muestras de cada paciente.

—Os veo en el laboratorio en unos minutos, le dijo a Jenniffer antes de


abandonar la sala.

—Lo primero será aislar a todos los enfermos y extraer muestras del patógeno
para examinarlo e identificar de qué tipo se trata para poder estudiarlo más a fondo y
poder establecer una pauta de actuación.

—Nunca he visto esas marcas azules, —dijo Hansen, visiblemente preocupado


a Cathy. ¿Cómo ha podido ocurrir esto?.

—Es en gran parte derivado del cambio climático, dijo Henry. Las capas
superiores del permafrost llevan tiempo bajo un proceso de deshielo y virus que podían
llevar enterrados bajo el hielo muchos siglos, e incluso milenios, salen ahora a la
superficie. Por cierto, esto no es todo, dijo Cathy visiblemente alterada.

—¿A qué te refieres? —preguntó Henry.

—Ha sugerido que el derrumbe no fue casual, que, de alguna forma fue...

—¡Dilo ya, por favor! —pidió Jenniffer.

—Dijo que fue intencionado, que unos osos lo provocaron.

—¿Osos? No hemos visto a ningún Oso Polar cerca de las instalaciones estas
últimas semanas, pero...

—Estaba muy convencido, Hansen. Es como si los hubiera visto él mismo por la
zona...

—Esto es una tragedia. Y como esto sea cierto —el doctor Hansen miró a su
izquierda y luego a su derecha dubitativo, antes de proseguir. —Oíd, ¿alguno cree que
podría estar relacionado con las revueltas?

—Es probable, —dijo Henry muy serio. Pero estas revueltas animales, rebeldía
de la Naturaleza, o como queráis llamarlas, no son lo peor. Los pronósticos apuntan a
que si el calentamiento global existente sigue avanzando como hasta ahora, entorno al
año 2040 los climas del norte de Europa ya no serán lo suficientemente fríos y secos
para sostener el permafrost y estos paisajes podrían desaparecer por completo. Y es

62
que estos ecosistemas son extremadamente frágiles y bien podría decirse que en la
situación actual, se encuentran poco menos que al borde del precipicio, señor Hansen.

—Entiendo

—Escuché hace poco sobre un reciente estudio que indicaba que la velocidad
actual del deshielo podría verse limitada, e incluso parcialmente revertida, si se toman
cuanto antes las correctas políticas orientadas a mitigar el cambio climático, sobre
todo el reducir la emisión de gases a la atmósfera, lo cual viene denominándose
emisiones 0, también habría que abandonar los combustibles fósiles al completo o
sustituir el uso de gasolina por otros medios como el hidrógeno y los coches eléctricos...
pero ya sabéis como es la cosa, hay muchos intereses en esto y no es fácil.

—Lo peor es que los gobiernos no muestran el suficiente interés en ello, dijo
Jenniffer.

—Falta de determinación, —concluyó Hansen.

—Y lo peor no es eso, sino qué es lo que implica que estos ecosistemas se


degraden por completo, el permafrost y la tundra vienen actuando como sumideros de
carbono, ¿pero qué ocurrirá cuando no estén? Pues, según alertan los expertos, el
deshielo del permafrost conllevará una descomposición de la materia orgánica hasta
ahora encapsulada en el hielo. Esto, a su vez, provocará una liberación de los gases de
efecto invernadero que estaban atrapados por el permafrost, como el CO2 y el metano,
entre otros. El proceso, en su conjunto, amenaza con acelerar aún más si cabe el
calentamiento global del planeta y empeorar la situación. Con esto, Henry finalizó su
disertación del tema, por el momento.

El grupo se desplazó entonces al laboratorio para examinar las muestras, donde Cathy
ya los estaba esperando examinando el microscopio.

—¿Tienes ya algo, Cathy?.

—De momento nada Jenniffer, pero en cuanto identifique el tipo de virus,


iremos más rápido. A propósito de eso, querido Henry ¿sabes cuántos tipos de virus
distintos existen, por casualidad? ya sé que no es tú área, al no ser biólogo.

—Pues, lo cierto es que obviamente sé mucho de mi campo, la física, pero si te


soy sincero Cathy, con respecto a ésa pregunta, no tengo la más remota idea.

—Dejaré al señor Hansen que se explaye un poco, eso es, si está dispuesto a
seguirme el juego, claro.

—¿Señor Hansen?... preguntó Jenniffer.

—¡Oh! por supuesto, ¡Permítame ilustrarlo, señor Michel! Verá, doctor Henry,
existen...

—Puede tutearme si quiere, doctor Hansen.

—Henry, según la clasificación realizada por David Baltimore, existen 7 tipos


distintos de virus. Según dicha clasificación, la existencia de un virus se basa en el
mecanismo de producción del ARN mensajero, o ARNm. Los virus deben generar ARN
mensajero de su genoma para producir proteínas y replicarse, pero resulta que a su vez
cada familia de virus utiliza mecanismos diferentes entre sí. El genoma de los virus
puede ser monocatenario (ss) o bicatenario (ds), y bien de ARN o ADN, y pueden utilizar
o no la transcriptasa inversa. Además, los virus ARN monocatenarios pueden ser o
positivos (+) o negativos (–). —Sí, ya sé, ahora me preguntarás, Henry, ¿qué rayos es

63
eso de la transcriptasa inversa? —claro, es normal para alguien no versado en la
materia.

—Esa iba a ser mi siguiente pregunta, —reconoció Henry riéndose—.

—La transcriptasa inversa es una enzima de tipo ADN polimerasa que tiene
como función sintetizar ADN de doble cadena utilizando como molde ARN
monocatenario, es decir, básicamente catalizar la retrotranscripción o transcripción
inversa. Se encuentra presente en los retrovirus, y su nombre obedece principalmente
a que el proceso normal de la transcripción, la cual se puede llamar «directa», codifica
el ARN a partir de la secuencia inicial de ADN, y no al revés. De esta forma, la
transcripción inversa implica el proceso contrario, o sea, la síntesis de ADN a partir del
ARN.

—¿Y en que consiste un virus monocatenario? —preguntó Henry.

—Ésa era mi siguiente explicación. Un virus ADN monocatenario (o abreviado,


virus ADNmc o virus ss DNA en inglés), es un virus en el que el material genético está
compuesto por ADN de cadena sencilla y se replica usando una ADN polimerasa que
sea dependiente del ADN, y no usando de esta forma ARN como intermediario durante
la replicación. Corresponden al Grupo II de la clasificación de los virus realizada por
Baltimore. Asímismo, los virus bicatenarios, son virus en los que sus materiales
genéticos están compuestos por ADN de doble cadena, en vez de sencilla pero se
replican de la misma forma que los monocatenarios, usando una ADN polimerasa
dependiente del ADN. Son los virus ADN más diversos y frecuentes que existen y
corresponden al Grupo I de la clasificación de Baltimore. Dicho esto, los distintos tipos
de virus son 7, como he señalado anteriormente y serían:

—I. Virus de tipo ADN bicatenario: Los virus de este grupo infectan a animales,
protistas, hongos, bacterias y arqueas. Sin embargo, tengo que destacar Henry, que
suele atacar más sobre todo a las bacterias y a las arqueas. Entre éste tipo de virus
se encontrarían por ejemplo, el virus del herpes, el de la varicela, el de la viruela, el
del papiloma y el del molusco contagioso.

—Ahora tendríamos el segundo grupo, dijo Henry.

—Exactamente.

—¿Cómo vas, Cathy? —preguntó Jenniffer a su amiga.

—Todavía tenemos para un largo rato, respondió Cathy, quien se encontraba cogiendo
una probeta en esos momentos al otro lado del laboratorio.

—Bueno chicos, proseguid con la clase —dijo Jenniffer.

—Pues lo dicho, en el grupo II estarían los virus ADN monocatenarios, de los que
hemos hablado antes. Los virus de este grupo infectan a todos los organismos celulares,
tanto a animales, plantas, hongos, protistas, bacterias y arqueas, sin embargo es cierto
que son más predominantes en las bacterias y los animales. Podríamos señalar en este
tipo de virus al Parvovirus, también a los del género Microviridae o a los del género
Circoviridae. Y llegamos a los del tercer grupo.

III: Virus de tipo ARN bicatenario. Los virus de este grupo infectan tanto a animales
como a las plantas, a hongos, a protistas e incluso a bacterias, sin embargo el grupo
es más predominante en los hongos. Por huéspedes tendríamos a las familias
Chrisoviridae o la Chrysovoridae entre otros muchos, tampoco querría aburrirte Henry.

—Está bien. Cuéntame sobre los del cuarto grupo.

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—IV: Virus de tipo ARN monocatenario positivo. Se trata de virus que tienen ácido
ribonucleico (o ARN) de cadena sencilla de sentido positivo como material genético y no
se replica usando ADN intermedio. Pertenecen como hemos dicho ya antes al tipo ARN
monocatenario, los cuales pueden clasificarse según el sentido o polaridad de su ARN
en negativos o positivos. Los virus ARN positivos son idénticos al ARNm del hospedador
y por lo tanto pueden ser inmediatamente traducidos por la célula hospedadora. Entre
estos virus se encuentran el virus del SARS, el virus SARS Cov2, responsable del
coronavirus 19, el de la fiebre amarilla, el virus del Nilo occidental, el de la hepatitis C,
el del dengue, el de la poliomelitis, el del resfriado común, el de la rubeola entre otros
muchos.

—Bien, pasemos ahora a los del quinto grupo, dijo Jenniffer interviniendo en la
conversación

—V: Virus de tipo ARN monocatenario negativo. Es un virus que tiene ácido
ribonucleico, (ARN) de cadena sencilla de sentido negativo como material genético y no
se replica usando ADN intermedio. Puede decirse que este grupo también incluye a los
virus ARN monocatenarios ambisentido, es decir, que tiene ambas sentidos, tanto el
positivo como el negativo. Entre los virus de este grupo que infectan a los humanos
destacan los filovirus, entre los que se encuentran tanto el virus de Marburgo como el
ébola. En este quinto grupo se encuentran también el Sarampión, la Parotidis, la Rabia
y la Gripe.

—¡Bingo! gritó Cathy entusiasmada en ese mismo instante.

—¿Has descubierto por fin de qué virus se trata?.

—Tengo buenas y malas noticias, —dijo Cathy.

—Empieza por las buenas, pidió Jenniffer a su amiga.

—Se trata de un filovirus muy agresivo, ésa sería la única noticia buena que podría
daros. Y las malas son que no sé qué virus es ni la forma en que este ataca al hombre,
ni cuáles son los síntomas, o cómo tratarlo, veréis, se trata de un virus nuevo, o al
menos nuevo para nosotros probablemente y como creo recordar, y alguno de nosotros
ya señaló hace unas horas, puede que lleve siglos o incluso milenios, oculto bajo el
permafrost.

Todos se tomaron unos minutos en silencio para digerir las noticias reveladas
por Cathy. Decidieron que lo mejor sería inducir primero el coma al resto de los
pacientes y poder así estudiar con más calma el virus y examinar uno a no a todos los
pacientes y evaluar detenidamente todos sus síntomas durante los próximos días para
averiguar más sobre el virus, y eso es precisamente lo que estuvieron haciendo los
siguientes 14 días, trabajando a destajo día y noche; durante ese tiempo, cuatro de los
enfermos sucumbieron al virus, el resto mostró síntomas por un lado consistentes con
una extraña caquexia que dejó muy débiles y delgados a los mismos y a la vez iba
deteriorando sus órganos internos.

Tras el día quince, los enfermos sufrían convulsiones repentinas durante unos
momentos para luego volver a un estado de calma y sus cuerpos desprendían un olor
que se parecía a la descomposición de los cuerpos, los cuales, en efecto, se estaban
descomponiendo lentamente, para finalmente adquirir una palidez extrema, la cual
hacia que se resaltasen aún más los puntos azules por todo el cuerpo de los enfermos.

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Henry y Jenniffer se encontraban descansando solos en la sala de descanso del
interior del complejo cuando recibieron una llamada de su amigo Charles, al cual le
explicaron el delicado predicamento en que se encontraban. Tras escucharlos,
escucharon un silencio en el otro lado durante unos instantes, sin duda se encontraba
asimilando las malas noticias.

—¿Cómo va todo de tu lado, Charles? —le preguntaron, tras escucharlo


suspirar de fondo.

Nuevamente hizo una pausa para tomar aire.

—¿Tienes algún resultado? —volvió a preguntarle Jenniffer.

—Siento decir que no. Pero es bastante probable que mañana sí tenga ya algo.

—Estupendo.

—Mañana sabremos algo, no os preocupéis, —dijo tratando de tranquilizarlos, y


no os preocupéis, averiguaréis cómo resolver esta nueva crisis. Bueno, os tengo que
dejar, voy a seguir examinando las dichosas anguilas.

Todos colgaron la llamada en sus respectivos móviles. Henry maldijo al aire su


malaventura.

—¡Las anguilas, otra vez las anguilas! —gritó.

De hecho, era muy inquietante que surgiera como de la nada un tipo nuevo de especie
en un animal, sobre todo en ecosistemas tan conocidos. Henry comenzó a hablar solo,
divagando en voz alta

—Puede que se trate se una evolución de la anguila común después de todo y


recién comenzamos a ver los primeros síntomas y por eso ya las reconocemos como
especies distintas, es como si cruzamos perros de una misma raza con determinadas
características que los hacen especiales y distintos al resto de los de su raza para
potenciar esa característica concreta; esto propiciaría potenciar dicha característica y
tendríamos al cabo de un tiempo unos cuantos ejemplares con esas características
concretas. Al final, se trataría de perros de la misma raza, pero hay quienes dirían que
incluso podríamos haber generado una raza distinta por esa específica característica
diferenciadora.

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—Da que pensar, desde luego, —dijo Jenniffer, tras haber acabado Henry su
disertación en voz alta. Después de todo, querido Henry, como bien señalas, las
especies evolucionan constantemente, si bien es cierto, que muchas veces los cambios
ocurren de forma muy lenta y a lo largo de siglos e incluso milenios. Pero la vida en la
Tierra comenzó en el agua con LUCA, la primera bacteria y ser vivo de la historia, luego
de ella surgirían vendrían los procariotas, y millones de años después los peces
saltaron a la Tierra, cuando surgieron los primeros anfibios y reptiles.

—En efecto, Jenniffer, la evolución desde los peces con aletas a los animales
terrestres de cuatro patas es uno sin duda alguna, uno de los pasos más importantes
de la historia, y el primer pez en lograr dicha hazaña fue el Tiktaalik hace más de 365
millones de años durante el Devónico tardío, según descubrió la Academia Nacional de
la ciencia de Filadelfia en el año 2006. Todo este proceso se sabe que ocurrió hace
entre 385 y 359 millones de años, en el Devónico tardío.

—Ahí tienes ahí el milagro de la vida, Henry.

—Efectivamente, y no se puede llamar más que milagro el que coincidieran


tantas cosas a la vez.

—O tal vez suerte Henry, no nos olvidemos de ella.

—Pero estoy seguro de que más de alguno diría simple y mera coincidencia,
Jenn.

—Puede ser, puede ser. ¿Y qué opinas tú, querido?.

—Digamos que me ciño a los hechos y esos insólitos hechos comenzaron


cuando por azares del destino bajó el nivel de las aguas. Y esa bajada, fue la que
provocó en última instancia la evolución de aquellos peces. Uno de los cambios más
significativos sin duda fue el de las vértebras, o espinas en el pez, que no necesitaban
apoyo por servir a un animal que flotaba. Dicho sistema de apoyo tuvo entonces que
evolucionar forzosamente para adaptarse al entorno cambiante, y pasar así a otro que
los permitía apoyarse en el fondo y luego trasladarse por tierra y que precisaba
digámoslo así, de costillas mas fuertes, las cuales se conformaron más aplastadas. De
tal forma, el ajuste entre un medio acuático profundo que no precisaba apoyar su
alargado cuerpo y el achatado que sí se apoya también tiene que ver con la necesidad

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de mantener la capacidad torácica que precisaba el nuevo sistema respiratorio
pulmonar.

Jenniffer tomó entonces la palabra, continuando así el relato de Henry, a pesar de que
se encontraban solos en la habitación.

—Paralelamente, se produjo así el cierre de las aperturas operculares


empleadas por los peces, a los mecanismos de bombeo de aire bucales y costales de los
animales de cuatro patas. De ahí que también el cráneo se ensanche y aumente la
cavidad bucal. Estos cambios craneales se asocian también a los nuevos patrones de
locomoción y alimentación, introduciendo una nueva gama de movimientos que
permitían mover la cabeza. Y así fue como hace 385 millones de años, los peces
pasaron a tener cuatro patas al bajar el nivel de las aguas, y todo ocurrió en el
territorio Nunaavut del norte de Canadá, en la isla de Ellesmere.

En concreto, en unas zonas de marisma con muy poca profundidad en la


antigua región de masas de tierra emergidas conocidas como Euroamérica. Aquellas
regiones estaban conectadas de acuerdo a la disposición en aquel momento de los
continentes con lo que hoy sería el Báltico. Y tras todo ello, finalmente llegamos
nosotros, los hombres, y perdóname la expresión querido, pero qué mal lo hicimos
como especie.

—Bueno, hicimos cosas malas y también buenas, Jenniffer.

—Prácticamente casi destruimos nosotros el planeta.

—No te me habrás vuelto una Finisterra de esas, Jenn.

—No, no me he vuelto una seguidora de ese grupo ecoterrorista que dicen


surgió el otro día, tras lo que algunos empiezan a llamar las revueltas animales,
descuida, simplemente me remito a los hechos.

—Bueno, en parte tienes razón.

—Tortolitos, ¡es vuestro turno de currar! escucharon entonces detrás suyo, se


trataba de Cathy, quien había entrado en la sala.

Los dos se dispusieron a volver a sus tareas, cuando, de repente a Henry le


sonó el teléfono, se trataba de Charles, sonaba muy inquieto.

—Es Charles, cariño, ve adelantándote. Ahora voy.

—¿De qué se Charles? Pareces nervioso.

—No me siento seguro hablando por teléfono, Henry.

—¿Qué ocurre?.

—Preferiría que habláramos en persona. He descubierto algo muy inquietante,


una especie de Conspiración Global... no puedo decirte más por teléfono, puede que me
hayan pinchado la línea y nos estén escuchando.

—¿Cómo? A ver, Charles, cálmate, por favor, ¡dime al menos de qué se trata!.

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—De verdad que no puedo hacerlo, lo siento mucho, oye, si resolvéis lo de la
epidemia a tiempo, reúnete conmigo si puedes la semana que viene en tu despacho de
la Universidad. Dale recuerdos a Jenniffer de mi parte.

La conversación dejó muy inquieto a Henry. ¿Qué habría averiguado? Tampoco


tuvo mucho tiempo en esos momentos para pensar el mucho más, desde el otro lado de
la puerta oyó cómo lo llamaba Cathy.

—Ya voy, era Charles, te envía recuerdos, Jenn y dice que ha averiguado algo
inquietante.

—Espero que no sea tan inquietante como esta siniestra pandemia de hace
milenios, le respondió Jenniffer, sin duda más preocupada en esos momentos por
resolver la crisis actual que por lo que Charles pudiera haber averiguado.

Los tres días siguientes murieron otros dos pacientes, Cathy tenía ya realizadas
un montón de anotaciones sobre el transcurso de la enfermedad en un gran cuaderno
rojo, desde los síntomas observables, las reacciones a los diversos medicamentos que
iban probando con los pacientes, o los días transcurridos y las etapas del virus
observadas hasta ahora.

—¡Enfermera, administre a los pacientes de forma inmediata una dosis de


vacuna Erbevo! quiero ver los resultados —ordenó Cathy a la jefa de enfermeras de las
instalaciones.

Pero, a pesar de todos los tratamientos realizados, sólo estaban logrando


ralentizar levemente el avance de la enfermedad. Comenzaron todos a sentirse muy
frustrados, y mas aún cuando les llegaron por la radio las noticias de la llegada de la
misma al exterior.

—Jenniffer, querida, ¡pon la televisión! —pidió Henry con ansia.

—No te olvides de activar los subtítulos, puntualizó el doctor Hansen.

—Nos informan del ingreso en diversos hospitales de Noruega de varios


pacientes con una extraña enfermedad desconocida, los enfermos tienen unas
manchas circulares de color azul sobre la piel, de momento no se conocemos más datos
que podamos ofrecerles, salvo la aparición de esta misteriosa enfermedad desconocida,
en cuanto tengamos más noticias sobre la misma les informaremos, muchas gracias.
Les pedimos que no abandonen sus hogares por el momento.

—¡Oh, no! —se lamentó Cathy—.

—¡Llegamos tarde! —dijo Henry en voz alta, expresando lo que todos estaban
pensando, con muestras evidentes de desesperación en sus rostros.

—Alguno de los enfermos debió de tener algún contacto previo con alguien del
exterior o nos olvidamos de ingresar a alguno de los trabajadores, sea como sea, ya es
tarde.

—¿Pero cómo es posible que con el tiempo que ha pasado desde el primer
contagio y con lo que llevamos trabajando, no hayan aparecido enfermos hasta este
momento? ¿Es posible que haya mutado el virus y cambiado tan rápido el tiempo de
incubación? —preguntó el doctor Hansen.

—No parece probable, señor Hansen —respondió Cathy.

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—Lo más probable es que el virus entrara en contacto con algún tejido o
material y no haya infectado a los pacientes hasta ahora, lo cual indicaría una
supervivencia muy alta fuera de un cuerpo humano y eso no es bueno.

—Probablemente tengas razón, Jenniffer, habría que realizar pruebas concretas


al respecto, pero ciertamente es muy plausible.

Decidieron que lo mejor sería que Henry y Jenniffer se volvieran a su casa


mientras que Cathy continuaba examinando a los enfermos que quedaban vivos, con
la ayuda del doctor Hansen.

—Si descubro algo más os avisaré Jenn, lo importante ahora es que mientras
pensamos en algún tipo de plan de contingencia, os mantengáis a salvo.

—Muchas gracias por todo Cathy, y cuídate.

—Adiós.

Dos días después, y ya descansando cómodamente en su piso, se percataron de que


tenían correo. Al abrir las cartas una era de su amigo Charles.

—"Henry, recuerda nuestra cita el próximo Martes. He enviado una de las


anguilas al Museo Senckenberg de Frankfurt y otra al famoso Instituto Smithsonian
para que las estudien y también una a Kiel, para que la analicen con un microscopio
especial de barrido. También he encargado un análisis de espectrometría de masas. Y
una cosa más, amigo Henry... con respecto a lo otro que te mencioné, te contaré más
en unos días, no me fío de que no me inspeccionen también el correo, finalizaba
diciendo la carta, alarmando a Henry, que ya andaba muy mosca tras la última
conversación".

—Algo le ocurre a Charles, Jenniffer.

—Cuéntame.

—Ha debido de hacer algún descubrimiento peligroso y dice que ha averiguado


la existencia de una siniestra conspiración y que ahora hay gente espiándolo.

—¿Cómo dices?.

—Lo que oyes.

—Esto es peligroso Henry, reúnete con él, a ver qué te cuenta. ¿Cuando te
había citado?.

—En 7 días.

—Ve con cuidado, cariño.

—Lo tendré, mi amor.

Llegado el día, Henry se duchó y se arregló para estar presentable para el


encuentro con su amigo Charles. Tenía interés en saber qué era lo que había
descubierto. Y una hora después se encontraba junto con Jenniffer en la recepción del
edificio donde se encontraban los laboratorios de su amigo, y casualmente se cruzaron
con un viejo amigo, Jack Linus, quien salía del edificio en ese momento. A Jack lo
habían conocido durante sus años en la Universidad, actualmente trabajaba como
forense en la ciudad de Michigan.

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Se encontraba de vacaciones durante esos en la ciudad y aparentemente había
acudido a la Bergen para visitar a viejas amistades. A Henry, con todo lo que había
pasado durante los últimos días, se le había olvidado que estaba en la ciudad. No
habían hablado desde hace dos meses por teléfono. Aparentaba tener mala cara.

—¿No os dan buena comida aquí, querido amigo?.

—Demasiado buena —se rió Jack. El cocinero es realmente fantástico. Tendrías


que ver nuestro comedor, continuó, dirigiéndose a Henry. En comparación, el Ritz es
un chiringuito de playa. No, lo que sucede es que el jefe del Departamento tiene algo
contra las tripas del mar del Norte; dio orden de bajar todos los kilos de más, o en caso
contrario, habría despidos.

—¿En serio?.

—Directiva de Stemberg. No sé si realmente llegarían tan lejos, pero la amenaza


ha surtido efecto. Ninguno de mis compañeros quiere perder su empleo.

Llegaron a una escalera estrecha y descendieron por ella. Se cruzaron con unos obreros.
Jack los saludó, mientras se acercaban al laboratorio. Sus pasos resonaban en el pozo
de acero.

—Bueno, fin de trayecto. Podéis elegir: a la izquierda, podemos ir a charlar


durante media horita y tomar un café; a la derecha, se va al laboratorio de Charles.

—A mí me gustaría tomar algo... comenzó a decir Henry.

—Gracias, lo interrumpió Jenniffer. Pero tenemos poco tiempo.

—No te van a matar unos minutos más de charla, protestó Jack. Podrías...

—La próxima vez me quedaré más rato, te lo prometo. Y traeré otra vez a Henry.

—¡Pero Jenn!...

—Hablamos luego, —dijo Jenniffer, quien agarraba fuertemente el brazo de


Henry mientras tiraba de él en dirección al laboratorio.

Jack se rió y se alejó de ambos mientras se encogía de hombros; Henry y Jenniffer se


encaminaron al laboratorio. Se escuchó el ruido de una silla al caer. Se encontraban en
el pasillo lateral a los laboratorios. El pasillo por el que caminaban estaba hecho de
gruesas rejillas de acero soldadas. Doblaron la esquina y se encontraron frente a la
puerta del laboratorio. La puerta parecía forzada.

—¡Dios mío! ¿Qué ha pasado aquí?.

—¡Seguridad! —gritó Henry. —¡Que alguien llame a seguridad!.

Todo el laboratorio estaba patas arriba, como si alguien hubiese estado


buscando algo. En una esquina yacía el cuerpo de Charles, cubierto de sangre. Le
habían rajado el cuello con una navaja, la cual estaba tirada en el suelo frente a la
silla. Sin duda alguna, lo que había descubierto e iba a contarles le había costado la
vida. ¿Se habrían llevado los asesinos del laboratorio lo que andaban buscando o
habría muerto por negarse a dárselo? —se preguntó Henry—.

Diez minutos después llegaron los guardias de seguridad del edificio. Pronto se
acordó que los agentes de la ley se personasen cuanto antes en el lugar para comenzar
la investigación del misterioso asesinato. Henry se encontraba muy afectado por todo lo
ocurrido. Apenas había articulado más de dos palabras desde que encontraron el

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cuerpo. Se había derrumbado en un rincón en el exterior del laboratorio y permanecía
allí tendido, llorando a su amigo.

Jenniffer había tratado de confortarlo, mas había sido en vano. Uno de los
guardias de seguridad le dio un sobre. Al parecer Charles quería enseñarle algo relativo
a su investigación. Henry abrió lentamente el sobre para ver qué era lo que contenía.
Cuando vio el interior se quedó anonadado. Todo parecía un callejón sin salida. Se
trataba de dos fotografías, la primera de ellas era una gran foto en color de una
orquídea marina. La segunda era una única palabra, marcada en negrita: Iniciativa.

—¿Por qué querías enseñarme una orquídea marina Charles? ¿Qué relación
tiene con todo esto? ¿Y qué eso de La Iniciativa?.

El edificio fue precintado en el transcurso de las horas siguientes y todas las


clases presenciales fueron interrumpidas de forma indefinida hasta que se aclarasen
los hechos. Los estudiantes de la Universidad se apelotonaban en el exterior del edificio
para tratar de averiguar qué era lo que había ocurrido. Al lugar acudió la policía con un
equipo de psicólogos para tratar de consolar a los afectados.

Uno de los alumnos se erigió desde muy pronto como el portavoz del resto y con
un micrófono lanzaba furiosas diatribas de protesta por la interrupción de las clases.
La policía trató de mediar e imponer de nuevo el orden, de la misma forma y en el
interior, otro policía se acercó lentamente a Henry ofreciéndole consuelo, Henry se
levantó y disculpándose, negó que necesitase algún tipo de ayuda.

—¿Seguro que se encuentra bien, señor? parece bastante afectado. ¿No quiere
que hablemos un poco para que se relaje antes un poco? ¿Quiere un valium?.

—Estoy bien, gracias.

Henry miró entonces a Jenniffer, buscando ayuda.

—Esto ha sido por lo que quería contarnos, dijo Jenniffer a la policía.


Descubrió algo importante y lo han matado por ello, comunicó al policía, entregándole
las fotografías.

—No nos precipitemos, Jenniffer, ¿tú crees que esto es todo por las anguilas?.

—Estoy convencida de ello.

—Perdone, ¿es que ustedes dos tienen alguna idea de quién puede ser el
asesino? les preguntó el policía que lideraba la investigación.

—Pues la verdad es que no sabemos quién puede haberlo hecho, tan solamente
tenemos esas fotografías, pero Charles había estado examinando durante las últimas
semanas dos extraños ejemplares de anguilas que le habíamos entregado y hoy nos
había citado para hablarnos de algo muy importante que había descubierto y de lo cual
no podía hablarnos por teléfono. Habló de una conspiración.

—Y ustedes creen que lo asesinaron por eso —los inquirió dubitativo el policía—.

—Bueno, no sé yo si... —empezó a decir Jenniffer.

—Estoy totalmente convencido de ello, al cien por cien —dijo entonces Henry,
interrumpiéndola. Verá. Se trataba de dos ejemplares de una especie nueva de anguila,
era algo muy extraño. Él descubrió algo muy importante que sintió que debía
contarnos en persona. Al parecer, alguien no quería que esto saliera a la luz. De lo que
no estoy seguro es si quien lo asesinó se llevó lo que quería o no lo hizo.

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—Bueno, eso es todo por el momento. Si recuerdan algo más, díganmelo. Soy el
agente Burns, Richard Burns.

Henry volvió a su casa, acompañado por Jenniffer. Lo que había ocurrido les
había causado un tremendo impacto. Jenniffer se quedó unas horas en el piso de
Henry hasta que este se fue a acostar a la una de la mañana. Los dos se encontraban
muy cansados. Acordaron ir al laboratorio el día siguiente por la tarde para ver si la
policía había encontrado alguna pista o algún documento significativo. El día siguiente,
Henry se pasó toda la mañana viendo un documental marino sobre la costa inglesa. El
teléfono sonó. El documental se escuchaba de fondo mientras Henry hablaba con
Jenniffer para citarse por la tarde en el laboratorio e intentar averiguar más sobre por
qué Charles pudo haber sido asesinado.

—El abuelo reconoce que se cometieron... errores.

—Errores muy graves, fueron sus palabras exactas, Ana. Realmente iban a
contrarreloj, como dice a veces padre.

—Ya, pero...

—Sí, lo sé, hermano. Lo sé. Cuando en cambio, le preguntas a mamá por ello...

—Ella calla, —dijo Miguel, finalizando la frase por ella.

—Sigamos, sigamos leyendo, Miguel.

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Capítulo VI. Punto de encuentro

12 de Noviembre de 2022

Miles O´Brien era una persona relativamente joven, tenía treinta y seis años, el
pelo moreno, los ojos verdes, medía 1.76 metros de altura y se consideraba una
persona reflexiva, metódica, que nunca dejaba nada a la ligera y planificaba bien todos
sus pasos con antelación. Asimismo, tenia un carácter bromista y le gustaba cantar en
ocasiones, siempre y cuando tuviera una buena audiencia que lo escuchara. Por último,
habría que destacar que le gustaba disfrutar de un buen vino, tanto solo como en
sociedad, con su grupo de amigos.

Ese día, él y su hermano Josh habían acudido junto a un grupo de amigos,


como todas los fines de semana, a practicar surf. Hacía un día estupendo y esperaban
disfrutar mucho montando las olas. Los dos tenían un cuadernillo en el que tenían
anotadas todas las fechas del calendario y las horas en que había marea alta para ir a
esas horas a practicar una de sus aficiones favoritas y disfrutar en compañía de sus
amigos. Solían hacer competiciones en las que el que dominaba menos olas a lo largo
de la mañana invitaba al resto a tomar unas copas. En esta ocasión, sin embargo, iba a
ocurrir algo inesperado.

El enorme viento reinante y la gran enormidad de las olas los arrastraron un


poco mar adentro. Jordan, uno de los amigos, había alquilado una lancha acuática
desde la que el resto aguardaba pacientemente su turno. Todo parecía ir normalmente,
pero en pocos minutos, el infierno se desató. De repente se escuchó un ruido
ensordecedor proveniente de la nada, y luego, una enorme ola los hundió a todos bajo
el mar.

Miles trató de salir a la superficie pero, espantado vio algo que lo dejó
aterrorizado. Un enorme pez parecido a una ballena pasó a su lado y mordió una
cuerda, la cual se enroscó alrededor de su hermano, quien trató de soltarse en vano.
Miles trató inútilmente se alcanzarlos para liberar a su hermano, pero solo pudo ver
impotente, a lo lejos cómo posteriormente, el enorme animal se dirigió a las
profundidades arrastrando a su hermano consigo.

Los días siguientes fueron muy duros para Miles, las noticias del ataque
estaban a todas horas en todos los noticiarios de la CNN y la principal periodista de
investigación del canal, Laura Daughtery, lo había llamado ya tres veces tratando de
conseguir una entrevista con él pero aún no se encontraba con ánimos para ello, con lo
cual lo había pospuesto por el momento, así que Miles volvió varias veces al lugar de
la tragedia tratando de encontrar el cuerpo de su hermano por si hubiera sido
arrastrado hacia la superficie el cadáver, pero sin éxito alguno, por las noches tenia
pesadillas muy vívidas donde la ballena asesina los atacaba a él y su hermano y los
engullía a ambos.

Tras varios días con grupos de búsqueda, todos ellos infructuosos, se abandonó
la misma y Miles tuvo que renunciar con ello a poder encontrarlo y así darle un
entierro apropiado del cuerpo, con lo que tuvo que resignarse a enterrar un ataúd vacío.
Al funeral acudieron varios amigos de Miles, entre ellos Henry y Jenniffer y también el
resto de sus antiguos amigos, Johan, Juan, Pedro y Thomas. El párroco tomó su lugar
en el púlpito, todos los asistentes se sentaron.

—¿Era un chico muy tranquilo, sabéis? —dijo llorando Miles, al recordar a su


hermano.

—Siempre era el primero en apuntarse a algo, —dijo en voz baja Thomas.

—En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. ¡La paz esté con
ustedes!

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Queridos hermanos y hermanas, esta Santa Misa la celebramos por el alma del
difunto Josh O´Brien, miembro de esta parroquia, a quien el señor ha reclamado a su
lado recientemente; de todo corazón, expreso mi compasión humana y cristiana, como
también a todos los miembros de su familia, y en especial a su hermano Miles, aquí
presente.

—Tenemos que hablar luego, —dijo en voz baja Miles a sus amigos, mientras el
cura proseguía con la misa.

—Ante la muerte humana, la propia y la de nuestros seres queridos, cada uno


de nosotros se queda con el corazón conmovido, la mente obnubilada y la mirada triste.
Dios tiene derecho de llamar a su lado de este mundo a cualquiera de nosotros y
llevarlo a la mansión eterna, cuando quiera, y del lugar y de la forma que él quiera. No
consulta a nadie sobre nuestra muerte, ni exonera a nadie de la muerte. Él es el
Creador de nuestro cuerpo y de nuestra alma, el Señor absoluto del tiempo y de la
eternidad, de los ámbitos materiales y de las esferas espirituales, y por eso, todos
estamos ante Dios en actitud de humildad y fe.

—Dalo por hecho Miles, —respondió a su vez en voz baja Pedro.

—Ante la llamada de Dios, nuestro señor, se callan todas las objeciones y las
fábulas humanas. Queda solamente la respuesta de quien ha sido llamado ante Dios, y
nuestra intercesión humana mediante el sacrificio de Jesús ante el misericordioso
Padre Celestial. Que Cristo Rey, a quien ofrecemos esta Santa Misa, reciba el alma de
nuestro hermano difunto, Josh, y le otorgue el premio por sus buenas obras y el
perdón de sus faltas. También nosotros nos arrepentimos por las buenas obras que
dejamos de cumplir y por todos nuestros malos pensamientos, palabras y obras no
acordes con la ley de Dios, nuestro Señor.

Acabada la ceremonia, y tras las pertinentes muestras de condolencia a Miles por parte
de los asistentes a la misa, se procedió a introducir el féretro en el coche funerario y
tras ello, la comitiva se encaminó al cementerio. Miles había dispuesto una bella lápida
de mármol color claro, sobre la que había una cruz de bronce, la cual sujetaba un
ángel con las alas extendidas.

—Querido hermano nuestro, ¡Josh! ¿Cómo no recordar todos esos años que
transcurrimos juntos por el camino del Señor, cada conversación nuestra, cada oración
nuestra, colectiva e individual y todo lo que pasamos juntos? ¿Cómo no podríamos
recordar ahora cada uno de tus sacrificios y tu lucha por nosotros, día tras día? —y...
¿Cómo no recordar tu bondad y tu amor hacia tus semejantes? A menudo
preguntabas tanto a familiares como a conocidos "—¿Sabéis que os quiero?". Tales
preguntas no necesitaban respuesta alguna al ser todos conscientes de tu amor por
todos el Mundo. Sentimos tu amor tantas veces y de tantas maneras y recordamos hoy
tantas palabras tuyas. A menudo preguntabas después de las apariciones: “—¿Cómo
se siente la Virgen?”.

—Descanse en paz, dijo uno de los asistentes a la misa.

—En efecto. Porque tú, hermano Josh, estás ahora con ella, tú que consagraste
tu vida a ayudar al prójimo, tú que hiciste todo para que todos conocieran su amor y
bondad, ése amor y bondad que se encontraban justamente en ti, y eso lo pudo
experimentar toda persona que te conoció. Te agradecemos por ello, querido hermano,
por tu apoyo hacia nosotros que tantas veces necesitamos, y que nos diste en cada
momento y paso del camino. Te agradecemos por cada uno de tus consejos que nos
diste cuando más los necesitamos. Gracias porque nos guiaste e nuestra vida terrenal y
porque nos ayudaste a través de la oración en nuestra vida privada. Gracias por cada
una de tus visitas a nuestros hogares que trajeron tantas bendiciones y alegría a
nuestras familias. Gracias por cada una de las veces que jugaste con nuestros hijos,

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los cuales supieron reconocer al amigo verdadero y auténtico. Hoy, querido Josh,
lloramos, pero al mismo tiempo nos alegramos porque tú estás con el Señor y caminas
a su lado. Tu recuerdo pervivirá por siempre en todos nosotros, tus hermanos de
espíritu, y tu querido hermano, Miles orará siempre por ti de ahora en adelante.
Descansa en paz, Josh.

Tras el discurso del cura, Miles quiso tomar la palabra y decir algo sobre su
hermano, pero como lloraba de forma inconsolable y no se veía capaz de ello, se
encargó en su lugar Henry de hacerlo.

—Josh, siempre fuiste un grano en el culo, el amigo que nos pinchaba si veía
que nos quedábamos atrás, que nos animaba al vernos alicaídos y nos impulsaba y
motivaba a ser mejores y también además de eso, fuiste un gran hermano para Miles.
Un hermano es un regalo para el corazón y un amigo para el espíritu. Todos nacimos
del mismo árbol y aunque nuestras ramas vayan en distinta dirección, siempre nos
unirán nuestras raíces. Sé que nos estarás vigilando desde el cielo y cuidando de
nosotros, pero nos habría gustado disfrutar durante más tiempo de ti. Has dejado un
gran vacío en Miles y en nosotros, tus amigos, siempre te recordaremos.

Juan sacó una petaca que llevaba oculta y se la ofreció a sus amigos para que echaran
un pequeño trago en homenaje a Josh. Todos bebieron y dirigiendo la mirada al cielo,
brindaron teatralmente en señal de respeto.

—¡Por Josh!.

—¡Por Josh!.

—¡Por Josh!.

Johan, Juan, Pedro y Thomas. Todos eran muy buenos amigos suyos desde la infancia
cuando coincidieron en un campamento de verano de ciencias en España, era un
grupo variopinto, todos expertos en áreas muy distintas de la ciencia, Miles era biólogo
molecular, Johan antropólogo, Juan era a la vez físico como Henry y botánico, Pedro
era meteorólogo y finalmente Thomas era un reputado químico, que había ganado el
año anterior el premio Nobel por inventar su empresa una de las vacunas contra el
coronavirus (Covid19) siendo él el líder de la investigación de la misma.

Tras el brindis, Juan, el más bromista de entre el grupo de amigos, tomó la palabra.

—Oíd chicos, oíd, a ver, Si la cola del paro fuera un Ficus, ¿cual sería?.

—No lo sé, —dijo Miles.

—"El "macro fila". Jejeje.

—Jajajaja rieron todos.

—A ver, tengo otro, ¿sabéis cual es la planta que mas se lava los dientes?...

—¡No, ilústranos!, gran sabio —se burló Thomas, siguiéndole el juego.

—La Lavandula dentata..

De nuevo se rieron todos al unísono.

—Nunca cambies Juan, nos animas siempre al resto con tus bromas—le dijo
Thomas, dándole un fuerte abrazo.

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—Así que una especie de anguila nueva y un asesinato, Henry, le dijo Miles a
su amigo, ambos se habían alejado unas decenas de metros del resto de amigos.
Jenniffer los observaba desde la lejanía.

—Es algo ciertamente inquietante, Miles. Y entre nosotros dos, nunca había
visto a una anguila con elementos de reptil, ¡patas, Miles, patas!.

—Bueno, tenéis el reptipez, que diría el bueno de Josh, imitando a Juan.

—Ahora ya fuera de bromas, no me gusta nada esto, sugirió la existencia de


una conspiración.

—Si averiguas algo más, te agradecería que me informaras sólo a mi, Henry.

—Descuida, querido amigo. Seguiré tu consejo, sólo a ti, y bueno, a Jenniffer,


claro.

Tras volver con el resto, todos animaron a Miles para que fuera a terapia, le
vendría bien para superar el duelo, y él estuvo de acuerdo con ellos, con lo que decidió
apuntarse. Su terapeuta, Luisa González, era muy comprensiva y simpática con él y le
había recomendado un seguimiento de la terapia EMDR, que era especial para superar
traumas como el suyo y que había dado mucho éxito en el tratamiento de soldados, e
incluso famosos como Mel B la habían seguido hace unos años.

—Mientras piensas en el suceso, sigue mi dedo Miles, y mueve los ojos de


izquierda a derecha, le indicó la psicóloga girando el dedo índice de su mano derecha
de un lado a otro, poco a poco y con varias sesiones conseguiremos que tus recuerdos
sobre la trágica y grave pérdida que has sufrido sean menos angustiantes y superarás
tus episodios negativos de las pesadillas que me has tenido.

Media hora después Miles salió de la consulta de su psicóloga tras darle las
gracias por su primera sesión, quedaron para volver a tener una segunda sesión dos
semanas después. Sonrió satisfecho. La terapia le había venido muy bien y confiaba en
que el tratamiento funcionase y poder superar así su pérdida. Para darle un medio
cierre al asunto y despedirse por última vez de su hermano, decidió volver a la playa, al
lugar del desafortunado incidente y por eso, antes de salir cogió su pequeña taza
térmica de café, la cual llevaba siempre a casi todas partes y se sirvió una pequeña
ración para el camino, y una vez allí rezó por su hermano dos padre nuestros y un Ave
María.

Cuando Miles ya estaba a punto de irse de vuelta a su casa vio lo que parecía
una pequeña y extraña criatura, se acercó a ella y se agachó para contemplarla mas de
cerca, a sus pies, en la orilla del agua se encontraba lo que en principio parecía un
pequeño renacuajo, el cual recogió. Derramó lo que le quedaba de café en una papelera,
rellenó la taza con un poco de agua de mar y metió a la pequeña criatura dentro. Así
tendría un último recuerdo de su querido hermano.

Al llegar a casa encendió la televisión, estaban dando las noticias.

—Buenas tardes, queridos teleespectadores, aquí informando Laura Daughtery


en las noticias de las ocho de la tarde. El famoso Biomédico Chileno, Fernando Ávila,
experto en microscopía, que actualmente residía en Londres, donde trabajaba en el
Departamento de cirugía y cáncer del imperial College y que se encontraba estos días
de visita en los Estados Unidos, ya que había acudido a una Conferencia en Boston,
ha desaparecido misteriosamente esta tarde, sin indicar a nadie, familiar o conocido,
que fuera a realizar viaje alguno. El Gerente del Hotel: The Verb, en donde se alojaba el
joven doctor, no encuentra tampoco explicación alguna sobre este asunto:

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—Todas las pertenencias del biomédico se encontraban en la habitación, no
puede haberse ido así, sin más. Personalmente y como Gerente del hotel les digo a los
familiares del señor Ávila, que dedicaré día y noche en la investigación sobre este
asunto y trataré de ayudar a las autoridades a esclarecer este caso.

—En estos momentos se cree que puede haber sido secuestrado por alguien que
codiciase su investigación, seguiremos informándoles en los próximos días. Se despide
de ustedes, Laura Daughtery.

—Vaya, últimamente todos son desgracias, —dijo Miles en voz alta, como
queriendo quitarse un peso de encima.

Finalmente, una hora y media después y tras haber cenado, decidió acostarse, había
sido sin duda un largo día. El día siguiente volvería a su trabajo como biólogo
molecular en la Universidad de Pensilvania.

—Pobre tío Miles. Ahora me siento mal por tomarle a veces el pelo —dijo Ana.

—Padre dice que a veces así es la vida. Un día estas bien y al siguiente, te has
ido.

—Suena duro, hermano.

Miguel puso cara triste. Una lágrima le cruzó por la frente.

—Venga, sigamos, ¡anímate!.

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Capítulo VII. Inusual Terremoto

13 de Noviembre, 2022: Denver.

Esa mañana, todos los canales de noticias de los Estados Unidos abrieron su
emisión con las noticias que dio la periodista, Laura Daughtery, sobre el terremoto
producido durante la pasada noche de 6.7 grados en la escala de Richter y que había
sacudido la ciudad, produciendo graves desastres. A la ciudad acudieron Henry y otros
expertos en calidad de asesores para evaluar los graves daños a varias estructuras de
la ciudad, como por ejemplo, el tejado de los famosos Jardines botánicos, el Museo de
arte y el Museo de Naturaleza y Ciencia. Igualmente, a modo de precaución, se
estableció un plan de estudio para averiguar el lugar exacto del epicentro del terremoto.

Henry solicitó que acudiera a evaluar la zona y ubicar el epicentro del terremoto,
al sismólogo Paul G. Richards, del Observatorio Terrestre Lamont-Doherty, cerca de la
ciudad de Nueva York, al que Henry no conocía en persona pero de quien había oído
hablar y respetaba su profesionalidad y buen hacer. Una vez llegó, tras venir en un
vuelo privado, saludó a Henry y al resto del equipo especial designado por el Gobierno.

—Señor Michel, encantado de conocerlo, me alegro de que haya pensado en mi,


estoy encantado de poder ayudarlos, por cierto, he oído hablar de usted y del
importante proyecto en el que está ahora inmerso, "El Arca"...

—Se lo agradezco mucho, señor Richards, ahora bien, en la situación en que


nos encontramos, ¿donde cree que deberíamos de ubicar los sismógrafos?.

—Pues teniendo en cuenta que el Museo de arte ha sido el edificio más dañado,
creo que el lugar ideal para ubicar el primero de los 3 sismógrafos que vamos a utilizar,
cara a determinar el epicentro sería Evergreen, otro iría en Firestone y el último lo
ubicaría en el condado de Arapahoe.

—Buena idea, señor Richards.

Tras ubicar los sismógrafos, determinaron el punto donde se ubicaba el epicentro del
terremoto, lo cual los llevó a la zona inferior de una cafetería destrozada en la Avenida
13 Oeste, justo enfrente del Museo de Arte. Al llegar a la zona, extrañamente los datos
registraban nuevas ondas sísmicas, aunque de momento muy ligeras todavía. A Henry
le extrañó enormemente ver a 4 extraños topos por la zona, y cerca de lo que habría
sido la puerta de la cafetería, ahora destrozada, uno podia ver grandes trozos de cristal,
los cuales habían conformado la misma, desperdigados por el suelo.

—Esto es raro, —advirtió de inmediato el doctor Richards.

—¿Cree que pueda producirse un nuevo terremoto?.

—Es bastante probable, pero de momento no podría asegurarle nada, habría


que estudiar más a fondo la zona, señor Michel. Vamos a perforar bajo el suelo del Café
a ver qué es lo que encontramos.

Henry fue a transmitir las instrucciones de Richards al resto del equipo.

—¡Juan, Marcus, James, Tobías, ya habéis oído al señor Richards! ¡Quiero


toda el área despejada en menos de media hora! ¡vamos a averiguar qué hay bajo la
cafetería!.

—Entendido, señor Michel.

Dos horas después, se encontraban visualizando los bajos del café, un equipo
liderado por Henry bajó equipado con linternas y trajes de protección mientras

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Richards supervisaba la tarea desde arriba. Entre los escombros Henry pudo ver
restos de una antigua línea de metro hace que sin duda cerró hace muchos años. Dos
ratas, que huían de algo, se les cruzaron yendo en dirección contraria a ellos, al fondo
escucharon un ruido muy alto, como un zumbido.

—¿Qué tenemos? Las ondas detectan alta actividad sísmica, los preguntó desde
arriba el doctor Richards.

Henry, quien se había adelantado unos metros al resto del equipo, vio a 4 topos
parados en una esquina, junto a una vieja papelera en muy mal estado. << ¡Qué raro,
otra vez unos topos!>>, pensó Henry para sí mismo.

—Debemos de ir con cuidado, esto podría derrumbarse en cualquier momento,


dijo Juan García, queriendo poner sobre aviso al resto del grupo.

—Coincido, no sabemos lo que puede haber aquí, dijo Henry.

—Tienen que ser restos de una antigua línea de metro, —dijo entonces Tobías
Whale.

—No resaltes mas la evidencia, Tobías, lo cierto es que ya nos habíamos


percatado de ello, —dijo finalmente Marcus Spencer.

James Miller, que era mas callado que el resto, se acercó a Henry.

—¿Qué opina, señor Michel?.

—A mi juicio es inquietante que las ondas sean cada vez mayores, hay desde
luego un riesgo importante de que se reproduzca otro terremoto y esta vez sea de mayor
intensidad. Habría que desocupar casi más de media ciudad en ese caso.

En ese momento el zumbido que venia del otro lado del oscuro túnel se hizo más fuerte
y las ondas comenzaron a ser más fuertes, escucharon también patas sin duda de
algún tipo de animal acercándose a ellos, Henry dirigió su linterna hacia donde venia el
sonido, la tensión se podía palpar en el ambiente; pero cuando finalmente los animales
en cuestión se cruzaron con ellos, resultaron ser más de treinta topos. <<De nuevo,
topos, pensó Henry para sí. Esto pinta muy, muy mal>>.

—Esto no me gusta nada muchachos, —dijo Henry en voz alta—, como


queriendo decir lo que en realidad todos estaban pensando.

Queriendo calmar al resto, Marcus comenzó a hablar:

—¿Sabéis ese chiste de topos?. Dos agricultores estaban furiosos, porque había
un topo que destrozaba toda su cosecha. Entonces uno le dijo al otro:

—Oye, tenemos que atrapar a ese bicho. ¡Ve a matarlo, pero primero, tortúralo!.

—Está bien, dijo el otro.

Pasaban las horas y no regresaba el encargado de torturar al topo, hasta que llegó y el
otro le preguntó:

—Y bueno, ¿lo torturaste?.

—Sí.

—¿Le cortaste las patas?.

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—No.

—¿Le sacaste los ojos?.

—No.

—Entonces, ¿qué le hiciste?.

—¡Lo enterré vivo!.

—Todos se rieron de forma estentórea.

—Ya sé que es muy malo, pero trataba de distraeros y que no pensarais tanto
en la situación en la que nos encontramos, y es que esto podría venirse abajo en
cualquier momento, sobre todo con esas ondas sísmicas que aumentan por momentos,
si se produjera un terremoto de mayor intensidad que el de la pasada noche...

—Sería conveniente evacuar toda la ciudad, tienes razón Henry.

—Quizás deberíamos avisar ya a las autoridades, sugirió entonces Tobías.

—Tengo el número del Gobernador Polis en el móvil, si todos estáis de acuerdo,


puedo llamarlo ahora, dijo James.

—Veamos primero qué hay tras todo esto, dijo seriamente Henry, retomando la
marcha del grupo.

Así por tanto, continuaron la marcha, segundos mas tarde el ruido se hizo cada vez
mas alto y el suelo comenzó a vibrar bajo sus pies. Allí a diez metros por delante suyo
pudieron ver una escena muy dantesca, había montones de topos, que Henry calculó,
serían alrededor de varios cientos de miles, los cuales se arremolinaban entorno a las
paredes del túnel y se encontraban cavando en el suelo, generando así las vibraciones.
Ellos eran los que estaban tras el terremoto y las ondas que se estaban produciendo en
esos momentos.

—¿Cómo es esto posible?.

—Un gran número de animales trabajando coordinados, al unísono... comenzó


a decir Tobías.

—Y en concreto, topos, continuó James con el razonamiento.

—El suelo, temblores, ondas... tiene sentido, razonó Juan.

—En efecto, dijo Henry, finalizando la discusión.

—Es hora de que avisemos al Gobernador, Jared Polis, escucharon decir a


Richards a través de los walkie talkies, quien había estado escuchando toda la
conversación. Si por favor, nos haces el favor, James.

Mientras todos daban media vuelta, James sacó su móvil y marcó el teléfono el
gobernador de Colorado.

—¿Señor Polis? Sí, soy James. Acabamos de concluir nuestra investigación. Me


temo que desgraciadamente hemos perdido la ciudad. Todo esto lo han causado cientos
de miles de topos, puede que esté relacionado con el incidente en los zoológicos, Jared.
Le aconsejo que ordene el evacuamiento inmediato de toda la ciudad, puede que
estemos a pocas horas de un incidente devastador, se va a producir un nuevo

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terremoto y podría destruir por completo la mayor parte de la ciudad. Lamento tener
que darle tan malas noticias, gobernador.

—Muchas gracias, se escuchó decir al Gobernador al otro lado del aparato.

—Eso es todo Jared. Y... ¡behatzlaja!1.

—Bueno, y qué decir aquí, Ana, todo un ejemplo de inclusión, pero bien hecha y no
forzada, como era la costumbre entonces.

—Claro, si buscas normalizar algo, lo normal es no darle importancia o resaltarlo, ya


que no es algo especial a destacar, hermanito. Normalidad ante todo.

1 La frase ‫( מזל טוב‬mazal tov (masel tov pronunciada normalmente): buena suerte) proviene del yidish, y posteriormente fue
incorporada al Hebreo moderno. Se usa para felicitar cuando haya ocurrido un evento exitoso. Significa "Me alegro de que
esta buena cosa te ha sucedido a ti". En cambio, la palabra "behatzlaja" se usa para desear a alguien algo que pasará en el
futuro. Significa: "Te deseo que puedass cumplir esta tarea con éxito".

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Capítulo VIII. La Conferencia

15 de Noviembre de 2022: Baden Baden.

Era la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. La


edición anterior se había cancelado inicialmente en el 2019 y posteriormente se había
aplazado tras no haberse podido tampoco celebrar en Noviembre de 2020 debido al
coronavirus y se iba a celebrar ahora en la ciudad de Baden Baden y Henry había
invitado a varios colegas suyos, todos científicos, para asistir como ponentes de la
misma. Miles, Johan, Juan, Pedro y Thomas.
Todos eran muy buenos amigos suyos desde la infancia cuando coincidieron en
un campamento de verano de ciencias en España, era un grupo variopinto, todos
expertos en áreas muy distintas de la ciencia, Miles era biólogo molecular, Johan era
antropólogo, Juan era a la vez físico como Henry y botánico. Por su parte, Pedro era
meteorólogo y finalmente Thomas era un reputado químico, que había ganado el año
anterior el premio Nobel por inventar su empresa una de las vacunas contra el
coronavirus (Covid19) siendo él el líder del equipo de investigación responsable de la
misma.

Mientras disfrutaban de los cócteles previos a la gala, en la recepción del


edificio, un teleprompter apareció en la pantalla, seguido del cual se pasó a proyectar
un vídeo introductorio presentado por el secretario General de la ONU, Antonio
Guterres:

—En este Día Internacional de la Madre Tierra, todas las miradas están puestas
en la pandemia del Covid19, el mayor desafío al que se enfrenta el mundo desde la
Segunda Guerra Mundial y del que ahora comenzamos a salir poco a poco.

Debemos trabajar juntos para salvar vidas, aliviar el sufrimiento y reducir las
devastadoras consecuencias económicas y sociales.

El impacto del coronavirus es inmediato y terrible. Pero hay otras 2 profundas


emergencias: la crisis ambiental que se está produciendo en el planeta y la nueva
pandemia que se desató hace apenas un mes en Noruega y que ya se ha extendido por
todos los países Nórdicos, es un antiguo virus, muy contagioso, que ya afectó a
nuestros antepasados neandertales, muy virulento, al cual se ha denominado
recientemente, Permiren 22.

Dicho esto, señalar que la biodiversidad está en un pronunciado declive desde hace
muchas décadas, el cual se ha acelerado de modo alarmante en estos últimos años. Las
perturbaciones del clima se están acercando a un punto de no retorno. Debemos por
ello actuar con decisión para proteger nuestro planeta tanto del coronavirus como de la
amenaza existencial de las perturbaciones climáticas.

La crisis actual es una llamada de advertencia sin precedentes.


Necesitamos convertir la recuperación en una verdadera oportunidad de hacer lo
correcto para el futuro.

Por lo tanto, propongo seis medidas encaminadas a salvaguardar el clima, orientadas a


la prevención radical del cambio climático y que serán a mi juicio, clave para salvar el
planeta en el futuro.

Se debe poner fin a los subsidios a los combustibles fósiles, y quienes contaminan
tienen que empezar a pagar la contaminación que general.

Primero: el gasto de ingentes cantidades de dinero en la recuperación tras el


coronavirus debe ir acompañado de la creación de nuevos trabajos y empresas
mediante una transición limpia y ecológica.

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Segundo: si se utiliza el dinero de los contribuyentes para rescatar empresas, es
necesario vincularlo a la consecución de empleos verdes y de un crecimiento sostenible.

Tercero: la artillería fiscal debe impulsar el paso de la economía gris a la verde,


y aumentar la resiliencia de las sociedades y las personas.

Cuarto: los fondos públicos deben utilizarse para invertir en el futuro, no en el


pasado, y fluir hacia sectores y proyectos sostenibles que ayuden al medio ambiente y
al clima.

Quinto: los riesgos y oportunidades climáticos tienen que incorporarse al


sistema financiero, así como a todos los aspectos de la formulación de políticas
públicas y las infraestructuras.

Sexto: necesitamos trabajar juntos como una comunidad internacional.

Estos seis principios constituyen una importante guía para recuperarnos mejor
juntos. Los gases de efecto invernadero, al igual que los virus, no respetan las fronteras
nacionales. En este Día de la Tierra, sumen sus voces a la mía para exigir un futuro
sano y resiliente para las personas y el planeta.

Tras finalizar el vídeo todos los presentes aplaudieron de forma muy sonora, Henry y
sus amigos procedieron a sentarse, todos juntos, en una de las filas del fondo de la
sala.

Guterres dejó el estrado y Alok Sharma, el Presidente designado y Secretario de Estado


de Negocios, Energía y Estrategia Industrial, tomó la palabra:

—"El mundo se enfrenta actualmente a un desafío mundial sin precedentes y


los países están centrando acertadamente sus esfuerzos en salvar vidas y luchar contra
COVID-19. Por eso hemos decidido reprogramar la COP26. Seguiremos trabajando
incansablemente con nuestros asociados para hacer realidad la ambición necesaria
para hacer frente a la crisis climática y espero con interés acordar una nueva fecha
para la conferencia".

Patricia Espinosa, La Secretaria Ejecutiva de ONU Cambio Climático lo relevó:

—"La Covid19 es la amenaza más urgente a la que se enfrenta la humanidad


hoy en día, pero no podemos olvidar que el cambio climático es la mayor amenaza a la
que se enfrenta la humanidad a largo plazo. Pronto, las economías se reiniciarán. Esta
es una oportunidad para que los países se recuperen mejor, para incluir a los más
vulnerables en esos planes, y una oportunidad para dar forma a la economía del siglo
XXI de manera que sea limpia, verde, saludable, justa, segura y más resistente.
Mientras tanto, continuamos apoyando e instando los países a impulsar
significativamente la ambición climática en línea con el Acuerdo de París".

A continuación pasó a hablar Sergio Costa, El Ministro italiano de Medio Ambiente y


Protección de la Tierra y el Mar:

—"Decidimos posponer la COP26 en su momento por seguridad, incluyendo la


Pre-COP y la Conferencia de la Juventud (COY por sus siglas en inglés), que retomamos
hoy y seguimos por ello totalmente comprometidos a enfrentar el desafío del cambio
climático. Abordar el cambio climático requiere una acción fuerte, global y ambiciosa.
La participación de las generaciones más jóvenes es imperativa, y estamos decididos a
acoger el evento de 'Juventud por el Clima', junto con la Pre-COP y los eventos de
divulgación. Seguiremos trabajando con nuestros socios británicos para que la COP26
sea un éxito".

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—Gracias Sergio, —dijo la Ministra Carolina Schmidt, la siguiente en hablar,
que había sido la Presidenta de la última edición, ocupando a su vez su sitio en el
estrado. —"La decisión tomada en su momento sobre el aplazamiento de la COP25 fue
lamentablemente una medida necesaria para proteger a todos los delegados y
observadores. Nuestra determinación es asegurarnos de que continúe el impulso de la
ambición climática, en particular para la preparación y presentación de nuevos
objetivos éste año".

Henry se acercó al estrado.

—Buenas tardes caballeros, señoras, a todos los presentes, me gustaría repasar


los objetivos del Acuerdo de París sobre el cambio climático de 2017. El objetivo
principal del Acuerdo de París era mantener el aumento de la temperatura media
mundial en este siglo muy por debajo de los 2 ℃, e impulsar los esfuerzos para limitar
aún más este aumento a 1,5℃ por encima de los niveles preindustriales. La
Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), es
también el tratado precursor del Protocolo de Kyoto de 1997. El objetivo último de
todos los acuerdos de la CMNUCC es estabilizar las concentraciones de gases de efecto
invernadero en la atmósfera a un nivel que impida una interferencia humana peligrosa
en el sistema climático interferencias humanas peligrosas en el sistema climático, en
un marco temporal que permita a los ecosistemas adaptarse de forma natural y
permita el desarrollo sostenible.

Un asistente le pasó una nota a Henry, la guardó para verla más adelante.

—Tenemos que celebrar la última decisión estratégico tomada en 2018 por


parte de la Unión Europea para los plásticos como parte de la transición hacia una
economía más circular. Así, según los planes de la Comisión, para el 2030 todos los
envases de plástico del mercado de la Unión Europea deberán ser reciclables, se
restringirá el uso internacional de microplásticos, y se deberá reducir el consumo de
plásticos de un solo uso. Unas medidas que tienen su impacto en la industria del
packaging, que deberá afrontar nuevos retos y que definirá en Pick and Pack (recogida
y embalaje de las mercancías) las nuevas estrategias en el uso de plásticos para la
próxima década.

—Creo que quería presentarnos su proyecto, señor Michel, —interrumpió a


Henry un joven cercano.

Henry se sintió confuso... ¿Cómo sabía alguien de?...

—Bueno, verá, señor...

—Forrester, Michael Forrester, soy el nuevo subsecretario de Estado de Medio


Ambiente de los Estados Unidos.

—Encantado de conocerlo, señor Forrester, verá, como le iba diciendo, aún no


se encuentra finalizado por lo que...

—Vamos, ¿algo podrá contarle al comité, no? —preguntó Forrester, tanteando a


Henry...

—Se trata de un proyecto que no estará completo hasta dentro de 5-10 años al
menos, según calculo, estoy trabajando en la construcción de una máquina del tiempo
con propósitos científicos, recuperar especies extintas, evitar la desaparición de otras...
todo controlado y regulado por supuesto, que no haya ningún alarmismo ante todo.

Los murmullos corrieron por toda la sala...

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—Ya sé, ya sé que la idea en sí pueda parecer algo disparatado, pero mi modelo
físico-mátemático basado en los taquiones que estoy desarrollando, a la larga dará
resultados, estoy convencido de ello.

—Bueno, señor Henry, si tiene éxito será una gran idea, señaló Forrester, y,
díganos si puede, ¿qué nombre le ha dado al proyecto?.

—Proyecto Arca.

La reunión transcurrió sin mayores incidentes; dos horas más tarde, tan sólo les
quedaba por hablar al propio Forrester y a Miles O´Brien el único de los amigos de
Henry que faltaba por hablar.

Era el turno de Forrester.

—Nos enfrentamos a una época complicada, durante muchos años hemos


estado contaminando el planeta, masacrando el medio, acabando con especies,
animales o plantas, destruido las selvas tropicales, agotando los recursos naturales del
planeta... y déjenme decirles, que a pesar de todo ello, probablemente dentro de 10.000
años no queden humanos sobre la faz de la Tierra según las estimaciones científicas. A
eso súmenle el problema de la superpoblación, estimamos que para el 2050 seremos
10.000 millones de personas sobre el planeta, un 30% más que en la actualidad y casi
el doble que a comienzos del siglo, y siete de cada diez de habitantes vivirán en núcleos
urbanos. Pero no vayamos tan lejos aún, dentro de 150 años probablemente hayamos
establecido colonias en Marte y la Luna, pero... ¿por qué esperar tanto? hagámoslo en
tan sólo 30 años, no esperemos 150 para ello y empecemos a hacer todo ello posible
ahora en ésta época, busquemos además fuentes de energía puras e ilimitadas en el
Ártico, hagamos ya el cambio del modelo del petróleo a fuentes alternativas de energía
no contaminantes, apostemos por coches que sean 100 por cien eléctricos... limpia
energía que...

—Muchas gracias, señor Forrester, le prometo que sus propuestas serán


estudiadas, lo interrumpió François Moren, representante de Francia. Para finalizar,
doy paso a Miles O´Brien.

Miles se roció las manos con gel hidroalcohólico para desinfectárselas como medida
preventiva antes de subir y acomodarse en el estrado. Una vez se sintió cómodo allí,
miró un instante a sus amigos y sonrió.

—Epigenética, desigualdad y cambio climático. Tenemos esos puntos claves de


confluencia y ante ellos, también nos encontramos con las confluencias de los retos
sociales y los riesgos ambientales a los que nos enfrentaremos durante las próximas
décadas. Desde hace ya una década, vengo trabajando sobre la filosofía de la biología y
con la plataforma de la evolución como soporte analítico. En este proceso podemos
afirmar rotundamente que se ha promovido la idea de la gran importancia de la
regulación, situándola en un plano igual e incluso superior a la información que con la
pasión por el ADN ha sido eje de la transformación de la biología, desde la orientación
metabólica a la molecular. —Siempre digo que es como un regalo navideño
encontrarse con el número de enero de 2020 de la revista Investigación, biología y
ciencia y dentro del mismo, el artículo siguiente: Epigénesis, la clave de la evolución.

Henry le dió una hoja con unas anotaciones y dibujos sobre las cadenas de ADN
amodo de broma a su amigo Miles, al que arrancó una ligera sonrisa, antes de
continuar con si discurso.

—Sintetizando, se podría afirmar que: "El ambiente puede influir en la


epigenética de un organismo, esto es, el conjunto de reacciones y mecanismos que
regulan la actividad de los genes sin alterar la secuencia del ADN". Ése artículo es
esclarecedor respecto a la situación actual de la epigenética, la cual ha experimentado

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avances impresionantes, desde que en 1942 Conrad Waddington empezase a proponer
este mecanismo bajo una visión híbrida, entre genética y embriología, para
conectar el genotipo (el patrimonio genético de cada ser vivo) y el fenotipo, es decir,
(los caracteres perceptibles), incluso antes de conocer de que estaban hechos los genes.
Los avances alcanzados a partir de este siglo han conducido a que los investigadores
reconozcan el valor premonitorio de la definición de Waddington que ha resultado más
amplia e incluyente de lo que se podía imaginar. La Epigenética, hoy día engloba todos
los procesos de regulación de la expresión génica, tanto en el desarrollo (y es aquí
donde debo de señalar que realmente la endo-epigenética sería mi propuesta
terminológica) como una especie de respuesta a las señales externas, siendo estas exo-
epigenéticas.

Un asistente encendió entonces el proyector, tras una señal de Miles. En la pantalla se


proyectaron unas imágenes de diversos ejemplares de cierta especie de gusano.

—Por ejemplo, el gusano Caenorhabditis elegans, reacciona a agresiones


ambientales con la producción de ácidos ribonucleicos (ARNs) de pequeño tamaño,
estos son procesos de respuesta que se refuerzan y mantienen durante generaciones;
verán, lo más sorprendente es que existe un mecanismo de retroacción (y aquí me
arriesgo a apuntar a un posible nuevo fenómeno pseudoinmunitario) que decide si
perdura o se elimina esta respuesta epigenética. Por su parte, colegas míos han
expuesto también el caso de ratones derivados de experimentos del año 2011, en los
que el gen que controla el color del pelaje —vía melanina—, podía experimentar
procesos de metilación, los cuales se conservan durante generaciones de una forma
meta-estable con variabilidad en la progenie. Personalmente me atrevo a sugerir una
explicación a esta circunstancia, apuntando que quizás se deba a efectos ambientales
en sentido amplio desde la alimentación al entorno donde se desarrollan.

Entonces Miles dió click a un botón del mando que conectaba el proyector y ahora
aparecieron unas imágenes de unos ratones sobre la pantalla del mismo.

—En todo caso, los ratones seleccionados con el fenotipo deseado mantienen el
linaje. Asimismo es muy significativo, en línea con lo que acabo de sugerir, que el
régimen alimenticio parece jugar un papel en mantener la herencia del estado deseado.
Y aquí destaco que existe una fuerte Interdependencia entre evolución, desigualdad y
cambio climático y estando armado de lo que se he expuesto brevemente acerca de lo
que nos ofrece la epigenética y que en mi opinión refuerza el concepto de “entorno de
sociabilidad”, que ya acuñé hace un tiempo en mis estudios sobre la relación entre
economía y crisis sociopolítica y económica, me propongo plantearles hoy una hipótesis,
una visión analítica que considero que no es gratuita, de la relación entre evolución y
dos grandes desafíos ambientales.

Las imágenes ahora cambiaron a fotos de distintos políticos del pasado.

—Uno es la desigualdad como gran reto social para la democracia neoliberal,


que ha sido promovida por el neoliberalismo especulativo, como ya sostienen los
economistas y con instrumentos de la ciencia económica—un importante grupo de
economistas—y ahora les citaré a algunos de ellos, pero sin entrar en sus trabajos, no
es hora el momento: Stiglitz, Deaton, Piketty, Galbraith, Sachs, Pilling. Otro es el
cambio climático como gran desastre ambiental, tesis que ya incorporan economistas y
que cuentan para ello con un importante número de científicos de la ciencia del clima,
un ámbito que se ejerce desde la interdisciplinariedad y que cuenta con un acervo
impresionante de datos, opiniones y reclamaciones para la acción.

—Los tarraplanistas también le discutirían eso, señor Miles.

—Ni me mecione a esos. Bueno, para finalizar, déjenme decirles que la


desigualdad, como desafío social, deriva en la generación de riesgos ambientales para
los individuos, familias y colectivos que la sufren hoy día como por ejemplo, la pobreza

89
energética, la dependencia, las preocupaciones económicas con el consiguiente estrés
que pueden evolucionar a problemas de salud mental...y esas presiones evolutivas
relacionadas con la calidad de vida se pueden agravar en una sociedad tan consumista
como la actual. El cambio climático es el enorme riesgo ambiental de nuestros tiempos
que causa y potencia los retos sociales: además, su influencia con la producción de
desastres naturales de notables dinámicas y dimensiones sobre los acervos genéticos y
epigenéticos pueden llegar hasta inducir mutaciones.

Un estruendoso aplauso retumbó por toda la sala cuando Miles acabó su


intervención. La gente procedió a salir de forma muy lenta, guardando la distancia
social de dos metros, en pequeños grupitos separados.

Forrester se acercó a Henry y se saludaron con el codo.

—Permítame que le entregue ésta pequeña hoja con una pequeña selección de
especies animales y plantas a considerar salvar si tiene éxito su proyecto, profesor, dijo,
alargándole un folio escrito por las dos caras.

—Gracias por su apoyo, le prometo que llegado el caso, se tendrán en


consideración.

—Los necios siempre discutirán la ciencia, Ana

—Tienes razón, Miguel. "Es propio de aquellos con mentes estrechas embestir contra
todo aquello que no les entre en la cabeza." (Antonio Machado).

90
Capítulo IX. El Proyecto Arca

Al día siguiente, Henry examinó la hoja que le había entregado Forrester, se


trataba de una larga lista de distintas especies de animales y vegetales, que se
encontraban en ella como posibles candidatas a ser recuperadas de su extinción y
reinsertadas en la naturaleza:

- Tigre dientes de sable


- Dodo
- Diablo de Tasmania
- Mamut lanudo
- Megalodón
- Delfín de río Chino
- Quagga
- León del Cabo
- Ciervo de Schomburgk
- Alca gigante
- Águila de Haast
- Bucardo
- Paloma de la Carolina
- Paloma mensajera
- Sapo dorado
- Sapo arlequín
- Pájaro carpintero Imperial
- Guacamayo jamaicano rojo
- Guacamayo cubano
- Godinotia
- Jaguar de Arizona
- Tigre de Java
- Tigre de Bali
- Tigre del Caspio
- Tigre persa
- Rinoceronte de Java
- Emú enano
- Guará, o zorro-lobo las Malvinas
- Rana incubadora gástrica
- Rana de torrente australiana
- Tarpán
- Rotafolia
- Calamites
- Hueberia
- Sigillaria
- Xihuphyllum
- Oso de cara corta
- Rinoceronte lanudo
- Moa
- Pato labrador
- Tympanuchus cupido cupido
- Hipótrago azul
- Ave elefante
- Uro
- Gorrión costero oscuro
- Tiranosaurio
- Alce irlandés
- Foca Monje del Caribe
- Cotorra de Carolina
-Alano
- Potoroo de cara ancha
- Mastín alpino

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- Ualabí de Grey
- Perezoso terrestre del caribe
- Vaca marina de Steller
- Perro polar argentino
- Rata gigante de Galápagos
- Gliptodonte
- Ratón saltarín de Darling Downs
- Perro de pelea de Córdoba
- Mono de la Española
- Moloso
- Oso Grizzly de California
- Fosa gigante
- Lobo de Terranova
- Camelops
- Esturión Adriático
- Bandicoot de patas de cerdo
- Eslizón gigante de Caboverde
- Kawekaweau

Había muchas especies en la lista, algunas de ellas creía Henry que en esos
momentos eran casi imposibles de recuperar, como el Megalodón, que era
extremadamente difícil de capturar y por tanto de extraer de forma segura, otras eran
especies de las que apenas se conservaban algunos ejemplares conservados en formol,
como el Guará y otras de las que incluso existían varios especímenes congelados, de los
que era posible extraer ADN de sus pelos en un futuro próximo para intentar clonarlos
como era el caso del Mamut lanudo. Tras ello, miró también la nota que le entregaron
durante su disertación. Era un dibujo de un mamut, que estaba cubierto de hierba. Lo
hizo sonreir.

Se sabe, —reflexionó Henry para sus adentros, —<<que El mamut lanudo ( o


Mammuthus primigenius) es una especie de mamífero perteneciente a la familia de los
elefántidos, que se extinguió hace aproximadamente 10.000 años. Varios grupos de
científicos llevan ya varias décadas trabajando, con la mente puesta en traer de nuevo
a la vida a esta especie de la Edad de Hielo. Y Aunque es algo que nos pueda parecer
increíble hoy día, en realidad es algo que podría lograrse realidad durante los próximos

92
años, gracias a los últimos avances realizados recientemente por un grupo de
científicos japoneses.

Unos investigadores japoneses de la Universidad de Osaka, consiguieron obtener en


2019 signos de actividad biológica mediante el transplante de núcleos celulares
procedentes de tejidos de mamut en ovocitos de ratón, en el laboratorio. Los científicos
consiguieron extraer parte de la médula ósea y los tejidos musculares de una cría de
mamut, a la que llamaron ‘Yuka’, la cual murió tras ser atacada por un grupo de
felinos hace 28000 años. Sus restos permanecieron enterrados hasta nuestros días,
bien ocultos y en un estado de perfecta conservación bajo el permafrost, en Siberia. —
”Esto sugiere que, a pesar de los años que han pasado, la actividad celular aún puede
ocurrir y partes de ella pueden recrearse”>> —dijo Henry, finalizando su auto discurso,
hablando ahora ahora en voz alta pese a que nadie lo escuchara al encontrarse a solas
en su despacho. Revisó unos documentos que tenía anotados sobre el mamut:

A pesar de este gran avance, los investigadores aseguran que el éxito no fue
rotundo, debido a que no observaron que se diera la división celular necesaria para
poder crear un cigoto viable. Pero sin duda alguna, lo más preocupante no es
solamente si es posible, sino si sería viable y las implicaciones éticas de reintroducir un
animal extinto hace más de 10.000 años en un ecosistema que evoluciona por
momentos, tan distinto al primigenio de esta especie cuando vivía y que es tan delicado.

Henry comenzó a escribir en una pizarra los pros y los contras de tal decisión.
Tras casi una hora, miró el resultado de lo que había recopilado para estudiar el caso
con más detalle. Los principales puntos eran:

1. Los mamuts influían en la renovación de nutrientes del suelo.

Se cree que los mamuts moldeaban la descomposición y el recambio de


nutrientes del suelo al consumir grandes cantidades de vegetación, lo cual resultaba
especialmente importante en climas fríos, donde la renovación normalmente en el
medio, a menudo ocurre muy lentamente.

Se ha determinado que cuando la mega fauna del Pleistoceno, incluidos los


mamuts, se extinguió, la capacidad media mundial de distribución de nutrientes de los
animales terrestres se redujo a aproximadamente el 8% de los valores previos a la
extinción, lo que precipitó una disminución del 90-95% en transporte lateral de
nutrientes en la antigua América.

Además, los mamuts sin duda ejercieron importantes impactos de ingeniería


mecánica y de modificación del paisaje en el interior de los ecosistemas. Se cree que el
pisoteo constante y la alimentación tan agresiva de estos mamíferos de 6 toneladas
creaban perturbaciones en el medio, las cuales condujeron a que crecieran pastos que
resultaban ser menos competitivos, y donde el musgo o el bosque eran predominantes.

La pérdida de esos “ingenieros de ecosistemas”, de esa de mega fauna,


indudablemente contribuyó a los cambios de estado ecológicos que se produjeron y que
llevaron a provocar cambios drásticos en lo que serían las tierras, que miles de años
después conformarían América del Norte: hubo un aumento notable en el densidad del
bosque leñoso y en los bosques caducifolios de la primigenia América del Norte y, en
latitudes más altas, se produjo a su vez un cambio o transición de la estepa,
conformada por amplios pastizales, a la tundra, dominada ésta por musgo.

2. ¿Puede la clonación del mamut recuperar sus funciones únicas?.

A priori, podría parecer que existen hoy día varias áreas en el Ártico que tienen
los parámetros climáticos necesarios para el ecosistema ideal de los mamuts: una
estepa gigantesca y grandes poblaciones, llenas de pastizales.

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Sin embargo, y tal como indica el informe, ningún estudio que se haya realizado
hasta ahora sobre la extinción ha abordado la influencia del PH del suelo: y es que en
los últimos 10.000 años, los suelos de esta región pueden haberse vuelto demasiado
ácidos, como resultado del aumento de la humedad del suelo, haciendo que sea difícil
que puedan soportar el retorno de aquellos ecosistemas de pastizales sin que exista
previamente una intervención humana, introduciendo elementos externos (tratando
las tierras) en el entorno.

Otros factores que dificultarían la resurrección del mamut: los cambios post-
glaciales hacia regímenes climáticos más cálidos en las latitudes más bajas han
alterado de una manera muy similar la vegetación. Además, sería “difícil o inviable”
introducir mamuts a determinadas latitudes en América del Norte, debido al inevitable
conflicto humano-mamut.
Las áreas del Ártico con los parámetros climáticos necesarios propuestos para una
supuesta reintegración del mamut están menos densamente pobladas, pero aun así
habría que tomar medidas para evitar la posible interacción entre los mamuts y la
civilización humana, tanto por el bien de los propios mamuts como de las personas.

Un ejemplo de los problemas de convivencia que tendrían los mamuts y los


humanos, cita la publicación, reside en la “alta frecuencia de conflictos” entre los
elefantes y los humanos en África, lo que sin duda ofrece importantes indicios de la
dificultad de convivencia entre ambos, incluso en entornos rurales.

El informe considera que algunas de las complicaciones asociadas a la


convivencia de los mamuts y los humanos podrían paliarse tomando algunas medidas
de ámbito local (como la supresión de las plantas leñosas, y crear espacios que se
centren en paisajes vallados más pequeños), pero aun así “no serían suficientes para
recuperar las funciones ecológicas proporcionadas históricamente por los mamuts”.

Conclusiones

“No está clara todavía cuánta esperanza podemos tener en revertir los cambios
de estado ecológico a gran escala que se han dado en el entorno durante los últimos
milenios y recuperar las funciones ecológicas del mamut, para su correcta
reintegración en el ecosistema, o reestablecer los servicios de transporte de nutrientes
perdidos”.
Para terminar, el informe llega a las siguientes conclusiones. En la cuestión de
la clonación de animales extintos, y su reintegración en los ecosistemas cambiantes de
planeta, los científicos deberían:

En primer lugar, seleccionar las especies que sean mejores candidatas para este
proceso, que serán aquellas que tengan bajos niveles de redundancia funcional (es
decir, cuya impacto en los ecosistemas no sea demasiado alto).
Priorizar a las especies que se han extinguido más recientemente, puesto que los
intentos de reintroducir las funciones pueden ser ineficaces si ha transcurrido
demasiado tiempo (y los ecosistemas ya hallan cambiado demasiado).
Por último, el informe también menciona que la búsqueda de estos niveles de
funcionalidad bajos (para la selección de un candidato) son extremadamente subjetivos
pero, que aun así, “merece la pena”.

En cuanto a los riesgos de “resucitar” un mamut, como criatura extinta que es, y
reintroducirla en el ecosistema, el informe menciona que las comunidades ecológicas
evolucionan dinámicamente, de modo que las especies resucitadas y sus funciones
recuperadas podrían combinarse mal con las redes ecológicas existentes, y que esto
podría provocar “reacciones en cadena difíciles de revertir”.

Además, es poco útil ignorar la funcionalidad natural que tiene el proceso de la


extinción en la naturaleza. Es decir, vulgarmente hablando, “la naturaleza es sabia”.

94
Un punto positivo

Otra cosa es que la propia extinción esté propiciada por la actividad humana,
como es el caso. y es ahí donde precisamente reside el punto positivo que destaca el
informe: la clonación de especies extintas puede ser beneficiosa en el caso de especies
que se acercan peligrosamente a la extinción pero que aún no han cruzado el umbral.

Reintroducir al mamut en el entorno, además podría contribuir a la lucha


contra el cambio climático: las praderas, (la tundra, el hábitat natural original de los
mamuts) que son más frías que los bosques, ayudarían a mantener congelado el
permafrost, evitando así la liberación de gases de efecto invernadero.— <<“Nota
personal, Henry, recomendar recoger más datos para probar la idea de que los antiguos
ecosistemas serán más beneficiosos en términos climáticos” >>.

No obstante, “participar en la resurrección de especies para las cuales las barreras


naturales son insuperables, puede resultar en un ejercicio de frustración ecológica”.

Henry estaba orgulloso de su trabajo, y tras verlo y analizarlo todo, le puso un


visto y aprobado sobre el nombre del mamut en la hoja. Otro día abordaría con un
comité más amplio, el estudio del resto de las especies propuestas.

En ése mismo momento la puerta del despacho se abrió violentamente y


entraron dos individuos cuyos rostros estaban ocultos por pasamontañas, uno de ellos
lo apuntó con un arma.

—¡Acompáñenos profesor!, —le ordenaron.

Henry fue conducido al interior de un coche, donde le vendaron los ojos, poco
después uno de los secuestradores arrancó el motor. Estuvieron conduciendo
alrededor de 20 minutos, tras los cuales lo hicieron bajar del coche y lo llevaron a un
edificio, uno de ellos le agarraba del brazo para que no se tropezase con ningún
obstáculo. Le hicieron sentarse en una silla, ante la que había un mueble, sobre el que
le apoyaron los brazos, luego le quitaron la venda de los ojos, ante él había unos
documentos que parecían estar escritos y firmados por su letra pero que nunca antes
había visto. Él tenía constancia de que nunca había escrito ni formado aquello, no
entendía nada de lo que estaba ocurriendo.

—¿Pero qué?...

—¡Silencio! lo interrumpió uno de sus secuestradores, mandándolo callar.

Sus secuestradores se pusieron a hablar entre ellos a sus espaldas. Henry los
escuchaba susurrarse cosas entre sí.

—Lo principal es la seguridad del director, 443.

—Pero no hay que olvidarse que la directiva principal es el meteorito, 445.

Un tercer hombre entró de repente en la sala y se dirigió a los otros dos. Su voz le
resultó conocida, la había escuchado antes en algún sitio, pero no conseguía ubicar
donde ahora...

—¿Ya le habéis preguntado acerca de los conductos?.

El silencio fue su respuesta.

—¿Y qué hay de la fuente de energía, 445?.

95
—De momento no le hemos consultado, 442, recuerda las órdenes del director,
debíamos de esperarlo a usted primero...

—Bueno, es hora de obtener respuestas entonces, sentenció el conocido como


442. Sé que está escuchándonos doctor, no se haga el despistado, ya no lleva la cara
vendada.

Henry se dio la vuelta, ante él se encontraban sus 2 secuestradores, a los que no


reconocía y... Michael Forrester, el subsecretario de Estado del Medio Ambiente, al que
Henry había conocido en la Conferencia.

—Ante todo, perdone por éste pequeño acto teatral, señor Michel, pero le
aseguro que ha sido todo por su propia seguridad, verá dirijo una operación secreta
sancionada por el Presidente y de la que pocos conocen su existencia, ¿ qué me diría o,
mas bien, aconsejaría si le digo que si hipotéticamente un meteorito gigante
radioactivo fuera a estrellarse contra la Tierra dejando más del 90 por ciento de la
superficie de la misma irradiada e inhabitable y hubiera que construir pasadizos estilo
cuevas de cientos de miles de kilómetros para vivir en ellos?.

—Primero, ¿ quién es ése director del que tanto hablan?.

—Ya hablaremos de ello más adelante, cuando esté preparado. Y ahora, si no le


importa...

—Comprendo. Bueno, pues verá, en primer lugar, habría que sellar los túneles
con un material auto-reparable, por ejemplo, hormigón auto-reparable, lo último hoy
día en materiales de construcción y que sea antiporoso en primer lugar, luego habría
que construir e instalar un sistema de filtrado, digamos, un generador que depurase el
aire basado en algún medio de obtención de energía casi ilimitado, como por ejemplo, el
sol y que a su vez recibiese dosis alternativas de energía de algún depósito de residuos
nuclear, cuya energía residual puede durar bajo tierra miles de años.

—Palabra por palabra a como funciona el complejo, 442.

—En efecto, 443. Identidad confirmada.

—¿Identidad, qué? ¿Pero qué es esto?.

—Ya le he dicho que se enterará de ello a su debido tiempo, cuando esté listo. Y
ahora, profesor, vamos a realizar un pequeño viaje al Golfo de Méjico.

Dos días después, en lo alto de una plataforma petrolífera en el Golfo de Méjico:

Henry tenía ante sí unas fotografías marinas.

—¿Qué se supone que estoy mirando? —preguntó, muy interesado.

—No es ningún secreto profesor, que estamos al borde de la sexta extinción


masiva de especies. El mensaje del informe sobre biodiversidad que se presentó en
París en 2019 por parte de la ONU era bien claro: un millón de especies están
amenazadas actualmente de extinción y el ritmo se acelera. Es ya claro que sin
un "cambio profundo" de la sociedad no se podrá reparar el daño a la naturaleza.
Muchos científicos estiman ya hoy que la Tierra se halla en el inicio de una nueva
"extinción masiva" marcada por la desaparición de especies a un ritmo alarmante,
principalmente debido a nosotros profesor, el hombre.

—Pero...

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—Pero ya sabe usted, que no es la primera, ni será tampoco la última: y es que
en los últimos 500 millones de años, el planeta ha vivido ya hasta cinco episodios en
los que al menos la mitad de los seres vivos fueron erradicados en un abrir y cerrar de
ojos, bajo la perspectiva de la historia geológica. Y es que en total, más del 90% de los
organismos que un día caminaron, nadaron, volaron o reptaron sobre la superficie
terrestre, han desaparecido. Por favor, ilústrenos con su sabiduría, profesor:

—Primera extinción masiva, época: Ordovícico, murió entre el 60% y el 70% de


las especies. Causa probable: un período glaciar corto pero intenso. En este periodo, la
vida se hallaba principalmente en los océanos. Los principales expertos estiman que la
formación rápida de glaciares congeló la mayor parte del agua del planeta, provocando
la caída del nivel del mar. Los organismos marinos como las esponjas y las algas fueron
las principales afectadas, así como los moluscos, cefalópodos primitivos y peces sin
mandíbula llamados ostracodermos.

Los dos se fueron rotando citando cada una de las extinciones masivas de
especies que había habido en la historia.

—La Segunda extinción masiva, ocurrida durante el Devónico, las especies


desaparecidas fueron alrededor del 75% de las existentes entonces sobre el planeta. Se
cree fundamentalmente que la causa probable fue un agotamiento del oxígeno en los
océanos. Los organismos marinos volvieron a ser los más afectados.
La fluctuación del nivel de los océanos, el cambio del clima o el impacto de un asteroide
son considerados como posibles responsables de la misma. Una de las teorías
existentes hoy, estima que la proliferación de vegetales terrestres habría conducido a
una anoxia (falta de oxígeno) en las aguas de superficie. Los trilobites, artrópodos del
fondo de los océanos, estuvieron entre las principales víctimas.

—La Tercera extinción masiva se produjo durante El Período Pérmico, hace 252
millones de años. Produjo la desaparición del 95% de las especies existentes entonces.
Sus posibles causas: repetidos impactos de asteroides sobre la superficie del planeta, y
la alta actividad volcánica existente entonces. Ha sido calificada como la "madre de
todas las extinciones", esta crisis biológica devastó los océanos y las tierras. También
es la única en la que prácticamente desaparecieron todos los insectos.
Algunos científicos estiman que se produjo durante un período de millones de años,
otros 'sólo' durante 200.000 años. Los trilobites que habían sobrevivido a las dos
primeras extinciones desaparecieron por completo, así como algunos tiburones y peces
con huesos. En la tierra, los moshops, unos reptiles herbívoros de varios metros de
largo, también se desvanecieron.

—La cuarta Extinción Masiva fue la del Triásico, desapareció entre el 70% y el
80% de las especies. Ocurrió hace 200 millones de años. Hay múltiples causas
probables de la misma, el debate sigue abierto entre los principales expertos. La
misteriosa extinción del Triásico eliminó muchas grandes especies terrestres, la
mayoría arcosaurios, que eran ancestros de los dinosaurios y de quienes descienden
los pájaros y cocodrilos actuales. La mayoría de los grandes anfibios existentes también
desaparecieron.

—Y existe una teoría que habla de erupciones masivas de lava durante la


fragmentación del Pangea, el último supercontinente único, con erupciones
acompañadas de volúmenes enormes de dióxido de carbono que provocaron un
calentamiento climático galopante. Otros científicos apuntan a los asteroides, pero por
ahora no se ha identificado ningún cráter correspondiente.

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—Finalmente tenemos la Quinta Extinción masiva ocurrida hasta ahora, la cual
ocurrió al final del Cretácico, hace unos 65 millones de años. Desapareció el 75% de las
especies existentes entonces en el planeta, y ocurrió por el impacto de un enorme
asteroide sobre la Tierra. Entre las especies desparecidas, destaca principalmente la
desaparición de los dinosaurios no aviarios como los T-Rex y los triceratops. La
mayoría de mamíferos, tortugas, cocodrilos, anuros y aves sobrevivieron, así como la
vida marina. Y sin los dinosaurios, los mamíferos proliferaron, conduciendo al
nacimiento del homo sapiens sapiens, que somos la especie responsable de una
probable sexta extinción, de la cual se está debatiendo ahora.

—Dicho esto profesor, tiene ante usted parte del cráter Chicxulub, el cual se ha
verificado que es el formado por el asteroide de quince kilómetros que produjo la
desaparición de los dinosaurios, el asteroide cayó aquí profesor, en el golfo de Méjico,
muy cerca del Yucatán.

—Y supongo que eso fue el comienzo, mi querida hermana pequeña.

—Así es. El comienzo de todo.

Por su forma de hablar, estaba claro que no era la primera vez que leían el libro.

—¿Vamos con ello?

—Adelante, Miguel.

98
Capítulo X. La Iniciativa

Tres días después, Henry se encontraba viendo el noticiero diario en la


televisión, Laura Daughtery informaba de las extrañas muertes del Consejero de
Educación de la Embajada española en los Estados Unidos, Jesús Fernández González,
muerto por inhalación de humo en un incendio producido en su domicilio, también de
las del director de la Oficina de Política de ciencia y tecnología, El Doctor John Holdren,
muerto en un accidente casero y de la ex Directora de la CIA, Gina Haspel, ahogada
supuestamente en un accidente en un lago, cuando estaba de vacaciones con su
familia. Todas estas extrañas muertes le parecieron muy sospechosas a Henry.

Todavía estaba viendo las noticias, y pensando sobre las trágicas noticias,
cuando sin apenas tiempo para poder pensar mucho recibió un correo que le envió su
amigo Miles O´Brien, el asunto, en un tono preocupante y en marcada negrita
decía: ¨Mira la foto". Henry le dio click al link con el botón izquierdo del ratón. Era
ciertamente una noticia a la que acompañaba una foto.

Al principio no notó anda extraño, era una foto que parecía haberse realizado
en un recinto montañoso de España, donde salía el malogrado naturalista Don Félix
Rodríguez de la Fuente al lado de unos lobos. El pie de la foto indicaba que la noticia
era de 1973; tras observar detenidamente la foto, Henry se dio cuenta de una cosa que
lo dejó helado.

A la derecha de la fotografía y entre el grupo de cámaras, había una persona a


la que reconoció. La imagen era muy nítida y pese a la antigüedad de la foto, era
inconfundible, en la fotografía aparecía Michael Forrester. ¿Cómo podía ser posible?.

Tras quedarse bloqueado durante varios minutos, finalmente volvió en sí y lo


primero que hizo fue coger el teléfono.

—¡Forrester! —lo increpó, debemos de vernos de inmediato, hay un asunto del


que me gustaría hablarle en privado, indicó por toda seña Henry.

—Veámonos en el Parque The Backs, esta tarde a las 15h, y...venga usted solo,
profesor, —le respondió de forma escueta Forrester.

Harry llegó cinco minutos antes del encuentro y aprovechó para deleitarse
durante unos breves instantes contemplando a los patos del lago. Poco después
escuchó una voz saludándolo proveniente de alguien a su espalda.

—Profesor Michel.

—Señor Forrester. Tiene muchas cosas que explicarme, como por ejemplo
hablarme sobre esta foto, —dijo entregándole una copia de la misma.

—Ya veo.

—Tiene suerte de que no haya hablado con el FBI o la Agencia de Seguridad


Nacional. Dígame, señor Forrester, usted es una persona joven, ¿Cómo es su padre?.

—Pues verá señor Henry, mi padre... es un hombre complicado y muy dedicado


a su trabajo.

—¿Alguna semejanza física con usted? ¿hay algo destacable que pueda
contarme sobre él?.

—Pues... no realmente, pero verá, una cosa sí puedo decirle sobre él,
últimamente lo tengo muy cerca de mi, y estas últimas semanas he estado en contacto
cercano y directo con él —dijo Forrester, mirándole directamente a los ojos. —Y ahora,

99
si le parece bien, señor Michel, déjeme hablarle antes de otro asunto, ya volveremos a
esto, no se preocupe. Recuerda la conversación que tuvimos en el Ártico, ¿verdad?.

—¡Cómo olvidarla!.

—Esto va a ser difícil de asimilar para usted señor Michel, y créame, ya que lo
entiendo perfectamente. Pero también le recuerdo ha sido usted quien ha pedido
saberlo, y por esa misma razón nos hemos reunido aquí. Pero déjeme darle un consejo
antes, o un aviso si así lo prefiere... como mejor quiera tomárselo. Aún está por lo tanto
a tiempo de salirse de esto, y si no quiere saber más de este asunto, no volveremos a
vernos, así que es este el caso, dígamelo ahora y lo dejaré tranquilo, si no, a partir de
aquí no vale ya echarse atrás.

Henry miró a Forrester unos instantes, meditando qué hacer.

—Estoy decidido, —dijo finalmente a su interlocutor. Cuéntemelo todo.

—Todo lo que le dije el otro día ocurrirá, exactamente dentro de apenas 5 años,
concretamente el 18 de Diciembre de 2027.

Henry lo miró, patidifuso.

—Verá. Esto puede que le sea difícil de asimilar, pero como habrá podido
sospechar o inducir de la foto, no soy de ésta época. Tras el cataclismo consiguiente
por el impacto del meteorito dentro de cinco años, alrededor del 95 por ciento de la
superficie del planeta quedará inhabitable, contaminada por la radiación procedente
del meteorito y alrededor del 80 por ciento de la población del planeta morirá, el resto
sobrevive a duras penas en un conjunto de cuevas y pasadizos subterráneos diseñados
por el Director, todo protegido con un material aislante auto-reparable, el soporte vital
funciona mediante unos filtros de aire.
La fuente de energía del complejo la proporcionan unos depósitos de residuos
radiactivos nucleares subterráneos, por lo que es prácticamente auto-sostenible por
varios miles de años. Entenderá ahora las preguntas de nuestro último encuentro.

—¿El director, dice?.

—Formo parte de un grupo, La Iniciativa viajeros, que creó...esto...quiero decir,


que creará un hombre dentro de 4 años dedicada a salvar el Mundo y a las especies del
planeta. Llevamos ya años recolectando y salvando a distintas especies animales y
vegetales de distintas épocas. Ése hombre es el Director del programa y quien nos envió
a mi y a otros compañeros a esta época. Todo forma parte del Proyecto Arca.

—¿El proyecto Arca ha dicho... ¿pero ése es...

—Su proyecto, profesor, por eso tenía tantas ganas de conocerlo. Su máquina
funciona, o, para ser exactos...no funcionará hasta dentro de 10 años...—¡Oh, hay
tantas cosas de las que querría hablarle!... pero no tenemos tiempo para ello ahora, ya
le iré contando y poniendolo al día, según estas vayan surgiendo. Lo importante es
salvar a tantas especies como podamos e intentar impedir la colisión del meteorito, si
es que esto es posible, claro.

—¿Cuando podré conocer a ése tal Director?.

—Como ha decidido seguir adelante, podemos bien dejar un mensaje protegido


y cifrado para que él lo lea en el futuro y nos envíe un mensajero o contactar con su yo
presente en unas semanas o... si lo prefiere puede inter viajar y reunirse con él en el
futuro.

—¿Inter viajar, dice?.

100
—Sí, ir allí, al futuro, donde se encuentra la base y conocerlo. Así se hará una
idea de la situación y si considera oportuno el ayudar.

—Entiendo...

—Tómese unos días para decidirlo. No se preocupe.

Henry volvió a su despacho en la Universidad, pensando en la Oferta de


Forrester, ¿era prudente reunirse con El Director? y sobre todo, ¿era seguro hacerlo?
Henry sospechaba que las misteriosas y recientes muertes ocurridas tenían que ver con
la misteriosa Iniciativa. ¿Debería de contarle todo a alguien, quizás a alguno de sus
amigos? ¿o quizás sería mejor avisar a la Agencia de Seguridad Nacional, La NSA? una
hora después, Henry se fue a su casa muy intranquilo, pensando en todas estas cosas.

Cinco días después, Henry llamó a Forrester.

—Michael, lo he decidido, pero será según mis términos.

—Si son razonables, podremos llegar a un acuerdo.

—Me gustaría que involucrásemos en éste asunto a un amigo mío.

—Si tan solamente se trata de una persona, no habrá ningún problema, pero
deberías de hablarle antes tú sobre nosotros y sobre lo que hacemos, y para ello, mejor
que sea usted el que se aproxime a él que que lo haga yo ¿entiende, señor Michel?.

—Lo entiendo, menos sobresaltos.

—Ésa es la idea.

Henry puso al corriente de todo a su amigo Miles, quien no salía de su asombro.


Y como ya esperaba, Miles lo abrasó a preguntas...

—¿O sea, que vamos casi a extinguirnos? —Y... ¿Cuando me dijiste que llegaba
el meteorito a la Tierra?. —Pero... ¿te fías de ése Forrester?.

—Ya te he contado todo lo que sé hasta el momento. Debemos de proceder con


cautela aquí ya que no confío del todo en él, no, es más, sospecho que la Iniciativa
puede estar detrás de los misteriosos asesinatos recientes. Y dicho esto, nos
reuniremos con él pasado mañana para iniciar los preparativos de mi viaje. Nos ha
citado en un punto cerca de la Universidad de Oxford en Missisipi, de los Estados
Unidos de América.

—Tic-tac, tic-tac, tic-tac... —dijo Ana.

—Tempus fugit2 —respondió Miguel.

—Sin duda, se les acaba el tiempo. Comienza el ciclo, hermanito.

2 El tiempo vuela (Tempus fugit, en latín).

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Capítulo XI. La Reunión

11.1 La falsa reunión

Forrester los llevó a un viejo edificio de oficinas contiguo a las instalaciones de


una antigua central nuclear, el edificio parecía llevar abandonado mucho tiempo
aunque todavía seguía en un aparente buen estado. Subieron al ascensor, donde
bajaron siete pisos al sótano cuarto; una vez allí, Forrester les indicó que se pusieran
unos extraños trajes a los que iba insertado un respirador, el cual se conectaba por el
casco para poder respirar, tras ello llegaron a una habitación pequeña que daba a una
sala de descontaminación, donde, con un pequeño gesto de su mano, les ordenó entrar.

Durante más de medio minuto los rociaron intensamente con los chorros de
aire cargado con sustancias anti-radiactivas que se solían utilizar en las salas de
descontaminación radiactiva. Forrester evitó pasar por donde iban ellos y en vez de
entrar en la cámara de descontaminación, cruzó al otro lado por una pequeña
plataforma deslizante que maniobró mediante un mando, el cual recogió de una
pequeña mesa en la esquina de la sala.

—Os examinaremos de nuevo a la salida, para ver vuestros niveles de radiación.


No os preocupéis, es simplemente por precaución, los indicó Forrester. Como usted me
hará compañía en nuestro lado, Miles, mientras que su amigo visita al Director, si
quiere puedo traerle algún libro para que se entretenga y algún refrigerio, lo que usted
quiera. Y ahora, si me acompaña, Profesor...

Forrester lo hizo entrar a un enorme cuarto al otro lado de la sala de descontaminación,


en el exterior y escrito sobre la puerta, se podía leer claramente y en letras doradas:
"Laboratorio". Henry se fijó en que había otras 2 puertas en los extremos opuestos de la
sala, una era la cafetería y la otra la sala de ocio. Una vez dentro del laboratorio,
Forrester lo hizo sentarse en un sofá que ocupaba una esquina del laboratorio y
después entregó a Henry un objeto pequeño.

—Ése el es mando de retorno o regreso, retorno a mi presente en mi caso, su


futuro, Profesor, el que le he prestado es el mío en concreto, pero como hará usted el
viaje ahora, se lo cedo temporalmente, recuerde que es muy importante, yo diría que
incluso vital, que no debe de perderlo bajo ningún tipo de circunstancia. —Cuando
esté listo, pulse el botón izquierdo, el derecho lo usará para volver aquí una vez
concluya su reunión, la cual podría durar bastante tiempo para usted, pero no para su
amigo Miles, para quien apenas habrán pasado unos pocos minutos. —¿Tiene alguna
duda, Profesor?.

-—No, creo que lo tengo todo, gracias por preguntar.

—Entonces cuando usted quiera, doctor Michel.

Henry pulsó el botón, al principio no sintió nada, pero apenas dos segundos
después, sintió como si sus mismas moléculas, su propio cuerpo se descompusiera en
millones de microscópicos átomos para entrar en una especie de túnel luminoso y a su
alrededor se proyectaban miles de imágenes a toda velocidad de distintos hechos y
sucesos históricos, era como ver la historia futura representada ante él a rápida
velocidad.
Finalmente las imágenes se fueron poco a poco ralentizando, empezó a poder
casi tocarlas a lo largo del tubo luminoso de imágenes; finalmente todo cambió y, tras
sumirse en la total oscuridad, pudo por fin ver que se encontraba ahora en el interior
de lo que le pareció ser un túnel oscuro donde, desde el fondo del mismo, una persona
vestida con un traje antiradiación tipo hazmat de color blanco se acercaba hacia él
lentamente.

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Por su vestimenta, a Henry le pareció que se trababa de un médico. Cuando su
visión se ajustó y las imágenes dejaron de moverse, vio que se encontraba en el interior
de una enorme burbuja o esfera de cristal, que al instante reconoció, ¡era parte de su
máquina del tiempo, la máquina que acababa de empezar a construir! ¡vaya locura!.

—Saludos, profesor, le dijo el sujeto en cuestión, que ya se encontraba al otro


lado de la esfera. Ya de cerca, Henry pudo ver que se trataba de una mujer. Dígame
porfesor, ¿siente mareos, alguna náusea, dolor de cabeza, calor...? no se alarme, es
parte del procedimiento, tan sólo queremos asegurarnos de que el viaje ha sido exitoso
y no sufre ningún tipo de efecto secundario.

—Me encuentro bien, gracias por preguntar.

—Bien, me alegro. ¡No sabe usted el honor que supone para mí el conocerlo y
verlo en persona, profesor!. De verdad, esto es un acontecimiento único que nunca
pensé que podría ver.

Henry se sonrojó levemente.

—¡Oh!... perdone mi insolencia, soy la doctora Harris, Martha Harris, viajera


número 74. Puede usar el gel hidroalcóholico si quiere doctor, le indicó su
interlocutora entregándole un pequeño botecito que Henry utilizó de forma profusa. No
sabe lo mal que lo pasamos en esta época, se puede decir que es usted nuestra máxima
esperanza doctor.

—Gracias, respondió tratando de parecer amable, pero a su vez sintiéndose


ligeramente presionado ante tal revelación.

—Hemos completado el primer paso de la operación, ahora si es tan amable de


acompañarme doctor, sígame a metro y medio de distancia y ande a mi velocidad, no
me gustaría perderlo en esta galería kilométrica de túneles y pasadizos. Llegaremos a
donde le espera el director dentro de una hora y media, dijo, mirando su reloj.

Mientras tanto, en 2022...

—Relájese, señor O´Brien y tómese algo mientras esperamos la vuelta de su


amigo...

—Gracias, respondió Miles, cogiendo una copa de vino de un armario de la sala


y sirviéndose un poco de vino de una botella que le dejó Forrester. Y éste edificio...
¿cómo...?.

—¿Cómo lo adquirió el Director, o cuándo lo hará, a cual de las dos se refiere,


señor O´Brien ? le cortó Michael Forrester, devolviéndole a su vez la pregunta.

Miles se quedó unos instantes pensativo, ligeramente confuso.

—No se preocupe, lo estaba tomando un poco el pelo, dijo Forrester riéndose,


para relajar los ánimos. El Director adquirirá dentro de cinco años el edificio, en un
principio como un recinto para poder desarrollar un proyecto de forma tranquila. Se
trata de un edificio de una central nuclear, que se encuentra semi abandonada pero
aún se mantiene en buen estado y no atrae miradas indiscretas para poder trabajar
tranquilamente, ¿entiende?. Oficialmente la central lleva varios años cerrada, pero en
realidad sigue operativa, en secreto.

—Lo entiendo perfectamente, la privacidad es buena y claro, hay que tener una
tapadera del algún tipo.

104
—Veo que sí lo entiende. Mire, mucha gente quiso apoderarse del proyecto, e
incluso en un momento dado se descubrió a dos espías rusos en el interior de las
instalaciones, a los que se aprehendió y expulsó de inmediato, por supuesto...

—Hay que tener mucho cuidado con los espías industriales, aseveró Miles, pero
todo eso si bien son cosas muy interesantes, también son asumibles dentro de todo
proyecto. Si es tan amable, querría que me contara algo de lo que aún no le haya dicho
a Henry, en esencia, y que yo tampoco sepa, porque verá usted, señor Forrester,
presiento que quedan cosas por saber de las que todavía no nos han informado.

—Es sin duda usted muy perspicaz, señor O´Brien. Sin duda alguna es más de
lo que parece a la vista, si me permite decirle.

—¡Oh, por favor! alábeme todo lo que quiera señor Forrester, todas las
alabanzas son bienvenidas, pero lo advierto que no me encandilará con ellas.

—Mire, tiene razón, aún quedan cosas por revelar, pero por ahora puedo
tranquilizarle asegurándole que lo sabrán todo a su debido tiempo.

—De acuerdo, me vale de momento con eso, dijo Miles. Y ahora, brindemos por
una fructífera cooperación y por salvar el Mundo. Ambos entrechocaron las copas en
pos del éxito de la operación.

(En esa misma hora, minuto y segundo, pero cuarenta y cinco años después, en 2067)...

—Bueno, ya hemos llegado, profesor Michel.

Henry y su acompañante se pararon ante una gran puerta metálica dorada, parecía
una especie de sala de juntas.

—Muchas gracias.

—Aquí le dejo, profesor, el Director lo está esperando, dijo mirando su reloj la


doctora. Ya nos veremos, dijo a modo de despedida mientras se alejaba lentamente.
Henry llamó a la puerta pero al ver que tras pasados unos segundos, nadie le
contestaba probó a agarrar el pomo de la puerta, la cual se abrió sin esfuerzo alguno
por su parte.

Henry se sentó en una de las dos sillas que había en el despacho, sobre la mesa
había una serie de documentos, los cuales ojeó rápidamente sin prestar demasiada
atención, se trataba de los planes de localización de una sustancia radiactiva en el
ártico, pero pasado un tiempo, nadie entraba al despacho. Como se aburría, le dio por
encender el ordenador; en el escritorio había un documento de Word dirigido a él, que
indicaba: "Henry, abre éste archivo," ahí había un link. Intrigado, clickeó dos veces el
mismo, tras lo cual se abrió un archivo de audio.

—Bienvenido Henry, sin duda las circunstancias no son las idóneas para la
revelación que voy a hacerte y por mi parte, yo también esperaba que hubiesen sido
distintas. Te empezaré a hablar de mi vida: Crecí en una modesta familia en el Sur de
Surrey, mi padre era tendero, mi madre enfermera de un hospital de la capital,
Guildford, soy hijo único. Mi sueño siempre fue dedicarme a la ciencia y ayudar con
mis conocimientos al Mundo... según Henry iba escuchando una sensación de sorpresa,
miedo y asombro se fue apoderando de él.

No, no podía ser... ésa historia... definitivamente, algo no iba bien.

—A los 10 años fui el ganador de la feria de ciencias de mi escuela, lo que me


dio acceso a una beca para poder ir a una escuela privada científica; mi madre murió

105
ése año, hecho que fue bastante duro para mí y a falta entonces de amigos, me centré
en los estudios, mi padre fue mi único apoyo familiar en aquella época. Tras ello, hice
finalmente varios amigos en un campamento de verano para jóvenes científicos al que
precisamente me llevó mi padre. Años después fui a estudiar Ingeniería Aeronáutica al
MIT en Massachussets gracias a otra beca, la cual obtuve gracias a que gané un
concurso de televisión de jóvenes científicos de preguntas y respuestas al cual me
inscribió mi padre. Me gradué muy joven y de forma muy rápida en apenas 2 años y
estudié Físicas en Harvard, donde coincidí nuevamente con la que es hoy mi mujer,
Jenniffer y tras mi etapa académica en la Universidad, volví a Inglaterra y solicité
trabajo en la Universidad de Oxford, donde obtuve una plaza como Profesor... sí, ahora
ya sabes quién soy Henry, pues yo soy... tú, y tú eres yo, ambos somos El Director.

—¡No, No, no puede ser! gritó Henry desesperado e incrédulo.

Detrás suyo, una puerta al fondo del despacho se abrió...

11.2 El Director

—Me temo que es todo cierto, —dijo quien entró por la puerta, que no era otro
que él, salvo que aparentaba tener alrededor de casi 40 años más que él.

Tras él, se adelantó un robot cibernético que hacía de guardaespaldas de su yo mayor,


el cyborg dirigió un escáner de retina en forma de láser hacia Henry. Henry pudo
escuchar a su vez, un pitido agudo proveniente del cyborg. Todo ello lo desconcertó aún
más de lo que ya estaba.

—Identificando, por favor, no se mueva... —dijo el Cyborg.

—Profesor de física Henry Michel, identidad verificada.

—¡Tranquilo Jet! ¿No ves que soy yo mismo?.

—Encantado de verte, Henry, o más propiamente, encantado de verme, dijo el


Henry mayor sonriéndolo.

—¡Saludos, director! lo saludó el cyborg con su voz robótica.

—Tranquilo, Hen... esto, jejeje estate tranquilo, Jet es prácticamente inofensivo,


lo tengo sólo como protección, es mi cyborg de seguridad; en estos días no hay anda
seguro, como comprenderás, le aseguró su yo mayor.

—Tan sólo dime una cosa.

—¿De qué se trata?.

—¡Dime que no hemos tenido nada que ver con las recientes muertes en mi
época o con las desapariciones de científicos, o con la de los animales en los zoos!.

—¡Ojalá pudiera decirte que no se han cometido errores! pero te aseguro, que
los culpables serán aprehendidos y debidamente amonestados.

—¿Que se han cometido errores, dices? ¡Ha muerto gente! ¡Habéis...! Henry hizo
un pausa leve, dándose cuenta de su error... —¡Hemos asesinado a gente, Henry!.

—¡Tú no sabes como ha sido! ¡Tuve... quiero decir, tuvimos que tomar
decisiones imposibles en un momento imposible! ¡La mayoría de la humanidad ha sido
aniquilada!, ¡corre peligro nuestra propia existencia como civilización, joven Henry! ¿No
te das cuenta de lo que eso significa? ¡Henry!... —hasta llegamos a curar el cáncer con

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una terapia revolucionadora basada en años y años de tratamientos experimentales
basados en el ARN Mensajero para identificar las proteínas con cáncer y eliminarlas
creando una cura viable...

—¡No quiero convertirme en ti! ¡Y ahora mismo, me importa una mierda ahora
el dichoso cáncer! le gritó Henry a su yo anciano, mientras cogía rápidamente una
pistola del expositor de armas de la esquina del despacho y la dirigía hacia sí mismo e
intentó dispararse varias veces, sin éxito alguno.

—Siento decirte, Henry, que tras lo sucedido la última vez, les quitamos todas
las balas a los rifles expuestos en el despacho. Y... no te recomendaría usar el mando
para volver, lo acabo de desactivar.

Henry se volvió, sorprendido. Tocó el botín del mando, pero, efectivamente, no


funcionaba.

—¿Qué has dicho? ¿Tras la última vez, dices? No... yo no había estado antes
aquí, ¡lo recordaría!... y, no lo entiendo, ¿tanto me odias, quiero decir, tanto te odias a
ti mismo que has tenido que tenderte una trampa, bueno, a mi, a tu yo pasado, para
atraparme?

A Henry le comenzaba a faltar aire, o sentía esa sensación de ahogarse, estaba


teniendo el comienzo d eun ataque de pánico, lo cual hace muchos años que no le
ocurría.

—¡Henry! Ésta es la sexta vez que los dos nos reunimos aquí en ésta época. Y
no, no te odio, no me odio, justo lo contrario, te hemos traído para que nos ayudes.

Henry se cayó al suelo, abatido, tremendamente agobiado y con falta de aire por el
ataque de pánico que estaba teniendo ante tantas revelaciones juntas.

—¡Caray! —supongo que no es buena idea soltar tantas cosas de golpe, ¿no crees, Ana?

—No podría estar más de acuerdo contigo, hermanito. Venga, pasa ya la página.

—Tu mandas, mi querida hermana.

107
108
Capítulo XII. A la sexta va la vencida

El Henry más mayor comenzó entonces a divagar, hablando él sólo en voz alta...

El joven Henry, ya habiendo recobrado el conocimiento, lo observaba y escuchaba de


cerca.

—Cada vez era más lejos, los enviábamos más años hacia atrás, al pasado, y
nunca conseguíamos cambiarlo, al primer hombre lo mandamos veinte años al pasado,
al segundo treinta, al tercero cuarenta y dos, al cuarto treinta y cinco años... al final al
último lo enviamos unos cuarenta años al pasado, y de eso hace solamente dos días,
era un joven de veintidos años, tiene ahora sesenta y dos. Pequeños cambios, incluso
infinitesimales en el pasado, implican cambios mucho mayores en el presente, esto se
ve incluso dentro del mismo período de tiempo, por ejemplo, el aleteo de una mariposa
en Sri Lanka pueda provocar un huracán en los EE.UU., es lo que se llama el...

—Efecto mariposa, —lo interrumpió entonces el joven Henry.

—Exacto. Pero es que incluso estando nosotros dos en el mismo período de


tiempo y la misma persona, tampoco somos exactamente los mismos Henry que éramos
antes de empezara todo esto. Podríamos decir, que se han creado un conjunto de
distintas realidades alternativas debidas a nuestras acciones. [Regreso al futuro 2;
1989 - Robert Zemeckis] —Mira Henry, esto es parecido a lo que ocurre en la película
Regreso al futuro 2, "cuando el joven Tannen viaja hacia atrás con el almanaque
deportivo de Marty, el cual consiguió en el futuro, para cambiar el pasado. Lo hace
para matar al padre de Mac Fly, a quien odia desde el Instituto y poder casarse con su
madre Lorraine, ya que estaba enamorado de ella desde su juventud!.

109
—No somos ahora exactamente los mismos que éramos entonces, —repitió a su
vez el joven Henry, tratando de comprender y racionalizar lo que acababa de escuchar.

—Hemos cambiado, incluso aunque solamente sea a nivel molecular, pero


nuestros actos, nuestras decisiones han provocado éste cambio, no en esencia pero sí a
una mayor escala.

—Y... entonces, ¿lo que dijiste antes?.

—La última vez, agarraste un arma del expositorio del despacho y te disparaste,
así que desesperado, recurrí a la última opción posible, aquella que nunca habría
querido tomar y, por eso, antes de que murieras desangrado, envié a nuestro hijo
Michael al pasado a unos meses antes de la vez anterior.

—Entiendo.

—Pero déjame contarte una cosa más antes de que te presente al resto del
equipo. En 2024 se produjo un descubrimiento asombroso. Primero, y para ilustrarme
mejor, empezaré desde lo básico, con los aminoácidos:

El anciano Henry se acercó a una enorme pizarra blanca que había en el


despacho, cogió un marcador rojo y empezó a dibujar lo que parecía representar una
cadena de ADN.

—Las proteínas están formadas por aminoácidos. Estos no son más que los
ladrillos con los que están construidas. Hay veinte aminoácidos distintos, cada uno con
unas características específicas. Verás joven Henry, es como tuvieras ladrillos grandes,
pequeños, rojos, amarillos, negros... en fin, con toda una gama de propiedades que los
distinguieran fácilmente unos de otros. Los aminoácidos se enlazan formando cadenas
que llamamos péptidos, o cadenas polipeptídicas, que una vez madurados serán las
proteínas que forman parte de nosotros, o cualquier otro ser vivo. ¿Ves? son parte
integrante de nuestro ser.

—Diría que son clave.

—En efecto, los aminoácidos se ordenan en la cadena de una manera concreta,


con una secuencia que determinará el modo en que el péptido se plegará. Podemos
imaginarnos el péptido como una cinta que vamos doblando y liando sobre sí misma.
El resultado final puede ser una pelotita bastante compacta, y desde luego difícil de
deshacer. La proteína, después de plegarse, tendrá un aspecto similar. Estos pliegues
condicionarán sus propiedades, y por lo tanto también las funciones que podrá realizar.
Me explicaré primero, permíteme.

El viejo Henry dibujó entonces una especie de hendidura o pliegue de una roca.

—En el caso, por ejemplo, de una enzima, el pliegue de la cadena, siendo aquí
representada por la roca, es crucial. Una enzima viene a ser un catalizador que nuestro

110
propio cuerpo construye para conseguir que muchas de las reacciones químicas que
necesitamos en nuestro metabolismo sean más rápidas, o incluso para que sean
posibles. Las enzimas son, por lo tanto, también proteínas, con una forma especial que
les permite unirse a los substratos de la reacción y ayudarlos a llevarla a cabo. Luego
la enzima libera los productos y regresa a su estado inicial. Imaginemos que esta
enzima deberá acoplarse a un substrato de forma cuadrada.

—Y...

— Y los pliegues en su estructura deberán formar un hueco de la misma forma,


para que el substrato se pueda ajustar adecuadamente. Supongamos que hay un error
en el montaje, y se cambia un aminoácido por otro diferente. Esto podría provocar un
cambio en los pliegues del péptido, siendo el resultado que el hueco se vuelva
triangular. En ese momento la enzima dejaría de funcionar como es debido, ya que el
substrato ya no se podría acoplar.

—Ya claro, queda desvinculado de alguna forma.

—Sí. Es como si la enzima fuese un cerrojo, y el substrato la llave. Cuando la


enzima está correctamente montada, el substrato encaja en ella como si fuera la llave
de la cerradura. Pero si se da algún error de montaje, el cerrojo será defectuoso, y la
llave ya no encajara. Entonces la reacción dejaría de llevarse a cabo, y podría ser un
pequeño gran desastre para el cuerpo. De este modo, una enzima puede condicionar el
funcionamiento correcto del metabolismo de un organismo.

—Pero esa sin duda no es la única...

—Función, claro.

—No es la única función, en efecto, joven Henry. Ciertamente las proteínas


tienen muchas más funciones que ésa, por lo que controlan muchos aspectos del
organismo. Por ejemplo, un error en la proteína de la insulina implica que ésta ya no
sea funcional y no pueda inducir el almacenamiento de azúcar en el hígado, y por
consiguiente el individuo sea diabético. Otro ejemplo claro de la influencia de las
proteínas en nuestras características personales son los grupos sanguíneos. Las
diferentes estructuras de una proteína de membrana en los glóbulos rojos determinan
el grupo al que pertenecemos (A, B, AB, ó O). Obviamente, la célula necesita de unas
instrucciones de montaje para crear sus péptidos. Por si sola, no sabría que hacer con
un montón de aminoácidos sueltos. Y toda esta información, querido Henry, como bien
sabes, está contenida en el ADN y es a su vez escrita en un código especial (el famoso
código genético).

—El genoma...

—Es otra parte consecuente de ello, pero no nos desviemos de la cuestión que
tenemos ahora entre manos. Digamos, por decirlo de forma sencilla, que la información
será procesada de manera que el resultado final sea una flamante proteína. Las
instrucciones de montaje de la misma se agrupan en un gen, o veces, en varios.
Estrictamente hablando, podríamos considerar como un gen como aquella fracción de
ADN que se transcribe a ARN; de esta forma, el paso de ADN a ARN se llama
transcripción, mientras que el ARN es una molécula de estructura y composición
similar al ADN.

—ADN y ARN

—La diferencia funcional más importante aquí, joven Henry, es que el ADN se
comporta como un almacén estable de la información, y el ARN como un mensajero

111
entre el almacén y el procesado de esta información. Ahora bien ¿ qué ocurre si esta
información en el ADN aparece de forma errónea, digamos, mutada ?

—Tenemos un cáncer.

—Correcto, joven Henry. El cáncer es en esencia, el resultado de la ruptura de


los controles que regulan las células. Las causas de la degradación siempre incluyen
cambios en genes importantes. Estos cambios suelen ser el resultado de mutaciones,
cambios en la secuencia de ADN de los cromosomas. Las mutaciones pueden ser
cambios muy pequeños, que afectan sólo a unos pocos nucleótidos o pueden ser muy
grandes, lo que lleva a cambios importantes en la estructura de los cromosomas. Tanto
las mutaciones pequeñas como las grandes pueden afectar el comportamiento de las
células. Las combinaciones de mutaciones en genes importantes pueden conducir al
desarrollo del cáncer.

—¿Entonces?.

—Entonces, se creía y así se probó, que la mayoría de los cánceres surgen de


una sola célula precursora mutante. A medida que esa célula se divide, las células
"hijas" resultantes pueden adquirir diferentes mutaciones y diferentes
comportamientos durante un período de tiempo. Aquellas células que obtengan una
ventaja en la división o resistencia a la muerte celular tenderán a apoderarse de la
población. De esta manera, las células tumorales pueden adquirir una amplia gama de
capacidades que normalmente no se ven en la versión sana del tipo celular
representado.

—Es una especie de toma

El viejo Henry sonrió ante la ocurrencia de su joven yo.

—De esta forma, Las mutaciones en genes reguladores clave (supresores de


tumores y protooncogenes) alteran el comportamiento de las células y pueden conducir
potencialmente al crecimiento desregulado que se observa en el cáncer. Y es que, para
casi todos los tipos de cáncer estudiados hasta la fecha, parece que la transición de
una célula normal y sana a una célula cancerosa es una progresión escalonada que
requiere muchos cambios genéticos que se suman para crear la célula cancerosa. Estas
mutaciones ocurren tanto en oncogenes como en supresores de tumores. Esta es una
de las razones por las que el cáncer es mucho más frecuente en las personas mayores.

—¿Y con todo esto, cuál fue el descubrimiento clave? —preguntó el joven Henry,
ya muy intrigado.

—Estoy casi seguro de que ya sabes en el fondo a donde lleva todo esto. Resulta
que se descubrió un tratamiento revolucionario basado en un método mixto,
combinando células madre y cadenas de péptidos que corregía las anomalías o
alteraciones en el ADN y también los errores en las proteínas y mediante la
manipulación y, digamos reescritura primero de éstas, corrigiendo las proteínas que
funcionasen de forma incorrecta o directamente no funcionasen, se vio que se
conseguía curar el cáncer de forma efectiva en hasta un 92% de los casos, y con todos
los tipos de cáncer conocidos

—¡Vaya, desde luego es todo un éxito!.

—En efecto, joven Henry, lo fue. Y si bien no se llegó al 100% de éxito sí que fue
muy significativo. Y dicha esta buena noticia, volvamos a las malas noticias. Déjame
decirte que lo peor de toda esta situación de la que te hablé es que éste no es siquiera
el único problema que tenemos entre manos Henry, aseguró el anciano, pero como dije

112
antes, déjame primero que te acompañe al despacho para que conozcas al resto del
equipo.

—Una cosa, no había querido decir anda antes, por educación pero...¿todos
esos robots?.

—¿Los Cyborgs de seguridad del centro, dices?.

-—Sí, ¿de donde han salido? ¿Cual es la historia tras ellos?. ¿Son
autoconscientes? ¿Tenemos acaso a unos posibles Terminator entre nosotros?.

—Ya veo y entiendo tu preocupación, son posteriores a tu época —dijo riéndose


su viejo yo—. Verás, en el año 2025 el famoso ingeniero de Honda, Satoshi Shigemi,
diseñó unos robots basados sobre computación cuántica que eran muy inteligentes, los
cuales entraron a comienzos del año siguiente en el mercado doméstico, tuvieron un
gran impacto, pronto los ejércitos quisieron diseños militares, Cyborgs, para eliminar
las muertes innecesarias de soldados en los campos de batalla. Tenemos cientos de
esos ejemplares aquí en el complejo, joven Henry.—Y sí, hace dos años desarrollaron
conciencia propia y decidieron convivir en paz con nosotros. No hay anda de lo que
preocuparse, Henry.

—Entiendo —dijo el joven Henry de forma escueta, mas mirando con


desconfianza hacia la puerta.

—Y te agradecería que en su presencia no mencionaras nada relativo a Skynet,


esas referencias a la película son muy ofensivas para ellos.

—De acuerdo —dijo el joven Henry finalizndo así la conversación sobre ese
tema, por el momento.

113
Realidades alternativas en Regreso al Futuro II, debidas a Biff Tannen

114
Capítulo XIII. La Sala de tanques del Arca

Henry condujo entonces a su homólogo joven por un pasillo con las paredes y el
suelo acristalados, allí miró maravillado a su alrededor y, mirando hacia abajo, vio
cómo se podían distinguir los niveles inferiores del complejo; la poca luz que se filtraba
desde la superficie daba al conjunto un aire casi mágico.

Al cabo de un rato, acabaron llegando a una gigantesca sala que se dividía en


varios pasillos, cada uno de los cuales llevaba a diferentes sub-salas, a su vez, en un
lateral de la estancia había una escalera que llevaba hacia arriba a una única planta
superior, que sería la más cercana a la superficie, y hacia abajo a muchas plantas
subterráneas. Cuando pasaron cerca de la escalera, Henry vio unos carteles indicativos
de las plantas del edificio, donde se indicaba qué había en cada planta.

Henry se fijó que en la planta en la que se encontraban, la 0, la cual ponía


únicamente Arca, y en la superior indicaba: Zona de mapeado de ADN/ Área médica,
luego miró lo que indicaban las plantas inferiores, la -1 era la planta de servidores, la -
2 la de audiovisuales, la -3 contenía el comedor y la cocina, la -4 era la del laboratorio,
donde se describía la -5 había un dibujo donde se podía leer: Duchas/
Baños/Piscina/Gimnasio, en la planta -7 al parecer se encontraba el bar, la -7
indicaba: Teatro/Sala de ocio, en la -8 Henry leyó: Casino, en la -9: zona de
vestidores/ropa, en la -10 ponía:

Flora/Fauna, en la -11 Henry leyó escrito esta vez en letras rojas, a diferencia
del resto, que eran negras: Capilla/Morgue y el resto de plantas inferiores, de la -12 a
la -17 al parecer estaban dedicabas a zonas residenciales, ya que todas indicaban lo
mismo: habitaciones, en la -18 indicaba: AA y finalmente en las últimas dos plantas se
podía leer: I+D en la -19 y en la -20 y escrito en letra cursiva y negrita ponía:
Aulas/Escuela. La -21 no indicaba que tuviera nada en ella, era raro.

Tras acabar Henry de mirar el cartel, dos doctores, un hombre afroamericano y


una mujer de rasgos caucásicos, ambos con batas blancas, se acercaron a ellos...

—¡Es todo un honor, Doctor Michel! saludó al joven Henry el hombre.

—¿Querría visitar la sala de mapeado de ADN arriba? preguntó al joven Henry


la mujer.

—No abrumen tan pronto a nuestro joven invitado, doctores, ya habrá tiempo
más adelante para que lo vea todo. Disculpa a Charles Adegoke y a Nora Brown, Henry,
son dos de nuestros mejores Biogenetistas aquí en el complejo, Charles además es
también un reputado biólogo y Nora se está formando también en Micología, hay que
especializarse en muchas cosas estos días ¿no crees Henry?.

—Bueno, si me preguntas a mi, como científico te diré que nunca está de más
saber algo nuevo... respondió sonriendo Henry de forma gentil.

—Tenemos una amplia red de reclutamiento con gente de La Iniciativa infiltrada


en tu época tanto en el Gobierno, Congreso y Senado incluidos, como en el Ejército o la
Marina y si resulta que necesitamos de repente a alguien, si es posible, lo reclutamos.
En tu época sin duda lo estaríais viendo como desapariciones de gente claro, pero en
realidad todos son voluntarios aquí.

Tras saludar a los doctores y de forma muy educada rechazar por el momento
su amable invitación, pasaron de largo y se dirigieron hacia el pasillo central, allí,
sobre la entrada podía verse una inscripción claramente escrita en caracteres Times
New Roman y en negrita la cual rezaba: "Especímenes Animales del Arca" y a su vez
sobre los otros pasillos, uno a la izquierda y tres a la derecha del pasillo central:
"Muestras Vegetales del Arca", "Muestras minerales del Arca" y sobre el último

115
"Registros del Arca - especies animales: Tierra, mar y aire/Criogenización" tras llegar al
final del pasillo central, llegaron a una gran sala con unas cápsulas tapadas con
bellas lonas de tela dorada para tapar el polvo. En realidad se trataba de una especie
de tanques de conservación.

—Bienvenido a la sala Vip de tanques del Arca Henry, le dijo su yo mayor. Todo
mi, esto... mas bien nuestro trabajo condujo a esto, como verás ahora.

Se acercaron a uno de los tanques del Arca, había muchísimos, desde lo lejos
pudo ver que al fondo de la sala había un enorme acuario. Al levantar la lona del
tanque al que se habían acercado, Henry pudo contemplar en el interior del mismo una
pareja enorme y muy bella de Jaguares de Arizona conservados en éxtasis.

—Ésta bella pareja fue una de nuestras primeras recuperaciones, extraídos de


su mismo hábitat, una pareja en perfecto estado de conservación lista para ser
reintroducida en su momento en un hábitat propicio a sus características. Queremos
recuperar a muchas especies del pasado, y da la casualidad, como bien sabes, que
nosotros mismos fuimos los que sugerimos en su momento qué especies recuperar dijo
Henry sonriéndolo.

En el siguiente tanque se encontraba una fantástica pareja de Emúes también


muy bien conservada. En la siguiente había una pareja de Tigres de java, tras ése otro
con una pareja de Zorros de las Malvinas, y en uno que se encontraba en el extremo de
la sala había un pareja de Pájaros carpinteros Imperiales, tras ése había una pareja de
Guacamayos jamaicanos rojos, y el siguiente contenía una pareja de Ranas
incubadoras gástricas, ése tenía un poco de musgo en el interior por el suelo del mismo
a modo decorativo. Tras ése y en el centro de la sala, había tres tanques vacíos, que
parecían estar destinados a ser las joyas de la sala, a modo de exposición.

En la placa de fuera del primero de los tanques simplemente se podía leer,


escrito en Negrita y con un estilo de letra Bookman Old Style: "Dodo", en la placa del
segundo, escrito en letra gótica en negritas podía leerse: " Mamut lanudo", y en la placa
del tercero de los tanques, escrito también en letra negrita pero con un característico
estilo Calibri ponía" Tigre dientes de Sable".

Hacia el otro lado de la sala había 5 o 6 tanques más pero Henry se sintió muy
impresionado por los 3 del centro, incluso estando todavía vacíos y finalmente se
acercó al del final de la sala, obviando al resto de los tanques que se encontraban en
medio, el acuario estaba vacío pero en la placa del frente ponía en letras doradas:
"Megalodón". Satisfecho con lo visto, decidió que ya vería el resto de las salas del Arca
con más detalle en otra ocasión.

—Ya veo que te has quedado muy impresionado con estos 3, supuse que serían
justo esos, después de todo, yo soy tú dijo riéndose su otro yo. El Dodo será nuestro
próximo proyecto, y eres más que bienvenido a participar en la recuperación. El
presidente ya ha dado luz verde a la operación, por lo que como Director, daré luz verde
lo antes posible a la operación.

—¿El Presidente dices? yo creía que tú dirigías todo esto.

—Jajajaja bueno no, yo solamente dirijo ésta operación, que a decir verdad es el
proyecto de mayor importancia Mundial, todo sea dicho, eso sí bien cierto, pero el
Presidente es quien lo dirige todo.

—¿Y quién es el Presidente, si puede saberse? pensaba que ni siquiera habría ya


Gobiernos propiamente dichos o países ya que estamos...

—Pues, ya que lo mencionas, países como lo entiendes tú actualmente o como


siempre se entendió como tales, no existen fronteras ni tales países propiamente

116
dichos obviamente, lo que sí existe tras el colapso Mundial por el incidente del
asteroide y que se creó años después, es una coalición de Gobiernos Unidos, conocida
como El Gobierno Mundial, con los supervivientes de muchos antiguos países, ahora
todos reunidos como uno solo. Hay delegaciones subterráneas en lo que era Europa,
también aquí en América, otra en Oceanía, una en África y una en Asia, básicamente
una bajo cada antiguo Continente y todas ellas están conectadas entre sí a través de
los túneles subterráneos. Nosotros diseñamos nosotros todo el sistema, Henry. Te lo
digo, por si algo del diseño del mismo te viene en algún momento a la cabeza como una
idea. Se estableció un Presidente Mundial y cada cuatro años se celebran elecciones,
no hay límites de mandatos y todo aquel que sea mayor de edad puede participar en las
mismas. El actual Presidente está en su sexto año de mandato, y lo conoces muy bien
Henry, es nuestro amigo Miles.

—¿O´Brian?.

—El mismo que viste y calza jejeje—le respondió su yo adulto sonriendo ¿hemos
llegado lejos desde aquel verano en el campamento de ciencias, verdad?.

—Desde luego, y hoy día y tal y como establecimos de forma hipotética durante
aquel verano, puede decirse que el futuro del Mundo está en nuestras manos. Henry
miró su reloj, por algún extraño fenómeno temporal, no funcionaba, parecía haberse
parado en la hora que dejó su época. Se miró a sí mismo, a su yo mayor durante unos
instantes y dijo: "Estoy listo, vamos a por ése Dodo".

—¡Qué impaciente! Pero supongo que tienes razón, éste es tan buen momento
como cualquier otro.

—No tan deprisa muchachos, antes dedicadme unos comentarios para la sala
de prensa, dijo una bella mujer que entró en la sala, micrófono en mano, la cual miró
primero al Henry mayor y, tras guiñarle un ojo se giró a continuación en dirección al
Henry joven, lo miró detenidamente y lo abrazó fuertemente, a Henry le costaba
respirar.

—¡Ay, Henry, sigues estando para comerte vivo, dijo sonriendo la mujer
mientras aflojaba su fuerte presa sobre él!.

—¡Trátalo con más cuidado mujer!, que le vas a asfixiar así al pobre—la espetó
el Henry viejo, y además, no sé yo si ya te ha conocido en su época.

—¡Ay, qué cosas tienes Henry!, —dijo entonces la mujer, ruborizándose un


poco. Perdona joven, no me he presentado aún, soy Laura Daughtery, la mujer de Miles,
y actual Jefa de Prensa del Presidente, o sea, mi marido, tú yo nos conocemos, bueno,
en realidad nos conocimos hace muchos años, pero eso para ti puede que aún no haya
ocurrido, luego, lo correcto sería indicar que nos conoceremos, y... no sé... en realidad
hasta tuvi...

—Laura, nada de divulgar cosas sobre su pasado, no sería aconsejable, ten en


cuenta que podrías alterar la línea temporal de forma innecesaria.

—Lo entiendo, aguafiestas, respondió de forma burlona la mujer, pero también


asumiendo que quizás había tenido un ligero desliz. Bueno, y ahora, si sois tan
amables de dedicarme unas palabras, un pequeño titular, un avance... algo, lo que
queráis.

—¡Quédate con esta frase! —respondió Henry, —"Estamos reparando los errores
pasados de la Humanidad".

117
—Y supongo que volvemos al tema de los errores, hermanito.

—Padre siempre dice que uno debe de coger todo lo malo y convertirlo en algo bueno.

—¿Y bueno, no?, ¡tenían literalmente una máquina del tiempo, Miguel!

—Pero recuerda lo que dicen, Ana, "un gran poder conlleva una gran responsabilidad"
(siglo I a.C. Damocles).

118
Capítulo XIV. Objetivo Dodo

Tras arreglarse y vestirse adecuadamente acorde con la época que iban a visitar
y tras repasar durante unos minutos varias frases de español antiguo, Henry se dirigió
hacia la máquina del tiempo, y mientras el resto iba entrando en la misma, sus
pensamientos se centraron en su amada Jenniffer, la cual se encontraba en esos
momentos tan distante en el tiempo. Henry se subió el último en la cápsula temporal,
la máquina del tiempo que él aún no había acabado de fabricar en su propio tiempo,
sino que recién comenzaba a construir.

Dentro lo esperaban ya sentados su yo mayor, y seis soldados, cada uno de


ellos protegido con armadura y todos estaban fuertemente armados con rifles de asalto
con munición aturdidora. A Henry le dieron una pistola de somníferos por si la
necesitaba a modo de protección, la cual ocultó tras los ropajes de lino.

Su yo mayor introdujo unos datos en el panel táctil de la consola de control,


Henry pudo ver que introdujo la fecha del 12 de Septiembre de 1640.

Tras varios minutos durante los cuales Henry se sumergió hipnotizado en el


túnel luminoso de imágenes que se desplegaba ante él de acontecimientos pasados,
Henry pudo ver cómo ante él y al otro lado del túnel se vislumbraba un paisaje que le
pareció típico de una típica campiña inglesa del siglo XVII, de las colonias británicas
Americanas concretamente del siglo XVII, o eso creyó al principio, pero pronto salió de
su error. En realidad se trataba de una campiña, ciertamente, pero perteneciente a una
de las múltiples provincias españolas en la América de ésa época, concretamente en la
antigua Mississipi. El 75% del Territorio Americano era español.

En la zona de llegada se había levantado un cono de humo muy llamativa


similar al de una hoguera, seguramente debido a los motores de la máquina. A cientos
de metros por delante suyo en el exterior de la cápsula, había varias granjas, al fin y al
cabo y hasta donde podía recordar Henry, ése era un territorio muy pobre, que siempre
caracterizado por múltiples zonas de granjas y pequeñas ciudades, muy dependiente
de la agricultura y la ganadería.

—Bueno, ciertamente "tengo la sensación de que ya no estamos en Kansas" (El


Maravilloso Mago de Oz, Lyman Fran Bum-1900) —dijo el joven Henry, maravillado de
lo que veían sus ojos..

—¡Albricias! —le replicó su viejo yo con una sonrisa en el rostro.

119
Henry tenía un buen nivel de idioma en español, el cual estudió unos años
atrás años motivado por su buen amigo de la infancia, español y físico como él, Juan.
Salieron de la máquina del tiempo y escondieron la cápsula minuciosamente tras unos
matorrales. Poco después, unos lugareños se acercaron a ver a qué se debía tal
alboroto; antes de que el joven Henry pudiera hacer nada su yo mayor se adelantó a él
y se acercó a ellos.

—Buenas tardes buenas gentes, querríamos saber dónde se encuentra el puerto


más cercano, mis sirvientes e yo avemos que emprender un viaje urgente hacia la isla
de Mauricio, por lo que agradeceríamos que nos ayudasen en ésta tarea. Es un asunto
de vital importancia, el futuro de las Españas depende de ello.

Los campesinos tomaron a su yo mayor por un noble de aquellas Tierras. Los


campesinos atendían las tierras para su señor, bajo el auspicio del rey de España,
Felipe IV, que había designado al barón, como nombre señor de aquellas tierras del
Nuevo Mundo. El rey moriría a finales del año en que se encontraban, concretamente
en Diciembre de 1640.

—O poderoso señor, perdone nuestro atrevimiento al habernos acercado, pues


ha de saber que si su señoría e 3 sus siervos quieren tomar pasaje, el puerto más
cercano se encuentra a una distancia de tres leguas, mi señor.

—Le doy las gracias, buen omne, que Dios todopoderoso lo bendiga.4

Su yo mayor se dirigió a él.

—Estamos cerca, a poco más de doce kilómetros.

El grupo recogió todos sus pertrechos y, tras despedirse de forma educada de


los campesinos, emprendió la marcha. Dos horas después, se encontraban embarcados
y a punto de zarpar, el capitán del bajel, al que pagaron generosamente con cinco
reales de plata los aconsejó que mantuvieran sus posesiones más preciadas lejos de los
ojos de la tripulación, para evitar incidentes de cualquier tipo.

—Mi señor, el rancho se servirá en el comedor dentro de una hora, le aconsejo


que sus siervos le preparen el camarote antes pora5 que se acomode en su estancia en
el mismo, les indicó el capitán, dirigiéndose al Henry anciano, antes de retirarse de la
cubierta.

Esa noche ultimaron en el camarote de su yo mayor los preparativos, para


poder capturar a los dos especímenes de Dodo de la manera más eficiente posible una
vez llegado el momento. A altas horas de la noche, el joven Henry se despertó de forma
inusitada con fuertes mareos y consiguientemente con unas terribles ganas de vomitar.

Se podía decir que no estaba acostumbrado a viajar en un navío y el fuerte


oleaje por el que estaban atravesando lo había afectado bastante, por lo que corrió
hacia la cubierta de la galera para airearse un poco. Apenas llegó arriba, pudo ver al
otro lado de la cubierta a una criada fregando la misma con unos trapos, la joven lo
miró desde lejos mientras él se asomaba al mar desde la popa del barco.

El viento soplaba fuerte y frío en esos momentos en aquellas regiones del


Atlántico Norte. En el cielo brillaba una bella luna llena, tan bella era que Henry se
distrajo durante unos minutos contemplando el horizonte bajo su luz. La joven se le
había acercado de forma silenciosa y sin que se percatara de ello.

3 En Castellano antiguo: e ("y").


4 En Castellano antiguo:"Le doy las gracias, buen hombre, que Dios todopoderoso lo bendiga".
5 En Castellano antiguo: pora ("para").

120
—Es la noche de los lobos, señor...

—¡Henry! me llamo Henry, Henry Michel, soy siervo del barón, —mintió Henry.

—Me llamo Emilia. Es un placer conocerlo. Desde luego, qué dura vida la
nuestra, siempre sirviendo a algún noble señor, ¿verdad?.

—Tienes razón, es una época oscura, la respondió Henry, época de privilegios e


servidumbres, sobre todo la servidumbre a la tierra, con la que muchos ha casi meros
esclavos6, no de nombre claro, pero.... me entiendes, ¿verdad?.

La joven, al escucharlo se sonrojó, y al percibir que se encontraban solos, lo


besó tiernamente y luego se echó encima suyo. Lentamente se fue quitando la ropa,
Henry trató de impedírselo, diciéndole que no debía de hacer nada que no quisiera, que
realmente no era necesario...

—No es por usted señor, es por mí, lo necesito otrosi7 mismo, lo respondió la
joven, procediendo a empalarse sobre su enhiesto miembro mientras lo cabalgaba lenta
pero vigorosamente, y ahí mismo se consumó un bello acto de amor, con tan sólo la
luna como testigo silenciosa del mismo.

A la mañana siguiente, el joven Henry se encontraba recuperado y pensando en


la joven, a la cual guardaría siempre en el corazón, como recuerdo de una bella
aventura durante una plácida noche de Otoño, un mero desliz. Se sentía muy
deprimido esos días al estar en otra época y lejos de su joven Jenniffer. Su viejo yo lo
miró riéndose de forma disimulada pero a su vez acusadora, lo cual le hizo sentirse
incómodo y culpable mientras observaban el plan de acción, escrito sobre unos
pergaminos colocados sobre la mesa.

—Lo mejor es lo típico, rodear a cada espécimen y luego capturarlo tras haberlo
aturdido, señaló el líder de los soldados que les acompañaban, que además era el más
experimentado de ellos.

—Estoy de acuerdo, convino el Henry mayor, es la táctica más acertada, y se


evita del mismo modo que escapen. Y... Henry, dijo entonces, y, sujetándole
ligeramente del brazo, pasó a llevarlo a un sitio apartado para hablar a solas,—mira
Henry, voy a pretender que no sé qué has hecho durante la pasada noche, no soy
quien para entrometerme en tus acciones pero recuerda que todo lo que hagas lo habré
hecho yo en el pasado y por tanto pasará formar parte de mis recuerdos, y piensa en
Jenniffer, le dijo a modo de sermón.

Los siguientes 7 días los pasaron perfeccionando los detalles del plan y evitando
al máximo el contacto con el resto de la tripulación y de otros pasajeros. Finalmente
llegaron a Isla Mauricio y se despidieron del capitán, al que dieron las gracias. El bajel
zarpó, rumbo a otras costas. El grupo se desperdigó en un amplio área para abarcar
bastante terreno, los soldados se adelantaron al resto para hacer de exploradores, Los
2 Henrys se quedaron juntos, varios metros por detrás del resto.

—Esto es neutralizar y asegurar Henry, tiene que ser una maniobra rápida le
indicó el Henry mayor. De esta forma se es más efectivo cuando se caza.

—¿Y cuando nos dio por cazar, si puede saberse, Henry?.

—Bueno, no es que cacemos de por sí, pero sí que empecé a leer unas viejas
revistas de caza de un tiempo aquí atrás, ya sabes, por mantenerse uno informado,
nunca me... nos han interesado esas artes, —matizó su yo mayor, auto corrigiéndose.

6 Muchos ha casi meros esclavos: En Castellano antiguo ("Muchos somos casi meros esclavos").
7 Otrosi: En Castellano antiguo ("ahora").

121
—Ya veo.

Escucharon una corneta por delante suyo como a doscientos metros.

—Deben de haber visto la presa, susurró su madura versión.

—Pero de todas formas éste pájaro es un ave de naturaleza pacífica, no puede


ser muy difícil de capturar, señaló el joven Henry comenzando a andar junto a su otro
yo en dirección a donde ambos habían escuchado la corneta.

Cuando llegaron al sitio, se trataba de un claro, los soldados tenían al ave ya


adormecida y se aproximaban a ella para atarla y asegurarla.

—Se trata de una hembra, mi señor, —le dijo a los dos Henrys uno de los
soldados.

—Nos falta por lo tanto un macho, será más fácil, dijo sacando un trozo de
algodón y mojándolo con un poco de alcohol, luego se acercó a la hembra para
empapar con su esencia y feromonas el algodón.

—Con esto atraeremos al macho hacia la hembra siendo más fácil el capturarlo,
muy hábil señor, dijo el jefe de la unidad de soldados felicitándolos.

Esperaron varios minutos escondidos entre el denso follaje a su alrededor... luego se


escuchó una especie de piar, al principio muy bajo pero se iba oyendo poco a poco más
y más cerca.

—¡Manteneos alerta! —advirtió el joven Henry a los soldados.

Minutos después apareció el macho, se acercó hacia donde se encontraba el


cuerpo inconsciente de su compañera, la olió de cerca y, como desconfiando, miró a su
alrededor, los 2 Henrys y los soldados permanecieron inmóviles, este era un punto
crucial en la caza del ejemplar, disuadido tras un rato de que hubiera allí nadie,
empezó a picotear gentilmente la mejilla de la hembra...Henry hizo una señal a los
soldados...

—¡Atrapadlo! —gritó el joven Henry tras caer la red sobre el animal, que fue así
capturado.

—Es hora de volver, —dijo Henry, tras el éxito de la misión.

122
Capítulo XV. Saludos Tatatatatarabuelo

Pocos días tras volver de la misión de recuperación del Dodo, uno de los Cyborg
de seguridad les comunicó que tenían una visita inesperada en el despacho. Se trataba
de un chico joven, moreno, de sobre un metro y 92 cm de altura y que rondaría
aproximadamente los 25 años. El chico entró en el despacho con un aire ceremonioso.

—Perdona, ¿quién eres tú, muchacho? —le preguntó Miles al joven.

El joven miró a todos los presentes en la sala, en concreto sólo a los hombres,
pasó de Miles a los dos Henrys, tras lo cual sonrió y luego hizo una reverencia ante el
joven Henry.

—Antes de entrar a ésta sala se me conocía como Theo Walcott, aunque debería
de decir que ahora acabo de confirmar, que en realidad soy Theo Michel, su
Tatatatataranieto, señor Henry.

—¿Qué? —dijo entonces Jenniffer patidifusa y muy malhumorada. ¿Qué has


dicho jovencito?.

El chico sacó una hoja doblada de su bolsillo, en ella había, dibujado a


carboncillo, un retrato del joven Henry.

—Siempre me contaron mis padres que la Tatatatatarabuela Emilia lo dibujó el


día siguiente de irte. Verás, es una historia que ha ido corriendo de boca en boca en mi
familia durante generaciones de padres a hijos. Empieza con un misterioso joven a
quien conoció en un barco y con el que tuvo una noche memorable, el retrato en
cuestión a su vez ha sido heredado de padres a hijos, a mi mismo me lo contó mi padre
en concreto. Debo decir, que desafortunadamente fui el único en sobrevivir de mi
familia al asteroide, pero de entre las pocas cosas que puede salvar de mi hogar, pude
llevarme el retrato, y bueno, estando aquí en la instalación y con lo que estamos
haciendo y su imagen, señor Michel, ha estado usted apareciendo cada poco tiempo por
las pantallas internas de información del complejo... no tardé en darme cuenta de que
era usted.

Henry miró anonadado al joven, casi incapaz de creer lo que veían sus ojos.

—Pero... no puede ser, yo, no tengo siquiera ningún hijo... bueno, realmente
quiero decir que aún no los he tenido.

—¡Henry! —Jenniffer miró de forma muy malhumorada a Henry.

—Te dije que no debías haberlo hecho Henry, le dijo a Henry su yo mayor en
forma de reproche.

—¡No! —gritó el joven Henry, desesperado.

—Va a ser que sí, —dijo Theo—, eres tú, mi Tatatatatarabuelo, el dibujo no
engaña.

—¿De qué habláis? ¿Qué hiciste, Henry? —le preguntó directamente Jenniffer,
temiendo la respuesta.

—Cari, yo...

—¿Me engañaste con otra, verdad? —preguntó, muy enojada.

Jenniffer abandonó la habitación dando un portazo, sabiendo en el fondo la respuesta


a su pregunta antes de que Henry respondiera siquiera a la pregunta.

123
—¡Jenniffer! el Henry anciano salió tras ella, para tratar de calmarla.

Henry siguió por los pasillos a su mujer, que se encontraba muy enfadada.

—¡Jenniffer, espera!.

Jenniffer respondió mientras seguía andando unos metros por delante, y una vez llegó
a la escalera se detuvo a esperar a su marido, luego bajaron juntos al piso -7, donde se
encontraban la sala de ocio y el teatro, se dirigieron a la sala de ocio andando muy
despacio

—¡No quiero oírlo! ¿Así que no sólo estabais de misión, sino que también
aprovechasteis para divertiros, verdad? ¿teníais que ultrajarme? ¡Espero que os hayáis
divertido de lo lindo!.

—¡Pero mujer, si yo no he hecho nada!, —repuso el viejo Henry.

—A ver, ¿tú estabas ahí, verdad? ¡Lo permitiste entonces! ¡culpable por
asociación!.

—Su Jenniffer se encuentra en el pasado, se encontraba desmoralizado, trata


de entenderlo cariño.

—Pues resulta que no, que me encuentro aquí mismo y déjame decirte una cosa
querido ¡aún siendo mayor, sigo siendo tu esposa y por tanto, su esposa, por tanto ésa
no es excusa!.

Los dos se sentaron frente a una mesa de ajedrez y empezaron a echar una
partida mientras Henry trataba de calmar en la medida de lo posible a Jenniffer.

—Te como el caballo con mi alfil blanco.

—Buena jugada.

—Si quieres volver a ir a otra misión con él y volver a liarte con una pelandusca,
eres libre de hacerlo, no voy a ser yo la que te retenga, mi amor.

El viejo Henry se llevó las manos a la cabeza, desesperado.

—En realidad había pensado descansar unas semanas antes de emprender


nuevos retos... quizás... empezó a decir.

—¿Quizás, qué?.

—Quizás sea el momento en que desempolves tus habilidades psico sociales y


de investigación e ir tú esta vez cariño, así me tendrás vigilado, esto, quiero decir....

—¡Oh! Lo tendré vigilado —dijo Jenniffer riéndose.

—Trata de entenderlo.

—Lo pensaré. De todas formas, que no espere que le hable al menos durante
una buena temporada, y en unos años, serás tú al que no le hable, no lo olvides,
aunque no hayas hecho nada fuera de este complejo...

—¿Cuándo se volvió tan complicada nuestra vida?.

Días después, en el despacho...

124
—¡Dichoso asteroide!.. No aguanto más estas dichosas paradojas temporales.
¡Mira, te como tu alfil con mi peón! ¡Jaque! ¿De verdad crees que es una buena idea,
Henry?.

—Creo que te vendrá bien desperezarte por un tiempo, te estás agarrotando


estando aquí todo el día en éste complejo, que por grande que sea... no es lo mismo que
poder estar allá arriba en la superficie, hazme caso, mi amor. Por cierto, me enroco.

—No escaparás tan fácilmente.

Jenniffer movió otra pieza tratando de encajonar al rey de su marido.

—Está bien, iré a Cuba y ayudaré a tu yo jovencillo a establecer las bases de la


Nueva empresa en orden de poder crear luego el misil. Por cierto, ¿Cómo le va a Miles
con eso?.

—Está progresando muy bien, la verdad. En poco tiempo volverán Pedro y


Thomas de su misión diplomática para quedarse ya definitivamente aquí y entre
ambos estoy segura de que esta vez será la definitiva y ahora que está tu versión joven
aquí con ojos más frescos que los tuyos cariño, podremos por fin completar esta vez el
diseño. ¿Por cierto, recuerdas cuando Thomas y Juan nos dijeron que se habían unido
a los masones? Jaja. Ninguno los creímos, como siempre estaban con bromas, a veces
era difícil saber cuando hablaban en serio.

—Esos dos, eran uña y carne. ¡Qué desgracia!, pobre Juan. Que Dios escuche
tus palabras mi amor. Y hora... muevo mi caballo y como tu peón de arriba, ¡jaque!.

—Por fin te lanzas al ataque, cariño.

—Por vez primera puedo tomarme un respiro en la partida. Por cierto, no le cuentes
nada aún a Henry sobre el misil nuclear, Miles pretende decírselo durante una de las
próximas reuniones, para ponerlo al día...

—De acuerdo. Si pensáis que así es mejor.

—Es lo más correcto.

—Y ya que hablamos de Pedro y Thomas, ¿sigue yendo Thomas a las reuniones


de Alcohólicos Anónimos?.

—¡Oh, pobre Thomas! la muerte de Juan nos afectó a todos, pero sin duda a él
más que al resto, eran muy cercanos, alguno incluso diría que eran más que amigos.
Y...ya que lo mencionas, lleva ya un año sobrio y aún sigue acudiendo todas las noches
por precaución, las reuniones lo ayudan a mantenerse fuerte.

—Pero, ¿no estaba en la misión como Embajador?.

—Y lo está, verás Henry, viene por la noche solamente para acudir a las
reuniones e inmediatamente se vuelve a ir tras acabar las mismas. Eso nos contó la
noche de su primera reunión antes de volver al complejo, donde vive el grupo con el
que están negociando.

Mientras tanto, en el despacho...

—Bueno, esto ha sido desde luego algo inesperado, dijo el joven Henry a Theo.

—Pues imagina mi sorpresa cuando me di cuenta de que la nueva


incorporación del mismísimo Director de la Iniciativa y proveniente del pasado, resultó

125
ser mi perdido Tatatatatarabuelo. Desde luego, al principio no podía creerlo, pero tras
un tiempo, y ya pensando sobre todo ello, todas las locas historias que siempre me
habían contado en casa, comenzaron a cobrar sentido.

—¡Yo...la verdad es que no sé qué decirte Theo! hace apenas unas semanas que
nos encontramos con tu Tatatatatarabuela en el barco, y fue todo algo muy repentino,
en una noche, yo no lo había ni pensado... tampoco pensaba engañar a mi mujer, aún
me siento culpable de ello la verdad, mi otro yo me ayudó a verlo...

—No hace falta que me explique cómo van las cosas del amor y lo pasado,
pasado está, mejor que tratemos de hacer las cosas de otra forma a partir de ahora.

—De todas formas, ven aquí muchacho, tú no tienes la culpa de nada.

Henry dio un fuerte abrazo cariñoso a Theo, dándole así la bienvenida oficial a
la familia. <<Trataré de enmendar las cosas con Jenniffer más adelante>> —pensó para
sí mismo.

—Nadie es perfecto. Ese fue de los únicos errores que tuvo en su vida, o al menos es lo
que se suele comentar por el lugar... —dijo Ana, remarcando la palabra lugar como si
realmente estuviera hablando de un sitio en concreto.

—Y de los errores uno aprende, —dice siempre Papá, Ana. —La pregunta es, ¿cuando
se dieron cuenta de que se habían separado tanto que antes de que fuera irreparable
dieron la vuelta?.

—Bueno, eso sólo ellos dos lo saben, querido hermano. Únicamente ellos dos, y no iré a
juzgar nada ahora, pero ciertamente eso fue algo feo.

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Capítulo XVI. Objetivo Sable

Tras aquella revelación inesperada y provocada por las acciones de Henry, se


tomaron unos días de descanso, días que transcurrieron apaciblemente mientras el
grupo trazaba nuevos planes cara a salvar el futuro, o... el pasado más propiamente, y
así una de las principales preocupaciones de Jenniffer pasó a ser el tema de comidilla
del día antes de hablar del próximo rescate, el del Tigre dientes de sable.

Henry solía pasarse las horas muertas escribiendo planes en una vieja pizarra
digital del despacho que su otro yo, su yo mayor, había accedido a compartir con él,
con lo que el Henry joven hacia uso del despacho por las mañanas mientras el mayor lo
utilizaba por las tardes. En esos momentos eran las 12 de la mañana y Henry estaba a
punto de ir a la cafetería a tomar un café, cuando oyó voces viniendo del otro lado del
pasillo subterráneo.

—Te digo, querido, que debemos de ocuparnos de ello, total, van a arder
igualmente y si además, éste futuro, tal y como lo conocemos dejará de existir... ya
que... ¿vamos a cambiarlo, verdad? quiero decir, de eso se trata toda esta empresa al
fin y al cabo, ¡ese es el objetivo!... y además, ¡Laura opina lo mismo que yo! —oyó Henry
a Jenniffer preguntarle a su yo mayor.

—Eso tendrás que preguntárselo al joven Henry, —le dijo su otro yo a su esposa.

—¡A ése no pienso hablarlo en un tiempo! no creerás que voy a perdonarlo así
como así, ¿verdad? ¡Me engañasteis, Henry! ¡Y da gracias que no esté también enfadada
contigo!.

—¡Yo no...! —protestó el viejo Henry.

Jenniffer lo miró malhumorada.

—Bueno, bueno, paparruchas, tú eres él.

—Yo sólo te digo que con respecto a ese asunto, querida, él es quien toma todas
las decisiones como mi yo pasado y formará quién seré yo en el futuro, como bien
sabes.

—Sólo digo que ya que estamos aquí, ¿bien nos vendría un poco de decoración,
no? ¡Piénsalo!, la Hera de Samos, la Atenea de Lindos, la Afrodita de Cnido, y sobre
todo, ¡el Zeus de Fidias, Henry!.

Henry, ahora muy interesado, escuchó desde el despacho ahora con mayor
atención, para ver de qué trataba todo este asunto.

—Ya te dijo mi amor, esa decisión le corresponde a Henry tomarla, no a mi

—¡Tonterías, tú eres el Director aquí, no él!.

—¡Él!...¡Yo!. Los dos somos el mismo, corazón, pero lo siento, no puedo decidir
yo eso. ¡Además, para esto lo hemos traído!, ahora él manda más aquí realmente.

En ese momento Henry vio moverse el pomo de la puerta, con lo que corrió
rápido a sentarse en la silla del despacho y fingir que leía un viejo artículo del periódico
sobre el cincuenta aniversario del 11 de Septiembre, el atentado de las Torres Gemelas
en el antiguo Nueva York, en 2001 lo cual le trajo muy malos recuerdos.

Su mente pasó rápidamente en unos instantes de una tragedia a otra de entre


las muchas que había presenciado en su corta vida, desde los mismos brutales
atentados de Al Qaeda a las Torres, al terrible maremoto que azotó el sudeste asiático

127
en 2004 y luego a la erupción volcánica de la isla española de La Palma en Septiembre
de 2021, muchas de ellas debidas a acciones del ser humano ya fuera de forma directa
o indirecta debido al cambio climático. En ese momento la puerta se abrió, eran Miles y
Laura y llamándolo, que lo sacaron de su ensimismamiento

—Henry, ¡ven a ver esto!.

—¿De qué se trata?—preguntó Henry intrigado.

—Tranquilo, esta vez se trata de buenas noticias. Al parecer tenemos a un


afamado artista residente entre nosotros, que sobrevivió al asteroide.

Llevaron a Henry al vestíbulo, donde sobre el techo había pintado un bello


grafiti que representaba un hermoso amanecer con un sol grande naranja, el cual
presenciaban desde lejos las figuras de los principales líderes de la Iniciativa. Se podían
distinguir pintadas sobre la superficie del mismo, las siluetas de Laura Daughtery, del
Director Henry Michel y también del joven Henry y finalmente también se encontraban
el Presidente Miles O´Brien y la mujer de Henry, Jenniffer. Y arriba a la derecha escrito
en letras rojas el mensaje: " Por un nuevo amanecer".

—¡Banksy! gritaron muchos emocionados al verlo.

—¿Sigue sin saberse quién es, verdad Miles? le preguntó el joven Henry a su
amigo.

—En tu época se creía que podía ser un joven llamado Robin Gunningham,
pero nadie lo sabe con certeza, otro sospechoso fue el suizo Maître de Casson, pero él lo
negó una vez en su página web, de momento nada es seguro, podríamos vigilar a Robin,
quien se encuentra en el complejo, pero... algo me dice que sería mejor que
respetáramos su privacidad.

—Puede que tengas razón Miles.

Tras sobreponerse un poco a lo inesperado del acontecimiento, se dirigieron


juntos a la sala del Arca donde los esperaba el doctor Charles junto a un amplio
contingente de soldados ya uniformados y listos para salir para la siguiente misión. El
Teniente James Mac Hollister, quien se encontraba a cargo de la tropa ese día, estaba
dando una arenga al grupo cuando se acercaron a ellos.

—¡Esto es caza mayor, muchachos! esta vez no vais a por unos simples
pajarillos como cuando fuisteis a por los Dodos, no señores míos, ahora tendréis
enfrente a todo un verdadero depredador Alfa y el más mínimo error significaría la
muerte inmediata, los Tigres dientes de sable acechan desde los bosques a sus víctimas
y buscan debilidades y puntos de posible ataque y luego atacan rápido y se marchan
con la presa a la que desgarran con sus enormes dientes afilados, irán siempre a por el
que vean más débil, también pueden tratar de acorralaros y aislaros para ello con lo
que andad con cuidado, y no voy a mentir, alguno podría morir en esta misión con lo
que éste es el momento para que si alguien no se ve apto para la misma que de un paso
atrás y se retire ahora mismo.

Nadie se movió.

El joven Henry tomó la palabra.

—¡De acuerdo chicos, vamos a ir a la Era de hielo y vamos a volver con dos
preciosos Smilodones ! vamos, todos a la de 3, ¡uno, dos, tres!... ¡Hurra!.

—Los tiene comiendo de su mano señor Henry, le dijo a modo de cumplido


Charles.

128
—Es un trabajo de equipo, –replicó Henry.

—Hace tan sólo unos meses nunca habría jurado que esto fuera posible, créeme
cuando te digo que ha logrado algo muy grande, señor Michel.

—Bueno, he de decir que es un pequeño paso ciertamente y vamos bien


encaminados.

—No me sea tan modesto, señor Michel, realmente no se hace una idea de...

Henry se sonrojó ligeramente ante el halago.

—Me alegro de haber podido contribuir dijo de forma educada. ¿Tiene algún
consejo más que pueda ofrecerme como biólogo y que pueda añadir a lo que nos ha
contado ahora el teniente, doctor Charles?.

—Bueno señor Michel.

—Por favor, puedes llamarme Henry.

—¡Oh! —sonrió. De acuerdo. Henry, recomendaría encarecidamente que vayáis


como un grupo compacto y sobre todo que no se os ocurra separaros o romper la
formación bajo ningún motivo, sería muy importante que tengáis muchas dosis de
tranquilizantes a mano para tratar en la medida de lo posible de evitar un
confrontamiento directo.

El Tigre dientes de sable Henry, conocido científicamente como Smilodón, tenía


en proporción a su peso un tamaño menor comparado con los grandes felinos actuales,
pero a diferencia de estos, tenía un bulbo olfatorio más desarrollado que ellos. Esto
nos permite intuir que este macairodontinos tenía un buen sentido del olfato.

Te podría decir y para no alarmarte, que un ejemplar adulto pesaba entre


cincuenta y cinco y trescientos kilogramos, según la clase de Macairodontino a la que
perteneciera, siendo el Smilodón la más conocida de ellas. Tenía un cuello muy
musculoso y largos colmillos, con los que solía cortar la carótida de sus presas, las
cuales morían desangradas rápidamente; solía optar por esta técnica, ya que aunque
con enormes dientes, su mordedura no era muy potente y prefería que sus presas no
pudieran escapársele.
Su metatarso y cola eran relativamente cortos e indican que era menos rápido
que los grandes felinos actuales. En cambio, sus extremidades eran muy potentes, y
estaban dotadas de potentes músculos flexores y extensores y sus aductores podrían
haber contribuido a mantener la estabilidad, mientras luchaba con las grandes presas
que cazaba. La gran fuerza de las extremidades anteriores le resultaba especialmente
útil, si se tiene en cuenta la dificultad que le representaría sostener a sus grandes
presas a ras de suelo mientras las sometía.

Como en la mayoría de felinos, sus garras eran retráctiles. Muchas de estas


características hacen que el Smilodon se asemejara en comportamiento, que no en
apariencia, más al lince rojo y la pantera nebulosa, que a los grandes félidos como el
león o el tigre actuales. Así que tened mucho cuidado, Henry y mucha suerte.

—Gracias, doctor.

—Una cosa más, Henry, es... una petición personal.

Charles parecía avergonzado.

—Sí, ¡dime!.

129
—Nos vendría bien a mi equipo y a mi algo de ayuda. Si pudiera decirle a su
hijo que reclute a alguien para nosotros, se lo agradecería.

—¿En quién ha pensado?.

—William Cormack, es de su época, amante de la naturaleza. Se podría decir


que ha llegado a un punto de inflexión en su vida y se está replanteando las cosas. A él
le gustaría ser el nuevo Cousteau... estoy seguro de que es un candidato ideal para
unirse a la Iniciativa.

—No diga más Charles, hablaré con mi hijo Michael.

—Se lo agradezco. Nos vendría muy bien.

—Curioso, es como andar en círculos, Ana.

—Bueno, no creas, ¿tienen después de todo, una máquina del tiempo, ¿no? —replicó
Ana, sonriendo a su hermano.

—Bueno, ésa es la idea, hermanita.

130
Capítulo XVII. Michelenium, Elemento 121

Tras volver habiendo capturado a la pareja de Tigres dientes de sable, Henry le


pidió cortésmente estar unos momentos sólo en el despacho a su yo mayor, para
meditar sobre su próximo movimiento. Habían sido unas semanas muy agitadas, con
demasiadas cosas ocurriendo a la vez, el viaje al futuro, el saber sobre el asteroide que
imposibilitaría la vida en la superficie del planeta... y aún no había tenido ni un sólo
momento de respiro, para poder digerirlo todo.
Mientras dejaba la mente en blanco, para olvidarse unos minutos de todo y
descansar, sus ojos se posaron por casualidad sobre una enorme, vieja y olvidada
tabla periódica que había colgada en una esquina de la pared, la cual estaba bastante
deteriorada por el tiempo y ligeramente desdibujada.

Al principio le pareció una tabla periódica de elementos normal y corriente, con


sus ocho filas y sus correspondientes columnas y no le dio mayor importancia pero tras
realizar una segunda mirada a la misma, ahora con mayor detalle, inmediatamente
tras verla una imagen le sobrevino a la mente, en concreto la imagen de la tabla que él
recordaba memorizar en su época, lo cual le hizo percatarse de algo extraño, y es que
en la octava fila había un elemento que no conocía, y que estaba seguro de que no se
había descubierto aún en su época; ahí se encontraba, en la tercera columna,
perteneciente a los metales, Henry vislumbró el elemento nº 121 o Michelenium, con
símbolo químico, Mic.
Tras esta realización, se quedó durante cinco minutos absorto en meditación
contemplativa, como si estuviese en estado de shock. Luego reaccionó y se acercó a
Windsor, uno de los Cyborgs inteligentes del complejo y que poseía una avanzada
Inteligencia artificial y que en esos momentos se encontraba inactivo, descansando.

—Windsor, cuéntame por favor todo lo que sepas del Michelenium, —preguntó Henry
al Cyborg, quien se activó él solo al escuchar la pregunta.

131
Tabla periódica Elementos 2027

—Saludos, Doctor Michel, accediendo a la base de datos....consultando....El


Michelenium es un elemento de tipo metal, descubierto a finales de 2023 por el
Químico Michael Michelenium, con número atómico 121, perteneciente la fila ocho de
la tabla periódica y situándose en la tercera columna. Su estructura Electrónica es: 2-
8-18-32-33-18-8-2. Las propiedades de los metales son aquellas cualidades que se le
atribuyen propiamente a los metales.

Entre las propiedades más conocidas de los mismos están el ser buenos
conductores del calor, el sonido y la electricidad a temperatura ambiente. El proceso de
extracción de los metales, involucra la reducción de los iones al metal elemental (con
número de oxidación igual a cero). Las propiedades físicas de los metales se refieren a
aquellas cualidades observables y medibles que no alteran la composición del
compuesto.

No es correcto decir que todos los metales en general, son materiales fuertes o
duros con puntos de fusión y densidades altos. Por ejemplo, el antimonio, bismuto y el
manganeso son metales quebradizos, mientras que el sodio y el potasio son metales
suaves. Sus propiedades son las siguientes:

1. Brillo: Una de las propiedades que normalmente distinguen a los metales es el brillo.
De hecho una de las calificaciones de brillo es "brillo metálico".

Sin embargo, los compuestos con silicio, un no metal, también presentan brillo.
Por ejemplo el cuarzo es un compuesto de silicio y oxígeno (no metales) que se
caracterizan por su brillo.

2. Sólidos a temperatura ambiente: Los metales se presentan como sólidos en


condiciones normales de temperatura y presión. La excepción clásica es el mercurio
(Hg), que lo encontramos en forma líquida a temperatura ambiente.

132
3. Maleabilidad: La propiedad de maleable de un metal se aplica cuando este
puede golpearse hasta formar una lámina. Esa es la propiedad que se aplica cuando se
forja el hierro para hacer utensilios y herramientas.

4. Ductilidad: La ductilidad es la capacidad de deformarse sin romperse. Esta


es la propiedad que se aplica al doblar un alambre de cobre, aluminio o hierro.

5. Punto de fusión alto: Los metales típicamente tienen puntos de fusión altos.
Por ejemplo, el tungsteno se funde a 3410º y el aluminio a 660ºC. Excepciones a esto
son el cesio que se funde a 29ºC, el mercurio a -38ºC y el galio a 30ºC.

El Cyborg seguía hablando, sin embargo, Henry no había escuchado aún


ningún dato que le pareciera especialmente relevante... Henry decidió interrumpirlo.

—Perdona que te interrumpa Windsor, pero ¿hay algún dato relevante especial
sobre el elemento, que necesite saber?.

—Pues...

El Cyborg se calló repentinamente y pareció pensar durante unos segundos...

—Podría decirse, que este elemento químico posee características también


afines con el Neodimio y otros elementos de las tierras raras, aún no siéndolo y puede
emplearse como medio de obtención de energía alternativa a los antiguos combustibles
fósiles, para la obtención de energía puramente limpia y no contaminante para el medio
ambiente.

De hecho se estima que puede emplearse para dar energía a todo tipo de
vehículos motorizados, generadores y toda clase de motores.... actualmente el 100% de
los depósitos de este elemento existentes sobre la superficie terrestre, de los cuales
existen grandes cantidades se encuentran en Alaska en forma mineral, en la región de
Anchorage, una zona altamente contaminada por la radiación y con niveles mortales
de la misma de alrededor de 7.500 milisieverts.

Su extracción es bastante sencilla, sin necesidad de utilizar técnicas


destructivas para el Medio Ambiente, pues se desprende fácilmente de la roca a la que
se encuentre adherido. Se estima que el Michelenium se formó a altas temperaturas y
bajas presiones durante el Período Silúrico, en un proceso llamado la Orogenia
caledoniana que...

—Es suficiente Windsor, muchas gracias.

—De nada, Doctor, estoy a su disposición cuando lo necesite, —dijo el Cyborg,


tras lo cual se auto apagó.

El joven Henry se quedó inquieto mirando durante unos segundos al Cyborg.

—No se preocupe, Doctor, no me voy a volver loco y atacar de repente a nadie,


si eso es lo que le preocupa —le dijo el Cyborg, conectándose de nuevo.

Henry se quedó meditativo.

—Eso es todo Windsor, gracias.

Tras ése breve intercambio de palabras, el Cyborg volvió a auto desconectarse.

133
Durante unos instantes, el inesperado descubrimiento dejó sumido al joven
Henry en un estado de shock y permaneció ensimismado debido a ello durante varios
minutos, hasta que oyó que Miles, a su espalda, quien lo estaba llamando, lo cual lo
hizo salir del trance.

—¡Perdón, me quedé ensimismado! —dijo Henry a modo de disculpa.

—¿Ha ocurrido algo? —lo inquirió Miles.

—Pues, de hecho acabo de realizar un descubrimiento importante. Resulta que


en mi época aún no se había descubierto éste elemento, dijo, levantándose y señalando
el Michelenium en la tabla periódica.

—¿El Michelenium? —preguntaron muy intrigados Miles, Jenniffer y su otro yo,


a la vez. ¿Qué pasa con él?.

Claramente se notaba que no sabían de qué hablaba Henry.

—He hecho a Windsor consultar la base de datos y resulta que es un elemento


que suele encontrarse de forma natural en la naturaleza en forma mineral y puede
emplearse para la obtención de energía completamente limpia, con cero emisiones
contaminantes para el Medio Ambiente.

—¡Eso es estupendo, Henry! —asintieron todos con evidente alegría. ¿Y donde


se encuentra?.

—La gran mayoría de depósitos existentes sobre la superficie de la Tierra está


en Anchorage, Alaska, con el 92 % de las reservas Mundiales. Se estima que pueden
extraerse alrededor de 42 millones de toneladas.

—¡Vaya, esa es una gran cantidad! se sorprendió Laura, que se había situado a
su derecha. ¡Señor Presidente, creo que se nos ha sumado un nuevo objetivo a nuestra
ya de por sí larga lista, dijo Laura a su marido Miles, sonriendo.

—¿Cómo es posible que se os pasase esto en su momento, Miles? —preguntó


Henry incrédulo.

—Debes de entender Henry, que con todo lo que pasó en esa época, nadie
reparó en ello. Y es que entre las revueltas animales, la aparición de la pandemia del
Permiren 22, el surgimiento del grupo eco-terrorista Finisterra...

—Ya, entiendo, supongo que pasaría desapercibido entre tantas cosas... y ahora
que lo mencionas, la pandemia...

—La Permiren 22, —dijo Miles muy apesadumbrado.

—Verás Henry...

—No tuvisteis culpa alguna, pero eso ya lo sabes, llegásteis ya tarde y no


pudisteis evitarlo.

—Pero dime, ¿qué tan malo fue, Miles?.

—Se estima que murieron alrededor de siete millones de personas en todo el


Mundo a causa de la Permiren 22, Henry.

134
El joven Henry se llevó las manos a la cara, en clara expresión sombría.

—Bueno, será mejor que nos centremos en lo positivo ahora, que es lo que
importa chicos. Tenemos por donde empezar.

Todos se quedaron unos instantes en silencio, tras lo cual Miles levantó el puño
derecho en señal de victoria

—En efecto, amigos, hay que recolectar Michelenium, afirmó sonriendo Miles
como conclusión al tema.

Henry quiso hablar en privado con su versión mayor, para lo cual ambos
salieron del despacho y se internaron en los pasadizos subterráneos.

—Oye Henry, hay una cosa que querría preguntarte, la verdad es que no me
había atrevido a hacerlo hasta ahora...

—¿De qué se trata?.

—Pues, verás, desde hace un tiempo ya, me he estado preguntando... ¿qué es


del resto de la patrulla?.

Miles se echó hacia atrás unos metros como si la pregunta le doliera, en


realidad era peor el recordar lo que aquello implicaba..

—Ya he visto a Miles, dijo el joven Henry en voz baja.

—Verás, Henry... Johan murió aplastado por una torre eléctrica que se
derrumbó encima suyo y Juan... la voz se le quebraba... las lágrimas empezaron a
asomar en sus mejillas...

—¿Y qué hay de Juan? —volvió a preguntar el joven Henry, muy inquieto, a su
viejo yo.

—Juan... murió de cáncer hace muchos años, provocado por la radiación que
produjo el asteroide al estrellarse sobre la tierra, fue a investigar unas plantas de la
zona y se vio inmerso en todo aquello, y cuando quiso huir ya era muy tarde, la
radiación lo había invadido todo el cuerpo. Pedro y Thomas se encuentran ahora
mismo en misión diplomática en otras instalaciones subterráneas, unas que se
encuentran al otro lado de las pistas y que se cree que pertenecen a un grupo
anarquista sin afiliación alguna y anti-gobiernos, están tratando de establecer una
Alianza entre el Nuevo Gobierno Mundial y Ellos.

Las duras noticias impactaron a Henry quien, al igual que su versión más
adulta, tampoco pudo contener la emoción.

—¡Lo sé, es duro perder a tantos amigos! le dijo su otro yo de forma


comfortándolo y dándole un abrazo. Y ya que hemos mencionado a Juan acabo de
recordar una cosa. He estado trabajando ya un tiempo en un proyecto del que Juan y
yo habíamos trabajado sin éxito hace años y con varios diseños fallidos, lo he...
retomado por así decirlo. Esperaba que me ayudaras con él.

—¿Y de qué se trata?.

—Pues... es un diseño sobre un misil nuclear para destruir el asteroide.

135
—¿Cuántas veces habéis fracasado?.

—Lo hemos intentado ya 8 veces, al final nos dimos por vencidos en ese aspecto
y dejamos aparcado por el momento el proyecto, por eso estamos con el que era el plan
B, nuestro plan del Arca, pero ahora que estás aquí Henry, podría...

—Podría ser que si no es a la tercera a la novena sea la vencida, ¿ verdad?


¡Cuenta con mi ayuda! dijo Henry sonriendo.

—Entiende que nadie esperaba que Tennu golpease la Tierra, sino que a lo
sumo pasase cerca pero a cientos de kilómetros de la misma, los cálculos existentes
estimaban que había entre 1 y 2.700 posibilidades de estrellarse contra la Tierra en
algún momento del siglo XXII, entorno al 11 de Septiembre de 2.175, así que nadie lo
tomó en serio, creyeron que sería como el Bennu, previsto para el 25 de Septiembre de
2.135 pero que fue descartado que impactase finalmente contra la Tierra y empezaron
a llamarlo de forma burlona el "Torres" ya sabes, por las...

—Las Torres Gemelas, me imaginaba que sería por eso, y de muy mal gusto,
por cierto, el dichoso nombrecito.

—El Tennu tenía unas dimensiones de 1.5 km de longitud y 1.2 km de ancho y


un peso de alrededor de 220.000 kilogramos, suficiente para causar un evento de
extinción masivo.

—Hay muchas variables, y el problema no es sólo conseguir que funcione sino


el poder construirlo en el pasado, en plan Terminator claro... Henry sonrió al
pronunciar el nombre de la película.

—Jajaja. Y claro, está el hecho de el transportar las piezas por todo el país, lo
cual sería algo clave, convino también Henry con su yo mayor.

—Un sofisticado y buen sistema de transporte, dijeron ambos pensativos a la


vez en voz alta. Segundos después se miraron mutuamente, estaban pensando en lo
mismo. ¿ Lo dices tú o lo digo yo?, le preguntó el Henry mayor al joven.

—Por favor, haz los honores, dijo el Henry joven.

—¡James Emmett Casey! respondió su contraparte anciana.

—Si te parece vamos a celebrarlo con un buen lingotazo jovencito, nos


escabulliremos sigilosamente en el despacho de Miles y te enseñaré material del bueno.
De todas formas, creo que a estas horas se encuentra vacío Henry, me comentó
Jenniffer que probablemente pararían la tarde en la scape room científica que diseñó
Miles, comentó el Henry mayor mirando su reloj.

—¿En serio? ¿Una scape room? pregunto incrédulo el joven Henry.

—Diseñó una gran sala de 300 metros cuadrados dividido en varias habitaciones con
distintas pistas y claves en plan ocio, es divertida. Durante la cena lo comentamos.

—Sí, creo que es una buena ocasión para celebrarlo. Y por la noche podríamos
contárselo al resto, anciano, durante una partida de trivial. Una última cosa, y ahora
que me acuerdo, antes estuve donde la máquina y noté algo raro, parecía tener caliente
el motor, ¿ sabes si alguien ha hecho algún viaje no programado ? Que oye, no pasa
nada, en principio todos los del grupo son libres de escaparse un rato a alguna época
pasada si quieren tomarse un respiro...

136
—Pues no que yo sepa, joven Henry, pero preguntaré al resto por si
acaso, quizás Miles sepa algo.

Tras esa pequeña conversación, ambos salieron a los corredores y comenzaron


a andar por los mismos en dirección al despacho de Miles, por el camino se cruzaron
con varios Cyborg.

—¿Sabes qué, sabio Henry? Todo esto me ha hecho pensar en una cosa,
cuando una empresa necesita que otra empresa le reparta los bienes y mercancías,
necesita un local o galería comercial bien para venderlos luego o para recogerlos, y ése
sitio debe de ser por un lado conocido pero sin llegar a ser demasiado llamativo para no
generar sospechas e ningún tipo y a la vez tener cierto... encanto.

—Henry remarcó bien esta última palabra como queriéndole dar a propósito
otro significado mientas le sonreía a su versión mas vieja.

Llegaron al despacho de Miles, habían tenido suerte, el Cyborg de seguridad no


se encontraba ahí en ese momento. Henry agarró el pomo de la puerta y lo giró, se
encontraba afortunadamente abierto y el despacho seguía vacío.

137
—A veces me olvido que no somos las dos únicas cabezas pensantes del recinto
jovencito y luego te veo y recuerdo cómo echaba de menos ése ímpetu y espíritu
aventurero que tienes, que en definitiva solía tener yo cuando era tú, un joven, esas
ansias de descubrir nuevas cosas cada día es lo que nos impulsa a seguir tratando de
lograr aquí lo imposible, de tratar de ser mejores cada día que el día anterior.

El joven Henry abrió un cajón de la gran mesa del despacho y sacó una
pequeña llave dorada, luego se dirigió a un armario de la esquina contraria del
despacho, lo abrió y sacó una botella de whisky. Sirvió 2 copas bien llenas.

—Como te dije, lo había estado guardando Miles para una ocasión especial y
¡qué rayos!, ¡No podría haber ninguna situación más especial que esta! ¡Tomémonos
un buen trago de este whisky!: ¡"Un Rittenhouse Straight Rye 100 Proof!".

Los dos chocaron las dos copas a modo de brindis y bebieron al delicioso cóctel

—¡Por un buen plan! dijeron ambos a la vez, sonriendo.

—¡Guau, vaya rico sabor especiado, dijo el joven Henry paladeando la bebida
con cara de felicidad!.

—Y...¡tiene un ligero toque a miel también!.

—Una cosa, dijo el joven Henry, encendiendo el ordenador...¿Cómo hic rayos se


busca hic...aquí algo por internet?—preguntó, bastante borracho.

—¡Tú prueba!, el explorador es el...hic...Ini plorer—¿Lo pillas?—dijo riéndose.

—El hic...explorador...hic...de la Inicitativa...hic...¡claro!, tiene...hic...sentido.

Al conectar el explorador, la web lo dirigió a una web que informaba de algo, aunque en
su estado actual, no era lo que había querido buscar.

—¡Mira...hic...dice aquí que...hic...en el 2023 unos...hic...científicos...hic


descubrieron que...hic...todos los humanos de...hic...ojos axules provienen de...hic...un
único antepasado...hic...que vivía...hic...en la región del Mar...hic...Negro en
la ...hic...época del Neolítico.

—Nuestro tatatatatatatata...hic...tatata...hic.

El joven Henry hizo un gesto como si estuviera disparando con una ametralladora Ak-
47.

—Tatatatatatatatatatatatatatatatatatatatatatatarabuelo...hic.

—¡Oh, estoy muerto!—rió el viejo Henry, también muy borracho.

Media hora más tarde, la puerta del despacho se abrió y por ella entraron Laura,
Jenniffer y Miles. Dentro se encontraron a los 2 Henrys, el mayor tendido sobre el suelo
riendo, y el joven cantando y bailando la Macarena, una vieja canción española. Era
muy evidente que estaban ligeramente borrachos; sobre la mesa, Miles pudo ver una
botella a medio beber.

—Espero que todo esto sea por algo importante y sólo porque habéis bebido del
Rittenhouse.

138
—¡Eso, eso... jaja! ¡Dále a tu cuerpo, ale...!.

—¡Jajaja! ¡Vamos, más ritmo jovencito! ¡Jajaja!.

Los 2 se percataron entonces de la llegada de sus amigos.

—Cosa buena...

—¡Jajaja! perdonad chicos, estábamos de celebración, ya que se nos han


ocurrido unas nuevas ideas mientras estabais pasándolo bien en la scape room. Os las
comentaremos durante la cena más tarde.

Dos horas después, ya por la noche...

—Pues estábamos los 2 reflexionando sobre distintos asuntos y poniéndonos al


día, Él el jovencillo y yo el abuelo, cuando se nos ocurrió una gran idea.

—Tuvisteis una revelación, dijo Laura riendo.

—Algo así, replicó el Henry mayor.

—A eso de jóvenes lo llamábamos momento Zen, dijo Miles riéndose también

—Haz los honores, jovencito,—le dijo Henry a su versión joven.

—¿Por donde debería de empezar? ...

—Pues las casas no se empiezan por el tejado cariño, dijo socarronamente


Jenniffer, no obstante notándosele claramente enfadada.

Henry miró a su mujer como resignado y avergonzado antes de proseguir.

—Si uno quiere construir algo a partir de piezas y fabricarlo de forma que pase
desapercibida, primero necesitas distribuirlo por el país pieza a pieza y luego reunir
las piezas en un centro o empresa, digamos por ejemplo, una gran galería comercial y
allí bien comprarlas o recogerlas, esto último si las has pagado antes de antemano
claro, lo mejor para hacerlo de la forma más eficiente es a través de una gran empresa,
que sea muy conocida, pero por otra parte esto haría que alguien se diera cuenta de lo
que estás haciendo, y dejaría entonces de pasar desapercibido...

—Veo que tenemos entonces un dilema, mi amor.

—Bueno, también nos topamos con ese asunto, Jenniffer, respondió el joven
Henry.

—¿Y? preguntó Laura intrigada.

—Como ya he comentado, no puedes hacer una cosa sin la otra, si uno quiere
vender algo de la forma más eficiente necesita la mejor empresa.

—O al menos una de las mejores del Mundo, puntualizó el anciano Henry.

—Y ahí es donde nos dimos cuenta de que para que ambos factores
coincidiesen había un detalle que no habíamos considerado todavía, y es el tiempo.

139
—¿El tiempo, Henry? volvió a inquirir Jenniffer a su esposo de forma
persistente, como el gato que persigue a su presa.

—Bueno, no es ningún secreto a estas alturas, que tenemos un máquina del


tiempo que los dos Henrys creamos.

—Claro, claro, dijo Miles. Prosigue, por favor.

—¿Y si las piezas las lleváramos a una época pasada y...las dispersamos
primero por el país, para pasar desapercibidos, por decirlo de una forma y pasar así
bajo el radar y tras ello, cuando las cosas se calmen, las juntemos todas en un mismo
sitio, digamos en la galería comercial, donde a través de una empresa que crearemos
previamente, las compremos para montar el misil.

—Primero debemos de dar con el diseño correcto claro, puntualizó Miles.

—Por supuesto señor Presidente, dijo Laura mirando a su marido y sonriéndole.

—Una vez hecho eso, por supuesto, para lo cual aún tardaremos un tiempo,
pues ya habéis fallado varias veces antes de mi llegada, implementaremos nuestro
plan.

—¿Que es, cariño?—volvió a preguntar Jenniffer a su marido.

—¿Cual diríais que es la mayor cadena de paquetería Mundial hoy día? ¿Bueno,
quiero decir en realidad, cual era la mayor cadena antes del?... ya sabéis, preguntó
Henry a su entretenida audiencia.

—Antes del desastre del Asteroide, era UPS, la cual empleaba a más de
495.000 personas en todo el mundo y en 2019 entregó la asombrosa cantidad de 5.500
millones de paquetes y documentos. En 2019 el valor de la empresa era de 29.300
millones de dólares.

—Bien, bien, dijo Henry asintiendo. Y ahora decidme, pues esta es la pregunta
del millón como dicen: ¿Si nos fuéramos a los años 50, ¿ cuál era una de las mayores
galerías comerciales del Mundo, a la cual iban muchos de los grandes actores de la era
dorada de Hollywood?.

Todos se quedaron callados, incluso su versión mayor, que sabía la respuesta pues
esperaba que el joven respondiera él mismo su propia pregunta.

—Pues si hoy tenemos entre otra muchas, Macy´s, Harrods, el Mall de América
en Minnesota, el Sunway Pyramid de Malasia o el Krzywy Polaco, en los años 50
estaban las grandes galerías Comerciales del Encanto en Cuba, una de las más
espectaculares del Mundo y la favorita de muchas de las grandes estrellas de
Hollywood como Tyrone Power, John Wayne, César Romero o María Félix entre otros
muchos y que fueron considerados un modelo a seguir por la industria debido a su
capacidad de innovación, prácticas comerciales y modelo de negocio siendo sus
prácticas imitadas y desarrolladas hasta la actualidad.

El Corte Inglés, empresa española, la fundaron dos antiguos trabajadores del


Encanto, que la tomaron como modelo. Las galerías del encanto tuvieron su sede
principal en La Habana, Cuba y tuvieron varias sucursales repartidas por toda la isla.
Las grandes galerías comerciales de hoy día han tomado su diseño y estilo creadas a
modo de varios departamentos con un o varios edificios de muchas plantas. La historia
del Encanto es muy curiosa y no exenta de retos.

140
En 1888, dos hermanos asturianos, emigrantes en Cuba, José (Don Pepe) y
Bernardo Solís, establecieron una tienda de telas, denominadas en aquella época
«sederías», en la esquina de las calles Galiano y San Rafael de La Habana. El éxito que
obtuvieron y las nuevas prácticas de comercio que quisieron aportar iban más allá de
la ampliación a los aledaños y les llevaron a buscar capital externo para la ampliación
del negocio constituyendo con un compatriota suyo que tenían empleado como
dependiente, Don Aquilino Entrialgo, la mercantil Solís, Entrialgo y Cía. S.A. en 1900.

Su crecimiento siguió siendo imparable y además del negocio textil comenzaron


a crear departamentos dedicados a las distintas secciones de la tienda configurándose
desde principios del siglo XX como una tienda por departamentos, las cuales no
existían aún en el Mundo y fueron pioneros en introducir prácticas comerciales
novedosas en la época como el control y la inteligencia de negocio, el escaparatismo o
«vidrieras», las escaleras mecánicas, la concentración vertical en ciertos productos...

En el primer tercio del siglo XX El Encanto se configuró como un almacén muy


novedoso y de gran éxito empujado por la innovación de sus propietarios y gerentes
entre los que cabe destacar al también asturiano César Rodríguez González (Don
Cesáreo), que tras regresar años después a España en 1934, fue el primer presidente
de El Corte Inglés y el socio fundador de Sederías Carretas, Don Cesáreo empleó en el
negocio durante un tiempo a su primo Pepín Fernández, quien posteriormente fue el
fundador de Galerías Preciados en España, y a su sobrino Ramón Areces, que fue el
primer Director General y posteriormente presidente de El Corte Inglés.

Tras la gran recesión del 29, El Encanto continuó su ampliación y proceso de


innovación y se convierte en la tienda de lujo por excelencia gracias al acelerado
desarrollo económico que Cuba experimentaba en la época de la República. Su
consolidación como modelo de Gran Almacén, con un edificio de seis plantas y 65
departamentos, su expansión por el territorio cubano con sucursales en las principales
ciudades del país y su fama se acrecentó en los años cincuenta al conseguir en 1952 la
exclusiva de la marca Dior en Norteamérica.

Tras el triunfo de la Revolución cubana en 1959, y el establecimiento del


régimen socialista, El Encanto fue confiscado por el régimen y cerrado. Desde ese
momento se utilizó como almacén de suministros y se eliminó la venta al público que
prácticamente había desaparecido y durante los meses anteriores.

En 1961, un incendio, provocado por varias bombas incendiarias derribó el


edificio, produciendo la muerte de Fe del Valle, una miliciana que se encontraba de
guardia en el centro, se dice que el atentado fue provocado por la CIA a modo de
sabotear a Fidel Castro. Detuvieron como supuestos autores a algunos opositores que
habían mostrado críticas a la Revolución como Mario Pombo, Arturo Martínez Pagalday,
Telesforo Heriberto Fernández y Carlos González Vidal. Tras el incendio, la manzana
que ocupó el edificio se convirtió en un parque con un monumento dedicado a la
miliciana fallecida. Y ése fue el fin del Encanto, una pena la verdad.

—Entonces tenemos por un lado las Galerías del Encanto y por el otro UPS...
años 50...

—El gran visionario, Jim Casey.

—Pero UPS es muy conocida hoy día, en los 50...Henry,—comenzó a decir Miles,
dubitativo.

—Será más que capaz, dijeron muy serios los dos Henrys.

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—Deberíais de limpiaros la lengua antes de osaros a criticar a ése gran hombre,
dijo ahora el Henry anciano enfadado, lo cual hizo callar al resto.

Henry retomó entonces su exposición.

—James Emmett Casey, más conocido como Jim Casey, miembro del Salón de
la Fama del Departamento de Trabajo de los Estados Unidos de América desde 2002 y
del Salón de la Fama de Logística desde 2016. Murió el 6 de junio de 1983 en un
hospital-asilo de ancianos en la ciudad de Seattle de los Estados Unidos y su tumba
estaba en el mausoleo del cementerio católico de Holyrood en Shoreline, ciudad de
Washington, la capital de América. En el momento de su muerte, el Señor Casey dejó
tres legados: UPS, la Fundación Annie E. Casey y Casey Family Programs, para ayudar
a jóvenes desfavorecidos.

—Pero esto sólo sería el final de su historia, Henry, y mencionar ligeramente


por qué sus logros tienen tanto reconocimiento. En realidad deberíamos de empezar
por el principio, mozalbete.

—Oh... esto, perdona, tienes razón. James Emmett Casey nació el 29 de marzo
de 1888 en Candelaria, pueblo del condado de Mineral en Nevada, perteneciente a los
Estados Unidos de América y fue un hombre de negocios estadounidense, conocido
sobre todo por ser el cofundador de la American Messenger Company , hoy conocida
como United Parcel Service, más conocida por sus siglas, UPS, la mayor compañía de
mensajería del Mundo antes del colapso cono todos sabéis.

—Cuenta lo más jugoso Henry,—sugirió Miles.

—Paciencia, querido amigo, lo calmó el joven Henry antes de proseguir. Veréis,


en 1907, James Casey, con apenas 19 años, fundó la American Messenger Company en
la ciudad de Seattle, Washingtonl en el sótano de la Taberna del tío de su compañero
de negocios y cofundador, Claude Ryan. A lo largo de los años ejerció como Presidente
de la Compañía, Director Ejecutivo y Presidente del Consejo de Administración. Al
principio los mensajeros de la Compañía eran el hermano de James, George y otros
adolescentes. Su lema era "el mejor servicio y las tarifas más bajas". Las entregas se
realizaban entonces principalmente a pie o en bicicleta y algunas veces y únicamente
para las distancias muy largas, en motocicleta.

El 28 de agosto de 1907, fundó la American Messenger Company con Claude


Ryan en Seattle, Washington, capitalizada con 100 dólares en deuda. La mayoría de las
entregas en este momento se realizaban a pie y se utilizaban bicicletas para viajes más
largos.

En 1913, La American Messenger Company acordó fusionarse con La


Motorcycle Messengers de Evert McCabe y formaron la Merchants Parcel Delivery,
centrándose ahora principalmente en los paquetes. El primer coche de reparto que usó
la Nueva compañía fue un Ford Modelo T de 1913. En 1919, la empresa se expandió
más allá de Seattle y cambió su nombre a United Parcel Service, UPS, el nombre que ya
tuvo el resto de su existencia y que la hizo tan conocida en todo el Mundo. James,
como el exitoso hombre de negocios que era, buscó formas de ayudar a quienes
carecían de la vida familiar, que él encontraba tan crucial. Con sus hermanos George y
Harry y su hermana Marguerite, el Sr. Casey creó la Fundación Casey Family Programs
en 1966 para ayudar a los niños que no podían vivir con sus padres biológicos,
dándoles estabilidad y la oportunidad de crecer hasta la edad adulta responsable.

El Henry mayor tomó entonces la palabra.

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—Jim solía repetir constantemente y de forma diaria en la empresa a sus
trabajadores: " Cualquiera puede entregar paquetes. Lo que distingue a UPS es nuestra
cultura y principios fundacionales que fueron construidos con tanto cuidado como
nuestra devoción hacia la entrega de paquetes". Uno de los lemas de la compañía solía
rezar así: Desde el origen humilde de la entrega de mensajes, hace ya más de 100 años,
hasta el transporte de más de 16 millones de paquetes por día, el 28 de agosto marca
el Día anual de los Fundadores de la empresa. —Es un día para celebrar y recordar que
somos una pequeña empresa “grande”, que todavía cuenta con la guía de los
estándares establecidos por su fundador Jim Casey. “No puede haber glamour, ni
romance, ni realmente grandes éxitos, a menos que sean compartidos por todos en la
empresa”, —afirmó también Jim Casey sobre los empleados que contribuyen al éxito de
la Compañía en el Mundo.

—Y en efecto, la palabra todos era clave en su filosofía, remarcó el joven Henry


retomando la palabra, y así igualmente entre todos nosotros salvaremos el Mundo y lo
restauraremos a lo que fue antes del asteroide.

—Y para finalizar, volvió a reclamar la atención de la reunión el Henry anciano,


se nos ocurrió una cosa hace bien poco, ya a última hora como quien dice, y algo
evidente es que para crear una empresa uno necesita financiación, y a verdad es que
no es como que podamos ir a robar ningún banco ni imprimir billetes aquí en estos
túneles como es evidente, por lo que...

Henry dejó de hablar durante unos segundos para mantener el suspense.

—Vamos Henry, que nos estas matando, ¡dilo ya!, —dijo Miles nervioso.

—Hay muchos tesoros que a lo algo de la historia aún no se han encontrado, y


aún permanecían ocultos en el momento del colapso. Sugerimos que encontremos uno
de ellos, y de esta forma la historia no se vería apenas alterada.

—Seríamos como los cazadores del tesoro entonces cariño, —dijo Jenniffer.

—Los piratas modernos, —dijo Miles riéndose de la ocurrencia de Jenniffer.

—Puedes llamarlo así, —dijo el joven Henry, pero es algo necesario y a la vez
eficaz, no despertará sospechas.

—Está decidido entonces. Es un gran plan Henry, dijo Miles una vez terminada
la disertación.

—No hay de qué, señor Presidente, —dijeron los dos Henrys a su amigo Miles,
sonriendo.

—Y ahora, vayamos ya a echar esa dichosa partida de trivial, que quiero relajarme un
rato, —dijo Laura.

—Por cierto, esto me recuerda que ayer te gané yo al Risk, Ana.

—Ya verás la próxima partida, hermanito. Habrá revancha.

—Jajaja en tus sueños.

143
144
Capítulo XVIII. Noche de Trivial

Tras sentarse el grupo de amigos alrededor de la enorme mesa del despacho y


haber elegido los distintos equipos quedó la cosa de la siguiente forma, los 2 Henrys
irían naturalmente juntos y jugarían con el queso de color verde, Laura iría con
Jenniffer y ambas usarían el queso azul y Miles quedó emparejado con Michael, quien
se había pasado esa noche a visitarlos por la ocasión. Ellos habían escogido el quesito
amarillo. Tras los primeros cinco turnos y haber fallado todas sus preguntas, el joven
Henry estaba ligeramente mosqueado, la temática era de los últimos treinta años, los
cuales él no había vivido.

—No te preocupes, déjame responder a mí la siguiente, —dijo su otro yo, para


tranquilizarlo.

Jenniffer se reía profusamente, naturalmente seguía muy molesta con él por su


aventura.

—¿Qué pasa, joven maridito? ¿dónde estuviste estos años, que no sabes ni una?
jejeje.

El joven Henry, resignado, bajó la cabeza abochornado y avergonzado. Michael


cayó en una casilla azul de quesito.

—Azul, Geografía. A ver, Michael ¿dónde podemos encontrar la Casa Rosada?


¿Dónde se encontraba? obviamente, claro, quiero decir...
Michael se quedó unos instantes pensativo. Luego procedió a hablar a escondidas con
su compañero, Miles.

—La Casa Rosada, era el edificio desde donde ejercía el presidente del Gobierno
de Argentina y la sede del poder ejecutivo del país.

—¡Correcto! ¡Es vuestro primer quesito!.

La partida siguió durante un largo rato. En un momento dado, Jenniffer miró a Laura y
le hizo un gesto, ambas al parecer, habían acordado algo en común.

—Ya que estamos aquí todos reunidos, Miles, las chicas hemos estado
pensando sobre cierto tema estos días.

—¿De qué se trata, querida?.

—A la vez, de fondo...

Michael: ¡Historia! —a ver, Henry, ¿Qué famoso fisioterapeuta español es


considerado el principal precursor de la terapia del pie hirsuto, la cual instauró en
2038?.

El joven Henry se quedó de nuevo en silencio.

—¡Ay!... esta la sabía, pero no me acuerdo ahora... se quejó el viejo Henry en


voz alta, medio rabiando.

—Pues verás, querido esposo mío, resulta que tenemos una máquina del tiempo,
no?.

145
—Pues sí, mi amada Laura.

—Y estamos aquí escondidos, bajo suelo, como vulgares ratas ejerciendo


de...digamos que somos como una especie de caballeros andantes de la historia y el
tiempo...

—Deportes, Henry, igual sabes esta, ¡oh...no! probablemente no, es también


posterior a tu tiempo: ¿Qué jugador de España marcó en la final del Mundial de fútbol
de 2026, celebrado en España, que fue el segundo gol del partido y que a la postre
sirvió para darle a España su segundo título Mundial por 2 goles a 1?.

—Venga ya... lo diré a voleo, dijo el joven Henry, que vio a su otro yo distraído...
¡Morata!.

—¡Acertaste! el 22 de Junio de 2026 el delantero español de 34 años, dio la


victoria a España marcando el 2-1 en el minuto setenta y cinco del partido.

—Bien, bien.

—Si... te sigo Laura —dijo Miles respondiendo a su esposa, en la otra


conversación aparte de la partida de Trivial.

—Nos preguntábamos... y ya que estamos en ése rol, tan bien intencionado... ¿Y


si...

Laura miró de reojo a Jenniffer.

—¿Y si.... qué, querida?.

—Bueno, ya sabes, hay tantas cosas que podríamos hacer...

—¿Como cuales?.

—Está por un lado el asunto de la decoración...

—Eso no creo que sea importante y creo que aún siendo el presidente es el
joven Henry el que debe encargarse de esas cuestiones, es el principal consejero que
tenemos y al que he puesto al mando de este asunto salvador tras todos nuestros fallos
pero... bueno, si os parece tan importante, al no ser algo muy complicado de hacer ni
nada que pueda comprometer en gran medida el orden del continuo espacio-tiempo...
se lo puedo mencionar o pedir un día de estos, nos preocupéis, estoy seguro de que
accederá a ello.

—Pero eso sería algo muy ínfimo Miles, piensa bien...

—Hay cosas muy importantes en juego querida, no podemos andar perdiendo


demasiado tiempo en tontas banalidades tampoco.

—Desde luego cómo sois los hombres a veces, señor Presidente dijo de forma
despectiva entonces Jenniffer.

—¡Madre! —le recriminó entonces Michael.

—¿Y si matáramos a Hitler? —dijo entonces en voz alta Laura, silenciando así
todo el despacho.

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—Ya, claro, supongo que ésa es la típica pregunta o el típico dilema de todo
aquel que tenga una máquina del tiempo...dijo el viejo Henry. Pero un cambio tan
drástico en el pasado, crearía una drástica alteración cósmica, que supondría alterar el
continuo espacio tiempo de formas tan peligrosas que podrían poner en riesgo el propio
tejido de la realidad, de la misma existencia... simplemente es algo que no podemos
hacer, Laura, por mucho que me gustara hacerlo, no es posible.

—Pero... ¡igual ni siquiera necesitaríamos tener que matarlo!... podríamos, no


sé...¡sobornar por ejemplo a los rectores de la Academia de artes de Viena!, —repuso a
la desesperada, Jenniffer.

En ese momento, la conversación acaparó el interés de toda la sala, y la mayoría de los


presentes posaron por un momentos sus quesitos sobre el tablero.

—¡Exacto! Pensadlo bien, —replicó a su vez Laura, retomando el discurso.


Europa, año 1914, y en esa situación, en ése momento, tenemos al jovencito Hitler,
quien es todo un aspirante a artista. El Hitler adolescente era un pésimo estudiante.
¿Qué hubiera ocurrido si hubiera podido cumplir su sueño de ser artista? pues
evidentemente, no se habría dedicado luego a la política y se habría evitado el Mundo
una Segunda Guerra Mundial... En 1904, con dieciséis años, el fracaso escolar llamó a
la puerta del joven Adolf, que tuvo que abandonar la escuela con sólo la asignatura de
dibujo aprobada y con buena nota. ¿Qué conclusión sacó de esto el joven Hitler? Que
su futuro estaba en la pintura, evidentemente.

—Bien, pero... ¿a donde quieres llegar con eso? -—repuso Miles.

—Es que, a fin de cuentas, el sueño de Adolf no era convertirse en político, y en


“Mein Kampf” (su obra: Mi lucha), explicó la disyuntiva que tuvo con su padre cuando
le contó que su sueño era ser artista. Y así, durante tres años, el entonces nini Adolf
deambuló por la ciudad de Linz sin buscar trabajo ni estudiar. Únicamente
garabateaba de vez en cuando en su cuaderno. Años después afirmó que esos años
fueron los mejores años de su vida. Poco después Hitler viajó a Viena para cumplir su
sueño de hacerse pintor. Llegó a la Academia de Bellas Artes y se presentó a la prueba
de admisión, convencido de su talento.

—Bueno, a mi me gustan sus cuadros —dijo Michael.

—Sin embargo eso del talento, como sabéis es algo muy subjetivo, —respondió
Laura a la apreciación de Michael. —El asunto es que el joven artista no fue admitido
en la Academia, lo cual lo decepcionó muchísimo. Al año siguiente, y con una técnica
más depurada, lo intentó de nuevo, pero los resultados fueron aún peores, e incluso
llegaron a prohibirle presentarse otra vez al examen de acceso. Aunque el rector se
apiadó de él y, vistos sus dibujos en los que abundaban los edificios y escaseaban las
personas, lo aconsejó intentarlo en el campo de la arquitectura. Pero claro, Hitler no se
había graduado en la escuela, y eso era imperativo para poder entrar en arquitectura.
Por lo que tras todo su duro ése esfuerzo y empeño, al final quedó enormemente
frustrado ya que consideró que su futuro se había acabado. —"Estaba convencido de
que aprobar el examen sería un juego de niños… estaba tan convencido de que
aprobaría, que cuando recibí el suspenso fue como si cayera sobre mí un rayo del
cielo," —dijo años después Adolf, recordando amargamente aquello.

El joven Henry quiso decir algo.

—Y por lo tanto, el pobre Adolfito, destrozado, decidió quedarse en Viena para


evitarse la humillación de volver a casa, por así decirlo, con el rabo entre las piernas. Y
aunque la ciudad era para él una “repugnante babilonia de razas”, era consciente no
obstante, de que era uno de los lugares más culturalmente activos de toda Europa, y el

147
joven Kaiser no iba a renunciar a su ambición artística, por la opinión de unos
“vulgares judíos”. Y es que, según parece, el futuro dictador estaba convencido de que
fue un profesor judío el que había rechazado sus obras y años más tarde, durante la
ocupación militar en Austria, ordenó personalmente el asesinato de varios miembros de
la Academia por las SS. Prácticamente indigente, su única fuente de ingresos fue
barrer la nieve, cargar maletas en la estación de tren o ejercer como peón de la
construcción. Comía en comedores sociales y a veces dormía en la calle, pero nunca
dejó de pintar. Quizás esperaba entonces conocer algún día a un artista que pudiera
ayudarlo en su carrera, y por eso frecuentaba cafés de artistas, donde nunca acabó de
destacar. Se estima que en esos años Adolf realizó más de mil dibujos, pinturas y
acuarelas, muchos de los cuales vendió para sacar algo de dinero.

Laura retomó la conversación:

—Y, llevando esa triste vida bohemia en Viena, poco a poco su suerte fue
mejorando y hasta llegó a mantenerse durante una temporada, exclusivamente
pintando cuadros y postales de la ciudad (y aquí hay que mencionar que curiosamente,
la mayoría de sus clientes eran tiendas de comerciantes judíos). Pese a todo, su
antisemitismo creció durante esa época y de forma exponencial en la cosmopolita Viena,
y de hecho, años después reconoció que fue en esta ciudad donde su odio a los judíos
comenzó a fraguarse, el cual era mínimo en su juventud.

—El odio es un mal consejero —matizó Michael

—Ese odio fue además una excusa para irse escaqueando poco a poco del
servicio militar, ya que “no deseaba servir junto a eslavos y judíos”. Aunque con el
estallido de la Primera Guerra Mundial, en 1914, Hitler acabó presentándose como
voluntario y luchó en el frente occidental, hasta ser ascendido a cabo (no fue promovido
más allá, pues parece ser que aún no poseía las dotes de mando que adquirió después).
Seguro de que Alemania iba a perder la guerra “por causa de los judíos y los
marxistas,” decidió canalizar su ira pintando. De hecho, dibujó algunas cosas para el
periódico del Ejército, incluidas varias caricaturas. Pero cuando efectivamente
Alemania salió derrotada, fue un golpe durísimo para un fanático nacionalista como él.

—Y ya entran en acción los judíos, claro —puntualizó Miles.

—En efecto, joven Henry, fue precisamente ahí cuando empezó su verdadero
odio visceral a todo lo que pareciera semítico, pues culpó a los judíos alemanes de
traición, junto a “esas ratas socialdemócratas.” Ya como veterano de guerra, regresó a
Munich y vio a su país sumido en el caos y la miseria que la recién creada República de
Weimar intentaba controlar. Miles de facciones políticas causaron una tremenda
crispación social y cualquiera podía dar un discurso en cualquier cervecería. Un día, el
ex-soldado abrió la boca en un exaltado discurso y dejó a todos con la boca abierta.
Resulta que el sádico era un excelente orador.

—Tras ello, en cuestión de semanas cada vez había más muchedumbre que
acudía para escuchar sus arengas contra los judíos, los marxistas y los separatistas.
En ese momento, Hitler decidió que el arte ya no era una prioridad para él. Ahora lo
suyo era la política…y menuda armó. Aparcó la pintura por un tiempo y sólo la retomó
ya a nivel aficionado. —dijo Jenniffer, queriendo contribuir a la conversación.

—Antes de la Segunda Guerra Mundial (la que fue su gran obra maestra,
podríamos decir en el mal sentido), Adolf le dijo al embajador británico Nevile
Henderson: “Yo soy artista y no político. Una vez que se resuelva la cuestión polaca,
quiero terminar mi vida como artista”.Y es que al final y después de todo, Hitler fue
conocido por sus obras, pero claro, por otro tipo de “obras”, pero nunca le llegó el
ansiado reconocimiento artístico que deseó tener.

148
—Desde luego es una triste y trágica historia, chicas, pero no podemos hacer
nada, lo siento —dijo Miles, muy serio.

—¡Pero pensad en todas las vidas que podríamos salvar! —reclamó Laura,
desesperada.

—¡No!, —dijeron ambos Henrys a la vez.

—Y ya que estamos, salvemos a los del Titanic también, —propuso entonces el


viejo Henry, a modo de burla.

Laura salió del despacho muy enfadada dando un fuerte portazo, Miles trató de
seguirla, pero el Henry anciano lo agarró del brazo para impedírselo.

—¡Déjala, se le pasará! —le dijo Michael.

Segundos después de salir la mujer de Miles, se dispuso a salir, también muy enfadada,
Jenniffer, pero justo antes de salir por la puerta, se giró y entonces se dirigió al joven
Henry...

—¡Tú no te creas que te perdonaré tan fácilmente, por ahora digamos que
toleraré tu presencia, pero ya veremos cariño!.

—Vaya con esto, supongo que es lo que todo el Mundo esperaría ver en una
película, Miguel, sobre todo si es sobre viajes en el tiempo.

—Sí, son las típicas preguntas y dilemas que siempre suelen hacerse y surgir,
respectivamente sobre sobre los viajes en el tiempo, Ana. ¿Salvar a los de las Torres
Gemelas? ¿matar a Hitler? ¿qué hay de evitar el desastre del Hindenburg 8 en 1937? —
O evitar el hundimiento del Titanic... —esas son míticas.

—Es una pena, a mí me habría encantado volar en uno de esos zepelin de antes,
Miguel. —Oye, ¿podríamos preguntarle a...?.

—Ni se te ocurra, Ana —ya sabes cómo se pone si le mencionas algo por el
estilo.

—Supongo, Miguel, que aquí el autor quiso dar un poco de merecido Fan
service9 a sus lectores.

—Es de suponer, Ana. E hizo bien, si me permites decirlo. Me gusta.

8 El accidente del Hindenburg ocurrió el 6 de mayo de 1937, cuando el dirigible (zeppelin) de pasajeros alemán LZ 129
Hindenburg se incendió y fue destruido durante un intento de aterrizaje en la Estación de Aire Naval Lakehurst en el
municipio de Mánchester. De las 97 personas a bordo, hubo 35 muertes.
9 Es un concepto utilizado precisamente en los medios visuales, especialmente aunque no únicamente, por los fans del
manga y el anime, para referirse a contenidos superfluos a la historia principal y que son creados generalmente para divertir
o atraer al público, cumpliendo así sus deseos y reclamaciones.

149
150
Capítulo XIX. Los siete sabios de Grecia y la solución Sibilina

Días después, y mientras Henry se encontraba sentado en un pupitre de la


Biblioteca, leyendo en silencio el Libro El problema de los tres cuerpos, del autor chino
Cixin Liu, comenzó a recordar cómo había sido el reencuentro con su viejo amigo Miles,
unas semanas antes, en el despacho de su amigo. Todo le parecía una locura ahora, y
pensar en Miles, como en "El Presidente", cargo que ocupaba ahora, le resultaba a la
vez increíble, por lo lejos que habían llegado desde los días en el campamento de
ciencias y ciertamente muy inverosímil. La cosa fue tal y como sigue:

Henry se encontraba en la sala de proyecciones del despacho de su amigo Miles,


contando una historia a su yo mayor, quien escuchaba atentamente el relato de su
joven yo.

—La leyenda cuenta, —decía Henry... que la sibila de Cumas se presentó en cierta
ocasión ante el rey romano, Lucio Tarquinio el Soberbio, como una mujer muy anciana
y le ofreció nueve libros de profecías a un precio extremadamente alto. Tarquinio se
negó, pensando en conseguirlos más baratos y entonces la sibila destruyó tres de los
libros.

Unos días después volvió a verlo y le ofreció los seis restantes al mismo precio
que al principio; Tarquinio se negó de nuevo y ella destruyó otros tres. Ante el temor de
que desaparecieran todos y aconsejado por sus más fieles siervos, el rey aceptó
comprar los tres últimos y pagando por ellos el mismo precio que la sibila había pedido
por los nueve.

Estos tres libros fueron guardados en el templo de Júpiter en el Capitolio en la


ciudad de Roma y eran consultados en situaciones muy especiales. Son los llamados
Libros sibilinos. Estaban originalmente escritos en griego, en hojas de palmera y
posteriormente fueron transcritos a papiros.

Los romanos del siglo II. A.C. en tiempos de la República Romana, antes del
Imperio, apreciaban mucho estos libros y los guardaban en un colegio formado por diez
sacerdotes menores, llamados Decem viri sacris faciundis. En situaciones de grandes
crisis los consultaban para ver si había una profecía que pudiera aplicarse a la
situación del momento.

En el año ochenta y tres a.C. un incendio en el templo de Júpiter destruyó los


libros sibilinos originales y entonces, a propuesta de Cayo Escribonio Escurión, el
Senado romano pidió a una comisión especial que rehiciera la colección, para lo que el
Senado envió a Troya, Samos, Eritras y otras ciudades a recoger distintos extractos que
existían en el momento de distintas partes de los libros sibilinos y reconstruyeron los
mismos a partir de ellas.
Se dice que el emperador Octavio Augusto mandó guardarlos en dos arcas en el nuevo
y reconstruido templo de Júpiter.

Para todos a los que nos apasiona la historia del libro, no podemos pasar por
alto un tipo de libro muy especial que existió en la antigua Roma y que dictaba gran
parte de la religión y política romana: los libros sibilinos.

Los Libros Sibilinos o Libros Fatales, eran una colección de libros de gran
importancia en Roma y que contenían los arcana imperii, es decir, las profecías del
Imperio. A través de ellos era posible conocer sobre el futuro, por lo tanto eran libros
proféticos consultados principalmente en tiempos de crisis, con la esperanza de
encontrar alguna profecía que diera una solución al problema que enfrentaban.

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La leyenda cuenta que un día la Sibila de Cumas se presentó ante Lucio
Tarquinio (534-509 a.C), rey romano conocido como “El Soberbio”; la sibila ofreció al
rey una colección de 9 libros proféticos a un precio muy alto, desde luego Tarquinio no
aceptó la oferta esperando que la Sibila los vendiera más baratos; la Sibila, por el
contrario destruyó 3 de los nueve libros y una vez más ofreció los 6 restantes por la
cantidad inicial; una vez más el rey rechazó la oferta y la Sibila destruyó otros 3; fue
cuando Tarquinio tuvo miedo de perder los tres libros que quedaban y accedió a
pagarlos por la cantidad que la Sibila pedía por los 9 libros. Se dice que Tarquinio
mandó guardar los tres libros en el templo de Júpiter.

En cuanto al origen real de estos libros, existen dos teorías: una afirma que
estos eran netamente de origen griego, mientras hay otros que defienden que realmente
eran de origen etrusco. Lo cierto es que los Libros Sibilinos estaban escritos en griego
sobre hojas de palmera, aunque una segunda generación de libros sibilinos estarían
escritos en lino; estaban guardados en un cofre de piedra y es muy posible que a partir
del siglo I a.C. los libros comenzaran a ser vistos como proféticos.

Esta colección legendaria de libros se perdió en el año 83 a.C. durante el


incendio del Templo de Júpiter; así que gracias a la propuesta de Cayo Escribonio
Escurión, el Senado romano pidió a una comisión especial que rehiciera la colección.
Los miembros de la comisión viajaron por varias ciudades recopilando libros sibilinos y
en el año 76 a.C. regresaron a Roma con una nueva colección, que fue puesta en el
nuevo templo de Júpiter, alrededor del año 69 a.C.

Aquí es donde entra precisamente una figura importante en la religión romana:


los Quindecénviros o Quindecemviro, eran un tipo especial de bibliotecario que además
eran un sacerdote romano de muy alto rango en la jerarquía romana y en cuyas
principales responsabilidades recaía la de guardar y consultar los libros sibilinos.

En sus orígenes, alrededor del siglo V a.C. los Quindecénviros eran dos simples
cuidadores del templo de Apolo, ayudados por un par de intérpretes griegos; sin
embargo, ya en el siglo II de nuestra era, fue cuando los Libros Sibilinos comenzaron a
cobrar incluso una mayor importancia para la vida romana, y se conformó el ya
mencionado anteriormente Collegium Sacris Faciundis (uno de los cuatro colegios
sacerdotales de Roma) donde un grupo de 10 sacerdotes se hacían cargo del cuidado de
los libros sibilinos, más tarde este grupo aumentó a 15 sacerdotes.

El papel de los Quindecénviros llegó a ser tan importante para la religión


romana, que además del cuidado de los libros sibilinos, labor que de por sí revestía
gran responsabilidad, también dependía de ellos la elección de los diferentes ritos que
se tenían que hacer en honor a los dioses. Entre los más destacados “bibliotecarios” a
cargo de custodiar los libros sibilinos, podríamos mencionar a Vecio Agorio Pretextato
(?-384 d.C.), Q. Aureliano Simaco y V. Nicómano Flaviano.

Finalmente se sabe que estos nuevos libros tampoco han llegado hasta nuestros
días, porque en el año 405 de nuestra era, el general romano Estilicón ordenó su
destrucción; según unos, porque los libros profetizaban que él pretendía tomar el poder,
otros en cambio aducen distintas razones a esas: y que es que Estilicón pudo ordenar
quemarlos para apaciguar el pánico que corría en todo el Imperio Romano, debido a las
turbas que existían en aquel momento y que ponían en peligro al Imperio.

Vale aclarar, que este mismo Estilicón fue quien obligó a San Jerónimo a
retractarse de su profecía sobre la destrucción del Imperio Romano.

De esta manera se perdieron los libros sibilinos, tan importantes en aquella


época y que hoy en día forman parte de las grandes pérdidas de la bibliografía. A pesar
de todo esto, aún hay quien dice que todavía existe una copia de los mismos, hecha en
secreto en Roma y oculta en una ubicación desconocida. Y esos mismos rumores dicen

152
también que quien realizó la copia de los mismos y luego se encargó de salvaguardarlos,
bueno...

—Bueno, ¿qué?.

—Aquí es donde la historia se vuelve leyenda, amigos. Se hablaba entonces de


una figura encapuchada y con extrañas ropas, que hoy día sólo podrían clasificarse
como de camuflaje, que actuando de noche y entre las sombras, se llevó el libro y
escondió las pistas de su ubicación entre las ruinas de la antigua ciudad de Épiro.

—Está bien, reconozco que es una opción remota—dijo el Henry mayor, una vez
que su yo joven dejó de leer, y ciertamente es una opción tan válida como cualquier
otra. Pero no creamos ahora en historias absurdas, probablemente un rival del general
se llevó los documentos y s etapó la cara para que no lo reconocieran.

De todas formas, no es que estemos tampoco sobrados de opciones ahora


mismo, lo hemos intentado casi todo y por desgracia todos los intentos realizados hasta
ahora han sido fracasos rotundos, reconoció frustrado.

—Y lamentablemente, no hay nada que podamos hacer desde aquí abajo, le


replicó a su vez su yo joven mirando a través de una ventana, cuyo único reflejo del
otro lado era otro de los múltiples pasadizos oscuros del complejo.

—La verdad, Henry, es que pocos meses antes del colapso final y cuando la
mayoría de gobiernos Mundiales vieron que no había más remedio para la salvación de
la humanidad que esconderse bajo tierra, se crearon cientos de miles de puestos de
control y vigilancia en las principales ciudades Mundiales, todos ellos en sitios
protegidos contra radiaciones y poco proclives a tener terremotos, previendo ya éste
tipo de situaciones.

Verás, dijo tras dirigirse a uno de los ordenadores de la sala, para proceder
entonces a empezar a introducir unos comandos en el teclado.

Tras ello, se dirigió hacia uno de los altavoces de la sala.

—Miles, digo... señor Presidente, Laura, ¿podéis bajar aquí, por favor?.

Pocos minutos después tras acabar de procesar unos datos del programa que estuviese
corriendo a través del ordenador, aparecieron unas imágenes de una ciudad, se podía
percibir un ambiente ciertamente oscuro a pesar de ser de día en la ciudad que
estuviera viéndose en la pantalla...

—Estas son unas imágenes del puesto de control de Chicago, Henry. Como
verás, hay ciertos cráteres producidos en parte por impactos de pequeñas rocas
desprendidas del gran meteorito, y salvo eso, en gran medida la ciudad está bien
conservada, al menos bajo una mera mirada superficial claro, digamos, que sólo lo está
visualmente. Si en cambio, nos fijamos en otros factores como en la calidad del aire, la
temperatura a nivel del suelo, el grado de contaminación del aire o en los niveles de
radiación existentes...la cosa cambia bastante claro. La temperatura es de 43 grados
centígrados, el nivel de radiación existente en la zona es letal, casi ningún ser vivo
podría sobrevivir en ningún punto de la ciudad.

En la pantalla aparecieron diversas zonas de la ciudad y en casi todas ellas se


podían observar datos similares. Miles y Laura entraron en silencio en la habitación, a
Henry lo saludaron con un gentil y grácil gesto con la cabeza, no queriendo
interrumpirlos en la visualización de las ciudades.

153
Henry pasó luego a mostrar otras ciudades de América, Nueva York,
Washington, San Francisco, San Antonio...daba igual la zona del país o qué Estado les
mostrara... la situación era igual de mala y deprimente en todas ellas. Más tarde los
enseñó distintas ciudades de países Europeos: Londres, Berlín, Madrid, Santander,
Sevilla, Barcelona, Bilbao, San Sebastián, Roma, Atenas, París, Marsella, Viena, Dublín,
Moscú...

—Es suficiente, —dijo Henry, me hago una idea. Al fin y al cabo, ¿para esto es
para lo que me habéis traído, verdad?.

—En efecto, —dijo Miles, como ves estamos constreñidos a esta habitación,
dentro del plano físico actual. No podemos ir actualmente en esta época a casi ningún
punto del planeta, el 92% de la superficie del Globo es inhabitable.

—El punto débil de un sistema, comenzó a decir Laura... no es informático, ni


mecánico, es de carne y hueso, es el elemento humano. La Naturaleza es otro tipo de
sistema, con sus normas, o reglas, como queráis llamarlas, reglas en cierto modo a
veces más caóticas pero que fueron inmutables en su mayoría, hasta que nosotros los
hombres las dañamos en gran parte. Ahora muchos de esos ciclos están alterados o
dañados de forma casi irreversible, podríamos decir además que tan sólo uno de ellos
permanecía siempre inmutable pese a cualquier efecto o fuerza que se ejerciera sobre el
sistema tanto interno como externo, claro, eso era así hasta que llegasteis vosotros con
vuestra máquina Henrys, finalizó señalando simultáneamente a cada Henry con sus
manos.

—Repasemos nuestras opciones, todas ellas, dijo el viejo Henry, recapitulando.


Por un lado tenemos el elemento limpio y puro, Michelenium que se encuentra en una
zona remota de Alaska la cual cuenta con unos niveles letales de radiación actualmente.

—Tal y como lo veo, comenzó Laura a hablar, una buena opción sería acudir a
las mismas raíces de nuestra civilización, y la esencia de la misma viene de los
romanos, que a su vez adoptaron muchas ideas, políticas, leyes y conocimientos de los
griegos, por lo que podríamos empezar por ahí, apostaría a que los famosos siete sabios
de Grecia podrían tener alguno o varios consejos que podrían darnos y que nos
ayudarían mucho en nuestra tarea...

—Sobre eso Laura, la tomó Henry la palabra, tienes razón, y es que sabemos
que las ruinas de las ciudades antiguas donde vivieron, las cuales se encuentran cerca
de los asentamientos de esas mismas ciudades modernas actualmente, tienen unos
niveles de radiación mortales hoy día...

—Y finalmente tenemos en el pasado y en una ciudad libre de radicación en su


época, los libros sibilinos de las profecías y estoy convencido de que puede que entre
tanta profecía también encontraremos ahí alguna idea que nos pueda servir para salir
de ésta crisis... finalizó el otro Henry acabando con ello su discurso.

—Ciertamente tenemos que agotar todas nuestras posibilidades Henry, cada


pista que pueda valernos es buena, dijo Miles tomando la palabra.

—La verdad es que tampoco nos queda mucho tiempo, puntualizó Laura.

—Estas opciones son parte de nuestra última esperanza. Y no sé vosotros, pero


yo me niego a resignarme a que ésta sea la única forma posible de subsistencia de la
humanidad por al menos mil años más, os prometo que como me llamo Henry Michel,
la humanidad dejará de vivir como ratas bajo el suelo y recuperaremos nuestra vida
sobre la superficie, aunque sea lo último que haga en vida....acabó diciendo el joven
Henry, muy seguro de sí mismo y finalizando la conversación.

154
Entonces todos se quedaron mirándolo y sonriendo profusamente, los había traído
esperanza, una esperanza que en gran parte, todos ya habían perdido.

—Sabía que hacíamos bien en traerte Henry, —dijo Miles.

—Ya sólo nos queda por lo tanto usar... —comenzó a hablar Laura.

—Nuestra máquina, dijeron los 2 Henrys a la vez, sonriendo e interrumpiéndola.

Miles miró a Henry y el Henry joven miró detenidamente a su vez a Miles durante unos
instantes.

—¡Ven aquí, bribón, —dijo el Henry joven a Miles abriendo los brazos para
abrazarlo!.

Miles corrió hacia él y los 2 se fundieron en un tierno abrazo.

—¡Cuánto tiempo canalla! le recriminó burlonamente y de forma cariñosa Miles


a Henry.

—Bueno, ¿algún otro tiene más ideas?—preguntó el viejo Henry al resto,


mientras su joven yo y Miles seguían abrazándose.

—Creo que ya hemos alterado bastante la línea del tiempo- le respondió su yo


joven, quien se acercó a la tabla periódica del despacho y señaló el Michelenium, que
días atrás había descubierto el propio Henry por casualidad en la tabla y que había
resultado ser vital para sus esperanzas de salvar el planeta, ¿no creéis?.

Examinó unos instantes más la tabla periódica, pensativo. Miles estuvo apunto
de realizarle una pregunta, pero el Henry más mayor le hizo un gesto indicándole que
no interrumpiera su concentración.

—Finalmente el joven Henry arrancó a hablar, algo se le había ocurrido


finalmente. Tenemos aquí la tabla periódica con todos sus elementos, mi
descubrimiento el otro día, casi por azar del Michelenium al mirar la tabla de los
elementos, lo cual hizo que se me ocurriera una idea.

—¡Elabora! —le pidió amablemente Miles.

—Como quiera, señor Presidente, le respondió el joven Henry sonriendo a su


viejo amigo. Como decía y repito, habéis, bueno, más bien... hemos ya alterado
bastante la línea temporal... sé que todos sois conscientes de ello y dijo esto mirando
uno a uno fijamente a todos los presentes.

—Ten en cuenta que sólo ha sido como última alternativa y tras intentar
muchas y variadas opciones antes Henry, —le respondió su anciano yo.

—Correcto, ahora bien, me habéis reclutado a mí de mi época...

—Sí, así es.

—¿Y si... Henry hizo una breve pausa, y si reclutáramos a más gente, entiendo
las implicaciones, mi tatatatataranieto presente en ésta época y antes inexistente
previamente a nuestro viaje para extraer al Dodo, dejó claras las cosas. —Ahora bien,
tenemos que salvaguardar el futuro de la humanidad, hay simplemente cosas que no

155
afectan a nivel cósmico al desarrollo de la línea temporal, digamos que ciertos cambios
son...

—Posibles, —dijo el otro Henry, finalizando su frase, visiblemente emocionado.


Creo que tienes razón Henry, ¡puede que hayas dado con algo!.

El Henry anciano cogió un proyector y comenzó a escribir con el láser táctil


unas ecuaciones en la pantalla, fue realizando sobre las primeras 2 unas ligeras
correcciones, finalmente, varios minutos más tarde extrajo una constante que subrayó
con un permanente amarillo.

—¡Eres un genio Henry! bueno, más correctamente debería decir que los dos
somos unos genios,—dijo sonriendo, ¿en quienes habías pensado exactamente?.

—Tenemos una máquina del tiempo, no se si os habíais percatado de ello...

—Vuestra máquina del tiempo, Henrys, los dos la inventasteis, —dijo Laura,
elevando la voz sobre el resto.

—¿Por qué no buscamos a gente a lo largo de la historia, digamos... a científicos,


que puedan ayudarnos, es decir, buscar entre lo mejor de la civilización humana a lo
largo de la historia?. Por supuesto, iríamos de incógnito, no revelaríamos la clave de
nuestro plan, y haríamos únicamente preguntas orientativas que nos puedan ayudar...
y la persona ideal para ayudarnos en nuestro principal problema, que es el meteorito
es...

Se hizo el silencio.

—¿Y bien?.

—¿No lo adivináis? —les preguntó Henry, con voz burlona.

—¡Henry! —lo interpeló Miles, ¡No seas crío! ¡dílo ya!.

—Está bien, está bien, el verdadero padre de la electricidad, el gran Nikola Tesla.

—Me parece una excepcional idea Henry, dijo Miles sonriéndolo. ¿Y quién sería
el segundo de los candidatos, a tu juicio?.

—Bueno, dicen que la clave de todo problema siempre suele encontrarse en el


origen del mismo, ¿verdad? su esencia por así decirlo, su... química o formulación, así
que por lo tanto he de preguntaros...¿qué tal vais de ruso? —preguntó de forma
retórica, tras mirar de nuevo la tabla periódica.

En ese momento Henry salió de su ensoñación y miró su reloj, era ya muy tarde
y hora de cenar, mañana sería un nuevo día y debían de estar en plena forma para
hablar con el profesor Mendeleyev. Entonces, se acordó de su amigo Thomas.

—Por cierto, ¿aún no se ha marchado Thomas tras su reunión de esta noche?


preguntó a Miles.

—Lo siento Henry, pero llamó hace poco para despedirse, te lo has perdido por unos
minutos solamente. Me dijo que ya les queda poco para alcanzar un acuerdo de unión
y cooperación.

156
—¡Vaya! bueno, otra vez tendré más suerte.

157
158
Capítulo XX. Clase Magistral de Mendeleyev

Los dos Henrys y Miles se habían vestido como si fueran dos profesores
Universitarios, y una vez vestidos con ropas adecuadas para emprender la siguiente
misión, viajaron con la máquina al destino deseado, concretamente al año 1869 y a la
ciudad de San Petersburgo, era el último día de Febrero, acorde al calendario
Gregoriano. En Rusia aún utilizaban en aquella época el calendario Juliano y para ellos
sería el 16 de Febrero, justo el día siguiente sería cuando todo el Mundo conocería la
primera tabla periódica existente como tal de los elementos químicos, la cual ideó el
famoso químico ruso.

Tras esconder concienzudamente la máquina del tiempo, para que nadie


pudiera encontrarla, ambos procuraron acercarse a la Universidad lentamente y
tratando de no llamar demasiado la atención. Una vez entraron en la misma,
preguntaron en la recepción por el aula donde impartía clases el profesor.

—Простите, какой класс профессора Дмитрия Менделеева?.10

—В классе Дмитрия Менделеева на 245.11

—Dice que la clase de Mendeleyev se encuentra en la segunda planta, es la 245.

Los dos Henrys entraron al aula de forma silenciosa y se sentaron


discretamente al fondo de la misma como oyentes, el Henry anciano escribió los
siguientes gráficos en un folio para enseñárselo a Mendeleyev, a quien pretendían
echar una mano en su trabajo...

—Eso es... —dijo Henry susurrando a su yo mayor.

10 Disculpe, ¿cual es la clase del profesor Dmitri Mendeleev?


11 La clase de Dmitri Mendeleyev es la 245.

159
—El primer dibujo, es el primer esbozo de la tabla periódica, que realizará
Mendeleyev mañana a las 12:45 y lo escribirá sobre una servilleta, y la figura de abajo
es...

—La primera versión de la tabla periódica, que realizó Mendeleyev y que


presentó a sus alumnos en clase. Nosotros nos haremos pasar por dos profesores de
Norteamérica, buscando ayudarlo y le indicaremos varios nombres más, Henry, entre
ellos algún elemento que no se habrían descubierto hasta dentro de unos años-dijo el
anciano Henry sonriendo.

—¡Ah!, entiendo, y entre esos elementos estará el nuestro claro. ¿Pero qué otros
elementos vas a desvelarle?

—Tranquilo, no será ninguno demasiado clave en el transcurso de la historia,


no le vamos a desvelar por ejemplo, la existencia del radio, ni del polonio, ni nada por
el estilo. La gran Marie Curie seguirá descubriendo esos elementos en su momento.

—Así que...

—Impulsaremos con ello el futuro descubrimiento de nuestro "elemento en


cuestión, sin duda", dijo el joven Henry a su otro yo, remarcando especialmente las
palabras. Y todo esto es clave para que se investigue desde mucho ates de la llegada del
asteroide y pueda así haber material suficiente de información sobre el mismo, lo cual
ayudará a la humanidad a poder realizar más fácilmente el paso a una energía
totalmente limpia.

—En efecto, y ahora escuchemos al gran Mendeleyev durante un rato en


silencio.

Una vez acabada la clase, los dos Henrys se quedaron esperando al profesor fuera del
aula. Tras hablar con unos estudiantes, se acercó a ambos.

—Добрый день, профессор (*).12

(*) Originalmente hablado en ruso.

—Buenas tardes, jóvenes. ¿Qué los trae a mi humilde clase?—les preguntó el ilustre
profesor de química.

—Querido Mendeleyev-dijo entonces el joven Henry adoptando un tono serio y


mirando a todas las direcciones a su alrededor, fingiendo de forma intencionada que
alguien los pudiera estar espiando, lo cual intranquilizó al profesor.

—¿Ocurre algo, joven?.

—Entre nosotros, yo no pretendería imponerle nada, y soy consciente de su


descontento en general con la política imperialista del Zar, pero entre colegas científicos
que somos, creo que lo que le vamos a proponer sería de su interés, dijo el Henry
anciano, tomando la palabra.

Mendeleyev los miró fijamente durante unos instantes con especial interés, como si
estuviera tratando de dilucidar si podía fiarse o no de ellos...

—Bueno. De acuerdo. Díganme entonces de qué se trata, por favor.

12 Buenas tardes, profesor.

160
—Verá, sabemos por fuentes internas de nuestros agentes americanos...

—Se refieren a espías.

—No puedo confirmar ni desmentir nada al respecto, profesor, pero no viene al caso
en este momento. Como le iba diciendo, sabemos por nuestras fuentes, que lleva
tiempo investigando sobre ciertos elementos químicos, sus propiedades, sus números
atómicos y que ha incluso tratado el caso con sus alumnos durante sus clases
enseñándolos estos, y... ¿en forma de tabla?.

161
Mendeleyev se alarmó mucho ante la revelación.

—¿Cómo saben de eso?.

—Le digo que no es importante ahora, profesor, verá es de vital importancia para el
futuro de la especie humana que escuche lo que tengo que decirle. Debe de propulsar
en su país el estudio de cierto elemento químico, elemento que hemos descubierto
recientemente.

—¿Un elemento nuevo, dice? ¿De cual se trata exactamente?.

—Creemos que puede ser la clave para establecer un método futuro de energía
completamente limpia, que revolucionaría el Mundo, profesor.

Se llama Michelenium y se encuentra en grandes cantidades en la región de Alaska.

—Interesante.

Henry le enseñó las hojas con los 2 bocetos que escribiría el profesor la mañana
siguiente, lo cual alarmó aún más si cabe al profesor.

—Sé que ha estado tiempo pensando en la tabla de los elementos profesor, como
verá de nuestros informes recibidos sobre sus trabajos, los cuales le acabo de entregar,
va bien encaminado. Ahora bien, puedo desvelarle más elementos que ha descubierto
en secreto nuestro país y cuya existencia aún no se ha hecho pública, pero sólo si me
promete que su país empezará las investigaciones de inmediato.

Dimitri Mendeleyev los volvió a mirar, a continuación miró el bosquejo que le había
entregado el anciano Henry, el cual llevaba tiempo en su cabeza. Y es que, para el
profesor se trataba del trabajo de su vida.

—De acuerdo,—cedió finalmente.

—Vayamos a un sitio más cómodo, dijo el joven Henry.

Se dirigieron a un pub ruso, el cual había sido antiguamente una cervecería y tras
pedirle tres vodkas el profesor, para calentar algo sus cuerpos, el joven Henry sacó
unos folios y empezó a dibujar una tabla periódica-sólo revelarían lo necesario para
despertar el interés del profesor, y no más.

—Entienda que por ejemplo, tenia previsto usted la existencia de unos elementos
que aún no se haban descubierto y le puedo confirmar que en efecto existen. Nuestros
informes nos indican que usted quería llamarlos Ekaboro (Eb), Ekaaluminio (Ea),
Ekamanganeso (Em), o Ekasilicio (Es), y le puedo confirmar que esos elementos se
corresponden respectivamente con el Escandio (Sc), el Galio (Ga), el Tecnecio (Tc) y el
Germanio (Ge).

El profesor se encontraba muy sorprendido, pero sonrió, ya que se habían cumplido


sus previsiones.

—Asimismo, entre el Torio y el Uranio se encuentra, como usted tenía previsto


anunciar, el Protactinio (un elemento radioactivo) y debo de confirmarle que nuestros
científicos han descubierto también un elemento más pesado que el Titanio y el
Zirconio, pero no es el Lantano como usted creía sino el Hafnio (Hf).

A su vez hay unos gases que hemos detectado, y llamémoslos por ahora gases
nobles, los cuales irían en un grupo aparte, que se encontraría situado a la derecha de
su tabla periódica.

162
Por ahora, sabemos de la existencia de dos de ellos, como el Helio y el Argón, pero
probablemente existan más, no tenemos esos datos ahora mismo. Y permítame que le
diga, que el elemento más ligero que existe es el Hidrógeno. Finalmente, puedo
confirmarle también que hemos comprobado que hay elementos que poseen más de
una valencia, como usted creía.

—Muchas gracias.

—Por supuesto, profesor, le pedimos la máxima discreción por el momento al


respecto, ya que este es un descubrimiento reciente y preferiríamos que no lo divulgue
mañana y siga con lo que usted ya tenía pensado, publique su tabla, tal y como la ideó
inicialmente y trabaje con esta información en secreto, ya que su vida podría depender
de ello. Hay gente peligrosa empeñada en mantener este asunto en secreto, lo cual
sería lo prudente, al menos hasta que sea seguro divulgarlo...

—Por supuesto, no se preocupen por ello.

—Agradecemos su colaboración, profesor.

Al profesor le entregaron unos pequeños bosquejos coloreados de parte de la tabla


periódica, con algún hueco ocultando los elementos que no querían que supiera de su
existencia, e incluyendo los que en su momento había predicho Mendeleyev, además de
incluir al Michelenium, además Henry le realizó un pequeño esquema aparte, con la
tabla periódica en blanco sugiriendo claramente la existencia implícita de más
elementos aún no descubiertos todavía.

—Por supuesto, lo entiendo perfectamente. Déjenme decirles, que me han


sorprendido gratamente con estas revelaciones. La verdad que no sé cómo sus espías
se han podido enterar de mi investigación y la conocieran hasta el más mínimo detalle,
pero eso ahora no importa. Les doy mis más sinceras felicitaciones.

—Y, profesor, con respecto a nuestro otro asuntillo —dijo entonces el anciano
Henry, retomando la palabra para finalizar la conversación.

—No se preocupen, procuraré que se inicie de inmediato la investigación sobre


el Michelenium (Mic). Señor Michel, señor Mancini, ha sido un placer.

—Pues entonces, creo que con esto nuestra misión ha finalizado. Ha sido un
placer, Profesor, dijo sonriendo entonces el joven Henry a modo de despedida.

Y tras un apretón de brazos, los 2 Henrys se despidieron de Dimitri Mendeleyev.

Lantánidos La Ce
Actínidos Ac Th

163
Grupos
1 2 3

Períodos 1 H
2 Li Be
3 Na Mg
4 K Ca Sc
5 Rb Sr Y
6 Cs Ba Lu
7 Fr Lr
8 Uue Ubn Michelenium

4 5 6 7 8 9

Ti V Cr Mn Fe Co
Zr Ni Mo Tc Ru
Hf Ta W Re Os Ir
Bh

Pa

10 11 12 13 14 15

B C N
Al Si P
Ni Cu Zn Ga Ge As
Pd Ag Cd In Sn Sb
Pt Au Hg Tl Pb Bi
Cn

16 17 18

He
O F
S Cl Ar
Se Br
Te I
At Rn
Lv

164
165
166
Capítulo XXI. La búsqueda del tesoro

Laura se encontraba haciendo de anfitriona y contándoles una historia


apasionante a su marido, Miles y al resto de sus amigos en el comedor, donde estaban
disfrutando de una opípara comida. Todo formaba parte de un nuevo plan, que se
sumaba a los que ya se les iban acumulando al grupo y que además los estaban
estresando más de lo debido, pero claro, la colosal tarea que enfrentaban iba también
acorde a todo ello.

—En 1553, Francisco Pizarro exigió un rescate a cambio de la vida del


emperador Atahualpa. El soberano Inca prometió llenar una habitación de oro, como
medio de pago para su rescate y cumplió su palabra. Quien no lo hizo fue Pizarro, que
aun así lo mandó ejecutar. En venganza, los incas robaron el oro y al parecer lo
arrojaron al lago Yanacocha, en la remota región de Llanganati, en los Andes. En 1700,
el español Atanasio Guzmán fue en busca del oro, y aunque no lo encontró, hizo un
mapa de la región. El original no se conserva, pero sí una copia del mismo que hizo el
explorador inglés Richard Spruce y que se encontraba antes de la caida, en el Museo de
Historia Natural de Londres. El propio Spruce realizó una expedición para localizar el
tesoro, pero no regresó.

—¡Vaya!

—La leyenda se popularizó en el mundo de habla inglesa, cuando el mundo


conoció las historias de Spruce. Y es que el botánico y explorador Richard Spruce
supuestamente descubrió el famoso Derrotero de Valverde, la ruta que había que
seguir para encontrar el tesoro y a su vez un mapa dibujado por un ecuatoriano en
nombre del propio Atanasio Guzmán, que fue un explorador español que afirmaba
saber dónde se encontraba el tesoro. Esta información la hizo pública años después, la
Sociedad Geográfica Real Británica, que se hizo con la copia del mapa que realizó
Guzmán, para cederlo posteriormente al Museo de Historia Natural de Londres,
concretamente en el año 1860.

—Interesante dato —matizó Miles.

—En los años 1933 y 1934, el geógrafo e historiador ecuatoriano, Luciano


Andrade Marín, el italiano Tullio Boschetti y el explorador Umberto Ré, realizaron una
expedición a los montes Llanganati en los Alpes Andinos; de allí, Andrade Marín
publicó el libro: "Viaje a las misteriosas montañas de los Llanganati", una expedición
ítalo-ecuatoriana, el cual contenía un estudio detallado de la flora, fauna y geografía de
la zona y, también, la narración de la expedición y que fue documentada en ese libro.
Todo aquel que lo hubiera deseado, habría podido consultar el libro antes de la caída, y
se encontraba en La Biblioteca Nacional de Quito; el libro fue declarado Patrimonio
Cultural de Ecuador.

—Gran historia, Laura, —convino Jenniffer.

—Desde luego, cariño, la felicitó también Miles.

—De aquí sacaremos nuestro dinero para crear la empresa, realizaremos


pequeños y sutiles cambios en la historia pero que no la afecten mucho en su esencia-
dijo el Henry anciano, muy satisfecho. Bueno muchachos, creo que tenemos una
búsqueda del tesoro entre manos, queridos corsarios.

Todos se rieron de la graciosa ocurrencia del viejo Henry.

—Tenemos que empezar a preparar varias mochilas con provisiones, las cuales
llevarán nuestros porteadores. Es un largo viaje, dijo Laura.—Hay que tener en cuenta
la cantidad necesaria, y de acuerdo a las expediciones fallidas a la zona, que fueron
hechas antes de la caída del meteorito, esto sería...

167
Laura hizo una pausa para recordar las cifras exactas, que había memorizado.

—Veamos, entre otras cosas necesitaríamos...digamos que alrededor de


cuarenta y cinco kilogramos de comida y otros aprovisionamientos, como por ejemplo,
sables para atravesar la jungla, el tiempo será extremo, por lo que habría días de
inmenso calor y en cambio otros días de mucha lluvia, la cual será constante a lo largo
del día, necsitamos varias tiendas de campaña, equipo adecuado de drenaje, palas para
excavar, unos cuantos cofres...

—Son muchas cosas, cariño, —dijo Miles, por una parte apesadumbrado ante
la enormidad de la tarea, pero de acuerdo con ella. ¡Henry, me gustaría comentarte algo
en privado! —dijo Miles al joven Henry. Dicho esto, el resto los saludó y fueron
abandonando todos lentamente el despacho. Fuera del mismo, solamente se quedó el
equipo de seguridad formado por los dos cyborgs, vigilando la puerta.

—El resto estamos ya muy mayores para esta tarea Henry, te tocará ir sólo, si
quieres pido a tu hijo que te acompañe, Forrester es muy capaz.

Mapa de las Montañas Llanganati en los Andes, Ecuador

—No sé, Miles, yo... no sabría qué decirle.

—Os vendrá bien poneros al día, querido amigo, hazme caso.

—Está bien, Henry, iremos nosotros dos, junto a varios portadores y unos
cuantos soldados como protección.

168
En reunir todos los suministros necesarios, tardó el grupo dos días, algunas
cosas eran muy escasas, como por ejemplo, las palas para excavar en el lago o el
equipo de buceo para fondear el mismo.

—Si necesitáis algo más, Henry, siempre podéis adquirir algo en el Continente y
llevarlo con vosotros.

—Gracias Laura, pero creo que tenemos todo lo necesario.

—Sólo un último asunto antes de que partáis, Henry, me gustaría que


habláramos antes de un asunto en nuestro despacho. Se trata de cosas que hemos
descubierto.

—Por supuesto.

Ambos se dirigieron al despacho, una vez dentro del mismo, dejaron vigilando fuera al
cyborg de seguridad para que nadie los interrumpiese.

—Bueno Henry, interpeló el viejo Henry al joven. Lo que te voy a revelar ahora
es el resultado de la investigación que hemos llevado a cabo a lo largo de varias
décadas de trabajo y en distintas líneas temporales. Esto es todo lo que sabemos por
ahora de cómo comenzó todo: verás, hemos conseguido aislar el origen mismo del
accidente a...

El joven Henry lo interrumpió.

—Te refieres a...

—Al comienzo de las revueltas animales, claro, queremos explorar a fondo lo


que causó el cataclismo, pero todo esto, joven Henry, en realidad es parte del plan B,
por si fallamos en nuestra misión principal. Hay que ser previsor después de todo.

—Por supuesto, Miles.

—Pues, al fin y tras mucho tiempo como te estaba diciendo, resulta que todo se
reduce a un simple caso aislado, en concreto, a un único ataque a un pescador en
España y que al principio pasó desapercibido, pero que, tras analizar el conjunto,
parece que no era tan intranscendente después de todo. Lo hemos llamado el paciente
0, o el origen.

Tras este singular ataque se empezaron a producir el resto de ataques de forma


escalada pero lentamente al principio, fue poco a poco, como si fuera una progresión
geométrica, y déjame decirte que nadie fue capaz de darse cuenta de ello entonces,
parecían incidentes aislados, sin conexión alguna entre sí. Si te soy sincero, viéndolo
todo hoy, desde nuestra perspectica actual, a veces me maravillo de la armonía del
conjunto, dijo el viejo Henry.

—Podría decirse, que ciertamente es un poco prosaico al fin y al cabo.

—Seguimos, el paciente 0, u origen de los ataques. Se llamaba Arrosco


Carranza Goñiz, fue un pescador que vivía en un pueblo de la costa vasca española,
concretamente en Mutriku. Los datos, al principio indicaban que desapareció un día
que marchó a pescar. Inicialmente se creyó que se había ahogado tras un accidente en
alta mar, en su pequeña trainera y todo parecía haber quedado ahí, pero análisis más
exhaustivos han revelado que aquel fue sin duda el primer ataque realizado a humanos.
Fue asesinado por un grupo de peces, los cuales, aunque no lo parezca, seguían
misteriosamente patrones humanos, diría que es como si lo...

—Si lo... ¿qué?.

169
—Como si lo hubieran sometieron a un... bueno, nosotros lo llamaríamos una
especie de juicio sumarísimo, donde los peces hubieran ejercido como los jueces y él
era el culpable, al que ajusticiaron. Hay indicios de que había entre otros muchos
peces, un tiburón blanco, unos delfines, al menos dos especímenes de tiburones
peregrinos y varias focas, pero me consta que había alguna especie más...

—¡Pero eso es... imposible! —dijo el joven Henry, atónito. Los tiburones y las
focas son...

—¡Son especies enemigas entre sí!, lo sé, como también lo son los delfines y los
tiburones. Y hablando de los tiburones, también hay mucha rivalidad entre las
distintas especies existentes de los mismos, se trata de un pez muy territorial. No es
posible que convivan entre sí varias clases distintas y mucho menos, que establezcan
pactos entre ellas.

—Me dejas anonadado, es en verdad algo muy extraño, Henry.

En ese momento, la puerta se abrió y el cyborg de seguridad dio paso a un joven agente
de la Iniciativa.

—Perdonen la intrusión, pero el agente 890, el joven Claude Ryan, insistía en


informar de algo muy urgente.

—Veamos de qué se trata. Gracias.

El joven hizo una leve reverencia ante los dos Henrys.

—Señores Directores, es un honor.

—¿De qué quería informar exactamente, agente? —preguntó el joven Henry.

—Verán, estaba asignado al año 2024 y he descubierto una anomalía o cambio


en la línea temporal.

—¿En qué consiste?.

—Es sobre el discurso que dio el Presidente Joe Biden tras los primeros ataques
masivos a humanos en las revueltas animales. Ha... cambiado.

—¿Qué ha cambiado? ¿Y en qué sentido? —preguntó el viejo Henry.

—Es al final del discurso, originalmente daba el discurso y no hubo preguntas


al final del mismo, ahora ha añadido una mención al Michelenium y varios periodistas
lo cuestionan sobre el mismo al final del discurso.

—Esto es un pequeño triunfo para nosotros, —dijo el joven Henry. Nuestros


esfuerzos comienzan a dar sus frutos. La visita a Mendeleyev ha dado resultado.

—Gracias, 890, puedes retirarte. Sigue informando si descubres algún otro


cambio.

—Buenas tardes, señores Directores.

El joven Claude abandonó el despacho y con ello acabó la reunión entre los dos
Henrys ése día. Al tercer día vino el agente Forrester, en realidad Michael Michel, el hijo
de Henry, con lo que estaban ya todos y todo estaba listo para poder emprender la
Búsqueda del tesoro perdido del Inca Atahualpa, el oro prometido a los españoles.

170
—Saludos del joven Miles, padre, —le dijo Michael al joven Henry.

—¿Sigue en...?.

—La central, —respondió Michael antes de que su padre pudiera acabar la frase.
Y ahí estará cuando vuelva a tu época, exactamente a sólo unos instantes después de
haberme ido, con lo que puedes estar tranquilo, que no se aburrirá precisamente, ya
luego el Miles anciano podría echármelo en cara, —dijo riéndose.

—"El Presidente" —dijo Henry de forma sarcástica y riendo a su vez, mientras


miraba a los lados para asegurarse de que nadie los escuchase.

—Creo que podemos comenzar nuestra búsqueda, —dijo Michael rascándose la


cabeza de forma pensativa, gesto que el joven Henry pudo percibir que repetía a
menudo su hijo, en forma de tic nervioso.

Tras salir de la máquina del tiempo, la cual ocultaron de forma muy minuciosa
bajo unos grandes matorrales y en una zona apartada de cualquier edificación, para
que nadie la encontrase, Henry calculó que el pueblo más cercano sería San Miguel de
Salcedo, el cual se encontraría entorno a seis kilómetros de distancia de donde se
encontraban.
Tras acabar su breve meditación, Henry se dio la vuelta y miró a Michael y acto
seguido ambos comenzaron a andar, al principio lentamente, procedieron a situarse
tras el numeroso grupo de porteadores en un tramo del camino, que se encontraba
muy embarrado y con cientos de guijarros en el suelo. Tras recorrer lo que serían
doscientos metros, giraron a la derecha, en dirección Este, y siguieron caminando. Al
cabo de una hora y media y casi de improviso, se toparon con un gran cañón fluvial
interandino de árida apariencia, por cuyo fondo corría un río y a cuyos lados
proliferaban unos preciosos cabuyos.

—Es el río Guapante, —aclaró Henry.

El grupo de porteadores rellenó las cantimploras y tras refrescarse todos, les


ofrecieron beber a Henry y a Michael. Luego reanudaron la marcha. Tras un corto
descenso, llegaron a un puente de madera, por el que atravesaron el río y cien metros
más adelante del mismo, cruzaron por un tramo de carretera que conducía a una
colina de enorme pendiente. Henry podía escuchar el ruido de sus botas sobre el
asfalto según comenzó el ascenso. A su lado, su hijo Michael suspiraba con aire
distraído, como si estuviera pensando en otras cosas.

Se notaba que la carretera no se encontraba en muy buen estado, con muchos


parches a lo largo de la misma, sin duda hacía mucho tiempo que necesitaba que la
reasfaltasen, pero en parte era normal, ya que poca gente transitaba por esa región.
Las numerosas curvas del camino propiciaron que el enorme grupo se extendiese a lo
largo, Henry a menudo veía a lo lejos, por delante suyo a uno de los porteadores
desaparecer tras un árbol, para reaparecer cientos de metros después bajo otro. Tras
una dura y larga hora, al fin alcanzaron la alta meseta de Píllaro, donde Henry y
Michael vieron que el camino torcía hacia el Sur y donde establecerían su campamento
base.

—Tenemos al menos otra hora más hasta que lleguemos a Píllaro, calculó
Michael.

—Vamos por buen camino, hijo, —dijo Henry por toda respuesta, mirando al
frente.

Durante el largo camino del ascenso sobre el árido terreno, Henry se fijó en que
sobre las peñas del fondo del paisaje, había muchos festones de unas plantas que

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colgaban sobre las mismas. Los relatos de previas expediciones al lugar, indicaban que
se trataba de la planta epifita Tillandsia usneiodes, llamada vulgarmente entre los
Ecuatorianos como «barbacho» o «salvaje», y por los ingleses "spanish-moss" (o musgo
español).

—Hay que estar alerta a la forma de este musgo hijo, ya que coincide con la
descrita que existe en el famoso Derrotero de Valverde y que inicia el camino final
hacia el lago donde los incas escondieron el tesoro. La entrada se encuentra al lado de
un socavón cubierto por el musgo, en los montes de esta interminable selva de
Llanganati.

Henry empezó a recitarle a su hijo en voz alta, la descripción de la zona en el


libro escrito por Luciano Andrade Marín: Viaje a las Misteriosas Montañas de
Llanganati, la cual había memorizado.

—Ese mismo paso entre las rocas escarpadas del Guapante, se revela como una
exclusiva selección muy característica de la formación geológica superficial existente en
toda la región y que es conocida comunmente por los nativos ecuatorianos con el
nombre de Molli-ambato. Las peñas exhiben una inusual acumulación de estratos, ya
organizados, ya fuertemente esparcidos, hasta que acaban distribuyéndose en una
posición casi vertical, con materiales puramente fluvio-volcánicos que se alterman o
entremezclan a partes iguales, con sedimentos claramente de tipo lacustre, y en gran
medida, quebradizos.

—Lacustres, —repitió Michael en voz alta. Henry le ignoró, de momento.

—Los imposibles plegamientos de estos sedimentos fluvio-volcánicos, que


suelen aparecer en la naturaleza como si hubieran sido impactados por rocas y otras
configuraciones minerales inamovibles, y el pronunciado prolapso del río Guapante al
descender de los páramos a la llanura baja de Salcedo, sin conseguir erosionar
vivamente el basamento del terreno baldío, me han hecho reflexionar a mi retorno del
territorio de los montes Llanganati, en que eventualmente las solidísimas y antiguas
grandes formaciones del gran cerro orográfico de los Llanganati, puedan constituir
subterráneamente la misma pulpa de los cerros y parajes volcánicos del Guapante e
incluso del mismísimo altiplano de Píllaro. De otro modo, es de imaginarse que el
generoso caudal del río Guapante habría ya obstruido al menos un profundo cañón
endokárstico montañoso en su propia región, hasta formar un desfiladero de fácil
acceso desde la cordillera situada al Este. Sería así, ni más ni menos, que una pequeña
garganta de Baños, u hoz, pero esta sí, por obra única e inicial del desgaste de las
aguas, y no como en el propio Baños, probablemente como fruto primigenio de un
cataclismo de colapso volcánico y coadyuvado ulteriormente por las aguas.

Tras acabar el breve relato, Henry se fijo en que una densa neblina se había
formado en el cielo, oscureciendo bastante el paisaje, que se cubrió de humedad,
empezó también a hacer bastante frío, lo que hizo que todo el grupo parase brevemente
para ponerse ropa de abrigo de las mochilas. Una bandada de pájaros chirlotes pasó
volando cerca del grupo. Se encontraban frente a un campo donde había una
plantación de trigo. Unas casas aisladas se encontraban a doscientos metros enfrente
de Henry, sin duda se trataba de pequeños poblados de campesinos.

—Estos pobladores rurales, Michael, están aquí desde la época española, los cuales
retomaron la tradición a su vez de los antiguos habitantes aborígenes de esta zona,
pues antiguamente en estas tierras habitaba una gran Nación indígena Quitense.

Michael escuchaba ahora atentamente todo lo que decía su padre, más ducho
en el tema que él, tras haber estudiado la zona en los libros la semana anterior. Tras
andar durante cuarenta y cinco minutos más, llegaron a la plaza mayor de Píllaro, la
cual según recordó Henry, se encontraba a 2817 metros sobre el nivel del mar. Como la
noche se les ya echaba encima, Henry y Michael convinieron en que el grupo formara el

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campamento en una zona ligeramente apartada del pueblo, para pasar la noche bajo
los troncos de unas secuoyas gigantes.
Recién acababan de montar las tiendas, cuando dos parejas de huemules
pasaron andando cerca del grupo, que se quedó observándolos en silencio. La belleza
de las cornamentas fascinó a Michael, que sonreía viendo tan fantásticos ejemplares.

A la mañana siguiente se dirigieron hacia el Norte, sendero que recorrieron lo


que serían alrededor de dos kilómetros, donde se encontraron con lo que parecía un
largo camino estrecho que subía una montaña, por lo que una vez allí, comenzaron la
subida a la misma, se iban encontrando con acebos, pinos y diversos tipos de
matorrales, muchos de ellos desconocidos, tanto por Henry como por Michael. Y es que
se estima que alrededor del 54% de las especies vegetales (tanto árboles como plantas),
de la selva Ecuatoriana, aún ni siquiera han sido descubiertas por el hombre, siendo
muchas de ellas endémicas.
En un momento dado, el paisaje cambió y pasaron por un largo trecho con una
zona lodosa y muy resbaladiza. Tras el mismo, volvió a aparecer ante sus pies la hierba,
a la vez que el camino continuaba subiendo, pero ahora con una rampa más suave
pero continua.

—¡Mire allá, padre! —dijo Michael, señalando a Henry un punto que se


encontraba situado como a 300 metros enfrente del grupo y a la derecha, donde el
camino giraba y se hacía más estrecho, dejando al Este un peligroso precipicio.

—Desde luego hay que andarse con cuidado hijo, repuso Henry al verlo.

—Bajo nosotros, padre, se encuentra la Provincia de Tungurahua, cuya capital


es...

—¡Ambato!, —lo interrumpió rápidamente Henry.

—Corona toda esta zona el Chimborazo.

—Desde luego, es una zona muy bella Michael, se nota más incluso desde aquí
arriba, que cuando mira uno desde allá abajo y ciertamente supera todo aquello en lo
que uno pueda pensar, al verlo a lo lejos desde los estrechos valles inter-andinos en los
que comenzamos el viaje.

—¡Es un gigante! —dijo Michael, visiblemente emocionado.

—Gigante desde aquí, padre, pigmeo desde sus pies.

—Debes saber, hijo mío, que de la presencia humana en esta región, hay varias
evidencias que la datan sobre hace aproximadamente dos mil años. Fue un conocido
asentamiento de la cultura Panzaleo. Los Panzaleos poblaron Tungurahua y la región
de Cotopaxi, que queda al Norte de aquí, extendiéndose hasta Carchi, y constituyeron
una de las etnias más representativas de la región de la Sierra durante el período de
integración regional. Antes de descubrir el continente los españoles, las tierras que
conforman esta provincia estuvieron habitadas por los altivos Hambatus, que eran un
pueblo independiente, que a su vez estaba dividido en cuatro tribus: los Quisapinchas,
los Yzambas, los Guachis y por último los Píllaros, de los que viene el nombre del
pueblo donde dormimos la pasada noche.

—Píllaros, —repitió Michael ahora, tratando de memorizar el nombre.

—Déjame también decirte, que aunque no existieron en todo el territorio


ciudades muy populosas, este sin embargo se caracterizó por su riqueza agrícola y lo
benigno de su clima. Los pobladores de la zona se organizaban en tribus, las cuales
eran regidas por el más anciano de la misma, y las principales eran las de los
hambatos, los huapantes y los píllaros.

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Sobre el actual territorio, también se hallaban en él parte de las tribus de los
puruhas y los panzaleos y posteriormente los grupos indígenas que se formaron aquí,
fueron sido anexionados por la civilización Inca, a comienzos del siglo XIV. En el
período de la dominación Inca, te podría destacar que en el año 1530, en las cercanías
de la actual Ambato, fue donde cuentan las historias que Atahualpa venció a su medio
hermano Huáscar dentro de la guerra de sucesión por el Trono Inca, como ya nos contó
Laura.

Siguieron ascendiendo lentamente y la vegetación se hizo más abundante,


apareciendo a la vez una mayor cantidad de árboles, que les dificultaban el poder
avanzar de forma rápida y un denso follaje, muy, muy espeso.

De forma que fueron cortando ramas, a diestro y siniestro con los machetes,
Henry y Michael se adelantaron en ese momento al resto del grupo, para que los
porteadores pudieran avanzar cómodamente. Bajo sus pies se escuchaban los
chasquidos de las ramas al pisarlas. Se movían muy lentamente por lo tanto y al cabo
de un rato y por sólo unos instantes, el desánimo se instaló en el grupo.

—¡Dichosas ramas!.

—¡Ya sabíamos que gran parte del camino sería así, no se queje padre!.

—Sí, supongo que al acceder a venir, de alguna forma, todos firmamos por esto.

Tras más de dos horas, durante las cuales habían avanzado solamente medio
kilómetro, el terreno cambió y descendieron con cuidado por un tramo estrecho y
escarpado, la montaña se transformó entonces ante sus ojos y se convirtió casi en un
vulgar nevado, algo que les pareció de lo más extraño, como si la mente los estuviera
jugando una mala pasada y engañando sus ojos, pero como si fuera un forma de auto
verificarse a sí mismos.

Ambos se los frotaron para comprobar, que efectivamente lo que tenían ante sí
era real. Michael se sintió más relajado debido a ello, lo que quizás fuera un error por
su parte al confiarse en exceso.

—Esto va a ser pan comido, querido padre.

—Seamos prudentes, hijo.

Tras el breve receso, continuaron avanzando durante un largo rato en silencio,


hasta que de nuevo la montaña tendía pendiente arriba. El terreno en esa zona era
anodino, el campo se encontraba cubierto de paja, en Ecuador esta era conocida como
milín, y de la conocida hierba de almohadilla, e incluso había pequeños arbolillos de
romero.
A Henry le llamó mucho la atención la presencia aunque dispersa de unas
apuchallas, que se aferraban con fuerza al suelo, pero eran muy distintas en aspecto y
forma de las habituales pourretia pyramidata de las habituales quebradas, laderas e
incluso páramos andinos.

Al terminar de subir la cuesta, se encontraron sobre el dorso de un alto, el cual


se asentaba sobre una larga y ancha planicie. Henry sacó los prismáticos y observó la
lejanía con ellos. En primer término se abría un valle de páramo extensísimo,
circundado a la izquierda, y a lo lejos se podía vislumbrar lo que parecía un obelisco
blanco del Quilindaña.
Más lejos y ahora mirando hacia el Este, Henry pudo ver un largo y azulino
perfil de lo que parecía una cordillera poco accidentada y, por el Sur, casi hasta venir a
tocar la región donde se encontraban, había una alta serranía de páramo, que formaba
ángulo recto con la loma, formando lo que parecía una barrera entre los distintos

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páramos sobre el horizonte, que serían los de Guagra-huasi y Cocha-huasi, y a su vez
los de Jaramillo y Leyto. Tras ellos ya quedaba muy atrás y a la izquierda, el Cotopaxi
como volcán interandino.

Pero no era lo que se pudiera llamar un espectáculo, era una inmensa y


anchísima explanada baja, a la cual había que descender y tras acabar de ver las vistas,
eso era lo que precisamente se dispusieron a hacer Henry, Michael y el resto del grupo,
que acababan de conformar los porteadores.

—¡Mire señor, Los Llanganati! —señaló una montaña a lo lejos uno de los
porteadores, con el dedo índice, muy emocionado.

—Se equivoca, buen hombre, lo corrigió Henry tras consultar su mapa, esos no
son más que pequeños pichachos de la cordillera de Mulatos y están tan lejos de aquí
que probablemente tardaríamos varias semanas en llegar a esa zona.

—¿Está seguro, padre? Yo creía que estábamos ya en el mismo cerro de Guapa,


donde el famoso mirador de Valverde...

—No, Michael, aún nos queda mucho desgraciadamente.

—Estos desolados parajes explican claramente por qué tan pocas personas a lo
largo de la historia han logrado ver los lejanos Llanganati, padre. ¿Cree que estamos de
verdad en la región de Guapa?.

—Si lo estamos, deberían de verse los tres cerros Llanganati de Valverde,


respondió Henry mirando entonces hacia el Norte. En verdad no veo nada hijo, pero sí
te puedo decir que a nuestras espaldas queda también Ambató y toda su área
circundante, pero me temo que hasta que no estemos al menos cien metros más arriba
de la montaña, no veremos las dos colinas del Pongo que pertenecen a Guapa.

—Bueno, es posible, pero desde luego una cosa es cierta, seguimos los pasos
correctos entorno a la ubicación del Derrotero de Valverde.

Retomada la marcha tras la larga parada, y tras estar unos minutos observando las
vistas, bajaron a la enorme explanada a sus pies.

—Esa es la laguna de los anteojos, señores míos, les indicó uno de los
porteadores.

—Ahora, nos falta bajar a esta gran explanada y avanzar a la laguna de Los
Anteojos, padre, recuerde que por El Pongo pasamos entorno a las doce del mediodía,
y salimos de Píllaro ya pasadas las ocho de la mañana.

—Tienes razón, hijo.

El grupo comenzó a descender lentamente, y mientras bajaban despacio por el


camino, Henry y su hijo se descolgaron ligeramente del resto el grupo para hablar
tranquilamente entre ambos.

—Y bueno Michael, ahora que podemos disfrutar nuevamente de un rato a


solas, cuéntame si quieres qué tal fui como padre, no quise empezar a interrogarte al
comenzar nuestro viaje para dejarte tu sitio y eso, ya sabes...

—Lo entiendo. Bueno, padre, ya que pregunta, no tengo nada que reprocharle
en ese aspecto.

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—Puedes tutearme si quieres, después de todo, soy tu padre aunque todavía no
te haya criado, técnicamente, lo hizo, o lo hará mi otro yo. Vaya... supongo que después
de todo, lo correcto aquí sería decir que lo haré yo o que lo hice yo.

Ante la reflexión de su padre, Michael se sonrojó.

—De acuerdo. Bueno, que sepas que has sido un buen y cariñoso padre y
siempre me apoyaste cuando lo necesité, e incluso cuando estabas a veces muy
absorto en tu plan de salvar el Mundo, siempre encontrabas tiempo para poder
dedicármelo a mi.

Henry miró a su hijo y sólo vio una expresión cargada de gratitud en él.

—Me alegro de no haberte decepcionado entonces hijo. ¿Y qué hay de tu madre?.

—Bueno, siempre habéis tenido vuestras diferencias pero habéis tenido un


matrimonio lleno de amor, por eso te pido que arregléis vuestros problemas lo antes
posible, siempre hemos sido una familia unida.

—No es tan fácil hijo... cometí un error y no veo cómo arreglarlo. Ella nunca me
perdonará...

—Si le hablas desde el corazón, todo puede arreglarse padre, tan sólo inténtalo.

En ese momento llegaron abajo y lo que desde la cima les había parecido una
planicie, no lo era en absoluto, sino que estaba llena de colinas serpenteantes, alguna
de ellas con pendiente muy pronunciada, lo cual les hizo más pesado si cabe el camino.
Al Oeste de donde se encontraban, y a lo lejos, Michael divisó la laguna de Pisayambo,
la cual habían podido ver señalada en el viejo mapa de Guzmán, era una laguna
inmensa, de cuatrocientos o quinientos metros de largo de Oeste a Este y sobre unos
doscientos metros de ancho de Norte a Sur. A su vez, a la derecha de la misma, había
una zona pantanosa, por lo que avanzaron por el dorso de la colina.

Los pájaros se posaban alegres y revoloteaban sobre las aguas del pantano en
una clara invitación al grupo de exploradores que los observaba desde lejos. Muchos
de aquellos pájaros casi nunca se habrían encontrado con un hombre anteriormente,
por lo que según se acercaban a ellos, se echaban a volar, asustados de ellos. Henry
pudo distinguir entre las aves varios gansos, una bandada de patos salvajes y muchas
gaviotas lacustres, con el cuerpo y la cabeza blancos.

Según subían, se acercaron a la zona del desagüe de la laguna de Pisayambo y


allí vieron cómo se juntaban las corrientes de agua del río que los rodeaba, con otras
aguas más orientales. Aquella región antiguamente era conocida como Cocha-Huasi y,
probablemente ese nombre se corrompió con el transcurrir del tiempo, pasando a
denominarse Cuchi-Huasi.

Henry se fijó en que no había ninguna edificación en pie, cuando pasaron por el
centro del antiguo pueblo, aunque pudieron distinguir y deducir por las ruinas que
veían al pasar por lo que habrían sido las calles del antiguo poblado, que en su
momento varias casuchas de vaqueros indios habrían constituido el núcleo del mismo,
asimismo restos de lo que había sido un alto muro que protegía la zona estaban
desperdigados por el suelo.

—Este es el declive de la civilización, padre, incluso en una zona tan remota


apenas quedan ya vestigios de la presencia humana. El hombre abandonó los pueblos
y se trasladó a las grandes ciudades, donde contaminó todo el medio ambiente, lo cual
produjo que auto destruyéramos casi totalmente los ecosistemas existentes.

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—Ciertamente, hijo mío, son los signos de un medio de vida pasado, basado en
la agricultura, pero la despoblación o abandono de los pueblos se extendió a la mayoría
de países del Mundo.

A los lados del camino había muchas plantas llamadas en España piñuelos,
muy largas de hasta tres metros de diámetro, con una gran roseta central y que al
comienzo del tallo tenían unas espinas curvas a modo de protección. Uno de los
porteadores sacó varias fotos de ellas con su cámara digital.

Ya avanzada la tarde, llegaron a lo que antiguamente había sido, por lo que


parecían sus restos, una pequeña choza, y que era el último signo visible de
edificaciones antiguas en aquellos páramos sombríos. A doscientos metros de donde se
encontraban y en línea recta, había dos pequeñas y lagunas casi unidas entre sí,
formando entre ambas un precioso arco, las dos desembocaban en el cercano lago de
Pisayambo. De esa forma, iban encontrando los disntintos puntos que aparecían
marcados en el viejo mapa de Guzmán.

—Estas son las lagunas de Tambuleo, —dijo Michael a su padre.

En ese momento, todo el grupo se reagrupó y pararon en un principio durante


unos minutos para refrescarse, pero como ya comenzaba a anocher, decidieron ya
acampar ahí para descansar esa noche. Así que todos se prepararon para encontrar un
lugar propicio en los alrededores para pasar la noche. Y tras encontrar los restos de
una vieja cabaña, juntaron un montón de viejas ramas de árboles, que pudieron
recoger de los alrededores y con ello, todos se quedaron dormidos en el interior de la
misma, al abrigo del fuego.

A la mañana siguiente vieron que al Norte corría el pequeño río Guapante, que
recibía sus aguas de lo que parecía un conjunto de pequeñas lomas elevadas de los
páramos de Chalupas, y, el Quilindaña, magnífico entre ellos, se podía divisar en el
punto medio del horizonte. Al fondo, al Este de donde se encontraban, se vislumbraba
la silueta traicionera de un alto cerro, conocido como Anchilibí, que discurría hacía el
Norte, hasta lo que se conocía como los Páramos de los Mulatos.

—Allá al fondo, se encuentra la famosa Planicie donde está la laguna de los


anteojos, Michael, —le indicó Henry a su hijo, elevando el tono de su voz, debido a que
se había levantado un fuerte viento.

—Tenemos unas vistas magníficas desde aquí arriba padre, lástima que haga
tanto viento.

Por fin llegaron a Tiupungo. Henry sugirió que para acortar camino sobre el
trazado por Valverde, evitaran la Laguna y subieran por las altas cumbres, campo a
través. Tras caminar durante un largo trecho se toparon con otra expedición, Henry
conocía bien al líder de la misma, tras haberse informado de las que se produjeron en
el pasado. Era José Juan Alhazer, fotógrafo y expedicionario ecuatoriano, del que se
sabía que había conseguido llegar en su momento a la laguna pero se volvió junto a su
expedición con las manos vacías tras llegar extenuados y sin recursos.

—¡Buen vivir! —dijo el hombre a modo de saludo, cuando pasaron a su lado.

—¡Buenas tardes buen hombre! ¿Cómo va la jornada?.

—Hemos pertrechado unas tiendas por este llano, para establecer un


campamento cara a esta noche. Son bienvenidos a quedarse si quieren.

—Se lo agradecemos, buen hombre, pero estamos apurados, —respondió


amablemente Michael a José Juan.

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Más adelante cruzaron un pequeño arroyo, el cual sería una afluente del
cercano río, pero Henry no recordaba su nombre en esos momentos, al haberlo
descentrado el encuentro con la otra expedición.

—Tanta gente por un tesoro, —dijo de forma siniestra.

—Y lo peor, que nunca fue encontrado, corroboró su hijo dándole la razón.

Iniciaron el ascenso a un cerro cercano y cuando, trescientos metros más


adelante se adentraron en un pequeño bosquecillo, Michael aconsejó a su padre que
era un buen momento para acampar, ya que la noche comenzaba a echárseles encima.

Esa noche Henry quiso estar en una tienda él solo para meditar; los
remordimientos y la culpa por haber engañado a Jenniffer lo atormentaban.

—<<Te lo compensaré, repetía una y otra vez en su cabeza de forma metódica,


pensando en Jenniffer. No importa lo que deba de hacer para ello. Eres idiota Henry,
¿cómo engañas a tu querida Jenn, en qué pensabas?. Tras ello, Henry se dio tres
golpes con el puño en la cabeza como reprimenda>>.

Casi una hora después, se durmió, casi sin darse cuenta. A la mañana
siguiente, retomaron la marcha, y tras salir del bosque se toparon con una espesa
vegetación, con hierba que remataba en pico y los hacía pequeños cortes en la piel.
Muchos juncos, muy altos, surgían a su alrededor y el terreno estaba muy fangoso.

—Cuidado no se caiga a la ciénaga padre, lo avisó Michael.

Avanzar por aquella zona era muy difícil, iban muy despacio incluso con los machetes
que traían consigo.

—Estas dichosas hierbas, —dijo Henry.

Uno de los porteadores se acercó a ellos para hablarles.

—Se trata de la Chusquea aristata, que crece en los bordes de los parches del
bosque. En los parches más pequeños forma en ocasiones una barrera densa en los
límites. Y cuando la vegetación de los parches es más baja, esta crece entre pequeños
árboles de Polylepis como vegetación pionera. Es de tipo juncoso y muy típica en estas
alturas, les dijo.

A lo lejos, divisaron en lo alto lo que se conocía como el Cerro Hermoso, y por


fin, tras el mismo, se encontraban las famosas y misteriosas Montañas de Llanganati a
gran distancia en la lejanía; entre las mismas, podían distinguirse un pico y una silla.
Uno podía enmudecer ante semejante vista, pocas veces contemplada por el hombre.
Tras estar todo el grupo contemplando unos minutos el paisaje, completamente
embelesados por el mismo, retomaron la marcha.

—De acuerdo con el mapa, deberíamos de encontrarnos ahora en la Cordillera


de Anchudivis. En su momento, la expedición Boschetti no pasó de aquí, su grupo se
desesperó y se dio la vuelta derrotado, pero nosotros perseveraremos hijo mío-dijo
mirando muy orgulloso a Michael.

—Desde este punto, pasamos de los páramos hospitalarios a los páramos


hostiles, dijo entonces Michael, a modo de sentencia, tras mirar el límite que separaba
el camino por donde venían del siguiente trecho. Esta es, sin duda alguna la puerta de
lo inhabitable. Dejamos ahora también la zona técnicamente volcánica y más moderna
y nos adentraremos en las formaciones donde anidan los metales preciosos, dijo en voz
alta para sí mismo, como si se encontrara pensativo.

178
—El oro, hijo mío, el oro.

—En efecto.

Comenzaron entonces el pronunciado descenso del Anchudivis, bajaban por


precaución muy lentamente, para evitar que nadie se despeñase debido a un traspié o
algún desafortunado paso en falso. Desde arriba apreciaron que abajo del todo, había
lo que parecía una laguna, la cual se encontraba como encajada, como si alguien la
hubiera fijado en la zona, la vista era graciosa por la perspectiva, y sin duda alguna
muy peculiar desde luego. A su izquierda, por otra parte, se encontraba el gran macizo
del Sunchu-Urcu, también conocido como Pan de azúcar.

Al llegar a la llanura, se encontraron con un pantano muy traicionero e incluso


a Henry y a su hijo Michael, que no iban apenas cargados, les costó atravesarlo sin
hundirse hasta las rodillas. A ambos lados pudieron ver osamentas de varios animales
de ganado e incluso de algún perro pastor, que sin duda habrían sido devorados por
lobos u algún otro depredador existente en la zona.

Poco a poco, agachados, y vigilándose unos a otros para que nadie sufriera
ningún grave percance y con mucha cautela, fueron superando aquel obstáculo, lo cual
los llevó casi dos horas debido al escabroso terreno y la enorme amplitud del pantano.

Una vez al otro lado, Henry calculó que se encontraban ya muy cerca de la
famosa gran laguna de Auca-Coba, aunque para llegar a ella deberían de atravesar
primero el Río del Golpe, que transcurría por la región Norte del País, área donde se
encontraban. El río, muy sinuoso, nacía en una laguna cercana y tras recorrer muchos
kilómetros servía a su vez como afluente de otro río, el Yanacocha, el cual se
encontraba geográficamente entre los Llanganati y los Páramos de mulatos. Se trataba
ése, de un río navegable para pequeñas embarcaciones, con una anchura de 7 metros y
una profundidad cercana a los dos metros.

Tras pasar la noche a las orillas de la Auca-Coba, el grupo continuó el viaje, y,


mientras caminaban en dirección Noreste sobre una cordillera, tomando como
referencia el lago, Henry calculó que se encontraban ya sólo a poco más de día y medio
de marcha de su destino. Todo el trayecto estaba cubierto por una densa y espesa
vegetación, lo cual hizo que a Henry le viniera a la mente el libro del Paraíso perdido de
John Milton, <<Brillará más radiante nuestro esplendor, si sabemos convertir lo
pequeño en grande, lo nocivo en útil, la desgracia en prosperidad, y si doquiera
luchando con el anal, trocamos en bienestar el dolor por medio del trabajo y de la
paciencia>> (Milton, J., (1667). El paraíso perdido.

El terreno se elevaba cada vez más y Henry realizó una breve parada para echar
un pequeño trago de su cantimplora, antes de reemprender la marcha.

—Tenemos suerte de que no nos nieva, padre, —dijo oportunamente Michael,


sonriendo

—Tu madre eligió personalmente la fecha adecuada para realizar esta misión;
no creo que me perdonara si te pasara algo y, personalmente, yo tampoco me lo
perdonaría a mi mismo, querido hijo, replicó sabiamente Henry.

Media hora después, alcanzaron un inmenso lago, el cual, en la ruta de


Valverde, estaba marcado propiamente como Yanacocha del Derrotero de Valverde, y
que iniciaba un ligero descenso para a continuación y tras aproximadamente unos
trescientos metros, se encontraba una enorme región selvática, lo cual alertó al grupo
de soldados que encabezada la marcha de la expedición, quienes sacaron sus rifles, y
es que podrían encontrarse con algún felino en esa zona.

179
—Caminemos con cuidado por esta zona y, por favor, manteneos todos alerta,
señaló Martín, uno de los soldados, al grupo principal, tras acercarse a ellos.

Tras oír la advertencia, a Henry se le cayó el machete, lo cual provocó


indirectamente que Henry, tras recogerlo cuidadosamente, procediera a retrasarse
ligeramente respecto al resto del grupo principal y comenzó a marchar lentamente. En
su interior se retrotrajo a la época en que estuvo junto a sus amigos de joven en el
campamento de ciencias, y que fue justamente donde conoció a muchos de ellos. << Al
joven Henry se le cayó el machete, su amigo Juanma Lonxe, que se encontraba detrás
suyo, lo recogió por él y se lo devolvió a Henry.

El joven, larguirucho y delgado, y más débil que los del resto de su misma edad,
se podía decir que era uno de esos jóvenes sensibles que despiertan ternura al
instante de conocerlos; Juanma vestía pantalones deportivos de color caqui y a su
espalda cargaba con una mochila grande y color rojo de acampada de la marca Altus.
En sus orejas tenia puestos unos auriculares, los cuales iban conectados a un
walkman de marca Sony, se encontraba escuchando una cinta de cassette mientras lo
miraba con ojos que denotaban alegría.

Henry le hizo una señal con las manos, para que se quitara los cascos de su oreja
derecha.

—Gracias. ¿Qué estas escuchando, Juanma?.

—Waterfalls de TLC. Me encanta.

—Es muy buena canción, desde luego y ¡vaya ritmo! replicó a su vez Henry.

—¿Oye, puedo preguntarte una cosa, Henry?.

—Sí claro, ¿de qué se trata, Juanma?.

—¿Cual es la principal razón que te motivó venir a este campamento? es sólo


por curiosidad.

—Bueno, verás Juanma, siempre he querido hacer del Mundo un lugar mejor,
además, me encanta la naturaleza, los animales, las plantas... y querría... Henry hizo
una pausa.

—¿Sí?.

—Querría usar mi intelecto para preservarla, ¿sabes? la especie humana, los


hombres, en definitiva, nos estamos cargando el planeta poco a poco y...

—Te entiendo, y en cierto modo comparto tu opinión, Henry.>>

Henry volvió de nuevo en sí en ese momento, era curioso que se hubiera


acordado ahora de su viejo amigo, que años después del campamento había salido del
armario frente a él y el resto de sus amigos, habiendo sido aceptado por ellos sin
ningún tipo de rechazo. Cuando se produjo el cataclismo, vivía junto a su novio Álvaro
Skellington en Madrid, ambos sobrevivieron al asteroide y en la actualidad estaban
entre los que se encontraban actualmente de misión diplomática junto a sus otros
amigos, Pedro y Thomas.

Desde el punto donde se encontraban y habiendo dejado ya atrás la región de


la selva, Henry pudo divisar en dirección Oeste mirando hacia el Anchilibi, unos cerros
situados a gran altura, estando uno de ellos, con forma de torre, conformado por un
bello basalto el cual podía verlo brillar desde la distancia. Su hijo Michael, señaló en el

180
mapa de Guzmán los cerros, aunque se encontraban mal situados en el mismo,
estando más hacia el Norte de las lagunas de los anteojos.

Reanudaron pesadamente la marcha y, tras dos horas caminando por el dorso


de la cordillera en la que se encontraban, llegaron a un montículo rocoso, donde
pudieron ver varias vetas de cuarzo. Tras dejar el montículo atrás, torcieron hacia el
Este y bajando la cordillera, se plantaron poco después en una planicie situada en las
faldas del Sunchu-urcu.

Comenzaron entonces el lento ascenso al gran promontorio del Sunchu-urcu,


en cuya cima se levantaba un gran obelisco de roca negra, llamado por los indios
nativos como Pan de azúcar. La cuesta tenía una fuerte pendiente y una gran longitud,
disponiéndose en pequeños escalones consecutivos a modo de laderas. A mitad de la
subida, atravesaron lo que antiguamente había sido un pequeño arroyo, que de
acuerdo a la descripción del libro que los servía como guía, tenía grandes depósitos de
mica en el fondo del mismo.

Toda esta región, pocas veces había sido frecuentada por el hombre a lo largo
de la historia, salvo por pequeños grupos ocasionales de exploradores como ellos y era
muy común la presencia de Osos Negros por la zona, los cuales venían también
dibujados sobre el mapa y justo al lado de los dibujos había unas letras rojas de
advertencia; también podía uno cruzarse en esas colinas con otros animales, como
pumas y venados.

El Obelisco en sí, era una gran Esfinge natural, que había formado la propia
Naturaleza, se trataba de uno de esos raros milagros naturales, normalmente sólo
vistos muy de vez en cuando y todo el grupo se quedó maravillado al verlo,
contemplándolo durante unos minutos. Tenía un inusual trazado, con forma humana
que habría sido tallado naturalmente a lo largo de varios siglos. La cabeza, con forma
humana, dotada de unos grandes ojos, con una nariz chata y una boca en forma de
media luna, que parecía sonreirlos de forma sarcástica.

El grupo tomó varias fotos del Obelisco, desde distintas posiciones. Parecía casi
imposible para los ojos humanos que no hubiera realizado el hombre aquella escultura,
pero así era, totalmente natural y sin intervención humana alguna. Se despidieron de
la esfinge y continuaron el ascenso en dirección a la cima del dorso Norte del Sunchu-
urcu, Henry se sintió maravillado con todas las impresionantes vistas del paisaje bajo
suyo que podían divisarse a lo lejos.

Una de las cosas de estar en un sitio que apenas ha sido visitado por el hombre,
era justamente ése, ver nuevos puntos de vista del paisaje, y lo hacía a uno pensar en
que para descubrir todos los rincones ocultos al hombre, debería de recorrer palmo a
palmo todas aquellas montañas, ya que no bastaba con divisarlas solamente desde la
lejanía o desde otras rocas ya exploradas, ya que la sensación quedaría de esa manera
incompleta.

A su izquierda, y, cayendo a plomo desde donde se encontraban, el Sunchu-


urcu descendía poco a poco hacia el Norte, formando múltiples precipicios y grietas
inverosímiles, que luego se perdían en el río desaguadero de Yanacocha. Mientras
comían algo, Henry recordó una conversación que tuvo con su querida Jenniffer, hace
unos años, antes de la caída, acerca del perro y las vacas:

—<<Mira Henry, los chinos comen perros y sí, es algo bastante desagradable
dada nuestra postura y visión de occidentales, no es algo muy aceptado, pero aporta
muy buenos nutrientes al organismo y..

—No se trata de eso cariño, pues muy bien podríamos estar hablando de la
vaca y su mayor cantidad de proteínas, por ejemplo, el perro no es un animal destinado
al consumo, y... francamente...

181
—¿Sí, querido?.

—A mi juicio, es una absoluta falta de respeto hacia el perro y que muestra lo


poco agradecidos que somos los hombres como especie.

—¿Y cómo es eso, Henry?

—La asociación y vinculación existentes entre el hombre y el perro es única en


el Mundo, no existe tal afinidad con ninguna otra especie, ni siquiera con el gato, que
aunque doméstico, es mucho más desprendido e independiente, pero no van por ahí los
tiros, sin esa unión específica y colaboración especial existentes entre el hombre y el
perro, la especie humana no podría haber sobrevivido a la Edad de Piedra.

—¿Por?.

—La caza. Principalmente, el hombre y el perro se asociaron entre sí para ir de


caza y obtener comida, lo cual benefició a ambos y permitió que ambas especies de
mamíferos prosperaran. Así el perro pasó de ser cazado y ser utilizada su piel como
abrigo, a cazar junto al hombre y tenido cerca de la tribu como compañero, y el perro,
no lo olvidemos, desciende a su vez de una especie de lobo hoy ya extinta. El lobo, por
su parte y junto a todas las especies de cánidos existentes hoy día, descienden
primigeniamente del mítico Tomarctus, que estuvo más de 6,3 millones de años
existiendo sobre la superficie de la Tierra durante el Mioceno, y éste, a su vez,
evolucionó del Cynodictis, el cual habitaba las copas de los árboles durante el
Oligoceno y apenas era un poco más grande que una ardilla de la actualidad;
finalmente, el mismo era una evolución del Miacis, un pequeño mamífero carnívoro del
Eoceno, muy similar a la civeta, y que es el antecesor común de los osos, hienas,
felinos y cánidos existentes en la actualidad.

—Entiendo.

—Y existe una reflexión muy relacionada con esto, Jenn: "Los vástagos del
Tomarctus, transitan hoy día por rúas de urbes plagadas de descerebrados, que no se
hicieron cargo del camarada de sus ancestros, del prójimo que no habla, del que con
tesón, espera la fecha en que todo retorne a ser tan simple como lo fue antaño". Henry
se dio cuenta de que se estaba enrollando demasiado, —¿ves, Jenn? con la vaca nunca
ha existido tal simbiosis. Es comida y el perro, mascota.

Tras escuchar el discurso y explicación de su marido, a Jenniffer de dio un


ataque de risa.

—Jajaja. Tienes razón, Henry.

—Me alegro de que me cuentes todos estos detalles, mi amor.

—Y yo me alegro por poder compartirlos contigo, Jenniffer>>.

Por fin podían divisar al Sur desde donde se encontraban y mirando a su


derecha, el Yurac-Llanganati, o Cerro Hermoso, que se encontraba despejado como si
los diera la bienvenida, y a muy corta distancia de donde se encontraban. Ya solamente
les quedaba por recorrer, entre ellos y el Cerro, un cañón fluvial, análogo a otro situado
a su vez en dirección Oeste, pero éste era menos profundo. Se trataba del desaguadero
de Auca-cocha, que descendía en dirección Este y ya más allá del Cerro Hermoso se
desviaba hacia el Sur, camino al Pastaza.

La bajada se parecía a una larga escalera que bajara a un pozo, nunca los daba
la sensación de que dejaran de bajar, y por encima suyo sobrevolaban buitres que
revoloteaban alrededor, sin duda esperando un posible accidente de un miembro del

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equipo, que afortunadamente no se dio. El grupo parecía estar bajando como una
enorme oruga extendida, todo desperdigado a lo largo del sendero de bajada. Poco
antes de llegar al fondo del mismo, a Michael lo llamó poderosamente la atención las
enormes figuras cilíndricas de basalto de las estructuras rocosas de enfrente, parecían
lapiceros gigantes de roca.

—Ya estamos casi ahí —le dijo a su padre, señalando el ya cercano e inmediato,
Cerro Hermoso.

—Sin duda, tan sólo nos quedan tres últimos kilómetros hasta la cima y tras la
explanada, en lo más alto, se encuentra ya la laguna del tesoro, la laguna de Ayllon, en
Sigsig, antiguamente conocida como la laguna de "Zhin-Zham".

Y allí se encontraban, media hora después en la base del Cerro, que se erigía
sobre ellos como un gran rascacielos. Tras tomar varias de las restantes provisiones
que les quedaban y calculando tener suficientes para el regreso, decidieron acampar
por un breve rato antes de emprender el ascenso final. Que hiciera buen tiempo y no
estuviera cubierto de nieve el Cerro, los facilitaba mucho el ascenso.

—¡4.576 metros de roca!, —dijo Henry en voz alta, para que todo el grupo lo
escuchara.

—Ya casi palpamos el tesoro, señor, —dijo uno de los porteadores del grupo,
sonriendo.

—Por fin podremos salvar el Mundo, —dijo a su vez exultante Michael, y todo
gracias a ti, padre.

Frente a ellos se encontraba una montaña negra, con miles de picos negros, era
como un enorme erizo oculto acechando en la espesura, que sabes que está ahí, listo
para atacarte, esto claro, si los erizos fueran animales agresivos. La cima se componía
de cientos de dientes rocosos afilados que dejaban entrever el valle que había tras ellos.

Así pues, el grupo comenzó la última ascensión, iban con mucho cuidado por lo
abrupto del terreno, que podía ser traicionero. Tras subir un largo repecho del camino,
con mucha pendiente, se toparon con un conjunto de varias colinas superpuestas una
tras otra cada diez metros entre sí, mas o menos, las cuales circundaban
prudentemente por sus dorsos de forma sucesiva, alternándose estas con más
repechos de considerable pendiente.

En este punto, los resultó sumamente difícil avanzar, dado que todo el suelo
estaba lleno de vegetación cortante muy espesa, que se unía a las púas y filos de las
hierbas, torturándolos de forma indecible. Todo ello resultó en que el grupo se convirtió
en una larga fila, de la cual sólo se oían todo tipo de lamentos, quejidos y gritos
constantes a lo largo de la misma.

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Muchos sangraban bastante debido a las heridas, por lo que pararon un rato a
curarse y a beber de sus cantimploras, antes de retomar la marcha. Una vez retomada
la travesía y, tras pasar por una primera cresta, poco practicable, al igual que el resto
del terreno, bajaron con cuidado una garganta, la cual era recorrida por un sendero de
piedras y arenilla.

El grupo iba muy estirado, con Henry y Michael en su zona central y a veces
Henry perdía de vista al que tenia delante suyo, que se le adelantaba varias decenas de
metros. Era un ascenso muy vertical y cualquiera habría jurado que vista desde lo lejos,
la comitiva se asemejaría a un reguero de puntos móviles, que gateaban a ciegas hacia
el cielo mientras raspaban la roca, andando por el vértice de un prisma rocoso que
hubiera sido hecho por los albañiles de la Naturaleza, los cuales ya habían hecho antes
aristas casi tan perfectas como aquellas hasta el infinito.

Todos iban con el miedo en el cuerpo, ya que la caída de cualquiera de ellos en


cualquier punto de la cadena humana empujaría y arrastraría irremediablemente al
resto de los miembros del grupo al vacío.

Al llegar a la cima, casi tres horas y media después, mucho más tiempo del que
habían esperado emplear en subir, todos estaban exhaustos y se tumbaron durante un
buen tiempo en el suelo para coger aire, todos tenían los músculos agarrotados, el

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respirar se les hacia muy dificultoso debido a la elevada altura a la que se encontraban
y el corazón les bombeaba a tope, pero poco a poco todos se fueron reponiendo. Tras
ellos, a varios cientos de metros en dirección Sur, se encontraba por fin, la laguna del
tesoro.

Al llegar a la misma, los porteadores sacaron el equipo de excavación, mientras


que Henry y Michael se pusieron los trajes de buceo y así, mientras unos fondeaban la
laguna y exploraban el fondo, los otros se acercaron a los bordes del lago y
comenzaron a excavar en un borde de la misma, para hacer un pequeño camino.

Tras trabajar durante dos horas, consiguieron divisar el tesoro, el cual debido a
las ligeras corrientes de la laguna, se había desperdigado por una extensa zona. Con
palas y picos fueron trayendo los distintos objetos del tesoro a la orilla, había desde
utensilios de comer, a vasijas y múltiples estatuas y objetos decorativos de oro, una
gran cantidad de todo. Tras cargarlo todas las piezas existentes, lo cual los llevó casi
tres horas, Henry dio la orden de hacer un alto para comer y recobrar energías, antes
de emprender la ruta de vuelta al campamento base.

El viaje de vuelta se les hizo agradable y estuvo cargado de gran alegría en


todos los miembros del equipo, y mientras unos cantaban canciones y otros contaban
chistes, Henry y Michael, ahora encabezando temporalmente el grupo, pensaban en
nuevos planes a trazar a partir de ahora, una vez que por fin habían encontrado el
tesoro perdido de Atahualpa.

—Sabes, hijo, al llegar al complejo, deberíamos de añadir ciertas cosas sobre las
que estado pensando durante esta larga búsqueda.

—¿De qué se trata, padre?.

—Imagínate el siguiente supuesto, todo hipotético. Tomemos por ejemplo a Ben


Fisher, estudiante de química en la Universidad de Carolina del Norte, a finales de los
años 70. El joven Ben estaba desarrollando una fórmula química capaz de
descomponer rápidamente los residuos, pero desafortunadamente, antes de que
pudiera acabar el desarrollo de la fórmula, su madre contrajo un cáncer de colon, lo
que provocó que, desanimado, dejara sus estudios de químicas y comenzara unos de
Medicina en una Universidad de otro Estado.

—Entiendo.

—Resulta que, durante el resto de su vida no hizo nada destacado para el


desarrollo de la historia, no inventó ninguna cura del cáncer, no creó ninguna vacuna...
¿pero y si cogemos al joven Ben y lo motivamos a acabar su fórmula? vamos a llamarlo:
"Aprovechar el potencial no explotado de la Historia". Ten en cuenta, Michael, que sería
una opción únicamente de emergencia, ya sabes que no queremos alterar demasiado el
curso de la Historia después de todo.

—Hum... puede ser una buena idea, tienes razón, se lo sugeriremos al grupo.

Días después llegaron a Píllaro, donde se encontraban aún los restos del
campamento base, ya solamente les restaba una hora para llegar al lugar donde habían
ocultado la máquina del tiempo. Sin perder más tiempo del necesario, se dirigieron
hacia allí, era hora de pasar a la siguiente parte del plan.

Una vez al lugar del escondite, la destaparon, para proceder entonces a entrar
rápidamente en la máquina y fijaron en el panel las coordenadas de vuelta. Al llegar a
la base, los recibió Miles, con una sonrisa.

—¿Qué tal os ha ido, querido Henry?.

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Por toda respuesta, Henry lanzó un plato de oro al suelo. Al verlo, Miles los sonrió.

—Bien, bien. ¡Henry! —es hora de pensar en qué es lo primero que haremos a
partir de ahora.

—Siempre me ha gustado una buena reconciliación padre-hijo, Ana.

—A mí también. Es importante saber perdonar, Miguel.

—Y evitar repetir conductas tóxicas del pasado, hermanita.

—Y dejémosle los dramas a la que le gustan.

—¡Madre! —dijeron ambos a la vez en voz baja, antes de retomar la lectura.

186
Capítulo XXII. La Calma antes de la Tempestad

Ya de vuelta en la sede de la Iniciativa, todos pasaron varios días en la base


reflexionando sobre sus próximos planes. Como curiosidad y para relajarse un poco,
Henry decidió acudir un día como oyente a una de las clases de biología que se
enseñaban en las aulas del sótano de la planta -17. El profesor Charles, a quien
conoció al llegar el primer día a las instalaciones, era el profesor titular asignado a dar
las clases magistrales de la asignatura cuatrimestral.

Por su parte, Miles estuvo de acuerdo en que la idea que había tenido Henry
durante la búsqueda del tesoro, merecía ser tomada en consideración y la anotó en el
tablón de posibles alternativas.

—Cuando Henry entró en el aula, la clase ya había comenzado.

—No sólo tratamos de salvar o curar el Mundo por nosotros, sino también por
nuestros hijos, para que tengan un futuro en el que puedan vivir. Por eso debemos de
establecer las características o más bien el factor o factores determinantes, que
llevaron en su momento al lobo de pasar de ser un animal que acechaba a sus presas
escondido en los bosques o en las montañas, a asociarse con el ser humano y pasar a
vivir en los salones, jardines o terrazas de las casas.

En verdad, es algo fascinante si lo consideráis, ése lobo pasó a evolucionar y


convertirse en la actualidad en las distintas razas de perros que todos conocéis y eso es
lo que nos hace preguntarnos hoy: "si ya pasó una vez". Es decir, si hoy o mas
concretamente, antes de la caída, cuando esa antigua raza de lobo estaba ya extinta,
porque lo estaba, sí, pero como digo, si ya pasó una vez antes... ¿podría el lobo volver a
ser el mejor amigo del hombre, de nuevo? ¿y qué hay del resto de razas de lobos? ¿qué
tendría que ocurrir para que fuera posible?.

Y es que, todo parece indicar "que hasta la aparición de la agricultura y el


pastoreo, el hombre y el lobo compartieron el hemisferio norte sin hacerse una
verdadera guerra. Eso es lo que en su momento comentó el famoso naturalista español,
Félix Rodríguez de la Fuente, durante uno de los capítulos de su enciclopedia de la
fauna, el cual dedicó a este controvertido animal, al que llamaba también “el gran
proscrito”.

Y en efecto, así fue. De hecho, el ser humano y el lobo coexistieron durante


miles de años respetándose mutuamente como cazadores sociales, que en ocasiones
competían por las mismas presas, para pasar posteriormente a cooperar entre ellos,
momento en el cual se produjo la llamada domesticación del lobo. Y...tras varios
milenios de selección, el lobo acabó dando lugar al perro actual. Son prácticamente la
misma especie.

De hecho, su carga genética es tan parecida que pueden reproducirse entre


ellos”, dijo hace unos años el especialista Rubén Laso, investigador de la asociación
protectora de la fauna, Wild Iberian Nature y antiguo miembro del equipo encargado
del seguimiento del lobo en Madrid, España.

Eso sí, no se sabe con precisión, cómo ni cuándo se produjo esta primera
domesticación, aunque varios estudios apuntan a que su origen puede remontarse a
un período de entre veinte mil y cuarenta mil años, proceso que probablemente se
repitió en múltiples ocasiones en distintas partes del Mundo y a su vez en distintas
épocas, desde la Prehistoria hasta nuestros días. Desde luego, no fue algo que sólo
ocurriera con un único grupo aislado, y una sola manada de lobos.

Este apunte quizá pueda explicarnos por qué los "lobos “troquelados", es decir,
aquellos que son criados desde pequeños por las personas, pueden acabar teniendo

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una relación con el hombre parecida a la que se establece entre los perros y sus amos.
Así, queridos alumnos, es como lo afirmaron hace unos años tanto Carlos Sanz, biólogo
español del programa El Hombre y La Tierra y también trabajador del Centro del Lobo
Ibérico de Castilla y León, como el ya citado “Félix Rodríguez de la Fuente”, quien pudo
criar a más de un centenar de lobos a lo largo de su carrera profesional, y según él: “si
un lobo es criado por un ser humano desde sus primeros días de vida, y a ser posible
antes de que abra los ojos, puede llegar a ser tan noble, fiel, sumiso y cariñoso como
cualquier perro, o incluso más.

El trato, de hecho, es muy parecido, aunque la gran diferencia está en que “los
lobos troquelados van cogiendo confianza y poco a poco acaban perdiendo el miedo
instintivo que cualquier animal salvaje tiene a las personas”, pero por lo demás
mantienen sus instintos y comportamientos como lo harían en una manada en libertad.

En un momento dado y haciendo una leve pausa, Charles miró a Henry sonriéndolo y
lo saludó, a su vez Henry le devolvió el saludo con un gentil movimiento de cabeza.

—Así que para la siguiente clase muchachos debéis de venir con un trabajo
epigenético, quiero que sea una disertación según vuestra opinión personal con
motivos a favor y en contra sobre la convivencia futura con el lobo y cómo el lobo
antepasado del actual pero fue evolucionando y seleccionando los genes más propicios
para la adecuada convivencia con el hombre y desechando el resto, menos apropiados
para ello.

Una vez acabada la clase Henry y Charles charlaron durante un largo tiempo
sobre los pormenores de la empresa en la que se encontraba la Iniciativa, encaminada
a intentar salvar el Mundo y a todas sus especies. Vieron pasar en un momento
determinado a dos de los profesores de idiomas, en concreto a Luis Martínez, profesor
de español y a Nicolás Moramarco, el profesor de inglés, el cual los saludó a través de
la ventana.

La enseñanza de idiomas era algo imprescindible en la iniciativa debido a que la


integraban personas que habían pertenecido a varios de los antiguos países con
diferentes idiomas entre sí y en la Iniciativa sobre todo se quería fomentar el
entendimiento mutuo, con lo que las clases aunque eran en principio voluntarias
siempre contaban cada año con mucha asistencia. Todo el Mundo quería apuntarse a
ellas.

—Pues ahora que hemos encontrado el tesoro tras una ardua y difícil búsqueda
como bien sabes, no ha sido nada fácil desde luego la tarea, nos encontramos como
quien dice en la calma que precede a la tempestad Charles, se puede decir que estamos
descansando para coger energías y emprender el próximo paso en la misión, que es
establecer una empresa de forma discreta para poder comenzar a hacernos con las
piezas que necesitamos para construir el misil, es un proceso delicado.

—Entiendo Henry, es una importante tarea la que desarrolláis.

—No me seas modesto Charles, la formación de las mentes del mañana es casi
igual de importante.

Charles se sonrojó.

—¿Ves? Ése es el espíritu, —dijo Henry sonriendo. ¿Vendrás luego a la misa de


las 20 Charles? Vamos a pedirle al señor que nos de fuerzas para lo que se avecina.

—Contad conmigo, Henry.

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Esa tarde Henry acudió a la capilla acompañado de su mujer, su otro yo y del resto de
sus amigos.

La gente se fue acomodando en los asientos para la celebración de la eucaristía.


La mayoría de los supervivientes que se encontraban en la Iniciativa eran cristianos
católicos, la capilla tenía un pequeño retablo con una figura del señor cargando la cruz.
Henry hizo una ligera genuflexión ante la vela roja que representaba la presencia el
señor antes de sentarse junto a sus amigos. El sacerdote Tomás Clapton celebraría la
misa. Una vez colocados los cirios y la sagrada Biblia sobre la mesa miró a sus fieles.

—Queridos hermanos, hoy nos reunimos para compartir el octavo día de la


novena a la “Inmaculada Concepción de María”, y celebrar el amor de Dios hacia la
humanidad. Adviento es el tiempo de la esperanza en el que caminamos al encuentro
del Pastor , porque siempre estamos siendo buscados por Él, que se va a alegrar
cuando nos encuentre.

En ese momento, todos en la capilla se pusieron entonces de pie, unos chicos


empezaron a cantar en el pequeño coro de la capilla a los que se unieron muchos de los
presentes en la ceremonia.

—Alabaré, alabaré, alabaré, alabaré


Alabaré a mi Señor
Alabaré, alabaré, alabaré, alabaré
Alabaré a mi Señor.

Juan vio el número de los redimidos


Y todos alababan al Señor
Unos cantaban, otros oraban
Y todos alababan al Señor.

Alabaré, alabaré, alabaré, alabaré


Alabaré a mi Señor
Alabaré, alabaré, alabaré, alabaré
Alabaré a mi Señor.

Todos unidos, alegres cantamos


Glorias y alabanzas al Señor
Gloria al Padre, gloria al Hijo
Y gloria al Espíritu de amor.

Alabaré, alabaré, alabaré, alabaré


Alabaré a mi Señor
Alabaré, alabaré, alabaré, alabaré
Alabaré a mi Señor.

Acabada la canción todos los presentes se sentaron, Henry miró brevemente a


sus amigos y a su otro yo, en su mente se trazaban todos los planes una y otra vez cara
a lo que se venia. Esta vez tenían que tener éxito, debían de salvar el Mundo. El cura
retomó la palabra con la primera lectura.

—Primera Lectura: Números (24:2-7, 15-17 ): Y al alzar los ojos, vio Balaam a
Israel acampado por tribus. Y le invadió el espíritu de Dios. Entonó su trova y dijo:
«Oráculo de Balaam, hijo de Beor, oráculo del varón clarividente. Oráculo del que oye
los dichos de Dios, del que ve la visión de Sadday del que obtiene respuesta, y se le
abren los ojos. ¡Qué hermosas son tus tiendas, Jacob, y tus moradas, Israel! Como
valles espaciosos, como jardines a la vera del río, como áloes que plantó Yahveh, como
cedros a la orilla de las aguas. Sale un héroe de su descendencia, domina sobre
pueblos numerosos. Se alza su rey por encima de Agag, se alza su reinado.

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Entonó su trova y dijo: «Oráculo de Balaam, hijo de Beor, oráculo del varón
clarividente, oráculo del que escucha los dichos de Dios, del que conoce la ciencia del
Altísimo; del que ve lo que le hace ver Sadday, del que obtiene la respuesta, y se le
abren los ojos. Lo veo, aunque no para ahora, lo diviso, pero no de cerca: de Jacob
avanza una estrella, un cetro surge de Israel.
Aplasta las sienes de Moab, el cráneo de todos los hijos de Set. —En verdad
hermanos que hay veces que nos vemos perdidos en nuestra vida, que buscamos y no
encontramos respuesta y nunca está de más saber pedir ayuda, así el señor ayuda al
que lo necesita y se lo merece y le abre los ojos a nuevas opciones y allí él encuentra de
nuevo el camino.

Palabra de Dios.

—Gloria a ti señor Jesús.

Unos niños se cercaron al altar y procedieron a recitar las penitencias.

—Jesús, te pedimos perdón. —Por las veces que no nos tratamos bien en casa.

—Señor ten piedad.

—Por las veces que no ayudamos a los compañeros.

—Cristo ten piedad.

—Por las veces que no te damos gracias, te pedimos perdón.

—Señor ten piedad.

Todo el Mundo se puso de nuevo en pie, los chicos del coro empezaron a cantar
nuevamente.

—Hoy perdóname, hoy por siempre.

Sin mirar la mentira el vacío de nuestras vidas.

Nuestra falta de amor y caridad.

Hoy perdóname hoy por siempre.

Aún sabiendo que he caído.

Que de ti siempre había huido.

Aún regreso arrepentido vuelvo a ti.

Vuelvo a ti vuelvo a ti.

Vuelvo a ti vuelvo a ti.

—Queríamos también, así, enseñar de nuevo a los jóvenes que esta vocación,
esta comunión de servicio por Dios y con Dios, existe; más aún, que Dios está
esperando nuestro «sí». Junto con la Iglesia, hemos querido destacar de nuevo que
tenemos que pedir a Dios esta vocación. Pedimos trabajadores para la mies de Dios, y
esta plegaria a Dios es, al mismo tiempo, una llamada de Dios al corazón de jóvenes
que se consideren capaces de eso mismo para lo que Dios los cree capaces. Era de

190
esperar que al «enemigo» no le gustara que el sacerdocio brillara de nuevo; él hubiera
preferido verlo desaparecer, para que al fin Dios fuera arrojado del mundo.

Y así ha ocurrido que, precisamente en este año de alegría por el sacramento


del sacerdocio, han salido a la luz los pecados de los sacerdotes, sobre todo el abuso a
los pequeños, en el cual el sacerdocio, que lleva a cabo la solicitud de Dios por el bien
del hombre, se convierte en lo contrario.

También nosotros pedimos perdón insistentemente a Dios y a las personas


afectadas, mientras prometemos que queremos hacer todo lo posible para que
semejante abuso no vuelva a suceder jamás; que en la admisión al ministerio
sacerdotal y en la formación que prepara al mismo haremos todo lo posible para
examinar la autenticidad de la vocación; y que queremos acompañar aún más a los
sacerdotes en su camino, para que el Señor los proteja y los custodie en las situaciones
dolorosas y en los peligros de la vida.

Si el Año Sacerdotal hubiera sido una glorificación de nuestros logros humanos


personales, habría sido destruido por estos hechos. Pero, para nosotros, se trataba
precisamente de lo contrario, de sentirnos agradecidos por el don de Dios, un don que
se lleva en «vasijas de barro», y que una y otra vez, a través de toda la debilidad
humana, hace visible su amor en el mundo.

Así, consideramos lo ocurrido como una tarea de purificación, un quehacer que


nos acompaña hacia el futuro y que nos hace reconocer y amar más aún el gran don de
Dios. De este modo, el don se convierte en el compromiso de responder al valor y la
humildad de Dios con nuestro valor y nuestra humildad. La palabra de Cristo, que
hemos entonado como canto de entrada en la liturgia, puede decirnos en este momento
lo que significa hacerse y ser sacerdotes: «Cargad con mi yugo y aprended de mí, que
soy manso y humilde de corazón

(El Cura se acerca entonces al leccionario que está sobre el altar y lo toma y
acompañado por dos chicos con velas, lo lleva solemnemente al ambón). Dos niños más
se acercaron con las ofrendas, unas flores y un canasto con panes.

Henry procedió como todos los asistentes a realizarse la señal de la cruz sobre la frente,
los labios y el corazón ya que empezaba la segunda lectura de la misa.

—Procedamos a la lectura del Evangelio de Lucas (1:26-38) -Al sexto mes fue
enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a visitar a
una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de
la virgen era María. Y entrando, le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.»
Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo.

El ángel le dijo: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios;
vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús.
El será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de
David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin.»
María respondió al ángel: «¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?» El ángel le
respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su
sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios. Mira,
también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto mes
de aquella que llamaban estéril, porque ninguna cosa es imposible para Dios.» Dijo
María: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.» Y el ángel
dejándola se fue. Palabra de Dios

—Gloria a ti señor Jesús.

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Los niños del coro empezaron a cantar otra canción:

La Virgen sueña caminos, está a la espera.


La Virgen sabe que el niño, está muy cerca.
De Nazaret a Belén hay una senda.
Por ella van los que creen, en las promesas.

Los que soñáis y esperáis, la buena nueva.


Abrid las puertas al Niño, que está muy cerca.
El Señor, cerca está; él viene con la paz.
El Señor cerca está; él trae la verdad.

En estos días del año, el pueblo espera.


Que venga pronto el Mesías, a nuestra tierra.
En la ciudad de Belén, llama a las puertas.
Pregunta en las posadas, y no hay respuesta.

Los que soñáis y esperáis la buena nueva.

La tarde ya lo sospecha: está alerta.


El sol le dice a la luna, que no se duerma.
A la ciudad de Belén, vendrá una estrella.
Vendrá con todo el que quiera, cruzar fronteras.

Los que soñáis y esperáis, la buena nueva.


Abrid las puertas al Niño, que está muy cerca.
El Señor, cerca está; él viene con la paz.
El Señor cerca está; él trae la verdad.

El cura tomó nuevamente la palabra:

—A cada intención, te pedimos señor: Que tu Palabra nos guíe. Para que todos
los hombres del mundo lleguen a conocer tu Palabra. Oremos. Para que tu Palabra nos
haga conocerte y amarte más. Oremos. Para que los chicos que están en la catequesis
sean cada día más amigos de Jesús. Oremos. Para que todos nosotros vivamos de
acuerdo a lo que nos enseñas en tu Palabra. Oremos.

—Saludemos ahora a Dios, nuestro Padre, con la oración que nos enseñó Jesús:

Padre nuestro, que estás en el cielo.


Santificado sea tu Nombre.
Venga a nosotros tu reino.
Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día.


Perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.

Amén.

192
—Y a continuación, vamos a pedirle a la Virgen María que nos ayude a entender y
practicar las enseñanzas de Jesús. Digamos con amor.

Todos: —Dios te salve María,


llena eres de gracia.
El Señor es contigo.
Bendita tú eres entre todas la mujeres,
y bendito el fruto de tu vientre, Jesús,
Santa María, madre de Dios,
Ruega por nosotros pecadores.
Ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén.

Sacerdote:

—El Señor esté con vosotros.


Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario,


es nuestro deber y salvación,
darte gracias, Padre santo.
Siempre y en todo lugar,
por Jesucristo, tu Hijo amado.

Por él, que es tu Palabra, hiciste todas las cosas;


tú nos lo enviaste,
para que, hecho hombre por obra del Espíritu Santo,
y nacido de María, la Virgen,
fuera nuestro Salvador y Redentor.

Él, en cumplimiento de tu voluntad,


para destruir la muerte
y manifestar la resurrección,
extendió sus brazos en la cruz,
y así adquirió para ti un pueblo santo.

Por eso,
con los ángeles y los santos,
proclamamos tu gloria, diciendo:

Santo, Santo, Santo es el Señor,


Dios del Universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.

193
—Queridos hermanos:

Jesús nos está invitando a recibirlo en su Cuerpo y en su Sangre.

Comulgar es recibir a Jesús.

Es decirle «sí» a Jesús.

Es renovar nuestra amistad con Él y querer parecernos cada día más a Él.

Santo eres en verdad, Señor, fuente de toda santidad;

Por eso te pedimos que santifiques estos dones con la efusión de tu Espíritu, de
manera que sean para nosotros cuerpo y sangre de Jesucristo, nuestro Señor.

El cual, cuando iba a ser entregado a su Pasión, voluntariamente aceptada,


tomó pan, dándote gracias, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo:

Tomad y comed todos de él, porque esto es mi cuerpo, que será entregado por vosotros.

Del mismo modo, acabada la cena, tomó el cáliz, y, dándote gracias de nuevo, lo pasó a
sus discípulos diciendo:

Tomad y bebed todos de él, porque éste es el cáliz de mi sangre, sangre de la alianza
nueva y eterna, que será derramada por vosotros y por todos los hombres para el
perdón de los pecados.

Haced esto en conmemoración mía.

Éste es el Sacramento de nuestra fe.

-Anunciamos tu muerte,
proclamamos tu resurrección.
¡Ven, Señor Jesús!.

Aclamad el Misterio de la redención.

Cada vez que comemos de este pan,


y bebemos de este cáliz,
anunciamos tu muerte, Señor,
hasta que vuelvas.

Cristo se entregó por nosotros.

Por tu cruz y resurrección


nos has salvado, Señor.

—Así, pues, Padre,


al celebrar ahora el memorial
de la muerte y resurrección de tu Hijo,
te ofrecemos el pan de vida y el cáliz de salvación,
y te damos gracias porque nos haces dignos de servirte en tu presencia.

194
Te pedimos humildemente,
que el Espíritu Santo congregue en la unidad a cuantos participamos
del Cuerpo y Sangre de Cristo.

Acuérdate, Señor,
de tu Iglesia extendida por toda la tierra;
y reunida aquí en el domingo,
día en que Cristo ha vencido a la muerte
y nos ha hecho partícipes de su vida inmortal;
y con el Papa, con nuestro Obispo Norberto
y con todos los pastores que cuidan de tu pueblo,
llévala a su perfección por la caridad.

Acuérdate también de nuestros hermanos


que durmieron en la esperanza
de la resurrección,
y de todos los que han muerto en tu misericordia;
admítelos a contemplar la luz de tu rostro.

Ten misericordia de todos nosotros,


y así, con María, la Virgen Madre de Dios,
los apóstoles
y cuantos vivieron en tu amistad
a través de los tiempos,
merezcamos, por tu Hijo Jesucristo,
compartir la vida eterna
y cantar tus alabanzas.

—Por Cristo, con él y en él,


a ti, Dios Padre omnipotente,
en la unidad del Espíritu Santo,
todo honor y toda gloria
por los siglos de los siglos.

Amén.

Se formaron dos grupos, que poco a poco fueron recibiendo la hostia sagrada,
Henry fue uno de los últimos en recibirla. Al volver meditó rezando en silencio
mientras estaba de rodillas.

Henry desconectó de nuevo un rato mientras la ceremonia seguía y todos se


iban dando la paz correspondiente de la misa. Cuando volvió en sí, el cura ya estaba
dando la bendición de despedida que finalizaba la ceremonia.

—Volvamos a nuestros hogares revestidos con la alegría de saber que Dios nos
ama y siempre sale a nuestro encuentro.

195
—No perdamos la fe, es muy importante en estos tiempos que corren, Ana.

—Ya, de todas formas, supongo que no solamente había cristianos en la instalación,


¿verdad, Miguel?.

—Si te refieres a la pequeña Mezquita del complejo, para los seguidores musulmanes,
la mencionan en el segundo tomo, Ana. Creo que el haram la construyeron más
adelante en la úlima planta del subsótano, junto a la alquibla.

—Dice padre que también habían construido un pequeño Mandir para los hindúes en
esa planta, Miguel.

196
Capítulo XXIII. Redecorando

Constantinopla denota y hace patente, físicamente, una nueva concepción


urbana… El sistema metropolitano de la nueva capital, se cimenta en la presencia
clave de su emblema, real y simbólico, del emperador y de su ilación con los
habitantes de la urbe. El emplazamiento y la charnela física de aquella relación,
cargada de innumerables vínculos simbólicos, era la platea (o el Katisma) de las
apariciones del emperador, el que estaba intrínsecamente unido al palacio y se
reflejaba de forma directa en el hipódromo. Era éste el lugar de las mas numerosas y
arreboladas congregaciones populares, y que estaba adornado y embellecido con
estatuas y elementos decorativos, cargados estos de alegorías al emperador divinizado y
representado en forma de estatua como el dios Apolo.

Este arreglo infraestructural, fue un componente arquetípico y gubernamental


de carácter primario… Constantino pretendió evocar en el estadio del hipódromo, los
ingredientes más característicos de lo que fue Roma, lo que pone en evidencia su
pretensión de afianzar la prolongación de Constantinopla con la Metrópoli.

En la reformadora planta urbana Constantiniana, los ejes de desarrollo de la


ciudad parten del palacio imperial (o acaban en él). Contaba la ciudad con calles
porticadas y enriquecidas con columnas honorarias, designadas para los itinerarios
triunfales y procesionales… y contaba también la urbe con otras calzadas, trazadas
hipodámicamente con respecto a las principales. Estaba también dotada, con la
presencia de un gran complejo clerical, un edificio dedicado a los santos apóstoles, rico
en significados simbólicos referidos siempre al emperador y con un uso casi seguro
como mausoleo.

El centro habitado en el interior de la basta muralla, además de contar con un


organizado y jerarquizado tejido residencial, se llenó enseguida de iglesias, de edificios
destinados a funciones públicas o asociativo-corporativas, de sedes para las actividades
comerciales, de talleres de artesanos, etc. Estos últimos estaban ubicados en las
plantas bajas de los edificios de viviendas. En general, las grandes vías porticadas de
la ciudad, se transformaron enseguida en verdaderos mercados con carácter de zoco.

"La ciudad contaba también con grandes acueductos e importantes


instalaciones portuarias, además de una de las murallas técnicamente mas avanzadas
de la época…” (Vittorio Franchetti Pardo, 2011, La ciudad. El Nacimiento de la ciudad
en Occidente).

"Y eso fue lo que ocurrió. Calcedonia era la ciudad de los ciegos, a la que se
había referido el Oráculo de Delfos. Y por lo tanto, Byzas fundó su ciudad frente a ella,
tal como había ordenado el Oráculo. Le puso Bizantion, un nombre derivado del suyo
propio, pero la conocemos más por la denominación latina que con el tiempo, le dieron
los romanos: Bizancio.” (Isaac Asimov; 1996).

Henry se encontraba a solas con Jenniffer en el despacho, habían dejado a Jet,


el cyborg de seguridad, fuera del mismo, vigilando la puerta para que nadie entrase. Él
habia estado leyendo un libro de Historia Bizantina que se encontraba en el despacho.

—Me lo debes, Henry, considéralo como un primer paso para enmendarte —le
dijo Jenniffer, cuando dejó de leer.

Henry dio unas vueltas sobre sí mismo, pensativo.

—Cariño, esto no es algo así como coger un caramelo perdido.

197
—Bueno, querido, tampoco es como que vayamos a hacer ninguna locura, no sé,
como por ejemplo... evitar el hundimiento del Titanic, o... no sé, evitar el incendio en el
Hindenburg, avisar a Ucrania del ataque de Rusia meses antes del mismo, o al
gobierno de la URSS de que en la central de Chernobyl iba a estallar el reactor, pero es
que también nos podríamos plantear evitar la destrucción de las Torres Gemelas... son
todas ellas, Henry, cosas que podríamos habernos planteado... pero que algún
caprichoso, y no daré nombres ahora, ha descartado. Y tampoco sabría decir el por qué
—dijo Jenniffer enfadada.

—Cosas que causarían una disrupción tan brutal en la línea temporal, querida,
que podrían causar la destrucción misma de la existencia —dijo el joven Henry,
interrumpiendo a su esposa al considerar que estaba en una línea peligrosa de
conversación.

—Se trata simplemente de aprovechar una oportunidad, la estatua se destruyó


en un incendio en lo que es hoy Turquía, entonces una región del antigua Imperio
romano Bizantino, en Oriente. Y bueno, claramente se sobreentiende que
supuestamente fue destruida en el mismo. En su momento había webs que no lo
aseguraban con absoluta rotundidad... ¡llámalo un vacío legal! y además...

Jenniffer miró a Henry, antes de proseguir con su argumentación.

—Ya que estamos, mi amor, y cambiando un poco de tema, estos días se me ha


ocurrido otra posible ubicación potencial para establecer una base secundaria de
operaciones, además de la de Cuba, que será esencial en nuestro plan de salvar la
Tierra.

—Bueno, de acuerdo, pero esto será una misión exclusiva tuya, yo me


mantendré por una vez al margen.

—No te preocupes querido, las chicas nos encargaremos de esto, sé la ubicación


exacta de la estatua y la época en la que supuestamente fue destruida, si vamos Laura
y yo a unas semanas antes del incendio...

—Ya, —la cortó Henry, me puedo hacer una idea cariño. ¿Y dime, cuál es tu
sugerencia para la segunda base de operaciones?.

—Pues estuve pensando en otro sitio como el primero, que estuviera inaccesible
en el momento clave que a nosotros nos interesa, el cual es, por supuesto antes del
cataclismo.

—Naturalmente, ¿y?...

—No seas tan impaciente, cariño.

—Vale, perdona, te dejo hablar.

—Y verás, resulta que es un sitio ideal para nuestros propósitos, igual que El
Encanto. Imagínate el lugar casi paradisíaco perfecto y lugar de veraneo de la mayoría
de Europa en su época, sitio que, vamos a decirlo, sufrió un pequeño percance en
modo de invasión turca y desde entonces quedó aislado para el resto del Mundo,
abandonado y deteriorándose poco a poco. Era un lugar con bellas playas y un
fantástico complejo hotelero recién nuevo a donde acudían muchos actores y actrices
de renombre de Hollywood todos los veranos, como por ejemplo, Richard Burton,
Brigitte Bardot o la mismísima Elizabeth Taylor, quien tenía su hotel favorito en la isla
y todo, el Hotel Argo...

198
—Desde luego suena ideal para nuestro plan, reconozco que vas bien
encaminada.

—Y la ciudad en cuestión es...

Jenniffer dejó unos segundos de hablar para mantener el suspense.

—¡Ay, ya!, ¡dílo ya Jenn!, por favor, qué tortura.

—Esto es para que sepáis cómo nos sentimos el resto la mayoría de las veces,
cuando sois vosotros, los dos Henrys, quienes vais tramando por vuestra cuenta los
planes, que en realidad son de todo el grupo.

—Me empiezo a hacer una idea y no es no muy agradable, querida.

—Comienzos de los años setenta, Chipre... ¿te dice esto algo ya?.

Y con tan sólo eso y aunque pareciera increíble, Henry cayó en la cuenta.

—¡Ah... ya!.

—¡Varosha! —dijo Jenniffer sonriendo, el fabuloso centro turístico de


Famagusta en Chipre, qué gran pérdida fue, el que quedara aislado del resto del
Mundo en 1974 —dijo melancólicamente. Se podría decir, que era La Riviera francesa
de Chipre.

El joven Henry, sorprendido, miró a su mujer de forma respetuosa, a modo de


reconocimiento.

—La verdad es que todo debe de ser valorado en su justa medida, te has
superado a ti misma, enhorabuena querida, es el sitio ideal para nuestros propósitos.
Te dejaré que informes tú misma al grupo. Y ya que estás, dile también a Laura que los
dos Henrys, como nos llamais todo el Mundo aquí en la base, aprobamos vuestra
misión decorativa —dijo entonces Henry a modo de sorna, lo cual hizo reír a Jenniffer.

Jenniffer dejó a Henry en el despacho y se dirigió a la planta de las aulas de


idiomas, ya que había concertado una reunión con el profesor de alemán para
preguntarle unas cosas al final de la clase de las 10:30, pero al llegar al piso, la clase
ya había acabado y el profesor ya se había marchado a la cafetería, con lo que Jenniffer
decidió ir a la sala de proyecciones para informar al resto del grupo.

Según avanzaba por el pasillo, pasó por el exterior del aula de inglés, donde el
excelente profesor Nicolás Moramarco, se encontraba aún dando la clase de C2,
correspondiente a sus alumnos. La puerta estaba ligeramente entreabierta y Jenniffer,
mientras avanzaba por el pasillo, pudo escuchar durante unos instantes y en silencio,
parte de la clase.

199
—So, Marcos, what´s your take on climate change?

—Well, I should say, first of all, that we are all concerned about climate change,
and saying this sentence in the past, before the great catastrophe would have seemed
banal, like a but, when it seems like a problem only for future generations, who would
say, "Will climate change affect me?". And that's the thing, we all know the damage we
humans did to the Earth and how climate change was basically destroying it, but
hardly anyone did anything to prevent it. In the end, no matter what anyone cares
about, climate change was already affecting our world and all countries should have
united to prevent it.

—What about you, Julia?

—I have to say that the saddest thing is that although everyone knew about
climate change, only a few did something to prevent it.

—All right, you two, you're the best. And now let's rock and roll, guys. Here you
have these sheets that I'm going to hand out, we're going to do a cloze test.

Tras el breve receso, Jenniffer saludó a través de la puerta a Nicolás antes de proseguir
su camino hacia la sala de cine. Una vez allí, sacó silenciosamente a Laura de la misma
y de camino le fue explicando el plan.

—Y bien, el Palacio de Lauso, el...

—El Chambelán imperial, sí, el cual, anteriormente había sido eunuco. Tenía
una impresionante colección en el mismo, y es que era un gran admirador del arte. No
sólo poseía la estatua del Zeus de Olimpia, una de las 7 maravillas de la antigüedad
sino que también tenía la Hera de Samos, la Atenea de Lindos, y la Afrodita de Cnido,
entre otras muchas.

—Impresionante.

—¿Y cuál es el plan, Jenniffer?.

—Nos haremos pasar por emisarios del emperador, Flavio Zenón, para
participar en un proyecto privado de restauración de la estatua. Esto nos dará la
cobertura perfecta para desaparecer con la Estatua poco antes del incendio, llevaremos
con nosotras un conjunto primitivo de poleas para poder moverla y a varios

200
voluntarios como ayudantes. Henry nos ha dado luz verde y libertad de acción. Creo
que nos acercaremos al palacio desde la famosa Mese, la calle principal.

—Es una buena idea.

—Pero aquí he de matizar, que sólo nos haremos pasar como meros artistas, no
tomando parte en las disputas entre el Emperador, que ése año tuvo que huir a
comienzos de año y refugiarse en Antioquía, donde estuvo hasta veinte meses
escondido, debido a la revuelta provocada por los partidarios de Basilisco a resultas del
origen Isauro del emperador Zenón, lo que generó cierto recelo y desconfianza entre
muchos de los habitantes de Constantinopla en esa época.

Las dos chicas se dirigieron al despacho Presidencial, donde las estaban esperando el
resto de sus amigos, los principales miembros del Gobierno.

—Bueno, —comenzó Miles a hablar, nos encontramos aquí reunidos, porque el


joven Henry ha decidido dar permiso a Laura y Jenniffer, para que...

Miles miró a los presentes antes de continuar.

—¿Es que alguien quiere añadir algo? —me pareció oir un ruido—. ¿No?
continuemos pues, —decía que, apartándonos momentáneamente de nuestra misión
principal, las chicas vayan a obtener ciertas esculturas para... no sé, digámoslo de
forma elegante, ¿no?... para decorar un poco el recinto. ¿Pero, por qué no nos lo explica
mejor un poco antes el propio Henry?.

—¡Vaya, eso no es propio de ninguno de los dos Henrys! —dijo riéndose Miles,
mientras simulaba otra voz.

El joven Henry tomó entonces la palabra.

—Pues resulta que Jenniffer me estuvo hablando de la conveniencia de decorar un


poco el complejo, y veréis, tendiendo en cuenta que dichas obras de arte van de todas
formas a desaparecer para la historia y que de hecho, este mismo complejo no existirá
una vez que...

—Si lo conseguimos, quieres decir, Henry —dijeron varios a la vez.

—Salvaremos el Mundo y la historia, ¿de acuerdo? ¡No quiero volver a ver esas
actitudes pesimistas"! —dijo ligeramente enfadado Henry al resto.

—Perdona, no te enfades.

—Hum... bueno, vale, dejémoslo ahí por el momento, pero desde ahora no
quiero que ninguno de nosotros cuestione el plan. Y dicho esto, quisiera comentar que...

—Laura y yo vamos a robar la famosa estatua del Zeus de Olimpia que


construyó el gran Fidias —dijo rápidamente Jenniffer, sin poder contenerse e
interrumpiendo al joven Henry.

—¡Cariño, quería decirlo yo!.

—Haber sido más rápido, cielo.

Entonces, pasó a hablar Laura...

201
—Pero hablemos un poco de la ciudad y sobre su origen primero, Jenniffer,
para que así nos escuchen nuestros amigos, seguro que el Presidente querrá escuchar
esto, y si no luego le daré una colleja —dijo Laura riéndose.

—Oh, entiendo, el Presidente desde luego no quiere recibir la colleja y


ciertamente quiere escucharlo todo —replicó entonces Miles burlonamente.

A partir de ese instante, todo pasó a ser básicamente un diálogo entre Jenniffer y Laura,
siendo ocasionalmente interrumpidas por alguno de los dos Henrys. Laura fue la
primera en hablar...

—Bueno, comencemos entonces. La ciudad, fue fundada originalmente por los


griegos como Bizancio, en el año 667 antes de Cristo, y Bizas, también conocido como
Bizante, fue su fundador.

—En efecto, Laura, y he de decir, que comúnmente se admite que la ciudad era
originariamente una colonia de la ciudad griega de Megara. En el año 628 antes de
Cristo, tuvo lugar una primera ampliación de la ciudad, con gente venida de Megara
liderada por Zeuxipo. La diosa Hera era la patrona de la ciudad. En esos primeros años,
la ciudad la dirigió una monarquía, que con el tiempo dio paso a un sistema
aristocrático.

—Y déjame decirte, Jenniffer, pero Bizancio producía una gran cantidad de


cereales y de frutos, los cuales enviaba a la metrópoli. Acorde al famoso historiador
griego, Polibio, Grecia obtenía de Bizancio tanto cuero, como esclavos, miel, cera y
salazones, y le daba a cambio aceite y vino. A pesar de esta prosperidad, el peligro
acechaba continuamente a la colonia, ya que ésta estaba rodeada por distintas tribus
tracias enemigas y expuesta constantemente a intrusiones, tanto de los tracios como
de tribus bárbaras.

—Bizancio tenia una envidiable posición estratégica, Laura, ya que estaba


situada a la entrada del Bósforo, lo cual la posicionaba como controladora del acceso al
mismo, y es que el emplazamiento era inmejorable: se ubicaba sobre una península de
forma curvada y fácil de defender, la cual creaba un golfo profundo y resguardado
donde cobijar varios puertos, llamado el "Cuerno de Oro". Constantinopla era
básicamente el almacén del mundo griego, pues era una zona de paso ineludible para
las naves cargadas de trigo y otros cereales que cruzaban la zona, las cuales tenían que
pagar tributo de paso por ello.

—Ciertamente chicas, el promontorio se levantaba en una situación estratégica


ideal, custodiando el mar de Mármara, que era el paso necesario para alcanzar el
Mediterráneo, y el estrecho canal del Bósforo que conducía hacia el mar Negro. A la vez,
era también el punto más cercano entre el continente europeo (Tracia) y el continente
asiático (Bitinia). Por todo ello, era un lugar estratégico fundamental para los
comunicaciones y el transporte/comercio de la parte oriental del imperio y, por tanto,
para su control —dijo el viejo Henry participando en la conversación.

—Ya está el aguafiestas interrumpiendo una vez más, —dijo Jenniffer riéndose
de la versión joven de su marido.

—¡Si ha sido el otro! —repuso el joven Henry riéndose.

—No os olvidéis de llevar atuendos de trabajadoras Imperiales para integraros


mejor, —dijo Miles, riéndose a su vez.

—El Presi, que se esté calladito ahora —dijo Laura—. Esta es una tarea
solamente de las chicas. Dejadnos tener también nuestro momento de gloria.

202
—¡Ahí le das dado, Jenniffer! y por tanto, continuaré. He de decir, que ante todo
esa función como cerrojo del Bósforo que desempeñaba Constantinopla en el Mundo
antiguo, explica a su vez que tanto Atenas como Esparta se disputaran continuamente
su alianza con la colonia, y que los príncipes que querían debilitar a estas potencias y
ejercer algún tipo de influencia sobre Grecia, trataran de asegurarse su posesión.
Bizancio, cuya historia es menos conocida que otras pequeñas ciudades polis de la
antigua Grecia, poseyó, no obstante, un gran papel político durante el siglo IV antes de
Cristo.

—Y así llegamos, Laura, al año 324 después de Cristo, cuando el Emperador


Constantino, vence al coemperador romano Licinio (Flavio Valerio Licinio Liciniano,
emperador entre 250 y 325 d.C.), transformándose en el hombre más poderoso del
Imperio Romano y quedando como único emperador. Fue también el primer emperador
en detener la persecución de los cristianos y dar libertad de culto al cristianismo,
junto con todas las demás religiones en el Imperio romano, con el Edicto de Milán en el
año 313 después de Cristo. Religión que como sabéis, a la larga terminaría
convirtiéndose en la religión oficial del Imperio. En ese contexto decidió convertir la
ciudad de Bizancio en la capital del Imperio, comenzando unas obras a gran escala
encaminadas a embellecer, recrear y proteger la ciudad. Para ello, utilizó más de
cuarenta mil trabajadores, la mayoría de los cuales eran esclavos godos.

—Claro, Jenniffer, y de esa forma Bizancio fue incluida en el proyecto de


reajuste geográfico del imperio concretado por Constantino. Y así, entre el año 324 y el
330, dio carta blanca a sus equipos de arquitectos y de decoradores, para embellecer
la vieja ciudad griega y darla el rango de residencia imperial. La ciudad fue entonces
adornada con numerosas obras de arte, las cuales eran seleccionadas y enviadas desde
todas las provincias del Imperio romano. El 11 de Mayo del 330 d.C. se celebró la
ceremonia de inauguración de la nueva ciudad, Nueva Roma, o Constantinopla.

—Una cosa que añadir, Laura, la ciudad fue reconstruida a semejanza de


Roma, por eso el nombre inicial que le dio Constantino de Nueva Roma, y constaba de
catorce regiones, con foro, capitolio y senado, y su territorio fue considerado suelo
itálico, lo que quiere decir, que estaba libre de impuestos. Y al igual que la capital del
Imperio, Roma, tenía también siete colinas, pero tendría que decir que al principio no
tuvo el mismo rango que la antigua Roma, ya que por ejemplo era gobernada por un
procónsul y no por un prefecto urbano y tampoco tuvo pretores, tribunos ni cuestores y
aunque tenía senadores, estos ostentaban el título de clarus y no de clarissimus, como
los de Roma. También carecía de la burocracia de otras oficinas administrativas, que
regulaban el suministro de alimentos, policía, estatuas, templos, alcantarillas,
acueductos y otras obras públicas.

—Muy cierto, Jenniffer. Y ahora pasemos a hablar de esa obra que ya hemos
mencionado y que dio origen a la refundación, o transformación que sirvió para
producir ése cambio fundamental de la ciudad. La antigua Bizancio pasó a ser
Constantinopla tras esas obras, y fue embellecida a costa de otras ciudades del Imperio,
cuyas mejores obras fueron saqueadas y trasladadas a la nueva capital. En el foro
colocaron una columna donde se emplazó una estatua del dios Apolo, a la que
Constantino hizo quitar la cabeza para colocar una réplica de la suya.

—Todo un ejemplo de egocentrismo.

—Bueno, hay quien diría que está de acuerdo con eso. También se hizo
trasladar distintos mosaicos, esculturas, retablos, columnas y obeliscos desde
Alejandría, Éfeso y hasta desde la mismísima Atenas. Constantino desde luego no
reparó en gastos y estimuló la construcción privada, prometiendo a los dueños de casa
donaciones de tierras de las propiedades imperiales de las regiones de Asiana y del
Ponto y así, el 18 de mayo del año 332 d.C. anunció que, como en Roma, se repartirían
alimentos de forma gratuita a los ciudadanos mediante la annona.

203
—A partir de aquí, hay que entender, Laura, que en el momento de la muerte de
Constantino la fragmentación del Imperio romano ya era un hecho. Sin embargo, esto
no se produciría de forma definitiva hasta la muerte de Teodosio, descendiente suyo.
Finalmente, en el año 395 después de Cristo, el imperio quedó permanentemente
dividido en dos partes. Así pues, Constantinopla se convirtió en la capital del Imperio
romano de Oriente, que pasó a la historiografía moderna con el nombre de Imperio
Romano Bizantino.

—Sí, y recuerda Jenniffer, que el Primer emperador de oriente fue Arcadio,


quien continuó con el desarrollo de la capital, la cual se estaba expandiendo entonces a
un ritmo muy rápido. Fue de hecho Arcadio quien construyó el Foro de Arcadio, como
conmemoración de las victorias de su padre Teodosio ante los godos. Durante el
reinado de su sucesor, Teodosio II, se concluyó la construcción de las famosas e
inexpugnables murallas de Constantinopla, conocidas también como murallas
Teodosianas. Las mismas consistían en un muro doble que se encontraba a
aproximadamente 2 kilómetros al Oeste del primer muro y un foso con empalizadas en
el frente. Las murallas permanecieron en pie durante más de 1000 años, soportando
cientos de asedios y ataques enemigos, y no fue hasta la época en que se inventaron los
cañones, cuando finalmente fueron derribadas.

—Por añadir, Laura, debería de resaltar otra de las famosas edificaciones de la


ciudad, y es que fue ya en época del emperador Justiniano (527-565 d.C.), cuando se
construyó la famosa Basílica de Santa Sofía, donde sus arquitectos tuvieron que idear
una espectacular cúpula que pudiera cubrir el amplio edificio de planta rectangular.
Tan desafiante fue la obra, que la primera cúpula que se construyó se derrumbó; la
segunda es la que desde entonces caracterizó al bello edificio. Justiniano también
construyó la Pequeña Santa Sofía, entre los años 527 y 536.

—Pues es que era en sí una ciudad muy grande ya.

—En efecto. En este periodo, la población de la ciudad superó el medio millón


de habitantes. Sin embargo, la ciudad sufrió los devastadores efectos de la peste negra
del año 541, también conocida en la época como plaga de Justiniano, que mató al 40%
de la población de Constantinopla. La subsecuente conquista de Egipto, principal
fuente de grano del Imperio, por parte del creciente Islam, en el año 642, provocó que
la situación bizantina fuera incluso más precaria, frenando su desarrollo durante
varias décadas.

—Recuerda, Jenn, que la calle principal de la ciudad, La Mese, era la principal


arteria de la ciudad imperial de Constantinopla. Gente de todo tipo, procedencia y
condición abarrotaban la calle de forma habitual todos los días. La vía Mese tenía una
anchura de veinticinco metros, recorría en total una distancia de más de cinco
kilómetros y disponía de un pavimentado de losas de piedra y mármol, con aceras en
los extremos. En su subsuelo había una compleja cloaca.

—Era entonces la calle que dividía transversalmente toda la ciudad.

—Es lo que estoy diciendo. La Mese contaba con grandes pórticos, coronados
por cientos de estatuas y con gigantescas columnas, que protegían a los viandantes de
las inclemencias del tiempo y que disponían de algunas tiendas y locales interiores,
pues el pórtico era de dos pisos. El porticado se engalanaba en momentos especiales de
celebración, con guirnaldas de flores (sobre todo, una gran variedad de rosas) y con
ramas de olivo o telas colgantes de colores. Una de las cosas más extraordinarias de la
Mese es que disponía de alumbrado público, el cual consistía en lámparas de aceite
colgadas de los arcos por la parte exterior del porticado. Por esa avenida pasaban los
desfiles militares, los triunfos, las comitivas fúnebres, las bodas, y las procesiones
religiosas. A la Mese se accedía desde la Vía Regia, calle que daba acceso al Palacio
Imperial desde la Puerta Chalke.

204
—Vale, ya puedo continuar yo, sabelotodo, dijo Jenniffer a su viejo marido.

—No diré más, Jenn, tranquila, sigue tú.

Desde ahí, Jenniffer y Laura se fueron alternando mutuamente al hablar.

—Pues bien, sigo, la Vía Mese comenzaba en el monumento Milion, que fue el
hito o miliario dorado en el centro de la ciudad de Constantinopla (estaba cerca de la
Basílica, el Hipódromo y Santa Sofía) y marcaba el origen desde el que se medían las
distancias de todas las carreteras que llevaban al resto de las ciudades del Imperio
romano de Oriente. Es el equivalente en Constantinopla al Miliario de oro del foro de
Roma. La Mese se dirigía hacia el Oeste en línea recta, pasando por el Hipódromo, por
los palacios de Lauso y Antíoco y tras recorrer alrededor de seiscientos metros, llegaba
al Foro de Constantino, que tenía forma de óvalo, y era a su vez el lugar donde se
encontraba una de las dos casas del Senado de la ciudad.

—Sí, y ese tramo de la calle en concreto, también era conocido como la Regia o
Camino imperial, ya que formaba parte de la ruta ceremonial original desde el Gran
Palacio y la plaza Augustaion, que hacia las veces de mercado, hasta el foro de
Constantino.

—Y recorriendo la Mese, se iba a los principales foros de la ciudad: el primero


que uno se encontraba en el camino, era el Foro de Constantino (con su Columna
fundacional y el Senado), luego se llegaba al Tetrapylon y un poco más adelante se
encontraba el Foro de Teodosio. Tras dejar atrás el mismo, se pasaba por el
Philadelphion (el Capitolium), o Foro del Buey.

—Claro, porque ahí, la Mese torcía en dirección Oeste, camino al Foro de


Arcadio. Desde allí, se dividía en dos, un camino conducía a la Segunda Puerta Militar
de Xilokerkos, en el barrio de Tritón y el otro camino llevaba a la Porta Aurea o Puerta
de Oro (la principal puerta de acceso a la ciudad), que a su vez, una vez atravesada,
daba al primer tramo de la Vía Egnatia, la principal calzada del Imperio Romano de
Oriente, que recorría unos 1120 kilómetros (746 millas romanas), hasta llegar a
Dirraquio, en el Adriático.

—Con todo esto, Jenniffer, hay que destacar que Constantinopla fue tras la
caída del Imperio de Occidente, la heredera de la cultura europea romana en el Mundo,
y lo siguió durante más de 1000 años; era el centro del arte bizantino, el cual estaba
salpicado de influencias orientales, griegas y cristianas. Destacaba por su arquitectura
majestuosa, por los mosaicos artísticos que decoraban los interiores de los palacios y
las iglesias, y por una exquisita técnica de bajorrelieves trabajados especialmente en
marfil.

—Desde luego, Laura y es en este mismo contexto, tras apenas dos siglos de
existencia, cuando entramos nosotras en acción. Palacio de Lauso, año 475 de nuestra
era; el emperador Bizantino era entonces Flavio Zenón.

—¿Y quién era Zenón, que diría alguno?.

—Buena pregunta, Laura, ya veo que nos hablarás de él.

—Por supuesto, he buscado información estos días sobre él. Flavio Zenón, nació
como Tarasis Kodisas Rusombladadiotes. El futuro Zenón, fue un guerrero isaurio de la
región, que antes del cataclismo era Antalya, provincia de la costa suroeste de Turquía
y antiguamente conocida como Adalia. Su fama como guerrero no pasó desapercibida
en su momento para el emperador León I el Tracio, a mediados de la década del 460 al
470 después de Cristo, período en que el César estaba buscando alternativas al

205
creciente empleo en su ejército de mercenarios poco fiables, procedentes de distintos
pueblos germánicos.

—Desde un punto de vista cultural, los isaurios estaban, sin duda, en un


escalón mucho más bajo que los godos, quienes habían tenido acceso con anterioridad
a la cultura grecorromana. Pero en contraste con los germanos, eran súbditos del
Imperio, y por consiguiente, no contaban como bárbaros en el sentido grecorromano. A
pesar de ello, la población bizantina los consideraba extranjeros, y el ejército isaurio no
provocaba menos oposición en el pueblo que el predominio germano.

—Como hemos dicho antes, Isauria era una antigua región de la antigua
Turquía, cuya ubicación actual, su territorio, sigue perteneciendo hoy a la actual
Turquia. En el año 466, Tarasis desenmascaró la traición de Ardabur, el hijo de Aspar,
el magister de Oriente, y se hizo así aún más indispensable. Hacia el 468, cuando el
incompetente (y quizás traidor) Flavio Basilisco, hermano de la emperatriz Elia Verina,
la mujer del emperador León I, condujo a la flota bizantina al desastre en la campaña
contra los vándalos, Tarasis pasó a ser considerado como el mejor general del
emperador. Durante una campaña en Tracia, escapó por poco de un asesinato
instigado por Aspar, y cuando Tarasis volvió a la capital, Aspar fue ejecutado por orden
de León I, y por tanto, Tarasis obtuvo el cargo de magister militum como líder del
ejército, por propio derecho.

—Resulta que para resultar más fácilmente aceptado por la jerarquía romana y
la población griega de Constantinopla, Tarasis adoptó el nombre griego de Zenón, que
usaría durante el resto de su vida; cambio que realizó de forma oficial, tras su
matrimonio con Ariadna, la hija de León I, en el año 468 de nuestra era. Aunque este
matrimonio tenía la finalidad de que León asegurara el apoyo isaurio frente al
ambicioso ministro Aspar, el acuerdo político daría lugar a que el hijo de Zenón y
Ariadna llegara a ser emperador, como León II tras la muerte de su abuelo en el año
474 d.C.

—Y mientras tanto, su padre siguió dirigiendo los ejércitos orientales y


obteniendo grandes éxitos, en especial la expulsión de los vándalos de Épiro, que
habían invadido ciertas regiones del imperio en el año 469, como parte de la venganza
del rey bárbaro Genserico, por el ataque sufrido el año anterior. También dirigió las
tropas contra las incursiones de los hunos y los gépidos al sur del Danubio. Como León
II era todavía muy joven para gobernar por sí mismo, Ariadna y la madre de ésta,
Verina, lo convencieron para que se coronase coemperador el 20 de Enero del año 474.
Cuando León II cayó misteriosamente enfermo —ojo que aquí hay quien dice que ello
fue parte de un complot orquestado por Basilisco y por la propia madre de León II,
Ariadna, y a resultas de ello murió el 17 de Noviembre del año siguiente, Zenón se
convirtió en el único emperador.

—Pero Laura, resulta que como ya hemos comentado antes, Zenón era muy
impopular, debido a la falta de prestigio dinástico, y sus únicos lazos familiares con el
trono imperial eran su matrimonio con Ariadna, la hija de León I, y a través de su hijo,
ahora muerto León II. Además, debido a que era isaurio, la élite bizantina lo
consideraba un extranjero, y para agravar las cosas, las arcas del tesoro real estaban
vacías en el momento de su ascensión al trono.

—Pero...

—Pero la Casa de León se opuso al gobierno en solitario de Zenón con Verina, la


viuda de León I, proclamando emperador a su hermano Flavio Basilisco, en Enero del
año 475. Zenón huyó y durante veinte meses Basilisco gobernó, antes de que Zenón
regresara y retomara el trono. Zenón, que había estado refugiado en una fortaleza en
Antioquía, se sabe que se estuvo durante 20 meses reclutando un ejército, en gran

206
medida compuesto por compatriotas isaurios, hasta que marchó sobre Constantinopla
en Agosto del año 476.

—Importante apreciación ésa, —dijo Miles, quien hasta entonces había


permanecido callado y escuchando al resto. —El creciente caos y la impopularidad de
Flavio Basilisco le facilitaron la entrada en la capital sin oposición en 476, después de
que un ejército dirigido por el general romano Illos desertase y se pasase al bando de
Zenón. Su rival fue deportado a la región de Frigia, también en Turquía y donde murió
poco tiempo después. Ya restaurado en el trono, Zenón se vio obligado dos meses
después a tomar una decisión trascendental, cuando el bárbaro de origen panonio
Odoacro depuso al último Emperador de Occidente, Rómulo Augústulo, y envió las
insignias imperiales a Constantinopla, reconociendo expresamente la soberanía del
emperador de Constantinopla sobre Occidente. Zenón recompensó por ello a Odoacro
con el título de patricio y lo otorgó el sobrenombre de Flavio.

—Y así pues, con ello el gobierno imperial afrontaba de esa forma los hechos. Al
mismo tiempo, el nuevo dueño de Italia, Odoacro, antiguo siervo de Atila, fue nombrado
magister militum per Italiam y recibió la administración del país en calidad de virrey
del Emperador, que de este modo se convirtió en teórico gobernante de un Imperio
romano reunificado. El gobierno de Zenón estuvo marcado por constantes disturbios, y
sólo a través de la astucia y el soborno logró gobernar durante diecisiete años, hasta su
muerte el 9 de abril de 491.

—Y es justo durante el año en que el emperador legítimo, Zenón está auto


exiliado en Antioquía, en 475, cuando apareceremos nosotras como supuestas
enviadas del emperador, para restaurar las obras del Palacio de Lauso. Hay algo aquí
no me cuadra, Jenniffer, ¿no nos matarán Basilisco y sus seguidores?.

—Ten en cuenta que aunque nos impersonemos como enviadas de Zenón,


realmente representamos al puesto, el imperio, con lo cual Basilisco deberá de respetar
eso, no correremos peligro, estoy segura de ello, Laura.

—De acuerdo, me has convencido Jenniffer. Reunanos por tanto nuestros


pertrechos y partamos. Es la hora de decorar un poco este complejo.

—Tened en cuenta que la máquina es capaz de transportar cosas que estén en


un entorno máximo de diez metros a su alrededor, así que una vez que tengáis aisladas
las estatuas, seleccionad en el panel el número de objetos o esculturas a transportar y
esperad durante diez segundos a que la máquina se active para iniciar el viaje de vuelta.

—No te preocupes cariño, lo tenemos todo controlado, —dijo Jenniffer al viejo


Henry.

Miles se acercó entonces a su esposa con una bolsa.

—Aquí tenéis vuestras vestimentas, pareceréis todas unas nobles romanas.

—Nobles y emisarias del emperador fugado, vaya panorama, —dijo Laura,


riéndose.

—Las mujeres romanas llevaban una túnica larga y holgada, la estola, la cual
tenía muchos pliegues y que para las nobles matronas se adornaba con franjas o ricos
bordados. Sobre ella vestían la palla, un manto parecido a la toga viril que cubría la
espalda y a veces, la cabeza. También se tapaban con una cofia que se llamaba mitra o
con un velo, llamado ricinum, o con una capucha.

—Gracias por la explicación, Jenniffer.

207
—Tampoco queremos nada demasiado sofisticado cariño, que sea cómodo para
que vosotras podáis trabajar a gusto y fijar las estatuas dentro del recinto de la
máquina, a la cual hemos añadido ciertos elementos para hacerla parecer un antiguo
carromato romano, un poco estrafalario debo decir, eso sí, —añadió Henry.

—Eso fue idea mía, dijo Miles. Y por cierto, la frase clave, cariño, es...

—Civis romanus sum13.

—Bien, como primer paso preventivo y a falta de una mayor investigación, esa
frase os abrirá muchas puertas y servirá para probar vuestra ciudadanía. La
vestimenta hará el resto, y en caso de que sea necesario...

—Tendremos los documentos que habéis preparado, esas tablas están muy
logradas y son similares a las que empleaban entonces.

—Nos marchamos pues, ya tan solamente queda decir ¡ahó!14.

—Adiós, mi querida Laura.

—Daje.

—Vale, vale, dejaros ya de tanto latín e iros ya, Jenniffer, dijo Miles.

Las dos mujeres de vistieron en sus respectivos domicilios dentro del complejo,
para reunirse luego con sus tres ayudantes, pertenecientes al selecto y reducido
grupo de cuarenta hombres y mujeres originarios de la antigua Atenas, que vivían
también como refugiados dentro de las instalaciones. Sus nombres, Acadio, Ajax y
Alcander. Con todo ya listo, se dirigieron a la máquina; Miles y Henry se acercaron al
grupo para sacarles una foto antes de la partida. Al viejo Henry le pareció ver algo raro
en el interior de la máquina, cuando enfocaba el interior con su cámara.

—¿Se puede saber qué hace eso ahí? ¿en serio?.

Jenniffer cayó en la cuenta sobre a qué se refería su marido. Sobre el suelo de la


máquina, a un lado, había un balón de fútbol europeo.

—Bueno, chicos, ¿en qué estabais pensando?.

—Pensábamos enseñarle algo de fútbol europeo a esos romanos, que vean lo


que es el deporte de verdad.

—Vaya Henry, supongo que los efectos de introducir mil y pico años antes de su
tiempo un deporte como el fútbol serían catastróficos.

—Muy difíciles de cuantificar, desde luego.

—No, veréis, ahora en serio, no teníamos pensado llevarlo con nosotros, —dijo
Laura, era tan sólo una broma.

—Entiendo. ¿No paráis, verdad?.

Con ello, tanto el viejo Henry como Miles se tranquilizaron, pero por si acaso, Miles
agarró el balón, para tenerlo a buen recaudo.

13 La frase Civis romanus sum en latín significa: soy ciudadano romano. Es una frase repetida con orgullo por muchas figuras
romanas importantes, para reclamar los privilegios inherentes a la condición de ciudadanos romanos.
14 Interjección: Era usada entre los campesinos para llamarse de lejos.

208
—A ver, decid patata a la de tres.

—¡Patata!.

—¡Listo! Habéis salido muy bien, venga, ¡a por esos romanos!, buen viaje a
todos y a todas.

Miles y el viejo Henry levantaron las manos a modo de despedida, a lo lejos, también se
vio al joven Henry, quien acababa de venir de la sala del Arca y también se despidió del
grupo.

—¡Adiós!.

Finalmente el grupo partió, para aparecer minutos después en los exteriores de la


antigua Constantinopla, cerca de las murallas. Como medida de precaución y para
evitar imprevistos, al final habían decidido viajar a semana y media antes del incendio.

—¿Todo bien, Laura?.

—Los datos nominales son correctos, Jenniffer. ¿Estáis todos bien? —preguntó
Laura al grupo de acompañantes.

—Estamos bien, respondió Ajax, tras mirar detenidamente a sus compañeros.


Luego observó los alrededores de donde se encontraban, nadie los había visto aún, lo
cual era bueno.

Los tres hombres ataron una cuerda que traían consigo a la máquina y tiraron
de ella como si efectivamente fuera algún tipo de carromato romano y con ello, la
máquina comenzó a rodar. Tras ello, todo el grupo decidió que lo más conveniente sería
acercarse a la puerta principal de la ciudad, la cual se encontraba a escasos
trescientos metros aproximadamente de donde estaban y donde pudieron divisar desde
lo lejos que había una patrulla de guardias custodiando las puertas de entrada a la
ciudad. Se trataba de la famosa puerta dorada de Constantinopla, su único obstáculo
antes de entrar. Una vez se posicionaron frente a los guardas, Laura tomó la palabra:

—Ave.

—Ave.

—Civis Romanus sum.

El jefe de los guardias las examinó durante apenas unos instantes, pareció complacido.

—Romani nobiles. Quis es tu, et quid te Constantinopolim adduxit negotium?.15

—Legati sumus Falvii Zenonis Imperatoris. Rogamus, ut cum Flavio Basilisco


imperatore audiamur, statuas aliquas in Lauso palatio restituendas veniamus.16

—El Basileus se encuentra en estos momentos en una reunión con unos


senadores, distintos cuéstores y unos delegados de Roma en el Senado. Podréis verlo
allí. Bonita biga, por cierto, tenéis estilo.

15 Nobles romanas. ¿Quiénes sois y qué negocios os han traído a Constantinopla?.

16 (Todas las conversaciones durante esta misión se mantuvieron íntegramente en latín): Somos embajadoras del emperador

Flavius Zeno. Pedimos audiencia al Emperador Flavio Basilisco, venimos a restaurar unas estatuas en el Palacio de Lauso.

209
—Gracias-dijo educadamente Jenniffer mirando la máquina, que en efecto,
ahora parecía una biga romana. Perdone, decurión...

—Soy Cneo Polión, señora.

—¿No hay prueba de entrenamiento de fuego griego hoy?.

—Habrá una desmostración mañana por la mañana.

—Muchas gracias, Decurión.

—Vale.17

—Vale.

Tras despedirse de la patrulla bizantina y entrar en la ciudad, Acadio se adelantó unos


metros al resto del grupo y se dio la vuelta mirándolos; tras ello, adoptó una postura
teatral.

—¡Mirad, soy el tirano Cómodo, emperador de Roma! vengo aquí a Bizancio de


visita en calidad diplomática, ¡rendidme pleitesía! ¡Mirad todos, la plebe me ovaciona
desde el fondo de La Mese!.

—Algo así debió de ser, Acadio, en el año 183 después de Cristo, cuando
Constantinopla aún era la antigua ciudad de Bizancio, —dijo Ajax.

—Sin duda muy aproximado a ello —dijo riéndose Alcander.

—Sigamos avanzando muchachos —dijo Laura.

Decidieron hacer un poco de turismo antes de de dirigirse directamente al Senado y


comenzaron con ello, acercándose a la estatua del gran Alejandro Magno.

—¡Héme aquí yo, conquistador del Imperio Persa, señor de los aqueos y los
Macedonios ! Maestro Aristóteles, ¡dígame otra vez los tres principios básicos que debe
de satisfacer la geometría!.

—Los principios, joven Alejandro, son: identidad, tercio excluido y no


contradicción, respondió Laura impersonando al joven macedonio, hablando de forma
grave y forzada, lo cual le daba un aire muy cómico a la situación.

—Jajaja sí que sabéis divertiros, —dijo Jenniffer riéndose a su vez. Vayamos


ahora a ver la estatua de Constantino.

En su camino a la estatua pasaron por el centro de la ciudad, definido por dos


calles con columnatas, y al llegar a la intersección de ambas calles se quedaron todos
maravillaron ante la majestuosa visión del tetrápilo, el arco que dividía a su vez el
cruce en cuatro entradas. Toda un maravilla de la ingeniería romana desde luego.
Finalmente se plantaron frente a la estatua. Con la vestimenta de Apolo y la cabeza de
Constantino, una mano de la estatua sujetaba un cetro mientras que la otra sostenía
una esfera.

—Es como si sujetara el Mundo en sus manos, —apreció Jenniffer.

17 La forma más natural de despedirse en latín.

210
—Y en cierto modo así era, Jenn. Fue un visionario, que supo anticipar que
Roma acabaría cayendo y quiso preservar de algún modo la cultura romana
trasladando los principales valores de la misma a Oriente. Somos los herederos de ésa
cultura.

—Occidente quieres decir, Laura.

—La cultura Occidental en concreto, pero no olvidemos que Constantinopla era


la capital del imperior romano de Oriente. Y en efecto, creo que era en parte nuestro
destino ser los herederos de aquella cultura. Más de mil años aguantó tras la caída de
Roma el Imperio romano de Occidente. ¡Vaya cruel ironía!.

—Gasset dijo también: "El destino no es un lugar, ni un trabajo, ni un


momento".

—¿Alguna otra frase iluminadora, Jenniffer?.

—Más adelante, tranquila. Por ahora sólo añadiré que tristemente muchas
veces los historiadores olvidan que entre Occidente y el Islam hubo una tercera
civilización sin la que no se entiende Europa… la Bizantina.

Dejaron el Palacio Imperior atrás, el cual quedaba al Sur, con su imponente entrada, la
puerta de Chalke y continuaron su camino, pasando al lado del Palacio de Lauso, al
cual contemplaron durante unos instantes.

—Punto cero, nuestro objetivo final, pero aún no es el momento, Laura.

—No se va a mover de ahí, al menos de momento. Puede que fuera el primer


coleccionista a gran escala de la época el tal Lauso, Jenniffer.

—Supo apreciar el arte a un nivel que otros de su misma época no pudieron,


eso es cierto, dijo Ajax.

—"Alégrate porque todo lugar es aquí y todo momento es ahora," dijo Buda.

—Sabias palabras, Laura. Parece que el reto de hoy es cual de las dos recuerda
más frases zen-dijo Jenniffer mientras se reía.

Finalmente llegaron a uno de los dos edificios del Senado, pero no se trataba
del edificio principal, con lo que continuaron su marcha. Una vez llegaron a las puertas
del mismo, tras otros diez minutos de marcha, se presentaron ante los guardias de
acceso al recinto, quienes los dejaron pasar sin poner objeción alguna. Ya dentro, y
tras sentarse en unas butacas que se encontraban libres, presenciaron una discusión
entre el usurpador y los senadores.

—Así que Roma acude a mi para pedir tropas de ayuda, —¡Pues yo quiero
gladiadores! solicito que Roma me envíe unos gladiadores para celebrar el CXXXVIII
aniversario de la muerte de nuestro querido fundador, el gran Constantino I.

—Pero mi Basileus, un combate de gladiadores, hoy día, a los cristianos no les


gustan estos festejos, por eso el mismo Constantino dejó de celebrarlos, no añada más
leña al fuego, ya tiene a gran parte del pueblo en su contra por sus ideas monofisistas.

211
—El pueblo, querido senador, Marco Aurelio Crassino... ¡se atendrá a lo que le
imponga su Basileus!18 pues... ¡yo soy su emperador!.

—Lo entiendo, Basileus, pero...

—¿Quiere que avisemos a su hermana, la anterior Emperatriz, Elia Verina?.

—¡Quiero a esos gladiadores, de lo contrario, Roma no recibirá ayuda alguna!


¿Qué se han creído, además?, Roma está ya condenada, es una ciudad caduca y
marchita, su tiempo ha llegado, y que bien caiga hoy ante los bárbaros del traidor
Odoacro o el año que viene, ya sólo es cuestión de tiempo a estas alturas. No se puede
hacer nada por ellos, pero aún así, si me dan mis gladiadores, los enviaré refuerzos
para que puedan defenderse de los hérulos19. Transmita eso a los delegados de Roma,
cuestor Caseo Liviano.

—De acuerdo, Basileus. Puede que con ese compromiso por su parte valga.

—Esperemos que sea así.

Entonces Basilisco las vio, sentadas en la última fila.

—¿Bueno, qué tenemos aquí? —les preguntó.

Todos se levantaron de inmediato.

—Perdone, Basileus, habíamos acudido a usted en calidad de emisarias del


anterior Emperador Zenón; querríamos solicitarle su autorización para realizar unas
tareas de restauración de unas esculturas.

—Entiendo, pero unas bellas nobles como vosotras, no deberíais de estar


trabajando, sino en vuestra casa en alguna villa romana...

—Como entendidas en arte que somos, creímos que era nuestro deber, al fin y
al cabo son unas bellas obras de arte y no queríamos que se estropearan con el tiempo,
como comprenderá.

—Claro, claro, lo veo muy razonable. ¿Y de qué obras se trata, si puede


saberse?.

—Son unas esculturas del viejo Palacio de Lauso.

—Ah, el antiguo coleccionista, el eunuco. Lo cierto es que tenéis razón, tenia


muy buenas obras, a veces las contemplo por las tardes, me calman. Bueno, si sólo es
eso, no me hace gracia que os envíe Zenón, pero siendo ciudadanas romanas, no puedo
negarme. Pero sí querría que a cambio me acompañarais en las gradas durante la
celebración que realizaré en homenaje al fundador de nuestra excelsa ciudad. Voy a
celebrar un combate con los mejores gladiadores actualmente del Imperio. Sólo os pido
eso.

—Por supuesto, gran Basileus, acudiremos.

18Otra forma de referirse al Emperador romano, o César


19Los hérulos eran una de las muchas tribus germánicas que invadieron el Imperio romano en el siglo III, provenientes de
Escandinavia, seguramente tras ser expulsados.

212
—Pero eso no será hasta dentro de unos días, he solicitado ya los gladiadores a
Roma, veréis, aquí en Constantinopla el viejo anfiteatro está en desuso y los combates
no se disputan desde hace muchos años, ya que a los cristianos no les gustan este tipo
de espectáculos, un poco crueles para su fino gusto, supongo. Pero yo quería algo
tradicional, para conmemorar este aniversario de su muerte.

—Lo entendemos, Basileus.

—Bien, eso es todo por el momento, podéis visitar las ciudades de nuestro
Imperio mientras llegan los gladiadores, os recomendaría ver la bella Éfeso, que
esconde varias maravillas. Y ahora, si me disculpáis, debo de acudir al ágora a
presenciar el discurso del gran Proclo, que ha venido de visita estos días desde la
lejana Atenas; él nació aquí, en Constantinopla, como bien sabréis.

—Lo sabemos, Basileus.

—Os veré nuevamente ya en el torneo de gladiadores de la semana que viene,


pues estos días me temo que hay asuntos urgentes que me reclaman en Cesarea.
Divertíos, nobles damas.

—Así lo haremos, emperador. Y disfrute usted a su vez del discurso del ilustre
Diádoco20.

Emprendieron por tanto la marcha a Éfeso, a donde llegarían antes con un


simple reajuste de las coordenadas en la máquina del tiempo, pero para pasar
desapercibidos procuraron alejarse primero algunos kilómetros de la ciudad, para que
nadie los viera y le pareciera sospechoso que lo que en apariencia era una biga,
desapareciera en mitad de la nada y con todos sus ocupantes. Una vez Laura vio que
no había nadie que pudiera verlos desde lo lejos, le hizo una señal a su amiga y
ordenaron a los hombres de su séquito que se acercaran lo máximo posible a la
máquina.

Jenniffer introdujo las coordenadas... y poco después, se encontraban en las


cercanías de la antigua Éfeso. Laura señaló de lejos al resto del grupo la ciudad y el
lugar donde se encontraba la entrada a la misma y donde antiguamente se habrían
encontrado las murallas exteriores, de estilo helenístico y de las cuales, siglos después
apenas quedarían unas ruinas, como de las de la mayor parte de las existentes en el
interior de la urbe.

—Como sabéis, grupo, la antigua Éfeso, ciudad de Asia menor en la actual


Turquía, que llegó a ser durante la época del imperio bizantino era la que nos
encontramos, una importante ciudad que llegó a ser uno de los mayores centros
religiosos, culturales y comerciales de su época e iglesia, así como por tener a una de
las 7 iglesias mencionadas en el Apocalipsis.

—Eso es un poco ominoso, —murmuró en voz baja Alcander.

—Estamos muy siniestros hoy, —rió Acadio ante la ocurrencia de su amigo.

—Chicos, un poco de seriedad, —pidió Ajax, en voz alta y muy serio.

—Resulta, que por si no lo sabíais, aquí vivió durante un tiempo el mismísimo


San Pablo, en el año 54 d.C. en concreto, durante más de dos años, y posiblemente
escribiera aquí sus cartas a los Colosenses, los Efesios, los Filipenses, la escrita a

20
Otra forma de denominar a los artistas (poetas, filósofos...) en la Antigüedad.

213
Filemón y parte de la dirigida a los Corintios, algunas de ellas incluso estando en
prisión, y no preventiva precisamente, y todo por ser cristiano, claro.

—Vaya, así me gusta, dura es la raza y casta de Tarso.

—Bendito rayo, —dijo Acadio a modo de mofa.

—Un poco de respeto, fue un gran hombre que ayudó a propagar el mensaje de
nuestro señor.

—Claro, claro. Lo siento, por favor, siga explicándonos, doña Laura.

—En Éfeso se encontraba una de las siete maravillas de la antigüedad,


continuó Laura con su disertación, ¿alguien sabe cual era?.

Jenniffer fue a levantar la mano.

—¡Tú no puedes, Jenn!.

—¡La Biblioteca de Celso! —dijo Ajax.

—No, no se trata de la bella e importante biblioteca, que por cierto, luego


veremos los restos de su pórtico y fachada, biblioteca que fue la segunda de mayor
importancia de su época y rival en la antigüedad de la mismísima Biblioteca de
Alejandría, que por cierto, ya le sugeriré yo a mi marido que la visite junto a tu Henry,
Jenniffer.

—Probablemente vayan los tres, Miles, el joven Henry y mi querido ancianito,


Laura.

—¡Vamos, algún otro! —dijo asombrada Laura.

El silencio se hizo en el grupo.

—¡Vamos! ¿Nadie más, salvo Jenniffer lo sabe? ¡Ah! rugió, desesperada, para
finalmente hacerle un gesto a su amiga Jenniffer.

—El Templo de Artemisa, que contaba con 120 columnas de veinte metros de
altura, fue destruido en un incendio provocado por un pastor que quería pasar a la
historia mostrando su gran burrería, el inefable Eróstrato. A día de hoy, sólo queda
una de las columnas en la zona, como vestigio de su antigua grandeza, y es una pena,
desde luego.

—Aunque, recuerda Laura, que ocho de ellas fueron llevadas a Constantinopla


para ser colocadas en la Basílica de Santa Sofía.

—Cierto, Jenniffer. Continuaré, que si no no acabamos el Tour hoy, dijo


riéndose. En Éfeso también estuvieron San Juan y la Virgen María viviendo en una
pequeña casa, que años después de su muerte fue convertida en ermita, y tras su uso,
fue finalmente abandonada durante muchos años hasta ser descubierta a finales del
siglo XIX, en concreto en el año 1891, tras llevar muchos siglos desaparecida.

La casa en el momento de nuestra visita lleva abandonada desde hace más de


150 años y su ubicación es desconocida actualmente para el resto del Mundo, pero en
2022 existirá un camino a las afueras de la ciudad que conduce a la casa; el joven

214
Henry os podría hablar más del mismo, pero ya le preguntaréis sobre ello si queréis,
una vez que volvamos al complejo.

—Matizar, Laura, que aunque el apóstol fue al final desterrado a la isla de


Padmos, donde escribió el Apocalipsis, por el emperador Nerva, finalmente regresó para
morir aquí, en Éfeso.

—Muy cierto, Jenniffer. Bien, sigamos. Éfeso fue también sede del tercer
Concilio Ecuménico, hace pocos años, en el año 431 después de Cristo, en la Basílica
de Santa María. Concilio en el que se declaró que la virgen María era madre de
Jesucristo, Dios y hombre y por tanto, madre de Dios. La ciudad contaba con el
derecho de asilo, muy importante en la época y que era respetado tanto por persas
como por macedonios y romanos. Os podría hablar de las Termas o sobre el Odeón,
pero no nos podríamos dejar atrás el antiguo gran Teatro, de época helenística, aunque
he de decir que en esta época sólo es utilizado más bien como estructura defensiva, en
vez de para su uso habitual. Veréis, en el siglo III un terremoto lo destruyó y aunque
está en gran parte restaurado, no lo han vuelto a emplear como sitio de asambleas
públicas, ni como centro de artes escénicas.

—¿Por qué razón?.

—No sé muy bien exactamente las razones de ello, pero el caso es que fue así
como ocurrió. Y finalmente estarían, cómo no, el Ágora o zona comercial, la puerta de
Adriano, el templo de Adriano y finalmente, las famosas termas o baños de Varius, y
también las letrinas públicas y el templo y fuente de Domiciano.

—Sí, Laura, en el Templo, ya que lo mencionaste, solía haber estatuas de los


emperadores Diocleciano, Constancio, Maximiano y Teodosio I el Grande, de las que se
conservan algunas plataformas con inscripciones. Fue un regalo hecho al emperador
Adriano, que estuvo en el poder entre los años 117 y 138 después de Cristo.

—Hablando de los baños, Jenniffer, he de señalar aquí que la práctica termal se


constituyó como una características de la cultura romana e incluso las ciudades
romanas más modestas se equiparon con establecimientos termales. Las termas, o
baños, eran utilizados a menudo como un gran centro social donde se acudía a
conversar, algo muy habitual entre la alta clase dirigente de los patricios.

—A los humanos siempre nos ha gustado la cháchara

—Muy cierto. De todas formas, debo de aclarar, que su labor principal fue como
lugar donde recibir masajes con esencias y aceites especiales, y por supuesto bañarse
propiamente dicho: las aguas a veces tenían propiedades curativas y se acudía a las
termas para relajarse. Los baños romanos fueron muy bien vistos entre el pueblo,
cuando empezaron a ser públicos a partir del siglo I a.C. Muchas termas incluso
disponían de zonas de tiendas.

215
Constantinopla, época Bizantina, arriba y abajo

216
Visiones aéreas de Constantinopla desde tomas distintas, arriba

El imperio y la situación de Éfeso en el 125 d.C.

—En efecto, Laura, los baños de Varius de Éfeso por ejemplo, constaban de 3
alturas, siendo por lo tanto de un gran tamaño. Y probablemente dentro de los mismos
habría material de lectura para los usuarios, con noticias del Imperio para que la gente
se distrayese.

217
—Bueno, con eso creo que cubrimos todo, Jenniffer. Vamos ahora a separarnos
y que durante las próximas dos horas cada uno visite por su cuenta la ciudad. Luego
quedaremos en esta misma zona para regresar a Constantinopla.

—Yo me quedaré aquí, vigilando la máquina, —se ofreció Acadio.

—Como gustes, —dijo Laura, agradeciéndole el gesto.

Jenniffer miró entonces alternativamente a la ciudad y a su pequeño grupo de


ayudantes.

—Id adelantándoos vosotros, Ajax, nosotras iremos enseguida.

—Entiendo.

Ajax y Alcander se alejaron en dirección a la ciudad y a su vez, Jenniffer y Laura se


distanciaron unos metros de Acadio para hablar cómodamente entre ellas.

Jennifer tenía un semblante extraño para la situación en la que se encontraban,


siempre había albergado la esperanza de recuperar aquellas estatuas, tanto por la
belleza de estas en sí, como por la intención personal de Laura y de ella misma, por
establecer otro tipo de aura en la base, donde ya no primaran tanto los niveles de
testosterona. Sin embargo, allí delante, a las puertas de su pequeño sueño por cumplir,
no era precisamente ilusión lo que proyectaba su rostro. Laura se percató de ello y no
entendía muy bien por qué no estaba dando saltos de alegría.

El joven Henry por fin les había asignado aquella misión y Jenn estaba como
quien va a hacer la compra por obligación. Quizás sus jóvenes ayudantes habrían
extraído todas las ansias de su amiga, puesto que ellos sí caminaban ya muchos pasos
por delante, sin duda investigando cada rincón, navegando a través de la historia y
abriendo la boca sin parar ante tanta belleza.
Sin oídos próximos a la redonda, salvo los de Acadio, que no podía de todas
formas oírlas, Laura quiso aprovechar la ocasión para tratar de averiguar qué le estaba
sucediendo a su amiga. Se sentía con la confianza necesaria para preguntarle a
bocajarro y sin embargo, optó por ser sutil y no sacarle de ese ensimismamiento con un
golpe brusco que provocara más bien, que se cerrara aún más.

—Jenn ¿estás bien? Te veo poco ilusionada con este viaje y siempre lo
habíamos tenido pendiente, y sin embargo, ahora que lo hemos conseguido y estamos
aquí, no siento que lo estés disfrutando.

—Ya… la verdad es que creía que al llegar aquí y sobre todo con lo que ello
significa por parte de Henry… Ha sido un bonito gesto después de todo por su parte,
pero no dejo de pensar que lo ha hecho como parte de una cuenta pendiente.

—No entiendo, Jenn ¿a qué te refieres? ¿Estáis bien o es que ha pasado algo
más que yo no sepa?.

Jenn se quedó durante unos minutos en blanco, entre pensativa y bloqueada.


No sabía si realmente quería iniciar esa conversación con su amiga, ni siquiera si ella
misma estaba preparada para volver a recrear en su mente lo que estaba torturando
desde hace ya varias semanas a su subconsciente o si tan sólo iba a ser capaz de
articularlo en voz alta frente a alguien que no fuera alguno de los dos Henrys. Al final
de un suspiró, arrancó y sus primeras palabras nacieron sin darse cuenta, se le
escaparon… “Es que tuvo un hijo… ¡un hijo, Laura!”.

La reacción de Laura fue de absoluta sorpresa y no supo responder al instante.


Este silencio permitió que Jenn siguiera hablando. Sabía que, aunque tuviera miedo de

218
hacerlo, compartir sus pensamientos y todo aquello que se le había enquistado tiempo
atrás, le haría bien. Henry había tenido una aventura en un momento puntual y
aquello el viejo Henry y ella lo superaron, no sin problemas, pero lo hicieron. Lo que le
atormentaba de día y de noche era que de aquel encuentro fortuito hubiera aparecido
un hijo. Ni siquiera el joven Henry y ella habían tenido uno aún. A Michael, en la base,
lo tuvieron años después. Laura se repuso de su ensimismación y abandonó por fin al
silencio invitando a dar un paseo por la zona a su amiga mientras hablaban sobre el
asunto.

Jenn volvió otra vez sobre sus palabras, estaba en modo bucle, y sin habérselo
propuesto estaba enfadada con los dos Henrys. Le contaba de nuevo a Laura que había
perdonado el engaño pero la cuestión que resultó de ello es lo que le hacía realmente
daño. Sentía que ese hecho había establecido una distancia entre ellos dos. De pronto,
una mujer totalmente desconocida tenía más en común con el hombre de su vida que
ella. Había pasado tiempo e intentaba avanzar, dejar aquello atrás y simplemente
depositarlo en la basura de la mala suerte pero no lo conseguía.

Cada vez que el viejo Henry tenía algún tipo de detalle con ella, en vez de
enfocarlo como tal, automáticamente lo transformaba en algo malo, un pesar de la
conciencia de su marido. Y lo peor era que con quien realmente estaba enfadada era
con el joven Henry. Durante el paseo, Laura trataba de calmarla y poco a poco desviaba
la conversación hacia otros temas, pero esto casi no servía para nada, Jenn no estaba
para escuchar, se había metido ella sola en la rueda de la rata de los problemas y no
parecía querer salir de ahí. Cuando estás en ese tipo de situaciones, está bien dejar que
la persona se desahogue hablando.

Laura sabía que Jenn necesitaba expresar en voz muy alta la rabia que llevaba
por dentro y vaciarse, sólo así podría quizás empezar a superarlo. Después de un largo
rato de paseo por la ciudad de Éfeso y sin admirar ninguna de las figuras, Laura pensó
que ya era momento de actuar y ayudar realmente a su amiga. Avanzó un par de pasos
por delante de Jenn y se volteó para tenerla de frente, alzó los dos brazos y puso cada
una de sus manos encima de los hombros de su amiga; la paró en seco y sacudió su
cuerpo repetidas veces como queriendo con ello que todos los problemas salieran de
ella al igual que el polvo se va al sacudir un trapo.

Jenn, al estar tan ensimismada, no esperaba ese gesto y para ella fue como un
despertar brusco. Miró a su amiga y finalmente rompió en llanto. Las dos se abrazaron
y tras ello, Laura le propuso ir a tomar algo en vez de estar haciendo una cosa sin
quererla realmente, cuando antes hubiera matado por estar allí. Ya podrían ver la
ciudad por su cuenta y más a gusto un poco más tarde. Después de todo tenían una
máquina del tiempo y con ello mucho tiempo a su disposición para poder hacerlo.

Aún no era el momento de completar la tarea por la que habían llegado a la


antigua Éfeso, pero la misión de Laura ahora era que pudiera lograr que disfrutaran de
esa expedición sin tener que abandonarla. Dieron por el momento finalizada la visita y
pusieron rumbo a la popina21 más cercana en la ciudad que pudieran encontrar; la
conversación iba a ser larga, así que no tenían tiempo que perder antes de que sus
ayudantes regresaran y les impidieran resolver el asunto.

Bastante le había costado en tiempo y fuerza a su amiga Jenn, como para que
ahora la interrupción de aquellos tres lo tiraran todo por tierra. Encontraron a pocos
minutos de allí una popina que encajaba perfectamente, era como las típicas terrazas
francesas, un milenio posteriores en el tiempo, con elegantes mesas de mármol para

21 Las Popinae, (plural de popina), eran establecimientos con una barra, que tenía instalados dos grandes calderos cerámicos
(dolia) en los que presumiblemente habría frutos secos o verduras; su porosidad y tamaño no los hacían muy útiles para
guisos con caldo o para albergar vino. El vino estaba a disposición en muchos de estos restaurantes, pero en otras vasijas y
frecuentemente mezclado con especias (miel, pimienta, cedro) y se consumía diluido con agua, ya que era bastante más
alcohólico que el actual.gt.

219
sentarse y degustar los alimentos y con una gran barra en el frente, para atender a los
clientes, un lugar que invitaba a pasar allí el tiempo.

A un costado había unos dolía (recipientes hondos de barro que solían


emplearse para mantener caliente la comida), Jenn incluso haría podido jurar que era
más bonita que el resto de las popinae que uno solía ver de forma habitual.
Necesitaban un espacio así y una buena ánfora de vino para que las palabras fluyeran
con mayor facilidad.

—Tienes todo el derecho a estar enfadada con él, Jenn, pero sólo por un tiempo,
no dejes que todo se acabe por algo de lo que tampoco el viejo Henry era responsable.
Se equivocó, todos estamos de acuerdo y lo hemos hablado con él muchas veces. Está
arrepentido, arrepentido y apenado de causarte este dolor que ahora sientes. A veces
las cosas suceden, algún sentido tendrá por mucho que ahora no seamos ninguno
capaces de verlo. Bien sabemos y mejor que nadie que lo que hemos hecho no se puede
cambiar y por mucho viaje en el tiempo que podamos hacer no conseguiremos cambiar
ese hecho, pero sobre todo, no debemos hacerlo.

—Ya, pero...

—Igual que no deberías dejar que algo así acabe estropeando tu verdadera
historia de amor con Henry. Henry no sintió y no siente nada por esa persona y si lo
piensas detenidamente cometerías una locura absurda, si no pudieras perdonarlo del
todo ya que lo estarías haciendo sin justificación alguna, sólo porque tu parte terrenal
está dejando actuar al ego, ese enemigo de todos que sólo aparece para llevarte a
terrenos pantanosos.

—Trato de luchar contra ello, Laura. Confío en él y me mando mensajes a mí


misma, para no dejarme llevar pero el hecho de que haya un pequeño Henry por ahí,
en el pasado y que no tenga nada mío… Con eso no puedo.

—Otra vez es tu ego el que trata de engañarte, eso no es así Jenn. No hay
ningún pequeño Henry por ahí, hay una personita más en el mundo, pero no es de tu
Henry, del que tú conoces, del que se ha hecho como persona, estando contigo a su
lado. No nació del amor que sí que os tenéis vosotros, no, esa criaturita nació de un
acto en el cual está claro que existe esa probabilidad, pero es un resultado remoto.
Cuando vosotros tengáis al verdadero pequeño Henry, Michael, llegará desde la base
del amor. Ya sabes cómo es Michael, un dechado de amor, de hecho. Y si te dan a
elegir… ¿a cuál de los dos preferirías?.

—A ver… está claro que la otra posición me gusta aún menos que la mía, pero…

—No hay peros, Jenn, no hay peros que valgan.

—¿Cómo que no los hay Laura? —(dijo Jenn, entre preguntando y exclamando).

—Pues como que no los hay, Jenn, lo siento. No voy a dejar que te tortures
infinitamente, ya está bien de querer hacerte daño. Parece que el castigo que le quieres
hacer pagar al joven Henry, también quieres pasarlo tú. Está bien que te desahogues,
incluso era algo más que necesario. Nunca lo habías hablado conmigo, cosa que ya
resulta bastante extraño, ya que somos mejores amigas y hablamos de todo, te sabes
toda mi vida con Miles y sin duda alguna correría a buscarte si me hubiera pasado algo
parecido a mí.
Pero no iría para que me dejaras navegar en todas mis tormentas, iría para que
me sacaras de ellas, que me escucharas y racionalizaras lo que hubiera pasado.—Las
dos sabemos que hay que usar el cerebro, las emociones son para sentirlas, Jenn, pero
a la hora de tomar decisiones y más aún, las que son tan importantes como
ésta…tienes que pensar Jenn, pensar fríamente desde fuera de la ecuación y resolver.
Piensa en qué me aconsejarías tú a mí y lo verás todo más claro.

220
—No sé muy bien qué decirte a eso Laura, creo que igual necesito algo más de
tiempo para procesarlo y llegar a ese punto. Entre la media botella de vino que
llevamos y todo esto que me estás diciendo…confundo si me estoy aclarando o
emborrachando… —(soltó entonces una leve carcajada).

—En eso estamos de acuerdo—acompañó la risa de Jenn. Este vino pega un


poquito… Verás cuando lleguen nuestros compis y nos vean sin haber visto aún
absolutamente nada y medio borrachas, aquí sentadas. Vaya ejemplo… jajaja.

Volvieron a reír ambas. Continuaron con el vino, no iban a dejarlo allí, era
después de todo un excelente vino cretense, de uva moscatel y ya estaban en el punto
de que les daba exactamente igual que llegaran sus ayudantes y las vieran así, era su
momento y lo necesitaban. Por fin se había esfumado la tristeza profunda en la cara de
Jenniffer y eso se merecía una buena celebración. Debía pensar en todo lo hablado,
pero eso sería después de aquella tarde, ahora era tiempo de risas e ir a ver la ciudad
antes de que anocheciera e ir luego a comer algo.

Tras la liberadora charla entre ambas, para ponerse al día, se dedicaron a ver la
ciudad rápidamente , cada una por su cuenta. Dos horas después, todos se
encontraban de vuelta junto a la máquina, donde sus acompañantes se encontraban
sin duda aburridos esperándolas. Cuando se encontraban a varios metros de distancia
de ellos, los escucharon hablar entre sí.

—Espero que no te hayas aburrido mucho, Acadio.

—Espero que eso sea sarcasmo, querido Alcander. No te preocupes, estaré bien.

—¿Qué tal todos? —preguntó Laura, una vez llegó junto a Jenn a donde se
encontraban sus ayudantes. Sentimos habernos demorado tanto, chicos.

—No se preocupen, señoritas. Después de todo, ¿tenemos una máquina del


tiempo, verdad?.

—Yo he estado en las Termas, —dijo Jenniffer y me he dado unos buenos baños
relajantes, que me han venido de maravilla.

—Yo he estado examinando los restos de la Biblioteca y luego visité la Basílica,


—dijo Laura.

—Yo me he perdido un poco por la ciudad, para empaparme del gentío y estuve
también en la zona del ágora viendo los productos, —dijo Alcander.

—Yo visité primero la zona Administrativa y luego fui a ver el gran Teatro, —dijo
finalmente Ajax.

—Bueno, acabada la visita, es hora de que comamos algo y luego volvamos a


Constantinopla con nuestra biga, jejeje.

—Ha resultado ser un buen camuflaje, desde luego Laura, —asintió Jenniffer,
riéndose.

—En la zona del ágora podríamos encontrar algo para comprar y comérnoslo.

—Tienes razón, Alcander, guíanos.

221
Tras comer opíparamente, cada uno un puls 22 romano y unos rophema, 23 con
hortalizas y algo de carne, que compraron a un vendedor ambulante, se dirigieron de
vuelta a la máquina-biga. Tras establecer Laura las coordenadas, todo el grupo dirigió
un último vistazo a la ciudad.

—Es una pena que se perdiera toda esa belleza.

—Y todo por un terremoto, Jenniffer.

—Tempus fugit, —recordó Laura.

Finalmente Jenniffer accionó el interruptor y alrededor de medio minuto más


tarde, se encontraban de vuelta en una zona del exterior de Constantinopla.

—Podríamos haber visitado también Pérgamo, se quejó Ajax.

—Ya, a mí me habría gustado comprar un pergamino, no sé, una copia de


alguna de las obras de Zenón o de alguno de los tratados de Crísipo, como recuerdo.

—Sí, porque después de todo, "el movimiento se demuestra andando", ¿no,


Ajax?.

—¡Pregúntaselo a Antístenes!.

Todos se rieron.

—¡Orden, muchachos!, ¡orden!, —pidió Laura.

—Lo siento.

—Está bien, entiendo el atractivo de querer ver estas maravillas de la


antigüedad —dijo Jenniffer, pero...

—Pero nos debemos primero a la misión, completó la frase Laura, por ella.

—Y ahora, tenemos un combate de gladiadores al que acudir. ¿Alguno sabe el


origen de esa costumbre romana? —preguntó Jenniffer.

—Bueno, era un deporte y elemento social, como en el siglo XX el fútbol


europeo, por ejemplo.

—En efecto Acadio, pero al igual que el teatro en la antigua Grecia, las disputas
o combates de gladiadores, propiamente dichos no empezaron así, sino que
originalmente estaban dotados de un componente religioso. La costumbre inicialmente
provenía de las culturas de la Italia arcaica.

—Llamémosla, Jenn, la Proto-Italia, ya que Italia no existía aún como tal.

—Bien visto, Laura. Pues en efecto, vino de la Proto-Italia antigua, en concreto


de la región de la antigua Campania.

—O quizás de la región antaño controlada por los etruscos.

—Puede ser Laura, cierto es que tampoco está claro del todo la cosa; lo que sí
se sabe es que tribus de alguna de esas regiones, comenzaron a realizar sacrificios

22 El puls es una comida en forma de sopas/gachas de cereales o legumbres, que fue muy popular en la cocina romana
durante el período del imperio romano.
23 Hervido romano con base de hortalizas, verduras y cereales, al que añadían algo de carne o grasa los días de fiesta, y el
antecesor de todos los cocidos y pucheros de la actualidad.

222
humanos en honor de los guerreros de los clanes de la tribu que habían muerto en
combate. Y también solía inmolarse a los enemigos que habían sido hechos esclavos
sobre los sepulcros de los héroes de la tribu que hubieran muerto.

—Pero el caso, Jenniffer, es que con el correr del tiempo esa tradición fue
cambiando, evolucionando por así decirlo, se estilizó. Aquellos cruentos sacrificios, que
podría considerarse como una especie de ritual de sacrificio de los criados al servicio de
su patrón, y que solía ser frecuente en familias de alta clase, fueron reemplazados poco
a poco por combates entre una o más parejas de esclavos, todo siempre con fines
rituales y como forma de homenajear a los muertos relevantes de la tribu. Se forzaba
a los cautivos a luchar entre sí a muerte.

—Y las armas que utilizaban, oh, Laura, déjame decirte que no eran unos palos
y unas piedras cualquiera del campo, ni mucho menos. En estos combates, en el
munus, se empleaban las mismas armas que utilizaba la tribu en las batallas contra
otros clanes. Y así fue, que pasado el tiempo, el aspecto tradicional religioso quedó
relegado a un lado, e incluso fue olvidado por completo y de esta forma, los combates
entre gladiadores se convirtieron en lo que todos conocemos hoy que fueron, su sentido
más tradicional y por lo que pasaron a la historia.

—Un espectáculo muy violento, —dijo Ajax.

—En efecto, —asintió Laura—.

—Ése cambio, esa transformación, se agudizó a medida que la República


romana afrontaba su final. Poco antes de establecerse el Imperio, el Mundo romano
estaba inmerso en múltiples campañas expansivas, siempre en busca de conquistar
nuevos territorios para la República, otras veces tenían cruentas guerras civiles...y es
que los romanos amaban las emociones fuertes. Todo esto fue un filón que fue
aprovechado por los aspirantes a ocupar cargos importantes en las magistraturas
romanas, quienes debían complacer al pueblo, que les exigía poder ver tales combates,
si querían que ellos los votasen.

—En efecto Jenn, los combates fueron la principal plaza para utilizar como
baza política por los candidatos. Prometían un gran espectáculo al pueblo, a ser posible
muy fiero y violento, a su vez les daban alimento gratuito y a cambio recibían los votos
de la gente. A tal grado de afición llegaron los combates entre el pueblo, que los
principales mandatarios romanos terminaron por acapararlos para sí mismos, ser ellos
los que los organizasen.

—Y con el tiempo, Laura, fue el propio gobierno el que se hizo cargo de los
mismos, arrebatándole el control a los ricos particulares con ambiciones políticas. Ya
en el año CV24 antes de Cristo, pocas décadas antes de la caída de la República, los
combates fueron incorporados al calendario de espectáculos del Estado romano.

—Bueno tropa, quiero destacaros a todos que décadas después y ya en plena


época imperial, el gran César, Octavio Augusto, contribuyó a esta apropiación cultural
de diversas formas. Por un lado, obligó a los magistrados a ofrecer al menos dos
combates de gladiadores cada semestre y por otro lado, desarrolló reglamentos
específicos sobre el desarrollo de los combates, escenificando de esta forma su uso.

—Efectivamente, Jenniffer, vemos así como se usaba el espectáculo como una


especie de opio, para entretener y mantener contento al pueblo. De esta forma, los altos
dirigentes, en concreto los Césares de la familia de los Flavios,25 que había relevado a
los Julio Claudios, 26 cuyo máximo exponente fue Julio César, aunque no fue

24 Año 105 a.C.


25 Emperadores: Vespasiano, Tito y Domiciano
26 Emperadores: Octavio Augusto, Tiberio, Calígula, Claudio y Nerón.

223
propiamente emperador, fue la que finalizó este adueñamiento de los combates de
gladiadores mediante unas leyes específicas y estipuladas. A partir de entonces, y salvo
alguna excepción en alguna provincia limítrofe del imperio, los torneos fueron
competencia exclusiva del César.

—Sí, Laura, como ya comenté antes, toda esa monopolización explica cómo
llegaron a convertirse en el disfrute favorito durante la época del imperio y a su vez en
un elemento distintivo de la cultura romana.

—Pero verás, Jenn, ese interés de los césares en los combates de gladiadores,
como hemos dicho no era casual, sino que tenía un gran valor publicitario detrás, y es
que el pueblo se aburría por estar hacinado en la ciudad y había que contentarlo con
algo, y ése algo, queridos amigos, fueron los combates entre los gladiadores. Asimismo,
también como efecto rebote, se empezó también a popularizar el otro deporte oficial del
imperio, las carreras de carros de los circos romanos. Y es que hay que verlo todo como
un conjunto, estas actividades estrechaban los lazos de unión entre el emperador y sus
súbditos, la plebe.

—De eso no hay ninguna duda, Laura. Ya desde los tímidos inicios del imperio,
se fueron perfilando y estableciendo poco a poco las características típicas que
definirían estos combates para la posteridad. Para ello se construyeron espacios
específicos para ellos, los anfiteatros, abandonando así su representación inicial en
plazas u otro tipo de espacios improvisados a tal efecto en el foro. Los anfiteatros
consistían como bien sabéis todos, en pistas de forma ovalada cubiertas con grandes
gradas, que sustituyeron a los antiguos espacios improvisados en el foro que se habían
estado utilizando hasta entonces durante la época de la República Romana.

—Y como resultado de todo ello, Jenniffer, el primer anfiteatro del que existe
constancia fue creado a mediados del siglo I antes de Cristo por el magistrado Gaio
Escribonio Curión. Constaba de dos hemiciclos que se podían mover, hechos de
madera, los cuales, tras ser empleados para la representación de distintas obras
dramáticas, rotaban y formaban una especie de elipsis, y allí era donde se celebraban
los combates.

—Y desde luego, Laura, aquella innovación gozó de una gran aceptación entre
la plebe, dado que un recinto cerrado facilitaba el poder ver los combates desde
distintas posiciones en la grada y poder también ofrecerlos a una mayor cantidad de
espectadores. De esta forma se llegó, ya en el año XXIX 27 a.C. a la construcción,
durante el mandato de Augusto, de un estadio más resistente y duradero en el tiempo y
hecho en parte con piedra. Pero como este primer estadio se incendió, se retomó la idea
y se llevó aún más allá.

—Bueno, Jenn, ésa era siempre la forma romana, intentar una y otra vez las
cosas hasta tener éxito, eran muy tenaces, eso hay que reconocérselo. Para no volver a
fracasar, esta vez se decidió hacer algo majestuoso y no se escatimó precisamente en
gastos. Vespasiano ordenó que se utilizaran los mejores materiales y que el nuevo
anfiteatro tuviera un tamaño colosal. Y dada la gran afición y sobre todo, alta adicción
de los romanos al munus hacía que todo este gasto realmente mereciera la pena. El
proyecto fue inaugurado en el año LXXX28 d.C. y se convirtió en el mayor anfiteatro de
la antigüedad, el que tuvo una mayor relevancia histórica y se convirtió en uno de los
principales símbolos de aquella cultura. Fue conocido como El Anfiteatro Flavio, o por
su nombre más conocido, El Coliseo.

Tras el pequeño inciso, repasando distintos elementos de la cultura romana


relacionados con el antiguo arte de representación de eventos en los anfiteatros

27 Año veintinueve a.C.


28 Año ochenta d.C.

224
romanos, pasaron varios días en Constantinopla mientras se acercaba la fecha del
combate, y así, acudieron a ver distintas representaciones en el anfiteatro, compraron
cosas en el mercado, disfrutaron de las calles y la vida pública de la ciudad, acudieron
a cenas invitados por el Basileus... y finalmente y casi sin darse cuenta, llegó el día
señalado.

Esa misma mañana, llegaron desde Roma los gladiadores expresamente


seleccionados por el emperador de Occidente, como medio de soborno, a cambio de la
ayuda contra los bárbaros. Se trataba de dos compañías de fieros gladiadores.

Llegada la hora del espectáculo, la gente se apresuró a llegar puntual al evento


y de esta forma el público fue ocupando su sitio de forma ordenada en las gradas.
Jenniffer y Laura fueron invitadas a lo que sería el palco, sito en la zona superior,
mientras que sus tres acompañantes tuvieron que conformarse con un sitio en las filas
inferiores.

Cuando todo el Mundo estaba ya sentado en su sitio, una trompeta sonó muy
alto y los gladiadores dieron una vuelta de homenaje entorno al estadio saludando al
público. Tras ello, el emperador se levantó y se dirigió en voz alta al pueblo y
autoridades presentes.

—Agradezco la presencia de tanta gente hoy aquí para la celebración de este


espectáculo, el cual sirve como homenaje a nuestro fundador, el difunto y grande
Constantino en este aniversario de su muerte, habiendo pasado ya tantos años.
Tenemos visitantes de muchas zonas del imperio, incluso veo que ha venido gente del
imperio de Occidente, espero que no se encuentren muy cansados, un fuerte saludo
también a mis ilustres invitadas aquí en el palco y a los distintos magistrados
presentes. Sé bien que este es un acto muy en desuso en estas fechas, pero quería
hacer una petición especial y una llamada a la unidad en lo que será solamente un
acto único y excepcional, y todo, repito, como homenaje a Constantino. Gracias a todos
por haber venido y disfrutad de este espectáculo.

A la arena saltó un nutrido grupo de gladiadores, entre ellos se encontraba un


Dimachaerus, portando un machete en la mano derecha y un gladius en su izquierda.
A su derecha, había un Essedarius, subido a su carro y portando una espada. En el
interior del carro se podía ver también una larga lanza sobre el suelo del mismo;
también había un Laquearius, portando un lazo en su mano izquierda y a su espalda
tenía colgada una espada corta.

Tras el Laquearius se encontraba un Reciario, el cual portaba una gran red en


su mano izquierda, el famoso tridente característico de ese tipo de gladiadores en su
derecha y una pequeña daga colgada al cinto. A su lado se encontraba un Secutor,
quien llevaba sujeto con su mano izquierda un gran escudo como protección, y en la
mano contraria tenía una espada larga y de aspecto pesado, la cual en ese tipo de
gladiador solía llamarse spatha.

A su derecha había un Murmillo, armado con una espada gladius y un gran


escudo curvado, el gladiador iba vestido con unos pantalones cortos de tela de color
verde claro, llevaba también una manica para proteger su brazo izquierdo, se
encontraba también equipado con un casco, el cual tenía unas mirillas para los ojos, y
las piernas las tenía cubiertas por vendas, a modo de protección personal.

Finalmente a la derecha del Murmillo había dos Provocatores, equipados ambos


con taparrabos, un cinturón, una greba en la pierna izquierda, una manica protectora
en la mano derecha, un casco con visera en la cabeza y una pechera protectora sobre el
pecho.

225
Se hizo el silencio. Los gladiadores se dispusieron en círculo, juntaron sus
armas en el centro y se dirigieron al César.

—¡Ave Caesar, morituri te salutant!.

El Emperador se levantó en señal de respeto y los saludó con la mano izquierda.


Luego, los gladiadores se agruparon en parejas, el reciario como le correspondía, con el
secutor, los dos provocatores lucharían entre sí, el murmillo se colocó junto al
laquearius, y el essedarius se situó frente al dimachaerus.

Finalmente comenzó el combate, Jenniffer vio al secutor persiguiendo y


lanzando estocadas al reciario, que huía mientras esquivaba los ataques del gladius
del secutor, unas veces girándose a su izquierda y otras a su derecha, a su vez, este
intentaba usar su tridente para mantenerlo a distancia y atraparlo en su red. La
tensión podía palparse en el ambiente.

Laura se fijó en el singular duelo mantenido entre los provocatores. Uno de ellos
lanzó un mandoble que el otro detuvo interponiendo su escudo, que recibió un
abolladura, a su vez, éste contraatacó lanzando un rodillazo a su contrincante. El
público chillaba enloquecido, animando a sus luchadores favoritos.

Tras los provocatores luchaban el laquearius y el murmillo, el primero


intentaba atrapar con su lazo el brazo del murmillo, quien se cubría con su escudo,
ambos se movían de forma rápida y brusca. El murmillo por su parte, contraatacaba
intentando hacer cortes al brazo del laquerius, quien esquivaba sus embates
moviéndose de forma rápida hacia un lado.

Frente a ellos, el dimachaerus de un salto había herido levemente con su


hacha el hombro del essedarius, quien daba vueltas con su carro a su alrededor,
buscando la mejor forma de atacar a su adversario a su vez con su lanza o con la
espada, mientras a su vez cansaba a su regio oponente, quien corría de un lado a otro
persiguiendo el carro.

—No creía que me fuera a gustar tanto, Jenn.

—Desde luego está siendo muy emocionante. Pero has de tener en cuenta,
querida amiga, que los romanos no tenían el mismo concepto que nosotros de
violencia, para ellos este espectáculo trataba de desafiarse a uno mismo, de luchar con
honor, de... ¡Mira!.

Jenniffer señalaba una escena que se estaba dando en ese preciso momento en
la zona frontal izquierda de la arena, donde el secutor había logrado arrinconar al
reciario contra la pared, y tan sólo el tridente los separaba entre sí, las armas
entrechocaron, los dos gladiadores forcejearon durante unos instantes, en los que la
pelea pareció congelarse, hasta que finalmente el secutor valiéndose de la ventaja que
le daba su armadura logró empujar hacia atrás al reciario que cayó al suelo dando dos
vueltas sobre sí mismo, lo cual lo hizo perder la red, pero agarró fuertemente el tridente
para protegerse del ataque de su rival con su gladius, el cual iba dirigido a su hombro.

El reciario entonces alargó el tridente y, valiéndose de un movimiento circular


hacia delante consiguió herir de forma importante las dos piernas del secutor, ganando
su combate. El público asistente aplaudió al primer ganador de la tarde, que hizo una
reverencia dirigiéndose a la grada.

Mientras tanto, se estaba también dirimiendo otro de los duelos, y los dos
provocatores se encontraban enconados duramente en su combate. Uno de los dos
había logrado desarmar a su contrincante, que se protegía con su escudo, el cual

226
empleaba también de forma ofensiva; de esta forma logró sorprender a su oponente,
golpeándolo fuerte en la cabeza y dejándolo así aturdido por unos momentos, los cuales
aprovechó para abalanzarse sobre su ahora indefenso rival y someterlo sobre la arena.

La multitud jaleó por unos segundos al segundo campeón de la noche, para


pasar rápidamente a observar otro de los combates, el que se estaba dando de forma
encarnizada entre el murmillo y el laquearius. El Murmillo lanzaba estocadas muy
duras sobre el laquearius, que las bloqueaba malamente con su espada, para a
continuación tratar de atrapar su mano con el lazo, pero a su vez sus intentos eran
bloqueados por el escudo de su contrincante, quien, en una de esas ocasiones y sin
duda, notando ya el cansancio provocado por el peso de su armadura fue demasiado
lento como para bloquear el ataque de su rival, que lo agarró del cuello y lo lanzó hacia
delante, cayendo vencido frente a él.

El laquearius le puso la daga sobre el cuello a modo de victoria y saludó a los


concurrentes en el anfiteatro. Ya solamente quedaba el no menos emocionante
enfrentamiento entre el essedarius y el dimachaerus, combate que en esos momentos
parecía claramente inclinado a favor del essedarius en su imponente carro, cansando a
su rival, que lo perseguía sin cesar de un lado a otro de la pista para, en un momento
dado, proceder a lanzarse lanza en ristre sobre su rival, el cual, torpemente lo esquivó
hacia un lado y lo hirió en el hombro derecho con el gladius, para a su vez recibir un
golpe del puño de su oponente en el esternón.

El ataque lo dejó ligeramente sin aliento y ése preciso momento fue el que
aprovechó su contrincante para derribarlo al suelo con otro golpe, esta vez al rostro,
tras levantarse rápidamente y finalizar el combate poniendo su lanza sobre el cuello del
dimachaerus. Las masas gritaron enfervorecidas ante el desenlace, felicitando al último
ganador de la tarde.

Tras finalizar los combates, cada uno de los ganadores fueron levantados en
volandas por sus compañeros respectivos, los perdedores de los duelos y todos fueron
ovacionados por la multitud. El Emperador bajó a la arena e hizo entrega a cada uno
de los ganadores de su respectiva corona de laurel, por haber luchado de forma
honorable y ejemplar y haber dado un gran espectáculo a la concurrencia. Asimismo
les hizo entrega de un título de propiedad pagadero de cinco mil sestercios, a cobrar en
el banco del templo. Tras estos actos protocolarios y acompañados de ruidos de
trompetas, los ganadores dieron una vuelta a la arena, siendo vitoreados por el público
asistente.

—Bueno, ha sido un gran espectáculo, Jenn.

—Desde luego. Y tras esto, tan solamente nos queda culminar la misión que
nos ha traído aquí en primer lugar. Hemos de hacernos con la estatua. Tenemos que
hablar antes con el emperador; prometió darnos permiso para entrar en el templo tras
los combates.

Dos días pasaron hasta que el César accedió a verlas en el edificio del senado.
Restaban dos días solamente para el incendio y debían de preparar todo el equipo en el
interior del templo para asegurar las estatuas. Jenniffer y Laura entraron en el edificio
donde se encontraba el Basileus, a quien vieron dirimiendo en una disputa de tierras
entre dos senadores.

—Esas tierras me pertenecen, Alexios.

—No, al colindar con la zona norte del terreno del jurista, mi querido Lucius.
¿Qué opina su magnificencia, nuestro amado Basileus?.

227
En ese momento el emperador vio a Jenniffer y a Laura, quienes se habían sentado al
fondo de la sala.

—Creo que lo mejor es que medite sobre este asunto durante unos días y tras
ello os comunicaré mi decisión. Eso es todo por hoy sobre este asunto, senadores.

—Gracias, Basileus.

—Es usted muy generoso, Basileus.

—¡Mis queridas invitadas, nobles damas! Espero que disfrutaran el otro día de
los combates.

—¡Oh, fue una velada espléndida, gracias! —dijo Laura, sonriendo.

—Un gran espectáculo Basileus, usted sí que sabe entretener a la gente,


respondió a su vez Jenniffer.

—Me alegro por ello, les dijo su interlocutor, sonrojándose levemente. Bueno,
supongo que están aquí por el templo.

—En efecto.

—Como siempre cumplo mis promesas, os doy permiso para restaurar el templo
y las obras que consideréis oportunas. Id instalando vuestro equipo.

—Muchas gracias, Basileus. Necesitamos nuestros materiales, que se


encuentran en nuestra... biga.

—Sí, Laura, las gubias especiales de boca ancha para piedra, un juego de
formones, dos bisturíes, tres pinceles, algodón de hisopo, un poco de resina...

—Finos y exquisitos materiales veo. Pues nada, lo que sea que necesiten, nobles
damas, y si necesitáis algo más tan sólo pedídmelo. Ordenaré que os dejen trabajar
tranquilas en el templo de Lauso. —Salutem29.

—Salutem.

El emperador les prestó a varios sirvientes para que las ayudaran a trasladar
varias de las estatuas a la zona del atrio del Palacio, donde podrían trabajar mas a
gusto en la restauración de las mismas. Un favor más recibido por el usurpador, que
no obstante se había portado muy bien con ellas, todo sea dicho. Una vez se quedó por
fin el grupo a solas, pudieron hablar con tranquilidad de los siguientes pasos a dar.

—Bueno Laura, saquemos todos los materiales de la biga, —dijo con sorna
Jenniffer, remarcando a propósito la palabra biga.

—Bien, tenemos las gubias y los formones, líquido exfoliante, varios limpiadores
alcalinos, un pequeño cubo para introducir agua caliente si hiciera falta, un cepillo de
Gather, unas láminas de algodón de hisopo, varios bisturíes, tres pinceles, una ligera
cantidad de cemento, un pequeño mazo, un frasco de barniz, un manual de
instrucciones escrito en un folio doblado, el cual se encontraba escondido entre las
gubias que ya habían sacado, unas plumas especiales para limpiar de polvo las

29 Como curiosidad, asociada a su acepción más común, "salud, buen estado físico", la palabra se utilizaba desde época
clásica como saludo, que es, precisamente, de dónde hoy viene el vocablo en castellano.

228
estatuas y por último una pequeña cantidad de resina, por si necesitaban usarlo para
reforzar la pieza.

—¡Vaya! —dijo asombrada Laura, parece que lleváramos encima el bolso de


Mary Poppins, ¿Y todo esto entraba dentro de la máquina?.

—Pues sí.

Jenniffer también se encontraba impresionada.

—Y hay aquí algunas cosas que ninguna de las dos hemos metido y creo que
tampoco los chicos.

—Habrá sido alguno de los dos Henrys, seguro, por si acaso las necesitábamos,
Jenn.

—Probablemente.

Laura comenzó entonces a cantar, de forma muy tímida, para pasar luego a tararear.

—Con un poco de azúcar... larararalará.

—Raralaratarararará...

—Bueno, echemos un vistazo a esas instrucciones, Jenn.

Jenniffer sacó la hoja y la examinó detenidamente, Laura, que se encontraba frente a


ella la vio primero poner cara de asombro para finalmente echarse a reír como una loca.

—Jajaja ¡qué cachondo eres Henry! ¡Mira Laura!.

Laura miró la hoja de instrucciones, en ella ponía escrito en letras mayúsculas, a modo
de advertencia:

—¡NO NECESITAIS USAR NINGUNO DE LOS MATERIALES, NO SOIS


RESTAURADORAS!.

Bajo la frase había también un pequeño texto, ya en letras minúsculas.

—Los materiales están de pega solamente, para no despertar sospechas, no os


preocupéis, ya se encargará un equipo especializado en ello de realizar la restauración
de las estatuas en el complejo, cuando estéis de vuelta. Solamente usad las plumas
especiales para quitar el polvo acumulado durante los últimos cuarenta años en la
estatua y el barniz para darle brillo. No temáis, es inocuo y no dañará las obras. Besos,
mi amor. Firmado, los dos Henrys. Debajo de la firma, había una postdata, como para
seguir con la coña: P.D. "Saludos de Miles".

—Jajaja pues sí que ha sido de ayuda. Son incorregibles estos.

—Jajaja vamos Laura, pongámonos a ello.

—Hemos colocado los distintos materiales en el lugar donde se encuentran las


estatuas, —les comunicó Ajax, acercándose a ellas—.

229
Laura comprendió que los chicos les habían concedido un momento de privacidad,
para que hablaran a sus anchas.

—Muchas gracias y perdonad por nuestro cotorreo.

—No se preocupen, señoritas, —dijo Acadio.

—Oh, por favor, señoras. ¡Todo por la Iniciativa!.

—Hemos estado ganado tiempo mientras tanto, dijo finalmente Alcander, el


último de sus ayudantes. Miren, ahí a la izquierda se encuentra la estatua de Zeus
hecha por el gran Fidias en su momento para la ciudad de Olimpia.

—Desde luego es una estatua muy bonita, Alcander.

Al lado de la estatua de Zeus se encontraba la escultura de la Afrodita de Cnido,


fabricada por el artista Praxíteles, y al lado de ambas se encontraban por fin, y
dispuestas en hilera, la famosa estatua de Atenea de Lindos y finalmente la estatua de
la Hera de Samos, de la cual había una copia precisamente en el Hereo de la isla de
Samos.

El grupo se puso a trabajar y mediante las plumas fueron limpiando los


múltiples recovecos de las cuatro estatuas, para remover el polvo que se había ido
acumulando en el interior de la misma durante los últimos cuarenta años. Treinta y
nueve exactamente eran los que habían transcurrido desde la muerte de su dueño,
Lauso. Tras cuatro horas de duro trabajo, consideraron que la primera tarea de la tarde
estaba finalizada y pasaron por lo tanto a aplicar una o dos capas de barniz protector a
cada estatua y darles a su vez algo de brillo.

Al día siguiente, tras volver de descansar de las lujosas estancias donde los
había alojado el usurpador, prepararon el escenario del robo, para ello colocaron en el
centro de la estancia y de forma muy cuidadosa la máquina, a una prudente distancia
de las estatuas, las cuales fijaron con unas cuerdas. Ya tan solamente les restaba
esperar a que diera comienzo el incendio para desaparecer entre la confusión y el caos
que generaría el mismo.

Así pues, tras esperar pacientemente durante dos horas, el fuego comenzó en el
exterior del mismo, al prenderse una rama seca que estaba pegada a la pared del
edificio y que habría caído de alguno de los múltiples árboles que rodeaban el Palacio, y
pronto se propagó al interior, a través de una de las ventanas del Palacio. En ese
momento Laura hizo una señal a Jenniffer, quien tras asegurarse de que no había
nadie que pudiera ver al grupo y se alarmara si desaparecían de forma repentina y
misteriosa, entró tras sus compañeros en la máquina y se dispuso a introducir las
coordenadas de vuelta, lo cual activó inmediatamente el proceso del viaje. Una vez que
se encontraron dentro del túnel y mientras transcurrían los dos minutos de
transferencia cuántica, todos pudieron respirar aliviados. Habían concluido su tarea
con éxito.

—Van a quedar muy bonitas en el complejo, ya veréis, —dijo Jenniffer.

—¿Donde piensas ponerlas, Jenn?.

—Una irá sin duda alguna dentro del atrio, había pensado en la...

—¿La estatua de Zeus, verdad? —le interrumpió Laura.

230
—Sí, sin duda alguna. Me pondré con ello además nada más lleguemos, si
quieres ayudarme, te lo agradecería mucho.

—Estaré encantada de hacerlo.

Constantinopla

231
La zona arriba en marrón y rosa nos presenta, en la punta de la península, la ciudad
del siglo III, anterior a Constantino. En naranja la Constantinopla del siglo IV mandada
construir por Constantino y en amarillo la ampliación del siglo V cercada por la
muralla de Teodosio II.

232
233
—A mí siempre me ha encantado hacer un buen viaje.

—Y a quién no, hermanito.

—Buena época, además, la del antiguo Imperio romano de Oriente, Ana.

—Imperio que sobrevivió 1000 años al de Occidente, Miguel.

—Imperio romano, del cual hemos heredado nuestra cultura, Ana.

—Y eso lo hace todo, querido hermano.

—Y ya para rematar, a nadie le hace mal una charla con un amigo, Ana.

—O amiga, Miguel, no seamos excluyentes aquí.

—Cierto. Bueno, continuemos, que ya estamos cerca del final.

234
Capítulo XXIV. Reconciliación

Una vez que volvieron exitosamente las chicas de su misión en el Antiguo


Imperio Romano, con las Obras de arte, y mientras todos se tomaban unos días de
descanso antes de poner en marcha la próxima parte del plan y establecer ya la base
del mismo, en los tiempos de la Cuba pre-revolucionaria, Laura y Jenniffer se
dedicaron a decorar los pasillos y estancias del complejo y darle con ello un toque
femenino. Cada día probaban algo distinto, colocando las estatuas en estancias
distintas y en distintas posiciones.

A su vez, el joven Henry tuvo entonces tiempo para reflexionar una vez más
sobre lo erróneo de sus pasadas acciones y lo arrepentido que estaba de haberlas
tomado y recordó momentos de su relación con Jenniffer y cómo se habían conocido
hace ya tantos años. Él era entonces un chico muy inseguro y ella lo había ayudado a
superar esas inseguridades y en gran parte, era la responsable de en lo que se había
convertido hoy día, siempre tan seguro de sí mismo y un apoyo siempre para motivar al
resto, con sus discursos llenos de heroísmo.

El momento concreto de estos hechos, fue pocos años tras acabar la escuela
Primaria, para ponerse uno en situación, habría que remontarse incluso más tiempo, y
es que durante el transcurso de su Primer año en la Secundaria, a Henry lo pasaron
rápidamente al último curso, debido a su alto nivel de CI. La Directora, tras hacerle
diversas pruebas a Henry, le comunicó a su padre que al final del curso Henry ya se
podría examinar para acceder al último Curso de la Preparatoria.

Henry estaba presente mientras los dos hablaban, pero de mente ausente y
muy disperso, pensando en la cabeza en los números primos. Pero fue sacado entonces
repentinamente de su ensimismamiento temporal, por la visión al otro lado del pasillo
de lo que creyó ser un ángel, resulta que Jenniffer se encontraba justo frente a él, al
otro extremo del pasillo. La chica se encontraba charlando con su entonces amiga,
Julia Talbot...

—¿A qué estas esperando, Henry? —¡Vamos, acércate a ella y díle algo!—.

—Pero Harry, ¿Y si... no le gusto? No, mejor lo dejo para otro día, es que es tan...

—¿Perfecta, ibas a decir? Mira Henry, eres un chico muy listo, brillante de
hecho y un día cambiarás el Mundo, estoy seguro de ello. Pero debes de superar tus
miedos y eso sólo se logra enfrentándote a ellos.

Henry se acercó lentamente a la chica, quien se encontraba en su mismo curso


y coincidía con ella en la mayoría de asignaturas, al menos que Henry recordara en
esos instantes: en las clases de español, matemáticas, lengua y física...

Pero cuando apenas había recorrrido la mitad de la distancia que los separaba,
comenzó a temblar de forma significativa<<¡No, no vas a lograrlo, Henry! ¡da la vuelta
ya y así no harás más el ridículo!,>> —pensó Henry para si mismo, mientras temblaba
como una magdalena, pero pese a ello siguió avanzando, aunque cada vez de forma
mas y mas lenta. Cuando ya se encontraba a apenas medio metro de la chica, se le
ocurrió contarle un chiste sobre física, para abrir el hielo. Henry esperaba que no le
resultara raro a ella.

—¡Hola, chicas! —saludó Henry —sabéis ése chiste, donde un ingeniero, un


matemático y un físico viajan en un tren por Irlanda, y van y miran por la ventana y
ven una oveja negra. El matemático exclama —"¡Mirad, extrapolando se podría decir
que en Irlanda todas las ovejas son negras!". El ingeniero replica a continuación: "No es
cierto, experimentalmente vemos que al menos una oveja en Irlanda es negra. Del resto,
no tenemos datos. "Y va entonces el físico y dice, muy seguro de sí mismo: "No es

235
exacto. Experimentalmente sólo podemos afirmar que en Irlanda, al menos uno de los
lados de una oveja es negro".

Julia lo miró como si fuera un bicho raro, salido de otro Mundo u otra
dimensión, probablemente una dimensión de bolsillo e imaginaria. Nunca le había
caído bien. En cambio, Jenniffer se rió mucho ante su chiste, lo cual lo hizo relajarse y
reírse a su vez con ella.

—Nos vemos luego, en el comedor, Julia, —dijo Jenniffer despidiéndose de su


amiga.

—Ten cuidado con ése friki, Jenn.

—Descuida, sé defenderme sola, Julia.

—Vale, adiós entonces. Nos vemos.

Se quedaron a solas, a Henry le temblaba mucho la mano izquierda fruto del


nerviosismo << ¡Tierra, trágame!>> —pensó en su interior, pero por toda respuesta, ella
se la agarró fuertemente y con su otra mano le agarró también la derecha, aferrándolo
y tirando de él hacia ella.

—¡Ey!.

—Psst, tranquilo, —le susurró ella, tratando de calmarlo.

—Esto... yo... la respiración se le aceleraba, Henry notaba como si lo faltara el


aire, se ahogaba.

—Tranquilo, inspira, expira, inspira... cálmate, tan sólo soy yo, tu compañera
de clase, Jenniffer, no te voy a morder, Henry.

—¿Sabes... mi...

—¿Que si sé tu nombre? ¿Por quién me has tomado, por una de esas divas del
Tik Tok que sólo se preocupan por subir vídeos a la red? ¡Vas a ver!. Te contaré ahora
yo, otro chiste: En un test de inteligencia realizado a personas de varias carreras
universitarias, preguntan cómo calcular la altura de un edificio con un barómetro. El
ingeniero industrial se adelanta al resto, todo resabiado y dice: Mido la presión
atmosférica en la base, la mido también en la azotea, establezco el gradiente y así
calculo la altura.

Por su parte, el físico dice: Yo, subo a la azotea, tiro el barómetro, sacó el
cronómetro y mido cuanto se tarda en oír el "crack contra el suelo" y luego uso la
fórmula de la altura, que es la altura, h, la cual es igual a 1/2 de la gravedad, que es g
* t al cuadrado, siendo t el tiempo.

A continuación va el matemático y dice: Yo establezco el barómetro como


espacio algebraico de referencia, Cojo el barómetro, me descuelgo por el tejado y mido
cuántos barómetros de altura tiene el edificio. Luego hago una conversión del sistema
de referencia mediante la fórmula siguiente: cojo el Valor de la altura altura= (número
de barómetros) * (la medida del barómetro). Finalmente le toca el turno al astrofísico,
quien contesta: Yo simplemente voy y busco al conserje y le digo "te regalo éste bonito
barómetro si me dices la altura del edificio".

Henry se rió de forma incontrolable.

236
—¿Ves? soy más que una cara bonita. Oye Henry, ¿te vienes a cenar a mi casa
esta noche? mi madre hace unas estupendas pizzas caseras, le preguntó, mirando la
hora.

—¿En serio?.

—Nunca bromearía con esto.

—Por supuesto, Jenniffer.

—Nos vemos luego, tengo clase de Educación Física ahora. ¡Adiós, Henry!.

—¡Adiós, Jenniffer!.

Esa fue la primera vez que habló con ella y desde entonces y hasta que se
decidió a pedirle que se casara con él, tras muchos años de relación, ya que habría que
decir que habían ido muy poco a poco, hasta que por fin tuvo el valor de ir a comprar el
ánulo de compromiso e hincar la rodilla, habían estado juntos. Ella lo había ayudado
mucho a superar sus inseguridades y falta de confianza y lo había vuelto una persona
mucho más tranquila y segura de sí misma.

Henry salió de sus pensamientos y volvió en sí. Debía de dar una fiesta en
nombre de Jenniffer, a modo de sorpresa y pedirle perdón de nuevo, pero para ello,
necesitaba escribir un discurso antes. Con ánimo renovado, se dirigió a la sala del
teatro, que en esos momentos, calculó que se encontraría vacía. Una vez allí, se sentó
en una silla frente al atril y comenzó a escribir en un cuaderno que llevaba en todo
momento consigo.

Una vez estuvo satisfecho con el texto que había escrito, decidió poner el
marcha la segunda parte de su plan. Para ello, decidió emprender una operación
secreta en solitario, y así, tras despistar a su propio yo, diciéndole que pasaría el día
inspeccionando los túneles y galerías del complejo, a Miles le dijo en cambio, que
pasaría el día viendo películas en la sala de cine y a Jenniffer le vino a su vez con otra
invención marca de la casa. Tras ello, se dirigió a la máquina, pero antes de
introducirse en la misma notó algo extraño, el motor volvía a estar caliente.

—Alguien ha vuelto a usar la máquina... —dijo en voz alta, como para


escucharse a sí mismo, algo intranquilo. ¿Quién será? ya es la segunda vez...

Tras salir de su ensimismamiento, procedió a entrar en la máquina e introdujo


las coordenadas siguientes: "Marzo de 2020, Estambul". Una vez allí, y tras esconder
concienzudamente la máquina en el exterior de la ciudad, se dispuso a tomar la línea
T1 del Tranvía, para dirigirse al Barrio de Beyazit. Tras bajar del tranvía en la parada
de Beyazit-Kapali Çarsi, se encaminó hacia la Mezquita de Beyazit.

El día estaba soleado, la temperatura rondaba los 24 grados centígrados, esa


mañana, Henry calzaba unas zapatillas deportivas de la marca Nike, de color azul
oscuro, llevaba puestos unos pantalones vaqueros Levi's de color claro, una camiseta
morada de Quick Silver y una gorra azul en la cabeza. Caminaba de forma pesada, se
podría decir que estaba bastante nervioso y en su mente, repasaba una y otra vez los
pasos de su detallado plan para reconciliarse con Jenniffer .

<<Comprar las flores y las delicias turcas y preparar luego el ambiente, con
unas velas aromatizadas, tiene que salir bien, es mi última oportunidad>> —pensaba
de forma metódica. Una vez llegó a la puerta principal de la Mezquita, se dirigió hacia
la puerta que daba acceso al gran Bazar.
Una vez entró en el gran Bazar, se dirigió a uno de los puestos de especias y dulces,
miró detenidamente los distintos productos expuestos, hasta que encontró lo que
buscaba. Nombradas en turco como Lokum o Loqum, las delicias turcas eran una de

237
las grandes pasiones de su amada Jenniffer, le encantaban. Henry se acercó entonces
al vendedor para pedirle 300 gramos de delicias turcas.

—İyi günler, 300 gram lokum istiyorum.

El vendedor, un hombre turco de rostro enjuto, cubierto por un turbante rojo y que
estaría en la mitad de sus cincuenta, lo miró detenidamente y dedujo que era
Occidental, con lo cual lo respondió en Inglés.

—Son 474 liras turcas, joven.

Henry, sabiendo que debía de regatear el precio, ofreció 150.

—Ricas delicias turcas joven, no puedo dejárselo por menos de 350 liras turcas.

Henry ofreció entonces 200 liras al vendedor.

—Déme 290 liras turcas y lo arreglamos, joven.

—¿Qué le parecen 240?.

—Trato hecho, —respondió el vendedor, cerrando así la venta.

Henry se fue muy contento con sus delicias turcas y se dispuso entonces a
buscar puestos de flores por el Bazar, hasta que encontró uno donde tenían las flores
favoritas de Jenniffer, los tulipanes. Tras regatear con el vendedor, llegaron a un precio
y Henry salió con un hermoso ramo de tulipanes amarillos, con expresión muy decidida.
Ya sólo le faltaban las últimas piezas del puzzle para completar su plan de
reconciliación, las velas aromáticas, y las encontró en un puesto cercano donde atendía
una joven vendedora turca, quien cubría su cabeza y pelo con un hijab de color azul.

Tras comprar dos docenas de velas de color rojo y con aroma a jazmín, volvió a
la máquina del tiempo y, tras asegurarse de que nadie lo veía introducirse en la misma,
estableció las coordenadas de vuelta para regresar al futuro.

Minutos después de salir de la misma, y ya de vuelta en el complejo, avanzó


lentamente por los distintos pasillos y pisos de la base, tratando de que nadie lo viera,
para finalmente llegar a las estancias de Jenniffer, que se encontraban
convenientemente vacías en esos momentos. Preparó el escenario de forma meticulosa,
primero, las velas formando un pasillo desde la puerta hasta la habitación, luego las
delicias turcas, al borde de la cama sobre una bandeja que cogió en la cocina del
"apartamento," el ramo de tulipanes lo depositó en el medio de la cama y finalmente, en
la cabecera de la misma colocó su carta de petición de perdón.

Tras ello, se sentó sobre una gran silla negra estilo Gamer, que se encontraba
presidiendo el cuarto y se dispuso a esperar a que su mujer volviera a la habitación, lo
cual no tardaría en producirse, ya que eran ya las 21.00 h.

Así pues, media hora después, entró Jenniffer en la habitación, al ver las velas
encendidas primero gritó del susto, luego, viendo el entramado pasillo iluminado,
sonrió. Henry la observaba desde la silla, muy contento de que el plan parecía estar
funcionando bien. Jenniffer avanzó por el pasillo de velas y se internó en la habitación,
allí vio las delicias turcas y a Henry acomodado en su silla, que con un gesto de
silencio le indicó que siguiera. Jenniffer probó una de las delicias turcas y le ofreció
otra a Henry, ambos las comieron de forma lenta, saboreando así el delicioso manjar,
luego cogió los hermosos tulipanes y los olió durante un largo minuto, para finalmente
coger la nota y leerla:

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—“Querida Jenn: Me siento terriblemente mal, cada día me atormenta un
sentimiento de culpa que nunca me abandonará. No hay ni un solo momento del día en
el cual no me arrepienta por haberme dejado llevar por mis debilidades y haber
sacrificado toda la felicidad que juntos habíamos construido estos años. Te traicioné a
ti, la persona a la cual debí entregar mi amor y por eso estoy profundamente
arrepentido. Sé además, que no tengo excusa alguna para hacer lo que hice y me siento
profundamente avergonzado, nunca debí de hacerlo. Lo siento mucho, Jenn, mi amor,
mi luz, mi vida. Perdóname, lo diré una y otra vez, las veces que haga falta”.

Tras leer la carta, Jenniffer se quedó durante unos momentos sentada en la


cama, pensativa, luego dejó la nota sobre la cama y miró al joven Henry, de forma
inquisitiva, finalmente se levantó y se acercó a él y, con un gesto, le indicó que se
levantara de la silla, lo atrajo hacia él con sus brazos y lo besó.

—¡Ven aquí, tontorrón!. Te perdono, pero que sepas que esta es la primera y
única oportunidad que te daré, si vuelve a repetirse, tú y tus preciosos ojos azules
podéis olvidaros de mi.

—¡No se repetirá, lo juro! —dijo el joven Henry, de forma suplicante.

—¡Está bien, te creo. Y ahora, venga, ve a contarte a ti mismo la buena nueva!,


seguro que tu otro yo se muere por escucharte —dijo Jenniffer riéndose, sabiendo que
el viejo Henry adquiriría en breves segundos los recuerdos del joven Henry, por el efecto
temporal.

En esos momentos, sonó la megafonía del complejo.

—¡Atención, Jenniffer Michel y su marido, el Director Henry Michel, por favor,


diríjanse los tres al despacho Presidencial!.

—Vaya, parece que nos reclaman a ambos igualmente, —dijo Jenniffer.


¡Adelántate tú, joven Henry!.

—Nos vemos en unos momentos, hay que informar al equipo de que ya va


siendo hora de comenzar ya la siguiente fase de nuestro plan, Jenn.

—Deberíamos de aguardar al regreso de la misión Diplomática, es mejor que


estemos todos.

—Concuerdo querida esposa, pero a mi juicio se están demorando demasiado.

—¡Vamos, suéltalo ya! —creerán que nos ha pasado algo.

El joven Henry salió deprisa hacia el despacho, por el camino se cruzó con
varios de los muchos residentes, que lo saludaron de forma efusiva, mas él les señaló
que no podía demorarse en esos momentos, ya que lo había citado el presidente Miles.
Una vez llegó a la puerta, donde Jet, el Cyborg que custodiaba la Entrada, le dio paso
al reconocerlo.

Nada más entrar se encontró con su viejo amigo Pedro, quien le dio un fuerte
abrazo. A su alrededor se encontraban también Miles, su viejo Yo, su amigo Juanma
Lonxe, como también Laura y por fin su amigo Thomas; el joven Henry los abrazó a
todos ellos, uno a uno y tras finalizar sonrió satisfecho, finalmente estaba todo el grupo
al completo, solamente faltaba por llegar Jenniffer —lo que ocurriría en breves
momentos —calculó mentalmente Henry—.

—Tengo que presentarle a los que han venido con nosotros de vuelta con la
delegación Diplomática, señor Presidente, le indicó guasonamente Pedro a Miles.

239
—Todo a su debido tiempo, Pedro, —respondió Miles.

—Han sido unas largas conversaciones y hemos tenido que ceder en algunos de
los puntos, pero al final aceptaron unirse.

—¡Enhorabuena, Pedro!.

—Thomas, ¡por fin te veo! ¿esta vez ya para quedarte de forma definitiva,
supongo?

—Sí, no volveré a marcharme Henry, descuida, ya me dijeron los muchachos


que te habían reclutado y que preguntaste varias veces por mí, es una pena que como
solamente acudía a mis reuniones...

—No te preocupes por eso, lo importante es que ya estás aquí —respondió


rápidamente el joven Henry por su amigo, no dejándolo acabar lo que iba a decir.

La puerta del despacho se abrió, entrando Jenniffer por la misma. Los dos Henrys se
quedaron mirándola, y ella por su parte, los guiñó el ojo a ambos en señal cómplice.

—Bueno, ya podemos dar paso a la siguiente fase de nuestro plan, por fin
estableceremos nuestra primera Base de operaciones, dijo Miles sonriendo a todos los
congregados.

Miles se llevó entonces a un rincón a los dos Henrys, allí le hizo una seña al mayor, el
cual lo respondió de forma cómplice levantado el pulgar de su mano derecha dando el
Ok, el joven Henry no comprendía lo que estaba sucediendo.

—¿Qué ocurre, Miles? ¿Por qué todo este secretismo? ¿Qué habéis planeado?.

—Veo que estás confuso. No te preocupes, joven Henry, es algo en lo que no


habíamos caído en la cuenta con toda esta actividad frenética, que hemos tenido desde
que te has incorporado a la Iniciativa para ayudarnos. Y es que de veras ha sido algo
circunstancial y una mera coincidencia por ello, de verdad, créeme, pero realmente no
hemos tenido tiempo de usarlo, o de que lo vieras, por así decirlo...

—Bueno, ¿y de qué se trata? —preguntó el joven Henry, muy curioso a la vez


que extrañado por tanto secretismo aparente.

El viejo Henry le hizo una señal con la mano a Miles y Miles le indicó al joven
Henry que lo siguiera hasta la gran mesa del despacho. El resto de los presentes
comprendió lo que pretendía Miles y se hizo a un lado, dejándoles a ellos dos solos la
mesa. Miles agarró una pequeña caja de metal, que se encontraba reposando sobre la
mesa y tocó un botón oculto en la misma. Se encendió una pantalla, cual si fuera un
holograma.

—¿Y esto? —preguntó el joven Henry, muy sorprendido a Miles.

—Pues resulta que tenemos un proyector holográfico en el atrio principal, que a


veces utilizamos para comunicar mensajes importantes a los residentes, mensajes que
grabamos aquí, pero en este tiempo que llevas aquí, no había coincidido aún que lo
usáramos. Creí que era ya hora de anunciar a todo el Mundo y a lo grande nuestros
próximos planes e informarlos sobre la buena marcha de nuestra misión y de paso
enseñarte el dispositivo creador de los hologramas. Y quien mejor para informarles que
tú, joven Henry.

—Yo... me siento muy halagado, pero siendo nuevo aquí, no sé yo si...

240
—¡Tonterías! La gente ya sabe quien eres, que te hemos traído para ayudarnos y
te adoran, querido, dijo Jenniffer a la versión joven de su marido, envolviéndolo en un
fuerte abrazo.

—Es tu momento, lo animó su anciano yo.

—¡Vamos, tú puedes! —le animó también Thomas.

—¡Hazlo! —le dijo Juanma.

—Vale, vale, lo haré, dejadme unos segundos primero para pensar.

—Antes de dar tu mensaje, Henry, prueba a decir eso que siempre quisiste decir
en un holograma —le susurró Miles.

Henry se rió. No podía creerse que Miles le hubiera sugerido eso.

—Hazme caso, se reirán.

Todos se alejaron un poco de él. Henry se sentó sobre la mesa, se arregló un


poco el pelo y pensó durante unos minutos sobre qué iba a decir. Su expresión se tensó
ligeramente, era como si dudara...afortunadamente sólo fue algo momentáneo.
Segundos después, pulsó el botón de la caja y cuando el holograma se proyectó en el
aire, mostrando una figura en pequeño brillante de Henry, comenzó a hablar:

—"[G. Lucas [Star Wars Episodio IV: Una nueva esperanza]. (1977, Mayo
25)]"...General Kenobi, hace años serviste a las órdenes de mi padre en las Guerras
Clon. Ahora te ruega que lo ayudes en su lucha contra el Imperio. Siento no poder
hacerte personalmente este ruego, pero he sido apresado y...

La gente se echó a reír.

—¡Pero mira que sois cachondos los dos, Henry! jajaja —Jenniffer se echó en
brazos de su viejo marido, sin poder parar de reírse.

—Buenas tardes a todos, gente de la Iniciativa, a estas alturas creo que ya


todos habéis oído hablar de mí y me conocéis de alguna forma, en parte porque aquí en
el complejo estamos repetidos, lo cual puede que a primera vista parezca cómico, pero
vamos haciendo que las cosas se vayan normalizando y sea normal vernos al Henry
mayor, el director de la Iniciativa, y a mi, presentes los dos a la vez. Me alegro de poder
ayudar al proyecto.

La gente que presenciaba el discurso aplaudió en el atrio.

—Podemos anunciar... comenzó a decir de nuevo el joven Henry.

—Puedes hacerlo, jovencillo, yo ya he tenido suficiente potagonismo —le dijo su


viejo yo.

—Ya le oís, está entusiasmado, dijo el joven Henry.

La gente se rió de nuevo.

—Puedo entonces, sí, anunciaros que tras acabar la última misión, por fin
podemos comenzar la siguiente fase de nuestro proyecto, ¿y cual es nuestro proyecto,
queridos amigos?.

—(Todos): ¡Salvar el Mundo!.

241
—En efecto, estamos aquí para salvar el Mundo, en parte de nosotros mismos, y
es que tenemos que hacer mejor las cosas esta vez, debemos de ser mejores personas,
ser más responsables y proteger el planeta y evitar la sexta extinción en el mismo, la
extinción humana. Extinciones, que en muchas ocasiones, causaron la muerte del 70%
y a veces el 80% de las especies del planeta.

El público presente aplaudió.

—Gracias, gracias. Veréis, cuando hace cuarenta años acudí junto a mis
amigos a la cumbre climática y los avisé de que el cambio climático estaba tan
avanzado, que podría correr el Mundo un riesgo casi inmediato de sufrir una extinción
y había que tomar medidas urgentes para combatirlo, el 85% de los miembros del
Comité, no me creyó y por ello sufrimos ahora las consecuencias, ¡malviviendo ocultos
como ratas bajo tierra en túneles!.

—¡Esto es peor que estar en cuevas! —gritó alguien, de entre el público


asistente.

—En efecto, lo es. Recuerdo ahora una anécdota de cuando estudiaba, con la
que sería mi bella esposa años después, Jenniffer, aquí presente, ¡Jenniffer, saluda!.

Jenniffer se acercó a la versión joven de su marido y saludó la multitud sonriendo,


recibiendo con ello una ovación de los espectadores al otro lado de la proyección
holográfica.

—Cuando estábamos estudiando en Harvard, tuve un día una idea en clase de


mecánica cuántica y uno de nuestros profesores de física, el profesor Leonard Susskind
no estaba del todo conforme con mi idea, me dijo que era irrealizable técnicamente.
Veréis, el Mundo no está hecho pensando en vosotros, sois vosotros los que debéis de
darle forma y sentido. Nunca, y repito, nunca dejéis que nadie os diga que no podéis
hacer algo, ni siquiera yo. Mi otro yo tampoco, que conste.

—La gente de nuevo se volvió a reir.

—Si tenéis un sueño, debéis de atesorarlo, protegerlo y cultivarlo poco a poco.


Quienes no son capaces de hacer algo, de lograr algo, de crearlo desde cero, os dirán
que vosotros tampoco podéis hacerlo. Yo os digo, aquí y ahora, que si queréis algo id a
por ello con todas vuestras fuerzas. Id y decíos a vosotros mismos frente al espejo en
voz alta: Yo no puedo ser contenido, porque yo soy el contenedor del Mundo... —Y una
cosa más tengo que deciros, hace años yo solía creer que lo que yo era, terminaba en el
borde de mi piel, que me habían dado este gran y único recipiente que llamamos
cuerpo, con el cual podía explicar las cosas del Mundo, y aunque no podía haber
pedido un mejor modelo, a fin de cuentas, no dejaba de ser uno prestado y debería de
devolverlo en algún momento.

—Claro, las cosas se devuelven, es educación —dijo riendo uno de los presentes.

—Pero luego comprendí, que todo aquello que yacía fuera de ese recipiente,
también formaba parte de mí y ahora en vez de preocuparme por recipientes y cosas
pequeñas, me ocupo de salvar el Mundo. Pienso en grande, en ir más allá, y os doy un
consejo a todos: desafiad vuestros límites amigos míos, no dejéis nunca de aprender
cosas, romped las barreras que hasta ahora os habíais auto impuesto, ¡seguid
hambrientos de conocimiento, seguid ingenuos!. A veces la vida te golpea en la cabeza
con una viga, pero no perdáis la esperanza. Así que para finalizar, sólo me queda
pediros que salgáis ahí fuera y cambiéis el Mundo entre todos, porque sólo trabajando
todos unidos lo lograremos, por eso pido vuestra ayuda, todos los presentes hoy aquí
sois como el general Kenobi, sois nuestra única esperanza. ¡Viva la Iniciativa!.

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—¡Viva!.

El público estalló de júbilo, todos comenzaron al unísono a silbar de alegría, a


bailar y a cantar, el fin del discurso significaba que daba comienzo la siguiente fase del
proyecto, había que establecer la primera de las bases de operaciones en El Encanto,
en la Cuba pre-revolucionaria.

—"Luke, yo soy tu padre" (La Guerra de las Galaxias, 1977, George Lucas) —dijo Ana,
riéndose.

—Creo que esta conversación ha derivado ya al lado oscuro, Ana. Jajaja —Veamos el
final, ¿vale?.

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Epílogo

La figura encapuchada se movía lentamente, avanzaba agachada, por temor a


que algún Creodonto 30 lo vislumbrara entre las hierbas, pese a la oscuridad de la
jungla. Tenía tapado el rostro con un pasamontañas de color verde oscuro y vestía
unos extraños ropajes, consistentes en una gran toga oscura de estilo romano, que le
cubría todo el cuerpo; de cintura para abajo llevaba puestos unos pantalones de
algodón estilo camuflaje. Durante más de media hora avanzó lentamente evitando a los
depredadores que merodeaban por la zona y aún estaban despiertos, sentía mucho
miedo y gran nerviosismo, los cuales lo sobrecogían el cuerpo, ya que el menor
descuido por su parte podría significar su muerte inmediata.

En un momento dado, se paró durante unos escasos segundos para comenzar


ahora a arrastrarse aún más lentamente sobre el suelo. En su mano derecha cargaba
un enorme y pesado rifle de francotirador, el cual tenía incorporada una mira láser.
Miro a ambos lados, por si hubiera un Simbakubwa kutokaafrika31 en las cercanías,
pero en esos momentos parecía encontrarse solo. Al menos lo más solo que un humano
podría encontrarse en aquella época, cuando aún no existía siquiera el homo sapiens.

—Veamos, Chapi, puedes salir ya de tu escondite. Avanza lentamente hacia mí.

—De acuerdo, señor.

Lo que parecía ser un cyborg de color rojo, con aspecto muy humano, salió de detrás de
unos árboles cercanos, donde había escado escondido.

—Localízame por favor, al siguiente espécimen.

—De inmediato. Espere unos segundos, maestro.

El cyborg hizo bajar un casco con visión nocturna que llevaba equipado y ajustó con
cuidado la mirilla; se encontraban mirando unos árboles en la lejanía, donde enlas
copas de los mismos había unos primates saltando de rama en rama, en silencio, como
pudo comprobar la figura encapuchada a través de su mira láser.

—Analizando perfil genético, en espera de resultado...

—Con el de hoy, será ya el sexto ejemplar de Sivapithecus32 al que implanto el


chip de seguimiento. Otros doce más y tendré prácticamente a todos los que necesito.
¿Tienes ya algo, Chapi?.

—El cuarto por la derecha, comenzando desde el quinto árbol a su Oeste, señor.

El encapuchado apuntó con su rifle hasta vislumbrar al primate, quien comía una
fruta en esos momentos. Fijó bien la mira sobre el espécimen, controló su pulso,
mantuvo la calma y finalmente disparó.

—Con eso bastará. Y ahora, he de volver a la base, no vaya a ser que comiencen
a echarme en falta esos lerdos. Y antes de dar ningún pasó más, los prepararé un juego
del gato y ratón, para tenerlos entretenidos. Y antes de ello, ¿qué diría aquí el bueno de
Henry? —¡Oh!, ya sé, algo pomposo como: Hacia el final del Mioceno, el hábitat
existente en los ecosistemas de la región comenzó a codificarse. Una disposición de
recursos más dispersos y variables fue la presión selectiva que llevó hacia el bipedismo.

30 Orden de mamíferos de tipo carnívoro presentes en el Oligoceno y en el Mioceno, donde fueron los dominantes.
31 Mamífero perteneciente a los Creodontos (ver 5).
32 Nombre con el que se conoce al ancestro común entre los chimpancés y los homínidos.

246
La explotación de tales recursos requería una locomoción más eficaz
energéticamente. Ya no importaba tanto la velocidad de desplazamiento, como la
superficie susceptible de ser recorrida para encontrar el sustento necesario —dijo el
encapuchado, cambiando la voz e imitando al viejo Henry. Bueno, volvamos a casa,
Chapi, se hace tarde y aquí corremos peligro.

A medio kilómetro de allí, adonde llegó tras más de una hora y media
arrastrándose lentamente por la selva, se encontraba escondida tras unos matojos la
máquina del tiempo. El desconocido entró en la misma junto al cyborg y, estableció las
coordenadas de vuelta antes de accionar el motor. —A la gloria del gran arquitecto del
Universo —dijo finalmente el encapuchado, antes de retornar al complejo.

Continuará...

247
En ese momento sonó una alarma, con un tono en forma de campana.

—Es la hora de cerrar, muchachos. ¡Volved mañana, a la misma hora si queréis!


—dijo la voz de la Bibliotecaria, quien se habia acercado a Miguel y a Ana, que,
absortos en su lectura, habían llegado casi sin darse cuenta al fin del libro.

—¡Vaya, se nos ha pasado el tiempo! —dijo Miguel, con un tono avergonzado al


mirar su reloj.

—No pasa nada, volveremos mañana a leer el siguiente tomo —dijo Ana,
mirando incrédula a su vez su reloj de pulsera.

Los dos volvieron a su casa, correteando por los pasillos. Al llegar a una puerta roja,
casi media hora después, llamaron a la puerta.

—¿Donde os habíais metido, pequeños? —preguntó un hombre.

—¡Estábamos en la Biblioteca, abuelo Henry!.

—Pero cuántas veces habéis leído ya esa historia? ¡Ay que ver!, ¡si ya os la he
narrado yo mismo en persona muchas veces!. ¡Michael! ¡hijo!, ¡ya están aquí!. Al
parecer, habían vuelto a ir a la Biblioteca...

FIN DEL TOMO 1

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BIBLIOGRAFÍA

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Pérez Martín, Inmaculada (2003). «Constantinopla, principio y fin: continuidad, ruptura


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Viaje a las misteriosas montañas de Llanganati : expedición Italo-Ecuatoriana


Boschietti-Andrade Marín. Andrade Marín, LucianoColaborador(es): Boschetti, Tullio |
Expedición Italo-Ecuatoriano-Boschetti-Andrade MarínIdioma: Español Quito:
Imprenta Mercantil 1937Descripción: 239 p. 18 cm.

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