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Mary Kaldor LAS NUEVAS GUERRAS La violencia organizada en la era global Traduccién de Maria Luisa Rodriguez Tapia 4 KRIFERIOS TUSKQUETS Titulo original: New & OL Wars. Organised violence in a global era 1 edicin: septiembre 2001 © Mary Kal © de ln trndluccifn: Moria Lisa Redriger Tapia, 2001 Disco dela coleciGn: Llu Cote y Ramdn Obed Reservados todos los derechos de esta ediclon para sauels Eaton, SA. Cesare Cant, 8 = 0808 Barcelona srintsqueteealiorenes ISON: RES IO-7619. Depdsito legal: B.33.084.2001 Iimpreso sobre papel Offe-F Crido de Papelera dl Leizadn, S.A preston: A&M Graf, SL Agradecimientos Abreviaturas . 1, Introducei 2. Las viejas guerras 3. Bosnia-Herzegovina: estudio de una nueva guerra 4, La politica de las nuevas guerras 5. La economia de guerra globalizada 6, Hacia una perspectiva cosmopolita 7. Gobernanza, legitimidad y seguridad Epilogo Apéndlices Notas Indice onomastice indice u 15 29 49 93 119 145 177 195 213 . 235 organismo ejecutor de ACNUR, lo que me permitié reconer el pafs durante la guerra para ayudar a los activistas locales, Asi- mismo tuve la suerte de poder acceder a las diversas institucio- nes encargadas de aplicar las politicas de la comunidad interna- cional; como presidenta de la ACH, una de mis tareas consistia fen presentar, junto con otros, las ideas y propuestas de las sec- ciones locales a gobiernos e instituciones internacionales como Ja UE, la OTAN, la OSCE y la ONU. Como universitaria, pude completar y situar en su contexto esos conocimientos adquiridos mediante lecturas, conversaciones con colegas que trabajaban en Ambitos relacionados y proyectos de investigacién realizados pa- ra la Universidad de las Naciones Unidas (UNU) y la Comision Europea."* Sobre todo, me fueron de gran ayuda los boletines, restimenes de noticias, solicitudes de ayuda e informes de segui miento que ahora es posible recibir a diario a través de Internet. El objeto de este libro es no sélo informar; aunque he inten. tado dar informacién y respaldar mis afirmaciones con ejem- plos. Su meta es ofrecer una perspectiva diferente, la perspe tiva derivada de las experiencias de personas de mente critica que se encontraban sobre el terreno, filtradas por mi propia ex- periencia en diversos foros internacionales. Es una contribucién a la reconceptualizacién de los modelos de violencia y guerra que debe levarse a cabo si queremos detener las tragedias en- raizadas en muchas zonas del mundo. No soy optimista, pero mis sugerencias practicas pueden parecer ut6picas. Las ofrezco lena de esperanza, no de confianza, como tinica alternativa a tun futuro siniestro. 28 2 Las viejas guerras* Como a ClmuseNuite Ie gustaba destacat, A EUEMATESATE Aividad social." Incluye la movilizaci6n y organizacién de hom= (GIB, casi nunca mujeres, cOMMelEpropssitomdeniniligimviolencin isicay entrafa Ja regulacién de ciertos tipos de relaciones soci dosmymposeersumlogicampanticulan Clausewitz, que posiblemente fue el mayor defensor de la guerra moderna, insistfa en que no se podfa reducir ni a un arte ni a una ciencia. En ocasiones, comparaba la guetta con la competencia en el mundo de los ne- gocios y muchas veces usaba analogias econémicas para ilustr sus argumentos, Toda sociedad posee su forma caracteristica de guerra. Lo que solemos considerar como guerra, lo que los politicos y jefes militares definen como gueerimesmensremlicladaunatenomenones> ntas fases. d@uenmnmte- aunque desde entonces ha atravesado di ‘WEAISMAEMUCHA. Sin embargo, a pesar de esas diferencias, se 29 politica de bloques conflicto ideoldgico lite cientifico-militar! ejércitos profesionales armas nucleares militarindustrial complejo conflicto nacional ejércitos de masas potencia de fuego fa gran escala; tanques y aviones « ideolégico de movilizacién Principios coaliciones imperios nacién Estado conflicto nacional servicio obligatorio ferrocarril y telégrafo, movilizacién répida expansion de la administracién y Ja burocracia Siglo xx profesionales! conflicto dinastico: consolidacién de fuego, maniobras defensivas, asedios 3 impuestos. razones de Estado; de fronteras vu y 20m Estado absolutista mercenarios! profesionales uso de armas regularizacién de ¥ préstamos. Siglos Cuadro 2.1 La evolucién de las viejas guerras Tipo de gobierno, Objetivos de la guerra Tipo de ejército ‘Técnica militar Economia de guerra s podia:ver que Ia guerra era el mismo fenémeno: una construc- cién del Estado moderno territorial, centralizado, «racional do» y jerarquicamente ordenado. Ahora, igual que ese Estado moderno territorial y centralizado deja paso a nuevos tipos de sistemas de gobierno, derivados de los nuevos procesos globa- Tes, la guerra, tal como la concebimos en Ia actualidad, esté convirtiéndose en un anacronismo. Este capitulo pretende ofrecer una descripcién esquematica de las viejas guerras. Aunque la guerra de verdad nunca coinci- did exactamente con una descripcién esquematica. Este tipo de ‘guerra fue, sobre todo, europeo. Siempre hubo rebeliones, gue- ras coloniales o guerras de guerrillas, tanto en Europa como en otros lugares. A veces se calificaban de «guerra irregular» 0 fio se consideraban guerras, simplemente. Se las denominaba le- vantamientos, insurgencias 0, en los tiltimos tiempos, conflictos de baja intensidad. No obstante, este concepto esquemético de guerra es el que sigue influyendo profundamente en nuestras ideas sobre el tema y domina, todavia hoy, la concepeién que tienen los politicos de la seguridad. La guerra y la aparicién del Estado moderno Clausewitz definia la guerra como «un acto de violencia des- inado a obligar a nuestro enemigo a hacer nuestra voluntads.? ta definicién implicaba que «nosotros» y «nuestro énemigo» eran Estados, y la «voluntad» de un Estado se podia definir con claridad, Por tanto, dagueeamensiandefinicionwder@lausewitznesa ‘conflicto entre Estados por tn objetivo politico definible, es de- cit; por intereses de Estado. El concepto de guerra como una actividad de Estado no se establecié realmente hasta finales del siglo xvin. El tinico prece- dente de este tipo de guerra era la antigua Roma, aunque inclu- 50 en aquel caso era unilateral; el Estado, es decir, Roma, lucha- ba contra barbaros que no tenfan una nocién de la. separacién entre el Estado y Ia sociedad, Van Creveld afirma que la guerra centre las ciudades-Estado de Grecia no se puede considerar gue- 31 ra de Estado, porque no habia una distincién clara entre el tado y los ciudadanos. Los combates los libraban milicias ciuda- danas, y los relatos de la época solfan referirse a la guerra entre los atenienses» y los xespartanoss, més que entre «Atenas» y «Esparta»,? Entre la cafda del Imperio romano y el final de la Edad Media, las guerras las Hevaban a cabo diversos agentes la Iglesia, sefores feudales, tribus ba tuno con sus formaciones m cha de los barbaros se basaba, en general, en cultos guerreros, y cada guerrero era la unidad militar fundamental. Los senores feudales dependian de los caballeros, con sus cédigos de honor y caballeria y el apoyo de los siervos. Las ciudades-Fstado del norte de Halia solian depender de milicias ciudadanas, igual que las antiguas ciudades-Estado de los griegos. En las primeras etapas de la formacién del Estado europeo, los monarcas reunfan los ejércitos para las guerras a partir de coaliciones de sefiores feudales, més 0 menos igual que el secre- tario general de la ONU necesita hoy de las contribuciones volun- tarias de los Estados para agrupar una fuerza de pacificacién. Poco a poco, pudieron consolidar las fronteras tervitoriales y cen- tralizar el mando mediante el uso de su creciente poder econémi co, procedente de los derechos de aduana, diversas modalidades de impuestos y préstamos de la incipiente burguesfa, y lograron Feunir ejércitos mercenatios que les daban cierta independencia de los sefiores. Sin embargo, esos ejércitos mercenarios resulta- on poco fiables; no se podia contar con su lealtad. Ademis, se desperdigaban después de cada guerra o durante el invierno. El coste de la dispersién y el reagrupamiento, muchas veces, era prohibitivo y, en las temporadas de inactividad, los mercenarios odian hallar otras formas de ganarse la vida menos aceptables. Por todo ello, aquellos ejércitos fueron sustituides gradualmente por ejércitos permanentes que permitieron a los monarcas crear fuerzas militares especializadas y profesionales. La implantacién de ‘pricticas y ejercicios, en la que fueron pioneros Gustavo Adolfo de Suecia y el principe Guillermo de Orange, mantuvo ocupado al ejército en los periodos en los que no habia guerra abierta. Segiin Keegan, la creacién de tropas de infanterfa per manentes y de compagnies d’ordonnance, 0 regimientos, se con- 32 virtié en el «método para garantizar el control de las fuerza madas por parte del Estado». Para alojarlas se crearon guarnici®- nes que se convirtieron en xescuelas de la naciéns.* Se introduje- ron los uniformes para distinguir a los soldados de los civiles. Como dice Michael Roberts, «el soldado pas6 a ser el hombre cle! rey, porque Hlevaba la chaqueta del rey.’ Literalmente, ya que los reyes se aficionaron cada vez mas a vestir el unilorme militar pata dejar claro su papel de jeles de los ejércitos, EL nuevo tipo de organizacién militar acabaria siendo ti de las ordenaciones administrativas que estaban surgiendo aso- ciadas a 1a modernidad. EI soldado era el agente de lo que Max Weber Ilam6 Ia autoridad racional y legal: «EI oficial militar moderno es un lipo de oficial designaclo que se caracteriza claramente por ciertas distinciones de clase. En este sentido, dichos oficiales son radicalmente distintos de los jefes militares electos, los condottieri carismiticos, los oficia- les que reclutan y dirigen ¢jéreitos mercenarios como una em- presa capitalista y los poseedores de cargos comprados. Pueden existir {ransiciones graduales entre todos estos tipos. El “contra tado” patrimonial, que esta apartado de los medios para llevar a cabo su funcién, y el propietario de un ejército mercenario con fines capitalistas, junto con el empresario capitalista privado, se han convertido en pioneros de la burocracia moderna».” n de ejércitos permanentes bajo el mando del Es- tado fue parte integrante de la monopolizacién de la violencia legitima, inherente al Estado moderno, GEiRTERESTESESTRIGISE ‘convirti6'en la justificacién legitima de la guerra, en sustitucion, de los conceptos de justicia =ins ad bellum extratdos de 1a te0- dogi, La insistencia de Clausewitz en que Ia guerra es un ins- tumento racional para perseguir el interés del Estado -ela con tinuacién de la politica por otros medios»- constituyd una secularizacién de la legitimidad, paralela a la evoluci6n en otros mbitos, Cuando el interés de Estado se convirtié en la princi a, dejé de ser posible defender por medios violentos las reivindicaciones de causa justa por parte de otros agentes no estatales. 33 En el mismo sentido, se desarrollaron normas sobre lo que constituia Ja guerra legitima, que luego se plasmaron en las le- yes de la guctra, TGSTGST POISON MCOSSAACSA ZANT errermneplas; el propio hecho de que la guerra sea una actividad sancionada socialmente, que deba organizarse y justificarse, necesita normas. MaiaknaGineaTdivisOramMuymrenUeTentens> ‘muerte aceptable socialmente y el asesinato rechazado por ta "sociedad. Pero esa linea se ha definido de formas diferentes en -distintas épocas. in la Edad Media, las replas de la guerra, ius iu bello, devivaban de la autoridad papal. (nel ¥stado-mo- ‘demo, era preciso desarrollar una nueva serie de reglas laicas. Segiin Van Creveld «Para distinguir la guerra del mero crimen, se la definié como ana’ cosa-emprendida por Estados soberanos, y_s6lo por @@ligs. A los soldados se les definié como el personal autorizado ‘a involucrarse en violencia armada en nombre del Estado. Para obtener y conservar su licencia, los soldados tenfan que es- tar cuidadosamente inscritos, marcados y controlados, con el fin de excluir a los que tenfan patente de corso. Se suponia que sélo debfan hichar cuando estaban de uniforme, Hevar sus ar- mas “a la descubierta” y obedecer a un jefe que pudiera asumir la responsabilidad de sus acciones. No debfan recurrir a méto- nes” tales como violar treguas, volver a tomar las armas después de haber sido hechos prisioneros, eteétera. Se suponia que debfan dejar tranquila a la poblacién ci permiticran “las necesidades militares”».” , siempre que lo ‘Para poder financiar los ejércitos permanentes, hubo que re eularizar lavadministracién, la fiscalidad-y los préstamos, Du- rante todo el siglo xvitt cl gasto militar supuso las tres cuartas partes de’ los presupuestos estatales en la mayorfa dle los paises europeos. Hubo que emprender reformas administrativas para mejorar la eapacidad de recaudar impuestos; hubo que limitar la corupeién -si-no climinarla-, con el fin de evitar las «fu sass." Fue preciso crear oficinas de guerra y secretarfas de gt ira para organizar y mejorar la rentabilidad de las inversiones. » Para ampliar los préstamos, fue necesario regularizar el s 4 bancario y Ia acufiaeién de moneda, separat las finanzas del rey de las del Estado y, por tiltimo, crear bancos centrales.” Del mismo modo, fue preciso encontrar otras formas de esta- blecer la ley, el orden y la justicia en el territorio del Estado, para asf asegurar In base de ia que procedan los impuestos y los préstamos, as{ como por razones de legitimidad, Se establecis tuna especie ‘de contrato implicito por el que los reyes ofrecfan proteccién a cambio de fondos. La climinacién ¢ ilegalizacién de forajidos, soldados con patente de corso y bandoleros eliminaron las formas privadas de «protecciéna, por lo que la capacidad re- caudatoria del rey aumenté enormemente y se creé la base para tuna actividad econémica legitima. Es decit, paralelamente a la redefinicién de la guerra como un conflicto entre Estados, como una actividad externa, se produjo el proceso que Anthony dens llama de pacificacién interna, ¥ que incluy6 la implantacién de relaciones monetarias -es decir, salarios y arriendos- en vex de una coaccién mas directa, la desapaicién gradual cle formas violentas dle castigo como los azotes y Ia horca, y el estableci- miento de organismos civiles para la recauidacién de impuestos ¥ Ja aplicacién de las leyes internas. Fue especialmente importante a nueva distincién entre el ejército y la policia civil, responsable de mantener la ley y el orden en el interior del pats." El proceso de monopolizacién de la violencia no fue suave € ininterrumpido, ni mucho menos, ni tampoco se produjo al mismo tiempo o de la misma manera en distintos Estados euro- peos. El Estado prusiano, creado después del Tratado de West- falia a partir de los distintos tervitorios propiedad de Ia casa de Hohenzollern, sucle considerarse un modelo. En el siglo xvit, este Estado, que era una creacién totalmente artificial, fue ea- paz de igualar el poder militar de Francia, con sélo la quinta 1c de la pablacién de ésta, gracias a la enérgica combinacién de reformas militares y administracién racional introducida por Federico Guillermo, el Gran Elector, » sus sticesores. Por el con- Lrario, los reyes franceses se enfrentaban a continuas rebeliones de la nobleza y tenfan enormes dificultades para vegularizar ta administracién y recaudar los impuestos. Skocpol afirma que, a la hora de explicar la Revolucién francesa, tun elemento funda. mental es la imposibilidad del ancien régime de desarrollar la 35 capacidad administrativa y finaneiera necesaria para levar a cabo sus ambiciones militares." Tampoco fue el proceso tan racional © funcional como su- giere esta descripeién aséptica, Michael Roberts insistia en que fue la Logica militar la que dio pie a la formacién de ejércitos permanentes. Pero ¢s dificil distinguir las exigencias de la gue- ma de las de la consolidacién nacional. El cardenal Richelieu estaba a favor de crear tn ejército permanente porque lo cons deraba un modo de controlar a los nobles. Rousseau alirind siempre que la guerra estaba dirigida contra los stibditos, tanto como contra otros Estados: «Una vez més, cualquiera puede entender que conquista en el exterior y los abusos del despotisimo en el inte- rior se apoyan mutuamente; que es habitual atrebatar hombres ¥ dinero a un pueblo de esclavos para arrastrar a otros bajo el mismo yugo; y que, a la inversa, la guerra oftece un pretexto para la exaccin de dinero y otro, igualmente plausible, para mantener grandes ejércitos constantemente dispuestos y tener al pueblo dominado. En una palabra, cualquiera puede ver que los principes agresores llevan a cabo la guerra tanto contra sus sib- ditos como contra sus enemigos, y que la nacién conquistadora, muchas veces, no queda en mejor estado que la conqui guerra y ka Aunque se afirmaba que el objetivo de la guerra era el interés racional del Estado, siempre han hecho falta causas mas profun- das para inspirar lealtad y convencer a los hombres de que garan sus vidas. Al fin y al cabo, fue el fervor religioso lo Que inspiré al Nuevo Ejército. de Cromwell, que fue cl primer ejemplo de una fuerza profesional moderna. Con frecuencia se atribuye el éxito prusiano a la fuerza del luteranismo, A finales del siglo xvu, era posible definir la actividad social specifica que denominamos guerra, Se podia situar en el con- textd de toda una serie de nuevas distinciones caracteristicas del Estado en desarrollo, Eran las siguientes: * Ia distincién entre lo pablico y lo privado, entre el ambito de actividad del Estado y el de la actividad no estatal; 36 no y Io externo, entre lo que ocu fe definido del Estado y lo y * la distincién entre lo int censo del capitalismo, la separacién de la actividad econd- mica privada de las actividades pitblicas del Estado y la eli- minacién de la coaccién fisica de las actividades econémicas; * la distincién entre el portador legitimo de armas y el no combatiente o el criminal, Sobre todo, surgié a propia distineién entre Ia guerra y la tividad violenta mas @ menos continua, la .ciadlo, una aberracién tuna sociedad paz, En vez de la guerma se convirti6 en un suceso difer i lo que pareefa ser una evolucién progresiva hac Soitine en el sentido actual de te cadedont ONG organizadas, sino en el sentido de la seguridad cotidiana, kt paz interna, el respeto a la ley y la justicia. Se hizo posible p en la «paz perpetuas. Aunque muchos de los grandes pensadores liberates comprendieron la relacn ents Ia consoidacin de Es tado y la guerra, también adelantaron que un intercambio cada ver mayor entre los Estados y una responsabilidad reciente de Jos Estados frente a un pablico informado podria ser el preludio de una Europa més integrada y un mundo mas pacifico, una ex tensién de la sociedad civil més alla de las fronteras nacionales. Al fin y al cabo, fue Kant quien destacé, en 1705, que la communi dad mundial se habia reducido hasta el punto de que «un dere- cho violado en cualquier lugar podia sentirse en todas partes»." Clausewitz y las guerras del siglo xix Clausewitz empezé a escribir De la guerra en 1816, un ato después de que acabaran las guerras napoleénicas. Habia parti- cipado en Ia guerra, en el bando de los perdedores, y habia sido 37 hecho prisionero; y el libro esta profundamente influido por su experiencia. Las guerras napolednicas fueron las primeras guc- rras populares. Napoleén introdujo el reclutamiento obligatori la levée en masse, en 1793, y en 1794 tenfa 1.169.000 hombres en armas: a mayor fuerza militar existente hasta entonces en Europa. GamesisteenmaliclenDenlarguen®, sobre todo el primer capitulo, que era el tinico que Clausewitz. consideraba completo, ditieos, — Y eluctelmpurebsip. En lincas enerales, éS0s tres niveles actiiana través de la razén, el azar'v GGURSHTAIEGANVAANEMIOGION. De esta descripcién trinitaria de la guerra, Clausewitz deducfa su concepto de guerra absoluta. La mejor forma de interpretar Ia guerra absolute es como un con- ceplo abstracto o ideal hegeliano; lo que puede derivarse de la logica de los tres niveles diferentes es la tendencia interna de Ja guerra. Tiene su propia existencia, que est en tensién con las lidadles empiricas La T6gica estaba expresada como tres «acciones reciprocas» Enel plano politico, el Estado siempre se encuentra con resis- ‘qaatasparlogazssssob sos ¥pOrSIAnISEHIGHESUSE}SRED ‘smaisifuetan. En el plano militar; la meta tiene que ser desarmar “al enemigo para lograr el objetivo politico: sino es asf, existe el (poligrodletunicontraataque. Y, por iltimoalantaerzmdeavalamd lepencle de los sentimientos populares; la guerra desata pasio- Ges VanStilicaclesqueNpUCUEMISEMINCOAEBIAbIES. Para Clause: witz, la guerra era una actividad racional, aunque se pusieran emociones y los sentimientos a st servicio. En este sentido, es también una actividad moderna, basada en consideraciones laicas y no limitada por prohibiciones derivadas de concepcio- nes prerracionales del mundo. epoltica y AHR En primer lugar, ebobjetivos *Cuanto mas violento sea el apasionamicnto que precede a una guerra, mucho mas se acercaré la guerra a su forma abs- 38 racta, mucho més dirigida estaré hacia la destruccién del ene- migo, mucho mas coincidirén los fines militares y politicos, mu- cho mas puramente militar y menos polftica pareceré ser la guerra, pero cuanto mas débiles sean los motivos y las tensio~ nes, mucho menos coincidiré la direccién natural del factor mi- litar ~es decir, la fuerza~ con la direccién que indique el factor politico, y, por tanto, mucho mas tendra que desviarse 14 guerra ‘én natural." de su dire CRESEEERORIIEAD 1a guerra siempre CEATCTEAZAGAGS que Clausewitz llama «friccién» =problemas de logistica, infor- _macién escasa, tiempo inseguro, indisciplina, terreno diltcil, or- ¥y asi sticesivamente-, que hace que el conflicto pierda velocidad y sea diferente, en la realidad, a los planes sobre el papel. La guerra, dice Clausewitz, es un «medio resistente» en el que la incertidumbre, la inflexibilidad y las cir cunstancias imprevistas desempenian sus respectivos papeles aap ‘guerra real es el resultado de la tensién entre las limitaciones: “politicas y practicas y la tendencia interna a la guerra absohuta. ‘A medida que las fuerzas iban creciendo de tamafo, cada vex era mas dificil que una sola persona se encargase dle la or- ganizacién y el mando. Por tanto, habfa una necesidad cre: iente de una teorfa estratégica que pudiera suministrar la bi para un discurso comin sobre la guerra, a través del e posible ditigirla. Como dice Simkin, era necesaria una Que sirviera de gufa para las doctrinas militares comunes y lo que mas tarde se conoceria como procedimientos operativos normalizados.” Clausewitz eché los cimientos de un pensamiento estraté- ico que se fue desarrollando durante los siglos XIX y XX. dai dositeorfasstundamentales:ce:layguerra -Ia teoria del desgaste y Janteoriansicslammanioiny~ aparecieron desarrolladas por primera ver en De fa guerra, junto a su tratamiento del ataque y la de- fensa y de la concentracién y la dispersion. dtamteorfardeledes> ‘gaste significa conseguir In victoria agotando al enemigo, impo- nigndolewnindicerdebajasmmisialto, o «indice de desgaste». La (coria del desgaste suelesinasociadaralasiestrategiasidefensivas) "ya las grandes concentraciones dle fuerza, lamkeorfamdentamma> 39, -niobra se basa en la sorpresa y la capacidad de adelantarse, 1'n este caso, ‘qeamincenticumbrenstogrammapider. Como destacs Clausewitz, ambas teorfas son forzosamente complementarias, Es muy dili- cil conseguir una victoria decisiva mediante el desgaste. Pero, al mismo tiempo, una estrategia basada en la maniobra acaba ne- cesitando una situacién de superioridad para triunfar La conclusion mas destacada de De la guerra es la importan. cia de contar con na fuerza abrumadora y estar dispuesto usarla, Este factor; aparentemente sencillo, no era tan evidente a prineipios del siglo xix, cuando Clausewitz escribié su obra. En el siglo xvm, las guerras se libraban, en general, con pru- dencia, para conservar las [uerzas profesionales. Habia tenden- cia a evitar el combate; se preferian los asedios defensivos a los alaques ofensivos; las campafias se interrumpfan en invierno y las retiradas estratégicas eran frecuentes, Para Clausewitz, la batalla era la «actividad singular de la guerra»; era el momento decisivo, que él comparaba al pago en efectivo en el mercado. La movilizacién de la fuerza y su aplicacién eran los factores mAs importantes para decidir el resultado de la guerra: «Dado que el uso del poder fisico, hasta el maximo extremo, no excluye en absoluto la cooperacién de Ia wencia, se de- duce que el que usa la fuerza de forma implacabie, sin referen- cia al derramamiento de sangre subsiguiente, debe obtener cierta superioridad si su adversario Ia aplica con menos vigor Entonces, el primero dicta la ley al segundo, y ambos se desli- zan hacia extremos cuyas Gnicas limitaciones son las que im- pone la cantidad de fuerza que cada lado emplee para contra- rrestar al otro», EI modelo napolednico de movilizacién de todos los ciuda- danos no se repetiria hasta la primera guerra mu bargo,tvarios hechos ocurtidos durante el siglo xix acercaron ms la versi6n de Clausewitz de la guerra moderna a la reali- dad. Uno fue el avance espectacular en la tecnologia industrial, ‘que empez6 a aplicarse al campo militar: Fue especialmente im. Portante el desarrollo del ferrocarril y el telégrafo, que permiti6 40 movilizar a los ejéreitos con mucha mais amplitud y mucha mis rapidez; estas técnicas se usaron, con grandes resultados, en lst guerra franco-prusiana, que terminé con la unificacién de Ale- mania, en 1871, La produccién masiva de armas, sobre todo ar- ‘mas cortas, comenzé6 en Estados Unidos, hasta ef punto de que se dice a menudo que la guerra civil norteamericana fue ka pri: mera guerra industrializada, El desarrollo de ki tecnologia mili tar fue un motivo para que el Estado extendiera stt actividad al mbito industrial. La carrera de armamento naval de finales del siglo xtx supuso la aparicidn dle lo que mis tarde se denomina el complejo militarindustrial, tanto en Alemania como en Gran Bretafia. Un segundo dato fue la importancia reciente de las alian- zas. Si lo que contaba en la guerra era disponer de una fuerva abrumadora, esa fuerza se podia incrementar mediante alian- zas. A finales del siglo xtx, las alianzas empezatron a consoli- darse: un motivo fundamental por el que todas las grandes po- tencias se vieron arrastradas a la primera guerra mundial, Un tercer hecho significativo fue la codificacién de las leyes de a guerra, iniciada a mitad del siglo xix con la Declaraci de Paris (1856), que regulaba el comercio maritimo en tiempo de guerra, En la guerra civil norteamericana, se contraté aun destacado jurista alemén para que elaborara el llamado Cédigo Lieber, que establecia las normas y los principios basicos de la guerra terrestre y trataba a los rebeldes como enemigos inte nacionales. La Convencién de Ginebra, de 1864 (inspirada por Henri Dunant, fundador de la Cruz Roja Internacional), la Di claracién de San Petersburgo, de 1868, las Conferencias de La Haya, de 1899 y 1907, y la Conferencia de Londres, de 1908, contribuyeron a crear un conjunto de leyes internacionales so- bre la conduccién de la guerra: el tratamiento de los prisione- ros, los enfermos y los heridos, asf como de los no combatien- tes, el concepto de anecesidad militar» y Ia definicién de las armas y las tdclicas que no se ajustaban a dicho concepto. Aun. {que no siempre se observaban estas normas, ayudaron significa: tivamente a delinear lo que constituye guerra legitima y los Ii mites para la aplicacién de la fuerza sin reparos. En cierto sentido, fueron un intento de conservar la nocién de guerra 4 como instrument racional de la politica del Estado, en un con- texto en el que la légica de la guerra y sus tendencias extremis tas combinadas con una capacidad tecnolégica creciente esta- ban produciendo niveles cada vez. mayores de destruccién.” En resumen, lajgueeramnodennamalicomorserclesarrolkorenseh Las guerras totales del siglo xx En Ia obra de Clausewitz siempre habia una tensién entre su insistencia en la raz6n y su énlasis en la voluntad y la emocién. Los personajes centrales de De fa guerra son hombres de genio y héroes militares; el tejido del libro esta hecho de sentimientas co- ‘mo patriotismo, honor y valentfa, Sin embargo, también son im- portantes sus conclusiones sobre el cardcter instrumental de la querra, la importancia de la dimensién y Ia necesidad de una con- ‘ceptualizacién analitica de Ia guerra. En realidad, las tensiones en- te raén y emocién, arte y ciencia, desgaste y maniobra, defensa y ataque, instrumentalismo y extremismo, consti tos clave del pensamiento de Clausewitz. ¥ puede decirse que esas tensiones alcanzaron st punto de ruptura en el siglo xx, En primer lugar, (S1 grasp RCrAOnitae ees gtONS sewitz no podia haber previsto Ia asombrosa combinacién de produccién de masas, politica de masas y medios de comunica- cién de masas, utilizados para la destruccién masiva, No obs- tante, la guerra en el siglo xx se ha acercado mucl nocién de guerra absoluta de Clausewitz, con stt culminacién en el descubrimiento de las armas nucleares que, en teorfa, po- drfan provocar la destruccién total sin ninguna «friccién». Sin nuevas guerras estaban ya anunciadas en las guerras totales del siglo xx. Env una guerra total, la esfera publica intenta integrar a toda la sociedad y eliminar, de esa forma, la distincién entre lo ‘@uibliconvelomprivade De la misma manera, empieza a difumi- narse la distincién entre lo mi‘itar y lo civil, entre combatientes y.n6 combatientes. ERM pnimerargMeraamunciaimlossobjetives econémicos se consideraron blancos militares legitimos. En ta “segunda: guerra mundial, el término «genocidio» entré a formar “parte del lenguaje legal, como consecuencia cle la-exterminacion qenosniudiosy* En cl bando aliado, cl bombardeo indiscrimi- nado de civiles, que caus6 una destruccién de proporciones ge- nocidas (atinque no Hegase al grado cle exterminacién realizado por los nazis), se justificé por que habfa que minar la moral del yemigo, por que era una enecesidad militars, para emplear el lenguaje de las leyes de fa guerra En segundo ligar; @Snediea( eager ATA ReCATeACAVED ‘aims gente, st justilicacién en vittud de los intereses del Estado cenfucivaciandomtercontenido, si.cs que alguna vez habfa tenido tuna validez, convincente. La guerra, como sefiala Van Creveld, es los hombres no son egoistas, Ningtin céleulo idualista puede justificar el hecho de arriesgarse a morir. El principal motivo por el que los ejércitos mercenarios eran tan insatisfactorios es qu el incentivo econdmico es, por st propia naturaleza, insuficiente como motivacién para guerteat: Lo mismo ocurye con el «interés cle Estado», un concepto que deriva de la misma escucla de pensamiento positivista que en- gendré la economia moderna. CATT NAARTE TEA OD “diversas razones individuales =aventuta, honor, miedo, camara ‘Geriamproreccionmemlarcasamyaclshogam-, pero la violencia legi- Lima, socialmente organizada, necesita un objetivo comin en el {que cada soldado pueda creer y que pueda compartir con los de- mas. Para que los soldados sean considerados héroes y no crimi- es necesatia una justificacién heroiea que movilice sus y les convenza de matar y arriesgarse a que les maten, utilitario ¢ mbargo, al mismo tiempo, algunas de las caracteristicas de las 42 43 lusién y desesperanza, asi como una atvaccién hacia causas mas abstractas: lo que Gellner Hama las religiones seculares.” Para las naciones aliadas, una guerra contra el mal: se movilizé a sociedades enteras con AHNEOMEIAHER ~que sus predecesores de la primera guerra mun- dial no tenfan- de lo que entrafaba la guerra: KENTCHCONUEED ‘hazismo y la proteccién de sus formas de vida. Lucharon en’ nombre de la democracia 0 el socialismo contra el fascismo. En la guerra fria, se acudi6 a esas mismas ideologias para justifiear COMMCAEEATAAERESCon el fin demrespalclaeNe amenavat de destrucci6n masiva, se presenté el enfrentamiento comorunapiuchudeisbicnmeontsmelamal con arreglo a la expe- iencia de la guerra. El hecho de que esta explicacién fuera poco convineente o insuficiente es seguramente el principal mo- tivo del fracaso de las intervenciones militares despugs de la ra, especialmente la intervencién estadounidense en Viet- OO ) ATTA. Los obsticulos para el iunfo de la contrainsurgencia se han analizado con de. talle, pero el argumento fundamental es que los soldados no s sentian héroes. Estaban en paises lejanos en los que no estaba claro quign tenfa razén y quién no. En el mejor de los casos, los Patticipantes en esos conflictos se sentian peones en un jueyo de alta politica que no lograban comprender; en el peor, se sen- fan asesinos. En Estados Unidos ~aunque no en Rusia, que repitié el mismo error en Chechenia-, donde los dirigentes poli- licos tienen muy en cuenta la opinién pablica, aquella experien- ia produjo un profundo rechazo a correr el riesgo de tener ba- Jas entre sus hombres. Como consecueneia, se han desarrollade estrategias basadas, sobre todo, en la fuerza aérea, que puede aplicarse sin poner en peligro vidas americanas, lo que Edward Luttwak Tama la «guerra posheroica»..* Gabriel Kolko, en su obra monumental sobre la guerra en el siglo xx," afirma que los conflictos siempre los inicia «un punado de hombres» que padecen «ceguera sancionada por la sociedad». Los lideres politicos actian con el consenso de un srupo escogido que excluye a los que no estén de acuerdo y, por consiguiente, hay una transmisin de falsas informaciones ¢ ilusiones engafosas sobre lo que implica una guerra, El argu 44 mento de Kolko refuerza la tesis de que las democracias tienen menos probabilidades de verse envueltas en guertas, Desda luego, unos lideres a los que se exige mas responsabilidad de- berian ser menos propicios a embarcarse en aventuras imposi- bles. Sin embargo, en el caso de la primera guerra mundial, los hombres y mujeres corrientes parecieron compartir la cegtera de los dirigentes politicos. En el caso de la segunda guerra mundial, al menos en Gran Bretafia, Ia opiniéa publica fwe probablemente mas beligerante que los Ifderes politicos, que intentaban apaciguar las cosas. Pero emprender una guetta no es mis que el principio; lo que importa, a la hora de soste nerla, es en qué medida los que participan en ella consideran ‘que el objetivo del conflicto es legitimo. La guerra es una a Vidad paradéjica, Por un lado, es un acto de extrema co: tun orden social organizado, disciplina, jerary én y fe por parte ‘que implic: obediencia. Por otro, necesita lealtad, devo dle cada individuo. Lo que el periodo posterior a la guerra ha dejado claro es que existen pocas causas que constituyan un objetivo legitimo para la guerra y por las que la gente esté dlis- puesta a morit vpn realidad, In idea de que Ia guer ograr aceptacién ya después del trauma de mundial, El Pacto Kellogg-Briand de 1928 rechazaba la guerra como «instrumento politico», salvo en casos de defensa propia Esta prohibicién se reforz6 en los juicios de Nuremberg y To- Kio, en los que se proces6 a los lideres alemanes y japoneses por splanear una guerra de agresiéns, y quedo codificada on la Carta de las Naciones Unidas. Hoy en dia, parece haberse ge ralizado Ia idea de que el uso de la fuerza sélo se justifica en defensa propia o si est saneionado por la comunidad interna cional, en especial el Consejo de Seguridad de la ONU. fn tercer lugar; las técnicas de la guerra moderna se han de- sarrollado hasta el punto de disminuir notablemente su utilidac. Los grandes buques de guerra de finales del siglo xix acabaron siendo més o menos irrelevantes en la primera guerra mundial. Lo que importaba era la potencia de fuego producida en masa La primera guerra mundial fue una guerra delensiva de des- gaste en la que las ametralladoras acribillaban a filas y filas de es ilegitima emper6 a primera guerra 45 jovenes, divigidos por generales que se habian formado en la es- cuela estratégica decimonénica del uso sin reservas de la fuerza, Hacia el final de la guerra, la introduccién de tanques y aviones permitié un avance ofensivo que hizo posible el tipo de guerra de maniobras que caracterizaria después a la segunda guerra mundial. En el periodo posterior a la guerra, el aumento del ca- récter letal y la precisi6n de todas las municiones, en parte, al menos, debido a la revolucién en la electrénica, aument6 enor memente la vulnerabilidad de todos los sistemas de armamento, s plataformas de armas de fa segunda guerra mundial se han hecho extraordinariamente complejas y costosas, por lo que su utilidad ha disminuido debido a los costes y las exigencias lo- ufsticas, ademas de que las mejoras de rendimiento son cada vex menores.” En este periodo aumentaron considerablemente los problemas de movilizacién ¢ inflexibilidad y los riesgos del desgaste, hasta hacer casi prohibitivo montar una operacién im- portante salvo que sea contra un enemigo claramente inferior, ‘como en el caso de Ia guerra de las Malvinas de 1982 0 las ope- raciones del Golfo en 1991. La conclusién Idgica de Ia trayectoria tecnolégica de Ia gue- rra moderna la constituyen, por supuesto, las armas de destruc- cién masiva, especialmente las armas nucleares, Una guerra nu- wr serfa aquella en la que se aplicara una medida extrema de cen cuestién de minutos. Pero gqué propésito racional po- dia justificar nunca su uso? En el periodo posterior a la guerra, muchos pensadores estratégicos han reflexionado sobre este problema, zAcaso las armas nucleares no anulan la premisa de Ja guerra moderna, el interés de Estado?" Por iiltimo, en la posguerra las alianzas se hicieron més tigi das, de forma que la distincién entre lo interno y lo externo tam- ign se ha deteriorado. Ya en la segunda guerra mundial se vio con claridad que los Estados-nacién no podian llevar a cabo las guerras de forma individual y unilateral, Esta leccién se aplicé en la formacién de las alianzas de posguerra. Los sistemas de mando integrado establecieron una divisién militar del trabajo cn la que las superpotencias eran las tinicas con capacidad inde- pendiente de Mevar a cabo gucrras declaradas. En la prictica, después de la guerra, los paises europeos abandonaron uno de 46 Jos atributos esenciales de Ia soberanta ~el monopolio de la vio- lencia organizada legitima- y, al menos en Europa occidental, lo que en realidad era una sociedad civil transnacional se extendié aun grupo de naciones. Existe un amplio debate sobre a con- clusién de las ciencias sociales de que las democracias no se de- claran guerras entre s{ Pero, curiosamente, lo que no se discute es la integracién transnacional de las fuerzas militares, due pro- porciona una limitacién practica contra Ia guerra. Claus Offe tiene in argumento parecido sobre las revoluciones de 1989 en Europa del Este; la razén por la que fueron tan pacfficas, afirma, fue la integracién de las {uerzas militares en el Pacto de Varso- y eso explica, al mismo tiempo, Ia excepcién de Rumania.* Fuera de las alianzas, se establecié una red de conexiones militares a través de alianzas menos estrictas, el comercio de ar- mas y el ofrecimiento de ayuda y formacién militar, que crearon tuna setie de relaciones entre patrono y cliente que, a su vez, hibieron Ia capacidad de declarar guerras de forma unilateral. Descle 1945 ha habido muy pocas guerras entre Estados, y éstas (india y Pakistin, Grecia y Turquia, Isracl y los Estados Arabes) se vieron limitadas, en general, por la intervencién de las super- s. La excepeién que confirma la regla fue la guerra en- ire Iran e Irak, Este conflicto duré ocho aftos y pudo librarse de forma unilateral gracias a que disponfan de los ingresos del pe- tréleo. Ambos bandos aprendicron la inutilidad de la guerra moderna convencional. Citando de nuevo a Van Creveld: «Un millén de bajas mas tarde, aproximadamente, los beli- gerantes se encontraban de nuevo en sus puntos de partida. Los iranies aprendieron que, ante una potencia de fuego gigantesca, ala que se afadfa el gas, sus j6venes soidados fandticos no iban ‘a poder avanzar mas que en la ruta hacia el cielo, Los iraquies aprendieron que la superioridad convencional, por si sola, era .paz de infligir una derrota significativa a un gran pafs con casi el triple de su poblacién. Ambos bandos se vieron constan- temente obstaculizados por el miedo a que, si se interrumpfa en serio el caudal de petréleo, st conflicto atraerfa la intervencién de las superpotencias. Ambos querfan un alto el fuego y se sin- tieron aliviados cuando, por fin, se firmén. 47 { deriva de Ins distnciones entre Io pi istinciones entre lo piiblico y lo privado, I gr Ice mir yo xe fRbign pane tela de juicio la propia distincién entre guerra y paz, La segund i ay paz, La segunda guerra mundial fue una guerra total y represents una fusion en- tre guerra, Estado y sociedad, una fusi6n que siguié caracteri- zando at las sociedades totalitarias. La gu pecie de psicosis de guerra pe va fifa sostuvo wma es ente basa en Ia teorra de In ra es la pas, de Ia obra de George Orwell 1984. La guerra mantuvo viva la idea de guerra al mismo tiempo que evita ud Se sponta que el mantenimiento de grandes ejérel fos perinanentes integraidos en alianzas militares, la carrera con- tinuada de armamento tecnoldgico y los niveles dle gasto militar, hhasta entonces jamAs experimentados en tiempo dle paz, debfan garantizar In paz porque no estallé en suelo europeo ninguna guerra tan sencilla que encajara en el esquema descrito en este Capitulo, Simultdneamente, en (odo ef mundo -incluida Europa Se prodiajeron muchos conflictos en los que murid mas gente Gque en fa segunda guerta mundial, Pero como estas gucrras no Se ajustaban nuestra coneepeion de hn guerra, no fueron te das en cuenta, Las guetras irregutares ¢ informales de la segunda mitad del Jo.xx, empezando por los movimientos de resistencia durante ta guerra y la guerra de guerrillas de Mao Zedong y sus suceso- res, son el preludio de auievas formas de guerra, Los actores, las cenicas y las contratécnicas que surgieron de las griets de kt guerra moderna iban a proporcionar Iv base para nuevas for mas de violencia soe fora, su iste nente organizada, Durante la guerra quedé oscurecido por el dominio del conflicto reste; se consicl 1a parte perifériea del contlicto al, Pero ya antes del final de Ia guerra frfa, cuando ka ame: cae de ote epuera moderna» empezaba verdade roceder, empezamos a ser conscientes de Jo que Luttwak deno- mina ka nueva belicosidad. mente a re. 48 3 snia-Herzegovina: estudio de una nueva guerra a guerra de Bosnia-tlerzegovina se desarrold desde © & de abyif ae 1992 hasta el 12 de octubre de 1995, cuando entrd & CF tor un acuerdo de alto et fuego promovido pore viceseeretavio Ber atado norteamericano Richard Holbrooke! Murieron SS S601000 personas y aproximadamente dos tereios de fos habitan- aaone wieion desplazacos de sus hogares. Se produjeron 0 Inciones de los derechos humanos gran esc comprenclias detenciones forzosas, lorturas, violaciones y castra trayeron muchos ménuinentos histéricos de eslor incalculable. La guerra de Bosnia-Herzegovina se ha cor gjemplo arquetipico, et paradignsa del revo tpg de guet™s Hay Clem e fehas guervas en el mundo, como indied con gran [ts ses pubilidad- Boutros Boutros-Ghuli fos efudadanos de S- jovo en su visita a la ciudad, el 31 de diciembre de 100? Si las tragediag humanas se pueden medi en cifras, €8 Po ible as AraBetmo Hnizo él, que han ocurrido cosas mis teribles en olvet Thngares? Pero la gucrra de BosniacH Herzegovina se into te coneiencia mundial como ninguna otra guer Tia guerra suseit6 un enorme esfuerza internacional, qt 4h cluyd neyoctactones politica de alto nivel con Ia participa’ le sao er grandes porencias, Ios esfterzos hummanitarios de ins todas es Bemacionales y ONG, y una gran avencign por parle de sacemedios de comunicacién, Se consolidaron y se destmiyeret tes as personales ¥ se decid, al menos ex part, Ia since ear fo despues dle la guerra fri: Ia penosa inexpacidad de kt politica exterior de ln UE, los falls de kt ONU, el vegres® de Es rorge Unidos, la redefinietén del papel de Rusia. La actual pre: tas Minasiva de Tas tropas de Ta OTAN y as de los pases de Ie ay

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