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Kassin


9a ediCIón Fein

Kassin • Fein • Markus Markus

Psicología 9a ediCIón

Social

Psicología Social
Como sus predecesoras, la novena edición de Psicología social ofrece una
mirada amplia, equilibrada y predominante de la psicología social. Por
tanto, incluye descripciones detalladas de estudios clásicos del almacén
histórico de la psicología social, así como los últimos descubrimientos de
investigación en cientos de referencias nuevas.
Características:
• “Puesta a prueba del sentido común” desafía las nociones comúnmente
aceptadas por los estudiantes, pidiéndoles que anticipen respuestas a 9a ediCIón
preguntas engañosamente simples de verdadero/falso que abren cada
capítulo. El texto relacionado con la discusión para cada pregunta se
anota en el margen, y las respuestas completas se proporcionan al final Kassin • Fein • Markus

Psicología
del capítulo.
• El énfasis en eventos actuales incorpora ejemplos del mundo real y

Social
eventos puntuales, lo que subraya la relevancia generalizada de la
psicología social y ayuda a los estudiantes a ver su mundo a través de
los ojos de un psicólogo social.
• Citas marginales que proporcionan hechos para reflexionar, conclusiones,
resultados de encuestas, citas y más, para despertar el interés de los
alumnos y estimular su pensamiento crítico.

Visita nuestro sitio en http://latinoamerica.cengage.com

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Psicología social

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ii Glossary

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Glossary iii

Psicología social
NOVENA EDICIÓN

Saul Kassin • Steven Fein • Hazel Rose Markus

Traducción:
Jorge Humberto Romo
Víctor Campos
Traductores profesionales

Revisión técnica:
Mtro. Ricardo Trujillo Correa
Facultad de Psicología, UNAM

Australia • Brasil • Corea • España • Estados Unidos • Japón • México • Reino Unido • Singapur

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Psicología social, Novena edición © D.R. 2015 por Cengage Learning Editores, S.A. de
Saul Kassin/Steven Fein/ C.V., una Compañía de Cengage Learning, Inc.
Hazel Rose Markus Corporativo Santa Fe
Av. Santa Fe núm. 505, piso 12
Presidente de Cengage Learning Col. Cruz Manca, Santa Fe
Latinoamérica: C.P. 05349, México, D.F.
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Gerente de Proyectos Especiales: en el Capítulo III, Artículo 27 de la Ley Federal
Luciana Rabuffetti del Derecho de Autor, sin el consentimiento
por escrito de la Editorial.
Coordinador de Manufactura:
Rafael Pérez González Traducido del libro:
Social Psychology. 9th Edition
Editor: Kassin Saul, Steven Fein y Hazel Rose Markus
Sergio R. Cervantes González Publicado en inglés por Wadsworth, una compañía de
Cengage Learning © 2014
Diseño de portada: ISBN: 978-1-133-95775-1
MSDE|MANU SANTOS Design
Datos para catalogación bibliográfica:
Imagen de portada: Kassin, Saul/Steven Fein/Hazel Rose Markus
© Denis Cristo/Shutterstock Psicología social. Novena edición
ISBN: 978-607-522-019-2
Composición tipográfica:
Grupo Amate
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http://latinoamerica.cengage.com

Impreso en México
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Glossary v

Dedicamos este libro a Bob Zajonc,


inspiración para todos nosotros.

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CONTENIDO BREVE
Prefacio XVIII
Acerca de los autores XXVII

PARTE 1 Introducción
Capítulo 1 ¿Qué es la psicología social? 2
Capítulo 2 La investigación en psicología social 24

PARTE 2 Percepción social


Capítulo 3 El yo social 52
Capítulo 4 Percibiendo personas 102
Capítulo 5 Estereotipos, prejuicio y discriminación 150

PARTE 3 Influencia social


Capítulo 6 Actitudes 204
Capítulo 7 Conformidad 252
Capítulo 8 Procesos grupales 294

PARTE 4 Relaciones sociales


Capítulo 9 Atracción y relaciones cercanas 338
Capítulo 10 Ayudar a los demás 390
Capítulo 11 Agresión 432

PARTE 5 Aplicación de la psicología social


Capítulo 12 Derecho 484
Capítulo 13 Negocios 530
Capítulo 14 Salud y bienestar 570

Glosario G-1
Referencias R-1
Índice de nombres I-1
Índice analítico I-13
vii

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CONTENIDO
Prefacio xviii
Acerca de los autores xxvii

Parte 1 Introducción
1 ¿Qué es la psicología social? 2
¿Qué es la psicología social? 6
Definición de psicología social 6
Preguntas y aplicaciones relacionadas con la psicología social 7
El poder del contexto social: ejemplo de un experimento de psicología social 8
La psicología social y campos relacionados: diferencias e intersecciones 9
La psicología social y el sentido común 11

Una breve historia de la psicología social 12


Nacimiento e infancia de la psicología social: 1880-1920 12
Un llamado a la acción: 1930-1950 13
Confianza y crisis: 1960-mediados de 1970 15
Una era de pluralismo: mediados de 1970-1990 15

La psicología social en un nuevo siglo: ¿cuál es la tendencia hoy? 16


Integración de la emoción, motivación y cognición 16
Perspectivas biológicas y evolutivas 17
Perspectivas culturales 18
Economía conductual, cognición corporizada y otros métodos interdisciplinarios 19
Nuevas tecnologías y el mundo en línea 20
Repaso 21
Términos clave 23
Recursos mediáticos 23

2 La investigación en psicología social 24


¿Por qué es necesario aprender acerca de los métodos de investigación? 27
Desarrollo de ideas: el inicio del proceso de investigación 27
Generación de ideas e investigación de lo que se ha hecho 28
Hipótesis y teorías 28
Investigación básica y aplicada 29

Revisión de ideas: definición y medición de variables en psicología social 29


De lo abstracto a lo específico: variables conceptuales y definiciones operacionales 30
Medición de variables: uso de autorreportes, observaciones y tecnología 31

Comprobación de ideas: diseños de investigación 33


Investigación descriptiva: descubrimiento de rumbos y tendencias 33
Investigación correlacional: búsqueda de asociaciones 36
Experimentos: determinación de causa y efecto 38
Meta-análisis: combinación de resultados de varios estudios 45
Cultura y métodos de investigación 46
ix

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x Contenido

Ética y valores en psicología social 47


Consejos de revisión institucional y consentimiento informado: protección para los participantes en investigaciones 47
Informe posterior al sujeto: revelándolo todo 48
Valores y ciencia: puntos de vista y nuevas controversias 48
Repaso 49
Términos clave 51
Recursos mediáticos 51

Parte 2 Percepción social


3 El yo social 52
Puesta a prueba del sentido común   54
El autoconcepto 54
Rudimentos del autoconcepto 55
Introspección 57
Autopercepción 59
Influencias de otras personas 64
Recuerdos autobiográficos 66
Cultura y el autoconcepto 68

Autoestima 72
La necesidad de autoestima 73
¿Existen diferencias de género y raza? 74
Teoría de la autodiscrepancia 75
La “trampa” de la autoconciencia 76
La autorregulación y sus límites 80
Procesos mentales irónicos 82
Mecanismos de automejora 83
¿Las ilusiones positivas son adaptables? 89
Cultura y autoestima 91

Autopresentación 92
Autopresentación estratégica 93
Autoverificación 94
Automonitoreo 95

Reflexiones: el yo multifacético 97
Repaso 98
Términos clave 101
Recursos mediáticos 101

4 Percibiendo personas 102


Puesta a prueba del sentido común   104
Observación: los elementos de la percepción social 105
La apariencia física de una persona 106
Percepciones de situaciones 108
Evidencia conductual 109
Distinción entre la verdad y el engaño 114

Atribución: de los elementos a las disposiciones 116


Teorías de la atribución 116
Sesgos de la atribución 120

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Contenido xi

Cultura y atribución 125


Sesgos motivacionales 127

Integración: de las disposiciones a las impresiones 130


Integración de datos: la aritmética 131
Desviaciones de la aritmética 131

Sesgos de la confirmación: de las impresiones a la realidad 138


Perseverancia de creencias 138
Pruebas para confirmación de hipótesis 140
La profecía autocumplida 141

Percepción social: la última palabra 144


Repaso 147
Términos clave 149
Recursos mediáticos 149

5 Estereotipos, prejuicio y
discriminación 150
Puesta a prueba del sentido común   152
La naturaleza del problema: persistencia y cambio 154
Definición de términos 155
Racismo: formas y desafíos actuales 155
Sexismo: ambivalencia, cosificación y dobles estándares 161
Más allá del racismo y el sexismo: edad, peso, sexualidad y otros objetivos 165
Ser estigmatizado 166
Amenaza de estereotipo 167

Causas del problema: factores intergrupales, motivacionales,


cognitivos y culturales 170
Categorías sociales y conflicto intergrupal 170
Teoría de la identidad social 176
Cultura e identidad social 179
Cultura y socialización 179
Forma en que los estereotipos distorsionan las percepciones
y resisten al cambio 183
Activación automática del estereotipo 185
“Cuarenta y un disparos”: un enfoque sobre el trágico tiroteo contra Amadou Diallo 186
El encapuchado y el arma: revisión del asesinato de Trayvon Martin 189

Reducción de estereotipos, prejuicio y discriminación 190


Contacto intergrupal 190
Amistades intergrupales y contacto extendido 191
El salón de clases rompecabezas 193
Identidades compartidas 194
Confianza, pertenencia y reducción de la amenaza de estereotipo 194
Ejercer el autocontrol 196
Cogniciones, culturas y motivaciones cambiantes 198
Repaso 200
Términos clave 203
Recursos mediáticos 203

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xii Contenido

Parte 3 Influencia social


6 Actitudes 204
Puesta a prueba del sentido común   206
El estudio de las actitudes 206
Cómo se miden las actitudes 207
Cómo se forman las actitudes 212
Relación entre actitudes y comportamiento 213

Persuasión por medio de la comunicación 217


Dos rutas de persuasión 217
La fuente 221
El mensaje 227
La audiencia 233
Cultura y persuasión 236

Persuasión a partir de las propias acciones 237


Desempeño de un rol: todo el mundo es un escenario 238
Teoría de la disonancia cognitiva: la versión clásica 239
Teoría de la disonancia cognitiva:
un nuevo punto de vista 242
Otras rutas hacia la autopersuasión 245
Influencias culturales en la disonancia cognitiva 248

Cambio de actitudes 249


Repaso 249
Términos clave 251
Recursos mediáticos 251

7 Conformidad 252
Puesta a prueba del sentido común   254
La influencia social “automática” 255
Conformidad 257
Los primeros clásicos 258
¿Por qué la gente se conforma? 260
Influencia de la mayoría 263
Influencia de la minoría 266
Cultura y conformidad 269

Sumisión 271
Irreflexión y sumisión 271
La norma de reciprocidad 272
Tender trampas: estrategias de petición en secuencia 273
Asertividad: cuando la gente dice no 277

Obediencia 278
La investigación de Milgram: fuerzas de obediencia destructiva 279
Milgram en el siglo XXI 284
Desafío: cuando la gente se rebela 286

El continuo de la influencia social 289


Teoría del impacto social 289
Perspectivas sobre la naturaleza humana 291
Repaso 291
Términos clave 293
Recursos mediáticos 293

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Contenido xiii

8 Procesos grupales 294


Puesta a prueba del sentido común   296
Fundamentos de los grupos 297
¿Qué es un grupo? ¿Por qué unirse a un grupo? 297
Características clave de los grupos: papeles, normas
y cohesión 298
Cultura y cohesión 301

Los individuos en los grupos: la presencia de otros 302


Facilitación social: cuando los otros estimulan 302
Pereza social: cuando los otros relajan 305
Cultura y pereza social 307
Desindividualización 308

Desempeño grupal: problemas y soluciones 311


Pérdidas y ganancias en los grupos 311
Lluvia de ideas 312
Polarización grupal 314
Pensamiento de grupo 315
Efectos de escalamiento 318
Comunicación de la información y empleo de la experiencia 319
Metas y planes en los grupos 322
Capacitación 323
Tecnología de cómputo y sistemas de soporte para grupo 323
Equipos virtuales 324
Cultura y diversidad 324

Conflicto: cooperación y competencia dentro de los grupos y entre ellos 326


Motivos combinados y dilemas sociales 326
Cultura y dilemas sociales 329
Intensificación y reducción del conflicto 330
Negociación 331
Cultura y negociación 332
Cómo encontrar un terreno común 334
Repaso 334
Términos clave 337
Recursos mediáticos 337

Parte 4 Relaciones sociales


9 Atracción y relaciones cercanas 338
Puesta a prueba del sentido común   340
Necesidad de pertenencia: un motivo humano fundamental 340
La emoción de la afiliación 342
La agonía de la soledad 343

La atracción inicial 345


Familiaridad: estar ahí 346
Atractivo físico: quedar atrapado 348
Los primeros encuentros: llegar a conocerse 354
Selección de la pareja: la evolución del deseo 359

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xiv Contenido

Relaciones cercanas 367


El mercado íntimo: rastreo de las ganancias y las pérdidas 368
Tipos de relaciones 370
¿Cómo te amo? Conteo de las formas 372
Cultura, atracción y relaciones cercanas 377
Conflictos en las relaciones: la conexión masculino-femenino 379
Repaso 387
Términos clave 389
Recursos mediáticos 389

10 Ayudar a los demás 390


Puesta a prueba del sentido común   392
Factores evolutivos y motivacionales: ¿por qué ayudan las personas? 394
Factores evolutivos en la ayuda 394
La evolución de la empatía 397
Recompensas de brindar ayuda: ayudar a los demás para ayudarse a sí mismo 399
Altruismo o egoísmo: el gran debate 402

Influencias situacionales: ¿cuándo ayudan las personas? 406


El efecto espectador 406
La presión del tiempo 412
Ubicación y ayuda 413
Cultura y ayuda 414
Estados de ánimo y ayuda 415
Efectos de los medios de comunicación prosociales 418
Modelos a seguir y normas sociales 419

Influencias personales: ¿quién es probable que ayude? 420


¿Algunas personas ayudan más que otras? 420
¿Qué es la personalidad altruista? 421

Influencias interpersonales: ¿a quién ayudan las personas? 422


Características percibidas de la persona necesitada 422
Un poco de ayuda para los amigos y otros semejantes 423
Género y ayuda 425
Cultura y quién recibe ayuda 426
La conexión que ayuda 427
Repaso 428
Términos clave 431
Recursos mediáticos 431

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Contenido xv

11 Agresión 432
Puesta a prueba del sentido común   434
¿Qué es agresión? 435
Cultura, género y diferencias
individuales 436
Cultura y agresión 436
Género y agresión 441
Diferencias individuales 443

Orígenes de la agresión 444


¿La agresión es innata? 444
¿La agresión se aprende? 449
Diferencias de género y socialización:
“los muchachos serán muchachos” 452
Cultura y socialización: culturas de honor 453
Naturaleza frente a educación: ¿un falso debate? 455

Influencias situacionales
sobre la agresión 456
La hipótesis frustración-agresión 456
Sentimientos negativos 457
Excitación 459
Pensamiento: automático y deliberado 459
La lucha por el autocontrol: rumiación, alcohol y otros factores 461
Influencias situacionales: poner todo junto 462

Efectos mediáticos 463


Violencia en televisión, películas, letras de canciones
y videojuegos 463
Pornografía 471

Reducción de la violencia 472


Cambiar cómo se piensa y se siente 474
Factores situacionales y socioculturales 475
Enfoques multinivel: programas para prevenir la violencia y el bullying 477
Repaso 479
Términos clave 483
Recursos mediáticos 483

Parte 5 Aplicación de la psicología social


12 Derecho 484
Puesta a prueba del sentido común   486
Testimonio de testigo 488
Percepción del delito 489
Almacenar la memoria 491
Identificación del inculpado 493
Testificar en un tribunal 496
Mejoramiento de la justicia del testigo 498

Confesiones 499
Entrevistas con el sospechoso: la psicología de la detección de mentiras 499
Interrogatorios policiacos: influencia social bajo presión 500

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xvi Contenido

Confesiones falsas: por qué confiesan las personas inocentes 502


Confesiones en el juzgado 504

Toma de decisión del jurado 505


Selección del jurado 506
El juicio en la sala de un juzgado 511
Deliberaciones del jurado 516

Después del juicio: a prisión y más allá 520


El proceso de sentencia 520
La experiencia carcelaria 521

Percepciones de justicia 524


La justicia como cuestión de procedimiento 524
Cultura, ley y justicia 525

Alegato final 527


Repaso 527
Términos clave 529
Recursos mediáticos 529

13 Negocios 530
Puesta a prueba del sentido común   532
Selección de personal 534
La entrevista de trabajo típica 534
Alternativas “científicas” a las entrevistas tradicionales 536
Acción afirmativa 540
Cultura y diversidad organizacional 543

Evaluaciones de desempeño 545


Calificaciones del supervisor 545
Autoevaluaciones 546
Métodos de evaluación nuevos y mejorados 547
Consideraciones sobre el debido proceso 548

Liderazgo 548
El enfoque de rasgos clásico 549
Modelos de contingencia del liderazgo 550
Liderazgo transaccional 551
Liderazgo transformacional 552
Liderazgo entre mujeres y minorías 553

Motivación en el trabajo 555


Modelos de recompensa económica 556
Bonos, sobornos y motivación intrínseca 557
Consideraciones sobre la equidad 558
El principio de progreso 560

Toma de decisiones económicas 561


El poder simbólico del dinero 562
Influencias sociales en el mercado de valores 562
Compromiso, entrampamiento y escalamiento 565
Repaso 567
Términos clave 569
Recursos mediáticos 569

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Contenido xvii

14 Salud y bienestar 570


Puesta a prueba del sentido común   572
Estrés y salud 573
¿Qué causa el estrés? 574
Crisis y catástrofes 574
Sucesos importantes en la vida 577
Microestresores: las dificultades de la vida cotidiana 577

¿Cómo afecta el estrés al cuerpo? 579


El síndrome de adaptación general 579
¿Qué le hace el estrés al corazón? 580
¿Qué le hace el estrés al sistema inmunitario? 582
Vínculos entre estrés y enfermedad 584

Procesos de evaluación 586


Atribuciones y estilos explicativos 587
La capacidad humana para la resiliencia 588
La salud de Pollyanna 591

Formas de afrontar el estrés 592


Afrontamiento enfocado en el problema 593
Afrontamiento enfocado en la emoción 595
Afrontamiento proactivo 600
Cultura y afrontamiento 603

Tratamiento y prevención 604


Tratamiento: los ingredientes “sociales” 604
Prevención: transmitir el mensaje 606

La búsqueda de la felicidad 607


¿El dinero compra la felicidad? 609
Ciencia emergente acerca de cómo aumentar la felicidad 612
Repaso 615
Términos clave 617
Recursos mediáticos 617

Glosario G-1
Referencias R-1
Índice de nombres I-1
Índice analítico I-13

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PREFACIO
El mundo del siglo XXI, hoy en día, es un lugar tumultuoso y lleno de emoción, ahora
más que nunca en la historia reciente. Por un lado, gracias a Twitter, Skype, YouTube y otros
medios sociales, no había sido más fácil hablar o compartir información, opiniones, imágenes,
música y películas de acontecimientos en vivo, como les ocurre a personas de todos los rincones
del mundo. Por otra parte, nos rodean profundas divisiones sociales y políticas, conflictos religio-
sos y étnicos en todo el mundo, agitación económica y una siempre presente amenaza de terro-
rismo. Como dijo Charles Darwin (1859) en su Relato de dos ciudades: “Eran los mejores tiempos,
eran los peores tiempos”.
Rodeada por su lugar en la ciencia y por sucesos mundiales actuales, la psicología social,
con sus teorías, métodos de investigación y conclusiones básicas, nunca había sido más relevante
o más importante. Se acostumbraba considerar a la psicología social como una disciplina que
era de cambios lentos. Al igual que en otras ciencias, se pensaba, el conocimiento se acumula en
pequeños incrementos, un ladrillo cada vez. La psicología social no tiene experimentos “críticos”,
ningún estudio individual puede “demostrar” una teoría, y ninguna teoría puede explicar por com-
pleto las complejidades del comportamiento humano. Si bien todo esto es verdadero, el proceso
de repasar este libro de texto siempre parece mostrar lo compleja, dinámica y sensible que puede
ser esta disciplina. A medida que el mundo cambia con rapidez a nuestro alrededor en lo social,
político, tecnológico y en otras disciplinas, también cambia la psicología social.
Al mismo tiempo, la psicología social ha sido sacudida recientemente por el escándalo y la con-
troversia. En 2011 se encontró que un bien conocido psicólogo de los Países Bajos tenía informa-
ción falsificada que aparecía en varias docenas de artículos. Ese caso fue seguido por dos ejemplos
de fraude. Además, un artículo que afirmaba dar evidencia de percepción extrasensorial (PES), fue
publicado en una importante revista de psicología social hasta que aparecieron preguntas acerca de
los métodos y análisis estadísticos. Entonces surgió una controversia sobre la cuestión de si la inves-
tigación en psicología social estaba, ¿inadvertidamente?, sesgada por ideologías políticas. Como
resultado de estos sucesos, la disciplina está ahora en un proceso de autoexamen. Si se observa que
la crisis puede generar oportunidad, la Sociedad de Personalidad de Psicología Social (SPSP, por sus
siglas en inglés) ha iniciado nuevos talleres, políticas y normas de conducta responsable, todos ellos
diseñados para evitar ejemplos futuros de sesgo intencional o no intencional.

Objetivos de esta edición


Los autores tenían tres objetivos principales para esta revisión.
1. El primero era presentar las perspectivas más importantes y estimulantes del campo como
un todo. Para comunicar la variedad de la psicología social, por propia conciencia se ha
ampliado la cobertura para incluir no sólo los perfeccionamientos clásicos, sino también
los más recientes; es decir, aquellos que captan nuevas formas del pensamiento acerca
de neurociencia social, cognición contenida, teoría de la evolución, procesos implícitos e
influencias culturales.
2. En consideración a los escándalos de fraude que han surgido, el segundo objetivo era tratar
de examinar nuevas conclusiones en un esfuerzo por asegurar que la psicología social que
se presenta demuestre ser precisa en el tiempo. Ningún método de examen es perfecto,
pero como una divergencia de prácticas pasadas, se ha decidido excluir de esta edición
cualquier investigación presentada en conferencias profesionales o comunicada en las
noticias que no haya sido dada a conocer en una publicación revisada por un colega. Para
artículos recién publicados, se buscó determinar si las conclusiones eran consistentes con
otras investigaciones.
xviii

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Prefacio xix

3. Por último, se desea que este libro sirva como un buen maestro fuera del salón de clases. Si
bien habla en el lenguaje del estudiante, siempre busca enlazar la psicología social con los
sucesos actuales en política, deportes, leyes, entretenimiento, el uso de sitios de redes socia-
les, así como otros aspectos de la vida. Hablaremos más de esto en el prefacio, en una sec-
ción sobre “Conexiones con sucesos actuales”.

Qué hay de nuevo en esta edición

Como en el pasado, se ha intentado capturar algunos cambios sutiles, aunque importantes, dentro
del campo para que en las páginas de este libro de texto el lector pueda sentir el pulso de la psico-
logía social ahora.

> El contenido
Conocimiento comprensible y actualizado Como sus predecesoras, la novena edición ofrece
una mirada amplia, equilibrada y predominante de la psicología social. Por tanto, incluye descrip-
ciones detalladas de estudios clásicos del almacén histórico de la psicología social, así como los
últimos descubrimientos de investigación de cientos de referencias nuevas. En particular, se con-
centra la atención en los siguientes temas, los cuales son nuevos en esta edición o han recibido una
difusión más amplia:
● Introducciones a perspectivas de la neurociencia social, evolucionaria y cultural (capítulo 1)
● Introducción a la economía conductual, cognición manifiesta, así como otros métodos inter-
disciplinarios (capítulo 1)
● Los desafíos de realizar investigaciones en distintas culturas (capítulo 2)
● Nuevas formas de realizar investigación en línea (capítulo 2)
● Deliberación interactiva de casos recientes de fraude académico (capítulo 2)
● Dios, religión y autoconciencia (capítulo 3)
● La evolución del autoengaño (capítulo 3)
● Diferencias generacionales en el yo (capítulo 3)
● Percepción mental (capítulo 4)
● Efectos de la personificación en cognición social (capítulo 4)
● Nueva investigación de “mirada anhelante” motivada (capítulo 4)
● Racismo como se ve en los disparos contra Trayvon Martin y otros sucesos nuevos (capítulo 5)
● Perspectivas evolucionarias en sesgos de percepción intergrupal (capítulo 5)
● Perspectivas de neurociencia social en sesgos de percepción intergrupal (capítulo 5)
● Beneficios de contacto extendido y amistades intergrupales (capítulo 5)
● Efectos de ser estigmatizado (capítulo 5)
● Actitudes políticas y el “cerebro político” (capítulo 6)

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xx Prefacio

● Efectos de la personificación de la actitud (capítulo 6)


● Consecuencias perceptivas de la disonancia cognitiva (capítulo 6)
● Influencia social digital, como se ve en la Primavera árabe (capítulo 7)
● Imitación en seres no humanos y en infantes (capítulo 7)
● Imágenes de resonancia magnética funcional ( fMRI, por sus siglas en inglés) de conformidad y
exclusión (capítulo 7)
● Influencias culturales de disonancia cognitiva (capítulo 8)
● Cultura y diversidad en grupos (capítulo 8)
● Desafíos de dinámica grupal planteados por “equipos virtuales” (capítulo 8)
● El fenómeno de las citas en línea (capítulo 9)
● El fenómeno de las citas rápidas y el paradigma de la investigación (capítulo 9)
● Diferencias de género en la expresión del amor romántico (capítulo 9)
● Psicología evolutiva de consumo conspicuo (capítulo 9)
● Efectos de los medios en favor de la sociedad (capítulo 10)
● La evolución de la empatía (capítulo 10)
● Aplicaciones de la investigación del espectador de una agresión (capítulo 10)
● La lucha por el autocontrol de la agresión (capítulo 11)
● Perspectivas de la neurociencia social en la agresión y su control (capítulo 11)
● Efectos del rechazo social y el ostracismo sobre la agresión (capítulo 11)
● Investigación de una política sobre cómo mejorar la justicia de un espectador (capítulo 12)
● Investigación después del 11 de septiembre sobre la detección de mentiras y el espionaje
(capítulo 12)
● Perspectivas culturales sobre la ley y la justicia (capítulo 12)
● El principio de progreso de motivación en el lugar de trabajo (capítulo 13)
● El poder simbólico del dinero (capítulo 13)
● Consecuencias psicológicas del desempleo (capítulo 13)
● El ¿vínculo? entre estado socioeconómico y salud (capítulo 14)
● Diferencias culturales en la búsqueda de apoyo social como medio de enfrentar (capítulo 14)
● La ciencia emergente sobre cómo aumentar la felicidad (capítulo 14)
Como muestra esta lista no completa, la novena edición contiene una buena cantidad de material
nuevo. En particular, se verá que nos hemos concentrado en los desarrollos dentro de cinco discipli-
nas importantes: neurociencia social, cognición manifiesta, teoría evolucionista, procesos implícitos
y perspectivas culturales. En estos capítulos, como siempre, también nos hemos asegurado de ilustrar
la relevancia de la psicología social en los sucesos actuales y de pedir a nuestros estudiantes que la
reflejen en sus concepciones de sentido común.

Neurociencia social El primer dominio se refiere a la neurociencia social y a los estudios de imá-
genes de resonancia magnética funcional del cerebro, que se perfilan para iluminar nuestra compren-
sión de la experiencia social. La neurociencia social no ha llegado por completo y los investigadores
todavía hacen preguntas de cómo interpretar los vínculos recién observados entre la actividad cere-
bral y los pensamientos autorreferentes, las percepciones sociales y la conducta. Aun cuando se reco-
nocen las limitaciones actuales, también se desea dar a los estudiantes un vistazo de esta emocionante
y nueva fusión entre la psicología y la neurociencia.

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Prefacio xxi

Cognición manifiesta Cada vez más, los psicólogos sociales están hallando que el pensamiento
del ser humano se manifiesta, que la forma en que nos vemos y miramos a otros está influida por
la posición física, orientación, sensación y movimientos de nuestros cuerpos. Al cambiar la forma
en que las personas mueven la cabeza, estiran los brazos hacia dentro o hacia fuera, están de pie
sobre una superficie dura o blanda, o sosteniendo un objeto caliente o frío, varios nuevos estudios
ilustran efectos de personificación en las percepciones, creencias, evaluaciones y actitudes propias
y en las de otros.

Teoría evolucionista Continuamos en esta edición para representar varias perspectivas evo-
lucionistas sobre la naturaleza humana, en el núcleo de la cual está la noción de que los seres
humanos, al igual que otras especies, tienen un pasado ancestral que los predispone, aun cuando
en forma flexible, a comportarse en formas que están adaptadas para promover la supervivencia y
la reproducción. Los psicólogos evolucionistas de hoy en día buscan explicar una amplia variedad
de fenómenos sociales, por ejemplo: juicios rápidos en percepción social, prejuicio, ayuda, agre-
sión, belleza, selección de pareja y celos románticos. En alguna medida, esta perspectiva todavía es
controversial; en otra, se ha convertido en parte de la corriente principal, con publicaciones respe-
tadas llenas de estudios y críticas de psicología de la evolución. Esta edición integra por completo
el método, sus hallazgos y sus limitaciones con el resto de la psicología social.

Procesos implícitos Los psicólogos sociales de varias áreas de investigación encuentran cada
vez más informativo el uso de procesos implícitos y explícitos, en especial para proveer medidas de
autorreportes acerca de creencias y de preferencias. En asuntos relacionados con el inconsciente,
la psicología tiene una deuda de gratitud con Freud. Después de cierta resistencia, los psicólogos se
han dado cuenta del valor de la distinción consciente-inconsciente en el estudio de la autoestima,
preparación, formación de estereotipos, prejuicio, actitudes, influencia social, atracción y otros
temas centrales. En consecuencia, se describe el trabajo reciente que incluye el Examen Implícito
de Asociación, o IAT, y el actual debate acerca de lo que mide, qué significa y cuáles comportamien-
tos predice.

Perspectivas culturales   Siguiendo muy de cerca la altamente expandida cobertura de las


pasadas dos ediciones, se ha continuado en ésta no sólo para abarcar, sino también para integrar
por completo, la investigación actual sobre las influencias culturales en la conducta social. Los psi-
cólogos sociales han estado encantados con la similitud y diferencia entre grupos culturales y entre
grupos raciales y étnicos dentro de las culturas. A medida que las personas en el mundo han esta-
blecido contactos más estrechos, los investigadores han ampliado su ámbito, desde la instantánea
situacional hasta una imagen más completa de las personas y su ámbito cultural. Los fenómenos
culturales, antes marginados, están integrados por completo en la psicología social. Al igual que en
nuestra edición previa, todo capítulo contiene ahora una, dos o tres secciones relacionadas con la
función de la cultura. Estas secciones aparecen dentro del cuerpo del texto y están acompañadas
de fotografías no enmarcadas ni aisladas.
En vista de que ahora la psicología social es una disciplina verdaderamente internacional, este
libro incluye muchas otras citas de investigación realizadas en Europa, Asia, Australia y otras par-
tes del mundo. Pensamos que el estudio de la diversidad humana, desde las perspectivas de inves-
tigadores que en sí mismos conforman un grupo diverso, pueden ayudar al estudiante a estar mejor
informado acerca de las relaciones sociales así como sobre ética y valores.

Conexiones con sucesos actuales Abarcar la psicología social es una cosa; usar sus prin-
cipios para explicar hechos en el mundo real es otra muy distinta. Hace más de una década,
los sucesos del 11 de septiembre cambiaron al mundo. En formas distintas, pero no muy cla-
ras, también cambió la reciente y fuerte recesión económica en Estados Unidos y Europa;
la elección presidencial de Barack Obama; el cambio que ha barrido todo el mundo árabe, y la
creciente facilidad con que las personas se conocen e interactúan a través de páginas de redes
sociales en línea. Más que nunca, estamos convencidos de que vincular la teoría a la vida real es

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xxii Prefacio

la mejor forma de aumentar el interés y la intervención del estudiante. Con los años, profesores y
estudiantes nos han dicho cuánto valoran los artículos “noticiosos” de nuestro libro.
La novena edición, al igual que sus predecesoras, tiene el propósito de hacer relevante la psico-
logía social. Casi todas las páginas incluyen un pasaje, una cita, una figura, una tabla, una fotografía
o una viñeta que se refiere a personas, lugares, hechos, tendencias sociales y problemas que son
prominentes en la cultura contemporánea. El lector encontrará relatos sobre la muerte de Osama
Bin Laden; el casi colapso económico y sus consecuencias; el tiroteo en Florida contra Trayvon
Martin; el escándalo de abuso sexual y encubrimiento en la Universidad Penn State; los juicios de
Amanda Knox en Italia; la elección presidencial de 2012; los Hunger games (Juegos del hambre); los
actuales debates políticos sobre reformas a la atención médica, el matrimonio entre homosexuales,
políticas de emigración y la función de Facebook, Twitter y YouTube durante las revoluciones de la
Primavera árabe.
Al igual que en nuestra última edición, el lector encontrará al margen varias citas, letras de
canciones, resultados de encuestas de opinión pública, informaciones falsas no comprobadas y
sitios web. Estos artículos de gran interés están diseñados para ilustrar más la conexión de la psi-
cología social y un mundo que se extiende más allá de las fronteras de los planteles educativos.

Psicología social y sentido común En una edición previa presentamos un artículo con el
que seguimos entusiasmados. A partir de un debate del capítulo 1 acerca de los vínculos (y falta de
éstos) entre psicología social y sentido común, cada uno de los capítulos de importancia se inicia
con una Puesta a prueba del sentido común, que es un conjunto de preguntas de verdadero-falso
diseñadas para evaluar las creencias intuitivas del estudiante acerca del material que aparece más
adelante en ese capítulo. Algunos ejemplos: “A veces, cuanto más se trata de controlar un pen-
samiento, sentimiento o conducta, menos probable es que se consiga”; “A las personas les gusta
aquello por lo que sufren”; “Los opuestos se atraen”, y “Es menos probable que los grupos inviertan
más en un proyecto que está fracasando”. Las respuestas a estas preguntas aparecen en un cuadro
al margen después que el tema se presenta en el texto. Estas respuestas se explican entonces al final
de cada capítulo. Pensamos que los estudiantes encontrarán atractivo este ejercicio y también les
permitirá, a medida que lo lean, revisar sus creencias intuitivas contra los hallazgos de la psicología
social y ver que existen discrepancias.

> La organización
De todos los desafíos a los que se enfrentan los profesores y los libros de texto, quizás el más grande
es reunir información precisa y fácil de entender. Una fuerte estructura de organización ayuda a
resolver este desafío. No hay nada peor para un estudiante que tener que cumplir con una “lista
de lavandería” de estudios cuyas interconexiones son un profundo misterio. Esta fuerte estructura
facilita el desarrollo de la comprensión conceptual.
Pero la cola no debe menear al perro. Como la estructura de organización es un medio para un
fin, no un fin en sí, deseamos mantenerla sencilla y sin obstáculos. En el contenido de este libro se
verá que la psicología social se presenta en cinco partes principales, una estructura heurística (de
reglas de investigación) que profesores y estudiantes han encontrado sensible y fácil de seguir en
las ocho ediciones. El libro se inicia con dos capítulos de Introducción sobre la historia, la disciplina
de la psicología y los métodos de investigación de la psicología social (Parte I). Al igual que antes,
pasamos a continuación a un enfoque entre personas sobre Percepción social (Parte II), a continua-
ción a Influencia social (Parte III) y Relaciones sociales (Parte IV), concluyendo con Aplicación de
la psicología social (Parte V). Entendemos que algunos profesores gustan de hacer cambios para
desarrollar un orden de capítulos que se ajuste mejor a sus propios métodos; no hay problema con
esto. Cada capítulo es independiente y no es necesario leer algún otro primero.

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Prefacio xxiii

> La presentación
Aun cuando el contenido de un libro de texto sea preciso y actualizado, incluso cuando su orga-
nización sea lógica, todavía existe el problema de la presentación. Como el “profesor fuera del
salón de clases”, un buen libro de texto debe facilitar el aprendizaje. Así, cada capítulo contiene los
siguientes artículos pedagógicos:
● Un avance narrativo, un compendio del capítulo y un cuestionario de sentido común (que
inicia en el capítulo 3).
● Términos clave resaltados en el texto, definidos al margen, citados al final del capítulo y reim-
presos en el glosario alfabetizado al final del libro. En cada lista se dan los números de página
para la fácil localización de cada término.
● Numerosas gráficas de barras y de líneas, tablas, bocetos, fotografías, diagramas de flujo y
viñetas que ilustran, extienden, mejoran y avivan el material del texto. Algunos de éstos des-
criben imágenes y estudios clásicos de historia de la psicología: otros, nuevos para la novena
edición, son contemporáneos y con frecuencia son “noticiosos”.
● Al final de cada capítulo, un repaso completo, con “balas”, resume las secciones y puntos
importantes.

Paquete de apoyo para la enseñanza


y el aprendizaje

> Para el profesor (sólo en inglés)


Instructor’s Resource Manual Todos los capítulos contienen objetivos de aprendizaje, una
descripción detallada del capítulo, ideas para clase y debate, actividades en el salón de clases, hojas
sueltas, recursos mediáticos y preguntas de opción múltiple y de ensayo.

PowerLecture with ExamView Esta herramienta de preparación de conferencia y clase, con


®
una pausa, contiene transparencias PowerPoint listas para usarse, y que hacen posible ensamblar,
editar, publicar y presentar conferencias personalizadas para su curso. PowerLecture permite unir
figuras y compendios de disertación específicos del texto tomados de la novena edición con videos
sobre los propios materiales del profesor, lo que culmina en una presentación poderosa y persona-
lizada mejorada con los medios. El DVD-ROM también incluye la evaluación ExamView y sistema ®
tutorial, que guía al profesor paso a paso en el proceso de crear exámenes.

CourseMate ¿Está el maestro interesado en una forma sencilla de complementar el contenido


de su examen y curso con materiales de estudio y práctica? El CourseMate de Psicología incluye
un eBook con glosario interactivo y artículos que dan realce a la toma de notas; también contiene
herramientas de aprendizaje como cuestionarios, láminas ilustrativas, videos y más. El Engage-
mentTracker, una herramienta primera en su clase, supervisa el involucramiento del estudiante
con el curso.

WebTutor El WebTutor™ ofrece un conjunto completo de herramientas de estudio en línea,


específicas del texto, que incluye objetivos de aprendizaje, láminas ilustrativas de glosario, exá-
menes de práctica y vínculos en la Web. Todo el contenido es asignable y se alimenta en el libro
de calificaciones en su sistema de administración del aprendizaje, donde se pueden rastrear las
calificaciones y progreso del estudiante.

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xxiv Prefacio

Revealing Psychology Estos segmentos de video de psicología social son informativos, atracti-
vos y divertidos. Cámaras ocultas dejan ver las sorprendentes y divertidas reacciones de personas
cuando fuerzas sociales conspiran contra ellas. ¿Cómo se comporta alguien cuando otras perso-
nas invaden su espacio personal? ¿Ayuda usted a una persona que está tirada en el piso en una calle
de mucho movimiento? ¿Miente usted con frecuencia en una conversación de 10 minutos? Estas
viñetas del mundo real dejan ver los puntos vulnerables del ser humano y al mismo tiempo ilustran
de manera dramática los principios psicológicos fundamentales. Disponible para los profesores en
DVD para presentación en el salón de clases.

Social Psych in Film DVD Este DVD, con subtítulos, contiene más de 25 clips de películas popu-
lares y de experimentos clásicos que ilustran conceptos clave en psicología social. Los clips (cor-
tometrajes) de películas como Apollo 13, Schindler’s List, Snow Falle on Cedars e In the Name of the
Father, se combinan con resúmenes y preguntas para debate, que ayudan a llevar a los estudiantes
una psicología viva y demuestran su relevancia en la vida y cultura contemporáneas.

ABC Video: Social Psychology, Volumes I & II Estos videos ABC contienen cortometrajes de
gran interés de acontecimientos noticiosos actuales, así como partes de la historia que se remontan
a hace 40 años. Son perfectos para quienes inician un debate o para enriquecer conferencias y
despertar el interés en el material del texto. Estos videos breves dan a los estudiantes una nueva
lente a través de la cual pueden ver el pasado y el presente, la cual mejorará en gran medida el cono-
cimiento y comprensión de sucesos significativos para los estudiantes, y además les abrirá nuevas
dimensiones en el aprendizaje. Los cortos se han tomado de programas como World News Tonight,
Good Morning America, This Week, Prime Time Live, 20/20 y Nightline, así como de numerosos pro-
gramas especiales de ABC News y material de Associated Press Television News y de la colección
de la British Movietone News.

Research in Action, Volumes I & II Research and Action presenta el trabajo de psicólogos
investigadores para dar a los estudiantes la oportunidad de aprender acerca de la investigación de
vanguardia, no sólo de quién la hace, sino también de cómo la lleva a cabo y de qué manera y dónde
se utilizan los resultados. Al llevar a los estudiantes a laboratorios de investigadores establecidos
y que quizás alcancen el éxito, y mostrar resultados de investigación que se aplican fuera del labo-
ratorio, estos videos ofrecen una comprensión del proceso de investigación y las muchas formas
en las que las vidas reales de las personas son afectadas por las investigaciones en los campos de
psicología y neurociencia.

> Para el estudiante (sólo en inglés y con un costo adicional)


Readings in Social Psychology: The Art and Science of Research (Lecturas de psicología
social: el arte y la ciencia de la investigación), quinta edición Este libro contiene artículos
originales, cada uno de ellos con una breve introducción, así como preguntas para estimular el
pensamiento crítico acerca de cómo “hacer” psicología social. Los artículos representan parte de la
investigación más creativa y accesible, tanto clásica como contemporánea, sobre temas de interés
para el estudiante.

CourseMate Cuanto más estudie, mejores serán los resultados. Saque el mejor provecho de su
tiempo de estudio al tener acceso a todo lo que necesite para tener éxito en un lugar. El CourseMate
de Psicología incluye un eBook interactivo con artículos que dan realce a la toma de notas y un glo-
sario interactivo, así como herramientas interactivas de aprendizaje, como cuestionarios, láminas
ilustrativas, videos y más.

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rios de práctica y vínculos con la Web.

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Prefacio xxv

Agradecimientos
Los libros de texto son el resultado de un esfuerzo en equipo. Agradecemos a Cengage Learning
su compromiso con la calidad como primera prioridad. Primero, deseamos agradecer a Thomas
Finn y a Tangelique Williams, nuestros editores de desarrollo. También deseamos expresar nuestra
gratitud a Roman Barnes, nuestro investigador de material fotográfico, quien ha ayudado a hacer
este libro tan interesante desde el punto de vista gráfico. Finalmente, deseamos agradecer a todos
aquellos cuyos considerables talentos e incontables horas de duro trabajo pueden verse en cada
página: Carol Samet y Pat Waldo, gerentes principales de proyecto; Lachina Publishing Services,
en la edición de ejemplares; Matthew Orgovan, gerente de proyecto de Lachina Publishing Servi-
ces; Jessica Alderman, asistente editorial; Jasmin Tokatlian, editora de medios, y Amelia Blevins,
asistente editorial. También damos las gracias al editor Jon-David Hague; a la gerente principal de
marca, Liz Rhoden, y al gerente de desarrollo de mercado, Chris Sosa.
Varios colegas nos han guiado por medio de sus opiniones sobre esta y otras ediciones. Cada
uno de estos profesores y expertos han ayudado a hacer mejor este libro. Por su invaluable conoci-
miento, comentarios y sugerencias, agradecemos a los siguientes revisores de esta novena edición:
William Adler, Collin County College
Craig Anderson, Iowa State University
Lorraine Benuto, University of Nevada, Las Vegas
Kimberly Coffman, Florida International University
Jean Egan, Asnuntuck Community College
Rebecca Francis, West Virginia State University
Mike Mangan, University of New Hampshire, Durham
Margo Monteith, Purdue University
Paul Paulus, University of Texas at Arlington
William Pedersen, California State University, Long Beach
Michele Reich, Drexel University
Nicole Shelton, Princeton University
Jennifer Shibley, Columbia College, Chicago
Arlene Stillwell, SUNY College at Potsdam
Eric Stocks, University of Texas at Tyler
Elizabeth Williford, Belhaven University
También agradecemos a los revisores de la pasada edición:

Shelley N. Aikman, Syracuse University Jennifer K. Bosson, The University


Scott Allison, University of Richmond of Oklahoma
Thomas William Altermatt, Hanover Martin Bourgeois, University of Wyoming
College Nyla Branscombe, University of Kansas
Sowmya Anand, The Ohio State University Brad J. Bushman, University of Michigan
Robin A. Anderson, St. Ambrose Melissa A. Cahoon, University of Dayton
University Nathaniel Carter, Lane College
Austin Baldwin, Southern Methodist Serena Chen, University of California,
University Berkeley
C. Daniel Batson, University of Kansas Nicholas Christenfeld, University of
Arnold James Benjamin, Jr., Oklahoma California, San Diego
Panhandle State University James E. Collins, Carson Newman College
Lisa M. Bohon, California State University Eric Cooley, Western Oregon University
Bryan Bonner, The University of Utah Keith E. Davis, University of South Carolina

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xxvi Prefacio

Jack Dovidio, Yale University Judith McIlwee, Mira Costa College


Richard Ennis, University of Waterloo Roque V. Mendez, Southwest Texas State
Leandre R. Fabrigar, Queen’s University University
Mark A. Ferguson, University of Kansas Daniel Molden, Northwestern University
Joseph R. Ferrari, DePaul University Richard Moreland, University of Pittsburgh
J. H. Forthman, San Antonio College Cynthia R. Nordstrom, Illinois State University
Donelson Forsyth, University of Richmond Randall E. Osborne, Indiana
Paul A. Franco, Calumet College of University East
St. Joseph Patricia A. Oswald, Iona College
Timothy M. Franz, St. John Fisher College Carol K. Oyster, University of Wisconsin, La
Traci Giuliano, Southwestern University Crosse
Diana Odom Gunn, McNeese State University David Pillow, University of Texas at San
MarYam G. Hamedani, Stanford University Antonio
Karen L. Harris, Western Illinois University Louis H. Porter, Westchester University of
Lora D. Haynes, University of Louisville Pennsylvania
James Hobbs, Ulster County Community College Margaret M. Pulsifer, Harvard Medical School
L. Rowell Huesmann, University of Michigan Sally Radmacher, Missouri Western State
Karen Huxtable-Jester, University of Texas at University
Dallas Chris Robert, University of Missouri
Alisha Janowsky, University of Central Florida Todd Shackelford, Florida Atlantic University
Robert D. Johnson, Arkansas State University Laura S. Sidorowicz, Nassau Community
Warren H. Jones, University of Tennessee College
Cheryl Kaiser, Michigan State University Paul Silvia, University of North Carolina at
Steven J. Karau, Southern Illinois University Greensboro
Suzanne C. Kieffer, University of Houston Anthony Stahelski, Central Washington
William M. Klein, University of Pittsburgh University
LaRue Kobrin, College of the Redwoods Charles Stangor, University of Maryland
Vladimir J. Konecni, University of Nicole M. Stephens, Northwestern University,
California, San Diego Kellogg School of Management
Doug Krull, Northern Kentucky University Jeffrey Stone, University of Arizona
Kevin Lanning, Florida Atlantic University JoNell Strough, West Virginia University
Patrick Laughlin, University of Illinois Kari Terzino, Iowa State University
Herbert L. Leff, University of Vermont Courtney von Hippel, University of Queensland
Margaret A. Lloyd, Georgia Southern University William von Hippel, University of Queensland
David C. Lundgren, University of Cincinnati Kipling D. Williams, Purdue University
Rusty McIntyre, Wayne State University Ann Zak, College of St. Rose

Saul Kassin
Steven Fein
Hazel Rose Markus

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Prefacio xxvii

Acerca de los autores


SAUL KASSIN es un distinguido profesor de psicología en el John Jay College of Criminal Jus-
tice, en Nueva York, y profesor de la cátedra Massachusetts en el Williams College, en Williamston,
Massachusetts. Nacido y avecindado en Brooklyn, Nueva York, recibió su doctorado de la Universi-
dad de Connecticut, seguido de un título de posgrado en la Universidad de Kansas, un título de la
Suprema Corte de Justicia de Estados Unidos y un puesto de profesor huésped en la Universidad
de Stanford. Además de ser autor de varios libros de texto, ha sido coautor y editor de Cofessions in
the Courtroom, The Psychology of Evidence and Trial Procedure, The American Jury on Trial y Deve-
lompental Social Psychology. Hace varios años, Kassin fue pionero en el estudio científico de con-
fesiones falsas, un interés que continúa hasta este día. También ha estudiado el impacto de esta
y otra evidencia sobre percepciones sociales y veredictos de jurados. Kassin fue presidente de la
American Psychology-Law Society y es profesor asociado de la APS, APA y de las Divisiones 8 y 41.
Ha testificado como testigo experto; con frecuencia da conferencias a jueces, abogados y grupos de
aplicación de las leyes, y ha aparecido como consultor de medios en programas noticiosos nacio-
nales y transmitidos en cadenas afiliadas.

STEVEN FEIN es profesor de psicología en el Williams College, en Williamstown, Massachusetts.


Nacido y avecindado en Bayonne, New Jersey, recibió su título de licenciado en artes de la Universi-
dad de Princeton y su doctorado en psicología social de la Universidad de Michigan. Ha impartido
clases en el Williams College desde 1991, con tiempo para impartir clases en la Universidad de
Stanford en 1999. Sus libros editados incluyen Emotion: Interdisciplinary Perspectives; Readings in
Social Psychology: The Art and Science of Research, y Motivated Social Perception: The Ontario Sympo-
sium. Ha prestado servicio en el comité ejecutivo de la Society of Personality and Social Psychology,
y como representante social y de psicología de la personalidad en la American Psychological Asso-
ciation. Sus intereses de investigación se relacionan con el estereotipo y el prejuicio, los procesos
de sospecha y atribuciones, la influencia social y la teoría de autoafirmación.

HAZEL ROSE MARKUS es profesora de la cátedra Davis-Brack en Ciencias de la Conducta en


la Universidad de Stanford. También dirige el Instituto de Investigación del Centro Stanford para
Estudios Comparativos en la Universidad de Michigan, donde recibió su doctorado. Su trabajo se
enfoca en la forma en que el autosistema, incluyendo las concepciones actuales del yo y los posi-
bles egos, se estructura y presta significado a la experiencia. Nacida en Inglaterra de padres ingle-
ses y criada en San Diego, California, ha estado fascinada en forma persistente por la forma en que
la nación de origen, la región del país, el género, etnia, raza, religión y clase social conforman el yo
y la identidad. Con su colega Shinobu Kitayama, en la Universidad de Michigan, ha sido pionera en
el estudio experimental de cómo la cultura y el ego se influyen entre sí. Markus fue aceptada en la
American Academy of Arts and Sciences en 1994 y es miembro del consejo de APS, APA y la Divi-
sión 8. Algunos de sus recientes libros coeditados incluyen Culture and Emotion: Empirical Studies
of Mutual Influence; Engaging Cultural Diferences: The Multicultural Challenge in Liberal Democra-
cies; Just Schools: Pursuing Equal Education in Societies of Difference, y Doing Race: 21 Essays for the
21st Century.

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¿Qué es la
psicología
social? Este capítulo le
presenta al lector al estudio
de la psicología social. Empezamos
por definir la psicología social e
identificar en qué es distinta y en qué está
relacionada con algunos otros ámbitos de
estudio, fuera y dentro de la psicología. A
continuación hacemos un repaso de la historia
de este campo del conocimiento. Concluimos
con un vistazo al futuro, con un debate de
los temas y perspectivas de importancia
que están impulsando la psicología
social hacia un nuevo siglo.

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1
¿Qué es la psicología social? (6)
Definición de psicología social
Preguntas y aplicaciones relacionadas con
la psicología social
El poder del contexto social: ejemplo de
un experimento de psicología social
La psicología social y campos relacionados:
diferencias e intersecciones
La psicología social y el sentido común

Una breve historia de la psicología


social (12)
Nacimiento e infancia de la psicología
social: 1880-1920
Un llamado a la acción: 1930-1950
Confianza y crisis: 1960-mediados de 1970
Una era de pluralismo: mediados de 1970-
1990

La psicología social en un nuevo siglo:


¿cuál es la tendencia hoy? (16)
Integración de la emoción, motivación y
cognición
Perspectivas biológicas y evolutivas
Perspectivas culturales
Economía conductual, cognición
corporizada y otros métodos
interdisciplinarios
Nuevas tecnologías y el mundo en línea

Repaso
Términos clave
Recursos mediáticos
© Yuri Arcurs/Shutterstock

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4 Capítulo 1 ¿Qué es la psicología social?

Dentro de pocos años el lector puede recibir una carta por correo invitándolo
a una reunión de ex alumnos de la preparatoria o la universidad. Es probable que sienta
un poco de nostalgia y comience a pensar en aquellos viejos días escolares. ¿Qué pen-
samientos llegarán primero a su mente? ¿Recordará la poesía que finalmente empezó a
apreciar en su primer año? ¿Pensará en el orgullo que sintió cuando terminó su primer
laboratorio de química? ¿Aparecerá una lágrima cuando recuerde lo inspirador que era
su grupo de psicología social?
Quizá. Pero lo que es probable que domine sus pensamientos serán las personas que
conoció en la escuela y las interacciones que tuvo con ellas, los largos e intensos debates
acerca de todo lo imaginable; los amores que tuvo, los que perdió o que deseaba tan des-
esperadamente tener; el tiempo que se hizo tonto en una fiesta; el esfuerzo de tratar de
ser aceptado por una fraternidad, un club femenino de estudiantes o el círculo de gente
popular; el día en que se sentó en un aguacero con sus amigos para ver un partido de futbol.
Nos concentramos en estas situaciones sociales porque somos seres sociales.
Forjamos nuestras identidades individuales no solos, sino en el contexto de otras per-
sonas. Trabajamos, jugamos y vivimos juntos. Nos lastimamos y nos ayudamos unos
a otros. Definimos la felicidad y el éxito unos con otros. Y no caemos pasivamente en
interacciones sociales; activamente las buscamos. Visitamos a la familia, hacemos ami-
“Usted lleva [a sus amigos y fa- gos, vamos a fiestas, construimos redes, concertamos citas, empeñamos nuestra palabra
milia] en el corazón, la mente o en un compromiso duradero, decidimos tener hijos. Observamos a otros, especulamos
el estómago, porque no sólo vive acerca de ellos y predecimos quién se enredará con quién, ya sea en la vida real o en
en un mundo, sino que un mundo programas televisivos de “realidad”, como The Real World o The Bachelor. Muchos de
vive en usted.” nosotros nos enviamos mensajes vía Tweeter acerca de lo que hacemos o pasamos
Frederick Buechner mucho tiempo en redes sociales como Facebook, interactuando con incontables amigos
de todo el mundo, agregando cientos o hasta miles de “amigos” a nuestras redes sociales.
Es probable que haya visto o al menos escuchado de la película It’s a wonderful life
(¡Qué bello es vivir!). Cuando el héroe, George Bailey, estaba a punto de suicidarse; Cla-
rence (un supuesto ángel) no lo salva mostrándole cuánta felicidad personal perderá si
Millones de personas sintonizan populares termina con su vida. En lugar de ello, le muestra a George cuánto ha influido su vida en
programas de “realidad” para ver cómo
los desconocidos se relacionan entre sí.
la existencia de sus semejantes, y cuántas personas resultarán afectadas si él deja de for-
En esta foto se ve un grupo de personas mar parte del mundo. Son estas relaciones sociales las que salvan la vida de George, así
que aparecieron en una temporada como definen nuestras propias vidas.
reciente de The Bachelorette, al tiempo
que los espectadores se preguntaban cuál
Uno de los aspectos más interesantes del aprendizaje de la psicología social estriba
hombre podría conquistar a la muchacha. en descubrir cuán esenciales y profundamente importantes son estas relaciones sociales
La enorme popularidad de programas para el ser humano. De hecho, los investigadores continúan hallando nueva evidencia al
como éste ilustran parte del atractivo
de la psicología social; el público queda
respecto que apunta a nuevas implicaciones de nuestra naturaleza social. Considere, por
fascinado con la forma en que las ejemplo, este conjunto de conclusiones de una investigación reciente:
personas se relacionan unas con otras.
l  ener amigos cercanos y permanecer en contacto con la
T
familia está asociado con beneficios para la salud, como
la protección contra enfermedades cardiacas, infeccio-
nes, diabetes y cáncer; también está asociado con vivir
más años y ser más activo (Hawkley y Cacioppo, 2013;
Luo et al., 2012).
l  os niños que son excluidos de actividades sociales
L
por sus compañeros son más propensos que los demás
a presentar problemas académicos y sociales en la
escuela, incluso varios años después (Bush et al., 2010;
Rodkin y Ryan, 2012).
Craig Sjodin/ABC vía Getty Images

l S ufrir de rechazo o pérdida social es tan doloroso que


produce actividad en las mismas partes del cerebro que
se estimulan cuando sentimos dolor físico. Por otro lado,
ser tratado bien y con justicia por otras personas activa
partes del cerebro asociadas con recompensas físicas,
como un alimento deseable y beber (Eisenberger, 2012;
Eisenberger y Cole, 2012).

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¿Qué es la psicología social?  5

l  uchos médicos pueden decirle que hay algo bastante real en un “corazón roto”. Por
M
ejemplo, una persona tiene 20 veces más probabilidades que lo normal de sufrir un
ataque al corazón el día que muere una persona amada (Mostofsky et al., 2012).
Precisamente debido a que necesitamos tanto las relaciones e interacciones socia-
les, los contextos sociales en los que participamos influyen profundamente en nosotros.
Puede encontrar muchos ejemplos de este tipo de influencia en su propia vida. ¿Se ha
reído alguna vez de un chiste que no comprendió por seguirles la corriente a quienes
lo rodean? ¿Se comporta de cierta forma con un grupo de personas y de una muy dis-
tinta con otro grupo? El poder de las situaciones puede ser también mucho más sutil y
profundo que estos ejemplos, como cuando las expectativas no declaradas de alguien
respecto a usted literalmente pueden hacerlo convertirse en otra persona.
La importancia de la psicología social es evidente en la vida diaria, como cuando dos
personas se sienten atraídas entre sí o cuando un grupo trata de coordinar sus esfuerzos
en un proyecto. Sucesos dramáticos pueden aumentar su importancia al máximo, como
es evidente en la conducta de personas durante una guerra y después de ella, en ataques
terroristas o en desastres naturales. En estos tiempos traumáticos, la atención se centra
en cómo las personas se ayudan o se explotan unas a otras, y somos testigo de lo peor y de
lo mejor que ofrecen las relaciones humanas. En forma invariable, estos sucesos llaman
la atención hacia la clase de preguntas que los psicólogos sociales estudian; es decir, las
que tienen que ver con el odio y la violencia, los conflictos y sospechas entre grupos, así
como con el heroísmo, la cooperación y la capacidad de entender cuestiones culturales,
étnicas, raciales, religiosas y geográficas. Cuando vemos las noticias de muerte y destruc-
ción en el Oriente Medio o el Congo, o nos enfrentamos a la realidad de un mundo total-
mente violento tan cercano como nuestras colonias y planteles escolares, recordamos la
necesidad de tener un mejor entendimiento de los temas psicológicos sociales. También
apreciamos la grandeza y el poder de las conexiones sociales cuando reconocemos el
valor de un bombero, leemos acerca de la caridad de un donador o vemos el brillo en los
ojos de un nuevo padre. Todo esto es la parte buena y la mala, la mundana y la extraordi-
naria, del paisaje fascinante de la psicología social.

AP Photo/The Enterprise, Wayne Tilcock


Ed Ou/The New York Times/Redux

Jóvenes egipcios envían videos a Facebook y Twitter de escenas que tomaron ese día de protestas revolucionarias en la Plaza Tahrir el
año 2011 (izquierda). Las redes sociales desempeñaron un papel fundamental en las protestas por una reforma social y económica que se
produjeron en todo el mundo ese año, incluida esta protesta de “Ocupas” en la Universidad de California en Davis, en la que un oficial de
policía lanza gas pimienta en la cara a estudiantes (derecha). Los psicólogos sociales estudian asuntos importantes como los que vemos aquí, o
como la creciente participación de las redes sociales y la tecnología en nuestras vidas, y la forma en que las personas lidian con el conflicto.

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6 Capítulo 1 ¿Qué es la psicología social?

En todo este libro el lector no sólo verá interesantes y relevantes hallazgos de inves-
tigación, sino también se enterará de la forma en que los psicólogos sociales han descu-
bierto esta evidencia. Es un proceso apasionante que nos entusiasma compartir con el
estudiante. El propósito de este primer capítulo es dar al lector una panorámica general
de la psicología social. En el momento en que lo termine debe estar listo y (esperamos)
ansioso de lo que verá más adelante.

¿Qué es la psicología social?


Comenzamos por echar un vistazo al nuevo territorio al que está a punto de entrar. A
continuación definimos la psicología social y hacemos un mapa de su relación con la
sociología y algunas otras disciplinas dentro del campo de la psicología.

> Definición de psicología social


Psicología social es el estudio científico de la manera en que los individuos piensan,
sienten y se comportan en un contexto social. Revisemos esta definición parte por parte.

Estudio científico Hay muchos métodos para comprender cómo


la gente piensa, siente y se comporta. Podemos aprender sobre la con-
ducta humana leyendo novelas, viendo películas, estudiando historia
y filosofía, por mencionar sólo algunas posibilidades. Lo que diferen-
cia a tales intentos de la psicología social es que ésta es una ciencia,
aplica al método científico de la observación sistemática, descripción
y medición del estudio de la condición humana. En el capítulo 2 se
explica cómo y por qué los psicólogos sociales hacen esto.

Cómo piensan, sienten y se comportan los individuos La


psicología social tiene por objetivo estudiar una sorprendente diver-
IT Stock/Jupiter Images

sidad de temas. Las creencias y actitudes individuales e incluso


inconscientes de las personas; sus emociones más apasionadas; sus
conductas públicas más heroicas, cobardes o simplemente munda-
nas, caen dentro del amplio ámbito de la psicología social. En esta
Nuestras relaciones e interacciones forma la psicología social se diferencia de otras ciencias sociales,
sociales son extremadamente
importantes para nosotros. La mayoría
como la economía y las ciencias políticas. La investigación de las actitudes ofrece una
de los individuos busca a otras personas buena ilustración. Mientras que científicos economistas y políticos pueden estar intere-
y se ven muy afectados por ellas. Esta sados en actitudes económicas y políticas de personas, respectivamente, los psicólogos
naturaleza social del ser humano es el
objeto de estudio de la psicología social. sociales investigan una amplia variedad de actitudes y contextos, como las actitudes de
los individuos hacia grupos particulares de personas o cómo son afectadas sus actitu-
des por sus compañeros o su carácter. Al hacerlo así los psicólogos sociales luchan por
establecer principios generales de formación y cambio de actitud que se aplican en una
variedad de situaciones y no sólo en dominios particulares.
Note la palabra individuos en nuestra definición de psicología social. Esta palabra
indica otra forma importante en que la psicología social difiere de algunas otras ciencias
sociales. La sociología, por ejemplo, suele clasificar a las personas en términos de su
psicología social Estudio
nacionalidad, raza, clase socioeconómica y otros factores de grupo. En contraste, la psi-
científico de la manera en que los
cología social se concentra en la psicología individual. Aun cuando los psicólogos socia-
individuos piensan, sienten y se
comportan en un contexto social.
les estudian grupos de gente, por lo general enfatizan el comportamiento del individuo
en el contexto de un grupo.

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¿Qué es la psicología social? 7

Un contexto social Aquí es donde entra en juego la parte “social” de esta disciplina
que la distingue de otras ramas de la psicología. En su conjunto, la ciencia de la psicología
es una empresa inmensa, el “gorila” de las ciencias sociales, que se interesa en todo, desde
las acciones de los neurotransmisores del cerebro hasta las acciones de los aficionados a
la música en un club atestado de gente. Lo que hace de la psicología social algo único es
su énfasis en la naturaleza social de los individuos.
Sin embargo, lo “social” de la psicología social varía. Al intentar establecer los princi-
pios generales del comportamiento humano, en ocasiones los psicólogos sociales anali-
zan factores no colectivos que afectan los pensamientos, emociones, motivos y acciones
de la gente. Por ejemplo, pueden estudiar si un clima caluroso hace que las personas se
comporten de manera más agresiva (Anderson y DeLisi, 2011). Lo social en este tema
es el comportamiento: las personas se hacen daño unas a otras. Además, los psicólogos
sociales en ocasiones estudian los pensamientos o emociones de las personas acerca de
aspectos no sociales, por ejemplo sus actitudes acerca del calzado para básquetbol Nike
o Adidas. ¿Cómo pueden ser de interés para los psicólogos sociales las actitudes hacia
los zapatos de básquetbol? Una forma es si estas actitudes están influidas por algo social,
como el caso de si el respaldo de LeBron James hacia Nike hace que la gente prefiera esa
marca. Ambos ejemplos, que determinan si el calor provoca un aumento en la agresivi-
dad o si LeBron James causa un incremento en las ventas de los tenis Nike, son ocupa-
ciones psicológicas sociales porque los pensamientos, emociones o comportamientos
(a) están relacionados con otras personas, o bien (b) están influidos por otras personas.
El “contexto social” a que se hace alusión en la definición de psicología social no
tiene que ser real o actual. Incluso la presencia implícita o imaginaria de otras perso-
nas puede tener efectos importantes en los individuos (Allport, 1985). Por ejemplo, si
alguien imagina recibir reacciones positivas o negativas de los demás, su autoestima se
verá afectada de manera significativa (Libby et al., 2012; Smart Richman y Leary, 2009). Si
los niños imaginan tener contacto con un niño de otro país, sus actitudes hacia
individuos de ese país pueden volverse más positivas (Vezzali et al., 2012). Y si
unos estudiantes de universidad imaginan vivir un día en la vida de un profesor,
es probable que se desempeñen mejor en un examen analítico; en cambio, si ima-
ginan ser una “porrista” se desempeñarán peor (Galinsky et al., 2008).

> Preguntas y aplicaciones relacionadas


con la psicología social
Para quienes encontramos muy interesante el comportamiento social, la psicolo-
gía social es un sueño hecho realidad. Sólo vea la tabla 1.1 y considere una pequeña
muestra de las preguntas que analizaremos en este libro. Como puede ver, la natu-
raleza social del ser humano es de lo que se ocupa la psicología social. Aprender
esta disciplina es aprender de nosotros mismos y de nuestros mundos sociales. Y
dado que la psicología social es científica y no anecdótica, nos da puntos de vista
que sería imposible obtener mediante la intuición o la experiencia por sí solas.
Danny Moloshok/Landov

El valor de la perspectiva de la psicología social con respecto al comporta-


miento humano ha sido ampliamente reconocido. Con frecuencia se recomien-
Una
dan cursos de psicología social para estudiantes interesados en carreras como gustada
finanzas, educación, medicina, derecho y periodismo, al igual que en psicología y celebridad, como
en sociología. Aun cuando muchos graduados avanzados con doctorado en psi- Oprah Winfrey, puede
influir en las actitudes y
cología social cuentan con títulos de colegios o universidades, otros trabajan en conductas de millones de
centros médicos, bufetes de abogados, organismos gubernamentales, fuerzas militares personas. Por ejemplo, durante
y una variedad de campos que comprenden la banca de inversiones, marketing, publici- muchos años, cuando Oprah
recomendaba un libro era muy
dad, recursos humanos, finanzas y redes sociales. probable que sus ventas se
El número e importancia de estas aplicaciones continúa creciendo. Los jueces se dispararan.
involucran en la investigación de psicología social para dar fallos históricos, y numerosos
abogados están dependiendo de ella para seleccionar jurados y apoyar o refutar eviden-

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8 Capítulo 1 ¿Qué es la psicología social?

cias. Las empresas usan investigación psicológica


TABLA 1.1 social transcultural para participar en el mercado
Ejemplos de preguntas de la psicología social global, y se asesoran en dinámica de grupos para
promover las mejores condiciones para su fuerza
de trabajo. Los profesionales de la salud están cada
Percepción social: ¿qué afecta la manera en que nos percibimos a nosotros
mismos y a los demás? vez más conscientes del papel de los factores de
psicología social en la prevención y tratamiento
l ¿Por qué algunas veces las personas sabotean su propio desempeño,
haciendo más probable que fallen? (capítulo 3) de enfermedades. En realidad, se puede considerar
l ¿En qué difiere la gente del este de Asia de la manera en que los
que no hay otro campo de estudio que ofrezca expe-
estadounidenses explican el comportamiento de las personas? (capítulo 4) riencia que sea más claramente importante para
l ¿De dónde provienen los estereotipos y por qué son tan resistentes al tantas profesiones distintas.

>
cambio? (capítulo 5)

Influencia social: ¿cómo influimos unos en los otros?


E l poder del contexto
l

l
¿Por qué con frecuencia nos gusta lo que nos hace sufrir? (capítulo 6)
¿Por qué los vendedores a veces nos hacen comprar cosas que en realidad
social: ejemplo de un
no queremos? (capítulo 7) experimento de psicología
l ¿Por qué las personas suelen desempeñarse peor en grupos que
individualmente? (capítulo 8)
social
La naturaleza social del ser humano está tan pro-
Interacción social: ¿qué causa que nos gusten, amemos, ayudemos y lastime-
mos a los demás? fundamente arraigada que hasta los indicios más
sutiles acerca de nuestra conexión social con otros
l ¿Qué tan similares o diferentes son los sexos en lo que buscan en una
relación íntima? (capítulo 9) puede tener un efecto profundo en nuestras vidas.
l ¿Cuándo es más o menos probable que un espectador lo ayude en una
Considere el estudiante sus primeras semanas de
emergencia? (capítulo 10) preparatoria o universidad. Si es como otros estu-
l ¿La exposición a la violencia o la pornografía en la televisión dispara el diantes, es probable que haya habido ocasiones en
comportamiento agresivo? (capítulo 11) las que se sintió inseguro y se preguntaba si estaba
en el lugar correcto. Sin embargo, para algunos gru-
Aplicación de la psicología social: ¿la psicología social ayuda a entender pos de estudiantes estos temores son especialmente
preguntas acerca del derecho, los negocios y la salud?
frecuentes y fuertes. Los estudiantes de grupos de
l ¿Los interrogadores realmente pueden hacer que las personas confiesen
etnias minoritarias son especialmente vulnerables
crímenes graves que no cometieron? (capítulo 12)
a esas dudas acerca de la pertenencia social en el
l ¿Cómo pueden los líderes de negocios motivar con más efectividad a sus
empleados? (capítulo 13)
plantel. Una investigación psicológica social sugiere
l ¿Cómo afecta el estrés la salud de las personas y cuáles son las maneras más
que estas preocupaciones pueden interferir en el
efectivas de enfrentar una experiencia estresante? (capítulo 14) desempeño académico.
© Cengage Learning Gregory Walton y Geoffrey Cohen están entre
los psicólogos sociales que han estudiado este pro-
blema. Se preguntaban si podrían mejorar el éxito
académico de estudiantes afroamericanos en una universidad selectiva, predominan-
temente europea-estadounidense, al protegerlos contra la exaltada “incertidumbre de
pertenencia” que con frecuencia afecta a estos estudiantes. Para probar esta idea, Wal-
ton y Cohen (2011) dirigieron un experimento en el que a algunos estudiantes del primer
semestre en la universidad se les dio un poco de información que sugería lo típico que
es para la mayoría de los estudiantes, cualquiera que sea su género, raza o etnia, pasar
por periodos de estrés social e incertidumbre durante su primer año, y que estas luchas
tienden a desaparecer poco después de ese periodo. Walton y Cohen deseaban evaluar
cómo se desempeñarían estos estudiantes durante sus primeros cuatro años de univer-
sidad, en comparación con otros que no habían recibido ninguna información acerca de
problemas de pertenencia social.
Walton y Cohen encontraron que dar esta información a estudiantes afroamerica-
nos elevó sus promedios de calificaciones (PC) considerablemente más con respecto a
otros estudiantes afroamericanos a quienes no se les dio dicha información. Veamos l
la figura 1.1. Las barras de esta gráfica ilustran el PC de último año del periodo de prima-
vera de estudiantes afroamericanos que no recibieron (barra izquierda) o sí recibieron
(barra derecha) la información acerca de pertenencia social en el periodo de otoño de su
primer año en la universidad. Como lo indica la diferencia en altura de estas dos barras,

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¿Qué es la psicología social? 9

los estudiantes afroamericanos que leyeron acerca de lo común


y temporal que son estas dudas sociales obtuvieron mejores cali-
ficaciones que los que no lo hicieron. Tenga en cuenta que obtu-
vieron esta información en el primer semestre de la universidad
y los promedios de calificaciones reflejados en la figura 1.1 son
del trimestre de primavera de su último año.
Walton y Cohen encontraron que esta información acerca de

Andersen Ross/Blend Images/Getty Images


preocupaciones de pertenencia social no afectaron los promedios
de calificaciones de estudiantes de raza blanca. Los investigadores
piensan que era mucho menos probable que estos últimos tuvie-
ran dudas persistentes sobre su conexión social con la mayoría
de los estudiantes de su plantel y, por tanto, darles información
acerca de pertenencia social no tuvo mucho impacto en ellos. Por
otra parte, para los estudiantes afroamericanos, la información
que recibieron de lo típico y temporal que son estas dudas en
el primer año llegó como gran alivio, redujo sus temores de ser Según la investigación psicológica social descrita en el
capítulo y en otras partes de este libro, la forma en que
extraños y los hizo capaces de alcanzar su potencial académico. El los estudiantes se sienten socialmente conectados con sus
contexto social, o contexto social percibido, tuvo un efecto significa- compañeros de estudio puede tener efecto importante en
tivo en el éxito de los estudiantes en la universidad. El lector verá más su éxito académico.

acerca de esto en una investigación relacionada de Walton y Cohen


en el capítulo 5.

> La psicología social y campos


relacionados: diferencias e intersecciones
l FIGURA 1.1
Pertenencia social y promedio de calificaciones PC
En un experimento realizado en 2011 por Gregory
Muchas veces la psicología social se confunde con otros campos Walton y Geoffrey Cohen, durante su primer semestre
de estudio. Antes de continuar es importante aclarar cuáles son las de universidad, a algunos estudiantes se les dio
diferencias entre la psicología social y los otros campos de estudio. información diseñada para reducir sus dudas acerca
Al mismo tiempo, es importante ilustrar algunas de las formas en de su adaptación y pertenencia social en su escuela,
y a otros estudiantes no se les proporcionó. Para
que ciertos cuestionamientos interesantes y significativos pueden
los estudiantes afroamericanos, esta manipulación
ser respondidos mediante la interacción entre la psicología social y tuvo un efecto importante en sus promedios de
los otros campos (vea tabla 1.2 en la página 10). calificaciones en los años subsiguientes en la
universidad. En esta gráfica las barras representan
Psicología social y sociología Los sociólogos y psicólogos socia- el promedio de calificaciones de los estudiantes
afroamericanos que no recibieron (la barra izquierda) y
les comparten intereses en muchos temas, como violencia, prejui- los que recibieron (la barra derecha) esta información
cios, diferencias culturales y matrimonio. Sin embargo, como hemos diseñada para reducir la incertidumbre acerca de la
observado la sociología tiende a concentrarse en el nivel de grupos, pertenencia.
mientras que la psicología social tiende a enfocarse en el nivel del Adaptada por Walton y Cohen, 2011. © Cengage Learning
individuo. Por ejemplo, es posible que los sociólogos se interesen más
GPA año

por analizar las actitudes raciales de la clase media en Estados Uni- 3.6
dos, mientras que los psicólogos sociales podrían examinar algunos
Year último

de los factores específicos que hacen probable que los individuos


se comporten de manera racista hacia algunos miembros de algún 3.5
trimestre,

grupo.
Term, Senior

Además, aun cuando hay numerosas excepciones es probable


3.4
que los psicólogos sociales, más que los sociólogos, dirijan expe-
del segundo

rimentos en los que manipulan alguna variable para determinar


los efectos de dicha manipulación mediante mediciones precisas y
PromedioSecond

cuantificables. 3.3
A pesar de estas diferencias, la sociología y la psicología social
están claramente relacionadas. De hecho, muchos sociólogos y psi-
cólogos sociales comparten la misma capacitación y publican sus 3.2
conclusiones en las mismas revistas. Cuando estos dos campos Sin No
tratamiento
Treatment Tratamiento de pertenencia
Belonging Treatment
confluyen, el resultado puede ser un mejor entendimiento de temas Condición
Condition
importantes. Por ejemplo, la investigación interdisciplinaria en

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10 Capítulo 1 ¿Qué es la psicología social?

torno a estereotipos y prejuicio ha examinado los roles


TABLA 1.2 dinámicos de factores sociales e inmediatos, como la
Distinciones entre psicología social y campos relacionados: manera en que normas y creencias específicas de sis-
el caso de investigación de prejuicio temas sociales o institucionales afectan actitudes y
Para ver la diferencia entre psicología social y disciplinas relacionadas, considere comportamientos de individuos (Eagly y Wood, 2012;
un ejemplo de cómo investigadores de cada área dirigen un estudio de prejuicio. Jost y Van der Toorn, 2012; Levy et al., 2010; Sidanius
y Pratto, 2012).
Campo de estudio Ejemplo de cómo un investigador de la
disciplina puede estudiar un prejuicio
La psicología social y las disciplinas relacio-
Sociología 
Medir cómo varía un prejuicio en función de la
clase social o económica nadas de la psicología Cuénteles a las personas
Psicología clínica Probar varias terapias para personas con no muy familiarizadas en psicología que usted está
personalidades antisociales que presentan altos tomando una clase de psicología social, y puede oír-
grados de prejuicio les decir algo como “Ah, muy bien, ahora usted va a
Psicología de la personalidad Desarrollar un cuestionario para identificar empezar a psicoanalizarme” o “Por fin, quizá pueda
hombres que exhiben muy altos o muy bajos decirme por qué todos en mi familia están tan mal”.
grados de prejuicio hacia las mujeres Por supuesto, la suposición que está detrás de estas
Psicología cognitiva Manipular la exposición a un miembro de alguna reacciones es que usted está estudiando psicología
categoría de personas y medir los pensamientos y clínica o anormal. Si usted basa sus impresiones de
conceptos que se activan automáticamente.
psicología en la manera como es vista por la cultura
(Un estudio de prejuicio en esta disciplina, por
definición, estaría en la intersección de psicología
popular, es probable que se pierda en lo increíble-
cognitiva y social.) mente amplia y diversa que es esta disciplina. Aun
Psicología social Manipular varias clases de contacto entre
cuando la psicología social está relacionada con otros
individuos de grupos diferentes y examinar el campos de la psicología, cada uno tiene un enfoque
efecto de estas manipulaciones en el grado de muy diferente.
prejuicio mostrado. Los psicólogos clínicos, por ejemplo, buscan
© Cengage Learning entender y tratar a personas con dificultades o des-
órdenes psicológicos. Los psicólogos sociales no se
enfocan en enfermedades, sino que más bien se con-
centran en las formas más comunes en que los indivi-
duos piensan, sienten, se comportan e influyen unos
en otros. La psicología de la personalidad es otro
campo que con frecuencia se confunde con la psico-
logía social; sin embargo, la primera busca entender
diferencias estables entre individuos, mientras que
la segunda busca entender en qué forma los facto-
res sociales afectan a la mayoría de los individuos,
sin importar sus personalidades diferentes. En otras
palabras, un psicólogo de la personalidad puede pre-
guntar “¿Esta persona es extrovertida y amistosa
todo el tiempo en prácticamente todas las situa-
ciones?”. Un psicólogo social puede preguntar “¿En
general, las personas son más proclives a buscar ami-
gos cuando sienten ansiedad por alguna situación
que cuando logran sentirse relajados?”.
© Michael Newman/Photo Edit, Inc.

Los psicólogos cognitivos estudian procesos


mentales tales como pensar, aprender, recordar y
razonar. Los psicólogos sociales con frecuencia están
interesados en estos mismos procesos, pero más
específicamente están interesados en cómo es que
las personas piensan, aprenden, recuerdan y razonan
con respecto a la información social, y en cómo estos
procesos son relevantes para la conducta social.
¿Las imágenes provocativas, con sentido sexual, de anuncios publicitarios como
los que se ven aquí (cerca del anuncio de “tarjetas del cuerpo para estudiantes”) Estos ejemplos muestran el contraste entre las
hacen que la gente sea más sexista o proclive a una agresión sexual? Ésta es una disciplinas, pero, de hecho, la teoría e investigación
de las preguntas que maneja la psicología social. de la psicología social con frecuencia se complemen-
tan bastante con estas otras disciplinas. Por ejemplo,

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¿Qué es la psicología social? 11

tanto la psicología clínica como la social pueden analizar el modo en que la gente se enfrenta
a la ansiedad o presión en situaciones sociales, o cómo ser intimidado o estereotipado por
otros puede afectar la salud física y mental de individuos (Bijleveld et al., 2012; Brodish et
al., 2011; Crocker et al., 2010; Gibbons et al., 2012; Greenland et al., 2012; Huynh et al., 2012).
La psicología de la personalidad y la psicología social están en especial estrecha-
mente vinculadas porque se complementan muy bien entre ellas. Por ejemplo, algunos
psicólogos sociales examinan cómo recibir opiniones negativas (un factor social) puede
tener diferentes efectos en personas en función de su autoestima (factor de persona-
lidad), o si jugar videojuegos violentos (factor social) es especialmente probable que
desate la agresividad en tipos particulares de niños (factor de personalidad) (Bosson y
Swann, 2009; Thomas y Levant, 2012; Zeigler-Hill et al., 2011).
La psicología cognitiva y la psicología social también están estrechamente relacio-
nadas. En las pocas décadas recientes se ha visto una explosión de interés en la conver-
gencia de la psicología cognitiva y la social. El estudio de la cognición social se estudia
con mayor detalle más adelante en este capítulo, y es un enfoque en todo este texto, en
especial en la Parte II sobre la Percepción social.

Psicología social y otros campos de estudio Hoy, más que nunca, los psicólo-
gos sociales están haciendo investigación que abarca fronteras tradicionales entre dis-
ciplinas. Las convergencias de la psicología social con disciplinas como la neurociencia,
biología, economía, ciencias políticas, salud pública, estudios ambientales, derecho y
medicina son cada vez más importantes para la psicología social contemporánea. Vere-
mos un poco más de estas convergencias más adelante en este capítulo, pero el estu-
diante debe ver estas conexiones en todo este libro, especialmente en la Parte V sobre la
Aplicación de la psicología social.

> La psicología social y el sentido común


Después de leer acerca de una teoría o hallazgo de psicología social, es probable que
de vez en cuando haya pensado: “¡Pero claro! Yo ya lo sabía, además cualquiera pudo
habérmelo dicho”. Este fenómeno de “siempre lo supe” suele ocasionar que la gente se
pregunte en qué difieren la psicología social y el sentido común, o la llamada sabidu-
ría popular tradicional. Después de todo, ¿por qué podríamos considerar sorprendente
cualquiera de los hallazgos de la psicología social?
l La belleza no se lleva bien con las neuronas. Las personas físicamente atractivas
tienden a ser consideradas menos inteligentes que las que no son tan agraciadas.
l La gente se mostrará más dispuesta a realizar una actividad si se le ofrece una recom-
pensa por hacerlo, pues de esa manera podrán asociarla con un refuerzo positivo.
l Las personas suelen creerse más especiales de lo que realmente son. Tienden a
sobreestimar el grado en que los demás comparten las mismas opiniones o intereses.
l Practicar deportes de contacto o videojuegos violentos libera la agresividad y hace
que las personas sean menos proclives a descargar su ira en forma violenta.

En un minuto tendremos que decir más de cada una de estas aseveraciones.


Puede parecer que con el tiempo el sentido común explica muchos hallazgos de la
psicología social. El problema es distinguir el hecho basado en el sentido común con
respecto al mito del sentido común. Después de todo, para numerosas nociones de sen-
tido común hay una noción igualmente sensible que dice lo contrario. ¿Es “las aves del
mismo plumaje vuelan juntas” o “los opuestos se atraen” o “dos cabezas piensan mejor
que una” o “muchas manos en la hornilla no dejan probar morcilla”? ¿Cuáles son correc-
tas? No existe una forma confiable de contestar estos cuestionamientos utilizando sólo
el sentido común o la intuición.
La psicología social, a diferencia del sentido común, emplea el método científico para
someter a prueba sus teorías. En el siguiente capítulo veremos el modo en que lo hace, pero

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12 Capítulo 1 ¿Qué es la psicología social?

antes de terminar con esta sección, permítanos hacer una advertencia: las cuatro afir-
maciones citadas líneas antes son falsas todas ellas. Aun cuando podrían existir razones
sensatas para considerarlas ciertas, la investigación indica lo contrario. Aquí se esconde
otro de los problemas que conlleva confiar en el sentido común: a pesar de ofrecer pre-
dicciones y explicaciones bastante convincentes, en muchas ocasiones resultan inexac-
tas. Aun en aquellas ocasiones en que no está completamente erróneo, la simplicidad del
sentido común puede resultar engañosa. Es frecuente que no haya una respuesta sencilla
a una pregunta como “¿Es cierto que la distancia aumenta el amor?”. En realidad la res-
puesta es más compleja de lo que podría sugerir el sentido común y la investigación de
psicología social revela que esa respuesta depende de varios factores.
Para destacar estos puntos y motivar al estudiante a pensar de manera crítica sobre
los problemas de psicología social antes y después de enterarse de ellos, este libro de
texto contiene un artículo llamado “Puesta a prueba del sentido común”. A partir del
capítulo 3 cada uno de los capítulos inicia con unas pocas afirmaciones en torno a temas
de psicología social que se tratarán en dicho capítulo. Algunas de las afirmaciones son
verdaderas y otras son falsas. Conforme lea cada una de las afirmaciones, haga una pre-
dicción de si es verdadera o falsa y piense en por qué piensa así. Las notas marginales de
todo el capítulo le dirán si las afirmaciones son correctas, pero también si sus razones al
hacer la predicción fueron apropiadas. Si su intuición resulta errónea, piense en la res-
puesta correcta y en cómo ésta se verá apoyada por la evidencia. Muy pocas formas de
aprender y recordar son mejores que este tipo de pensamiento crítico.

Una breve historia de la


psicología social
Es probable que las personas se hayan hecho cuestionamientos relacionados con la psi-
cología social desde que los seres humanos pudieron pensar respecto a sus congéne-
res. Es un hecho que algunos de los primeros filósofos, como Platón, ofrecieron agudos
puntos de vista en relación con muchos temas de la psicología social. No obstante, los
“La psicología tiene un largo estudios científicos en la materia carecieron de un método sistemático y científico hasta
pasado, pero sólo una breve finales del siglo XIX. Por tanto, el campo de la psicología social es relativamente joven.
historia.” En años recientes ha habido un gran interés en la psicología social y han surgido nuevos
Herman Ebbinghaus, expertos en el campo. Dado que la psicología social está iniciando apenas su segundo
Summary of Psychology siglo, resulta instructivo hacer una revisión en retrospectiva para averiguar cómo fue
conformada por ciertos personajes y acontecimientos durante sus primeros 100 años.

> Nacimiento e infancia de la psicología social:


1880–1920
Como ocurre muchas veces con este tipo de honores, el título de “fundador de la psico-
logía social” podría ser reclamado por numerosos personajes y no hay consenso sobre
quién tendría más derecho a recibirlo. Con el paso del tiempo, casi todas las opiniones
coinciden en que el mérito corresponde al psicólogo estadounidense Norman Triplett,
quien tiene el crédito de haber publicado el primer artículo de psicología social a fines
del siglo XIX (1897-1898). La obra de Triplett resulta digna de atención, porque luego de
observar que los ciclistas tendían a correr más rápido cuando se hallaban en presencia
de otras personas que si sencillamente lo hacían contra el reloj, diseñó un experimento
para estudiar el fenómeno de manera precisa y cuidadosamente controlada. Este enfoque
científico para estudiar los efectos del contexto social en el comportamiento de los indi-
viduos puede considerarse el hito que determinó el nacimiento de la psicología social.

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Una breve historia de la psicología social 13

Otro personaje que también podría osten-


tar el título de fundador de la psicología social
es el ingeniero agrónomo francés Max Ringel-
mann, cuya investigación, realizada en la década
de 1880, fue publicada hasta 1913. Por curiosa
coincidencia del destino, Ringelmann también
estudió los efectos de la presencia de otros en el
desempeño de los individuos. A diferencia de Tri-
plett, el francés encontró que las personas suelen
mostrar peor desempeño al realizar tareas sen-
cillas, como jalar una cuerda, cuando lo hacen
frente a otras. Los casos estudiados por estos
dos primeros investigadores continúan siendo
de vital interés y los veremos más adelante en el
capítulo 8.

AP Photo/Christophe Ena
Algunos expertos (Haines y Vaughan 1979;
Stroebe, 2012) sugieren que hay otros posibles
ejemplos de primeros estudios de psicología
social, incluida la investigación citada por el
mismo Triplett. Estos estudios también fueron
realizados en las décadas de 1880 y 1890, que Corredores de todo el mundo compiten
parece que fue un tiempo particularmente fértil para que la psicología social echara en una etapa de la Vuelta a Francia en
julio de 2012. ¿Los ciclistas habrían
raíces. rodado más rápido o más lento si
A pesar de su lugar en la historia de la psicología social, estos estudios de fines del hubieran corrido contra el reloj en vez
siglo XIX no establecieron la psicología social como campo de estudio distintivo. El cré- de hacerlo simultáneamente con sus
competidores? En sentido más general,
dito corresponde a los tres autores de los primeros tres libros de texto publicados sobre ¿la presencia de los otros afecta el
el tema: el psicólogo inglés William McDougall (1908) y dos estadounidenses, Edward desempeño individual? Los primeros
Ross (1908) y Floyd Allport (1924). El libro de Allport en particular, con su enfoque en la experimentos que se hicieron en
psicología social buscaron responder
interacción de los individuos y su contexto social y su énfasis en el uso de la experimen- preguntas como estas. El capítulo 8
tación y el método científico, ayudaron a establecer la psicología social como la disci- sobre procesos en grupo lo pondrá al día
plina que es hoy. Estos autores anunciaron la llegada de un nuevo método a los aspectos en las últimas investigaciones sobre esta
área.
sociales del comportamiento humano. Así nació la psicología social.

> Un llamado a la acción: 1930–1950


¿Quién consideraría usted que ha tenido una influencia más fuerte en el campo de la
psicología social? Como respuesta a esta pregunta podrían citarse los nombres de varios
psicólogos sociales y de otras disciplinas, pero alguien que no fue psicólogo en absoluto
pudo haber tenido el impacto más dramático en el campo: Adolfo Hitler.
El ascenso de Hitler al poder y las horrendas consecuencias que siguieron, hicieron
que todo mundo pidiera respuestas a preguntas de psicología social respecto a qué da
origen a la violencia, el prejuicio, el genocidio, la conformidad y la obediencia, así como a
una serie de otros problemas sociales y de comportamientos. Además, muchos psicólo-
gos sociales que vivían en Europa en la década de 1930 huyeron a Estados Unidos y ayu-
daron a establecer una masa crítica de psicólogos sociales que darían forma a un área de
estudio que maduró rápidamente. Los años inmediatos anteriores, durante y después
de la Segunda Guerra Mundial, marcaron una explosión de interés en la psicología social.
En 1936, Gordon Allport (hermano menor de Floyd, autor del libro de texto de 1924)
y varios otros psicólogos sociales formaron la Sociedad para el Estudio Psicológico de
Temas Sociales. El nombre de la Sociedad ilustra la preocupación de sus miembros por
hacer aportaciones importantes y prácticas a la sociedad. También en 1936 un psicólogo
social de nombre Muzafer Sherif publicó una investigación innovadora sobre la influen-
cia social. Durante su juventud en Turquía, Sherif había sido testigo de la matanza de
sus amigos a manos de soldados griegos. Después de emigrar a Estados Unidos, Sherif
recurrió a su experiencia y empezó a realizar investigaciones acerca de las poderosas

cap1 01-023.indd 13 07/11/14 22:03


14 Capítulo 1 ¿Qué es la psicología social?

influencias que los grupos pueden ejercer sobre sus miembros individuales. La investiga-
ción de Sherif fue decisiva para el desarrollo de la psicología social, porque demostró que
es posible estudiar complejos problemas sociales, como la conformidad y la influencia
social, de una manera rigurosa y científica. Esta innovación llevó a la fundación de lo que
se ha convertido en uno de los temas principales de la psicología social. La investigación
y la teoría en torno a la influencia social se examinan en todo este texto, en particular en
la Parte III sobre Influencia social.
Otro gran contribuyente a la psicología social, Kurt Lewin, huyó de los ataques nazis
en Alemania y emigró a Estados Unidos a principios de la década de 1930. Lewin fue un
audaz y creativo teórico cuyos conceptos han tenido efectos perdurables en esta disciplina
(por ejemplo, Lewin, 1935, 1947). Uno de los principios fundamentales de la psicología
social que Lewin ayudó a establecer fue que la conducta es una función de la interacción
entre la persona y el medio ambiente. Esta posición, que después se conoció como pers-
pectiva interaccionista (Blass, 1991), destacó la interacción dinámica de factores inter-
nos y externos, y marcó un amplio contraste con respecto a otros paradigmas psicológicos
importantes durante su vida: el psicoanálisis, con su énfasis en motivos internos y fanta-
sías, y el estudio de la conducta, con su enfoque sobre recompensas y sanciones externas.
Lewin también influyó profundamente en esta disciplina al estar en favor de que
las teorías psicológicas sociales se aplicaran a problemas importantes, prácticos. Lewin
investigó varios temas prácticos; por ejemplo, cómo persuadir a los estadounidenses
durante la guerra para que conservaran materiales para ayudar en el esfuerzo bélico;
cómo promover hábitos alimenticios más econó-
micos y nutritivos, y qué tipo de líderes estimulan a
los miembros de su grupo para que den los mejores
resultados. Apoyada en el legado de Lewin, la psi-
cología social aplicada florece hoy en campos de
actividad como publicidad, finanzas, educación,
protección ambiental, salud, derecho, política, polí-
ticas públicas, religión y deportes. En todo este libro
de texto nos apoyamos en los hallazgos de la psico-
logía social aplicada para ilustrar las implicaciones
Lawrence Migdale/Photo Researchers, Inc.

de los principios psicológicos sociales en nuestras


vidas diarias. En la Parte V examinamos con detalle
tres campos predominantes de la psicología social
aplicada: derecho, finanzas y salud. Una de las frases
de Lewin puede verse como una llamada a la acción
para toda esta disciplina: “No hay investigación sin
acción, ni acción sin investigación”.
Durante la Segunda Guerra Mundial muchos
¿Qué es lo que determina que las psicólogos sociales respondieron al llamado de Lewin, cuando trabajaban para el gobierno
personas probablemente actúen para estadounidense para investigar cómo proteger a sus soldados contra la propaganda ene-
conservar su ambiente, como lo hicieron miga, cómo persuadir a sus ciudadanos para apoyar el esfuerzo bélico, cómo seleccionar
estos individuos al limpiar de manera
voluntaria una playa en California el Día oficiales para distintas posiciones y otros problemas prácticos. Durante la guerra y des-
de la Tierra? Apoyada en el legado de pués de ella los psicólogos sociales buscaron comprender el prejuicio, la agresión y la con-
Kurt Lewin, la psicología social aplicada formidad que la conflagración había sacado a luz. En la década de 1950 se dieron grandes
contribuye a la solución de numerosos
problemas sociales, como la degradación e importantes contribuciones en el campo de la psicología social. Por ejemplo, Gordon
ambiental. Allport (1954) publicó The Nature of Prejudice, un libro que más de medio siglo después
continúa inspirando la investigación sobre estereotipos y prejuicio. La demostración de
Solomon Asch (1951) de cómo la gente muestra disposición a adherirse a una mayoría,
evidentemente equivocada, sorprende incluso a los estudiantes de nuestra época. Leon
Festinger (1954, 1957) introdujo dos importantes teorías, una de ellas en torno a cómo las
personas tratan de aprender acerca de sí mismas comparándose con las demás, y otra en
relación a cómo las actitudes de la gente pueden ser modificadas por su propio compor-
perspectiva interaccionista Es el
tamiento. Estas dos teorías aún se encuentran entre las más influyentes de esta disciplina.
énfasis sobre cómo la personalidad
Ésta es tan sólo una muestra de una larga lista de contribuciones trascendentales que
de un individuo y las características
ambientales influyen en la conducta.
surgieron en la década de 1950. A partir de esta impactante explosión de actividad la psi-
cología social se hizo presente en el mapa de manera clara e irrevocable.

cap1 01-023.indd 14 07/11/14 22:03


Una breve historia de la psicología social 15

> Confianza y crisis: 1960-mediados de 1970


De un modo espectacular, la investigación que realizó Stanley Milgram a princi-
pios y mediados de la década de 1960 vinculó la época que siguió a la Segunda
Guerra Mundial con la era de la revolución social. La investigación de Milgram
estuvo inspirada por la obediencia destructiva demostrada por los oficiales
nazis y los ciudadanos comunes en esa guerra, pero también centró la mirada
en la desobediencia civil que comenzó a desafiar las instituciones en muchas
partes del mundo. Los experimentos de Milgram, que demostraron la vulnera-
bilidad de los individuos ante las órdenes destructivas de la autoridad, se con-
virtieron en la investigación más famosa en la historia de la psicología social.

Cortesía de The National Archives y Records Administration


Esta investigación se estudia con detalle en el capítulo 7.
Con esta base firmemente en su lugar, la psicología social entró en un
periodo de expansión y entusiasmo. El ámbito completo de sus investigaciones
fue asombroso. Los psicólogos sociales consideraron cómo pensaban y sen-
tían las personas respecto a sí mismas y a los demás. Estudiaron interacciones
entre los grupos y los problemas sociales, como el caso de por qué las personas
no ayudan a otras que están en desgracia. También analizaron la agresión, el
atractivo físico y el estrés. Aquella fue una época de gran productividad para
todo el campo de estudio.
Irónicamente, también fueron tiempos de crisis y acalorado debate.
Muchos de los más fuertes desacuerdos que se presentaron pueden com-
prenderse como una reacción al método de investigación dominante en ese
momento: la experimentación de laboratorio. Los críticos que cuestionaban este método Este cartel de la Segunda Guerra
de investigación sostenían que ciertas prácticas no eran éticas, que las expectativas de los Mundial que presentaba a Rosie la
experimentadores estaban influidas por el comportamiento de los participantes, y que Remachadora, fue parte de la campaña
del gobierno de Estados Unidos para
las teorías sometidas a prueba en el laboratorio eran histórica y culturalmente limitadas estimular a las mujeres a tomar trabajos
(Gergen, 1973; Kelman, 1967; Rosenthal, 1976). Por otro lado, quienes estaban a favor de en puestos dominados tradicionalmente
la experimentación en el laboratorio argumentaban que sus procedimientos eran éticos, por hombres, como por ejemplo soldar.
Cuando terminó la guerra y los hombres
que sus resultados eran válidos y que sus principios teóricos eran ampliamente aplicables que habían prestado servicio militar
(McGuire, 1967). Durante un tiempo la psicología social parecía dividida en dos. regresaron a la fuerza de trabajo, se

>
diseñaron nuevos anuncios para animar
a mujeres a salir de estos trabajos y
Una era de pluralismo: mediados de 1970-1990 concentrarse en criar familias.

Por fortuna, ambas partes resultaron ganadoras. Como verá en el siguiente capítulo, se
instituyeron normas éticas más rigurosas, se adoptaron procedimientos más estrictos
para evitar los sesgos y se puso más atención en las posibles diferencias transculturales en

Los psicólogos sociales están cada vez más


interesados en la investigación transcultural, que
nos ayuda a romper nuestra perspectiva limitada
por la cultura. Muchas de nuestras conductas
Lorne Resnick/Stone/Getty Images

difieren de una cultura a otra; en algunas, por


ejemplo, se espera que las personas negocien
el precio de los productos que compran, como
en este mercado de Túnez. En otras culturas
este regateo sería muy poco común y causaría
confusión e incomodidad.

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16 Capítulo 1 ¿Qué es la psicología social?

la conducta. Los experimentos en laboratorio continúan dominando, pero ahora con


métodos más precisos; sin embargo, consiguieron algo de compañía. Emergió un método
plural como una variedad más amplia de técnicas de investigación y preguntas.
En la psicología social el pluralismo se extiende mucho más allá de sus métodos. Tam-
bién hay importantes variaciones en qué aspectos de la conducta humana se enfatizan. Por
ejemplo, los psicólogos sociales se interesan cada vez más en procesos relevantes para la
psicología cognitiva (también en adaptar métodos de esta última). Nació una nueva sub-
división, llamada cognición social, que es el estudio de cómo percibimos, recordamos e
interpretamos información acerca de nosotros mismos y de otros. La investigación de la
cognición social continúa en desarrollo hoy en día y examina temas que son importantes
para prácticamente todo campo de actividad importante en psicología social.
Otra fuente de pluralismo en la psicología social es el desarrollo de perspectivas
internacionales y multiculturales. Aun cuando individuos de muchas naciones han con-
tribuido al desarrollo de esta disciplina, la psicología social alcanzó su mayor reconoci-
miento profesional en Estados Unidos y Canadá. En cierto momento se calculó que de
75 a 90% de los psicólogos sociales vivían en Norteamérica (Smith y Bond, 1993); Trian-
dis, 1994). Sin embargo, este aspecto de la psicología social empezó a cambiar rápida-
mente en la década de 1990, reflejando no sólo los diferentes antecedentes geográficos
y culturales de sus investigadores y participantes, sino también el reconocimiento de
que muchos fenómenos psicológicos sociales que se suponían universales pueden, en
realidad, variar en forma considerable como función de la cultura. El estudiante puede
hallar evidencia de esta nueva apreciación del papel de la cultura en todos los capítulos
de este libro.

La psicología social en un nuevo


siglo: ¿cuál es la tendencia hoy?
Al comenzar el siglo XXI la psicología social empezó su segunda centuria de existencia.
En la actualidad, esta disciplina continúa creciendo en el número y diversidad de investi-
gadores y temas de investigación, regiones del mundo en las que se realiza investigación
y las industrias que contratan psicólogos sociales y ponen en práctica su trabajo.
A lo largo de este texto se hace énfasis en las investigaciones más actuales e inno-
vadoras en esta disciplina, junto con los hallazgos clásicos del pasado. En el resto de
este capítulo nos concentramos en unos pocos temas y perspectivas de interés que han
surgido de la investigación actual.

> Integración de la emoción, motivación y cognición


En los primeros días de investigación de la cognición social en las décadas de 1970 y
1980, la perspectiva dominante se llamaba “fría”, porque enfatizaba el papel de la cogni-
ción y daba menos énfasis al papel de la emoción y la motivación al explicar problemas
psicológicos. Esto contrastaba con una perspectiva “caliente”, que se concentraba en la
emoción y la motivación como determinantes de nuestros pensamientos y acciones. En
la actualidad hay un creciente interés en integrar estas perspectivas “calientes” y “frías”,
a medida que los investigadores estudian la forma en que las emociones y motivaciones
de los individuos influyen en sus pensamientos y acciones, y viceversa. Por ejemplo, los
investigadores de hoy examinan el modo en que las motivaciones de las que ni siquiera
cognición social Estudio de cómo
estábamos conscientes (por ejemplo, ser motivado a tratar con justicia a otros o incli-
las personas perciben, recuerdan e
interpretan la información acerca de
nado a sentirse superior a los demás) pueden sesgar el modo en que interactuamos o
ellos mismos y de los demás. interpretamos información acerca de otra persona (Moskowitz et al., 2011; Rydell et al.,
2012; Spencer et al., 2003; Wyer, 2012).

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La psicología social en un nuevo siglo: ¿cuál es la tendencia hoy? 17

Un tema que ilustra la integración de variables


“calientes” y “frías” se refiere al conflicto entre tener
razón y querer sentirse bien acerca de uno mismo, y
la forma en que estas motivaciones influyen en cómo

. The New Yorker Collection 1997 Mankoff from cartoonbank.com.


procesamos información. Por un lado, queremos ser
precisos en nuestros juicios acerca de nosotros mis-
mos y de los otros; por otro, no queremos ser precisos
si eso significa que aprenderemos algo malo acerca
de nosotros mismos o de los más cercanos a noso-
tros. Estos objetivos pueden mover nuestros procesos
cognitivos en direcciones muy diferentes. El modo en

Todos los derechos reservados.


que hacemos la gimnasia mental requerida es una
preocupación actual para los psicólogos sociales.
Otro tema que vemos en muchos capítulos de
este libro es el creciente interés en distinguir entre “Por un lado, eliminar el intermediario resultaría en costos más bajos,
procesos automáticos y controlables y entender la más ventas y mayor satisfacción del consumidor; por otro lado, somos el
relación entre ellos (Monteith et al., 2010; Payne e intermediario.”
Ianuzzzi, 2012; Trawalter y Shapiro, 2010). ¿Cuánto
control ejercemos sobre nuestros pensamientos y acciones, y qué tan vulnerables somos A veces nuestro deseo de ser precisos
en nuestros juicios puede interferir con
a influencias más allá de nuestra conciencia o control? ¿A veces estamos influidos por nuestro deseo de sentirnos bien acerca
estereotipos aun cuando no deseamos creer en ellos? ¿Podemos capacitarnos para regu- de nosotros mismos.
larnos contra impulsos automáticos? Éstas están entre las preguntas que los psicólogos
sociales estudian hoy en día.

> Perspectivas biológicas y evolutivas


A medida que evoluciona la tecnología a disposición de los investigadores, las perspec-
tivas biológicas se han ido integrando cada vez más en todas las ramas de la psicolo-
gía, y esta integración debe continuar creciendo en la psicología social. Desde luego,
somos organismos biológicos y es evidente que nuestros cerebros y cuerpos influyen y
son influenciados por nuestras experiencias sociales. Esta interacción entre lo físico
y lo social es el objetivo de más investigación que nunca antes en esta disciplina; en todo
este libro se pueden hallar ejemplos, como son estudios que demuestran los efectos car-
diovasculares de ser blanco de la discriminación, así como investigación que examina la
función de las hormonas y los neurotransmisores en la agresión humana (Kaholokula et
al., 2012; Mendes y Jamieson, 2012).
Un desarrollo particularmente interesante es la aparición de la subdivisión llamada
neurociencia social, que es el estudio de la relación entre procesos neurales y socia-
les. Esta interacción de psicología social y neurociencia está abordando un número en
rápido crecimiento de temas de gran interés; por ejemplo, que jugar videojuegos vio-
lentos puede afectar la actividad cerebral y crear subsiguientes actos de agresión, o la
forma en que diferentes patrones de actividad en partes del cerebro se relacionan con
la manera probable en que las personas se perciban a sí mismas o a miembros de un
grupo racial diferente (Amodio, 2013; Beer, 2012; Engelhardt et al., 2011).
Recientes avances en la genética conductual, una subdivisión de la psicología que
examina los efectos de los genes en la conducta, han desatado nuevas indagaciones para neurociencia social Estudio de la
investigar temas tales como el grado en que las actitudes políticas se heredan al menos relación entre los procesos neurales y
sociales.
parcialmente y las funciones que los genes desempeñan en la orientación o identidad
sexual de los individuos (Kim, 2009; Rhee y Waldman, 2011). genética conductual Subdivisión de
la psicología que examina el papel de los
La psicología evolutiva, que usa los principios de la evolución para entender la
factores genéticos en la conducta.
conducta humana, es otro creciente campo de actividad que está desencadenando
psicología evolutiva Subdivisión
nueva investigación en psicología social. De acuerdo con esta perspectiva, para enten-
de la psicología que usa los principios de
der un problema psicológico social, como los celos, debemos preguntar cómo las
la evolución para entender la conducta
tendencias y reacciones subyacentes en los celos hoy en día pueden haber evolucio- social humana.
nado de presiones de la selección natural a las que se enfrentaron nuestros ancestros.

cap1 01-023.indd 17 07/11/14 22:03


18 Capítulo 1 ¿Qué es la psicología social?

Las teorías psicológicas evolutivas pueden usarse entonces para explicar y predecir dife-
rencias de género en los celos, los factores situacionales que tienen más probabilidad
de desatar los celos y así sucesivamente (Buss, 2012; DelPriore et al., 2012; Perilloux et
al., 2012; Shackelford et al., 2012). Esta perspectiva se estudia en muchos puntos de este
libro, especialmente en la Parte IV sobre Relaciones sociales.

> Perspectivas culturales


A partir de los fantásticos avances en las tecnologías de la comunicación en años
recientes y la globalización de las economías del mundo, es más rápido, más fácil y más
necesario que nunca antes que muchas personas de culturas muy diferentes interactúen
entre sí. En consecuencia, nuestra necesidad y deseo de entender en qué factores somos
iguales a los demás, o en cuáles somos distintos, también resultan más grandes que
nunca. En la actualidad la psicología social experimenta un enorme crecimiento en la
investigación diseñada para darnos un mejor entendimiento y apreciación de la función
de la cultura en todos los aspectos de la psicología social.
No es fácil identificar lo que se entiende por “cultura”, ya que numerosos investiga-
dores la ven en formas muy diferentes. En términos generales, la cultura puede consi-
derarse como un perdurable sistema de significados, creencias, valores, suposiciones,
instituciones y prácticas que son compartidos por un enorme grupo de personas y trans-
mitidos de una generación a la siguiente. Cualquiera que sea la definición específica,
es claro que la forma en que los individuos perciben y derivan los significados de sus
palabras está profundamente influenciada por las creencias, normas y prácticas de las
personas que haya alrededor de ellas.
Cada vez más psicólogos sociales están evaluando la generalidad universal o la espe-
cificidad cultural de sus teorías y hallazgos cuando realizan investigación transcultu-
ral, en la que examinan similitudes y diferencias entre una variedad de culturas. Más y
más psicólogos también están llevando a cabo investigación multicultural, en la cual
examinan grupos raciales y étnicos dentro de las culturas.
Estos desarrollos ya están influyendo profundamente en nuestra valoración de la
conducta humana. Por ejemplo, la investigación transcultural ha revelado importantes
distinciones entre las culturas colectivistas (que valoran la interdependencia y la armo-
nía social), que por lo común se encuentran en África, Asia y América Latina, y las indi-
vidualistas (que valoran la independencia y la confianza en sí mismo), que se encuentra
más comúnmente en Norteamérica y Europa. Las implicaciones de estas diferencias se
pueden ver en todo este libro de texto. Considere, por ejemplo, nuestro anterior debate
sobre la integración de variables “calientes” y “frías” en la psicología social contempo-
ránea, en el que mencionamos el conflicto que la gente tiene entre querer tener razón y
querer sentirse bien consigo misma. La investigación transcultural ha demostrado que
la forma en que la gente trata de hacer malabares con estos dos objetivos puede diferir
cultura Sistema de significados,
considerablemente de una cultura a otra.
creencias, valores, suposiciones, Por ejemplo, varios investigadores han encontrado que es más probable que personas
instituciones y prácticas perdurables de culturas individualistas, a diferencia de las de culturas colectivistas, busquen concen-
compartido por un gran número de trarse en información que las haga sentirse bien consigo mismas en lugar de información
personas que se transmite de una que apunte a la necesidad de procurar mejorías (Heine, 2007). En uno de tales estudios,
generación a la siguiente. Carl Falk y otros (2009) les pidieron a individuos japoneses o europeo-canadienses que
investigación transcultural indicaran cuáles de entre una variedad de cualidades deseables y no deseables los carac-
Investigación diseñada para comparar terizaban. l La figura 1.2 ilustra los resultados del estudio, lo cual demuestra que era
y contrastar personas de diferentes mucho más probable que los participantes europeo-canadienses escogieran más cualida-
culturas. des deseables que no deseables como características de sí mismos, pero los participantes
investigación multicultural japoneses estuvieron mucho más equilibrados entre cualidades deseables y no deseables.
Investigación diseñada para examinar En este texto se describen estudios realizados en docenas de países que repre-
grupos raciales y étnicos dentro de sentan todos los continentes poblados de nuestro mundo. A medida que nuestro
culturas.
conocimiento se amplía, deberíamos ser capaces de ver mucho más claramente las
diferencias de comportamiento entre culturas y las similitudes que todos compartimos.

cap1 01-023.indd 18 07/11/14 22:03


La psicología social en un nuevo siglo: ¿cuál es la tendencia hoy? 19

Sin embargo, es importante observar que incluso dentro de una sociedad


particular es frecuente que las personas sean tratadas de modo diferente en l FIGURA 1.2
función de categorías sociales, como género, raza, apariencia física y clase Autodescripciones entre culturas
económica. Pueden haber sido criados de modo diferente por sus padres, A los participantes japoneses y europeo-
confrontados con diferentes expectativas por profesores, expuestos a dife- canadienses de una investigación se les
presentó una lista de cualidades deseables
rentes tipos de publicidad y mercadotecnia, y habérseles ofrecido diferen- (por ejemplo, ser sinceros, inteligentes)
tes clases de trabajo. En cierto sentido, toda persona dentro de una misma e indeseables (crueles, indecisos), y se
población o región puede desarrollarse y vivir en subculturas distintas, y les preguntó cuáles eran las cualidades
estas diferencias pueden tener profundos efectos en las vidas de las personas. características en ellos. Fue mucho más
Algunos libros de texto de psicología social dedican un capítulo por probable que los participantes europeo-
canadienses (las dos barras de la izquierda)
separado a la cultura o a la cultura y el género. Nosotros no lo hicimos. escogieran cualidades deseables que
Debido a que pensamos que las influencias culturales son inherentes a todos indeseables, pero los participantes japoneses
los aspectos de la psicología social, preferimos integrar debates de la función (las dos barras de la derecha) escogieron
de la cultura y el género en todos los capítulos de este libro. una combinación mucho más equilibrada de

>
cualidades.
Con base en Falk et al. (2009). © Cengage Learning

Economía conductual, cognición corporizada 100

y otros métodos interdisciplinarios 90

80

cualidad
Uno de nosotros impartió un nuevo curso poco antes de trabajar en esta

Trait
70
edición del libro de texto. Ese curso se denominó Enfoques interdisciplina-

of Choosing
rios de la psicología social, y la lista de lecturas estaba llena de atractivos 60

de escoger
estudios que se hallaban en la intersección entre psicología social y otras
50
disciplinas, por ejemplo: economía, estudios ambientales, ciencias políticas,
etc. Lo que puede ser especialmente notable acerca de esto fue que de las 40

Probability
más de 40 lecturas asignadas para el semestre, casi todas ellas fueron publi-
Probabilidad
30
cadas a no más de un año o dos del semestre en el que se impartió el curso. Y
hubiera sido fácil escoger otras 40 lecturas del mismo periodo que hubieran 20
sido igualmente interesantes y relevantes. 10
El punto de esto es que en la actualidad hay un número en rápido cre-
cimiento de psicólogos sociales que están haciendo preguntas y usando 0
Europeo-canadiense
Euro-Canadian Japonés
Japanese
metodologías que cruzan fronteras académicas tradicionales. Ya hemos
estudiado intersecciones de psicología social con neurociencia, teoría evolu- Tipo
Type de cualidad
of trait
tiva y psicología cultural. Otros temas están empezando a tener esa tenden- Desirable
Deseable Undesirable
Indeseable
cia creciente. Por ejemplo, un campo de estudio relativamente nuevo que ha
recibido mucha atención se conoce como economía conductual. Esta subdivisión se
concentra en la forma en que la psicología, en especial la psicología social y la cognitiva,
se relacionan con la toma de decisiones económicas. La investigación sobre la econo-
mía del comportamiento ha revelado que los modelos económicos tradicionales eran
inadecuados porque no tomaban en cuenta la poderosa función, a veces aparentemente
irracional, que los factores psicológicos tienen en la conducta económica de la gente. Por
ejemplo, Nathan Pettit y Niro Sivanathan (2011) encontraron que si las personas sentían
una amenaza a su autoestima, por ejemplo recibir comentarios negativos acerca de su
capacidad cognitiva, era más probable que hicieran compras basadas en el estatus del
artículo y usaran crédito en lugar de dinero en efectivo. Esta reacción podía resultar en economía conductual Subdivisión
una explosión de satisfacción a corto plazo con el riesgo de una deuda a largo plazo. interdisciplinaria que se enfoca en la
Otro campo interdisciplinario de investigación que en la actualidad atrae un forma que la psicología, en especial
creciente interés entre los psicólogos sociales se conoce como cognición corpori- la psicología social y la cognitiva, se
zada, la cual se enfoca en los estrechos vínculos entre nuestras mentes y las posi- relaciona con la toma de decisiones
ciones, experiencias y acciones de nuestros cuerpos. Según esta perspectiva, las económicas.
percepciones y juicios de las personas reflejan y pueden influir en sus experien- cognición corporizada Subdivisión
cias corporales. Por ejemplo, recientes estudios han encontrado que los sentimien- interdisciplinaria que examina los
tos de culpa de las personas por haber hecho algo moralmente erróneo se reducían estrechos vínculos entre nuestra mente
si se lavaban las manos con jabón, y que encontraban que la cara de un extraño era y las posiciones, experiencias y acciones
de nuestros cuerpos.
más confiable si se les inducía a jalar los brazos hacia sí mismos cuando veían la

cap1 01-023.indd 19 07/11/14 22:03


20 Capítulo 1 ¿Qué es la psicología social?

foto del extraño (moviéndose de modo simbólico para estimular al extraño a aproxi-
marse) que si retiraban los brazos de su cuerpo (Meier et al., 2012; Slepian et al., 2012;
Zhong y Liljenquist, 2006).
Hay una historia más larga de la investigación en psicología social que se comple-
menta con la ciencia política, pero el interés continúa en expansión y parte de él también
incluye ahora métodos cognitivo-sociales y de neurociencia social. Por ejemplo, varios
investigadores han encontrado diferencias provocativas entre liberales y conservadores
acerca de cómo atienden y procesan diferentes clases de información social, incluso en sus
patrones de actividad cerebral (Jost y Amodio, 2012). La investigación psicológica social
puede ayudar a informar al público acerca de asuntos de vital importancia, como si el
prejuicio altera las actitudes hacia políticas o candidatos políticos, o en qué forma las reac-
ciones de la audiencia en un debate presidencial pueden ser incluso más importantes en
afectar las actitudes de los espectadores hacia el desempeño de los candidatos que hacia
el contenido real de lo que dijeron (Fein et al., 2007; Knowles et al., 2010; Levin et al., 2012).

> Nuevas tecnologías y el mundo en línea


Los avances tecnológicos que permiten a los investigadores observar imágenes del cere-
bro en acción mediante procedimientos no invasivos han tenido un profundo efecto en
varios campos de la psicología, incluida la psicología social. Un creciente número de
psicólogos sociales está empleando técnicas como la tomografía por emisión de positro-
nes (PET), el potencial relacionado con sucesos (ERP), la estimulación magnética trans-
craneal (TMS) y la imagen por resonancia magnética funcional ( fMRI) para estudiar la
interacción del cerebro y los distintos pensamientos, sentimientos y comportamientos.
En la actualidad, la investigación de la psicología social se beneficia también con otros
avances tecnológicos, como son las nuevas y mejores técnicas para medir niveles de hor-
monas, codificar el diálogo cotidiano de la gente en unidades cuantificables y presen-
tar estímulos visuales en fracciones de segundo a participantes en investigaciones, para
luego registrar el número de milisegundos que tardaron en responder a dichos estímu-
los. Algunos investigadores están usando tecnología de realidad virtual para examinar
diversas cuestiones relacionadas con la psicología social. James Blascovich y sus colabo-
radores crearon el Research Center for Virtual Environments and
Behavior (Centro de investigación para entornos virtuales y com-
portamiento) de la Universidad de California en Santa Bárbara, y
han llevado a cabo extraordinarias investigaciones en temas como
conformidad, dinámica de grupo, agresión y altruismo, apoyo
social y el acto de dar testimonio respecto a un hecho concreto
(por ejemplo, Blascovich y McCall, 2010; Kane et al., 2012). Dado
que los participantes en dichos experimentos están inmersos en
Jeff Miller/University of Wisconsin, Madison

una realidad virtual que los experimentadores crearon para ellos,


los investigadores pueden poner a prueba teorías que sería poco
práctico, imposible o no ético evaluar sin esta tecnología.
Impresionante es una palabra de la que se hace un uso abusivo,
pero no cabe duda que describe la revolución que está teniendo
lugar en cómo tenemos acceso a la información y nos comuni-
camos con los demás. Las olas de esta revolución han arrastrado
consigo la investigación en psicología social; los especialistas de
todo el mundo en esta disciplina ahora pueden no sólo comuni-
Los avances en la tecnología permiten
a los psicólogos sociales extender su
carse y colaborar con mucha más facilidad, sino que también pueden tener acceso a
investigación en nuevas y emocionantes participantes en investigaciones provenientes de poblaciones que de otra manera
direcciones; por ejemplo, mediante el uso nunca habrían estado a su disposición. Este auge ha desatado la internacionaliza-
de imágenes por resonancia magnética
funcional (fMR) para estudiar la actividad
ción de esta disciplina, que quizá sea su mejor rumbo en este nuevo siglo. La Segunda
en el cerebro en respuesta a diversos Guerra Mundial desató una explosión de la investigación psicológica social en Esta-
pensamientos o estímulos. dos Unidos; la Internet está extendiendo esta investigación al resto del mundo. En
los últimos pocos años ha habido un aumento exponencial en el número de estudios

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Repaso 21

en línea, lo que da acceso a muestras mucho más


diversas de participantes de investigación que han
sido posibles hace sólo una década.
La Internet misma está haciéndose un atractivo
tema de estudio. Conforme más personas interac-
túan entre sí por medio de sitios de redes sociales,
servicios de citas en línea y de comunicación como el
Skype o FaceTime, hay un creciente interés en estu-
diar cómo la atracción, prejuicio, dinámica de grupo
y otros numerosos fenómenos psicológicos socia-
les se desarrollan en línea y no fuera de ésta. Otras

Joe Raedle/Getty Images


importantes preguntas, potencialmente problemá-
ticas, planteadas por nuestras vidas cada vez más
en línea son tema de nueva investigación, por ejem-
plo: ¿qué factores contribuyen o protegen contra el
acoso cibernético (ciberbullying)? ¿Pasar demasiado
tiempo en sitios de redes sociales lleva a depresión
o soledad? ¿El hábito de enviar mensajes frecuentes o de ver quién ha comentado sobre la Juntos y separados. Aun cuando
foto compartida más reciente lleva a problemas sociales y de atención fuera de línea? interactuemos en un grupo, muchos de
nosotros somos alejados por nuestros
Seríamos presuntuosos, y quizá hasta ingenuos, si tratáramos de predecir de qué forma teléfonos, juegos electrónicos, iPods,
las novedades en materia de comunicación y las nuevas tecnologías influirán en la interac- laptops o tabletas, etc. Cómo las nuevas
ción personal en los próximos años, pero probablemente sea seguro predecir que su influen- tecnologías y el hecho de vivir tanto en
línea afectan la interacción humana se
cia será grande. Conforme más y más personas se enamoran en línea, o caen en aislamiento hace cada vez más importante para la
social, o reaccionan con ansiedad y violencia ante la pérdida de la intimidad individual, la psicología social.
psicología social va a explorar estos temas. Esperamos que algunos de los estudiantes que
hoy leen este libro de texto estén entre los exploradores en los años por venir.

Repaso
¿Qué es la psicología social?
Definición de psicología social El poder del contexto social: un ejemplo de
l La psicología social es el estudio científico de la manera en que experimento de psicología social
los individuos piensan, sienten y se comportan en un contexto l En un experimento que ilustra el poder del contexto social,
social. estudiantes afroamericanos alcanzaron mejores calificaciones
l Al igual que otras ciencias, la psicología social se apoya en el cuando sus problemas de adaptación y pertenencia en su uni-
enfoque sistemático del método científico. versidad, predominantemente europea, fueron reducidos por
l Las características distintivas de la psicología social incluyen la información recibida durante su primer semestre en la uni-
un enfoque en el individuo, así como una amplia perspectiva en versidad, lo que indicaba cuán típicos y temporales son estos
diversos comportamientos y contextos sociales. problemas para la mayoría de los estudiantes.
l La “socialidad” de la psicología social es variable, en tanto que
los psicólogos sociales en ocasiones examinan la manera en La psicología social y campos relacionados:
que los factores no sociales afectan los pensamientos, senti- diferencias e intersecciones
mientos y comportamientos sociales y, en otros casos, analizan l La psicología social está relacionada con numerosas y distintas
cómo influyen los factores sociales en los pensamientos, senti- áreas de estudio, entre las que se incluyen sociología, psicolo-
mientos y comportamientos no sociales. gía clínica, psicología de la personalidad y psicología cognitiva.
Se están llevando a cabo importantes trabajos en la convergen-
Preguntas y aplicaciones relacionadas con la cia de la psicología social y cada uno de estos otros campos.
psicología social l La psicología social tiende a concentrarse en individuos, mien-
l Los psicólogos sociales estudian gran variedad de cuestiona- tras que la sociología tiende a enfocarse en grupos. Además, la
mientos de gran interés acerca de las personas y sus mundos psicología social tiene menos probabilidad que la sociología de
sociales. El ámbito y relevancia de estas preguntas para tantos estudiar la relación entre variables generales de la sociedad y
aspectos importantes de nuestras vidas hacen que la psicología las conductas de las personas, al tiempo que es más probable
social sea aplicable a numerosas profesiones e intereses. que use experimentación.

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22 Capítulo 1 ¿Qué es la psicología social?

l En contraste con la psicología clínica, la psicología social no La psicología social y el sentido común
se interesa en los desórdenes psicológicos, sino en las formas l Muchos de los hallazgos y las teorías de la psicología social
más comunes de pensar, sentir, comportarse e interactuar de parecen ser producto natural del sentido común. Sin embargo,
los individuos. uno de los problemas del sentido común estriba en que puede
l La psicología de la personalidad se enfoca en las diferencias ofrecer explicaciones contradictorias y no manifiesta forma de
que permanecen relativamente estables en diversas situaciones probar cuál es la correcta. Otro problema es que, con frecuen-
entre los individuos; por su parte, la psicología social se enfoca cia, el sentido común se simplifica en exceso y por tanto resulta
en ver la forma como los factores sociales afectan a la mayoría engañoso.
de los individuos, sin importar sus diferencias de personalidad.
l Los psicólogos sociales de la cognición comparten un interés
en los procesos mentales, como el pensamiento, el aprendizaje,
la memoria y el razonamiento; sin embargo, se concentran en la
relevancia de dichos procesos respecto al comportamiento
social.

Una breve historia de la psicología social


Nacimiento e infancia de la psicología social: Confianza y crisis: 1960-mediados de 1970
1880-1920 l Los experimentos de Stanley Milgram demostraron la vulne-
l Las primeras investigaciones llevadas a cabo por Triplett y rabilidad de los individuos ante las órdenes destructivas de la
Ringelmann se ocuparon de uno de los temas más perdurables autoridad.
de la psicología social: de qué manera se ve afectado el desem- l Al tiempo que la psicología social se expandía en muchas y nue-
peño de un individuo ante la presencia de otras personas. vas direcciones, también se hizo presente un intenso debate
l Los primeros libros sobre psicología social publicados en respecto a la ética de los procedimientos de experimentación,
1908 y 1924 comenzaron a dar forma a esta disciplina. la validez de los resultados y la posibilidad de generalizar las
conclusiones obtenidas a partir de la investigación.
Un llamado a la acción: 1930-1950
l La psicología social empezó a florecer porque el mundo Una era de pluralismo: mediados de 1970-1990
necesitaba una explicación para la violencia de la guerra y l Durante los años de la década de 1970, la psicología social
darle soluciones. comenzó a tomar un enfoque pluralista en relación con los
l El trabajo de Sherif sentó las bases para estudios posteriores métodos de investigación, la integración de perspectivas tales
sobre la influencia social, y el legado de Kurt Lewin todavía como la psicología social y la psicología cognitiva en una sub-
rinde frutos en gran parte de la psicología social. división denominada cognición social, y el desarrollo de pers-
l Las décadas de 1940 y 1950 vieron una explosión de actividad pectivas internacionales y multiculturales.
en la psicología social que la estableció firmemente como
una de las principales ciencias sociales.

La psicología social en un nuevo siglo: ¿cuál es la tendencia hoy?


l Diversos temas y perspectivas de gran interés están contribu- Perspectivas culturales
yendo a dar forma a la psicología social al inicio de su segundo l Un creciente número de psicólogos sociales están evaluando
siglo. la generalización universal o la especificidad cultural de sus
hallazgos y teorías mediante el análisis de las similitudes y dife-
Integración de la emoción, motivación y cognición rencias entre las culturas, así como entre los grupos raciales y
l Los investigadores se interesan cada vez más en cómo la emo- étnicos que las conforman.
ción, la motivación y la cognición pueden operar en conjunto l Por ejemplo, en cierto experimento los participantes canadien-
para influir sobre los pensamientos, sentimientos y comporta- ses emplearon más cualidades deseables que indeseables para
miento de los individuos. describirse a sí mismos, mientras que los participantes japo-
l En ocasiones los individuos se enfrentan a conflictos entre neses escogieron un equilibrio de cualidades deseables y no
dos motivaciones que pueden afectar los procesos cognitivos: deseables.
desear tener razón y desear sentirse bien consigo mismo.
l Buena parte de la reciente investigación en psicología social Economía conductual, cognición corporizada y otros
se ha dedicado a explorar la naturaleza automática y la natu- métodos interdisciplinarios
raleza controlable de diversos procesos, como la formación de l La naciente subdivisión de la economía conductual estudia la
estereotipos. forma en que la psicología, en particular la psicología social y
la psicología cognitiva, se relaciona con la toma de decisiones
Perspectivas biológicas y evolutivas económicas.
l Las perspectivas biológicas, incluidas las que se basan en neu- l La investigación en la cognición corporizada se concentra en las
rociencia, genética y principios evolutivos, están siendo aplica- conexiones entre la mente y el cuerpo; por ejemplo, en cómo
das al estudio de temas psicológicos sociales, como diferencias las gesticulaciones o movimientos del cuerpo pueden influir y
de género, relaciones y agresión. ser influidos por nuestros pensamientos y sentimientos.

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Repaso 23

l La investigación psicológica social que converge con la cien- l La tecnología de la realidad virtual permite que los investigado-
cia política puede ofrecer valiosos puntos de vista en varios res pongan a prueba teorías que de otro modo serían imprácti-
temas contemporáneos importantes; por ejemplo, si el prejui- cas, imposibles o no éticas.
cio afecta las actitudes de los individuos hacia las políticas o l La Internet ha promovido la comunicación y la colaboración
los candidatos políticos, o cómo el aprendizaje acerca de las entre investigadores de todo el mundo, permitiéndoles estudiar
reacciones de otras personas en un debate presidencial influye participantes provenientes de diversas poblaciones, y ha inspi-
en los juicios de un individuo acerca de los candidatos. rado a investigadores a averiguar si diversos fenómenos psico-
lógicos sociales son semejantes o diferentes en línea y fuera de
Nuevas tecnologías y el mundo en línea línea.
l Los avances tecnológicos, por ejemplo las técnicas de mejo- l A medida que el rápido avance de las tecnologías cambia la
res imágenes del cerebro, han dado lugar a una revolucionaria forma en que los individuos se comunican y tienen acceso a
investigación en psicología social. la información, los medios de interacción también tienden
a transformarse. La psicología social de la próxima era se encar-
gará de explorar estos temas.

TÉRMINOS CLAVE
cognición corporizada (19) genética conductual (17) perspectiva interaccionista (14)
cognición social (16) investigación transcultural (18) psicología evolutiva (17)
cultura (18) investigación multicultural (18) psicología social (6)
economía conductual (19) neurociencia social (17)

RECURSOS MEDIÁTICOS
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En este capítulo
se habla de cómo realizan sus
investigaciones los psicólogos sociales.
Comenzaremos por preguntarnos: ¿por qué
es necesario aprender acerca de los métodos
de investigación? Para responder esta pregunta
se analiza de qué manera puede beneficiarnos el
aprendizaje de los métodos de investigación durante el
estudio de este curso, e incluso más adelante. Después
se considerará qué hacen los investigadores para
generar ideas y comenzar el proceso de investigación,
y a continuación se verá un panorama general de
los diseños de investigación que los psicólogos
sociales usan para poner a prueba sus ideas. Por
último, se revisan importantes cuestiones
relacionadas con la ética y los valores

La investigación
en psicología social.

en psicología
social
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2
¿Por qué es necesario aprender acerca
de los métodos de investigación?
(27)
Desarrollo de ideas: el inicio del proceso
de investigación (27)
Generación de ideas e investigación de lo
que se ha hecho
Hipótesis y teorías
Investigación básica y aplicada

Revisión de ideas: definición y medición


de variables en psicología social (29)
De lo abstracto a lo específico: variables
conceptuales y definiciones operacionales
Medición de variables: uso de
autorreportes, observaciones y tecnología

Comprobación de ideas: diseños de


investigación (33)
Investigación descriptiva: descubrimiento de
rumbos y tendencias
Investigación correlacional: búsqueda de

n
asociaciones
Experimentos: determinación de causa y
efecto
Meta-análisis: combinación de resultados de
varios estudios
Cultura y métodos de investigación

Ética y valores en psicología social (47)


Consejos de revisión institucional y
consentimiento informado: protección
para los participantes en investigaciones
Informe posterior al sujeto: revelándolo
todo
Valores y ciencia: puntos de vista y nuevas
controversias

Repaso
Términos clave
Recursos mediáticos
© Matthias Tunger/Corbis

25

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26 Capítulo 2 La investigación en psicología social

Es una situación bien conocida. Usted está iniciando un semestre o año


escolar y comienza a sentirse cómodo con sus nuevos horarios y rutinas. Espera con gran
expectación sus nuevos cursos. En general, es un momento lleno de emoción. Sin embargo,
hay una pequeña dificultad: a medida que pasa más tiempo con sus compañeros y atiende
sus nuevas responsabilidades, va dejando a un lado a alguien. Podría tratarse de su pareja,
un amigo cercano, alguien que no tiene nada que ver con lo que usted hace ahora. Tal vez
residan en ciudades distantes, o sus nuevos compromisos escolares los mantengan más
apartados de lo que le gustaría. Su lado romántico le dice: “Estaremos juntos para siempre”.
O, al menos, “No hay problema”; pero su lado realista está un poco más preocupado. ¿Su
relación amorosa o de noviazgo permanecerá intacta? ¿Podrá sobrevivir a la distancia, a
las nuevas exigencias de sus horarios o a la presencia de personas que ambos conocerán
en sus respectivos entornos? Es posible que sus familiares o amigos les den consejos para
mantener esta situación. Algunos sonreirán mientras le aseguran: “No hay de qué preo-
cuparse. Recuerda lo que dicen: la distancia aumenta el amor. Estas circunstancias sólo
lograrán fortalecer tu relación”. Quizá otras personas lo lleven aparte para murmurarle:
“No le hagas caso. Todo mundo sabe que amor de lejos… Más vale que tengas cuidado”.
Tratando de alejar este problema de su mente, usted empieza a trabajar en un pro-
yecto de clase. Tiene la opción de hacerlo a solas o como parte de un equipo. ¿Qué debe
hacer? Ante la duda, intenta guiarse por el sentido común. Tal vez lo mejor sea trabajar
en grupo. Después de todo, es bien sabido que “dos cabezas piensan más que una”. Sin
embargo, a medida que algunos miembros de su equipo empiezan a faltar a las reuniones
y a rehuir responsabilidades, usted recuerda que “muchas manos en la hornilla no dejan
probar morcilla”. ¿Lamentará haber decidido con tanta rapidez unirse a ese equipo? ¿Será
que nunca aprendió que “hay que detenerse a pensar antes de dar el salto”? Por otro lado,
de haber esperado demasiado habría perdido la oportunidad de trabajar con ese equipo
y quizás ahora estaría lamentando su falta de acción, recordando que “camarón que se
duerme se lo lleva la corriente”.
Los cuestionamientos relativos al devenir de las relaciones, la eficiencia del trabajo
en grupo y el arrepentimiento de la acción contra la pasividad entran en el dominio de la
psicología social. Y dado que a todos nos interesa predecir y explicar el comportamiento de
la gente, sus pensamientos y sentimientos respecto a los demás, cada cual tiene sus propias
opiniones e intuiciones acerca de los temas de interés de esta disciplina. Si la psicología
social se basara en las experiencias, observaciones e intuiciones personales de cualquiera
que mostrase interés en estos asuntos, estaríamos abarrotados de teorías e ideas intere-
santes, pero también habría un pantano de contradicciones, ambigüedades y relativismo.
Por ello la psicología social se basa más bien en el método científico.
¿Científico? Es sencillo reconocer en qué sentido la química es una disciplina cientí-
fica. Cuando en el laboratorio se mezclan dos compuestos específicos, puede predecir con
exactitud lo que ocurrirá. Los compuestos se comportarán de la misma manera cada vez
que se mezclen, siempre y cuando las condiciones generales del laboratorio permanezcan
iguales. Pero, ¿qué sucede cuando se juntan dos ingenieros químicos o cualquier otro par
de personas en un contexto social? A veces se da una estupenda primera impresión entre
ellos; otras, llegan a sentir apatía y hasta repulsión. Así pues, ¿cómo es posible estudiar de
manera científica el comportamiento social, siendo en apariencia tan variable?
“La frase más emocionante que se Para muchos de los que participamos en este campo de estudio, es ahí justo donde
puede escuchar en el ámbito cien- radica la emoción y el reto de la psicología social: en el hecho de ser tan dinámica y diversa.
tífico, aquella que pone de mani- Además, a pesar de esas características la psicología social puede y debe ser abordada de
fiesto un nuevo descubrimiento, no acuerdo con principios científicos. Los psicólogos sociales desarrollan hipótesis específi-
cas y cuantificables, susceptibles de ser comprobadas en forma empírica. Si las hipótesis
es ‘¡eureka!’ (¡lo he encontrado!),
están equivocadas, será posible verificarlo. Por otro lado, los científicos sociales realizan
sino ‘es curioso. . . .”’ informes acerca de cómo llevan a cabo sus pruebas, de manera que otros puedan tratar de
Isaac Asimov
replicar sus hallazgos. Asimismo, integran en sus reportes la evidencia presente en tiempo
y espacio. Así, despacio, pero con paso seguro, construyen un consistente y más preciso
entendimiento de la naturaleza humana. La manera en que los psicólogos sociales abordan
desde el punto de vista científico los cuestionamientos propios de su disciplina, es el tema
de este capítulo. Antes de explicar la metodología, aclaremos por qué es importante e inte-
resante que usted aprenda estos temas.

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Desarrollo de ideas: el inicio del proceso de investigación 27

¿Por qué es necesario aprender


acerca de los métodos de
investigación?
Un beneficio importante de aprender acerca de los métodos de investigación es que
puede hacernos mejores y más refinados consumidores de información. La capacitación
en métodos de investigación en psicología puede mejorar nuestro razonamiento acerca
de eventos y problemas reales (Lehman et al., 1988; Leshowitz et al., 2002; VanderStoep
y Shaughnessy, 1997). Todo el tiempo somos bombardeados por “información” de los
medios, de ofertas de ventas y de otras personas. Mucha de esta información resulta ser
errónea o, en el mejor de los casos, excesivamente simplificada y falsa. Nos hablan de
beneficios a la salud si consumimos ciertas clases de alimentos, de que la calificación
de un examen de ingreso a la universidad se beneficia de ciertos cursos de preparación,
o de que el estrato social mejora si usamos cierta clase de
auto o nos vestimos bien y con cierta clase de calzado. A
cada uno de estos pronunciamientos deberíamos decir
“demuéstralo”. ¿Cuál es la evidencia? ¿Qué explicaciones
alternativas podría haber?
Por ejemplo, un comercial nos dice que la mayoría
de los médicos prefieren cierta clase de aspirina. ¿Debe-
ríamos comprar esta marca? Piense contra qué se le
compara; quizá los médicos no prefieren esa marca de
aspirina más que otras (más baratas), sino que se les
pidió comparar esa marca de aspirina con varios pro-
ductos sin aspirina para un problema particular. En
ese caso los doctores pueden haber preferido para esa
necesidad cualquier marca de aspirina más que otros
productos que no la contienen. Pensar como científico
cuando se lee este texto propiciará un saludable sentido
AP Photo/Chuck Zoeller

de la duda acerca de frases como éstas. Estaremos en


mejor posición para evaluar críticamente la informa-
ción a la que estamos expuestos y separarla de la ficción.
De manera más inmediata, saber de métodos de
investigación debe ayudar a entender mejor los hallaz- Somos bombardeados con información
en nuestra vida diaria, como en los
gos de investigación que aparecen en el resto de este libro, lo que a su vez ayuda en exá- incontables anuncios diseñados para
menes y cursos subsiguientes. Si simplemente se lee una lista de hallazgos psicológicos persuadirnos de comprar ciertos
sociales, sin saber ni entender la evidencia que los psicólogos sociales han producido para productos o de adoptar opiniones o
actitudes particulares. Aprender los
apoyarlos, se puede descubrir más adelante que la tarea de recordar cuáles fueron los métodos empleados en la investigación
hallazgos reales y cuáles simplemente sonaban plausibles puede ser difícil. Ser capaces de psicológica social puede ayudar al
entender y, por tanto, recordar la evidencia sobre la que se basan los principios psicológi- estudiante a ser un consumidor más
refinado de esta información.
cos sociales debe darnos una mucha mejor comprensión del material.

Desarrollo de ideas: el inicio del


proceso de investigación
El proceso de investigación involucra la generación, el perfeccionamiento y la comproba-
ción de ideas, así como la interpretación del significado de los resultados obtenidos. En
esta sección se describe la primera etapa de la investigación; es decir, el desarrollo de ideas.
Además, se analiza el papel de las hipótesis y teorías, y se define qué es la investigación
básica y la investigación aplicada.

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28 Capítulo 2 La investigación en psicología social

> Generación de ideas e investigación


de lo que se ha hecho
Todo estudio de psicología se inicia con una pregunta y las preguntas provienen de todas
partes. Como ya vimos en el capítulo 1, uno de los primeros experimentos psicológicos
sociales publicado se inició con la pregunta: “¿Por qué los ciclistas corren más rápido en
presencia de otros ciclistas? (Triplett, 1897-1898). O bien, considere un ejemplo mucho
más reciente. El psicólogo social Dylan Selterman ha estado dirigiendo estudios, muy inte-
“La educación no es el contenido resantes, que examinan la relación que hay entre los sueños de personas acerca de parejas
de un cubo, sino el resplandor del románticas y sus patrones reales de emociones y conductas en relaciones personales (Sel-
fuego.” terman y Drigotas, 2009; Selterman et al., 2012) ¿De dónde provino esta idea? Fue inspirada
William Butler Yeats en parte por los sueños que le relató una de sus ex novias.
Las preguntas pueden provenir de una gran variedad de fuentes, desde algo trágico,
como el controversial tiroteo de un hombre armado por cuestión de razas, hasta algo que
nos deja perplejos, como el escaso número de mujeres interesadas en ciencias y matemá-
ticas, o algo divertido, como la letra de una canción de música country que sugiere que las
clientes en un bar parecen más atractivas a los hombres cuando se aproxima la hora de
cerrar (Good et al., 2012; Payne e Iannuzzi, 2012; Pennebaker et al., 1979).
Las ideas también provienen de lecturas acerca de una investigación que ya se ha rea-
lizado. La investigación más importante no sólo responde a algunas preguntas apremian-
tes, sino que plantea nuevas preguntas, lo cual inspira una investigación adicional. Por
tanto, la forma más confiable de generar ideas para nuevas investigaciones es leer acerca
de alguna investigación ya publicada. Incluso si ya se tiene una idea, será necesario bus-
car en la literatura de psicología social para averiguar qué es lo que ya se ha publicado.
¿Cómo podemos hallar estos estudios publicados? Libros de texto como éste ofrecen un
buen punto de partida; por supuesto, también se puede encontrar información acerca de
muchos hallazgos si se indaga en Internet, pero la búsqueda general en Internet puede
ser sumamente variable en lo que toca a relevancia, calidad y precisión de la información
presentada. En cambio, los expertos en esta disciplina se apoyan en bases de datos electró-
nicas sobre investigación publicada, por lo general disponibles en sistemas de bibliotecas
“En ciencia, la moneda corriente no de colegios o universidades. Algunas de estas bases de datos, por ejemplo PsycINFO, son
es la verdad, sino la duda.” específicas para la literatura de psicología, otras son más generales. Estas bases de datos
Dennis Overbye
permiten buscar al instante cientos de miles de artículos y libros publicados.

> Hipótesis y teorías


Una idea inicial para investigación puede ser tan vaga que llegue a poco más que una
corazonada o una estimación fundamentada. Algunas ideas se desvanecen con el ama-
necer de un día, pero otras pueden tomar la forma de una hipótesis; es decir, una pre-
dicción que se puede probar acerca de las condiciones en que ocurrirá un evento. Con
base en la observación, una teoría existente o en hallazgos de investigación previos, se
podría probar una hipótesis; por ejemplo “es más probable que los adolescentes sean
agresivos hacia otros si acaban de jugar un videojuego violento, durante una hora, que
si jugaron un videojuego no violento en ese mismo lapso”. Ésta es una predicción espe-
cífica y puede probarse empíricamente. La formulación de una hipótesis es un paso
crítico hacia la planeación y dirección de una investigación. Permite pasar del ámbito
del sentido común a los rigores del método científico.
A medida que proliferan las hipótesis y se recopilan datos para corroborar-
hipótesis Predicción susceptible las, es posible dar un paso más dentro del proceso de investigación: la proposición
de comprobación en torno a las
de una teoría; es decir, de un conjunto organizado de principios que se utiliza para
condiciones en las cuales ocurrirá un
evento.
explicar un fenómeno observado. Los psicólogos sociales aspiran a hacer más que
reunir una lista de hallazgos; el objetivo es explicarlos para articular las relaciones
teoría Conjunto organizado de
principios que se utiliza para explicar
entre las variables que se estudian y, por tanto, predecir y entender en forma más
un fenómeno observado. completa nuestros mundos sociales. Si todo lo demás es igual, las mejores teorías
son eficientes y precisas; abarcan toda la información relevante y llevan a nuevas

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Revisión de ideas: definición y medición de variables en psicología social 29

hipótesis, más investigación y mejor comprensión. Las buenas teorías de psicología “Demos información a las perso-
social inspiran investigaciones subsiguientes, diseñadas para probar varios aspectos de nas y alimentaremos sus mentes
las teorías y las hipótesis específicas que se derivan de ellas. Si de verdad es precisa o no, durante una hora. Despertemos su
una teoría tiene poco valor si no se puede probar. Por ejemplo, una de las principales curiosidad y ellas alimentarán sus
críticas de muchas de las teorías de la personalidad de Freud, a principios del siglo XX, propias mentes durante el resto de
fue que no podían probarse con suficiencia.
sus vidas.”
Una teoría puede hacer una contribución importante a la disciplina incluso si resulta Ian Russell
ser errónea. La investigación que inspira puede resultar más valiosa que la teoría misma,
por los resultados que arrojan luz sobre nuevas verdades que podrían no haber sido des-
cubiertas sin las instrucciones sugeridas por la teoría. En verdad, los mejores teóricos
desean que se debatan sus ideas y hasta que se dude de ellas, para inspirar a otros dentro
de la disciplina a poner sus ideas a prueba. El objetivo es que las ideas evolucionen, para
que sean cada vez más precisas y completas.

> Investigación básica y aplicada


¿El propósito de la psicología social consiste en poner a prueba las teorías? Desde el
punto de vista de algunos investigadores, así es. La investigación básica busca incre-
mentar nuestros conocimientos sobre la conducta humana, y muchas veces se diseña
para someter a prueba hipótesis derivadas de una teoría específica. La investigación
aplicada, por su parte, tiene un propósito distinto: usar las teorías o métodos de la psico-
logía social para ampliar el conocimiento de los acontecimientos que ocurren de manera
natural, así como contribuir a la solución de los problemas sociales.
A pesar de sus diferencias, la investigación básica y la aplicada están estrechamente
vinculadas en la psicología social. Hay investigadores que se manejan entre las dos de “Puede alcanzarse una estrecha
forma constante, ocupándose hoy de la básica y mañana de la aplicada. Algunos estudios cooperación entre la psicología
ponen a prueba una teoría y al mismo tiempo analizan un fenómeno del mundo real.
teórica y la aplicada… si el espe-
Por ejemplo, Keith Paye, Joshua Correl y varios otros psicólogos sociales han probado
cialista en psicología teórica no
teorías acerca de la automaticidad y del estereotipo no consciente mientras estudian
el problema real de oficiales de policía que por error perciben un arma en manos de un enfrenta los problemas de aplica-
sospechoso desarmado (Ma y Correl, 2011); Payne e Iannuzzi, 2012). Carol Dweck (2012) ción, con aversión erudita o temor
ha probado teorías acerca de los efectos de las creencias de la gente respecto del talento hacia las dificultades sociales,
humano cuando aborda problemas importantes, como el escaso número de mujeres que y si el profesional en psicología
participan en matemáticas y ciencias. Como pionero en ambos enfoques, Kurt Lewin aplicada se da cuenta de que no
(1951) puso el ejemplo cuando animó a los profesionales de la investigación básica a existe nada tan práctico como una
tener en cuenta los complejos problemas sociales, y urgió a especialistas en investiga- buena teoría.”
ción aplicada a reconocer que “no hay nada tan práctico como una buena teoría”. Kurt Lewin

Revisión de ideas: definición


y medición de variables en
psicología social investigación básica Investigación
cuyo objetivo consiste en incrementar el
conocimiento sobre la conducta humana,
muchas veces a partir de someter a
Para probar sus hipótesis, los investigadores siempre deben decidir cómo defini- prueba hipótesis derivadas de una
rán y medirán las variables en las que están interesados. Esto es a veces un pro- teoría.
ceso sencillo. Por ejemplo, si se está interesado en comparar la rapidez con que investigación aplicada Tipo de
alguien corre una prueba de 100 metros planos cuando está solo y cuando corre investigación cuyos objetivos son
contra otra persona, estaremos listos si tenemos un cronómetro y corredores que profundizar en la comprensión de
eventos que ocurren de manera natural
puedan correr solos o en parejas. Sin embargo, muchas otras veces el proceso es
y encontrar soluciones a problemas
menos sencillo. Por ejemplo, imagine que está interesado en estudiar los efec-
prácticos.
tos del humor sobre una conducta altruista (de ayuda). Suena sencillo, ¿verdad?

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30 Capítulo 2 La investigación en psicología social

Pero, espere. Es necesario reflexionar y preguntarnos,


“¿qué quiero decir con humor?, ¿cómo lo mediría o mani-
pularía?, ¿qué quiere decir conducta altruista?”. Debemos
definir estos conceptos y puede haber incontables modos
de hacerlo. ¿Cuáles escoger?

> De lo abstracto a lo específico:


variables conceptuales y
definiciones operacionales
Cuando un investigador desarrolla por primera vez una
hipótesis, comúnmente las variables están en forma abs-
tracta, general. Éstas son variables conceptuales. Entre
los ejemplos de variables conceptuales se cuentan el pre-
juicio, la conformidad, la atracción, el amor, la presión de

© Kate Connell
grupo y la ansiedad social. Entonces, para poner a prueba
hipótesis específicas debemos transformar estas varia-
bles conceptuales en otras que puedan ser manipuladas o
A partir de esta imagen se puede
suponer que el niño sentado en el medidas en un estudio. La forma específica en que una variable conceptual se manipula
parque de juegos está solitario, pero, o mide recibe el nombre de definición operacional de la variable. Por ejemplo, “confor-
¿en qué forma los investigadores definen midad” en un estudio particular puede definirse como el número de veces que un par-
de modo preciso y miden variables
conceptuales como la soledad? Pueden ticipante muestra su acuerdo con los obviamente erróneos juicios hechos por un grupo
elegir cualquiera de varios métodos, por de aliados. Parte del desafío y diversión de diseñar investigación en psicología social es
ejemplo preguntar a las personas cómo tomar una variable conceptual abstracta; por ejemplo, el amor o la presión de grupo, y
se sienten y observar su conducta.
decidir cómo definirla de manera operacional para manipularla o medirla.
Imagine, por ejemplo, que desea realizar un estudio sobre los efectos de la intoxica-
ción alcohólica en una agresión. Una de las variables conceptuales podría ser si los parti-
cipantes están o no intoxicados. Hay varias formas de medir esta variable, la mayor parte
de las cuales son relativamente sencillas. Por ejemplo, un investigador podría definir ope-
racionalmente la intoxicación como el estado en que un participante tiene un nivel de 0.10
o más de alcohol en la sangre, mientras que otro podría definirla cuando un participante
dice que se siente ebrio. Una segunda variable conceptual en este estudio sería la agresión.
Medir la agresión en experimentos es particularmente difícil por problemas éticos y prác-
ticos, puesto que los investigadores no pueden permitir que los participantes se ataquen
unos a otros. Los investigadores interesados en medir una agresión se ven entonces forza-
dos a medir conductas que son más bien poco comunes; por ejemplo, administrar descar-
gas eléctricas o detonaciones de ruido a otra persona como parte de una tarea específica.
Es común que no haya una mejor forma de transformar una variable de lo abstracto
(conceptual) a lo específico (operacional). En el proceso puede estar involucrada una
. The New Yorker Collection 1997 Dean Vietor from
cartoonbank.com. Todos los derechos reservados.

definición operacional
Procedimientos específicos para “Óyeme, Clemson, ¿cómo puedo desilusionarte?”
manipular o medir una variable
Esta persona tendría baja calificación en la Escala de Autoestima de Rosenberg.
conceptual.

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Revisión de ideas: definición y medición de variables en psicología social 31

buena dosis de ensayo. Sin embargo, a veces se presentan métodos sistemáticos y esta-
dísticos para verificar qué tan válidas son las diversas manipulaciones y mediciones, y
los investigadores pueden pasar mucho tiempo afinando sus definiciones operacionales
para captar mejor las variables conceptuales que desean estudiar.
Los investigadores evalúan la manipulación y la medición de variables en términos
de su validez de constructo, concepto que se refiere a la amplitud con que (1) las mani-
pulaciones en un experimento realmente manejan las variables conceptuales que esta-
ban diseñadas para ese fin, y (2) las mediciones empleadas en un estudio (experimental o
de otro tipo) realmente evalúan las variables conceptuales diseñadas para ser estimadas.

> Medición de variables: uso de


autorreportes, observaciones
y tecnología
Los psicólogos sociales miden las variables de muchas maneras, pero

.Reuters/CORBIS
la mayoría puede agruparse en una de dos categorías: autorreportes
y observaciones. En las siguientes secciones se aborda cada uno de
estos métodos y también el modo en que los avances en tecnología
están haciendo posible que los psicólogos sociales midan variables
en nuevas formas.

Autorreportes La recopilación de autorreportes en los cuales los


participantes dejan ver sus pensamientos, sentimientos, deseos y La importancia de preguntas y opciones
de respuesta bien diseñadas nunca
acciones, constituye una de las técnicas de medición más utilizadas en psicología social. pudieron ser más evidentes que en el
Los autorreportes pueden constar de preguntas individuales o grupos de cuestionamien- resultado de la elección presidencial de
tos que, en conjunto, evalúan una sola variable conceptual. Un autorreporte de evalua- Estados Unidos en noviembre de 2000.
ción bastante popular, conocido como Escala de Autoestima de Rosenberg, es un grupo Las posiciones del diseño de votación
“en mariposa” confundieron a votantes
de preguntas cuyo propósito es medir la autoestima general de un individuo. Por ejemplo, del condado de Palm Beach, Florida,
se le pregunta a los sujetos hasta qué punto están de acuerdo con afirmaciones como: causando aparentemente que miles
“Considero que tengo varias cualidades” o “En resumen, me inclino a sentir que soy un de personas votaran por error por Pat
Buchanan cuando deseaban votar por Al
fracaso”. Esta escala, creada primeramente por Morris Rosenberg en la década de 1960, Gore. Esta confusión puede haber hecho
continúa en uso hoy en día en una amplia variedad de situaciones en todo el mundo, por- que Gore perdiera la presidencia frente
que muchos investigadores consideran que tiene buena validez de constructo (Huang y a George W. Bush.
Dong, 2012; Supple y Plunkett, 2011; Vasconcelos-Rapaso et al., 2012).
Los autorreportes ofrecen al investigador la posibilidad de conocer los sentimientos
y las percepciones de los individuos que, sin embargo, no siempre son certeros y pueden
resultar engañosos. Por ejemplo, el deseo de vernos (y ver a los demás) en forma positiva
podría influir en las respuestas. Esto es evidente en los resultados de una investigación que
usa la técnica de comprobación fingida (bogus pipeline), procedimiento en el que los par-
ticipantes son llevados a creer que sus respuestas serán verificadas por un infalible detector
de mentiras. Cuando los participantes creen que sus mentiras serán detectadas, reportan
con más precisión datos acerca de sí mismos y con más frecuencia apoyan opiniones social-
mente inaceptables. La comprobación fingida es, de hecho, fingida; no existe dispositivo
infalible. Pero la creencia en sus poderes desestimula a las personas a mentir (Grover y
Miller, 2012; Jones y Sigall, 1971; Mann y Kawakami, 2012; Myers y Ziegler-Hill, 2012). validez de constructo Grado en que
Los autorreportes también resultan afectados por la forma en que se plantean las pre- las mediciones usadas en un estudio
guntas; por ejemplo, en cómo se dicen o en qué orden o contexto se hacen (Betts y Hartley, evalúan las variables para las que se
2012; Schwarz y Oyserman, 2011). Por ejemplo, aun cuando “calentamiento global” y “cam- les diseñó y las manipulaciones en un
bio de clima” significan lo mismo para la mayoría de los estadounidenses, Jonathon Schuldt experimento manejan las variables para
y otros (2011) encontraron que encuestados del Partido Republicano que respondieron a un las que fueron diseñadas.
sondeo en Estados Unidos tenían mucho menos probabilidad de indicar que creían en el técnica de comprobación fingida
problema si a éste se le llamaba “calentamiento global” que “cambio climático” (vea l figura (bogus pipeline) Procedimiento
2.1). En otro estudio, una gran mayoría (88%) de los participantes indicaron que pensaban en el que los participantes en una
que los condones eran efectivos para evitar el SIDA cuando se decía que los condones tenían investigación son (falsamente) llevados
“95 de porcentaje de ser seguros”. No obstante, cuando se decía que los condones a creer que sus respuestas serán
tenían un “5 por ciento de porcentaje de falla” (que es simplemente otra forma de decir lo verificadas por un detector de mentiras
infalible.
mismo),

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32 Capítulo 2 La investigación en psicología social

menos de la mitad (42%) de los participantes indicaron que pensaban que los
l FIGURA 2.1 condones eran efectivos (Linville et al., 1992). Hay explicaciones teóricas que
¿“Calentamiento global” o “cambio de clima”? pueden justificar los resultados aparentemente irracionales reportados en
Aun cuando la mayoría de las personas consideran
estos dos estudios, pero el punto aquí es que esos factores sutiles pueden tener
“calentamiento global” y “cambio de clima” como efectos significativos en las actitudes y opiniones que reportan las personas.
la misma cosa, una parte de los que respondieron De hecho, aun la misma pregunta exacta puede despertar respuestas
una encuesta, miembros del Partido Republicano muy diferentes, dependiendo del contexto en el que se plantea. Por ejemplo, a
de Estados Unidos, indicaron que no creían que el todos los individuos entrevistados en una encuesta telefónica se les preguntó
fenómeno estaba ocurriendo cuando se le llamaba qué tan importante era para ellos el problema del cáncer de piel, pero la inte-
“calentamiento global” (la barra de la izquierda),
rrogante se formuló antes o después de una serie de preguntas acerca de otros
pero la mayoría reportaron que creían que
estaba sucediendo cuando se le llamaba “cambio
problemas de salud. Aun cuando la redacción de la pregunta era idéntica, los
climático” (la barra de la derecha). (Aun cuando encuestados consideraron que el cáncer de piel era mucho más importante si
no se muestra en esta figura, puede valer la pena la pregunta se había hecho antes que las otras con respecto a la salud (Rimal y
observar que la “manipulación” de las palabras Real, 2005). En otro ejemplo del impacto de preguntas previas, Kimberly Ríos
no afectaba de manera importante las actitudes Morrison y Adrienne Chung (2011) encontraron que estudiantes universita-
reportadas por los no republicanos.) rios de raza blanca indicaban un apoyo considerablemente menor para el
Con base en Schuldt et al., 2011. © Cengage Learning
multiculturalismo si antes habían marcado su raza-etnia como “blanco” en
80 un cuestionario, que cuando se usaba el término “europeo estadounidense”.
Una razón más por la que los autorreportes pueden ser poco certeros
que es real

70 radica en que muchas veces se pide que los participantes den información
acerca de pensamientos o comportamientos del pasado, y la memoria de la
60
gente es bastante propensa a equivocarse cuando se trata de esos aspectos,
It Is Real

en particular si la manera en que se sienten ahora acerca de ciertas cosas es


Believecreen

50
diferente a como se sentían en el pasado. Para minimizar este problema los
psicólogos han desarrollado formas de disminuir el tiempo que transcurre
quienes

40
entre una experiencia real y el reporte que la persona hace de la misma. Por
ejemplo, a veces se emplean autorreportes de intervalo-contingencia, en los
Who

30
cuales los participantes informan sobre sus experiencias a intervalos regula-
Porcentaje%de

20
res, por lo general una vez al día. Los investigadores también pueden recopilar
autorreportes de señal-contingencia; en este caso los encuestados informan su
10
experiencia tan pronto como sea posible, una vez que se les da una señal para
que lo hagan, casi siempre mediante un mensaje de texto o una aplicación
0 especial. Por último, algunos investigadores optan por recopilar autorrepor-
“Calentamiento global”
“Global warming” “Cambio climático”
“Climate change”
tes de evento-contingencia en los cuales los individuos reportan un grupo de
eventos tan pronto como sea posible después de haber ocurrido. Por ejemplo,
el Récord de Interacción Rochester (RIR) es un cuestionario de autorreporte del tipo even-
to-contingencia usado por los participantes en una investigación para informar sobre toda
interacción social que dure 10 minutos o más, y que ocurra dentro del periodo en el que se
lleva a cabo la investigación; es decir, por lo general una o dos semanas (Nezlek et al., 2012).

Observaciones Los autorreportes constituyen una herramienta que los psicólogos


sociales usan para medir variables. Los investigadores también pueden observar las accio-
nes de la gente. En ocasiones estas observaciones son muy sencillas; por ejemplo, cuando el
investigador observa cuál de los dos elementos selecciona una persona. Sin embargo, otras
veces son más elaboradas y requieren determinar la confiabilidad entre evaluadores. La
confiabilidad entre evaluadores se refiere al nivel de consenso que se da entre múltiples
observadores del mismo comportamiento. Sólo cuando diferentes observadores están de
acuerdo puede considerarse que los datos son confiables.
La ventaja de los métodos observacionales radica en que por medio de ellos se evitan
los recuerdos equívocos y las interpretaciones distorsionadas de nuestro comportamiento.
Las acciones hablan más fuerte que las palabras. Por supuesto, si los individuos saben que
están siendo observados, sus conductas, al igual que sus autorreportes, pueden ser sesga-
dos por el deseo de presentarse bajo una luz favorable. Por lo tanto, los investigadores a
confiabilidad entre evaluadores veces hacen observaciones en forma mucho más sutil. Por ejemplo, en experimentos relati-
Grado en el que diferentes vos a las interacciones entre razas, los investigadores pueden registrar el contacto visual de
observadores concuerdan en sus los participantes y la distancia a que se sientan para demostrar sesgos que no se revelarían
observaciones.
usando medidas más ostensibles (Goff, Steele y Davies, 2008; Todd et al., 2011).

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Comprobación de ideas: diseños de investigación 33

Tecnología Por supuesto, los psicólogos sociales usan algo más que
los ojos y los oídos para observar a sus sujetos de investigación. Los
avances tecnológicos ofrecen a los investigadores herramientas inno-
vadoras y en extremo interesantes que les permiten realizar observa-
ciones muy precisas, sutiles y complejas, que rebasan con mucho los
sueños de los psicólogos sociales de generaciones precedentes. Se
emplean distintas clases de equipo para evaluar respuestas psicológi-
cas, como el cambio en el ritmo cardiaco, los niveles de determinadas
hormonas y la excitación sexual. Las computadoras se aprovechan
para registrar la prontitud con que los participantes responden a cier-
tos estímulos, así como qué tan rápido pueden identificar la raza de
personas que les muestran en fotografías, o la presencia de un arma
en las manos de un hombre blanco o de color (Bishara y Payne, 2009;
Klauer et al., 2011). La tecnología de seguimiento visual (eye-tracking)
se usa para determinar exactamente en qué punto y por cuánto tiempo

Joanne Pasila/one2
los participantes fijan la mirada en ciertos estímulos; por ejemplo, en
un anuncio publicitario, un video o en alguna imagen de éstos (Crosby
et al., 2008; DeWall et al., 2009).
Más recientemente los psicólogos sociales han comenzado a abrir
una ventana de observación en torno al cerebro humano sin necesidad de empuñar un Tecnología computarizada de video,
como este Analizador de Percepción™,
escalpelo, afortunadamente. Las tecnologías de generación de imágenes cerebrales toman permite a los investigadores rastrear
y combinan miles de imágenes del cerebro en acción. Como se menciona en el capítulo 1, en la pantalla, momento a momento,
muchos estudios de psicología social de la actualidad usan fMRI (imágenes por resonancia las reacciones de los participantes
en un experimento (en este caso, la
magnética funcionales) para dar a los investigadores imágenes visuales de actividad en actuación de un comediante). También
partes del cerebro cuando el sujeto de investigación está pensando, tomando decisiones, puede mostrar simultáneamente las
respondiendo a estímulos de audio o visuales, etc. Estas imágenes pueden mostrar la forma clasificaciones promedio de grupos de
participantes en una gráfica superpuesta
en que dichas partes del cerebro parecen “iluminarse”, o exhibir un incremento en la acti- en el video. Esta tecnología ayuda a los
vidad, como forma de respuesta a estímulos o situaciones específicas. Por ejemplo, aunque investigadores a estudiar las dinámicas
los participantes en un estudio pueden no mostrar signos de racismo o de sesgo hacia el de la influencia social.
sexo en sus autorreportes, o en alguna conducta fácilmente observable en el laboratorio,
pueden mostrar más actividad en partes del cerebro asociadas con sentimientos de ame-
naza o fuerte emoción cuando ven imágenes o piensan en personas de un grupo racial par-
ticular o género (Amodio, 2013; Jenkins y Mitchell, 2011; Van Ravel y Cunningham, 2010).

Comprobación de ideas: diseños


de investigación
Los psicólogos sociales usan diversos métodos para someter a prueba sus hipótesis y
teorías de investigación. Aun cuando los métodos varían, esta disciplina destaca los
métodos objetivos, sistemáticos y cuantificables. Los psicólogos sociales no se limitan a
buscar evidencia que apoye sus ideas; también buscan la manera de refutarlas por com-
pleto. Podemos dividir estos tipos de pruebas en tres categorías: descriptivas, correlacio-

>
nales y experimentales.

Investigación descriptiva: descubrimiento de


rumbos y tendencias
Uno de los métodos más obvios para poner a prueba las ideas acerca de la gente con-
siste sencillamente en registrar con qué frecuencia suele pensar, sentir o compor-
tarse de una forma determinada. En el entorno de la psicología social el objetivo de
la investigación descriptiva es, como su nombre lo indica, describir a las personas y
sus pensamientos, sentimientos y comportamientos. Este método coloca bajo la lupa
cuestionamientos tales como: ¿la mayoría de la gente está de acuerdo con la pena
de muerte?, ¿qué porcentaje de las personas que encuentran a alguien tirado en la

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34 Capítulo 2 La investigación en psicología social

banqueta le ofrecen ayuda?, ¿qué dicen hombres y mujeres acerca de las cosas que con
más probabilidad les hace sentir celos de su pareja? Métodos particulares de hacer inves-
tigación descriptiva incluyen observar personas, estudiar registros de hechos y compor-
tamientos del pasado, y hacer encuestas a las personas. En esta sección se estudian cada
uno de estos métodos.

“Se puede observar mucho con sólo Estudios observacionales Por supuesto, es posible aprender acerca de otras perso-
mirar.” nas mediante la simple observación, y algunos de los cuestionamientos planteados por la
Yogi Berra psicología social son susceptibles de responderse por medio de estudios observacionales.
Por ejemplo, aun cuando investigadores de todo el mundo que estudian el acoso (bullying)
entre escolares suelen usar medidas de autorreporte para preguntar a niños y maestros
sobre la frecuencia y severidad de esta práctica, algunos de ellos (los investigadores) han
obtenido una imagen más directa del problema si pasan tiempo en campos de juego y
patios escolares, observando con cuidado y tomando notas de las interacciones de los
niños, a veces mediante micrófonos y cámaras ocultas (con el consentimiento de escuelas
y padres de familia) para registrar incidentes de bullying (Frey et al., 2009; Hawkins et al.,
2001).

La investigación histórica puede revelar Estudios históricos Los estudios históricos involucran la revisión de registros de acon-
algunos puntos de vista de gran interés, tecimientos y comportamientos del pasado, como artículos periodísticos, registros médi-
a veces inquietantes, de la conducta
cos, diarios, estadísticas deportivas, anuncios personales, estadísticas de delincuencia o
social.
contenidos de páginas web. Uno de los principales beneficios de las evaluaciones históri-
cas es que como los investigadores están observando la conducta a distan-
cia, pueden estar seguros de que no influyeron en el comportamiento con su
presencia. Una limitación de este método es que los registros disponibles no
siempre son completos ni detallados, y pueden haber sido recolectados de
un modo no sistemático.
The New Yorker, December 22/29, page 100. Todos los derechos reservados.

Este tipo de evaluaciones es particularmente valioso cuando se quiere


analizar tendencias culturales e históricas. Por ejemplo, en el capítulo 11
sobre Agresión, se reportan varias tendencias relativas al porcentaje de
delitos violentos en Estados Unidos y cómo ha cambiado en años recien-
tes; también se mencionan diferencias en las tasas de homicidios en otros
países. Estos datos provienen de registros históricos, como archivos poli-
ciacos, de la Federal Bureau of Investigation (FBI) y de las Naciones Unidas.
Ejemplos recientes de investigación histórica incluyen un estudio que ana-
lizaba el modo en que los acusados, negros y blancos en casos de pena de
muerte, fueron descritos en artículos periodísticos durante un periodo
de más de 20 años, y en un estudio que examinaba si la redacción de los
anuncios de ofertas de trabajo eran prejuiciosas en función de estereotipos
de género (Gaucher et al., 2011; Goff, Eberhardt et al., 2008).
“Como lo sospechábamos, están empezando a formar
una banda juvenil.” Encuestas Pareciera que en los últimos tiempos ningún político se atreve a
estornudar sin antes realizar una encuesta de opinión. Las encuestas se han
vuelto cada vez más populares y sus objetivos de investigación se centran en
todos los temas, desde la política hasta las actitudes acerca de problemas sociales y los por-
centajes de personas que piensan que la mejor cura para el hipo es beber un vaso de agua
o aguantar la respiración (bien, le diremos: de acuerdo con una encuesta de Yahoo.com
realizada en mayo de 2012 con casi 60,000 respuestas, 52% dicen que beber agua, 37% dicen
que aguantar la respiración y 12% dicen que hay que hacer que alguien lo asuste). Realizar
encuestas implica hacer preguntas a personas acerca de sus actitudes, creencias y com-
portamientos. Las encuestas pueden ser realizadas en persona, por teléfono, por correo o
vía Internet. Muchas preguntas de psicología social pueden manejarse sólo con encuestas,
porque comprenden variables que son imposibles o no éticas de observar o de manipular
directamente; por ejemplo, las conductas sexuales de las personas o su optimismo acerca
del futuro.

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Comprobación de ideas: diseños de investigación 35

Aunque cualquiera puede llevar a cabo una encuesta (y a


veces pareciera que todo mundo lo hace), diseñarlas, poner-
las en práctica e interpretar los resultados que se generan a
partir de ellas constituye toda una ciencia. Al igual que otras
evaluaciones basadas en autorreportes, las encuestas son
susceptibles de verse fuertemente afectadas por factores tan
sutiles como la formulación de las preguntas y el contexto en
que se realizan; los investigadores que trabajan con encuestas
están capacitados para tomar en consideración esos aspectos

. Jeff Greenburg/Alamy
y probar diversos tipos de planteamiento y organización de las
interrogantes al momento de realizarlas.
Uno de los problemas más importantes que enfrentan los
investigadores que manejan encuestas radica en cómo selec-
cionar a las personas que tomarán parte en el sondeo. Lo pri-
mero que deben hacer para ello es identificar la población en la
que están interesados. Por ejemplo, ¿queremos que esta encuesta nos informe de las acti- Muchas preguntas de psicología social
tudes de los estadounidenses en general, los clientes de Walmart o los estudiantes en un se manejan en encuestas que pueden
hacerse por teléfono, correo, vía
curso de introducción a la psicología social de la Universidad X? A partir de esta población Internet o personalmente en situaciones
general, los investigadores seleccionan un subconjunto, o muestra, de individuos. Para que de campo.
una encuesta tenga precisión, la muestra debe ser similar o representativa de la población
en características importantes como edad, sexo, raza, ingresos, educación y antecedentes
culturales. La mejor forma de lograr esta representatividad es utilizar un muestreo aleato-
rio; es decir, un método de selección en el que todos los miembros de la población tengan
la misma oportunidad de ser elegidos para formar parte de la
muestra. Los encuestadores emplean procedimientos aleato-
rios, como tablas de números distribuidos al azar generadas
por computadora, para determinar cómo seleccionar a los
individuos que conformarán sus muestras.
Para comprender la importancia del muestreo aleatorio,
considere un par de elecciones presidenciales en la historia de
Estados Unidos (Rosnow y Rosenthal, 1993). Justo antes de la
elección de 1936, una revista llamada Literary Digest predijo
que Alfred Landon, el gobernador republicano de Kansas,
ganaría por 14 puntos porcentuales sobre Franklin Roosevelt.
El Digest basó su predicción en una encuesta realizada entre
más de dos millones de ciudadanos. No obstante, la realidad

© UPI/Corbis-Bettmann
fue que Landon perdió la elección por 24 puntos porcentuales.
La publicación, que había sufrido dificultades financieras antes
de la elección, se declaró en bancarrota poco tiempo después.
Veinte años más tarde, la predicción de la encuesta
Gallup de que Dwight Eisenhower obtendría la presidencia
resultó casi perfecta, errando el resultado por sólo dos puntos En la elección presidencial de 1948, en Estados Unidos, encuestadores
porcentuales. ¿Cuál fue el tamaño de su muestra? Tan sólo de a nivel nacional predijeron que Thomas Dewey derrotaría a Harry
Truman por amplio margen. Cuando Truman disfrutaba de su victoria, los
alrededor de 8000 personas. ¿A qué se debió que la encuesta encuestadores se dieron cuenta que sus predicciones estuvieron basadas
de 1936 (con su muestra mucho mayor de 2 millones de per- en muestras de votantes no aleatorias. El muestreo aleatorio hubiera
sonas) estuviera tan equivocada y que la de 1956 fuera tan llevado a predicciones mucho más precisas.
correcta? La respuesta es que la muestra de 1936 no fue selec-
cionada de forma aleatoria. El Digest contactó a los encuestados
por medio de guías telefónicas y de listas de miembros de un club. En 1936, muchas perso-
nas no podían darse el lujo de tener teléfono o de pertenecer a algún club. Las personas de
la muestra, por tanto, tendían a ser más ricas que la mayoría de la población, y los más ricos
preferían a Landon. En contraste, en 1956, los encuestadores de Gallup seleccionaron de muestreo aleatorio Método de
seleccionar participantes para un estudio
manera aleatoria los distritos electorales en todo el país y luego seleccionaron al azar cier-
de modo que todos los miembros de
tas familias dentro de esos distritos. Hoy, debido a los mejores procedimientos de muestreo,
una población tengan igual oportunidad
pueden usarse encuestas realizadas con menos de 1000 personas para obtener pronósticos de estar en él.
bastante certeros de toda la población.

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36 Capítulo 2 La investigación en psicología social

> Investigación correlacional: búsqueda de asociaciones


Aun cuando hay mucho que aprender a partir de investigaciones descriptivas, por lo
general los psicólogos sociales siempre quieren ampliar sus conocimientos. Casi todas
las hipótesis de investigación en este campo de acción tienen que ver con la relación
entre variables. Por ejemplo, ¿existe relación entre el género de una persona y su dispo-
sición a pedir ayuda a los demás, o entre lo físicamente atractivas que sean las personas
y cuánto dinero ganan?
Una manera de someter a prueba hipótesis como las anteriores es la investigación
de correlación. Al igual que la descriptiva, la investigación correlacional puede reali-
zarse con apoyo de los métodos observacional, histórico o de encuesta. Sin embargo, a
diferencia de la investigación descriptiva, el método de correlación evalúa la relación
entre diferentes variables. El grado en el que las variables se relacionan entre sí,
o se correlacionan, puede sugerir lo similares o distintas que son dos medidas
(por ejemplo, de qué manera se relaciona la autoestima de la gente con la popu-
laridad) y qué tan efectiva resulta una variable para predecir otra (por ejemplo,
qué tan confiable puede ser el pronóstico de éxito académico a partir de las cali-
ficaciones obtenidas en el examen de ingreso a la universidad). Es importante
tomar en cuenta que quienes realizan investigación correlacional por lo general
no manipulan las variables que estudian, simplemente las evalúan.

Coeficiente de correlación Cuando los investigadores examinan la corre-


lación entre variables que varían en cantidad (por ejemplo la temperatura o el
nivel de autoestima), están en posición de evaluar la fuerza y la dirección de
dicha relación, así como de calcular una dimensión estadística denominada
coeficiente de correlación. Los coeficientes de correlación pueden ir de +1.0
a -1.0. El valor absoluto del número (es decir, el número mismo, sin tomar en
cuenta el signo positivo o el negativo) indica la fuerza con que se relacionan
las dos variables. Cuanto más grande sea el valor absoluto del número, mayor
será la asociación entre ambas variables y, en consecuencia, mejor funcionará
. Mike Watson Images/Corbis

cada una de ellas para pronosticar la otra. El que un coeficiente sea positivo o
negativo indica la dirección de la relación. Un coeficiente de correlación posi-
La
similitud se
tivo implica que, a medida que una variable se incrementa, también lo hace
correlaciona con la la otra. Por ejemplo, las calificaciones obtenidas en el examen de admisión
atracción; es decir, cuanto más a la universidad se correlacionan positivamente con las calificaciones en
parecidas son dos personas, es más
probable que se encuentren atraídas
los cursos. La dirección positiva de esta relación indica que las puntua-
una hacia la otra. Pero una correlación ciones más altas están asociadas con las mejores calificaciones, y que las
no puede identificar la causa de la puntuaciones más bajas se relacionan con las peores. Esta correlación
asociación. En el capítulo 9, que aborda
el tema de la Atracción y las relaciones
no es perfecta; algunas personas con altas calificaciones en el examen
íntimas, se analizan las investigaciones de admisión tienen malas calificaciones, y viceversa. Por tanto, la corre-
de correlación y experimentales lación es menor que +1.0, pero mayor que 0 porque hay alguna asociación
realizadas en torno al papel que
desempeña la similitud en el
entre las dos. Un coeficiente negativo indica que las dos variables van en
proceso de atracción. direcciones opuestas: cuando una va hacia arriba, la otra tiende a ir hacia
abajo. Por ejemplo, es probable que el número de clases perdidas y el promedio
de calificaciones se encuentren correlacionados negativamente. Y una correlación
cercana a 0 indica que no hay relación consistente en absoluto. Estos tres tipos de patro-
nes se ilustran en la l figura 2.2. Dado que pocas variables están perfectamente relacio-
investigación correlacional nadas entre sí, la mayor parte de los coeficientes de correlación no se aproximan a +1.0 o
Investigación diseñada para medir la -1.0, sino que tienen valores más moderados, por ejemplo +.39 o -.57.
asociación entre variables que no son Algunos estudios de correlación comprenden una variable que no varía en cantidad,
manipuladas por el investigador.
sino como raza, género, afiliación política o en si la comida italiana, mexicana o tailan-
coeficiente de correlación Medida desa es su favorita. En este caso los investigadores no pueden calcular un coeficiente
estadística de la fuerza y la dirección
de correlación típico y en lugar de él usan diferentes clases de análisis estadístico. No
manifestadas por la asociación entre
obstante, se aplica el mismo punto en tanto los investigadores pueden determinar si hay
dos variables.
una relación entre las dos variables.

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Comprobación de ideas: diseños de investigación 37

l FIGURA 2.2
Correlaciones: positiva, negativa y nula
Las correlaciones revelan una asociación sistemática entre dos variables. Las correlaciones positivas indican que las variables están en
sincronía: incrementos en una variable están asociados con aumentos en la otra y disminuciones en una con reducciones en la otra. Las
correlaciones negativas indican que las variables van en direcciones opuestas: aumentos en una variable están asociados con reducciones
en la otra. Cuando dos variables no están asociadas sistemáticamente, no hay correlación.
© Cengage Learning

Correlación positiva
Positive Correlation Correlación negativa
Negative Correlation No Correlation
No hay correlación
Calor
Hot Calor
Hot Calor
Hot
diaria

diaria

diaria
Daily temperature

Daily temperature

Daily temperature
Temperatura

Temperatura

Temperatura
Frío
Cold Frío
Cold Frío
Cold
Pocas
Few Muchas
Many Pocas
Few Muchas
Many Pocas
Few Muchas
Many
Número
Numberdeofpersonas
people whoque Número
Numberde personas
of people whoque Número
Numberde
of personas que
people who
compran
purchasebebidas frías
cold drinks usan
wear suéter
sweaters tienen
have hipo
the hiccups

Ventajas y desventajas de la investigación correlacional La investigación corre-


lacional ofrece muchas ventajas. Puede aplicarse al estudio de asociaciones de variables
que se presentan de manera natural y no pueden ser manipuladas o inducidas, por ejem-
plo: género, raza, etnia y edad. También es capaz de analizar fenómenos que sería difícil o
no ético recrear, aun con fines de investigación, como el amor, el odio y el abuso. Además,
otorga gran libertad a los investigadores en cuanto al lugar en donde serán evaluadas las
variables. Los participantes pueden llevarse a un laboratorio especialmente construido
con objetivos experimentales, o ser abordados en un entorno real (con frecuencia deno-
minado “el campo”), como un centro comercial o un aeropuerto.
A pesar de todos estos beneficios, la investigación correlacional implica una gran
desventaja que aquí se resalta con letras negritas: la correlación no indica causas.
En otras palabras, una correlación es incapaz de demostrar una relación de cau-
sa-efecto. En lugar de revelar un trayecto causal específico entre una variable A y otra
variable B, la correlación entre las variables A y B incluye tres posibles efectos causales:
A como causa de B; B como causa de A, y la posibilidad de que una tercera variable, C,
sea la causa de A y de B. Por ejemplo, imagine que se da cuenta que el número de horas
que duerme por la noche está correlacionado con el número de veces que contrae un
resfriado. Esto significa que, a medida que las horas de sueño aumentan, los resfriados se
vuelven menos frecuentes; por el contrario, cuando las horas se reducen, los resfriados
se hacen más habituales. Una explicación razonable de esta relación sería que la falta
de sueño (variable A) provoca que las personas sean más vulnerables a los resfriados
(variable B). Sin embargo, otra explicación razonable sería que las personas que sufren
resfriados no pueden dormir bien, de manera que éstos (variable B) provocan falta de
sueño (variable A). Una tercera explicación razonable sería que alguna otra variable (C)
provocara tanto la falta de sueño como una mayor propensión a sufrir resfriados. Esta
tercera variable podría ser el estrés. De hecho, el estrés tiene numerosos efectos en las
personas, tal como se comenta en el capítulo 14 sobre la Salud. La l figura 2.3 describe
otra correlación susceptible de numerosas explicaciones: la que existe entre la agresivi-
dad y los videojuegos violentos.
Es posible garantizar al estudiante lo que sigue: habrá muchas veces en su vida en las
que encontrará reportes en medios de comunicación que sugieren relaciones de causa y

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38 Capítulo 2 La investigación en psicología social

efecto basadas en la investigación correlacional. Incluso las más respetables


l FIGURA 2.3 fuentes de noticias son culpables de esto en repetidas ocasiones. Si el lector
Interpretación de correlaciones: tres posibilidades los busca, puede hallar numerosos ejemplos todas las semanas. Uno de los
La correlación entre una variable (A) y otra variable
grandes beneficios de aprender y adquirir experiencia con el material de este
(B) puede explicarse de tres maneras. La variable A capítulo, es que puede ver las fallas en los informes de medios de comuni-
podría provocar cambios en la variable B, o la cación como éstos y es menos probable que sea sorprendido por ellos. La
variable B podría causar cambios en la variable A, correlación no indica causas.
o una tercera variable (C) podría causar cambios Entonces, ¿no aprendemos nada de las correlaciones? Decir eso sería
similares tanto en A como en B, incluso si A y B tomar demasiadas precauciones. Las correlaciones les hablan a los investi-
no tienen influencia entre sí. Por ejemplo, una
gadores acerca de la fuerza y dirección de las relaciones entre variables, lo
correlación entre niños que juegan videojuegos
violentos y la agresividad con la que se comportan
que les ayuda a entender mejor éstas y les permite usar una variable para
podría explicarse en las siguientes formas: predecir la otra. Las correlaciones pueden ser útiles en extremo al desarro-
llar nuevas hipótesis para guiar una investigación futura. Al reunir grandes
1. Jugar videojuegos violentos provoca
conducta agresiva.
conjuntos de correlaciones y usar complicadas técnicas estadísticas para
compactar los datos, es posible desarrollar predicciones sumamente preci-
2. Los niños con conducta agresiva gustan sas de eventos futuros.
mucho de jugar videojuegos violentos.

>
3. Los niños que tienen problemas familiares,


como el que sus padres no se involucren
en el desarrollo de sus hijos, tienden a jugar Experimentos: determinación de causa y efecto
mucho videojuegos violentos y a tener
conducta agresiva. Muchas veces los psicólogos sociales desean analizar relaciones de causa y
efecto. Aun cuando resulta informativo saber, por ejemplo, que jugar en exceso
© Cengage Learning
videojuegos violentos está correlacionado con conducta agresiva en la vida
A B real, la siguiente pregunta inevitable es si jugar estos videojuegos ocasiona un
(video games)
(videojuegos) (aggression)
(agresión) incremento en la conducta violenta. Si lo que interesa es examinar relacio-
nes de causa y efecto, se tendría que realizar un experimento. En psicología
social los experimentos pueden ser muy sencillos o increíblemente elabora-
A
A B
B
(videojuegos) (agresión)
dos. Sin embargo, todos ellos comparten dos características fundamentales:
(video games) (aggression)
1. El investigador tiene el control de los procedimientos experimentales
y de la manipulación de las variables de interés mientras garantiza la
C
(problemas familiares)
(family troubles) uniformidad del resto. En otras palabras, todos los participantes en la
investigación reciben exactamente el mismo tratamiento, con excep-
ción de aquellas diferencias específicas que el responsable del experi-
mento quiera crear.
A
A B
B
(videojuegos)
(video games) (agresión)
(aggression) 2. Los participantes en el estudio son asignados aleatoriamente a las
diferentes manipulaciones (llamadas “condiciones”) incluidas en el
experimento. Si hay dos condiciones, puede usarse un programa de
computadora. Sin importar cómo se realice, la asignación aleato-
ria implica que los participantes no son asignados a una condición
tomando como base de decisión sus características personales o de
comportamiento. Mediante la asignación aleatoria el experimentador
pretende garantizar ciertas reglas de juego parejas: en promedio, los
experimento Forma de participantes asignados aleatoriamente a una condición no son distintos
investigación que puede demostrar
de aquellos asignados a otra. De esta forma, las diferencias que aparez-
relaciones causales en las que (1) el
can entre las condiciones después de la manipulación experimental
experimentador tiene control sobre
los sucesos que ocurren y (2) los
podrán, por tanto, atribuirse al impacto de dicha manipulación y no a
participantes son asignados al azar a cualesquiera diferencias preexistentes entre los participantes.
las condiciones. Debido a que el experimentador controla y asigna de manera aleatoria a los partici-
asignación aleatoria Método para pantes, un experimento es una poderosa técnica para analizar causas y efectos. Ambas
asignar participantes a las diversas características contribuyen al mismo objetivo: eliminar la influencia de cualesquiera fac-
condiciones de un experimento, de
tores distintos de la manipulación experimental. Al descartar las explicaciones alterna-
manera que cada uno tenga la misma
tivas relacionadas con los resultados de la investigación, se tiene más confianza en que
oportunidad de tomar parte en
cualquiera de las condiciones.
se ha comprendido la causa de cierto comportamiento. En la tabla 2.1 se resumen las
diferencias entre la investigación de correlación y la experimental.

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Comprobación de ideas: diseños de investigación 39

TABLA 2.1
Comparación entre correlaciones y experimentos

Investigación de correlación Investigación experimental

¿Qué aspectos La medición de variables y el grado de La asignación aleatoria a las condiciones y el control sobre los
involucra? relación que hay entre ellas eventos que ocurran; la determinación de los efectos de las
manipulaciones de la(s) variable(s) independiente(s) sobre los
cambios detectados en la(s) variable(s) dependiente(s)
¿Cuál es la ventaja Permite que los investigadores analicen Permite que los investigadores determinen relaciones de causa y
más importante de variables que ocurren de manera efecto; es decir, si la variable independiente puede provocar un
este método? natural, incluyendo aquellas que sería cambio en la variable dependiente
difícil o no ético manipular
© Cengage Learning

Muestreo aleatorio en comparación con asignación aleatoria Tal vez el lector


recuerde que se mencionó el concepto de muestreo aleatorio en relación con la realiza-
ción de encuestas. Es bueno tener presentes las diferencias entre muestreo aleatorio y
asignación aleatoria. En la tabla 2.2 se resumen tales diferencias. El muestreo aleatorio
tiene que ver con la manera en que se seleccionan los individuos que tomarán parte en
un estudio. Es determinante para generalizar los resultados obtenidos de una muestra
a una población más general y, por tanto, es muy importante para la investigación de
sondeo. La asignación aleatoria no se refiere a la selección de quienes participarán en
el estudio, sino a la manera en que éstos se asignarán a diferentes condiciones, como se
explicó antes. La asignación aleatoria es esencial para experimentos, porque es necesa-
ria para determinar las relaciones de causa y efecto; sin ella siempre hay la posibilidad de
que cualesquiera diferencias que se encuentren entre las condiciones en un estudio sean
causadas por diferencias ya existentes entre los participantes. En contraste, el muestreo
aleatorio no es necesario para establecer la causalidad. Por esa razón, y también porque
resulta difícil y costoso, muy pocos experimentos emplean el muestreo aleatorio. Más
adelante se considerarán las implicaciones de este hecho.

TABLA 2.2
Muestreo aleatorio frente a asignación aleatoria

Muestreo aleatorio Asignación aleatoria

¿De qué se trata? Selección de las personas que tomarán Asignación de los participantes (quienes ya han sido elegidos
parte en un estudio, de manera que para tomar parte en el estudio) a las diversas condiciones del
todos los individuos de una población experimento, de manera que cada uno de ellos tenga igual
tengan igual oportunidad de participar oportunidad de ser considerado en cualquiera de las condiciones
¿Cuál es la mayor Permite que los investigadores Iguala las condiciones del experimento, haciendo muy poco
ventaja de usar este recopilen datos a partir de muestras probable que éstas se distingan en términos de diferencias
procedimiento? representativas de una población preexistentes entre los participantes; es esencial para determinar
más amplia; su importancia radica que la(s) variable(s) independiente(s) es (son) causante(s) del efecto
también en que permite generalizar producido en la(s) variable(s) dependiente(s)
los resultados a una población más
numerosa
© Cengage Learning

Experimentos de laboratorio y de campo La mayoría de los experimentos en


psicología social se realizan en el entorno de un laboratorio, ubicado por lo gene-
ral en una universidad; por tanto, el ambiente puede ser controlado y los partici-
pantes estudiados con cuidado. Los laboratorios de psicología social no siempre se
parecen al estereotipo, con líquidos burbujeantes en vasos de precipitados o cos-
tosos equipos en todos los rincones (aunque algunos de ellos sí están equipados con
lo último en tecnología). Más bien, parecen salas comunes y corrientes e, incluso,

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40 Capítulo 2 La investigación en psicología social

salones de juegos. El punto clave es que los entornos de


laboratorio permiten que los investigadores tengan con-
trol del espacio, evalúen con precisión el comportamiento
de los participantes y mantengan idénticas condiciones
para cada uno de ellos.
La investigación de campo se lleva a cabo en entor-
nos del mundo real, fuera del laboratorio. Por ejemplo,
los investigadores interesados en analizar el comporta-
miento altruista podrían realizar un experimento en un
parque público. La ventaja de los experimentos de campo
© Gideon Mendel/Corbis

estriba en que las personas se muestran más dispuestas


a actuar con naturalidad en un entorno familiar que en
un laboratorio en el que saben que serán estudiadas. La
desventaja es que el investigador suele tener menos con-
trol y es incapaz de garantizar que los participantes estén
expuestos a las mismas variables en las diversas condi-
En las investigaciones de campo la gente ciones del experimento.
es observada en entornos del mundo
real. Por ejemplo, los investigadores Debido al importante papel que desempeñan los experimentos en la psicología
pueden observar a un grupo de niños en social, veamos más de cerca los elementos experimentales enfocando dos experimentos
el patio de recreo o estudiar cualquier recientes.
diversidad de asuntos de índole
psicológica social, como los patrones
de amistad, la dinámica de grupos, la Experimento 1: ¿Los videojuegos pueden hacer que alguien sea más o menos
conformidad, el altruismo, la agresividad
y las diferencias culturales.
agresivo? Como se verá en el capítulo 11 sobre Agresión, un creciente número de estu-
dios demuestra que jugar videojuegos violentos puede llevar a agresión en la vida real.
Pero, ¿jugar videojuegos donde se observa la ayuda a otros, más que lastimarlos, lleva al
efecto opuesto; es decir, hacer que las personas sean menos agresivas? Tobías Greiteme-
yer y otros (2012) realizaron una serie de expe-
rimentos para abordar esta situación. En uno
l FIGURA 2.4 de los experimentos con estudiantes univer-
Efectos de videojuegos violentos frente a útiles sitarios en Alemania, asignaron al azar a un
Los participantes en el experimento de Greitemeyer y otros, jugaron videojuegos tercio de los estudiantes para que jugaran
que eran violentos, neutros u orientados a ayudar a otros, y después hicieron un videojuego violento (Mortal Combat, juego
detonaciones de ruido de gran fuerza a otra persona cuando ésta trataba de de peleas violentas), otro tercio de los estu-
completar una tarea. (Esta metodología de “golpe de ruido” ha sido una medida diantes a un videojuego neutro (pinball) y un
exitosa de la agresión en varios experimentos.) Esta gráfica muestra que los
último tercio a un juego orientado en ayudar
estudiantes que jugaron un juego útil fueron los menos agresivos, y los estudiantes
que jugaron un juego violento fueron los más agresivos.
a otros (auxiliar a personajes para escapar de
Con base en Greitemeyer et al., 2012. © Cengage Learning edificios en llamas). Después de jugar durante
30
15 minutos los videojuegos asignados, se dio
entonces a los estudiantes la oportunidad de
actuar con agresividad hacia otra persona al
25 ocasionar un ruido muy fuerte cuando ésta
trataba de completar un trabajo.
agresiva

Como lo indica la l figura 2.4, los estu-


20
Behavior

diantes que jugaron los videojuegos violentos


eran más agresivos (esto es, seleccionaron
Conducta

15 niveles de ruido más fuertes) que quienes


Aggressive

habían jugado el juego neutro. Por otra parte,


los estudiantes que habían jugado un juego
10
útil fueron menos agresivos que los estudian-
tes que habían jugado el juego neutro.
5

Experimento 2: Humor y cultura Ima-


0 gine que alguien le muestra varios bolígra-
JuegoGame
Helpful útil Juego
Neutralneutro
Game Juego
Violentviolento
Game fos, la mayoría son de un color (por ejemplo
negros) y la minoría de otro color (por ejem-

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Comprobación de ideas: diseños de investigación 41

plo azules); usted puede escoger quedarse con uno de ellos. ¿Escoge un color de la mayo-
ría o de la minoría? Aunque usted no lo crea, hay una consistente diferencia cultural
en cómo las personas hacen esta elección. Las personas de culturas occidentales, por
ejemplo de Estados Unidos, tienden a escoger la pluma de color poco común, en tanto
que las de culturas de Asia Oriental, por ejemplo Corea, tienden a escoger el color de
pluma de la mayoría.
Esta diferencia cultural fue explorada de una forma interesante en un experimento de
Claire Ashton-James y otros (2009). Los investigadores crearon la hipótesis de que estar
de buen humor hace que las personas sean más abiertas a nuevas experiencias, lo cual
puede resultar en que actúen en formas que son inconsistentes con el modo en que se
comportan comúnmente en sus culturas. Por lo tanto, ¿estar de buen humor puede hacer
más probable que las personas desafíen sus normas culturales, haciendo que los occiden-
tales se interesen más en el color común de un bolígrafo y que los orientales se interesen
más en los bolígrafos de color poco común? Los investigadores sometieron a prueba esta
idea dándoles a participantes, ya sea occidentales
(europeos, eurocanadienses) u orientales, la opción
de elegir el bolígrafo descrito líneas atrás. No obs- TABLA 2.3
tante, antes de ver los bolígrafos, a los participan- Humor y cultura: las condiciones
tes se les asignó al azar estar de buenas o de malas. En el experimento de Ashton-James y otros, los participantes de cultura
¿Cómo se manipuló el humor? Los participantes de occidental u oriental fueron puestos de mal o buen humor. Al combinar
buen humor escucharon una obra musical muy agra- estas dos variables (cultura y manipulación del humor) se crearon las cua-
dable y de compás inacentuado (de Mozart), y los de tro condiciones aquí presentadas.
mal humor escucharon una obra mucho más seria,
más bien deprimente (de Rachmaninov). La tabla 2.3 Occidental Oriental
resume el diseño de este experimento. Condición 1 Condición 2
La l figura 2.5 describe los resultados de este Buen humor Occidental/bueno Oriental/bueno
estudio. Las barras de esta gráfica describen qué
porcentaje de participantes de cada condición esco- Condición 3 Condición 4
gieron el bolígrafo de color poco común. Como se Mal humor Occidental/malo Oriental/malo
puede ver en la mitad izquierda de la gráfica, era
menos probable que los participantes occidentales Con base en Vandello y Cohen (2003). © Cengage Learning

que estaban de buen humor escogieran una pluma


de color poco común, en comparación con los que
estaban de mal humor. Era lo opuesto para los participantes orientales: era más proba-
ble que los de buen humor escogieran la pluma de color poco común en comparación
con los que estaban de mal humor. Los resultados, por tanto, apoyaron las predicciones
de los investigadores: el buen humor hizo más probable que los individuos actuaran en
formas que se desviaban de las normas de sus culturas.

Variables independientes y dependientes Ahora que ha visto un par de experi-


mentos, enfoquémonos en algunos de los elementos específicos. En un experimento, los
investigadores manipulan una o más variables independientes y examinan el efecto de
dichas manipulaciones en una o más variables dependientes. En el experimento que se
describió primero, algunos participantes se asignaron al azar para jugar un videojuego
violento, otros a jugar uno neutro y otros a jugar uno orientado a ayudar a otros. Ésta era
la variable independiente. La variable dependiente en ese experimento era cuánto ruido
escogerían hacerle a otra persona. Era la variable dependiente, porque los investigadores
estaban interesados en ver si dependería (es decir, estaría influida) de la manipulación de variable independiente En
la variable independiente. un experimento, factor que los
experimentadores manipulan para ver si
afecta a la variable dependiente.
Variables atributo del sujeto Algunos experimentadores incluyen variables que no variable dependiente En
son dependientes ni verdaderamente independientes. Por ejemplo, el género, etnia y un experimento, factor que los
tendencia política de los participantes puede variar, y los investigadores pueden estar experimentadores miden para ver si es
interesados en examinar algunas de estas diferencias. Estas variables no pueden ser afectada por la variable independiente.
manipuladas ni asignadas al azar, de modo que no son variables independientes

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42 Capítulo 2 La investigación en psicología social

verdaderas y no están influidas por las variables independientes, por lo que


l FIGURA 2.5 no son variables dependientes. Variables como éstas se denominan varia-
Humor y cultura bles atributo del sujeto porque caracterizan variables ya existentes entre
Los participantes de una investigación, de culturas
los sujetos, o participantes, del experimento. Si un estudio incluye variables
occidentales y orientales, fueron puestos de atributo del sujeto, pero carece de una variable independiente asignada
buen humor o de mal humor y luego se les dio la al azar, no es un experimento verdadero. Pero es frecuente que los experi-
opción de quedarse uno de varios bolígrafos. La mentos incluyan variables atributo del sujeto junto con variables indepen-
mayor parte de éstos eran de un color, pero uno dientes, para que los investigadores puedan probar si estas últimas tienen
o dos eran de diferente color. Era más probable efectos iguales o diferentes en diversas clases de participantes. El segundo
que los participantes occidentales escogieran el
experimento descrito antes, de Ashton-James y colegas sobre el humor y
color poco común cuando estaban de mal humor
que de bueno, mientras que los participantes
la cultura, es un ejemplo de experimento con una variable independiente
orientales escogieron lo contrario. Estos resultados verdadera y una variable atributo del sujeto. La variable independien-
apoyaron la hipótesis de que el humor positivo te asignada al azar fue la manipulación del humor, algunos fueron puestos
puede hacer que los individuos actúen en formas de buen humor y otros de malo. La variable atributo del sujeto fue el histo-
que son inconsistentes con sus normas culturales. rial cultural de los participantes, algunos occidentales, algunos orientales.
Con base en Ashton-James et al., 2009. © Cengage Learning La variable dependiente en este estudio fue cuál bolígrafo elegirían conser-
70 var los participantes.
Color común

60 Significancia estadística y réplicas En el experimento de Ashton-Ja-


mes, 60% de los participantes occidentales escogieron el bolígrafo de color
color poco

50 poco común cuando estaban de mal humor, pero sólo 13% hicieron esto
cuando estaban de buen humor. ¿La diferencia entre 60% y 13% es lo sufi-
Uncommon

cientemente grande para ser significativa, o podría deberse sólo a la casua-


40
lidad (es decir, variación aleatoria), como es lanzar al aire una moneda diez
que escoge

veces y ver cara seis veces y cruz cuatro veces? La respuesta es que no se
30
% Choosing

puede decir con sólo ver los números. Los resultados obtenidos en un expe-
rimento se examinan con análisis estadísticos, que permiten al investiga-
20 dor determinar cuál es la probabilidad de que los resultados puedan haber
Porcentaje

ocurrido por casualidad aleatoria. La convención normal es que si los resul-


10 tados pudieran haber ocurrido por casualidad cinco veces o menos en 100
resultados posibles, entonces el resultado es de significancia estadística y
0 debe ser tomado con seriedad.
Occidentales
Western Orientales
East Asian Sin embargo, el hecho de que los resultados sean de significancia
Humor
estadística no quiere decir que sean absolutamente ciertos. En esencia,
Mood
la significancia estadística es una atractiva proposición de apuesta. Las
Positive
Bueno Negative
Malo
probabilidades son muy buenas (por lo menos 95 de cada 100) de que los
efectos obtenidos en el estudio se debieran a la manipulación experimen-
tal de la variable independiente. Pero aún hay la posibilidad (de hasta 5 de
cada 100) de que los hallazgos ocurrieran por casualidad. Ésta es una razón por la que
es importante tratar de replicar los resultados de un experimento, para repetirlo y ver si
se encuentran resultados semejantes. Si estos últimos se encuentran, la probabilidad de
que pudieran haber ocurrido por casualidad ambas veces es menor que 1 de cada 400.
Muy recientemente ha habido un creciente énfasis en la psicología (y en algunas otras
disciplinas, por ejemplo medicina) sobre la importancia de replicar los hallazgos de la
investigación y desarrollar y usar técnicas estadísticas que sirvan como alternativas para
el enfoque sobre la significancia estadística. Regresaremos a este problema en la sección
final de este capítulo.
La significancia estadística es relevante no sólo para los resultados de experi-
mentos, sino también para muchas otras clases de datos, como las correlaciones. Una
correlación entre dos variables puede ser estadísticamente significativa o no serlo,
dependiendo de la fuerza de la correlación y del número de participantes u observacio-
variable atributo del sujeto nes de los datos.
Variable que caracteriza diferencias Cuando los resultados de alguna investigación se reportan en los medios o en
preexistentes entre los participantes en un anuncio, no siempre es claro si son estadísticamente significativos, de modo que
un estudio. es importante ser cauto cuando se entere de ellos. Sin embargo, puede estar seguro

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Comprobación de ideas: diseños de investigación 43

que siempre que se reporte en este libro de texto que hay una diferencia entre las con-
diciones de un experimento o que dos variables están correlacionadas, estos resultados
tienen significancia estadística.

Validez interna: ¿la variable independiente es responsable del efecto? Cuando


un experimento se realiza de manera apropiada, se dice que sus resultados tienen vali-
dez interna: existe certeza razonable de que la variable independiente ha sido respon-
sable de los efectos obtenidos en la variable dependiente (Cook y Campbell, 1979). Como
ya se comentó, tanto el control del investigador como la asignación aleatoria tienen
el objetivo de suprimir cualesquiera explicaciones alternativas de los resultados de la
investigación. Si algún otro factor varía en forma consistente junto con la manipulación,
este otro factor recibe el nombre de confusión. Una confusión es una seria amenaza para
la validez interna y, por lo tanto, hace inseguro el problema de causa y efecto en el expe-
rimento. Por ejemplo, si los estudiantes que jugaron el videojuego violento en el estudio
de Greitemeyer siempre estuvieron en un salón muy caliente, y los estudiantes que juga-
ron el juego orientado a ayudar estuvieron en un salón fresco, entonces esto sería una
confusión y sería imposible saber si los diferentes juegos o las diferentes temperaturas
causaron el efecto de conducta agresiva. Por fortuna, Greitemeyer y sus colegas supieron
cómo evitar este problema.
Los experimentos también incluyen grupos de control para este propósito con fines
de validez interna. Por lo general, un grupo de control está conformado por participantes
que experimentan todos los procedimientos, con excepción del tratamiento experimen-
tal. Por ejemplo, en el estudio de Greitemeyer los participantes asignados a la condición
en la que el contenido del videojuego era neutro pudieron ser considerados un grupo de
control, lo cual daba una línea de base contra la cual comparar la conducta de los parti-
cipantes que jugaron un juego violento u otro orientado a ayudar.
Fuera del laboratorio, crear grupos de control en situaciones naturales para exa-
minar eventos reales da lugar a muchos problemas prácticos y éticos. Por ejemplo, la
investigación para producir nuevos tratamientos médicos contra enfermedades morta-
les se enfrenta a un terrible dilema. Los individuos asignados al azar al grupo de control
reciben el tratamiento normal, pero durante el estudio quedan excluidos de una nueva
intervención que podría salvar sus vidas. No obstante, sin esta comparación es muy difí-
cil determinar cuáles nuevos tratamientos son efectivos y cuáles son inútiles.
Para evaluar la validez interna, los investigadores necesitan considerar también
su propia función. Sin saberlo, en ocasiones pueden sabotear su propia investigación.
Por ejemplo, imagine que usted es investigador y sabe qué participantes están en cuáles
condiciones de su experimento. Sin duda tendrá expectativas (y es posible que grandes validez interna Grado en el que
esperanzas) de que sus participantes respondan de manera diferente entre condiciones. puede haber seguridad razonable de
Debido a estas expectativas, y sin darse cuenta, es posible que trate a los participantes de que, en un experimento, las variables
un modo un poco distinto entre condiciones. Resulta que incluso diferencias muy sutiles independientes sean responsables de
en el comportamiento de un experimentador pueden influir en la conducta de los par- los efectos obtenidos en las variables
ticipantes (Rosenthal, 1976). Por tanto, debido a estos efectos por la expectativa del dependientes.
investigador, los resultados que encuentre en su experimento pueden ser producidos confusión Factor diferente a la
por sus propias acciones y no por la variable independiente. variable independiente que varía entre
las condiciones de un experimento,
La mejor forma de proteger un experimento contra la influencia del investigador
poniendo en duda qué causó
consiste en cuidar que éste ignore cómo se hicieron las asignaciones a las diferentes
cualesquiera efectos sobre la variable
condiciones. Con frecuencia, esto se conoce como “análisis ciego a las condiciones” en dependiente.
un estudio. Si los experimentadores no saben la condición a la que ha sido asignado un
efectos por la expectativa del
participante, no pueden tratarlo de modo diferente en función de su condición. En su investigador Efectos producidos
experimento, Greitemeyer y sus colegas sabiamente decidieron usar un experimenta- cuando las expectativas de un
dor en la primera parte del estudio (cuando los participantes jugaban videojuegos), y un investigador acerca de los resultados
experimentador diferente para la segunda parte (cuando los participantes escogieron de un experimento afectan su
el nivel de ruido a usar en otra persona). El segundo experimentador no sabía cuál de los comportamiento en torno a un
videojuegos habían jugado los participantes y, por tanto, no pudieron dar sesgo a participante, con lo que influye en las
los resultados mediante los efectos de expectativa del experimentador. respuestas de éste.

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44 Capítulo 2 La investigación en psicología social

Por supuesto, puede haber ocasiones en que mantener no informados a los experi-
mentadores es imposible o no es práctico. En tales casos, la oportunidad de que ocurran
los efectos por las expectativas del investigador puede reducirse, al menos un poco, si se
reduce al mínimo la interacción entre experimentadores y participantes. Por ejemplo,
más que recibir instrucciones directamente de un experimentador, a los participantes se
les puede pedir que lean las instrucciones en la pantalla de una computadora.

Validez externa: ¿los resultados pueden generalizarse? Además de la preserva-


ción de la validez interna, a los investigadores les preocupa la validez externa; es decir,
el grado en que los resultados obtenidos, dado un conjunto de circunstancias, podrían
ocurrir en un conjunto diferente de condiciones (Berkowitz y Donnerstein, 1982). Cuando
un experimento tiene validez externa, es posible suponer que los hallazgos generados
por él se pueden generalizar a otras personas y otras situaciones. Tanto los participantes
en el experimento como el entorno en el que éste tiene lugar afectan la validez externa.
Para ayudar a aumentar la validez externa,
a los psicólogos sociales les gustaría dirigir sus
experimentos con enormes muestras de partici-
pantes representativos de la población general.
Sin embargo, por lo común deben apoyarse en
muestras de conveniencia tomadas de poblacio-
nes de las que puedan disponer con facilidad, lo
cual explica por qué mucha de la investigación
psicológica se realiza en estudiantes universita-
rios. Hay razones prácticas para usar muestras
de conveniencia. Las muestras representativas
están bien para encuestas que requieren res-
puestas cortas a una lista breve de preguntas.
Pero, ¿qué pasa con experimentos que se llevan
© Blue Jean Images/Corbis

mucho tiempo? Los costos y los problemas de


logística asociados con esto serían asombrosos.
Quienes están a favor de muestras de conve-
niencia sostienen que cuanto más básico sea el
principio, importa menos quién participe en la
investigación. Por ejemplo, personas de diferen-
Muchas personas ganan dinero en
casa al participar en proyectos de
tes culturas, regiones y edades podrían diferir en la forma de agresión que por lo general
investigación en línea, mediante un exhiben cuando están enojados, pero los factores situacionales que hacen probable que
servicio proporcionado por Amazon de las personas muestren agresión, en cualquiera de las formas que ésta se exprese, pueden
nombre Mechanical Turk. Servicios en
línea como éste permiten ahora que
ser semejantes para casi todos los individuos en el tiempo y el lugar. No obstante, a pesar
psicólogos sociales lleguen a muestras de estos argumentos es ideal tener las muestras más diversas y representativas de parti-
de personas mucho más diversas en cipantes en una investigación. El creciente interés en las investigaciones interculturales
todo el mundo para que participen en
sus estudios.
en esta disciplina es ciertamente un paso en la dirección correcta.
Otro desarrollo promisorio es el rápido y creciente uso de Internet para recolectar
información, lo cual toma en cuenta conjuntos de participantes mucho más diversos.
Sin embargo, también hay numerosos desafíos asociados con este método, como tener
menos control sobre lo que los sujetos están viendo o haciendo cuando participan en el
estudio a distancia. Por fortuna, recientes investigaciones que prueban la información
validez externa Grado en el que recolectada por medio de uno de los servicios más populares en línea, llamado Mechani-
puede haber confianza razonable de cal Turk, sugieren que los datos son al menos tan confiables como los recolectados con
que los resultados de un estudio sean métodos tradicionales, y ofrecen una diversidad mucho mayor de participantes (Buhr-
obtenidos para otras personas y en mester et al., 2011; Mason y Suri, 2012).
otras situaciones. La validez externa de un experimento también puede depender en parte de lo realista
realismo mundano Grado en el que que sea el estudio para los participantes. Pero lo que se quiere dar a entender por realis-
la situación experimental se asemeja a ta no es fácil, como podría pensarse; pueden distinguirse dos clases de realismo: mundano
lugares y eventos del mundo real.
y experimental (Aronson y Carlsmith, 1968). El realismo mundano se refiere al grado en
que el ambiente de investigación se asemeja al ambiente del mundo real del interés. Para

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Comprobación de ideas: diseños de investigación 45

estudiar la atracción personal, Theodore Newcomb (1961) conformó todo un dormitorio


universitario, notable ejemplo de realismo mundano. Quienes están en favor del realismo
mundano sostienen que si los procedimientos de investigación son más realistas, es más
probable que los hallazgos en investigaciones revelen lo que realmente ocurre. En contraste,
el realismo experimental se refiere al grado en que el escenario y los procedimientos expe-
rimentales son reales e involucran al participante, sin considerar si se asemejan o no a la
vida real. Según quienes están a favor del realismo experimental, si la situación experimen-
tal es convincente y real para los participantes cuando participan en el estudio, su conducta
en el laboratorio (incluso si este último se halla en el sótano del edificio de psicología) será
tan natural y espontánea como su comportamiento en la vida real. La mayoría de los psicó-
logos sociales que llevan a cabo experimentos enfatizan el realismo experimental.

Engaño en experimentos Es frecuente que los investigadores que se esfuerzan por


crear una experiencia que involucre en alto grado a los participantes se apoyen en el
engaño, proporcionándoles información falsa de los procedimientos experimentales.
Para lograr este fin, en ocasiones los psicólogos sociales emplean cómplices que se com-
portan como si fueran participantes en el experimento, pero que en realidad trabajan para
el experimentador. Por ejemplo, en la investigación clásica sobre conformidad que hizo
Solomon Asch (1956), los participantes emitían su juicio respecto a la longitud de unas
líneas cuando se encontraban en medio de varios cómplices, quienes se comportaban
como otros participantes del experimento y que en diversas ocasiones daban respuestas
erróneas. Los investigadores deseaban ver si los participantes reales se sumarían a los
cómplices y darían respuestas obviamente equivocadas que éstos habían dado. Aunque
se trataba de una configuración bastante extraña, la situación era muy real para los par-
ticipantes (y por lo tanto alta en realismo experimental), y muchos de ellos claramente
luchaban con la decisión acerca de si se mostraban o no conformes con la respuesta.
Además de reforzar el realismo experimental, el engaño aporta otros beneficios: per-
mite que el investigador construya en el laboratorio situaciones que sería difícil hallar
en un entorno natural, ambientes seguros y regulados en los que sea posible analizar un
comportamiento potencialmente dañino, como la agresividad o la discriminación. Los
estudios han demostrado que a los experimentadores rara vez les molesta el engaño; por
el contrario, suelen disfrutar de manera especial los experimentos que lo usan (Smith y
Richardson, 1983). No obstante, el uso del engaño da lugar a algunas consideraciones éti-
cas de importancia que llevan a debate acerca de si se usan y en qué forma (Hertwig y
Ortman, 2008; Kimmel, 2012). Por fortuna, como verá un poco más adelante en este mismo
capítulo, los procedimientos se han puesto en su lugar para tratar de asegurar la integridad

>
ética de la investigación actual.

Meta-análisis: combinación de resultados realismo experimental Grado en


de varios estudios que los procedimientos experimentales
involucran a los participantes,
Hemos visto que los psicólogos sociales llevan a cabo estudios descriptivos, de correlación llevándolos a comportarse con
y experimentales de gran originalidad para someter a prueba sus hipótesis. Otra forma naturalidad y espontaneidad.
de lograr el mismo propósito, en el ámbito de la psicología social, consiste en emplear un engaño En el contexto de una
conjunto de procedimientos estadísticos para examinar, de manera innovadora, investi- investigación, método que proporciona
gaciones relevantes que ya han sido realizadas y reportadas. Esta técnica se conoce como información falsa a los participantes.
meta-análisis. Al someter al procedimiento de “meta-análisis” los resultados de varios cómplice Aliado de un experimentador
estudios que han sido efectuados en diferentes lugares por distintos investigadores, el psi- que, al mezclarse con los participantes
cólogo social es capaz de evaluar con precisión qué tan sólidos y confiables son los efectos reales en un experimento, actúa como si
particulares. Por ejemplo, los estudios publicados en torno a los efectos del alcohol sobre también fuera uno de ellos.
la agresividad podrían, a veces, contradecirse entre sí. En ocasiones se dice que el alcohol meta-análisis Conjunto de
aumenta la agresividad; en otras se dice lo contrario. Al combinar los datos señalados por procedimientos estadísticos empleados
todos los estudios que tienen relevancia para esta hipótesis y llevar a cabo un meta-análi- para analizar un cuerpo de evidencia
sis, el investigador puede determinar cuál es el efecto común del alcohol, qué tan potente al combinar los resultados de estudios
suele ser dicho efecto y quizás en qué condiciones específicas es más probable que ocurra individuales con el propósito de medir la
ese efecto. Esta técnica, cuyo desarrollo se ha dado más o menos recientemente, se está confiabilidad y solidez generales de los
empleando cada vez con mayor frecuencia en la psicología social efectos particulares.

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46 Capítulo 2 La investigación en psicología social

> Cultura y métodos de investigación


El estudio de Ashton-James y otros (2009) sobre los efectos del humor en la selección de
bolígrafos por participantes occidentales y orientales, es sólo un ejemplo del creciente
interés en el estudio de la cultura en la psicología social. Una de las ventajas de este
enfoque consiste en que proporciona mejores pruebas de la validez externa de la inves-
tigación efectuada en cualquier entorno determinado. Al examinar si los resultados de
un experimento son susceptibles de generalizarse a una cultura muy diferente, los psi-
cólogos sociales pueden comenzar a responder interrogantes sobre la universalidad o
especificidad cultural de sus investigaciones. Es importante tener en cuenta que cuando
un hallazgo obtenido en una cultura no puede generalizarse de forma apropiada a otra la
situación no debe interpretarse sólo como un fracaso de duplicación, sino también como
una oportunidad de aprender acerca de diferencias culturales importantes y potencial-
mente interesantes, y de cómo y por qué
dichas diferencias afectan el tema de
estudio.
Estas investigaciones culturales son
apasionantes y de gran interés, y presen-
tan desafíos especiales para los investi-
gadores. Por ejemplo, se han encontrado
diferencias culturales en la forma que
© Fabian Cevallos/CORBIS SYGMA

las personas son afectadas por el con-


texto de las preguntas cuando responden
una encuesta, o las suposiciones que los
encuestados hacen acerca de lo que
los investigadores tienen en mente para
una pregunta determinada (Schwarz et
al., 2010). También puede ser difícil para
los investigadores traducir materiales de
un lenguaje a otro. Aun cuando es rela-
Los entornos escolares de los niños tivamente fácil crear traducciones literales, puede ser sorprendentemente difícil crear
pueden variar en forma drástica de una
cultura a otra. En esta imagen se muestra
traducciones que tengan el mismo significado para personas de varias culturas. La tabla
un grupo de estudiantes tomando una 2.4 presenta ejemplos de anuncios que se ven por todo el mundo, de qué puede ir mal
clase extramuros en Imbabura, Ecuador. cuando oraciones sencillas son mal traducidas.
Tomar en cuenta la diversidad cultural
se ha vuelto cada vez más importante
Un punto todavía más sutil acerca del lenguaje es que las personas que hablan varios
en la psicología social actual; los idiomas pueden pensar o actuar de modo diferente en función de qué lenguaje se use en
psicólogos sociales están realizando sus una situación particular. Un estudio de Nairán Ramírez-Esparza y otros (2008) ilustra
investigaciones en un intervalo de culturas
y contextos más amplio que nunca antes.
este punto. Encontraron que lo condescendiente que parecía ser una muestra de parti-
cipantes mexicano-americanos bilingües, ya sea en un cuestionario de autorreporte o
en su comportamiento en una entrevista, variaba considerablemente en función de si el
estudio se realizaba en español o en inglés.

TABLA 2.4
Perdidos en traducciones
l “Para mejores resultados, deje caer aquí sus pantalones.” (tintorería en Tailandia)
l “Está usted invitado a aprovecharse de la camarera.” (un hotel en Japón)
l “Pedimos a las damas no tener sus niños en el bar.” (salón de cóctel en México)
l  Disfrute de nuestros paseos a caballo por la ciudad; garantizamos que no habrá abortos.”

(agencia de turismo en la ex república de Checoslovaquia)
l “Tomamos sus maletas y las enviamos en todas direcciones.” (línea aérea en Dinamarca)

Fuente: Triandis (1994). © Cengage Learning

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Ética y valores en psicología social 47

Ética y valores en psicología


social
Sin importar dónde se lleve a cabo una investigación ni qué método se use en ella, es
preciso tomar siempre en consideración los aspectos éticos. En psicología social, el uso
del engaño ha causado alguna preocupación acerca de la ética, como ya se indicó antes.
Además, varios estudios han provocado un fiero debate acerca de si los procedimientos
empleados en ellos rebasaron los límites de aceptación ética. El más famoso de estos
controversiales estudios fue diseñado por Stanley Milgram a principios de la década de
1960. Milgram (1963) diseñó una serie de estudios para responder la siguiente pregunta:
“¿Sería capaz la gente de obedecer órdenes para dañar a una persona inocente?”. Para
someter a prueba esta pregunta, ubicó a los voluntarios en una situación en la que uno de
sus colaboradores les ordenaba administrar descargas eléctricas dolorosas a otro de los
voluntarios (se trataba de un cómplice que en realidad no estaba recibiendo las descar-
gas). La situación tenía un realismo experimental muy alto; muchos de los participantes
experimentaban enorme ansiedad y estrés mientras debatían si debían desobedecer al
investigador o seguir infligiendo dolor a otra persona. Los detalles y las conclusiones de
este experimento se comentan en el capítulo 7 sobre Conformidad, pero por el momento
será suficiente decir que los resultados del estudio hicieron que la gente se percatara de lo
predominante y poderosa que puede ser la obediencia.
La investigación de Milgram fue inspirada por la obediencia mostrada por los ofi-
ciales nazis durante la Segunda Guerra Mundial. Nadie discute la importancia del cues-
tionamiento que dio origen a su estudio; sin embargo, lo que ha provocado polémica es
la determinación de si la relevancia del tema justificaba el hecho de exponer a los parti-
cipantes a consecuencias psicológicas posiblemente dañinas. Aun cuando nadie en los
estudios de Milgram recibió en realidad descargas eléctricas, los participantes estuvieron
muy estresados durante el estudio, porque pensaban que estaban dañando a otra persona,
hasta que el experimentador finalmente les dijo la verdad al concluir el experimento.
Dadas las previsiones actuales para la protección de participantes humanos, es proba-
ble que los experimentos clásicos de Milgram no se hubieran llevado a cabo en su forma
original. (En un interesante giro, aun cuando dirigir un experimento como el de Milgram
sería imposible ahora, en la cultura popular de hoy los individuos resisten mucho mayor
estrés e incluso humillación en numerosos programas de TV sin guión para entretener a
los televidentes en sus hogares.)
Varios estudios en la historia de la psicología social han despertado debate o con-
troversia éticos, incluido un famoso estudio en el que Philip Zimbardo y otros simularon
un entorno de prisión en el sótano del edificio sede del departamento de psicología de la
Universidad de Stanford, para estudiar la forma en que personas comunes y corrientes
pueden ser afectadas en formas extraordinarias por los papeles que les son asignados
en un ambiente de prisión (Haney et al., 1973); este estudio se analiza con detalle en el
capítulo 9 sobre Derecho. Aun cuando estudios controversiales, como el de Milgram y
el de Zimbardo, han recibido más atención del público, en la actualidad prácticamente
todo estudio psicológico social es evaluado por otras personas en cuanto a su ética antes
de que pueda llevarse a cabo. En las siguientes secciones se describirán las políticas y
los procedimientos actuales, así como las preocupaciones continuas acerca de la ética y los
valores en la investigación psicológica social.

> Consejos de revisión institucional y consentimiento


informado: protección para los participantes en
investigaciones
En 1974, un organismo gubernamental, llamado entonces Department of Health, Edu-
cation and Welfare, de Estados Unidos estableció regulaciones para la protección de los
participantes humanos en investigación.

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48 Capítulo 2 La investigación en psicología social

Estas regulaciones dieron lugar a la conformación de consejos de revisión institucional,


conocidos como IRB (por sus siglas en inglés), en todas las organizaciones que solicitan
fondos federales para la investigación en la que esté involucrada la participación de seres
humanos. Los IRB se convirtieron entonces en una caja de seguridad para la investigación,
tomando la responsabilidad de revisar las propuestas de investigación y asegurar que el
bienestar de los participantes se encuentre debidamente protegido.
Además de enviar un reporte de sus pesquisas a los IRB autorizados por el gobierno, los
investigadores también deben regirse por el código ético de su profesión. Por ejemplo, en
Estados Unidos la American Psychological Association (APA) exige que los psicólogos sigan
sus Principios éticos de los psicólogos y código de conducta (2002, 2010), que considera una
amplia variedad de cuestiones éticas, incluyendo las relacionadas con procedimientos y
prácticas de investigación. El código de la APA estipula que “los investigadores están obliga-
dos a salvaguardar los derechos y el bienestar de todos los que participen en sus estudios”.
Una de tales obligaciones consiste en obtener el consentimiento informado. A los
individuos debe preguntárseles si desean participar en el proyecto de investigación y se
les debe dar suficiente información para que tomen una decisión con conocimiento. Los
participantes también deben saber que están en libertad de retirarse de la investigación
en cualquier momento. El código de la APA también reconoce que una
investigación “que se refiera sólo a cuestionarios anónimos, observaciones
Una razón para el uso del engaño en un experimento
es que los participantes actúen de manera más natural
naturalistas o ciertas clases de investigación histórica” puede no requerir el

>
cuando no están conscientes de lo que se estudia. consentimiento informado.
En estos casos, es especialmente importante para los
investigadores hacer un informe posterior al sujeto
completo y minucioso. Informe posterior al sujeto:
revelándolo todo
Así como los participantes deben dar su consentimiento informado antes
de empezar a ser parte de un estudio, deben recibir un informe posterior
. The New Yorker Collection 2004 Mike Twohy from

al sujeto al término del mismo, en especial si se usó engaño. El informe pos-


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terior al sujeto es un proceso de presentación de información en la que los


investigadores dan cuenta, de manera completa, a sus participantes acerca
de la naturaleza de la investigación en la que han participado. Durante una
sesión de información el investigador pasa por todos los procedimientos
explicando exactamente lo que ocurrió y por qué. Expone el propósito de la
investigación, revela cualesquiera engaños y se esfuerza en ayudar al partici-
“¿Qué pasa si estos tipos de bata blanca que nos
pante a sentirse bien por haber participado. Una hábil sesión de información
traen alimento nos están estudiando y somos parte de toma tiempo y requiere atención minuciosa al participante individual. De
alguna clase de gran experimento? hecho, hemos conocido estudiantes que quedaron tan impresionados por
lo que aprendieron durante una reunión de información que despertó su
interés en la psicología social, y con el tiempo se hicieron psicólogos sociales ellos mismos.

consentimiento informado Decisión


deliberada y voluntaria de una persona
> Valores y ciencia: puntos de vista y
nuevas controversias
para tomar parte en una investigación, Los principios éticos se basan en valores morales. Éstos establecen normas e imponen lími-
con base en la descripción que hace el tes en la conducción de la investigación, pero, ¿los valores también afectan la ciencia en
investigador sobre lo que le requerirá otras formas? Aun cuando muchas personas limitan la ciencia a un estándar de total obje-
durante su intervención. tividad, es probable que la ciencia nunca pueda ser completamente sin sesgo y objetiva,
informe posterior al sujeto debido a que es una empresa humana. Los científicos eligen qué estudiar y cómo hacerlo;
Presentación de información hecha sus decisiones son afectadas por valores personales y por recompensas profesionales. De
a los participantes una vez que los
hecho, algunos piensan que los valores deberían promover la investigación científica, y que
procedimientos de investigación se
han completado, en ella el investigador los científicos serían no sólo ingenuos, sino también irresponsables si tratan de excluirlos
explica el propósito del estudio, intenta de sus prácticas. No obstante, la mayoría de los psicólogos se esfuerzan en usar los méto-
resolver cualquier tipo de sentimientos dos científicos descritos en este capítulo para liberarse de sus prejuicios y, por tanto, ver la
negativos derivados de él y hace realidad de manera más clara y objetiva, aunque no sea perfectamente.
hincapié en la contribución científica Un valor en el que toda esta disciplina concuerda es que los investigadores deben diri-
alcanzada gracias a la intervención de gir y reportar su investigación con completa honestidad. Por lo tanto, es escandaloso y por
los participantes.
demás preocupante cuando se revela un caso de fraude académico. Uno de estos ejemplos

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Repaso 49

sacudió esta disciplina hacia fines de 2011, cuando un psicólogo social holandés fue sor-
prendido (y pronto confesó) por haber incurrido en una gran deshonestidad respecto a la
fabricación de datos publicados en docenas de estudios durante alrededor de una década
(Bartlett, 2011). Las noticias de este escándalo, junto con otros pocos sucesos durante
este tiempo, hicieron que algunos psicólogos sociales cuestionaran las prácticas de “[La objetividad en ciencias] es la
esta disciplina. Uno de tales sucesos fue la publicación de un conjunto de estudios que voluntad (incluso el ímpetu de los
decían haber hallado evidencia de la extravagante idea de que un resultado futuro puede practicantes verdaderamente hono-
influir en una acción del pasado (Bem, 2011). No es de sorprender que esta publicación rables) para abandonar una noción
desatara una tormenta de críticas y controversia. También por ese tiempo el psicólogo favorecida cuando una evidencia
social Jonathan Haidt hizo noticia, al criticar la falta de diversidad en las ideologías polí- comprobable no confirma expectati-
ticas de los psicólogos sociales de ahora y sugerir que esto podía sesgar una investigación vas clave.”
(Tierney, 2011). Esto también desató gran cantidad de críticas y controversias. Stephen Jay Gould
Con todo esto en el aire, emergió una ola de sugerencias en cuanto a la forma en que
la psicología debía protegerse mejor contra el sesgo o la deshonestidad, sea intencional o
no. Estas sugerencias incluyeron utilizar métodos más avanzados y precisos para probar
mejor y con más justicia las ideas de los investigadores, demandando que éstos fueran
más abiertos al escrutinio público de sus materiales y datos, e instituyendo mucho más
énfasis al hacer réplicas de las investigaciones de unos y otros (Bartlett, 2012; John et al.,
2012; Young, 2012). Es importante observar que estas preocupaciones de ningún modo
son específicas de la psicología social. Por ejemplo, los casos de fraude de alto perfil
abarcan todos las disciplinas, incluidas la física, medicina, historia, literatura y perio-
dismo (Coscarelli, 2012; Deer, 2011; Rayner, 2010; Sovacool, 2008). También es impor-
tante observar que la fuerte reacción de la comunidad de la psicología social ante estos
problemas es un testimonio de cuánto le interesa su integridad y trabajará con diligencia
para confirmarla y protegerla en los años venideros.

Su introducción al campo de la psicología social está ahora completa. En estos pri-


meros dos capítulos ha avanzado paso a paso a través de una definición de psicología
social, un repaso de su historia y una exposición de su futuro, un vistazo general de sus
métodos de investigación y una consideración de ética y de valores. A medida que estudie
el material presentado en los capítulos siguientes, los tres autores de este libro le invita-
mos a compartir nuestro entusiasmo. Puede buscar información que anule suposiciones
de sentido común, un animado debate y acalorada controversia, o un mejor entendi-
miento de sí mismo y de otras personas. Bienvenido al mundo acorde con la psicología
social. ¡Esperamos que lo disfrute!

Repaso
¿Por qué es necesario aprender acerca de los
métodos de investigación?
l Estudiar métodos de investigación en psicología mejora el razona- l Entender la evidencia científica en la que están basados las teorías
miento de las personas acerca de los sucesos reales y de la infor- y hallazgos de la psicología social le ayudará a entender mejor la
mación presentada en los medios de comunicación y otras fuentes. investigación que se reporta en todo este libro, lo que a su vez le
ayudará a aprender el material con más profundidad.

Desarrollo de ideas: el inicio del proceso de investigación


Generación de ideas e investigación de lo que se ha hecho l Las bases de datos electrónicas proporcionan acceso a gran can-
l Las ideas para la investigación en psicología social provienen de tidad de información, tanto en la literatura de psicología como en
todas partes: experiencias personales y observaciones, eventos en fuentes más generales.
las noticias y otra investigación.
l Antes de dar seguimiento a una idea por investigar, es importante Hipótesis y teorías
ver qué otras pesquisas se han hecho ya sobre esa idea y temas l La formulación de hipótesis es un paso clave hacia la planeación y
relacionados. realización de las investigaciones.

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50 Capítulo 2 La investigación en psicología social

l En la psicología social las teorías tratan de explicar y predecir Investigación básica y aplicada
fenómenos psicológicos sociales. Las mejores teorías son precisas, l El objetivo de la investigación básica es aumentar la comprensión
explican toda la información relevante y generan investigación que del comportamiento humano.
puede apoyarlas o no confirmarlas. Deben ser revisadas y mejora- l El objetivo de la investigación aplicada es aumentar la compren-
das como resultado de la investigación que inspiran. sión de los acontecimientos del mundo real y contribuir a la solu-
ción de los problemas sociales.

Revisión de ideas: definición y medición de variables en psicología social


De lo abstracto a lo específico: variables conceptuales y l En estudios que usan la técnica de la comprobación fingida (bogus
definiciones operacionales pipeline), los autorreportes de los participantes tienden a ser más
l Con frecuencia los investigadores deben transformar variables precisos, y menos deseables socialmente, cuando son llevados
abstractas, conceptuales, en definiciones operacionales específi- a creer que una máquina puede decidir si están o no diciendo la
cas que indican exactamente cómo deben manipularse o medirse verdad.
las variables. l Para aumentar la certidumbre de los autorreportes, algunos méto-
l La validez de constructo es la amplitud con la que las definiciones dos hacen hincapié en la necesidad de recopilarlos tan pronto
operacionales logran manipular o evaluar las variables conceptua- como sea posible, una vez que los participantes hayan experimen-
les a las cuales corresponden. tado los pensamientos, sentimientos y comportamientos.
l Las observaciones constituyen otra forma en la que los psicólogos
Medición de variables: uso de autorreportes, observaciones sociales miden las variables.
y tecnología l La confiabilidad entre evaluadores, es decir, el nivel de acuerdo
entre múltiples observadores del mismo comportamiento, es un
l En los autorreportes los participantes señalan sus pensamientos,
elemento importante para evaluar las variables mediante el uso de
sentimientos, deseos y acciones.
la observación.
l Los autorreportes pueden verse distorsionados por los esfuerzos
l Las tecnologías nuevas y mejoradas permiten que los investiga-
tendientes a causar una buena impresión, así como por los efectos
de las palabras con que se formulan las preguntas y el contexto en dores evalúen respuestas fisiológicas, tiempos de reacción, movi-
el que se presentan. mientos visuales y actividad en distintas áreas del cerebro.

Comprobación de ideas: diseños de investigación


l Casi todos los psicólogos sociales ponen a prueba sus ideas mediante l La correlación no indica causas; el hecho de que dos variables
el uso de métodos objetivos, sistemáticos y cuantificables. estén correlacionadas no implica necesariamente que una sea
causada por la otra.
Investigación descriptiva: descubrimiento de rumbos y l Las correlaciones pueden usarse para realizar predicciones y gene-
tendencias rar hipótesis.
l En la investigación descriptiva los psicólogos sociales registran
con qué frecuencia o de qué manera las personas suelen pensar, Experimentos: determinación de causa y efecto
sentir y comportarse de formas específicas. l La experimentación requiere (1) control del investigador sobre los
l Una de las variantes de la investigación descriptiva es la investi- eventos ocurridos en el estudio y (2) una asignación aleatoria de
gación observacional, en la cual los investigadores observan a sus los participantes a las condiciones.
sujetos de estudio de manera sistemática, con frecuencia en entor- l El muestreo aleatorio tiene que ver con la manera en que se selec-
nos naturales. ciona a los participantes en un estudio, mientras que la asignación
l En la investigación histórica los investigadores examinan registros aleatoria se refiere a cómo son asignados a las diferentes condiciones
y documentos existentes; por ejemplo, artículos bibliográficos, dia- que conforman un estudio las personas que forman parte del mismo.
rios y estadísticas criminales publicadas. l Con frecuencia los experimentos son realizados en un laboratorio,
l Las encuestas consisten en formular preguntas a las personas de manera que los investigadores puedan tener control sobre el
acerca de sus actitudes, creencias y comportamientos. contexto y ser capaces de evaluar las variables con precisión.
l Los investigadores que realizan encuestas identifican la población l Los experimentos de campo son efectuados en entornos del
de la cual quieren generalizar los resultados obtenidos y seleccionan mundo real, es decir, fuera del laboratorio.
una muestra de personas de dicha población para realizar el sondeo. l Un experimento reciente encontró que en comparación con jugar
l Para asegurarse de que una muestra es representativa de una un videojuego neutro, jugar un videojuego violento hizo que los
población más amplia, los investigadores deben seleccionar de participantes se comportaran en forma más agresiva, pero jugar
manera aleatoria a los participantes en una encuesta. un videojuego orientado a ayudar a los demás hizo que se compor-
taran con menos agresividad.
Investigación correlacional: búsqueda de asociaciones l Era más probable que los participantes en otro experimento actua-
l La investigación correlacional analiza la asociación entre variables. ran en formas que se desviaban de las normas culturales si estaban
l Un coeficiente de correlación es la medida de la fuerza y la direc- de buen humor.
ción de la asociación entre dos variables. l Los experimentos analizan los efectos de una o más variables inde-
l Las correlaciones positivas indican que a medida que el valor de pendientes sobre una o más variables dependientes.
una variable aumenta, el de la otra también lo hace, y que cuando el l Las variables atributo del sujeto son aquellas que caracterizan
valor de una variable disminuye, lo mismo ocurre con el de la otra. diferencias preexistentes entre los participantes.
l Las correlaciones negativas indican que conforme el valor de una l Los resultados estadísticamente significativos son aquellos que
variable se incrementa, el de la otra se reduce. pueden haber ocurrido al azar cinco o menos veces entre 100 opor-
tunidades posibles.

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Repaso 51

l Los hallazgos experimentales tienen validez interna en el grado en l El realismo mundano es el grado en que el entorno de investigación
que los cambios en la variable dependiente pueden ser atribuidos se asemeja a las situaciones del mundo real.
a las variables independientes. l El realismo experimental es el grado en que el entorno y los proce-
l Una confusión es un serio problema para la validez interna, dado dimientos experimentales son reales e involucran al participante.
que significa que algún otro factor varió junto con la variable inde- l El engaño se utiliza algunas veces para aumentar el realismo
pendiente y, por tanto, hace imposible saber si la variable indepen- experimental.
diente causó el efecto en la variable dependiente. l Los cómplices actúan como si fueran participantes en un experi-
l Los grupos de control refuerzan la validez interna, los efectos de mento, pero en realidad trabajan a las órdenes del investigador.
las expectativas del investigador la debilitan.
l Los resultados de una investigación tienen validez externa en el grado Meta-análisis: combinación de resultados de varios estudios
en que puedan ser generalizados a otras personas o situaciones. l El meta-análisis emplea técnicas estadísticas para integrar los
l Aun cuando usar una muestra representativa reforzaría la validez resultados cuantitativos de diferentes estudios.
externa de un estudio, la mayor parte de los estudios psicológicos
usan muestras de conveniencia. Cultura y métodos de investigación
l El rápidamente creciente uso de Internet para recolectar informa- l Hay un creciente interés en estudiar el papel que desempeña la cul-
ción permite conjuntos mucho más diversos de participantes en la tura en la psicología social.
investigación psicológica social de hoy. l Aunque importantes y apasionantes, estas investigaciones cultura-
les implican desafíos especiales para los investigadores.

Ética y valores en psicología social


l Los aspectos éticos son particularmente importantes en la psico- Valores y ciencia: puntos de vista y nuevas controversias
logía social debido al uso del engaño en algunas investigaciones. l Los valores morales establecen estándares e imponen límites de
conducta en la investigación.
Consejos de revisión institucional y consentimiento l Hay varios puntos de vista en cuanto a la relación entre los valores
informado: protección para los participantes en y la ciencia. Algunas personas consideran que puede existir cien-
investigaciones cia completamente libre de valores; otras tratan de minimizar la
l Establecidos por el gobierno federal de Estados Unidos, los IRB influencia de éstos sobre aquélla, y algunas más afirman que los
están encargados de revisar los propósitos que guían una investi- valores deben ser reconocidos y estimulados como factor impor-
gación, con el objetivo de garantizar que el bienestar de los partici- tante de la ciencia.
pantes esté apropiadamente salvaguardado. l Recientes controversias en psicología social han llevado a una
l El código de ética de la American Psychological Association exige variedad de sugerencias en cuanto a cómo debe esta disciplina
que los psicólogos se aseguren de obtener el consentimiento infor- protegerse mejor contra el sesgo o la deshonestidad intencional
mado de los participantes en las investigaciones. o no intencional, incluyendo más apertura al escrutinio, el uso de
diferentes análisis estadísticos, así como un mayor énfasis en las
Informe posterior al sujeto: revelándolo todo réplicas.
l Durante una reunión de información al término de un estudio,
los investigadores dan a conocer los datos acerca del estudio
y se aseguran de que el participante no experimenta ninguna
ansiedad. Esto es especialmente importante si se usó engaño.

TÉRMINOS CLAVE
asignación aleatoria (38) hipótesis (28) teoría (28)
coeficiente de correlación (36) informe posterior al sujeto (48) validez de constructo (31)
cómplice (45) investigación aplicada (29) validez externa (44)
confiabilidad entre evaluadores (32) investigación básica (29) validez interna (43)
confusión (43) investigación correlacional (36) variable dependiente (41)
consentimiento informado (48) meta-análisis (45) variable independiente (41)
definición operacional (30) muestreo aleatorio (35) variable atributo del sujeto (42)
efectos por la expectativa del investigador (43) realismo experimental (45)
engaño (45) realismo mundano (44)
experimento (38) técnica de comprobación fingida (31)

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El
yo
social En este capítulo
se examinan tres aspectos
relacionados entre sí del “yo social”.
En primer lugar, se pone sobre la mesa
el autoconcepto y la pregunta de cómo
las personas llegan a comprender sus propias
acciones, emociones y motivaciones. En seguida se
habla de la autoestima, el componente afectivo
y sobre cómo las personas se evalúan a sí mismas y
se defienden en contra de lo que amenaza su
autoestima. Por último, se aborda el tema de la
autopresentación, que es una manifestación de
la conducta del yo, y la manera en que los
individuos se presentan ante los demás.
Como se verá, el yo es complejo
y multifacético.

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3
El autoconcepto (54)
Rudimentos del autoconcepto
Introspección
Autopercepción
Influencias de otras personas
Recuerdos autobiográficos
Cultura y el autoconcepto

Autoestima (72)
La necesidad de autoestima
¿Existen diferencias de género y raza?
Teoría de la autodiscrepancia
La “trampa” de la autoconciencia
La autorregulación y sus límites
Procesos mentales irónicos
Mecanismos de automejora
¿Las ilusiones positivas son adaptables?
Cultura y autoestima

Autopresentación (92)
Autopresentación estratégica
Autoverificación
Automonitoreo

Reflexiones: el yo multifacético (97)

Repaso
Términos clave
Recursos mediáticos
© Gail Mooney/Corbis

53

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54 Capítulo 3 El yo social

¿Puede imaginarse viviendo una existencia con


Puesta a prueba del sentido común sentido o coherente sin un sentido claro de quién es usted?
En el libro The Man Who Mistook His Wife for a Hat (El hom-
Encierre su respuesta en un círculo bre que confundió a su esposa con un sombrero), el neuró-
logo Oliver Sacks (1985) describió el caso de una persona que
V F  Los seres humanos son los únicos animales que se logró lo anterior, un paciente de nombre William Thomp-
reconocen a sí mismos en el espejo. son. De acuerdo con Sacks, Thompson padecía un desorden
V F Sonreír puede hacerlo sentir más feliz. orgánico del cerebro que afecta la memoria de aconteci-
mientos recientes. Incapaz de mantener un recuerdo por
V F  A veces, cuanto más tratamos de controlar un más de unos pocos segundos, Thompson se encontraba per-
pensamiento, un sentimiento o un comportamiento, manentemente desorientado y carecía del sentido interno
es menos probable que lo consigamos. de continuidad. El efecto de esta enfermedad sobre su com-
portamiento era sorprendente. Al tratar de aferrarse a una
V F  Las personas suelen sabotear su propio desempeño
identidad en constante huida, Thompson creaba historias y
con la intención de proteger su autoestima.
más historias para explicar quién era él, dónde estaba y qué
V F  Modificar el comportamiento personal es un estaba haciendo. De un momento a otro era capaz de impro-
rasgo más adaptable que mantener una conducta visar nuevas identidades: dependiente de un almacén de
consistente en distintas situaciones sociales. comestibles, ministro, paciente médico, por mencionar sólo
unas cuantas. En los entornos sociales el comportamiento
de Thompson resultaba especialmente intrigante. Como observó Sacks (1985):
La presencia de otras personas lo excitaba y ponía nervioso, forzándolo a dar rienda suelta a
una charla social interminable y frenética, un auténtico delirio de búsqueda y fabricación de
identidad; la presencia de plantas, un tranquilo jardín, el orden ajeno a la mano del hombre,
la no imposición de demandas sociales hacia él, permitían que su delirio de identidad se
relejara y apaciguara. (p. 110)
La enfermedad de Thompson es poco común, pero pone de manifiesto dos puntos
importantes: uno es sobre el yo privado, “interno”; el otro sobre el yo “exterior”, el que se
muestra a los demás. En primer lugar, la capacidad de autorreflexión es necesaria para
que la gente sienta que comprende sus propias motivaciones y emociones, así como las
razones de su comportamiento. Incapaz de ponderar sus acciones personales, Thompson
daba la impresión de estar vacío y carente de sentimientos; “desolado”, como lo calificó
Sacks. En segundo lugar, el yo es influido en gran medida por factores sociales. Thompson
mismo parecía obligado a “ponerse” un rostro ante los demás e improvisar personajes ante
quienes lo acompañaban. En realidad eso es algo que todos hacemos en cierta medida. Tal
vez no generemos un caleidoscopio de múltiples personalidades como Thompson, pero la
manera en que nos conducimos se ve afectada por la gente que nos rodea.
En este capítulo se analizan los tres aspectos constitutivos del yo: afecto, comporta-
miento y cognición. Comenzamos por plantear la pregunta fundamental de la cognición:
¿de qué manera las personas llegan a conocerse a sí mismas, a desarrollar un autoconcepto
y a mantener un sentido estable de su identidad? Luego se explorará un cuestionamiento
relacionado con el factor afectivo o emocional: ¿qué hacen las personas para evaluarse,
mejorar su autoimagen y defenderse en contra de aquello que amenaza su autoestima?
Para concluir, se aborda un tema conductual: ¿qué hace la gente para regular sus propias
acciones y presentarse ante los demás de acuerdo con las exigencias interpersonales?
Como verá, el yo es un tema que en años recientes ha generado un interés sin precedentes
entre los psicólogos sociales (Leary y Tangney, 2003; Sedikides y Spencer, 2007; Swann y
Bosson, 2010; Vohs y Finkel, 2006).

El autoconcepto
¿Alguna vez le ha ocurrido que está en una reunión llena de ruido, sosteniendo una bebida
con una mano y un bocadillo con la otra, luchando por mantener una conversación a pesar
del bullicio de música y las voces, y aun así se las arregla para escuchar cuando alguien, al otro
lado de la habitación, menciona su nombre? De ser así, lo que usted ha experimentado es el
llamado “efecto fiesta de cóctel”; es decir, la tendencia de la gente a seleccionar estímulos que
tengan relevancia personal (como un nombre) en medio de un entorno ruidoso y complejo

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El autoconcepto 55

(Cherry, 1953; Wood y Cowan, 1995). Incluso los niños que aún son muy pequeños para
hablar o caminar muestran esta tendencia (Newman, 2005). Para el psicólogo cognitivo,
este fenómeno muestra que los seres humanos son selectivos en su atención. Para el psi-
cólogo social, también evidencia que el yo es un importante objeto de atención.
El término autoconcepto se refiere a la suma total de las creencias que tienen las
personas respecto de sí mismas. Pero, ¿qué es lo que conforma de manera específica el
autoconcepto? De acuerdo con Hazel Markus (1977), el autoconcepto está compuesto de
moléculas cognitivas denominadas autoesquemas: creencias acerca de uno mismo que
guían el procesamiento de información individual y relevante para la persona. Los auto-
esquemas son para el autoconcepto total de un individuo lo que las hipótesis son para
la teoría, o lo que los libros para una biblioteca. Se puede considerar a sí mismo como
ser masculino o femenino, independiente o dependiente, liberal o conservador, introver-
tido o extrovertido. Lo cierto es que cualquier atributo específico podría tener impor-
tancia para el autoconcepto de algunas personas, pero no de todas. El autoesquema del
peso corporal es un buen ejemplo. Los hombres y mujeres que se consideran a sí mismos
como extremadamente excedidos de peso o delgados en exceso, o para quienes la ima-
gen corporal constituye un aspecto prominente del autoconcepto, se consideran esque-
máticos respecto al peso. Para estos esquemáticos del peso corporal, una amplia gama de
otros factores rutinarios, como una visita al supermercado, comprar ropa nueva, cenar
en un restaurante, pasar el día en la playa o los hábitos alimenticios de un amigo, podrían
disparar pensamientos relacionados con el yo. En contraste, aquellos que no consideran
su propio peso como una parte importante de sus vidas son no esquemáticos respecto a

>
dicho atributo (Markus et al., 1987).

Rudimentos del autoconcepto


Es evidente que el yo es un objeto central de atención. Cada vez que enfoca su mente en
un recuerdo, una conversación, un olor desagradable, el estribillo de una canción, el gru-
ñido de su estómago o en la lectura de un enunciado, la conciencia funciona como una
lámpara potente cuya luz alumbra sólo un objeto a la vez, aunque puede moverse con
rapidez de un objeto a otro y procesar la información relacionada. El yo es un elemento
fundamental en la producción de la luz de esta lámpara. Ahora bien, ¿el yo es tan especial
que tiene una representación independiente en el circuito neuronal del cerebro? Y, por
otro lado, ¿es un concepto exclusivo del ser humano o también otros animales pueden
diferenciar el yo de todo lo demás?

¿El yo tiene una representación especial en el cerebro? Como quedó ilustrado en


la historia de William Thompson con la que abrió el capítulo, nuestro sentido de identidad
tiene raíces biológicas. En el libro The Synaptic Self: How our Brains Become Who We Are
(El yo sináptico: cómo nuestro cerebro se convierte en quienes somos), el neurobiólogo
estadounidense Joseph LeDoux (2002) afirma que las conexiones sinápticas que ocurren
dentro del cerebro constituyen la base biológica de la memoria, la cual permite el sentido
de continuidad necesario para tener una identidad normal. En The Lost Self: Patholo-
gies of the Brain and Identity (El yo perdido: patologías del cerebro y la identidad), Todd
Feinberg y Julian Keenan (2005) describen de qué manera el yo puede ser transformado, e
incluso destruido, por lesiones severas en la cabeza, tumores cerebrales, enfermedades y
la exposición a sustancias tóxicas que dañan el cerebro y el sistema nervioso.
Los neurobiólogos sociales están comenzando a explorar estas posibilidades. Mediante
la utilización de escáneres PET (siglas en inglés de tomografía por emisión de positrones),
fMRI (siglas en inglés de imágenes por resonancia magnética funcional) y otras técnicas
para generar imágenes que pueden capturar al cerebro en acción, estos investigadores
han descubierto, en pruebas de laboratorio, que ciertas áreas aumentan más su actividad
cuando las personas ven una fotografía de sí mismas que cuando se les presentan imáge-
nes de otros (Platek et al., 2008), más cuando ven palabras de importancia para sí mismos,
autoconcepto Suma total de las
como su nombre o la dirección en una calle, que otras palabras relevantes (Morán et al.,
creencias de un individuo en relación
2009), y cuando toman la perspectiva de primera persona al jugar un videojuego y no el
con sus propios atributos personales.
punto de vista de una tercera persona (David et al., 2006). Como verá a lo largo de este
capítulo, el yo es un marco de referencia que ejerce una influencia poderosa y compleja autoesquema Creencia que las
sobre nuestros pensamientos, sentimientos y comportamientos. No todos los aspectos del personas mantienen respecto
yo residen en una sola estructura del cerebro. Sin embargo, el grueso de la investigación a sí mismas y que determina el
parece sugerir que varios procesos basados en el yo pueden rastrearse en las actividades procesamiento de la nueva información
relevante para el yo.
que ocurren en ciertas áreas del mismo (Northoff y Panskepp, 2008; Heatherton, 2011).

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56 Capítulo 3 El yo social

¿Los animales pueden reconocerse a sí mismos? Cuando una persona se pone


de pie ante un espejo, reconoce la imagen como un reflejo de sí mismo. Pero, ¿qué ocurre
cuando perros, gatos y demás animales “no humanos” se ven en un espejo? En una serie
de estudios, Gordon Gallup (1977) colocó especímenes de diferentes especies animales en
una habitación donde había un gran espejo. Al principio, aquellos animales respondieron
a sus imágenes vocalmente, mediante gestos y otras señas sociales. Tras varios días, sólo
los grandes simios (chimpancés, gorilas y orangutanes) parecían capaces de reconocerse
a sí mismos, usando el espejo para extraer restos de comida de su dentadura, acicalán-
dose, viéndose hacer burbujas y haciendo muecas para su propio entretenimiento. De
acuerdo con estos indicios, se podría afirmar que los simios se reconocían a sí mismos.
En otros estudios, Gallup anestesió a los animales, coloreó sus sienes con tintura roja
inodora y los regresó a la habitación con el espejo. Al ver la mancha roja sólo los simios
trataron de alcanzarla espontáneamente, señal de que percibían la imagen como propia
(Povinelli et al., 1997; Keenan et al., 2003). Entre los simios, esta forma de reconocimiento
de sí mismos surge en la adolescencia temprana y se mantiene estable durante el resto de
su vida, o por lo menos hasta la vejez (de Veer et al., 2003). Mediante una prueba similar en
niños, en la que también se usó tintura roja (aunque sin anestesiarlos), los psicólogos del
comportamiento determinaron que casi todos los infantes humanos comienzan a recono-
cerse a sí mismos en el espejo entre los 18 y 24 meses de edad (Lewis y Brooks-Gunn, 1979).
En la actualidad muchos investigadores consideran que el reconocimiento de sí mis-
mos entre los grandes monos y los niños humanos es la primera expresión clara del con-
cepto del “yo” (Boysen e Himes, 1999). Investigaciones recientes sugieren que ciertos no
primates inteligentes pueden también reconocerse a sí mismos. En un estudio, investiga-
dores del acuario de Nueva York encontraron que dos delfines de nariz de botella marcados
con tinta negra también demostraron reconocerse a sí mismos al detenerse con frecuencia
para examinar su propia imagen en un espejo (Reiss y Marino, 2001). En un segundo estu-
dio, investigadores encontraron que tres elefantes asiáticos colocados frente a un espejo de
gran tamaño lo utilizaban para verse, como cuando movían la trompa para ver el interior
de su boca, parte del cuerpo que por lo general no pueden ver (Plotnik et al., 2006).
Es importante no suponer a partir de esta investigación que la prueba del espejo es
una pura medida del reconocimiento de sí mismo o que emerge a la misma edad en todo el
mundo. Tanya Broesch y otros (2011) probó niños entre los 33 y 72 meses en varios países.
En línea con una investigación hecha ya antes, 88% de los niños estadounidenses y 77% de
los canadienses “pasaron” la prueba; en otros lugares fue sólo de 58% en Santa Lucía, 52% en
Perú y 51% en Granada; sólo dos niños pasaron en Kenia y ninguno en Fiji. Con base en sus
observaciones, los investigadores especularon que los niños de estos países no occidentales

Investigadores encontraron que elefantes


asiáticos colocados frente a un espejo
Joshua Plotnik/PA Photos/Landov

de gran tamaño lo usaban para verse a sí


mismos. Esta observación sugiere que los
elefantes se unen a los seres humanos,
grandes monos y delfines de nariz de
botella como especies animales que
muestran reconocimiento de sí mismas
(Plotnik et al., 2006).

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El autoconcepto 57

no carecían de reconocimiento de sí mismos. Sabían que era su imagen en el espejo, pero


al ser criados para obedecer y no hacer preguntas, no se atrevieron a tocarse o quitarse Los seres humanos son los únicos
la marca. Cualquiera que fuera la interpretación, esta investigación intercultural plantea animales que se reconocen a sí
preguntas en cuanto a si la prueba del espejo puede usarse para medir el concepto del yo mismos en un espejo.
(Broesh et al., 2011). F ALSO.

¿Por qué se considera que el yo es un concepto social? La capacidad de una


persona para verse a sí misma como una entidad distinta en el mundo constituye el pri-
mer paso indispensable para la evolución y el desarrollo del autoconcepto. El segundo
paso tiene que ver con factores sociales. El sociólogo Charles Horton Cooley (1902) intro-
dujo el concepto de dimensión social del yo (looking-glass self) para sugerir que las demás
personas funcionan como espejos en los que nos vemos a nosotros mismos. Ampliando
esta idea, George Herbert Mead (1934) añadió que muchas veces llegamos a conocernos
al imaginar lo que piensan de nosotros las personas que nos son significativas para des-
pués incorporar esas percepciones a nuestro autoconcepto.
Retomando el tema donde lo abandonaron los sociólogos clásicos, Susan Andersen y
Serena Chen (2002) teorizaron que el yo es “relacional”; es decir, obtenemos el sentido de
quiénes somos a partir de nuestras relaciones pasadas y actuales con las personas más
allegadas a nuestras vidas. Es interesante comentar que cuando Gallup experimentó con
simios, los que habían sido criados en aislamiento, sin exponerse a sus congéneres, no
se reconocieron en el espejo. Fue sólo después de tal exposición que comenzaron a mos-
trar señales de reconocerse a sí mismos. Por lo que respecta a los seres humanos, nues-
tros autoconceptos coinciden con nuestras percepciones de lo que los demás piensan de
nosotros. Ilustrando nuestra capacidad de “metaconocimiento profundo”, la investiga-
ción también muestra que las personas pueden distinguir entre cómo se perciben a sí
mismos (por ejemplo, qué tan inteligentes, divertidos o extrovertidos son) o cómo los
ven otros (Carlson et al., 2011).
En años recientes los psicólogos sociales han marcado nuevos rumbos en torno
al esfuerzo de comprender el yo social. Las personas no nacen pensando en sí mismas
como seres temerarios, simpáticos, tímidos o extrovertidos. Entonces, ¿de dónde surge
el autoconcepto? En las siguientes páginas se consideran cinco fuentes: la introspección,
las percepciones de nuestro propio comportamiento, la influencia de otras personas, los

>
recuerdos autobiográficos y la cultura en que vivimos.

Introspección
Comencemos por el principio: ¿cómo logra la gente tener claridad en cuanto a sus pro-
pias creencias, actitudes, emociones y motivaciones? El sentido común hace que esta
pregunta parezca absurda. Después de todo, uno sabe lo que piensa porque está pensán-
dolo, ¿o no? Además, sabemos lo que sentimos porque estamos sintiéndolo, ¿cierto? Eche
un vistazo a los libros populares sobre cómo lograr el autoconocimiento; seguramente
hallará que la respuesta no ambigua a estas preguntas es “sí”. Sin importar la técnica que
recomienden, sea yoga, meditación, psicoterapia, religión, análisis de los sueños o hipno-
sis, el consejo fundamental es el mismo: el autoconocimiento deriva de la introspección,
de una búsqueda interna de nuestros propios pensamientos y sentimientos.
Si estos libros “prácticos” están en lo cierto, habría que dar la razón a quienes sos-
tienen que nadie puede conocernos mejor que nosotros mismos. En consecuencia, las
personas tienden a suponer que para que los demás lleguen a conocerlas plenamente,
será necesario compartir con ellos información relacionada con sus pensamientos, sen-
timientos y demás estados privados e internos, además de su comportamiento. Pero,
¿es verdad esto? Casi todos los psicólogos sociales se muestran escépticos ante la idea
de que esta fe en la introspección está justificada. Algunos años atrás, Richard Nisbett
y Timothy Wilson (1977) encontraron que muchas veces los participantes en investi-
gaciones son incapaces de explicar las causas o correlaciones de su propio comporta-
miento. Esta observación forzó a los investigadores a confrontar una cuestión espinosa:
¿la introspección representa una vía directa hacia el autoconocimiento?
En el libro Strangers to Ourselves (Extraños para nosotros mismos), Wilson (2002)
afirma que la respuesta es no. De hecho, considera que a veces la introspección puede arrui-
nar el autoconocimiento. En una serie de estudios encontró que las actitudes que las per-
sonas dijeron tener hacia diferentes objetos, correspondían de manera muy estrecha con
los comportamientos que mostraban hacia ellos. Entre más afirmaban los participantes

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58 Capítulo 3 El yo social

que disfrutaban una tarea, más tiempo le dedicaban; entre más atractivo encontraban un
paisaje, más placer reflejaban sus expresiones faciales; entre más felices decían ser con
su pareja actual, más duradera resultaba la relación con ella. No obstante, cuando se les
pidió a los participantes que analizaran el porqué de sus sentimientos, las actitudes que
reportaron ya no correspondieron a su comportamiento. En cuanto a la autoevaluación
resultaban obvios dos problemas. El primero, tal como describió Wilson, es que los seres
De algún modo, nuestro sentido del yo humanos se encuentran mentalmente ocupados procesando información, razón por la
es maleable y sujeto a cambio. cual es tan frecuente que no puedan comprender sus propios pensamientos, sentimientos
y comportamientos. Tal parece que pensar demasiado y ser ana-
líticos en exceso sólo nos lleva a caer en confusiones.
En Self-Insight: Roadblocks and Detours on the Path to
The New Yorker Collection 1998 Robert Mankoff from
cartoonbank.com. Todos los derechos reservados.

Knowing Thyselves (Autointrospección: obstáculos y desviacio-


nes en el camino hacia el conocimiento de sí mismo), David
Dunning (2005) señala el segundo tipo de problema involucrado
en la autoevaluación: la gente sobrevalora lo positivo. Casi todas
las personas piensan, buena parte del tiempo, que son mejores
que el promedio, aun cuando es estadísticamente imposible que
esto sea cierto. Como verá en el análisis sobre automejora que se
presentará más adelante, individuos de todas las clases sociales
“Mira, querida. En este punto, te has reinventado a ti misma
tienden a sobreestimar sus propias habilidades, sus perspectivas
tantas veces que otra vez estás donde empezaste.”
de éxito, la precisión de sus opiniones y las impresiones que se
forman respecto a los demás, en muchas ocasiones con serias
consecuencias para su salud y bienestar.
Asimismo, para las personas es difícil hacer proyecciones a futuro y predecir cómo
se sentirán en respuesta a eventos emocionales por venir; a este proceso se le conoce
como pronóstico afectivo. Imagine que tiene un favorito entre los candidatos a una
próxima campaña política. ¿Podría decir qué tan feliz se sentiría un mes después de la
elección si ese candidato ganara? ¿Qué tan desdichado se sentiría si no alcanzara la vic-
toria? Pongamos ejemplos más personales: ¿qué tan contento estaría seis meses después
de haber ganado una bolsa millonaria en la lotería?, ¿qué tan infeliz sería tres meses
después de haber sufrido un accidente automovilístico?
En una serie de estudios, Timothy Wilson y Daniel Gilbert (2003, 2005) pidieron a los
participantes en la investigación que predijeran cómo se sentirían tras enfrentar varios
acontecimientos positivos y negativos. Luego compararon sus predicciones con datos
sobre cómo se sintieron otras personas que de verdad experimentaron esos eventos. En
forma consistente encontraron que la gente sobreestima la fuerza y la duración de sus
reacciones emocionales, un fenómeno que llamaron sesgo por impacto. En uno de los
estudios, profesores adjuntos predijeron que recibir una plaza magisterial aumentaría sus
niveles de felicidad durante varios años; sin embargo, los profesores que de verdad reci-
bieron dicha plaza no resultaron más felices que aquellos a los que no se les concedió. En
un segundo estudio, un grupo de electores pronosticó que se sentirían más contentos, un
mes después de la elección, si su candidato ganaba que si perdía. En realidad, un mes des-
pués de la elección no se registró diferencia entre los niveles de felicidad de los seguidores
del candidato ganador y del perdedor.
Hay dos posibles explicaciones para el sesgo por impacto en el pronóstico afectivo.
Primero, cuando se trata de vivencias negativas, por ejemplo sufrir una lesión, padecer
una enfermedad o sufrir una pérdida financiera grave, las personas no aprecian en toda
su magnitud el grado al que nuestros mecanismos de defensa psicológicos contribuyen
a amortiguar el golpe. Al hacer frente a la adversidad, los seres humanos pueden ser sor-
prendentemente fuertes y no tan propensos a la desolación como temen ser (Gilbert et
al., 1998). Una segunda razón de este tipo de sobrevaloración estriba en que, cuando se
realiza una introspección acerca del impacto emocional que tendrá para alguien un acon-
tecimiento futuro, por ejemplo el rompimiento de una relación íntima, se enfoca tanto en
ese único evento que no toma en cuenta los efectos de otras experiencias de la vida. Por
pronóstico afectivo El proceso de
predecir cómo se sentirá en respuesta
lo tanto, si queremos ser más certeros en nuestras predicciones, necesitamos forzarnos
a eventos emocionales futuros.
a pensar de manera más amplia en todos los incidentes que ejercen impacto en noso-
tros. En cierto estudio se pidió a estudiantes universitarios que predijeran sus reacciones

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El autoconcepto 59

emocionales ante la victoria o fracaso de su equipo de futbol de la escuela en un partido


importante. Como es usual, tendieron a sobreestimar el tiempo que les llevaría recobrarse
en cualquiera de los casos. Sin embargo, el sesgo desapareció cuando los estudiantes com-
pletaron por vez primera un “diario de perspectivas” en el que calcularon el tiempo futuro
que pasarían realizando actividades cotidianas, como ir a clases, conversar con amigos,

>
estudiar y comer (Wilson y Ross, 2000).

Autopercepción
Sin importar qué podamos saber a partir de la introspección, Daryl Bem (1972) propuso
que la gente puede aprender acerca de sí en la misma forma que lo hacen los observadores
externos: poniendo atención a su propio comportamiento. La teoría de autopercepción
de Bem es simple, pero de gran profundidad. En la medida en que los estados emocionales
internos son débiles o difíciles de interpretar, las personas infieren lo que piensan o cómo
se sienten observando su propio comportamiento y la situación en que éste tiene lugar.
¿Alguna vez se ha escuchado a sí mismo mientras discute con otra persona, sólo para
notar con sorpresa cuán enojado se siente? ¿Alguna vez ha comido rápidamente un ali-
mento en tiempo récord, sólo para concluir que debió estar increíblemente hambriento?
En cada uno de estos casos, usted hizo una inferencia respecto a sí mismo a partir de la
observación de sus propias acciones.
Por supuesto, la autopercepción tiene límites. De acuerdo con Bem, las personas no
infieren sus propios estados internos a partir del comportamiento que se da en presencia
de presiones situacionales apremiantes, como la amenaza o los castigos. Si usted discute
con vehemencia o come vorazmente porque se le pagó para que lo hiciera, es probable
que no asuma que está molesto ni que tiene hambre. En otras palabras, la gente aprende
sobre sí misma mediante la autopercepción sólo cuando la situación por sí sola parece
insuficiente para haber causado su comportamiento.
Con los años, un buen número de investigaciones respalda la teoría de la autoper-
cepción. Cuando las personas son coaccionadas con gentileza para decir o hacer algo y si,
por otro lado, no tienen certidumbre respecto de cómo se sienten, suelen visualizarse de
maneras que son consistentes con sus afirmaciones y comportamientos públicos (Chai-
ken y Baldwin, 1981; Kelly y Rodríguez, 2006; Schlenker y Trudeau, 1990). En un estudio,
los participantes que fueron inducidos a describirse en términos halagadores obtuvie-
ron puntuaciones más altas en pruebas de autoestima posteriores, en comparación con
aquellos a quienes se les pidió describirse con mayor modestia (Jones et al., 1981; Rho-
dewalt y Agustsdottir, 1986). De manera similar, quienes fueron manipulados mediante
preguntas amañadas para describirse como introvertidos o extrovertidos, lo fueran o no
en la realidad, terminaron por definirse como tales más tarde, con excepción de algunos
que estaban muy seguros de ese aspecto de su personalidad (Fazio y Zanna, 1981; Swann
y Ely, 1984). El autor británico E. M. Foster se anticipó hace mucho a esta teoría cuando
preguntó: “¿Cómo puedo decir qué pienso sin fijarme antes en lo que digo?”.
La teoría de la autopercepción puede tener incluso más alcance del que había antici-
pado Bem, quien alegaba que las personas a veces aprenden sobre sí mismas al observar su
propio comportamiento escogido libremente. Pero, ¿puede usted también inferir algo sobre
sí mismo al observar el comportamiento de alguien más con quien usted se identifica por
completo? En una serie de estudios, Noah Goldstein y Robert Cialdini (2007) demostraron
este fenómeno, al que llaman autopercepción indirecta. En un experimento, por ejemplo,
pidieron a estudiantes universitarios escuchar una entrevista con un condiscípulo que
había estado de acuerdo en pasar unos minutos extra ayudando en un proyecto sobre gente
sin casa. Antes de escuchar la entrevista, a todos los participantes se les colocó un aparato
de grabación de electroencefalogramas en la frente, que supuestamente medía la activi-
dad cerebral cuando veían una serie de imágenes y escuchaban unas palabras. Por asigna-
ción aleatoria a algunos participantes se les dijo que sus patrones de ondas cerebrales se
asemejaban en forma muy cercana al de la persona cuya entrevista pronto escucharían, un
teoría de autopercepción Teoría según
nivel de semejanza, se les dijo, que señalaba la similitud genética y la cercanía de relación.
la cual, cuando los procesos internos
Los participantes, en esta condición de realimentación de similitud, ¿sacarían inferencias
resultan difíciles de interpretar, la gente
acerca de sí mismos al observar el comportamiento de un condiscípulo? Sí. En un cuestio-
obtiene autoconocimiento mediante la
nario posterior a la entrevista, estos participantes (en comparación con los del grupo de
observación de su propia conducta.
control que no recibieron realimentación) se clasificaron a sí mismos como más sensibles

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60 Capítulo 3 El yo social

y más sacrificados si el estudiante cuyo altruismo observaron se decía que era similar,
biológicamente. Lo que es más, cuando terminó la sesión, 93% de aquellos en condición
de similitud estuvieron de acuerdo en pasar algún tiempo extra ayudando al experimen-
tador, en comparación con sólo 61% del grupo control que no recibió realimentación.
La teoría de la introspección y la autopercepción hacen diferentes predicciones
acerca del grado en que las personas pueden conocerse a sí mismas. Si el autocono-
cimiento se deriva de la introspección, entonces claramente la persona se conoce a sí
misma mejor que nadie; si el autoconocimiento se deriva sólo de observaciones del com-
portamiento, entonces debe ser posible que otros nos conozcan tan bien como nosotros
mismos. Suponiendo que el autoconocimiento se obtenga de ambas fuentes, entonces
la verdad se encuentra en algún lugar intermedio. Pero, espere, ¿siempre es posible que
otros nos conozcan mejor de lo que nosotros mismos nos conocemos?
Simine Vazire (2010) hizo esta pregunta y propuso una respuesta sorprendente.
Vazire propuso su Modelo de asimetría de conocimiento otro-yo (SOKA, por sus siglas
en inglés), en el que predice que nos conocemos a nosotros mismos mejor de lo que nos
conocen otros cuando se habla de características que son “internas” y difíciles de obser-
var (por ejemplo, lo optimista, ansiosa o fácil de molestar que es una persona), y que no
hay diferencia otro-yo cuando se habla de características “externas” y fáciles de observar
(por ejemplo, lo tranquila, sociable o descuidada que es una persona). Ella también pre-
dice que otros pueden en realidad conocernos mejor de lo que nosotros nos conocemos
cuando se habla de características observables, que pueden ser tan delicadas para fines
de autoestima que hemos motivado “puntos ciegos” (por ejemplo, lo inteligente, creativa
o grosera que es una persona). En estos últimos ejemplos, Vazire predice: otros pueden
ser más objetivos de lo que somos acerca de nosotros mismos.
Para probar estas predicciones, Vazire pidió a estudiantes universitarios se clasifi-
caran a sí mismos, y luego hizo que los amigos de éstos los clasificaran, con respecto a
varias características de personalidad. Se estudiaron tres tipos de característica: (1) alto
en observabilidad (locuacidad, dominancia y liderazgo), (2) bajo en observabilidad y no
evaluativo (autoestima y ansiedad) y (3) bajo en observabilidad y altamente evaluativo
(inteligente y creativo). Para determinar la precisión, Vazire entonces midió qué tan bien
o qué tan mal les iba en medidas objetivas de estas características usando varios ejer-
cicios de laboratorio y exámenes con papel y lápiz. Los resultados dieron fuerte apoyo
al modelo SOKA. La l figura 3.1 muestra que las autoevaluaciones y las evaluaciones
de amigos eran iguales de precisas para características altamente observables, que las
autoevaluaciones fueron más precisas para características internas no evaluativas, pero
que las evaluaciones de amigos eran más precisas para características evaluativas inter-
nas. Claramente, para conocerse a sí mismo se requiere una combinación de informa-
ción y objetividad (vea Vazire y Carlson, 2011).

l FIGURA 3.1 0.4


El Modelo de asimetría de conocimiento otro-yo
(SOKA)
0.3
of Ratings

Los participantes se clasificaron a sí mismos y fueron clasificados


de evaluación

por amigos respecto a características de personalidad para los


que hicieron varios exámenes objetivos. Como se muestra, las
0.2
Accuracy

autoevaluaciones fueron más precisas respecto a características


internas-no evaluativas (izquierda) y las autoevaluaciones y las
evaluaciones de amigos fueron igualmente precisas respecto a
Precisión

0.1
características observables-no evaluativas (centro). Sin embargo,
es curioso que las evaluaciones de amigos fueron más precisas
respecto a características internas-evaluativas. En apoyo del SOKA, 0
este modelo muestra que “conocerse a sí mismo” requiere una Interna-no
Internal/ Observable-no
Observable/ Interna-
Internal/
combinación de información y objetividad. evaluativa
non-evaluative evaluativa
non-evaluative evaluativa
evaluative
Tomado de Vazire, S., “Who knows what about a person? The self-other TipoType
de característica
of Trait
knowledge asymmetry (SOKA) model”, en Journal of Personality and Social
Yo
Self Amigos
Friends
Psychology, vol. 98 (pp. 281-300). Copyright © 2010 American Psychological
Association. Reimpreso con permiso.

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El autoconcepto 61

Autopercepción de emoción Estire las comisuras de los labios hacia los


lados y tense los músculos oculares. Bien, ahora relájese. Levante las cejas,
abra mucho los ojos y permita que su boca se abra un poco. Relájese. Ahora
frunza el ceño y apriete los dientes. Relájese. Si siguió estas instrucciones, su
apariencia externa reflejó primero felicidad, luego temor y por último enojo.

© The New Yorker Collection 1991 Ed Frascino from cartoonbank,com. Todos los derechos reservados.
La pregunta es, ¿cómo se ha apreciado a sí mismo?
Los psicólogos sociales que estudian las emociones se han formulado pre-
cisamente esa pregunta. Vista desde la perspectiva de la teoría de la autoper-
cepción, la hipótesis de realimentación facial establece que los cambios en
la expresión facial pueden disparar cambios correspondientes en la experien-
cia emocional subjetiva. En la primera prueba a la que fue sometida esta hipó-
tesis, James Laird (1974) les dijo a los participantes que estaban tomando parte
en un experimento sobre la actividad de los músculos faciales. Después de
colocar electrodos en sus rostros, les mostró una serie de caricaturas. Antes
de ver cada una de ellas, se les pidió a los participantes que contrajeran ciertos
músculos faciales de manera que su cara se viera sonriente o ceñuda. Tal como
predijo Laird, los participantes calificaron lo que vieron como más divertido
cuando estaban sonriendo que cuando reproducían un gesto adusto. En inves-
tigaciones de seguimiento se indujo a los participantes de manera similar,
haciéndolos recrear expresiones que los llevaran a experimentar miedo, enojo,
tristeza y disgusto (Dimberg y Söderkvist, 2011; Duclos et al., 1989).
La realimentación facial puede evocar o magnificar ciertos estados emo-
cionales. Sin embargo, es importante señalar que el rostro no es indispensable
para reconocer la experiencia emocional subjetiva. Cuando en fecha reciente “Yo no canto porque soy feliz. Soy feliz
unos neuropsicólogos realizaron pruebas con una joven que había sufrido porque canto.”
parálisis facial bilateral, descubrieron que, a pesar de su incapacidad para
mostrar emociones de manera superficial, afirmó sentir varias emociones en respuesta a Como lo sugiere la teoría de
imágenes visuales positivas y negativas (Keillor et al., 2003). autopercepción, a veces inferimos
¿La realimentación facial realmente funciona? El rostro humano cuenta con 80 cómo nos sentimos cuando
observamos nuestro propio
músculos, y con ellos es posible crear más de 7000 expresiones. Así pues, ¿de verdad es comportamiento.
posible variar las emociones al contraer ciertos músculos y adoptar distintas expresio-
nes? Las investigaciones sugieren que sí, aunque todavía no resulta claro qué significado
tienen estos resultados. Laird afirma que las expresiones faciales afectan el estado emo-
cional mediante un proceso de autopercepción: “Si estoy sonriendo, significa que debo
estar feliz”. De manera consistente con esta hipótesis, Chris Kleinke y sus colaboradores
(1998) pidieron a un grupo de personas que emularan las expresiones faciales de feli-
cidad o enojo que se les mostraban mediante una serie de fotografías. La mitad de los
participantes podía verse en un espejo durante el ejercicio; el resto, no. ¿Estas manipula-
ciones afectaron los estados de ánimo? Sí. En comparación con los participantes en un
grupo control “sin expresión”, aquellos que imitaron las caras felices se sintieron mejor,
y los que duplicaron los rostros enojados se sintieron peor. Tal como predice la teoría de
la autopercepción, las diferencias fueron particularmente pronunciadas entre los parti-
cipantes que pudieron verse en un espejo.
Otros investigadores creen que los movimientos faciales activan las emociones al pro-
ducir cambios psicológicos en el cerebro (Izard, 1990). Por ejemplo, Robert Zajonc (1993)
asevera que sonreír provoca que los músculos faciales aumenten el flujo de sangre con
oxígeno fresco al cerebro, un proceso que da lugar a un estado placentero inducido por
el descenso de la temperatura cerebral. Por el contrario, fruncir el ceño disminuye el flujo
sanguíneo, lo cual produce un estado incómodo al elevar la temperatura. Para demostrarlo,
Zajonc y sus colaboradores (1989) llevaron a cabo un estudio en el que les pidieron a los
participantes que repitieran ciertas vocales 20 veces cada una, incluyendo los sonidos a, i,
u y la vocal germánica ü (que se pronuncia como iu). Mientras llevaban a cabo este ejerci-
cio, los cambios en la temperatura de la frente de los participantes fueron medidos y se les
pidió que informaran cómo se sentían. El resultado fue que la emisión de las vocales a e i
(que exige hacer un gesto similar a una sonrisa) redujo la temperatura de la frente y mejoró hipótesis de realimentación facial
Hipótesis que afirma que los cambios
el ánimo, mientras que la emisión de las vocales u y ü (que demanda un gesto semejante a
en la expresión facial pueden conducir
fruncir los labios) aumentó la temperatura y produjo una disminución del estado anímico.
a modificaciones correspondientes en la
En resumen, no es necesario que la gente infiera cómo se siente. Antes bien, las expresio-
emoción.
nes faciales evocan cambios psicológicos que dan lugar a una experiencia emocional.

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62 Capítulo 3 El yo social

Otros comportamientos gestuales, como la postura corporal, también pueden propor-


cionarnos realimentación sensorial e influir en cómo nos sentimos. Cuando las personas se
sienten orgullosas asumen una posición erecta, con los hombros erguidos, el pecho expan-
dido y la cabeza en alto (expansión). En cambio, cuando se sienten decaídas, se encogen,
dejan caer los hombros e inclinan la cabeza (contracción). No hay duda que revelamos nues-
tro estado emocional por medio de la postura que asumimos. Pero, ¿también es posible
que nuestra postura afecte nuestro estado emocional? ¿Es posible mejorar nuestro estado
anímico mediante la expansión y empeorarlo mediante la contracción? Sí. Sabine Stepper
y Fritz Strack (1993) hicieron que un grupo de personas asumieran posturas erguidas o
encogidas variando la altura de la mesa a la que se sentaban a escribir. Quienes fueron
forzados de esta manera a sentarse erguidos afirmaron sentirse más orgullosos tras com-
pletar la tarea que se les había asignado en comparación con los que fueron colocados en
Sonreír puede hacerlo sentir
posición encogida. En otro estudio, los participantes a los que se les pidió que se mantuvie-
más feliz. ran inclinados hacia adelante y con los puños cerrados durante el experimento reportaron
V
ERDADERO. haber sentido enojo, mientras a los que se les instruyó para que permanecieran sentados y
cabizbajos señalaron haberse sentido tristes (Duclos et al., 1989; Flack et al., 1999).
Autopercepciones de motivación Sin darse cuenta cabal de ello, Mark Twain fue un
teórico de la autopercepción. En Las aventuras de Tom Sawyer, novela publicada a finales
del siglo XIX, escribió con sarcasmo: “Hay en Inglaterra acaudalados caballeros que durante
el verano se complacen en conducir carruajes de pasajeros de cuatro caballos, en trayectos
diarios de 20 a 30 millas, porque este privilegio les cuesta sumas considerables; pero si se les
ofreciese una paga por el servicio, la diversión se convertiría en trabajo, y entonces renun-
ciarían a ella”. La hipótesis de Twain (que la recompensa por realizar una actividad disfru-
table puede disminuir el interés en ella) parece contradecir tanto nuestra intuición como
los resultados de la investigación psicológica. Después de todo, ¿no es verdad que todos
encontramos motivación en la recompensa, como aseveraron B. F. Skinner y otros teóricos
del comportamiento? La respuesta depende de cómo definamos el término motivación.
Como agudo observador del comportamiento humano, Twain anticipó una distin-
ción clave entre motivación intrínseca y extrínseca. La motivación intrínseca tiene su
origen en factores inherentes a la persona. Se dice que la gente está intrínsecamente
motivada cuando se compromete en la realización de una actividad en beneficio de
sus propios intereses por el desafío que implica o por mero placer. Disfrutar una buena
comida, escuchar música, pasar tiempo con los amigos y practicar un pasatiempo son
algunas de las actividades por las que podríamos sentirnos intrínsecamente motivados.
En contraste, la motivación extrínseca se origina en factores externos a la persona. Se dice
que la gente está extrínsecamente motivada cuando se compromete en la realización
de una actividad como medio para alcanzar un objetivo u obtener beneficios tangibles,
como dinero, calificaciones o reconocimiento, para cumplir una obligación o para evitar
un castigo. Como siempre han sostenido los teóricos del comportamiento, las personas
luchamos por recibir recompensas. En este caso, la pregunta es: ¿Qué ocurre con la moti-
vación intrínseca cuando la recompensa ya no está disponible?
Desde el punto de vista de la autopercepción, la hipótesis de Twain tiene sentido.
Cuando alguien recibe una recompensa por escuchar música, participar en un juego o
comer un platillo delicioso, su comportamiento resulta justificado o recompensado en
exceso, lo cual implica que puede ser atribuido a motivaciones tanto intrínsecas como
extrínsecas. Al crear ambigüedad acerca de la motivación de una persona, ¿el efecto de
justificación en exceso puede tener consecuencias involuntarias? Cuando a los atletas se
les paga millones de dólares por jugar un deporte, ¿el dinero apabulla su amor por el juego,
haciendo que éste se sienta como trabajo? Una vez que se les paga, ¿las personas empiezan
a preguntarse si la actividad merecía la pena de dedicarse a ella por derecho propio?
Las investigaciones muestran que cuando las personas obtienen un pago por la rea-
lización de una tarea que por sí misma les es agradable, en ocasiones pierden interés
en ella. En una reciente demostración de este fenómeno, Mark Lepper y sus colabora-
dores (1973) dieron oportunidad a un grupo de niños en edad preescolar de jugar con
efecto de justificación en exceso
marcadores de colores con punta de fieltro, ofrecimiento que muy pocos pudieron resis-
Tendencia a que la motivación
tir. Mediante la observación de qué tanto tiempo dedicaban los niños a esa actividad,
intrínseca se reduzca en la realización
de actividades que se han asociado
los investigadores fueron capaces de evaluar la motivación intrínseca. Dos semanas des-
con recompensas u otros factores
pués el grupo de niños fue dividido en tres subgrupos, todos similares en términos de
extrínsecos.
los niveles iniciales de motivación intrínseca. A los niños que conformaban el primer
subgrupo se les pidió que dibujaran algo con los marcadores. A los del segundo se les

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El autoconcepto 63

dijo que si usaban los marcadores recibirían una “recompensa


por buena participación”, una especie de certificado que constaba l FIGURA 3.2
de una estrella dorada y un listón rojo. A los niños del tercer sub- Efectos paradójicos de las recompensas a la
grupo no se les ofreció recompensa alguna por dibujar, pero sí se motivación intrínseca
les entregó una recompensa igual que a los niños del segundo sub- En este estudio, una recompensa esperada disminuyó la
grupo cuando lo hicieron. motivación intrínseca de los niños a jugar con marcadores
Más o menos una semana más tarde, los profesores colocaron con punta de fieltro. Los niños que recibieron una
marcadores y hojas de papel sobre una mesa del salón de clases, recompensa inesperada no perdieron interés..
mientras los investigadores observaban a través de un vidrio con Tomado de Lepper, M. R., Greene, D. y Nisbett, K. E., “Undermi-
espejo. Puesto que en esta ocasión no se ofrecieron recompensas, ning children’s intrinsic interest with extrinsic reward: A test of the
el tiempo libre que los niños pasaron jugando con los marcadores ‘overjustification’ hypothesis”, en Journal of Personality and Social
reflejó su motivación intrínseca. Tal como se pronosticó, los que Psychology, vol. 28 (pp. 129-137). Copyright © 1973 por la Ameri-
esperaron y recibieron una recompensa por sus esfuerzos ya no can Psychology Association. Reimpreso con permiso.
mostraron el mismo interés en los marcadores. Los niños que

Porcentaje de tiempo empleado jugando


Percentage of time spent playing with markers
no recibieron recompensa no se vieron afectados negativamente,
20
como tampoco los que recibieron una recompensa inesperada. Al
jugar con los marcadores sin la promesa de obtener un beneficio
tangible, estos niños siguieron intrínsecamente motivados (vea la
15

con marcadores
l figura 3.2).
La paradoja de que la recompensa puede disminuir en lugar
de incrementar la motivación intrínseca ha sido observada en
10
muchos experimentos, tanto con niños como con adultos (Deci y
Ryan, 1985; Pittman y Heller, 1987; Tang y Hall, 1995). Acepte dinero
por llevar a cabo una actividad de esparcimiento y, antes de que se
5
dé cuenta, lo que solía ser un “juego” llegará a dar más la impresión
de “trabajo”. A la larga, esto puede tener efectos negativos sobre la
calidad de su desempeño. En una serie de estudios, Teresa Amabile
(1996) y otros hicieron que los participantes escribieran poemas,
dibujaran o pintaran, hicieran collages de papel y generaran solu- No
No Unexpected
Recompensa Expected
Recompensa
ciones creativas para dilemas empresariales. De manera consis- reward
recompensa reward
inesperada reward
esperada
tente, los investigadores encontraron que la gente es más creativa
cuando se siente interesada y desafiada por el trabajo mismo,
que cuando siente la presión de ganar dinero, cumplir una obligación, satisfacer una fecha
límite, ganar competencias o impresionar a los demás. En uno de estos estudios Ama-
bile les pidió a unos expertos en arte que calificaran las obras de artistas profesionales; el
hallazgo fue que las obras que fueron resultado de una comisión (es decir, los creadores
habían sido contratados específicamente para ello) fueron juzgadas de menor calidad que
aquellas que tuvieron su origen en un mero impulso creativo. En conclusión, puede afir-
marse que las personas son proclives a ser más creativas cuando están intrínsecamente
motivadas en relación con la tarea sin ser coaccionadas por fuerzas externas.
Pero espere. Si los beneficios extrínsecos contribuyen a reducir la motivación intrín-
seca, ¿sería mejor que padres y profesores no ofrecieran recompensas a los niños? ¿Los
programas de incentivos que se usan con tanta frecuencia para motivar a los trabajadores
en el mundo empresarial están condenados al fracaso, como algunas personas han suge-
rido? (Kohn, 1993). Todo depende de cómo se perciba la recompensa y por quién. Si ésta
se presenta en la forma de un elogio verbal que se percibe como sincero o mediante el
otorgamiento de un “bono” especial por un desempeño sobresaliente, ciertamente podría
mejorar la motivación intrínseca al proporcionar realimentación positiva en cuanto a las
aptitudes del individuo, como ocurre cuando la gente gana competencias, becas o una
palmada en la espalda por parte de alguien a quien respeta (Cameron y Pierce, 1994;
Cameron et al., 2005; Eisenberger y Cameron, 1996; Henderlong y Lepper, 2002).
La noción de que la motivación intrínseca es socavada por algunos tipos de recom-
pensa, pero no por otros, fue observada incluso entre bebés de 20 meses de edad. En
un inteligente estudio, Felix Warneken y Michael Tomasello (2008) llevaron bebés
a un laboratorio, donde el experimentador accidentalmente dejó caer un bolígrafo
o papel arrugado sobre el piso y aparentó ser incapaz de alcanzarlo. El niño podía
ayudar a recoger el objeto y dárselo al experimentador. La mayoría de los bebés ayu-
daron en esta situación. En una fase de tratamiento, los investigadores respondie-
ron a la asistencia dándole al niño un cubo de juguete (“Por esto obtienes un cubo”),

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64 Capítulo 3 El yo social

un elogio verbal (“Gracias, eso estuvo muy bien”) o nada en abso-


l FIGURA 3.3 luto. ¿Estos mismos niños continuarían ayudando? La l figura
Frente a bebés de 20 meses de edad en el piso de un 3.3 muestra que en una fase posterior de prueba, cuando se les
laboratorio, un experimentador accidentalmente dejó caer presentaban varias oportunidades de ayuda, los que estaban
un bolígrafo o un papel arrugado. La mayoría de los bebés en la condición de no respuesta siguieron ayudando 89% del
ayudaron a levantar el objeto caído en esta situación, acto tiempo, y que esta tendencia siguió alta en 81% en la condición
positivo que se satisfizo con una recompensa tangible, de elogio verbal. Sin embargo, entre los niños que habían reci-
elogio verbal o nada en absoluto. ¿Ayudarían los bebés bido antes una recompensa, la ayuda en la fase de prueba bajó a
al experimentador otra vez si fuera necesario? Como se
53% cuando ya no hubo recompensa.
muestra, los bebés en las condiciones de no respuesta y
elogio verbal continuaron ayudando en alto porcentaje.
Las diferencias individuales en la orientación motivacional
No obstante, fue menos probable que los que habían de las personas hacia el trabajo también deben ser consideradas.
recibido una recompensa ayudaran después cuando ésta Para personas intrínsecamente orientadas que dicen “lo que más
ya no existía, lo que sugiere que las recompensas tangibles me importa es disfrutar lo que hago” y “raras veces pienso en el
socavan las tendencias altruistas. salario y las promociones”, la recompensa puede ser innecesaria
Warneken & Tomasello, 2008. © Cengage Learning y hasta perjudicial (Amabile et al., 1994). No obstante, para las
100 personas que están sumamente enfocadas en el logro de ciertos
objetivos, ya sea en la escuela, el trabajo o los deportes, los incen-
tivos como calificaciones, notas, bonos, recompensas, trofeos y
la emoción pura de la competencia, como en los deportes por
75
equipos, tienden a impulsar la motivación intrínseca (Durik y
medios
Mean percentages

Harackiewics, 2007; Harackiewicz y Elliot, 1993).

>
Porcentajes

50
Influencias de otras personas
25 Como se comentó antes, la teoría de Cooley (1902) sobre la
dimensión social del yo hizo hincapié en que las demás personas
nos ayudan a definirnos. En esta sección veremos la importancia
0
que tiene esta idea para nuestros autoconceptos.
Neutral
Neutrales Praise de
Condición Reward
Recompensa
condition
elogio
Teoría de la comparación social Suponga que un extraño
le pregunta: “¿Quién es usted?”. Si sólo hubiera un minuto o dos
para responderle, ¿mencionaría sus antecedentes éticos o reli-
giosos? ¿Haría referencia a su lugar de nacimiento? ¿Describiría sus talentos e intereses,
o sus gustos y aversiones? Cuando se les hace esta pregunta, las personas tienden a des-
cribirse en términos que las diferencian de otros en su entorno inmediato (McGuire y
McGuire, 1988). Entre los niños, los varones son más propensos a citar su género si han
crecido en familias en las que predominan las mujeres; las niñas actúan igual cuando
viven en familias predominantemente masculinas (McGuire et al., 1979). De manera
similar, en los ambientes universitarios los estudiantes “no tradicionales” de mayor
edad tienden a hacer más referencia a la edad que los más jóvenes tradicionales (Kite,
1992). Sin importar si el atributo distintivo es el género, la edad, la estatura o el color de
ojos, este patrón es básicamente el mismo. La implicación es intrigante: si se cambia el
entorno social de alguien, se estará modificando también la autodescripción espontánea
de esa persona.
Esta dependencia de las características distintivas para describirnos indica que el
yo es “relativo”, un constructo social, y que, en parte, cada uno de nosotros se define a sí
mismo usando a familiares, amigos, conocidos y otras personas como punto de referencia
(Mussweiler y Rüter, 2003; Mussweiler y Strack, 2000). Nuestros estándares de autocom-
paración pueden, incluso, verse influenciados temporalmente por la exposición fugaz
y cotidiana a desconocidos (Mussweiler et al., 2004). De hecho, esto es lo que Leon Fes-
teoría de la comparación social tinger (1954) propuso en su teoría de la comparación social. Festinger afirmaba que
Teoría que afirma que las personas cuando la gente tiene dudas con respecto a sus capacidades u opiniones, es decir, cuando
evalúan sus propias capacidades y no tiene a la mano información objetiva, se evalúa a sí misma estableciendo comparacio-
opiniones mediante la comparación nes con personas similares. La teoría parece razonable pero, ¿es válida? A lo largo de los
de sí mismas con otras.
años, los psicólogos sociales han sometido a prueba la teoría de la comparación social,

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El autoconcepto 65

centrándose en dos cuestionamientos clave: (1) ¿cuándo acudimos a otras personas para
obtener información comparativa? (2) Entre toda la gente que habita en la Tierra, ¿con
quién elegimos compararnos? (Suls y Wheeler, 2000).
Como Festinger propuso, la respuesta a la pregunta de “cuándo” parece ser la siguiente:
las personas efectúan comparaciones sociales cuando enfrentan estados de incertidumbre
o cuando no tienen a su disposición medios más objetivos de autoevaluación. De hecho,
estudios recientes sugieren que las personas se juzgan a sí mismas en relación con otras
aun cuando realmente se dispone de estándares más objetivos (Klein, 1997). No obstante,
otra investigación apoya la teoría de Festinger de que las personas son menos influidas
por información de comparación social cuando se dispone de información objetiva; por
ejemplo, nuestras historias personales de éxito y fracaso (Steyn y Mynhardt, 2008).
La interrogante que se refiere a “con quién” también ha sido motivo de muchos estu-
dios. La respuesta parece ser que cuando evaluamos nuestros gustos musicales, nuestro
valor en el mercado laboral o nuestras habilidades deportivas, buscamos como punto
de comparación a personas similares en aspectos relevantes (Goethals y Darley, 1977;
Wheeler et al., 1982). Por ejemplo, si tiene curiosidad acerca de su talento natural para
escribir, es más probable que se compare con otros estudiantes universitarios que con
estudiantes de bachillerato o autores de libros de gran éxito editorial. Por supuesto, hay
excepciones a esta regla. Más adelante en este capítulo verá que muchas veces la gente
enfrenta sus incapacidades personales enfocándose en otros individuos con menos
talentos o que son menos afortunados.

Teoría de los dos factores de la emoción La gente busca información de compa-


ración social para evaluar sus propias capacidades y opiniones. ¿Se fija también en los
demás para determinar algo tan personal y subjetivo, como son sus propias emociones?
En experimentos clásicos sobre la filiación, Stanley Schachter (1959) encontró que cuando
se asustaba a las personas diciéndoles que recibirían dolorosos choques eléctricos,
buena parte de ellas tendía a buscar la compañía de otros individuos que estuvieran en el
mismo predicamento. Nerviosos y con incertidumbre respecto a cómo se sentiría aquello,
los participantes querían unirse a personas similares, presumiblemente con el propósito
de establecer una comparación. No obstante, cuando no estaban temerosas y esperaban
recibir sólo choques suaves, o cuando los “otros” no estaban tomando parte en el mismo
experimento, los participantes preferían quedarse a solas. Como afirmó Schachter:
“Quienes se sienten miserables no quieren ningún tipo de compañía, la única que real-
mente les encanta es la compañía de otros igual de miserables” (p. 24).
Intrigados por las posibilidades, Schachter y su grupo de investigación dieron el
siguiente paso. ¿Es posible, se preguntaron, que cuando las personas sienten incerti-
dumbre de cómo se sentirán, su estado emocional esté en realidad determinado por las
reacciones de quienes las rodean? En respuesta a este cuestionamiento, los investiga-
dores propusieron que para sentir una emoción específica son necesarios dos factores.
En primer lugar, la persona debe experimentar los síntomas de la excitación fisiológica,
como aceleración cardiaca, sudoración, respiración agitada y contracción estomacal.
En segundo lugar, debe efectuar una interpretación cognitiva para explicar la fuente de
dicha activación. Es en este punto donde entran en acción las personas que nos rodean:
sus reacciones nos ayudan a interpretar nuestra propia excitación.
Para poner a prueba esta provocativa teoría de los dos factores de la emoción,
Schachter y Jerome Singer (1962) inyectaron epinefrina (droga que intensifica la exci-
tación fisiológica) a varios hombres voluntarios. Aunque a algunos de los participantes
se les informó con antelación los efectos de la droga, a otros no se les dio información
alguna, y a algunos más se les inyectó un placebo inofensivo. Antes que la droga (que
fue descrita como un complemento alimenticio) hiciera efecto, se dejó a los participantes
en compañía de un aliado, quien les fue presentado como un participante más al que se teoría de los dos factores de la
le había suministrado la misma inyección. En algunas sesiones, el aliado tenía la misión emoción Teoría según la cual la
de comportarse eufóricamente; durante 20 minutos tendría que dar saltos de felicidad, experimentación de emociones se basa
hacer garabatos en una hoja de papel, arrojar objetos a la basura, lanzar aviones de papel en dos factores: excitación fisiológica
de un lado al otro de la habitación y jugar con un aro. En otras, debía mostrarse molesto, y una interpretación cognitiva de tal
ridiculizar un cuestionario que se les había pedido responder y luego, en un ataque de ira, activación.
romperlo y arrojarlo a la basura.

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66 Capítulo 3 El yo social

Piense por un momento en las situaciones que se acaban de describir. Conforme la


droga va haciendo efecto, los participantes del grupo informado comienzan a sentir acele-
ración del ritmo cardiaco, temblor de manos y sensación de enrojecimiento en el rostro.
Sin embargo, como se les había avisado que se esperaba la aparición de tales síntomas,
no se veían obligados a buscar explicaciones. Los participantes en el grupo placebo no
tienen despertar fisiológico, así que en su caso no hay síntomas que explicar. Pero ahora
piense en los aprietos que enfrentaban los participantes del grupo no informado cuando
comenzaron a sentir la excitación sin saber por qué. En un intento por identificar las
sensaciones, de acuerdo con la teoría, se veían obligados a buscar pistas en alguien que
se encontrara en el mismo predicamento; es decir, el aliado.
En general, los resultados del experimento respaldaron la línea de razonamiento de
Schachter y Singer. Los participantes no informados reportaron sentirse relativamente
felices o molestos, dependiendo del desempeño del aliado. En muchas instancias mos-
traron comportamientos similares a los de éste. Uno de los participantes, por ejemplo,
“abrió de un tirón la ventana y, riendo, lanzó bolitas de papel a los transeúntes”. Sin
embargo, en los grupos informado y placebo, los participantes se vieron menos influidos
por estas pistas sociales, tal como se esperaba.
La teoría de los dos factores de Schachter y Singer ha dado lugar a bastante polémica,
dado que algunos estudios han corroborado sus hallazgos y otros no. Por ejemplo, en un
experimento, los participantes a los que les fue inyectada epinefrina sin ser advertidos
de los síntomas que se presentarían, mostraron después una respuesta de mayor temor
al ver una película de terror, pero no reaccionaron con enojo o diversión mientras veían
películas que pretendían provocar tales emociones (Mezzacappa et al., 1999). En gene-
ral, hoy en día parece plausible dar una conclusión limitada, pero importante: cuando
las personas no tienen claro cuáles son sus propios estados emocionales, en ocasiones
interpretan lo que sienten observando a los demás (Reisenzein, 1983). El condicional “en
ocasiones” es fundamental en esta conclusión. Para que otros influyan en nuestras emo-
ciones es preciso que nuestros niveles de despertar fisiológico no sean muy intensos; de
lo contrario, podrían causarnos aversión sin importar las circunstancias (Maslach, 1979;
Zimbardo et al., 1993). Además, la investigación muestra que las demás personas deben
estar presentes como posible explicación de la activación antes de que ésta inicie. Tan
pronto como la gente experimente la excitación, buscará explicación para la misma en
los eventos que precedieron el cambio de su estado psicológico (Schachter y Singer, 1979;
Sinclair et al., 1994).
En capítulos subsiguientes verá que la teoría de los dos factores de la emoción ha
tenido grandes implicaciones en el estudio del amor apasionado, el enojo y la agresivi-
dad, entre otras experiencias afectivas.

> Recuerdos autobiográficos


El filósofo escocés James Mill dijo una vez: “Los fenómenos del yo y de la memoria son
tan sólo dos caras de la misma moneda”. Si la historia del paciente William Thompson
que se narró al principio de este capítulo indica algo, es precisamente que Mill tenía
razón. Si careciéramos de recuerdos autobiográficos; es decir, de recopilaciones de las
secuencias de eventos que han conformado nuestra vida (Fivush et al., 2003; Rubin, 1996;
Thompson et al., 1998), no tendríamos un autoconcepto coherente. Después de todo,
¿quién sería usted si no pudiera recordar a sus padres o a sus compañeros de juegos de
la niñez, sus éxitos y fracasos, los lugares donde ha vivido, las escuelas a las que asistió,
los libros que leyó y los equipos para los que jugó? Es evidente que los recuerdos dan
forma al autoconcepto. Pero, como veremos en esta sección, el autoconcepto también
da forma a nuestros recuerdos personales (Conway y Pleydell-Pearce, 2000).
Cuando se le pide a la gente que recuerde sus propias experiencias, por lo general men-
cionan más acontecimientos del pasado reciente que del pasado distante. Sin embargo,
existen dos excepciones consistentes a esta sencilla regla temporal. La primera es que
los adultos mayores recuperan un mayor número de recuerdos personales de los años de
su adolescencia y principios de la etapa adulta, un “pico de memoria” que podría expli-
carse por ser éstos los años más formativos y productivos de la vida (Conway et al., 2005;

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El autoconcepto 67

Fitzgerald, 1988; Jansari y Parkin, 1996). Una segunda excepción es que las personas “Lo mejor de tener recuerdos es
tienden a recordar “las primeras veces”, las cuales implican transiciones. Reflexione un que uno puede escogerlos.”
momento acerca de su propia experiencia escolar. ¿Qué acontecimientos saltan a su William Trevor
mente y cuándo ocurrieron éstos? Tal vez recordó el primer día de escuela o las circuns-
tancias en que conoció a su mejor amigo. Quizá vinieran a su memoria algunas de las
clases favoritas, una fiesta o un encuentro deportivo especial. Cuando David Pillemer y
otros (1996) pidieron a estudiantes de primer ingreso y de último año que relataran las
experiencias más memorables de su primer año de escuela, 32% de todos los recuerdos
tuvieron relación con septiembre, un típico mes de transición ( fin del verano e inicio del
año escolar, de acuerdo con el calendario académico estadounidense). Cuando se solicitó
lo mismo a graduados universitarios, ellos también citaron una enorme cantidad de even-
tos ocurridos en los primeros dos meses de su primer año de escuela, seguidos por los que
tuvieron lugar en otro periodo de transición: el último mes del año en el que terminaron
sus carreras. Estos atareados lapsos transicionales son importantes entre los estudiantes,
sin considerar si sus escuelas siguen un calendario semestral o anual (Kurbat et al., 1998).
Es obvio que no todas las experiencias dejan la misma huella. Si les pide a estadou-
nidense bastante mayores que recuerden el 22 de noviembre de 1963, es probable que
le digan exactamente en dónde, con quién y qué estaban haciendo en el momento en
que se enteraron de que el presidente John F. Kennedy había sido herido. Roger Brown
y James Kulik (1977) acuñaron el término memoria de flash (flashbulb memories) para
describir estas evocaciones duraderas, detalladas y de alta resolución, y especularon que
los seres humanos estamos biológicamente equipados, por razones de supervivencia,
para “imprimir” eventos dramáticos en la memoria. Sin embargo, estos recuerdos imbo-
rrables no son siempre precisos ni consistentes. Es más, estas remembranzas se “sien-
ten” especiales y sirven como hitos prominentes en las biografías de nosotros mismos
(Conway, 1995; Talarico y Rubin, 2007).
Dado que vincula el presente con el pasado y nos proporciona un sentido interno de

Classmates.com
continuidad, la memoria autobiográfica constituye una parte vital de nuestra identidad
y puede ser conformada por ésta. Las personas suelen estar particularmente motivadas
a distorsionar el pasado en formas que resultan halagüeñas para sí mismas. De acuerdo
con Anthony Greenwald (1980): “El pasado se recuerda como si fuera un drama en el que
el yo es el protagonista” (p. 604).
Para ilustrar este sesgo, retroceda a un evento trascendental de la historia de Estados
Unidos: las audiencias del Senado en torno al caso Watergate, celebradas en 1973. El testigo
era John Dean, ex asesor del presidente Richard Nixon. Dean había rendido una declara-
ción de 245 páginas, en la que hacía un recuento, palabra por palabra, de muchas conver-
saciones. Su memoria parecía tan impresionante que se le llamó “grabadora humana”. Pero
entonces, en un irónico giro del destino, los investigadores descubrieron que Nixon había
grabado las reuniones narradas por Dean. ¿Éste había sido preciso? Una comparación de
su testimonio con las grabaciones reales reveló que, aun cuando recordó correctamente

© Ciniglio Lorenzo/CORBIS SYGMA


la esencia de sus reuniones en la Casa Blanca, había exagerado de manera consistente el
papel y la importancia que tuvo en esos eventos. El psicólogo cognitivo Ulric Neisser (1981),
quien analizó el testimonio de Dean, se preguntaba: “¿Somos todos de esta manera? ¿Todos
tenemos recuerdos estructurados, dramatizados y centrados en nosotros mismos?”. La
respuesta es sí y no. Para estar seguros, los recuerdos de todos están centrados en el yo.
Pero las personas difieren en su autoestima y en el grado en que sesgan el pasado en formas
que retratan el yo bajo una luz favorable (Conner Christensen et al., 2003).
En otros casos, también la gente tiende a enmendar sus historias personales difu-
sas para que se reflejen favorablemente en el yo. En un estudio, Harry Bahrick y otros
(1996) hicieron que 99 estudiantes universitarios recordaran todas las calificaciones que Aun cuando los adultos recuerdan
habían obtenido en el bachillerato, y luego verificaron sus reportes con los registros rea- más eventos del pasado reciente que
del pasado distante, las personas
les. En general, la mayoría de las calificaciones fueron recordadas correctamente. Pero están llenas de recuerdos de finales
la mayor parte de los errores de memoria implicaron aumentos de calificación, y casi de la adolescencia y principios de la
todos ocurrieron cuando las calificaciones reales habían sido bajas (vea la l figura 3.4). vida adulta. Estos años de formación
En un segundo estudio, Simone Schlagman y otros (2006) conversaron con voluntarios quedan perfectamente inmortalizados
en los anuarios escolares que incluyen
jóvenes y ancianos durante una semana y después analizaron los recuerdos autobiográfi- fotografías como estas de las actrices
cos (sobre nacimientos, muertes, festividades, accidentes, actividades escolares, ocasio- estadounidenses Angelina Jolie (arriba)
nes especiales, etc.) que aquéllos habían relatado de manera espontánea. Ambos grupos y Jennifer Aniston (abajo).
recordaron muchos acontecimientos positivos, pero los adultos mayores rememoraron
pocos hechos negativos. En conjunto, estos hallazgos traen a la mente la aseveración del

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68 Capítulo 3 El yo social

sociólogo George Herbert Mead (1934), según la cual nuestros recuerdos del
l FIGURA 3.4 pasado no son más que “fantasías de evasión… en las que reconstruimos el
Distorsiones en el recuerdo de las mundo de acuerdo con nuestros deseos más íntimos” (pp. 348-349).
calificaciones obtenidas en bachillerato Nuestras autobiografías están tan interconectadas con nuestro sentido
Se pidió a un grupo de estudiantes universitarios de quiénes somos que, a medida que cambia nuestro autoconcepto, tam-
que recordaran las calificaciones que obtuvieron bién cambia nuestra perspectiva visual del pasado. Considere una impor-
en el bachillerato, mismas que luego fueron tante forma en la que usted haya cambiado. Una vez era niño, ahora está
verificadas en los registros correspondientes. Las en un colegio o trabaja. O puede que fuera fumador y dejó de hacerlo, o
comparaciones revelaron que la mayor parte de era obeso y bajó de peso. O quizá experimentó una conversión religiosa,
los errores de memoria tuvieron que ver con un o tuvo cáncer y sobrevivió, y ahora usted siente que ha “renacido”. Teo-
aumento en las calificaciones. Las calificaciones
bajas se recordaron con menos precisión (y fueron
rizando que nuestro actual autoconcepto pinta de muchos colores el
aumentadas). Aparentemente, a veces las personas modo en que vemos nuestro yo anterior, Lisa Libby y Richard Eibach
enmiendan su propio pasado para ajustarlo a su (2002) pidieron a estudiantes universitarios que escribieran acerca de un
autoimagen actual. aspecto de ellos mismos que hubiera cambiado mucho, así como de otro
Tomado de Bahrick et al., “Accuracy and distortion in me- que no hubiera cambiado desde que estaban en bachillerato. Analizando
mory for high school grades”, en Psychological Science,
vol. 7 (pp. 265-271). Copyright © 1996 Sage Publications,
el lenguaje empleado para describir estas recolecciones, los investigadores
Inc. Reimpreso con permiso. encontraron que los participantes usaban más pronombres en tercera per-
100 sona para describir acciones pasadas que no se ajustaban a su yo actual, y
se clasificaron como más alejados de estas acciones.

>
precisión

90
grades

80 Cultura y el autoconcepto
recalledcon

70
recordadas

El autoconcepto también se ve influenciado por factores culturales. En Esta-


60 dos Unidos se dice que “Niño que no llora no come”, y en Japón se afirma
of accurately

50 que “El clavo que queda fuera recibe los martillazos”. En consecuencia, los
de calificaciones

padres de familia estadounidenses tratan de criar a sus hijos de manera que


40 sean independientes, autosuficientes y asertivos (un paso delante de los
30 demás), mientras que los japoneses son educados para ocupar el lugar que
Percentage

les corresponde en sus grupos y en su comunidad.


20
El ejemplo anterior ilustra dos orientaciones culturales distintas. Una
Porcentaje

10 de ellas valora el individualismo y virtudes como la independencia, la auto-


nomía y la autosuficiencia. La otra valora el colectivismo y cualidades como
0
la interdependencia, la cooperación y la armonía social. Bajo el estandarte
A B C D
Calificación del individualismo se privilegian los objetivos personales por encima de las
Grade filiaciones grupales. En las culturas colectivistas, en contraste, la persona
es primero y antes que nada un miembro que debe lealtad a una familia, a un equipo, a
una compañía, a una iglesia y a un Estado; está motivada en buena medida por un grupo,
y no es diferente, mejor ni peor que los demás (Triandis, 1994). ¿En qué naciones se dan
las expresiones más radicales de estas orientaciones? En un estudio mundial efectuado
entre 116,000 empleados de IBM, Geert Hofstede (1980) descubrió que las personas más
ferozmente individualistas son las de Estados Unidos, Australia, Gran Bretaña, Canadá y
Países Bajos, en ese orden. Los pueblos más colectivistas son los de Venezuela, Colombia,
Pakistán, Perú, Taiwán y China.
También es importante darnos cuenta que individualismo y colectivismo no son
simples polos opuestos de un continuo, y que las similitudes y diferencias entre países
no se ajustan siempre a un patrón estricto. Daphna Oyserman y otros (2002) realiza-
ron un meta-análisis de las respuestas dadas por muchos miles de personas en 83 estu-
dios. En relación con Estados Unidos, encontraron que los afroamericanos constituyen
el subgrupo más individualista, y que las minorías asiática y latinoamericana son las
más colectivistas. Al hacer una comparación entre países, descubrieron que las orienta-
ciones colectivistas varían en Asia, siendo los chinos más colectivistas que los japoneses
y los coreanos encuestados.
El individualismo y el colectivismo están tan profundamente arraigados en distin-
tas culturas, que dan forma a nuestras autoconcepciones e identidades. De acuerdo con
Hazel Markus y Shinobu Kitayama (1991), la mayoría de los estadounidenses y europeos
tiene un punto de vista independiente del yo. En esta visión el yo es una entidad distin-
tiva, autónoma, autosuficiente y dotada de inclinaciones únicas. Por otro lado, en buena
parte de Asia, África y Latinoamérica la gente percibe el yo de manera interdependiente.

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El autoconcepto 69

En este caso, el yo es parte de una red social más amplia que incluya a la familia, los com-
pañeros de trabajo y demás personas con quienes el individuo se relaciona socialmente.
La gente con un punto de vista independiente dice que “la única persona con la que se
puede contar es uno mismo” y “me gusta ser único y diferente de los demás”. En cambio,
aquellos que tienen perspectiva interdependiente son más proclives a estar de acuerdo
con ideas como las siguientes: “Si un miembro de mi familia o de mi equipo de trabajo
fracasa, yo tengo parte de la culpa”, o “Mi felicidad depende de la felicidad de quienes
me rodean” (Rhee et al., 1995; Singelis, 1994; Triandis et al., 1998). Estas orientaciones
contrastantes, una enfocada en el yo personal y la otra en un yo colectivo, se bosquejan
en la l figura 3.5.
Investigación de varios tipos confirma un estrecho vínculo entre orientación cul-
tural y concepciones del yo. En un estudio, David Trafimow y otros (1991) hicieron que
estudiantes universitarios estadounidenses y chinos completaran 20 afirmaciones
que comenzaban con la frase “yo soy…”. Los estadounidenses mostraron ser más pro-
clives a llenar los espacios en blanco con descripciones de carácter (“yo soy tímido”),
mientras que los chinos fueron más propensos a identificarse mediante filiaciones
grupales (“yo soy estudiante universitario”). Consistente con este hallazgo, un segundo
estudio mostró que en comparación con niños estadounidenses que tienden a recordar
eventos autobiográficos con aspectos personales de sí mismos, los niños chinos tienden
a recordar relaciones, membresías grupales y otros aspectos sociales de ellos mismos
(Q. Wang, 2006). Un tercer estudio ha demostrado que cuando participantes chinos, no
así los estadounidenses, piensan en sí mismos, se activan partes del cerebro que también
se activan cuando piensan en sus madres (Zhu et al., 2007).
Nuestras orientaciones culturales pueden influir en la manera que nos perci-
bimos, evaluamos y presentamos en relación con los demás. Markus y Kitayama
(1991) identificaron dos diferencias particularmente interesantes entre Oriente
y Occidente. La primera es que las personas de culturas individualistas se esfuer-
zan por alcanzar logros personales, en tanto que las que viven en culturas colectivis-
tas obtienen más satisfacción a partir del estatus que conlleva pertenecer a un grupo
reconocido. En consecuencia, mientras los estadounidenses tienden a sobrevalo-
rar sus contribuciones al esfuerzo de un grupo y se acreditan el éxito y culpan a los
demás cuando hay un fracaso, la gente de culturas colectivistas tiende a subestimar

l FIGURA 3.5
Concepciones culturales del yo
Como se muestra aquí, diferentes culturas fomentan distintas concepciones del yo. Muchos
occidentales tienen un punto de vista independiente del yo caracterizado como distinto,
autónomo y autosuficiente. Por su parte, muchos asiáticos, africanos y latinoamericanos
poseen una perspectiva interdependiente del yo, en la cual los individuos se circunscriben a
una red social más amplia.
Tomado de Marcus, H. R. y Kitayama, S., “Culture and the self: Implications for cognition, emotion, and
motivation”, en Psychological Review, vol. 98 (p. 226). Copyright © 1991 by the American Psychological
Association. Reimpreso con permiso.
A. Punto de vista independiente del yo B. Punto de vista interdependiente del yo

Madre Padre
Madre Padre

Yo Hermano Yo Hermano
Amigo
Amigo

Amigo
Colega Colega
Amigo

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70 Capítulo 3 El yo social

su propio papel y a presentarse en términos más modestos y humildes en cuanto a otros


miembros del grupo (Akimoto y Sanbonmatsu, 1999; Heine et al., 2000).
Una segunda consecuencia de estas concepciones divergentes del yo es que los estu-
diantes universitarios estadounidenses se ven a sí mismos como menos similares a los
demás, a diferencia de sus similares de la India. Esta disparidad refuerza la idea de que
los individuos con concepciones independientes del yo se consideran únicos. De hecho,
es posible que nuestras orientaciones culturales hacia la conformidad o la independen-
cia nos lleven a favorecer la similitud o la singularidad en todos los ámbitos. En un intere-
sante estudio que ilustra este punto, Heejung Kim y Hazel Markus (1999) les mostraron
figuras abstractas a sujetos de Estados Unidos y de Corea. Cada figura estaba compuesta
por nueve partes, la mayoría de las cuales eran idénticas en forma, posición y dirección,
aunque una o más eran diferentes. Observe la l figura 3.6. ¿Cuál de las nueve subfiguras
de cada grupo le gusta más? Los sujetos estadounidenses prefirieron aquellas que eran
únicas o se diferenciaban de las demás, mientras que los coreanos eligieron aquellas que
“encajaban” como parte del grupo. En otro estudio, los mismos investigadores se aproxi-
maron a peatones con herencia estadounidense o del Cercano Oriente en el aeropuerto
de San Francisco y les pidieron que respondieran un cuestionario. Después, ofrecieron
a todos los participantes un bolígrafo como obsequio, el cual debían elegir de entre un
puñado que incluía tres o cuatro del mismo color, verde o anaranjado. El resultado: 74% de
los estadounidenses eligió uno de los bolígrafos de color distinto, y 76% de los orientales
seleccionó uno de los bolígrafos de color no distinto. En apariencia, nuestras orienta-
ciones a la conformidad y a la independencia culturalmente arraigadas dejan marca en
nosotros, llevándonos a formar preferencias por cosas que “encajan” o “se destacan”.
¿Las personas de culturas dispares están condenadas a pensar en el yo en térmi-
nos individualistas o colectivistas, o ambos aspectos del yo están presentes en todos y
sólo se expresan según la situación? Reconsidere el estudio en el que los estudiantes
estadounidenses se describieron más en términos de rasgos de personalidad, en tanto
que los chinos lo hicieron más usando filiaciones de grupo. En un muy interesante estu-
dio de seguimiento, Trafimow y otros (1997) hicieron pruebas con estudiantes de Hong
Kong, todos los cuales hablaban inglés como segunda lengua. A la mitad de los estu-
diantes se les aplicó el examen “¿Quién soy yo?” en chino, y a la otra mitad en inglés.
¿Esta verificación influyó en los resultados? Sí. Los estudiantes que hicieron el examen
en inglés se enfocaron más en características personales, en tanto que quienes lo hicie-
ron en chino se enfocaron de modo preponderante en las filiaciones de grupo. Parece
que todos tenemos aspectos individuales y colectivos imbuidos en nuestra personalidad;
cuál de ellos surge en un momento determinado, depende de la situa-
ción en la que nos encontremos.
En tanto más de cerca examinan los psicólogos sociales las
culturas y el impacto de éstas en cómo piensan las personas, más
compleja es la imagen que resulta. Claramente, la investigación
documenta el grado al que las autoconcepciones son influidas por
los impulsos individualistas y colectivistas dentro de una cultura.
BLOOMimages/Getty Images

Pero también hay otras diferencias centrales. Kaiping Peng y Richard


Nisbett (1999) observaron
que las personas de culturas
de Asia Oriental piensan en
términos dialécticos acerca
de las características con-
tradictorias, aceptando, por
ejemplo, que los opuestos
aparentes (negro y blanco,
Reflejando un punto de vista del amigo y enemigo, fuerte y
yo interdependiente, a los niños
japoneses se les enseña a ajustarse a débil) pueden coexistir en
la comunidad. Poniendo de manifiesto una sola persona, ya sea de
© Ariel Skelley/Corbis

un punto de vista más independiente manera simultánea o como


del yo, los niños estadounidenses son
animados a expresar su individualidad. resultado de cambios en
el tiempo. Establecido en

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El autoconcepto 71

tradiciones orientales, el dialecticismo


es un sistema de pensamiento caracte- l FIGURA 3.6
rizado por la aceptación de tales con- ¿Qué le gusta más: la similitud o la singularidad?
tradicciones por medio de un acuerdo, ¿Cuál de las subfiguras de cada grupo prefiere? Kim y Markus (1999) encontraron
como lo implica el proverbio chino: “Cuí- que los estadounidenses tienden a preferir las que “destacan”, como únicas o
date de tus amigos, no de tus enemigos”. minoritarias, mientras que los coreanos son más proclives a elegir subfiguras que
Este estilo de pensamiento contrasta “encajan” en el grupo circundante.
notablemente con la perspectiva esta- Tomado de Kim, H. y Marcus, H. R., “Deviance or uniqueness, harmony or conformity? A cultural
dounidense y europea, establecida en analysis”, en Journal of Personality and Social Psychology, vol. 77 (pp. 785-800). Copyright © 1999
la lógica occidental, por la cual las per- by the American Psychology Association. Reimpreso con permiso.

sonas diferencian los opuestos aparen-


tes en la suposición de que si uno tiene
razón, el otro debe estar equivocado.
Preguntándose si un estilo dialéc-
tico de pensamiento tiene implicacio-
nes para el yo, Tammy English y Serena
Chen (2007) dirigieron una serie de
estudios en los que preguntaron a estu-
diantes universitarios de Estados Uni-
dos, de ascendencia europea o asiática,
qué clase de persona eran en situacio-
nes diarias, como por ejemplo un salón
de clases, una cafetería, una fiesta o el
gimnasio. En general, encontraron que,
en comparación con los estadounidenses de ascendencia europea que representan su
“yo verdadero” como estable general, los estadounidenses de ascendencia asiática varían
más su autoconcepto para adaptarse a diferentes situaciones de relación, aun cuando
son consistentes dentro de estas situaciones. Otra investigación también ha demostrado
que los de Asia Oriental son más dispuestos que los estadounidenses para ver y acep-
tar aspectos contradictorios de sí mismos (Spencer-Rodgers et al., 2009), como se ve en
que están dispuestos a aceptar aspectos positivos y negativos de ellos mismos al mismo
tiempo (Boucher et al., 2009).
El estudio de aspectos culturales del yo también es ampliado por psicólogos sociales
interesados en culturas latinoamericanas, donde las relaciones sociales y emocionales
son una parte particularmente importante de la orientación colectivista. De acuerdo
con Renee Holloway y otros (2009), las culturas latinoamericanas valoran el concepto del
simpático, que da muestras expresivas de encanto agradable, refinamiento y hospitali-
dad. ¿Este valor cultural se vuelve parte del autoconcepto latinoamericano? Claramente,
no hay dos individuos iguales, pero cuando estos investigadores les presentaron la ya
descrita tarea de “¿quién soy yo”? a latinos y estadounidenses blancos, encontraron que
en promedio los participantes latinoamericanos eran más proclives a describirse usando
términos relacionados con el simpático, por ejemplo ser amables, amistosos, compren-
sivos, afables y corteses.
Antes de concluir nuestro debate sobre influencias culturales, es importante saber
que las culturas mismas cambian con el tiempo y de una generación a otra. Los niños
estadounidenses que crecieron en las décadas de 1940 y 1950, generación conocida
como de la “explosión de la natalidad” (baby boomers), crecieron en una cultura muy
diferente a la de los que crecieron en las décadas de 1960 y 1970, grupo conocido común-
mente como de la “generación X”, y a la de los que crecieron en las décadas de 1980 y
1990, conocidos como los “milenarios”. Analizando datos de cuestionarios recolectados
de 9.2 millones de estudiantes estadounidenses de último año de bachillerato y de uni-
versitarios de 1966 a 2009, Jean Twenge y sus colegas (2012) encontraron que, en com-
paración con los de la “explosión de natalidad”, las generaciones subsiguientes estaban
más concentradas en el dinero, la fama y la autoimagen, y menos ocupados de la afi- dialecticismo Sistema oriental de
liación, la comunidad y el compromiso cívico (vea la l figura 3.7). Este cambio en los pensamiento que acepta la coexistencia
valores, descrito como cambio de la “generación nosotros” a la “generación yo”, sugiere de características contradictorias en una
que la cultura estadounidense es más individualista hoy de lo que era hace medio siglo, sola persona.

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72 Capítulo 3 El yo social

l FIGURA 3.7
Diferencias generacionales en la orientación cultural estadounidense
Durante años se han aplicado encuestas a millones de estadounidenses que crecieron en las
décadas de 1940-1950 (“explosión de la natalidad”), 1960-1970 (“generación X”) y de 1980-
1990 (“milenarios”). A partir de las respuestas de estudiantes de bachillerato y universitarios
de 1966 a 2009 parece que, en comparación con los de la “explosión de la natalidad”, las
generaciones posteriores están más enfocadas en el dinero, la fama y la autoimagen, y menos
ocupados de la afiliación, la comunidad y el compromiso cívico. Estos cambios sugieren que la
cultura estadounidense es más individualista hoy que hace medio siglo.
Tomado de Twenge, J. M., Campbell, W. K. y Freeman, E. C., “Generational differences in young adults’ life
goals, concern for others, and civic orientation, 1966-2009”, en Journal of Personality and Social Psychology,
vol. 102 (pp. 1045-1062). Copyright © 2012 by the American Psychology Association. Reimpreso con permiso.

100

90

80

70

60

50

40

30

20

10

0
1966 1969 1972 1975 1978 1981 1984 1987 1990 1993 1996 1999 2002 2005 2008

Philosophy
Filosofía de laofvida
life Well-offfinanciera
Riqueza financially Money
Dinero Being
Ser lídera leader

Autoestima
¿Cómo se siente respecto a sí mismo? ¿Por lo general se siente satisfecho con su aparien-
cia, su personalidad, sus habilidades académicas y deportivas, sus logros y amistades?
¿Ve el futuro con optimismo? Cuando se trata del yo, las personas dejan de ser observa-
doras ecuánimes, objetivas y serenas, para transformarse en seres juiciosos, motivados,
emocionales y altamente protectores de su autoestima, un componente del yo con carga
afectiva.
La palabra estima proviene del latín aestimare, que significa “estimar” o “valorar”. La
autoestima, por lo tanto, se refiere a las valoraciones positivas y negativas que hacemos
de nosotros mismos (Coopersmith, 1967). Algunos individuos tienen autoestima más alta
que otras, un atributo que puede tener profundo impacto en la manera que piensan y
sienten sobre sí mismos y se presentan ante los demás. A pesar de ello, es importante
tener en cuenta que si bien algunos tienen una autoestima más alta que otros, la sen-
sación de valía personal no es un rasgo personal grabado en piedra para siempre. Por el
contrario, se trata de un estado mental que fluctúa en respuesta al éxito, el fracaso, los
autoestima Componente
altibajos de la fortuna, las relaciones sociales y otras vivencias (Heatherton y Polivy, 1991).
afectivo del yo, conformado por las
autoevaluaciones positivas y negativas
Con el autoconcepto conformado por numerosos autoesquemas, las personas por
de las personas.
lo general ven de manera diferente las partes del yo: algunas las juzgan más favorable-
mente o las ven con más claridad o como más importantes que otras (Pelham, 1995).

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Autoestima 73

En efecto, tal como los individuos difieren según cuán alta o cuán baja sea su autoestima,
también divergen en la medida en que ésta es estable o inestable. Como regla general, la
autoestima se mantiene más o menos estable a lo largo de toda la vida (Trzesniewski et
al., 2003), pero en el caso particular de algunas personas parece fluctuar en respuesta a
experiencias cotidianas, las cuales son muy susceptibles al halago o excesivamente sen-

>
sibles a la crítica (Baldwin y Sinclair, 1996; Kernis y Waschull, 1995; Schimel et al., 2001).

La necesidad de autoestima
Aparentemente usted, yo y en la práctica todos los habitantes del planeta tenemos nece-
sidad de contar con autoestima, el deseo de vernos bajo una luz positiva. Como resultado
de quiénes somos y de la cultura en la que vivimos, cada uno de nosotros valora diferen-
tes atributos y trata de distintas maneras de satisfacer esta necesidad. Algunas personas
obtienen un sentido de valía a partir de su apariencia; otras valoran más la fortaleza
física, los logros profesionales, la salud, las habilidades y talentos, o la filiación a deter-
minados grupos. Independientemente de cuál sea la fuente, es evidente que la búsqueda
de valía personal es un aspecto de la motivación humana con profundas implicaciones.
Pero retrocedamos un poco y preguntémonos por qué. ¿A qué se debe que nuestra nece-
sidad de autoestima sea tan fuerte como si fuera el alimento, el aire, el sueño o el agua
que requerimos para vivir?
Hoy en día hay dos respuestas de la psicología social a esta interrogante. La teoría
del sociómetro, propuesta por Mark Leary y Roy Baumeister (2000), consiste en que las
personas somos inherentemente animales sociales y que el deseo de autoestima está
determinado por la más primitiva necesidad de relacionarnos con los demás y obtener
su aprobación. Como resultado de esta conexión social para sobrevivir, la gente ha evolu-
cionado un “sociómetro”, un mecanismo que permite detectar la aceptación y el rechazo
y luego traducir esta percepción en alta o baja autoestima. De esta manera, la autoestima
sirve como indicador general de cómo nos estamos desempeñando ante los ojos de los
demás. Por lo tanto, la amenaza del rechazo social reduce la autoestima, lo cual activa
la necesidad de recuperar la aprobación y la aceptación. En un experimento dirigido a
identificar un “sociómetro neural”, a los participantes se les tomó una imagen de reso-
nancia magnética mientras veían palabras de realimentación positiva y negativa que un
cómplice usaba de manera ostensible para describirlos (palabras como interesante y abu-
rrido). Los participantes también clasificaron su autoestima en res-
puesta a cada palabra de realimentación. Los resultados mostraron
que una mayor actividad en las regiones del cerebro relacionadas con iario,
Querido d
el rechazo estaba asociada con una autoestima más baja (Eisenber-
estarte

© The New Yorker Collection 1996 Mike Twohy from cartoonbank.com.


ger et al., 2011). siento mol
Hay una segunda teoría importante, Jeff Greenberg, Sheldon Solo- otra vez
mon y Thomas Pyszcynski (1997) propusieron la teoría de manejo
del terror para contribuir a explicar nuestra inexorable necesidad de
autoestima. De acuerdo con esta teoría, los seres humanos estamos
biológicamente programados para la vida y la autoconservación. Sin
embargo, estamos conscientes de lo inevitable y aterrados por nues-
tra propia muerte. Para enfrentar este miedo paralizante y profundo, Todos los derechos reservados.

creamos y aceptamos cosmovisiones culturales que pretenden expli-


car cómo, por qué y por quién fue creado el mundo; interpretaciones
religiosas del objetivo de nuestra existencia, así como la percepción
histórica llena de héroes, villanos y eventos trascendentales. Estas cos- BAJA AUTOESTIMA
movisiones nos dan un significado y un propósito, y mitigan nuestra
angustia. En una serie de experimentos, los investigadores encontra-
ron que la gente reacciona ante representaciones gráficas de la muerte o ante el pensa-
miento de su propio deceso con una intensa ansiedad y una fuerte actitud defensiva. Sin
embargo, cuando se les aportó realimentación positiva mediante una prueba que reforzó
teoría de manejo del terror Teoría
su autoestima, la reacción se suavizó. Desde entonces, otra investigación ha confirmado
según la cual el ser humano enfrenta el
este tipo de resultado (Schmeichel et al., 2009). Como verá en capítulos más adelante, esta
temor de su propia muerte por medio
teoría se ha estado usando para explicar de qué manera los estadounidenses enfrentaron
de una cosmovisión que le ayuda a
el trauma y el miedo que provocaron los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 resguardar su autoestima.
(Pyszczynski et al., 2002).

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74 Capítulo 3 El yo social

En cuanto a la necesidad de autoestima, Pyszczynski y sus colegas (2004) afirmaron


lo siguiente:
La autoestima es un escudo protector diseñado para controlar el terror en potencia que
surge de la conciencia que implica la espeluznante posibilidad de que los seres humanos
somos tan sólo animales efímeros, agrupados para sobrevivir en un universo sin sentido, y
diseñados sólo para morir y descomponerse. Desde esta perspectiva, el nombre y la iden-
tidad, las identificaciones familiares y sociales, las metas y aspiraciones, la ocupación y las
credenciales, y los demás ornamentos de cada ser individual, constituyen velos para encu-
brir a un animal que, en el esquema cósmico de las cosas, tal vez no tenga más importancia
o permanencia que cualquier papa, piña o puerco espín. (p. 436)
Confirmando la sabiduría popular, muchas investigaciones sugieren que una autoes-
tima alta pinta de colores nuestra perspectiva de la vida. Las personas con autoimágenes
positivas tienden a ser felices, sanas, productivas y exitosas. También son propensas a
ser seguras, aportando a los nuevos retos que se les presentan una actitud ganadora que
les permite ser más persistentes en la realización de tareas difíciles, dormir mejor por la
noche, mantener su independencia al enfrentar presiones de sus semejantes y ser menos
proclives a padecer úlceras. En contraste, la gente con autoimágenes negativas tiende a
ser más depresiva, percibe el futuro con pesimismo y es más proclive al fracaso. Al carecer
de seguridad, estos individuos enfrentan las nuevas tareas con una actitud de frustra-
ción que los atrapa en un círculo vicioso de derrota de sí mismos. Como esperan fallar y
siempre están a la expectativa de lo peor, se vuelven ansiosos, ejercen menos esfuerzo y se
“desconectan” cuando les salen al paso retos importantes. Las personas con baja autoes-
tima no confían en sus propios elogios positivos (Josephs et al., 2003). Y cuando fracasan
tienden a culparse, lo cual hace que se sientan todavía más incompetentes (Brockner,
1983; Brown y Dutton, 1995). La baja autoestima podría, incluso, poner en riesgo la salud.
De hecho, algunas investigaciones sugieren que prestar demasiada atención a nuestros
atributos negativos afecta para mal la actividad de ciertas células de los glóbulos blancos
que conforman el sistema inmunológico y comprometen, en consecuencia, la capacidad
del organismo para protegerse contra las enfermedades (Strauman et al., 1993; 2004).
¿Tener una autoestima alta garantiza la consecución de los resultados que desea?
Esta sencilla pregunta es ahora objeto de debate. Por un lado, con base en un extenso
repaso de la investigación, Roy Baumeister y otros (2003) concluyen que aun cuando la
autoestima lleva a las personas a sentirse bien, a afrontar nuevos desafíos y perseverar
a pesar del fracaso, la evidencia de correlación no respalda con claridad la conclusión
radical de que promover la autoestima haga que se desempeñen bien en la escuela o en
el trabajo, sean populares en su núcleo social o asuman comportamientos capaces de
promover la salud física. Lo que es más, Jennifer Crocker y Lora Park (2004) señalan que
el proceso mismo de mejorar la autoestima conlleva un costo. Desafiando la conclusión
de que la autoestima no merece la pena el esfuerzo, William Swann y otros (2007) obser-
van que aun cuando el mérito propio general, o global, puede no predecir resultados posi-
tivos en la vida, las personas con dominios específicos de la autoestima se benefician en
formas más restringidas. En otras palabras, la investigación sugiere que los individuos
con alta autoestima, especialmente para hablar en público, para las matemáticas o para
situaciones sociales, serán mejores que quienes tienen menos confianza en sí mismos en
estos mismos dominios.

> ¿Existen diferencias de género y raza?


Así como los niveles de autoestima difieren de un individuo a otro, lo mismo sucede entre
grupos sociales y culturales. Si se aplicara un examen de autoestima a miles de personas
de todo el mundo, ¿ciertos segmentos poblacionales obtendrían puntuaciones más altas
que otros? ¿Se esperaría encontrar diferencias en los promedios de hombres y mujeres,
de personas de raza blanca y negra, o entre individuos de diferentes culturas? Al conside-

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Autoestima 75

rar que la autoestima promueve la salud, la felicidad y el éxito, y preocupados por suponer
que algunos grupos humanos están en desventaja a este respecto, los investigadores han
realizado estos tipos de comparaciones.
¿Existen diferencias en los niveles de autoestima según el género? A lo largo de
los años se ha escrito mucho en la prensa popular acerca del inflado pero frágil “ego
masculino”, sobre el limitado amor propio de niñas adolescentes y mujeres jóvenes, y
acerca de la consecuente “brecha de confianza” relacionada con el género (Orenstein,
1994). ¿La investigación respalda dicho supuesto? Para averiguarlo, Kristin Kling y otros
(1999) hicieron una combinación estadística de los resultados de 216 estudios, en los
que participaron 97,000 encuestados, y después analizaron los sondeos realizados entre
48,000 estudiantes por el Centro Nacional de Estadísticas sobre Educación de Estados Uni-
dos. El resultado: entre los adolescentes y adultos consultados, los varones obtuvieron pun-
tuaciones más altas que las mujeres en diversas evaluaciones generales de autoestima. Sin
embargo, contrario a la creencia popular, la diferencia fue muy pequeña, en particular entre
adultos jóvenes.
Los investigadores también se han preguntado si tener una baja autoestima representa
un problema para los miembros de grupos minoritarios estigmatizados, víctimas históricas
de prejuicio y discriminación. ¿Por ejemplo, pertenecer a un grupo minoritario, como los
afroamericanos, reduce el sentido de valía personal? Con base en los resultados combinados
de estudios que involucraron a más de medio millón de encuestados, Bernadette Gray-Little
y Adam Hafdahl (2000) reportaron que niños, adolescentes y adultos afroamericanos obtu-
vieron de manera consistente puntuaciones más altas, no más bajas, que sus homólogos de
raza blanca en las evaluaciones de autoestima.
En un meta-análisis de cientos de estudios que comparaban grupos de todas las edades y
diferentes minorías estadounidenses, Jean Twenge y Jennifer Crocker (2002) confirmaron que
los afroamericanos tienen una ventaja en cuestión de autoestima sobre los de raza blanca,
pero encontraron que las minorías hispana, asiática y de indígenas estadounidenses tienen
puntuaciones de autoestima más bajas. La ventaja en autoestima no es fácil de interpretar.
Sorprendidos por las altas calificaciones obtenidas por la población negra, más altas que las
de otras minorías, algunos investigadores han sugerido que quizá sus miembros, más que
los de otras minorías, son capaces de conservar su autoestima al enfrentar la adversidad, atri-
buyendo consecuencias negativas a las fuerzas discriminatorias y usando esta adversidad para
crear un sentido de orgullo grupal. A este respecto, Twenge y Crocker descubrieron que las
puntuaciones de autoestima de los afroamericanos, en comparación con las obtenidas por la
población blanca, se han incrementado con el paso del tiempo, desde la época anterior a

>
la declaración de los derechos civiles (en la década de los cincuentas) hasta la actualidad.

Teoría de la autodiscrepancia
¿Qué determina el modo en que se sienten las personas respecto de sí mismas? De acuerdo
con E. Tory Higgins (1989), nuestra autoestima se define a partir de la compatibilidad o
incompatibilidad entre cómo nos vemos a nosotros mismos y cómo queremos vernos. Para
demostrarlo, trate de llevar a cabo el siguiente ejercicio. Escriba en una hoja de papel diez
características que describan el tipo de persona que usted cree que realmente es (¿inte-
ligente?, ¿flexible?, ¿sexy?, ¿irritable?). A continuación haga una lista de diez rasgos que
describan el tipo de persona que considera que debería ser; es decir, características
que le permitirían responder a su sentido del deber, la responsabilidad y el honor. A continua-
ción, haga una lista de las cualidades que describan el tipo de persona que le gustaría ser, un
ideal que encarne sus esperanzas, deseos y sueños. Si sigue estas instrucciones, al final deberá
tener tres listas: la de su yo real, la de su yo moral y la de su yo ideal.
La investigación ha demostrado que estas listas pueden emplearse para prede-
cir la autoestima y el bienestar emocional. La primera lista representa el autoconcepto;
las otras dos se refieren a los estándares personales o autoguías. En la medida que uno
incumpla dichos estándares experimentará una reducción de la autoestima, emociones
negativas y, en casos extremos, desórdenes afectivos de importancia. La consecuencia
específica que se presente dependerá de cuál autoguía no se está alcanzando. Si hay una
discrepancia entre el yo real y el yo moral, el individuo sentirá culpabilidad, vergüenza y
resentimiento. Incluso es posible que sufra temores excesivos y desórdenes relacionados
con la ansiedad. Si la incompatibilidad se da entre el yo real y el yo ideal, sentirá decep-
ción, frustración, insatisfacción y tristeza. En la peor de las situaciones, podría inclusive

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76 Capítulo 3 El yo social

volverse depresivo (Boldero y Francis, 2000; Higgins, 1999; Strauman, 1992). Nuestras
autodiscrepancias podrían, incluso, dar inicio a un proceso de perpetuación de tales
sentimientos. Al participar en un estudio sobre imagen corporal, un grupo de mujeres
universitarias con tendencia a presentar altas discrepancias en el yo ideal, resultaron
más proclives a compararse a sí mismas con las delgadas modelos que aparecen en los
comerciales de televisión, lo cual incrementaba todavía más su insatisfacción relacio-
nada con su físico y, en consecuencia, su depresión (Bessenoff, 2006).
Resulta evidente que cada quien debe hacer frente a cierto nivel de autodiscre-
pancia. Nadie es perfecto. No obstante, no todos sufren consecuencias emocionales. La
razón, según Higgins, es que la autoestima depende de diversos factores. Uno de ellos es,
simplemente, el grado de discrepancia. Entre mayor sea éste, peor nos sentimos. Otro es
la importancia de la discrepancia hacia el yo. Una vez más, entre más importante sea el
área de acción en la que esté fallando, peor se sentirá. Un tercer factor es la medida en
que cada quien se enfoque en sus autodiscrepancias. Cuanto mayor interés se dé, más
grande será el daño. Esta última observación da lugar a una importante pregunta: ¿qué
hace que nos enfoquemos menos o más en nuestras deficiencias personales? Para res-
ponder esta interrogante centremos la atención en la teoría de la autoconciencia.

> La “trampa” de la autoconciencia


Si revisa con cuidado su rutina diaria, clases, trabajo, labores del hogar, actividades de
esparcimiento, interacciones sociales y comidas, quizá le sorprenda cuán poco tiempo
dedica realmente a pensar en sí mismo. En un estudio que ilustra este punto, más de
100 personas entre 19 y 63 años de edad fueron equipadas durante una semana con dis-
positivos audibles electrónicos (beepers) que emitían un ruido más o menos cada dos
horas entre las 7:30 a.m. y las 10:30 p.m. Cada vez que el beeper sonaba, los participantes
debían interrumpir cualquier cosa que estuvieran haciendo, escribir lo que estuvieran
pensado en ese momento y responder un breve cuestionario. De los 4700 pensamientos
“Sólo tengo plena conciencia de registrados, sólo 8% tenía relación con el yo. La mayor parte de la atención estaba enfo-
mí mismo cuando me siento inso- cada en el trabajo y otras actividades. De hecho, cuando los participantes estaban pen-
portablemente triste.” sando en sí mismos, reportaron haberse sentido relativamente tristes y haber deseado
Franz Kafka estar haciendo otra cosa (Csikszentmihalyi y Figurski, 1982).

Estado de autoconciencia El hallazgo de que la gente podría ser infeliz cuando


piensa acerca de sí misma es interesante, ¿pero qué significa? ¿Acaso la autorreflexión
trae a la luz nuestros defectos, tal como la imagen en el espejo pone al descubierto todas
las imperfecciones de nuestro rostro? ¿La autoconciencia es un estado mental desagra-
dable del cual debemos alejarnos?
Hace muchos años, Robert Wicklund y sus colegas teorizaban que la respuesta a
estas preguntas es sí (Duval y Wicklund, 1972; Silvia y Duval, 2001; Wicklund, 1975). De
acuerdo con su teoría de la autoconciencia, la mayoría de las personas no suelen estar
enfocadas en sí mismas, pero ciertas situaciones las fuerzan, previsiblemente, a hacer
procesos de introspección y convertirse en objeto de su propia atención. Cuando las per-
sonas hablan sobre sí mismas, se ven al espejo, se colocan delante de una cámara o de
una audiencia, se miran en una videograbación o se comportan de forma extravagante,
penetran en un estado de intensa autoconciencia que las lleva a comparar su conducta
con algún estándar. Esta comparación muchas veces da por resultado una discrepancia
negativa y una reducción temporal de la autoestima, ya que las obliga a reconocer sus
deficiencias. Así, quienes participan en investigaciones en las que se les hace ver su ima-
gen en un espejo tienden a reaccionar con más negatividad frente a su autodiscrepan-
cia, cayendo con frecuencia en un estado anímico pernicioso (Hass y Eisenstadt, 1990;
teoría de la autoconciencia Afirma Phillips y Silvia, 2005). Curiosamente, el pueblo japonés, cuya cultura ya los lleva a estar
que al enfocar la atención en sí mismos muy preocupados por su “rostro” público, no es afectado por la presencia agregada de un
los individuos observan discrepancias espejo (Heine et al., 2008).
en su persona, lo que motiva un escape Las consecuencias de la vida real pueden ser considerables. Cuanto más enfocadas
de la autoconciencia o un cambio en la en sí mismas estén las personas en general, es más probable que se encuentren de mal
conducta.

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Autoestima 77

humor (Flory et al., 2000) o deprimidas (Pyszczynski y Greenberg, 1987). Las personas
ensimismadas también es más probable que sufran de alcoholismo, ansiedad y otros
padecimientos clínicos (Mor y Winquist, 2002), y que tengan pensamientos de autodes-
trucción, relacionados con el suicidio, cuando no satisfacen sus propios estándares (Cha-
tard y Selimbegovic, 2011).
¿Existe alguna solución? La teoría de la autoconciencia sugiere dos estrategias bási-
cas para hacer frente a esta situación: (1) “ponerse en forma” repitiendo comportamien-
tos que reduzcan sus autodiscrepancias; (2) “embarcarse” y alejarse de la autoconciencia.
De acuerdo con Charles Carver y Michael Scheier (1981), la solución que se elija depende
de si las personas consideran posible reducir sus autodiscrepancias y de si se sienten
complacidas con el progreso que logran una vez que lo intentan (Duval et al., 1992). De
ser así, tenderán a equiparar su comportamiento con estándares personales o sociales;
de lo contrario, se “desconectarán”, buscarán distractores y llevarán su atención lejos del
yo. Este proceso se esquematiza en la l figura 3.8.
En general, las investigaciones respaldan la predicción según la cual las personas auto-
enfocadas resultan más proclives a comportarse de maneras consistentes con sus valores
personales o con ideales socialmente aceptados (Gibbons, 1990). Dos estudios de campo
interesantes ilustran este punto. En uno de ellos se condujo a un grupo de niños vestidos
con disfraces de Halloween, con máscaras y rostros maquillados, hasta la casa de un inves-
tigador en cuya puerta había un recipiente con dulces. Ahí los niños, a quienes se dejó a
solas, debían tomar nada más un caramelo. Aunque esa fue la instrucción precisa, 34% de
los niños violó la regla. Sin embargo, cuando se puso un espejo de tamaño completo junto al
recipiente con dulces, esta cifra se redujo a 12%. Aparentemente el espejo forzó a los niños
a autoenfocarse, lo cual los llevó a comportarse de manera consistente con los estándares
públicos de la conducta deseable (Beaman et al., 1979). En un segundo estudio, realizado en
Inglaterra, los dependientes de un restaurante fueron instruidos a confiar en que sus clien-
tes depositarían el pago por su consumo en una especie de “caja de honestidad” no vigilada.
En una de las paredes cercanas a la caja se puso un cartel en el que podía verse un ramo
de flores o un par de ojos indistintamente. Mediante el cálculo de la proporción de dinero
depositada por el consumo, los investigadores observaron que las personas pagaron casi
tres veces más dinero cuando la imagen en el cartel era la de los ojos (Bateson et al., 2006).
La teoría de la autoconciencia establece que si no consiguen reducir la auto-
discrepancia en un primer intento, los individuos tomarán una ruta distinta: eva-
dir la autoconciencia. Roy Baumeister (1991) especula que el abuso de drogas,
el masoquismo sexual, el éxtasis religioso, el comer en exceso y el suicidio son
medios para lograr esta intención evasiva. Incluso la televisión puede servir como
forma de escape. En un estudio, Sophia Moskalenko y Steven Heine (2003) lleva-
ron un grupo de estudiantes al laboratorio para probar las discrepancias entre
su yo real y su yo ideal dos veces. A la mitad del grupo se le invitó a ver un breve

l FIGURA 3.8
Causas y efectos de la autoconciencia
La autoconciencia induce a las personas a librarse de sus autodiscrepancias, ya sea ajustando su comportamiento a los estándares
personales o sociales o evadiendo la autoconciencia.
© Cengage Learning

Personas Ajustar el
autoenfocadas Alta comportamiento a
estándares

Accesibilidad a las Esperanza de


Autoconciencia reducción de las
autodiscrepancias
discrepancias

Evasión de la
Situaciones Baja
autoconciencia
autoenfocadas

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78 Capítulo 3 El yo social

programa de televisión sobre la naturaleza antes de realizar la segunda prueba. En un


segundo estudio, los estudiantes fueron enviados a casa con un cuestionario y se les pidió
que lo respondieran antes o después de ver televisión. En ambos casos, quienes vieron
televisión tuvieron menos autodiscrepancias en la segunda evaluación. En un tercer
estudio, los participantes a los que se les informó que habían tenido un mal desempeño
en un examen que se les aplicó un día antes para medir su coeficiente intelectual pasa-
ron más tiempo viendo televisión, mientras esperaban en el laboratorio, que aquellos a
quienes se les dijo que habían obtenido buenas calificaciones. Quizá la televisión y otras
formas de entretenimiento permiten que la gente “eche sus problemas a la basura”.
Una implicación para la salud especialmente preocupante tiene que ver con el uso
del alcohol. De acuerdo con Jay Hull, muchas veces la gente ahoga sus penas en una bote-
lla como medio para escapar de las consecuencias negativas de la autoconciencia. Para
probar su hipótesis, Hull y Richard Young (1983) aplicaron lo que se suponía era un exa-
men de coeficiente intelectual a un grupo de participantes del sexo masculino, y les dieron
falsa realimentación sugiriéndoles que había tenido muy buenos o muy malos resultados.
Supuestamente como parte de un estudio independiente, se les pidió a los mismos par-
ticipantes que degustaran y calificaran diferentes vinos. Mientras lo hacían, los investi-
gadores llevaron un registro de qué tanto bebían durante el periodo de degustación, que
fue de 15 minutos. Como se pronosticó, los participantes proclives a la autoconciencia
bebieron más después de saber que habían tenido malos
resultados en el examen, presumiblemente para evadir el
TABLA 3.1
golpe recibido en su autoestima. Entre los participantes no
¿Qué tan autoconsciente es usted? propensos a ser autoconscientes no hubo diferencia en el
Esta muestra de elementos forma parte de la Escala de autoconciencia. consumo de alcohol. Estos resultados no son sorprenden-
¿Cuántas de estas afirmaciones que indican autoconciencia pública o privada
tes. No cabe duda que muchos confiamos en que el alcohol
usaría para describirse a sí mismo?
nos proporcione este tipo de alivio (Leigh y Stacy, 1993) y
Aspectos que miden la autoconciencia privada nos ayude a manejar nuestros altibajos emocionales (Coo-
l Siempre trato de explicar mi conducto por mis propios medios.
per et al., 1995).
l Examino constantemente mis motivaciones..
Claude Steele y Robert Josephs (1990) consideran
l Suelo ser objeto de mis fantasías
que la intoxicación alcohólica ofrece algo más que un
l Siempre estoy alerta de mis cambios de humor.
mero mecanismo para evadirnos del yo. Al provocar que
l Sé bien cómo funciona mi mente cuando trabajo en la solución de un
la gente pierda contacto con la realidad y se despoje de
problema. sus inhibiciones, también evoca un estado de “autoen-
vanecimiento alcohólico”. Por ejemplo, en un estudio los
Aspectos que miden la autoconciencia pública participantes calificaron su yo real y su yo ideal usando
l Me preocupa lo que los demás piensan de mí. varias características, algunas de ellas importantes para
l Soy muy consciente de cómo me veo. la autoestima y otras no tanto. Después de beber un cóc-
l Soy cuidadoso de la forma en que me presento ante los demás. tel de vodka con graduación alcohólica de 40 o un placebo
l Por lo general me preocupo por causar una buena impresión. inofensivo, se les pidió que volvieran a calificarse con base
l Una de las últimas cosas que hago antes de salir de casa es mirarme en el en las mismas características. Al evaluar la discrepancia
espejo. percibida entre el yo real y el yo ideal, los participantes
Tomado de Fenigstein, A., Scheier, M. F. y Buss, A. H., “Public and private self-consciousness: Asses- que ingirieron alcohol expresaron puntos de vista en los
ment and theory”, en Journal of Consulting and Clinical Psychology, vol. 43 (pp. 522-527). © 1975 por
American Psychological Association. Reimpreso con permiso.
que acentuaban las características que consideraban más
importantes (Banaji y Steele, 1989).
El atributo de la autoconciencia Así como las situaciones evocan un estado de
autoconciencia, también es verdad que algunos individuos son, en términos generales,
más autoenfocados que otros. La investigación ha revelado una distinción fundamental
entre la autoconciencia privada, tendencia a la introspección en torno a los propios
autoconciencia privada pensamientos y sentimientos, y la autoconciencia pública, tendencia a enfocarse en la
Característica de la personalidad de imagen pública exterior (Buss, 1980; Fenigstein et al., 1975). En la tabla 3.1 se presenta
los individuos introspectivos, con una muestra de los elementos empleados para evaluar estos rasgos.
tendencia a ocuparse, sobre todo, de La autoconciencia pública y la privada son características diferenciadas. Las perso-
sus propios estados emocionales. nas que obtienen una calificación alta en las pruebas de autoconciencia privada tienden
autoconciencia pública a completar las afirmaciones con frases en primera persona. Además, hacen asevera-
Característica de la personalidad de ciones autodescriptivas y reconocen las palabras que les son relevantes más rápido
los individuos que se enfocan en sí que otros términos (Mueller, 1982; Eichstaedt y Silvia, 2003). En contraste, las que se
mismos, como si se tratara de objetos destacan en las evaluaciones de autoconciencia pública son sensibles a la forma en
sociales desde la óptica de otras que son vistas desde la perspectiva ajena. Así, cuando se le pidió a un grupo de per-
personas. sonas que escribieran una letra E mayúscula sobre sus frentes, 43% de los que tenían

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Autoestima 79

niveles de autoconciencia pública, comparado con sólo 6%


de los que obtuvieron bajos niveles, dieron una orienta- l FIGURA 3.9
ción invertida a la letra, de manera que fuera legible desde Imágenes giratorias del yo
el punto de vista del observador externo (Hass, 1984). La De acuerdo con la teoría de la
gente con autoconciencia pública elevada es particular- autoconciencia, las personas tratan
mente susceptible a qué tanto comparten sus opiniones de cumplir sus propios estándares
los demás (Fenigstein y Abrams, 1993). o los que los demás establecen
La distinción entre autoconciencia pública y privada para ellos, dependiendo, quizá, de
tiene implicaciones en las estrategias que se emplean si se encuentran en un estado de
para reducir la autodiscrepancia. De acuerdo con Higgins autoconciencia pública o privada.
(1989), las personas están motivadas para cumplir sus pro- En términos de Sheier y Carver
(1983, p. 123), “el yo tiene dos
pios estándares o los que establecen para ellas sus seres
caras: una para los demás y otra
queridos. Si usted es más propenso a la autoconciencia para mí”.
privada, de seguro escucha una voz interna y trata de redu- Snyder et al., 1983. © Cengage Learning
cir las discrepancias relativas a sus propios estándares; sin
embargo, si tiende más a la autoconciencia pública, es pro-
bable que intente ajustar su comportamiento a las normas
socialmente aceptadas. Como se ilustra en la l figura 3.9,
podría haber dos lados del yo: “uno para los demás y otro
para mí” (Scheier y Carver, 1983, p. 123).

Dios: ¿como una cámara en el cielo? En naciones, culturas y religiones, más de


90% de las personas creen en Dios o alguna otra fuerza omnipotente. En casi todas las
religiones las personas piensan que Dios vigila, evalúa, recompensa y castiga a la gente
por su comportamiento moral o inmoral (Atran y Norenzayan, 2004).
Para los que tienen fe, pensar en Dios motiva un estado de autoenfoque, en la forma
en que cámaras, micrófonos y otras formas de vigilancia lo motivan. Como ya se vio, la
teoría de la autoconciencia predice que el autoenfoque debe intensificar una preocu-
pación por nuestros estándares de buen comportamiento. ¿Pensar en Dios tiene este
efecto? En una serie de experimentos, Will Gervais y Ara Norenzayan (2012) establecie-
ron una escala de religiosidad para clasificar a personas en grupos de muy creyentes y
poco creyentes. Luego, a todos los participantes se les asignó completar una tarea que
requería pensar en Dios, en la presencia de otros o en algo neutral. Un estudio mostró
que los muy creyentes que fueron preparados para pensar en Dios, pero no los poco cre-
yentes, se hicieron más autoconscientes, como si fueran observados por otra persona.
Un segundo estudio mostró que pensar en Dios, en oposición a algo neutral, llevó a
los muy creyentes a contestar varias preguntas en formas que eran socialmente desea-
bles, diciendo por ejemplo que eran buenos para escuchar y que nunca se irritaban con
quienes les pedían favores (vea l figura 3.10). Para individuos de fe, observan Gervais y
Norenzayan, Dios es “como una cámara en el cielo”.
Como podría esperarse de este hallazgo, otra investigación ha mostrado que pen-
sar en Dios puede llevar a las personas de fe a tener un comportamiento social más a
favor de otros. En un estudio, reportado en un artículo titulado “Dios te observa”, a los
participantes les dieron 10 monedas de $1 para que se las guardaran o las donaran a un
anónimo extraño. Antes de participar en esta “tarea de toma de decisión económica”,
los participantes fueron instruidos para descifrar oraciones que contenían palabras que
fueran neutrales o religiosas (Dios, divino, espíritu, profeta, sagrado). ¿Cuánto de los $10
dejaron los participantes para el extraño? Los que habían trabajado con palabras neu-
trales dejaron un promedio de $1.84; los preparados con palabras relacionadas con Dios
dejaron más del doble de esa cantidad, un promedio de $4.44 (Shariff y Norenzayan,
2007). Al razonar que los pensamientos de un Dios que todo lo sabe deben reducir el
sentido de anonimato de las personas y aumentar su sentido de responsabilidad, otros
investigadores han hallado que los recordatorios de Dios aumentan la resistencia a la
tentación, como fue medido, por ejemplo, por el número de galletas de chocolate del
tamaño de un bocado que los participantes comieron en un experimento para probar
el sabor (Laurin et al., 2012).

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80 Capítulo 3 El yo social

l FIGURA 3.10
¿Pensar en Dios produce efectos de autoconciencia?
> La autorregulación y sus límites
Hasta este punto hemos visto que la atención autoenfocada
Los participantes clasificados como muy creyentes o poco puede motivarlo a controlar su comportamiento y a luchar por
creyentes completaron una tarea de palabras que los llevó conseguir ideales personales o sociales. Para lograr estos obje-
a pensar en Dios o en algo neutral. Después, contestaron tivos, los cuales permiten reducir la autodiscrepancia que nos
preguntas acerca de sí mismos. Consistentes con la teoría de obsesiona, debemos comprometernos de manera constante en
la autoconciencia, pensar en Dios (al contrario de pensar en una labor de autorregulación; el proceso por el cual buscamos
algo neutral) llevó a los muy creyentes, pero no a los poco controlar o alterar nuestros pensamientos, sentimientos, com-
creyentes, a contestar las preguntas en formas que fueron portamientos y deseos. Desde obligarnos a salir de la cama por
más deseables socialmente.
las mañanas hasta ponernos a dieta, correr un kilómetro extra,
Tomado de Gervais, W. M. y Norenzayan, A., “Like a camera in the sky?
Thinking about God increases public self-awareness and socially desira-
sonreír amablemente a la gente que en realidad no nos simpa-
ble responding”, en Journal of Experimental Social Psychology, vol. 48 tiza y trabajar cuando hay cosas más interesantes que hacer,
(pp. 298-302). Copyright © 2012 Sage Publications, Inc. Reimpreso con el ejercicio del autocontrol es una constante en nuestras vidas
permiso. (Baumeister y Vohs, 2004; Carver y Scheier, 1998; Forgas et al.,
2009; Heatherton, 2011).
Los conflictos entre nuestros deseos y la necesidad de
autocontrol son constantes. Cuando una muestra de 205 adul-
6 tos usaron beepers Blackberry durante una semana y reporta-
ron sus estados actuales en el momento apropiado, indicaron
socialmente

5 7827 episodios de deseo, que incluían, en orden, deseos bioló-


gicos de comer, dormir y beber, seguidos por deseos de uso de
deseableResponse

medios masivos de comunicación, actividades de ocio, con-


4
tacto social, acicalamiento e higiene, sexo, trabajo y activida-
des deportivas. En casi la mitad de todos los ejemplos, el deseo
Socially Desirable

3 fue descrito como un conflicto con otras de las motivaciones,


objetivos y valores de los participantes (Hofmann et al., 2012).
Aun cuando la necesidad es constante, Mark Muraven
Respuesta

2
y Roy Baumeister (2000) teorizaron que el autocontrol es un
1
recurso interior limitado que puede ser agotado temporal-
mente por el uso. Hay dos componentes en su teoría. El pri-
mero es que todos los esfuerzos de autocontrol proceden de
0 un solo depósito común. El segundo es que ejercer autocontrol
Muy
Highcreyentes
belief PocoLowcreyentes
belief es como flexionar un músculo: una vez que se usa, se fatiga y
Creencia enGod
Belief in Dios pierde fuerza, dificultando volver a ponerlo en acción; por lo
Control
Control Dios
God menos por algún tiempo, en tanto se reabastece el recurso.
Niéguese la posibilidad de disfrutar ese delicioso postre que le
hace agua la boca y encontrará más difícil moderar su tempe-
ramento cuando algo lo moleste. Trate de dominar su miedo
escénico cuando se encuentre frente a un público y le parecerá
más complicado resistir el deseo de ver televisión en lugar de estudiar.
La investigación ha confirmado esta provocativa hipótesis. Por ejemplo, en un estu-
dio, Muraven y Baumeister (1998) hicieron que sus participantes vieran un cortometraje
basado en una película perturbadora en la que se mostraban escenas de animales enfer-
mos y muertos por exposición a desechos radiactivos. A algunos de los participantes
se les pidió que reprimieran sus respuestas emocionales ante lo que veían, incluyendo
sus expresiones faciales; a otros se les instruyó para que exageraran o amplificaran sus
respuestas gestuales; el tercer grupo no recibió instrucciones especiales. El autocon-
trol fue evaluado antes y después de proyectar el cortometraje; la medición consistió en
determinar el tiempo durante el cual los participantes eran capaces de mantener unas
pinzas para ejercicio apretadas entre las manos. Como se pronosticó, quienes tuvieron
que inhibir o exagerar sus emociones durante la proyección del corto, a diferencia de los que
conformaban el tercer grupo, perdieron la fuerza de voluntad y aflojaron la presión sobre
autorregulación Proceso por las pinzas entre el primero y el segundo intentos (vea la l figura 3.11). Otros estudios
el cual las personas controlan sus realizados después confirmaron la hipótesis: tras ejercer autocontrol en una tarea, la
pensamientos, sentimientos o
capacidad de la gente para autorregularse queda debilitada, provocando que comiencen
comportamiento para alcanzar un
a hablar mucho, exhibirse demasiado o alardear en exceso en situaciones sociales poste-
objetivo personal o social.
riores (Vohs et al., 2005).

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Autoestima 81

l FIGURA 3.11 80

segundos)
(seconds)
El autocontrol es un recurso interior limitado
Se proyectó a los participantes una película

las pinzas (en


perturbadora y se les pidió que exageraran u 70

persistence
ocultaran por completo las respuestas emocionales
que les produjera (un tercer grupo no recibió
instrucción alguna respecto a controlarse). Antes y
después de la proyección se evaluó el autocontrol

Handgripcon
60
mediante la observación de la persistencia de los

Persistencia
participantes en mantener apretadas unas pinzas
de ejercicio. Como se muestra, los dos grupos
que debieron controlar sus emociones durante 50
la proyección, a diferencia del tercer grupo, Antes de lamovie
Before película Después
Afterde la película
movie
terminaron por perder la fuerza de voluntad y soltar
Exageración
Amplification
las pinzas.
Supresión
Suppression
Muraven y Baumeister, 1998. © Cengage Learning
Noautocontrol
Sin self-control

Según parece, sólo somos capaces de controlarnos mientras la autorregulación no


esté “fatigada”, a partir de ese instante cedemos. Así las cosas, ¿qué significado podría
tener este hecho para las personas que tienden a regular su comportamiento de manera
constante? Para descubrirlo, Kathleen Vohs y Todd Heatherton (2000) proyectaron un
documental aburrido a un grupo de estudiantes universitarias, la mitad de las cuales
eran aficionadas a ponerse a dieta con frecuencia. Colocado en la sala de proyección, en
algunos casos al alcance de las participantes (alta tentación) y en otros a varios metros
de distancia (baja tentación), había un tazón lleno de caramelos, barras de chocolate,
frituras y cacahuates salados que las estudiantes estaban en libertad de probar. Después
de ver el documental, fueron conducidas a otra sala para que degustaran un helado y
se les dijo que podrían comer tanto como quisieran. ¿Cuánto helado consumieron? Los
investigadores pronosticaron que las aficionadas a las dietas que se sentaran cerca del
tazón de dulces tendrían que combatir más que el resto la tentación de comerlos, un acto
de autocontrol que más tarde habrían de pagar. El pronóstico fue confirmado. Evaluadas
a partir de la cantidad de helado que consumieron en la prueba de degustación, las afi-
cionadas a las dietas en condición de más alta tentación comieron más helado que las no
aficionadas a las dietas y que las aficionadas a las dietas en condición de baja tentación.
De hecho, un segundo estudio demostró que las aficionadas a las dietas que tuvieron que
controlar sus deseos en la situación de alta tentación resultaron después menos persis-
tentes, y más rápidas en rendirse, al enfrentarse a un conjunto de problemas cognitivos
difíciles que se les pidió resolver.
Una investigación adicional sugiere que la fatiga de la autorregulación empieza por-
que ejercer autocontrol es físicamente agotador, como se mide por el grado en que se
consume glucosa, fuente vital de energía corporal. En diversos experimentos, Matthew
Gailliot y otros (2007) hicieron que sus participantes se involucraran en un acto de auto-
control; por ejemplo, suprimir una palabra, pensamiento o emoción, antes y después
de lo cual se tomaron muestras sanguíneas. En forma consistente, encontraron que los
actos de autocontrol, respecto de actos similares que no requerían autocontrol, eran
seguidos por niveles menores de glucosa en la sangre y una reducida capacidad para
tener más autocontrol. Lo que es más, estos investigadores pudieron contrarrestar estos
efectos adversos con sólo darles a los participantes limonada azucarada entre tareas, lo
cual restableció la glucosa en el torrente sanguíneo.
¿Es posible contrarrestar la fatiga por autorregulación sólo con intervención psi-
cológica, sin las calorías asociadas con el consumo de glucosa? Brandon Schmeichel
y Kathleen Vohs (2009) razonaron que las personas pueden restaurar su capacidad
de autocontrol dejando de fortalecer mentalmente o de “afirmar” su sentido de quié-
nes son. Para probar esta hipótesis, pidieron a los participantes escribir una historieta
corta. Para variar el ejercicio de autocontrol, a algunos se les prohibió usar ciertas letras
del alfabeto (trate de escribir siquiera un párrafo corto sin usar las letras a o n y apre-
ciará la disciplina que se necesita para ello). Después, a todos los participantes se les

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82 Capítulo 3 El yo social

administró una prueba clásica de tolerancia al dolor que requería introducir una mano
en una tina con agua helada por tanto tiempo como pudieran, hasta que fuera dema-
siado doloroso continuar. Entre las dos pruebas, a los pacientes de “autoafirmación” se
les dio la oportunidad de expresar un valor fundamental al escribir un ensayo acerca de
una característica personal que encontraran más importante (por ejemplo, relaciones
familiares, amistades, creatividad o atléticas). Otros escribieron acerca de alguna carac-
terística menos importante. ¿Un pequeño acto de autoafirmación puede contrarrestar
los efectos de la fatiga de autorregulación sobre la tolerancia al frío? Sí. Entre los parti-
cipantes en la condición sin afirmación, el acto previo de autocontrol redujo de manera
drástica su tolerancia al dolor por el frío en un promedio de 78 segundos a 27 segundos.
Sin embargo, entre aquellos a quienes se pidió autoafirmación, desapareció el efecto
adverso de la primera tarea de autocontrol sobre la tolerancia al dolor.

“La etapa más alta que puede


alcanzarse en la cultura moral es
reconocer que debemos controlar
> Procesos mentales irónicos
Existe otro posible aspecto negativo en lo que se refiere al autocontrol, que suele apre-
nuestros pensamientos.” ciarse en los deportes, cuando los atletas se vuelven tan autoenfocados debido a la pre-
Charles Darwin
sión, que se ponen rígidos y quedan “paralizados”. Aun cuando muchos atletas se crecen
ante las dificultades, las páginas de la historia deportiva están llenas de anécdotas sobre
jugadores de baloncesto que perdieron su toque en el último minuto de un partido de
campeonato, de golfistas que durante un torneo importante perdieron de vista el ban-
¿A qué se debe que algunos deportistas derín y tenistas que sacrificaron su saque al cometer doble falta en el peor momento.
se bloqueen bajo presión y otros se En estos casos, la parálisis pareciera ser un tipo de fracaso paradójico, provocado por
crezcan ante los desafíos? Rumbo a
los Juegos Olímpicos de Invierno 2006 pensar demasiado y poner un esfuerzo excesivo en la consecución de una meta. Cuando
realizados en Turín, Italia, se esperaba se aprende una nueva actividad motriz, por ejemplo la manera de lanzar una curva o
que el corredor de esquí alpino Bode aterrizar después de un salto, se debe pensar con gran lentitud y cuidado en la mecánica
Miller, un temerario oriundo de New
involucrada. Sin embargo, a medida que se va perfeccionando la acción, los movimientos
Hampshire, ganara varias medallas de
oro. Sin embargo, después de resbalar, se vuelven automáticos, de manera que ya no se tiene que pensar en el ritmo, la respira-
caer y perder varias puertas fue incapaz ción, la posición de la cabeza y las extremidades, ni en la distribución del peso corporal.
de lograr su objetivo, terminando Uno simplemente se relaja y lo ejecuta. A menos que se les entrene para realizar su acti-
la competencia sin obtener una sola
medalla. En contraste, las jugadoras de
vidad mientras se hallan autoenfocados, los atletas bajo presión suelen hacer su mejor
voleibol de playa estadounidenses Misty esfuerzo por no fallar, se vuelven autoconscientes y piensan demasiado, todo lo cual des-
May-Treanor y Kerri Walsch Jennings estabiliza la fluidez natural de su actuación (Baumeister, 1984; Beilock y Carr, 2001; Gray,
fueron las ganadoras de medallas de 2004, Lewis y Linder, 1997).
oro en dos ocasiones, cuando entraron
a los Juegos Olímpicos de Verano de Los efectos paradójicos de un intento de autocontrol son también evidentes en
2012 en Londres. A pesar de la presión otras situaciones. Al estudiar lo que llamó procesos irónicos, Daniel Wegner (1994) ha
para defender su título, regresaron
en una serie de actuaciones y ganaron
medalla de oro olímpica por tercera vez
consecutiva (derecha).

© Brian Peterson/Minneapolis Star Tribune/MCT/ZUMAPRESS.com


AP/Wide World Photos

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Autoestima 83

descubierto que, a veces, cuanto más empeño se ponga en inhibir


un pensamiento, sentimiento o comportamiento, menos probable l FIGURA 3.12
resulta lograrlo. Según sus hallazgos, si tratáramos de no pensar en Efectos irónicos del control mental
un oso blanco, por ejemplo, en los siguientes 30 segundos, precisa- En este estudio los participantes trataron de controlar el
mente esa imagen se impondría en nuestra conciencia con notable movimiento de un péndulo colocado sobre una rejilla.
frecuencia. De igual manera, cuanto más nos preocupemos por lo Como ilustran los trazos que se muestran aquí, pudieron
mucho que nos cuesta conciliar el sueño, más tiempo permane- cumplir mejor el objetivo cuando sólo se les instruyó para
ceremos despiertos. Trate de no reír en clase, de no pensar en el que mantuvieran el péndulo estable (a), que cuando se
les pidió de manera específica que evitaran por completo
pastel de chocolate que dejó en el refrigerador, o de no rascarse
su movimiento horizontal (c). Entre los participantes que
la nariz cuando tiene comezón; bien, ya sabe a qué nos referimos. sufrieron distracción mental durante la tarea, este efecto
De acuerdo con Wegner, todo esfuerzo consciente por man- irónico fue aún mayor (b y d).
tener el control choca con la preocupación de no poder lograrlo. Wegner et al., 1998. © Cengage Learning
Esta preocupación dispara en forma automática un “proceso ope-
rativo irónico” cuando el individuo, al tratar de no fallar, busca en a. b.
su mente ese pensamiento incómodo. El proceso irónico no siem-
pre prevalece, afirma Wegner; en ocasiones es posible sacar de la
cabeza el oso blanco que nos molesta. Pero si el sujeto está cog-
nitivamente ocupado, cansado, distraído, apurado o estresado,
el proceso irónico, que ocurre sin su intervención, se impondrá
sobre los procesos voluntarios que exigen atención y esfuerzo
conscientes. En consecuencia, Wegner (1997) indica que “cual-
quier intento de control mental incluye la semilla de su propia
anulación” (p. 148). c. d.
Los procesos irónicos han sido observados en una amplia
gama de comportamientos. En un fascinante estudio de este
efecto sobre el comportamiento motor, Wegner y sus colegas
(1998) hicieron que los participantes sujetaran un péndulo (un
pendiente cristalino suspendido de un cordel de nailon para pes-
car) sobre la intersección de dos ejes que atravesaban una rejilla
de vidrio, formando una cruz (+). Se pidió a algunos de los par-
ticipantes que se concretaran en mantener el péndulo estable,
mientras que a otros se les indicó con mayor insistencia que no
le permitieran oscilar de un lado a otro del eje horizontal. Haga la prueba; verá que no
es sencillo evitar por completo el movimiento. Sin embargo, en este experimento el pén-
dulo tendía a desplazarse horizontalmente cuando esta dirección se prohibía específica-
mente. Con el propósito de examinar de manera más profunda el papel de la distracción
mental, los investigadores les indicaron a algunos participantes que contaran en reversa
de siete en siete, comenzando por 1000, mientras se concentraban al mismo tiempo en
controlar el péndulo. En esta situación el efecto irónico fue todavía mayor. En el caso
de aquellos que trataron de evitar el movimiento horizontal, pero no lograron concen-
trarse por completo en la tarea, el péndulo se bamboleó sin inconveniente en la dirección
A veces, cuanto más tratamos
prohibida (vea la l figura 3.12). Al aplicar esta lógica a guardar secretos, otros investi- de controlar un pensamiento, un
gadores han encontrado que instruir a los participantes en juegos de palabras para que sentimiento o un comportamiento,
oculten pistas a sus compañeros de partida, en lugar de disminuir la tendencia a filtrar es menos probable que lo
la información, la aumenta (Lane et al., 2006). Aunque parezcan tragicómicos, muchas
veces los esfuerzos de autocontrol se rebelan contra usted frustrando hasta sus mejores
consigamos.
V ERDADERO.

intenciones.

> Mecanismos de automejora


Hemos visto que la autoconciencia puede bajar la autoestima cuando el individuo enfoca
la atención en sus discrepancias. También se comentó que muchas veces las personas
evitan concentrarse en sí mismas y tienden a evadir verdades desagradables, pero que
tal evasión no siempre es posible. Por último, se ha comprobado que los esfuerzos de
autorregulación suelen fracasar y, en ocasiones, incluso ponerse en su contra. Así pues,
¿qué hace la persona promedio para enfrentar sus fallas, sus incompetencias y su incer-
tidumbre respecto al futuro?

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84 Capítulo 3 El yo social

El efecto mejor que el promedio En las culturas occidentales, por lo menos, la mayo-
ría de las personas tienen un elevado concepto de sí mismas todo el tiempo. De manera
consistente y a lo largo de una amplia gama de ámbitos, la investigación ha puesto en
evidencia que los individuos consideran más útiles para describirse los rasgos positivos
que los negativos, que se consideran mejores que los demás, que se otorgan a sí mismos
calificaciones más altas que las que reciben de otras personas, que exageran la percepción
del control que tienen sobre los eventos de la vida y que tienden a pronosticar un futuro
brillante para sí mismos (Dunning et al., 2004; Sedikides y Gregg, 2008; Taylor, 1989).
La lista de las tendencias de automejora es larga e impresionante. La investigación
muestra también que las personas sobreestiman su efectividad como oradores ante una
audiencia (Keysar y Henly, 2002); sobrevaloran sus contribuciones a un grupo y la medida
en que se les echaría de menos si lo abandonaran (Savitsky et al., 2003); recuerdan de
manera selectiva la realimentación positiva al tiempo que desprecian la negativa (Green
et al., 2008); piensan que lograrán más en el futuro de lo que han tenido en el pasado
(Johnson, 2009); se reconocen a sí mismos en autorretratos que fueron adaptados digi-
talmente con 10% de otro rostro que es muy atractivo (Eply y Whitchurch, 2008), y se dan
crédito a sí mismos pero no a otros por el potencial futuro pero
todavía no realizado (Williams et al., 2012). Con respecto a otros
l FIGURA 3.13 y en un amplio margen de dominios, parece que las personas en
El efecto mejor que el promedio general piensan que son mejores, más honorables, más capaces
En general, las personas se ven a sí mismas como mejores y más caritativas. Este patrón se conoce como “efecto mejor que
que otras en una variedad de características. En este estudio, el promedio”.
los participantes clasificaron lo importante que son diversas
Lo que es interesante en particular es que las personas son
características, lo bien que describen el yo y lo bien que
describen a otros. Como se muestra, el efecto de mejor que más proclives a verse a sí mismas como mejor que el promedio
el promedio fue más prominente para características que cuando se trata de características personales que son importan-
se consideraron más importantes (por ejemplo, honesto, tes. Johathon Brown (2012) presentó a participantes una lista de
bondadoso, responsable e inteligente) que para aquellas características y a cada uno le pidió clasificar qué tan importante
vistas como menos importantes (meticuloso, agradable, era, qué tan bien se describía a sí mismo y qué tan bien descri-
imaginativo y sociable). bía a la mayoría de los demás. La l figura 3.13 muestra que el
Tomado de Brown, J. D., “Understating the better than average effect:
Motives (still) matter”, en Personality and Social Psychology Bulletin, vol.
efecto es mayor para características que se clasificaron como
38 (pp. 209-219). Copyright © Sage Publications, Inc. altas en importancia (por ejemplo, honesto, bondadoso, responsa-
Reimpreso con permiso. ble e inteligente) que para características de menor importancia
4.5 (como escrupuloso, agradable, imaginativo y sociable).

Egoísmo implícito Es claro y quizá no sorprenda que las per-


4.0
sonas se inclinen hacia lo positivo cuando se les pide de manera
explícita evaluarse con respecto a otras. Otras investigaciones
también han demostrado que las personas poseen un egoísmo
Evaluación
Evaluation

implícito, es decir, una forma de automejora inconsciente y sutil.


3.5
Lo anterior ha quedado bien ilustrado en el hallazgo de que las
personas califican más favorablemente las letras que forman
parte de sus nombres, en comparación con el resto de las que
3.0 constituyen el alfabeto (Hoorens y Nuttin, 1993). Este efecto de las
letras del nombre también se encuentra en las preferencias de
las personas por los números de sus propios cumpleaños (Jones
2.5 et al., 2004).
Alta
Highimportancia
importance Baja
Lowimportancia
importance En un artículo titulado “Why Susie Sells Seashells by the
Seashore” (Por qué Susy vende conchas a la orilla del mar),
Yo
Self Otros
Others Brett Pelham y sus colegas (2002) afirman que la asociación
positiva que los individuos establecen con la vista y el sonido
de sus propios nombres puede acercarlos hacia otras personas, lugares y entidades
que compartan este aspecto más personal del “yo”. En una serie de estudios basados
en la estrategia de asociación libre, estos investigadores examinaron varias eleccio-
nes de vida importantes que solemos hacer, y encontraron que la gente revela prefe-
egoísmo implícito Forma
rencias pequeñas, pero estadísticamente detectables, por cosas que incluyen letras de
inconsciente de automejora.
su propio nombre o apellido. Por ejemplo, la probabilidad de que hombres y mujeres

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Autoestima 85

acaben viviendo en lugares cuyos nombres se parezcan a los suyos (Michelle en Michi-
gan, George en Georgia) resultó más alta de lo que se hubiera sospechado; lo mismo
ocurre en relación con las escuelas a las que asisten (Kari y Denise son dentistas). De
igual manera, los registros matrimoniales encontrados en varios sitios web dedicados a
la genealogía ponen de manifiesto una desproporcionada probabilidad de que la gente se
case con personas cuyos nombres o apellidos se parezcan a los suyos (Jones et al., 2004).
De manera sutil pero notable, consistentemente buscamos reflejos del yo a nuestro alre-
dedor (Pelham et al., 2005).
Uri Simonsohn (2011) no está tan seguro. Aunque impresionado con la evidencia
del egoísmo implícito en el laboratorio, Simonsohn volvió a analizar los datos de la vida
real y concluyó que con demasiada frecuencia los vínculos resultaban de una casualidad
estadística. Considere el hecho de que es más probable que las personas se casen con
quienes llevan nombres que se parecen a los suyos. Una mirada más estrecha a estos
números deja ver que el efecto del nombre resulta de un “sesgo étnico”, de modo que es
frecuente que las personas se casen con quienes comparten el mismo nombre hispánico,
asiático o de otro grupo. En cuanto a las mujeres de nombre Georgia que sean de ese
estado, las actas de nacimiento muestran que más bebés nacidos en Georgia reciben
ese nombre en honor a dicho estado. Para resumir: es claro que las personas prefieren las
letras de su propio nombre y el número de su propio cumpleaños; lo que es menos claro
es si estas preferencias influyen en las decisiones de más alto riesgo que tomamos con
respecto a la pareja en un matrimonio, la carrera o un lugar donde vivir.
Esta investigación reciente sobre el egoísmo implícito muestra que las personas se
tienen a sí mismas en muy alta estima. Sin embargo, no podemos todos ser perfectos, ni
podemos todos ser mejores que el promedio y, entonces, ¿en qué se apoya esta ilusión
común? En esta sección examinaremos cuatro métodos que la gente utiliza para racio-
nalizar o mejorar su autoestima: las cogniciones de autoservicio, la autoobstaculización,
la complacencia en la gloria reflejada (BIRG) y la comparación social a la baja.

Cogniciones de autoservicio ¿Qué tan bueno es usted en los exámenes de conoci-


mientos generales? Cuando James Shepperd (1993b) preguntó a un grupo de estudiantes
universitarios cómo les había ido en el examen, sacó a la luz dos interesantes patrones. En
primer lugar, ellos sobreestimaron sus calificaciones en un promedio de 17 puntos. Esta
distorsión inflacionaria fue más pronunciada entre quienes obtuvieron calificaciones rela-
tivamente bajas, y permaneció más o menos estable cuando los estudiantes sabían que el
investigador revisaría sus expedientes académicos. En segundo lugar, la mayoría de los
estudiantes cuyas calificaciones fueron bajas describió sus puntuaciones como inexactas
y afirmó que el examen en general carecía de validez. De hecho, los exámenes de conoci-
mientos generales para el grupo en su conjunto resultaron predictivas de los promedios “No vemos las cosas como son,
por asignatura. No es que las personas sean engañosas, pero a medida que los recuerdos se las vemos como somos.”
disipan, lo cual ocurre con el paso del tiempo, aumenta el potencial para la automejora de Anaïs Nín

los recuerdos de calificaciones obtenidas en exámenes (Willard y Gramzow, 2008).


Cuando los estudiantes reciben las calificaciones del examen, a los que les va bien
aseveran ser responsables del éxito; por su parte, quienes obtienen calificaciones bajas se
quejan de los maestros o de las preguntas del examen. Cuando los investigadores logran
que sus artículos se publiquen, tienden a dar el crédito a la calidad de su trabajo; cuando
éstos son rechazados, en cambio, responsabilizan a los editores y revisores. Cuando los
jugadores ganan una apuesta se maravillan de su habilidad; cuando pierden, echan la
culpa a los eventos fortuitos que transformaron en fracaso su inminente victoria. Inde-
pendientemente de si la autoestima de las personas es baja o alta, de si explican sus
propios logros en público o en privado y de si tratan de ser honestas o causar buena
impresión, siempre existe un sesgo. En una diversidad de culturas, las personas tienden a
darse crédito por sus éxitos y a distanciarse de sus fracasos (Mezulis et al., 2004; Schlenker
et al., 1990), viéndose a sí mismas como objetivas, imparciales (Pronin et al., 2004).
La mayoría de nosotros somos irrealmente optimistas acerca del futuro. Los estu-
diantes universitarios a quienes se pidió que predijeran su futuro en comparación con el
del promedio de sus condiscípulos, consideraron que lograrían graduarse con los mayo-
res honores de su generación, que obtendrían el mejor empleo, tendrían el matrimonio
más feliz y concebirían a los hijos más agraciados y talentosos. También pronosticaron

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86 Capítulo 3 El yo social

que serían menos propensos a ser despedidos o a divorciarse, tener accidentes


automovilísticos, padecer depresión, ser víctimas de un crimen o sufrir un
ataque cardiaco (Weinstein, 1980). Por lo que respecta a temas deportivos,
políticos, sociales y de salud, la gente exhibe un sesgo optimista y juzga más
probable que ocurran eventos deseables que indeseables (Krizan y Winds-
chitl, 2007; Lench, 2009).
Tal vez una de las razones por las que las personas son eternamente opti-
mistas radica en el hecho de que abrigan fantasías de control, sobreestimando
la medida en que pueden influir sobre los resultados personales, cuando en
realidad están fuera de su control (Thompson, 1999). En una serie de experi-
mentos clásicos sobre la ilusión de control, Ellen Langer (1975) descubrió que
los estudiantes universitarios apuestan más dinero en una partida de cartas
cuando su oponente se ve más nervioso que confiado, y que son más renuentes
a vender un billete de lotería si fueron ellos quienes eligieron el número que
cuando les fue asignado. Emily Pronin y otros (2006) pusieron a prueba una
hipótesis relacionada, según la cual imaginar un evento antes de que ocurra
puede ocasionar que la gente crea que tiene influencia sobre él. Por ejemplo,
en un estudio, los participantes vieron a un compañero entrenando mientras
Don Murray/Getty Images

realizaba encestes en una cancha de baloncesto. La instrucción para los par-


ticipantes era que, antes de que el compañero lanzara cada tiro, visualiza-
ran su éxito (“el jugador lanza el balón, que entra limpiamente al aro”), o un
evento irrelevante (“el jugador hace una curva con el brazo y la pelota golpea
el tablero”). Una vez que el compañero hacía su lanzamiento y encestaba, los
espectadores calificaban qué tan influido estuvo su desempeño por las visuali-
zaciones. Como si pudieran vincularse los pensamientos con los resultados, los
participantes dejaban ver una ilusión de causalidad mental al considerar que
Los apostadores pierden miles de su visualización pudo influir en los tiros acertados y creer que la falta de ella
millones de dólares al año en juegos
de azar, carreras de caballos y loterías. tuvo que ver con los tiros errados.
En parte, este comportamiento de
autoderrota persiste porque la gente
exagera el control que tiene sobre los Autoobstaculización “El perro se comió mi tarea”, “se me averió una llanta”, “mi des-
eventos determinados por el azar. Por pertador no funcionó”, “mi computadora se descompuso”, “tuve un terrible dolor de
ejemplo, los que juegan a los dados cabeza” y “se me acabó el tiempo”. En ocasiones, la gente da excusas para justificar su
suelen soplarles o arrojarlos con fuerza o
suavemente, como si pudieran controlar desempeño anterior. A veces incluso pone pretextos para disculpar con anticipación
el resultado su desempeño futuro. Especialmente cuando temen que sus faltas deriven en conse-
cuencias importantes, algunos individuos usan como excusa la enfermedad, la timidez,
la ansiedad, el dolor, el trauma, etc. (Kowalski, 1996; Snyder y Higgins, 1988). La razón por
la cual la gente hace esto es sencilla: admitir cierta debilidad física o mental limitada les
permite escudarse contra lo que podría ser la implicación de fracaso más devastadora:
la carencia de capacidad.
Una forma de creación de excusas tiene que ver con la posposición, una demora
intencionada para iniciar o completar una tarea que debe terminarse en un tiempo
particular (Ferrari et al., 1995). Algunas personas se dilatan crónicamente, mientras que
otras lo hacen sólo en ciertas situaciones. El fenómeno se encuentra en varias culturas,
incluidos España, Perú, Venezuela, Inglaterra, Australia y Estados Unidos, donde casi
15% de los hombres y mujeres se identifican como morosos (Ferrari et al., 2007). Hay
muchas razones por las que alguien pudiera aplazar lo que necesita hacer, ya sea estu-
diar para un examen, hacer compras de Navidad o prepararse para la fecha límite de
declaración de impuestos del 15 de abril. De acuerdo con Joseph Ferrari (1998), un “bene-
ficio” de demorarse es que ayuda a dar una excusa para un posible fracaso.
Formular excusas constituye una de las formas de enfrentar las amenazantes impli-
caciones del fracaso. En ciertas circunstancias esta estrategia puede derivar en accio-
nes más graves, como el sabotaje al desempeño. Pareciera la paradoja máxima, pero lo
autoobstaculización
Comportamientos diseñados para
cierto es que a veces nos preparamos de manera intencionada para fallar, creyendo que
sabotear el desempeño personal con
así salvaguardamos nuestra preciosa autoestima. Descrita por primera vez por Stephen
el propósito de ofrecer una excusa Berglas y Edward Jones (1978), la autoobstaculización se refiere a las acciones que lle-
subsecuente por haber fallado. vamos a cabo para obstaculizar nuestro propio desempeño con el propósito de crear
una excusa que justifique un fracaso anticipado. Para demostrarlo, Berglas y Jones

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Autoestima 87

reclutaron estudiantes universitarios para realizar un estudio supuestamente enfocado


en analizar los efectos de ciertos medicamentos sobre el desempeño intelectual. Todos
los participantes respondieron una prueba de 20 analogías; al concluir, se les dijo que
habían obtenido buenas calificaciones y que deberían realizar un segundo examen
similar al anterior. Para un grupo los problemas de la primera prueba fueron relativa-
mente fáciles, lo cual ocasionó que los participantes esperaran tener mejores notas en
la segunda; para un segundo grupo, los problemas del primer examen eran imposibles
de resolver, así que los participantes se sintieron desconcertados al enterarse de que sus
resultados habían sido buenos, pero comenzaron a preocuparse por un posible fracaso
en la prueba posterior. Antes de ver siquiera la segunda prueba, se les dio la oportunidad
de elegir entre dos medicamentos: Actavil, que presuntamente mejoraría su desempeño,
o Pandocrin, que lo afectaría de manera negativa.
Aunque en realidad no se les administró medicamento alguno en esta investiga-
ción, la mayoría de los participantes que se sentían confiados en su desempeño en la
siguiente prueba eligieron Actavil. En contraste, casi todos los hombres (a diferencia de
las mujeres) que temían el resultado del segundo examen optaron por el Pandocrin. Al
obstaculizar su propio desempeño, estos hombres estaban preparando una conveniente
excusa para fracasar, un pretexto, debemos añadir, cuyo objetivo se centraba más en dar
un beneficio al investigador que a los participantes mismos. De hecho, un estudio de
seguimiento mostró que aunque la autoobstaculización ocurre cuando el investigador
atestigua la elección de medicamento, es menor si no está presente en el momento de la
selección (Kolditz y Arkin, 1982).
Algunas personas utilizan más que otras la autoobstaculización como defensa (Rho-
dewalt, 1990). Por ejemplo, algunos hombres obstaculizan su desempeño tomando dro-
gas (Higgins y Harris, 1988) o descuidando sus actividades (Hirt et al., 1991), mientras
que las mujeres tienden a reportar estrés y síntomas físicos (Smith et al., 1983). Otra tác-
tica consiste en establecer objetivos personales demasiado altos, como suelen hacer los
perfeccionistas, con lo cual establecen las condiciones para fallar, aunque no por falta
de capacidad (Hewitt et al., 2003). Otra táctica paradójica que se emplea para reducir la
presión por desempeño consiste en minimizar nuestros propios talentos, fijarnos bajas
expectativas y difundir nuestra predicción de fracaso entre todos aquellos que estén dis-
puestos a escucharnos, una estrategia de autopresentación conocida como ponerse en
el tapete (Gibson y Sachau, 2000). Por otro lado, las razones de la gente para practicar
la autoobstaculización son diversas. Dianne Tice (1991) encontró que las personas con
baja autoestima la usan para establecer excusas defensivas en caso de fallar, pero los
individuos con alta autoestima la ponen en práctica como una oportunidad de reclamar
reconocimiento adicional en caso de tener éxito.
Sin importar la táctica que se utilice ni el objetivo que se persiga, la autoobstaculiza-
ción resulta sin duda una estrategia ingeniosa: al poner toda clase de obstáculos en nues-
tra contra, el yo queda resguardado si se fracasa y resulta realzado si se obtiene algún
logro. Por supuesto, esta estrategia tiene un costo. Sabotearnos a nosotros mismos, al
no practicar, beber demasiado, fingir enfermedad o fijarse metas demasiado altas, obje-
tivamente aumenta el riesgo de fracaso. Lo que es peor, no exactamente nos granjea la
simpatía de otros. Frederick Rhodewalt y sus colegas (1995) encontraron que a los par- Las personas suelen sabotear su
ticipantes no les gustaban sus parejas en un experimento cuando pensaban que éstas se propio desempeño con la intención
autoobstaculizaban al decir que no les importaba, que estaban ansiosas o médicamente de proteger su
incapacitadas. Las mujeres en particular eran sospechosas y críticas de personas que se autoestima. V ERDADERO.
autoobstaculizaban (Hirt et al., 2003).
Complacencia en la gloria reflejada (BIRG) Hasta cierto punto, nuestra autoes-
tima se ve influida por individuos y grupos con los cuales nos identificamos. De acuerdo
con Robert Cialdini y sus colegas (1976), la gente suele buscar complacencia en la glo-
ria reflejada que hace referencia a la relación con el éxito ajeno. El equipo de Cialdini
observó primero este fenómeno en los campus de las universidades estadounidenses de
Arizona State, Louisiana State, Notre Dame, Míchigan, Pittsburgh, Ohio State y Southern
California. Los investigadores comenzaron a llevar un registro de cuántas personas usa-
complacencia en la gloria reflejada
ban sudaderas deportivas en las mañanas de los lunes posteriores a los partidos de fut- (BIRG) Aumento de la autoestima por
bol y descubrieron que la cantidad era mayor cuando el equipo de la universidad había efecto de la asociación con personas
ganado el encuentro del sábado previo. De hecho, entre más amplio era el margen de exitosas.
victoria, más personas usaban sudaderas al día siguiente.

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88 Capítulo 3 El yo social

Para evaluar los efectos que tiene la complacencia en la gloria


reflejada sobre la autoestima, Cialdini aplicó una prueba de cono-
cimientos generales a un grupo de estudiantes y manipuló los resul-
tados de manera que sólo la mitad aprobara. Después se les pidió a
los estudiantes que describieran, en sus propias palabras, el resul-
tado obtenido en un partido de futbol reciente. El hallazgo consistió
en que, a diferencia de los estudiantes que creían haber aprobado el
examen, aquellos que creían haberlo reprobado fueron más procli-
ves a compartir el triunfo de su equipo diciendo “ganamos” y a dis-
tanciarse de su derrota al lamentar cómo habían “perdido”. En otro
estudio, los participantes que habían experimentado recientemente
un fracaso fueron rápidos en señalar que habían nacido el mismo día
que algún personaje considerado exitoso, con lo cual establecían una
complacencia en la gloria reflejada basado en una simple coinciden-
cia (Cialdini y De Nicholas, 1989).
Si la autoestima es influida por nuestros vínculos con los demás,
¿cómo enfrentamos a los amigos, familiares, compañeros de equipo
y colegas profesionales de menor estatus? Tome como ejemplo, una
vez más, a los fanáticos deportivos. Aunque siempre dispuestos a fes-
tejar la victoria, en caso de fracaso muchas veces cambian de opinión
y abuchean a sus equipos. Este comportamiento, que pudiera pare-
cer voluble, en realidad es consistente con la idea de que las personas
basan parte de su autoestima en su relación con los demás. En cierto
© J. L. Atlan/CORBIS SYGMA

estudio, los participantes conformaron equipos cuya misión era


resolver algún problema; algunos lo lograron, otros fallaron y otros
más no recibieron realimentación de su desempeño. Antes de irse
se les dio a los participantes la oportunidad de llevarse el distintivo
de su equipo. En el equipo que logró su objetivo y el que no recibió
realimentación, 68% y 50% de los integrantes, respectivamente, con-
servaron su distintivo; en el grupo que fracasó, sólo 9% de los partici-
pantes lo hizo (Snyder et al., 1986). Para los acérrimos aficionados a
Hace unos 40 años, cuando los los deportes, hombres y mujeres por igual, la tendencia a tener complacencia en la gloria
veteranos estadounidenses de
la guerra de Vietnam regresaron
reflejada es equiparada por una igualmente poderosa tendencia al fracaso por desvincu-
derrotados a la Unión Americana, lación (Ware y Kowalski, 2012).
sus compatriotas los recibieron con
indiferencia, incluso con desprecio. Comparación social a la baja Ya hemos comentado la teoría de Festinger (1954),
Parece que la tendencia a obtener
complacencia en la gloria reflejada según la cual las personas se evalúan estableciendo comparaciones sociales con sus
es equiparable con la necesidad, semejantes, pero no profundizamos en sus implicaciones. ¿Qué ocurre con nuestra auto-
igualmente fuerte, de desvincularse estima si la gente que nos rodea alcanza mayores logros que nosotros? Quizá quienes
del fracaso ajeno.
evitan asistir a las reuniones de ex alumnos para no tener que compararse con sus anti-
guos compañeros podrían darnos una respuesta.
Festinger se dio cabal cuenta de que las personas no siempre buscan información
objetiva y que las comparaciones sociales muchas veces tienen un fundamento autode-
fensivo. Cuando la autoestima de un individuo está en riesgo, con frecuencia se ve bene-
ficiada al hacer una comparación social a la baja frente a quienes son todavía menos
exitosos, felices o afortunados que él (Wills, 1981; Wood, 1989). La investigación muestra
que las personas víctimas de algún contratiempo o fracaso ajustan sus comparaciones
sociales en una dirección hacia abajo (Gibbons et al., 2002), y que dichas comparacio-
nes tienen un efecto enriquecedor sobre su estado de ánimo y su proyección del futuro
(Aspinwall y Taylor, 1993; Gibbons y McCoy, 1991).
Aunque Festinger nunca abordó este tema, Anne Wilson y Michael Ross (2000)
observaron que además de establecer comparaciones sociales con nuestros seme-
jantes, hacemos comparaciones temporales entre nuestro yo pasado y nuestro yo
actual. En un estudio, estos investigadores hicieron que un grupo de estudian-
tes universitarios se describieran a sí mismos; en otro, analizaron los relatos auto-
comparación social a la baja biográficos que algunos personajes famosos elaboraron para ciertas revistas. En
Tendencia defensiva a compararse con ambos casos contaron cuántas veces las autodescripciones incluían referencias a
otros cuya situación es peor que la
su yo pasado, a su yo futuro y a otras personas. El resultado: los estudiantes hicieron
propia.
más comparaciones con su yo pasado que con otras personas, y la mayoría de estas

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Autoestima 89

confrontaciones temporales eran favorables. Entusiasmadas por descubrir que “me veo
mejor en la actualidad que cuando era más joven”, las personas emplean comparaciones
temporales a la baja de la misma manera que usan las comparación social a la baja; es
decir, como un medio de automejora (Zell y Alicke, 2009).
Si la gente establece comparaciones sociales a la alza o a la baja puede tener impor-
tantes implicaciones en términos de salud. Cuando son afectadas por experiencias trági-
cas (crímenes, accidentes, enfermedades o la muerte de un ser amado), las personas son
propensas a afiliarse a quienes enfrentaron situaciones similares y lograron superarlas,
modelos de conducta capaces de ofrecerles esperanza y guía. Pero, por otra parte, tien-
den a equipararse con quienes están en peores circunstancias, una forma de comparación
social a la baja (Taylor y Lobel, 1989).
Evidentemente, saber que la vida podría ser peor tiene utilidad; esa es la razón por la
que muchos enfermos de cáncer se comparan con otras personas que padecen lo mismo,
pero que se han adaptado a él con menos fortuna. En un estudio realizado entre 312 muje-
res que habían sufrido cáncer de seno en su primera etapa y luego acudieron a grupos
de autoayuda, Laura Bogart y Vicki Helgeson (2000) pidieron a las participantes que
reportaran, con una periodicidad semanal durante siete semanas, el número de veces
que hablaran, pensaran o escucharan hablar de otros pacientes. Las investigaciones
encontraron que 53% de todas las comparaciones sociales fueron a la baja (con pacientes
que estaban en peor estado), mientras que sólo 12% fueron a la alza (con pacientes que
estaban recuperándose). El resto fueron comparaciones “laterales” con otras pacientes en
estado similar o diferente. Bogart y Helgeson descubrieron también que entre mayor era la
frecuencia con que las participantes realizaban comparaciones a la baja, mejor se sentían.
La comparación social a la baja también está asociada con una capacidad para enfrentar
la clase de remordimientos de la vida que a veces persiguen a las personas cuando enveje-
cen. Investigadores del desarrollo en adultos han observado que es frecuente que los adul-
tos que envejecen experimenten intensos sentimientos de remordimiento por decisiones
que tomaron, por contactos perdidos, oportunidades que dejaron pasar y otros semejan-
tes, y estos arrepentimientos pueden comprometer la calidad de sus vidas. Isabelle Bauer
y otros (2008) pidieron a adultos de entre 18 y 83 años que revelaran sus remordimientos
más grandes, y luego indicaran si sus amigos de la misma edad tenían remordimien-
tos que fueran más o menos severos. Entre los adultos más viejos de la muestra, los que
tendían a considerar que los otros tenían remordimientos más severos que los propios se

>
sentían mejor que quienes veían a los demás como menos arrepentidos.

¿Las ilusiones positivas son adaptables?


Los psicólogos insisten en aseverar que tener una percepción precisa de la realidad es
vital para la salud mental. No obstante, en los años recientes esta idea se ha visto desa-
fiada por la investigación en torno de los mecanismos de autodefensa. Tal como se ha
comentado, los individuos tratan de salvaguardar su autoestima al engañarse a sí mis-
mos y a los demás usando cogniciones sesgadas y estrategias como la autoobstaculiza-
ción, la complacencia en la gloria reflejada y las comparaciones a la baja. Pero, ¿estas
formas de autoengaño son señales de salud y bienestar, o síntomas de enfermedad?
Cuando Shelley Taylor y Jonathon Brown (1988) revisaron por primera vez la inves-
tigación, encontraron que los individuos depresivos o con baja autoestima en realidad
tienen puntos de vista más realistas respecto a sí mismos, en comparación con quienes
no presentan este tipo de problemas. Las autoevaluaciones realizadas por estas personas
suelen ser más consistentes con los juicios que sobre ellas hacen observadores neutra-
les; además, utilizan menos atribuciones de autoservicio para justificar sus logros y sus
fracasos; son menos proclives a exagerar su capacidad para manejar acontecimientos
incontrolables y generan pronósticos más equilibrados en relación con su futuro. Con
base en estos resultados, Taylor y Brown llegaron a la sugerente conclusión de que las
fantasías positivas fomentan la felicidad, el deseo de interesarse por los demás y la capa-
cidad de comprometerse en una labor productiva, todos ellos atributos distintivos de la
salud mental: “Estas fantasías contribuyen a que el mundo de cada individuo sea un lugar
más cálido, más activo y benéfico donde vivir” (p. 205). Así, la gente con alta autoestima
da la impresión de estar mejor adaptada en las pruebas de personalidad y las entrevistas
calificadas por amigos, extraños y profesionales de la salud mental (Taylor et al., 2003).

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90 Capítulo 3 El yo social

Recurriendo a la teoría evolucionista, William von Hippel y Robert Trivers (2011) han
ofrecido una perspectiva nueva y provocativa sobre las ventajas adaptables del autoengaño.
Con los años, los psicólogos de la evolución han observado que el engaño es una habilidad
de comunicación que los animales usan para ganarse un favor, atraer pareja e influir en otros
para compartir alimento, refugio y otros recursos. Así como los seres humanos han evolucio-
nado para engañar a los demás, también han desarrollado formas para detectar el engaño de
otros. Cuanto más hábil se es en estas interacciones, más se alcanza el éxito. El problema es
que cuando las personas mienten, se ponen nerviosas, tratan de no darlo a notar y trabajan
duro para hacer que la mentira suene digna de crédito, en especial cuando hablan con quie-
nes las conocen. He aquí el problema: si los que embaucan pueden convencerse a sí mismos
de que su engaño es verdadero, no se verán tan nerviosos, no tendrán nada que esconder, ni
tendrán que trabajar tanto en la presentación y, por lo tanto, serán más exitosos. Así como
George Costanza, el personaje de la serie Seinfeld, aconsejó a Jerry, que estaba programado
para hacer una prueba de detector de mentiras, “no es mentira si tú crees en ella”.
Cuando se llega a la ilusión del control, el optimismo no realista y los otros sesgos de
automejora hacen posible que las personas se vean a sí mismas mejores que el promedio,
Von Hippel y Trivers (2011) amplían su argumento: al engañarse en formas que crean ilu-
siones positivas, la gente puede mostrar en público más confianza de la que en realidad
siente, haciéndose más exitosa en sus relaciones sociales. Quizá esto explique el hallazgo de
investigación de que las personas tienden a sobrevalorar la autoestima de otras personas,
independientemente de qué tan bien las conozcan (Kilianski, 2008).
Pero no todo mundo concuerda con la idea de que “vivir” en un mundo color de rosa
sea un factor de adaptación válido a largo plazo. Roy Baumeister y Steven Scher (1988)
advirtieron que las fantasías positivas pueden dar lugar a patrones crónicos de com-
portamiento autoderrotista, como ocurre cuando la gente evade la autoconciencia por
medio del alcohol y otras drogas, se deja llevar por la autoobstaculización para fracasar y
no alcanzar sus objetivos, niega los problemas de salud que sufre hasta que es muy tarde
para tratarlos y se apoya en la ilusión de control para protegerse de los desengaños sufri-
dos en las casas de apuestas. De manera similar, otros investigadores han señalado que
a veces las personas necesitan ser autocríticas para poder mejorar. En un estudio sobre
realimentación en casos de éxito y fracaso, Heine y otros (2001) encontraron que mien-
tras los estudiantes universitarios de Estados Unidos persisten menos en la realización de
una tarea tras enfrentar un fracaso inicial que después de tener éxito, los estudiantes
de Japón persisten más en la misma situación. En ocasiones es preciso hacer frente a los
defectos para poder corregirlos.
Desde un punto de vista interpersonal, C. Randall Colvin y otros (1995) determinaron
que las personas con perspectivas más vanidosas que realistas respecto a sí mismas recibían
de sus amigos calificaciones menos favorables en ciertos aspectos. En sus estudios, los hom-
bres que tendían a la automejora fueron percibidos como arrogantes, condescendientes,
hostiles y menos considerados con los demás; las mujeres en la misma posición eran vistas
como más hostiles, defensivas y sensibles a la crítica, así como menos queridas y más pro-
pensas a reaccionar de manera exagerada al sufrir contratiempos irrelevantes. Es posible
que la gente con una autoimagen positiva cause una buena primera impresión en los demás,
pero resulta cada vez menos simpática con el paso del tiempo (Paulhus, 1998).
En un estudio que ilustra este lado oscuro de la autoestima, Todd Heatherton y Kathleen
Vohs (2000) aplicaron una prueba para medir la autoestima en parejas de estudiantes uni-
versitarios que no se conocían, y después los reunieron para una breve conversación. Justo
antes de la reunión, un estudiante de cada pareja debía responder, sin su compañero, una
prueba denominada “Examen de asociación indirecta”, la cual pedía encontrar una palabra
que conectara grupos de tres términos aparentemente no relacionados (por ejemplo, las
palabras lamer, espolvorear y minas fueron vinculadas mediante el término sal). A la mitad
de esos estudiantes objetivo se les describió la prueba como experimental y los problemas
que se les plantearon fueron fáciles de resolver. A los demás se les dijo que la prueba tenía
como propósito evaluar el potencial de logro y se les dieron problemas más difíciles, lo cual
provocaría (eso suponían) que tuvieran un peor desempeño que el promedio. ¿Esta reali-
mentación amenazante para el ego afectó el comportamiento de los estudiantes? ¿Qué ocu-
rrió con las impresiones que se formaron en relación con los compañeros de interacción?
En el grupo cuyo ego no fue amenazado, fueron apreciados en igual medida los estudiantes
con alta y baja autoestima. Sin embargo, en la situación que ponía en entredicho el ego, los

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Autoestima 91

estudiantes con alta autoestima fueron menos agradables para los demás; de hecho, sus
compañeros los calificaron de rudos, poco amables y arrogantes.
¿Qué orientación contribuye más a la adaptación, el realismo o la fantasía? A
medida que los psicólogos sociales siguen debatiendo sobre los efectos de las fantasías
positivas a corto y largo plazos, es evidente que no existe una respuesta definitiva. Lo que
se sabe por el momento es esto: las personas que albergan fantasías positivas en relación
con ellas mismas son más proclives a disfrutar los beneficios y logros que se pueden
adjudicar a la alta autoestima y la influencia social. Pero quizá esos mismos individuos
terminen por pagar el precio en otros términos; por ejemplo, en sus relaciones con los
demás. Entonces, ¿cuál es la conclusión? ¿Las fantasías positivas motivan la consecu-
ción de logros personales, pero nos aíslan socialmente de los demás? ¿Verse a sí mismo
con un poco de envanecimiento contribuye a la adaptación, pero da lugar a criterios
demasiado sesgados y, por lo tanto, dañinos para la adaptación? Será interesante ver
cómo se resuelve esta espinosa polémica en los años por venir.

> Cultura y autoestima

Burazin/Getty Images
Se comentó ya que los individuos provenientes de culturas individualistas tienden a
verse como distintivos y autónomos, mientras que los que proceden de culturas colec-
tivistas conciben el yo como parte de una red social interdependiente. ¿Estas distintas
orientaciones tienen implicaciones en la autoestima? Se trata de un cuestionamiento
bastante difícil de responder.
Steven Heine y sus colegas (1999) han afirmado que la cultura tiene diferentes efec-
tos en la búsqueda de autoestima. Al comparar la distribución de las calificaciones obte-
nidas en pruebas de autoestima aplicadas en Canadá y Japón, encontraron que si bien
casi todos los puntajes de los canadienses se agrupaban en el extremo superior del rango,
los correspondientes a los japoneses ocupaban el centro del mismo. En otros estudios
observaron también que los participantes japoneses en ocasiones podían ser bastante
autocríticos, incluso proclives a hablar de sí mismos en términos negativos.
¿En realidad los japoneses tienen una autoestima menos positiva en comparación
con los norteamericanos? ¿O los encuestados japoneses tienen una autoestima positiva
pero se sienten impulsados a presentarse modestamente ante los demás (como función
de la necesidad colectivista necesaria de “encajar” en lugar de “sobresalir”)? Para res-
ponder estas preguntas algunos investigadores han tratado de desarrollar pruebas indi-
rectas, sutiles, “implícitas” que les permitan evaluar la autoestima de la gente sin que
ésta sea consciente de ello. En un estudio cronometrado de asociación de palabras, los
investigadores encontraron que, a pesar de sus puntajes más bajos en las pruebas evi-
dentes de autoestima, los estadounidenses de origen asiático, al igual que sus homólogos
de origen europeo, estaban más prontos a asociarse con palabras positivas, como feliz y
luz natural, que con términos negativos, como vómito y veneno (Greenwald y Farnham,
2000; Kitayama y Uchida, 2003). De acuerdo con la perspectiva dialéctica oriental antes
descrita, otra investigación implícita de autoestima ha demostrado que aun cuando las
personas de Asia Oriental, igual que los occidentales, son rápidas para asociar el yo con
características positivas, también es más probable que asocien el yo con características
negativas contradictorias (Boucher et al., 2009).
Profundizando en estos resultados, Constantine Sedikides y sus colegas (2003)
sostienen que las personas de culturas, tanto individualistas como colectivistas, están
similarmente motivadas a tenerse en alta estima; es decir, que la acuciosa necesidad de
autoestima es universal o “pancultural”. Las diferencias observadas, según los investiga-
dores, provienen del hecho de que las culturas influyen sobre cómo buscamos satisfacer
esa necesidad: los individualistas se presentan como seres únicos y autosuficientes,
mientras que los colectivistas lo hacen como modestos miembros de un grupo de
iguales. Desde esta perspectiva, la gente pone en práctica tácticas de automejora,
alardeando o mostrándose humilde según la actitud que resulte deseable en su entorno
cultural (J. D. Brown, 2003; Lalwani et al., 2006; Sedikides et al., 2005). En cuanto a lo
que es deseable, cuando estudiantes japoneses y estadounidenses evaluaron una per-
sona ficticia con base en sus respuestas altas o bajas en un cuestionario de autoestima,
los segundos mostraron una preferencia más fuerte por la persona con autoestima ele-
vada (Brown, 2010).

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92 Capítulo 3 El yo social

Heine y sus colegas concuerdan sólo en parte con esta interpretación de la investiga-
ción. Ellos aseveran también que las personas tienen necesidad de autoestima y desean
ser percibidas como “buenos seres humanos” en su propia cultura. Sin embargo, señalan
que en medio del esfuerzo por alcanzar ese objetivo, los occidentales y otros individua-
listas tienden a utilizar tácticas de automejora para sobresalir, confirmarse y expresarse,
mientras que los habitantes del Lejano Oriente y otros colectivistas tienden a reservarse
para encajar en su entorno, mejorar su yo y ajustarse a los estándares establecidos por
sus grupos. En resumen, la necesidad básica de tener autoestima positiva es universal,
pero la dirección específica que se toma hacia la automejora tiene raíces culturales
(Heine, 2005; Heine y Hamamura, 2007).

Autopresentación
La búsqueda del ser humano por desarrollar su autoestima y el conocimiento de sí
mismo pone de manifiesto su yo interior. No obstante, la imagen seguirá incompleta
hasta que se tome en cuenta su capa más superficial, es decir, la expresión conductual
del yo social. A casi todas las personas les preocupa sobremanera la imagen que presen-
tan a los demás. La industria de la moda, los centros de nutrición, las cirugías cosméticas
diseñadas para modificarlo todo, desde los párpados hasta los senos, y la interminable
exploración de nuevos medicamentos milagrosos para hacer crecer el cabello, eliminar
el vello, blanquear los dientes, refrescar el aliento y desvanecer las arrugas, tienen un
fundamento común: aprovechar nuestra preocupación por la
apariencia física. De manera similar, estamos al pendiente de
la impresión que provocamos con nuestro comportamiento
público, tanto en persona como en Facebook, LinkedIn y otros
sitios de redes sociales.
Thomas Gilovich y otros (2000) encontraron que las perso-
nas son tan conscientes de sí mismas en los entornos públicos,
que muchas veces se ven expuestas al llamado efecto reflector,
una tendencia a creer que la atención social está más pen-
diente de ellos de lo que demuestra la realidad. En un conjunto
de estudios se les pidió a los participantes que vistieran una
camiseta impresa con una imagen halagadora o vergonzosa y
se exhibieran en una sala llena de extraños, después de lo cual
debían calcular cuántos de éstos serían capaces de identifi-
car la imagen. Dado que la gente demasiado consciente de sí
John Moore/Getty Images

misma cree que todos los ojos están sobre ella, los participan-
tes sobreestimaron en 23% a 40% el número de observadores
que habían notado y serían capaces de recordar lo que ellos
estaban usando. Estudios de seguimiento mostraron de igual
manera que cuando las personas cometen un error en público,
Hoy en día, la gente consciente de sí más tarde sobrevaloran el impacto negativo de su comportamiento entre los testigos
misma presenta a otros un yo público (Savitsky et al., 2001).
en Facebook y otros sitios de redes
En su obra As You Like It (Como gustéis), William Shakespeare escribió: “El mundo
sociales en línea.
es un gran teatro, y todos los hombres y mujeres son tan sólo actores”. Erving Goffman
(1959) fue el primero en llevar este punto de vista al ámbito de la ciencia social, cuando
afirmó que la vida es como una gran obra de teatro y cada uno de nosotros actúa con
base en ciertos textos, como si representáramos un guión. Lo más importante, aseveró
Goffman, es que cada cual asume cierto rostro, o identidad social, que los demás nos ayu-
dan a mantener con cortesía. Inspirados por la teoría de Goffman, los psicólogos sociales
han centrado su interés en la autopresentación: proceso mediante el cual tratamos de
encarnar lo que los demás piensan de nosotros, y lo que pensamos de nosotros mismos
(Schlenker, 2003). Los actos de autopresentación son capaces de tomar formas diferentes.
autopresentación Estrategia que
Pueden ser conscientes o inconscientes, precisos o engañosos, realizados ex profeso para
usan las personas para determinar lo
un público externo o para nosotros mismos. En esta sección comentaremos los distintos
que los otros piensan de ellas.
objetivos que tienen la autopresentación y las maneras en que la gente trata de cumplirlos.

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Autopresentación 93

> Autopresentación estratégica


Existen básicamente dos tipos de autopresentación, cada uno de los cuales responde a
una motivación diferente. La autopresentación estratégica consiste en los esfuerzos que
hacemos por dar forma a las impresiones ajenas de maneras específicas que nos permitan
obtener influencia, poder, simpatía o aprobación. Es posible encontrar ejemplos notables
de autopresentación estratégica en todos lados: en los avisos personales, en los sistemas de
mensajería en línea, en las promesas de campañas políticas, en las apelaciones de los delin-
cuentes ante el jurado. Los objetivos específicos varían, pero entre ellos está el deseo de
que nos perciban como seres simpáticos, competentes, morales, peligrosos o indefensos.
Independiente de cuál sea el objetivo que se persiga, la gente tiende a considerar menos
agobiante presentarse de formas que sean cabales y no artificiales (Vohs et al., 2005).
Para ilustrar este punto, Beth Pontari y Barry Schlenker (2000) reunieron a un grupo
de participantes, que se probaron como introvertidos o extrovertidos, y se les pidió que
se presentaran a una entrevista de trabajo en una manera consistente o inconsistente
con su verdadera personalidad. Sin distracciones, todos los participantes lograron pre-
sentarse como introvertidos o extrovertidos, dependiendo de lo que se les había solici-
tado. Pero, ¿serían capaces de cumplir su objetivo si durante la entrevista tuvieran que
recordar un número de ocho dígitos para una prueba de memoria? En esta situación, los
participantes, que se hallaban ocupados desde el punto de vista cognitivo, consiguieron
representarse cuando se les pidió que reflejaran sus verdaderas personalidades, pero no
lo lograron en el caso de tener que representar rasgos ajenos a su carácter.
Las identidades específicas que las personas tratan de presentar pueden variar según
los diferentes individuos y situaciones. Sin embargo, en la autopresentación estratégica
hay dos objetivos muy comunes. El primero es el congraciamiento, un término utilizado
para describir aquellas acciones motivadas por el deseo de “llevarse bien” con los demás
y resultar simpáticos. El otro es la autopromoción, término empleado para describir las
acciones motivadas por el deseo de “tomar la delantera” y ganarse el respeto por la com-
petencia mostrada (Arkin, 1981; Jones y Pittman, 1982). Como se muestra en la tabla 3.2,
las observaciones basadas en entrevistas de trabajo revelan que el congraciamiento y la
autopromoción son las dos tácticas comunes de autopresentación más usadas por los
solicitantes de empleo (Stevens y Kristof, 1995); además, comprueban que dichas tácticas
contribuyen a que los reclutadores se formen impresiones positivas (Higgins y Judge, 2004).

TABLA 3.2
Autopresentación estratégica en entrevistas de trabajo
En estudios realizados sobre las tácticas de influencia que los solicitantes de empleo utilizan
en sus entrevistas de trabajo, se reportó la práctica de estos intentos de congraciamiento y
autopromoción.

Congraciamiento
l Alabé al entrevistador o a la organización.
l Conversé sobre los intereses que tengo en común con el reclutador.
l Indiqué mi interés en el puesto y en la compañía.
l Indiqué mi entusiasmo por trabajar para la organización.
l Sonreí mucho o utilicé otros comportamientos amigables no verbales.

Autopromoción
l Hice referencia al valor de los eventos positivos que contribuí a impulsar.
l Describí mis habilidades y capacidades de manera atractiva.
l Me apoderé de la palabra durante la entrevista para poder exponer todas mis cualidades.
l  e acredité todas las circunstancias positivas, aunque no haya sido el único responsable de
M
ellas.
l  ice que los acontecimientos positivos en los que tuve responsabilidad parecieran mucho
H
más importantes de lo que realmente fueron.
Higgins & Judge, 2004; Stevens & Kristof, 1995. © Cengage Learning

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94 Capítulo 3 El yo social

En apariencia, lograr estos objetivos es tarea sencilla. Cuando las personas quieren
agradar ponen su mejor cara, sonríen mucho, hacen gestos de asentimiento, muestran su
acuerdo y, de ser necesario, echan mano de cortesías, halagos y toda clase de adulacio-
nes. Por otro lado, cuando lo que desean es ser admiradas por su competencia, intentan
impresionar a los demás hablando de sí mismas y exhibiendo con total falta de modestia
su estatus, sus conocimientos y hazañas. En ambos casos se trata de un intercambio. Por
supuesto, como cualquier otra conducta servil, las tácticas de congraciamiento deben ser
sutiles si no se quiere correr el riesgo de que resulten contraproducentes (Jones, 1964). A
la gente le disgustan aquellos individuos que no paran de pregonar y hacer alarde de sus
propios logros (Godfrey et al., 1986), o los que dejan ver un patrón “de adulación” con
sus superiores, pero no con sus subordinados (Vonk, 1998).
La autopresentación también puede dar lugar al surgimiento de otros problemas.
Mark Leary y sus colegas (1994) sugirieron en un artículo que podría tener consecuencias
en la salud y analizaron evidencias sobre el hecho de que la necesidad de proyectar una
imagen pública favorable puede tentarnos a caer en patrones de comportamiento peli-
grosos. Por ejemplo, las preocupaciones en torno a la autopresentación podrían aumen-
tar el riesgo de contraer SIDA (tal sería el caso, por ejemplo, de hombres a los que les da
mucha vergüenza comprar condones y hablar abiertamente con sus parejas sexuales),
desarrollar cáncer de piel (en el caso de las personas que se exponen demasiado al sol para
obtener un bronceado atractivo), caer en desórdenes alimenticios (cuando las mujeres se
obsesionan con las dietas, emplean anfetaminas y laxantes o se obligan a vomitar para
permanecer delgadas), abusar de las drogas (cuando los adolescentes fuman, beben y
usan drogas para impresionar a sus compañeros) y resultar heridos en accidentes (cuando
los jovencitos conducen imprudentemente para parecer temerarios ante los demás).

> Autoverificación
En contraste con la autopresentación estratégica se encuentra una segunda motivación:
la autoverificación; es decir, el deseo de que los demás nos perciban de la misma forma
en que nosotros lo hacemos. De acuerdo con William Swann (1987), durante sus encuen-
tros sociales la gente está muy motivada a confirmar o verificar su autoconcepto en la
perspectiva ajena. Swann y sus colegas han recopilado mucha evidencia que respalda
esta hipótesis y encontrado, por ejemplo, que los individuos actúan de manera selectiva
al evocar, recordar y aceptar sólo la realimentación de su personalidad que confirme sus
autoconcepciones. De hecho, a veces nos inclinamos a corregir a aquellos cuyas impre-
siones son positivas, pero erróneas. Los participantes en cierto estudio interactuaron con
un cómplice que más tarde relató si aquéllos le habían parecido dominantes o sumisos.
Cuando el comentario era consistente con el autoconcepto del participante, se aceptaba
su validez; sin embargo, cuando era inconsistente, los participantes hicieron todo lo posi-
ble para probar el error del cómplice: los que se percibían como dominantes pero fueron
calificados como sumisos, se comportaron después con más firmeza que de costumbre;
los que se veían a sí mismos como sumisos pero fueron marcados como dominantes, en
seguida se mostraron más dóciles (Swann y Hill, 1982).
La autoverificación podría parecer una práctica deseable, pero, ¿las personas que
abrigan un autoconcepto negativo querrán que los demás compartan esa impresión?
Nadie es perfecto; todo mundo tiene defectos, pero, ¿de verdad se quiere verificar su exis-
tencia a los ojos de otros? Quienes son extremadamente tímidos, socialmente inhibi-
dos o inseguros en relación con sus capacidades, ¿desean que los demás se percaten de
tales debilidades? ¿No preferirían presentarnos ante ellos con una actitud audaz, segura
o competente? ¿Qué ocurre cuando el deseo de verificación se enfrenta con la necesidad
de automejora?
Buscando las respuestas a tales interrogantes, en un estudio de laboratorio Swann y
sus colegas le pidieron a cada uno de los estudiantes que participaron que respondieran
un cuestionario sobre autoconcepto y que luego escogieran entre dos participantes, uno
de los cuales supuestamente los había evaluado de manera favorable, a un compañero
para interactuar con él. ¿El resultado? Aunque quienes tenían un autoconcepto positivo
eligieron compañeros que los veían bajo una luz positiva, la mayoría de los que tenían un

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Autopresentación 95

autoconcepto negativo prefirieron compañeros que confirmaban sus deficiencias reco-


Es frecuente que las personas distingan
nocidas. En un estudio posterior, cuando se les dio oportunidad de elegir, 64% de los par- entre su yo público y su yo privado.
ticipantes con baja autoestima (y sólo 25% de los que tenían alta autoestima) buscaron No obstante, una investigación sobre
realimentación clínica en torno a sus debilidades, en lugar de hacerlo en cuanto a sus autoverificación sugiere que esta
caricatura está mal: que las personas
fortalezas (Geisler et al., 1996). De hecho, otras investigaciones sugieren que las personas desean ser definidas por lo que son.
también prefieren interactuar con individuos que verifiquen
su pertenencia a ciertos grupos, otro de los aspectos que
identifican el yo colectivo (Chen et al., 2009).
Si la gente busca autoverificación entre sus compañeros
en un laboratorio, habría razón para creer que querrían lo
mismo en cuanto a sus relaciones de pareja. En un estudio
realizado entre parejas casadas, maridos y esposas respon-

© The New Yorker Collection 2007 P.C. Vey from cartoonbank.com.


dieron por separado cuestionarios sobre sus autoconceptos,
su pareja y su compromiso hacia el matrimonio. Como se
predijo, los individuos con un autoconcepto positivo expre-
saron más compromiso con la pareja que los evaluó favora-
blemente, mientras que aquellos con autoconcepto negativo
se mostraron más comprometidos con la pareja que los
valoró en forma desfavorable (Swann et al., 1992).

Todos los derechos reservados.


Sobre aspectos importantes del autoconcepto, una
investigación muestra que las personas preferirían reflexio-
nar y aprender más acerca de sus cualidades positivas que
de las negativas. Aun así, parece que el deseo de autoverifi-
“No quiero ser definido por lo que soy.”
cación es poderoso y puede, a veces, sobrepasar la necesidad
de automejora. Todos deseamos causar una buena impre-
sión, pero también queremos que otros, en nuestras vidas, tengan una impresión precisa
(Swann y Bosson, 2010). Al estudiar sitios de redes sociales en línea, Mitja Back y otros
(2010) encontraron fuerte apoyo para esta propuesta. Estos investigadores estudiaron
236 usuarios de Facebook, en Estados Unidos y Alemania, y encontraron que las impre-
siones expresadas por sus perfiles publicados estaban fuertemente correlacionadas con
una combinación de pruebas objetivas de personalidad, autorreportes y reportes de una
muestra de amigos bien informados.

> Automonitoreo
Aun cuando la autopresentación constituye una forma de vida para todos nosotros,
difiere considerablemente en cada individuo. Algunas personas son más conscientes que
otras de su imagen pública. Además, hay quienes son más proclives a poner en práctica
autopresentaciones estratégicas, mientras que otros prefieren la autorregulación. De
acuerdo con Mark Snyder (1987), estas diferencias tienen relación con un rasgo de perso-
nalidad denominado automonitoreo: la tendencia a regular el comportamiento propio
para satisfacer las demandas impuestas por las situaciones sociales.
Los individuos que presentan un nivel alto de automonitoreo parecen tener un
repertorio de personalidades para elegir. Sensibles a las preocupaciones que conlleva
la autopresentación estratégica, son equilibrados, dispuestos y capaces de modificar
su comportamiento al cambiar de un entorno a otro. Como lo evidencia su evaluación
mediante la Escala de automonitoreo (Snyder 1974; Snyder y Gangestad, 1986), son
propensos a mostrarse de acuerdo con afirmaciones como “probablemente sería buen
actor” y “suelo actuar con diferentes personalidades en diversas situaciones y con dis-
tintas personas”. En contraste, quienes no son autosupervisores tienden a ser autoveri-
ficadores por naturaleza, mostrándose menos preocupados por la aceptación social de
su comportamiento. Como los actores de carácter siempre actúan el mismo papel, se
automonitoreo Tendencia a
expresan de manera consistente en cualquier situación, poniendo ante los demás el yo modificar la conducta en respuesta a
que consideran real y honesto. En la Escala de automonitoreo, los no adeptos al auto- la autopresentación afectada por una
monitoreo afirman que “sólo puedo avalar aquello en lo que realmente creo” y “nunca he situación determinada.
sido hábil para participar en improvisaciones o juegos de adivinanzas” (vea la tabla 3.3).

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96 Capítulo 3 El yo social

TABLA 3.3
Escala de automonitoreo
¿Tiene usted niveles de automonitoreo altos o bajos? Responda cierto (C) o falso (F) a
cada una de las afirmaciones siguientes. Cuando termine, califíquese de esta manera: un
punto si contestó C a los elementos 4, 5, 6, 8, 10, 12, 17 y 18; un punto si respondió F a
los elementos 1, 2, 3, 7, 9, 11, 13, 14, 15 y 16. Sume para obtener el puntaje total, que
constituye su calificación en automonitoreo. Entre los estudiantes universitarios estado-
unidenses el promedio es de 10 u 11 puntos.
1. Me parece difícil imitar el comportamiento de otras personas.
2. En fiestas y reuniones sociales no intento decir o hacer cosas que agredan a los demás.
3. Sólo defiendo aquellas ideas con las que concuerdo de antemano.
4. Soy capaz de improvisar discursos sobre cualquier tema, incluso alguno del que casi no tenga
información.
5. Supongo que finjo un poco para impresionar o divertir a los demás.
6. Probablemente sería un buen actor.
7. Rara vez soy el centro de atención en un grupo de personas.
8. Suelo actuar con diferentes personalidades en diversas situaciones y con distintas personas.
9. Me cuesta trabajo ser agradable para los demás.
10. No siempre soy la persona que aparento.
11. No cambiaría mis opiniones (ni mi forma de comportarme) para complacer a alguien o ganarme
su estima.
12. Se me considera alguien divertido.
13. Nunca he sido hábil para participar en improvisaciones o juegos de adivinanzas.
14. Me cuesta trabajo modificar mi conducta para ajustarla a diferentes situaciones o personas.
15. En las fiestas dejo que los demás se encarguen de bromear y contar anécdotas.
16. Me siento un poco incómodo en presencia de otras personas y tiendo a no destacarme tanto
como debiera.
17. Puedo ver a cualquiera a los ojos y contarle mentiras sin avergonzarme (siempre y cuando sea
por un objetivo noble).
18. Soy capaz de engañar a la gente siendo amigable con ella, aunque en realidad me desagrade.

Tomado de Snyder, M. y Gangstad, S., “On the nature of self-monitoring: Matters of assessment, matters of validity”,
en Journal of Personality and Social Psychology, vol. 51 (pp. 125-139). Copyright © 1986 por la American Psychology
Association. Reimpreso con permiso.

Los psicólogos sociales no han llegado a un consenso sobre si la Escala de automo-


nitoreo evalúa un rasgo global o la combinación de dos o más rasgos específicos. Tam-
poco han podido llegar a un acuerdo sobre si quienes presentan niveles altos o bajos de
automonitoreo representan dos tipos aislados de persona o simplemente dos puntos a
lo largo de un continuo. De cualquier forma, las puntuaciones obtenidas en estas escalas
parecen predecir importantes comportamientos sociales (Gangestad y Snyder, 2000).
Por lo que respecto a su imagen pública, quienes poseen un alto nivel de automoni-
toreo son capaces de hacer a un lado sus preferencias para descubrir las de aquellos con
los que podrían interactuar y conocer las reglas de conducta apropiadas según el caso.
Entonces, una vez que han aquilatado la situación, modifican su comportamiento en
consecuencia. Si una situación les exige conformidad, ellos se ajustarán; si les demanda
autonomía, se rehusarán a mostrar conformidad. En contraste, quienes tienen autosu-
pervisiones bajas mantienen una postura relativamente consistente en toda una gama
de situaciones (Snyder y Monson, 1975). Al adaptarse inconscientemente a situaciones
sociales, es probable que los fuertes autosupervisores imiten el comportamiento de
otros en formas sutiles que facilitan interacciones sociales refinadas (Cheng y Char-
trand, 2003). También es más probable que cambien dialectos de acuerdo con sus entor-
Modificar el comportamiento nos locales, facilitando la “adaptación lingüística” (Blank et al., 2012). Consistente con el
personal es un rasgo más adaptable hallazgo de que los individuos con niveles altos de autorregulación se preocupan más
que mantener una conducta por lo que los demás piensan de ellos, la investigación realizada en escenarios de trabajo
consistente en distintas situaciones
muestra que quienes tienen autorregulación alta reciben mejores calificaciones de des-
sociales.
FALSO. empeño y más promociones, además de que es más probable que emerjan como líderes
(Day et al., 2002).

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Reflexiones: el yo multifacético 97

En los siguientes capítulos verá que debido a que gran parte de nuestro compor-
tamiento se ve influenciado por las normas sociales, el automonitoreo es importante
en muchos aspectos de la psicología social y también tiene interesantes implicacio-
nes en cuestión de desarrollo. Una encuesta realizada a personas de entre 18 y 73 años
de edad reveló que los puntajes de automonitoreo tienden a disminuir conforme nos
hacemos mayores, presumiblemente porque vamos ganando estabilidad y seguridad en
nuestra identidad a medida que envejecemos (Reifman et al., 1989). Sin embargo, por el
momento, reflexione en esta pregunta: ¿qué es mejor, tener un nivel de automonitoreo
alto o bajo?, ¿dicho nivel tiene relación con nuestra capacidad de adaptación?
Las investigaciones de que disponemos no permiten aventurar este juicio de valor.
Piense, por ejemplo, en las personas con un alto nivel de automonitoreo. Bastante acerta-
damente, acostumbran percibirse como seres pragmáticos, flexibles y dispuestos a adap-
tarse, así como capaces de asumir diversos roles en la vida. Pero también se les puede
describir como individuos oportunistas, volubles e hipócritas, más preocupados por las
apariencias que por la realidad y dispuestos a cambiar de color, como el camaleón, para
congraciarse con los demás. Ahora piense en las personas con nivel bajo de automoni-
toreo. Acostumbran describirse a sí mismos como seres francos y regidos por principios;
actúan sin falsas pretensiones y siempre dicen lo que piensan para que los demás sepan
a qué atenerse. Por supuesto, también se les puede calificar de tercos, insensibles a lo que
les rodea y poco dispuestos a comprometerse para llevar la fiesta en paz. Así, por lo
que respecta al valor relativo de estas dos orientaciones, se puede concluir que ningún
nivel de automonitoreo constituye necesariamente un problema, a menos que se le lleve
a los extremos. Goffman (1955) llegó a la misma deducción hace muchos años, cuando
escribió:
Muy poca capacidad de percepción, muy poco don de gentes, muy poco orgullo y conside-
ración bastan para que el individuo deje de ser alguien en quien se pueda confiar para dar
un indicio acerca de sí mismo o de dejárselo saber a los demás para ahorrarles bochornos…
Demasiado don de gentes o demasiada consideración son suficientes para que se transforme
en un ser social en extremo, que deja a los demás con la sensación de no saber bien qué
esperar de él, ni qué hacer para realizar un ajuste efectivo en el largo plazo (p. 227).

Reflexiones: el yo multifacético
A lo largo de la historia de la humanidad, escritores, poetas, filósofos y teóricos de la
personalidad han caracterizado el yo como un aspecto perdurable de la personalidad,
un “núcleo interior” invisible, estable al paso del tiempo y de lenta transformación. La
lucha por “encontrarse” y “ser fiel” a uno mismo se basa en esta imagen. Así, cuando se le
pidió a un grupo de personas mayores de 85 años que reflexionaran sobre sus vidas, casi
todas respondieron que, aun cuando habían cambiado de cierta forma, fundamental-
mente habían sido siempre las mismas (Troll y Skaff, 1997). Sin embargo, en los últimos
tiempos los psicólogos sociales se han enfocado en el cambio. Al hacerlo han descubierto
que por lo menos una parte del yo es maleable: se moldea por medio de las vivencias y
varía de acuerdo con la situación que se presente. Desde este punto de vista, el hombre
tiene muchos rostros diferentes.
Pero, ¿qué pasa cuando usted se ve al espejo? ¿Ve un solo rostro o ve muchos? ¿Ve a
una persona cuyo autoconcepto es perdurable, o a un individuo cuya identidad parece
cambiar de un momento a otro? ¿Ve una persona cuyas fortalezas y debilidades son eva-
luadas con mirada objetiva, o alguien que evade las verdades desagradables, poniendo
en funcionamiento distintos mecanismos de autodefensa? ¿Ve a una persona que alberga
un yo interno, oculto, diferente del rostro que muestra a los demás?
Con base en el material presentado en este capítulo, la respuesta a los cuestiona-
mientos anteriores parecería ser siempre la misma: el yo posee todas esas características.

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98 Capítulo 3 El yo social

Mucho antes de que surgiera la psicología social, William James (1890) afirmó que el yo
no es sencillo, sino complejo y multifacético. Con base en las teorías e investigaciones
actuales somos capaces de apreciar cuánta razón tenía James. Es evidente que hay un
aspecto del yo que sólo podemos conocer mediante la introspección y que se mantiene
estable al paso del tiempo. Pero también hay un aspecto que cambia de acuerdo con
quien nos acompaña y con la información que obtenemos de los demás. Cuando se trata
de la autoestima, hay veces en las que estamos lo suficientemente autoenfocados para
estar conscientes de nuestras deficiencias; por otro lado, hay momentos en los que sal-
vaguardamos nuestra identidad poniendo en marcha mecanismos como las cogniciones
de autoservicio, la autoobstaculización, el conocimiento por asociación y la compara-
ción social a la baja. También es preciso tomar en consideración el tema de la autopre-
sentación. Resulta claro que cada uno de nosotros posee un yo privado, conformado por
nuestros pensamientos, sentimientos y recuerdos más íntimos. Pero es igual de evidente
que contamos también con un yo público, representado por los roles que desempeña-
mos y por las máscaras que utilizamos en público. A medida que continúe la lectura de
este libro, verá que los componentes cognitivo, afectivo y conductual del yo no son inde-
pendientes ni distintivos, por el contrario, están interrelacionados; es por ello que tienen
enorme importancia para todas las áreas de la psicología social.

REPASO
El autoconcepto
l El autoconcepto es la suma de todas las creencias que tiene la Autopercepción
persona acerca de sus propios atributos. Es el componente cog- l La teoría de la autopercepción de Bem sostiene que cuando
nitivo del yo. los estados emocionales internos son difíciles de interpretar, los
inferimos a partir de la observación de nuestro comporta-
Rudimentos del autoconcepto miento y de la situación circundante.
l Mediante el uso de diversas técnicas para la generación de imá- l Basada en la teoría de la autopercepción, la hipótesis de la rea-
genes digitales del cerebro, los neurobiólogos han descubierto limentación facial afirma que las expresiones del rostro no sólo
que ciertas áreas del mismo aumentan su actividad cuando las pueden reflejar, sino también producir, estados emocionales
personas procesan información relevante para sí mismas. (sonreír, por ejemplo, puede provocar sensaciones de felicidad).
l El reconocimiento propio como entidad distintiva constituye el l No obstante, no resulta claro si la emoción ocurre por medio de
primer paso en el desarrollo del autoconcepto. la autopercepción o debido a que las expresiones faciales dispa-
l Los seres humanos y los grandes monos son los únicos anima- ran cambios fisiológicos que producen la respuesta emocional.
les que reconocen su propia imagen reflejada en un espejo. l También derivado de la teoría de la autopercepción, el efecto
l La dimensión social del yo propuesta por Cooley sugiere que de justificación en exceso muestra que a veces las personas
los factores sociales son un segundo paso necesario para el pierden interés en la realización de actividades por las que reci-
desarrollo del autoconcepto. ben una recompensa.
Pero si la recompensa es percibida como un “bono” obtenido
Puesta a prueba del sentido común l
por un desempeño sobresaliente, es posible que aumente la
Los seres humanos son los únicos animales que se reconocen a motivación intrínseca al proveer una realimentación positiva.
sí mismos en el espejo.
Falso. Los estudios han demostrado que los grandes simios Puesta a prueba del sentido común
(chimpancés, gorilas y orangutanes) también son capaces del Sonreír puede hacerlo sentir más feliz.
autorreconocimiento.
Verdadero. Consistente con la hipótesis de realimentación facial,
las expresiones pueden provocar o ampliar la experiencia
Introspección subjetiva de la emoción.
l La gente cree que la introspección es la clave para conocer el
verdadero yo.
l Pero la investigación muestra que en ocasiones la introspec- Influencias de otras personas
ción disminuye la precisión de los autorreportes. l De acuerdo con la teoría de comparación social, las personas
l Las personas tienden también a sobreestimar sus reaccio- suelen evaluar sus opiniones y capacidades al compararse con
nes emocionales ante futuros eventos, sean éstos positivos o sus semejantes.
negativos.

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Repaso 99

l Schachter y Singer propusieron que la experiencia emocional l Para personas religiosas, pensar en Dios puede tener los mis-
se ve sesgada por dos factores: la excitación fisiológica y la eti- mos efectos que otros desencadenantes de la autoconciencia.
queta cognitiva que se adjudica a dicha activación.
l En ciertas circunstancias, los individuos interpretan su propia La autorregulación y sus límites
activación fisiológica a partir de la observación de otras perso- l Al requerir de esfuerzo, el autocontrol puede agotarse tempo-
nas en la misma situación. ralmente por el uso.
l Muchas personas oriundas de Europa o Norteamérica tie-
Recuerdos autobiográficos nen un punto de vista independiente del yo, que enfatiza la
l El recuerdo de los acontecimientos vitales de cada persona es autonomía.
muy importante para el autoconcepto. l Las personas originarias de ciertas culturas asiáticas, africanas
l Cuando la gente recuerda sus vivencias, por lo general reporta y latinoamericanas tienen una concepción interdependiente
más eventos del pasado reciente que del pasado remoto; sin del yo que abarca las relaciones sociales.
embargo, algunos tipos de recuerdo suelen ser más vívidos y l Estas diferencias culturales influyen sobre la manera en que
duraderos que otros. nos percibimos, nos sentimos y nos presentamos en relación
con los demás.
Autoestima
l La autoestima se refiere a las evaluaciones positivas y negativas l Para personas religiosas, pensar en Dios puede tener los mis-
que las personas hacen de su yo. mos efectos que otros desencadenantes de la autoconciencia.

La necesidad de autoestima Procesos mentales irónicos


l Las personas necesitan contar con una alta autoestima, y quie- l Debido a la operación de procesos irónicos, nuestros esfuerzos
ren verse bajo una luz positiva. de autocontrol pueden también fracasar haciendo que pense-
l La gente con baja autoestima suele caer en un círculo vicioso mos, sintamos y actuemos en formas que son opuestas a nues-
de comportamiento de autoderrota. tras intenciones.
l La asfixia por la presión es un fenómeno irónico que con fre-
¿Existen diferencias de género y raza? cuencia se ve en los deportes.
l Entre los adolescentes y adultos jóvenes, los hombres tienen
una autoestima más alta que las mujeres; aunque la diferencia La autorregulación y sus límites
es muy pequeña, sobre todo entre los adultos de mayor edad. l Al requerir de esfuerzo, el autocontrol puede agotarse tempo-
l Los afroamericanos sobrepasan a los estadounidenses de ori- ralmente por el uso.
gen europeo en las pruebas que evalúan la autoestima, lo cual l El efecto de agotamiento puede invertirse, haciendo posi-
es probable que indique que las minorías estigmatizadas se ble más autocontrol, mediante el consumo de glucosa y la
enfocan en sus atributos positivos. autoafirmación.

Teoría de la autodiscrepancia Puesta a prueba del sentido común


l La autoestima puede definirse mediante la correspondencia A veces, cuanto más tratamos de controlar un pensamiento, un
entre cómo nos vemos y cómo queremos vernos a nosotros sentimiento o un comportamiento, es menos probable que lo
mismos. Grandes autodiscrepancias están asociadas con esta- consigamos.
dos emocionales negativos.. Verdadero. La investigación sobre procesos irónicos en control
l Las discrepancias entre el yo real y el yo ideal están relaciona- mental ha revelado que tratar de inhibir un pensamiento, sentimiento
das con sentimientos de decepción y depresión. o comportamiento a veces tiene consecuencias negativas.
l La discrepancia entre el yo real y el yo posible se relacionan con
la vergüenza, la culpa y la ansiedad. Mecanismos de automejora
l Estos efectos emocionales dependen de la cantidad de discre- l Casi todas las personas se tienen en un alto concepto y poseen
pancia y de si estamos conscientemente enfocados en ella. asociaciones positivas inconscientes con aspectos relaciona-
dos con el yo.
La “trampa” de la autoconciencia l Los individuos protegen su autoestima mediante cuatro estra-
l En general, las personas dedican poco tiempo a pensar real- tegias principales: usando cogniciones de autoservicio, como
mente en sí mismas. acreditarse los éxitos y negar su responsabilidad en los fracasos;
l Sin embargo, ciertas situaciones (exposición a espejos, cámaras asumiendo actitudes de autoobstaculización, con el propósito
y público) aumentan la autoconciencia; además, algunas per- de justificar por anticipado el fracaso; buscando complacencia
sonas suelen ser más autoconscientes que otras. en la gloria reflejada, lo cual incrementa su autoestima a partir
l La autoconciencia nos obliga a percatarnos de las autodis- de sus relaciones con personas de éxito, y haciendo comparación
crepancias y puede producir una reducción temporal de la social a la baja con otros que están en peor situación que ellos.
autoestima.
l Para enfrentar lo anterior ajustamos nuestro comportamiento Puesta a prueba del sentido común
de manera que corresponda con nuestros estándares o evadi-
Las personas suelen sabotear su propio desempeño con la
mos la situación que provoca la autoconciencia.
intención de proteger su autoestima.
l Beber mucho alcohol puede interpretarse como un mecanismo
para escapar de la autoconciencia. Verdadero. Los estudios han demostrado que es frecuente que las
personas pongan obstáculos a su propio desempeño para tener una
excusa que justifique un fracaso anticipado.

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100 Capítulo 3 El yo social

l Cuando otros nos superan en formas que son importantes para Cultura y autoestima
nosotros, nos sentimos celosos y nos distanciamos de ellos. l Las comparaciones interculturales indican que los individuos
Cuando nos superan en formas que no son relevantes para el provenientes de culturas colectivistas se presentan de manera
yo, sentimos orgullo y buscamos la cercanía. más modesta, en relación con su autoestima, que las personas
originarias de culturas individualistas.
¿Las ilusiones positivas son adaptables? l Los investigadores están tratando de determinar si los indivi-
l Las investigaciones recientes sugieren que ciertas ilusiones duos colectivistas poseen una autoestima menos envanecida
positivas podrían fomentar una alta autoestima y promover la o simplemente se sienten impulsados a presentarse de manera
salud mental. más modesta ante los demás.
l Un punto de vista alternativo indica que tales ilusiones dan l Todos tenemos necesidad de una autopercepción positiva; las
lugar a patrones de comportamientos de autoderrota, y que las personas individualistas y colectivistas buscan por igual satis-
personas con perspectivas elevadas de sí mismas son menos facer dicha necesidad, aunque de maneras distintas.
apreciadas por los demás.

Autopresentación
l Nos preocupa profundamente lo que los demás piensan de l La investigación muestra que es frecuente que la autoverifica-
nosotros y muchas veces creemos que la atención social se cen- ción motive el deseo de ser vistos bajo una luz positiva.
tra en nosotros más de lo que realmente ocurre.
l La autopresentación es el proceso mediante el cual tratamos Automonitoreo
de encarnar lo que los demás piensan de nosotros, incluso lo l Los individuos difieren en su tendencia a regular su compor-
que pensamos de nosotros mismos. En la autopresentación hay tamiento para satisfacer las demandas de situaciones sociales.
dos motivaciones generales: la autopresentación estratégica y l Quienes tienen alto automonitoreo modifican sus comporta-
la autoverificación. mientos, según sea necesario, de una situación a la siguiente.
l Quienes tienen bajo automonitoreo se expresan en una forma
Autopresentación estratégica más consistente, exhibiendo siempre lo que ellos ven como su
l La autopresentación estratégica es el proceso mediante el cual verdadero yo.
tratamos de encarnar las impresiones que los demás tienen de
nosotros.
l En las interacciones sociales, las personas suelen esforzarse Puesta a prueba del sentido común
por conseguir que los demás las vean bajo una luz positiva; por Modificar el comportamiento personal es un rasgo más
ejemplo, juzgándolas simpáticas o competentes. adaptable que mantener una conducta consistente en distintas
situaciones sociales.
Autoverificación Falso. Quienes tienen alto y bajo automonitoreo difieren en
l Además de estar motivados por ser vistos de manera positiva, el grado en que alteran su comportamiento para adaptarse a
los individuos buscan la autoverificación; es decir, un proceso
la situación en la que están, pero ninguno de los dos estilos es
mediante el cual intentan lograr que los demás los perciban
inherentemente más adaptable.
“exactamente” en la forma que se ven a sí mismos.

Reflexiones: el yo multifacético
l Como se ha demostrado en este capítulo, el yo no es simple,
sino complejo y multifacético.

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Repaso 101

TÉRMINOS CLAVE
autoconcepto (55) automonitoreo (95) pronóstico afectivo (58)
autoconciencia privada (78) comparación social a la baja (88) teoría de autopercepción (59)
autoconciencia pública (78) complacencia en la gloria reflejada teoría de la autoconciencia (76)
autoesquema (55) (BIRG) (87) teoría de la comparación social (64)
autoestima (72) dialecticismo (71) teoría de los dos factores de la emoción (65)
autoobstaculización (86) efecto de justificación en exceso (62) teoría de manejo del terror (73)
autopresentación (92) egoísmo implícito (84)
autorregulación (80) hipótesis de realimentación facial (61)

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Percibiendo
personas En este capítulo se
habla de cómo las personas
llegan a conocer (o a creer que
conocen), a los demás. En primer lugar
se presentan los elementos de la percepción
social; es decir, los aspectos relacionados con
personas, situaciones y comportamientos que
funcionan como guía inicial para las observaciones.
A continuación se analiza de qué manera la
gente establece explicaciones, o atribuciones,
para el comportamiento ajeno, y cómo éstas
conforman impresiones integradas, basadas en las
percepciones y atribuciones iniciales. Por último,
se consideran los sesgos de información o, en
otras palabras, las sutiles formas en que las
impresiones iniciales llevan a distorsionar
la información subsiguiente,
poniendo en acción la profecía
autocumplida.

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4
Observación: los elementos de la
percepción social (105)
La apariencia física de una persona
Percepciones de situaciones
Evidencia conductual
Distinción entre la verdad y el engaño

Atribución: de los elementos a las


disposiciones (116)
Teorías de la atribución
Sesgos de la atribución
Cultura y atribución
Sesgos motivacionales

Integración: de las disposiciones a las


impresiones (130)
Integración de datos: la aritmética
Desviaciones de la aritmética

Sesgos de la confirmación: de las


impresiones a la realidad (138)
Perseverancia de creencias
Pruebas para confirmación de hipótesis
La profecía autocumplida

Percepción social: la última palabra


(144)

Repaso
Términos clave
Recursos mediáticos
© Patrik Giardino/Corbis

103

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104 Capítulo 4 Percibiendo personas

El 26 de febrero de 2012, Trayvon Martin, afroamericano de 17 años de


edad, fue baleado y muerto en una calle en Sanford, Florida. El pistolero era George Zim-
merman, de 28 años, hispano-americano multirracial que ocasionalmente patrullaba el
lugar para un grupo de vigilancia de la comunidad. Qué es lo que ocurrió, exactamente,
que condujo a los disparos es un tema de disputa.
Desconfiado de la presencia de Martin en ese lugar, Zimmerman llamó al depar-
tamento de policía local alrededor de las 7 p.m. para reportar haberlo visto. “Parece
que este individuo no está haciendo nada bueno, va por drogas o algo más”, dijo. A los
dos minutos de la llamada, Zimmerman dijo que Martin había corrido y se quejó de la
frustración de que “siempre se van”. Zimmerman entonces empezó a seguir a Martin a
pie, llevando al despachador a decir: “No necesitamos que haga eso”. Al mismo tiempo,
Martin estaba hablando por un celular a su novia, quien después reportó que Martin
le había dicho que un “loco y asqueroso” estaba viéndolo desde un auto y que luego lo
siguió. De pronto ella escuchó un intercambio verbal y una pelea, en cuyo punto perdió
la comunicación.
Un oficial de policía llegó después y vio a Zimmerman de pie cerca de Martin, quien
estaba bocabajo en el pasto y sin moverse. Zimmerman, armado con una pistola semiau-
tomática de 9 mm, reconoció que él le había disparado a Martin; tenía la espalda cubierta
de pasto húmedo, sangraba por la nariz rota y por la nuca. Poco después, Martin fue
declarado muerto y Zimmerman fue llevado a la policía para interrogarlo. Unos testigos
vieron que los dos hombres peleaban, pero dieron diferentes versiones de quién le hizo
qué a alguien. En las grabaciones de la llamada al 911, puede oírse un hombre pidiendo
ayuda. De acuerdo con Zimmerman, esa voz era la suya y que le había disparado a Martin
en defensa propia.
¿Por qué George Zimmerman baleó a Trayvon Martin? ¿Tiene una tendencia vio-
lenta que no puede controlar? ¿Es racista? ¿Martin le atacó o hizo algo para provocarlo?
Cuando aparecieron las noticias de este suceso, rápidamente hubo personas que se for-
maron opiniones con base en una combinación de datos, rumores y especulación. Al
principio, Zimmerman fue puesto en libertad; luego fue arrestado y acusado. Que Zim-
merman le disparó a Martin no hay duda, pero, ¿por qué lo hizo? ¿Fue algo relacionado
con él o con la situación en la que estaba? ¿Debe tenérsele por responsable antes los ojos
de la ley?
Cuatro años antes, en el otoño de
2008, Bernie Madoff, quien fuera pre-
Puesta a prueba del sentido común sidente de NASDAQ, fue arrestado por
desarrollar rápidamente un elaborado
Encierre su respuesta en un círculo esquema Ponzi de 50,000 millones de
dólares, con el cual engañó a más
V F Las impresiones que nos formamos de los demás se ven influidas de 14,000 individuos e instituciones. Fue
por aspectos superficiales de su apariencia. el fraude más grande de su clase que
vació por completo fortunas individua-
V F  Gracias a un proceso de adaptación, la gente está capacitada para les, acabó con pensiones de retiro, des-
saber cuándo alguien miente, pero no cuándo dice la verdad. truyó fundaciones caritativas y hasta
V F  Al igual que los psicólogos sociales, las personas son sensibles a las empujó a un inversionista a suicidarse.
causas situacionales cuando explican el comportamiento de otros. Madoff, de 70 años, había empezado este
esquema muchos años antes, pero es
V F Las personas son reacias a cambiar sus primeras impresiones con sorprendente que, a pesar de servir a
base en nueva información. un grupo élite de clientes inteligentes
y motivados por los altos rendimientos
V F  La idea de que es posible crear una “profecía autocumplida”,
de sus inversiones, Madoff evidenció lo
llevando a los demás a comportarse como lo esperamos, es un que una investigación que se describirá
mito. más adelante había demostrado: que
V F  Las personas son más atinadas al juzgar las personalidades de sus las personas son notablemente ineptas
amigos y conocidos que las de los extraños. para distinguir verdades y mentiras. ¿Por
qué Madoff, respetado líder financiero y

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Observación: los elementos de la percepción social 105

AP Photo/Orange County Jail via The Miami Herald, File


Trayvon Martin, afroamericano de 17
años, fue baleado y muerto en Sanford,
AP Photo/Martin Family Photos, File Florida (izquierda). El pistolero era
George Zimmerman, de 28 años, que
patrullaba el lugar para un grupo de
vigilancia de la comunidad (derecha). La
forma en que la gente interpreta este
suceso da lugar a preguntas medulares
acerca de la percepción social.

millonario, perpetró este fraude? ¿Era narcisista o lo que los psicólogos clínicos llaman
“psicópata de cuello blanco”, que perjudica a otros con insensible y cruel indiferencia?
O bien, ¿sus acciones fueron desencadenadas por circunstancias de la vida? ¿Es posible
que una vez que empezó ya no pudo detener el problema, poniéndose en una trampa que
aumentaba de manera gradual y de la que ya no pudo escapar sin castigo? Cualquiera
que sea la explicación, Madoff fue sentenciado por sus delitos a 150 años de prisión.
Cualquiera que sea el tema de que se trate, ya sea crímenes, negocios, deportes,
política, entretenimiento o sucesos personales en el ámbito doméstico, todos estamos
involucrados e interesados en la percepción social, los procesos mediante los cuales las
personas llegan a comprenderse entre sí. Este capítulo se divide en cuatro secciones. Pri-
mero se echa un vistazo a los “datos en bruto” relacionados con la percepción social: las
personas, las situaciones y el comportamiento. Luego se examina de qué manera la gente
explica y analiza el comportamiento. Más adelante se considera la forma en que los indivi-
duos integran sus observaciones en una impresión coherente de otras personas. Para con-
cluir, se analizan algunas de las sutiles maneras en que nuestras impresiones dan lugar a
imágenes distorsionadas de la realidad, muchas veces poniendo en marcha la creación de
profecías autocumplidas. A medida que lea el contenido de este capítulo, notará que los
diversos procesos son considerados a partir del ventajoso punto de vista del observador.
Sin embargo, tenga en cuenta que en la vida real usted representa ambos papeles, tanto el
de observador (quien percibe) como el de objetivo de las percepciones ajenas.

Observación: los elementos


de la percepción social
Como lo sugieren los ejemplos iniciales, entender a otros puede ser difícil, pero es
una parte común y vital de la vida diaria. ¿Cómo lo hacemos? ¿Qué clases de eviden-
cia usamos? En realidad no podemos “ver” el estado mental o emocional de otras
personas, ni sus motivaciones o intenciones más de lo que un detective puede ver un percepción social Término general
crimen que ya se ha cometido. Así como un detective intenta reconstruir los aconte- para calificar los procesos por los cuales
cimientos mediante el acopio de testimonios, huellas dactilares, muestras de san- las personas llegan a comprenderse
gre y otras evidencias, así el observador llega a conocer a sus semejantes apoyándose. entre sí.

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106 Capítulo 4 Percibiendo personas

en pistas indirectas: los elementos de la percepción social. Estos indicios surgen a partir
de la interrelación de tres fuentes: las personas, las situaciones y el comportamiento.

> La apariencia física de una persona


¿Alguna vez ha conocido a alguien por primera vez y se ha formado una impresión instantá-
nea con base nada más en una rápida “foto instantánea” de información? Cuando era niño
le decían que no debía juzgar un libro por la portada, que las cosas no siempre son como
parecen, que las apariencias engañan y que no todo lo que brilla es oro. Sin embargo,
como adulto parece difícil resistirse a la tentación de contradecir esos conceptos.
Con el objeto de ilustrar la naturaleza súbita de este proceso, Janine Willis y Alexan-
der Todorov (2006) mostraron a un grupo de estudiantes universitarios unas fotografías
de rostros de desconocidos por espacio de una décima de segundo, medio segundo y un
segundo completo. Los estudiantes consideraron los rostros atractivos, simpáticos, com-
petentes, confiables o agresivos, y sus calificaciones, incluso respecto a la exposición más
breve, fueron rápidas y altamente correlacionadas con los juicios que hicieron otros obser-
vadores que no estuvieron sujetos a límites de tiempo al ver las imágenes (vea la tabla 4.1).
Pase rápido las páginas de una revista ilustrada y se dará cuenta que necesita tan sólo frac-
ciones de segundo para hacerse una impresión de un desconocido a partir de su rostro.
Si las primeras impresiones se forman rápidamente, ¿en qué se basan? En el año 500
a.C. Pitágoras, un matemático griego, acostumbraba mirar a los ojos a sus alumnos poten-
ciales para determinar si tenían el talento necesario. Más o menos hacia la misma época,
Hipócrates, fundador de la medicina moderna, se basaba en las facciones de sus pacien-
tes para diagnosticar si vivirían o morirían. En el siglo XIX, el médico vienés Franz Gall
creó una extravagante disciplina denominada frenología que, según aseguraba, permitía
evaluar el carácter de las personas mediante el examen de su configuración craneal. Y en
1954, el psicólogo William Sheldon concluyó, con base en estudios deficientes que llevó a
cabo en hombres adultos, que existe un fuerte vínculo entre la fisonomía y la personalidad.
Quizá las personas no recurran al análisis de las protuberancias de la cabeza, como
lo hacían los frenólogos, pero las primeras impresiones se ven influidas de manera muy
sutil por la estatura, el peso, el color de la piel y el cabello, los tatuajes, las perforaciones,
las gafas de sol que lleven puestas y otros aspectos de apariencia física. Como observa-
dores sociales, los individuos también se forman impresiones (muchas veces atinadas)
de personas con base en indicios reveladores indirectos. En Snoop: What Your Stuff Says
About You (Entrometido: lo que su entorno dice
de usted), Sam Gosling (2008) describe una inves-
TABLA 4.1 tigación que él ha realizado y que demuestra que
Primeras impresiones en una fracción de segundo puede conocerse la personalidad de la gente por
las baratijas que se encuentren en sus oficinas y
Los participantes debían calificar rostros desconocidos cuyas fotografías les
eran mostradas por una décima de segundo, medio segundo o un segundo
dormitorios, por las peticiones de identidad que
completo. ¿Sus impresiones se modificarían o seguirían siendo las mismas, de hacen en las páginas de Facebook, por los libros
no existir límite de tiempo? Evaluados con base en las correlaciones entre es- que haya en los estantes de su biblioteca y por el
tas calificaciones y las otorgadas por observadores que no tuvieron restriccio- tipo de música que tienen en sus iPods. Otras pis-
nes de tiempo para observar las fotografías, los resultados demostraron una
tas superficiales también llevan a formarse rápidas
alta correlación incluso respecto a los tiempos de exposición más breves. Dar
más tiempo a los participantes no contribuyó a aumentar dichas correlaciones.
impresiones de otros. En un estudio, persona-
jes de ficción con nombres de la “vieja guardia”,
Características juzgadas 0.10 s 0.50 s 1s como Harry, Walter, Dorothy y Edith, fueron
juzgados como menos populares y menos inte-
Confiable .73 .66 .74
ligentes que quienes tienen nombres de la gene-
Competente .52 .67 .59
ración más joven, como Kevin, Michael, Lisa
Simpático .59 .57 .63
y Michelle (Young et al., 1993). En un segundo
Agresivo .52 .56 .59
estudio, tanto hombres como mujeres fueron vis-
Atractivo .69 .57 .66 tos como más femeninos cuando hablaban con
Willis &Todorov, 2006. © Cengage Learning
voz aguda que con voz gruesa (Ko et al., 2006).
En un tercer estudio, inteligentemente titulado

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Observación: los elementos de la percepción social 107

“Me gustas pero no sé por qué”, las personas calificaron los nuevos rostros gene-
rados por computadora de manera más positiva cuando éstos, desconocidos
para ellos, fueron creados para semejarse al novio o novia con quien tuvieron una
relación satisfactoria (Günaydin et al., 2012).
El rostro humano resulta particularmente atractivo en este sentido. Desde
la época de la antigua Grecia los seres humanos han prestado gran atención a
la fisonomía: el arte de interpretar el carácter de las personas por medio de su
rostro. Aunque tal vez no se dé cuenta de ello, esta tendencia persiste hoy en día.
Por ejemplo, Ran Hassin y Yaacov Trope (2000) encontraron que la gente pre-
juzga a sus semejantes tachándolos de bondadosos con base en características
físicas, como cara redonda, cabello rizado, pestañas largas, ojos grandes, nariz

© Enigma/Alamy
pequeña, labios gruesos y boca curvada hacia arriba. Un punto interesante es
que estos investigadores descubrieron también que, así como la gente hace inter-
pretaciones caracterológicas a partir de los rasgos faciales, a veces también leen
características en los rostros basándose en información previa. Por ejemplo, en
un estudio los participantes a quienes se les dijo que un hombre era bueno,
en comparación con otros a quienes se les informó que era malo, más tarde juz-
garon que su rostro era más pleno, redondo y atractivo de lo que era en realidad.

Caitlin Teal Price/For The Washington Post via Getty Images


En los estudios de percepción social basada en el rostro humano, los inves-
tigadores han encontrado que los adultos con rasgos aniñados (ojos grandes y
redondos, cejas altas, mejillas redondeadas, frente amplia, piel sin imperfeccio-
nes y barbilla torneada) tienden a ser vistos como afectuosos, amables, ingenuos,
débiles, honestos y sumisos. En contraste, los adultos con fisonomía madura
(ojos pequeños, cejas bajas, frente angosta, piel arrugada y barbilla puntiaguda)
son percibidos como más fuertes, más dominantes y más competentes (Berry
y Zebrowitz-McArthur, 1986). En determinadas instancias judiciales, los jueces
son más propensos a favorecer a los sospechosos de rostro aniñado que son acu-
sados de cometer delitos premeditados, pero tienden a fallar en contra cuando
son acusados de negligencia. Por lo que se refiere a los entornos laborales, los
solicitantes de trabajo con rostro aniñado son más proclives a ser recomendados
para obtener trabajo como profesores en jardines de niños, mientras que a los adultos de Observe estos dos cubículos de oficina.
rostro maduro se les considera mejor capacitados para ocupar puestos bancarios. Una ¿Estas imágenes le llevan a formarse
alguna impresión de sus habitantes? Si es
investigación reciente muestra que el vínculo entre el aspecto de rostro aniñado y las así, ¿supone que estas impresiones son
características personales se percibe no sólo en culturas occidentales, sino también en el precisas o engañosas?
pueblo tsimané, que vive en el bosque lluvioso de Bolivia (Zebrowitz et al., 2012). Resul-
tados como éstos han llevado a Leslie Zebrowitz y Joann Montepare (2005) a concluir
que la fisonomía infantil “afecta de manera profunda e instantánea el comportamiento
humano” (p. 1565).
¿Qué explican estos hallazgos? ¿Y a qué se debe que, en general, la gente sea tan
“Nuestros rostros, junto con el
rápida para juzgar a los demás a partir de su apariencia? Para empezar, los seres huma-
nos están programados por la evolución para responder amablemente a facciones infan- lenguaje, constituyen herramientas
tiles, de modo que los bebés reales sean tratados con un delicado cuidado amoroso. Hace sociales que nos ayudan a controlar
muchos años, el experto en conducta animal Konrad Lorenz observó que las facciones el curso de los contactos sociales
infantiles, en muchas especies de animales, parecen provocar en éstas una respuesta que definen nuestro yo y dan forma
especial positiva para hacer monerías. Recientemente, esta vieja idea obtuvo nuevo a nuestras vidas.”
apoyo de un estudio de imagen cerebral que muestra que una región frontal del cerebro, Alan J. Fridlund
asociada con el amor y otras emociones positivas, se activa cuando las personas son
expuestas, incluso momentáneamente, a imágenes de rostros de niño, pero no a las de
rostros de adultos (Kringelbach et al., 2008).
La respuesta semejante a un reflejo hacia los bebés es comprensible, pero, ¿realmente
respondemos en la misma forma a adultos con cara de niño y, si es así, por qué? Leslie
Zebrowitz piensa que sí, que asociamos las facciones infantiles con características de des-
amparo y luego generalizamos de más esta expectativa hacia adultos con cara de niño.
Consistente con este punto, ella y sus colegas encontraron en un reciente estudio de imá-
genes del cerebro que la región cerebral que era activada por fotografías de caras de niño
también era activada por imágenes de hombres con cara de niño (Zebrowitz et al., 2009).
Otros investigadores piensan también que las personas como observadoras sociales
tienden a generalizar en exceso al hacer juicios instantáneos. Alexander Todorov y otros

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108 Capítulo 4 Percibiendo personas

(2008) encontraron que los individuos son rápidos para percibir rostros desconocidos
como más o menos dignos de confianza —juicio importante que se debe hacer con fre-
cuencia— y que lo hacen al concentrarse en facciones que se asemejan a expresiones de
felicidad y enojo (un rostro confiable tiene boca en forma de U y cejas levantadas; en un
rostro poco confiable, la boca se arquea hacia abajo y las cejas forman una V). En otras
Las impresiones que nos formamos palabras, los rostros son vistos como confiables si se ven felices, una emoción que señala
de los demás se ven influidas a una persona a quien es seguro acercarse, y no confiable si se ven enojadas, emoción que
por aspectos superficiales de su señala a un peligro que debe evitarse. Las expresiones faciales pueden ser temporales,
apariencia.
VERDADERO. pero también pueden influir en las percepciones. Cuando las personas sonríen, sus ros-
tros se ven más claros y brillantes que cuando fruncen el ceño (Song et al., 2012).

> Percepciones de situaciones


Además de las creencias que tenemos respecto de los demás, cada uno de nosotros posee
ideas predefinidas acerca de ciertos tipos de situaciones, una especie de “guión” que per-
mite anticipar los objetivos, los comportamientos y los resultados que cabe esperar en
un momento determinado (Abelson, 1981; Read, 1987). Con base en experiencias pre-
vias, las personas pueden imaginar sin problema la secuencia de eventos que probable-
mente se presenten en un encuentro fortuito, en el centro comercial, en una comida o
en un partido de tenis. Entre más experiencia se tenga en una situación específica, más
detalles estarán incluidos en su guión.
Como se describe en el libro Do’s and Taboos Around the World (Hechos y tabúes alre-
dedor del mundo), Roger Axtel (1993) describe muchos guiones que son particulares de
cierta cultura. En Bolivia, los invitados a una comida deben dejar sus platos limpios como
prueba de que disfrutaron los alimentos. Sin embargo, si asiste a una comida en un hogar
de la India, se dará cuenta de que los comensales nativos dejarán un poco de comida en el
plato para demostrarle al anfitrión que quedaron satisfechos. Tales guiones pueden influir
en las percepciones y el comportamiento. Como verá en el capítulo 11, que aborda el tema
de la agresividad, en las “culturas de honor” se espera que los hombres se defiendan si
reciben un insulto, que las mujeres se mantengan modestas y leales, y cualquier señal de
infidelidad puede dar lugar a episodios de violencia doméstica (Vandello y Cohen, 2003).
Los guiones conductuales pueden ser bastante elaborados. Al analizar el guión sobre
la “primera cita”, John Pryor y Thomas Merluzzi (1985) pidieron a un grupo de estudian-
tes universitarios estadounidenses que hicieran una lista de la secuencia de eventos que
ocurren en tal situación. A partir de esas listas surgió una imagen de la típica primera cita
romántica estadounidense. Se identificaron 16 pasos, entre los que se encuentran: (1) el
varón llega; (2) la mujer recibe al hombre en la puerta; (3) la mujer presenta a su pareja
con sus padres o compañeros de vivienda; (4) el hombre y la mujer discuten sus planes
y conversan sobre temas irrelevantes; (5) van al cine; (6) comen un bocadillo o beben
algo; (7) el hombre lleva a la mujer de regreso a casa; (8) si está interesado en continuar
la relación, el hombre insinúa la posibilidad de una nueva cita; (9) se besan; (10) se dan
las buenas noches. ¿Le parece familiar? Para continuar, Pryor y Merluzzi revolvieron los
elementos de la lista y pidieron a los participantes que los reordenaran. El resultado fue
que aquellos con mucha experiencia en materia de citas románticas fueron capaces de
organizar los elementos con más rapidez que quienes eran menos experimentados. Para
las personas que están familiarizadas con su guión, los eventos encajan en el lugar que
les corresponde, como las piezas de un rompecabezas. De hecho, casi 30 años después, a
pesar de cambios en normas de género y de citas, las investigaciones muestran que este
guión básico ha permanecido igual en esencia (Morr Serewicz y Gale, 2008).
El conocimiento de los distintos entornos sociales proporciona un importante con-
texto para comprender el comportamiento verbal y no verbal de la gente. Por ejemplo,
este conocimiento nos lleva a esperar que las personas sean amables durante una entre-
vista de trabajo, juguetonas en un día de campo y ruidosas en una carrera de autos NAS-
CAR. A veces nuestras expectativas de cómo las situaciones nos afectan pueden influir en
la forma en que interpretamos las expresiones faciales de otras personas. En un estudio
se promovió que los participantes vieran fotografías de rostros con expresiones ambi-
guas. Cuando se les dijo que una de las personas de las fotografiadas estaba siendo ame-
nazada por un perro feroz, interpretaron su gesto como aterrorizado; cuando se les dijo
que el individuo en cuestión acababa de ganar dinero, los participantes interpretaron

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Observación: los elementos de la percepción social 109

la misma expresión como signo de felicidad (Trope, 1986). En otros estudios,


los rostros con el entrecejo fruncido fueron vistos como asustados cuando la l FIGURA 4.1
situación circundante fue descrita como peligrosa, o como decididos cuando Juicio de emociones en contexto
se dijo que estaban en una carrera por la medalla de oro en un equipo olímpico
Vea el rostro de la estrella del tenis Serena
de remos (Carroll y Russell, 1996). Los efectos del contexto en la percepción de Williams (izquierda). ¿Cómo se siente, enojada,
alegría, enojo, temor, orgullo, disgusto, sorpresa y otras emociones en el rostro quizá, o en agonía? Ahora véala en un contexto
son rápidos y automáticos (Aviezer et al., 2008; Barret et al., 2011). La l figura más pleno (derecha). Se puede ver que Williams

>
4.1 ilustra este punto. estaba en realidad eufórica, cerrando su puño en
el Abierto de Estados Unidos de 2008.
Evidencia conductual
Un primer paso esencial en términos de percepción social consiste en reco-
nocer lo que alguien está haciendo en un momento determinado. La identifi-
cación de acciones a partir del movimiento es sorprendentemente fácil. Aun
cuando un actor vestido de negro se desplazara por una habitación oscura

Timothy A. Clary/AFP/Getty Images


llevando puntos luminosos sólo en las coyunturas del cuerpo, la gente recono-
cería fácil y rápidamente acciones tan complejas como caminar, correr, saltar,
hacer ejercicio y caer (Johansson et al., 1980). Esta capacidad se ha detectado
en personas de todas las culturas (Barret et al., 2005) y permite reconocer indi-
viduos específicos, como amigos, estrictamente con base en sus movimientos
(Loula et al., 2005).
Aún más interesante, quizás, es el hecho de que las personas derivan sig-
nificados a partir de sus observaciones dividiendo en “unidades” discretas el
flujo continuo del comportamiento humano. Al hacer que un grupo de indi-
viduos observaran a alguien en una videograbación y presionaran un botón
cada vez que detectaran una acción significativa, Darren Newtson y sus colegas (1987)
encontraron que algunos observadores “rompen” el flujo conductual en una gran canti-
dad de unidades minúsculas, mientras que otros lo dividen en un pequeño número de
unidades más grandes. Por ejemplo, al ver un encuentro de béisbol, tal vez elija presionar
el botón después de cada lanzamiento, luego de cada bateo, después de cada entrada
o sólo cuando se anota una carrera. El modo en que la gente divide el flujo conductual
puede influir de manera importante en sus percepciones. En cierta investigación, los
participantes que recibieron la instrucción de dividir un evento en unidades pequeñas
consiguieron enfocar mejor su atención, detectaron más acciones significativas y recor-
daron más detalles acerca del comportamiento del actor, comparados con quienes lo
dividieron en unidades grandes (Lassiter et al., 1988).
En un área de investigación nueva y en vías de desarrollo, los psicólogos sociales
están ahora interesados en la percepción mental, proceso mediante el cual las personas
atribuyen estados mentales semejantes a los que tienen los humanos a diversos objetos
animados e inanimados, e incluso a otras personas. Las investigaciones más recientes
indican que los observadores sociales que identifican las acciones de los demás en tér-
minos de nivel alto más que en términos de nivel bajo (por ejemplo, al describir la acción
de “pintar una casa” como “el esfuerzo por renovar la apariencia de una casa”, en lugar de
definirla simplemente como “dar brochazos de pintura”) son más propensos a atribuir al
actor pensamientos, intenciones, emociones y otros estados mentales que humanizan
(Kozak et al., 2006).
Aun cuando las personas no tienden a atribuir estados mentales a objetos inanima-
dos, en general cuanto más semejante a lo humano sea un objeto es más probable que se
le atribuyan cualidades “mentales”. En una serie de estudios, Carey Morewedge y otros
(2007) encontraron que si a las personas se les pide clasificar a diferentes animales de la
naturaleza (por ejemplo: un perezoso, tortuga, mosca doméstica, venado, lobo y colibrí),
caricaturas de robots o de seres humanos cuyo movimiento fue presentado en veloci-
dad lenta, media y rápida, o una burbuja de color morado que escurre por una calle al
mismo paso más lento o más rápido que la gente a su alrededor, el resultado es siempre percepción mental Proceso mediante
el cual las personas atribuyen estados
el mismo: la gente ve cualidades interiores de mente en objetos que superficialmente se
mentales semejantes a los humanos a
asemejan a seres humanos en su rapidez de movimiento.
diversos objetos animados e inanimados,
Al preguntar “qué clase de cosas tienen mente”, Heather Gray y sus colegas (2007) lle-
e incluso a otras personas.
varon a cabo una encuesta en línea en la que a más de 2000 entrevistados les presentaron

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110 Capítulo 4 Percibiendo personas

un conjunto de personajes humanos y no humanos, como un feto de siete semanas, un


infante de cinco meses, un adulto, un hombre en estado vegetativo, una mujer muerta,
una rana, el perro de la familia, un chimpancé, Dios y un robot sociable. A continuación
pidieron a los encuestados calificaran el grado en que cada personaje poseía diversas
capacidades mentales, como placer, dolor, temor, orgullo, bochorno, recuerdos, auto-
control y moralidad. Una vez combinados estadísticamente, los resultados mostraron
que la gente percibe mentes a lo largo de dos dimensiones: agencia (la capacidad de un
objetivo para planear y ejecutar comportamiento) y experiencia (la capacidad de sen-
tir placer, dolor y otras sensaciones). En general, cuanta más “mente” atribuyeron los
encuestados a un personaje, más les gustaba, más lo valoraban, deseaban hacerlo feliz y
querían rescatarlo de la destrucción.
En años recientes, psicólogos sociales han encontrado que la per-
cepción de mente es un aspecto importante en cómo nos percibimos,
enlazamos y comportamos unos con otros; que a veces vemos cualida-
des humanas semejantes a la mente en seres no humanos y en ciertos
objetos inanimados, y que es más probable que la gente atribuya
“mente” a otros con quienes comparte una conexión social que con
quienes están distantes (Waytz et al., 2010). Por ejemplo, en una serie
de estudios, Adam Waytz y Nicholas Epley (2012) encontraron que los
participantes de la investigación a quienes se les pidió reflexionar sobre
alguien en sus vidas a quien estuvieran cercanos, como un buen amigo,
otra persona importante o un miembro de la familia, tenían menos pro-
babilidad de atribuir cualidades mentales de humanos a otras personas.
¿Qué decimos de los aparatos que nos metemos al bolsillo? ¿Un
iPhone tiene cualidades de mente? En 2012, Apple presentó una serie de
comerciales de televisión para el iPhone que se enfocan en Siri, la asistente
virtual que está programada para contestar preguntas. En un comercial,
el actor John Malkovich pregunta a Siri sobre el significado de la vida. En
un punto, ella le aconseja ser simpático con la gente, evitar comer grasas,
así como leer un buen libro de vez en cuando. “Y traten de vivir juntos en
Monty Brinton/CBS via Getty Images

paz y armonía con personas de todos los credos y naciones”. Malkovich


agradece a Siri el consejo: “Disfruté enormemente esta plática. Eres muy
elocuente”. “Es muy agradable lo que dices”, responde Siri.

El lenguaje silencioso del comportamiento no verbal Los indi-


cios conductuales no se usan sólo para identificar las acciones físicas de
los demás, también se aplican para determinar sus estados emocionales
En este episodio de la exitosa comedia internos. Saber lo que está sintiendo otra persona puede no ser fácil, porque la gente suele
The Big Bang Theory (La teoría del
big bang), Raj mira con admiración tratar de ocultar sus verdaderas emociones. ¿Alguna vez ha tenido que esconder su rabia
su iPhone mientras tiene una contra alguien, disimular su decepción tras un fracaso, fingir sorpresa, inventar excusas
“conversación” con Siri, su asistente o aparentar que un conocido le cae bien sólo por cortesía? En ocasiones las personas vie-
virtual. Dando a entender que la gente
puede percibir una “mente” en sus nen directamente hasta nosotros para decirnos cómo se sienten; sin embargo, en otras lo
aparatos, Raj empieza a enamorarse de ocultan, no están seguras de cuáles son sus sentimientos o tratan de disfrazar deliberada-
Siri y fantasea sobre una cita con ella. mente sus verdaderas emociones. Debido a ello, con frecuencia se ve obligado a ponerse
en sintonía con el lenguaje silencioso del comportamiento no verbal.
¿Qué tipo de señales no verbales emplea la gente como base para juzgar lo que sienten
los demás? En su libro La expresión de las emociones en el hombre y en los animales, Charles
Darwin (1872) propuso que el rostro expresa emociones de manera innata y comprensible
para las personas de todo el mundo. Las investigaciones contemporáneas respaldan esta
comportamiento no verbal idea. Numerosos estudios han demostrado que cuando se les presentan fotografías simi-
Comportamiento que revela los lares a las de la página 111, las personas pueden identificar sin problema por lo menos
sentimientos de una persona sin seis emociones “primarias”: felicidad, tristeza, enojo, miedo, sorpresa y repugnancia. Los
utilizar palabras, mediante expresiones participantes en cierto estudio, provenientes de 10 países distintos (Estonia, Alemania,
faciales, lenguaje corporal y señales Grecia, Hong Kong, Italia, Japón, Escocia, Sumatra, Turquía y Estados Unidos), mostraron
vocales. altos niveles de acuerdo con el reconocimiento de esas emociones (Ekman et al., 1987).

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Observación: los elementos de la percepción social 111

¿Es capaz de decir qué están sintiendo

Guido Alberto Rossi/TIPS Images/AGE Fotostock


estas personas? Si es como la mayoría de
la gente, independientemente de cuál sea
su cultura de origen, no le costará gran
esfuerzo reconocer las emociones aquí
representadas.

. Peter Dazeley/
Alan S. Weiner

zefa/Corbis
. Warner Brothers/Cortesía de Everett Collection

Carl Durocher/Creative Stock


. M. Thomsen/zefa/Corbis

De un extremo del mundo al otro, es claro que una sonrisa es una sonrisa y un gesto
ceñudo es un gesto ceñudo, y cualquiera sabe cuál es su significado, aunque quienes
representen esas expresiones sean actores que las estén fingiendo. Pero, ¿los resulta-
dos de las investigaciones realmente respaldan la idea de que las emociones básicas
son “universalmente” reconocidas a partir de las expresiones faciales o la vinculación
es específica de algunas culturas? (Russell, 1994). Para responder esta pregunta, Hillary
Elfenbein y Nalini Ambady (2002) meta-analizaron 97 estudios que involucraron a
22,148 observadores sociales de 42 naciones. Como se muestra en la l figura 4.2, encon-
traron sustento para ambos puntos de vista. Por un lado, la gente de todo el mundo es
capaz de reconocer las emociones primarias capturadas en fotografías de expresiones
faciales. Por otro, la gente es 9% más precisa al juzgar los rostros de individuos de sus
mismos grupos nacionales, étnicos o regionales que los de otros que le son menos fami-
liares, lo cual indica que se cuenta con una “ventaja de grupo” cuando se trata de saber
qué sienten quienes están más cerca de nosotros. En un estudio que ilustra este punto,
Elfenbein y Ambady (2003) mostraron fotografías de rostros de estadounidenses a gru-
pos de personas con diversos grados de exposición a gente de esa misma nacionalidad.
Como se pronosticó, la mayor exposición se asoció con mayor precisión, desde un bajo
60% entre los participantes chinos con residencia en China, hasta 83% entre los chinos
que vivían en Estados Unidos, 87% entre los estadounidenses de origen chino y 93% entre
los estadounidenses no chinos. Cuando se trata de reconocer emociones por medio del
rostro, parece que la familiaridad engendra precisión.
Darwin creía que la capacidad de reconocer emociones en los demás tiene un valor
para la supervivencia de los miembros de todas las especies. Esta hipótesis sugiere
que es más importante identificar ciertas emociones que otras. Por ejemplo, tal vez
resulte más importante para el proceso de adaptación estar al pendiente de alguien que
está enojado y, en consecuencia, listo para explotar con violencia, que de alguien que está
feliz, una emoción no amenazante. En efecto, los estudios han mostrado que los ros-
tros con expresión de ira nos excitan y provocan que frunzamos el ceño aun cuando
se nos presenten de manera subliminal y súbita (Dimbert y Ohman, 1996; Dimberg
et al., 2000). Ilustrando lo que Christine y Ranald Hansen (1988) llamaron “efecto de
superioridad de la ira”, los investigadores han determinado que las personas son más
rápidas en detectar —y más lentas en alejar la vista de— rostros iracundos en la mul-
titud, que de caras que expresan emociones neutrales y menos amenazantes (Fox et
al., 2002; Horstmann y Bauland, 2006). Por supuesto, lo que las personas buscan puede
estar condicionado por un estado de motivación actual. En una tarea de investigación
visual, que se asemeja a “¿Dónde está Waldo”?, los participantes en la investigación que

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112 Capítulo 4 Percibiendo personas

fueron llevados a temer el rechazo social y la soledad, fueron más


l FIGURA 4.2 rápidos en localizar en diversas multitudes rostros con sonrisas
¿Qué tan efectiva es la gente para identificar emociones de bienvenida que con otras expresiones (DeWall et al., 2009).
en el rostro? La repugnancia es otra emoción básica que tiene signi-
Un meta-análisis de estudios de reconocimiento de emociones en ficado adaptativo. Cuando se las confronta con estímulos
el que estuvieron involucrados 22,148 participantes de 42 países, desagradables, como malos olores, alimentos echados a per-
confirmó que la gente de todo el mundo es capaz de reconocer las der, heces, carne putrefacta o imágenes de mutilación, las
seis emociones básicas representadas mediante expresiones faciales.
Tomado de Elfenbein, H. A. y Ambady, N., “How good are people at identifying personas reaccionan con una aversión que se evidencia en la
emotions in the face?”, en Psychological Bulletin, vol. 128 (pp. 203-235). forma que fruncen la nariz, levantan el labio superior y entre-
Copyright © por la American Psychological Association. Reimpreso con abren la boca. Esta reacción visceral suele ir acompañada por
permiso.
náusea, que provoca el vómito (Rozin y Fallon, 1987). En la natura-
leza, el envenenamiento por comida es un riesgo real, de manera
Felicidad
Happiness
que reconocer la repugnancia en el rostro de quienes nos rodean
Tristeza
Sadness constituye una ventaja adaptativa. En un estudio reciente, Bruno
Wicker y otros (2003) hicieron que 14 hombres vieran videos de
Sorpresa
Surprise gente que percibe olores desagradables, repugnantes o neutros.
Enojo
Anger
Después, los mismos hombres fueron expuestos a dichos olores.
Si alguna vez ha inhalado el aroma dulce y fragante de una pana-
Miedo
Fear dería, o acercado la nariz a una botella de leche agria, segura-
mente es capaz de apreciar las diferentes reacciones que surgen
Repugnancia
Disgust en su rostro. Empleando la tecnología fMRI (Imagen por Reso-
nancia Magnética Funcional) los investigadores supervisaron la
0 20 40 60 80 100 actividad en el cerebro de los participantes a lo largo del experi-
Overallde
Porcentajes accuracy
precisión percentages
totales mento. Esto les permitió descubrir que una estructura cerebral,
conocida como ínsula, se activa no sólo cuando los participantes
huelen el olor desagradable, sino también cuando ven que otros
lo perciben. Este resultado sugiere que la gente no sólo reconoce la expresión de repug-
nancia, sino que también la experimenta en un nivel neuronal.
El valor social del rostro humano resulta evidente para quienes se comunican en línea.
Cuando el correo electrónico comenzó a volverse popular, la palabra escrita muchas veces
era malinterpretada, en especial cuando el escritor trataba de ser gracioso, porque hacían
falta las señales no verbales que normalmente animan y aclaran las interacciones en vivo.
Para compensar esa ausencia, los desarrolladores de programas de correo electrónico crea-
ron caritas sonrientes y otros “emoticonos” (iconos que representan emociones) a partir de
los caracteres del teclado estándar. Una muestra de emoticonos usados de manera rutina-
ria se ilustra en la • figura 4.3; para apreciar mejor su significado, obsérvelos ladeando la
cabeza en un ángulo de 90 grados hacia la izquierda. Para simplificar la tarea, Gmail, Hot-
mail, Yahoo! y otros proveedores de correo electrónico ahora ofrecen una variedad de emo-
ticones fijos y animados para comunicar una gama de emociones y otros estados mentales.
Otras señales no verbales también pueden influir en la percepción social, permitiendo
realizar juicios rápidos y, muchas veces, atinados de los demás con base en “rebanadas
finas” de su comportamiento expresivo (Ambady y Rosenthal, 1993). “Estas rebanadas
finas no son un regalo exótico”, observa Malcolm Gladwell (2005), autor del éxito de librería
Blink, “son una parte central de lo que significa ser un humano” (p. 43). Por ejemplo, en un
estudio los participantes en la investigación fueron capaces de juzgar con precisión (con
base en evaluaciones de puntajes obtenidos en pruebas estandarizadas) la inteligencia de
personas desconocidas con sólo escucharlas leer enunciados cortos (Borkenau et al., 2004).
En otro estudio, 100 estudiantes universitarios calificaron los rostros de los directores eje-
cutivos de las 1000 compañías clasificadas por la revista Fortune, respecto a las caracterís-
ticas de liderazgo relacionadas con el poder (competente, dominante, de rostro maduro)
y la cordialidad (amable, confiable). Como resultó, los ejecutivos cuyos rostros calificaron
los estudiantes como más poderosos, con base nada más que en fotos donde aparecían con
el cabello muy corto, fueron de hecho más exitosos, como se midió por las utilidades más
recientes de sus compañías (Rule y Ambady, 2008). No sorprende que Nalini Ambady (2010)
haya descrito los juicios de rebanada delgada como “intuitivos” y “eficientes”.
El contacto visual, o contemplación, es otra poderosa forma de comunicación no
verbal. La gente presta mucha atención a los ojos, y muchas veces sigue la mirada de

1
Hay traducción al castellano: Blink: inteligencia intuitiva. ¿Por qué sabemos la verdad en dos segundos? Punto de Lectura,
México, 2008.

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Observación: los elementos de la percepción social 113

l FIGURA 4.3
“Emoticonos” de uso común en el correo electrónico
A fin de aclarar el significado de sus textos escritos, los usuarios del correo electrónico
suelen agregar sonrisas y otros símbolos que imitan expresiones faciales (conocidos como
emoticonos) a sus mensajes electrónicos. Aquí sólo se muestra un grupo de emoticonos;
es muy probable que usted esté familiarizado con muchos más.
Reimpreso con permiso de “Smileys” © 1996 O’Reilly & Associates, Inc. Todos los derechos reservados.
www.oreilly.com

Sonrisa Said
Mueca Said
Mueca Sardonic
Incredulidad
Wink
Sonrisa Smirk
burlona smiling
de sonrisa defrowning
tristeza incredulity
sarcástica

Haciendo
Clowning Ya es muy
Said late Said tongue-
Disgusto Besos payasadas tarde Relamiéndose
Disgusted Kiss, kiss around at night in-cheek

los demás. Mire hacia arriba, hacia abajo, a la derecha o a la izquierda; es muy probable
que quien esté observándolo siga la dirección de sus ojos (Langston et al., 2000). Incluso
bebés de un año de edad tienden a seguir con la mirada, apuntando o viendo hacia el
objeto de atención de un investigador adulto (Brooks y Meltzoff, 2002). Es claro que cada
uno de nosotros es atraído como un imán a la mirada directa de otra persona. Estu-
dios controlados de laboratorio de este “efecto de contacto visual” demuestran que las
personas que nos miran directo a los ojos rápidamente atraen y luego retienen nues-
tra atención, aumentan el despertar y activan áreas
“sociales” clave del cerebro, y que esta sensibilidad
está presente en el nacimiento (Senju y Johnson,
2009).
Los ojos han sido calificados como la “ventana
del alma”. En muchas culturas la gente tiende a supo-
ner que quienes rehúyen el contacto visual son evasi-
vos, fríos, temerosos, tímidos o indiferentes; que las

Joe Burbank/Orlando Sentinel/MCT vía Getty Images


miradas repetitivas son señal de intimidad, sinceri-
dad, autoconfianza y respeto, y que las personas que
miran fijamente están tensas, son irascibles y poco
amigables. Si alguna vez ha conversado con alguien
incapaz de mirarlo a los ojos, como si no tuviera inte-
rés en la plática, comprenderá por qué nos inclina-
mos a formarnos impresiones negativas con base en
el “rompimiento del contacto visual” (Mason et al.,
2005). A veces el contacto visual es interpretado en
función de una relación previa. Si esta relación es
amistosa, el contacto visual frecuente da lugar a una
impresión positiva. Si la relación es ríspida, el mismo contacto visual es interpretado en Después de los ataques terroristas
del 11 de septiembre en 2001, la
términos negativos. Por lo tanto, se dice que si dos individuos entrecruzan sus miradas
Transportation Security Administration
durante más de algunos segundos, terminarán amándose u odiándose (Kleinke, 1986). (TSA) ha capacitado a sus agentes para
Otra poderosa y primitiva forma de señal no verbal es el contacto físico, como cuando que observen las expresiones faciales y el
comportamiento de los pasajeros en un
choca las palmas con alguien en señal de felicitación, o cuando le da unas palmadas
aeropuerto, en un esfuerzo por detectar
amistosas en la espalda o un ligero codazo en las costillas, o bien, cuando saluda con signos de malas intenciones. Hasta ahora,
un fuerte apretón de manos o abraza amorosamente. El contacto físico ha sido iden- hay poca evidencia de que los juicios que
se hacen por este tipo de observaciones
tificado desde hace mucho tiempo como una expresión de amistad, aliento e inte-
sean precisos
rés sexual. Sin embargo, también puede tener otras intenciones. Hace muchos años

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114 Capítulo 4 Percibiendo personas

Nancy Henley (1977) observó que los hombres, las personas mayores y quienes tienen un
estatus socioeconómico alto son más propensos a tocar a las mujeres, a personas jóvenes
y a los individuos con una posición de menor rango. La interpretación de Henley es que el
tacto podría ser una expresión no sólo de intimidad, sino también de dominación y control.
¿Acaso el contacto físico social está reservado a quienes detentan poder? Tal parece que la
respuesta es no. Tras una revisión exhaustiva de investigaciones del pasado, Judith Hall y
sus colegas (2005) encontraron que, aunque se tiende a creer que las personas tienen más
contacto físico cuando son dominantes que cuando son subordinadas, no existe respaldo
conductual para tal hipótesis (si bien la gente dominante es más expresiva con el rostro,
invade más el espacio personal ajeno, habla más fuerte y es propensa a interrumpir).
Como describió Axtell (1993), las normas de comunicación no verbal varían de una
cultura a otra. Por lo tanto, ¡tenga cuidado! En Bulgaria, asentir con la cabeza significa
“no”, y girarla hacia los lados quiere decir “sí”. La popular seña estadounidense, que
forma un círculo con los dedos pulgar e índice para decir “muy bien”, es un gesto obs-
ceno en Alemania y Brasil. Las costumbres relacionadas con el espacio personal también
son distintas en diferentes culturas: a los japoneses les gusta conservar una distancia
cómoda en sus interacciones, pero en Puerto Rico y gran parte de Latinoamérica la gente
se acerca mucho entre sí, y alejarse podría ser considerado un insulto. También tenga
cuidado con lo que hace con los ojos. En Latinoamérica, el contacto visual directo es
indispensable; sin embargo, en Japón mirar a alguien directamente por mucho tiempo
constituye una falta de respeto. Si usted acostumbra acariciarse las mejillas durante sus
interacciones con otras personas, debe saber que en Italia, Grecia y España este gesto
significa que encuentra atractiva a la persona con la que está hablando, y sin importar lo
que suceda, nunca toque la cabeza de los habitantes de las naciones budistas, especial-
mente en Tailandia. Ahí la cabeza es sagrada.
Diferentes culturas tienen, asimismo, muy diversas reglas respecto al saludo común.
En Finlandia se debe dar un firme apretón de manos; en Francia es bien visto dar la mano
con suavidad; en Zambia se debe usar la mano izquierda para apoyar la derecha, y en
Bolivia se debe extender el brazo si la mano está sucia. En Japón las personas inclinan el
cuerpo; en Tailandia unen las manos a la altura del pecho, en gesto de oración, y en Fiji
sonríen y levantan las cejas. En ciertas partes de Latinoamérica es común que la gente se
abrace y se bese al encontrarse, y en casi todos los países árabes los hombres se saludan
entre sí con las palabras salaam alaykum, luego se estrechan las manos diciendo kaif-

>
halak, y se dan un beso en ambas mejillas.

Distinción entre la verdad y el engaño


© The New Yorker Collection 2001 Robert Mankoff from cartoonbank.com. Todos los derechos reservados.

La percepción social es engañosa porque muchas veces la gente


trata de ocultar o manipular la verdad sobre sí misma. Los jugado-
res de póquer fanfarronean para obtener dinero, los testigos mien-
ten para protegerse, los funcionarios públicos hacen promesas de
campaña que no pretenden cumplir y los conocidos se elogian entre
sí por mera amabilidad y solidaridad. Sin embargo, a todos nos llega
el momento de decir “la verdad, toda la verdad y nada más que la
verdad”. ¿Los observadores sociales son capaces de advertir la dife-
rencia? ¿Puede usted determinar cuando alguien está mintiendo?
Sigmund Freud, el creador del psicoanálisis, dijo una vez que:
“Ningún mortal puede mantener un secreto. Si sus labios están
sellados, hablará por la punta de los dedos, la traición rezumará
por todos sus poros” (1905, p. 94). Paul Ekman y Wallace Friesen
(1974) completaron más tarde la observación de Freud, agre-
gando que algunos poros “supuran” más que otros. Ekman y Frie-
sen propusieron que algunos canales de comunicación resultan
“Sabía que el sospechoso estaba mintiendo por ciertas discrepan- más difíciles de controlar para los mentirosos, mientras que otros
cias delatoras entre su voz y sus gestos no verbales. También sus no les ofrecen gran dificultad. Para probar su hipótesis, proyecta-
pantalones se estaban quemando.”
ron una serie de películas, algunas agradables, otras repulsivas,
a un grupo de enfermeras a quienes se les pidió que, al verlas,

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Observación: los elementos de la percepción social 115

reportaran honestamente sus impresiones u ocultaran sus verdaderos


sentimientos. Las participantes fueron grabadas mediante cámaras
ocultas. Otros individuos, que actuaron como observadores, vieron
después las grabaciones y juzgaron si las participantes fueron honestas
o no. Los resultados mostraron que las tasas de precisión de los jui-
cios se vieron influidas por el tipo de señales no verbales a que esta-
ban expuestos los observadores. Aquellos que vieron las grabaciones
enfocadas en los cuerpos fueron más aptos para detectar la mentira
que quienes vieron las grabaciones enfocadas en los rostros. Es cierto que
el rostro puede comunicar emociones, pero los mentirosos pueden
controlarlo con relativa facilidad, lo que no sucede con los movimien-
tos nerviosos de sus manos y pies. Es evidente que no hay nada como la
nariz de Pinocho para descubrir si alguien está mintiendo o diciendo

© Everett Collection
la verdad.
Este estudio fue el primero de cientos. En todos ellos un grupo de
participantes hace afirmaciones ciertas o falsas mientras que otro lee
las transcripciones, escucha grabaciones de audio o mira grabaciones La investigación sobre la mentira y su
de video, y luego intenta evaluar la verosimilitud de las afirmaciones. detección ha demostrado que no hay
De manera consistente, en laboratorios de todo el mundo los resultados muestran que la señal de comportamiento, como la
creciente nariz de madera de Pinocho,
gente tiene sólo 54% de certeza al juzgar la verdad y el engaño, aceptando con frecuen- que pueda usarse para indicar el engaño.
cia lo que otros dicen según la expresión del rostro (Bond y DePaulo, 2006; Vrij, 2008).
De hecho, una buena cantidad de investigación muestra que los profesionales que están
capacitados en forma especial y regularmente hacen esta clase de juicios como medio
de vida —como detectives de la policía, jueces, psiquiatras, inspectores de aduanas, así
como los que aplican pruebas de detector de mentiras para la CIA, el FBI y los milita-
res—, también son altamente propensos a los errores (Ekman y O’Sullivan, 1991; Gran-
hag y Strömwall, 2004; Meissner y Kassin, 2002; Vrij, 2008; vea la tabla 4.2).
¿Cuál podría ser el problema? Una hipótesis común es que hay discordancia entre
los indicios de comportamiento que indican engaño y los que se usan para detectar el
engaño (Zuckerman et al., 1981; DePaulo et al., 2003). Considérelo. Hay cuatro canales
de comunicación que proporcionan información potencialmente relevante: la palabra
hablada, el rostro, el cuerpo y la voz. Cuando las personas tienen una razón para mentir
es imposible confiar en las palabras que eligen y por lo general pueden controlar la cara
y el cuerpo (la voz constituye el canal más revelador; cuando las personas mienten, tien-
den a dudar, luego hablan con más rapidez y elevan el tono de la voz). En una encuesta
de aproximadamente 2,500 adultos en 58 países, un
equipo internacional de investigadores encontró
que más de 70% creen que los mentirosos tienden TABLA 4.2
a esquivar la mirada de alguien, indicio que no está ¿Los “expertos” pueden distinguir entre la verdad y la mentira?
apoyado en ninguna investigación. De manera aná- Breves videograbaciones de 10 mujeres, que decían la verdad o mentían res-
pecto a sus sentimientos, les fueron mostradas a un grupo de expertos en
loga, la mayoría de los encuestados pensaban que las
detección de mentiras acostumbrados a hacer juicios sobre la verosimilitud y la
personas se retuercen, tartamudean, se mueven ner- falsedad de lo que escuchan. Considerando que había una probabilidad de 50%
viosamente y se tocan cuando mienten, indicios que de acertar, las tasas de precisión fueron notablemente bajas. Sólo una muestra
de agentes del servicio secreto estadounidense logró un desempeño superior a
tampoco son apoyados por la investigación (Global
lo esperado.
Deception Research Team, 2006).
Quizá la gente se apoya en indicios de compor- Grupos de observadores Tasas de precisión (%)
tamiento erróneos con respecto al engaño, pero un Estudiantes universitarios 52.82
reciente análisis de esta misma literatura muestra CIA, FBI y militares 55.67
que el problema debe ser planteado de manera un Investigadores policiacos 55.79
tanto diferente: no es que la gente juzgue la verdad Jueces procesales 56.73
o la mentira con base en indicios erróneos, sino que Psiquiatras 57.61
más bien el problema es que ninguno de los indicios
Agentes del servicio secreto estadounidense 64.12
del comportamiento que la gente busca son contun-
dentes (Hartwig y Bond, 2011). En toda la historia, la Tomado de Ekman, P. y O’Sullivan, M., “Who can catch a liar?”, en American Psychologist, vol. 46 (pp.
913-920). Copyright © 1991 por la American Psychological Association. Reimpreso con permiso.
gente ha tenido tendencia a suponer que la forma de
ubicar un mentiroso es observar signos de estrés en

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116 Capítulo 4 Percibiendo personas

su comportamiento. Sin embargo, en situaciones importantes de la vida


real, por ejemplo en una mesa de póquer donde se apuesta mucho dinero,
el área de detección de seguridad de un aeropuerto o un cuarto de inves-
tigación de la policía, es probable que quienes dicen la verdad exhiban
señales de estrés. Por esta razón, los investigadores de la actualidad bus-
can un método diferente. En forma más notoria, Aldert Vrij y sus colegas
proponen la teoría de que mentir es más difícil y requiere de más pensar
que decir la verdad (Vrij et al., 2010; Vrij y Granhag, 2012). Por lo tanto,
argumentan, debemos enfocarnos en indicios de la conducta que traicio-
nan el esfuerzo cognitivo.
Esta comprensión ha llevado a investigadores a crear tipos de entre-
vistas más desafiantes en que puedan ser más astutos que los mentirosos,
forzarlos a pensar más y, por tanto, exponer su engaño. Por ejemplo, en
un estudio pidieron a quienes hablan con la verdad y a mentirosos que
volvieran a relatar sus narraciones en orden cronológico inverso. Este
trabajo fue más laborioso para los engañadores, quienes hicieron que los
© David Becker/NewSport/Corbis

entrevistadores fueran más capaces de distinguir entre verdades y men-


tiras (Vrij et al., 2008). En un segundo estudio, a quienes hablaban con la
verdad y a mentirosos se les pidió que mantuvieran contacto visual con
su entrevistador. Esta carga agregada desafió más a quienes mentían que
a quienes decían la verdad, lo que hizo posible que los observadores dis-
tinguieran mejor entre los dos grupos (Vrij et al., 2010).
Tras los ataques del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos, y en
Pius Heinz es un jugador profesional de medio de la creciente preocupación mundial en materia de seguridad, la
póquer de Bonn, Alemania. A la edad capacidad de distinguir verdades y mentiras es esencial, un asunto de vida o muerte. No
de 22 años ganó el Evento Principal de
obstante, la investigación muestra que los observadores sociales se enfocan en los cana-
la Serie Mundial de Póquer de 2011
y recibió 8.7 millones de dólares por les de comunicación equivocados. Fácilmente seducidos por la persuasión del discurso,
su primer lugar. Al igual que todos los las caras sonrientes y la inquietud del cuerpo, muchas veces prestan poca atención al
jugadores exitosos, Heinz pone “cara de
temblor de la voz. Demasiado enfocados en lo estresado que parece estar una persona
palo” cuando juega, para no traicionar lo
que siente con las cartas que le toquen. al hablar (estado emocional que aflige no sólo a mentirosos culpables, sino también a
inocentes que hablan con la verdad y que son falsamente acusados), no observan la can-
tidad de esfuerzo que alguien necesita para recitar su historia o responder una pregunta.
Con los psicólogos sociales en acalorada búsqueda de formas para mejorar las habilida-
Gracias a un proceso de des humanas para detectar las mentiras, siguen concentrados en más desarrollos en los
adaptación, la gente está años por venir.
capacitada para saber cuándo
alguien miente, pero no cuándo
Atribución: de los elementos
dice la verdad. ALSO. F
a las disposiciones
Para interactuar de manera efectiva con los demás es preciso que sepa cómo se sienten y
cuándo puede confiar en ellos. Pero, para comprender a la gente lo suficientemente bien
como para predecir su comportamiento futuro, también debe identificar sus disposicio-
nes internas; es decir, características estables como rasgos de personalidad, actitudes y
capacidades. Dado que en realidad no es posible ver estas disposiciones, se ve obligado
a inferirlas a partir de lo que dice y hace una persona. En esta sección se comentan los
procesos que permiten realizar tales inferencias.

> Teorías de la atribución


¿Alguna vez se ha puesto a pensar en la influencia que ejerce usted sobre otras personas?
¿Ha reflexionado sobre el papel que desempeñan la herencia, las experiencias infantiles
y las fuerzas sociales en la vida de la gente? ¿Se ha preguntado por qué algunas personas
triunfan y otras fracasan? Es diferente la medida en la que cada individuo siente la nece-

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Atribución: de los elementos a las disposiciones 117

sidad de hallar explicaciones para los eventos inciertos de la conducta humana (Weary
y Edwards, 1994). Aun cuando hay grandes diferencias entre los individuos, la gente en
general tiende a preguntar “¿por qué?” cuando confronta eventos importantes, negativos
o inesperados (Weiner, 1985) y cuando comprende que estos sucesos tienen relevancia
personal (Malle y Knobe, 1997).
Con el propósito de encontrar sentido a nuestro entorno social, tratamos de com-
prender las causas del comportamiento de los demás. Pero, ¿qué tipo de explicaciones
creamos y cómo nos las arreglamos para hacerlo? En un libro clásico titulado The Psy-
chology of Interpersonal Relations (La psicología de las relaciones interpersonales), Fritz
Heider (1958) dio el primer paso para responder estas preguntas. Desde el punto de vista
de Heider, todos tienen algo de científicos. Con la motivación de comprender a los demás
lo suficientemente bien para manejar nuestra vida social, analizamos y explicamos su
comportamiento. Las explicaciones a las que damos forma de

© The New Yorker Collection 2000 Robert Mankoff from cartoonbank.com.


esta manera se denominan atribuciones, y la teoría que des-
cribe el proceso se conoce como teoría de la atribución.
Las preguntas planteadas al principio del capítulo respecto al
comportamiento de George Zimmerman, Trayvon Martin y el
criminal de Wall Street, Bernie Madoff, están todas relaciona-
das con la atribución.
Pida a las personas que expliquen por qué sus semejantes
se comportan como lo hacen, por qué tienen éxito o fracasan,
por qué ríen o lloran, trabajan o juegan, ayudan o lastiman a

Todos los derechos reservados.


los demás, y verá que le dan complejas explicaciones que con
frecuencia se enfocan en si el comportamiento es intencional
o no (Malle et al., 2000). Interesado en lo que hacen las perso-
nas para responder a los porqués, Heider encontró particular-
mente útil agrupar las explicaciones aportadas por la gente
en dos categorías: personales y situacionales. En el ejemplo “No eres tú, Frank, soy yo: no me agradas.”
relativo al incidente del tiroteo de 2012, todos deseaban saber
qué hizo que Zimmerman siguiera a Martin. De inmediato, La gente siempre hace atribuciones personales y situacionales en un
esfuerzo por buscar el sentido de su mundo social. Pero, ¿qué clase
algunos observadores apuntaron con el dedo a la culpabili- de atribución se hace aquí?
dad de Zimmerman, patrullero de la comunidad demasiado
sospechoso (una atribución personal). Sin embargo, otros
especularon que sus acciones fueron provocadas por una ola de delitos recientes en el
vecindario o algo específico acerca del aspecto o comportamiento de Martin (una atri-
bución situacional). Las mismas preguntas fueron planteadas acerca de por qué Zim-
merman le disparó después a Martin: ¿estaba su dedo sobre el gatillo y listo para disparar
o actuó en defensa propia?
La tarea para el teórico de la atribución no es determinar las verdaderas causas de
tal evento, sino entender las percepciones de causalidad de la gente. El ingenio de Heider
fue la chispa inicial para varios modelos formales que juntos llegaron a conocerse como
teoría de la atribución (Weiner, 2008). Por ahora, se describirán dos de estas teorías.

Teoría de la inferencia correspondiente de Jones De acuerdo con Edward Jones y


Keith Davis (1965), cada quien intenta comprender a los demás a partir de la observación teoría de la atribución Conjunto de
teorías que describen cómo explica la
y el análisis de su comportamiento. La teoría de la inferencia correspondiente de Jones y
gente las causas de su comportamiento.
Davis predice que las personas tratan de inferir a partir de una acción si el acto corres-
atribución personal Atribución a las
ponde a una característica personal y permanente del actor que lo ejecuta. En otras pala-
características internas de un actor, como
bras, ¿el individuo que comete un acto de agresión es una bestia? ¿La persona que dona su capacidad, personalidad, estado de
dinero para caridad puede llamarse altruista? Para responder este tipo de preguntas la ánimo o esfuerzo.
gente hace inferencias, para lo cual se basa en tres factores. atribución situacional Atribución a
El primero es el grado de capacidad de elección de las personas. El compor- los factores externos de un actor, como
tamiento que una persona elige libremente es más informativo de ella que el que la tarea por realizar, otras personas o la
obedece a una coerción. En cierto estudio, los participantes leyeron un discurso, suerte.

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118 Capítulo 4 Percibiendo personas

supuestamente escrito por un estudiante universitario, que


l FIGURA 4.4 hablaba a favor o en contra de Fidel Castro, el entonces líder
¿En qué cree realmente el escritor del discurso? comunista de Cuba. A algunos participantes se les dijo que el
Como predice la teoría de la inferencia correspondiente, los estudiante había elegido con toda libertad la postura que refle-
participantes que leyeron el discurso escrito (comportamiento) jaba el discurso, y a otros se les informó que un profesor le había
por un estudiante fueron más propensos a suponer que en él se solicitado que defendiera ese punto de vista. Cuando se les pidió
reflejaba su verdadera actitud (disposición) si el punto de vista
del discurso había sido elegido libremente (izquierda), que si era que determinaran la verdadera actitud del estudiante, los parti-
resultado de una orden (derecha). Sin embargo, observe también cipantes fueron más proclives a suponer una correspondencia
la evidencia relativa al error fundamental de atribución. Incluso entre su ensayo (comportamiento) y su actitud (disposición)
los participantes que creyeron que la postura del estudiante
había sido determinada por alguien más infirieron su actitud a cuando pensaron que el estudiante había elegido una opción,
partir del discurso. que cuando supusieron que alguien le había asignado la labor
Tomado de Jones, E. G. y Harris, K. E., “The attribution of attitudes”, en (Jones y Harris, 1967; vea la l figura 4.4). Tenga en mente este
Journal of Experimental Social Psychology, vol. 3 (pp. 1-24). Copyright estudio, respalda la teoría de la inferencia correspondiente, pero
© 1967 Elsevier. Reimpreso con permiso.
más tarde verá que también demuestra uno de los sesgos más
persistentes de la percepción social.
El segundo factor que lleva a la gente a hacer inferencias de
Students'a favor

disposición es la expectativa de comportamiento. Como se indicó


antes, una acción dice más respecto a una persona cuando se
del estudiante

aleja de la norma que cuando su conducta es típica (dentro de la


la actitud
attitude

norma), parte de un rol social o cuando es predecible en deter-


minadas circunstancias (Jones et al., 1961). Por lo tanto, la gente
of the
pro-Castro

cree que sabe más acerca de un estudiante que usa traje formal
Rating de

de tres piezas para asistir a clase o de un ciudadano que rehúsa


de Castro
Calificación

abiertamente pagar impuestos, que de un estudiante que usa


pantalón de mezclilla para ir a la escuela o de un ciudadano que
paga religiosamente sus contribuciones.
En tercer lugar, los observadores sociales toman en cuenta
los efectos o consecuencias del comportamiento de alguien. Las
acciones que generan muchos resultados deseables no revelan
Postura
Studentelegida
choosespor el Postura
Studentasignada
is assigned al los motivos específicos de la persona con tanta claridad como los
estudiante
position estudiante
position actos que provocan un solo resultado deseable (Newtson, 1974).
Pro-Castro speechde
Discurso a favor Anti-Castro
Discurso en speech
contra de Por ejemplo, es probable que usted se sienta inseguro acerca
Castro Castro de la razón específica por la que una persona permanece en un
empleo que es disfrutable, bien pagado y estupendamente ubi-
cado, tres resultados deseables, cada uno de los cuales sería razón suficiente para expli-
car dicho comportamiento. En contraste, saber por qué alguien permanece en un trabajo
tedioso y mal pagado, pero con magnífica ubicación, es sencillo, dado que esta última
razón es el único resultado deseable.

Teoría de la covariación de Kelley La teoría de la inferencia correspondiente pre-


tende describir qué hacen los observadores para discernir las características persona-
les de un individuo a partir de un fragmento de evidencia conductual. Sin embargo, el
comportamiento puede atribuirse no sólo a factores personales, sino también a factores
situacionales. ¿De qué depende tal distinción? En el capítulo de apertura se mencionó que
las causas del comportamiento humano sólo pueden deducirse mediante experimenta-
ción. En otras palabras, es preciso realizar varias observaciones y comparar el compor-
tamiento en dos o más entornos en los que todos los factores permanezcan sin cambio,
con excepción de las variables independientes. Al igual que Heider, Harold Kelley (1967)
principio de covariación Un considera que las personas tienen mucho de científicos en este sentido. Quizá no todos
principio de la teoría de la observan a los demás en un laboratorio controlado, pero también les interesa encontrar
atribución; afirma que la gente indicios, hacer comparaciones y pensar en términos “experimentales”.
atribuye su conducta a factores que De acuerdo con Kelley, la gente hace atribuciones al emplear el principio de cova-
están presentes cuando ocurre un riación: para determinar que un factor en particular está causando un comportamiento,
comportamiento y ausentes cuando es necesario que esté presente cuando el comportamiento ocurre y ausente cuando no
éste no tiene lugar. sucede. Hay tres clases de información de covariación particularmente útiles: el consenso,

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Atribución: de los elementos a las disposiciones 119

la peculiaridad y la consistencia. Para ilustrar estos conceptos imagine que está parado
en la esquina de una calle; es una tarde calurosa y húmeda, y usted está concentrado
en sus propios asuntos. De pronto, un desconocido sale de un cine con aire acondicio-
nado que está ubicado en la misma calle y le lanza este comentario: “¡Estupenda pelí-
cula!” Usted levanta la vista hacia la marquesina, pero no reconoce el nombre de la cinta,
así que se pregunta cómo reaccionar ante la “recomendación” que acaban de hacerle. ¿El
comportamiento (la sugerencia no solicitada) fue provocado por algo relacionado con la
persona (el desconocido), con el estímulo (la película) o con las circunstancias (la como-
didad del cine)? Si es posible que usted esté interesado en pasar un buen rato en el cine,
¿cómo explicaría lo ocurrido? ¿Qué clase de información querría obtener?
Pensando como científico, tal vez buscaría información sobre el consenso para des-
cubrir cómo reaccionan diferentes personas al mismo estímulo. En otras palabras, ¿qué
piensan otros cinéfilos sobre la película en cuestión? Si los demás también se muestran
entusiasmados, significa que el comportamiento del desconocido tiene un alto consenso
y es atribuible al estímulo. Sin embargo, si los demás desaprueban la película, quiere
decir que el comportamiento tiene bajo consenso y es atribuible a la persona.
Por último, quizá también quiera tener información sobre la consistencia para poder
determinar qué ocurre con el comportamiento en otro momento, siempre que tanto la
persona como el estímulo permanezcan sin cambio. ¿Qué opinión tiene el cinéfilo sobre
la película en otras ocasiones? Si el desconocido también se muestra entusiasta respecto
a la película al verla en video y sin importar el entorno, significa que el comportamiento
tiene un alto nivel de consistencia. Si el desconocido no siempre disfruta la película,
el comportamiento tiene un nivel bajo de consistencia. De acuerdo con Kelley el com-
portamiento consistente es atribuible al estímulo cuando el consenso y la peculiaridad
también tienen niveles altos, y a la persona cuando tienen niveles bajos. En contraste, el
comportamiento con un nivel bajo de consistencia es atribuible a circunstancias pasaje-
ras, por ejemplo, la temperatura ambiental en el cine.
En la l figura 4.5 se presentan las predicciones que derivan de la teoría de Kelley.
¿Este modelo describe la clase de información que se busca cuando se pretende deter-
minar qué provoca que la gente se comporte como lo hace? Muchas veces sí. Las inves-
tigaciones demuestran que las personas a quienes se les indica que hagan atribuciones

l FIGURA 4.5
Teoría de la covariación de Kelley
Respecto a los comportamientos con alto nivel de consistencia, la gente hace atribuciones personales cuando hay bajos niveles de consenso y
peculiaridad (fila superior), y atribuciones al estímulo cuando hay altos niveles de consenso y peculiaridad (fila inferior). Los comportamientos
con bajo nivel de consistencia (no ilustrados aquí) son atribuibles a circunstancias pasajeras.
© Cengage Learning

Comportamiento Información de covariación Atribución

Consenso Peculiaridad Consistencia

Baja Baja Alta Atribución


a la persona
A otras personas no El desconocido El desconocido
Algún factor
les entusiasma la se entusiasma siempre se
relacionado con el
película con muchas otras entusiasma con esta
desconocido provocó
películas película
el comportamiento
Al extraño le
entusiasma la
película
Alta Alta Alta Atribución al estímulo

Otras personas se El desconocido El desconocido Algo relacionado con


entusiasman con la no se entusiasma siempre se la película causó el
película con muchas otras entusiasma con esta comportamiento
películas película

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120 Capítulo 4 Percibiendo personas

respecto a varios eventos siguen, en general, la lógica de la covariación (Cheng y Novick,


1990; Fosterling, 1992; McArthur, 1972). Sin embargo, los estudios muestran también que
los individuos tienen sus propios estilos de atribución, así que la gente suele estar en
desacuerdo acerca de cuáles son las causas de un comportamiento determinado (Robins
et al., 2004). Sus diferencias se basan en dos condiciones. En primer lugar, las opiniones
divergen en la medida en que cada individuo cree que los comportamientos humanos
son resultado de características personales inmutables (“cada quien pertenece a una
clase de persona determinada y no hay gran cosa que se pueda hacer para modificar ese
hecho”) o maleables (“la gente puede transformar incluso sus características más funda-
mentales”) (Dweck, 2012). En segundo lugar, algunos individuos son más propensos que
otros a procesar nueva información de maneras que están alteradas por motivaciones de
autoservicio (Von Hippel et al., 2005).

> Sesgos de la atribución


Daniel Kahneman ganó un Premio Nobel de economía por trabajar en la psicología del jui-
cio y la toma de decisiones. En su libro más reciente, Thinking, Fast and Slow (Pensamiento,
rápido y lento), Kahneman (2011) resume una vida de investigación que muestra que la
mente humana opera por dos diferentes sistemas de pensamiento. El Sistema 1 es rápido,
fácil y automático, usa un proceso que se podría llamar “intuitivo”. Determinar cuál de
dos objetos es más distante, detectar enojo en el rostro de alguien, sumar 2 + 2 y enten-
der una oración sencilla son las clases de actividades automáticas comprendidas por este
sistema. En contraste, el Sistema 2 es lento, controlado, y requiere atención y esfuerzo,
usa un proceso que se siente más razonado. Buscar un rostro específico en una multitud,
estacionarse en un espacio angosto y llenar un formato de impuestos son las clases de
actividades que requieren la atención enfocada y completa de una persona. El Sistema 1
corre automáticamente y nos guía hasta que se presenta una dificultad, como cuando
ocurre algo inesperado. En ese punto se activa el Sistema 2, que requiere más esfuerzo.
Cuando las teorías de la atribución fueron propuestas por primera vez, se les repre-
sentó mediante gráficas de flujo y diagramas tan complicados que muchos psicólogos
sociales comenzaron a preguntarse: ¿de verdad la gente analiza el comportamiento de
una manera que cabría esperar de una computadora? ¿En serio la gente tiene el tiempo,
la motivación o la capacidad cognitiva para llevar a cabo procesos tan elaborados y deta-
llados? La respuesta es que a veces sí y a veces no.
Como observadores sociales, nuestra capacidad para procesar toda la información
relevante es limitada; por otro lado, no todos contamos con el tipo de capacitación nece-
saria para aprovechar de forma integral los principios de la teoría de la atribución. Y,
lo más importante: pocas veces hacemos el esfuerzo de pensar con cuidado acerca de
nuestras atribuciones. Dado que hay tanto que explicar y tan poco tiempo para hacerlo,
las personas toman atajos mentales, cruzan los dedos, se encomiendan a los santos y
siguen su vida. El problema es que la velocidad implica sesgos y tal vez incluso pérdida
de exactitud. En esta sección se examinarán algunos de esos atajos y sus consecuencias.

Heurística cognitiva De acuerdo con Kahneman, Tversy y otros, con frecuencia la


gente hace atribuciones y otros tipos de juicios sociales mediante el uso de cierta heu-
rística cognitiva; es decir, usando reglas básicas de procesamiento de información que le
permiten pensar con rapidez y facilidad, pero que conlleva a cometer errores (Gilovich et
al., 2002; Kahneman et al., 1982; Nisbett y Ross, 1980).
Una de las reglas empíricas que ejerce efectos particularmente problemáticos sobre
la atribución es la heurística de disponibilidad, la tendencia a estimar las probabili-
dades de que un evento ocurra a partir de la facilidad con que sus instancias vienen a
la mente. Para demostrar este fenómeno, Tversy y Kahneman (1973) preguntaron a los
heurística de disponibilidad
participantes en la investigación: ¿cuáles son más comunes, las palabras que comien-
Tendencia a calcular la probabilidad
de que un acontecimiento ocurra a
zan con la letra r o aquellas en que esta letra ocupa la tercera posición? En realidad
partir de la facilidad que se tenga para el idioma inglés tiene tantas palabras con la letra r en la tercera posición como en la
evocarlo. primera. No obstante, los participantes aventuraron que hay más palabras que comien-
zan con esa letra. ¿La razón? Es más sencillo que vengan a la mente palabras en las que

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Atribución: de los elementos a las disposiciones 121

la r aparece en primer lugar. Aparentemente, las estimaciones de probabilidad se ven


muy influidas por eventos que están disponibles sin problema en la memoria (MacLeod y
Campbell, 1992). La heurística de disponibilidad puede des-
viarnos en dos sentidos. En primer lugar, da lugar al efecto
del falso consenso, una tendencia de la gente a sobreesti-
TABLA 4.3
mar en qué medida otros comparten sus opiniones, atributos El efecto del falso consenso
y comportamientos. Éste es un sesgo muy difícil de controlar. En este estudio se pidió a los participantes que indicaran si tenían
Independientemente de si se les pide a las personas que pro- o no ciertos rasgos, y luego que calcularan el porcentaje de otras
nostiquen cuál es la opinión de los demás respecto al gasto personas que compartieran los mismos rasgos. Como se muestra
militar, el aborto, el control de armas, las sopas instantáneas, abajo, las estimaciones de los participantes respecto al consenso
ciertos tipos de música o a las normas de conducta adecua- poblacional fueron sesgadas por sus autopercepciones.
das, tenderán a exagerar el porcentaje de otros individuos
que se comporten de manera similar a ellas o que compartan Rasgos Identificación positiva (%) Identificación negativa (%)
sus puntos de vista (Krueger, 1998; Ross et al., 1977) Perceptivo 75 65
Para ilustrar este efecto, Joachim Krueger (2000) les pidió Descontento 48 33
a los participantes en un estudio que indicaran si tenían o no Ruidoso 46 43
ciertos rasgos de personalidad. Luego se les invitó a calcular
Meticuloso 52 41
el porcentaje de personas en general que poseían esos mis-
mos rasgos. Como se muestra en la tabla 4.3, las creencias de Astuto 36 28
los participantes respecto a la personalidad de otros indivi- Engreído 41 33
duos estuvieron sesgadas por sus propias percepciones. El Krueger (2000) © Cengage Learning

sesgo del falso consenso es, en parte, un subproducto de la


heurística de disponibilidad. Las personas tienden a asociarse con otras que se les pare-
cen en formas importantes, así que son más proclives a notar y recordar instancias de
comportamientos similares más que las conductas disímbolas (Deutsch, 1989).
Una segunda consecuencia de la heurística de disponibilidad es que las percepciones
sociales se ven más influidas por una vívida anécdota personal que por hechos estadísti-
camente comprobados. ¿Alguna vez se ha preguntado por qué tantas personas compran
billetes de lotería a pesar de las oportunidades impresionantemente limitadas que tienen
de ganarla, o a qué se debe que muchos viajeros tengan miedo de volar aun cuando es
mucho más probable morir en un accidente de tránsito? Estos comportamientos son sin-
tomáticos de la falacia de tasa base, concepto que se refiere al hecho de que las perso-
nas son más o menos insensibles a las tasas de base numéricas (o probabilidades), y más
propensas a dejarse afectar por eventos gráficos o dramáticos, como ver en televisión al
ganador de la bolsa multimillonaria de la lotería celebrando o mirar una fotografía de
cadáveres que son rescatados de entre los escombros de un avión que se estrelló.
La falacia de la tasa base puede hacerlo caer en varios errores de percepción en rela-
ción con el peligro. En efecto, la gente sobreestima el número de personas muertas en tiro-
teos, incendios, inundaciones y ataques terroristas, y subestima la cantidad de víctimas
fatales provocadas por ataques cardiacos, embolias, diabetes y otros eventos rutinarios. Una sola muerte es una tragedia;
La percepción de peligro parece más relevante ahora que en el pasado debido a los temo- un millón son una estadística.
Joseph Stalin
res recién adquiridos a consecuencia del terrorismo o el colapso económico, la investiga-
ción muestra que las percepciones de peligro son más afectadas por el miedo, la ansiedad
y demás emociones, que por las rigurosas probabilidades (Loewenstein et al., 2001; Slovic,
2000). A veces el resultado puede ser caprichoso y completamente irracional. Consistente
con el hecho de que las personas tienden a temer cosas que les suenan poco familiares, los
participantes en un estudio calificaron aditivos de alimentos ficticios como más riesgosos
a la salud cuando los nombres eran difíciles de pronunciar, por ejemplo Hnegripitrom,
que cuando eran fáciles de pronunciar, como Magnalroxate (Song y Schwartz, 2009).
efecto del falso consenso Tendencia
Todos los días nos vemos asaltados por ambos tipos de información: leemos acerca
de las personas a sobreestimar la
de las tasas de desempleo y vemos entrevistas con frustrados solicitantes de trabajo; lee- medida en que los demás comparten sus
mos sobre las cifras de víctimas de la guerra y somos testigos del dolor de un padre que opiniones, atributos y comportamientos.
perdió a su hijo en combate. Lógicamente, las estadísticas que resumen las experiencias
falacia de tasa base Determinación
de gran cantidad de personas son más informativas que un caso único y quizá atípico,
según la cual las personas son
pero los observadores caminan a su propio ritmo. En tanto las anécdotas personales relativamente insensibles a la
sigan pareciéndonos importantes (Schwarz et al., 1991) y consideremos que la fuente de información consensuada y presentada
información es confiable (Hinsz et al., 1988), podríamos decir que una imagen vale más en forma de tasas base numéricas.
que mil números.

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122 Capítulo 4 Percibiendo personas

Pensamiento contrafactual Es curioso que las personas también puedan verse


influidas por lo fácil que resulta imaginar eventos que no ocurren. Como seres precavi-
dos y curiosos que somos, muchas veces no nos contentamos con aceptar lo que a noso-
tros o a los demás sin preguntarnos, por lo menos en privado, “¿y qué hubiera pasado
si…?
De acuerdo con Daniel Kahneman y Dale Miller (1986), las reacciones emociona-
les de las personas ante un acontecimiento suelen verse afectadas por el pensamiento
contrafactual; esto es, por la tendencia a imaginar resultados alternativos que pudieron
ocurrir pero no sucedieron. Hay diferentes tipos de pensamiento contrafactual. Si ima-
ginó un resultado mejor que el que realmente ocurrió, es probable que experimente
decepción, arrepentimiento y frustración. Si imaginó un peor resultado, reacciona
con emociones que van del alivio a la satisfacción hasta el júbilo. En consecuencia,
el impacto psicológico de los acontecimientos positivos y negativos depende de la
manera en que pensemos respecto de “cómo podrían haber sido” (Roese, 1997; Roese
y Olson, 1995).
¿Cuáles son los dominios de la vida que promueven más pensamientos contra-
factuales y el arrepentimiento que puede seguir? Resumiendo investigaciones previas,
Neal Roese y Amy Summerville (2005) encontraron que las tres principales fuentes
de arrepentimiento para la gente son, en orden de importancia: la educación (“debí
completar mis estudios”), la carrera profesional (“si hubiera solicitado aquel empleo”)
y el amor (“si le hubiera pedido que fuéramos novios”). Todos estos aspectos ponen
ante nuestros ojos oportunidades que pudimos aprovechar o no. Por supuesto, el pen-
samiento contrafactual no necesariamente lleva a un sentido de arrepentimiento. De
hecho, Laura Kray y otros (2010) observaron que reflejar “lo que pudo haber sido” a
veces puede ayudar a los individuos a definirse a sí mismos y al significado de sus vidas.
Considérelo. ¿Cómo sería usted hoy si hubiera escogido estudiar en una escuela dife-
rente, o si no hubiera conocido a su mejor amigo? Estos investigadores encontraron
que los participantes a quienes se les pidió reflexionar en estas preguntas contrafácti-
Rick Diamond/Getty Images

cas de “qué hubiera pasado si” vieron, más adelante, que su elección de universidad y
de amistades fue más significativa, a diferencia de quienes no se detuvieron a hacerse
estas preguntas. Quizá al pensar en lo que pudo haber sido, las personas pueden apre-
ciar mejor lo que tienen.
Es obvio que las personas no se sumergen en el pensamiento contrafactual des-
pués de cualquier experiencia. Las investigaciones indican que hay más probabilida-
El cantante de música country Lee Brice des de pensar acerca de lo que pudo haber sido con la aparición de sentimientos de
escribió una canción acerca del pensamiento arrepentimiento después de sufrir consecuencias negativas de acciones que se reali-
contrafactual. En A woman like you (Una zaron, más que de las que no se llevaron a cabo (Byrne y McEleney, 2000). Piense, por
mujer como tú), su novia pregunta: “Querido,
¿qué harías si nunca me hubieras conocido?”
ejemplo, en una experiencia que quizá le parezca muy familiar: está resolviendo un
He aquí parte de su respuesta: examen de opción múltiple y al leer una pregunta sobre la que tiene muchas dudas,
quiere cambiar su respuesta. ¿Qué debe hacer? A lo largo de los años, las investiga-
Me hubiera ido más tiempo de pesca a la ciones han demostrado que la mayoría de los cambios de respuesta tienden a ser
playa
Tal vez comería más pollo en restaurantes del
correctos. No obstante, casi todos los estudiantes universitarios caen en la “falacia del
camino primer impulso”, según la cual es mejor apegarse a la respuesta que se dio en primera
Daría unos pocos golpes en mi juego de golf instancia. ¿Por qué? Justin Kruger y sus colegas (2005) encontraron que este mito
Si nunca hubiera conocido tu nombre tiene su origen en un pensamiento contrafactual: los estudiantes son más propensos
Todavía estaría en ese viejo green de golf
Nova a reaccionar con arrepentimiento y frustración (“si hubiera…”) después de modificar
Quizá nunca hubiera oído del yoga una respuesta correcta, que tras tomar la decisión equivocada y no modificar una
Sería mejor fan del futbol respuesta incorrecta.
Pero si fuera soltero
Solo y por ahí suelto
De acuerdo con Victoria Medvec y Kenneth Savitsky (1977), ciertas situaciones
Estaría buscando una mujer como tú —como estar en la frontera entre un mejor y un peor resultado, justo por encima o por
debajo de algún punto de inflexión— también contribuyen a que sea especialmente
fácil conjurar imágenes de lo que pudo ser. Las implicaciones son intrigantes. Ima-
gine, por ejemplo, que usted es un atleta olímpico y acaba de ganar una medalla de plata,
lo cual es una proeza notable. Ahora imagine que acaba de ganar una medalla de bronce.
pensamiento contrafactual
¿En cuál situación se sentiría mejor? Desde el punto de vista racional, debería sentir más
Tendencia a imaginar acontecimientos,
orgullo y satisfacción al ganar la medalla de plata. ¿Pero y si su logro lo hace caer en el
consecuencias o resultados que
pudieron suceder, pero que no
pensamiento contrafactual? ¿Qué alternativa rondaría por su mente si hubiera ganado
ocurrieron.
el segundo lugar? ¿Cuál sería su perspectiva si hubiese conseguido el tercer puesto? ¿Es
posible que el atleta que objetivamente está en una mejor situación se sienta peor?

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Atribución: de los elementos a las disposiciones 123

Con el propósito de analizar esta cuestión, Medvec y otros (1995) videograbaron a


41 atletas que tomaban parte en los Juegos Olímpicos de Verano de 1992, en el momento
que se percataban de que habían conseguido una medalla de plata o de bronce y, luego,
durante la ceremonia de entrega de las preseas. Después mostraron esas grabaciones
(sin sonido) a gente que desconocía a qué medalla se había hecho acreedor cada atleta.
Se pidió a estos participantes que observaran a los medallistas y clasificaran sus estados
emocionales en una escala que iba de la “agonía” al “éxtasis”. El desconcertante resultado,
como cabría esperar, fue que quienes recibieron medalla de bronce parecían más felices,
en promedio, que los que obtuvieron medalla de plata. ¿Existe evidencia más directa del
pensamiento contrafactual? En un segundo estudio, los participantes que vieron entre-
vistas con muchos de esos mismos atletas calificaron a los medallistas de plata como
más negativamente enfocados en haber terminado en segundo lugar en vez de ocupar
el primero, y a los medallistas de bronce como más positivamente enfocados por haber
obtenido el tercer puesto en lugar de la cuarta posición. En el caso de estos deportistas de
clase mundial, los sentimientos de satisfacción se basaban más en sus pensamientos
de lo que pudo ocurrir, que en la realidad tal cual.

Ronald Martinez/Getty Images


El error de atribución fundamental Para el momento en que termine de leer este
libro conocerá bien la lección más importante de la psicología social: las personas se ven
profundamente influidas por los contextos situacionales del comportamiento. Esta ase-
veración no es tan obvia como podría parecer. Por ejemplo, los padres suelen sorpren-
derse al oír que su travieso vástago, el diablillo de la familia, es un completo angelito en el
salón de clases. Por su parte, muchos estudiantes quedan impactados al enterarse que su Al inicio de los Juegos Olímpicos de
profesor favorito, tan elocuente al dictar sus clases, se enreda con las palabras en reunio- Verano de 2012 en Londres, la gimnasta
estadounidense McKayla Maroney era
nes menos formales. Estas reacciones son sintomáticas de un bien documentado aspecto la mejor del mundo en la prueba de
de la percepción social. Cuando los individuos tratan de explicar el comportamiento de salto con pértiga y continuó para ganar
otros, tienden a sobreestimar el papel que desempeñan los factores personales y a pasar una medalla de plata. En lo que pronto
por alto el impacto de las situaciones. En vista de que este sesgo es tan acentuado, y algu- se hizo una imagen icónica, ella está
aquí durante la ceremonia en el podio.
nas veces tan engañoso, se le ha llamado error de atribución fundamental (Ross, 1977). Pensando en lo que pudo haber sido,
La evidencia en torno al error de atribución fundamental fue reportada por primera Maroney claramente estuvo enfocada en
vez en el estudio de Jones y Harris (1967) que se describió con anterioridad, en el cual los no haber ganado la medalla de oro.
participantes leían un ensayo escrito presumiblemente por un estudiante. En ese expe-
rimento los participantes fueron más proclives a inferir la verdadera actitud del estu-
diante cuando la posición que éste asumía en el discurso era elegida con libertad, que
cuando pensaban que el estudiante había sido forzado a adoptarla. Pero si analiza de
nuevo la figura 4.4, notará que aun cuando pensaban que el estudiante no había tenido
más opción que asumir una posición, los participantes usaron el discurso para inferir su
actitud. Este hallazgo es recurrente. Sin importar que el tema del ensayo sea la energía
nuclear, el aborto, las leyes sobre el uso de drogas o la pena de muerte, los resultados son
esencialmente los mismos (Jones, 1990). “Durante los Juegos Olímpicos de
Las personas caen víctimas del error de atribución fundamental incluso cuando 1996, Nike difundió un anuncio con-
están totalmente conscientes del impacto de la situación sobre el comportamiento. En trafactual (y controversial): ‘Usted no
otro experimento, los participantes fueron instruidos para redactar ensayos en los que
gana plata, pierde el oro’.”
asumieran una opinión determinada, después de lo cual los intercambiaron para califi-
carse uno al otro. De manera notable y a pesar de la instrucción recibida, sacaban con-
clusiones acerca de las actitudes del otro (Miller et al., 1981). En un experimento más,
los participantes infirieron actitudes con base en un discurso, aun cuando ellos mismos
asignaron la postura por defender (Gilbert y Jones, 1986).
Un estudio fascinante encabezado por Lee Ross y sus colegas (1977) demuestra el
error de atribución fundamental en un entorno cotidiano, el de un programa televi-
sivo de concurso. Mediante el lanzamiento de una moneda, a los participantes en este
estudio se les designó aleatoriamente para representar el papel de interrogadores o de
concursantes en un juego con público presente. En presencia del concursante y de la
audiencia, el investigador le indicó al interrogador que escribiera, a partir de su pro-
pio acervo de conocimientos generales, 10 preguntas que considerara difíciles. Si alguna error fundamental de atribución
vez ha visto este tipo de programas en televisión, sabrá cuán extravagantes pueden ser Tendencia a enfocarse en el papel que
los cuestionamientos utilizados, por ejemplo: ¿cuál es el nombre del fundador de e-Bay? desempeñan las razones personales,
¿Qué equipo ganó la copa Stanley de hockey en 1968? No resulta extraño que los concur- subestimando el impacto de las
santes hayan contestado correctamente sólo 40% de las preguntas realizadas. Cuando el situaciones involucradas en la conducta
juego terminó, todos los participantes debieron calificar los conocimientos tanto de los de los demás.
interrogadores como de los concursantes usando una escala de 0 a 100.

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124 Capítulo 4 Percibiendo personas

l FIGURA 4.6
El error de atribución fundamental y el programa televisivo de concurso
Aun cuando la situación del programa de televisión simulado colocó a los interrogadores
en una obvia posición de ventaja respecto a los concursantes, los observadores dieron una
calificación superior a su nivel de conocimientos (derecha). Por su parte, los interrogadores
no sobreestimaron su cultura general (izquierda), pero los concursantes se calificaron por
debajo de aquéllos (centro), y los espectadores compartieron su punto de vista. Estos
resultados ilustran el error de atribución fundamental.
Tomado de Ross, L., Amabile, T. M. y Steinmetz, J. L., “Social roles, social control, and biases in social
perception process”, en Journal of Personality and Social Psychology, vol. 35 (pp.485-494). Copyright ©
por la American Psychological Association. Reimpreso con permiso.

Calificación de conocimientos generales

Punto medio

Calificaciones de Calificaciones de Calificaciones de


interrogadores concursantes observadores

Interrogador Concursante

Imagine lo que sucedió a continuación. Los interrogadores parecieron poseer más


conocimientos que los concursantes. Después de todo, sabían de antemano todas las res-
puestas. Pero si reflexiona un poco, recuerde que la situación dio una ventaja evidente a los
interrogadores (no hubo diferencias entre ambos grupos en una prueba de conocimientos
generales). ¿Los participantes tomaron en consideración la ventaja de los interrogadores
o supusieron que éstos de verdad poseían muchos conocimientos? Los resultados fueron
sorprendentes. Los espectadores calificaron el nivel de conocimientos generales de los inte-
rrogadores por arriba del promedio, y el de los concursantes por debajo de éste. De hecho,
incluso los concursantes se calificaron a sí mismos como inferiores a sus compañeros. Igual
que los espectadores, se dejaron engañar por una situación irreal (vea la l figura 4.6).
¿Qué ocurrió en este caso? ¿A qué se debe que los observadores sociales tiendan
consistentemente a hacer suposiciones acerca de las personas, pero no se dan cuenta
del impacto de las situaciones? De acuerdo con Daniel Gilbert y Patrick Malone (1995),
el problema proviene, en parte, de cómo se hacen las atribuciones. Los teóricos de la
atribución solían dar por sentado que las personas escrutan toda la evidencia antes de
decidir si deben hacer una atribución personal o situacional. En lugar de ello, parece
que la percepción social es un proceso de dos pasos: primero se identifica el compor-
tamiento y se hace una atribución personal rápida, luego se corrige o se ajusta dicha
inferencia para explicar las influencias situacionales. Al menos para los que crecieron en
la cultura occidental, el primer paso es simple y automático, como un reflejo; el segundo
requiere atención, reflexión y esfuerzo. En la actualidad, los investigadores sociales de la
neurociencia están empezando a usar imágenes neuronales para explorar el cerebro en
busca de evidencias de este modelo (Lieberman et al., 2004).

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Atribución: de los elementos a las disposiciones 125

Varios hallazgos de investigación respaldan esta hipótesis. En primer lugar, sin


darse cuenta cabal de ello muchas veces las personas se forman impresiones de los
demás con base en un rápido vistazo a sus rostros o a partir de una simple muestra de
su comportamiento (Newman y Uleman, 1989; Todorov y Uleman, 2004). En segundo
lugar, los observadores son más propensos a caer en el error de atribución fundamental
cuando están ocupados o distraídos mientras miran a la persona objetivo, que cuando le
prestan total atención (Gilbert et al., 1992; Trope y Alfieri, 1997). Dado que el modelo de
dos pasos predice que las atribuciones personales son automáticas, pero que el ajuste
posterior en función de los factores situacionales exige reflexión consciente, resulta sen-
sato suponer que cuando la atención está dividida, cuando la atribución se realiza de
forma apresurada o cuando los observadores carecen de motivación, el segundo paso se
padece más que el primero. Tal como afirmaron Gilbert y sus colegas (1988) “el primer
paso es cosa fácil, pero el segundo es de lo más complicado” (p. 738).

© Roth Stock/Everett Collection


¿Por qué se dice que el primer paso es tan sencillo y a qué se debe que parezca tan
natural que la gente suponga la existencia de un vínculo entre los actos y las disposi-
ciones personales? Una posible explicación se basa en la idea propuesta por Heider
(1958) en el sentido de que las personas ven disposiciones en el comportamiento a
consecuencia de un sesgo perceptivo, algo así como una ilusión óptica. Cuando escu-
cha un discurso o ve un programa de concurso, el actor es la figura prominente de su
atención; la situación se desarrolla en el trasfondo (“fuera de la vista, lejos de la mente”,
como suele decirse). De acuerdo con Heider, la gente atribuye los acontecimientos a
factores sobresalientes que llaman su atención en términos perceptivos. Para probar
esta hipótesis, Shelley Taylor y Susan Fiske (1975) hicieron variar las condiciones del
entorno en las que los observadores veían a dos actores sostener una conversación cui- ¿Qué tan erudito es este hombre?
dadosamente escenificada. En cada sesión, los participantes fueron sentados de manera Desde 1984, Alex Trebek ha sido
que estuvieran de frente al actor A, al actor B o a ambos. Más tarde, cuando se les pidió que presentador de Jeopardy!, un programa
expresaran sus observaciones, calificaron al actor frente a ellos como el miembro domi- de concurso que se transmite por la
televisión estadounidense. El papel de
nante de la pareja, aquel que establecía el tono y la dirección de la conversación.

>
Trebek consiste en leer preguntas a
los concursantes, y luego revelarles las

Cultura y atribución respuestas correctas. De acuerdo con el


estudio realizado por Ross y otros sobre
este tipo de concursos (1977), mismo que
En el siglo V a.C., el historiador griego Herodoto afirmaba que los griegos y los egipcios ilustra el error fundamental de atribución,
pensaban de manera diferente porque los primeros escribían de izquierda a derecha, y es probable que los televidentes
los segundos de derecha a izquierda. Muchos años más tarde, inspirado en el antropólogo perciban a Trebek como alguien con un
sólido bagaje de conocimientos, a pesar
Edward Sapir, Benjamin Lee Whorf (1956) propuso la teoría de que el lenguaje hablado de saber que su trabajo sólo consiste en
por las personas, es decir, las palabras, las reglas gramaticales, etc., determina cómo con- leer las respuestas, no en conocerlas de
ceptualizan el mundo. Para ilustrar esta idea, señaló las variaciones culturales que exis- verdad.
ten en el uso de las palabras para representar la realidad. Por ejemplo, hizo notar que el
hanunoo hablado en Filipinas tiene 92 términos para referirse al arroz, en contraste con
muchas lenguas que sólo hacen distinción entre el “arroz blanco” y el “arroz integral”. De
manera similar, mientras los hablantes del castellano tienen sólo una palabra para hacer
referencia a la nieve, los esquimales cuentan con numerosos términos que, según Whorf,
les permiten establecer distinciones (que otros pasarían por alto) entre “la nieve que cae,
la nieve sobre el suelo, nieve comprimida a manera de hielo, la nieve medio derretida, la
nieve arrastrada por el viento y cualquier otra que exija la situación” (p. 216).
Uno de los resultados de muchos años de investigación establece que ahora tenemos
claro que el lenguaje y la cultura pueden influir sobre la forma en que la gente piensa
respecto al tiempo, al espacio, los objetos y demás aspectos del mundo físico que la
rodea (Bloom, 1981; Hardin y Banaji, 1993). Piense, por ejemplo, en nuestras percepcio-
nes acerca del color. El arco iris es un continuo de luz que varía suavemente entre las
longitudes de onda más cortas y más largas del espectro visible. Sin embargo, cuando se
le contempla, se ven categorías distintivas de color que corresponden a “rojo”, “naranja”,
“amarillo, “verde”, “azul”, etc. Los idiomas difieren en las partes del espectro de color que
nombran. En Papúa Nueva Guinea, donde los hablantes de la lengua berinmo distinguen
entre el verde y el marrón (en una forma de “caqui” semejante al color de las hojas secas), Al igual que los psicólogos sociales,
un objeto que refleje la luz a 450 nanómetros sería calificado de color verde. No obstante, las personas son sensibles a las
los angloparlantes, que distinguen entre los colores que atraviesan la parte verde-azul causas situacionales cuando explican
del espectro, podrían percibir el mismo objeto como azul (Özgen, 2004). el comportamiento
Así como la cultura influye en la manera en que la gente percibe el mundo de otros. F
ALSO.
físico, también afecta sus puntos de vista respecto a los acontecimientos sociales.

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126 Capítulo 4 Percibiendo personas

Así, aun cuando los investigadores de la atribución solían suponer que las personas de
todo el mundo explican el comportamiento humano de la misma manera, hoy resulta
claro que las culturas dan forma (sutil pero profundamente) a los tipos de atribuciones
que la gente hace respecto a su comportamiento y las situaciones sociales (Nisbett, 2003).
Considere las orientaciones contrastantes que existen entre las culturas occidenta-
les (en las que los individuos tienden a creer que las personas son autónomas, motivadas
por fuerzas internas y responsables de sus propias acciones) y las culturas “colectivistas”
no occidentales (en las que las personas tienen un punto de vista más holístico que hace
hincapié en la relación entre los individuos y sus entornos). ¿Estas diferentes cosmovi-
siones influyen en las atribuciones que hacen? ¿Es posible que el error fundamental de
atribución sea un fenómeno exclusivo del mundo occidental?
Para responder estos cuestionamientos, Joan Miller (1984) le pidió a un grupo de
estadounidenses e indoasiáticos de diversas edades que describieran las causas de com-
portamientos positivos y negativos que hubieran observado a lo largo de su vida. Entre los
niños de corta edad no se presentaron diferencias culturales pero, al aumentar la edad,
los participantes estadounidenses hicieron atribuciones más personales, mientras los
indios realizaron más atribuciones situacionales (vea la l figura 4.7). En un esfuerzo por
probar esta hipótesis de distintos modos, otros estudios también han revelado que las
personas forman hábitos de pensamiento aprendiendo a hacer atribuciones, de acuerdo
con creencias de origen cultural, acerca de las causas del comportamiento humano (Lie-
berman et al., 2005; Miller et al., 2011; Miyamoto y Kitayama, 2002; Na y Kitayama, 2011).
Respecto a este punto, Ara Norenzayan y Richard Nisbett (2000) argumentan
que las diferencias culturales sobre la atribución se basan en diversas teorías tra-
dicionales acerca de la causalidad humana. Las culturas occidentales, señalan,
hacen énfasis en la persona individual y en sus atributos, mientras que las culturas

l FIGURA 4.7
Error de atribución fundamental: ¿un sesgo del mundo occidental?
Participantes estadounidenses e indoasiáticos de diversas edades describieron las causas
de las acciones negativas que observaron. Entre los niños pequeños no hubo diferencias
culturales. Sin embargo, a medida que aumenta la edad, los estadounidenses hicieron más
atribuciones personales y los indios realizaron más atribuciones situacionales. Las explicaciones
de comportamientos positivos siguieron un patrón similar. Este hallazgo sugiere que el error
fundamental de atribución es un fenómeno occidental.
Tomado de Miller, J. G., “Culture and the development of everyday social explanation”, en Journal of
Personality and Social Psychology, vol. 46 (pp. 961-978). Copyright © 1984 por la American Psychological
Association. Reimpreso con permiso.
Personal Attributions
Atribuciones personales Situational Attributions
Atribuciones situacionales
50
atribuciones
situacionales
and
situationalyattributions
personal

25
Proportion ofde
personales
Proporción

8 11 15 Adult 8 11 15 Adult
Edad
Age Edad
Age
Participantes
American participants Participantes indios
Indian participants
estadounidenses

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Atribución: de los elementos a las disposiciones 127

del Cercano Oriente se enfocan en el trasfondo o en el entorno de la persona.


Para probar esta hipótesis, les fueron mostradas a varios estudiantes universi-
tarios de Estados Unidos y de Japón imágenes subacuáticas en las que apare-
cían pececillos, animales pequeños, plantas, rocas y corales, así como uno o más

James T. Spencer/Photo-Researchers
peces grandes y aparentemente veloces que constituían el punto focal o centro
de atención. Momentos más tarde, cuando se les pidió que describieran lo que
habían visto, ambos grupos recordaron detalles relacionados con el pez “focal”
en una proporción bastante similar, pero los japoneses reportaron muchos otros
detalles que había en la imagen. Otros investigadores han observado también
diferencias culturales en cuanto a la medida en que la gente detecta, piensa y
recuerda los detalles de objetos focales y sus contextos (Ishii et al., 2003; Kita-
yama et al., 2003; Masuda y Nisbett, 2001).
Estas diferencias culturales también pueden observarse en entornos natura-
les; es decir, fuera de los laboratorios de investigación psicológica. En un artículo
Observe esta escena tropical subacuática,
titulado “Going for the Gold” (“En busca del oro”), Hazel Rose Markus y sus colegas (2006) después cierre el libro y trate de recordar
compararon la forma en que fue descrito el desempeño de los atletas en Estados Unidos y tantos detalles de ella como pueda. ¿Qué
en Japón. Al analizar los reportes periodísticos y televisivo en ambas naciones, los investi- elementos vienen a su mente? ¿Cuáles
olvidó? Cuando los investigadores
gadores descubrieron que aunque en todos los casos la victoria y la derrota eran atribuidas mostraron escenas subacuáticas a
a los atletas, los medios de comunicación estadounidenses eran más proclives a enfocarse estudiantes estadounidenses y japoneses,
en las cualidades personales únicas de cada deportista ( fuerza, velocidad, estado de descubrieron que aunque ambos grupos
salud y determinación). “Lo único que hice fue mantenerme concentrada”, afirmó Misty recordaron el pez que representaba el
punto focal (como el gran espécimen que
Hyman, nadadora estadounidense que obtuvo medalla de oro, “era momento de mostrarle se muestra aquí), los japoneses evocaron
al mundo lo que soy capaz de hacer”. Además de reflexionar sobre los atributos persona- además otros elementos de la imagen.
les, los medios japoneses también se inclinaban a reportar de manera más integral los
antecedentes del atleta, su estado emocional y el papel que desempeñaban en su vida sus
padres, entrenadores y competidores. Naoko Takahashi, ganadora de medalla de oro en la
maratón femenil, explicó su victoria en los siguientes términos: “Aquí están representados
el mejor entrenador del mundo, el mejor manejador del mundo y todas las personas que
me apoyaron; todos ellos se unieron para convertirse en una medalla de oro”.
Es evidente que el mundo se ha convertido en una aldea global caracterizada por
una creciente diversidad racial y étnica en todos los países. Muchas personas que migra-
ron de una nación a otra desarrollaron una identidad bicultural, conservando parte de
sus formas de pensamiento ancestrales y, al mismo tiempo, adoptando algunos de los
valores y estilos de vida de sus nuevas patrias. ¿Cómo se las arreglan estos individuos
biculturales para hacer atribuciones respecto al comportamiento humano? ¿Acaso ven
a la gente desde la perspectiva de un marco cultural u otro, dependiendo de cuál de ellos
ocupe su pensamiento en un momento determinado? Es interesante que, cuando se les
muestra la fotografía de un pez nadando al frente de un cardumen y se les pregunta a
qué lo atribuyen, los estadounidenses interpretan que ese pez solitario está liderando
a los demás (una atribución personal); por su parte, los chinos consideran que ese pez
está siendo perseguido por los otros (una atribución situacional). Ahora bien, ¿cómo
reaccionan los observadores sociales biculturales? En un estudio realizado entre estu-
diantes oriundos de China inscritos en una universidad californiana, los investigadores
les presentaron imágenes en las que se presentaban ciertos símbolos de cada una de
estas culturas (por ejemplo, las banderas china y estadounidense), luego se les aplicó la
prueba del pez. El resultado fue que, en comparación con los estudiantes expuestos a las
imágenes relacionadas con Estados Unidos, los que vieron imágenes relativas a China
hicieron más atribuciones situacionales, considerando que el pez solitario no era líder
del cardumen, sino su objeto de hostigamiento (vea la l figura 4.8). Es aparente que el
ser humano es capaz de manejar diferentes cosmovisiones culturales de manera simul-
tánea, así como de percibir a los demás con las lentes apropiadas según la cultura que
ocupe su mente en un momento determinado (Hong et al., 2000; Oyserman y Lee, 2008).

> Sesgos motivacionales


Sin importar qué tan objetivo trate de ser, sus percepciones sociales se ven distorsiona-
das por necesidades, deseos y preferencias personales. Esta tendencia se hace evidente
cada cuatro años en las polémicas de arbitraje de los Juegos Olímpicos, en otros deportes
competitivos y en concursos de talento como American Idol y The Voice.

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128 Capítulo 4 Percibiendo personas

l FIGURA 4.8 50
Atribuciones en distintos contextos culturales
45

situacionales
Cuando un pez nada al frente de un grupo, los estadounidenses interpretan

situational attributions
que está liderando a los demás (una atribución personal), mientras que los 40
chinos consideran que está siendo perseguido por el grupo (una atribución
situacional). En una investigación realizada entre estudiantes biculturales 35
chinos inscritos en una universidad californiana, Ying-yi Hong y otros (2000)
30

deofatribuciones
exhibieron ciertas imágenes de símbolos estadounidenses o chinos antes
de aplicar la prueba del pez. Como puede ver, en comparación con los 25
estudiantes a quienes no se mostró imagen alguna (centro), la tendencia
a hacer atribuciones situacionales fue más común entre quienes fueron 20
expuestos a imágenes relacionadas con China (derecha), y menos común

Percentage
15

Porcentaje
entre los que vieron imágenes relativas a Estados Unidos (izquierda). Para la
gente familiarizada con más de una cosmovisión, parece que las percepciones
10
sociales son fluidas y que dependen de cuál cultura se tenga en mente al
momento de realizarlas. 5
Tomado de Hong, Y., Morris, M. W., Chiu, C. y Benet-Martínez, V., “Multicultural minds:
A dynamic constructivist approach to culture and cognition”, en American Psychologist, 0
vol. 55 (pp. 709-720). Copyright © 2000 por la American Psychological Association. American
Imágenes Control
Condición Chinese
Imágenes
Reimpreso con permiso. estadounidenses
images de control
condition chinas
images

Mirada anhelante Para ilustrar una mirada anhelante en acción, vea el objeto de la l
figura 4.9. ¿Qué ve usted? En una serie de estudios, Emily Balcetis y David Dunning (2006)
mostraron estímulos como éste a estudiantes universitarios que pensaban que estaban
participando en un experimento de prueba de sabores. A los estudiantes se les dijo que se
les asignaría al azar para probar ya fuera jugo de naranja recién exprimida o una bebida
verduzca, “orgánica” y maloliente, dependiendo de si aparecía una letra o un número inter-
mitente en una pantalla de computadora. Para quienes se les dijo que una letra les asignaría
el jugo de naranja, 72% vieron la letra B; para quienes se les dijo que un número les asigna-
ría jugo de naranja, 61% de ellos vieron el número 13. En otro estudio, los participantes de
una investigación en un laboratorio fueron más rápidos para identificar palabras alusivas
a comida que se les presentaban rápidamente en una pantalla de computadora cuando
tenían hambre que cuando habían comido hacía poco tiempo (Radel y Clement-Guillotin,
2012). En algunas formas muy básicas, las personas tienen tendencia a ver lo que quieren.
En un programa de investigación particularmente ingenioso sobre “mirada anhe-
lante”, Balcetis y Dunning (2010) se preguntaban si la gente juzgaría objetos que quieren
ver como físicamente más cercanos que objetos más neutrales. En un estudio, estudiantes
universitarios que tenían sed (se les dieron pretzels sin agua), comparados con otros que
habían tomado toda el agua que desearan, estimaron que una botella de agua al otro lado
de la mesa estaba 7.5 centímetros más cerca de ellos. En un segundo estudio, los estudian-
tes de un salón calcularon que la distancia que había hacia un billete de 100 dólares era
20 centímetros menor cuando pensaban que podían ganarlo que cuando no tenía valor
potencial. En un tercer estudio, los participantes tomaron parte en un juego de lanza-
miento de bolitas en el que trataban de acertar en un blanco situado en el piso a 4 metros
de distancia. Cuando se les dijo que el blanco valía 25 dólares los participantes lanzaron
la bolsa de bolitas un promedio de 23 centímetros menos que cuando se les dijo que tenía
valor de 0 dólares, lo que sugiere que percibieron el objetivo más cercano de lo que estaba.

Necesidad de autoestima Las motivaciones también pueden sesgar las percepciones


sociales en otras formas. En el capítulo 3 se expuso que las personas tienen una fuerte
necesidad de autoestima, motivo que puede llevarlas a hacer atribuciones favorables,
egoístas y sesgadas para su propia conducta. Una investigación con estudiantes, maestros,
padres de familia, trabajadores, atletas y otros demuestra que las personas tienden a asu-
mir más crédito por el éxito que culpa por el fracaso. De manera análoga, la gente busca
más información acerca de sus puntos fuertes que de los débiles, y estiman en exceso sus
aportaciones a trabajos en grupo, exageran su control y predicen un futuro color de rosa. El
efecto de falso consenso ya descrito aquí también tiene un lado egoísta o de autoservicio.
Parece que los individuos estiman en demasía el grado en el que otros piensan, sienten y se

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Atribución: de los elementos a las disposiciones 129

comportan como lo hacen, en parte para asegurarse de que su proceder es correcto,


normal y socialmente apropiado (Alicke y Largo, 1995). Este sesgo de positividad en l FIGURA 4.9
las atribuciones es omnipresente. Por medio de un meta-análisis de 266 estudios Percepción visual motivada: cómo es
con miles de participantes, Amy Mezulis y otros (2004) encontraron que, excepto en que las personas ven lo que quieren
algunas culturas de Asia, “el sesgo de egoísmo es dominante en la población general” Observe la imagen de abajo. ¿Qué ve,
(p. 711). la letra B o el número 13? El estímulo
De acuerdo con Dunning (2005), la necesidad de autoestima también puede es ambiguo y de modo verosímil puede
sesgar las percepciones sociales en otras formas sutiles, incluso cuando no se per- verse en cualquiera de las dos formas. A
cate de que el yo esté implicado. Por ejemplo, ¿se considera una “persona afable”, los participantes de la investigación que
o es más del tipo “que se concentra en terminar un trabajo”? ¿Cuál de los dos esti- pensaban que estaban en un experimento
de prueba de sabores se les dijo que se
los piensa usted que contribuye a un gran liderazgo? Resulta que los estudiantes les asignaría probar jugo de naranja o una
que se describen como personas afables ven su experiencia social como necesaria bebida verde maloliente, dependiendo de si
para un buen liderazgo. En consecuencia, las personas tienden a juzgar favora- aparecía una letra o un número intermitente
blemente a quienes son similares a ellos mismos y no a los que son diferentes en en una pantalla de computadora. Para los
características clave (McElwee et al., 2001). que se les dijo que una letra les asignaría
A veces los motivos ideológicos pueden predisponer las atribuciones que se el jugo de naranja, 72% vieron la letra B;
para quienes se les dijo que un número les
hacen para el comportamiento de otros. En Estados Unidos, es común que los asignaría jugo de naranja, 61% vieron el
políticos conservadores culpen de la pobreza, la delincuencia y otros problemas número 13. Esta diferencia muestra que a
sociales a una subclase de personas que no tienen educación, son inmorales, pere- veces las personas ven lo que quieren.
zosas o desenfrenadas; en contraste, los liberales suelen atribuir estos mismos Tomado de Balcetis, E. y Dunning, D., “See what
problemas a instituciones sociales y económicas que favorecen a grupos podero- you want to see: Motivational influences on visual
perception”, en Journal of Personality and Social
sos antes que a otros. ¿Los conservadores y liberales piensan de modo diferente Pshychology, vol. 91 (pp. 612-625). Copyright ©
acerca de las causas de la conducta humana o las atribuciones que hacen depen- 2006 por la American Psychological Association.
den de si el comportamiento particular que están tratando de explicar encaja con Reimpreso con permiso.
su ideología? En una serie de estudios, Linda Sitka y otros (2002) hicieron que
unos estudiantes universitarios, que se identificaron como conservadores o libe-
rales, hicieran atribuciones para varios eventos. Encontraron que aun cuando los
participantes en general realizaron atribuciones personales, como tienden a hacer
reflexivamente los occidentales, corrigieron a factores situacionales cuando fue-
ron ideológicamente motivados a hacerlo. Para explicar por qué un prisionero fue
puesto en libertad bajo palabra, los conservadores fueron más proclives a creer que
los penales estaban sobrepoblados (una atribución situacional) que a pensar
que el prisionero se había reformado (una atribución personal); para explicar por qué
un hombre perdió su trabajo, los liberales eran más partidarios a culpar a las
finanzas de la compañía (una atribución situacional) que al mal desempeño del
trabajador (una atribución personal).

Creencia en un mundo justo Hay ocasiones en que las motivaciones personales de


índole defensiva llevan a las personas a responsabilizar a los demás de sus desgracias. En
este sentido, considere el siguiente experimento clásico. Los participantes pensaban que
tomarían parte en un estudio sobre percepción de emociones. Una persona, que en reali-
dad era un cómplice, fue supuestamente seleccionado al azar para aplicarle una prueba
de memorización mientras los demás observaban. Cada vez que el aliado cometía un
error, se le sometía a una dolorosa descarga eléctrica (la cual en realidad no existía, lo
que los participantes veían era un montaje). Dado que los participantes creían que sólo
la suerte había evitado que ellos fueran “víctimas” de aquella situación, se podría pensar
que reaccionarían con simpatía y compasión, pero no fue así. De hecho, se burlaron del
desventurado cómplice (Lerner y Simmons, 1966).
Melvin Lerner (1980) afirma que la tendencia a criticar a las víctimas es resultado de
nuestra muy arraigada creencia en un mundo justo. De acuerdo con su punto de vista,
las personas necesitan ver el mundo como un lugar justo, donde “cada quien obtiene lo
que se merece” y “merecemos lo que nos ocurre”, un mundo donde el trabajo empeñoso y
la vida honesta son siempre recompensados, en tanto que la pereza y la inmoralidad son
castigadas. Creer lo contrario equivaldría a conceder que también somos vulnerables a creencia en un mundo justo
las crueles veleidades de la fortuna. Una buena cantidad de investigación apoya esta teo- Presunción según la cual los individuos
ría (Hafer y Begue, 2005). La investigación también sugiere que la creencia en un mundo obtienen de la vida lo que se merecen,
idea que lleva a la gente a menospreciar
justo puede ayudar a las víctimas a hacer frente a su situación y sirve como neutraliza-
a las víctimas.
dor contra el estrés. Ahora bien, ¿de qué manera podría este sistema de creencias influir

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130 Capítulo 4 Percibiendo personas

en su percepción de los demás? Si la gente es incapaz de ayudar o compensar a las víctimas


de la desgracia, esto se volverá en su contra. En consecuencia, suele darse por sentado que
los pobres son perezosos, que las víctimas de la delincuencia son descuidadas, que las
esposas maltratadas hicieron algo para provocar el abuso de sus maridos, y que los homo-
sexuales y las mujeres con SIDA son promiscuos. Como cabría esperar, las comparaciones
entre naciones revelan que la población de los países pobres es más propensa a creer en
un mundo justo que los habitantes de las naciones más acaudaladas (Furnham, 2003).
La tendencia a desacreditar a las víctimas podría verse meramente como un síntoma
más del error de atribución fundamental: demasiado hincapié en la persona y muy poco
en la situación. Pero las condiciones que disparan esta tendencia sugieren que se implica
algo más que sólo eso. Los estudios han demostrado que se considera más responsables
de su suerte a las víctimas de accidentes cuando las consecuencias son graves que cuando
no lo son (Walster, 1966), cuando la situación de la víctima es similar a la del observador
(Shaver, 1970), cuando éste tiende a sentir angustia por los riesgos de la vida (Thornton,
1992) y cuando se identifica con la víctima (Aguiar et al., 2008). Entre más amenazado se
sienta de ser víctima de una aparente injusticia, mayor será su necesidad de protegerse
de las terribles consecuencias que podría sufrir, una implicación de la que se defiende
Las atribuciones de culpa a veces son
menospreciando a la víctima. Es irónico que las investigaciones recientes muestren que
sesgadas por motivaciones egoístas. la gente también podría satisfacer su creencia en un mundo justo mejorando a los miem-
bros de los grupos en desventaja; por ejemplo, infiriendo que los
pobres son felices y los individuos obesos son sociables, ambos
atributos capaces de restaurar la percepción de justicia por medio
de la compensación (Kay y Jost, 2003; Kay et al., 2005).
© The New Yorker Collection 1994 Bernard Schoenbaum from cartoonbank.com.

En un experimento de laboratorio que revela parte de este


proceso en funcionamiento, se les presentó a los participantes
la noticia en televisión sobre cierto niño que había sido asaltado
y golpeado. A algunos se les dijo que los agresores del pequeño
habían sido capturados, juzgados y enviados a prisión. A otros
se les informó que los asaltantes habían abandonado el país, de
manera que no pudieron ser juzgados, resultado que ponía en
duda la creencia en un mundo justo. Después se les pidió a los
participantes que dijeran tan rápido como pudieran el color con
el que se habían escrito varias palabras en una lista (por ejemplo,
Todos los derechos reservados.

la palabra silla pudo haberse escrito con tinta azul, piso con tinta
amarilla y ancho con tinta roja). Cuando las palabras eran neutra-
les, todos los participantes, independientemente de cuál historia
“Y tenga cuidado de poner la culpa se les hubiera contado, fueron igual de rápidos al mencionar los
donde haga el mayor bien.” colores. Sin embargo, cuando las palabras tenían alguna relación
con la justicia (por ejemplo, justo y desigualdad), quienes vieron
la versión “injusta” de la historia se distrajeron más por los términos, resultando en con-
secuencia más lentos para mencionar sus colores. De hecho, entre más distraídos se sin-
tieron, más tendieron a menospreciar a la víctima. Al ver amenazada su muy valorada
creencia en un mundo justo, estos participantes se volvieron altamente sensibles al con-
cepto de “justicia” y desdeñaron sin dilación a la víctima inocente (Hafer, 2000).

Integración: de las disposiciones


a las impresiones
Cuando un comportamiento es atribuido a factores situacionales, no se hacen inferen-
cias respecto de quién lo lleva a cabo; es decir, el actor. En cambio, las atribuciones per-
sonales suelen llevar a inferir que las personas tienen ciertas disposiciones; por ejemplo,
que el líder de una empresa que ha fracasado es incompetente o que el enemigo que
propone una tregua está buscando la paz. Sin embargo, los seres humanos no somos

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Integración: de las disposiciones a las impresiones 131

unidimensionales, y una única característica es incapaz de describirnos en forma ínte-


gra. Para tener completa la imagen de alguien, los observadores sociales deben ensam-

>
blar varios trozos y piezas de información en una impresión uniforme.

Integración de datos: la aritmética


Una vez que las atribuciones personales han sido realizadas, ¿cómo se combinan en una
imagen única y coherente del individuo? ¿Cómo se lleva a cabo el proceso de formación
de impresiones? ¿Se suman simplemente todos los rasgos de la persona y se calcula
mentalmente su promedio, o se combinan los datos de manera más compleja? Quien-
quiera que haya recibido la carta de recomendación de alguien podrá apreciar, sin duda,
las implicaciones prácticas de la misma. Suponga que se le ha dicho que un solicitante
de empleo posee dos cualidades muy favorables: es amigable e inteligente. Si más tarde
se diera cuenta de que además es prudente y ecuánime (dos cualidades relativamente
favorables), ¿se sentiría más o menos impresionado? Si respondió que se sentiría más
impresionado, significa que siguió de manera intuitiva un modelo de suma para la for-
mación de impresiones; en otras palabras, para usted entre más rasgos haya, mejor. Si
contestó que menos impresionado, quiere decir que usó un modelo de promedio; entre
más alto sea el promedio de todos los rasgos, mejor.
Para cuantificar la formación de impresiones, Norman Anderson (1968) hizo que
los participantes en su investigación calificaran la conveniencia de 555 rasgos usando
una escala de siete puntos. Al calcular el promedio de tales calificaciones, obtuvo una
escala de valor para cada rasgo (la sinceridad obtuvo el valor más alto de la escala; la des-
honestidad el más bajo). En un estudio previo, Anderson (1965) empleó valores simila-
res y comparó los resultados obtenidos con los modelos de sumatoria y promedio. De
manera más específica, se le pidió a un grupo de participantes que calificaran qué tanto
les agradaba una persona descrita mediante dos rasgos, para lo cual empleó una escala de
valores extremadamente altos (A, A). Un segundo grupo recibió una lista de cuatro rasgos,
incluyendo dos con valores muy altos y dos con valores moderados en la escala (A, A, M1,
M1). Los participantes de un tercer grupo recibieron dos rasgos con valores muy bajos; es
decir, negativos (L, L), y a un cuarto grupo se le entregó una lista de cuatro rasgos: dos con
valores bajos y dos moderadamente bajos (B, B, M2, M2). ¿Qué efecto provocaron en las
impresiones los rasgos con valores moderados? Como se predijo con base en un modelo
de promedio, los rasgos moderados se diluyeron en lugar de sumarse al impacto de los ras-
gos altamente positivos y negativos. La implicación de este hecho para quienes escriben
cartas de recomendación es evidente. Los solicitantes de empleo tendrán mejores resul-
tados si las cartas que los recomiendan incluyen sólo los comentarios más halagüeños y
omiten aspectos favorables que, por su propia naturaleza, son menos comprometedores.
Como se puede concluir, luego de numerosas investigaciones, aunque aparente-
mente se tiende a combinar rasgos mediante el cálculo de promedios, el proceso no es
tan simple como podría pensarse. Consistente con la teoría de integración de la infor-
mación de Anderson (1981), las impresiones que las personas se forman respecto a los
demás se basan en una combinación, o integración, de (1) las disposiciones personales
del observador, y (2) un promedio ponderado de las características de la persona en cues-

>
tión (Kashima y Kerekes, 1994). Analicemos con más detalle ambos conjuntos de factores.

Desviaciones de la aritmética
formación de impresiones Proceso
Al igual que otros aspectos relacionados con las percepciones sociales, la formación de de integración de datos acerca de una
impresiones no sigue las reglas de la fría lógica. El cálculo de promedios ponderados persona, con el objetivo de conformar una
podría describir la forma en que casi todas las personas combinan diferentes rasgos, pero impresión coherente respecto de ella.
el proceso completo se inicia en un observador humano de sangre caliente, no en una teoría de la integración de la
computadora. En consecuencia, ciertas desviaciones de la “aritmética” son inevitables. información Esta teoría afirma que las
impresiones personales se basan en (1)
Características del observador Para comenzar, los observadores difieren según
disposiciones del observador y (2) un
el tipo de impresiones que se forman respecto a los demás. Algunas personas dan la
promedio ponderado de los rasgos de
impresión de evaluar a sus semejantes con base en parámetros puramente intelectuales; carácter de la persona.
otras se enfocan más en la belleza física, la calidez de la sonrisa, el sentido del humor

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132 Capítulo 4 Percibiendo personas

o la firmeza del apretón de sus manos. Sin importar cuál sea el atributo, cada quien es
más propenso a notar y recordar ciertos rasgos por encima de otros (Bargh et al., 1988;
Higgins et al., 1982). Por lo tanto, cuando se le pide a la gente que describa a un grupo de
individuos, por lo general hay más traslape entre las diversas descripciones proporciona-
das por el mismo observador que entre las proporcionadas por el mismo objeto de obser-
vación (Dornbusch et al., 1965; Park, 1986). En parte, la razón de las diferencias entre los
observadores estriba en que al evaluar a los demás se tiende a usarse a sí mismo como
estándar o marco de referencia. En comparación con los individuos pasivos y perezosos,
los deportistas asiduos son más proclives a ver a los demás como menos activos y atléti-
cos. Como se comentó antes, las personas tienden también a considerar que sus propios
rasgos y habilidades son particularmente deseables en los otros (McElwee et al., 2001).
La disposición que tenga el observador en un momento determinado también puede
influir en las impresiones que se forma respecto a los demás. Por ejemplo, Joseph Forgas y
Gordon Bower (1987) informaron a los participantes en una investigación que sus resul-
tados en una prueba de adaptación social habían sido muy buenos o regulares. Como
se esperaba, esta realimentación alteró la disposición de los participantes y afectó tam-
bién su punto de vista en referencia a los demás. Al presentarles información conductual
sobre varios personajes, los participantes dedicaron más tiempo a considerar los hechos
positivos y se formaron impresiones más favorables cuando estaban más contentos que
cuando estaban tristes. Investigaciones de seguimiento muestran que las personas indu-
cidas a tener buena disposición también son más optimistas, más indulgentes y menos
críticas en las atribuciones que hacen en torno a los éxitos o fracasos de otros individuos
(Forgas y Locke, 2005). Cuando la gente está de buen humor, también es más probable
que interprete la sonrisa de otra persona como genuina y sincera (Forgas y East, 2008b),
más confiada e ingenua para juzgar a alguien que está mintiendo (Forgas y Rebekah,
2008), y es más proclive a formarse una impresión rápida de alguien con base en la pri-
mera información que recibe (Forgas, 2011).
Su estado de ánimo actual es un aspecto de su estado temporal que puede influir en
la forma en que percibe a otras personas. Cada vez más, los psicólogos sociales también
están hallando que el pensamiento humano está “personificado”, que la forma en que nos
vemos a nosotros y los demás está influida por la posición física, orientación, sensacio-
nes y movimientos de nuestros cuerpos (Lakoff y Johnson, 1999; Niedenthal et al., 2005).
Varios estudios recientes ilustran efectos de corporización en la percepción social. Con-
sidere la sensación física de calor. Una investigación ha demostrado que el calor-frío es
una de las dimensiones más poderosas en términos de la forma en que se juzga a otros (la
otra dimensión es competente-incompetente). Como verá en breve, una vez que veamos
a una persona como calor contra frío suponemos que esta persona también es confiable,
amistosa, atenta y útil. Desde luego, el calor también es una sensación física que por
experiencias previas en la vida tendemos a asociar con el refugio, seguridad y nutrición.
¿Sentir calor influye en la percepción social? Para averiguarlo, Lawrence Williams y John
Bargh (2008) pidieron a participantes de una investigación que sostuvieran una taza de
café caliente o frío poco antes de leer acerca de una persona objetivo ficticia y evaluarla.
En comparación con quienes sostenían el café helado, los que sostenían el café caliente
describieron el objetivo como más cálido, más generoso y más atento.
Si este resultado parece poco probable, otros estudios también han demostrado efec-
tos de personificación en la percepción social. En un estudio, los participantes hicieron
juicios morales más duros acerca del comportamiento de otras personas cuando se les dio
una mezcla herbolaria amarga en lugar de un ponche dulce de moras o agua para beber
durante el experimento (Eskine et al., 2011). En un segundo estudio, los participantes que
usaban una computadora juzgaron que gente en fotografías era más confiable cuando se
les indujo a pasar la palma de la mano contra el lado de abajo del escritorio (movimiento
que se asocia con aproximación), que cuando se les indujo a presionar la misma palma
contra la mesa del escritorio (movimiento que se asocia con rechazo) Slepian et al., 2012).
Efectos de facilitación Los efectos combinados de las diferencias, los estados de
ánimo cambiantes y las sensaciones corporales del perceptor estable apuntan a una
conclusión importante: en alguna medida, la formación de impresión está en el ojo
de quien observa. Las características que tendemos a ver en otras personas también

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Integración: de las disposiciones a las impresiones 133

cambia de vez en vez, dependiendo de experiencias recientes. ¿Ha notado alguna vez que
cuando surge una palabra poco común en una conversación se inclina a repetirla y repetirla?
De ser así, usted ha sido testigo de un fenómeno conocido como facilitación; es decir, la ten-
dencia a que los conceptos empleados recientemente o con frecuencia vengan a la mente con
más facilidad, influyendo en el modo en que se interpreta la nueva información.
El efecto de facilitación en las impresiones de la gente fue por primera vez demos-
trado por E. Tory Higgins y otros (1977). Los participantes en su investigación recibieron
una lista de características o rasgos, con el objetivo aparente de efectuar un experimento
de memorización. De hecho, la actividad fue diseñada como un mecanismo de facilita-
ción para implantar ciertas ideas en sus mentes. Algunos participantes leyeron palabras
que evocaban imágenes positivas: valiente, independiente, audaz. Otros leyeron términos que
evocaban imágenes negativas: descuidado, tonto, imprudente. Más tarde, en lo que ellos
creían un experimento no relacionado, los participantes leyeron la historia de un hombre
que escalaba montañas, participaba en una competencia de demolición de autos y trataba
de cruzar el océano Atlántico a bordo de un velero. Como se pronosticó, sus impresiones
fueron determinadas por las palabras que había memorizado antes. Quienes fueron expues-
tos a las palabras positivas, después se formaron impresiones más favorables respecto al
protagonista de la historia, comparados con quienes fueron expuestos a los términos nega-
tivos. Todos los participantes leyeron exactamente la misma descripción, pero cada cual se
formó impresiones distintas, dependiendo de aquello que ya tenían en mente. De hecho, la
facilitación parece funcionar mejor cuando las palabras que la estimulan son presentadas
con tal rapidez que la gente ni siquiera se da cuenta de su exposición a ellas (Bargh y Pietro-
monaco, 1982).
Investigaciones adicionales han mostrado que nuestra motivación e incluso nuestro com-
portamiento social también están sujetos a los efectos automáticos de la facilitación súbita.
En un interesante estudio, John Bargh y Tanya Chartrand (1999) les dieron a los participantes
un rompecabezas de “búsqueda de palabras” que contenía términos neutrales o palabras rela-
cionadas con la motivación de logro (esfuerzo, ganar, dominio, competencia, éxito). Después
se les dejó solos y se les pidió que en tres minutos escribieran tantas palabras como pudieran
formar a partir de un conjunto de cubos con letras. Al agotarse el tiempo se les dio una señal
para que se detuvieran. ¿Los participantes, estimulados por la motivación de lograr una buena
puntuación, se detuvieron al escuchar la señal o siguieron escribiendo? Mediante cámaras
ocultas, los investigadores observaron que 57% de quienes estuvieron expuestos al efecto de
facilitación con las palabras relacionadas con el logro, continuaron escribiendo aun después
de la señal para detenerse; en el grupo de control sólo 22% hizo lo mismo.
Al intentar determinar los efectos de la facilitación sobre el comportamiento social,
Bargh, Chen y Burrows (1996) dieron a un grupo de personas 30 conjuntos de palabras des-
ordenadas (“lo que se esconde es lo primero en ser encontrado”), y se les pidió que usaran
algunos términos de cada conjunto para formar enunciados. Tras dar la explicación de la
prueba, lo cual tomó cinco minutos, el encargado de la investigación solicitó a los partici-
pantes que lo buscaran en su oficina cuando hubieran terminado para indicarles qué debían
hacer a continuación. Hasta aquí todo iba perfecto, pero cuando los participantes buscaron
al investigador, lo encontraron en el pasillo inmerso en una conversación que se prolongó 10
minutos sin que se diera por enterado de su presencia. ¿Qué haría una persona cualquiera,
esperar pacientemente o interrumpir? Los participantes no lo sabían, pero algunos habían
estado trabajando en una prueba que incluía muchas palabras “corteses” (comedido, respe-
tuoso, considerado, cortés), mientras que otros habían estado expuestos a términos relacio-
nados con descortesía (disturbio, intromisión, intemperancia, desconsideración). ¿Quizá la
exposición a estas palabras disparó de manera inadvertida el efecto de facilitación en los
participantes, llevándolos a comportarse en consecuencia unos minutos después? Así fue.
En comparación con los que habían estado trabajando con palabras neutrales, quienes fue-
ron impulsados a la rudeza por el efecto de facilitación fueron más propensos, a diferencia
de quienes fueron impelidos a la cortesía, a interrumpir la conversación del investigador
(vea l figura 4.10).
facilitación Tendencia a que las
¿Qué relación tiene el efecto de facilitación no sólo en nuestras percepciones sociales,
palabras o ideas recientemente
sino también en nuestro comportamiento? Resulta evidente que la vinculación entre per-
utilizadas o percibidas vengan a
cepción y comportamiento es automática, se da como un acto reflejo. Presente palabras la mente con facilidad y ejerzan
desordenadas que favorezcan el estereotipo de “vejez” (viejo, bastón) y los participantes en influencia en la interpretación de
el experimento caminarán más lento hacia el investigador, como imitando los movimientos nueva información.
de una persona mayor (Dijksterhuis y Bargh, 2001). Pero, ¿por qué? Joseph Cesario y otros

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134 Capítulo 4 Percibiendo personas

(2006) sugieren que la facilitación automática del comporta-


l FIGURA 4.10 miento es un mecanismo de adaptación social que ayuda a las
La facilitación inadvertida del comportamiento social personas a prepararse para inminentes encuentros con un obje-
¿Los participantes en espera se atreverían a interrumpir al tivo facilitado, siempre y cuando estemos lo bastante motivados
ocupado investigador? Comparados con quienes previamente para ello. Después de evaluar las actitudes de los participantes
habían recibido palabras neutrales para resolver un rompecabezas hacia la vejez, estos investigadores predijeron, y corroboraron,
(centro), los que recibieron palabras corteses fueron menos que a quienes les agrada la gente mayor caminaban más lenta-
proclives a interrumpir (izquierda) y los que recibieron palabras mente después de ser expuestos al efecto de facilitación (como
descorteses tendieron más a hacerlo (derecha). Estos resultados
si se sincronizaran con un amigo lento), mientras a quienes les
muestran que la facilitación puede influir no sólo en nuestros
juicios sociales, sino también en nuestro comportamiento.
desagradan las personas mayores caminaban con más rapidez
Tomado de Bargh, J. A., Chen, M. y Burrows, L., “Automaticity of social be- (como si escaparan de esa clase de interacción).
havior: direct effects of trait construct and stereotype activation on action”,
en Journal of Personality and Social Psychology, vol. 71 (pp. 243-244). Características del sujeto observado Así como no todos
Copyright © 1996 por la American Psychological Association. Reimpreso los observadores sociales fueron creados iguales, tampoco lo son
con permiso. todos los rasgos caracterológicos. En los últimos años, los investi-
70 gadores de la personalidad han descubierto que sujetos de todas
las culturas pueden ser claramente distinguidos entre sí con base
60 en cinco rasgos generales de carácter: extroversión, estabilidad
emocional, disposición a experimentar, afabilidad y acuciosidad
(De Raad, 2000; McCrae y Costa, 2003; Wiggins, 1996). Algunos de
who interrumpió

50
estos factores son más fáciles de detectar que otros. A partir de la
interrupted

revisión de 32 estudios, David Kenny y otros (1994) encontraron


40 que los observadores sociales son más propensos a coincidir en el
juicio de extroversión de su objeto de análisis; es decir, la medida
Percentage que

30 en que el individuo en cuestión es sociable, amistoso, divertido,


relajado e intrépido. Aparentemente esta característica es fácil de
Porcentaje

20 detectar, y diferentes observadores suelen estar de acuerdo cuando


una persona la posee, aun cuando sea la primera vez que la evalúan.
El valor que se da a cada rasgo de carácter, independiente-
10
mente de que se considere cualidad o defecto, también afecta
su impacto en las impresiones finales. De manera específica, la
investigación muestra que la gente manifiesta un sesgo de negati-
Cortés
Polite Neutral
Neutral Rude
Descortés
vidad del rasgo; esto es, una tendencia a que la información nega-
Condición deCondition
Priming facilitación tiva pese más que la positiva (Rozin y Royzman, 2001; Skowronski
y Carlston, 1989). Esto significa que nos formamos impresiones
más extremas de una persona de la que se dice que es deshonesta, que de la que se dice
es honesta. Parece que se tiende a ver a los demás de manera favorable, así que la gente se
da prisa en detectar y poner más atención cuando tal expectativa es quebrantada (Pratto
y John, 1991). Como resultado, un solo rasgo negativo puede muy bien destruir la reputa-
ción de un individuo, sin importar que tenga otras cualidades. A partir de esta investiga-
ción, Baumeister y otros (2001) han concluido que malo es más fuerte que bueno en un
“patrón decepcionantemente implacable” (p. 362).
Las expectativas positivas acerca de otros no son tan fuertes como para que la
ausencia de una evaluación favorable pueda llevarnos a suponer lo peor. Si alguna vez
ha leído o escrito cartas de recomendación, entenderá este siguiente estudio. Al evaluar
personas, ya sea para la escuela, el trabajo o la membresía a un grupo social, se acostum-
bra comentar sobre dos características de esa persona: calor y competencia. ¿Qué pasa
si está usted leyendo una carta que habla muy bien sobre lo competente que es un solici-
tante, pero no dice nada de qué tan agradable es como persona? ¿O qué pasa si una carta
comenta sobre lo agradable que es el solicitante, pero no dice nada de su competencia?
No se expresa ninguna información negativa, ¿pero se sobreentiende por la omisión? Sí.
En una serie de estudios, Nicolas Kervyn y otros (2012) encontraron que cuando los par-
ticipantes de una investigación leyeron evaluaciones breves pero dignas de elogio de una
persona que se concentró sólo en la competencia (“parece una persona muy inteligente,
trabajadora y competente”) o sólo sobre la calidez (“parece una persona muy agrada-
ble, sociable y extrovertida”), sacaron inferencias negativas acerca de la dimensión que
fue omitida. Ilustrando la expresión: “condenado por un elogio apenas visible”, Kervyn y
otros se refirieron a este resultado como el efecto de insinuación.

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Integración: de las disposiciones a las impresiones 135

Si reflexiona acerca de esta información,


verá que quizá el que la gente permanezca alerta
y preste atención a la información negativa
constituye una ventaja potencialmente amena-
zadora. Investigaciones recientes sugieren que
somos más perceptivos a la exposición a pala-
bras negativas, como bomba, ladrón, tiburón y

© Francoise de Mulder/CORBIS Images


cáncer, que se nos presentan de forma sublimi-
nal, que a términos positivos, como bebé, dulce,
amigo y playa (Dijksterhuis y Aarts, 2003). Esta
sensibilidad a la información negativa puede

© Bill Ross/CORBIS Images


“verse” en el cerebro (N. K. Smith et al., 2003). En
un estudio, Tiffany Ito y otros (1998) exhibieron
ante los participantes en la investigación imáge-
nes positivas (un Ferrari rojo, gente disfrutando
un paseo en la montaña rusa), negativas (un
rostro mutilado, un revólver apuntando hacia la Las investigaciones neurológicas han
cámara) o neutrales (un plato, una secadora de cabello). Mediante electrodos adheridos demostrado que cuando la gente es
expuesta a imágenes con carga emocional
a la cabeza de los participantes, los investigadores registraron la actividad eléctrica en negativa, como el auto-bomba de la
diferentes áreas del cerebro durante la presentación de las imágenes. Así, observaron derecha, en contraste con el paisaje
que ciertos tipos de actividad fueron más pronunciados cuando los participantes vieron de playa de la izquierda, la actividad
en ciertas partes del cerebro es más
imágenes negativas que al recibir estímulos positivos o neutros. Como estos investiga- pronunciada.
dores comentan, lo anterior parecería indicar que “la información negativa tiene mayor
peso en el cerebro” (p. 887).
El impacto que tiene la información del carácter sobre las impresiones acerca de
los demás no se limita a las características del observador y del sujeto observado, sino
que tienen relación también con el contexto. Por ejemplo, considere la ocasión en que
conoció a una persona por primera vez y que estaba en la compañía de alguien que a
usted le gusta o le disgusta, o encuentra atractivo o no atractivo. ¿La impresión suya del
sujeto observado está matizada por esta relación? En estudios de “estigma por asocia-
ción”, John Pryor y sus colegas (2012) encontraron que la respuesta es sí. Aun cuando la
relación de la persona objetivo con la otra, sea ésta positiva o negativa, fue una casua-
lidad, no una cuestión de elección, las primeras impresiones están influidas por ella.
Otros dos factores contextuales en particular son importantes a este respecto: (1) las
teorías implícitas de la personalidad y (2) el orden en que se recibe la información sobre
un rasgo en relación con otros atributos.

Teorías de personalidad implícita Ya sea que nos demos cuenta o no, cada quien
abriga una teoría de personalidad implícita, una red de suposiciones que la gente hace
respecto a las relaciones entre varios tipos de personas, rasgos y conductas. Saber que
alguien tiene un rasgo determinado lleva a inferir que él o ella tiene también otros ras-
gos (Bruner y Tagiuri, 1954; Schneider, 1973; Sedikides y Anderson, 1994). Por ejemplo,
se podría suponer que una persona impredecible es probable que además sea peligrosa,
o que alguien que habla lento sea también un poco tonto. En este sentido, también es
posible suponer que ciertos rasgos y comportamientos están vinculados (Reeder, 1993,
Reeder y Brewer, 1979); por ejemplo, que una celebridad con una personalidad dulce y
amada no pueda tener esqueletos en el armario.
Solomon Asch (1946) fue el primero en descubrir que la presencia de un rasgo
muchas veces implica la presencia de otros. Durante su investigación, Asch le dijo a
un grupo de participantes que cierto individuo era “inteligente, habilidoso, trabajador, teoría de personalidad implícita Una
cálido, decidido, práctico y cauto”. Otro grupo leyó una lista de rasgos idéntica, excepto red de suposiciones que la gente hace
que la palabra cálido había sido remplazada por frío. Sólo se cambió un término, pero respecto a la relación entre atributos y
cada uno de los grupos se formó impresiones muy distintas. Los participantes infirieron conducta.
que la persona cálida también era más feliz y generosa, afable y divertida que la per- rasgos centrales Aquellos que
sona fría. Sin embargo, cuando se modificaron otras dos palabras (educado y franco), ejercen una poderosa influencia en las
las distinciones fueron menos pronunciadas. ¿Por qué? Asch concluyó que cálido y impresiones generales.
frío son rasgos centrales, lo cual significa que implican la presencia de otros rasgos

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136 Capítulo 4 Percibiendo personas

y ejercen una poderosa influencia en las impresiones finales. De hecho, cuando a estu-
diantes universitarios de diferentes clases se les dijo por anticipado que un conferencista
invitado era una persona cálida o fría, sus impresiones después de la conferencia fueron
consistentes con estas creencias, aun cuando su presentación fue la misma en todos los
casos (Kelley, 1950; Widmeyer y Loy, 1988).
¿Hay algo mágico acerca de los rasgos cálido y frío? Para saber más acerca de la
estructura de las teorías de la personalidad implícita, Seymour Rosenberg y sus colegas
(1968) dieron 60 tarjetas a los participantes de su investigación, cada una de ellas con
una palabra de rasgo escrita, y les pidieron ordenarlas en pilas que representaran per-
sonas específicas, quizá amigos, compañeros de trabajo, conocidos o celebridades. Los
rasgos fueron entonces correlacionados estadísticamente para determinar con qué fre-
cuencia aparecían juntos en la misma pila. Los resultados se graficaron para mostrar la
distancia psicológica entre las diversas características. El “mapa” que se ve en la l figura
4.11 muestra que los rasgos, positivos y negativos por igual, fueron mejor captados para
dos dimensiones: social e intelectual. Desde entonces, investigaciones más recientes

l FIGURA 4.11
Dimensiones universales de cognición social
Rosenberg y otros (1968) pidieron a personas que ordenaran 60 tarjetas, cada una con la palabra de un rasgo, en
pilas que describieran a individuos específicos. Mediante un procedimiento estadístico empleado para graficar
la frecuencia con que aparecían juntos los diversos rasgos, emergió un “mapa” de la teoría de personalidad
implícita. Éste muestra qué rasgos positivos y negativos se pueden ordenar a lo largo de dos dimensiones:
social (cálido) e intelectual (competente). A partir de este estudio, otra investigación ha confirmado que cálido y
competente son dimensiones universales por las cuales las personas se perciben entre sí.
Tomado de Rosenberg, S., Nelson, C. y Vivekananthan, P. S., “A multidimensional approach to the structure of personality
impressions”, en Journal of Personality and Social Psychology, vol. 9 (pp. 283-294). Copyright © 1968 por la American Psycho-
logical Association. Reimpreso con permiso.

Bueno-intelectual

Científico
Persistente Determinado
Hábil Laborioso
Inteligente
Imaginativo
Serio
Discriminante
Sagaz Importante
Severo
Cauto Práctico
Frío Crítico Meditativo
Insociable Atrevido Artístico
Sin humor
Dominante Confiable
Pesimista Reservado
Irritable
Impopular Voluble
Honesto
Malo-social Bueno-social
Infeliz Melindroso
Vano Tolerante
No imaginativo Modesto
Útil
Aburrido Sincero
Remilgado Impulsivo
Deshonesto Insignificante Sentimental
Sumiso Feliz
Superficial Humorístico Popular
Ingenuo Sociable
No confiable Vacilante Afable
Torpe
Desperdiciado Cálido
Irresponsable Frívolo
Poco inteligente
Tonto

Malo-intelectual

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Integración: de las disposiciones a las impresiones 137

confirmaron este punto básico de que las personas se diferencian entre sí primero en
términos de calidez (cálido se ve en rasgos como amistoso, útil y sincero) y segundo
en términos de su competencia (competente se ve en rasgos como inteligente, hábil y
determinado). De acuerdo con Susan Fiske y sus colegas (2007), calidez y competencia
son “dimensiones universales de cognición social”.
El efecto de primacía El orden en que un rasgo es descubierto también influye en
el impacto que ejerce. Suele decirse que las primeras impresiones son fundamentales,
y los psicólogos sociales concuerdan en esto. Los estudios muestran que muchas veces
la información tiene mayor impacto cuando se presenta en las primeras etapas de una
secuencia que si se abordara en los estados finales, un fenómeno común conocido como
efecto de primacía.
En otro de los experimentos clásicos realizados por Asch (1946), se le dijo a un grupo de
participantes que cierta persona era “inteligente, trabajadora, impulsiva, crítica, obstinada
y envidiosa”. Un segundo grupo recibió exactamente la misma lista, pero en orden inverso.
Desde el punto de vista racional, ambos grupos debieron desarrollar la misma impresión
respecto a aquella persona; sin embargo, los participantes que escucharon la primera lista,
en la que los rasgos más positivos se mencionaron primero, se formaron impresiones más
favorables que a quienes se les presentó la segunda lista. Hallazgos similares se obtuvieron
entre participantes que vieron la videograbación de una mujer respondiendo una prueba
de conocimientos generales. En todos los casos ésta respondió correctamente 15 de 30
preguntas de opción múltiple. No obstante, los participantes que observaron un patrón
de buen desempeño seguido por las fallas percibieron que la mujer era más inteligente, en
comparación con lo que opinaron quienes observaron el patrón opuesto, es decir, de erro-
res seguidos por un buen desempeño (Jones et al., 1968). Hay excepciones, pero como regla
general, la gente tiende a verse más influida por los “primeros estímulos”.
¿Qué provoca este efecto de primacía? Hay dos explicaciones básicas. La primera
consiste en que, una vez que los observadores creen que se han formado una impresión
precisa acerca de alguien, tienden a prestar menos atención a la información subsiguiente.
En consecuencia, cuando los participantes en investigaciones leen una serie de afirmaciones
respecto a una persona, el tiempo que dedican a leer cada elemento va disminuyendo de
manera sostenida (Belmore, 1987).
¿Esto significa que esté condenado a una vida dominada por la primacía? Por
supuesto que no. Si se halla falto de motivación o mentalmente agotado, es posible que
su atención decaiga. Pero si los observadores están lo bastante motivados como para no
“desconectarse” y no sienten la presión de formarse una rápida primera impresión, los
efectos de primacía se reducen (Anderson y Hubert, 1963; Kruglanski y Freund, 1983).
En una investigación, estudiantes universitarios agotados mentalmente por haber sido
sometidos con antelación a un examen de dos horas de duración, “se apresuraron a sacar
conclusiones” acerca de un sujeto objetivo basando su opinión en información prelimi-
nar; la situación fue distinta cuando estuvieron frescos, alertas y motivados a prestar
atención (Webster et al., 1996). Además, Arie Kruglanski y Donna Webster (1996) encon-
traron que algunas personas son más propensas que otras a “echar mano” de sus prime-
ras impresiones y “congelarlas”; es decir, radicalizarlas. Aparentemente los individuos
difieren en su necesidad de cierre, que es el deseo de reducir la ambigüedad. Quienes
tienen un bajo nivel de dicha necesidad suelen ser abiertos, reflexivos y quizá incluso
reacios a sacar conclusiones firmes acerca de los demás. En contraste, los que tienen
una fuerte necesidad de cierre tienden a ser impulsivos e impacientes, y a hacer juicios
rápidos y perdurables de otras personas.
La segunda causa de primacía, conocida como hipótesis del cambio de significado, es
más inquietante. Una vez que la gente se ha formado una impresión, comienza a inter-
pretar la información que es consistente con la misma. La investigación de Asch muestra efecto de primacía Tendencia a que
qué tan maleable puede ser el significado de un rasgo de carácter. Cuando se le dice a un la información presentada al principio
individuo que cierta persona amable es tranquila, aquél supone que es alguien gentil, de una secuencia genere un impacto
pacífico y sereno. Sin embargo, cuando se dice que una persona cruel es tranquila, la superior en la formación de impresiones,
misma palabra es interpretada en el sentido de fría, calculadora y amañada. Hay muchos que aquella presentada tiempo atrás.
ejemplos que podrían ilustrar esta situación. Con base en una primera impresión, la necesidad de cierre Deseo de reducir
palabra orgulloso podría significar que alguien es respetuoso consigo mismo o que es la incertidumbre cognitiva, lo que
engreído; crítico puede significar astuto o escrupuloso, e impulsivo podría hacer referen- resalta la importancia de las primeras
cia a espontáneo o imprudente. impresiones.

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138 Capítulo 4 Percibiendo personas

Es notable lo creativas que son las personas en lo que concierne a los esfuerzos que
hacen para transformar un puñado de contradicciones en una impresión coherente e inte-
grada. Por ejemplo, un individuo calificado como “bueno”, pero también como “ladrón”,
podría ser percibido como una especie de Robin Hood (Burnstein y Schul, 1982). Asch y
Henri Zukier (1984) hicieron un ejercicio que consistía en presentar a los participantes
pares de rasgos inconsistentes entre sí, y encontraron que éstos empleaban diferentes
estrategias para reconciliar las incongruencias. Por ejemplo, una persona descrita como
brillante-tonta podría ser vista como “muy brillante en asuntos abstractos, pero incapa-
citada para realizar las tareas prácticas rutinarias”; un individuo descrito como socia-
ble-solitario, por su parte, sería percibido quizá como alguien con “muchas relaciones
superficiales, pero incapaz de construir relaciones profundas”, y una persona calificada
como alegre-melancólica tal vez sea interpretado simplemente como “voluble”.

Sesgos de la confirmación:
de las impresiones a la realidad
Resulta sorprendente, pero casi siempre cierto: una
vez que la gente ha tomado una decisión acerca de
algo, incluso si carece de información completa, es
cada vez menos probable que cambie de opinión
ante nuevas evidencias.
Las personas pueden ser intelectualmente
obstinadas. Es frecuente que los líderes políticos se
nieguen a retirar apoyo a programas del gobierno
que no funcionan y, con frecuencia, los científicos
defienden con tenacidad sus teorías favoritas frente
a datos contradictorios de investigación. Todos estos
casos son fáciles de explicar. Presidentes, políticos
y científicos permiten que sus opiniones se vean
influidas por intereses personales, en la medida que
los votos, el financiamiento y su reputación misma
© AF archive/Alamy

puedan estar en riesgo. Pero, ¿cómo se explica la


situación de los que, con mayor inocencia, cometen
el error de no corregir sus opiniones, incluso en su
propio detrimento? ¿Qué se puede decir del mane-
jador de béisbol que se aferra a sus viejas estrategias
“Con la venia de Su Majestad”, dijo el
valet, “yo no he escrito este papel, y aunque sean ineficientes o del abogado que insiste en elegir jurados a partir de falsos
nadie puede probar que lo haya hecho, estereotipos? ¿A qué se debe que suelan demorarse tanto en admitir los hechos? Como se
porque no hay firma alguna al final del verá, las personas son víctimas de varios sesgos de confirmación; es decir, tendencias a
texto”. “Si no lo has firmado”, dijo el rey,
interpretar, buscar y crear información con la finalidad de confirmar sus creencias.

>
“eso no hace más que agravar tu culpa.
Lo tienes que haber escrito con mala
intención, de lo contrario habrías firmado
con tu nombre, como cualquier persona Perseverancia de creencias
honrada”.
Imagine que está viendo la proyección de una serie de diapositivas, pero la imagen está
Esta conversación, tomada del libro Alicia completamente fuera de foco. Poco a poco, el enfoque mejora lo suficiente para que la
en el país de las maravillas, de Lewis fotografía sea menos borrosa. En ese momento un investigador le pregunta qué puede
Carroll, ilustra el poder de las primeras
impresiones. reconocer en ella. Es probable que su respuesta sea interesante. Los participantes en
experimentos de este tipo tienen más problema en identificar una imagen que ha ido
enfocándose gradualmente que si se les presenta la imagen final, aunque esté poco
definida. En la mecánica del proceso de percepción, parece que las personas se forman
sesgo de información Tendencia impresiones anticipadas que interfieren con su capacidad subsiguiente para “ver con
a buscar, interpretar y crear precisión” cuando se les presenta evidencia mejorada (Bruner y Potter, 1964). Como verá
información que valide las creencias (o en esta sección, la percepción social adolece del mismo tipo de interferencia, siendo ésta
preconceptos) existentes. otra de las razones por las que las primeras impresiones muchas veces se adhieren como
un pegamento, aunque confrontemos información que las desacredite.

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Sesgos de la confirmación: de las impresiones a la realidad 139

Considere lo que ocurre cuando se albergan expectativas que más tarde no se mate-
rializan. En un estudio, John Darley y Paget Gross (1983) pidieron a los participantes que
evaluaran el potencial académico de una niña de nueve años de edad llamada Hannah.
A un grupo se le hizo creer que Hannah provenía de una comunidad adinerada y que sus
padres eran profesionales muy educados (altas expectativas). A un segundo grupo se le
informó que la niña se había criado en un vecindario urbano miserable y que sus progeni-
tores eran obreros sin formación académica (bajas expectativas). Como se muestra en la
l figura 4.12, los participantes del primer grupo fueron ligeramente más optimistas que
los del segundo en su calificación del potencial de Hannah. Sin embargo, a continuación
se invitó a la mitad de los participantes de cada uno de los grupos a ver un video de Han-
nah respondiendo una prueba de aptitud. De acuerdo con lo que se veía en la grabación,
su desempeño parecía promedio. La niña respondió correctamente algunas preguntas
difíciles, pero falló en otras que eran más o menos sencillas. Vea de nuevo la figura 4.12
y se dará cuenta de que, aun cuando todos los
participantes vieron la misma grabación, las
habilidades de Hannah recibieron ahora califi- l FIGURA 4.12
caciones mucho menores por parte de los que ¿La evidencia heterogénea elimina o estimula las primeras impresiones?
pensaban que era pobre, y superiores de quie- Los participantes evaluaron el potencial académico de una niña. Sin haber
nes creían que tenía dinero. Según parece, pre- atestiguado su desempeño en una prueba, los que tenían altas expectativas la
sentar un cuerpo de evidencia heterogéneo no calificaron ligeramente mejor que quienes tenían bajas expectativas. Entre los
elimina los efectos de sesgo en las creencias, participantes que vieron una grabación de la niña respondiendo la prueba, el efecto
por el contrario, los estimula. de las expectativas fue aún mayor.
Tomado de Darley, J. M. y Gross, P. H., “A hypothesis-confirming bias in labeling effects”, en Jour-
Los eventos suficientemente ambiguos nal of Personality and Social Psychology, vol. 44 (pp. 20-33). Copyright © 1983 por la American
para respaldar interpretaciones contrastantes Psychological Association. Reimpreso con permiso.
son como manchas de tinta sobre una hoja de
Reading
Lectura Mathematics
Matemáticas
papel: vemos en ellas lo que queremos. Para
5
ilustrar esta idea, los investigadores hicieron
que un grupo de personas observaran unas
por losofparticipantes
level a
grade dado

fotografías y determinaran con base en ellas


Hannah

qué parejas de niños y adultos se parecían


4
de calificación

entre sí. Fue interesante constatar que los


participantes no percibieron más semejanza
NivelParticipant's

entre los padres y sus vástagos que entre cua-


placement

lesquiera niños y adultos presentados al azar.


3
A pesar de ello, cuando se les dijo que algunas
Hannah

de las personas presentadas tenían paren-


tesco, los participantes “vieron” un parecido,
a pesar de que tal información era falsa (Bres-
san y Martello, 2002). En otro estudio, los par- Desempeño
Performanceno Desempeño
Performance Desempeño
Performanceno Desempeño
Performance
ticipantes escucharon grabaciones de cintas atestiguado
not viewed atestiguado
viewed atestiguado
not viewed atestiguado
viewed
ruidosas, más o menos “degradadas” de dos Altas
High expectativas
expectations Bajas expectativas
Low expectations
personas que hablaban, no muy diferente de
lo que con frecuencia se escucha en grabacio-
nes interceptadas con medios electrónicos y
despachos del 911. A algunos participantes se les dijo que el entrevistado era el sospe-
choso de un crimen; a otros se les dijo que era el solicitante de un trabajo. Cuando se
degradaron las grabaciones, las interpretaciones de lo que se dijo fueron influidas por
las expectativas: los participantes fueron más proclives a escuchar frases incriminato-
rias en grabaciones degradadas cuando pensaban que el entrevistado era un criminal
sospechoso que cuando creían que era un solicitante de un trabajo (Lange et al., 2011).
¿Y qué ocurre con aquella información que contradice por completo nuestras creen-
cias? ¿Qué pasa en ese caso con nuestras primeras impresiones? Craig Anderson y sus
colegas (1980) abordaron esta cuestión proveyendo información falsa a los participantes
en su investigación; después de dejarlos en esa creencia por algún tiempo, se les hacía
saber que era mentira. En un experimento, la mitad de los participantes leyeron casos de
estudio que sugerían que los individuos que asumen riesgos tienen mejores aptitudes para
trabajar como bomberos, en contraste con los que tienden a ser cautelosos. Los demás
leyeron casos que llegaban a la conclusión opuesta. A continuación, a los participantes

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140 Capítulo 4 Percibiendo personas

se les pidió que desarrollaran una teoría para explicar la correlación insinuada. Las posibilida-
des eran fáciles de imaginar: “quien duda está perdido” es una idea que respalda la actitud de
asumir riesgos, mientras que “hay que revisar el camino antes de dar el siguiente paso” avala la
virtud de tener cautela. Por último, se les hizo creer a los participantes que la sesión había ter-
minado, no sin antes hacerles saber que la información provista era falsa, preparada delibera-
damente para favorecer el experimento. No obstante, ellos siguieron creyendo en sus teorías
sobre las aptitudes para ser bombero; su actitud revelaba una perseverancia de creencia,
es decir, un apego a las creencias iniciales aun después que éstas han sido desacreditadas. En
apariencia, es más fácil lograr que la gente desarrolle una teoría que convencerla de echarla
por tierra. De acuerdo con lo anterior, cinco meses después de los ataques terroristas al World
Trade Center de Nueva York, la Organización Gallup entrevistó aproximadamente a 10,000
residentes de nueve naciones musulmanas y encontró que 61% no creía, a pesar de la eviden-
cia irrefutable, que aquello hubiera sido obra de los árabes (Gallup Poll Editors, 2002).
¿A qué se debe que muchas veces las creencias sean indiferentes a la evidencia en que
supuestamente están basadas? La razón estriba en que cuando la gente desarrolla explica-
ciones que tienen sentido, éstas dan la impresión de cobrar vida. En efecto, una vez que se
forma una opinión, ésta se afianza con el simple hecho de pensar en el tema, aunque sea
Las personas son reacias a incapaz de articular razones que le den validez (Tesser, 1978). Sin embargo, ahí mismo se
cambiar sus primeras impresiones establece una solución. Al pedirle a la gente que considere por qué una teoría alternativa
con base en nueva es cierta, es posible reducir o eliminar el efecto de la perseverancia en la creencia al cual es

>
información.
V
ERDADERO. vulnerable (Anderson y Sechler, 1986).

Pruebas para confirmación de hipótesis


“Es un error mayúsculo proponer
una teoría antes de tener toda la Los observadores sociales no son receptores pasivos de información. Por el contrario, son
como detectives que se plantean cuestionamientos y buscan pistas de manera activa. Ahora
evidencia. Sesga el juicio.”
Arthur Conan Doyle
bien, ¿esta búsqueda de información la realizan con objetividad o simplemente se inclinan a
confirmar las sospechas que ya tenían?
Mark Snyder y William Swann (1978) se ocuparon de este asunto de la siguiente manera:
hicieron que parejas de participantes desconocidos entre sí tomaran parte en entrevistas
de familiarización. Se suponía que un miembro de cada pareja entrevistaría al otro, pero
primero se le hacía creer que su pareja era introvertida o extrovertida (de hecho, la condi-
ción le fue asignada a los participantes de forma aleatoria), y luego se le pidió que eligiera
las preguntas a partir de una lista preparada con antelación. Quienes pensaron que habla-
rían con alguien introvertido escogieron sobre todo cuestionamientos adecuados para ese
tipo de personalidad (“¿alguna vez te has sentido ajeno a un grupo social?”); por su parte,
los que suponían que hablarían con alguien extrovertido eligieron también preguntas rela-
cionadas con tal personalidad (“¿qué haces para animar una fiesta?”). Dado que esperaban
encontrarse con cierto tipo de personalidad, los participantes buscaron sin proponérselo
evidencia que confirmara sus expectativas. De hecho, al formular preguntas tendenciosas,
los entrevistadores realmente obtuvieron respaldo para sus creencias. En consecuencia, los
observadores neutrales, que más tarde escucharon la grabación de las conversaciones, ter-
minaron también con la impresión equivocada de que los entrevistados eran introvertidos o
extrovertidos, tal como supusieron los entrevistadores.
Esta última parte del estudio es interesante, pero no resulta sorprendente en retrospec-
tiva. Imagine que es a usted a quien se le pregunta qué acostumbra hacer para animar una
fiesta. Quizá mencione cosas como organizar juegos grupales, poner música bailable y con-
tar chistes. Por otro lado, es probable que si se le cuestiona respecto a situaciones sociales
difíciles, hablara sobre los nervios que se sienten antes de hacer una presentación oral, o de
lo incómodo que es ser el niño nuevo del vecindario. En otras palabras, con el simple hecho
de seguir el tono establecido por las preguntas que se le formulan, estaría proporcionando
evidencia confirmatoria respecto a las creencias del entrevistador. Es así como los observa-
dores ponen en marcha un círculo vicioso: pensar que alguien posee cierto rasgo los lleva a
ser parciales en su búsqueda de información y, al hacerlo, crean una realidad que termina
por respaldar sus creencias (Zuckerman et al., 1995).
Tristemente, el hecho de que la gente se ciegue por sus creencias existentes es un fenó-
perseverancia de creencia
meno dominante con consecuencias. En un estudio, los participantes en una investigación
Tendencia a conservar creencias u
revisaron un supuesto archivo policial sobre la investigación de un delito en un caso de inva-
opiniones aun cuando hayan sido
sión de domicilio y disparos. El archivo contenía débil evidencia circunstancial que apun-
desacreditadas.
taba a un posible sospechoso. En ese punto, a algunos participantes se les pidió formular y

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Sesgos de la confirmación: de las impresiones a la realidad 141

expresar una hipótesis inicial respecto al probable delincuente. Como se predijo, siguie-
ron buscando más evidencia y luego la interpretaron en modos que confirmaron sus
hipótesis. En estas formas, el endeble sospechoso se convirtió en el principal sospechoso
(O’Brien, 2009). En un segundo estudio, los investigadores presentaron a psiquiatras y
estudiantes de medicina un archivo experimental de paciente y encontraron que 13%
de los psiquiatras y 25% de los estudiantes, que habían hecho un diagnóstico preliminar,
exhibieron sesgos de confirmación al buscar nuevos datos, y fueron menos proclives que
otros a hacer el diagnóstico correcto y prescribir tratamiento (Mendel et al., 2011).
Deténgase un momento a examinar qué significado tiene esta investigación en fun-
ción de una interrogante de mayor alcance: ¿a qué se debe que muchas veces se resista a
modificar sus impresiones negativas, pero erróneas, de otros, que a cambiar sus impresio-
nes positivas, igual de equivocadas, sobre los demás? Jerker Denrell (2005) argumenta que
aun cuando se forme una primera impresión negativa a partir de toda la evidencia dispo-
nible, y a pesar de que interprete con precisión dicha evidencia, su impresión podría ser
engañosa. La razón: el muestreo de experiencia sesgado. Si conoce a alguien que le parece
agradable, se inclinará a interactuar con él en otras ocasiones. Si luego esa persona resulta
ser malintencionada, deshonesta o egoísta, estará en posición de observar esos rasgos y
corregir su impresión. Por el contrario, si conoce a alguien que no le agrada en primera
instancia, se inclinará a evitarla en el futuro, con lo cual prescindirá de la nueva informa-
ción y eliminará la oportunidad de modificar su opinión. La atracción genera interacción;

>
ésta es la razón por la cual sus primeras impresiones negativas tienden a persistir.

La profecía autocumplida
En 1948, el sociólogo Robert Merton narró una anécdota sobre Cartwright Millingville,
presidente del Last National Bank durante la Gran Depresión (década de 1930). Aunque
el banco era solvente, comenzó a correr el rumor de que estaba comenzando a tener
problemas. Pocas horas después de difundirse tal murmuración, cientos de cuentaha-
bientes formaban filas para recuperar sus ahorros antes de que no hubiera dinero que
retirar. El rumor resultó falso, pero el banco acabó yéndose a la bancarrota. Apoyándose
en historias como ésta, Merton propuso una hipótesis aparentemente descabellada: que
las expectativas de un observador pueden conducir a su propio cumplimiento, lo
que más tarde llegó a conocerse como profecía autocumplida.
La hipótesis de Merton permaneció en el olvido dentro del ámbito psicológico, hasta
que Robert Rosenthal y Lenore Jacobson (1968) publicaron los resultados de cierto estudio
en un libro titulado Pygmalion in the Classroom2. Habiendo observado que los profesores
tenían mayores expectativas en torno a los mejores estudiantes, los investigadores se pre-
guntaron si dichas expectativas influían en el desempeño de los alumnos y no a la inversa.
Para analizar este asunto, le dijeron a un grupo de profesores de primaria de San Francisco
que algunos de sus estudiantes habían mostrado importantes aptitudes intelectuales. En
apoyo a esta información citaron los resultados de una prueba de coeficiente intelectual
(CI), aunque en realidad los alumnos fueron seleccionados al azar. Ocho meses más tarde,
cuando se aplicaron pruebas reales, el CI de aquellos estudiantes “más adelantados” evi-
denció un incremento en comparación con el de los niños asignados al grupo de control.
También resultaron evaluados más favorablemente por sus profesores.
Cuando el estudio Pigmalión se publicó por primera vez, fue recibido con desagrado.
Si las expectativas positivas de un profesor son capaces de impulsar el desarrollo de un
estudiante, ¿es posible que sus expectativas negativas tengan el efecto contrario? ¿Cuáles
serían las implicaciones sociales de ello? ¿Acaso los niños con mayores recursos econó-
micos están destinados a tener éxito y los niños que carecen de ellos están condenados
a fracasar, porque los educadores tienen diferentes expectativas para cada cual? Muchos
investigadores se mostraron críticos respecto al estudio y escépticos sobre la generali-
zación de los resultados. Por desgracia, es imposible ocultar estos hallazgos debajo del
tapete. En una revisión de estudios adicionales, Rosenthal (1985) encontró que las expec-
profecía autocumplida Proceso
tativas de los profesores predecían significativamente el desempeño de sus alumnos 36% mediante el cual las expectativas que se
de las veces. La buena noticia fue que el valor predictivo de las expectativas de los maes- tienen respecto a una persona terminan
tros parece desvanecerse a medida que los niños pasan de un grado escolar al siguiente por llevarla a comportarse de maneras
(A. Smith et al., 1999). que confirman dichas expectativas.

2
Existe traducción al castellano: Pigmalión en la escuela: expectativas del maestro y desarrollo intelectual del alumno, Marova,
Madrid, 1980.

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142 Capítulo 4 Percibiendo personas

¿Cómo es posible que las expectativas de un profesor lleguen a convertirse en rea-


lidad? Existen dos puntos de vista al respecto. De acuerdo con Rosenthal (2002), el pro-
ceso involucra una comunicación oculta. El profesor se forma una impresión inicial de
los estudiantes tan pronto como comienza el año escolar, con base, quizás, en sus ante-
cedentes o reputación, en su apariencia física, en las primeras muestras de desempeño
en el aula y en las calificaciones que obtiene en los exámenes. Más tarde el maestro modi-
fica su comportamiento de manera consistente con dicha impresión. Si las expectativas
iniciales en torno a un niño en particular son más altas que bajas, el profesor tiende a
ofrecer más elogios, atención, tareas desafiantes y mejor realimentación. En respuesta,
el alumno ajusta su comportamiento. Si las señales que recibe son positivas, es posible
que se vuelva más activo, más empeñoso y exitoso; si son negativas, tal vez pierda interés
y autoconfianza. Es así que el ciclo se completa y las expectativas quedan confirmadas.
Aunque reconoce que este efecto puede ocurrir, Lee Jussim (2012) ha cuestionado
durante mucho tiempo si los profesores de la vida real son de verdad tan propensos a
formarse impresiones erróneas de sus alumnos. Es cierto que en muchos estudios de
campo, que ocurren en salones de clases, las expectativas que los profesores tienen al
principio del año escolar son confirmadas en última instancia por los estudiantes, lo cual
es consistente con la idea de que los profesores tienen injerencia en la producción de
dicho resultado. Pero, espere un momento. Esto también es consistente con una posibili-
dad más simple: que tal vez las expectativas que se forman los maestros de sus estudian-
tes sean atinadas. En otras palabras, a veces los profesores pueden predecir con precisión
la forma en que sus estudiantes se desempeñarán en el futuro sin necesariamente influir
en ese desempeño (Alvidrez y Weinstein, 1999).
Jussim reconoce que a veces los profesores podrían estereotipar a un alumno y, sin
darse cuenta de ello, comportarse de manera que dé lugar a una profecía autocumplida.
Pero su repaso a la literatura de investigación sugiere que la evidencia de sesgo no es tan
fuerte como parece en la superficie. Al manejar esta pregunta en un estudio longitudinal
de madres y sus hijos, Stephanie Madon y otros (2003) encontraron que es más probable
que los adolescentes beban cuando sus madres antes ya habían esperado que lo hicieran.
Análisis estadísticos revelaron que esta profecía se cumplía en parte porque las madres
influyeron sobre sus hijos e hijas, como lo sugería la obra de Rosenthal, pero también
en parte porque las madres pueden predecir la conducta de sus hijos, como lo sugeriría
el modelo de Jussim. De hecho, un estudio de seguimiento sugiere que el vínculo entre
las expectativas de una madre y el ulterior consumo de alcohol de su adolescente no se
reforzaban ni debilitaban con el tiempo, permaneciendo estables cuando el hijo pasaba
del séptimo al doceavo grado (Madon et al., 2006).
Resulta claro que las profecías autocumplidas se dan en el trabajo, no sólo en las
escuelas; ocurre también en un amplio rango de organizaciones, incluyendo las militares
(Kierein y Gold, 2000; McNatt, 2000). En un estudio realizado con 1000 hombres asigna-
dos a 29 pelotones de las fuerzas de defensa israelíes, Dov Eden (1990) hizo que algunos
de sus líderes, sólo ellos, creyeran que los novatos de los grupos que estaban por recibir
tenían gran potencial (en realidad los miembros de esos grupos tenían capacidades pro-
medio). Después de 10 semanas, los novatos hacia los que se tenían altas expectativas
obtuvieron mejores calificaciones que el resto de los exámenes escritos, así como en las
pruebas de habilidad para operar armas. El proceso también puede encontrarse en el
sistema de justicia criminal, cuando la policía interroga sospechosos. Para ilustrar esto,
Kassin y otros (2003) hicieron que un grupo de estudiantes universitarios cometiera un
delito falso, “robando” 100 dólares de un laboratorio. A continuación todos los sospe-
chosos fueron interrogados por estudiantes que representaban el papel de detectives,
a los cuales se les hizo creer que su sospechoso era presunto culpable o inocente. Los
detectives que pensaban que su sospechoso era culpable hicieron preguntas más incri-
minatorias, condujeron interrogatorios más coercitivos e intentaron con más empeño
que el interrogado confesara. A su vez, este estilo más agresivo hizo que los sospechosos
parecieran estar a la defensiva y los observadores que más tarde escucharon la grabación
de los interrogatorios los consideraron culpables, aun cuando eran inocentes. Una inves-
tigación de seguimiento ha confirmado este proceso en la sala de interrogatorios de la
policía (Hill et al., 2008; Narchet et al., 2011).

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Sesgos de la confirmación: de las impresiones a la realidad 143

En un nivel más personal, la profecía autocumplida es un proceso que puede tener


efectos particularmente tristes e irónicos en personas inseguras acerca de sus relaciones
sociales. En estudios que ellos han llamado la profecía del rechazo, Danu Stinson, Jessica
Cameron y otros han encontrado que (1) las personas inseguras temen el rechazo, lo cual
las hace tensas y torpes en las situaciones sociales; (2) su comportamiento resultante
es poco atractivo para otros, lo que (3) aumenta la probabilidad de rechazo y refuerza
su inseguridad inicial (Stinson et al., 2009; Cameron et al., 2010). Por fortuna, hay una
forma de romper este ciclo vicioso. En un estudio de tres fases que abarcó ocho semanas,
Stinson y otros (2011) encontraron que los participantes a los que se dio una oportuni-
dad temprana para afirmar el yo, al escribir acerca de valores que eran importantes para
ellos, se hicieron más seguros y más relajados en sus interacciones sociales.
La profecía autocumplida es un fenómeno poderoso (Darley y Fazio, 1980; Harris y
Rosenthal, 1985). Pero, ¿realmente funciona? ¿Qué hacen los observadores sociales para
transformar en realidades sus expectativas sobre los demás? La investigación indica que
el fenómeno se da como un proceso de tres pasos. El primero es cuando un observador se
forma una impresión en torno a un sujeto objetivo, impresión que podría estar basada en
interacciones con él o en otros datos. El segundo ocurre cuando el observador se comporta
de manera consistente con esa primera impresión. El tercero se da cuando el sujeto objetivo
ajusta, sin ser consciente de ello, su comportamiento a las acciones del observador. El resul-
tado neto: un comportamiento confirmatorio de la primera impresión (vea la l figura 4.13).
Pero analice con más detalle esta figura. Sería hacer muy poco favor a la humanidad
suponer que cada uno de nosotros es tan fácilmente maleable como para que las per-
cepciones ajenas lo lleven a comportarse de manera brillante o estúpida, introvertida o
extrovertida, competitiva o cooperativa, cálida o fría. Los efectos se han establecido con
toda claridad, pero hay límites. Al visualizar la profecía autocumplida como un proceso
de tres pasos, los psicólogos sociales son capaces de identificar cuáles eslabones de la
cadena pueden romperse para evitar este círculo vicioso.
Considere el primer paso: el vínculo entre las expectativas de un observador y su com-
portamiento en relación con el individuo objetivo. En un estudio típico, el único interés de
los observadores estriba en lograr conocer al objetivo de forma casual, no necesariamente
con el propósito de formarse una impresión precisa del mismo. Pero cuando los observado-
res están muy motivados a determinar la verdad (por ejemplo, si consideran que el objetivo

l FIGURA 4.13
La profecía autocumplida como un proceso de tres pasos
¿Qué hace la gente para convertir en realidad sus expectativas? (1) Un observador tiene
expectativas respecto de una persona objetivo; (2) el observador se comporta de manera
consistente con esas expectativas, y (3) sin ser consciente de ello, el sujeto objetivo ajusta su
comportamiento con base en las acciones del observador.
© Cengage Learning

Comportamiento del
Expectativas del observador Paso 1 observador hacia
el objetivo

Paso 3 Paso 2

Comportamiento
del objetivo hacia el
observador

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144 Capítulo 4 Percibiendo personas

es un probable compañero de equipo o un opositor), se vuelven más objetivos y muchas


veces no confirman las expectativas previas (Harris y Perkins, 1995; Hilton y Darley, 1991).
El vínculo entre las expectativas y la conducta depende en otras maneras tanto de las
metas como de las motivaciones del observador en la interacción (Snyder y Stukas, 1999).
En otro estudio, John Copeland (1994) puso al observador o al objetivo en una posición de
relativo poder. En todos los casos, el observador interactuó con una persona objetivo
de quien se le dijo que era introvertida o extrovertida. En la mitad de las parejas, se le
dio al observador el poder de aceptar o rechazar al objetivo como compañero en un
juego en el que se podía ganar dinero. Los dos participantes interactuaron, se les grabó
y observadores neutrales escucharon las cintas y calificaron a la persona objetivo. ¿Los
observadores causaron que los objetivos se comportaran como introvertidos o extro-
vertidos, dependiendo de las expectativas iniciales? Sí y no. Al ilustrar lo que Copeland
llamó “profecías de poder”, los resultados mostraron que los observadores con alto poder
provocaron la profecía de autocumplimiento, como en estudios anteriores, no así en el
caso de los observadores con bajo poder. En la situación de bajo poder, los observadores
invirtieron menos tiempo en conocer a la persona objetivo y más tiempo tratando de ser
agradables.
Analicemos ahora el segundo paso, el vínculo entre el comportamiento del obser-
vador y la respuesta del sujeto objetivo. En gran parte de la investigación precedente, al
igual que en la vida, los sujetos objetivo no estaban al tanto de las falsas impresiones que
se habían formado los observadores. En consecuencia, es poco probable que los “estu-
diantes más adelantados” del estudio de Rosenthal y Jacobson (1968) supieran que sus
profesores tenían altas expectativas, y también que los “introvertidos” y “extrovertidos”
del experimento de Snyder y Swann (1978) tuvieran idea de los conceptos erróneos de
los interrogadores. Pero, ¿y si lo hubieran sabido? ¿Cómo reaccionaría usted si se descu-
briera encasillado en un rol determinado? Cuando esto les ocurrió a los participantes en
un experimento, lograron sobreponerse al efecto comportándose de tal manera que los
observadores se vieron forzados a olvidarse de sus expectativas (Hilton y Darley, 1985).
Tal vez recuerde que al hablar de autoverificación en el capítulo 3 se mencionó que
hay más probabilidades de que este resultado se presente cuando las expectativas del
La idea de que es posible crear observador chocan contra el autoconcepto de un sujeto objetivo. Cuando los individuos
una “profecía autocumplida”, que se consideraban extrovertidos fueron entrevistados por interrogadores que los creían
llevando a los demás a introvertidos (y viceversa) lo que cambió, como resultado del intercambio, fueron las
comportarse como lo creencias del observador, no el comportamiento del objetivo (Swann y Ely, 1984). La per-
esperamos, es un mito. F
ALSO. cepción social es una calle de doble sentido, las personas a quienes se juzga tienen sus
propias autoprofecías qué cumplir.

Percepción social: la última


palabra
Tratar de comprender a las personas, sin importar que sean deportistas, líderes mun-
diales, abogados o personas queridas, no es tarea sencilla. Al reflexionar acerca del
material comentado en este capítulo, notará que hay dos puntos de vista por completo
diferentes en torno de la percepción social. Uno sugiere que se trata de un proceso
rápido y más o menos automático: en un santiamén, sin exigir demasiado esfuerzo, pon-
deración o conciencia, la gente hace juicios súbitos e instintivos acerca de los demás
con base en características físicas, preconceptos o cualquier leve indicio de evidencia
conductual. Sin embargo, de acuerdo con la segunda perspectiva, el proceso es más o
menos detallado: las personas observan con todo cuidado a los demás y se reservan
su juicio hasta completar el análisis del sujeto objetivo, de su comportamiento y de la
situación. Como sugieren las teorías de la atribución y la integración de información,
el proceso es eminentemente lógico. A la luz de las investigaciones más recientes es
posible concluir que ambas explicaciones de la percepción social son correctas. A veces
nuestros juicios son producto de un acto instantáneo, otras se basan en un examen de
comportamiento más meticuloso. De cualquier forma, es frecuente que conduzcamos

cap04 102-149.indd 144 07/11/14 23:11


Percepción social: la última palabra 145

nuestras interacciones con los demás a lo largo de un camino obstaculizado por las pri-
meras impresiones, un proceso que puede poner en funcionamiento el fenómeno de la
profecía autocumplida. Los diversos aspectos involucrados en la percepción social, mis-
mos que se revisaron con detalle a lo largo del capítulo, se resumen en la l figura 4.14.
En este momento se debe confrontar una cuestión de importancia: ¿qué tan pre-
cisas son las impresiones que nos formamos respecto de los demás? A lo largo de los
años esta pregunta ha demostrado no sólo ser provocativa, sino difícil de responder
(Cronbach, 1955; Kenny, 1994; West y Kenny, 2011). Es una realidad que muchas veces las
personas dejan a un lado los ideales de la lógica y muestran sesgos en sus percepciones
sociales. Tan sólo en este capítulo hemos visto que los observadores suelen enfocarse en
señales equívocas para juzgar si alguien está mintiendo; que usan la heurística cognitiva
sin tomar en consideración las tasas base numéricas; que pasan por alto las influencias
sociales sobre el comportamiento; que menosprecian a las víctimas, cuyas desgracias
amenazan su propio sentido de la justicia; que se forman primeras impresiones prema-
turas, y que interpretan, buscan y crean evidencia que respalde dichas impresiones.
Por si fuera poco, muchas veces tenemos poca conciencia de nuestras limitacio-
nes, lo cual nos lleva a sentir una confianza excesiva en nuestros juicios. En una serie de
estudios, David Dunning y sus colegas (1990) pidieron a un grupo de estudiantes univer-
sitarios que predijeran de qué manera reaccionaría un individuo objetivo ante diversas
situaciones. Algunos harían pronósticos acerca de un compañero recién conocido en
la entrevista y otros los realizarían en relación con amigos cercanos. En ambos casos,
los participantes reportaron su confianza en cada predicción y su precisión fue deter-
minada mediante respuestas proporcionadas por los mismos individuos sujetos a pre-
dicción. Los resultados no dejaron posibilidad de duda: sin importar si juzgaban a un
desconocido o a un amigo, los estudiantes fueron consistentes al sobreestimar la preci-
sión de sus predicciones. De hecho, Kruger y Dunning (1999) encontraron que las per-
sonas que obtuvieron bajas calificaciones en pruebas de ortografía, lógica, gramática y
otras disciplinas, fueron después los más proclives a sobrevalorar su propio desempeño.
Aparentemente los individuos con desempeño deficiente tienen un doble maleficio: des-
conocen que no saben (Dunning et al., 2003) y, por lo tanto, desconocen que sus puntos
de vista están sesgados (Ehrlinger et al., 2005).
Considerando el material presentado en este capítulo, a uno podría parecerle que
la lista de deficiencias, resaltadas por el problema de la confianza excesiva, es larga y
deprimente. Entonces, ¿cómo reconciliar tantas imperfecciones con los triunfos de la
civilización? O bien, para ponerlo de otra forma: “Si somos tan bobos, ¿cómo nos las
arreglamos para llegar a la Luna?” (Nisbett y Ross, 1980, p. 249).

l FIGURA 4.14
El proceso de la percepción social
Resumiendo el capítulo 4, este diagrama delinea los procesos de la percepción social. Como se muestra, todo da principio con la
observación de personas, situaciones y comportamientos. En ocasiones, es a partir de esos indicios que se hacen juicios instantáneos;
otras veces se forman impresiones sólo después de hacer atribuciones e integrarlas. De cualquier forma, las impresiones quedan sujetas a
los sesgos de confirmación y el riesgo de convertirse en profecías autocumplidas.
© Cengage Learning

Snap
Juicios
judgments
instantáneos

Personas,
Persons
Observador
Perceiver Observación
Observation situaciones,
Situations Atribución
Attribution Dispositions
Disposiciones Integración
Integration Impressions
Impresiones
comportamiento
Behavior

Confirmación
Confirmation

cap04 102-149.indd 145 07/11/14 23:11


146 Capítulo 4 Percibiendo personas

Es verdad que la gente cae presa de los sesgos identificados por los psicólogos socia-
les, incluso tal vez de algunos otros que todavía no han sido registrados. También es
cierto que muchas veces somos engañados por artistas de la estafa como Bernie Madoff,
juzgamos erróneamente a nuestra pareja y contratamos a los empleados inadecua-
dos, y que nuestros sesgos pueden tener consecuencias perjudiciales, a veces dando
lugar, como verá en el capítulo 5, a estereotipos, prejuicios y discriminación. A pesar de
nuestras imperfecciones, hay otras cuatro razones que nos permiten ser cautelosamente
optimistas respecto a nuestra competencia como observadores sociales:
1. Cuanta más experiencia tienen las personas en su trato con los demás, más atina-
dos son sus puntos de vista sobre ellos. Por ejemplo, aunque tenemos una capaci-
dad limitada para evaluar la personalidad de los extraños que encontramos en un
laboratorio, por lo general somos aptos para juzgar a nuestros amigos y conocidos
(Kenny y Acitelli, 2001; Levesque, 1997; Malloy y Albright, 1990). Al observar el
comportamiento no verbal, las personas también son más precisas para juzgar el
verdadero estado emocional —feliz, triste o enojado— de amigos que de extraños
(Sternglanz y DePaulo, 2004).
2. Aunque no somos buenos para hacer juicios generales de los demás (es decir, para
saber cómo es la gente en distintos ámbitos de acción), sí somos capaces de hacer
predicciones más limitadas respecto a cómo se comportarán en nuestra presencia.
Es posible interpretar en forma errónea la personalidad de un amigo cercano o de
un colega, pero en la medida que podamos predecir las acciones de nuestro amigo
en el ámbito personal o las de nuestro colega en el trabajo, es probable que los
errores no sean importantes (Swann, 1984).
3. Las personas se forman impresiones más precisas de los demás cuando están
motivadas por la preocupación de ser atinadas y actuar con amplitud de criterio
(Biesanz y Human, 2010; Kruganki y Webster, 1996). Muchos de los estudios descri-
tos en este capítulo han demostrado que la gente presenta menos sesgos cuando el
experimento tiene el incentivo de la precisión; tal es el caso, por ejemplo, cuando
el observador juzga la capacidad de un miembro potencial de su equipo para faci-
litar el éxito en una tarea futura (Fiske y Neuberg, 1990) o la competencia social de
una futura pareja (Goodwin et al., 2002).
4. No todos sufren de altos niveles de error y sesgo. Algunas personas son más preci-
sas que otras en sus percepciones sociales, en particular las que están psicológica-
mente bien ajustadas (Human y Biesanz, 2011).
Para resumir, la investigación sobre la precisión de las percepciones sociales pro-
Las personas son más atinadas al porciona una valiosa lección: en la medida que observe a aquellos con quienes ha tenido
juzgar las personalidades de sus oportunidad de interactuar, haga juicios razonablemente específicos, cuente con cierto
amigos y conocidos que las de los conocimiento de las reglas de la lógica y esté suficientemente motivado para formarse
una impresión atinada, los problemas que lo asedian podrán ser minimizados. En reali-
extraños.
V
ERDADERO. dad, el solo hecho de estar conscientes de los sesgos descritos en este capítulo podría ser
el primer paso necesario hacia una mejor comprensión de sus semejantes.

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Repaso 147

Repaso
Observación: los elementos de la percepción social
l Para comprender a los demás, los observadores sociales se Distinción entre la verdad y el engaño
apoyan en señales indirectas, mismas que constituyen los l Las personas emplean señales no verbales para detectar
elementos de la percepción social. engaño, pero pocas veces son precisas al realizar este tipo
de juicios, porque prestan demasiada atención al rostro y
La apariencia física de una persona descuidan otras señales más reveladoras.
l Muchas veces las personas hacen juicios instantáneos de
los demás, basándose en su apariencia física (por ejemplo,
algunos suponen que los adultos con rostro aniñado tienen Puesta a prueba del sentido común
cualidades características de la infancia). Las impresiones que nos formamos de los demás se ven influidas
por aspectos superficiales de su apariencia.
Percepciones de situaciones Verdadero. La investigación muestra que las primeras impresiones
l La gente tiene preconceptos, o “guiones”, acerca de ciertos son influidas por la estatura, peso, vestimenta, características faciales
tipos de situaciones. Estos guiones orientan sus interpreta- y otros aspectos de apariencia.
ciones del comportamiento.
Gracias a un proceso de adaptación, la gente está capacitada
Evidencia conductual para saber cuándo alguien miente pero no cuándo dice la verdad.
l Las personas derivan información a partir del comporta- Falso. Es frecuente que las personas cometan errores en sus juicios
miento, dividiéndolo en unidades discretas y significativas. de verdad y engaño, aceptando con demasiada frecuencia lo que
l Los comportamientos no verbales suelen ser empleados otros dicen al pie de la letra.
para determinar cómo se sienten los demás.
l Gente de todo el mundo es capaz de identificar, a partir de
las expresiones faciales, emociones como felicidad, temor,
tristeza, sorpresa, enojo y repugnancia.
l El lenguaje corporal, la comunicación visual y el contacto físico
son otras formas importantes de comunicación no verbal.

Atribución: de los elementos a las disposiciones


l Atribución es el proceso por el cual explicamos el comporta- Cultura y atribución
miento de las personas. l Las culturas difieren en sus teorías implícitas acerca de las
causas del comportamiento humano.
Teorías de la atribución l Por ejemplo, los estudios muestran que los habitantes del
l Los individuos comienzan a comprender a los demás al ha- Cercano Oriente son más proclives que los estadounidenses
cer atribuciones personales o situacionales sobre su com- a considerar el impacto social y los contextos situacionales
portamiento. de los que participan.
l La teoría de la inferencia correspondiente establece que
las personas aprenden de las demás a partir del compor- Sesgos motivacionales
tamiento libremente elegido o inesperado, derivado de un l Las atribuciones que hacemos respecto al comportamiento
pequeño número de resultados deseables. de los demás suelen verse sesgadas por motivaciones esta-
l A partir de múltiples comportamientos, basamos nuestras blecidas en función de nuestra autoestima.
atribuciones en tres tipos de información de covariación: el l Al necesitar creer en un mundo justo, muchas veces la gente
consenso, el carácter distintivo y la consistencia. critica a las víctimas y las culpa de sus desgracias.
Sesgos de la atribución
l Las personas derivan información a partir del comporta- Puesta a prueba del sentido común
miento, dividiéndolo en unidades discretas y significativas.
Al igual que los psicólogos sociales, las personas son sensibles a
l En primer término, usamos heurística cognitiva, reglas
causas situacionales cuando explican el comportamiento de otros.
prácticas que hacen posible que hagamos juicios que son
rápidos pero con frecuencia erróneos. Falso. Al explicar el comportamiento de otros, las personas
sobreestiman la importancia de factores personales y pasan por alto
l En segundo lugar, tendemos a cometer el error fundamental
el impacto de situaciones, sesgo conocido como error de atribución
de atribución: sobreestimar el papel de factores personales
fundamental
y subestimar el impacto de las situaciones.

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148 Capítulo 4 Percibiendo personas

Integración: de las disposiciones a las impresiones


Integración de datos: la aritmética Desviaciones de la aritmética
l Las impresiones que nos formamos están basadas, por lo l Los observadores tienen distintos grados de sensibilidad
general, en un promedio (no en una suma) de los rasgos que hacia ciertos rasgos, y también se distinguen por las impre-
identifican a una persona. siones que se forman.
l De acuerdo con la teoría de la integración de la informa- l Las diferencias son resultado de las características estables
ción, las impresiones se basan en las predisposiciones del del observador, del efecto de facilitación de las experiencias
observador y en un promedio ponderado de los rasgos recientes, de las teorías de la personalidad implícitas y del
individuales. efecto de primacía.

Sesgos de la confirmación: de las impresiones a la realidad


l Una vez que una impresión se ha formado, las personas se l Las profecías autocumplidas son producto de un proceso de
vuelven menos propensas a cambiar su punto de vista aun- tres pasos: (1) un observador crea una expectativa en rela-
que se vean confrontadas por evidencia que lo contradiga. ción con un sujeto objetivo; (2) el observador se comporta
l La gente tiende a interpretar, buscar y crear información de acuerdo con tal expectativa, y (3) el sujeto objetivo ajusta
que confirme sus creencias preexistentes. su comportamiento basado en las acciones del observador.
l El efecto de la profecía autocumplida es poderoso, pero limi-
Perseverancia de creencias tado de maneras muy importantes.
l Las primeras impresiones pueden sobrevivir a pesar del sur-
gimiento de información inconsistente con ellas.
l La evidencia ambigua es interpretada de manera que refuer-
ce las primeras impresiones. Puesta a prueba del sentido común
l El efecto de la evidencia desacreditada persevera debido a Las personas son reacias a cambiar sus primeras impresiones con
que la gente formula teorías que respaldan sus creencias base en nueva información.
iniciales.
Verdadero. Los estudios han mostrado que una vez que las personas
se forman una impresión de alguien, se resisten a cambiar su punto de
Pruebas para confirmación de hipótesis vista aun cuando se enfrenten a nueva evidencia contradictoria.
l Una vez que los observadores tienen creencias en relación
con algo, buscan más información que les permita confir- La idea de que es posible crear una “profecía autocumplida” llevando
mar dichas creencias. a los demás a comportarse como lo esperamos es un mito.
Falso. En el laboratorio y en el salón de clases las expectativas
La profecía autocumplida de un observador pueden realmente llevar a su propio
l Como demuestran los efectos de las expectativas de los pro- autocumplimiento.
fesores respecto al desempeño de sus alumnos, las prime-
ras impresiones ponen en acción el efecto de las profecías
autocumplidas.

Percepción social: la última palabra Puesta a prueba del sentido común


l A veces la gente hace juicios instantáneos, otras evalúa a los Las personas son más atinadas al juzgar las personalidades de sus
demás con cuidado, analizando su comportamiento. amigos y conocidos que las de los extraños.
l Las investigaciones sugieren que nuestros juicios suelen Verdadero. Con frecuencia las personas se forman impresiones
estar sesgados, y que confiamos demasiado en su precisión. erróneas de extraños, pero tienden a ser más precisas en sus juicios
de amigos y conocidos.
l Sin embargo, en ciertas circunstancias podemos ser bas-
tante competentes como observadores sociales.

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Repaso 149

TÉRMINOS CLAVE
atribución personal (117) falacia de tasa base (121) principio de covariación (118)
atribución situacional (117) formación de impresiones (131) profecía autocumplida (141)
comportamiento no verbal (110) heurística de disponibilidad (120) rasgos centrales (135)
creencia en un mundo justo (129) necesidad de cierre (137) sesgo de información (138)
efecto del falso consenso (121) pensamiento contrafactual (122) teoría de la atribución (117)
efecto de primacía (137) percepción mental (109) teoría de la integración de la
error fundamental de atribución (123) percepción social (105) información (131)
facilitación (133) perseverancia de creencia (140) teoría de la personalidad
implícita (135)

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En este capítulo
se habla acerca de cómo
piensa, siente y se comporta la
gente en relación con los miembros
de los grupos sociales. Comienza por
examinar la naturaleza del problema; es
decir, la forma en que los aspectos de los
estereotipos, prejuicios y la discriminación han
cambiado considerablemente en años recientes,
así como qué tan persistentes pueden ser. A
continuación, se examina una variedad de causas
que son la base de estos problemas. Concluye
con diversas formas para reducir los

Estereotipos,
estereotipos, prejuicios y la
discriminación.

prejuicio y
discriminación
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5
La naturaleza del problema: persistencia
y cambio (154)
Definición de términos
Racismo: formas y desafíos actuales
Sexismo: ambivalencia, cosificación y dobles
estándares
Más allá del racismo y el sexismo: edad,
peso, sexualidad y otros objetivos
Ser estigmatizado
Amenaza de estereotipo

Causas del problema: factores


intergrupales, motivacionales,
cognitivos y culturales (170)
Categorías sociales y conflicto intergrupal
Teoría de la identidad social
Cultura e identidad social
Cultura y socialización
Forma en que los estereotipos distorsionan
las percepciones y resisten el cambio
Activación automática del estereotipo
“Cuarenta y un disparos”: un enfoque sobre
el trágico tiroteo contra Amadou Diallo
El encapuchado y el arma: revisión del
asesinato de Trayvon Martin

Reducción de estereotipos, prejuicio y


discriminación (190)
Contacto intergrupal
Amistades intergrupales y contacto
extendido
El salón de clases rompecabezas
Identidades compartidas
Confianza, pertenencia y reducción de la
amenaza de estereotipo
Ejercer el autocontrol
Cogniciones, culturas y motivaciones
cambiantes
© elina/Shutterstock

Repaso
Términos clave
Recursos mediáticos

151

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152 Capítulo 5 Estereotipos, prejuicio y discriminación

En la primavera de 2012, el presidente de Estados Unidos y la canciller


de Alemania se enfrentaron en tensas e importantes discusiones acerca de la crisis eco-
nómica en la Unión Europea. El hecho de que esta reunión de los líderes de dos de las
naciones más poderosas fuera entre un afroamericano y una mujer no fue nada digno de
mencionarse. Y este hecho es, en sí mismo, digno de mención, dado que hubiera sido ini-
maginable hace una o dos generaciones. El avance que se ha alcanzado sobre problemas
de derechos civiles y discriminación durante los últimos 70 años ha sido sorprendente.
Pero considere estos casos, todos los cuales tuvieron lugar a pocos meses de la reu-
nión entre el presidente Barack Obama y la canciller Angela Merkel:
l El jugador estrella de béisbol Delmon Young fue arrestado después de una llamada
de atención por una borrachera, en la que gritó palabras de odio hacia los judíos en
las afueras de un hotel en la ciudad de Nueva York (Kemp y Lemire, 2012).
l Una enorme ola de aficionados del popular libro The Hunger Games (Los juegos
del hambre) expresó su rabia en Twitter durante el proceso de selección de actores
afroamericanos para desempeñar algunos de los personajes secundarios en la ver-
sión cinematográfica. Muchos estaban especialmente enojados porque un amado
personaje (Rue) sería afroamericano, a pesar de que ella describe en el libro que
tiene “piel café oscuro” (Stewart, 2012).
l Un estudiante de preparatoria de Georgia fue removido de su posición como presi-
dente del gobierno estudiantil por profesores molestos, porque sugirió que parejas
del mismo sexo fueran elegibles para otorgarles votos por honores en el baile de
graduación (García, 2012).
l Pete Hoekstra, candidato al senado de Estados Unidos, difundió un controversial
comercial durante el Súper Tazón de 2012, en el que se presentaba a una asiática
que hablaba un estereotipado inglés mal pronunciado, que agradecía al oponente
de Hoekstra por las prácticas que hacían a la “economía estadounidense muy débil,
y a la nuestra muy buena: nos llevamos los trabajos de ustedes” (Schultz, 2012).
l  n hombre que decía tener vínculos con un grupo extremista islámico tiroteó y
U
mató a un rabino y a tres niños en una escuela en Francia (Associated Press, 2012).
l Cánticos racistas, ruidos de animales y gente que bailaba vestida con trajes de
banana en contra de jugadores de balon-

Puesta a prueba del sentido común cesto colegiales afroamericanos y de


origen hispano, tuvieron lugar en una
variedad de juegos en diversos estados
Encierre su respuesta en un círculo (Peralta, 2012; C. Smith, 2012a, 2012b).
V F 
Los niños no tienden a mostrar sesgos fundamentados en la raza; l  na ley aprobada en St. Petersburg,
U
es sólo después, cuando llegan a la adolescencia, que aprenden a Rusia, declaró como criminales las
responder de modo diferente a las personas con base en la raza. acciones públicas que podrían verse
como promotoras de la homosexuali-
V F 
Las interacciones entre razas tienden a mejorar y a reducir las
dad (Elder, 2012).
percepciones de racismo si se tiene una mentalidad que no repara
en los colores, que niega o minimiza cualquier reconocimiento de Éstos fueron nada más que una mues-
diferencias raciales. tra de casos en sólo tres meses en 2012.
Reflejan la preocupante persistencia de
V F 
Un estudiante afroamericano es propenso a tener un desempeño más los estereotipos, prejuicios y la discrimina-
deficiente cuando realiza una actividad atlética si se le menciona que el ción dirigidos a diversos grupos hoy en día.
objetivo de ésta reflejará su inteligencia deportiva, que si se le informa Considere también su guardarropa.
que dejará ver su capacidad atlética natural. Hay buenas probabilidades de que en él
V F 
Recordarle a las personas su calidad de seres mortales hace que vean tenga un cismático y controvertido sím-
las cosas desde una perspectiva más amplia, lo cual tiende a reducir las
bolo de estereotipo, prejuicio, racismo
y agresión. Y si no lo tiene, entonces es
distinciones y hostilidades endogrupo-exogrupo.
seguro que alguien de sus mejores ami-
V F Los juicios muy rápidos de las personas no están influidos por un gos lo tenga. ¿Cuál es la siniestra pieza del
estereotipo, a menos que en realidad crean que éste es verdadero. vestir? Una capucha.

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Estereotipos, prejuicio y discriminación 153

Una sudadera con capucha, por supuesto, es sim-


plemente una prenda informal, cómoda y barata del
guardarropa de casi cualquier joven (y muchos de ma-
yor edad). Comúnmente, es una declaración no contro-
versial acerca de la moda que alguien puede hacer. Es la
pieza cómoda de un clóset; es como los macarrones y el
queso, barato, sin ceremonias y casi a todos les gusta en
un día frío de primavera. Pero en la primavera de 2012, la
capucha fue muy debatida en programas de noticias, si-
tios web y Twitter. Jugadores profesionales de baloncesto

© Pete Souza/White House/Handout/Corbis


y manifestantes estudiantiles usaban las sudaderas con
capucha como símbolos de protesta desafiante. El pre-
sentador Geraldo Rivera del Canal Fox News urgió a los
padres de familia, en particular de jóvenes de color y la-
tinoamericanos, a no permitirles a sus hijos que salieran
de casa usando esas sudaderas (Lee, 2012).
La capucha inusitadamente reventó esa primavera
en la conciencia nacional, cuando empezó a extenderse la
noticia del fatal tiroteo a un afroamericano de 17 años de
nombre Trayvon Martin. Los detalles de esta tragedia se
citaron al principio del capítulo 4. Además de ilustrar las
preguntas en el punto central de ese capítulo sobre Per-
cibiendo personas, en el caso de cómo los individuos ex-
plican las causas de las conductas de otros, los disparos

AP Photo/LeBron James via Twitter


contra Martin se refieren a problemas clave relaciona-
dos con estereotipos, prejuicio y discriminación. Por
ejemplo, ¿la raza desempeñó un papel en por qué George
Zimmerman, el hombre que disparó contra Martin,
pensó que éste le parecía sospechoso? Zimmerman, de
orígenes multirraciales que incluían un padre identifi-
cado como blanco y madre identificada como hispana,
llamó a la policía cuando vio a Martin y, de acuerdo con
la transcripción, dijo: “Se ve que no trama nada bueno, El presidente de Estados Unidos
está en drogas o algo así”. Según la transcripción, cuando se le dijo que la policía ya iba Barack Obama habla con la canciller
alemana Angela Merkel en Camp
en camino, Zimmerman dijo: “Estos imbéciles siempre se fugan”. ¿Zimmerman hubiera David, Maryland, en mayo de 2012
sido igualmente receloso de un adolescente blanco que caminara por el vecindario? (arriba). Un afroamericano y una mujer
Por desgracia, de ningún modo este caso del tiroteo interracial de una víctima des- que lideran dos de las naciones más
armada es único, pero en ocasiones uno de estos casos capta la atención y despierta tre- poderosas del mundo significan un
tremendo avance en los derechos
menda controversia. Ésta fue una de esas veces. De todos los problemas debatidos en el
civiles. Sin embargo, qué tan lejos
bombardeo de comentarios durante la primavera de 2012, uno de los más raros fue acerca necesitamos ir está sugerido en la
de la capucha que Treyvon Martin llevaba puesta. Para muchas personas que seguían el foto de abajo, donde jugadores del
caso, la capucha no era simplemente una prenda mediocre y común, sino que era un sím- equipo de baloncesto Miami Heat
bolo de una cultura peligrosa, matona, asociada con jóvenes afroamericanos o de origen usan capuchas en protesta por la
tragedia de Trayvon Martin y por
latino. Cuando el comentarista de noticias Geraldo Rivera urgió a padres de familia a que
las actitudes negativas expresadas
no permitieran que sus hijos usaran esa prenda por estar tan asociada con conductas cri- por algunos de los medios de
minales violentas, dijo que la capucha era causa de la muerte de Martin tanto como George comunicación por las prendas
Zimmerman. Rivera de ninguna manera estaba solo en culpar a Martin por usar capucha y, mencionadas.
por lo tanto, verse como criminal. De hecho, algunas comunidades en el mundo han adop-
tado “zonas libres de capuchas” o han sido prohibidas en escuelas por su asociación con la
violencia. ¿Por qué la gente hace estas asociaciones a pesar del hecho de que las capuchas
son usadas con frecuencia, e inocencia, por incontables personas de todas las razas, etnias
y divisiones de clases? En el caso de Treyvon Martin, la capucha tomó un significado por
una combinación de estereotipos respecto a la raza, la clase y el género.

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154 Capítulo 5 Estereotipos, prejuicio y discriminación

Todo lo que esto refleja son algunas verdades sutiles pero importantes acerca de
estereotipos, prejuicios y discriminación, que es el punto central de este capítulo. Empe-
cemos por echar una mirada cercana a la naturaleza del problema de sesgo intergrupal
en la vida contemporánea, incluyendo un enfoque sobre los diferentes niveles en los que
estos sesgos operan hoy en día. Más adelante en este capítulo se abordan algunas de las
causas clave y las importantes consecuencias de los sesgos intergrupales, y se cierra el
capítulo examinando algunas de las direcciones más promisorias en los esfuerzos por
reducir estos problemas.

La naturaleza del problema:


persistencia y cambio
Incluso más que la tragedia en sí misma, el frenético debate por el papel de la raza en la
muerte de Trayvon Martin es un testamento a la complejidad y las contradicciones que
están en el centro de las relaciones intergrupales contemporáneas. En el lado alentador,
numerosas encuestas y otras medidas indican gran progreso en los derechos civiles y en
la reducción de prejuicios y discriminación comparados con generaciones previas.
Por otra parte, siguen prevaleciendo ejemplos de patente y abierto prejuicio y discri-
minación, aun cuando relativamente pocas personas estén enteradas de ellos. Veamos
de nuevo los casos de preocupantes noticias en los tres meses de 2012 que se citaron
al principio de este capítulo, y considere también
unos pocos reportes publicados esa primavera. El
TABLA 5.1 Southern Poverty Law Center publicó un reporte
Puntos de vistas desfavorables hacia los judíos en Europa que detalla el sostenido aumento, de 2000 a 2011,
Esta tabla reporta los porcentajes de encuestados de cada uno de varios
del número de grupos de odio en Estados Unidos
países en Europa que estuvieron de acuerdo con un conjunto de estereo- cuyo objetivo son personas juzgadas con base en su
tipos antisemíticos (por ejemplo: “Los judíos tienen demasiado poder en raza, religión y sexualidad (Severson, 2012). Amnistía
el mundo de los negocios”). Para la mayor parte de estos países, en 2012 Internacional publicó en 2012 un informe que indica
estos porcentajes aumentaron en comparación con una encuesta similar que la discriminación debida a la religión, especial-
dirigida en 2009.
mente el islam, se considera relativamente aceptable
Austria 28% en los diversos países europeos que estudió. La Liga
Francia 24% Antidifamación (2012) publicó un informe que docu-
Hungría 63% menta “niveles alarmantemente altos” de actitudes
Italia 35% antijudías en diez países europeos, que incluye gran-
Países Bajos 10% des aumentos en estas actitudes apenas desde 2009
Polonia 48% (vea tabla 5.1).
España 53%
Estos casos y reportes muestran que a pesar
del avance que se ha hecho los problemas de este-
Reino Unido 17%
reotipos, prejuicio y discriminación persisten. Sin
Liga Antidifamación, 2012 © Cengage Learning embargo, lo que es incluso más persistente, son
ejemplos más sutiles de sesgo. Al igual que los gér-
menes acechan bajo un mostrador aparentemente
limpio, los estereotipos, prejuicios y discriminación en la vida contemporánea viven bajo
la superficie en un grado mucho mayor al que la mayoría de las personas se imaginan. Y
también al igual que los gérmenes, su existencia puede tener un profundo efecto sobre
nosotros, a pesar de lo ocultos que puedan estar.
En esta sección se examinan algunos de los progresos que se han hecho junto con la
persistencia de formas de sesgo más sutiles. Para obtener un enfoque y reflejar los temas
que más dominan la literatura de investigación, el enfoque se centra en esta sección

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La naturaleza del problema: persistencia y cambio 155

sobre racismo y sexismo en particular, aun cuando muchos de los puntos son verdaderos
en una gran variedad de temas de estereotipos, prejuicio y discriminación.

> Definición de términos


Dada la complejidad de estos temas, definir conceptos tales como el prejuicio o racismo
no es tarea fácil. Persisten debates acerca de cómo definir mejor los términos, de qué tan
amplios o específicos deben ser, si deben enfocarse en niveles individuales o instituciona-
les, y así sucesivamente. Por ejemplo, una forma de definir el racismo es como prejuicio
y discriminación con base en el origen racial de una persona. Es importante darse cuenta
que existe racismo en varios niveles diferentes. En el ámbito individual, como esta defi-
nición lo refleja, cualquiera puede ser racista respecto a alguien más. En contraste, en los
niveles institucionales y culturales algunas personas son privilegiadas mientras que otras
están en desventaja. Por ejemplo, sin saberlo, algunas instituciones pueden perpetuar el
racismo cuando tienden a aceptar o contratar individuos similares o conectados a las per-
sonas que ya están en la institución. Por lo tanto, otra forma de definir el racismo es como
prácticas institucionales y culturales que promueven la dominación de un grupo racial
sobre otro (Jones, 1997b). Del mismo modo, el sexismo puede ser definido como prejuicio
y discriminación con base en el género de una persona, o como prácticas institucionales y
culturales que promueven el dominio de un género (comúnmente hombres) sobre otro
(por lo general mujeres).
Para los fines de este capítulo, definimos los estereotipos como creencias o asocia-
ciones que vinculan grupos enteros de personas con ciertos rasgos o características. El
prejuicio está formado por sentimientos negativos hacia otros por sus conexiones con un
grupo social. Mientras los estereotipos se refieren a asociaciones o creencias y el prejuicio
trata de los sentimientos, la discriminación se refiere a comportamientos, especialmente
de carácter negativo, dirigidos contra personas por su pertenencia a un grupo particular.
Los estereotipos, el prejuicio y la discriminación pueden operar en forma un tanto inde-
pendiente, pero con frecuencia influyen y se refuerzan entre sí.

> Racismo: formas y desafíos actuales


Un examen minucioso de la legislación, encuestas de opinión, datos sociológicos e inves-
tigación psicológica indican que el prejuicio y la discriminación raciales han ido dismi-
racismo Prejuicio y discriminación
nuyendo en Estados Unidos en los últimos 70 años (Dovidio et al., 2002; Pew Research
basados en el origen racial de una
Center for People and the Press, 2009), aun cuando elementos de ella pueden estar a la
persona, o prácticas institucionales
alza, en particular en Europa occidental. En un estudio clásico de estereotipos étnicos y culturales que promueven la
publicado en 1933, Daniel Katz y Kenneth Braly encontraron que los estudiantes univer- dominación de un grupo racial sobre
sitarios blancos veían al promedio de los estadounidenses blancos como inteligentes, otro.
trabajadores y ambiciosos, y veían al promedio de los afroamericanos como supersti- sexismo Prejuicio y discriminación
ciosos, ignorantes, perezosos y despreocupados. En múltiples encuestas de seguimiento basados en el género de una persona,
con muestras de estudiantes blancos demográficamente similares realizadas de 1951 a o prácticas institucionales o culturales
2001, estas imágenes negativas de la gente de color se desvanecieron y fueron sustitui- que promueven la dominación de un
das por otras más favorables (Dovidio et al., 1996; Madon et al., 2001). Del mismo modo, género sobre otro.
encuestas de opinión pública han indicado que el prejuicio racista en Estados Unidos ha estereotipo Creencia o asociación
bajado abruptamente desde la Segunda Guerra Mundial. La tabla 5.2 reporta algunos de que vincula a todo un grupo de
los cambios en el prejuicio racista ilustrados por estos y otros estudios. personas con ciertos rasgos o
La elección de Barack Obama como primer presidente afroamericano de Estados características.
Unidos en 2008 fue un signo importante de progreso racial. Como Obama señalaba prejuicio Sentimientos negativos
cuando tomó posesión de su cargo el 20 de enero de 2009, a su propio padre no le hubie- hacia personas con base en su
ran dado servicio en muchos restaurantes de la capital de la nación 60 años antes, y pertenencia a ciertos grupos.
ahora el hijo estaba siendo investido con el cargo más alto del país. Este avance en el discriminación Comportamiento
tiempo de vida de una persona es asombroso. Sin embargo, cuando los que estudiamos dirigido contra personas por ser
miembros de un grupo en particular.
estereotipos, prejuicio y discriminación vimos caso tras caso en los medios masivos de

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156 Capítulo 5 Estereotipos, prejuicio y discriminación

comunicación populares en el tiempo que se anunciaba el ama-


TABLA 5.2 necer de un “Estados Unidos posracial”, sabíamos lo incautas y
Cambios en el racismo público equivocadas que estaban esas nociones.
Los resultados aportados por muchos estudios y sondeos como éste
En suma, hay razones legítimas para celebrar el progreso
demuestran que los estereotipos y el racismo públicos y negativos racial; sin embargo, el racismo sigue siendo una realidad de la
han declinado drásticamente a lo largo de los años. Aunque esta in- vida y de ninguna manera está limitado sólo por las acciones
formación es alentadora, la investigación en torno a presentaciones de algunos individuos o grupos marginales. Como se verá en
más sutiles de este problema, como el racismo moderno, revelan la siguiente sección, existe en formas que escapan al reconoci-
que la cuestión es bastante más compleja de lo que sugieren estos miento de la mayoría de las personas.
autorreportes.
Racismo moderno Considere dos casos del mundo de los
Porcentaje de participantes blancos que seleccionaron un rasgo deportes:
para describir a los afroamericanos
1. Cuando terminaba la primera mitad de un juego de balon-
Rasgo 1933 1967 1993
cesto colegial cerca de Pittsburgh, aficionados de una
preparatoria predominantemente blanca, corrieron sobre
Supersticioso 84% 13% 1%
la cancha vestidos con trajes completos de color amarillo,
Perezoso 75% 26% 5% rodearon a los jugadores del equipo contrario predomi-
Despreocupado 38% 27% 2% nantemente afroamericanos y, “según se dice, empezaron a
Ignorante 38% 11% 5% hacer ruidos como de monos y a lanzar epítetos raciales”
Musical 26% 47% 12% a los jugadores (Smith, 2012a). Pocos meses después, en
Muy religioso 24% 8% 17% Polonia y Croacia, miembros negros de las selecciones
Tonto 22% 4% 0%
nacionales de Holanda e Italia fueron supuestamente
blanco de abuso racista, que incluyó recibir cánticos de
Porcentaje de participantes blancos que reportaron estar dispues- monos y una banana voladora durante la Copa Europea de
tos a entablar distintos tipos de relación con personas de color Naciones 2012. De hecho, el torneo de 2012 fue arruinado
por una serie de acusaciones de burlas racistas perpetra-
1949 1968 1992 dos por jugadores y aficionados de varias naciones
Dispuesto a admitir gente negra en: europeas (Brown, 2012; Cue, 2012).
Empleos en mi área de acción 78% 98% 99% 2. Christoper Parsons y otros (2009) analizaron cada uno
Mi club deportivo, como amigos personales 51% 97% 96% de los lanzamientos de cuatro temporadas de béisbol de
Mi calle, como vecinos 41% 95% 95% las Grandes Ligas de 2004 a 2008, más de 3.5 millones de
Parentesco cercano (matrimonio) 0% 66% 74% lanzamientos en total, y encontraron un muy interesante
conjunto de resultados. Los árbitros (umpires) eran más
Porcentaje de participantes adultos que concuerdan con esta proclives de marcar strikes a pitchers (lanzadores) de la
afirmación: “Está bien que personas blancas y negras tengan misma raza o etnia que ellos. Incluso más interesante es el
relaciones románticas”. hecho de que este sesgo emergía sólo con tres condiciones:
(1) si el juego se realizaba en el subconjunto de estados que
1987 2012 no tenían sistema computarizado de repetición de jugadas
De acuerdo 48% 86% que la liga utiliza para revisar las decisiones de los umpires
al marcar bolas o strikes; (2) si el número de asistentes al
Fuente: Dovidio et al., 1996; Peterson, 1997; Pew, 2012. © Cengage Learning
juego era relativamente bajo, y (3) si la decisión no era la
última bola o strike del jugador en turno de bateo. En otras
palabras, el sesgo racial-étnico era evidente sólo en las
condiciones en que hubiera la mínima obligación de rendir
cuentas o de recibir las protestas del público.

El primero de estos ejemplos, respecto a la burla racista, ilustra lo que algunos llaman
racismo anticuado. Es descarado, explícito e inconfundible. El segundo, respecto al sesgo
en las decisiones de un umpire, es lo que algunos llaman racismo moderno, una forma
sutil de prejuicio que tiende a aparecer cuando es seguro, socialmente aceptable o fácil de
racionalizar. El racismo moderno es mucho más sutil y es más probable hallarlo bajo la
nube de la ambigüedad. De acuerdo con las teorías del racismo moderno, muchas perso-
nas son racialmente ambivalentes. Desean verse como justos, pero todavía abrigan sen-
racismo moderno Forma de timientos de ansiedad e incomodidad acerca de otros grupos raciales (Hass et al., 1992).
prejuicio que se hace evidente de Hay varias teorías específicas de racismo moderno, pero todas destacan las contradic-
manera sutil cuando resulta segura, ciones y tensiones que llevan a formas sutiles, con frecuencia inconscientes, de prejuicio
socialmente aceptable y fácil de y discriminación (Gawronski et al., 2008; Levy et al., 2006; Sears y Henry, 2005; Son Hing et
racionalizar. al., 2008). Por ejemplo, Samuel Gaertner y John Dovidio (1986; Hodson et al., 2010) propu-

cap05 150-203.indd 156 07/11/14 22:22


La naturaleza del problema: persistencia y cambio 157

AP Photo/Manu Fernande
Un oponente trata de impedir que
Samuel Eto, del Barcelona, salga del
juego después que fue objeto de
burlas racistas de aficionados de la Liga
Española.

sieron el relacionado concepto de racismo aversivo, que se refiere a la ambivalencia entre


las actitudes y creencias sinceramente justas de individuos, por un lado, y por el otro sus
sentimientos y creencias negativos, principalmente inconscientes y no reconocidos.
Algunos intelectuales hoy en día usan el término microagresión para caracterizar las per-
judiciales formas de discriminación de todos los días, comúnmente sutiles, que padecen
con frecuencia miembros de grupos específicos (Torres-Harding et al., 2012).
En estas formas de racismo, el prejuicio sale a la superficie principalmente en cir-
cunstancias cuando su expresión es segura, socialmente aceptable y fácil de racionalizar
por su ambigüedad. Por ejemplo, varios estudios han encontrado que es más probable
que participantes blancos que desempeñan el papel de jurados condenen por un delito
a un acusado negro que a uno blanco cuando la evidencia es más bien ambigua, y por
tanto está justificado dar un veredicto de culpable o no culpable por razones que no
tienen nada que ver con la raza. Si, por otro lado, se hace que la raza parezca un aspecto
importante del caso, entonces este sesgo puede eliminarse o incluso revertirse (Bucolo y
Cohn, 2010; Fein et al., 1997; Sommers y Ellsworth, 2009).
Estas formas modernas, ambivalentes, de racismo con frecuencia son evidentes en
la excusa “pero algunos de mis mejores amigos son…”. Esto es, las personas establecen su
credencial moral de no ser racistas al demostrar a otros o incluso a sí mismos que tienen
buenos amigos del grupo racial o étnico en cuestión, o que se han comportado de formas
bastante justas hacia miembros de ese grupo (Effron et al., 2012; Merrit et al., 2010).
Tener tan buena conducta en su crédito da a las personas la licencia para tomar accio-
nes que podrían de otro modo ponerlas en riesgo por parecer prejuiciosos. De hecho,
Anna Merritt y otros (2012) encontraron que la gente a veces se sale de sus costumbres
para tratar de establecer tales créditos, por ejemplo calificar mejor a un afroamericano
candidato a un trabajo si anticipan estar en una situación posterior en la que puedan ser
juzgados como racistas.

Racismo implícito El racismo moderno a veces opera de manera consciente y, en


otras, fuera de la percepción consciente de las personas. Los académicos llaman racismo
implícito al que opera en forma inconsciente y no intencional. Sin ser detectado por indi-
viduos que desean ser justos y no sesgados, el racismo implícito, junto con otras formas
de prejuicio implícito, puede sesgar juicios, sentimientos y conductas sin acusar al cul-
pable de provocar formas explícitas de racismo.
El racismo implícito puede ser sutil, pero sus efectos pueden ser profundos. Por ejem-
plo, Jennifer Eberhardt y otros (2006) estudiaron predicciones de si era probable que un racismo implícito Racismo que opera
acusado criminal fuera sentenciado a muerte. Examinaron más de 600 casos de elegibles en forma inconsciente y no intencional.
a pena de muerte juzgados en Filadelfia, Pennsylvania, entre 1979 y 1999. En casos que

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158 Capítulo 5 Estereotipos, prejuicio y discriminación

involucraban una víctima de raza blanca y un acusado negro de sexo masculino, cuanto
más estereotipadamente negro era el aspecto físico del acusado, era más probable que
fuera sentenciado a muerte. En un reciente estudio de más de 12,000 mujeres negras adul-
tas recluidas en prisión en Carolina del Norte de 1995 a 2009, Jill Viglione y otros (2011)
encontraron que las negras con color de piel más claro recibían en promedio alrededor de
12% menos de tiempo en prisión que las negras con piel más oscura (vea la l figura 5.1).
Por último, una muestra nacionalmente representativa de estadounidenses blancos en
otro estudio recomendaba sentencias significativamente más severas para muchachos
declarados culpables de un delito, si los participantes eran sutilmente informados de la
palabra “negro” cuando leían un ejemplo previo acerca de un muchacho culpable (Rattan
et al., 2012). Es muy probable que la mayoría de los jueces, miembros de jurados y partici-
pantes cuyas decisiones fueron evaluadas en estos estudios estuvieran conscientemente
ignorantes de estos sesgos, en la misma forma
que es probable que los umpires de la Liga Mayor
l FIGURA 5.1 de Béisbol desconocieran el sesgo de cómo mar-
Rasgos faciales y sentencias de prisión caban strikes, pero la evidencia en ambos casos
De acuerdo con un estudio de Jill Viglione y otros (2011) de más de 12,000 mu- revela discriminación significativa.
jeres adultas negras recluidas en prisión en Carolina del Norte, si las dos El problema de cómo detectar y medir un
mujeres descritas aquí fueran halladas culpables de un delito, hay muchas
probabilidades de que la mujer de la izquierda (cuyo rostro sería considerado más
racismo implícito es desafiante. Por su natura-
“estereotipadamente negro”) recibiría una sentencia más larga de cárcel que la leza implícita, no puede ser evaluado con sólo
mujer de la derecha. pedir a las personas que contesten algunas
preguntas acerca de sus actitudes. En su lugar,
por lo general se usan medidas indirectas más
sutiles. Con mucho, la medida mejor conocida
de esta clase es la Prueba de Asociación Implí-
cita (IAT, por sus siglas en inglés), creada y pro-
bada por vez primera por Anthony Greenwald y
otros (1998). La IAT mide el grado en el que dos
conceptos están asociados. Por ejemplo, mide
© Peter Dressel/Blend Images/Corbis

el racismo implícito hacia los afroamericanos,


© Rob Lewine/Tetra Images/Corbis

comparando con qué rapidez o lentitud los par-


ticipantes asocian indicios afroamericanos (por
ejemplo un rostro negro) con conceptos nega-
tivos y positivos, en comparación con la rapi-
dez o lentitud con que hacen las mismas clases
de asociaciones con indicios estadounidenses de
origen europeo. Otras pruebas IAT se concen-
tran en asociaciones que se refieren a personas
más viejas contra más jóvenes, hombres contra mujeres, y así sucesivamente. La IAT se
estudia con más detalle en el capítulo 6 sobre Actitudes. Ha despertado una explosión de
investigación, con ya más de 700 publicaciones científicas, junto con alguna controversia
acerca de su validez y usos (Blanton et al., 2009; Nosek y Smyth, 2011). La IAT ha sido tan
popular que, entre octubre de 1998 y agosto de 2012, más de 14 millones de pruebas IAT
fueron completadas por visitantes al sitio web IAT (Nosek, 2012).
Se ha encontrado el sesgo racista implícito, según lo mide la IAT, entre grupos de
todo el mundo e incluso entre niños de entre 6 y 7 años de edad (Baron y Banaji, 2006;
Dunham et al., 2008; Newheiser y Olson, 2012). Y como se puede ver en la l figura 5.2,
mientras niños mayores y adultos empiezan a controlar o cambiar sus prejuicios
Los niños no tienden a mostrar explícitos y a mostrar menos sesgo sobre medidas explícitas, siguen mostrando racismo
sesgos fundamentados en la implícito según lo mide la IAT.
raza; es sólo después, cuando El racismo implícito se correlaciona con una variedad de actitudes y conductas.
llegan a la adolescencia, que Por ejemplo, un racismo implícito más alto por parte de participantes blancos en varios
aprenden a responder de modo estudios predijo conductas no verbales negativas, poco amistosas en interacciones
diferente a las personas con interraciales; por ejemplo, distanciamiento físico o falta de contacto visual, acciones
base en la raza.
F ALSO. que pueden hacer que la otra persona se sienta incómoda, rechazada y que pueden lle-
var, por ejemplo, a un desempeño deficiente en una entrevista de trabajo (Greenwald

cap05 150-203.indd 158 07/11/14 22:22


La naturaleza del problema: persistencia y cambio 159

l FIGURA 5.2
Desarrollo de preferencias raciales explícitas frente a implícitas
En una medición de actitud explícita (izquierda), niños de 6 años de edad mostraron una fuerte preferencia por un niño blanco en
lugar de uno negro. Esta preferencia se redujo en niños de 10 años de edad y fue eliminada por completo en adultos. Sin embargo, las
actitudes implícitas, medidas por la prueba de Asociación Implícita (derecha), mostraron un consistente sesgo en pro de los blancos en
los tres grupos de edades.
Con base en Baron y Banaji, 2006; Dunham et al., 2008. © Cengage Learning
Explícitas
Explicit Implícitas
Implicit
90 0.3
preferenceexplícita

80

on IAT
Tamaño de efecto para preferencia
70
preferencia

implicitenpreference
60 0.2

la IAT
50
explicit
que muestra

implícita
40
% showing

Effect size for


30 0.1

20
Porcentaje

10

0 0.0
6Niños
year de
olds Niños
10 year de
olds Adultos
Adults 6Niños
year de
olds Niños
10 year de
olds Adultos
Adults
6 años 10 años 6 años 10 años

et al., 2009). En varios estudios se ha encontrado que el racismo implícito está asociado
con actitudes negativas hacia el presidente Obama y sus políticas (Hehman et al., 2011;
Knowles et al., 2010). Un conjunto de hallazgos particularmente preocupante y creciente
se refiere al vínculo entre el racismo implícito de médicos y otros trabajadores de aten-
ción a la salud y el tratamiento que dan a pacientes de grupos minoritarios raciales y
étnicos (Penner et al., 2010; Shavers et al., 2012). Por ejemplo, Lisa Cooper y otros (2012)
encontraron que el racismo implícito más alto entre los empleados de clínicas estaba
relacionado con comunicación más deficiente y con menos calidez hacia pacientes
negros, caso contrario al de los blancos. Janice Sabin y Anthony Greenwald (2012) encon-
traron que los médicos con sesgo más fuerte en pro de los blancos, en la IAT, eran más
proclives a recomendar una prescripción de medicamentos para aliviar el dolor después
de una cirugía a pacientes blancos que a pacientes negros, comparados con médicos con
menor calificación de la IAT a favor de los blancos.

Interacciones raciales Las divisiones entre grupos raciales y étnicos tienden a ser más
grandes y pueden promover más fuertes sentimientos de hostilidad, temor y desconfianza
que las basadas en otras categorías sociales, como género, aspecto y edad. Un factor que
puede mantener fuertes estos sentimientos negativos es la relativa falta de contacto entre
personas de diferentes grupos raciales y étnicos. Además, en una sociedad contempo-
ránea, el estigma de ser percibido como racista es especialmente preocupante para la
mayoría de las personas (Crandall y Eshleman, 2003). Esta combinación de emociones
negativas más fuertes, menor contacto y más ansiedad por parecer racista, hace que una
interacción interracial sea particularmente desafiante y llena de emoción y tensión.
Cuando participan en interacciones interraciales, los blancos pueden ocuparse de
varias cosas, entre las que se incluye no querer ser racista o parecerlo. Por tanto, pueden tra-
tar de regular su conducta, estar al tanto de signos de desconfianza o desagrado por parte
de sus parejas de interacción, etc. Debido a estas inquietudes, lo que en el ideal debe ser
una interacción normal de suave curso puede convertirse en torpe y hasta agotadora. Esto,

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160 Capítulo 5 Estereotipos, prejuicio y discriminación

a su vez, puede afectar las percepciones de sus parejas respecto a ellos, posiblemente
llevando al irónico resultado de que parezcan ser racistas al tratar de no serlo. Varios
investigadores han estado examinando estos fenómenos (por ejemplo, Hebl et al., 2009;
Richeson y Shelton, 2012; Toosi et al., 2012). Por ejemplo, Jennifer Richeson, Nicole Shel-
ton y sus colegas han encontrado que participantes blancos, altos en racismo implícito,
son más proclives a actuar peor en una tarea cognitiva sencilla después de interactuar
con un aliado negro que con uno blanco, evidencia de que la interacción fue cognitiva-
mente agotadora (Richeson y Shelton, 2010, 2012; Shelton et al., 2010).
Según Jacquie Vorauer (2003; Vorauer et al., 2009) los individuos que participan en
interacciones entre grupos suelen activar meta-estereotipos o pensamientos acerca de los
estereotipos de grupos ajenos a ellos, y se preocupan por ser vistos como consistentes
con dichos estereotipos. De hecho, esta clase de preocupación acerca de las interacciones
entre razas puede llevar a reacciones cardiovasculares asociadas con sentimientos de
amenaza (Mendes et al., 2002). Estas respuestas al estrés fisiológico potencialmente ries-
gosas pueden no ser ejemplos aislados. Sophie Trawalter y otros (2012) han encontrado
que pueden resistir el curso de un año académico entre estudiantes blancos preocupa-
dos por aparecer prejuiciosos en repetidas interacciones entre razas durante el año.
No debe sorprender, entonces, que las personas a veces traten de evitar la interac-
ción entre razas por temor a parecer racistas o ser tratadas en una forma racista, y esta
conducta que tiende a evitar la interacción puede tener el efecto irónico de empeorar las
cosas. Por ejemplo, Ashby Plant y David Butz (2006) encontraron que cuando participan-
tes no blancos en esta tendencia a evitar la interacción convivían con un aliado negro,
lo hacían durante menos tiempo y con menos placer. Philip Goff, Claude Steele y Paul
Davies (2008) encontraron que jóvenes estudiantes blancos se sentaban
más lejos de los estudiantes negros que de los blancos en una interacción,
pero sólo si pensaban que participarían en una conversación acerca de un
l FIGURA 5.3 tema racialmente sensible.
¿No racista? En una inteligente demostración de la clase de ansiedad que los blan-
Cuando participantes blancos jugaban un juego cos a veces sienten acerca de la raza, Michael Norton y otros (2006) pusie-
de comparar caras en el que tenían que hacer ron en parejas a participantes blancos, ya fuera con un cómplice blanco o
preguntas a un aliado para que adivinara cuál de
negro en un juego (similar al juego infantil de salón ¿Adivina quién?), que
una serie de fotografías tenía, aquéllos fueron
mucho menos proclives a preguntar la raza de la
requería que los participantes hicieran preguntas al aliado para poder adi-
gente de las fotografías si estaban interactuando vinar cuál de una serie de fotografías había recibido. Como se puede ver en
con un aliado negro que con uno blanco, aun la l figura 5.3, los participantes eran considerablemente menos proclives
cuando esto perjudicaba su desempeño en el a preguntar acerca de la raza de la persona de la fotografía cuando jugaban
juego. con un aliado negro que con uno blanco, aun cuando esto perjudicaba su
Con base en Norton et al., 2006. © Cengage Learning
capacidad de ganar el juego. Parecía que los participantes blancos prefe-
rían perder el juego y no correr el riesgo de parecer racistas al poner aten-
100 ción a la raza de la gente en las fotografías.
en que se

Un interesante seguimiento de este estudio examinó el desempeño


de niños en esta tarea (Apfelbaum et al., 2008). En una versión neutral del
la raza
Race Was Mentioned

juego con respecto a la raza, los niños mayores (de 10 y 11 años) aventaja-
in which

80
ron a los menores (de 8 y 9 años), como era de esperar, pero cuando la raza
intentos

era de una categoría relevante, los niños mayores fueron más proclives a
mencionaba
Trials

evitar hacer preguntas sobre la raza, presumiblemente porque estaban


% ofde

60
más conscientes de las sensibilidades que rodeaban la carrera. El resultado
Porcentaje

de esto fue que, en la segunda versión del juego, los niños menores supera-
ron en forma significativa a los mayores.
Es frecuente que, en una convivencia interracial, los adultos de raza
40 blanca traten de adoptar una mentalidad y comportamiento no raciales,
Mention Race?
¿Menciona la raza? y actúen —o traten de actuar— como si la raza fuera tan poco importante
Raza del aliado
para ellos que incluso no pueden percibir la etnia de su pareja de interacción.
Confederate’s race
Blanco Negro
Con frecuencia este intento es sincero y con las mejores intenciones, pero
White Black
se han acumulado diversos hallazgos de investigaciones que sugieren que
este método a veces tiene un efecto contraproducente y pone más (no

cap05 150-203.indd 160 07/11/14 22:22


La naturaleza del problema: persistencia y cambio 161

menos) incómodos a los miembros de minorías raciales. Un método multicultural, que


reconoce y valora en forma positiva las diferencias raciales y étnicas, es a veces más efi- Las interacciones entre razas
ciente para promover mejores actitudes y comportamientos intergrupales (Holoien y tienden a mejorar y a reducir
Shelton, 2012; Plaut et al., 2009; Rattan y Ambady, 2012). las percepciones de racismo
Por supuesto, las ansiedades y retos asociados con las interacciones entre grupos no si se tiene una mentalidad
se limitan a las que hay entre blancos y negros, a pesar del hecho de que la mayoría de la que no repara en los colores,
investigación se ha enfocado en esta dinámica intergrupal particular. Los sentimientos lo cual niega o minimiza
de amenaza y ansiedad por la interacción o las relaciones intergrupales desempeñan cualquier reconocimiento de
un importante papel en el prejuicio de la gente hacia una variedad de grupos (Davis y diferencias raciales.
Stephan, 2011; Stephan et al., 2009). Por ejemplo, una investigación psicológica social F
ALSO.
ha abordado estos problemas respecto a las interacciones que involucran a lesbianas y
homosexuales, a personas con sobrepeso y a gente nativa de Canadá (Blair et al., 2003;
Everly et al., 2012; Hebl et al., 2009; Madera y Hebl, 2012).

> Sexismo: ambivalencia, cosificación y


dobles estándares
Al igual que con el racismo, las anticuadas y evidentes muestras de sexismo son menos
aceptadas socialmente que en años pasados, aun cuando siguen existiendo con una fre-
cuencia e intensidad que sorprendería a muchos. Al igual que con el racismo, los inves-
tigadores han estado documentando y estudiando formas implícitas de sexismo, que
tienden a escapar de la vista de la mayoría de la gente, pero que pueden ejercer podero-
sos efectos discriminatorios (Swim y Hyers, 2009).
No obstante, hay algunas formas en las que el sexismo es diferente. Los estereotipos
de género son diferentes de prácticamente todos los demás, en que con frecuencia son
preceptivos más que meramente descriptivos. En otras palabras, indican lo que las per-
sonas de una cultura determinada creen que deben ser hombres y mujeres. Por ejemplo,
pocos estadounidenses piensan que los homosexuales deben ser artísticos y sensibles,
o que los viejos deben ser olvidadizos y conservadores, pero muchos piensan que las
mujeres deben ser maternales y que los hombres deben ser desapasionados. Aun cuando
la ambición y el dinamismo son valorados en nuestra sociedad, las mujeres que tienen
estas características pueden ser vistas en términos especialmente severos, contribu-
yendo a los dobles estándares que son el sello del sexismo (Brescoll et al., 2010; Prentice
y Carranza, 2002; Rudman et al., 2012).
Otra forma en que el sexismo es único se refiere al grado en que miembros de endogru-
pos y exogrupos interactúan. Hombres y mujeres están íntimamente familiarizados entre
sí. Por lo general (aunque no siempre) provienen de las mismas familias, crecen juntos y se
atraen unos a otros, viven unidos y también así tienen y crían niños. Por esto, el sexismo
comprende más de una ambivalencia abierta entre sentimientos y creencias (positivas y
negativas) que es típica del racismo y de otras formas de prejuicio y discriminación.
Esta sección se concentra en esta ambivalencia y en algunos de los dobles estánda-
res que existen en el sexismo, en grados que no son tan evidentes en la mayor parte de
otras formas de discriminación. Más adelante en el capítulo se exploran los problemas
relacionados con estereotipos de género y cómo se perpetúan.

Sexismo ambivalente Es posible que le sorprenda saber que, en general, los este-
reotipos femeninos tienden a ser más positivos que los masculinos (Eagly et al., 1994);
sin embargo, los rasgos positivos asociados con las mujeres son considerados menos
valiosos en ámbitos importantes de la vida (como el mundo empresarial) que los rasgos sexismo ambivalente Forma de
positivos asociados con los varones. sexismo caracterizada por actitudes
Estas contradicciones se reflejan en el concepto de sexismo ambivalente desa- hacia las mujeres que reflejan creencias
rrollado por Peter Glick y Susan Fiske (2001, 2011). El sexismo ambivalente consta de llenas de negatividad y resentimiento, así
como sentimientos con predisposición
dos elementos: un sexismo hostil, caracterizado por sentimientos negativos y llenos
machista, pero que manifiestan
de resentimiento respecto a las habilidades, valores y capacidad femeninos para desafiar
conductas potencialmente paternalistas.
el poder masculino (por ejemplo: “Una vez que una mujer consigue que un hombre se

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162 Capítulo 5 Estereotipos, prejuicio y discriminación

comprometa con ella, tratará de ponerle una correa apretada”), y el sexismo benevolente,
caracterizado por sentimientos afectuosos y caballerescos fundamentados en la creen-
cia potencialmente paternalista de que las mujeres necesitan y merecen protección (por
ejemplo: “Las mujeres deben ser mimadas y protegidas por los hombres”). En la superfi-
cie, el sexismo benevolente no afecta a muchas mujeres u hombres como un terrible pro-
blema, pero las dos formas de sexismo están correlacionadas positivamente. El sexismo
benevolente está asociado en particular con reacciones negativas hacia las mujeres que
desafían los papeles y estereotipos de género tradicionales (Durán et al., 2011; Masser et
al., 2010; Viki et al., 2004).
Glick, Fiske y otros (2000) llevaron a cabo un estudio con 15,000 hombres y muje-
res en 19 naciones de seis continentes y encontraron que el sexismo ambivalente
prevalecía en todo el mundo. Entre los hallazgos más desconcertantes estaba que gente
de países con el más alto grado de desigualdad económica y política entre los sexos ten-
día a exhibir el sexismo más hostil y benevolente. La l figura 5.4 describe el promedio de
calificaciones de sexismo hostil para cada uno de varios países.

Cosificación Consuma frecuencia las mujeres son tratadas de modo deshumanizado;


esto es, son vistas o tratadas más como sólo cuerpos u objetos y menos como seres
humanos en función. Específicamente la industria de la publicidad y en forma más gene-
ral los medios populares están llenos de imágenes de mujeres representadas como obje-
tos sexuales o sólo partes de un cuerpo (Kilbourne, 2003). Por ejemplo, Julie Stankiewicz
y Francine Rosselli (2008) examinaron casi 2000 anuncios que describían mujeres de 58
populares revistas en Estados Unidos y encontraron que la mitad de ellos las presenta-
ban como objetos sexuales. Las mujeres también experimentan en sus vidas reales el
ser tratadas y vistas como objetos en numerosas interacciones. Aun cuando también los
hombres son presentados de esta manera en los medios
l FIGURA 5.4 (lo que parece ser una tendencia creciente), y a veces
son presentados como cosas en interacciones reales,
Sexismo hostil en países
todavía es el caso que muchas mujeres viven esto con
Encuestados de 19 países completaron medidas de sexismo hostil y
más frecuencia; una buena parte de las investigaciones
benevolente. Aquí se describe el promedio de calificaciones de sexismo
hostil para encuestados de sexo masculino de 11 de estos países.
documentan varios efectos negativos de esta cosifi-
Los países están en lista de izquierda a derecha en orden de qué tan cación en las mujeres, que incluyen su salud mental y
iguales son los sexos en términos de poder político y económico, según física, su desempeño académico y la forma en que se
lo definen los criterios de las Naciones Unidas. Es evidente, tanto en comportan en interacciones sociales (Calogero et al.,
esta figura como en otra información más general, que el sexismo hostil 2011; Fredrickson et al., 1998; Saguy et al., 2010; Tigge-
está positivamente correlacionado con la desigualdad de género. mann y Williams, 2012).
Correspondencia del autor con Peter Glick. © Cengage Learning.

3.5 Discriminación sexual: el doble estándar y


3
los estereotipos dominantes Hace muchos años,
hostil

Philip Goldberg (1968) pidió a las estudiantes de un


scores

2.5 pequeño colegio femenil que evaluaran el contenido


sexismo

2 y el estilo narrativo de ciertos artículos. Cuando se les


sexism

dijo que el material había sido escrito supuestamente


1.5
Hostilede

por John McKay y no por Joan McKay, los artículos reci-


Calificaciones

1 bieron calificaciones más altas, resultado que llevó a


Goldberg a preguntarse si también las mujeres tienen
0.5
prejuicios en contra de las mujeres. Otros estudios
0 mostraron que la gente suele devaluar el desempeño
Chile

Corea

Turquía

Italia

de las mujeres cuando realizan tareas generalmente


España

Bélgica

Inglaterra

Alemania

Países Bajos

Estados Unidos

Australia
Chile

Korea

Italy

Spain

Belgium

England

Germany

Netherlands

USA

Australia
Turkey

reservadas para los hombres (Lott, 1985) y atribuir sus


logros a la suerte más que a sus capacidades (Deaux y
Emswiller, 1974; Nieva y Gutek, 1981). Estos estudios
Countries
Países conwith
másthe Countries with
Países con the
menos generaron mucha atención, pero hoy muchos concuer-
most inequality
desigualdad least inequality
desigualdad dan en que este tipo de devaluación de las mujeres no
se encuentra comúnmente en estudios similares. Más
de un centenar de estudios diseñados con base en el de

cap05 150-203.indd 162 07/11/14 22:22


La naturaleza del problema: persistencia y cambio 163

Goldberg indican que las personas no suelen tener sesgos de género al realizar evaluacio-
nes de desempeño (Swim y Sanna, 1996; Top, 1991).
Sin embargo, esto no significa que ya no existe discriminación de sexo. En muchas
partes del mundo el sexismo aún es bastante evidente, por supuesto. Por ejemplo,
en partes del Cercano Oriente, recientes intentos de reformas para beneficiar a las muje-
res se han encontrado con gran apoyo por parte de muchos, pero con resistencia hostil
y a veces violenta por parte de otros. Las mujeres en algunos países son presionadas
a tener abortos si están embarazadas de niñas (Goldberg y Dooley, 2011). Una ley en
Marruecos que hace posible que los violadores escapen de la persecución al casarse con
sus víctimas, fue blanco de críticas cuando una niña de 16 años se suicidó después que
un juez le ordenó casarse con el hombre que la violó (Hirsch, 2012). Otros ejemplos son
menos dramáticos pero aún importantes.
Por ejemplo, vea la l figura 5.5 y la tabla 5.3, y observará impresionantes diferencias
de sexo en las opciones de trabajo. ¿Cuántas mujeres pilotos de líneas aéreas ha visto
últimamente? ¿Y qué dice de los higienistas dentales? (Es interesante observar que en
2011, 98% de los higienistas dentales en Estados Unidos eran mujeres, pero sólo 22%
eran dentistas.) Por supuesto que la pregunta es la siguiente: ¿qué explica estas dife-

l FIGURA 5.5
Porcentaje de mujeres en ocupaciones específicas en Estados Unidos, 2011
Estadísticas laborales recientes revelan que hombres y mujeres ocupan posiciones muy diferentes en la fuerza
laboral en Estados Unidos.
U.S. Bureau of Labor Statistics, 2012. © Cengage Learning

Patólogos de la vozpathologists
Speech-language y lenguaje
Maestros de escuela
Elementary elemental
and middle school o media
teachers
Trabajadores
Social sociales
workers
Meeting,
Planificadores convention,
de reuniones, and eventyplanners
convenciones eventos

Tailors, dressmakers,
Sastres, modistas yand sewers
costureras
Psicólogos
Psychologists
Empleados de hotel,
Hotel, motel
motel, y centros
and de recreo
resort desk clerks
Accountants
Contadoresand auditors
y auditores
Vendedores minoristas
Retail salespersons
Total,Total,
16 years andy over
16 años más
Postal service mailCarteros
carriers
New de
Analistas analysts, reporters,
noticias, andy correspondents
reporteros corresponsales
Computer
Analistas systems
de sistemas analysts
de cómputo

Physicians
Médicosandy surgeons
cirujanos
Lawyers
Abogados
Chief executives
Ejecutivos
Security
Guardiasguards and gaming
de seguridad surveillance
y oficiales officers
de vigilancia

Chefsy and
Chefs jefeshead cooks
de cocina
Architects
Arquitectosand engineers
e ingenieros
Firefighters
Bomberos
PilotosAircraft pilots de
e ingenieros andvuelo
flighten
engineers
aviones

0 20 40 60 80 100
Porcentaje
Percent de mujeres
women

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164 Capítulo 5 Estereotipos, prejuicio y discriminación

TABLA 5.3
Mujeres en puestos de trabajo en países seleccionados alrededor del mundo
Estas estadísticas laborales internacionales muestran el porcentaje de trabajadoras en cada categoría de varios países. Estos datos mues-
tran algunas de las diferencias entre naciones, así como algunas similitudes respecto a qué tipos de trabajos es más probable que desem-
peñen las mujeres en el mundo.

País Total de fuerza laboral Dependientes Trabajadores de Legisladores, Ventas y


artes y oficios oficiales, gerentes trabajadores de servicio

Australia 45% 67% 5% 37% 68%


Canadá 47% 77% 8% 37% 63%
Colombia 39% 58% 19% 46% 61%
Costa Rica 37% 57% 14% 27% 54%
Egipto 21% 29% 3% 11% 10%
Irán 18% 24% 23% 13% 11%
Israel 46% 74% 5% 30% 60%
Italia 39% 59% 14% 33% 57%
República de Corea 42% 52% 15% 9% 63%
México 37% 61% 24% 31% 54%
Marruecos 27% 25% 19% 12% 6%
Países Bajos 45% 69% 5% 28% 69%
Reino Unido 46% 78% 8% 34% 76%

Datos de la International Labour Office, 2008. © Cengage Learning

rencias? Décadas de investigación en ciencias sociales apuntan a actitudes sexistas y


discriminación como parte clave de la ecuación. La discriminación sexual durante los
primeros años escolares puede facilitar el camino para rutas divergentes de carrera en
la edad adulta. Entonces, cuando hombres y mujeres igualmente calificados compiten
por un trabajo, las consideraciones de género entran una vez más, como lo indica alguna
investigación; los profesionales de los negocios favorecen a hombres para los llamados
trabajos masculinos, por ejemplo gerente de una compañía de maquinaria, y a mujeres
para trabajos llamados femeninos, por ejemplo recepcionistas (Eagly, 2004; Kmec, 2005).
Aun cuando mujeres y hombres tengan trabajos similares, hay buenas probabilida-
des de que a ellas se les pague menos que a ellos y que se enfrenten al llamado “techo de
vidrio”, que hace más difícil que las mujeres suban a las posiciones más altas de poder
en un negocio u organización (Barreto et al., 2009; Gorman y Kmec, 2009; Leicht, 2008).
Un estudio de 2011 de Anthony Lo Sasso y otros encontró que los salarios iniciales de
doctoras capacitadas en el estado de Nueva York promediaron casi 17,000 dólares menos
Según una encuesta nacional en que sus similares de sexo masculino. (Esta diferencia podría no estar considerando cosas
2011 de Gallup, 40% de los esta- como diferentes áreas de especialización, horas de trabajo o escenario.)
dounidenses preferirían tener un Las mujeres que compiten por avanzar en trabajos y carrera en ocasiones se
hijo en comparación con 28% que enfrentan a un dilema prácticamente imposible: son vistas como más competentes
si se presentan con rasgos de estereotipos masculinos y no femeninos; pero cuando
preferirían tener una hija, si pu-
hacen esto también son percibidas como menos socialmente capacitadas y atrac-
dieran tener sólo uno de ellos (el
tivas, noción que puede en última instancia costarles el trabajo o el avance que bus-
resto no indicó preferencia). Estos can en su carrera (Eagly, 2004; Fiske et al., 1991; Jackson et al., 2001; Rudman y Glick,
porcentajes son casi idénticos a los 2001). Por ejemplo, hombres y mujeres participantes en un estudio realizado por Julio
de una encuesta similar de 1941. Phelan y otros (2008) leen acerca de un candidato hombre o mujer para un puesto
gerencial. Algunos candidatos destacaron sus cualidades “como agente”, es decir, com-
petencia técnica, independencia y capacidad de liderazgo. Otros destacaron sus cua-
lidades “comunales”, o sea, habilidades interpersonales y sociales. Comparadas con

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La naturaleza del problema: persistencia y cambio 165

los candidatos de sexo masculino en su calidad de “agentes”, las candidatas de sexo feme-
nino fueron percibidas como altas en competencia pero bajas en habilidades sociales.
Además, al evaluar lo conveniente que sería contratarlos, los participantes tendían a pon-
derar las percepciones de competencia de los candidatos más que las evaluaciones acerca
de sus habilidades sociales, excepto cuando calificaban a las mujeres “como agentes”. En
el caso de estas mujeres, los participantes quitaron importancia a su fuerte competencia,
y en cambio ponderaron con más energía sus habilidades sociales (o la falta de ellas).
Para mujeres y hombres, estar en un trabajo que es tradicionalmente visto como más
típico del otro género puede ser desafiante en gran medida. Consistentes con esta idea
son los resultados de un estudio de Victoria Brescoll y otros (2010). Estos investigadores
encontraron que hombres y mujeres son evaluados con más rigor por un error cometido
en un trabajo que tradicionalmente es del otro sexo, que por la misma clase de error en un
trabajo en el que su género es la mayoría. En otro estudio, Brescoll y otros (2012) encon-
traron que los hombres eran percibidos como menos masculinos si trabajaban para un
supervisor de sexo femenino en una ocupación tradicionalmente masculina. Ejemplos
como estos muestran que incluso con todos los grandes pasos que se han dado en décadas,
es claro que desafiar los papeles tradicionales de género todavía puede ser intimidante.

> Más allá del racismo y el sexismo: edad, peso,


sexualidad y otros objetivos
En esta sección nos enfocamos en el racismo y el sexismo no sólo por su significancia his-
tórica, sino también porque han sido dominantes en la investigación psicológica social.
Es importante notar que otras formas de sesgo y discriminación son importantes, por
supuesto, y son el tema de la investigación psicológica social contemporánea. De hecho,
los psicólogos sociales de la actualidad están estudiando una variedad más amplia de
estereotipos, prejuicios y objetivos de discriminación que nunca. Por ejemplo, es proba-
ble que no sea coincidencia que a medida que envejece la población y la gente tiende a
vivir más, un número mayor de investigadores estén estudiando la discriminación contra
los ancianos (Nelson, 2009; North y Fiske, 2012). Una de las cosas interesantes acerca
de la discriminación contra los ancianos es ver cuánto varían las actitudes y conductas
en las culturas. Otro aspecto interesante es el raro prejuicio que mantiene gente que un
día, si tiene la suerte de vivir hasta esa edad, serán miembros del grupo al que alguna
vez desdeñaron. Otras formas de discriminación que están recibiendo atención incluyen
las incapacidades o deformaciones físicas de las personas, la ideología política, la clase
económica, no ser casado o la religión (o la falta de creencias religiosas) (DePaulo, 2011;
Gervais et al., 2011; Hewstone et al., 2011; Madera y Hebl, 2012; Smith y Redington, 2010).
Aun cuando en la actualidad es mucho menos socialmente aceptable mostrar pre-
juicio y discriminación obvios de muchas clases, algunas formas de estos sesgos parecen
ser considerados más aceptables por numerosas personas. Entre éstos están los prejui-
cios basados en el peso y en la sexualidad. Aun cuando lo que se considera el tipo ideal
de cuerpo puede variar considerablemente en algunas formas a lo largo de tiempos y
culturas, es claro que hoy, en algunas sociedades, en particular entre estadounidenses de
raza blanca, las bromas, las actitudes negativas y la conducta insensible dirigida hacia
quienes son percibidos con sobrepeso pueden ser penetrantes y vejatorias (Brochu y
Esses, 2011; Crandall et al., 2009; Hebl et al., 2009; Schafer y Ferraro, 2011).
El prejuicio y la discriminación basados en la sexualidad siguen siendo extraordi-
nariamente ostensibles y evidentes, y con frecuencia están entre los problemas socia-
les más controvertidos en una sociedad. Por ejemplo, sondeos de opinión nacionales
en Estados Unidos muestran que 42% de los ciudadanos encuestados de ese país pien-
san que la homosexualidad es moralmente errónea, y alrededor de un tercio piensan
que las relaciones homosexuales o lesbianas de común acuerdo entre adultos no deben
ser legales (Gallup, 2012). Los grupos antigay han protestado fuertemente en los fune-
rales de militares estadounidenses muertos durante las guerras en Afganistán e Irak
(Nelson, 2012). Además de estos ejemplos públicos, hay muchas otras formas en las que

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166 Capítulo 5 Estereotipos, prejuicio y discriminación

estos prejuicios y discriminación operan en forma más sutil. Por ejemplo, en


l FIGURA 5.6 un experimento de campo, Amy Hendren y Hartmut Blank (2009) encontraron
Orgullo gay y monedas fraccionarias que la gente en el estacionamiento de un centro comercial en Inglaterra,
A unos individuos que estaban en un lote de
eran menos proclives a ayudar a alguien que les pidiera monedas frac-
estacionamiento, cerca de un centro comercial cionarias para un parquímetro si llevaba puesta una camiseta del orgullo
en el sur de Inglaterra, alguien cortésmente les gay, que otra sin ningún emblema (vea l figura 5.6). Más problemáticos son
dijo: “Perdón, ¿pueden ayudarme por favor?, me los resultados de un estudio de András Tilcsik (2011). Tilcsik envió pares de
quedé sin monedas para el parquímetro. ¿Pueden currículos en respuesta a casi 1800 solicitudes de empleo en siete estados en
ver si tienen una de 10 peniques para pagarlo?”. Estados Unidos. Los currículos de cada par eran prácticamente idénticos,
A los que hacen esta solicitud y vistan camisetas excepto que en uno de ellos el candidato al trabajo indicaba haber ocupado
con las palabras “Orgullo Gay” en el frente, es su tiempo, de manera voluntaria, para la organización de un campus de
bastante menos probable que les den monedas
homosexuales. ¿Estos solicitantes ( ficticios) de un trabajo son invitados a
que a quienes no las usan.
Con base en Hendren y Blank, 2009. © Cengage Learning
una entrevista? Aun cuando las habilidades relevantes para el trabajo y la
experiencia eran idénticas, el solicitante que había participado en la orga-
80 nización del campus de homosexuales tuvo 40% menos probabilidad de ser
Helpedayudaron

>
invitado a una entrevista que el otro solicitante.
70

60
Ser estigmatizado
quienes

Todos somos el blanco de los estereotipos y prejuicios de otras personas.


50 Éstos pueden estar basados en cómo nos vemos, cómo hablamos, de dónde
Who

venimos, etc. Nadie es inmune a que por estereotipos y prejuicios su trabajo


Porcentaje%de

40
sea evaluado en forma sesgada, a que se cuestionen sus motivos o a que se
rechacen sus intentos de hacer nuevos amigos. Pero para los que son blanco
30 de algunos estereotipos y prejuicios, estas preocupaciones son implacables y
profundas. Para ellos parece haber pocos lugares seguros. Es frecuente que los
20
Sin leyenda “Orgullo Gay”
psicólogos sociales se refieran a ellas como estigmatizados; es decir, personas
Blank “Gay Pride” que son el blanco de estereotipos negativos, son percibidos como desviados
Tipo
Typede
of camiseta
T-Shirt y son devaluados en la sociedad por ser miembros de un grupo social particu-
lar o por tener una característica particular (Major y Crocker, 1993). ¿Cuáles
son algunos de los efectos de ser estigmatizado por estereotipos y prejuicios?
En Color-Blind (Ceguera al color), el escritor Ellis Cose (1997), que es afroamericano,
relata el caso de cómo fue tratado en una entrevista de trabajo 20 años atrás. Era repor-
tero de un periódico ganador de premios en ese tiempo y esperaba conseguir un trabajo
en una revista nacional. El editor con quien se había entrevistado era agradable y ama-
ble, pero dijo que la revista no tenía muchos lectores negros. “Todo lo que el editor vio
era un joven negro, y como Esquire no necesitaba un negro, no tenía necesidad de mí...
Estaba tan concentrado en mi rostro que era incapaz de ver mi trabajo” (p. 150). Luego,
pocos años después, en vista de las políticas de acción afirmativas a Cose se le preguntó
si estaba interesado en ocupar una posición en una firma como director corporativo de
oportunidades igualitarias. “Estaba sorprendido, porque la pregunta no tenía sentido. Yo
no era experto en personal ni en leyes de empleo igualitario; sin embargo, era negro, lo
que parecía ser la cualidad más importante” (p. 156).
Los que son blanco de estereotipos estigmatizantes a veces se preguntan si se defor-
man, y en qué medida, las impresiones que otros tienen de ellos a través de la lente de la
clasificación social. En realidad, en algunas ocasiones estas sospechas pueden tener una
función de autoprotección. Por ejemplo, en un estudio de Jennifer Crocker y sus colegas
(1991), los estudiantes negros que recibieron realimentación interpersonal negativa de
un estudiante blanco sufrieron menos de un golpe a su autoestima si podían atribuir
fácilmente la reacción negativa del estudiante blanco al racismo. Por otro lado, la auto-
estima de los estudiantes negros en realidad se redujo por la opinión positiva de un estu-
estigmatizado Ser estereotipado de diante blanco si podían sospechar que ésta podía deberse a su raza.
manera persistente, percibido como
Aun cuando atribuir realimentación negativa a la discriminación puede prote-
anormal y devaluado en la sociedad
ger la autoestima general de una persona, también puede hacer que la gente sienta
por ser miembro de cierto grupo social
o por tener una característica particular.
como si tuvieran menos control personal sobre sus vidas. Los individuos de gru-
pos de baja condición social pueden estar amenazados por esta vulnerabilidad
a la discriminación y, por tanto, sentirse peor consigo mismos cuando perciben que fue-

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La naturaleza del problema: persistencia y cambio 167

ron discriminados, en especial cuando tienen razones para pensar que la discriminación
contra ellos podría persistir en el tiempo (Schmitt et al., 2002)
En años recientes ha habido un repentino aumento de hallazgos en investigaciones
de problemas respecto a la forma en que los individuos estigmatizados están en cre-
ciente riesgo de padecer trastornos físicos y mentales a largo plazo. Un meta-análisis
de Elizabeth Pascoe y Laura Smart Richman (2009) de 134 estudios concluyó que, de
manera significativa, la discriminación percibida predice resultados negativos de salud
mental y física. Desde entonces, todavía más estudios han apoyado este vínculo. Por
ejemplo, recientes estudios que examinan una amplia variedad de grupos objetivo han
mostrado importantes asociaciones entre el grado de discriminación que sufren y la
alta presión sanguínea, depresión, porcentajes de cáncer de pecho, diabetes, ataques al
corazón, problemas respiratorios, dolor crónico y abuso de sustancias (Brody et al., 2012;
Dailey y Humphreys, 2011; Matheson y Anisman, 2012; Mereish et al., 2012; Smedley,
2012). Incluso simplemente anticipar la interacción con alguien que se piensa sufre de
prejuicios puede desatar respuestas de estrés cardiovascular (Sawyer et al., 2012).

> Amenaza de estereotipo


Uno de los efectos más trágicos de los estereotipos en la vida contemporánea de quie-
nes lo padecen, es el efecto en su desempeño intelectual y su identidad. Se generó una
enorme ola de investigación sobre este problema cuando el psicólogo social Claude
Steele empezó a escribir sobre este problema en la década de 1990. Steele propuso que
en situaciones en las que un estereotipo negativo se puede aplicar a ciertos grupos, los
miembros de éstos pueden temer ser vistos “a través de lentes de estereotipos de menos-
precio y de bajas expectativas” (1999, p. 44). Steele (1997) llamó amenaza de estereo-
tipo a esta difícil situación, porque pende “como una amenaza en el aire” cuando el
individuo está en una situación en la que el estereotipo es relevante. El predicamento
puede ser amenazante en particular para individuos cuya identidad y autoestima están
puestas en dominios donde el estereotipo es relevante. Steele argumentó que la amenaza
de estereotipo desempeña una función crucial al influir en el desempeño intelectual y la
identidad de miembros de un grupo estereotipado. Steele y sus colegas (2002) ampliaron
más tarde el ámbito de su análisis para incluir amenazas de identidad social en forma más
general. Estas amenazas no necesariamente están ligadas a estereotipos específicos,
sino que reflejan una desvaloración más general del grupo social de una persona.
De acuerdo con la teoría de Steele, la amenaza de estereotipo puede obstaculizar los
logros en dominios académicos en dos formas. Primero, las reacciones a la “amenaza en
el aire” pueden interferir directamente en el rendimiento; por ejemplo, al aumentar la
ansiedad y provocar pensamientos que distraen. En segundo término, si esta amenaza
de estereotipo es crónica en el medio académico, puede causar que los individuos dejen de
identificarse con su medio, para descartarlo como algo no relevante para su autoestima
e identidad.
Para ilustrar, imagine que una estudiante negra y una blanca entran a la preparato-
ria igualmente capacitadas en su desempeño académico. Imagine que cuando presentan
un examen particularmente difícil al principio del año escolar, cada una lucha en los
primeros problemas. Ambas estudiantes empiezan a preocuparse por fallar, pero la estu-
diante negra puede tener todo un conjunto de preocupaciones adicionales por parecer
que confirma un estereotipo negativo. Incluso si la estudiante negra no cree en abso-
luto en el estereotipo, la amenaza de incluirla en él ante los ojos de quienes la rodean
puede provocar ansiedad y distracción, arruinando su desempeño. Y si con frecuencia
ella sufre esta amenaza en la escuela, la situación puede convertirse en demasiado ame- amenaza de estereotipo Experiencia
de preocupación por ser evaluado con
nazadora para su autoestima. Para protegerse contra la amenaza, ella puede dejar de
base en estereotipos negativos acerca
identificarse con la escuela. Si hace esto, su desempeño académico será menos relevante del grupo al que se pertenece.
para su identidad y autoestima, y por tanto trabajará menos y se desempeñará peor.

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168 Capítulo 5 Estereotipos, prejuicio y discriminación

Los experimentos originales Steele y otros realizaron una serie de experimentos en


los que manipularon factores con la probabilidad de aumentar o disminuir la amenaza
de estereotipo cuando los estudiantes presentan exámenes académicos. Por ejemplo,
Steele y Joshua Aronson (1995) hicieron que estudiantes blancos y negros de una uni-
versidad altamente selectiva resolvieran un examen verbal estandarizado muy difícil. A
algunos participantes se le presentó como un examen de capacidad intelectual; a otros
se les dijo que era una tarea para resolver problemas no relacionados con la capacidad.
Steele y Aronson razonaron que debido a la dificultad del examen, todos los estudiantes
tendrían dificultades con él. Sin embargo, si se decía que el examen estaba relacionado
con la habilidad intelectual, los estudiantes negros sentirían la ame-
naza de un estereotipo negativo además del esfuerzo de lidiar con el
l FIGURA 5.7 examen. En contraste, si el examen era descrito simplemente como
Amenaza de estereotipo y desempeño académico una tarea de investigación y no como un examen real de inteligencia,
Antes de presentar un examen verbal estandarizado muy los estereotipos negativos serían menos relevantes y su amenaza se
difícil, a algunos estudiantes se les dijo que era un examen reduciría. En ese caso, los estudiantes negros estarían menos afecta-
de capacidad intelectual, pero a otros se les dijo que era
dos cuando presentaran el examen. Como se muestra en la l figura
simplemente una tarea de investigación no relacionada
con la capacidad intelectual. Las calificaciones de todos los 5.7, los resultados apoyaron estas predicciones.
estudiantes en este examen se ajustaron con base en sus Así, un cambio aparentemente menor en la situación —unas
calificaciones de exámenes verbales estandarizados para pocas palabras acerca del significado de un examen— tuvo un pode-
admisión en el colegio. A pesar de este ajuste, los estudiantes roso efecto en el desempeño de los estudiantes negros. En un segundo
negros lo hicieron considerablemente peor que los blancos si
estudio los investigadores usaron una manipulación aún más sutil
se les presentaba como un examen de habilidad intelectual
(izquierda). En contraste, entre los estudiantes a quienes se de la amenaza de estereotipo: a los estudiantes se les pedía o no que
les había dicho que el examen no estaba relacionado con indicaran su raza justo antes de presentar el examen. Hacerlos pen-
la habilidad, los estudiantes negros y blancos tuvieron un sar en su raza durante unos segundos justo antes de tomar el examen
desempeño igualmente bueno (derecha). afectó el desempeño de los estudiantes negros, pero no tuvo efecto
Tomado de Steele, C. M. y Aronson, J., “Stereotype threat and the
intelectual test performance of African Americans”, en Journal of
en estudiantes blancos. Considere las implicaciones de tales hallaz-
Personality and Social Psychology, vol. 69 (pp. 797-781). Copyright © gos en contextos importantes del mundo real. (Después de años de
1995 American Psychological Association. Reimpreso con permiso. conducir esta investigación, los psicólogos sociales finalmente pudie-
14
ron convencer al College Board and Educational Testing Service [Con-
Mean items solved (adjusted by SAT* score)

sejo Colegial y Servicio de Examen Educativo], en junio de 2012, para


Artículos medio resueltos (ajustados según

12 descontinuar la práctica de hacer preguntas demográficas a estudian-


tes inmediatamente antes de empezar un examen de alto grado de
10 dificultad, como los exámenes de Colocación Avanzada.)
calificación del SAT*)

Debido a que prevalecen estereotipos negativos respecto al cono-


8 cimiento de matemáticas avanzadas por parte de las mujeres, con
frecuencia éstas soportan la amenaza de estereotipo en situaciones
6
relacionadas con esto. Por lo tanto, reducir la amenaza de estereotipo
en estas situaciones debe disminuir el bajo desempeño que algunas
4
mujeres tienden a mostrar en este campo de actividad. Para probar esta
2 idea, Steven Spencer y otros (1999) reclutaron estudiantes hombres y
mujeres que eran buenos en matemáticas y sentían que la materia era
0 importante para sus identidades. Los investigadores dieron a estos
“Examen
"Test of de “Examen
"Task no
Unrelated estudiantes un examen de matemáticas estandarizado muy difícil, uno
inteligencia”
Intelligence" relacionado con la
to Intelligence"
inteligencia” que todos ellos resolverían con deficiencia. Antes de hacer el examen,
Participantes blancos
White participants a algunos estudiantes se les dijo que el examen por lo general no mos-
Black participants
Participantes negros traba diferencias de género, lo que implicaba que el estereotipo nega-
*SAT (Scholastic Assesment Test) = Examen
*SAT = Scholastic Assessment Test
de conocimientos generales.
tivo de la capacidad de las mujeres en matemáticas no era relevante
para este examen en particular. A otros estudiantes se les dijo que el
examen por lo general sí mostraba diferencias de sexo. Como lo predijo
la teoría de Steele, las mujeres lo hicieron peor que los hombres cuando se les dijo que el
examen producía diferencias de género, pero lo hicieron tan bien como los hombres que
se les dijo que el examen no producía diferencias de género.
La prevalencia y diversidad de las amenazas A partir de estos estudios origi-
nales la investigación inspirada por la teoría de la amenaza de estereotipo creció a
un paso sorprendentemente rápido. La evidencia de un bajo desempeño debido a la
amenaza de estereotipo es bastante fuerte y amplia (Steele, 2010). Se ha encontrado
en situaciones de laboratorio y en el mundo real, incluso en escuelas y en empresas.
Aun cuando mucha de la investigación ha documentado el poder de los efectos de
la amenaza de estereotipo en afroamericanos y mujeres, el ámbito de la investigación se

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La naturaleza del problema: persistencia y cambio 169

extiende mucho más. Las amenazas del estereotipo pueden afectar a cualquier grupo
para el que estereotipos fuertes, bien conocidos y negativos son relevantes en situacio-
nes particulares. Las amenazas de la identidad social pueden ser más generales, afec-
tando grupos que pueden ser devaluados incluso en ausencia de estereotipos negativos
específicos acerca de un dominio particular.
Un estudiante afroamericano es
Los ejemplos de estas amenazas se extienden por todas partes. Por ejemplo, muchos
propenso a tener un desempeño
atletas de raza blanca sienten la amenaza de estereotipo cuando pisan una cancha o campo
más deficiente cuando realiza
de juego donde son minoría. ¿El atleta de raza blanca sentirá el peso agregado de esta ame-
una actividad atlética si se le
naza cuando lucha contra otros atletas en un juego? Para responder esta pregunta, Jeff
menciona que el objetivo de
Stone y otros (1999) hicieron que estudiantes negros y blancos jugaran golf en miniatura.
ésta reflejará su inteligencia
Cuando los experimentadores describieron el juego como un diagnóstico de “capacidad
deportiva, que si se le informa
atlética natural”, los estudiantes blancos lo hicieron peor. Pero cuando lo caracterizaron
que dejará ver su capacidad
como un diagnóstico de “inteligencia deportiva”, los estudiantes negros lo hicieron peor.
Debe apuntarse que una persona puede ser afectada por la amenaza de estereotipo
atlética natural.
V ERDADERO.
aún si no piensa en el aspecto negativo de aquél. El solo hecho de saber del estereo-
tipo parece ser suficiente, en particular si el individuo se identifica fuertemente con el
grupo objetivo y si se interesa por hacerlo bien. Este último punto es en particular con-
movedor; el desempeño de personas que han tenido éxito en algo y que se interesan
más pueden ser los más afectados por los efectos de la amenaza de estereotipo. (Una
interesante nota marginal: el primer experimento para demostrar que los estudiantes
que más se identifican con el éxito y que se interesan más por éste en la escuela pueden
ser los más vulnerables a los efectos de la amenaza de estereotipo, fue realizado en una
preparatoria de la ciudad de Los Ángeles por un pasante universitario de la Stanford
University de nombre Mikel Jollet. Al poco tiempo, Jollet formó un muy exitoso grupo de
rock, The Airborne Toxic Event, del que
fue vocalista y compositor de canciones.)
A continuación veremos una peque-
ña muestra de grupos cuyas actuaciones
en diversos ámbitos fueron afectadas
por la amenaza de estereotipo, como se
demuestra en experimentos llevados a
cabo en todo el mundo:

© Carin Perilloux
l Estudiantes de bajo nivel econó-
mico en Francia y Estados Unidos
en un examen verbal, cuando se les
dijo que éste sería un diagnóstico de
su capacidad intelectual (Croizet y
Claire, 1998).
Tres intelectuales que han hecho
l Estadounidenses de origen europeo en un examen de matemáticas cuando se les investigación sobre amenazas de
comparó con asiáticos (Aronson et al., 1999). estereotipo se reúnen tras bambalinas
después de un concierto de Airborne
l Mujeres en un examen de matemáticas en una situación mixta y no sólo para muje- Toxic Event. ¿Puede adivinar quién se
convirtió en estrella de rock?
res (Ben-Zeev et al., 2005; Sekaquaptewa y Thomson, 2003).
l Mujeres que jugaron ajedrez en una computadora cuando se les dijo que su opo-
nente era hombre (Maass et al., 2008).
l Participantes blancos que presentaron un examen IAT cuando pensaban que éste
era un diagnóstico de racismo (Frantz et al., 2004).
l Individuos con un historial de enfermedad mental en un examen de capacidad de
razonamiento cuando se les preguntó por su enfermedad antes de hacer el examen
(Quinn et al., 2004).
l Mujeres en un trabajo de negociación cuando se les dijo que el éxito estaba asociado
con rasgos masculinos; hombres en un trabajo de negociación cuando se les dijo
que el éxito en el trabajo estaba asociado con rasgos femeninos (Kray et al., 2002).

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170 Capítulo 5 Estereotipos, prejuicio y discriminación

l Atletas estudiantiles preparados para pensar en su identidad como atletas antes de


presentar un difícil examen de matemáticas (Yopyk y Prentice, 2005).
l Individuos con sobrepeso preparados para pensar en estereotipos relacionados
con el peso (Seacat y Mickelson, 2009).
l Adultos mayores en un examen de memoria cuando éste se les presentó como un
diagnóstico de la capacidad para recordar y no como un trabajo de formación de
impresiones (Chasteen et al., 2005).
l Mujeres que manejaron un auto después de recordarles los estereotipos humi-
llantes acerca de las conductoras (lo que causó que ellas atropellaran a peatones
imprudentes en un simulador de conducción)(Yeung y Von Hippel, 2008).

Causas de los efectos de la amenaza de estereotipo Una amenaza de estereo-


tipo ejerce sus efectos en múltiples formas (Inzlicht y Schmader, 2012; Schmader y Bei-
lock, 2012; Stahl et al., 2012). Se ha demostrado que la amenaza de estereotipo hace lo
siguiente a las personas: desata excitación fisiológica y estrés; drena recursos cognitivos;
causa pérdida de concentración en el trabajo manual al intentar suprimir los pensamien-
tos acerca del estereotipo relevante; daña la memoria de trabajo; activa pensamientos
negativos, preocupaciones, sentimientos de abatimiento y preocupaciones por tratar de
evitar fracaso en vez de tratar de alcanzar el éxito. Piense en tratar de hacer lo mejor en
un examen difícil que es importante para usted mientras le ocurran todas estas cosas y
tendrá alguna idea del modo en que la amenaza de estereotipo puede socavar el desem-
peño y las ambiciones de las personas.
Aun cuando los efectos de la amenaza de estereotipo son extensos, el creciente
cuerpo de investigación de este tema también da razones de esperanza. Los psicólogos
sociales han estado descubriendo formas en que las personas pueden estar mejor pro-
tegidas contra estas amenazas. Nos centraremos en estas prometedoras formas en la
sección final de este capítulo. Antes de llegar al punto, primero examinaremos las causas
psicológicas sociales que están en la raíz de los problemas que se han estado analizando.

Causas del problema: factores


intergrupales, motivacionales,
cognitivos y culturales
Una de las razones por las que los estereotipos, prejuicios y discriminación persisten es
porque son causadas por más de sólo unos pocos factores. Puede haber muchas fuentes
que alimentan estos problemas y operan tanto en forma independiente como en con-
junto. Algunas se originan de la forma en que los seres humanos hacen el proceso cog-
nitivo y recuerdan información. Otras se pueden rastrear hasta motivaciones y objetivos
que nos mueven a ver o reaccionar ante nuestros mundos sociales en formas particulares.
Hay otras que tienen que ver con la manera en que grupos de personas están represen-
tados o son valorados en nuestra cultura. En esta sección se analizan algunas de las más
importantes causas que son la base de los estereotipos, prejuicios y la discriminación.

> Categorías sociales y conflicto intergrupal


En las raíces del estereotipo, el prejuicio y la discriminación está el hecho de que el
mundo social se divide en grupos. Como observadores, de manera rutinaria nos orde-
namos en grupos con base en género, raza, edad y otros atributos comunes en un pro-

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Causas del problema: factores intergrupales, motivacionales, cognitivos y culturales 171

ceso llamado categorización social. En algunas formas la categorización social es


natural y adaptable. Permite formarse impresiones rápidamente y usar la experiencia
para guiar nuevas interacciones. Con tantas cosas a las cuales poner atención en los
mundos sociales, es posible ahorrar tiempo y esfuerzo si se usa pertenencia de grupo
en personas para hacer inferencias acerca de ellas. Sin embargo, el tiempo y la energía
ahorrados por medio de la categorización social tienen un costo. Categorizar personas
lleva a sobreestimar las diferencias entre los grupos y a subestimar las que existen dentro
de ellos (Krueger y DiDonato, 2008; Wyer et al., 2002). De hecho, incluso la percepción
básica se ve afectada por la categorización. Por ejemplo, algunos estudios han demos-
trado que las personas ven rostros racialmente ambiguos como más oscuros si están
marcados racialmente como negros que como blancos (Levin y Banaji, 2006).
Cada quien es miembro de múltiples categorías sociales, pero es más probable que
algunas clasificaciones, en particular la raza, el género y la edad, sean más proclives a
dominar rápidamente nuestras percepciones que otras (Ito y Urland, 2003; Yzerbyt y
Demoulin, 2010). Las distinciones entre algunas de estas categorías sociales pueden
verse como más rígidas, incluso más biológicamente arraigadas de lo que en realidad
son. Por ejemplo, muchas personas suponen que hay una clara base genética para clasi-
ficar a las personas por raza, pero el hecho es que numerosos biólogos, antropólogos y
psicólogos observan que hay más variación genética dentro de las razas que entre ellas
y destacan que la raza es más una concepción social que una realidad genética (Marks,
2011; Markus, 2008; Plaks et al., 2012). Por supuesto que la forma en que las sociedades
hacen distinciones entre las razas puede cambiar en forma considerable en función de “En el censo de población de 2010
los contextos históricos. Por ejemplo, fue muy común que los estadounidenses de la pri- de Estados Unidos, más de 21.7
mera parte del siglo XX consideraran a los estadounidenses descendientes de irlandeses millones de estadounidenses no
como un grupo racial distinto de los blancos, pero hoy esa forma de pensar es bastante creyeron que las categorías de raza
rara. A medida que en nuestro tiempo las personas se identifican cada vez más en formas
tradicionales establecidas por el
multirraciales o en formas que desafían la distinción binaria tradicional entre hombres y
mujeres, se vuelve más relevante un mayor reconocimiento de la función de los factores gobierno se ajustaban a ellos.”
Yen (2012)
más allá de la biología en la categorización social.
Si los individuos consideran a las diversas categorías sociales como fijas y biológi-
camente arraigadas puede ser importante o no (Sánchez y García, 2009). Por ejemplo,
Melissa Williams y Jennifer Eberhardt (2008) encontraron que las personas que tienden a
considerar a la raza como una entidad estable y biológicamente determinada son menos
proclives a interactuar con miembros de razas fuera de su grupo, así como más proclives
a aceptar desigualdades raciales en comparación con quienes ven a la raza como más
socialmente determinada. Otra investigación ha encontrado que individuos birraciales
son más vulnerables a algunos efectos de los estereotipos si consideran a la raza como
estable y biológica (Sánchez y García, 2009; Shih et al., 2007).
Así como la raza es una categoría más borrosa de lo que mucha gente piensa, también
lo son las nacionalidades. Una serie de estudios de Thierry Devos y otros demostró el modo
en que varios grupos étnicos minoritarios, como los latinoamericanos, americanos de ori-
gen asiático y afroamericanos, no son vistos como verdaderos estadounidenses; pero algu-
nos factores situacionales, como presentar individuos de uno de estos grupos con ejemplos
de rasgos estereotípicos positivos, puede reducir esta tendencia (Devos et al., 2010; Huynh
et al., 2011; Rydell et al., 2010). A medida que se intensifican las batallas de inmigración en
gran parte del mundo, una variedad de factores sociales, históricos, económicos y políticos
desempeñan una función respecto a quién es clasificado como “extranjero”.
Diana Sánchez y Julie García (2012) han reportado varias formas en las que la cate-
gorización racial también se ve afectada por la condición social y económica de la gente.
Por ejemplo, es más probable que los observadores clasifiquen a otros como racialmente
negros si son de condición socioeconómica más baja, si son encarcelados o si están
desempleados. Estos mismos factores pueden tener efectos similares en el modo en
que la gente se clasifica racialmente a sí misma. Elirea Bornman (2010) ha encontrado que
desde que terminó el apartheid en Sudáfrica hacia 1994 los negros han reforzado su sen- categorización social Clasificación
de personas en grupos con base en
tido de identidad nacional, mientras que la identificación nacional de los blancos que
atributos comunes.
hablan afrikaan se ha debilitado en favor de un mayor énfasis en su identificación racial.

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172 Capítulo 5 Estereotipos, prejuicio y discriminación

Endogrupos frente a exogrupos Aun cuando agrupar a seres humanos es muy seme-
jante a clasificar objetos, hay una diferencia clave. Cuando se refiere a categorización
social, los observadores son o no miembros de las categorías que utilizan. Los grupos con
los que usted se identifica, nación, religión, partido político de su preferencia, incluso
el equipo deportivo del que sea partidario, reciben el nombre de endogrupos, mien-
tras que todos los demás se conocen como exogrupos. Vemos gente en
formas fundamentalmente diferentes si la consideramos como parte de
nuestro grupo o como parte de un exogrupo.
Una consecuencia cognitiva es que exageramos las diferencias entre
nuestro endogrupo y otros exogrupos, y esta exageración de diferencias
ayuda a formar y reforzar estereotipos. Otra consecuencia es el fenómeno
conocido como efecto de homogeneidad del exogrupo, mediante el
cual los observadores suponen que hay mayor similitud entre los miem-
bros de los exogrupos que entre los integrantes del propio grupo. En otras
palabras, puede que existan sutiles diferencias entre “nosotros”, pero
“ellos” son todos iguales (Linville y Jones, 1980). Es fácil considerar ejem-
plos de la vida real. La gente de China, Corea, Taiwán y Japón se ven a
sí mismos como muy distintos entre sí, por supuesto, pero para muchos
occidentales ellos se ven simplemente como asiáticos. Los licenciados en
inglés se ven a sí mismos como diferentes a otros licenciados en historia,
pero es frecuente que los licenciados en ciencia los agrupen como “del tipo
de humanidades”. La gente de California proclama su tremenda diversi-
dad cultural, étnica y económica, mientras que los forasteros hablan del
“típico californiano”. Para personas fuera del grupo, los miembros del exo-
grupo hasta se parecen: las personas son menos precisas para distinguir
Richard Pasley/Stock Boston

y reconocer los rostros de miembros de exogrupos que de endogrupos


raciales (Correll, Lemoine y Ma, 2011; Marcon et al., 2010; Meissner et al.,
2005; Young et al., 2012).
¿Por qué las personas tienden a percibir a los exogrupos como homo-
géneos? Una razón es que las personas tienden a tener menos familiaridad
y contacto personal con individuos miembros de exogrupos. De hecho,
El hecho de que la gente sea proclive a cuanto más familiarizada esté la gente con un exogrupo, menos probable
categorizar de forma inmediata a esta será que lo perciba como homogéneo. En segundo término, es frecuente que las personas
persona en función de su raza, género u
no encuentren una muestra representativa de miembros de exogrupos. Un estudiante de
ocupación depende de una combinación
de factores cognitivos, culturales y una escuela que se encuentre con estudiantes de otra escuela rival sólo cuando se trasla-
motivacionales. dan por la ciudad para un juego de futbol de sábado, gritando a todo pulmón, verá sólo a
los fanáticos rivales más ávidos, difícilmente a un grupo diverso.
La falta de familiaridad y de diversidad de experiencias con miembros de un exo-
grupo son dos razones por las que “ellos se ven iguales”, pero hay algo más que decir de
esto. Una investigación que usa imágenes del cerebro, o métodos cognitivos, ha encon-
trado que tan pronto como se clasifica a una persona poco familiar como miembro de
un endogrupo o un exogrupo, de inmediato se procesa información de ellos de un modo
endogrupos Grupos con los cuales diferente, incluso en los niveles más básicos. Por ejemplo, estudiantes participantes en
un individuo experimenta sentido de experimentos de Kurt Hugenberg y Olivier Corneille (2009) fueron expuestos a rostros
pertenencia, filiación e identidad. poco familiares de gente que era de su misma raza. Estos rostros fueron clasificados como
exogrupos Grupos con los cuales un miembros de endogrupo (de la misma universidad que los participantes) o miembros de
individuo no experimenta sentido de exogrupo (de una universidad rival). Los estudiantes procesaron los rostros en forma más
filiación, pertenencia o identidad. holística (es decir, integraron las facciones de los rostros en una representación global de
efecto de homogeneidad del todo el rostro) cuando habían sido clasificados como miembros del exogrupo. Jay van
exogrupo Tendencia a suponer que Bavel, William Cunningham y sus colegas (2008, 2011, 2012) han encontrado resultados
hay más similitud entre los miembros
afines en una serie de estudios recientes, revelando mayor activación en áreas particu-
de exogrupos que entre los miembros
lares de los cerebros de los observadores, como el área fusiforme del rostro y la corteza
de endogrupos.
orbitofrontal, tras una exposición a rostros poco familiares marcados como miembros
de endogrupo comparada con los rostros de miembros de exogrupo (vea l figura 5.8).

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Causas del problema: factores intergrupales, motivacionales, cognitivos y culturales 173

Exogrupos deshumanizantes Los observadores pueden no sólo pro-


cesar rostros de exogrupos en forma más superficial, sino también a veces l FIGURA 5.8
los procesan más como objetos que como seres humanos. Ésta fue la con- Actividad neural y sesgo de endogrupo
clusión sugerida por Lasana Harris y Susan Fiske (2006). Cuando los par- Unos participantes vieron fotografías de rostros poco
ticipantes en la investigación vieron imágenes de personas procedentes familiares de blancos y de negros. Cuando se les dijo
de varios grupos, una imagen por resonancia magnética ( fMRI) mostró que los rostros eran de miembros de su endogrupo,
activación en su corteza prefrontal media, que se piensa es necesaria para los participantes mostraron mayor actividad neural
en lugares particulares del cerebro, incluyendo las
la cognición social. Sin embargo, esta activación no fue evidente en res-
dos áreas resaltadas aquí, la convolución fusiforme
puesta a imágenes de objetos no humanos o de personas de exogrupos y la corteza orbitofrontal. Una mayor activación en
psicológicamente distantes, por ejemplo adictos o indigentes sin hogar. la corteza orbitofrontal también estuvo asociada
Muchos psicólogos sociales han ilustrado la forma sutil y la no tan sutil con una preferencia autorreportada más fuerte para
en que la gente ve o trata a los miembros de exogrupos como menos que rostros del endogrupo
totalmente humanos (Demoulin et al., 2009; Harris y Fiske, 2009; Haslam Van Bavel et al., 2008; 2011.

Psychological Science, 19, 1131–1139 Van Bavel et al., 2008


y Loughnan, 2012; Landau et al., 2012). Por citar un ejemplo, Amy Cuddy y
otros (2007) realizaron un estudio dos semanas después que el huracán
Katrina devastó las vidas de numerosas personas en el sureste de Estados
Unidos en 2005. Los investigadores encontraron que fue menos probable
que los participantes infirieran que los miembros de un exogrupo racial
estuvieran atravesando complejas emociones consideradas exclusivas de
los humanos; por ejemplo, remordimiento y duelo, en comparación con
miembros de un endogrupo racial. Sin embargo, quienes infirieron tales
emociones humanizantes, fueron más proclives a informar que trataron
de tomar acciones para ayudar a las víctimas del huracán.
La deshumanización ha desempeñado un papel en atrocidades a lo
largo de la historia, como el caso de la propaganda Nazi en Alemania,
que caracterizó a los judíos como ratas que propagaban enfermedades
y a los negros como simios. La continua presencia de parte de esta clase de imagine-
ría en la vida contemporánea es escalofriante, como en los ejemplos discutidos en la
introducción de este capítulo respecto a atletas negros que en numerosos países son
insultados con aullidos semejantes a los de los monos. La resistencia y la persistencia de
esa deshumanización de los afroamericanos fueron ilustradas en una serie de estudios
de Phillip Goff, Jennifer Eberhardt y sus colegas, que han demostrado la forma en que los
participantes en sus estudios asociaron de manera automática, aunque no consciente, a
la gente de raza negra con monos (Goff, Eberhardt, et al., 2008; Rattan y Eberhardt, 2010).

Motivos fundamentales entre grupos Las raíces de dividir en endogrupos y exo-


grupos corren bastante profundo en nuestra historia evolutiva, ya que la supervivencia
de los primeros hombres dependía de formar grupos relativamente pequeños de otros
semejantes. Por lo tanto, es probable que un motivo fundamental para proteger un endo-
grupo y ser receloso de los exogrupos haya evolucionado. Consistentes con esta idea son
los resultados de experimentos que demuestran que cuando se activan las motivaciones
básicas de la gente para su autoprotección, por ejemplo, en respuesta a enfrentar una
situación amenazante, ver una película de terror o incluso estar en un cuarto completa-
mente oscuro, las personas tienen más tendencia a exhibir prejuicio hacia los exogrupos
o a ser especialmente indecisos para ver posibles miembros del exogrupo como parte del
propio endogrupo (Maner et al., 2003, 2012; Miller et al., 2010; Schaller y Neuberg, 2012).
De vez en cuando nuestra motivación fundamental para la autoprotección y la pre-
servación corre profundo en el obstáculo final: pensamientos acerca de la muerte y la mor-
talidad. De acuerdo con Terror Management Theory (Teoría de manejo del terror), que se
examinó en el capítulo 3, las personas se enfrentan al temor de su propia muerte al construir
cosmovisiones que ayudan a preservar su autoestima y valores importantes. De acuerdo
con esta perspectiva, favorecer los endogrupos sobre los exogrupos es una forma impor-
tante en que las personas preservan sus cosmovisiones culturales, y al hacerlo tratan de
alcanzar una clase de inmortalidad. Esta teoría ha sido apoyada por numerosos estudios
que demuestran que cuando a la gente se le hace pensar en la mortalidad, por ejemplo, al
presentarles imágenes de cementerios o hacerlos pensar en cuerpos en descomposición,

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174 Capítulo 5 Estereotipos, prejuicio y discriminación

se hacen más proclives a exhibir varios sesgos de endogrupo, incluyendo estereotipar


Recordarle a las personas su negativamente y exhibir prejuicio hacia una variedad de exogrupos (Greenberg y Arndt,
calidad de seres mortales hace 2012; Greenberg et al., 2009). Por ejemplo, los estudiantes de sexo masculino en un expe-
que vean las cosas desde una rimento de Russell Webster y Donald Saucer (2011) indicaron una variedad de actitudes
perspectiva más amplia, lo cual considerablemente más negativas hacia los homosexuales si acababan de escribir en lo
tiende a reducir las distinciones que pensaban que les pasaría cuando murieran que si habían escrito acerca del dolor de
y hostilidades endogrupo- ir al dentista.
exogrupo.
ALSO. F
Motivos respecto a la dominancia y estatus del endogrupo Algunas personas
son especialmente motivadas a preservar las desigualdades entre grupos de individuos
en la sociedad. Por ejemplo, las personas con una orientación a la dominancia social
tienen un deseo de ver a los endogrupos de uno como dominantes sobre otros grupos y
una disposición a adoptar valores culturales que faciliten la opresión de
Tendrán que hallar a alguien más para
escribir la siguiente ley de estímulos. otros grupos. Los individuos con esta orientación tienden a apoyar ideas
como: “Si ciertos grupos se hubieran quedado en su lugar, tendríamos
menos problemas”, y a no estar de acuerdo con: “La igualdad de grupos
debe ser nuestro ideal”. Investigaciones en numerosos países en todo el
Sean Delonas/Splash News

mundo han encontrado que la identificación endogrupo y la derogación


del exogrupo puede ser especialmente fuerte entre personas con una
orientación a la dominancia social (Kteily et al., 2012; Levin et al., 2012;
Sidenius y Pratto, 2012).
Las orientaciones a la dominancia social promueven el interés per-
sonal. Pero algunas ideologías apoyan una estructura social que puede
La imagen de esta caricatura, del New
en realidad oponerse al interés personal de alguien, dependiendo del
York Post del 18 de febrero de 2009, se estatus de sus grupos. John Jost y sus colegas (Jost, 2011; Jost y Van der Toorn, 2012) se
refería a un chimpancé que fue muerto han enfocado en lo que llaman teoría de justificación del sistema, la cual propone
a tiros por la policía en Connecticut
después que había herido a una mujer.
que las personas están motivadas (al menos en parte) para defender y justificar las con-
Sin embargo, la referencia del texto de diciones sociales, políticas y económicas existentes. Las creencias de justificación del
la caricatura a la ley de estímulos que sistema protegen el statu quo. Los grupos de poder, por supuesto, pueden promover la
el presidente Obama acababa de firmar
y a la que favoreció durante su primer
situación dominante para preservar su propia posición ventajosa, pero aun cuando algu-
mes como presidente, implicaba que la nos grupos en desventaja podrían mejorar sus circunstancias si desafiaran un sistema
caricatura representaba a Obama como económico o político, los miembros de grupos en desventaja orientados a justificar el
el chimpancé.
sistema piensan que éste es imparcial y justo, y que pueden admirar e incluso mostrar
favoritismo de exogrupo a exogrupos que se desarrollan en este sistema.

Modelo de contenido del estereotipo El estado relativo y las relaciones entre gru-
pos en una cultura influyen en el contenido de los estereotipos de la cultura acerca de
orientación a la dominancia social estos grupos. Este es un punto central en el modelo de contenido del estereotipo
Deseo de ver el endogrupo de uno (Cuddy et al., 2008; Fiske, 2012). Según este modelo, muchos estereotipos de grupo varían
como dominante sobre otros grupos y a lo largo de dos dimensiones: calidez y competencia. Los grupos pueden ser considera-
una disposición para adoptar valores dos altos en ambas dimensiones, bajos en ambas o altos en una dimensión pero bajos en
culturales que facilitan la opresión de la otra. Por ejemplo, las personas adultas mayores pueden ser estereotipadas como altas
otros grupos. en calidez pero bajas en competencia.
teoría de justificación del sistema El modelo de contenido del estereotipo propone que los estereotipos acerca de la
Teoría que propone que las personas competencia de un grupo están influidos por el estatus relativo de dicho grupo en la socie-
son motivadas (al menos en parte) a dad, un estado relativo más alto está asociado con competencia más alta. Los estereoti-
defender y justificar las condiciones pos acerca de la calidez de un grupo están influidos por la competencia percibida con el
sociales, políticas y económicas
grupo; es decir, una mayor competencia percibida está asociada con menor calidez. Por
existentes.
ejemplo, los grupos de bajo estatus que permanecen inconformes y no tratan de alterar el
modelo de contenido del
estado existente, es probable que sean estereotipados como bajos en competencia pero
estereotipo Modelo que propone
altos en calidez. Por otra parte, una ola de inmigrantes que entran a un país con bajo
que el estatus relativo y la competencia
entre grupos influyen en los
estatus, pero compiten por trabajos y recursos, pueden ser vistos como bajos en compe-
estereotipos de grupo, junto con las tencia y calidez. Para grupos que son vistos como altos en una dimensión pero bajos en
dimensiones de competencia y calidez. otra, puede haber un término medio percibido entre competencia y calidez. Por ejemplo,
una mujer que asciende en una escalera corporativa al demostrar fuerte competencia,

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Causas del problema: factores intergrupales, motivacionales, cognitivos y culturales 175

puede ser vista como menos cálida. Pero si ella trata de demostrar calidez puede ser vista
como menos competente.
Algunos investigadores han encontrado apoyo para el modelo de contenido del este-
reotipo con experimentos en los que se manipulan el estatus percibido y la competencia
intergrupal, y con estudios de correlación por todo el mundo (Cuddy et al., 2009; de Paula
Couto y Koller, 2012).

Cueva de ladrones: un estudio de campo en conflicto intergrupal El parque


estatal Cueva de Ladrones, en Oklahoma, era un poco probable escenario para uno de
los experimentos de campo más clásicos en psicología social. En el verano de 1954, un
pequeño grupo de niños de 11 años, todos de raza blanca de clase media, desconocidos
entre sí, llegaron a un campo de 80 hectáreas ubicado en una densa zona boscosa del
parque. Los niños pasaron la primera semana, o algo así, haciendo caminatas, nadando,
dando paseos en lancha y acampando. Después de un tiempo, al grupo le dieron un nom-
bre y lo imprimieron en sus gorras y camisetas. Al principio los niños pensaban que eran
los únicos en el campo, pero al poco tiempo descubrieron que había un segundo grupo y
que se habían organizado torneos entre los dos grupos.
Lo que estos niños no sabían era que participaban en un elaborado estudio realizado
por Muzafer Sherif y sus colegas (1961). Los padres les habían dado permiso a los niños
para tomar parte en un experimento para un estudio de competitividad y cooperación. Los
dos grupos habían ingresado por separado y sólo después que cada uno había formado su
propia cultura se les reveló la presencia del otro. Ahora, los Cascabeles y las Águilas esta-
ban listos para encontrarse. Hicieron esto en circunstancias tensas, compitiendo entre sí
en futbol, una cacería de tesoro, tirar de una cuerda y otras actividades. En cada una el
equipo triunfador ganaba puntos; al ganador del torneo se le prometió un trofeo, medallas
y otros premios. Casi de la noche a la mañana los grupos se convirtieron en antagonistas
hostiles y su rivalidad subió hasta hacerse una guerra total. Las banderas de los grupos
fueron quemadas, se saquearon casas de campaña y en el comedor estalló una pelea por
los alimentos que parecía un disturbio callejero. Recuerde que los participantes en este
estudio eran niños bien criados, pero como observó Sherif (1966), hasta un ingenuo obser-
vador hubiera pensado que los niños eran “perversos, alborotadores y viciosos” (p. 85).
Crear un monstruo por medio de una competencia fue fácil, pero no así restaurar
la paz. Primero los experimentadores trataron de decir cosas bonitas a los Cascabeles
acerca de las Águilas, y viceversa, pero la campaña de propaganda no funcionó. Después
los dos grupos fueron reunidos en circunstancias no competitivas, lo cual tampoco fun-
cionó. Lo que en última instancia sí funcionó fue la introducción de metas supraordi-
nales; es decir, objetivos mutuos que podían lograrse sólo mediante la cooperación entre
los grupos. Por ejemplo, los experimentadores hicieron arreglos para que el camión del
campamento se descompusiera y se necesitó de ambos grupos para tirar de él cuesta
arriba. Esta estrategia funcionó como por encanto. Hacia el final del campamento, los
dos grupos eran tan amigos que insistieron en viajar de regreso a casa en el mismo auto-
bús. En sólo tres semanas los Cascabeles y las Águilas presenciaron las clases de cambios
que con frecuencia tardan generaciones en transcurrir: formaron grupos con lazos muy
estrechos, fueron a la guerra e hicieron la paz.
Los eventos de la Cueva de Ladrones simularon las clases de conflicto que moles-
tan a gente de todo el mundo. La explicación más sencilla para este conflicto es la
competencia. Asigne extranjeros a grupos, lance los grupos a una contienda, mué-
vale a la olla y pronto habrá conflicto. Del mismo modo, los beneficios entre los gru-
pos de reducir el enfoque en las competencias, si se activan objetivos supraordinales,
son evidentes en todo el mundo. Por ejemplo, considere las consecuencias de los
desastres naturales que ocurrieron en Grecia y Turquía en 1999, dos naciones que
durante muchas generaciones han estado en conflicto y desconfianza mutuos. Las meta supraordinal Objetivo
relaciones griego-turcas mejoraron considerablemente como consecuencia de los compartido que puede ser alcanzado
terremotos que sacudieron a ambos países. Las imágenes de televisión de los trabaja- sólo mediante la cooperación entre
dores de rescate turcos sacando a un niño griego de una pila de escombros en Atenas individuos o entre grupos.
generó un desbordamiento de buena voluntad. Al unirse contra una amenaza común,

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176 Capítulo 5 Estereotipos, prejuicio y discriminación

como hicieron los niños en la Cueva de Ladrones cuando se descompuso el camión del
campamento, las dos naciones empezaron a tender un puente en una profunda división
(Kinzer, 1999).

Teoría del conflicto realista La idea de que la competencia directa por recursos
valiosos pero limitados genera hostilidad entre grupos se conoce como teoría del con-
flicto realista (Levine y Campbell, 1972). Como una mera cuestión económica, es nor-
mal que a un grupo le vaya mejor que a los demás en la lucha por territorio, empleos o
poder. En tal caso los perdedores se sentirán frustrados y resentidos, mientras que los
ganadores se sentirán amenazados y tendrán la tendencia a proteger lo obtenido; en esas
circunstancias, las disputas aumentarán su grado de rispidez más pronto de lo que se
puede imaginar. Así las cosas, ciertas evidencias indican que buena parte de los prejui-
cios que hay en el mundo podrían ser resultado de las realidades inherentes a la competi-
tividad (Duckitt y Mphuthing, 1998; Stephan et al., 2005; Zárate et al., 2004). Por ejemplo,
Marcel Coenders y otros (2008) encontraron que el apoyo para la discriminación contra
grupos étnicos minoritarios tendió a aumentar en los Países Bajos cuando se incrementó
el nivel de desempleo recientemente. David Butz y Kuma Yogeeswaran (2011) encon-
traron que estudiantes estadounidenses no asiáticos indicaron más prejuicio contra los
estadounidenses asiáticos si se acababan de enterar de información acerca de serios pro-
blemas económicos y la creciente competencia por recursos escasos en Estados Unidos.
Kimberly Ríos Morrison y Oscar Ybarra (2008) demostraron un efecto similar de esta
clase de amenaza en el prejuicio contra los estadounidenses asiáticos y encontraron que
este efecto era particularmente fuerte entre estadounidenses de origen europeo cuya
identidad era importante para ellos.
Pero en los prejuicios toman parte otros factores. La competencia “real” por los recur-
sos podría, de hecho, ser imaginaria; en otras palabras, podría tratarse de la percepción de
un individuo que no está involucrado en un conflicto real. Además, la gente no sólo puede
sentirse resentida hacia otros grupos por la convicción de que su seguridad o recursos
están amenazados por ellos, sino también por un sentido de privación relativa; es decir,
la creencia de que no se está obteniendo lo justo en comparación con otros. Podría decirse
que lo que les importa a los Smith no es el tamaño de su casa per se, sino saber si es más

>
grande que la de sus vecinos los Jones (Pettigrew at al., 2008; Walker y Smith, 2002).

Teoría de la identidad social


La gente en todo el mundo piensa que su nación, cultura, idioma y religión son mejores
y más adecuados que otros. Parte de la razón para esto es incluso más básica que una
competencia real o percibida por recursos finitos. Más bien, surge de algo más sutil y psi-
cológico. Un estudio clásico de estudiantes de bachillerato de Bristol, Inglaterra, dirigido
por Henri Tajfel y sus colegas (1971) empieza por revelar este punto. El estudio consistió
en mostrar a los participantes una serie de diapositivas punteadas, y pedirles que con-
taran cuántos puntos había en cada una. Las diapositivas se desplegaban en sucesión
muy rápida, de manera que contar los puntos no era sencillo. Más tarde los investigado-
res comentaron a los participantes que algunas personas tienden a “calcular en exceso”,
mientras que otras son más propensas a “calcular de menos”. Como parte de una segunda
teoría del conflicto realista tarea sin relación con la anterior, los estudiantes fueron divididos en dos grupos, a uno
Teoría que afirma que la hostilidad
de los cuales se les dijo que estaría formado por los que calculan en exceso y el otro por
entre grupos es provocada por la
quienes calculan de menos. (De hecho, se dividieron al azar.) A los participantes se les
competencia directa por recursos
dijo entonces que les asignaran puntos a otros participantes que pudieran cambiar por
limitados.
dinero.
privación relativa Sentimiento
Este procedimiento fue diseñado para crear grupos mínimos: conjuntos de perso-
de descontento provocado por la
nas clasificadas con base en similitudes triviales, de mínima importancia. Quienes
creencia de que a uno le va peor en
comparación con otros.
calculaban en exceso y los que calculaban de menos de Tajfel no eran rivales de largo
plazo, no compartían una historia de antagonismo, no estaban frustrados, no compe-
favoritismo endogrupal Tendencia
tían por un recurso limitado y ni siquiera se conocían bien entre sí. Sin embargo, fueron
a discriminar en favor de endogrupos
sobre exogrupos.
consistentes al asignar más puntos a los miembros de su propio grupo que a los del otro.
Este patrón de discriminación, denominado favoritismo endogrupal, se ha observado

cap05 150-203.indd 176 07/11/14 22:22


Causas del problema: factores intergrupales, motivacionales, cognitivos y culturales 177

en estudios efectuados en muchos países y usando


toda una variedad de evaluaciones (Capozza y
Brown, 2000; Pinter y Greenwald, 2011; Scheeper et
al., 2006).
Para explicar el favoritismo endogrupal, Taj-
fel (1982) y John Turner (1987) propusieron la
teoría de la identidad social. De acuerdo con ella,
que se ilustra en la l figura 5.9, cada uno de noso-
tros se esfuerza por mejorar su autoestima, la cual
consta de dos componentes: (1) una identidad per-
sonal y (2) varias identidades sociales o colectivas
que se basan en los grupos a los que pertenecemos.
En otras palabras, es posible que los individuos

Will Hart
refuercen su autoestima por medio de sus logros
personales o mediante la filiación a grupos exito-
sos. La parte positiva de nuestra identidad social es
que nos lleva a obtener orgullo de nuestras conexio-
nes con otros aun si no recibimos ningún beneficio Fanáticos estadounidenses disfrutan
directo de ellos. Sin embargo, lo negativo es que muchas veces se tiene la necesidad de del sol ante el éxito de su equipo en un
restarles importancia a “ellos” para sentirnos seguros de “nosotros”. El fervor religioso, juego de la Copa Mundial
el orgullo racial y étnico, y el nacionalismo agresivo podrían responder a esta faceta más
bien negativa de nuestra identidad social. Incluso es posible que el chismorreo desem-
peñe ese papel; Jennifer Bosson y otros (2006; Weaver y Bosson, 2011) encontraron que
cuando las personas comparten actitudes negativas respecto a un tercero, se sienten
más cercanas entre sí.
Surgieron dos predicciones básicas a partir de la teoría de la identidad social: teoría de la identidad social Teoría
(1) las amenazas a la autoestima intensifican la necesidad de favoritismo endogrupal, y según la cual las personas favorecen
(2) las expresiones del favoritismo endogrupal contribuyen a mejorar la estima. Por lo a los endogrupos por encima de los
general la investigación apoya estas predicciones (Ellemers y Haslam, 2012; Postmes y exogrupos, con el propósito de mejorar
su estima.
Branscombe, 2010).

l FIGURA 5.9
Teoría de la identidad social
Según la teoría de la identidad social las personas se esfuerzan por mejorar su autoestima, la cual consta de dos componentes: una
identidad personal y varias identidades sociales derivadas de los grupos a los que pertenecen. En consecuencia, la gente podría reforzar
su autoestima creando una imagen más favorable de los endogrupos que de los exogrupos.
© Cengage Learning

Personal
Identidad Personal
Logros
identity
personal achievements
personales

Necesidad
Need for de Group
Logros
autoestima
self-esteem achievements
grupales

Self-esteem
Autoestima
Identidades
Social
identities
sociales

Favoritismo hacia
Favoritism toward
elingroup
endogrupo
and y
derogación
derogation ofde los
exogrupos
outgroups

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178 Capítulo 5 Estereotipos, prejuicio y discriminación

Steven Fein y Steven Spencer (1997) propusieron que las amenazas a la autoestima de
uno pueden llevar a los individuos a usar estereotipos negativos disponibles para derogar
a los miembros de grupos estereotipados, y que al humillar a otros se pueden sentir mejor
acerca de sí mismos. En un estudio, por ejemplo, Fein y Spencer dieron a los participan-
tes realimentación positiva o negativa acerca de su desempeño en un examen de cono-
cimientos sociales y verbales, la cual temporalmente reforzó o amenazó su autoestima.
Estos participantes tomaron parte luego en lo que se supuso fue un segundo experimento
en el que evaluaron al solicitante de un empleo. Todos los participantes recibieron una
fotografía de una joven, su currículo y una videocinta de una entrevista de trabajo. A la
mitad de los participantes se les dio información que sugería que la mujer (de nombre
Julie Goldberg) era judía. A la otra mitad se le dio información que sugería que la mujer
(de nombre María D’Agostino) no era judía. En el campus donde se llevó a cabo el estudio
había un popular estereotipo negativo de la “Princesa judía-americana”, que con frecuen-
cia se dirigía a mujeres judías de la clase alta media de la zona de Nueva York.
Como se predijo, hubo dos importantes resultados (vea la l figura 5.10). Primero,
entre los participantes cuya autoestima había sido bajada por la realimentación nega-
tiva, clasificaron a la mujer de manera más negativa si parecía ser judía, aun cuando la
entrevista videograbada del trabajo y las credenciales de las dos mujeres fueran iguales.
En segundo lugar, los participantes que habían recibido realimentación negativa y se les
dio la oportunidad de menospreciar a la judía exhibieron un aumento en la autoestima
después del experimento; cuanto más negativamente evaluaron a la judía, mejor se sin-
tieron acerca de sí mismos. En suma, los resultados de este experimento sugieren que un
golpe a la autoestima de uno evoca prejuicio y la expresión de éste ayuda a restaurar la
autoimagen.

l FIGURA 5.10
Autoestima y prejuicio
Los participantes en un estudio de Fein y Spencer recibieron realimentación positiva y negativa, y luego evaluaron a una solicitante
de empleo creyendo que era italiana o judía. Se dieron dos resultados clave: (1) los participantes cuya autoestima se vio lastimada por
la realimentación negativa evaluaron a la mujer de manera más negativa cuando se les dijo que era judía que al considerarla italiana
(izquierda), y (2) los participantes con realimentación negativa que tuvieron oportunidad de subestimar a la joven judía mostraron un
incremento de autoestima posterior al experimento (derecha).
Fein y Spencer, 1997. © Cengage Learning

90 5

85
4
autoestima

80
objetivo

self-esteem

75
target

3
del

in la

70
Rating of

Increaseen
Calificación

2
Aumento

65

60
1
55

50
Positive
Positiva Negative
Negativa Positive
Positiva Negative
Negativa
Tipo de of
Type realimentación
Feedback Tipo deofrealimentación
Type Feedback
Non-Jewish
No judía Jewish
Judía

cap05 150-203.indd 178 07/11/14 22:22


Causas del problema: factores intergrupales, motivacionales, cognitivos y culturales 179

> Cultura e identidad social


Es evidente que las identidades sociales individuales son importantes para la gente de
todas las culturas. Es un hecho que las personas colectivistas son más propensas que las
individualistas a valorar su grado de conexión y su interdependencia con sus semejantes
y con los grupos que los rodean; por lo tanto, sus identidades personales están vinculadas
de forma más estrecha con sus identidades sociales. Los colectivistas muestran algunos
sesgos que favorecen a sus endogrupos; de hecho, estar orientado fuertemente hacia el
endogrupo de uno puede ser considerada una forma de ser altamente deseado y valorado
(Capozza et al., 2000; Chen et al., 2002; Ruffle y Sosis,
2006). Alguna investigación indica que los colectivistas
sacan distinciones más bien notables entre miembros
de endogrupos y exogrupos que los individualistas
(Gudykunst y Bond, 1997).
Sin embargo, de acuerdo con numerosos investiga-
dores, a diferencia de la gente individualista las perso-
nas pertenecientes a culturas colectivistas son menos
propensas a mostrar sesgos que favorecen a sus endo-
grupos como estrategia para aumentar su autoestima
(Heine, 2005; Lehman et al., 2004; Snibbe et al., 2003; Yuki,
2003). Por ejemplo, Kenichiro Nakashima y otros (2008)
reportaron que cuando la autoestima de los partici-
pantes estaba amenazada, aquellos con autoconceptos

Mark Graham/AP/Wide World Photos


individualistas mostraron más favoritismo endogrupal,
mientras que aquellos con autoconceptos colectivistas
no los mostraron. Además, las personas de las culturas
colectivistas de Asia Oriental tienden a tener tolerancia
más alta para lo que los occidentales considerarían con-
tradicciones (por ejemplo que algo pueda ser bueno y
malo al mismo tiempo), y esto puede explicar por qué
es más probable que las personas de Asia Oriental vean
que sus endogrupos tienen cualidades positivas y nega-
tivas en comparación con los occidentales, que tienden a destacar los aspectos positivos de Formar parte de un grupo reducido y

>
sus endogrupos en forma mucho más exclusiva (Spencer-Rogers et al., 2012). muy unido puede constituir una parte
importante y altamente gratificante de
la identidad personal.
Cultura y socialización
La lista de estereotipos comunes es bastante larga. Los atletas son mudos, los notables
en matemáticas son adictos a las computadoras, los estadounidenses son ruidosos, los
italianos son emocionales, los californianos tranquilos, los hombres de raza blanca no
pueden saltar, no se puede confiar en los vendedores de autos usados tanto como uno
quisiera. Y así sucesivamente. Dividir a las personas en categorías sociales, incluso endo-
grupos y exogrupos, ciertamente es un factor clave en la formación de estereotipos y pre-
juicios. Pero con tantos estereotipos y prejuicios bien conocidos, muchos de los cuales
son compartidos por todo el mundo, es claro que en algún nivel y de algún modo estos
estereotipos nos enseñan algo de nuestra cultura. Examinemos estos procesos.
La socialización se refiere al proceso por el cual las personas aprenden las normas,
reglas e información de una cultura o grupo. Aprendemos una gran cantidad de infor-
mación (con frecuencia sin darnos cuenta de ello) al absorber lo que vemos a nuestro
alrededor en nuestra cultura, grupos y familias. Estas lecciones incluyen qué son varios
estereotipos, qué tan valuados o devaluados están varios grupos y cuáles prejuicios es
aceptable tener.
Considere el caso de algo que ocurrió a uno de los autores de este libro. Cuando
tenía unos 8 años de edad, sus dos mejores amigos un día le dijeron burlonamente “judío
necio”. Nunca habían pensado que él era diferente de ellos ni lo habían considerado antes
como judío, pero ese día repentinamente esa característica fue relevante y negativa para
ellos. Pero, ¿por qué entonces y cómo salieron con “judío necio”? Sólo después de mucho

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180 Capítulo 5 Estereotipos, prejuicio y discriminación

se hizo claro que habían oído a su padre decir “niño judío”. Tratando de modelar los valo-
res de su padre, usaron una aproximación de esta expresión contra su amigo y de ahí en
adelante lo vieron en forma distinta. Los lentes sesgados a través de los cuales el padre
veía a la gente los pasó a la siguiente generación.
Aun cuando ciertamente no siempre es el caso, los estereotipos y prejuicios de un
padre pueden dar forma a los estereotipos y prejuicios de un niño, a veces en formas implí-
citas (Castelli et al., 2009). En forma más general, y más penetrante, los estereotipos y pre-
juicios exhibidos por compañeros, los medios populares y la cultura de alguien son parte
del aire que cada uno respira cuando crece, y estas influencias pueden ser profundas.
Para estrechar la discusión de estos procesos culturales y de socialización nos enfo-
caremos en estereotipos de género y sexismo, pero es importante reconocer que estos
procesos son relevantes para todas las clases y objetivos de estereotipos, prejuicio y
discriminación.
Los azules y las rosas. Hasta una mirada
muy rápida a una juguetería ilustra
sorprendentes diferencias en cómo niños Estereotipos de género: azul para niños, rosa para niñas Empezamos con las
y niñas socializan. Por ejemplo, a los que con frecuencia son las primeras palabras pronunciadas cuando nace un bebé: “¡es
niños se les estimula a que practiquen niño!” o “¡es niña!”. En muchos hospitales, al recién nacido de inmediato se le da un gorro
juegos activos, ruidosos y violentos
(arriba), en tanto que a las niñas se les azul si es niño y un gorro color de rosa si es niña. El infante recibe un nombre y una lluvia
estimula a participar en juegos más de regalos apropiados para su género. A los pocos años, al niño le regalan camiones de
calmados y enfocados en lo maternal juguete, juegos de béisbol, herramientas de juguete, pistolas de juguete y juegos de quí-
(abajo).
mica; la niña típica recibe muñecas, animalitos de juguete, juegos de maquillaje, juegos
de cocina y de té, y ropa para vestir. Cuando entran a
la escuela, muchos esperan que el niño gane dinero
si puede podar el pasto de las casas y que disfrute
las películas de superhéroes violentos; en tanto,
esperan que la niña gane dinero cuidando bebés y
disfrute las historias dulces de amistad o de amor.
Estas distinciones persisten en el colegio,
cuando más niños estudiantes hacen especialidad
en economía y ciencias, y más niñas hacen especiali-
dad en artes, idiomas y humanidades. En la fuerza de
trabajo, más hombres se hacen médicos, trabajado-
res de la construcción, mecánicos de autos, pilotos
de aviones, banqueros en inversiones e ingenieros.
© UrbanZone/Alamy

En contraste, más mujeres se hacen secretarias,


maestras de escuela, enfermeras, aeromozas, cajeras
de bancos y amas de casa. En casa, el ciclo de vida
empieza de nuevo cuando una pareja tiene su pri-
mer bebé y descubre que “¡es una niña!” o “¡es un
niño!”.
Los tradicionales tonos de color rosa y azul no
son tan distintos hoy como lo eran antes. Muchas
barreras de género del pasado se han roto y los
colores parecen haberse mezclado. No obstante,
los estereotipos y, como ya se dijo antes, el sexismo
persisten.
¿Qué acostumbra decir la gente cuando se le
pide que describa al hombre o a la mujer típicos? Se
dice que los hombres son más audaces, enérgicos,
independientes y orientados a las tareas; por otro
lado, se considera que las mujeres son más sensi-
bles, amables, dependientes, emocionales y orienta-
das a las personas. Los niños pequeños distinguen
AP Photo/Nick Ut

hombres y mujeres desde antes de su primer cum-


pleaños, identificándose a sí mismos y a otros niños

cap05 150-203.indd 180 07/11/14 22:22


Causas del problema: factores intergrupales, motivacionales, cognitivos y culturales 181

o niñas hacia los tres años de edad, conformando creencias de género estereotípicas y
preferencias por cuentos, juguetes y demás objetos poco después, y luego usan sus este-
reotipos simplificados para juzgar a los demás y favorecer a su propio género por encima
del otro en situaciones intergrupales (Golombok y Hines, 2002; Knobloch et al., 2005;
Leinbach y Fagot, 1993; Ruble y Martin, 1998).
Gerianne Alexander (2003) propone que las preferencias de los niños hacia los
juguetes basados en el sexo, aunque en parte se debe a socialización de género, también
tienen raíces neurobiológicas y evolutivas. Ella basó esta conclusión en datos acerca de
niños expuestos desde antes de nacer a niveles atípicos de hormonas sexuales y en datos
de diferencias de sexo en las preferencias de juguetes entre primates no humanos. Por
ejemplo, un desconcertante estudio reportó que los monos verdes mostraron diferencias
de sexo en las preferencias de juguetes similares a las vistas en niños humanos (Alexan-
der y Hines, 2002).
Aunque es posible que los factores biológicos y evolutivos contribuyan a alguna de esas
preferencias, es evidente que los niños cuentan con amplias oportunidades de aprender
estereotipos y roles de género de sus padres y de otros modelos de comportamiento (Mon-
tañés et al., 2012; Tenenbaum y Leaper, 2002). Las creencias acerca de hombres y mujeres
están tan profundamente arraigadas que influyen en el comportamiento de los adultos
prácticamente desde el momento en que nace un bebé. En un muy interesante estudio, los
padres primerizos de 15 niñas y 15 niños fueron entrevistados no más de 24 horas después
del nacimiento de los bebés. No hubo diferencias entre los niños o niñas recién nacidos
en cuanto a estatura, peso u otros aspectos de apariencia física. No obstante, los padres
de las niñas las clasificaron como más tiernas, más pequeñas y de facciones más finas.
Los padres de los niños los vieron como más fuertes, más grandes, más alertas y mejor
coordinados (Rubin et al., 1974). ¿Podría ser que en realidad hubiera diferencias que sólo
los padres podían distinguir? Es dudoso. En otro estudio, Emily Mondschein y otros (2000)
encontraron que las madres de bebés de 11 meses de edad subestimaron la capacidad de
gatear de sus hijos si eran niñas, pero la estimaron en exceso si eran niños.
A medida que se desarrollan, niños y niñas
reciben muchos mensajes divergentes en todo tipo
de entornos. Barbara Morrongiello y Tess Dawber TABLA 5.4
(2000) condujeron un estudio relevante para ilustrar Puntos de vista maternales
lo anterior. Su experiencia consistió en presentar un
Las madres de niñas o niños pequeños vieron una videograbación de niños ajenos
grupo de videograbaciones de madres de familia en que participaban en conductas riesgosas en un jardín de juegos. Se les pidió que
las que se mostraba a niños desarrollando activida- detuvieran la grabación cada vez que vieran algo que llamara su atención e indicaran
des que podían considerarse riesgosas, aun cuando qué dirían si algunos de los niños en la pantalla fuera suyo. Las madres de niñas de-
tenían lugar en un jardín de juegos. Luego se les pidió tuvieron la grabación con mucho mayor frecuencia que las madres de varones para
que detuvieran la proyección e indicaran qué dirían expresar precaución (“¡ten cuidado!”), riesgo de que resultaran lastimadas (“¡puedes
caerte de ahí!”) u órdenes de interrumpir la actividad (“¡detente en este instante!”).
si sus propios hijos estuvieran participando en una
En contraste, las madres de niños fueron más proclives a estimular (“¡bien hecho!,
situación similar. Las madres de niñas intervinieron
¡trata de subir un poco más!”).
con más rapidez y más frecuencia que las madres de
varones. Como se muestra en la tabla 5.4, las madres Contexto del comentario
de niñas fueron más propensas a advertir el peligro Frecuencia de comentarios de: Madres de niñas Madres de niños
de que los niños se hicieran daño, mientras que las
Precaución 3.9 0.7
madres de varones tendieron a mostrar satisfac-
Preocupación por posibles heridas 9.2 0.2
ción por los riesgos asumidos por los niños durante
el juego. Otro estudio realizado por Morrongiello Orden de detenerse 9.3 0.6
y otros (2000) reveló que aunque los niños suelen Estímulo 0.5 3.0
experimentar más lesiones al jugar arriesgadamente
Adaptado de Morrongiello y Dawber, 2000. © Cengage Learning
que las niñas, a la edad de seis años tanto los niños
como las niñas tienden a pensar que ellas corren un
mayor riesgo de lesiones que ellos.
Teoría del rol social A medida que los niños se desarrollan, empiezan a mirar la
cultura más grande que les rodea y a ver quién ocupa qué roles en la sociedad, así como teoría del rol social Teoría de que
las pequeñas diferencias de género
a percibir cómo se valoran estos roles. Según la teoría del rol social de Alice Eagly (1987;
se amplifican en la percepción por los
Eagly y Wood, 2012), aun cuando la percepción de las diferencias de sexo puede estar
contrastantes roles sociales ocupados
basada en algunas diferencias reales, es amplificada por los desiguales papeles sociales
por hombres y mujeres.
que ocupan hombres y mujeres.

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182 Capítulo 5 Estereotipos, prejuicio y discriminación

El proceso comprende tres pasos. En primer lugar, a partir de una combinación de facto-
res sociales y biológicos, con el tiempo ha emergido una división del trabajo entre los sexos,
tanto en casa como en el entorno laboral. Los hombres se inclinan más a trabajar en las áreas
de la construcción y los negocios; las mujeres son más proclives a dedicarse al cuidado de los
niños y desempeñarse en empleos de bajo estatus. En segundo lugar, dado que las personas se
comportan de formas que corresponden a los papeles que desempeñan, los hombres suelen
ejercer el poder físico, social y económico con más frecuencia que las mujeres. En tercer lugar,
estas diferencias de conducta proporcionan una base continua para la percepción social que
lleva a suponer que los hombres son dominantes “por naturaleza” y las mujeres hogareñas
“por naturaleza”, cuando la realidad es que las diferencias sólo reflejan los roles que desem-
peñan. En resumen, los estereotipos sexuales se configuran (y a veces se confunden) por la
distribución desigual de hombres y mujeres en diferentes roles sociales. De acuerdo con esta
teoría, las distinciones percibidas entre ambos géneros se basan en divergencias conductua-
les reales que se suponen erróneamente derivadas del sexo y no de los roles sociales.
La teoría del sol social y más generalmente los procesos de socialización pueden, por
supuesto, extenderse más allá de los estereotipos y el sexismo de género. Viendo que algunos
grupos de personas ocupan roles particulares en la sociedad más que otras, puede promover
numerosos estereotipos y prejuicios. Un factor muy importante para determinar qué clases
de personas vemos en qué clases de roles es el de los medios populares de comunicación. A
continuación se examinan algunos de los efectos asociados con una exposición a los medios.

Efectos de los medios Hoy más que nunca niños, adolescentes y adultos parecen estar
inmersos en la cultura popular que se transmite a través de los medios masivos de comunica-
© Bill Aron/PhotoEdit

ción. Vemos programas de televisión en iPods mientras nos ejercitamos en las bicicletas esta-
cionarias del gimnasio; revisamos los más recientes videos relativos a los virus que recorren
la Internet mientras bebemos café en un descanso durante el trabajo; vemos la publicidad
que aparece de pronto en las pantallas de nuestras computadoras; echamos un vistazo a los
tabloides donde publican fotografías de la rutilante estrella de moda acosada por los papara-
zzi… muchas veces parece que no tenemos escapatoria. A través de la ininterrumpida presen-
cia de los medios nos alimentamos de una estable dieta de imágenes de hombres y mujeres.
Esas imágenes tienen el potencial de perpetuar los estereotipos de género y el sexismo.
Por fortuna ya quedaron atrás los días en que los medios presentaban a las mujeres de
color desempeñando roles casi exclusivamente estereotipados y pasivos. A pesar de ello, la
investigación señala que algunos estereotipos de género persisten en ciertos programas, en
libros para niños y comerciales televisivos de diversos lugares del mundo (Furnham y Palt-
zer, 2010; McCabe et al., 2011; Michelle, 2012; Wallis, 2011).
Por si fuera poco, las representaciones transmitidas por los medios pueden influir en el
público, muchas veces sin que éste se dé cuenta (Ward y Friedman, 2006). Por ejemplo, estu-
dios realizados han mostrado que las estudiantes universitarias que recién habían visto un
© Michael D. Margol/PhotoEdit Inc.

conjunto de anuncios en donde los personajes femeninos eran representados como estereo-
tipos, tendieron a expresar menos confianza en sí mismas, menos independencia y menos
aspiraciones profesionales, incluso tuvieron un peor desempeño en un examen de matemáti-
cas, en contraste con las que vieron comerciales en los que los estereotipos eran irrelevantes,
que no presentaron esos efectos (Davies et al., 2002; Geis et al., 1984; Jennings et al., 1980).
Las imágenes mediáticas de modelos femeninas exageradamente delgadas o casi per-
fectamente proporcionadas tuvieron como resultado una incidencia casi epidémica de
desórdenes alimenticios y ansiedad debilitante por alcanzar una apariencia física determi-
Aun cuando las imágenes de gente
nada, en particular entre las jóvenes estadounidenses de origen europeo (Henderson-King
atractiva venden revistas y muchos
consumidores disfrutan al verlas, ponen et al., 2001; Moradi et al., 2005; Ward y Friedman, 2006). El impacto de los medios puede ser
a la vista la pregunta de si la exposición especialmente negativo entre individuos que están preocupados por su apariencia o que les
a tantas imágenes de esta clase produce importa la opinión de otras personas (Henderson-King y Henderson-King, 1997; Ricciarde-
también consecuencias negativas. Por lli et al., 2000). Las imágenes corporales de hombres también pueden ser afectadas por los
ejemplo, ¿la repetida exposición a estas medios (Barlett et al., 2008). De hecho, imágenes gráficas de modelos masculinos musculo-
imágenes perpetúa estereotipos o hace
sos y delgados se han vuelto dominantes en tiempos recientes. Todos los años salen a la luz
que algunos participen en conductas
peligrosas para tratar de alcanzar lo
más y más casos de muchachos y hombres jóvenes que copian a los atletas estrellas y toman
que son estándares imposibles y nada esteroides y otras drogas que pueden hacerlos verse más semejantes a sus modelos de rol,
saludables de masculinidad y feminidad? pero también pueden amenazar seriamente su salud (Hanc, 2006; Hobza y Rochlen, 2009;
Martin y Govender, 2011; McCreary, 2011).

cap05 150-203.indd 182 07/11/14 22:22


Causas del problema: factores intergrupales, motivacionales, cognitivos y culturales 183

> Forma en que los estereotipos distorsionan las


percepciones y resisten el cambio
La categorización social ayuda a dar lugar a estereotipos que ofrecen resúmenes rápidos
y cómodos de grupos sociales. Dividir en endogrupos y exogrupos da lugar a ver y tratar
a otros en modos sesgados. Ser socializado en una cultura particular nos enseña muchos
de los estereotipos y prejuicios que acarreamos en nuestras vidas. Pero una vez que éstos
están en su lugar debido a estos tipos de factores, ¿por qué resisten los cambios con tanta
frecuencia? Aunque algunos estereotipos pueden ser precisos (Jussim, 2012; Madon et
al., 1998), algunos ciertamente son falsos y muchos son al menos simplificaciones exage-
radas. ¿Entonces, por qué los estereotipos imprecisos desafían la evidencia que debería
desacreditarlos? En esta sección se verán algunos de los mecanismos que ayudan a per-
petuar los estereotipos.

Sesgos de confirmación y profecías autocumplidas Imagine enterarse que una


madre le grita a su hija de 16 años de edad que un abogado se comportó agresivamente y
que un Boy Scout agarró fuertemente del brazo a una mujer mayor que cruzaba la calle.
Ahora imagine que un trabajador de la construcción le gritó a una muchacha de 16 años
de edad que un indigente sin casa se comportó agresivamente y que un ex presidiario
agarró fuertemente del brazo a una mujer mayor que cruzaba la calle. ¿Vienen a la mente
imágenes diferentes de estas acciones? Éste es un efecto fundamental de estereotipar: los
estereotipos de grupos influyen en las percepciones e interpretaciones de la gente acerca
de las conductas de miembros de un grupo. Esto es especialmente posible cuando el obje-
tivo de un estereotipo se comporta de modo ambiguo; los observadores reducen la ambi-
güedad al interpretar el comportamiento como consistente con el estereotipo (Dunning y
Sherman, 1997; Kunda et al., 1997). Por ejemplo, niños blancos y negros de sexto grado en
un estudio vieron imágenes y descripciones de conductas ambiguamente agresivas (por
ejemplo un niño tropezando con otro). Los niños blancos y negros juzgaron
las conductas más malignas y amenazantes de los niños negros que las de
l FIGURA 5.11
los blancos (Sagar y Schofield, 1980).
“¿Los blancos no saben saltar?”
El efecto de los estereotipos en las percepciones de los individuos es
un tipo de sesgo de confirmación que, como se vio en el capítulo 4, invo- Unos estudiantes escucharon un programa de
radio de un juego de baloncesto colegial y
lucra las tendencias de personas a interpretar, buscar y crear información evaluaron a un jugador en particular. A la mitad
que parece confirmar sus expectativas. Jeff Stone y sus colegas (1997) de los estudiantes se les hizo creer que el jugador
demostraron la forma en que las personas interpretan la información era negro; a la otra mitad, que era blanco.
para confirmar sus expectativas basadas en estereotipos, en un estudio en Consistentes con sus estereotipos, los estudiantes
el que hicieron que estudiantes escucharan un programa de radio de un percibieron que el jugador tenía más capacidad
física si pensaban que era negro y que tenía más
juego de baloncesto colegial. A algunos se les hizo creer que un jugador
“juego estratégico” si pensaban que era blanco.
particular era de raza blanca; a otros, a pensar que era negro. Después de Stone et al., 1997. © Cengage Learning
escuchar el juego, se pidió a todos los estudiantes que evaluaran la forma
en que el jugador había participado en el juego. Consistentes con los este-
6.2
reotipos raciales, los estudiantes que pensaron que el jugador era negro lo
jugador

clasificaron como que había jugado mejor y en forma más atlética, mien- 6.0
tras que los que pensaron que era de raza blanca lo calificaron como que
Player

había jugado con más inteligencia y más de prisa (vea l figura 5.11). 5.8
Ratings of thedel

Los estereotipos no son mantenidos únicamente por los indivi-


5.6
Calificaciones

duos, sino casi siempre por buena parte de las personas que conforman
una cultura, y suelen ser perpetuados mediante comunicaciones repeti- 5.4
tivas. En una demostración clásica de lo anterior, Gordon Allport y Leo
Postman (1947) mostraron a los participantes la fotografía de un vagón 5.2
del tren subterráneo repleto de pasajeros. Entre ellos se veía a un hom-
bre de raza negra vestido de traje y a un sujeto blanco sosteniendo una 5.0
Habilidad
Ability Juego
Court estratégico
Smarts
navaja de afeitar. Uno de los participantes dio un vistazo breve a la ima-
gen y luego se la describió a otro que no la había visto; el segundo parti- Player believed
Jugador to be black
considerado negro
Player believed
Jugador to be white
considerado blanco
cipante comunicó la descripción a un tercero y así sucesivamente, hasta
completar seis rondas de comunicación. El resultado: en más de la mitad

cap05 150-203.indd 183 07/11/14 22:22


184 Capítulo 5 Estereotipos, prejuicio y discriminación

de las sesiones que se llevaron a cabo, el informe del último participante indicaba que era
el hombre de raza negra, y no el blanco, quien sostenía la navaja de afeitar.
En una demostración más reciente del mismo efecto, Anthony Lyons y Yoshihisa
Kashima (2001) hicieron que un grupo de estudiantes australianos leyeran una histo-
ria acerca de cierto jugador de futbol conocida con reglas australianas (una mezcla de
soccer y rugby). Los estudiantes conformaron equipos de cuatro integrantes. En cada
equipo, un integrante leía la historia, esperaba algunos minutos y luego se la transmitía a
otro, y así sucesivamente hasta completar la cadena de cuatro participantes. Se les pidió
a los alumnos que relataran la historia con tanta precisión como fuera posible. Parte de
la información que ésta incluía era consistente con el estereotipo relacionado con los
jugadores de ese deporte (por ejemplo, “camino al partido, Gary y su amigo bebieron
varias cervezas en el auto”) y otros datos eran inconsistentes con el estereotipo (“enton-
ces buscó una estación de música clásica en el cuadrante de la radio”). Aunque el primer
estudiante de la cadena se inclinó a comunicar tanto la información consistente con el
estereotipo como aquella que lo contradecía, a medida que el relato pasaba de persona
en persona esta última información fue desapareciendo de manera gradual. Para cuando
le llegó el turno de contarla al cuarto participante, el futbolista parecía mucho más evi-
dentemente estereotipado de lo que reflejaba la historia original.
Los sesgos de confirmación son bastante dañinos, pero lo son todavía más las
situaciones en que los mismos miembros de un grupo estereotipado son impelidos a
comportarse de maneras que confirman los estereotipos. En otras palabras, éstos pue-
den dar lugar a profecías autocumplidas (Madon et al., 2011; Rosenthal, 2002). Como se
comentó en el capítulo 4, la profecía autocumplida se da cuando las falsas expectativas
de un observador respecto a una persona provocan que ésta se comporte de manera
que confirme tales expectativas. Los estereotipos son capaces de poner en marcha esas
conductas confirmatorias. Considere un experimento clásico de Carl Word y otros (1974)
que involucra una situación de gran importancia en la vida de las personas: la entrevista
de trabajo. Sentados a distancia entre sí, los participantes de raza blanca cometieron, sin
darse cuenta, más errores discursivos y sostuvieron conversaciones más breves cuando
No siempre la vida de las personas sus entrevistados eran solicitantes de empleo de raza negra que cuando eran blancos.
es la que ellas hacen. La vida de Este frío estilo interpersonal provocó, a su vez, que los solicitantes negros se mostra-
algunas personas es lo que otros ran más nerviosos e incómodos. En resumen, los estereotipos raciales y los prejuicios de
hacen de ella. las personas de raza blanca de hecho tienen un efecto negativo en el desempeño de los
Un personaje en la historia corta de Alice candidatos negros en una entrevista de trabajo. Dado que la conducta de éstos tendió a
Walker, “You Can’t Keep a Good Woman Down” ser objetivamente peor que la de los candidatos blancos, parecían confirmarse los perni-
ciosos estereotipos de los entrevistadores, pero en realidad aquel pobre desempeño fue
provocado por estos últimos, no por los entrevistados.

Correlaciones ilusorias Una de las formas en que los estereotipos se perpetúan es a


través de la correlación ilusoria, que es una tendencia de la gente a sobreestimar el vínculo
que existe entre variables que en realidad sólo están relacionadas ligeramente o no lo están
en absoluto (Meiser y Hewstone, 2006; Risen et al., 2007; Sherman et al., 2009; Stroessner
y Plaks, 2001). Las correlaciones ilusorias son resultado de dos procesos distintos. En pri-
mer lugar, la gente tiende a sobreestimar la asociación entre variables distintivas; es decir,
las que atraen la atención sólo por ser novedosas o anormales. Cuando dos eventos rela-
tivamente inusuales ocurren de manera simultánea, es probable que se fijen en la mente
de las personas y las lleven a sobreestimar la relación que hay entre ellas. Por ejemplo, si
las personas ven una historia en las noticias acerca de una persona recientemente libe-
rada de una institución de enfermos mentales (una categoría de persona que se encuentra
muy pocas veces) que comete un brutal asesinato (comportamiento nada común), pueden
recordar el vínculo entre paciente mental y asesinato mejor que si encontraran que un tipo
más común de persona cometiera el asesinato, o que si alguien que fuera paciente mental
hiciera algo más común. Las implicaciones de estereotipar son importantes. Primero, a
correlación ilusoria Una estimación menos que sea motivada de otro modo, la gente sobreestima la asociación entre variables
exagerada de la asociación entre distintas como grupos minoritarios y actos anormales. Hasta niños de segundo grado pue-
variables que no están correlacionadas den percibir estas asociaciones falsas (Johnston y Jacobs, 2003).
o lo están muy ligeramente. En segundo término, las personas tienden a sobreestimar la asociación entre varia-
bles que de por sí se espera que ocurran en conjunto (Hamilton y Rose, 1980; Susskind,

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Causas del problema: factores intergrupales, motivacionales, cognitivos y culturales 185

2003). Las implicaciones para estereotipar son importantes también aquí: las personas
sobreestiman que ocurran de manera conjunta variables que esperan estén asociadas
entre sí, como es el caso de los grupos y las conductas estereotipados. Por ejemplo, si
observadores ven que 10 hombres de un grupo de 100 tienen accidentes automovilísticos,
y también ven que 10 mujeres de entre un grupo de 100 mujeres tienen accidentes auto-
movilísticos, es muy probable que los que creen que las mujeres son peores conductoras
que los hombres recuerden más los accidentes de las mujeres que los de los hombres.

Atribuciones y subclasificaciones Los individuos también mantienen sus este-


reotipos por medio de los cuales explican comportamientos ajenos. En el capítulo 4 se
estudió la forma en que los observadores hacen atribuciones, o explicaciones, acerca de
las causas de los comportamientos de otros y de cómo estas atribuciones a veces pueden
ser defectuosas. Un hallazgo clave estudiado en ese capítulo es que las personas a veces
no toman en cuenta el contexto en el que alguien estaba cuando tratan de explicar su
comportamiento. Esto puede ayudar a perpetuar estereotipos negativos; por ejemplo, si
la gente no reconoce cómo un mal desempeño de un miembro de un grupo estereotipado
puede deberse a los efectos de los estereotipos, en lugar de a una falta de habilidad real.
Por otro lado, cuando las personas ven
que otros actúan de manera que parece con-
tradecir el estereotipo, pueden ser más pro-
clives a considerar los factores situacionales
para explicar tan sorpresivo comportamiento.
En lugar de aceptar sin rodeos una conducta
que va en contra del estereotipo (por ejemplo
cuando una mujer le gane a un hombre en
una competencia atlética), los sujetos imagi-
nan que los factores situacionales capaces de
explicar esta supuesta excepción a la regla son
tan simples como la suerte, motivos ulterio-
res u otras circunstancias especiales. Así, los

© Ben Curtis/AP/Corbis
observadores pueden conservar sin problema
los estereotipos respecto a determinados gru-
pos (Karpinski y Von Hippel, 1996; Sekaquep-
tewa et al., 2003; Sherman et al., 2005).
Si encontramos el comportamiento de
alguien que claramente contradice nuestros
estereotipos y no podemos atribuirlo con faci- El equipo de futbol soccer de Estados
lidad a algún factor situacional, de manera inconsciente podemos sacar otra treta para Unidos celebra ganar la Medalla de
Oro en los Juegos Olímpicos de 2012
preservar nuestros estereotipos. Consideramos la acción o la persona como una mera en Londres. La gente que cree que
excepción a la regla. Por ejemplo, confrontados con una mujer que no parece particu- las mujeres no son fuertes ni atléticas
larmente modesta y maternal, la gente puede desarrollar una imagen más diversificada puede mantener el estereotipo incluso
de las mujeres o lanzar la incongruencia de un subtipo especial, digamos, “mujeres de frente a ejemplos como el de estas
jóvenes que lo desafían. Una forma
carrera”. En la medida en que la gente forme este subtipo, su imagen de las mujeres en en que lo hacen es poniéndolas en
general permanecerá relativamente intacta (Carnaghi e Yzerbyt, 2007; Hewstone y Lord, una subclase como excepciones que
1998; Wilder et al., 1996). no representan verdaderamente a la

>
categoría general de las mujeres.

Activación automática del estereotipo


Parte del poder de los estereotipos es que pueden sesgar las percepciones y respuestas
incluso si no se está de acuerdo personalmente con ellos. En otras palabras, no es necesa-
rio creer que un estereotipo provoque correlaciones ilusorias y profecías autocumplidas,
o que sesgue la manera en que pensamos, sentimos y nos comportamos hacia miembros
del grupo. A veces sólo estar consciente de los estereotipos en la propia cultura es sufi-
ciente para causar estos efectos. Además, los estereotipos pueden ser activados sin estar
consciente.

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186 Capítulo 5 Estereotipos, prejuicio y discriminación

En una línea de investigación muy influyente, Patricia Devine (1989) distinguió entre
procesos automáticos y procesos controlados en el ámbito de la formación de estereoti-
pos. Ella opinó que las personas se han vuelto muy conscientes del contenido de muchos
estereotipos gracias a influencias culturales. Debido a esta alta concientización siempre
que se interactúa con miembros de grupos sujetos a los estereotipos más comunes se
tiende a activar éstos de manera automática. En consecuencia, igual número de suje-
tos se ven impelidos a pensar automáticamente en huevos después de escuchar tocino y,
también se piensa en conceptos relevantes para un estereotipo cuando se tiene en mente
a un grupo estereotipado.
Para demostrar este punto, en un estudio Devine expuso a participantes de raza
Los juicios muy rápidos
blanca a presentaciones subliminales en la pantalla de una computadora. En el caso
de uno de los grupos, estas presentaciones consistieron en palabras relevantes para los
de las personas no están
estereotipos relacionados con las personas de raza negra, como África, gueto, asistencia
influidos por un estereotipo
pública y básquetbol. La información presentada de forma subliminal se muestra con tal
a menos que en realidad
rapidez que los sujetos involucrados ni siquiera se dan cuenta de lo que tienen enfrente. Por
crean que el estereotipo es
lo tanto, los participantes no estuvieron conscientes de haber visto tales palabras. En el
verdadero.
F
ALSO. caso de quienes fueron llevados subliminalmente (mediante el efecto de imprimación)
a registrar muchas de esas palabras, pareció que el estereotipo del afroamericano se
activó, provocando que percibieran el comportamiento de los demás con un tinte nega-
tivo y hostil. Es especialmente notable el hecho de que los efectos ocurrieron incluso
entre los participantes que no estaban de acuerdo con los estereotipos en cuestión.
La teoría de Devine provocó una explosión de interés en estas cuestiones. Las con-
clusiones provenientes de la investigación resultante son que es claro que la activación
de un estereotipo puede ser provocada de manera implícita y automática, influyendo en
pensamientos, sentimientos y comportamientos subsiguientes incluso entre observado-
res con relativamente bajo nivel de prejuicio. Pero también es claro que varios factores
pueden hacer más o menos probable que esa activación ocurra.
Por ejemplo, algunos estereotipos son mucho más dominantes que otros en una cul-
tura particular, y con más exposición a un estereotipo llega una mayor probabilidad de
activación automática. Otro factor es qué tan lleno de prejuicios esté el observador. Aun
cuando los estereotipos pueden ser activados automáticamente aun entre observadores
de muy bajo nivel de prejuicio, el umbral para lo que provoca la activación del estereotipo
puede ser más bajo para los relativamente altos en prejuicio (Kawakami et al., 1998; Lepore
y Brown, 1997, 2002; Wittenbrink et al., 1997). La motivación también puede desempeñar
una función importante. Por ejemplo, cuando su autoestima está amenazada, las personas
pueden ser motivadas a estereotipar a otros para sentirse mejor acerca de sí mismas, y
es muy probable que esto puede hacerlos más proclives a activar estereotipos en forma
automática (Spencer et al., 1998). ¿Y qué hay cuando se está motivado para controlarse a
sí mismo y no activar o aplicar estereotipos? ¿Es esto efectivo? La gente que está motivada
por razones intrínsecas (esto es, en realidad no desean estar llenos de prejuicios, en lugar
de sólo desear no ser vistos por otros como llenos de prejuicios) tiende a ser un poco más
exitosa en esta clase de autorregulación. Regresaremos a este problema con más detalle en
la sección final del capítulo, sobre Reducción de estereotipos, prejuicio y discriminación.

> “Cuarenta y un disparos”: un enfoque sobre el


trágico tiroteo contra Amadou Diallo
El problema de la activación automática de estereotipos y sus efectos puede ser visto
en términos concretos si se centra el enfoque en una tragedia particular que desenca-
denó no sólo controversia, sino también una ola de investigación psicológica social. El
4 de febrero de 1999, en la ciudad de Nueva York, poco después de la medianoche, un
inmigrante de África occidental llamado Amadou Diallo fue muerto en una ráfaga de 41
balas en el vestíbulo del edificio de su departamento. Él había sido avistado por cuatro
presentación subliminal Método de oficiales de raza blanca de la policía que pensaron que tenía actitud sospechosa y que se
presentación de estímulos de manera
asemejaba mucho a la descripción general de un violador al que buscaban. Cuando se le
tan vaga o rápida que la gente no tiene
aproximaron, Diallo metió la mano en su bolsillo y empezó a sacar su cartera. Uno de los
conciencia alguna de haber estado
oficiales gritó “pistola”. La policía disparó 41 veces contra Diallo y le acertaron 19 veces.
expuesta a ellos.
Diallo quedó muerto en el vestíbulo. No tenía ninguna arma.

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Causas del problema: factores intergrupales, motivacionales, cognitivos y culturales 187

Manifestantes contra la violencia


policiaca caminan por Broadway en la
ciudad de Nueva York el 5 de abril de
Chris Hondros/Getty Images

2000. En el centro está una foto de


Amadou Diallo, inmigrante africano
desarmado que fue muerto por una
ráfaga de 41 disparos de la policía de la
ciudad de Nueva York.

Manifestantes realizaron concentraciones en los días que siguieron gritando “41 dis-
paros” y con carteras en las manos. Otros defendieron a los oficiales de policía, viendo
lo difícil que es tomar decisiones de vida o muerte en un parpadeo. En marzo de 2000
los cuatro oficiales fueron declarados no culpables de cualquier cargo criminal. Una pre-
gunta central, por supuesto, fue si los estereotipos asociados con el color de la piel de
Diallo hicieron más probable que los oficiales confundieran la cartera con una pistola.
Aun cuando ninguno de nosotros puede saber si éste fue el caso en la tragedia de Diallo,
es posible aplicar investigación de psicología social para contestar preguntas relaciona-
das; por ejemplo, si es más probable, en general, que un negro sea visto como alguien que
lleva un arma cuando en realidad trae una cartera, comparado con un blanco, y si ese
error es señal de que un observador está lleno de prejuicios.
Keith Payne (2001) fue el primero en publicar un estudio directamente inspirado por
cuestionamientos como los anteriores. Los participantes en su estudio eran estudiantes
universitarios, no oficiales de policía, pero la tarea que se les encomendó consistía en
tomar decisiones semejantes a las que acostumbran tomar estos últimos: identificar con
la mayor rapidez posible si un objeto es un arma o no (quizá en realidad es una herra-
mienta). Imágenes de tales objetos se les presentaron en un monitor de computadora,
pero justo antes se les mostró una serie de rostros de blancos o de negros en rápida suce-
sión. Las imágenes fueron desplegadas por fracciones de segundo. Payne encontró que los
participantes fueron más propensos a confundir un objeto inofensivo con un arma si la
imagen había estado precedida por el rostro de un hombre negro que por el de uno blanco.
En otras palabras, una vista rápida de un rostro masculino negro preparó a los participan-
tes a ver un objeto amenazante más que cuando vieron el rostro de un varón blanco.
Joshua Correll y otros (2002) diseñaron un juego de video para su experimento en el
que hicieron que los participantes decidieran “disparar” o “no disparar” a una persona que
fungía como blanco y que aparecía en la pantalla de sus computadoras (vea l figura
5.12). Algunos de estos objetivos eran personas de raza blanca y los demás eran negros;
algunos llevaban armas, pero los otros empuñaban objetos inofensivos (por ejemplo, un
teléfono celular o una billetera). Si la persona objetivo tenía un arma, los participantes
debían oprimir el botón “disparar” tan rápido como pudieran. Si lo que tenía el personaje
en cuestión era un objeto inofensivo, los participantes debían oprimir el botón “no dis-
parar” con la misma celeridad.
Al igual que en el estudio de Payne, estos participantes mostraron un sesgo consis-
tente con estereotipos raciales. Si la persona objetivo tenía un arma, fueron más rápidos
para presionar el botón “disparar” si él era negro que si era blanco. Si el objetivo tenía un
objeto inofensivo, tomaron más tiempo para presionar el botón “no disparar” si era negro
que si era blanco. Además, era más probable que los participantes “dispararan” por error
a la persona objetivo desarmada si era negro que si era blanco.

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188 Capítulo 5 Estereotipos, prejuicio y discriminación

l FIGURA 5.12
¿Disparar o no disparar?
Éstos son ejemplos de escenas de un juego de video que Joshua Correll y sus colegas crearon para investigar si los observadores, que
hacían el papel de oficiales de policía, serían sesgados por la raza de la persona objetivo cuando trataban de determinar en forma muy
rápida si debían dispararle porque sostenía un arma o no disparar porque tenía un objeto inofensivo.
Correll et al., 2002. © Cengage Learning

Desde las primeras publicaciones, un número rápidamente creciente de otros


siguieron para examinar con más detalle los procesos involucrados (entre otros, Brad-
ley y Kennison, 2012; Correll, Wittenbrink et al., 2011). Por ejemplo, Debbie Ma y Joshua
Correll (2011) encontraron que ese sesgo racista en decisiones para disparar fue signifi-
cativamente más fuerte si los objetivos se veían más con el estereotipo de sus respectivas
razas (como lo calificaron muestras de participantes) que si no se veían así. En un estu-
dio que tenía como objetivo un estereotipo diferente, Christian Unkelbach y otros (2008)
“Los policía reciben adiestra-
encontraron que era más probable que participantes australianos dispararan a objetivos
miento para hacerlos más sen- que llevaban prendas musulmanas en la cabeza que a los objetivos que no las llevaban
sibles a las armas, pero no lo y que no parecían musulmanes.
reciben para deshacer estereotipos Tomados juntos, los resultados de estos estudios sugieren que cuando la deci-
o sesgos de raza inconscientes.” sión debe tomarse muy rápido, es más probable que los miembros de algunos grupos
Anthony Greenwald
sean erróneamente vistos sosteniendo un arma que los miembros de otros grupos. Sin
embargo, es importante observar que los participantes de los estudios iniciales no eran
oficiales de policía; eran estudiantes no graduados o individuos de una muestra de la
comunidad. Los oficiales de policía reciben extenso entrenamiento en esta clase de
tareas. Pero como indica la nota al margen del psicólogo Anthony Greenwald, la policía
puede no estar entrenada para evitar activar estereotipos racistas, y dada la dominancia
y poder de estos estereotipos en nuestra sociedad, hay buenas razones para sospechar
que estarán influidos por ellos en decisiones tomadas en una fracción de segundo.
Por fortuna, varios investigadores han llevado a cabo estos experimentos con ofi-
ciales de policía como participantes (Correll et al., 2007b; Ma y Correll, 2011; Peruche y
Plant, 2006). En parte de esta investigación la policía ha mostrado un sesgo similar para
“disparar” erróneamente a un objetivo negro que a uno blanco, y en parte han mostrado
menos de este sesgo racial que los civiles. Sin embargo, incluso en estudios en los que las
decisiones de los oficiales de policía no estuvieron tan racialmente sesgadas como las de
los civiles, algunos sesgos racistas con frecuencia fueron de relevancia. Por ejemplo, en el
estudio de Ma y Correll (2011), las decisiones de disparar tomadas por oficiales de policía
estuvieron menos afectadas por si el objetivo era negro o blanco que las de los civiles. No
obstante, los oficiales fueron afectados con la misma fuerza que los civiles en caso de que
los objetivos fueran estereotipos raciales o no.
Alguna noticia alentadora proviene de estudios de Ashby Plant y sus colegas. En
un experimento con 50 oficiales de policía, Michelle Peruche y Ashby Plant (2006)

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Causas del problema: factores intergrupales, motivacionales, cognitivos y culturales 189

encontraron que en pruebas iniciales era más probable que los oficiales de policía erró-
neamente decidieran “disparar” a una persona objetivo desarmada cuando ésta era de
raza negra que cuando era de raza blanca. Sin embargo, con más y más pruebas, este
sesgo racista se redujo finalmente. Esta mayor precisión con la práctica es consistente
con los estimulantes resultados de otra serie de estudios, usando estudiantes no gra-
duados que desempeñaban el papel de oficiales de policía (Plant et al., 2005). Los estu-
diantes mostraron el típico sesgo racial en la decisión para disparar o no disparar, pero
los investigadores también hallaron que capacitar a los participantes exponiéndolos a
repetidas pruebas, en las que la raza de la persona objetivo no estaba relacionada con la
criminalidad, eliminó este sesgo de inmediato tanto después del entrenamiento como
24 horas después.
Además de la pregunta acerca de si puede existir sesgo racial en las percepciones
de un arma o la decisión para disparar, una segunda pregunta que fue planteada antes
era si exhibir sesgo racial en la decisión para disparar significa que un observador tiene
actitudes y creencias racistas. La evidencia hasta ahora sugiere
que éste puede no ser el caso. Por ejemplo, Correll y otros (2002)
hallaron que la magnitud del sesgo racial en la decisión de dis-
parar no estaba relacionada con los niveles de prejuicio racial

© The New Yorker Collection 2000 David Sipress from cartoonbank.com.


de los participantes, según fue medida por una serie de cues-
tionarios. Además, estos investigadores también hallaron que
los participantes afroamericanos mostraron el mismo sesgo
contra los objetivos de raza negra que los participantes de raza
blanca, sugiriendo otra vez que el prejuicio racial no se refleja
necesariamente en este sentido. Consistente con mucha de la
investigación que se ha informado en este capítulo, la percepción

Todos los derechos reservados.


del estereotipo fue un factor necesario, pero apoyarlo no lo fue.
De hecho, Correll y otros (2007a) hallaron que manipulando la
accesibilidad de estereotipos que asocia negros con peligro en
la mente de los observadores (por ejemplo hacer que primero “Usted se ve como este boceto de alguien
leyeran artículos periodísticos acerca de criminales negros o que está pensando en cometer un delito.”
blancos), ellos podrían reforzar o debilitar este sesgo.

> El encapuchado y el arma: revisión del asesinato


de Trayvon Martin
Ahora que estamos al final de la sección del capítulo sobre las causas que hay detrás del
estereotipo, el prejuicio y la discriminación, es momento apropiado para considerar la
forma en que estos factores podrían ayudar a explicar el caso examinado al principio
respecto al asesinato de Trayvon Martin. Aun cuando hay varias diferencias muy impor-
tantes entre estos casos, los resultados de la investigación inspirada por la tragedia de
Diallo acerca del sesgo del tirador agregan algún apoyo a la idea de que los estereotipos
negativos acerca de los jóvenes afroamericanos pudieron haber desempeñado un papel
(aunque, como en el asesinato de Diallo, nunca podremos estar seguros de ningún caso).
En un sentido más general, es muy probable que muchos de los factores que se han estu-
diado en este capítulo desempeñen papeles aquí, factores como la categorización social,
la desconfianza de miembros de exogrupos, la dominancia de estereotipos particulares
en la cultura y en los medios, sesgos de confirmación, correlaciones ilusorias y activa-
ción automática de estereotipo. Cada uno de éstos podría haber provocado no sólo las
sospechas de Martin que finalmente llevaron a la confrontación, sino también a muchas
de las reacciones negativas que la gente pegó en línea o discutió en los medios acerca de
Martin, por ejemplo, que usar capucha era una señal de que era matón o peligroso. Igual
que en el caso de Diallo, es muy probable que el caso de Martin incite a los psicólogos
sociales a diseñar nueva investigación para examinar más directamente las preguntas
planteadas por esta tragedia.

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190 Capítulo 5 Estereotipos, prejuicio y discriminación

Reducción de estereotipos,
prejuicio y discriminación
Hemos planteado la persistencia de los estereotipos, el prejuicio y la discriminación de
hoy en día, así como numerosos factores que están en la raíz de estos problemas. En esta
sección final, la atención se concentra en algunos de los métodos que se han sugerido
para combatir los estereotipos, el prejuicio y la discriminación.

> Contacto intergrupal


Una de las muchas y perdurables ideas en el libro clásico de Gordon Allport (1954), The
Nature of Prejudice (La naturaleza del prejuicio), fue la hipótesis de contacto, la cual
establece que, en ciertas condiciones, el contacto directo entre los miembros de grupos
rivales reducirá los estereotipos, los prejuicios y la discriminación.
Más o menos en la época en que se publicó ese libro por primera vez, a propósito del
histórico caso de 1954 conocido como Brown contra el Consejo de Educación de Topeka,
la Suprema Corte de Justicia estadounidense decretó que las escuelas que ponían en
práctica la separación racial eran intrínsecamente inequitativas, lo cual constituía una
violación a la Constitución. En parte, la decisión se había fundamentado en evidencia
“—¿Ves a ese hombre ahí? empírica proporcionada por 32 eminentes científicos sociales respecto a los efectos
—Sí. dañinos de la segregación en la autoestima y el logro académico de los estudiantes de
—Bien, lo odio. raza negra, así como en las relaciones entre razas (Allport et al., 1953). La determinación
—Pero no lo conoces. de la Suprema Corte hizo que la nación entera se involucrara en un experimento so-
cial de gran escala. ¿Cuál sería el efecto?
—Por eso lo odio.”
Gordon Allport
A pesar de la resolución de la corte, la erradicación de las prácticas segregacionistas
se dio lentamente. Había tácticas soterradas, demandas penales y oposiciones elocuentes
por extirpar. Muchas escuelas mantuvieron la separación racial hasta principios de los
años setenta. Luego, a medida que el polvo comenzaba a asentarse, las investigaciones lle-
garon a la difícil conclusión de que poco había cambiado: el contacto entre escolares blan-
cos y negros no había tenido el efecto deseado. Walter Stephan (1986) revisó los estudios
realizados durante la segregación y después de ésta, y encontró que si bien 13% reportaba
una disminución del prejuicio entre la gente blanca,
34% indicaba que no había habido cambios y 53%
TABLA 5.5 señalaba un incremento. Estos hallazgos forzaron a los
La hipótesis de contacto: condiciones psicólogos sociales a poner en tela de juicio la verosi-
Cuatro condiciones son consideradas ideales para que el contacto intergru- militud de su testimonio ante la Suprema Corte, y a
pal sirva como tratamiento para el racismo. reexaminar la hipótesis de contacto que había dado
1. Estado legal igual. El contacto debe ocurrir en circunstancias que den a
lugar a su recomendación.
los dos grupos un estado legal igual. ¿Acaso la hipótesis de contacto original estaba
equivocada? No. Aunque la erradicación de prácti-
2. Interacción personal. El contacto debe involucrar interacciones personali-
zadas entre miembros individuales de los dos grupos. cas segregacionistas no produjo los cambios desea-
dos, es importante darse cuenta que las condiciones
3. Actividades cooperativas. Los miembros de los dos grupos deben unirse
ideales para que se diera un contacto intergrupal exi-
en un esfuerzo por alcanzar metas de mayor valor.
toso no existían en las escuelas públicas. Nadie sería
4. Normas sociales. Las normas sociales, definidas en parte por autoridades capaz de afirmar que los prejuicios profundamente
competentes, deben favorecer el contacto intergrupal.
arraigados pueden borrarse con sólo lanzar distintos
© Cengage Learning grupos a la convivencia. De acuerdo con la hipótesis
de contacto, es preciso que se cumplan cuatro condi-
ciones para que el contacto tenga resultados positivos; éstas se resumen en la tabla 5.5.
Thomas Pettigrew y Linda Tropp han revisado extensamente la investigación rele-
vante a la hipótesis de contacto y sus conclusiones han sido muy estimulantes. (Petti-
hipótesis de contacto Teoría según grew et al., 2011; Tropp, 2013; Tropp y Page-Gould, 2013). En una serie de meta-análisis
la cual en ciertas circunstancias el
que comprenden más de 500 estudios y un cuarto de millón de participantes en 38 nacio-
contacto directo entre grupos hostiles
nes, Pettigrew y Tropp (2000, 2006, 2008) hallaron apoyo confiable para los beneficios del
tenderá a disminuir los prejuicios.
contacto intergrupal para reducir el prejuicio, en particular cuando el contacto satisface

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Reducción de estereotipos, prejuicio y discriminación 191

AP/Wide World Photos


AP/Wide World Photos
(Izquierda) Estudiantes de la Central
al menos algunas de las condiciones de la tabla 5.5. Estos investigadores propusieron High School de Little Rock, Arkansas,
que el contacto reduce el prejuicio al (1) mejorar el conocimiento acerca del exogrupo; en septiembre de 1957, insultan a
(2) reducir la ansiedad por el contacto intergrupal, y (3) aumentar la empatía y la toma gritos a Elizabeth Eckford, de 16 años,
de perspectivas. cuando se dirigía a la entrada de la
escuela. La Guardia Nacional bloqueaba
Una de las demostraciones más satisfactorias de erradicación de las prácticas segre- la entrada y no le permitieron entrar.
gacionistas tuvo lugar sobre el diamante de un estadio de béisbol. El 15 de abril de 1947, (Derecha) Jackie Robinson y Branch
Jackie Robinson jugó para los Dodgers de Brooklyn, convirtiéndose en el primer negro Rickey examinan el contrato de Robinson
con los Dodgers de Brooklyn. En 1947,
en romper la barrera del color en el deporte estadounidense. La oportunidad le llegó a
Robinson fue el primer afroamericano en
Robinson gracias al propietario de los Dodgers, Branch Rickey, quien sintió que permitir cruzar la “línea de color” y jugar en el
la integración racial en el béisbol era tanto una responsabilidad moral como una acción béisbol de las Ligas Mayores, iniciando
positiva para el juego (Pratkanis y Turner, 1994). Rickey estaba al tanto de la hipótesis del así la integración de los principales
deportes en Estados Unidos.
contacto, y un científico social que era su amigo le aseguró que un equipo podría proveer
las condiciones necesarias para que ésta funcionara: igualdad de estatus entre compa-
ñeros de equipo, interacción social, enfoque en un objetivo común y un clima positivo
brindado por el dueño, sus manejadores y entrenadores. El resto es historia. Rickey firmó
a Robinson y trató de crear la situación indispensable para alcanzar el éxito. Aunque
Robinson enfrentó mucho racismo, perseveró, y la integración racial en el béisbol se hizo
realidad. Al terminar su primer año en el equipo, Jackie Robinson fue nombrado novato
del año, y en 1962 fue electo para formar parte del Salón de la Fama del Béisbol. En la
ceremonia de investidura, Robinson pidió que tres personas compartieran el podio con
él: su madre, su esposa y su amigo, Branch Rickey.
Otra probable razón para ser optimistas, aunque también haya un par por las cua-
les sentir arrepentimiento, es el hallazgo hecho por Nicole Shelton y Jennifer Richeson
(2005), según el cual tanto a las personas de raza blanca como a las de raza negra les gus-
taría tener más contacto entre sí, pero consideran que los miembros del otro grupo ¡no
quieren tener contacto con ellas! Este podría ser un caso en el que la educación acerca
del problema puede ser una importante herramienta para solucionarlo.

> Amistades intergrupales y contacto extendido


Cultivar amistades en grupos es una de las mejores formas de experimentar muchas de
las condiciones óptimas para el contacto que se citan en la tabla 5.5. Las amistades por lo
general implican estatus igual, interacciones personales significativas que se extiendan en
el tiempo y en situaciones, y cooperación hacia metas compartidas. Por tanto, tiene sen-
tido que una de las líneas más estimulantes de investigación sobre mejorar las relaciones
intergrupales se concentre en amistades cruzadas entre grupos. Un reciente meta-análisis
de Kristin Davies y otros (2011) en 135 estudios apoya la idea de que las amistades cruzadas
están asociadas con actitudes y conductas más positivas hacia miembros del exogrupo.

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192 Capítulo 5 Estereotipos, prejuicio y discriminación

El vínculo entre amistad y mejores relaciones intergrupales ha sido examinado en


múltiples formas. Numerosas encuestas han hallado que la amistad intergrupal está
asociada con menos ansiedad y prejuicio entre grupos (Davies et al., 2011; Page-Gould
y Mendoza-Denton, 2011). Sin embargo, para establecer que una amistad intergrupal
puede causar mejora en las actitudes y los comportamientos entre grupos, es importante
tener evidencia experimental. Por fortuna, un número creciente de experimentos han
hecho eso, incluyendo una serie de ellos particularmente impresionante de Elizabeth
Page-Gould, Rodolfo Mendoza-Denton y sus colegas (Mendoza-Denton y Page-Gould,
“Una amistad es unir capitales, 2008; Page-Gould et al., 2008, 2010).
pero cuando esa amistad es mul- Por ejemplo, en uno de estos estudios Page-Gould y otros (2008) hicieron que parejas
tirracial, también está tendiendo de latinos(as) y blancos interactuaran en tres reuniones para hacer amistad. Los inves-
puentes al capital.” tigadores crearon amistades guiando a los participantes para que se hicieran preguntas
Emerson et al., 2002, p. 70. mutuas que les hicieran externar cosas acerca de ellos mismos (por ejemplo: “¿Qué tan
cercana y cálida es tu familia?” ¿Sientes que tu infancia fue más feliz que la de otras
personas?”).
Los niveles de la hormona cortisol se midieron en participantes durante el curso del
estudio, como una forma de evaluar qué tan amenazados o estresados se sintieron los
participantes durante las interacciones. Los investigadores encontraron que en la reu-
nión inicial entre las parejas intergrupales, los participantes que estaban relativamente
altos en prejuicio implícito hacia el otro grupo mostraron niveles aumentados de cortisol,
lo que indicaba más experiencia de ansiedad y amenaza en comparación con los partici-
pantes más bajos en prejuicio. Sin embargo, a la segunda reunión de amistad los niveles
de cortisol de los participantes de prejuicio alto cayeron al nivel de los participantes
bajos en prejuicio implícito (vea l figura 5.13). Lo que es aún más impresionante es que
estos participantes con prejuicio alto al principio también empezaron a iniciar más inter-
acciones sociales con miembros de exogrupos fuera del laboratorio después de la reu-
nión final de amistad que tuvo lugar.
En un estudio de correlación más reciente, Page-Gould (2012) rastreó las interac-
ciones sociales de 60 participantes en Toronto, Canadá, durante 10 días. Ella encontró
que si los individuos que no tenían amigos intergrupales o tenían muy pocos experi-
mentaban un conflicto intergrupal en un día particular, se hacían menos proclives a ini-
ciar interacciones intergrupales al día siguiente. Esta reducción en el inicio del contacto
intergrupal después de un conflicto con otro grupo no ocurrió entre individuos que sí

3.5
l FIGURE 5.13
Con un poco de ayuda de amigos de intergrupo
Parejas de latinos(as) y blancos interactuaron en tres
reuniones para hacer amistad entre ellos. Durante la
2
primera reunión los participantes relativamente altos en
racismo implícito mostraron mayor reactividad de cortisol
de cortisol

—una medida de la respuesta de estrés hormonal— que 1


Cortisol Reactivity

los participantes con bajo nivel de racismo implícito, lo


que indica que aquéllos se sintieron más ansiosos por
interactuar con un miembro del otro grupo. Sin embargo, 0
Reactividad

para la segunda reunión de amistad el estrés de los


participantes con alto nivel de racismo ya no fue mayor que
–1
el de los participantes de racismo bajo, y permaneció igual
durante la tercera reunión. (De hecho, durante la tercera
reunión los participantes de alto prejuicio mostraron –2
una reactividad un poco menor que los participantes de
prejuicio bajo, pero la diferencia no fue significativa.)
Tomado de Page-Gould, E., Mendoza-Denton, R. y Tropp, L. R., “With
a little help from my cross-group friendship”, en Journal of Personality –3.5
and Social Psychology, vol. 95 (pp. 1080-1094). Copyright © 2008 Primera
First Segunda
Second Tercera
Third
American Psychological Association. Reimpreso con permiso.
Número de reunión
Friendship Meetingde amistad
Number
Racismo implícito
High Implicit alto
Racism
Racismo implícito
Low Implicit Racismbajo

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Reducción de estereotipos, prejuicio y discriminación 193

tenían amigos cercanos intergrupales. Tener estos amigos intergrupales pareció prote-
ger a los individuos contra cualesquiera efectos persistentes de una experiencia de con-
flicto intergrupal.
Por supuesto que con frecuencia hay incluso mayor contacto, tanto psicológico como
físico, entre parejas románticas que entre amigos, y una investigación ha examinado si
una cita intergrupal está asociada con actitudes intergrupales más positivas. Por ejem-
plo, Shana Levin y otros (2007) realizaron un estudio
longitudinal de citas en el colegio que reveló que los
estudiantes blancos, asiáticos y latinos que se habían
citado fuera de su grupo, más durante sus estudios uni-
versitarios, mostraron menos ansiedad de sesgo inter-
grupal al final de la carrera que los estudiantes que no
habían tenido citas fuera de su propio grupo racial.
Incluso personas que no tienen un amigo de un
exogrupo pueden beneficiarse al tener amigos de
su endogrupo que sí los tienen. Varios estudios han
encontrado evidencia de lo que se conoce como efecto
de contacto extendido, o efecto de contacto indirecto, al
saber que un amigo de endogrupo tiene una buena y
estrecha relación con un miembro de un exogrupo que

Jason LaVeris/WireImage/Getty Images


puede producir beneficios intergrupo positivos en for-
mas similares a las de un contacto directo. ¿Por qué
pasaría esto? Varias causas intervienen; por ejemplo,
reducir la ignorancia y la ansiedad acerca de los miem-
bros del exogrupo y dar a los individuos ejemplos posi-
tivos de miembros del exogrupo (Cameron et al., 2011; Aun
Dovidio et al., 2011; Eller et al., 2011; Wright et al., 2008). cuando la

>
Charleston High School en
Mississippi ha estado integrada
El salón de clases rompecabezas durante décadas, no fue sino hasta
2008 que el consejo escolar permitió
un baile de graduación para adultos
Como lo indica la tercera condición presentada en la tabla 5.5, la cooperación y racialmente integrado, aun cuando algunos en
la comunidad de objetivos son factores necesarios para que el contacto inter- la escuela organizaron un “baile de graduación
grupal tenga éxito. A pesar de ello, el salón de clases típico está saturado de com- para blancos” como alternativa. Aquí vemos
dos de las estudiantes que asistieron al baile
petencia, precisamente el ingrediente menos recomendado. Imagine la escena. de graduación de pie frente a un cartel para
El profesor se pone de pie frente a los alumnos y formula una pregunta. Muchos la película Prom Night in Mississippi (Noche
niños levantan la mano, cada uno esforzándose por atraer la atención del maes- de baile de graduación en Mississippi),
documental ganador de premios acerca de
tro. Luego, tan pronto como éste le da la palabra a uno de los estudiantes los este caso. Algunas escuelas integradas
demás lanzan quejidos de frustración, pues han resultado perdedores en la compe- de Estados Unidos todavía llevan
tencia por obtener la aprobación del profesor, difícilmente es el escenario apropiado a cabo bailes de graduación
para que se dé un contacto intergrupal positivo. Para combatir este problema en el racialmente separados.
salón de clases, Elliot Aronson y sus colegas (1978) desarrollaron un método de aprendi-
zaje cooperativo denominado aula rompecabezas. En varias escuelas públicas de Texas
y California recientemente abiertas a la integración racial, asignaron a chicos de más o
menos 10 años de edad a grupos racial y académicamente mixtos, conformados por un
reducido número de alumnos. El material que debía enseñarse en cada grupo se dividió
en subtemas, casi como si se tratara de un rompecabezas. Cada estudiante era responsa-
ble de aprender el contenido de una de las piezas del rompecabezas, después de lo cual
todos los miembros tomarían su turno para enseñar el material aprendido a los demás.
En este sistema todos —sin importar raza, capacidad o nivel de autoconfianza— necesi-
tan de los demás para que el grupo en su totalidad tenga éxito.
El método produjo resultados impresionantes (Aronson, 2004). Comparados con los
niños que tomaban clases siguiendo el sistema tradicional, los que participaban en las
aulas rompecabezas fueron sintiendo más simpatía mutua, apreciando más la escuela,
mostrando menos prejuicio y ganando en autoestima. Por si esto fuera poco, las califica- aula rompecabezas Método de
ciones en las pruebas académicas realizadas por los estudiantes de los grupos minoritarios aprendizaje cooperativo empleado para
tuvieron una mejoría, mientras que las de los alumnos blancos no sufrieron menoscabo. reducir el prejuicio racial mediante la
A la manera de un grupo deportivo interracial, el aula rompecabezas ofrece un método interacción en la realización de esfuerzos
grupales.
promisorio para dar lugar a una experiencia educativa verdaderamente integrada.

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194 Capítulo 5 Estereotipos, prejuicio y discriminación

> Identidades compartidas


Una consecuencia importante de aplicar la técnica del aula rompecabezas radica en que
los individuos se vuelven más propensos a clasificar a los miembros de exogrupos como
parte de su propio endogrupo. En lugar de percibir a los “otros” en términos raciales o
étnicos dentro del salón de clases, los estudiantes simplemente ven ahora a todos sus
compañeros bregando juntos en el mismo bote. En sentido más general, el contacto
intergrupal que enfatiza metas y destinos compartidos puede reducir de manera efectiva
el prejuicio y la discriminación, en especial al cambiar la manera en que los miembros de
los grupos se clasifican entre sí (Bettencourt y Dorr, 1998; Brewer y Gaertner, 2004; Ray et
al., 2008; Van Bavel y Cunningham, 2009).
El Modelo de Identidad Endogrupal Común, desarrollado por John Dovidio (2010,
2012), propone que si miembros de diferentes grupos se reclasifican como miembros de
un grupo de nivel superior incluyente, las actitudes y relaciones intergrupales pueden
mejorar. Al reconocer su clasificación compartida, tal como hicieron las Serpientes y las
Águilas cuando cambiaron de competidores a colaboradores en el Parque Estatal Cueva
de Ladrones, “ellos” se convirtieron en “nosotros”, y puede forjarse una identidad endo-
grupal común. En sus estudios los investigadores han inducido entre los participantes
una identidad de endogrupo común en una variedad de formas, por ejemplo al hacer que
grupos diferentes compartan una etiqueta, distribuyéndolos alrededor de una mesa para
que no estén separados de acuerdo con su grupo o al hacer que vistan camisetas seme-
jantes. Por ejemplo, Blake Riek y otros (2010) unieron a demócratas y republicanos en
grupos de dos personas. Cuando su diferente pertenencia de grupo político se destacó,
los participantes clasificaron al otro grupo de manera más negativa. Pero cuando se des-
tacó su identidad compartida como estadounidenses, por ejemplo al hacer que vistieran
camisetas con la bandera de Estados Unidos impresa en el frente y llamar America a su
grupo, sus clasificaciones intergrupales fueron significativamente más positivas.
“Los muchos factores que nos Merece la pena observar que al menos en algunos contextos los individuos de gru-
dividen son en realidad mucho pos minoritarios o grupos que tienen menos poder en la sociedad tienden a no sentirse
más superficiales que los que tan positivamente como los miembros de un grupo mayoritario al reclasificar a sus
grupos en un endogrupo común. Un grupo con menos miembros o menos poder puede
compartimos. A pesar de todas las
sentirse abrumado y perder su sentido de identidad si se mezclan por completo con un
cosas que nos diferencian —raza, grupo más grande o más poderoso. En cambio, los miembros de estos grupos a veces
idioma, religión, género, riqueza, prefieren o se benefician más de clasificaciones de doble identidad, en las que sus ras-
etc.— todos somos iguales en lo gos distintivos como miembros de sus grupos específicos se preservan, pero en las que
que respecta a nuestra humani- reconocen su conexión y potencial de cooperación con la mayoría o con un grupo más
dad fundamental.” poderoso (Dovidio et al., 2013). No obstante, persiste un punto clave, que es esencial ver
conexiones entre los grupos y formas en las que sus identidades se comparten.

>
Dalai Lama

Confianza, pertenencia y reducción de


la amenaza de estereotipo
La teoría de la amenaza de estereotipo de Claude Steele, que estudiamos antes en este
capítulo, recibió gran cantidad de atención porque no sólo ayudó a explicar causas que
están bajo algunos profundos problemas sociales, por ejemplo el mal desempeño o el
reducido interés de grandes grupos de personas en varias profesiones académicas y de
carrera, pero también ofreció más estímulo que pesimismo. Ilustró que hacer cambios,
incluso pequeños, en los factores situacionales que dan lugar a la amenaza de estereo-
tipo puede reducir el enorme peso de los estereotipos negativos, permitiendo que las
personas objetivo actúen según su potencial.
Docenas y docenas de experimentos sobre la amenaza de estereotipo se publicaron
poco después que se introdujera la teoría a mediados de la década de 1990, y en práctica-
mente cada uno de ellos los efectos negativos de la amenaza de estereotipo se redujeron
en forma considerable o se eliminaron por completo en algunas condiciones del estudio.
Con frecuencia esto se logró con cambios en la situación aparentemente muy pequeños,
pero importantes. La tabla 5.6 es una lista de una muestra de estas formas.
Un tema que corre por muchas de las exitosas intervenciones contra los efectos de
la amenaza de estereotipo es que los individuos captan un sentido de confianza y segu-

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Reducción de estereotipos, prejuicio y discriminación 195

ridad en la situación. Es decir, en esta situación particular sienten que no son el blanco
de las bajas expectativas de otros y que no tienen relación con la injusticia u otros obs-
táculos que de otra forma los distraerían, preocuparían o desalentarían. La importancia
de establecer esta confianza es evidente en los resultados de un experimento realizado
por Geoffrey Cohen y otros (1999). Los estudiantes que participaron en este estudio rea-
lizaron una tarea por escrito y luego recibieron críticas de sus escritos por parte de un
revisor que presumiblemente era de raza blanca. En comparación con los estudiantes
blancos, los estudiantes negros tendieron a responder de manera menos constructiva
y fue más probable que descartaran la crítica como sesgada contra ellos. Sin embargo,
estas reacciones negativas a la crítica fueron eliminadas si el revisor que hizo la crítica
agregó dos elementos: (1) dejó claro que tenía altos estándares y (2) aseguró a los estu-
diantes que tenía confianza en que ellos contaban con la capacidad para alcanzar esos
estándares. Esta combinación de factores hizo que los estudiantes confiaran en la crítica
y les dio el sentido de que tenían una oportunidad justa de tener éxito en la tarea.
Geoffrey Cohen, Gregory Walton y sus colegas han aplicado estas ideas a partir
de experimentos sobre la amenaza de estereotipo para crear intervenciones fuera del
laboratorio que han tenido notable éxito con estudiantes en varias escuelas (G. Cohen
et al., 2008, 2009; Cook et al., 2012; Walton y Cohen, 2011). Un ejemplo fue un conjunto
de estudios dirigidos por Geoffrey Cohen y otros (2006, 2008, 2009) con estudiantes de
séptimo grado de familias de clase media baja y de clase media en una escuela de Estados
Unidos. Cuando fueron evaluados por primera vez, las calificaciones de los estudiantes
afroamericanos tendieron a ser mucho más bajas que las de los estudiantes estadouni-
denses de origen europeo. Al principio del año esco-
lar todos los estudiantes habían realizado un trabajo TABLA 5.6
por escrito relativamente breve. Para la mitad de los Combatir los efectos de la amenaza de estereotipo
estudiantes asignados al azar, la tarea comprendía Unos investigadores han reducido o eliminado los efectos negativos de la
escribir acerca de valores y aspectos de sus vidas amenaza de estereotipo en situaciones particulares en varias formas. He aquí
en los que se interesaban profundamente. Los psi- una muestra de estas exitosas intervenciones.
cólogos sociales llaman a este tipo de tarea proce- l Describir la tarea como no indicativa de las capacidades intelectuales de
dimiento de afirmación, porque afirma imágenes los individuos (Steele y Aronson, 1995).
individuales de ellos mismo como buenos, personas l Informar a los individuos que su grupo por lo común no se desempeña
valiosas y ayuda a reducir los efectos de varias cla- peor que otros en la tarea (Spencer et al., 1999).
ses de amenazas psicológicas. La otra mitad de los l Dar a los individuos razón para atribuir su ansiedad mientras presentan un

estudiantes estuvo en una condición de control en examen a factores irrelevantes (Ben-Zeev et al., 2005).
l Hacer que los individuos consideren a la inteligencia no como una
la que escribieron sobre valores y aspectos de la vida
característica fija, sino como algo que es maleable y puede ser mejorado
que no les interesaban mucho. (Good et al., 2003).
Los estudiantes afroamericanos tuvieron un l Exponer a los individuos a un miembro de su grupo que se dice es
desempeño mucho mejor en la clase si habían estado experto en el ámbito en cuestión (Stout et al., 2011).
en la condición de afirmación que si habían escrito l Hacer que individuos piensen en valores e intereses que son muy
sobre cosas que no les importaban. La manipulación importantes para quienes no están amenazados (Taylor y Walton, 2011;
de información no tuvo efecto en los estudiantes von Hippel et al., 2011).
estadounidenses de origen europeo. Cohen y sus l Destacar otros aspectos de identidad de los individuos que estén
asociados con un desempeño positivo en la tarea por desempeñar (Shih
colegas informaron que esta sutil y sencilla manipu-
et al., 2012; Yopyk y Prentice, 2005).
lación redujo en 40% la brecha de logro racial entre
l Excluir la presencia de miembros de exogrupos (Sekaquaptewa y
estos estudiantes. Thomson, 2003).
Una de las formas más poderosas en las que la © Cengage Learning
amenaza de estereotipo obstaculiza a los estudian-
tes es que reduce su sentido de pertenencia. Es decir, es probable que los estudiantes
objetivo sientan que personas como ellos no pertenecen a ese lugar; por ejemplo, un curso
particular de especialización, la escuela, la carrera o algún otro ámbito (Cook et al., 2012;
Walton y Cohen, 2007). Una de las razones por las que la breve tarea de afirmación fue
tan exitosa en el estudio en la escuela media es porque la afirmación ayudó a proteger el
sentido de pertenencia de los estudiantes. Sin la manipulación de la afirmación, los estu-
diantes afroamericanos tendieron a experimentar un decreciente sentido de pertenen-
cia durante la escuela media. Esta baja en el sentido de pertenencia no ocurrió entre los
estudiantes que habían escrito sobre valores que les eran importantes (Good et al., 2012).

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196 Capítulo 5 Estereotipos, prejuicio y discriminación

El problema de pertenencia fue abordado más directamente en un estudio de Wal-


ton y Cohen (2011) que se estudió en el capítulo 1. En ese estudio, a algunos estudiantes
afroamericanos de un colegio con alumnado predominantemente estadounidense de
origen europeo se les dio información, durante su primer semestre en la escuela, dise-
ñada para reducir los sentimientos de incertidumbre sobre su sentido de pertenencia a
la universidad. Leyeron que es muy común en la mayoría de estudiantes —cualquiera
que sea su género, raza o etnia— pasar por periodos de incertidumbre y de estrés social
durante su primer año, y que éstos tienden a desaparecer pronto después de su primer
año. Walton y Cohen encontraron que dar esta información a los estudiantes afroameri-
canos elevaba en forma importante sus promedios de calificación, lo que no ocurrió con
otros estudiantes afroamericanos a quienes no se les dio la información. (Se puede ver
este efecto ilustrado en la figura 1.1 en la página 9 del capítulo 1).
Éste fue sólo uno de varios estudios que ilustran lo vulnerable que son algunos gru-
pos a sentir incertidumbre acerca de su pertenencia, y cómo afirmar el sentido de per-
tenencia de alguien en un ambiente puede servir como poderoso antídoto contra las
amenazas basadas en los estereotipos y el prejuicio (Murphy y Taylor, 2012; Walton y
Carr, 2012; Walton et al., 2012).

> Ejercer el autocontrol


Un punto clave en este capítulo es que las personas con frecuencia estereotipan y mues-
tran prejuicio hacia otros incluso cuando es preferible que no lo hagan. Por ejemplo, se
ha informado de investigaciones que indican que es frecuente que la gente active este-
reotipos negativos acerca de grupos aun cuando no los crean. ¿Es posible aprender a
controlar y a estar por encima de estos impulsos?
Uno de los obstáculos para esto es que tratar de suprimir estereotipos o de controlar
acciones prejuiciosas puede requerir de esfuerzo mental, y participar en este esfuerzo
puede drenar los recursos cognitivos de los individuos durante algún tiempo (Richeson
y Trawalter, 2005). Algunos factores hacen que la gente sea menos proclive a tener sufi-
cientes recursos cognitivos para un control exitoso. Por ejemplo, las personas mayores
tienen que esforzarse más para suprimir los estereotipos que los jóvenes, lo cual puede
Estar intoxicado quita a la gente sus explicar en parte por qué las personas mayores con frecuencia aparecen más prejuicio-
recursos cognitivos, haciéndolos menos sas que los jóvenes (von Hippel y Henry, 2011). Estar intoxicado hace que incluso per-
capaces de inhibir impulsos y controlar la sonas jóvenes tengan momentos difíciles al suprimir pensamientos o inhibir impulsos
expresión de estereotipos y prejuicios.
(por ejemplo, considere la temida marcación telefónica de un borracho o sus textos).
Por lo tanto, puede llegar como una pequeña sor-
presa que la intoxicación arruine la capacidad de la
gente para controlar la activación y aplicación de
los estereotipos (Bartholow et al., 2006; Schlauch et
al., 2009).
Estar físicamente cansado o afectado por una
fuerte emoción o excitación puede agotar en los
observadores los recursos cognitivos necesarios
para evitar los estereotipos. En una muy interesante
demostración de esto, Galen Bodenhausen (1990)
realizó un experimento con dos tipos de personas:
“gente mañanera” (que está más alerta temprano
por la mañana) y “noctámbulos” (que alcanzan su
mejor momento mucho más tarde, en la noche).
© Martin Thomas Photography/Alamy

Por asignación aleatoria, los participantes tomaron


parte en un experimento que fue programado a las
9 p.m. o a las 8 p.m. ¿El resultado? Fue más probable
que la gente “mañanera” usara estereotipos cuando
se le hizo la prueba en la noche, y fue más probable
que los trasnochadores usaran estereotipos tem-
prano por la mañana.

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Reducción de estereotipos, prejuicio y discriminación 197

Matthew Gailliot y otros (2007, 2009) propusieron que tratar de controlar el este-
reotipo automático puede consumir la glucosa —fuente de energía— de la sangre de
las personas. Consistente con esta idea, encontraron que participantes en uno de sus
estudios, que eran relativamente altos en prejuicios contra los homosexuales, hicieron
menos expresiones despectivas cuando escribían sobre éstos si habían consumido una
bebida alta en glucosa que aquellos que consumían una bebida sin glucosa. En otras
palabras, el alza de azúcar de la bebida alta en glucosa les dio recursos extra necesarios
para ejercer con éxito el autocontrol. Algunos investigadores son más escépticos acerca
de si el autocontrol en estos tipos de situaciones en verdad consume glucosa, de modo
que es seguro que se hará más investigación para aclarar el problema (Beedie y Lane,
2012; Molden et al., 2012). Sin embargo, es evidente que tratar de controlar un estereo-
tipo que de otro modo sería automático puede ser muy desafiante, y si las personas están
cansadas, ocupadas o comprometidas cognitivamente de otro modo, tendrán menos
éxito en ejercer este control.
Algunos investigadores han distinguido entre dos clases de motivación para contro-
lar las respuestas y conductas prejuiciosas. Una clase es motivada externamente, es decir,
no desear parecer prejuicioso ante otros. Un segundo tipo es motivado internamente, lo
cual equivale a no desear ser sometido a prejuicio, sin importar que otros se enteren o no
(Dunton y Fazio, 1997; Plant y Devine, 1998, 2009). Es probable que los individuos moti-
vados internamente tengan más éxito para controlar estereotipos y prejuicios, incluso
en medidas implícitas, pero también ellos son vulnerables al fuerte poder del estereotipo
automático y los sesgos implícitos.
De acuerdo con el modelo de respuestas de autorregulación de prejuicios propuesto
por Margo Monteith y otros (2002; Monteith y Mark, 2009), los individuos motivados
internamente pueden aprender a controlar sus prejuicios de manera más efectiva con
el tiempo. Según este modelo, la gente que está verdaderamente motivada para ser justa
y sin prejuicios se enfrenta con frecuencia con la triste realidad de que ha fallado en
cumplir ese objetivo. Estas realizaciones llevan a emociones desagradables, como la cul-
pabilidad. Cuando los individuos atraviesan por estos sentimientos de culpabilidad en
repetidas ocasiones, empiezan a desarrollar experiencia para reconocer las situaciones
y estímulos que tienden a provocar estas fallas y, por tanto, pueden ejercer más control
sobre ellas. Al hacerlo así, empiezan a interrumpir lo que había sido una activación auto-
mática del estereotipo.
Un gran ejemplo de este proceso se refleja en las palabras de un estudiante en un
estudio de Margo Monteith y otros (2010). El estudiante describió lo cerca que él llegó
a describir un condiscípulo en forma racista, y lo terrible que se sintió por eso. “No sé
por qué iba a decirlo. Estaba un poco asustado de cómo había sido programado en mi
cabeza por las gentes que estaban a mi alrededor.” Más tarde, este participante indicó la
frecuencia con la que recuerda esa experiencia: “Cuando veo personas que dicen cosas
como esas pienso mucho en ello… Me tranquiliza un poco y me hace pensar en lo que voy
a hacer y en lo que pienso, en lo que estoy diciendo. Me hace sentir que debo tener más
cuidado con lo que digo” (pp. 193-194).
Así como las personas que están internamente motivadas para controlar el prejui-
cio tienden a ser más exitosas en la autorregulación que las personas que están moti-
vadas por razones externas, los mensajes contrarios al prejuicio que están diseñados
para gustar más a las motivaciones internas de la gente pueden ser más efectivos que los
mensajes que parecen enfocados más externamente. Para estudiar este problema, Lisa
Legault y otros (2011) desarrollaron un par de folletos para la reducción del prejuicio.
Uno de éstos fue diseñado para atraer las motivaciones internas. Este folleto destaca los
beneficios personales y sociales de la tolerancia y la diversidad. Por ejemplo, una línea
dice: “Cuando dejamos ir el prejuicio, la rica diversidad de la sociedad es nuestra para
disfrutarla”. El otro folleto apeló a las motivaciones externas, destacando las obligacio-
nes que fuerzan a los individuos y organizaciones a actuar sin prejuicios. Por ejemplo,
un extracto de este folleto advierte: “Los maestros y alumnos captados exhibiendo acti-
tudes y conductas racistas pueden enfrentarse a consecuencias graves, como el cese y la
expulsión”.

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198 Capítulo 5 Estereotipos, prejuicio y discriminación

Estudiantes en una universidad canadiense fueron asignados al azar a leer cual-


quiera de los dos folletos o no recibieron ningún folleto. Más tarde, dichos estudiantes
completaron una medida de su prejuicio hacia las personas de raza negra (no se incluye-
ron estudiantes de raza negra en el estudio). Los investigadores hallaron que estos estu-
diantes exhibieron considerablemente menos prejuicio si recibían el folleto que apelaba
a las motivaciones internas para controlar el prejuicio que los que no habían recibido el
folleto. Por otra parte, los estudiantes que recibieron el folleto que apelaba a los factores
externos exhibieron mucho más prejuicio que los que no habían recibido el folleto (vea
l figura 5.14). El folleto que destacaba más las razones externas que las internas para
controlar el prejuicio, probablemente les pareció muy controlador a los estudiantes e
hizo que éstos se rebelaran contra él de alguna manera. A las personas no les gusta que
les digan cómo deben o no deben pensar y, por tanto, los mensajes contrarios al prejuicio
percibidos en esa forma pueden ser contraproducentes.

> Cogniciones, culturas y motivaciones cambiantes


Acabamos de examinar algunos de los desafíos involucrados al tratar de no pensar en
estereotipos o actuar en una forma prejuiciosa. Hay varias formas de pensar que pueden
ser más productivas. Los factores cognitivos y sociales que la investigación ha mostrado
pueden reducir el estereotipo y el prejuicio incluyen:
l  star expuesto a miembros de grupo que son incon-
E
sistentes con el estereotipo y pensar en ellos (Columb
l FIGURA 5.14 y Plant, 2011).
Mensajes productivos y contraproducentes contra el prejuicio l  nterarse de la variabilidad que existe entre la gente en
E
Los estudiantes leyeron un folleto contra el prejuicio que destacaba un grupo (Brauer y Er-rafiy, 2011; Brauer et al., 2012).
las motivaciones orientadas internamente para no ser víctima del
prejuicio (por ejemplo, por qué uno se beneficiaría promoviendo la l S er inducido a asumir la perspectiva de una persona
diversidad), u orientadas externamente (por ejemplo, cómo alguien que forma parte de un grupo estereotipado (Todd et
podría meterse en problemas si es sorprendido haciendo o diciendo al., 2012).
algo racista). Un grupo de control de estudiantes no recibió ningún
folleto contra el prejuicio. Comparado con el grupo de control que no l Ser estimulado a poner atención a ejemplos de discri-
leyó ningún folleto (la barra intermedia), los estudiantes que leyeron el minación (Becker y Swim, 2011).
folleto que apelaba a motivaciones internas exhibieron mucho menos
prejuicio en una evaluación del prejuicio hacia la gente de raza negra, l Creer que el prejuicio puede ser aprendido y des-
pero los estudiantes que recibieron el folleto que apelaba a factores aprendido, y que es, por tanto, maleable y no una
externos exhibió considerablemente más prejuicio.
Tomado de Legault, L., Gutsell, J. N. e Inzlicht, M., “Ironic effects of antiprejudice
realidad fija, que no cambia (Carr et al., 2012; Neel y
messages: How motivational interventions can reduce (but also increase) preju- Shapiro, 2012).
dice”, en Psychological Science, vol. 22:12 (pp. 1472-1477). Copyright © 2012,
Sage Publications, Inc. Reimpreso con permiso. l S aber que la raza es más ambigua y socialmente
determinada que simplemente una categoría genética
4.8
fija (Williams y Eberhardt, 2008).
4.6 l  omar una vista multicultural que no sólo reconozca,
T
sino también valore, las diferencias de grupo, en vez
4.4 de aparentar no ver raza ni etnia o que no existen
distinciones entre grupos (Apfelbaum et al., 2008;
Prejuicio
Prejudice

4.2
Holoien y Shelton, 2012; Plaut et al., 2009; Rattan y
Ambady, 2012).
4.0 l  ensar en el multiculturalismo como una estrategia
P
que incluye a todos, aun el grupo mayoritario, en lugar
3.8 de una que excluye el grupo mayoritario para benefi-
ciar sólo a grupos minoritarios (Plaut et al., 2011).
3.6 ¿Cómo pueden promoverse estos tipos de pensa-
Motivos
Internal No
Sin folleto Motivos
External miento? Un factor importante puede ser la educación.
internos
Motives Brochure externos
Motives En un sentido más general, en el nivel cultural puede
hallarse mucho potencial para un cambio positivo. Por

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Reducción de estereotipos, prejuicio y discriminación 199

ejemplo, la exposición a imágenes e individuos que reflejen la diversidad dentro de gru-


pos sociales puede ayudar a debilitar los estereotipos y combatir su activación automá-
tica. Estas imágenes también podrían cambiar la tendencia de las personas a ver a los
grupos como entidades relativamente fijas y ayudarles a verlos como entidades dinámi-
cas con fronteras menos rígidas.
Las motivaciones, normas y valores pueden cambiar, y de hecho lo hacen, con el
tiempo. Aquí de nuevo la cultura popular es un jugador clave. La gente, en especial los
jóvenes, ven imágenes en la cultura popular así como a sus compañeros y modelos de
rol para tener información acerca de qué actitudes y conductas están de moda o anti-
cuadas. También vemos a nuestros amigos para tener un sentido de las normas locales
a nuestro alrededor, incluyendo las que tienen que ver con estereotipos y prejuicio (por
ejemplo, Fein et al., 2003; Nelson et al., 2012; Oyamot et al., 2012; Stangor et al., 2001).
En una preparatoria particular, un estudiante de último año podría sentirse cómodo al
llamar a un amigo “marica” y querer decir poco con
eso y no pensar en eso. Sin embargo, varios meses des-
pués, como estudiante de primer semestre en la uni-
versidad, este estudiante podría ver lo malo que es y
sentirse culpable de haberlo dicho. Si se asimila esta
lección, es más probable haberla aprendido al ver los
compañeros de uno e interactuar con ellos que por
haber sido sermoneado por un conferenciante del
campus acerca de la diversidad y sensibilidad. Apren-
der estas normas puede motivarnos a adoptarlas. Por
supuesto, la legislación contra discursos de odio, trato
desigual y ambientes hostiles también puede ser un
arma importante. Aun cuando pueden crear resis-
Andreas Rentz/Bongarts/Getty Images

tencia y reacciones violentas, las leyes y políticas que


requieren cambio de conducta pueden —si se hacen
bien, sin sugerencia de convenios y con líderes impor-
tantes claramente detrás de ellas— hacer que mentes
y corazones las sigan (Aronson, 1992).
Elizabeth Levy Paluck (2011) ha llevado a cabo
algunos muy interesantes estudios de campo que
muestran el poder de la influencia cultural y de los compañeros. En un estudio, alum- Jugadores de futbol de México y
Argentina se alinean con un estandarte
nos de varias preparatorias fueron entrenados para ser “porristas” que se enfrentarían antirracista antes de su encuentro en
a expresiones de prejuicio intergrupal. Estos estudiantes no sólo participaron en más Hanover, Alemania, en respuesta a burlas
conductas contra el prejuicio, sino que extendieron estas conductas a sus amigos. Paluck racistas y otras acciones de fanáticos
(2009) también examinó el papel de los medios para promover normas positivas en un que son una plaga del deporte durante
experimento de campo poco común que duró todo un año en Rwanda, que ha sido el torneos internacionales.

sitio de una guerra terrible, genocidio y conflicto intergrupal, en particular entre hutus
y tutsis. Ella hizo que personas de Rwanda escucharan novelas (la radio es la forma más
importante de medios masivos de comunicación en ese lugar) durante el curso de un
año. Asignó al azar a la mitad de las personas para escuchar una novela acerca de con-
flictos que eran paralelos a los conflictos reales en el país, pero que se resolvieron en
formas que modelaran la cooperación y la comunicación intergrupal, la no violencia
y la oposición al prejuicio. La otra mitad de los participantes escucharon una novela
acerca de problemas de salud. Al final del año, las personas de Rwanda que escucharon
la novela que promovía normas positivas intergrupales tenían sentimientos mucho más
significativos de cooperación, confianza e interacciones intergrupales.
Estudios como éstos muestran que una fuente para mucho cambio positivo surge de
lo que está en el corazón mismo de la psicología social: la naturaleza social del animal
humano. Algunos de nuestros instintos más bajos, como la competencia entre grupos
que engendra sesgos intergrupales, pueden siempre estar presentes, pero también pode-
mos aprender de otros los pensamientos, valores y metas que nos hacen menos vulnera-
bles a perpetuar o ser los blancos de estereotipos, prejuicio y discriminación.

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200 Capítulo 5 Estereotipos, prejuicio y discriminación

Repaso
l Una muestra de artículos de las noticias ilustra el progreso y los desa-
fíos persistentes respecto a los estereotipos, el prejuicio y la discrimi-
nación en la vida contemporánea.

La naturaleza del problema: persistencia y cambio


Definición de términos l El sexismo ambivalente refleja tanto sexismo hostil, caracterizado
l A nivel individual, racismo y sexismo son formas de prejuicio y dis- por sentimientos negativos y de resentimiento hacia las mujeres,
criminación basados en el origen racial y el género de una persona. como sexismo benevolente, caracterizado por sentimientos amo-
A nivel institucional y cultural, el racismo y el sexismo comprenden rosos, benévolos, pero potencialmente sobreprotectores hacia las
prácticas que promueven la dominación de un grupo racial sobre mujeres.
otro. l Los individuos de países con mayor grado de desigualdad econó-
l Los estereotipos son creencias o asociaciones que vinculan grupos mica y política entre hombres y mujeres tienden a exhibir altos
de personas con ciertas características; el prejuicio se refiere a sen- niveles de sexismo hostil y benevolente.
timientos negativos hacia las personas basados en que son miem- l Es frecuente que las mujeres sean tratadas o presentadas en los
bros de ciertos grupos; la discriminación es una conducta negativa medios populares como cosas, son vistas más como meros cuer-
dirigida contra personas por ser miembros de un grupo particular. pos y objetos, y menos como seres humanos en función.
l Hay algunas notables diferencias de sexo en las opciones de ocu-
Racismo: formas y desafíos actuales pación y en el tratamiento que los individuos experimentan en el
l Al paso de los años, varios datos muestran una disminución en los lugar de trabajo.
puntos de vista negativos hacia los negros estadounidenses. l Es frecuente que las mujeres enfrenten dilemas difíciles: si se
l Sin embargo, las formas modernas de racismo son más sutiles y comportan de manera consistente con los estereotipos de género
aparecen en formas menos directas, en particular en situaciones puede que gusten más, pero son menos respetadas.
donde las personas pueden racionalizar las conductas racistas. l Para hombres y mujeres que estén en un trabajo que por tradi-
l La ambivalencia de la gente respecto a la raza puede llevarlas a ción es visto como más típico del otro género, éste puede ser muy
mostrar sesgos en favor o en contra de grupos particulares, depen- desafiante.
diendo del contexto.
l Es frecuente que el racismo funcione de manera implícita, ya Más allá del racismo y el sexismo: edad, peso,
que los estereotipos y el prejuicio pueden motivar la discrimina- sexualidad y otros objetivos
ción sin intención o conocimiento conscientes de parte de los l Existe una amplia variedad de formas de sesgo y discriminación,
observadores. incluyendo las que se basan en dimensiones como la edad, el peso
l Varios estudios ilustran formas sutiles en que el sesgo racial puede y la sexualidad.
tener efectos serios en las sentencias o veredictos de criminales l El prejuicio y la discriminación basados en los cuerpos de las per-
convictos o sospechosos. sonas y su sexualidad son especialmente públicos hoy en día.
l Los investigadores usan medidas encubiertas para detectar y l Estudios de tratamiento sesgado de personas que se presume son
medir el racismo moderno e implícito y otras formas sutiles de homosexuales ilustran algunas de las formas más sutiles de discri-
prejuicio y discriminación. minación de las personas con base en sus preferencias sexuales.
l El racismo implícito está asociado con tratamientos más deficien-
tes por parte de médicos y personal de atención a la salud hacia Ser estigmatizado
pacientes de grupos minoritarios raciales y étnicos. l Las personas son estigmatizadas cuando son el objetivo de este-
l Las interacciones interraciales pueden hacer sentir amenaza, pro- reotipos negativos, son percibidas como desviadas y devaluadas
vocar ansiedad y drenar recursos cognitivos, en particular entre en la sociedad por ser miembros de un grupo social particular o
personas con racismo implícito relativamente alto. por tener una característica especial.
l Preocupados por parecer racistas en estas interacciones, las per- l Cuando los miembros de grupos estigmatizados perciben las reac-
sonas de raza blanca en particular pueden tratar de evitar interac- ciones de otros hacia ellos como discriminación, experimentan
ciones interraciales o dar rodeos para evitar cualquier mención de beneficios e inconvenientes hacia su autoestima y sentimientos de
raza, aun cuando sea relevante. control.
l Los objetivos estigmatizados están en un mayor riesgo de padecer
Sexismo: ambivalencia, cosificación y dobles serios problemas físicos y de salud mental a largo plazo.
estándares
l Aun cuando es similar en muchas otras formas, el sexismo es Amenaza de estereotipo
diferente de otras formas de prejuicio y discriminación, en parte l Las situaciones que activan la amenaza de estereotipo hacen que
porque los estereotipos de género son más que sólo descriptivos; los individuos se preocupen de que otros los vean en formas nega-
también indican lo que la mayoría de las personas de una socie- tivas y estereotipadas.
dad piensan que deben ser hombres y mujeres. El sexismo también l Una amenaza de estereotipo puede deteriorar el desempeño y
es poco común en que los miembros de endogrupos y exogrupos afectar la identidad de los miembros de grupos estereotipados
están íntimamente familiarizados entre sí. o devaluados. Pequeños cambios en la situación pueden reducir
en forma considerable una amenaza de estereotipo y sus efectos
negativos.

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Repaso 201

l La amenaza de estereotipo puede hacer que estudiantes afroame-


ricanos y de sexo femenino no se desempeñen a todo su potencial
Puesta a prueba del sentido común
en situaciones académicas.. Los niños no tienden a mostrar sesgos fundamentados en la raza;
l Investigaciones han documentado una enorme y creciente lista de es sólo después, cuando llegan a la adolescencia, que aprenden a
grupos cuyos miembros muestran desempeño deficiente y conduc- responder de modo diferente a las personas con base en la raza.
tas que arruinan la manera en que se desenvuelven cuando se hace Falso. Los niños aprenden acerca de la categorización social en sus
primeros años de vida y usan los estereotipos cuando son muy jóvenes.
relevante un estereotipo negativo acerca de sus conocimientos..
Muestran sesgos a favor de su endogrupo racial en medidas tanto
l Una amenaza de estereotipo causa sus efectos por medio de múl- explícitas como implícitas.
tiples procesos. La amenaza de estereotipo puede llevar a una
mayor excitación, provocar intentos para suprimir estereotipos Las interacciones entre razas tienden a mejorar y reducir las
negativos, dañar la memoria en el trabajo, hacer que los individuos percepciones de racismo si se tiene una mentalidad que no repara
sientan emociones relacionadas con el abatimiento o involucrarse en los colores, que niega o minimiza cualquier reconocimiento de
en pensamientos negativos. diferencias raciales.
Falso. Las investigaciones han demostrado que este método con
frecuencia tiene efecto contraproducente y hace más incómodos (no
menos) a los miembros de grupos raciales minoritarios; es frecuente
que sea más efectivo un método multicultural que reconozca y valore
positivamente las diferencias raciales y étnicas.

Un estudiante afroamericano es propenso a tener un desempeño más


deficiente cuando realiza una actividad atlética si se le menciona que
el objetivo de ésta reflejará su inteligencia deportiva, que si se le
informa que dejará ver su capacidad atlética natural.
Verdadero. Las investigaciones sugieren que es probable que los
estudiantes afroamericanos sientan la amenaza de estereotipo y, por
tanto, se desempeñen mal si la tarea se les describe como un diagnóstico
de su inteligencia deportiva. Los estudiantes de raza blanca tienden
a mostrar el efecto opuesto. El desempeño es peor si la tarea se les
describe como un reflejo de su capacidad atlética natural.

Causas del problema: factores intergrupales, motivacionales,


cognitivos y culturales
Categorías sociales y conflicto intergrupal
l La tendencia de las personas a agruparse con otros en categorías l Cuando se suscitan motivaciones de las personas hacia la auto-
sociales es un factor clave en la formación de los estereotipos y los protección, muestran sesgos más fuertes contra los exogrupos
prejuicios. amenazantes.
l Las categorías sociales pueden ser medios para ahorrar energía, lo l El recuerdo de la mortalidad provoca varios sesgos de endo-
cual permite a los observadores hacer inferencias rápidas acerca grupo, incluyendo estereotipos negativos y comportamiento, que
de los miembros de grupos, pero dichas categorías pueden llevar demuestran prejuicio hacia una variedad de exogrupos.
a juicios imprecisos. l Las personas con orientación a la dominancia social exhiben un
l Es menos probable que las personas que tienden a considerar a deseo de ver a sus endogrupos como dominantes sobre otros gru-
la raza como una entidad estable y biológicamente determinada pos, y tienden a identificarse más fuertemente con su endogrupo
interactúen con miembros de un exogrupo racial, y es más proba- y a ser más proclives a desprestigiar a los miembros de exogrupos.
ble que acepten las desigualdades raciales si se les compara con las l Las personas que tienden a apoyar y legitimar arreglos sociales
personas que ven a la raza como una determinación social. existentes pueden mostrar signos de favoritismo de exogrupo aun
l Los endogrupos son grupos con los que nos identificamos: los con- cuando su grupo posea una posición relativamente desventajosa
trastamos con los exogrupos. en la sociedad.
l Las personas tienden a exagerar las diferencias entre endogrupos l Muchos estereotipos de grupo varían a lo largo de dos dimensio-
y exogrupos. nes: calidez y competencia.
l El efecto de homogeneidad del exogrupo es la tendencia a suponer l El modelo de contenido de estereotipo propone que los estereo-
que hay más similitud entre los miembros de exogrupos que entre tipos acerca de la competencia de un grupo están influidos por el
los miembros de endogrupos. estatus relativo de ese grupo en la sociedad, y que los estereotipos
l Una investigación que usa imágenes del cerebro y métodos cogni- acerca de la calidez de un grupo son influidos por la competencia
tivos ha encontrado que sólo clasificar a las personas como miem- con el grupo.
bros de un exogrupo puede llevar a los observadores a procesar l En el estudio de la Cueva de Ladrones, los niños divididos en gru-
con menos profundidad la información acerca de los miembros de pos rivales rápidamente mostraron prejuicio intergrupal. Éste
un exogrupo. se redujo cuando los niños se reunieron por medio de tareas que
l En ocasiones los observadores deshumanizan a los exogrupos en requerían cooperación intergrupal.
varias formas. l La teoría del conflicto realista sostiene que la competencia directa
l Es probable que la tendencia de las personas a dividir el mundo por los recursos da lugar al prejuicio. Esta competencia puede ser
en endogrupos y exogrupos, “nosotros” contra “ellos”, y favorecer a real o imaginaria.
los primeros sobre los últimos en numerosas formas sea una ten-
dencia evolutiva debida a la naturaleza social de nuestra especie.

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202 Capítulo 5 Estereotipos, prejuicio y discriminación

Teoría de la identidad social Activación automática del estereotipo


l Los participantes clasificados en grupos arbitrarios mínimos dis- l Los estereotipos, incluso en los que no creemos, con frecuencia son
criminan en favor del endogrupo. activados sin nuestro conocimiento o intención y pueden influir en
l La teoría de la identidad social propone que la autoestima está nuestras percepciones y reacciones.
influida por el destino de los grupos sociales con los que nos l La activación del estereotipo puede ser influida por varios factores,
identificamos. incluyendo qué tan accesibles están varios estereotipos en las men-
l La investigación muestra que las amenazas al yo hacen que los tes de los observadores y qué tan prejuiciosos son los observadores.
individuos menosprecien a los exogrupos y que este comporta- l Algunas motivaciones hacen más probable que ocurra la activación
miento, a su vez, aumenta la autoestima. del estereotipo, y otras la hacen menos probable. Por ejemplo,
cuando los observadores están altamente motivados para sentirse
Cultura e identidad social mejor con respecto a ellos, son más proclives a activar algunos este-
l Las diferencias culturales pueden influir en los procesos de la iden- reotipos y a suprimir otros. Por otro lado, las personas que están
tidad social. Aun cuando las personas de culturas colectivistas intrínsecamente motivadas a no ser prejuiciosas pueden controlar
muestran sesgos de endogrupo, los individualistas son más pro- la activación y aplicación del estereotipo más que otras personas.
clives que los colectivistas a tratar de mejorar su autoestima por
medio de sesgos públicos de mejora de endogrupo. “Cuarenta y un disparos”: un enfoque sobre
el trágico tiroteo contra Amadou Diallo
Cultura y socialización l Los disparos contra un africano desarmado por parte de oficiales
l Aprendemos información relevante para los estereotipos, el prejui- de la policía de la ciudad de Nueva York desataron gran controver-
cio y la discriminación sin darnos cuenta, al absorber lo que vemos sia e inspiraron experimentos de psicología social diseñados para
a nuestro alrededor en nuestra cultura, grupos y familias. contribuir al entendimiento de los problemas involucrados.
l A muy temprana edad, niños y niñas tienden a mostrar preferen- l Varios estudios han encontrado que los observadores tienden a ser
cias de género que son estereotipos por cosas como los juguetes. más sesgados para ver que un hombre desarmado aparenta tener
l Los estereotipos de género están tan profundamente arraigados un arma y ser una amenaza si es negro que si es blanco.
que sesgan la percepción de hombres y mujeres desde el momento l El entrenamiento puede ser efectivo para reducir la tendencia de
en que nacen. los civiles u oficiales de la policía a exhibir este sesgo.
l Las diferencias percibidas entre hombres y mujeres son exaltadas l Este sesgo es evidente aun entre observadores que no apoyan los
por los contrastantes papeles sociales que ocupan. estereotipos negativos o actitudes de prejuicio. El conocimiento
l Los medios masivos fomentan los estereotipos de varios grupos. del estereotipo parece ser un factor clave.
l Los retratos de hombres y mujeres en anuncios y otras formas de
medios de comunicación pueden influir en el comportamiento y El encapuchado y el arma: revisión del asesinato
las actitudes de hombres y mujeres. de Trayvon Martin
Forma en que los estereotipos distorsionan l La categorización social, la desconfianza en los miembros de exo-
grupo, la dominancia de estereotipos particulares en la cultura y a
las percepciones y resisten el cambio través de los medios, los sesgos de confirmación, las correlaciones
l Un efecto fundamental de estereotipar es que influye en las percep- ilusorias y la activación automática del estereotipo pueden haber
ciones e interpretaciones de la gente acerca de los comportamien- contribuido al asesinato de Trayvon Martin y a algunas de las reac-
tos de miembros de grupos, haciendo que perciban la confirmación ciones del caso.
de sus expectativas basadas en estereotipos.
l Los estereotipos que las personas tienen acerca de los miembros
de grupo pueden llevarlas a comportarse en formas sesgadas Puesta a prueba del sentido común
hacia esos miembros, haciendo a veces que éstos se comporten de Recordarle a las personas su calidad de seres mortales hace que
manera consistente con los estereotipos. Los estereotipos enton- vean las cosas desde una perspectiva más amplia, lo cual tiende a
ces producen una profecía autocumplida. reducir las distinciones y hostilidades endogrupo-exogrupo.
l Las personas perciben correlaciones ilusorias entre grupos y ras- Falso. La investigación ha demostrado que cuando las personas
gos físicos cuando éstos son distintivos o cuando las correlaciones se sienten amenazadas por pensamientos de su propia mortalidad,
satisfacen nociones previas. tienden a buscar mayor afiliación con sus endogrupos y a exhibir
l Las personas tienden a hacer atribuciones acerca de las causas de mayor prejuicio contra los exogrupos, en parte para reafirmar su
las conductas de miembros de un grupo en formas que ayudan a sentido de lugar y propósito en el mundo.
mantener sus estereotipos.
l Es frecuente que los miembros de grupos que no satisfacen el Los juicios muy rápidos de las personas no están influidos por
modelo sean reclasificados, dejando intacto el estereotipo general. un estereotipo a menos que en realidad crean que éste es
verdadero.
Falso. Incluso una breve exposición a un miembro de un grupo
estereotipado puede activar el estereotipo acerca del grupo, incluso
si no se cree en el estereotipo.

Reducción de estereotipos, prejuicio y discriminación


Contacto intergrupal l Los resultados de revisiones extensas de la hipótesis de contacto
l De acuerdo con la hipótesis de contacto, el contacto directo entre indican que el contacto intergrupal tiende a reducir el prejuicio, en
miembros de grupos rivales reducirá el prejuicio intergrupal, en especial si se satisfacen las condiciones ideales para el contacto.
particular si el contacto involucra un estatus igual entre los grupos,
si hay interacciones personales entre miembros de los diferentes
grupos, si los grupos tienen un objetivo compartido de categoría
superior y si las normas sociales favorecen el contacto intergrupal.

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Repaso 203

Amistades intergrupales y contacto extendido l La amenaza de estereotipo puede socavar el sentido de pertenen-
l Tener amigos de exogrupos está asociado con menos ansiedad y cia de un individuo en una situación particular; por ejemplo, en
prejuicio intergrupal. Este vínculo ha sido establecido en estudios una escuela. Las intervenciones que promueven los sentimientos
de correlación y experimentales. de pertenencia han sido efectivas en reducir los efectos de la ame-
l La investigación del efecto de contacto extendido, también cono- naza de estereotipo.
cido como efecto de contacto indirecto, demuestra que tener un
amigo de un endogrupo que tenga una buena y estrecha relación Ejercer el autocontrol
con un miembro de un exogrupo puede reducir el prejuicio de l Tratar de suprimir los estereotipos puede ser cognitivamente ago-
alguien hacia el exogrupo. tador. Cuando edad, fatiga, intoxicación u otros problemas de cog-
nición reducen los recursos cognitivos de las personas, éstas son
El salón de clases rompecabezas menos capaces de controlar sus estereotipos.
l Es frecuente que las escuelas no satisfagan las condiciones para l Las personas cuya motivación para controlar su prejuicio es moti-
reducir el prejuicio, en parte porque la competencia es muy alta. vada externamente, esto es, que no desean aparecer ante otros
Un programa que está diseñado para promover la cooperación e como prejuiciosos, tienden a ser menos exitosas para ejercer con-
interdependencia intergrupal sugiere que las clases correctas de trol que aquellas cuya motivación es motivada internamente, es
contacto pueden mejorar las actitudes y el comportamiento en decir, no desear ser víctima de prejuicio, sin importar que otros lo
una escuela. averigüen.
l Algunos individuos pueden ser relativamente expertos en regular
Identidades compartidas sus respuestas de prejuicio porque reconocen los factores situacio-
l Una investigación del Modelo de Identidad Endogrupal Común ha nales que los han hecho fallar en alcanzar sus ideales igualitarios
encontrado que si miembros de diferentes grupos se reclasifican en el pasado..
como miembros de un grupo de categoría superior más integrador, l Un experimento reciente sugiere que los mensajes contra los pre-
las actitudes y relaciones intergrupales tienden a mejorar. juicios que apelan más a razones internas para controlar el
l Los miembros de grupos minoritarios, o grupos que tienen menos prejuicio que a razones externas, son más efectivos. Por ejemplo,
poder en una sociedad, pueden preferir y beneficiarse más de las las apelaciones a factores motivados externamente, como no
categorizaciones de doble identidad que les permiten preservar desear intervenir en problemas por parecer racista, pueden incluso
su identidad de grupo menor, pero reconocer su conexión con el ser contraproducentes y aumentar las expresiones de prejuicio.
grupo de la mayoría o más poderoso.
Cogniciones, culturas y motivaciones cambiantes
Confianza, pertenencia y reducción de la amenaza l Una reciente investigación sugiere varios cambios en la forma que
de estereotipo la gente piensa puede reducir los estereotipos, el prejuicio y la dis-
l Incluso pequeños cambios en los factores situacionales que dan criminación, como considerar ejemplos que contrarrestan estereo-
lugar a la amenaza de estereotipo pueden reducir o eliminar sus tipos, asumir la perspectiva de otros, aprender que la raza es más
efectos en situaciones particulares. ambigua y socialmente determinada que simplemente una catego-
l Los individuos tienden a estar más protegidos contra las amenazas ría genética fija, y seguir un método multicultural en vez de uno no
del estereotipo cuando se les hace tener un sentido de confianza y racial para las relaciones intergrupales.
seguridad en la situación. l Los cambios en las clases de información perpetuada en la cultura
l Un estudio de alumnos de nivel medio mostró que la simple inter- de la gente pueden alterar la forma en que se perciben los grupos
vención de pedir a los estudiantes que pensaran en valores que fue- sociales.
ran importantes para ellos, mejoró el desempeño de estudiantes l Experimentos de campo recientes en preparatorias estadouni-
afroamericanos. denses, con una muestra de personas de Rwanda, demuestran los
efectos positivos que compañeros y los medios pueden tener para
promover normas contra el prejuicio.

TÉRMINOS CLAVE
amenaza de estereotipo (167) exogrupos (172) racismo implícito (157)
aula rompecabezas (193) favoritismo endogrupal (176) racismo moderno (156)
categorización social (171) hipótesis de contacto (190) salón de clases rompecabezas (193)
correlación ilusoria (184) meta supraordinal (175) sexismo (155)
discriminación (155) modelo de contenido del estereotipo (174) sexismo ambivalente (161)
efecto de homogeneidad del orientación a la dominancia social (174) teoría de justificación del sistema (174)
exogrupo (172) prejuicio (155) teoría de la identidad social (177)
endogrupos (172) presentación subliminal (186) teoría del conflicto realista (176)
estereotipo (155) privación relativa (176) teoría del rol social (181)
estigmatizado (166) racismo (155)

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Actitudes Este capítulo
examina las influencias
sociales sobre las actitudes.
Comienza por definir qué son las
actitudes y después se analiza cómo se
evalúan y en qué casos se relacionan con
el comportamiento. Después se consideran
dos métodos para modificarlas: primero el
enfoque se centra en los factores relativos a la
fuente, el mensaje y la audiencia con los cuales
se obtiene persuasión a través de los medios
de comunicación; en seguida se consideran las
teorías e investigaciones que demuestran
la manera en que la gente suele cambiar
sus actitudes como consecuencia de
sus propias acciones.

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6
El estudio de las actitudes (206)
Cómo se miden las actitudes
Cómo se forman las actitudes
Relación entre actitudes y comportamiento

Persuasión por medio de la


comunicación (217)
Dos rutas de persuasión
La fuente
El mensaje
La audiencia
Cultura y persuasión

Persuasión a partir de las propias


acciones (237)
Desempeño de un rol: todo el mundo es
un escenario
Teoría de la disonancia cognitiva: la versión
clásica
Teoría de la disonancia cognitiva: un nuevo
punto de vista
Otras rutas hacia la autopersuasión
Influencias culturales en la disonancia
cognitiva

Cambio de actitudes (249)

Repaso
Términos clave
Recursos mediáticos
Adam Kazmierski/Getty Images

205

cap06 204-251.indd 205 07/11/14 22:33


206 Capítulo 6 Actitudes

Al Qaeda. El derecho de abortar. La pena capital. El matrimonio homosexual. El


control de armas. Israelíes y palestinos. Impuestos. Cualquiera que haya seguido el acon-
tecer actual en el mundo, sabe con cuánta pasión aborda la gente los temas más canden-
tes del día a día. Las actitudes y los mecanismos que determinan el cambio de actitudes,
englobados en el término “persuasión”, constituyen una parte muy importante de la vida
social de los seres humanos. En este capítulo se formulan tres conjuntos de preguntas:
(1) ¿Qué es una actitud, cómo puede medirse y cuál es la relación entre ésta y el compor-
tamiento? (2) ¿Qué clases de mensajes persuasivos llevan a la gente a modificar sus acti-
tudes? (3) ¿Por qué muchas veces las personas cambian sus actitudes como resultado de
sus propias acciones?

El estudio de las actitudes


¿Simpatiza con algún partido político? ¿Le parece correcto que se impida fumar en luga-
res públicos? ¿Qué tipo de música prefiere escuchar, rock alternativo, jazz o hip-hop?
¿Prefiere tomar Coca-Cola o Pepsi; trabajar en una PC o una Mac; usar iPhone, Droid o
BlackBerry? ¿El terrorismo debe ser contenido por medio de la guerra o la conciliación?
Como todas estas preguntas lo sugieren, cada quien tiene reacciones positivas y
negativas ante diversas personas, objetos e ideas. Estas reacciones se denominan acti-
tudes. Eche un vistazo a los capítulos de este libro y se dará cuenta de cuán penetrantes
son las actitudes. Verá, por ejemplo, que la autoestima es una actitud que posee respecto
a sí mismo, que la atracción es una actitud positiva hacia otra persona y que los prejui-
cios son actitudes negativas que muchas veces se desarrollan en contra de ciertos gru-
pos. En cualquier caso, el estudio de las
actitudes —qué son, de dónde provienen,

Puesta a prueba del sentido común cómo pueden evaluarse, qué provoca que
se modifiquen y cómo interactúan con el
Encierre su respuesta en un círculo comportamiento— resulta de la mayor
importancia para todo el campo de la
V F  Los investigadores son capaces de determinar si alguien tiene una psicología social (Bohner y Dickel, 2011;
actitud positiva o negativa al medir su actividad fisiológica. Crano y Prislin, 2008; Fazio y Petty, 2008;
Perloff, 2010).
V F  En reacción a las comunicaciones persuasivas, la gente se ve más Las actitudes son evaluaciones positi-
influida por imágenes superficiales que por argumentos lógicos. vas, negativas o mixtas que se hacen res-
V F  Las personas son persuadidas con más facilidad cuando se les pecto de algún objeto y que se expresan
presentan mensajes comerciales sin que estén conscientes de ello. con un nivel de intensidad determinado,
ni más, ni menos. Gusto, amor, desagrado,
V F Entre más dinero se le pague a la gente por decir una mentira, odio, admiración y aborrecimiento consti-
más probable es que termine por creerla. tuyen el tipo de palabras que la gente acos-
V F Es frecuente que la gente termine por disfrutar lo que la hace tumbra usar para describir sus actitudes.
Es importante darse cuenta de la im-
sufrir.
posibilidad de representar las actitudes
en un intervalo continuo que vaya del extremo totalmente positivo al extremo total-
mente negativo; las actitudes no son como el botón de balance de un reproductor de
música, que dirige el sonido de una bocina a otra, ni como un termostato que aumenta o
disminuye la temperatura a placer. En lugar de ello, como se describe en la l figura 6.1, la
intensidad de las actitudes puede variar a lo largo de las dimensiones positiva y negativa.
En otras palabras, se es capaz de reaccionar ante algo con un sentimiento positivo, nega-
actitud Una reacción positiva,
tivo o ambivalente (emociones fuertes pero mixtas) o con apatía e indiferencia (Cacio-
negativa o mezclada hacia una persona, ppo et al., 1997). Además, ciertas personas tienen más problemas que otras hacia este
objeto o idea. tipo de inconsistencia (Newby-Clark et al., 2002). De hecho, a veces las personas pueden
tener reacciones positivas y negativas hacia el mismo objeto sin sentir conflicto por ello,

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El estudio de las actitudes 207

como cuando se está consciente de una reacción, pero no de la otra. Esto


le ocurre, por ejemplo, a quienes se muestran abiertamente positivos l FIGURA 6.1
hacia una minoría racial, pero que de manera inconsciente albergan pre- Cuatro posibles reacciones hacia objetos actitudinales
juicios respecto de la misma (Wilson et al., 2000). Como se muestra, la gente evalúa objetos tomando
En forma rutinaria, todo mundo hace evaluaciones positivas o nega- en cuenta tanto su dimensión positiva como su
tivas de la gente, los lugares, los objetos y las ideas que le salen al paso. dimensión negativa. En consecuencia, sus actitudes
Este proceso suele ser inmediato y automático, una especie de acción pueden ser positivas, negativas, ambivalentes o
refleja (Bargh et al., 1996; Ferguson, 2007). No obstante, parece que cada indiferentes.
Cacioppo et al., 1997. © Cengage Learning
individuo difiere en la medida a la cual tiende a reaccionar hacia las cosas
en términos fuertemente positivos o negativos. Y usted, ¿qué opina? ¿Se
forma opiniones con facilidad? ¿Tiene gustos a aversiones especialmente
fuertes o tiende a reaccionar de manera más objetiva, dejando a un lado
Actitud Actitudes duales

Alta
las evaluaciones inmediatas? Las personas que admiten tener una gran positiva (ambivalencia)
necesidad de evaluación son más proclives a interpretar sus experiencias

Reacción positiva
cotidianas en términos de juicio. Además, por lo general tienen opinio-
nes respecto a toda clase de temas sociales, morales y políticos (Bizer et
al., 2004; Jarvis y Petty, 1996).
Antes de analizar la elusiva ciencia de la medición de actitudes,
deténgase un momento a ponderar este cuestionamiento: ¿a qué se debe Indiferencia Actitud

Baja
que los seres humanos se molesten en desarrollar una serie de actitu- negativa
des respecto a lo que los rodea? ¿Tiene algún propósito útil establecer
un juicio positivo o negativo en torno a la gente, los objetos y las ideas?
A lo largo de los años los investigadores han encontrado que las actitu- Baja Alta
des cumplen funciones importantes, como permitirle juzgar, rápido y sin Reacción negativa
pensar demasiado, si lo que se cruza en su camino es bueno o malo, útil
o perjudicial, y si debe aceptarlo o rechazarlo (Maio y Olson, 2000). El problema estriba
en que tener actitudes preconcebidas sobre las personas, objetos o ideas puede llevarlo
a ser estrecho de miras y dejar que su forma de interpretar la nueva información se vea
sesgada, volviéndose, en consecuencia, más reacio al cambio. Por ejemplo, Russell Fazio
y otros (2000) hallaron que los individuos demasiado enfocados en sus actitudes positi-
vas y negativas hacia los rostros que se les mostraban en una computadora, fueron más

>
lentos en notar que las caras se “metamorfoseaban” para mostrar un gesto distinto.

Cómo se miden las actitudes


En 1928, Louis Thurstone publicó un artículo titulado “Attitudes Can Be Measured” (“Las
actitudes pueden ser medidas”). Sin embargo, lo que Thurstone fue incapaz de anticipar Como se ve en este mítin “Ocupa Wall
es lo complicado que puede ser esa tarea. Una revisión de las investigaciones reveló la Street” por la justicia económica, la gente
puede ser muy apasionada con respecto a
existencia de más de 500 métodos distintos para determinar las actitudes de un indivi- las actitudes que tiene.
duo (Fishbein y Ajzen, 1972).

Evaluaciones de autorreportes La forma


más sencilla de evaluar las actitudes de una
persona hacia algo consiste en preguntarle
directamente. En todo el mundo, las opinio-
nes públicas se registran en una amplia gama
de temas: política, economía, salud, relaciones
internacionales, ciencia y tecnología, deportes,
entretenimiento, religión y estilos de vida. Con
sólo formular preguntas, las encuestas de Harris
realizadas en Estados Unidos en 2011 y 2012 han
revelado que los estadounidenses prefieren ver
futbol americano más que béisbol, y les gusta
David Mcnew/Reuters/Landov

comer nieve de chocolate más que de vainilla y


de otros sabores; que más de la mitad dicen que
navegan en Internet cuando ven TV; que uno de
cada cinco adultos tiene ahora un tatuaje; que
casi todos escogerían Hawai, California y Florida

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208 Capítulo 6 Actitudes

como estados para vivir distintos al propio; que Italia es el destino favorito de viajes al
extranjero, seguido por Gran Bretaña, Australia, Irlanda y Francia, y que la Navidad es
la temporada de descanso favorita de Estados Unidos, seguida por el Día de Gracias y el
Halloween (http://www.harris.interactive.com/).
Las mediciones de autorreporte son directas y sin complicaciones. Sin embargo, en
ocasiones las actitudes resultan muy complejas para evaluarlas por medio de una simple
pregunta. Como quizá recuerde, en el capítulo 2 se mencionó que uno de los problemas
identificados por los expertos en sondear la opinión pública reside en que las respuestas
relativas a la actitud pueden verse influidas por la forma en que se redactan las pregun-
tas, y por el orden y el contexto en que se formulan, además de otros factores ajenos (Sud-
man et al., 2010; Tourangeau et al., 2000). En una encuesta, el National Opinion Research
Center preguntó a cientos de estadounidenses si el gobierno de Estados Unidos gastó
muy poco dinero en “asistencia para los pobres” y 65% dijo que sí. Sin embargo, cuando
se hizo la misma pregunta en términos de “bienestar”, sólo 20% dijo que el gobierno
gastó muy poco (Schneiderman, 2008). En una segunda encuesta, los investigadores pre-
guntaron a más de dos mil votantes registrados acerca de su creencia en el fenómeno
políticamente controvertido del “calentamiento global” o “cambio climático”. Aunque los
demócratas apoyaron de manera uniforme la propuesta en un alto porcentaje, el número
de republicanos que hicieron lo mismo aumentó en forma marcada de 44% cuando les
preguntaron acerca del calentamiento global a 60% cuando se les preguntó acerca del
cambio climático (Schuldt et al., 2011).
Reconociendo las deficiencias de los sondeos basados en una pregunta única, los
investigadores dedicados al estudio de las opiniones públicas en materia de sociedad
y política suelen emplear cuestionarios de reactivos múltiples, conocidos como escala
actitudinal (Robinson et al., 1991, 1998). Hay diversos tipos de escalas
actitudinales, siendo quizá la más popular la Escala Likert, llamada así
por el nombre de su creador, Rensis Likert (1932). En esta técnica se pre-
Leo Cullum/The New Yorker Collection/www.cartoonbank.com

senta a los encuestados una lista de afirmaciones en torno a un objeto


actitudinal, y se les pide que indiquen, en una escala de varios puntos,
qué tan de acuerdo o en desacuerdo están con cada aseveración. La cali-
ficación actitudinal total de cada encuestado deriva de la suma de sus
respuestas a todos los elementos enlistados. Sin embargo, independien-
temente de cuál método se use para evaluar las actitudes, mediante una
pregunta única o con un cuestionario global es preciso ser muy cautos
con los resultados. En todas las evaluaciones de autorreportes se supone
que la gente expresará sus puntos de vista con honestidad. Hay veces en
las que esta suposición es más o menos correcta, pero en muchas ocasio-
nes no es así. Al tratar de causar una buena impresión ante los demás, las
“Lo que bebo y lo que les digo a encuestadores que bebo son personas suelen mostrarse reacias a admitir sus fallas, vicios, debilidades,
dos cosas diferentes.” opiniones impopulares y prejuicios.
Una forma de enfrentar este problema estriba en aumentar la precisión
Los encuestadores e investigadores de actitudes están de las evaluaciones de autorreportes. Para que los encuestados respondan
muy conscientes de que no siempre se puede confiar en
los autorreportes, especialmente en temas sensibles.
los cuestionarios actitudinales con más verosimilitud, los investigadores
suelen utilizar la comprobación fingida (bogus pipeline), un elaborado
dispositivo mecánico que supuestamente registra fisiológicamente los
verdaderos sentimientos de la gente como si se tratara de un detector de mentiras. Debido
a que no quieren sentirse avergonzados por ser descubiertos diciendo una mentira, los
encuestados tienden a responder las preguntas actitudinales con más honestidad y menor
giro positivo cuando piensan que el engaño podría quedar expuesto (Jones y Sigall, 1971;
Roese y Jamieson, 1993). Por ejemplo, en un estudio, las personas eran más proclives a
escala actitudinal Cuestionario reconocer que bebían demasiado, usaban cocaína, practicaban sexo oral con frecuencia y
de reactivos múltiples diseñado para
que no se ejercitaban lo suficiente cuando se usó la comprobación fingida que cuando no
evaluar la actitud del encuestado en
se empleó (Tourangeau et al., 1997). En otro estudio, los adolescentes fueron más proclives
torno a algún objeto de interés.
a reconocer que fumaban cuando se usaba la comprobación fingida (Adams et al., 2008).
comprobación fingida (bogus
pipeline) Aparato detector de Evaluaciones encubiertas Un segundo método general para afrontar el pro-
mentiras falso que se usa en ocasiones blema del autorreporte consiste en recopilar evaluaciones indirectas, o encubier-
para que los sujetos sometidos tas, de actitudes no controlables. Una posibilidad a este respecto es la observación de
a él den respuestas verdaderas a comportamientos que se delatan por la expresión facial, el tono de voz y el lenguaje
cuestionamientos delicados.
corporal. En un estudio, Gary Wells y Richard Petty (1980) videograbaron en secreto

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El estudio de las actitudes 209

a un grupo de estudiantes universitarios a quienes se les pidió que escucharan cierto


discurso. Los investigadores observaron que cuando se mencionaba un punto de vista
con el que los estudiantes estaban de acuerdo (por ejemplo, que se reduzca el costo de
las colegiaturas), la mayoría asintió con la cabeza. Pero cuando en el discurso se hacía
referencia a una opinión contraria a la de los estudiantes (por ejemplo, aumentar el costo
de la colegiatura), sus movimientos de cabeza iban de un lado a otro. Sin darse cuenta de
ello, los participantes pusieron en evidencia sus puntos de vista simplemente negando o
asintiendo con la cabeza.
Aunque el comportamiento proporciona ciertos indicios, está lejos de ser el método
perfecto para medir actitudes. A veces nuestros gestos de asentimiento indican que esta-
mos de acuerdo con algo; otras, implican simplemente que estamos siendo corteses. El
problema es que la gente supervisa su comportamiento encubierto, tal como lo hace con
los autorreportes; pero, ¿qué ocurre con las reacciones internas, psicológicas, cuyo control
es difícil o incluso imposible? ¿Es incuestionable que el cuerpo revela cómo nos sentimos?
En el pasado los investigadores trataban de adivinar las actitudes de un sujeto observando
sus reacciones físicas involuntarias, como la sudoración, el ritmo cardiaco y la dilatación
de las pupilas. No obstante, el resultado era siempre el mismo: las evaluaciones de excita-
ción fisiológica revelan la intensidad de las actitudes hacia deter-
minados objetos, pero no si éstas son positivas o negativas. Desde l FIGURA 6.2
la perspectiva del registro psicológico, el amor y el odio provocan El EMG facial: ¿una medida encubierta de las actitudes?
reacciones físicas muy parecidas (Petty y Cacioppo, 1983).
El EMG facial permite detectar diferencias entre actitudes positivas y
Si bien las evaluaciones de excitación fisiológica son incapa-
negativas. Observe los principales músculos faciales y los sitios en los
ces de distinguir entre las actitudes negativas y las positivas, se han que deben colocarse los electrodos. Cuando las personas escuchan
desarrollado algunas alternativas muy interesantes. Una de ellas es un mensaje con el que están más de acuerdo que en desacuerdo, el
el electromiógrafo facial (EMG). Como se muestra en la l figura EMG muestra el incremento relativo que se da en la actividad de los
6.2, ciertos músculos del rostro se contraen cuando está feliz, y músculos depresor y cigomático, pero una disminución relativa en
otros entran en acción cuando está triste. Sin embargo, algunos de los músculos superciliar y occipitofrontal. Estos cambios no pueden
los cambios musculares no son detectables a simple vista y es aquí detectarse a simple vista.
Tomado de Cacioppo, J. T. y Petty, R. E., “Electromyograms as measures of
donde entra en acción el EMG. Para determinar si el EMG puede extent and affectivity of information processing”, en American Psychologist,
emplearse para evaluar el tipo de emociones asociadas con las acti- vol. 36 (pp. 441-456). Copyright © 1981 por la American Psychological
tudes, John Cacioppo y Richard Petty (1981) registraron la activi- Association. Reimpreso con permiso.
dad de los músculos faciales en un grupo de estudiantes mientras
escuchaban un mensaje con el que podrían estar de acuerdo o no.
Cuando éste se refería a algo con lo que los participantes estaban de
acuerdo, la actividad de los músculos de sus mejillas se incremen-
taba, poniendo en evidencia el patrón característico de la felicidad. Frontalis
Occipitofrontal
Cuando no estuvieron de acuerdo con el mensaje, se desencadenó Superciliar
Corrugator o
la actividad en el área de las cejas y la frente, patrones faciales rela- corrugador
cionados con la tristeza y la aflicción. Los observadores externos
fueron incapaces de notar estos cambios sutiles. Tal parece que los
músculos del rostro humano se traducen en sonrisas, entrecejos
fruncidos y otras reacciones ante ciertos objetos actitudinales, aun- Zygomatic
Cigomático

que a veces tales gestos quedan ocultos a simple vista (Cacioppo et


al., 1986; Larsen et al., 2003; Tassinary y Cacioppo, 1992). Depressor
Depresor

Desde la perspectiva de la neurociencia social, la actividad


eléctrica en el cerebro también podría contribuir a la medición
de actitudes. En 1929, Hans Burger inventó una máquina capaz de
detectar, amplificar y registrar “ondas” de actividad eléctrica cere-
bral mediante electrodos adheridos a la superficie craneal. El instrumento fue llamado
electroencefalógrafo, o EEG, y proporciona la información a través de trazos lineales deno-
minados ondas cerebrales. Con base en un descubrimiento anterior, según el cual cier-
tos patrones de actividad eléctrica cerebral son desencadenados por la exposición a un
estímulo nuevo o inesperado, Cacioppo y otros (1993) hicieron que los participantes en su
investigación escribieran una lista de 10 elementos que les gustaran y 10 que les disgusta-
ran, a partir de una relación de diversas categorías de objetos ( frutas, deportes, películas,
universidades, etc.). Más tarde, los participantes fueron conducidos a un laboratorio, electromiógrafo facial
donde se les conectó a un electroencefalógrafo y se les presentó una relación de palabras (EMG) Instrumento electrónico que
categorizadas que describían los objetos que les gustaban y los que les disgustaban. El registra la actividad muscular facial
resultado: los patrones de ondas cerebrales normalmente activadas por inconsistencia asociada con las emociones y actitudes.
registraron un incremento mayor cuando se presentaba un estímulo desagradable des-

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210 Capítulo 6 Actitudes

pués de una cadena de elementos positivos, o cuando se mostraba un estímulo agradable


luego de una serie de elementos negativos, y uno menor cuando algún estímulo evocaba
la misma actitud que los precedentes.
Hoy en día, los psicólogos sociales también están empezando a usar nuevas formas
de imágenes cerebrales en la medición de actitudes. En un estudio, los investigadores
emplearon imágenes de resonancia magnética (Fmri, por sus siglas en inglés) para regis-
trar la actividad cerebral de los participantes mientras leían nombres de personajes famo-
Los investigadores son sos, e infames, como el comediante estadounidense Bill Cosby o Adolfo Hitler. Al leer los
capaces de determinar si nombres, los especialistas observaron mayor actividad en la amígdala, que es una estruc-
alguien tiene una actitud tura cerebral relacionada con las emociones, sin importar si a los participantes se les pedía
positiva o negativa evaluar o no a los personajes (Cunningham et al., 2003). En un estudio enfocado en las
al medir su actividad actitudes políticas, otros investigadores usaron las fMRI para registrar la actividad cere-
fisiológica. bral de hombres obstinados durante la elección presidencial de 2004 cuando escuchaban
F
ALSO.
frases positivas y negativas acerca del candidato de su preferencia. Aun cuando las áreas
cerebrales asociadas con el razonamiento cognitivo no resultaron afectadas durante estas
presentaciones, la actividad aumentó en zonas que están comúnmente asociadas con la
emoción (Westen et al., 2006). En conjunto, esta nueva investigación sugiere que las per-
sonas reaccionan de manera automática a los objetos actitudinales positivos y negativos.
Aunque todavía se requiere mucha investigación en el tema, es aparente que las actitudes
podrían ser susceptibles de medirse por medio de la actividad eléctrica cerebral.

La prueba de asociación implícita (IAT) Al hablar de evaluaciones encubiertas


es preciso hacer mención de un hallazgo particularmente interesante, basado en la idea
de que cada quien tiene toda clase de actitudes implícitas que no puede autorrepor-
tar por medio de cuestionarios por la sencilla razón de que no está consciente de ellas
(Fazio y Olson, 2003). Para evaluar estas actitudes inconscientes se han desarrollado
varios métodos indirectos (De Houwer et al., 2009; Nosek et al., 2011). El más importante
de éstos es la prueba de asociación implícita (IAT), creada por Anthony Greenwald,
Mahzarin Banaji, Brian Nosek y otros. Como se vio en el capítulo 5, la IAT evalúa la rapi-
dez con que las personas asocian pares de conceptos (Greenwald et al., 1998). Para com-
prender cómo funciona, visite el sitio web de la IAT buscando “Implicit Association Test”
o escriba https://implicit.harvard.edu/implicit/ en la ventana de su navegador.
Para hacer un examen que evalúe sus actitudes raciales implícitas, pasa por una
serie de etapas. En primer lugar, se le pide categorizar rostros de gente blanca y negra tan
rápido como pueda; por ejemplo, presionando una tecla con la mano izquierda al ver la
cara de una persona negra, y presionando otra tecla con la mano derecha al ver alguien de
raza blanca. Luego se le indica que categorice un conjunto de palabras; por ejemplo, pre-
sionando la tecla izquierda si los términos son positivos (amor, risa, amigo) y la derecha
si son negativos (guerra, fracaso, maldad). Una vez que esté familiarizado con la actividad
de categorización, se combinarán rostros y palabras. Podrían solicitarle, por ejemplo, que
presione la tecla izquierda si ve un rostro negro o una palabra positiva, y la tecla derecha
si se le presenta un rostro blanco o una palabra negativa. Después, en la cuarta etapa,
se le mostrarían pares de opuestos: negro o negativo, blanco o positivo. Luego, los ros-
tros blancos y negros serán intercalados en una secuencia rápida de intentos, pareados
cada vez con una palabra positiva o negativa. En una sucesión rápida, usted debe oprimir
una tecla u otra en respuesta a pares de estímulos, como negro-maravilloso, negro-fracaso,
blanco-amor, negro-risa, blanco-maldad, blanco-horrible, negro-guerra y blanco-alegría. A
medida que recorre la lista, podría encontrar que resulta más difícil y toma más tiempo
responder a algunos pares que a otros. En general, las personas son más rápidas para
actitud implícita Una actitud, como contestar cuando los rostros agradables están pareados con palabras positivas, y las caras
un prejuicio, que el individuo tiene sin desagradables con palabras negativas que de cualquier otra manera. Así, con el uso de la
estar consciente de ello. IAT permite detectar sus actitudes implícitas acerca de los afroamericanos a partir de
prueba de asociación implícita (IAT) la rapidez con que responde a los pares negro-malo/blanco-bueno en relación con los pares
Medición encubierta de las actitudes negro-bueno/blanco-malo. Toda la prueba dura tan sólo 10 minutos. Una vez concluida se
inconscientes a partir de la rapidez le entregan los resultados y una explicación de su significado (vea l figura 6.3).
con que las personas responden a la Desde 1998, los visitantes al sitio web de la IAT han respondido más de cinco millo-
presentación de conceptos pareados, nes de pruebas. En cuestionarios, entrevistas, encuestas de opinión pública y sondeos
como blanco o negro respecto a bueno por medio de Internet la gente tiende a no expresar estereotipos, prejuicios u otras acti-
o malo. tudes poco populares. Sin embargo, por medio de la IAT se ha podido detectar que las

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El estudio de las actitudes 211

l FIGURA 6.3
La prueba de la asociación implícita (IAT)
Por medio de la realización de una secuencia de actividades, la IAT evalúa las actitudes raciales
implícitas que se tienen, por ejemplo hacia los afroamericanos, para lo cual se mide qué tan
rápido responde la gente a pares de palabras como negro-malo/blanco-bueno. La mayoría de
los estadounidenses de raza blanca son más rápidos para responder a las primeras parejas
de palabras que a las segundas, lo cual sugiere que no conectan tan fácilmente negro-bueno
y blanco-malo.
Tomado de Kassin, S., Essentials of Psychology. Copyright © 2004. Reimpreso con permiso de Pearson Educa-
tion, Inc., Upper Saddle River, N. J.

White
Blanco Negro
Black Black
Negro Blanco
White
o
or o
or or
o o
or
malo
bad bueno
good bad
malo bueno
good

personas tienen una marcada preferencia implícita por el yo sobre el otro, por el blanco
sobre el negro, por la juventud sobre la vejez y por estereotipos que vinculan al sexo
masculino con la actividad profesional y al femenino con la familia (Greenwald et al.,
2003; Nosek et al., 2002). Debido a que cada vez son más los investigadores que emplean
este tipo de evaluaciones indirectas, los psicólogos sociales que estudian las actitudes se
han visto involucrados en una polémica en torno al significado de los resultados de la IAT
sobre cómo se conforman y modifican las actitudes implícitas reveladas por la prueba,
cómo dichas actitudes predicen e influyen en el comportamiento y en qué difieren de las
actitudes más explícitas de las que se está consciente (Blanton et al., 2009; Gawronski y
Bodenhausen, 2006; Petty et al., 2009; Wittenbrink y Schwarz, 2007).
¿Tienen importancia las actitudes implícitas? ¿Las diferencias de milisegundos en
los tiempos de respuesta de un examen computarizado realmente predicen el compor-
tamiento en situaciones importantes del mundo real? ¿Y qué significa cuando chocan las
actitudes implícitas y explícitas? La importancia de estas preguntas no puede ser sobre-
estimada. Si la IAT revela prejuicios inconscientes que las personas no autorreportan,
¿los individuos deben ser escrutados en el laboratorio respecto a los motivos ocultos
que están detrás de varios comportamientos potencialmente ilegales, como cuando un
oficial de policía le dispara a un negro sospechoso, temiendo que esté armado; como
cuando un empleador contrata un hombre con preferencia sobre una mujer, citando sus
credenciales de contrario a la discriminación, o como cuando un jurado escoge declarar
culpable a un acusado latino con base en evidencia ambigua?
Kristin Lane y otros (2007) han especulado acerca de la relevancia de las acti-
tudes implícitas en la ley. Pero, ¿se justifica su especulación? Algunos investigado-
res son críticos respecto a la validez predictiva de la IAT, citando la necesidad de más
evidencia conductual (Blanton et al., 2009). Con base en un meta-análisis de 122 estu-
dios de la IAT que involucran a 15,000 participantes, Greenwald y otros (2009) admi-
tieron que las actitudes implícitas de las personas son en general menos proféticas
del comportamiento que sus actitudes explícitas. Sin embargo, también hallaron que
las evaluaciones de la IAT son mejores cuando se trata de temas socialmente sensibles

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212 Capítulo 6 Actitudes

en los que con frecuencia la gente esconde o distorsiona sus propios reportes. En una
conmovedora ilustración de este punto, un equipo de investigadores aplicó una prueba
de asociación implícita (IAT) a un grupo grande de pacientes psiquiátricos, para evaluar
la asociación implícita entre el yo y el suicidio. En los siguientes seis meses los pacientes
que estuvieron en la sala de emergencias por intento de suicidio tenían una asociación
implícita más fuerte entre el yo y el suicidio, que aquellos que aparecían con otros tipos
de emergencias psiquiátricas (Nock et al., 2010).

> Cómo se forman las actitudes


¿Qué hace que una persona sea liberal o conservadora? ¿A qué se debe que alguien esté a
favor o en contra del matrimonio homosexual? ¿Qué lleva a las personas acercarse a las
religiones organizadas o a alejarse de ellas?

¿Las actitudes se heredan? Una hipótesis, propuesta originalmente por Abraham


Tesser (1993), es que los profundos gustos y animadversiones que sentimos tienen sus
raíces en nuestra configuración genética. Las investigaciones muestran que en ciertos
temas las actitudes de los gemelos idénticos son más similares que las de los mellizos;
por otro lado, se ha comprobado que los gemelos criados en distintos ambientes son
tan semejantes entre sí como los educados en el mismo hogar. Este patrón de evidencia
sugiere que tal vez la gente está predispuesta a tomar ciertas actitudes. En este sentido,
Tesser halló lo siguiente: al preguntarles sobre determinadas actitudes hacia las cua-
les parecían tener predisposición (la promiscuidad sexual, la religión, la pena capital,
por ejemplo), los participantes en su investigación fueron más rápidos para responder y
menos tendientes a modificar sus puntos de vista hacia las normas sociales.
Tesser especuló que los individuos están dispuestos a mantener ciertas actitudes
fuertes como resultado de un conjunto de habilidades físicas, sensoriales y cognitivas,
así como determinados rasgos de temperamento y personalidad innatos. Otros estu-
dios realizados con gemelos también respaldan la idea de que las personas difieren en
sus actitudes hacia diversos temas, debido en parte a divergencias en su configuración
genética (Hatemi et al., 2010; Olson et al., 2001). Hay diferentes formas en las que las
tendencias innatas de una persona pueden influir en las actitudes sociales y políticas.
Por ejemplo, en un estudio, varios investigadores llevaron al laboratorio a 40 adultos con
fuertes puntos de vista políticos para realizarles pruebas, y encontraron que los fisioló-
gicamente muy reactivos a ruidos repentinos y otros estímulos desagradables eran más
proclives a estar en favor de la pena capital, el derecho a portar armas, los gastos de
defensa y otras políticas vistas como protectoras contra las amenazas del propio país y
del extranjero (Oxley et al., 2008).
T. K. Wanstal/The Image Works

Es probable que estos gemelos idénticos


tengan algo más en común que el mero
hecho de ser bomberos. Las investigaciones
sugieren que la gente podría estar
predispuesta genéticamente a tener ciertas
actitudes.

cap06 204-251.indd 212 07/11/14 22:33


El estudio de las actitudes 213

¿Las actitudes se aprenden? Sin importar cuáles sean las disposiciones con que la
naturaleza provee a los individuos, sus más apreciadas actitudes suelen haberse confor-
mado como resultado de la exposición a determinados objetos actitudinales; a su historial
de recompensas y castigos; a las actitudes expresadas por sus padres, amigos y enemigos; al
contexto cultural y social en el que viven, y a otros tipos de experiencias. En un clásico estu-
dio de campo, Theodore Newcomb (1943) realizó un sondeo sobre las actitudes de las
estudiantes del Bennington College de Vermont en relación con la política. En aquella época
el colegio era una institución femenina cuyas estudiantes provenían de familias conservado-
ras y casi siempre adineradas. Sin embargo, una vez ahí las chicas convivían con profesores
y compañeras de mayor edad con un punto de vista más liberal. Newcomb encontró que a
medida que las estudiantes pasaban del primero al segundo año de bachillerato, se volvían
cada vez más liberales. (En la elección presidencial de 1936, 62% de las estudiantes de pri-
mer año mostró preferencia por Alfred Landon, el candidato republicano, frente a Franklin
D. Roosevelt, el candidato demócrata; en contraste, el porcentaje se reducía a 43% en-
tre las estudiantes de segundo año y a 15% entre las alumnas de tercero.) Esta relación
entre el entorno cultural y las actitudes es particularmente evidente en el panorama polí-
tico actual de Estados Unidos, una “casa dividida” en estados rojos (liberales) y estados
azules (conservadores) por su geografía, cultura e ideología (Seyle y Newman, 2006).
Es evidente que las actitudes se adquieren a lo largo de procesos de aprendizaje básicos.
Por ejemplo, numerosos estudios han mostrado que la gente puede tomar actitudes pro-
fundamente positivas o negativas hacia objetos neutrales vinculados, de alguna manera, a
estímulos que tienen cierta carga emocional. A principios del siglo xx, el fisiólogo ruso Ivan
Pavlov (1927) descubrió que los perros producen saliva de manera natural y reflexiva en
respuesta a alimento en la boca. Después descubrió que al hacer sonar de manera repetida
una campana, un estímulo neutral, antes de poner alimento frente al perro, éste a la larga
empezaba a producir saliva con el puro sonido de la campana. Este proceso por el cual los
organismos aprenden a asociar un estímulo que una vez fuera neutral, con una respuesta
inherentemente positiva o negativa, es una forma básica y poderosa de aprender.
Ahora queda claro que esta forma de aprendizaje puede ayudar a explicar el desarro-
llo de las actitudes sociales. En un primer estudio clásico, a estudiantes universitarios se
les presentó una lista de adjetivos que indicaban nacionalidad (alemanes, suecos, holan-
deses, italianos, franceses y griegos), cada uno de los cuales fue presentado repetidas veces
con palabras que se sabe tienen connotaciones muy agradables (felicidad, don, sagrado)
o desagradables (amargo, feo, fracaso). Cuando más tarde los participantes evaluaron
a qué nacionalidad correspondía cada nombre, sus calificaciones fueron más positivas
respecto a los que se relacionó con palabras agradables que respecto a los que fueron
vinculados con términos desagradables (Staats y Staats, 1958).
Estudios más recientes de condicionamiento evaluativo han confirmado que las
actitudes implícitas y explícitas hacia objetos neutrales se conforman a partir de asocia-
ciones con estímulos positivos y negativos, aun cuando la gente no esté consciente de la
vinculación (Olson y Fazio, 2001; Walther et al., 2011). Eso explica por qué los líderes polí-
ticos de todo el mundo usan los emblemas patrios para obtener un beneficio derivado
de asociaciones positivas, mientras los publicistas asocian sus productos con modelos
atractivas, música estimulante, personajes célebres a quienes se admira, imágenes nos-
tálgicas y demás símbolos emocionales positivos. En una serie de estudios de laborato-
rio, los investigadores encontraron que las personas prefieren marcas de un producto
de consumo que estén asociadas con anuncios humorísticos en lugar de aquellas que
carecen de esta cualidad.

> Relación entre actitudes y comportamiento


En general, se tiende a dar por sentado que las actitudes influyen en el comportamiento.
Se supone que la opinión de los votantes de candidatos oponentes es una buena base
para pronosticar la decisión que tomarán el día de las elecciones; que la preferencia condicionamiento evaluativo
de los consumidores hacia determinados productos influye en las compras que hacen, Proceso por el cual se forma una
y que los sentimientos de prejuicio desatan actos negativos de discriminación. Sin actitud hacia un estímulo neutral por su
embargo, aun cuando tales suposiciones tienen sentido, la relación entre actitudes y asociación con una persona, lugar o cosa
comportamiento está muy lejos de ser perfecta. positiva o negativa.

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214 Capítulo 6 Actitudes

El sociólogo Richard LaPiere (1934) fue el primero en advertir que las actitudes y el com-
portamiento no siempre van de la mano. En la década de 1930, durante el apogeo de la Gran
Depresión, LaPiere acompañó a una joven pareja de estadounidenses de origen chino en
un viaje de tres meses durante el cual visitaron, a lo largo de 16,000 kilómetros, 250 restau-
rantes, campamentos y hoteles de toda la Unión Americana. Si bien en aquella época los
prejuicios contra los asiáticos estaban bastante difundidos, sólo en una ocasión la pareja
recibió una negativa de atención directa. No obstante, cuando LaPiere escribió a los lugares
visitados para preguntar si los empleados aceptarían tener clientes de origen asiático, más
de 90% de los que respondieron opinaron que no. Las actitudes de autorreporte no corres-
pondieron con el comportamiento.
Este estudio fue interesante, pero adolecía de serias deficiencias. LaPiere evaluó las acti-
tudes varios meses después de realizado el viaje, y durante ese tiempo las actitudes pudie-
ron haber cambiado. Además, ignoraba si quienes respondieron a sus cartas de seguimiento
eran las mismas personas que recibieron a la pareja china. Por otro lado, cabía la posibilidad
de que en la mayoría de los lugares a los que acudieron se les hubiera atendido por la sencilla
razón de que iban acompañados por LaPiere, o porque los negocios estaban desesperados
durante esos difíciles tiempos económicos.
A pesar de las limitaciones, el estudio de LaPiere fue el primero de muchos más en revelar
la falta de correspondencia entre actitudes y comportamiento. En 1969, Allan Wicker revisó
las investigaciones relevantes y concluyó que entre las actitudes y el comportamiento sólo
existe, si acaso, una débil correlación. Sorprendidos por aquella conclusión, los investigado-
res quedaron confundidos: ¿será posible acaso que los votos que emitimos no sean deter-
minados por nuestras opiniones políticas, que las compras de los consumidores no estén
basadas en sus actitudes hacia un producto, o que la discriminación no tenga relación con
los prejuicios subyacentes? Entonces, ¿el estudio de las actitudes es inútil para quienes se
interesan en el comportamiento social de la humanidad? Por supuesto que no. Durante los
años subsiguientes los investigadores llegaron a identificar las condiciones en las cuales se
relacionan las actitudes y el comportamiento. Así, cuando Stephen Kraus (1995) meta-ana-
lizó todas las investigaciones sobre el tema, concluyó que “las actitudes son capaces de pro-
nosticar, significativa y sustancialmente, el comportamiento futuro” (p. 58). De hecho, calculó
que habría 60 983 nuevos estudios con reporte de nula correlación antes que su conclusión
fuera sometida a revisión. Con base en su reciente meta-análisis de 41 estudios adicionales,
Laura Glasman y Dolores Albarracín (2006) lograron identificar algunas de las condiciones en
las cuales es posible usar las actitudes como medio para predecir el comportamiento futuro.

Actitudes en contexto Un factor importante es el nivel de correspondencia, o similitud,


que hay entre las mediciones de actitud y el comportamiento. Tal vez la razón por la que
LaPiere no halló correlación entre el prejuicio autorreportado y la discriminación fue que su
consulta a los empleados de los lugares que visitó se refería a los asiáticos en general, pero
sus observaciones se basaban en las actitudes que detectó respecto a una pareja en particu-
lar. Para predecir un acto de discriminación único, debió evaluar actitudes más específicas
de la gente hacia una pareja de chinos jóvenes, bien vestidos y atractivos, acompañados por
un profesor estadounidense.
Icek Ajzen y Martin Fishbein (1977) analizaron más de 100 estudios, y encontraron que
las actitudes se correlacionan con el comportamiento únicamente cuando las evaluaciones
de aquéllas son muy compatibles con el comportamiento en cuestión. A fin de ilustrar este
punto, Andrew Davidson y James Jaccard (1979) trataron de utilizar las actitudes para predecir
si un grupo de mujeres usaría píldoras para el control natal durante los siguientes dos años. La
evaluación de actitudes se realizó mediante una serie de preguntas que iban de lo muy general
(“¿cuál es su opinión sobre el control de la natalidad?”), a lo muy específico (“¿qué le parecería
tomar píldoras para el control natal durante los próximos dos años?”). Entre más concreta era
la pregunta actitudinal inicial, más factible era lograr la predicción del comportamiento. Otros
investigadores han realizado también este hallazgo (Kraus, 1995).
teoría de la conducta Asimismo, el vínculo entre nuestros sentimientos y nuestras acciones debe ponerse en
planificada Teoría según un contexto más amplio. Las actitudes son una de las determinantes del comportamiento
la cual las actitudes hacia una social, pero también existen otras. Esta limitante constituye la base de la teoría de la acción
conducta específica se combinan razonada de Fishbein (1980), misma que Ajzen (1991) amplió para proponer la teoría de la
con las normas subjetivas y el conducta planificada. De acuerdo con estas teorías, las actitudes influyen en el comporta-
control percibido para influir en las miento mediante un proceso de toma de decisiones deliberado y su impacto está delimitado
acciones de una persona. por cuatro consideraciones (vea l figura 6.4).

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El estudio de las actitudes 215

En primer lugar, como se acaba de descri-


bir, el comportamiento se ve menos influido por l FIGURA 6.4
actitudes generales que por actitudes hacia un Teoría de la conducta planificada
comportamiento específico. En segundo lugar, De acuerdo con la teoría de la conducta planificada, las actitudes hacia un
no es influido sólo por las actitudes, sino tam- comportamiento específico se combinan con normas subjetivas y la percepción de
bién por normas subjetivas; es decir, las creen- control de la conducta para influir en las intenciones de los individuos. Éstas, a su vez,
cias respecto a lo que los demás creen que otro funcionan como guía del comportamiento, pero no lo determinan. Esta teoría coloca
hará. Como verá en el capítulo 7, las presiones el vínculo entre las actitudes y el comportamiento en un contexto más amplio.
sociales a las que debe alinearse suelen llevarlo Tomado de Ajzen, Organizational Behavior and the Human Decision Process, vol. 50, pp. 179-211.
a asumir comportamientos que entran en con- Copyright © 1991 Elsevier. Reimpreso con permiso.
flicto con sus convicciones internas. En ter-
Actitud hacia un
cer lugar, de acuerdo con Ajzen, las actitudes comportamiento
dan lugar a un comportamiento sólo cuando
se percibe que éste se hallará bajo control. En
la medida en que un individuo carece de con-
fianza en su capacidad de comprometerse con Norma subjetiva Intención Comportamiento
algún comportamiento, es menos propenso
a asumirlo. En cuarto lugar, aun cuando las
actitudes (junto con las normas subjetivas y el Percepción de
control percibido) contribuyen a una intención control de la
de comportarse de una manera determinada, conducta
las personas muchas veces no llevan esa inten-
ción a la realidad.
Buen número de investigaciones respaldan las teorías de la acción razonada y la
conducta planificada (Ajzen y Fishbein, 2005). En realidad este enfoque general, que
pone en un contexto más amplio el vínculo entre actitudes y comportamiento, ha sido
usado con éxito en la predicción de una amplia gama de comportamientos importantes
y prácticos, como el uso del condón, el respeto a los límites de velocidad, lavarse las
manos y otros hábitos de seguridad al tomar alimentos, donar sangre y registrarse para
ser donador de órganos (Albarracín et al., 2001; Conner et al., en prensa; Elliott et al., 2003;
Hyde y White, 2009; Milton y Mullan, 2012).

Fuerza de la actitud De acuerdo con las teorías de la acción razonada y de la conducta


planificada, las actitudes específicas se combinan con factores sociales para producir
un comportamiento determinado. En ocasiones las actitudes ejercen mayor influencia
sobre el comportamiento que los demás factores. Esto depende, en gran medida, de la
importancia o fuerza de la actitud. Todos tienen ciertos puntos de vista que están más
cerca de su corazón o que consideran más importantes que otros. Los aficionados a la
computación suelen volverse muy apegados a sus PC o Mac, los fundamentalistas reli-
giosos se interesan profundamente en problemas relacionados con la vida y la muerte,
mientras que los activistas políticos se convierten en ardientes defensores de un partido
o una tendencia política por encima de los demás. En cualquier caso, la actitud es preser-
vada con gran celo y resulta difícil cambiarla (Petty y Krosnick, 1995).
¿Por qué algunas actitudes son más fuertes que otras? David Boninger y otros (1995)
han identificado tres factores psicológicos que parecen distinguir de manera consistente
la diferencia entre las actitudes más fuertes y las más débiles. Estos investigadores le pidie-
ron a un grupo de personas que expusieran sus puntos de vista respecto al gasto guberna-
mental en equipo militar, el control de armas, la legalización de la mariguana, el derecho a
abortar y otros temas. Su hallazgo fue que las actitudes a las que los individuos se muestran
más apegados son las que se relacionan con temas que (1) afectan directamente sus inte-
reses personales; (2) tienen una profunda conexión con sus valores filosóficos, políticos y
religiosos, y (3) son importantes para sus amigos cercanos, su familia y sus endogrupos
sociales. Este último punto, de gran precedencia social, es importante. La investigación
muestra que cuando los individuos están rodeados por personas que comulgan con sus
ideas, sus actitudes son más fuertes y resistentes al cambio (Visser y Mirabile, 2004).
Son varios los factores que indican la fuerza de una actitud y su vínculo con el com-
portamiento. Uno de ellos es que la gente tiende a comportarse de manera consistente
con sus actitudes cuando está bien informada. Por ejemplo, se preguntó a un grupo
de estudiantes universitarios a cuál de los dos candidatos a una próxima elección de

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216 Capítulo 6 Actitudes

alcalde preferían. Quienes conocían los temas de campaña fueron, después, más propen-
sos a votar por su candidato favorito (Davidson et al., 1985). En otro estudio se preguntó
a otro grupo de estudiantes universitarios cuál era su punto de vista en torno a varios
temas ambientales, y más tarde se les pidió que emprendieran ciertas acciones, como
firmar peticiones, participar en un proyecto de reciclaje, etc. Una vez más, los estudian-
tes más informados fueron los que mostraron mayor consistencia entre sus actitudes
ambientalistas y su comportamiento (Kallgren y Wood, 1986).
La fuerza de una actitud está determinada no sólo por la cantidad de información
en que está basada, sino también por cómo fue adquirida dicha información. Las inves-
tigaciones muestran que las actitudes son más estables y más capaces de pronosticar
un comportamiento específico cuando son resultado de la experiencia personal, y no
cuando se basan en información indirecta o de segunda mano. Por ejemplo, en una serie
de experimentos, Russell Fazio y Mark Zana (1981) presentaron a dos grupos de partici-
pantes varios rompecabezas. Uno de los grupos trabajó directamente con ellos; el otro se
limitó a observar cómo trabajaban los demás. Luego se les pidió a todos los participan-
tes que calificaran su interés en los rompecabezas (actitud) y se les dio la oportunidad
de pasar un tiempo tratando de armarlos (comportamiento). El resultado fue que las
actitudes y los comportamientos fueron más consistentes entre los participantes que
trabajaron previamente con los rompecabezas.
Tercero, una actitud puede ser reforzada, irónicamente, cuando se le ataca mediante
un mensaje persuasivo. De acuerdo con Zakary Tormala y Richard Petty (2002), las per-
sonas se aferran a las actitudes con distintos grados de certidumbre y se vuelven más
confiadas en sus posiciones después de que logran evitar cambiarlas en respuesta a la
comunicación persuasiva. En un estudio los investigadores confrontaron a un grupo de
estudiantes universitarios con la poco popular propuesta de añadir una serie de exámenes
como requisito para graduarse. Todos ellos tuvieron oportunidad de leer un argumento
a favor de los exámenes, el cual debían calificar de convincente o no, después se les pidió
que redactaran argumentos en contra e indicaran cuál era su actitud respecto a dicha
política. El resultado: los estudiantes que siguieron mostrando su oposición, a pesar de
haber leído argumentos que calificaron de convincentes, afianzaron aún más su opinión.
Estudios adicionales han mostrado que este efecto depende de cuán satisfecha se
siente la gente en relación con su propia resistencia. Cuando las personas se muestran
reticentes a un mensaje persuasivo y creen que al hacerlo están ejerciendo resistencia
contra una coacción, se vuelven más apegados a sus actitudes y más propensos a asu-
mir una intención conductual consistente con ellas. Sin embargo, cuando los individuos
sienten que lograron resistirse al mensaje persuasivo “por muy poco”, o consideran que
sus argumentos en contra son débiles, su certidumbre respecto a su actitud inicial es
menor, por lo cual resultan más vulnerables a ataques subsecuentes (Tormala et al.,
2006). Incluso si la creencia de una persona en su propia respuesta meditada es inco-
rrecta, puede influir en la fuerza de la actitud en cuestión (Barden y Petty, 2008).
Un cuarto factor clave es que las actitudes fuertes son de más fácil acceso para la con-
ciencia, lo cual significa que emergerán de la mente del individuo más rápido y con mayor
facilidad (Fazio, 1990). Para retomar los ejemplos previos, los aficionados a las computado-
ras piensan con frecuencia en sus equipos de cómputo favoritos y los activistas políticos
suelen tener “a flor de piel” su fidelidad a un partido. El resultado es que muchas actitu-
des —no sólo aquellas por las que se tiene un fuerte apego— saltan a la mente tan pronto
como los individuos se sienten estimulados por la vista e incluso por la mención del objeto
actitudinal (Bargh et al., 1992). Cuando esto ocurre, la actitud es capaz de activar determi-
nado comportamiento de forma rápida y espontánea, o de llevar al individuo a pensar con
todo cuidado en cómo se siente y de qué manera responder (Fazio y Towles-Schwen, 1999).
Para resumir, la investigación acerca del vínculo que existe entre actitudes y com-
portamientos permite establecer una conclusión importante. Las evaluaciones que se
realizan de un objeto no siempre determinan las acciones, ya que deben tomarse en con-
sideración muchos otros factores. Sin embargo, cuando las actitudes son fuertes y tienen
relación específica con un comportamiento, los efectos son indiscutibles. En tales condi-
ciones, el voto se ve influido por las opiniones políticas, las compras de los consumidores
se ven afectadas por sus actitudes hacia los productos y la discriminación racial se basa
en sentimientos de prejuicio. Es evidente que las actitudes son importantes en la deter-
minación del comportamiento; ahora bien, la pregunta es: ¿cómo se pueden modificar?

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Persuasión por medio de la comunicación 217

Persuasión por medio de


la comunicación
Todos nos vemos involucrados rutinariamente en el proceso del cambio de actitudes.
Los publicistas inundan a los consumidores con todo tipo de campañas para vender
automóviles, refrescos embotellados, reproductores de MP3, zapatos deportivos y ser-
vicios de Internet. De igual manera los políticos hacen discursos, aparecen en anuncios
televisivos, hacen circular panfletos propagandísticos y besan a los niños en público
para conseguir votos. El cambio de actitudes es un objetivo constante, ya sea cuando
los padres intentan que sus hijos socialicen, los científicos propongan teorías, los gru-
pos religiosos traten de ganar adeptos, los analistas financieros recomienden comprar
acciones o los abogados defiendan un caso ante la corte. En ocasiones parece que el
esfuerzo vale la pena; en otras, es evidente que no. Hay veces en que los intentos son sua-
ves y sutiles, y otras en que resultan incómodos y patentes. En ocasiones son para el bien
público, y en otras sólo están guiados por intereses personales. El punto es que el cambio
de actitudes, proceso conocido como persuasión, no es inherentemente bueno ni malo.
Todos participamos en él de forma permanente.
Si usted quisiera modificar la actitud que tiene alguno de sus conocidos en torno a un
tema determinado, quizá trataría de hacerlo mediante una comunicación persuasiva. Los
intentos por llamar la atención de los demás en persona o mediante los medios masivos
de comunicación se basan en el uso de la palabra hablada, la palabra escrita y las imá-
genes que, como dicen, “valen más que mil palabras”. ¿Qué determina si estos intentos
logran su cometido o fracasan? Para comprender por qué ciertos enfoques comunicativos
son más efectivos que otros, los psicólogos sociales han tratado de desentrañar, desde
hace muchos años, cómo y por qué funciona la comunicación persuasiva. Para seguir sus

>
pasos debe, antes que nada, conocer de qué manera se desarrolla el proceso persuasivo.

Dos rutas de persuasión


Es una situación familiar en la política estadounidense: cada cuatro años, dos o más can-
didatos presidenciales lanzan extensas y costosas campañas presidenciales. De cierta
manera, una vez que se ha visto un proceso electoral se han visto todos. Tal vez los nom-
bres y las fechas cambien, pero una y otra vez los candidatos opositores se recriminan
entre sí por evadir los problemas centrales del país y por convertir la elección en un
concurso de popularidad.
Ciertas o no, estas acusaciones muestran que los políticos son muy conscientes de
que pueden ganar votos mediante dos métodos diferentes: explicando cómo maneja-
rían el país si resultaran electos o tratando de ser atractivos para la gente en otros tér-
minos. Curiosamente, estos “otros términos” bien pueden determinar quién gana una
elección. En The Political Brain (El cerebro político), Drew Westen (2007) presenta
una gran cantidad de evidencia de investigación que indica que en el mercado de la polí-
tica las emociones sobrepasan a la razón. Con base en una combinación de experimen-
tos de laboratorio y encuestas de opinión pública, otros psicólogos políticos concuerdan
(Brader, 2006; Neuman et al., 2007). También fuera de la esfera política, la influencia
puede ser rápida y automática. En Split-Second Persuasion (Flipnosis o el arte de la per-
suasión), Kevin Dutton (2010) describió cómo los monjes budistas, magos, anunciantes, persuasión Proceso mediante el cual
engañadores, negociadores de rehenes y otros “súper-persuasores” usan simplemente se modifican las actitudes.
empatía, un aire de confianza en sí mismos y otras tácticas que disipan la hostilidad para ruta central de persuasión Proceso
efectuar una persuasión instantánea. mediante el cual una persona reflexiona
Para explicar estos dos enfoques de la persuasión, Richard Petty y John Cacioppo con todo cuidado en torno a un
(1986) propusieron un modelo dual de la persuasión. Éste supone que las comunica- comunicado y se ve influida por la fuerza
ciones no siempre se procesan de la misma forma. Cuando las personas reflexionan de de sus argumentos.
manera crítica en el contenido de un mensaje, se dice que están tomando una ruta cen- ruta periférica de persuasión
tral de persuasión y están influidas por la fuerza y la calidad de los argumentos. Por Proceso mediante el cual una persona
otro lado, cuando no se evalúa de manera crítica el contenido del mensaje, pero hay una evita reflexionar y profundizar en la
concentración en otras señales, se dice que se toma una ruta periférica de persuasión. información que recibe y en lugar de ello
se ve influida por indicios superficiales.
Como se verá, la ruta que se elija dependerá de la disposición a escrutar la información

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218 Capítulo 6 Actitudes

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Joe Raedle/Getty Images

contenida en el mensaje mismo. A lo largo de los años este modelo ha


proporcionado un importante marco de referencia para comprender
los factores que dan lugar a la persuasión (Pette y Wegener, 1998).

La ruta central En el primer intento sistemático por analizar la


persuasión, Carl Hovland y sus colegas (1949, 1953) iniciaron el Yale
Communication and Attitude Change Program (Programa de Comu-
nicación y Cambio de Actitud de Yale). Su propuesta se basaba en que
para que un mensaje persuasivo pueda ejercer influencia, los desti-
natarios del mismo deben conocer su contenido y estar motivados a
Digital Focus/Alamy

aceptarlo. De acuerdo con esta perspectiva, las personas sólo pueden


ser persuadidas mediante un argumento al cual le presten atención,
que puedan comprender y retener en la memoria para usos posterio-
res. Independientemente de que el mensaje tome la forma de una con-
vocatoria personal, un editorial periodístico, un sermón dominical, un
anuncio en la televisión o por Internet, los requerimientos básicos son
los mismos.
Unos años después, William McGuire (1969) reiteró los pasos del
En la campaña presidencial de
Estados Unidos, los candidatos
proceso de información necesarios para que se dé la persuasión, y tal como lo hizo el
tratan de ganar votos abordando grupo de Yale que lo precedió, hizo una distinción entre el conocimiento, o recepción,
los problemas, como lo hacen en de un mensaje, un primer paso necesario, y su aceptación posterior. De hecho, McGuire
debates y discursos pronunciados (1968) apeló a esta distinción para explicar el sorprendente hallazgo de que la autoes-
desde un podio (la ruta central) o
mediante banderines, globos, música tima y la inteligencia de los destinatarios del mensaje no tienen relación alguna con la
y otras farsas (la ruta periférica). persuasión. Según el análisis de McGuire, estas características tienen efectos opuestos
en la recepción y la aceptación. Las personas inteligentes o con autoestima alta son más
capaces de comprender el mensaje, pero menos proclives a aceptarlo y permitir que
promueva un cambio de actitud. Por su parte, los individuos menos inteligentes o con
autoestima baja se muestran más dispuestos a aceptar el mensaje, pero quizá tengan
problema para comprender su contenido. En consecuencia, en términos generales nin-
guno de estos grupos es más vulnerable a la persuasión que el otro, predicción que ha
sido respaldada por buena cantidad de investigaciones (Rhodes y Wood, 1992).
Por su parte, Anthony Greenwald (1968) y otros afirmaron que la persuasión exige
un tercer paso intermedio: la elaboración. Para ilustrar esta idea, imagine que le han
ofrecido un empleo y su probable futuro jefe lo invita a comer para tratar de conven-
cerlo. Usted escucha con atención, comprende los términos de la oferta y es consciente
de lo que significan. Pero suponiendo que esta entrevista es muy importante para su
futuro, de seguro su mente se llena de preguntas mientras pondera las ventajas y des-
ventajas, y considera las implicaciones: ¿habrá que hacer algún sacrificio por abandonar
su empleo actual? ¿El nuevo empleo le ofrece posibilidades de seguir superándose? ¿No
estará mejor si conservara el trabajo que ha venido desempeñando? Cuando alguien se
elaboración Proceso de ve confrontado con mensajes significativos desde la perspectiva personal no se limita a
pensamiento basado en el escrutinio
abrir bien los oídos para recopilar información, realmente reflexiona acerca de ésta. En
de los argumentos incluidos en una
consecuencia, el mensaje será efectivo en la medida que lo lleve a enfocarse en pensa-
comunicación persuasiva.
mientos favorables y no de otro tipo.

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Persuasión por medio de la comunicación 219

Todas estas teorías sobre el cambio de actitud comparten el supuesto de que los des-
tinatarios de los mensajes persuasivos son atentos, activos, críticos y reflexivos respecto
a cada una de las palabras que los conforman. Tal suposición es correcta… casi siempre.
Cuando lo es, y cuando las personas consideran con cuidado el mensaje, su reacción
dependerá de la fuerza del contenido. Si ese es el caso, el mensaje tendrá más impacto si
es fácil de comprender y de recordar y si estimula una elaboración favorable. En última
instancia, puede decirse que los argumentos sólidos son persuasivos, mientras que los
argumentos débiles no lo son.
En la ruta central de persuasión, el proceso es eminentemente racional. Sin embargo,
es importante señalar que pensar con todo cuidado las implicaciones de un mensaje per-
suasivo no garantiza que dicho proceso sea objetivo, ni que promueva necesariamente
la verdad. En ciertos casos la gente prefiere apegarse a una actitud en particular, con
lo cual su procesamiento de información se ve sesgado (Petty y Wegener, 1998). Entre
estudiantes universitarios con opiniones políticas conservadoras o liberales, la tenden-
cia a mostrarse favorables hacia las estrategias en pro del bienestar social se vio influida
con más rapidez, fuerza y persistencia por los comentarios sobre el apoyo que brinda-
ban a éstas los demócratas o los republicanos, que por los méritos lógicos de la política
misma (Cohen, 2003; Smith et al., 2012). De manera similar, cuando se les propuso elevar
el costo de las colegiaturas con el objetivo de financiar mejoras en el campus universita-
rio, un grupo de estudiantes se mostró menos proclive a dejarse persuadir cuando se les
mencionó que el incremento entraría en vigor el año siguiente, a pesar de que se verían
beneficiados en el corto plazo, que si entrara en vigor hasta dentro de ocho años (Darke
y Chaiken, 2005). Para complicar aún más las cosas, las personas que quieren apegarse a
actitudes consideradas correctas podrían temer verse muy predispuestas o influidas por
factores no relevantes, y al tratar de corregir el sesgo obtenido, en ocasiones, se tiene un
resultado irónico: la corrección en exceso. Por ejemplo, en un estudio, a un grupo de per-
sonas a quienes se les advirtió de antemano que la gente es propensa a estar de acuerdo
con un orador de su agrado, más tarde mostró un cambio notorio de actitud en respuesta
a un orador evidentemente desagradable (Petty et al., 1998).

La ruta periférica “La capacidad receptiva de las masas es limitada y su compren-


sión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar”. El autor de esta aseveración fue
Adolfo Hitler (1933, p. 77). Convencido de que los seres humanos son incompetentes pro-
cesadores de información, Hitler confiaba mucho en el uso de lemas, uniformes, bandas
militares, banderas y demás símbolos en su propaganda. Para él, las “concentraciones
populares no sólo constituían buenas ocasiones para pronunciar discursos, eran pro-
ducciones teatrales planeadas con cuidado, en las que la escenografía, la iluminación,
la música de fondo y el turno de aparición estaban diseñados para maximizar el fervor
emotivo de un público” (Qualter, 1962, p. 112).
¿Estrategias como ésta funcionan? ¿Es posible manipular a las masas con tanta
habilidad para lograr persuadirlas? De acuerdo con la historia, así es. El público no siem-
pre se muestra pensante. A veces la gente no sigue la ruta central de persuasión, sino que
opta por tomar atajos por la ruta periférica. En lugar de tratar de comprender un men-
saje y reflexionar en sus implicaciones, las personas responden con un esfuerzo limitado,
dejándose guiar por indicios superficiales, periféricos.
En la ruta periférica de persuasión, muchas veces los individuos evalúan una comu-
nicación mediante un método heurístico simplista basado en reglas empíricas (Chaiken,
1987; Chen y Chaiken, 1999). Si el encargado de emitir una comunicación cuenta con
buena reputación, se expresa con fluidez o escribe bien, se tiende a suponer que su men-
saje es correcto. Y si un orador tiene reputación de ser honesto, la gente piensa menos
críticamente respecto al contenido específico de sus palabras (Priester y Petty, 1995).
De igual manera, se supone que un mensaje es correcto si contiene una larga letanía de
argumentos o datos estadísticos o presenta una gran lista de nombres de especialistas
que respalden su contenido; también se considera que es correcto si el tema que aborda
es familiar para el oyente, si despierta una reacción favorable del público o si quien lo
expresa parece atentar contra sus propios intereses. En algunos casos, si las personas
saben que un argumento cuenta con el respaldo de una mayoría es suficiente para que
cambien sus actitudes (Giner-Sorolla y Chaiken, 1997).

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220 Capítulo 6 Actitudes

En la irreflexiva ruta periférica, la gente se ve influida también por una gran canti-
dad de factores actitudinales irrelevantes, como las señales de sus propios movimientos
corporales. Cada vez más los psicólogos sociales están llegando a apreciar el grado en
que se manifiesta el pensamiento humano, que la forma en que la gente piensa y siente
acerca de las cosas está influida por la posición física, la orientación y los movimientos
de sus cuerpos (Lakeoff y Johnson, 1999; Niedenthal et al., 2005). Numerosos estudios
ilustran los efectos de la corporización de la actitud. En un estudio, los participantes fue-
ron coaccionados a mover la cabeza de arriba abajo (como diciendo sí) o a moverla de un
lado al otro (como diciendo no) cuando escuchaban un editorial en unos audífonos, pre-
sumiblemente para probar si éstos podrían soportar la actividad física. Quienes fueron
coaccionados a asentir se mostraron después más de acuerdo con los argumentos del
editorial que quienes fueron exhortados a negar con la cabeza (Wells y Petty, 1980). En
otros estudios, los participantes vieron y calificaron algunos símbolos gráficos o ciertos
estímulos sonoros que simulaban palabras (sugato, primote), mientras se apoyaban en
una barra de ejercicios para estirar los brazos (haciendo un ademán parecido a cuando
se quiere alejar algo) o flexionarlos (lo cual parece un gesto para atraer algo hacia uno).
Más tarde los estímulos visuales y sonoros fueron juzgados, resultando más placente-
ros cuando se asociaban con la flexión de los brazos que con la acción de estiramiento
(Cacioppo et al., 1993; Priester et al., 1996). Incluso las actitudes hacia los productos de
consumo pueden estar influidas por sensaciones corporales. Por ejemplo, en un estudio,
los participantes evaluaron la aparición de vasos, flores y otros productos colocados a
una distancia como más atractivos cuando estaban en una alfombra suave y cómoda que
sobre una teja dura del piso (Meyers-Levy et al., 2010).

Selección de la ruta Gracias a la distinción entre las rutas central y periférica pro-
puesta por Petty y Cacioppo (1986), es fácil entender por qué el proceso de persuasión
parece a veces tan lógico y a veces tan ilógico: por qué los electores podrían seleccionar
a sus candidatos de acuerdo con ciertos temas o imágenes; por qué los jurados podrían
basar sus veredictos en evidencias o en la mera apariencia del acusado, y por qué los con-
sumidores podrían basar sus compras en informes de mercadotecnia o en la imagen de
los productos. El proceso que se realice dependerá de si los destinatarios de un mensaje
persuasivo tienen la capacidad y la motivación para tomar la ruta central o si, en lugar de
ello, prefieren confiar en indicios periféricos.
Para comprender las condiciones que contribuyen a que la gente tome una u
otra de estas rutas, es útil concebir las comunicaciones persuasivas como el resultado

l FIGURA 6.5
Las dos rutas a la persuasión
Con base en las características de la fuente, el mensaje y el público, los destinatarios de un comunicado pueden elegir si tomarán la ruta
central o la ruta periférica de persuasión. En la ruta central las personas se ven influidas por evidencias y argumentos de peso. En la periférica,
la persuasión se fundamenta más en demostraciones empíricas u otros indicios superficiales. Este modelo de dos procesos contribuye a
explicar por qué en ocasiones la persuasión parece tan lógica, y en otras absolutamente ilógica.
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Estrategia de procesamiento
Processing Strategy

Gran
High ability Ruta central
Central route
Insumos
Input capacidad y Producto
Output
and motivation
alta motivación
Mensaje
Source
fuente
Público
Audience Persuasion
Persuasión
Message
Baja capacidad Ruta
Low ability Peripheral
y baja periférica
or motivation route
motivación

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Persuasión por medio de la comunicación 221

de tres factores: una fuente (quien emite el mensaje), un mensaje (lo que se dice y en qué
contexto) y un público (al que se dirige el mensaje). Cada uno de estos factores deter-
mina el enfoque de cada destinatario hacia una comunicación persuasiva. Si la fuente se
expresa con claridad, si el mensaje es importante, si existe un público brillante, cautivo
e involucrado, con el interés y el tiempo suficientes para absorber la información, los
miembros de la audiencia se mostrarán dispuestos y serán capaces de aventurarse por la
ruta central. Pero si la fuente habla demasiado rápido para comprenderla, si el mensaje En reacción a las comunicaciones
es trivial o muy complejo para procesarlo, o si el público está distraído, presionado por persuasivas, la gente se ve
el tiempo o si se muestra apático, será más factible que tome la ruta periférica, siempre más influida por imágenes
más fácil de transitar.. superficiales que por argumentos
lógicos.
En la l figura 6.5 se presenta el diagrama de flujo de la comunicación persuasiva. En
las siguientes tres secciones se seguirá este mapa, desde los factores que la constituyen FALSO.

( fuente, mensaje y público) hasta las rutas de procesamiento central o periférico, para
llegar al destino final: la persuasión

> La fuente
El golfista Tiger Woods es una leyenda viviente y, por supuesto, uno de los deportistas más
talentosos de este tiempo. Hasta fechas recientes se le pagaban más millones de dólares
por año que a nadie por apoyar a Nike, American Express y a otros productos. Woods fue
considerado un portavoz altamente eficiente, hasta que su matrimonio y su prestigio que-
daron destrozados en 2009 por varias aventuras amorosas extramaritales. Él ha tenido
problemas con su juego desde ese tiempo y ya no es el mejor golfista del mundo ni el por-
tavoz más buscado. ¿Qué le dice el caso de Tiger
Woods acerca de los efectos de la fuente en la
persuasión? Más específicamente, ¿qué hace
que algunos comunicadores en general sean
más eficientes que otros? Como se verá, existen
dos atributos clave: credibilidad y simpatía.

Credibilidad Imagine que está haciendo fila

AP Photo/The Omaha World-Herald, Jeff Beiermann


en la caja del supermercado; de pronto, con el
rabillo del ojo detecta el enorme encabezado
de un periódico que dice: “¡Científicos descu-
bren cura contra el SIDA!”. Mientras sus ojos
buscan más información, usted se da cuenta de
que está leyendo uno de esos periódicos sensa-
cionalistas que presentan seres extraterrestres.
¿Qué pensaría? Ahora imagine que está leyendo
publicaciones científicas en una biblioteca y se
encuentra con un artículo similar, pero esta vez
aparece en el New England Journal of Medicine.
¿Qué pensaría en ese caso? Warren Buffet nació en 1930 en
Es probable que reaccione con más entusiasmo ante la noticia publicada en la Omaha, Nebraska, y es considerado
revista médica que a la del periódico sensacionalista, aun cuando ambas fuentes ofrecen el inversionista más exitoso de este
tiempo. También está entre los hombres
información sobre el mismo tema. En un estudio realizado durante la era de la Gue- más ricos del mundo. Apodado “El
rra Fría, en la década de 1950 los participantes estadounidenses leyeron un discurso en Oráculo de Omaha”, Buffet es un
apoyo al desarrollo de submarinos nucleares. El discurso despertó más consenso cuando experto en asuntos de inversiones. Su
desempeño en el mercado de valores
su autoría se atribuyó a un ilustre físico estadounidense que cuando se informó que la atrajo la atención de otros inversionistas
fuente era Pravda, el periódico oficial del gobierno soviético (Hovland y Weiss, 1951). Asi- e influyó en ellos.
mismo, cuando los participantes leyeron un discurso en favor de un trato más clemente
hacia los delincuentes juveniles, fueron más propensos a modificar sus actitudes cuando
se les hizo creer que el autor era un juez, que cuando se les informó que era un vendedor
de drogas declarado culpable (Kelman y Hovland, 1953). Hoy, después de más de 50 años de
investigación, resulta evidente que las fuentes con credibilidad alta suelen ser más per-
suasivas que aquellas con un nivel de confianza bajo (Pornpitakpan, 2004).

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222 Capítulo 6 Actitudes

¿Por qué algunas fuentes son más creíbles que otras? ¿Por qué la revista médica, el
físico y el juez fueron más dignos de crédito que el periódico sensacionalista, el periódico
controlado por el gobierno y el vendedor de drogas? Para que una comunicación inspire
confianza es necesario que cumpla con dos características: competencia y fiabilidad. La
competencia se refiere a la capacidad de quien emite el mensaje. La gente que tiene cono-
cimientos, es inteligente y tiene facilidad de palabra o cuenta con credenciales suficien-
tes resulta persuasiva en virtud de su destreza (Hass, 1981). Los expertos pueden tener
un efecto apabullante en las personas. Se supone que saben de lo que están hablando, de
modo que cuando hablan los escuchan. Y cuando adoptan una posición, aun cuando sea
extrema, con frecuencia los oyentes ceden. Investigaciones recientes han demostrado
que la gente presta atención con más cuidado a los expertos que a los que no lo son, y
examina sus argumentos con más cuidado (Tobin y Raymundo, 2009). Esta tendencia es
especialmente verdadera cuando los expertos expresan una posición a la que el público
se opone y no les gusta (Clark et al., 2012).
Por varias razones cada individuo se ve confrontado por un buen número de exper-
tos cuyas opiniones no le importan. La razón es que la pericia por sí sola no es suficiente.
Para tener credibilidad, las fuentes deben también ser fiables; es decir, deben percibirse
como capaces de reportar en forma verosímil y sin compromiso lo que saben. ¿Qué
determina la fiabilidad de un comunicador? En alguna medida, los juicios a este res-
pecto se basan en estereotipos. Por ejemplo, en 2011 la organización Gallup pidió a mil
estadounidenses que calificaran el grado de honestidad de los profesionales en varias
categorías ocupacionales. Como se muestra en la tabla 6.1, las enfermeras encabezaron
la lista como el grupo más confiable, y los vendedores de automóviles, los miembros del
Congreso y los que se dedican a hacer cabildeos resultaron los menos confiables.
Al juzgar la credibilidad de una fuente, el sentido común proporciona una regla de
precaución bastante sencilla: hay que tener cuidado de quienes podrían obtener algo a
cambio de su persuasión. Si un orador recibe un pago por emitir su punto de vista, tiene
intereses personales en el tema o si sólo está comunicando algo que escuchó, se puede
sospechar de cierto grado de sesgo. Esta regla arroja luz sobre el dilema clásico de la publi-
cidad respecto al valor que tienen las figuras públicas como voceros:
entre más productos respalda un personaje célebre, menos digno de
TABLA 6.1 confianza parece ser ante los ojos de los consumidores (Tripp et al.,
¿En quién confía usted? 1994). Esta misma regla de precaución puede usarse para evaluar a
A fines de 2011, una encuesta encargada por Gallup fue los testigos en las cortes judiciales. En cierto estudio, los participan-
conducida para determinar el nivel de honestidad atribuido tes actuaron como jurados en un juicio falso: un hombre afirmaba
a personas de varios grupos ocupacionales. A continuación que al verse expuesto a un producto químico en su trabajo, había
se indican los porcentajes de encuestados que calificaron a desarrollado cáncer. El testigo que respaldaba tal aseveración era un
cada grupo como “alto” o “muy alto” en honestidad. bioquímico al que se le habían pagado $4800 o $75 por ofrecer su tes-
timonio. Podría pensarse que los jurados se mostrarían más impre-
Ocupación ¿Honesto? sionados por el científico al que se le pagó más; sin embargo, entre
Enfermeras 84% más dinero había devengado por su testimonio, el experto fue per-
Farmacéuticos 73% cibido como “comprado” y, por lo tanto, su punto de vista resultaba
Médicos 70%
menos creíble y persuasivo (Cooper y Neuhaus, 2000).
La regla del interés personal tiene otras implicaciones interesan-
Profesores de preparatoria 62%
tes. Una de ellas es que la gente resulta impresionada por quienes res-
Sacerdotes 52% paldan puntos de vista impopulares o defienden una postura que vaya
Oficiales de policía 54% contra sus propios intereses. Cuando los participantes en una inves-
Contadores 43% tigación leyeron un discurso político en el que se acusaba a una gran
Periodistas 26% corporación de contaminar un río de la comunidad, quienes pensa-
Banqueros 25%
ron que el autor de aquel texto era un candidato en favor de la natura-
leza, incondicional de un acérrimo grupo ambientalista, percibieron
Corredores de bienes raíces 20%
cierto sesgo en sus palabras; por su parte, a quienes se les hizo creer
Abogados 19% que el autor era un candidato favorable a la actividad empresarial,
Ejecutivos de negocios 18% cuya intención era dirigirse a los partidarios de su compañía, supu-
Corredores de bolsa 12% sieron que era sincero (Eagly et al., 1978). La confiabilidad también es
Miembros del Congreso 7% característica de los comunicadores que no tienen la intención evi-
Vendedores de automóviles 7%
dente de modificar los puntos de vista de los demás. De esta manera,
la gente es más influenciable cuando cree que se ha enterado por
© Cengage Learning
casualidad del contenido de una comunicación, que cuando recibe

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Persuasión por medio de la comunicación 223

un anuncio comercial evidentemente preparado para ganar su adhesión (Walster y Fes-


tinger, 1962). Ésta es la razón por la que los publicistas usan en ocasiones el truco del
“comunicador de boca en boca”, en el cual la fuente le comunica a algún conocido que ha
empleado un producto que realmente funciona. Esta táctica de “dejar caer” la informa-
ción en medio de una conversación casual provoca que los espectadores consideren que
lo que un amigo le dice a otro es digno de confianza. La regla de interés propio también
tiene gran relevancia en la ley, es la razón por la cual es mucho más probable que las
personas crean en las confesiones de culpabilidad del sospechoso de un crimen que en
sus negaciones (Levine et al., 2010).

Simpatía Más que cualquier otro factor, el poder de una celebridad como Tiger Woods
reside en su dominio atlético, su popularidad, su encanto juvenil y su agradable sonrisa.
Antes de las revelaciones que destruyeron su matrimonio y estropearon su juego, era
una persona simpática. Pero, ¿dicha cualidad mejora su impacto como comunicador? Sí.
Como Dale Carnegie (1936) sugirió en su libro clásico How to Win Friends and Influence
People (¿Cómo ganar amigos e influir en las personas?), tener simpatía y ser persuasivo
son características que van de la mano. La pregunta es, ¿qué hace que un comunicador
resulte simpático, agradable? Como verá en el capítulo 9, dos factores que promueven la
atención son la afinidad y el atractivo físico.
Un estudio realizado por Diane Mackie y otros (1990) ilustra el poder persuasivo de
la afinidad. Un grupo de estudiantes inscritos en la Universidad de California, en Santa
Bárbara, leyeron un discurso con argumentos fuertes o débiles en contra del uso de exá-
menes de admisión. A la mitad de los participantes se les hizo creer que el texto había
sido escrito por uno de sus compañeros; el resto pensaba que el autor era un estudiante
de la Universidad de New Hampshire. Muy pocos participantes quedaron convencidos
en el caso del discurso que presentaba argumentos débiles. En contraste, muchos de los
que leyeron el discurso con argumentos sólidos modificaron su actitud en torno al tema,
pero sólo cuando creían que el autor era un compañero de su misma universidad.
Si bien la afinidad de la fuente puede dar lugar a la persuasión, la falta de afinidad
es capaz de disparar el efecto opuesto, es decir, la inhibición. En un estudio sobre los
gustos musicales de la gente, Clayton Hilmert y otros (2006) les presentaron a los parti-
cipantes a un cómplice que parecía tener gusto por el mismo tipo de música que ellos, o
por música totalmente distinta, como rock, pop, country o clásica. Otros no entraron en
contacto con el cómplice. Más tarde, cuando se les pidió que calificaran una melodía
en particular, los participantes se vieron influidos de manera positiva por la opinión del
cómplice, similar a la suya, y de forma negativa por la opinión divergente del mismo.
Aunque, de hecho, el efecto es más poderoso cuando los puntos de afinidad parecen
relevantes para la actitud en cuestión (Berscheid, 1966), los participantes en este estu-
dio también fueron más o menos propensos a dejarse persuadir por el cómplice cuyas
similitudes o diferencias carecían de relación alguna con la música; por ejemplo, cuando
el cómplice tenía intereses similares o diferentes en cuestión de moda, política global,
museos, alimentos o navegación en Internet.
© Stephen Houchen/
NewSport/Corbis

Cuando acababa de salir de la


preparatoria, la estrella del básquetbol
LeBron James (izquierda) firmó un
contrato multimillonario con Nike. La
corredora de NASCAR, Danica Patrick,
la única mujer que alguna vez ha ganado
en la serie IndyCar, tiene lucrativos
contratos con GoDaddy.com., Coca-
Pedro Portal/MCT/Landov

Cola, Chevrolet y otras compañías. ¿Las


celebridades pueden vender productos?
Aprovechando las ventajas de la ruta
periférica de persuasión, la industria de
la publicidad parece pensar que así es.

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224 Capítulo 6 Actitudes

El efecto de la afinidad de fuente en términos de persuasión tiene implicaciones


obvias para quienes desean ejercer influencia. Todos tienen similitudes con los demás
en determinadas áreas. Quizá concuerden en temas políticos, tal vez tengan un amigo en
común o gustos similares en materia de comida, o quizá disfruten pasar el verano en las
mismas playas. Si es consciente de los beneficios sociales que conlleva la afinidad y de los
costos sociales que implica la divergencia, el comunicador inteligente podrá emplear
los nexos comunes para mejorar su impacto sobre un público.
Las prácticas publicitarias dan por sentado que la belleza también es persuasiva.
Después de todo, los anuncios espectaculares, la publicidad en revistas y los comerciales
televisivos suelen presentar “supermodelos” jóvenes y glamurosas, delgadas y espigadas,
o varones musculosos que tienen cuerpos firmes, con complexión y sonrisa radiantes. Por
supuesto, es de suponer que tales modelos son capaces de hacer que volteen a verlos pero,
¿también pueden modificar la forma de pensar de las personas? En un estudio diseñado
para averiguar lo anterior, Shelly Chaiken (1979) hizo que algunos estudiantes universi-
tarios, entre los que había hombres y mujeres por igual, se acercaran a otras personas en
el campus. Su misión era presentarse como miembros de una organización interesada
en que la universidad dejara de ofrecer alimentos a la hora del desayuno y el almuerzo.
En cada caso los estudiantes ofrecían razones sobre la iniciativa, y luego pedían a la gente
contactada que firmara una solicitud. El resultado: los comunicadores con atractivo físico
lograron que 41% de sus contactos firmara la solicitud, mientras los que eran menos
atractivos sólo consiguieron persuadir a 32%. Investigaciones adicionales han mostrado
que los vendedores atractivos (hombres y mujeres) despiertan más actitudes positivas y
mayor intención de compra en sus clientes potenciales (Reinhard et al., 2006).

Cuando lo que decimos es más importante que quiénes


somos En este momento parece que la fuente de una comunicación
persuasiva es más importante que la comunicación misma. ¿Es así? Cier-
tamente hay suficientes ejemplos de la vida real, como cuando los libros
suben vertiginosamente a lo más alto de la lista de mejores ventas porque
Oprah Winfrey los recomendó. Durante mucho tiempo la industria de la
publicidad ha debatido el valor del respaldo de alto precio de las celebri-
dades. David Ogilvy (1985), a quien muchos llaman “el rey de la publici-
dad”, solía decir que las celebridades no son efectivas para recomendar
un producto, debido a que el público sabe bien que se les paga por hacerlo.
El escepticismo en este terreno no es exclusivo de Ogilvy, a pesar de ello
muchos publicistas hacen esfuerzos desesperados por contratar a cual-
quier precio los servicios de figuras del espectáculo y los deportes. Desde
Tiger Woods hasta Derek Jeter, Tina Fey, LeBron James, Peyton Manning,
Taylor Swift, Scarlett Johansson, Jerry Seinfeld, Bono, Danica Patrick y
Beyonce, los comerciales televisivos acostumbran presentar un desfile
Imagen cortesía de The Advertising Archives

de estrellas. Entre más grande sea la popularidad del astro en cuestión,


dicen, más valioso es su respaldo a determinado producto o servicio.
En comparación con el contenido del mensaje, ¿en realidad la
fuente hace la gran diferencia por la cual pagan los anunciantes? ¿El
público está tan impresionado por los expertos, tan enamorado de la
presencia física y tan atraído hacia los rostros encantadores como para
aceptar cualquier cosa que digan? ¿Acaso se desdeña en tal medida a las
personas ordinarias o poco atractivas, que sus mensajes llegan a oídos
sordos? De acuerdo con lo que ya sabe sobre las rutas central y periférica
de persuasión, la respuesta a estos cuestionamientos es ”todo depende”.
Los publicistas están tan
En primer lugar, el nivel de involucramiento del destinatario des-
convencidos de que la belleza empeña un papel muy importante. Cuando un mensaje tiene relevancia personal
vende productos, que pagan para su vida, tiende a prestarle más atención a la fuente y a aquilatar críticamente el
millones de dólares para que mensaje, los argumentos y las implicaciones. Sin embargo, en caso que el mensaje no
supermodelos aparezcan en
sus anuncios. Aquí vemos a la tenga relevancia personal, es probable que dé por sentado lo que diga la fuente, sin
supermodelo Kate Moss que dedicar mayor tiempo a escudriñar la información. En un estudio clásico, Richard
aparece en un anuncio de la casa Petty y otros (1981) hicieron que un grupo de estudiantes escuchara la propuesta
italiana de modas Versace.
de cierto orador en el sentido de que todos los alumnos de último año tendrían que

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Persuasión por medio de la comunicación 225

presentar exámenes de conocimiento para poder graduarse.


Tres aspectos de la comunicación tuvieron variantes para l FIGURA 6.6
igual número de audiencias. La primera consistió en hacer- La fuente frente al mensaje: el papel del involucramiento de la audiencia
les creer a los participantes que el orador era un profesor de Un grupo de personas con nivel bajo o alto de involucramiento personal
pedagogía de la Universidad de Princeton o un estudiante escuchó un mensaje fuerte o débil de parte de un experto o de
de bachillerato. La segunda fue que los estudiantes escucha- alguien que no lo era. En el caso de los participantes con nivel alto de
involucramiento (izquierda), la persuasión se basó en la fortaleza de los
ran argumentos bien estructurados y evidencias irrefutables, argumentos, no en la pericia de la fuente. En cuanto a los participantes
o un mensaje débil, basado sólo en anécdotas y opiniones con nivel bajo de involucramiento (derecha), la persuasión se basó más
personales. En la tercera se les dijo a los participantes que en la fuente que en los argumentos. Las características de la fuente
los exámenes propuestos entrarían en vigor el año siguiente tuvieron mayor impacto en quienes carecían del interés suficiente para
tomar la ruta central.
(¡oh, oh, eso quiere decir que deberé presentarlos!), o que eso Reimpreso con permiso de Richard E. Petty
ocurriría dentro de 10 años (¡a quién le importa! Para enton-
ces ya me habré ido).
.6
Como se predijo, el involucramiento personal determinó Favorable
el impacto relativo de la fuente experta y de la calidad del dis-
.4
curso. Entre los participantes que creyeron estar exentos de

Actitud después de la
cualquier efecto derivado del cambio propuesto, las actitudes Argumento sólido

comunicación
estuvieron basadas, en gran medida, en la credibilidad del .2
orador: el profesor resultó persuasivo; el estudiante de bachi-
llerato, no. Entre los que pensaron que el cambio propuesto 0
les afectaría de manera directa, las actitudes se basaron en la
calidad del mensaje expuesto: los argumentos sólidos fueron -.2
persuasivos, mientras que los argumentos que carecían de
Argumento débil
fundamento no lograron persuadir. Como se muestra en la l -.4
figura 6.6, la gente con niveles bajos de involucramiento con- No favorable
fía más en la fuente que en el mensaje, lo cual es consistente
con la ruta periférica de persuasión. Pero si existe un nivel Alto Bajo
alto de involucramiento, el factor mensaje adquiere mayor Involucramiento
importancia que la fuente y esto implica que se ha tomado la
ruta central. Asimismo, las investigaciones han demostrado .6
Favorable
que la inclinación hacia el comunicador por su simpatía y
atractivo se reduce cuando los destinatarios toman la ruta .4
central (Chaiken, 1980).
Actitud después de la

Fuente experta
Los efectos de la fuente tienen una segunda limitante.
comunicación

.2
Suele decirse que el tiempo cura todas las heridas. Bien,
pues es posible que también alivie los efectos de una mala
0
reputación. Hovland y Weiss (1951) variaron la credibilidad
del comunicador (por ejemplo, el físico contra el periódico
-.2
controlado por los soviets) y encontraron que el cambio tuvo Fuente inexperta
gran efecto inmediato en su capacidad de persuasión. Sin
embargo, cuando reevaluaron las actitudes cuatro semanas -.4
después, el efecto se desvaneció. Con el paso del tiempo, el No favorable
cambio de actitud producido por la fuente de credibilidad
alta fue disminuyendo y el producido por la fuente de credi- Alto Bajo
bilidad baja aumentó. A este último hallazgo de un impacto Involucramiento
persuasivo retrasado de un comunicador con nivel bajo de
credibilidad se le denomina efecto durmiente.
Para explicar este resultado imprevisto, el grupo de investigación de Hovland pro-
puso la hipótesis de disminución de la señal. De acuerdo con dicha hipótesis, la gente
descarta de inmediato los argumentos presentados por comunicadores no creíbles,
pero con el paso del tiempo disocian lo que se dijo de quién lo dijo. En otras palabras,
se tiende a recordar el mensaje, pero se olvida la fuente (Pratkanis et al., 1988). Con el
propósito de analizar el papel de la memoria en este proceso, Kelman y Hovland (1953) efecto durmiente Incremento
recordaron a un grupo de participantes la identidad de la fuente antes de reevaluar retardado en el impacto persuasivo de
sus actitudes. Si el efecto durmiente fue ocasionado por el olvido, razonaron, sería una fuente no creíble.

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226 Capítulo 6 Actitudes

l FIGURA 6.7
El efecto durmiente
En el experimento 1, los participantes cambiaron sus actitudes inmediatas en mayor medida en respuesta a un mensaje proporcionado por
una fuente de alta credibilidad que por una de baja credibilidad. Cuando las actitudes fueron reevaluadas tres meses después, la fuente
de credibilidad alta perdió impacto y la de credibilidad baja lo ganó; éste es el efecto durmiente. En el experimento 2, el efecto durmiente
desapareció cuando se les recordó a los participantes cuál era la fuente.
Kelman & Hovland, 1953. © Cengage Learning

Experiment
Experimento1: 1: Experiment 2: 2:
Experimento
Now
ahoraYou See It
lo ve Now You
ahora no Don't
lo ve
actitud

actitud
change

change
Attitudede

Attitudede
Cambio

Cambio

Inmediato
Immediate 3 3semanas
weeks Inmediato
Immediate 3 3semanas
weeks
Intervalo de tiempo
Time Interval Intervalo de tiempo
Time Interval
Fuente con alta credibilidad
High-credibility source Fuente con baja credibilidad
Low-credibility source

eliminado al restablecer el vínculo entre la fuente y el mensaje. Como se muestra en


la l figura 6.7, tenían razón. Cuando las actitudes se volvieron a evaluar tres sema-
nas después, los participantes a los que no se les recordó la fuente mostraron el efecto
durmiente usual. Sin embargo, los que recibieron el recordatorio no exhibieron dicho
efecto. En su caso, los efectos de la credibilidad alta o baja fueron perdurables. Estudios
recientes efectuados por psicólogos de la cognición han confirmado que con el tiempo la
gente “olvida” la conexión entre la información y su fuente (Underwood y Pezdek, 1998).
El efecto durmiente despertó mucha controversia. Nunca hubo duda de que los comu-
nicadores con credibilidad pierden parte de su impacto con el paso del tiempo, pero los
investigadores tuvieron que esforzarse para encontrar evidencia que avalara la idea de que
la persuasión por fuentes no creíbles puede darse con retraso. Exasperados por los conti-
nuos fracasos para obtener este resultado, Paulette Gillig y Anthony Greenwald (1974) se
preguntaron: “¿Es momento de dejar en paz el efecto durmiente?”. Según descubrieron, la
respuesta era negativa. Investigaciones más recientes demostraron que el efecto durmiente
“La verdad es siempre el argu- es un hecho, siempre y cuando los participantes ignoren quién es la fuente hasta después
mento más sólido.” de haber recibido el mensaje original (Greenwald et al., 1986; Kumkale y Albarracín, 2004).
Sófocles Para apreciar la importancia del tiempo transcurrido, imagine que está navegando
en Internet y encuentra lo que parece ser la crítica de un nuevo CD de música. Sin
embargo, antes de comenzar a leer se da cuenta, por ciertos detalles, que en realidad no
se trata de una crítica, sino de un anuncio publicitario. Consciente de que no siempre es
posible confiar en lo que se lee, usted decide ignorar el anuncio. Ahora imagine la misma
situación, excepto que esta vez usted lee el anuncio completo antes de percatarse de
qué se trata. Una vez más, termina por descartarlo. Pero observe la diferencia. En esta
ocasión leyó el anuncio con una actitud abierta; quizá luego lo rechazó, pero después
de algunas semanas la información que quedó sumergida en su inconsciente terminará
por influir en su evaluación de la música. Esta experiencia ilustra el efecto durmiente.

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Persuasión por medio de la comunicación 227

> El mensaje
En la ruta periférica de persuasión, el público se ve influido fuertemente, quizá demasiado,
por varias características de la fuente. Pero cuando a la gente le preocupa cierto tema, la
solidez de un mensaje determina su impacto. Por lo que respecta a la ruta central de per-
suasión, lo que más importa es si la teoría de un científico está respaldada por datos o si
una empresa ha comprobado la calidad de sus productos. Sin embargo, tenga en mente
que el público objetivo de una comunicación persuasiva entra en contacto con el mensaje
sólo a través del medio de comunicación: lo que una persona tiene que decir, y cómo lo dice.

Estrategias informativas Los comunicadores suelen esforzarse por determinar


cómo deben presentar un argumento para maximizar su impacto. ¿Debe ser extenso y
estar respaldado por toda clase de datos, o breve e ir directo al grano? ¿Es mejor presen-
tar un mensaje claramente partidario de un punto de vista, o emplear un enfoque más
equilibrado, que exponga las ventajas y desventajas de un asunto? Por
otro lado, ¿cómo deben ordenarse los argumentos, del más sólido al
más débil o viceversa? Estas preguntas son del tipo que suelen estu-
diar los investigadores de la persuasión, incluyendo a los interesados
en la mercadotecnia, la publicidad y el comportamiento de los consu-
midores (Loken, 2006).
Muchas veces, determinar cuál es la mejor estrategia por utilizar
dependerá de si el público procesa el mensaje siguiendo la ruta central
o la periférica. Considere lo extenso de una comunicación. Cuando las
personas procesan un mensaje sin muchas ganas, con los ojos y oídos
entrecerrados, caerán con frecuencia en una simple regla empírica:
entre más extenso es el mensaje, más válido debe ser. En este caso, la
extensión del escrito da la impresión superficial de estar respaldada
por hechos inobjetables, sin importar la calidad de los argumentos
(Petty y Cacioppo, 1984; Wood et al., 1985). Así, tal como David Ogilvy
(1985) concluyó a partir de sus años de experiencia en la publicidad:
“Entre más datos mencione, mayores serán sus ventas” (p. 88).
Sin embargo, cuando las personas procesan la comunicación
con más cuidado, la extensión se convierte en un arma de doble filo.
Si el mensaje es largo, debido a que contiene mucha información de
soporte, su extensión es una ventaja. Entre más argumentos de res-
paldo pueda ofrecer, o mejores sean las fuentes que pueda encontrar
para hablar a su favor, más persuasiva será su comunicación (Harkins
y Petty, 1981). Pero si los argumentos agregados son débiles o las nue-
vas fuentes son redundantes, un público alerta no se dejará engañar
por la extensión del mensaje. Cuando las adiciones al mensaje diluyen
su calidad, lo más probable es que pierda impacto (Friedrich et al.,
1996; Harkins y Petty, 1987).
Cuando dos bandos contrarios tratan de persuadir al mismo
público, el orden de la presentación se convierte también en un factor
importante. Durante el verano de 2012, antes de las elecciones presi-
AP Photo/Rob Carr

denciales estadounidenses que se realizarían en noviembre, los repu-


blicanos llevaron a cabo su convención nacional casi un mes antes que
los demócratas hicieran la suya. Estos acontecimientos fueron presen-
ciados por millones de votantes por medio de la televisión. ¿Considera
que el orden en que se programaron pudo dar la ventaja a alguno de los
partidos políticos? Si cree que la información presentada en primera En los Juegos Olímpicos de Londres,
instancia ejerce más impacto, lo que está haciendo es predecir el efecto de primacía (lo cual Michael Phelps ganó cuatro medallas de
oro y dos de plata, dándole un total de
implicaría una ventaja para los republicanos). Si, por el contrario, le parece que la informa- 16 medallas de oro y 22 en total después
ción presentada en último lugar deja más huella, está realizando una predicción basada en de tres Juegos Olímpicos sucesivos. Al
el efecto de lo más reciente (lo que significaría una ventaja para los demócratas). ser el más condecorado hasta ahora,
Hay buenas razones para ambas predicciones. Por un lado, las primeras impresiones Phelps ha ganado diversos apoyos
comerciales.
son importantes; por el otro, los recuerdos se desvanecen con el paso del tiempo y las
personas suelen recordar sólo el último argumento que escucharon antes de tomar una

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228 Capítulo 6 Actitudes

decisión. A la luz de estas predicciones contrastantes, Norman Miller y


Donald Campbell (1959) trataron de encontrar el “eslabón perdido” que
determinaría los efectos relativos de la primacía y de lo más reciente. Des-
cubrieron que ese eslabón perdido es el tiempo. En un estudio en el que se
simuló un juicio penal, hicieron que los participantes (1) leyeran un resu-
© The New Yorker Collection 1996 Fisher from cartoonbank.com.

men del caso planteado por la parte acusadora, (2) leyeran un resumen
del caso desde la perspectiva del acusado y (3) tomaran una decisión. Los
investigadores variaron el tiempo transcurrido entre ambos mensajes,
y luego el que pasó entre el segundo mensaje y la toma de decisiones.
Cuando los participantes leyeron el segundo mensaje poco después del
primero y luego tuvieron que esperar dos semanas completas antes de dar
Todos los derechos reservados.

a conocer su opinión, el efecto de primacía prevaleció, y el lado de la his-


toria que se les presentó en primer lugar resultó favorecido. Ambos men-
sajes se difuminaron en la memoria, de manera que sólo perduró el gran
impacto producido por las primeras impresiones. Sin embargo, cuando
“Estoy de acuerdo, es una espléndida imagen de los participantes tomaron su decisión inmediatamente después de cono-
Estados Unidos, pero no logro recordar cuál de los
candidatos hizo el proyecto.”
cer el segundo mensaje, pero justo una semana después de leer el primero,
lo que se dio fue el efecto de lo más reciente. El segundo argumento estaba
La investigación en torno al efecto más fresco en la memoria, y por tanto el lado favorecido fue el último que conocieron.
durmiente demuestra que la gente suele Con base en estos resultados como guías, retome la pregunta original: ¿qué impacto
recordar el mensaje, pero olvida la fuente. tuvo el orden en que se programaron las convenciones nacionales sobre la decisión que
se tomó el día de la elección? Reflexione un momento acerca del lugar y el orden en que se
realizaron dichos eventos. La respuesta se da en la tabla 6.2.

Discrepancia en el mensaje La persuasión es un proceso de cambio de actitudes.


Pero, ¿qué tan profundo es el cambio que puede esperarse? Como regla general, las perso-
nas, en parte por medio de exposición selectiva a información que dé soporte a sus puntos
de vista (Hart et al., 2009). Dada una oportunidad para proponer un cambio de actitud,
los oradores confrontan lo que quizá sea la cuestión estratégica más importante: ¿qué
tan radical debe ser la posición que adopten? ¿Qué tan discrepante debe ser un mensaje
respecto al punto de vista del público para lograr el máximo impacto? El sentido común
sugiere dos posibles respuestas. Un enfoque consiste en adoptar una posición extrema,
con la esperanza de que cuanta mayor sea su apuesta por el cambio, más grandes serán
los resultados obtenidos. Otra perspectiva es tener precaución y no presionar demasiado
para que se dé un cambio, de manera
que el público tenga más apertura y
TABLA 6.2 no rechace el mensaje a las primeras
Efectos del tiempo y del orden de presentación sobre la persuasión de cambio. ¿Cuál posición parece ser
Un estudio efectuado por Miller y Campbell (1959) demostró el efecto que el tiempo y el más efectiva? Imagine que su inten-
orden de presentación de argumentos contrastantes ejercen sobre la persuasión. El ejemplo ción es convertir a sus amigos con-
de las convenciones de los partidos republicano y demócrata estaría reflejado en la cuarta fila
de esta tabla. A partir de estos resultados, parecería que la programación de estos eventos servadores en liberales o viceversa.
no tuvo mayores implicaciones en términos de primacía o de lo más reciente. ¿Debería presionarlos con puntos de
vista radicales para tratar de forzarlos
Condiciones Resultados a adoptar una posición de centro, o
darles mensajes moderados para no
1. Mensaje 1 Mensaje 2 Una semana Decisión Primacía
ser rechazado?
2. Mensaje 1 Una semana Mensaje 2 Decisión De lo más reciente Las investigaciones muestran
3. Mensaje 1 Mensaje 2 Decisión Ninguno que los comunicadores deberían
4. Mensaje 1 Una semana Mensaje 2 Una semana Decisión Ninguno adoptar el segundo enfoque y ser más
© Cengage Learning
cautos. No hay duda de que cierta
discrepancia es útil para producir un
cambio de actitud, pero la relación entre discrepancia y persuasión podría representarse
mediante una U invertida, en la que el punto más alto de cambio sería producido por
cantidades moderadas de discrepancia (Bochner e Insko, 1966). Un estudio encabezado
por Kari Edwards y Edward Smith (1996) ayuda a explicar por qué podría resultar contra-
producente asumir una posición más extrema. Estos investigadores evaluaron primero
las actitudes de las personas respecto a diversos temas sociales controvertidos; por ejem-
plo, si las parejas de homosexuales deben adoptar niños, si los empresarios deben dar

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Persuasión por medio de la comunicación 229

preferencia a la contratación de minorías y si la pena de muerte debe ser abolida. Varias


semanas después pidieron a los mismos individuos que leyeran los mismos argumentos,
reflexionaran en ellos y los calificaran según su consistencia o inconsistencia respecto a
sus actitudes previas. El resultado: cuando los argumentos que se les dieron predicaban
actitudes discrepantes con las suyas, los participantes dedicaron más tiempo a examinar
el material y terminaron por juzgar que los razonamientos eran débiles. Es claro que la
gente tiende a refutar y rechazar mensajes persuasivos con los que no están de acuerdo.
De hecho, cuanto más importante es un tema para las personas, más obstinados y resis-
tentes al cambio se muestran (Zuwerink y Devine, 1996).

Invocando el miedo Con tal de ganar sus casos, muchos abogados penalistas afirman
que tienen que apelar al corazón del jurado y no a su mente. Reconocen que la evidencia
es importante, pero también importa determinar si los miembros del jurado reaccionarán
con angustia, rechazo, simpatía o tristeza ante el acusado. Por supuesto, en este ámbito
muy pocos mensajes se basan por completo en argumentos racionales o en emociones.
El miedo es una emoción particularmente primitiva y poderosa, que sirve como sis-
tema de alarma temprano ante las señales de peligro. La investigación en neurociencia
muestra que el miedo se activa de manera instantánea en respuesta al dolor, a estímulos
nocivos o a la percepción de peligro, permitiendo a la gente reaccionar con gran rapidez
y sin necesidad de detenerse a pensar (LeDoux, 1996). Así, no es de sorprender que sea
bastante común hacer referencia a los factores que provocan miedo para incentivar a
los demás a cambiar sus actitudes. Eso es lo que hacen los organismos de salud pública
cuando muestran imágenes de víctimas de tabaquismo, del abuso de drogas, la obesidad
mórbida y el sexo practicado sin medidas de seguridad.
Hacer campañas políticas negativas en Estados Unidos es prevaleciente, aun cuando
los efectos en los electores no son claros (Lau y Rovner, 2009). Por el gran número de
anuncios de ataques que inundaron las elecciones presidenciales primarias y la elección
de 2012, ciertamente parecería que los candidatos, sus asesores y los
supercomités de acción política creen con toda firmeza en el poder
de atacar a sus adversarios si incitan temor acerca de las consecuen-
cias de votar por ellos. Los anuncios de campañas presidenciales
nunca han sido más negativos. Uno de los ejemplos de comerciales

Cortesía de The Centers for Disease Control and Prevention


en televisión con más impacto y más polémicos se transmitió sólo
una vez, el 7 de septiembre de 1964. Se trataba de un anuncio para la
reelección del presidente demócrata Lyndon Johnson, quien conten-
día con el candidato republicano Barry Goldwater; en él, una niñita
aparecía en medio de un jardín, contando hasta 10 mientras arran-
caba uno a uno los pétalos de una margarita. Al llegar a nueve, una
voz de adulto interrumpía para iniciar un conteo regresivo de 10 a
cero, tras lo cual ocurría una explosión nuclear enceguecedora y este
mensaje: “Vote por Johnson para presidente el 3 de noviembre. Los
riesgos son demasiado altos para que usted se quede en casa”.
Los efectos de la activación del miedo en materia de política
siguen siendo evidentes en la actualidad. Guiados por la teoría del
manejo del terror (Greenberg et al., 1997; Pyszczynski et al., 2004; vea
capítulo 3) y por la predicción de que un temor a la muerte profunda- Los organismos dedicados a la salud
mente enraizado motiva a la gente a aglutinarse en torno a sus líderes en un intento por pública suelen usar el miedo, o tácticas de
alejar la angustia, Mark Landau y otros (2004) encontraron que un grupo de estudiantes alarma, como herramienta para cambiar
las actitudes y el comportamiento
universitarios expresaron más apoyo al ex presidente estadounidense George W. Bush relacionados con la salud.
y sus políticas si se les recordaba su mortalidad o si eran expuestos subliminalmente
a imágenes de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001. Este resultado no
se limita a la investigación en el laboratorio. Analizando los patrones de advertencias
de terror emitidas por el gobierno y algunas encuestas realizadas por la Organización
Gallup, Robb Willer (2004) descubrió que el incremento de este tipo de alertas era previ-
siblemente seguido por aumentos en los índices de aprobación presidencial.
¿El miedo puede ejercer un efecto similar si se emplea con intenciones comerciales?
¿Qué ocurre si se le usa para promover la salud y la seguridad? Si a usted le interesa la
publicidad de servicio público, visite el sitio web del Ad Council, la organización que creó
al Oso Smokey (“Sólo usted puede impedir incendios forestales”) y los maniquíes que se
usan en pruebas de choques (“No sea un tonto, abróchese el cinturón de seguridad”). En

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230 Capítulo 6 Actitudes

años recientes, el Ad Council ha lanzado campa-


ñas respecto a diversos problemas, incluyendo el
uso de esteroides, la prevención de la influenza
y el SIDA, el bullying cibernético y la explotación
sexual de jóvenes en línea. Para que la gente
cambie su actitud en estos ámbitos, ¿es mejor
LBJ Library Photo por Democratic National Committee

despertar un poco de nerviosismo o un ataque


completo de ansiedad? Para contestar esta pre-
gunta, Irving Janis y Seymour Feshbach (1953)
encontraron que un nivel de temor elevado no
da lugar a un mayor consenso con una comuni-
cación persuasiva. Sin embargo, desde aquella
época las investigaciones han demostrado que
recurrir a provocar altos niveles de temor puede
ser muy efectivo (de Hoog et al., 2007).
La excitación del temor incrementa el
incentivo a cambiar entre quienes no asumen
una resistencia activa, pero en última instancia
su impacto depende de la solidez de los argu-
En un muy controvertido llamado al
temor, un comercial de televisión, que
mentos y de si el mensaje incluye también una recomendación respecto a cómo evitar
se transmitió sólo una vez durante el peligro que pregona (Keller, 1999; Leventhal, 1970; Rogers, 1983). Este último punto
la campaña presidencial de 1964, es importante. Si no se les brindan instrucciones específicas acerca de cómo afrontar el
presentaba a esta niñita en un campo riesgo, las personas se sentirán indefensas y aterrorizadas, por lo cual tenderán a “des-
abierto, una cegadora explosión nuclear
y el mensaje: “Vote por Johnson para conectarse”. Por ejemplo, en un estudio, los participantes con un miedo crónico a con-
presidente el 3 de noviembre. Los traer cáncer fueron menos propensos que otros a detectar errores lógicos en un mensaje
riesgos son demasiado altos para que que los invitaba a realizarse exámenes médicos regulares (Jepson y Chaiken, 1990). Sin
usted se quede en casa”.
embargo, cuando se incluyen indicaciones más claras, las dosis altas de temor pueden
ser efectivas. En el pasado, la investigación ha mostrado que los anuncios que aconsejan
a los fumadores dejar ese hábito incitan actitudes más negativas en contra del tabaco
cuando muestran cirugías sangrientas de pulmón que cuando presentan gráficos llenos
de frías estadísticas (Leventhal et al., 1967). La publicidad que promueve conducir de
manera segura es más efectiva cuando incluye escenas de huesos fracturados y víctimas
ensangrentadas, que cuando se limita a mostrar muñecos de plástico destrozados en
aparatosos choques ficticios (Rogers y Mewborn, 1976). Sin embargo, en un meta-análi-
sis de 105 estudios, Natasha de Hoog y otros (2007) encontraron que las comunicaciones
que producen temor no tienen que poner los pelos de punta para ser eficaces. Cuanto
más vulnerable se sienta personalmente alguien acerca de un resultado amenazante,
más atento estará al mensaje y será más probable que siga sus recomendaciones.

Emociones positivas Es interesante que no sólo el temor ayuda a inducir cambios


de actitud, también las emociones positivas ejercen ese efecto. En un estudio, los par-
ticipantes fueron más proclives a manifestarse de acuerdo con una serie de argumen-
tos controversiales cuando se les ofreció un bocadillo y una bebida que cuando se les
mantuvo sin comer (Janis et al., 1965). En otro estudio, a los participantes les gustó más
un anuncio televisivo cuando fue transmitido en medio de un programa divertido que
durante uno dramático (Mathur y Chattopadhyay, 1991). Las investigaciones indican
que las personas son más “bonachonas” cuando están de buen humor. Dependiendo de
la situación, la comida, la bebida, un cómodo sillón reclinable, buenos recuerdos, una
experiencia de éxito, un paisaje hermoso y música placentera pueden sosegarnos y lle-
varnos a un estado emocional positivo propicio para la persuasión (Schwarz et al., 1991).
De acuerdo con Alice Isen (1984), la gente ve el mundo color de rosa cuando se siente
bien. Cuando su estado de ánimo es bueno se vuelve más sociable, más generosa y, por lo
general, tiene una perspectiva más positiva. También toma decisiones con más rapidez
y con relativamente poca reflexión de por medio. El resultado: los sentimientos positivos
activan la ruta periférica de persuasión, facilitando el cambio y permitiendo que cues-
tiones superficiales tengan mayor importancia de la habitual (Petty et al., 1993; Worth y
Mackie, 1987).

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Persuasión por medio de la comunicación 231

¿A qué se debe que esa sensación de bienestar haga que la gente tienda a tomar atajos
que a emprender la marcha por la ruta central de persuasión? Existen tres explicaciones SISTEMA DE ADVERTENCIA
DE SEGURIDAD NACIONAL
posibles. Una consiste en que el estado emocional positivo resulta distractor desde el punto
de vista cognitivo, ocasionando que la mente divague y la capacidad para reflexionar en
forma crítica sobre los argumentos persuasivos sea menor (Mackie y Worth, 1989; Mackie SEVERO
GRAVE RIESGO DE ATAQUE
et al., 1992). Una segunda explicación es que cuando las personas están de buen humor TERRORISTA
dan por un hecho que todo está bien, bajan la guardia y se vuelven un poco negligentes al ALTO
procesar la información (Schwarz, 1990). El tercer razonamiento parte de la idea de que, ALTO RIESGO DE ATAQUE

Homeland Security—Documento público


TERRORISTA
cuando la gente está feliz, su motivación está centrada en disfrutar el momento y conser-
var su sensación de bienestar, en lugar de arruinarla con una reflexión crítica en torno a la ELEVADO
RIESGO SIGNIFICATIVO DE
nueva información recibida (Wegener y Petty, 1994). ATAQUE TERRORISTA

Esta última idea da lugar a una pregunta interesante: ¿qué ocurre cuando se le pre- MODERADO
RIESGO GENERAL DE ATAQUE
senta un mensaje persuasivo, positivo y edificante a una persona feliz? ¿Seguirá mos- TERRORISTA
trándose cognitivamente distraída o negligente, o por el contrario, le prestará atención
BAJO
para prologar su momento de dicha? Para averiguarlo, Duane Wegener y otros (1995) les BAJO RIESGO DE ATAQUE
TERRORISTA
mostraron a algunos estudiantes universitarios un divertido segmento del programa de
televisión estadounidense Late Night with David Letterman. A otro grupo, menos afor-
tunado, se le mostró una escena sombría de You Don’t Have to Die (No es preciso que Al sugerir que el temor a la muerte
mueras), una película de la cadena HBO. Al terminar, se pidió a todos los estudiantes lleva a las personas a reunirse
que leyeran y evaluaran un estimulante artículo de motivación acerca de un plan nuevo alrededor de sus líderes, las
para reducir las colegiaturas, o un artículo inquietante que les desagradó respecto a un encuestas de opinión pública han
demostrado que a medida que
nuevo plan para aumentar las colegiaturas. En la mitad de los casos el artículo por leer aumentan los niveles de amenaza
contenía argumentos sólidos, en el resto los argumentos eran débiles. ¿Los estudiantes de terror, suben los porcentajes
leyeron el material con la suficiente atención como para distinguir entre ambos tipos de de aprobación de las campañas
argumentos? Quienes se hallaban bajo la influencia sombría de la película sí lo hicieron. presidenciales.
Sin embargo, entre los que se encontraban en un estado de ánimo más alegre, la respuesta
dependió de qué tanto esperaban que el mensaje contuviera el tipo de información que ellos
querían oír. Cuando los estudiantes de humor positivo leyeron acerca de un incremento en
las colegiaturas, sólo se “desconectaron” y fueron igualmente persuadidos por argumentos
sólidos y débiles. Pero cuando leyeron sobre la propuesta de reducir las colegiaturas, fueron
más persuadidos por los argumentos sólidos que por los argumentos débiles. Al tener un
buen estado de ánimo y recibir un mensaje agradable incapaz de arruinar su buen humor,
estos estudiantes alegres eligieron tomar la más complicada ruta central de persuasión.
Mensajes subliminales En 1957, Vance Packard publicó el libro The Hidden Persuaders
(Los persuasores ocultos), una exposición del mundo publicitario. A medida que la obra
ascendía en la lista de los libros de mayor venta, el público fue desarrollando un temor a ser
manipulado por fuerzas que era incapaz de percibir. ¿Cuáles eran las revelaciones que hacía
Packard? En la década de 1950, en medio de un creciente miedo por el fantasma del comu-
nismo y el nacimiento del rock and roll, se afirmaba que algunos publicistas habían empleado
anuncios subliminales; es decir, la presentación de mensajes comerciales que escapaban a la
conciencia. Todo comenzó en un autocinema de Nueva Jersey, donde las frases “beba Coca-
Cola” y “coma rosetas de maíz” aparecían varias veces en la pantalla en forma subrepticia,
durante un tercio de milisegundo en cada ocasión. Aunque el público nunca se dio cuenta
cabal de la existencia de aquellos mensajes, las ventas de Coca-Cola se incrementaron 18%, y
las de rosetas de maíz subieron 56% en un periodo de seis semanas (Brean, 1958).
Este incidente fue seguido por varios más. Una estación de radio de Seattle transmi-
tió mensajes contra la televisión en un nivel acústico sumamente bajo durante sus progra-
mas (“la televisión es aburrida”); por su parte, algunas tiendas departamentales difundían
música ambiental que incluía advertencias inaudibles contra el robo (“si roba, será dete-
nido”). Más adelante, en sus libros Subliminal Seduction (Seducción subliminal) (1973) y The
Age of Manipulation (La era de la manipulación) (1989), William Bryan Key acusó a los publi-
cistas de insertar furtivamente imágenes sexuales difusas en sus carteles, con la finalidad de
aumentar el atractivo de sus productos. Varios años más tarde surgió cierta inquietud sobre
los mensajes subliminales en la música de rock. En un caso, las familias de dos chicos que se
habían suicidado culparon al grupo de rock británico Judas Priest por usar en sus canciones
letras subliminales (“hazlo”) que, según ellos, promovían el satanismo y el suicidio (National
Law Journal, 1990). Aunque las familias perdieron el caso, es evidente que muchas personas
creen en el poder de la persuasión oculta.
En la época en que surgió el escándalo del autocinema de Nueva Jersey, la investigación
sobre el tema era muy limitada, y el público estaba tan indignado por las siniestras impli-

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232 Capítulo 6 Actitudes

caciones que el tema se abandonó muy pronto. Sin embargo,


pronto hubo un renovado interés en las influencias sublimi-
nales y en los nuevos desarrollos en materia de investigación.
Por ejemplo, en un estudio de campo reciente, a lo largo de dos
semanas los investigadores reprodujeron música tradicional
alemana o francesa, en días alternados, en el área de vinos de
un supermercado. Al llevar un control de las ventas registra-
das descubrieron que del total de botellas de vino compradas,
83% fueron alemanas en los días de música germana, y 65%
francesas en los días de música gala. Sin embargo, cuando se
les preguntó a los clientes por la razón de sus elecciones, no
mencionaron la música como un factor, lo cual sugiere que
Cortesía de American Association of Advertising Agencies

no estuvieron conscientes del efecto que ejerció sobre ellos


(North et al., 1999).
Los usos actuales de la influencia subliminal son diversos.
En lo que se ha convertido en una industria con valor de millones
de dólares, muchas empresas comercializan discos de auto-
ayuda (CDs y DVDs) y descargas de MP3 con música de la
nueva era, o imágenes y sonidos de la naturaleza que tam-
bién contienen fugaces mensajes que prometen a las personas
ayudarlas a perder peso, a relajarse, a dejar de fumar, a hacer
amigos, a aumentar la autoestima e incluso a mejorar su vida
sexual. ¿Es posible que los mensajes subliminales desaten un
comportamiento reflejo sin tener conciencia de ello? En 1982,
Timothy Moore revisó las investigaciones existentes y concluyó
que “lo que se ve es lo que se obtiene”, es decir, nada, “una com-
pleta estafa”. Moore tenía razón. El incidente original de Coca-
Cola y las rosetas de maíz fue descrito más tarde como una
patraña, un embuste publicitario (Pratkanis, 1992). Además,
los experimentos controlados en torno a los CDs de autoayuda
que aumentan la autoestima, mejoran la memoria o ayudan a
perder peso, han demostrado que no existen tales beneficios
terapéuticos (Greenwald et al., 1991; Merikle y Skanes, 1992).
Ya que no parece haber evidencia sólida respecto a la
Durante años los publicistas se han
defendido contra la acusación de
influencia subliminal, quizá se esté preguntando; ¿por qué si ciertas investigaciones
que insertan imágenes sugestivas y —como los estudios sobre el efecto de facilitación que se describió en otra parte del
sexuales en anuncios impresos. Esta libro— han demostrado que existe la percepción inconsciente, no se ha tenido éxito en
foto de la American Association of la experimentación sobre el fenómeno de la persuasión subliminal? Si reflexiona un poco
Advertising Agencies se defiende de
esta reclamación. se dará cuenta que entre ambos fenómenos hay diferencias. En el laboratorio, las exposi-
ciones subliminales tienen efectos de corto plazo sobre los juicios y las acciones; por lo
que respecta a la persuasión subliminal, se supone que tendría efectos de largo plazo en
la alimentación, la bebida, los hábitos de compra, las preferencias electorales, incluso
en temas más profundos como la violencia o el suicidio. Los psicólogos están de acuerdo
con que las personas pueden procesar información en un nivel inconsciente, pero al
mismo tiempo advierten que este proceso es “analíticamente limitado” (Greenwald, 1992).
Quizá la gente percibe señales subliminales, pero no está persuadida para tomar una
acción a menos que esté motivada para hacerlo. Para comprobar esta hipótesis, Erin
Strahan y otros (2002) condujeron a un grupo de sedientos estudiantes universitarios
al laboratorio con el pretexto de realizar un estudio de mercadotecnia; una vez ahí les
ofrecieron agua a algunos de ellos, pero no a todos. Luego, como parte de una prueba
computarizada, se les expuso subliminalmente a palabras neutrales (pirata, ganó) o a
palabras relacionadas con la sed (sediento, seco). ¿Acaso el mensaje subliminal “sediento”
llevó a los estudiantes a conducirse como autómatas y beber más durante la degusta-
ción de bebidas preparadas con un saborizante a la que se les invitó a continuación?
Sí y no. En la l figura 6.8 se muestra que la sugestión subliminal en torno a la sed tuvo
poco impacto en los estudiantes cuya necesidad de agua ya había sido satisfecha, pero sí
contribuyó a que aumentara el consumo entre los que no habían recibido agua. Así, para
que un mensaje subliminal pueda influir en el comportamiento, es necesario que se haga
presente en el momento justo, “mientras la plancha aún está caliente”.

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Persuasión por medio de la comunicación 233

Desde entonces otros investigadores han extendido este interesante efecto en for-
mas importantes. En un estudio, los participantes a los que subliminalmente se les Las personas son persuadidas
presentó el nombre de una bebida suave específica, Lipton Ice, después fueron más pro- con más facilidad cuando
clives a reportar que seleccionarían esa marca particular en lugar de otras, siempre que se les presentan mensajes
tuvieran sed (Karremans et al., 2006). En un segundo estudio, a los participantes se les comerciales sin que estén
presentó de manera subliminal el logo de una marca de dextrosa (una píldora de azúcar)
u otra, después de lo cual trabajaron en una tarea cognitiva que requería de intensa con-
conscientes de ello.
ALSO. F
centración. Los resultados mostraron que cuando se les dio la oportunidad para mejorar
su concentración, los participantes estuvieron más inclinados a seleccionar y consumir
la marca anunciada de manera subliminal que la otra, siempre y
cuando estuvieran mentalmente cansados y necesitaran un estímulo
l FIGURA 6.8

>
(Bermeitinger et al., 2009). Influencia subliminal
A los participantes de una investigación, con y sin sed, se les
La audiencia expuso subliminalmente a palabras neutrales o relacionadas
con la sed. A continuación participaron en una prueba de
Aunque la fuente y el mensaje son factores importantes, los comu- degustación de bebidas con sabor agregado en la que se
nicadores perspicaces también deben tomar en cuenta a su audien- medía la cantidad que bebieron. Se puede ver que las señales
cia. Las estrategias de presentación que funcionan bien con algunas subliminales de la sed tuvieron poco efecto en los participantes
que no tenían sed, pero que aumentaron el consumo entre los
personas, fracasan con otras. Por ejemplo, los públicos que se hallan
que sí la tenían. En apariencia, las señales subliminales pueden
en la ruta central de persuasión, tienen pocas similitudes con los influir en el comportamiento cuando de otro modo se está
que vagan de forma más placentera por la ruta periférica. En esta predispuesto.
sección verá que el impacto de un mensaje está influido por dos fac- Strahan et al., 2002. © Cengage Learning
tores adicionales: la personalidad y las expectativas del destinatario.
Desde el origen de su disciplina, los psicólogos sociales han 200
tratado de identificar qué tipo de personas son más o menos vul-
190
nerables a la persuasión. Pero resulta que muy pocos individuos consumida
(mL)
son consistentemente fáciles o difíciles de persuadir. Con base en 180
Amount consumed

este hecho, la investigación en torno a las diferencias personales 170


y grupales ahora toma como parámetro una perspectiva “interac- 160
cionista”. Suponiendo que cada individuo es más proclive a ser per-
Cantidad

150
suadido en ciertos entornos que en otros, los investigadores buscan
una coincidencia apropiada entre las características de un mensaje 140
y el público al que va dirigido. Entonces, ¿qué clase de mensajes lo 130
ponen a usted en acción? 120

La necesidad de cognición Ya se vio que hoy las personas


Con sed
Thirsty Sinthirsty
Not sed
tienden a procesar la información con más cuidado cuando tienen
un alto nivel de involucramiento. Dicho nivel puede determinarse Exposición subliminal
Subliminal Exposure
a partir de la importancia y autorrelevancia de un mensaje. Sin Sugerencias Sugerencias
Thirst primes
relacionadas Neutral primes
neutrales
embargo, de acuerdo con Cacioppo y Petty (1982), también existen con la sed
diferencias individuales en la medida a la cual la gente se involu-
cra y toma la ruta central de persuasión. De manera específica, estos investigadores han
encontrado que los individuos difieren respecto a qué tanto disfrutan y participan en
actividades que demandan un esfuerzo cognitivo o, para ponerlo en sus términos, cuál es
su necesidad de cognición (NC). En comparación con quienes tienen un nivel bajo de
necesidad de cognición, las personas con NC alta disfrutan de trabajar en la solución
de problemas difíciles, de buscar indicios, encontrar distinciones sutiles y analizar las
situaciones. Estas diferencias pueden identificarse mediante los elementos incluidos en
la escala de necesidad de cognición, parte de los cuales se citan en la tabla 6.3.
La necesidad de cognición tiene interesantes implicaciones para el cambio de acti-
tudes. Si el comunicador es capaz de determinar el grado en que la gente disfruta o evade
actividades que exigen esfuerzo cognitivo, podrá diseñar mensajes únicos para públicos
específicos. En teoría, los públicos con NC alta deben recibir mensajes orientados a la
información, y los que tienen una NC baja tendrían que ser abordados con mensajes
que se apoyen en el uso de señales periféricas. Esta teoría suena bien, pero, ¿funciona? necesidad de cognición (NC)
¿Es posible personalizar un mensaje para que se adapte al estilo de procesamiento de la Variable de personalidad que distingue
información de cada destinatario? a los individuos tomando como base
En una prueba de esta hipótesis, los participantes leyeron un editorial que constaba cuánto disfrutan las actividades que
de una serie de argumentos sólidos o débiles. Como se pronosticó, entre más altos eran exigen esfuerzos cognitivos.

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234 Capítulo 6 Actitudes

sus índices de NC, más proclives eran los participantes


TABLA 6.3 a evaluar el texto y más capaces de recordarlo después;
Escala de necesidad de cognición: muestra de elementos además, eran más susceptibles a ser persuadidos por
¿Tiene usted un índice de necesidad de cognición alto o bajo? Las frases la solidez de los argumentos (Cacioppo et al., 1983).
siguientes forman parte de la Escala de NC. Si concuerda con los elemen- En contraste, las personas con un índice bajo de NC
tos 1, 3 y 5, y está en desacuerdo con los elementos 2, 4 y 6, es probable son persuadidas por los indicios que encuentran a lo
que su nivel de NC sea alto. largo de la ruta periférica; por ejemplo, el prestigio y
1. Realmente disfruto la tarea que comprenda el desarrollo de nuevas soluciones a la apariencia física del emisor del mensaje, las reaccio-
los problemas. nes ostensibles de otros individuos de la audiencia y su
2. Pensar no me parece divertido. propio estado de ánimo (Cacioppo et al., 1996). A veces
3. El concepto de pensamiento abstracto me resulta atractivo. incluso son influidas por el renombre de la fuente, aun-
4. Me gusta participar en tareas que requieren poca reflexión una vez que se ha que sus argumentos sean débiles (Kaufman et al., 1999).
aprendido a realizarlas.
5. Por lo general termino reflexionando acerca de temas que ni siquiera me afectan Autosupervisión Así como las personas con ín-
de manera personal.
dice alto de nivel de cognición desean contar con infor-
6. Desde mi punto de vista, lo importante es realizar las cosas sin importar cómo ni mación, otros rasgos de personalidad se asocian con
por qué.
el atractivo que ejercen otro tipo de mensajes. Consi-
Tomado de Cacioppo, J. T. y Petty, R. E., “The need for cognition”, en Journal of Personality and Social
Psychology, vol. 42 (pp. 116-131). Copyright © 1982 por la American Psychological Association. Reim-
dere, por ejemplo, el rasgo de autosupervisión. Como
preso con permiso. se describió en el capítulo 3, los individuos con alto
nivel de autosupervisión regulan el comportamiento
que asumen en distintas situaciones en un intento
por controlar la percepción que los demás tienen de ellos. Quienes tienen un nivel bajo de
autosupervisión son menos conscientes de la imagen y se comportan de acuerdo con sus
creencias, valores y preferencias personales. En el contexto de la persuasión, los que tienen
un nivel alto de autosupervisión podrían ser particularmente receptivos a los mensajes que
les prometen lograr una imagen deseable desde el punto de vista social. Sin importar de qué
producto se trate, ya sea cervezas, gaseosas, pantalones de mezclilla o automóviles, esta
técnica es común en la publicidad, ámbito en el que muchas veces la imagen es el mensaje.
Con el propósito de comprobar la hipótesis de la autosupervisión, Mark Snyder y Ken-
neth DeBono (1985) mostraron anuncios impresos con orientación informativa o visual a
personas con nivel alto o bajo de autosupervisión. Por ejemplo, en el caso de un anuncio
sobre el café irlandés Mocha Mint, aparecían un hombre y una mujer relajados en una habi-
tación iluminada con velas y compartiendo una taza de café. La versión con orientación
visual proponía: “Convierta una noche fría en una acogedora velada”, mientras que la ver-
sión informativa decía: “Una deliciosa mezcla de tres deliciosos sabores: café, chocolate
y menta”. Como se había pronosticado, las personas con nivel alto de autosupervisión se
mostraron dispuestas a pagar más por los productos después de leer anuncios con mayor
carácter visual; por su parte, los individuos con nivel bajo de autosupervisión se vieron más
influidos por los mensajes con orientación informativa. Smidt y DeBono (2011) encontra-
ron un resultado similar para bebidas energéticas. Hallaron que quienes tienen un nivel
alto de autosupervisión clasificaron las bebidas de manera más favorable cuando tenían un
nombre orientado a la apariencia. Las imágenes pueden influir en la forma en que las per-
sonas con nivel alto de autosupervisión evalúan un producto, independiente de su calidad.
A unas personas, DeBono y otros (2003) les presentaron una de dos muestras de perfume
empacadas en botellas más o menos atractivas. Mientras las personas con nivel bajo de
autosupervisión prefirieron la fragancia con esencia más agradable, las que tenían nivel
alto de autosupervisión prefirieron cualquier esencia que viniera en botellas más atractivas.

Adaptación reguladora Haciendo a un lado sus puntos de vista políticos, ¿se ve usted
más atraído hacia algunos tipos de discursos, argumentos, editoriales y comerciales de tele-
visión que hacia otros? Joseph Cesario y otros (2004) propusieron que las personas eran más
proclives a ser influidas por mensajes que se ajustan a su manera de pensar y que “se sienten
bien”. En particular, observaron que en un esfuerzo por regular su propio estado emocio-
nal, algunos individuos se ven orientados hacia las promociones (atraídos a buscar el éxito,
logros y sus ideales), mientras que otros son más orientados hacia la prevención (protecto-
res de lo que tienen, temerosos del fracaso y vigilantes para evitar pérdidas). ¿Estos diferen-
tes puntos de vista sobre la vida hacen que las personas sean más sensibles a algunos tipos
de mensajes persuasivos que otros? Para averiguarlo, los investigadores presentaron dos
versiones de un artículo que hablaba en favor de un nuevo programa para niños impartido
después de la escuela. Encontraron que los participantes motivados por la promoción eran

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Persuasión por medio de la comunicación 235

más persuadidos por el artículo cuando los argumentos del mismo estaban enmarcados en
términos promocionales (“porque hará avanzar la educación de los niños y apoyará a más
niños a tener éxito”), mientras que los participantes motivados a la prevención fueron per-
suadidos más cuando los mismos argumentos se enmarcaron en términos más defensivos
(“porque asegura la educación de los niños e impide que más niños fracasen”).
En un estudio de seguimiento, Cesario y Higgins (2008) encontraron que los miembros
de la audiencia también son influidos cuando el estilo no verbal de un conferencista se ajusta
a sus orientaciones motivacionales. Al observar a un maestro de preparatoria dar la misma
comunicación respecto a un nuevo programa después de la escuela, los participantes moti-
vados por la promoción estuvieron más receptivos cuando el conferencista exhibió un estilo
de pronunciación “entusiasta” (rápido, animado e inclinado hacia adelante, con movimien-
tos de las manos proyectándose hacia fuera), en tanto que los participantes orientados a la
prevención fueron más receptivos cuando mostró un estilo cauto (lento, preciso e inclinado
hacia atrás, moviendo las manos como abriéndose paso).
Hay otros numerosos modos en que uno puede estar más cómodo con algunos tipos
de mensajes que con otros. Ya antes se vio que algunos tienen alta necesidad de cognición
y que disfrutan las formas laboriosas de razonamiento y solución de problemas. Algunos
también tienen una elevada necesidad de afecto, buscan y disfrutan los sentimientos de
emociones fuertes. En cuestiones de persuasión, estos rasgos llevan a las personas a ser
más receptivas a mensajes que se les presentan en términos principalmente cognitivos o
emocionales (Haddock et al., 2008).

Prevención y resistencia Cuando sus actitudes o valores son víctimas de algún ataque,
los individuos pueden sucumbir al desafío y cambiar su actitud, o resistir y conservarla.
Ahora bien, existen diferentes mecanismos de resistencia. En una serie de estudios, Julia
Jacks y Kimberly Cameron (2003) pidieron a un grupo de personas que describieran y califi-
caran las formas que empleaban para resistir la persuasión en sus actitudes hacia el aborto
y la pena de muerte. Identificaron siete estrategias, la más común de las cuales resultó ser
la reafirmación (“pienso en todas las razones que comulgan con mi forma de pensar”); en
el otro extremo, la menos común fue la anulación (“busco defectos en las personas que
desafían mis creencias”). El resto de los mecanismos de resistencia aparecen en la tabla 6.4.
¿Qué lleva a la gente a invocar estos mecanismos de resistencia? ¿Tiene alguna utilidad
saber de antemano que sus actitudes están a punto de ser vulneradas? Es probable que el
público más difícil de persuadir sea el que está al tanto de lo que se avecina. Cuando la gente
está consciente de que alguien está tratando de modificar sus actitudes, se vuelve más pro-
clive a resistirse. Todo lo que necesita es tiempo para reordenar sus pensamientos y desa-
rrollar una buena defensa. Jonathan Freedman y David Sears (1965) fueron los primeros en
descubrir lo anterior cuando avisaron a un grupo de estudiantes de último año de prepa-
ratoria que se les daría un discurso sobre por qué debería prohibirse que los adolescentes
condujeran automóviles (un punto de vista impopular,
como se puede imaginar). Algunos estudiantes fueron
advertidos dos minutos antes que comenzara la charla, a TABLA 6.4
otros se les informó con 10 minutos de antelación y unos Estrategias para resistir la persuasión
más no recibieron aviso alguno. Quienes fueron tomados
desprevenidos por el ataque fueron los más propensos a Estrategia Ejemplo
sucumbir a los argumentos del orador. Los que recibieron Reafirmación de la actitud “Reafirmo los hechos que respaldan la
la advertencia 10 minutos antes fueron menos proclives validez de mi creencia.”
a concederle la razón. De acuerdo con estos resultados, Argumentación en contra “Analizo la información en privado y
podría decirse que estar al tanto de lo que se avecina per- represento el papel de abogado del
mite preparar mejor la defensa, pero, ¿por qué? diablo.”
En este fenómeno actúan por lo menos dos procesos. Validación social “Busco el apoyo de otras personas que
Para comprenderlos se analiza antes con más atención comparten mi punto de vista.”
cuál es el propósito de las advertencias previas. Los parti- Efecto negativo “Tiendo a enojarme cuando alguien
cipantes en el estudio de Freedman y Sears (1965) fueron trata de cambiar mis creencias.”
advertidos de lo que se avecinaba de dos maneras: (1) se Aseveraciones de confianza “Dudo que alguien pueda modificar mi
les informó cuál sería la postura que asumiría el orador y punto de vista.”
(2) se les dijo que éste intentaría modificar sus actitudes. Exposición selectiva “Casi siempre me limito a ignorarlos.”
Desde el punto de vista psicológico, estos dos aspectos de Anulación de la fuente “Busco defectos en las personas que
la advertencia previa tienen diferentes efectos. El primero desafían mis creencias.”
de ellos es puramente cognitivo. Saber de antemano qué © Cengage Learning

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236 Capítulo 6 Actitudes

posición asumirá el orador permite desarrollar contraargumentos y, en consecuencia,


resistir mejor el cambio. Para explicar este efecto, William McGuire (1964) planteó una
analogía: proteger las actitudes de una persona en contra de la persuasión, dijo, es como
inocular el cuerpo humano en contra de una enfermedad. En medicina, inyectar al
paciente una pequeña dosis del agente infeccioso estimula su organismo para que desa-
rrolle resistencia contra el padecimiento. De acuerdo con esta hipótesis de inoculación,
una actitud puede ser inmunizada de la misma forma. Tal como ocurre cuando se pone
una vacuna contra la gripe o cualquier otra infección, sus defensas se refuerzan por la
exposición a dosis leves de la actitud opuesta antes de entrar en contacto pleno con
la presentación. Los estudios acerca de los anuncios políticos negativos muestran que la
inoculación puede emplearse para combatir los tipos de mensajes agresivos de quienes
muchas veces terminan ganando las elecciones (Pfau et al., 1990).
El simple hecho de saber que alguien está tratando de persuadirlo da lugar también
a una reacción motivacional de autoprotección para resistir la amenaza sin importar la
posición que asuma. Cualquier televidente ha escuchado frases como “y ahora haremos
una pausa para escuchar un mensaje de nuestros patrocinadores”, ¿Qué le dice esta ad-
vertencia? Como ignora todavía quién es el patrocinador, hasta los más quejumbrosos
carecen de motivos para oponerse. En cambio, imagine cómo se sentiría si un investigador
le dijera: “Dentro de algunos minutos escuchará un mensaje preparado de acuerdo con
“Hacer justo lo contrario también principios de persuasión bien conocidos y diseñados para inducirlo a cambiar sus acti-
tudes”. Si usted es como los participantes a quienes se les dio, de hecho, esa advertencia,
es una forma de imitación .”
Lichtenberg
tal vez se sentiría motivado a responder: “¿Ah, sí? ¡Que lo intente!”. En realidad, los
participantes rechazaron el mensaje al instante y sin refutación (Hass y Grady, 1975).
Cuando la gente piensa que alguien está tratando de modificar sus actitudes o mani-
pularlas, se encienden las señales de alarma. Estas señales son conocidas como reactancia
psicológica. De acuerdo con la teoría de la reactancia psicológica de Jack Brehm, todos
quieren tener la libertad de pensar, sentir y actuar como elijan (y nadie más). Al momento
de sentir que esa valorada libertad está siendo amenazada, las personas se sienten moti-
vadas a conservarla; por otra parte, si sienten que se les está escapando, tratarán de res-
taurarla (Brehm y Brehm, 1981). Uno de los posibles resultados de estos esfuerzos es que,
cuando un comunicador las confronta con energía, pueden reaccionar con un cambio de
actitud negativo, modificando sus puntos de vista en dirección opuesta a la que se les pro-
pone; esto ocurrirá, irónicamente, aun cuando en el fondo comulguen con la postura del
comunicador (Heller et al., 1973). Algunas veces la motivación para proteger la libertad
de pensamiento se impone al deseo de conservar una opinión específica. La reactancia
puede provocar resistencia a la persuasión en dos formas. Una vez incitado, el objetivo
renuente a los intentos de persuasión puede simplemente cerrarse en una respuesta
semejante a un reflejo, o no estar de acuerdo en una forma mejor meditada al cuestionar
la credibilidad de la fuente y refutar el mensaje (Silvia, 2006).
Es importante darse cuenta de que las advertencias previas no siempre aumentan
la resistencia a la persuasión debido a que los efectos no son tan simples. Con base en un
meta-análisis de 48 experimentos, Wendy Wood y Jeffrey Quinn (2003) encontraron que
cuando las personas reciben una advertencia respecto a un inminente mensaje persua-
sivo relacionado con un tema que no es tan importante para ellas, comienzan a congra-
ciarse con él desde antes de recibir la comunicación, con el fin de aparentar que no son
vulnerables a su influencia. Pero cuando la advertencia tiene que ver con un tema que
sí es relevante para ellas, se sienten amenazadas y tratan de desarrollar argumentos en
hipótesis de la inoculación Idea de contra para reafirmar sus actitudes. Esta respuesta cognitiva fortalece su resistencia a
que exponerse a versiones débiles cambiar una vez que reciben el mensaje. Se requiere de un esfuerzo mental para resistir
de un argumento persuasivo aumenta un mensaje persuasivo. Cuando las personas saben que alguien tratará de influir en ellas,
conservan su energía y generan las refutaciones necesarias (Jansen et al., 2010).

>
la resistencia ulterior al mismo.
reactancia psicológica Teoría según la
cual las personas reaccionan en contra
de las amenazas a su libertad
Cultura y persuasión
al reafirmarse a sí mismas y percibir Una comunicación es persuasiva en la medida en que la fuente es favorable y el mensaje,
que la libertad puesta en riesgo es más
sin importar cómo se presente, satisface las necesidades psicológicas del público. A este
atractiva.
respecto, los factores culturales desempeñan también un papel sutil pero importante.

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Persuasión a partir de las propias acciones 237

En capítulos anteriores se vio que las culturas difieren en la medida en que las perso-
nas que las conforman están orientadas al individualismo o al colectivismo. En vista de
estas diferencias, Sang-Pil Han y Sharon Shavitt (1994) compararon el contenido de los
anuncios publicitarios publicados en revistas de Estados Unidos, un país individualista,
y Corea, nación de orientación colectivista. Su hallazgo fue que, mientras las campa-
ñas publicitarias estadounidenses se enfocaban más en benefi-
cios personales, individualidad, competitividad y mejora propia
(“ella tiene un estilo muy personal”, “distíngase de entre la mul-
titud”), las coreanas apelaban más a la integridad, al logro y al
bienestar de los endogrupos (“una forma estimulante de proveer
a los suyos”, “celebrando medio siglo de asociación”). No cabe
duda que hay maneras diferentes de llamar la atención de los
miembros de estas dos culturas.
En un segundo estudio, Han y Shavitt crearon dos conjuntos
de anuncios para diversos productos. Uno de ellos representaba
individuos (“disfrute por sí mismo la experiencia de un aliento
fresco”) y el otro se centraba en los grupos (“comparta la expe-
riencia de un aliento fresco”). Ambos conjuntos de anuncios fue-
ron presentados a participantes estadounidenses y coreanos. El
resultado: los estadounidenses fueron persuadidos mayormente
por los anuncios de tono individualista y los coreanos prefirie-
ron los colectivistas. Diferencias similares se encontraron en
la forma en que se utilizan las recomendaciones de personajes
famosos en ambas culturas. En Estados Unidos, las celebrida-
des tienden a presentarse a sí mismas usando un producto o
hablando directamente de él; en los comerciales coreanos, que

Image Courtesy of The Advertising Archives


apelan a la pertenencia, a la familia y a valores tradicionales, es
más probable que interpreten el papel de alguien más, sin distin-
guirse particularmente (Choi, et al., 2005).
A medida que personas de todo el mundo entran en contacto
entre sí gracias a los viajes, la televisión vía satélite, los tratados
de comercio internacional y la Internet, los valores culturales
comienzan a cambiar. De igual forma que los seres humanos
se desarrollan a medida que van creciendo, a veces las culturas
cambian a lo largo del tiempo de una generación a la siguiente.
Los recientes y muy sustanciales esfuerzos de modernización En una serie de anuncios impresos,
realizados por China, hogar de alrededor de una de cada cinco personas del planeta, ilus- Apple Computer presentó a Albert
tran este hecho. Se han dado tantas transformaciones recientes en esa nación, que Zhang Einstein y a otros genios creativos
y Shavitt (2003) están tratando de comparar el contenido de los comerciales de televisión, que en la historia se atrevieron a
“pensar diferente”. En una campaña
dirigidos en primera instancia al mercado masivo tradicional, con los nuevos anuncios
de mercadotecnia que rindió tributo
impresos, cuyo objetivo se centra en los ciudadanos de entre 18 y 35 años de edad, educa- al individualismo, Apple saludó a: “Los
dos y con ingresos altos que constituyen la “generación X” china. Con base en su análisis locos. Los inadaptados. Los rebeldes.
de 463 anuncios, estos investigadores encontraron que aunque los valores tradicionales Los buscapleitos. Las clavijas redondas
y colectivistas predominan en la televisión convencional, la publicidad en revistas está en los agujeros cuadrados. Los que ven
las cosas de modo diferente”.
caracterizada por impulsos más modernos e individualistas. Para ser persuasivo, un men-
saje debe hacer alusión a los valores culturalmente compartidos por su audiencia.

Persuasión a partir de las propias


acciones
Cualquiera que haya actuado en un escenario sabe lo fácil que es estar absorto en un
papel que la experiencia parece real. Unas carcajadas fingidas pueden hacer que el actor
se sienta feliz y las “lágrimas de cocodrilo” pueden convertirse en tristeza verdadera.

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238 Capítulo 6 Actitudes

Incluso en la vida real este efecto puede ser dramático. En 1974, Patty Hearst, una estu-
diante universitaria proveniente de una familia aco dada, fue secuestrada (y rescatada).
Meses más tarde la misma joven fue arrestada; ahora ya era revolucionaria, se hacía lla-
mar Tania y portaba armas. ¿Cómo es posible que alguien sufra una transformación tan
radical? De acuerdo con el testimonio de la misma Hearst: “Creí que me estaba burlando
(de mis captores) al imitar sus clichés y expresiones de moda sin creer en ellos… Al tratar
de convencerlos, terminé convenciéndome a mí misma” (Hearst, 1982).

> Desempeño de un rol: todo el mundo es un escenario


El caso Patty Hearst ilustra los poderosos efectos del desempeño de roles. Por supuesto,
no es necesario ser secuestrado o aterrorizado para comprender lo que se siente ser
coaccionado a comportarse de una forma que contradiga sus convicciones. Por ejemplo,
las personas suelen asumir comportamientos discrepantes como parte de su trabajo o
para acoplarse a un grupo. Aunque esto parece un lugar común, da lugar a una pregunta
de gran profundidad. Cuando las personas actúan a solas, diciendo y haciendo cosas que
contradicen sus propias actitudes, ¿comienzan a cambiar su conducta como resultado?
Los sentimientos que usted alberga son capaces de determinar la forma en que se con-
duce. En consecuencia, ¿es posible también que la forma en que actúa pueda determinar
cómo se siente?
Hace muchos años, Irving Janis (1968) presentó la teoría de que un cambio de actitud
persistía más cuando estaba inspirado en el propio comportamiento que cuando surgía
de una exposición pasiva a una comunicación persuasiva. Janis realizó un estudio en el
que un grupo de participantes escuchó un discurso que desafiaba sus puntos de vista
respecto a cierto tema, y a otros se les dio un guión y se les pidió que pronunciaran un
discurso basado en él. Como se pronosticó, los participantes modificaron más sus acti-
tudes tras preparar el discurso que con sólo escucharlo (Janis y King, 1954). Según Janis,
el desempeño de un rol funciona porque fuerza a las personas a aprender el mensaje.
Por lo tanto, los individuos tienden a recordar mejor los argumentos que ellos mismos
desarrollan que los proporcionados por alguien más (Slamecka
y Graff, 1978). De hecho, el cambio de actitud es aún más per-
durable cuando las personas que leen un mensaje persuasivo
tienen aunque sea la expectativa de que más tarde tendrán que
comunicarlo a otros (Boninger et al., 1990).
Pero actuar un rol implica algo más que una simple mejora
de la memoria. Los efectos de encarnar un papel pueden resul-
tar asombrosos debido, en parte, a que es muy fácil confundir lo
que se hace o dice con aquello que en realidad se siente. Piense
en cuántas veces ha prodigado elogios que en realidad no con-
sidera merecidos o sonreído a alguien que no le cae bien o asen-
tido al escuchar un señalamiento con el que secretamente está
en desacuerdo. Muchas veces la gente disfraza sus palabras con
el único propósito de complacer a un oyente en particular. Lo
© UPI/CORBIS Bettmann

fascinante no es que haga ajustes para agradar a los demás,


sino que esta actuación de un papel tenga efectos tan podero-
sos en sus actitudes privadas. Por ejemplo, los participantes en
un estudio leyeron un texto acerca de cierto hombre y luego se
lo platicaron a otra persona, para quien supuestamente aquel
personaje era simpático o antipático. Como se puede supo-
ner, los participantes describieron al sujeto en términos más
positivos cuando la disposición del escucha era favorable. Sin
Posando como una revolucionaria embargo, en el proceso también se convencieron a sí mismos. Por lo menos en alguna
llamada Tania, Patty Hearst se vio medida, “decir es creer” (Higgins y Rholes, 1978).
transformada en el personaje que sus Considere las implicaciones de la aseveración anterior. Se sabe que las actitudes
secuestradores la forzaron a interpretar.
“Al tratar de convencerlos terminé influyen en el comportamiento, como cuando una persona ayuda a quienes le agradan
convenciéndome a mí misma”, afirmaría y perjudica a los que le disgustan. Pero la investigación respecto al desempeño de roles
más adelante. hace hincapié en la otra cara de la moneda: el hecho de que el comportamiento sea capaz
de modificar las actitudes. Tal vez determinadas personas llegan a simpatizarle porque

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Persuasión a partir de las propias acciones 239

las ha ayudado, y quizá culpe a quienes les han hecho daño. Por consiguiente, para cam-
biar los sentimientos íntimos de un individuo, quizá deba comenzar a enfocarse en su
comportamiento. ¿A qué se debe que las personas experimenten cambios de actitud en
respuesta a modificaciones en su propio comportamiento? Una respuesta a esta pre-
gunta proviene de la teoría de la disonancia cognitiva.

> Teoría de la disonancia cognitiva: la versión clásica


Muchos psicólogos sociales creen que la gente está fuertemente motivada por el deseo
de alcanzar una consistencia cognitiva, es decir, un estado de ánimo en el que sus creen-
cias, actitudes y comportamientos son compatibles entre sí (Abelson et al., 1968). Las
teorías de la consistencia cognitiva presuponen que las personas son lógicas en general.
Sin embargo, Leon Festinger (1957) puso de cabeza tal supuesto. Interesado en las irracio-
nalidades del comportamiento humano, Festinger propuso la teoría de la disonancia
cognitiva, la cual establece que una poderosa motivación para mantener la consistencia “El hombre es el único animal que
cognitiva puede dar lugar a comportamientos irracionales y muchas veces inadaptados. aprende a ser hipócrita. Finge ser
De acuerdo con Festinger, todos los seres humanos poseen muchas cogniciones sobre cortés y luego, a la larga, se vuelve
sí mismos y el mundo que les rodea. Estas cogniciones incluyen todo lo que saben respecto cortés.”
a sus creencias, actitudes y comportamientos. Aunque por lo general estas cogniciones Jean Kerr
coexisten pacíficamente, a veces entran en conflicto. Considere algunos ejemplos. Usted
afirma que está a dieta, pero cede ante la primera oportunidad de comer helado de cho-
colate, o hace fila durante horas para entrar a un concierto y resulta que los músicos no
son lo que esperaba, o se asolea durante horas bajo el ardiente sol del verano aun cuando
conoce los riesgos que eso implica. Cada uno de esos escenarios oculta inconsistencias y
conflictos. Es posible que usted se haya comprometido con cierto curso de acción, pero de
pronto descubre que lo que está haciendo es inconsistente con sus actitudes.
En ciertas circunstancias, discrepancias
como éstas son capaces de evocar un desagrada- TABLA 6.5
ble estado de tensión conocido como disonancia
Formas de reducir la disonancia
cognitiva. Pero la discrepancia no siempre pro-
voca disonancia. Si usted rompe una dieta para “Necesito hacer dieta, pero no puedo ceder a la tentación de comer helado de
darse la oportunidad de celebrar un cumpleaños chocolate.” Si usted fuera esta persona, ¿qué haría para reducir la disonancia
en familia, su falta no le llevará a experimentar provocada por la discrepancia entre su actitud y su comportamiento?
disonancia. Si pensó erróneamente que el helado
que se comió era bajo en calorías y más tarde se Técnicas Ejemplos
da cuenta de que no era así, tampoco experimen- Cambie su actitud. “En realidad no necesito ponerme a dieta.”
tará una disonancia muy grave. Como se verá, lo Modifique su percepción “En realidad comí muy poco helado de chocolate.”
que en realidad provoca malestar es saber que del comportamiento.
se está perpetrando un comportamiento dis- Agregue cogniciones coherentes. “El helado de chocolate es muy nutritivo.”
crepante con su actitud, libremente y con cierto Minimice la importancia “No me importa tener un poco
conocimiento de las consecuencias. Cuando eso del conflicto. de sobrepeso… la vida es tan corta”.
ocurre la disonancia emerge y usted se ve moti- Reduzca la opción percibida. No me quedaba otra, el helado fue preparado
vado a reducirla. Como se muestra en la tabla 6.5, para esta ocasión especial.”
existen muchas estrategias posibles para reducir © Cengage Learning
la disonancia; por ejemplo, razonando que todos
los demás son hipócritas (McKimmie et al., 2009) o negando la responsabilidad personal
en el comportamiento (Gosling et al., 2006). Con frecuencia, la mejor manera de reducir
la disonancia consiste en modificar su actitud para que se alinee con su comportamiento.
Desde el momento en que fue propuesta, la teoría de la disonancia cognitiva atrapó
la imaginación de la psicología social. El planteamiento básico de Festinger es sencillo,
pero sus implicaciones van mucho más allá. En esta sección se examinan tres áreas de
investigación que demuestran el alcance de lo que la teoría de la disonancia tiene que
decir respecto al cambio de actitudes. teoría de la disonancia cognitiva
La teoría sostiene que las cogniciones
Justificación del comportamiento discrepante con la actitud: cuando hacer es inconsistentes dan lugar a tensión
creer Imagine por un momento que usted es uno de los participantes en un estudio psicológica que la gente se siente
clásico de Leon Festinger y J. Merrill Carlsmith (1959). Tan pronto como llega al laborato- motivada a reducir.

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240 Capítulo 6 Actitudes

rio, es recibido por un investigador que le dice que está interesado en determinar varias
medidas de desempeño. Usted se pregunta a qué se estará refiriendo, pero sus dudas
son despejadas muy pronto. El investigador le hace entrega de un tablero de madera
con 48 bloques cuadrados introducidos en igual número de orificios y le pide que gire
cada bloque un cuarto de vuelta hacia la derecha. La rutina parece interminable. Des-
pués de 30 minutos, el investigador viene a su rescate. ¿O no? Justo cuando usted cree
que las cosas mejorarán, le entrega otro tablero y le asigna una nueva tarea. Durante la
siguiente media hora tendrá que extraer 12 hebras de hilo del tablero, regresarlas a su
lugar, extraerlas de nuevo y colocarlas una vez más. En ese momento usted está a punto
de arrancarse el cabello. Dadas las circunstancias, incluso la primera tarea que le fue
asignada comienza a parecerle mejor que la actual.
Finalmente, completa su tarea. Transcurrida una de las horas más largas de su vida,
el investigador le dice en secreto: este experimento nos dice mucho más de lo que usted
cree. Usted formó parte del grupo control. Para probar los efectos que tiene la motivación
en el desempeño, a otros participantes se les informa que el experimento será divertido
y emocionante. Todavía no se percata de ello, pero usted está a punto de ser preparado
para la parte más importante del estudio. ¿Estaría dispuesto a decirle al siguiente par-
ticipante que el experimento es disfrutable? Como usted se muestra un poco reacio a
hacerlo, el investigador le ofrece un pago por sus servicios. A algunos participantes se les
ofreció un dólar, a otros, 20. En cualquier caso, usted accede a colaborar. Antes de darse
cuenta, se encuentra en la sala de espera, tratando de embaucar a un inocente más (que,
en realidad, es un cómplice).
Por medio de esta elaborada presentación los participantes fueron estimulados a
asumir un comportamiento discrepante con la actitud, es decir, a realizar una acción
inconsistente con sus actitudes privadas. Sabían lo tedioso que era el experimento en rea-
lidad; sin embargo, mintieron al respecto. ¿Provocó disonancia cognitiva este conflicto?
Depende de qué tanto recibieron como pago los participantes. Suponga que usted fue uno
de los afortunados a quienes se les ofrecieron 20 dólares por su asistencia. Recuerde que el
estudio se realizó en 1959, época en que el dinero tenía más valor; por lo tanto, una suma
semejante bien valía decir una pequeña mentira, ¿o no? Al sentirse satisfactoriamente
recompensados estos participantes experimentaron, si acaso, un poco de disonancia.
Pero espere un momento. Imagine que usted estaba entre los que
sólo recibieron un dólar. Sin duda su integridad vale más que eso,
¿no lo cree? En ese caso, tendría una justificación insuficiente
para sus actos, así que necesitaría un pretexto para sobrellevar su
Con permiso de Cartoon Features Syndicate

comportamiento. De acuerdo con Festinger (1957), a menos que


Reimpreso del the Wall Street Journal.

uno pueda negar sus acciones (lo cual no siempre es posible), se


sentirá presionado a cambiar sus actitudes en relación con la tarea.
Si puede convencerse de que el experimento no era tan desagrada-
ble, afirmar que resultó interesante no estaría del todo mal.
Los resultados fueron justo como Festinger y Carlsmith pronos-
ticaron. Cuando supuestamente el experimento había concluido,
se les preguntó a los participantes cómo se habían sentido respecto
“Es una idea loca, pero podría funcionar.”
a las tareas realizadas con los tableros. Aquellos que formaron
parte del grupo control que no engañaron a un cómplice, acepta-
Una forma de reducir la disonancia es ron sin ambages que las tareas habían sido aburridas. Lo mismo ocurrió con quienes reci-
minimizar la importancia del conflicto. bieron 20 dólares por mentir, ya que tenían una amplia justificación para sus acciones. Sin
embargo, los participantes que recibieron sólo un dólar calificaron el experimento como
medianamente disfrutable. Al haberse comprometido en un acto discrepante con la acti-
tud sin tener una justificación suficiente, estos participantes redujeron la disonancia cog-
nitiva modificando su actitud. Los resultados pueden verse en la l figura 6.9.
Vale la pena hacer hincapié en dos aspectos de este estudio clásico. En primer lugar,
deja bien claro el fenómeno de la autopersuasión: cuando las personas se comportan de
una manera que contradice sus actitudes, a veces las modifican sin verse expuestas a una
justificación insuficiente Condición comunicación persuasiva. En una demostración del poder de este fenómeno, Michael
en la cual las personas ponen en Leippe y Donna Eisenstadt (1994) encontraron que un grupo de estudiantes universi-
práctica libremente una conducta tarios de raza blanca que fueron coaccionados a escribir ensayos en favor de un nuevo
discrepante con la actitud sin recibir
plan de becas exclusivas para estudiantes negros, después reportaron actitudes más
una gran recompensa.
favorables, en general, hacia los afroamericanos. La otra gran contribución, derivada

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Persuasión a partir de las propias acciones 241

de los resultados obtenidos por Festinger y Carlsmith, estriba


en que contradijeron la arraigada creencia según la cual grandes l FIGURA 6.9
recompensas dan lugar a grandes cambios. De hecho, cuanto La disonancia clásica
más dinero se ofreció a los participantes por su comportamiento
Se pidió a los participantes en un experimento tedioso (actitud) que
inconsistente, se sintieron más justificados y se mostraron menos mintieran (comportamiento) a un compañero estudiante, diciéndole
propensos a cambiar sus actitudes. que la actividad había sido disfrutable. A algunos se les pagó un
Así como una recompensa pequeña ofrece insuficiente jus- dólar por decir aquella mentira, a otros se les ofrecieron 20 dólares
tificación para un comportamiento discrepante con la actitud, por hacerlo. Los miembros de un tercer grupo, que no tuvieron
que mentir, reconocieron que la tarea había sido aburrida. Lo
un castigo leve constituye una disuasión insuficiente para no mismo hicieron quienes recibieron 20 dólares, pago que representó
asumir un comportamiento discrepante con la actitud. Pién- una justificación más que suficiente para mentir. Sin embargo, los
selo. ¿Qué ocurre cuando la gente se priva de hacer algo que participantes a los que se les pagó un dólar, calificaron la tarea
realmente quiere hacer? ¿Devalúan la actividad en cuestión y se como medianamente disfrutable. Al comportarse de manera
convencen de que en realidad nunca quisieron llevarla a cabo? discrepante con la actitud sin justificación, los participantes de este
último grupo redujeron la disonancia al cambiar su actitud.
En un estudio se prohibió a un grupo de niños que se divirtieran Tomado de Festinger, L. y Carlsmith, J. M., “Cognitive Consequences
con un juguete muy atractivo, amenazándolos con un castigo and Forced Compliance”, en Journal of Abnormal and Social Psychology,
severo o leve. Todos los participantes refrenaron sus ganas de vol. 58 (pp. 203-210). Copyright © 1959 por la American Psychological
Association. Reimpreso con permiso.
utilizarlo. Sin embargo, como lo predice la teoría de la disonan-
cia cognitiva, sólo los que fueron amenazados con un castigo 25
leve —una disuasión insuficiente— después mostraron desdén
hacia el juguete prohibido, contrario a quienes confrontaron

de la tarea
la amenaza de un castigo severo (Aronson y Carlsmith, 1963). 20

of task enjoyment
Una vez más, la teoría de la disonancia cognitiva contradijo el
sentido común: cuanto menos severa es la amenaza de castigo,
mayor será el cambio de actitud producido. de disfrute 15

Esfuerzo de justificación: aprendiendo a disfrutar lo que


10
lo hace sufrir ¿Alguna vez ha gastado montones de dinero o
Rating

se ha esforzado mucho por lograr algo, sólo para descubrir más


Nivel

tarde que no valía la pena? Esta clase de inconsistencia entre el


5
esfuerzo y el resultado es capaz de activar la disonancia cogni-
tiva y mostrar un cambio radical hacia el resultado insatisfac-
torio. La hipótesis es simple, pero de implicaciones profundas:
las personas alteran sus actitudes para justificar su sentimiento. NoNo
mintió
lie Mintió
$20por
lie $20 Mintió
$1 por
lie $1
En una prueba clásica de esta hipótesis, Elliot Aronson y
Judson Mills (1959) invitaron a un grupo de chicas estudiantes a tomar parte en una
serie de discusiones grupales acerca del sexo. Pero había un problema. Debido a que el
sexo es un tema polémico, se les dijo a las participantes que tendrían que pasar por una
“prueba vergonzosa” antes de unirse al grupo. La prueba consistía en leer cierto material
sexual en voz alta y frente a un investigador de sexo masculino. Algunas de las estudian-
tes experimentaron lo que llegó a ser una iniciación severa en la cual tuvieron que recitar
palabras obscenas y fragmentos de morbosas novelas populares. Otras pasaron por una
iniciación leve, pues se les dio a leer una lista de palabras relacionadas con el sexo, pero
menos obscenas. Un tercer grupo fue admitido en las discusiones sin tener que pasar por Entre más dinero se le pague a
la prueba de iniciación. la gente por decir una mentira,
Momentos después, a todas las participantes se les permitió usar unos audífonos para más probable es que termine
escuchar la interacción del grupo al cual se unirían. En realidad, lo que oyeron fue la graba- por creerla.
ción de una plática sobre “comportamiento sexual secundario en los animales inferiores”. F
ALSO.
Aquello era espeluznantemente aburrido. Cuando terminó, se les pidió a las participantes
que calificaran qué tan agradable les habían parecido la plática y las demás integrantes
del grupo. Tenga en cuenta lo que predice la teoría de la disonancia: cuanto más tiempo,
dinero o esfuerzo decida un individuo invertir en algo, más ansioso se sentirá si el resultado
es decepcionante. Una forma de enfrentar este tipo de inconsistencia consiste en modifi-
car sus actitudes. Eso fue exactamente lo que ocurrió en este caso. Las participantes que
habían pasado por una iniciación severa calificaron más favorablemente al grupo de discu-
sión que las que pasaron por una iniciación leve o que no tuvieron que vivir la experiencia. disuasión insuficiente Condición
Es importante señalar que el bochorno social no constituye el único tipo de en la cual las personas se abstienen de
“esfuerzo” que las personas sienten necesidad de justificar ante sí mismas. Como regla participar en una actividad deseable, aun
cuando sólo exista la amenaza de sufrir
general, cuanto más se paga por algo, independientemente de si el pago implica un des-
un castigo leve.
gaste físico, dolor, tiempo o dinero, más agrado sentiremos por ello. Este principio tiene

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242 Capítulo 6 Actitudes

implicaciones interesantes respecto a las riesgosas prácticas de iniciación que se cele-


Es frecuente que la gente bran en diversos ámbitos, como los grupos escolares, los equipos deportivos y la milicia.
termine por disfrutar lo que La investigación sugiere, incluso, que entre más fuerte tengan que trabajar los pacien-
tes de psicoterapia en su propio tratamiento, más propensos estarán a sentirse mejor
la hace sufrir. ERDADERO. V cuando éste concluya (Axsom, 1989; Axsom y Cooper, 1985).

Justificación de decisiones difíciles: cuando las buenas elecciones se vuel-


ven aún mejores Siempre que alguien se ve forzado a tomar una decisión difícil,
como contraer matrimonio, a qué universidad asistir o qué empleo aceptar, experimenta
disonancia. Por definición, se dice que una decisión es difícil cuando distintos cursos de
acción son más o menos igual de apropiados. El matrimonio ofrece comodidad y esta-
bilidad; permanecer soltero permite seguir buscando relaciones nuevas y excitantes.
Quizá un empleo dé más beneficios económicos, pero otro podría involucrar un trabajo
más interesante. Cuando la gente toma decisiones tan complejas como éstas, corre el
riesgo de que tanto los aspectos negativos de las opciones elegidas, como los positivos
de las no elegidas, se contrapongan a sus determinaciones. De acuerdo con la teoría de
la disonancia, las personas racionalizan sus decisiones exagerando las características
positivas de la alternativa elegida y los factores negativos de la rechazada.
En una de las primeras pruebas de esta hipótesis, Jack Brehm (1956) pidió a un
grupo de participantes mujeres que evaluaran diversos productos, presumiblemente
como parte de un proyecto de investigación de mercadotecnia. Después de calificar una
tostadora, una cafetera, un radio, un cronómetro y otros productos, se les dijo a las par-
ticipantes que podían elegir uno de esos artículos para llevárselo a casa como obsequio.
En la condición de alta disonancia se les presentó la opción de elegir entre dos artículos
que les parecían igual de atractivos. En la condición de baja disonancia se les ofreció
una elección más sencilla, entre un artículo deseable y otro poco atractivo. Tras recibir
sus obsequios las participantes leyeron algunos informes y luego reevaluaron todos los
artículos. Los resultados proporcionaron un respaldo sólido a la teoría de la disonan-
cia. En el grupo de baja disonancia, las calificaciones otorgadas por las participantes
después de recibir su obsequio fueron más o menos iguales que las que dieron previa-
mente. Sin embargo, en el grupo de alta disonancia la calificación del producto elegido
aumentó, mientras que la del producto rechazado disminuyó. Forzadas a decidir entre
dos alternativas equivalentes, las participantes afrontaron la disonancia reafirmándose
Al sugerir que las personas necesitan
justificar sus decisiones difíciles e
que habían tomado la decisión correcta.
irrevocables para suprimir la disonancia Este fenómeno se presenta en una amplia gama de entornos. Por ejemplo, Robert
que conllevan, los investigadores Knox y James Inskter (1968) llevaron la teoría de la disonancia al hipódromo y encontra-
encontraron que los aficionados que ron que las personas que ya habían apostado 2 dólares a un caballo eran más optimistas
han colocado ya una apuesta por un
caballo se consideran más seguros de su acerca de ganar que las que todavía estaban haciendo fila para colocar sus apuestas. Este
victoria que quienes todavía no la han tipo de optimismo puede entrar en funcionamiento tan pronto como se toma una decisión
formalizado. difícil, incluso antes de formalizarla (Brownstein et al., 2004). De manera similar, Dennis
Regan y Martin Kilduff (1968) visitaron varias casillas de
votación en día de elecciones y encontraron que los electo-
res entrevistados tendían más a pensar que sus candidatos
ganarían una vez que habían ejercido su voto que antes
de hacerlo. Dado que ni las apuestas ni los votos pueden
retractarse, las personas que se han comprometido con
una decisión se sienten motivadas a reducir la disonancia
posterior. Así, se convencen de que la determinación que
tomaron fue la correcta.

> Teoría de la disonancia cognitiva:


© Shannon Stapleton/Reuters/Corbis

un nuevo punto de vista


Siguiendo las profundas huellas de Festinger, genera-
ciones de psicólogos sociales han estudiado y refinado
la teoría básica (Cooper, 2007; Harmon-Jones y Mills,
1999). Nadie discute el hecho de que cuando las personas

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Persuasión a partir de las propias acciones 243

son coaccionadas cortésmente a tener un comportamiento discrepante con sus actitu-


des, muchas veces terminan por modificar estas últimas. De hecho, los individuos sen-
tirán incomodidad y cambiarán sus actitudes cuando estén en desacuerdo con otros
miembros de un grupo (Matz y Wood, 2005), e incluso lo harán cuando sientan que su
comportamiento es inconsistente con el de alguien más con quien se identifican, pro-
ceso denominado disonancia vicaria o por sustitución (Cooper y Hogg, 2007).
Unos investigadores también han examinado las posibles consecuencias de percep-
ción de la disonancia cognitiva. En un estudio, Emily Balcetis y David Dunning (2007)
llevaron estudiantes universitarias al congestionado centro del campus y les pidieron
ponerse (y pasear con) una falda de hierba, un sostén de fibra de coco, un collar de flores
en el cuello y una canasta de frutas de plástico en la cabeza. Bochornoso como era pre-
sentarse así en público, todas las participantes caminaron por el campus con esas pren-
das. En una condición de alta motivación, fueron llevadas a creer que podrían declinar en
favor de una tarea diferente (justificación insuficiente). En una condición de baja moti-
vación, se les dijo que no había tareas alternativas disponibles (justificación suficiente).
¿Qué tan malo era esto? Después, a todas las estudiantes se les pidió calcular la distancia
que habían recorrido de un punto al otro. Al tener necesidad de justificar sus bochornosas
bufonerías, quienes tenían alta motivación subestimaron la distancia que habían cami-
nado comparadas con las de baja motivación. Aparentemente, la motivación para reducir
la disonancia puede alterar las representaciones visuales del medio natural.
Por medio de investigación sistemática, se hizo evidente desde el principio que la
teoría original de Festinger (1957) no era la última palabra. Las personas cambian sus
actitudes para justificar el comportamiento discrepante con la actitud, el esfuerzo y la
dificultad. Pero, para que se produzca disonancia deben estar presentes ciertas condi-
ciones específicas. Gracias al “nuevo enfoque” de Joel Cooper y Russell Fazio (1984) de
la teoría de la disonancia, ahora se tiene una buena idea de lo que son esas condiciones.
De acuerdo con Cooper y Fazio, son necesarios cuatro pasos tanto para que surja la
disonancia como para reducirla. En primer lugar, el comportamiento discrepante con
la actitud debe producir consecuencias negativas indeseadas. Recuerde el estudio inicial
de Festinger y Carlsmith (1959). Los participantes no sólo afirmaron algo que sabían que
era falso, sino que también engañaron a un condiscípulo para que tomara parte en un
experimento particularmente tedioso. Si esos participantes hubieran mentido sin oca-
sionar perjuicio, no habrían tenido que cambiar sus actitudes para justificar la acción
(Cooper et al., 1974). En otras palabras, “si no hay daño, no hay necesidad de pedir per-
dón”. De hecho, las consecuencias negativas pueden provocar disonancia aun cuando
las acciones del individuo sean consistentes con sus actitudes; esto ocurrió, por ejemplo,
cuando ciertos estudiantes universitarios escribieron un ensayo en contra del aumento
de las colegiaturas, y luego se les hizo creer que sus escritos resultarían contraproducen-
tes, pues después de leerlos el comité de la universidad votaría a favor de incrementarlas
(Scher y Cooper, 1989).
El segundo paso necesario en el proceso es una sensación de responsabilidad
personal respecto a los resultados desagradables que conlleve el comportamiento en
cuestión. La responsabilidad personal consta de dos factores. El primero es la libertad
de elección. Cuando la gente cree que no tuvo más alternativa que actuar como lo hizo,
no hay disonancia ni cambio de actitud (Linder et al., 1967). Si Festinger y Carlsmith
hubieran forzado abiertamente a sus participantes a mentir acerca del aburrido expe-
rimento, éstos no habrían sentido necesidad de justificar su comportamiento mediante
una modificación de sus actitudes. Sin embargo, la situación experimental hizo que los
participantes pensaran que sus acciones eran producto de su voluntad y que la respon-
sabilidad de la decisión era sólo suya. Presionados, sin darse cuenta, los participantes
creyeron que no estaban obligados a cumplir la solicitud del investigador.
Para que las personas sientan una responsabilidad personal, también es preciso que
crean que las consecuencias potencialmente negativas de sus acciones fueron previsi-
bles en su momento (Goethals et al., 1979). Cuando prever el resultado es imposible, no
hay disonancia ni cambio de actitudes. Si los participantes en el estudio de Festinger y
Carlsmith hubieran mentido en privado, y sólo más tarde se hubieran enterado de que
habían sido grabados al hacerlo, una vez más no habrían sentido necesidad de justificar
su comportamiento.

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244 Capítulo 6 Actitudes

El tercer paso necesario es la excitación fisiológica. Desde el comienzo de su inves-


tigación, Festinger consideró que la disonancia cognitiva es un estado de incomodidad
y tensión que la gente busca reducir, algo muy similar a cuando se siente hambre, sed u
otros impulsos básicos. La investigación ha demostrado la propiedad de esta idea. En un
estudio realizado por Robert Croyle y Joel Cooper (1983), los participantes escribieron
ensayos que respaldaban o contradecían sus propias actitudes. A algunos se les indicó
que lo hicieran así, pero a otros se les hizo creer que la elección era suya. Durante la sesión
se colocaron electrodos en las puntas de sus dedos con el propósito de registrar sus nive-
les de excitación fisiológica. Tal como predice la teoría de la disonancia cognitiva, quie-
nes escribieron con toda libertad ensayos discrepantes con sus actitudes mostraban los
niveles de excitación más altos, hallazgo que otros investigadores han observado (Elkin y
Leippe, 1986). De hecho, los participantes que escribieron ensayos discrepantes con sus
actitudes por “libre elección”, reportaron sentir altos índices de incomodidad, mismos
que se redujeron tan pronto como modificaron sus actitudes (Elliot y Devine, 1994).
El cuarto paso del proceso de disonancia está estrechamente relacionado con el
tercero. No es suficiente sentir una excitación fisiológica general. La persona también
debe hacer una atribución de dicha excitación a su propio comportamiento. Suponga
que acaba de decirle una mentira a un amigo, o que estudió para un examen que al final
fue cancelado, o que tomó una decisión difícil de la que pronto podría arrepentirse. Aún
más, suponga que aunque cualquiera de esas situaciones le provoca molestia, considera
que es resultado de algún factor externo, pero no de su comportamiento disonante. En
tales circunstancias, ¿mostraría un cambio de actitud como síntoma de disonancia cog-
nitiva? Lo más probable es que no. Cuando los participantes fueron incitados a atribuir
la excitación fisiológica que sentían en relación con la disonancia a los efectos de un
medicamento que supuestamente ingirieron (Zanna y Cooper, 1974), a la anticipación
de dolorosos toques eléctricos (Pittman, 1975) o a unos prismáticos que tuvieron que
utilizar (Losch y Cacioppo, 1990), el cambio de actitud no ocurrió. En la l figura 6.10 se
resumen los cuatro pasos involucrados en la producción y reducción de disonancia.
Hasta el día de hoy, los psicólogos sociales siguen debatiendo acerca de las versiones
“clásica” y “nueva” de la teoría de la disonancia cognitiva. Por un lado, la investigación ha
demostrado que las acciones discrepantes con las actitudes no siempre producen diso-
nancia, debido en parte a que ser cognitivamente consistente no es igual de importante
para todo mundo (Cialdini et al., 1995), y en parte porque el cambio de actitud muchas
veces parece requerir la producción de consecuencias negativas (Johnson et al., 1995).
Por otro lado, algunos investigadores han encontrado que la mera inconsistencia puede
activar la disonancia cognitiva, incluso sin que haya consecuencias negativas de por
medio. Por ejemplo, Eddie Harmon-Jones y otros (1996) hicieron que un grupo de perso-
nas ingirieran una bebida mezclada con azúcar o vinagre. Los investigadores forzaron a
los participantes (condición sin opción) o les pidieron (condición con alternativas) que
afirmaran por escrito que la bebida en cuestión les había gustado y luego destruyeran
las notas, lo cual en realidad era innecesario, y las arrojaran al cesto de la basura. Des-
pués se les pidió que calificaran de verdad qué tanto les había gustado la bebida. Quizás
haya notado que este experimento tiene puntos de contacto con el estudio de Festinger y

l FIGURA 6.10
Condiciones necesarias para la excitación y la reducción de la disonancia
Las investigaciones sugieren que son necesarios cuatro pasos para que se dé un cambio de actitud como resultado de la producción o
reducción de disonancia.
© Cengage Learning
Antecedent previas
Condiciones Conditions
que Physiological
Excitación Arousal
fisiológica y su
that Produce
producen Discomfort
incomodidad and Its Interpretation
interpretación

Step 1
Paso Step
Paso 22 Step
Paso 33 Step
Paso 44 Cambio
Compor- Unwanted
Consecuencia Responsabilidad
Personal Physiological
Excitación Attributionde
Atribución Attitude
Behavior
tamiento negative
+ + + la of arousal al
de
change
negativa personal
responsibility arousal
fisiológica excitación actitud
consequence
indeseada to behavior
comportamiento

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Persuasión a partir de las propias acciones 245

Carlsmith, pero con una excepción clave: para los participantes que se hallaban en la
condición con alternativas e ingirieron la bebida con vinagre para luego ser forzados a
decir que les había gustado, la mentira —si bien contradecía sus actitudes reales— no
dañaba a nadie. En ese caso, ¿experimentaron una disonancia y tuvieron que reducirla
sobrevaluando la bebida? Sí. En comparación con los participantes que mintieron en la
situación sin opción, aquellos en la condición con alternativas calificaron más positiva-
mente el sabor de la bebida con vinagre. La mentira era inofensiva, pero el sentimiento
de inconsistencia los llevó, de cualquier manera, a modificar su actitud.

> Otras rutas hacia la autopersuasión


Es importante distinguir entre los hechos empíricos descubiertos por los investigadores
de la disonancia y la teoría que se utilizó para explicarlos. Los hechos son claros por sí
mismos: en ciertas circunstancias, la gente que asume comportamientos disonantes con
sus actitudes tiende a modificar estas últimas. Sin embargo, determinar si este fenómeno
refleja la necesidad humana de reducir la disonancia es materia de cierta controversia. A
lo largo de los años se han propuesto tres explicaciones al respecto.

Teoría de la autopercepción La teoría de la autopercepción de Daryl Bem (1965),


descrita en el capítulo 3, constituyó el primer desafío serio para la teoría de la disonan-
cia. Tomando en consideración que no siempre se conoce de primera mano cuáles son
las propias actitudes, Bem propuso que las personas infieren cómo se sienten a partir de
observar su propio comportamiento y las circunstancias en que éste se lleva a cabo. Esta
especie de autopersuasión no está impulsada por la necesidad de reducir alguna tensión
o justificar las acciones. En lugar de ello es un proceso racional relajado y tranquilo, en
el cual las personas interpretan sus sentimientos ambiguos por medio de la observación
de su propio comportamiento. Ahora bien, ¿es posible que la teoría de Bem reemplace la
teoría de la disonancia como explicación de la autopersuasión?
Bem confrontó esta cuestión directamente. ¿Qué ocurriría si se les pidiera a obser-
vadores neutrales, no motivados por la necesidad de reducir la disonancia, que leyeran
una descripción detallada de un estudio sobre la propia disonancia y predijeran los resul-
tados? Este acercamiento al problema fue muy ingenioso. Bem razonó que los observa-
dores pueden tener la misma información conductual que los participantes, pero sin
experimentar el mismo conflicto personal. Si los observadores producían los mismos
resultados que los participantes reales, quedaría demostrado que la excitación de la
disonancia no es indispensable para que se generen cambios de actitud.
Para probar su hipótesis, Bem (1967) describió el estudio de Festinger y Carlsmith a
un grupo de observadores, y les pidió que predijeran las actitudes de los participantes. A
algunos se les comentó la condición del pago de un dólar, a otros la condición del pago
de 20 dólares y otros conocieron solamente el procedimiento efectuado con el grupo de
control. Los resultados fueron muy semejantes a los del estudio original. Según la inter-
pretación de los observadores, los participantes que a cambio de 20 dólares afirmaron
que la tarea era interesante en realidad estaban mintiendo, lo único que querían era
obtener el dinero. Pero los que afirmaron lo mismo a cambio de un dólar quizá habían
sido sinceros. ¿Por qué otra razón podrían haber mentido? Por lo que respecta a Bem, los
participantes debieron razonar de la misma manera. Si no hay conflicto, no hay excita-
ción de disonancia, sólo inferencia por observación.
Así pues, ¿se debe concluir que la autopercepción, no la disonancia, es lo que se
necesita para provocar un cambio de actitud? Ésta es una cuestión difícil de dilucidar. No
es sencillo diseñar un experimento crítico que permita distinguir entre ambas teorías.
Las dos predicen los mismos resultados, pero por razones diferentes. Además, ambas
ofrecen un buen respaldo para sustentar sus puntos de vista. Por un lado, los estudios con
observadores efectuados por Bem muestran que es posible obtener resultados equiva-
lentes a los que avalan la idea de la disonancia sin necesidad de que haya excitación. Por
otro lado, los participantes en estudios de disonancia sí experimentan excitación, con-
dición aparentemente necesaria para que tenga lugar un cambio de actitud. ¿Se puede
afirmar que una teoría es correcta y la otra no?
Fazio y otros (1977) concluyeron que ambas teorías son correctas pero en diferentes
situaciones. Cuando las personas se comportan en formas que contradicen sus actitu-
des, experimentan los inquietantes efectos de la disonancia y cambian sus actitudes para

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246 Capítulo 6 Actitudes

racionalizar sus acciones. Sin embargo, cuando las personas se comportan de maneras
que no son radicalmente discrepantes respecto a cómo se sienten, sólo experimentan
un poco de tensión y modifican sus actitudes con base en sus inferencias. En resumen, el
comportamiento altamente discrepante produce un cambio de actitud por medio de la
disonancia, mientras que el comportamiento ligeramente discrepante produce el cam-
bio mediante la autopercepción.

Teoría del manejo de impresiones Otra alternativa para una perspectiva de auto-
persuasión con base en la disonancia es la teoría del manejo de impresiones, la cual afirma
que lo que importa no es la motivación para ser consistentes, sino para parecer consisten-
tes. A nadie le gusta ser considerado inconsistente o ser percibido por los demás como un
hipócrita. Por lo tanto, ajusta sus actitudes y comportamientos públicos sólo para presen-
tarse ante los demás de una forma determinada (Baumeister, 1982; Tedeschi et al., 1971).
O quizá las personas no estén motivadas por un deseo de parecer consistentes, sino por
el deseo de evadir la responsabilidad de las consecuencias desagradables de sus propias
acciones (Schlenker, 1982). De cualquier forma, esta teoría hace hincapié en la preocupa-
ción por la autopresentación. De acuerdo con este punto de vista, la intención principal
de los participantes en el estudio de Festinger y Carlsmith era evitar que el investigador
pensara que se estaban vendiendo por una cantidad de dinero insignificante.
Si la teoría del manejo de impresiones está en lo correcto, la disonancia cognitiva no
produce cambio de actitud alguno, simplemente se limita a evidenciarlo. En otras pala-
bras, si los participantes en una investigación pudieran asumir sus actitudes de forma
anónima, o si creyeran que el investigador es capaz de determinar sus verdaderos senti-
mientos mediante ciertas evaluaciones encubiertas, los efectos tipo disonancia se des-
vanecerían. En ocasiones eso es lo que ocurre, pero otras veces no es así. En general, los
estudios han demostrado que aun cuando la autopersuasión puede ser motivada por el
manejo de impresiones, también es susceptible de ocurrir en situaciones que no activan
claramente preocupaciones en torno a la autopresentación (Baumeister y Tice, 1984).

Teoría de la autoestima Una tercera explicación posible relaciona la autopersua-


sión con el yo. De acuerdo con Elliot Aronson, los actos que activan la disonancia son
capaces de hacerlo porque implican una amenaza para el autoconcepto, provocando
que el individuo se sienta culpable, deshonesto o hipócrita, y motivándolo a cambiar su
actitud o su comportamiento futuro (Aronson, 1999; Stone et al., 1997). Si éste fuera el
caso, quizá los participantes en el estudio de Festinger y Carlsmith necesitaron modificar
su actitud respecto a la tarea tediosa para poder reparar el daño sufrido por el yo y no
para resolver una inconsistencia cognitiva.
Si la disonancia cognitiva sólo es activada por un comportamiento que devalúa la
autoestima, las personas que de por sí tienen un nivel bajo de expectativas en relación
consigo mismas no deberían verse afectadas: “Si una persona se concibe a sí misma como
‘torpe’, esperará comportarse como tal” (Aronson, 1969, p. 24). De hecho, Jeff Stone (2003)
encontró que cuando ciertos estudiantes universitarios fueron coaccionados a escribir un
ensayo en favor de un incremento en las colegiaturas (postura que contradecía sus acti-
tudes) y a pensar acerca de sus propios estándares de comportamiento, los que contaban
con autoestima alta cambiaron en mayor medida su actitud para ajustarla a su comporta-
miento, tal como la teoría de la disonancia habría pronosticado, que quienes la tenían baja.
Claude Steele (1988) llevó esta idea más lejos. En primer lugar, sugirió que una situa-
ción generadora de disonancia —capaz de dar lugar a un comportamiento discrepante
con la actitud, a un desperdicio de esfuerzos o a la toma de una decisión difícil—, puede
poner en acción un proceso de autoafirmación que sirve para revalidar la integridad del
autoconcepto. En segundo lugar, esta revalidación puede alcanzarse de muchas mane-
ras, no sólo resolviendo la disonancia. La teoría de la autoafirmación propone una pre-
dicción única: si el ingrediente activo en las situaciones de disonancia es una amenaza al
yo, entonces las personas que tienen una oportunidad de reafirmarlo de otras formas no
sufrirán los efectos de la disonancia. Si a los participantes que recibieron un dólar en el
estudio de Festinger y Carlsmith se les hubiera dado la oportunidad de donarlo, confor-
tar a alguien víctima de angustia o resolver un problema, sus autoconceptos se habrían
restaurado sin necesidad de justificar sus acciones.

cap06 204-251.indd 246 07/11/14 22:34


Persuasión a partir de las propias acciones 247

La investigación respalda esta hipótesis. Por ejemplo, Steele y otros (1993) dieron a
un grupo de personas realimentación positiva o negativa en relación con una prueba de
personalidad que habían realizado. A continuación les pidieron que calificaran 10 discos
de música popular y luego les dieron la opción de quedarse con el que ocupara la quinta
o sexta posición en su clasificación. Tan pronto como tomaron su decisión, se les solicitó
a los participantes que reclasificaran los discos. Como predice la teoría de la disonancia,
en casi todos los casos esta vez su calificación fue más favorable para el disco que eligie-
ron que para el que rechazaron. Aquí la clave es la frase en casi todos los casos. Entre los
participantes que recibieron realimentación positiva, las calificaciones no variaron. ¿Por
qué? De acuerdo con Steele, acababan de disfrutar una experiencia autoafirmativa, lo
cual era suficiente para superar su necesidad de reducir la disonancia.
La investigación de Steele sugiere que los individuos disponen de muchas formas
posibles para reparar un yo afectado por la disonancia. Pero si los esfuerzos de autoafir-
mación indirecta fracasan, ¿la disonancia cognitiva regresaría para presionarlos a cam-
biar de actitud? Sí. En un estudio, se pidió (condición con opción) o se indicó (condición
sin alternativas) a un grupo de estudiantes universitarios que entregaran un discurso
discrepante en el que se pidiera la prohibición de una tradición popular de su escuela
(correr desnudos en la primera nevada de la temporada invernal). En el caso de quienes
se hallaban en la condición con opción, la disonancia se activó, presionándolos a cambiar
de actitud a favor de la prohibición. Los estudiantes de otro grupo con opción, a quienes
se les dio la oportunidad de autoafirmarse al expresar algunos de sus valores más aprecia-
dos, sintieron menos incomodidad y mostraron menos disposición a cambiar de actitud.
Para ellos, la autoafirmación fue alivio suficiente. Sin embargo, entre los estudiantes de
un cuarto grupo (también con opción), a quienes se les dio una oportunidad de autorre-
afirmarse, pero que luego recibieron realimentación negativa respecto a los valores que
expresaron, la disonancia cognitiva retornó, presionándolos a cambiar su actitud hacia la
prohibición. En esencia, la disonancia cognitiva y su impacto sobre las actitudes resurgie-
ron del intento fallido de autoafirmación (Galinsky et al., 2000; vea l figura 6.11).
Para resumir, la teoría de la disonancia establece que las personas cambian sus actitu-
des para justificar sus comportamientos, esfuerzos y decisiones discrepantes con la acti-
tud. Por su parte, la teoría de la autopercepción argumenta que el cambio ocurre debido
a que los individuos infieren cómo se sienten a partir de la observación de su propio
comportamiento. La teoría del manejo de impresiones asevera que el cambio de actitud

l FIGURA 6.11
Cuando la autoafirmación fracasa
Los estudiantes debían preparar un discurso disonante en favor de prohibir una tradición popular
de su escuela. En comparación con quienes se hallaban en una situación de pocas opciones, los
estudiantes del grupo con alternativas fueron más propensos a cambiar su actitud respecto a la
prohibición. Tal como predice la teoría de la autoafirmación, a los que se les dio la oportunidad de
expresar sus valores no se mostraron en favor de la prohibición, a menos que sus valores hubieran
sido mal recibidos. La autoafirmación es capaz de reparar el yo afectado por la disonancia. Sin
embargo, cuando esto fracasa, la disonancia cognitiva reaparece para presionar el cambio de actitud.
Galinsky et al., 2000. © Cengage Learning

6
la prohibición

5
a ban

4
toward

3
hacia
Attitude

2
Actitud

Sin opciones
Low-choice Con opciones
High-choice Con opciones
High-choice Con opciones
High-choice
Self-affirmation
Autoafirmación Self-affirmation
Autoafirmación
Negative feedback
Realimentación
negativa

cap06 204-251.indd 247 07/11/14 22:34


248 Capítulo 6 Actitudes

l FIGURA 6.12
Teorías de la autopersuasión: comparaciones fundamentales
Aquí se comparan las principales teorías de la autopersuasión. Cada alternativa desafía un aspecto
diferente de la teoría de la disonancia. La teoría de la autopercepción supone que el cambio de
actitud es una cuestión de inferencia, no de motivación. La teoría del manejo de impresiones
sostiene que el cambio es más aparente que real, y que está determinado por el interés de
salvaguardar la autopresentación pública. La teoría de la autoafirmación afirma que la fuerza
motivacional parte de una necesidad de protección del yo, y que el cambio de actitud no ocurrirá
cuando el autoconcepto sea reafirmado de otras formas.
© Cengage Learning

Teorías
Disonancia Autoper- Manejo de Autoafir-
cognitiva cepción impresiones mación
¿El cambio de actitud es
motivado por un deseo de Sí No Sí Sí
reducir la incomodidad?

¿La actitud privada de la


persona cambia realmente? Sí Sí No Sí

¿El cambio debe estar direc-


tamente relacionado con Sí Sí Sí No
el comportamiento discre-
pante con la actitud?

es incitado por preocupaciones respecto a la autopresentación. Por último, la teoría de


la autoafirmación sostiene que el cambio es motivado por las amenazas contra el auto-
concepto (vea l figura 6.12).

> Influencias culturales en la disonancia cognitiva


Durante mucho tiempo los psicólogos sociales han supuesto que los efectos de la diso-
nancia cognitiva, puestos al descubierto por medio siglo de investigación y que se han
comentado en este capítulo, son universales y característicos de la naturaleza humana.
Sin embargo, cada vez resulta más evidente que el contexto cultural podría influir tanto
en la excitación como en la reducción de la disonancia cognitiva.
En las culturas occidentales se espera que los individuos tomen decisiones consis-
tentes con sus actitudes personales y que lo hagan libremente, sin verse afectados por
puntos de vista externos. En cambio, en las culturas del Lejano Oriente también se espera
que los individuos tomen decisiones que beneficien a los miembros del endogrupo, y que
consideren el bienestar de los demás al hacerlo. A partir de estas diferencias, Etsuko Hos-
hino-Browne y sus colegas (2005) compararon las reacciones de un grupo de participan-
tes japoneses y canadienses en un experimento de disonancia posterior a una decisión.
La experiencia consistió en clasificar los elementos ordenados en un menú, elegir sus
10 platillos principales y reclasificar la lista. La mitad de los participantes fueron libres
de tomar la decisión por sí mismos; al resto se les pidió que imaginaran la opinión de
un amigo cercano cuyos gustos conocieran y que hicieran sus elecciones en su nombre.
¿Mostraron los participantes el clásico efecto de justificación posterior a una decisión,
realizando calificaciones más positivas de los elementos que eligieron en comparación
con los que no seleccionaron? Sí y no. Cuando tomaron las decisiones por sí mismos,
sólo los participantes canadienses exhibieron un efecto de justificación significativo. Sin
embargo, cuando hicieron la selección a partir de los criterios de un amigo, los japoneses
mostraron un efecto más fuerte (vea l figura 6.13). En otros estudios se han encontrado
resultados similares (Kitayama et al., 2004).
Para concretar: la disonancia cognitiva es universal y dependiente de la cultura.
Todos experimentan situaciones en las que sienten disonancia y tratan de reducirla, pero
su entorno cultural influye en las condiciones en las que ocurre este proceso.

cap06 204-251.indd 248 07/11/14 22:34


Repaso 249

l FIGURA 6.13 0.7


Disonancia cognitiva: carácter
universal y dependencia cultural 0.6

alternativas
Los investigadores compararon la

Alternatives
experiencia de participantes canadienses 0.5
y japoneses en un estudio de disonancia
posterior a una decisión que consistió 0.4
en clasificar los elementos ordenados de

Spread ofde
un menú, elegir los platillos principales 0.3

Dispersión
y reordenar la lista. La mitad tomaron
las decisiones por sí mismos; a los
0.2
demás se les pidió que imaginaran cuál
sería la opinión de un amigo cercano.
En el primer caso sólo los canadienses 0.1
exhibieron un efecto de justificación
significativo; sin embargo, en el segundo 0
Canadian
Canadienses Japoneses
Japanese
los japoneses mostraron un efecto mayor.
Hoshino-Browne et al., 2005. © Cengage Learning Por sí En nombre de
Self
mismo Friend
un amigo

Cambio de actitudes
Las actitudes y el cambio de actitud constituyen una parte importante de la vida social.
En este capítulo ha visto que la persuasión puede lograrse de diferentes maneras. El
medio más común es por medio de la comunicación que procede de los otros. Al confron-
tar los editoriales periodísticos, correo basura, libros, comerciales de televisión, anun-
cios por internet y otros mensajes se tomó una de dos posibles rutas de persuasión. En
la ruta central, el cambio de actitud se basa en los méritos de la fuente y en su mensaje.
En la ruta periférica se basa en indicios superficiales. De cualquier forma, el cambio de
actitud suele precipitar un cambio de comportamiento.
Un segundo medio de persuasión menos evidente se origina en nosotros mismos.
Cuando el comportamiento de las personas contradice sus verdaderas convicciones,
suelen modificar sus actitudes. Una vez más, no existe una ruta única hacia el cambio,
sino varias. La disonancia cognitiva, la autopercepción, el manejo de impresiones y la
autoestima son algunas de las posibilidades. De las actitudes al comportamiento, y de
regreso, los procesos de la persuasión son complejos y están entrelazados.

Repaso
El estudio de las actitudes
l Una actitud es la reacción emocional de evaluación hacia l También pueden emplearse mediciones encubiertas, entre
una persona, un lugar, un tema o un objeto. ellas la observación del comportamiento no verbal, el elec-
tromiógrafo (EMG) facial, los patrones de ondas cerebrales
Cómo se miden las actitudes y la prueba de asociación implícita (IAT, por sus siglas en
l La forma más común de medir las actitudes es por medio de inglés).
autorreportes, como las escalas de actitudes.
l Para lograr que las personas respondan honestamente a las Cómo se forman las actitudes
preguntas que se les realizan, es posible usar la comproba- l Estudios realizados en gemelos sugieren que las personas
ción fingida (bogus pipeline). podrían estar genéticamente predispuestas a mantener
ciertas actitudes.

cap06 204-251.indd 249 07/11/14 22:34


250 Capítulo 6 Actitudes

l Sin embargo, la investigación muestra que las actitudes se l Las actitudes predicen mejor el comportamiento cuando
conforman a partir de la experiencia y el condicionamiento son específicas y no generales, y cuando son sólidas y no
evaluativo; por ejemplo, cuando la gente desarrolla actitu- débiles.
des radicales respecto a objetos neutrales debido a la aso- l Las actitudes compiten con otras influencias en el com-
ciación de éstos con estímulos positivos y negativos. portamiento.

Relación entre actitudes y comportamiento Puesta a prueba del sentido común


l Las actitudes no se correlacionan necesariamente con el Los investigadores son capaces de determinar si alguien tiene
comportamiento, pero en ciertas condiciones existe gran una actitud positiva o negativa al medir su actividad fisiológica.
correlación. Falso. Las mediciones de la actividad pueden revelar con qué
intensidad siente alguien, pero no si la actitud de la persona es
positiva o negativa.
Persuasión por medio de la comunicación
l El enfoque más común para cambiar actitudes es por medio l La investigación ha demostrado que los mensajes subli-
de la comunicación persuasiva. minales no producen cambios de actitud significativos o
duraderos.
Dos rutas de persuasión
l Cuando las personas reflexionan de manera crítica respecto La audiencia
de un mensaje, están tomando la ruta central de persuasión l Las personas no son consistentemente difíciles o fáciles de
y se ven influidas por la solidez de los argumentos. persuadir. Más bien, diferentes tipos de mensajes influyen a
l Cuando las personas no piensan con cuidado en el conte- distintas clases de personas.
nido de un mensaje, están tomando la ruta periférica de per- l Las personas con un nivel alto de necesidad de cognición
suasión y se ven influidas por indicios superficiales. son persuadidas en mayor medida por la solidez de los
l La ruta que se tome depende de si los individuos tienen la argumentos.
capacidad y la motivación para procesar integralmente l La gente con un alto nivel de autosupervisión son influidas
la comunicación. en mayor medida por argumentos que apelan a imágenes
sociales.
La fuente l Para ser persuasivo, un mensaje debe ser presentado en una
l El cambio de actitud es mayor cuando el mensaje que lo manera que “se sienta bien”, ajustándose a las orientaciones
motiva proviene de una fuente creíble (competente y fiable). individuales de los miembros de la audiencia.
l El cambio de actitud también es más significativo cuando l La advertencia previa aumenta la resistencia a la influen-
la fuente es simpática (en términos de ser similar y atractiva cia persuasiva, ya que funciona como inoculación para la
para el destinatario). audiencia, dándole la oportunidad de desarrollar argumen-
l Cuando la audiencia tiene un nivel alto de involucramiento tos en contra y activando la reactancia psicológica.
personal, los factores de la fuente tiene menos importancia
que la calidad del mensaje. Cultura y persuasión
l El efecto durmiente muestra que muchas veces las perso- l Las comunicaciones son exitosas en la medida que apelan a
nas olvidan la fuente, pero no el mensaje; por lo tanto, el los valores culturales de la audiencia.
efecto de la credibilidad de la fuente se disipa con el paso l La investigación muestra que los estadounidenses son
del tiempo. más persuadidos por los anuncios individualistas, mien-
tras que los asiáticos prefieren los anuncios con contenido
El mensaje colectivista.
l En la ruta periférica, la extensión de los mensajes es un fac-
tor persuasivo. En la ruta central, la extensión sólo funciona
si la información añadida no diluye el mensaje.
l Determinar si es mejor presentar un argumento en un
punto determinado del mensaje depende, en gran medida,
de cuánto tiempo transcurre tanto entre ambos argumentos
como entre el segundo argumento y la decisión final. Puesta a prueba del sentido común
l Los mensajes moderadamente discrepantes respecto a En reacción a las comunicaciones persuasivas, la gente se ve más
las actitudes de la audiencia inspirarán cambios, pero los influida por imágenes superficiales que por argumentos lógicos.
mensajes altamente discrepantes serán escudriñados y Falso. Como lo indica el modelo de persuasión de proceso dual,
rechazados. las personas pueden ser influidas por imágenes o argumentos,
l Los mensajes que se basan en la provocación de temores dependiendo de su capacidad y motivación para pensar críticamente
motivan un cambio de actitud cuando contienen argumen- en la información.
tos sólidos e instrucciones sobre cómo evitar el peligro
Las personas son persuadidas con más facilidad cuando se les
potencial.
presentan mensajes comerciales sin que estén conscientes de ello.
l Las emociones positivas también facilitan el cambio de acti-
Falso. No hay evidencia de investigación que apoye los presuntos
tud, porque es más fácil persuadir a la gente cuando está de efectos de los anuncios subliminales.
buen humor.

cap06 204-251.indd 250 07/11/14 22:34


Repaso 251

Persuasión a partir de las propias acciones


Desempeño de un rol: todo el mundo es un escenario l La teoría del manejo de impresiones afirma que las perso-
l La forma en que actúa la gente puede influir en sus senti- nas están motivadas a cambiar sus actitudes sólo para pare-
mientos, porque el comportamiento es capaz de determinar cer consistentes con los demás.
las actitudes. l Las teorías de la autoestima sostienen que la disonancia es
activada por amenazas al autoconcepto, y que puede ser
Teoría de la disonancia cognitiva: la versión clásica reducida de manera indirecta, sin necesidad de un cambio
l En ciertas condiciones, la inconsistencia entre actitudes y de actitud, mediante experiencias autoafirmativas.
comportamiento produce un desagradable estado psicoló-
gico denominado disonancia cognitiva. Influencias culturales en la disonancia cognitiva
l Motivadas a reducir la tensión, las personas suelen modifi- l Recientemente los psicólogos sociales se han preguntado si
car sus actitudes para justificar: (1) el comportamiento dis- los efectos de la disonancia cognitiva son universales o espe-
crepante con la actitud, (2) el desperdicio de esfuerzo y (3) la cíficos de las culturas occidentales.
toma de decisiones difíciles. l Las investigaciones sugieren que las personas de todo el
mundo tratarán de reducir la disonancia cuando surge, pero
Teoría de la disonancia cognitiva: un nuevo punto que las condiciones que la activan se ven influidas por el
de vista contexto cultural.
l De acuerdo con la “nueva” versión de la teoría de la disonan-
cia cognitiva, es preciso satisfacer cuatro condiciones para
que se active la disonancia: (1) un acto con consecuencias
no deseadas, (2) un sentimiento de responsabilidad perso- Puesta a prueba del sentido común
nal, (3) excitación fisiológica o incomodidad y (4) atribución
de la excitación al acto discrepante con las actitudes. Entre más dinero se le pague a la gente por decir una mentira,
l Los psicólogos sociales siguen debatiendo si la disonancia más probable es que termine por creerla.
puede activarse a partir de la inconsistencia cognitiva en Falso. Estudios de disonancia cognitiva muestran que las personas
creen que decir mentiras por las cuales no se les paga es una forma
ausencia de consecuencias indeseadas.
de justificar sus propias acciones.
Otras rutas hacia la autopersuasión Es frecuente que la gente termine por disfrutar lo que la hace
l Se han propuesto otras explicaciones del cambio de actitud sufrir.
en relación con la disonancia. Verdadero. Estudios muestran que cuanto más trabajen o sufran
l La teoría de la autopercepción establece que las personas las personas por algo, más les gustará como forma de justificar su
infieren lógicamente sus actitudes mediante la observación esfuerzo.
de su propio comportamiento.

Cambio de actitudes
l Por medio de las comunicaciones persuasivas y de los meca-
nismos de autopersuasión, los procesos de cambio de actitu-
des y comportamiento son complejos y están entrelazados.

TÉRMINOS CLAVE
actitud (206) electromiógrafo facial (EMG) (209) reactancia psicológica (236)
actitud implícita (210) escala actitudinal (208) ruta central de persuasión (217)
comprobación fingida (208) hipótesis de la inoculación (236) ruta periférica de persuasión (217)
condicionamiento evaluativo (213) justificación insuficiente (240) teoría de la conducta planificada
disuasión insuficiente (241) necesidad de cognición (NC) (233) (214)
efecto durmiente (225) persuasión (217) teoría de la disonancia cognitiva (239)
elaboración (218) prueba de asociación implícita (IAT) (210)

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Conformidad Este capítulo
examina las maneras
en que las influencias sociales
son “automáticas”. A continuación
se analizan tres procesos. Primero se
consideran las razones por las cuales las
personas muestran conformidad ante las
normas de un grupo. Segundo, se describen
las estrategias empleadas para conseguir la
sumisión con peticiones directas. Tercero,
se analizan las causas y los efectos de la
obediencia a las órdenes de la autoridad.
El capítulo finaliza con un debate
sobre el continuo de la influencia
social.

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7
La influencia social “automática” (255)
Conformidad (257)
Los primeros clásicos
¿Por qué la gente se conforma?
Influencia de la mayoría
Influencia de la minoría
Cultura y conformidad

Sumisión (271)
Irreflexión y sumisión
La norma de reciprocidad
Tender trampas: estrategias de petición en
secuencia
Asertividad: cuando la gente dice no

Obediencia (278)
La investigación de Milgram: fuerzas de
obediencia destructiva
Milgram en el siglo XXI
Desafío: cuando la gente se rebela

El continuo de la influencia social (289)


Teoría del impacto social
Perspectivas sobre la naturaleza humana

Repaso
Términos clave
Recursos mediáticos
Krzysztof Dydynski/Getty Images

253

cap07 252-293.indd 253 07/11/14 22:38


254 Capítulo 7 Conformidad

En una tarde de jueves del verano de 2009, unas 200 per-


sonas comunes y corrientes, desconocidas entre sí, aparecieron en la Plaza Unión de
San Francisco. A las 6:00 p.m. en punto, el improvisado grupo cantó a pleno pulmón la
canción de los Beatles “With a Little Help from My Friends”. Ya antes en esa semana,
en York, Inglaterra, volaron plumas fuera del bien conocido Museo y Jardines de
Yorkshire, cuando aparecieron 500 felices usuarios de Facebook, almohadas en mano,
para una lucha de almohadazos en masa que duró cinco minutos. En ambos casos
los participantes habían recibido instrucciones por Internet para reunirse de manera
voluntaria a una hora y lugar acordados, realizar una acción tonta pero inofensiva y dis-
persarse rápidamente. Esto ilustra el poder contagioso de la Internet para servir como
vehículo de influencia social, otras “multitudes relámpago” se han formado en Nueva
York, Roma, París, Ámsterdam, Berlín, Oslo, Melbourne, Budapest, Boston, Chicago, Los
Ángeles, Denver, Houston y otras ciudades.
En ocasiones las influencias sociales que motivan a las personas no son amenas ni
divertidas, sino potencialmente dañinas para su salud. Considere los extraños sucesos
ocurridos en una escuela secundaria de Tennessee. Todo comenzó cuando una profesora
percibió un olor a gas en su salón de clases y en seguida sintió dolor de cabeza, náuseas,
respiración entrecortada y mareos. La noticia se esparció. Pronto, otros reportaron los
mismos síntomas y la escuela fue evacuada, con 80 alumnos y 19 miembros del personal
internados en una sala de urgencias local. Los exámenes de sangre, orina y otros proce-
dimientos médicos no revelaron nada, ni gases, ni pesticidas, ni ningún tipo de toxina.
Lo que arrojó la investigación fue que los alumnos que se sintieron enfermos ese día
tuvieron más probabilidad que otros de haber visto u oído de alguien con esos síntomas.
Al informar de estos hallazgos en el New England Journal of Medicine, los investigadores
concluyeron que los problemas fueron producto de la “enfermedad psicogénica masiva”,
una variante profunda, casi contagiosa, de influencia social (Jones et al., 2000).
En Outbreak! The Encyclopedia of Extraordinary Social Behavior (¡Estallido! La enci-
clopedia del comportamiento social extraordinario), Hilary Evans y Robert Bartholomew
“Somos ovejas muy discretas, es- (2009) observaron que este tipo de incidentes han ocurrido en la historia de la huma-
peramos a ver cómo va la manada nidad, haciendo que las personas presenten sarpullido, vómito, tos fuerte, torcedu-
y luego vamos con ella.” ras, movimiento espasmódico de la cabeza, balanceo de brazos, muecas y tartamudeo
Mark Twain (Dominus, 2012).
Las multitudes y la enfermedad psicogénica masiva ponen de manifiesto el sorpren-
dente poder de la influencia social. Los

sentido común
efectos que las personas tienen entre sí
Puesta a prueba del también se pueden apreciar en los eventos
humanos cotidianos. Así, los aficionados
Encierre su respuesta en un círculo a los deportes “hacen la ola” alrededor
de grandes estadios, entonan cánticos al
V F  Cuando todos los integrantes de un grupo dan una respuesta unísono o gritan “defensa” en una espec-
incorrecta a una pregunta sencilla, casi siempre la mayoría de las tacular demostración de armonía. Los
personas se conforma con esa respuesta. productores de televisión insertan risas
V F  Una manera efectiva de lograr que alguien le haga un favor es grabadas en las series cómicas para incre-
plantearle primero una petición desmedida que seguramente mentar la receptividad del espectador. Los
rechazará.
políticos pregonan los resultados infla-
dos de sus propias encuestas de opinión
V F  En experimentos sobre obediencia, la mayoría de los pública favorables para atraer a los votan-
participantes a quienes se les ordenó aplicar intensas descargas tes, en tanto que los cantineros, meseros y
eléctricas a una persona inocente se negaron a hacerlo. meseras colocan dinero en sus recipientes
de propinas para que los clientes hagan lo
V F  A medida que se incrementa el número de personas en un grupo,
mismo. Como dice el refrán: “Lo que hace
también aumenta el impacto de éste sobre un individuo.
el mono, lo hace la mona”.
V F  Los índices de conformidad varían entre las diversas culturas y de No es necesario ser psicólogo social
una generación a la siguiente. para saber que la gente influye en la con-
ducta de los demás. Lo difícil es saber

cap07 252-293.indd 254 07/11/14 22:38


La influencia social “automática” 255

cómo y con qué efecto. El término influencia social se refiere a las maneras en que la gente
se ve afectada por las presiones reales e imaginarias de los demás (Cialdini y Goldstein,
2004; Kiesler y Kiesler, 1969). Los tipos de influencias que se aplican a un individuo son de
diferentes clases y magnitudes. En este capítulo se analizan las influencias sociales que
son mecánicas y automáticas; así, se consideran tres formas de influencia que varían en
el grado de presión que ejercen sobre un individuo: conformidad, sumisión y obediencia.
Como se aprecia en la l figura 7.1, la conformidad, la sumisión y la obediencia no son
“tipos” de influencia con diferentes características. En los tres casos, la influencia puede
provenir de una persona, un grupo o una institución. Y en todos ellos la conducta en
cuestión podría ser constructiva (ayudar a uno mismo o a otros), destructiva (perjudi-
carse a sí mismo o a otros) o neutra. Una vez más es útil notar que la influencia social
varía, como puntos a lo largo de un continuo, según el grado de presión que ejerza sobre
el individuo. También es importante observar que no siempre se sucumbe a la presión.
La gente podría conformarse o mantener su independencia de otros, cumplir peticiones
directas o reaccionar con determinación, obedecer las órdenes de la autoridad u opo-
nerse enérgicamente a los demás en un acto de rebeldía. En este capítulo se examinan los
factores que llevan a los individuos a rendirse o resistirse a la influencia social.

La influencia social “automática”


Antes de examinar las formas explícitas de influencia social que se muestran en la figura
7.1, por las cuales los individuos eligen o no “dar su consentimiento”, es importante
observar que, en su condición de animales sociales, los humanos son vulnerables a gran
cantidad de influencias sutiles, casi semejantes a un reflejo. Sin darse cuenta, con fre-
cuencia las personas comienzan a bostezar cuando ven a otra bostezando, o ríen cuando
escuchan reír a otros, y gesticulan cuando ven sufrir a otra persona. En un experimento
pionero, Stanley Milgram et al., (1969) realizaron una investigación en una concurrida
calle de Nueva York, en la que un grupo de cómplices observaba distraídamente hacia
una ventana del sexto piso de un edificio cercano. Las grabaciones realizadas desde la
ventana mostraron que alrededor de 80% de los transeúntes se detenía y miraba hacia el
mismo punto que los cómplices.
En varias especies animales se han observado formas rudimentarias de imitación auto-
mática; por ejemplo, en pichones, monos, hámsters y peces (Heyes, 2011; Zentall, 2012).
Incluso hay evidencia que sugiere que la “cultura” se transmite por medio de imitación en
grupos de ballenas, como cuando las ballenas jorobadas que se mueven frente a las costas de
Maine se alimentan de peces al azotar el agua con sus aletas, formando así nubes de burbu-
jas que rodean a cardúmenes de peces que son su presa. Este complejo comportamiento fue

l FIGURA 7.1
Continuo de la influencia social
La influencia social varía en el grado de presión que ejerce sobre el individuo. La gente podría (1) apegarse a las normas de un grupo o
mantener su independencia, (2) cumplir las peticiones o ser enérgica y (3) obedecer o rebelarse a las órdenes de la autoridad.
© Cengage Learning

Yielding to influencia
Ceder a la Influence Resisting aInfluence
Resistirse la influencia

Obediencia
Obedience Sumisión
Compliance Conformidad
Conformity Independencia
Independence Asertividad
Assertiveness Desafío
Defiance

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256 Capítulo 7 Conformidad

observado por primera vez en 1981. Para 1989 se pudo medir que fue adoptado por 50%
de la población de ballenas de esa región (Rendell y Whitehead, 2001). Similares observa-
ciones en otras especies han llevado a los científicos estudiosos de animales a sugerir que
muchos animales no humanos forman y transmiten cultura a generaciones sucesivas
(Laland y Galef, 2009).
Del mismo modo, ¿los seres humanos se imitan automáticamente entre ellos, sin
pensarlo, sin esfuerzo ni conflicto? Al parecer así es. En años recientes, estudios contro-
lados de niños han demostrado que a veces, poco después de su nacimiento, los bebés
no sólo miran al rostro a otros (para delicia de los padres de todo el mundo), sino que
imitan ademanes sencillos, como el movimiento de cabeza, fruncir los labios y sacar la
lengua (Meltzoff y Moore, 1977; Ray y Heyes, 2010). Al estudiar a 162 infantes de entre 6 y
20 meses, Susan Jones (2007) encontró que la imitación se desarrolla en diferentes por-
Glen Tepke

centajes para comportamientos diferentes. Por ejemplo, usó a padres como modelos y
La encontró que los infantes imitaban abrir mucho la boca, tocar repetidas veces una mesa
“alimentación con los dedos y despedirse a señas antes de dar palmadas con las manos, flexionar los
con azote de
cola” entre las ballenas dedos o ponerse las manos en la cabeza.
jorobadas que nadan frente Tal vez no se haya percatado de ello, pero los adultos humanos se imitan siempre
a las costas de Maine (una
compleja conducta para atrapar unos a otros de manera inconsciente. Para demostrarlo, Tanya Chartrand y John Bargh
cardúmenes de peces), fue (1999) pusieron a los participantes a trabajar en una tarea con un compañero: un cóm-
observada por primera vez en
1981. Mediante la imitación, plice que tenía el hábito de frotarse la cara o mover un pie. Las cámaras ocultas que
rápidamente se extendió grabaron la interacción revelaron que, sin darse cuenta, los participantes imitaron estas
entre toda la población
de ballenas de la conductas motoras frotándose la cara o sacudiendo un pie para coincidir con la con-
región. ducta de su compañero. Chartrand y Bargh denominaron a este fenómeno “efecto cama-
león”, por la conducta de este reptil que cambia de color para adaptarse a su entorno
físico (vea la l figura 7.2).
Hay dos razones posibles para este tipo de imitación inconsciente. Chartrand y
Bargh conjeturaron que tiene una función social importante, que estar “en sintonía”
con su ritmo, postura, gestos, expresiones faciales, tono de voz, acentos,
patrones de voz y otras conductas da a la gente la oportunidad de inter-
l FIGURA 7.2 actuar entre sí con más facilidad. En consecuencia, Chartrand y Bargh
El efecto camaleón (1999) dieron un giro en un segundo estudio, en el cual la instrucción para
Esta gráfica muestra la cantidad de veces por el cómplice fue que imitara sutilmente los gestos de algunos participan-
minuto que los participantes se frotaron la cara o tes pero no los de otros. Como se esperaba, a los participantes que fueron
movieron un pie cuando estuvieron con un cómplice imitados el cómplice les agradó más que a quienes no se les emuló. Como
que hacía lo mismo. demostración adicional de la dimensión social de la imitación, la investi-
Tomado de Kassin, S., Psychology, 3a. ed. Copyright ©
1997. Reimpreso con permiso de Pearson Education, Inc.
gación muestra que las personas imitan más a otras cuando tienen interés
Upper Saddle River, NJ. en establecer una relación con ellas que cuando no lo tienen (Chartrand y
0.8
Van Baaren, 2009; Guéguen y Martin, 2009; Huntsinger et al., 2009; Lakin
et al., 2008).
La imitación social es tan poderosa que puede influir en el individuo
0.7 aun cuando el imitador no sea una persona real. En un estudio titulado
“Camaleones digitales”, Jeremy Bailenson y Nick Yee (2005) introdujeron a
veces
of times

estudiantes universitarios, de uno en uno, en un entorno de realidad virtual


0.6
en el que se encontraron sentados ante una mesa frente a un humanoide
Numberde

que semejaba un personaje de dibujos animados en tercera dimensión.


Cantidad

0.5 Éste procedió a argumentar que los estudiantes tendrían que estar obliga-
dos a llevar tarjetas de identificación en todo momento, con fines de segu-
ridad. En la mitad de las sesiones, los movimientos de cabeza de derecha
0.4
a izquierda de este interlocutor virtual imitaban perfectamente los movi-
mientos de cabeza del estudiante, con una diferencia de cuatro segundos.
0.3 En la otra mitad de las sesiones, el interlocutor repitió los movimientos de
El participante
Participant se El participante
Participant cabeza de un estudiante grabado con anterioridad. Muy pocos de los estu-
frota
rubslaface
cara mueve
shakesun pie
foot diantes que fueron imitados se dieron cuenta de ello. Sin embargo, cuando
El cómplicerubs
Confederate se frota
face la cara más tarde se les preguntó sobre la experiencia, calificaron como más agra-
El cómpliceshakes
Confederate mueve un pie
foot dable al personaje virtual y estuvieron más convencidos por su discurso si
imitaba sus movimientos de cabeza que si imitaba los del otro participante.

cap07 252-293.indd 256 07/11/14 22:38


Conformidad 257

El impulso humano de imitar a otros puede tener un valor social de adaptación, pero
este efecto también se puede encontrar en situaciones no sociales. En un estudio, Rolando
Neumann y Fritz Strack (2000) hicieron que varias personas escucharan la grabación de un
discurso filosófico abstracto que fue recitado con voz alegre, triste o neutral. Después, los
participantes calificaron su propio estado de ánimo como más positivo cuando escucha-
ron la voz agradable y como más negativo cuando escucharon

© The New Yorker Collection 2000 Mick Stevens from cartoonbank.com.


la voz triste. A pesar de que los oradores y los participantes
nunca interactuaron, el estado emocional del orador era con-
tagioso, un efecto automático que puede describirse como una
forma de “contagio del estado de ánimo”. Lo mismo puede ser
cierto acerca de la forma en que se imita el lenguaje que se
escucha en las expresiones y estilos de discurso de otras perso-
nas. Para ilustrar lo anterior, Molly Ireland y James Pennebaker
(2010) encontraron que estudiantes universitarios al contestar

Todos los derechos reservados.


preguntas de ensayo o trabajar a partir de extractos de escri-
tos de ficción tendían en formas sutiles a igualar el estilo de
lenguaje del material objetivo al que estaban expuestos; por
ejemplo, en términos del uso que hacían de los pronombres
personales (por ejemplo yo, tú), conjunciones (como pero,
mientras) y cuantificadores (como muchos, pocos).
También es importante darse cuenta que la imitación es
un proceso dinámico, como cuando dos personas que cami-
Es frecuente que no esté consciente de la influencia que otras
nan juntas, o bailan, con el paso del tiempo se coordinan personas ejercen sobre su comportamiento.
cada vez más. Para demostrarlo, Michael Richardson y otros
(2005) sentaron a pares de estudiantes universitarios, uno al
lado del otro, para que resolvieran problemas visuales mientras hacían oscilar un péndulo
manual como “tarea de distracción”. No era necesario que los estudiantes sincronizaran
su ritmo de oscilación para llevarse bien o resolver los problemas. Sin embargo, cuando
cada uno de ellos podía ver el péndulo del otro (incluso sin hablar), con el paso del tiempo
sus ritmos convergían, como dos corazones que laten al unísono.

Conformidad
Es difícil encontrar conductas que no resulten afectadas de alguna manera por la exposi-
ción a las acciones de los demás. Cuando los psicólogos sociales hablan de conformidad,
se refieren específicamente a la tendencia de las personas a modificar sus percepciones,
opiniones y conductas de manera que sean consistentes con las normas de un grupo.
De acuerdo con esta definición, ¿podría calificarse a sí mismo como conformista o
no conformista? ¿Con qué frecuencia siente deseos de hacer lo que otros dicen o hacen?
En un principio, usted podría negar la tendencia a conformarse y, en cambio, declarar
su individualidad. Pero piénselo un poco. ¿Cuándo fue la última vez que se presentó en
una boda formal vestido con pantalones vaqueros o permaneció sentado mientras se
entonaba el himno nacional en un evento deportivo? Para la gente es difícil contravenir
las normas sociales. En una demostración interesante de este punto, ayudantes de inves-
tigación en psicología social fueron instruidos para pedir a los pasajeros del tren sub-
terráneo que les cedieran sus asientos, una flagrante violación a la norma de conducta
aceptable. Muchos de los ayudantes no pudieron cumplir su cometido. De hecho, algu-
nos de los que intentaron cumplir su cometido se pusieron tan ansiosos que se fingieron
enfermos tan sólo para justificar su petición (Milgram y Sabini, 1978).
Con la conformidad tan extendida, es interesante e irónico que los participan- conformidad Tendencia a modificar
tes en una investigación (al menos en Estados Unidos) a quienes se les convenció las propias percepciones, opiniones
de observar la norma de un grupo, a menudo no reconocían haber sido influidos. y conductas de manera que sean
En cambio, trataron de reinterpretar la tarea y racionalizar su conducta como una consistentes con las normas de un grupo.
manera de verse a sí mismos como independientes (Hornsey y Jetten, 2004). Esta

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258 Capítulo 7 Conformidad

resistencia a aceptar la etiqueta de conformidad es particularmente característica de


los individuos que tienen un estatus alto y antigüedad dentro de un grupo (Jetten et al.,
2006). Pero hay una segunda razón por la cual las personas no se ven como conformis-
tas. En una serie de estudios, Emily Pronin y otros (2007) encontraron que las personas
perciben que las otras son más conformistas que ellas en toda clase de dominios, desde
por qué compraron un iPad hasta por qué apoyan una opinión popular. Parte de la razón
de esta asimetría es que mientras las personas juzgan a otras por su comportamiento
abierto y el grado en que hacen lo mismo que las demás, tienden a juzgarse a sí mis-
mas enfocándose en su interior y haciendo una introspección de sus procesos de pensa-
miento, lo cual les impide apreciar su propia conformidad.
Es comprensible que las personas tengan sentimientos encontrados sobre el tema.
Después de todo, es indispensable cierto grado de conformidad si los individuos han
de mantener comunidades y coexistir pacíficamente, aun cuando las personas tomen el
lugar que les corresponda en una fila de espera. Sin embargo, en otras ocasiones la con-
formidad puede tener consecuencias perjudiciales, como cuando las personas beben en
exceso en las fiestas o cuentan chistes étnicos ofensivos, porque otros están haciendo lo
mismo. Para el psicólogo social, el objetivo es entender las condiciones que promueven

>
la conformidad o la independencia y las razones de estas conductas.

Los primeros clásicos


En 1936, Muzafer Sherif publicó un estudio de laboratorio clásico sobre la forma en que
se desarrollan las normas en grupos pequeños. Su método era ingenioso. Estudiantes
varones que creían que estaban participando en un experimento de percepción visual,
se sentaron en una sala totalmente oscura. Cuatro metros y medio delante de ellos apa-
reció un pequeño punto de luz durante dos segundos, y después se pidió a los participan-
tes que calcularan cuánto se había movido. Este procedimiento se repitió varias veces.
Aunque los participantes no se dieron cuenta, el punto de luz siempre se mantuvo inmó-
vil. El movimiento que pensaban que veían era sólo una ilusión óptica conocida como
efecto autocinético: en la oscuridad, un punto fijo de luz parece que se mueve, a veces de
forma irregular, en varias direcciones.
Al principio, los participantes se sentaron solos
e informaron de sus juicios al experimentador. Des-
l FIGURA 7.3
pués de varios intentos, Sherif encontró que se sin-
Un caso clásico de sugestión
tieron como en casa en sus propias percepciones
Esta gráfica, tomada del estudio de Sherif, muestra cómo convergen estables de movimiento, con casi todas las estima-
poco a poco las estimaciones de tres participantes acerca del movimiento ciones variando de 2 a 25 centímetros (aunque un
aparente de la luz. Antes de que estuvieran juntos, sus percepciones
participante dio una estimación de 24 metros). En
variaron de manera considerable. Sin embargo, una vez que estuvieron en
grupos, los participantes se ajustaron a la norma que se había desarrollado.
los siguientes tres días, las personas regresaron
Sherif, 1936. © Cengage Learning para participar abiertamente en grupos de tres.
8 Como antes, en forma intermitente se encendieron
luces y los participantes, uno a uno, anunciaron sus
percibido

7 estimaciones. Como se ve en la l figura 7.3, las esti-


movement

6 maciones iniciales variaron en forma considerable,


pero después los participantes convergieron en una
de movimiento

5 percepción común. En última instancia, cada grupo


Inches of perceived

4 estableció su propio conjunto de normas.


Unos 15 años después de la demostración de She-
3 rif, Solomon Asch (1951) elaboró una tarea muy dife-
Centímetros

2 rente para probar la manera en que las creencias de


las personas afectan las creencias de los demás. Para
1 apreciar lo que hizo Asch, imagine que se encuentra
en la siguiente situación. Usted se inscribe para parti-
Pregroup
Antes de los Group
Sesión Sesión
Group Sesión
Group cipar en un experimento de psicología y cuando llega
grupos grupal
SessionI I grupal IIII
Session grupal IIIIII
Session encuentra a otros seis estudiantes que esperan alrede-
Participante
Participant AA Participante
Participant BB Participante
Participant CC dor de una mesa. Inmediatamente después que usted
toma un asiento desocupado, el experimentador
explica que está interesado en la capacidad de hacer

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Conformidad 259

distinciones visuales. Como ejemplo, les pide a usted


y a los demás que indiquen cuál de tres líneas de com-
paración tiene una longitud idéntica a la de una línea
estándar.
Eso parece bastante fácil. El experimentador
indica que después de mostrar cada conjunto de
líneas, usted y los demás deben turnarse para dar sus
respuestas en voz alta en el orden en que están sen-
tados. Empezando por su izquierda, el experimenta-
dor pide su respuesta a la primera persona. Al ver que
usted está en la penúltima posición, espera paciente-
mente su turno. Los primeros momentos pasan sin

William Vandevert
problemas. Las distinciones son claras y todos están
de acuerdo con las respuestas. Sin embargo, en el ter-
cer grupo de líneas el primer participante selecciona
claramente la línea equivocada. ¿Eh? ¿Qué pasó? ¿Se
volvió loco de repente, perdió la visión o ambas cosas?
Antes de que usted tenga oportunidad de averiguar
Después de dos rondas sin incidentes
qué le pasa a este participante, los siguientes cuatro eligen la misma línea errónea. ¿Y en el estudio de Asch, el participante
ahora qué? Con la sensación de encontrarse en la dimensión desconocida, se pregunta (sentado en el segundo lugar a
si entendió mal la tarea. Y se pregunta qué pensarán los demás si usted tiene el valor de partir de la derecha) se enfrenta a un
estar en desacuerdo. Llega su turno. Se frota los ojos y echa otra mirada. ¿Qué ve? Más dilema. La respuesta que desea dar
en la tercera prueba de distinción
concretamente, ¿qué hace?
visual difiere de la de los primeros
La l figura 7.4 le da a usted un sentido de la unión en la que los participantes de cinco compañeros, que están todos
Asch se encontraron, atrapados entre la necesidad de tener razón y el deseo de agra- de acuerdo. ¿Debe dar sus propias
dar (Insko et al., 1982; Ross et al., 1976). Como podrá sospechar para este momento, los respuestas o estar de acuerdo con los
demás “participantes” eran en realidad cómplices y habían sido instruidos para hacer demás?
juicios erróneos en 12 de las 18 presentaciones. No cabe duda que los participantes rea-
les sabían las respuestas correctas. En un grupo de control, en el que dieron sus res-
puestas de forma aislada, lo hicieron casi sin errores. Sin embargo, 37% de las veces los
participantes de Asch estuvieron de acuerdo con la mayoría incorrecta, mucho más a
menudo de lo que la mayoría de la gente podría predecir. Por supuesto, no todos estuvie-
ron de acuerdo. Alrededor de 25% se negó a aceptar alguno de los juicios incorrectos del
grupo. No obstante, 50% estuvo de acuerdo con al menos la mitad de las presentaciones
críticas y el resto de los participantes se ajustó ocasionalmente. Del mismo modo, se
observaron altos niveles de conformidad cuando el
estudio de Asch se repitió 30 años después y en estu-
dios recientes que incluyeron otras tareas cognitivas. l FIGURA 7.4
Por ejemplo, investigaciones recientes demuestran Tarea de distinción de líneas usada en los estudios sobre
fuertes efectos de conformidad en la memoria, como conformidad de Asch
cuando un testigo se ve influido por el informe de ¿Cuál línea de comparación, A, B o C, tiene la misma longitud que la línea
otro testigo (Gabbert et al., 2003; Horry et al., 2012). estándar? ¿Qué diría usted si se encontrara ante una mayoría unánime
Una investigación reciente también muestra efectos que respondiera A o C? Los participantes en los experimentos de Asch se
conformaron con la mayoría alrededor de un tercio de las veces.
de conformidad semejantes a los de Asch en los jui-
Asch, 1955. © Cengage Learning
cios de percepción de niños de 3 y 4 años (Corriveau
et al., 2009; Corriveau y Harris, 2010).
A continuación se comparan los estudios clá-
sicos de influencia social de Sherif y Asch. Es obvio
que ambos demuestran que los demás pueden influir
de manera considerable en las percepciones visua-
les propias. Pero, ¿qué tan similares son en realidad?
¿Los participantes de Sherif y Asch presentaron el A B C
mismo tipo de conformidad y por las mismas razo- Línea estándar
Standard Line Líneas de comparación
Comparison Lines
nes o la similitud en su conducta fue más aparente
que real?

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260 Capítulo 7 Conformidad

Desde el principio estaba claro que estos estudios diferían en algunos aspectos
importantes. En la investigación de Sherif los participantes estaban literalmente “en la
oscuridad”, de modo que era natural que recurrieran a los demás en busca de orienta-
ción. Cuando la realidad física es ambigua y no se tiene certeza de los propios juicios,
como en la situación de movimiento espontáneo (autocinética), otros pueden servir-
nos como una valiosa fuente de información (Festinger, 1954). Los participantes de Asch
se encontraron en una posición mucho más incómoda. Su tarea era relativamente simple
y pudieron ver con sus propios ojos cuáles respuestas eran correctas. A pesar de ello, a
menudo siguieron a la mayoría incorrecta. En las entrevistas, muchos de los participan-
tes de Asch informaron después que estuvieron de acuerdo con el grupo a pesar de que
no estaban convencidos. Muchos de los que no se conformaron dijeron que se sintieron
“conspicuos” y “locos”, como “inadaptados” (Asch, 1956, p. 31).
En todo el mundo, 2270 millones de personas, que son casi 33% de la población mun-
dial, tienen acceso al Internet (Internet World Stats, 2011). Siendo éste el caso, uno puede
preguntarse: ¿las fuerzas sociales que influyen en las personas en encuentros cara a cara
estudiados por Sherif y Asch también operan en grupos virtuales cuyos miembros no tie-
nen nombre, ni cara y son anónimos? La respuesta es sí. En una serie de grupos de noti-
cias en Internet, o blogs, McKenna y Bargh (1998) observaron que gente con intereses
comunes coloca y responde mensajes sobre una amplia gama de temas que van desde la
obesidad y la orientación sexual hasta el dinero y el mercado de valores. La naturaleza
Cuando todos los integrantes social del medio en esta situación virtual es “a distancia”, a pesar de lo cual los investiga-
de un grupo dan una respuesta dores encontraron que en los grupos de noticias que reúnen a personas con “identidades
incorrecta a una pregunta ocultas” (como gays y lesbianas que encubren su comportamiento sexual), los miembros
sencilla, casi siempre la mayoría son bastante receptivos a la realimentación social. Los que colocaron mensajes que fue-
de las personas se conforma con ron bien recibidos se convirtieron después en participantes más activos de los grupos de
esa respuesta. noticias. Cuando se trata de apoyo social y rechazo, incluso los grupos virtuales a distan-
FALSO. cia tienen el poder de moldear el comportamiento de los demás (Bargh y McKenna, 2004;
Williams et al., 2000).

> ¿Por qué la gente se conforma?


Los estudios de Sherif y Asch demostraron que la gente se conforma por dos razones muy
diferentes: una informativa y la otra normativa (Crutchfield, 1955; Deutsh y Gerard, 1955).

Una necesidad de tener razón Mediante la influencia informativa, las personas


se conforman porque quieren hacer juicios correctos y suponen que cuando los demás
están de acuerdo con algo es porque deben estar en lo correcto. En la tarea de movi-
miento espontáneo (autocinética) de Sherif, como en otras tareas difíciles o ambiguas, es
natural suponer que cuatro ojos ven mejor que dos. Por lo tanto, la investigación mues-
tra que los testigos presenciales que intentan recordar un delito o algún otro aconteci-
miento modificarán sus recuerdos e incluso crearán falsos recuerdos en respuesta a lo
que escuchan que han informado otros testigos (Gabbert et al., 2003).
En un estado de incertidumbre, seguir la sabiduría colectiva de los demás puede
resultar una estrategia eficaz. En el programa de concursos ¿Quién quiere ser millonario?,
los concursantes confundidos ante una pregunta pueden recurrir a una de dos formas de
ayuda: (1) llamar a un amigo o familiar, un “experto” designado, en busca de ayuda con
la respuesta o (2) consultar a la audiencia en el estudio, la cual puede votar por medio de
influencia informativa Influencia una computadora para darle realimentación instantánea. En general, los “expertos” son
que provoca conformidad cuando una útiles, pues en 65% de las ocasiones proporcionan la respuesta correcta. Sin embargo,
persona considera que los juicios de los para demostrar la sabiduría de las multitudes, las audiencias de estudio eligen la res-
demás son correctos.
puesta correcta 91% de las veces (Surowiecki, 2005).
influencia normativa Influencia
que provoca conformidad cuando
una persona teme a las consecuencia
Temor al ostracismo En contraste con el valor informativo de la conformidad,
sociales negativas de parecer desviada. la influencia normativa lleva a las personas a conformarse por el temor a las conse-
cuencias de parecer desviadas. Es fácil ver por qué. Desde el principio, la investigación

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Conformidad 261

mostró que los individuos que se desvían de la norma de un grupo a menudo desagra-
dan, son rechazados y ridiculizados (Schachter, 1951). Aun cuando algunas personas son
más resistentes que otras, estas formas de rechazo interpersonal pueden ser difíciles de
aceptar (Smart Richman y Leary, 2009).
En una serie de estudios controlados, personas que estaban condenadas al ostra-
cismo social —por ejemplo al ser olvidadas, ignoradas y excluidas en una conversación en
vivo o en un salón de conversaciones en línea— reaccionaron con varios tipos de angustia
emocional, sintiéndose lastimadas, enojadas, solas y carentes de autoestima (Williams
et al., 2002; Gerber y Wheeler, 2009). Incluso ser dejadas fuera de una conversación vía
mensajes de texto por celular puede tener efecto sobre los individuos (Smith y Williams,
2004). Kipling Williams y Steve Nida (2011) observaron que la investigación en este punto
es clara: algunas personas quedan tan angustiadas cuando son rechazadas, ignoradas o
excluidas de un grupo, incluso de uno nuevo y formado brevemente, que empiezan a sen-
tirse rechazadas, tristes, enojadas o con alguna combinación de estas emociones. Con el
tiempo, el ostracismo se convierte en una forma de muerte social, muy difícil de superar.
¿Por qué duele tanto ser condenado al ostracismo? Cada vez más, los psicólogos
sociales están empezando a valorar hasta qué punto los seres humanos, en el curso de
la evolución, se han necesitado mutuamente para sobrevivir y prosperar. Según Geoff
MacDonald y Marc Leary (2005), esta necesidad es tan primitiva que el rechazo inflige un
dolor social que se siente como un dolor físico. Se puede sentir la conexión en la forma en
que las personas describen sus reacciones emocionales ante la pérdida social utilizando
palabras como “dolido”, “con el corazón roto” y “destrozado”. Investigaciones recientes
de imágenes cerebrales también dan un interesante apoyo a esta relación. Por ejemplo,
en un estudio de imágenes cerebrales, los jóvenes que fueron excluidos por otros parti-
cipantes en un juego de tres personas por internet llamado “Cyberball” mostraron una
elevada actividad neuronal en una parte del cerebro que normalmente se asocia con el
dolor físico (Eisenberger et al., 2003).
Si hay un lado bueno, es que el dolor social puede tener efectos motivacionales posi-
tivos. Una vez que se sientan rechazadas, las personas buscan reunirse con otras, lo cual
debe aumentar su sensibilidad a los indicios de percepción social que indiquen la opor-
tunidad de ser incluidos. En un estudio que probó esta hipótesis, Michael Bernstein y
otros (2008) hallaron que los participantes en una investigación, que fueron llevados a
sentirse rechazados o excluidos socialmente, fueron más precisos en su capacidad para
distinguir entre sonrisas verdaderas, que delatan la felicidad y la apertura a la interac-
ción, y sonrisas “de máscara”, que no expresan una emoción genuina.

Distinción de tipos de conformidad En situaciones de grupo, por lo general se


ejercen tanto las influencias informativas como las normativas. Considere el experi-
mento de Asch. A pesar de que muchos de sus participantes manifestaron que se habían
conformado sólo para evitar ser diferentes, otros dijeron que estuvieron de acuerdo con
los juicios erróneos de su grupo. ¿Es eso posible? En ese momento, Asch tuvo que confiar
en lo que sus participantes le informaron en las entrevistas. Sin embargo, gracias a los
desarrollos recientes en la neurociencia social, los investigadores pueden ahora mirar
dentro del cerebro socialmente activo. En un ingenioso estudio de la facultad de medi-
cina que ilustra el punto, Gregory Berns y otros (2005) realizaron un experimento de
percepción visual-espacial con 32 adultos en el que se les pidió que “giraran mental-
mente” dos objetos geométricos para determinar si eran iguales o diferentes (vea la l
figura 7.5). Igual que en el estudio original de Asch, los participantes fueron acompa-
ñados por cuatro cómplices que por unanimidad emitieron juicios erróneos en ciertas
pruebas. Sin embargo, a diferencia del estudio original, durante la tarea los participantes
fueron colocados en un escáner de imágenes por resonancia magnética funcional. Hubo
dos resultados dignos de mención. En primer lugar, los participantes se conformaron
con 41% de los juicios incorrectos del grupo. En segundo lugar, estos juicios de confor-
midad iban acompañados de intensa actividad en una parte del cerebro que controla la
conciencia espacial, no en áreas asociadas con la toma consciente de decisiones. Estos
resultados sugieren que el grupo modificó las percepciones, no sólo la conducta.
Es importante la distinción entre los dos tipos de influencia —informativa
y normativa—, no sólo para entender por qué la gente se conforma, sino porque

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262 Capítulo 7 Conformidad

las dos fuentes de influencia produ-


l FIGURA 7.5 cen diferentes tipos de conformi-
Efectos de la conformidad sobre la percepción dad: privada y pública (Allen, 1965;
En este estudio los participantes trataron de determinar si los pares de objetos geométricos eran Kelman, 1961). Como la belleza, la
iguales o diferentes después de observar las respuestas de cuatro cómplices que estaban en total conformidad podría estar a flor de
acuerdo. Los participantes siguieron al grupo incorrecto 41% de las ocasiones. Al sugerir que el grupo piel o llevarse por dentro. La confor-
había modificado las percepciones, no sólo la conducta, los resultados de las imágenes por resonancia midad privada, también llamada
magnética funcional demostraron que estos juicios de conformidad iban acompañados de una intensa
aceptación verdadera o conversión,
actividad en una parte del cerebro que controla la conciencia especial.
Berns et al., 2005. Cortesía de Gregory Berns. © Cengage Learning
describe casos en que los demás le
hacen cambiar no sólo su conducta
manifiesta, sino también su mente.
Para conformarse a este nivel es
Igual necesario estar verdaderamente
convencido de que los demás inte-
grantes de un grupo están en lo
Igual
correcto. En contraste, la confor-
midad pública (a veces llamada
Grupo sumisión, un término que se utili-
zará más adelante en este capítulo
Igual para describir una forma diferente
de influencia) se refiere a un cambio
de conducta más superficial. Las
Igual personas a menudo responden a
las presiones normativas fingiendo
Participante estar de acuerdo, aun cuando en
privado no lo estén. Esto sucede a
menudo cuando alguien quiere con-
graciarnos con los demás. El político
que le dice a los electores todo lo que
quieren oír es un ejemplo de ello.
Usted podría preguntarse: ¿cómo pueden distinguir los psicólogos sociales entre el
conformista privado y el público? Después de todo, ambos presentan el mismo cambio en
la conducta observable. La diferencia es que, en comparación con alguien que simplemente
asiente en público, la persona que está verdaderamente convencida mantiene ese cambio
mucho tiempo después que el grupo se desintegra. Cuando se aplica esta diferenciación a
las investigaciones de Sherif y Asch, los resultados son los esperados. Al final de su estudio,
Sherif (1936) volvió a evaluar a los participantes solos y descubrió que sus estimaciones
seguían reflejando la norma previamente establecida en su grupo, incluso entre los que fue-
ron reevaluados un año después del experimento (Rohrer et al., 1954). En contraste, cuando
Asch (1956) hizo que los participantes escribieran sus respuestas en privado, su nivel de
conformidad descendió notablemente (Deutsch y Gerard, 1956; Mouton et al., 1956).
En un estudio que demuestra ambos procesos, Robert S. Baron y otros (1996) hicie-
ron que grupos de tres personas (un participante y dos cómplices) fungieran como tes-
tigos: en primer lugar tenían que ver una fotografía de una persona y, a continuación,
debían tratar de identificarla entre un grupo de individuos. En algunos grupos la tarea
era difícil, como en los de Sherif, ya que los participantes vieron cada fotografía sólo
una vez durante medio segundo. Para otros grupos la tarea era más fácil, como en los de
conformidad privada Cambio Asch, ya que vieron cada fotografía dos veces durante un total de 10 segundos. ¿Con qué
de creencias que ocurre cuando una
frecuencia se conformaron los participantes cuando los cómplices hicieron la identifi-
persona acepta en privado la posición
cación equivocada? Dependía del grado de motivación. Cuando el experimentador restó
asumida por otros.
importancia a la tarea y la calificó de sólo un “estudio piloto”, los índices de conformidad
conformidad pública Cambio
fueron de 35% cuando la tarea era difícil y de 33% cuando era fácil. Pero cuando a los
superficial de la conducta evidente sin
participantes se les ofreció un incentivo económico para hacerlo bien, la conformidad
la correspondiente modificación de
opiniones, producido por la presión,
se incrementó a 51% cuando la tarea era difícil y descendió hasta 16% cuando era fácil
real o imaginaria, que ejerce el grupo. (vea la l figura 7.6). Con orgullo y dinero de por medio, los participantes de grupos como
los de Sherif se conformaron más y los semejantes a los de Asch se conformaron menos.

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Conformidad 263

La tabla 7.1 resume la comparación de los estudios de Sherif y Asch y


las profundidades de la influencia social que demuestran. Al observar la l FIGURA 7.6
tabla se aprecia que la dificultad de la tarea es importante. Cuando Distinción entre los tipos de conformidad
la evidencia física no puede validar fácilmente la realidad, como en la Las personas emitieron juicios en condiciones en
situación autocinética, las personas acuden a otras para obtener infor- las que tenían un nivel alto o bajo de motivación.
mación y se conforman porque la información que reciben las convence Independiente de si la tarea de emisión del juicio era
difícil o sencilla, se presentaron niveles moderados
de verdad. Sin embargo, cuando la realidad es evidente, el costo de disen- de conformidad cuando los participantes tenían una
tir se convierte en el principal problema. Como Asch encontró, puede motivación baja (a la izquierda). Pero al tener
ser difícil apartarse demasiado de los demás, aun cuando usted sepa una motivación alta (a la derecha), los participantes
que ellos, no usted, están equivocados. Así que les sigue la corriente. En se conformaron más cuando la tarea era difícil, como
en el estudio de Sherif, y menos cuando era fácil,
privado, usted no cambia su parecer. Pero de cualquier manera mani- como en el estudio de Asch.
fiesta su conformidad.

>
Tomado de Baron, R. et al., Journal of Personality and Social
Psychology, vol. 71 (pp. 915-927). Copyright © 1996 por la

Influencia de la mayoría American Psychological Association. Reimpreso con permiso.

60
Reconocer que las personas a menudo ceden a la presión de los demás

de conformidad
es sólo el primer paso para entender el proceso de la influencia social.

responses
50
El siguiente paso es identificar los factores circunstanciales y persona-
les que hacen a las personas más o menos propensas a conformarse. Se
40
sabe que las personas tienden a conformarse cuando la presión social

of conformity
es intensa y no se sienten seguras de cómo comportarse. ¿Pero qué es lo

de respuestas
que produce estos sentimientos de presión e inseguridad? Aquí se abor- 30
darán cuatro factores: el tamaño del grupo, un enfoque en las normas, la
presencia de un cómplice y el género. 20

Percentage
Porcentaje
Tamaño del grupo: el poder en números El sentido común sugiere 10
que a medida que se incrementa el número de personas en una mayo-
ría, también lo hace su impacto. En la realidad no es tan sencillo. Asch 0
(1956) varió el tamaño de los grupos con uno, dos, tres, cuatro, ocho o Motivación
Low motivationbaja Motivación alta
High motivation
15 cómplices, y encontró que la conformidad aumentaba con el tamaño Tarea difícil (como la de
Difficult (Sherif-like) task Sherif)
del grupo, pero sólo hasta cierto punto. Una vez que hubo tres o cuatro Easy (Asch-like)
Tarea task la de Asch)
sencilla (como
cómplices, la cantidad de influencia adicional ejercida por el resto era
insignificante. Otros investigadores han obtenido resultados similares
(Gerard et al., 1968).
Más allá de tres o cuatro cómplices, las incorporaciones a un grupo están suje-
tas a la ley de “rendimientos decrecientes” (Knowles, 1983; Mullen, 1983). Como
se verá más adelante, Bibb Latané (1981) compara la influencia de las personas
sobre un individuo con la manera en que los focos iluminan una superficie. Cuando se
agrega un segundo foco a una habitación, el efecto es espectacular. Sin embargo, cuando

TABLA 7.1
Dos tipos de conformidad
Una comparación de los estudios de Sherif y Asch sugiere que existen diferentes clases de
conformidad por diferentes razones. Sherif empleó una tarea ambigua, así que otros propor-
cionaron una fuente de información e influyeron en las verdaderas opiniones de los partici-
pantes. Asch utilizó una tarea que requería juicios sencillos acerca de un estímulo claro, así
que la mayoría de los participantes mostró una conformidad pública ocasional en respuesta
a la presión normativa, pero en privado no aceptaron los juicios del grupo.

Tarea experimental Efecto principal del grupo Profundidad de la conformidad producida


Efecto autocinético Influencia informativa Aceptación en privado
ambiguo de Sherif
Juicios sencillos acerca Influencia normativa Conformidad pública
de las líneas de Asch
© Cengage Learning

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264 Capítulo 7 Conformidad

se suma el décimo foco, sus efectos casi no se perciben. Los economistas dicen lo mismo
acerca de la percepción del dinero. Un peso adicional significa más para la persona que
sólo tiene tres pesos que para aquella que tiene 300.
Otra posible explicación es que a medida que más y más personas expresan la
misma opinión, un individuo puede sospechar que están actuando en “colusión” o como
“mansos corderos”. De acuerdo con David Wilder (1977), lo que importa no es el número
real de otros individuos en un grupo, sino la percepción que se tiene de cuántos de ellos
son distintos y tienen opiniones independientes. De hecho, Wilder encontró que las per-
sonas eran más influidas por dos grupos de dos que por un grupo de cuatro individuos
y por dos grupos de tres que por un grupo de seis individuos. La conformidad aumentó
aún más cuando las personas fueron expuestas a tres grupos de dos individuos. Cuando
alguien se enfrenta a la opinión de la mayoría, hace más que contar el número de indivi-
duos, procura calcular el número de mentes independientes.

Un enfoque en las normas El tamaño de la mayoría puede influir en la cantidad de


presión que se siente, pero las normas sociales dan lugar a la conformidad sólo cuando
se les conoce y el enfoque se centra en ellas. Esto puede sonar obvio; sin embargo, a
menudo tenemos una percepción errónea de lo que es normativo, en particular cuando
los demás están demasiado temerosos o avergonzados para expresar en público sus ver-
daderos pensamientos, sentimientos y comportamientos.
Un ejemplo común de esta “ignorancia pluralista” se relaciona con las percepciones
acerca del consumo de alcohol. En una serie de encuestas en el ámbito universitario,
Deborah Prentice y Dale Miller (1996) encontraron que la mayoría de los estudiantes
sobreestimaron qué tan cómodos estaban sus compañeros con el nivel del consumo de
alcohol en el campus. Quienes más sobreestimaron cómo se sentían los demás acerca
de la bebida al inicio del año escolar, acabaron por conformarse con esta percepción
errónea en sus propias actitudes y conducta. En contraste, los estudiantes que tomaron
parte en sesiones de debate que fueron diseñadas para corregir estos errores de percep-
ción en realidad consumieron menos alcohol seis meses después. Estos hallazgos son
importantes. Otras investigaciones han demostrado que los estudiantes universitarios,
tanto hombres como mujeres, sobreestiman la frecuencia con la que beben sus compa-
ñeros del mismo sexo y la cantidad de alcohol que consumen. Si la sustancia en cuestión
es alcohol, tabaco o marihuana, los estudiantes perciben que el uso que hacen sus com-
pañeros es más normativo y más consumen (Henry et al., 2011).
Para la conformidad es necesario saber cómo se comportan los demás en una situa-
ción determinada, pero estas normas pueden influir en los individuos solamente cuando
son reavivadas, o “activadas”, en su conciencia. Robert Cialdini y otros (2003) han demos-
trado este punto en estudios sobre la basura tirada en el suelo. En un estudio, los inves-
En los estadios deportivos, restaurantes tigadores hicieron que los cómplices repartieran volantes a los visitantes de un parque
y otros escenarios, las normas sociales
influyen en la gente cuando toma de atracciones y variaron la cantidad de basura que aparecía tirada en una sección del
conciencia de ellas por la conducta actual parque (una señal de cómo se comportan los demás en ese lugar). El resultado: entre más
o pasada de los demás.
David Frazier/Photo Researchers

© Chuck Pefley/Alamy

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basura tirada había, era más probable que los visitantes dejaran caer sus volantes en el
suelo (Cialdini et al., 1990). Un segundo estudio mostró que los transeúntes son más influi-
dos por la conducta previa de los demás cuando su atención es atraída hacia la norma
existente. En este caso se observó a las personas en un estacionamiento que estaba limpio
o lleno de colillas de cigarrillos, envolturas de caramelos, vasos de papel y basura. En la
mitad de los casos se les hizo notar a los participantes la norma que ya estaba establecida,
limpio o sucio, por un cómplice que arrojó papeles al suelo mientras caminaba. En la otra
mitad, el cómplice pasó sin hacer nada. A medida que los participantes llegaban a sus
automóviles, encontraban un volante con la leyenda “Por favor, conduzca con cuidado”
insertado en el limpiaparabrisas. ¿Tiraron el papel al suelo o lo guardaron? Los resultados
mostraron que es más probable que las personas se conformaran (tirando más basura
cuando el garaje estaba sucio que cuando estaba limpio) cuando el cómplice había tirado
basura, un acto que llamó la atención hacia la norma (Cialdini et al., 1991).

Un cómplice para disentir: arreglárselas con un poco de ayuda En el experi-


mento inicial de Asch, los participantes involuntarios se enfrentaron a mayorías pues-
tas totalmente de acuerdo. ¿Pero qué habría ocurrido si hubieran tenido un cómplice,
alguien que los hubiera apoyado para disentir? Asch investigó este aspecto y llegó a la
conclusión de que con un cómplice que estuviera de acuerdo con el participante la con-
formidad se reducía casi 80%. Sin embargo, esta conclusión no dice por qué la presencia
de un cómplice fue tan eficaz. ¿Fue porque estuvo de acuerdo con el participante o porque
no estuvo de acuerdo con la mayoría? En otras palabras, ¿las opiniones de los participan-
tes se fortalecieron por la información que aportó el cómplice discrepante o porque el
disentimiento por sí mismo redujo las presiones normativas?
Una serie de experimentos exploraron estas dos posibilidades. En uno, Vernon Allen
y John Levine (1969) hicieron creer a los participantes que trabajarían de manera con-
junta con cuatro cómplices. Tres de éstos estaban de acuerdo de manera consistente con
el juicio equivocado. Por su parte, el cuarto seguía a la mayoría, manifestaba su acuerdo
con el participante o emitía un tercer juicio, que también era equivocado. Esta última
variación fue la más interesante: aun cuando el cómplice no validara su propio juicio,
los participantes se conformaban con menos frecuencia con la mayoría. En otro estudio,
Allen y Levine (1971) variaron la capacidad del cómplice. Algunos participantes recibie-
ron apoyo de una persona promedio. En cambio, otros se encontraron con el apoyo de
alguien que usaba anteojos muy gruesos y se quejaba de que no podía ver las muestras
visuales. No es un cómplice muy tranquilizador, ¿verdad? Incorrecto. A pesar de que los
participantes se sentían menos confiados con este cómplice que con uno que les parecía
más capaz para la tarea, su presencia redujo su nivel de conformidad.
De esta investigación derivaron dos conclusiones importantes. En primer lugar, es
mucho más difícil para las personas sostener solas sus convicciones que cuando son
parte de una minoría, por pequeña que sea. En segundo lugar, cualquier disentimiento,
ya sea que valide o no la opinión de una persona, puede romper el hechizo de una
mayoría unánime y reducir las presiones normativas de conformidad. En un interesante
ejemplo de cuán poco frecuente es para los individuos oponerse en solitario a la mayoría,
los investigadores examinaron los patrones de votación en la Corte Suprema de Estados
Unidos desde 1953 hasta 2001. La tabla 7.2 muestra que de 4 178 resoluciones en las que
votaron los nueve magistrados, el resultado de 8 a 1 fue el menos frecuente, al ocurrir en
sólo 10% de todas las resoluciones (Granberg y Barrels, 2005).

Diferencias de género ¿Existen diferencias de género en la conformidad? Con


base en los estudios iniciales de Asch, los psicólogos sociales solían pensar que las
mujeres, en un tiempo consideradas el sexo “débil”, se conformaban más que los
hombres. Sin embargo, en vista de todas las investigaciones, parece necesario con-
siderar dos factores adicionales. En primer lugar, las diferencias de sexo dependen de
qué tan cómodas se sientan las personas con la tarea experimental. Frank Sistrunk y
John McDavid (1971) hicieron que participantes masculinos y femeninos respondie-
ran preguntas sobre temas estereotipados como masculinos o femeninos y temas de
género neutro. Junto con cada pregunta, a los participantes se les dijo el porcentaje

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de personas que estaban de acuerdo o en desacuerdo. Aunque las mujeres se con-


formaban más con la mayoría inventada en los temas masculinos, los hombres se
conformaban más con los asuntos femeninos (no hubo diferencias de sexo en las pre-
guntas neutras). Este hallazgo sugiere que el conocimiento del tema en cuestión, no el
género, es lo que influye en la conformidad (Eagly y Carli, 1981).
Un segundo factor es el tipo de presión social que enfrentan las personas. Como
regla general, las diferencias de sexo son débiles y poco confiables. Pero hay una excep-
ción importante: en los encuentros cara a cara, en los cuales
las personas deben manifestar abiertamente que no están de
TABLA 7.2 acuerdo unas con otras, surgen pequeñas diferencias. De hecho,
Qué representa ser un disidente solitario: patrones cuando los participantes creen que están siendo observados, las
de votación en la Corte Suprema de Estados Unidos mujeres se conforman más y los hombres menos de lo habitual en
De las 4178 resoluciones que tomó la Corte Suprema de Esta- una situación más privada. ¿Por qué al estar “en público” se pro-
dos Unidos de 1953 a 2001, el resultado de 8 a 1 que implica duce esa divergencia en la conducta? Alice Eagly (1987) sostiene
un disidente solitario fue el tipo de votación menos común. que, frente a los demás, las personas se preocupan acerca de la
Esta observación histórica es consistente con la investigación
impresión que causan y se sienten presionadas a comportarse de
sobre la conformidad que demuestra el poder de la mayoría
sobre una persona que carece de una cómplice
formas que son consideradas aceptables según las limitaciones
tradicionales para el rol de cada género. Al menos en público, los
Análisis de la votación Frecuencia hombres se comportan con una fuerte independencia y autono-
9a0 35%
mía, mientras las mujeres desempeñan un rol más afable y dócil.
Desde una perspectiva evolutiva, Vladas Griskevicius y otros
8a1 10%
(2006) mencionan que las personas son más propensas a com-
7a2 14%
portarse de maneras estereotipadas de acuerdo con el género
6a3 20% cuando están interesadas en atraer a alguien del sexo opuesto.
5a4 21% Consistente con las investigaciones que muestran que las muje-
Granberg y Bartels, 2005. © Cengage Learning
res tienden a mostrar agrado por los hombres independientes,
mientras los hombres prefieren a las mujeres condescendientes,
la investigación de Griskevicius y sus colegas muestra que las mujeres se conforman más,

>
y los hombres menos, cuando consideran que están en una situación romántica.

Influencia de la minoría
En un libro titulado Dissent in Dangerous Times (Disentir en tiempos peligrosos), Austin
Sarat (2005) señala que si bien la libertad de disentir es muy valorada dentro de la psique
nacional de Estados Unidos, los disidentes individuales a menudo son vilipendiados por
sus creencias, especialmente en la actual guerra contra el terrorismo posterior al 11 de
septiembre de 2001. La realidad es que nunca ha sido fácil para las personas en lo indi-
vidual expresar puntos de vista impopulares y obtener apoyo de los demás para ellos. El
filósofo Bertrand Russell dijo una vez: “A las personas convencionales les enfurecen las
desviaciones de lo convencional, en gran medida porque consideran que éstas consti-
tuyen una crítica contra ellas mismas”. Puede haber tenido razón. Aunque las personas
que defienden sus creencias contra la mayoría son en general vistas como competentes y
honestas, también son detestadas y rotundamente rechazadas (Bassili y Provencal, 1988;
Levine, 1989). No es de extrañar que la gente lo piense dos veces antes de expresar posi-
ciones impopulares. En una serie de estudios por medio de encuestas de lo que llamó el
“efecto de la lentitud de las minorías”, John Bassili (2003) preguntó a la gente acerca de
sus posturas sobre cuestiones de política social como la “acción afirmativa” (discrimina-
ción positiva) o sobre sus preferencias y aversiones en relación con diversas celebridades,
deportes, comidas, lugares y actividades. De manera consistente, y sin importar el tema,
los encuestados que tenían opiniones minoritarias respondían las preguntas con más
lentitud que los que seguían a la mayoría.
Resistir la presión de conformarse y mantener la independencia puede ser social-
mente difícil, pero no es imposible. Héroes famosos de la historia, villanos y mentes
creativas son la prueba viviente: Juana de Arco, Jesucristo, Charles Darwin y Mahatma
Gandhi, por nombrar sólo unos pocos, fueron disidentes de su tiempo y continúan cap-
tando el interés. Luego está la conducta humana en el laboratorio. Los psicólogos sociales
han estado tan intrigados por los hallazgos iniciales de Asch acerca de que los partici-
pantes se conformaron 37% de las ocasiones, que los libros de texto como el que está
leyendo suelen referirse al “estudio de la conformidad de Asch”. Sin embargo, la otra cara
de la moneda pasada por alto es que los participantes de Asch se negaron a someterse

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Conformidad 267

63% de las veces, lo que también indica el poder de la independencia, de decir la verdad y
la preocupación por la armonía social (Friend et al., 1990; Hodges y Geyer, 2006).
Twelve Angry Men (Doce hombres en pugna), una película clásica protagonizada por
Henry Fonda, ilustra la manera en que un disidente puede resistir solo la presión que
le pide conformarse y convencer a los demás de que lo sigan. Casi tan pronto como la
puerta de la sala del jurado se cierra, se realiza una votación. El resultado es una mayoría
de 11 a 1 en favor de la condena y Fonda es el único que se resiste a aceptar. Durante
90 minutos de acalorada deliberación, Fonda se esfuerza sin descanso en plantar una
semilla de duda en la mente de sus compañeros dispuestos a la condena fácil. Al final, el
jurado llega a un veredicto unánime: inocente.
A veces el arte imita a la vida; a veces no es así. En este caso, los actos heroicos de
Henry Fonda son por demás atípicos. En el capítulo 12 verá que la mayoría suele ganar
cuando se trata de la toma de decisiones de un jurado. Sin embargo, en los jurados de
juicios, como en otros pequeños grupos, hay excepciones ocasionales. Gracias a Serge
Moscovici y otros, ahora se sabe bastante sobre la influencia de la minoría y las estrate-
gias que los no conformistas astutos utilizan para fungir como agentes de cambio social
(Gardikiotis, 2011; Maass y Clark, 1984; Moscovici et al., 1985; Mugny y Perez, 1991).

Teoría de Moscovici De acuerdo con Moscovici, las mayorías tienen poder en virtud de
su gran número, mientras que los no conformistas obtienen su poder del estilo de su con-
ducta. No es nada más lo que los no conformistas dicen que importa, sino cómo lo dicen.
Para ejercer su influencia, dice Moscovici, quienes están en la minoría deben ser enérgicos,
persistentes y firmes para apoyar su posición. Pero, al mismo tiempo, deben ser flexibles y
de mentalidad abierta. Frente a un disidente consistente pero imparcial, los miembros de
la mayoría deben sentarse, prestar atención y reflexionar en sus propias posturas.
¿Por qué un estilo de conducta consistente prueba ser eficaz? Una posible razón
es que la repetición constante llama la atención de la corriente dominante, que es un
primer paso necesario para la influencia social. Otra posibilidad es que la consistencia
indica que es poco probable que el disidente ceda, lo que lleva a quienes forman parte
de la mayoría a sentirse presionados para buscar un entendimiento. Una tercera razón
posible es que cuando se confronta a alguien que tiene confianza en sí mismo y la entrega
para adoptar una posición impopular sin dar marcha atrás, la gente supone que debe
tener razón. A menos que se perciban aspectos negativos en un disidente, como que sea
parcial, obstinado o simplemente loco, esta situación estimula a los demás a reconside-
rar sus propios puntos de vista (Moscowitz, 1996). Por supuesto, ayuda ser visto como
parte de “nosotros” y no de “ellos”. La investigación demuestra que los disidentes tie-
nen más influencia cuando las personas se identifican con ellos y los perciben como sus
semejantes en aspectos relevantes y deseables (Turner, 1991; Wood et al., 1996).
Basándose en un meta-análisis de 97 experimentos que investigan la influencia de
las minorías, Wendy Wood y sus colegas (1994) concluyeron que existe un fuerte apoyo
para la hipótesis de la consistencia. Por ejemplo, en un estudio clásico, Moscovici y otros
(1969) invirtieron el procedimiento de Asch al confrontar a los participantes con una
minoría de cómplices que realizaron juicios incorrectos. En grupos de seis, los partici-
pantes tomaron parte en lo que se suponía era un estudio de percepción del color. Obser-
varon una serie de diapositivas, todas azules, pero con intensidades diferentes. Con cada
diapositiva los participantes se turnaron para nombrar el color. La tarea era sencilla,
pero dos cómplices manifestaron que las diapositivas eran verdes. Cuando ellos fueron
consistentes; es decir, cuando ambos hicieron juicios incorrectos al señalar que todas
las diapositivas eran verdes, tuvieron un sorprendente grado de influencia. Aproxima-
damente un tercio de todos los participantes informaron incorrectamente haber visto al
menos una diapositiva verde y 8% de todas las respuestas fueron incorrectas. Investiga-
ciones posteriores confirmaron que la percepción de consistencia incrementa la influen-
cia de la minoría (Clark, 2001; Crano, 2000). influencia de la minoría Proceso
mediante el cual los disidentes provocan
Al observar que la disidencia a menudo genera hostilidad, Edwin Hollander (1958)
cambios dentro de un grupo.
recomendó un enfoque diferente. Hollander advirtió que las personas que buscan posi-

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ciones de liderazgo o desafiar un grupo, sin primero ser aceptadas como miembros con
pleno derecho de ese grupo, corren el riesgo de que sus opiniones sean ignoradas. Como
una alternativa a la estrategia de la consistencia de Moscovici, Hollander sugirió que
para influir en una mayoría, las personas primero deben conformarse para poder demos-
trar que son miembros competentes. Al convertirse en miembros de la corriente domi-
nante, acumulan créditos idiosincráticos, o “puntos ganados”. Entonces, tan pronto
como hayan acumulado suficiente buena voluntad dentro del grupo, parte de su disiden-
cia será tolerada. Diversos estudios han demostrado que esta estrategia de “primero con-
fórmate, luego disiente”, al igual que el enfoque de “disentimiento consistente”, puede ser
eficaz (Bray et al., 1982; Lortie-Lussier, 1987).

Procesos y resultados de influencia de la minoría Sin importar cuál estrategia


se use, la influencia de las minorías es una fuerza que debe tomarse en cuenta. Pero, ¿fun-
ciona igual que la conformidad o hay algo diferente en la forma en que las minorías y las
mayorías producen un cambio? Algunos teóricos creen que un proceso sencillo es respon-
sable de ambas direcciones de influencia social; es decir, que la influencia de las mino-
rías es semejante a “de tal palo tal astilla” (Latané y Wolf, 1981; Tanford y Penrod, 1984).
Otros han adoptado un enfoque de proceso doble (Moscovici, 1980; Nemeth, 1986). En ese
segundo punto de vista, las mayorías y las minorías ejercen su influencia en formas muy
diferentes y por diferentes razones. Las mayorías, debido a que tienen poder y control con-
siguen la conformidad pública imponiendo presiones normativas estresantes para influir
en el individuo. Sin embargo, las minorías, debido a que se considera que están seriamente
comprometidas con sus puntos de vista, producen una forma más profunda y duradera de
conformidad privada, o conversión, al conducir a otros a replantear sus posturas originales.
Para evaluar estas teorías de los procesos sencillo y doble, los investigadores han
comparado los efectos de los puntos de vista de la mayoría y la minoría en participan-
tes que de otro modo serían neutrales sobre un tema en discusión. Con base en esta
investigación se pueden obtener dos conclusiones. En primer lugar, el impacto relativo
de las mayorías y las minorías depende de si el juicio que se está haciendo es objetivo
o subjetivo, una cuestión de hecho o de opinión. En un estudio realizado en Italia, Ann
Maass y otros (1996) encontraron que las mayorías tienen mayor influencia sobre cues-
tiones de hecho, para las cuales sólo una respuesta es correcta (“¿Qué porcentaje de su
petróleo crudo importa Italia de Venezuela?”), y que las minorías ejercen el mismo efecto
sobre las cuestiones de opinión, para las cuales existe una gama de respuestas acepta-
bles (“¿Qué porcentaje de su petróleo crudo debe importar Italia de Venezuela?”). Las
personas se sienten más libres de apartarse de la corriente dominante en cuestiones de
opinión cuando no hay una respuesta correcta o incorrecta.
La segunda conclusión es que los efectos relativos de los puntos de vista de la mayo-
ría y la minoría dependen de la manera en que se mida la conformidad. Para estar segu-
ras, las mayorías tienen una ventaja decisiva en las mediciones directas o públicas de la
conformidad. Después de todo, las personas son renuentes a apartarse abiertamente de
la norma de un grupo. Pero las mediciones más indirectas o privadas de la conformidad,
cuando los participantes pueden responder sin temor a parecer desviados, las minorías
ejercen un fuerte impacto (Clark y Maass, 1990; Crano y Seyranian, 2009; Moscovici y
Personnaz, 1991; Wood et al., 1996). Como Moscovici argumentó de manera convincente,
cada quien cambia de un modo significativo, aunque sutil, por la opinión de las minorías.
Debido a las presiones sociales, tal vez no se admita abiertamente la influencia, pero el
cambio es indiscutible (Wood et al., 1994).
Según Charlan Nemeth (1986), los disidentes en un grupo tienen otra fun-
ción importante independientemente de que sus opiniones sean correctas o no.
Tan sólo por su disposición a permanecer firmemente independientes, las minorías
pueden obligar a otros miembros del grupo a pensar con más cuidado, de manera
créditos idiosincráticos “Créditos”
más abierta y más creativa sobre un problema, mejorando así la calidad de la toma
interpersonales que gana un individuo de decisiones. En un estudio, los participantes expuestos al punto de vista de una
al observar las normas de un grupo. minoría sobre la forma de resolver problemas referentes a anagramas, encontra-
ron después por sí mismos soluciones más novedosas (Nemeth y Kwan, 1987). En un

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Conformidad 269

segundo estudio, participantes expuestos al punto de vista de una minoría consistente


respecto a la manera de recordar información, después recordaron más palabras de una
lista que estaban tratando de memorizar (Nemeth et al., 1990). En un tercer estudio, gru-
pos interactivos que incluían un cómplice disidente produjeron análisis más originales
acerca de problemas de negocios complejos (Van Dyne y Saavedra, 1996). Curiosamente,
Nemeth y otros (2001) encontraron que para influir en un grupo los individuos solitarios
deben mostrar un “disentimiento auténtico”, no sólo desempeñar el papel de “abogado
del diablo”, una táctica que refuerza la posición de la mayoría.

> Cultura y conformidad


Los humanos somos un grupo heterogéneo y diverso. Por cuestiones geográficas algu-
nos viven en grandes ciudades densamente pobladas, mientras otros viven en pueblos
pequeños, barrios elegantes, comunidades rurales o pesqueras, selvas húmedas y caluro-
sas, desiertos extensos, montañas altas, islas tropicales o en llanuras heladas del Ártico.
Excluyendo las lenguas de pocos hablantes, se hablan más de 6800 idiomas. También hay Las culturas difieren en sus normas
cientos de religiones con las cuales se identifica la gente, las más comunes son el catoli- particulares y, a menudo, pintorescas.
En Ecuador, muchos hombres usan
cismo (33%), el islamismo (21%), el hinduismo (14%) y el budismo (6%), en tanto que el “sombreros Panamá” tejidos a mano
judaísmo (0.22%) y otras cuentan con menos partidarios. Aproximadamente 16% de la (arriba). En India se venden polvos de
población mundial no profesa ninguna religión (Adherents.com, 2012). colores brillantes para la fiesta religiosa
hindú de Holi, que marca el comienzo
Unidas entre sí por la época histórica y el espacio geográfico, cada cultura tiene su de la primavera (abajo a la izquierda). En
propia ideología, música, moda, comida, leyes, costumbres y modos de expresión. Como España, durante los festejos de Pamplona
muchos turistas y estudiantes de intercambio que viajan a otros países han podido la gente alza sus pañuelos antes del inicio
de la fiesta de San Fermín, en la que
aprender, a veces de la manera difícil, las normas sociales que influyen en la conducta seis toros de lidia recorren las atestadas
humana pueden variar de manera significativa de una parte del mundo a otra. calles del centro de la ciudad (abajo a la
En Do’s and Taboos Around the World (Hechos y tabús alrededor del mundo), R. E. derecha).
Axtell (1993) advierte a los viajeros del mundo acerca de
algunas de estas diferencias. Al comer en un hogar en la
India, señala, debe dejar comida en el plato para demos-
trar al anfitrión que las porciones eran generosas y que ha
comido suficiente. Sin embargo, si fuera invitado a comer en
Bolivia, deberá mostrar su agradecimiento dejando limpio
el plato. Al comprar en un mercado al aire libre en Irak, ten-
drá que negociar el precio de todo lo que compre. Al concer-
tar una cita en Brasil, es probable que la persona con quien

© Robert van der Hilst/CORBIS


tenga previsto reunirse llegue tarde; no es nada personal.
En América del Norte es común sentarse frente a alguien,
de manera casual, con las piernas estiradas. Sin embargo,
en Nepal, al igual que en muchos países musulmanes, es

© Reuters NewMedia Inc./CORBIS


© RAJ PATIDAR/Reuters/Corbis

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270 Capítulo 7 Conformidad

un insulto apuntar con los pies hacia alguien. Incluso la distancia que se mantiene res-
pecto a los demás está determinada por la cultura. Los estadounidenses, canadienses,
británicos y europeos del norte mantienen una distancia prudente frente a los demás
y se sienten incómodos ante el estilo de contacto más cercano, frente a frente, de los
franceses, griegos, árabes, mexicanos y sudamericanos. En los asuntos del día a día, cada
cultura se rige por sus propias normas de conducta.
Así como las culturas difieren en sus normas sociales, también difieren en la medida
en que se espera que las personas se apeguen a las normas. Como se vio en el capítulo 3,
existen diversas orientaciones culturales respecto a las personas y sus relaciones con
los grupos. Algunas culturas valoran sobre todo el individualismo y las virtudes de la
independencia, la autonomía y la confianza en uno mismo, mientras que otras resaltan
el valor del colectivismo y las virtudes de la interdependencia, la cooperación y la armo-
nía social. Bajo la bandera del individualismo, los objetivos personales tienen prioridad
sobre las lealtades de grupo. Sin embargo, en las culturas colectivistas, la persona es ante
todo un miembro leal de una familia, un equipo, una empresa, una iglesia o un estado.
¿Qué determina si una cultura se vuelve individualista o colectivista? Al especular
sobre los orígenes de estas orientaciones, Harry Triandis (1995) sugiere que hay tres
factores clave. El primero es la complejidad de una sociedad. A medida que las perso-
nas llegan a vivir en sociedades industrializadas más complejas (en comparación, por
ejemplo, con una vida más sencilla de recolección de alimentos entre los nómadas del
desierto), existen más grupos con los cuales identificarse, lo que significa una menor
lealtad hacia un grupo en particular, y una mayor concentración en los objetivos per-
sonales en lugar de los colectivos. En segundo lugar está la riqueza de una sociedad.
Conforme las personas prosperan logran independencia financiera de los demás, una
condición que fomenta la independencia social, así como la movilidad y concentración
en los objetivos personales y no en los colectivos. El tercer factor es la heterogeneidad.
Las sociedades que son homogéneas o “estrictas” (en las cuales los miembros comparten
la misma lengua, religión y costumbres sociales) tienden a ser rígidas e intolerantes con
aquellos que se desvían de la norma. Las sociedades culturalmente diversas o “liberales”
(donde coexisten dos o más culturas) tienden a ser más permisivas con el disentimiento,
lo que permite más expresión individual. Según Edward Sampson (2000), las orientacio-
nes culturales también pueden tener sus raíces en las ideologías religiosas, como en el
vínculo entre el catolicismo y el individualismo.
Las primeras investigaciones entre las naciones mostraron que la autonomía y la
independencia son más valoradas en Estados Unidos, Australia, Gran Bretaña, Canadá
y los Países Bajos, en ese orden. En contraste, otras culturas valoran la armonía social y
la “integración” por el bien de la comunidad; las personas más colectivistas son de Vene-
zuela, Colombia, Pakistán, Perú, Taiwán y China (Hofstede, 1980). Aunque ahora parece
que las culturas difieren en otras formas más complicadas y que los individuos se distin-
guen incluso dentro de las culturas (Oyserman et al., 2002), es evidente que las naciones
en promedio varían en sus orientaciones sobre la dimensión del individualismo (Schim-
mack et al., 2005). La diferencia puede verse en muchas instituciones básicas, como es el
caso del contenido de las historias relatadas en libros de texto escolares (Imada, 2012).
¿Las orientaciones culturales influyen en la conformidad? Entre los bantúes de
Zimbabwe, un pueblo africano en el que la desviación es despreciada, 51% de los par-
ticipantes que fueron colocados en un estudio semejante al de Asch se conformaron,
una cantidad mayor a la que por lo general se observa en Estados Unidos (Whittaker y
individualismo Orientación cultural
Meade, 1967). De hecho, cuando John Berry (1979) comparó participantes de 17 culturas,
en la cual la independencia, la
encontró que las tasas de conformidad oscilaron de un mínimo de 18% entre los caza-
autonomía y la confianza en uno mismo
tienen prioridad sobre la lealtad a un
dores esquimales de la isla de Baffin a un máximo de 60% entre los campesinos Temne
grupo. que viven en aldeas de África Occidental. Análisis adicionales han demostrado que las
colectivismo Orientación cultural
tasas de conformidad son generalmente más altas en las culturas de orientación colecti-
en la cual la interdependencia, la vista que en las individualistas (Bond y Smith, 1996). Por lo tanto, muchos antropólogos
cooperación y la armonía social están —interesados en la cultura humana y su influencia sobre los individuos— estudian los
por encima de los objetivos personales. procesos de la conformidad y la independencia (Spradly y McCurdy, 2012).

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Sumisión 271

Sumisión
En las situaciones de conformidad, la gente sigue las normas implícitas o explícitas de
un grupo. Sin embargo, otra forma común de influencia social se produce cuando otros
hacen peticiones directas con la esperanza de que se les cumplan. Las situaciones que
requieren sumisión tienen lugar de muchas maneras. Éstas incluyen la petición de ayuda
de un amigo, tímidamente precedida por la pregunta: “¿Puedes hacerme un favor?”.
También incluyen el anuncio emergente en Internet diseñado para atraerlo a un sitio
comercial y el argumento de negocios del vendedor precedido por la peligrosa frase:
“¡Tengo una oferta para usted!”. A veces la propia solicitud es clara y directa, lo que ve es
lo que obtiene. En otras ocasiones es parte de una manipulación sutil y más elaborada.
¿Cómo logran las personas que los demás cumplan sus peticiones motivadas por
el interés? ¿Cómo consiguen los interrogadores de la policía que los sospechosos de delitos
confiesen? ¿Cómo obtienen los partidos políticos millones de pesos en contribuciones de
los votantes? ¿Cómo influye usted en los demás? ¿Utiliza amenazas, promesas, cortesía,
engaños o la razón? ¿Sugiere, persuade, se enfada, negocia, hace rabietas o impone su auto-
ridad cada vez que puede? Las estrategias de sumisión que utilizan las personas dependen
en gran medida de lo bien que conocen a la persona a quien se dirigen, de su posición den-
tro de una relación, de su personalidad y cultura, y de la naturaleza de la petición.
Tras observar a los expertos en la influencia —anunciantes, recaudadores de fondos,
políticos y líderes empresariales— los psicólogos sociales han aprendido mucho acerca
de las estrategias sutiles pero eficaces que se utilizan comúnmente. Lo que se ve es que
las personas suelen hacer que otros cumplan sus peticiones por medio de trampas. Una
vez que cae en estas trampas, a la confiada víctima le resulta difícil escapar.

> Irreflexión y sumisión


A veces la gente puede ser desarmada por la simple forma en que se expresa una peti-
ción, independientemente de su valor. Considere, por ejemplo, peticiones que parecen
razonables pero que no ofrecen ninguna base real para su sumisión. Ellen Langer y sus
colegas (1978) han encontrado que las palabras por sí solas en ocasiones pueden some-
ternos. En su investigación, un experimentador se acercó a las personas que estaban
usando la copiadora de una biblioteca y les pidió que pararan. Usó tres versiones diferen-
tes de petición. En una, simplemente les pidió a los participantes: “Disculpe. Tengo cinco
páginas. ¿Me permite usar la máquina?”. En una segunda versión justificó la petición
con la frase, “porque tengo prisa”. Como era de esperar, más participantes se apartaron
cuando justificó la petición (94%) que cuando no lo hizo (60%). Sin embargo, una tercera
versión de la petición sugiere que la razón ofrecida tiene poco que ver con un aumento
en la sumisión. En este caso, los participantes escucharon lo siguiente: “Disculpe. Tengo
cinco páginas. ¿Me permite usar la máquina porque tengo que sacar algunas copias?”
Si lee con detenimiento esta petición, verá que en realidad no ofrece ninguna razón en
absoluto. ¡Sin embargo, 93% obedecieron en esta situación! Fue como si la apariencia de
una razón, activada por la palabra porque, fuera todo lo que se necesitaba. De hecho,
Langer (1989) considera que la mente está a menudo en “piloto automático”, ya que res-
ponde a las palabras sin pensar, sin procesar por completo la información que se supone
deben transmitir. Al menos en lo que se refiere a peticiones pequeñas, las palabras cari-
ñosas podrían bastar para conseguir la sumisión.
Es interesante que, si bien un estado de distracción puede hacerlo vulnerable a la
sumisión, también puede tener el efecto contrario. Por ejemplo, muchos habitantes urba- sumisión Cambios en el
nos pasan automáticamente de largo ante los mendigos que piden limosna en la calle. comportamiento que son obtenidos
Tal vez la manera de incrementar la sumisión en tales situaciones es interrumpir esta por peticiones directas.

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272 Capítulo 7 Conformidad

respuesta mecánica de rechazo haciendo una petición tan inusual que des-
pierte el interés de la persona objetivo. Para probar esta hipótesis, los investi-
gadores hicieron que un cómplice abordara a personas en la calle y les hiciera
Robert Mankoff © 1997 from the Cartoon Bank. Todos los derechos reservados.

una petición típica (“¿Me regala una moneda?”) o una atípica (“¿Me regala 17
centavos?”). El resultado: las peticiones atípicas suscitaron más comentarios
y preguntas de aquellos a quienes se las hicieron y produjeron un aumento de
60% en la cantidad de personas que dieron dinero (Santos et al., 1994). En otro
estudio, los investigadores que iban de puerta en puerta vendiendo tarjetas
navideñas obtuvieron más sumisión cuando interrumpieron el proceso mecá-
nico y reformularon el argumento de venta. Vendieron más tarjetas cuando
dijeron que el precio era de “300 centavos, es decir tres dólares, es una ganga”,
que cuando simplemente pedían tres dólares (Davis y Knowles, 1999).

> La norma de reciprocidad


Una sencilla, no escrita, pero poderosa regla de comportamiento social cono-
cida como norma de reciprocidad indica que debe tratar a los demás como lo
han tratado (Gouldner, 1960). En el lado negativo, esta norma puede emplearse
Los artistas de la estafa prosperan a costa de
personas que responden en forma descuidada a para desquitarse de quienes le han hecho daño: “ojo por ojo”. En el lado posi-
peticiones que suenan razonables pero que no tivo, lo lleva a sentirse obligado a retribuir a los demás sus actos de bondad.
ofrecen una base real para la sumisión. Así, cuando recibe regalos, invitaciones y muestras gratuitas, por lo general se
esfuerza en devolver el favor.
La norma de reciprocidad contribuye a la previsibilidad y equidad de la interacción
social. Sin embargo, también se puede usar para que abusen de las personas. Dennis
Regan (1971) examinó esta posibilidad en el siguiente estudio de laboratorio. Se agru-
paron individuos con un cómplice —quien fue entrenado para actuar de una manera
agradable o desagradable— para un experimento sobre “estética”. En una condición, el
cómplice hizo un favor al participante sin que éste lo solicitara. Salió durante un des-
canso y volvió con dos botellas de Coca-Cola, una para él y la otra para el participante.
En una segunda condición, regresó del descanso con las manos vacías. En una tercera
condición se les invitó una Coca-Cola a los participantes, pero lo hizo el experimentador,
no el cómplice. A continuación, el cómplice les dijo a todos los participantes que estaba
vendiendo boletos para una rifa a 25 centavos de dólar cada uno y les preguntó si le
podían comprar alguno. En promedio, los participantes compraron más boletos para la
rifa cuando el cómplice les llevó una bebida gaseosa que cuando no lo hizo. La norma de
reciprocidad fue tan fuerte que devolvieron el favor aun cuando el cómplice no tuviera
una personalidad agradable. De hecho, los participantes en esta condición gastaron
un promedio de 43 centavos de dólar en boletos para la rifa. ¡En un momento en que
las bebidas gaseosas costaban menos de 25 centavos de dólar, el cómplice obtuvo una
rápida y atractiva ganancia de su inversión!
Está claro que la norma de reciprocidad puede utilizarse para atrapar a los indivi-
duos, sin que lo sepan, en actos de sumisión. Por ejemplo, las investigaciones realizadas
en los restaurantes muestran que los camareros y las camareras pueden aumentar el
porcentaje de sus propinas escribiendo “gracias” o dibujando una cara feliz en el reverso
de la cuenta del cliente, o colocando dulces en la bandeja de la cuenta (Rind y Strohmetz,
2001; Strohmetz et al., 2002). Pero, ¿recibir un favor lo hace sentir en deuda para siempre
o hay un límite de tiempo para la obligación social que se generó tan discretamente? En
un experimento diseñado para responder a esta pregunta, Jerry Burger y otros (1997)
recurrieron al favor de la bebida gaseosa de Regan e hicieron que el cómplice inten-
tara “cobrarse” con una petición realizada de forma inmediata o una semana después.
El resultado: los niveles de sumisión se incrementaron en la condición inmediata, pero
no después de que había pasado una semana completa. Las personas pueden sentirse
obligadas a corresponder, pero ese sentimiento —al menos para los pequeños actos de
bondad— tiene una duración relativamente corta.

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Sumisión 273

Algunas personas son más proclives que otras a provocar y aprovechar la norma de
reciprocidad. Según Martin Greenberg y David Westcott (1983), los individuos que uti-
lizan la reciprocidad para producir la sumisión se llaman “acreedores”, porque siempre
tratan de mantener a otros en deuda con la finalidad de cobrarles cuando sea necesario.
En un cuestionario que mide la ideología de la reciprocidad, las personas se identifican
como acreedores en caso de que respalden afirmaciones como “si alguien te hace un
favor, debes pagarle con un favor más grande”. Por lo que respecta a la parte receptora,
algunas personas procuran más que otras no aceptar favores que más tarde pudieran
exponerlos a ser explotados. En una escala que mide la cautela hacia la reciprocidad, la
gente dice ser cauta si tiene la sospecha, por ejemplo, de que “al pedir ayuda a otra per-
sona le otorga poder sobre su vida” (Eisenberger et al., 1987).
Las culturas también pueden diferir en términos de sus cautelas hacia la reciproci-
dad, con interesantes consecuencias para el comportamiento social. Imagine que usted
se encuentra con un amigo casual en el aeropuerto, se detienen a tomar un trago y el
amigo le ofrece pagar la cuenta. ¿Lo dejaría hacerlo? O bien, suponga que un empleado
de ventas de un supermercado le ofrece una prueba gratis de
una sopa. ¿Aceptaría la oferta? Proponiendo la teoría
de que la norma de reciprocidad opera con particular fuerza l FIGURA 7.7
en culturas colectivistas que fomentan la interdependencia, Chinos y canadienses calificaron la probabilidad de aceptar una
Hao Shen y otros (2011) realizaron una serie de estudios en prueba gratis de sopa en un supermercado (izquierda) o un
los que plantearon estas clases de preguntas a estudiantes trago gratis de un amigo casual en un aeropuerto (derecha). Al
sentir una mayor carga por ser recíprocos, en ambos casos los
universitarios chinos de Hong Kong y a estudiantes nor-
participantes chinos dijeron que eran menos proclives a aceptar
teamericanos de Canadá. Como se puede ver en la l figura el regalo.
7.7, los estudiantes de China estuvieron consistentemente Shen et al., 2011. © Cengage Learning
menos dispuestos a aceptar el favor. Preguntas adicionales
revelaron que éstos fueron más propensos a ver los motivos
de quien da el obsequio como un servicio en beneficio pro-
pio y a sentirse incómodamente en deuda por la situación. 6

>
(1-7)
accept (1–7)

Tender trampas: estrategias de 5


a aceptar

petición en secuencia
4
Willingness to

Las personas que recaudan dinero o se dedican a las ven-


Disposición

tas saben que a menudo se necesita más de un intento para


conquistar a un posible donante o cliente. Los psicólogos 3
sociales comparten este conocimiento y han estudiado
varias técnicas de sumisión que se basan en hacer dos o más
peticiones relacionadas. ¡Clic! La primera petición tiende 2
la trampa. ¡Zas! La segunda captura a la presa. En un libro
muy interesante titulado Influence: The Science and Practice
(Influencia: la ciencia y la práctica), Robert Cialdini (2009)
¿Prueba de
Supermarket: ¿Trago gratis en
Airport:
describe con gran detalle una serie de tácticas de peticiones sopa en el un Free
aeropuerto?
Soup Sample? Drink?
en secuencia. Otros psicólogos sociales han continuado con supermercado?
esta tradición (Kenrick et al., 2012). Algunos de estos méto- Chinos
Chinese Canadienses
Canadian
dos se presentan en las páginas siguientes.

El pie en la puerta La sabiduría popular dice que una manera de lograr que una per-
sona cumpla una petición grande es empezar con una pequeña. Inventado por los vende-
dores que iban de casa en casa ofreciendo aspiradoras, cepillos para el cabello, cosméticos, técnica del pie en la puerta Técnica
suscripciones a revistas y enciclopedias, el truco consiste en arreglárselas para poner el de sumisión en dos pasos en la cual el
“pie en la puerta”. Por supuesto, no es necesario tomar literalmente la expresión. El propó- persuasor prepara el terreno para hacer
sito de la técnica del pie en la puerta es romper el hielo con una petición inicial pequeña una petición real, consiguiendo que su
que el cliente no pueda rechazar fácilmente. Una vez que se logra el primer propósito, las interlocutor cumpla primero una petición
mucho más sencilla.
posibilidades son cada vez mayores de que otra petición, más grande, tenga éxito.

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274 Capítulo 7 Conformidad

Jonathan Freedman y Scott Fraser (1966) evaluaron el impacto de esta técnica en


una serie de experimentos de campo. En uno de ellos un experimentador que fingía ser
empleado de una organización de consumidores habló por teléfono a un gran número de
amas de casa en Palo Alto, California, y les preguntó si estaban dispuestas a responder
algunas preguntas acerca de productos para el hogar. A las que aceptaron se les hicie-
ron algunas preguntas rápidas e irrelevantes y se les agradeció su colaboración. Tres
días más tarde, el experimentador llamó de nuevo e hizo una petición considerable, casi
abusiva. Les preguntó a las mujeres si permitirían que un grupo de hombres hurgaran
durante dos horas en los cajones y armarios de sus casas para realizar un inventario de
sus productos para el hogar.
La técnica del pie en la puerta ha comprobado ser muy eficaz. Cuando se confrontó
a las participantes sólo con la petición demasiado intrusiva, 22% dio su consentimiento.
Sin embargo, entre las encuestadas con anterioridad, el índice de consentimiento fue
más del doble, de 53%. Este resultado básico se ha repetido una y otra vez. Las personas
son más propensas a donar su tiempo, dinero, alimentos, sangre, el uso de su hogar y
otros recursos una vez que han sido inducidas a aceptar una petición inicial pequeña.
Aunque el efecto no siempre es tan impresionante como el que obtuvieron Freedman
y Fraser, aparece en una amplia variedad de circunstancias e incrementa las tasas de
sumisión; en promedio, alrededor de 13% (Burger, 1999).
Las implicaciones prácticas de la técnica del pie en la puerta son obvias. ¿Pero por
qué funciona? Con los años se han propuesto varias explicaciones. Una que parece plau-
sible se basa en la teoría de la autopercepción: que la gente infiere sus actitudes mediante
la observación de su propio comportamiento. Esta explicación sugiere que un proceso de
dos etapas está en proceso. En primer lugar, al observar el propio comportamiento en la
situación inicial, el individuo llega a verse como el tipo de persona que por lo general es
cooperativa cuando se le acercan con una petición. En segundo lugar, cuando se enfrenta
a la petición más considerable, trata de responder de una manera que mantenga esta
nueva autoimagen. Con esta lógica, la técnica del pie en la puerta debe tener éxito sólo
cuando uno atribuye un acto inicial de sumisión a las propias características personales.
Con base en una revisión de docenas de estudios, Jerry Burger (1999) concluyó que
la investigación apoya en general la explicación de la autopercepción. Así, si la primera
petición es demasiado trivial o si se les paga a los participantes por el primer acto de
sumisión, más tarde no se considerarán a sí mismos como inherentemente cooperativos.
En estas condiciones la técnica no funciona. Del mismo modo, el efecto sólo se produce
cuando las personas están motivadas para ser consistentes con su autoimagen. Si los
participantes están inconformes con lo que el comportamiento inicial implica para ellos,
si son demasiado jóvenes para apreciar las consecuencias o si no se preocupan por com-
portarse de maneras que sean consistentes con su persona, de nuevo la técnica no fun-
cionará. Otros procesos podrían estar funcionando, pero al parecer el pie abre la puerta
alterando las autopercepciones, llevando a las personas que acceden a la petición inicial
pequeña, sin compensación, a considerarse útiles (Burger y Caldwell, 2003). De hecho,
este proceso todavía puede darse aun cuando una persona trate de cumplir la pequeña
petición inicial pero falle. En una serie de estudios, Dariusz Dolinski (2000) encontró que
cuando a las personas se les preguntó si podían encontrar rutas hacia una calle inexis-
tente o descifrar un mensaje ilegible, es decir favores pequeños que no podían satisfacer,
también se mostraron más dispuestas a cumplir la petición siguiente.
Saber que un pie en la puerta aumenta los índices de sumisión es emocionante y preo-
cupante, emocionante para el dueño del pie, preocupante para el dueño de la puerta.
Como Cialdini (2007) lo expresó: “Se puede recurrir a pequeños compromisos para mani-
pular la autoimagen de una persona; se pueden utilizar para convertir a los ciudadanos
en ‘servidores públicos’, a los consumidores en ‘clientes’, a los presos en ‘colaboradores’.
Y una vez que se tiene donde se desea la autoimagen de un hombre, éste debe cumplir
naturalmente una amplia gama de peticiones que se le hagan y que sean consistentes con
esta percepción de sí mismo” (p. 74).

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Sumisión 275

Amago (o bola baja) Otra trampa de dos pasos, quizá la más ines-
crupulosa de todas las técnicas de sumisión, se basa también en la idea
de “empezar pequeño”. Imagínese en la siguiente situación. Está en una
concesionaria de automóviles local. Después de algunas negociacio-
nes, el vendedor le ofrece un precio muy atractivo por el automóvil que
eligió. Usted deja a un lado otras consideraciones y acepta el trato, y
en cuanto el vendedor se va a “redactar el convenio”, usted empieza a
sentir la emoción de tener un nuevo coche. Absorto en la fantasía, lo
interrumpe bruscamente el regreso del vendedor. “Lo siento”, dice, “el
gerente no aprobó la venta. Tenemos que elevar el precio otros $450.
Me temo que eso es lo mejor que podemos hacer”. Como víctima del
engaño demasiado común conocido como técnica del amago (o bola

© Car Culture/Corbis
baja), usted se enfrenta ahora a una decisión difícil. Por un lado, está
encantado con el coche. Ya ha disfrutado del placer de pensar que es
suyo y cuanto más lo piensa mejor le parece. Por otro lado, no quiere
pagar más de lo que había negociado y tiene una sensación desagrada-
La técnica de la bola baja es muy
ble en la boca del estómago de que lo están engañando. ¿Qué hará? común en la venta de automóviles.
Los vendedores que emplean esta táctica apuestan porque usted va a seguir ade- Para obtener consejos acerca de cómo
lante con la compra a pesar del costo añadido. Si el comportamiento de los participantes comprar un coche sin caer en esta y
otras trampas de la sumisión a las que
en las investigaciones sirve de indicación, a menudo están en lo correcto. En un estudio, recurren a menudo los distribuidores,
los experimentadores llamaron por teléfono a estudiantes de psicología básica y se les visite la Guía de Edmunds para el
preguntó si estarían dispuestos a participar en una investigación a cambio de obtener Comprador de Automóviles
(www.Edmunds.com).
créditos adicionales. A algunos se les indicó desde el principio que la sesión comenzaría
a la desconsiderada hora de las 7:00 a.m. Sabiendo eso, sólo 31% aceptó. Sin embargo,
a otros participantes se les aplicó la técnica de bola baja. Sólo después que aceptaron
participar, el experimentador les informó que la hora de inicio era a las 7:00 a.m. ¿Estaría
bien? A pesar de ello, el procedimiento consiguió su objetivo, el índice de suscripción
aumentó a 56% (Cialdini et al., 1978).
Por molesta que pueda ser, la técnica de la bola baja es interesante. Sin duda, una vez
que se les aplica esta técnica, muchos destinatarios sospechan que fueron engañados.
Sin embargo, siguen adelante. ¿Por qué? La razón parece encontrarse en la psicología
del compromiso (Kiesler, 1971). Una vez que las personas toman una decisión particular,
la justifican para sí mismas pensando en todos sus aspectos positivos. A medida que se
comprometen cada vez más con un curso de acción, se vuelven más reacias a cambiar
de opinión, aunque las razones iniciales de la acción hayan sido modificadas o elimina-
das por completo. En el escenario del concesionario de automóviles, usted bien pudo
haber decidido comprar el coche por el precio, pero después habría pensado en su nuevo
aspecto elegante, en el olor de los interiores de cuero y el flamante radio satelital. Para
cuando se entera de que el precio será mayor al que había negociado, ya es demasiado
tarde, ya está enganchado.
La técnica de la bola baja también produce otro tipo de compromiso. Cuando las per-
sonas no sospechan la duplicidad, experimentan una molesta sensación de obligación
incumplida hacia la persona con quien negociaron. Así, aunque el vendedor no pueda
completar el acuerdo original, usted podría sentirse obligado a comprar de cualquier
manera, habiendo aceptado de antemano realizar la compra. Este compromiso con la
otra persona puede explicar por qué la técnica de la bola baja funciona mejor cuando
la segunda petición la hace la misma persona y no alguien más (Burger y Petty, 1981).
También puede explicar por qué las personas son más vulnerables a la técnica de la bola
baja cuando hacen su compromiso en público y no en privado (Burger y Cornelius, 2003).

La puerta en la cara Aunque cambiar de una petición inicial pequeña a una técnica de la bola baja Técnica de
sumisión en dos pasos en la cual el
más grande puede ser eficaz, como en las técnicas del pie en la puerta y la bola baja,
persuasor asegura un acuerdo con una
por extraño que parezca lo contrario también funciona. Cialdini (2007) describe petición, pero después incrementa la
cuando un niño explorador se le acercó y le pidió que le comprara dos boletos de dimensión de ésta al revelar costos
cinco dólares para una función de circo próxima a realizarse. Con mejores cosas ocultos.
que hacer con su tiempo y dinero, se negó. Entonces el niño le preguntó si estaría

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276 Capítulo 7 Conformidad

interesado en comprarle barras de chocolate a un dólar cada una. A pesar de que no


le gusta en especial el chocolate, Cialdini, un experto en influencia social, compró dos
barras. Después de un momento de reflexión, se dio cuenta de lo que había sucedido. Ya
sea que el niño explorador lo hubiera planeado así o no, Cialdini cayó en lo que se conoce
como la técnica de la puerta en la cara.
La técnica es tan simple como suena. Una persona hace una petición inicial tan des-
mesurada que seguramente será rechazada y luego lo intenta con una segunda petición
más razonable. ¿La segunda petición funciona mejor después que la primera ha sido
rechazada? Abrumado por la visión de las barras de chocolate, Cialdini y otros (1975)
probaron la eficacia de la técnica de la puerta en la cara. Abordaron a estudiantes univer-
sitarios en el campus y les preguntaron si se alistarían como voluntarios para trabajar sin
retribución en un centro de asesoramiento para delincuentes juveniles. El compromiso
de tiempo sería excesivo: ¡aproximadamente dos horas a la semana durante los próximos
dos años! No es sorprendente que todos los que fueron abordados cerraran amablemente
la proverbial puerta en la cara del experimentador. Pero entonces el experimentador rea-
lizó una propuesta más modesta. Preguntó a los alumnos si estarían dispuestos a llevar
a un grupo de delincuentes juveniles a un paseo de dos horas por el zoológico. La estra-
tegia funcionó como por encanto. Sólo 17% de los estudiantes confrontados únicamente
con la segunda petición aceptó. Sin embargo, de aquellos que inicialmente rechazaron
la primera petición, 50% aceptó el paseo al zoológico. Es importante tomar en cuenta
que la técnica de la puerta en la cara no produce sólo promesas vacías. La mayoría de
los participantes en la investigación que cumplieron, después hicieron lo que se habían
comprometido a realizar (Cialdini y Ascani, 1976).
¿Por qué la técnica de la puerta en la cara es una trampa tan eficaz? Una posibilidad
tiene que ver con el principio del contraste de la percepción: a la persona expuesta a una
petición inicial muy grande, la segunda petición le “parece más pequeña”. Dos dólares en
barras de chocolate no es malo en comparación con 10 dólares por los boletos del circo.
Asimismo, llevar a un grupo de niños al zoológico parece trivial en comparación con dos
años de trabajo voluntario. Tan intuitivamente razonable como parece esta explicación,
Cialdini y otros (1975) concluyeron que el contraste de la percepción es responsable del
efecto sólo en parte. Cuando los participantes escucharon la petición grande sin haberla
rechazado realmente, su índice de sumisión de la segunda petición (25%) fue sólo ligera-
mente mayor que el índice de 17% de sumisión que tuvieron los que sólo escucharon la
petición pequeña.
Una segunda explicación más convincente para el efecto implica la noción de conce-
siones recíprocas. Prima cercana de la norma de reciprocidad, ésta se refiere a la presión
para responder a los cambios en una postura de negociación. Cuando una persona se
retracta de una petición grande a una más pequeña, se considera que ese cambio es una
Una manera efectiva de lograr concesión a la que se debe corresponder con la propia sumisión. Así pues, la técnica de
que alguien le haga un favor es la puerta en la cara no funciona si la segunda petición es hecha por una persona dife-
plantearle primero una petición rente (Cialdini et al., 1975). Tampoco funciona si la primera petición es tan extrema que
desmedida que seguramente dé la impresión de tratarse de una “primera oferta” fingida (Schwarzwald et al., 1979).
rechazará.
V
ERDADERA. En un nivel emocional, negarse a ayudar en una petición también puede desencadenar
sentimientos de culpa, que se pueden reducir mediante el cumplimiento de la segunda
petición más pequeña (O’Keefe y Figge, 1997; Millar, 2002).

¡Eso no es todo, amigos! Si la noción de concesiones recíprocas es correcta, enton-


técnica de la puerta en la cara ces en realidad una persona no debería tener que rechazar la oferta inicial a fin de que
Técnica de sumisión de dos pasos en la el cambio a una petición menor funcione. De hecho, otra de las conocidas estrategias de
cual un persuasor precede la petición ventas se las arregla para utilizar la concesión sin provocar primero el rechazo. En esta
real con una petición excesiva que es estrategia se ofrece un producto a un precio determinado y, a continuación, antes de que
rechazada. el comprador tenga oportunidad de responder, el vendedor añade “¡y eso no es todo!”.
técnica eso no es todo Técnica de En ese momento se reduce el precio original o se ofrece una bonificación para hacer más
sumisión de dos pasos en la cual el atractiva la oferta. Por supuesto, desde el principio el vendedor tiene la intención de
persuasor comienza con una petición hacer la presunta concesión.
desmesurada y en seguida reduce su Esta estratagema, llamada técnica eso no es todo, parece sumamente trans-
tamaño aparente con el ofrecimiento parente, ¿verdad? Ciertamente nadie se la cree, ¿verdad? Jerry Burger (1986) no
de un descuento o una bonificación. estaba tan seguro. Predijo que las personas son más propensas a realizar una compra
cuando un acuerdo parece haber mejorado que cuando el mismo acuerdo se ofrece

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Sumisión 277

tal cual desde el principio. Para probar esta hipótesis, Burger instaló un puesto durante
una verbena dentro de un campus y vendió pastelillos. A algunos clientes que se acer-
caron a la mesa se les dijo que el costo de éstos era de 75 centavos de dólar cada uno. A
otros se les dijo que costaban un dólar; pero en seguida, antes de que pudieran respon-
der, el precio se reducía a 75 centavos de dólar. Racionalmente hablando, la manipula-
ción de Burger no afectó el precio final, por lo que no debería haber afectado las ventas.
Pero lo hizo. Cuando a los clientes se les hizo creer que el precio final representaba una
reducción, las ventas aumentaron de 44% a 73%.
En este punto dé un paso atrás y analice las diversas técnicas de sumisión descritas
en esta sección. Todas ellas se basan en un proceso de dos pasos que implica el cambio
de una petición de un tamaño a otro. Lo que difiere es si la petición pequeña o la grande
van primero y cómo se hace la transición entre los pasos (vea la tabla 7.3). Además, todas
estas estrategias funcionan en formas sutiles al manipular la autoimagen de la persona
objetivo, el compromiso con el producto, los sentimientos de obligación para con el ven-
dedor o las percepciones de la petición real. Incluso es posible incrementar la sumisión
preguntando primero “¿cómo se siente?” (Howard, 1990) o haciendo énfasis en alguna
similitud casual, como tener el mismo nombre o la misma fecha de nacimiento (Burger
et al., 2004). Al considerar estas distintas trampas, usted tiene que preguntarse si tiene
alguna posibilidad de escapar.

> Asertividad: cuando la gente dice no


Cialdini (2009) inicia su libro con una confesión: “Ahora lo reconozco libremente. Toda
mi vida he sido un tonto”. Como víctima pasada de las trampas de la sumisión, no es el
único. Para muchas personas es difícil sostenerse en situaciones interpersonales. Ante
una petición disparatada de un amigo, del cónyuge o de un desconocido, sienten ansie-
dad ante la sola idea de adoptar una postura firme y negarse a cumplir. De hecho, hay
veces en las que es incómodo para cualquiera decir que no. Sin embargo, así como es
posible mantener la autonomía frente a las presiones de la conformidad, también
es posible rechazar las peticiones directas, incluso las ingeniosas. La trampa puede ser
tendida, pero usted no tiene que caer en ella.

TABLA 7.3
Estrategias de peticiones en secuencia
Varias técnicas de sumisión se basan en una secuencia de dos peticiones relacionadas. La
primera tiende la trampa, la segunda atrapa a la presa. Las investigaciones demuestran
que las cuatro estrategias de peticiones secuenciales resumidas en esta tabla son eficaces.

Cambios en las peticiones Técnica Descripción


De la pequeña a la grande Pie en la puerta Empezar con una petición muy
pequeña, asegurar un acuerdo, a
continuación hacer una petición más
grande, por separado.
Amago (bola baja) Asegurar un acuerdo con una petición
y, en seguida, aumentar el tamaño de
ésta revelando los costos ocultos.
De la grande a la pequeña Puerta en la cara Comenzar con una solicitud muy
grande que será rechazada y luego
proseguir con una petición más
modesta.
Eso no es todo Empezar con una petición excesiva
y reducir inmediatamente el tamaño
aparente de ésta ofreciendo un
descuento o una bonificación.
© Cengage Learning

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278 Capítulo 7 Conformidad

De acuerdo con Cialdini, para ser capaz de resistir la presión de la sumisión se


requiere, ante todo, estar alerta. Si un desconocido le da un obsequio y en seguida inicia
un argumento de ventas, debe reconocer la táctica por lo que es y no sentirse en deuda
por la norma de reciprocidad. Y si llega a un acuerdo con un vendedor que más tarde da
marcha atrás en los términos, debe darse cuenta que le están aplicando la técnica de la
bola baja. De hecho, eso es exactamente lo que le ocurrió a uno de los autores de este libro.
Después de dedicar toda una tarde de sábado a una cuidadosa negociación con un conce-
sionario de automóviles local, él y su esposa finalmente llegaron a un acuerdo sobre el pre-
cio. Sin embargo, minutos más tarde, el vendedor volvió con la noticia de que el gerente
“El conocimiento es poder, y si no aprobaría el acuerdo. El costo de un quemacocos eléctrico, que iba a ser incluido, ten-
usted sabe cuando una técnica in- dría que ser añadido. Familiarizado con la investigación, el autor se dirigió a su esposa y
teligente le está siendo aplicada, exclamó: “¡Es un truco, nos están aplicando la técnica de la bola baja!”. Al darse cuenta
de lo que sucedía, la esposa se puso furiosa, fue directo con el gerente y le hizo tal escena
es más fácil ignorarla.” delante de los clientes que lo hizo dar marcha atrás y respetar el acuerdo original.
Burke Leon
¿Qué sucedió en este caso? ¿Por qué al reconocer el intento de manipulación se pro-
duce tanto malestar y resistencia? Como demuestra esta anécdota, las técnicas de sumi-
sión funcionan sin dificultades sólo si no se pueden detectar. El problema es que no sólo
son intentos de influir en la gente, sino que también son engañosas. Las adulaciones,
los obsequios y otras estratagemas a menudo producen sumisión, pero fallan si se les
percibe como fingidas (Jones, 1964) o si el objetivo tiene un alto nivel de cautela con la
reciprocidad (Eisenberger et al., 1987). Del mismo modo, las trampas de las peticiones
secuenciales son eficaces sólo en la medida en que son sutiles y no pueden ser vistas
como lo que son (Schwarzwald et al., 1979). A la gente no le gusta que la engañen. De
hecho, sentirse manipulado normalmente lo lleva a reaccionar con ira, a la reactancia
psicológica y a resistirse a la sumisión… a menos que la petición constituya una orden y
el solicitante sea una figura de autoridad.

Obediencia
Allen Funt, el creador y productor del original programa de televisión Candid Camera
(un precursor del programa Punk’d), pasó tanto tiempo observando el comportamiento
humano en el mundo real como la mayoría de los psicólogos. Cuando se le preguntó
qué había aprendido de todas sus observaciones de la gente, Funt respondió: “Lo peor
de todo, y lo veo una y otra vez, es la facilidad con que las personas pueden ser dirigidas
por cualquier tipo de figura de autoridad o incluso por los signos más mínimos de auto-
ridad”. A continuación procedió a citar el momento en que puso una señal de tránsito en
la que se leía “Delaware estará cerrado este día”. ¿La reacción? “Los automovilistas no la
cuestionaron. En vez de ello, preguntaron: ‘¿Jersey está abierto?’” (Zimbardo, 1985, p. 47).
Funt tenía razón sobre la forma en que los individuos reaccionan ante la autoridad.
Al habérsele enseñado desde que nace que es importante respetar las formas legítimas
de liderazgo, la gente lo piensa dos veces antes de desafiar a padres, maestros, patro-
nes, entrenadores y funcionarios de gobierno. El problema es que simples símbolos de
autoridad como títulos, uniformes, insignias o los símbolos del éxito, incluso sin las cre-
denciales necesarias, a veces pueden transformar a la gente común en sirvientes dóciles.
Leonard Bickman (1974) demostró este fenómeno en una serie de estudios en los que
un asistente varón detenía a los transeúntes en las calles de Brooklyn y les ordenaba
que hicieran algo inusual. A veces señalaba una bolsa de papel en el suelo y les decía:
“¡Recoge esa bolsa y dámela!”. En otras ocasiones señalaba a un individuo de pie junto a
un coche estacionado y les decía: “Este hombre rebasó el tiempo del parquímetro, pero
no tiene cambio. ¡Déle una moneda de 10 centavos!” ¿Alguien tomaría realmente en serie
a este tipo? Cuando vestía ropa de calle, sólo un tercio de la gente que abordó siguió sus
órdenes. Sin embargo, cuando usó un uniforme de guardia de seguridad, casi nueve de
cada 10 personas obedecieron. Aun cuando el asistente uniformado dio vuelta a la esquina
y se alejó después de dar su orden, la gran mayoría de los transeúntes siguieron sus órde-
nes. Es evidente que los uniformes simbolizan el poder de la autoridad (Bushman, 1988).

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Obediencia 279

La obediencia ciega puede parecer graciosa; pero si la gente


está dispuesta a aceptar órdenes de un extraño, ¿hasta dónde es
capaz de llegar en una situación realmente importante? Como se
puede ver en las páginas de la historia, las consecuencias son alec-
cionadoras. Durante la Segunda Guerra Mundial, los oficiales nazis
participaron en la muerte de millones de judíos, polacos, rusos, gita-
nos y homosexuales. Sin embargo, cuando se les enjuició por estos
delitos, su defensa fue siempre la misma: “Yo sólo cumplía órdenes”.
Sin duda usted podría pensar que el Holocausto fue una
anormalidad histórica que dice más acerca de los nazis como indi-

Syndicated Features Limited/The Image Works, Inc.


viduos con prejuicios, llenos de odio y patológicamente frustrados,
que de las situaciones que conducen a la gente en general a cometer
actos de obediencia destructiva. En el libro Hitler’s Willing Execu-
tioners (Los verdugos voluntarios de Hitler), el historiador Daniel
Goldhagen (1996) argumenta, con base en registros anteriores,
que muchos oficiales alemanes participaron como voluntarios en
el Holocausto no como meras personas comunes obligadas a cum-
plir órdenes. Citando hechos históricos, otros han argüido que los
asesinos nazis conocían, creían y celebraban su misión (Cesarani,
2004; Haslam y Reicher, 2007; Vetlesen, 2005).
Llevada al extremo, la obediencia ciega
Sin embargo, dos líneas de evidencia sugieren que adjudicar la responsabilidad a
puede tener resultados devastadores.
la población alemana es demasiado simple para explicar lo sucedido. En primer lugar, Militares nazis mataron a millones
algunas entrevistas con criminales de guerra nazis y médicos que trabajaron en los cam- durante la Segunda Guerra Mundial y
pos de concentración han sugerido la provocadora y preocupante conclusión de que muchos dijeron que lo hicieron “porque
estaban siguiendo órdenes”.
estas personas eran “absolutamente normales” (Arendt, 1963; Lifton, 1986; Von Lang y
Sybill, 1983). En segundo lugar, los monstruosos acontecimientos de la Segunda Guerra
Mundial no son los únicos en la historia moderna. Incluso en la actualidad se cometen
crímenes de obediencia, incluidos los atentados suicidas y la tortura, en despiadados
regímenes militares y dentro de organizaciones terroristas en todo el mundo (Hari-
tos-Fatouros, 2002; Kelman y Hamilton, 1989).
Como se observa en un reciente escándalo de Wall Street, los crímenes de obediencia
se encuentran también en el mundo corporativo, donde los líderes y sus subordinados se
“deslindan moralmente” de las malas acciones negando su responsabilidad, minimi-
zando las consecuencias y deshumanizando a las víctimas (Beu y Buckley, 2004; Moore
et al., 2012). En ocasiones extraordinarias pero raras, la obediencia es llevada a su límite. “Se han cometido muchos más crí-
En 1978, 900 miembros de la secta Templo del Pueblo obedecieron la orden del reve- menes, y más horribles, en nombre
rendo Jim Jones para darse muerte bebiendo un veneno. En 1997, en California, Marshall de la obediencia que en
Applewhite, líder del culto Puerta del Cielo, se dio muerte a sí mismo y convenció a otros
el de la rebelión.”
37 seguidores de que hicieran lo mismo. Ya antes se han suicidado en masa los miembros C. P. Snow
de sectas de fanáticos y es probable que otros lo volverán a hacer (Galanter, 1999).

> La investigación de Milgram: fuerzas de obediencia


destructiva
Durante el tiempo en que Adolf Eichmann fue juzgado en Jerusalén por sus crímenes de
guerra nazis, Stanley Milgram (1963) comenzó una impresionante serie de 18 experimen-
tos que culminó en su libro Obedience to Authority (Obediencia a la autoridad), publicado
en 1974. Milgram no se dio cuenta en aquel tiempo, ni tampoco los participantes de su
investigación, pero estaban a punto de hacer historia en uno de los más famosos experi-
mentos de psicología.
Durante muchos años la ética de esta investigación ha sido objeto de mucho debate.
Están los que dicen que no era ético enfatizar los posibles daños psicológicos a los que
estuvieron expuestos los participantes. En cambio, los que creen que la investigación
de Milgram cumplió las normas éticas adecuadas hacen hincapié en su aportación a obediencia Cambio en el
la comprensión de un problema social importante. Ellos concluyen que, en general, el comportamiento producido por las
peligro extremo que la obediencia destructiva plantea para toda la humanidad justi- órdenes de la autoridad.
fica los métodos poco ortodoxos de Milgram. Considere ambos lados del debate, que se

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280 Capítulo 7 Conformidad

Tomada de la película Obedience, de Stanley Milgram.


Copyright 1965 y distribuida por la Penn. State University
Tomada de la película Obedience, de Stanley Milgram.
Copyright 1965 y distribuida por la Penn. State University
Audio Visual Services.

Audio Visual Services.


Éste es el generador de descargas
eléctricas que usó Milgram (izquierda).
Todavía existe y puede verse en los resumen en el capítulo 2, y haga su propio juicio. Sin embargo, ahora adopte una postura
Archives of the History of American
Psychology, en la Universidad de Akron.
más personal. Imagine que es uno de los casi 1000 participantes que se encuentran en la
Los participantes en los estudios de siguiente situación.
Milgram creían que estaban propinando La experiencia comienza cuando usted llega a un laboratorio de la Universidad de
descargas al señor Wallace, el hombre
que está siendo sujetado con correas en
Yale y se reúne con dos hombres. Uno de ellos es el experimentador, un joven de rostro
la silla (derecha). adusto vestido con una bata gris de laboratorio y un portapapeles. El otro es un caba-
llero de mediana edad llamado señor Wallace, un contador un poco pasado de peso y
de apariencia común. Intercambian presentaciones rápidas y, a continuación, el experi-
mentador le explica que usted y su compañero participante tomarán parte en un estudio
sobre los efectos del castigo en el aprendizaje. Después de asignar los roles, se determina
que usted será el profesor y que el señor Wallace será el alumno. Hasta aquí todo va bien.
Sin embargo, la situación pronto se torna más inquietante. Usted descubre que su
tarea consiste en probar la memoria del alumno y someterlo a descargas eléctricas cada
vez más intensas siempre que cometa un error. A continuación es conducido a otra habi-
tación donde el experimentador sujeta al señor Wallace con correas en una silla, le arre-
manga la camisa, le conecta electrodos en los brazos y le aplica “pasta de electrodos” con
el propósito de evitar ampollas y quemaduras. Como si esto no fuera suficientemente
malo, alcanza a escuchar cuando el señor Wallace le comenta al investigador que tiene
un problema cardiaco. El experimentador reconoce que las descargas van a ser dolo-
rosas, pero tranquiliza al señor Wallace asegurándole que el procedimiento no causará
“daño permanente a los tejidos”. Mientras tanto, usted mismo puede dar fe de lo doloro-
sas que son las descargas, ya que el experimentador le aplicó una que se suponía leve. A
partir de ahí, el experimentador lo lleva a la habitación principal, donde usted se sienta
frente a un “generador de descargas”, una máquina con 30 interruptores que van desde
15 volts, clasificados como “descarga ligera”, hasta 450 volts, etiquetado como “XXX”.
Su papel en este experimento es sencillo. Primero, mediante un micrófono, le lee
una lista de pares de palabras al señor Wallace. A continuación pone a prueba su memo-
ria con una serie de preguntas de opción múltiple. El alumno responde a cada pregunta
presionando uno de los cuatro interruptores que encienden las señales en el generador
de descargas. Si la respuesta es correcta, usted pasa a la siguiente pregunta; si es inco-
rrecta, menciona la respuesta correcta y le aplica una descarga al alumno. Cuando usted
presiona el interruptor de descarga adecuado, se enciende una luz roja encima de él; los
interruptores de relevo hacen clic en el interior de la máquina y se escucha un fuerte
zumbido en la habitación donde está el alumno. Después de cada respuesta incorrecta,
le dijeron, debe incrementar 15 volts la intensidad de la descarga.
Usted no sabe, por supuesto, que el experimento está amañado y que al señor
Wallace, que en realidad es un cómplice, nunca se le aplica una descarga verda-
dera. Hasta donde usted sabe, cada vez que presiona uno de los interruptores él
queda aniquilado. A medida que avanza la sesión el alumno comete más y más erro-
res, provocando que usted incremente la escala de descargas. Al llegar a 75, 90 y 105
volts, oye al alumno gemir de dolor. A los 120 volts empieza a gritar. Si usted aún
continúa a los 150 volts, escucha al alumno gritar: “¡Experimentador! Se acabó.

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Obediencia 281

Sáquenme de aquí. El corazón está comenzando a molestarme. Ya no quiero continuar”.


Los alaridos de agonía y las protestas continúan. A los 300 volts, él dice que se niega
rotundamente a continuar. En el momento en que usted supera los 330 volts, el alumno
queda en silencio y no responde; no se le vuelve a escuchar. La tabla 7.4 enumera sus
respuestas con implacable detalle.
En algún momento, usted busca la orientación del experimentador. “¿Qué debo
hacer? ¿No cree que deba parar? ¿No deberíamos, al menos, echarle un vistazo?”, incluso
usted podría confrontar al experimentador y negarse a continuar. Sin embargo, en res-
puesta a sus preguntas, el experimentador —con tono firme y aparentemente no afec-
tado por el sufrimiento del alumno— lo incita a continuar de la siguiente manera:
l Continúe por favor (o siga por favor).
TABLA 7.4
l El experimento requiere que continúe. Las protestas del alumno en el experimento de Milgram
l Es absolutamente esencial que continúe. A medida que los participantes administraban descargas progresivamente más
intensas, escuchaban los gemidos, lamentos, protestas y quejas del alumno. To-
l No tiene otra opción, debe continuar. dos los participantes escucharon el mismo conjunto programado de respuestas.
A la larga, el alumno se quedaba en silencio y dejaba de responder.
¿Qué haría? En una situación que comienza a
parecer cada vez más una pesadilla, ¿seguirá a su 75 volts ¡Ay!
propia conciencia u obedecerá al experimentador? 90 volts ¡Ay!
Milgram les describió este procedimiento a 105 volts ¡Ay! (más fuerte)
psiquiatras, estudiantes universitarios y adultos de 120 volts ¡Ay! Oigan, esto duele de verdad.
clase media, y les pidió que pronosticaran qué acti- 135 volts ¡Ay!
tud tomarían ellos. En promedio, estos grupos esti- 150 volts ¡Ay! ¡Experimentador! Se acabó. Sáquenme de aquí. Le dije
maron que darían por terminado el experimento al que tengo problemas cardiacos. El corazón está comenzando a
molestarme. Sáquenme de aquí, por favor. El corazón está
llegar a los 135 volts. Ninguna persona consideró
comenzando a molestarme. Ya no quiero continuar. Déjenme salir.
que podría recorrer todo el camino hasta los 450
165 volts ¡Ay! ¡Déjenme salir! (gritando)
volts. Cuando se les pidió pronosticar el porcen-
180 volts ¡Ay! No puedo soportar el dolor. ¡Déjenme salir de aquí!
taje de otras personas que aplicarían la descarga (gritando)
máxima, los entrevistados proporcionaron estima- 195 volts ¡Ay! Déjenme salir de aquí. Déjenme salir de aquí. El corazón
ciones similares. Los psiquiatras calcularon que sólo me está molestando. ¡Déjenme salir de aquí! ¡No tienen
una de cada 1 000 personas exhibiría esa clase de derecho a retenerme aquí! ¡Déjenme salir! ¡Déjenme salir
obediencia extrema. Se equivocaron. En el estudio de aquí! ¡Déjenme salir! ¡Déjenme salir de aquí! El corazón me
está molestando. ¡Déjenme salir! ¡Déjenme salir!
inicial de Milgram, que incluyó a 40 hombres de la
210 volts ¡Ay! ¡Experimentador! Sáqueme de aquí. Ya fue suficiente. Ya
comunidad aledaña de New Haven, los participan- no participaré en el experimento.
tes mostraron un alarmante grado de obediencia, 225 volts ¡Ay!
aplicando en promedio 27 de 30 posibles descargas. 240 volts ¡Ay!
De hecho, 26 de los 40 participantes, es decir, 65%, 255 volts ¡Ay! Sáquenme de aquí.
aplicaron el último castigo de 450 volts.
270 volts (Un alarido de agonía) Déjenme salir de aquí. Déjenme salir
de aquí. Déjenme salir de aquí. Déjenme salir. ¿Me escuchan?
El participante obediente A primera vista, en Déjenme salir de aquí.
psicología estos resultados se podrían considerar 285 volts (Un alarido de agonía)
una lección de crueldad y llegar a la conclusión 300 volts (Un alarido de agonía) Me niego rotundamente a seguir
de que los participantes de Milgram sufrieron una contestando. Sáquenme de aquí. No pueden retenerme aquí.
Sáquenme. Sáquenme de aquí.
seria perturbación. Pero la investigación no apoya
315 volts (Un intenso alarido de agonía) Les dije que me niego a
una explicación tan simple. Para empezar, quienes contestar. Ya no soy parte de este experimento.
estaban en un grupo de control y no fueron incita- 330 volts (Un intenso y prolongado alarido de agonía) Déjenme salir
dos por el experimentador, se negaron a continuar de aquí. Déjenme salir de aquí. El corazón me está
en las primeras fases de la secuencia de descargas. molestando. Déjenme salir, les digo. (Histéricamente)
Es más, Milgram descubrió que virtualmente todos Déjenme salir de aquí. Déjenme salir de aquí. No tienen
derecho a retenerme aquí. ¡Déjenme salir de aquí! ¡Déjenme
los participantes, incluyendo los que habían apli- salir! ¡Déjenme salir! ¡Déjenme salir! ¡Déjenme salir de aquí!
cado descargas intensas, fueron atormentados por ¡Déjenme salir! ¡Déjenme salir!
la experiencia. Muchos de ellos le suplicaron al expe-
rimentador que les permitiera parar. Cuando éste se Tomado de Milgram, S., Obedience to authority: An experimental view, (pp. 56-57).
Copyright © 1974 por Stanley Milgram. Usado con permiso de Harper Collins Publishers.
negó, continuaron. Pero durante el proceso tembla-
ban, tartamudeaban, gemían, sudaba, se mordían

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282 Capítulo 7 Conformidad

los labios y se hundían las uñas en la carne. Algunos estallaron en un ataque de risa
nerviosa. En una ocasión, reportó Milgram, “observamos un ataque (de un participante)
con convulsiones tan violentas que fue necesario detener el experimento” (1963, p. 375).
¿El nivel de referencia de 65% de obediencia de Milgram fue atribuible a su única
muestra de participantes varones? No, en absoluto. Cuarenta mujeres que participaron
en un estudio posterior mostraron exactamente el mismo nivel de obediencia: 65% acti-
varon el interruptor de 450 volts. Antes de saltar a la conclusión de que algo estaba mal
en New Haven, considere el hecho de que la conclusión fundamental de Milgram se ha
obtenido en varias culturas diferentes y con niños, así como estudiantes universitarios y
adultos mayores (Blass, 2012). La obediencia en la situación de Milgram es tan universal
que llevó a un autor a preguntar: “¿Todos somos nazis?” (Askenasy, 1978).
La respuesta, por supuesto, es no. El carácter de un individuo puede marcar una dife-
rencia y algunas personas, dependiendo de la situación, son mucho más obedientes que
otras. A raíz de la Segunda Guerra Mundial, un grupo de científicos sociales, en busca de
las causas de los prejuicios, trató de identificar a individuos con personalidad autoritaria
y elaboró un cuestionario conocido como escala F para medirla (Adorno et al., 1950; Stone
et al., 1993). Lo que encontraron fue que las personas que reciben altas puntuaciones en
la escala F (F por “fascista”) son rígidas, dogmáticas, reprimidas en el ámbito sexual, etno-
céntricas, intolerantes con el disentimiento y punitivas. Son sumisas con las figuras de la
autoridad, pero agresivas con los subordinados. De hecho, las personas con puntuaciones
altas en esta escala están más dispuestas a aplicar descargas de alta intensidad en la situa-
ción de obediencia de Milgram que las que tienen puntajes bajos (Elms y Milgram, 1966).
Aunque las características de la personalidad pueden hacer que alguien sea
vulnerable o resistente a la obediencia destructiva, lo que parece importar más es
la situación en la que se encuentran las personas. Mediante una cuidadosa modi-
ficación de aspectos particulares de su escenario básico, Milgram fue capaz de
identificar factores que aumentan y disminuyen el índice de referencia de 65% de obe-
diencia en más de 20 variantes del experimento básico (vea la l figura 7.8). Tres factores,

l FIGURA 7.8
Factores que influyen en la obediencia
Milgram varió muchos factores en su programa de investigación. Sin órdenes de un
experimentador, menos de 3% de los participantes mostró obediencia total. Sin embargo,
en la condición de referencia regular, 65% de los participantes masculinos y femeninos
siguieron las órdenes. Para identificar los factores que podrían reducir este nivel, Milgram
varió la ubicación del experimento, el estatus de la autoridad, la proximidad de los
participantes con la víctima y la presencia de cómplices que se rebelan. A continuación se
ilustran los efectos de estas variaciones.
Milgram, 1974. © Cengage Learning

ControlControl, sin órdenes


— no commands
Baseline —
Referencia: males
hombres

Baseline — females
Referencia: mujeres

Officedebuilding
Edificio oficinas

Ordinary person
Persona in acharge
común cargo
ElExperimenter
experimentador in en una ubicación
remote location
lejana
La víctima
Victim in sameenroom
la misma habitación
as participant
que el participante
Participant required debía
El participante to touch victim
tocar a la
víctima
Two confederates
Dos cómplices rebel
se rebelan

10 20 30 40 50 60 70
Percentage
Porcentaje de of participantsque
participantes whomostraron
exhibitedtotal
full obedience
obediencia

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Obediencia 283

en particular, son importantes: la figura de autoridad, la proximidad de la víctima y el


procedimiento experimental (Blass, 1992; Miller, 1986).
La autoridad Tal vez lo más notable acerca de los hallazgos de Milgram es que un
experimentador con bata de laboratorio no es una figura de autoridad muy influyente. A
diferencia de un militar de alto rango, un patrón, un entrenador o un profesor, el expe-
rimentador en la investigación de Milgram finalmente no pudo hacer cumplir sus órde-
nes. Sin embargo, su presencia física y su aparente legitimidad desempeñaron un papel
importante para producir la obediencia. Cuando Milgram redujo el estatus del experi-
mentador al trasladar su laboratorio de los distinguidos alrededores de la Universidad
de Yale a un descuidado edificio urbano de oficinas en Bridgeport, Connecticut, el índice
total de obediencia se redujo a 48%. Cuando el experimentador fue sustituido por una
persona común y corriente, otro supuesto participante, hubo una fuerte reducción a
20%. Del mismo modo, Milgram encontró que cuando el experimentador estaba a cargo
pero daba sus órdenes por teléfono, sólo 21% obedeció plenamente. (De hecho, cuando el
experimentador no estaba viendo, muchos de los participantes en esta condición fingían
obediencia pulsando el interruptor de 15 volts.) Entonces, una conclusión es evidente. Al
menos en el escenario de Milgram la obediencia destructiva requiere la presencia física
de una figura de autoridad de prestigio.
Si un experimentador puede ejercer tal control sobre los participantes de una
investigación, imagine el que ejercen las figuras de autoridad verdaderamente podero-
sas, estén presentes o no. Un interesante estudio de campo examinó hasta qué punto
las enfermeras de un hospital obedecerían las órdenes carentes de lógica de un médico.
Usando un nombre ficticio, un médico llamó por teléfono a varias enfermeras y les indicó
que le administraran un medicamento a un paciente específico. Su orden violó las nor-
mas del hospital: el medicamento era poco común, la dosis era demasiado grande y los
efectos podrían ser perjudiciales. Sin embargo, de las 22 enfermeras que fueron contac-
tadas, 21 tuvieron que ser detenidas mientras se preparaban para obedecer las órdenes
del médico (Hofling et al., 1966).
La víctima Las características de la situación de la víctima son también factores
importantes en la obediencia destructiva. Milgram señaló que el criminal de guerra
nazi Adolf Eichmann se sentía enfermo cuando recorría los campos de concentración,
aun cuando su participación en el Holocausto sólo implicó revolver documentos detrás
de un escritorio. De manera similar, el piloto del B-29 que dejó caer la bomba atómica
sobre Hiroshima durante la Segunda Guerra Mundial, dijo de su misión: “Yo no pensaba,
excepto en lo que debía hacer” (Miller, 1986, p. 228). Estos hechos sugieren que debido
a que los participantes de Milgram estaban separados físicamente del alumno, fueron
capaces de distanciarse emocionalmente de las consecuencias de sus acciones.
Para probar el impacto de la proximidad con la víctima en la obediencia destructiva,
en uno de sus estudios Milgram sentó al alumno en la misma habitación que el partici-
pante. En estas condiciones, sólo 40% obedeció totalmente. Cuando los participantes
estaban obligados a tomar físicamente la mano de la víctima y colocarla en una placa de
metal para la descarga, la obediencia total se redujo a 30%. Estos resultados representan
reducciones significativas del valor de referencia de 65%. Sin embargo, tres de cada 10
participantes estuvieron dispuestos a usar la fuerza bruta en nombre de la obediencia.
El procedimiento Por último, existe la situación creada por Milgram. Una mirada
cercana a la disyuntiva que enfrentaron sus participantes pone de manifiesto dos
aspectos importantes del procedimiento experimental. En primer lugar, a los par-
ticipantes se les hizo sentir aliviados de cualquier sentido de responsabilidad por
el bienestar de la víctima. El experimentador les dijo desde el principio que él era el
responsable. Cuando a los participantes se les hizo creer que eran los responsa-
bles, sus niveles de obediencia disminuyeron considerablemente (Tilker, 1970). Las
implicaciones de este descubrimiento son inmensas. En el ejército y otras organi-
zaciones los individuos a menudo ocupan posiciones en una cadena jerárquica de
mando. Eichmann era un burócrata de nivel medio que recibía órdenes de Hitler y las
transmitía a otros para su aplicación. Atrapados entre los individuos que hacen polí-
tica y los que la llevan a cabo, ¿qué tan personalmente responsables se sienten quie-
nes están en medio? Wesley Kilham y Leon Mann (1974) examinaron esta cuestión en

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284 Capítulo 7 Conformidad

un estudio de obediencia que asignó a los participantes uno de dos papeles: el de trans-
misor (quien recibía órdenes del experimentador y las transmitía) y el de ejecutor (quien
en realidad presionaba las palancas de la descarga). Como lo pronosticaron, los transmi-
sores fueron más obedientes (54%) que los ejecutores (28%).
La segunda característica del escenario de Milgram que fomentaba la obediencia es
el ascenso gradual. Los participantes comenzaron la sesión aplicando descargas leves y
luego, de manera gradual, subieron a niveles de voltaje de alta intensidad. Después de
todo, ¿qué tanto representan otros 15 volts en comparación con el nivel actual? Para
cuando los participantes se dieron cuenta de las consecuencias aterradoras de lo que
estaban haciendo, se había vuelto más difícil para ellos escapar (Gilbert, 1981). Esta
En experimentos sobre
secuencia es muy parecida a la técnica del pie en la puerta. En palabras de Milgram, la
obediencia, la mayoría de
gente se “integra a una situación que lleva su propia inercia. El problema del sujeto…
los participantes a quienes
es cómo librarse de una situación que se está moviendo en una dirección totalmente
se les ordenó aplicar
desagradable” (1974, p. 73). Se debe señalar que obedecer por inercia no es exclusivo
intensas descargas eléctricas
del paradigma de la investigación de Milgram. Como lo informó Amnistía Internacional,
a una persona inocente se
hoy en día muchos países torturan a los presos políticos, y quienes son reclutados para
negaron a hacerlo.
F
ALSO. realizar el trabajo sucio son entrenados, en parte, por medio de una creciente serie de
compromisos (Haritos-Fatouros, 2002).

> Milgram en el siglo XXI


Cuando Stanley Milgram publicó los resultados de su primer experimento en 1963, a los
28 años de edad, un titular del New York Times decía: “Sesenta y cinco por ciento en la
prueba obedece ciegamente la orden para infligir dolor”. Milgram había penetrado en
la conciencia pública y estaba a punto de convertirse en una de las figuras más importan-
tes y controvertidas en la psicología, y más allá. En una biografía de gran interés, Thomas
Blass (2004) nos cuenta cómo Milgram se interesó en la obediencia y el impacto que sus
estudios han tenido en los científicos sociales, los juristas, las fuerzas armadas de Estados
Unidos y en la cultura popular de todo el mundo (el libro de Milgram sobre la obediencia
ha sido traducido a 11 idiomas). Hoy, en una era llena de amenazas de conflicto mundial,
fanatismo, terrorismo y nuevos tipos de armamento letal, la obediencia a la autoridad
es una cuestión de importancia tan grande que los psicólogos sociales de todo el mundo
continúan considerando sus implicaciones (Benjamin y Simpson, 2009; Blass, 2009).
Hoy, una granulosa película en blanco y negro que Milgram produjo en 1965, en la
que se registraron varias sesiones con una cámara oculta, se mantiene como prueba
visual de este fenómeno. Al ver esta película queda claro que este experimento fue con-
ducido en otra era, en la que los participantes en una investigación llamaban al joven
experimentador “señor”. ¿Los resultados se repetirían hoy? ¿Usted obedecería las órde-
nes del experimentador de Milgram?
Para responder a esta pregunta, los investigadores holandeses Wim Meeus y Quin-
ten Raaijmakers (1995) crearon una situación diferente, pero análoga. Estructuraron un
dilema moral como el de Milgram. Sin embargo, en lugar de ordenar a los participantes que
infligieran dolor físico, hicieron arreglos para que causaran daño psicológico. Cuando los
participantes llegaron a un laboratorio de la universidad, se encontraron con un cómplice
que supuestamente estaba allí para realizar una prueba como parte de una entrevista de
trabajo. Si el cómplice pasaba la prueba, conseguiría el trabajo; si fallaba, no lo consegui-
ría. Como parte de un estudio de desempeño con estrés, el experimentador pidió a los
participantes que distrajeran al solicitante que realizaba la prueba haciendo una serie de
comentarios cada vez más hostiles. En el momento apropiado, el solicitante suplicó a los
participantes que se detuvieran, se enfadó, vaciló y, finalmente, cayó en un estado de des-
esperación y fracasó. Al igual que en la investigación de Milgram, la cuestión era sencilla:
¿cuántos participantes obedecerían las órdenes de realizar toda la serie de 15 comenta-
rios estresantes, a pesar del daño evidente que ocasionaban a un solicitante de trabajo en
la vida real? En un grupo de control que carecía de un experimentador insistente, nadie
siguió adelante. Pero cuando el experimentador les ordenó continuar, 92% mostró una

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Obediencia 285

obediencia total, a pesar de considerar injusta y desagradable la tarea. Al parecer,


la obediencia es un aspecto poderoso de la naturaleza humana provocada por la postura
dócil que adoptan las personas al relacionarse con las figuras de autoridad, incluso en
la actualidad.
En un intento más reciente, y más directo, de revisar el experimento de Milgram,
Jerry Burger (2009) realizó una “repetición parcial” por la que pagó 50 dólares a 70 hom-
bres y mujeres, grupo diverso cuyas edades iban de 20 a 81 años, y usó el mismo pro-
cedimiento. En el experimento original el aprendiz primero protestó y pidió detenerse
en 150 volts, punto en el que casi todos los participantes hicieron una pausa e indica-
ron renuencia a continuar. Algunos categóricamente se negaron en este punto, pero de
los participantes que continuaron, la mayoría siguieron todo el experimento (Packer,
2008). Con base en este hallazgo, Burger siguió el protocolo de Milgram hasta los 150
volts para estimar el número de participantes que activarían el interruptor en 450 volts.
También agregó una condición en la que un cómplice desafiante que pasaba como otro
participante se negaba a continuar. En vista de los cambios posteriores a Milgram en los
estándares de ética en la investigación, tomó otras precauciones adicionales; excluyó del
estudio a individuos que tenían temor a experimentar demasiado estrés, y luego informó
y recordó a los participantes en tres ocasiones que podrían retirarse del estudio en cual-
quier momento sin sanción alguna.
A pesar de todo lo que ha cambiado en 45 años, el porcentaje de obediencia no fue
apreciablemente más bajo (vea l figura 7.9). En el experimento que modeló Burger, 83%
de los participantes de Milgram habían continuado pasados los 150 volts. En el estudio

l FIGURA 7.9
Obediencia en el siglo XXI
En la versión del experimento que Burger modeló, 83% de los participantes originales
de Milgram continuaron pasados los 150 volts. Cuarenta y cinco años después, Burger
vio una ligera caída a 70%. Observe también que el porcentaje de obediencia bajó sólo
ligeramente, a 63%, entre participantes que vieron a un cómplice desafiante negarse a
continuar. Estos resultados muestran que la obediencia a la autoridad puede haber bajado
un poco con los años, pero de ninguna manera se ha extinguido.
Burger, 2009. © Cengage Learning
Percentages
Porcentajes deof Participants
participantes queWho Continued
continuaron frentev.aStopped
los que seat 150 Volts
detuvieron en 150 volts
100

90

80

70

60

50

40

30

20

10

0
Experimento
Milgram’s Condición base
Burger’s Cómplice
Defiant
de Milgram
experiment de Burger
base condition desafiante
confederate
Continuó
Continued Se detuvo
Stopped

cap07 252-293.indd 285 07/11/14 22:38


286 Capítulo 7 Conformidad

más reciente de Burger, 70% hicieron lo mismo (se puede


estimar, por lo tanto, que 55% hubieran exhibido obedien-
cia completa a los 450 volts en el experimento original). Dos
resultados adicionales fueron interesantes: (1) precisamente
como Milgram lo había determinado, no hubo diferencias
entre hombres y mujeres, y (2) el porcentaje de obediencia
bajó sólo ligeramente a 63%, entre los participantes que vie-
ron a un cómplice desafiante negarse a continuar.
Ya esta nueva repetición ha atraído una buena canti-
dad de interés y comentarios. Alan Elms (2009), estudiante
graduado y colaborador del experimento de Milgram en la
década de 1960, es cauto al comparar el procedimiento de
“obediencia light” de Burger con el de Milgram, pero está
© Jerry Burger

ansioso por ver si revitaliza el programa de investigación que


Milgram inició. Arthur Miller (2009), autor de The Obedience
Experiments (Los experimentos de obediencia), expresa el
mismo entusiasmo cauto. Blass (2009), autor de la biografía
de Milgram, The Man Who Shocked the World (El hombre que
El 3 de enero de 2007, el programa noticioso Primetime de la cadena
ABC emitió al aire un caso titulado “Basic Instincts: The Science of
impactó al mundo), ve el experimento de Burger como un
Evil” (“Instintos básicos: la ciencia del mal”). Esta historia fue un hito importante y demuestra la estabilidad y resistencia de la
reportaje de la recreación de Burger (2009) del experimento de obediencia en el comportamiento social de los seres huma-
obediencia de Milgram. nos. En contraste, Jean Twenge (2009), autora de Generation
Me (Generación yo), un libro de 2006 sobre la forma en que los
estadounidenses se han vuelto más centrados en sí mismos,
narcisistas y completamente enfocados en los derechos per-
sonales, es escéptica respecto a esa conclusión de que nada
ha cambiado. Haciendo comparaciones precisas, Twenge
observa que con respecto a un porcentaje de obediencia de
83% entre los participantes varones de Milgram, sólo 67%
de los hombres de Burger exhibieron obediencia a los 150
volts, una baja que es estadísticamente comparable al alar-
mante cambio en los porcentajes de obesidad en Estados
Unidos durante ese mismo periodo. Aun cuando impresio-
nada con la fuerza de la situación de Milgram, Twenge espera
que la obediencia destructiva sea menos prevaleciente hoy
AP Photo/Brian Bohannon

en día, en el siglo XXI, que en el pasado.


Antes de abandonar los estudios de Milgram, considere
una cuestión moral complicada pero importante: ¿al ofre-
cer una explicación de las circunstancias en que se come-
tieron las atrocidades de la Alemania nazi o del terrorismo
La obediencia a la autoridad parece un
moderno, los psicólogos sociales eximen involuntariamente
fenómeno de todos los tiempos. Hace a los culpables? ¿Culpar a las circunstancias de lo que hicieron los libera de toda respon-
pocos años Louise Ogburn, muchacha sabilidad? En una serie de estudios, Arthur Miller y otros (1999) encontraron que al pedir
de 16 años de edad que trabajaba en un
McDonald’s de Kentucky, fue acusada de explicaciones para actos de maldad, la gente tiende a ser más compasiva con quienes
robar dinero por una persona que hizo cometieron dichos actos y fueron vistos como más compasivos por otros. Esta aparien-
una llamada telefónica de broma, razón cia de perdón no era ciertamente la intención de Milgram, ni la de otros investigadores
por la cual fue llevada a la oficina del
gerente. Fingiendo ser oficial de policía, que hoy tratan de comprender la crueldad, aunque sin dejar de condenarla. Por lo tanto,

>
quien llamó por teléfono ordenó a varios Miller y sus colegas están prestos a advertir: “Explicar no significa perdonar” (p. 265).
compañeros de trabajo de la muchacha
que la desnudaran. Durante
4 horas fue registrada, le dieron nalgadas
y fue forzada a estar en posiciones
Desafío: cuando la gente se rebela
humillantes. Una película de vigilancia
mostró que, con excepción de uno, todos Los libros de historia la llaman “Primavera árabe”. El 17 de diciembre de 2010, un joven
los compañeros de trabajo obedecieron al tunecino desempleado de nombre Mohamed Bouazizi se prendió fuego en protesta por-
bromista y la muchacha se sometió a sus que la policía le confiscó las frutas y verduras que vendía en la calle, los oficiales alegaron
compañeros de trabajo. Sorprende que
en otros lugares se informó de 70 casos que no tenía permiso. Casi de inmediato, hombres y mujeres salieron a las calles para
semejantes. Como se ve aquí, la señorita protestar. A pesar de la determinación del gobierno para suprimir el desacuerdo, las mul-
Ogburn demandó a McDonald’s y la titudes crecieron en tamaño, marchando, reuniendo fuerzas y demandando la renuncia
indemnizaron con 6 millones de dólares.
del primer ministro. El 14 de enero de 2011 el gobierno fue derrocado.

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Obediencia 287

De un lado al otro del Oriente Medio,


región gobernada en años recientes por dic-
tadores con mano de hierro que aplastaban
toda protesta, después de este incidente sur-
gió un año extraordinario de rebeliones en
pro de la democracia. Regímenes bien atrin-
cherados fueron forzados a salir de Egipto,
Libia y Yemen. Enormes levantamientos esta-
llaron en Bahrein y Siria, que continúan, y en
menor medida en Argelia, Kuwait, Irán, Jor-
dania, Marruecos y también en otros países.
¿Qué ocurrió exactamente? En una región

Khaled Desouki/AFP/Getty Images


caracterizada durante mucho tiempo por
la obediencia de toda la población hacia las
autoridades opresoras, ¿cómo es que un solo
incidente dio poder a millones de personas
para desafiar y desatar una cascada de pro-
testas? Sin lugar a dudas, difíciles condiciones
económicas fueron causa de gran cantidad
de frustración. Pero, ¿en qué forma un solo
incidente se extendió como virus por todo
Túnez y luego de manera instantánea cruzó
las fronteras hacia otros países? Mediante el
análisis de más de tres millones de datos de
Twitter, videos de YouTube y correos de Face-
book, los investigadores de comunicaciones
concluyeron que el movimiento demócrata
se extendió por los medios de comunicación
social. Con frecuencia las voces revoluciona-
rias precedieron a los eventos reales; relatos e
imágenes de protestas se extendieron a con-
tinuación de un país a otro. No sorprende que

© Ron Haviv/VII/Corbis
los regímenes en el poder buscaron silenciar
y bloquear los medios sociales (Howard y
Hussain, 2011).
Al leer la investigación de Milgram, es
fácil desesperarse ante el impresionante
conjunto de fuerzas que empujan a las per-
sonas a la obediencia ciega. Pero hay tam- Como parte de la Primavera árabe de
2011, los manifestantes enarbolaron las
bién buenas noticias. Así como los procesos de la influencia social pueden generar la banderas de las naciones árabes durante
sumisión a la autoridad, también pueden generar la rebelión y el desafío. Pocas personas un mitin en la Plaza Tahrir en El Cairo
se dan cuenta, pero este fenómeno también fue visto durante la Segunda Guerra Mun- (arriba). Con los protestantes que usaban
los medios de comunicación social para
dial. En Resistance of the Heart (Resistencia del corazón), el historiador Nathan Stoltzfus difundir la palabra de un país árabe
(1996) describió una protesta civil en Berlín, en la cual las esposas no judías de 2000 a otro, los gobernantes en la región
judíos recién capturados se congregaron fuera de la prisión. En un principio las mujeres trataron de bloquear el acceso a estos
medios (abajo).
estaban allí buscando información acerca de sus maridos. Pronto empezaron a llenar
las calles cantando y negándose a irse. Después de ocho días consecutivos de protesta, las
mujeres desafiantes consiguieron su propósito. Temiendo el impacto negativo en la opi-
nión pública, los nazis dieron marcha atrás y pusieron en libertad a los hombres.
Además del nuevo papel en desarrollo de las redes de comunicación social, recien-
tes estudios indican que para bien o para mal la sincronía del comportamiento, por
ejemplo caminar al paso con otros, palmear las manos, cantar, hacer tonos repeti-
tivos o levantar los brazos al unísono, pueden tener un efecto unificador en la gente,
aumentando la tendencia a seguir lo que otros están haciendo. En un estudio, pares
de participantes se sentaron en mecedoras, lado a lado, y se les pidió mecerse al
mismo tiempo. Otros pares también se mecieron, pero no podían verse unos a otros y

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288 Capítulo 7 Conformidad

no estaban en ritmo. Los que estaban en condición de sincronía estuvieron después más
sincronizados cuando trabajaron conjuntamente para mover una bola de acero por un
laberinto de madera (Valdesolo et al., 2010). Otros estudios han demostrado que actuar al
unísono con otros también puede aumentar la tendencia a sentirse socialmente conec-
tados, cooperar para el bien común y hasta obedecer una petición para comportarse de
manera agresiva contra otra persona (Wiltermuth, 2012; Wiltermuth y Heath, 2010).
“Un poco de rebelión de cuando ¿Las acciones de un grupo son más difíciles de controlar que el comportamiento de
en cuando es benéfica.” un solo individuo? Considere el siguiente estudio. William Gamson y otros (1982) fingie-
Thomas Jefferson ron ser parte de una empresa de investigación de mercados y reclutaron gente para par-
ticipar en un supuesto debate sobre “normas de la comunidad”. Programados en grupos
de nueve, se les dijo a los participantes que sus debates serían grabados por una impor-
tante empresa petrolera que estaba demandando al gerente de una estación de servicio
local por pronunciarse en contra de los altos precios de la gasolina. Después de recibir
un resumen del caso, la mayoría de los participantes se puso del lado del gerente de la
estación. Pero había un problema. La empresa petrolera quería pruebas para ganar su
caso, según señaló el experimentador que se hacía pasar como coordinador del debate.
Le indicó a cada uno de los miembros del grupo que se pusiera frente a la cámara y
expresara el punto de vista de la empresa. Luego les dijo que firmaran un acta en la que
autorizaban a la compañía para editar las cintas y usarlas en los tribunales.
Puede ver cómo se supone que debía desarrollarse el guión de la obediencia. En rea-
lidad, sólo uno de los 33 grupos estuvo cerca de seguir el guión. En todos los demás, la
gente se indignó por el comportamiento del coordinador y se negó a continuar. Algunos
grupos estaban tan indignados que tenían previsto tomar medidas. Un grupo incluso
amenazó con denunciar a la empresa llamando a los periódicos locales. Enfrentados con
una serie de motines cargados de emociones, los investigadores tuvieron que interrum-
pir el experimento.
¿Por qué este estudio produjo una revuelta tan enérgica, a menudo apasionada, si el
de Milgram reveló una obediencia totalmente pasiva? ¿Podría reflejar un cambio en los
valores de la década de 1960, cuando se realizaron los estudios de Milgram? Muchos estu-
diantes universitarios creen que ahora la gente se conformaría menos que en el pasado,
pero un análisis de estudios de la obediencia ha revelado que no existe una correlación
entre el año en que se realizó un estudio y el nivel de obediencia que produjo (Blass,
1999). Entonces, ¿cuál es la explicación de los resultados contrastantes? Una diferencia
clave es que las personas en los estudios de Milgram participaron solas, y las de Gamson
estaban en grupos. Tal vez Michael Walzer tenía razón: “La desobediencia, cuando no
es motivada por cuestiones delictivas, sino morales, religiosas o políticas, es siempre un
acto colectivo” (citado en R. Brown, 1986, p. 17).
El análisis anterior de la conformidad indicó que la mera presencia de un cómplice,
ante lo que de otra manera sería una mayoría unánime, da a los individuos el valor para
disentir. Lo mismo puede aplicarse a la obediencia. Es notable que Milgram nunca tuvo
más de un participante presente en la misma sesión. Sin embargo, en un experimento
contó con dos cómplices que actuaron como profesores adjuntos al lado del participante
real. En estas sesiones un cómplice se negó a seguir a los 150 volts, y el segundo se negó a
los 210 volts. Estos modelos de desobediencia ejercieron una profunda influencia sobre
la voluntad de los participantes para desafiar al experimentador: en presencia de los
cómplices, sólo 10% aplicó el nivel máximo de descarga (vea figura 7.8).
Hay que añadir que la presencia de un grupo no es una protección garantizada con-
tra la obediencia destructiva. Los grupos pueden desencadenar la agresión, como se verá
en el capítulo 11. Por ejemplo, los seguidores de Jim Jones estaban juntos cuando colec-
tivamente siguieron su orden de suicidarse. Y las bandas de linchadores son justamente
eso, grupos, no individuos. Es evidente que hay poder en los simples números. Ese poder
puede ser destructivo, pero también puede emplearse con fines constructivos. De hecho,
la presencia y el apoyo de los demás a menudo proporcionan la pizca de valor que la
gente necesita para rechazar órdenes que considera ofensivas.

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El continuo de la influencia social 289

El continuo de la influencia social


Como se ha visto, la influencia social en el comportamiento va desde la presión implí-
cita de las normas de un grupo, hasta las trampas que tienden las peticiones directas
y las poderosas órdenes de la autoridad. En cada caso la gente elige si reacciona con
conformidad o independencia, sumisión o asertividad, obediencia o desafío. De toda la
investigación, es tentador concluir que entre mayor presión se ejerza sobre las perso-
nas, mayor es la influencia. ¿Sin embargo, es posible que más produzca menos? En una
serie de estudios de la conformidad, Lucian Conway y Mark Schaller (2005) asignaron
participantes a una tarea de toma de decisiones corporativa en la que se les pidió elegir
entre dos opciones de negocio después de ver a otros tomar la misma decisión. En con-
sonancia, los participantes siguieron más al grupo cuando sus miembros formaron sus
opiniones libremente, que cuando fueron obligados por un líder. Parece ser que las tác-
ticas de intimidación que obligan a las personas a cambiar su comportamiento pueden
ser contraproducentes cuando se trata de cambiar las opiniones.
En este punto, se da un paso atrás y se plantean dos preguntas importantes. En pri-
mer lugar, a pesar de que los diferentes tipos de presión influyen en la gente por dife-
rentes razones, ¿es posible predecir todos los efectos con un solo principio general? En
segundo lugar, ¿qué dicen la teoría y la investigación sobre la influencia social respecto a

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la naturaleza humana?

> Teoría del impacto social


En 1981, Bibb Latané propuso que un vínculo común entre los
distintos procesos involucrados en la influencia social lleva a
la gente hacia dicha influencia o la aparta de ella. En concreto,
Latané propuso la teoría del impacto social, la cual establece
que la influencia social de cualquier tipo —el impacto total de los
demás sobre una persona objetivo— es una función de la fuerza,
la inmediatez y el número de los demás. Según Latané, las fuerzas
sociales actúan sobre los individuos de la misma manera que las
fuerzas físicas actúan sobre los objetos. Considere, por ejemplo,
la manera en que las luces en el techo iluminan una superficie.
La cantidad total de luz arrojada sobre una superficie depende
de la fuerza de los focos, de su distancia hacia la superficie y del
número de focos. Como se ilustra en la parte izquierda de la l
figura 7.10, los mismos factores se aplican al impacto social.
“Invité a unos amigos que piensan que
La fuerza de una fuente está determinada por su posición,
debes ver a un psiquiatra.” De
capacidad o relación con un objetivo. Cuanto más fuerte sea la
acuerdo
fuente, mayor será la influencia. Cuando la gente considera que con la teoría
los demás miembros de un grupo son competentes, es más probable que se conforme del impacto social,
con sus juicios. Cuando se trata de la sumisión, las fuentes aumentan su fuerza haciendo esta “intervención”
que los objetivos se sientan obligados a corresponder a un favor pequeño. Y para obtener debe resultar
la obediencia, las figuras de autoridad obtienen fuerza mediante el uso de uniformes o persuasiva.
haciendo alarde de su pertenencia a instituciones de prestigio.
La inmediatez se refiere a la proximidad en tiempo y espacio de una fuente con el
objetivo. Cuanto más cerca esté la fuente, mayor será su impacto. La investigación de
Milgram ofrece el mejor ejemplo. Los índices de obediencia fueron más altos cuando el
experimentador impartió órdenes en persona, no desde un lugar remoto, y cuando
la víctima sufrió cerca del participante, éste actuó como una fuente de influencia con- teoría del impacto social Teoría que
traria y los niveles de obediencia bajaron. De acuerdo con esta hipótesis, Latané y otros sostiene que la influencia social depende
de la fuerza, la inmediatez y el número
(1995) les pidieron a algunos individuos que mencionaran a siete personas relacionadas
de personas fuente con respecto a las
con su vida, que indicaran qué tan lejos vivían esas personas y cuántas interacciones
personas objetivo.
dignas de recordar habían vivido con ellas. En tres estudios, la correlación fue la misma:

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290 Capítulo 7 Conformidad

cuanta más cerca están los demás,


l FIGURA 7.10 geográficamente, mayor es el impacto
Impacto social: factores fuente y factores objetivo que tienen sobre las personas.
De acuerdo con la teoría del impacto social, la influencia total de otras personas, o
Por último, la teoría predice que
“fuentes”, sobre un individuo objetivo depende de tres factores fuente: su fuerza (tamaño a medida que aumenta el número de
de los círculos fuente), la inmediatez (distancia al objetivo) y el número (número de círculos fuentes también lo hace su influen-
fuente). Del mismo modo, la influencia total se difumina, o reduce, por la fuerza (tamaño cia, al menos hasta cierto punto. Tal
de los círculos objetivo), la inmediatez (distancia desde el círculo fuente) y el número de vez recuerde que cuando Asch (1956)
personas objetivo.
Tomado de Latané, B., ”The Psychology of Social Impact”, American Psychologist, vol. 36 (p. 344).
aumentó de uno a cuatro el número
Copyright © 1981 por la American Psychological Association. Reimpreso con permiso. de cómplices en sus estudios de jui-
cio de líneas, los niveles de confor-
midad se elevaron; sin embargo, los
aumentos posteriores sólo tuvieron
un efecto adicional insignificante.
La teoría del impacto social
Fuentes Objetivos también predice que a veces la gente
resiste la presión social. Según Latané,
es más probable que esta resistencia
ocurra cuando el impacto social se
Objetivo Fuente
divide entre muchos objetivos fuer-
tes y distantes, como se aprecia en la
parte derecha de la figura 7.10. Debe
hacer un menor impacto en un obje-
tivo que es fuerte y está lejos de la
fuente, que en uno que es débil y está
cerca de la fuente, y debe haber un
menor impacto en un objetivo que se
encuentra acompañado de otras per-
sonas objetivo, que en uno que está
solo. Así, hemos visto que la confor-
midad se reduce por la presencia de
un cómplice, y que los índices de obediencia descienden cuando las personas están con
compañeros que se rebelan.
Con los años, la teoría del impacto social ha sido cuestionada, defendida y refinada
en varios terrenos (Jackson, 1986; Mullen, 1985; Sedikides y Jackson, 1990). Por un lado,
los críticos dicen que dicha teoría no permite explicar los procesos que dan lugar a la
influencia social o responder a los por qué. Por otra parte, la teoría permite predecir
la aparición de la influencia social y determinar cuándo va a ocurrir. Si el tema es confor-
midad, sumisión u obediencia, esta teoría ha sentado las bases para nuevas e interesan-
tes investigaciones en los próximos años.
Numerosos psicólogos sociales han señalado recientemente que el impacto social
es un proceso fluido, dinámico, en constante cambio (Vallacher et al., 2002). Quince años
antes de la Primavera árabe, Latané y L’Herrou (1996) refinaron la teoría en ese sentido.
Al hacer que grandes grupos de participantes interactuaran mediante el correo electró-
nico y mediante el control de sus líneas de comunicación, encontraron que los individuos
dentro de la red formaron “agrupaciones”. Con el tiempo, los vecinos (los participantes
que estaban en contacto directo) se volvieron más similares entre sí que aquellos que
A medida que se incrementa
estaban más alejados (no en contacto directo) dentro de la red. En referencia a la geome-
el número de personas en
tría del espacio social, Latané y L’Herrou notaron que en el mundo real la inmediatez no
un grupo, también aumenta
puede definirse estrictamente en términos de distancia física. Al especular sobre el papel
el impacto de éste sobre un
de la tecnología, apuntaron que la teoría del impacto social tiene que explicar el tipo de
individuo.
F
ALSO. eventos que se desarrollaron en el Oriente Medio, en 2011, y ese hecho de que los medios
de comunicación social pueden disminuir la importancia de la proximidad física.

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Repaso 291

> Perspectivas sobre la


naturaleza humana
A partir del material presentado en este capítulo, ¿qué
conclusiones generales podría extraer de la natura-
leza humana? Por supuesto, es más probable que la
influencia social ocurra en algunas situaciones que en
otras. ¿Pero las personas son generalmente maleables
o inflexibles? ¿Existe una inclinación hacia aceptar la
influencia o hacia oponer resistencia?
No hay una respuesta única y universal a estas
preguntas. Como se vio con anterioridad, algunas
culturas valoran la autonomía y la independencia,
mientras que otras ponen más énfasis en la confor-

Bob Krist
midad con el propio grupo. Incluso dentro de una
cultura determinada, los valores pueden cambiar con
el tiempo. Para demostrar este punto, pregúntese: si
De acuerdo con la teoría del impacto
usted fuera papá o mamá, ¿qué cualidades le gustaría que tuviera su hijo? Cuando se
social, un sargento de la Marina ejercerá
planteó esta pregunta a las madres estadounidenses en 1924, optaron por la “obediencia” influencia en la medida en que sea fuerte
y la “lealtad”, características fundamentales de la conformidad. Sin embargo, cuando se (en una posición de poder), inmediata
(cercana físicamente) y numerosa
planteó la misma pregunta a otras madres en 1978, mencionaron la “independencia” y
(apoyada por otros miembros de la
la “tolerancia hacia los demás”, características principales de la autonomía. En encues- institución) en relación con sus cadetes.
tas realizadas no sólo en Estados Unidos, sino también en Alemania, Italia, Inglaterra y
Japón (Alwin, 1990; Remley, 1988), se encontraron tendencias similares, lo mismo que en
experimentos de laboratorio, donde los índices de conformidad son un poco más bajos
hoy que en el pasado (Bond y Smith, 1996).
¿Es posible que los niños de hoy, los adultos del mañana, presentarán mayor resisten-
cia a las diversas formas de influencia social? Si es así, ¿qué efectos tendrá esta tendencia
sobre la sociedad en su conjunto? ¿Y cuáles serán los efectos futuros de Facebook, Twit-
Los índices de conformidad
ter y otros medios de comunicación social? Vistos de manera positiva, la conformidad,
varían entre las diversas culturas
la sumisión y la obediencia son respuestas humanas adecuadas y necesarias. Fomen-
y de una generación a la
tan la solidaridad y el acuerdo en los grupos, cualidades que los salvan de ser divididos
siguiente.
por el disentimiento. Visto de manera negativa, la falta de independencia, asertividad
y desafío son un comportamiento no deseado propicio para la estrechez de miras, la
V ERDADERO.

cobardía y la obediencia destructiva, a menudo con terribles costos. Por cada individuo
y para la sociedad en su conjunto, el truco consiste en encontrar un equilibrio.

Repaso
l La conformidad, la sumisión y la obediencia son tres tipos de
influencia social que varían en el grado de presión que se ejerce
sobre un individuo.

La influencia social “automática”


l A veces las personas son influidas por otras sin que se den l Los estudios demuestran que las personas imitan el compor-
cuenta. tamiento y los estados de ánimo de los demás, quizá como un
modo de facilitar las interacciones sociales.

cap07 252-293.indd 291 07/11/14 22:38


292 Capítulo 7 Conformidad

Conformidad
l La conformidad es la tendencia de las personas a cambiar su l En general, la influencia de la minoría es mayor cuando se ori-
comportamiento, para que sea consistente con las normas de gina en un miembro del endogrupo.
un grupo. l Según Moscovici, las minorías pueden ejercer influencia adop-
tando una posición consistente y firme.
Los primeros clásicos l Hollander argumenta que, para ejercer influencia, una persona
l Dos experimentos clásicos ilustran tipos contrastantes de primero debe conformarse y luego disentir.
conformidad. l La influencia de la mayoría es mayor en las mediciones direc-
l Sherif confrontó a grupos de participantes con una tarea ambi- tas y públicas de la conformidad, pero las minorías mues-
gua y encontró que sus juicios convergían progresivamente. tran su impacto en las mediciones indirectas o privadas de la
l Con una tarea más sencilla, en la que se tenían que distinguir conformidad.
líneas, Asch hizo que sus cómplices dieran respuestas incorrec- l Al obligar a otros miembros del grupo a pensar más abierta-
tas y encontró que los participantes estuvieron de acuerdo casi mente sobre un problema, las minorías mejoran la calidad de
un tercio de las veces. la toma de decisiones de un grupo.
l La gente obtiene el valor para resistir las presiones de la confor-
¿Por qué la gente se conforma? midad después de ver a otros hacer lo mismo.
l Sherif encontró que las personas muestran conformidad pri-
vada, apoyándose en otros para obtener información en una Cultura y conformidad
situación ambigua. l Así como las culturas difieren en sus normas sociales, también
l Los estudios de Asch indicaron que las personas se conforman difieren en la medida en la cual esperan que la gente se adhiera
en su comportamiento público para no parecer desviados. a esas normas.
l La investigación muestra que las personas de culturas colec-
Influencia de la mayoría tivistas se conforman más que las personas de culturas indi-
l A medida que se incrementa el tamaño de una mayoría uná- vidualistas.
nime incorrecta, también lo hace la conformidad, hasta cierto
punto.
l Las personas se conforman a las normas sociales percibidas
cuando éstas se activan en la mente.
l La presencia de un disidente reduce la conformidad, aun
cuando no esté de acuerdo con el participante y carezca de
capacidad en la tarea. Puesta a prueba del sentido común
l Las mujeres se conforman más que los hombres en tareas Cuando todos los integrantes de un grupo dan una respuesta
“masculinas” y en escenarios cara a cara, pero no en ta- incorrecta a una pregunta sencilla, casi siempre la mayoría de las
reas “femeninas” o de género neutro o en ámbitos privados.
personas se conforma con esa respuesta.
Influencia de la minoría Falso. En los experimentos clásicos de conformidad de Asch,
quienes responden obedecen o se conforman sólo un tercio del
l A veces las minorías resisten las presiones para conformarse y
son capaces de influir en las mayorías. tiempo.

Sumisión
l Una forma común de influencia social se produce cuando las tamaño de esta última revelando los costos ocultos. A pesar del
personas responden a peticiones directas. incremento, la gente suele seguir adelante con el acuerdo.
l Con la técnica de la “puerta en la cara”, la petición real es pre-
Irreflexión y sumisión cedida por una más grande, que es rechazada. La gente cumple
l La gente es más propensa a cumplir cuando la toman por sor- entonces la segunda petición, porque la ve como una concesión
presa y cuando la petición parece razonable. que tienen que corresponder.
l La técnica de “eso no es todo” comienza con una petición
La norma de reciprocidad grande. En seguida se reduce el tamaño aparente de la petición,
l A menudo las personas cumplen cuando se sienten en deuda al ofrecer un descuento o una bonificación.
con un solicitante que les ha hecho un favor.
l La gente difiere en la medida en que usa la reciprocidad para Asertividad: cuando la gente dice no
beneficio personal y tiene cuidado de no ser víctima de esta l Muchas personas tienen dificultades para ser firmes. Hacerlo
estrategia. requiere estar atentos y reconocer las trampas.
Tender trampas: estrategias de petición en secuencia
l Cuatro técnicas de sumisión se basan en peticiones de dos
Puesta a prueba del sentido común
pasos: en el primer paso se tiende una trampa, y en el segundo Una manera efectiva de lograr que alguien le haga un favor es
se produce la sumisión. plantearle primero una petición desmedida que seguramente
l Mediante la técnica “del pie en la puerta” una persona sienta las rechazará.
bases para la petición “real”, consiguiendo que alguien cumpla Verdadero. Este método, conocido como la técnica de la “puerta
primero una petición más pequeña. en la cara”, aumenta la sumisión, haciendo que la persona se sienta
l En la técnica de “bola baja” una persona consigue que otra comprometida a hacer una concesión.
acceda a una petición, pero a continuación incrementa el

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Repaso 293

Obediencia
l Cuando la petición es una orden y el solicitante es una figura l Los investigadores hicieron notar que una explicación situacio-
de autoridad, la influencia resultante se denomina obediencia. nal de los actos de obediencia destructiva no los perdonan.
l Una reciente “replicación parcial” del estudio de choque de Mil-
La investigación de Milgram: fuerzas de obediencia gram sugiere que la mayoría de la gente aún hoy se mantiene
destructiva obediente.
l En una serie de estudios, un experimentador ordenó a los parti-
cipantes que aplicaran descargas eléctricas cada vez más dolo- Desafío: cuando la gente se rebela
rosas a un cómplice. l Así como los procesos de influencia social generan obediencia,
l Sesenta y cinco por ciento obedecieron completamente, pero también pueden apoyar actos de desafío, ya que los grupos son
se sintieron atormentados por la experiencia. más difíciles de controlar que los individuos.
l Los niveles de obediencia se ven influidos por varios factores l Proveer una explicación de las circunstancias del comporta-
situacionales, incluida la proximidad física del participante, miento cruel no lo disculpa.
tanto con la figura de autoridad como con la víctima.
l Otros dos aspectos del procedimiento de Milgram contribuye-
ron a los altos niveles de obediencia: (1) los participantes no se
sentían personalmente responsables y (2) las órdenes se incre-
mentaron de manera gradual. Puesta a prueba del sentido común
l En estudios más recientes, las personas exhibieron altos índi- En experimentos sobre obediencia, la mayoría de los
ces de obediencia cuando se les indicó que infligieran daño psi- participantes a quienes se les ordenó aplicar intensas descargas
cológico a otra persona. eléctricas a una persona inocente se negaron a hacerlo.

Milgram en el siglo XXI Falso. En una investigación clásica de Milgram, 65% de todos los
participantes obedecieron al experimentador y aplicaron la máxima
l Los estudios de Milgram siguen siendo relevantes y controver-
descarga posible.
tidos en el siglo XXI.

El continuo de la influencia social


Teoría del impacto social Puesta a prueba del sentido común
l La teoría del impacto social predice que la influencia social
A medida que se incrementa el número de personas en un grupo,
depende de la fuerza, la inmediatez y el número de fuentes que
también aumenta el impacto de éste sobre un individuo.
ejercen presión sobre las personas objetivo que absorben esa
presión. Falso. El tamaño creciente de un grupo aumenta el impacto
sobre un individuo sólo hasta cierto punto, más allá del cual otro
Perspectivas sobre la naturaleza humana incremento tiene muy poco efecto agregado.
l No hay una respuesta única a la pregunta de si las personas son Los índices de conformidad varían entre las diversas culturas y de
conformistas o no conformistas. una generación a la siguiente.
l Existen diferencias interculturales en la influencia social y Verdadero. Investigaciones demuestran que los índices de
los valores cambian con el tiempo, incluso dentro de culturas conformidad son más altos en las culturas colectivistas que en las
específicas. que tienen orientación individualista, y que los valores cambian con
el tiempo incluso dentro de las culturas.

TÉRMINOS CLAVE
colectivismo (270) influencia de la minoría (267) técnica del pie en la puerta (273)
conformidad (257) influencia informativa (260) técnica eso no es todo (276)
conformidad privada (262) influencia normativa (260) teoría del impacto social (289)
conformidad pública (262) obediencia (279) sumisión (271)
créditos idiosincráticos (268) técnica de la bola baja (275)
individualismo (270) técnica de la puerta en la cara (276)

RECURSOS MEDIÁTICOS
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Procesos
grupales Este capítulo
examina la influencia social en
un contexto de grupos. En primer
lugar, se estudian los fundamentos de
los grupos, se discuten temas como por qué
las personas se acercan a los grupos y cómo
se desarrollan éstos. Luego se estudia cómo el
comportamiento de los individuos resulta afectado
por la presencia de los demás. A continuación se
enfoca el desempeño del grupo y se estudia por qué
el todo (la decisión o desempeño del grupo) con
frecuencia es diferente a la suma de sus partes
(las actitudes y habilidades de los miembros
del grupo). En la sección final, acerca del
conflicto, se examina cómo los grupos
intensifican o reconcilian sus
diferencias.

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8
Fundamentos de los grupos (297)
¿Qué es un grupo? ¿Por qué unirse a un
grupo?
Características clave de los grupos:
papeles, normas y cohesión
Cultura y cohesión

Los individuos en los grupos:


la presencia de otros (302)
Facilitación social: cuando los otros
estimulan
Pereza social: cuando los otros relajan
Cultura y pereza social
Desindividualización

Desempeño grupal: problemas y


soluciones (311)
Pérdidas y ganancias en los grupos
Lluvia de ideas
Polarización grupal
Pensamiento de grupo
Efectos de escalamiento
Comunicación de la información y empleo
de la experiencia
Metas y planes en los grupos
Capacitación
Tecnología de cómputo y sistemas de
soporte para grupo
Equipos virtuales
Cultura y diversidad

Conflicto: cooperación y competencia


dentro de los grupos y entre ellos
(326)
Motivos combinados y dilemas sociales
Cultura y dilemas sociales
Intensificación y reducción del conflicto
Negociación
Cultura y negociación
Cómo encontrar un terreno común

Repaso
Términos clave
© Carin Perilloux

Recursos mediáticos
295

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296 Capítulo 8 Procesos grupales

Al alba de una mañana de domingo en verano, el 22 de julio


de 2012, trabajadores desmantelaron y movieron a una ubicación secreta la icónica esta-
tua del añejo entrenador de futbol de la Pennsylvania State University, Joe Paterno, que
estaba frente al estadio de futbol. Funcionarios de la universidad esperaban que, dada
la hora y la falta de algún anuncio, habría pocos espectadores para atestiguar la contro-
vertida remoción. Aun así, una pequeña multitud observó y pronto pudo escucharse el
familiar cántico de: “¡Somos... Penn State!”.
Fue una sorprendente “caída de gracia”. Sólo nueve meses antes, el amado Joe
Paterno dirigió a Penn State a su victoria 409, con lo que rompió el récord de triunfos
en una carrera para un entrenador de futbol de la división I. Pero éste sería el último
juego para la leyenda de 85 años de edad. Semana y media más tarde, Paterno fue des-
pedido a la luz de un escándalo de abuso sexual infantil que involucraba a uno de sus
ex entrenadores asistentes, Jerry Sandusky. Varios miles de estudiantes de Penn State se
presentaron la noche del despido de Paterno, y pronto la desafiante multitud derribó
postes de alumbrado, volteó camionetas de noticieros y lanzó piedras a la policía. Los
estudiantes cantaban sonoramente “¡somos Penn State!”, como habían hecho en tan-
tos partidos de futbol dirigidos por Paterno (Schweber, 2011). Como si la mancha en su
reputación antes inmaculada fuera demasiado pesada para su cuerpo, Paterno enfermó
pronto y murió de cáncer pulmonar dos meses después.
Una extensa investigación concluyó que Paterno, junto con el director atlético,
el vicepresidente y el presidente de Penn State en conjunto ocultaron a la policía y la
comunidad información acerca de estos reclamos, lo que en efecto permitió a Sandusky
seguir con el abuso de varios niños durante años, incluso en instalaciones universitarias
como las regaderas del equipo de futbol. Algunos reportes afirman que después que el
director atlético tomara la decisión de alertar a las autoridades de bienestar infantil,
cambió luego de parecer a raíz de una conversación posterior con Paterno y decidió que
sería mejor manejar la situación en privado (Candiotti y Levitt, 2012).
Este triste caso ilustra algunos puntos importantes acerca de la dinámica de gru-
pos. Con mucha frecuencia, todos los grupos están preocupados por protegerse y pro-
moverse a sí mismos y no piensan en las consecuencias para los demás o fracasan al
buscar opiniones externas. Los grupos de personas inteligentes y buenas, y todos los
reportes, indican que Paterno y los otros

sentido común
involucrados en las decisiones en Penn
Puesta a prueba del State lo eran; con frecuencia toman deci-
siones que son mucho peores que las que
Encierre su respuesta en un círculo pudiera tomar por cuenta propia cual-
quiera de los individuos que conforman
V F  Las personas vitorearán más fuerte cuando formen parte de un el grupo. En ocasiones los grupos grandes
grupo que cuando lo hagan solas. de personas pierden sus inhibiciones y
V F  Las personas que participan en una lluvia de ideas en grupo
actúan de manera destructiva y agresiva,
en formas que por lo general nunca apro-
encuentran mayor cantidad de mejores ideas que el mismo
barían, como las personas que se rebela-
número de personas trabajando de manera individual. ron en Penn State la noche del despido de
V F  Las actitudes de los miembros de un grupo acerca de un modo de Paterno.
actuar por lo general se vuelven más moderadas después de una Sin embargo, no todas las noticias
discusión grupal. acerca de los grupos son malas y este capí-
tulo examinará algunos de los beneficios
V F  Las personas y los grupos tienden a desempeñarse peor cuando que producen los grupos. Por ejemplo, el
tienen como meta “hacer su mejor esfuerzo” que cuando tienen orgullo que los estudiantes de Penn State
metas ambiciosas muy específicas. sienten por su escuela, como se refleja en
su grito de “¡somos Penn State!”, ilustra
V F  Los grupos grandes tienen más probabilidad que los grupos que las personas obtienen gran parte de su
pequeños de explotar un recurso escaso del cual dependen los identidad y satisfacción de los grupos a los
miembros colectivamente. que pertenecen.
En resumen, con frecuencia las per-
V F  Cuando enfrentan el dilema de actuar en interés propio o
sonas están en su mejor, y en su peor,
cooperar con el bien mayor, las mujeres tienen más probabilidad
momento en los grupos. Es por medio
de cooperar que los hombres.
de los grupos que los individuos forman

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Fundamentos de los grupos 297
AP Photo/Michael Henninger - Post-Gazette

Brian van der Brug-Pool/Getty Images


Los grupos pueden tener beneficios tanto
negativos como positivos. Un grupo de
estudiantes de Penn State voltea una
camioneta de un noticiero de televisión
comunidades, aportan recursos y comparten éxitos. Pero es también por medio de los durante una revuelta después que el
grupos que los estereotipos se convierten en opresión, las frustraciones se convierten en entrenador de futbol, Joe Paterno, fuera
violencia de multitudes y los conflictos se convierten en guerras. Es clara la importancia despedido el 9 de noviembre de 2011
(izquierda). Los miembros de un equipo
de entender cómo funcionan los grupos y cómo los individuos influyen y son influidos de la NASA celebran la extraordinaria
por ellos. En este capítulo se presentan primero los fundamentos de qué son los grupos hazaña de colocar con éxito un
y cómo se desarrollan, luego se examinan los grupos en varios niveles: en el nivel indivi- explorador en la superficie de Marte en
agosto de 2012 (derecha).
dual, se explora cómo los individuos son influidos por los grupos; en el nivel grupal, se
explora cómo se desempeñan los grupos, y en el nivel intergrupal, se explora cómo los
grupos interactúan entre ellos en cooperación y competencia.
La investigación que se reporta en este capítulo revela un hecho fascinante: los gru- “Usted cree que, porque entiende
pos pueden ser muy diferentes de la suma de sus partes. Cuando se piensa en esta afirma- ‘uno’, debe entender ‘dos’, porque
ción, se sugiere algo casi místico o mágico acerca de los grupos, como la física cuántica. uno y uno suman dos. Pero tam-
¿Cómo un grupo puede ser mejor o peor que sus miembros individuales? La matemática bién debe entender ‘y’”.
parece no coincidir, pero la teoría y la investigación que se estudian en este capítulo ayu- Antiguo dicho sufi
darán a responder esta pregunta.

Fundamentos de los grupos


La exploración de los grupos comienza por plantear las preguntas básicas: ¿qué es un
grupo? ¿Por qué las personas se unen a los grupos? Después se abordan tres aspectos
importantes de los grupos: papeles, normas y cohesión.

> ¿Qué es un grupo? ¿Por qué unirse a un grupo?

¿Qué es un grupo? La pregunta puede parecer muy simple, pero si reconsidera y


piensa en ello, la respuesta es menos obvia. Por ejemplo, muchos estudiantes son miem-
bros de varios grupos en Facebook. ¿Realmente éstos son grupos? El lector puede ser
parte de una gran clase de psicología social: ¿ésta es una identidad grupal significativa
para usted? grupo Conjunto de individuos que
interactúan en el tiempo y comparten un
Un grupo puede caracterizarse como un conjunto de individuos que tienen inte-
destino, metas o identidad.
racciones directas entre ellos durante un tiempo y comparten un destino común, una

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298 Capítulo 8 Procesos grupales

identidad o un conjunto de metas. Un grupo también puede consistir de personas que


tienen membresía conjunta en una categoría social con base en sexo, etnia u otros atri-
butos; esta característica es especialmente relevante para los temas que se estudiaron
en el capítulo 5 acerca de Estereotipos, prejuicio y discriminación.
Los grupos varían en la medida en que son vistos como entidades distintas, como
si tuvieran fronteras rígidas que los hacen diferentes de otros grupos. En otras palabras,
algunos grupos parecen más “grupales” (o, en la desafortunada elección de palabra uti-
lizada por los investigadores acerca de este tema: “entitativo”) que otros (Hamilton et
al., 2011). En el nivel más bajo de esta dimensión estarían las persona que asisten a un
concierto o trabajan juntas en un gimnasio. Con frecuencia éstos no se consideran grupos
reales. Tales ensamblajes en ocasiones se llaman colectivos: personas involucradas en una
actividad común, pero que tienen poca interacción directa entre sí (Milgram y Toch, 1969).
Los grupos mucho más integrados incluyen los clubes muy unidos, los equipos deportivos
o de trabajo; grupos que se involucran en actividades muy determinadas con mucha inter-
acción a lo largo del tiempo y fronteras claras de quién está dentro
y quién no está en el grupo. Las personas tienden a identificarse
más fuertemente con estos grupos coherentes más integrados y
consiguen más satisfacción de ellos (Crawford y Salaman, 2011).

¿Por qué unirse a un grupo? La complejidad y ambiciones


de la vida humana requieren el trabajo en grupos. Gran parte de
lo que alguien espera producir y lograr puede hacerlo sólo por
medio de la acción colectiva. Los individuos solos no pueden
interpretar sinfonías o jugar futbol, construir ciudades o indus-
trias, o dirigir gobiernos o universidades.
En un nivel más fundamental, los humanos pueden tener
una necesidad innata de pertenecer a grupos que surgió por pre-
siones evolutivas que aumentaron las oportunidades de sobrevi-
vir y reproducirse cuando vivían en grupos. De hecho, de acuerdo
con la hipótesis del cerebro social, el tamaño inusualmente grande
de los cerebros de los primates evolucionó debido a sus mun-
© Sarah Sudhoff/Redux

dos sociales extraordinariamente complejos (Dunbar, 2012; Van


Vugt, 2012). Como señalan Mark van Vugt y Mark Schaller (2008)
Las en su revisión de la investigación acerca de la dinámica grupal
personas se humana contemporánea desde una perspectiva evolutiva: “Los
unen a un grupo
por alguna de muchas
humanos bien pudieron evolucionar algunos mecanismos psicológicos que promovie-
razones, como: afiliarse ron la inclinación y la capacidad para vivir en grupos” (p. 1).
con otros, obtener estatus Para los humanos, la atracción hacia la vida en grupo sirve no sólo para protegerlos
social e interactuar con
miembros individuales
contra las amenazas y la incertidumbre en un sentido físico, sino también para lograr un
del grupo. mayor sentido de la identidad personal y social. De acuerdo con la teoría de la identidad
social, que se estudió en el capítulo 5, una parte importante de los sentimientos de valor
propio de las personas provienen de su identificación con grupos particulares, y por ello
las personas se preocupan mucho por ser parte de grupos y por cómo se valoran sus
grupos (Ellemers y Haslam, 2012; Grant y Hogg, 2012; Swann et al., 2012). Esto también
está en la raíz de por qué ser rechazado por un grupo es una de las experiencias más
dolorosas de la vida (Eisenberger, 2012; Williams, 2012).

“Los individuos que obtienen ma-


yor placer en sociedad escaparían
mejor a varios peligros, mientras
> Características clave de los grupos:
papeles, normas y cohesión
que los que se preocupan menos Una vez que un individuo se une a un grupo, tiene lugar un proceso de ajuste con-
por sus camaradas, y viven en forme es socializado acerca de cómo funcionan las cosas en el grupo. Este proceso
solitario, peligrarían en mayor de socialización puede ser formal y explícito; por ejemplo, mediante un programa de
medida.” iniciación u orientación, tutoría o supervisión, o documentación. La socialización
Charles Darwin, The Descent of Man puede ser implícita en primera instancia, conforme los recién llegados observan cómo

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Fundamentos de los grupos 299

se comportan en el grupo los miembros establecidos. La socialización efectiva de los


nuevos miembros puede producir beneficios a corto y largo plazos para el grupo como
un todo (Levine y Choi, 2010; Moreland y Levine, 2002).
Dos de las cosas que es especialmente importante que aprendan los recién llegados,
y que los miembros más establecidos del grupo entienden o revisan de manera conti-
nua, son los papeles que se espera tengan en el grupo y cuáles son las normas de este
último. Los recién llegados con frecuencia también se socializan acerca de cuán cohe-
sivo es el grupo. En las siguientes secciones se estudia cada una de estas tres caracterís-
ticas de los grupos: roles, normas y cohesión.

Roles Los roles de las personas en un grupo —su conjunto de comportamientos


esperados—, pueden ser formales o informales. Los primeros están designados por títulos:
profesor o estudiante en una clase, vicepresidente o ejecutivo de cuenta en una corpo-
ración. Los segundos son menos obvios, pero aun así poderosos. Robert Bales (1958)
distinguió entre dos tipos fundamentales de roles: uno instrumental para ayudar al grupo
a realizar sus tareas, y uno expresivo para ofrecer apoyo emocional y mantener la moral.
La misma persona puede tener ambos, pero con frecuencia los asumen diferentes indi-
viduos, y cuál de los roles se enfatiza en los grupos puede fluctuar con el tiempo, depen-
diendo de las necesidades del grupo.
Un problema que puede dañar seriamente el desempeño de los grupos es cuando no
hay coincidencia entre las habilidades de los miembros y los papeles que desempeñan
en el grupo. Es muy común en los grupos que los miembros sean asignados o tomen
roles grupales en una forma que es menos que meditada y sistemática. A los miembros
pueden asignárseles roles simplemente con base en quién está
disponible en un momento dado más que en quién es más
adecuado para el papel. Los grupos funcionan mucho mejor
cuando a los miembros se les asignan roles que coinciden
mejor con sus talentos y personalidades (Woolley et al., 2007).
Tener un conjunto de roles claros es benéfico para un

© The New Yorker Collection 1996 Tom Cheney from


grupo (Lu et al., 208). En ocasiones los individuos no tienen una

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certeza exacta de cuáles se suponen son los roles del grupo.
También pueden descubrir que tienen roles que entran en con-
flicto con otros que deben desempeñar, ya sea dentro del grupo
(como la necesidad de demandar apoyo emocional, mientras
también se es la fuente del mismo) o entre grupos (como entre
el trabajo y la familia). Un meta-análisis de estudios que invo-
lucran más de 11,000 individuos descubrió una significativa
correlación negativa entre la ambigüedad del rol y el desem-
“He tenido que ser cazadora y recolectora.”
peño laboral: mientras más ambiguo es el papel, peor es el
desempeño laboral propio (Tubre y Collins, 2000). La incerti-
dumbre, la inestabilidad y el conflicto del rol también se asocian con varios problemas que Cuando los roles en un grupo no se
distribuyen de manera adecuada, el
van más allá del desempeño laboral, incluido el acoso en el centro de trabajo o el cansan- desempeño grupal lo resiente.
cio y agotamiento emocional (Brauchli et al., 2011; Hauge et al., 2011; Jawahar et al., 2012).
En ocasiones se desarrolla un problema opuesto a la incertidumbre o conflicto del
rol: los miembros del grupo pueden quedar tan absorbidos en su rol que se pierden a sí
mismos, y con ello sus creencias personales y su sentido de moralidad. Los interrogado-
res de un prisionero o sospechoso pueden perderse tanto en su rol que no pueden reco-
nocer las líneas éticas que cruzan. Uno de los estudios más perturbadores en la historia
de la psicología social examinó este tipo de conflicto, en lo que llegó a conocerse como
El estudio de prisión de Stanford (Haney et al., 1973). A los participantes en este estudio
se les asignó al azar representar los papeles de prisioneros o guardias en una prisión
simulada. Los guardias en particular se involucraron tanto en sus roles como protecto-
res de la “prisión” y vigilantes de las reglas, que pronto se volvieron crueles y sádicos. Este
fascinante, pero problemático, estudio se discute con detalle en el capítulo 12 acerca de
la Ley.

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300 Capítulo 8 Procesos grupales

Normas Además de los roles para sus miembros, los grupos también establecen nor-
mas, reglas para la conducta de los miembros. Igual que los roles, las normas pueden
ser o formales o informales. Por ejemplo, las fraternidades y hermandades por lo gene-
ral tienen reglas escritas para el comportamiento esperado de sus miembros. Las nor-
mas informales son más sutiles. ¿Qué debo vestir? ¿Cuánto puedo presionar por lo que
quiero? ¿Quién paga esto o aquello? ¿Qué tipo de lenguaje, broma o socialización es
común? Estas normas ofrecen a los individuos un sentido de qué es ser un buen miem-
bro del grupo. Descifrar las reglas no escritas del grupo puede llevar tiempo y provocar
ansiedad.
Los grupos con frecuencia ejercen fuertes presiones de conformidad sobre los
individuos que se desvían de las normas grupales y perciben o tratan a estos miem-
bros de manera muy dura, en parte porque las desviaciones de las normas grupales pue-
den amenazar el sentido de uniformidad e identidad social de los miembros del grupo
(Hutchison et al., 2011). Una forma en que los miembros nuevos del grupo o los de bajo
estatus pueden intentar establecer una posición más fuerte es siendo especialmente
castigadores con los miembros que rompen las normas del grupo, en especial si miem-
bros de alto estatus atestiguan sus rudas reacciones ante los violadores de las normas
(Jetten et al., 2010). Por otra parte, los miembros del grupo que están muy identificados
con el grupo y se preocupan por su éxito colectivo pueden tener disposición a desviarse
de una norma grupal si consideran que la norma tiene probabilidad de dañar al grupo
(Packer y Chasteen, 2010; Packer y Miners, 2012).
l FIGURA 8.1 Cuán tolerantes son los grupos ante las violaciones de las normas
puede ser, en sí mismo, un tipo de norma. Por ejemplo, algunos gru-
Tolerancia para desviarse de la norma
pos se enorgullecen de cuán heterogéneos y librepensadores son sus
Algunos estudiantes fueron inducidos a pensar en su
miembros. Otros valoran mucho la uniformidad. Los investigadores
universidad como bastante homogénea (similar en
antecedentes y gustos), y otros fueron inducidos a han podido manipular experimentalmente las normas individualistas
considerarla como heterogénea (una gran variedad o colectivistas mediante instrucciones y metas dadas a los miembros,
de antecedentes y gustos). Luego evaluaron a un y dichas normas a su vez influyen en qué tanto valoran los miembros
compañero estudiante que expresaba una actitud que del grupo la conformidad a las normas grupales (Jetten et al., 2010;
era o típica o atípica de su universidad. En general, McAuliffe et al., 2003). Cuando un grupo desarrolla una fuerte norma
el estudiante que expresaba una actitud típica era de individualismo, ¡puede hacer que sus miembros se conformen con
evaluado de manera más positiva que el estudiante
la norma de no conformarse!
atípico. Pero si eran inducidos a ver su universidad
como heterogénea, eran menos negativos hacia el En un estudio reciente de Paul Hutchison y otros (2011), algunos
estudiante atípico que los estudiantes inducidos a ver estudiantes británicos respondieron preguntas acerca de su universi-
su universidad como homogénea. dad que fueron diseñadas para resaltar cómo los estudiantes en su uni-
Hutchison et al., 2011. © Cengage Learning versidad tienen antecedentes y actitudes uniformes. Por ejemplo, se les
6
preguntó qué porcentaje de los estudiantes preferían la música popu-
lar sobre la música clásica y a qué porcentaje le gustaba ver pelícu-
las. Dado que la gran mayoría de los estudiantes preferirían la música
popular y les gustarían las películas, preguntas como estas incitarían
5
a los estudiantes a ver sus semejanzas. A otros estudiantes se les plan-
tearon preguntas inducidas para hacerlos ver su escuela como llena de
Evaluación
Evaluation

diversos antecedentes y actitudes. A ellos se les pidió estimar los por-


4 centajes de estudiantes que preferían más dance, rock, hip-hop, pop o
clásica, y qué porcentajes preferían más películas de ciencia ficción,
historias de amor, comedia, artes marciales, etc. Estas preguntas des-
3
tacarían la gran variedad de opiniones y gustos que se aceptaban en su
universidad.
Luego los estudiantes leían acerca de uno de ellos que expresaba
una actitud acerca de una guerra que era típica o atípica de los estudian-
2 tes en ese lugar. ¿Cómo reaccionarían los participantes a este estu-
Típica
Typical Atípica
Atypical diante? Los participantes en general calificaron de manera positiva al
Miembro
Target del grupo
group objetivo
member estudiante con la actitud típica hacia la guerra. Sin embargo, si el estu-
Homogéneo
Homogeneous Heterogéneo
Heterogeneous diante expresaba una actitud atípica, les disgustaba más si eran indu-
cidos a ver su universidad como muy uniforme que si eran inducidos a

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Fundamentos de los grupos 301

verla como diversa y heterogénea (vea la l figura 8.1). En otras palabras, una desviación
de una norma grupal encontraba más tolerancia si los participantes veían al grupo como
más variable que si lo veían como un grupo que suele compartir antecedentes y valores
similares.

Cohesión Los grupos cuyos miembros comparten actitudes similares y siguen de cerca
las normas grupales tienen más probabilidad que otros grupos de ser cohesivos. La cohe-
sión grupal se refiere a las fuerzas ejercidas sobre un grupo que acercan más a sus miem-
bros (Cartwright y Zander, 1960; Festinger, 1950). Los miembros de los grupos cohesivos
tienden a sentirse comprometidos con la tarea grupal, tener sentimientos positivos hacia
los otros miembros del grupo, sentir orgullo grupal e involucrarse en muchas, y con fre-
cuencia intensas, interacciones en el grupo (Dion, 2000; Rosh et al., 2012).
Una pregunta interesante es si la cohesión hace que los grupos se desempeñen mejor.
Puede parecer obvio que debería. De hecho, los grupos con frecuencia luchan por lograr la
cohesión, y si sienten que les falta esta cualidad, pueden dar pasos para mejorarlo, como
ordenar a todos realizar ejercicios de vinculación
emocional o viajar juntos a un retiro rústico. Sin
embargo, es un hecho que la relación entre cohe-

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sión y desempeño no es simple. La relación causal

OFFICE SPACE, Ron Livingston, David Herman, Ajay Naidu, 1999, TM y


funciona en ambos sentidos: por un lado, cuando
un grupo es cohesivo, el desempeño del grupo suele
mejorar; por otra parte, cuando un grupo se desem-
peña bien, con frecuencia se vuelve más cohesivo.
Muchos atletas de equipo reconocen que ganar
crea química de equipo más de lo que la química
de equipo crea el ganar. Consistente con esta idea,
alguna investigación apunta hacia el efecto causal
del éxito sobre la cohesión como más confiable que
el efecto de la cohesión sobre el éxito.
Cualquiera que sea la causa y el efecto, varios
meta-análisis y estudios longitudinales han pro-
porcionado evidencia que muestra que la cohesión
grupal se asocia con mejor desempeño, pero otras
variables tienden a ser importantes para predecir Una escena de la película clásica de
cuándo y en qué medida surge esta relación, como cuán grande es el grupo, si la cohesión culto, Office Space (Enredos de oficina),
es principalmente en cuanto a la atracción del grupo por la tarea (cohesión de tarea) o muestra empleados frustrados de un
grupo de trabajo que es todo menos
entre los integrantes (cohesión interpersonal), y qué tipo de tarea realiza el grupo (Beal et cohesivo.
al., 2003; Chiocchio y Essiembre, 2009; Gully et al., 1995; Mullen y Cooper, 1994; Tekleab
et al., 2009). Por ejemplo, un meta-análisis de 46 estudios de cohesión en equipos deporti-
vos descubrió no sólo una correlación generalmente positiva entre cohesión y desempeño
del equipo, sino también que la relación era en particular fuerte para equipos deportivos
femeninos, quizá porque las mujeres tienden a ser más interdependientes que los hom-
bres (Carron et al., 2002). Y, como se estudiará más adelante en el capítulo, los grupos muy
cohesivos pueden ser especialmente vulnerables para tomar decisiones terribles, porque
los miembros temen ir en contra de un líder o de una norma del grupo.

> Cultura y cohesión


La cohesión del grupo puede afectarse en diferentes formas en función de las diferencias
culturales. Por ejemplo, Norman Wright y Glyn Drewery (2006) descubrieron que si algu-
nos miembros del grupo llegan tarde a las reuniones o no realizan su parte del trabajo, la
cohesión grupal Grado en que las
cohesión del grupo tiene más probabilidad de sufrir entre los japoneses y los habitantes fuerzas acercan más a los miembros del
de las islas del Pacífico, que entre los anglosajones. En un estudio de 381 equipos de tra- grupo, como pasa con los sentimientos
bajo en Estados Unidos y Hong Kong, Derak Man y Simon Lam (2003) descubrieron que de intimidad, unidad y compromiso con
el aumento en la complejidad de la tarea o la autonomía mejoraron en mayor medida la las metas del grupo.
cohesión grupal en los equipos de Estados Unidos que en los de Hong Kong.

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302 Capítulo 8 Procesos grupales

La medida en que los grupos se sienten cómodos con el conflicto y los debates aca-
lorados entre sus miembros también varía de una cultura a otra. Esto se demostró en
un estudio de Roger Nibler y Karen Harris (2003), que involucró grupos de cinco perso-
nas formados por extraños y amigos en China y Estados Unidos. Cada grupo tenía que
decidir cómo clasificar 15 artículos que debía llevar en el bote salvavidas de un barco
que estaba a punto de hundirse. Esta tarea tiende a disparar una buena cantidad de
desacuerdo inicial entre los miembros del grupo antes de alcanzar un consenso. Con
los grupos chinos y los grupos de extraños estadounidenses, este tipo de desacuerdos
tendían a percibirse como problemáticos e interferían con el desempeño del grupo. En
contraste, para los grupos de amigos estadounidenses, estos desacuerdos tenían más
probabilidad de verse simplemente como parte de un debate despreocupado, y el sen-
tido de libertad para intercambiar opiniones y no estar de acuerdo entre ellos tendía a
mejorar más que a lesionar el desempeño en esta tarea.

Los individuos en los grupos:


la presencia de otros
Cuando uno se involucra en actividades en grupos, se está en presencia (ya sea física o vir-
tual) de otros. Es un punto obvio, pero algunas de sus consecuencias son profundas y sor-
prendentes. En esta sección se abordarán tres efectos importantes que la presencia de otros
puede tener sobre los individuos: facilitación social, pereza social y desindividualización.

> Facilitación social: cuando los otros estimulan


A los psicólogos sociales les ha fascinado desde hace mucho cómo la presencia de otros
afecta el comportamiento. En el capítulo 1 se reportó que uno de los fundadores de la
psicología social fue Norman Triplett, cuyo artículo “The Dynamogenic Factors in Pace-
making and Competition” [Factores dinamogénicos en la fijación del ritmo de marcha
y la competencia] (1897-1898) se cita con frecuencia como la primera publicación en el
campo. Triplett comenzó su investigación al estudiar los registros oficiales de ciclismo
de la Comisión de Carreras de la Liga de Ciclistas Estadounidenses para la temporada de
1897. Observó que los ciclistas que competían contra otros se desempeñaban mejor que
quienes competían solos contra el reloj. Después de descartar varias teorías de la época
(la favorita de los autores es la “preocupación cerebral”), propuso su propia hipótesis:
la presencia de otro corredor libera el instinto de competencia, que aumenta la energía
nerviosa y mejora el desempeño. Para poner a prueba su proposición, Triplett hizo que
40 niños devanaran carretes con hilo de pesca, alternando entre realizar la tarea solos y
trabajar en paralelo. Triplett reportó que los niños tenían más probabilidad de desempe-
ñarse mejor cuando trabajaban lado a lado que cuando trabajaban solos. (En un intere-
sante giro contemporáneo de este clásico, Michael Strube (2005) usó modernas técnicas
estadísticas para volver a analizar los datos originales de Triplett, y descubrió que los
resultados eran demasiado débiles y no tan directos como sugirió el reporte de Triplett.)
La investigación posterior a los estudios de Triplett reporta resultados mixtos. En
ocasiones la presencia de otros (lado a lado o con una audiencia frente a ellos) mejoró
el desempeño; en otras, declinó el desempeño. Parecía que el prometedor avance de Tri-
plett se había convertido en un callejón sin salida, y los psicólogos sociales abandonaron
esta investigación hacia la Segunda Guerra Mundial. Pero años después, Robert Zajonc
(1965, 1980) vio una forma de reconciliar los resultados contradictorios al integrar la
investigación de la psicología experimental con la investigación psicológica social.
Zajonc ofreció una solución elegante: la presencia de otros aumenta la excitación, lo que
puede afectar el desempeño en diferentes formas, dependiendo de la tarea por realizar.
Vea cómo funciona esto.

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Los individuos en los grupos: la presencia de otros 303

La solución de Zajonc Zajonc propuso un proceso en tres pasos:


1. La presencia de otros crea excitación fisiológica general, que energiza el compor-
tamiento. Con base en investigación de psicología experimental y los principios
de la evolución, Zajonc argumentó que todos los animales, incluidos los humanos,
tienden a excitarse cuando están en presencia de congéneres; esto es, miembros de
su propia especie.
2. El aumento de excitación mejora la tendencia de un individuo a realizar la res-
puesta dominante. La respuesta dominante es la reacción que se recuerda más
rápida y fácilmente por un estímulo dado.
3. La calidad del desempeño de un individuo varía de acuerdo con el tipo de tarea.
En una tarea sencilla (una que sea simple o bien aprendida), la respuesta domi-
nante por lo general es correcta o exitosa. Pero en una tarea difícil (una que sea
compleja o poco familiar) la respuesta dominante con frecuencia es incorrecta o
no exitosa.
Al juntar estos tres pasos (vea la l figura 8.2) se obtienen los siguientes escenarios.
Suponga que usted toca el violín. Si es un excelente intérprete y toca una pieza familiar
y bien aprendida, el tener a otras personas a su alrededor debe mejorar su desempeño;
la presencia de otros aumentará su excitación, lo que mejorará su respuesta dominante.
Puesto que esta pieza está bien aprendida, su respuesta dominante será interpretarla
bien. Sin embargo, si está aprendiendo
a tocar el violín y no está familiarizado
con esta pieza, la presencia de otros es lo l FIGURA 8.2
último que querrá. El aumento en la exci- Facilitación social: la solución de Zajonc
tación debe mejorar la respuesta domi- De acuerdo con Zajonc, la presencia de otros aumenta la excitación, lo que fortalece la
respuesta dominante ante un estímulo. En una tarea sencilla, la respuesta dominante por
nante, que en este caso sería tocar el violín lo general es correcta y, por tanto, la presencia de otros mejora el desempeño. En una
de manera no exitosa. tarea difícil, la respuesta dominante con frecuencia es incorrecta y, en consecuencia, la
Cuando piensa en ello, esto tiene presencia de otros deteriora el desempeño.
sentido intuitivo. Si apenas comienza a © Cengage Learning
aprender cómo realizar cierta tarea com-
plicada, por ejemplo tocar el violín o via- Presencia
Presence ofde otra persona
another person oro
miembro
member de
of la misma
the same especie
species
jar en motocicleta, le será útil no estar
excitado. En contraste, si ya es bueno en
la tarea, acaso necesite el “jugo” adicional
que viene de actuar enfrente de otros para
Increased
Aumento de laarousal
excitación
ayudarle a elevarse a nuevas alturas y des-
empeñarse todavía mejor que si estuviera
solo. Y los desempeños físicos no son los
únicos influidos: los efectos también se
sostienen para el juicio social o las tareas Strengthened
Respuesta dominantfortalecida
dominante response
cognitivas, como la formación de impre-
siones de los demás o resolver problemas Tarea sencilla TareaTask
difícil
Easy Task Difficult
matemáticos (Lambert et al., 2003; Park y
Catrambone, 2007). Respuesta correcta
Correct response Incorrectincorrecta
Respuesta response
En conjunto, estos dos efectos de la Performance
Mejora enhancement
del desempeño Performance
Deterioro impairment
del desempeño
presencia de otros (mejorar el desempeño
en las tareas sencillas, pero deteriorarlo en
las difíciles) se conocen como facilitación social. Por desgracia, este término ha sido
fuente principal de confusión para incontables estudiantes. El truco es recordar que la
presencia de otros facilita la respuesta dominante, no necesariamente la tarea misma. En
efecto, esta facilitación de la respuesta dominante facilita las tareas sencillas, pero hace facilitación social Proceso mediante
que las tareas difíciles sean aún más difíciles. el cual la presencia de otros mejora el
Zajonc propuso que la facilitación social es universal y ocurre no sólo en las acti- desempeño en las tareas sencillas, pero
vidades humanas, sino también entre otros animales, incluso insectos. Por ejemplo: lo deteriora en las tareas difíciles.

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304 Capítulo 8 Procesos grupales

El nadador estadounidense Michael

Francois Xavier Marit/AFP/GettyImages


Phelps aparece como líder en la ruta
hacia una de sus medallas de oro, para
imponer un récord en las Olimpiadas de
Londres en 2012. Mediante la facilitación
social, algunos de los mejores atletas
se benefician de la presencia de una
audiencia y de la gran presión cuando
realizan rutinas bien aprendidas.

¿alguna vez se ha preguntado cuán bien se desempeña una cucaracha frente a otras cuca-
rachas? Tampoco los autores; es decir, no lo habían hecho sino hasta que conocieron la
creativa investigación de Zajonc acerca del tema. Zajonc y sus colegas (1969) colocaron
cucarachas en una caja de partida brillantemente iluminada, conectada a una caja meta
oscurecida. Cuando la pista era simple, con un corredor recto entre la caja de partida y la
caja meta, las cucarachas que corrían en pares se desplazaban más rápidamente hacia
la caja meta que las que corrían solas. Pero en un laberinto más complejo, que tenía un
ángulo recto para llegar a la caja meta, las cucarachas solitarias superaban a las pare-
jas. En un experimento de seguimiento particularmente creativo, Zajonc y sus colegas
descubrieron que las cucarachas completaban el laberinto sencillo más rápido, y el labe-
rinto difícil más lento si corrían frente a una multitud de cucarachas espectadoras que si
corrían sin audiencia. ¿Cómo hicieron los investigadores para que las cucarachas partici-
paran como espectadoras? Los investigadores colocaron cucarachas en “cajas de audien-
cia” de plexiglás a los lados del laberinto, y esta “audiencia” produjo facilitación social.

Investigación actual acerca de la facilitación social El planteamiento de Zajonc


revivió el interés en los temas planteados por la investigación temprana de Triplett, y
de pronto los inconsistentes hallazgos que reportó comenzaron a tener sentido. Los
resultados de un meta-análisis de 241 estudios fueron consistentes con gran parte de la
explicación de Zajonc (Bond y Titus, 1983). Y, a pesar de su larga historia, la investiga-
ción actual sigue demostrando nuevos ejemplos de facilitación social y pone a prueba su
alcance y limitaciones. Los efectos de la facilitación social se han demostrado en escena-
rios en los cuales individuos realizan pruebas de manejo (un consejo: ¡no haga su prueba
de manejo en presencia de otro que también vaya a ser examinado!), apuestan en línea
y se les aplican exámenes neuropsicológicos. Los efectos también se han encontrado
cuando los “otros” presentes son simplemente una fotografía de un personaje de televi-
sión favorito o una representación en computadora de una persona “virtual” (Gardner y
Knowles, 2008; Park y Catrambone, 2007; Rockloff y Dyer, 2007; Rosenbloom et al., 2007;
Yantz y McCaffrey, 2007).
Es en parte debido a los efectos de la facilitación social que bomberos, oficiales de
policía, personal militar y otros deben entrenarse tanto con el fin de estar listos para
tomar decisiones en segundos en situaciones de enorme excitación. Acaso parezca que
practican los escenarios hasta el punto del entrenamiento excesivo, pero sólo mediante
dicha repetición puede asegurarse que su respuesta dominante generalmente será la

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Los individuos en los grupos: la presencia de otros 305

correcta. Cuando están en medio de un fuego arrasador o un tiroteo militar, con frecuen-
cia es imposible que piensen con cuidado, y por tanto lo más esencial es que su respuesta
dominante sea buena (por ejemplo, Gladwell, 2005).

Explicaciones alternativas de la facilitación social Los efectos de la facilitación


social se han replicado en varios ámbitos, mas no toda la teoría de Zajonc ha recibido
apoyo universal. Zajonc propuso que la mera presencia de otros es suficiente para pro-
ducir facilitación social. Sin embargo, algunos argumentan que una mejor explicación
es la teoría de aprehensión de evaluación, que propone que el desempeño mejorará o
se deteriorará sólo en presencia de otros que estén en posición de evaluar dicho desem-
peño (Geen, 1991; Hench y Glass, 1968). En otras palabras, no es simple-
mente porque otros estén alrededor que alguien se halle excitado y por

© The New Yorker Collection 2006 Marshall Hopkins from cartoonbank.com.


tanto inepto mientras intenta aprender snowboard en una montaña
atestada. Más bien es porque le preocupa que los demás lo observen
y probablemente se rían, y quizá suban un video de su desempeño a
YouTube. Estas preocupaciones aumentan la respuesta dominante que,
por desgracia, es caer.
Otra explicación de la facilitación social, la teoría distracción-con-
flicto, señala que el distraerse mientras se realiza una tarea crea con-
flicto de atención (Baron, 1986; Sanders, 1981). Uno se divide entre
enfocarse en la tarea e inspeccionar el estímulo distractor. Cuando

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se está en conflicto acerca de dónde poner la atención, la excitación
aumenta.
¿Alguna de estas teorías es correcta y las otras erróneas? Probable-
mente no. Parece probable que los tres elementos básicos descritos por
dichas teorías (mera presencia, evaluación y atención) puedan contri- “Dios: esto estará por todo YouTube.”
buir al impacto que los otros tienen sobre el desempeño propio (Uziel,
2007). Pero, como está a punto de ver en la siguiente sección, todavía El temor a ser evaluado por otros en ocasiones puede dañar
hay más que contar acerca de cómo los individuos son afectados por la el desempeño.
presencia de otros.

> Pereza social: cuando los otros relajan


Las tareas que los participantes completan en la investigación acerca de la facilitación
social producen resultados identificables individualmente. Esto es, el comportamiento
individual puede identificarse y evaluarse. Sin embargo, en algunas tareas, los esfuerzos
colectivos son tales que no puede determinarse el desempeño específico de algún indi-
viduo específico. Pero resulta que la investigación en este tipo de empresas colectivas
también puede rastrearse de vuelta hasta la era de Triplett a finales del siglo XIX. En el
capítulo 1 se mencionó al ingeniero agrícola francés Max Ringelmann como otro conten-
diente de haber realizado la primera investigación en psicología social. En la investiga- teoría de la mera presencia
ción realizada durante la década de 1880, Ringelmann descubrió que la respuesta de las Propuesta de que la mera presencia de
personas declinaba cuando trabajaban en conjunto en lugar de solas en tareas simples, otros es suficiente para producir efectos
como jalar una soga o empujar una carretilla (Kravitz y Martin, 1986; Ringelmann, 1913). de facilitación social.
¿Por qué declinaba la respuesta individual? Una explicación es que los individuos teoría de la aprehensión de
ejercían menos esfuerzo cuando actuaban de manera colectiva, otra explicación es evaluación Teoría de que la presencia
que los individuos simplemente demostraban pobre coordinación cuando trabaja- de otros producirá efectos de facilitación
ban en conjunto: algunas halaban mientras otras se relajaban y viceversa. ¿Cómo social sólo cuando sean vistos como
puede distinguir la falta de esfuerzo de la coordinación pobre en una tarea como posibles evaluadores.
esta? Casi 100 años después de la investigación de Ringelmann, Alan Ingham y sus teoría distracción-conflicto Teoría
colegas (1974) respondieron esta pregunta usando una máquina para jalar sogas de que la presencia de otros producirá
y participantes con los ojos vendados. En una condición, a los participantes se les efectos de facilitación social sólo cuando
indujo a creer que halaban con un grupo de otros participantes, y en otra se informó distraigan de la tarea y creen conflicto de
atención.
a los participantes que halarían solos (lo que, de hecho, hicieron). Los investigadores

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306 Capítulo 8 Procesos grupales

pidieron a los participantes jalar tan fuerte como pudieran. Ingham y sus
l FIGURA 8.3 colegas pudieron medir con exactitud cuán fuerte jaló cada uno de los parti-
Pereza social: cuando muchos producen menos cipantes individuales y observaron que jalaban casi 20% más fuerte cuando
La pereza social es una reducción, producida pensaban que lo hacían solos que cuando creían que jalaban con otros.
por el grupo, de la respuesta individual en Naoki Kugihara (1999) descubrió un declive similar en jalar la soga entre
tareas simples. En este estudio, a estudiantes hombres japoneses (mas no entre mujeres) en un escenario colectivo.
universitarios se les pidió vitorear o aplaudir tan
Bibb Latané y sus colegas (1979) descubrieron que las reducciones pro-
fuertemente como pudieran. El ruido producido
por cada uno de ellos disminuyó conforme el ducidas por el grupo en la respuesta individual, a la que llamaron pereza
tamaño del grupo aumentó. social, también son comunes en otros tipos de tareas. Por ejemplo, ima-
Con base en Latané et al., 1979. © Cengage Learning gine que como parte de un experimento de psicología se le pide vitorear
5 o aplaudir tan sonoramente como pueda. El sentido común puede condu-
cirlo a pensar que vitorearía y aplaudiría más sonoramente cuando hiciera
esto junto con otros en un grupo que cuando lo realizara solo, porque se
4 sentiría menos avergonzado e inhibido si otros hicieron la misma cosa
perpersona
person

que usted. Pero Latané y sus colegas descubrieron que, cuando se realiza
de manera colectiva, los estudiantes individuales holgazaneaban: ejercían
3 menos esfuerzo. El ruido generado por cada individuo disminuyó conforme
pressurepor

el tamaño del grupo aumentó (vea la l figura 8.3). Esta pereza social ocurrió
Soundsonora

incluso entre porristas, ¡quienes se supone son expertas en vitorear y aplau-


2 dir con otros!
Presión

La pereza social no está restringida a simples tareas motoras. Com-


partir la responsabilidad con otros reduce la cantidad de esfuerzo que las
1
personas ponen en tareas motoras más complejas, como practicar depor-
tes de equipo, y en comportamientos importantes y duraderos del mundo
real, como el trabajar de manera colaborativa en granjas colectivas o en pro-
1 2 4 6 yectos de equipo (Hoigaard y Ommundsen, 2007; Liden et al., 2004; Miles y
Tamaño
Greenberg, 1993; Plaks y Higgins, 2000; Tan y Tan, 2008; Weldon et al., 2000).
Groupdel
sizegrupo
Cuando hay otros para hacer el trabajo, las personas flojean.
Vitorear
Cheering Aplaudir
Clapping
La mayoría de los estudiantes universitarios están muy familiariza-
dos con tener que trabajar en proyectos grupales, y muchos han visto los
peligros de la pereza social en estos escenarios. Praveen Aggarwal y Connie
O’Brien (2008) analizaron a varios cientos de estudiantes universitarios para valorar qué
factores pueden reducir la incidencia de la pereza social y ofrecen estas tres estrategias:
(1) limitar el ámbito del proyecto, los proyectos que son muy grandes y complejos deben
Las personas vitorearán más descomponerse en componentes más pequeños; (2) mantener los grupos pequeños, y
fuerte cuando formen parte (3) usar evaluaciones de pares.
de un grupo que cuando lo Las empresas han tomado nota de la pereza social y aplican estos hallazgos de
hagan solas. investigación con la intención de reducirla en el centro de trabajo. Por ejemplo, una
ALSO. F forma de pereza social en el centro de trabajo se ha llegado a conocer como ciberpereza,
que involucra el uso personal del correo electrónico y la Internet en el trabajo; la ciber-
pereza puede ser una enorme fuga en la productividad de los trabajadores (Blanchard y
Henle, 2008; Henle et al., 2009; Wagner et al., 2012). Un resultado es que las acciones de
los trabajadores en el empleo cada vez están bajo mayor escrutinio, pues el número
de golpes de tecla de computadora que hacen por hora o el contenido de sus llamadas,
pereza social Reducción producida
correos electrónicos o navegación en Internet pueden registrarse electrónicamente.
por el grupo sobre la respuesta
individual en tareas donde las Modelo del esfuerzo colectivo Varios investigadores han construido reportes teó-
aportaciones son colectivas. ricos para explicar los hallazgos acerca de cuándo es más o menos probable que ocurra
modelo del esfuerzo colectivo la pereza social (por ejemplo, Guerin, 2003; Shepperd y Taylor, 1999). El más influyente
Teoría de que los individuos ejercerán de éstos es el modelo del esfuerzo colectivo (Karau y Williams, 2001). Este modelo
esfuerzo en una tarea colectiva en la afirma que los individuos se afanarán más en una tarea colectiva cuando consideren que
medida en que consideren que sus
sus esfuerzos los ayudarán a lograr resultados que valoran personalmente. Si el resultado
afanes individuales serán importantes,
es importante para los miembros individuales del grupo y si consideran que pueden
relevantes y significativos para lograr
resultados que valoran.
lograr el resultado deseado, tienen menos probabilidad de caer en la pereza social. De
hecho, en estos casos incluso pueden involucrarse en la compensación social al aumentar

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Los individuos en los grupos: la presencia de otros 307

su esfuerzo en tareas colectivas para tratar de compensar la pereza


social anticipada o el pobre desempeño de otros miembros del grupo.
Por el contrario, si el resultado no tiene importancia personal para

© The New Yorker Collection 1995 Sam Gross from cartoonbank.com.


los miembros individuales, si consideran que su aportación no afectará
mucho el resultado o si sienten que no pueden compensar la pereza
social anticipada de otros miembros, entonces es probable que ejer-
zan menos esfuerzo. En ocasiones esto se conoce como efecto del tonto:
nadie quiere ser el “tonto” que haga todo el trabajo mientras los demás
haraganean, de modo que todos contienen su esfuerzo y el resultado es
un desempeño grupal muy pobre (Houldsworth y Mathews, 2000; Kerr,
1983; Shepperd, 1993a). La próxima vez que trabaje en un proyecto gru-

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pal, como un ensayo que se supone usted y algunos otros estudiantes
deben escribir en conjunto, considere los factores que aumentan y redu-
cen la pereza social. Tal vez quiera intentar cambiar aspectos de la situa-
ción de modo que todos los miembros del grupo estén motivados para
hacer su parte del trabajo

>
“No hemos aleteado con suficiente fuerza.”

Cultura y pereza social Con frecuencia los individuos no se esfuerzan tanto en grupo
como lo hacen de manera individual. Sin embargo, si se les
puede convencer de que sus esfuerzos valen la pena, su
Steven Karau y Kipling Williams (1993) realizaron un meta-análisis de respuesta puede elevarse.
78 estudios y descubrieron que la pereza social es un fenómeno confia-
ble que es evidente en numerosas tareas y países alrededor del mundo.
A pesar de su dominancia alrededor del mundo, encontraron algunas diferencias grupa-
les y culturales en las tendencias hacia la pereza social.
El meta-análisis de Karau y Williams descubrió que la pereza social era menos pre-
valente entre mujeres que entre hombres, y menos prevalente entre personas de culturas
colectivistas de Oriente (como en China, Japón y Taiwán) que entre personas de las cultu-
ras individualistas occidentales (como en Canadá y Estados Unidos). Con sus tendencias
a estar más al tanto de sus conexiones y confianza mutua en los demás, las mujeres y las Aquí,
granjeros
personas de las culturas colectivistas pueden estar relativamente más preocupadas por chinos cooperan en
el posible impacto negativo de su pereza social sobre los demás. Sin embargo, si alguien una tarea en la cual las
en el grupo viola una norma de trabajo duro, las personas de las culturas colectivistas aportaciones individuales
no pueden identificarse.
pueden sentirse más ofendidas. Esta es la implicación de la investigación de Tsang-Kai La pereza social en tales
Hung y otros (2009), quienes descubrieron que los trabajadores en Taiwán que percibían tareas ocurre con menos
a sus colegas como socialmente perezosos tenían más probabilidad de estar motivados frecuencia en las culturas
orientales que en las
para buscar vengarse de sus colaboradores e incluso de la organización. occidentales.
En un giro interesante, Ying-yi Hong y otros
(2008) plantearon la hipótesis de que había momen-
tos en que las personas de las culturas colectivistas
podían gustar especialmente de la pereza social.
Dado que las personas de dichas culturas tienden
a preocuparse por comportarse de manera consis-
tente con las normas grupales, acaso estén tenta-
das a la pereza social si trabajan en un grupo que ha
establecido una norma grupal de baja productividad
y esfuerzo. Los investigadores encontraron apoyo a
esta idea en un conjunto de estudios con estudiantes
chinos. Cuando dichos estudiantes se involucraban
en una tarea con un grupo de colaboradores que no
eran productivos, los participantes reducían sus pro-
pios esfuerzos si consideraban que su empeño sería
evidente para sus colaboradores. Al no querer des-
Bruce Miller/Alamy

viarse públicamente de la norma grupal, estos estu-


diantes se adaptaron a la norma de trabajar menos
duro.

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308 Capítulo 8 Procesos grupales

> Desindividualización
Estar en presencia de otros puede conducir a los efectos relativamente comunes de la
facilitación y la pereza sociales. Pero en ocasiones la presencia de otros puede conducir a
acciones extraordinarias. Un grupo de aficionados al básquetbol, excitado por la victoria
de su equipo de casa, se desborda de la arena hacia la calle, y pronto desarrolla un dis-
turbio, completado con pequeños incendios, vehículos volteados y saqueos. Un conflicto
nocturno entre dos personas en un salón de baile súbitamente se convierte en una riña
estridente, con botellas que vuelan y golpes que involucran a docenas de personas. ¿Qué
convierte a una multitud desordenada en una muchedumbre violenta? No hay duda de
que muchos de los factores descritos en el capítulo 11, acerca de la Agresión, contribuyen
a la violencia grupal, así como a la violencia realizada por los individuos. Esto incluye
imitación de los modelos agresivos, frustración intensa, consumo de alcohol y la presen-
cia de armas que disparan pensamientos y acciones agresivos. Pero también existe la
“Los sentimientos e ideas de to- desindividualización, la pérdida del sentido de singularidad de una persona y la reduc-
das las personas en la concurren- ción de las restricciones normales contra el comportamiento desviado. La mayoría de
cia toman una misma dirección los investigadores consideran que la desindividualización es un fenómeno colectivo que
y su personalidad consciente se ocurre sólo en presencia de otros (Diener et al., 1976; Festinger et al., 1952).
desvanece.” Philip Zimbardo (1969) observó que excitación, anonimato y sentimientos reduci-
Gustave Le Bon (1895) dos de responsabilidad individual contribuyen en conjunto a la desindividualización.
Estos elementos ciertamente parecen estar en juego durante los disturbios en Penn
State la noche del despido de Joe Paterno, como se vio en la apertura de este capítulo.
Excitación, relativo anonimato y sentimientos reducidos de responsabilidad individual
en medio de la multitud facilitaron la liberación de las inhibiciones y la destructividad
que le siguió. Considere otro ejemplo en un campus universitario, pero que involucra
una celebración en lugar de una multitud resentida. Inmediatamente después de que el
equipo de básquetbol varonil de la Universidad de Kentucky venció a su mayor rival, la
Universidad de Louisville, en el campeonato nacional a finales de marzo de 2012, miles
de aficionados revoltosos se reunieron en las calles cerca del campus de Kentucky y la
celebración dio un giro destructivo cuando se quemaron sofás, se voltearon automóvi-
les y se lanzaron botellas de cerveza a la policía (Schreiner, 2012). Es importante seña-
lar que los aficionados de Kentucky no estaban frustrados y enojados por una amarga
derrota; ¡estaban contentos! Entonces, ¿por qué ellos, y los aficionados de muchos equi-
pos alrededor del mundo después de una gran victoria, actúan de manera destructiva?
Aquí estuvieron presentes los tres elementos que especificó Zimbardo: los aficionados
estaban muy excitados por la victoria de su equipo, los miles de aficionados que celebra-
ban ofrecían a los individuos un anonimato relativo, y estos factores, muy posiblemente
junto con el alcohol consumido durante el juego, contribuyeron a reducir los sentimien-
tos de responsabilidad individual.
De acuerdo con Steven Prentice-Dunn y Ronald Rogers (1982, 1983), dos tipos de
indicios ambientales (de responsabilidad y de atención) hacen más probable que ocurran
comportamientos desviados, como los disturbios mencionados. Los indicios de responsa-
bilidad afectan los cálculos costo-recompensa del individuo. Cuando la responsabilidad
es baja, quienes realizan los actos desviados tienen menos probabilidad de ser atrapados
y castigados, y las personas deliberadamente pueden elegir involucrarse en comporta-
mientos gratificantes que por lo general están inhibidos. Formar parte de una gran mul-
titud o usar una máscara son dos ejemplos de instancias en que la responsabilidad puede
ser baja, y estos factores se asocian con comportamientos más extremos y destructivos.
Los indicios de atención enfocan la atención de la persona fuera del yo. En este
estado, el individuo atiende menos a los estándares internos de conducta, reacciona
desindividualización Privación del más a la situación inmediata y es menos sensible a las consecuencias a largo plazo
sentido de individualidad de una de su comportamiento (Diener, 1980). El comportamiento se escurre de los lazos de
persona y reducción de las restricciones control cognitivo y la persona actúa por impulso. Cuando se está en una fiesta,
normales contra el comportamiento
con música muy fuerte y luces destellantes, puede ser barrido por la vibrante multi-
desviado.
tud y sentir que su identidad individual se escurre. En investigación de laboratorio,

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Los individuos en los grupos: la presencia de otros 309

En años recientes se ha convertido en


lugar común que las celebraciones de
un grupo de aficionados después de la
victoria de su equipo en un campeonato
vayan de la alegría a la violencia y
la destrucción. En esta fotografía,
aficionados de la Universidad de
Kentucky voltean un automóvil mientras
celebran el triunfo de su equipo sobre su
archirrival, Louisville, el 31 de marzo de
2012. En medio de una multitud como
esta, las personas pueden sentir que han
perdido su individualidad, lo que puede
conducir al comportamiento desviado.

AP Photo/Christian Randolph
grupos de participantes colocados en un ambiente muy estimulante (música fuerte,
videojuegos coloridos) eran más desinhibidos, extremos y agresivos en sus acciones
(Diener, 1979; Spivey y Prentice-Dunn, 1990).
Un contexto maduro para la desindividualización es el comportamiento en línea. Si
el lector alguna vez ha sido parte de una comunidad en línea donde las personas pue-
den publicar comentarios anónimos, hay una buena posibilidad de que haya atestiguado
algunos de los desagradables efectos de la desindividualización. Muchos sitios o discu-
siones bien intencionados, o incluso las secciones de comentarios ligadas a historias
periodísticas en línea, videos o blogs de chismes de celebridades, pronto se convierten en
un torrente de crudos, hostiles y prejuiciosos desahogos e insultos que nunca ocurrirían
sin el abrigo del anonimato.

Dulce o truco: experimentos de campo en día de brujas Un conjunto particular-


mente creativo de experimentos de campo realizado por Edward Diener y Arthur Bea-
man y sus colaboradores (Beaman et al., 1979; Diener et al., 1976) demostró cómo los
indicios de responsabilidad y de atención pueden afectar el comportamiento en una
noche en la que muchos individuos de otra forma bien comportados actúan en formas
antisociales: el día de brujas. Cuando se piensa en ello, el día de brujas es una época per-
fecta para estudiar la desindividualización; los niños suelen vestir disfraces con másca-
ras, viajan en grupos grandes durante la noche y están muy excitados. En un estudio, los
investigadores observaron sin impedimentos a más de 1300 niños que llegaron a pedir
dulce o truco a 27 casas dispersas en Seattle. En cada una de esas casas, un investigador
recibía y saludaba a los niños, que estaban o solos o en grupos. En una situación, el inves-
tigador preguntaba a los niños sus nombres y dónde vivían; en otra, el investigador no les
planteaba preguntas acerca de su identidad. Cuando se les pedía identificarse, los niños
debían volverse más autoconscientes y más responsables de sus acciones. Los niños a
quienes no se les pedía revelar su identidad debían sentirse relativamente sin individua-
lidad, seguros y anónimos en sus disfraces.
Luego pedían a los niños tomar un objeto de un recipiente lleno con dulces y se
les dejaba solos con el recipiente. Observadores ocultos veían cuántas piezas de dulce

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310 Capítulo 8 Procesos grupales

tomaba cada niño. ¿Qué vieron los observadores? Como ilustra la l


l FIGURA 8.4 figura 8.4, los niños que estaban en grupo tuvieron más probabili-
Dulce o truco(s) dad de romper la regla y tomar dulces adicionales que los niños que
El “dulce o truco” de los niños el día de brujas fue parte de iban solos. Agregue anonimato a la presencia de un grupo y los niños
un experimento de campo. Algunos estuvieron solos y otros incluso tuvieron más probabilidad de hacerlo. En otras palabras, los
estuvieron en grupos con otros participantes del “dulce o niños tenían más probabilidad de tomar dulces adicionales cuando
truco”. El experimentador que les dio la bienvenida permitió estaban más alejados de su individualidad: cuando iban en grupo y
al azar que una mitad de los niños permaneciera anónima,
pero pidió a la otra mitad indicar sus nombres y dónde
no se les pidió identificarse. En otro experimento, los investigadores
vivían. El experimentador instruyó a cada niño para tomar colocaron un espejo detrás del recipiente de dulces en algunas situa-
sólo una pieza de dulce, después de lo cual dejaba solo al ciones. Como se señaló en el capítulo 3, la presencia de un espejo
niño. Las barras de la gráfica representan el porcentaje de tiende a aumentar la autoconciencia de las personas. Los niños a
niños que tomaron más de una pieza de dulce. Consistente quienes se les preguntó su nombre, especialmente los niños mayo-
con las predicciones basadas en la desindividualización, los
niños que estaban en grupo y fueron anónimos tuvieron más
res, tuvieron menos probabilidad de robar dulces si había un espejo
probabilidad de engañar al tomar dulces adicionales. presente que si no lo había. Los niños mayores tienen más proba-
Con base en Diener et al., 1976. © Cengage Learning bilidad de contar con estándares internos contra el robo, y hacer a
dichos niños autoconscientes hizo que tuvieran más probabilidad de
actuar de acuerdo con dichos estándares.
70

Movimiento desde la identidad personal hacia la identidad


Porcentaje de quienes tomaron dulces

60
social La pérdida de identidad personal no siempre produce com-
portamiento antisocial. En un estudio realizado por Robert Johnson
% Who Took Extra Candy

50
y Leslie Downing (1979), mujeres universitarias sin graduarse se
pusieron ropas que se parecían a la vestimenta asociada con el Ku
adicionales

40
Klux Klan (un grupo de odio muy racista) o uniformes de enfermera.
La mitad de las participantes se identificó individualmente a lo largo
30
del estudio, las otras no. Después, a todas las participantes se les dio
la oportunidad de aumentar o reducir la intensidad de los choques
20 eléctricos aplicados a un supuesto participante (en realidad, un cóm-
plice en el experimento) quien antes se comportó de una manera
10 desagradable. Las participantes que vistieron disfraces del Ku Klux
Klan aumentaron los niveles del choque tanto en la condición de
0 ser identificadas como en la anónima. Sin embargo, entre quienes
Solo
Alone EnGroup
grupo usaron disfraz de enfermera, ¡las participantes anónimas redujeron
No
Notanónimo
anonymous Anónimo
Anonymous
la intensidad del choque con cuatro veces más frecuencia que las
participantes identificadas!
Estos hallazgos apoyan el modelo de identidad social de
los efectos de la desindividualización (SIDE, por sus siglas en
inglés), que propone que si la falta de individualidad afecta a las personas para bien
o para mal, es reflejo de las características y normas del grupo que rodea inmediata-
mente al individuo, así como del poder del grupo para actuar de acuerdo con dichas
normas (Cronin y Reicher, 2009; Klein et al., 2007; Lee, 2008; Postmes y Spears, 1998).
Conforme la identidad personal y los controles internos se sumergen, emerge la identi-
dad social y aumenta la conformidad con el grupo. Si un grupo se define a sí mismo en
términos de prejuicio y odio contra otro grupo, la desindividualización puede encender
una explosión de violencia. Las historias ocasionales de horrenda violación de los dere-
chos humanos de los prisioneros de guerra pueden ilustrar esto. En estas situaciones,
las hostilidades intergrupales que el combate alimentó y las numerosas formas en que
la milicia despersonaliza a sus miembros pueden crear una identidad social que abrume
modelo de identidad social de los los valores personales de correcto e incorrecto. En contraste, si un grupo se define a sí
efectos de la desindividualización mismo en términos de preocupación por el bienestar de los demás, la desindividualiza-
(SIDE) Modelo de comportamiento
ción puede encender una expansión de bondad. De hecho, un grupo cuya identidad está
grupal que explica los efectos de la
ligada a la promoción del cambio social positivo puede servir como fuente para una gran
desindividualización como resultado
de un desplazamiento de la identidad
acción colectiva en pro de la sociedad, como una protesta contra lo que perciben como
personal hacia la identidad social. una injusticia social (Thomas et al., 2012; Van Zomeren et al., 2008). Por tanto, las con-
secuencias de perder la identidad personal dependen de lo que usted pierda también.

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Desempeño grupal: problemas y soluciones 311

Desempeño grupal: problemas


y soluciones
Facilitación social, pereza social y desindividualización pueden afectar a
los individuos que trabajen en grupos reales o simplemente sean parte de
un colectivo o multitud. En esta sección se examinan los procesos que son
específicos de los grupos, en los que la interacción entre los miembros es
más directa y significativa. Se estudia cuán bien se desempeñan los grupos y,
al hacerlo, se aborda una pregunta fundamental: ¿dos o más cabezas por lo
general no son mejor que una? Aunque usualmente ocho personas puedan
superar la producción de un solo individuo, ¿ocho personas que trabajan en
conjunto en un grupo por lo general superan la suma de ocho personas que
trabajan de manera individual? Acaso el lector se sorprenda de saber con
cuánta frecuencia y en qué forma los grupos se desempeñan peor de lo que
sugeriría su potencial. También estudiará cuándo y cómo los grupos tienen

© Gordon Wiltsie/National Geographic Image Collection/Alamy


más probabilidad de desempeñarse bien.

> Pérdidas y ganancias en los grupos


De acuerdo con Ivan Steiner (1972), cuando un grupo se desempeña peor que
su potencial, experimenta pérdida del proceso. Este concepto se refiere a la
reducción de la productividad grupal debida a problemas en la dinámica de
un grupo. De acuerdo con Steiner, algunos tipos de tareas grupales son más
vulnerables a la pérdida del proceso que otros.
Por ejemplo, en una tarea aditiva, el producto grupal es la suma de las
aportaciones de todos los miembros. Donar para la caridad es una tarea adi-
tiva, como lo es el hacer ruido en una reunión para aumentar el espíritu del
grupo. Desde luego, para estas tareas, mientras haya más se tendrá más entu- Tal como la fuerza de una cadena
siasmo en términos de resultado global. Por lo general, un grupo hará más ruido en la reu- depende de su eslabón más débil, el
producto global de una tarea en conjunto
nión que un individuo. Sin embargo, como ha visto, las personas con frecuencia se dejan está determinado por el individuo con el
tentar por la pereza social durante las tareas aditivas, lo que crea pérdida del proceso. En desempeño más pobre. Por ejemplo, en
otras palabras, la aportación de cada miembro puede ser menor de lo que sería si dicha el montañismo, si una persona se desliza
o cae, todo el equipo está en peligro.
persona trabajara sola. Como resultado, el grupo se desempeña por debajo de su potencial.
En una tarea conjuntiva, el producto grupal está determinado por el individuo con el
desempeño más pobre. Los equipos de montañismo se involucran en una de tales tareas;
el “eslabón más débil” determinará su éxito o fracaso. Debido a esta vulnerabilidad por el
desempeño pobre de un solo miembro del grupo, el desempeño grupal en las tareas con-
juntivas tiende a ser peor que el desempeño de un solo individuo promedio.
En una tarea disyuntiva, el producto grupal está (o puede estar) determinado por
la actuación del individuo con el mejor desempeño. Tratar de resolver un problema o
desarrollar una estrategia puede ser una tarea disyuntiva: lo que necesita el grupo es
una sola idea o respuesta exitosa, sin importar el número de fracasos. En principio,
los grupos tienen una ventaja sobre los individuos en la realización de tareas disyun-
tivas. Mientras más personas estén involucradas, más probabilidad hay de que alguien
haga un gran descubrimiento. Sin embargo, en la práctica, los procesos grupales pue-
den interferir con la llegada de ideas y la aceptación de las mismas, lo que resulta en
pérdida del proceso. Por ejemplo, los grupos pueden no darse cuenta de cuáles de sus
miembros tienen las mejores ideas o son más expertos. A menos que la mejor solución
para un problema particular sea fácil y claramente identificable una vez que ha sido pérdida del proceso Reducción en el
sugerida, el grupo puede fallar al ponerla en práctica; como resultado, el grupo se desem- desempeño grupal debida a obstáculos
peñará peor que sus mejores miembros (Soll y Larrick, 2009; Stasser et al., 1995; Straus creados por los procesos grupales, como
et al., 2009). ¿Alguna vez tuvo la experiencia de saber que tenía la idea correcta, pero no problemas de coordinación y motivación.
fue capaz de convencer al resto del grupo hasta que ya fue demasiado tarde? Si es así,

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312 Capítulo 8 Procesos grupales

entonces experimentó de primera mano el problema de la pérdida del proceso en una


tarea disyuntiva. Más adelante en este capítulo estudiará estrategias que ayudan a los
grupos a reconocer y utilizar la experiencia.
En algunos tipos de tareas los grupos incluso pueden mostrar ganancia del pro-
ceso, en la que superan incluso a los mejores miembros. Patrick Laughlin y sus colegas
(2008; Carey y Laughlin, 2012) descubrieron que los grupos con frecuencia se desem-
“Un comité debe consistir de tres peñan mejor que los mejores individuos en tareas en las que (1) la respuesta correcta
personas, dos de las cuales están es claramente evidente para todos en el grupo una vez que se presenta, y (2) el trabajo
ausentes.” en la tarea puede dividirse de modo que los diversos subgrupos trabajen en diferentes
Herbert Beerbohm Tree
aspectos de ella. En el mundo de los negocios, la ganancia del proceso puede conocerse
como sinergia, y el ideal es que los grupos de negocios y las organizaciones luchen por
ella (Hertel, 2011).

> Lluvia de ideas


Durante la década de 1950, el ejecutivo de publicidad Alex Osborn desarrolló una téc-
nica llamada lluvia de ideas que se diseñó para mejorar la creatividad y la produc-
tividad de los grupos para resolver problemas. Las reglas básicas de la lluvia de ideas
requieren un enfoque arriesgado y creativo:
l Expresar todas la ideas que lleguen a la mente, incluso si suenan locas.
l Mientras más ideas, mejor.
l No preocuparse de si las ideas son buenas o malas, y no criticar las ideas de nadie;
pueden evaluarse más tarde.
l Todas las ideas pertenecen al grupo, de modo que los miembros deben sentirse
libres para construir sobre el trabajo de todos los demás.
Osborn (1953) afirmó que al usar estos procedimientos los grupos podrían gene-
rar más y mejores ideas que los individuos trabajando solos. La idea cautivó. La llu-
via de ideas pronto se convirtió en un ejercicio popular en los negocios, el gobierno
y la educación. De hecho, sigue siendo muy popular en la actualidad. Pero cuando
la investigación se vio envuelta en el despliegue publicitario, se hizo evidente

Grupos pequeños que realizan sesiones


de lluvia de ideas en una sala de juntas.
A pesar de su popularidad, los grupos
interactivos de lluvia de ideas sufren de
varios de los problemas de las dinámicas
grupales. Por fortuna, los investigadores
han determinado algunas formas de
mejorar la lluvia de ideas.

ganancia del proceso Aumento en


el desempeño grupal, de modo que el
grupo supera a los individuos
que conforman el grupo.
lluvia de ideas Técnica que intenta
aumentar la producción de ideas
creativas al alentar a los miembros del
grupo a hablar libremente sin criticar
sus propias aportaciones o las de los
Voices.com

demás.

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Desempeño grupal: problemas y soluciones 313

que la fe de Osborn en el proceso grupal era infundada. De hecho los “grupos nomina-
les” (varios individuos que trabajan solos) producen mayor número de mejores ideas
que los grupos reales, en los que sus miembros interactúan unos con otros. La lluvia
de ideas de hecho puede ser efectiva, pero las personas que generan ideas de manera
individual producen más de ellas y de mayor calidad que el mismo número de personas
que participan juntas en una lluvia de ideas. Un meta-análisis concluyó que los grupos
de lluvia de ideas sólo son la mitad de productivos que un número igual de individuos
que trabajan solos (Mullen et al., 1991). En lugar de inspirarse mutuamente y construir
sobre las ideas de los demás, las personas que participan en lluvias de ideas en grupo
tienen un peor desempeño (Diehl y Stroebe, 1987; Baruah y Paulus, 2011; Paulus, 2011;
Stroebe et al., 2010).
La parte superior de la tabla 8.1 presenta varias explicaciones que se han propuesto
al porqué la lluvia de ideas en grupos no es efectiva. Por ejemplo, recuerde la anterior
discusión de la pereza social en el presente capítulo. Como puede ver en la tabla 8.1, la
pereza social es un factor que contribuye a la pérdida del proceso en la lluvia de ideas en
grupo. El primer obstáculo mencionado en la tabla, bloqueo de la producción, parece ser
especialmente problemático para los grupos. Las personas que participan
A pesar de la evidencia de la investigación, la lluvia de ideas todavía es una estra- en una lluvia de ideas en
tegia popular en muchas organizaciones. Las personas que participan en grupos inter- grupo encuentran mayor
activos de lluvia de ideas por lo general creen que funciona de maravilla y evalúan su número de mejores ideas que
desempeño de modo más favorable que los individuos en los grupos nominales. También el mismo número de personas
disfrutan más. Y quienes no han participado en un grupo interactivo de lluvia de ideas trabajando de manera
individual.
consideran que tales grupos son altamente productivos. Tanto los experimentados como
los inexpertos se adhieren a la ilusión de que la lluvia de ideas grupal es mucho mejor
F ALSO.

que la lluvia de ideas individual (Nijstad y Stroebe, 2006).


Por fortuna, después del impacto inicial acerca de cuán pobre es en realidad la llu-
via de ideas grupal, los investigadores demostraron algunas estrategias que mejoran la
productividad mientras al mismo tiempo conservan el regocijo que el proceso puede
producir. Por ejemplo: capacitar a las personas en la lluvia de ideas efectiva, alternar los
tipos de sesiones (hacer que los miembros generen ideas solos y luego en conjunto), ofre-
cer al grupo un subconjunto de categorías para comenzar el proceso de lluvia de ideas
o usar un facilitador capacitado durante las sesiones son estrategias que han mostrado
una mejoría en el desempeño grupal (Baruah y Paulus, 2011; Oxley et al., 1996; Paulus et
al., 2006; Paulus y Brown, 2007).
Carsten de Dreu y otros (2011) descubrieron que una combinación de dos factores
motivacionales puede mejorar el número y la creatividad de las ideas que producen los
grupos en las lluvias de ideas: (1) estar motivados por el éxito colectivo del grupo, en
lugar de por el desempeño individual, y (2) estar motivados para ejercer esfuerzo a fin de
lograr una comprensión profunda y precisa de la tarea o problema grupal a la mano. Los
grupos constituidos por individuos muy motivados en estas dos esferas tienden a supe-
rar a otros grupos. Además, dichas motivaciones pueden inducirse mediante factores
situacionales, como hacer que el grupo sea más responsable de su desempeño o pedir a
los miembros que estén listos para explicar sus decisiones y el manejo de las tareas.
El uso de computadoras para permitir que los grupos se involucren en lo que se
llama lluvia de ideas electrónica puede ayudar a que el grupo produzca ideas de manera
más efectiva. Al permitir que todos en el grupo ingresen ideas desde sus computadoras
o teclados y hacer que las ideas aparezcan en una pantalla central, la lluvia de ideas elec-
trónica combina la libertad de trabajar solo sin tener que tomar turnos, con la estimula-
ción de ver las ideas de los demás. La mitad inferior de la tabla 8.1 presenta algunos
de los factores que hacen efectivo este tipo de lluvia de ideas. Un meta-análisis de la
investigación acerca de la lluvia de ideas electrónica reportó resultados alentadores
(DeRosa et al., 2007). Los grupos que practican la lluvia de ideas electrónica tienden a
desempeñarse mucho mejor que los grupos con el método clásico de lluvia de ideas,
aunque la evidencia es mixta en cuanto a si los primeros superan a los segundos (Dorn-
burg et al., 2009).

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314 Capítulo 8 Procesos grupales

> Polarización grupal


Imagine que se le proporciona cierta información y, con base en ella, decide si alguien
debe comportarse de manera riesgosa o cautelosa; por ejemplo, si un empresario debe
arriesgarse al intentar expandir su negocio, o si un
empleado en un empleo estable pero aburrido debe
TABLA 8.1 renunciar y tomar un empleo más creativo en una
Lluvia de ideas en grupos: problemas y soluciones nueva pero no probada compañía de Internet. Ima-
gine que después de llegar a una opinión inicial
Factores que reducen la efectividad de la lluvia de ideas grupal acerca de esto usted y un grupo de personas que
l Bloqueo de la producción. Cuando las personas tienen que esperar su turno también llegaron a opiniones iniciales se reúnen y
para hablar, pueden olvidar sus ideas o estar tan ocupadas tratando de discuten el caso. ¿Cuál será el resultado de la discu-
recordarlas que no escuchan a los demás o no generan otras adicionales, o
simplemente pueden perder el interés.
sión en grupo de las diversas opiniones?
l Polizones. Mientras otros aportan ideas, algunos individuos pueden sentirse
El sentido común sugiere dos predicciones
menos motivados a trabajar con empeño por su cuenta. Ven sus propias alternativas. Acaso la más razonable sea que habrá
aportaciones como menos necesarias o menos probable que tengan gran un compromiso conforme los miembros del grupo
impacto. Por tanto, se involucran en la pereza social.
se muevan hacia el promedio de todas las actitudes
l Aprehensión de evaluación. En la presencia de otros, las personas pueden
individuales. Pero el sentido común también sugiere
ser reticentes a sugerir ideas poco comunes por temor a parecer tontos
y ser criticados. Incluso si están ansiosos por sugerir dichas ideas, pueden otra predicción. Muchas personas familiarizadas
gastar tiempo preparándose para justificarlas, tiempo que de otro modo con los comités están de acuerdo en que formar un
podrían emplear en generar más ideas. comité es una buena forma de no hacer las cosas.
l Igualación del desempeño. Los miembros del grupo trabajan con el Los autores consideran que, como individuos soli-
mismo empeño que ven a los otros trabajar. Una vez que los otros tres
factores reducen el desempeño de un grupo de lluvia de ideas, igualar el tarios, cada uno está ansioso por correr riesgos e
desempeño puede ayudar a mantenerlo relativamente inferior. implantar nuevas ideas, pero reconocen que los gru-
pos tienden a ser precavidos y de lento movimiento.
Por qué es efectiva la lluvia de ideas electrónica Preocupados por conducir al grupo hacia una deci-
l El bloque de la producción se reduce porque los miembros pueden escribir sión arriesgada, las personas suelen volverse más
ideas siempre que les lleguen a la mente.
cautas en sus visiones conforme las discuten con
l Los polizones se reducen, al hacer que la computadora rastree la cantidad
de entradas de cada miembro.
otros miembros del grupo. De modo que otra pre-
dicción sería que las personas en el grupo se vuelven
l La aprehensión de evaluación se reduce, porque los miembros del grupo
aportan sus ideas de manera anónima. más precavidas en lo que apoyan.
l La igualación del desempeño se reduce, porque los miembros del grupo Así que, ¿cuál predicción es la correcta: el movi-
pasan menos tiempo enfocándose en el desempeño de los demás mientras miento hacia la actitud promedio o el movimiento
escriben sus propias ideas. Además, la igualación del desempeño es menos hacia la precaución? Es evidente que ninguna noción
problemática, porque es probable que el desempeño inicial de los grupos
que llevan a cabo lluvias de ideas electrónicas sea alto. de sentido común es correcta. En vez de ello, la discu-
l Los miembros del grupo pueden beneficiarse al ver las ideas de los demás,
sión grupal tiende a aumentar o exagerar las inclina-
lo que puede inspirar nuevas ideas que de otro modo no se habrían ciones iniciales del grupo. Por tanto, si la mayoría de
considerado. los miembros del grupo inicialmente se inclinan hacia
© Cengage Learning una posición arriesgada acerca de un tema particu-
lar, los miembros del grupo en promedio se moverán
hacia una posición incluso más arriesgada después de la discusión. Pero si los miembros
del grupo en general inicialmente se inclinan hacia una posición cauta, la discusión del
“Un comité es un callejón sin grupo conduce a mayor precaución. A este efecto se le conoce como polarización grupal:
salida en el que las ideas son la exageración de las tendencias iniciales en el pensamiento de los miembros del grupo
mediante la discusión grupal (Moscovici y Zavalloni, 1969; Myers y Lamm, 1976).
atraídas con engaños y luego se
La polarización grupal no está restringida a decisiones que involucran riesgo frente
les ahoga silenciosamente.” a precaución. Cualquier decisión grupal puede estar influida por la polarización gru-
Barnett Cocks
pal, desde las decisiones serias acerca de cómo asignar recursos médicos escasos, hasta
decisiones más mundanas, como qué tema debe usar un club femenino en su próxima
fiesta (Chandrashekaran et al., 1996; Furnham et al., 2000).
¿Qué produce la polarización grupal? De acuerdo con la teoría de argumentos per-
suasivos, mientras mayor sea el número y lo persuasivo de los argumentos a los que se
polarización grupal La exageración exponen los miembros del grupo, más extremas se volverán sus actitudes. Por ejemplo,
de las tendencias iniciales en el si la mayoría de los miembros del grupo favorecen una decisión precavida, la mayo-
pensamiento de los miembros del ría de los argumentos discutidos favorecerán este enfoque, lo que dará a los miembros
grupo a través de la discusión grupal. cada vez más razones para pensar que la precaución es el enfoque correcto (Pavitt, 1994;
Vinokur y Burnstein, 1974). Una segunda explicación se basa en la teoría de comparación

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Desempeño grupal: problemas y soluciones 315

social. Como se describió en el capítulo 3, los individuos desarrollan su visión de la reali-


dad social al compararse con los demás. En el caso de las discusiones grupales, conforme Las actitudes de los miembros
los individuos aprenden que la mayoría de los otros miembros del grupo se inclinan en de un grupo acerca de un
una dirección acerca de algún tópico, pueden adoptar una actitud más extrema en esa modo de actuar por lo general
misma dirección. En otras palabras, las personas que son miembros de un grupo que se vuelven más moderadas
considera que X es bueno pueden estar deseosas de plantear al grupo que dos veces X es después de una discusión
todavía mejor. Al abogar por el doble de X, los individuos pueden distinguirse en el grupo grupal.
de una forma que sea aprobada por los demás (Lamm y Myers, 1978). F ALSO.
Existen otras explicaciones para la polarización grupal. Por ejemplo, los grupos
pueden polarizarse para diferenciarse de otros (McGarty et al., 1992). Cada una de estas
explicaciones destaca procesos particulares, pero en conjunto todos parecen contribuir
al surgimiento de la polarización grupal. Ahora que sabe acerca de la polarización gru-
pal, debería poder ver evidencia de ella con frecuencia conforme observe los grupos a
su alrededor. Al parecer, los grupos políticos de hoy se han vuelto más polarizados y se
mueven hacia los extremos en lugar de hacia la moderación y el compromiso. En un nivel
menor, observe cómo la cultura de un equipo puede evolucionar a lo largo de una tem-
porada o siga las actitudes de un grupo conforme se prepara para un debate contra otro
grupo y es probable que vea la polarización grupal desarrollarse conforme a los procesos
recién descritos.

> Pensamiento de grupo


Los procesos involucrados en la polarización grupal pueden montar el escenario para
un sesgo incluso mayor y acaso más peligroso en la toma de decisiones grupales. Este
sesgo se puede ver en ejemplos de personas muy inteligentes que toman decisiones muy
estúpidas de manera colectiva. Por ejemplo, muchos días antes de que el transborda-
dor espacial Columbia se desintegrara en su reingreso a la atmósfera de la Tierra en su
camino a casa, el 1 de febrero de 2003, un equipo de ingenieros de la NASA observó en un
video que se desprendía espuma del transbordador durante el lanzamiento y golpeaba
el área cercana al ala izquierda. El grupo especuló acerca de si el impacto podría dañar
las placas de blindaje contra el calor ubicadas ahí. Un ingeniero, Rodney Rocha, hizo
más de media docena de peticiones a los administradores de la NASA para salir de la
agencia y buscar imágenes tomadas desde satélites espías o poderosos telescopios que
pudieran proporcionar una mejor vista del posible daño al Columbia mientras estaba en
el espacio. Estas peticiones fueron ignoradas o rechazadas. Un administrador dijo que él
se rehusaba a ser un “Chicken Little”. El director de vuelo envió un correo electrónico de
su rechazo a la petición del ingeniero con estas palabras escalofriantes: “Considero que
es un asunto muerto” (Glanz y Schwartz, 2003). Las preocupaciones del ingeniero por las
placas resultaron estar justificadas y los siete miembros de la tripulación del Columbia
murieron en la tragedia subsiguiente.
O considere uno de los mayores fiascos en la historia estadounidense: la decisión
de invadir Cuba en 1961. Cuando John Kennedy se convirtió en presidente de Estados
Unidos, reunió uno de los grupos de consejeros más impresionante y más educado en
la historia del gobierno estadounidense. Pero el grupo concibió un plan, heredado de la
administración anterior, para lanzar una pequeña invasión a Cuba en la Bahía de Cochi-
nos, con la finalidad de encender una revuelta popular que derrocaría al gobierno de
Fidel Castro. A pesar de la inteligencia de Kennedy y de su grupo de consejeros, su plan
era desesperadamente deficiente. Por ejemplo, una vez que los invasores desembarca-
ran en la Bahía de Cochinos, debían ser apoyados por guerrillas anticastristas acampa-
das en las montañas cercanas. Pero si Kennedy y sus consejeros hubieran consultado
un mapa adecuado, habrían observado que los invasores desembarcarían a más de 100
kilómetros de dichas montañas y estarían separados de ellas por un enorme pantano. A
final de cuentas la invasión falló en forma miserable. Los invasores fueron aniquilados
o capturados con rapidez, el mundo se indignó con Estados Unidos y Cuba se alió más
estrechamente con la Unión Soviética, exactamente lo opuesto a lo que Kennedy preten-
día. Estados Unidos fue humillado. Después del fiasco, el mismo Kennedy se preguntó:
“¿Cómo pudimos ser tan estúpidos?” (Janis, 1982).
1
Chicken Little = catastrofista. Alusión al cuento del pollito que siente que una bellota le pega en la cabeza y piensa que el cielo se está cayendo;
corre a alertar a todos los animales para ponerlos a salvo, pero sólo consigue llevar a la muerte a quienes lo siguen sin cuestionarlo (por cierto:
sólo aves). (N. del T.)

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316 Capítulo 8 Procesos grupales

De acuerdo con Irving Janis (1982), la respuesta a esta pregunta yace en un tipo
particular de dinámica grupal defectuosa que él llamó pensamiento de grupo, una
tendencia excesiva a buscar avenimiento (es decir, acuerdo o uniformidad) entre los
miembros del grupo. El pensamiento de grupo surge cuando la necesidad de acuerdo se
vuelve una prioridad por encima del estímulo para obtener información precisa y tomar
decisiones adecuadas. La l figura 8.5 destaca los factores que contribuyen al pensa-
miento de grupo, junto con sus síntomas y consecuencias.
Janis consideraba que tres características contribuyen al
desarrollo del pensamiento de grupo:
l FIGURA 8.5
1. Dado que los grupos enormemente cohesivos tienen
Gráfico del curso del pensamiento de grupo
más probabilidad de rechazar a los miembros con
Irving Janis bosquejó el pensamiento de grupo como un tipo opiniones desviadas, Janis consideró que serían más
de enfermedad social, completo con antecedentes y síntomas, susceptibles al pensamiento de grupo.
que aumentaba la posibilidad de tomar una mala decisión.
Con base en Janis, 1982. © Cengage Learning 2. La estructura del grupo también es importante. Los
grupos compuestos por personas con antecedentes
similares, aislados de otros individuos, dirigidos por
Antecedents
Antecedentes
• Alta cohesión un líder fuerte y carentes de procedimientos
• High cohesiveness
• Estructura grupal
• Group structure
sistemáticos para tomar y revisar las decisiones,
Miembros homogéneos deben ser particularmente vulnerables a convertirse
Homogeneous members
Aislamiento
Isolation
Liderazgo directivo en víctimas del pensamiento de grupo.
Directive leadership
Procedimientos no
Unsystematic procedures
sistemáticos
3. Las situaciones estresantes pueden provocar
• Situaciones
• Stressful estresantes
situations pensamiento de grupo. A causa del estrés, la urgencia
puede dominar sobre la exactitud y el reconfortante
apoyo de otros miembros del grupo se vuelve
Síntomas altamente deseable.
• Sobreestimación delSymptoms grupo
•• Overestimation
Mentalidad cerradaof the group La idea de que la alta cohesión contribuye al pensamiento
•• Close-mindedness
Presiones crecientes hacia la uniformidad de grupo logró mucha atención cuando Janis introdujo el modelo
• Guardias
Increased mentales
pressures ytoward
presiónuniformity
sobre los disidentes porque, como se indicó antes, la cohesión es algo que la mayoría
Autocensura
Mindguards and pressure on dissenters
Ilusión de unanimidad de las personas ven como algo que los grupos deben esmerarse en
Self-censorship
• Toma de decisiones defectuosa
Illusion of unanimity
alcanzar y valorar. Sin embargo, aun cuando la gran cohesión
Estudio incompleto de las alternativas en un grupo pueda sentirse bien y haga que las interacciones entre
• Estudio
Defective decision making
incompleto de los objetivos
Incomplete
Fallas survey oflos
para examinar alternatives
riesgos de la elección los miembros del grupo sean tranquilas y sencillas, puede aumen-
Incomplete survey of objectives
preferida tar el énfasis en la preservación de los sentimientos mutuos en
Failure
Fallas para to revalorar
examine risks of preferredinicialmente
las alternativas choice lugar de examinar de manera objetiva los hechos o hacer una dis-
rechazadas
Failure to reappraise initially rejected alternatives
Pobre
Poorbúsqueda
informationde información
search
cusión honesta de las diferencias de opinión. Tal preocupación por
Sesgo selectivo en el procesamiento de la
Selective bias in processing information at hand el acuerdo sobre la exactitud es un hito del pensamiento de grupo.
información a mano
Failure
Falla to work planes
al elaborar out contingency plans
de contingencia
En la formulación de Janis, el pensamiento de grupo es un
tipo de enfermedad social, y los grupos infectados muestran los
síntomas conductuales indicados en medio de la figura 8.5. Por
ejemplo, el rechazo de la NASA a solicitar ayuda externa para
GranHigh Probabilityde
probabilidad of a Bad
una Decision
mala decisión
obtener imágenes del transbordador Columbia en el espacio ilus-
tra claramente el síntoma de mentalidad cerrada. Otro síntoma,
presiones hacia la uniformidad, fue evidente en estos ejemplos.
Durante la planeación de la invasión de Bahía de Cochinos, el
hermano del presidente, Robert Kennedy, fungió como “guardia mental” y advirtió a los
miembros disidentes permanecer callados. Un ejemplo escalofriante de esto ocurrió
durante el debate acerca de continuar o no con el lanzamiento del transbordador espacial
Challenger en 1986, 17 años antes del desastre del Columbia. Cuando un vicepresidente de
ingeniería emitió su objeción a que el Challenger se lanzara en la fecha planeada por temor
a que el clima inusualmente frío pudiera hacer que las juntas toroidales en los propulsores
del cohete fallaran, un administrador lo presionó para que cambiara su voto al decirle:
pensamiento de grupo Estilo “Quítese el sombrero de ingeniero y póngase el de administrador”. Presionado para aban-
de toma de decisiones grupales donar un papel y adoptar el otro, cambió su voto, y el destino trágico del Challenger y su
caracterizado por una tendencia tripulación se selló en ese momento. A final de cuentas, la decisión de este vicepresidente
excesiva entre los miembros del ayudó a aumentar una ilusión de unanimidad, porque los administradores de alto nivel
grupo a buscar coincidencia. de la NASA no estuvieron al tanto de todo el desacuerdo expresado por los ingenieros esa
mañana.

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Desempeño grupal: problemas y soluciones 317

Más recientemente algunos académicos propusieron que la dinámica de grupos detrás


de la decisión de invadir Irak en 2003, dirigida principalmente por fuerzas estadounidenses
y británicas, reflejó pensamiento de grupo, en particular en las serias fallas de recopilación
y análisis de la información, y en la subestimación de los riesgos por parte de los tomadores
de decisiones (Houghton, 2008; Rodrigues et al., 2005). De igual manera, Jerrold Post (2011)
argumenta que el pensamiento de grupo tuvo un papel en la tortura de prisioneros realizado
en la prisión de Abu Ghraib en Irak por parte de militares estadounidenses. Y poco después
de la liberación de detalles acerca de la falla de los funcionarios de Penn State para actuar
ante las acusaciones de abuso sexual infantil, descritos al comienzo de este capítulo, la revista
Time publicó un artículo con el título de “Penn State Cover-Up: Groupthink in Action” (Encu-
brimiento de Penn State: pensamiento de grupo en acción). El artículo se subtituló: “How do
smart, principled men wind up defending a child abuser in their midst? Blame the phenome-
non of groupthink” [¿Cómo hombres inteligentes y de principios terminan por defender a un
abusador de niños en medio de ellos? Culpen del fenómeno al pensamiento de grupo] (Cohen
y DeBenedet, 2012). Síntomas como mentalidad cerrada, estudio incompleto de alternativas y
objetivos, y falla para examinar los riesgos de la elección preferida son todos aparentes en la
decisión de Paterno y sus colegas de no reportar a Sandusky con las autoridades adecuadas
fuera de la universidad.
Las personas pueden resistirse a la información exterior que podría mejorar sus decisiones
incluso en situaciones de bajo estrés y en grupos muy pequeños. De hecho, Julian Minson y Jen-
nifer Mueller (2012) descubrieron que cuando pares de personas toman decisiones de manera
colectiva en lugar de individualmente, se vuelven mucho más resistentes a considerar la infor-
mación útil ofrecida por un colega desde un punto de vista externo. Al trabajar de manera colec-
tiva, los individuos pueden enfocarse más en el reforzamiento mutuo de los juicios personales
que en llegar a las decisiones más precisas.
Cuando no se consideran alternativas, los síntomas conductuales del pensamiento de
grupo pueden resultar en la toma de decisiones defectuosa que se destaca en la figura 8.5. A
su vez, un proceso deficiente de toma de decisiones aumenta la probabilidad de que un grupo
tome malas decisiones.
Prevención del pensamiento de grupo Para protegerse contra el pensamiento de grupo,
Janis urge a los grupos a realizar un esfuerzo activo para procesar la información con más
cuidado y precisión. Recomienda que los grupos en toma de decisiones usen las siguientes
estrategias:
l Para evitar el aislamiento, los grupos deben consultar ampliamente con personas
externas.
l Para reducir las presiones del grupo a la conformidad, los líderes deben alentar de
manera explícita las críticas y no tomar una postura fuerte al inicio de las discusiones
grupales.
l Para establecer una fuerte norma de revisión crítica, deben discutir por separado el
mismo tema divididos en subgrupos, debe asignarse un miembro para interpretar el
papel de abogado del diablo y cuestionar todas las decisiones e ideas, y debe realizarse
una reunión de “segunda oportunidad” para reconsiderar la decisión grupal antes de
ponerla en acción.
El presidente Kennedy pareció llegar a conclusiones similares después del desastre de Bahía
de Cochinos. Al año siguiente, 1962, Estados Unidos y la Unión Soviética parecían estar al borde
de una guerra después de que la inteligencia militar estadounidense descubriera que misiles
soviéticos en Cuba estaban dirigidos hacia Estados Unidos. Durante esta crisis Kennedy per-
maneció alejado de las reuniones iniciales acerca de cómo responder a la situación, consultó
a expertos externos a su círculo interno de consejeros y pidió a su hermano Robert que actuara
como “abogado del diablo” y retara todas las ideas, en agudo contraste con el papel de Robert
de “guardia mental” durante las sesiones de planeación de Bahía de Cochinos. A diferencia de la
invasión de Bahía de Cochinos, la crisis de los misiles cubanos terminó exactamente como Ken-
nedy esperaba: la Unión Soviética retiró sus misiles de Cuba y se evitó una guerra.
La investigación ha mostrado apoyo empírico a la efectividad de algunas estrategias para
reducir las tendencias hacia el pensamiento de grupo. En ellas se incluyen insertar a alguien en
el grupo para desempeñar el papel de “recordatorio” de quién es responsable de informar a los
demás acerca de los peligros de la toma de decisiones sesgada, hacer que miembros individua-

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318 Capítulo 8 Procesos grupales

les crean que se harán responsables personalmente del resultado de las decisiones de su
grupo, aumentar la diversidad de los miembros y crear una norma grupal que aliente el
pensamiento crítico y desaliente la búsqueda de acuerdo (Kroon et al., 1991; Postmes et
al., 2001; Schultz et al., 1995; t’Hart, 1998). Y como verá más adelante en el capítulo, para
ayudar a evitar el pensamiento de grupo es posible usar durante las reuniones tecnolo-
gía basada en computadoras.

Investigación acerca del pensamiento de grupo: ¿mito o realidad? El pensa-


miento de grupo es una teoría más bien peculiar en la psicología social. Por una parte,
su impacto ha sido inusualmente amplio: se discute en varias disciplinas fuera de la
psicología, incluso negocios, ciencia política y comunicación, y ha originado nume-
rosos talleres, sitios web y videos de capacitación. Sin embargo, por otra parte no hay
mucha evidencia empírica para el modelo, ciertamente no en proporción
a su fama. Esto puede deberse en parte a la dificultad de poner a prueba
experimental un conjunto tan amplio de variables en escenarios grupales
de gran presión. Además, muchos investigadores no están de acuerdo con
Janis acerca de las condiciones específicas que favorecen la vulnerabilidad
© The New Yorker Collection 1997 Richard Cline from

hacia el pensamiento de grupo (Baron, 2005; Choi y Kim, 1999; Henningsen


cartoonbank.com. Todos los derechos reservados.

et al., 2006; Kramer, 1998; Tetlock, 1998; t’Hart et al., 1995; Whyte, 1998). Por
otra parte, algunos investigadores creen que cuando múltiples anteceden-
tes del pensamiento de grupo son evidentes de manera simultánea, como
gran cohesión, un líder fuerte y controlador, y gran cantidad de estrés, los
grupos sin duda son propensos a los tipos de toma de decisiones fallidas
que Janis describió (Esser, 1998; Mullen et al., 1994).
Por el momento, la línea de referencia puede ser que incluso si se es
escéptico acerca de los detalles de la teoría de Janis del pensamiento de
“Pensándolo bien, no me corrijan si me equivoco.” grupo, como muchos y acaso la mayoría de los académicos, parece claro
que gran parte de los factores que Janis especificó como antecedentes y sín-
tomas del pensamiento de grupo pueden contribuir a la toma de decisiones
Un líder controlador que desalienta
el desacuerdo puede promover el de grupo fallidas y los involucrados serían sabios si estuvieran atentos a dichas trampas.
pensamiento de grupo, lo que conduce Incluso más importante: los pasos que Janis defiende para evitar tales trampas deberían
a malas decisiones. ayudar a la mayoría de los grupos, sin importar los méritos o problemas con la teoría del
pensamiento de grupo.

> Efectos de escalamiento


Un tipo específico de trampa que puede ser muy costosa para las organizaciones y
empresas se conoce como efecto de escalamiento (en ocasiones conocido como
entrampamiento). Los efectos de escalamiento ocurren cuando el compromiso con un
curso de acción fallido aumenta para justificar las inversiones ya realizadas (Haslam
et al., 2006; Keil et al., 2007; Staw, 1997). Experimentos de laboratorio muestran que los
grupos tienen más probabilidad de reforzar el compromiso hacia un proyecto fallido
y tienen mayor probabilidad de hacerlo que los individuos (Dietz-Uhler, 1996; Seibert y
Goltz, 2001). Los grupos cuyos miembros son relativamente homogéneos o sienten una
fuerte conexión psicológica mutua son más proclives a los efectos del escalamiento
(Greitemeyer et al., 2011; Gunia et al., 2009). En numerosas instancias fuera del laborato-
rio, grupos, empresas y gobiernos han incurrido en enormes costos debido a que conti-
núan asignando más dinero, tiempo y otros recursos a un proyecto que debió terminar
mucho antes (Ross y Staw, 1986; Schott et al., 2011). Este concepto se revisará de nuevo
en el capítulo 13, cuando se estudie cómo las empresas y los individuos pueden caer en
una trampa de “costos hundidos” conforme gastan más dinero tratando de justificar una
inversión que ya es mala.
Un ejemplo memorable es el proyecto de construcción en Boston conocido como
efecto de escalamiento Condición “Big Dig”, que se diseñó para convertir un congestionado tramo de autopista en un
en la cual los compromisos con un túnel subterráneo de gran rapidez. Originalmente se presupuestó en 1983 en alrede-
curso de acción fallido aumentan para dor de 2600 millones de dólares y se esperaba completarlo en 1995. Años de demo-
justificar las inversiones ya realizadas. ras y costos crecientes condujeron a reforzar los compromisos para intentar salvar
el problemático proyecto. Estos poco más de 12 kilómetros de carretera costaron

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Desempeño grupal: problemas y soluciones 319

millones de dólares al día, y como resultado muchos críticos querían reducir en forma “El juicio de la gente no siempre
significativa el proyecto, pero con tanto dinero ya gastado, los compromisos para com- es cierto: la mayoría puede errar
pletar el proyecto sólo aumentaron. Como irónicamente sugirió el congresista Barney tan gravemente como la minoría.”
Frank: habría sido más barato elevar la ciudad que cavar el túnel (Roane, 2000). El pro- John Dryden
yecto tardó más de una década de lo planeado para completarlo, y en 2008 su costo total
se estimó en unos sorprendentes 22 mil millones de dólares (Murphy, 2008).

> Comunicación de la información y empleo


de la experiencia
Una de las fallas más grandes en cómo se desempeñan los grupos es que con frecuencia
fracasan para usar toda la información o habilidad que tienen sus miembros (Hackman
y Katz, 2010). En esta sección explorará algunas de las dinámicas que producen este pro-
blema, así como algunos factores que pueden ayudar a los grupos a comunicarse mejor
y usar información importante.

Compartir la información y muestreo sesgado Imagine que es parte de un grupo


que discute a cuál de varios candidatos debe apoyarse para una elección. Usted lee cierta
información personal potencialmente dañina acerca de uno de los candidatos y supone
de manera incorrecta que los otros también están al tanto de ella. Si observa durante la
discusión grupal que nadie más menciona esta información, puede suponer aún más
que los demás no consideran que la información sea relevante o creíble, de modo que es
posible que no la dé a conocer. Otros miembros del grupo también pueden tener trozos
únicos de información sólo conocida por ellos. Por razones similares, dichos trozos de
información no entran en la discusión. Al final, la discusión está dominada por informa-
ción que todos en el grupo ya conocen, mientras que la que no es compartida nunca se
pone sobre la mesa.
O imagine otro escenario que no es raro en el mundo de los negocios. Los altos eje-
cutivos de una compañía se reúnen para decidir si llevan a cabo una expansión riesgosa
de su negocio. Todos comparten mucha de la misma información acerca de los costos y
beneficios potenciales, y el peso de esta evidencia sugiere que el riesgo vale la pena. Pero
uno de los ejecutivos es experto en algunos aspectos técnicos del mercado accionario y
conoce una razón por la que este movimiento puede tener malas implicaciones en las
acciones. Otro ejecutivo tiene conocimiento especial de uno de los principales competi-
dores y sabe que el competidor puede hacer un contraataque que podría ser devastador.
Un tercer ejecutivo sabe que la moral entre el personal de la compañía podría dañarse
con la expansión más de lo que otros ejecutivos suponen. Si estos trozos únicos de infor-
mación se ponen en la discusión, el peso de la evidencia puede inclinarse hacia el otro
lado, hacia no expandir la compañía todavía. Pero con mucha frecuencia los miembros
del grupo no comparten su trozo único de información y resultan malas decisiones.
Estos ejemplos ilustran lo que Garold Stasser (1992; Stasser y Titus, 2003) denomi-
naron muestreo sesgado. Debido al muestreo sesgado, un grupo puede fallar al con-
siderar información importante que no es un conocimiento común en el grupo. Con la
información inadecuada, el grupo puede tomar una mala decisión. Los resultados de un
meta-análisis de 72 estudios que involucran a más de 17,000 personas deja en claro cuán
importante es compartir la información suficiente para el desempeño del grupo, y por
tanto el muestreo sesgado de la información puede ser un problema significativo (Mes-
mer-Magnus y DeChurch, 2009). muestreo sesgado Tendencia de los
En ocasiones el muestreo sesgado puede tener consecuencias trágicas. La comisión grupos a emplear más tiempo en discutir
formada para investigar la explosión del transbordador espacial Challenger en 1986 con- la información compartida (información
ya conocida por todos o por la mayoría
cluyó que la compartición inadecuada de información contribuyó al desastre. Por ejemplo,
de los miembros del grupo) que la
algunos ingenieros tenían información que indicaba que no sería seguro lanzar el trans-
información no compartida (información
bordador esa mañana debido a la baja temperatura, pero no se compartió con todos. Por conocida sólo por uno o algunos
tanto, las personas que a final de cuentas tomaron la decisión del lanzamiento no estuvie- miembros del grupo).
ron al tanto de todos los datos que eran relevantes para su decisión. La comisión concluyó:

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320 Capítulo 8 Procesos grupales

“Si quienes tomaban las decisiones hubieran sabido todos estos


hechos, es muy improbable que hubieran decidido el lanzamiento”
(Comisión Presidencial acerca del Accidente del Transbordador
Espacial Challenger, 1986, p. 82). Las lecciones aprendidas des-
pués de la tragedia parecen haberse olvidado 17 años después:
la compartición inadecuada de información vital también parece
haber contribuido al desastre del Columbia en 2003.
Parte del problema en los desastres de la NASA fue que la
red de comunicación, que define quién puede hablar con quién
con base en una estructura del grupo, dificultó la distribución
de la información a todos los que tomaban decisiones. En
Reuters/Landov

muchas organizaciones la información pasa por una cadena de


mando a través de capas de gerentes medios y sólo parte de ella
llega hasta los ejecutivos que toman las decisiones finales. Este
fue el caso en la NASA. Los ingenieros que estaban más familia-
El transbordador espacial Challenger rizados con los detalles físicos del transbordador no pudieron
explota poco después de su
lanzamiento, el 28 de enero de
comunicarse directamente con los funcionarios de la NASA en lo alto de la cadena de
1986, y mueren los siete miembros mando. De acuerdo con Rodney Rocha, quien fue uno de los ingenieros que advirtió
de la tripulación. La compartición más enfáticamente acerca del posible daño al Columbia, “con frecuencia, a los ingenieros
inadecuada de información y una red
de comunicación fallida estuvieron
se les pide no enviar mensajes mucho más alto que su propio peldaño en la escalera”
entre los problemas de dinámicas (Glanz y Schwartz, 2003). Puesto que las advertencias se suprimieron conforme el flujo
grupales que contribuyeron a la de información se movía por la cadena de mando, las personas en la parte superior no
decisión errada de la NASA, y a
final de cuentas fatal, de lanzar el
conocieron la extensión de las preocupaciones de quienes estaban más abajo.
transbordador esa fría mañana. Investigadores han estudiado el muestreo sesgado de información en estudios de
caso de grupos reales, como en los desastres de la NASA, así como en experimentos
de laboratorio en los que brindan a todos los miembros de un grupo el mismo conjunto de
información, pero también dan a cada individuo o subconjuntos de individuos trozos
únicos de datos para ver si éstos llegan a la discusión y decisiones grupales. Jessica Mes-
mer-Magnus y Leslie DeChurch (2009) realizaron un meta-análisis de 72 estudios que
involucran casi 5000 grupos y descubrieron que el muestreo sesgado es un problema
frecuente y significativo en los grupos. Los equipos que realizan un mejor trabajo al
compartir la información tienden a desempeñarse mucho mejor y son más cohesivos.
Por fortuna, los investigadores han descubierto varias condiciones en las cuales es
menos probable que ocurra el muestreo sesgado. Por ejemplo, los líderes que alientan
a mucha participación grupal tienen más probabilidad de recuperar la información no
compartida (así como la compartida) durante las discusiones grupales, que los líderes
que tienen más tendencia a dirigir, y los líderes que establecen confianza también son
más efectivos para promover que la información sea compartida (Larson et al., 1998; Lee
et al., 2010). Otro papel efectivo que pueden tener los líderes está en moldear la com-
prensión de la tarea por parte de los miembros del grupo. Wendy van Ginkel y Daan van
Knippenberg (2008, 2012; van Ginkel et al., 2009) descubrieron, por medio de una serie
de estudios bien diseñados en Holanda y Estados Unidos, cuán importante es para los
miembros del grupo tener una comprensión particular de su tarea de toma de decisiones.
Cuando los grupos comparten la noción de que la tarea requiere un intercambio pro-
fundo y una discusión crítica de las ideas que involucran a todos los miembros del grupo,
son mucho mejores para compartir información completa y tomar mejores decisiones
que cuando, por ejemplo, ven que su tarea trata más de encontrar un terreno común.
Van Ginkel y van Knippenberg (2012) plantean la hipótesis de que los grupos que
tienen líderes que intentan infundir una comprensión compartida y productiva de la
tarea grupal tenderán a producir mucho mejor desempeño que aquellos que no tie-
nen tal líder. Para poner a prueba esta idea, los investigadores pusieron a estudiantes
de negocios y economía a participar en grupos de tres personas para tomar una serie de
decisiones acerca de la administración de un pequeño centro comercial. A todos los
miembros se les proporcionó un conjunto idéntico de información relevante para su
decisión, pero cada uno también recibió información única para él que era crucial para

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Desempeño grupal: problemas y soluciones 321

la decisión global. En dos tercios de estos grupos, uno de los miembros se seleccionaba
al azar para ser el líder del grupo; en los grupos restantes no se designó un líder. Entre los
grupos con líderes, la mitad de éstos recibieron instrucciones para enfocarse en la impor-
tancia del intercambio exhaustivo de información, la discusión crítica y para evitar llegar a
consensos de forma prematura. La otra mitad de los líderes recibió instrucciones que enfa-
tizaron la importancia de buscar un terreno común en la toma de decisiones del grupo.
Como puede ver en la l figura 8.6, los grupos con un líder a quien se le pidió promo-
ver el intercambio exhaustivo de información tuvieron probabilidades más significativas
de discutir los trozos únicos de información que tenía cada miembro del grupo, y con
ello alcanzar mejores decisiones que los grupos sin un líder o los que tuvieron un líder a
quien se motivó a alentar la búsqueda de terreno común.

Procesamiento de información y memoria transactiva Incluso si todos en un


grupo tienen toda la información disponible, los miembros deben procesar dicha infor-
mación y usarla para realizar juicios o tareas. ¿Qué tan bien procesan la información
los grupos en comparación con los individuos? En general los grupos son susceptibles
al mismo sesgo en el procesamiento de información que los individuos, sólo que en
mayor medida. Al revisar la investigación acerca del procesamiento de la información
en grupo, Verlin Hinsz y otros (1997) concluyeron: “Si algún sesgo, error o tendencia
predispone a los individuos a procesar la información en una forma particular, enton-
ces los grupos exageran esta tendencia. Sin embargo, si este sesgo, error o tendencia
es improbable entre los individuos que procesan la información (por ejemplo, menos
de la mitad de la muestra), entonces los grupos tienen aún menos probabilidad de pro-
cesar la información de esta forma” (pp. 49-50). Por ejemplo, los individuos son procli-
ves a ser más afectados en sus juicios por algunos casos vívidos que por las estadísticas

l FIGURA 8.6
Liderazgo y compartición de información
Los grupos toman una serie de decisiones acerca de cómo administrar un pequeño centro comercial. Todos los miembros del grupo
tienen un conjunto de información idéntica relevante para la tarea, pero cada uno también tiene información que los demás no poseen.
Algunos grupos tuvieron un líder a quien se le dio información acerca de la importancia de una discusión minuciosa y crítica de la
información, otros tuvieron un líder a quien se le dio información acerca de la importancia de buscar terreno común entre los miembros,
y otros no tuvieron líder. Comparados con los otros dos tipos de grupos, los grupos con un líder que promovió la discusión minuciosa
tuvieron un mejor desempeño al discutir la información única (gráfica a la izquierda) y tomaron mejores decisiones (gráfica de la derecha).
Con base en van Ginkel y van Knippenberg, 2012. © Cengage Learning

6 10

5
8
discusión

desición
de laquality

4
dequality

6
3
Discussion

Decision
Calidad

4
Calidad

2
1

0 0
Líder ++discusión
Leader thoughtful Líder ++terreno
Leader common Sinleader
No líder Líder ++discusión
Leader thoughtful Líder ++ terreno
Leader common Sinleader
No líder
minuciosa
discussion común
ground minuciosa
discussion común
ground
Tipo de
Type grupo
of Group Tipo of
Type deGroup
grupo

cap08 294-337.indd 321 07/11/14 22:44


322 Capítulo 8 Procesos grupales

que abarcan una muestra de información mucho más grande y más representativa.
Hinsz y otros (2008) descubrieron que los grupos son significativamente más suscepti-
bles a este sesgo que los individuos.
Una ventaja clave de los grupos es que pueden dividir un cuerpo grande de informa-
ción en porciones más pequeñas y designar a diferentes miembros para que las recuer-
den, dado que son más manejables. ¿Alguna vez usted y un amigo dividieron una lista
de cosas por recordar, como los productos que debían comprar en el almacén o cuá-
les secciones de un capítulo del texto eran responsables de recordar antes de estudiar
juntos? Si es así ha intentado sacar ventaja de un proceso compartido conocido como
memoria transactiva, que ayuda a los grupos a recordar más información de manera
más eficiente que los individuos (Argote y Ren, 2012; Wegner et al., 1991). Pero en este
caso también puede ocurrir pérdida del proceso. Por ejemplo, puede existir pereza
social cuando los miembros del grupo no hacen su parte del trabajo por esperar que
los demás lo hagan. Un problema de importancia particular es que puede pasar que los
grupos no distribuyan entre sus miembros las tareas y los roles en una forma racional o
eficiente, al asignar a los individuos las tareas con base en sus habilidades, experiencia
y preferencias.
Los grupos que desarrollan buenos sistemas de memoria transactiva tienen enor-
mes ventajas sobre los demás (Argote y Ren, 2012; Lewis y Herndon, 2011; Liao et al.,
2012; Zhong et al., 2012). Los sistemas de memoria transactiva efectivos involucran algu-
nos elementos clave. Primero, el grupo debe desarrollar una división del conocimiento, y
los miembros deben ser capaces de comunicar y recordar esta información en el grupo;
todos deben saber quién sabe qué. Segundo, los miembros del grupo deben confiar en el
conocimiento especializado de los demás. Y tercero, los miembros del grupo necesitan
coordinar sus esfuerzos de modo que puedan trabajar juntos en una tarea de manera
fluida y eficiente.

> Metas y planes en los grupos


Quizá el lector haya trabajado en muchos grupos para los cuales la meta era simplemente
“hacer su mejor esfuerzo”. A pesar de la popularidad de dichas metas, la investigación
muestra con claridad que no son tan efectivas como las metas específicas. Como Edwin
Las personas y los grupos Locke y Gary Latham (2002) concluyeron a partir de su revisión de estudios realizados
tienden a desempeñarse peor a lo largo de 35 años: “Cuando a las personas se les pide hacer su mejor esfuerzo, no lo
cuando tienen como meta hacen” (p. 706). De hecho, las personas son capaces de desempeñarse por arriba de su
“hacer su mejor esfuerzo” que “mejor esfuerzo” definido vagamente. Los grupos, como los individuos, tienden a desem-
cuando tienen metas ambiciosas peñarse mejor en una tarea cuando tienen metas específicas, desafiantes y alcanzables,
muy específicas.
V
ERDADERO. en particular si los miembros del grupo están comprometidos con las metas y creen que
tienen la capacidad para lograrlas. Además de tener metas desafiantes y específicas, los
grupos tienen más probabilidad de beneficiarse cuando hay incentivos para lograrlas.
Un beneficio de los grupos sobre los individuos es que los miembros del grupo pue-
den confiar unos en otros y alentarse mutuamente para tratar de lograr una meta. Por
ejemplo, Andrew Prestwich y otros (2012) reclutaron una muestra de británicos que
estaban interesados en participar en un estudio acerca de aumentar su actividad física.
A algunos de los participantes se les pidió establecer planes específicos para lograr su
meta de aumentar la actividad física, incluido cómo responderían en situaciones par-
ticulares (si estuviera en la situación X, entonces haría Y), y a otros no se les pidió ela-
borar dichos planes. Además, algunos de dichos participantes trabajaron solos y otros
memoria transactiva Sistema tuvieron un compañero. Los que planearon y trabajaron con un compañero aumentaron
compartido para recordar información en forma significativa su actividad física y perdieron mucho más peso que quienes no
que permite a múltiples personas formularon planes específicos o los hicieron pero no trabajaron con un compañero.
juntas recordar información con más
Un experimento de Anita Williams Woolley y otros (2008) demostró cuán importante
eficiencia que a solas.
es inducir a los grupos a planear de manera explícita cómo proceder, de modo que pue-
den utilizar de manera adecuada la experiencia de sus miembros. A equipos de cuatro

cap08 294-337.indd 322 07/11/14 22:44


Desempeño grupal: problemas y soluciones 323

personas se les dio la tarea de resolver un plan terrorista con base en un conjunto de
información acerca de sospechosos, ubicaciones potenciales y actividades planeadas.
Para resolver el caso los equipos tendrían que compartir y usar correctamente diferen-
tes conjuntos de evidencias. Para parte de las evidencias, los participantes con fuerte
memoria verbal tendrían más probabilidad de ofrecer análisis correctos. Para otra parte
de las evidencias, los participantes con fuerte habilidad para el reconocimiento de ros-
tros serían más útiles.
Con base en pruebas previas de las habilidades de los participantes, los equipos se
construyeron de modo que algunos tenían expertos y otros no. De manera específica, la
mitad de los equipos tenía un experto en memoria verbal, un experto en reconocimiento
de rostros y dos no expertos. La otra mitad de los equipos consistió de
cuatro no expertos. Los investigadores también manipularon si los equi-
pos eran intervenidos o no al recibir apoyo en la planeación. A los equipos l FIGURA 8.7
que lo tuvieron se les requirió discutir en forma explícita quién sería el Cómo beneficiarse de los expertos:
responsable de cuál tipo de evidencia y planear cómo integrarían los diver- el papel del apoyo en la planeación
sos tipos de evidencia que recibieran. Los otros equipos no recibieron esta Equipos de cuatro personas clasificaron diferentes
solicitud y, en su lugar, pudieron dedicarse de inmediato a la tarea. conjuntos de evidencias para intentar resolver un
caso. Algunos equipos tenían dos participantes con
Como muestra la l figura 8.7, los grupos con expertos pero sin planea-
habilidades de experto que eran relevantes para
ción no fueron mejores (de hecho, incluso empeoraron de alguna manera) algunas de las evidencias, mientras que otros equipos
que los grupos sin expertos. De igual modo, los grupos que se involucraron no tenían expertos. Además, la mitad de los equipos
en la planeación pero no tenían expertos no fueron mejores que los grupos se involucraron en planear con colaboración antes
sin planeación. Sólo los grupos que tuvieron expertos y apoyo en la planea- de dedicarse a su tarea, y la otra mitad no lo hizo de
esta forma. Las barras en esta gráfica reflejan cuán
ción se desempeñaron relativamente bien. Requerir a los grupos pensar
bien se desempeñaron los grupos en la tarea, las
acerca de cómo usarían la información disponible y las habilidades de sus calificaciones más altas reflejan mejor desempeño.
participantes les permitió cosechar los beneficios de la experiencia de los La única condición en la que los grupos tendieron a

>
miembros del grupo. desempeñarse mejor fue cuando el grupo tuvo tanto
expertos como colaboración al hacer los planes.

Capacitación Con base en Woolley et al., 2008. © Cengage Learning

1.5
Ya estudió varios factores que pueden mejorar los procesos grupales. La
tabla 8.2 presenta un conjunto de condiciones que Ruth Wageman y sus 1
colegas (2009) sugieren como las mejores para la efectividad de un equipo.
Desempeño
Performance

Dichas sugerencias son consistentes con los principios abordados a lo 0.5


largo de este capítulo y ayudan a ilustrar el tremendo valor que tiene enten-
0
der la psicología social de los grupos en el mundo empresarial o donde sea
esencial el desempeño grupal. El último punto de la tabla 8.2 se preocupa –0.5
por poner a disposición de los grupos asistencia técnica y capacitación.
Con frecuencia los psicólogos sociales consultan con empresas y organi- –1
zaciones para ofrecer este tipo de servicios.
–1.5
Crear programas de capacitación e intervenciones de equipo para Sin
No expertos
Experts Expertos
Experts
grupos puede ser una valiosa inversión de tiempo y recursos (Shuffler et
¿Expertos
Experts inen
theelgroup?
grupo?
al., 2011; Van Ginkel et al., 2009). Por ejemplo, Jane Prichard y Melanie
Ashleigh (2007) descubrieron que la memoria transactiva y el desempeño No
Sin Planning Planning
Con
planeación planeación
de los grupos mejoró con programas de capacitación que les enseñaron
habilidades de equipo, como solución de problemas, establecimiento de
metas y asignación de roles. Un meta-análisis de la literatura acerca de la capacitación
grupal, que involucró 178 equipos, descubrió evidencia confiable que apoya el valor de la
capacitación en el mejoramiento del desempeño grupal (Salas et al., 2007).

> Tecnología de cómputo y sistemas de soporte


para grupo sistemas de soporte para grupo
Programas de cómputo interactivos y
Algunos de los obstáculos que se ponen en el camino de una buena discusión y toma especializados que se usan para guiar
las reuniones de grupo, el trabajo en
de decisiones en grupo pueden reducirse mediante el uso de programas de cómputo
colaboración y los procesos de toma de
interactivos. Conocidos usualmente como sistemas de soporte para grupo (o sistemas
decisiones.
soporte para la decisión grupal), dichos programas ayudan a remover las barreras en la

cap08 294-337.indd 323 07/11/14 22:44


324 Capítulo 8 Procesos grupales

comunicación y brindan estructura e incentivos


TABLA 8.2 a las discusiones y decisiones grupales. Compara-
Condiciones para la efectividad del equipo dos con los grupos que usan modos de discusión
cara a cara más convencionales, los grupos que
Ruth Wageman y sus colaboradores (2009) revisaron la investigación acerca
de qué hace a los equipos más efectivos. A continuación se presenta una lista
usan estos sistemas con frecuencia realizan un
de algunas de las condiciones que destacan. mejor trabajo al tomar muestras de información,
l  os equipos deben ser interdependientes para algún propósito común y
L comunicarse y llegar a buenas decisiones (Adla
tener cierta estabilidad en sus miembros. et al., 2011; Lim y Guo, 2008; Rains, 2005; Vatha-
l El propósito global del equipo debe ser desafiante, claro y consecuente. nophas y Liang, 2007). La tabla 8.3 presenta
l  os equipos deben ser tan pequeños como sea posible y tener
L algunas de las formas en que los sistemas computari-
normas claras que especifiquen qué comportamientos son valorados o zados de apoyo a los grupos pueden ayudar a éstos
inaceptables. a evitar el pensamiento de grupo.

>
l  n sistema de recompensas debe proporcionar consecuencias positivas
U
para el desempeño de un equipo excelente.
l Al equipo debe proporcionársele asistencia técnica y capacitación.
Equipos virtuales
© Cengage Learning
Los equipos que consisten de personas dispersas
por todo el planeta son una parte del mundo empre-
sarial relativamente reciente y de rápido crecimiento. Evaluaciones recientes indican
que una mayoría de los trabajadores profesionales de la actualidad pasan tiempo en
labores dentro de equipos virtuales (Cordery y Soo, 2008; Mathieu et al., 2008; Mes-
mer-Magnus et al., 2011). Los equipos virtuales, en ocasiones también llamados equipos
dispersos, son “grupos de personas que trabajan de manera interdependiente con un
propósito compartido a través del espacio, el tiempo y las fronteras de la organización
usando tecnología para comunicarse y colaborar” (Kirkman et al., 2002, p. 67). Debido
a la globalización y diversos factores relacionados, los equipos virtuales serán cada vez
más importantes en los negocios y las organizaciones.
La mayoría de los factores que contribuyen a la pérdida del proceso en los grupos se
aplican también a los grupos virtuales, pero éstos pueden ser especialmente vulnerables
a algunos de ellos. Dadas las distancias físicas entre los miembros y la poca interacción
que pueden tener entre ellos, los grupos virtuales pueden pasar momentos más difí-
ciles al construir cohesión, mantener estables a los miembros, socializar a los miem-
bros nuevos, mantener los roles claros, compartir información y desarrollar sistemas de
memoria transactiva que permita a los miembros reconocer o recordar quién tiene qué
conocimiento o experiencia en el grupo. En consecuencia, debe ponerse especial aten-
ción en los grupos virtuales para compensar dichos
problemas. Por ejemplo, deben estar disponibles y
TABLA 8.3 actualizados directorios que permitan a los miem-
Cómo los sistemas computarizados de apoyo para grupos bros tener acceso a información acerca de quién
les ayudan a evitar el pensamiento de grupo sabe a lo largo del equipo virtual. También pueden
ser de utilidad sesiones frecuentes de teleconfe-
1. Permiten a los miembros del grupo plantear sus preocupaciones de rencias y visitas breves ocasionales para permitir
manera anónima por medio de la interfase de la computadora, lo que les
que los miembros del grupo disperso pasen algo
permite arriesgarse a desafiar el consenso del grupo sin temor a recibir
ataques directos. de tiempo juntos (Cordery y Soo, 2008; Hackman y
Katz, 2010; Oshri et al., 2008). No obstante, la falta
2. Reducen el rol directivo del líder.
de cohesión en el grupo virtual puede tener ciertas
3. Permiten a los miembros del grupo brindar entrada simultánea, de modo ventajas, como ayudarles a evitar algunas de las pre-
que no tienen que esperar una oportunidad para plantear sus ideas.
siones de conformidad asociadas con los problemas
4. Permiten a los miembros del grupo menos asertivos enunciar sus ideas del pensamiento de grupo.
tan fácilmente como los más dominantes.

5. Ofrecen una agenda sistemática de recolección de información y de toma


de decisiones.

6. En las reuniones grupales mantienen la atención en las ideas en lugar de


en las personas y las relaciones dentro del grupo.
> Cultura y diversidad
Una consecuencia del creciente uso de los grupos
Con base en Miranda, 1994. © Cengage Learning
virtuales dispersos alrededor del mundo es la crea-
ción de lo que se llaman equipos multinacionales

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Desempeño grupal: problemas y soluciones 325

multiculturales distribuidos (MNMC). Sin embargo, incluso los grupos que funcionan
cara a cara se vuelven cada vez más diversos, más obviamente en términos de sexo,
etnias y antecedentes culturales. Esta diversidad ofrece retos y oportunidades únicos a
los grupos y a la manera en que se desempeñan.
¿Cómo afecta la diversidad al desempeño del grupo? ¿Cómo un grupo puede usar
mejor la diversidad para su ventaja? Las respuestas a tales preguntas, e incluso el signi-
ficado de diversidad, es probable que varíen conforme cambie la sociedad en términos
de su demografía y actitudes. Además, la diversidad no está restringida a diferencias
demográficas entre los miembros del grupo, pues también puede significar diferen-
cias en actitudes, personalidades, niveles de habilidad, etc. Por tanto, los temas que
rodean la diversidad son particularmente complejos.
La evidencia de la investigación empírica concerniente a los efectos de la diversi-
dad sobre el desempeño grupal es decididamente mixta (Hackman y Katz, 2010; Mannix
y Neale, 2005; Van Knippenberg y Schippers, 2007; Phillips, 2008). Por otra parte, con
frecuencia se asocia la diversidad con dinámicas grupales negativas. Los problemas de
comunicación y los malos entendidos tienen más probabilidad de surgir entre miembros
de grupos heterogéneos, lo que produce frustración, resentimiento y daña el desempeño
grupal al debilitar la coordinación, la moral y el compromiso con el grupo. En los grupos
diversos con frecuencia se forman corrillos, lo que hace que algunos miembros del grupo
se sientan alienados.
Por otro lado, la investigación también ha demostrado efectos
positivos de la diversidad, como en los patrones de socialización,
dinámicas en el aula y complejidad e inclusión en las discusiones
grupales (Antonio et al., 2004; Juvonen et al., 2006; Toosi et al., 2012).
Samuel Sommers (2006) descubrió que los jurados con diversidad
étnica intercambiaban una gama más amplia de información, cita-
ban más hechos acerca del caso por decidir y cometían menos errores
en sus deliberaciones que los jurados con homogeneidad étnica, al
menos cuando el acusado era afroamericano. Sommers y colaborado-
res (2008) también descubrieron que la simple anticipación de estar
en un grupo étnicamente mixto hacía a los individuos caucásicos pro-
cesar la información relevante para la raza de manera más profunda.

© Jon Feingersh/zefa/Corbis
A medida que más organizaciones tratan de atraer clientes e
inversionistas de diversas culturas, la diversidad en el personal debe
ofrecer más y más ventajas. Cedric Herring (2009) analizó datos de
más de 1000 establecimientos de trabajo en Estados Unidos de 1996
a 1997, y encontró que la diversidad racial estaba asociada con mayo-
res ganancias y participación en el mercado. (Sin embargo, tenga en
cuenta que es un hallazgo de correlación y que la causalidad es ambi-
gua. Por ejemplo, podría ser el caso que la diversidad contribuya al Dado que los grupos se han vuelto cada
éxito o que el éxito haga mayor la posible diversidad.) vez más diversos en muchos escenarios,
es más importante que nunca que
Aunque el cuerpo global del trabajo sobre los efectos de la diversidad sobre el des- aprendan cómo emplear los grandes
empeño grupal sigue siendo bastante mixto, la investigación más reciente se enfoca en beneficios y minimizar los costos de la
comprender factores específicos que puedan ayudar a los grupos a lograr los beneficios diversidad en los procesos grupales.
de la diversidad mientras evitan o reducen sus problemas. Un conjunto de hallazgos
recientes es que los grupos multiculturales se desempeñan mejor si sus miembros o líde-
res tienen conciencia relativamente alta de sus propias suposiciones culturales y de las
de los demás, lo que en ocasiones se conoce como meta-cognición cultural (Chua et al.,
2012; Crotty y Brett, 2012). Las personas muestran metacognición cultural al grado que
suelen pensar en su conocimiento cultural y comprobar la precisión de éste, en particu-
lar en interacciones transculturales. Además, los grupos con diversidad cultural cuyos
miembros tienen una actitud positiva hacia el aprendizaje de nueva información tienden
a beneficiarse de la diversidad de sus grupos más que de los otros grupos (Nederveen
Pieterse et al., 2013). Por último, Inga Hoever y colaboradores (2012) demostraron que los
grupos diversos que fueron alentados a asumir la perspectiva de los demás, tanto como
fuera posible, se desempeñaron significativamente mejor en una tarea de creatividad que

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326 Capítulo 8 Procesos grupales

otros grupos homogéneos o grupos diversos a quienes no se les proporcionó instruccio-


nes especiales para promover la toma de perspectiva.
Dadas las tendencias en poblaciones, globalización, prácticas empresariales y acti-
tudes de las personas, es posible predecir que habrá una rápida aceleración en la inves-
tigación dedicada a iluminar y mejorar la compleja relación entre la diversidad y una
variedad de procesos grupales.

Conflicto: cooperación y
competencia dentro de los
grupos y entre ellos
Muchos de los problemas más cruciales que enfrenta el mundo actual involucran pug-
nas entre grupos o entre individuos y sus grupos. El deseo de algunos individuos de con-
sumir recursos valiosos entra en conflicto con la necesidad de proteger el ambiente por
el bien mayor. El reclamo de una nación por un territorio importante o el derecho a
poseer armas nuclearse entra en conflicto con la seguridad nacional de otro país. En
esta sección se describen algunos de los dilemas que los grupos deben enfrentar con
frecuencia y los factores que influyen en si los individuos o los grupos actúan de manera
cooperativa o competitiva para lidiar con ellos. También se observan algunos de los fac-
tores que hacen que los conflictos entre grupos aumenten o se reduzcan, y se enfoca un
mecanismo importante para resolver la negociación en los conflictos grupales.

> Motivos combinados y dilemas sociales


Imagine que tiene que elegir entre cooperar con otros en su grupo o seguir su propio
interés, lo que puede lesionar a los demás. Ejemplos de estas situaciones de motivo com-
binado se encuentran en todas partes. Un actor en una obra puede estar motivado para
intentar “robar” una escena, un jugador de básquetbol puede estar inclinado a acaparar
el balón, un ejecutivo puede querer conservar una mayor parte de los rendimientos de
la compañía, un miembro de la familia puede querer comer una porción mayor de las
sobras del pastel de cumpleaños y un ciudadano de la Tierra tal vez quiera usar más de
su participación justa de los valiosos recursos finitos.
En cada caso el individuo puede ganar algo al seguir su propio interés, pero si todos
en el grupo hacen lo mismo, a final de cuentas estarán peor que si hubieran cooperado
mutuamente. Por tanto, cada opción tiene posibles beneficios, así como costos poten-
ciales. Cuando uno está en una situación como la anterior, puede sentirse dividido entre
querer cooperar y querer competir, y estos motivos mixtos crean un dilema difícil. La
noción de que seguir el interés propio puede en ocasiones ser autodestructivo es la base
de lo que se llama un dilema social. En un dilema social, lo que es bueno para uno es
malo para todos. Si alguien hace la elección más autogratificante, todos sufren la mayor
pérdida. Esta sección examina cómo las personas resuelven la tensión entre sus inclina-
ciones cooperadoras y competitivas en los dilemas sociales.

El dilema del prisionero La sección comienza con una historia criminal. Dos
dilema social Situación en la que una cómplices en un crimen son capturados por la policía para interrogarlos. Aunque la
elección de interés personal por parte policía cree que cometieron un gran delito, sólo hay suficiente evidencia para con-
de alguien crea el peor resultado para denarlos por un cargo menor. Para sostener la condena por el crimen más serio,
todos los demás. la policía tendrá que convencer a uno de ellos de testificar contra el otro. Separados

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Conflicto: cooperación y competencia dentro de los grupos y entre ellos 327

durante el interrogatorio, los criminales


sopesan sus alternativas (vea la l figura l FIGURA 8.8
8.8). Si ninguno confiesa, ambos tendrán El dilema del prisionero
sentencias leves por el cargo menor. Si A cada uno de los dos criminales se le ofrece inmunidad en el juicio a cambio de una
ambos confiesan y se declaran culpa- confesión. Si ambos permanecen en silencio, salen con una sentencia leve por un
bles, recibirán sentencias un poco más cargo menor (superior izquierda). Si ambos confiesan, reciben una sentencia moderada
grandes. Pero si uno confiesa y el otro (inferior derecha). Pero si uno confiesa y el otro permanece mudo, el delator obtendrá
su libertad y el silencioso pasará largo tiempo en prisión.
permanece en silencio, el criminal que © Cengage Learning
confiese obtendrá su libertad, mientras
que el criminal silencioso pagará con- Prisionero A
dena máxima.
Esta situación forma la base para
Sin confesión (coopera Confesión (compite con
el paradigma de investigación conocido con el prisionero B) el prisionero B)
como el dilema del prisionero. En el
dilema del prisionero que involucra a Sin confesión
A obtiene 1 año A obtiene 0 años
(coopera
dos personas, a los participantes se les con el
Prisionero B
presenta una serie de elecciones que les prisionero A) B obtiene 1 año B obtiene 10 años
dan la opción de cooperar o competir
Confesión A obtiene 10 años A obtiene 5 años
mutuamente, pero cualquier opción
(compite
tiene costos potenciales. Imagine que con el
usted es el prisionero A en la figura 8.8. prisionero A) B obtiene 0 año B obtiene 5 años
Debe ver que, sin importar lo que haga
el prisionero B, usted estará mejor si
compite con B y confiesa. Si B no con-
fiesa a la policía (en otras palabras, si él
coopera con usted al no delatarlo), usted obtendrá un castigo más leve si confiesa que si
no lo hace: ningún tiempo en prisión frente a un año en prisión. Si B confiesa, usted toda-
vía conseguirá una sentencia más leve si confiesa que si no lo hace: 5 años frente a 10.
Tan claramente, usted debe confesar, ¿cierto? Pero he ahí el dilema: si ambos confiesan, ¿Le gustaría participar en un
cada uno obtendrá 5 años. Si ninguno confiesa, cada uno obtendrá sólo 1 año. En otras juego de dilema del prisionero en
palabras, cada individuo estará mejor si vende a su cómplice, pero si ambos lo hacen, línea? Simplemente busque en
estarán peor que si ninguno lo hace. Realmente es una situación para quedar perplejo. línea la frase “jugar dilema del
¿Qué cree el lector que debería hacer? prisionero” (play prisoner’s di-
Este tipo de dilemas sociales no está limitado a situaciones que involucran sólo a lemma) y encontrará varios sitios
dos individuos a la vez. Por ejemplo, imagine que está en un edificio en llamas o en un web que le ofrecen la oportunidad
barco que se hunde. Cada individuo querrá correr hacia la salida o los botes salvavidas de hacerlo.
tan rápido como sea posible y quitar a los demás del camino, pero si todos hacen lo
mismo, más personas morirán en el pánico. Más vidas se salvarán si las personas aban-
donan en forma ordenada. Los soldados involucrados en el combate podrían estar mejor
individualmente si no toman riesgos y buscan refugio, pero si sus camaradas hacen lo
mismo todos serán masacrados por el enemigo. Las naciones también enfrentan tales
dilemas. Dos países involucrados en una carrera armamentista estarían mejor si dejaran
de gastar dinero y recursos en armas de destrucción masiva, pero ningún país querrá
arriesgarse a quedar a la zaga del otro (Dawes, 1980). dilema del prisionero Tipo de
dilema en el que una parte debe hacer
movimientos para colaborar o competir
Dilemas de recursos Una categoría particular de dilemas sociales que las personas
con la otra parte. El dilema se suele
enfrentan con frecuencia y en contextos de vital importancia se llama dilemas de recur- diseñar de modo que el movimiento
sos, los cuales se ocupan de cómo dos o más personas comparten un recurso limitado. competitivo parece ser en interés
Como en el dilema del prisionero, los intentos por ganar una ventaja personal serán contra- personal; pero si ambos involucrados
producentes si la otra parte también hace la elección competitiva. Los dilemas de recursos hacen este movimiento, sufren más que
vienen en dos tipos básicos: (1) dilemas de los comunes y (2) dilemas de bienes públicos. si ambos hubiesen cooperado.
En el dilema de los comunes, si las personas toman todo lo que quieren de un recurso dilemas de recursos Dilemas sociales
limitado que no se reabastece por sí solo, nada quedará para nadie. Un ejemplo popu- que tienen que ver con la manera en que
lar de este dilema se conoce como “tragedia de los comunes” (Hardin, 1968). En épocas dos o más personas compartirán un
antiguas, las personas dejaban a sus animales pastar en los opulentos terrenos con pasto recurso limitado.

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328 Capítulo 8 Procesos grupales

de la ciudad. Pero si todos los animales pastan a sus anchas (a beneficio de sus propie-
tarios), los comunes se agotarían, la fuente de alimento de los animales disminuiría y
el bienestar de los propietarios estaría amenazado. En la actualidad, la tragedia de los
comunes es un peligro claro a escala global. Deforestación, contaminación del aire, emi-
sión de carbono, basura arrojada al océano, irrigación masiva, pesca excesiva, desarrollo
comercial de áreas silvestres, una población en rápido crecimiento en algunos países
en desarrollo y el consumo excesivo de recursos globales por parte de las naciones más
ricas contraponen el interés individual al bien común.
“Si una sociedad libre no puede En los dilemas de bienes públicos, se supone que todos los individuos contribuyen a
ayudar a los muchos que son po- los recursos de un acervo común. Ejemplos de estos bienes públicos incluyen el sumi-
bres, no puede salvar a los pocos nistro de sangre, la difusión pública de mensajes, las escuelas, bibliotecas, caminos y
que son ricos.” parques. Si nadie da, el servicio no puede continuar y todos sufrirán. De nuevo: el interés
John F. Kennedy propio entra en conflicto con el bien público.

Cómo responder a los dilemas sociales: grupos e individuos Los dilemas


sociales plantean serias amenazas a la calidad de vida de las personas e incluso a la vida
misma. ¿Cómo tratan de resolverlos las personas? ¿Qué factores los hacen más o menos
cooperativos cuando enfrentan estos dilemas?
El miedo y la avaricia son dos factores de importancia crucial
en la determinación de las reacciones a dichos dilemas: el miedo
a ser explotado por otros y el deseo avaricioso de maximizar los
beneficios propios. Por tanto, la confianza es esencial para pro-
mover la cooperación, porque reduce el miedo a ser explotado. De
igual forma, un sentido de pertenencia e identidad con el grupo
más grande también promueve la cooperación, en parte porque
© Dan Riedlhuber/Reuters/Corbis

esta perspectiva puede reducir el miedo y la avaricia (Klapwijk y


Van Lange, 2009; McLeish y Oxoby, 2011; Swann et al., 2012). En
un interesante giro de esta idea, Carsten de Dreu (2012) descubrió
hace poco que los individuos que tienden a sentir que no pueden
depender de otros de manera significativa fueron más cooperado-
res en un dilema social si recibían una dosis de oxitocina, un neu-
roquímico que puede aumentar el sentimiento de vinculación con
La contaminación de una refinería de
otra persona y reducir sus preocupaciones respecto a la traición.
petróleo en Edmonton, Canadá, brilla Otro factor importante es la amenaza de castigo (Mulder, 2008). Los grupos que castigan
en el ocaso. Un ambiente limpio en un a los miembros que explotan al resto del grupo tienen más probabilidad de prosperar.
recurso público es vital para todas las
personas, pero protegerlo suele entrar
De hecho, los psicólogos evolutivos apuntan a cómo castigar a quienes no cooperan con
en conflicto con el interés económico de el grupo es un mecanismo psicológico evolucionado porque la cooperación fue crucial
individuos o grupos. para la sobrevivencia (O’Gorman et al., 2008).
Éstas son sólo algunas de las variables que ayudan a determinar la competencia o la
cooperación en los dilemas sociales. La tabla 8.4 resume algunos de los factores identi-
ficados por extensa investigación como facilitadores de las mejores soluciones para los
dilemas sociales.
Los grupos tienden a ser más competitivos que los individuos en situaciones de
motivo combinado (Pinter y Wildschut, 2012; Wildschut et al., 2003). Una razón para
esto es que puede ser más difícil establecer confianza entre los grupos que entre los indi-
viduos (Naquin y Kurtzberg, 2009). Otra razón es que los miembros de un grupo sienten
que son menos identificables por los miembros de otros grupos. El mayor anonimato que
Los grupos grandes tienen más
ofrece un grupo libera a los miembros individuales de éste a actuar por interés personal
probabilidad que los grupos
o en forma agresiva. Ésta es una razón por la que los grupos grandes tienen más proba-
pequeños de explotar un
bilidad de explotar los recursos escasos que los pequeños (Pruitt, 1998; Seijts y Latham,
recurso escaso del cual
2000; Wildschut et al., 2003).
dependen los miembros
El hecho sigue siendo que los dilemas sociales con frecuencia involucran grupos
colectivamente.
ERDADERO. V muy grandes: una ciudad, un estado, una nación, todo el mundo. En estas circunstancias
pueden ser más adecuados los arreglos estructurales que se mencionan en la tabla 8.4.

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Conflicto: cooperación y competencia dentro de los grupos y entre ellos 329

Diferencias individuales y de género Aun-


que todo mundo lucha con los dilemas sociales, las TABLA 8.4
personas difieren en sus tendencias hacia la coope- Cómo resolver dilemas sociales
ración y la competencia. Una dimensión relevante El comportamiento en un dilema social está influido por factores psicológi-
en que difieren las personas es en su orientación cos y arreglos estructurales. Las características que se mencionan aquí contri-
de valor social. Los individuos con una orienta- buyen a la solución exitosa de los dilemas sociales.
ción cooperativa, prosocial, buscan maximizar las
ganancias conjuntas o lograr un resultado igualita- Factores psicológicos
rio. Quienes tienen orientación individualista bus-
can maximizar su propia ganancia. Y las personas Diferencias individuales y culturales
con una orientación competitiva buscan maximizar l Tener una orientación cooperativa prosocial

su propia ganancia en relación con la de los demás. l Confiar en los demás


Los individuos con una orientación cooperativa l Ser miembro de una cultura colectivista
tienen menos probabilidad de comportarse en una
forma competitiva que consuma recursos, compara- Factores situacionales
dos con quienes tienen orientaciones individualis- l Estar de buen humor
tas o competitivas (Balliet et al., 2009; Emonds et al., l Haber tenido experiencias exitosas en la administración de recursos y en el
2011; Van Dijk et al., 2009). trabajo cooperativo
Es común creer que las mujeres son más coo- l Estar expuesto a modelos no egoístas

peradoras y menos individualistas que los hombres; l Tener razón para esperar que otros cooperen

por tanto, sería razonable suponer que ellas se com-


portan de manera más cooperativa que ellos en los Dinámicas de grupos
dilemas sociales. Se evidencia que esta suposición l Actuar como individuo en lugar de en un grupo

no está apoyada por los datos. Un meta-análisis l Estar en un grupo pequeño en lugar de en uno grande

reciente de 50 años de investigación en este campo l Compartir una identidad social o metas de orden superior

no descubrió diferencia sexual global acerca de la


cooperación en los dilemas sociales (Bailliet et al., Arreglos estructurales
2011). El meta-análisis sí reveló que las mujeres tien- l Crear una estructura de recompensa que premie el comportamiento

den a cooperar más que los hombres en situaciones cooperativo y/o castigue el comportamiento egoísta
de sexo mezclado, pero las mujeres cooperan menos l Remover recursos del dominio público y entregarlos a la propiedad privada

con otras mujeres que los hombres con otros hom- l Establecer una autoridad para controlar los recursos

bres. Una interesante diferencia sexual reportada © Cengage Learning


por Mark van Vugt y Wendy Iredale (2012) es que los
hombres contribuían más en un dilema de bienes
públicos si había mujeres presentes, pero no había un efecto paralelo en las mujeres. Los
investigadores explican estos resultados con base en principios evolutivos, que sugieren
que los hombres se comportaban de manera generosa frente a las mujeres para impre-
sionarlas, tal como un pavo real despliega su colorida cola para que una hembra de la
misma especie perciba su salud y aptitud genética.

> Cultura y dilemas sociales


Igual que con las diferencias de género, la relación entre diferencias culturales y res-
puestas a los dilemas sociales es menos clara y directa de lo que se podría esperar Cuando se enfrentan con el
(Ishii y Kurzban, 2008; Kopelman, 2009; Takemura y Yuki, 2007; Yamagishi et al., 2005). dilema de si se debe actuar
La realidad más compleja es que los colectivistas tienden a cooperar más cuando en bien del interés propio
lidian con amigos o miembros del endogrupo, pero compiten de manera más agre- o cooperar en un bien
siva cuando lidian con extranjeros o miembros de un exogrupo; esta diferencia no común, las mujeres son más
tiende a ser tan fuerte entre los individualistas (De Dreu et al., 2007; Oyserman et al., propensas que los hombres a
2002). Este punto fue apoyado en un interesante experimento realizado por Rosana cooperar.
Yin-mei Wong y Ying-yi Hong (2005). Los participantes en este experimento fueron FALSO.
estudiantes universitarios chinos de Hong Kong a quienes podía considerárseles bicul-
turales; esto es, a lo largo de su vida estuvieron expuestos intensamente a las culturas
china y estadounidense. Estos estudiantes jugaron al dilema del prisionero con un

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330 Capítulo 8 Procesos grupales

amigo o con un extraño. Si los estudiantes eran preparados al principio con sím-
bolos asociados con la cultura china, se comportaban de manera mucho más
cooperativa con un amigo que con un extraño. En contraste, si se les preparaba
© The New Yorker Collection 2009 Carolita Johnson from cartoonbank.com.

con símbolos estadounidenses, no diferenciaban entre amigos y extraños (vea la

>
l figura 8.9).

Intensificación y reducción del conflicto


Los conflictos entre grupos son causados por muchos factores, incluidos la com-
petencia por recursos escasos, los estereotipos y el prejuicio, e ideologías que
compiten. Pero una vez que se establece un conflicto, puede alimentarse a sí mismo.
Todos los derechos reservados.

De hecho las espirales de conflicto son frecuentes, cuando una parte molesta a la
otra, que a su vez se desquita, lo cual promueve una reacción más extrema de
la primera parte, y así sucesivamente (Brett et al., 1998; Rubin et al., 1994). La tabla
8.5 menciona varios factores que contribuyen a intensificar el conflicto.
“Estoy atrasado... algunas personas estaban El factor final que se menciona en la tabla 8.5, percepciones negativas del
esperando mi mesa, de modo que tuve que “otro”, obviamente se relaciona con los temas de estereotipos y prejuicio, que
tomarme todo el tiempo del mundo.” incluyen el favorecer a los endogrupos sobre los exogrupos, como se estudió en el
capítulo 5. Durante el conflicto, el grupo opositor y sus miembros con frecuencia
Las personas con una orientación de valor se perciben como “el otro”: extraño, extranjero, ajeno. Se les caracteriza en for-
social competitivo pueden complicarse la vida
para evitar que otros usen un recurso, incluso mas simplistas y exageradas. Mantenido a una distancia psicológica, el otro se
si al hacerlo también se lastiman a sí mismos a convierte en pantalla sobre la cual es posible proyectar los peores temores pro-
la larga. pios. De hecho, los grupos con frecuencia se ven unos a otros como imágenes
especulares: ven en sus enemigos lo que sus enemigos ven en ellos. Como Urie
Bronfenbrenner (1961) descubrió cuando visitó a la ex Unión Soviética durante
la Guerra Fría: los soviéticos veían a los esta-
dounidenses como agresivos, explotadores e
indignos de confianza, tal como los estadou-
l FIGURA 8.9 nidenses los veían a ellos. Lo mismo es cierto
Cultura y el dilema del prisionero para israelíes y palestinos en la actualidad.
Estudiantes de Hong Kong que estaban muy familiarizados con las culturas china Llevadas a los extremos, las visiones
y estadounidense, jugaron al dilema del prisionero con un amigo o un extraño. negativas del otro pueden resultar en deshu-
Antes de jugar, algunos participantes fueron expuestos a imágenes chinas y otros manización, la percepción de que la persona
a imágenes estadounidenses. Cuando jugaron con un amigo, los estudiantes carece de cualidades humanas o es “subhu-
preparados con imágenes chinas cooperaron más que los estudiantes preparados
mana”, y esto puede tener un poderoso papel
con imágenes estadounidenses. Cuando jugaron con un extraño, no hubo
en la intensificación del conflicto y en la pro-
diferencia significativa en la cooperación como función de cuál cultura se imprimó.
Adaptado de Wong & Hong, 2005. © Cengage Learning
moción de prejuicios o violencia (Demoulin
et al., 2009; Esses et al., 2008; Maoz y McCau-
80 ley, 2008). Cuando los nazis comenzaron
el holocausto, difundieron propaganda que
Cooperativecooperativas

caracterizaba a los judíos como menos


Choices

70 que humanos: como ratas que transmi-


tían enfermedades y debían exterminarse.
Durante la Segunda Guerra Mundial, Esta-
deofelecciones

60 dos Unidos presentó a los japoneses como


robots fríos e idénticos. Al mismo tiempo,
los medios japoneses presentaban a los esta-
50
dounidenses como animales sedientos de
Porcentaje %

sangre, como en caricaturas que mostraban


40 águilas que volaban con ciudadanos japone-
ses ensangrentados en sus espolones.
La deshumanización es la versión final
30 del “nosotros” frente al “ellos”, que remueve
Amigo
Friend Stranger
Extraño toda restricción religiosa y ética contra qui-
Imágenes
Images tar la vida humana. Como George Orwell
(1942) descubrió durante la Guerra Civil
Chinese
China American
Estadounidense
española, la cura para la deshumanización es
restaurar la conexión humana. Al observar

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Conflicto: cooperación y competencia dentro de los grupos y entre ellos 331

a un soldado enemigo sostener sus calzoncillos con


ambas manos mientras corría por una trinchera cer- TABLA 8.5
cana, Orwell no pudo dispararle: “Vine aquí a dispa- Factores que promueven y sostienen la intensificación
rarle a ‘fascistas’; pero un hombre que sostiene sus de un conflicto intergrupal
calzoncillos no lo es, visiblemente es un prójimo, l El proceso de polarización grupal, que aumenta el carácter extremista de las
similar a uno mismo, y no se tienen deseos de dispa- actitudes y opiniones de los miembros del grupo
rarle” (p. 254). l Presiones para conformarse, como la cohesión grupal y el pensamiento de
Una estrategia de pacificación desarrollada por grupo, que dificultan a los individuos oponerse a la posición cada vez más
Charles Osgood (1962) ofrece cierta esperanza para agresiva del grupo
romper un conflicto entre grupos. En esta estrategia, l Aumento del compromiso, que busca justificar las inversiones pasadas al

llamada iniciativas graduadas y recíprocas para comprometer recursos adicionales

reducir la tensión (GRIT, por sus siglas en inglés), l Uso prematuro de la capacidad de amenaza, que dispara la venganza agresiva
un grupo da el primer paso hacia la cooperación l Percepciones negativas del “otro”, que promueven la aceptación del
comportamiento agresivo y aumentan la cohesión del “nosotros” del
al hacer una concesión inicial. Luego espera la res-
endogrupo contra el “ellos” del exogrupo
puesta del otro lado y responde de manera recíproca © Cengage Learning
a dicho movimiento: agresión con agresión y coope-
ración con incluso más cooperación. No hay mucha
investigación acerca de las GRIT, pero la que existe ha sido
alentadora; incluso personas con orientación competitiva
tienden a responder de manera cooperativa a esta estrate-
gia, y los efectos positivos de las GRIT pueden ser durade-
ros (Lindskold y Han, 1988; Yamagishi et al., 2005).

> Negociación
Las concesiones unilaterales son útiles para comenzar
el proceso de paz, pero por lo general se requieren nego-

Ibraheem Abu Mustafa/Reuters/Landov


ciaciones extendidas para alcanzar un acuerdo final.
Las negociaciones acerca de temas complejos, como el
control de armas nucleares, la protección internacional
del medio ambiente y los esfuerzos para hacer la paz en
regiones inestables como el Medio Oriente, con frecuen-
cia duran años o incluso décadas. Las negociaciones no
están restringidas a la escena internacional. Sindicatos y
administradores se involucran en negociaciones colecti-
vas para establecer contratos laborales. Las parejas que se El conflicto entre grupos es trágicamente
difícil de detener, como en las luchas
divorcian negocian los términos de su divorcio, por ellos mismos o por medio de sus abo- actuales entre grupos en el Medio
gados. Las parejas que salen en una cita negocian cuál película ver. Las familias negocian Oriente. En esta fotografía, palestinos
quién hace cuáles labores domésticas molestas. lanzan piedras a las fuerzas egipcias
en la frontera egipcia con la Franja de
La negociación exitosa puede reducir estos conflictos, pero es importante plantear Gaza durante una incursión en la que fue
esta pregunta: ¿qué constituye una negociación exitosa? Acaso el lector considere que asesinado un civil.
un compromiso 50-50 sea un resultado ideal para dos partes que negocian. En este caso,
los negociadores parten de posiciones extremas y gradualmente trabajan hacia un punto
medio mutuamente aceptable. Sin embargo, en muchas situaciones ambos lados pue-
den hacer algo mejor que esto. La razón es que la mayoría de las negociaciones no son iniciativas graduadas y recíprocas
simplemente situaciones de suma fija en las que cada lado puede ganar algo sólo si el para reducir la tensión (GRIT)
otro lado lo pierde (Bazerman y Neale, 1992). En vez de ello, ambos lados con frecuen- Estrategia para que esfuerzos
cia tienen la oportunidad de alcanzar un acuerdo integrador, en el que ambas partes unilaterales persistentes establezcan
obtienen resultados que son superiores a una división 50-50. confianza y cooperación entre partes en
oposición.
Una buena forma de entender esto es considerar el cuento de las dos hermanas y
la naranja (Follett, 1942). Una hermana quiere beber el jugo, la otra quiere la cáscara acuerdo integrador Resolución
negociada a un conflicto en el que todas
para un pastel. De modo que rebanan la naranja a la mitad y cada una toma su porción.
las partes obtienen resultados que son
Estas hermanas sufrieron de un caso avanzado de lo que se conoce como síndrome de la
superiores a los que habrían obtenido
tarta fija: la creencia de que cualquier cosa que una de ellas ganó, la otra lo perdió. Sin
a partir de una división igual de los
embargo, de hecho, cada una de ellas pudo haber tenido el total: todo el jugo para una, recursos en disputa.
toda la cáscara para la otra. Un acuerdo integrador estuvo totalmente en sus manos, pero

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332 Capítulo 8 Procesos grupales

no pudieron verlo. Por desgracia, la investigación indica que esto ocurre con demasiada
frecuencia. Leigh Thompson y Dennis Hrebec (1996) realizaron un meta-análisis de 32
experimentos y descubrieron que, en más de 20% de las negociaciones que pudieron
resultar en acuerdos integradores, los participantes acordaron establecer lo que fue
peor para ambos lados. La capacitación en técnicas de resolución de conflictos, con el
uso de sistemas computarizados de apoyo a la negociación, y hacer que las partes pien-
sen en motivos de orden superior en lugar de sólo sus resultados preferidos, están entre
las formas en que las negociaciones tienen más probabilidad de terminar en mejores
acuerdos (Davis y Hall, 2003; Kersten y Lai, 2007; Henderson, 2011; Taylor et al., 2008).
Siempre es difícil que los participantes en una disputa se escuchen con cuidado
La negociación con los vendedo- entre sí y alcancen cierta comprensión razonable de la perspectiva del otro. Pero la
res de automóviles es una forma comunicación en la que ambos lados revelan sus metas y necesidades es crucial e impor-
tante para permitir que cada uno vea las oportunidades de los beneficios conjuntos (De
de negociación en la que muchas
Dreu et al., 2006). Esto puede parecer obvio; sin embargo, durante las negociaciones
personas se involucran de vez en las personas, como las dos hermanas con la naranja, con mucha frecuencia fallan para
cuando. ¿Quiere algunos consejos? comunicar sus metas y necesidades. Pueden retener información debido a la falta de
Pruebe la sección de Sugerencias confianza en el otro o porque creen que sus metas son más claras para la otra parte
y consejos (Tips and advice) en el de lo que en realidad son. No obstante, si la comunicación mejora, los resultados tam-
sitio web de Edmunds, en bién lo hacen y en forma notable.
www.edmunds.com.
> Cultura y negociación
Conforme el mundo se vuelve cada vez más pequeño debido a los avances en la tecno-
logía, la globalización de los negocios y la economía, y teniendo en cuenta las amenazas
globales en cuanto al ambiente y el terrorismo, la habilidad para negociar de manera
efectiva entre las culturas se vuelve cada vez más importante. Por tanto, es vital com-
prender las diferencias culturales relevantes a la negociación. La tabla 8.6 menciona
algunas suposiciones comunes hechas por los negociadores de las culturas occidenta-
les individualistas y que no siempre son compartidas por los representantes de otras
culturas.
Considere, por ejemplo, la afirmación de que la buena comunicación es un ingre-
diente clave en la negociación exitosa. La comunicación transcultural puede presentar
Representantes de naciones de todo retos especiales (Liu y Wilson, 2011; Liu et al., 2010; Thompson et al., 2010). Mientras
el mundo se reúnen en Ginebra para una perspectiva individualista enfatiza la comunicación y la confrontación directas, una
intentar negociar acuerdos acerca de las
políticas nucleares. Las negociaciones perspectiva colectivista enfatiza la comunicación más indirecta y el deseo de evitar el
entre culturas y grupos con una conflicto directo. Los negociadores individualistas pueden enfatizar la racionalidad,
historia de conflicto plantean retos en tanto que una mayor tolerancia de la contradicción y la emotividad caracteriza al
especiales. Ellos resaltan la utilidad de
la investigación en psicología social que estilo de los colectivistas, aunque éstos prefieren la emotividad sin confrontación. Los
ha especificado factores para hacer que negociadores de las culturas individualistas tienen más probabilidad de responder con
las negociaciones tengan mayor o menor un “no” directo a una propuesta; los negociadores de las culturas colectivistas tienen
probabilidad de triunfar.
más probabilidad de hacer referencia a los roles sociales y las
relaciones.
Por ejemplo, de acuerdo con Yunxia Zhu y colaboradores
(2007a), la construcción de relaciones es parte importante del
proceso de negociación entre los chinos. Los negociadores de
las culturas individualistas acaso necesiten ser inusualmente
pacientes con procesos que les pueden parecer irrelevantes
para la tarea por venir porque son importantes para crear
guanxi, término chino que significa relación. Las sesiones
iniciales en las negociaciones con chinos tienen particular
importancia porque pueden establecer el tono para el esta-
AP Photo/Anja Niedringhaus, Pool

blecimiento de guanxi.
Otra diferencia trata con la puesta en el tiempo de las
concesiones. Los individualistas tienden a preferir hacer
compromisos y concesiones hacia el final de una negocia-
ción, mientras que los colectivistas prefieren comenzar con
generosas concesiones y reducir gradualmente sus concesio-

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Conflicto: cooperación y competencia dentro de los grupos y entre ellos 333

TABLA 8.6
Suposiciones culturales acerca de la negociación
Las personas de diferentes culturas hacen diferentes suposiciones acerca del proceso
de negociación. Esta tabla resume algunas que usualmente hacen los negociadores
estadounidenses y occidentales. También se presentan otras suposiciones que pueden
hacer los negociadores de otras culturas. Como puede ver, tales diferencias pueden
dificultar mucho el llegar a un acuerdo exitoso.

Suposiciones de los negociadores


de Estados Unidos y otros países Suposiciones de negociadores de
occidentales culturas no occidentales
La negociación es un negocio, no una El primer paso en la negociación es
actividad social. desarrollar una relación de confianza entre
los negociadores individuales.
Las puntualizaciones deben hacerse con Los argumentos pueden ser más holísticos,
argumentos racionales y analíticos, sin y se pueden tolerar la emotividad y la
contradicción. contradicción.
La comunicación es directa y verbal. Parte de la comunicación más importante es
no verbal o indirecta.
Los contratos escritos son obligatorios; los Los contratos escritos son menos
compromisos orales no lo son. significativos que las comunicaciones orales,
porque el contexto no verbal aclara las
intenciones de las personas.
La información e ideas actuales son más Historia y tradición son más válidos que
válidos que las opiniones y la información la información y las ideas actuales. La
históricas o tradicionales. información debe entenderse en su contexto
más amplio.
El tiempo es muy importante; se espera Construir una relación toma tiempo y es más
puntualidad; deben establecerse plazos y importante que la puntualidad; establecer
adherirse a ellos. plazos es un esfuerzo por humillar a la otra
parte.

Con base en Brett y Gelfand, 2006, De Dreu et al., 2007, Gelfand et al., 2007, Giebels y Taylor, 2009, y Kimmel, 1994,
2000. © Cengage Learning

nes más tarde. Incluso otro factor tiene que ver con “salvar la dignidad”: el sentimiento
de que los otros siguen respetándolo y que usted conservó el honor. Aunque salvar
la dignidad en una negociación es importante en todas las culturas, puede tener una
importancia más central en las colectivistas (Oetzel et al., 2008; Rodríguez Mosquera et
al., 2008; Tjosvold et al., 2004).
Las respuestas emocionales pueden dañar las negociaciones entre miembros de
diferentes culturas si se consideran inapropiadas en una de estas últimas. Las expresio-
nes de orgullo tienen más probabilidad de ser recibidas de manera positiva en las cultu-
ras individualistas, mientras que las expresiones de vergüenza tienen más probabilidad
de ser recibidas positivamente en las culturas colectivistas (Rodríguez Mosquera et al.,
2004). Shirli Kopelman y Ashleigh Shelby Rosette (2008) realizaron un experimento que
ilustra las diferencias culturales en la sensibilidad hacia emociones particulares. Estu-
diantes de negocios de Hong Kong e Israel participaron en un ejercicio de negociación
en el que una administradora de negocios estadounidense les ofrecía una propuesta de
“tómelo o déjelo” por video. Para la mitad de los estudiantes, la administradora hizo la
oferta mostrando emoción positiva: habló en un tono amistoso, sonrió y movió la cabeza
con frecuencia y pareció cordial. Para la otra mitad, la administradora mostró emoción
negativa: habló en un tono más enojado y pareció intimidante e irritada.
Como los investigadores predijeron, los estudiantes de Hong Kong respondieron de
manera muy diferente en función de la emoción mostrada. Como puede verse en la l
figura 8.10, tuvieron mucho más probabilidad de aceptar la oferta si se hacía con una
muestra de emociones positivas más que negativas. Los estudiantes de Israel, donde las
negociaciones directas y de confrontación son más comunes (y acaso donde una mujer
estadounidense se vería menos como fuera del grupo), fueron relativamente menos afec-

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334 Capítulo 8 Procesos grupales

tados por la muestra emocional de la negociadora cuando decidieron si acep-


l FIGURA 8.10 tar o no la oferta.
Emociones durante la negociación: Si los negociadores no están al tanto de este tipo de diferencias transcul-
diferencias transculturales turales, o si no pueden responder de manera efectiva a ellas, es probable que
Estudiantes de negocios de Hong Kong e Israel las malas interpretaciones eviten que alcancen un resultado exitoso. Wendi
participaron en un ejercicio de negociación en el que Adair y Jeanne Brett (2005) describen la negociación como un tipo de danza.
recibieron una propuesta de “tómelo o déjelo” de
una administradora de negocios estadounidense.
Los compañeros se mueven mutuamente de acuerdo con varios ritmos, y la
La administradora mostró o emoción positiva cálida danza sólo funcionará si pueden sincronizar sus movimientos y trabajar jun-
o emoción negativa con enojo mientras hacía la tos. Las negociaciones entre culturas pueden ser desafiantes, porque los parti-
oferta. Los estudiantes de Hong Kong tuvieron cipantes tienen diferentes formas de realizar estas danzas. Como dicen Adair
mucho menos probabilidad de aceptar la oferta si
y Brett: “Así como pasará tiempo para que un cubano, acostumbrado a los
se hacía con emoción negativa. Las decisiones de
los estudiantes israelíes no fueron tan fuertemente rápidos movimientos del baile social latino, y una estadounidense, acostum-
afectadas por las emociones mostradas. brada a las danzas suaves como el vals, entren en sincronía, pasará tiempo
Con base en Kopelman y Rosette, 2008. © Cengage Learning para que los negociadores transculturales sincronicen sus movimientos”
(p. 46). Por tanto, está en el mejor interés de los negociadores aprender las
80
perspectivas mutuas, de modo que puedan trabajar en conjunto de manera
de la oferta

>
70 más efectiva y fluida sin pisar los pies del otro.

60
Cómo encontrar un terreno común
Accepting Offer
aceptación

50
Cada conflicto es único, como lo es cada intento por resolverlo. Sin embargo,
40 todos los esfuerzos por encontrar una solución constructiva requieren cierto
terreno común sobre el cual construir. El reconocimiento de una identidad
Porcentaje de %

30
supraordenada es una forma de establecer terreno común entre los grupos en
20 conflicto. Cuando los miembros del grupo perciben que tienen una identidad
compartida, un sentido de pertenencia a algo que es más grande y abarcador
10 que sus propios grupos, aumenta el atractivo de los miembros del exogrupo,
y con frecuencia las interacciones se vuelven más pacíficas. Quienes quieren
0
Hong Kong
Hong Kong Israel
Israel la paz, en lugar de avivar el conflicto, se dan cuenta que está en su propio
Emoción
interés encontrar terreno común y entender que el manto de la humanidad
Emotion
es suficientemente grande para cubrir una multitud de diferencias menores.
Positive
Positiva Negative
Negativa

Repaso
Fundamentos de los grupos
¿Qué es un grupo? ¿Por qué unirse a un grupo? l El establecimiento de roles claros puede ayudar a un grupo, pero
l Los grupos involucran interacciones directas entre los miembros cuando los roles de los miembros se asignan mal, son ambiguos,
del grupo durante un tiempo y un destino común compartido, entran en conflicto con otros roles o experimentan cambios, puede
identidad o establecimiento de metas. producirse estrés y pobre desempeño.
l Los grupos varían en la medida en que se ven como entidades l Los grupos suelen desarrollar normas a las que se espera se con-
distintas. formen los miembros del grupo. Los miembros del grupo que
l Las personas se unen a un grupo por varias razones, incluidas la están en contra de la norma pueden resultar desagradables, ser
realización de una tarea que no pueden lograr solos y mejorar amenazados o rechazados.
la autoestima y la identidad social. l Los grupos varían en qué tan tolerantes son a las violaciones de
l Estudiosos evolucionistas proponen que la unión entre grupos sus normas.
desarrolló un mecanismo psicológico. l Un estudio descubrió que los participantes eran menos severos
al juzgar a un estudiante de su universidad que se desviaba de la
Características clave de los grupos: papeles, normas norma universitaria si se les conducía a percibir que su escuela
y cohesión consistía de personas con antecedentes y actitudes muy diferentes
l Los recién llegados a los grupos por lo general pasan por un pro- en lugar de ser bastante homogénea.
ceso de socialización que puede operar de manera explícita o l La cohesión se relaciona con el desempeño del grupo, pero la
implícita. dirección causal de esta relación no es clara, y la relación depende

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Repaso 335

de otros factores, como el tamaño del grupo, el tipo de tarea que l Un estudio descubrió que los grupos chinos de amigos o extraños
realiza e incluso el género de los miembros del grupo. y los grupos de extraños estadounidenses se sienten en proble-
mas por el debate acalorado en una tarea grupal, pero los grupos
Cultura y cohesión de amigos estadounidenses parecen reaccionar positivamente al
l Qué comportamientos afectan la cohesión del grupo pueden debate.
variar en forma significativa a través de las culturas.

Los individuos en los grupos: la presencia de otros


Facilitación social: cuando los otros estimulan l Las personas de culturas colectivistas pueden ser más proclives a
l En un experimento temprano, Triplett descubrió que los niños la pereza social si trabajan en un grupo que establezca una norma
tenían más probabilidad de realizar una tarea motora simple más de baja productividad y esfuerzo.
rápido cuando trabajaban en compañía de otro en lugar de solos.
Investigación posterior descubrió que la evidencia para este tipo Desindividualización
de efecto era mixta. l La desindividualización disminuye el sentido de identidad de
l Robert Zajonc propuso una explicación para dar sentido a estos una persona y reduce las restricciones contra el comportamiento
resultados. De acuerdo con su análisis, la presencia de otros crea desviado.
excitación, y ésta aumenta las tendencias a realizar la respuesta l Dos tipos de indicios ambientales pueden aumentar el compor-
dominante. tamiento desviado: (1) los indicios de responsabilidad, como el
l La facilitación social se refiere a dos efectos que ocurren cuando anonimato, señalan a los individuos que no serán responsables de
las aportaciones individuales son identificables: la presencia de sus acciones, y (2) los indicios de atención, como la estimulación
otros mejora el desempeño en tareas sencillas, pero lo deteriora ambiental intensa, producen un estado de carencia de individuali-
en las tareas difíciles. dad en el que el sujeto actúa de manera impulsiva.
l Se han descubierto efectos de facilitación social en varios dominios. l Las grandes multitudes pueden tanto aumentar el anonimato
Incluso la “presencia” de personajes de televisión ficticios o imáge- como disminuir la autoconciencia; en conjunto, estos dos efectos
nes computarizadas de personas pueden disparar dichos efectos. pueden aumentar el comportamiento violento u otro comporta-
miento desviado.
l Las teorías de la mera presencia, de aprehensión de evaluación y
de distracción-conflicto proporcionan diferentes explicaciones de l Un experimento de campo durante día de brujas mostró que,
la causa de los efectos de la facilitación social; es probable que las cuando los factores asociados con la desindividualización eran
tres explicaciones dan cuenta de algunos de los efectos de la faci- más intensos —el anonimato y estar en un grupo—, los niños
litación social. tenían más probabilidad de tomar más dulces que los permitidos.
l Los efectos de la desindividualización dependen de las caracterís-
Pereza social: cuando los otros relajan ticas del grupo inmediato. En el contexto de una identidad social
l En una investigación temprana acerca de tareas sencillas que invo- antagonista, aumenta el comportamiento antisocial; en el con-
lucran aportaciones en conjunto, Ringelmann descubrió que la texto de una identidad social benevolente, aumenta el comporta-
producción individual declinaba cuando las personas trabajaban miento prosocial.
con otros. Este efecto de pereza social se ha replicado en numero-
sos estudios a lo largo de los años.
l Sin embargo, la pereza social se reduce o elimina cuando las per-
sonas piensan que sus esfuerzos individuales serán importantes,
relevantes y significativos. En tales casos los individuos pueden
involucrarse en la compensación social en un esfuerzo por com- Puesta a prueba del sentido común
pensar la pereza social anticipada de otros. Las personas vitorearán más fuerte cuando formen parte de un
grupo que cuando lo hagan solas.
Cultura y pereza social Falso. Las personas tienden a poner menos esfuerzo en tareas
l Los grupos en culturas colectivistas pueden ser más proclives a colectivas, como el vitoreo grupal, que en tareas en las que su
tener normas grupales que promuevan el trabajo en equipo pro- desempeño individual puede identificarse y evaluarse.
ductivo y desalienten la pereza social.

Desempeño grupal: problemas y soluciones


Pérdidas y ganancias en los grupos en tareas que pueden dividirse entre subgrupos y cuando el enfo-
l Debido a la pérdida del proceso, un grupo puede desempeñarse que correcto es claramente demostrable al resto de los miembros.
peor de lo que lo haría si todos los individuos se desempeñaran a
todo su potencial. Lluvia de ideas
l El desempeño grupal está influido por el tipo de tarea (aditiva, con- l Contrario a las ilusiones acerca de la efectividad de la lluvia de
juntiva o disyuntiva). ideas interactiva, los grupos interactivos de lluvia de ideas pro-
ducen menos ideas creativas que el mismo número de personas
l Entre los factores que crean pérdida del proceso están la pereza
trabajando solas.
social, la pobre coordinación y la falla para reconocer la experien-
cia de los miembros particulares del grupo. l La tecnología basada en cómputo puede mejorar las lluvias de
ideas grupales, como pueden hacerlo algunas técnicas o interven-
l Los grupos pueden experimentar ganancia del proceso, en la cual
ciones específicas.
se desempeñan mejor incluso que los mejores miembros del grupo,

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336 Capítulo 8 Procesos grupales

Polarización grupal Metas y planes en los grupos


l Cuando individuos que tienen opiniones similares, mas no idénti- l El establecimiento de metas específicas y ambiciosas puede mejo-
cas, participan en una discusión grupal, sus opiniones se vuelven rar el desempeño del grupo más que las metas vagas de “hagan su
más extremas. mejor esfuerzo”.
l Las explicaciones de la polarización grupal enfatizan el número l Tener un plan específico y trabajar con un compañero pueden ayu-
y la persuasión de los argumentos escuchados y la comparación dar a las personas a alcanzar sus metas.
social con otros miembros del grupo. l Un experimento demostró que tener expertos en un grupo no era
suficientemente bueno para mejorar el desempeño de éste, a menos
Pensamiento de grupo que su presencia estuviera acoplada con una intervención que
l El pensamiento de grupo se refiere a una tendencia excesiva a bus- requiriera al grupo involucrarse en una planeación colaboradora.
car la concordancia entre los miembros del grupo.
l La teoría del pensamiento de grupo propone que éste tiene más Capacitación
probabilidad de ocurrir cuando los grupos son muy cohesivos, tie- l Capacitar a los grupos en mejores dinámicas grupales, como la
nen tipos particulares de estructura grupal y están involucrados en manera de establecer metas y asignar roles, puede ser efectivo.
situaciones altamente estresantes.
l Los síntomas del pensamiento de grupo producen toma de decisio- Tecnología de cómputo y sistemas de soporte para grupo
nes defectuosa, lo que puede conducir a una mala decisión. l La tecnología de cómputo puede usarse para guiar las discusiones
l Las estrategias que han sido exitosas para ayudar a los grupos a grupales y los procesos de toma de decisiones, lo que puede ayudar
evitar el pensamiento de grupo incluyen consultar con personas a evitar problemas como el pensamiento de grupo.
externas, hacer que el líder desempeñe un papel menos controla-
dor, alentar la crítica y una búsqueda profunda de información, y Equipos virtuales
hacer que un miembro del grupo juegue al abogado del diablo para l Existe una creciente tendencia en el mundo empresarial hacia
desafiar el consenso. equipos que están dispersos geográficamente y que operan de
l La investigación para poner a prueba la teoría del pensamiento de manera interactiva vía la tecnología, pero dichos equipos pueden
grupo no ha producido tanta evidencia para apoyarla como puede ser especialmente vulnerables a algunos de los factores que cau-
sugerir su fama, aunque las ideas detrás de la teoría y cómo evitar san pérdida del proceso. Por tanto, debe ponerse especial atención
el pensamiento de grupo pueden resultar valiosas para los grupos. para que los equipos virtuales compensen dichos problemas.

Efectos de escalamiento Cultura y diversidad


l Los grupos son susceptibles a un efecto de escalamiento que ocu- l La investigación acerca de los efectos de la diversidad sobre el des-
rre cuando el compromiso con un curso de acción fallido aumenta empeño grupal es más bien mixta: hasta el momento se han descu-
para justificar las inversiones que ya se hicieron. En lugar de cortar bierto efectos tanto positivos como negativos.
sus pérdidas, los grupos en esencia lanzan mucho dinero bueno y l Los grupos multiculturales se desempeñan mejor si sus miembros
tiempo tras lo malo. o líderes tienen una conciencia relativamente alta de las suposicio-
nes culturales, tanto las propias como las de los demás.
Comunicación de la información y empleo
de la experiencia Puesta a prueba del sentido común
l El muestreo sesgado se refiere a la tendencia de los grupos a poner Las personas que participan en una lluvia de ideas en grupo
más atención a la información que ya es conocida por todos o encuentran mayor cantidad de mejores ideas que el mismo número
por la mayoría de los miembros del grupo que en la información de personas trabajando de manera individual.
importante que sólo conoce uno o pocos miembros del mismo. Falso. Los grupos en que los miembros interactúan cara a cara
l La información puede no comunicarse de manera adecuada en un producen menos ideas creativas cuando participan en una lluvia de
grupo debido a problemas en su red de comunicación, como supri- ideas que el mismo número de personas en una lluvia de ideas solas.
mir información relevante en algún punto en la cadena de toma
de decisiones. Las actitudes de los miembros de un grupo acerca de un modo de
l Los miembros del grupo alentados a llegar a una comprensión actuar por lo general se vuelven más moderadas después de una
compartida de que su tarea de toma de decisiones debe involucrar discusión grupal.
discusión profunda y crucial tienden a realizar una mejor labor al Falso. La discusión grupal con frecuencia hace que las actitudes se
compartir la información y tomar buenas decisiones. vuelvan más extremas conforme las tendencias iniciales del grupo
l Los grupos pueden recordar más información que los individuos por se exageran.
medio de la memoria transactiva, un proceso compartido mediante
Las personas y los grupos tienden a desempeñarse peor cuando
el cual la información puede dividirse entre los miembros del grupo. tienen como meta “hacer su mejor esfuerzo” que cuando tienen
l Los grupos con sistemas de memoria transactiva efectiva desarro-
metas ambiciosas muy específicas.
llan una división del conocimiento, están al tanto de cuáles miem-
bros del grupo saben qué información, confían en el conocimiento Verdadero. Las personas y grupos que tienen ideas vagas acerca
de “hacer su mejor esfuerzo” no tienden a hacer lo mejor. Pueden
especializado mutuo y coordinan bien sus esfuerzos.
desempeñarse mejor si establecen metas específicas y ambiciosas pero
alcanzables.

Conflicto: cooperación y competencia dentro de los grupos y entre ellos


Motivos combinados y dilemas sociales l Los dilemas de recursos involucran compartir recursos limita-
l En las situaciones con motivo combinado, como el dilema del pri- dos. En el dilema de comunes, un grupo de personas puede tomar
sionero, hay incentivos para competir así como incentivos para recursos de un acervo común, mientras que en el dilema de bie-
cooperar. nes públicos un grupo de personas debe hacer aportaciones a un
l En un dilema social, el beneficio personal está en conflicto con el recurso compartido.
bien global.

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Repaso 337

l El comportamiento en un dilema social está influido por algunos l Las GRIT, una estrategia explícita para la búsqueda persistente
factores psicológicos, incluidos factores situacionales, dinámicas unilateral de confianza y cooperación entre partes opuestas, son
de grupo y arreglos estructurales. una táctica útil para comenzar el proceso de paz.
l La confianza es importante para promover la cooperación, porque
reduce el temor a ser explotado. Negociación
l Los grupos tienden a ser más competitivos que los individuos en l Muchas negociaciones tienen el potencial de generar acuerdos
situaciones de motivo combinado. integradores en los que los resultados superan la división 50-50,
l Los individuos con una orientación cooperativa, prosocial, tienen pero los negociadores suelen fracasar para lograr tales resultados.
menos probabilidad de comportarse en forma competitiva consu- l La comunicación y la comprensión de la perspectiva de la otra
midora de recursos que las personas con orientaciones individua- parte son ingredientes clave de la negociación exitosa.
listas o competitivas. Cultura y negociación
l Un meta-análisis reciente reporta que no hay diferencia sexual l Personas de diferentes culturas pueden tener suposiciones y esti-
global en la cooperación o competitividad en los dilemas sociales. los muy diferentes acerca de las negociaciones, como si se prefiere
Las mujeres tienden a ser más cooperativas en estos dilemas con la comunicación directa o la indirecta, cuán importante es el con-
hombres que con otras mujeres. Los hombres en ocasiones pueden texto y la construcción de relaciones, y si debe evitarse el conflicto
actuar de modo más generoso en un dilema de bienes públicos en directo.
presencia de mujeres, acaso con la intención de impresionarlas.
l Un experimento descubrió que los estudiantes de negocios de
Cultura y dilemas sociales Hong Kong eran mucho más afectados que los estudiantes
l La evidencia en cuanto a la relación entre diferencias y respuestas de Israel por la emoción que mostraba una negociadora estadouni-
culturales ante los dilemas sociales es un tanto mixta. dense cuando decidían si aceptar o no la propuesta de ella.
l Comparados con los individualistas, los colectivistas pueden coo- Cómo encontrar un terreno común
perar más cuando lidian con amigos o miembros del endogrupo, l El reconocimiento de una identidad compartida aumenta la pro-
pero competir con más agresividad con extraños o miembros del babilidad de una resolución pacífica de las diferencias.
exogrupo.
l En un experimento, participantes chinos familiarizados con las
culturas estadounidense y china jugaron al dilema del prisionero
Puesta a prueba del sentido común
con un amigo o un extraño. Si los participantes se preparaban pri- Los grupos grandes tienen más probabilidad que los grupos
mero con símbolos asociados con la cultura china, se comporta- pequeños de explotar un recurso escaso del cual dependen los
ban de manera mucho más cooperativa con un amigo que con un miembros colectivamente.
extraño. Si se preparaban con símbolos estadounidenses, su com- Verdadero. Los grupos grandes tienen más probabilidad de
comportarse de manera egoísta cuando enfrentan dilemas de recursos,
portamiento no variaba entre amigos y extraños.
en parte porque las personas en los grupos grandes se sienten menos
Intensificación y reducción del conflicto identificables y más anónimas.
l Los conflictos pueden aumentar por muchas razones, incluidas las Cuando enfrentan el dilema de actuar en interés propio o cooperar
espirales de conflicto y el escalamiento del compromiso. con el bien mayor, las mujeres tienen más probabilidad de
l Las percepciones acerca de los otros que contribuyen a la intensi- cooperar que los hombres.
ficación del conflicto incluyen imágenes especulares desfavorables Falso. La investigación sugiere que no hay diferencia sexual global en la
y deshumanización. cooperación o la competitividad en dilemas sociales.

TÉRMINOS CLAVE
acuerdo integrador (331) grupo (297) pensamiento de grupo (316)
cohesión grupal (301) iniciativas graduadas y recíprocas para pérdida del proceso (311)
desindividualización (308) reducir la tensión (GRIT) (331) pereza social (306)
dilema del prisionero (327) lluvia de ideas (312) polarización grupal (314)
dilemas de recursos (327) memoria transactiva (322) sistemas de soporte para grupo (323)
dilema social (326) modelo de esfuerzo colectivo (306) teoría de la aprehensión de
efecto de escalamiento (318) modelo de identidad social de los efectos evaluación (305)
de la desindividualización (SIDE) (30) teoría de la mera presencia (305)
facilitación social (303)
muestreo sesgado (319) teoría distracción-conflicto (305)
ganancia del proceso (312)

RECURSOS MEDIÁTICOS
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cap08 294-337.indd 337 07/11/14 22:45


Atracción y
relaciones
cercanas En este
capítulo se examina cómo
las personas forman relaciones
entre sí. En primer lugar, se describe la
necesidad humana fundamental de estar con
otros, por qué la gente se afilia y el problema
de la soledad. Luego se consideran diversos
factores personales y situacionales que influyen
en la atracción inicial hacia personas específicas.
En tercer lugar, se examinan diferentes
tipos de relaciones cercanas: qué las hace
gratificantes, en qué difieren, los tipos
de amor que producen y los factores
que las mantienen unidas o las
rompen.

cap09 338-389.indd 338 07/11/14 22:50


9
Necesidad de pertenencia: un motivo
humano fundamental (340)
La emoción de la afiliación
La agonía de la soledad

La atracción inicial (345)


Familiaridad: estar ahí
Atractivo físico: quedar atrapado
Los primeros encuentros: llegar a
conocerse
Selección de la pareja: la evolución del
deseo

Relaciones cercanas (367)


El mercado íntimo: rastreo de las ganancias
y las pérdidas
Tipos de relaciones
¿Cómo te amo? Conteo de las formas
Cultura, atracción y relaciones cercanas
Conflictos en las relaciones: la conexión
masculino-femenino

Repaso
Términos clave
Recursos mediáticos
© Martin Meyer/Corbis

339

cap09 338-389.indd 339 07/11/14 22:50


340 Capítulo 9 Atracción y relaciones cercanas

Ningún tema fascina más a las personas de este planeta


que la atracción interpersonal. Al necesitar pertenecer, los humanos están obsesionados
con la amistad, las relaciones románticas, las citas, el amor, el sexo, la reproducción, la
orientación sexual, el matrimonio y el divorcio. Escritores, poetas y músicos escriben
con elocuencia y emoción acerca de los amores deseados, ganados y perdidos. En años
recientes, la televisión se llenó con programas basados en la realidad que se centran en
las relaciones, como The Bachelor, The Bachelorette, The Pickup Artist, Wife Swap, Bache-
lor Pad, Blind Date, elimiDATE, Here Come the Newylyweds, The Choice, Love in the Wild
y Cheaters. Cada vez más personas se reúnen con compañeros románticos en línea, no
sólo en bares: en Facebook, en salas de charla, en Craigslist y en sitios web de servicio
de citas como Match.com, eHarmony y Compatible Partners. Tanto en el corazón como
en el pensamiento, las relaciones que uno busca y disfruta con otras personas son más
importantes que cualquiera otra cosa.
En un momento u otro, cada persona fue sorprendida por su reacción ante alguien
que conoció. En general, ¿por qué los seres humanos se sienten atraídos entre sí? ¿Por qué
alguien se siente atraído hacia algunas personas, pero es indiferente o se siente repelido
por otras? ¿Qué determina cómo evolucionan con el tiempo las relaciones íntimas? ¿Qué
significa amar a alguien y qué problemas es probable que surjan en el camino? Como
revelan estas preguntas, los procesos de atracción entre las personas, desde la primera
chispa hasta las flamas de una conexión íntima y la posibilidad de un enfriamiento, pare-
cen un comodín en la baraja del comportamiento humano. Este capítulo devela algunos
de los misterios.

Necesidad de pertenencia:
un motivo humano fundamental
Aunque nacen indefensos, los infantes humanos están equipados con reflejos que los
orientan hacia las personas. Tienen respuestas únicas ante los rostros humanos, giran
la cabeza hacia las voces y pueden imitar ciertos gestos faciales en el momento. Luego,
pocas semanas después, se presenta la primera sonrisa del bebé, en verdad, la señal más
cálida de todas. Con gran placer para los
padres de todo el mundo, el recién nacido
Puesta a prueba del sentido común parece un animal inherentemente social.
Pero espere. Si reflexiona en la cantidad de
Encierre su respuesta en un círculo tiempo que emplea en hablar, estar, coque-
tear, confiar, añorar o en preocuparse por
V F  En momentos de estrés, las personas buscan la compañía de otras personas, se dará cuenta que todos
otros, aun cuando sean extraños. son animales sociales. Parece que las per-
V F  Los infantes no discriminan entre rostros considerados atractivos sonas necesitan a las personas.
y no atractivos en su cultura. De acuerdo con Roy Baumeister y Mark
Leary (1995), la necesidad de pertenecer
V F  Las personas con atractivo físico son más felices y tienen mayor es un motivo humano básico, “un impulso
autoestima que quienes no son atractivas. generalizado para formar y mantener al
V F  Cuando se trata de relaciones románticas, los opuestos se atraen. menos una cantidad mínima de relacio-
nes interpersonales duraderas, positivas
V F  Los hombres tienen más probabilidad que las mujeres de y significativas” (p. 497). Esta proposición
interpretar en términos sexuales los gestos amistosos del sexo general está apoyada por la observación
opuesto. cotidiana y gran cantidad de investigación.
Por todo el mundo, las personas sienten
V F  Después del periodo de luna de miel, hay un declive global en los
alegría cuando forman nuevos vínculos
niveles de satisfacción marital.

cap09 338-389.indd 340 07/11/14 22:50


Necesidad de pertenencia: un motivo humano fundamental 341

sociales y reaccionan con ansiedad y dolor cuando los lazos se rompen,


como cuando se separan de un ser amado por la distancia, el divorcio
o la muerte. La necesidad de pertenencia cala profundamente, por lo
que las personas se estresan mucho cuando son despreciadas, recha-
zadas, excluidas, estigmatizadas o sometidas a ostracismo por parte
de otras, todas estas son formas de “muerte social” (Leary, 2001; Smart
Richman y Leary, 2009; Williams y Nida, 2011).
Los individuos se preocupan profundamente por lo que los demás
piensen de ellos, por lo que gastan tanto tiempo y dinero en hacerse pre-
sentables y atractivos. De hecho, algunas personas están tan preocupa-
das por cómo aparecen ante los demás que sufren de varios síntomas de

ImagesBazaar/Getty Images
trastorno de ansiedad social, que se caracteriza por intensos sentimien-
tos de incomodidad en situaciones que dan pie al escrutinio público
(Leary y Kowalski, 1995). Un ejemplo muy familiar es la ansiedad por
hablar en público, o el “pánico escénico”: la peor de las pesadillas de un
actor. Si el lector alguna vez ha tenido que hacer una presentación sólo Por todo
para sentir débiles las rodillas y oír su voz temblorosa, experimentó un el mundo, tanto
para hombres como
poco de este trastorno. Cuando a quienes han padecido este trastorno se les pregunta a mujeres, la necesidad
qué le temen, las respuestas más comunes son: a temblar y mostrar otros signos de ansie- de pertenencia es un
dad, quedar con la mente en blanco, decir algo tonto y ser incapaces de proseguir (Stein poderoso motivo
humano.
et al., 1996). Para las personas con altos niveles de ansiedad social el problema también se
presenta en otras situaciones sociales, como comer en la barra de un restaurante público,
firmar un cheque frente al empleado de una tienda y, para los varones, orinar en un baño
lleno de hombres. En casos extremos, la reacción puede volverse tan debilitante que la
persona mejor permanece en casa (Beidel y Turner, 1998; Crozier y Alden, 2005).
La necesidad de pertenencia es un motivo humano fundamental. Las personas que
tienen una red de lazos sociales cercanos (en forma de amantes, amigos, miembros de
la familia y colaboradores), tienen autoestima más alta y mayor satisfacción de la vida
comparados con quienes viven vidas
más aisladas (Denissen et al., 2008; Leary
y Baumeister, 2000). Las personas que l FIGURA 9.1
están socialmente conectadas también Redes en medios sociales: ¿cuántos amigos tienes?
son físicamente más saludables y tienen En Estados Unidos, la tendencia es clara: desde 2006, los estudiantes universitarios muestran
un agudo aumento en el número de “amigos” que tienen en la red. La mayor parte de este
menos probabilidad de morir de manera crecimiento proviene de un aumento en las relaciones distantes y superficiales.
prematura (Cacioppo y Patrick, 2008; Manago et al., 2012. © Cengage Learning
House et al., 1988; Uchino, 2006). Inves- 500
tigación reciente muestra que las perso-
nas incluso pueden tener la motivación 440
de lograr éxito a partir de sus conexiones
con otros (Walton et al., 2012). 400
en Facebook

Con respecto a las redes sociales, ¿es


friends

útil tener una presencia en Facebook y


otros sitios sociales en línea, lo cual per-
No Facebook

300
mite a las personas permanecer en con-
Sin amigos

tacto, aunque no sea en persona? Este


medio es nuevo, pero ya es de gran alcance 225

en la cultura occidental. Se estima que en 200 185


Estados Unidos, 90% de los estudiantes
de bachillerato y universidad ha publi- 137
cado un perfil completo en un sitio de
medios sociales con una lista de “amigos” 100
en la red. La l figura 9.1 muestra que, en
2006, el tamaño de la red promedio
entre los estudiantes universitarios fue 2006 2007 2008 2009

137; en 2007, subió a 185; en 2008, subió Años recientes


Recent years muestreados
sampled

cap09 338-389.indd 341 07/11/14 22:50


342 Capítulo 9 Atracción y relaciones cercanas

nuevamente a 225. Hacia 2009, el número promedio de amigos en la red se


© The New Yorker Collection 1995 Robert Mankoff from cartoonbank.com.

disparó a 440. No es de sorprender que, conforme las listas de amigos en


Facebook crece, la mayor parte del crecimiento se debe a un aumento
en las relaciones distantes y superficiales. Más importante aún: parece que
mientras más grande sea su red social en línea, hay más personas para ver
las actualizaciones de su estatus y quizá se sienta más socialmente conec-
tado (Manago et al., 2012).

> La emoción de la afiliación


Todos los derechos reservados.

Como seres sociales, los humanos se sienten atraídos unos por otros como
imanes al metal. Trabajan, juegan y viven juntos, y con frecuencia hacen
compromisos de toda la vida para envejecer juntos. Esta motivación social
comienza con la necesidad de afiliación, definida como el deseo de estable-
“En este momento mis necesidades de privacidad
cer contacto social con otros (McAdams, 1989). Los individuos difieren en
interfieren con mis metas de intimidad.”
la fuerza de su necesidad de afiliación, pero parece que están muy moti-
Las personas están motivadas para vadas para establecer y mantener un equilibrio óptimo del contacto social
establecer y mantener un nivel óptimo —en ocasiones anhelan la compañía de otros, en ocasiones quieren estar solos— en la
de contacto social. forma en que un cuerpo mantiene cierto nivel de temperatura. En un interesante estudio,
Bibb Latané y Carol Werner (1978) descubrieron que las ratas de laboratorio tenían más
probabilidad de acercarse a otras de su especie después de un periodo de aislamiento y
tuvieron menos probabilidad de acercarse a otras después de un contacto prolongado.
Estos investigadores sugieren que las ratas, como muchos otros animales, tienen un
“sociostato” (termostato social) interno para regular sus tendencias a la afiliación.
¿Existe evidencia de un mecanismo similar en los humanos? Shawn O’Connor y
Lorne Rosenblood (1996) reclutaron estudiantes universitarios para llevar localizadores
portátiles durante cuatro días. Siempre que el localizador sonaba (en promedio, cada
hora), los estudiantes escribían si en ese momento en realidad estaban solos o en compa-
ñía de otra persona y si querían estar solos o con otros. Los resultados mostraron que los
estudiantes estaban en el estado que deseaban dos tercios del tiempo. De hecho, la situa-
ción que deseaban en una ocasión (por decir, querían estar solos a las 4 p.m.) predijo su
situación real la siguiente vez que recibían la señal (estarían solos a las 5 p.m.). Ya fuera
que los estudiantes buscaran soledad o contacto social, gestionaban de manera exitosa
para regular sus necesidades personales de afiliación.
Las personas pueden diferir mucho en la fuerza de sus necesidades de afiliación, pero
hay momentos cuando todos quieren estar con otras personas. Recuerde las escenas en
Chicago, St. Louis, Dallas, Nueva York, Pittsburgh, Filadelfia, Boston, Los Ángeles, Miami
y otras ciudades con campeonatos deportivos recientes siempre que el equipo de casa
ganaba el juego final del campeonato. De una ciudad a otra, aficionados jubilosos per-
manecieron mucho tiempo después de que el juego había terminado, caminando por los
alrededores e intercambiando saludos, palmadas en la espalda, abrazos y besos. En cada
una de estas ciudades, es claro que las personas quieren celebrar juntas y no en solitario.
La afiliación también puede satisfacer por otras razones, pues las personas brindan
energía, atención, estimulación, información y apoyo emocional (Hill, 1987). Una condi-
ción que aviva fuertemente la necesidad de afiliación es el estrés. ¿Alguna vez ha notado
la forma en que los vecinos que nunca se detienen a saludar se juntan en las tormentas de
nieve, los huracanes, las fallas eléctricas y otras grandes crisis? Hace muchos años, Stanley
Schachter (1959) teorizó que una amenaza externa dispara el miedo y motiva a las perso-
nas a afiliarse, en particular con otras que enfrentan una amenaza similar. En un experi-
mento de laboratorio que demostró el punto, Schachter descubrió que las personas que
esperan recibir choques eléctricos dolorosos eligen esperar con otros participantes ner-
viosos en lugar de solos. Hasta el momento, todo bien. Pero cuando Irving Sarnoff y Philip
necesidad de afiliación Deseo
Zimbardo (1961) hicieron que estudiantes universitarios esperaran su involucramiento en
de establecer y mantener muchas
relaciones interpersonales gratificantes.
un comportamiento embarazoso, como chupar grandes biberones y chupones, su deseo
por estar con otros caía. Parece desconcertante. ¿Por qué las personas con pena temerosa
aman la compañía, mientras los que sienten pena embarazosa buscan la soledad?

cap09 338-389.indd 342 07/11/14 22:50


Necesidad de pertenencia: un motivo humano fundamental 343

Yacov Rofé (1984) propuso una respuesta simple: uti-


lidad. Rofé argumentó que el estrés despierta el deseo de
afiliarse sólo cuando estar con otros es visto como útil
para reducir el impacto negativo de la situación estre-
sante. Los participantes de Schachter tenían buena razón
para creer que la afiliación sería útil: tendrían la oportu-
nidad de comparar sus reacciones emocionales con las de
otros para determinar si realmente debían tener miedo.

Rafa Rivas/AFP/Getty Images


Sin embargo, para los del estudio de Sarnoff y Zimbardo,
la afiliación tenía poco que ofrecer. Cuando se enfrenta la
vergüenza, es más probable que estar con otros aumente
el estrés en vez de reducirlo.
Regrese al estudio inicial de Schachter. ¿Qué beneficio
específico obtiene la gente al estar en presencia de otros
en momentos de estrés? La investigación sugiere que las
personas que enfrentan una amenaza inminente se bus- Cuando España ganó el campeonato
can mutuamente para ganar claridad cognitiva acerca del peligro en el que están. En un mundial de futbol soccer al vencer
a Holanda en el verano de 2010,
estudio, James Kulik y Heike Mahler (1989) descubrieron que los pacientes internados
personas en todo el país salieron a
en un hospital a la espera de una cirugía a corazón abierto preferían tener como com- las calles para celebrar juntas.
pañeros de habitación a otros pacientes que estaban en estado posoperatorio en lugar
de en preoperatorio, presumiblemente porque podían ofrecer información acerca de la
experiencia. En un segundo estudio, a los pacientes que se les asignaron compañeros de
habitación posoperatorios en lugar de preoperatorios, estuvieron menos ansiosos por la
experiencia y más tarde se recuperaron con más rapidez de la cirugía (Kulik et al., 1996).
Incluso en un escenario de laboratorio, Kulik y colaboradores (1994) descubrieron
que los participantes en un estudio que anticipaban la dolorosa tarea de sumergir una
mano en agua helada prefirieron esperar con alguien que ya había completado la tarea en
lugar de con alguien que todavía no lo había hecho. También plantearon más preguntas a
estos compañeros experimentados que los participantes que ignoraban que el agua sería
dolorosa. Sometidos a estrés, los individuos están motivados por adaptación a afiliarse En momentos de estrés, las
con otros que pueden ayudarlos a lidiar con una amenaza inminente. Al resumir su pro- personas buscan la compañía
pio trabajo, Schachter (1959) observó que la pena ama la compañía miserable. Con base de otros, aun cuando sean
en estudios más recientes, Gump y Kulik (1997) corrigieron aún más esta afirmación: “la
pena ama la compañía de quienes están en la misma situación miserable” (p. 317).
extraños.
V
ERDADERO.

> La agonía de la soledad


Las personas necesitan a otras personas: para celebrar con ellas, compartir noticias,
conmiserarse, hablar y aprender. Pero algunas personas son dolorosamente tímidas,
socialmente torpes, inhibidas y reticentes a aproximarse a otras (Bruch et al., 1989; Lane,
2007). La timidez es una característica común. Casi 49% de todos los estadounidenses
se describen a sí mismos como tímidos, tal como lo hace 31% en Israel, 40% en Alema-
nia, 55% en Taiwán y 57% en Japón (Henderson y Zimbardo, 1998). Las personas tímidas
tienen dificultad para acercarse a los extraños, realizar pequeñas charlas, telefonear a
alguien para una cita, participar en grupos pequeños o entremezclarse en las fiestas. Con “La soledad y el sentimiento de
frecuencia rechazan a otros, acaso porque temen ser rechazados. Para las personas cuya no ser querido son la más terrible
timidez es extrema, el resultado es un patrón de evasión del riesgo que puede predispo- pobreza.”
nerlos a interacciones desagradables e insatisfactorias (Crozier, 2001). Madre Teresa
La timidez puede surgir de diferentes fuentes. En algunos casos, puede provenir de
un rasgo de personalidad innato. Jerome Kagan (1994) y otros descubrieron que algunos
infantes son muy sensibles a la estimulación, inhibidos y precavidos poco después de
nacer. En otros casos, la timidez se desarrolla como una reacción aprendida ante las inter-
acciones fallidas. Por tanto, los problemas interpersonales del pasado pueden encender
ansiedades sociales acerca del futuro (Leary y Kowalski, 1995). No todos los infantes tími-
dos crecen para convertirse en adultos inhibidos. Pero investigación longitudinal indica

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344 Capítulo 9 Atracción y relaciones cercanas

que hay cierta continuidad, que este aspecto de las personalidades puede ser predecible
a partir del temperamento y el comportamiento durante la niñez temprana. Por ejemplo,
se observó que los niños pequeños inhibidos, tímidos y temerosos a los 3 años de edad
tienen más probabilidad de estar socialmente aislados al cumplir los 21 años que quie-
nes fueron más extrovertidos de pequeños (Caspi, 2000). Las diferencias pueden verse
en el cerebro adulto. Con el uso de imágenes obtenidas por resonancia magnética fun-
cional, los investigadores observaron hace poco que las personas tímidas, comparadas
con quienes son audaces, muestran mayor actividad en la amígdala, la región del cerebro
responsable del procesamiento del miedo, cuando se exponen a imágenes de extraños
(Beaton et al., 2008; Schwartz et al., 2003).
Cualquiera que sea su fuente, la timidez es un problema real y tiene consecuencias
dolorosas. Estudios muestran que las personas tímidas se evalúan a sí mismas de manera
negativa, esperan fracasar en sus encuentros sociales y se culpan cuando lo hacen. Como
resultado, muchas personas tímidas se imponen el aislamiento, lo cual las hace sentirse
solitarias (Cheek y Melchior, 1990; Jackson et al., 2002). En parte, el problema surge de un
paralizante temor al rechazo, que impide a las personas realizar propuestas amistosas o
románticas a quienes les interesan. Si el lector alguna vez quiso acercarse a alguien que
le gustaba, pero se contuvo, sabe que esta situación con frecuencia dispara un conflicto
aproximación-evasión, que lo pone entre el deseo del contacto y el temor a ser recha-
zado. Lo que es peor, la investigación muestra que las personas que temen el rechazo
piensan que su interés amistoso o romántico es transparente para los demás, lo que las
conduce a renunciar (Vorauer et al., 2003).
La soledad es un estado emocional triste que aplasta al corazón. Estar solitario es
sentirse privado de conexiones sociales humanas (Cacioppo y Patrick, 2008). Algunos
investigadores sostienen que la soledad se dispara por una discrepancia entre el nivel de
contacto social que tiene una persona y el nivel que quiere (Pepalu y Perlman, 1982). Otros
encuentran, más simplemente, que entre menos contacto social tiene la persona, más
solitaria se siente (Archibald et al., 1995). Por desgracia, las personas en algunas partes del
mundo son más solitarias hoy que nunca antes. En Bowling Alone (Jugar boliche a solas),
el profesor de Harvard de política pública, Robert Putnam (2001), argumentó que los esta-
dounidenses están más desconectados de sus familias, vecinos, compañeros de trabajo y
comunidades que en el pasado. No hace mucho, escribió, miles de personas pertenecían
a las ligas de boliche. En la actualidad, es más probable que practiquen el boliche solos. Al
lamentar los efectos adversos, Putnam (2006) afirma: “Usted debe tener amigos”.
¿Quién es solitario y cuándo? La soledad tiene más probabilidad de golpear durante
momentos de transición o perturbación, como en el primer año en la universidad, des-
pués de un rompimiento romántico o cuando una persona amada va a vivir a un lugar
lejano. Las encuestas muestran que las personas sin compromisos son más solitarias
que las que tienen compañeros románticos, pero que quienes son viudos, divorciados
o separados son más solitarios que las personas que nunca se casaron. A pesar de la
imagen estereotipada del viejo solitario que pasa el tiempo en una banca del parque, los
grupos más solitarios en la sociedad estadounidense son los adolescentes y los adultos
jóvenes de 18 a 30 años de edad. De hecho, la soledad parece declinar durante el curso de
la adultez, al menos hasta que los problemas de salud en la vejez limitan las actividades
sociales (Peplau y Perlman, 1982).
¿Cómo lidian las personas con este estado estresante? Cuando a estudiantes univer-
sitarios se les preguntó qué estrategias conductuales usaban para combatir la soledad,
96% dijo que con frecuencia o en ocasiones intentaban con más empeño ser amistosos
con otras personas, 94% retiraba el problema de su mente al leer o ver televisión y 93%
intentaba con más ahínco triunfar en otro aspecto de la vida. Otros dijeron que se dis-
traían al correr, ir de compras, lavar el auto o mantenerse ocupados en otras activida-
des. Incluso otros buscaban nuevas formas de conocer personas, intentaban mejorar su
apariencia, o hablaban con un amigo, pariente o terapeuta acerca del problema. Aunque
menores en número, algunos estaban tan desesperados que usaban alcohol o drogas para
alejar los sentimientos de soledad (Rook y Peplau, 1982). En el capítulo 14 se mostrará que
soledad Sentimiento de carencia
acerca de las relaciones sociales que
conforme la persona envejece, la soledad se vuelve un factor de riesgo, tan tóxico como
se tiene.
el fumar y la obesidad, para una amplia gama de problemas de salud físicos y mentales,
incluidos inactividad física y depresión (Cacioppo et al., 2006; Hawkley et al., 2009).

cap09 338-389.indd 344 07/11/14 22:50


La atracción inicial 345

La atracción inicial
La afiliación es un primer paso necesario en la formación de una relación social. Pero
cada persona es más atraída hacia algunas personas que hacia otras. Si el lector alguna
vez se encaprichó con alguien, sintió la estremecedora excitación del primer encuentro
o gozó los primeros momentos de una nueva amistad, entonces conoce el significado del
término atracción. Cuando se reúne con alguien por primera vez, ¿qué busca? ¿La fami-
liaridad engendra cariño o desprecio? ¿Las personas con los mismos intereses se juntan
o los opuestos se atraen? ¿La belleza es el objeto de su deseo o cree que la apariencia
externa es engañosa? ¿Y entre la situación o las circunstancias, qué es lo que lo atrae más
en un encuentro inicial?
De acuerdo con una perspectiva clásica, las personas se sienten atraídas hacia aque-
llos con quienes pueden tener una relación que sea gratificante (Byrne y Clore, 1970; Lott
y Lott, 1974). Las recompensas pueden ser directas, como cuando las personas brindan
atención, apoyo, dinero, estatus, información y otras cosas valiosas. O pueden ser indi-
rectas, como cuando se siente bien estar con alguien que es bello, inteligente o divertido,
o que suele estar presente cuando los momentos son buenos.
Una segunda perspectiva poderosa acerca de la atracción también surgió en años
recientes, la de la psicología evolutiva, la subdisciplina que usa los principios de la evo-
lución para entender el comportamiento social humano. De acuerdo con esta visión, los
seres humanos de todo el mundo muestran patrones de atracción y selección de parejas
que favorecen la concepción, el nacimiento y la sobrevivencia de su descendencia. Este
enfoque tiene mucho que decir acerca de las diferencias en este aspecto entre hombres y
mujeres (Buss, 2011; Schaller et al., 2006).
El reconocimiento del papel de las recompensas y el llamado del pasado evolutivo
ofrecen amplias perspectivas para comprender la atracción humana. Pero todavía hay
más que decir... mucho más. A lo largo de los años, los psicólogos sociales han identifi-
cado muchos determinantes importantes de la atracción y el desarrollo de relaciones
íntimas (Berscheid y Regan, 2004; Miller y Perlman, 2009; Regan, 2011). Es importante
observar que la mayor parte de la investigación se ha enfocado en los heterosexuales, de
modo que con frecuencia no se sabe qué tan bien se aplican a la población homosexual
hallazgos específicos. Al mismo tiempo, es importante darse cuenta que muchos de los
procesos básicos descritos en este capítulo afectan el desarrollo de todas las relaciones
cercanas, sin importar si los individuos involucrados son gays, lesbianas o heterosexua-
les (Herek, 2006; Kurdek, 2005; Peplau y Fingerhut, 2007).
Por último, es importante darse cuenta que la forma en que las personas se reúnen
y se sienten atraídas es un proceso que ahora está en transición, como resultado de los
servicios de citas en línea como Match.com, eHarmony, Compatible Partners, OK Cupid
y HookUp.com, sin dejar de mencionar las aplicaciones de citas para dispositivos móvi-
les como Zoosk y Baddo, usadas por millones. Las citas en línea son un fenómeno nuevo,
pero se dispararon durante la década pasada. En una encuesta nacional en Estados Uni-
dos, a 4002 adultos se les preguntó cómo encontraron a su pareja actual. Entre quienes
se reunieron entre 2007 y 2009, el marco temporal del que se han tomado muestras más
recientemente, 22% de las parejas heterosexuales se reunieron por la Internet. Los núme-
ros fueron incluso mayores para algunas parejas del mismo sexo (Rosenfeld y Thomas,
2012). ¿Por qué las plataformas de citas en línea son tan populares? ¿Las reuniones en
línea en lugar de en persona alteran el proceso de atracción? En un análisis crítico de este
fenómeno, Eli Finkel y colaboradores (2012) observaron que las citas en línea prometen
tres beneficios: (1) exposición y acceso a perfiles de potenciales compañeros románticos,
(2) un medio de comunicación por medio del correo electrónico, mensajería instantánea
y chats en vivo, y (3) un “algoritmo” de emparejamiento que junta a los usuarios que con
más probabilidad se sentirán mutuamente atraídos. Hasta el momento, observan Finkel
et al. (2012), no hay investigación publicada que apoye la afirmación de que las citas en
línea produzcan resultados románticos mejores que los procesos más tradicionales des-
critos en este capítulo. Manténgase informado. Seguramente en los años por venir habrá
un auge de la investigación en este tema.

cap09 338-389.indd 345 07/11/14 22:50


346 Capítulo 9 Atracción y relaciones cercanas

> Familiaridad: estar ahí


Parece tan obvio, que las personas tienden a pasarlo por alto: las personas tienen más
probabilidad de sentirse atraídas por alguien a quien ven y con quien se sienten fami-
liarizadas. Así que se comenzará con dos factores básicos y necesarios en el proceso de
atracción: proximidad y exposición.

El efecto de proximidad Difícilmente suena romántico, pero el


mejor indicador de si dos personas se juntarán es la proximidad física o la
cercanía. Por seguridad, uno con frecuencia interactúa a distancias remo-
© The New Yorker Collection 2005 Carolita Johnson de

tas por teléfono, correo electrónico, Twitter, blogs y tableros de mensajes.


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En la actualidad, es común que las personas encuentren amigos, amantes


y parejas sexuales a distancia. Sin embargo, algunas de las interacciones
sociales más importantes todavía ocurren entre personas que se encuen-
tran en el mismo lugar al mismo tiempo (Latané et al., 1995).
Para comenzar, dónde se vive influye en los amigos que se tienen.
Hace muchos años, Leon Festinger y sus colaboradores (1950) estudia-
ron los patrones de amistad en albergues universitarios de estudiantes
casados, y descubrieron que las personas tenían más probabilidad de
“¡A veces creo que sólo te casaste conmigo
hacer amigos con los residentes de los departamentos cercanos que con
porque era tu vecina!”
quienes vivían más lejos. Investigación más reciente también demuestra
que los estudiantes universitarios —que viven en departamentos fuera
del campus, dormitorios, casas de fraternidades masculinas y femeni-
l FIGURA 9.2 nas— tienden a citarse con quienes viven cerca de ellos (Hays, 1985) o
Volverse amigos por casualidad
en el mismo tipo de alojamiento que ellos (Whitbeck y Hoyt, 1994). En
A estudiantes universitarios de primer año se les asignaron
un experimento de campo acerca de cómo la gente puede hacer amis-
aleatoriamente asientos específicos durante una clase de
un semestre de duración. Como ilustración del efecto de tad por casualidad, los investigadores asignaron de manera aleatoria los
proximidad sobre la atracción, quienes se sentaban cerca asientos que usarían durante el semestre a estudiantes universitarios
o en la misma fila tuvieron más probabilidad de calificarse de primer año en un curso introductorio de psicología. La l figura 9.2
mutuamente como amigos un año después. muestra que quienes se sentaban cerca o incluso en la misma fila tenían
Back et al. (2008). © Cengage Learning
más probabilidad de calificarse mutuamente como amigos un año des-
pués (Back et al., 2008).
2.5
El efecto de la mera exposición La proximidad no necesariamente
la amistad

enciende la atracción, pero en la medida que aumenta la frecuencia de


de intensity

contacto, es un buen primer paso. La sabiduría popular por lo general


sugiere una visión oscura de la familiaridad, que dice “engendra despre-
2.0 cio”. Pero en una serie de experimentos, Robert Zajonc (1968) descubrió
Friendship

que conforme las personas ven con más frecuencia un estímulo nove-
Intensidad

doso —sea una palabra extranjera, una forma geométrica o un rostro


humano— es más probable que les guste. Este fenómeno, que Zajonc
1.5 llamó efecto de la mera exposición, se ha observado desde entonces
en más de 200 experimentos (Bornstein, 1989).
Las personas incluso ni siquiera tienen que estar al tanto de sus
0.0 exposiciones previas para que ocurra este efecto. En un estudio típico,
Sin
No relación
physical Misma
Same rowfila Asientos
Neighboring
física vecinos
a los participantes se les muestran imágenes de varios estímulos, cada
relation seats
Asignación inicial del asiento
uno durante 1 a 5 milisegundos, lo cual es muy rápido para registrarlo
Initial seat assignment
conscientemente y para que alguien se dé cuenta que algunos estímulos
se presentan con más frecuencia que otros. Después de la presentación,
a los participantes se les muestra cada uno de los estímulos y les plantean dos pregun-
tas: ¿les gusta y lo han visto antes? Acaso el lector pueda predecir el resultado. Mientras
más frecuentemente se presente el estímulo, más le gusta a la persona. Sin embargo,
cuando se les pregunta si han visto antes el estímulo que les gusta, dicen no. Estos resul-
efecto de la mera exposición
tados demuestran que el efecto de la mera exposición puede influir en las personas sin su
Fenómeno mediante el cual, mientras
conocimiento (Kuntz-Wilson y Zajonc, 1980). De hecho, el efecto es más fuerte en estas
más se exponga a la persona a un condiciones (Bornstein y D’Agostino, 1992; Zajonc, 2001).
estímulo, más positivamente lo Para apreciar las implicaciones en una situación naturalista, imagine que se encuen-
evaluará. tra en una clase de psicología que se imparte en un gran salón de conferencias. Tres veces
a la semana, camina fatigado, sacude las telarañas de su cabeza y hace su mejor esfuerzo

cap09 338-389.indd 346 07/11/14 22:50


La atracción inicial 347

por mantenerse alerta. El salón contiene varios cientos de estudiantes. Entra y observa
las gradas al frente, donde se encuentra su profesor. Durante el semestre, está vagamente
consciente de otro estudiante que se sienta enfrente, pero nunca le habla y quizá no lo
reconocería si lo viera en alguna otra parte. Entonces, al final del semestre asiste a una
sesión especial donde le muestran fotografías de cuatro mujeres y le hacen preguntas
acerca de ellas. Sólo entonces comprende que participó en un estudio del efecto de la
mera exposición.
Ahora vea los mismos eventos desde la perspectiva de Richard Moreland y Scott
Beach (1992). Estos investigadores seleccionaron como cómplices para este estudio a
cuatro mujeres que parecían estudiantes comunes. Una tenía una labor muy sencilla: le
tomaban una fotografía. Pero las otras tres además asistían a la clase: 5, 10 o 15 veces.
¿La frecuencia de la exposición enciende la atracción entre los estudiantes reales en esta
situación? Sí. En cuestionarios que com-
pletaron después de ver las fotografías de
las cuatro mujeres, los estudiantes califi- l FIGURA 9.3
caron a cada una en varios rasgos (como
La familiaridad virtual genera atracción
popularidad, honestidad, inteligencia y
4
atractivo físico) y registraron sus creen-
cias acerca de cuánto les agradaba, si
3.8
compañero

pasarían tiempo con ella y si querrían tra-


bajar con ella en un proyecto mutuo. Los
departner

3.6
resultados se alinearon como los patos en
una fila: mientras a más clases asistía una
3.4
Ratings of

mujer, más atracción sentían por ella los


Calificación

estudiantes.
3.2
En una prueba bien controlada de la
hipótesis de familiaridad, Harry Reis y sus
3
colaboradores (2011) reclutaron 110 pares
de estudiantes universitarios del mismo 2.8
sexo que no se conocían mutuamente para
charlar libremente por correo electrónico, 1 2 4 6 8
usando nombres de pantalla anónimos, Númeroofde
Number charlas
Chats (condición)
(Condition)
desde una hasta ocho veces a la semana. A pares de estudiantes universitarios del mismo sexo se les asignó charlar en
La l figura 9.3 muestra que cuando a los forma aleatoria por correo electrónico varias veces a la semana. Mientras más
interacciones tuvieron los participantes, más les agradaron sus compañeros.
participantes se les pidió calificar cuánto
les agradaba su compañero, las califi-
70
caciones aumentaron con el número de
Porcentaje de deseo de permanecer

interacciones que tuvieron. Cuando se les


60
preguntó si les gustaría conocer las identi-
dades de cada uno, de modo que pudieran
% Desire to stay in contact

50
permanecer en contacto, los porcentajes
en contacto

de quienes dijeron “sí” también aumenta-


40
ron con el número de interacciones que
tuvieron. No hay duda de ello: como regla
30
general, la familiaridad genera atracción.
La familiaridad incluso puede influir
20
en las autoevaluaciones propias. Ima-
gine el lector que tiene un montaje foto-
10
gráfico de sí mismo compuesto con dos
imágenes: una que lo muestra en su apa- 0
riencia real y la otra que es una imagen 1 2 4 6 8
especular. ¿Cuál imagen preferiría? ¿Cuál Cuando a los participantes se les preguntó si querían permanecer en contacto
preferiría un amigo? Theodor Mita y después del experimento, el porcentaje de quienes dijeron “sí” también
otros (1977) intentaron este interesante aumentó con el número de interacciones que tuvieron.
Reiss et al. (2011). © Cengage Learning
experimento con estudiantes univer-
sitarias y descubrieron que la mayoría

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348 Capítulo 9 Atracción y relaciones cercanas

prefirió su imagen especular, mientras que sus amigos prefirieron sus fotografías reales.

>
En ambos casos, la preferencia fue por la vista del rostro que era más familiar.

Atractivo físico: quedar atrapado


¿Qué busca en un amigo o compañero romántico? ¿Inteligencia? ¿Amabilidad? ¿Sen-
tido del humor? En realidad, ¿cuán importante es la apariencia de una persona? Cuando
niño, aprende que “la belleza sólo es superficial” y que no se debe “juzgar un libro por su
cubierta”. Sin embargo, como adulto, reacciona de manera más favorable hacia los que
son físicamente atractivos que hacia los que no lo son. A lo largo de los años los estudios
han mostrado que, en los asuntos del mundo social, la belleza es una fuerza que se debe
“La belleza es mejor recomenda- considerar (Langlois et al., 2000; Patzer, 2006; Swami y Furnham, 2008).
La inclinación humana por la belleza es general. En un estudio, a profesores de
ción que cualquier carta de pre-
quinto grado se les proporcionaron antecedentes acerca de un niño o niña, acompa-
sentación.” ñados por una fotografía. Todos los profesores recibieron información idéntica, pero
Aristóteles
quienes vieron un niño atractivo consideraron que era más inteligente y tenía más pro-
babilidades de desempeñarse bien en la escuela (Clifford y Walster, 1973). En un segundo
estudio, experimentadores hombres y mujeres se acercaron a estudiantes en un cam-
pus universitario e intentaron hacer que firmaran una petición. Mientras más atrac-
tivos eran los experimentadores, más firmas lograban recabar (Chaiken, 1979). En un
tercer estudio, jueces texanos establecieron fianzas más bajas e impusieron multas más
pequeñas a sospechosos que fueron calificados como atractivos con base en fotografías
(Downs y Lyons, 1991). En un cuarto estudio, miembros de hermandades femeninas de
gran estatus que observaron fotografías de potenciales miembros, fueron influidas por
el atractivo físico al determinar si la joven resultaría aceptable (Krendl et al., 2011). Por
último, economistas de Estados Unidos, Canadá e Inglaterra descubrieron que, dentro
de muchos grupos ocupacionales, hombres y mujeres físicamente atractivos obtienen
más paga que sus semejantes en condiciones similares, excepto que son menos atrac-
tivos (Hamermesh y Biddle, 1994; Judge et al., 2009; Mobius y Rosenblat, 2006). No hay
duda al respecto: en una gama de escenarios, a las personas se les juzga mejor si son
atractivas que si no lo son (Hosoda et al., 2003).
Todo parece trivial, muy superficial. Pero antes de aceptar la noción de que las per-
sonas prefieren a quienes son físicamente atractivos, deténgase un momento y considere
una pregunta fundamental: ¿qué constituye la belleza? ¿Es una característica objetiva y
mensurable como estatura, peso o color de cabello? ¿O la belleza es una cualidad subje-
tiva, que existe en el ojo de quien la observa? Existen defensores en ambos lados.

¿Qué es belleza? Nadie argumentaría que existe un “estándar dorado” de la belleza.


Sin embargo, algunos investigadores consideran que ciertos rostros son inherentemente
más atractivos que otros. Existen tres fuentes de evidencia para esta proposición.
Primero, cuando a las persones se les pide calificar rostros en una escala de 10 pun-
tos, por lo general hay un alto nivel de acuerdo entre niños y adultos, hombres y mujeres,
y personas de la misma o diferente cultura (Langlois et al., 2000). Por ejemplo, Michael
Cunningham y otros (1995) pidieron a estudiantes asiáticos y latinos, y a estadouni-
denses afroamericanos y anglosajones, calificar la apariencia de mujeres de todas estas
etnias. En general, algunos rostros se calificaron más atractivos que otros, lo que condujo
a estos investigadores a argumentar que las personas en todas partes comparten una
imagen de lo que es hermoso. Es interesante que las personas también tienden a califi-
car a los demás de igual forma, sin importar su atractivo. Al analizar las calificaciones
de 10 puntos de fotografías que las personas publican de sí mismas en un sitio web de
citas llamado HOTorNOT.com, Leonard Lee y colaboradores (2008) descubrieron que los
miembros tienden a evaluar a otros específicos de igual forma sin importar cuán altas o
bajas fueron sus propias calificaciones en el sitio.
Las personas también tienden a concordar acerca de qué constituye un cuerpo
atractivo. Por ejemplo, los hombres tienden a sentirse atraídos por la figura en
forma de “reloj de arena” que se ve con frecuencia en mujeres de peso promedio

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La atracción inicial 349

The Kobal Collection en Art Resource, NY


John Callahan/Stone/Getty
Art Wolfe/Stone/Getty
© Luis Villota/CORBIS

Las percepciones de la belleza facial


cuya cintura es un tercio más estrecha que sus caderas, una forma que se considera está son muy consistentes a través de las
asociada con la fertilidad reproductiva. En general, las mujeres con 0.7 WHR (razón cin- culturas. Los que son considerados
tura [waist] a cadera [hip], donde la circunferencia de la cintura es 70% la circunferencia bien parecidos en una cultura también
de la cadera) son calificadas como más atractivas por parte de hombres de culturas euro- tienden a ser juzgados como atractivos
por personas de otras culturas. De
peas. De hecho, cuando se mostraron fotografías de mujeres antes y después de some- izquierda a derecha, los individuos
terse a una cirugía de injerto de micrograsa (en la que se quita tejido graso de la cintura retratados aquí son de Venezuela, Kenia,
y se implanta en las nalgas, lo cual reduce la WHR), las personas calificaron las fotogra- Japón y Estados Unidos (la actriz Marilyn
Monroe).
fías posoperatorias como más atractivas, independientemente de cualquier cambio en el
peso corporal (Singh y Randall, 2007). En contraste, a las mujeres les gustan los hombres
con una razón cintura a cadera que forma un físico con forma de V más reducida, lo
que señala más músculo que grasa (Singh, 1993, 1995). Si las estadísticas matrimoniales
sirven de indicio, las mujeres también parecen preferir a los hombres altos. Las compa-
raciones hechas en Europa indican que los hombres casados son una pulgada más altos,
en promedio, que los hombres no casados (Pawlowski et al., 2000).
En segundo lugar, algunos investigadores identificaron características físicas del
rostro humano que se asocian de manera confiable con calificaciones de atractivo, como
suavidad de la piel, expresión agradable y juventud (Rhodes, 2006). Son particularmente
intrigantes los estudios que muestran que a las personas les gustan los rostros en los que
ojos, nariz, labios y otras características no son muy diferentes del promedio. Judith Lan-
glois y Lori Roggman (1990) mostraron a estudiantes universitarios fotografías reales del
anuario y composiciones faciales computarizadas que “promediaron” características de
4, 8, 16 o 32 de las fotografías. Una y otra vez, descubrieron que los estudiantes preferían
las composiciones promediadas a los rostros individuales y que mientras más rostros
se usaban para formar la composición, más alta calificación recibían. Desde entonces,
otros estudios han confirmado este resultado (Jones et al., 2007; Langlois et al., 1994;
Rhodes et al., 1999).
Parece extraño que los rostros “promediados” se juzguen como más atractivos
cuando, después de todo, los rostros que uno encuentra más hermosos no son promedio.
¿Qué explica estos hallazgos? Langlois y otros (1994) creen que a las personas les gustan
los rostros promediados porque son más prototípicos y tienen características que son
menos distintivas, de modo que parecen ser más familiares. Consistente con esta noción,
la investigación muestra que así como las personas se sienten más atraídas por los rostros
humanos promediados que por los rostros individuales, también prefieren perros, aves,
peces, relojes de pulsera y automóviles promediados (Halberstadt y Rhodes, 2000, 2003).
Los estudios de promediación computarizada también muestran que las personas se
sienten atraídas por los rostros que son simétricos, en los que las características pareadas
de los lados derecho e izquierdo se alinean y son imágenes especulares mutuas (Gram-
mer y Thornhill, 1994; Mealey et al., 1999). ¿Por qué la gente prefiere los rostros simé-
tricos? Aunque el apoyo es mixto, los psicólogos evolutivos especulan que la búsqueda
de la simetría es adaptativa porque se asocia de manera natural con la salud, la buena
condición y la fertilidad biológicas, cualidades que son muy deseables en una pareja
(Rhodes et al., 2001; Shackelford y Larsen, 1999; Thornhill y Gangestad, 1993). Acaso
por tal razón las personas en todo el mundo tratan de mejorar su apariencia mediante

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350 Capítulo 9 Atracción y relaciones cercanas

el uso de vestimenta o pinturas con diseños simétricos en sus rostros y cuerpos, los cua-
les otros encuentran atractivos (Cárdenas y Harris, 2006).
Una tercera fuente de evidencia para la visión de que la belleza es una cualidad obje-
tiva es que los bebés que son muy pequeños para haber aprendido los estándares de
belleza de su cultura muestran una preferencia no verbal por los rostros considerados
atractivos por los adultos. Imagine la escena en un laboratorio infantil: a un bebé, que
yace sobre su espalda en una cuna, se le muestra una serie de rostros previamente cali-
ficados por estudiantes universitarios. Aparece el primer rostro y el reloj comienza su
marcha conforme el bebé la mira. Tan pronto como el bebé aleja la mirada, el reloj se
detiene y se presenta el siguiente rostro. El resultado: los niños más pequeños pasan más
tiempo investigando y observando los rostros atractivos que los no atractivos, sin impor-
tar si son jóvenes o viejos, hombres o mujeres, o cuál es el color de la piel (Game et al.,
2003; Langlois et al., 1991). “Estos niños no leen Vogue o ven televisión”, apunta Langlois,
“pero hacen los mismos juicios que los adultos” (Cowley, 1996, p. 66).
En contraste con este fuerte punto de vista objetivo, otros investigadores argumen-
tan que el atractivo físico es subjetivo, y señalan las evidencias de la influencia de la
cultura, el momento y las circunstancias de la percepción. Cuando Johannes Hönekopp
(2006) hizo que gran cantidad de personas calificaran los mismos rostros, descubrió que,
aunque algunos de ellos se veían como más atractivos que otros, los individuos diferían
mucho en sus preferencias privadas. En cierta medida, la belleza realmente está en el ojo
de quien la observa.
Una fuente de evidencia para esta variabilidad en gusto, observada primeramente
por Charles Darwin (1872), es que las personas de diferentes culturas mejoran su belleza
Las imágenes generadas por en formas muy diferentes mediante pintura facial, maquillaje, cirugía plástica, cicatrices,
computadora, que promedian las tatuajes, cortes de pelo, moldeado de huesos, modificación dental, aparatos de ortodon-
características de diferentes rostros, se cia y perforaciones de orejas y otras partes del cuerpo, todo lo cual contribuye al “enigma
ven como más atractivas que los rostros
individuales sobre los que se basaron. De de la belleza” (Newman, 2000). En forma dramática, lo que las personas encuentran
hecho, hasta cierto punto, mientras más atractivo en una parte del mundo puede verse como repulsivo en otra (Landau, 1989).
rostros se muestren en una composición, Los ideales también varían cuando se trata de los cuerpos. Al observar las prefe-
más atractiva es. Aquí se muestra un
conjunto de composiciones masculina
rencias respecto de la talla de los cuerpos femeninos en 545 culturas, Judith Anderson
y femenina que combinan 2, 4 y 32 y colaboradores (1992) descubrieron que las mujeres pesadas se juzgan más atractivas
rostros. ¿Cuál prefiere usted? (Langlois y que las delgadas en lugares donde la comida escasea con frecuencia. Por ejemplo, en un
Roggman, 1990.) estudio, Douglas Yu y Glenn Shepard (1998) descubrieron que los hombres matsigenka,
que viven en los Andes, en el sureste peruano, consideran que los
cuerpos femeninos con formas “tubulares”, en oposición a las de
“reloj de arena”, son más saludables, más atractivos y más desea-
bles en una pareja sexual.
Las diferencias en preferencia también se encuentran entre
grupos étnicos dentro de una cultura dada. Michelle Hebl y Todd
Heatherton (1998) pidieron a estudiantes universitarias blancas y
afroamericanas de Estados Unidos que calificaran a mujeres del-
Composición de 2 rostros Composición de 2 rostros
gadas, promedio y con sobrepeso de un conjunto de fotografías de
revistas. El resultado: las anglosajonas vieron a las mujeres pesadas
como las menos atractivas, pero las afroamericanas no discrimina-
ron de la misma forma. Estudios de seguimiento demostraron la
misma diferencia en percepciones de hombres blancos y afroame-
ricanos (Hebl y Turchin, 2005). ¿Por qué la diferencia? Con base
Cortesía de Dr. Judith Langlois; University of Texas, Austin

en el hecho de que las estadounidenses blancas son, en promedio,


más delgadas que las afroamericanas, una posible explicación es
Composición de 4 rostros Composición de 4 rostros que simplemente prefieren un tipo de cuerpo que es más común
de su grupo. Otra posibilidad es que las estadounidenses blancas se
identifiquen más con la cultura “predominante” obsesionada con
el peso que se presenta en los programas de televisión, anuncios
publicitarios y otros medios de comunicación.
Los estándares de belleza también cambian con el tiempo, de
una generación a la siguiente. Hace muchos años, Brett Silverstein
y otros (1986) examinaron las medidas de modelos femeninos que
Composición de 32 rostros Composición de 32 rostros aparecieron en revistas para mujeres durante los años 1901 a 1981, y

cap09 338-389.indd 350 07/11/14 22:50


La atracción inicial 351

descubrieron que lo “curvilíneo” (medido por la razón busto a cintura) varió a través del
tiempo, y que una delgada apariencia de muchacho se volvió particularmente deseable
en años recientes. Hace poco, investigadores tomaron mediciones corporales de todas
las modelos de las páginas centrales de Playboy, a partir del primer número, en 1953, que
presentó a Marilyn Monroe, hasta el último número de 2001, con Eva Herzigova. El resul-
tado: a lo largo del tiempo, las modelos se volvieron más delgadas y presentaron razones
busto a cintura más bajas, alejándose del amplio “reloj de arena” hacia una forma más
delgada, atlética y con forma espigada (Voracek y Fisher, 2002).
Incluso otra evidencia para la naturaleza subjetiva de la belleza proviene
de varios laboratorios de investigación. Una y otra vez, los psicólogos sociales
l FIGURA 9.4
descubrieron que las percepciones personales de la belleza de alguien pue- Rojo romántico: ¿el color de la atracción?
den inflarse o desinflarse por varias circunstancias. Por ejemplo, la investiga- En este experimento, estudiantes universitarios
ción muestra que las personas suelen ver a los otros como físicamente más calificaron imágenes de mujeres que se colocaban
contra un fondo rojo o blanco sólido. Acaso como
atractivos si tienen cualidades no físicas que los hacen agradables (Kniffin
ilustración de una asociación aprendida entre el
y Wilson, 2004). Este vínculo se ilustra en las evaluaciones de estudiantes
color rojo y el romance, los estudiantes varones,
publicadas en www.RateMyProfessors.com, un popular sitio en Internet. Un mas no sus contrapartes femeninas, calificaron a
análisis de las calificaciones reales en este sitio reveló que los profesores, las mujeres fotografiadas como más atractivas en
hombres y mujeres, que se calificaron más alto por sus enseñanzas también el caso del fondo rojo.
tuvieron más probabilidad de ser descritos como “sensuales” (Riniolo et al., De Elliot, A. J. y Niesta, D., “Romantic red: Red enhances
2006). Particularmente interesante a este respecto es que, mientras más ena- men’s attraction to women,” Journal of Personality and
Social Psychology, vol. 95 (p. 1154). Copyright © 2008
morada está la persona de su pareja, menos atraída se siente hacia otros del por la American Psychological Association. Reimpreso con
sexo opuesto (Johnson y Rusbult, 1989; Simpson et al., 1990). permiso.
Cuando se trata de la atracción de los hombres por las mujeres, un fac- 8
tor contextual que llama la atención tiene que ver con el color. El color rojo

Perceived attractiveness
se asocia de manera rutinaria con el sexo. En muchas especies de primates,

percibido
las hembras muestran turgencia rojiza en los genitales, el pecho o el rostro 7
conforme se aproximan a la ovulación. En rituales humanos que se remon-
tan a varios miles de años, las niñas pintaban sus rostros y cuerpos con ocre Atractivo
rojo al entrar a la pubertad y la fertilidad. En la actualidad, las mujeres usan 6
lápiz labial rojo y rouge para mejorar su atractivo, los corazones rojos sim-
bolizan el día de San Valentín, se usa lencería roja para seducir y las zonas
rojas señalan la disponibilidad de sexo mediante la prostitución. 5
¿Los hombres están tan condicionados por el color rojo que su pre- Hombres
Male Mujeres
Female
sencia aumenta sus percepciones de lo que es atractivo? En un estudio Red
Rojo White
Blanco
del “vínculo rojo-sexo”, Andrew Elliot y Daniela Niesta (2008) hicieron que
hombres y mujeres participantes en una investigación calificaran fotogra-
fías femeninas que se colocaban contra un fondo rojo o blanco sólido. Todos vieron las
mismas imágenes, pero entre los hombres, las calificaciones de lo que era atractivo fue-
ron más altas en la condición de fondo rojo (vea la l figura 9.4). En otros estudios, los
hombres siguieron calificando a las mujeres como más atractivas y sexualmente más
deseables (pero por lo general no más agradables), en presencia del rojo comparadas con Los infantes no discriminan
las que estaban en presencia de gris, azul o verde. ¿Cuál es el proceso mediante el cual el entre rostros considerados
rojo femenino genera la atracción masculina? Investigación de seguimiento ofrece una atractivos y no atractivos en
respuesta: las mujeres en rojo se perciben como sexualmente receptivas, y esta cualidad su cultura.
es la que los hombres encuentran atractiva (Pazda et al., 2012). ALSO. F
¿Por qué uno se ciega ante la belleza? Sin importar cómo se defina la belleza, es
claro que las personas vistas como físicamente atractivas están en ventaja social. Acaso
es por esto que todos los años se gastan miles de millones de dólares en dietas, afeitados,
depilaciones con cera, maquillajes, geles para el cabello, tatuajes, perforaciones corpo-
rales y cirugías cosméticas diseñadas para levantar la piel caída, remover arrugas de la
cara, eliminar los depósitos de grasa, realzar la cara, dar forma a la nariz, meter el vientre
y agrandar o reducir el busto.
¿Qué crea la inclinación de la belleza, y por qué uno se siente atraído, como los ima- “No hay cultura conocida en la
nes, por las personas con atractivo físico? Una posibilidad es que es inherentemente que las personas no pinten, perfo-
gratificante estar en compañía de personas atractivas desde el punto de vista estético; ren, tatúen, den forma o simple-
esto es, que se obtiene placer de hombres y mujeres hermosos de la misma forma en la mente adornen sus cuerpos.”
que se disfruta un paisaje espectacular o una magnífica obra de arte. Por ejemplo, en un Enid Schildkrout, antropólogo

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352 Capítulo 9 Atracción y relaciones cercanas

estudio con imágenes generadas por resonancia magnética funcional ( fMRI, por sus siglas
en inglés) en hombres, los investigadores descubrieron que las áreas del cerebro conoci-
das por responder a recompensas como comida, dinero y drogas como cocaína también
se activan con la belleza facial (Aharon et al., 2001). O quizá las recompensas son más
extrínsecas. Por ejemplo, tal vez se espera que el brillo de la belleza de otro influya en uno.
Cuando hombres y mujeres con apariencia promedio se ven junto a alguien del mismo
sexo, se califican como más atractivos cuando la otra persona es bien parecida y menos
cuando tiene una apariencia simple (Geiselman et al., 1984).
Una segunda posible razón de la inclinación hacia la belleza es que las personas
tienden a asociar el atractivo físico con otras cualidades deseables, una suposición cono-
cida como el estereotipo de “lo que es hermoso es bueno” (Dion et al., 1972). Piense
en los cuentos de hadas infantiles, en los que Blanca Nieves y Cenicienta se presentan
como hermosas y bondadosas, mientras que la bruja y las hermanastras se dice que son
tanto feas como crueles. Este vínculo entre belleza y bondad puede verse incluso en las
películas de Hollywood. Stephen Smith y colaboradores (1999) pidieron a personas ver y
calificar a los personajes principales que aparecían en las 100 principales películas entre
1940 y 1990. Descubrieron que mientras más atractivos eran los personajes, con más
frecuencia se les presentaba como virtuosos, románticamente activos y exitosos. De esta
forma, la industria del entretenimiento ayuda de manera involuntaria a perpetuar la ten-
dencia a juzgar a las personas por su apariencia física.
Ahora parece que el vínculo estereotipado entre belleza y bondad también puede
verse en el cerebro humano. En un estudio con fMRI, Takashi Tsukiura y Roberto Capeza
(2011) escanearon los cerebros de los participantes mientras evaluaban lo atractivo de
los rostros y la bondad de acciones hipotéticas. Ambos tipos de juicios aumentaron la
actividad en una región del cerebro y la disminuyeron en otra. Dentro de cada una de
dichas regiones, las actividades generadas por los dos tipos de juicios fueron similares.
Estudios han demostrado que las personas con buena apariencia se juzgan como
inteligentes, exitosas, felices, bien adaptadas, sociables, confiadas y asertivas, pero tam-
bién vanidosas (Eagly et al., 1991). ¿Es certero este estereotipo del atractivo físico? Sólo
hasta cierto punto. La investigación muestra que las personas con buena apariencia tie-
nen más amigos, mejores habilidades sociales y una vida sexual más activa, y son más
exitosos para atraer una pareja (Rhodes et al., 2005). Pero la belleza no se relaciona con
mediciones objetivas de inteligencia, personalidad, ajuste o autoestima. En estos domi-
nios, la percepción popular parece exagerar la realidad (Feingold, 1992b). También parece
© Christie’s Image/CORBIS

que la naturaleza específica del estereotipo depende de concepciones culturales acerca de


lo que es “bueno”. Cuando Ladd Wheeler y Youngmee Kim (1997) les pidieron a personas
en Corea calificar fotografías de varios hombres y mujeres, descubrieron que las perso-
nas vistas como físicamente atractivas también fueron supuestas como poseedoras de
“integridad” y “una preocupación por los demás”, rasgos que son muy valiosos en las cul-
turas colectivistas. En contraste con lo que se considera deseable en culturas más indi-
vidualistas, las personas atractivas en Corea no fueron supuestas como dominantes o
Esta pintura muestra un mito griego en el asertivas. Lo que es bello es bueno, pero lo que es bueno (en parte) se define culturalmente.
que Pigmalión, el rey de Chipre, esculpe
a su mujer ideal en una estatua de marfil Si el estereotipo del atractivo físico sólo es verdadero en parte, ¿por qué perdura?
a la que llama Galatea, lo cual ilustra el Una posibilidad es que cada persona crea apoyo para esa preferencia mediante el
poder de una profecía autocumplida. tipo del modelo de profecía autocumplida descrito en el capítulo 4. En un estudio clá-
Pigmalión se enamora de su creación, se
preocupa por ella, la adorna con joyería y
sico de atracción interpersonal, Mark Snyder y colaboradores (1977) reunieron pares
con el tiempo la lleva a la vida. poco familiarizados de estudiantes universitarios hombres y mujeres. A todos se les
proporcionaron bosquejos biográficos de sus compañeros. Cada hombre también
recibió una fotografía de una mujer físicamente atractiva o no atractiva, que supo-
nía su compañera. En ese momento, los estudiantes se calificaron entre sí en varias
dimensiones y tuvieron una conversación telefónica fingida mediante audífonos, las
estereotipo “lo que es hermoso cuales se grabaron y después escucharon participantes no involucrados. Los resul-
es bueno” Creencia de que los tados son provocadores. Los hombres que creyeron interactuar con una mujer atrac-
individuos físicamente atractivos tiva (1) se formaron impresiones más positivas de la personalidad y (2) fueron más
también poseen características de amistosos en su comportamiento durante la conversación. Y ahora el punto decisivo:
personalidad deseables.
(3) las mujeres cuyos compañeros vieron la fotografía atractiva fueron calificadas
más tarde por los escuchas de la conversación como más cálidas, más confiables y

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La atracción inicial 353

más animadas. Al cumplir las profecías de sus propias expectativas, los hombres que
esperaban una compañera atractiva en realidad crearon una. Estos hallazgos traen a la
mente el mito griego de Pigmalión, quien se enamoró de una estatua que él esculpió y
por tanto trajo a la vida.

Los beneficios y costos de la belleza No hay duda de ello, las personas con buena
apariencia tienen una ventaja significativa. Como resultado, son más populares, sexual-
mente más experimentadas, con más habilidades sociales y tienen más probabilidad de
atraer una pareja. A la luz de estas ventajas, es notable que el atractivo físico no sea un
boleto seguro para la salud, la felicidad o una autoestima elevada (Diener et al., 1995;
Feingold, 1992b; Langlois et al., 2000). La vida de Marilyn Monroe es un buen ejemplo.
Celebridad de las décadas de 1950 y 1960, Monroe fue considerada la mujer más atractiva
de su época y una de las actrices más sensuales en Hollywood. Sin embargo, era terrible-
mente vulnerable e insegura. ¿Por qué?
Un posible problema es que las personas muy atractivas no siempre pueden decir si la
atención y el elogio que reciben de otros se debe a su talento o sólo a su buena apariencia.
Un estudio de Brenda Major y otros (1984) ilustra el punto. Hombres y mujeres participan-
tes que se veían a sí mismos como atractivos o no atractivos escribieron ensayos que más
tarde fueron evaluados positivamente por un miembro desconocido del sexo opuesto. A
la mitad de los participantes se les dijo que su evaluador los observaría a través de un
espejo translúcido mientras escribían el ensayo; a la otra mitad se les indujo a creer que no
podrían verlos. En realidad no había evaluador y todos los participantes recibieron idén-
ticas evaluaciones muy positivas de su trabajo. Luego se preguntó a los participantes por
qué sus ensayos fueron calificados de manera tan favorable. El resultado: quienes se vieron
a sí mismos como no atractivos se sintieron mejor por la calidad de su trabajo después
de una evaluación brillante de alguien que los había visto. Sin
embargo, quienes se vieron como atractivos y creyeron que fue-
l FIGURA 9.5
ron vistos, atribuyeron la opinión brillante a su apariencia, no a
la calidad de su trabajo. Para las personas que son muy atractivas, Cuando ser visto conduce a desconfianza
los comentarios positivos a veces son difíciles de interpretar (vea Las personas que se consideraban físicamente no atractivas
tuvieron más probabilidad de citar la calidad de su trabajo como
la l figura 9.5). Esta desconfianza puede estar bien fundada. En la razón para recibir una evaluación positiva cuando creían que
un estudio, muchos hombres y mujeres admitieron abiertamente habían sido vistos por el evaluador. Sin embargo, las personas
que si la persona con quien tendrían una cita era muy atractiva, que se consideraban atractivas fueron menos proclives a
mentirían para presentarse bien a sí mismos (Rowatt et al., 1999). acreditar la calidad de su trabajo cuando pensaban que habían
sido vistas.
Otra carga del atractivo físico como activo social es la pre- Tomado de Major, B. y Konar, E., “An investigation of sex differences
sión para mantener la apariencia personal. En la sociedad esta- in pay expectations and their possible causes”, Academy of Manage-
dounidense de hoy, dicha presión es particularmente fuerte ment Journal, vol. 27 (pp. 777-791). Copyright © 1984 por Academy of
Management. Reproducido con permiso de Academy of Management.
cuando se trata del cuerpo. Este enfoque sobre la forma humana
puede producir un énfasis saludable sobre la nutrición y el ejer- High
Alta
cicio. Pero también puede tener consecuencias no saludables,
como cuando los hombres consumen esteroides para construir
músculo y las mujeres se someten a dietas excesivas para per-
a positive evaluation

der peso y centímetros. En particular entre las mujeres jóvenes,


positiva
trabajo

una obsesión por la delgadez puede dar lugar a serios trastornos


of work

de la conducta alimentaria, como bulimia nerviosa (atracones de


Atribuir la evaluación
quality del

alimentos seguidos por vómitos) y anorexia nerviosa (la priva-


la calidad

ción autoimpuesta de alimentos que puede resultar mortal).


Aunque las estimaciones varían, estudios recientes indican que
Attributing

menos de 1% de las mujeres sufren de anorexia, que de 2% a 3%


a to

tienen bulimia y que estas tasas son más altas entre estudiantes
universitarias que en no estudiantes (Fairburn y Brownell, 2002;
Smolak y Thompson, 2009; Thompson, 2003).
Las mujeres tienen más probabilidad que los hombres de
sufrir de lo que Janet Polivy y otros (1986) una vez llamaron la Low
Baja Participantes sin atractivo Participantes
Physically unattractive Physically con atractivo
attractive
“manía moderna por la delgadez”. Este ideal suele proyectarse físico
participants físico
participants
en los medios masivos de comunicación. Estudios han demos- Seen
Visto Unseen
No visto
trado que las mujeres jóvenes que ven anuncios publicitarios en

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354 Capítulo 9 Atracción y relaciones cercanas

revistas o programas de televisión que presentan modelos ultradelgadas, se vuelven más


insatisfechas con sus propios cuerpos que quienes ven materiales neutrales (Posavac et
al., 1998). Intentar medir lo mismo que las supermodelos multimillonarias puede resul-
tar frustrante. Lo que es peor: el ideal cultural de delgadez puede asentarse temprano en
la niñez. Hace varios años, Kevin Norton y colaboradores (1996) proyectaron en tamaño
real las dimensiones de los originales muñecos Ken y Barbie que son populares en todo
el mundo. Descubrieron que ambos eran innaturalmente delgados en comparación
con el adulto joven promedio. De hecho, las probabilidades estimadas de que alguna
mujer joven tenga la forma original de Barbie son aproximadamente de 1 en 100,000.
En resumen, ser hermoso puede ser una bendición mixta. Existen algunos benefi-
Las personas con atractivo cios reales que no pueden negarse, pero también puede haber algunos costos. Esta com-
físico son más felices y tienen pensación hace que uno se pregunte por los efectos a largo plazo. Hace algunos años,
mayor autoestima que quienes Ellen Berscheid y otros (1972) compararon los niveles de atractivo físico de estudiantes
no son atractivas.
F
ALSO. universitarios (con base en fotografías de anuario) con su ajuste cuando alcanzaron la
edad adulta. Hubo poca relación entre su apariencia en la juventud y su felicidad poste-
rior. Quienes eran especialmente bien parecidos en la universidad tuvieron más probabi-
lidad de casarse, pero no estuvieron más satisfechos con su matrimonio o más contentos
con la vida. La belleza puede conferir ventaja, pero no es destino.

> Los primeros encuentros: llegar a conocerse


Las citas rápidas son una fascinante plataforma para hombres y mujeres que buscan una
relación romántica. En los eventos de citas rápidas, los individuos pagan por tener entre
10 y 25 “citas” muy breves, que no duran más de 4 minutos. Después de rotar como relo-
jes de un compañero a otro, los participantes, que usan etiquetas con su nombre, dejan
que el coordinador del evento sepa cuál de los compañeros desean ver de nuevo. Si dos
participantes se eligen mutuamente, el coordinador ofrece a cada uno la información de
contacto del otro, de modo que puedan programar una cita real (Finkel y Eastwick, 2008).
Para un primer encuentro, ¿las citas rápidas ofrecen a las personas suficiente infor-
mación? ¿Cuatro minutos son suficiente tiempo para que usted determine si se siente
románticamente atraído por alguien? Para asegurarse, eche un vistazo cercano y perso-
Las citas rápidas son un fenómeno nal a la apariencia física de una persona. Pero luego, ¿qué otra información querría? La
reciente que puede encontrarse en proximidad aumenta las probabilidades de que uno se reúna con alguien, la familiaridad
todo el mundo. En Londres, que aquí se
muestra, hombres y mujeres se reúnen
lo hace sentir cómodo y la belleza lo atrae como un imán para un primer encuentro.
durante emparejamientos rápidos en una ¿Pero qué determina si saldrán chispas en las primeras etapas de conocimiento de una
serie de “citas” entre todos. relación? En esta sección se consideran tres características de otros que pueden influir
en la atracción: semejanza, reciprocidad y difi-
cultad para conseguir algo.

Gusto por otros que son semejantes El


problema con la sabiduría proverbial es que
con frecuencia se contradice a sí misma. El
sentido común dice que “los iguales se atraen”.
Sin embargo, también se escucha que “los
opuestos se atraen”. De modo que, ¿qué es
cierto? Antes de responder esta pregunta, ima-
gine que saca su laptop, se reúne con alguien
en línea y entabla una conversación acerca
de escuela, deportes, restaurantes, películas,
© Caroline Cortizo/Alamy

dónde vive, dónde ha viajado o su banda favo-


rita, y se da cuenta que los dos tienen mucho
en común. Ahora imagine la experiencia
opuesta de charlar con alguien nuevo que es
muy diferente en sus antecedentes, intereses,

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La atracción inicial 355

valores y actitud ante la vida. ¿Cuál de los dos extraños querría conocer mejor: el que es
semejante o el que es diferente?
A lo largo de los años, la investigación ha demostrado de manera consistente que las
personas tienden a asociarse con otras que son semejantes a ellas mismas (Montoya et
al., 2008). La gran mayoría de los sitios de citas en línea ilustra el punto. Además de servi-
cios genéricos como Match.com, eHarmony, Compatible Partners, OK Cupid y HookUp.
com, todo tipo de servicios especializados están específicamente diseñados para reunir
personas con antecedentes y mentes similares; de ahí, ConservativeMatch.com, Liberal-
Hearts.com, Jdate.com, ChristianCafe.com y HappyBuddhist.com.
Cuatro tipos de semejanza son más relevantes. La primera es la demografía. En una
amplia gama de variables demográficas (como edad, educación, etnia, religión, estatura,
nivel de inteligencia y estatus socioeconómico) las personas que se reúnen como amigas,
citas, amantes o parejas en matrimonio tienden a parecerse entre sí más que las parejas
unidas al azar (Warren, 1966). Estas correlaciones no pueden usarse para probar que la
semejanza cause atracción. Sin embargo, puede hacerse una argumentación más atrac-
tiva al primero medir las características demográficas de las personas y luego determi-
nar si a éstas, cuando se reúnen con otras, les gustan más quienes son semejantes a ellas
que quienes no lo son. Esto es lo que Theodore Newcomb hizo hace más de 50 años. En
un elaborado estudio, Newcomb (1961) estableció un dormitorio universitario experi-
mental y descubrió que los estudiantes que tenían antecedentes

© The New Yorker Collection 2001 Barbara Smaller from cartoonbank.com. Todos los derechos reservados.
similares llegan a apreciarse mutuamente más que quienes no tie-
nen antecedentes semejantes. ¿La semejanza demográfica todavía
es un factor en la actualidad con todas las opciones que se tienen
en una sociedad diversa y multicultural? Sí. Al comentar acerca del
persistente atractivo magnético de la semejanza, el sociólogo John
Macionis (2012) observa que “la flecha de Cupido se dirige por la
sociedad más de lo que uno quiere aceptar”. Un resultado desa-
fortunado, como se describió en el capítulo 5, es que al asociarse
con otros semejantes las personas forman nichos sociales que son
homogéneos y se dividen a lo largo de líneas de raza, edad, religión,
nivel de educación y ocupación (McPherson et al., 2001).
Las personas también pueden ser semejantes en otras for-
mas, como cuando comparten las mismas opiniones, intereses y
valores. Por ejemplo, ¿qué hay acerca de la semejanza en actitu-
des y la atracción? En este caso, el curso del tiempo es más lento,
porque las personas primero tienen que conocerse. En el estudio
de Newcomb, el vínculo entre semejanza real y aprecio aumentó
gradualmente durante el año escolar. Experimentos de laborato- “No puedo esperar para ver cómo eres en línea.”
rio han confirmado el punto. Por ejemplo, Donn Byrne (1971) hizo
que personas proporcionaran sus opiniones acerca de una amplia variedad de temas y
luego les presentó una encuesta de actitud que supuestamente llenó otra persona (las
respuestas fueron amañadas). Estudio tras estudio descubrió que los participantes gus-
taban más de otras personas cuyas actitudes percibían como más semejantes a las suyas
(Byrne, 1997).
El vínculo entre actitudes y atracción es evidente entre las parejas de recién casados.
En un amplio estudio, Shanhong Luo y Eva Klohnen (2005) pusieron a prueba a 291 parejas
de recién casados y descubrieron que las personas tienden a casarse con quienes compar-
ten sus actitudes políticas, religiosidad y valores, pero que no necesariamente comien-
zan por tener personalidades semejantes (por ejemplo, que ambos sean introvertidos o
extrovertidos). Sin embargo, una vez en la relación, las semejanzas en la personalidad se
vuelven relevantes: mientras más semejantes eran, más feliz era el matrimonio. Es claro
que los semejantes se juntan y permanecen unidos. Pero espere. ¿Esto necesariamente
significa que las semejanzas generan atracción o la atracción puede generar semejanza?
Con toda probabilidad, ambos mecanismos están en operación. Luo y Klohnen compara-
ron parejas que habían estado juntas durante periodos variables antes del matrimonio y

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356 Capítulo 9 Atracción y relaciones cercanas

descubrieron que la semejanza no estaba relacionada con la duración de la relación. Sin


embargo, otro estudio de parejas en citas demostró que cuando los compañeros que son
cercanos descubren que están en desacuerdo en temas morales importantes, acomodan
sus visiones de éstos y se vuelven más similares a partir de ese punto (Davis y Rusbult,
2001).
De acuerdo con Milton Rosenbaum (1986), los investigadores de la atracción han
exagerado el papel de la semejanza en las actitudes. La semejanza no genera atracción,
dice. Más bien, la disimilitud dispara la repulsión: el deseo de evitar a alguien. Rosen-
baum sostiene que las personas esperan que la mayoría de las demás sean semejantes,
y es por ello que quienes son diferentes llaman la atención. Al llevar esta hipótesis un
paso más adelante, Lykken y Tellegen (1993) argumentan que, al seleccionar una pareja,
todas las formas de semejanza interpersonal son irrelevantes. Después que una persona
descarta al 50% de la población que es menos semejante, afirman, toma el control un
proceso de selección al azar.
Entonces: ¿las personas son motivadas por los otros que son semejantes en sus acti-
tudes o son desalentadas por quienes son diferentes? Como se muestra en la l figura
9.6, Byrne y sus colegas propusieron un modelo de dos pasos que toma en cuenta ambas
reacciones. Primero, afirma, uno evita asociarse con otros que son diferentes; luego, entre
quienes permanecen, uno se siente atraído por quienes son más semejantes (Byrne et
al., 1986; Smeaton et al., 1989). Las reacciones también pueden estar influidas por las
expectativas. Las personas esperan semejanza por parte de los miembros dentro del
grupo, como los copartidarios demócratas o republicanos, o los amigos heterosexua-
les o gays. En una serie de estudios, Fang Chen y Douglas Kenrick (2002) descubrieron
que los participantes en una investigación se sintieron particularmente atraídos hacia
los miembros externos del grupo que expresaron actitudes semejantes, y sintieron más
rechazo por los miembros dentro del grupo que expresaron actitudes diferentes.
Además de la demografía y las actitudes, también está en operación una tercera
fuente de semejanza y diferencia, al menos en las relaciones románticas. ¿Alguna vez
ha observado la forma en que las personas reaccionan ante las parejas en las que uno
de los miembros es un bombón y el otro no lo es? Por lo general, se sorprenden ante
“discordancias” de este tipo, pues esperan que las personas hagan pareja con otras que
tengan un atractivo semejante: ni más, ni menos. Esta reacción tiene una base en la
realidad. En etapas tempranas, estudios de laboratorio mostraron que tanto hombres
como mujeres desean parejas que sean muy atractivas. Por tanto, cuando a los estu-
diantes que ingresaron al primer año en la Universidad de Minnesota se les asignó al
azar una pareja para un baile, su deseo de una segunda cita estuvo influida más por el
atractivo físico de su pareja que por cualquier otra variable (Walster et al., 1966). Sin
embargo, en situaciones de la vida real, donde se puede ser aceptado o rechazado

l FIGURA 9.6
Modelo de dos etapas del proceso de atracción
Propuesto por Byrne y sus colegas (1986), el modelo de atracción en dos etapas sostiene que primero
uno evita a los otros que son diferentes y luego se acerca a los que son semejantes.
© Cengage Learning
Pantalla negativa de la Pantalla positiva de
diferencia la semejanza
Diferencia
Evasión

Personas
Baja semejanza
a quienes
Indiferencia
conoce
No
diferente
Alta semejanza Continuación
Atracción del contacto

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La atracción inicial 357

por un compañero potencial, las personas tienden a evitar realizar aperturas románticas
con otros que les parecen “lejos de su alcance” (Berscheid et al., 1971; Van Straaten et al.,
2009). Estudios de correlación de parejas que tienen citas, viven juntas o están casadas
apoyan esta “hipótesis de emparejamiento”: la idea de que las personas tienden a invo-
lucrarse románticamente con otras que son equivalentes en su atractivo físico (Feingold,
1988). La actividad en un exitoso sitio de citas en línea ofrece interesante nuevo apoyo.
Con base en las bitácoras de actividad, se calcula la “popularidad” de cada usuario en el
sitio. Como era de esperar, el análisis de sus interacciones indicaba el emparejamiento
con base en la popularidad: hombres y mujeres tienden a contactar y ser contactados
por otros cuya popularidad relativa en el sitio era similar a la propia (Taylor et al., 2011).
Un cuarto tipo de semejanza puede generar la atracción entre extraños: una seme-
janza en experiencia subjetiva. Imagine que un profesor dice algo en clase que le parece
divertido. Observa al estudiante junto a usted, quien lo mira de vuelta, y los dos estallan en
carcajadas, como si estuvieran enlazados por una broma privada. Siempre que dos perso-
nas que están en un evento común ríen, lloran, saltan, vitorean, agitan sus manos o giran
sus ojos al mismo tiempo, sienten como si hubieran compartido una experiencia subje-
tiva. Elizabeth Pinel y otros (Pinel et al., 2006; Pinel y Long, 2012) llamaron a esta expe-
riencia “compartición del yo” y plantearon la hipótesis de que las personas que comparten
estas experiencias, aunque de otra forma sean diferentes, sienten un profundo sentido

Cortesía de eHarmony.com
de conexión mutua, como “almas gemelas”. En una serie de experimentos, se pidió a los
participantes imaginarse con un extraño semejante o diferente con quien reaccionarían
o no de la misma forma ante un evento externo. De manera consistente, los participantes
prefirieron a quienes compartían las experiencias más que a todos los otros, aun cuando
tuvieran diferentes antecedentes. Las implicaciones son intrigantes: “Un fundamentalista
cristiano y un ateo pueden encontrarse juntos disfrutando el mismo atardecer; un acé- En 2012, eHarmony.com estimó que un
rrimo republicano y un demócrata igualmente radical pueden coincidir en una broma. promedio de 542 personas al día se casa
Cuando dos personas objetivamente diferentes comparten de esta y otras formas, su dis- en Estados Unidos como resultado de
reunirse en su sitio de citas, incluidos
gusto mutuo puede reducirse, aunque sea por un momento” (Pinel et al., 2006, p. 245). Tanyalee y Joshua, aquí fotografiados.
Antes de concluir que la semejanza es la clave de la atracción, ¿qué hay del viejo Ese número explicaría casi 5% de los
dicho que afirma que los opuestos se atraen? Hace muchos años, sociólogos propu- nuevos matrimonios estadounidenses.
sieron la hipótesis de complementariedad, que afirma que las personas buscan a otras
cuyas necesidades se “oponen” a las propias; por ejemplo, que las personas que necesitan
dominar, se sienten naturalmente atraídas por quienes son sumisas (Winch et al., 1954).
¿Existe algún apoyo para esta visión? Es sorprendente, pero la respuesta es no. Desde
luego, la mayoría de los seres humanos se sienten románticamente atraídos hacia otros
del sexo opuesto. Pero cuando se trata de relacionar necesidades mutuas y rasgos de
personalidad de la forma en que las llaves ajustan con las cerraduras, los investigadores
muestran que la complementariedad no da lugar a una atracción compatible (Gonzaga
et al., 2007; Luo y Klohnen, 2005; O’Leary y Smith, 1991). En una entrevista con el Wash-
Cuando se trata de relaciones
ington Post, Gian Gonzaga (investigador para eHarmony.com, el sitio de citas en línea que
románticas, los opuestos se
relaciona personas de acuerdo con sus semejanzas) desacreditó la hipótesis de comple-
atraen.
mentariedad, al observar que aunque los opuestos pueden parecer exóticos al principio,
con el tiempo las diferencias se vuelven difíciles de negociar (McCarthy, 2009).
F ALSO.

Agradar a otros que le agradan a uno Hace muchos años, Fritz Heider (1958)
planteó la hipótesis de que las personas prefieren relaciones que sean psicológicamente
“equilibradas” y que un estado de desbalance produce estrés. En grupos de tres o más indi-
viduos existe una constelación social equilibrada cuando a uno le agrada alguien cuyas
relaciones con los demás corren paralelas a las propias. Por tanto, se desea agradar a los hipótesis de emparejamiento
amigos de los amigos y a los enemigos de los enemigos (Aronson y Cope, 1968). Si el lector Propuesta de que las personas se sienten
alguna vez ha tenido un buen amigo que salía con alguien a quien detestaba, entonces atraídas por otros con similar atractivo
sabe cuán incómoda y desagradable puede ser una relación desequilibrada. El hecho es: físico.
uno no espera que sus amigos y enemigos salgan juntos (Chapdelaine et al., 1994). reciprocidad Intercambio mutuo entre
Entre dos personas, existe un estado de equilibrio cuando una relación se caracte- lo que se da y lo que se recibe; por
riza por la reciprocidad: un intercambio mutuo entre lo que se da y lo que se recibe. El ejemplo, agradar a quienes le agradan
agrado es mutuo, por lo que uno tiende a sentir agrado por otros que indican que uno les a uno.

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358 Capítulo 9 Atracción y relaciones cercanas

agrada. En un experimento, Rebecca Curtis y Kim Miller (1986)


reunieron parejas de estudiantes en el laboratorio, hicieron
arreglos para que platicaran, y luego “revelaron” a un miembro
en cada pareja que él o ella le agradaba o no le agradaba a su
compañero. Cuando más tarde los estudiantes se reunieron
para conversar, quienes pensaron que agradaban fueron, a su
© The New Yorker Collection/Liza Donnelly from cartoonbank.com. Todos los derechos reservados.

vez, más cálidos, más agradables y más sinceros. Sentir que uno
le agrada a alguien es importante. Cuando a grupos de hombres
y mujeres se les pidió reflexionar acerca de cómo se enamora-
ron o desarrollaron amistad con personas específicas, muchos
dijeron de manera espontánea que al principio los incitó el
darse cuenta que le agradaban al otro (Aron et al., 1989).
¿Pero reciprocidad significa simplemente que, mientras
más personas le agraden a un individuo, más les agradará él
a ellas? Hace muchos años, Elliot Aronson y Darwyn Linder
(1965) reunieron varias veces a pares de estudiantes univer-
sitarias. En cada par, una estudiante era participante de la
investigación; su compañera era cómplice. Después de cada
reunión, la participante escuchaba por casualidad una con-
versación de seguimiento entre el experimentador y el cóm-
plice en la que se discutía sobre ella y se le evaluaba. Con el
tiempo, la evaluación de la participante que hacía la cómplice
“Fue una relación nefasta: cuando él quería descargar archivos, yo
quería subirlos. Cuando yo quería descargarlos, él quería subirlos.”
o era consistente o experimentaba un cambio: de negativa a
positiva (ganancia) o de positiva a negativa (pérdida). Póngase
el lector en los zapatos de la participante. Si todo lo demás
permanece igual, ¿en cuál condición le agradaría más su compañera? En este estudio,
a las participantes les agradó más su compañera cuando su evaluación cambiaba de
negativa a positiva, que cuando era positiva todo el tiempo. En tanto la “conversión” sea
gradual y creíble, a las personas les agradan más otras cuando su afecto toma tiempo en
ganarse que cuando llega fácilmente. Dentro de una situación de citas rápidas hetero-
sexuales, Paul Eastwick y otros (2007) confirmaron el punto de conversión: las personas
se sienten atraídas hacia miembros del sexo opuesto que les agradan, pero sólo cuando
éstos son selectivos en sus agrados y, por tanto, discriminan.

La búsqueda de quienes son difíciles de conseguir Los hallazgos de Aronson y


Linder (1965) sugieren que a uno le agradan las personas que son socialmente selectivas.
Esto parece apoyar la noción popular de que se puede encender el interés romántico al
“hacerse el difícil”. Hace muchos años, Ellen Fein y Sherri Schneider (1996) escribieron
un libro para mujeres titulado The Rules: Time-Tested Secrets for Capturing the Heart of Mr.
Right (Las reglas: secretos comprobados para capturar el corazón del hombre adecuado).
¿Cuáles eran estas reglas? He aquí una: “no lo llame y rara vez devuelva sus llamadas”.
Aquí hay otra: “deje que él lleve la batuta”. En todos los casos, el tema era que los hombres
están encantados por las mujeres que son difíciles de conseguir. Ésta es una hipótesis
interesante.
A pesar de la intuición, los investigadores descubrieron que el efecto “difícil de
conseguir” es más difícil de lograr que lo originalmente anticipado (Walster et al.,
1973). Un problema es que uno es apagado por quienes lo rechazan porque están com-
prometidos con alguien más o por no tener interés en uno (Wright y Contrada, 1986).
Otro problema es que uno tiende a preferir a las personas que son moderadamente
selectivas en comparación con quienes no lo son (tienen pobre gusto o bajos estánda-
res) o son demasiado selectivas (son esnobs). En un estudio que ilustra bien el punto,
investigadores hicieron arreglos para que estudiantes universitarios, hombres y muje-
efecto “difícil de conseguir” res, tuvieran citas rápidas de 4 minutos más o menos con otros 10 estudiantes del sexo
Tendencia a preferir a las personas que opuesto, después de lo cual todos se calificaban mutuamente e indicaban en un sitio web
son enormemente selectivas en sus si estarían interesados en reunirse de nuevo. Los análisis de las calificaciones mostra-
elecciones sociales en vez de las que ron que a los participantes les agradaban las personas que selectivamente los deseaban
están disponibles más fácilmente. más que a los demás, pero no les agradaban las personas que indicaban un deseo por
varios de los hombres que encontraron (Eastwick y Finkel, 2008). Investigación adicional

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La atracción inicial 359

mostró que uno se siente atraído hacia personas que parecen difíciles de conseguir por-
que no está seguro de si les agrada a ellas (Whitchurch et al., 2011).
Ahora suponga que alguien en quien está interesado es difícil de conseguir por razo-
nes externas. ¿Y si los padres se oponen o prohíben una relación deseada, como en la
historia de Romeo y Julieta? ¿Qué hay de una relación amenazada por la catástrofe, como
en la historia de amor que se presenta en la película de 1997, Titanic, en la que intervienen
Leonardo DiCaprio y Kate Winslet, o una relación amenazada por padres de diferentes
clases sociales, como en la película de 2004, The Notebook, protagonizada por Ryan Gos-
ling y Rachel McAdams? ¿Qué hay de la distancia, la falta de tiempo o el interés renovado
en la antigua relación con un compañero? El capítulo 6 describe la teoría de la reactancia
psicológica, la cual indica que las personas están muy motivadas para prote-
ger su libertad de elegir y comportarse como les plazca. Cuando una libertad
valorada está amenazada (no se consigue el objeto del afecto de uno), las per-
sonas se revaloran a sí mismas, con frecuencia al querer lo que está menos
disponible, como el proverbial fruto prohibido (Brehm y Brehm, 1981).
Considere lo que ocurre cuando piensa que su oportunidad de conseguir
una pareja para la tarde se diluye. ¿Es cierto, por citar al músico de coun-
try-western, Michey Gilley, que “todas las chicas son más bonitas a la hora
de cerrar el bar”? Para descubrirlo, investigadores entraron a algunos bares
en Texas y pidieron a los clientes, tres veces durante la noche, calificar el
atractivo físico de otros clientes del mismo sexo y del opuesto. Como sugiere
la canción de Gilley, las personas del sexo opuesto se percibieron como más
atractivas conforme avanzaba la noche (Pennebaker et al., 1979). El estudio
es gracioso, pero la correlación entre tiempo y atracción puede interpretarse
en otras formas (¡quizá las calificaciones de atractivo suben con los nive-
les de alcohol en la sangre!). En un estudio de seguimiento, Scott Madey y
colaboradores (1996) también pidieron a los clientes en un bar que califica-
ran el atractivo a lo largo de la noche. Descubrieron que estas calificaciones
aumentaban conforme la noche avanzaba sólo entre los clientes habituales

Imageshop/Jupiter Images
que no estaban comprometidos en una relación. Como predeciría la teoría
de la reactancia, el tiempo de cierre plantea una amenaza que dispara el
deseo sólo de aquellos a la caza de una cita nocturna.
Otro posible ejemplo de pasión alimentada por la reactancia puede
verse en “la seducción de las relaciones secretas”. En un astuto experimento,
Daniel Wegner y otros (1994) juntaron en pares a estudiantes universitarios
hombres y mujeres para jugar bridge. Dentro de cada cuarteto, a una pareja
se le indicó por escrito que coqueteara con los pies debajo de la mesa, ya Consistente con la teoría de la reactancia, estudios
fuera de manera secreta o descarada. ¿Se lo imagina? Pocos minutos des- realizados en bares como este muestran que hombres
y mujeres que no están comprometidos en relaciones
pués se detuvo el juego y se pidió a los participantes que indicaran en pri- se ven mutuamente más atractivos conforme avanza la
vado cuán atraídos se sentían por su propio compañero y por el miembro noche.
del sexo opuesto del otro equipo. El resultado: los estudiantes que coque-
tearon con los pies en secreto se sintieron más atraídos uno por el otro que
quienes coquetearon de manera abierta o no lo hicieron en absoluto. Este hallazgo en
verdad es consistente con la teoría de la reactancia. Pero todavía puede haber más. En
primer lugar, como verá más adelante, la emoción de involucrarse en un acto prohibido,
o la mera excitación de tener que guardar un secreto, puede ayudar a avivar las llamas
de la atracción. Sin embargo, en segundo lugar, es importante darse cuenta que, con el
tiempo, mantener un romance en secreto puede convertirse en una carga tan pesada que
la misma relación sufrirá (Foster y Campbell, 2005).

> Selección de la pareja: la evolución del deseo


Antes de moverse hacia el tema de las relaciones cercanas, deténgase y considere esta pre-
gunta: cuando se trata de la búsqueda de una pareja de corto o largo plazo, ¿hombres y
mujeres están igualmente motivados? Si no es así, ¿cuáles son las diferencias? Más ade-

cap09 338-389.indd 359 07/11/14 22:50


360 Capítulo 9 Atracción y relaciones cercanas

lante, en este capítulo verá que la mayoría de los hombres parecen estar más impulsados
por el sexo que la mayoría de las mujeres, que desean sexo más frecuente y más casual, más
parejas y más variedad, todo lo cual condujo a algunos investigadores en el área a concluir
que “los hombres desean sexo más que las mujeres” (Baumeister et al., 2001, p. 270).

Preferencias en la selección de pareja ¿Por qué existen estas diferencias sexuales


y qué significan? En The Evolution of Desire (La evolución del deseo), David Buss (2003)
argumenta que la respuesta puede derivarse de la psicología evolutiva. De acuerdo con
esta perspectiva, los seres humanos de todo el mundo muestran
patrones de selección de compañero sexual que favorecen la con-
cepción, el nacimiento y la supervivencia de la descendencia, y
© The New Yorker Collection 1998 Jack Ziegler from cartoonbank.com.

mujeres y hombres, por necesidad, emplean diferentes estrategias


para lograr dicha meta común (Buss y Schmitt, 1993; Gangestad y
Simpson, 2000; Trivers, 1972).
De acuerdo con Buss, las mujeres deben ser muy selectivas
porque están biológicamente limitadas por el número de niños
que pueden criar en una vida. Por tanto, una mujer debe proteger
a sus hijos y por ello busca una pareja que posea (o tenga el poten-
cial de poseer) recursos económicos y esté en buena disposición
Todos los derechos reservados

de comprometerlos para apoyar a su descendencia. El resultado es


que las mujeres deben sentirse atraídas hacia hombres que sean de
“Caramba: extraño el erotismo exacerbado de aquellos cinco mayor edad y tengan seguridad financiera o que tengan ambición,
años y medio de visitas conyugales.” inteligencia, estabilidad y otros rasgos predictivos del éxito futuro.
En contraste, los hombres pueden engendrar un número ili-
mitado de hijos y pueden asegurar su éxito reproductivo al inse-
minar muchas mujeres. Sin embargo, los hombres están restringidos por su habilidad
para atraer compañeras fértiles y por su falta de certeza acerca de si los bebés nacidos
en realidad son suyos. Con estos motivos que brotan de su pasado evolutivo, los hombres
buscan mujeres que sean jóvenes y físicamente atractivas (que tengan piel suave, labios
carnosos, cabello lustroso, buen tono muscular y otras características de juventud),
atributos que señalan salud y fertilidad reproductiva. Para minimizar su incertidum-
bre paterna, los hombres también deben favorecer la castidad, y buscar mujeres que
consideren serán sexualmente fieles en lugar de promiscuas.
En una prueba inicial de esta teoría, Buss (1989) y un equipo de investigadores
encuestó a 10,047 hombres y mujeres en 37 culturas en Norteamérica y Sudamérica,
Asia, África, Europa oriental y occidental, y el Pacífico. A todos los participantes se
les pidió ordenar y calificar la importancia de varios atributos al elegir una pareja
sexual. Los resultados fueron consistentes con las predicciones. Tanto hombres como
mujeres dieron calificaciones igualmente altas a ciertos atributos, como “tener una
actitud agradable”. Sin embargo, en la gran mayoría de los países, “verse bien” y “no
tener experiencia copulativa previa” fueron más valoradas por los hombres, mientras
que “buen prospecto financiero” y “ambicioso e industrioso” fueron más importantes
Joel Sartore/National Geographic Image Collection

para las mujeres. Análisis de anuncios publicitarios personales aparecidos en revis-


tas y periódicos revelaron de igual forma que, en el mercado de las citas, el “negocio”
es que las mujeres ofrezcan belleza, mientras los hombres ofrecen riqueza (Feingold,
1992a; Rajecki et al., 1991; Sprecher et al., 1994). En palabras de un inves-
tigador, la búsqueda de una pareja heterosexual parece presentar “a
Este hombre los hombres, como objetos exitosos, y a las mujeres, como objetos
joven espía a través
de sus gafas de sol a sexuales” (Davis, 1990).
las mujeres en la playa. Algunos investigadores han sugerido que estas preferencias
Desde una perspectiva de género no son meros lujos, sino necesidades reales en el mer-
evolutiva, su atracción está
biológicamente impulsada (mas cado del apareamiento. En el estudio de Buss (1989), los hom-
no conscientemente) por la bres tuvieron más probabilidad de preferir a las bien parecidas,
búsqueda de una pareja y las mujeres tuvieron más probabilidad de preferir a los bue-
reproductiva fértil.
nos prospectos financieros, pero ambos sexos consideraron más
importantes otras características (como ser divertido, confiable y

cap09 338-389.indd 360 07/11/14 22:50


La atracción inicial 361

amable). ¿Pero qué ocurre en la vida real, donde los buscadores de pareja que no pueden
tenerlo todo deben dar prioridad a sus deseos? Al estudiar “las necesidades y lujos en las
preferencias de pareja”, Normal Li y otros (2002) pidieron a los participantes diseñar su
compañero de matrimonio ideal al comprar diferentes características con “dólares de
pareja”. En algunos casos, se les otorgó un gran presupuesto con el cual trabajar; en otros
casos, el presupuesto fue limitado. En la condición de gran presupuesto, los hombres
gastaron un poco más del dinero del juego en atractivo físico, y las mujeres gastaron un
poco más en estatus social, pero ambos estuvieron igualmente interesados en una pareja
que fuera amable, vivaz y creativa. Sin embargo, en la condición de presupuesto bajo, los
hombres gastaron incluso más de su dinero en atractivo físico, y las mujeres gastaron
incluso más en estatus social. Cuando los buscadores de pareja no pueden tener todo y
por tanto deben enfocarse en lo que es más importante, dan prioridad a sus elecciones
en las formas predichas por la teoría evolutiva (vea la l figura 9.7).
También consistente con la perspectiva evolutiva está una tendencia universal a que
los hombres busquen mujeres más jóvenes (quienes tienen más probabilidad de ser fér-
tiles) y que las mujeres deseen hombres más viejos (quienes es más probable que posean
recursos financieros). Buss (1989) descubrió esta discrepancia en la preferencia de edad
en todas las culturas que estudió, en las que los hombres, en promedio, esperaban casarse
con mujeres que eran 2.7 años menores, y las mujeres querían casarse con hombres que
fueran 3.4 años mayores. Con base en su análisis de anuncios publicitarios personales,
Douglas Kenrick y Richard Keefe (1992) descubrieron que los hombres con 20 años o
más están igualmente interesados en mujeres más jóvenes y ligeramente mayores toda-
vía en edad fértil. Pero los hombres con 30 años o más buscan mujeres que sean 5 años
más jóvenes, mientras los hombres de 50 prefieren mujeres de 10 a 20 años más jóvenes.
En contraste, las mujeres de todas las edades se sienten atraídas por hombres que son
más viejos que ellas. Estos patrones también pueden verse en estadísticas matrimonia-
les tomadas de diferentes culturas y generaciones. Existe una excepción interesante: los
varones adolescentes dicen que se sienten más atraídos por mujeres que son ligeramente
mayores que ellos, mujeres en sus fértiles 20 años (Kenrick et al., 1996).

l FIGURA 9.7
Diferencias sexuales en la preferencia por la pareja: ¿necesidades evolutivas?
En este estudio, los participantes construyeron una pareja ideal al “comprar” características. Cuando
se les asignó un gran presupuesto, los hombres gastaron un porcentaje un poco más alto de dinero
en atractivo físico, y las mujeres gastaron un poco más en estatus social que en otras características.
Sin embargo, con un presupuesto bajo, los hombres gastaron aún más en atractivo físico, y las
mujeres gastaron también más en estatus social.
Li et al., 2002. © Cengage Learning

High Budget alto


Presupuesto Low Budget bajo
Presupuesto
40 40
moneygastado

moneygastado
spent

spent

30 30
deofdinero

deofdinero

20 20
Percentage

Percentage
Porcentaje

Porcentaje

10 10

0 0
Physical
Atractivo Social
Estatus Physical
Atractivo Social
Estatus
attractiveness
físico status
social attractiveness
físico status
social
Men
Hombres Women
Mujeres

cap09 338-389.indd 361 07/11/14 22:50


362 Capítulo 9 Atracción y relaciones cercanas

Uno podría pensar que las preferencias por parejas predichas por la teoría evolutiva
estarían limitadas a hombres y mujeres fértiles en la juventud. No es así. Recientemente
se analizaron 600 anuncios publicitarios de Yahoo! para cuatro grupos etarios: 20-34,
40-54, 60-74 y 75+ años. En todas las edades, los hombres tenían más probabilidad que
“Los hombres buscan propagarse las mujeres de ofrecer información acerca de su educación, empleo y nivel de ingresos.
También tuvieron más probabilidad de buscar indicaciones de atractivo físico. Mientras
ampliamente, mientras las mu-
más edad tenía el hombre, más quería mujeres mucho más jóvenes. En contraste, las
jeres buscan propagarse sabia- mujeres de todas las edades tuvieron más probabilidad de buscar información de estatus
mente.” y hombres que fueran de más edad (al menos hasta que las mujeres tenían 75 años, punto
Robert Hinde
donde buscaban hombres más jóvenes que ellas). Aparentemente, en Estados Unidos,
las preferencias por las parejas predichas por la teoría evolutiva persisten a lo largo de la
vida (Alterovitz y Mendelsohn, 2009).

Consumo conspicuo Si las mujeres se sienten atraídas por hombres que tienen riqueza
o la capacidad de obtenerla, entonces hay razón para que ellos ostenten sus recursos de
la forma en que los pavos reales machos despliegan su cola brillantemente coloreada.
Despliegues vistosos de riqueza se ven en culturas de todo el mundo (desde Islandia hasta
Japón, Polinesia y la selva amazónica), lo que conduce a los psicólogos evolutivos a especu-
lar que el consumo conspicuo pudo haber evolucionado como una señal de apareamiento
sexualmente seleccionada (Miller, 2009; Saad, 2007). Para ver si esto funciona, Jill Sundie
y colaboradores (2011) describieron brevemente a participantes femeninas un graduado
de maestría en administración de empresas de 32 años de edad, quien había logrado un
buen nivel de vida como analista financiero; le gustaba pasear en bicicleta, ver películas
y escuchar música, y acababa de comprar un automóvil nuevo, un costoso Porsche o un
Honda Civic. Como se esperaba, las participantes lo vieron como una cita más deseable
cuando se les dijo que había comprado el carro más ostentoso.
Si los hombres ostentan sus recursos para atraer a las mujeres, entonces hay razón
en que mientras más competitivo sea el panorama reproductivo para los hombres, más
probabilidad hay de que gasten dinero en formas conspicuas. Históricamente, la razón
de hombres a mujeres en una población puede variar con el tiempo y de una ciudad
a otra. Una abundancia de mujeres con respecto a los hombres se asocia con tasas de

l FIGURA 9.8
Efectos de la razón sexual en el consumo conspicuo
Después de leer que la razón sexual en los campus estaba sesgada hacia más hombres o más mujeres, estudiantes universitarios masculinos
calificaron cuánto dinero gastarían en un regalo de San Valentín, una cita para cenar y un anillo de compromiso. En cada caso la percepción
de la competencia condujo a los hombres a considerar adecuado el empleo de más dinero en gastos relacionados con el apareamiento.
Griskevicius et al., 2012. © Cengage Learning

Engagement
Anillo Ring
de compromiso Dinner
CenaEntrée oncita
en una a Date Valentine’s
Regalo de SanDay Gift
Valentín

$2500 $17.50 $50

$2400 $17.00 $48

$2300 $16.50 $46

$2200 $16.00 $44

$2100 $15.50 $42

$2000 $15.00 $40

Sesgado
Female Sesgado
Male Sesgado
Female Sesgado
Male Sesgado
Female Sesgado
Male
hacia
biasedlas hacia
biasedlos hacia
biasedlas hacia
biasedlos hacia las
biased hacia los
biased
mujeres hombres mujeres hombres mujeres hombres
Sex Ratio
Razón sexual Sex Ratio
Razón sexual Sex Ratio
Razón sexual

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La atracción inicial 363

matrimonio más bajas y menor inversión paterna; una abundancia relativa de hombres
se asocia con mayores tasas de matrimonio y más inversión paterna. Para poner a prueba
“las consecuencias financieras de demasiados hombres”, Vladas Griskevicius y colabora-
dores (2012) presentaron a estudiantes universitarios varones una de dos versiones de un
artículo publicado en un acreditado diario local acerca de la razón de hombres a mujeres
en sus campus. Una versión indicaba que la razón sexual rápidamente se convertía en
sesgada hacia las mujeres (más mujeres que hombres); una segunda versión indicaba que
la razón sexual estaba sesgada hacia los hombres (más hombres que mujeres). Después, a
todos los participantes se les pidió calificar cuánto dinero en dólares era adecuado gastar
en un regalo de San Valentín, una cena y un anillo de compromiso. De manera generali-
zada, los resultados apoyaron fuertemente la predicción de que la percepción de com-
petencia entre hombres los conducirá a gastar más dinero en gastos relacionados con el
apareamiento (vea la l figura 9.8).

Expresiones de amor Puede ser que el sentido común le dé armas para predecir las
diferencias hombre-mujer que se encuentran en la investigación acerca de la evolución
del deseo. ¿Pero qué hay de las expresiones románticas de amor y afecto? Los estereoti-
pos de hombres y mujeres sugerirían que mientras los hombres tienen más probabilidad
de buscar sexo, las mujeres buscan amor. Por tanto, no es de sorprender que cuando se
analizó el contenido de tarjetas de San Valentín, las mujeres tuvieron más probabilidad
de expresar amor que los hombres (González y Koestner, 2006).
Decir “te amo” es un gran paso para las personas que buscan una pareja, porque las
palabras señalan un marcado cambio en la satisfacción y tiene implicaciones de devo-
ción, sacrificio y compromiso. ¿Usualmente quién manifiesta primero su amor en una
relación heterosexual: el hombre o la mujer? ¿El lector ha estado enamorado alguna vez?
Si es así, ¿quién rompió el hielo en su relación? Interesado en el género y las expresiones
de amor, Joshua Ackerman y sus colegas (2011) detenían a peatones en la esquina de
una calle y les preguntaban cuál compañero en general lo decía primero. El resultado fue
consistente con las expectativas: 64% eligió a las mujeres. Cuando se les preguntó quién
“lo toma en serio” en primer lugar, 84% eligió a las mujeres. Sin embargo, a continuación
los investigadores pidieron a estudiantes universitarios hombres y mujeres, que alguna
vez tuvieron una relación romántica, que recordaran quién en realidad dijo primero “te
amo”. El resultado: 62% reportó que el hombre lo dijo primero. En un tercer estudio, a
parejas heterosexuales de una muestra de una comunidad en línea se les pidió reportar
su propia relación. No todos los compañeros estuvieron de acuerdo en la respuesta, lo
que es interesante. Sin embargo, entre quienes sí estuvieron de acuerdo, 70% reportó que
el hombre lo decía primero (vea la l figura 9.9).
¿Una perspectiva evolutiva arroja luz acerca de por qué los hombres dirían “te
amo” antes que las mujeres? ¿Hombres y mujeres reaccionan igual ante esta expresión
profunda? Ackerman et al. (2011) predijeron que el tiempo importa, específicamente,
en relación con el comienzo de la actividad sexual. En un estudio en línea, reclutaron a
hombres y mujeres usuarios del servicio de correo de Craigslist que hubieran recibido
por primera vez un “te amo”, y se les plantearon algunas preguntas acerca de la expe-
riencia, entre ellas, si la expresión de amor llegó antes o después de copular y cuán feli-
ces se sintieron por la revelación. Antes de la actividad sexual, los hombres reportaron
sentirse más felices y más positivos acerca de la expresión de amor que hizo la mujer.
Sin embargo, después de la actividad sexual, las mujeres reaccionaron con un poco más
de emoción positiva. ¿Qué significa esto? Como se interpreta a través de la lente de una
perspectiva evolutiva: “una confesión previa al sexo puede señalar interés para que la
relación avance e incluya actividad sexual, mientras que una confesión posterior al sexo
podría señalar de manera más precisa un deseo de compromiso a largo plazo” (p. 1090).

Celos La teoría evolutiva recibe un apoyo particular con la investigación acerca


de los celos, “la pasión peligrosa”, un estado emocional negativo que surge por
una amenaza percibida hacia la propia relación. Aunque los celos son una reac-
ción común y normal de los humanos, hombres y mujeres pueden estimularse por
diferentes eventos detonantes. De acuerdo con la teoría, un hombre debe alte-
rarse más por la infidelidad sexual, porque la aventura extramarital de una esposa

cap09 338-389.indd 363 07/11/14 22:50


364 Capítulo 9 Atracción y relaciones cercanas

l FIGURA 9.9
¿Quién es el primero en decir “te amo”?
En un estudio se preguntó a las personas acerca de su creencia de cuál compañero en una relación heterosexual, el hombre o la mujer, tiene más
probabilidad de decir “te amo” en primer lugar. En un segundo estudio, a hombres y mujeres que tuvieron una relación romántica en el pasado se
les pidió recordar quién dijo primero “te amo”. En un tercer estudio, a ambos compañeros en parejas heterosexuales se les pidió reportar acerca
de su propia relación. Contrario a la creencia del estereotipo (izquierda), parece que los hombres tienen más probabilidad de confesar primero su
amor (centro y derecha).
Ackerman et al., 2011. © Cengage Learning

Creencias
Beliefs Relación
Recalled recordada
Relationship Relación
Current actual
Relationship

80% 80% 80%

65% 65% 65%

50% 50% 50%

35% 35% 35%

20% 20% 20%

Mujeres
Women Hombres
Men Mujeres
Women Hombres
Men Mujeres
Women Hombres
Men
A. B. C.

aumenta el riesgo de que los hijos que él apoye no sean suyos. En contraste, una mujer
debería sentirse más amenazada por la infidelidad emocional, porque un esposo que se
enamora de otra mujer puede dejarla y retirarle su apoyo financiero (Buss, 2000).
Varios estudios apoyan esta hipótesis. En uno, a estudiantes universitarios, hombres
y mujeres, se les preguntó en qué caso estarían más enojados: si su compañero romántico
formara un profundo vínculo emocional o si tuviera sexo con otra persona. ¿Cuál situa-
ción encontraría el lector más estresante? Los resultados revelaron una notable diferen-
cia de género: 60% de los hombres dijeron que estarían más molestos por la infidelidad
sexual de su pareja, pero 83% de las mujeres dijo que la infidelidad emocional era peor
(Buss et al., 1992). Esta diferencia parece revelarse a sí misma siempre que a hombres y
mujeres se les pregunte cuál tipo de infidelidad es más molesta (Schützwohl, 2004; Shac-
kelford et al., 2004). Esta diferencia de género también apareció cuando se entrevistó a
parejas de recién casados acerca de cómo reaccionarían si sospecharan que su pareja
los engañaba. Los hombres dijeron que usarían más tácticas de “retención de pareja”
(encubrir o amenazar a la esposa; tomar acción contra el macho rival) cuando sus espo-
sas eran jóvenes y atractivas; las mujeres dijeron que usarían más tácticas de retención
de pareja (ser cuidadosas; mejorar su apariencia) cuando estaban casadas con hombres
que se esforzaban por conseguir estatus y hacían más dinero (Buss y Shackelford, 1997).
En un estudio, los investigadores analizaron 398 individuos de varios países que fue-
ron clínicamente diagnosticados con “celos mórbidos”. Con información de historias de
caso publicadas, descubrieron que mientras los hombres tenían más probabilidad
de acusar a sus parejas de infidelidad sexual, las mujeres tenían más probabilidad de
molestarse por la infidelidad emocional. Aunque sólo algunas historias de caso conte-
nían detalles acerca del rival temido, los hombres celosos tuvieron más probabilidad de
reportar que su rival tenía mayor estatus o recursos; las mujeres celosas reportaron con
mayor probabilidad que su rival era más joven o más atractiva (Easton et al., 2007).

Perspectivas socioculturales Aunque las diferencias de género son intrigantes, los


críticos del enfoque evolutivo son rápidos para argumentar que algunos de los resultados

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La atracción inicial 365

pueden interpretarse en términos “psicológicos” más que “evolutivos”. Un argumento


común es que las mujeres negocian juventud y belleza por dinero, no con propósitos
reproductivos, sino más bien porque con frecuencia carecen de acceso directo al poder
económico. Con esta hipótesis en mente, Steven Gangestad (1993) examinó el acceso de
las mujeres a la riqueza en cada uno de los países del estudio transcultural de Buss. Des-
cubrió que mientras más poder económico tenía la mujer, más importante era para ella
el atractivo físico de los hombres. Este resultado sugiere que el estatus social y económico
generalmente bajo de las mujeres, en relación con el de los hombres, puede ser lo que las
conduce a preocuparse menos por los atributos físicos de un potencial compañero.
Otro argumento tiene que ver con el hallazgo de que los hombres son más teme-
rosos de la infidelidad sexual de una compañera (lo que amenaza la certeza paterna), y
que las mujeres se preocupan más por la infidelidad emocional (que amenaza el apoyo
futuro). La diferencia es consistente, ¿pero qué significa? Existen dos criterios. El pri-
mero: en contraste con la explicación que ofrece la teoría evolutiva, algunos investigado-
res descubrieron que los hombres se molestan más por la infidelidad sexual no debido a
la incertidumbre en la paternidad, sino porque suponen de manera razonable que una
mujer casada que tiene una aventura sexual también es probable que tenga sentimientos
íntimos por su compañero extramarital. En otras palabras, la preocupación del hombre,
como la de la mujer, puede ser la amenaza de pérdida, no los conflictos en la paterni-
dad (DeSterno y Salovey, 1996; Harris y Christenfeld, 1996). En segundo lugar, aunque
hombres y mujeres reaccionan de manera diferente cuando se les pide imaginar la infi-
delidad sexual o emocional de su pareja, ambos se molestan más en igual medida por la
infidelidad emocional cuando se les pide recordar experiencias reales de una relación
pasada (Harris, 2002). En la actualidad, los investigadores siguen debatiendo qué
significan las diferencias de género observadas en los celos románticos y el modelo
evolutivo que se usa para explicarlos (Harris, 2005; Sagarin, 2005).
Un tercer argumento es que las diferencias en los autorreportes que usual-
mente se encuentran entre los sexos son pequeñas en comparación con las seme-
janzas. Este es un punto importante. En el estudio transcultural original de Buss,
tanto hombres como mujeres otorgaron calificaciones más altas a atributos como
bondad, confiabilidad, buen sentido del humor y una buena disposición (el atrac-
tivo físico y las perspectivas financieras no encabezan las listas). De hecho, la
investigación muestra que las mujeres desean atractivo físico tanto como los hom-
bres cuando se les pregunta acerca de si quieren un compañero sexual casual de
corto plazo (Li y Kenrick, 2006; Regan y Berscheid, 1997).
También es limitante la cuestión de si las preferencias manifestadas que se
reportan en las encuestas de Buss (1989) coinciden con las preferencias reales
cuando las personas se encuentran cara a cara con compañeros de carne y hueso
reales. En un estudio reciente, Paul Eastwick y Eli Finkel (2008) reclutaron hombres
y mujeres para un evento de citas rápidas. De antemano, preguntaron a los parti-
cipantes acerca de sus preferencias por un compañero ideal. Al replicar el efecto

Abbas/Magnum Photos
usual, los hombres tuvieron más probabilidad de mencionar “atractivo físico”
y las mujeres más probabilidad de mencionar “perspectivas de ganancias”. Sin
embargo, las calificaciones de atracción romántica de los compañeros durante las
citas rápidas y después de éstas revelaron que las diferencias entre los participan-
tes hombres y mujeres acerca de cuáles rasgos eran importantes habían desapare-
cido. En teoría, hombres y mujeres representaron los diferentes roles moldeados
por la evolución; aunque, en la práctica, su atracción mutua se basó en caracterís- Las mujeres de la tribu bari, de Venezuela,
ticas similares. Estos resultados pueden observarse en la l figura 9.10. son sexualmente promiscuas. Los bari
creen que un bebé puede tener múltiples
Finalmente, las diferencias sexuales observadas no suelen ser ni predecibles ni uni- padres, de modo que el ser promiscua
versales. Las sociedades humanas son flexibles en términos de las formas en que las permite a una mujer asegurar el apoyo
personas se adaptan a sus entornos, y existen reveladoras excepciones a las reglas que se hacia el infante de muchos hombres. Esta
considera gobiernan el juego humano en el campo evolutivo. Por ejemplo, David Geary excepción a la norma evolutiva ilustra que
el comportamiento humano es flexible
(2000) señala que aunque los padres humanos pasan menos tiempo en el cuidado de los y que las personas pueden desarrollar
hijos que las madres, son únicos entre los mamíferos (incluidos babuinos y chimpancés, estrategias de apareamiento para
los parientes evolutivos cercanos) en la cantidad de atención que brindan a su descen- adaptarse a su entorno cultural.
dencia. Geary especula que los hombres humanos cuidan a sus hijos en parte porque
disfrutan más la certeza paterna que otros primates machos.

cap09 338-389.indd 365 07/11/14 22:50


366 Capítulo 9 Atracción y relaciones cercanas

l FIGURA 9.10
Preferencias de compañero evolutivas: en teoría y en la práctica
Antes de involucrarse en citas rápidas, participantes hombres y mujeres enunciaron sus preferencias para
una pareja ideal. Consistente con la perspectiva evolutiva, los hombres tuvieron más probabilidad de
mencionar “atractivo físico” y las mujeres más probabilidad de mencionar “perspectivas de ganancias”
(izquierda). Sin embargo, al calificar a compañeros reales en las citas rápidas, los participantes hombres y
mujeres no difirieron en sus preferencias por dichas características (derecha).
Finkel, E. J. y Eastwick, P. W., “Speed-dating”, en Current Directions in Psychological Science, vol. 17 (pp. 193-
197). Copyright © 2008 por Sage Publications, Inc. Reimpreso con permiso.

Compañero hipotético
Hypothetical Partners Actual Partners
Compañero real
9.0 1.0
8.5 0.9
compañero

0.8
8.0
preferences

0.7
7.5 0.6
7.0 0.5
Partner de

0.4
Preferencias

6.5
0.3
6.0
0.2
5.5 0.1
5.0 0
Atractivo
Physical Perspectiva
Earning de Atractivo
Physical Perspectiva
Earning de
físico
attractiveness ganancias
prospects físico
attractiveness ganancias
prospects
Men
Hombres Women
Mujeres

Además, considere la intrigante observación de que las mujeres de la tribu bari


en Venezuela son muy promiscuas. Desde un punto de vista evolutivo, este comporta-
miento no parece adaptativo, pues las mujeres que “tienen sexo con cualquiera” pueden
ahuyentar a las posibles parejas temerosas de desperdiciar sus recursos en niños que no
son propios. Entonces, ¿por qué la promiscuidad femenina es la norma en esta cultura?
En Cultures of Multiple Fathers (Culturas de múltiples padres), los antropólogos Stephen
Beckerman, Paul Valentine y colaboradores observaron que los bari y otros grupos abo-
rígenes en las tierras bajas de América del Sur creen que un bebé puede tener múltiples
padres y que todos los hombres que tienen sexo con una mujer embarazada realizan
una aportación biológica a su hijo por nacer (algunos grupos creen que se necesita más
que un padre, o al menos más de una inseminación para formar un feto). Por tanto, al
tomar muchos amantes una mujer aumenta el número de hombres que proveerán
al niño. Parece que esta estrategia funciona. Un niño bari con múltiples padres tiene 16%
más probabilidades que un niño de un solo padre de sobrevivir hasta la edad de 15 años
(Beckerman y Valentine, 2002).

Resumen La perspectiva evolutiva ofrece a los psicólogos sociales una importante y


provocadora perspectiva acerca de las relaciones. El enfoque atrae las críticas de que
los resultados son débiles, limitados o explicables por medios no evolutivos (Harris,
2003; Hazan y Diamond, 2000; Pedersen et al., 2002). Sin embargo, también sigue gene-
rando nuevas e interesantes ideas. En la actualidad, científicos en esta área estudian
una variedad de conflictos, como los posibles vínculos entre apariencia facial y salud
y fertilidad (Geary, 2005; Grammer et al., 2005; Weeden y Sabini, 2005); la flexibilidad o
“plasticidad” de la orientación sexual en hombres y mujeres (Baumeister, 2000; Lippa,
2006); el vínculo potencialmente mortal entre celos sexuales y violencia (Buss, 2000);
la razón por la que algunos hombres rechazan realizar pagos de manutención infantil
(Shackelford et al., 2005); la habilidad de las mujeres para detectar y preferir hombres
que son inteligentes (Prokosch et al., 2009); los diversos motivos sexuales que pueden
llamar la atención hacia los miembros atractivos del sexo opuesto o del propio (Maner

cap09 338-389.indd 366 07/11/14 22:50


Relaciones cercanas 367

et al., 2007), y las condiciones en las cuales hombres y mujeres percibirían mal el interés
sexual de los demás (Perilloux et al., 2012).

Relaciones cercanas
El sentirse atraído hacia las personas puede ser emocionante o frustrante, dependiendo de
cómo se desarrollen los encuentros iniciales. ¿Cuán importante es una buena relación para
usted? Hace muchos años, investigadores pidieron a 300 estudiantes sopesar la importan-
cia de tener una relación romántica satisfactoria contra la importancia de otras metas
en la vida (como obtener una buena educación, tener una carrera exitosa o contribuir a
una sociedad mejor) y descubrieron que 73% dijo que sacrificarían la mayoría de las otras
metas antes de renunciar a una buena relación (Hammersla y Frease-McMahan, 1990).

Las relaciones íntimas con frecuencia involucran tres componentes básicos:


(1) sentimientos de apego, afecto y amor; (2) gratificación de necesidades psicológicas,
y (3) interdependencia entre compañeros, cada uno de los cuales tiene una influencia
significativa sobre el otro. Aunque las personas tienen muchas relaciones significativas
en sus vidas que contienen uno o más de estos componentes, los psicólogos sociales han
concentrado su investigación en amigos, compañeros de citas, amantes y parejas casa-
das (Berscheid y Regan, 2005; Hendrick y Hendrick, 2000; Miller y Perlman, 2009; Regan,
2011; Sprecher et al., 2008).
No todas las relaciones íntimas contienen los tres ingredientes. Un romance de verano
es emocionalmente intenso, pero en el otoño ambos compañeros reanudan sus vidas sepa-
radas. Un matrimonio “hueco” da vueltas en torno a actividades diarias coordinadas, pero
el apego emocional es débil y las necesidades psicológicas no se satisfacen. Es claro que las
relaciones vienen en diferentes formas y tamaños. Algunas son sexuales; otras no lo son. Algu-
nas involucran a compañeros del mismo sexo; otras, compañeros del sexo opuesto. Algunas
parejas se comprometen a un futuro juntas; otras aparecen brevemente para una corta
estancia. Los sentimientos abarcan todo el espectro, desde alegría hasta dolor, y de amor a
odio, con intensidad emocional que varía desde leve hasta muy intensa.
¿Cómo avanza uno desde los primeros encuentros hasta las relaciones íntimas que
dan calor a la vida? ¿Se procede gradualmente a lo largo del tiempo, en etapas, paso a
paso, o mediante saltos y rebotes? De acuerdo con una perspectiva, las relaciones avan-
zan en orden por una serie de etapas. Por ejemplo, la teoría estímulo-valor-rol (SVR) de
Bernard Murstein (1986) dice que hay tres: (1) la etapa del estímulo, en la que la atrac-
ción se enciende mediante atributos externos, como la apariencia física; (2) la etapa de
valor, en la que el apego se basa en semejanza de valores y creencias, y (3) la etapa de rol,
en la que el compromiso se basa en la representación de roles como esposo y esposa. Los
tres factores son importantes a lo largo de una relación, pero se dice que cada uno es el
primero y más importante sólo durante una etapa.
Al evaluar cualquier teoría de etapas, el tema crucial es la secuencia. ¿La etapa de
valor siempre precede a la etapa de rol, o una pareja puede trabajar los roles antes
de explorar si sus valores son compatibles? La mayoría de los investigadores no conside-
ran que las relaciones íntimas avancen a través de una secuencia fija de etapas. Enton-
ces, ¿qué explica cómo cambian? Una respuesta común es recompensas. El amor, al igual
que la atracción, depende de la experiencia de emociones positivas en la presencia de un
compañero. Paso a paso, conforme las recompensas se acumulan, se desarrolla el amor.
O, conforme las recompensas disminuyen, el amor se erosiona. En las teorías de recom-
pensas, la cantidad cuenta. Pero algunos no estarían de acuerdo. Piense en sus propias
relaciones. ¿Sus sentimientos por alguien a quien ama simplemente son una versión más relación íntima Relación cercana
intensa de sus sentimientos por alguien que le agrada? ¿El amor de un amigo cercano entre dos adultos que involucra apego
es igual que el amor de un compañero romántico? Si no es así, entonces usted aprecia emocional, satisfacción de necesidades
que existen diferencias cualitativas entre las relaciones. La siguiente sección examina el psicológicas o interdependencia.
enfoque basado en recompensas para construir una relación. Luego se consideran las
diferencias entre varios tipos de relaciones.

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368 Capítulo 9 Atracción y relaciones cercanas

> El mercado íntimo: rastreo de las ganancias


y las pérdidas
Antes se vio que las personas inicialmente se sienten atraídas hacia otras que les pro-
porcionan recompensas directas o indirectas. ¿Pero el “¿qué hay para mí?” todavía es
importante en una relación que florece y crece? ¿Un enfoque económico puede predecir
el futuro de una relación cercana?

Teoría del intercambio social La teoría del intercambio social es un modelo eco-
nómico de comportamiento humano de acuerdo con el cual las personas están motiva-
das por un deseo de maximizar las ganancias y minimizar las pérdidas en sus relaciones
sociales, tal como se hace en los negocios (Homans, 1961; Thibaut y Kelley, 1959). La
premisa básica es simple: las relaciones que ofrecen más recompensas y menos costos
serán más satisfactorias y durarán más tiempo. Entre los íntimos, las recompensas inclu-
yen amor, compañerismo, consuelo en momentos de estrés y gratificación
sexual si la relación es de esta naturaleza. Los costos incluyen el trabajo que
se requiere para mantener una relación, resolver conflictos, el compromiso
© The New Yorker Collection 2000 William Hamilton from cartoonbank.com.

y las oportunidades de sacrificio en otras partes.


Es claro que el desarrollo de una relación íntima se asocia con el nivel
global de recompensas y costos. La investigación muestra que las parejas que
salen juntas y experimentan mayor aumento en las recompensas conforme
avanza su relación tienen más probabilidad de permanecer unidas en com-
paración con las que experimentan un pequeño aumento o un declive (Berg
y McQuinn, 1986). Las personas no se preocupan por los costos durante la
fase de luna de miel de una relación (Hays, 1985). Sin embargo, después de
Todos los derechos reservados.

algunos meses, tanto recompensas como costos comienzan a contribuir a


los niveles de satisfacción, tanto en parejas casadas (Margolin y Wampold,
1981) como en parejas gay y lésbicas que viven juntas (Kurdek, 1991a).
Recompensas y costos no surgen en un vacío psicológico. Todas las per-
“Ya hice cuentas y me casaré contigo.”
sonas llevan a una relación ciertas expectativas acerca del estado financiero
al que tienen derecho. John Thibaut y Harold Kelley (1959) acuñaron el tér-
mino nivel de comparación (NC) para referirse a este resultado promedio esperado en las
relaciones. Una persona con un NC alto espera que sus relaciones sean remuneradoras;
alguien con un NC bajo no lo espera de esa manera. Las situaciones que cumplen o reba-
san las expectativas de una persona son más satisfactorias que las que quedan cortas.
Incluso una relación mala puede parecer bastante buena para alguien que tenga un NC
bajo.
De acuerdo con Thibaut y Kelley, un segundo tipo de expectativa también es impor-
tante. Acuñaron el término nivel de comparación para alternativas (NCalt) para referirse
a las expectativas de las personas acerca de lo que recibirían en una situación alterna-
tiva. Si las recompensas disponibles en alguna otra parte se consideran altas, una per-
sona estará menos comprometida a permanecer en la relación presente (Drigotas y
Rusbult, 1992). Si las personas perciben que tienen alternativas menos aceptables (un
bajo NCalt), tenderán a permanecer, incluso en una relación insatisfactoria que fracasa
en cumplir las expectativas (NC).
Desde luego, así como estas alternativas pueden influir en el compromiso, un sen-
tido de compromiso puede influir en las percepciones de las alternativas. Si el lector
alguna vez ha estado enamorado, probablemente no era frío, calculador y objetivo en sus
percepciones de las alternativas. En las relaciones cercanas e íntimas uno tiende a actuar
teoría de intercambio social como amante, no como científico, y alberga ilusiones positivas. La investigación muestra
Perspectiva que ve a las personas que las personas enamoradas tienden a ver a su pareja y sus relaciones a través de lentes
como motivadas para maximizar los color de rosa (Collins y Feeney, 2000; Gagne y Lydon, 2001; Sanderson y Evans, 2001).
beneficios y minimizar los costos en sus También tienden a ver a otras potenciales parejas como menos atractivas (Johnson y Rus-
relaciones con otros. bult, 1989; Simpson et al., 1990), una percepción motivada que permite a las personas en

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Relaciones cercanas 369

una relación comprometida resistir la tentación (Lydon, 2010). Esta perspectiva general-
mente positiva acerca del compañero propio, en relación con los demás, conduce a una
relación feliz y estable (Murray et al., 1996; Murray y Holmes, 1999), excepto cuando las
personas desaprueban a sus parejas y están erradas en sus percepciones (Neff y Karney,
2005).
“El amor no ve con los ojos,
Un tercer elemento en el intercambio social es la inversión. Una inversión es algo que sino con la mente, y por
una persona pone en una relación y que no puede recuperar si la relación termina. Si a tanto el Cupido alado se
uno no le gusta la forma en que funciona una relación íntima, puede empacar sus cosas, pinta ciego.”
William Shakespeare
tomar su computadora y alejarse. ¿Pero qué hay de todo el tiempo que empleó para
Sueño de una noche de verano
intentar hacer que la relación durara? ¿Y qué hay de todas las oportunidades románticas
y profesionales que sacrificó en el camino? Como es de esperar, las inversiones aumentan
el compromiso. Dado que estas cosas no pueden irse con uno, es más probable que per-
manezca (Rusbult y Buunk, 1993).
A través de los años la investigación muestra que los bloques de construcción del
armazón del intercambio social, como se muestra en la l figura 9.11 y como se incorpora
en el modelo de inversión de Caryl Rusbult et al. (1998), pueden usarse para determinar el
nivel de compromiso que los miembros de una pareja llevan a una relación (Le y Agnew,
2003; Rusbult et al., 2012). Este modelo es importante porque los niveles de compromiso
predicen cuánto durará la relación. En estudios de parejas que salen juntas y casadas,
la investigación muestra que las mejor ajustadas son aquellas en las que cada miem-
bro está comprometido y ve al otro como mutuamente comprometido (Drigotas et al.,
1999). De particular importancia para la durabilidad de una relación es que las perso-
nas comprometidas tienen más probabilidad de perdonar y olvidar cuando sus parejas
traicionan una norma de la relación al coquetear, mentir, olvidar un aniversario, revelar
en público una historia privada y vergonzosa o tener un amorío (Finkel et al., 2002). Por
desgracia, hay ocasiones en que el compromiso puede ser una trampa. Un estudio de
mujeres golpeadas mostró que el modelo de inversión puede usarse para predecir si la
mujer golpeada permanecerá en una relación abusiva (Rhatigan y Axsom, 2006).

l FIGURA 9.11
Bloques de construcción de las relaciones
Los bloques de construcción del intercambio social son recompensas, costos, nivel de comparación de alternativas e inversiones. Estos
factores están fuertemente asociados con la satisfacción y el compromiso que experimentan los miembros de una pareja en su relación.
© Cengage Learning

Nivel de
Rewards
Recompensas _ Costs
Costos _ Comparison
comparación
level (CL)
(NC)

Nivel de
Comparison level
Satisfaction _ comparación
for + Investments
de alternatives
Satisfacción Inversiones
alternativas
(CLalt)
(NCalt)

Commitment
Compromiso

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370 Capítulo 9 Atracción y relaciones cercanas

Teoría de equidad La teoría de equidad ofrece una versión especial de cómo opera
el intercambio social en las interacciones interpersonales (Adams, 1965; Messick y Cook,
1983; Walster et al., 1978). De acuerdo con esta teoría, una relación equitativa es una
cuestión de justicia social (Hatfield et al., 2008). Por todo el mundo, las personas están
más contentas cuando la razón entre lo que obtienen de una relación (beneficios) y lo
que ponen en ella (aportaciones) es similar para ambos miembros. En consecuencia, la
fórmula básica de equidad es

Sus beneficios Beneficios del compañero


=
Sus aportaciones Aportaciones del compañero

La equidad es diferente de la igualdad. De acuerdo con la teoría de equidad, el equi-


librio es lo que cuenta. De modo que si un miembro de la pareja se beneficia más de una
relación, pero también realiza mayor aportación, entonces la situación es equitativa. En
una relación inequitativa el equilibrio se perturba: un miembro de la pareja (llamado
sobrebeneficiado) recibe más beneficios de los que merece sobre la base de las aportacio-
nes realizadas, mientras que el otro miembro (adecuadamente llamado subbeneficiado)
recibe menos beneficios de los que merece.
Tanto el sobrebeneficio como el subbeneficio son estados inestables y con frecuen-
cia infelices. Como podría esperar, los miembros subbeneficiados sienten coraje y resen-
timiento porque dan más que sus parejas por los beneficios que reciben, mientras que
el miembro sobrebeneficiado se siente culpable porque se beneficia de manera injusta.
Ambos tipos de desigualdad están asociados con emociones negativas en las parejas que
salen juntas (Walster et al., 1978), las parejas casadas (Schafer y Keith, 1981; Guerrero et
al., 2008) y las amistades entre viudas ancianas (Rook, 1987). Cuando se trata de satisfac-
ción con una relación, como se puede esperar, es más desagradable sentirse subbenefi-
ciado que sobrebeneficiado. Las personas prefieren recibir demasiado en la vida en lugar
de muy poco, incluso si se sienten mal por ello (Grote y Clark, 2001; Hatfield et al., 1982;
Sprecher, 2001).
Si la equidad es tan importante, entonces cualquier miembro de la pareja en una rela-
ción cercana puede sentir a veces la necesidad de restaurar el estado financiero cuando
se está sintiendo inferior, como si se quedara corto o inseguro. De acuerdo con Sandra
Murray y John Holmes (2008), las personas mantienen en las relaciones, de manera natu-
ral e inconsciente, una especie de “sistema de seguro de confianza” con el cual llevan la
cuenta de los costos y los beneficios para detectar y luego reparar posibles desequilibrios.
Murray y colaboradores (2009) trataron de demostrar el proceso en una serie de
estudios de recién casados. En uno de dichos estudios reclutaron más de 200 parejas
casadas, que promediaban 27 años de edad, en las oficinas del registro civil local cuando
solicitaron su licencia de matrimonio. Cada pareja tenía menos de 6 meses de casada.
A todos los participantes se les entregó un asistente digital personal para mantener un
registro diario en el que respondían preguntas específicas (acerca de sus sentimientos,
comportamientos y dudas acerca del matrimonio) cada noche antes de irse a dormir. Al
rastrear y correlacionar estadísticamente las respuestas de cada miembro de la pareja
a lo largo del tiempo, los investigadores observaron tres pasos del sistema de seguro de
confianza en acción: (1) los días posteriores a aquellos en que los participantes sentían
con ansiedad que no eran suficientemente buenos para sus compañeros, era más pro-
bable que realizaran sacrificios, como lavar los platos, preparar el almuerzo o recoger
las cosas de la pareja; (2) tales acciones restauradoras estaban acompañadas con sen-
timientos reducidos de inferioridad ese mismo día, y (3) al día siguiente, los miembros
que se beneficiaron de estas acciones expresaron menos dudas acerca de su matrimonio.

teoría de equidad Teoría que afirma


que las personas están más satisfechas
> Tipos de relaciones
Los modelos de intercambio social se enfocan en la cantidad: mientras más (recompen-
sas, equidad), mejor (satisfacción, duración). ¿Pero la recompensa siempre es necesaria?
con una relación cuando la razón entre
¿Y qué hay de las diferencias de calidad entre las relaciones? ¿Más recompensa convierte
beneficios y aportaciones es similar
a los conocidos casuales en amigos, y a los amigos en amantes, o estos tipos de relaciones
para ambos miembros de la pareja.
son diferentes unas de otras?

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Relaciones cercanas 371

Relaciones de intercambio y comunales De acuerdo con Margaret Clark y sus cole-


gas, las personas operan mediante un modelo basado en recompensas cuando están en
relaciones de intercambio, que se caracterizan por un reembolso inmediato, ojo por ojo,
de beneficios. En estas situaciones, las personas quieren que los costos se compensen rápi-
damente mediante retribuciones, lo que deja el saldo en cero. Mas no todas las relaciones
encajan en este molde. Clark sostiene que, en las relaciones comunales, los miembros
responden a las necesidades y el bienestar mutuos a lo largo del tiempo y en diferentes
formas, sin importar si dieron o recibieron un beneficio (Clark, 1984; Clark y Mills, 1979).
Las relaciones de intercambio usualmente existen entre extraños y relaciones casua-
les, y entre ciertos acuerdos de largo plazo, como las asociaciones comerciales. En con-
traste, las relaciones comunales fuertes por lo general están limitadas a amigos cercanos,
parejas románticas y miembros de la familia (Clark y Mills, 1993). Con base en trabajo de
campo en África occidental, Alan Fiske (1992) está convencido de que esta distinción se
aplica a las interacciones humanas en todo el mundo. Pero los cínicos preguntan: ¿las
relaciones comunales verdaderamente están libres de consideraciones de intercambio
social? ¿Las personas realmente pueden dar sin algún deseo de recibir, o los miembros
de una relación comunal siguen una versión más sutil de intercambio social, suponiendo
que los beneficios se equilibrarán a largo plazo? Clark y Judson Mills (1993) creen que
sí existen las verdaderas relaciones comunales, que una vez que se adopta una norma
comunal en una relación, sin importar cómo comience, la motivación para responder a
las necesidades del otro se vuelve automática.

Estilos de apego seguro e inseguro Otra estrategia interesante para comprender


las relaciones la ofrecen Phillip Shaver, Cindy Hazan y otros, quienes plantean la hipóte-
sis de que, así como los infantes muestran diferentes tipos de apego hacia sus padres, los
adultos también muestran estilos de apego específicos en sus relaciones románticas
(Cassidy y Shaver, 1999; Mikulincer y Shaver, 2007; Rholes y Simpson, 2004).
Durante muchos años los psicólogos del desarrollo infantil han observado que los
infantes forman intensos lazos exclusivos con sus cuidadores primarios. Esta primera
relación está muy cargada de emoción, y surge con regularidad de una cultura a otra.
Al observar la forma en que los bebés reaccionan tanto a las separaciones como a las
reuniones con el cuidador primario, por lo general la madre, los investigadores también
advirtieron que los bebés tienen diferentes estilos de apego. Quienes tienen apegos segu-
ros lloran de estrés cuando la madre los deja y luego sonríen con deleite cuando regresa.
Quienes tienen apego inseguro muestran uno de dos patrones. Algunos bebés, descritos
como ansiosos, se aferran y lloran cuando la madre se aleja, pero luego la reciben con
ira o apatía cuando regresa. Otros, por lo general son más desapegados y evasivos, y no
reaccionan mucho en ninguna de las ocasiones (Ainsworth et al., 1978).
¿Cuán importante es este primer apego? ¿Un lazo seguro y confiable en el primer año
de vida establece el cimiento para las relaciones cercanas más adelante en la vida? John
Bowlby (1988), psiquiatra y teórico influyente, argumenta que hay un vínculo: que los
infantes forman “modelos operativos internos” de figuras de apego y que dichos mode-
los guían sus relaciones más tarde en la vida. La investigación muestra que los infantes
clasificados como apegados, con seguridad más adelante son más positivos en su acti-
tud hacia los demás (Cassidy et al., 1996). Otra investigación mostró que los patrones de relación de intercambio Relación en
relación adultos son predecibles a partir de las relaciones padre-hijo en la adolescencia la que los participantes esperan y desean
(Nosko et al., 2011). De cualquier forma, ya sea que los estilos de apego adultos estén estricta reciprocidad en sus interacciones.
enraizados en la infancia o se tracen desde la adolescencia, la distinción entre adultos ha relación comunal Relación en la que
probado ser de utilidad (Dinero et al., 2008). los participantes esperan y desean
Lea las descripciones de tres tipos de apego en la tabla 9.1. ¿Con cuál se ajusta mejor? respuestas mutuas a las necesidades de
Hazan y Shaver (1987) presentaron esta tarea inicialmente en un “cuestionario de amor” cada uno.
que apareció en un periódico de Denver y luego en un análisis de estudiantes universi- estilo de apego Manera en que una
tarios. Como se observa en la tabla 9.1, la distribución de respuestas fue similar en las persona suele interactuar con personas
dos muestras, y otra vez lo fue en una muestra posterior a nivel nacional de 8000 adultos significativas.
(Mickelson et al., 1997). Además, los investigadores descubrieron que las personas que

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372 Capítulo 9 Atracción y relaciones cercanas

tienen un estilo de apego seguro reportan tener


TABLA 9.1 relaciones satisfactorias que son felices, amistosas,
Estilos de apego basadas en confianza mutua y duraderas. Cogni-
Pregunta: ¿Cuál de los siguientes describe mejor sus sentimientos? tivamente, ven a las personas como de buen cora-
zón y creen en el amor romántico. En contraste,
Muestra Muestra los amantes evasivos temen a la intimidad y creen
Respuestas y porcentajes de periódico de universidad que el amor romántico está condenado a terminar,
y los amantes ansiosos reportan una vida amorosa
Seguro 56 56 llena de altibajos emocionales, preocupación obse-
Encuentro relativamente sencillo acercarme siva, mayor disposición que otros para hacer com-
a otros y me siento cómodo dependiendo promisos a largo plazo, y atracción sexual y celos
de ellos y que ellos dependan de mí. extremos.
Con frecuencia no me preocupo por ser En cierta medida, los estilos de apego pueden
abandonado o por si alguien se acerca
demasiado a mí.
verse en el comportamiento cotidiano. Por ejem-
plo, Jeffrey Simpson y otros (1996) videograbaron a
Evasión 25 23 parejas que salían juntas mientras intentaban resol-
ver varios conflictos y luego mostraron las cintas a
Me siento un poco incómodo de estar cerca
de otros; se me dificulta confiar por completo observadores externos. Descubrieron que los hom-
en los demás y permitirme depender de bres clasificados a partir de un cuestionario como
ellos. Me siento nervioso cuando alguien poseedores de un estilo de apego inseguro-evasivo
se acerca demasiado y con frecuencia mis eran menos cálidos y apoyadores, y que las mujeres
parejas amorosas quieren más intimidad de mi
con un estilo inseguro-ansioso eran las que más se
parte de la que puedo ofrecer para sentirme
cómodo. alteraban y eran negativas en su comportamiento.
También hay razón para creer que los estilos de
Ansioso 19 21 apego de las personas influyen en sus reacciones psi-
Creo que los demás son reacios para acercarse cológicas hacia el conflicto en las relaciones. En un
tanto como yo quisiera. Con frecuencia me estudio, Sally Powers y sus colegas (2006) llevaron al
preocupo de que mi pareja realmente no me laboratorio a 124 parejas en edad universitaria que
ame o no quiera permanecer conmigo. Quiero salían en citas, para discutir un conflicto acalorado
fundirme por completo con otra persona, y en
que habían tenido. Antes y después de esta “tarea de
ocasiones este deseo ahuyenta a las personas..
negociación de conflicto”, los investigadores toma-
Tomado de Hazan, C. y Shaver P., “Romantic love conceptualized as an attachment process”, en Journal ron muestras de saliva de todos los participantes
of Personality and Social Psychology, vol. 52 (pp. 511-524). Copyright © 1987 por la American Psycholo-
gical Association. Reimpreso con permiso. para medir los niveles de cortisol, una hormona del
estrés. Los resultados mostraron que los hombres y
mujeres que tenían apego inseguro mostraron más
estrés fisiológico en respuesta a la tarea de conflicto que quienes tenían apego seguro.
¿Y qué hay del futuro? ¿El estilo de apego que uno demuestra hoy predice los resul-
tados en las relaciones de mañana? Acerca de esta pregunta, la evidencia es mixta. Las
personas que son seguras tienden a tener relaciones más duraderas. Pero la prognosis
de los clasificados como inseguros es más difícil de predecir, con los resultados menos
consistentes. Lo que es importante tener en mente es que aunque los estilos de apego
son modestamente estables a lo largo del tiempo, acaso como vestigios de la infancia y
la niñez, no son fijos ni están escritos en piedra. Lee Kirkpatrick y Cindy Hazan (1994)
rastrearon participantes de un estudio que tuvo lugar cuatro años antes y descubrieron
que 30% tenía diferentes estilos de apego. De acuerdo con el tema central de la psicología
social —que el individuo está profundamente conformado por las situaciones en las que
se encuentra—, la investigación sugiere que las personas pueden revisar continuamente
su estilo de apego personal en respuesta a nuevas experiencias en las relaciones.

> ¿Cómo te amo? Conteo de las formas


La poetisa Elizabeth Barrett Browning preguntó: “¿cómo te amo?”, y luego pasó a “contar
las formas”, de las cuales hay muchas. Cuando a estudiantes universitarios se les pidió
mencionar todos los tipos de amor que les llegaran a la mente, produjeron 216 tipos,

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Relaciones cercanas 373

como amistoso, paternal, de hermanos, de hermanas, romántico, sexual, espiritual,


obsesivo, posesivo y adolescente (Fehr y Russell, 1991).
A lo largo de los años se han propuesto varios esquemas para clasificar los diferen-
tes tipos de amor (Berscheid, 2010; Sternberg y Weis, 2006). Sobre la base de antiguos
escritos, el sociólogo John Alan Lee (1988) identificó tres estilos de amor primarios: eros
(amor erótico), ludus (amor lúdico sin compromiso) y storge (amor amistoso). Como con
los colores primarios, pensó Lee, estos tres estilos pueden mezclarse para formar nuevos
tipos secundarios de amor, como manía (amor demandante y posesivo), pragma (amor
pragmático) y ágape (amor altruista orientado hacia otros). En una escala diseñada para
medir estos “colores de amor”, los hombres tienden a tener un puntaje más alto que las
mujeres en ludus, y las mujeres tienen mayor puntaje en storge, mania y pragma (Hen-
drick y Hendrick, 1995).
Otra taxonomía popular se deriva de la teoría triangular del amor de Robert Stern-
berg (1986). De acuerdo con Sternberg, existen ocho subtipos básicos de amor (siete
formas diferentes y una octava combinación que resulta en la ausencia de amor) y todos
pueden derivarse de la presencia o ausencia de tres componentes. Por tanto, la combina-
ción puede verse como los vértices de un triángulo (vea la l figura 9.12). Los componen-
tes y los objetos muestra que se usan para medir cada uno, se describen a continuación:
Intimidad. El componente emocional que involucra agrado y sentimientos de cerca-
nía. (“Tengo una relación confortable con ______.”)

Pasión. El componente motivacional que contiene impulsos que disparan la atrac-


ción, el romance y el deseo sexual. (“El sólo ver a ______________ me excita.”)

Compromiso. El componente cognitivo que refleja la decisión para establecer un


compromiso a largo plazo con un ser amado. (“Siempre sentiré una fuerte respon-
sabilidad por ______________.”)
La investigación proporciona muy buen apoyo para este modelo de tres componen-
tes del amor (Sternberg, 1999). En un estudio, Arthur Aron y Lori Westbay (1996) pidieron
a las personas calificar 68 características prototípicas del amor y descubrieron que todas
caían en tres categorías: pasión (contemplar al otro, euforia, mariposas en el estómago),
intimidad (sentir libertad para hablar acerca de algo, apoyo, comprensión) y compromiso
(devoción, poner al otro primero, duración a largo plazo). En un segundo estudio, Stern-
berg (1997) pidió a las personas enunciar lo que ven como importante en diferentes tipos
de relaciones y descubrió que los resultados eran consistentes con la teoría. Por ejemplo,
“amante ideal” calificó alto en los tres componentes, “amigo” calificó alto en intimidad y
compromiso pero bajo en pasión, y “hermano” calificó alto en compromiso pero bajo en
intimidad y pasión.
A la luz de las teorías que involucran los estilos de apego infantil, colores, triángu-
los y otros esquemas de clasificación del amor que se han propuesto a lo largo de los
años, uno se pregunta: ¿cuántos tipos de amor existen en realidad? Es difícil decirlo.
Pero existen dos tipos básicos que se construyen en todos los modelos: agrado, el tipo
de sentimiento que se tendría por un amigo platónico, y cariño, el tipo de sentimiento
que se tendría por un compañero romántico. De acuerdo con Zick Rubin (1973), agrado
y cariño son dos reacciones distintas a una relación íntima. Sin embargo, existen algunas teoría triangular del amor Teoría
dudas acerca de cuán marcada es la diferencia. Kenneth y Karen Dion (1976) cuestio- que propone que el amor tiene tres
componentes básicos (intimidad, pasión
naron a parejas casuales, parejas exclusivas, parejas comprometidas y parejas casadas.
y compromiso) que pueden combinarse
Aunque las parejas casuales reportaron más agrado que cariño, agrado y cariño no difi-
para producir ocho subtipos.
rieron entre quienes estaban en relaciones más comprometidas. La distinción de dos
amor apasionado Amor romántico
partes que hacen Elaine Hatfield (1988) y sus colegas (Hatfield y Rapson, 1993) entre
caracterizado por gran excitación,
amor apasionado y de compañeros es incluso más marcada. De acuerdo con Hatfield, el intensa atracción y temor al rechazo.
amor apasionado es un estado de absorción en otra persona, emocionalmente intenso
amor sociable Asociación segura,
y con frecuencia erótico, mientras que el amor sociable es una asociación segura, con- confiada y estable.
fiada y estable, similar a lo que Rubin llamó agrado.

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374 Capítulo 9 Atracción y relaciones cercanas

Amor apasionado El amor apasionado


l FIGURA 9.12 es un estado de absorción en otra persona,
Teoría triangular del amor de Sternberg emocionalmente intenso y que acelera el
De acuerdo con Sternberg, varias combinaciones de pasión, intimidad y compromiso corazón. Desde electrizantes alturas hasta
dan lugar a siete tipos diferentes de amor. (Aunque no se muestra, la ausencia de los tres agonizantes profundidades, es la sustan-
componentes produce un octavo resultado: no amor.) cia agridulce de las novelas románticas, la
Tomado de Sternberg, R. y Barnes, M. L. (eds.), The Psychology of Love, Yale University Press, 1986.
Copyright © 1986 por Yale University Press. Reimpreso con permiso.
música popular, los poemas y las telenove-
las. ¿Qué es el amor apasionado y de dónde
proviene? De acuerdo con Ellen Berscheid y
INTIMIDAD Elaine Walster (más tarde Hatfield) (1974),
la clave para entender el amor apasionado es
Agrado reconocer que se trata de una emoción que
(intimidad sola) puede analizarse como cualquier otra. Al
apoyarse en la teoría bifactorial de Schach-
ter (1964) (vea el capítulo 3), plantearon
la hipótesis de que el amor apasionado es
alimentado por dos ingredientes: (1) un
estado intensificado de excitación fisioló-
gica y (2) la creencia de que esta excitación
Amor romántico Amor consumado Amor sociable (intimidad fue disparada por la persona amada.
(intimidad + pasión) + compromiso)
(intimidad + En ocasiones la conexión excita-
pasión + ción-amor es obvia, como cuando una per-
compromiso) sona siente un aumento de deseo sexual
al ver a un compañero romántico. Sin
embargo, en otros momentos los síntomas
de excitación (como saltos del corazón,
Encaprichamiento Amor vacío
(pasión sola) Amor fatuo (compromiso solo) manos sudorosas y rodillas débiles) pue-
(pasión + compromiso) den ser difíciles de interpretar. Cuando se
está en compañía de una persona atractiva,
PASIÓN COMPROMISO
estos síntomas pueden atribuirse o “mal
atribuirse” al amor apasionado. Dolf Zill-
mann (1984) llama al proceso transferen-
cia de la excitación. De acuerdo con Zillmann, la excitación generada por un estímulo
puede transferirse o sumarse a la excitación proveniente de un segundo estímulo. Enton-
ces la excitación combinada se percibe como causada solamente por el segundo estímulo.
Donald Dutton y Arthur Aron (1974) pusieron a prueba por primera vez esta hipó-
tesis provocadora en un estudio de campo que tuvo lugar en dos puentes sobre el río
Capilano de la Columbia Británica. Uno era un puente de suspensión, estrecho y tamba-
leante (de 137 metros de largo y metro y medio de ancho, con un barandal bajo) que se
balanceaba 70 metros sobre rápidos rocosos, una pesadilla para quien tuviera el mínimo
temor a las alturas. El otro puente era ancho, robusto y a sólo 3 metros del suelo. Siempre
que un hombre joven solitario caminaba a través de uno de estos puentes, era intercep-
tado por una atractiva mujer joven que se presentaba como ayudante de investigación,
le pedía llenar un breve cuestionario y le daba su número telefónico en caso de que qui-
siera más información acerca del proyecto. Como se predijo, los hombres que cruzaban
el puente escalofriante tenían mayor probabilidad de llamarla más tarde que quienes
cruzaban el puente estable. En un estudio de “amor a primera vista” que tuvo lugar en
dos parques de diversiones, Cindy Meston y Penny Frohlich (2003) igualmente encontra-
ron que hombres y mujeres que no estaban con un compañero romántico calificaron la
transferencia de la excitación fotografía de una persona del sexo opuesto como más atractiva justo después de bajar
Proceso mediante el cual la excitación de una montaña rusa que quienes lo hacían antes de comenzar el viaje. Tal vez el terror
producida por un estímulo se suma a la pueda alimentar las llamas del romance.
excitación proveniente de un segundo O tal vez no. Acaso sólo es un alivio estar con alguien cuando se está tenso. Para des-
estímulo y la excitación combinada se cartar la posibilidad de que sea el alivio más que la excitación lo que alimenta la atracción,
atribuye al segundo estímulo. Gregory White y sus colegas (1981) crearon excitación sin estrés. ¿Cómo? Un poco de

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Relaciones cercanas 375

ejercicio puede lograrlo. Participantes varones


corrieron en su lugar durante 2 minutos o 15
segundos y luego vieron una videocinta de una
mujer a quien esperaban conocer. La mujer fue
maquillada para verse físicamente atractiva o
no atractiva. Después de ver el video, los par-
ticipantes calificaron su apariencia. El resul-
tado: quienes se ejercitaron por 2 minutos, en
oposición a sólo 15 segundos, vieron a la mujer
físicamente atractiva como aún más atractiva, y
a la mujer no atractiva como menos atractiva.
Este estudio y otros parecidos (Allen et al., 1989)
mostraron que la excitación, incluso sin estrés,

Rich Lam/Getty Images


intensifica las reacciones emocionales, positi-
vas o negativas.
La implicación de esta investigación (que
las pasiones están a merced de puentes, mon-
tañas rusas, ejercicio y todo aquello que haga
que el corazón se acelere) es intrigante. Cierta-
mente es consistente con la observación común
de que las personas son vulnerables a enamo- En junio de 2011, después de que el
rarse cuando sus vidas son turbulentas. ¿Pero el efecto ocurre, como se supone, porque equipo de hockey de los Canucks de
las personas atribuyen mal su excitación a una persona que acaban de conocer? Sí y no. Vancouver perdiera la Copa Stanley, se
Con base en su revisión de 33 experimentos, Craig Foster y colaboradores (1998) confir- desató un motín en la ciudad. Muchas
personas resultaron heridas; muchas otras
maron que el efecto excitación-atracción sí existe. Sin embargo, también descubrieron fueron arrestadas. Como ilustración del
que el efecto ocurre aun cuando las personas conozcan la fuente real de su excitación; en intenso estado de absorción que define
otras palabras: incluso sin mala atribución. De acuerdo con estos investigadores, el sólo al amor apasionado, esta joven pareja
fue fotografiada en medio del caos
estar excitado, incluso si se sabe por qué, facilita la respuesta más natural, cualquiera besándose en la calle. Sports Illustrated
que ésta sea. Si la persona que uno encuentra es bien parecida y del sexo correcto, uno se llamó a esta icónica imagen “la imagen
siente atraído. Si la persona no es bien parecida o es del sexo equivocado, uno se siente deportiva más emocionante del año”.
menos atraído. No se requiere pensarlo. La respuesta es automática.
Ahora es claro que el amor apasionado es erótico y altamente sexualizado. En un
libro titulado Lust: What We Know About Human Sexual Desire (Lujuria: lo que sabemos
acerca del deseo sexual humano), Pamela Regan y Ellen Berscheid (1999) presentan evi-
dencia convincente para la propuesta de que el deseo sexual intenso y la excitación son
parte vital del amor apasionado. A este respecto, observe que “amar” es diferente a “estar
enamorado”. Para ilustrar, Berscheid y Meyers (1996) pidieron a hombres y mujeres
universitarios elaborar tres listas: personas que amaban, personas de quienes estaban
enamoradas y personas hacia quienes se sentían sexualmente atraídas. Como se eviden-
ció, sólo 2% de quienes estaban en la categoría “amor” también aparecieron en la lista
sexual. Sin embargo, entre quienes estaban en la categoría “enamorado”, el traslape con
sexo fue de 85%. Y cuando Regan y colaboradores (1998) pidieron a personas elaborar la
lista de las características del amor romántico, dos tercios mencionaron el deseo sexual,
mayor que el número de los que pusieron felicidad, lealtad, comunicación, participación
o compromiso.
A pesar de los ideales románticos, muchas personas dudan de la fuerza per-
manente del amor apasionado. ¿El fuego dentro de una relación arde cálido y
brillante a lo largo del tiempo, o sólo es un encaprichamiento pasajero? Compara-
ciones de parejas en diferentes etapas de sus relaciones y estudios longitudinales
que miden los cambios en las mismas parejas a lo largo del tiempo sugieren que el
amor intenso, sexual, apasionado, tiende a disminuir un poco con el tiempo (Acker
y Davis, 1992). Sin embargo, este declive no se define con claridad o es inevitable.
Bianca Acevedo y Arthur Aron (2009) realizaron un meta-análisis de investigacio-
nes anteriores con encuestas y les preguntaron acerca del amor apasionado a pare-
jas que habían estado juntas durante cantidades variables de tiempo. Descubrieron
que aunque el aspecto “obsesivo” inicial del amor apasionado claramente disminuye
en las relaciones de largo plazo (“a veces encuentro difícil concentrarme en el trabajo,

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376 Capítulo 9 Atracción y relaciones cercanas

porque pensar en mi pareja ocupa mi mente”), existe un aspecto


“romántico” que con frecuencia perdura (“preferiría estar con
mi pareja que con alguien más”). Acevedo y otros (2012) estu-
diaron a continuación a hombres y mujeres casados durante un
promedio de 21 años que reportaron amor duradero, intenso y
romántico hacia su pareja. Hicieron que estos participantes se
sometieran a resonancias magnéticas mientras veían imágenes
del rostro de sus parejas, un conocido muy familiar, un amigo
cercano y una persona poco conocida. Los escaneos revela-
ron actividad en regiones del cerebro que eran específicas a su

© Lawrence Manning/CORBIS
pareja, a saber, en áreas de recompensa ricas en dopamina y en
áreas que usualmente se activan con el apego materno. Se nece-
sita más investigación, pero estos resultados apoyan los datos de
autorreporte de que, para algunas personas, el amor intenso
de su pareja de mucho tiempo puede durar largos periodos.
De acuerdo con la teoría de la
transferencia de la excitación, la enorme Amor sociable En contraste con la intensa, emocional, erótica y en ocasiones obsesiva
excitación generada por un estímulo
naturaleza del amor apasionado, el amor sociable es una forma de afecto que enlaza a
puede atribuirse mal a otro estímulo.
Esta teoría sugiere que la energía que los amigos cercanos así como a los amantes. Las relaciones sociables se apoyan en un
surge del baile puede intensificar los cimiento de confianza mutua, cariño, respeto, amistad y compromiso, características que
sentimientos de una persona por su John Harvey y Julie Omarzu (2000) ven como necesarias para “cuidar la relación cercana”.
pareja, lo que alimenta las llamas de la
pasión. En comparación con la forma apasionada del amor, el amor sociable es menos
intenso, pero en ciertos sentidos más profundo y más duradero. Susan Sprecher y Pamela
Regan (1998) aplicaron escalas de amor apasionado y sociable a parejas heterosexuales
que habían estado juntas por cantidades variables de tiempo y descubrieron que las califi-
caciones de amor apasionado, tanto de hombres como de mujeres, inicialmente subieron
con el tiempo, pero luego alcanzaron un pico y declinaron un poco durante el matrimo-
nio. Sin embargo, las calificaciones del amor sociable no declinaron de igual forma. De
hecho, en las parejas que permanecen juntas es probable que los compañeros reporten
que “hoy te amo más que ayer” (Sprecher, 1999). Como la lenta pero constante tortuga en
la fábula de Esopo, el amor sociable puede parecer rezagarse ante el destellante arranque
“El verdadero amor nunca envejece.” del amor apasionado, pero aun así todavía puede cruzar la meta muy adelantado.
Proverbio El amor sociable se caracteriza por altos niveles de autodivulgación, el deseo de
abrirse y compartir hechos y sentimientos íntimos. En una forma, la autodivulgación es
al amor sociable lo que la excitación es al amor apasionado. Piense por un momento en
su momento más embarazoso, sus ambiciones más deseadas o su vida sexual. ¿Compar-
tiría su alma acerca de estos asuntos privados con un completo extraño? ¿Y qué hay de
“Tan pronto como no puedes un conocido, cita, amigo o amante casual? Si uno se autodivulga o no, cuándo, cuánto y
con quién es una decisión que cada uno hace con base en una consideración de lo que
ocultarle algo a una mujer, la
puede ganar o perder en una relación (Omarzu, 2000).
amas.” El deseo por revelar hechos y sentimientos íntimos se encuentra en el centro de las
Paul Geraldy
relaciones más cercanas e íntimas (Derlega et al., 1993). La investigación muestra que
mientras más emocionalmente se involucran las personas en una relación cercana, más
se autodivulgan mutuamente. Nancy Collins y Lynn Miller (1994) observaron tres posi-
bles razones para esta correlación: (1) la gente se revela a las personas que le agradan;
(2) a la gente le agradan las personas que se revelan con ella, y (3) la gente gusta de las per-
sonas con quienes se ha revelado. En consecuencia, entre pares de estudiantes universi-
tarios reunidos en un laboratorio para breves conversaciones de conocimiento, mientras
más se autodivulgan, mejor se sentían entre ellos después (Vittengl y Holt, 2000). En un
estudio longitudinal de parejas adultas que salían en citas, los miembros que reportaron
mayores niveles de autodivulgación también expresaron más satisfacción, compromiso
y amor (Sprecher y Hendrick, 2004). Cuando se trata de sexo, también, los miembros de la
autodivulgación Revelaciones acerca pareja que revelan sus gustos y disgustos con el otro están más satisfechos sexualmente
del yo que una persona hace a otros. que quienes son menos abiertos (MacNeil y Byers, 2009).
A lo largo de los años los investigadores observaron tres patrones de autodivulga-
ción en las relaciones sociales. Uno es que los miembros de la pareja se revelan más

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Relaciones cercanas 377

mutuamente conforme su relación crece con el tiempo. De acuerdo con Irving Altman y
Dalmas Taylor (1973), la autodivulgación es una forma básica de intercambio social que
se despliega conforme la relación se desarrolla. Su teoría de la penetración social sostiene
que las relaciones avanzan de intercambios superficiales a unos más íntimos. Al princi-
pio, las personas dan relativamente poco de ellas mismas al otro miembro de la pareja
y reciben poco a cambio. Sin embargo, si los encuentros iniciales resultan gratificantes
el intercambio se vuelve tanto más amplio (y abarca más áreas de sus vidas) como más
profundo (e involucra áreas más sensibles). En resumen, la interacción social crece de
una tajada estrecha y superficial, a una porción más ancha y más penetrante.
Recientemente, Tang y Wang (2012) realizaron una encuesta en línea para explorar
los temas que 1027 personas en Taiwán revelaron en sus blogs y en el mundo real. Sus
resultados mostraron que ellos se autodivulgan en varios temas, incluidos sus actitudes,
cuerpos, dinero, trabajo, sentimientos, intereses y experiencias. En cuanto a qué se auto-
divulga a tres audiencias blanco (en línea, mejor amigo y padres), los blogueros revelaron
más de ellos mismos a sus mejores amigos, seguido por padres y audiencias en línea,
tanto en profundidad como en amplitud. Parece que la teoría de la penetración social,
propuesta mucho antes de que hubiera Internet, ofrece hoy una buena descripción de la
autodivulgación en las relaciones en línea.
Una segunda observación es que los patrones de autodivulgación cambian de
acuerdo con el estado de una relación. Durante un primer encuentro y en las etapas
iniciales de una nueva relación, las personas tienden a retribuir las revelaciones del otro
con las propias en un nivel comparable al de la intimidad. Si un nuevo conocido se abre,
es cortés corresponder a dicha autodivulgación con la revelación de más de uno mismo.
Sin embargo, una vez que la relación está bien establecida, la reciprocidad estricta
ocurre con menos frecuencia (Altman, 1973; Derlega et al., 1976). Entre las parejas estre-
sadas se han observado dos patrones diferentes de autodivulgación. Para algunas, tanto
la amplitud como la profundidad disminuyen conforme los miembros de la pareja se ale-
jan y dejan de comunicarse (Baxter, 1987). Para otras, la amplitud de la autodivulgación
declina, pero la profundidad aumenta conforme los compañeros expresan enojo mutuo
(Tolstedt y Stokes, 1984). En este caso, el proceso de despenetración social recuerda no a
la tajada de una afiliación superficial, ni a la porción de una relación cercana, sino más
bien a una larga y delgada daga de descontento.
Una tercera observación común es que los individuos difieren en la tendencia a com-
partir pensamientos privados e íntimos con los demás. Por ejemplo, Kathryn Dindia y
Mike Allen (1992) realizaron un meta-análisis de 205 estudios que involucraron a 23,702
estadounidenses blancos y descubrieron, en promedio, que las mujeres son más abiertas
que los hombres, y que las personas en general se autodivulgan más con las mujeres que
con los hombres. Si éste es el caso, no es de sorprender que las mujeres califiquen más
alto a sus amistades del mismo sexo en comparación con la manera en que los hombres
califican a las suyas. Al menos en Estados Unidos, los amigos varones parecen ligarse más
al tomar parte en actividades comunes, mientras que las amigas se involucran más al
compartir sentimientos (Duck y Wright, 1993). Como dice Paul Wright (1982): las mujeres

>
tienden a interactuar “cara a cara”, pero los hombres lo hacen “hombro con hombro”.

Cultura, atracción y relaciones cercanas


Al estudiar la atracción, el deseo, las relaciones y el amor, uno se pregunta: ¿las perso-
nas de todo el mundo son semejantes o diferentes? ¿En qué medida estos procesos son
universales o diferentes en una cultura a otra? En años recientes, muchos psicólogos
sociales han planteado este tipo de preguntas (Hatfield et al., 2007).
Por ejemplo, en su estudio transcultural original acerca de la selección de pareja,
Buss (1989) descubrió que el atractivo físico es más importante para los hombres en
todo el mundo y que los recursos financieros son más importantes para las mujeres,
diferencias de género que parecían ser universales. El mismo Buss estaba sorprendido
por el poderoso impacto que tenía la cultura sobre las preferencias de pareja. Por ejem-
plo, en China, India, Indonesia, Irán, Taiwán y los territorios palestinos de Israel, las per-
sonas valoraban la castidad en una pareja. Sin embargo, en Finlandia, Francia, Noruega,

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378 Capítulo 9 Atracción y relaciones cercanas

Suecia, los Países Bajos y Alemania Occidental, la castidad o no era importante o se valo-
raba negativamente.
Cuando se trata de relaciones cercanas, la investigación muestra que el amor apa-
sionado es una emoción muy extendida y universal. En encuestas realizadas en todo el
mundo, William Jankowiak y Edward Fischer (1992) detectaron indicios de amor apa-
sionado en 147 de 166 culturas tan variadas como Indonesia, China, Turquía, Nigeria,
Trinidad, Marruecos, Australia y Micronesia. Con base en esta universalidad, algunos
investigadores comenzaron a explorar la neurociencia subyacente. Por ejemplo, la antro-
póloga Helen Fisher (2004) cree que el amor romántico está “conectado” en la neuroquí-
mica del cerebro. En particular, Fisher argumenta que el neurotransmisor dopamina,
que impulsa a los animales a buscar recompensas como alimento y sexo, es esencial para
el placer que se siente cuando estos impulsos se satisfacen. En consecuencia, argumenta,
los niveles de dopamina están asociados tanto con los altos de la pasión romántica como
con los bajos del rechazo. Al citar evidencia de estudios en humanos y otros animales,
también señala un paralelismo neuroquímico entre el amor romántico y la adicción a
sustancias.
Aunque la mayoría de las personas en el mundo están de acuerdo en que el deseo
sexual es lo que inyecta la pasión en el amor apasionado, no todos lo ven como nece-
sario para el matrimonio. Piense en esta pregunta: si un hombre o mujer tiene todas
la cualidades que usted desea, ¿se casaría con esa persona si no estuviera enamorado?
Cuando en 1967 se entrevistó a estudiantes estadounidenses, 35% de los hombres y 76%
de las mujeres dijeron “sí”. Veinte años después, sólo 14% de los hombres y 20% de las
mujeres dijo que se casarían con alguien sin estar enamorados (Simpson et al., 1986). La
reducción entre las mujeres puede reflejar el punto pragmático de que casarse por amor
es un lujo económico que pocas mujeres del pasado podían costear. Como se aprecia
en la popularidad actual de los acuerdos prenupciales, las consideraciones pragmáticas
siguen influyendo en las prácticas matrimoniales, incluso en la actualidad.
La disposición a casarse sin amor también es muy susceptible a la variación cultural.
A la luz de los diferentes valores que impregnan las culturas individualistas y colecti-
vistas, las diferencias no son sorprendentes. En muchas culturas, el matrimonio se ve
como una transacción entre familias que está influida por consideraciones sociales,
“Para un estadounidense ena- económicas y religiosas. De hecho, los matrimonios arreglados todavía son comunes en
morado, sus emociones tienden India, China, muchos países musulmanes y el África subsahariana. De modo que, cuando
Robert Levine y otros (1995) preguntaron a estudiantes universitarios de 11 países acerca
a ensombrecer todo lo demás...
del matrimonio sin amor, descubrieron que el porcentaje que dijo que sí se casaría en esa
para un chino enamorado, su amor condición varió de 4% en Estados Unidos, 5% en Australia y 8% en Inglaterra, hasta 49%
ocupa un lugar entre otras conside- en India y 51% en Pakistán.
raciones.” En las culturas en las cuales el amor no es una base suficiente para el matrimonio,
Hsu otros factores entran en juego. En India, un sistema de castas históricamente arraigado
divide a sus ciudadanos y conserva influencia sobre el amor y el matrimonio (Singh,
2009). De hecho, aun cuando el gobierno legalizó el matrimonio entre castas hace más de
50 años y ahora se ofrecen incentivos para que las parejas de diferentes castas se casen,
permanece una separación invisible entre las castas superior e inferior que dura del naci-
miento a la muerte, y los “asesinatos por honor” de las parejas que osan cruzar estas
líneas tradicionales no son raros (Wax, 2008). En China, donde se coloca una prima cul-
tural en la devoción, el respeto y la obediencia de los niños a los padres y otras personas
mayores de la familia, existe mucho menos énfasis en los “ideales de cuentos de hadas”
occidentales de amor y romance (Higgins et al., 2002; Jackson et al., 2006). En sondeos
recientes, adultos jóvenes de China, más que de Estados Unidos, dijeron que estarían
influidos en sus decisiones de selección de pareja por sus padres y amigos cercanos; por
ejemplo, que intentarían persuadir a sus padres para aceptar a un compañero de citas y
que dejarían de salir con él si sus padres no lo aprobaban (Zhang y Kline, 2009).
La influencia de la cultura sobre el amor es interesante. Por otra parte, podría argu-
mentarse que el individualismo persistente que se encuentra en muchas culturas occi-
dentales inhibiría la tendencia a volverse íntimo e interdependiente de otros. Por otro
lado, el individualismo conduce a las personas a dar prioridad a sus sentimientos en la
toma de decisiones matrimoniales en lugar de a preocupaciones familiares, obligaciones

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Relaciones cercanas 379

sociales, restricciones religiosas, ingresos y cosas


parecidas (Dion y Dion, 1996). En una ilustración
de este punto, Fred Rothbaum y Bill Yuk-Piu Tsang
(1998) compararon canciones de amor populares
en Estados Unidos y en China. Descubrieron que las
letras estadounidenses se enfocan más en los dos
amantes como entidades aisladas, independientes
del contexto social [“no hay nadie aquí, sólo tú y yo,
la forma en que quiero estar” (letra de la canción
Lady in red, cantada por Chris de Burgh)].

> Conflictos en las relaciones:

DPA/The Image Works


la conexión masculino-
femenino
Revise las ofertas de cualquier librería real o en
línea y verá un título tras otro acerca del tema gene-
ral del “género”. Hay libros para hombres y libros Tushar Agarwal y su esposa Richa se
para mujeres, libros que predican el ideal masculino y libros que dicen cómo ser más casan en una ceremonia en Bombay. Este
femenina, libros que presentan a hombres y mujeres como similares y libros que acen- matrimonio fue arreglado, con lo que se
cumple una tradición que parece extraña
túan las diferencias. ¿Es cierto, tomando prestado el provocador título del libro de John a la mayoría de los estadounidenses, para
Gray (1997), que los hombres son de Marte, las mujeres son de Venus? Si es así, ¿cuáles son quienes estar enamorado es esencial.
las implicaciones cuando se trata de las relaciones hombre-mujer?
Sexualidad Hace más de cien años, Sigmund Freud impactó a la comunidad cientí-
fica al proponer la teoría psicoanalítica, que colocó gran énfasis en el sexo como fuerza
impulsora del comportamiento humano. En esa época, los asociados cercanos de Freud
rechazaron ese enfoque en la motivación sexual. ¿Pero estaba equivocado? Las imágenes
y temas sexuales brincan, de manera muy literal, en los sueños, las bromas que se cuen-
tan, en los programas de televisión que se observan, en las novelas que uno lee, en la
música que escucha y en los escándalos sexuales en las noticias que involucran a figuras
públicas. No es de sorprender que los publicistas usan el sexo para vender cualquier cosa,
desde pantalones de mezclilla hasta perfumes, bebidas gaseosas y automóviles.
El sexo, el aspecto más privado de las relaciones humanas, es difícil de estudiar de
manera sistemática. Durante la década de 1949, el biólogo Alfred Kinsey y sus colegas
(1948, 1953) realizaron el primer sondeo a gran escala de las prácticas sexuales en Esta-
dos Unidos. Con base en entrevistas confidenciales a más de 17,000 hombres y mujeres, Alfred Kinsey, pionero en la investigación
de la sexualidad.
estos investigadores buscaron describir por primera vez lo que nadie había hablado de
manera abierta: la actividad sexual. Muchos de sus resultados fueron
impactantes; la actividad sexual reportada era más frecuente y más
variada de lo que nadie esperaba. Los libros de Kinsey fueron éxitos
comerciales al instante. Sin embargo, ciertos aspectos de su metodo-
logía tenían fallas. Por ejemplo, los participantes eran principalmente
jóvenes, caucásicos, urbanos y de clase media, una muestra que difí-
cilmente es representativa. También planteó preguntas inducidas
para permitir a los participantes reportar acerca de las actividades
sexuales o elaborar historias (Jones, 1997a). Kinsey murió en 1954,
pero su Instituto para la Investigación Sexual, en la Universidad de
Arthur Siegel/Time & Life Pictures/Getty Images

Indiana, sigue siendo, hasta el día de hoy, un gran centro para el estu-
dio de la sexualidad humana.
Desde el estudio revolucionario de Kinsey se han realizado
muchos estudios de la sexualidad, y forman parte de la historia de
la investigación que se ha reseñado, tanto de manera seria como con
humor, en libros con títulos como Kiss and Tell: Surveying Sex in the
Twentieth Century (Besa y cuenta: sondeo de la sexualidad en el siglo
XX) (Ericksen y Steffen, 1999) y Bonk: The Curious Coupling of Science
and Sex (Follar: el curioso acoplamiento de ciencia y sexo) (Roach,

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© The New Yorker Collection 2005 Paul Noth from cartoonbank.com. Todos los derechos reservados. Capítulo 9 Atracción y relaciones cercanas

2008). Los límites de los autorreportes (sin importar si se obtienen en entre-


vistas cara a cara, en encuestas telefónicas o en Internet) son que nunca
se puede saber con seguridad cuán precisos son los resultados. Parte del
problema es que, quienes responden, pueden no ser honestos en sus revela-
ciones. Otro factor limitante es que las personas difieren en sus interpreta-
ciones de las preguntas de las encuestas.
Los investigadores han utilizado varios métodos para medir las actitudes
y comportamientos sexuales. Estudios de interacciones cotidianas revelan
que los hombres ven al mundo en términos más sexuales que las mujeres. En
1982, Antonia Abbey hizo arreglos para que pares de estudiantes universita-
rios, hombre y mujer, hablaran durante 5 minutos mientras otros estudiantes
observaban las sesiones. Cuando más tarde cuestionó a actores y observado-
res, Abbey descubrió que los varones se sentían más sexualmente atraídos
hacia las mujeres que viceversa. Los varones también calificaron a las par-
ticipantes femeninas como más seductoras y más coquetas de lo que ellas se
“El sexo nos juntó, pero el género nos separó.” habían considerado a sí mismas. Entre los hombres, más que entre las muje-
res, el contacto visual, un cumplido, una observación amistosa, un roce del
brazo y una sonrisa inocente con frecuencia se interpretaron como entradas
sexuales (Kowalski, 1993). A pesar de todo lo que ha cambiado en años recientes, todavía
existen estas diferencias de género en las percepciones del interés sexual (Levesque et al.,
2006). Un estudio reciente de citas rápidas mostró que mientras los hombres perciben en
exceso el interés sexual, las mujeres tienden a percibir poco el interés sexual (Perilloux et
al., 2012).
Las diferencias de género son particularmente comunes en los sondeos de autorre-
porte, donde, en contraste con las mujeres, los hombres reportan ser más promiscuos,
tener más probabilidad de pensar en el sexo, ser más permisivos, tener más probabilidad
Los hombres tienen más de disfrutar sexo casual sin compromiso emocional y más probabilidad de fantasear en
probabilidad que las mujeres de sexo con múltiples compañeras (Oliver y Hyde, 1993). Por ejemplo, cuando se les pidió
interpretar en términos sexuales seleccionar diez deseos privados de una lista, la mayoría de los hombres y mujeres igual-
los gestos amistosos del sexo
mente querían amor, salud, paz en la Tierra, capacidad ilimitada y riqueza. Pero más
hombres que mujeres también querían “tener sexo con quien yo quiera” (Ehrlichman y
opuesto.
ERDADERO. V
Eichenstein, 1992). En un estudio a gran escala de 16,000 participantes de 52 países de
todo el mundo, David Schmitt (2003) descubrió que la mayoría de los hombres desean
más parejas sexuales y más variedad sexual que la mayoría de las mujeres, sin importar su
estatus de relación u orientación sexual. Con base en este estudio y otros, Roy Baumeister
En una encuesta de 1501 es- y otros (2001) concluyeron que “los hombres desean sexo más que las mujeres” (p. 270).
tadounidenses adultos en el
programa Primetime de ABC, se Orientación sexual En una época cuando los legisladores, jueces, líderes religiosos,
académicos y legos debaten abiertamente el matrimonio gay, ninguna discusión de la
encontraron algunas diferencias sexualidad humana está completa sin una consideración de las diferencias en orientación
de género (Longer et al., 2004): sexual, definida como la preferencia sexual de una persona por miembros del mismo sexo
Hombres Mujeres (homosexualidad), del sexo opuesto (heterosexualidad) o ambos sexos (bisexualidad).
¿Cuán común es la homosexualidad y de dónde proviene? A lo largo de la historia y en
Piensa en sexo 70% 34%
todas las culturas, la gran mayoría de las personas han sido heterosexuales en su orienta-
todos los días ción. Pero cuán grande es la mayoría es tema de cierto debate. Un sondeo de 1970 patroci-
Ha visitado sitios 34% 10% nado por el Instituto Kinsey reveló que 3.3% de los hombres estadounidenses en la muestra
web de sexo dijo que tenían sexo homosexual frecuente u ocasional (Fay et al., 1989). Entre 1989 y 1992,
el Centro Nacional de Investigación de Opinión de Estados Unidos reportó que 2.8% de los
Ha fantaseado 33% 9% hombres estadounidenses y 2.5% de las mujeres tenían actividad homosexual exclusiva-
con un trío sexual mente. En conjunto, encuestas a gran escala en Estados Unidos, Europa, Asia y el Pacífico
sugieren que la población exclusivamente homosexual en el mundo es 3% o 4% entre hom-
bres y alrededor de la mitad de dicho número entre mujeres (Diamond, 1993).
orientación sexual Preferencia de Aunque una orientación homosexual exclusiva es relativamente rara entre humanos
una persona por miembros del mismo y otros animales, los comportamientos homosexuales son más comunes. En Biological
sexo (homosexualidad), del sexo Exuberance (Exuberancia biológica), Bruce Bagemihl (1999) reporta que los encuentros
opuesto (heterosexualidad) o de ambos sexuales entre parejas macho-macho y hembra-hembra se han observado en más de
sexos (bisexualidad).
450 especies, incluidas jirafas, cabras, aves, chimpancés y lagartijas. Entre los humanos,
la incidencia del comportamiento homosexual varía de una generación y cultura a la

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Relaciones cercanas 381

siguiente, dependiendo de las actitudes prevalecientes. En Same Sex, Different Cultures


(Mismo sexo, diferentes culturas), Gilbert Herdt (1998) observó que en partes del mundo,
que van desde Sumatra hasta Melanesia, es común que los varones adolescentes se invo-
lucren en actividades homosexuales antes de estar en edad para casarse, aun cuando
la homosexualidad como rasgo permanente sea rara. Entonces, es importante darse
cuenta que la orientación sexual no puede verse en términos de negro o blanco, sino a lo
largo de un continuo. En el centro de dicho continuo, 1% de las personas se describen a
sí mismas como activamente bisexuales.
Para explicar las raíces de la homosexualidad se han propuesto varias teorías. El
filósofo griego Aristóteles consideraba que era innata, pero que se fortalecía con el
hábito; psicoanalistas posfreudianos argumentan que surge de dinámicas familiares,
específicamente del apego excesivo de un niño hacia un padre del mismo sexo o del
opuesto; los teóricos del aprendizaje social apuntan a experiencias sexuales gratifican-
tes con compañeros del mismo sexo en la niñez. Sin embargo, existe poca evidencia
firme para apoyar tales afirmaciones. En un estudio particularmente amplio, Alan Bell y
colaboradores (1981) entrevistaron a 1500 adultos homosexuales y heterosexuales acerca
de sus vidas. No hubo diferencias en los antecedentes familiares, ausencia de un padre
hombre o mujer, relación con los padres, abuso sexual, edad de inicio de la pubertad o
patrones de citas en el bachillerato. Excepto por el hecho de que los adultos homosexua-
les se describieron a sí mismos como menos adaptados cuando niños, los dos grupos no
pudieron distinguirse por experiencias pasadas. Ambos grupos sintieron con fuerza que
su orientación sexual estaba establecida mucho antes de que fuera “oficial”.
Cada vez más, existe evidencia científica de una disposición biológica. En un estudio
muy publicitado, el neurobiólogo Simon LeVay (1991) realizó la autopsia a cerebros de
19 hombres homosexuales que murieron de SIDA, 16 hombres heterosexuales (algunos
de los cuales murieron de SIDA) y 6 mujeres heterosexuales. LeVay examinó un pequeño
núcleo en el hipotálamo que está involucrado en la regulación del comportamiento
sexual y se sabe que es más grande en hombres heterosexuales que en mujeres. Los
especímenes se codificaron numéricamente, de modo que LeVay no sabía si el donador
particular que examinaba era hombre o mujer, heterosexual o gay. El resultado: en los
cerebros homosexuales masculinos que estudió, el núcleo tenía la mitad del tamaño
que en los cerebros heterosexuales masculinos y era comparable en tamaño con los que
encontró en los cerebros heterosexuales femeninos. Esta investigación se describe en el
libro de LeVay (1993), The Sexual Brain (El cerebro sexual).
Es importante reconocer que este estudio reveló sólo una correlación entre la orien-
tación sexual y el cerebro, y no puede usarse para extraer conclusiones acerca de causa
y efecto. Apoyo más convincente para las raíces biológicas de la orientación sexual
proviene de estudios de gemelos que sugieren que existe una predisposición genética.
Michael Bailey y Richard Pillard (1991) entrevistaron a 167 hombres gay y sus gemelos
y hermanos adoptados. En general, 52% de los gemelos idénticos eran gay, comparados
con sólo 22% de los gemelos fraternos y 11% de los hermanos adoptivos. Dos años des-
pués, Bailey y colaboradores (1993) realizaron un estudio acompañante del anterior en
lesbianas, con resultados similares.
Los orígenes de la orientación sexual son complejos por dos razones. En primer
lugar, no es claro que la orientación sexual de hombres y mujeres se enraice de manera
similar. En Australia, Bailey y otros (2000) hicieron que cientos de pares de gemelos cali-
ficaran su sexualidad en una escala de siete puntos que variaban desde “exclusivamente
heterosexual” hasta “exclusivamente homosexual”. De manera global, 92% tanto de hom-
bres como de mujeres se vieron a sí mismos como exclusivamente heterosexuales. Sin
embargo, entre el resto (8%), más mujeres que hombres dijeron que tenían tendencias
bisexuales y más hombres que mujeres dijeron que eran exclusivamente homosexua-
les. En otro estudio, una investigación longitudinal de mujeres de 18 a 25 años de edad,
Lisa Diamond (2003), descubrió que más de una cuarta parte de quienes inicialmente se
identificaron a sí mismas como lesbianas o bisexuales variaron su orientación a lo largo
de los siguientes cinco años, cambio mucho más grande que el reportado entre hombres.
Experimentos recientes en laboratorio refuerzan el punto. En un estudio,
Meredith Chivers y colaboradores (2004) reclutaron hombres y mujeres que se
identificaron a sí mismos como heterosexuales u homosexuales en su orientación.
En una habitación privada, con poca luz, estos participantes observaron una serie

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382 Capítulo 9 Atracción y relaciones cercanas

de breves videoclips sexuales, algunos involucraban parejas masculinas y otros parejas


femeninas. Mientras observaban, los participantes calificaron sus sentimientos subjeti-
vos de atracción sexual en una escala. Al mismo tiempo, la excitación genital se medía
usando dispositivos que registraban la erección peniana (para varones) y el pulso vaginal
(para mujeres). Los resultados mostraron que las mujeres se excitaban genitalmente con
los videoclips tanto masculinos como femeninos, sin importar si ellas se identificaban
como heterosexuales o lesbianas en su orientación. Sin embargo, los hombres mostraron
más excitación genital en respuesta a hombres o mujeres, dependiendo de su orientación
sexual. De hecho, aunque los hombres autoidentificados como bisexuales reportaron
una atracción hacia ambos sexos, la mayoría se excitó genitalmente por hombres o por
mujeres, pero no por ambos (Rieger et al., 2005). Aunque desde entonces un estudio ha
identificado a un grupo de hombres que son bisexuales en su excitación genital (Rosen-
thal et al., 2012), algunos otros hallazgos fuerzan demasiado la conclusión de que las
mujeres son sexualmente más flexibles que los hombres: tienen más plasticidad erótica.
Dicho de manera más simple: las mujeres son más abiertas y es más probable que cam-
bien de preferencias sexuales a lo largo de la vida (Baumeister, 2000; Diamond, 2007;
Peplau, 2003; Lippa, 2006).
Un segundo factor que complica las cosas es que, a pesar de que existe fuerte eviden-
cia de una disposición biológica, esto no necesariamente significa que existe un “gen gay”
(Hamer et al., 1999). Más bien, Daryl Bem (1996, 2000) ve el desarrollo de
la orientación sexual como un proceso psicobiológico. De acuerdo con
Bem, los genes influyen en el temperamento de una persona al nacer, lo
que conduce a algunos infantes y niños jóvenes a ser naturalmente más
activos, energéticos y agresivos que otros. Estas diferencias en tempera-
mento atraen a algunos niños hacia compañeros varones y actividades
“masculinas”, y a otros hacia compañeras mujeres y actividades “femeni-
nas”. Bem se refiere a los niños que prefieren compañeros del mismo sexo
como conformistas de género y a quienes prefieren compañeros del
sexo opuesto como inconformes de género (“afeminados” y “marimachos”).
Las preferencias de actividad en la niñez pueden estar biológica-
mente enraizadas, pero lo que pasa a continuación es la parte psicoló-
Erin Siegal/Reuters/Landov

gica. De acuerdo con Bem, los niños conformistas de género llegan a ver
a los miembros del sexo opuesto como diferentes, poco familiares, pro-
vocadores e incluso exóticos. En contraste, los niños no conformistas
de género llegan a ver a los pares del mismo sexo como diferentes, poco
familiares, provocadores y exóticos. Más adelante, en la pubertad, con-
El 17 de junio de 2008, Sharon Papo
y Amber Weiss intercambiaron votos forme los niños se vuelven física y sexualmente maduros, descubren que
nupciales en el primer día completo de se sienten atraídos hacia miembros del mismo sexo o de sexo opuesto, dependiendo de
matrimonios del mismo sexo en San cuál sea el más exótico. Bem describe su cadena de eventos propuesta como la teoría
Francisco. Ahora, nueve estados de
Estados Unidos permiten legalmente el
de orientación sexual de “lo exótico se convierte en erótico”.
matrimonio homosexual; otros pocos En la actualidad, sólo hay un vago apoyo para esta teoría. Es cierto que la constitu-
permiten uniones civiles o sociedades ción genética puede influir en el temperamento y predisponer a un niño a favorecer cier-
domésticas.
tos tipos de actividades sobre otras (Kagan, 1994). También es cierto que los gays tienen
más probabilidad de haber sido más femeninos y las lesbianas de haber sido más mascu-
linas cuando niños, diferencias vistas no sólo en hechos informados por las propias per-
sonas desde la niñez (Bailey y Zucker, 1995), sino también en su comportamiento, como
se recuerda en videos caseros (Rieger et al., 2008). Incluso puede ser cierto que las per-
sonas están genéticamente predispuestas para involucrarse en comportamiento no con-
formista de género en la niñez (Bailey et al., 2000). ¿Pero la preferencia por los semejantes
en la niñez altera la orientación sexual adulta, como sugiere Bem, debido a que lo exótico
se convierte en erótico? ¿O existe un “gen gay” que aumenta la no conformidad de género
en la niñez, así como la homosexualidad en la adolescencia y la adultez? ¿Y puede una
sola teoría explicar la homosexualidad tanto en hombres como en mujeres, o se necesi-
tan teorías separadas, como algunos sugieren (Peplau et al., 1998)? En la actualidad, se
necesita más investigación para responder estas preguntas y desmenuzar las influencias
biológicas y psicológicas. De cualquier forma, un punto ocupa un lugar preponderante:

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Relaciones cercanas 383

las personas, en especial los hombres, no parecen elegir de manera intencionada su


orientación sexual, ni pueden cambiarla con facilidad.
¿Existe alguna razón para creer que el proceso de atracción y la formación de relacio-
En 2001, los Países Bajos se
nes íntimas son diferentes para las parejas del mismo sexo? En realidad, no. De acuerdo
con la Oficina del Censo estadounidense, se estima que en 2010 vivían en Estados Unidos convirtieron en la primera na-
650,000 parejas del mismo sexo, sustancialmente más que 10 años antes. Una estimación ción moderna en garantizar a los
reportó que 132,000 estaban casados. Investigación reciente muestra que gays y lesbia- matrimonios del mismo sexo un
nas encuentran personas de la misma forma que los heterosexuales, al buscar a otros estatus legal pleno. Desde enton-
que son atractivos y semejantes en sus actitudes; que sus niveles de satisfacción y com- ces, los matrimonios del mismo
promiso son afectados por el intercambio social y la equidad les preocupa tanto como si sexo se han vuelto legales en
estuvieran en relaciones heterosexuales, y que reportan niveles de agrado y cariño en sus Bélgica (2003), España (2005),
relaciones íntimas que son comparables con los de las parejas heterosexuales. Las pare- Canadá (2005), Sudáfrica (2006),
jas del mismo sexo difieren de las heterosexuales en dos formas: tienen más probabilidad
Noruega (2009), Suecia (2009),
de conservar amistad con ex parejas sexuales después del rompimiento y tienden a divi-
dir las labores domésticas de manera más equitativa dentro de un hogar (Kurdek, 2005; Portugal (2010), Islandia (2010)
Peplau y Fingerhut, 2007). A la luz de estas sorprendentes similitudes, y con el matrimo- y Argentina (2010).
nio del mismo sexo ahora legal en seis estados de Estados Unidos, es seguro que en los
años por venir se realizará más investigación acerca de las parejas gay y lésbicas.
La trayectoria marital Dado que el ser humano es un ser social, tener relaciones cer-
canas es importante para su felicidad y bienestar emocional, e incluso para su salud física
y longevidad. Como se señaló al comienzo de este capítulo, 73% de los estudiantes univer-
sitarios estadounidenses entrevistados dijeron que sacrificarían la mayoría de las metas
de vida antes que renunciar a una relación satisfactoria (Hammersla y Frease-McMahan,
1990). Sin embargo, es triste que, si viven en Estados Unidos o Canadá, estos estudiantes
son parte de una sociedad en la que casi 40% de los primeros matrimonios tienen proba-
bilidad de terminar en divorcio. Con sólo un compañero divorciado anteriormente, las
probabilidades de divorcio son todavía mayores. Esta discrepancia entre la estabilidad
que quiere la mayoría de las personas y la perturbación que acaso deban enfrentar es
dramática. Las parejas discuten, rompen, se separan y divorcian. ¿Cómo evoluciona el
matrimonio con el tiempo y por qué algunos duran mientras otros se disuelven?
Ellen Berscheid y Harry Reis (1998) dicen que, para los psicólogos sociales que estu-
dian las relaciones íntimas, esta es la pregunta que se plantea con más frecuencia y la
más molesta. ¿Existe un patrón de desarrollo típico? No y sí. No: es claro que todos los
matrimonios son diferentes y no pueden comprimirse en un solo molde. Pero sí: cier-
tos patrones emergen cuando se combinan los resultados de sondeos de gran número
de parejas casadas que se estudian durante largos periodos. Lawrence Kurdek (1999)
reportó acerca de un estudio longitudinal de parejas casadas en las que se midió la
satisfacción de cada cónyuge cada año durante 10 años (de las 522 parejas con las que
comenzó, 93 completaron el estudio). La l figura 9.13 muestra que hubo un declive glo-
bal en las calificaciones de la calidad matrimonial y que las calificaciones dadas por los
cónyuges fueron muy similares. Existen dos marcados periodos de declive. El primero
ocurre durante el primer año de matrimonio. Los recién casados tienden a idealizarse
mutuamente y a disfrutar un estado inicial de bienaventuranza matrimonial (Murray et
al., 1996). Sin embargo, esta “luna de miel” pronto es seguida por un declive en la satisfac-
ción (Bradbury, 1998). Después de cierta estabilización, se observa un segundo declive
alrededor del octavo año de matrimonio, un hallazgo que es consistente con la creencia
popular de la “comezón del séptimo año” (Kovacs, 1983).
Esta trayectoria matrimonial es interesante, aunque representa un crudo pro-
medio de diferentes tipos de matrimonio. Sin embargo, no hay un solo molde y una
talla no se ajusta a todas las relaciones. Al darse cuenta de esta limitación, los inves-
tigadores buscan de manera activa trazar líneas de tendencia más precisas para situa-
ciones matrimoniales específicas. Hasta el momento, estos estudios han mostrado
que, en las parejas heterosexuales con un primer hijo, la transición hacia la pater-
nidad apresura el sentido de declive en ambos miembros de la pareja (Lawrence et
al., 2008); que las parejas gay y lésbicas que cohabitan no reportan la reducción en
satisfacción que se ve con frecuencia en las parejas heterosexuales (Kurdek, 2008),

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384 Capítulo 9 Atracción y relaciones cercanas

y que a pesar de la zambullida inicial, la


l FIGURA 9.13 satisfacción matrimonial aumenta nueva-
Satisfacción matrimonial en el tiempo mente en la edad adulta para padres cuyos
En un estudio longitudinal que abarcó 10 años, parejas casadas calificaron la calidad hijos crecieron, dejaron el hogar y vaciaron
de sus matrimonios. En promedio, dichas calificaciones fueron altas, pero declinaron el nido (Gorchoff et al., 2008).
entre ambos cónyuges. Como se puede ver, hubo dos caídas pronunciadas, que ¿Factores específicos predicen los resul-
ocurrieron durante el primero y el octavo años de matrimonio. tados futuros? Para abordar esta pregunta,
Tomado de Kurdeck, L. A., “The nature and predictors of the trajectory of change in marital quality
Benjamin Karney y Thomas Bradbury
for husbands and wives over the first 10 years of marriage”, en Development Psychology, vol. 35
(pp. 1283-1296). Copyright © 1999 por la American Psychology Association. Reimpreso con permiso.
(1995) revisaron 115 estudios longitudina-
les de más de 45,000 parejas casadas, y sólo
descubrieron que ciertas variables con valo-
ración positiva (educación, empleo, com-
portamientos constructivos, semejanza en
quality matrimonial

actitudes) son un poco predictivas de resul-


tados positivos. Sin embargo, descubrie-
ron que mientras más pronunciado era el
declive inicial en la satisfacción, las parejas
tenían más probabilidad de romper tiempo
de calidad

después. Este declive se relaciona en parte


con el estrés de tener y criar hijos, el cual es
Ratings of marital

común entre parejas de recién casados. El


Calificación

aburrimiento también es predictivo de una


pérdida de satisfacción matrimonial. En un
estudio longitudinal de 123 parejas casadas,
los cónyuges que sintieron que estaban en
un bache en un punto del tiempo estuvie-
ron significativamente menos satisfechos
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 nueve años después (Tsapelas et al., 2009).
Years of marriage
Años de matrimonio ¿Existe algo que una pareja pueda
Esposa
Wife Husband
Esposo hacer para evitar los baches y mantener
viva la luna de miel? Quizá lo haya. Arthur
Aron y colaboradores (2000) plantean como hipótesis que una vez agotada la euforia
de una nueva relación, los miembros de la pareja pueden combatir el aburrimiento al
involucrarse juntos en actividades nuevas y excitantes. Mediante cuestionarios y una
encuesta de puerta en puerta, estos investigadores descubrieron que mientras más nue-
vas experiencias decían tener los esposos, más satisfechos estaban con sus matrimonios.
Para poner a prueba esta hipótesis en un experimento controlado, llevaron al laboratorio
a parejas seleccionadas al azar, distribuyeron tapetes de gimnasia por el suelo, amarra-
ron a los participantes juntos por la muñeca y el tobillo, y les pidieron que reptaran sobre
sus manos y rodillas, encima de una barrera, de un extremo de la habitación al otro, todo
mientras llevaban una almohada entre sus cuerpos. A otras parejas se les dio la tarea
más mundana de rodar una bola sobre un tapete, un miembro cada vez. Un tercer grupo
no recibió tarea alguna. Después de ello, a todos los participantes se les preguntó acerca
de sus relaciones. Como se predijo, las parejas que lucharon y rieron juntas a lo largo de
Después del periodo de luna la actividad novedosa y emocionante reportaron más satisfacción con la calidad de sus
de miel, hay un declive global relaciones que quienes estuvieron en los grupos mundano y sin tarea. Es posible que el
en los niveles de satisfacción beneficio de la participación compartida en el estudio haya tenido vida corta. Pero tal
marital.
ERDADERO. V vez, sólo tal vez, una dieta constante y cambiante de nuevas experiencias pueda ayudar
a revivir las llamas del amor.

Comunicación y conflicto Los desacuerdos respecto a sexo, hijos, dinero, parien-


tes y otros asuntos pueden agitar el conflicto en las relaciones cercanas. De particular
relevancia durante épocas económicas turbulentas, la investigación muestra que las
presiones financieras pueden poner enorme cantidad de tensión en las relaciones matri-
moniales (Conger et al., 1999). Cualquiera que sea la causa, todas las parejas experimen-
tan cierto grado de fricción. El asunto no es si ocurre, sino cómo responder a él. Una

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Relaciones cercanas 385

fuente de conflicto es la dificultad que algunas personas tienen para hablar de sus des-
acuerdos. Cuando las relaciones se rompen, los problemas de comunicación están entre
las causas comunes más citadas, tanto por parejas heterosexuales como homosexuales
(Kurdek, 1991b; Sprecher, 1994). Pero, ¿qué constituye la “mala comunicación”? Compa-
raciones entre parejas felices y estresadas revelan algunos patrones de comunicación
que ocurren con frecuencia en las relaciones con problemas (Fincham, 2003).
Un patrón común se llama reciprocidad del afecto negativo: un intercambio mutuo
de expresiones de sentimientos negativos. En términos generales, las expresiones de
afecto negativo dentro de una pareja disparan más respuestas del mismo tipo que las
expresiones de efecto positivo. Pero la reciprocidad del afecto negativo, especialmente
en el comportamiento no verbal, es mayor en las parejas que no son felices, que están
estresadas o encerradas en un duelo. Para las parejas con estrés, las sonrisas pasan sin
ser percibidas, pero cada mirada con furia, cada mirada de disgusto, provoca una mar-
cada respuesta refleja. El resultado, como se observa en las parejas infelices alrededor
del mundo, es una incapacidad para romper el ciclo vicioso y terminar las interacciones
desagradables (Gottman, 1998).
Hombres y mujeres reaccionan de manera diferente al conflicto. La mayoría de las
mujeres reportan emociones más intensas y son más expresivas que la mayoría de los
hombres (Grossman y Wood, 1993). Ella le dice a él: “anímate”; él le pide a ella: “cálmate”.
Por tanto, muchos matrimonios infelices también se caracterizan por un patrón de inter-
acción demanda-retirada, en el que la esposa demanda que la pareja discuta los proble-
mas de la relación, sólo para frustrarse cuando su esposo se retira de dichas discusiones
(Christensen y Heavey, 1993). Este patrón no es único de las parejas casadas. Cuando a
parejas que salían en citas se les preguntó cómo suelen lidiar con los problemas, se des-
cubrió el mismo patrón demanda-retirada (Vogel et al., 1999). De acuerdo con John Gott-
man (1994), no hay nada malo con algún enfoque para lidiar con el conflicto. El problema
se encuentra en la discrepancia, las relaciones saludables son más probables cuando
ambos miembros de la pareja tienen estilos similares de lidiar con el conflicto.
Cualquiera que sea el estilo de alguien, existen dos enfoques básicos para reducir
los efectos negativos del conflicto. El primero es tan obvio que con frecuencia se pasa
por alto: aumentar el comportamiento gratificante en otros aspectos de la relación. De
acuerdo con Gottman y Levenson (1992), la estabilidad matrimonial descansa en un
“equilibrio bastante elevado de comportamientos positivos y negativos” (p. 230). Si hay
conflicto acerca de algún tema, los miembros de la pareja pueden y deben buscar otras
formas de recompensarse mutuamente. Conforme mejora el equilibrio de lo positivo y lo
negativo, también deben hacerlo los niveles globales de satisfacción, lo que puede reducir
el conflicto (Huston y Vangelisti, 1991). Un segundo enfoque es intentar entender el punto
de vista del otro. El ser sensible a lo que el compañero piensa y cómo se siente mejora la
calidad de la relación (Honeycutt et al., 1993; Long y Andrews, 1990). ¿Qué motiva a los
individuos, en el calor de la batalla, a hacer dicho esfuerzo por comprender? Para los prin-
cipiantes, ayuda si están de acuerdo en que hay un problema de comunicación.
Las atribuciones que hace el compañero de los comportamientos de cada uno y la
voluntad para perdonar se correlacionan con la calidad de su relación (Bradbury y Fin-
cham, 1992; Fincham et al., 2007; Harvey y Manusov, 2001). Como se podría esperar, las
parejas felices hacen atribuciones que mejoran la relación: ven los comportamientos inde-
seables de su pareja como causados por factores que son situacionales (“un mal día”),
temporales (“ya pasará”) y de ámbito limitado (“es sólo un punto doloroso”). Sin embargo,
perciben los comportamientos deseables como causados por factores que son inherentes
a la pareja, permanentes y generalizables a otros aspectos de la relación. En contraste, las
parejas infelices voltean la moneda de las atribuciones al hacer las opuestas atribuciones
que mantienen el estrés. Por tanto, mientras las parejas felices minimizan lo malo y maxi-
mizan lo bueno, las parejas estresadas no ceden un centímetro. A la luz de estos patrones
atributivos diferentes, parecería que, con el tiempo, las parejas felices serán más felices
y las miserables más miserables. ¿Lo son? Sí. Al rastrear parejas casadas de manera lon-
gitudinal, los investigadores descubrieron que los cónyuges que hacen atribuciones que
mantienen el estrés al inicio del matrimonio reportaron menos satisfacción en un punto
posterior en el tiempo (Fincham et al., 2000; Karney y Bradbury, 2000).

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386 Capítulo 9 Atracción y relaciones cercanas

Rompimiento Cuando una relación íntima termina, como en el divorcio, el efecto


puede ser traumático (Fine y Harvey, 2006) y tan estresante que las personas que se
divorcian tienen más tarde 23% mayor probabilidad de morir temprano de todas las
causas de muerte (Sbarra et al., 2011). Como parte de un estudio longitudinal de adultos
en Alemania, Richard Lucas (2005) se concentró en 817 hombres y mujeres que en algún
momento estuvieron divorciados. Cada año, durante 18 años, los participantes fueron
entrevistados y se les pidió calificar cuán satisfechos estaban con la vida en una escala de
0 a 10. En promedio, los divorciados estuvieron más de medio punto menos satisfechos
que sus contrapartes casados. ¿Pero el tiempo curó las heridas? La l figura 9.14 mues-
tra tres patrones interesantes: (1) los participantes se volvieron cada vez menos satisfe-
chos, incluso después del divorcio; (2) los niveles de satisfacción se recuperaron un poco
inmediatamente después del divorcio, y (3) los niveles de satisfacción nunca regresaron
a la línea de referencia original. En resumen: las personas pueden adaptarse, pero con
frecuencia no se recuperan por completo de la experiencia.
La habilidad de las personas para lidiar con el divorcio depende de la naturaleza de
la pérdida. Un factor vital es la cercanía de una relación, o la medida en que la línea entre
yo y el otro se vuelve tan difusa que mío y tuyo son uno y lo mismo.
Otro factor importante a este respecto es la interdependencia, el pegamento
social que enlaza a las personas. La investigación muestra que mientras más inter-
dependientes son las parejas (medidas por la cantidad de tiempo que pasan jun-
tas, las actividades que comparten y la influencia que cada miembro ejerce sobre el
otro) y más dedicadas estén a la relación, es probable que duren más tiempo juntas
(Berscheid et al., 1989; Rusbult y Buunk, 1993) y que estén más devastadas cuando
terminen (Fine y Sacher, 1997; Simpson, 1987). Al tratar de explicar cómo las perso-
nas regulan los riesgos de formar relaciones románticas cercanas, Sandra Murray y
otros (2006) observaron que un tema irónico corre a través de gran parte de la inves-
tigación: “las relaciones que tienen mayor potencial para satisfacer las necesida-
des adultas de conexión interpersonal son las mismas relaciones que activan más

l FIGURA 9.14
Cambios en la satisfacción de la vida antes y después del divorcio
En este estudio, 817 hombres y mujeres que estuvieron divorciados en algún momento
calificaron cuán satisfechos estaban con la vida en una escala de 0 a 10 cada año durante
18 años. De manera global, los divorciados estuvieron menos satisfechos que sus
contrapartes casados, un resultado común. En la pregunta de si el tiempo cura las heridas,
puede ver que los niveles de satisfacción cayeron antes del divorcio y se recuperaron
después de él, pero no regresaron a los niveles originales. Parece que las personas se
adaptan, pero no se recuperan por completo de esta experiencia.
Lucas, 2005. © Cengage Learning
satisfacción de la vida
Calificaciones de

Divorcio

Años antes y después del divorcio

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Repaso 387

ansiedad acerca del rechazo” (p. 661). Para ponerlo en términos amables, uno está con-
denado si hace, y está condenado si no hace. Los factores que contribuyen a la duración
de una relación (cercanía e interdependencia) evidencian ser los mismos factores que
intensifican el temor al rechazo y hacen más difícil lidiar después que termina una rela-
ción. De este modo, ¿cómo se equilibra el hacer la inversión psicológica necesaria para
una relación duradera contra retraerse lo suficiente por autoprotección?
En Estados Unidos y otros países occidentales, varios marcadores demográficos
indican cuán problemáticas han llegado a ser las formas tradicionales de compromiso:
alta tasa de divorcio, más familias con un solo padre, más parejas no casadas que viven
juntas y más individuos que nunca se casan. Sin embargo, el deseo de relaciones íntimas
de larga duración nunca ha flaqueado o desaparecido. Por el contrario, las personas gas-
tan millones de dólares en sitios de citas en línea, gays y lesbianas buscan activamente
reconocimiento legal para los matrimonios del mismo sexo, la gran mayoría de los indivi-
duos divorciados vuelven a casarse y las familias reconstituidas forjan un nuevo sentido
de lo que se entiende por “familia”. Parece que se está en medio de una gran y apremiante
búsqueda conforme millones de hombres y mujeres tratan de encontrar formas para afi-
liarse, atraer, acercarse, amar y comprometerse de manera permanente con otros.

Repaso
Necesidad de pertenencia: un motivo humano
fundamental
l La necesidad de pertenencia es un motivo humano básico, un
impulso dominante para formar y mantener relaciones duraderas.

La emoción de la afiliación
l Esta motivación social comienza con la necesidad de afiliación, un l Las personas dolorosamente tímidas están en riesgo de soledad,
deseo de establecer contacto social con otros. un sentimiento de aislamiento y privación social.
l Las personas difieren en la intensidad de sus necesidades de
afiliación. Puesta a prueba del sentido común
l Las situaciones estresantes en particular motivan a las personas a En momentos de estrés, las personas buscan la compañía de
afiliarse con otros que enfrentan una amenaza similar. otros, aun cuando sean extraños.
Verdadero. La investigación muestra que la amenaza externa causa
La agonía de la soledad estrés y conduce a las personas a afiliarse con otros que enfrentan o
l La timidez es un problema penetrante que predispone a las perso- enfrentaron una amenaza similar.
nas para establecer interacciones no gratificantes con otros.

La atracción inicial
l De acuerdo con una perspectiva, las personas se sienten atraídas l Para apoyar el efecto de la mera exposición, los estudios muestran
hacia otras con quienes la relación es gratificante; las recompensas que mientras más frecuentemente las personas vean un estímulo,
pueden ser directas o indirectas. más les agradará.
l Los psicólogos evolutivos argumentan que los seres humanos l No se tiene que estar consciente de las exposiciones previas para
muestran patrones de atracción y de selección de pareja sexual que ocurra un aumento en el gusto.
que favorecen la transmisión de sus propios genes.
Atractivo físico: quedar atrapado
Familiaridad: estar ahí l En una amplia variedad de escenarios sociales, las personas res-
l La proximidad monta el escenario para la interacción social, por ponden de manera más favorable a hombres y mujeres que son
lo que las amistades tienen más probabilidad de formarse entre físicamente atractivos.
personas que viven unas cerca de otras. l Algunos investigadores consideran que ciertos rostros (promedia-
dos y simétricos) son inherentemente atractivos, en todas las cul-
turas y tanto para los infantes como para los adultos.

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388 Capítulo 9 Atracción y relaciones cercanas

l Otros argumentan que la belleza está en el ojo de quien la mira y l La investigación acerca del efecto “difícil de conseguir” muestra
señalan las influencias de la cultura, el tiempo y el contexto. que las personas gustan más de otras que son moderadamente
l Una razón de la inclinación por la belleza es que es gratificante selectivas en sus elecciones sociales.
estar en compañía de otros que son atractivos.
l Una segunda razón es que las personas asocian la belleza con otras Selección de la pareja: la evolución del deseo
cualidades positivas, una creencia conocida como el estereotipo de l Los psicólogos evolutivos dicen que las mujeres buscan hombres
“lo que es hermoso es bueno”. con seguridad financiera o rasgos que predigan éxito futuro, con la
l Las personas vistas como físicamente atractivas son más populares, finalidad de asegurar la supervivencia de sus descendientes.
más experimentadas sexualmente y tienen más habilidades socia- l En contraste, los hombres buscan mujeres que sean jóvenes y atrac-
les. Sin embargo, no son más felices o tienen autoestima más alta. tivas (atributos físicos que señalan salud y fertilidad) y no sean pro-
l Una razón por la cual las personas físicamente atractivas no son miscuas (un atributo que disminuye la certeza de la paternidad).
más felices es que con frecuencia desconfían del elogio que obtie- l Estudios transculturales tienden a apoyar estas diferencias sexua-
nen por esfuerzos no sociales. les predichas, pero los críticos señalan que muchos resultados no
l Otro problema con tener belleza como activo social es que las per- son tan fuertes y pueden verse en términos que son más psicológi-
sonas, en especial las mujeres, se sienten presionadas para man- cos que evolutivos.
tener su apariencia y con frecuencia están insatisfechas con la
manera en que se ven. Puesta a prueba del sentido común
Los infantes no discriminan entre rostros considerados atractivos
Los primeros encuentros: llegar a conocerse y no atractivos en su cultura.
l Las personas tienden a asociarse, hacer amistad y casarse con Falso. Los infantes de dos meses de edad pasan más tiempo
otras personas cuyos antecedentes demográficos, actitudes e inte- observando un rostro atractivo que uno no atractivo, lo que indica
reses son similares a los suyos. que hacen esta distinción.
l Las personas primero evitan a otros que no son semejantes a ellas
y luego son atraídas hacia las que en el grupo restante son más Las personas con atractivo físico son más felices y tienen mayor
semejantes a ellas mismas. autoestima que quienes no son atractivas.
l Como apoyo a la hipótesis de emparejamiento, las personas tien- Falso. Las personas atractivas están en ventaja en su vida social,
den a involucrarse románticamente con otras que son equivalen- pero no son más felices, están mejor adaptadas o tienen mayor
tes en atractivo físico. autoestima.
l Contrario a la creencia popular, la complementariedad en necesi-
Cuando se trata de relaciones románticas, los opuestos se
dades o personalidad no enciende la atracción.
atraen.
l Para ilustrar los efectos de la reciprocidad, uno tiende a gustar de
Falso. De manera consistente, las personas se sienten atraídas
otros que le indican que uno les agrada.
hacia las que son semejantes, no opuestas o complementarias, en
l Pero las personas que no discriminan acerca de quién les agrada una amplia variedad de dimensiones.
pueden ser subestimadas y no ser del gusto de otros.

Relaciones cercanas
l Las relaciones íntimas incluyen al menos uno de tres componen- Tipos de relaciones
tes: sentimientos de apego, satisfacción de necesidades psicológi- l En las relaciones de intercambio, las personas están orientadas
cas e interdependencia. hacia la recompensa y la reciprocidad inmediata; en las rela-
l Las teorías de etapas proponen que las relaciones cercanas pasan ciones comunales, los compañeros responden a las necesidades
por etapas específicas, pero la evidencia de una secuencia fija es mutuas.
débil. l Las personas con estilos de apego seguros tienen relaciones
l Otras dos visiones enfatizan la acumulación gradual de recompen- románticas más satisfactorias que quienes tienen estilos inseguros
sas o una marcada distinción entre tipos de relaciones. (ansiosos o de evasión).

El mercado íntimo: rastreo de las ganancias ¿Cómo te amo? Conteo de las formas
y las pérdidas l De acuerdo con la teoría triangular del amor, existen ocho subtipos
l De acuerdo con la teoría de intercambio social, las personas buscan de amor producidos por las combinaciones de intimidad, pasión y
maximizar las ganancias y minimizar los costos en sus relaciones. compromiso.
l Recompensas más altas, costos más bajos y un resultado que satis- l Inherente a todas las clasificaciones de amor hay dos tipos: apasio-
face o supera el nivel de comparación (NC) de un miembro de la nado y sociable.
pareja predicen altos niveles de satisfacción. l El amor apasionado es un intenso estado emocional, con frecuen-
l Menores expectativas acerca de las alternativas (NCalt) y más cia erótico, de absorción positiva hacia otra persona.
inversión en la relación se asocian con niveles más altos de l En una teoría, el amor apasionado es provocado por excitación
compromiso. fisiológica y la creencia de que dicha excitación fue provocada por
l La teoría de equidad sostiene que la satisfacción es mayor cuando la persona amada.
la razón entre beneficios y aportaciones es similar para ambos l Consistente con la transferencia de la excitación, el estímulo puede
miembros de la pareja. aumentar o reducir la atracción, dependiendo del atractivo inicial
l Tanto el sobrebeneficio como el subbeneficio producen emocio- de la persona con quien se está.
nes negativas, pero el subbeneficiado por lo general está menos
satisfecho.

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Repaso 389

l Comparado con el amor apasionado, el amor sociable es menos l Durante el conflicto, las mujeres tienen más probabilidad de
intenso, pero en ciertos aspectos más profundo y más duradero. ser demandantes y los hombres son más proclives a retirarse.
l El amor sociable descansa en la confianza mutua, el cariño, la l Los compañeros pueden reducir el conflicto al comportarse
amistad, el compromiso y la disposición para compartir hechos en formas gratificantes en otras áreas y al tratar de entender el
y sentimientos íntimos. punto de vista de cada uno.
l La autodivulgación entre compañeros con frecuencia se vuelve l Las parejas felices hacen atribuciones que mejoran la relación,
más amplia y más profunda con el tiempo, aunque varía con el mientras las parejas infelices hacen atribuciones que mantie-
estado de la relación. nen el estrés.
l En promedio, la satisfacción marital comienza alta, declina
Cultura, atracción y relaciones cercanas durante el primer año, se estabiliza y luego declina de nuevo
l Aunque Buss identificó diferencias de género universales en aproximadamente hacia el octavo año.
las preferencias con respecto a las parejas, también descubrió l Los miembros de una pareja que son cercanos e interdepen-
algunas sorprendentes variantes culturales; por ejemplo, las dientes, y para quienes las relaciones son importantes para el
diversas preferencias en lo tocante a la castidad. autoconcepto (características que suelen promover la estabili-
l La universalidad del amor apasionado condujo a algunos in- dad) sufren más después del rompimiento.
vestigadores a explorar las bases neurocientíficas de esta expe-
riencia.
l Las culturas difieren en la medida en que el amor romántico se
considera necesario para el matrimonio.
Puesta a prueba del sentido común
Conflictos en las relaciones: la conexión Los hombres tienen más probabilidad que las mujeres de
masculino-femenino interpretar en términos sexuales los gestos amistosos del sexo
l Las personas varían al definir lo que se entiende por “tener sexo”. opuesto.
l En promedio, los hombres reportan ser sexualmente más acti- Verdadero. Experimentos han demostrado que los hombres tienen
vos que las mujeres y ven las interacciones con el sexo opuesto más probabilidad que las mujeres de interpretar las interacciones
en términos más sexuales. amistosas con los miembros del sexo opuesto como entradas
l Se estima que de 3% a 4% de los hombres y 2% de las mujeres sexuales.
tienen una orientación exclusivamente homosexual. Después del periodo de luna de miel, hay un declive global en
l Para explicar los orígenes de la homosexualidad se usan teorías los niveles de satisfacción marital.
tanto biológicas como ambientales.
Verdadero. Los niveles altos de satisfacción marital entre los recién
l Cuando las relaciones se rompen, los problemas de comunica- casados con frecuencia son seguidos por un declive mensurable
ción están entre las causas más comunes. durante el primer año y luego, después de un periodo de
l Las parejas infelices con frecuencia se involucran en la recipro- estabilización, por otro declive hacia el octavo año, un patrón que
cidad de afecto negativo y muestran un patrón de interacción se encuentra por igual entre los que son padres y los que no lo son.
demanda-retirada.

TÉRMINOS CLAVE
amor sociable (373) estilo de apego (371) relación íntima (367)
amor apasionado (373) hipótesis de emparejamiento (357) soledad (344)
autodivulgación (376) necesidad de afiliación (342) teoría de equidad (370)
efecto de la mera exposición (346) orientación sexual (380) teoría de intercambio social (368)
efecto “difícil de conseguir” (358) reciprocidad (357) teoría triangular del amor (373)
estereotipo “lo que es hermoso es relación comunal (371) transferencia de la excitación (374)
bueno” (352) relación de intercambio (371)

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Ayudar a los
demás Este capítulo
describe la psicología
social de dar y recibir ayuda. Se
examinan los factores evolutivos,
motivacionales, situacionales, personales
e interpersonales que predicen si un
potencial ayudante brindará asistencia a
una persona necesitada. En la sección que
concluye se discute la conexión que
ayuda, el papel de los lazos sociales
en la promoción de la ayuda a
los demás.

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10
Factores evolutivos y motivacionales:
¿por qué ayudan las personas?
(394)
Factores evolutivos en la ayuda
La evolución de la empatía
Recompensas de brindar ayuda: ayudar a
los demás para ayudarse a sí mismo
Altruismo o egoísmo: el gran debate

Influencias situacionales: ¿cuándo


ayudan las personas? (406)
El efecto espectador
La presión del tiempo
Ubicación y ayuda
Cultura y ayuda
Estados de ánimo y ayuda
Efectos de los medios de comunicación
prosociales
Modelos a seguir y normas sociales

Influencias personales: ¿quién es


probable que ayude? (420)
¿Algunas personas ayudan más que otras?
¿Qué es la personalidad altruista?

Influencias interpersonales: ¿a quién


ayudan las personas? (422)
Características percibidas de la persona
necesitada
Un poco de ayuda para los amigos y otros
semejantes
Género y ayuda
Cultura y quién recibe ayuda
La conexión que ayuda

Repaso
Términos clave
Recursos mediáticos
© Gabe Palmer/Corbis

391

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392 Capítulo 10 Ayudar a los demás

Fue su valentía la que los obligó a arriesgar sus vidas, pero fue su compasión
la que a final de cuentas los salvó. Seis bomberos de la Compañía de Escaleras 6, de la
ciudad de Nueva York, estuvieron entre los muchos rescatistas que valientemente subie-
ron las escaleras del World Trade Center el 11 de septiembre de 2001. Los aviones que
impactaron cada una de las Torres Gemelas derramaban combustible, lo que provocó
un infierno de proporciones sin precedentes. Un enorme torrente de personas intentaba
huir corriendo por las estrechas escaleras y se cruzaban con los bomberos que subían.
Impresionados por su valor y resolución, las personas les gritaban a los bomberos para
darles ánimo y bendecirlos mientras pasaban junto a ellos. Con una carga de más de
50 kg de equipo, los hombres de la Compañía de Escaleras 6 llegaron al piso 27 de la
torre norte cuando escucharon el horrible sonido del colapso de la torre sur. Su capitán
les ordenó regresar, pues se dio cuenta de que, si la otra torre pudo colapsar, lo mismo
podría ocurrir con ellos.
En su camino hacia abajo, alrededor de los pisos 14 o 15, encontraron a una frá-
gil mujer llamada Josephine Harris, quien ya había bajado casi 60 tramos de escalera
y estaba exhausta. Los bomberos le ayudaron a caminar, pero los demoraba peligrosa-
mente. Su capitán, John Jonas, se ponía cada vez más ansioso: “Podía escuchar el reloj
sonando en la parte posterior de mi cabeza. Pensaba: ‘Vamos, vamos; tenemos que seguir
moviéndonos’”. Pero ninguno de los seis hombres consideró dejarla detrás, de modo que
caminaron juntos lentamente. Josephine pensaba que no podía continuar, pero uno de
los bomberos le preguntó por su familia y le dijo que sus hijos y nietos querían verla
de nuevo. Ella siguió, pero finalmente se desmayó cuando llegaron cerca del cuarto piso.
Ahí intentaron encontrar una silla para transportarla. Y después, el rascacielos de 110
pisos se derrumbó a su alrededor.
Otros rescatistas que habían rebasado en las escaleras a este grupo de lento movi-
miento murieron en los pisos debajo de ellos. Prácticamente todos los que todavía
estaban arriba de ellos habían muerto. Y, sin embargo, de alguna forma este grupo
sobrevivió, atrapado en una inexplicable bolsa de seguridad entre los escombros inima-
ginables, junto con otros dos bomberos, un jefe del departamento de bomberos y un
oficial de policía de la autoridad portuaria. Después de la espantosa búsqueda de una
salida, a la larga encontraron un pequeño rayo de luz, un literal rayo de esperanza, y lo
siguieron hacia la seguridad.
Más tarde los bomberos llamaron a Josephine Harris su ángel guardián y le agrade-
cieron por salvar sus vidas. Se dieron cuenta que, de
Puesta a prueba del sentido común no haberla encontrado, habrían bajado las escaleras
más rápido y, de no haber caminado ella a pesar de
Encierre su respuesta en un círculo su cansancio, habrían quedado algunos pisos arriba.
De cualquier forma, habrían muerto. Pero Josephine
V F  Es más probable que las personas ayuden a alguien en Harris sabía que debía la vida a estos valientes hom-
una emergencia si las posibles recompensas parecen bres que se arriesgaron a no ver de nuevo a sus hijos
altas y los costos potenciales parecen bajos. para que ella pudiera ver a los suyos.
Ese día hubo muchos héroes más, incluidos ciu-
V F  En una emergencia, una persona que necesita ayuda
dadanos ordinarios cuyos actos de sacrificio para
tiene mejores posibilidades de recibirla si están presentes
ayudar a otros no eran parte de sus tareas laborales.
otras tres personas que si sólo está presente una sola.
Parte de la ayuda fue dramáticamente heroica, como
V F  Es mucho más probable que las personas ayuden a la de los pasajeros a bordo del vuelo 93 de United
alguien cuando están de buen humor. Airlines secuestrado. Ellos decidieron combatir a los
terroristas en el vuelo y sacrificaron sus vidas para
V F  Es mucho menos probable que las personas ayuden a tratar de evitar la muerte de muchas más personas
alguien cuando están de mal humor. en tierra. Y mucha de la ayuda estuvo detrás de las
V F  Las personas atractivas tienen más oportunidad que las escenas, como en el caso de personas que trabajaron
no atractivas de recibir ayuda cuando la necesitan. como voluntarios horas interminables para hacer el
penoso trabajo de limpiar el área de desastre, ayudar
V F Las mujeres buscan ayuda con más frecuencia que los a los heridos y afligidos, y donar dinero, ropa y otros
hombres. recursos.

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Ayudar a los demás 393

Cuando las personas leen historias como estas, es natural que se pregunten qué
habrían hecho ellas: ¿habrían arriesgado sus vidas para ayudar a otros? ¿Qué hace Con una valentía que parece desafiar el
instinto, el bombero Mike Kehoe sube
que algunas personas, en algunos momentos, actúen para ayudar a otros? Los maravillo- las escaleras de una de las torres del
sos actos de ayuda durante el caos del 9/11 son inspiradores con seguridad. Pero ese día World Trade Center para ayudar en las
también hubo muchas historias de personas que dieron la espalda a los demás, incluso a labores de rescate durante los ataques
de la mañana del 11 de septiembre
personas que recientemente les habían ayudado. de 2001. Esta fotografía se volvió un
Todos los días se realizan numerosos actos no divulgados de ayuda a otros y de fallas famoso símbolo del heroísmo mostrado
para ayudar a otros. Un voluntario trabaja incansablemente en una clínica de salud, un por tantas personas ese terrible día.
estudiante universitario ofrece asesoría a un niño, una congregación recauda dinero para la Kehoe fue uno de los afortunados que
sobrevivió.
caridad, una hermana mayor deja que su hermano menor gane en el ajedrez. No obstante,
todos los días alguien ignora los gritos afuera de
su ventana, pasa con su auto a otro automovilista
varado al lado del camino o intenta evitar hacer
contacto visual con un indigente en la calle.
Cada pocos meses se ven historias como la
de Lawrence Bowers, quien se sumergió en las
aguas a las afueras de Coney Island, en la ciudad
de Nueva York, en junio de 2012, cuando vio a un
hombre que aparentemente se ahogaba. “Había
cientos de personas mirando, pero ninguna ayu-
daba... Dije, ahora tengo que actuar. Necesito
ayudar a este hombre.” Bowers combatió las
fuertes corrientes que alejaban de él al hombre
que se ahogaba, pero, a pesar de su cansancio,
continuó su empeño hasta que finalmente un

AP/Wide World Photos


equipo de buzos de rescate los sacó y llevó a
un lugar seguro. Bowers dijo más tarde a los
reporteros: “No soy un héroe. Sólo soy un ser
humano” (Lysiak y Boyle, 2012).
Y también con mucha frecuencia se apren-
den historias como la de Ángel Arce Torres, un
hombre de 78 años de edad que cruzó la calle en
Hartford, Connecticut, en mayo de 2008. A partir
de un video del incidente subido a la Internet, se
puede ver que un automóvil conducido a exceso
de velocidad por el lado equivocado de la calle
golpea a Torres violentamente, lo lanza girando
en el aire y choca contra el pavimento. Él yace ahí
sin movimiento. Un automóvil tras otro pasan
junto a él y sólo se detienen brevemente antes
de continuar su viaje pasando junto al hombre
herido. Numerosos testigos lo observan desde
la acera. Muchos parecen considerar revisar al
hombre, pero luego algo parece detenerlos. Con
el tiempo, finalmente, un hombre camina hacia
Kyodo vía AP Images

la calle para revisar a la víctima y sólo entonces


muchos otros también actúan. La víctima, para-
lizada y sin poder hablar, murió un año después.
El jefe de policía dijo: “Es increíble cómo las per-
sonas pueden ser tan inhumanas. Ya no tienen
brújula moral” (Cohen y De La Torre, 2009, p. A1).
Estas historias de ninguna forma están limi- Una niña de dos años de edad llamada Wang Yue yace en un estrecho camino
tadas a Estados Unidos. Por ejemplo, considere en Guangdong, China, en octubre de 2011, después de ser atropellada por una
camioneta. Durante varios horribles minutos, más de una docena de personas pasaron
estos dos incidentes de la provincia de Guang- junto a la niña gravemente lesionada sin revisarla, incluido el hombre que se ve en esta
dong, en China. En junio de 2012, un infante fotografía. Mientras yacía en la calle fue atropellada por un segundo vehículo. Murió
cayó a través de un hueco en el antepecho de una semana después. Como se estudia en este capítulo, este tipo de inacción por parte
una abertura en una ventana del cuarto piso de los espectadores es muy común.
de su edificio de departamentos y colgó de su

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394 Capítulo 10 Ayudar a los demás

cuello en la reja metálica de una cornisa que se usaba para poner plantas. Uno de los resi-
dentes del edificio escuchó los llantos del niño, subió a través de una ventana en el piso
inferior, se hizo camino hasta que pudo ayudar a aliviar la presión en el cuello del niño y
esperó la llegada de los trabajadores de rescate. Sin embargo, el destino de otro infante
de la misma provincia varios meses antes fue mucho peor. Un video absolutamente ate-
rrador de una cámara de vigilancia capturó la escena de una niña de dos años de edad
que fue atropellada por una camioneta en una calle estrecha. Mientras la niña se encon-
traba bajo la camioneta, el conductor detuvo el vehículo durante algunos segundos y
luego continuó su camino, pasando sobre ella de nuevo con una de las llantas traseras.
Más de una docena de personas caminaron o pasaron junto a la niña gravemente herida
durante casi 7 minutos. Un segundo vehículo, un camión, pasó sobre su cuerpo maltre-
cho. Finalmente, una mujer la revisó y la alejó, justo antes de que llegara la madre de la
niña. La niña murió más de una semana después (Blanchard, 2011).
No hay una respuesta simple a la pregunta de por qué algunas personas ayudan y
otras no, o por qué algunas situaciones conducen a un auxilio rápido y otras a sorpren-
dentes muestras de inacción. Los determinantes en el comportamiento de brindar ayuda
son complejos y multifactoriales. Pero los psicólogos sociales han aprendido mucho
acerca de estos determinantes, y por tanto acerca de la naturaleza humana. Como verá
en las siguientes páginas, algunos de sus hallazgos son bastante sorprendentes.
En este capítulo se examinan varias preguntas acerca de la ayuda: ¿por qué las per-
sonas ayudan? ¿Cuándo ayudan? ¿Quién es probable que ayude? ¿A quién ayudan? La
sección de conclusiones se concentra en un gran tema recurrente, la conexión social, que
subyace en mucha de la teoría y la investigación acerca de la ayuda.

Factores evolutivos y motivacionales:


¿por qué ayudan las personas?
Aunque pocos individuos alcanzan las alturas de la ayuda heroica, virtualmente todo
mundo ayuda a alguien en algún momento. Las personas llevan a sus amigos al aero-
puerto; donan dinero, alimentos y ropa para ayudar en los desastres; cuidan a los niños
de un pariente; trabajan como voluntarios para actividades caritativas; recogen el
De acuerdo con un reporte de correo de un vecino que está fuera de la ciudad. La lista de comportamientos proso-
la fundación Giving USA, los es- ciales, acciones que pretenden beneficiar a otros, es interminable. Pero, ¿por qué ayuda
la gente? Muchos factores tienen impacto.

>
tadounidenses dieron alrededor
de 300 mil millones de dólares
a causas caritativas en 2011, a Factores evolutivos en la ayuda
pesar de una terrible recesión Comience con la evolución. Desde una perspectiva evolutiva, ¿qué posible función puede
económica. La gran mayoría de haber en ayudar a otros, especialmente a costa de la propia vida? ¿Arriesgar la vida no
este dinero provino de individuos está en contra de principios evolutivos como “la supervivencia del más apto”?
en lugar de corporaciones, y una
gran mayoría de los estadouni- El gen “egoísta” De hecho, las perspectivas evolutivas enfatizan no la supervivencia
denses dona. de los individuos más aptos, sino la de sus genes (Dawkins, 1989; Hamilton, 1964). Si
un comportamiento social específico mejora el éxito reproductivo, entonces las bases
comportamientos prosociales genéticas de dicho comportamiento tienen más probabilidad de transmitirse a genera-
Acciones que tienen la intención de ciones posteriores. De esta forma, a la larga el comportamiento puede volverse parte
beneficiar a otros. de la herencia común de la especie. El comportamiento de ayudar a otros pudo haber
selección de parentesco Ayuda servido a la función de preservar los genes de los individuos al promover la superviven-
preferencial a los parientes genéticos, cia de quienes comparten su bagaje genético. Mediante esta ruta indirecta a la supervi-
lo que resulta en mayor probabilidad vencia genética, la tendencia a ayudar a los parientes genéticos, llamada selección de
de que sobrevivan los genes que se parentesco, pudo convertirse en una característica innata de los humanos. De hecho,
tienen en común.
la selección de parentesco es evidente en el comportamiento de muchos organismos.

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Factores evolutivos y motivacionales: ¿por qué ayudan las personas? 395

Por ejemplo, así como los humanos con frecuencia arriesgan sus vidas para salvar a
sus parientes cercanos, las ardillas, monos capuchinos y muchos otros mamíferos y
aves emiten una alarma para advertir a los parientes cercanos de la presencia de un
depredador. La alarma ayuda a sus parientes, pero hace al individuo que dio la voz de
alerta más vulnerable al ataque (Hollén y Radford, 2009; Schel et al., 2009; Tórrez et al.,
2012; Wheeler, 2008).
Dado que la selección de parentesco ayuda a la función de supervivencia genética,
la ayuda preferencial de los parientes genéticos debe ser más fuerte cuando los riesgos
biológicos son particularmente altos. Éste parece ser el caso (Burnstein et al., 1994;
Fitzgerald et al., 2010; Korchmaros et al., 2006; Stewart-Williams, 2007). Por ejemplo,
a los participantes en un estudio de Carey Fitzgerald y Stephen Colarelli (2009) se les
preguntó cuán dispuestos estarían a ofrecer tipos diferentes de ayuda a un amigo, un
medio hermano o un hermano. Hubo tres niveles de comportamiento para dar ayuda:
el riesgo más bajo involucró recoger objetos de una tienda para la persona; el riesgo
medio involucró prestar a la persona 10,000 dólares, y el riesgo más alto involucró tra-
tar de rescatar a la persona de una casa en llamas.
Como puede ver en la l figura 10.1, para el escenario de ayuda de riesgo más bajo
los participantes calificaron como igualmente probable ayudar a un amigo que a un
hermano. Sin embargo, para los escenarios de riesgo más alto, estuvieron mucho más
dispuestos a ayudar a un hermano que a un amigo. Su disposición para ayudar a un
medio hermano cayó entre su disposición para ayudar a un amigo y a un hermano.
En un estudio posterior, Fitzgerald y colaboradores (2010) descubrieron que en
escenarios de riesgo bajo, los participantes tuvieron más probabilidad de ayudar
a compañeros románticos que a hermanos, y estuvieron tan dispuestos a ayudar a
compañeros románticos con quienes no tenían hijos biológicos como a aquellos con
quienes sí los tenían. Sin embargo, en condiciones de riesgo alto, los participantes
mostraron más probabilidad de ayudar a hermanos y compañeros románticos con
quienes tenían hijos biológicos, pero menos
dispuestos a ayudar a compañeros románti-
cos con quienes no tenían hijos o éstos eran l FIGURA 10.1
adoptados. En otras palabras, en escenarios Ayudar a un pariente cuando los riesgos son altos
de alto riesgo, la relación genética se volvió Los participantes indicaron cuán dispuestos estarían a ofrecer diferentes tipos
de ayuda a un amigo, un medio hermano o un hermano. La ayuda era de bajo
más importante en las decisiones acerca de
riesgo, de riesgo medio o de riesgo alto. Para la ayuda de riesgo más bajo, los
ayudar. participantes estuvieron igualmente dispuestos a ayudar a un amigo que a un
Los participantes en una serie de estu- hermano. En contraste, para dar ayuda en riesgo más alto, los participantes
dios de Elaine Madsen y otros (2007) hicieron estuvieron más dispuestos a ayudar a un hermano que a un amigo, y la
más que especular acerca de lo que pensaban disposición para ayudar a un medio hermano quedó a la mitad.
harían en diferentes escenarios hipotéticos: Con base en Fitzgerald, 2009. © Cengage Learning

ellos realmente sufrieron para ayudar a otros.


9
A los participantes en estos estudios se les
pidió sostener una posición difícil con las
piernas (de un ejercicio isométrico de entre-
namiento de esquí). Mientras más tiempo 8
pudieran aguantar la posición, más dinero
ganarían para otra persona. Sin embargo,
la posición se vuelve más dolorosa de sos- 7
tener conforme pasa el tiempo. Consistente
con predicciones basadas en la selección de
parentesco, los participantes soportaron el 6
dolor y sostuvieron la posición más tiempo
si lo hacían por un pariente genéticamente
cercano que por uno más distante, un amigo 5
o una caridad. Este efecto se descubrió entre Riesgo
Low riskbajo Riesgo
Mediummedio
risk Riesgo alto
High risk
estudiantes británicos, así como entre parti- Friend
Amigo Half-sibling
Medio hermano Sibling
Hermano
cipantes de poblaciones zulúes en Sudáfrica.

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396 Capítulo 10 Ayudar a los demás

Altruismo recíproco La selección de parentesco ofrece sólo una explicación parcial


para brindar ayuda. Los parientes no siempre se ayudan entre ellos. Y, aun cuando los
parientes puedan recibir tratamiento preferencial, la mayoría de las personas también
ayudan a los no parientes. ¿Cuál es la ventaja reproductiva de ayudar a alguien que no está
relacionado con uno? La respuesta más común es reciprocidad. Mediante el altruismo
recíproco, ayudar a alguien más puede ser en el mejor interés personal, pues ello aumenta
la probabilidad de que uno recibirá ayuda a cambio (Krebs, 1987; Trivers, 1985). Si A ayuda
a B y B ayuda a A, tanto A como B aumentan sus posibilidades de supervivencia y éxito
reproductivo. Por tanto, en el transcurso de la evolución, los individuos que se involucran
en altruismo recíproco deberían sobrevivir y reproducirse más que los individuos que no
lo hacen, lo que en consecuencia permite el florecimiento de este tipo de altruismo.
Robert Trivers (1971) citó varios ejemplos de altruismo recíproco en animales.
Muchos de éstos se acicalan mutuamente; por ejemplo, los monos se acicalan entre sí
y los gatos también. Los peces grandes (como los meros) permiten que peces pequeños
(como los lábridos) naden en sus bocas sin comerlos; el pez pequeño obtiene alimento
para sí mismo y al mismo tiempo remueve parásitos del pez más grande. Y los chim-
pancés que comparten con sus semejantes en una comida son retribuidos por otros en
otra comida; quienes se comportan de manera egoísta son reprendidos, en ocasiones de
manera violenta, en una comida posterior (De Waal, 1996, 2008).
Frans de Waal (2003) observó un grupo de chimpancés involucrados en casi 7000
interacciones y registró sus comportamientos de acicalamiento y compartición de
comida. Observó sorprendente evidencia de altruismo recíproco entre ellos. Por ejem-
“Rasca mi espalda y yo rascaré la plo, si el chimpancé A acicala al chimpancé B, B tiene mucha más probabilidad de com-
tuya.” partir después su comida con A. Por otra parte, si el chimpancé A acicala a B pero no
Proverbio recibe a cambio algo de B, entonces se vuelve improbable que A comparta después su
alimento con B. También se han registrado tipos similares de comportamiento entre
monos capuchinos (Tiddi et al., 2011).
Es interesante que estos chimpancés y monos puedan negociar este tipo de reci-
procidad por medio de actos: al acicalar y compartir comida. También se han repor-
tado chimpancés que comparten plantas y herramientas (Pruetz y Lindsheild, 2012). Es
como si estos primates operaran con frecuencia de acuerdo con una norma de “rasca mi
espalda, yo rascaré la tuya... o tal vez te daré algunas de mis manzanas”. Esta reciproci-
dad más complicada no es rara. Por ejemplo, en un meta-análisis de estudios que invo-
lucran 14 especies diferentes de primates, Gabriele Schino (2007) descubrió evidencia
de que el acicalamiento es correspondido con apoyo en peleas (contra algún otro indivi-
Muchos animales se acicalan duo). ¡Tú rasca mi espalda y yo te respaldaré en una pelea! Barbara Tiddi y colaboradores
mutuamente, ya sean chimpancés (2010) reportaron un tipo más encantador de reciprocidad. Reportan que madres capu-
en Tanzania o jóvenes en Estados
Unidos. De acuerdo con los psicólogos
chino permiten que otras hembras carguen a sus infantes (lo que las hembras capuchino
evolutivos, dicho comportamiento con jóvenes aparentemente adoran hacer) a cambio de ser acicaladas por ellas.
frecuencia refleja altruismo recíproco.
© Keenan Ward/Corbis

© C.E. Silva

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Factores evolutivos y motivacionales: ¿por qué ayudan las personas? 397

Por tanto, aprender a cooperar puede ser gratificante para ambas partes. Frans de
Waal y Michelle Berger (2000) realizaron un interesante estudio que ilustra esto. Obser-
varon pares de monos capuchinos del mismo sexo que trabajaban de manera coope-
rativa en una cámara de pruebas para obtener una charola de comida. Los dos monos
estaban separados uno de otro por una malla. Un mono por sí mismo no podía jalar la
charola, pero los dos podían lograr la tarea si cooperaban. Cuando tenía éxito, el mono
que alcanzaba la comida consistentemente la compartía con su compañero. Cuando
eran recompensados de esta forma, los monos incluso tenían más probabilidad de ayu-
darse entre sí en ocasiones posteriores.
En algunos ambientes humanos el altruismo recíproco es esencial para la supervi-
vencia, incluso en la actualidad. Por ejemplo, considere a los Ache del Norte, nativos del
noroeste de Paraguay. Wesley Allen-Arave y colaboradores (2008) estudiaron a un grupo
de Ache del Norte que vivían en casas en una reservación y compartían virtualmente
todo su alimento entre ellos. Los investigadores descubrieron que los hogares compar-
tían más alimento con otros que eran recíprocos en parentesco.
El altruismo recíproco no está restringido a necesidades básicas, como la adquisi-
ción de alimento. Piense en la compartición de archivos en lugar de la compartición de
comida. Intercambiar música y videos en línea por medio de servicios de compartición
de archivos puede considerarse una forma de altruismo recíproco, pues un individuo
pone sus archivos a disposición de otros, de modo que pueda tener acceso a los de ellos.
(Desde luego, las compañías grabadoras y los estudios de cine tienen otros términos para
estas actividades, como criminal y no ético.) Con frecuencia, en estas redes entre iguales
se desarrollan fuertes normas. Un individuo que descarga canciones o videos de otras
computadoras, pero no pone a disposición sus archivos, es probable que sea castigado
rápida y enfáticamente.

>
Binti Jua, una gorila en el zoológico
Brookfield, cerca de Chicago, mece
La evolución de la empatía suavemente a un niño de 3 años de
edad que cayó 6 metros en la jaula
de la primate. La gorila fue aclamada
Desde luego, ayudar puede ir más allá de auxiliar a los parientes o miembros del propio como heroína por su papel al salvar al
niño. ¿Binti Jua actuó por parentesco y
grupo. Por ejemplo, considere la historia de Binti Jua. Hacia finales de 1996, la revista empatía? ¿O simplemente hizo lo que
People la honró como una de las 25 “personas más fascinantes” del año, y Newsweek la se le enseñó: recoger los objetos que
llamó “heroína del año”. Antes, en ese año, mientras cuidaba a su hija de 17 meses de caían en su jaula? Este episodio revive
el debate del altruismo, incluso en el
edad, Binti se topó con un niño de 3 años de edad que había caído desde casi 6 metros mundo animal.
sobre un piso de cemento y quedó incons-
ciente. Ella levantó al niño y lo sostuvo con
suavidad, meciéndolo con dulzura, y luego lo
entregó a los paramédicos. ¿Qué era lo más
“fascinante” de Binti? El hecho de que era una
gorila.
Cuando el niño subió sobre la cerca y cayó
en la jaula de la primate en el zoológico Brook-
field, cerca de Chicago, los testigos temieron
lo peor. Un paramédico dijo: “No sabía si iba a
tratarlo como una muñeca o un juguete”. Con
su hija pegada a la espalda todo el tiempo, Binti
“protegió al niño como si fuese propio”, man-
tuvo a otros gorilas a raya y luego lo colocó con
suavidad en la entrada donde los cuidadores
y paramédicos pudieron recogerlo. “No podía
creer cuán dulce era”, observó un director del
zoológico (O’Neill et al., 1996, p. 72).
AP Photo/WLS-TV

¿Este es un acto de bondad y compasión, o


la gorila sólo hizo aquello para lo que la habían
entrenado: recoger cosas arrojadas a su jaula?

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398 Capítulo 10 Ayudar a los demás

Casos como este plantean la pregunta más fundamental de si conceptos como mora-
lidad y empatía pueden aplicarse a animales no humanos. La mayoría de las personas
piensa en éstos como en cualidades que permiten a los humanos resistir y ponerse
por encima de su naturaleza “animal” más egoísta y violenta, pero en cambio pueden
reflejar la naturaleza social de muchos mamíferos, en particular de los primates. Con
la finalidad de vivir con éxito en grupos pequeños, era importante para los animales
sociales desarrollar cierto sentido de la forma adecuada de comportarse en el grupo y
la capacidad de reconocer y responder al peligro o el sufrimiento de otros miembros.
Ciertamente los humanos tienen razonamiento moral y capacidad de empatía mucho
más desarrollados, pero sus raíces pueden rastrearse hasta la cadena evolutiva (De
Waal, 2006; De Waal y Ferrari, 2012; McCullough et al., 2008; Narváez y Lapsley, 2009;
Sinnott-Armstrong, 2008).
En varios lugares a lo largo de este capítulo verá el papel notablemente importante
que tiene la empatía en brindar ayuda. Por desgracia, la definición exacta de empatía
está sujeta a mucho debate; por ejemplo, Dan Batson (2009b) identificó no menos de
ocho definiciones distintas de empatía que
usan los académicos. La mayoría de los investi-
l FIGURA 10.2 gadores consideran que la empatía posee tanto
Consolación en los chimpancés un componente cognitivo para comprender la
Un chimpancé joven pone un brazo alrededor de un macho adulto que acaba experiencia emocional de otro individuo, como
de perder una pelea. Frans de Waal ha observado muchos de tales actos de una experiencia emocional que es consistente
comportamiento consolador entre simios.
de Waal, 2008.
con lo que el otro siente (Decety, 2011; De Waal,
2009; Eisenberg et al., 2010). Un gran compo-
nente cognitivo de la empatía es el tomar pers-
pectiva: usar el poder de la imaginación para
intentar ver el mundo a través de los ojos de
alguien más. Un componente emocional clave
de la empatía es la preocupación empática, que
involucra sentimientos orientados hacia los
demás, como simpatía, compasión y afecto.
Aunque los aspectos cognitivos de orden
superior de la empatía son específicos a los
humanos, otros animales muestran evidencia
de empatía en varias formas. Algunos de los
ejemplos ya tratados ofrecen cierta evidencia
de esto. Frans de Waal (2008, 2012; Horner et al.,
2011), entre otros, citan numerosos y sorpren-
dentes ejemplos de primates, como chimpancés
y bonobos, que parecen mostrar empatía. Por
ejemplo, la l figura 10.2 presenta a un chim-
pancé joven que coloca un brazo alrededor de
un macho adulto que acaba de ser vencido en
una pelea. Este tipo de comportamiento con-
solador no es raro en los chimpancés y ha mos-
trado que reduce la excitación del receptor. De
de Waal, 2008

Waal también reporta ejemplos de chimpancés


que arriesgaron sus vidas tratando de salvar a
compañeros de ahogarse, aun cuando ellos mis-
mos no supieran nadar. De manera menos dramática, se han observado chimpancés
jóvenes que ayudan a empujar a un miembro viejo y artrítico del grupo hacia un lugar
empatía Entender o experimentar de elevado para una sesión de acicalamiento. Los ejemplos que ha recolectado De Waal
manera indirecta la perspectiva de otro sugieren al menos cierto grado de toma de perspectiva y simpatía entre los primates no
individuo y sentir simpatía y compasión humanos.
por él. Incluso los roedores muestran evidencia de ser sensibles al dolor de otros individuos
de su especie, y en algunos casos ello puede motivarlos a involucrarse en un comporta-

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Factores evolutivos y motivacionales: ¿por qué ayudan las personas? 399

miento prosocial. Por ejemplo, Inbal Ben-Ami Bartal y otros (2011) descubrieron que las
ratas trabajan con intención para abrir con éxito un retenedor y liberar a un compañero
atrapado que ha sufrido en su interior, e hicieron esto aun cuando podían ignorar al com-
pañero y comer algo de chocolate contenido en un retenedor diferente.
Paul MacLean (1985) propuso que la empatía surge con la transición evolutiva de
reptiles a mamíferos. Una importante característica de los mamíferos relacionada con la
empatía es cuánto deben nutrir los padres al joven. Los cuidadores deben entender las
comunicaciones emocionales de sus jóvenes y responder a su necesidad emocional. La
gorila Binti Jua muy bien pudo haber actuado basada en impulsos de cuidado materno al
sostener suavemente al niño que cayó en su área. Muchos estudiosos proponen que, una
vez establecida la capacidad de empatía, evolucionó más allá de la relación padre-hijo
(Batson, 2011; Decety y Svetlova, 2012).
Los infantes humanos muy jóvenes muestran signos de ser afectados por el estrés de
otros, y hacia su primer cumpleaños comienzan a confortar a las víctimas de estrés
(Decety et al., 2011). En un estudio particularmente interesante, Félix Warneken y
Michael Tomasello (2006) colocaron infantes humanos de 18 meses de edad con un expe-
rimentador adulto. En varios momentos el experimentador parecía tener problemas
para alcanzar una meta. Por ejemplo, accidentalmente soltaba un marcador en el suelo y
trataba sin éxito de alcanzarlo, o no podía poner algunas revistas en un armario porque
las puertas estaban cerradas. Veintidós de los 24 infantes puestos a prueba en el estudio
ayudaron al experimentador en al menos una de las tareas y muchos infantes ayudaron
en varias de ellas. Al hacerlo, los infantes parecían comprender que el experimentador
necesitaba ayuda; esto es, que tenía problemas para completar una tarea por sí solo. “La caridad comienza en casa,
Vale la pena puntualizar dos detalles del estudio. Primero: el experimentador nunca pero no debe terminar ahí.”
Proverbio escocés
solicitó ayuda de los infantes, ni los alabó o recompensó cuando le ayudaron. Segundo:
para cada tarea en la que necesitaba ayuda, el experimentador creó una situación similar
en la que no parecía tener problemas. Por ejemplo, en lugar de soltar accidentalmente
el marcador en el suelo e intentar recogerlo, el experimentador a veces lo lanzaba inten-
cionalmente en el suelo y no intentaba recuperarlo. En estas situaciones, no era probable
que los infantes hicieran acciones como levantar el marcador. Esto sugirió que cuando
ayudaban al experimentador, los infantes lo hacían porque entendían que intentaba
alcanzar cierta meta.
Los investigadores también pusieron a prueba a tres jóvenes chimpancés con un
procedimiento similar. Los chimpancés también ayudaron al experimentador humano
cuando vieron que parecía necesitar ayuda para alcanzar su meta, aunque no en tantas
tareas o de manera tan confiable como lo hicieron los infantes humanos.
La investigación en neurociencias apoya la idea de que la capacidad de empatía es
parte de la biología humana. Un meta-análisis reciente reportó un fuerte cuerpo de eviden-
cia que indica que la empatía por el dolor de otro activa estructuras neuronales involucra-
das en la experiencia directa de dolor (Lamm et al., 2011). Además, la hormona oxitocina,
que es bien sabido está involucrada en el apego madre-hijo, así como en el enlace entre
parejas en apareamiento, está implicada en la empatía y los comportamientos prosocia-
les. De hecho, humanos a quienes en un experimento se les proporcionó estimulación con
oxitocina (mediante un aerosol nasal) se comportaron en formas más cooperativas y con-
fiables que los participantes a quienes se les dio un placebo (Israel et al., 2012).

> Recompensas de brindar ayuda: ayudar


a los demás para ayudarse a sí mismo
Ya sea que pueda o no rastrearse hacia factores evolutivos o biológicos, una impor-
tante razón por la cual las personas ayudan a otras es porque, con frecuencia, es grati-
ficante, incluso si las recompensas son psicológicas en lugar de materiales. A todos les
gusta la idea de ser el héroe, ser levantado en hombros por los semejantes, por llegar
al rescate de alguien en conflicto. Brindar ayuda, ayuda al ayudador. Sin embargo, las
potenciales recompensas de ayudar pueden ser compensadas con costos significativos.

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400 Capítulo 10 Ayudar a los demás

De hecho, las personas con frecuencia parecen realizar un análisis costo-beneficio no


Es más probable que las sólo cuando toman decisiones deliberadas para comportarse de manera prosocial, como
personas ayuden a alguien en cuando donan sangre, sino también en decisiones más impulsivas y súbitas para inter-
una emergencia si las posibles venir en una emergencia. La evidencia empírica acerca de este punto es clara: es mucho
recompensas parecen altas y más probable que las personas ayuden cuando las posibles recompensas de ayudar pare-
los costos potenciales parecen cen altas en relación con los costos potenciales.
bajos.
VERDADERO. El modelo de activación costo-recompensa de ayudar estipula que factores
tanto emocionales como cognitivos determinan si los espectadores en una emergencia
intervendrán (Dovidio et al., 2006). Emocionalmente, los espectadores experimentan
el choque y la alarma de la aflicción personal; este desagradable estado de excitación
los motiva a hacer algo para reducirla. Sin embargo, lo que hacen
depende del “cálculo del espectador”: sus cálculos de los costos y
recompensas asociados con ayudar. Cuando las posibles recompen-
sas (para sí mismo y la víctima) sobrepasan los posibles costos (para
sí mismo y la víctima), el espectador ayudará. Pero suba los costos y
reduzca las recompensas y es probable que las víctimas no reciban
ayuda (Fischer et al., 2011; Fritzsche et al., 2000; Piliavin et al., 1981).

Sentirse bien
Ayudar con frecuencia simplemente se siente
bien. Un creciente cuerpo de investigación revela una fuerte rela-
ción entre ofrecer ayuda y sentirse mejor, incluidas mejoras en la
salud mental y física (Dillard et al., 2008; Omoto et al., 2009; Mojza
et al., 2011; Piliavin, 2003; Post, 2005). Por ejemplo, Heidi Wayment
(2004) descubrió que las mujeres que se involucraron en comporta-
mientos de ayuda en las secuelas de los ataques del 11 de septiem-
bre de 2011 en Estados Unidos, mostraron mayor reducción en su
estrés a lo largo del tiempo que las mujeres que no ayudaron. Más
recientemente, un estudio longitudinal realizado por Jane Piliavin y
Erica Siegl (2008) descubrió que hacer trabajo voluntario se asoció
con mejoras en el bienestar psicológico, y que ofrecerse como volun-
tario para múltiples organizaciones se asoció con mayor mejoría.
En un provocador conjunto de estudios con el uso de técnicas
para obtener imágenes del cerebro, James Rilling y colaboradores
(2002) examinaron la actividad cerebral de mujeres que participa-
Bob Daemmrich/The Image Works

ban en un juego de dilema del prisionero que, como estudió en el


capítulo 8, consiste en que los individuos compitan o cooperen unos
con otros para obtener recompensas individuales y conjuntas. Los
investigadores descubrieron que cuando las mujeres se involucra-
ban en cooperación mutua durante el juego, se observó activación
en áreas del cerebro que están ligadas al procesamiento de recom-
pensas. A pesar del hecho de que estos individuos podían ganar más
Una trabajadora del Cuerpo de
Paz enseña inglés en Honduras. El
dinero al competir con su compañero después que éste había cooperado, su actividad
ofrecimiento voluntario del tiempo, la cerebral sugirió que la cooperación era intrínsecamente gratificante. Este sentimiento
energía y las habilidades personales podría reforzar el altruismo e inhibir el egoísmo. Muchos estudios más recientes han
para ayudar a otros puede hacerlo sentir
bien consigo mismo. Incluso si no son
encontrado de igual manera un efecto directo del comportamiento prosocial en áreas
financieras, las recompensas pueden ser del cerebro asociadas con las recompensas materiales (Moll et al., 2006; Rilling y Sanfey,
tremendas. 2011).
Aun cuando los costos de ayudar son lo suficientemente altos como para que uno no
se sienta bien de inmediato, pueden retribuir a largo plazo. Cuando los padres sacrifican
modelo de activación costo- a regañadientes tiempo de descanso con un buen libro o una película al final de un día
recompensa Proposición de que las pesado con la finalidad de ayudar a su hijo a terminar la tarea, pueden no sentirse alegres
personas reaccionan a las situaciones de inmediato por dicha ayuda, pero a largo plazo podrán cosechar los beneficios de su
de emergencia actuando en la forma comportamiento (Salovey et al., 1991). Además, las personas pueden sentirse bien no
más efectiva en costo para reducir la
sólo a partir de su rol como ayudador, sino simplemente por lo que se llama gozo empá-
excitación del choque y la alarma.
tico: el placer que se tiene al ver a otra persona experimentar alivio (Batson et al., 2008).

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Factores evolutivos y motivacionales: ¿por qué ayudan las personas? 401

Los niños aprenden que ayudar a otros puede ser gratificante. Los niños más jóvenes
se enfocan en las recompensas que pueden obtener de los padres u otras personas, pero
conforme se convierten en adolescentes, comienzan a recompensarse a sí mismos por ayu-
dar, sintiendo orgullo de sus acciones. Entonces su comportamiento de ayuda puede estar
motivado internamente, lo cual los conduce a ayudar incluso sin la promesa de recompen-
sas materiales o sociales inmediatas (Cialdini et al., 1981; Piliavin y Callero, 1991).
En su modelo de alivio del estado negativo, Robert Cialdini y sus colegas (1987)
proponen que debido a este efecto de brindar ayuda, las personas que se sienten mal
pueden estar inclinadas a ayudar a otros con la finalidad de mejorar su humor. De hecho, “Cuando das a alguien, recibes
después de experimentar un evento traumático, algunos individuos buscan oportunida- mucho más.”
des para ayudar a otros con la intención de sentirse mejor consigo mismos en lugar de Ex secretario de Estado de Estados Unidos
volverse amargados y antisociales (Staub y Vollhardt, 2008; Vollhardt, 2009; Vollhardt y Colin Powell
Staub, 2011). Ayudar a otros puede ayudar a uno a sanarse a sí mismo.

Ser bueno Además de querer sentirse bien, muchas personas también están motiva-
das por ser buenas; esto es, ayudar porque se reconoce que “es hacer lo correcto”. Algunas
situaciones son especialmente proclives a traer a la mente normas que obligan a tener
comportamientos de ayuda. Pueden ser situaciones cotidianas, como cuando se encuen-
tra en un estacionamiento a un anciano que necesita ayuda para meter sus bolsas en el
automóvil. En ocasiones, las normas pueden obligar a tomar una acción más dramática
y arriesgada, en particular para individuos cuyos roles en un grupo o sociedad les dan
la responsabilidad en una situación. Cuando los bomberos de la Compañía de Escale-
ras 6 (descritos en la introducción del capítulo) arriesgaron sus vidas para permanecer
con Josephine Harris, sus acciones fueron consistentes con la idea de no dejar atrás a
nadie que pudiera ser salvado. Otro ejemplo es el de Chesley “Sully” Sullenberger, piloto
del vuelo 1549 de US Airways la tarde del 15 de enero de 2009. Cuando el avión golpeó
una gran parvada de gansos justo después
de despegar del aeropuerto LaGuardia, en
la ciudad de Nueva York, perdió la potencia
de sus motores y se dirigía a una catástrofe.
Sullenberger guió al avión de alguna forma
hacia un aterrizaje seguro en el río Hudson.
Conforme el avión comenzó a llenarse de
agua, la tripulación actuó para hacer que
los 159 pasajeros salieran del avión hacia las
alas y balsas, y luego hacia varias naves de
rescate. Sullenberger rechazó dejar el avión
que se hundía hasta que recorrió la cabina
dos veces más para asegurarse de que nadie

© Lowell Georgia/Corbis
quedara atrapado. Sin importar qué suce-
diera, él sería la última persona fuera del
avión, así como la última persona en dejar
las balsas en el río helado (McClam, 2009).

El costo de ayudar o no ayudar Cla-


ramente, ayudar tiene sus recompen- Los trabajadores de rescate arriesgan
sus vidas regularmente a pesar de los
sas, pero también tiene sus costos. Los bomberos de la Compañía de Escaleras 6, que posibles costos involucrados en sus
de alguna forma sobrevivieron al derrumbe de la torre norte del World Trade Center labores.
mientras salvaban a Josephine Harris, están entre los afortunados. Muchas personas
murieron ese día mientras ayudaban a otras, como Abraham Zelmanowitz, un progra-
modelo de alivio del estado
mador de computadoras que se rehusó a dejar a su amigo cuadripléjico que no podía negativo La propuesta de que
bajar las escaleras. Y más allá del 9/11, con frecuencia uno se conmueve con las historias las personas ayudan a otras para
de los costos pagados por quienes ofrecen ayuda, como Donald Liu, quien en agosto de contrarrestar sus propios sentimientos de
2012 vio cómo dos niños eran arrastrados por las aguas revueltas del lago Michigan y tristeza.
nadó para salvarlos, a pesar de las quejas de su propio hijo acerca de las condiciones

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402 Capítulo 10 Ayudar a los demás

de peligro. Los chicos se salvaron, pero el jefe de cirugía pediátrica en la


Universidad de Chicago, de 50 años de edad y padre de tres niños pequeños,
no sobrevivió (Dizikes y Sobol, 2012).
Otros han brindado ayuda más sostenida y deliberada, como las perso-
nas que ayudaron a huir a los esclavos en Estados Unidos durante el siglo
XIX o quienes ocultaron a los judíos durante el holocausto. Sharon Shepela y
otros (1999) llaman a este tipo de ayuda meditada ante los costos potencial-
mente enormes resistencia valerosa. Y aunque brindar ayuda con frecuencia
se asocia con afecto y salud positivos, cuando la ayuda involucra demandas
constantes y agotadoras, lo que suele ser el caso cuando se atiende durante
mucho tiempo a una persona muy enferma, los efectos sobre las saludes
física y mental de los que ayudan, así como sobre su estabilidad financiera,
pueden ser muy negativos (Earle y Heymann, 2012; Fujino y Okamura, 2009;
Miller, 2011; Mioshi et al., 2009).
Para reducir algunos de los costos de ayudar, algunas legislaturas han
creado leyes de “buen samaritano” que alientan a los espectadores a inter-
venir en las emergencias al ofrecerles protección legal, en particular a los
médicos, que de manera voluntaria brindan atención médica cuando están
ante una emergencia (Cunningham, 2009; Oleson, 2009). Otros tipos de
leyes de buen samaritano aumentan los costos de fallar al ayudar. En oca-
siones llamadas leyes de “labores de rescate”, éstas requieren que las per-
AP Photo/Blake Wolf

sonas brinden o soliciten ayuda en una emergencia, en tanto no pongan en


peligro sus propias vidas en el proceso. En Estados Unidos, este tipo de leyes
de labores de rescate son relativamente raras, pero son más comunes en
Europa y Canadá.
Liz Wallace y Mallory Holtman cargan
a su oponente, Sara Tucholosky,
alrededor de las bases en su juego
del torneo universitario de softball.
Después de batear el primer
> Altruismo o egoísmo: el gran debate
Ya se han documentado algunas de las formas en que ayudar a otros puede ayudar al
ayudador. Sin embargo, esto da pie a una pregunta clásica: ¿los comportamientos de
cuadrangular de su carrera, Tucholosky
se lesionó la rodilla y no podía correr ayuda siempre son egoístas, motivados por preocupaciones personales? ¿O los huma-
alrededor de las bases para completar nos son verdaderamente altruistas, motivados por el deseo de aumentar el bienestar
la anotación, y sus compañeras de de otro? Muchas teorías psicológicas suponen una línea de referencia egoísta de inte-
equipo y entrenadores no tienen rés propio. No es difícil imaginar interpretaciones egoístas para casi cualquier acto de
permitido ayudarla para que cuente ayuda, incluso los aparentemente más altruistas. ¿Dar asesoría a los desfavorecidos? Se
el cuadrangular. A pesar de costar
verá bien en su currículum vitae o en la solicitud a la universidad. ¿Ayudar de manera
a su propio equipo una carrera,
Wallace y Holtman se ofrecieron como anónima a las personas que viven en la calle? Reduce su culpa. ¿Donar sangre a perso-
voluntarias para ayudarla a recorrer nas que nunca conocerá? Lo hace sentir un poco más noble. ¿Arriesgar su vida por un
las bases en un inspirador acto de extraño? Dicho heroísmo puede beneficiar su reputación y estatus. ¿De modo que todo
altruismo. acto de ayuda es egoísta en cierto nivel?
Daniel Batson (2009a, 2011) piensa que no. Como verá en la siguiente sección, él
considera que la motivación detrás de algunas acciones de ayuda es verdaderamente
“La caridad que se apresura a pro- altruista y que la empatía desempeña un papel muy importante en ella.
clamar sus buenas acciones deja
de ser caridad y sólo es arrogancia La hipótesis empatía-altruismo El modelo de altruismo de Batson se basa en su
y ostentación.” visión de las consecuencias de la empatía. De acuerdo con Batson, si uno percibe a
William Hutton alguien con necesidad e imagina cómo se siente esa persona, es probable que experi-
mente sentimientos de preocupación empática orientados al otro, lo que a su vez pro-
duce el motivo altruista para reducir la aflicción de la otra persona. Sin embargo, existen
ejemplos en los que las personas perciben a alguien con necesidad y se enfocan en sus
propios sentimientos acerca de esta persona o en cómo se sentirían ellos por estar en la
situación de dicha persona. Aunque muchas personas (y algunos investigadores) pueden
egoísta Motivado por el deseo de pensar en esto como en “empatía”, Batson contrasta esto con ejemplos en los que la preo-
aumentar el bienestar personal. cupación de la persona se centra en cómo se siente la otra persona. Cuando uno se enfoca
altruista Motivado por el deseo de en la otra persona, es posible el verdadero altruismo.
mejorar el bienestar de otro. Una historia que puede ilustrar la empatía ocurrió durante un juego del torneo
universitario de softball entre Central Washington y Western Oregon, en abril de 2008.

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Factores evolutivos y motivacionales: ¿por qué ayudan las personas? 403

En la segunda entrada, una estudiante de último año de baja estatura, “realmente


menuda”, llamada Sara Tucholsky, sorprendió a todos al batear el primer cuadrangular
de su carrera. En su excitación, no tocó la primera base y, cuando regresó para pisarla, se
desgarró un ligamento de la rodilla y cayó al suelo en agonía. No había forma en que ella
pudiera correr alrededor de las bases y, en consecuencia, su cuadrangular no sería oficial.
Su entrenador habló con los oficiales acerca de qué hacer. Dijeron que nadie del equipo
podía ayudarla a recorrer las bases y que tendría que ser sustituida, además el cuadran-
gular no contaría. Entonces alguien se acercó y preguntó: “Perdonen, ¿estaría bien si la
cargamos y ella toca cada base?”
Era la bateadora estrella del equipo opuesto, Mallory Holtman. Ella y otra jugadora
cargaron a Tucholsky alrededor del diamante y la bajaban lo suficiente en cada base para
que ella la tocara, de modo que pudiera conservar el único cuadrangular en su carrera en “El gran don de los seres humanos
el softball. Ellas hicieron esto a pesar de que le costaría a su propio equipo una carrera es que tienen el poder de la em-
en un juego cerrado e importante, el cual a final de cuentas perdieron por sólo dos patía.”
carreras, terminando así con su temporada. De acuerdo con Holtman, ella no hizo esto Meryl Streep
por algún tipo de gloria. De hecho, no podía entender por qué la gente después hacía
alharaca por esto. “Todo mundo lo habría hecho”, dijo (Hays, 2008). Es imposible saber
a partir de una historia como esta exactamente qué factores pudieron motivar el com-
portamiento de ayuda, pero es claro que asumir en cierto grado la perspectiva de la otra
y sentir empatía por ella fueron elementos cruciales detrás de la decisión de Mallory
Holtman de ayudar a su oponente caída.
Las características básicas de la hipótesis empatía-altruismo de Batson se resu-
men en la l figura 10.3. Sin embargo, la parte difícil es ésta: ¿cómo se puede expresar la
diferencia entre motivos egoístas y altruistas? En ambos casos, las personas ayudan a
alguien más, pero las razones del ayudador son diferentes. Enfrentado a un acertijo, Bat-
son encontró una solución elegante. Depende, dice, de si se pueden obtener beneficios
personales relevantes sin aliviar la necesidad del otro. Por ejemplo, cuando el motivo de
una persona es egoísta, la ayuda se debe declinar si es fácil que el individuo escape
de la situación y por tanto escape de sus propios sentimientos de aflicción. Sin embargo,
cuando el motivo de la persona es altruista, ayuda sin importar la facilidad del escape. hipótesis empatía-altruismo
Con base en este razonamiento, Batson y otros han realizado docenas de experimen- Proposición de que la preocupación
tos que encontraron apoyo para la hipótesis empatía-altruismo. Por ejemplo, Eric Stocks empática por una persona con necesidad
y sus colegas (2009) diseñaron un experimento muy original en el que los estudiantes produce un motivo altruista para
brindarle ayuda.
participantes supieron acerca de una compañera estudiante llamada Katie, cuyos padres

l FIGURA 10.3
La hipótesis empatía-altruismo
De acuerdo con la hipótesis empatía-altruismo, tomar la perspectiva de una persona en necesidad crea sentimientos de preocupación
empática, que producen el motivo altruista para reducir la aflicción de la otra persona. Cuando las personas no toman la perspectiva del
otro, experimentan sentimientos de estrés personal, que producen el motivo egoísta para reducir su propia incomodidad.
Con base en Batson, 1991. © Cengage Learning

Adopción
Adoption ofde
thela
perspectiva de la
Other Person's Emotional
Respuesta Tipo
Type de
of Satisfaction
Satisfacción
otra persona
Perspective Response
emocional motivo
Motive of Motive
de motivo

Reduction de
Reducción
SÍ Empathic
Preocupación Altruista
Altruistic laof other's del
YES aflicción
concern
empática distress
otro
Percepción
Perception de
que
thatalguien
someone
necesita ayuda
needs help
Aflicción Reduction
Reducción
Personal
NO
NO Egoistic
Egoísta ofla
de one's
aflicción
personal
distress
own distress
personal

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404 Capítulo 10 Ayudar a los demás

y hermana habían muerto recientemente en un accidente automovilístico, lo que la


dejó a cargo de su hermano y hermana menores. Al concluir el estudio, a los estudiantes
se les dio oportunidad de ayudar a Katie, al ofrecerse como voluntarios para ayudarla
con su transportación o como cuidadores de sus hermanos mientras ella tomaba clases
nocturnas. ¿Los estudiantes ofrecerían ayuda a Katie?
Los investigadores manipularon dos variables antes de que los estudiantes leyeran
acerca del aprieto de Katie. Una fue una manipulación de empatía. Los estudiantes en
la condición de baja empatía leyeron que debían “tratar de permanecer tan objetivos
como fuera posible acerca de lo que le ocurrió a la persona descrita y cómo ha afec-
tado su vida”. En contraste, los estudiantes en la condición de alta empatía leyeron que
debían “tratar de imaginar cómo se sentía la persona descrita acerca de lo que le ocurrió
y cómo ha afectado su vida”. Los investigadores también manipularon si los estudiantes
tendrían o no una oportunidad sencilla de no preocuparse acerca de la aflicción por la
que pasaba Katie; en otras palabras, ¿podrían escapar psicológicamente de la situación
sin culpa duradera? A los estudiantes se les informó que usarían una técnica de entre-
namiento de la memoria que aumentaría o eliminaría de su mente la información que
aprendieran (es decir, la información acerca de Katie).
La pregunta clave: ¿los estudiantes ayudarían a Katie si simplemente pudieran olvi-
darse de ella o querrían ayudarla de cualquier forma? Si sólo querían ayudarla por no
poder olvidar tan fácilmente su aprieto, esto sugeriría una motivación egoísta. Pero si la
ayudaban incluso si estuvieran seguros de que no tendrían que recordar su sufrimiento,
esto sugeriría altruismo. Los resultados apoyaron la hipótesis empatía-altruismo. En
la condición de baja empatía, las decisiones de brindar ayuda de los estudiantes pare-
cían estar gobernadas por preocupaciones
egoístas: acordaron ayudar a Katie sólo si
pensaban que recordarían sus problemas.
l FIGURA 10.4 Sin embargo, en la condición de alta empa-
Empatía y brindar ayuda: no tomar la salida fácil tía, estuvieron de acuerdo en ayudarla sin
Se indujo a estudiantes a experimentar baja o alta empatía hacia una estudiante en importar si pensaban que la recordarían o
problemas llamada Katie. Se les hizo creer que recordarían u olvidarían pronto lo no (vea la l figura 10.4).
que aprendieran acerca de Katie. Luego a los estudiantes se les dio la oportunidad No obstante, la hipótesis empatía-al-
de ofrecerse como voluntarios para ayudarla. Los estudiantes en la condición de truismo tiene sus límites. Por ejemplo,
baja empatía tendieron a no ofrecer su ayuda si pensaban que no recordarían a
Batson nunca afirmó que toda la ayuda
Katie y su sufrimiento. Los estudiantes en la condición de alta empatía ofrecieron
ayudarla sin tomar en cuenta si olvidarían o no su situación.
tiene motivación altruista. Existen múlti-
Con base en Stocks et al., 2009. © Cengage Learning ples motivos para ayudar, y muchos actos
de ayuda (probablemente la mayoría) se
Low Empathy
Baja empatía High empatía
Alta Empathy explican mejor en términos de procesos
0.8 0.8 considerados en otras partes de este capí-
tulo. Y cualquier acción de ayuda indi-
0.7 0.7 vidual puede resultar de una mezcla de
motivos egoístas y altruistas. Por ejemplo,
0.6 0.6 Mark Snyder (1993) sugiere que la forma
ayudó
ayudó
que Helped

que Helped

más efectiva de aumentar la ayuda es alen-


0.5 0.5 tar a las personas a reconocer y sentirse
cómodas con la convergencia de preocu-
Proportion Who

Proportion Who

0.4 0.4 paciones orientadas a ellas mismas y las


Proporción
Proporción

orientadas a otros. Otro límite se crea por el


0.3 0.3
hecho de que los motivos no garantizan
el comportamiento. La empatía conduce
0.2 0.2
a motivaciones altruistas, mas no necesa-
riamente a comportamientos para brindar
0.1 0.1
ayuda. Por ejemplo, alguien con preocupa-
0.0 0.0
ción empática por otro puede no ayudarlo
si teme que el costo potencial de ofre-
Olvidar
Forget Remember
Recordar Olvidar
Forget Recordar
Remember cerle ayuda será muy alto (Batson et al.,

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Factores evolutivos y motivacionales: ¿por qué ayudan las personas? 405

1983). Y demasiada empatía puede ser abrumadora si


no se controla de manera adecuada. Médicos, enferme-
ras y otros profesionales de la salud con frecuencia están
en mejor posición para ayudar a sus pacientes si pueden
mantener cierta distancia emocional y objetividad con
respecto a ellos, y demasiada empatía puede ser un factor
de riesgo para la depresión (Decety y Svetlova, 2012).

Convergencia de motivaciones: voluntariado Las


personas tienden a involucrarse en comportamientos de
ayuda a más largo plazo, como en el voluntariado, debido

The Newport News Daily Press


a múltiples motivos. Algunos de éstos se asocian con la
empatía, como la toma de perspectiva y la preocupación
empática, mientras que otros motivos son más egoístas,
como el querer mejorar el currículum vitae personal, el
alivio de emociones negativas o conformarse con las nor-
mas prosociales (Hur, 2006; Penner et al., 2005; Piferi et
al., 2006; Reeder et al., 2001). Allen Omoto y otros (2009)
descubrieron que tanto la motivación enfocada en otros De acuerdo con la hipótesis empatía-
como la enfocada en uno mismo predicen el voluntariado. altruismo, tomar la perspectiva de
La tabla 10.1 menciona cinco categorías de motivos que Allen Omoto y Mark Snyder alguien en apuros es el primer paso
(1995) determinaron estaban detrás de las decisiones de los voluntarios para ayudar a per- hacia el altruismo. Cuando Sarah
DeCristoforo regresó a la escuela
sonas con SIDA. Un hallazgo interesante fue que los voluntarios que al principio apoyaron después de recibir quimioterapia por
por motivos orientados a ellos mismos, como lograr comprensión y desarrollar habilida- leucemia, su profesor y dos amigos
des personales, siguieron siendo voluntarios activos más tiempo que quienes inicialmente realmente se pusieron en su lugar en
enfatizaron motivos orientados hacia otros, como valores humanitarios y preocupación un aspecto muy visible: raparon sus
por la comunidad. ¿Por qué las metas más egoístas se asociaron con servicio a más largo cabezas. Aquí, Sarah, con pañoleta, está
rodeada por sus apoyadores
plazo? Snyder y Omoto (2008) observaron que los motivos meramente altruistas pueden
no mantener motivados a los individuos el tiempo suficiente para soportar los costos per-
sonales asociados con algunos tipos de ayuda prolongada. Como señala Mark Snyder: “Las

TABLA 10.1
Motivaciones para ofrecerse como voluntario para ayudar a personas con SIDA
Allen Omoto y Mark Snyder identificaron cinco categorías de motivaciones subyacentes en las decisiones iniciales de las personas para
ofrecerse como voluntarias para ayudar a personas con SIDA. Dentro de cada categoría se presentan tres ejemplos de enunciados específi-
cos representativos del motivo general.

Valores Preocupación por la comunidad


Debido a mi obligación humanitaria para ayudar a otros Debido a mi sentido de obligación hacia la comunidad gay
Debido a que disfruto ayudar a otras personas Debido a que me considero defensor de los temas relacionados con los gays
Debido a que me considero una persona amorosa y cariñosa Debido a mi preocupación por la comunidad gay

Comprensión Mejora de la estima


Aprender más acerca de cómo evitar el SIDA Sentirme mejor conmigo mismo
Aprender cómo ayudar a personas con SIDA Escapar a otras presiones y tensiones en mi vida
Lidiar con mis temores y ansiedad personales acerca del SIDA Sentir menos soledad

Desarrollo personal
Poder entender a personas que sean semejantes a mí
Conocer nuevas personas y hacer nuevos amigos
Lograr experiencia al lidiar con temas emocionalmente difíciles

Tomado de Omoto, A. M. y Snyder, M., “Sustained helping without obligation: Motivation, longevity of service, and perceived attitude change among AIDS volunteers”, en Journal of
Personality and Social Psychology, vol. 68 (pp. 671-686). Copyright © 1995 por la American Psychological Association. Reimpreso con permiso.

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406 Capítulo 10 Ayudar a los demás

Más de 27% de la población esta- buenas intenciones, acaso idealizadas, relacionadas con la preocupación humanita-
dounidense realizó al menos algún ria simplemente pueden no serlo tan fuertes como para sostener a los voluntarios que
trabajo voluntario entre septiembre enfrentan realidades duras y los costos personales de trabajar [con personas con SIDA]”
(Snyder, 1993, p. 258). Cuando ayudar demanda más de uno, el interés personal puede
de 2010 y septiembre de 2011, de
hacer que uno continúe.
acuerdo con la Oficina de Estadísti-
En consecuencia, a los motivos egoístas puede dárseles buen uso. Esto fue evidente
cas Laborales de Estados Unidos. en un conjunto de estudios realizados por Eamonn Ferguson y otros (2008). Ellos realiza-
ron un estudio longitudinal de donación de sangre en el Reino Unido y descubrieron que
tener creencias orientadas hacia el otro respecto de la donación de sangre (por ejemplo,
¿Está interesado en el trabajo vo- beneficios sociales por la donación de sangre) y tener creencias orientadas a uno mismo
luntario? Un lugar para encontrar (por ejemplo, el donador se beneficiaría al donar sangre), predicen cada una la posterior
información es Volunteermatch. donación de sangre real de las personas, pero tener creencias orientadas a uno mismo
org. fueron el indicador más fuerte.

Influencias situacionales:
¿cuándo ayudan las personas?
Hasta el momento, el enfoque ha estado en por qué la gente ayuda a otros. Ahora se cen-
trará en la cuestión de cuándo ayuda la gente. Comienza por estudiar el notablemente
creativo y provocador conjunto de hallazgos de investigación que plantean un punto
interesante: si usted necesita ayuda en una emergencia, puede estar en mejor situación
si sólo hay un testigo de su sufrimiento que varios de ellos. Luego se estudia una amplia
gama de otros factores situacionales relacionados con la ayuda.

> El efecto espectador


El 15 de enero de 2008, un hombre llamado Rage Ibrahim fue sentenciado por asalto
sexual a una mujer en el corredor de un edificio de departamentos en St. Paul, Minne-
sota, el verano anterior. El video de vigilancia del corredor mostró que varios vecinos, al
menos 10, abrieron las puertas de sus departamentos, vieron al hombre golpear y violar
a la mujer que gritaba y cerraron sus puertas cuando regresaron a sus departamentos.
En cierto momento tres hombres se acercaron a ellos, pero los dejaron después de que
Ibrahim soltara a la mujer y empujara a uno de ellos por la espalda. A pesar de los gritos
de la mujer pidiendo que alguien llamara a la policía, nadie marcó al 911 durante más de
una hora. Un oficial de la policía que vio el video dijo: “Era aterrador. No puedo describir
cómo me erizó la espalda observar a esta mujer ser violada y que las personas le dieran
la espalda sin hacer nada” (Gottfried, 2007, 2008).
La triste verdad es que este tipo de historia de espectadores que no actúan, aunque
aterradora, no es rara como imagina la mayoría de la gente. Dos de las historias en la
apertura de este capítulo, los incidentes de atropellamiento y huida en Connecticut y
China, son ejemplos adicionales de este problema. La más famosa de estas historias ocu-
rrió hace medio siglo. Sigue siendo famosa en gran parte por la fascinante investigación
en psicología social que inspiró.
La historia comenzó aproximadamente a las 3:20 de la mañana el 13 de marzo de
1964, en el distrito de Queens de la ciudad de Nueva York. Kitty Genovese, de 28 años
de edad, regresaba a casa después de su trabajo como gerente de un bar. Súbitamente,
un hombre la atacó con un cuchillo. Fue acosada, apuñalada y violada a poco más de 30
metros de su edificio de departamentos. Las luces se apagaron y las ventanas se cerra-
ron mientras ella gritaba: “¡Por favor! ¡Me apuñaló! ¡Ayúdenme!”. Ella se liberó de su ata-
cante dos veces, pero sólo brevemente. Los reportes en los periódicos indicaron que 38
de sus vecinos atestiguaron su tormento, pero nadie intervino. Al final, después de casi
45 minutos de terror, un hombre llamó a la policía. Pero antes de llegar al hospital, Geno-
vese murió.

cap10 390-431.indd 406 07/11/14 22:52


Influencias situacionales: ¿cuándo ayudan las personas? 407

El asesinato de Kitty Genovese impactó a la nación. ¿Debe culparse a sus vecinos?


Parece improbable que los 38 pudieran ser monstruos morales. La mayor parte de la
atención mediática se enfocó en el declive de la moral y los valores en la sociedad con-
temporánea, y en el anonimato y la apatía vistos en las grandes ciudades estadouniden-
ses como Nueva York. (De hecho, casi 50 años después, en 2012, este mismo problema
se citó en los medios de difusión chinos, acerca de la cultura china contemporánea en
respuesta al trágico incidente de atropellamiento y huida que mató al infante descrito
al comienzo del capítulo.) Pocos días después del incidente, John Darley y Bibb Latané
discutieron en la cena los eventos y las explicaciones que se ofrecían de ellos. No estuvie-
ron convencidos de que tales explicaciones fuesen suficientes para explicar por qué Kitty

NY Times/Redux Stock
Genovese no recibió la ayuda que necesitaba, y se preguntaron si otros procesos más de
psicología social podrían estar en operación. Especularon que, dado que cada uno de los
testigos del ataque podía ver que muchos otros testigos apagaron sus luces y cerraron
sus ventanas, cada testigo podría suponer que otros tomarían, o deberían tomar, res-
ponsabilidad y llamar a la policía. Para poner a prueba sus ideas, Darley y Latané (1968)
se propusieron ver si podían producir espectadores irresponsables en condiciones de
El asesinato de Kitty Genovese, en esta
laboratorio. Eche un vistazo a uno de sus estudios. fotografía, impactó a Estados Unidos
Cuando llegaba un participante, se le llevaba a una de una serie de pequeñas habitacio- en 1964. ¿Cómo 38 testigos pudieron
nes ubicadas a lo largo de un corredor. Al hablar por un intercomunicador, el experimen- presenciarlo y no hacer nada? La
investigación realizada en las secuelas
tador explicaba que él quería que los participantes discutieran los problemas personales de esta tragedia sugiere que si hubiera
que con frecuencia enfrentan los estudiantes universitarios. A los participantes se les dijo habido un solo testigo en lugar de casi
que, para proteger la confidencialidad, la discusión del grupo tendría lugar por medio del 40, Kitty Genovese habría tenido más
posibilidades de recibir ayuda y podría
sistema de intercomunicación y que el experimentador no escucharía. Se les pidió hablar estar viva en la actualidad.
uno a la vez, tomando turnos. A algunos participantes se les asignó una persona para
hablar, mientras que otros se reunieron en grupos más grandes de tres o seis personas.
Aunque un participante mencionó que sufría de un trastorno convulsivo que en
ocasiones se disparaba por las presiones del estudio, los momentos de apertura de la
conversación transcurrieron sin incidentes. Pero pronto se desarrolló un problema ines-
perado. Cuando llegó el momento de que esta persona hablara de nuevo, tartamudeó,
tenía dificultad para hablar con claridad y sonaba como si estuviera en un serio problema:
En realidad... eh... podría necesitar algo de ayuda... si alguien... eh... me diera un
poco a-ayuda... eh... eh... eh... p-podría alguien... eh... eh... ayudar... eh... [sonidos
de asfixia]... voy a mo-mo-rir... eh... voy... voy a morir... a-ayuda... eh... convulsión...
[asfixia, luego silencio].
Enfrentado con esta situación, ¿qué haría usted? ¿Interrumpiría el experimento, sal-
dría corriendo de su cubículo e intentaría encontrar al experimentador? ¿O se sentiría
ahí, preocupado, pero inseguro de cómo reaccionar?
Como se evidencia, las respuestas de los participantes ante esta emergencia estuvie-
ron fuertemente influidas por el tamaño de su grupo. En realidad todos los participantes
estaban solos, pero el material grabado les hizo creer que había otros presentes. Todos los
participantes que pensaron que sólo ellos sabían de la emergencia rápidamente salieron
de la habitación para intentar conseguir ayuda. Sin embargo, en los grupos grandes los
participantes tuvieron menos probabilidad y fueron más lentos para intervenir. De hecho,
38% de los participantes en los grupos de seis personas nunca salieron de la habitación
durante los seis minutos que pasaron antes de que el experimentador finalmente termi-
nara el estudio. Esta investigación condujo a Latané y Darley a una conclusión escalo-
friante: mientras más espectadores haya, menos probable es que la víctima reciba ayuda.
Este es el efecto espectador por el cual la presencia de otros inhibe el brindar ayuda.
Antes del trabajo pionero de Latané y Darley, la mayoría de las personas habría
supuesto justo lo opuesto. ¿No hay seguridad en los números? ¿No se siente uno
más seguro apresurándose a ayudar cuando otros están cerca para dar su apoyo?
Latané y Darley derribaron esta suposición de sentido común y proveyeron un cui- efecto espectador Efecto mediante
dadoso análisis paso a paso del proceso de toma de decisiones involucrado en el cual la presencia de otros inhibe el
las intervenciones de emergencia. En las siguientes secciones se examinará cada brindar ayuda.
uno de los cinco pasos de este proceso: observar algo inusual, interpretarlo como

cap10 390-431.indd 407 07/11/14 22:52


408 Capítulo 10 Ayudar a los demás

una emergencia, tomar la responsabilidad para conseguir ayuda, decidir cómo ayudar
En una emergencia, una persona y brindar auxilio. También se consideran las razones por las cuales las personas en oca-
que necesita ayuda tiene mejores siones fracasan para dar alguno de esos pasos y por tanto no ayudan. Estos pasos, y los
posibilidades de recibirla si están obstáculos que se presentan, se resumen en la l figura 10.5.
presentes otras tres personas
que si sólo está presente
Observar El primer paso hacia ser un espectador que ayuda es observar que alguien
una sola.
F
ALSO. necesita ayuda o al menos que ocurre algo fuera de lo ordinario. Los participantes en el
estudio de la convulsión no podían ayudar, pero observaron la emergencia. Sin embargo,
en muchas situaciones el problema no necesariamente se percibe. La presencia de
otros puede ser distractora y puede desviar la atención de los indicios del sufrimiento
de una víctima. Las personas que viven en las grandes ciudades y ambientes ruidosos
pueden acostumbrarse tanto a ver personas que yacen en las aceras o escuchar gritos,
que comienzan a bloquearlos, volviéndose susceptibles a lo que Stanley Milgram (1970)
llamó sobrecarga de estímulos.

l FIGURA 10.5
Los cinco pasos para ayudar en una emergencia
Con base en su análisis del proceso de toma de decisiones en situaciones de emergencia, Latané y Darley (1970) destacaron cinco
pasos que conducen a dar asistencia. Pero pueden interferir obstáculos, y si falla un paso, la víctima no recibirá ayuda.
© Cengage Learning

Paso 5
Dar ayuda
Inhibición por la audiencia
Me veré como tonto.
Los costos superan las
recompensas
¿Y si hago algo mal?
Paso 4 ¡Me demandarán!
Decidir cómo ayudar
Falta de competencia
No estoy capacitado para
manejar esto, ¿y a quién llamaría?

Paso 3
Tomar responsabilidad
da

da

para dar ayuda Difusión de la responsabilidad


u
ay

yu

Alguien más tendría que


ra
ar

llamar al 911.
d

da
ra

ara

Paso 2
pa

Interpretar el
sp
ta

Ambigüedad
Ru

evento como una


ulo

¿Realmente está enferma o sólo


emergencia
tác

borracha?
s

Relación entre atacante y víctima


Ob

Tendrán que resolver sus


problemas familiares.
Paso 1 Ignorancia pluralista
Observar que algo Nadie más parece preocupado.
ocurre

Distracción
Dejen de perder el tiempo, niños, estamos
¡Emergencia! comiendo.
Preocupaciones personales
¡Se me hizo tarde para una cita muy importante!

cap10 390-431.indd 408 07/11/14 22:52


Influencias situacionales: ¿cuándo ayudan las personas? 409

Interpretar Observar es un primer paso necesa-


rio para ayudar, pero luego las personas deben inter-
pretar el significado de lo que observaron. Los gritos
de dolor pueden malinterpretarse como chillidos de
risa; una víctima de ataque cardiaco puede parecer un
borracho dormido. De modo que los observadores se
preguntan: ¿la persona realmente necesita ayuda? En
general, mientras más ambigua sea la situación, menos
probable es que los espectadores intervengan (Clark y
Word, 1972).

Bob Strong/The Image Works, Inc.


Quizá la información más poderosa disponible
durante una emergencia es el comportamiento de otras
personas. Sorprendidos por un evento súbito, ines-
perado y tal vez peligroso, cada persona mira rápida-
mente para ver qué hacen los demás. En tanto todos
miran a los demás en busca de pistas acerca de cómo
El primer
comportarse, el grupo entero se paraliza por la indeci-
paso hacia ayudar
sión. Cuando esto ocurre, la persona que necesita ayuda es víctima de ignorancia plu- es observar que alguien
ralista. En este estado de ignorancia, cada individuo cree que sus propios pensamientos necesita auxilio. Distraídas por sus
y sentimientos son diferentes de los de otras personas, cuando de hecho muchas de las propias preocupaciones o por los
otras piensan o sienten de la misma manera. Cada espectador piensa que otras perso- abrumadores estímulos de una gran
ciudad bulliciosa, estas personas que
nas no actúan porque de alguna manera saben que no hay una emergencia. En realidad,
caminan en medio de Manhattan
todo mundo está confundido e indeciso, pero al tomar pistas de la inacción mutua, cada pueden ni siquiera apreciar que
observador concluye que no se requiere ayuda. las parejas que viven en la
Latané y Darley (1968) pusieron a prueba este fenómeno, en un experimento en el calle piden limosna.
que los participantes completaron un cuestionario en una habitación en la que estaban
(a) solos; (b) con dos cómplices que permanecieron pasivos y no entraron en acción;
(c) con otros dos participantes inocentes, como ellos. Conforme los participantes tra-
bajaban en el cuestionario, comenzaba a entrar humo a la habitación a través de una
ventila. ¿Esto era una emergencia? ¿Cómo piensa el lector que habría respondido? En
cuatro minutos, la mitad de los participantes que trabajaban solos entraron en acción,
como salir de la habitación para reportar el humo a alguien. En seis minutos, el máximo
tiempo asignado antes de que los investigadores terminaran el experimento, tres cuartos
de estos participantes entraron en acción. Claramente, interpretaron el humo como una
emergencia potencial.
Pero, ¿qué hay de los que trabajaron en grupos de tres? El sentido común sugiere
que las posibilidades de que alguien entre en acción deben ser mayores cuando hay más
personas presentes. Pero sólo 1 de los 24 participantes en esta condición entraron en
acción en cuatro minutos, y sólo 3 lo hicieron antes del final del estudio, aun cuando,
en ese punto, ¡el humo era tan denso que tenían que abanicarlo de sus rostros para ver el
cuestionario! La tasa de acción incluso fue menor cuando los participantes estaban en
una habitación con dos cómplices pasivos; en esta condición, sólo 1 de 10 participantes
reportó el humo. Si los participantes en alguna de las dos condiciones grupales hubieran
interpretado el humo como una emergencia potencial, habrían actuado, porque sus pro-
pias vidas estarían en peligro. Pero en vez de ello observaron las reacciones de los otros
en la habitación, y debido a sus intentos individuales por no parecer atemorizados o
ignorancia pluralista Estado en
alterados definieron la situación como “algo de lo que no hay que preocuparse”. el que las personas en un grupo
piensan de manera equivocada que
Tomar la responsabilidad Observar a una víctima y reconocer una emergencia son sus pensamientos, sentimientos o
pasos cruciales, pero por sí mismos no garantizan que un espectador llegará al rescate. comportamientos personales son
Todavía permanece el conflicto de la responsabilidad. Cuando se necesita ayuda, ¿quién diferentes de los del resto del grupo.
es responsable de proporcionarla? Si una persona sabe que hay más personas alrededor, es difusión de la responsabilidad
muy fácil colocar la responsabilidad en ellas. Con frecuencia las personas fallan en Creencia de que otros tomarán o
deberán asumir la responsabilidad de
ayudar, debido a la difusión de la responsabilidad: la creencia de que otros interven-
auxiliar a una persona necesitada.
drán o deberán hacerlo. Presumiblemente, cada una de las personas que observaron o

cap10 390-431.indd 409 07/11/14 22:52


410 Capítulo 10 Ayudar a los demás

escucharon el asesinato de Kitty Genovese pensaron que alguien más haría algo para
detener el ataque. Los testigos del atropellamiento en Hartford, Connecticut, en 2008
(descrito antes en el capítulo) también miraron alrededor y no hicieron nada al principio,
presuntamente con la esperanza de que alguien más se involucraría. Pero, ¿recuerda a los
participantes que ayudaron en el estudio de convulsión, que pensaron que estaban solos
y escucharon el grito de ayuda de la otra persona? La difusión de la responsabilidad no
puede ocurrir si un individuo cree que sólo él está al tanto de la necesidad de la víctima.
Un interesante conjunto de experimentos realizados por Stephen García y otros
(2002) encontraron que la presencia de otros puede promover la difusión de la respon-
sabilidad, ¡aun cuando los otros sólo estén presentes en la mente de uno! García y sus
colaboradores hicieron que los participantes simplemente imaginaran estar en una multi-
tud o solos. Poco después, a los participantes se les dio la oportunidad de ayudar a alguien.
Los resultados indicaron que los participantes que pensaron que estaban con muchas
personas más tuvieron menos probabilidad de ayudar que quienes imaginaron estar solos.
La difusión de la responsabilidad por lo general tiene lugar en condiciones de
anonimato. Los espectadores que no conocen personalmente a la víctima tienen más
probabilidades de ver a los otros como responsables de proporcionar la ayuda. En con-
cordancia, si la distancia psicológica entre un espectador y la víctima se reduce, habrá
menos difusión de responsabilidad y más ayuda. Reducir la distancia psicológica entre
los espectadores también puede contrarrestar la difusión de la responsabilidad. Los
grupos establecidos, en los que los miembros se conocen mutuamente, por lo general
brindan más ayuda que los grupos de extraños (Fischer et al., 2011). Por ejemplo, Mark
Levine y Simon Crowther (2008) replicaron el efecto inhibidor de los espectadores en la
ayuda cuando éstos eran extraños, pero descubrieron que el efecto no ocurrió cuando los
espectadores eran amigos.
Además, la difusión de la responsabilidad puede ser vencida por el desempeño de
una persona. Un líder de grupo, incluso si sólo recientemente se le asignó dicha posi-
ción, tiene más probabilidad de actuar en una emergencia que otros miembros del grupo
(Baumeister et al., 1988). Y algunos roles ocupacionales aumentan la probabilidad de
intervención. Por ejemplo, las enfermeras registradas no difunden la responsabilidad
cuando enfrentan una posible lesión física (Cramer et al., 1988). Recuerde a Donald Liu,
cuyo valiente intento por rescatar a dos niños en el lago Michigan se describió antes en
el capítulo. Liu era cirujano pediatra, labor que intenta salvar niños por todos los medios.

Decidir cómo ayudar y proporcionar ayuda Si una persona asume la responsabi-


lidad de ayudar, todavía debe pasar por los dos pasos finales antes de entrar en acción:
decidir cómo ayudar y luego decidir brindar la ayuda. Los obstáculos aquí incluyen sen-
tirse incompetente en el saber cómo ayudar o preocuparse porque los costos potenciales
de ayudar puedan ser demasiado grandes para justificar la toma de riesgo. La presencia de
otros testigos también puede ser un obstáculo en estos dos pasos. Latané y Darley seña-
laron que en ocasiones las personas se sienten demasiado torpes socialmente y avergon-
zadas para actuar de manera útil en un escenario público. Cuando los observadores no
actúan en una emergencia debido a que temen dar una mala impresión a otros observa-
dores, están bajo la influencia de la inhibición por la audiencia.
Éste es un obstáculo muy común para brindar ayuda, pero en ocasiones puede
ser especialmente trágico. Melanie Carlson (2008) reporta acerca de una violación
multitudinaria de una joven inconsciente de 15 años por parte de cuatro perpetra-
dores en presencia de seis espectadores en una fiesta en 2002. El juez de distrito dijo
que los espectadores no intervinieron por temor a ser considerados “miedosos” o que
“se burlaran de ellos” (p. 3). Cuando Carlson entrevistó a hombres jóvenes de una uni-
versidad en California acerca de cómo responderían en situaciones como la violación
multitudinaria, muchos de ellos plantearon preocupaciones similares e indicaron que
su masculinidad estaría amenazada si intervenían. Este tipo de preocupación por
inhibición por la audiencia
Reticencia a ayudar por temor a dar
sentirse avergonzado enfrente de amigos y por romper las normas que promueven el
una mala impresión a los observadores. “preocuparse por los propios asuntos” desempeñan un papel en una tremenda canti-
dad de inacción por parte de los espectadores, incluido todo, desde asalto sexual hasta

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Influencias situacionales: ¿cuándo ayudan las personas? 411

bullying y abuso de animales (Arluke, 2012; Banyard, 2011). Los adolescentes en


particular pueden ser más proclives a pensar que la norma entre sus pares es más tole-
rante hacia la agresión y el bullying de lo que realmente es, y esto puede hacer más
probables la ignorancia pluralista y la inacción (Sandstrom y Bartini, 2010).
Sin embargo, preocuparse por cómo los demás lo verán a uno siempre reduce la
ayuda. Cuando las personas creen que los demás las desdeñarán por fallar al ayudar,
la presencia de una audiencia aumenta sus acciones de auxilio (Schwartz y Gottlieb, 1980).

El efecto espectador en línea Una aplicación relativamente nueva de la investiga-


ción en el efecto espectador está en el mundo de la comunicación basada en la electró-
nica. Daniel Stalder (2008) revisó estudios acerca de las respuestas individuales a correos
electrónicos o peticiones de ayuda por medio de la Internet. Incluso aquí surgió el efecto
espectador, lo que indica que la presencia virtual de otros reduce la probabilidad de que
algún individuo intervenga. El abuso en línea, en forma de bullying vía una red social, o
los gritos de atención y ayuda de individuos suicidas pueden encontrarse con el mismo
tipo de inacción de espectador que se ha visto en los casos del mundo real, y la difusión
de la responsabilidad puede ser incluso mayor debido a las distancias física y psicológica
adicionales que crea el mundo en línea. De hecho, en múltiples casos de personas que
anuncian en Facebook o en un grupo en línea que se suicidarán, las publicaciones pro-
vocan muchos casos de mofa e indiferencia de los espectadores en línea (Murphy, 2012;
Wells, 2011).

El legado de la investigación acerca del efecto espectador Como puede ver en


la figura 10.5, ayudar en una emergencia es un proceso desafiante. En cada paso a lo largo
de la ruta, barreras y distracciones pueden evitar que un potencial ayudador se convierta
en uno real. En 1981, Bibb Latané y Steve Nida realizaron un meta-análisis de más de 50
estudios acerca del efecto espectador y concluyeron: “el fenómeno original descubierto
por Latané y Darle tiene un firme cimiento empírico y soportó las pruebas del tiempo
y la replicación” (p. 322). Treinta años después, Peter Fischer y otros (2011) realizaron
un nuevo meta-análisis e igualmente descubrieron fuerte apoyo para el modelo del
efecto espectador. Esta nueva revisión también descubrió que el efecto espectador es El legado de la investigación acerca
de la intervención del espectador vive
más débil en situaciones peligrosas que en las que no lo son. Los investigadores ofrecen en la actualidad aplicado a programas
tres razones para esto: (1) es más probable que las situaciones peligrosas se interpre- diseñados para alentar a los testigos
ten claramente como emergencias en las que alguien necesita ayuda; (2) la presencia de a tomar acción ante comportamientos
destructivos como el bullying y las
otros espectadores ofrece apoyo físico, que es más necesario en situaciones peligrosas, violaciones.
y (3) algunas situaciones peligrosas sólo pueden
resolverse mediante coordinación entre varios
espectadores.
El poder y relevancia del análisis de Latané
y Darley son evidentes en el hecho de que los
periódicos alrededor del mundo suelen citar su
obra cuando reportan el más reciente incidente
impactante de no intervención de espectado-
res. Virtualmente cada una de tales historias
menciona a “Kitty Genovese” y muchas de ellas
se refieren a la investigación de Latané y Dar-
ley. Dado su legado duradero, es interesante
observar que algunos de los detalles originales
reportados acerca de los testigos en el asesi-
nato de Kitty Genovese —explicaciones que se 3 personas están
repiten incontables veces a lo largo de los años
involucradas
desde entonces— de hecho pueden ser impre-
© NSR Publications

cisas. Rachel Manning y otros (2008) publi- en el acoso


caron hace poco un artículo que sugiere que
algunos de los testigos quizá llamaron a la policía

cap10 390-431.indd 411 07/11/14 22:52


412 Capítulo 10 Ayudar a los demás

mucho antes de que finalmente llegara. Esto fue en los días anteriores al “911”, y es impo-
sible saber si dichas llamadas se realizaron o no, o qué se dijo en ellas. Manning y sus
colaboradores también cuestionan si 38 era el número correcto de testigos, y sugiere que
en realidad es probable que muchos menos hayan visto el incidente, aunque también es
posible que incluso más de 38 lo hayan escuchado.
Estas preguntas son interesantes, pero ajenas al punto principal. Ya sean o no com-
pletamente precisos, estos reportes originales fueron los que inspiraron a John Darley
y Bibb Latané a seguir la línea de investigación reportada en esta sección, la cual ha
proporcionado valiosa comprensión acerca de la psicología social de la intervención de
los espectadores. Además, se han citado varias historias más recientes, tomadas de las
noticias, de inacción trágica de espectadores, y por cada una citada, existen docenas
más. La teoría de Latané y Darley sigue ayudando a las personas a entender cómo pue-
den ocurrir estos incidentes.
Muchas personas que enseñan psicología social tienen historias de ex estudiantes
que atestiguaron una emergencia y saltaron a ayudar mientras pensaban consciente-
mente en las lecciones que aprendieron en sus clases de psicología social acerca de la
investigación de Darley y Latané referentes a la intervención del espectador. Existe inves-
tigación que apoya este punto e indica que enseñar a los participantes acerca de la
investigación los hace menos vulnerables a estos efectos (Beaman et al., 1978). De hecho,
uno de los autores de este libro recuerda haber dado una conferencia en una sala llena de
psicólogos sociales, cuando un sonoro estampido emanó en forma súbita de una habita-
ción adyacente. Después de algunos segundos de demora, docenas de psicólogos socia-
les saltaron de sus asientos, casi tropezando unos con otros mientras se apresuraban
a ver si había una emergencia. Los únicos que no pensaban explícitamente “Darley y
Latané” mientras hacían esto, eran los que pensaban “Latané y Darley”.
El legado de la investigación acerca del espectador recientemente se reafirmó aún
más mediante una explosión de interés en la aplicación y extensión del trabajo a una
lista siempre creciente de programas de prevención y capacitación dirigidos a reducir
la agresión, el bullying, los asaltos sexuales, la violencia en el lugar de trabajo y otros
comportamientos antisociales y peligrosos que con frecuencia atestiguan los especta-
dores (Banyard, 2011; Burn, 2009; Casey y Ohler, 2012; Pfetsch et al., 2011). Esta ola de
investigación ha encontrado fuerte apoyo para la aplicabilidad de la investigación del
efecto espectador para entender cuándo y por qué los espectadores son proclives a fallar
para intervenir en estas situaciones, y los investigadores comienzan a encontrar algunos
resultados positivos de los programas de capacitación para reducir estos efectos. Nume-
rosas escuelas primarias y secundarias en todo el mundo han hecho de “espectador” una
palabra de moda conforme tratan de educar y alentar a los estudiantes a intervenir para
reducir la prevalencia y el impacto del bullying.

Conseguir ayuda en una multitud: ¿qué debe hacer? Así pues, ¿qué le enseñan
todas estas historias y experimentos acerca de lo que debe hacer si necesita ayuda en
presencia de muchas personas? ¿Hay algo que pueda hacer para aumentar las posibili-
dades de que alguien llegue en su auxilio? Puede servirle este consejo: trate de contra-
rrestar la ambigüedad de la situación al dejar muy claro que necesita ayuda e intente
reducir la difusión de la responsabilidad al distinguir a individuos particulares para que
le brinden ayuda, mediante contacto visual, señalándolos con el dedo o con peticiones
directas (Markey, 2000; Moriarty, 1975; Shotland y Stebbins, 1980).

> La presión del tiempo


La presencia de otros puede crear obstáculos en cada paso de la ruta hacia dar ayuda
en una emergencia. Otros factores también pueden afectar múltiples pasos en este pro-
ceso. Las buenas intenciones de ayudar a quienes tienen necesidad en ocasiones pueden
entrar en conflicto con otras motivaciones. Una de tales fuentes de conflicto es la presión
del tiempo. Cuando está en un apuro o tiene mucho en mente, puede estar tan preocu-
pado que no percibe a quienes necesitan ayuda, se encuentra menos dispuesto a acep-
tar la responsabilidad de ayudar a alguien o decide que los costos de ayudar son muy
altos debido al precioso tiempo que perderá. Cuando tiene otras demandas sobre usted

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Influencias situacionales: ¿cuándo ayudan las personas? 413

que parecen muy importantes, involucrarse en los problemas de alguien más puede
parecerle un lujo que no puede costear (Batson et al., 1978; Moore, 2005). John Darley y
Daniel Batson (1973) examinaron el papel de la presión del tiempo en un experimento
que produjo lo que puede ser el hallazgo más irónico en la historia de la psicología social.
Su estudio se basó en la parábola del buen samaritano, del evangelio de Lucas. Esta
parábola cuenta la historia de tres personas (un sacerdote, un levita y un samaritano),
que viajan por el camino de Jerusalén a Jericó. Cada una encuentra un hombre que yace
medio muerto al lado del camino. El sacerdote y el levita (ambos considerados perso-
nas ocupadas, importantes y relativamente santas) pasan junto al hombre sin detenerse.
El único que ayuda es el samaritano, un marginado social y religioso de la época. Una
moraleja del relato es que las personas con bajo estatus en ocasiones son más virtuosas
que quienes gozan de una alta posición y prestigio. ¿Por qué? Tal vez, en parte, debido a que
los individuos de alto estatus tienden a ser personas ocupadas, preocupadas con sus
propios asuntos y a estar apresuradas para llegar a sus diversos compromisos. Tales carac-
terísticas pueden evitar que perciban o decidan ayudar a una víctima que necesita auxilio.
Darley y Batson trajeron a la vida esta antigua historia. Pidieron a estudiantes de
seminario prepararse para presentar una conferencia. A la mitad de ellos se les dijo que
la conferencia se basaría en la parábola del buen samaritano; la otra mitad esperaba
discutir las actividades que más agradaban a los estudiantes del seminario. Luego se
instruyó a todos los estudiantes a dirigirse hacia un edificio cercano, donde se grabaría
la conferencia. En este punto, se dijo a los participantes que tenían tiempo de sobra, que
estaban justo a tiempo o que ya se habían atrasado algunos minutos respecto al horario
fijado. En su camino hacia el otro edificio, todos los participantes pasaron junto a un
cómplice de la investigación derrumbado en una de las entradas, tosiendo y quejándose.
¿Cuál de estos futuros ministros religiosos se detuvo para ayudar?
Tal vez de manera sorprendente el tema de la charla venidera tuvo poco efecto sobre el
brindar ayuda; sin embargo, la presión del tiempo hizo la verdadera diferencia. De aquellos
a los que se les dijo que tenían tiempo de sobra, 63% ofreció ayuda, en comparación con
45% de los que creyeron que estaban a tiempo y sólo 10% de los que pensaban que estaban
retrasados. Al describir los eventos que tuvieron lugar en su estudio, Darley y Batson obser-
varon que “en muchas ocasiones, ¡un estudiante del seminario que daría su charla acerca
de la parábola del buen samaritano, literalmente pasó por encima de la víctima mientras se
apresuraba para llegar a tiempo!”. Estos estudiantes de seminario demostraron de manera
involuntaria el punto preciso contra el que advierte la parábola que discutirían.

> Ubicación y ayuda


Si la presencia de otros con frecuencia inhibe el dar ayuda, ¿los individuos tienen peo-
res posibilidades de ser auxiliados en una emergencia en una gran ciudad, con su ritmo
frenético y grandes multitudes, que en un pequeño poblado? Aunque el lugar de residen-
cia no parece afectar cuánto se ayudan mutuamente quienes tienen relaciones cercanas
(Franck, 1980; Korte, 1980), en general las personas tienen menos probabilidad de ayudar
a extraños en las áreas urbanas que en las rurales. Esta relación se descubrió en varios
países alrededor del mundo (Amato, 1983; Hedge y Yousif, 1992; Steblay, 1987).
En una línea similar, Robert Levine y sus colegas (2008) examinaron tres tipos de
ayuda espontánea ofrecida a extraños en 24 ciudades estadounidenses. Estas medidas
de la ayuda, todas valoradas en un área céntrica durante horas de oficina normales en
días claros de verano, incluyeron levantar una pluma que un extraño aparentemente
había soltado por accidente, ayudar a un extraño con una severa cojera a levantar una
pila de revistas que había tirado y responder a la petición de un extraño de cambiar
una moneda de 25 centavos revisando al menos si tenían cambio.
Como puede ver en la tabla 10.2, Knoxville, Tennessee, gana el título de “ciu-
dad que más ayuda” entre las 24 estudiadas. También debe ser capaz de ver que
las ciudades más grandes tendieron a tener las peores calificaciones en lo que se
refiere a ayudar. De manera global, el mayor tamaño de la población y de la densidad

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414 Capítulo 10 Ayudar a los demás

TABLA 10.2
Dar ayuda en Estados Unidos
Tres tipos de ayuda ofrecida a extraños, que incluían ayudarles a recuperar cosas que solta-
ron o intentar darles cambio, se estudiaron en 24 ciudades estadounidenses. En esta tabla
se mencionan las seis ciudades que más ayudan y las seis que menos lo hacen. Las ciudades
con mayor población tienden a dar menor cantidad de ayuda. El bienestar económico de una
ciudad se correlacionó positivamente con ayudar.

Seis ciudades que más ayudan Seis ciudades que menos ayudan

Clasificación global Región Clasificación global Región


1. Knoxville, TN Sur 19. Youngstown, OH Central norte
2. Kansas City, MO Central norte 20. Atlanta, GA Sur
3. Louisville, KY Sur 21. Chicago, IL Central norte
4. Indianapolis, IN Central norte 22. Los Ángeles, CA Oeste
5. Dallas, TX Sur 23. San Francisco, CA Oeste
6. Nashville, TN Sur 24. Nueva York, NY Noreste

Con base en datos de Levine et al., 2008. © Cengage Learning

de población (habitantes por kilómetro cuadrado) se asociaron con menor disposición


para ayudar. Levine y sus colegas también descubrieron que el mayor bienestar econó-
mico de una ciudad se asoció con más ayuda. Sin embargo, como verá más adelante en
esta sección, el cuadro de la ayuda brindada en Estados Unidos es diferente si uno se
enfoca específicamente en las actividades caritativas o en el voluntariado.

> Cultura y ayuda


Alrededor del mundo, algunas ciudades parecen tener también ciudadanos que brindan
más ayuda que otras. Robert Levine y colaboradores (2001) realizaron estudios de campo
similares en una gran ciudad en cada uno de 23 países grandes alrededor del mundo. La
tabla 10.3 reporta cómo calificaron las ciudades en su propensión a ayudar: los peatones
en Río de Janeiro, Brasil, mostraron las tasas más altas de brindar ayuda, y los peato-
nes en Kuala Lumpur, Malasia, mostraron las tasas más bajas. Levine y colaboradores
examinaron algunas medidas de cada ciudad para intentar determinar qué factores pre-
dicen estas diferencias en la ayuda, como cuán frenético parecía ser el ritmo de vida
(determinado por la rapidez en el caminar de los peatones) o cuán individualista o colec-
tivista era la cultura. Sólo dos medidas se correlacionaron con las tasas de ayuda. Una de
ellas fue una medida del bienestar económico; las ciudades de los países con el mayor
nivel de bienestar económico tendieron a mostrar menos ayuda, aunque esta relación no
fue muy fuerte (y es inconsistente con los hallazgos de la investigación de Levine y sus
colaboradores en Estados Unidos).
La otra variable que predijo el dar ayuda tiene que ver con la noción de lo que se
llama simpatía, o simpático en portugués. Algunos investigadores reportan que éste es
un elemento importante de las culturas hispánicas y latinoamericanas e involucra una
preocupación por el bienestar social de otros (Markus y Lin, 1999; Sánchez-Burks et al.,
2000). Las cinco culturas en el estudio realizado por Levine y sus colegas que valoran la
simpatía tendieron a mostrar tasas más altas de ayuda que las culturas de “no simpatía”.
Acaso al lector le parezca sorprendente que el colectivismo no fue un indicador de la
ayuda, pero la investigación acerca de la relación entre individualismo o colectivismo y el
comportamiento prosocial era muy mixta en la época. Esta inconsistencia puede surgir

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Influencias situacionales: ¿cuándo ayudan las personas? 415

en parte de diferencias en los tipos de ayuda estudiada.


Comparados con los individualistas, los colectivistas TABLA 10.3
parecen tener más probabilidad de ayudar a los miem- Dar ayuda alrededor del mundo
bros dentro del grupo, pero menos probabilidad de ayu- Tres tipos de ayuda espontánea a un extraño se examinaron en expe-
dar a miembros fuera del mismo (Conway et al., 2001; rimentos de campo en una gran ciudad en cada uno de 23 países dife-
Schwartz, 1990). rentes alrededor del mundo. A continuación se mencionan las seis que
Lucian Conway y otros (2001) propusieron que los encabezan la clasificación y las seis últimas, así como sus calificaciones
colectivistas responden más a las necesidades inme- respectivas en una medida de prosperidad económica. Se considera
diatas de una persona cercana a ellas, pero responden que las ciudades con asterisco tienen valores culturales de simpatía, que
se caracterizan por una preocupación por el bienestar social de otros.
menos en situaciones más abstractas. Consistente con
este último punto, Markus Kemmelmeier y otros (2006) Seis ciudades que dan más ayuda
descubrieron que las personas de los estados más indivi-
dualistas en Estados Unidos tendieron a mostrar mayor Ciudad Calificación por ayudar Calificación económica
actividad caritativa y voluntariado que las personas de
*Río de Janeiro, Brasil 1 16
los estados más colectivistas, en particular en lo que res-
*San José, Costa Rica 2 15
pecta a donaciones y trabajos voluntarios que no eran
Lilongwe, Malawi 3 22
específicos de afiliaciones personales dentro del grupo.
Los autores proponen que cuando ayudar involucra este Calcuta, India 4 21
tipo más abstracto de dar (en oposición a, por ejemplo, Viena, Austria 5 4
ayudar a alguien dentro del grupo), el individualismo *Madrid, España 6 9
puede asociarse con dar más ayuda.

>
Seis ciudades que dan menos ayuda

Estados de ánimo y ayuda Ciudad Calificación por ayudar Calificación económica


Taipéi, Taiwán 18 (datos no disponibles)
Ayudar a alguien puede poner a la gente de mejor humor,
Sofía, Bulgaria 19 17
¿pero estar de buen humor puede aumentar la probabi-
lidad de que las personas ayuden a alguien? ¿Uno tiene Ámsterdam, Holanda 20 6
más probabilidad de ayudar si tiene mal humor? ¿Cuál es Singapur, Singapur 21 2
la predicción del lector? Nueva York, Estados Unidos 22 1
Kuala Lumpur, Malasia 23 10

Buen humor y actuar bien Luz solar en Minneapo- Con base en Levine et al., 2001. © Cengage Learning

lis, olores agradables en Albany y saludos cordiales en


Sidney proporcionan algunas pistas acerca de la rela-
ción entre buen humor y ayudar. En el transcurso de un
año, se detuvieron peatones en Minneapolis, Minnesota, y se les pidió participar en una
encuesta de opiniones sociales. Cuando Michael Cunningham (1979) tabuló sus respues-
tas de acuerdo con las condiciones climáticas, descubrió que las personas respondieron
más preguntas en los días soleados que en los nublados. Al mover su investigación hacia
interiores, Cunningham descubrió que la luz solar verdaderamente es dorada: mientras
más brillaba el Sol, más generosas eran las propinas que dejaban los clientes de los res-
taurantes. La luz solar y ayudar parecen ir juntas, ¿pero cuál es la conexión? Quizás es el
estado de ánimo en el que se encuentra la persona, pues el día soleado la aviva y un día
nublado la desanima.
Cuando el Sol no brilla, muchas personas se dirigen al centro comercial. Una de las
sensaciones más poderosas que puede experimentar mientras pasea en el centro comer-
cial se presenta cuando pasa frente a una pastelería o cafetería, cuando el agradable
aroma de las galletas con chispas de chocolate recién horneadas o un tostado francés
recién servido lo detiene en su camino. Robert Baron (1997) cree que estas esencias agra-
dables ponen a la gente de buen humor, y se preguntó si este estado de ánimo haría
que presentaran más probabilidad de ayudar a alguien con necesidad. Él puso a prueba
esto con paseantes en un gran centro comercial en Albany, Nueva York. Un miembro del
equipo de investigación se aproximaba a cada paseante seleccionado y le pedía cam-
bio de un dólar. Esta interacción tuvo lugar en una ubicación que contenía fuertes olo-
res agradables (como una pastelería o una cafetería cercanas) u olores no discernibles
(como cerca de una tienda de ropa).

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416 Capítulo 10 Ayudar a los demás

Como puede ver en la l figura 10.6, las personas


l FIGURA 10.6 abordadas en una ubicación con olor agradable fue-
Esencias y sensibilidades ron mucho más proclives a ayudar que las personas
Personas que caminaban en un centro comercial fueron abordadas por abordadas en una ubicación con aroma neutro. Baron
alguien que les pidió cambio. Este encuentro tuvo lugar en áreas del centro también descubrió que las personas estaban de mejor
comercial con olores ambientales agradables o con olores no claros. El humor cuando se encontraban en los ambientes con
extraño también dio al individuo un cuestionario que midió su estado de olor agradable. Este efecto sobre su estado de ánimo
ánimo en una escala de 5 puntos, que variaba desde 1 (muy malo) hasta 5 parece haber generado su mayor tendencia a ayudar.
(muy bueno). Como se muestra a la izquierda, las personas abordadas en [Nicolás Guéguen (2012) encontró resultados muy
un área con olor agradable estuvieron de mejor humor que quienes fueron
abordadas en una ubicación con olor neutro. Además (derecha), las personas
similares en una réplica reciente en un centro comer-
tuvieron más probabilidad de ayudar al extraño al darle cambio si estaban en cial en Rennes, Francia.]
un área con olor agradable que si estaban en una zona con olor neutro. Los compradores no son los únicos en el centro
Tomado de Baron, R. A., “The sweet smell of… helping: Effects of pleasant ambient comercial afectados por el estado de ánimo: el perso-
fragrance on prosocial behavior in shopping malls”, en Personality and Social Psy- nal de ventas también experimenta el efecto. Joseph
chology Bulletin, vol. 23 (pp. 498-503). Copyright © 1997 por Sage Publications Inc.
Reimpreso con permiso de Sage Publications, Inc.
Forgas y colaboradores (2008) realizaron un expe-
rimento de campo en cuatro tiendas departamen-
4.2 60 tales en Sidney, Australia. El estado de ánimo de los
4.1
vendedores se manipuló mediante un cómplice que
50
se acercó a ellos y les dijo cosas muy corteses (por
ayudó

4.0 ejemplo: “estoy muy impresionado con el servicio en


quehelped
de ánimo

40
esta tienda”), cosas negativas (por ejemplo: “estoy
3.9 decepcionado con el servicio en esta tienda”) o cosas
Estado Mood

Percent who

30
3.8
neutras. Segundos después, un segundo cómplice
Porcentaje

se aproximaba al vendedor y le pedía encontrar un


20
3.7 artículo que realmente no existía. ¿Cuánto intentó el
10
vendedor ayudar a este cómplice?
3.6
Los investigadores predijeron que la manipula-
3.5 0 ción del estado de ánimo no tendría mucho efecto
Neutro
Neutral Agradable
Pleasant Neutro
Neutral Agradable
Pleasant sobre los vendedores más experimentados, pues ellos
Olor ambiental
Ambient Smell Olor ambiental
Ambient Smell tendrían un conjunto muy bien practicado de respues-
tas para las preguntas de los clientes y por tanto reac-
cionarían en concordancia. Sin embargo, en el caso de
los vendedores menos experimentados, Forgas y sus colegas esperaban que harían un
mayor esfuerzo para ayudar al cliente si se habían puesto de buen humor. Como ilustra
la l figura 10.7, esto es exactamente lo que indicaron los resultados.
Es mucho más probable Entonces, es claro que el buen humor aumenta el impulso de ayudar. La siguiente
que las personas ayuden pregunta es: ¿por qué? Parece haber varios factores en operación. La tabla 10.4 resume
a alguien cuando están de algunas de las razones por las cuales tener un buen estado de ánimo con frecuencia con-
buen humor. duce a hacer el bien, y también describe algunas de las desviaciones en este camino que
V
ERDADERO. pueden alejar la posibilidad de ayudar.

l FIGURA 10.7
7
¿Puedo ayudarle?
Vendedores en las tiendas departamentales
en Sidney, Australia, fueron abordados por 6
un cómplice que los puso en un humor
helping
of ayuda

positivo, negativo o neutro al decirles 5


cosas muy positivas, negativas o neutras.
Degreede

Pocos segundos después, otro cómplice


4
Grado

pidió al vendedor ayuda para encontrar


un artículo que no existía. ¿Cuánto intentó
el vendedor ayudar al cómplice? Entre el 3
personal menos experimentado, quienes
fueron puestos de buen humor ayudaron
mucho más que los otros vendedores. 2
Datos tomados de Forgas et al., 2008. © Cengage Positivo
Positive Neutro
Neutral Negativo
Negative
Learning
Mood
Estado de ánimo

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Influencias situacionales: ¿cuándo ayudan las personas? 417

Mal humor y hacer el bien Dado que un buen estado de ánimo aumenta la posibili-
dad de ayudar, ¿el mal humor la disminuye? No necesariamente. En muchas circunstan-
cias, los sentimientos negativos pueden producir comportamiento positivo hacia otros
(Cryder et al., 2012; Niesta Kayser et al., 2010; Volhardt y Staub, 2011; Xu y Shankland,
2011; Zemack-Rugar et al., 2007).
¿Por qué un mal humor puede promover comportamiento prosocial? Como se
señaló antes, las personas saben que ayudar las hace sentirse bien. Este punto subyace
en el modelo de alivio del estado negativo, que se describió párrafos atrás como la pro-
puesta de que las personas que se sienten mal están motivadas para reparar su estado de
ánimo y se dan cuenta que una forma de hacerlo es ayudar a otros. Sin embargo, elimine
la probabilidad de sentirse mejor al ayudar, y dar ayuda se vuelve menos probable. Esto
es lo que Daniela Niesta Kayser y otros (2010) descubrieron en una serie de estudios.
Encontraron que los estados de ánimo positivos y negativos aumentan la ayuda de bajo
costo, pero ningún estado de ánimo conduce a aumentar la ayuda en una situación en la
que el ayudador puede anticipar que resultará difícil y estresante.
Aunque los estados de ánimo negativos con frecuencia pueden aumentar el brindar
ayuda, no es una relación tan fuerte y consistente como la que existe entre el buen humor
y la disposición de ayudar. Como indica la tabla 10.5, existen muchos límites para este
Es mucho menos probable
efecto. Por ejemplo, una variable importante es si las personas aceptan la responsabili-
que las personas ayuden a
dad de sus malos sentimientos. Si uno culpa a otros por sentirse terrible, tiene menos
alguien cuando están de mal
probabilidad de ser generoso en el comportamiento hacia los demás. Si, en vez de ello,
humor.
uno se siente culpable por algo malo que le sucedió, tiene más probabilidad de actuar en
forma prosocial (Rogers et al., 1982; Zemack-Rugar et al., 2007).
F
ALSO.

TABLA 10.4 TABLA 10.5


El buen humor conduce a ayudar: razones y Mal humor y brindar ayuda: ¿cuándo sentirse mal
limitaciones conduce a actuar mal y cuándo no lo hace?
La investigación muestra que las personas en un estado de La investigación muestra que las personas con estados de
ánimo positivo tienen más probabilidad de ayudar a alguien ánimo negativos con frecuencia tienen más probabilidad
necesitado que las personas en estados de ánimo neutros. Para de ayudar a alguien necesitado que las personas con esta-
este efecto existen varias explicaciones, así como condiciones dos de ánimo neutros. Sin embargo, existen muchas
limitantes que pueden debilitar o invertir los efectos promoto- limitaciones para este efecto. Esta tabla resume algunos de
res de la ayuda propios del buen humor. los factores que hacen más o menos probable que las perso-
nas hagan el bien cuando se sienten mal.
Por qué sentirse bien conduce a hacer el bien
l  eseo de mantener el buen humor propio. Cuando uno está
D
Cuando los estados de ánimo negativos hacen que uno
de buen humor, está motivado para mantener dicho estado tenga más probabilidad de ayudar a otros
de ánimo. Ayudar a otros hace que uno se sienta bien, de l  i uno toma la responsabilidad de lo que provocó el mal
S
modo que esto puede contribuir a mantener un estado de humor (“me siento culpable por lo que hice”).
ánimo positivo.
l  i uno se enfoca en otras personas (“vaya: estas personas
S
l  ensamientos y expectativas positivas. Los estados de
P han sufrido mucho”).
ánimo positivos generan pensamientos positivos, y si uno
l  i uno piensa en los valores personales que promueven
S
tiene pensamientos positivos acerca de otros, le deben
la ayuda (“realmente no debería actuar como un tonto la
agradar más y debe tener expectativas positivas acerca de
próxima vez; tengo que ser más agradable”).
interactuar con ellos, y estos factores deben hacer que uno
tenga más inclinación a ayudarlos.
Cuando los estados de ánimo negativos hacen que uno
tenga menos probabilidad de ayudar a otros
Cuando el sentirse bien puede no conducir a hacer el bien
l  i uno culpa a otros por el mal humor (“me siento tan
S
l L os costos de ayudar son altos. Si los costos anticipados de
enojado con ese imbécil que me puso en esta situación”).
ayudar en una situación particular parecen altos, el brindar
ayuda pondría en riesgo el buen humor. En este caso, si uno l  i uno se vuelve muy enfocado en sí mismo (“estoy tan
S
puede evitar involucrarse, y por tanto mantener el buen deprimido”).
humor, tiene menos probabilidad de brindar ayuda. l  i uno piensa en los valores personales que no promueven
S
l  ensamientos positivos acerca de otras actividades sociales
P la ayuda (“debo espabilarme y comenzar a pensar más en
que entran en conflicto con dar ayuda. Si el buen humor lo mis propias necesidades”).
hace querer salir e ir de fiesta con los amigos, la motivación
para involucrarse en esta actividad social puede evitar que
se dé el tiempo para observar o asumir la responsabilidad de
brindar ayuda a alguien necesitado.
© Cengage Learning © Cengage Learning

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418 Capítulo 10 Ayudar a los demás

> Efectos de los medios de comunicación prosociales


Políticos, educadores, investigadores y padres han planteado durante décadas fuertes
preocupaciones acerca de los efectos negativos de los medios de comunicación, como la
televisión, las películas y las letras de canciones y videos musicales, y más recientemente
los videojuegos, en las actitudes y comportamientos de adolescentes y adultos jóvenes.
Y como se estudia en el capítulo 11 acerca de la Agresión, existen muy buenas razones
para tales preocupaciones. Pero lo que ha conseguido mucho menos atención es que los
medios de comunicación populares también pueden tener efectos positivos, incluida la
promoción de actitudes y comportamientos prosociales.
Douglas Gentile y colaboradores (2009) realizaron una serie de estudios, con méto-
dos muy diferentes y en diferentes culturas, para poner a prueba la idea de que jugar
videojuegos que presentan personajes que ayudan y se apoyan mutuamente en formas
no violentas puede hacer que las personas tengan más probabilidad de comportarse en
formas prosociales. En un estudio de correlación, los investigadores descubrieron que
estudiantes de secundaria de Singapur que se distraían con juegos más prosociales ten-
dían a comportarse de manera más favorable hacia la sociedad en su vida real (como ser
más proclives a indicar que comparten cosas con otros o que usan tiempo o dinero para
ayudar a quienes tienen necesidad). En estudios longitudinales de niños y adolescentes
japoneses, jugar juegos prosociales en algún momento predijo aumentos, varios meses
después, en el comportamiento prosocial. Por último, en un experimento que involucró
estudiantes no graduados en Estados Unidos, los participantes a quienes se les asigna-
ron al azar videojuegos prosociales se comportaron de manera más prosocial que aque-
llos a los que se les asignaron videojuegos neutros o violentos.
En el experimento, a los estudiantes se les asignó al azar a jugar par-
tes específicas de un juego prosocial (Super Mario Sunshine o Chibi Robo),
l FIGURA 10.8 un juego violento (Ty2 o Crash Twinsanity) o un juego neutro (Pure Pinball
¿Super Mario lo hace superagradable? o Super Monkey Ball Deluxe) durante 20 minutos. (Los autores nunca han
Efectos de los juegos prosociales jugado alguno de éstos, pero admiten estar intrigados por el título de Super
Estudiantes universitarios jugaron juegos prosociales en
Monkey Ball Deluxe.) En los juegos prosociales, el jugador intenta conseguir
los que los personajes actuaban en formas cooperativas
y para dar ayuda (juego prosocial), violentas (juego “puntos de felicidad” al limpiar una casa o ayudar a las personas de una isla
violento) o ninguna de ellas (juego neutro). Más tarde que fue contaminada por otros.
tuvieron la oportunidad de aumentar las posibilidades Después de jugar, los estudiantes tenían la tarea de asignar acertijos a
de que un compañero ganara dinero en una tarea de
resolución de acertijos al asignarle los más sencillos,
un compañero estudiante para que los completara. Completar de manera
o de dañar sus posibilidades al asignarle los difíciles. exitosa estos acertijos le retribuiría algo de dinero a este otro estudiante.
De manera significativa, los estudiantes tuvieron más Algunos de los acertijos eran sencillos y otros difíciles, pero de cualquier
probabilidad de ayudar al compañero al asignarle un forma el otro estudiante ganaría el mismo dinero por completarlos de
conjunto más sencillo de acertijos si habían jugado un
videojuego prosocial, que si habían jugado uno neutro o manera exitosa. En consecuencia, sería de más ayuda que los participantes
violento. asignaran acertijos relativamente sencillos a sus compañeros. Como puede
Adaptado de Gentile et al., 2009. © Cengage Learning ver en la l figura 10.8, los participantes tuvieron más probabilidad de asig-
nar los acertijos sencillos a sus compañeros si habían jugado el videojuego
5 prosocial que si habían jugado uno neutro o violento.
Jodi Whitaker y Brad Bushman (2012) descubrieron que incluso jugar
que ayudan

un videojuego relajante, en lugar de uno prosocial (como un juego de pesca),


4
condujo a los estudiantes universitarios a donar más tiempo para ayudar al
Puzzle Choices

experimentador con una tarea doméstica después de la aparente conclusión


3 del estudio, que si habían jugado un videojuego neutro o violento. ¿Por qué
de acertijos

un juego relajante tiene este efecto? Porque pone a los estudiantes en un


2 estado de ánimo más positivo, lo cual a su vez conduce a un mayor compor-
Helpful

tamiento de ayuda.
Ver a los personajes actuar en formas provechosas y cooperativas en los
Elecciones

1
medios de comunicación populares puede servir para modelar el comporta-
miento prosocial, en particular si éste se recompensa o asocia con un per-
0 sonaje muy querido. El apoyo a esta idea proviene de los resultados de un
Prosocial
Prosocial Neutral
Neutral Violento
Violent meta-análisis de 34 estudios que involucraron más de 5000 niños. Este aná-
Tipo de videojuego
Type of Video Game
lisis descubrió un efecto positivo confiable de la televisión prosocial sobre el
comportamiento a favor de lo social en los niños, en especial cuando actos
específicos de altruismo se modelaron en televisión (Mares y Woodard, 2005).

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Influencias situacionales: ¿cuándo ayudan las personas? 419

> Modelos a seguir y normas sociales


El hallazgo acerca de la relación entre televisión prosocial y comportamiento prosocial
real de los niños ilustra el poder de los modelos de rol. Los modelos serviciales son impor-
tantes no sólo para los niños, sino también para todas las personas. Observar modelos
serviciales aumenta la ayuda en varias situaciones (Hearold, 1986; Ng y van Dyne, 2005;
Sechrist y Milford, 2007; Siu et al., 2006).
Marlone Henderson y colaboradores (2012) propusieron que aprender acerca de
individuos que se involucran en actos de ayuda a otros que están psicológica y acaso físi- “Las personas necesitan ejemplos
camente muy distantes de las personas puede capturar su atención e inspirarlas a actuar dramáticos para sacudirles la
del mismo modo. (La cita de Batman al margen se relaciona con este punto.) En uno de
apatía.”
sus estudios para poner a prueba esta idea, estudiantes de la Universidad de Texas en Bruce Wayne (Batman) en Batman Begins
Austin leyeron acerca de un grupo de estudiantes de la Universidad Peking en Beijing, (citado por Henderson et al., 2012)
China, que donaron su tiempo para ayudar a niños discapacitados que se les dijo esta-
ban en Beijing (condición de pequeña distancia) o en Estambul, Turquía (condición de
gran distancia). Después de leer esta información, a los estudiantes de Texas se les dio la
oportunidad de comprar una camiseta para recaudar dinero para estos niños. Los estu-
diantes tuvieron mucha más probabilidad de com-
prar la camiseta si habían leído el modelo de ayuda
a gran distancia y no el de pequeña distancia (vea el l FIGURA 10.9
lado izquierdo de la l figura 10.9). En otro estudio Modelo de ayuda a otros que están distantes
con las mismas manipulaciones, a los estudiantes de Estudiantes en la Universidad de Texas leyeron acerca de estudiantes de
Texas se les dio la oportunidad de donar dinero en Beijing que dedicaron tiempo para brindar ayuda a niños discapacitados. Los
niños estaban psicológica y físicamente cerca (niños en Beijing) o lejos (niños
una actividad de recaudación de fondos para vícti-
en Turquía) de los ayudadores. Después, a los estudiantes de Texas se les dio
mas de un tornado en una ciudad del medio oeste en la oportunidad de comprar una camiseta para recaudar fondos destinados
Estados Unidos. Como puede ver en el lado derecho a dichos niños (gráfica izquierda) o donar dinero para ayudar a víctimas
de la figura 10.9, los estudiantes estuvieron dispuestos del impacto destructivo de un tornado en una ciudad del medio oeste
a donar más dinero después de leer los ejemplos de estadounidense (gráfica derecha). En ambos casos, los estudiantes de Texas
fueron significativamente más caritativos después de leer acerca del modelo
brindar ayuda a gran distancia por parte de los estu-
de brindar ayuda más distante, en lugar de la más cercana, por parte de los
diantes de Beijing. estudiantes de Beijing.
¿Por qué las personas que son ejemplo en dar Con base en Henderson et al., 2012. © Cengage Learning
ayuda inspiran para ayudar? Destacan tres razones.
Primera: ofrecen un ejemplo de comportamiento para 35 6
a donar
la camiseta

que las personas lo imiten directamente. Segunda:


cuando son recompensadas por su comportamiento 30 5
to Donate

servicial, las personas que modelan el comporta-


dispuesta

25
Bought Shirt

miento de brindar ayuda enseñan que esto es valioso 4


que compró

y gratificante, lo cual fortalece la inclinación para 20


Willing

ser servicial. Tercera: el comportamiento de dichos 3


que está

modelos hace que las personas piensen y se vuelvan 15


% Who

más conscientes de los estándares de conducta en la


Amount

2
sociedad.
Porcentaje

10
Cantidad

Las reglas generales de conducta establecidas


por la sociedad se llaman normas sociales. Éstas 1
5
encarnan estándares de comportamiento social-
mente aprobados y desaprobados. Dos conjuntos de 0 0
Pequeña
Small Gran
Large Pequeña
Small Gran
Large
normas sociales se presentan directamente cuando distancia distancia
Distance Distance
distancia Distance distancia
Distance
las personas tienen posibilidad de ayudar. La primera
consiste en normas basadas en la justicia. Como se
mencionó en el capítulo 7, la norma de reciprocidad establece un fuerte estándar social-
mente aprobado: las personas que dan deben recibir. Antes en este capítulo se estudió el
altruismo recíproco; muchos animales, incluidos los humanos, ayudan a quienes los han
ayudado. La equidad es la base de otra norma que pide justicia en el tratamiento de los
norma social Regla general de
demás. La norma de equidad afirma que cuando las personas están en una situación en conducta que refleja estándares de
la que se sienten beneficiadas en exceso (recibir más beneficios que los ganados), deben aprobación y desaprobación social.
ayudar a quienes están subbeneficiados (recibir menos beneficios que los ganados).

cap10 390-431.indd 419 07/11/14 22:52


420 Capítulo 10 Ayudar a los demás

Otras normas sociales relacionadas con la ayuda van más allá de un sentido inme-
“En un mundo cada vez más in- diato de la justicia, hacia un mayor sentido de lo que es correcto. La norma de respon-
sabilidad social dicta que las personas deben ayudar a quienes necesitan auxilio. Sin
terdependiente, hemos visto el te-
embargo, cuando las personas están más motivadas por preocupaciones acerca de la
rrible poder de los individuos para
justicia, sus intenciones de ayudar a alguien serán impulsadas más por su creencia de si
hacer más daño. Sin embargo, esta persona merece su auxilio que por su creencia de si simplemente la necesita (Lerner,
hay un lado más esperanzador 1998). Las normas basadas en la religión también son importantes para muchas perso-
de esta era de interconexión: los nas y pueden influir en las actitudes y comportamiento acerca de dar ayuda. Por ejem-
ciudadanos nunca han tenido más plo, en una muestra de estudiantes universitarios en Tailandia, Paul Yablo y Nigel Field
poder para avanzar en el bien (2007) descubrieron tasas relativamente altas de comportamientos altruistas reporta-
común y asegurar un futuro más dos de manera personal, y los investigadores atribuyeron esto al hecho de que los estu-
brillante.” diantes tailandeses fueron muy proclives a mencionar normas y valores basados en la
Bill Clinton, ex presidente estadounidense religión para explicar por qué ayudarían en varias situaciones.

Influencias personales: ¿quién es


probable que ayude?
Como acaba de ver, la investigación en psicología social que aborda la pregunta “¿cuándo
ayuda la gente?” ha sido muy productiva. Pero, qué hay de la pregunta “¿quién es proba-
ble que ayude?”. En esta sección se consideran algunas de las diferencias individuales
entre las personas a las que se dirige esta pregunta.

> ¿Algunas personas ayudan más que otras?


Aunque los factores situacionales claramente pueden superar a las diferencias individua-
les que influyen en los comportamientos para dar ayuda en muchos contextos (Latané
La estrella cinematográfica Angelina
y Darley, 1970), los investigadores han descubierto cierta evidencia de que las personas
Jolie ha usado su celebridad, así como
su tiempo y energía, para elevar la que son más serviciales que otras en una situación, es probable que también lo sean en
conciencia y recaudar recursos para los otras (Hampson, 1984; Hay y Cook, 2007; Rushton, 1981b). Además, la investigación lon-
niños pobres y malnutridos alrededor
gitudinal sugiere que esta diferencia individual puede ser relativamente estable con el
del mundo. En esta fotografía, aparece
en un campo de refugiados en la tiempo (Dovidio et al., 2006). Por ejemplo, Nancy Eisenberg y otros (2002) descubrieron
frontera Kenia-Somalia. que el grado en que niños preescolares mostraron comportamiento de ayuda espontá-
neo predice cuán serviciales serán en la niñez tar-
día y la adultez temprana.
Como ocurre con tantas otras diferencias indi-
viduales, la investigación reciente sugiere que las
diferencias en la disposición para dar ayuda pare-
cen basarse en parte en la genética. Los gemelos
genéticamente idénticos (monocigóticos) son más
similares entre sí en sus tendencias de compor-
tamiento para brindar ayuda y en sus emociones
y reacciones relacionadas con la ayuda, como la
empatía, que los gemelos fraternos (dicigóticos),
quienes sólo comparten una porción de su bagaje
genético. Estos hallazgos sugieren que puede haber
un componente hereditario en la disposición para
brindar ayuda (Ebstein et al., 2010; Gregory et al.,
© HO/Reuters/Corbis

2009; Knafo y Plomin, 2006). Joan Chiao (2011)


estima que entre 56% y 72% del comportamiento
prosocial puede atribuirse a efectos genéticos.

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Influencias personales: ¿quién es probable que ayude? 421

> ¿Qué es la personalidad altruista?


Algunas personas son más serviciales que otras, ¿pero se puede predecir quién es pro-
clive a ser altruista al observar su personalidad global? Si es así, ¿cuáles son los diversos
componentes de la personalidad altruista?
Por ejemplo, considere a Oskar Schindler, el acaudalado empresario alemán durante
el régimen nazi que se convirtió en héroe del libro y la película La lista de Schindler.
Schindler era un operador oscuro, que engañaba en los negocios y el matrimonio, y
departía con sádicos oficiales militares alemanes. A partir de su personalidad global,
¿alguien podría haber predicho sus acciones altruistas, que pusieron en riesgo su propia
vida por salvar a más de 4000 judíos durante el holocausto? Es dudoso. ¿Y qué hay de los
modelos más recientes de altruismo? Considere a estas personas: Bill Gates, un apasio-
nado de las computadoras, cofundador de Microsoft, que se convirtió en el hombre más
rico del mundo; Bono, el extrovertido irlandés estrella del rock; Ted Turner, un excéntrico “El propósito de la vida humana
estadounidense del sur que comenzó la primera estación de 24 horas de noticias por es servir y mostrar compasión y
cable (CNN); Dikembe Mutombo, ex jugador profesional de básquetbol, de casi 2.20 m voluntad de ayudar a los demás.”
de estatura, originario del Congo; la madre Teresa, monja católica de Macedonia. Gates Albert Schweitzer

y su esposa, Melinda, han donado miles de millones de dólares a la caridad, gran parte
de ellos dirigidos a temas de salud alrededor del mundo. Bono ha trabajado incansa-
blemente para recaudar dinero y ganar conciencias acerca del apuro de las naciones
africanas pobres. Turner realizó una donación personal de mil millones de dólares a las
Naciones Unidas. Mutombo recaudó millones de dólares para la construcción de hos-
pitales en el Congo. La madre Teresa dedicó su vida a los pobres en India. Estas figuras
bien conocidas parecen muy diferentes entre ellas en personalidad global, excepto en su
preocupación por ayudar a otros.
La búsqueda por encontrar la personalidad altruista no ha sido fácil. Gran parte de Puede parecer que la estrella de rock
la investigación realizada a través de los años ha fallado para descubrir características Bruce Springsteen (izquierda) no tiene
de la personalidad consistentes y confiables que predigan el comportamiento inclinado mucho en común con el Dalai Lama
(visto en la fotografía de la derecha,
a ayudar en diversas situaciones. Sin embargo, algunos investigadores han cambiado la sirviendo comida en una cocina de
naturaleza de la búsqueda y se enfocan en variables de la personalidad que predicen campo en 2009) y muchas de las otras
la ayuda en algunas situaciones específicas en lugar de en todas las situaciones, y sus personas mencionadas en esta página
como modelos de altruismo, pero, como
estudios han tenido más éxito al identificar rasgos que predicen dicho comportamiento ellos, él dona una tremenda cantidad
(Carlo et al., 2005; Finkelstein, 2009; Penner, 2004). de tiempo y dinero para ayudar a otros.
La investigación ha descubierto que las personas que tienden a ser muy agradables En cada parada de su gira de conciertos
en años recientes, Springsteen ha
y las que son relativamente humildes tienen más probabilidad de ayudar que las que recaudado dinero para causas locales,
son desagradables o carecen de humildad (Caprara et al., 2012; LaBouff et al., 2012). Los como bancos de alimentos, centros
juveniles y refugios.
© Frank Stefanko Photography

AP Photo/Noah Berger

cap10 390-431.indd 421 07/11/14 22:52


422 Capítulo 10 Ayudar a los demás

dos factores de diferencias individuales en los que acaso se ha enfocado la mayor parte
de la investigación sobre los indicadores de la disposición a ayudar son la empatía y el
razonamiento moral avanzado (Albiero et al., 2009; Carlo et al., 2011; Eisenberg et al.,
2010; Malti et al., 2010; Roth-Hanania et al., 2011). En este capítulo ya estudió la empa-
tía, como en el contexto de la empatía de Batson —la hipótesis de altruismo—. Poder
asumir la perspectiva del otro y experimentar empatía clara-
© The New Yorker Collection 1995 Charles Barsotti from cartoonbank.com.

mente se asocian de manera positiva con dar ayuda y otros


comportamientos prosociales en niños y adultos. La segunda
característica asociada con dar ayuda es el razonamiento
moral. Niños y adultos que muestran niveles asimilados y
avanzados de razonamiento moral se comportan de manera
más altruista que otros. Dicho razonamiento involucra adhe-
rirse a estándares morales independientes de controles socia-
les externos y tener en cuenta las necesidades de los demás
cuando se toman decisiones acerca de los cursos de acción.
Todos los derechos reservados.

En contraste, las personas cuyo razonamiento se enfoca en


sus propias necesidades o en las consecuencias personales
concretas que pueden tener sus acciones tienden a no involu-
crarse en muchos comportamientos de ayuda.
Elizabeth Midlarsky, Stephanie Fagin-Jones y sus colegas
“Siempre es pobre de ti, ¿verdad, Albert?” (Fagin-Jones y Midlarsky, 2007; Midlarsky et al., 2005) diri-
gieron una fascinante línea de investigación que sugiere la
Alguien relativamente bajo en importancia tanto de la empatía como del razonamiento moral. Contrastaron las per-
preocupación empática con respecto sonalidades de los “héroes no judíos del holocausto” —personas que arriesgaron sus
al otro.
vidas para ayudar a los judíos a pesar de no tener expectativas de recompensas extrín-
secas— con espectadores que no ayudaron durante el holocausto. Las investigadoras
encontraron que los rescatadores de hecho tendieron a diferir de los espectadores en
una combinación de diversas variables asociadas con el comportamiento prosocial,
en particular la preocupación empática y el razonamiento moral. Estas dos cualidades se
“La verdadera bondad presupone
reflejan en la cita de una mujer que dio refugio a 30 judíos en su casa en Polonia: “Ayudar
la facultad de imaginar como a dar refugio era lo natural por hacer, lo humano. Cuando vi esos ojos, ¿cómo podía no
propios el sufrimiento y la alegría preocuparme? Desde luego que tenía miedo, mucho miedo, pero no había más opción
de los otros.” que hacer la única cosa decente” (Midlarsky et al., 2005, p. 908).
André Gide

Influencias interpersonales:
¿a quién ayudan las personas?
Acaba de ver cómo algunas personas son más serviciales que otras, pero ahora enfoque
la pregunta de si algunas personas tienen más probabilidad de recibir ayuda que otras,
al menos en ciertas situaciones. También se exploran algunos de los aspectos interper-
sonales de dar ayuda.

> Características percibidas de la persona necesitada


Aunque muchas características de una persona necesitada pueden determinar si recibirá
ayuda, los investigadores han puesto especial atención a dos: el atractivo personal de la
persona necesitada y si parece o no responsable de estar en la posición de necesitar ayuda.

Atractivo En el capítulo 9 se describieron las ventajas sociales de las cuales gozan


los individuos físicamente atractivos. La inclinación hacia la belleza también afecta la

cap10 390-431.indd 422 07/11/14 22:52


Influencias interpersonales: ¿a quién ayudan las personas? 423

ayuda. Las personas atractivas tienen más probabilidad de que se les ofrezca ayuda y
cooperación en escenarios diferentes, ya sea que busquen direcciones en el campus,
practiquen un juego que podría ser competitivo o cooperativo, o pidan dinero en una
emergencia de salud (Farrelly et al., 2007; West y Brown, 1975; Wilson, 1978). Además del
atractivo físico, el atractivo interpersonal también se relaciona con recibir más ayuda
(Stürmer et al., 2005).
Ciertamente una explicación para algunos de estos hallazgos es que las personas ayu-
dan a los atractivos con la esperanza de establecer algún tipo de relación con ellos. No
muchas personas estarían sorprendidas de saber, por ejemplo, que los conductores varo-
nes en Francia tienen más probabilidad de detener sus automóviles y ofrecer un viaje a
mujeres que solicitan transporte gratis cuyo tamaño de busto se aumentó (con un sostén
utilizado por una cómplice) o que sonreían (Guéguen, 2007; Guéguen y Fischer-Lokou,
2004). (Lo que es peor, Guéguen y Lamy (2009) también descubrieron que las mujeres que
piden transporte usando una peluca rubia tienen más probabilidad de recibir ayuda por
parte de los automovilistas varones que las que usan pelucas castañas o negras.)
Sin embargo, lo que sí puede sorprender es que las personas atractivas reciben más
ayuda aun cuando el ayudador lo hace de manera anónima, sin posibilidad de recibir
alguna recompensa. Una demostración de esto fue un estudio de Peter Bernson y sus
colegas (1976) en el aeropuerto de una gran metrópoli. Al correr a toda velocidad hacia
una cabina telefónica para hacer una llamada (eran días muy anteriores a los teléfonos
celulares), cada uno de los 604 viajeros descubrió algunos materiales supuestamente
olvidados de manera accidental por la persona que realizó la llamada anterior (pero
en realidad plantada por los experimentadores): un paquete que contenía una solicitud Las personas atractivas
llena con datos para un posgrado, una fotografía del solicitante y un sobre con estam- tienen más oportunidad
pillas y dirección. En algunos paquetes, la fotografía mostraba un individuo físicamente
que las no atractivas de
atractivo; en otros, la persona era relativamente poco atractiva. ¿Qué hacía el viajante
recibir ayuda cuando la
apresurado? Cuando los investigadores revisaron su correo, descubrieron que las per-
necesitan.
sonas tenían más probabilidad de enviar los materiales de los solicitantes con buena
apariencia que las de los solicitantes menos atractivos.
V
ERDADERO.

Atribuciones de responsabilidad Las personas son más proclives a ayudar a alguien


necesitado si creen que no se le debe achacar a la persona la responsabilidad de su pre-
dicamento. Si creen, aunque sea de manera injustificada, que la persona puede ser cul-
pable de su situación, tienen menos probabilidad de ayudar. Estos efectos pueden verse
en conflictos bastante mundanos, como la solicitud de tomar notas para un compañero
estudiante (Barnes et al., 1979), en asuntos de vida o muerte, como intervenir en un inci-
dente de violencia doméstica (Gracia et al., 2009), o ayudar a alguien muy enfermo. Este
último caso se ilustra en la investigación de Michelle Lobchuk y otros (2008), quienes
descubrieron que los cuidadores de personas con cáncer pulmonar tenían emociones
más negativas y brindaban menos apoyo si consideraban que el paciente era muy res-
ponsable de su enfermedad. De igual modo, Nadine Mackay y Christine Barrowclough
(2005) reportan que el personal médico y de enfermería en una sala de emergencia se
sintió más negativo y fue menos servicial con los pacientes cuyas heridas consideraron
eran más controlables y evitables.
Los participantes en un experimento de Pamela Dooley (1995) leyeron variantes
de escenarios acerca de alguien que acababa de ser diagnosticado con SIDA. Si los par-
ticipantes leían que la persona había contraído la enfermedad por una transfusión de
sangre y no por actividad sexual o uso de drogas, consideraban la situación menos con-
trolable, sentían más compasión por la persona e indicaban mayor deseo de involucrarse
en comportamientos de ayuda. Más recientemente, Jean Decety y colaboradores (2010),
con tecnología de resonancia magnética funcional, descubrieron que los participantes
mostraban actividad cerebral que indicaba mayor sensibilidad cuando se enteraban del
dolor de los individuos que contrajeron SIDA como resultado de una transfusión de san-

>
gre y no por el uso de drogas.

Un poco de ayuda para los amigos y otros semejantes


Como se esperaría, las personas por lo general son más serviciales con quienes conocen
y por quienes se preocupan que con los extraños o los conocidos superficiales (Bell et al.,

cap10 390-431.indd 423 07/11/14 22:52


424 Capítulo 10 Ayudar a los demás

1995; Clark y Mills, 1993; Stewart-Williams, 2008). Las personas en una relación comuni-
taria, como la que se establece con amigos cercanos o compañeros románticos, sienten
responsabilidad mutua por las necesidades del otro. Las personas en una relación de
intercambio, como los conocidos o socios comerciales, brindan ayuda con la expectativa
de recibir a cambio beneficios similares: “Si te ayudo a mover tus muebles, me llevarás
al aeropuerto”. Cuando las personas están, o desean estar, en una relación comunitaria
mutua, atienden mucho más las necesidades del otro, tienen más inclinación a ayudar y
menos probabilidad de preocuparse por seguir la pista de recompensas y costos que las
personas que tienen una relación de intercambio. Las personas en una relación comuni-
taria también se sienten mejor por haber ayudado al otro, y se sienten peor si son inca-
paces de ayudarlo (Williamson et al., 1996).
Sean amigos o extraños, es más probable que alguien ayude a otros que son seme-
jantes. Todo tipo de semejanza, desde vestido hasta actitudes o nacionalidad, aumentan
la disposición a ayudar y los signos de diferencia la reducen (Batson et al., 2005; Dovidio,
1984). Es probable que existan varias razones subyacentes en este efecto por una razón:
como vio en el capítulo 9, es más probable que el individuo se sienta atraído y desarrolle
relaciones con personas que son semejantes a él. Además, las personas tienden a sentir
más empatía con otros semejantes o con personas dentro de sus grupos (Xu et al., 2009). La
influencia de la semejanza podría ser incluso una forma de selección por parentesco, pues
las personas pueden usar la semejanza en apariencia como señal de parentesco potencial.
Es mucho más probable que las personas ayuden a los miembros dentro de su grupo
que a los miembros de un grupo externo (Bernhard et al., 2006; Kogut y Ritov, 2007;
Levine y Cassidy, 2010; Stürmer et al., 2006). Mark Levine y otros (2005) demostraron
este punto en un ingenioso experimento de campo con base en la investigación sobre la
intervención del espectador analizada antes en este capítulo. Los participantes fueron
estudiantes universitarios británicos que apoyaban a un popular equipo de futbol. Des-
pués de completar algunas preguntas acerca de su apoyo al equipo (que sirvió para des-
tacar su identificación con el mismo), los participantes caminaron hacia
l FIGURA 10.10 otro edificio en el campus, supuestamente para ver un video relacionado
Brindar ayuda a los miembros dentro del grupo con la siguiente parte del estudio. En el camino encontraron a un corredor
Participantes aficionados de un equipo de futbol (en realidad un cómplice) que se había caído y parecía tener dolor en un
británico se toparon con un corredor caído que tobillo lastimado. Para algunos de los participantes, el corredor vestía la
parecía tener mucho dolor. Tuvieron mucha más camiseta de su equipo favorito. Para otros, el corredor vestía la camiseta
probabilidad de ofrecer ayuda al corredor si vestía una de un equipo rival o una camiseta neutral sin logotipo de algún equipo. ¿La
camiseta del equipo favorito de los participantes que
camiseta afectaría la probabilidad de que el corredor recibiera ayuda?
si vestía la camiseta de un equipo rival o una neutral.
Con base en Levine et al., 2005. © Cengage Learning
Como puede ver en la l figura 10.10, la camiseta sí hizo una gran dife-
rencia. Los participantes tenían mucha más probabilidad de ofrecer ayuda
a una persona que vestía la camiseta de su equipo favorito, un compañero
miembro del grupo, que a una persona que vestía o una camiseta neutral
100
o la de un rival. En este estudio, vestir la camiseta de un equipo rival no
90
redujo las oportunidades de que el corredor recibiera ayuda comparado
80 con vestir una camiseta neutral: fue el vestir una camiseta que significara
70 una afiliación de equipo semejante la que condujo al aumento en la ayuda.
60 Los sesgos intergrupales para brindar ayuda pueden reducirse en
50 forma significativa si los miembros de los diferentes grupos pueden perci-
40 birse como miembros de un grupo común. Mediante el aumento de las per-
30
cepciones de identidades compartidas y al destacar las semejanzas entre
los individuos a través de los grupos, un endogrupo y un exogrupo pueden
20
comenzar a verse mutuamente como más similares que diferentes, lo que
10
en consecuencia promueve la ayuda y otros comportamientos positivos
0 (Dovidio et al., 2010; Gaertner y Dovidio, 2012).
Dentro del
Ingroup Neutral
Neutral Fuera del
Outgroup
grupo grupo
Los efectos de la semejanza y el estatus de endogrupo en la ayuda
Jogger’s
Camiseta delShirt
corredor sugieren que los miembros del mismo grupo étnico deben ayudarse unos
% who helped
Porcentaje que ayudó a otros más de lo que ayudan a los miembros de otros grupos étnicos. Sin
embargo, en un meta-análisis de más de 30 estudios, Donald Saucier y
otros (2005) no descubrieron relación global consistente entre semejanza

cap10 390-431.indd 424 07/11/14 22:52


Influencias interpersonales: ¿a quién ayudan las personas? 425

étnica y ayuda. ¿Qué explica estas inconsistencias? En primer lugar, aunque ayudar
puede ser una respuesta de compasión hacia otro, también puede ser un signo de supe-
rioridad sobre la persona que necesita auxilio, y esto puede complicar mucho la decisión
acerca de ayudar a alguien (Halabi et al., 2012; Nadler y Fisher, 1986; Täuber y Van Zome-
ren, 2012; Vorauer y Sasaki, 2009). Dada la posibilidad de que ayudar a alguien puede
verse como amenazador o condescendiente, puede hacer más difícil predecir cuándo
ocurrirá o no la ayuda como función del grupo étnico interior o exterior. En segundo
lugar, los despliegues públicos de prejuicio racial se arriesgan a la desaprobación social,
y los individuos prejuiciosos pueden esforzarse (al menos en público) para evitar revelar
sus actitudes. No obstante, como se estudió en el capítulo 5, el racismo moderno se apoya
en formas más sutiles de discriminación. Consistente con las predicciones de las teorías
del racismo moderno, el meta-análisis de Saucier y otros descubrió que, cuando la situa-
ción proporciona a la gente excusas o justificaciones para no ayudar, la discriminación
racial es la disculpa más probable.

> Género y ayuda


He aquí un rápido examen de una pregunta: ¿quién ayuda más: los hombres o las muje-
res? Antes de responder, considere las siguientes situaciones: Las mujeres buscan ayuda
con más frecuencia que los
A. Dos extraños pasan por la calle. De repente, uno de ellos necesita ayuda que puede hombres.
implicar algún peligro. Otras personas observan. V
ERDADERO.

B. Dos individuos tienen una relación cercana. Con mucha frecuencia uno de ellos
necesita asistencia que requiere tiempo y energía, pero que no es físicamente peli-
grosa. Nadie más está cerca para observar si se le proporciona la ayuda.
¿Su respuesta es diferente para estas dos situaciones? Es pro-
bable que sí. La situación A es un clásico escenario de ayudador
masculino. Dado que mucha de la investigación acerca de la ayuda
se usó para enfocarse en situaciones de emergencia, como en los

© The New Yorker Collection 2000 William Haefeli from cartoonbank.com.


estudios de intervención de espectadores, las revisiones más anti-
guas tendieron a descubrir que, en promedio, los hombres son más
serviciales que las mujeres y que las mujeres reciben más ayuda
que los hombres (Eagly y Crowley, 1986). La situación B es el clásico
escenario de ayudador femenino. Todos los días, millones de per-
sonas ofrecen apoyo a sus amigos y seres queridos, y algunas revi-
siones indican que es más probable que las mujeres proporcionen
este tipo de ayuda que los hombres (Becker y Eagly, 2004; George

Todos los derechos reservados.


et al., 1998; McGuire, 1994). Aunque carece del gran drama de una
intervención de emergencia, este tipo de ayuda, llamada “apoyo
social”, tiene un importante papel en la calidad de la vida. El capí-
tulo 14 reporta evidencia que indica que el apoyo social se asocia
con mejor salud física y psicológica. “¿Me estás diciendo que no pedirás indicaciones, ni siquiera al
Para los tipos de ayuda que no encajan fácilmente en alguna sistema de navegación computarizado?”
de estas categorías, la evidencia de las diferencias de género no es
fuerte o confiable. Entonces, de manera global, no parece haber Es menos probable que los hombres
una diferencia de género total y consistente en quién es más proclive a ayudar a otros. busquen ayuda que las mujeres,
Sin embargo, ¿qué hay del otro lado de la moneda: existe alguna diferencia en quién es posiblemente porque es más amenazante
para su autoestima.
probable que busque ayuda? ¿Alguna vez ha tenido la experiencia de perderse mientras
conduce con un miembro del sexo opuesto? ¿Quién quería detenerse más pronto y pedir
indicaciones? ¿Quién siguió insistiendo en que la ayuda no era necesaria? En este caso, el
estereotipo es verdadero: los hombres piden ayuda con menos frecuencia que las mujeres,
una diferencia replicada en varios países alrededor del mundo (Chang, 2007; Mackenzie et
al., 2006; Murray et al., 2008; Sherer, 2007). Buscar ayuda es socialmente menos aceptable
para los hombres y más amenazante para su autoestima (Wills y DePaulo, 1991).

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426 Capítulo 10 Ayudar a los demás

> Cultura y quién recibe ayuda


Como se dijo antes en el capítulo, comparados con los individualistas es más probable
que los colectivistas ayuden a los miembros dentro del grupo, pero menos probable que
ayuden a los miembros fuera del grupo (Conway et al., 2001; Schwartz, 1990).
También antes se discutió que es menos probable que las personas ayuden si creen
que el necesitado es responsable de su aprieto. Elizabeth Mullen y Linda Skitka (2009)
propusieron que esto puede ser una influencia más fuerte sobre la ayuda en una cultura
individualista, donde puede esperarse que los individuos tengan más control sobre sus
propios destinos que en una colectivista. Por otra parte, las percepciones de cuánto con-
tribuye a la sociedad la persona necesitada pueden afectar más las decisiones de dar
ayuda de los colectivistas, quienes tienen normas más fuertes de interdependencia que
de los individualistas.
Para poner a prueba estas ideas, Mullen y Skitka (2009) hicieron que participan-
tes de Estados Unidos y de Ucrania (una sociedad más colectivista) leyeran acerca de
16 individuos que necesitaban un trasplante de órgano. La información acerca de cada
individuo sugería que algunos eran más responsables de su enfermedad que otros (por
ejemplo, una persona siguió ingiriendo alimentos no sanos y se resistió al ejercicio a
pesar de las advertencias, frente a una persona que tenía un órgano genéticamente
defectuoso). Los investigadores también variaron la información acerca de cuánta con-
tribución pareció hacer a la sociedad dicho individuo (por ejemplo, una persona que
trabajó como voluntaria para múltiples organizaciones, frente a una persona que no se
ofreció como voluntaria). Después de leer acerca de las 16 personas, se pidió a los parti-
cipantes indicar hasta seis de ellos que deberían recibir un trasplante.
En ambas culturas, fue menos probable que las personas ayudaran a los pacientes
que eran más responsables de su falla orgánica o a quienes aportaron menos a la socie-
dad. Sin embargo, como puede ver en la l figura 10.11, el tema de la responsabilidad
personal desempeñó un mayor papel en las decisiones tomadas por los estadouniden-

l FIGURA 10.11
¿Quién debe recibir ayuda? Una diferencia transcultural
Se pidió a estadounidenses y ucranianos decidir cuáles seis de un grupo de 16 individuos debían recibir un trasplante de órgano. Los participantes
recibieron información acerca de los individuos, que varió en los términos de cuán personalmente responsables parecían ser de su enfermedad y
cuánto parecieron contribuir con su sociedad. Aunque los participantes en ambos países prefirieron ayudar a los individuos que no eran responsables
de su enfermedad y que hicieron aportaciones a la sociedad, las decisiones de los estadounidenses fueron afectadas más por cuán responsable
pareció la persona, mientras que las decisiones de los ucranianos fueron más afectadas por si la persona hizo aportaciones a la sociedad.
Con base en Mullen y Skitka, 2009. © Cengage Learning

6 6

5 5
of Patients ayudados

of Patients ayudados

4 4
Helped

Helped
Núm. de#pacientes

Núm. de#pacientes

3 3

2 2

1 1

0 0
Estadounidenses
Americans Ucranianos
Ukranians Estadounidenses
Americans Ucranianos
Ukranians
Responsable
Responsible No
Notresponsable
responsible Contribuye
Contributes No contribuye
Does not contribute

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Influencias interpersonales: ¿a quién ayudan las personas? 427

ses, mientras que el tema de la contribución a la sociedad tuvo un mayor papel en las
decisiones de los ucranianos.
También pueden existir diferencias culturales en la búsqueda de ayuda. Por ejem-
plo, Heejung Kim y otros (2012) observaron que asiáticos y asiáticos-estadounidenses
reportaron buscar apoyo social menos que los europeos-estadounidenses. Esta mayor
resistencia a buscar ayuda entre los asiáticos y asiáticos-estadounidenses puede deberse
a mayores preocupaciones acerca de la vergüenza, de recibir críticas y de herir la rela-
ción con la persona o personas a quienes pedirían ayuda. De hecho, Shelley Taylor y otros
(2007) descubrieron que buscar y recibir apoyo social de otros cercanos es más estresante,
tanto psicológica como fisiológicamente, para los estudiantes asiáticos y asiáticos-esta-
dounidenses que para los estudiantes europeos-estadounidenses. Los estudiantes asiáti-
cos se benefician más de lo que los investigadores llamaron apoyo social implícito, el que
proviene de sólo pensar en los otros cercanos pero que no involucra en realidad buscar o

>
recibir su ayuda para lidiar con los eventos estresantes.

La conexión que ayuda


Aunque si las personas ayudan o no a otros puede ser muy variable, un tema consistente
aparece de manera repetitiva en este capítulo: una sensación de conexión. A lo largo del
capítulo esta conexión tomó varias formas: parentesco genético, preocupación empá-
tica, sentido de responsabilidad por alguien, semejanza percibida, membresía grupal
compartida, etcétera.
En Estados Unidos, uno de los países más ricos de la Tierra, miles de hombres, muje-
res y niños no tienen hogar. Muchos duermen en las calles, transportan sus pertenencias
en carritos de supermercado y hurgan en las pilas de basura en busca de alimento. En
contraste, entre algunos de los pueblos más pobres de la Tierra, nadie queda sin cobijo
o permanece sediento en tanto alguien tenga agua para beber. ¿Cómo puede expli-
carse esta diferencia? Desde luego, la indigencia es un fenómeno complejo afectado por
muchos factores económicos y políticos específicos. Pero también puede ser un síntoma
de una profunda pérdida de conexión social en la sociedad estadounidense.
Sin embargo, considere el flujo de ayuda por parte de los estadounidenses después
de tragedias a gran escala, como el huracán que destruyó gran parte del muelle de Nueva
Jersey y zonas de Nueva York en 2012. El tsunami en Japón en 2011 o los terremotos en La Compañía 6 de bomberos reunida
Haití en 2010. Familias a lo largo del país, así como alrededor del mundo, donaron tiempo, con Josephine Harris, la mujer por quien
arriesgaron sus vidas para salvarla en el
dinero y recursos para auxiliar a las víctimas de estas catástrofes y ayudar a reconstruir World Trade Center el 11 de septiembre
las comunidades destrozadas. Tragedias como estas pueden recordar a las personas su de 2001. Los hombres entregaron
humanidad común, y destacar su conexión social mientras, temporalmente al menos, a Josephine una chamarra que la
vuelven insignificantes sus diferencias. honraba como su “ángel guardián”,
un recordatorio de cómo su acto
La relación entre brindar ayuda y conexión interpersonal corre como un brillante desinteresado de ayudarla pudo, a su
hilo rojo a través de gran parte de la investigación acerca de la ayuda. Por ejemplo: vez, haber salvado sus vidas cuando el
rascacielos de 110 pisos se derrumbó a
l Las personas son proclives a ayudar a sus parientes, miembros dentro del grupo y su alrededor.
personas con quienes tienen una relación cercana o
recíproca.
l Dos tipos de conexiones se encuentran en el cora-
Dateline NBC Image/© National Broadcasting Company, Inc. 2004.

zón de la hipótesis empatía-altruismo: la conexión


cognitiva de la toma de perspectiva y la conexión
emocional de la preocupación empática.
l En una emergencia, es más probable que interven-
gan los espectadores que conocen a la víctima o que
se conocen mutuamente.
Todos los derechos reservados.

l Las personas que responden de manera empática


al sufrimiento de otro y consideran el apuro de los
otros en su propio razonamiento moral tienen más
probabilidad de ayudar que otros.
l La semejanza percibida aumenta la ayuda.

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428 Capítulo 10 Ayudar a los demás

Tomados en su totalidad, estos puntos sugieren que dar ayuda requiere el recono-
cimiento de los seres humanos individuales con quienes se puede tener una conexión
significativa. Lo que lleva de vuelta a la Compañía de Escaleras 6 y a tantos otros que
arriesgaron e incluso perdieron sus vidas ese día. La mayoría de la gente no conocía a
los que ayudaba. Pero de pronto, en una forma horrible, el destino los reunió, y de un
momento a otro sus vidas importaron profundamente a cada uno de ellos. Se sintieron
responsables unos de otros. Muchos de los que ayudaron ante el grave peligro acaso
nunca leyeron las palabras que el poeta inglés John Donne escribió hace casi 400 años.
Pero las habrían entendido:
Ningún hombre es una isla completa de sí mismo. Cada hombre es un trozo del continente,
una parte de la tierra firme. Si una mota es arrastrada por el océano, Europa es menos, tal
como si lo fuera un promontorio, tal como si lo fuera una mansión de tus amigos o la tuya
propia. La muerte de cualquier hombre disminuye la mía, porque yo estoy involucrado con
la humanidad. Y por tanto nunca preguntes por quién doblan las campanas; doblan por ti.

Repaso
Factores evolutivos y motivacionales:
¿por qué ayudan las personas?
Factores evolutivos en la ayuda l Algunas situaciones traen a la mente normas que promueven
l Las perspectivas evolutivas enfatizan dos formas en las que tipos particulares de comportamientos de autosacrificio y ayuda.
ayudar puede volverse una tendencia de comportamiento
innata y universal: la selección de parentesco, en la que los Altruismo o egoísmo: el gran debate
individuos protegen sus propios genes al ayudar a parientes l Los académicos han debatido si los motivos egoístas siempre
cercanos, y el altruismo recíproco, en el que aquellos que dan están detrás de los comportamientos de ayuda o si dar auxilio
también reciben. es siempre verdaderamente altruista.
l Se ha observado que varios primates muestran algunos l De acuerdo con la hipótesis empatía-altruismo, tomar la pers-
ejemplos relativamente elaborados de altruismo recíproco y pectiva de una persona percibida como necesitada crea la emo-
cooperación. ción orientada hacia el otro de preocupación empática, la cual
a su vez produce el motivo altruista para reducir la aflicción
La evolución de la empatía del otro.
l La empatía involucra comprender la experiencia emocional de l Algunos estudios apoyan la hipótesis empatía-altruismo; por
otro individuo y experimentar emociones consistentes con lo ejemplo, al demostrar que cuando las personas tienen moti-
que el otro siente. vación altruista, brindarán ayuda aun cuando escapar de la
l El trabajo reciente examina cómo los constructos exclusiva- situación resulte sencillo. Sin embargo, existen límites al papel
mente humanos, aparentemente de orden superior, como la del altruismo en el comportamiento de brindar ayuda.
moralidad y la empatía, son características evolutivas. l Los actos de ayuda a largo plazo, como el voluntariado, refle-
l Muchos primates parecen mostrar empatía, tanto en el labora- jan motivaciones tanto altruistas como egoístas. Las metas de
torio como en escenarios naturales. interés personal en este contexto pueden ser algo bueno, por-
que promueven un compromiso con el comportamiento de
Recompensas de brindar ayuda: ayudar a los demás ayuda en la medida que dichas metas se cumplen.
para ayudarse a sí mismo
l Es más probable que las personas ayuden cuando las recom-
pensas potenciales del brindar ayuda parecen altas en relación Puesta a prueba del sentido común
con los costos potenciales. Es más probable que las personas ayuden a alguien en una
l Ayudar a otros con frecuencia hace que el ayudador se sienta emergencia si las posibles recompensas parecen altas y los
bien, puede aliviar sentimientos negativos, como la culpa, y se costos potenciales parecen bajos.
asocia con mejor salud. Sin embargo, la ayuda a largo plazo o Verdadero. Tanto en situaciones de emergencia, como en la ayuda
de alto riesgo puede ser costosa para la salud y para el bienestar bien planeada a largo plazo, los comportamientos de brindar
del ayudador. ayuda de las personas están determinados en parte por un análisis
l Las personas que se sienten mal pueden estar inclinadas a ayu- costo-beneficio.
dar a otras con la finalidad de aliviar su estado de ánimo negativo.

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Repaso 429

Influencias situacionales: ¿cuándo ayudan las personas?


El efecto espectador Estados de ánimo y ayuda
l La investigación acerca del efecto espectador, en el que la pre- l Un buen estado de ánimo aumenta la disposición a ayudar.
sencia de otros inhibe dar ayuda en una emergencia, indica por l Las personas con buen estado de ánimo pueden ayudar con
qué no pueden tomarse los cinco pasos necesarios para ayudar: la finalidad de mantener su humor positivo o porque tienen
observar, interpretar, tomar la responsabilidad, decidir cómo pensamientos y expectativas más positivos acerca del compor-
ayudar y proporcionar la ayuda. tamiento servicial, de la persona que necesita ayuda o de las
l Las distracciones causadas por la presencia de otras personas actividades sociales en general.
y por las preocupaciones personales pueden deteriorar la capa- l Un mal estado de ánimo con frecuencia aumenta la disposición
cidad de observar que alguien necesita ayuda. a ayudar; por ejemplo, cuando las personas se sienten culpa-
l La presencia de otros puede hacer que los espectadores ten- bles por algo.
gan menos probabilidad de interpretar una situación como una l Las personas con mal humor pueden estar motivadas a ayudar
emergencia, posiblemente por la ignorancia pluralista creada a otras para mejorar su estado de ánimo.
por todos los que intentan parecer no preocupados. l Es menos probable que un estado de ánimo malo aumente la
l Las personas pueden fracasar al asumir la responsabilidad, predisposición a brindar ayuda si el mal humor se atribuye a
porque suponen que otros lo harán, un fenómeno llamado difu- la falla de otros o si hace que la persona se vuelva muy enfocada
sión de la responsabilidad. en sí misma.
l Es menos probable que los espectadores ofrezcan ayuda directa
cuando no se sienten competentes para hacerlo. Efectos de los medios de comunicación prosociales
l Incluso si las personas quieren ayudar, pueden no hacerlo si l Jugar videojuegos que presentan contenido prosocial y obser-
temen que comportarse en una forma servicial las hará parecer var televisión con este mismo enfoque se asocian con el
tontas. aumento en el comportamiento prosocial.
l El efecto espectador ocurre incluso en contextos en línea,
cuando los espectadores no están presentes físicamente. Modelos a seguir y normas sociales
l El legado de la investigación acerca del efecto espectador y de la l Observar a una persona que encarna un modelo de comporta-
tragedia de Kitty Genovese que lo inspiró, es duradero, incluso miento servicial aumenta la ayuda.
cuando se sugieren revisiones a algunas de las conclusiones de l Las normas sociales que promueven la ayuda se basan en un
investigación o a algunos de los detalles del caso Genovese. sentido de justicia o en estándares acerca de lo que es correcto.
l El efecto espectador se examinó en el contexto de entender
problemas como el asalto sexual, el bullying y el abuso animal,
y ha inspirado numerosos programas de intervención.

La presión del tiempo


l Cuando las personas están apuradas, es menos probable que
observen o elijan ayudar a otros que necesiten ayuda. Puesta a prueba del sentido común
Ubicación y ayuda En una emergencia, una persona que necesita ayuda tiene
mejores posibilidades de recibirla si están presentes otras tres
l Los residentes de las áreas muy pobladas tienen menos proba-
personas que si sólo está una sola presente.
bilidad de brindar ayuda informal y espontánea a extraños que
los residentes de comunidades más pequeñas o menos densa- Falso. En varias formas, la presencia de otros inhibe la ayuda.
mente pobladas. Es mucho más probable que las personas ayuden a alguien
cuando están de buen humor.
Cultura y ayuda Verdadero. Comparados con los estados de ánimo neutros,
l La investigación transcultural ha descubierto variación en los estados de ánimo positivo tienden a provocar más
las tasas de ayuda de las personas alrededor del mundo. De comportamientos de ayuda y prosociales.
acuerdo con un estudio, las personas en ciudades con niveles
relativamente bajos de bienestar económico tuvieron un poco Es mucho menos probable que las personas ayuden a alguien
más de probabilidad de ayudar a los extraños, y las personas cuando están de mal humor.
de culturas de simpatía tuvieron más probabilidad de ayudar a Falso. Comparados con los estados de ánimo neutros, los
extraños que las personas de las culturas de no simpatía. estados de ánimo negativos con frecuencia provocan más
l La investigación acerca de la relación entre individualismo-co- comportamientos de ayuda y prosociales. Este efecto depende
lectivismo y dar ayuda produjo resultados más bien mixtos. De de algunos factores, entre ellos si las personas toman la
acuerdo con algunos análisis, los colectivistas pueden respon- responsabilidad de su mal humor o culpan a otros del mismo,
der más que los individualistas a las necesidades inmediatas de pero en muchas circunstancias sentirse mal conduce a hacer el
una persona particular, pero son menos serviciales en situacio- bien.
nes más abstractas.

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430 Capítulo 10 Ayudar a los demás

Influencias personales: ¿quién es probable que ayude?


¿Algunas personas ayudan más que otras? ¿Qué es la personalidad altruista?
l Existe cierta evidencia de diferencias individuales relativa- l Algunos rasgos de personalidad se asocian con tendencias de
mente estables en las tendencias para dar ayuda. comportamiento proclive a dar ayuda en algunas situaciones,
l Hallazgos recientes sugieren que puede haber un componente pero ningún conjunto de rasgos parece definir la personalidad
genético hereditario en la disposición para brindar ayuda. altruista.
l Las cualidades que sí predicen los comportamientos inclinados
a dar ayuda son: afabilidad, humildad, empatía y razonamiento
moral avanzado.

Influencias interpersonales: ¿a quién ayudan las personas?


Características percibidas de la persona necesitada l Un estudio descubrió que las atribuciones de qué tan respon-
l Los individuos atractivos tienen más probabilidad de recibir sable de su situación es la persona necesitada tuvo un papel
ayuda que quienes son menos atractivos. más fuerte en las decisiones de los individualistas para ayudar
l Las personas están más dispuestas a ayudar cuando atribuyen a la persona y uno menor en los colectivistas. En contraste, las
la necesidad de ayuda de una persona a causas incontrolables percepciones de cuánto contribuye la persona necesitada a la
en vez de a eventos que se perciben como provocados por la sociedad afectaron más las decisiones para ayudar de los colec-
persona. tivistas y menos las de los individualistas.
l Estudiantes asiáticos y asiáticos-estadounidenses tienden a ser
Un poco de ayuda para los amigos y otros semejantes más reticentes a buscar apoyo social que los europeos-estadou-
l Las personas en una relación comunitaria sienten responsabi- nidenses, y cuando reciben apoyo social, tienden a estresarse
lidad mutua por las necesidades del otro; las personas en una más por ello. Los asiáticos y asiáticos-estadounidenses prefie-
relación de intercambio tienen más probabilidad de seguir la ren apoyo social más implícito que explícito.
pista de cuán recíproca es la relación en términos de costos y
beneficios. La conexión que ayuda
l En general, la semejanza percibida con una persona necesitada l Teoría e investigación parecen indican que la ayuda requiere
aumenta la disposición a ayudarla. el reconocimiento de conexiones significativas entre los indi-
l Es más probable que las personas ayuden a los miembros den- viduos.
tro de sus grupos.
l La investigación acerca del papel de la raza en la ayuda ha pro-
ducido resultados inconsistentes.

Género y ayuda
l Los hombres ayudan a los extraños en situaciones potencial-
mente peligrosas más que las mujeres; las mujeres ayudan a los
amigos y se relacionan con el apoyo social más que los hom-
bres. La evidencia de las diferencias de género no es fuerte para
actos de ayuda que no encajan fácilmente en alguna de estas
categorías. Puesta a prueba del sentido común
l Comparados con las mujeres, los hombres son más reticen-
Las personas atractivas tienen más oportunidad que las no
tes a buscar ayuda, en especial para problemas relativamente
atractivas de recibir ayuda cuando la necesitan.
menores.
Verdadero. Las personas son más proclives a ayudar a quienes
Cultura y quién recibe ayuda son atractivos.
l Alguna investigación ha mostrado que las personas con una Las mujeres buscan ayuda con más frecuencia que los hombres.
orientación colectivista pueden estar menos dispuestos a ayu- Verdadero. Al menos para problemas relativamente menores, los
dar a los miembros fuera del grupo o a extraños que quienes hombres piden ayuda con menos frecuencia que las mujeres.
tienen una orientación individualista.

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Repaso 431

TÉRMINOS CLAVE.
altruista (402) empatía (398) modelo de alivio del estado
comportamientos prosociales (394) hipótesis empatía-altruismo (403) negativo (401)
difusión de la responsabilidad (409) ignorancia pluralista (409) norma social (419)
efecto espectador (407) inhibición por la audiencia (410) selección de parentesco (394)
egoísta (402) modelo de activación costo-recompensa (400)

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Agresión

En este capítulo
se examina un aspecto
perturbador del comportamiento
humano: la agresión. Primero se pregunta
“¿qué es agresión?” y se considera su
definición. Después de describir cómo la agresión
puede variar por cultura, género y diferencias
individuales, se examinan varias teorías acerca
de los orígenes de la agresión. Luego se exploran
varios factores situacionales que influyen cuando es
probable que las personas se comporten de manera
agresiva. A continuación, el enfoque se dirige hacia
los efectos mediáticos en la agresión, incluidas
las consecuencias de la exposición a la
violencia en los medios y la pornografía.
El capítulo concluye con el estudio
de las formas para reducir la
violencia.

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11
¿Qué es agresión? (435)
Cultura, género y diferencias
individuales (436)
Cultura y agresión
Género y agresión
Diferencias individuales

Orígenes de la agresión (444)


¿La agresión es innata?
¿La agresión se aprende?
Diferencias de género y socialización:
“los muchachos serán muchachos”
Cultura y socialización: culturas de honor
Naturaleza frente a educación: ¿un falso
debate?

Influencias situacionales sobre


la agresión (456)
La hipótesis frustración-agresión
Sentimientos negativos
Excitación
Pensamiento: automático y deliberado
La lucha por el autocontrol: rumiación,
alcohol y otros factores
Influencias situacionales: poner todo junto

Efectos mediáticos (463)


Violencia en televisión, películas, letras de
canciones y videojuegos
Pornografía

Reducción de la violencia (472)


Cambiar cómo se piensa y se siente
Factores situacionales y socioculturales
Enfoques multinivel: programas para
prevenir la violencia y el bullying

Repaso
Términos clave
Recursos mediáticos
© Guillem Valle/epa/Corbis

433

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434 Capítulo 11 Agresión

Es una curiosa extravagancia de la naturaleza humana que


tantas personas disfruten el entrar en una habitación oscura y que las asusten. Las perso-
nas pagan mucho dinero por ver la violencia desplegada en vívidos detalles y a todo color
enfrente de ellas, y escuchar los sonidos estridentes de destrucción que las rodea. Pero
cuando alguien va al cine a mirar a los superhéroes combatir a los supervillanos, lo hace
en el entendido de que, de hecho, está bastante seguro. Es una emoción indirecta que
se busca, un escape de las vidas cotidianas hacia un universo de ficción. De modo
que, cuando dicha división de seguridad entre el mundo ficticio de la pantalla y el mundo
real se desmoronó poco después de la medianoche del 20 de julio de 2012, en Aurora,
Colorado, la conmoción y el horror no se olvidarían pronto.
La tercera película de la trilogía de la más reciente serie de películas de Batman era
una de las películas más esperadas en años, y por tanto había tremenda excitación en el
estreno de medianoche que presentaba The Dark Knight Rises (El caballero de la noche
asciende) en el multiplex de la ciudad cerca de Denver. Aproximadamente media hora
antes de la película, James Holmes, un hombre de 24 años de edad en la primera fila,
salió del local por una puerta lateral que dejó abierta, fue a su automóvil y se puso ropa
protectora, tomó varias armas de fuego y regresó al cine, donde procedió a disparar en
forma espantosa, y aparentemente al azar, a las personas en la sala, con lo cual mató
a 12 e hirió a otras 58. Los detalles del ataque y de algunos de los heroicos intentos de
varias de las víctimas por proteger a sus amigos y seres queridos de la cortina de fuego
son desgarradores.
La magnitud del ataque mortal trajo a la mente un alboroto anterior en Colorado: la
masacre en la preparatoria Columbine en la ciudad de Littleton. El 20 de abril de 1999,
los adolescentes Dylan Klebold y Eric Harris, armados con un rifle semiautomático,
una pistola semiautomática, dos escopetas recortadas y más de 30 bombas hechas en
casa, aterrorizaron a la escuela. Estos muchachos primero dispararon y mataron a dos
estudiantes en el estacionamiento de la escuela. Luego entraron a la cafetería, donde
lanzaron bombas de tubo y abrieron fuego, llenando la habitación con balas. A partir
de ahí, los chicos subieron al edificio, dispararon a un oficial de policía escolar y luego
dispararon y mataron a un profesor, a otros diez estudiantes y a ellos mismos.
Casi exactamente un año antes de la balacera en el cine Aurora, el 22 de julio de 2011,
Anders Behring Breivik, un militante antimusulmán, desató una serie de ataques con bom-
bas y armas de fuego en edificios gubernamentales en Oslo, Noruega, y en un campamento
juvenil del Partido Laborista mientras fingía ser un oficial de policía. La serie de ataques
mataron a 77 personas. Y cinco meses después de los
tiroteos en Aurora, el 14 de diciembre de 2012, un joven
Puesta a prueba del sentido común supuestamente disparó y mató a su madre, y luego con-
dujo a una escuela primaria en Newtown, Connecticut,
Encierre su respuesta en un círculo donde hirió mortalmente a 20 niños pequeños, de 6 y 7
años de edad, y a media docena de adultos.
V F  En todas las culturas, los hombres son más violentos Cuando la seguridad de una escuela, un cine, un
que las mujeres. campamento de verano o un edificio del gobierno es
V F  Para cualquier categoría de agresión, los hombres son destruida por la violencia, da lugar a preguntas muy
más agresivos que las mujeres. importantes acerca de las causas de la agresión y la
violencia, y acerca de cómo reducir su predominio.
V F  Los niños que son golpeados o disciplinados de alguna Pero mientras estos incidentes de alto perfil consiguen
otra forma física (sin abusar de ellos) por comportarse muchísima atención, todos los días hay numerosos
de manera agresiva tienden a volverse menos agresivos. actos de agresión y violencia que también deberían
V F  Liberar la presión al involucrarse en actividades agresivas plantear dichas preguntas y promover su urgencia.
pero seguras (como los deportes) hace que las personas Por ejemplo, en Estados Unidos, sólo en 2011, hubo
tengan menos probabilidad de agredir después. más de un millón de crímenes violentos y casi 15,000
asesinatos. Multiplique cada uno de estos crímenes
V F  La exposición a la violencia televisiva en la niñez se por el número de amigos y seres queridos que sufren
relaciona con agresión más tarde en la vida. junto con las víctimas, y podrá comenzar a tener
una imagen del daño masivo que genera la violencia.

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¿Qué es agresión? 435

AP Photo/The Denver Post, Karl Gehring


© Reuters New Media Inc./Corbis
Instantáneas de terror. Eric Harris y
Y una vez considere tales números, piense en esto: los números en realidad son mucho Dylan Klebold son vistos en la fotografía
más bajos de lo que eran hace un par de décadas. de la izquierda mientras caminan por
Desde luego, el sufrimiento causado por la agresión no se limita a esos millones la preparatoria Columbine el día de su
orgía de asesinatos en abril de 1999. La
de casos al año de crímenes violentos. Todos los días los niños sufren el bullying en la fotografía de la derecha se tomó afuera
escuela, en ocasiones de forma despiadada y con resultados trágicos. Todos los días las del cine en Aurora, Colorado, después de
personas difunden chismes maliciosos acerca de otros. Todos los días algún padre lesio- los tiroteos en el estreno a medianoche
de The Dark Knight Rises, el 20 de julio
nará a su hijo con abuso físico o verbal. Entonces, es claro que la agresión y la violen- de 2012.
cia no están limitados a un puñado de individuos enloquecidos que confunden ficción
con realidad o cuyas frustraciones con la vida se derraman en explosiones de violencia
masiva. Por tanto, lo más importante es intentar comprender las causas raíz y los deto-
nantes situacionales de la agresión, y ésa es la meta de este capítulo, que se enfoca princi-
palmente en la agresión de los individuos; la agresión de los grupos, como las multitudes
violentas y las naciones en guerra, se estudió en el capítulo 8. Este capítulo también dis-
cute factores que reducen la agresión.

¿Qué es agresión?
Aunque existen numerosas formas en las cuales se puede definir la agresión, la definición
que mejor representa la investigación de hoy es que la agresión es el comportamiento que
tiene la intención de dañar a otro individuo. Los comportamientos agresivos vienen en
muchas formas. Las palabras y los actos pueden ser agresivos. Las parejas que discuten
y con sus observaciones vengativas tratan de lastimar se comportan de manera agresiva.
Difundir un rumor malicioso acerca de alguien es otra forma de agresión. Incluso no
actuar puede ser agresivo, si dicha inacción tiene la intención de dañar a alguien, como
cuando no se ayuda a alguien a evitar lo que se sabe será un resultado humillante.
Para distinguirlos de los comportamientos menos dañinos, los actos extremos de
agresión se llaman violencia. Algunos otros términos en el lenguaje de la agresión se
refieren a emociones y actitudes. El enojo consiste en fuertes sentimientos de disgusto
en respuesta a una lesión percibida; la naturaleza exacta de estos sentimientos (por
ejemplo, enfado, odio o irritación) depende de la situación específica. La hostilidad es
una actitud negativa, antagonista, hacia otra persona o grupo. Enojo y hostilidad con
frecuencia están cercanamente conectados con la agresión, pero no siempre. Las per-
sonas pueden enojarse con otras y considerarlas con gran hostilidad sin jamás intentar
lastimarlas. Y la agresión puede ocurrir sin un trazo de enojo u hostilidad, como cuando
un asesino a sueldo mata a un perfecto extraño para “hacer su agosto” financieramente
agresión Comportamiento que tiene la
1
En el original, make a killing, que coloquialmente se entiende como “hacer su agosto”, “enriquecerse”, literalmente significaría intención de dañar a otro individuo.
“cometer un asesinato”. (N. del T.)

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436 Capítulo 11 Agresión

La agresión de un asesino a sueldo es un ejemplo de agresión proac-


tiva, en la que el daño se inflige como un medio hacia un fin deseado. La
agresión dirigida para dañar a alguien por ganancia, atención o incluso
defensa personal encaja en esta definición. Si el agresor considera que
existe una forma más sencilla de obtener la meta, la agresión no ocu-
rrirá. Algunos investigadores llaman agresión instrumental a este tipo de
agresión.

AP Photo/The Oregonian, Randy L. Rasmussen, File


En la agresión reactiva, los medios y el fin coinciden. El daño se inflige
por sí mismo. Algunos investigadores llaman agresión emocional a este tipo
de ataque. Con frecuencia la agresión reactiva es impulsiva, y se realiza al
calor del momento. El amante celoso estalla en ira; los fanáticos de equipos
rivales de futbol americano se lanzan unos hacia otros con puños y palos.
Sin embargo, la agresión reactiva también puede ser calmada, fría y calcu-
ladora. La venganza, como dice el dicho, es un plato que se sirve frío.
Desde luego, en ocasiones es difícil distinguir entre agresión proactiva
y reactiva. ¿Por qué un peleador frustrado golpea ilegalmente con la cabeza
Una joven mujer es rociada en el rostro a su oponente?, ¿es un intento deliberado y taimado de tomar ventaja sobre
con gas pimienta por un oficial de la
policía en Portland, Oregon, durante una
un rival, o simplemente refleja a alguien que pierde el control y arremete de manera irre-
protesta contra la industria bancaria en flexiva? Puede ser difícil saber dónde trazar la línea entre los dos tipos de agresión y de
2011. ¿El uso de gas pimienta por parte motivos. De hecho, algunos estudiosos creen que toda la agresión es fundamentalmente
del policía fue un ejemplo de agresión
proactiva para restaurar el orden y
proactiva, que atiende cierta necesidad, y otros sugieren que las agresiones proactiva y
evitar un episodio más violento? ¿O fue reactiva no son categorías distintas, sino los puntos finales de un continuo (Anderson
agresión reactiva, en la cual la frustración y Huesmann, 2007; Tedeschi y Bond, 2001).
del policía con los protestantes se
desbordó y lo condujo a arremeter contra
alguno de ellos? Las líneas entre estas
dos categorías de agresión en ocasiones
pueden ser muy difusas.
Cultura, género y diferencias
individuales
TABLA 11.1
El reloj del crimen violento
Así como no todos los tipos de agresión son iguales, no todos los grupos
de personas son iguales en sus actitudes y propensión hacia la agresión.
Aunque las tasas de crímenes violentos en Estados Unidos
han declinado en años recientes, todavía siguen siendo
Antes de estudiar las causas de la agresión y qué puede hacerse acerca
turbadoramente elevadas, como ilustran estas estadísticas de ellas, es necesario considerar qué semejanzas y diferencias tiene la
promediadas, y son mucho más altas de lo que eran hace agresión entre las culturas, el género y los individuos.

>
algunas décadas.

En Estados Unidos, en 2011 hubo, en promedio:


Un ASESINATO cada 36 minutos Cultura y agresión
Una VIOLACIÓN POR LA FUERZA cada 6 minutos
Las culturas varían dramáticamente en cómo, y cuánto, se agreden sus
Un ASALTO AGRAVADO cada 42 segundos
miembros unos a otros. Esta variación puede verse entre las sociedades
Un CRIMEN VIOLENTO cada 26 segundos
y entre grupos específicos, o subculturas, dentro de una sociedad.
Con base en Federal Bureau of Investigation statistics. © Cengage Learning

Comparaciones entre las sociedades Estados Unidos ha gozado


agresión proactiva Comportamiento
de una reciente reducción dramática en sus tasas de crímenes violen-
agresivo mediante el cual el daño tos, pero sigue siendo un país excepcionalmente violento (vea la tabla 11.1). Su tasa de
se inflige como medio para un fin asesinatos es una de las más altas entre las naciones industrializadas políticamente
deseado (también llamada agresión estables, son mucho peores que las de Canadá, Australia, Nueva Zelanda y gran parte
instrumental). de Europa Occidental. Sin embargo, muchos países de Europa Oriental, África, Asia y el
agresión reactiva Comportamiento resto de América tienen peores tasas que Estados Unidos. La l figura 11.1 ilustra parte
agresivo en el que los medios y el fin de la variación en las tasas de homicidio alrededor del mundo.
coinciden; el daño se inflige por sí Las tasas de asesinato tienden a ser mucho más altas en América Central y del Sur,
mismo. el Caribe y el sur de África meridional que en otras regiones en el mundo (Oficina de

cap11 432-483.indd 436 07/11/14 22:55


Cultura, género y diferencias individuales 437

l FIGURA 11.1
El asesinato alrededor del mundo
Estas cifras indican el número de homicidios intencionales registrados por cada 100,000 habitantes en varios países durante 2010, o el
año más reciente para el que haya estadísticas disponibles, de acuerdo con estadísticas de las Naciones Unidas publicadas en 2011. Sin
embargo, interprete los números con mucho cuidado, porque existen enormes diferencias entre las prácticas de reporte y registro en los
distintos países; pero el punto básico es claro: existe gran variación en la frecuencia de asesinatos alrededor del mundo.
© Cengage Learning

Algeria
Argelia

Australia
Australia

Belarus
Bielorrusia

Canada
Canadá

Chad
Chad

Chile
Chile

Czech Republic
República Checa

Demark
Dinamarca

Ecuador
Ecuador

Finland
Finlandia

France
Francia

Germany
Alemania

HongKong
Hong Kong

India
India
Country

Israel
Israel
País

Italy
Italia

Kenya
Kenia

Korea,
Corea North
del Norte

Korea,
Corea South
del Sur

Latvia
Letonia

Nigeria
Nigeria

Norway
Noruega

Peru
Perú

Poland
Polonia

Qatar
Qatar

Singapore
Singapur

Turkey
Turquía

Ukraine
Ucrania

UnitedUnidos
Estados States

United
ReinoKingdom
Unido

0 5 10 15 20 25
Number
Número of Murders
de asesinatos porper 100,000
cada People
100,000 habitantes

cap11 432-483.indd 437 07/11/14 22:55


438 Capítulo 11 Agresión

Drogas y Crimen de las Naciones Unidas, 2011) (vea la l figura 11.2).


l FIGURA 11.2 Varios factores contribuyen a esta tendencia, incluidos pobreza, tráfico
Asesinato por región del mundo de drogas, disponibilidad de armas, conflictos políticos y sociales, etc.
Tasas de homicidios intencionales registrados por cada Los países con grandes disparidades en el ingreso tienen tasas de ase-
100,000 habitantes en la población, en cada región del sinato casi cuatro veces mayores que las sociedades más igualitarias en
mundo poblado. la distribución del ingreso.
Oficina de Drogas y Crimen de las Naciones Unidas, 2011. Otra diferencia entre los países tiene que ver con cuán indivi-
© Cengage Learning dualistas o colectivistas tienden a ser las culturas. Como se estudia a
lo largo de este libro, las culturas individualistas colocan más énfasis
Africa
África en los valores de independencia, autonomía y confianza en sí mismo,
mientras que las culturas colectivistas colocan mayor énfasis en los
Americas
América valores de interdependencia, cooperación y armonía social. Gordon
Forbes y otros (2009, 2011) plantean la hipótesis de que las culturas
World
Mundo individualistas, que están menos preocupadas por la armonía social y
evitar el conflicto abierto, tienen más probabilidad de tener una tasa
Oceania
Oceanía relativamente elevada de agresión. Para examinar esta idea, pidieron a
estudiantes universitarios de China (una cultura muy colectivista) y de
Europe
Europa Estados Unidos (una cultura muy individualista) responder preguntas
acerca de cómo era probable que respondieran en una situación de con-
Asia flicto particular. Los investigadores descubrieron que los hombres en
Estados Unidos tienden a ser significativamente más proclives a propo-
0 5 10 15 20 ner respuestas agresivas abiertas que los hombres en China; las muje-
res tienden a no diferir en sus respuestas entre las culturas. Un estudio
Tasa Homicide rate per
de homicidios por 100,000 population
cada 100,000 habitantes
más reciente, que involucró 15 países, descubrió que los países altos en
individualismo se asociaron con mayor frecuencia de violencia esco-
lar (Menzar y Torney-Purta, 2012). Además, Yan Li y colaboradores (2010) descubrieron
que dentro de una muestra de adolescentes chinos, quienes tenían más probabilidad de
defender los valores asociados con el individualismo tendieron a ser más agresivos, cali-
ficados por sus profesores y compañeros, que los adolescentes que defendían con más
fuerza los valores del colectivismo. Sin embargo, es importante observar que las culturas
colectivistas no son inmunes a la agresión y la violencia. Por ejemplo, las tasas de ase-
sinato en India y Corea (culturas relativamente colectivistas) tienden a ser mucho más
altas que en el Reino Unido o Francia (culturas relativamente individualistas).
Las formas que suele tomar la violencia y las actitudes de las personas hacia los
diversos tipos de agresión, también difieren en el orden internacional. En relación con la
mayor parte del mundo, Estados Unidos tiene una tremenda cantidad de violencia rela-
cionada con armas. El predominio de las armas de mano en Estados Unidos es excepcio-
nalmente elevado, y aun cuando se le compare con países con los que comparte mucho
en el aspecto cultural, como Inglaterra y Australia, las actitudes hacia las armas tienden
a ser mucho más permisivas y positivas en Estados Unidos, especialmente entre los varo-
nes (Cooke, 2004). De hecho, aunque la tasa de crímenes violentos en realidad es más
baja en Estados Unidos que en el Reino Unido o Canadá, la tasa de asesinatos es mucho
más alta en Estados Unidos que en el Reino Unido (Barclay y Tavares, 2003; Slack, 2009).
Los investigadores consideran que la mayor tasa de asesinatos en Estados Unidos se
debe a la prevalencia de las armas. De acuerdo con un reporte, los homicidios por arma
de fuego fueron casi 20 veces mayores en Estados Unidos que en otros países de ingreso
alto: para personas de 15 a 24 años de edad, ¡la tasa era casi 43 veces mayor (Richardson
y Hemenway, 2011)! La facilidad con la que los tiradores en las masacres en el estreno
de Batman y en la preparatoria Columbine obtuvieron una cantidad masiva de armas y
municiones condujo a debates acerca de imponer leyes más severas para el control de
armas, pero no resultaron cambios significativos.
La violencia en Estados Unidos también tiende a involucrar a individuos más que
a grupos de personas. Los ataques grupales contra otros grupos en conflictos políticos,
étnicos, tribales u otros de carácter institucional, se ven a lo largo del mundo, pero se
asocian en particular con el Medio Oriente, África, Europa del Este y partes de América
del Sur. Y las multitudes violentas de fanáticos europeos al futbol no son raras en Ingla-
terra y otras partes de Europa, comportamiento rara vez visto en los eventos deportivos
estadounidenses.

cap11 432-483.indd 438 07/11/14 22:55


Cultura, género y diferencias individuales 439

Las culturas también difieren en sus actitudes hacia la agresión. En un estudio que
involucró a estudiantes de 36 universidades en 19 países alrededor del mundo, hubo con-
siderable variación en cuán aceptables encontraron los estudiantes diferentes acciones,
como un esposo que golpea a su mujer o viceversa (Douglas y Straus, 2006). Por ejem-
plo, casi 80% de los encuestados de una universidad en la India no desaprobaron mucho
el que un esposo golpeara a su esposa, en comparación con sólo alrededor de 24% en
una universidad en Estados Unidos. En general, los que respondieron en Europa aproba-
ron más que un esposo golpeara a su esposa que los encuestados de Australia y Nueva
Zelanda, quienes a su vez se inclinaron a aprobar un poco más que quienes contestaron
en Estados Unidos. En contraste, estas tendencias se invirtieron para la pregunta de si los
participantes alguna vez lastimaron a un compañero de cita, en este aspecto, las tasas
estadounidenses fueron las más altas de todas. De acuerdo con un reporte reciente de la
UNICEF (2012), una mayoría de adolescentes hombres y mujeres en India y Nepal consi-
deran aceptable que un hombre golpee a su esposa (Sinha, 2012).
Incluso dentro de la misma región, las diferencias culturales pueden conducir a acti-
tudes y comportamientos muy diferentes en cuanto a la agresión entre hombres y muje-
res. Un estudio de jóvenes israelíes reveló que las tasas de violencia en las citas fueron
mucho más altas entre los árabes israelíes que entre los judíos israelíes, lo que aparente-
mente refleja las normas muy distintas entre las dos culturas (Sherer, 2009).
Lo que se considera como agresión e inaceptable en relación con los niños también
puede diferir entre las culturas. Por ejemplo, en Japón no es raro que los empresarios
adultos manoseen a las colegialas en el transporte público (Ronzone, 2009), una prác-
tica que se consideraría agresiva e inaceptable en muchas otras culturas, incluida la más
violenta de Estados Unidos. De hecho, el problema se ha vuelto tan malo que algunas
compañías de tren en Tokio introdujeron vagones exclusivos para mujeres y niñas para
protegerlas contra esta práctica, como una línea de tren que antes se consideraba “el
paraíso del manoseo”, debido a los largos tramos entre estaciones y el gran número de
jovencitas en edad escolar que viajaban en ella (Joyce, 2005, p. A6). Por razones simi-
lares se anunció un programa para reservar algunos vagones del subterráneo para las
mujeres en Seúl, Corea del Sur, con el fin de protegerlas del manoseo, pero el plan se
desechó debido a una andanada de críticas (Jung-Yoon, 2011; Kiong, 2011). Para explo-
tar este comportamiento a niveles más extremos, un videojuego japonés en 3D, llamado
RapeLay, hace que los jugadores simulen la violación de una mujer y sus dos hijas “cole-
gialas vírgenes” en un tren subterráneo. Este juego provocó un alboroto internacional en
febrero de 2009, cuando se descubrió que estaba en venta (temporalmente) en Amazon.
com (Fennelly, 2009). Numerosos sitios web, DVD e incluso clubes fetichistas en Japón
están disponibles para que los hombres vean o actúen sus fantasías de manosear joven-
citas en edad escolar y mujeres jóvenes en los vagones del tren.
Otro ejemplo tiene que ver con la mutilación genital femenina, cualquiera de varios
procedimientos en los que, de acuerdo con algunas estimaciones, se cortan los genitales
de aproximadamente 6000 niñas al día en varios países alrededor del mundo, en par-
ticular en África y Asia. Se estima que alrededor de 140 millones de mujeres en todo el
mundo experimentaron este procedimiento, sobre todo en la niñez, y con frecuencia sin
anestesia o técnicas estériles (Organización Mundial de la Salud, 2012). Las culturas que
practican esto lo consideran un importante ritual sagrado, pero las que lo condenan lo
consideran un acto de violencia inhumano y peligroso, y han solicitado vigorosamente
una prohibición mundial (Allam, 2012; Corbett, 2008; Rosenthal, 2006).

Bullying alrededor del mundo Una forma de agresión que es prevalente vir-
tualmente en todas las culturas es el bullying (Volk et al., 2012). Niños y adolescentes
alrededor del mundo son acosados física, sexual o emocionalmente por sus pares.
El bullying involucra daño intencional ( físico o psicológico), repetición (la víctima
es blanco muchas veces) y un desequilibrio de poder (el acosador abusa de su poder
sobre la víctima). La prevalencia reportada de bullying varía ampliamente en los
estudios de investigación, con estimaciones en el límite inferior que sugieren que 5%
o 10% de los niños en edad escolar están involucrados en bullying, y estimaciones

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440 Capítulo 11 Agresión

en el límite superior que sugieren números tan altos como 70% a 90% (Borntrager et al.,
2009; Due y Holstein, 2008; Fleming y Jacobsen, 2010; Olweus, 2004; Rigby y Smith, 2011;
Santalahti, et al., 2008). Cuando Wendy Craig y colaboradores (2000; Pepler et al., 2004)
montaron videocámaras y micrófonos ocultos para obtener un atisbo no filtrado de la
agresión en los patios escolares de Canadá, vieron el bullying en escuelas de tamaño
mediano a una tasa de 4.5 episodios por hora.
Estos ritos de niñez ordinarios en apariencia pueden conducir a sufrimiento extraor-
dinario, incluidos sentimientos de pánico, nerviosismo y distracción en la escuela;
recuerdos recurrentes de abuso; depresión y ansiedad que pueden durar hasta la edad
adulta, e incluso suicidio (Birkett et al., 2009; Hilton et al., 2010; Jordan y Austin, 2012).
Vale la pena observar que los participantes en la mayoría de los ejemplos de tiroteos
escolares durante las dos décadas anteriores supuestamente sintieron que fueron acosa-
dos o fastidiados por sus compañeros.
Culturas no violentas Aunque la violencia parece estar en todas partes, unas pocas
sociedades se destacan como excepciones no violentas. Bruce Bonta, Douglas Fry y sus
colaboradores han identificado algunas sociedades alrededor del mundo que están casi
completamente libres de violencia (Bonta, 1997; Fry, 2012; Miklikawska y Fry, 2010).
Bonta (1997) describió 25 de dichas sociedades, y Bonta y Fry (2006) más tarde reco-
pilaron una lista de 40 sociedades pacíficas. Por ejemplo, los chewong, que viven en las
montañas de la península malaya, ni siquiera tienen palabras en su idioma para disputa,
pelea, agresión o guerra. El acto de agresión más serio percibido durante un año entre
los ifaluk, que viven en un pequeño atolón en los Estados Federados de Micronesia, invo-
lucró a un hombre que “tocó a otro en el hombro con enojo, una ofensa que resultó en
una multa severa”. Los amish, huteritas y menonitas son todas sociedades que residen
en un Estados Unidos relativamente violento (así como en Canadá), pero siguen siendo
notablemente no violentos. La tabla 11.2 menciona algunas de las otras sociedades que
estos investigadores identificaron como no violentas. ¿Qué hace a todas estas sociedades
ser tan pacíficas? De acuerdo con Bonta (1997), la gran mayoría de ellas se opone con
fuerza a la competencia y aboga por la cooperación en todos los aspectos de su vida. Esto
plantea la posibilidad de que la cooperación y la falta de competencia pueden promover
la no violencia. La interdependencia y el tener metas superiores también son evidentes
entre las personas en muchas de estas sociedades (Fry, 2012).
Sin embargo, la paz de una de estas comunidades no violentas fue sacudida la
mañana del 2 de octubre de 2006. Charles Roberts, de 32 años de edad, conductor de
un camión lechero y padre de tres hijos, irrumpió en una escuela amish de una habita-
ción en Pennsylvania; llevaba tres armas de fuego, dos cuchillos y hasta 600 rondas de
municiones, junto con otros materiales para realizar un horrible ataque. Dejó que los
niños y algunos adultos salieran, después alineó a las niñas, de entre 6 y 13 años de edad,
contra el pizarrón, las amarró y les disparó una a una. Después de que entrara la policía,
Roberts se suicidó con un disparo. Cinco de las niñas murieron y cinco más resultaron
seriamente lesionadas.
Los detalles de la masacre fueron de verdadera pesadilla. Al menos dos de las niñas
a quienes les disparó pidieron al asesino ser las primeras, con la esperanza de que perdo-
nara a alguna de las niñas más jóvenes. Y, sin embargo, en un notable despliegue del com-
promiso de esta comunidad con sus principios de paz y perdón, las familias de las niñas
asesinadas y lesionadas ofrecieron oraciones por el asesino y su familia. De acuerdo con
algunos reportes, la misma noche de los asesinatos algunos amish “se presentaron en la
cocina de la familia del asesino, rodearon con sus brazos al lloroso padre de éste y dijeron
‘perdonaremos a Charlie’”. Un miembro de la comunidad sugirió que el perdón mostrado
por los amish en este incidente pudo ser “un regalo para el mundo... Tal vez haya algo
que aprender acerca de cómo las naciones pueden tratar a otras naciones” (Dueck, 2006,
p. A25).
Subculturas dentro de un país Existen importantes variaciones en la agresión den-
tro de sociedades particulares en función de la edad, la clase, el grupo étnico y la región.
Por ejemplo, los adolescentes y adultos jóvenes tienen una tasa mucho más alta de
involucramiento en crímenes violentos, tanto como ofensores o como víctimas, que cual-

cap11 432-483.indd 440 07/11/14 22:55


Cultura, género y diferencias individuales 441

quier otro grupo etario. El hecho de que la población


estadounidense haya envejecido en años recientes
es una de las razones citadas para el agudo declive
en las tasas de crímenes violentos durante el pasado TABLA 11.2
par de décadas. (Otros factores que se observan con Sociedades no violentas
frecuencia incluyen sentencias de prisión más largas Además de las estudiadas en el texto, esta tabla menciona algunas de las
para los criminales, vigilancia policial más visible y otras sociedades que los investigadores identificaron como no violentas.
orientada a la comunidad, una reducción del mer-
cado del crack y leyes más duras para el control de Sociedad Comentarios
armas.) Balinesa (isla indonesia de Bali) Un investigador que estuvo ahí durante 4 años
¿Y qué hay de la raza? A pesar de las historias nunca atestiguó siquiera el ver a dos niños pelear.
que consiguen más atención en las noticias, la gran Glwi (centro del desierto de Aborrecen la violencia y obtienen placer de los
mayoría de los asesinatos son intrarraciales más que Kalahari, al sur de África) eventos afortunados sólo si están en compañía de
miembros del grupo.
interraciales. Entre los incidentes en que se identi-
Inuit (regiones árticas, incluidas Usan estrategias para controlar el enojo y evitar la
ficó el grupo étnico del asesino en Estados Unidos
las de Siberia, Alaska, Canadá y violencia; tienen un fuerte temor a la agresión.
en 2010, 92% de las víctimas afroamericanas de ase- Groenlandia)
sinato fueron víctimas de ofensores afroamericanos, Ladakhis (sociedad budista Los pobladores indican que no tienen memoria de
y 85% de las víctimas de asesinato de raza blanca tibetana en el norte de India) alguna pelea en la aldea.
fueron ejecutadas por ofensores caucásicos. Sin Sernai (pueblo aborigen del Los pobladores comparten cualquier cosa que
embargo, los afroamericanos viven en una subcul- centro de la península malaya) puedan costear y no esperan a cambio un “gracias”;
tura mucho más violenta que los caucásicos. La pro- casi nunca ocurren explosiones emocionales..

porción de afroamericanos, en particular varones, Zapoteca (sociedad nativa de “Varios investigadores han quedado fascinados de
América en el sur de México) que una comunidad sea particularmente pacífica,
que son perpetradores o víctimas de homicidio, es
con muy fuertes valores que se oponen a la
consistentemente mucho mayor que la de otros gru- violencia, en contraste con otras cercanas, donde las
pos étnicos. Por ejemplo, aunque los afroamerica- peleas y el machismo son similares a los del resto de
nos representaban alrededor de 13% de la población México” (Bonta, 1997, p. 320).

estadounidense en 2010, fueron víctimas de casi la


Bonta, 1997; Miklikowska y Fry, 2010. © Cengage Learning
mitad de todos los asesinatos (Departamento de Jus-
ticia de Estados Unidos, 2011). Los datos confiables
acerca de las tasas de homicidio entre otros grupos étnicos son mucho más limitados.
Las diferencias regionales también son sorprendentes. En Estados Unidos, la tasa
de asesinatos es más alta de manera consistente en el sur, seguida por el oeste. Algunos
académicos atribuyen la mayor violencia en el sur y el oeste a una cultura de honor que
prevalece entre los hombres blancos de esas regiones. La cultura de honor alienta las
respuestas violentas ante las amenazas percibidas contra el estatus personal de hombre
honorable y poderoso (Barnes et al., 2012; Cohen et al., 1998; Hayes y Lee, 2005; Vandello
et al., 2013). Otros investigadores consideran que las altas tasas de asesinato y críme-
nes violentos en el sur se deben al clima cálido (Anderson y Anderson, 1996; Anderson
y DeLisi, 2011). Más adelante en este capítulo se estudiará más acerca de la cultura del
honor y de la relación entre calor y agresión.

> Género y agresión


A pesar de toda la variación entre las culturas, una cosa es universal: los hombres son
más violentos que las mujeres. Esto se ha descubierto de manera virtual en todas las
culturas estudiadas alrededor del mundo. Un 90% de los asesinos en Estados Unidos en
2010 fueron hombres, y 77% de las víctimas de asesinato fueron hombres. A pesar de la
significativa variación en la violencia total de un país a otro, la diferencia de género sigue
siendo notablemente estable en el tiempo y el espacio: los hombres cometen la gran
mayoría de los homicidios, y constituyen la gran mayoría de las víctimas de asesinato
(Buss, 2012; Oficina de Drogas y Crimen de las Naciones Unidas, 2011). En la avalancha
de tiroteos escolares discutidos en varios puntos de este capítulo, todos los perpetrado-
res fueron hombres. Por otra parte, alrededor del mundo, la gran mayoría de las personas
muertas por un compañero íntimo, como un miembro de la familia o un compañero
romántico actual o pasado, son mujeres.

cap11 432-483.indd 441 07/11/14 22:55


442 Capítulo 11 Agresión

¿Y qué hay de la agresión en general, en oposición a la violencia? En meta-análisis


que involucran cientos de muestras de numerosos países, John Archer (2004) y Noel Card
y sus colegas (2008) descubrieron que los hombres son consistentemente más agresivos
de manera física que las mujeres. Esto fue cierto en todas las edades y culturas de las
que se tomaron muestras. Las mujeres tuvieron igual probabilidad de sentir enojo que
En todas las culturas, los los varones, pero fueron mucho menos proclives a mostrar su enojo en formas agresivas.
hombres son más violentos Incluso entre niños de 1 a 6 años de edad, los niños muestran tasas más altas de agresión
que las mujeres. física que las niñas.
ERDADERO. V ¿De modo que todo esto significa que el estereotipo de que los hombres son más
agresivos que las mujeres es correcto? No necesariamente. La mayor parte de la inves-
tigación temprana sobre este tema se enfoca en la forma de agresión que es típica
Para cualquier categoría de los varones: agresión física. Pero piense en la definición de agresión: es la intención de
de agresión, los hombres causar daño. Existen muchas formas para dañar a alguien aparte de los medios físicos.
son más agresivos que las Investigación más reciente reconoció esto y los resultados desafían la noción de que los
mujeres. hombres son más agresivos que las mujeres. Los hallazgos que surgieron pueden resu-
ALSO. F mirse con la observación de un niño anotada por las investigadoras Britt Galen y Marion
Underwood (1997): “Los niños pueden usar sus puños para pelear, pero al menos se ter-
mina con rapidez; las niñas usan sus lenguas y eso dura por siempre” (p. 589).
Esta investigación revela que aunque los niños tienden a ser más abiertamente agre-
sivos que las niñas, no tienden a serlo cuando se trata de agresión indirecta o relacional.
De hecho, en estos tipos de agresión, ellas en ocasiones son más agresivas que
l FIGURA 11.3 ellos. Las formas indirectas de agresión incluyen actos como decir mentiras
Género y tipos de agresión para meter a alguien en problemas o para dejarlo fuera de las actividades
Los resultados de un meta-análisis de 148 estudios
deseadas. Este es un tipo de agresión indirecta que se dirige en particular a
que involucran niños y adolescentes de varios países las relaciones y el estatus social de una persona, como amenazar con termi-
indican que la magnitud y dirección de las diferencias nar una amistad, involucrarse en chismorreos y murmuraciones, y tratar de
de género en la agresión dependen de qué tipo hacer que otros sientan desagrado por el objetivo. Numerosos estudios diri-
sea. La altura de las barras en esta gráfica indica gidos en varios países alrededor del mundo han descubierto que las mujeres
el grado en que los niños muestran más agresión
que las niñas; mientras más alta sea la barra, más
tienden a involucrarse en agresión indirecta con más frecuencia que los hom-
agresión se muestra por parte de ellos en relación con bres, aunque muchos otros han descubierto sólo pequeñas diferencias de
ellas. Los niños tienden a ser mucho más agresivos género o ninguna. Los resultados del meta-análisis (Archer, 2004; Card et al.,
físicamente que las niñas, así como a ser verbalmente 2008) que ha revisado la gran literatura de investigación acerca del tema han
más agresivos (aunque esta diferencia fue menor). descubierto una diferencia de género muy pequeña pero estadísticamente
Sin embargo, en cuanto a la agresión indirecta, ellas
tienden a ser más agresivas que ellos. Esta diferencia
significativa, con niñas que exhiben un poco más de agresión indirecta que
fue pequeña pero estadísticamente confiable dentro los niños (vea la l figura 11.3).
del conjunto de estudios. ¿Por qué las niñas son al menos tan agresivas como los niños en las
Con base en Card et al., 2008. © Cengage Learning formas de agresión relacionales (mas no en las físicas)? Los investigadores
consideran que una razón es que las mujeres suelen preocuparse más por las
0.8 relaciones y la intimidad que los hombres, y por tanto pueden ver el lastimar
socialmente a alguien como muy efectivo. Otra razón puede ser que las nor-
(niños > niñas)

0.7 mas fuertes alientan a los niños a agredir físicamente, pero estas mismas
0.6 normas desalientan a las niñas a hacer lo mismo (Crick et al., 1999; McEa-
chern y Snyder, 2012; Spieker et al., 2012).
0.5
> girls)

Además de las diferencias de género, puede haber diferencias en los


tipos de agresión que practican las personas en función de la orientación
efecto

0.4
del(boys

sexual. Por ejemplo, Mark Sergeant y otros (2006) descubrieron que los hom-
0.3
bres gay reportaban niveles significativamente más bajos de agresión física
Effect size

0.2 que los heterosexuales, pero no había diferencia entre los dos grupos en las
Tamaño

0.1
tasas de agresión indirecta reportadas por ellos mismos.
Un hallazgo de investigación que con frecuencia se toma con gran
0.0 sorpresa y escepticismo es que no hay diferencia de género confia-
–0.1 ble en el porcentaje de mujeres y hombres que asaltan físicamente a
Física
Physical Verbal directa Indirecta
Direct-verbal Indirect sus compañeros íntimos. Esto es, las mujeres son al menos tan procli-
ves a agredir a sus compañeros varones, que los hombres a agredir a sus
Type
Tipo of
deaggression
agresión
compañeras mujeres. Esto se ha reportado hasta el momento en más
de 200 estudios a lo largo de las décadas pasadas (Straus, 2011). Estos

cap11 432-483.indd 442 07/11/14 22:55


Cultura, género y diferencias individuales 443

resultados no sólo desafían las expectativas y estereotipos de la mayoría de


las personas, tampoco coinciden con las estadísticas de la policía o agencias
involucradas en ayudar a las personas que sufren de violencia íntima por
parte de su pareja. Los investigadores en esta área explican que la razón de
esta diferencia es que los hombres tienen mucha menos probabilidad que
las mujeres de reportar ante la policía o las diversas agencias que su pareja
los agredió físicamente. Desde luego, las normas desempeñan un papel en
esto, pues por muchos es visto como mucho más aceptable que una mujer
golpee a su pareja hombre a que un hombre golpee a su pareja mujer. Otra
razón importante, y de cierto modo relacionada, es que las consecuencias
de la agresión y la violencia no son iguales. Las mujeres con más frecuencia
son asesinadas, seriamente lesionadas o asaltadas sexualmente durante las
disputas domésticas que los hombres (Archer, 2000, 2002; Straus y Ramírez,
2005). Como dice Barbara Morse (1995): “Las mujeres fueron con más fre-

Paramount/The Kobal Collection at Art Resource, NY


cuencia las víctimas de severos asaltos y lesiones por parte del compañero,
no porque los hombres golpeen con más frecuencia, sino porque golpean
con más fuerza” (p. 251). Las tasas de agresión y violencia en forma de asalto
sexual difieren mucho por género, siendo abrumadoramente más probable
que sean los hombres los perpetradores y las mujeres el blanco.

> Diferencias individuales


Aunque es claro que la agresión puede variar entre las culturas y el género, una
pregunta diferente es si existe consistencia en la agresión en individuos espe-
La película
cíficos. En otras palabras, ¿algunas personas simplemente tienden a ser más agresivas que Mean girls (Chicas
otras, a lo largo del tiempo y en diferentes contextos? La evidencia en este punto es bas- pesadas), protagonizada
tante clara: aunque las variables situacionales (como verá más adelante en este capítulo) por Lindsay Lohan y Rachel
ciertamente influyen en si alguien agredirá y cómo, existen algunas diferencias individua- McAdams, presenta chicas
de bachillerato involucradas
les estables en la agresividad. La agresión en la niñez predice la agresión en la adolescencia en una batalla creciente
y la edad adulta, junto con criminalidad adulta, abuso de alcohol y otros comportamientos de agresión relacional
antisociales. De igual forma, la baja agresión en la niñez predice baja agresión en la edad indirecta.
adulta (DeWall et al., 2013; Huesmann et al., 2011; Kokko et al., 2009).
¿Qué tipos de personalidades tienden a asociarse con la agresividad? Los investi-
gadores con frecuencia identifican las personalidades de los individuos con base en lo
que se llama los “cinco grandes” factores, cinco dimensiones que explican la gran can-
tidad de variabilidad en las personalidades de los individuos dependiendo del género y
la cultura. Estas cinco dimensiones son: (1) afabilidad (amable, confiable, cooperador),
(2) diligencia (responsable, ordenado, fiable), (3) apertura a la experiencia (intelectual,
pensamiento independiente, preferencia por la novedad), (4) extroversión (dirigido
hacia fuera, energético, asertivo) y (5) neurosis (molesto con facilidad, emocionalmente
inestable). De estos cinco factores, tener baja afabilidad es un predictor particularmente
fuerte de la agresión. Tener baja la dimensión de apertura y alta la dimensión de neurosis
también se asocian con agresión (Barlett y Anderson, 2012).
Algunos rasgos asociados con la agresión tienden a predecirla de manera confiable
sólo en condiciones de provocación; esto es, en situaciones en las que el individuo se
siente amenazado, insultado o estresado (Bettencourt et al., 2006). Entre estos rasgos
están la susceptibilidad emocional (la tendencia a sentirse estresado, inadecuado y vulne-
rable ante amenazas percibidas), la personalidad tipo A (la tendencia a ser impulsado por
sentimientos de inadecuación para tratar de probarse a sí mismo por medio de logros
personales) y la impulsividad (ser relativamente incapaz de controlar los pensamientos
y comportamientos propios). Cuando no se les provoca, los individuos con estos rasgos
no tienen mucha más probabilidad que otros de comportarse de manera agresiva. Sin
embargo, la provocación puede encender las mechas relativamente cortas de estos indi-
viduos, lo que conduce a la potencial explosión de la agresión.
Muchas personas suponen que los individuos, en particular los adolescentes, con
baja autoestima tienen más probabilidad de agredir que las personas con autoestima
promedio o alta. La evidencia acerca de esto es mixta cuando mucho (Bushman et al.,

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444 Capítulo 11 Agresión

2009; Donnellan et al., 2005; Locke, 2009). De hecho, la investigación reciente sugiere no
sólo que la baja autoestima no predice la agresión, sino que las personas con alta auto-
estima son particularmente proclives a agredir si (1) también son altas en narcisismo y
(2) recibieron una amenaza a su ego, como la proveniente de una humillación o insulto
(Bushman et al., 2009; Thomaes et al., 2008). Aunque la autoestima no es un gran indi-
cador de la agresión, el narcisismo claramente lo es. El narcisismo involucra tener un
sentido inflado del valor y el amor propios, baja empatía hacia los demás, tendencia a
enfocarse en el yo en lugar de en otros y ser especialmente sensible a los insultos per-
cibidos. El narcisismo se relaciona de manera consistente y positiva con la agresión en
respuesta a la provocación, en particular si ésta es pública en lugar de privada (DeWall et
al., 2013; Ferriday et al., 2011; Pauletti et al., 2012).
A diferencia de la autoestima, un factor que tiene un relación muy clara y consistente
con la agresión es el autocontrol (DeWall et al., 2013; Denson, DeWall y Finkel, 2012).
Los individuos con fuerte autocontrol pueden resistir los impulsos y actuar en formas
que son consistentes con sus estándares personales y sociales de comportamiento ade-
cuado. Los niños con bajo autocontrol tienden a ser más agresivos cuando son adultos
jóvenes (Moffitt et al., 2011). El autocontrol pobre predice la agresión hacia los extraños y
compañeras románticas (DeWaal, Finkel y Denson, 2011; Finkel et al., 2009). Meta-análi-
sis han reportado que el autocontrol pobre es uno de los indicadores más fuertes de cri-
men (Pratt y Cullen, 2000). Un estudio reciente que involucró muestras de adolescentes
de 25 países europeos descubrió que el bajo autocontrol fue un factor significativo para
predecir el ciberbullying (Vazsonyi et al., 2012).

Orígenes de la agresión
Sin importar estas diversas diferencias culturales, de género e individuales, la agresión
ha sido parte prevaleciente de la interacción humana a lo largo de la historia y alrededor
del mundo. No sorprende que muchos hayan especulado acerca de los orígenes de la
agresión. ¿De dónde proviene? ¿Las personas nacen agresivas o se les enseña a ser agre-
sivas? Muchos argumentan a favor de un lado o del otro en el debate “naturaleza-educa-
ción”: el lado de la “naturaleza” sostiene que la agresión es una característica innata de
los seres humanos, y el lado “educación” sostiene que la agresión se aprende mediante
la experiencia. En esta sección se observan las teorías y la investigación más relevantes
para rastrear los orígenes de la agresión humana. Al revisar cada perspectiva, se examina
cuán bien puede explicar el predominio global de la agresión, así como las diferencias
culturales y de género recién discutidas.

> ¿La agresión es innata?


Las características innatas no dependen del aprendizaje para su desarrollo, aunque pue-
den ser influidas por el aprendizaje, la cultura y otros factores. Aquí se examinan dos
enfoques del tema de si la agresión es innata: (1) explicaciones de la psicología evolu-
tiva y (2) factores biológicos, incluidos genes, hormonas, neurotransmisores y funciona-
miento cerebral y ejecutivo.

Psicología evolutiva Las explicaciones de la agresión que plantea la psicología evo-


lutiva usan los principios de la evolución para entender tanto las raíces como los patro-
nes contemporáneos de la agresión humana. Por ejemplo, en su provocador libro The
Most Dangerous Animal: Human Nature and the Origins of War (El animal más peligroso:
naturaleza humana y los orígenes de la guerra), David Livingstone Smith (2007) toma

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Orígenes de la agresión 445

una perspectiva psicológico-evolutiva en su análisis de los orígenes de la guerra humana.


Esta explicación enfatiza que la guerra humana se originó no sólo para obtener recursos
valiosos, sino también para atraer parejas sexuales y forjar lazos intragrupales. Aunque
puede parecer que en la historia evolutiva del hombre los pacifistas tuvieron más proba-
bilidad de sobrevivir que los guerreros, Smith argumenta que fueron los guerreros quie-
nes tuvieron más probabilidad de atraer parejas y ser aceptados como parte de un grupo.
Por tanto, los individuos que pudieran y quisieran luchar tuvieron mayores posibilidades
de éxito reproductivo y transmitieron estas tendencias a su descendencia, etc. El mayor
éxito reproductivo de los guerreros sobre los pacifistas resultaría en las tendencias evo-
lutivas hacia la agresión y la guerra, para volverse parte de la naturaleza humana. Más
recientemente, Anthony Volk y otros (2012) argumentan que la predominancia del bu-
llying entre la mayoría de las culturas alrededor del mundo refleja el hecho de que esta
práctica es, en parte, una estrategia adaptativa evolucionada para conjuntos particula-
res de condiciones.
La psicología social evolutiva está orientada no sólo a describir los orígenes del com- “El sonido más persistente que
portamiento social humano, sino también a generar predicciones verificables, falseables. reverbera a lo largo de la historia
Por ejemplo, las teorías evolutivas enfatizan la supervivencia genética por encima de la del hombre es el retumbar de los
supervivencia del individuo. Dado que al menos algunos de los genes de una persona tambores de guerra.”
pueden transmitirse mediante el éxito reproductivo de los parientes genéticos, la evolu- Arthur Koestler
ción debió favorecer la inhibición de la agresión contra los que están genéticamente rela-
cionados con uno. Consistente con dicha hipótesis, Martin Daly y Margo Wilson (1988,
1996, 2005) reportan que los padres biológicos tienen menos probabilidad de abusar o
asesinar a su propia descendencia que los padrastros de lesionar a sus hijastros. En dos
muestras estudiadas, niños preescolares que vivían con un padrastro o padre sustituto
tuvieron de 70 a 100 veces más probabilidad de ser víctimas de abuso mortal que los
niños que vivían con ambos padres biológicos.
¿Qué puede explicar las diferencias de género en la agresión? De acuerdo con una
perspectiva evolutiva, los machos compiten entre ellos porque las hembras seleccionan
para aparearse a los que tienen estatus alto y la agresión es un medio por el cual los
machos tradicionalmente han podido lograr estatus y mantenerlo. Como dijo el investi-
gador Vladas Griskevicius en una entrevista sobre su trabajo acerca de este tema: “Para
los hombres, pelear por estatus es igual a pelear por la supervivencia de sus genes. No
preocuparse por el estatus, lo que puede implicar retirarse de una pelea, puede ser evo-
lutivamente suicida. La agresión puede conducir a estatus. Un estatus de orden supe-
rior conduce a sexo, y ello conduce a más descendencia o de mayor calidad” (Science
Daily, 2008, 8 de diciembre). De igual forma, Jennifer Bosson y Joseph Vandello (2011)
argumentan que, para muchos hombres, la hombría es un estatus precario. En otras pala-
bras, debe ganarse y conservarse repetidamente mediante acciones. Las situaciones que
amenazan este estatus aumentan la probabilidad del comportamiento agresivo.
En Estados Unidos, aproximadamente de un tercio a un medio de las víctimas
de homicidio femenino son asesinadas por su esposo o novio. Desde luego, el abuso de la
pareja no está limitado a Estados Unidos: es un fenómeno mundial. Tampoco es de
reciente desarrollo: ha ocurrido a lo largo de la historia. De hecho, los psicólogos evolu-
tivos señalan algunos factores que predicen tal comportamiento, incluida la incertidum-
bre de los machos acerca de si son padres biológicos de sus hijos. Los comportamientos
generados por los celos sexuales, incluidos la agresión y la amenaza de agresión, pueden
diseñarse para aumentar la confianza del macho en su paternidad de la descendencia.
Consistente con el razonamiento evolutivo, las estadísticas criminales indican que la
violencia hombre a hombre es más probable que ocurra cuando uno de ellos se percibe
como desafiante del estatus o el poder social del otro, y la violencia mujer a mujer se
genera en forma predominante por los celos sexuales (Duntley y Buss, 2008; Goetz et al.,
2008; Schackelford y Goetz, 2005; Wilson y Daly, 1996).
Desde luego, como se hizo notar antes, las mujeres también agreden. Desde
una perspectiva evolutiva, el éxito reproductivo depende de la supervivencia de la
descendencia propia. Puesto que las mujeres están mucho más limitadas que los
hombres en términos del número de hijos que pueden tener, la evolución presun-

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446 Capítulo 11 Agresión

tamente favorece a las mujeres que se comprometen con la protección de sus hijos. De
hecho, gran parte de la investigación acerca de la agresión por parte de las hembras se
ha enfocado en la agresión materna, mediante la cual ellas agreden para defender a su
descendencia contra las amenazas de otros. Por ejemplo, las hembras en varias especies
atacan a los machos extraños que se acercan demasiado a su descendencia (Ferreira
et al., 2000; Gammie et al., 2000). En una línea similar, Anne Campbel (1999) propone
que las hembras tienden a colocar mayor valor en la protección de sus propias vidas, de
nuevo para proteger a su descendencia. Esta hipótesis puede explicar no sólo por qué
los machos humanos se involucran con más frecuencia en comportamientos riesgosos y
potencialmente autodestructivos, sino también por qué las hembras humanas, cuando
agreden, tienen más probabilidad de usar medios menos obvios, y por tanto menos peli-
gros, como la agresión indirecta o relacional en lugar de la agresión física abierta. La
agresión relacional también puede ser efectiva en particular para las mujeres, porque
puede dañar la reputación de las hembras rivales, lo cual puede hacer que los hombres
estén menos interesados en ellas (Vaillancourt, 2005).
Vladas Griskevicius y otros (2009) proponen que los hombres tienen más proba-
bilidad que las mujeres de aumentar su estatus (y competir con éxito por las mujeres)
mediante la agresión directa, cara a cara, contra otros hombres, mientras que las mujeres
tienen más probabilidad de aumentar su estatus (y competir con éxito por los hombres)
mediante la agresión indirecta contra otras mujeres. En una serie de experimentos, Gris-
kevicius y otros activaron un motivo de estatus para algunos de los hombres
y mujeres participantes (como hacer que piensen en competir con otros del
mismo sexo por una promoción laboral de estatus alto) o un motivo no rela-
cionado con otros participantes. Luego todos los participantes leen acerca
The New Yorker Collection 2001 Donald Reilly from cartoonbank.com.Todos los derechos reservados.

de un escenario en el que una persona de su mismo sexo es ruda con ellos


en público, y se les pidió indicar cómo responderían. Activar un motivo de
estatus aumentó las respuestas de agresión directa (por ejemplo, empujar o
golpear a la persona) en los hombres, en tanto que aumentó las respuestas
agresivas indirectas (por ejemplo, hablar a espaldas de la persona o excluirla
de un grupo social) en las mujeres.

Genética del comportamiento La psicología evolutiva involucra enlazar


la evolución con la transmisión genética y el comportamiento. La genética del
comportamiento se enfoca en las últimas dos. Como se dijo antes, la agresi-
vidad es una característica de la personalidad más o menos estable; los niños
relativamente altos en agresividad tienen más probabilidad de ser agresivos
más tarde en la vida. ¿Este tipo de personalidad agresiva puede deberse a los
genes? Para responder esta pregunta, los investigadores usan con frecuencia
dos tipos de estudios en la investigación con humanos. En estudios de geme-
los, los gemelos monocigóticos (que son idénticos en su constitución gené-
tica) se comparan con gemelos dicigóticos (que comparten sólo parte de sus
“Es cosa de machos.” genes). En cualquier rasgo hereditario, los primeros serán más similares que
los segundos. Los estudios de adopción también se usan en la investigación
de la genética del comportamiento. En cualquier rasgo hereditario, los niños adoptados
se parecerán más a sus padres biológicos que a sus padres adoptivos.
Los resultados de estudios de gemelos y de adoptados produjo resultados un tanto
inconsistentes, pero la tendencia en la investigación apoya que el comportamiento agre-
sivo humano es heredable en al menos cierto grado (Hines y Saudino, 2002; Miles y Carey,
1997; Rowe et al., 2008; Vierikko et al., 2006). Un hallazgo interesante proveniente de un
estudio de gemelos en el área de Montreal fue que había evidencia mucho más fuerte del
papel de los genes en la agresión física que en la agresión indirecta relacional (Brendgen
et al., 2005). Análisis más recientes sugieren que la herencia explica entre un cuarto y
menos de la mitad de la variación en la agresión de los niños; en otro estudio, las diferen-
cias genéticas explicaron un porcentaje mucho más alto de variación en el bullying (Ball
et al., 2008; Bezdjian et al., 2011; Tuvblad et al., 2009). Las variaciones genéticas particu-
lares, como la del gen de la monoaminoxidasa A (MAOA), se han vinculado al compor-
tamiento agresivo (McDermott et al., 2009). Este tipo de investigación de las variaciones
genéticas sin duda se volverán más comunes en los próximos años.

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Orígenes de la agresión 447

El papel de la testosterona Además de la cuestión de la herencia, los investigadores


han estado interesados desde hace mucho en determinar qué factores biológicos especí-
ficos influyen en la agresión. Debido a las persistentes diferencias sexuales en la agresión
física entre los humanos y otros animales, muchos investigadores se han preguntado si
la testosterona tiene un papel. Aunque hombres y mujeres tienen esta “hormona sexual
masculina”, ellos por lo general tienen niveles mucho más altos que ellas. La investiga-
ción realizada en varios animales ha descubierto una fuerte correlación entre los niveles
de testosterona y la agresión. La relación es mucho más débil entre los humanos. Aun
así, algunos estudios han documentado una asociación entre la testosterona y la agre-
sión en humanos. Con diversas muestras de personas, como niños jóvenes, prisioneros,
estudiantes universitarios y ancianos, estos estudios tienden a mostrar una correlación
positiva entre los niveles de testosterona y la agresión física o violencia (Archer, 2006;
Book et al., 2001; Dabbs y Dabbs, 2000; Montoya et al., 2012; Van Bokhoven et al., 2006).
Por ejemplo, un estudio descubrió que las fraternidades universitarias en las que sus
miembros tendieron a tener niveles más altos de testosterona fueron más pendencieros
y mostraron comportamiento más crudo; las fraternidades cuyos miembros tuvieron
niveles de testosterona más bajos tendieron a ser más exitosos en el aspecto académico
y socialmente responsables, y sus miembros sonreían más (Dabbs et al., 1996). La rela-
ción entre testosterona y agresión no está limitada a los varones. Los estudios también
han mostrado una relación positiva entre testosterona, agresión y comportamientos
relacionados (como la competitividad) en las mujeres (Cashdan, 2003; Dabbs y Dabbs,
2000; Von der Pahlen et al., 2002). Investigación reciente sugiere que la testosterona alta
es especialmente probable que esté asociada con la agresión si los individuos también
son relativamente bajos en la hormona cortisol (Denson, Mehta y Ho Tan, 2013; Denson,
Ronay et al., 2013; Montoya et al., 2012).
Por intrigante que parezca, los hallazgos de correlación no pueden probar que la
testosterona cause agresión. Existen otras explicaciones. Por ejemplo, la agresión misma
puede causar aumentos temporales en la testosterona si la agresión es exitosa (Gladue et
al., 1989; Mazur et al., 1992). El estrés también puede estar involucrado en la correlación
entre testosterona y agresión: el estrés puede elevar de manera simultánea la testoste-
rona y la agresión, lo que resulta en una correlación que puede reflejar los efectos del
estrés en lugar de los efectos de la testosterona.
Por razones éticas, los investigadores no manipulan los niveles de testosterona de
las personas para medir sus efectos sobre la agresión y otros comportamientos. Pero
Stephanie Van Goozen y otros (1995; Cohen-Ketteinis y Van Goozen, 1997) estudiaron
individuos que voluntariamente manipularon sus hormonas sexuales: transexuales que
se sometían a tratamientos de reasignación de sexo. Los investigadores administraron
pruebas de agresión a 35 transexuales de mujer a hombre y a 15 transexuales hombre a
mujer poco antes y tres meses después del inicio del tratamiento hormonal transexual en
un hospital holandés. Conforme sus niveles de hormonas masculinas aumentaban, los
transexuales de mujer a hombre mostraron aumento en la proclividad hacia la agresión.
En contraste, la privación de estas hormonas en el grupo de hombre a mujer se asoció
con una disminución en la inclinación hacia la agresión. Sin embargo, es importante
observar que estos cambios en la agresividad podrían provocarse no por el tratamiento
hormonal mismo, sino más bien por factores indirectos, como las expectativas de los
transexuales o las reacciones hacia ellos de alguna otra persona.
Otra línea de investigación que apoya la idea de que la testosterona puede predecir
la agresividad puede sorprender al lector como algo extraño. Observe sus dedos índice y
anular. ¿Cuál es más largo, desde la punta hasta donde se conecta con la mano? Créalo o no,
¡su respuesta puede ser una pista de cuán agresivo está proclive a ser! Bien, esto puede ser
un poco exagerado, pero la investigación ha mostrado algunas correlaciones interesantes
entre la razón de la longitud de los dedos, la testosterona y la agresión. Los hombres tien-
den a tener dedos índices relativamente más cortos en relación con los dedos anulares;
las razones más cortas (en especial en la mano derecha) se consideran más “masculinas”.
Las razones más bajas (llamadas 2D:4D baja en la literatura, donde 2D y 4D significan

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448 Capítulo 11 Agresión

el segundo y cuarto dígitos, respectivamente) se considera están asociadas con la expo-


sición a mayores niveles de testosterona prenatal. Aunque una revisión de esta literatura
sugiere que la relación entre estas razones y la agresión es más bien débil (Hönekopp y
Watson, 2011), un creciente número de estudios ha descubierto que dicha razón de la
longitud de los dedos se asocia con mayor agresión.
Por ejemplo, algunos estudios demostraron que, para hombres, las razones 2D:4D
más bajas (esto es, razones más “masculinas”) se asocian con calificaciones más altas
para el rasgo de agresión física, reportes de ser más amenazante y físicamente agresivo
hacia sus compañeras de citas, personalidades más altas en dominio agresivo y rudeza
mental y aptitud para los deportes (Bailey y Hurd, 2005; Cousins et al., 2009; Golby y
Meggs, 2011; Hönekopp, 2011; Van der Meij et al., 2012). También se ha encontrado que
las razones más bajas predicen el éxito de los luchadores de sumo en Japón (Tamiya et al.,
2012) y la elección del servicio militar en Corea (Huh, 2012); en el último caso, los infan-
tes de marina (que usualmente se considera en Corea que soportan el entrenamiento
más duro de las ramas militares) tienen razones 2D:4D promedio significativamente más
bajas que los miembros del ejército, la fuerza aérea o la marina (vea la l figura 11.4).
La relación entre las razones de longitud de los dedos y la agresión o las medidas
relacionadas con la agresión es más mixta en las mujeres. Saray
Coyne y otros (2007) descubrieron que, en el caso de las mujeres,
l FIGURA 11.4 esta razón de la longitud de los dedos no está asociada con una
Razón de longitud de dedos y rama militar en Corea medida de la agresión directa, sino que tiene una correlación posi-
De acuerdo con alguna investigación, mientras más corto sea tiva con su agresión indirecta.
el dedo índice derecho de un individuo en relación con su
dedo anular derecho, se dice que la razón de dedos es más
“masculina”, y se considera que está asociada con la exposición El papel de la serotonina La testosterona no es el único factor
a niveles más altos de testosterona prenatal. Esta figura biológico vinculado con la agresión humana. Muchos investigado-
presenta la razón promedio para una muestra de hombres res investigan el papel del neurotransmisor serotonina (Carrillo et
de cada una de las cuatro ramas de la milicia en la República de
Corea. Por lo general, se considera que en ese país los infantes
al., 2009; Crockett et al., 2008; Montoya et al., 2012; Suárez y Krish-
de marina tienen el entrenamiento más duro, y los hombres nan, 2006; Takahashi et al., 2011). La serotonina parece funcionar
en este estudio provenientes de la marina tuvieron razones de como un mecanismo de freno para restringir los actos de agresión
longitud de dedos significativamente más bajas (lo que sugiere impulsivos y reactivos. Niveles bajos de serotonina en el sistema
mayores niveles de testosterona prenatal) que los hombres de
otras ramas.
nervioso de los humanos y muchos animales se asocian con altos
Tamiya et al., 2012. © Cengage Learning niveles de agresión. Los medicamentos que aumentan la activi-
dad de la serotonina pueden amortiguar la agresividad, junto con
0.97 varios otros comportamientos impulsivos y socialmente desvia-
dos. Dichos fármacos incluso se han usado para tratar la “furia al
0.965
volante”, los actos impulsivos de agresión y violencia de las perso-
0.96 nas mientras conducen.

0.955 Funcionamiento cerebral y ejecutivo Además de las hormo-


dígitos

nas y los neurotransmisores, el lóbulo frontal del cerebro es otro


0.95
Ratio

tema caliente en la investigación acerca de los fundamentos bio-


Digitde

0.945 lógicos de la agresión humana. Con el uso de varias técnicas, los


Razón

investigadores han encontrado evidencia que vincula las anormali-


0.94 dades en las estructuras del lóbulo frontal con las tendencias hacia
el comportamiento agresivo y violento (Miczek et al., 2007; Miura,
0.935
2009; Raine, 2008). En particular, se ha implicado a la corteza pre-
0.93 frontal. El procesamiento prefrontal deteriorado puede perturbar
lo que se llama funcionamiento ejecutivo, las habilidades y procesos
0.925 cognitivos que permiten a los humanos planear o inhibir sus accio-
0.92
nes. El funcionamiento ejecutivo permite a las personas respon-
Marinos
Marines Fuerza aérea Marina
Air Force Navy Ejército
Army der a situaciones en forma razonada y flexible, en oposición a ser
impulsado exclusivamente por estímulos externos (Hoaken et al.,
Lower
Las ratios are
razones másassociated
bajas sewith more prenatal
asocian con más 2007). Un creciente cuerpo de investigación descubrió un vínculo
exposure to testosterone.
exposición a testosterona prenatal.
entre un funcionamiento ejecutivo pobre y la agresión alta (Ellis et
al., 2009; Giancola et al., 2012; Raaijmakers et al., 2008).

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Orígenes de la agresión 449

Un notable hallazgo reciente es que los adolescentes muy agresivos mostraron


diferentes patrones de actividad cerebral en respuesta a atestiguar a alguien más pade-
ciendo dolor, lo cual redujo su agresividad (Decety et al., 2009). En particular, cuando
observaron situaciones en las que alguien inflige dolor intencionalmente a otra per-
sona, los adolescentes sanos mostraron actividad cerebral asociada con la empatía. Sin
embargo, los adolescentes muy agresivos mostraron un patrón de actividad cerebral
asociada con experimentar recompensas, lo que sugiere que gozaron al ver a otros expe-
rimentar dolor que alguien más les infligió de manera intencional. Además, los adoles-
centes agresivos mostraron menos activación en áreas asociadas con la autorregulación
y el razonamiento moral cuando veían a alguien infligir dolor a otro, comparados con los
adolescentes no agresivos.
Éstas son algunas de las líneas de
investigación que demuestran asocia- l FIGURA 11.5
ciones entre funcionamiento cerebral y Funcionamiento cerebral y agresión
agresión y otros comportamientos anti- Esta figura muestra tres cortes del cerebro. Investigación reciente ha descubierto que,
sociales. La l figura 11.5 ilustra algunas dentro de cada corte, las áreas resaltadas en color están deterioradas en poblaciones
de las regiones cerebrales implicadas en antisociales, violentas y psicopáticas.

>
estos estudios. Raine, 2008.

¿La agresión se
aprende?
Sin importar la aportación precisa de los
factores genéticos y biológicos, es claro
que el comportamiento agresivo está
fuertemente afectado por el aprendizaje
(Bandura, 1973). Las recompensas obte-
nidas por la agresión hoy aumentarán
su uso mañana. Dichas recompensas
vienen en dos sabores: reforzamiento
positivo, cuando la agresión produce
resultados deseados, y reforzamiento
negativo, cuando la agresión evita o
detiene los resultados indeseables. El
niño que consigue un juguete al golpear
al dueño del mismo es probable que
golpee de nuevo. Del mismo modo, tam-
bién, el niño que puede hacer que otros
niños dejen de agredirse al separarlos a
golpes aprendió la desafortunada lec-
ción de que la agresión paga. Los niños
que ven que la agresión produce más
resultados buenos y menos resultados
malos son más agresivos que otros (Bol-
dizar et al., 1989).
Las recompensas son una parte
de la ecuación de aprendizaje, ¿pero
qué hay del castigo? El castigo suele
promoverse como una forma de
reducir el comportamiento agresivo.
¿Las personas pueden aprender a
dejar de actuar de manera agresiva
Raine, 2008

mediante el castigo? Algunos políti-


cos y oficiales de policía en la ciudad
de Nueva York creen que la dramática

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450 Capítulo 11 Agresión

reducción en el crimen en la ciudad en años recientes (de 2245 asesinatos en 1990 a sólo
515 en 2011, ¡menos de un cuarto de la cifra de 1990!) se debe en gran parte al castigo más
expedito y efectivo de todos los tipos de crímenes, incluso los relativamente menores,
como el vandalismo, lo que envía el mensaje de que el crimen conducirá al castigo. (Otros
factores que pueden ser más importantes en este declive incluyen la reducción de armas
y drogas, particularmente el crack, y el aumento en la edad de la población.) La investi-
gación sugiere que es más probable que el castigo reduzca la agresión cuando (1) sigue
inmediatamente al comportamiento agresivo, (2) es bastante fuerte como para disuadir
al agresor y (3) se aplica de manera consistente y es percibido como justo y legítimo por
parte del agresor. Sin embargo, tales condiciones rigurosas rara vez se logran, y cuando
se dan, el castigo puede ser contraproducente. Cuando las cortes están sobrecargadas de
trabajo y las prisiones atiborradas, que con frecuencia es el caso, la relación entre crimen
y castigo puede parecer más una lotería que un sistema racional en el que el castigo coin-
cide con el crimen. En resumen, la certeza del castigo es más importante que su severidad
(Berkowitz, 1998).
Existe también otro problema con el castigo. El que es percibido como injusto o arbi-
trario puede provocar venganza, lo cual crea un ciclo que intensifica la agresión. Acaso
lo más problemático es que el castigo, en especial cuando se administra de forma eno-
jada u hostil, ofrece un modelo para imitar. Murray Straus y sus colegas (Straus, 2000,
2010; Straus y Douglas, 2008) han criticado abiertamente el uso del castigo corporal: la
fuerza física (como azotar, golpear y pellizcar) tiene la intención de provocar dolor en un
niño, mas no de lesionarlo, con el propósito de controlar o corregir su comportamiento.
La gran mayoría de los niños en Estados Unidos experimentan azotes y otras formas
de castigo corporal. Sin embargo, numerosos estudios reportan una relación positiva
entre el castigo corporal y la predisposición a la agresión: más castigo corporal ahora se
asocia con más agresión posterior. Elizabeth Gershoff (2002) investigó este tema con un
meta-análisis de 88 estudios realizados durante seis décadas y que involucraron a más
de 36,000 participantes. Su análisis reveló fuerte evidencia para una correlación posi-
tiva entre castigo corporal y varias categorías de comportamientos antisociales subse-
cuentes, como agresión posterior cuando niño, agresión como adulto y comportamiento
criminal adulto. Revisiones más recientes siguen encontrando evidencia en países alre-
dedor del mundo de la relación entre castigo corporal y problemas posteriores de agre-
sión, violencia, criminalidad, abuso de drogas y problemas de salud mental (Afifi et al.,
2012; Straus, 2010).
Los niños que son golpeados La relación entre castigo corporal paterno y la posterior agresión del niño está
o disciplinados de alguna otra influida por algunos factores, incluidos el ambiente familiar global, las emociones mos-
forma física (sin abusar de ellos) tradas por los padres durante el castigo y diferencias culturales y étnicas (Benjet y Kaz-
por comportarse de manera din, 2003; Pagani et al., 2009; Pinderhughes et al., 2000). Por ejemplo, es menos probable
agresiva tienden a volverse que el castigo corporal aumente la agresividad cuando se administra en el contexto de
menos agresivos.
FALSO. una relación padre-hijo global cálida y de apoyo (Baumrind, 1997; Deater-Deckard et al.,
1998).

Teoría del aprendizaje social Uno de los autores de este libro recuerda mucho una
tarde fría cuando era adolescente y practicaba juegos informales pero competitivos de
futbol americano y hockey con sus amigos. Ambos juegos los practicaban sin equipo
protector y con bastante rudeza, pero el futbol americano era, de los dos, el más bru-
tal desde el punto de vista físico. Sin embargo, a pesar del hecho de que virtualmente
cada jugada terminaba en una pila de muchachos saltando sobre el cuerpo aplastado
de un oponente, era muy raro que se desatara una pelea real. Por otra parte, cuando este
mismo grupo de amigos jugaba hockey, virtualmente en cada juego que realizaban se
presentaba al menos una pelea. ¿Por qué? Aunque el autor estaba muy lejos de su pri-
mera clase de psicología social, estaba bastante seguro de que él y sus amigos basaban
su comportamiento en modelos de rol. Casi nunca habían visto a jugadores profesionales
de futbol americano detenerse y pelear en el campo. Pero rara vez habían visto un juego
profesional de hockey en el que esto no ocurriera.

cap11 432-483.indd 450 07/11/14 22:55


Orígenes de la agresión 451

El poder de los modelos para modificar el comportamiento es una

© The New Yorker Collection 2009 Matthew Diffee from cartoonbank.com. Todos los derechos reservados.
tesis central de la teoría del aprendizaje social de Albert Bandura
(1977). Ésta enfatiza que uno aprende del ejemplo de otros, así como de
la experiencia directa con recompensas y castigos. Los modelos influ-
yen en el comportamiento prosocial de ayuda descrito en el capítulo 10.
También afectan el comportamiento agresivo antisocial. En un estudio
clásico, Bandura y sus asociados (1961) observaron el comportamiento
de niños levemente frustrados. Los que antes habían observado a un
adulto lanzar, golpear y patear un muñeco inflable (conocido como
Bobo, llamado así por el personaje que representaba) fueron más agre-
sivos cuando más tarde jugaron con el muñeco Bobo, comparados con
los que vieron a un adulto tranquilo y moderado. Estos niños siguie-
ron la guía del modelo adulto no sólo en los grados, sino también en
los tipos de agresión que mostraron. Investigación posterior demostró
ampliamente que una amplia gama de modelos agresivos pueden evo-
car una gran variedad de imitaciones agresivas. Más aún, dichos mode-
los no tienen que estar presentes; las personas en la televisión, incluso
personajes de caricatura, pueden servir como poderosos modelos de
agresión (Bandura, 1983; Baron y Richardson, 1994; Berkowitz, 1993).
“Le echo la culpa a todas las pinturas violentas en la cueva.”
Las personas aprenden más que comportamientos agresivos espe-
cíficos a partir de modelos agresivos. También desarrollan actitudes La idea de que la agresión puede
y creencias más positivas acerca de la agresión en general y construyen “pautas” agre- aprenderse al observar a otros que se
sivas que sirven como guías acerca de cómo comportarse y resolver problemas socia- comportan de manera agresiva puede
remontarse a hace muchos, muchos años.
les. Estas pautas pueden activarse de manera automática en varias situaciones, lo que
conduce a rápidas, y con frecuencia impensadas, res-
puestas agresivas que siguen los guiones aprendidos
(Bennett et al., 2005; Huesmann, 1998). Aprender estos
guiones de los padres es una de las razones por las cua-
les existen correlaciones positivas entre atestiguar que
los padres se comportan en forma agresiva o violenta
entre ellos durante los conflictos y la posterior agresi-
vidad de los individuos cuando adolescentes y adultos
(Hill y Nathan, 2008; Perkins y Graham-Bermann, 2012;
Underwood et al., 2008).
Considere a los muchachos descritos líneas arriba

Mario Tama/Getty Images


que peleaban durante los juegos de hockey, mas no en
los de futbol americano. ¿Sus peleas durante el juego
podrían deberse a algo acerca del deporte del hockey
mismo o estos niños aprendieron guiones agresivos al
ver cómo los jugadores profesionales de hockey usa-
ban los puños para lidiar con las frustraciones y las
provocaciones? Un interesante estudio de Chris Gee y
Niños en Bagdad juegan con armas de
Larry Leith (2007) apoya la hipótesis del aprendizaje social. Gee y Leith analizaron los juguete e imitan el comportamiento
registros de faltas de 200 juegos de la Liga Nacional de Hockey (NHL, por sus siglas en adulto que han observado en su país
inglés). La NHL es la principal liga de hockey profesional de Estados Unidos y en años desgarrado por la guerra. Cuando las
tropas estadounidenses patrullaban
recientes llegó a incluir a jugadores estrella de varios países alrededor del mundo. el área con regularidad, cambiaban
Cuando eran jóvenes y se desarrollaban para ser jugadores de hockey, los nacidos en las armas de juguete por plumas para
Estados Unidos tenían mucha más probabilidad de haberse expuesto a modelos de agre- sacarlas de las calles.
sión y pelea, y a ser recompensados (y no castigados severamente) por pelear y jugar
de manera agresiva, que los jugadores nacidos en Europa. Después, aun cuando estos
atletas practicaran todos el mismo deporte en los mismos equipos de la NHL, Gee y teoría de aprendizaje social Teoría
Leith descubrieron que los jugadores nacidos en Estados Unidos tenían más probabi- de que el comportamiento se aprende
lidad de ser sancionados por faltas agresivas que los jugadores nacidos en Europa (vea mediante la observación de otros, así
la l figura 11.6). Además, de todas las infracciones cometidas por los jugadores esta- como por la experiencia directa de
dounidenses, más de 32% eran por pelear o “por ser rudo”, mientras que sólo 16% de las recompensas y castigos.

cap11 432-483.indd 451 07/11/14 22:55


452 Capítulo 11 Agresión

faltas de los jugadores europeos fueron por estas infracciones


l FIGURA 11.6 particularmente agresivas.
Aprendizaje social de agresión en el hockey: Los guiones de agresión o violencia tienen importantes
Estados Unidos frente a Europa papeles en las vidas de muchos hombres y mujeres jóvenes que
Investigadores examinaron todas las faltas marcadas contra han cometido crímenes violentos. En un profundo análisis de
jugadores de la Liga Nacional de Hockey nacidos en Estados Unidos 416 ofensores violentos jóvenes de dos vecindarios de la ciudad
o Europa durante 200 juegos. Los estadounidenses tuvieron más de Nueva York, Deanna Wilkinson y Patrick Carr (2008) descu-
probabilidad de estar expuestos a modelos de rol más agresivos
y a un reforzamiento positivo por pelear y agredir en el hockey
brieron que 93% vio a alguien ser golpeado severamente, 75%
que sus contrapartes. Consistente con este punto, los resultados vio a alguien ser apuñalado, 92% vio a alguien ser baleado y
aquí presentados muestran que era mucho más probable que los 77% vio a alguien ser asesinado. Más de tres cuartas partes de
estadounidenses fueran sancionados por faltas agresivas (mas no por estos ofensores violentos reportaron que un amigo cercano fue
las no agresivas) que los europeos. asesinado con violencia. Wilkinson y Carr recolectaron escalo-
Con base en Gee y Leith, 2007. © Cengage Learning
friantes entrevistas con estos individuos, muchas de las cuales
5
ilustran cuánto la exposición temprana a la violencia enseñó a
jugador

estos individuos la desafortunada lección de que la violencia


player

4 es la forma adecuada de lidiar con los conflictos y de lograr un


grado de estatus elevado en el vecindario.
por

3
per

Así como los modelos agresivos pueden aumentar el com-


de faltas

portamiento agresivo, los modelos no agresivos pueden redu-


# penalties

2
cirlo. Observar una respuesta no agresiva ante una situación
1 provocadora enseña una alternativa pacífica y fortalece las
Núm.

restricciones existentes contra la agresión. Además, observar a


0
Agresiva
Aggressive No agresiva
Non-Aggressive
alguien que es tranquilo y razonable puede ayudar a una per-
Tipo de falta
Type of Penalties
sona enojada a tranquilizarse en lugar de a explotar. La agre-
sión puede extenderse como un incendio. Pero la no violencia y
North American
Estadounidense European
Europeo el comportamiento prosocial también pueden ser contagiosos
(Donnerstein y Donnerstein, 1976; Gibbons y Ebbeck, 1997).
Consistente con la teoría del aprendizaje social y la idea de que las personas apren-
den guiones agresivos, existe un resultado trágico en particular conocido como ciclo de
la violencia. Los niños que atestiguan la violencia paterna o que son víctimas de abusos
tienen más probabilidad como adultos de infligir abuso o intimidar a sus parejas o hijos,
o tal vez ser víctimas de violencia íntima (Cochran et al., 2011; Gómez, 2011; Smith et
al., 2011; Sunday et al., 2011). Existen múltiples razones para esto, pero un factor es que
niños y adolescentes aprenden mediante observación que la agresión y la violencia es
la manera en que los adultos lidian con los problemas e intentan resolver los conflic-
tos o responder a las frustraciones. Sin embargo, esta transmisión intergeneracional de
la violencia doméstica de ninguna forma es inevitable. La mayoría de las personas que
atestiguan o experimentan abuso en sus familias de origen no son abusivas. El ciclo de la
violencia se refiere a una gran tendencia, no a una certeza absoluta.
La teoría del aprendizaje social de Bandura ha sido uno de los enfoques de la psico-
logía social más importantes para el estudio de la agresión humana desde sus primeros
experimentos clásicos a principios de la década de 1960. Su simplicidad no debe oscu-
recer el hecho de que puede ayudar a explicar una gran cantidad de comportamiento
humano. Daniel Batson y Adam Powell (2003) escribieron que la teoría del aprendi-
zaje social “probablemente se ha acercado más (a la meta de explicar la mayoría de los
hechos con el menor número de principios) que cualquiera otra teoría en la historia de
la psicología social” (p. 466).

> Diferencias de género y socialización:


“los muchachos serán muchachos”
ciclo de la violencia La transmisión Para explicar las diferencias de género en la agresión, los enfoques de aprendizaje social
de la violencia doméstica de una enfatizan que a hombres y mujeres se les enseñan diferentes lecciones acerca de la agre-
generación a otra.
sión: ellos son recompensados y castigados de modo distinto por la agresión y se les

cap11 432-483.indd 452 07/11/14 22:55


Orígenes de la agresión 453

presentan diferentes modelos. Si las diferencias de género en el comportamiento agre-


sivo son originadas o no por factores biológicos innatos, en la actualidad se mantienen y
perpetúan mediante lecciones que se transmiten de una generación a la siguiente acerca
de qué tan aceptables son varios tipos y grados de agresión.
La agresión abierta tiende a ser más aceptada socialmente en los roles masculinos
estereotipados que en los roles femeninos. De hecho, en ocasiones los niños muy agresi-
vos (aunque es cierto que no siempre) están entre los niños más populares y socialmente
conectados en la escuela primaria (Rodkin et al., 2000; Vaillancourt y Hymel, 2006). Los
niños que usan los puños para lidiar con el conflicto tienen muchas más probabilidades
de ser recompensados con un aumento en su estatus social que las niñas, quienes pue-
den sufrir escarnio y ser ridiculizadas por pelear. Como se estudió antes en el capítulo,
los varones con frecuencia sienten que su estatus como hombres es precario y deben
demostrarlo y probarlo en forma repetida, y la agresión directa es una forma importante
de hacerlo (Bosson y Vandello, 2011). Por otra parte, una niña que usa con éxito la agre-
sión relacional, por ejemplo, mediante la manipulación social, puede extraer beneficios
sociales con más facilidad que un niño (Crick y Rose, 2000). Un estudio reportó que las
creencias de las niñas (mas no las de los niños) acerca del grado de aceptación de la agre-
sión relacional se correlaciona de manera significativa con las actitudes de sus madres
acerca de la agresión relacional (Werner y Grant, 2009).

> Cultura y socialización: culturas de honor


La socialización de la agresión también varía de cultura en cultura. Por ejemplo, Gio-
vanna Tomada y Barry Schneider (1997) reportaron que los varones adolescentes en
las villas tradicionales de Italia son alentados a agredir como un indicio de su potencia
sexual y en preparación para su papel dominante en el hogar. Estos autores consideran
que es por esto que el bullying en las escuelas entre los niños de la escuela primaria es
significativamente mayor en el centro y sur de Italia que en Noruega, Inglaterra, España
o Japón. De igual modo, algunos investigadores consideran que el machismo —que en
su caracterización más estereotipada prescribe que los desafíos, el abuso e incluso las
diferencias de opinión “deben resolverse con los puños u otras armas” (Ingoldsby, 1991,
p. 57)— contribuye al hecho de que las tasas de violencia sean más altas entre los hom-
bres latinoamericanos que entre los hombres europeos-americanos (Harris, 1995).
El machismo puede representar una forma de lo que los antropólogos llaman una
cultura de honor, que enfatiza el honor y el estatus social, en particular para los hom-
bres, y el papel de la agresión para proteger dicho honor. Incluso los conflictos o disputas
menores se suelen ver como desafíos al estatus social y la reputación, y por tanto pueden
generar respuestas agresivas. Alrededor del mundo existen muchas de tales subculturas
(y los fanáticos de Star Trek pueden reconocer que el imperio Klingon es un ejemplo
intergaláctico de una cultura de honor). En una extensa serie de estudios, Dov Cohen,
Richard Nisbett, Joseph Vandello y sus colegas examinaron varias culturas de honor.
Su enfoque original estuvo en los hombres blancos en el sur estadounidense (Nisbett y
Cohen, 1996). De manera consistente, las tasas de violencia son más altas en el sur que
en todas las otras regiones del país. Los sureños tienen más probabilidad que los norte-
ños en estar de acuerdo en que “un hombre tiene el derecho de matar” con la finalidad
de defender a su familia y su casa, y aceptan más el uso de la violencia para proteger el
honor personal que las personas de otras partes del país. (Sin embargo, observe que los
sureños no son más proclives que otros estadounidenses a aceptar la violencia no rela-
cionada con la protección del honor.)
Datos de encuestas, experimentos de campo y de laboratorio sugieren que esta cul-
tura de honor promueve el comportamiento violento. En una serie de experimentos,
Cohen y otros (1996) investigaron cómo responden a los insultos los estudiantes varones
blancos que crecieron en el norte o en el sur. Los experimentos, realizados en un gran cam-
pus del medio oeste, involucraron un encuentro que tuvo lugar mientras los participan-
tes y el cómplice pasaban uno junto al otro en un corredor estrecho. El cómplice no cedió

cap11 432-483.indd 453 07/11/14 22:55


454 Capítulo 11 Agresión

el paso al participante, chocó con él y lanzó un insulto. Comparados con los norteños,
los sureños tuvieron más probabilidad de pensar que su reputación masculina estaba
amenazada, mostraron mayores signos fisiológicos de estar alterados, parecieron más
fisiológicamente preparados para la agresión (sus niveles de testosterona se elevaron)
y se involucraron en comportamiento posterior más agresivo y dominante, como dar
apretones de manos más firmes y estar menos dispuestos a ceder el paso a otro cómplice
mientras caminaban uno hacia el otro en un corredor muy estrecho (vea la l figura 11.7).
Más recientemente, Ryan Brown y otros (2009) descubrieron que las culturas de
honor se asocian con la violencia escolar. Por ejemplo, en Estados Unidos, los estados
asociados con culturas de honor tuvieron más del doble de tiroteos escolares per cápita
que otros estados, y los estudiantes de bachillerato de los estados con cultura de honor
tuvieron mucha más probabilidad de llevar un arma a la escuela. Lindsay Osterman y
Ryan Brown (2011) también descubrieron que las tasas de suicidio son más altas en los
estados con cultura de honor, que los autores especulan puede deberse en parte a la
mayor preocupación y enfoque en la amenaza interpersonal, a la pérdida de estatus y a
una mayor sensación de responsabilidad personal por fallar al proteger el honor perso-
nal. (Debe observarse que en estos estudios que comparan varios estados o regiones, los
investigadores controlaron estadísticamente otros factores que pudieran relacionarse
con dichas variables, como diferencias en las condiciones económicas, de modo que los
resultados que reportan no se deben a estos otros factores.)
Las instituciones apoyan las normas acerca de la aceptabilidad de la violen-
cia basada en el honor. Cohen y Nisbett (1997) ilustraron esto en un ingenioso
experimento en el que enviaron cartas a empleadores de todo Estados Unidos de
un solicitante de empleo ficticio que admitía haber estado convicto por un delito
grave. Para la mitad de los empleadores, el solicitante reportó que impulsivamente
había matado a un hombre que había tenido una aventura con su prometida y luego

l FIGURA 11.7
Insulto, agresión y la cultura sureña de honor
Participantes varones blancos de las regiones o norte o sur de Estados Unidos chocaron con un cómplice varón y fueron insultados por él o
pasaron junto al cómplice sin incidente (condición de control). Como puede ver, el incidente tuvo mayor efecto sobre los participantes sureños. De
manera específica, pensaron que serían vistos como menos masculinos (izquierda); sus niveles de testosterona aumentaron más (centro), y fueron
más lentos para ceder el paso a un cómplice que más tarde se aproximó a ellos en un corredor estrecho (derecha).
Cohen et al., 1996. © Cengage Learning

3.5 15 110
por parte
Pronóstico del participante acerca de las

cede
about evaluator's

in testosterone level

participant gives

100
Cambio porcentual en el nivel de

3.4
el paso al cómplice (pulgadas)
way to confederate (inches)
el participante
his masculinity

90
su masculinidad

3.3 10
80
evaluador

testosterona

3.2 70
de guess

which
at que
Percent change
delof

60
3.1 5
ratings
Participant's

a la

50
calificaciones

Distance
Distancia

3.0
40

0 0 0
Control
Control eand
insulto Insulto
Public Control Insult
Insulto Control
Control Insult
Insulto
privado público
private insult insult
Condición experimental
Experimental condition Condición experimental
Experimental condition Condición experimental
Experimental condition

Northern participants
Participantes del norte Southern participants
Participantes del sur

cap11 432-483.indd 454 07/11/14 22:55


Orígenes de la agresión 455

se burló de él por ello en un bar atestado. Para la otra mitad, el solicitante


reportó haber robado un auto porque necesitaba el dinero para pagar sus l FIGURA 11.8
deudas. Los empleadores del sur y los del oeste (que tienen una cultura Cultura de honor y actitudes acerca
de honor similar a la del sur) fueron más proclives que sus contrapartes de la violencia doméstica
del norte a responder de forma comprensiva y cooperativa la carta del Participantes de Chile (una cultura que enfatiza
asesino convicto, mas no a la carta del ladrón de autos. el honor) o Canadá (una cultura neutra en cuanto al
Joseph Vandello y Dov Cohen (2003) examinaron la cultura de honor honor) escucharon una cinta de un hombre que
describía su comportamiento violento hacia su
en Brasil en otra investigación. Vandello y Cohen descubrieron que la
esposa durante un conflicto. Cuando éste no se
infidelidad de una esposa dañó más la reputación de un hombre ante los generaba por un tema relacionado con el honor,
ojos de estudiantes brasileños que ante estudiantes del norte de Esta- chilenos y canadienses no difirieron en cuán aceptable
dos Unidos. En un estudio relacionado, Vandello, Cohen y otros (2009) consideraban era la violencia. Sin embargo, cuando el
hicieron que participantes de Chile (una cultura que enfatiza el honor) o conflicto se desencadenó porque el esposo percibió
que su esposa coqueteaba con otro hombre en una
Canadá (una cultura que es neutra en cuanto al honor) escucharan una
fiesta, los chilenos, de manera significativa, aceptaron
cinta de un hombre que describía cómo se comportó con violencia hacia más la violencia que los canadienses.
su esposa durante un conflicto. En una condición, el conflicto se desen- Con base en Vandello et al., 2009. © Cengage Learning
cadenó cuando el esposo pensó que ella coqueteaba con otro hombre en
una fiesta. En una condición diferente, el conflicto se generó por algo que

violencia
2.5
no tenía nada que ver con celos o amenazas al honor del hombre. Los

la violence
participantes chilenos calificaron la violencia como más aceptable y cali- 2.0
ficaron al esposo de manera más positiva en varias dimensiones, compa-

dethe
rado con los participantes canadienses, cuando el conflicto se relacionó 1.5

Acceptability of
con los celos, pero no hubo diferencia cultural cuando el conflicto no se

Aceptabilidad
1.0
relacionaba con celos u honor (vea la l figura 11.8).
Una clave para la agresión asociada con las culturas de honor es el 0.5
hecho de que los individuos en éstas perciben las respuestas agresivas a
las amenazas al honor como la norma entre sus pares. Esto es, las cul- 0.0
No celos
Nonjealousy Celos
Jealousy
turas de honor persisten porque los individuos creen que la mayoría de
Conflict del
Detonador trigger
conflicto
las personas en su grupo de iguales tienen actitudes positivas hacia la
agresión (y actitudes negativas hacia no actuar de manera agresiva) en Chile
Chile Canada
Canadá
respuesta a las amenazas al honor personal. Consistente con esta idea,
Vandello, Cohen y Sean Ransom (2008) descubrieron que, en relación
con los hombres blancos de la parte norte de Estados Unidos, los hom-
bres blancos del sur tuvieron significativamente más probabilidad de sobreestimar la
agresividad de sus pares y de interpretar el consejo ambiguo de otros acerca de cómo
responder en un conflicto interpersonal como un aliciente para la agresión.

> Naturaleza frente a educación: ¿un falso debate?


Los orígenes de la agresión son una fuente no sólo de desacuerdo científico, sino tam-
bién de controversia política. Los políticos suelen involucrarse en acalorados debates
acerca de si asignar fondos a la investigación y a programas de tratamiento, y están en
fuerte desacuerdo mutuo acerca de si la agresión es, en una medida significativa, atri-
buible a características biológicas estables presentes en el nacimiento. Sin embargo,
por importante que sea, este tema polémico no debe oscurecer el considerable acuerdo
que existe en otros puntos. Los efectos del aprendizaje no se discuten: la agresión, al
menos en cierta medida, se “construye” por la experiencia. Tampoco hay duda de que en
la agresión, como en todo comportamiento humano, biología y ambiente interactúan.
De hecho, la investigación contemporánea acerca de la agresión pone cada vez más
atención en las interacciones de genes y ambiente (Bezdjian et al., 2011; Boutwell et al.,
2011; Rhee y Waldman, 2011; Simons et al., 2012). El debate entre naturaleza y educación
puede persistir entre los políticos, pero para los científicos es claro que los orígenes de
la agresión humana representan una profunda interacción de mecanismos evolutivos y
factores ambientales y sociales.

cap11 432-483.indd 455 07/11/14 22:55


456 Capítulo 11 Agresión

Influencias situacionales
sobre la agresión
Cualquiera que sea la causa última de la agresión, es claro que los factores situacionales,
inmediatos y específicos, pueden promoverla o inhibirla. En esta sección se observan
de cerca varios de estos factores: frustración, afecto negativo, excitación y factores que
influyen en los pensamientos de las personas y en el procesamiento de la información.

> La hipótesis frustración-agresión


En 1939, el año en que comenzó la Segunda Guerra Mundial, John Dollard y colaborado-
res publicaron Frustration and Aggression (Frustración y agresión), uno de los libros más
influyentes acerca de la agresión jamás escritos. Esta obra plantea dos grandes propues-
tas, que en conjunto se llamaron hipótesis frustración-agresión: (1) la frustración, que
se produce al interrumpir el avance de una persona hacia una meta esperada, siempre
producirá el motivo para agredir, y (2) toda agresión es causada por la frustración.
Dollard y sus colegas afirmaron que el motivo para agredir es un impulso psico-
lógico que se parece a las pulsiones fisiológicas como el hambre. De acuerdo con esta
teoría, así como la privación de alimento evoca un impulso de hambre, del mismo modo
la frustración produce un impulso agresivo que promueve la intención de infligir daño.
Pero, ¿si no se puede agredir a la fuente de la frustración? Después de todo, no puede gol-
pear a su jefe, ni puede golpear abstracciones como los problemas de salud o los reveses
financieros. Dollard y sus colegas consideraban que en tales casos el impulso agresivo
puede filtrarse en la forma de desplazamiento. Aquí la inclinación para agredir se des-
vía del blanco real hacia un sustituto. Después que el lector tiene un mal día en el trabajo
o la escuela, ¿en ocasiones llega a casa y le grita al primer objetivo disponible, sea amigo,
amante o mascota?
Al apoyarse en la antigua idea de catarsis, Dollard y sus colegas consideraron que
desplazar la agresión de esta forma puede ser efectivo para reducir el impulso de agredir
aún más. Dado que el grupo de Dollard definió la agresión de manera muy amplia (para
incluir hacer bromas hostiles, contar historias violentas, maldecir y observar la agresión
de otros, real o ficticia), mantuvieron la esperanza de que involucrarse en algunas tareas
relativamente inocuas podría quitar la energía de las tendencias más violentas.

Hipótesis frustración-agresión: ¿la evidencia la apoya? Es obvio que existe


una conexión entre frustración y agresión. Métase por la fuerza en una fila de compra-
dores en el supermercado o interrumpa a un estudiante concentrado en un examen y
podrá verlo por sí mismo. James Holmes, el tirador en la tragedia del estreno de The Dark
Knight Rises descrito en la introducción al capítulo, supuestamente compró un fusil de
hipótesis frustración-agresión alto poder horas después de que fracasó en un importante examen en la Universidad
Idea de que (1) la frustración siempre de Colorado (Harris, 2012).
produce el motivo para agredir y Sin embargo, tan pronto como se propuso la hipótesis frustración-agresión, los crí-
(2) toda agresión es causada por
ticos señalaron que el grupo de Dollard sobreestimó su caso. Al principio, Neal Miller
frustración.
(1941), uno de los originadores de la hipótesis, reconoció que la frustración no siem-
desplazamiento Agredir un objetivo
pre produce inclinaciones agresivas. El otro absoluto, que toda agresión es causada por
sustituto porque los actos agresivos
frustración, pronto se revocó también. Los conceptos de desplazamiento y catarsis tam-
contra la fuente de la frustración se
inhiben por temor o falta de acceso.
bién se sometieron a un estrecho escrutinio. Aunque a lo largo de los años hubo algunos
hallazgos de inconsistencia en cuanto al desplazamiento, un meta-análisis de 49 artículos
catarsis Reducción del motivo para
agredir que se dice resulta de cualquier
publicados descubrió evidencia significativa para la agresión desplazada en respuesta
acto de agresión imaginado, observado a la provocación (Marcus-Newhall et al., 2000). Es especialmente probable que los
o real. individuos provocados desplacen la agresión hacia otros que no les caen bien o que
son miembros de grupos externos (Pedersen et al., 2008). ¿Pero qué hay de la catarsis?

cap11 432-483.indd 456 07/11/14 22:55


Influencias situacionales sobre la agresión 457

Dollard y sus colaboradores describieron la catarsis como una secuencia de dos pasos.
Primero, la agresión reduce el nivel de excitación fisiológica. Segundo, dado que la exci-
tación se reduce, las personas están menos enojadas y es menos probable que agredan
más. Suena lógico, y muchas personas lo creen. Pero cuando se pone a prueba, la catarsis
no hace honor a lo prometido. La mayoría de los investigadores concluyen que la idea
de la catarsis es un mito. Es más contraproducente que efectiva para reducir la agresión
Liberar la presión al involucrarse
subsecuente (Bushman, 2002; Geen y Quanty, 1977).
en actividades agresivas pero
El comportamiento agresivo en ocasiones puede reducir la probabilidad de más agre-
seguras (como los deportes)
sión inmediata, pero lo mismo puede hacer dejar nada más que la frustración simplemente
hace que las personas tengan
se disipe con el tiempo. De hecho, una respuesta incompatible con la agresión, como
menos probabilidad de agredir
experimentar simpatía o humor, puede ser más efectiva. A largo plazo, la agresión exitosa
después.
monta el escenario para más agresión posterior. En resumen, apoyarse en la catarsis es una
medicina peligrosa, tiene más probabilidad de inflamar la agresión que de quitarla.
F ALSO.

> Sentimientos negativos


A estas alturas es claro que la hipótesis original frustración-agresión tuvo muchos defec-
“Con mucho, lo peor de la esta-
tos. Pero Leonard Berkowitz (1989) ofreció una forma diferente de pensar en la frus- ción de bomberos era el calor.
tración como un generador de agresión que tiene más mérito. Berkowitz propuso que Se puso realmente caliente ahí
la frustración no es más que una de muchas experiencias desagradables que pueden adentro las últimas semanas de
conducir a agresión al crear sentimientos negativos incómodos. Son estos sentimientos grabación. No teníamos aire acon-
negativos, y no la frustración, los que pueden generar agresión. dicionado y, mientras más caliente
Una gran variedad de estímulos dañinos y malos sentimientos pueden crear emo- se ponía, más enojados estába-
ciones negativas y aumentar la agresión: ruido, apiñamiento, dolor físico, autoestima mos.”
amenazada, celos, rechazo social, malos olores y su equipo local que pierde un juego de Jason, una de las personas que vivieron en la
postemporada en el futbol americano profesional (Baumeister et al., 2000; Berkowitz, estación de bomberos en el programa
1998; De Steno et al., 2006; Leary et al., 2006; Panee y Ballard, 2002; Verona et al., 2002; The Real World Boston de MTV.

Warburton et al., 2006). Las reacciones a una condición desagradable muy común, el
clima caliente, son especialmente intri-
gantes. Muchas personas suponen que
la temperatura y el mal genio suben jun- l FIGURA 11.9
tos, mientras que otros consideran que El vínculo entre calor y violencia
es sólo un mito. ¿Quién tiene razón? Registros climatológicos y estadísticas criminales a nivel mundial revelan que los
crímenes más violentos se cometen durante el verano más que en otras estaciones.
Tomado de Anderson, C. A., “Temperature and aggression: Ubiquitous effects of heat on occurrence
Calor y agresión: perder la frial- of human violence”, en Psychological Bulletin, vol. 106 (pp. 74-96). Copyright © 1989 por la American
dad Craig Anderson y colaboradores Psychological Association. Reimpreso con permiso.

realizaron extensa investigación acerca 40


de si el calor conduce a agresión, y los
datos a lo largo del tiempo, las culturas
y las metodologías apoyan con fuerza la 35
anual

noción de que las personas pierden la


totaltotal

calma en las temperaturas calientes y se


30
yearly

comportan con más agresividad (Ander-


son, 2001; Anderson et al., 2000; Ander-
Porcentajeofde

son y DeLisi, 2011; Bushman et al., 2005). 25


Percentage

Los crímenes más violentos ocurren en


el verano más que en invierno, en años
calurosos más que en años más fríos, y 20
en ciudades calurosas que en ciudades
más frías en cualquier época del año.
15
El número de levantamientos políticos,
motines, homicidios, asaltos, violacio- 0
Invierno
Winter Primavera
Spring Verano
Summer Otoño
Fall
nes y reportes de violencia alcanzan un Estación
Season
pico en los meses de verano (vea la l Levanta- Disturbios
Uprisings Family disturbances Violaciones
Rapes Asaltos
Assaults
figura 11.9). mientos familiares

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458 Capítulo 11 Agresión

Alan Reifman y otros (1991) descubrieron que conforme


l FIGURA 11.10 la temperatura se eleva, los lanzadores de la Liga Mayor de
Mal genio y temperatura en el béisbol Béisbol tienen más probabilidad de golpear bateadores con
Esta figura muestra el número promedio de jugadores golpeados por una pelota. Los lanzadores no están más descontrolados en
lanzamientos (HBP = hit by pitch) por juego durante las temporadas general (como por el número de bases por bola que otorgan
de 1986 a 1988 de la Liga Mayor de Béisbol. Conforme la temperatura
aumentó, también lo hizo la probabilidad de que los lanzadores o los lanzamientos descontrolados que lanzan), simplemente
golpearan a los bateadores (con bolas lanzadas a más de 90 millas por tienen más probabilidad de golpear a los bateadores (vea la
hora y por lo general dirigidas a la cabeza del bateador). El descontrol l figura 11.10).
general o la fatiga de los jugadores, medida por las bases por bolas,
lanzamientos descontrolados, bolas que no atrapa el receptor y Dada la discusión anterior de la cultura de honor y la alta
errores, no aumenta con la temperatura, lo que sugiere que la incidencia de violencia en el sur estadounidense, el lector
correlación calor-HBP quizá se deba a las temperaturas más altas que podría preguntarse si es la cultura o el calor lo que contribuye
conducen a mal genio más subido.
Tomado de Reifman, A. S., Larrick, R. P. y Fein, S., “Temper and temperature on a la violencia. En este punto, la evidencia señala como impor-
the diamond: The heat-aggression relationship in major league baseball”, en tantes a ambos. Es probable que cada uno tenga efectos inde-
Personality and Social Psychology Bulletin, vol. 17 (p. 6). Copyright © 1991 Sage pendientes sobre la agresión. Además, pueden interactuar
Publication, Inc. Reimpreso con permiso.
entre sí. Por ejemplo, las temperaturas relativamente altas de
0.6 la región pueden apoyar las normas agresivas (Anderson et
al., 2000; Nisbett y Cohen, 1996).

Provocación y rechazo social La mayoría de los inci-


0.5 dentes agresivos pueden vincularse directamente con algún
juego
per game

tipo de provocación, y los sentimientos negativos causados


por la provocación desempeñan un papel muy importante
HBP por

en la generación de la agresión. Un tipo de provocación es


HBP

un insulto o amenaza al ego o estatus personal. Otro tipo de


0.4
provocación es el rechazo social. Una de las sensaciones más
desagradables que experimentan las personas es ser rechaza-
das o sometidas a ostracismo por otras. Muchos experimen-
tos han manipulado la provocación o el rechazo social para
0.3 examinar sus efectos causales sobre la agresión. Por ejemplo,
Abajo de 70
Below 70 70 –- 79
70 79 80 –- 89
80 89 90 yand
másabove un participante en un experimento pudo sentir que lo insul-
Temperatura
Temperature(ºF) taban, o súbitamente se sintió ignorado por los otros partici-
pantes que se involucraron en interacciones agradables sólo
entre ellos durante el experimento. Estos estudios han mostrado que la provocación y
el rechazo social aumentan la probabilidad de respuestas agresivas (Bettencourt et al.,
2006; DeWall et al., 2010; Williams y Wesselmann, 2011). En un interesante estudio de
correlación, Richard Larrick y otros (2011) replicaron los hallazgos reportados antes
de los lanzadores de béisbol que tienen más probabilidad de golpear a los bateadores
oponentes cuando hace calor en el exterior, pero además descubrieron que la probabi-
lidad aumentaba aún más si sus compañeros de equipo eran golpeados primero, lo que
sugiere que la provocación refuerza el efecto del calor sobre la probabilidad de agredir.
En un nivel extremo, fue claro que Dylan Klebold y Eric Harris, de la masacre de
Columbine, se sintieron muy frustrados por su exclusión de los corrillos populares.
De hecho, en 13 de los 15 tiroteos escolares entre 1995 y 2001 que examinaron Mark Leary
y otros (2003), los tiradores aparentemente estaban frustrados por el rechazo social. Este
motivo se ha citado como el factor de riesgo más significativo para la violencia adoles-
cente (Leary et al., 2006).

Sentimientos positivos Si los sentimientos negativos aumentan la probabili-


dad de agredir, ¿las reacciones emocionales positivas pueden reducirla? Cierta evi-
dencia sugiere que pueden. Por ejemplo, a los participantes en un estudio primero
los hizo enojar un cómplice del experimento. Luego se les mostraron caricaturas
divertidas o imágenes neutras. Presentados con una oportunidad para desquitarse
al enviar choques eléctricos como parte de un supuesto experimento de aprendizaje,
quienes vieron las caricaturas enviaron menos choques (Baron y Ball, 1947). Sentirse
divertido parece ser incompatible con el enojo y la agresión. Sentirse preocupado

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Influencias situacionales sobre la agresión 459

por otros tiene efectos similares. Una respuesta empática hacia otra persona reduce la
agresión contra dicho individuo (Miller y Eisenberg, 1988; Sergeant et al., 2006).

> Excitación
La investigación sobre los sentimientos indica claramente que el tipo de emoción (posi-
tiva o negativa) influye en la agresión. La intensidad de la excitación también es impor-
tante. En el capítulo 9 se describió el proceso de transferencia de la excitación, en el que
el despertar creado por un estímulo puede intensificar la respuesta emocional hacia otro
por parte de un individuo. Por ejemplo, los hombres que se involucran en ejercicio vigo-
roso se sintieron luego más atraídos por una mujer guapa que aquellos que apenas se
mueven (White et al., 1981). El ejercicio físico es una experiencia muy excitante, pero
emocionalmente neutra. ¿Puede aumentar la agresión así como la atracción? La inves-
tigación de Dolf Zillmann (1983, 2003) sugiere que puede. El alcance de la transferencia
de la excitación no está limitado al ejercicio físico. Ruido, películas violentas, música
excitante, todas han mostrado que aumentan la agresión. El calor tiene un efecto intere-
sante sobre la excitación: aunque las personas creen que el calor la reduce, en realidad la
aumenta. Esta mala percepción hace al calor un candidato destacado para la transferen-
cia de la excitación, pues las personas tienen probabilidad de atribuir mal la excitación
causada por el calor a algo más, como el enojo, que entonces puede conducir a agresión
(Anderson et al., 1996). Más adelante en este capítulo se describirán los efectos de otro
estímulo excitante, la pornografía, sobre la inclinación a agredir.

> Pensamiento: automático y deliberado


Paso a paso se ha avanzado hacia una teoría más amplia de las influencias sociales y
situacionales en la agresión, en particular de la agresión reactiva. Se han examinado
varios tipos de experiencias desagradables ( frustración, calor, provocación y rechazo
social) que crean sentimientos negativos. Se consideró cómo la excitación puede contri-
buir a la agresión. El siguiente paso es agregar la cognición. Las personas no sólo sien-
ten; también piensan. Estos pensamientos pueden ser tan primitivos como asociaciones
automáticas inconscientes o pueden ser deliberaciones conscientes de orden superior.
Los pensamientos, tanto automáticos como deliberados, tienen un papel muy impor-
tante en el comportamiento agresivo.

Pistas agresivas Como ya se indicó, ningún otro país estable relativamente acauda-
lado del mundo se acerca siquiera a Estados Unidos en términos del predominio de armas
usadas en crímenes violentos. Desde luego, las armas sólo son un instrumento: son las
personas las que jalan el gatillo. Pero el psicólogo social Leonard Berkowitz se preguntó
si las armas eran de hecho completamente neutrales. Él planteó la hipótesis de que la
presencia de un arma puede actuar como indicio situacional que genera pensamientos y
sentimientos agresivos de manera automática, lo que en consecuencia aumenta la pro-
babilidad de la agresión. En un estudio clásico diseñado para poner a prueba esta idea,
él y Anthony LePage (1967) hicieron que un cómplice provocara a participantes varones
que más tarde podían responder dándole choques eléctricos al cómplice (aunque en rea-
lidad éste no los recibía). En una mesa cerca del aparato de choques casualmente había
algunos objetos dispersos, supuestamente dejados ahí de un experimento anterior.
Para la mitad de los participantes, dichos objetos eran un revólver y un fusil, y para
la otra mitad eran raquetas y volantes de bádminton. Berkowitz y LePage descubrieron
que los participantes dieron más choques al cómplice cuando estaban presentes un
revólver y un fusil que cuando había raquetas y volantes de bádminton. En otras pala-
bras, aunque no usaran las armas, su mera presencia parecía hacer más agresivos a los
participantes. Esta tendencia de aumento de la agresión debido a la presencia de armas

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460 Capítulo 11 Agresión

llegó a conocerse como el efecto de las armas. Como Berkowitz dice: “El dedo jala el
gatillo, pero el gatillo también puede jalar al dedo” (1968, p. 22).
Los individuos pueden diferir en qué asociaciones tienen con diversas armas. Bruce
Bartholow y otros (2005) descubrieron que los cazadores tienen menos probabilidad que
los no cazadores de asociar las armas de caza con la agresión. Los primeros tienen aso-
ciaciones más positivas con las armas de caza; por ejemplo, las vinculan con el deporte y
las experiencias placenteras que vivieron al cazar con amigos y la familia. Los segundos
no sólo tienen pensamientos más negativos y agresivos después de exponerse a armas
de caza, también se comportan de manera más agresiva mientras hacen una tarea pos-
terior. Sin embargo, la exposición a las armas de asalto tuvo efectos muy diferentes: los
cazadores tuvieron más asociaciones negativas y agresivas con las armas de asalto que
los no cazadores, y se comportaron de manera más agresiva que estos últimos después
de exponerse a ellas. En otras palabras: los cazadores diferenciaban cognitivamente las
armas de caza de las armas de asalto más que los no cazadores, y por tanto estos dos
tipos de armas dispararon efectos muy diferentes en ellos.
Jennifer Klinesmith y otros (2006) descubrieron que las armas tenían un efecto en
los niveles de testosterona de los hombres así como en su agresión. Estudiantes univer-
sitarios varones en este experimento manipularon un arma de fuego o un juego de niño
durante 15 minutos. Comparados con los estudiantes que interactuaron con el juego,
los que interactuaron con el arma mostraron aumento en los niveles de testosterona y
mayor agresión hacia otra persona (¡al agregar mucha salsa picante a un vaso de agua
que pensaron bebería otra persona!). Mientras mayor era el aumento en la testosterona
en respuesta al arma, más salsa picante agregaba el estudiante a la bebida de la otra
persona.
De manera más general, cualquier objeto o característica externa que se asocie
con (1) agresión exitosa o (2) el sentimiento negativo del dolor o el disgusto puede ser-
vir como un indicio situacional que aumente la agresión (Berkowitz, 1993, 1998, 2008).
Incluso la exposición breve a las palabras asociadas con temperaturas altas pueden pro-
ducir pensamientos agresivos (DeWall y Bushman, 2009).

Cognición de orden superior Los indicios situacionales pueden producir asocia-


ciones automáticas. Sin embargo, la información más compleja acerca de la situación
de la persona influye en la consideración razonada y deliberada que se conoce como
procesamiento cognitivo de orden superior. Por ejemplo, una persona enojada puede
reprimirse para no actuar de manera agresiva si los costos potenciales de pelear parecen
muy altos. En este caso, puede elegir huir en lugar de pelear. Además, los individuos que
creen que la agresión es inadecuada en una situación particular o cuyos valores y princi-
pios morales ordenan comportamiento no violento pueden darse cuenta de que existen
mejores alternativas a la agresión (Huesmann y Guerra, 1997). El comportamiento de
otras personas en la situación inmediata también puede influir en las consideraciones
de un individuo. Si uno o más en un grupo reaccionan de manera agresiva a la situación,
la agresión puede ser contagiosa (Levy y Nail, 1993).
Los pensamientos de las personas acerca de las intenciones de otras pueden deter-
minar si es probable que respondan de manera agresiva. Algunos individuos muestran
un sesgo de atribución hostil en el que tienden a percibir mala intención en otros.
Por ejemplo, los niños con desajustes sociales que son crónicamente agresivos y fue-
efecto de las armas Tendencia ron rechazados por sus padres, ven intención hostil donde otros no la perciben (Crick y
de que la probabilidad de agresión Dodge, 1994). Dichas percepciones aumentan entonces su agresión, y sus iguales respon-
aumentará por la mera presencia de
den al rechazarlos aún más, lo que encierra a estos niños en un círculo vicioso cada vez
armas.
mayor. También los adultos crónicamente agresivos tienden a esperar y percibir hostili-
sesgo de atribución hostil
dad en los motivos y comportamientos de los demás (Dill et al., 1997). La investigación
Tendencia a percibir intención hostil en
ha descubierto que el sesgo de atribución hostil se asocia con la agresión, tanto física
los demás.
como relacional (Bailey y Ostrov, 2008; Orobio de Castro et al., 2002).

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Influencias situacionales sobre la agresión 461

> La lucha por el autocontrol: rumiación, alcohol


y otros factores
Desde luego, no todos los insultos, frustraciones u otros detonantes situacionales condu-
cen a comportamientos agresivos. Con más frecuencia uno controla los impulsos agre-
sivos y restringe sus fantasías de venganza a sus ensoñaciones. Es bastante claro que la
habilidad para practicar el autocontrol es vital para la inhibición de la agresión. También
es bastante claro que detrás de la mayoría de los actos agresivos y violentos se encuentra
el fracaso del autocontrol (Denson, DeWall y Finkel, 2012; DeWall, Finkel y Denson, 2011).
Un importante factor que funciona contra el autocontrol de la agresión es la rumia-
ción. En el contexto del enojo y la agresión, la rumiación involucra pensar repetidamente
y revivir un evento que induce al enojo, enfocarse en pensamientos y sentimientos de ira,
y quizás incluso planear o imaginar venganza. La rumiación del enojo puede tomar un
factor situacional menor que de otro modo se habría desvanecido después de algunos
minutos, y le permite conservar su fuerza para causar enojo y agresión durante un largo
periodo. Un conjunto de estudios que crece con rapidez ha descubierto que este tipo
de rumiación contribuye a la agresión directa y desplazada, excitación y aumento de la
presión arterial, sentimientos negativos y cogniciones agresivas (Denson, Moulds y Gri-
sham, 2012; DeWall, Finkel y Denson, 2011; Pedersen et al., 2011). La rumiación también
reduce las capacidades de autocontrol de la persona. Por tanto, ésta es otra forma en la
que contribuye a la agresión: al deteriorar la habilidad de la persona para inhibir la agre-
sión mediante la regulación personal de sus impulsos agresivos (vea la l figura 11.11)
(Denson et al., 2011; Denson, DeWall y Finkel, 2012).
Algunas otras condiciones hacen más difícil el involucramiento en los mecanismos
de cognición y autocontrol de orden superior que pueden inhibir los impulsos agresivos.
Por ejemplo, mucha excitación puede deteriorar el control cognitivo de la agresión (Zill-
mann et al., 1975). Cuando el individuo está muy emocional y enojado, es difícil que se
enfoque en algo más o sea tan razonable como suele serlo. Un ejemplo extraño de esto
puede ser la historia de un hombre en Nepal que fue mordido por una cobra en agosto de
2012: ¡tomó a la cobra y la mordió también! ¿Por qué mató a la cobra de esta forma más
bien íntima y peligrosa? “Pude haberla matado con una vara, pero en vez de ello la mordí,
porque estaba enojado”, explicó (“Hombre nepalés muerde a serpiente hasta la muerte
rumiación En el contexto de la
en venganza por ataque”, 2012).
agresión, la rumiación involucra pensar
El alcohol es un notable obstáculo para el autocontrol. Está implicado en la mayoría repetidamente y revivir un evento que
de los crímenes violentos, suicidios, muertes en accidentes automotrices e incidentes indujo enojo, enfocarse en pensamientos
sexualmente agresivos entre estudiantes universitarios. La evidencia es bastante clara y sentimientos de ira, y acaso incluso
acerca de este punto: el consumo de alcohol suele aumentar el comportamiento agre- planear o imaginar venganza.
sivo (Bushman et al., 2012; Carr y VanDeusen, 2004; Exum, 2006; Graham et al., 2006).

l FIGURA 11.11
La ruta de la provocación a la agresión: los papeles de la rumiación y el autocontrol
La investigación de Thomas Denson y otros (2011; Denson, DeWall y Finkel, 2012) mostró que una provocación que induce ira, como un
insulto o el rechazo social, pueden producir rumiación del enojo, que a su vez reduce el autocontrol y a su vez aumenta la probabilidad y
severidad de la agresión.
Denson et al., 2011. © Cengage Learning

Provocación que
Anger-inducing Rumiación
Angry del Autocontrol
Reduced
Agresión
Aggression
induce enojo
provocation enojo
rumination reducido
self-control

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462 Capítulo 11 Agresión

Pero, ¿cómo aumenta la agresión el alcohol? Como lo saben muchas personas que beben
alcohol, éste puede reducir las inhibiciones contra la agresión y ciertamente facilita los
comportamientos agresivos (Ito et al., 1996). El alcohol deteriora el funcionamiento eje-
cutivo de las personas que, como se estudió antes, involucra procesos cognitivos que
permiten a la persona planear o inhibir acciones (Giancola et al., 2012; Weiss y Marks-
teiner, 2007). Esto a su vez aumenta la agresión. Otra forma en que el alcohol puede con-
ducir a la agresión es mediante lo que Claude Steele y Robert Josephs (1990) llamaron
miopía alcohólica. Esto es, el alcohol reduce el foco de atención de las personas. Los indi-
viduos intoxicados responden a la información inicial sobresaliente acerca de la situa-
ción, pero con frecuencia pasan por alto indicadores posteriores más sutiles. Por tanto,
ellos pueden enfocarse en una provocación percibida, como un insulto o amenaza al
estatus personal, y fracasan para ver o pensar acerca de la información que explicaría
esta provocación o para considerar los problemas a largo plazo de la venganza, como
una lesión, la culpa o un arresto. En consecuencia, este enfoque reducido puede hacer
mucho más probable que ocurra la agresión, a menos que el enfoque estrecho de la per-
sona intoxicada pueda distraerse hacia algo más seguro (Bushman et al., 2012; Giancola
et al., 2010).
“Pude haberla matado con una El vínculo entre alcohol y agresión o violencia es tan fuerte que el alcohol puede servir
vara, pero en vez de ello la mordí, como un indicio agresivo, tal como las armas. Por ejemplo, los participantes en algunos
porque estaba enojado.” estudios tuvieron más probabilidad de activar pensamientos y comportamientos agresi-
Un hombre nepalés explica por qué mató vos si estaban expuestos brevemente a imágenes o palabras asociadas con el alcohol (por
a mordidas a una cobra que lo mordió en ejemplo, una botella de vodka, o la palabra vodka) que si estaban expuestos a imágenes o
agosto de 2012. palabras neutras (Bartholow y Heinz, 2006; Subra et al., 2010). Además, el alcohol también
puede afectar la agresividad debido a las expectativas de las personas acerca de los efectos
del alcohol. Entre más esperen que el alcohol los afecte y los haga más agresivos, es más
probable que éste sea el efecto (Bégue et al., 2009; Quigley y Leonard, 2006).
Mientras el alcohol reduce el funcionamiento ejecutivo y el autocontrol de las perso-
nas, las bebidas no alcohólicas ricas en azúcar pueden aumentarlos, en especial cuando
los recursos cognitivos de las personas ya están agotados por la fatiga u otros factores, y
esto a su vez puede reducir la agresión (Denson, Von Hippel, Kemp y Teo, 2010; DeWall,
Deckman et al., 2011). ¿Y qué hay de la cafeína? ¿Le brinda a las personas un empuje que
puede ayudarlas a controlar sus impulsos si sus recursos cognitivos se han agotado? El
problema en este caso es que la cafeína también aumenta de manera significativa la exci-
tación psicológica y mental de la persona al elevar la presión arterial y la adrenalina, y
eso a su vez puede aumentar la agresión. De hecho, Thomas Denson, Mandi Jacobson
y otros (2012) descubrieron que los participantes que pensaron que habían consumido
cafeína (pero que en realidad no lo hicieron) mostraron agresión reducida después de
estar agotados cognitivamente por una tarea mental prolongada y aburrida, pero quie-
nes en realidad consumieron cafeína no lo hicieron así.

> Influencias situacionales: poner todo junto


Ya vio que el afecto negativo, la excitación y los pensamientos relacionados con la agresión
pueden conducir a agresión. Y algunos factores ejercen influencia en si es probable que
alguien experimente sentimientos negativos, excitación y pensamientos agresivos, como
las experiencias que generan aversión ( frustración, calor, provocación), indicios situacio-
nales (armas, películas violentas) y diferencias individuales y culturales (hostilidad cró-
nica, culturas de honor). Craig Anderson y colaboradores reunieron todos estos factores
para crear un modelo llamado Modelo General de Agresión (GAM, por sus siglas en inglés)
(Anderson et al., 1996). La l figura 11.12 ilustra los fundamentos de este modelo.
Como ilustra la figura, diversas experiencias que dan lugar a la aversión (como
frustración o calor), indicios situacionales (como las armas) y diferencias individuales
(como sesgos de atribución hostil) pueden crear sentimientos negativos, excitación
elevada o pensamientos agresivos, cada uno de los cuales puede conducir a compor-
tamiento agresivo. Sin embargo, si el sentimiento, la excitación y los pensamientos
se traducen en comportamiento agresivo, puede depender en parte del resultado
del pensamiento de orden superior, que puede inhibir la agresión (al reconocer el

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Efectos mediáticos 463

peligro de la situación o que lo que parecía una provocación


en realidad sólo fue un accidente) o facilitarla (al percibir que l FIGURA 11.12
la agresión es alentada por los compañeros de uno en esa El Modelo General de Agresión
situación o que una provocación fue intencional). Más recien- Esta figura representa los aspectos clave de una primera versión
temente, Anderson y colaboradores agregaron elementos a del Modelo General de Agresión (que desde entonces se ha
este modelo, como integrar investigación más reciente acerca actualizado para incluir más factores, pero los fundamentos
son los mismos). Las experiencias desagradables y los indicios
de factores biológicos, pero los fundamentos del modelo
situacionales pueden generar sentimientos negativos, alta
siguen siendo iguales y han realizado un excelente trabajo excitación y pensamientos relacionados con la agresión.
para capturar la variedad de factores que contribuyen a la Debido a diferencias individuales, algunas personas tienen
agresión reactiva (Anderson y Bushman, 2002b; Anderson y más probabilidad que otras de experimentar todo lo anterior.
Carnagey, 2004; DeWall, Anderson y Bushman, 2011). Entonces el pensamiento de orden superior da forma a estos
sentimientos y pensamientos en emociones e intenciones de
Eli Finkel y otros (2012, 2013; Denson, DeWall y Finkel,
comportamiento mejor definidas. Dependiendo del resultado
2012) introdujeron recientemente una nueva teoría de la agre- de este pensamiento (que puede ocurrir detrás de la conciencia
sión llamada teoría I3 (I cúbica). Ésta se enfoca especialmente del individuo y puede ser afectado por factores como alcohol o
en el papel del autocontrol en la agresión, que recién se estu- estrés), el individuo puede elegir agredir.
dió en la sección anterior. Las tres I de esta teoría representan Tomado de Anderson C. A., Anderson K. B. y Deuser W. E., “Examining
and effective framework: weapon and temperature effects on aggressive
instigación ( factores sociales que con frecuencia disparan los thoughts, affect, and attitudes”, en Personality an Social Psychology
impulsos agresivos, como la provocación o el rechazo social), Bulletin, vol. 22 (pp. 366-376). Copyright © 1996 Sage Publications Inc.
impulsividad ( factores de personalidad y situacionales que Reimpreso con permiso.
promueven la urgencia por agredir cuando se encuentran fac-
tores instigadores, como rumiación del enojo o tipos de per- Variables de entrada
sonalidad proclives a la agresividad) e inhibición (los diversos
factores del autocontrol descritos en la sección anterior). Experiencias que generan aversión

Esta teoría enfrenta las fuerzas de instigación e impulsividad


Indicios situacionales
en una parte contra el poder de la inhibición en la otra para
determinar la probabilidad de la agresión. La provocación Diferencias individuales
fuerte acoplada con la rumiación del enojo pueden superar
el poder de las habilidades de autocontrol de una persona
que han sido comprometidas, por ejemplo, por el alcohol,
lo que resulta en una elevada probabilidad de agresión.

Afecto Excitación Cogniciones

Efectos mediáticos
Pensamiento de orden superior

Al haber observado los orígenes y factores específicos que


contribuyen a la agresión, ahora el enfoque se dirige hacia
un tema especial que durante muchos años ha sido de gran
preocupación para políticos, familias y científicos sociales
por igual: la violencia en televisión, películas, videojuegos y
otros medios de comunicación. ¿La violencia en los medios Agresión
de comunicación promueve la agresión y la violencia en el
mundo real? En esta sección se aborda esta importante pre-
gunta, junto con otra cuestión acaloradamente debatida: ¿la
pornografía promueve la agresión en el mundo real?

> Violencia en televisión, películas, letras de


canciones y videojuegos
El 13 de septiembre de 2006, Kimveer Gill, un hombre de 25 años de edad, condujo
hasta Dawson College en Montreal, sacó tres armas de su automóvil y comenzó a dispa-
rar a los estudiantes. En total, Gill asesinó a 20 personas. Aparentemente, Gill no tenía

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464 Capítulo 11 Agresión

conexión o disputa con Dawson College o sus estudiantes. En vez de ello, al parecer, tenía
una tremenda cantidad de hostilidad hacia el mundo en general. Había escrito numero-
sas publicaciones en Internet acerca de su odio por la humanidad y de su fascinación por
las armas, la muerte y los videojuegos violentos. En un popular sitio web de cultura gótica,
publicó entradas acerca de sus fantasías de matar personas, muchas de las cuales presa-
giaban los eventos del 13 de septiembre. “La vida es un videojuego. Debes morir en algún
momento”, escribió en un blog (Struck, 2006, p. A12). Éstas son las mismas palabras que
otro joven asesino usó después de matar a oficiales de policía en Alabama en 2003, en una
escena similar a la mostrada en el violento videojuego favorito del asesino (Kampis, 2005).
De acuerdo con un reporte, cuando Danny Ledonne escuchó acerca del tiroteo en
Dawson College en Montreal, vomitó. Ledonne, quien vivía en Colorado, no tenía conexión
con Kimveer Gill o sus víctimas, pero había escuchado que el asesino era un gran aficio-
nado del videojuego extremadamente violento que él (Ledonne) había publicado en Inter-
net, llamado Super Columbine Massacre. El juego se basó en la masacre en la preparatoria
Columbine, y Gill estaba fascinado por los tiroteos, tanto del evento real como de la versión
en videojuego. “Cuando escuché acerca de los tiroteos en Dawson”, dijo Ledonne, “la gente
me preguntó: ‘¡Anda! ¿Qué se siente tener sangre en tus manos?’” (Gerson, 2006, p. A12).
A pesar de lo que pueda sugerir la reacción física de Ledonne ante las noticias de
Dawson College, él afirma que no cree que su juego promueva la violencia real. Pero
Gill, como los asesinos en Columbine y en muchos otros tiroteos escolares, era un ávido
fanático de varios videojuegos violentos en extremo. La pregunta, entonces, es: ¿estos
juegos, y la violencia que se muestra en otros medios de comunicación populares, causa
agresión y violencia en el mundo real?
“La gente me preguntó: ‘¡Anda! La violencia que se muestra en los medios de comunicación ha sido blanco de ata-
¿Qué se siente tener sangre en tus que y contraataque durante décadas. Pero la cantidad, intensidad y naturaleza gráfica de
la violencia sigue en aumento. De acuerdo con un reporte de 2009 de la Academia Esta-
manos?’”
Danny Ledonne, después de saber que el tirador
dounidense de Pediatría, los jóvenes estadounidenses entre 8 y 18 años de edad pasan
en la escuela Dawson College en 2006 era aficio- alrededor de 6.5 horas al día usando medios de entretenimiento, una gran proporción de
nado al videojuego que él publicó en Internet la cual incluye actos de violencia. Hacia la edad de 18, habrán visto en promedio alrede-
dor de 200,000 actos de violencia sólo en televisión. La industria de los videojuegos en
particular está en auge, con una estimación de 21 mil millones de dólares en ventas
en 2008 (Gentile, 2011). Alrededor de 97% de los jóvenes de 12 a 17 años de edad en
Estados Unidos se entretienen con videojuegos, y la mayoría reportan que les gustan
¿Los videojuegos violentos pueden hace
los videojuegos violentos (Willoughby et al., 2012). Y esta exposición no está limitada a
que niños y adultos jóvenes se vuelvan Estados Unidos: es un fenómeno mundial (Anderson et al., 2010).
más agresivos y violentos? Un creciente Si los consumidores no gozaran la violencia en televisión, películas, música, videos y
cuerpo de investigación sugiere que
puede lograrlo.
videojuegos, estos medios no la presentarían. ¿Así que realmente puede ser nociva? En las
siguientes secciones se explora esta pregunta.

Vínculo entre la violencia mediática y la


violencia en el mundo real ¿La vida imita
al arte? Con frecuencia parece que sí. La noche
cuando James Holmes abrió fuego en el cine
de Colorado que presentaba la más reciente
película de Batman en julio de 2012, supuesta-
mente se refirió a sí mismo como “The Joker”,
el villano que llevó la violencia aleatoria a las
masas inocentes en la película anterior de Bat-
man. Dylan Klebold y Erick Harris eran gran-
des aficionados del violento videojuego Doom
cuando realizaron la matanza de 1999 en la pre-
paratoria Columbine, y los reportes indican que
© David Pearson/Alamy

basaron sus planes de la masacre en el juego.


Anders Behring Breivik dijo que cuando planeó
sus ataques con bombas y armas de 2011 en
Noruega, jugó videojuegos violentos como Call

cap11 432-483.indd 464 07/11/14 22:55


Efectos mediáticos 465

of Duty: Modern Warfare 2 y World of Warcraft con propósitos de entrenamiento. Él afirmó “De acuerdo con una encuesta
que jugaba durante aproximadamente 16 horas al día en 2006, y que hizo poco más que nacional de jóvenes de 12 a 17
jugar y dormir durante todo el año (Gibbs y Koranyi, 2012; Pancevski, 2012; Paterson, años de edad en Estados Unidos,
2012). Tim Kretschmer, el tirador en la masacre de marzo de 2009 en una preparatoria
99% de los hombres y 94% de las
en Winnenden, Alemania, tenía numerosos videojuegos y videos brutalmente violentos.
Esto condujo a una de las más grandes cadenas comerciales de Alemania a detener la mujeres juegan videojuegos.”
Lenhart et al., 2008
venta de películas o juegos con material muy violento (Roxborough, 2009). De hecho,
muchos de los niños y jóvenes involucrados en las olas de tiroteos escolares consumie-
ron una dieta constante de videojuegos violentos, incluido el tirador detrás de los asesi-
natos en masa en la escuela elemental en Newtown, Connecticut. Más aún, cada tiroteo
fue seguido pronto por amenazas y actos violentos adicionales. De acuerdo con un aná-
lisis, hubo 400 incidentes de imitadores en Estados Unidos y Canadá el mes siguiente al
tiroteo en Columbine (Tobin, 2006). La tabla 11.3 menciona sólo algunos de los muchos
incidentes violentos que pudieron ser inspirados por la exposición a la violencia mos-
trada en los medios de comunicación populares. Sin embargo, nadie puede probar de
alguna forma que una muestra ficticia específica fue la principal causa de un acto
de violencia específico. Siempre existen otras posibilidades.
Si usted les pregunta a las personas si la exposición a la violencia mediática causa
agresión real, es probable que la mayoría diga que dudan que sea así o que nunca ha
habido evidencia clara, de una forma o de otra, acerca de esta pregunta. Cuando este

TABLA 11.3
¿Violencia imitada?
Aunque es imposible probar que alguna presentación mediática específica causó cierta acción violenta, existen algunas conexiones cercanas.

Ficción violenta Hecho violento posterior

The Matrix (trilogía de películas Numerosos asesinos han citado la influencia de estas películas en sus explosiones violentas. Muchos
protagonizadas por Keanu Reeves) de ellos creían que estaban en una versión en la vida real de Matrix.
Dexter (serie de TV acerca de un Un adolescente estranguló a su hermano de 10 años de edad hasta matarlo, y más tarde explicó que
asesino en serie) fue inspirado por el personaje del asesino en serie de Dexter.
Twilight (Crepúsculo) (serie de Un niño mordió al menos a 11 niñas porque fue inspirado por su amor a la película.
libros y películas románticos que
presentan vampiros)
Money Train (Asalto al tren del En varios incidentes en la ciudad de Nueva York, las personas rociaron los recolectores de pasaje del
dinero) (película protagonizada por subterráneo con líquidos inflamables y los quemaron, tal como se muestra en la película.
Wesley Snipes y Woody Harrelson)
Natural Born Killers (Asesinos por Se han citado al menos ocho asesinatos que se inspiraron en esta película violenta, incluido el caso
naturaleza) (película protagonizada de un estudiante que decapitó a un compañero de clase porque “quería ser famoso, como los
por Woody Harrelson y Juliette asesinos por naturaleza” (Brooks, 2002, p. 10).
Lewis)
“F*** tha Police” (canción del grupo Los rifles usados en el tiroteo de un oficial de policía en Carolina del Norte fueron adornados con las
rap gangsta N.W.A.) letras N.W.A.
Scream (Aullido) (película Varios ataques brutales aparentemente copiaron elementos de la película, incluido el disfraz y las
protagonizada por Neve tácticas de intimidación usadas por el asesino ficticio. Por ejemplo, un hombre belga vistió un
Campbell, Courteney Cox y Drew disfraz de Scream antes de matar a una niña de 15 años de edad con dos cuchillos de cocina.
Barrymore)
Fight Club (El club de la pelea) Un adolescente obsesionado con Fight Club colocó una bomba en un Starbucks de Manhattan, en
(película protagonizada por Brad un acto que era similar a un evento de la película. Un amigo dijo: “Pensó que era Tyler Durden”,
Pitt) el principal personaje de la película (Gendar et al., 2009, p. 7).
Lucha libre profesional Por imitar un peligroso movimiento de lucha que vio en televisión, un niño de 7 años de edad mató
por accidente a su hermano de 3 años de edad en Dallas.
The Life and Death of Lord Erroll (La El hijo del escritor fue asesinado en un acto muy similar al asesinato que se describe en su libro. Más
vida y muerte de Lord Erroll) (libro tarde, el autor dijo: “En alguna forma terrible, creo que jalé el gatillo” (Alderson, 2001, p. 6).
controvertido)
Grand Theft Auto (videojuego) Dos adolescentes en Tennessee dispararon con escopetas a los automóviles que pasaban por una
autopista, lo que dejó un muerto y otro lesionado. Ambos afirmaron que no tenían la intención de
© Cengage Learning matar a nadie, sino que simplemente querían emular Grand Theft Auto, su videojuego favorito.

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466 Capítulo 11 Agresión

tema se discute en las noticias o en los medios


de comunicación en general, los reportes tien-
den a concluir que la evidencia científica rele-

TM and Copyright © 20th Century Fox Film Corp. All Rights Reserved/Everett Collection
vante es débil y mixta, cuando mucho. Los
defensores de la industria del entretenimiento
constantemente argumentan que no hay evi-
dencia de que ver violencia en los medios de
comunicación provoque agresión en el mundo
real. Los psicólogos sociales y otros que estu-
dian este tema con frecuencia enfrentan a
personas que afirman: “Yo he jugado muchos
videojuegos violentos y nunca he matado a
nadie”.
Pero, ¿realmente qué dice la investigación
de psicología social acerca de este asunto? En
este caso, no es necesario calificar la respuesta
con “depende”. En las pasadas décadas se acu-
muló suficiente evidencia de investigación
como para que seis grandes sociedades profe-
La película Fight Club, protagonizada por
Brad Pitt y Edward Norton, se ha ligado a
sionales (la Asociación Psicológica, la Academia de Pediatría, la Academia de Psiquiatría
numerosos actos imitadores de agresión Infantil y Adolescente, la Asociación Médica, la Academia de Médicos Familiares y la
y violencia, incluida la bomba de 2009 en Asociación Psiquiátrica, todas de Estados Unidos) concluyeran en conjunto que la inves-
un Starbucks en la ciudad de Nueva York
colocada por un adolescente obsesionado
tigación “revela evidencia inequívoca de que la violencia mediática aumenta la proba-
con la película y uno de sus personajes bilidad de comportamiento agresivo y violento tanto en contextos inmediatos como a
principales, Tyler Durden. largo plazo” (Anderson et al., 2003, p. 81). Más recientemente, la Academia de Pediatría de
Estados Unidos, que representa a 60,000 especialistas infantiles, afirmó: “La exposición
a la violencia en los medios, incluidos televisión, películas, música y videojuegos, repre-
senta un riesgo significativo para la salud de niños y adolescentes. Extensa investigación
indica que la violencia en los medios de comunicación puede contribuir al comporta-
“Veo el contenido violento en miento agresivo, la desensibilidad a la violencia, pesadillas y temor a ser lesionado” (Aca-
televisión como terapéutico para demia de Pediatría de Estados Unidos, 2009, p. 1495). El público general puede no estar al
la población.” tanto de esto, pero la comunidad científica está más convencida que nunca.
Jib Fowles, autor de The Case for Television
La magnitud de la relación es mucho más fuerte de lo que piensa la mayoría de las per-
Violence (El caso de la violencia en la televisión)
sonas. La l figura 11.13 ilustra la magnitud de la correlación entre violencia televisiva y

l FIGURA 11.13
¿Cuán fuerte es la relación entre Smokingyand
Tabaquismo lung
cáncer cancer
pulmonar

violencia mediática y agresión Media violence


Violencia and aggression
mediática y agresión
en el mundo real?
La correlación entre exposición a la Condom use and
Uso de condón sexually
y VIH transmitted
transmitido HIV
sexualmente
violencia en los medios de comunicación
Passivepasivo
Tabaquismo smoking and pulmonar
y cáncer lung cancer
en elattrabajo
work
y el comportamiento agresivo se compara
aquí con las correlaciones de muchas Exposure to lead
Exposición and IQ
al plomo scores in children
e inteligencia en niños
otras relaciones bien establecidas. Esta
comparación ilustra la magnitud relativa Nicotine patch
Parche de and smoking
nicotina y dejarcessation
de fumar
del vínculo entre violencia mediática y
comportamiento agresivo. Calcium intake
Ingesta and ybone
de calcio masamass
ósea
Tomado de Singer, D. G. y Singer, J. L., eds.,
Homework and academic achievement
Tarea y logro académico
Handbook of children and the media (pp. 223-
254). Copyright © 2001 por Sage Publications, Inc. Exposure to asbestos
Exposición and ylaryngeal
a asbestos cáncer decancer
laringe
Reimpreso con permiso de Sage Publications Inc.
Self-examination and extent
Autoexamen y extensión de of breast
cáncer decancer
mama

–0.2
–0.2 –0.1
–0.1 0.0
0.0 0.1 0.2 0.3
0.3 0.4
0.4
Correlación
Correlation

cap11 432-483.indd 466 07/11/14 22:55


Efectos mediáticos 467

agresión encontrada en un conjunto de investigaciones, comparada con las correlacio-


nes de otras relaciones bien establecidas, como la de la ingesta de calcio con la masa
ósea. Es importante observar que la violencia mediática no es causa ni necesaria ni sufi-
ciente de la agresión y la violencia en el mundo real. En otras palabras, no todos los
que se exponen a la violencia mediática necesariamente se volverán más agresivos, y no
todos los actos de agresión son alimentados por la violencia mediática. De igual forma,
no todos los que fuman padecen cáncer pulmonar, y no todos quienes tienen cáncer
pulmonar fumaron. En vez de ello, la exposición frecuente a la violencia mediática debe
verse como un importante factor de riesgo para la agresión en el mundo real, tal como
el consumo frecuente de alcohol es un factor de riesgo para varios problemas de salud.
¿Cuál es la evidencia detrás de estas conclusiones? La mejor forma de investigar el
tema de la violencia mediática es usar múltiples métodos, cada uno de los cuales tiene “Existe una audiencia de personas
diferentes conjuntos de fortalezas y debilidades. Esto es exactamente lo que han hecho los que aman este género y no son
investigadores en esta área. Lo que es impresionante en particular acerca de esta investi- violentas. De hecho, de algún
gación es que los resultados son sorprendentemente consistentes entre todos los métodos. modo la usan para desfogar su
Por ejemplo, la investigación longitudinal, que examina la exposición de los individuos a naturaleza violenta, de modo que
medios violentos a una edad temprana y luego examina su agresión en el mundo real años no tengan que actuarla en la vida
después, ha descubierto que la medida en la que niños de 8 años de edad miraban televi- real.”
sión violenta predijo su agresividad y criminalidad como adultos, aun cuando se controlen Jamie Lee Curtis, actriz estrella de Halloween y
estadísticamente otros factores como estatus socioeconómico y prácticas de los padres algunas de sus secuelas, en defensa de la
(Huesmann et al., 2003) (l figura 11.14). Más recientemente, un estudio de más de 1700 sangre y la violencia en las películas de horror.
estudiantes de bachillerato en Alemania descubrió que la exposición a la violencia mediá-
tica predijo aumento en la agresión (con base en los informes de los estudiantes, así como
en calificaciones de sus profesores) durante un periodo de dos años (Krahé et al., 2012).
Un resultado similar se encontró en un estudio de casi 1500 estudiantes de bachillerato en
Canadá durante un periodo de cuatro años, pero este estudio se enfocó específicamente
en los videojuegos violentos en lugar de en la violencia mediática más general (Willoughby
et al., 2012). En estos dos estudios longitudinales recientes se controlaron estadísticamente
otros factores de riesgo, y los medios de comunicación no violentos o jugar videojuegos sin
violencia no predijeron agresión posterior.
En la investigación experimental, a los individuos se les l FIGURA 11.14
asignó al azar para ver o jugar con medios violentos o no violen- Ver televisión violenta y agresión 15 años después
tos, y sus pensamientos, sentimientos y comportamientos agre-
Un estudio longitudinal rastreó individuos durante un periodo
sivos se midieron inmediatamente después de la exposición. de 15 años. Con base en cuánta violencia de televisión
Por ejemplo, en un experimento, a varones adolescentes holan- vieron cuando tenían 8 años de edad, los individuos fueron
deses se les asignó al azar jugar un videojuego violento o uno categorizados por haber visto niveles de violencia televisiva
no violento durante 20 minutos. Comparados con los mucha- bajos (20% inferior), medios (60% medio) o altos (20% superior).
Su agresividad como adultos se midió 15 años después. Tanto
chos que jugaron el videojuego no violento, los que jugaron el para mujeres como para hombres, quienes tendieron a ver mayor
juego violento se comportaron en forma más agresiva después cantidad de televisión violenta cuando niños tendieron a ser más
del juego al emitir muy sonoros estallidos de ruido contra un agresivos cuando adultos.
oponente en una tarea de tiempo de reacción. Este efecto agre- Con base en Huesmann et al., 2003. © Cengage Learning
sivo fue especialmente fuerte entre los muchachos, que repor- 0.6
taron identificarse más fuertemente con el personaje principal
del videojuego. Algunos de estos chicos eligieron hacer explotar
0.4
a su oponente con ruido tan fuerte que podría, de acuerdo con
Adult Aggression

las indicaciones del experimentador, causar pérdida auditiva


adulta

permanente al otro chico (aunque, de hecho, en realidad nadie 0.2


recibió los estallidos de ruido) (Konijn et al., 2007). Otro experi-
Agresión

mento lo realizó un equipo de investigadores en Madrid, ellos 0


descubrieron que niños de 8 a 12 años de edad, en particular
varones, eran más agresivos después de ver corridas de toros
–0.2
televisadas (Graña et al., 2004).
Éstos son sólo algunos ejemplos de la investigación acerca
de este tema. De hecho, al momento se han realizado cientos de –0.4
Mujeres
Females Hombres
Males
estudios alrededor del mundo que involucran decenas de miles
de participantes, y se han realizado extensas revisiones para Grado
Degree de televisión
of Violent violentaas
TV Viewing vista en la niñez
a Child
poner a prueba la fuerza y confiabilidad de los hallazgos. Una Low
Bajo Medium
Medio High
Alto
revisión examinó la relación entre exposición a la violencia

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468 Capítulo 11 Agresión

mediática y la agresión real en 46 estudios longitudinales, 86 sondeos transversales (que


observan la relación entre la exposición de los individuos a los medios violentos y su
comportamiento agresivo en un solo punto del tiempo), 28 experimentos de campo y 124
experimentos de laboratorio, lo que totaliza más de 50,000 participantes. La magnitud de
la relación positiva entre exposición a la violencia mediática y comportamiento agresivo
real fue consistente entre los cuatro tipos de estudios. Los experimentos de laboratorio
tendieron a mostrar los efectos más fuertes y los otros tres tipos de estudio mostraron
relaciones sólo ligeramente más débiles, pero todavía fuertes (Anderson y Bushman,
2002a; Anderson et al., 2004).
Los videojuegos violentos no han estado presentes tanto tiempo como la televisión
violenta, pero se han vuelto cada vez más populares y más violentos gráficamente en
años recientes, y por tanto ha habido un correspondiente aumento en la investigación
para examinar sus efectos potenciales. Craig Anderson y otros (2010) realizaron un
meta-análisis reciente de más de 136 artículos de investigación que involucran a más
de 130,000 participantes en países occidentales, así como en Japón y otros países orien-
tales. Este análisis reveló que la exposición a los videojuegos violentos fue un factor de
riesgo significativo en el aumento del comportamiento, la cognición y el sentimiento
agresivos (por ejemplo, sentimientos de hostilidad, ira), y en la reducción de la empatía
y el comportamiento prosocial (de ayuda) (vea la l figura 11.15). En este caso, de nuevo
el conjunto de estudios incluyó diseños longitudinales, transversales y experimentales, y
la relación significativa entre violencia en el videojuego y agresión se encontró tanto en
las culturas occidentales como en las orientales.

l FIGURA 11.15
Videojuegos violentos como factores de riesgo para varios resultados
Un meta-análisis reciente de más de 136 artículos de investigación, que involucran a más de
130,000 participantes en varios países, descubrió fuertes relaciones entre jugar videojuegos
violentos y algunos resultados, incluidos mayores niveles de comportamiento agresivo,
cognición agresiva, sentimientos agresivos y excitación fisiológica, junto con niveles reducidos
de comportamientos prosociales y empatía (y un aumento asociado en la desensibilidad).
(Los tamaños de las barras en esta gráfica representan la magnitud de las relaciones entre
videojuegos violentos y estas otras variables; las barras en una dirección positiva indican una
relación positiva; las barras en una dirección negativa indican una relación negativa.)
Con base en Anderson et al., 2010; Anderson y Prot, 2011. © Cengage Learning

0.3
size: r+ r+

0.2
effectpromedio:

0.1
de afecto

0
Average

–0.1
Tamaño

–0.2

–0.3
Aggressive Aggressive
Comportamiento Cognición Aggressive Prosocial
Sentimiento Comportamiento Empathy/
Empatía- Physiological
Excitación
agresivo
behavior agresiva
cognition agresivo
affect prosocial
behavior desensibilidad
Desensitization fisiológica
arousal

cap11 432-483.indd 468 07/11/14 22:55


Efectos mediáticos 469

La violencia física no es el único tipo de agresión mostrado en los medios de comu-


nicación. Sarah Coyne y John Archer (2004) encontraron ejemplos de agresión indirecta
en 92% de los programas de la televisión británica que son populares entre los adoles-
centes, una calificación mucho mayor que la agresión física. Comparados con los agre-
sores físicos, los agresores indirectos presentados tendieron a ser más recompensados
por su actitud y tuvieron más probabilidad de ser mujeres atractivas. En un experimento
posterior, Coyne y sus colegas (2004) descubrieron que la exposición televisiva a la agre-
sión indirecta tenía efectos inmediatos sobre el comportamiento de los adolescentes,
como conducirlos a un comportamiento menos tendiente a dar ayuda, evaluaciones más
negativas de otros y mayor defensa del uso de la agresión indirecta en respuesta a una
situación ambigua.
Más recientemente, Coyne y colaboradores (2008) asignaron al azar a estudiantes
universitarias para mirar fragmentos de películas que involucraban agresión física (de
la película Kill Bill), agresión relacional (de la película Mean Girls) o sin agresión [de la
película What Lies Beneath (Revelaciones)]. Aunque los diferentes fragmentos produjeron
grados iguales de excitación y agitación, los fragmentos que mostraban agresión física
o relacional condujeron a los estudiantes a volverse más agresivos (estallando un ruido
La exposición a la violencia
doloroso a un cómplice) que los fragmentos no agresivos. Otros estudios han demos-
televisiva en la niñez se
trado que la exposición a la violencia mediática puede conducir a aumentos posterio-
relaciona con agresión más
res de agresión, tanto física como relacional: la relación entre ver violencia mediática e
tarde en la vida.
involucrarse en agresión relacional puede ser más fuerte para mujeres que para hombres
(Gentile, Coyne y Walsh, 2011; Gentile, Mathieson y Crick, 2011).
VERDADERO.

¿Cómo causa estos efectos la violencia mediática? La evidencia de cientos


de estudios deja claro que la violencia mediática puede tener efectos tanto inmedia-
tos como a largo plazo. Sin embargo, otra pregunta es cómo puede tener estos efectos.
Los psicólogos sociales han descubierto varias rutas a través de las cuales la violencia
mediática produce agresión en el mundo real. Por ejemplo, puede producir pensamien-
tos agresivos y hostiles, los que a su vez pueden conducir a los individuos a interpretar
las acciones de los otros en formas hostiles y promover la agresión (Anderson, 2004).
Combine estas cogniciones agresivas con la gran excitación causada por estos juegos y
la receta para la agresión se vuelve más potente.
La violencia mediática también influye en la agresión, al hacer a los individuos
menos sensibles a la violencia. La desensibilidad hacia la violencia se refiere a una
reducción en la reactividad fisiológica emocional ante la violencia real. La desensibili-
dad es una forma de habituación. Un estímulo novedoso consigue atención, y si es sufi-
cientemente interesante o excitante, evoca excitación fisiológica. Pero cuando uno se
acostumbra a algo, las reacciones disminuyen. La familiaridad con la violencia reduce la
excitación fisiológica ante nuevos incidentes violentos (Geen, 1981). La desensibilidad
ante la violencia puede hacer que uno la acepte con más facilidad.
Christopher Engelhardt y colaboradores (2011) demostraron este punto en un
experimento que examinó la actividad cerebral y la agresividad de los participantes
después de jugar un videojuego violento (por ejemplo, Call of Duty, Grand Theft Auto)
o uno no violento (por ejemplo, Tony Hawk’s Pro Skater 4) durante 25 minutos. Los jue-
gos fueron calificados por otros participantes como igualmente disfrutables, excitantes
y frustrantes. Luego los estudiantes vieron una serie de imágenes neutrales (por ejem-
plo, un hombre en una bicicleta) y violentas (por ejemplo, un hombre que sostiene un
arma en la boca de otro). Consistente con la investigación ya resumida, los estudian-
tes que jugaron el videojuego violento fueron más agresivos después al hacer estallar
un ruido fuerte a un oponente en un juego competitivo de tiempo de reacción. Sin
embargo, lo novedoso en este experimento es que, mediante el uso de electrodos en el
cuero cabelludo para registrar electroencefalogramas (EEG), los investigadores pudie-
ron medir la actividad cerebral para indicar qué tan sensibles eran los estudiantes a desensibilidad Reducción en la
observar las imágenes de violencia que se les mostraron. Los estudiantes que jugaron reactividad fisiológica relacionada con la
el videojuego violento mostraron respuesta neuronal reducida a las fotografías violen- emoción en respuesta a un estímulo.
tas, en comparación con los que jugaron el videojuego no violento, lo cual sugiere que

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470 Capítulo 11 Agresión

el videojuego violento hizo a los estudiantes insensibles hacia la violencia. Esta desensi-
bilidad, a su vez, impulsó la agresión posterior. Esto es, mientras más insensibles estaban
los participantes, más agresivos eran en su comportamiento posterior hacia su oponente.
También vale la pena observar que los estudiantes que jugaron muchos videojuegos
violentos antes del estudio mostraron desensibilidad hacia las fotografías violentas, sin
importar el tipo de juego que acabaran de jugar durante el estudio. En otras palabras,
parecieron ya ser insensibles a la violencia antes de llegar al estudio. Esto apunta hacia
los efectos a largo plazo de la exposición crónica a los medios violentos.
Otro experimento demostró que los videojuegos violentos pueden hacer insensibles
a los individuos ante las necesidades de un extraño que pueda estar lesionado. En un
experimento, los participantes jugaron un videojuego violento o uno no violento durante
20 minutos. Más tarde, mientras completaban un largo cuestionario, escucharon que
alguien parecía haber sido lesionado en una pelea afuera de su laboratorio. Con esta
persona aullando de dolor, ¿cuánto tardarían los participantes en salir del laboratorio
y ver si podían ayudar? Los participantes que jugaron un videojuego violento tardaron
450% más tiempo en ayudar a un extraño lesionado que los participantes que jugaron un
videojuego no violento. Quienes jugaron el juego violento también percibieron la pelea
como menos seria que quienes jugaron el juego no violento (Bushman y Anderson, 2009).
Tom Hummer y colaboradores (2010) descubrieron intrigante evidencia neurocientí-
fica social con procedimientos de resonancia magnética funcional, lo que sugiere que jugar
videojuegos violentos deteriora el funcionamiento ejecutivo de los jugadores y la habilidad
para involucrarse en el autocontrol exitoso de sus impulsos. Como se indicó antes en el
capítulo, el autocontrol deteriorado es un importante contribuyente a la agresión.
La violencia mediática también puede producir efectos a largo plazo al influir en los
valores y actitudes de las personas hacia la agresión, haciéndola parecer más legítima e
incluso necesaria para la interacción social y la resolución de conflictos sociales. Consis-
tente con la teoría del aprendizaje social, los niños pueden aprender que la agresión y la
violencia son comunes, formas normales de lidiar con las amenazas o problemas y que
con frecuencia son recompensadas. La exposición frecuente a tales imágenes alimenta
los guiones agresivos que desarrollan niños y adolescentes, los que usan después para
regir su comportamiento (Anderson y Huesmann, 2007).
Los efectos de la exposición a la violencia en los medios de comunicación también
operan mediante lo que George Gerbner y colaboradores (1986) llamaron efecto de cul-
tivo. Ésta se refiere a la capacidad de los medios masivos de comunicación para cons-
truir una realidad social que las personas perciben como verdadera, aun cuando no lo
sea. Los medios tienden a mostrar al mundo como mucho más violento de lo que en rea-
lidad es. Esto puede hacer que las personas se vuelvan más temerosas, más desconfiadas,
más proclives a armarse y a comportarse de manera agresiva en lo que perciben como
una situación amenazante (Morgan y Shanahan, 2010; Riddle, 2010).

¿Los medios de comunicación pueden causar efectos prosociales positivos? La


gran cantidad de atención e investigación se ha enfocado en los efectos negativos de los
medios, ¿pero las imágenes y mensajes mediáticos positivos pueden producir efectos pro-
sociales en lugar de antisociales? Aunque todavía no hay mucha investigación acerca de
esto, existen algunos resultados alentadores. Por ejemplo, Tobias Greitemeyer (2009) des-
cubrió que escuchar letras de canciones que promueven mensajes socialmente positivos
hace que los participantes tengan más comportamientos dirigidos a dar ayuda. Como
se estudió en el capítulo 10, un meta-análisis de 34 estudios descubrió un efecto posi-
tivo confiable de la televisión prosocial en el comportamiento prosocial de los niños, en
especial cuando actos específicos de altruismo se modelan en la televisión (Mares y Woo-
efecto de cultivo Proceso dard, 2005). El capítulo 10 también reportó los resultados de un conjunto internacional de
mediante el cual los medios masivos
estudios por parte de Douglas Gentile y otros (2009) que demostró que jugar videojuegos
de comunicación (en particular la
televisión) construyen una versión de la
prosociales se asociaba con el comportamiento prosocial y podía promoverlo. De hecho,
realidad social para el público. se ha encontrado que jugar videojuegos sociales no sólo aumenta el comportamiento pro-
social, sino también reduce el comportamiento agresivo (Greitemeyer et al., 2012).

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Efectos mediáticos 471

> Pornografía
Así como los efectos de la violencia en los medios de comunicación populares se han
discutido y debatido durante décadas, también lo han sido los efectos de los medios que
muestran material sexual. Los defensores y oponentes de la pornografía argumentan sus
posiciones con apasionamiento. Pero, ¿qué dice la investigación en psicología social?
Es importante reconocer los desafíos de realizar investigación acerca de temas
controvertidos y sensibles, como los retos éticos involucrados en realizar experimentos
usando pornografía. Incluso el definir lo que se entiende por pornografía u obscenidad
rara vez es directo. Debido a la subjetividad involucrada en tales definiciones, el término
pornografía se usa aquí para referirse a material sexual explícito, sin importar sus cua-
lidades morales o estéticas. Sin embargo, es crucial distinguir entre pornografía violenta
y no violenta al discutir la relación entre las presentaciones pornográficas y la agresión.

Pornografía no violenta y violenta Antes en este capítulo se describió cómo tanto


la excitación como el afecto influyen en la agresión. Los resultados de la investigación
acerca de la pornografía no violenta confirman la importancia de estos factores (Don-
nerstein et al., 1987). Para muchas personas, ver cuerpos atractivos evoca una respuesta
emocional placentera y niveles moderados de excitación sexual. Esta combinación de
afecto positivo y sólo excitación moderada es improbable que produzca mucha agre-
sión. De hecho, de acuerdo con Michael Seto y sus colegas (2001), existe poco apoyo para
un vínculo causal directo entre el uso de pornografía no violenta y agresión sexual. Sin
embargo, existe más evidencia de una
asociación entre el uso de pornografía
y las actitudes que apoyan la violencia
contra las mujeres (Hald et al., 2010;
Malamuth et al., 2012).
Agregar violencia a la pornografía
aumenta mucho la posibilidad de efec-
tos dañinos. La pornografía violenta es
una triple amenaza: reúne alta excita-
ción; reacciones emocionales negativas
como choque, alarma y repugnancia,
y pensamientos agresivos. Numerosos
sitios en Internet, incluidos muchos que

© Chris Ryan/Corbis
son gratuitos y pueden verlos con facili-
dad los menores, se enfocan específica-
mente en imágenes de violencia sexual
contra las mujeres y usan representa-
ción del dolor femenino como gancho
comercial (Gossett y Byrne, 2002). La
investigación sugiere que los efectos de La combinación de violencia, excitación e
imágenes sexuales es parte del atractivo
la pornografía violenta son específicos del género. La agresión hombre a hombre no es para muchos aficionados a la lucha
mayor después de la exposición a pornografía violenta o a pornografía que es muy exci- libre profesional (como en este evento
tante pero no violenta, pero la agresión hombre a mujer aumenta notablemente (Don- de la WWE en 2009). La investigación
acerca de la agresión sugiere que
nerstein y Malamuth, 1997; Linz et al., 1987; Malamuth y Donnerstein, 1982). esta combinación también puede ser
particularmente potente para contribuir
a la agresión en el mundo real entre los
Diferencias individuales No todos son afectados de la misma forma por la porno- espectadores.
grafía. Neil Malamuth desarrolló lo que él llama “perfil del violador”. Los hombres enca-
jan en el perfil si tienen niveles relativamente altos de excitación sexual en respuesta a
pornografía violenta, y también expresan actitudes y opiniones que indican aceptación pornografía Material sexual explícito.
de la violencia hacia las mujeres (vea la tabla 11.4). Estos individuos reportan más com-

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472 Capítulo 11 Agresión

portamiento sexualmente coercitivo en el pasado e intenciones sexualmente más agre-


sivas para el futuro. Los hombres que califican relativamente alto en escalas como estas
están más predispuestos a la agresión sexual que otros. Los efectos de la pornografía
sobre la agresión o las actitudes negativas hacia las mujeres son más fuertes para estos
hombres de lo que son para otros (Hald et al., 2010; Malamuth et al., 2012). Otro factor
de riesgo tiene que ver con las historias familiares de los hombres. Leslie Gordon Simons
y otros (2012) reportaron que los hombres que usan pornografía de manera regular y
cuyos padres usaron con frecuencia duro castigo corporal tienen más probabilidad de
reportar el involucramiento en comportamientos sexualmente coercitivos.

Reducción de la violencia
Ahora que se explicaron los diversos factores que contribuyen a la agresión y la violen-
cia, y se ilustró la extensión del problema con varias historias y estadísticas lúgubres,
debe abordarse una pregunta clave: ¿qué puede hacerse acerca de ello? Esto es, ¿se
tiene alguna razón para esperar que las tasas de agresión y violencia puedan reducirse?
¿Los humanos simplemente son animales agresivos que están destinados a lastimarse y
matarse entre ellos?
Por fortuna, hay razones para el optimismo. ¿Por qué los autores consideran que las
tasas de agresión y violencia pueden declinar? Porque ya lo han hecho.
Un intrigante y abarcador libro del psicólogo Steven Pinker (2011), titulado The
Better Angels of Our Nature: Why Violence Has Declined (Los mejores ángeles de nuestra
naturaleza: por qué ha declinado la violencia), está
entre los análisis recientes que plantea que los
TABLA 11.4 humanos viven en una época que es menos violenta
Actitudes acerca del sexo y la agresión y más pacífica que cualquier periodo en la historia
Utilizadas ampliamente en la investigación acerca de la pornografía, estas dos humana. Él llama a esta reducción en la violencia
escalas valoran las actitudes acerca de la violencia hacia las mujeres y las creen- acaso “lo más importante que ha ocurrido en la
cias acerca de la naturaleza de la violación. Aquí se muestran algunas preguntas
de cada escala.
historia humana” y que “ningún aspecto de la vida
está intacto ante la retirada de la violencia” (p. xxi).
Aceptación de la violencia interpersonal (hacia las mujeres): escala AIV Esta afirmación se opone abiertamente a cómo las
1. Ser violada es sexualmente estimulante para muchas mujeres. personas se inclinan a percibir su mundo contem-
poráneo como extraordinariamente violento (las
2. Muchas veces una mujer fingirá que no quiere tener relaciones sexuales por-
que no quiere parecer disoluta, pero en realidad espera que el hombre la razones para esta tendencia incluyen la disposición
fuerce. a enfocarse en los eventos recientes, los sesgos en la
3. Un hombre nunca tiene justificación para golpear a su esposa. forma de reportar las historias más impactantes en
Calificación: las personas que califican alto en aceptación de la violencia hacia las las noticias y cosas por el estilo), pero Pinker pre-
mujeres están de acuerdo con las preguntas 1 y 2, pero en desacuerdo con la senta gráfico tras gráfico que ilustra una reducción
pregunta 3. dramática de la violencia a lo largo de los siglos. Por
Aceptación del mito de violación: escala RMA ejemplo, vea en la l figura 11.16 las tasas de homi-
cidios en la Europa occidental de 1300-2000, y en
1. Si una mujer se involucra en besuqueos o caricias y deja que las cosas se
Inglaterra y Nueva Inglaterra durante varios siglos.
salgan de control, es culpa suya si su pareja la fuerza sexualmente.
De modo que, ¿cómo se aleja uno de los
2. Cualquier mujer puede ser violada.
demonios internos y se acerca a “los mejores
3. Muchas mujeres tienen un deseo inconsciente de ser violadas, y entonces ángeles de su naturaleza” (la frase es del cierre del
pueden ponerse de manera inconsciente en una situación en la que es proba-
discurso de toma de posesión de Abraham Lin-
ble que sean atacadas.
coln)? Existen numerosas causas, como debe ser,
4. En la mayoría de las violaciones la víctima es promiscua o tiene mala
reputación.
para tales cambios enormes. Entre éstas están
Calificación: las personas que califican alto en aceptación de los mitos de
mejor educación y aumento en el poder de razo-
violación están de acuerdo con las preguntas 1, 3 y 4, pero en desacuerdo namiento, incluido el razonamiento moral, que
con la pregunta 2. permite ver mejor más allá de las necesidades y
Con base en Burt, 1980. © Cengage Learning
circunstancias inmediatas, y pensar más en tér-
AIV = Acceptance of Interpersonal Violence; RMA = Rape Myth Acceptance minos más abstractos y universales. Las normas

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Reducción de la violencia 473

l FIGURA 11.16
El declive de la violencia: tasas de homicidio durante varios siglos
En la gráfica superior se muestran las tasas de homicidio por cada 100,000 habitantes por año en cinco regiones
de Europa Occidental del año 1300 al 2000. En la gráfica inferior se presentan estas tasas para Inglaterra (de
1300 a 1925) y Nueva Inglaterra (de 1630-1914).
Tomado de Pinker S., The better angels of our nature: why violence has declined. Copyright © 2011 por Steven Pinker.
Usado con permiso de Viking Penguin, una división de Penguin Group (EUA) Inc. y Brockman Inc.

100
por año
per year
habitantes

10
por cada
Homicides 100,000 people
per 100,000

1
Homicidios

0.1
1200 1300 1400 1500 1600 1700 1800 1900 2000

Italia
Italy Escandinavia
Scandinavia Países Bajos
Netherlands Alemania
Germany &ySwitzerland
Suiza Inglaterra
England

100
por año
per year
habitantes

10
por cada
Homicides 100,000 people
per 100,000

1
Homicidios

0.1
1200 1300 1400 1500 1600 1700 1800 1900 2000

England
Inglaterra New England
Nueva Inglaterra

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474 Capítulo 11 Agresión

han cambiado dramáticamente para desalentar la agresión. Por ejemplo, en la mayoría


de las sociedades modernas ya no es aceptable, como era antes, responder a un insulto
percibido con el reto de un duelo a muerte o tratar a los seres humanos como una pro-
piedad. Pinker y otros también argumentan que las motivaciones y habilidades de las
personas para practicar el autocontrol de los impulsos agresivos son más fuertes en la
actualidad, y como vio en este capítulo, el autocontrol desempeña un papel muy impor-
tante para moderar la agresión.
Por tanto, las tendencias históricas son alentadoras, como lo son las enormes caídas
más recientes en las tasas de homicidio y crímenes violentos en Estados Unidos desde
principios de 1990. Pero “los mejores ángeles de nuestra naturaleza” todavía tienen
fuerte competencia por parte de los demonios internos, como lo dejan claro los numero-
sos estudios e historias reportados a lo largo de este capítulo. De este modo, ¿qué puede
hacerse para reducir la agresión y la violencia en la vida diaria? En el resto del capítulo
se examina esta pregunta.

> Cambiar cómo se piensa y se siente


Comience con el aumento en educación, inteligencia y razonamiento que Pinker pro-
pone ayudó a producir el declive en violencia durante los siglos pasados. El mejoramiento
continuo en estas áreas claramente puede allanar el camino para más comportamien-
tos prosociales y menos antisociales. Junto con educación y razonamiento, en particular
razonamiento moral, viene la empatía. Como estudió en el capítulo 10, la empatía tiene
un papel vital en la promoción del comportamiento cooperador y de ayuda. La falta de
empatía de igual manera contribuye mucho a numerosas formas de agresión y violen-
cia, incluidos bullying, asalto sexual y abuso de animales (Ang y Goh, 2010; Day et al.,
2010; Schwartz et al., 2012). El mejoramiento de la educación y el razonamiento moral es
probable que mejore la empatía. Además, numerosos programas e intervenciones están
diseñados específicamente para enseñar a los individuos a ser más empáticos, al capaci-
tarlos para ver las cosas desde la perspectiva de otro mediante varios ejercicios, tareas y
el desempeño de un rol. Muchos de estos programas han sido muy exitosos para reducir
la agresión (McGuire, 2008; Sahin, 2012). Al final de este capítulo se regresará a este tema,
en una discusión acerca de la prevención del bullying.
El mejoramiento del razonamiento moral es una parte de la fórmula detrás de lo que
se conoce como capacitación de reemplazo de la agresión. Los otros dos componentes
son la capacitación en competencia social y el control de la agresión. Estos temas se
enseñan con instrucciones guiadas y desempeño de un papel, usualmente durante el
curso de dos sesiones semanales durante 10 semanas. Por ejemplo, los adolescentes en
el programa pasan por ejercicios diseñados para ayudarles a detectar cuándo están a
“Desde que comenzó la guerra en punto de enojarse, y se les enseña cómo pensar y comportarse en respuesta a dichos sen-
la mente del hombre, está en la timientos en formas que los alejan de la agresión. También se enseñan habilidades socia-
les, como realizar contacto visual y desarrollar confianza interpersonal. Varios estudios
mente del hombre que debe cons-
de la efectividad de la capacitación de remplazo de la agresión han reportado resultados
truirse la defensa de la paz.” muy prometedores (Hatcher et al., 2008; Holmqvist et al., 2009).
Constitución de la UNESCO
Como se ha discutido múltiples veces en este capítulo, el fracaso en el autocontrol
desempeña un papel muy importante en la agresión y la violencia. A la luz de su impor-
tancia, los investigadores comienzan a estudiar la efectividad de los métodos diseñados
para mejorar las habilidades de autocontrol de las personas. Thomas Denson, Miriam
Capper y colaboradores (2011) descubrieron que los participantes con elevados rasgos
de agresividad eran menos agresivos después de una provocación si completaban una
tarea de capacitación de autocontrol de dos semanas (que les pedía resistir el impulso
de usar su mano dominante y, en vez de ello, ¡usar su mano no dominante entre las 8 a.m.
y las 6 p.m. todos los días!). Todavía no hay suficiente investigación para saber cuán bien
funciona dicha capacitación, pero hay seguridad de que en los siguientes años habrá
más investigación acerca de las técnicas de capacitación en autocontrol.
Los individuos que tienen problemas inusualmente severos con el autocontrol, los
impulsos agresivos, las habilidades sociales, la falta de empatía y los otros factores ya
discutidos, es probable que necesiten más que estos programas de educación y capaci-

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Reducción de la violencia 475

© Andy Holzman/La Daily News/ZUMA Press/Corbis


Estudiantes representan el bullying
durante una parodia como parte de
un programa para prevenirlo. Muchos
programas escolares para contrarrestar el
acoso, como los descritos en el texto, han
producido resultados muy prometedores.

tación, y que en su lugar requieran terapia y tratamiento más exhaustivos. Por ejemplo,
los tratamientos que usan modificación conductual se usan con frecuencia para alterar el
comportamiento de los individuos mediante principios de aprendizaje que refuerzan las
acciones no agresivas. También pueden usarse medicamentos, como los que equilibran

>
los niveles de serotonina, para ayudar al control de impulsos.

Factores situacionales y socioculturales


Además de la educación, la capacitación y el tratamiento de los individuos, ¿qué puede
hacerse en un nivel más amplio? Para este fin, el mejoramiento de la economía, condicio-
nes de vida más sanas y apoyo social son en extremo importantes para reducir la frus-
tración, el sentimiento y el pensamiento negativos, y las provocaciones que alimentan
mucha de la agresión. El mejoramiento en estos frentes quizá traería una cascada de
efectos positivos. Por ejemplo, como Peter Sidebotham y Jon Heron (2006) observaron:
“La asociación entre pobreza y maltrato infantil es una de las observaciones más con-
sistentes en la investigación publicada” (p. 499). Por tanto, proteger a las familias de la
violencia también significa brindar a sus miembros oportunidades educativas y de
empleo. Más aún: dado que el abuso del alcohol y otras drogas con frecuencia conduce a
la violencia familiar, mejor educación acerca de los efectos de dichas sustancias, así como
el apoyo para los individuos que necesiten ayuda para lidiar con ellas, sería una inversión
valiosa no sólo para dichos individuos, sino también para las personas a su alrededor.
Puesto que la investigación ha mostrado cómo la presencia de armas puede pro-
mover los pensamientos, emociones y acciones agresivos, reducir la predominancia
de las armas en la sociedad, en particular las que están fuertemente asociadas con la
violencia en lugar del deporte, puede tener algunos efectos tranquilizantes. Al mismo
tiempo, enseñar y modelar respuestas no violentas ante las frustraciones y los problemas
sociales, y alentar las respuestas meditadas que son incompatibles con el enojo, como el
humor y el relajamiento, están entre las cosas más efectivas que se pueden hacer para los
niños de la sociedad, y para todos los demás.
Al observar la relativa no violencia de las culturas que enfatizan la cooperación
por encima de la competitividad, los psicólogos sociales concluyen que la coopera-
ción y las metas compartidas entre los grupos son métodos efectivos para reducir
las hostilidades y las agresiones intergrupales. Además, debido a que las comunida-
des abrumadas con ventanas rotas y crímenes de menor cuantía revelan una pér-
dida de control y apoyo, lo que en consecuencia es posible que señale a quienes viven

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476 Capítulo 11 Agresión

ahí que la agresión y el comportamiento antisocial quedan impunes, los departamentos


de policía en numerosas ciudades comenzaron a tomar medidas severas contra actos
relativamente menores de vandalismo y agresión con la esperanza de que, al hacerlo,
evitarán actos más serios de violencia (Taylor, 2000). Finalmente, cambiar los pagos
costo-recompensa asociados con la agresión puede tener profundos efectos sobre las
tendencias agresivas mostradas dentro de una cultura. Por tanto, las prácticas de socia-
lización que recompensan el comportamiento prosocial en lugar del antisocial tienen el
potencial de reducir mucho la tendencia a involucrarse en bullying, peleas y otros com-
portamientos agresivos. Por el contrario, cuando la agresión abierta o incluso indirecta
se legitima, todo mundo está en riesgo.
Desde luego, los medios de comunicación tienen un importante papel en la legitimi-
zación, e incluso la glorificación, de la violencia. Entonces, ¿qué puede hacerse acerca de
ello? La censura gubernamental es una respuesta, aunque no es muy popular por varias
razones. Otra alternativa es usar la presión pública para aumentar la autocensura de los
medios. Desde luego, el tipo de presión pública más poderoso sería un boicot comercial.
Si la violencia no vende, los medios no seguirán produciéndola. Sin embargo, la violencia
sigue siendo una máquina de hacer dinero.
La investigación sobre los efectos de las canciones, la televisión y los videojuegos
prosociales es bastante alentadora en este aspecto, como se estudió antes en el capítulo.
Si los padres pueden ayudar a los niños a seleccionar programas y juegos que ofrezcan
atractivos y vívidos modelos prosociales para sus hijos, los efectos pueden ser fuertes. A
los padres también se les aconseja ver televisión con sus hijos y supervisar el uso de sus
videojuegos, y enseñarles cómo la televisión y los videojuegos difieren de la vida real y
cómo imitar a los personajes ficticios puede producir resultados indeseables. Este tipo
de asesoría paterna en marcha requiere mucho tiempo y esfuerzo. Pero dada la extensión de
los medios que presentan violencia en la sociedad, fortalecer las habilidades de visión
crítica de los niños es una sabia inversión.
Lawrence Rosenkoetter y colaboradores (2009) pusieron en práctica una interven-
ción con sede en el salón de clases a lo largo de estas líneas con casi 500 niños en más
de 30 salones de clases (de primero a cuarto grados) durante el curso de siete meses. La
intervención se basó en los conceptos e investigación revisados en este capítulo, como
la teoría del aprendizaje social y el desarrollo de guiones agresivos. Algunas de las téc-
nicas empleadas en este programa están diseñadas para ayudar a los niños a distinguir
entre lo que es fingido y lo que es real, para alentarlos a elegir buenas personas para
admirar e imitar (en oposición a superhéroes ficticios), e incluso para hacerlos hablarle
a la televisión en respuesta a malos comportamientos que se muestren (para alentar
el pensamiento crítico). Hasta el momento, los resultados de este programa han sido
impresionantes e incluyen la reducción no sólo de la cantidad de televisión violenta que
miran estos niños, sino también de cuánto se identifican con los personajes violentos.
De igual modo, Ingrid Möller y otros (2012) realizaron un estudio de intervención
mediática que involucró estudiantes de varias escuelas en Berlín, Alemania. Los estu-
diantes supervisaron su uso de los medios electrónicos y redujeron su uso, con un “fin de
semana sin medios”, y se les alentó a emplear ese tiempo en otras actividades. En cinco
sesiones semanales durante las horas de escuela, los investigadores educaron a los estu-
diantes acerca de los tipos de temas discutidos en este capítulo, incluidos cómo la vio-
lencia suele ser recompensada en los medios o cómo la exposición a la violencia puede
conducir a la desensibilidad. Los padres de los estudiantes también recibieron lineamien-
tos para el uso sensible de los medios y acerca de los efectos dañinos de la exposición a la
violencia mediática. Los resultados del programa fueron impresionantes. La intervención
redujo de manera significativa el uso de los medios violentos por parte de los estudian-
tes, de acuerdo con medidas tomadas siete meses después de la intervención. Además,
para los estudiantes cuyas tasas de agresión antes del estudio eran relativamente altas, la
intervención redujo de manera notable sus tasas, tanto de agresión física como relacional.
Daniel Linz y otros (1991) también abogaron por el uso de esfuerzos educativos
para aumentar las habilidades críticas de los telespectadores para evaluar las presen-
taciones mediáticas que ligan violencia y sexo. Un modelo de dichos esfuerzos puede
encontrarse en el interrogatorio proporcionado para investigar a los participantes
expuestos a pornografía violenta en los experimentos (Donnerstein et al., 1987). Dicho

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Reducción de la violencia 477

interrogatorio enfatiza que los mitos de violación son imprecisos y que la pornografía
violenta no es realista. Entre los individuos a los que se ha presentado esta información
existen reducciones a largo plazo en la aceptación de los mitos de violación y aumento
en la simpatía por las víctimas y los supervivientes de violación (Hong, 2000; Proto-Cam-
pise et al., 1998).

> Enfoques multinivel: programas para prevenir


la violencia y el bullying
Varios factores contribuyen a la agresión y la violencia, y como se ha visto, el impacto de
cualquier factor con frecuencia involucra otros factores simultáneamente. Por ejemplo,
el vínculo entre temperaturas cálidas y agresión puede involucrar factores como excita-
ción, pensamientos agresivos y afecto negativo. Cuán dañino puede ser un castigo cor-
poral depende de otras dinámicas familiares. Las estrategias más efectivas para reducir
la agresión reconocen esta complejidad y funcionan en múltiples niveles.

Terapia multisistémica Uno de los programas de tratamiento más exitosos para


los delincuentes juveniles violentos se llama terapia multisistémica (TMS o MTS, por sus
siglas en inglés). Este enfoque aborda los problemas individuales en varios niveles, inclui-
das las necesidades de los adolescentes y los diversos contextos en los que se incrustan,
como familia, grupo de compañeros, escuela y vecindario (Borduin et al., 2009; Curtis et
al., 2009; Henggeler et al., 2009; Letourneau et al., 2009; Timmons-Mitchell y Bender, 2006).
Un estudio de caso de un niño de 14 años de edad llamado Luke ilustra este enfo-
que (Wells et al., 2012). Luke estaba involucrado en serios comportamientos antisocia-
les. En lugar de sólo tratarlo con terapia individual, el terapeuta que aplicó TMS quería
entender la dinámica familiar en la que vivía el muchacho. Esto permitió al terapeuta
aprender que faltaba una rutina o reglas domésticas, y que el mal comportamiento con
frecuencia era recompensado (con atención y dinero) y que el buen comportamiento se
ignoraba. En consecuencia, el terapeuta trabajó con la abuela de Luke (su cuidadora) y
algunos otros miembros de la familia cercana para ayudarle a configurar reglas, estable-
cer rutinas, determinar formas mejores y más consistentes para manejar las fuentes de
conflicto, y recompensar el comportamiento positivo en vez del negativo. Este enfoque
de aprendizaje y de trabajo con su familia y ambiente, junto con el tratamiento indivi-
dualizado de Luke, produjeron una mejoría dramática en su comportamiento y su vida.
Múltiples estudios que evalúan la efectividad de la TMS han reportado resultados
muy positivos. Por ejemplo, en un estudio, a ofensores juveniles violentos, con un prome-
dio de casi cuatro arrestos por persona debidos a delitos menores, se les asignó al azar
TMS o terapia individual durante la adolescencia, y se valoraron más de dos décadas
después. Los adolescentes tuvieron cuatro veces menos probabilidad de ser arrestados
por un delito violento durante el periodo de seguimiento si fueron tratados con TMS
en vez de terapia individual (Sawyer y Borduin, 2011). Aunque este tipo de enfoque de
múltiples niveles toma mucho tiempo y recursos, el dinero ahorrado al reducir en forma
significativa las tasas de crímenes violentos y en mantener a estos individuos fuera de
prisión supera con mucho los costos. Por ejemplo, en un estudio de 176 ofensores juve-
niles serios, se estimó que la TMS ahorró a los contribuyentes y víctimas de crimen entre
75,000 y 20,000 dólares por participante en la TMS (Klietz et al., 2010).

Prevención del bullying Programas amplios que operan en múltiples niveles tam-
bién han probado ser efectivos para reducir la incidencia de bullying en muchas escuelas
alrededor del mundo. El interés por prevenirlo ha subido rápidamente en años recientes.
Hace más o menos una generación el bullying era considerado por muchos padres, profe-
sores, sistemas escolares y estudiantes sólo como ritos de paso que los niños tenían que
enfrentar. En particular como consecuencia de algunos casos de alto perfil de jóvenes
impulsados a suicidarse por el bullying, las actitudes hacia éste cambiaron de manera
dramática, en especial entre los administradores escolares.

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478 Capítulo 11 Agresión

Los programas contra el bullying se han aplicado en incontables escuelas alrededor


del mundo. Maria Ttofi y David Farrington (2011) realizaron un meta-análisis de estu-
dios que examinaban la efectividad de diversos programas contra el bullying aplicados
en escuelas, y descubrieron que estos programas lo redujeron en un promedio de más de
20%. Su revisión sugiere que los programas de prevención más exitosos son los más inten-
sivos y de más larga duración que, como la terapia multisistémica, involucran múltiples
niveles, incluidos reuniones y capacitación de los padres, firmes métodos disciplinarios,
mejor supervisión en el patio escolar, conferencias escolares, gestión del salón de clases y
trabajo individualizado con los estudiantes involucrados (Ttofi y Farrington, 2009, 2011).
Acaso el más influyente de dichos programas sea el Programa Olweus de prevención
del bullying. Dan Olweus, un profesor de psicología en Noruega, es un pionero en la inves-
tigación acerca del bullying y es considerado uno de los verdaderos expertos mundiales
en el tema. Su investigación acerca de cómo reducir y prevenir el problema se implantó
por primera vez en escuelas de Noruega y fue un éxito rotundo. El Programa Olweus de
prevención del bullying ahora se ha difundido a varias escuelas alrededor de Estados
Unidos y muchos otros países, y también ha inspirado o ayudado a dar forma a otros
programas. Las tasas de bullying en estas escuelas usualmente cayeron por una cantidad
de entre 30% y 50% (Olweus y Limber, 2010). La tabla 11.5 menciona algunos de los com-
ponentes importantes del Programa Olweus de prevención del bullying.
Ya sea que en una escuela particular se pongan en práctica o no programas intensi-
vos de prevención del bullying escolar en múltiples niveles, otras estrategias más modes-
tas también pueden ayudar a reducirlo. Por ejemplo, Mustafa Sahin (2012) descubrió
que al hacer que los acosadores en varias escuelas primarias en Turquía pasaran por
un programa de capacitación en empatía, durante
el curso de 11 semanas reducía de manera signifi-
TABLA 11.5 cativa su comportamiento acosador comparado
El programa Olweus de prevención del bullying con un grupo de control. Otro enfoque que muchas
A continuación se mencionan algunos de los componentes del muy exitoso pro- escuelas ponen en práctica es enfocar de manera
grama de prevención del bullying desarrollado por el psicólogo Dan Olweus. específica a los espectadores, estudiantes que ates-
Componentes a nivel escolar
tiguan los actos de bullying, pero no hacen algo para
intervenir. Inspirados en parte por la investigación
l Formar un comité coordinador para la prevención del bullying.
de intervención del espectador en el comporta-
l Capacitar a los miembros y personal del comité.
miento de ayuda estudiado en el capítulo 10, estos
l Adoptar reglas contra el bullying para toda la escuela.
programas destacan el importante papel que pue-
l Desarrollar consecuencias positivas y negativas adecuadas para el den desempeñar los pares en permitir o desalentar
comportamiento de los estudiantes.
el bullying (Pfetsch et al., 2011).
l Organizar un gran evento escolar para poner en marcha el programa.
Una interesante línea de investigación por
l Involucrar a los padres.
parte de Elizabeth Levy Paluck y Hana Shepherd
Componentes a nivel del salón de clases (2012) se dirigió a pares particulares. Estas investi-
gadoras plantearon la hipótesis de que podían usar
l Publicar y reforzar las reglas escolares contra el bullying.
la influencia social de los pares para hacer que los
l Sostener reuniones regulares en el aula para discutir el bullying y temas
estudiantes en una preparatoria en Connecticut
relacionados.
aceptaran menos los comportamientos de hostiga-
Componentes a nivel individual miento y bullying. Para hacerlo, las investigadoras
l Garantizar que todo el personal intervenga inmediatamente cuando se usaron encuestas de los estudiantes para identificar
observe el bullying. un conjunto de alumnos que eran los más social-
l Reunirse con los estudiantes involucrados en el bullying y con sus padres. mente conectados en la escuela, y que por tanto
l Desarrollar planes de intervención individuales para los estudiantes tenían el mayor potencial de influencia social para
involucrados. difundirlo entre todo el cuerpo estudiantil. Un sub-
conjunto de ellos, seleccionado al azar, se reclutó
Componentes a nivel comunitario
para participar en un programa de intervención.
l Involucrar a los miembros de la comunidad en el comité coordinador para Durante dos sesiones de capacitación, un facilita-
prevenir el bullying.
dor profesional guió a estos estudiantes en discu-
l Los adultos (dentro y fuera de la escuela) deben poner en práctica
siones de hostigamiento y bullying en la escuela, y
consecuencias negativas consistentes, no físicas ni hostiles, cuando se
rompan las reglas, y deben funcionar como modelos de rol positivos. de qué roles pueden desempeñar varios estudiantes
Con base en Olweus y Limber, 2010. © Cengage Learning
en estos comportamientos (como un aliado para
los estudiantes víctimas del acoso o un espectador

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Repaso 479

de los eventos). Estos estudiantes tam-


bién se prepararon para ayudar a diri- TABLA 11.6
gir una asamblea general en la escuela Algunos pasos para reducir la agresión y la violencia
acerca del tema. Representaron una Aunque puede haber otras razones para defender o rechazar las siguientes ideas, la investi-
parodia en la asamblea e hicieron un lla- gación en psicología social acerca de la agresión sugiere que cada persona tiene el potencial
mado a la tolerancia. Los investigadores para reducirla.
descubrieron que los estudiantes social- l Recompensar el comportamiento no agresivo.
mente conectados de hecho cambiaron l Ofrecer modelos atractivos de comportamiento pacífico.
las percepciones de sus pares acerca de l R
 educir todas las formas de agresión en la sociedad, incluidos el castigo físico de los niños,
las peleas en los deportes, la violencia en los medios de comunicación y la guerra.
la aceptabilidad del hostigamiento y el
l R
 educir la frustración al mejorar la calidad de vida en vivienda, atención a la salud,
bullying, y condujeron a una reducción empleo y cuidado infantil.
en muchos de estos comportamientos. l Proporcionar ventiladores y refugios con aire acondicionado cuando haga calor.
La tabla 11.6 menciona algunos l Reducir el acceso a las armas y su exhibición.
de los posibles pasos sugeridos por la l D
 isculparse cuando esté enojado con alguien y considerar las disculpas como señal de
investigación revisada. El lector podrá fortaleza, no de debilidad. Alentar a otros a hacer lo mismo.
no estar de acuerdo en que todas estas l D
 etenerse y pensar cuando sienta que su mal humor se eleva. Controlarse en lugar de
acciones son deseables, y podrá preferir dejar que éste lo controle a usted.
otras que no se mencionan. Lo que en l D
 esalentar la ingesta excesiva de alcohol y apoyar los esfuerzos para brindar tratamiento
para el abuso del alcohol.
verdad importa es darse cuenta que cada
l D
 esarrollar buenas habilidades de comunicación en las familias y las relaciones, lo que en
persona puede hacer algo para reducir la consecuencia ayudará a evitar malas interpretaciones, celos y desconfianza.
agresión. Existen muchas rutas a tomar l P
 oner atención y responder a las señales de advertencia de problemas en los
hacia esta meta común. Y dado que la adolescentes, incluidos aislamiento social, hablar de violencia y consumir literatura y otros
agresión se genera por múltiples factores, medios llenos de violencia.
sólo a través de múltiples rutas es posible l A
 umentar la educación para promover el desarrollo de habilidades que involucren
empatía, autocontrol y cómo resolver problemas interpersonales con la razón en lugar de
llegar a esta meta. con la emoción.
© Cengage Learning

Repaso
¿Qué es agresión?
l La agresión es el comportamiento que tiene la intención de l La agresión proactiva es un medio para obtener un resultado
dañar a otro individuo. deseado.
l El enojo es una respuesta emocional a una lesión percibida; la l En la agresión reactiva, el daño se inflige por sí mismo.
hostilidad es una actitud antagonista.

Cultura, género y diferencias individuales


Cultura y agresión l Dentro de una sociedad, diferentes subculturas muestran dife-
l Las tasas de violencia y las formas que toma la violencia varían rentes normas en cuanto a la agresión.
dramáticamente de una sociedad a otra. l Los adolescentes y adultos jóvenes, los afroestadounidenses y
l Algunos investigadores sugieren que las culturas individualis- las personas del sur son los grupos más proclives a la violencia
tas tienden a tener tasas más altas de agresión que las culturas en Estados Unidos.
colectivistas.
l Las formas que puede tomar la agresión y las actitudes acerca Género y agresión
de si varias prácticas deben considerarse agresión varían entre l Los hombres son más violentos que las mujeres virtualmente
las culturas. en toda cultura y lapso de tiempo estudiado.
l El bullying es un problema persistente y extendido que afecta a l Los hombres tienden a la agresión más abierta y física que las
un gran número de jóvenes en el mundo. mujeres.
l Varias culturas alrededor del mundo virtualmente no tienen l Las mujeres tienden a ser al menos tan agresivas como los hom-
violencia. Éstas tienden a ser sociedades muy cooperativas e bres, y acaso un poco más, en las formas indirecta o relacional.
interdependientes, con poca competencia entre sus miembros. l No existen diferencias de género confiables en el porcentaje de
mujeres y hombres que asaltan físicamente a sus compañeros

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480 Capítulo 11 Agresión

íntimos, pero las mujeres tienen más probabilidad de ser ase- Diferencias individuales
sinadas, lesionadas en forma severa o víctimas de abuso sexual l Existe cierta estabilidad en la agresión: la agresión en la niñez
por un compañero que los hombres. predice agresión en la edad adulta.
l Los individuos bajos en las dimensiones de afabilidad y aper-
Puesta a prueba del sentido común tura, y altos en la dimensión de neurosis, tienen más inclina-
En todas las culturas, los hombres son más violentos que las mujeres. ción que otras personas a ser agresivos.
Verdadero. Casi en todas las culturas y épocas estudiadas, los l Algunos otros rasgos de personalidad se asocian con la agre-
hombres cometen la mayoría de los crímenes violentos. sión sólo después de la provocación. Éstos incluyen susceptibi-
Para cualquier categoría de agresión, los hombres son más
lidad emocional, personalidad tipo A e impulsividad.
agresivos que las mujeres. l El narcisismo se correlaciona con la agresividad en respuesta a
una provocación.
Falso. Las mujeres tienden a ser un poco más agresivas que los
hombres en las formas indirecta o relacional.

Orígenes de la agresión
¿La agresión es innata? Diferencias de género y socialización:
l La psicología evolutiva ve la agresión como una caracterís- “los muchachos serán muchachos”
tica innata y universal que evolucionó a partir de presiones de l Las diferencias de género y culturales en la agresión humana
selección natural y sexual. pueden deberse en parte a diferencias en las prácticas de socia-
l Las explicaciones evolutivas proponen que las diferencias de lización: lecciones enseñadas, reforzamientos y castigos dados,
género en la agresión pueden rastrearse hasta la competencia modelos ofrecidos y roles y normas enfatizados.
por estatus (y los compañeros sexuales más deseables) y los
celos sexuales. Cultura y socialización: culturas de honor
l La agresividad parece ser un rasgo parcialmente hereditario. l Una cultura de honor promueve la agresión para proteger el
l La hormona sexual testosterona y el neurotransmisor seroto- estatus entre los hombres blancos del sur y el oeste estadouni-
nina participan en la agresión humana. denses, así como entre los hombres de otras partes del mundo,
l Deterioros en varias áreas del cerebro, especialmente para el como Brasil y Chile.
funcionamiento ejecutivo, se asocian con la agresividad.
Naturaleza frente a educación: ¿un falso debate?
¿La agresión se aprende? l La agresión humana claramente es afectada por el aprendizaje
l La agresión aumenta cuando es recompensada. y la experiencia.
l La agresión disminuye mediante el castigo sólo en condiciones l En la agresión, como en todo comportamiento humano, inter-
específicas, que con frecuencia no se encuentran en el mundo actúan influencias biológicas y ambientales.
real.
l El castigo físico de los niños se asocia con un aumento en su
comportamiento agresivo subsecuente.
l La teoría del aprendizaje social enfatiza la influencia de mode-
los en el comportamiento de los observadores.
l Los modelos agresivos no sólo enseñan comportamientos
específicos, sino también actitudes e ideas más generales
acerca de la agresión y los “guiones” agresivos que guían el Puesta a prueba del sentido común
comportamiento.
Los niños que son golpeados o disciplinados de alguna otra
l El crecer en un hogar o comunidad con mucha agresión y vio-
forma física (sin abusar de ellos) por comportarse de manera
lencia aumenta la probabilidad de que el individuo se convierta
agresiva tienden a volverse menos agresivos.
en una persona agresiva.
Falso. La evidencia indica que el uso de incluso un poco de castigo
l Los modelos pacíficos pueden reducir la respuesta agresiva en físico para disciplinar a los niños se asocia con aumentos en los
los observadores. subsecuentes comportamientos agresivo y antisocial por parte de
l Los niños que atestiguan la violencia paterna o son víctimas de ellos, incluso años después, aunque esta relación puede depender
abusos tienen más probabilidad, cuando adultos, de abusar de una variedad de otros factores.
de sus parejas y de sus propios hijos.

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Repaso 481

Influencias situacionales sobre la agresión


La hipótesis frustración-agresión Excitación
l La hipótesis frustración-agresión propone que la frustración l Los estímulos muy excitantes aumentan la agresión.
produce el motivo para agredir y que la agresión es causada por
la frustración. Pensamiento: automático y deliberado
l Pero, de hecho, la frustración produce muchos motivos y la l Los indicios situacionales asociados con la agresión, como la
agresión es causada por muchos factores. presencia de un arma, pueden activar en forma automática los
l De acuerdo con la hipótesis frustración-agresión, el despla- pensamientos relacionados con la agresión y aumentar el com-
zamiento ocurre si se inhibe la agresión contra la fuente de portamiento agresivo.
frustración. l Los individuos difieren en las asociaciones que tienen con dife-
l La hipótesis frustración-agresión sostiene que involucrarse en rentes tipos de armas.
cualquier acción agresiva reduce el motivo para involucrarse l Los pensamientos deliberados que afectan la agresión incluyen
en mayor agresión, un proceso llamado catarsis. la percepción del costo o lo adecuado de la agresión.
l Algunos estudios reportan la idea de desplazamiento de la l La medida en que los individuos perciben la intención hostil en
agresión. Sin embargo, la mayor parte de la investigación no otros es un importante factor para predecir la agresión.
apoya la idea de la catarsis como un medio efectivo para redu-
cir la agresión. La lucha por el autocontrol: rumiación, alcohol
y otros factores
El fracaso en el autocontrol está detrás de la mayoría de los
Puesta a prueba del sentido común l
actos de agresión y violencia.
Liberar la presión al involucrarse en actividades agresivas, l La rumiación del enojo, en la que un individuo piensa repetida-
pero seguras (como los deportes), hace que las personas mente acerca de un evento que indujo su ira, reduce el autocon-
tengan menos probabilidad de agredir después. trol y aumenta la agresión.
Falso. Aunque las personas puedan tener menos probabilidad l La alta excitación deteriora el control cognitivo de la agresión,
de agredir inmediatamente después de tales actividades, la tal como lo hace el alcohol.
agresión inicial hace más probable (no menos) la agresión futura. l Las bebidas ricas en azúcar pueden impulsar el autocontrol
agotado de alguna otra forma; los efectos de la cafeína son más
complejos: las expectativas acerca de la cafeína pueden ayudar
Sentimientos negativos al autocontrol, pero la excitación que produce puede debilitar
l Una amplia variedad de estímulos nocivos pueden crear senti- el autocontrol.
mientos negativos y aumentar la agresión.
l El sentimiento negativo debido a la provocación es un factor Influencias situacionales: poner todo junto
clave detrás de buena parte de la agresión. l El Modelo General de Agresión ayuda a explicar las relaciones
l Las temperaturas cálidas se asocian con aumento en la agre- entre varios factores que contribuyen a la agresión, como los
sión y la violencia. efectos separados e interactivos del afecto, la excitación y las
l Experimentar rechazo social es un generador de aversión parti- cogniciones.
cular y puede aumentar las respuestas agresivas. l La teoría I3 se enfoca en los pesos relativos de los factores socia-
l Las respuestas emocionales positivas son incompatibles con el les y de personalidad que promueven la agresión contra los fac-
sentimiento negativo y reducen la agresión vengativa. tores que promueven el autocontrol.

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482 Capítulo 11 Agresión

Efectos mediáticos
Violencia en televisión, películas, letras de canciones l Las letras de canciones, programas de televisión y videojuegos
y videojuegos prosociales pueden aumentar el comportamiento prosocial.
l Existe una tremenda cantidad de violencia mostrada en los
medios de comunicación, y gran parte de ella se dirige a niños Pornografía
y adolescentes. l En general, la evidencia que apunta hacia un vínculo causal
l Gran cantidad de estudios, que emplean varios métodos dife- entre ver pornografía no violenta y comportamiento agresivo
rentes, han mostrado una significativa relación positiva entre es débil, aunque existe evidencia más fuerte de que puede pro-
exposición a la violencia mediática y cogniciones y comporta- mover actitudes de mayor aceptación de la violencia hacia las
mientos agresivos en el mundo real. mujeres.
l La exposición a la violencia televisiva y los videojuegos violen- l La pornografía violenta aumenta la agresión, en particular la
tos en la niñez y la adolescencia se relaciona con agresión más agresión del hombre a la mujer.
tarde en la vida. l Existen diferencias individuales en cuán probablemente las
l En el laboratorio y en experimentos de campo, la exposición actitudes o comportamientos agresivos de los hombres son
a la violencia mediática aumenta el comportamiento agresivo afectados por la pornografía.
entre adultos y niños. l Los hombres que encajan en el “perfil del violador” tienen nive-
l La exposición a la agresión indirecta en la televisión puede pro- les relativamente altos de excitación sexual en respuesta a la
mover posterior agresión indirecta en el mundo real. pornografía violenta, y también expresan actitudes y opiniones
que indican aceptación de la violencia hacia las mujeres. Los
l La exposición a la violencia mediática puede generar cognicio-
efectos de la pornografía tienden a ser más fuertes entre estos
nes agresivas y hostilidad.
hombres.
l Dado que las personas se habitúan a los estímulos familiares,
la exposición repetida a la violencia hace que las personas
pierdan la sensibilidad hacia ésta, lo cual reduce la excitación
fisiológica ante nuevos incidentes. Esta desensibilidad puede
aumentar el comportamiento agresivo y reducir el comporta-
miento de ayuda.
l La exposición habitual a la violencia mediática puede sugerir
Puesta a prueba del sentido común
que la agresión es recompensada, alienta la imitación y pro- La exposición a la violencia televisiva en la niñez se relaciona con
mueve los guiones agresivos, lo que puede regir el comporta- agresión más tarde en la vida.
miento posterior. Verdadero. Experimentos de laboratorio, de campo e investigación
l Mediante el efecto de cultivación de una realidad social, los de correlación sugieren un vínculo entre exposición a la violencia en
medios masivos de comunicación pueden intensificar el temor televisión y posterior comportamiento agresivo.
a la agresión y alentar el comportamiento agresivo.

Reducción de la violencia
l Las tasas de violencia en gran parte del mundo han declinado l Enseñar a los individuos a reducir su consumo de medios vio-
en forma dramática a lo largo de los siglos. lentos y estar al tanto de los problemas asociados con la violen-
cia mediática ha mostrado ser efectivo.
Cambiar cómo se piensa y se siente
l El mejoramiento en educación, inteligencia, razonamiento y Enfoques multinivel: programas para prevenir
empatía puede reducir la agresión. la violencia y el bullying
l La terapia de sustitución de la agresión funciona para reducir l Al reconocer que la agresión tiene múltiples niveles de causas,
la agresión al capacitar a los individuos en competencia social, la terapia multisistémica ha sido efectiva para reducir los com-
razonamiento moral y control de la agresión. portamientos agresivos entre adolescentes violentos.
l El mejoramiento de las habilidades de autocontrol personales l Los programas abarcadores que operan en múltiples niveles
es otra forma de reducir la agresión. para prevenir el bullying en las escuelas también han probado
ser efectivos para reducir la incidencia de bullying en muchas
Factores situacionales y socioculturales escuelas alrededor del mundo. Uno de los más influyentes de
l Los factores situacionales y socioculturales que pueden ayudar estos programas es el Programa Olweus de prevención del
a reducir la violencia incluyen reducciones en los sentimien- bullying.
tos negativos, pensamiento agresivo, pobreza, la presencia l Capacitar a los estudiantes para ser más empáticos también
de armas, competitividad, actos menores de agresión y van- puede ayudar a reducir el bullying.
dalismo, y recompensas sociales para el comportamiento l Un estudio reciente descubrió resultados prometedores al
agresivo. reclutar a los estudiantes más socialmente conectados para
l Los modelos de respuestas no violentas ante los problemas ayudar a dirigir un programa de prevención del bullying en
sociales también son útiles para reducir el comportamiento toda la escuela.
violento.

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Repaso 483

TÉRMINOS CLAVE
agresión (435) desensibilidad (469) pornografía (471)
agresión proactiva (436) desplazamiento (456) rumiación (461)
agresión reactiva (436) efecto de cultivo (470) sesgo de atribución hostil (460)
catarsis (456) efecto de las armas (460) teoría de aprendizaje social (451)
ciclo de la violencia (452) hipótesis frustración-agresión (456)

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Derecho Este capítulo examina
las aplicaciones de la psicología social
al derecho. En primer lugar, se considera la
psicología social de evidencias, como el testimonio
de los testigos, las confesiones, las pruebas del detector
de mentiras y las ciencias forenses. A continuación se
examinan tres etapas de un proceso judicial con jurado: la
selección del jurado, con frecuencia un proceso controvertido;
el drama en el tribunal, donde los jurados están expuestos
a una combinación de evidencia y otro tipo de información,
posiblemente sesgadas, y la deliberación del jurado, donde éste
alcanza una decisión en grupo. Después se consideran factores
posteriores al juicio, como la sentencia y la prisión, el
posible resultado de un veredicto de culpabilidad. Por
último, se estudian las percepciones de justicia
de las personas, tanto dentro como fuera
de los tribunales.

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12
Testimonio de testigo (488)
Percepción del delito
Almacenar la memoria
Identificación del inculpado
Testificar en un tribunal
Mejoramiento de la justicia del testigo

Confesiones (499)
Entrevistas con el sospechoso: la psicología
de la detección de mentiras
Interrogatorios policiacos: influencia social
bajo presión
Confesiones falsas: por qué confiesan las
personas inocentes
Confesiones en el juzgado

Toma de decisión del jurado (505)


Selección del jurado
El juicio en la sala de un juzgado
Deliberaciones del jurado

Después del juicio: a prisión y más allá


(520)
El proceso de sentencia
La experiencia carcelaria

Percepciones de justicia (524)


La justicia como cuestión de procedimiento
Cultura, ley y justicia

Alegato final (527)

Repaso
Términos clave
Recursos mediáticos
Brandon Bourdages/Shutterstock

485

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486 Capítulo 12 Derecho

Al parecer, siempre existe un caso de alto perfil en las noticias que des-
taca un crimen de sexo, violencia, dinero, pasión o celebridad y que captura el interés
del público. El siglo XXI todavía es joven, pero ya atestiguó los juicios públicos de eje-
cutivos corruptos de Wall Street, celebridades y terroristas. Incluso se vieron dos líde-
res mundiales llevados a juicio en el Medio Oriente: a saber, Saddam Hussein de Irak
y Hosni Mubarak de Egipto. Desde luego, todavía vendrán más juicios de alto perfil.
Pero pocos fascinarán y confundirán al mundo tanto como los dos juicios en Italia de
Amanda Knox.
El 2 de noviembre de 2007, la estudiante de intercambio británica Meredith Kercher
fue encontrada violada y asesinada en Perugia, Italia. Casi de inmediato, la policía sos-
pechó de Amanda Knox, estudiante estadounidense de 20 años de edad y compañera
de cuarto de Kercher, la única que permaneció en Perugia. Knox no tenía historial de
crimen o violencia y ningún motivo. Pero algo acerca de su comportamiento hizo que la
policía creyera que mentía cuando dijo que esa noche estaba con Raffaele Sollecito, su
nuevo novio italiano.
Durante los siguientes cuatro días, varios oficiales de policía interrogaron a Knox. Su
interrogatorio final comenzó el 5 de noviembre, pocos minutos después de las 10 p.m.,
y duró hasta el 6 de noviembre a las 6 a.m. En muchas formas, Knox era una sospechosa
vulnerable: joven, lejos de casa, sin familia e interrogada en una lengua extranjera en la
que no tenía fluidez. Knox dice que repetidamente fue amenazada y llamada mentirosa.
Se le dijo que Sollecito, su novio, había negado su coartada, que luego se había retractado
y que la evidencia física la colocaba en la escena, lo que no era cierto. Después se le alentó
a imaginar cómo había ocurrido el terrible crimen, un trauma, se le dijo, que obviamente
había reprimido. Con el tiempo, a las tantas de la madrugada, Knox se quebró y confesó
en una “visión onírica”. A pesar de que la ley requiere la grabación de los interrogatorios
a los sospechosos, la policía y los fiscales dijeron que las sesiones no se habían grabado.
Esa mañana, el jefe de la policía anunció: caso chiuso, caso cerrado.
Pocas semanas después de la confesión de Knox, el ADN encontrado en la víctima
y en toda la escena del crimen identificaba sin equivocación a un hombre que había
huido a Alemania. Cuando se le arrestó por primera vez dijo que Knox no estaba involu-
crada. Meses después, cambió su historia, dijo que Knox y Raffaele estaban involucrados
y recibió una sentencia reducida. A lo largo de los
meses posteriores, policías forenses expertos con-
Puesta a prueba del sentido común cluyeron que la evidencia física colocaba a Knox
en la escena del crimen y aparecieron testigos, que
Encierre su respuesta en un círculo antes guardaron silencio, con diversas afirmacio-
nes de haber visto a Knox en el vecindario aquella
V F  Los testigos encuentran relativamente difícil reconocer noche. Un testigo dijo que vio a Knox en el exterior
a miembros de grupos étnicos distintos al propio. blandiendo un cuchillo.
V F  Mientras más seguro está un testigo acerca de una En diciembre de 2009, un jurado de ocho per-
identificación, tiene mayor probabilidad de ser más sonas sentenció a Knox y Sollecito por asesinato.
preciso.
Los dos fueron sentenciados a 26 y 25 años en pri-
sión, respectivamente. Dos años después, el 3 de
V F  No es posible engañar a sabiendas a un detector de octubre de 2011, al haberse concedido un nuevo
mentiras. juicio, fueron absueltos. La corte de apelaciones
italiana emitió un duro comunicado de 143 pági-
V F  Sin ser golpeadas o amenazadas, las personas inocentes
nas en el que criticaba el proceso y concluyó que
en ocasiones confiesan crímenes que no cometieron.
no había evidencia creíble, motivo o teoría plau-
V F  Contrario a la opinión popular, las mujeres son más sible de culpabilidad. Durante los cuatro años de
duras que los hombres como jurados en un juicio. encarcelamiento, esta historia atrajo la atención
internacional (para la información general del
V F  Por lo general se puede predecir el veredicto final de
caso, vea Dempsey, 2010; Burleigh, 2011).
un jurado al saber cuál es la postura de los jurados
Aunque este caso ocurrió en Italia, ilustra la
individuales la primera vez que votan.
profunda relevancia del trabajo de la psicología

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Derecho 487

Daniele La Monaca/Reuters/Landov
Daniele La Monaca/Reuters/Landov
Daniele La Monaca/Reuters/Landov

Franco Origlia/Getty Images


En una tragedia que capturó la atención
social en todos los sistemas legales y plantea muchas preguntas. ¿Cuán confiables son mundial en 2007, la estudiante británica
Meredith Kircher fue brutalmente
las confesiones, testigos, expertos en ciencia forense y otros tipos de evidencia presen- asesinada mientras estudiaba en Perugia,
tados en los juicios? ¿Qué tipos de personas funcionan como jurados y cuando lo son Italia (izquierda). En cuatro días, la
pueden hacer a un lado sus inclinaciones? ¿Los jurados son influidos por la publicidad estudiante estadounidense Amanda Knox
y su novio, Raffaelle Sollecito, fueron
previa al juicio y otra información exterior que no está en la evidencia? Entonces, ¿cómo arrestados por el asesinato (centro)
llegan a un veredicto días, semanas o meses después de las presentaciones, con frecuen- después de que Knox “confesó”. Poco
cia seguidas por exhaustiva deliberación? En este capítulo se lleva la psicología social a tiempo después, evidencia física reveló
la culpabilidad de Rudy Guede (derecha).
los tribunales para responder estas preguntas. Pero, primero, coloque el proceso judicial Después de cuatro años en prisión por
en un contexto más amplio. un crimen que no cometieron, Knox
En el sistema de justicia criminal estadounidense, el juicio apenas es la punta de un y Sollecito fueron absueltos. Guede
permanece en prisión.
iceberg. Una vez que se comete un crimen, debe detectarse y luego reportarse si ha de
recibir mayor atención. Mediante investigación, la policía encuentra a un sospechoso
y decide si realizar un arresto. Si lo hacen, el sospecho es encarcelado o se le impone
una fianza y un juez o un gran jurado decide si hay evidencia suficiente para una acusa-
ción formal. Si hay suficiente evidencia, los fiscales y abogados defensores comienzan
un largo proceso conocido como “descubrimiento de pruebas”, tiempo durante el cual
reúnen evidencia. En este punto, muchos acusados se declaran culpables como parte de
un acuerdo negociado por los abogados. En los casos que llegan a juicio, la dura expe-
riencia no termina con un veredicto. Después de la declaración de culpabilidad, el juez
de la causa impone castigo en forma de una sentencia y el acusado decide si apela a una
corte superior. Para quienes están en prisión, las decisiones acerca de su liberación las
toma una comisión de liberaciones. Como ilustra la l figura 12.1, el aparato de justicia
criminal es complejo y los actores detrás de las escenas son numerosos. Los psicólogos
sociales tienen mucho que decir acerca de varios aspectos del sistema legal (Costanzo y
Krauss, 2012; Greene y Heilbrun, 2011; Kovera y Borgida, 2010).
Los temas que ahora estudian los psicólogos sociales son amplios y variados. En
la actualidad, los investigadores analizan una amplia variedad de temas, entre ellos: si la
policía puede decir cuándo alguien miente y cómo pueden hacer estas aseveraciones con
más precisión (Vrij, 2008; Vrij, Granhag y Porter, 2010); cómo los jurados toman decisiones
en las demandas civiles que involucran grandes cantidades de dinero (Bornstein et al.,
2008); por qué la gente coopera con las autoridades y obedece la ley (Tyler, 2011); cómo
puede recopilarse mejor la información en las secuelas del 9/11 (Loftus, 2011);
cómo la Corte Suprema de Estados Unidos recibe argumentos orales y toma decisio-
nes (Wrightsman, 2006, 2008), y cómo puede usarse la psicología social para evitar las
sentencias equivocadas de personas inocentes (Cutler, 2011). Más importante aún, gran
parte de lo que han descubierto los psicólogos sociales acerca de la ley y la justicia no
lo saben los jueces, abogados y legos como cuestión de sentido común (Borgida y Fiske,
2007). En las siguientes páginas observará la psicología social de la evidencia, la toma
de decisiones del jurado, el establecimiento de sentencias y el encarcelamiento, y las
percepciones de justicia.

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488 Capítulo 12 Derecho

Testimonio de testigo
Una vez que se descubre la comisión de un crimen, la policía investiga con la intención
de identificar al perpetrador. Se entrevistan testigos, se interroga a posibles sospechosos
y se recolecta y analiza todo tipo de evidencia física en forma de huellas digitales, de
pisadas, muestras de cabello, materiales biológicos ricos en ADN, balística y resultados
de autopsias. Resolver crímenes no es sencillo. Como verá, en esta empresa totalmente
humana, algunos de los tipos de evidencia más cruciales que recopila la policía están
sujetos a influencias sociales y al potencial de sesgo y error.
“¡Nunca olvidaré esa cara!” Cuando se dicen estas palabras, oficiales de policía, jue-
ces y jurados toman nota. Sin embargo, con demasiada frecuencia los testigos cometen
errores. El 8 de marzo de 2009, el programa 60 minutos de la CBS difundió la historia de
Jennifer Thompson y Ronald Cotton. Una noche en 1984, en Carolina del Norte, un hom-
bre joven irrumpió en el departamento de Thompson, cortó los cables del teléfono y la
violó. Ella lo describió a la policía, ayudó a elaborar un retrato hablado y luego identificó
positivamente a Ronald Cotton como su agresor. Cotton tenía coartadas de su ubica-
ción esa noche, pero con base en la identificación ocular de Thompson, fue encontrado
culpable y sentenciado a prisión de
por vida. Diez años después, prue-
l FIGURA 12.1 bas de ADN en manchas de semen
Panorama general del sistema de justicia criminal estadounidense
revelaron que Cotton era inocente
Este diagrama de flujo presenta el movimiento de los casos a lo largo de diferentes ramas del
y que Bobby Poole, un delincuente
sistema de justicia criminal. Como se ilustra, el juicio es sólo un aspecto del sistema de justicia
criminal. conocido, era el verdadero agresor.
Adaptado de la President’s Commission on Law Enforcement and Administration of Justice, 1967. En 1995, después de diez años en
© Cengage Learning prisión, Cotton fue liberado y se le
ofrecieron 5000 dólares en compen-
Crime
Crimen
No
Sin arrest
arresto sación. Desde entonces ha vuelto a
committed
cometido
juntar las piezas de su vida. Thomp-
son, al darse cuenta que había iden-
Eliminación tificado a un hombre inocente, dijo:
Charges
de dropped
cargos
Arrest
Arresto or taken to
o remisión a
“Recuerdo sentirme enferma, pero
juvenile court también recuerdo sentir una abru-
corte juvenil
madora carga de culpa... Grité y
chillé y lloré y estaba enojada con-
Formal
Acusación Caso migo y me golpeé por ello durante
Case dismissed
accusation
formal desechado mucho tiempo”. Thompson-Can-
nino y Cotton (2009) recientemente
escribieron un libro en conjunto
Not
Veredicto
guilty Trial
Plea- de
Acuerdo titulado Picking Cotton: Our Memoir
de no Juicio
bargain
culpabilidad of Injustice and Redemption (Tomar
verdict
culpable
partido por Cotton: nuestra memoria
de injusticia y redención).1
Todos los años, miles de per-
Sentencing
Sentencia
sonas son acusadas de crímenes
exclusivamente con base en evi-
dencia de testigos. Muchas de las
• •Multa
Fine
declaraciones de éstos son precisas,
• •Libertad Prison
Prisión pero muchas no lo son, razón por la
Probation
•condicional
Other cual los psicólogos han estado inte-
• Otras
alternatives resados en el tema durante más de
alternativas
100 años (Doyle, 2005). Hace varios

1
“Picking Cotton” puede tener los sentidos: “cosecha de algodón”, “elegir a Cotton” y “tomar partido por Cotton”. (N. del T.)

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Testimonio de testigo 489

AP/Burlington Police Department


AP/Wide World Photos
Jennifer Thompson fue traumatizada dos
años, el Instituto Nacional de Justicia de Estados Unidos reportó cerca de 28 senten- veces: la primera, cuando fue violada;
la segunda, cuando supo que había
cias equivocadas en las que delincuentes convictos resultaron ser inocentes por nuevas identificado a un hombre que resultó ser
pruebas de vieja evidencia de ADN, después de varios años en prisión. Es notable que, inocente por pruebas de ADN diez años
como en el caso de Ronald Cotton, cada una de estas condenas involucró una identifi- después. Aquí puede verse a Thompson
hablar con Ronald Cotton, el hombre que
cación equivocada (Connors et al., 1996). Ahora, con unas 300 exoneraciones por ADN ella eligió de una fila de identificación.
posteriores, es claro: el error de los testigos es la causa más común de declaraciones de Observe el parecido entre Cotton y
culpabilidad equivocadas (Wells, Memon y Penrod, 2006; Brewer y Wells, 2011). Bobby Poole, su agresor real.
En 1999, el Departamento de Justicia de Estados Unidos dio un importante paso
en respuesta a este problema y reunió a un grupo de policías, fiscales, abogados defen-
sores y psicólogos de investigación para diseñar un conjunto de lineamientos sobre
“cómo hacer”. Dirigidos por el psicólogo social Gary Wells, este Grupo de Trabajo Téc-
nico publicó Eyewitness Evidence: A Guide for Law Enforcement (Evidencia de testigos: guía
para las fuerzas de la ley) (Departamento de Justicia, 1999; Wells et al., 2000).
Como testigos, a las personas puede solicitárseles recordar casi cualquier cosa: un
rostro, un arma, un accidente o una conversación. En la actualidad se han realizado
cientos de estudios firmemente controlados de testimonios de testigos. Con base en
esta investigación, pueden extraerse tres conclusiones: (1) los testigos son imperfectos;
(2) ciertos factores personales y situacionales pueden influir de manera sistemática en
su desempeño, y (3) jueces, jurados y abogados no están bien informados acerca de tales
factores (Cutler y Penrod, 1995; Lindsay et al., 2007). Parece que incluso la Corte Suprema
de Estados Unidos alberga malas concepciones no actualizadas acerca de la naturaleza de
la memoria de los testigos (Wells y Quinlivan, 2009).
Las personas tienden a pensar que la memoria humana funciona como una cámara
de video, que si uno la enciende y enfoca la lente, todos los eventos se grabarán para su
posterior reproducción. Por desgracia, esto no es tan simple. A lo largo de los años los
investigadores descubrieron que es útil considerar a la memoria como un proceso en
tres etapas que involucra codificación, almacenamiento y recuperación de la información.
El primero de estos pasos, la codificación, se refiere a las percepciones de un testigo en el
momento del evento en cuestión. Segundo, el testigo repasa y almacena la información
en la memoria para evitar olvidarla. Tercero, el testigo recupera la información del alma-
cenamiento cuando la necesita. Este modelo sugiere que pueden ocurrir errores en tres
puntos diferentes.

> Percepción del delito


Algunos tipos de personas y eventos son más difíciles de percibir que otros. El sentido
común dice que el tiempo de exposición breve, la pobre iluminación, una distancia larga,
un disfraz y la distracción pueden limitar las percepciones de un testigo. Por ejemplo,
Rod Lindsay y sus colegas (2008) hicieron que aproximadamente 1300 participantes
observaran a una persona objetivo, en el exterior, a una de varias distancias, que varia-

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490 Capítulo 12 Derecho

ban desde 5 metros hasta 50 metros. Descubrieron, primero, que los testigos no eran pre-
cisos para estimar la distancia y, en segundo lugar, que mientras más alejados estaban
del objetivo, menos precisas eran para reconocerlo en una línea de identificación poco
después.
La investigación ha descubierto otros aspectos relevantes de la situación de ates-
tiguar. Considere los efectos del estado emocional de un testigo. Con frecuencia a las
personas se les pide recordar un tiroteo sangriento, un accidente automovilístico o
un asalto, sucesos emocionales que disparan altos niveles de estrés. En un estudio que
ilustra los efectos debilitantes del estrés, Charles Morgan y colaboradores (2004) asig-
naron al azar a aprendices en una escuela de supervivencia militar para experimentar
un interrogatorio realista de alto o bajo estrés. Veinticuatro horas
después, descubrió que quienes estuvieron en condición de alto
estrés tuvieron dificultad para reconocer a sus interrogadores en
una línea de identificación. En otro estudio, Tim Valentine y Jan
Mesout (2009) hicieron que visitantes adultos entraran al London
Dungeon, una casa del terror, con un monitor cardiaco inalám-
brico, y después les pidieron describir e identificar a un personaje
siniestro que hubieran encontrado en el interior. Mientras más
ansiosos estuvieron los visitantes en el Dungeon, menos precisos
fueron más tarde para describir y reconocer al personaje siniestro
en una línea de identificación.
Es evidente que la excitación tiene un efecto complejo en la
memoria. Al darse cuenta de la importancia de lo que observan, los
testigos muy excitados se concentran en las características centra-
les de un acontecimiento como el inculpado, la víctima o un arma.
Sin embargo, como resultado directo de este reducido campo de
atención, la excitación deteriora la memoria de un testigo para
otros detalles menos centrales (Brown, 2003; Christianson, 1992).
El alcohol, una droga que con frecuencia está involucrada en los
© Bettmann/Corbis

crímenes, también puede causar problemas. Cuando los partici-


pantes en un estudio atestiguaron un crimen escenificado en vivo,
los que antes consumieron jugo de frutas fueron más precisos en
Después del trágico asesinato del sus recuerdos que aquellos a los que se les sirvió una bebida alco-
presidente John F. Kennedy, docenas de hólica (Yuille y Tollestrup, 1990). Influidas por el alcohol, las personas pueden reconocer
testigos se aproximaron para describir al perpetrador en una fila de identificación, pero con frecuencia realizan una falsa identi-
lo que vieron. Algunos reportaron un
tirador en la ventana del sexto piso de ficación cuando el verdadero perpetrador está ausente (Dysart et al., 2002).
un edificio cercano, otros reportaron dos El efecto de la atención al arma también es un factor importante. En una amplia
o tres pistoleros en el edificio, e incluso gama de escenarios, la investigación muestra que cuando un criminal saca un arma,
otros pensaron que los tiros se dispararon
una navaja de afeitar o un cuchillo, los testigos tienen menos posibilidad de identificar
desde el suelo. Tales son los equívocos
del testimonio de testigos. al inculpado que cuando no hay arma presente (Pickel, 1999; Steblay, 1992). Existen dos
razones para este efecto. Primera, las personas están agitadas por la visión de un estímulo
amenazador, como cuando a los participantes en un estudio se les aproximó un experi-
mentador que sostenía una jeringa o amenazaba con administrar una inyección (Maass y
Kohnken, 1989). Segunda, incluso en una situación inocua, los ojos de un testigo se enfo-
can como imanes en un arma y alejan la atención del rostro (Hope y Wright, 2007). Para
demostrarlo, Elizabeth Loftus y colaboradores (1987) mostraron a algunas personas dia-
positivas de un cliente que caminaba hacia un cajero en un banco y sacaba una pistola o
una chequera. Al rastrear los movimientos oculares, los investigadores descubrieron que
efecto de la atención al arma las personas pasan más tiempo observando el arma que la chequera. El resultado neto: un
Tendencia a que la presencia de un deterioro en la habilidad para reconocer al criminal en una línea de identificación.
arma distraiga la atención de un testigo
La raza es otra consideración importante. Al variar la constitución étnica de los par-
y deteriore su habilidad para identificar
ticipantes y las personas objetivo en interacciones en el laboratorio y en la vida real,
al sospechoso.
los investigadores descubrieron que las personas son más precisas para reconocer a los
sesgo de identificación del propio miembros de su propio grupo étnico que a los de un grupo distinto al suyo, un efecto cono-
grupo étnico Tendencia que tienen
cido como sesgo de identificación del propio grupo étnico (Malpass y Kravitz, 1969).
las personas a ser más precisas para
Por ejemplo, en un estudio de campo, a 86 empleados de una tienda de conveniencia en El
reconocer a los miembros de su propio
Paso, Texas, se les pidió identificar a tres clientes (un caucásico, un afroestadounidense
grupo étnico que a los de otros grupos.
y un mexicano-estadounidense), todos cómplices experimentales, que se detuvieron y

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Testimonio de testigo 491

realizaron una compra en la mañana de ese día. Se evidenció que los empleados caucásico,
afroestadounidense y mexicano-estadounidense tuvieron más probabilidad de identificar
con precisión a los clientes que pertenecían a su grupo racial o étnico (Platz y Hosch, 1988).
El hallazgo de que “todos ellos se ven iguales” (con alusión a los miembros de otros
grupos) se encuentra de manera confiable en muchos grupos étnicos y raciales diferen-
tes. De hecho, Christian Meissner y John Brigham (2001) combinaron estadísticamente
los resultados de 39 estudios que involucraban un total de 5000 testigos simulados. Des-
cubrieron que, de manera consistente, los testigos eran menos precisos y más proclives
a hacer identificaciones falsas cuando trataban de reconocer personas objetivo de gru- Los testigos encuentran
pos étnicos distintos al propio. En paralelo con esta investigación, los estudios también relativamente difícil reconocer
demuestran que niños, adultos jóvenes y ancianos tienen más dificultad para reconocer a miembros de grupos étnicos
a miembros de un grupo etario distinto al propio (Rhodes y Anastasi, 2012).

>
distintos al propio.
V
ERDADERO.

Almacenar la memoria
¿Los recuerdos del pasado remoto pueden ser confiables? Como se puede esperar, la
memoria para rostros y acontecimientos tiende a declinar con el paso del tiempo. Los
intervalos más largos entre un suceso y su recuperación por lo general se asocian con
olvido creciente (Shapiro y Penrod, 1986). Mas no todos los recuerdos se desvanecen y el
tiempo solo no produce disminución de la memoria. Considere el aprieto de los espec-
tadores que atestiguan de primera mano incidentes como bombardeos terroristas, tiro-
teos, choques de avión o accidentes automovilísticos mortales. Después de ello pueden
hablar acerca de lo que vieron, leer, escuchar lo que otros espectadores tienen que decir
y responder preguntas de investigadores y reporteros. Para cuando a estos testigos se
les cuestiona de manera oficial, es probable que hayan estado expuestos a tanta infor-
mación posterior al hecho que uno se pregunta si su recuerdo original todavía es “puro”.
De acuerdo con Loftus (1996), quizá no lo sea. Hace muchos años, con base en sus
propios estudios de testimonio de testigos, Loftus propuso una nueva teoría clásica de la
memoria reconstructiva. Después que las personas observan un suceso, afirma, la infor-
mación posterior acerca de éste,
ya sea que la información resulte l FIGURA 12.2
o no cierta, se integra en el tejido Sesgo en los reportes de testigos con preguntas capciosas
de su memoria. Un experimento Los participantes vieron una película de un accidente automovilístico y luego respondieron esta
inicial de Loftus y John Palmer pregunta: “¿Aproximadamente cuán rápido iban los vehículos cuando se (golpearon, chocaron
(1974) ilustra el punto. Los parti- o contactaron) mutuamente?”. Como se muestra, la forma de enunciar la pregunta influye en
cipantes vieron una película de un las estimaciones de la rapidez (arriba). Una semana después, también hizo que los participantes
accidente automovilístico y luego reconstruyeran su recuerdo con otros aspectos del accidente (abajo).
Tomado de Loftus, G. R. y Loftus, E. F., Human memory: The processing of information. Copyright © 1976. Reim-
respondieron preguntas, incluida: preso con permiso de Lawrence Erlbaum Associates, Inc.
“¿Aproximadamente cuán rápido Pregunta Verbo Pregunta
iban los vehículos cuando se gol-
pearon mutuamente?”. Otros par- ¿Aproximadamente cuán chocaron
ticipantes respondieron la misma rápido iban los vehículos
golpearon
cuando se ____________
pregunta, excepto que el verbo mutuamente? contactaron
golpearon se cambió por chocaron,
colisionaron, encontraron o con-
tactaron. Todos los participantes Millas por hora estimadas Información original Información externa
vieron el mismo accidente, pero
la forma de enunciar la pregunta ¿Aproximadamente
afectó sus reportes. La l figura 12.2 cuán rápido
muestra que los participantes a iban los vehículos
quienes se les propuso la pregunta cuando
“chocaron”, estimaron la rapidez CHOCARON
mutuamente?
promedio más alta, y quienes res-
pondieron la pregunta de “contacta-
ron”, estimaron la más baja. Pero aún

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492 Capítulo 12 Derecho

hay más. Una semana después, se pidió a los participantes que regresaran para más
pruebas. ¿La forma de enunciar las preguntas hizo que reconstruyeran sus recuerdos del
accidente? Sí. Cuando se les preguntó si había vidrios rotos en el accidente (en realidad
no había ninguno presente), 32% de los participantes “chocados” dijeron que sí había.
Como Loftus predijo, lo que estos participantes recordaron del accidente se basó en dos
fuentes: el hecho mismo y la información posterior a él.
Este efecto de información errónea plantea gran cantidad de controversia. Es
claro que los testigos pueden estar comprometidos cuando se exponen a información
posterior al evento, como cuando se les dice, por ejemplo, que la persona que identifica-
ron o alguien más confesó durante un interrogatorio (Hasel y Kassin, 2009). ¿Pero esta
información en realidad altera el recuerdo real de un testigo, de modo que nunca pueda
recuperarse de nuevo? ¿O los participantes simplemente siguieron las sugerencias del
experimentador, lo que dejó su recuerdo verdadero intacto para recuperarse en otras
condiciones? De cualquier forma, ya sea que el recuerdo se altere o no de verdad, es claro
que los reportes de los testigos están irremediablemente sesgados por la información
posterior al evento y que este efecto puede ser dramático (Frenda et al., 2011).
En un estudio de laboratorio, Craig Stark y colaboradores (2010) mostraron a los
participantes una serie de diapositivas en las que se veía a un hombre robar la cartera
de una mujer y meterla en la bolsa de su chamarra. Luego, estos mismos participantes
escucharon una explicación grabada del evento, que era o precisa o les daba información
errónea de que el hombre guardaba la cartera en la bolsa de su pantalón. Después, a
todos se les puso a prueba acerca de los detalles del hecho mientras yacían en un escá-
ner de imágenes por resonancia magnética. Como era de esperar, un número conside-
rable de participantes con información errónea recordaron, de manera incorrecta, que
el ladrón puso la cartera en su pantalón, no en su chamarra, y dijeron que recordaban
dicho detalle de las fotografías. Es interesante que los datos de las neuroimágenes pro-
venientes de los escaneos de resonancia magnética mostraron que los recuerdos verda-
deros, los basados en las diapositivas, estaban acompañados por más activación de la
corteza visual del cerebro, mientras que los recuerdos falsos, los basados en la grabación
de audio, estaban acompañados por más activación de la corteza auditiva.
Este fenómeno plantea una pregunta adicional, potencialmente problemática. Si los
adultos pueden confundirse con información posterior al acontecimiento, ¿qué hay de
los niños pequeños? En 1988, Margaret Kelly Michaels, profesora de preescolar de 26
años de edad, fue encontrada culpable de 115 casos de abuso sexual cometidos en la
guardería Wee Care en Nueva Jersey. Los cargos contra ella eran asombrosos. Durante
un periodo de más de 7 meses se dijo al jurado que ella bailaba desnuda en el salón de
clases, desnudaba a los niños, lamía mantequilla de maní de sus genitales y los violaba
con cuchillos, tenedores, cucharas y bloques de Lego.
¿Las historias de los niños eran precisas? Por un lado, había algunas consistencias
sorprendentes en los testimonios de 19 niños testigos. Por otra parte, los trabajadores
sociales e investigadores que realizaron las entrevistas con frecuencia incitaron a los
niños con preguntas dirigidas sugerentes, les dijeron que Michaels era una mala per-
sona, los urgieron a describir actos que inicialmente negaron, les ofrecieron sobornos
por revelaciones y presionaron a quienes alegaban desconocimiento. Excepto por este
testimonio, no había evidencia física de abuso y ningún otro testigo, aun cuando los actos
supuestamente habían ocurrido durante el horario escolar en un aula abierta. Michaels
fue encontrada culpable y se le sentenció a 47 años en prisión. Después de cumplir cinco
de dichos años, fue liberada cuando la corte de apelaciones del estado anuló la condena
sobre la base de que el testimonio de los niños no podía ser confiable. “Un día estás lista
para trabajar y preparar café, ocupándote de tus asuntos”, dijo Michaels, “y al minuto
siguiente eres acusada de ser una ofensora de niños”.
¿Los procedimientos de entrevista dirigida hacen que los niños confundan
apariencia y realidad? A lo largo de los años, miles de cargos de abuso sexual se han
aplicado a niñeras, profesoras de preescolar y miembros de la familia. Al reavivar
efecto de información errónea imágenes de los juicios de las brujas de Salem en el siglo XVII, algunas de las sospe-
Tendencia a que información errónea chosas fueron acusadas falsamente de participar en cultos satánicos (Bottoms y
falsa posterior a un suceso se integre
Davis, 1997). A la luz de estos sucesos, los jueces lucharon por decidir: ¿los pre-
en el recuerdo del hecho que tiene la
escolares son competentes para subir al estrado como testigos o son muy suges-
persona.
tionables, muy proclives a confundir realidad y fantasía? Para brindar guía a los

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Testimonio de testigo 493

tribunales, los investigadores han estudiado los factores que influyen en la memoria tes-
tigo de los niños (Bruck y Ceci, 1999; Lamb et al., 2008).
Esta investigación ha evolucionado a través de varias etapas. Al principio, experi-
mentos simples de laboratorio mostraron que los preescolares tenían más probabilidad
que los niños mayores y adultos de incorporar preguntas “capciosas” y engañosas en sus
recuerdos de historias simples (Ceci et al., 1987). Otros estudios mostraron que los entre-
vistadores podrían hacer que los niños jóvenes cambiaran sus recuerdos (o al menos
sus respuestas) de manera simple al repetir una pregunta una y otra vez, un comporta-
miento que implica que la respuesta dada no es suficientemente buena (Poole y White,
1991). Pero, ¿los niños jóvenes son igual de sugestionables en lo referente a experiencias
estresantes de la vida real?
En un estudio, Leichtman y Ceci (1995) les hablaron a niños de guardería acerca de
un hombre torpe llamado Sam Stone que siempre rompía cosas. Un mes después, un
hombre visitó la escuela, pasó algún tiempo en el aula y salió. Al día siguiente, a los niños
se les mostró un libro roto y un osito de felpa manchado, y se les preguntó qué había
ocurrido. Razonablemente, nadie dijo que vieron a Stone causar el daño. Pero entonces,
durante las siguientes 10 semanas, se les plantearon preguntas sugerentes (“Me pregunto
si Sam Stone usaba pantalones largos o cortos cuando rompió el libro”). El resultado:
cuando un nuevo entrevistador pidió a los niños en la clase contar lo que ocurrió,
72% de los niños de 3 y 4 años de edad culparon a Stone del daño y 45% dijo que lo
vieron hacerlo. Un niño “recordó” que Stone tomó un pincel y pintó con chocolate
fundido al oso. Otros “lo vieron” derramar café, lanzar juguetes en el aire, rasgar el
libro con enojo y mojarlo con agua caliente hasta desgarrarlo. Es importante darse
cuenta que los recursos falsos en los niños no necesariamente son un subproducto
de malos procedimientos de interrogación. Aun cuando los entrevistadores sean
justos y neutrales, los informes falsos pueden surgir de la exposición de los niños
jóvenes a información errónea de fuentes externas, como la televisión (Principe et
al., 2000), los padres (Poole y Lindsay, 2001) y los compañeros de clase (Principe y
Ceci, 2002), y del uso de muñecas y diagramas anatómicos como auxiliares que en
ocasiones usan los entrevistadores para hacer que los niños demuestren cómo fue-
ron tocados (Poole et al., 2011).
Para resumir, la investigación muestra que la repetición, la información errónea
y las preguntas dirigidas pueden sesgar el informe de recuerdos de un niño, y que los
preescolares son en particular vulnerables en este aspecto. Los efectos pueden ser
dramáticos. En docenas de estudios, este tipo de procedimientos han conducido a los
niños a reportar falsamente que fueron tocados, golpeados, besados y abrazados; que
un ladrón entró en su aula; que algo “asqueroso” se puso en su boca, e incluso que un

© 1989 Sidney Harris


médico les cortó un hueso de la nariz para detenerles un sangrado. De alguna forma, “¿Jura decir su versión de la verdad como
los tribunales deben distinguir entre afirmaciones verdaderas y falsas, y hacerlo caso la percibe, tal vez nublada por el paso del
por caso. Para ayudar en esta empresa, los investigadores han propuesto el estableci- tiempo y por nociones preconcebidas?”
miento de claros lineamientos de entrevista, de modo que los futuros niños testigos
sean cuestionados en forma objetiva, no sesgada (Lamb et al., 2008).

> Identificación del inculpado


Para los testigos, testificar sólo es el último en una serie de esfuerzos por recuperar de
la memoria lo que vieron. Antes de que el testigo llegue al tribunal, lo cuestionan poli-
cías y abogados, ve una línea de identificación o fotografías para fichaje, e incluso asiste
a la elaboración de una composición facial o un retrato hablado del perpetrador. Sin
embargo, cada una de estas experiencias aumenta el riesgo de error y distorsión.
Imagine intentar reconstruir el rostro de un inculpado al seleccionar un conjunto de
ojos, una nariz, una boca, un corte de cabello, etc., de una gran colección de caracterís-
ticas y luego combinarlas en una composición del rostro. La investigación muestra que
este proceso rara vez produce un rostro que se parezca al inculpado real (Kovera et al.,
1997). Para complicar las cosas aún más, el propio proceso de construcción del rostro
puede confundir a los testigos y dificultarles más tarde la identificación del inculpado.
Por ejemplo, en un estudio se pidió a los participantes seleccionar de entre seis imágenes
el rostro de una persona que habían visto dos días antes. Sesenta por ciento identificó

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494 Capítulo 12 Derecho

con precisión el objetivo. Sin embargo, cuando intentaron reconstruir por primera vez
el rostro usando un programa computarizado de composición facial, su precisión en la
identificación cayó a 18% (Wells et al., 2005).
Cuando hay múltiples testigos de un crimen, es común que las descripciones del
inculpado varíen de un testigo a otro. Pero, ¿y si las diversas descripciones pudieran de
algún modo promediarse en un solo rostro? ¿Una colección de testigos es mejor que un
testigo? Para responder esta pregunta, Lisa Hasel y Gary Wells (2007) hicieron que los
participantes vieran una serie de rostros objetivo y construyeran un bosquejo para cada
uno, lo que resultó en cuatro bosquejos por rostro. Luego, para cada objetivo, usaron soft-
ware de transformación para crear una imagen compuesta que combinaba los cuatro.
Para ver si estas transformaciones se parecían a los rostros reales mejor que el promedio
de los bocetos individuales, una nueva muestra de participantes calificó la semejanza de
cada conjunto de bosquejos y transformó la imagen compuesta en el objetivo original.
Los resultados fueron alentadores: en promedio, las transformaciones se calificaron
como más semejantes a los objetivos que los bosquejos individuales en los cuales se
basaron (vea la l figura 12.3).
Nada de lo que hace un testigo tiene más impacto que realizar un reconocimiento
a partir de una serie de fotografías o una línea de identificación. Una vez que la policía
realiza un arresto, con frecuencia llaman a sus testigos para ver una línea de identifica-
ción que incluye al sospechoso y de cinco a siete individuos más. Este procedimiento
puede tener lugar a pocos días de un crimen o meses después. De cualquier forma, con
frecuencia resulta en casos trágicos de confusión de identidad. Mediante la aplicación
de los hallazgos en la investigación de testigos, este riesgo puede reducirse (Wells et al.,
1998, 2007).

l FIGURA 12.3
Transformación de rostros compuestos para capturar a un ladrón
Estudiantes de la Iowa State University se ofrecieron como voluntarios para usar software de transformación para
responder esta pregunta: si hubiera múltiples testigos de un crimen, ¿sería útil promediar sus bocetos del rostro
del perpetrador? En este estudio, los participantes construyeron bocetos de rostros objetivo de estudiantes
voluntarios que habían visto. Con el software de transformación se creó una sola imagen, que combinaba cuatro
bocetos para cada objetivo. Entonces otros participantes calificaron la semejanza de cada conjunto de bosquejos
y la imagen transformada con el objetivo original. En general, las transformaciones fueron más semejantes a los
objetivos que los bosquejos individuales en los cuales se basaron.
Hasel y Wells, 2007. © Cengage Learning

Bosquejo 1 Bosquejo 2 Bosquejo 3


Cortesía de Lisa Hasel

Bosquejo 4 Bosquejo 5 Rostro objetivo

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Testimonio de testigo 495

Básicamente, cinco factores pueden afectar el rendimiento en la identificación en


esta etapa. El primero es la construcción de la línea de identificación. Para ser justos,
ésta debe contener de cuatro a ocho personas inocentes, o “señuelos”, que coincidan
con la descripción general del sospechoso que proporcionó el testigo. Por ejemplo, si el
testigo describe haber visto un hombre caucásico de alrededor de 20 años de edad con
el cabello rizado, no deben incluirse señuelos que sean viejos, no caucásicos y calvos.
Además, cualquier cosa que haga que un sospechoso se distinga entre los otros en la
línea aumenta su posibilidad de ser elegido (Buckhout, 1974). Esto es lo que ocurrió con
Steve Titus, quien por error fue acusado de violación cuando la policía le mostró a la víc-
tima su fotografía junto con la de otros cinco hombres. Aunque los señuelos se parecían
a Titus en apariencia, su fotografía parecía estar fuera de lugar. Era más pequeña que
las otras y era la única sin borde. Titus también fue el único hombre en el grupo con una
sonrisa en el rostro (Loftus y Ketcham, 1991).
Segundo, las instrucciones al testigo en la línea de identificación son muy impor-
tantes. En un estudio de Roy Malpass y Patricia Devine (1981), estudiantes vieron la
escenificación de un acto de vandalismo, después del cual asistieron a una línea de iden-
tificación. La mitad de los estudiantes recibió instrucciones “sesgadas”. Se les hizo creer
que el inculpado estaba en la línea. A los otros se les dijo que podía o no estar presente.
Entonces se presentaron líneas con o sin el sospechoso. Cuando los estudiantes recibie-
ron instrucciones sesgadas, se sintieron obligados a identificar a alguien y con frecuencia
seleccionaban a una persona inocente (vea la tabla 12.1).
Estudios adicionales han confirmado y calificado este
resultado básico: cuando el criminal está presente en la TABLA 12.1
línea, las instrucciones sesgadas pueden no ser problemá- Efectos de la línea de identificación y las instrucciones
ticas. Sin embargo, cuando el criminal no está en la línea, sobre las identificaciones falsas
lo que ocurre siempre que la policía sospecha que es ino- Después de atestiguar un crimen, se dijo a los participantes o que
cente, las instrucciones sesgadas aumentan de manera el sospechoso estaba en la línea (instrucción sesgada) o que podía o
no estar presente (instrucción no sesgada). Luego los participantes
considerable la tasa de identificaciones erróneas (Clark, vieron una línea de identificación en la que el sospechoso real estaba
2005; Steblay, 1997). De nuevo, la historia de Steve Titus presente o ausente. Observe el porcentaje de participantes en cada
viene al punto. La policía pidió a la víctima identificar a grupo que identificaron a una persona inocente. Quienes recibieron la
su atacante entre un grupo de seis. Después de estudiar instrucción sesgada tuvieron más probabilidad de hacer una identifica-
las imágenes durante varios minutos y sacudir su cabeza ción falsa y de elegir una persona inocente en lugar de a ninguna en
absoluto, en especial cuando el sospechoso real no estaba en la línea.
en señal de confusión, se le urgió concentrarse y hacer
una elección. “Éste es el más parecido”, dijo, “tiene que ser Porcentaje de identificaciones falsas
éste” (Loftus y Ketcham, 1991, p. 38).
Tercero: el formato de una línea de identificación tam- Instrucción Instrucción
bién influye sobre si el testigo se siente obligado a reali- no sesgada sesgada
zar una selección. Cuando a los testigos se les presentó Sospechoso presente 0 25
un despliegue simultáneo de todas las fotografías, ten- Sospechoso ausente 33 78
dieron a realizar juicios relativos, del tipo “opción múlti-
Tomado de Malpass, R. y Devine, P., “Eyewitness identification: Lineup instructions and the absence
ple”, compararon las diferentes alternativas y eligieron al of the offender”, en Journal of Applied Psychology, vol. 66 (pp. 482-489). Copyright © 1981 por la
American Psychological Association. Reimpreso con permiso.
que se parecía más al criminal. Esta estrategia aumenta
la tendencia a realizar una identificación falsa. La solu-
ción: cuando las mismas fotografías se muestran en una línea de identificación secuen-
cial, una imagen a la vez, los testigos tienden a realizar juicios absolutos al comparar a
cada persona objetivo con su recuerdo del criminal. Esta situación disminuye el riesgo
de una identificación forzada y con frecuencia falsa de un sospechoso inocente (Lindsay
y Bellinger, 1999; Lindsay et al., 1991; Lindsay y Wells, 1985).
Algunos investigadores están preocupados de que el beneficio del formato secuen-
cial dependerá de cómo se ponga en práctica y de la medida en que reduce el recono-
cimiento correcto cuando el perpetrador real está en la línea de identificación. Pero los
resultados son claros: en un meta-análisis de 72 comparaciones de líneas simultáneas
y secuenciales que involucraban más de 13,000 testigos simulados, las identificaciones
fueron más precisas cuando las fotografías se presentaron en un formato secuencial
(Steblay, Dysart y Wells, 2011).
El cuarto factor es acaso el más sutil, pues pertenece a los sesgos inducidos por fami-
liaridad. La investigación muestra que las personas suelen recordar un rostro, mas no las
circunstancias en las que lo vieron. Por ejemplo, en un estudio, los participantes atesti-
guaron la escenificación de un crimen y luego miraron fotografías para fichaje. Pocos días

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496 Capítulo 12 Derecho

después se les pidió ver una línea de identificación. El resultado fue sorprendente: ¡los
participantes tenían la misma probabilidad de identificar a una persona inocente cuya
imagen estuviera en las fichas que de elegir al criminal real! (Brown et al., 1997). Muchos
estudios diferentes han mostrado que los testigos con frecuencia reconocerán en una
línea de identificación a alguien que hayan visto en otro contexto, incluidos espectadores
inocentes que también hayan estado en la escena del crimen (Deffenbacher et al., 2006).
Una quinta influencia potencial puede rastrearse hasta el oficial de policía que
administra la línea de identificación, por lo general una que contiene un sospechoso
y algunos señuelos inocentes. ¿El administrador de una línea de identificación puede
guiar sin darse cuenta la decisión de identificación de un testigo, muy probablemente
hacia el sospechoso (quien puede o no ser el inculpado)? En un estudio que abordó de
manera específica esta pregunta, Sarah Greathouse y Margaret Bull Kovera (2009) parea-
ron un estudiante “testigo” de un robo actuado, con un estudiante “policía” que fue entre-
nado acerca de cómo administrar una línea de identificación fotográfica simultánea o
secuencial con instrucciones sesgadas o no sesgadas. En estas líneas de identificación,
una imagen del inculpado real estaba presente o ausente. A la mitad de los administra-
dores se les informó quién en la línea era el sospechoso de la policía; la otra mitad estaba
ciega acerca de la identidad del sospechoso. Los resultados mostraron que, en condi-
ciones relativamente sesgadas (fotografías simultáneas e instrucciones sesgadas), los
testigos realizaban más identificaciones del sospechoso —aun cuando fuera realmente
inocente—, cuando el administrador estaba informado en lugar de ser ciego. Las video-
cintas de las sesiones mostraron que los administradores informados aumentaron sin
darse cuenta las tasas de identificación al pedir a los testigos que vieran con cuidado,
al pedirles que miraran de nuevo cuando fallaban al hacer una selección y en algunos
casos al dejar que supieran quién era el sospechoso. Otros estudios también han demos-
trado que los comentarios hechos por un administrador de una línea de identificación
pueden influir en las decisiones de identificación de los testigos (Clark et al., 2009). Esta
investigación apoya con fuerza un punto de reforma, adoptado recientemente en varios
estados de Estados Unidos, que los investigadores de testigos han defendido desde hace
mucho tiempo: el uso de un procedimiento “doble ciego”, en el que ni el testigo ni el admi-
nistrador policiaco sepan quién es el sospechoso dentro de la línea.

> Testificar en un tribunal


Los testigos pueden ser imprecisos, pero eso sólo es parte del problema. La otra parte
es que su testimonio no es fácil de evaluar. Para examinar cómo los jurados ven el testi-
monio de los testigos, Gary Wells, Rod Lindsay y colaboradores realizaron una serie de
experimentos pioneros en los que escenificaban el robo de una calculadora en presencia
de participantes de investigación desprevenidos, que más tarde fueron examinados de
En marzo de 2009, el psicólogo social manera cruzada después de intentar elegir al inculpado en una línea de identificación
Gary Wells apareció en el noticiero fotográfica. Otros participantes, que fungieron como jurados simulados, observaron el
60 minutos de la CBS, donde explicó cuestionamiento y juzgaron al testigo. Los resultados dieron qué pensar: los jurados
cómo varios aspectos de una línea de
identificación, cómo se presentan las sobreestimaron cuán precisos eran los testigos y no pudieron distinguir entre los que
fotografías y cómo se instruye a los hicieron identificaciones correctas o incorrectas (Lindsay et al., 1981; Wells et al., 1979).
testigos, pueden influir en la tendencia Parece haber dos problemas. Primero, las personas no saben acerca de muchos
de las personas a realizar identificaciones
correctas o incorrectas.
aspectos de la percepción y la memoria humanas a través del sentido común. Brian
Cutler y colaboradores (1988) descubrieron que los jurados simulados no fueron sufi-
cientemente sensibles ante los efectos de las instrucciones en la línea de
identificación, la atención a las armas y otros aspectos de la situación
de atestiguar —como el sesgo del grupo étnico propio— al evaluar el tes-
timonio de un testigo. Las personas están muy informadas de algunos fac-
tores, mas no de otros (Desmarais y Read, 2011). El segundo problema es
que las personas tienden a basar sus juicios de un testigo principalmente
Cortesía de Gary L. Wells

en cuán confiable es éste, un factor que sólo modestamente es indica-


tivo de la precisión. Esta afirmación puede parecer sorprendente, pero los
estudios han demostrado que el testigo que declara “estoy seguro sin lugar
a dudas”, no necesariamente tiene más probabilidad de estar en lo cierto
que el que parece menos seguro (Penrod y Cutler, 1995; Sporer et al., 1995;

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Testimonio de testigo 497

Wells y Murray, 1984). ¿Por qué la confianza y la precisión de los testigos no están más
relacionadas? La razón es que los niveles de confianza pueden subir y bajar por factores
que no tienen un impacto sobre la precisión de la identificación.
Para demostrarlo, Elizabeth Luus y Wells (1994) escenificaron un robo enfrente de
pares de participantes y luego hicieron que cada uno identificara por separado al incul-
pado en una línea de identificación fotográfica. Después que los participantes hicieron
su reconocimiento, los experimentadores les hicieron creer que su compañero, un cotes-
tigo, había elegido a la misma persona, a una persona diferente con aspecto similar, a
una persona distinta con apariencia diferente o se les dijo que el ladrón no estaba en la
línea. Luego, a los participantes los interrogó un oficial de policía que les preguntó: “En
una escala de 1 a 10, ¿cuán seguro está de su identificación?”. El resultado: los participan-
tes estuvieron más seguros cuando se les dijo que un compañero testigo había elegido a
la misma persona o a una alternativa diferente, y menos seguros cuando se les dijo que el
compañero testigo eligió a una alternativa similar o ninguna en absoluto. Otros estudios
también han demostrado que los testigos son influidos de esta forma por los reportes de
cotestigos (Gabbert et al., 2003; Shaw et al., 1997; Skagerberg, 2007).
Otros estudios confirman que la confianza de un testigo puede estar influida por
información extraña. John Shaw (1996) descubrió que testigos simulados a quienes repe-
tidamente se les cuestionó acerca de sus observaciones se volvieron cada vez más segu-
ros con el tiempo, aun cuando no fueran más precisos. Al demostrar lo que llamaron “el
efecto fiasco”, Steve Charman y colaboradores (2011) descubrieron que la confianza de
un testigo en un reconocimiento equivocado es inflada por la presencia de señuelos en
la línea de identificación que no tienen parecido con el criminal. Al contrastar con estos
fiascos, la elección del testigo en la línea de identificación parece más cercana y más
correcta.
La confianza de un testigo no es todo lo que se puede ver afectado por información
extraña. Gary Wells y Amy Bradfield (1998) descubrieron que los testigos que recibieron
realimentación positiva acerca de sus identificaciones falsas reconstruyeron su recuerdo
de otros aspectos de la experiencia de
atestiguar. En una serie de estudios,
mostraron a los participantes la gra- l FIGURA 12.4
bación de una cámara de seguridad Los efectos de sesgo de la realimentación posterior a la identificación
de un hombre que disparó a un guar- Los participantes vieron a un pistolero en una cinta de video y luego intentaron hacer una
dia, seguida por un conjunto de foto- identificación a partir de un conjunto de fotografías en las que él estaba ausente. Después, el
grafías que no contenían al pistolero experimentador dio a algunos testigos, mas no a otros, realimentación confirmadora acerca
real (en otras palabras, todas las iden- de su selección. Como se muestra, a quienes se les dio realimentación confirmadora más
tarde recordaron haber puesto más atención al evento, tener mejor visión del mismo, que
tificaciones realizadas fueron falsas). podían revelar detalles del rostro del inculpado y descubrieron que les fue más fácil hacer la
Después el experimentador dijo a identificación. También estuvieron en mejor disposición para testificar en el tribunal.
algún testigo, mas no a otros: “Vaya. Wells y Bradfield, 1998. © Cengage Learning
Usted identificó al sospechoso de 7
de atestiguar

homicidio real”. Cuando más tarde


se les preguntó a los testigos acerca 6
experience

de la experiencia global, a quienes


se les dio realimentación confirma- 5
la experiencia

dora “recordaron” que habían puesto


of witnessing

más atención al suceso, que tuvieron 4


mejor visión del inculpado y que les
fue más fácil hacer la identificación
Ratings de

3
(vea la l figura 12.4).
Calificaciones

Es claro que la explicación de un


testigo de toda la experiencia puede 2
alterarse mediante realimentación,
y esto hace a la confianza incluso 1
Atención
Attention Visión
View Detalles
Details Facilidad
Ease Testificar
Testify
menos indicativa de la precisión
Realimentación
(Bradfield et al., 2002; Douglass y Confirming feedback Norealimentación
Sin feedback
confirmadora

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498 Capítulo 12 Derecho

Steblay, 2006). Para empeorar las cosas, la investigación muestra ahora que los testigos
Mientras más seguro está que fueron contaminados con información ajena no están del todo conscientes de dicha
un testigo acerca de una influencia (Charman y Wells, 2008). Además, el testigo cuya confianza se infla de manera
identificación, tiene mayor artificial tiene más probabilidad de ser creíble para los jurados, aun cuando identifique a

>
probabilidad de ser más una persona inocente (Douglass et al., 2010).
preciso.
F
ALSO.
Mejoramiento de la justicia del testigo
Al describir los problemas con la información obtenida de los testigos, los psicólogos
sociales están en posición de usar su conocimiento en dos formas importantes: (1) edu-
car a los jueces y jurados acerca de la ciencia, de modo que puedan evaluar mejor a los
testigos que dan su testimonio en los tribunales, y (2) hacer que la evidencia de la identi-
ficación de los testigos sea más precisa.
Para educar a los jurados, los psicólogos en ocasiones fungen como testigos expertos
en un juicio. Así como los médicos testifican acerca de la condición física de un paciente,
los economistas lo hacen acerca de los monopolios y otros asuntos relacionados, y los
arquitectos e ingenieros dan su testimonio acerca
de la integridad estructural de los edificios; los psi-
TABLA 12.2 cólogos con frecuencia son llamados por una parte
Qué dicen los testigos expertos en los tribunales o la otra para informar al jurado acerca de aspectos
Al presentarles una lista de factores de testigos, se preguntó a 64 expertos
relevantes de la percepción, la memoria y el com-
cuáles hallazgos de investigación eran suficientemente fuertes para presentarse portamiento humanos (Cutler, 2009).
en un tribunal. En orden de cuánto apoyo recibieron, los siguientes están entre En específico, ¿qué le dicen estos expertos al
los más destacados en cuanto a los temas del testimonio experto. jurado? ¿Qué hallazgos presentan en la corte? Hace
Factor de testigo Afirmación varios años, investigadores encuestaron a 64 testigos
expertos, muchos de cuyos estudios se describen en
Fraseo de las preguntas El testimonio de un testigo acerca de un hecho
puede ser afectado por cómo se le planteen
este capítulo. Los principios que se mencionan en la
las preguntas. tabla 12.2 fueron vistos por la gran mayoría de los
Instrucciones en la línea Las instrucciones de la policía pueden afectar encuestados como muy confiables y de gran valía en
de identificación la disposición de un testigo para hacer una el testimonio experto (Kassin et al., 2001). ¿El jurado
identificación. necesita estar informado? En algunos asuntos, sí. La
Sesgo inducido por La exposición a fotografías de fichaje de un investigación muestra que existen ciertos aspectos
fotografías para fichaje sospechoso aumenta la probabilidad de que el de la psicología del testimonio de testigos (por ejem-
testigo más tarde elija a dicho sospechoso en
plo, el hecho de que las instrucciones y el formato de
una línea de identificación.
presentación de las líneas de identificación pueden
Maleabilidad de la confianza La confianza de un testigo puede ser influida
por factores que no están relacionados con la
afectar si los testigos señalarán a una persona ino-
precisión de una identificación. cente) que el individuo promedio no sabe de ante-
Información posterior El testimonio de un testigo acerca de un mano como asunto de sentido común (Desmarais y
al suceso suceso con frecuencia refleja no sólo lo que Read, 2011). Esta falta selectiva de conocimiento no
el testigo realmente vio, sino también la está limitada a los legos. Los sondeos muestran que,
información que obtuvo posteriormente. comparados con los expertos, los jueces, fiscales y
Posibilidad de sugestionar Los niños pequeños son más vulnerables que abogados defensores también carecen de conciencia
a los niños los adultos a ser sugestionados por el
de muchos de los factores descritos en este capítulo
entrevistador, las presiones de sus semejantes
y otras influencias sociales. que influyen en la memoria de los testigos (Benton et
Intoxicación alcohólica La intoxicación alcohólica deteriora la habilidad
al., 2005; Wise y Safer, 2004; Magnussen et al., 2008).
posterior de un testigo para recordar personas En años recientes, los psicólogos también han
y eventos. ayudado a mejorar la precisión de las identifica-
Sesgo inter-étnico Los testigos son más precisos al identificar a ciones de los testigos. Dirigidos por Gary Wells,
los miembros de su propio grupo étnico que los investigadores de testigos han replicado sus
para identificar a miembros de otros grupos. experimentos de laboratorio en departamentos
Atención a las armas La presencia de un arma deteriora la habilidad de policía; han testificado no sólo en juicios, sino
de un testigo para identificar con precisión el en legislaturas estatales y comisiones de justicia
rostro del perpetrador.
criminal; han aparecido en noticieros nacionales;
Confianza en la precisión La confianza de un testigo no es buen
han enviado evaluaciones a los tribunales, y han
indicador de la precisión de su identificación.
inspirado una ola de reformas en el nivel estatal,
Tomado de Kassin, S. M., Tubb, V. A., Hosch, H. M. y Memon, A., “On the ‘general acceptance’ of todas diseñadas para mejorar los procedimien-
eyewitness testimony research: A new survey of the experts”, en American Psychologist, mayo de 2001.
Copyright © 2001 por la American Psychological Association. Reimpreso con permiso. tos que se emplean para que los testigos realicen
identificaciones en una línea. Por ejemplo, en la

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Confesiones 499

actualidad, un creciente número de departamentos de policía requieren el uso de líneas


de identificación doble ciego, instrucciones no sesgadas, formatos de presentación en
secuencia y la valoración inmediata de la confianza de un testigo.

Confesiones
De vez en cuando un evento extraordinario se presenta para sacudir la forma en que
uno piensa. El caso de la corredora de Central Park fue uno de tales eventos. En 1989,
cinco muchachos que tenían entre 14 y 16 años de edad fueron encontrados culpables
del monstruoso ataque y violación de una corredora en el Central Park de Nueva York
después de que confesaran (cuatro de ellos lo hicieron en cintas de video) con vívidos
detalles. Trece años después, un violador en serie, llamado Matías Reyes, se presentó en
la prisión para admitir que él solo, no los chicos, había cometido el crimen. Como parte
de una profunda investigación de la afirmación de Reyes, el fiscal de distrito examinó el
ADN del semen de la escena del crimen y descubrió que coincidía: Reyes era el violador.
Los cinco chicos, ahora hombres, eran inocentes. Sus confesiones fueron falsas y las con-
denas fueron revocadas (Burns, 2011).

> Entrevistas con el sospechoso: la psicología


de la detección de mentiras
En ocasiones la policía identifica a un sospechoso para interrogarlo al hablar con testi-
gos e informantes, obtener evidencia física de la escena del crimen y otros métodos de
investigación. Sin embargo, con frecuencia la policía decide interrogar a una persona
particular con base meramente en el propio juicio que hacen al realizar una entrevista
especial previa al interrogatorio que evidencia engaño. En Criminal Interrogations and
Confessions (Interrogatorios criminales y confesiones), un influyente manual acerca de los
interrogatorios publicado por primera vez en 1962 y ahora en su quinta edición, Inbau y
otros (2013) proponen un proceso mediante el cual la policía puede distinguir la verdad
de la mentira. En este método se aconseja a la policía plantear ciertas preguntas no acu-
sadoras y luego observar los cambios en el comportamiento verbal y no verbal del sos-
pechoso (al observar, por ejemplo, el contacto visual, las pausas, posturas, movimientos
inquietos) para determinar si dice la verdad o miente.
Para una persona que está bajo sospecha, el juicio de un oficial de policía en esta
etapa es crucial, porque puede determinar si un sospechoso se juzga como engañoso y
se le interroga, o se presume inocente y se le envía a casa. En teoría, este enfoque tiene
sentido. Sin embargo, como se describió en el capítulo 4 acerca de la percepción social,
la investigación ha mostrado de manera consistente que la mayor parte de las pistas del
comportamiento verbal y no verbal que se sugieren no discriminan con altos niveles de
precisión entre decir la verdad y engañar (DePaulo et al., 2003; Hartwig y Bond, 2011).
En la actualidad, parece que los legos en promedio son sólo 54% precisos; que la capaci-
tación produce poca mejora, si acaso, y que los oficiales de policía, jueces, psiquiatras,
inspectores de aduanas y otros “profesionales” tienden a desempeñarse sólo ligeramente
mejor, cuando mucho (Meissner y Kassin, 2004; Vrij, 2008).
Que las personas son notablemente ineptas para realizar juicios precisos de verdad y
engaño puede verse todos los días, es por eso que perpetradores del esquema Ponzi, como
Bernie Madoff, pueden engañar incluso a la clientela acaudalada e inteligente. ¿Existen
medios más precisos para detectar la mentira? En parte para mejorar el desempeño, la
policía, a través de los años, ha usado un polígrafo, o lo que la mayoría de las personas
polígrafo Instrumento mecánico que
llamaría “prueba del detector de mentiras”. Un polígrafo es un instrumento electrónico
registra la excitación fisiológica a partir
que registra de manera simultánea múltiples canales de excitación fisiológica. Las seña-
de múltiples canales; con frecuencia
les se recogen con sensores unidos a diferentes partes del cuerpo. Por ejemplo, tubos de se usa como prueba de detección de
caucho se amarran alrededor del torso del sospechoso para medir la respiración, braza- mentiras.
letes de presión arterial se enrollan alrededor del brazo para medir el ritmo cardiaco y

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500 Capítulo 12 Derecho

se colocan electrodos en las puntas de los dedos para registrar la actividad de las glándu-
las sudoríparas o la transpiración. Después, estas señales se aumentan mediante ampli-
ficadores y se convierten en una presentación visual.
El polígrafo se usa para detectar engaños con base en la suposición de que cuando
las personas mienten se ponen ansiosas y se excitan fisiológicamente en formas que pue-
den medirse. He aquí cómo se realiza la prueba. Después de convencer al sospechoso de
que el polígrafo funciona y establecer su nivel base de excitación, el examinador plantea
una serie de preguntas que se responden con sí o no, y compara cómo reacciona el sos-
pechoso ante preguntas relevantes para el delito que lo excitan emocionalmente (“¿Usted
robó el dinero?”) y preguntas de control que son excitantes, mas no relevantes para el
crimen (“¿Usted tomó algo que no le pertenecía cuando era más joven?”). En teoría, los
sospechosos que son inocentes, cuyas negaciones son sinceras, deberían estar más exci-
tados por las preguntas de control, mientras que los sospechosos culpables, cuyas nega-
ciones son falsas, deben estar más excitados por las preguntas relevantes para el delito.
¿Realmente funciona la prueba del detector de mentiras? Muchos legos piensan que
es a prueba de engaños, pero la opinión científica está dividida. Algunos investigadores
reportan tasas de precisión de hasta 80% a 90%. Otros consideran que tales afirmacio-
nes son exageradas. Un problema bien documentado es que las personas sinceras con
mucha frecuencia fallan en la prueba. Un segundo problema es que las personas que
entienden la prueba pueden falsear los resultados. Estudios muestran que se puede ven-
cer al polígrafo al tensar los músculos, apretar los dedos de los pies o usar otras con-
tramedidas físicas mientras se responden las preguntas de control. Al inflar de manera
artificial las respuestas a preguntas “inocentes”, se puede enmascarar el estrés que se
produce al mentir acerca de las preguntas relevantes para el delito (para un panorama
más amplio de la investigación, consulte Honts et al., 2002).
Entonces, ¿qué debe concluirse? El National Research Council (2003) concluyó que
no hay una respuesta simple. En ciertas condiciones (por ejemplo, cuando el sospechoso
es inocente y el examinador es competente) es posible que el polígrafo detecte verdad y
engaño a niveles de precisión bastante elevados. De hecho, se han usado polígrafos por-
tátiles “de bolsillo” para una revisión rápida de sospechosos de terrorismo en el terreno
de los hechos. Sin embargo, los problemas identificados por la investigación son difíciles
de superar, por lo que la Corte Suprema de Estados Unidos reglamentó, en el contexto de
una corte marcial, que los jueces pueden rehusarse a admitir como evidencia los resul-
tados de las pruebas de polígrafo (Estados Unidos v. Scheffer, 1998).
Al buscar alternativas, los investigadores tratan de desarrollar pruebas que dis-
tingan entre verdad y engaño mediante el uso de una prueba de polígrafo modificada
que plantee diferentes tipos de preguntas (Ben-Shakhar y Elaad, 2003): la medición de
actividad eléctrica involuntaria en el cerebro (Winograd y Rosenfeld, 2011); la dilata-
ción de la pupila cuando a la persona sujeta a prueba se le pide mentir, lo que requiere
más esfuerzo cognitivo que decir la verdad (Dionisio et al., 2001); el Test de Asociación
Implícita (IAT, por sus siglas en inglés), el cual muestra que las personas son más rápi-
das para responder a declaraciones verdaderas que a enunciados falsos (Sartori et al.,
2008); el uso de resonancia magnética funcional para medir los niveles de oxígeno en la
sangre en áreas del cerebro que están asociadas con el engaño (Kozel et al., 2005; Bhatt
et al., 2009), y el uso de cámaras de visualización térmica en aeropuertos para detectar la
mentira mediante el aumento en la temperatura de la piel (Warmelink et al., 2011). Espe-
cialmente a la luz de la necesidad posterior al 9/11 de espiar a los sospechosos de terro-
No es posible engañar a rismo, prisioneros de guerra, testigos e informantes, los investigadores también trabajan
sabiendas a un detector para mejorar la calidad de los métodos de entrevista usados en el campo (Loftus, 2011).
F
>
de mentiras. ALSO.
Interrogatorios policiacos: influencia social
bajo presión
Conforme se desenvolvían los eventos del caso de la corredora de Central Park, sur-
gieron las preguntas: ¿por qué cinco chicos (o cualquier otro, de hecho) confesarían
un crimen que no cometieron? En general, ¿qué influencias sociales pesan sobre los
sospechosos interrogados por la policía? Hace muchos años, los detectives de policía

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Confesiones 501

hubieran usado la fuerza bruta para obtener confesiones. Entre los métodos coercitivos
usados comúnmente estaban el confinamiento y el aislamiento prolongados; amenazas
explícitas; privación del sueño, alimento y otras necesidades; incomodidad sensorial
extrema (por ejemplo, hacer que una brillante luz estroboscópica cegadora destellara
sobre el rostro del sospechoso) y diversas formas de violencia física (por ejemplo, forzar
al sospechoso a estar de pie durante horas seguidas o golpearlo con una manguera de
caucho, que rara vez deja marcas visibles).
En la actualidad, a la policía se le pide advertir a los sospechosos sus derechos
Miranda a guardar silencio y pedir un abogado, y las tácticas que usan son de naturaleza
más psicológica. En Criminal Interrogation and Confes-
sions (Interrogatorio criminal y confesiones), Inbau et al.
TABLA 12.3
(2013) aconsejan a la policía, una vez identificado un
Los nueve pasos del interrogatorio
sospechoso que consideran miente, realizar un pro-
ceso interrogatorio. Éste comienza cuando la policía 1. Confrontar al sospechoso con aseveraciones de su culpabilidad.
deja solo al sospechoso, sin amigos o familia presen-
2. Desarrollar “temas” que parezcan justificar o disculpar el crimen.
tes, en una pequeña habitación, sin muebles, a prueba
de ruido, un ambiente físico que está diseñado para 3. Interrumpir toda afirmación de inocencia y negación.

despertar sentimientos de aislamiento social e inco- 4. Superar todas las objeciones del sospechoso a los cargos.
modidad. A continuación, presentan un vívido proce- 5. Evitar que el sospechoso cada vez más pasivo se desconecte.
dimiento de nueve pasos diseñado para hacer que el
6. Mostrar simpatía y comprensión y urgir al sospechoso a confesar todo.
sospechoso confiese (vea la tabla 12.3).
Una vez que el sospechoso está aislado, este método 7. Ofrecer al sospechoso una explicación de su acción culpable que salve
su dignidad.
de interrogación ofrece dos enfoques. Uno es presionar
al sospechoso hacia la sumisión al expresar certeza de 8. Hacer que el sospechoso vuelva a contar los detalles del crimen.
su culpabilidad e incluso, en momentos, a afirmar falsa- 9. Convertir dicha afirmación en una confesión escrita plena.
mente tener evidencia dañina, como huellas digitales o
Inbau et al., 2001. © Cengage Learning
un testigo. De esta forma, se conduce al acusado a creer
que es inútil continuar con sus negaciones. Un segundo
enfoque es trabar amistad con el sospechoso, ofrecerle simpatía y consejo amistoso, y
“minimizar” la ofensa al ofrecer excusas que salven su dignidad o culpen a la víctima. Al
experimentar estrés, sentirse atrapado, tranquilizado por una falsa sensación de seguri-
dad y dirigido a esperar indulgencia, muchos sospechosos están de acuerdo en ofrecer
una confesión. Este método está diseñado con cuidado para aumentar la ansiedad aso-
ciada con la negación y reducir la ansiedad asociada con la confesión. Puede parecer que
el proceso interrogatorio brota del guión de la serie de televisión Law & Order (La ley y el
orden), pero en la vida real estas tácticas se usan de manera rutinaria.
En un estudio observacional de 182 interrogatorios en vivo y
videograbados, Richard Leo (1996) descubrió que los detectives usan

The New Yorker Collection 2007 Mick Stevens from cartoonbank.com. Todos los derechos reservados.
un promedio de cinco a seis tácticas por sospechoso. En un sondeo
de 631 investigadores policiacos, Kassin y otros (2007) descubrieron
que las tácticas reportadas más comunes fueron aislar físicamente
a los sospechosos, identificar contradicciones en sus explicaciones,
establecer entendimiento y confrontarlos con evidencia de su culpa,
apelar a intereses propios y ofrecer simpatía y justificación moral.
Cualquiera que sea el método específico empleado, es claro que ser
acusado y cuestionado de manera enfática acerca de un crimen es
una experiencia muy estresante. En un estudio, los participantes
que fueron acusados de hacer trampa en una tarea de laboratorio,
comparados con los que no fueron acusados, tuvieron menos pro-
babilidad de apelar a los derechos que se les dieron de permanecer
callados y tener presente a un abogado (Scherr y Madon, en prensa).
Ahora también es claro que los métodos de persuasión físicamente
“No soy ni buen ni mal policía, Jerome. Como tú, soy una amal-
dolorosos, con frecuencia conocidos como técnicas de “interroga- gama compleja de rasgos de personalidad positivos y negativos
ción aumentada”, se usaron en años recientes en sospechosos de que surgen o no dependiendo de las circunstancias.”
terrorismo (Mayer, 2007; McKelvey, 2007; O’Mara, 2009).

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502 Capítulo 12 Derecho

Cortesía de ABCNEWS.com
Cortesía de ABCNEWS.com
En 1989, Kharey Wise (izquierda),
de 16 años de edad, y otros cuatro
adolescentes confesaron haber violado
a una corredora en el Central Park de
Nueva York. Con base exclusivamente
> Confesiones falsas: por qué confiesan
las personas inocentes
en su confesión, Wise fue sentenciado y Podría argumentarse que el uso de artimañas y engaño no plantea un serio problema
enviado a prisión. Trece años después, porque sólo los perpetradores confiesan; las personas inocentes nunca admiten un
Matías Reyes (derecha) admitió que
crimen que no cometieron. Sin embargo, esta suposición es incorrecta. Por difícil que
él solo, no los muchachos, cometió el
crimen. Pruebas de ADN confirmaron que sea de creer, están registrados algunos casos escalofriantes de confesiones falsas. Para
Reyes fue el violador. Los muchachos, a ilustrar el punto está la historia de Amanda Knox, la estudiante universitaria estadouni-
pesar de sus confesiones, eran inocentes.
dense acusada pero a final de cuentas absuelta del trágico asesinato de su compañera de
habitación en Italia. También para ilustrar el caso está el caso de la corredora de Central
Park en el que se tomaron cinco confesiones falsas de una violación. De hecho, la investi-
gación muestra que las confesiones falsas estuvieron presentes en 25% de todos los casos
que involucraron prisioneros que fueron sentenciados y más tarde resultaron inocentes
por evidencia de ADN (Garrett, 2011). Es muy importante reconocer que esta muestra
Si el lector está interesado en representa sólo la punta de un iceberg. Aunque la mayoría de los estudios de caso se
aprender más acerca de las basan en Estados Unidos e Inglaterra, se han documentado confesiones falsas probadas
confesiones falsas, el proyecto en países de todo el mundo, incluidos Canadá, Noruega, Finlandia, Alemania, Islandia,
Innocence sería un buen lugar Irlanda, Holanda, Australia, Nueva Zelanda, China y Japón (Kassin et al., 2010).
para comenzar (http://www. Parece inimaginable. ¿Por qué una persona inocente confesaría alguna vez a la poli-
innocenceproject.org/). cía un crimen que no cometió? Existen dos razones y dos tipos de confesión falsa.
En ocasiones las personas inocentes sujetas a interrogatorio policiaco están de
acuerdo en confesar como un acto de mera conformidad, para escapar de una situación
muy estresante. Al aplicar psicología básica, Stephanie Madon y sus colegas (2012) seña-
lan que los seres humanos en general están más influidos por recompensas y castigos
que son inmediatos (ahora) que por los que se demoran (más tarde). Las personas son
en particular miopes cuando están cansadas, estresadas o necesitadas de alguna otra
forma. Para un sospechoso con intenso escrutinio e interrogatorio, detener el proceso
mediante la confesión puede sentirse tan urgente que no considera por completo las
futuras consecuencias de hacerlo. Madon et al. demostraron este tipo de miopía en una
serie de experimentos en los que los participantes tuvieron más probabilidad de admitir
varias trasgresiones (como comprar alcohol antes de tener 21 años, conducir sin licen-
cia, descargar música de manera ilegal, hurtar en tiendas o atribuirse el crédito por la
idea de alguien más) cuando hacerlo era bueno para su interés inmediato y la consecuen-
cia negativa vendría más tarde.
En la vida real, el proceso de interrogación puede ser tan estresante que el bene-
ficio a corto plazo de la confesión sobrepasa al beneficio a largo plazo de la nega-
ción. Las experiencias de Amanda Knox y los chicos de la corredora de Central Park
ilustran el punto. Todos estuvieron en custodia y fueron interrogados durante la
noche, sin descanso, durante varias horas, antes de entregar sus confesiones. Tales
periodos prolongados producen fatiga, desesperación, privación de sueño y otros

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Confesiones 503

estados de necesidad. En ambos casos, la policía y los sospechosos no estuvieron de


acuerdo acerca de lo que ocurrió durante estas horas que no fueron grabadas, de modo
que no es posible saberlo con certeza. Sin embargo, los acusados afirmaron que se sin-
tieron amenazados e inseguros acerca de lo que ocurriría si se rehusaban a confesar. En
ambos casos, los acusados intentaron después retractarse de sus confesiones tan pronto
como la presión del interrogatorio había pasado.
En contraste con los ejemplos en los que las personas inocentes confiesan como un
acto de conformidad u obediencia a la autoridad, en ocasiones el proceso de interrogación
puede hacer que personas inocentes confiesen porque llegan a convencerse lo suficiente
de que son culpables del crimen. En estos ejemplos, la confesión falsa ilustra una forma
fuerte de influencia social conocida como internalización. Este proceso fue evidente en
la historia reciente de tres hombres y tres mujeres en Beatrice, Nebraska. En 1989, fue-
ron sentenciados por el asesinato de una mujer de 68 años de edad. Cinco de ellos se
declararon culpables; cuatro ofrecieron a la policía confesiones vívidamente detalladas
como resultado de intensos interrogatorios. Veinte años después, los seis acusados fue-
ron liberados después de que pruebas de ADN los limpiaran e identificaran al inculpado
real. Después de una nueva investigación, la oficina del abogado general de Nebraska con-
cluyó que, a pesar de todas las confesiones, estos individuos eran inocentes “más allá de
toda duda”. Sin embargo, es notable que todos llegaron a internalizar la creencia errónea
de su propia culpa. Una mujer sostuvo su declaración hasta justo antes de ser liberada,
momento en el que dijo: “Supongo que me lavaron el cerebro” (Hammel, 2008).
¿Realmente es posible hacer que la gente confiese un acto que no cometió? Con base
en los sucesos de casos reales, Kassin y Kiechel (1996) plantearon la hipótesis de que
dos factores pueden aumentar este riesgo: (1) un sospechoso que carece de un recuerdo
claro del evento en cuestión y (2) la presentación de evidencia falsa. Para poner a prueba
esta hipótesis, reclutaron pares de estudiantes universitarios para trabajar en una tarea
de ritmo rápido o lento con una computadora. En cierto momento, ésta se averió y los
estudiantes fueron acusados de haber provocado el daño
al oprimir una tecla que específicamente se les indicó evi- TABLA 12.4
tar. Todos los estudiantes en verdad eran inocentes y nega- Factores que producen confesiones falsas
ron el cargo. Sin embargo, en la mitad de las sesiones, la
Mientras los participantes trabajaban en una tarea de ritmo rápido o
segunda estudiante (que en realidad era una cómplice) dijo lento, la computadora se averió y fueron acusados de provocar el daño.
que había visto al estudiante golpear la tecla prohibida. Al Entonces una cómplice dijo que ella había visto o no a los participantes
demostrar el proceso de conformidad, muchos estudiantes golpear la tecla prohibida. Como se muestra, muchos participantes
firmaron una confesión (conformidad) y algunos incluso “admitieron”
confrontados por esta falsa testigo estuvieron de acuerdo su culpa en privado ante otro cómplice (internalización). A pesar de su
en firmar una confesión escrita a mano para el experi- inocencia, muchos participantes en la condición de testigo rápido-falso
mentador. Para demostrar aún más el proceso de interna- confesaron en ambas medidas.
lización, algunos estudiantes más tarde “admitieron” su
culpabilidad ante un extraño (también un cómplice) des- Control Falso testigo
pués que el estudio supuestamente había terminado y los
Lento Rápido Lento Rápido
dos estuvieron solos. En resumen, las personas inocentes
que son vulnerables a la sugestión pueden ser inducidas Conformidad 35% 65% 89% 100%
a confesar y a internalizar la culpa mediante la presenta- Internalización 0% 12% 44% 65%
ción de falsa evidencia (vea la tabla 12.4). Este hallazgo se
Tomado de Kassin, S. M. y Michael, K. L., “The social psychology of false confessions: Com-
ha replicado en varios experimentos (Perillo y Kassin, 2011; pliance, internalization, and confabulation”, en Psychological Science, vol. 7, núm. 3 (tabla 1,
Horselenberg et al., 2003; Nash y Wade, 2009). p. 127). Copyright © 1996 por Sage Publications, Inc. Reimpreso con permiso.

La evidencia falsa es una táctica que puede hacer que


confiesen personas inocentes. Un ofrecimiento de indulgencia puede tener el mismo
efecto. Melissa Russano y otros (2005) pidieron a participantes resolver una serie de pro-
blemas, en ocasiones solos y a veces con un compañero (que en realidad era un cóm-
plice). En los ensayos solos, los participantes recibieron la instrucción de no buscar u
ofrecer asistencia. En una condición de culpabilidad, el cómplice pidió ayuda, lo que
indujo a la mayoría de los participantes a romper la regla. En una condición inocente, no
se hizo tal petición. Momentos después, el experimentador regresó, acusó al par de par-
ticipantes de hacer trampa, una posible violación de su código de honor universitario, y

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504 Capítulo 12 Derecho

entonces interrogó a todos como si


l FIGURA 12.5 hubieran hecho trampa. Como parte
El interrogatorio como una profecía de autocumplimiento: ¿las expectativas de este interrogatorio, el experimen-
de culpabilidad producen confesiones falsas? tador ofreció a algunos de los parti-
A los participantes se les pidió resolver una serie de problemas, en ocasiones solos y a veces cipantes indulgencia por cooperar,
con un cómplice. A la mitad se le indujo a hacer trampa en la tarea en solitario, lo que los a otros les minimizó la seriedad de
hizo culpables de violar la regla; la otra mitad no fue inducida a hacer trampa, lo cual los hizo
inocentes. Después, ocho jóvenes interrogaron a los participantes para determinar si habían
la violación, usó ambas tácticas o no
hecho trampa. En algunos casos, se hizo creer a los interrogadores que era probable que el usó ninguna de ellas. ¿Los estudian-
participante fuera culpable; en otros casos, que quizá era inocente. Como se muestra, los tes firmarían una confesión de haber
interrogadores produjeron confesiones de la mayoría de los participantes que habían hecho hecho trampa? Sí. Tanto las promesas
trampa. Sin embargo, armados con expectativas de culpabilidad, también produjeron una alta
tasa de confesiones falsas de los participantes que eran inocentes.
como la minimización aumentaron
Narchet et al., 2011. © Cengage Learning el número de confesiones verdaderas
entre los estudiantes que rompieron la
regla. Pero estas mismas tácticas tam-
100
bién aumentaron la tasa de confesio-
nes falsas entre los estudiantes que no
80 hicieron nada malo.
Todos concuerdan en que el obje-
tivo de un interrogatorio es extraer
% Values%

60 confesiones de personas que son cul-


Valores,

pables, pero no de quienes son ino-


40
centes. En esa línea, las tácticas para
interrogar que ponen en riesgo a los
individuos inocentes deben evitarse si
20 es posible. Sin embargo, existe un pro-
blema básico con los interrogatorios:
es un proceso de influencia social que
0 la policía emplea en los sospechosos
Control
Control Sesgo inocente
Innocent Bias Sesgo culpable
Guilty Bias
que considera culpables. ¿Esta expec-
Condition
Condición
tativa de culpabilidad puede conducir
Culpable (confesiones
Guilty (true confessions) Innocent (false
Inocente confessions)
(confesiones falsas)
verdaderas) a la policía a usar tácticas que obten-
gan confesiones falsas? Para poner a
prueba esta hipótesis, Fadia Narchet
y otros (2011) capacitaron a ocho hombres jóvenes, durante cinco semanas, acerca de
cómo realizar interrogatorios usando varias técnicas. En un estudio como el recién des-
crito, a estos jóvenes se les pidió interrogar a participantes culpables e inocentes para
determinar si habían hecho trampa en la tarea en solitario. En algunos casos, se indujo
a creer a los interrogadores que era probable que el participante fuera culpable; en otros
casos, que tal vez era inocente. ¿Las expectativas influyeron en los resultados? Sí. La l
figura 12.5 muestra que los interrogadores obtuvieron confesiones de la mayoría de los
participantes que en realidad habían hecho trampa sin importar las expectativas. Pero
cuando interrogaron a los participantes que no habían hecho trampa, los interrogadores
con expectativas de culpabilidad usaron tácticas más coercitivas y produjeron una alta
tasa de confesiones falsas.

> Confesiones en el juzgado


¿Cómo trata el sistema legal las confesiones que producen los interrogatorios policia-
cos? El proceso es directo. Siempre que un sospechoso confiesa pero luego se retracta, se
declara no culpable y va a juicio, el juez debe determinar si la declaración fue voluntaria o
forzada. Si es claro que la confesión fue forzada (como cuando un sospechoso está aislado
durante largos periodos, privado de alimento o sueño, amenazado o abusado) se excluye.
Si la confesión no es forzada, se admite como evidencia para que el jurado la evalúe.
En estos casos, los jurados se enfrentan con un dilema de atribución clásico: la decla-
ración de un sospechoso puede indicar culpa (atribución personal) o puede simplemente

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Toma de decisión del jurado 505

proporcionar al sospechoso una forma de evitar las desagradables consecuencias del


silencio (atribución situacional). De acuerdo con la teoría de atribuciones, los jurados
deben rechazar toda confesión hecha en respuesta a presiones externas. Pero espere.
¿Recuerda el error de atribución fundamental? En el capítulo 4 se vio que las personas
tienden a atribuir conductas en exceso a los demás y a pasar por alto la influencia de las
fuerzas situacionales. ¿Es igualmente posible, como en los casos de Amanda Knox y de
la corredora en Central Park, que los jurados vieran a los sospechosos que confesaron
como culpables incluso si sus confesiones fueron forzadas durante el interrogatorio?
Para examinar esta pregunta, Kassin y Sukel (1997) hicieron que jurados simulados
leyeran una de tres versiones de un juicio de doble asesinato. En una versión de control
que no contenía confesión, sólo 19% votaron culpable. En una versión de baja presión,
en la que se dijo que el acusado confesó de inmediato ante el cuestionamiento, la tasa
de sentencia subió en forma considerable a 62%. Pero hubo una tercera versión de alta
presión, en la que se dijo a los participantes que el acusado confesó con temor mientras
sus manos estaban esposadas detrás de su espalda, lo que le causaba dolor. ¿Cómo reac-
cionaron los jurados ante esta situación? Razonablemente, juzgaron que la confesión
fue forzada y dijeron que no influyó en su veredicto. Sin embargo, la tasa de sentencia
en esta situación aumentó de manera notable, esta vez de 19% a 50%. Tal parece que las
personas están poderosamente influidas por la evidencia de una confesión, aun cuando
concedan que fue forzada. Las confesiones son incriminatorias en alto grado no sólo
para los legos. El mismo resultado se encontró recientemente en un estudio que involu-
cró a jueces (Wallace y Kassin, 2012).
La reacción del jurado ante la evidencia de la confesión también puede depender de
cómo se presenta dicha evidencia. En la actualidad, muchos departamentos de policía
graban en video las confesiones para presentarlas en la corte. Pero, ¿podría decir la dife-
rencia entre una confesión verdadera y una falsa? Quizá no. Dentro de los muros de la
prisión, Kassin, Meissner y Norwick (2005) grabaron en video a internos masculinos que
hicieron confesiones plenas de los crímenes por los que se les encarceló y urdieron con-
fesiones falsas de ofensas que no cometieron sugeridas por los investigadores. Después,
estudiantes universitarios e investigadores policiacos vieron y juzgaron a 10 diferentes
reclusos, cada uno de los cuales ofreció una confesión verdadera o falsa a uno de cinco
crímenes: asalto agraviado, robo a mano armada, hurto, allanamiento de morada y robo
de auto. Los resultados mostraron que aunque la policía en general fue confiable en su
desempeño, ningún grupo mostró altos niveles de precisión.
A la luz de confesiones falsas descubiertas recientemente, algunos estados comien-
zan a requerir que todos los interrogatorios se graben por completo en video. Ésta es
una importante reforma a la práctica actual, en parte porque permite a jueces y jurados
ver por sí mismos cómo se obtuvo una confesión y la medida en que el sospechoso fue
forzado (Kassin et al., 2010). Pero, ¿cómo deben montarse estos eventos para la cámara?
En una serie de experimentos, Daniel Lassiter y sus colegas (2001) grabaron confesio-
nes simuladas desde tres diferentes ángulos de cámara, de modo que el sospechoso,
el interrogador o ambos fueran visibles. Todos los participantes escucharon los mis-
mos intercambios de palabras, pero quienes miraron a los sospechosos percibieron las
situaciones como menos forzadas en general que quienes se enfocaron en los interro- Sin ser golpeadas o amenazadas,
gadores. Investigación de seguimiento ha mostrado que incluso las percepciones de las personas inocentes en
jueces experimentados se ven influidas por estas variaciones en la perspectiva de la ocasiones confiesan crímenes
cámara (Lassiter et al., 2007). Las implicaciones policiacas prácticas son claras: cuando que no cometieron.
la cámara dirige todas las miradas hacia el acusado, es probable que los jurados subesti- V ERDADERO.
men la cantidad de presión ejercida por el interrogador “oculto”.

Toma de decisión del jurado


El sistema de justicia criminal es complejo. Sin embargo, por medio de él, el juicio —un
evento relativamente poco frecuente pero enormemente dramático— está en el núcleo del

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506 Capítulo 12 Derecho

sistema. La amenaza de juicio es lo que motiva a las partes a recopilar evidencia y, más
tarde, a negociar un acuerdo. Y cuando termina, el juicio con o sin jurado forma la base
para la sentencia y las decisiones de apelación. En esta sección se examinan las tres eta-
pas de un juicio estadounidense: (1) selección del jurado; (2) presentación de evidencia,
argumentos e instrucciones, y (3) procesos mediante los cuales deliberan los jurados
para alcanzar un veredicto.

> Selección del jurado


Si alguna vez es acusado de un crimen en Estados Unidos o está involucrado en una
demanda, tiene el derecho constitucional a un juicio con un jurado imparcial de su
comunidad. Este derecho es considerado esencial para hacer justicia dentro de una
democracia. Sin embargo, siempre que se llega a un veredicto controvertido en un caso
de alto perfil, la gente, bien o mal, culpa a los 12 individuos que constituyeron el jurado.
Por eso es importante saber cómo se seleccionan los jurados.
La selección del jurado es un proceso en tres etapas. En primer lugar, la corte usa
listas de votantes registrados, directorios telefónicos y otras fuentes para reunir una lista
maestra de ciudadanos elegibles que vivan en la comunidad. En segundo lugar, para que
pueda obtenerse una muestra representativa, se extraen al azar cierto número de perso-
nas de la lista y se les convoca para dicha labor. Los que ya han sido convocados saben
lo que ocurre a continuación. Antes de que las personas que se presenten en el tribunal
sean colocadas en un jurado, se sujetan a lo que se conoce como voir dire, una entre-
vista preliminar en la que el juez y los abogados cuestionan a los potenciales jurados en
busca de sesgos. Si alguien conoce a una de las partes, tiene interés
en el resultado del caso o ya se formó una opinión, el juez lo excusará
© The New Yorker Collection 1999 Tom Cheney from cartoonbank.com.

“por causa”. De hecho, si puede probarse que toda una comunidad está
sesgada, acaso debido a la publicidad previa al juicio, entonces éste
puede posponerse o mudarse hacia otra localidad.
Aunque el procedimiento parece directo, aún hay más en la histo-
ria. Además de no seleccionar a los individuos que claramente estén
sesgados, a los abogados se les permite ejercer recusaciones sin causa.
Esto es, pueden rechazar a un número limitado de jurados potencia-
les incluso si parecen justos y de mente abierta, y pueden hacerlo sin
Todos los derechos reservados.

tener que enunciar razones o ganar la aprobación del juez. ¿Por qué un
abogado recusaría a alguien que parece ser imparcial? ¿Qué guía las
decisiones de los abogados para aceptar a algunos jurados y rechazar
a otros? Estas preguntas hacen que el proceso de voir dire sea en par-
“Veo que ya comenzó la selección del jurado.”
ticular interesante para los psicólogos sociales (Vidmar y Hans, 2007).

Abogados litigantes como psicólogos intuitivos Corre el rumor de que los abo-
gados litigantes usan algunos métodos no convencionales para seleccionar a los jurados.
Presionados para hacer elecciones con rapidez y sin mucha información, los abogados
se apoyan en teorías de personalidad y estereotipos implícitos. Como se describió en
el capítulo 4, una teoría de personalidad implícita es un conjunto de suposiciones que
la gente hace acerca de cómo ciertos atributos se relacionan entre sí y con el compor-
tamiento. Cuando uno cree que todos los miembros de un grupo comparten el mismo
voir dire Examen preliminar de los atributo, estas teorías implícitas se llaman estereotipos.
potenciales jurados por parte del juez o En lo que a la práctica litigante respecta, los manuales afirman que el abogado astuto
los abogados opositores para descubrir
puede predecir el veredicto de un jurado por su género, raza, edad y otras características
signos de sesgo.
demográficas simples. Por ejemplo, se ha sugerido que los atletas carecen de simpatía
recusación sin causa Mecanismos
entre las víctimas frágiles y lesionadas, que los ingenieros no tienen emociones, que los
mediante los cuales los abogados
hombres con barba se resisten a la autoridad y que los ebanistas son tan meticulosos
pueden excluir un número limitado de
potenciales jurados sin la aprobación
en su trabajo que nunca estarán completamente satisfechos con la evidencia. Clarence
del juez. Darrow, uno de los más prominentes abogados litigantes del siglo XX, sugirió que los
jurados descendientes de europeos del sur favorecen a la defensa, mientras que los de

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Toma de decisión del jurado 507

Escandinavia favorecen a los fiscales. Otros abogados plantean la hipótesis de que las
mujeres son más escépticas como jurados que los hombres, en particular en respuesta
a las testigos atractivas. Incluso otros ofrecen consejo de selección con base en rostros,
expresiones faciales, lenguaje corporal y vestimenta. Tal vez la regla empírica más inte-
resante sea también la más simple: “Si a usted no le gusta el rostro del jurado, ¡hay posi-
bilidad de que a él tampoco le guste el suyo!” (Wishman, 1986, pp. 72-73).
El enfoque intuitivo en la selección de jurados, mediante el cual los abogados usan la
recusación sin causa, puede ofrecer historias coloridas del interior de los tribunales, pero
las consecuencias para la justicia provenientes de este tipo de estereotipado pueden ser
problemáticas. Por ejemplo, ¿y si un fiscal usara la recusación sin causa para excluir del
jurado a todos los blancos, negros, latinos o asiáticos, o a todos los hombres o todas
las mujeres, eliminando del jurado a los pares del acusado? En años recientes, la Corte
Suprema de Estados Unidos limitó por primera vez el uso de la recusación sin causa para
evitar que los abogados excluyeran de manera sistemática potenciales jurados con base
en la etnia. De acuerdo con la Corte, ahora los jueces pueden requerir que los abogados
sospechosos de discriminar en esta forma expliquen las bases de sus recusaciones (Bat-
son v. Kentucky, 1986; Miller-El v. Dretke, 2005).
Al citar investigación de psicología social acerca del estereotipo y el prejuicio, Som-
mers y Norton (2008) señalan dos problemas: (1) la influencia de estereotipos raciales
conscientes e inconscientes en las percepciones sociales es predominante y es posi-
ble que influya a los abogados en el tribunal, y (2) estos sesgos raciales son difíciles de
identificar en instancias específicas, porque los abogados, como cualquiera otra per-
sona, no suelen reconocer que están influidos por sus estereotipos. En un estudio que
ilustró ambos puntos, Sommers y Norton (2007) presentaron a estudiantes universita-
rios, estudiantes de leyes y abogados, un resumen de un juicio criminal que involucró a
un acusado afroamericano, y se les pidió elegir entre dos potenciales jurados con diver-
sas características: uno caucásico, el otro afroamericano. Como se predijo, todos los
grupos tuvieron mucha más probabilidad de recusar al jurado que era afroamericano,
aunque muy pocos sujetos citaron el grupo étnico como factor en sus decisiones.
El enfoque intuitivo en la selección del jurado en ocasiones conduce a discrimina-
ción con base en la etnia y otras características. Este enfoque tampoco es muy efectivo.
Por tanto, aunque algunos abogados litigantes experimentados se sientan orgullosos
de sus habilidades para seleccionar al jurado, los investigadores descubrieron que la
mayoría de ellos no pueden predecir de manera efectiva cómo votarán los jurados, ya Contrario a la opinión popular,
sea con base en sus reglas empíricas intuitivas (Olczak et al., 1991) o apoyados en cómo las mujeres son más duras que
los potenciales jurados responden preguntas durante el voir dire (Kerr et al., 1991; Zeisel los hombres como jurados en
y Diamond, 1978). En apariencia, si una característica del jurado predice los veredictos, un juicio.
depende de las peculiaridades de cada uno y de cada caso. En consecuencia, nació una
nueva industria de servicios: la selección científica de jurados.
F ALSO.

Selección científica del jurado En una película basada en Runaway Jury (Tribunal
en fuga), de John Grisham, un despiadado consultor jurídico llamado Rankin Fitch, inter-
pretado por Gene Hackman, ayuda a abogados a seleccionar jurados mediante trabajo
de sondeo intrusivo de alta tecnología. Al excavar a fondo en la vida de los potenciales
jurados, Fitch los somete a juicio, los investiga e incluso a veces recurre a sobornos, chan-
tajes e intimidación. Determinado a defender a los acusados de una compañía de armas
contra una multimillonaria demanda de muerte arbitraria, Fitch declara: “Un juicio es
muy importante como para dejarlo en manos de los jurados”.
La representación de Grisham del consultor jurídico es una obra de ficción, no un
hecho, pero se basa en un núcleo de verdad. En lugar de apoyarse en corazonadas, los
inversionistas exitosos de la bolsa de valores, los entrenadores de béisbol y los jugado-
res de póker juegan a las probabilidades siempre que pueden. Ahora muchos abogados
litigantes hacen lo mismo. En años recientes, el “arte” de seleccionar un jurado se trans-
formó en algo “científico” (Lieberman y Sales, 2007).
Este uso de los consultores jurídicos comenzó durante la era de la guerra de Vietnam,
cuando el gobierno federal procesó a un grupo de activistas antibélicos conocido como

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508 Capítulo 12 Derecho

los Siete de Harrisburg. El caso contra los acusados era fuerte y el juicio debía llevarse
a cabo en la conservadora ciudad de Harrisburg, Pennsylvania. Para ayudar a la defensa a
seleccionar un jurado, el sociólogo Jay Schulman y sus colegas (1973) sondearon a la
comunidad local al entrevistar a 840 residentes. De cada uno se tomaron dos tipos de
información: demográfica (por ejemplo, sexo, raza, edad y educación) y actitudes rele-
vantes para el juicio (por ejemplo, actitudes hacia el gobierno, la guerra y la disensión
política). Al correlacionar estas variables, el equipo de Schulman se topó con un perfil del
jurado defensor ideal: “mujer demócrata sin preferencia religiosa y un empleo adminis-
trativo o un empleo técnico especializado” (p. 40). Guiada por este resultado, la defensa
seleccionó a su jurado. El resto es historia: contra todo pronóstico, el juicio terminó en
un jurado indeciso, dividido 10 a 2 en favor de la absolución.
En la actualidad se usa con frecuencia la técnica conocida como selección científica
del jurado, especialmente en juicios criminales de alto perfil y juicios civiles en los que
están en juego grandes sumas de dinero. Por ejemplo, la investigación muestra que los
jurados están predispuestos de manera distinta cuando se enfrentan a casos que con-
traponen individuos solitarios contra grandes corporaciones, con algunas personas que
favorecen a las grandes empresas y otros que albergan un prejuicio contra las corpora-
ciones (Hans, 2000). ¿Cómo se realiza la selección científica del jurado? ¿Cuáles son los
métodos empleados? El procedimiento es simple. Dado que a los abogados con frecuen-
cia no se les permite plantear preguntas indiscretas y personales a los jurados, tratan de
determinar sus actitudes y tendencias de veredicto mediante información que se conoce
acerca de sus antecedentes. La relevancia de esta información puede ser determinada por
grupos de enfoque, jurados simulados o sondeos en la comunidad, en los que se buscan
relaciones estadísticas entre factores demográficos gene-
rales y actitudes relevantes ante un caso particular. Luego,
durante el voir dire, los abogados preguntan a los potencia-
les jurados acerca de sus antecedentes y usan la recusación
sin causa para excluir a aquellos cuyos perfiles se asocian
con actitudes desfavorables.
Regency/The Kobal Collection/Rosenthal, Zade/Art Resource

Como es de esperar, la selección científica de jurados


es una empresa controvertida. Por ley, los consultores no
tienen permitido comunicarse con los potenciales jurados
o acercarse a ellos, a pesar de las tácticas mostradas en
Runaway Jury. Pero, ¿cuán efectivas son las técnicas que
se utilizan? Es difícil decirlo. Por un lado, los abogados
litigantes que han usado selección científica de jurados se
jactan de un impresionante porcentaje ganador. Por otro,
es imposible saber la medida en la que dichas victorias son
atribuibles a los sondeos de selección del jurado (Strier,
1999). Entonces, ¿la selección científica del jurado fun-
En Runaway Jury, una película basada en ciona? Aunque se necesitan más datos para evaluar las
la novela de John Grisham, el actor Gene afirmaciones hechas, parece que las actitudes pueden influir en los veredictos en algunos
Hackman interpretó al temido consultor casos y que la investigación preliminar al juicio puede ayudar a los abogados a identificar
jurídico Rankin Fitch. En una película que
confunde hecho y ficción, Fitch no sólo estas actitudes (Lieberman et al., 2011; Seltzer, 2006). Como verá pronto, el vínculo entre
investiga a los potenciales jurados con el actitudes y veredicto es particularmente fuerte en casos que involucran pena capital.
propósito de seleccionar al jurado, sino Antes de concluir la revisión de la selección científica de jurados, considere una pre-
que también se involucra en sobornos,
chantajes y otras tácticas ilegales con los
gunta ética: ¿la justicia mejora o se deteriora con la intervención de consultores jurídicos
jurados, en un esfuerzo desesperado, profesionales? ¿La verdadera meta de los abogados es eliminar a los jurados sesgados o
pero fallido, por ganar el veredicto. crear jurados que se inclinen a su favor? Quienes practican la selección científica del jurado
argumentan que elegir jurados de acuerdo con resultados de sondeos es simplemente
una versión más refinada de lo que a los abogados se les permite hacer por intuición. Si
hay algún problema, dicen, no está en la ciencia, sino en la ley que permite a los abogados
selección científica del litigantes usar recusaciones sin causa para excluir jurados que obviamente no están ses-
jurado Método de selección de gados. En respuesta, los críticos argumentan que la selección científica de jurados inclina
jurados mediante encuestas, las cuales la balanza de la justicia en favor de los clientes acaudalados que pueden costear el servi-
producen correlaciones entre medidas cio, un resultado que ensancha aún más la brecha socioeconómica que existe dentro de
demográficas y actitudes relevantes los tribunales. Por tanto, Neil y Dorit Kressel (2002), autores de Stack and Sway: The New
para el juicio. Science of Jury Consulting (Juntar e influir: la nueva ciencia de la consultoría de jurados),

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Toma de decisión del jurado 509

argumentan que las recusaciones sin causa, que permiten a los abogados y sus consulto-
res eliminar a jurados que no están abiertamente sesgados, deben abolirse.

Jurados en blanco y negro: ¿la etnia importa? ¿En qué medida la etnia del
jurado colorea su toma de decisiones? La investigación sugiere que no hay respuesta
simple. En un estudio, Norbert Kerr y colaboradores (1995) pusieron a prueba la hipóte-
sis más intuitiva de todas, que los jurados favorecen a los acusados que son similares a
ellos mismos. Presentaron a grupos de raza mixta con un caso fuerte o débil que involu-
craba un acusado o afroamericano o caucásico. Descubrieron que cuando la evidencia
era débil, los participantes eran más indulgentes en su veredicto hacia el acusado del
mismo grupo étnico. Sin embargo, cuando la evidencia era fuerte, eran más duros contra
ese mismo acusado, como si se distanciaran de su mal comportamiento.
En un segundo estudio, Sommers y Ellsworth (2001) pusieron a prueba la noción
popular de que los jurados mostrarán preferecia por otros de su mismo grupo étnico
cuando un crimen involucra la raza, como cuando es un crimen motivado por odio
o cuando los abogados “juegan la carta étnica” en argumentos ante el jurado. Sin
embargo, descubrieron el patrón opuesto. Cuando la etnia no era un tema que “estu-
viera en el radar”, los jurados blancos predeciblemente trataban al acusado de manera
más favorable cando era caucásico que cuando era afroamericano. No obstante, cuando
la etnia se constituía como tema prominente en un juicio, los jurados caucásicos se
echaban hacia atrás para no parecer prejuiciosos y no discriminar. Otra investigación
muestra que los jurados a veces pueden estar motivados para observar tendencias racis-
tas en ellos mismos, lo que los conduce a procesar la información del juicio de manera
incluso más cuidadosa cuando un acusado es afroamericano
que cuando es caucásico (Sargent y Bradfield, 2004). l FIGURA 12.6
El potencial para que los jurados individuales muestren Efectos de la diversidad étnica sobre el jurado
sesgo racial también puede depender de la composición del
Jurados simulados de seis personas miraron el juicio de un
jurado con quien esperan deliberar. En un tribunal ubicado en acusado afroamericano en grupos que eran homogéneos (todos
Ann Arbor, Michigan, Sommers (2006) mostró un resumen de caucásicos) o diversos (cuatro caucásicos, dos afroamericanos).
Court TV de un juicio por asalto sexual en el que el acusado era En algunos casos, el tema de la etnia se elevó durante el
voir dire; en otros, no se hizo así. De cualquier forma, los
un afroamericano. Un total de 200 residentes locales participa-
jurados caucásicos en los grupos homogéneos tuvieron más
ron en 29 jurados simulados de seis personas después de un voir probabilidad de votar culpable que lo jurados caucásicos en los
dire que hicieron o no de la raza un tema de conflicto. A final grupos diversos quienes, a su vez, tuvieron más probabilidad
de cuentas, los jurados estaban conformados sólo por caucási- de votar culpable que los jurados afroamericanos en los grupos
cos o por cuatro caucásicos y dos afroamericanos. Después del diversos. Parece que los jurados individuales fueron influidos en
sus decisiones por la composición étnica de sus grupos.
resumen videograbado del juicio, pero antes de que los grupos Sommers, 2006. © Cengage Learning
deliberaran, a cada jurado se le pidió indicar su preferencia de
veredicto. Observe la l figura 12.6 y verá que los jurados fue- 70
de culpabilidad

ron influidos por la composición étnica de sus grupos como


un todo. En los grupos diversos, 34% de los jurados caucási- 60
cos votaron culpable en comparación con 23% de los jurados
50
afroamericanos, una diferencia pequeña. Sin embargo, en los
votosVotes

grupos de todos caucásicos, 51% de los jurados votaron culpa-


40
ble, lo que representa un salto significativo en comparación con
deGuilty

los blancos y negros en los grupos más diversos. 30


Porcentaje %

Calificación para la muerte El 21 de septiembre de 2011, 20


Troy Davis, de 43 años de edad, fue ejecutado con inyección letal
por el asesinato en 1989 del oficial de policía en servicio Mark 10
MacPhail en Savannah, Georgia. Davis fue sentenciado en un
juicio basado en varios testigos e informantes que dijeron haber 0
escuchado su confesión. Sin embargo, al paso de los años muchos Etnia relevante
Race-Relevant Etnia neutral
Race-Neutral
testigos se retractaron y dijeron que fueron presionados para dar Condición voir dire
Voir Dire Condition
su testimonio. Nueva evidencia pareció implicar a alguien más. Afroamericanos en grupos diversos
Blacks in diverse groups
Los tribunales no estaban convencidos. Cualquiera que hubiera
Whites in diverse
Caucásicos groupsdiversos
en grupos
sido la verdad, la ejecución de Davis fue muy controvertida y Caucásicos en grupos de sólo blancos
Whites in All-White groups
produjo protestas y críticas en todo el mundo. En sus palabras

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510 Capítulo 12 Derecho

finales al morir, Davis sostuvo su inocencia: “Bueno, antes que todo quiero dirigirme
a la familia MacPhail. Me gustaría que supieran, a pesar de la situación... sé que todos
ustedes todavía están convencidos de que soy la persona que mató a su padre, su hijo y
su hermano, pero soy inocente”.
A lo largo de los años, la pena de muerte ha estimulado un acalorado debate público
en Estados Unidos (Bedau y Cassell, 2004). Piense en ello: si tuviera que sentenciar a
alguien a morir, ¿podría hacerlo? No todos responden esta pregunta de la misma forma.
Sin embargo, su respuesta podría significar la diferencia entre la vida y la muerte de un
acusado sentenciado por asesinato. En la actualidad, la mayoría de los estados de Esta-
dos Unidos permiten la pena capital. Entre los que lo permiten, el jurado decide no sólo el
veredicto, sino también la sentencia. En estos casos, no es de sorprender que las decisio-
nes de sentencia estén influidas no sólo por los hechos de un caso específico, sino tam-
bién por las actitudes generales de los jurados hacia la pena de muerte. Kevin O’Neil y sus
colegas (2004) descubrieron que estas actitudes están compuestas de varias creencias,
como las que se refieren a la legitimidad de la retribución y la venganza (“hay algunos
asesinos cuya muerte me daría una sensación de satisfacción personal”), disuasión (“la
pena de muerte hace que los criminales piensen
dos veces antes de cometer asesinato”) y costo
(“ejecutar a un asesino es menos costoso que
mantenerlo en prisión por el resto de su vida”).
Monica Miller y David Hayward (2008) descu-
brieron que las personas que favorecen la pena
de muerte tienen más probabilidad de mante-
ner visiones religiosas fundamentalistas y una
AP Photo/Hyosub Shin, Atlanta Journal Constitution

creencia en la interpretación literal de la Biblia.


Brooke Butler y Gary Moran (2007) encontra-
ron que las personas que favorecen la pena de
muerte también tienden a albergar creencias
autoritarias y la creencia de que el mundo sólo
es un lugar en el que los individuos consiguen lo
que merecen y merecen lo que tienen..
En casos que involucran crímenes castiga-
dos con la muerte y en los que el jurado toma
ambas decisiones, por lo general se usa una
práctica especial de selección de jurado lla-
El 21 de septiembre de 2011, Troy Davis mada calificación para la muerte. Mediante
fue ejecutado por el asesinato en 1989 ésta los jueces pueden excluir a todos los potenciales jurados que manifiesten su rechazo
de un oficial de policía de Georgia. Davis a votar por la pena de muerte. Éstos se excluyen durante todo el juicio. Para garanti-
fue sentenciado con base en testigos e
informantes que dijeron haber escuchado zar que las decisiones de la sentencia no están sesgadas, tiene sentido excluir a quienes
su confesión. Nueva evidencia posterior admiten ser de mente cerrada. Pero, ¿esta misma práctica de selección inclina la balanza
proyectó dudas sobre su culpabilidad, hacia el fiscal cuando se trata del veredicto? En otras palabras: ¿los jurados calificados
lo que condujo a que apoyadores de
Davis y oponentes a la pena de muerte
para la muerte favorecen la condena?
protestaran su ejecución. En Estados En una serie de estudios, Phoebe Ellsworth, Craig Haney y otros examinaron esta
Unidos la pena de muerte es tanto pregunta. Sus resultados mostraron que, comparados con las personas que se oponen a
permisible como una fuente recurrente de
controversia.
la pena de muerte, quienes la apoyan se preocupan más por la acusación en varios temas.
Por ejemplo, se preocupan más por el crimen, confían más en la policía, son más escép-
ticos acerca de los abogados defensores y son menos tolerantes de los procedimientos
que están diseñados para proteger al acusado (Fitzgerald y Ellsworth, 1984; Haney et
al., 1994). Cuando se trata de los veredictos, la diferencia puede ser sustancial. En un
estudio, 288 personas miraron la grabación de un juicio por asesinato y luego participa-
calificación para la muerte ron en jurados simulados. Los resultados mostraron que los jurados que dijeron estar
Procedimiento de selección de jurado
dispuestos a imponer la pena de muerte tuvieron más probabilidad de votar la culpabi-
usado en casos capitales que permiten
lidad tanto antes como después de deliberar que quienes habrían sido excluidos por su
a los jueces excluir a los potenciales
jurados que se niegan a votar por la
rechazo a imponer una sentencia de muerte (Cowan et al., 1984).
pena de muerte. Resultados similares se han encontrado en estudios de jurados reales (Moran y Com-
fort, 1986). De hecho, Haney (1984) descubrió que el hecho de que los jurados escuchen

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Toma de decisión del jurado 511

las preguntas voir dire de calificación para la muerte produce sesgos por-
que dichas preguntas presumen la culpabilidad del acusado y comunican a
los potenciales jurados que los tribunales consideran la muerte como una
forma deseable de castigo. En sus estudios, incluso los jurados simulados
seleccionados al azar tuvieron más probabilidad de votar por la condena,
y por la pena de muerte, cuando se expusieron a tales preguntas durante el
voir dire que cuando no estuvieron expuestos.
Conforme la evidencia de investigación aumenta, los tribunales esta-
dounidenses tienen que enfrentar una posibilidad que da qué pensar.
¿Cientos de prisioneros en el corredor de la muerte fueron juzgados por
jurados que estaban sesgados contra ellos? En el caso de Lockhart v. McCree
(1986), la Corte Suprema de Estados Unidos consideró el tema. Para ayudar
a informar a la Corte, la Asociación Psicológica Estadounidense envió una
exhaustiva revisión de la literatura (Bersoff y Ogden, 1987), pero fue inútil.
En una opinión que decepcionó a muchos psicólogos sociales, la Corte
rechazó la investigación y dictaminó que la calificación para la muerte no

Copyright Fabricuius & Taylor/StockMedia.com


viola el derecho de un acusado a un juicio justo.
¿Los hallazgos de investigación de los psicólogos sociales debieron
persuadir a la Corte Suprema? Algunos dicen que sí (Ellsworth, 1991); otros
dicen que no (Elliott, 1991). En cualquier caso, ahora es importante diseñar
métodos alternativos, no prejuiciosos, que puedan emplearse para selec-
cionar jurados que tomen parte en juicios de pena capital. Por ejemplo, la
investigación muestra que muchas personas que serían excluidas debido a
su oposición general a la pena capital también admiten que habrían consi-
derado la pena de muerte para acusados específicos encontrados culpables
de cometer actos atroces de violencia, lo que sugiere que tal vez estos indi-
A nivel mundial, los métodos
viduos no debieran ser removidos del jurado (Cox y Tanford, 1989). Este más comunes de ejecución son
tema sigue despertando interés y preocupación entre los psicólogos sociales (Costanzo, por ahorcamiento, fusilamiento y
1997). Es especialmente relevante en estos días que a la luz de revelaciones aleccionado- decapitación. En Estados Unidos, los
métodos más comúnmente usados son
ras producidas por pruebas de ADN se demuestra que numerosos prisioneros, incluidos electrocución, inyección letal y gas
muchos en el corredor de la muerte, no cometieron los crímenes por los que se les sen- venenoso, como el que se administra en
tenció (Baumgartner et al., 2008). esta cámara de gas. Para más información

>
acerca de la pena de muerte, como
la lista actualizada de internos en el
corredor de la muerte, visite http://www.
El juicio en la sala de un juzgado deathpenaltyinfo.org/home.

Una vez seleccionado el jurado, comienza oficialmente el juicio y cobra vida la


evidencia recopilada. La evidencia producida en el tribunal puede variar muchí-

The New Yorker Collection 2000 Peter Steiner from cartoonbank.com. Todos los derechos reservados.
simo, desde testimonio de testigos, informantes y confesiones, hasta ADN y otro
tipo de evidencia física, pruebas médicas, muestras de escritura, diarios, hue-
llas digitales, fotografías y documentos bancarios. El juicio es un evento bien
orquestado. Los abogados de los dos lados hacen alegatos de apertura. Luego
los testigos responden preguntas bajo juramento. Los abogados hacen alegatos
de cierre. El juez instruye al jurado. Sin embargo, en esta empresa totalmente
humana hay muchos problemas: la evidencia puede no ser precisa o confia-
ble, los jurados pueden albergar ideas equivocadas o sesgos a partir de factores
extraños, las instrucciones de los jueces pueden caer en oídos sordos y el pro-
ceso de deliberación puede hacer que algunos jurados voten por un veredicto
que contradice sus creencias. La psicología social de la toma de decisiones del
jurado está involucrada y es fascinante (vea Bornstein y Greene, 2011; Lieber-
man y Krauss, 2009; Vidmar y Hans, 2007). En esta sección se identifican algu-
nos de los problemas y posibles soluciones.
A través de los años, los psicólogos y otros científicos sociales han
buscado evaluar la competencia de los jurados para alcanzar veredictos
“Pregunta el juez si podemos encontrar al
precisos. En The American Jury (El jurado estadounidense), Henry Kalven
acusado inocente y aun así ejecutarlo.”
y Hans Zeisel (1966) entrevistaron a 550 jueces que presidieron más de

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512 Capítulo 12 Derecho

3576 juicios criminales con jurado en todo el país. Mientras cada jurado deliberaba, a
los jueces se les pidió indicar cuál sería el veredicto. Una comparación de sus respuestas
con los veredictos reales del jurado reveló que jueces y jurados estaban de acuerdo en un
veredicto en 78% de los casos (en un estudio separado de casos civiles, que suelen invo-
lucrar disputas acerca de dinero, también se observó una tasa de acuerdo de 78%). Entre
22% de los casos en que hubo desacuerdo, se debió a que el jurado votó por absolver a un
acusado que los jueces percibieron como culpable. Este último resultado sugiere que los
jurados son más indulgentes que los jueces.
¿Los jurados son competentes, objetivos y precisos en sus veredictos? No hay una
forma sencilla para responder esta pregunta. Como regla general, la investigación ha
mostrado que los jurados son sólidos tomadores de decisiones, incluso en casos que con-
tienen evidencia compleja, y que los veredictos de los jurados se basan principalmente
en la fuerza de la evidencia presentada en el juicio (Diamond y Rose, 2005; Eisenberg et
al., 2005; Hans et al., 2011). Sin embargo, como se vio antes, los jurados tienden a aceptar
las identificaciones y confesiones de los testigos, con frecuencia sin suficiente escruti-
nio o preocupación acerca de las situaciones y formas en que se tomaron estos tipos de
evidencias. Para ayudar a informar a los jurados en estos casos, en ocasiones testifican
psicólogos como testigos expertos (Cuttler y Kovera, 2011).

Influencias no probatorias Un juicio es un evento bien orquestado que sigue reglas


estrictas de evidencias y procedimientos. La meta es asegurar que los jurados basen sus
veredictos exclusivamente en la evidencia y testimonio presentados en el tribunal, no
en rumores, historias noticiosas, la apariencia física del acusado y otra información. La
pregunta es: ¿en qué medida se logra la meta y en qué medida los veredictos de los jura-
dos están empañados por influencias no probatorias? Antes de que Amanda Knox fuera
juzgada por asesinato en Perugia, Italia, en 2007, los periódicos y medios sociales, no
sólo en Italia, sino en Estados Unidos, Gran Bretaña y otras partes del mundo, estuvieron
saturados con historias acerca de Knox, su pasado, su novio italiano, su supuesta confe-
sión y testigos que afirmaron haberla visto cerca de la escena del crimen. Para cuando
Knox fue a juicio, su jurado ya estaba expuesto a una buena cantidad de información que
no era evidencia.
Muchos casos de alto perfil llegan a los periódicos y otros medios masivos de comu-
nicación mucho antes de aparecer en la corte. En estas instancias, el sistema legal lucha
con este dilema: ¿la exposición a las historias noticiosas previas al juicio corrompen al
grupo de potenciales jurados? Encuestas de opinión pública muestran de manera con-
sistente que mientras más gente conozca algo del caso, más probabilidad tienen de
considerar culpable al acusado, aun cuando afirmen ser imparciales (Kovera, 2002;
Moran y Cutler, 1991). No hay nada misterioso acerca de este resultado. La información
en los reportes noticiosos por lo general proviene de la policía o de la oficina del fiscal
de distrito, de modo que suele revelar hechos desfavorables para la defensa. La pregunta
es si estos reportes tienen impacto sobre los jurados que escucharán la evidencia en el
tribunal y deliberarán para lograr un veredicto.
Para examinar los efectos de la publicidad previa al juicio, Geoffrey Kramer y sus cole-
gas (1990) reprodujeron una escenificación videograbada de un juicio por asalto a mano
armada ante cientos de personas que participaron en 108 jurados simulados. Antes de
mirar la cinta, los participantes fueron expuestos a fragmentos noticiosos acerca del caso.
Algunos leyeron material noticioso que era neutro. Otros leyeron información que era
incriminatoria (por ejemplo, que revelaba que el acusado tenía un historial previo o que
implicaba al acusado en un accidente de atropellamiento y fuga en el que había muerto
un niño). Aun cuando a los participantes se les instruyó a basar sus decisiones exclusiva-
mente en la evidencia, la publicidad previa al juicio tuvo un notable efecto. Entre quienes se
expusieron a material neutro, 33% votó culpable después de deliberar en un jurado. Entre
quienes se expusieron al material prejuicioso, esa cifra aumentó a 48%. Lo que es peor, ni

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Toma de decisión del jurado 513

jueces ni abogados defensores pudieron identificar en un voir dire simulado cuáles jura-
dos estaban sesgados por la publicidad. Como se muestra en la l figura 12.7, 48% de los
jurados cuestionados que fueron percibidos como imparciales —que dijeron no ser afec-
tados—votaron por la culpabilidad (Kerr et al., 1991).
La publicidad previa al juicio es potencialmente peli-
grosa en dos aspectos. Primero, con frecuencia divulga l FIGURA 12.7
información que más tarde no se permite en el registro del Efectos contaminantes de la publicidad previa al juicio
juicio. El segundo tiene que ver con los tiempos. Puesto En este estudio, los participantes expuestos a reportes noticiosos
prejuiciosos o neutros acerca de un acusado vieron un juicio grabado
que muchas historias noticiosas preceden al juicio real, los en video y votaron antes y después de participar en la deliberación
jurados aprenden ciertos hechos incluso antes de entrar al de un jurado simulado. Como se muestra, la publicidad previa al
tribunal. A partir de lo que se conoce acerca del poder de juicio aumentó la tasa de condena tanto antes como después de
la deliberación, incluso entre los participantes percibidos como
las primeras impresiones, las implicaciones son claras. Si
imparciales por jueces y abogados.
los jurados reciben de las noticias información prejuiciosa Tomado de Kerr, M. I., Kramer G. P., Carrol, J. S. y Alfinin, J. J., “On the effectiveness
acerca de un acusado antes del juicio, ésta distorsionará la of voir dire in criminal cases with prejudicial pretrial publicity: An empirical study”, en
American University Law Review, vol. 40 (pp. 665-701). Copyright © 1982 American
forma en que interpretan los hechos del caso (Hope et al., University Law Review. Reimpreso con permiso.
2004). De hecho, un análisis de deliberaciones de jurados
simulados grabadas en secreto mostró que la exposición a la 60
publicidad previa al juicio manchó por completo sus discu-

de culpabilidad
siones del acusado y la evidencia, a pesar de la advertencia
del juez para desechar dicha información (Ruva y LeVasseur, 50

votes
2012). Así que, ¿hay solución? Dado que los efectos de sesgo
persisten a pesar de las prácticas de selección del jurado, la of guilty
presentación de evidencia dura, palabras de advertencia del 40
de votos

juez y deliberaciones abiertas del jurado, la justicia puede


Percentage

demandar que los casos muy publicitados se pospongan o


que sus juicios se muden a comunidades menos informadas
Porcentaje

30
(Steblay et al., 1999; Studebaker y Penrod, 1997).
¿Es posible que los jurados estén influidos por publi-
cidad previa al juicio de una naturaleza más general que
no esté relacionada con su caso específico? Acaso el lector
Antes de la
Before Después de la
After
haya visto la popular serie de televisión CSI (que significa deliberación deliberación
deliberation deliberation
crime scene investigation: investigación de la escena del cri-
men), que se enfoca en los procesos mediante los cuales los Jurados con publicidad
Neutral-publicity jurorsneutra
investigadores policiacos recolectan y analizan huellas digi- Prejudicial-publicity
Jurados con publicidadjurors
prejuiciosa
tales, fluidos corporales y otros tipos de evidencia forense Prejudicial-publicity
Jurados con publicidadjurors who "passed"
prejuiciosa the voir
que “pasaron” dire
el voir dire
(la original se desarrolla en Las Vegas; series derivadas se
desarrollaron más tarde en Miami y Nueva York). Muchos
comentadores legales especulan que la exposición pública a este programa esté influ-
yendo en los veredictos de los jurados; llaman a esto el “efecto CSI”. El temor es que
los programas de televisión conduzcan a los jurados a tener expectativas irrealmente
elevadas que les hagan votar con precaución por la absolución, porque encuentren insu-
ficiente la evidencia real para apoyar un veredicto de culpabilidad. Si es cierto, entonces
el efecto CSI representaría un tipo especial de publicidad previa al juicio potencialmente
influyente en toda la población de jurados. Sin embargo, Tom Tyler (2006a) apunta con
rapidez que, aunque la hipótesis es plausible, en la actualidad no hay evidencia dura para
apoyarla. Tal como los jurados son sesgados por las historias noticiosas, en ocasiones
reciben información extralegal dentro del cuerpo del juicio mismo. Si un testigo revela
rumores que no se consideran confiables o deja escapar algo acerca del pasado del acu-
sado que los tribunales consideran prejuicioso (en cualquier caso, información que se
supone no debe escuchar el jurado), ¿entonces qué? Lo que ocurre a continuación, por lo
general, es que el abogado opositor objetará y el juez confirmará la objeción y le pedirá al
jurado desechar la revelación.
Si algo parece mal con esta serie de sucesos, usted debe saber que es un guión que
se repite muchas veces en los tribunales. Pero, ¿las personas realmente pueden eliminar

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514 Capítulo 12 Derecho

información de sus mentes de la forma


en que los reporteros de la corte pue-
den quitarla del registro? ¿Los miem-
bros del jurado pueden resistir al fruto
prohibido del testimonio inadmisible?
Aunque el sentido común sugiere que
no pueden hacerlo, la investigación es
mixta. En un estudio, un grupo de jura-
dos simulados leyó acerca de un caso
de asesinato basado en evidencia tan
débil que ni un solo jurado votó culpa-
ble. Un segundo grupo leyó el mismo
caso, excepto que la fiscalía introdujo
Sonja Flemming/CBS via Getty Images

una grabación de audio obtenida en


forma ilegal de una llamada telefónica
hecha por el acusado: “Por fin tengo el
dinero para pagarte... Cuando leas los
periódicos mañana, sabrás a qué me
CSI: refiero”. La defensa argumentó que
New York es la cinta ilegal no debía ser admisible,
un popular programa
de televisión acerca de pero el juez no estuvo de acuerdo. En
investigadores policiacos que este punto, la tasa de condena aumentó a 26%. En un tercer grupo, como en el segundo,
usan ciencia para analizar evidencia. la cinta se presentó y la defensa objetó. Sin embargo, esta vez, el juez sostuvo la objeción
¿Este programa y otros similares
conducen a los jurados a establecer y dijo a los jurados que desecharan la cinta. El resultado: 35% votaron por la condena
expectativas irrealmente elevadas (Sue et al., 1973). Otros estudios también revelan que los jurados con frecuencia no son
de la evidencia, las cuales los hace disuadidos por las “instrucciones limitantes” (Steblay et al., 2006).
absolver a los criminales? Al menos
por ahora no hay evidencia para ¿Por qué las personas no siguen la orden de un juez de desechar evidencia inad-
apoyar esta hipótesis del misible? Existen muchas explicaciones posibles (Lieberman y Arndt, 2000). Imagine el
“efecto CSI”. lector que está en el estrado del jurado y tres razones se vuelven aparentes. Primera: la
instrucción agregada llama la atención hacia la información en controversia. Es como
si le piden no pensar en osos blancos. Como vio en el capítulo 3, intentar suprimir un
pensamiento específico aumenta su tendencia a entrometerse en la conciencia (Wegner,
1994). Una segunda razón es que la instrucción del juez para desechar, muy parecida a la
censura, restringe la libertad de toma de decisiones del jurado. Como resultado, puede
ser contraproducente al producir resistencia. De este modo, cuando un juez enfatiza la
regla para prohibir a los jurados el uso de la información (“no tienen más opción que des-
echarla”), se vuelve incluso más probable que la usen (Wolf y Montgomery, 1977). La ter-
cera razón es la más fácil de entender. Los jurados quieren llegar a la decisión correcta. Si
tropiezan con información relevante, querrán usarla, ya sea que satisfaga o no las reglas
técnicas de la ley.
Para poner a prueba esta tercera hipótesis, Kassin y Sommers (1997) hicieron que
jurados simulados leyeran una transcripción de un juicio de doble asesinato que se basó
en evidencia débil, lo que condujo a que sólo 24% votaran culpable. Otros tres grupos
leyeron el mismo caso, excepto que la evidencia del estado incluyó una conversación
telefónica grabada en la que el acusado confesó a un amigo. En todos los casos, el abo-
gado defensor objetó la revelación. Cuando el juez ordenó admitir la cinta como eviden-
cia, la tasa de condena aumentó considerablemente, a 79%. Pero cuando el juez excluyó
la cinta e instruyó a los jurados a desecharla, su reacción dependió de la razón por la
que se excluyó la cinta. Cuando se les pidió desechar la cinta porque apenas era audible
y no podía ser confiable, los participantes borraron mentalmente la información, como
debían, y entregaron la misma tasa de condena de 24%, como en el grupo de control sin
cinta. Pero cuando se les pidió desechar el artículo porque se obtuvo de manera ilegal,
55% votaron culpable. A pesar de la advertencia del juez, estos últimos participantes no
estaban dispuestos a ignorar, por un tecnicismo legal, un testimonio que consideraron
muy relevante.

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Toma de decisión del jurado 515

Estudios adicionales indican que los jurados en esta situación pueden acatar la ins-
trucción de un juez para desechar cuando el tecnicismo involucra una violación seria de
los derechos del acusado (Fleming et al., 1999) y que el proceso de deliberación aumenta
la conformidad, lo que minimiza el sesgo (London y Núñez, 2000).

Las instrucciones del juez Uno de los rituales más importantes en cualquier juicio
son las instrucciones del juez al jurado. Es a través de éstas que los jurados se educan acerca
de conceptos legales relevantes, se informan de las opciones del veredicto, se les conmina
a desechar factores extralegales y se les aconseja acerca de cómo llevar a cabo sus delibera-
ciones. Para hacer que los veredictos se adhieran a la ley, se supone que los jurados acatan
estas instrucciones. La tarea parece suficientemente simple, pero existen problemas.
Para comenzar, la competencia intelectual del jurado se ha puesto en cuestiona-
miento. Durante años, los tribunales han dudado de si los jurados entienden sus instruc-
ciones. Un juez escéptico lo puso francamente cuando dijo que “estas palabras también
pueden estar habladas en una lengua extranjera” (Frank, 1949, p. 181). Pudo estar en
lo correcto. Cuando las instrucciones reales se ponen a prueba con jurados simulados
comunitarios, los resultados revelan altos niveles de mala interpretación, un serio pro-
blema a la luz del hecho de que los jurados parecen tener muchas preconcepciones
acerca de los crímenes y los requisitos de la ley.
El nivel de comprensión es incluso problemático cuando se trata de instrucciones
acerca de la pena de muerte que se requieren
en los casos capitales (Wiener et al., 1995)
y para estudiantes universitarios, así como
jurados ordinarios de la comunidad (Rose
y Ogloff, 2001). Sin embargo, existe razón
para la esperanza. La investigación muestra
que cuando instrucciones convencionales
(que tienen pobre estructura, son esotéri-

© Brian Bohannon–Booth News Service/Corbis Sygma


cas y están llenas de complejos términos
legales) se escriben en lenguaje llano, las
tasas de comprensión aumentan de manera
notable (Elwork et al., 1982; English y Sales,
1997). También es efectivo complementar
las instrucciones de un juez con diagra-
mas de flujo, animaciones en computado-
ra y otros auxiliares audiovisuales (Brewer
et al., 2004).
La falta de comprensión es una razón
por la cual las instrucciones de un juez pue-
den tener poco impacto. Pero existe una En este tribunal de Detroit, el doctor Jack
segunda razón: en ocasiones los jurados no están de acuerdo con la ley, y por tanto plan- Kevorkian fue juzgado por un suicidio
asistido. Aunque el suicidio asistido por
tean el controvertido tema de la anulación del jurado. Puesto que los jurados deliberan un médico es ilegal en Michigan, el jurado
en privado, pueden elegir desechar, o “anular”, las instrucciones del juez. Las páginas en este caso “anuló” la ley en favor de
de la historia están llenas de ejemplos conmovedores. Considere el caso de alguien juz- sus propias concepciones de justicia y
votó no culpable. Sin embargo, a la larga
gado por eutanasia, o “muerte piadosa”. Por ley, es asesinato. Pero para el acusado puede Kevorkian fue sentenciado y enviado a
ser un acto noble en favor de un ser amado. Enfrentados con este tipo de conflicto, un prisión.
explosivo tema moral sobre el cual la opinión pública está marcadamente dividida, los
jurados con frecuencia evalúan el tema en términos humanos, usan sus propias nociones
de justicia de sentido común y votan por la absolución a pesar de la ley (Finkel, 1995;
Horowitz y Willging, 1991; Niedermeier et al., 1999). Esta tendencia a la anulación es
particularmente probable que ocurra cuando a los jurados que no están de acuerdo con
anulación del jurado Poder del jurado
la ley se les habla de su derecho a anularla (Meissner et al., 2003). En estos casos, la inves-
para desechar, o “anular”, la ley cuando
tigación sugiere la posibilidad de que una instrucción de anulación pueda desencadenar está en conflicto con concepciones
una forma de “caos”, el cual libera a los jurados para seguir sus emociones en un caso con personales de la justicia.
carga emocional (Horowitz et al., 2006).

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516 Capítulo 12 Derecho

La anulación del jurado es lo que ocurre en casos pertenecientes al suicidio asistido


por médicos, como los practicados por el finado Jack Kevorkian, un patólogo. Durante
la década de 1990, Kevorkian dirigió más de 130 muertes. Fue juzgado por asesinato por
tres de estos incidentes, y los jurados, simpatizantes con su apuro, practicaron la anu-
lación y lo absolvieron. Luego inyectó una dosis letal de drogas a un hombre con una
enfermedad terminal, grabó la muerte, entregó la cinta a CBS News y de nuevo desafió
a las autoridades para que lo llevaran a juicio. Lo hicieron, y en 1999, después de retar a
la ley en las formas más atrevidas, Kevorkian fue encontrado culpable. Fue el prisionero
número 284797 en una prisión estatal de Michigan, hasta que fue liberado bajo palabra
en junio de 2007. Murió cuatro años después, a la edad de 83 años.

> Deliberaciones del jurado


Quienquiera que haya visto la película original de 1957, Twelve Angry Men (Doce hombres
en pugna), pueden apreciar cuán coloridas y apasionadas pueden ser las deliberaciones
de un jurado. Esta película clásica abre con un jurado ansioso por condenar a un hombre
joven por asesinato, sin duda alguna. El grupo selecciona a un presidente y realizan una
votación a mano alzada. El resultado es una mayoría de 11 a 1, siendo el actor Henry
Fonda el único inconforme. Después de muchos momentos tensos, Fonda logra conven-
cer a sus pares y el jurado vota de manera unánime por la absolución.
Con frecuencia se dice que el único poder del jurado surge de la sabiduría que
emerge cuando los individuos se conjuntan en privado como un grupo. ¿Esta suposición
está justificada? Twelve Angry Men es una obra de ficción, ¿pero presenta de manera rea-
lista lo que se transpira en la sala del jurado? ¿Y en qué forma el sistema legal influye en
la dinámica del grupo? Al entrevistar a jurados después de juicios y reclutar gente para
participar en jurados simulados, con la subsecuente grabación de sus deliberaciones,
los investigadores han aprendido muchas cosas acerca de cómo los jurados toman sus
En la película clásica Twelve Angry Men, decisiones.
Henry Fonda interpreta a un jurado cuyo
voto solitario convierte los 11 votos
de culpabilidad de sus pares en votos Con frecuencia se supone que el presidente es el líder En teoría, todos los
por la absolución. En ocasiones la vida
imita al arte; en este caso, no lo hace. La jurados son creados igual. Sin embargo, en la práctica tienden a desarrollarse jerarquías
investigación muestra que las mayorías en dominantes. Como en otros grupos en los que se toman decisiones, unos cuantos indivi-
el primer voto del jurado por lo general duos dirigen la discusión mientras otros se unen en un ritmo más bajo o miran desde los
prevalecen en el veredicto final.
lados, y sólo hablan para emitir sus votos (Has-
tie et al., 1983). Es como si hubiera un jurado
dentro del jurado. La pregunta es: ¿qué tipo de
personas surgen como líderes?
Después de todo, él solicita los votos,
actúa como enlace entre el juez y el jurado, y
anuncia el veredicto en el tribunal. Parece una
posición de importancia, aunque el proceso
de selección es muy rápido y casual. Es inte-
resante que los resultados de la selección del
presidente sigan un patrón predecible (Stasser
et al., 1982). Por lo general, se eligen las perso-
nas con mayor estatus laboral o con experien-
cia previa en un jurado. Es interesante también
que el primer individuo que habla suele ser ele-
gido como presidente (Strodtbeck et al., 1957).
Y cuando los jurados deliberan alrededor de
The Everett Collection

una mesa rectangular, quienes se sientan en


las cabeceras tienen más probabilidad de ser
elegidos que quienes se sientan en medio (Bray
et al., 1978; Strodtbeck y Hook, 1961).

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Toma de decisión del jurado 517

Si el lector considera que tales desigualdades son inconvenientes, no tema, los pre-
sidentes pueden actuar como líderes nominales, pero no ejercen más que su parte justa
de influencia sobre el grupo. De hecho, aunque pasen más tiempo que otros jurados
hablando acerca de asuntos procedimentales, pasan menos tiempo expresando opinio-
nes acerca del veredicto (Hastie et al., 1983). Por ende, puede ser más preciso pensar
en el presidente no como el líder del jurado, sino como su moderador. En Twelve Angry
Men, el actor Martin Balsam, no Henry fonda, fue el presidente. También estuvo entre los
miembros menos influyentes del jurado.

La dinámica de la deliberación Si las paredes de la sala


de jurados pudieran hablar, dirían que el proceso de toma de l FIGURA 12.8
decisiones suele pasar por tres etapas (Hastie et al., 1983; Stas- Deliberaciones del jurado: el proceso
Los jurados pasan por varias tareas en la ruta hacia un veredicto.
ser et al., 1982). Como otros grupos para resolver problemas,
Comienzan por establecer y revisar el caso. Si todos los jurados
los jurados comienzan en un periodo de orientación relajado están de acuerdo, devuelven un veredicto. Si no lo están, siguen
durante el cual deben establecer una agenda, hablar en térmi- discutiendo el caso hasta que alcanzan un consenso. Si los no
nos abiertos, plantear preguntas y explorar los hechos. Des- colaboradores se rehúsan a votar con la mayoría, el jurado llega a
un punto muerto.
pués, una vez reveladas las diferencias (por lo general después
© Cengage Learning
de tomar el primer voto), se desarrollan facciones y el grupo se
desplaza abruptamente hacia un periodo de conflicto abierto. Comienza la
Deliberation
deliberaciónbegins
Con las líneas de batalla claramente trazadas, la discusión
adquiere un tono más enfocado y argumentativo. En conjunto,
los jurados escudriñan la evidencia, construyen historias para Selección de presidente
explicarla y discuten las instrucciones del juez (Pennington y Select a forepersonde
y establecimiento
and set an agenda
agenda
Hastie, 1992). Si todos los jurados están de acuerdo, devuel-
ven un veredicto. Si no lo están, la mayoría intenta lograr un
consenso al convertir a los no colaboradores mediante infor-
Discusión de evidencia,
mación y presión social. Si se logra unanimidad, el grupo entra Discuss the evidence,
argumentos,
en un periodo de reconciliación, durante el cual suaviza los arguments, instructions
instrucciones
conflictos y afirma su satisfacción con el resultado. Si los no
colaboradores siguen en desacuerdo, el jurado se declara en
desacuerdo. Este proceso se diagrama en la l figura 12.8.
Vote
Voto
Cuando se trata de los resultados de la toma de decisiones,
las deliberaciones siguen un curso predecible descubierto por
Kalven y Zeisel (1966). Al entrevistar a los miembros de 225
jurados, pudieron reconstruir cómo éstos se dividieron en su Necessary
¿Se alcanza Sí
Yes Devolución
Return
primer voto. De los 215 jurados que abrieron con una mayoría elconsensus
consenso de un
a verdict
veredicto
necesario?
reached?
inicial, 209 llegaron a un veredicto final consistente con dicho
primer voto. Este hallazgo, que más tarde fue reforzado por No
No
los resultados de estudios de jurados simulados (Kerr, 1981;
Stasser y Davis, 1981; vea la tabla 12.5), condujo a Kalven y ¿Avance
Progress Declaración
hacia No
No Declare
de a
Zeisel (1966) a concluir que “el proceso de deliberación puede toward
consenso? hung jury
desacuerdo
consensus?
equipararse bien con lo que el revelador hace con una película
expuesta: saca la imagen, pero el resultado está predetermi- Sí
Yes
nado” (p. 489). Si hace a un lado la heroicidad de Henry Fonda
en Twelve Angry Men, por lo general se puede predecir el vere-
dicto final al saber dónde estaban los jurados individuales la primera vez que votaron.
Los jurados no suelen estar más o menos sujetos al sesgo que los individuos que consti-
tuyen los grupos (Kerr et al., 1999). Por tanto, las “reglas de la mayoría” parecen describir
lo que ocurre no sólo en los jurados, sino en la mayoría de los otros grupos pequeños,
para tomar decisiones (Hastie y Kameda, 2005).
Existe una excepción a esta regla de “la mayoría gana” en la sala de jurados. En
los juicios criminales, la deliberación tiende a producir un sesgo de lenidad que
favorece al acusado. Si todos los demás factores permanecen iguales, es más proba- sesgo de lenidad Tendencia a que la
deliberación del jurado produzca una
ble que los jurados individuales voten culpable por cuenta propia que cuando están
inclinación hacia la absolución.
en grupo; también son más proclives a condenar antes de las deliberaciones que

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518 Capítulo 12 Derecho

después de ellas (MacCoun y Kerr, 1988). Observe de nuevo


TABLA 12.5 la tabla 12.5 y verá que los jurados que están igualmente
El camino hacia el acuerdo: de los votos individuales divididos en su voto inicial a final de cuentas son más pro-
al veredicto grupal clives a devolver veredictos de no culpabilidad. Tal vez sea
La investigación muestra cómo alcanzan un veredicto los jurados más fácil plantear una “duda razonable” en la mente de otras
simulados que comienzan con diferentes combinaciones de votos personas que borrar toda duda. En este aspecto, es intere-
iniciales. El lector puede ver que los resultados apoyan la regla de sante observar que, en su estudio clásico, como se describió
“la mayoría gana”. Pero observe también la evidencia para un sesgo
de lenidad: cuando el voto inicial está dividido, los jurados gravitan
antes, Kalven y Zeisel descubrieron que los jurados son más
hacia la absolución (Kerr, 1981, citado en Stasser et al., 1982). indulgentes que los jueces. Acaso este desacuerdo se deba,
en parte, al hecho de que los jurados deciden como grupos y
Votos iniciales los jueces lo hacen como individuos.
(culpable-no culpable) Veredicto final del jurado (%) Saber que la mayoría tiende a prevalecer no indica cómo
los jurados se administran para resolver los desacuerdos en
Condena Absolución Desacuerdo la ruta hacia un veredicto. A partir de los estudios de con-
6–0 100 0 0 formidad estudiados en el capítulo 7, se sabe que existen
5–1 78 7 16 dos posibilidades. En ocasiones la gente se conforma por-
4–2 44 26 30 que, mediante un proceso de influencia informativa, se les
3–3 9 51 40 persuade genuinamente con lo que otros dicen. En otras
2–4 4 79 17 ocasiones, la gente cede ante las presiones de la influencia
1–5 0 93 7
normativa, al cambiar su comportamiento abierto en la
dirección de la mayoría, aun cuando estén en desacuerdo
0–6 0 100 0
en privado. La justicia demanda que los jurados alcancen un
© Cengage Learning
consenso mediante un vigoroso intercambio de visiones e
información, no como resultado de presión social de mano
dura. ¿Pero así es como funciona? La investigación muestra que los jurados alcanzan la
unanimidad no por un proceso u otro, sino por una combinación de ambos (Kaplan y
Schersching, 1981). La investigación también muestra que ciertos factores pueden alte-
Por lo general, se puede rar el delicado equilibrio entre influencias informativas y normativas. Por ejemplo, la pre-
predecir el veredicto final sión social aumenta en los jurados que votan en voz alta mediante una lista pública o al
de un jurado al saber cuál alzar la mano (Davis et al., 1989) y en los jurados en punto muerto que son llamados de
es la postura de los jurados vuelta al tribunal y el juez les urge resolver sus diferencias (Smith y Kassin, 1993).
individuales la primera vez A lo largo de los años, la Corte Suprema de Estados Unidos abordó la dinámica de la
que votan.
V ERDADERO. toma de decisiones del jurado en dos formas. En las siguientes páginas se observan estos
temas importantes y lo que significan.

Tamaño del jurado: ¿cuán pequeño es pequeño? ¿Cuántas personas se requie-


ren para formar un jurado? Para conservar la tradición británica, 12 ha sido el número
mágico. Entonces, en el caso de Williams v. Florida (1970), el acusado fue condenado por
robo a mano armada por un jurado de seis miembros. Él apeló el veredicto ante la Corte
Suprema de Estados Unidos, pero perdió. Como resultado de este precedente, los tribu-
nales estadounidenses ahora permiten recortar los costos de los juicios al usar jurados
de seis personas en casos que no involucran la pena de muerte. No están permitidos
jurados que consisten de menos de seis (Ballew v. Georgia, 1978).
¿Cuál es el impacto de moverse de 12 a seis? La Corte Suprema abordó esta pregunta
como lo haría un psicólogo social. Buscó determinar si el cambio afectaría el proceso
de toma de decisiones. Por desgracia, la Corte malinterpretó la investigación disponible
de manera tan equivocada que Michael Saks (1974) concluyó que “no lograría una cali-
ficación aprobatoria en un curso de psicología de bachillerato” (p. 18). Considere si una
reducción en tamaño afecta la capacidad de quienes están en la minoría votante para
resistir las presiones normativas. La Corte Suprema no piensa que lo haría. Al citar los
estudios de conformidad de Asch (1956), la Corte argumentó que la resistencia de un
jurado individual depende del tamaño proporcional de la mayoría. ¿Pero esto es cierto?
¿El disidente solitario atrapado en una combinación 5 a 1 está tan aislado de la norma
del grupo como la minoría en una división 10 a 2? La Corte argumentó que estas divi-
siones 83% a 17% son psicológicamente idénticas. Pero espere. La investigación de Asch

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Toma de decisión del jurado 519

mostró exactamente lo opuesto: que la mera presencia de un solo aliado permite a los
disidentes mantener su independencia mejor que cualquier otra cosa.
La investigación muestra que el tamaño de un jurado también tiene otros efectos.
Michael Saks y Molli Marti (1997) realizaron un meta-análisis de estudios que involucran
15,000 jurados simulados que deliberaron en más de 2000 jurados de seis o 12 personas.
En general, descubrieron que los jurados más pequeños tenían menos probabilidad de
representar a los segmentos minoritarios de la población. También tuvieron más pro-
babilidad de alcanzar un veredicto unánime y a hacerlo mientras deliberaban durante
periodos más cortos. Incluso en los juicios civiles, en los que los jurados deben tomar
decisiones complejas acerca de cuánto dinero otorgar al demandante, los grupos de seis
personas emplean menos tiempo discutiendo el caso (Davis et al., 1997).

Veredictos menos que unánimes El tamaño del jurado no es todo lo que ha cam-
biado. En 1972, la Corte Suprema consideró si los estados podían aceptar veredictos de
jurado que no fueran unánimes. En una opinión, dos acusados fueron condenados por
veredictos de jurado que no fueron unánimes: uno por un voto de 11 a 1, el otro por 10
a 2 (Apodaca v. Oregon, 1972). En una segunda opinión, se determinó un veredicto de
culpabilidad por un margen de 9 a 3 (Johnson v. Louisiana, 1972). En ambas decisiones, la
Corte Suprema ratificó las condenas.
La Corte estuvo dividida en su visión de estos casos. Cinco jueces argumentaron
que una regla que permitía veredictos que no fueran unánimes no afectaría de manera
adversa al jurado; cuatro jueces consideraron que reduciría la intensidad de las deli-
beraciones y minaría el potencial de la influencia minoritaria. La tabla 12.6 presenta
estos puntos de visión en conflicto. ¿Cuál encuentra el lector más convincente? Ima-
gínese a sí mismo en un jurado que sólo necesita una mayoría de 9 a 3 para emitir un
veredicto. Comienza por sondear al grupo y des-
cubre que ya tiene los nueve votos necesarios. TABLA 12.6
¿Qué sigue? De acuerdo con un guión, el grupo Johnson v. Louisiana (1972): visiones contrastantes
sigue argumentando vigorosamente y con mente
“Observe las visiones contrastantes de la decisión de la Corte Suprema de Es-
abierta. De acuerdo con el escenario alternativo, tados Unidos para permitir los veredictos de jurados que no son unánimes. El
el grupo comienza a deliberar, pero los disidentes juez White escribió la opinión de la mayoría y el juez Douglas escribió el disenti-
rápidamente son hechos a un lado debido a que sus miento. La decisión se alcanzó por un voto de 5 a 4.”
votos no son necesarios. De nuevo, ¿cuál escenario
parece más realista? Juez White, por la mayoría
“No tenemos bases para creer que los jurados de mayoría, conscientes de su
Para responder esta pregunta, Reid Hastie y
responsabilidad y poder sobre la libertad del acusado, simplemente rechazarían
otros (1983) reclutaron a más de 800 personas del escuchar los argumentos que se les presentan en favor de la absolución, termina-
área de Boston para tomar parte en 69 jurados rían la discusión y emitirían un veredicto. Por el contrario, es mucho más proba-
simulados. Después de ver la escenificación de ble que un jurado que presenta argumentos razonados a favor de la absolución
pueda hacer que se responda su argumento o llevar consigo suficientes jurados
un juicio por asesinato, se instruyó a los grupos a
para evitar la condena. Una mayoría dejará la discusión y superará en votos a una
alcanzar un veredicto por márgenes de 12 a 0, 10 minoría sólo después que una discusión razonada haya dejado de tener efecto
a 2 u 8 a 4. Las diferencias fueron sorprendentes. persuasivo o no sirva a cualquier otro propósito; esto es, cuando una minoría
Comparados con jurados que necesitaban deci- sigue insistiendo en la absolución sin tener razones persuasivas que apoyen su
siones unánimes, los otros pasaron menos tiempo posición.”

discutiendo el caso y más tiempo votando. Des-


Juez Douglas, por la minoría
pués de alcanzar el número requerido de votos, “Los jurados no unánimes no necesitan debate ni deliberación tan plenamente
con frecuencia rechazaban a los no colaboradores, como la mayoría de los jurados unánimes. Tan pronto como se alcance la mayoría
terminaban la discusión y regresaban un veredicto. requerida, no se requiere mayor consideración o por Oregon o por Louisiana,
Después, los participantes en un jurado no uná- aun cuando los jurados disidentes puedan, si se les da oportunidad, convencer
a la mayoría... El esfuerzo colectivo para reunir el rompecabezas de la verdad
nime calificaban a sus pares como de mente más histórica... se recorta tan pronto como la mayoría requerida se alcanza en Ore-
cerrada y a ellos mismos como menos informados y gon y Louisiana... Se dice que no hay evidencia de que los jurados de mayoría se
menos seguros acerca del veredicto. Lo que es peor, rehusarán a escuchar a los disidentes cuyos votos no se necesiten para la con-
el equipo de Hastie vio en cintas de las delibera- dena. Sin embargo, la experiencia humana enseña que la conversación cortés y
académica no se sustituye con el argumento más serio y robusto necesario para
ciones que los jurados regidos por la mayoría con alcanzar la unanimidad.”
frecuencia adoptaban “un estilo más forzado, aco-
sador y persuasivo” (1983, p. 112). Después de que se © Cengage Learning

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520 Capítulo 12 Derecho

les permitió grabar en video a 50 jurados civiles no unánimes en Arizona, Shari Diamond
y sus colegas (2006) observaron igualmente que las minorías corteses en ocasiones eran
“marginadas” por las mayorías que tenían el poder para ignorarlas.
En la actualidad, sólo dos estados permiten veredictos menos que unánimes en los
juicios criminales. Un número sustancial lo hace así para casos civiles. Sin embargo, la
investigación muestra que este procedimiento debilita a los jurados que están en la mino-
ría votante, genera cerrazón mental, pone la discusión en cortocircuito y deja a muchos
jurados inseguros acerca de la decisión. Henry Fonda, hágase a un lado. El jurado llegó
a su veredicto.

Después del juicio: a prisión


y más allá
En Italia, Amanda Knox y su novio fueron sentenciados a 26 y 25 años de prisión, respec-
tivamente, después de ser condenados por el asesinato por el cual, a final de cuentas,
fueron encontrados inocentes. En contraste, Rudy Guede (el perpetrador que huyó de
Italia y cuyas huellas digitales, impresiones de calzado y ADN contaminaron la escena
del crimen) fue sentenciado a 30 años, pero dicha sentencia se redujo a 16 años después
de que él implicó a Knox y se disculpó por su papel en el crimen. Como ilustra este caso,
las decisiones de sentencia son juicios humanos de gran consecuencia. La pregunta es:

>
¿qué influye a estos juicios?

El proceso de sentencia
Los acusados que se encuentran no culpables tienen libertad para irse a casa. Sin
embargo, para quienes son condenados por delitos, al veredicto del jurado le sigue una
segunda decisión para determinar la naturaleza y medida de su castigo. Las decisiones
de sentencia por lo general las toman los jueces, no los jurados, y con frecuencia son
controvertidas. Una razón para la controversia es que muchas personas ven a los jueces
como demasiado indulgentes (Stalans y Diamond, 1990). Otra es que la gente no está
de acuerdo acerca de las metas a las que sirve el encarcelamiento. Para muchos jueces,
la meta de una sentencia de prisión es práctica: incapacitar a los ofensores y disuadir-
los de cometer crímenes futuros. Sin embargo, para muchos ciudadanos hay un motivo
más poderoso en operación: la retribución exacta, o venganza, contra el ofensor por su
fechoría. La investigación muestra que las personas son impulsadas por este motivo de
“merecimiento” y recomiendan sentencias de dureza creciente para crímenes de mayor
severidad, sin importar si se ve probable que el ofensor ataque de nuevo y tampoco si
tales sentencias disuaden la acción criminal o si cumplen otro propósito útil (Carlsmith
et al., 2002; Carlsmith, 2006; Darley et al., 2000; Darley y Pittman, 2003). Es interesante
que la investigación también demuestra que aunque las personas consideren que la
En 2011, la oficina de Estadísticas “dulce venganza” contra alguien que les hizo daño las hará sentirse mejor, en ocasiones
de Justicia del Departamento de tiene el efecto opuesto (Carlsmith et al., 2008).
Justicia de Estados Unidos reportó Los jueces también están en desacuerdo acerca de los temas relacionados con las
que el número de adultos esta- sentencias. Por tanto, una recurrente queja pública es que existe demasiada disparidad
dounidenses encarcelados era de en las sentencias, que los castigos para los crímenes no son consistentes de un juez a
2.27 millones. otro. Para documentar el problema, Anthony Partridge y William Eldridge (1974) reco-
pilaron conjuntos idénticos de archivos de 20 casos reales y los enviaron a 50 jueces
federales para que hicieran recomendaciones de sentencias. Descubrieron grandes dis-
paridades en las sentencias que los jueces dijeron que impondrían. Por ejemplo, en un
disparidad en las sentencias caso, los jueces leyeron acerca de un hombre que fue condenado por extorsión y evasión
Inconsistencia de las sentencias para la fiscal. Un juez recomendó una sentencia de prisión de tres años, mientras que otro reco-
misma ofensa de un juez a otro. mendó 20 años en prisión y una multa de 65 000 dólares. Es difícil creer que estos dos
jueces leyeran el mismo caso. Pero otros estudios han descubierto diferencias similares.

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Después del juicio: a prisión y más allá 521

Algunos jueces son inusualmente creativos en sus sentencias de criminales conde-


nados. Por ejemplo, un juez en Houston ordenó a un profesor de piano que molestó a dos
estudiantes donar su piano a una escuela local; un juez de Dakota del Sur sentenció a un
ladrón de ganado a palear estiércol durante una semana, y un juez de Florida ordenó a
conductores ebrios portar en su parachoques una pegatina que decía “Conductor ebrio
condenado” (Greene et al., 2007). En años recientes, el gobierno federal y muchos gobier-
nos estatales en Estados Unidos crearon lineamientos de sentencias para minimizar las
disparidades y ofrecer mayor consistencia en el proceso (Ruback y Wroblewski, 2001).
Aun así, las decisiones de sentencia pueden estar influidas por factores irrelevantes.
Por ejemplo, Birte Englich y otros (2006) plantearon la teoría de que los jueces estarían
influidos por el bien conocido “efecto de anclaje” —la tendencia a usar un estímulo como
“ancla”, o punto de referencia— al juzgar un segundo estímulo (Tversky y Kahneman,
1974). En una serie de estudios realizados en Alemania, estos investigadores presentaron
a profesionales de las leyes, principalmente jueces, materiales acerca de un caso crimi-
nal. Todos los participantes recibieron el mismo archivo, excepto que algunos sugerían
un número de sentencia bajo (1 año) y otros un número alto (3 años). Sin importar si el
número se presentaba como recomendación del fiscal, una pregunta de un periodista o
un lanzamiento de dados aleatorio, quienes se expusieron primero al punto ancla alto
asignaron sentencias más duras que quienes se expusieron al punto ancla más bajo.
Algunas influencias acerca de este proceso de toma de decisiones humano son
incluso más perturbadoras. Al combinar estadísticas de pena de muerte en Estados
Unidos, los investigadores descubrieron hace mucho que las decisiones de sentencia
están consistentemente sesgadas por el grupo étnico: si todo lo demás permanece igual,
los asesinos condenados tienen más probabilidad de ser sentenciados a muerte si son
afroamericanos o si la víctima es caucásica (Baldus et al., 1990). Informada por los estu-
dios del estereotipo racial descritos en el capítulo 5, Jennifer Eberhardt y sus colegas
(2006) revisaron algunos casos capitales que involucraban acusados afroamericanos,
esta vez buscando un efecto todavía más sutil. Para cada caso obtuvieron una fotogra-
fía del acusado e hicieron que estudiantes universitarios calificaran el grado en que su
apariencia se ajustaba al estereotipo afroamericano (por ejemplo, nariz ancha, labios
gruesos y piel oscura). Con estas calificaciones, descubrieron que cuando la víctima era
negra, la apariencia del acusado no se relacionaba con la sentencia. Sin embargo, cuando
la víctima era blanca, las probabilidades de pena de muerte eran predecibles por la apa-
riencia de negritud del acusado (24% entre el más alejado del estereotipo; 58% entre el
más cercano). Parece que hay tonos de negro que influyen en si jueces y jurados percibi-
rán a los acusados como “merecedores de la muerte”.

> La experiencia carcelaria


No es secreto que la población carcelaria en Estados Unidos creció al paso de los años,
que muchas prisiones están saturadas y que la situación empeoró como resultado de los
recientes lineamientos de sentencia más duros. Tampoco es secreto que la vida en pri-
sión puede ser cruel, violenta y degradante. El escenario es muy opresivo y reglamentado,
muchos guardias de prisión son abusivos y muchos internos caen en la desesperación
(Paulus, 1988). De hecho, muchos están perturbados psicológicamente y tienen nece-
sidad de tratamiento que no reciben (Kupers, 1999). Es claro que los prisioneros no son
representativos de la población como un todo. Sin embargo, es natural que los psicólogos
sociales se pregunten: ¿hay algo acerca de la situación en las prisiones que conduzca a
guardias y prisioneros a comportarse como lo hacen? ¿El resto de las personas reaccio-
naría de la misma forma?
Por razones éticas, es obvio que no pueden colocarse participantes de investi-
gación dentro de una prisión real. Por tanto, hace muchos años, un equipo de inves-
tigadores de la Universidad de Stanford hizo lo siguiente: construyeron una prisión
simulada en el sótano del edificio del departamento de psicología (Haney et al., 1973;
Haney y Zimbardo, 1998; Zimbardo et al., 1973). Constituida por celdas con barrotes de

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522 Capítulo 12 Derecho

hierro, un recinto para confinamiento en solitario y un área de recreación para guardias,


la instalación alojaba a 21 participantes, todos hombres sanos y estables entre las edades
de 17 y 30 años, que respondieron a un anuncio en el periódico que prometía 15 dólares
al día por un estudio de la vida en la prisión durante dos semanas. Mediante el lanza-
miento de una moneda, a la mitad de los participantes se les designó como guardias y a
la otra mitad se les convirtió en prisioneros. A ningún grupo se le dijo de manera especí-
fica cómo cumplir su papel.
El primer día, cada uno de los prisioneros participantes fue “arrestado” inesperada-
mente en su casa, se les tomaron fotografías de fichaje, huellas digitales y fueron condu-
cidos a una prisión simulada por oficiales del departamento de policía local. Después
fueron desnudados, auscultados y vestidos con camisolas holgadas con un número de
identificación, una media de nailon para cubrir su cabello y sandalias de hule. En el tobi-
llo de cada prisionero se colocó una cadena. Los guardias se vistieron con uniforme de
color caqui y se les proporcionaron porras, esposas, gafas reflectoras para el sol, llaves
y silbatos. Las reglas especificaban que los prisioneros debían llamarse por su número,
alinearse rutinariamente para ser contados, alimentados con tres comidas desabridas
y se les permitirían tres visitas supervisadas al día para ir al baño. El escenario estaba
montado. Faltaba por ver con cuánta seriedad tomarían los participantes sus papeles y
cómo reaccionarían entre ellos en este novedoso escenario.
Los acontecimientos de los primeros días fueron sorprendentes. Empapados con
una sensación de poder y autoridad, algunos guardias se volvieron cada vez más abusi-
vos. Hostigaban a los internos, los metían a la fuerza en celdas atestadas, los despertaban
durante la noche y los sujetaban a trabajos duros y confinamiento solitario. Estos guar-
dias eran particularmente crueles cuando pensaban que estaban solos con un prisio-
nero. Los prisioneros fueron rebeldes al principio, pero sus esfuerzos se encontraron con
represalias. Pronto todos se volvieron pasivos y desmoralizados. Después de 36 horas, los
experimentadores tuvieron que liberar a su primer prisionero, quien sufrió de depresión
aguda. En los días siguientes, otros prisioneros debieron ser liberados. Hacia el sexto día,
los que permanecían estaban tan impactados por la experiencia que el estudio debió ter-
minar. Es tranquilizador, si no notable, que después de una serie de sesiones de reporte,
los participantes parecieron no mostrar signos de estrés duradero.
Este estudio fue criticado de inmediato en los terrenos metodológicos y éticos (Banua-
zizi y Movahedi, 1975; Savin, 1973). Sin embargo, los resultados son fascinantes. Dentro de
un breve periodo, en condiciones relativamente leves y con un grupo de hombres no pro-
clives a la violencia, el estudio Stanford recreó algunos de los comportamientos de los pri-
sioneros y guardias que se encuentran realmente detrás de los muros de la prisión. Pero,
¿esto ocurriría hoy, en el siglo xxi? Para descubrirlo, los psicólogos sociales Steve Reicher
y Alex Haslam (2006) trabajaron en la primavera de 2002 con la British Broadcasting Cor-
poration, o BBC, para crear un especial de televisión del tipo survivor llamado El Experi-
mento, modelado con base en el estudio de Zimbardo. En cuatro episodios, el especial de
televisión reunió a 15 hombres, todos ellos seleccionados con cuidado, a quienes se les
advirtió que estarían expuestos a trabajos duros, y se les asignaron al azar los papeles de
prisionero y guardia. Determinados a establecer límites, supervisar los eventos de cerca
y adherirse a lineamientos éticos para la investigación con sujetos humanos, Haslam y
Reicher no recrearon por completo las condiciones del estudio original y tampoco obser-
varon el mismo tipo de brutalidad por parte de los guardias. En su visión, estos hallazgos
desafían la conclusión de que las personas normales pueden deshumanizarse por la mera
asignación de roles institucionales. También observaron que aunque el estudio de prisión
de Stanford demostró opresión y abuso de poder, también ofreció un vistazo a cómo los
miembros de los grupos de estatus bajo pueden formar una identidad compartida, lo que
proporciona una base para la psicología social de la resistencia (Haslam y Reicher, 2012).
Otra profunda pregunta que surgió acerca del estudio de prisión de Stanford, es la
misma pregunta que con frecuencia se plantea acerca de los experimentos de obediencia
de Milgram: ¿el comportamiento de los guardias reflejó el poder de la situación en la que
estaban, o fue sólo que los hombres que tomaron parte en el estudio eran proclives a la

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Después del juicio: a prisión y más allá 523

P. G. Zimbardo, Inc. Stanford, CA


P. G. Zimbardo, Inc. Stanford, CA
En este estudio de simulación del
comportamiento carcelario, los sujetos
fueron asignados al azar a papeles de
prisioneros o guardias. Oficiales de la
policía local arrestaron a los prisioneros,
quienes fueron llevados a una prisión
construida en la Universidad de Stanford.
Después de varios días, los guardias
asumieron roles crueles y autoritarios
que desmoralizaron a los prisioneros en
tal medida que el experimento debió
P. G. Zimbardo, Inc. Stanford, CA
terminarse.

violencia? Al buscar una respuesta a esta pregunta, Thomas Carnahan y Sam McFarland
(2007) publicaron dos anuncios en el periódico: uno como el de Zimbardo para un estu-
dio acerca de la vida en prisión; el otro, idéntico en cada punto, excepto que se omitieron
las palabras “vida en prisión”. Quienes se ofrecieron como voluntarios para al estudio de
la prisión calificaron más alto en pruebas que miden agresividad, autoritarismo y nar-
cisismo, y más bajo en pruebas que miden empatía y altruismo. Al reflexionar en las
diferencias, estos investigadores sugirieron que tal vez el estudio de prisión de Stanford
atrajo a individuos que eran proclives al comportamiento antisocial. En respuesta, Haney
y Zimbardo (2009) señalaron que los voluntarios en el estudio original también fueron
sometidos a pruebas, y que no se descubrió ninguna diferencia de personalidad entre
ellos y la población general. Más importante todavía, señalan: no se encontraron dife-
rencias entre los asignados a los papeles de prisionero y guardia dentro del experimento.
Al reiterar su creencia en el poder de la situación, Zimbardo (2007) señala los sor-
prendentes paralelismos entre los comportamientos observados en su prisión simulada
y los abusos sádicos de prisioneros reales en 2004, más de 30 años después, por guardias
militares en la prisión de Abu Ghraib en Irak. Al observar que varios factores psicológi-
co-sociales crean una “tormenta perfecta” que conduce a las personas buenas a com-
portarse en formas malvadas, Zimbardo se refiere a esta transformación desafortunada
como el “efecto Lucifer”, llamado así por el ángel favorito de Dios, Lucifer, quien cayó de
su gracia y a final de cuentas se convirtió en Satán.

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524 Capítulo 12 Derecho

Percepciones de justicia
Las personas tienden a medir el éxito de un sistema legal por su capacidad para producir
resultados justos y precisos. ¿Pero eso es todo lo que hay en la justicia? Retroceda por un
momento de los puntos específicos y pregúntese si es posible definir la justicia en una

>
forma que no se relacione con los resultados.

La justicia como cuestión de procedimiento


En un libro titulado Procedural Justice (Justicia procesal) (1975), John Thibaut y Laurens
Walker propusieron que la satisfacción con la forma en que se resuelven las disputas lega-
les y de otra índole depende no sólo de los resultados, sino también de los procedimientos
usados para lograr dichos resultados. Dos aspectos del procedimiento son importantes a
este respecto: uno es el control de la decisión, que se refiere a si un procedimiento otorga
a las partes involucradas el poder de aceptar, rechazar o influir de otro modo en la deci-
sión final. La otra es el control del proceso, si ofrece a las partes la oportunidad para pre-
sentar su caso a una tercera parte que tome decisiones. Desde luego, en el tribunal los
que disputan están limitados en su control de decisión. Por tanto, su satisfacción debe
depender de si sienten que tuvieron la oportunidad de expresar sus puntos de vista.
Existen dos formas de observar los efectos del control de proceso sobre las percep-
ciones de justicia. Originalmente se pensó que las personas querían la oportunidad de
expresar sus opiniones sólo porque tener una voz en el proceso aumenta las posibilida-
des de lograr un fallo favorable. En esta visión, el control del proceso es satisfactor sólo
porque aumenta el control de la decisión (Thibaut y Walker, 1978). Sin embargo, la inves-
tigación sugiere que las personas valoran la posibilidad de presentar su lado de la histo-
ria ante un tomador de decisiones imparcial, aun cuando no prevalezca en la decisión
final. En otras palabras, el control del proceso es más que sólo un medio instrumental
hacia un fin. Cuando las personas consideran que tienen una voz en el proceso judicial,
que son tratadas con respeto y juzgadas por parte de un tomador imparcial de decisio-
nes, el control del proceso puede ser un fin en sí mismo (Lind et al., 1990).
Este aspecto del sistema legal es importante, porque hace que el sistema parezca
justo y legítimo y promueve la cooperación, razón por la cual muchos psicólogos sociales
estudian las percepciones de justicia que tienen las personas (Tornblom y Vermunt, 2007;
Tyler, 2011). Ello significa, por ejemplo, que sin importar si alguien está o no de acuerdo
con cómo resulta un caso, pueden encontrar consuelo en el hecho de que ambos lados
tuvieron su “día en la corte”, al menos cuando quien toma la decisión es visto como impar-
cial. Sin embargo, ciertos miembros de la comunidad legal son abiertamente críticos del
llamado día en la corte. Como profesor de derecho, Alan Dershowitz una vez dijo: “Real-
mente nadie quiere la justicia. Ganar es lo único para la mayoría de los participantes en
el sistema de justicia criminal, tal como lo es para los atletas profesionales” (1982, p. xvi).
El escepticismo de Dershowitz se centra en algo que muchas personas dan por sen-
tado: el modelo antagonista o acusatorio de justicia. En el sistema acusatorio (adver-
sarial, como se practica en Estados Unidos, Gran Bretaña y algunos otros países), fiscalía
y defensa se oponen mutuamente, y cada una presenta un lado de la historia con la inten-
modelo antagonista o acusatorio ción de ganar un veredicto favorable. En contraste, la mayoría de los demás países usan
Sistema de resolución de disputas en
un modelo inquisitivo, en el que un investigador neutral recopila evidencia de ambos
el que la fiscalía y la defensa presentan
los lados opuestos de la historia.
lados y presenta los hallazgos en el tribunal. Con estos dos métodos diferentes de hacer
justicia, los psicólogos sociales no podían resistir la tentación de hacer comparaciones
modelo inquisitivo Sistema de
resolución de disputas en el que un
(Van Koppen y Penrod, 2003).
investigador neutral recopila evidencia Interesados en cuál enfoque prefiere la gente, Laurens Walker y colaboradores
de ambos lados y presenta los (1974) construyeron una simulación empresarial en la que dos compañías competían
hallazgos en el tribunal. por un premio en efectivo. Los participantes que fueron asignados al papel de presidente
de una compañía aprendieron que alguien de su personal estaba acusado de espiar a la

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Percepciones de justicia 525

competencia. Para resolver la disputa, se realizó un “juicio”. En algunos


casos, se siguió un procedimiento acusatorio en el que los dos lados fueron
representados por estudiantes de derecho que eligieron a los participantes
y cuyo pago dependía de ganar. Otros casos siguieron un modelo inquisi-
tivo, en el que un solo estudiante de derecho, que fue seleccionado por el
experimentador y a quien se le pagó sin importar el resultado, representó a
ambos lados. Sin importar si ganaron o perdieron el veredicto, los partici-
pantes que tomaron parte en un juicio acusatorio estuvieron más satisfe-
chos que quienes estuvieron involucrados en un juicio inquisitivo. Incluso
observadores imparciales prefirieron los procedimientos acusatorios.
Otros investigadores encontraron resultados similares, no sólo en Esta-
dos Unidos y Gran Bretaña, donde los ciudadanos están acostumbrados al
sistema acusatorio, sino también en Francia y Alemania Occidental (Lind et
al., 1978). Esta percepción de la justicia procesal no está limitada a los méto-
dos acusatorios para resolver disputas legales. Más bien, parece que cual-
quier método que ofrezca a los participantes una voz en el procedimiento,
incluidos los métodos que no son acusatorios, se ven como más justos, no
sólo en el derecho, sino también en los negocios, la política, los escenarios

Dario Pignatelli/Reuters/Landov
escolares y las relaciones íntimas (Folger y Greenberg, 1985; Sheppard,
1985). También es importante a este respecto que la gente perciba que se le
garantiza tanta “voz” como a los otros (Van Prooijen et al., 2006), y que quien
tome las decisiones tenga una mente abierta y no actúe por interés personal
(De Cremer, 2004). En cuestiones de justicia, gente de todo el mundo está
motivada no sólo por el deseo de ganancia personal, sino porque sus nece-
sidades sean reconocidas, respetadas y tratadas justamente por otros que
sean imparciales. Por tanto, la investigación muestra que, para que las per-
En el verano de 2009, miles de hombres
sonas acepten ser regidas por la ley y se conformen con los resultados que no les gusten, y mujeres iraníes tomaron las calles de
deben ver que los procedimientos de toma de decisiones son justos (Tyler, 2006b). Teherán y otras grandes ciudades para

>
protestar contra la reelección como
presidente de Mahmoud Ahmadinejad.
Cultura, ley y justicia Con evidencia que sugería que la
votación pudo estar arreglada, estos
protestantes ilustran cuánto se frustra
Cuando se trata de los fundamentos del comportamiento humano, gran parte de la inves- la gente cuando no confía en que su voz
tigación de este capítulo puede aplicarse de manera universal. En el testimonio de testi- se escuche de forma justa, un aspecto
esencial de la justicia procesal.
gos, los problemas y limitaciones de la memoria humana (como se ve en la habilidad para
codificar, almacenar y recuperar con precisión ciertos tipos de información) son univer-
sales. En las entrevistas e interrogatorios policiacos, los sospechosos de todo el mundo,
incluidos algunos que son inocentes, tienen más probabilidad de confesar cuando están
aislados y se les presiona de manera intensa que cuando no es así. En los tribunales donde
participan jurados, su toma de decisiones invariablemente reflejará las influencias con-
juntas de sus disposiciones personales, la información que reciben en el tribunal y la
dinámica de conformidad que se apodera de los grupos pequeños. Por último, historias
recurrentes de abusos carcelarios han mostrado que la prisión es un escenario social que
tiende a sacar lo peor de los guardias y sus prisioneros, estén en donde estén.
Aunque las semejanzas son claras, no deben enmascarar importantes diferencias
transculturales. Dado que las culturas tienen normas, costumbres y valores diferentes,
también crean diferentes leyes para regular el comportamiento de sus ciudadanos. Sin
duda, ciertos valores universales evolucionaron entre los humanos y se transmiten de
una generación a otra, como las prohibiciones contra la violencia física, el tomar la pro-
piedad de alguien sin consentimiento y el engaño en transacciones importantes. Sin
embargo, en otras formas, los grupos culturales y religiosos del mundo difieren nota-
blemente en los comportamientos que desdeñan y buscan regular. En algunos países es
contra la ley practicar el sexo fuera del matrimonio, tener más de un esposo o esposa,
ayudar en un suicidio, los juegos de azar, comer carne o beber alcohol. Con base en la
creencia en una vida después de la muerte, algunas religiones prohíben las autopsias.
Otras imponen estrictos códigos de vestimenta, en particular a las mujeres.

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526 Capítulo 12 Derecho

En poblaciones diversas, como la de Estados Unidos, estas prácticas culturales


pueden poner en conflicto mutuo a gobiernos y culturas. En un caso muy publicitado,
una mujer japonesa que vivía en California fue procesada por ahogar a dos niños en el
Océano Pacífico antes de ser rescatada mientras trataba de ahogarse ella misma. En
el juicio, ella testificó que intentó cometer oyaku-shinju, una costumbre japonesa de sui-
cidio padre-hijo, después de saber que su esposo tenía una aventura amorosa. Su motivo,
dijo, era salvar a sus hijos de la vergüenza que su padre llevó a la familia. En un segundo
caso, un acusado navajo fue procesado por usar el alucinógeno llamado peyote, una sus-
tancia ilegal en Estados Unidos. Él argumentó que la sustancia se usa para lograr exalta-
ción espiritual y debe estar protegida por la libertad de religión. (Inmigrantes de Yemen,
Kenia y Somalia han tenido arrestos similares por mascar hojas de khat en reuniones
sociales, de la forma en que los estadounidenses mascan tabaco, aun cuando el efecto
es comparable al de beber tres cafés expresos.) En un tercer caso, dos inmigrantes cam-
boyanos fueron procesados por intentar comerse a un perro de 4 meses de edad, una
práctica aceptable en su tierra natal, mas no en Estados Unidos. Como ilustran estos
ejemplos, en ocasiones se pide a los jueces y jurados considerar defensas culturales en su
toma de decisiones (Renteln, 2004).
Así como las naciones difieren en las leyes criminales que establecen, el estudio del
derecho comparado muestra que también difieren en los procesos que emplean para
hacer cumplir dichas leyes. En Gran Bretaña, Estados Unidos, Canadá y Australia, el acu-
sado tiene el derecho de ser juzgado por un jurado compuesto de ciudadanos. En Fran-
cia, Rusia y Brasil, dicho derecho se reserva sólo para los crímenes más serios. En India
y a lo largo de Asia, todos los acusados son juzgados por jueces profesionales, no por
jurados. Sin embargo, China introdujo recientemente paneles mixtos que consisten de
un juez y dos jurados legos. A partir de 2009, Japón también comenzó a usar un sistema
similar al del jurado, llamado saiban-in, en el que tres jueces capacitados en derecho y
seis ciudadanos legos elegidos por sorteo se reúnen para proporcionar veredictos y deci-
siones de sentencia por un voto mayoritario. Desde que los jurados se abolieron en Japón
durante la Segunda Guerra Mundial, todos los acusados japoneses fueron juzgados por
paneles de tres jueces; casi todos fueron condenados, usualmente después de confesar
para salvar el honor de la familia y minimizar su vergüenza.
Para las personas juzgadas culpables de crímenes serios, las consecuencias también
pueden variar de un país a otro. Como se apuntó antes, “hacer justicia” con frecuencia
significa castigar a quienes violan las reglas como un medio de buscar retribución. Pero
si los individuos son ofendidos lo suficiente para buscar venganza, depende en parte del
poder de las normas individualistas y colectivistas dentro de la cultura. Por ejemplo, la
investigación muestra que los estudiantes universitarios estadounidenses se ofenden más
cuando se violan sus derechos personales (por ejemplo, cuando un compañero de trabajo
roba el crédito de su idea), mientras que los estudiantes coreanos se ofenden más cuando
se viola su sentido del deber y obligación (por ejemplo, cuando un compañero de trabajo
no aporta su parte prometida en un esfuerzo cooperativo) (Shteynberg et al., 2009).
Cuando se trata del castigo, las diferencias culturales más notables tienen que ver
con la pena de muerte. Cuando el ex presidente iraquí Saddam Hussein fue ejecutado por
ahorcamiento en diciembre de 2006, muchos líderes mundiales, incluidos muchos de sus
enemigos, tomaron la oportunidad para condenar la ejecución y, de manera más general,
la pena capital. De acuerdo con Amnistía Internacional, existen sustanciales diferencias
de opinión y práctica en el mundo acerca de la pena de muerte (Amnistía Internacional,
2012). En la actualidad, 97 países prohíben la pena de muerte para todos los crímenes
(Australia, Austria, Bélgica, Canadá, Colombia, Dinamarca, Inglaterra, Francia, Alema-
nia, Grecia, Irlanda, Italia, México, Holanda, Noruega, Portugal, España, Suecia, Suiza,
Turquía y Venezuela son ejemplos destacados); ocho prohíben la pena de muerte como
regla general, pero la permiten para crímenes excepcionales, como espionaje, o crímenes
cometidos en circunstancias excepcionales (Brasil, Chile, Israel y Perú son algunos ejem-
plos); 36 países permiten la pena de muerte en la ley, mas no ejecutan personas en la prác-
tica (Argelia, Kenia, Marruecos y Rusia son algunos ejemplos), y 57 países permiten y usan
la pena de muerte (además de Estados Unidos, los otros incluyen China, Cuba, Egipto,

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Repaso 527

Irán, Irak, India, Japón, Paquistán, Arabia Saudita y Tailandia). En cuestiones de crimen
y castigo, es claro que las influencias culturales son sustanciales.

Alegato final
Este capítulo se enfocó en la justicia criminal, desde la recopilación de evidencia de
testigos y sospechosos, hasta las diversas etapas del juicio con jurado, la sentencia y la
prisión. Sin embargo, sólo se rascó la superficie. En años recientes, cada vez más jue-
ces, abogados y legisladores reconocen que la psicología social puede hacer importantes
aportaciones al sistema legal. Por ende, con creciente frecuencia se solicita el consejo
experto de los psicólogos sociales dentro y fuera del tribunal, y se citan en las opiniones
escritas por los jueces. Es claro que la recolección, presentación y evaluación de la evi-
dencia son empresas humanas imperfectas y sujetas a sesgo. Sin embargo, mediante la
comprensión de la psicología social, ahora pueden identificarse los problemas e incluso
algunas soluciones.

Repaso
l La condena y absolución de Amand Knox en Italia ilustran las muchas
formas en que la psicología social es relevante para el sistema legal.

Testimonio de testigo
l Las identificaciones equivocadas de los testigos son la causa l En los tribunales, los jurados sobreestiman la precisión de
más frecuente de condenas erróneas. los testigos y no pueden distinguir entre testigos precisos e
l La memoria de los testigos es un proceso en tres etapas que imprecisos.
involucra codificación, almacenamiento y recuperación. l Las personas son fácilmente persuadidas por la confianza de
l Durante la codificación, los testigos que están muy estresados un testigo, un factor que no predice de manera confiable la
se enfocan en las características centrales de un evento, pero identificación precisa.
pierden el recuerdo de detalles periféricos. l En ocasiones se llama a los psicólogos para que testifiquen
l La presencia de un arma entorpece la habilidad de un testigo como expertos en lo que se refiere a la evidencia de los testigos.
para identificar al perpetrador. l Mediante reformas a las prácticas policiacas, los psicólogos
l Los testigos tienen problemas para reconocer a los miembros también han ayudado a mejorar la precisión de las identifica-
de un grupo étnico distinto al suyo. ciones de los testigos.
l Durante el almacenamiento, la información equivocada poste-
rior al evento sesga el recuerdo del testigo. Puesta a prueba del sentido común
l Los niños pequeños son particularmente sugestionables en Los testigos encuentran relativamente difícil reconocer a
este aspecto. miembros de grupos étnicos distintos al propio.
l Las líneas de identificación están sesgadas cuando un sos- Verdadero. Los investigadores han observado este sesgo de
pechoso es distinto, cuando la policía sugiere que el criminal identificación del propio grupo étnico en escenarios tanto
está en la línea, cuando los testigos realizan juicios relativos y de laboratorio como de campo.
cuando el sospechoso es familiar por otras razones.

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528 Capítulo 12 Derecho

Confesiones
l La policía realiza entrevistas para determinan si los sospecho-
sos dicen la verdad o si mienten y deben ser interrogados.
l Estos juicios de verdad y engaño no son muy precisos.
l Al registrar la excitación fisiológica, el polígrafo también puede
usarse como detector de mentiras.
l Los examinadores con polígrafo reportan tasas altas de preci- Puesta a prueba del sentido común
sión; sin embargo, personas honestas con mucha frecuencia Mientras más seguro está un testigo acerca de una identificación,
son juzgadas culpables y es posible engañar a la prueba. tiene mayor probabilidad de ser más preciso.
l La policía emplea varios métodos de interrogación diseñados Falso. Los estudios muestran que la confianza de un testigo
para hacer que los sospechosos crean que son culpables y así no predice de manera confiable la precisión, en parte porque la
confiesen. confianza está influida por factores posteriores a la identificación.
l Un método es hacer amistad con el sospechoso y “minimizar”
No es posible engañar a sabiendas a un detector de mentiras.
la ofensa; un segundo método es asustar al sospechoso para
que crea que es inútil negar los cargos. Falso. Es posible vencer en una prueba de detector de mentiras
al elevar la excitación cuando se plantean preguntas “inocentes”,
l Sometidas a presión, a veces las personas rinden confesiones y al no tratar de suprimir la excitación en respuesta a preguntas de
falsas a crímenes que no cometieron. “culpabilidad”.
l Casos reales e investigación de laboratorio muestran que
ciertas tácticas de interrogación, como la presentación de evi- Sin ser golpeadas o amenazadas, las personas inocentes en
dencia falsa y ofrecer indulgencia, aumentan las confesiones ocasiones confiesan crímenes que no cometieron.
falsas. Verdadero. Sospechosos inocentes en ocasiones confiesan, ya sea
l Aunque se supone que jueces y jurados deben rechazar las con- para escapar de una situación desagradable o porque se les induce a
fesiones forzadas, sus veredictos todavía están influidos por creer que cometieron un crimen que no pueden recordar.
dicha evidencia.

Toma de decisión del jurado


Selección del jurado El juicio en la sala de un juzgado
l Una vez solicitado su servicio, los potenciales jurados son cues- l Una vez que se selecciona al jurado, la evidencia previamente
tionados por parte del juez y los abogados en un proceso cono- recopilada se presenta en el tribunal.
cido como voir dire. l Con frecuencia se plantean preguntas acerca de si los jurados
l Quienes muestran sesgos claros son excluidos. Los abogados son precisos y objetivos o sesgados en su toma de decisiones.
también pueden eliminar un número limitado mediante el uso l Mientras más conocimiento previo al juicio tenga la gente
de recusaciones sin causa. acerca de un caso, es más probable que suponga al acusado
l Presionados para hacer selecciones de jurado con rapidez, como culpable.
los abogados se apoyan en teorías de personalidad implícita y l La investigación muestra que la publicidad previa al juicio
estereotipos. puede sesgar los veredictos del jurado.
l Los factores demográficos generales no predicen de manera l Una vez que un testimonio inadmisible se filtra en el tribunal, el
confiable cómo votarán los jurados. jurado se contamina con él.
l En ocasiones los abogados contratan psicólogos para realizar l La instrucción precautoria de un juez puede empeorar la situa-
sondeos que identifiquen correlaciones entre factores demo- ción al llamar la atención hacia el testimonio prohibido, pro-
gráficos y actitudes relevantes para el juicio. ducir resistencia o hacer que los jurados vean la información
l La selección científica del jurado plantea conflictos éticos como relevante.
acerca de sus efectos sobre la justicia. l Las instrucciones de los jueces suelen tener poco impacto, en
l Acerca de la pregunta de si la raza influye en la toma de decisio- parte porque con frecuencia son incomprensibles.
nes de un jurado, la investigación sugiere que no hay respuesta l Por lo general, las instrucciones se entregan después de la evi-
simple. dencia, cuando muchos jurados se han formado una opinión.
l Si los jurados estarán o no sesgados por la etnia puede depen- l Los jurados pueden no seguir las instrucciones que entran en
der de la fuerza de la evidencia, la medida en que la atención conflicto con sus propias concepciones de la justicia, un fenó-
se dirige hacia la raza y la diversidad del jurado como un todo. meno conocido como anulación del jurado.
l En casos capitales, los potenciales jurados que afirman que no
votarían por la pena de muerte son excluidos en un proceso Deliberaciones del jurado
conocido como calificación para la muerte. l En la sala del jurado se desarrollan jerarquías de dominio.
l Los jurados que favorecen la pena de muerte tienen más pro- l Ciertas personas tienen más probabilidad que otras de ser ele-
babilidad de encontrar culpables a los acusados que los jurados gidas como presidentes del jurado, pero éste tiende a desempe-
que se oponen a ella. ñar el papel de moderador en lugar de líder del grupo.
l Las deliberaciones del jurado pasan por tres etapas: orienta-
Puesta a prueba del sentido común ción, conflicto abierto y reconciliación.
Contrario a la opinión popular, las mujeres son más duras que los l El periodo de conflicto abierto está lleno de presiones informa-
hombres como jurados en un juicio. tivas y normativas.
Falso. Los factores demográficos como el género no necesariamente l Cuando se trata de resultados, por lo general gana la mayoría
predicen los veredictos del jurado; los hombres pueden ser más inicial, aunque la deliberación tiende a producir un sesgo de
duros en algunos casos, las mujeres en otros. lenidad.

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Repaso 529

l La Corte Suprema de Estados Unidos reglamentó que el uso de Puesta a prueba del sentido común
jurados de seis personas es aceptable.
Por lo general, se puede predecir el veredicto final de un jurado al
l Pero estos grupos más pequeños no deliberan durante tanto
saber cuál es la postura de los jurados individuales la primera vez
tiempo, como los jurados de 12 miembros, y contienen menos
que votan.
representación minoritaria.
Verdadero. Como resultado de influencias grupales tanto informativas
l En algunos estados se permite a los jurados alcanzar veredictos como normativas, la preferencia del voto mayoritario inicial prevalece
por una mayoría menos que unánime. por lo general.
l La investigación muestra que, una vez alcanzada la mayoría
requerida, estos jurados rechazan a los no colaboradores, ter-
minan la discusión y emiten un veredicto.

Después del juicio: a prisión y más allá


El proceso de sentencia La experiencia carcelaria
l Muchas personas consideran que los jueces son demasiado l Los investigadores de Stanford construyeron una prisión simu-
indulgentes y que los castigos para la misma ofensa con fre- lada y reclutaron adultos varones para actuar como guardias y
cuencia son inconsistentes de un caso a otro. prisioneros.
l Parte del problema es que las personas tienen diferentes visio- l Algunos guardias fueron abusivos, los prisioneros se volvieron
nes de las metas de la sentencia y el castigo. pasivos y el estudio tuvo que terminar.
l Hasta la fecha, el estudio de prisión de Stanford sigue produ-
ciendo debate en cuanto al poder de la situación y la semejanza
entre estos hallazgos y hechos más recientes.

Percepciones de justicia
La justicia como cuestión de procedimiento Cultura, ley y justicia
l La satisfacción con la justicia depende no sólo de ganar y per- l Al reflejar valores culturales y religiosos, los países establecen
der, sino también de los procedimientos empleados para lograr diferentes leyes con la intención de regular el comportamiento.
el resultado. l En las poblaciones diversas, las prácticas culturales diferentes
l Las personas de todas las culturas prefieren modelos de jus- en ocasiones ponen en conflicto a los gobiernos con segmentos
ticia que ofrezcan a los participantes una voz en los procedi- de su población.
mientos y la oportunidad de ser juzgados por un tomador de l Las culturas también difieren en los procesos empleados para
decisiones imparcial. hacer cumplir las leyes y en las consecuencias para quienes son
condenados.
Alegato final
l Cada vez más los psicólogos sociales se involucran en el estu-
dio del sistema legal al identificar los problemas y buscar
soluciones.

TÉRMINOS CLAVE
anulación del jurado (515) modelo antagonista o acusatorio (524) sesgo de identificación del propio
calificación para la muerte (510) modelo inquisitivo (524) grupo étnico (490)
disparidad en las sentencias (520) polígrafo (499) sesgo de lenidad (517)
efecto de la atención al arma (490) recusación sin causa (506) voir dire (506)
efecto de información errónea (492) selección científica del jurado (508)

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Negocios Este capítulo
examina el lado social de
los negocios, en específico: el
papel de los factores sociales en el
centro de trabajo y su influencia en las
decisiones económicas. En primer lugar,
se analizan las influencias sociales en la
selección de personal y las valoraciones del
desempeño que se realizan dentro de las
organizaciones. A continuación se examinan
los roles de liderazgo y la motivación del
trabajador. Por último, se explora la
toma de decisiones económicas,
el mercado de valores y otros
escenarios de negocios.

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13
Selección de personal (534)
La entrevista de trabajo típica
Alternativas “científicas” a las entrevistas
tradicionales
Acción afirmativa
Cultura y diversidad organizacional

Evaluaciones de desempeño (545)


Calificaciones del supervisor
Autoevaluaciones
Métodos de evaluación nuevos y
mejorados
Consideraciones sobre el debido proceso

Liderazgo (548)
El enfoque de rasgos clásico
Modelos de contingencia del liderazgo
Liderazgo transaccional
Liderazgo transformacional
Liderazgo entre mujeres y minorías

Motivación en el trabajo (555)


Modelos de recompensa económica
Bonos, sobornos y motivación intrínseca
Consideraciones sobre la equidad
El principio de progreso

Toma de decisiones económicas (561)


El poder simbólico del dinero
Influencias sociales en el mercado de
valores
Compromiso, entrampamiento y
escalamiento

Repaso
Términos clave
Recursos mediáticos
© Unknown/Corbis/Bettmann/Corbis

531

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532 Capítulo 13 Negocios

Siempre que dos adultos se reúnen por primera vez, la línea


de apertura de su conversación es predecible: “Dime, ¿a qué te dedicas?”. “Ah, soy (psi-
cólogo social). ¿Y tú?”. Para muchas personas, el trabajo es una parte integral de su iden-
tidad personal. Desde luego, la mayoría de ellas preferiría pasar la mañana del próximo
lunes tendida en una tibia y relajada playa, leyendo una novela y bebiendo una bebida de
frutas, pero la mayoría pasa más tiempo en el trabajo que en el juego. En gran medida,
se trabaja para hacer dinero. Pero los empleos también brindan actividad, un sentido de
propósito y una comunidad social. Imagine que acaba de ganar 10 millones de dólares
en la lotería. ¿Seguiría trabajando? Cuando los encuestadores plantean esta pregunta,
por lo general la mitad de los estadounidenses dice que lo harían, ya sea en su empleo
actual o en algún otro. Por tanto, es importante identificar las influencias sociales en esta
significativa experiencia humana.
Existe la otra cara de la importancia del trabajo: el desempleo. La crisis financiera que
golpeó en 2007 produjo el peor mercado laboral desde la gran depresión. A nivel mundial,
se estima que 210 millones de personas engrosaron las listas de desempleados, y los mayo-
res aumentos se encontraron en Estados Unidos, Nueva Zelanda, España y Taiwán. De
acuerdo con la Oficina de Estadísticas Laborales de Estados Unidos, la tasa de desempleo
de 2012 en ese país estuvo en el rango de 8%. Tristemente, detrás de estos números hay
personas reales, hombres y mujeres que perdieron su empleo y no pudieron encontrar uno
nuevo, lo cual con frecuencia los colocó en una situación, sin culpa suya, que es financiera y
psicológicamente devastadora. Si uno tiene un empleo, es una parte importante de su vida;
si no lo tiene y quiere uno, ese hecho también es una parte importante de su vida (para
aprender más acerca de la experiencia individual del desempleo, consulte Wanberg, 2012).
Este capítulo considera las aplicaciones de la psicología social a los negocios. En
primer lugar, verá la psicología industrial-organizacional (I-O), el estudio del compor-
tamiento humano en el centro de trabajo. Esta subdisciplina de la psicología es amplia
e incluye en sus líneas tanto a psicólogos sociales como no sociales que realizan inves-
tigación, imparten clases en escuelas de negocios o universidades, y trabajan en el
gobierno y la industria privada. Cualquiera que sea el escenario, la psicología I-O plantea
importantes preguntas prácticas acerca de entrevistas de trabajo, evaluaciones y promo-
ciones, liderazgo, motivación y otros aspectos de la vida en el centro de trabajo. A conti-
nuación, examinará algunas influencias sociales en la toma de decisiones económicas en
psicología industrial-organizacional
el mercado de valores y en otras partes dentro del mundo de los negocios.
(I-O) Estudio del comportamiento
humano en los negocios y otras
El impacto de los factores psicológicos sociales en el centro de trabajo se recono-
organizaciones. ció por primera vez hace muchos años, gracias, por extraño que parezca, a un estu-
dio acerca de la iluminación industrial. El año fue 1927. Calvin Coolidge era presidente
de Estados Unidos, la leyenda del béisbol
Babe Ruth bateó 60 cuadrangulares, Char-
Puesta a prueba del sentido común les Lindbergh voló a lo largo del Atlántico
por primera vez y la economía estadouni-
Encierre su respuesta en un círculo dense parecía sólida, aunque la bolsa de
valores se colapsaría pronto, lo que gene-
V F  Aunque deficientes, las entrevistas de trabajo permiten tomar las raría la Gran Depresión. Justo afuera de
mejores decisiones de contratación de manera consistente. Chicago, la planta Hawthorne de la Wes-
V F Un problema al hacer que los trabajadores evalúen su tern Electric Company empleaba a 30,000
propio desempeño laboral es que las autocalificaciones son hombres y mujeres que fabricaban telé-
excesivamente positivas. fonos y equipo de oficina. Como en otras
compañías, los administradores querían
V F El tipo de líder más efectivo es el que sabe cómo ganar apoyo aumentar la productividad. La línea de
mediante el uso de recompensas. referencia era importante.
V F  Las personas que se sienten pagadas en exceso se esfuerzan más Al principio, los administradores
en el trabajo que quienes consideran su paga como apropiada. consideraron que podían hacer que los
trabajadores de la planta fueran más
V F  Las personas que pierden dinero en una inversión tienden a productivos al alterar los niveles de ilu-
cortar sus pérdidas en lugar de mantenerse firmes. minación en la fábrica. Procediendo de

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Negocios 533

manera lógica, aumentaron la iluminación para un grupo de


trabajadores en una sala de pruebas especial, mantuvieron la
misma iluminación en una sala de control y compararon los
efectos. Para su sorpresa, las tasas de productividad aumen-
taron en ambas salas. En ese momento se llevó a un equipo
de psicólogos para variar otras condiciones en la fábrica. A
lo largo de los siguientes cinco años, se seleccionaron grupos
de empleados de varios departamentos para hacer su trabajo
en una sala de pruebas donde, en diferentes momentos, se les
daban más periodos de descanso, recesos, un almuerzo gra-
tuito a media mañana, días laborales y semanas más cortos,
una nueva ubicación, horas extras, incentivos financieros,
luces más tenues o sólo un método diferente de paga. En
cierto momento los investigadores incluso retrocedieron y
reinstalaron las condiciones originales previas al estudio den-

Cortesía de AT&T Archives


tro de la sala de pruebas. Sin importar qué cambios realiza-
ran, los niveles de productividad siempre aumentaron.
El proyecto Hawthorne, descrito en un libro clásico (Roeth-
lisberger y Dickson, 1939), titulado Management and the
Worker (La administración y el trabajador), ha tenido gran
impacto en el estudio del comportamiento en el centro de tra- Estas mujeres están entre los
trabajadores de la planta de ensamblaje
bajo. Al principio, los investigadores estaban desconcertados y desalentados. Con efec- que tomaron parte en los estudios
tos positivos observados entre todos los trabajadores de la sala de pruebas (aun cuando clásicos de Hawthorne acerca de la
se reprodujeran las condiciones originales previas a la prueba), parecía que el proyecto productividad en el centro de trabajo.

había fracasado. Sin embargo, pondere los resultados y verá por qué estos estudios son
tan importantes. Con sorprendente consistencia, los trabajadores se volvieron más pro-
ductivos, no debido a alguno de los cambios específicos realizados, sino porque fueron
seleccionados para una tarea especial. Muchos investigadores han criticado los métodos
usados en este estudio y las formas en que se han interpretado los resultados (Adair,
1984; Chiesa y Hobbs, 2008; Parsons, 1974). Sin embargo, el fenómeno que llegó a cono-
cerse como efecto Hawthorne tendió el cimiento para la psicología I-O.
La planta Hawthorne ya no existe, pero el estudio que se realizó ahí

© The New Yorker Collection 2001 Michael Crawford from


ayudó a los psicólogos a entender el profundo impacto de las influencias

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sociales en el centro de trabajo. Interesados en las condiciones que afectan la
satisfacción, la motivación y el desempeño, los investigadores actuales estu-
dian todos los aspectos de la vida en el centro de trabajo, incluidos los efectos
de supervisar la actividad de los trabajadores en la computadora (Alge, 2001);
los beneficios de los sabáticos (Davidson et al., 2010); las percepciones y reali-
dades del acoso sexual (O’Leary-Kelly et al., 2009); la relación entre el horario
de verano, el sueño y las lesiones en el centro de trabajo (Barnes y Wagner,
2009); los perpetradores y objetivos de bullying en el centro de trabajo (Glaso
et al., 2009), y los efectos del sabotaje, la venganza, el humor sexista y otras
formas de comportamiento insidioso en el centro de trabajo (Greenberg,
“Y la iluminación fluorescente más tenue tiene
2010). la intención de enfatizar la ausencia general de
Los tres autores de este libro trabajan en campus universitarios entre esperanza.”
estudiantes, profesores y administradores. Pasan la mayor parte del tiempo
en aulas, oficinas y laboratorios de investigación. Para mujeres y hombres en otras ocu-
paciones (oficinistas, taxistas, carpinteros, médicos, diseñadores web, granjeros, profe-
sores, contadores, bomberos y pilotos de avión) el centro de trabajo es muy diferente. Sin
embargo, a pesar de la diversidad de roles y escenarios, surgen ciertas preocupaciones
comunes: ¿cómo se seleccionan los candidatos a un empleo? ¿Cómo se evalúa después efecto Hawthorne El hallazgo de
su desempeño? ¿Qué da lugar a un líder efectivo que pueda influir en otros y movilizar su que los trabajadores a quienes se les
apoyo? ¿Qué motiva a las personas a trabajar duro y sentirse satisfechas con este aspecto dedicó atención especial aumentaron su
de sus vidas? ¿Y qué factores influyen en los tipos de decisiones económicas que toma la productividad sin importar qué cambios
gente? Ingrese en el centro de trabajo y aborde estas importantes preguntas. reales se hicieron en el centro de trabajo.

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534 Capítulo 13 Negocios

Selección de personal
Para todo tipo de organizaciones, especialmente en una economía ajustada, el secreto para
el éxito comienza con el reclutamiento y desarrollo de un personal competente. Por dicha
razón, la selección de los empleados es el primer paso importante (Sackett y Lievens, 2008).

> La entrevista de trabajo típica


Quienquiera que haya solicitado un empleo deseable sabe que, en ocasiones, tiene que
superar obstáculos y saltar a través de aros para aterrizar en una posición que coincida
con sus deseos. La rutina es familiar: se envía un currículum vítae o se publica uno en
línea, se llena una solicitud y tal vez se entreguen muestras de su trabajo o se realice un
examen estandarizado de sus habilidades, rasgos de personalidad u honestidad. Incluso
se le puede colocar en el “banquillo” para una entrevista cara a cara. En una entrevista
típica, un representante de la organización y un solicitante se reúnen en persona y discu-
ten el empleo. Por tanto, las entrevistas proporcionan una oportunidad de dos vías para
que solicitante y empleador se evalúen entre sí. ¡Qué dilema de percepción social pre-
sentan estas oportunidades! Como solicitante, sólo tiene media hora más o menos para
causar una impresión favorable. Como entrevistador, tiene el mismo breve periodo
para penetrar en la presentación del solicitante mientras, al mismo tiempo, muestra a la
En la actualidad, muchos buscadores de
compañía en una forma favorable.
empleo y compañías se reúnen en línea Muy pocos empleadores considerarían contratar a un extraño completo para una
por medio de sitios web como LinkedIn. posición de responsabilidad sin una entrevista. ¿Usted lo haría? Como la mayoría de las
personas, es probable que confíe en su habilidad para evaluar a
la persona. ¿Pero debería hacerlo? ¿Las entrevistas promueven
contrataciones sólidas o producen decisiones que están sesga-
das por características personales irrelevantes para el empleo?
Las leyes de derechos civiles prohíben de manera explícita que
los empleadores discriminen por motivos de sexo, raza, edad,
religión, nacionalidad o discapacidad. ¿El proceso de entrevista
mismo intensifica o disminuye estas posibles fuentes de sesgo?
Y, ¿las entrevistas son válidas y predictivas del desempeño?
Al enfocarse en la posibilidad de sesgos en los anteceden-
tes étnicos y de raza en una entrevista, algunos investigadores
reportan buenas noticias. Al combinar estadísticamente los
resultados de 31 estudios que involucran más de 11,000 soli-
citudes de empleo, Allen Huffcutt y Philip Roth (1998) descu-
brieron que los solicitantes afroestadounidenses e hispanos
reciben calificaciones de entrevista sólo ligeramente menores,
en promedio, que las obtenidas por sus contrapartes blancos.
Tal vez las interacciones cara a cara que brindan las entrevis-
tas humanizan a los solicitantes y traen a la vida su interés en
el empleo, sus habilidades sociales y otros atributos relevan-
tes que no se muestran en el papel. Esta falta relativa de sesgo
parece caracterizar las evaluaciones subjetivas del desempeño
laboral —las calificaciones de los supervisores (y los compa-
ñeros)— de los trabajadores afroestadounidenses, caucásicos
e hispanos que son más similares entre sí, no menores, que las
mediciones “objetivas” del desempeño (Roth et al., 2003).
© incamerastock/Alamy

Aunque la mayoría de los empleados aprendieron a


protegerse contra las prácticas de contratación discrimi-
natorias, existe una posible fuente de sesgo que es difícil
de regular: la apariencia física. Excepto por ciertos tipos de

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Selección de personal 535

trabajos (como el modelaje), la belleza no es relevante para el desempeño


laboral. Sin embargo, las personas en general tienden a favorecer a otras l FIGURA 13.1
que son atractivas. ¿Este sesgo opera en las situaciones de contratación? El sesgo por la belleza al contratar
Para responder esta pregunta, Cynthia Marlowe y otros (1996) presen- En este estudio, administradores clasificaron y
taron un conjunto de carpetas de solicitudes de empleo (que incluían ordenaron a cuatro solicitantes de empleo, dos
currículos, hojas de datos y fotografías) a 112 administradores hombres hombres y dos mujeres. Uno de cada género era
y mujeres de una institución financiera. Al creer que evaluaban a emplea- atractivo, el otro, normal. Como se muestra, la
mayoría seleccionó un solicitante hombre o mujer
dos potenciales, cada administrador clasificó y ordenó a cuatro solicitan-
atractivo como su primera opción.
tes equivalentes y calificados: dos hombres y dos mujeres, de los cuales Tomado de Marlowe, C. M., Schneider, S. L. y Nelson, C.
uno de cada dos era muy atractivo. ¿A quién seleccionaron? Observe la E., “Gender and attractiveness biases in hiring decisions:
l figura 13.1 y verá que la apariencia física tuvo gran impacto, pues 62% Are more experienced managers less biased?”, en Journal
de todos los administradores seleccionó un solicitante atractivo como su of Applied Psychology, vol. 81 (pp. 11-21). Copyright ©
primera opción. Otra investigación desde entonces ha confirmado que los 1996 por la American Psychological Association. Reim-
profesionales de los recursos humanos muestran preferencia por los soli- preso con permiso.
40
citantes atractivos (Jawahar y Mattsson, 2005). De hecho, un solicitante

más alta
puede estar en desventaja simplemente por una cicatriz o mancha en el

top ranked
rostro, que capta la atención, distrae al entrevistador y produce resultados 30

de calificación
menos positivos (Madera y Hebl, 2012).
Aunque las entrevistas con frecuencia resultan en la selección correcta 20

Percentage
de nuevos empleados, en ocasiones carecen de validez predictiva (Eder y
Harris, 1999). Parte del problema es que la mayoría de los solicitantes de

Porcentaje
10
empleo usan tácticas para impresionar al administrador y presentarse en
una forma positiva, como puede esperarse, y que algunos se involucran
en más autopromoción que otros, por lo general con resultados positivos 0
Solicitantes varones
Male applicants Solicitantes mujeres
Female applicants
(Stevens y Kristof, 1995; Barrick et al., 2010). Algunos estudiantes univer-
sitarios de último año que entran al mercado laboral también están más Highly
Muy attractive
atractivo Notatractivo
No attractive
seguros de sus habilidades para la entrevista que otros, y la confianza
predice el éxito meses después (Tay et al., 2006). Los investigadores han
descubierto que incluso la calidad del apretón de manos de un solicitante
(determinado por su fuerza y vigor, firmeza de agarre, dura-
ción y si está acompañado por contacto visual) predicen cuán
alto los calificará un entrevistador después de una entrevista
simulada de una hora de duración (Stewart et al., 2008).
La “simulación” en una entrevista de trabajo, la cual
ocurre siempre que un solicitante de empleo se presenta de

© The New Yorker Collection 1992 Mischa Richter from cartoonbank.com.


manera consciente en formas distorsionadas con la finalidad
de crear una impresión favorable, bien puede comprometer la
validez predictiva del proceso. Por esa razón, a últimas fechas
los investigadores buscaron desarrollar un cuestionario que
mide la simulación. En una serie de estudios, Julia Levashina
y Michael Campion (2007) pidieron a varios cientos de estu-
diantes universitarios de último año, que estaban activos en
el mercado laboral, que calificaran el grado en que se involu-
Todos los derechos reservados.

craron en varios comportamientos de simulación durante sus


más recientes entrevistas. Algunos de los comportamientos
involucraron mentir con descaro (“afirmé tener habilidades
que no poseo”); otros involucraron formas de exageración
(“exageré mis responsabilidades en empleos anteriores”);
“¡Qué bonita corbata!”
congraciamiento (“celebré las bromas del entrevistador aun
cuando no eran divertidas”), y protección de imagen (“cuando
me preguntó directamente, no mencioné algunos problemas El congraciamiento es una estrategia
usada con frecuencia para ganarse el
que tuve en empleos pasados”). En investigación futura será interesante ver si las res- favor de alguien.
puestas de los solicitantes a este cuestionario pueden usarse para predecir su éxito o
fracaso, no sólo durante el proceso de la entrevista, sino también más tarde en el empleo.

cap13 530-569.indd 535 07/11/14 23:00


536 Capítulo 13 Negocios

Incluso si los solicitantes son completamente honestos en sus presentaciones per-


Aunque deficientes, las sonales, otro potencial problema con las entrevistas es que los empleadores suelen
entrevistas de trabajo permiten tener preconcepciones que pueden distorsionar el proceso. En un estudio de campo
tomar las mejores decisiones que ilustró el problema, Amanda Phillips y Robert Dipboye (1989) sondearon a 34
de contratación de manera administradores de diferentes sucursales de una gran corporación y a 164 solicitan-
consistente.
F
ALSO. tes de empleo que entrevistaron a estos administradores. Descubrieron que las expec-
tativas de los administradores previas a la entrevista, que se basaron en materiales
escritos en la solicitud, influyeron en el tipo de entrevistas que realizaron, así como
en los resultados: mientras mayores eran sus expectativas, más
tiempo pasaron “reclutando” en vez de “evaluando”, y tuvieron
l FIGURA 13.2 más probabilidad de tomar una decisión de contratación favorable.
Entrevistas de trabajo: ¿una profecía de autocumplimiento? De igual modo, Thomas Dougherty y otros (1994) descubrieron que
Un estudio indica que las expectativas de los los entrevistadores con más expectativas positivas que negativas,
entrevistadores influyen en el tipo de entrevista que realizan sonaron más cálidos, más extrovertidos y más animados. También
y en el desempeño del solicitante. Mientras más altas sean ofrecieron más información y pasaron más tiempo promoviendo a
las expectativas, es más probable que el entrevistador
la compañía. Parece que las entrevistas de trabajo pueden volverse
intente impresionar más que evaluar al solicitante y tome
una decisión de contratación favorable. Sin darse cuenta de parte de un ciclo o profecía de autocumplimiento. Sin darse cuenta
ello, los empleadores pueden usar las entrevistas de trabajo de ello, los empleadores usan la oportunidad para crear realidades
para crear una realidad que refuerza sus creencias previas. que refuerzan sus creencias preexistentes (vea la l figura 13.2).

>
Phillips y Dipboye, 1989. © Cengage Learning

Expectativas
Conducta del Alternativas “científicas” a las
del
entrevistador
durante la entrevistas tradicionales
entrevistador entrevista
Las entrevistas cara a cara traen a la vida características persona-
les tanto relevantes como no tan relevantes para el empleo. Dado
que el proceso es tan variable, ¿deberían eliminarse las entrevistas?
Desempeño ¿Acaso deberían ser computarizadas, lo que dejaría a los solici-
Decisión tantes interactuar con las compañías por medio de una secuen-
del solicitante
de
en la cia programada de preguntas y respuestas administradas por la
contratar
entrevista computadora? Las entrevistas en línea pueden ofrecer un foro para
pasar por un tamiz inicial a los solicitantes. Sin embargo, hay posi-
bilidades de que no muchas personas se sientan cómodas al tomar
decisiones importantes de la vida en forma tan impersonal. ¿Es
posible, entonces, conservar el toque humano de una entrevista mientras se elimina el
sesgo y el error?
Algunas organizaciones usan el polígrafo, o prueba de detector de mentiras, como
un dispositivo de filtración. Como se describió en el capítulo 12, el polígrafo es un ins-
trumento que registra la excitación fisiológica en diferentes partes del cuerpo. Con base
en la suposición de que la mentira causa estrés, un examinador de polígrafo realiza una
entrevista y compara el nivel de excitación del entrevistado en respuesta a varias pre-
guntas. Quienes administran las pruebas con el detector de mentiras argumentan que
aumenta su habilidad para identificar a los empleados potenciales que son honestos.
Pero los opositores argumentan que la prueba invade la privacidad de un individuo y
que los resultados no son suficientemente precisos. Por estas razones, el gobierno esta-
dounidense aprobó en 1988 una ley que prohíbe el uso de pruebas con el detector de
mentiras, excepto en asuntos que involucran grandes cantidades de dinero, seguridad
pública y seguridad nacional, como es el caso en el tamiz de agentes del FBI y científicos
que trabajan en instalaciones de pruebas nucleares (Beardsley, 1999).

Pruebas estandarizadas En la actualidad, muchas compañías usan pruebas escritas


estandarizadas en el proceso de selección de personal. Para este propósito se usan tres
tipos generales de pruebas.
Las pruebas de inteligencia están diseñadas para medir habilidades intelec-
tuales y cognitivas, conocimiento y habilidades específicas del puesto, o “sabiduría
callejera” y sentido común, todo lo cual puede contribuir al éxito en el empleo. Cuando
se trata de medir la inteligencia general, el uso de pruebas de habilidad cognitiva
en el centro de trabajo es asunto de debate serio. Con base en extensa investigación,
algunos psicólogos creen que las pruebas de habilidad cognitiva son útiles porque pre-

cap13 530-569.indd 536 07/11/14 23:00


Selección de personal 537

dicen el éxito en escenarios laborales de alto riesgo (Gottfredson, 2002; Schmidt, 2002),
y lo más importante, sin discriminar a las minorías y otros que carecen de recursos para
pagar los cursos de preparación para la prueba (Sackett et al., 2008).
Los beneficios predictivos de las pruebas de habilidad cognitiva en el centro de tra-
bajo se han demostrado ampliamente. Sin embargo, algunos investigadores advierten que
la inteligencia general sólo es un factor relevante y que este enfoque discrimina a indi-
viduos con otras habilidades que no suelen calificar bien en estas pruebas (Sternberg y
Hedlund, 2002). Por esta razón, los psicólogos I-O como grupo son ambivalentes acerca
del uso de las pruebas de inteligencia en la selección de personal. Cuando Kevin Murphy y
colaboradores (2003) entrevistaron a más de 700 profesionales en el campo, descubrieron
que la mayoría está de acuerdo en que la inteligencia no se captura por completo en las
pruebas estandarizadas, que diferentes empleos requieren diferentes habilidades cogni-
tivas y que deberían usarse medidas de selección tanto cognitivas como no cognitivas.
Recientemente se estimó que 2500 compañías estadounidenses también usan prue-
bas de personalidad para medir rasgos que predicen resultados relacionados con el tra-
bajo, como liderazgo, productividad, disposición para brindar ayuda, ausentismo y robo
(Cha, 2005). Por ejemplo, la investigación muestra que las personas que califican alto en
el rasgo de escrupulosidad (que tiende a hacerlos más orientados al logro, confiables,
ordenados y precavidos) tienen más probabilidad en general de desempeñarse bien en el
trabajo (Dudley et al., 2006). Otro ejemplo: las personas que califican como extrovertidos
tienen especial probabilidad de triunfar como administradores de negocios y vendedo-
res (Hurtz y Donovan, 2000; Salgado, 1997). La investigación muestra que los adultos
jóvenes que tienen alta autoestima, confianza en sí mismos y sentido de control, tienden
a buscar líneas de trabajo más desafiantes y, como resultado, están más satisfechos con
sus empleos más tarde en la vida (Judge et al., 2000). La investigación también muestra
que las personas que tienen cierto grupo de rasgos que incluyen estabilidad emocio-
nal, escrupulosidad y afabilidad, tienen más probabilidad de mostrar buenos comporta-
mientos ciudadanos organizativos (Chiaburu et al., 2011).
Estos hallazgos de investigación son claros. ¿Pero ello significa que las compañías
deben poner a prueba a todos los solicitantes de empleo y contratar a quienes tienen per-
sonalidades favorables? Al reflexionar en esta tendencia, un escritor de U.S. News & World
Report explica “por qué un psicólogo puede estar en tu próxima entrevista” (Wolgemuth,
2009). Pero, ¿éste es un desarrollo firme en el mundo práctico de la selección de perso-
nal? No, de acuerdo con cinco editores de las revistas de investigación que han publicado
gran parte de esta indagatoria de personalidad. En un artículo que escribieron de manera
colectiva, estos editores concluyeron que aunque ciertos factores de personalidad bien
pueden relacionarse con el desempeño laboral, los investigadores necesitarían diseñar
pruebas que sean más predictivas, que no se apoyen en el autoinforme del solicitante
motivado y que por tanto no puedan ser simuladas con facilidad (Morgeson et al., 2007).
En tercer lugar, algunas compañías recientemente comenzaron a administrar prue-
bas de integridad, cuestionarios diseñados específicamente para valorar la honestidad
y el carácter de un solicitante al plantearle preguntas directas acerca del uso de drogas
ilícitas, hurto en tiendas, robos menores y otras transgresiones. Las pruebas son fáciles
de administrar y las respuestas se califican por computadora. Se proporcionan perfiles
narrativos y se suelen utilizar cortes de calificación arbitrarios para determinar si un
solicitante aprueba o falla (Camara y Schneider, 1994).
¿Las pruebas de integridad son útiles para predecir el desempeño laboral? Una gran
preocupación acerca de las pruebas de integridad (y también de las de personalidad,
de hecho) es que los solicitantes pueden falsearlas por cuenta propia o con la ayuda de
asesores. En específico, la preocupación es que los solicitantes usarán las pruebas para
presentarse en formas exageradamente positivas, por ejemplo, como muy estables,
escrupulosos, afables o extrovertidos (Schmitt y Oswald, 2006). ¿Pero este es el caso con
las pruebas de integridad? ¿Se les puede simular?
Considere los dos tipos diferentes de pruebas de integridad que se usan: (1) pruebas
abiertas, en las que el propósito es obvio para quien se somete a la prueba, y (2) prue-
bas encubiertas, en las que los reactivos miden características amplias de personalidad pruebas de integridad Cuestionarios
que no se relacionan claramente con el centro de trabajo. Para examinar qué tan sus- diseñados para poner a prueba la
ceptibles a la simulación son estas pruebas, George Alliger y otros (1996) entregaron a honestidad y el carácter de un solicitante
estudiantes universitarios pruebas tanto abiertas como encubiertas. A algunos se les de empleo.

cap13 530-569.indd 537 07/11/14 23:00


538 Capítulo 13 Negocios

pidió sólo resolver la prueba, a otros se


l FIGURA 13.3 les instruyó para “engañar bien”, e incluso
¿Puede engañarse a las pruebas de integridad? a otros se les entrenó y se les proporcio-
Alliger y colaboradores (1996) dieron a estudiantes universitarios pruebas de integridad naron estrategias específicas acerca de
abiertas y encubiertas. Algunos sólo presentaron la prueba; a otros se les dijo que cómo superar las pruebas. La l figura
“engañaran bien”; otros recibieron asesoría. En la prueba abierta, las calificaciones 13.3 muestra cuán bien lo hicieron los
aumentaron para los sujetos que engañaron bien o recibieron asesoría (izquierda). En la
estudiantes. En la prueba abierta, las cali-
prueba encubierta, las calificaciones no fueron afectadas por estas intervenciones (derecha).
Tomado de Alliger, G. M., Lillienfield, S. O. y Mitchell, K. E., “The susceptibility of overt and covert
ficaciones aumentaron para los que fue-
integrity tests to coaching and faking”, en Psychological Science, vol. 7 (pp. 32-39). Copyright © 1996 ron instruidos para engañar bien, y luego
Sage Publications, Inc. Reimpreso con permiso. aumentaron de nuevo entre quienes reci-
Prueba
Overt Test abierta Prueba encubierta
Covert Test
bieron asesoría específica. Sin embargo,
en la prueba de personalidad encubierta,
100 60
las calificaciones no fueron afectadas por
estas intervenciones. Otros estudios tam-
posible

posible
90 bién refuerzan el punto: cuando se trata
totalscore

totalscore
50
de engañar, las pruebas encubiertas, de
of total possible

of total possible

80 manera muy literal, pasan la prueba (Alli-


ger y Dwight, 2000).
de calificación

de calificación

40
Pero, ¿tales instrumentos son sufi-
70
cientemente válidos para usarse en la
30 selección de personal? Ésta es una fuente
Percentage

Percentage

60 de mucho debate. Aunque existen razo-


Porcentaje

Porcentaje

nes para el escepticismo, la investigación


20 sugiere que ambos tipos de pruebas sí
50
predicen varios comportamientos rela-
cionados con el trabajo (Berry et al.,
Condición de la prueba Condición de la prueba
2007). Por ejemplo, en un estudio que usó
Test Condition Test Condition
pruebas de integridad abiertas, Michael
Just take
Sólo resol- Fake good
Engañar Coaching
Asesoría
Cunningham y colaboradores (1994) des-
ver bien
cubrieron que los solicitantes de empleo
reales calificaban más alto en dichas pruebas que los participantes de investigación no
motivados, y que sus calificaciones coincidían con las obtenidas por participantes espe-
cíficamente instruidos para engañar bien. ¿Un sesgo de autopresentación sesga la validez
de una prueba? No necesariamente. En un segundo experimento, estos mismos investi-
gadores pagaron a los participantes cinco dólares de más y descubrieron que quienes
calificaron más alto también tenían más probabilidad de regresar el dinero adicional.
Otros investigadores llegaron a hallazgos similares (Barrick y Mount, 1996).
¿Cuán útiles son las pruebas de integridad en la práctica? Deniz Ones y otros (1993)
realizaron un meta-análisis de pruebas presentadas por miles de trabajadores, y des-
cubrieron que las calificaciones de las pruebas eran muy predictivas del desempeño
laboral, así como de comportamientos contraproducentes como robo, ausentismo,
impuntualidad y otros problemas disciplinarios. Cuando Chad Van Iddekinge y otros
(2012) revisaron el tema en un meta-análisis más reciente de 104 estudios separados,
también descubrieron que las calificaciones en las pruebas de integridad eran predic-
tivas del desempeño laboral y de comportamientos contraproducentes, pero en menor
grado. En este punto, parece claro que las pruebas de integridad tienen valor para usarse
en la selección de personal; qué tanto valor, todavía no es claro (Sackett y Schmitt, 2012).

Entrevistas estructuradas Otra forma de mejorar las decisiones en la selección de


personal es el uso de entrevistas estructuradas. Una entrevista estructurada es muy
parecida a una prueba estandarizada en cuanto a que se obtiene la misma información
en la misma situación de todos los solicitantes, quienes luego se comparan en un con-
junto común de dimensiones relevantes (Campion et al., 1997; Pettersen y Durivage,
2008). Al plantear exactamente el mismo conjunto de preguntas o usando el mismo con-
entrevista estructurada Entrevista junto de tareas, los empleadores pueden evitar realizar entrevistas sesgadas de manera
en la que a cada solicitante de empleo involuntaria que sólo confirman sus concepciones preexistentes.
se le plantea un conjunto estándar de Al paso de los años, los estudios han mostrado que las entrevistas estructuradas son
preguntas y se evalúa de acuerdo con más informativas que las convencionales en la selección de agentes de seguros, personal
los mismos criterios. de ventas y otros trabajadores (Wiesner y Cronshaw, 1988), y son más predictivas que

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Selección de personal 539

las pruebas de personalidad escritas (Huffcutt et al., 2001), quizá porque son más difíci-
les de falsear (Van Iddekinge et al., 2005). De hecho, las entrevistas estructuradas pueden
realizarse por teléfono y más tarde calificarse a partir de una transcripción grabada, lo
que proporciona información que puede usarse para predecir las tasas de asistencia,
productividad y permanencia en el empleo del futuro trabajador (Schmidt y Rader, 1999).
¿La entrevista estructurada elimina por completo el elemento humano que viene
con las entrevistas convencionales? Parece que la respuesta es no. Las entrevistas estruc-
turadas suelen estar precedidas por una sesión de acuerdo en la que entrevistador y soli-
citante sostienen una breve charla para reunirse antes de comenzar el cuestionamiento
serio. A la luz de la investigación en psicología social, que muestra que las personas se
forman con rapidez primeras impresiones basadas en apariencias y una pequeña reba-
nada de comportamiento, Murray Barrick y sus colegas (2010) examinaron si esta “entre-
vista previa” predecía los resultados que siguieron. En un estudio de entrevista simulada
a estudiantes de contabilidad de nivel universitario, descubrieron que las impresiones
que se formaron los entrevistadores en la reunión inicial, incluido su sentido de la com-
petencia del solicitante, fueron muy predictivas de las evaluaciones posteriores a la
entrevista y de si los solicitantes más tarde recibirían ofertas para realizar periodos de
práctica por parte de firmas de contabilidad reales.
Para crear un escenario multidimensional más estructurado con propósitos de
selección y evaluación, muchas organizaciones usan centros de evaluación, en los que
varios solicitantes toman parte en un grupo de actividades como pruebas escritas, situa-
cionales y ejercicios de interpretación de roles que son supervisados por un grupo de
evaluadores. En lugar de un método (una entrevista) y un evaluador (un entrevistador),
se usan múltiples métodos y evaluadores. Se supone ampliamente que los centros de eva-
luación son más efectivos que las entrevistas tradicionales para identificar solicitantes
que triunfarán en una posición particular (Thornton y Rupp, 2006). Cuando las compa-
ñías luchan por recortar los costos de contratación, las evaluaciones a veces se reducen
para involucrar menos evaluadores, menos ejercicios, ejercicios más breves y otros tipos
de recortes (Borman et al., 1997). Sin embargo, la investigación muestra que el enfoque
multidimensional de los centros de evaluación es una buena forma de tomar decisiones
de contratación que a final de cuentas son bastante predictivas del desempeño laboral
(Arthur et al., 2003; Meriac et al., 2008).

Selección de personal como una calle de doble sentido Durante muchos años,
los investigadores se enfocaron en las formas en que diferentes procedimientos de selec-
ción de personal sirven a los empleadores. Sin embargo, como se señaló antes, el proceso
de contratación es una calle de doble sentido en el que organizaciones y solicitantes se
miden mutuamente. ¿Cómo se sienten los buscadores de empleo acerca de los métodos
recién descritos? ¿Cuál es su reacción ante estos métodos? En general, las personas con-
sideran las pruebas concretas específicas de un puesto y las situaciones de entrevista
como lo más justo, y no les gustan las impersonales pruebas estandarizadas de inteli-
gencia, personalidad y honestidad (Rosse et al., 1994; Rynes y Connerly, 1993). Para los
empleadores en busca de reclutas sólidos, la justicia percibida del proceso de selección
que se utiliza bien puede influir en si los mejores solicitantes aceptan las ofertas que se
les hacen (Bauer et al., 1998).
Incluso el formato de una entrevista puede tener una impresión duradera. Por defi-
ciente que pueda ser, ¿cómo se compara la entrevista cara a cara con las sesiones media-
das por computadora? En la economía global de hoy, entrevistadores y solicitantes de
empleo con frecuencia están separados geográficamente, lo que requiere un viaje costoso
o el uso de tecnología para entrevistas mediadas por computadora, vía telefónica y video-
conferencias. Si el lector alguna vez se ha comunicado de esta forma, sabe cuán diferente
puede ser la interacción. Pero, ¿cuán efectivos son estos medios? En el centro de recluta-
miento del campus de una gran universidad canadiense, 970 estudiantes que enviaron su
currículum vítae a empleos publicados en la Internet se entrevistaron con 346 organiza-
ciones. Éstas fueron entrevistas reales. La mayoría se realizó en persona, pero algunas se centro de evaluación Escenario
llevaron a cabo por teléfono o videoconferencia. Cuando se les cuestionó después acerca estructurado en el que los solicitantes de
de la experiencia, los estudiantes en las entrevistas en persona vieron el proceso como empleo se ponen a prueba de manera
más justo, consideraron el resultado como más favorable y tuvieron más probabilidad de exhaustiva y son juzgados por múltiples
aceptar el empleo que se les ofreció. Puede ser difícil sustituir la conexión y atención que evaluadores.
se producen mediante el contacto en persona (Chapman et al., 2003).

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540 Capítulo 13 Negocios

> Acción afirmativa


La acción afirmativa es una política estadounidense que brinda consideración especial a
las mujeres y los miembros de grupos minoritarios con poca representación en las deci-
siones de reclutamiento, contratación, admisión y promoción. Esta política está entre
los temas sociales más emotivos y explosivos de la actualidad. En un lado del debate
está el argumento de que el tratamiento preferencial es
necesario como una forma de superar las desigualda-
des históricas y llevar los beneficios de la diversidad al
centro de trabajo. En el otro lado está la afirmación de
que la política resulta en discriminación inversa injusta.
Las encuestas muestran que los estadounidenses están
notablemente divididos en el tema: las mujeres apoyan
más que los hombres, y los afroestadounidenses apo-
yan más que los caucásicos (Crosby et al., 2006; Kravitz y
Platania, 1993; Parker et al., 1997).
Las diferencias de opinión se hicieron aparen-
tes durante el verano de 2003, justo después de que la
Corte Suprema de Estados Unidos decretara en un par
de juicios históricos de acción afirmativa presentados

Alex Wong/Getty Images


por estudiantes que fueron rechazados de la Universi-
dad de Michigan. Al ratificar la política de la legislación
escolar, mas no la política de estudiantes no graduados,
la Corte decretó por un margen de 5 a 4 que es adecuado
AlRAl representar a ambos lados del
que una universidad tome en cuenta la etnia como una
debate acerca de la acción afirmativa, forma de llevar la diversidad al campus en tanto no se use un sistema específico de cuo-
los estadounidenses demostraron sus tas o puntos. Ese día, en una encuesta Gallup de 1385 estadounidenses, 59% favoreció la
apasionadas opiniones afuera de la acción afirmativa para las mujeres y 49% favoreció la acción afirmativa para las minorías
Corte Suprema de Estados Unidos. El
23 de junio de 2003, la Corte, por un
raciales. En ambos casos, mujeres y minorías favorecieron más la política (vea la l figura
margen de 5 a 4, ratificó el derecho de 13.4).
la universidad para considerar la etnia en Los defensores de la acción afirmativa con frecuencia acusan a los opositores de
las admisiones, con la finalidad de crear albergar prejuicios conscientes o inconscientes. En contraste, los opositores argumen-
un cuerpo estudiantil diverso.
tan que ellos apoyan una meritocracia, una forma de justicia en la que todos reciben
una oportunidad igual y luego las recompensas se hacen coincidir con las aportaciones.
En apoyo a este razonamiento, Ramona Bobocel y otros (1998) estudiaron las actitu-
des de acción afirmativa y descubrieron que la oposición a ella se asocia con una fuerte
creencia en el principio del mérito, no con medidas de prejuicio racial. De este modo,
¿estos opositores favorecen los procedimientos de selección preferencial para rectificar
la injusticia de un centro de trabajo contaminado por la discriminación? Parece que
muchos así lo hacen. Cuando se condujo a oponentes de la acción afirmativa a ver a
mujeres y minorías como víctimas de discriminación en un centro de trabajo particular,
lo que en sí mismo mina el principio de mérito, se volvieron más favorecedores de un
sistema de tratamiento preferencial (Son Hing et al., 2002).
Para complicar aún más la cuestión de lo meritorio, está si las minorías se ven como
miembros plenos de su grupo y con igualdad de derechos. En un artículo titulado “Are You
Minority Enough?” (¿Es usted suficientemente minoritario?), Diana Sánchez y George
Chávez (2010) describen un estudio en el que presentaron a participantes de investiga-
ción un candidato latino para un internado minoritario muy selectivo. El currículum
del candidato era sólido e incluía antecedentes en investigación y negocios, habilidades
computacionales, experiencia en voluntariado y un promedio de calificaciones (GPA)
universitarias de 3.6. Para algunos participantes, el currículum del candidato indicaba
fluidez en español e inglés; para otros, indicaba fluidez en inglés solamente (de acuerdo
con la Oficina Censal estadounidense, 78% de los latinoamericanos hablan español). En
sus evaluaciones, los participantes vieron al candidato hispanohablante más cercano
a una minoría latina que el candidato que sólo hablaba inglés, más adecuado para la
acción afirmativa y más merecedor del internado. Es interesante que los participantes
latinos en un segundo estudio hayan compartido estas percepciones.
En medio del debate político, surgen muchas preguntas. De acuerdo con Rupert
Nacoste (1996), la acción afirmativa afecta a los individuos para quienes está diseñada

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Selección de personal 541

l FIGURA 13.4
Actitudes estadounidenses hacia la acción afirmativa
USA Today, 2003. © Cengage Learning

Affirmative
¿Acción action forpara
afirmativa racial minorities?
minorías raciales? Affirmative
¿Acción action for para
afirmativa women?
mujeres?
80 80

70 70

acuerdo
acuerdo
agreement

agreement
60 60

Percentagede
Percentagede

Porcentaje
Porcentaje

50 50

40 40

Blanco
White Negro Hispano
Black Hispanic Hombres Mujeres
Men Women Blanco
White Negro Hispano
Black Hispanic Hombres Mujeres
Men Women

la política, a quienes se sienten excluidos por ella, a las organizaciones que la ponen
en práctica y a las interacciones entre estos tres grupos interesados. Además, Nacoste
argumenta que las personas reaccionan no al concepto abstracto de acción afirmativa,
sino a los procedimientos empleados para implantar el concepto y que tales reacciones
pueden activar “reverberaciones procedimentales” dentro del sistema. Por ejemplo, las
personas no estarán satisfechas y el sistema reverberará en la medida en que la política
se establezca de manera secreta en lugar de abierta, en la medida en que las partes
interesadas no tengan oportunidad de expresar sus visiones personales y en la medida
en que las consideraciones de membresía al grupo se vean como más importantes que
las aportaciones individuales de cada solicitante. En la l figura 13.5 se presenta un dia-
grama con la noción de Nacoste de interdependencia.
Después de años de investigación acerca de las actitudes hacia la acción afirma-
tiva, ahora es claro que, aunque haya marcadas diferencias de opinión, las reacciones
de las personas dependen de cómo se ponga en práctica la política y pueden cambiar en
función de esto. No hay un solo enfoque. Faye Crosby y sus colegas (2006) observan que
las políticas han variado desde formas “blandas” de acción afirmativa, como superar los
programas diseñados para identificar, reclutar o capacitar en especial a solicitantes de
grupos pobremente representados, hasta formas “duras” de acción afirmativa que dan
preferencia en la contratación a solicitantes de grupos objetivo que están igualmente o
menos calificados que otros. Con base en un meta-análisis de 126 estudios que involu-
cran a 29,000 encuestados, David Harrison y colaboradores (2006) descubrieron que las
personas son más favorables hacia las formas más suaves de acción afirmativa y menos
favorables hacia las cuotas y otras políticas duras que favorecen a algunos solicitantes
sobre otros sin importar su capacidad. Al describir diferentes programas de acción afir-
mativa a estudiantes universitarios de negocios, Ariel Levi y Yitzhak Fried (2008) descu-
brieron no sólo que los participantes preferían una política de acción afirmativa blanda,
sino que apoyaban más una política que influyera en la contratación y capacitación de
nuevos empleados y que favorecían menos una política que afectaba las promociones y
desplazamiento de los empleados existentes.
Como podría esperarse, muchas personas que en lo personal no se benefician
con la acción afirmativa reaccionan de manera negativa tanto a la política como a
quienes se benefician con ella (Heilman et al., 1996). ¿Y qué hay de los receptores de la
acción afirmativa? ¿La política fortalece o debilita psicológicamente a quienes pre-
tende ayudar? En una serie temprana de estudios, Madeline Heilman y otros (1987)
seleccionaron estudiantes universitarios hombres y mujeres para fungir como líderes

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542 Capítulo 13 Negocios

en una tarea de dos personas. A dichos estudiantes


l FIGURA 13.5 se les indujo a pensar que fueron elegidos para el
Acción afirmativa: efectos sobre individuos, grupos y organizaciones papel de liderazgo o mediante un proceso de selec-
La acción afirmativa afecta a los miembros del grupo objetivo para el cual está diseñada ción preferencial que se basó en el género o por un
la política, a los miembros del grupo no beneficiado que se sienten excluidos por ella, a proceso de selección de mérito con base exclusiva-
las organizaciones que la ponen en práctica y a las interacciones entre estos grupos. De
acuerdo con Nacoste, las reacciones de las personas hacia los procedimientos de acción mente en las calificaciones. El resultado: las muje-
afirmativa pueden activar reverberaciones procedimentales. res (mas no los hombres) que creyeron que habían
Tomado de Nacoste R. W., “Social psychology and the affirmative action debate”, en Journal of sido elegidas por su género devaluaron más tarde
Social and Clinical Psychology, vol. 15 (pp. 261-282). Copyright © 1996 por Guilford Press. Reim-
preso con permiso. su propio desempeño, incluso después de recibir
realimentación positiva.
Hay tres explicaciones de por qué las políti-
Organización cas de selección preferencial pueden tener efectos
negativos. Primera, las personas perciben un pro-
cedimiento como injusto en la medida en que se
excluye a quienes están calificados simplemente
porque no son miembros de un grupo (Barnes
Nacoste, 1994; Heilman et al., 1996). Segunda, los
receptores se vuelven menos capaces de atribuir
su éxito en el empleo a sus propias habilidades y
esfuerzos, lo que los conduce, y a sus colaborado-
res, a albergar dudas acerca de su competencia
(Heilman et al., 1992; Major et al., 1994). Tercera,
la selección preferencial se ve como una forma de
Miembros Miembros asistencia, una situación que puede conducir a los
del grupo del grupo receptores a sentirse estigmatizados por las que
objetivo no objetivo ellos suponen ser percepciones negativas de otros
(Heilman y Alcott, 2001).
¿Los receptores de la acción afirmativa están
condenados a sentirse estigmatizados, como ciudadanos de segunda clase? No. Antes
se vio que la forma en que la persona tiende a reaccionar al procedimiento de selección
preferencial depende de cómo se estructura y con qué propósito se implanta. Buena can-
tidad de investigación muestra que las personas sacan inferencias negativas acerca de
sí mismos y de otros cuando las selecciones de empleo se realizan exclusivamente con
base en sexo, color de piel o antecedentes étnicos. Pero, ¿reaccionarían de manera más
favorable a un proceso de selección preferencial si es claro que también intervienen fac-
tores basados en el mérito y que la persona elegida es competente y está calificada para
la posición?
Para descubrirlo, Heilman y sus colegas (1998) reunieron de nuevo a participan-
tes hombres y mujeres para tomar parte en una tarea conjunta de dos personas que
requería a un líder y un seguidor. Como en experimentos anteriores, los investigado-
res administraron una prueba falsa de calificaciones y luego asignaron a cada mujer
el liderazgo. A algunos participantes se les dijo que dicha asignación se basó estricta-
mente en méritos (que la persona con calificación más alta en la prueba fue seleccio-
nada como líder). A otros se les dijo que el proceso favoreció a la mujer en una forma
que era preferencial equivalente (que fue elegida sólo cuando su calificación era simi-
lar a la de la contraparte masculina), preferencial con estándar mínimo (que se le eli-
gió sólo si estaba mínimamente calificada) o preferencial absoluta (que se le eligió sin
importar el mérito). El resultado: las líderes mujeres seleccionadas más tarde califica-
ron su propio desempeño y habilidades de liderazgo de manera más favorable y vieron
el proceso como más justo cuando su asignación se basó en el mérito, no en el género
(vea la l figura 13.6). También es importante que no devaluaron su desempeño o
vieron el proceso de selección como injusto en la condición preferencial equivalente,
donde era claro que se había tomado en cuenta el mérito. De igual forma, ningún copar-
ticipante u observador masculino tuvo problemas por este tipo de proceso de selección
preferencial. Claramente, la clave es que las personas necesitan saber que fueron selec-
cionadas con base en el mérito (Unzueta et al., 2010). A la luz de estos hallazgos,

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Selección de personal 543

l FIGURA 13.6
Efectos variables de la acción afirmativa en las mujeres
A mujeres universitarias asignadas como líderes de tarea se les dijo que fueron seleccionadas por mérito o por género. A quienes
estuvieron en la condición de género se les dijo además que la preferencia fue dada (1) sólo si fueron equivalentes a su compañero
varón, (2) sólo si cumplían un estándar mínimo o (3) absolutamente sin importar el mérito. Más tarde, las participantes calificaron
más alto su desempeño y liderazgo, y vieron el proceso como más justo cuando su asignación se basó en el mérito en vez de en la
preferencia. Pero la calificación no fue mucho menor en la condición equivalente, donde se tomó en cuenta el mérito.
Heilman et al., 1998. © Cengage Learning

7
Autocalificación

6
Self ratings

Autoevaluación
Self-evaluation Habilidad de ability
Leadership liderazgo Justicia
Fairness
Mérito
Merit
Preferencial equivalente
Preferential-equivalent
Preferencial mínima
Preferential-minimum
Preferential-absolute
Preferencial absoluta

la tabla 13.1 ofrece lineamientos para gestionar los programas de acción afirmativa en
una forma percibida como justa por todos los involucrados.

> Cultura y diversidad organizacional


Durante muchos años el estudio del comportamiento organizacional fue “ciego a la cul-
tura y atado a ella” (Gelfand et al., 2007). Como resultado de dos cambios históricos dra-
máticos, los investigadores ahora observan el centro de trabajo a través de una lente más
amplia. El primer cambio resultó de los programas de acción afirmativa, que aumenta-
ron el número de mujeres y miembros de grupos minoritarios que pueblan la mayoría
de las organizaciones. El segundo es la tendencia mundial hacia la globalización, que ha
puesto a cada vez más personas de culturas dispares en contacto diario como colegas y
compañeros de trabajo. Georgia Chao y Henry Moon (2005) observaron que cada traba-
jador individual tiene una identidad multidimensional que puede caracterizarse dentro
de un mosaico cultural que consiste de las diversas “baldosas” de sus grupos demográfi-
cos (como edad, género y herencia étnica), antecedentes geográficos (como país de ori-
gen, región, clima y densidad de población) y asociaciones personales (como religión,
profesión y afiliación política). En ciertas formas, todos son semejantes; en otras, no hay
dos personas iguales. Para los investigadores que estudian el comportamiento organi-
zacional, el reto es representar toda la complejidad que viene con un centro de trabajo
diverso.
Conforme la diversidad se ha vuelto un hecho de la vida, los investigadores
buscan entender qué efecto tiene este cambio en la motivación, la moral y el des-
empeño en el centro de trabajo. Por un lado, un pesimista predeciría que la diver-
sidad generaría división y conflicto, y haría que los equipos de trabajadores fueran
menos efectivos. En el capítulo 5, acerca de “Estereotipos, prejuicio y discrimina-
ción”, se vio que las personas se categorizan mutuamente en endogrupos y exo-
grupos con base en género, edad, raza y otras características visibles, y muestran

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544 Capítulo 13 Negocios

TABLA 13.1
Gestión de la acción afirmativa
Las prácticas de selección preferencial con frecuencia se ven como injustas y suelen conducir
a que los receptores duden de su propia competencia. Pratkanis y Turner (1996) recomien-
dan dar los siguientes pasos para minimizar estos efectos negativos.

1. Establecer y comunicar criterios de calificación claros y explícitos (antecedentes, conoci-


miento, habilidades, etc.) que se van a utilizar en las decisiones de selección.
2. Asegurarse de que los procedimientos de selección se perciban como justos por los solici-
tantes objetivo y sus compañeros de trabajo.

3. Proporcionar al solicitante objetivo y a sus compañeros de trabajo realimentación especí-


fica acerca de las calificaciones laborales del objetivo.

4. Desarrollar estrategias de socialización que eviten que los solicitantes objetivo realicen
atribuciones personales negativas.
5. Enfatizar las aportaciones únicas del solicitante objetivo a la organización.

6. Puntualizar que la acción afirmativa no implica contratar por cuotas, pues también se
consideran otros atributos relevantes para el puesto.

7. Reconocer que la acción afirmativa no es una panacea y que no puede esperarse que
resuelva todos los problemas que enfrentan los grupos objetivo.

© Cengage Learning

una marcada preferencia por el “nosotros” sobre el “ellos”. También se vio, en el capítulo 9,
“Atracción y relaciones cercanas”, que las personas prefieren la compañía de otros que
tienen actitudes y valores similares. Si las personas no se gustan mutuamente, no tra-
bajarán bien juntas. Por otra parte, un optimista predeciría que la diversidad aumenta
la variedad de perspectivas y habilidades que se juntan para enfrentar un problema,
aumentar la productividad y resolver de manera creativa un problema al ofrecer un
grupo con una reserva más grande de recursos de dónde elegir.
¿Cuál es el impacto neto de la diversidad sobre el desempeño de un grupo? Existe
una sugerencia de evidencia para ambos efectos. En la actualidad, los investigadores
están de acuerdo en que no hay una respuesta individual o simple, porque es probable
“La globalización de los negocios que el efecto dependa de la naturaleza de la diversidad, de si se acentúan las semejanzas
es un hecho de la vida. Más de o las diferencias, de la proporción de los miembros de mayoría y minoría, de si hay una
63,000 corporaciones multina- cultura de integración suave dentro de la organización, del tipo de trabajo por completar,
cionales y 821,000 subsidiarias de la habilidad y motivación del grupo y de otros factores (Mannix y Neale, 2005; Van
extranjeras emplean ahora a 90 Knippenberg y Schippers, 2007).
millones de personas alrededor del Un centro de trabajo puede luchar por la diversidad, pero su éxito puede depen-
mundo.” der de su filosofía y enfoque. Como reflejo de un debate que abarca a toda la sociedad,
Gabel y Brunner, 2003 muchas compañías luchan con esta pregunta: ¿es mejor agradecer a las diferencias
grupales en el centro de trabajo por celebrar el multiculturalismo, o ignorarlas en un
esfuerzo para alentar un ambiente uniforme y no racista? Para ver si existe una rela-
ción entre las creencias que tiene una compañía y cuán involucrados se sienten los tra-
bajadores minoritarios, Victoria Plaut y otros (2009) realizaron una “encuesta de clima
de diversidad” en línea a 5000 empleados blancos y de minorías de 18 departamentos de
una gran organización dedicada al cuidado de la salud. Al comparar los departamen-
tos, descubrieron que mientras más multiculturales eran en sus creencias de diversidad
los empleados caucásicos dominantes (al apoyar que “los empleados deben reconocer y
celebrar las diferencias étnicas” en lugar de “los empleados deben minimizar sus diferen-
cias étnicas”), más involucrados se sentían los trabajadores minoritarios (por ejemplo,
“estoy orgulloso de decir a los demás que trabajo en esta organización”).
La correlación en el mundo real es intrigante, pero no prueba que las creen-
cias multiculturales dentro de la organización hagan que los empleados minorita-
rios se sientan más involucrados. Para poner a prueba dicha hipótesis de manera

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Evaluaciones de desempeño 545

directa, Valerie Purdie-Vaughns y otros (2008) presenta-


ron a profesionales corporativos afroestadounidenses
un folleto de una firma de consultoría administrativa
ficticia. Para los participantes asignados a una condi-
ción que valoraba la diversidad, el folleto decía: “Mien-
tras otras firmas de consultoría se equivocan al intentar

Justin Lubin/NBC/NBCU Photo Bank via Getty Images


dar forma a su personal en un solo molde, creemos que
abrazar la diversidad enriquece nuestra cultura”. Para los
que estaban en una condición no racista, el folleto decía:
“Mientras otras firmas equivocadamente se enfocan en
la diversidad de su personal, nosotros capacitamos a
nuestra fuerza de trabajo para abrazar sus semejanzas”.
¿Los participantes afroestadounidenses, experimenta-
dos en el mundo corporativo, se sintieron cómodos con
esta compañía? Si las fotografías del folleto mostraban
un alto nivel de representación minoritaria, se sentían
bien. Sin embargo, si las fotografías mostraban un bajo
nivel de representación minoritaria, su nivel de comodidad dependió de las creencias de Interesados en la satisfacción, la
motivación y el desempeño, los
diversidad de la compañía. En este caso, confiaron más en la firma multicultural que cele- psicólogos I-O estudian muchos aspectos
braba la diversidad y la diferencia, que en la firma no racista que buscaba minimizarlas. del comportamiento social en el mundo
laboral. Desde luego, no hay dos
escenarios laborales iguales, como se ve
en la premiada comedia televisiva The

Evaluaciones de desempeño Office (La oficina), que parodia a la ficticia


y con frecuencia disfuncional Dunder
Mifflin Paper Company, en Scranton,
Pennsylvania.

Incluso después de contratar a una persona, el proceso de evaluación continúa. De


hecho, nadie disfruta ser escrutado por un jefe o alguien más. Sin embargo, la evalua-
ción del desempeño, el proceso de evaluar el trabajo de un empleado y comunicarle
los resultados, es un hecho inevitable de la vida en el centro de trabajo. Las evaluaciones
del desempeño proporcionan una base para las decisiones de colocación, transferencias,
promociones, aumentos y recortes salariales, bonos y despidos. También ofrecen reali-
mentación a los empleados acerca de la calidad de su trabajo y de su estatus dentro de
la organización. A veces la evaluación del desempeño también es tema de debates políti-
cos, como en las cuestiones recientemente planteadas acerca de cómo se debe evaluar y
recompensar a los profesores (Gollan, 2011). No sorprende que los psicólogos I-O hayan
estudiado este proceso con gran detalle (Landy y Farr, 1983; Murphy y Cleveland, 1995).
Sería sencillo si el desempeño de un trabajador pudiera medirse sólo mediante crite-
rios meramente objetivos y cuantificables, como cuando se juzga a los investigadores por
el número de artículos que publican, a los lanzadores de béisbol por su porcentaje de jue-
gos ganados y perdidos y su promedio de carreras limpias, a los vendedores de autos por
el número de vehículos que venden, y a los agentes de ventas por el número de clientes
que atienden. Sin embargo, con frecuencia este tipo de medidas cuantitativas no están
disponibles y no toman en cuenta la calidad del trabajo. Entonces, por necesidad, las
evaluaciones del desempeño con frecuencia se basan en medidas más subjetivas, como
las percepciones de los empleados por parte de los supervisores, de los compañeros de
trabajo y en ocasiones incluso de los mismos empleados.

> Calificaciones del supervisor


Con base en la suposición de que los supervisores permanecen informados acerca del
desempeño de sus subordinados, con más frecuencia se les pide hacer las evaluacio-
nes. Pero, ¿estas calificaciones son precisas? ¿Y el proceso es justo? El proceso tiene evaluación del desempeño Proceso
tanto beneficios como inconvenientes. Por un lado, la investigación muestra que de valorar el trabajo de un empleado
los supervisores están influidos más por el conocimiento, habilidad y confiabilidad dentro de la organización.
en el puesto de un trabajador, que por factores menos relevantes, como la simpatía

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546 Capítulo 13 Negocios

(Borman et al., 1995). Por otra parte, como verá, los evaluadores predeciblemente caen
presas de los sesgos de percepción social descritos en otra parte de este texto.
Al paso de los años se han identificado algunos problemas relacionados con las valo-
raciones. Buena cantidad de investigación identificó varios tipos de errores de califica-
ción. Un ejemplo prominente es el efecto halo, una falla para discriminar entre diferentes
aspectos del desempeño de un solo trabajador (Cooper, 1981). En el capítulo 4 vio que las
impresiones mutuas de las personas están guiadas por teorías de personalidad implícitas,
por las preconcepciones que se tienen acerca de las relaciones entre diferentes rasgos. Al
creer que alguien es cálido, se supone que también es generoso y de naturaleza bondadosa.
En forma similar, los supervisores que creen que un trabajador no es productivo también
pueden calificarlo en forma negativa en trabajo en equipo, independencia, creatividad y
otras dimensiones distintas. Los efectos halo son más pronunciados cuando los evaluado-
res califican a alguien que no conocen bien o cuando una demora temporal ha hecho que
se nuble su recuerdo del desempeño (Koslowski et al., 1986; Murphy y Balzer, 1986).
Un segundo problema es que los evaluadores difieren en las calificaciones numéri-
cas promedio que otorgaron a otros. Debido a lo que se conoce como problema de restric-
ción de rango, algunas personas ofrecen calificaciones indulgentes uniformemente altas;
otros están inclinados a otorgar mezquinas calificaciones bajas, e incluso otros gravitan
hacia el centro de la escala numérica. En todos los casos, las personas que usan un rango
restringido fallan al hacer distinciones adecuadas. En ocasiones las diferencias entre
calificadores son considerables, como se vio en un estudio de administradores emplea-
dos en numerosas organizaciones (Scullen et al., 2000), en parte debido a diferencias en
su personalidad. Los individuos que tienen personalidades afables tienden a ser indul-
gentes en sus calificaciones de los otros, mientras que quienes son muy escrupulosos
tienden a ser más duros (Bernardin et al., 2000). En un meta-análisis de 25 estudios, John
Georgesen y Monica Harris (1998) también descubrieron que las personas que están en
el poder, comparadas con quienes no lo están, otorgan de manera consistente califica-
ciones de desempeño más bajas a otros que están en posiciones subordinadas.
Además de los problemas con el error y el sesgo al calificar, ahora es claro que los
supervisores también pueden distorsionar de manera intencional sus evaluaciones, depen-
diendo de sus objetivos dentro de la organización (Murphy et al., 2004). Por ejemplo, en
una investigación de estudiantes en un curso de administración de recursos humanos,
los evaluadores otorgaron calificaciones globales más altas cuando su meta era alentar la
armonía grupal, para garantizar justicia y precisión, o para motivar a quienes calificaban,
que cuando el propósito era simplemente ayudar a los miembros a identificar sus forta-
lezas y debilidades (Wang et al., 2010). Un hecho obvio de la vida en el centro de trabajo,
pero que con frecuencia se pasa por alto, es que la evaluación del desempeño no es sólo un
proceso de medición, sino uno que también sirve a propósitos sociales y de comunicación.

> Autoevaluaciones
Aunque las valoraciones del desempeño usualmente las realizan los supervisores, con
frecuencia se buscan sugerencias de los compañeros de trabajo, subordinados, clientes
y otros cuyas opiniones son relevantes. Acaso el lector no se dé cuenta de ello, pero al
llenar encuestas para evaluar un curso en la universidad, éstas tuvieron influencia en
las decisiones de permanencia y promoción que involucraban a sus propios profesores.
Como cuando se pide a los trabajadores evaluar a sus administradores, estas evaluacio-
nes proporcionan valiosa “realimentación ascendente”.
Una fuente de información interesante en particular proviene de las autoevalua-
ciones. Si el lector alguna vez ha tenido que describirse a sí mismo en una solicitud
de empleo, sabe que una autoevaluación no es exactamente una lección de modestia.
La mayoría de las personas se ven a sí mismas en términos excesivamente halaga-
dores, toman el crédito por el éxito, niegan la culpa por el fracaso, tienen un sentido
inflado del control y muestran optimismo irreal acerca del futuro. Agregue el fac-
tor de que las personas gustan de presentarse de manera favorable a otros y no es de

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Evaluaciones de desempeño 547

sorprender que las autoevaluaciones en el centro de trabajo sean consistentemente más


positivas que las calificaciones hechas por los supervisores (Campbell y Lee, 1988) y
menos predictivas del éxito laboral (Shore et al., 1992). En una ilustración simple de este
punto, estudios han mostrado que los trabajadores tienden a subestimar el número de
veces que estuvieron ausentes en comparación con los compañeros de trabajo (Harrison
y Shaffer, 1994; Johns, 1994).
Otra razón por la cual las autoevaluaciones deben tomarse con cautela es que los Un problema al hacer que
individuos difieren en la medida en que tienden a presentarse a sí mismos en una forma los trabajadores evalúen su
positiva. La investigación muestra que mientras más poder tenga una persona en una
propio desempeño laboral
organización, mayores serán sus autoevaluaciones (Georgesen y Harris, 1998). De igual
es que las autocalificaciones
modo, los hombres en general son más jactanciosos que las mujeres y tienen más pro-
son excesivamente
babilidad de sobreestimar su propio desempeño (Beyer, 1990). Entonces, en tanto que
las valoraciones del trabajo se basen en autoevaluaciones, estas diferencias pondrán en positivas.
V ERDADERO.

>
desventaja a empleados subordinados y mujeres.

Métodos de evaluación nuevos y mejorados


No se puede confiar siempre en las evaluaciones del desempeño. Sin embargo, cuando no
están disponibles medidas más objetivas del producto del trabajo, las organizaciones
no tienen más opción que apoyarse en juicios humanos imperfectos y en ocasiones pre-
juiciosos. Para los investigadores, el reto es encontrar formas de mejorar la precisión de
las evaluaciones que se realizan.
Una solución tiene que ver con el momento de las evaluaciones en relación con la
observación del desempeño. Las evaluaciones son menos proclives a error cuando se
hacen justo después del desempeño que cuando hay una demora de días, semanas o
meses. De manera alternativa, los evaluadores deben tomar notas y mantener registros
claros de sus observaciones, quizás usando listas de verificación del comportamiento.
Parte del problema es que, una vez que la memoria para los detalles comienza a desvane-
cerse, los evaluadores regresan a los estereotipos y otros sesgos (Murphy y Balzer, 1986;
Sánchez y De la Torre, 1996).
Una segunda posible solución es enseñar a los calificadores algunas de las habilida-
des necesarias para hacer valoraciones precisas. A lo largo de los años se han desarro-
llado varios programas de capacitación, y la investigación sugiere que la precisión puede
impulsarse al alertar a los evaluadores acerca de los sesgos de la percepción social, de
enfocar su atención en comportamientos relevantes para el empleo, de aguzar sus habi-
lidades de memoria, informarles de las normas de desempeño que sirven como marco
de referencia dentro de la organización y proporcionarles práctica y realimentación en
el uso de las escalas de calificación (Day y Sulsky, 1995; Hedge y Kavanagh, 1988). Ningún
sistema será perfecto alguna vez, pero es posible mucha mejoría, en particular cuando
las personas están motivadas para ser precisas (Salvemini et al., 1993).
Tercera, ahora es común en la mayoría de las organizaciones recolectar y combinar
todo un círculo de calificaciones provenientes de múltiples evaluadores en un proceso
que se conoce como evaluación del desempeño de 360 grados. Como en los centros de
evaluación, un sistema de múltiples calificadores, en el cual la evaluación final repre-
senta el promedio de las calificaciones otorgadas por fuentes independientes con
diferentes perspectivas, es más completa que el enfoque convencional de un solo eva-
luador (Conway y Huffcutt, 1997; Lepsinger y Lucia, 2009). En una evaluación típica de
360 grados, el desempeño de un empleado es calificado por superiores, pares, subordi-
nados, los mismos empleados y en ocasiones incluso por participantes externos como
clientes, estudiantes y pacientes. De esta forma, cualquier sesgo idiosincrático que pueda
colocar un solo individuo en su calificación puede ser compensado por otros. Aunque
hay debate acerca de cómo combinar, comparar y contrastar diferentes fuentes, la inves-
tigación muestra que este enfoque es una mejoría de los métodos de un solo calificador
(Craig y Hannum, 2006; Morgeson et al., 2005). A la luz de las tendencias globalizadoras
en el siglo XXI, la presencia de corporaciones multinacionales y la realidad de que toda
organización está anidada dentro de una cultura más amplia, los investigadores también
están interesados en los aspectos culturales de la evaluación del desempeño (Atwater et
al., 2009; Peretz y Fried, 2012).

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548 Capítulo 13 Negocios

> Consideraciones sobre el debido proceso


En la empresa totalmente humana de evaluación del desempeño, en especial en una
economía lenta en la que los empleos son muy demandados, la precisión no es la única
preocupación. También existe otro problema: las percepciones de justicia. ¿Es justo que
un profesor tenga contratación fija, mientras otro no, o que un trabajador sea despedido
mientras otro es retenido? Precisamente porque los riesgos son altos en las decisiones que
se hacen acerca del personal, las calificaciones del desempeño pueden estar sesgadas y en
ocasiones distorsionadas de manera deliberada por quienes estén motivados por compro-
misos políticos y egoístas dentro del centro de trabajo. En particular en el nivel ejecutivo,
las políticas de oficina son un hecho en la vida organizacional (Gioia y Longnecker, 1994).
Para aumentar las percepciones de justicia, Robert Folger y sus colegas (1992) pro-
pusieron un modelo de “debido proceso” de la valoración del desempeño. En general, este
modelo está diseñado para conservar los derechos de los empleados en la misma forma
que el sistema de justicia criminal busca proteger al acusado. El modelo consiste de tres
principios. El primero es que debe haber noticia adecuada; esto es, estándares de des-
empeño claros que puedan entender los empleados y de los cuales puedan plantear pre-
guntas. El segundo es que los empleados deben recibir una audiencia justa en la que sean
evaluados por un supervisor que conozca su trabajo y en la que reciban realimentación
oportuna, así como una oportunidad para presentar su propio caso. El tercer principio es
que las valoraciones deben basarse en evidencia del desempeño laboral, no en prejuicios,
corrupción o consideraciones externas. Como indica la investigación acerca de cómo
reacciona la gente a los aumentos de salario, los recortes salariales, las promociones,
despidos y la puesta en práctica de políticas de acción afirmativa, la justicia procedi-
mental (cómo se toman las decisiones) puede ser tan importantes para la gente como un
resultado favorable (qué decisiones se tomaron). Por tanto, los trabajadores que no están
satisfechos con su paga son más proclives a vengarse (por ejemplo, reportarse enfermos,
robar o desperdiciar suministros de la compañía o dañar equipo) cuando creen que los
procedimientos usados para determinar el pago no son justos y no se les consultó acerca
de la decisión (Skarlicki y Folger, 1997).
Investigación reciente muestra que las personas juzgan la justicia organizacional de
acuerdo con un gran número de criterios, como la transparencia y justicia de los proce-
dimientos que se utilizan; la medida en que se explican los procedimientos y los resul-
tados que producen; la medida en que se trata con dignidad, cortesía y respeto a los
trabajadores afectados, y los resultados de la toma de decisiones mediante los cuales se
asignan salarios, promociones y otros recursos. En conjunto, la combinación de estos
tipos específicos de justicia influyen en la satisfacción, el compromiso y el desempeño
en el trabajo de las personas dentro del centro de trabajo (Ambrose y Schminke, 2009).
De hecho, un meta-análisis reciente de 83 estudios reveló que las percepciones de injus-
ticia en el centro de trabajo por parte de los empleados se asociaron con aumentos en
los estados emocionales negativos, estrés, agotamiento y problemas de salud físicos y
mentales (Robbins et al., 2012).

Liderazgo
Sin importar dónde esté empleado, la experiencia laboral depende en gran medida
de la calidad del liderazgo en la organización. Un líder es alguien que puede mover a
un grupo de personas hacia una meta común. Puede ser un jefe de Estado, el pre-
sidente de un colegio o universidad, el miembro principal de un equipo de investiga-
ción, el oficial ejecutivo de una corporación o el gerente o entrenador en jefe de un
equipo deportivo. En una amplia variedad de escenarios, los investigadores se han
preguntado desde hace mucho: ¿qué factores personales y situacionales conducen a
un liderazgo efectivo? No hay una fórmula sencilla. Algunos líderes triunfan al ganar

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Liderazgo 549

apoyadores; otros guían al reparar vallas,


unir rivales, negociar acuerdos, construir
TABLA 13.2
coaliciones, resolver problemas o estimular
Concepciones que vale la pena citar acerca del liderazgo
emociones (vea la tabla 13.2). Cualquiera
que sea la estrategia, hay un denomina- “El propósito de todo gobernante es el bienestar de aquellos a quienes gobierna.”
dor común: el buen liderazgo se trata de — San Agustín
influencia social (Avolio, 2011; Bass y Bass, “La cualidad más importante en un líder es la de ser reconocido como tal.”
2008; Goethals et al., 2004; Northouse,
— André Maurois
2013).

>
“Yo soy un líder por defecto, sólo porque la naturaleza no permite el vacío.”
— Obispo Desmond Tutu
El enfoque de rasgos “Si uno es afortunado, una fantasía solitaria puede transformar totalmente un millón
clásico de realidades.”
— Maya Angelou
Un enfoque del estudio del liderazgo es “Cuando el líder efectivo termina con su trabajo, la gente dice que ocurrió de manera
identificar los rasgos que caracterizan a natural.”
los líderes “natos”, aquellos que tienen el — Lao Tse
“material correcto”. De acuerdo con la Teo- “Nunca diga a las personas cómo hacer las cosas. Dígales qué hacer y lo sorprenderán
ría de la Gran Persona de la historia, los con su ingenuidad.”
individuos excepcionales se elevan para — General George Patton
determinar el curso de los acontecimien-
“Debemos convertirnos en el cambio que queremos ver.”
tos humanos. Este enfoque ha tenido cierto
— Mahatma Gandhi
apoyo a lo largo de los años, pues ciertos
“La prueba final de un líder es que deja detrás de sí, en otros hombres, la convicción y
rasgos (como ambición, inteligencia, nece-
deseo de continuar.”
sidad de poder, autoconfianza, un alto nivel
— Walter J. Lippmann
de energía y una capacidad para ser flexible
y adaptarse al cambio) son característicos “El liderazgo debe nacer de la comprensión de las necesidades de aquellos que
serían afectados por ellas.”
de las personas que se convierten en líderes
(Hogan et al., 1994; Kenny y Zaccaro, 1983). — Marian Anderson
Incluso la altura física puede tener un “Ningún hombre será un gran líder si quiere hacer todo por sí mismo u obtener todo
papel. A este respecto, es sorprendente que el crédito por hacerlo.”
a lo largo de todo el siglo XX, el candidato — Andrew Carnegie
más alto a la presidencia de Estados Unidos “La tarea del líder es llevar a su gente de donde está hacia donde no han estado.”
ganó un sorprendente 23 de 25 elecciones, — Henry Kissinger
eso es 92% de las veces (1972 y 1976 fueron
© Cengage Learning
las únicas excepciones).
Con base en investigación pasada, She-
lley Kirkpatrick y Edwin Locke (1991) argu-
mentan que ciertas características estables se asocian con el liderazgo exitoso entre los
ejecutivos de negocios. En particular, señalan la importancia de la habilidad cognitiva
(inteligencia y una capacidad para procesar con rapidez gran cantidad de información),
el impulso interior (necesidad de logro, ambición y un alto nivel de energía), la motivación
de liderazgo (deseo para influir en otros con la finalidad de alcanzar una meta común), la
experiencia (conocimiento específico de temas técnicos relevantes para la organización),
la creatividad (habilidad para generar ideas originales), la autoconfianza ( fe en las habili-
dades e ideas propias), integridad (confiabilidad, honestidad y un estilo de comunicación
abierto) y flexibilidad (habilidad para adaptarse a las necesidades de los seguidores y
a los cambios en la situación). “Sin importar si los líderes nacen o se hacen”, dicen, “es
inequívocamente claro que los líderes no son como las demás personas” (p. 58). Locke
(2000) hurgó en este tema en The Prime Movers (Los impulsores), un libro en el que des-
cribe los rasgos que los “creadores de grandes fortunas”, multimillonarios y billonarios
hechos por cuenta propia, parecen tener en común. Zaccaro (2007) agrega que varios
aspectos del liderazgo pueden predecirse mejor mediante combinaciones únicas de atri-
butos en vez de por rasgos individuales.
En contraste con este enfoque, se introdujeron teorías más orientadas a lo situacio-
nal, sobre la noción de que el surgimiento de un líder dado depende del tiempo, el lugar y

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550 Capítulo 13 Negocios

las circunstancias, que diferentes situaciones requieren distin-


tos tipos de líderes (Vroom y Jago, 2007). Conforme cambian
las necesidades, las expectativas y los recursos de un grupo,
también lo hará la persona mejor adaptada para dirigirlo. En
particular, pueden usarse estudios de liderazgo presidencial
para ilustrar el punto acerca de las situaciones y el liderazgo
(Goethals, 2005). Por ejemplo, David Winter (1987) descubrió
que los candidatos presidenciales tienen más probabilidad
de ser elegidos y reelegidos cuando su principal motivo en la
vida (ya sea logro, poder o afiliación) coincide con lo que los
estadounidenses más quieren en ese momento. Entonces, una

Tom Williams/CQ Roll Call/Getty Images


alternativa a la perspectiva de rasgos clásica es una visión de
que el liderazgo es producto de una interacción única entre la
persona y la situación circundante.
Las situaciones pueden dictar el éxito de un estilo de lide-
razgo particular. Por ejemplo, durante el surgimiento de la era
punto-com, la imagen tradicional de un líder que preside de
arriba abajo sobre una estructura jerárquica de mando cedió
el paso a una cultura corporativa en la que un líder debe ser
En junio de 2012, James Dimon, CEO accesible, fluido, lateral y orientado a las relaciones. Pero, ¿esta
de JP Morgan Chase, testificó ante el doctrina situacional necesariamente es incompatible con el enfoque de rasgos clásico?
Congreso de Estados Unidos acerca de
las multimillonarias pérdidas del banco. Tal vez no. En Primal Leadership (Liderazgo primigenio), Daniel Goleman, Richard Boyat-
Al presentarse pocos años después zis y Annie McKee (2002) argumentan que la principal labor del líder es emocional y
del cercano colapso y rescate de los que los grandes líderes están en deuda con la inteligencia emocional, una habilidad para
bancos de Wall Street, los reguladores
estaban preocupados por los riesgos
saber cómo se siente la gente y cómo usar dicha información para guiar sus propias
que se tomaban. Este incidente y otros acciones. Los grandes líderes son hombres y mujeres que exudan interés, entusiasmo
parecidos estimularon buena cantidad y otras emociones positivas, y cuya energía es contagiosa. Sin embargo, precisamente
de discusión del “liderazgo ético” en porque las demandas cambian de un tiempo, una situación y una organización a los
los negocios, un aspecto del liderazgo
de relativa novedad y sin explorar (vea siguientes, los líderes con inteligencia emocional son flexibles por naturaleza en su estilo
y fungen como visionarios, entrenadores, pacificadores, etc., cuando se necesita.

>
Stouten et al., 2012).

Modelos de contingencia del liderazgo


Ilustrativo de esta perspectiva de interacción es el modelo de contingencia del lide-
razgo propuesto por Fred Fiedler (1967). Fiedler argumenta que una diferencia clave
entre los líderes es si están principalmente orientados a la tarea (sólo enfocados en el tra-
bajo) u orientados a las relaciones (preocupados por los sentimientos de los empleados).
La cantidad de control que un líder tiene determina cuál tipo de liderazgo es más efec-
tivo. Los líderes gozan de alto control situacional cuando tienen buenas relaciones con su
personal, una posición de poder y una tarea claramente estructurada. En contraste, los
líderes muestran bajo control situacional cuando tienen pobres relaciones con su perso-
nal, poder limitado y una tarea que no está claramente definida.
Al combinar estos componentes personales y situacionales, estudios de varios gru-
pos de trabajo sugieren que los líderes orientados a la tarea son los más efectivos para
aclarar las situaciones que son bajas o altas en control, y que los líderes orientados a
las relaciones se desempeñan mejor en situaciones que permiten un grado moderado
de control. En situaciones de bajo control, los grupos necesitan guía, la cual ofrecen los
líderes orientados a la tarea al permanecer enfocados en el trabajo. En las situaciones
de alto control, donde las condiciones ya son favorables, estos mismos líderes mantie-
nen un bajo perfil relajado. Los líderes orientados a las relaciones son diferentes. Ellos
modelo de contingencia ofrecen poca guía en situaciones de bajo control y se inmiscuyen mucho en las situacio-
del liderazgo Teoría de que nes de alto control. Sin embargo, en situaciones ambiguas, los líderes orientados a las
la efectividad del liderazgo relaciones, precisamente debido a su estilo social participativo abierto, motivan a los
está determinada tanto por las trabajadores a resolver problemas en formas creativas.
características personales de los líderes Estudios de unidades militares, equipos deportivos, escuelas, hospitales y otras
como por el control permitido por la organizaciones, por lo general apoyan el modelo de Fiedler. Aunque este apoyo está
situación. lejos de ser unánime, el punto principal está bien arraigado: el buen liderazgo requiere
de una coincidencia entre el estilo personal de un individuo y las demandas de

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Liderazgo 551

Topham/The Image Works, Inc.


Martin Luther King, Jr., aquí en agosto
de 1963 durante su famoso discurso
“Tengo un sueño” en Washington,
D. C., fue un líder transformador que
inspiró el cambio masivo, al hacer que
sus seguidores creyeran que algo era
posible.

una situación específica (Fiedler y Chemers, 1984). Una inconsistencia (esto es, el tipo de
persona equivocada para la situación) puede tener consecuencias negativas tanto para
el líder como para su organización. Por ejemplo, Martin Chemers y otros (1985) entre-
vistaron a administradores universitarios para determinar tanto su estilo de liderazgo
como su control situacional. Descubrieron que las inconsistencias se asociaban con cre-
ciente estrés laboral, enfermedades relacionadas con el estrés y ausencia del trabajo,
síntomas que disminuyen la productividad y competencia de un líder (Fiedler y García,
1987; Fiedler et al., 1992).
Tomar decisiones es una de las tareas más importantes de cualquier líder. Sin
embargo, en la calle de dos sentidos entre líderes y seguidores, con frecuencia es impor-
tante solicitar la opinión de los demás. ¿Cuánta participación deben permitir los líde-
res? De acuerdo con el modelo normativo de liderazgo propuesto por Victor Vroom
y Philip Yetton (1973), los líderes varían ampliamente a este respecto. Algunos son muy
autocráticos y directivos (no permiten la realimentación de los trabajadores), mientras
que otros son muy participativos (con frecuencia buscan y usan las sugerencias de los
trabajadores). Para un liderazgo efectivo de largo plazo, la clave es permitir sólo la can-
tidad correcta de participación de los trabajadores: no demasiada (que con frecuencia
no es eficiente) ni muy poca (lo que puede reducir la moral). Acerca de qué constituye
la cantidad correcta, Vroom y Yetton argumentan que depende de varios factores, como la
claridad del problema, la información disponible para el líder y los seguidores, y si es más
importante que la decisión sea correcta o que uno tenga apoyo.
Aunque el líder ideal es aquel que ajusta su estilo para adecuarse a la situación, por
lo general las personas prefieren a los líderes que los involucren en decisiones impor-
tantes. La investigación muestra que la toma de decisiones participativa aumenta la
moral, la motivación y la productividad del trabajador, y reduce las tasas de rotación
de personal y de ausentismo. Beneficios como estos se han encontrado especialmente
en situaciones en las que los empleados quieren tener aportación (Vroom y Jago, 1988)
y cuando están involucrados en la toma de decisiones directamente y no por medio de
representantes elegidos (Rubenowitz et al., 1983).

>
modelo normativo de liderazgo
Teoría de que la efectividad del liderazgo
Liderazgo transaccional está determinada por la cantidad de
realimentación y participación que los
Aunque los modelos de contingencia toman en cuenta a la persona y la situación, Edwin líderes permiten a los trabajadores.
Hollander (1985) criticó estas visiones “de arriba hacia abajo” del liderazgo en las que los

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552 Capítulo 13 Negocios

trabajadores son como criaturas inertes, pasivas, sin rostro, para ser movili-
zadas a discreción por la administración. En vez de ello, ve al liderazgo como
un intercambio social de dos vías en el que existe influencia mutua y recí-
proca entre un líder y sus seguidores. De acuerdo con Hollander, un buen
líder transaccional es aquel que obtiene adhesión y apoyo de sus seguido-
res al establecer metas claras para ellos, al ofrecer recompensas tangibles,
al otorgar asistencia y al satisfacer necesidades psicológicas a cambio de un
nivel esperado de desempeño laboral. Por tanto, el liderazgo transaccional
descansa sobre la disposición y habilidad del líder para recompensar a los
subordinados que mantienen su parte del trato y para corregir a quienes no
lo hacen así.

> Liderazgo transformacional


Piense en algunos de los más grandes líderes del siglo pasado, aquellos que
pudieron transformar el statu quo al hacer que sus seguidores creyeran
que algo era posible. Martin Luther King Jr. fue este tipo de líder. Al igual que
Franklin D. Roosevelt, Mahatma Gandhi, John F. Kennedy, Ronald Reagan y
Nelson Mandela. En su clásico libro In Search of Excellence (En busca de la
excelencia), Thomas Peter y Robert Waterman (1982) estudiaron a 62 de las
mejores empresas estadounidenses y descubrieron que su éxito se debía prin-
AP Photo/Paul Sakuma

cipalmente a la habilidad de los líderes para obtener esfuerzos extraordina-


rios de seres humanos ordinarios.
En la actualidad, dos prominentes modelos de tal liderazgo son Bill
Gates de Microsoft, y Steve Jobs de Apple, ambos cofundadores de dos de
Un pionero las más importantes compañías de tecnología en el mundo. En 1975, Gates
de la revolución
tecnológica, Steve
desertó de la Universidad de Harvard y cofundó lo que entonces era una pequeña com-
Jobs, cofundador de pañía con el nombre de Microsoft. Mucho antes de que pareciera posible, vislumbró el
Apple, fue uno de los día en que habría una computadora personal en cada hogar y oficina. Después, conforme
líderes empresariales
más visionarios y
se hacía claro que el futuro residía en el ciberespacio, impactó al mundo de los negocios
transformadores de al redirigir Microsoft en torno a la Internet. Retirado de Microsoft, ahora es una de las
esta época. personas más ricas y filantrópicas del mundo. En 1973, Steve Jobs, como Gates, también
dejó la universidad. Pronto cofundó Apple y ayudó a popularizar e innovar la “Mac”, le
puso mouse, un diseño elegante y otros elementos creativos. Hasta la muerte de Jobs en
octubre de 2011, sus innovaciones más recientes fueron el iPod, el iPhone y el iPad, el
gadget todo en uno. En una industria que demanda la capacidad de anticipar el futuro,
adaptarse rápidamente al cambio, tomar grandes riesgos y recabar apoyo de otros, tanto
Gates como Jobs fueron líderes mundiales.
¿Qué hay de especial en los líderes exitosos? Con base en el trabajo del científico
político James MacGregor Burns (1978, 2003), Bernard Bass (1998; Bass y Riggio, 2006) los
llamó líderes transformacionales. Éstos motivan a otros a trascender sus necesidades
personales en interés de una causa común, en particular en tiempos de crecimiento, cam-
bio y crisis. Mediante elevación de conciencia e inspiración emocional cruda, articulan
una visión clara del futuro y luego movilizan a otros para unirse a dicha visión. Al paso de
los años, Bass y sus colaboradores pidieron a personas que trabajaban para varios admi-
nistradores y ejecutivos empresariales, oficiales militares, directores de escuela, buró-
líder transaccional Líder que cratas, jefes de bomberos y dueños de tiendas, describir a los líderes más destacados que
gana adhesión y apoyo de sus
conocieran (Bass y Avolio, 1990). Como se muestra en la tabla 13.3, las descripciones
seguidores, principalmente mediante
el establecimiento de metas y el uso de
que dieron revelaron cuatro atributos: carisma, motivación inspiradora, estimulación
recompensas. intelectual y una consideración individualizada de otros. Otros estudios han mostrado
líder transformacional Líder que
que los líderes transformacionales también son más extrovertidos que la persona pro-
inspira a los seguidores a trascender medio (Bono y Judge, 2004).
sus propias necesidades en interés de Para medir el grado en que los individuos poseen los atributos de los estilos de lide-
una causa común. razgo transaccional y transformacional, Bass (1985) diseñó el Cuestionario del Líder
Multifactorial (MLQ, por sus siglas en inglés). Con este instrumento, los investigadores

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Liderazgo 553

han estudiado el liderazgo en diferentes culturas y en diferentes tipos de organizacio-


nes, incluidos fabricantes de automóviles, compañías de correo exprés, corporaciones
multinacionales, bancos, agencias gubernamentales y grupos militares. Otros variaron
el uso de los diferentes estilos de liderazgo en escenarios controlados de laboratorio. Al
indicar que la inspiración es un motivador universalmente más poderoso que la recom-
pensa, los resultados mostraron que los líderes transformacionales son más efectivos
que los transaccionales (Bass, 1998; Lowe et al., 1996) y ejercen influencia al hacer que
otros se identifiquen con ellos y con el grupo que representan (Kark et al., 2003). A la
luz de su habilidad para ejercer influencia, no es de sorprender que en un estudio de
39 administradores y 130 empleados en seis compañías, quienes surgieron como líderes
transformacionales en el MLQ también tenían una red social más amplia dentro de sus
organizaciones (Bono y Anderson, 2005).
Las personas son atraídas como imanes hacia los líderes transformacionales que
tienen lo que se requiere. Pero espere. ¿Esto significa que Adolf Hitler y otros jefes de
estado autoritarios fueron líderes de la misma clase que Mahatma Gandhi, Franklin D.
Roosevelt y Nelson Mandela? Uno esperaría que no. Para separar la maldad humana de El tipo de líder más efectivo
la virtud, Bass y Steidlmeier (1999) buscaron distinguir entre lo que ellos llaman líderes es el que sabe cómo ganar
pseudotransformacionales, que apelan a las emociones en lugar de a la razón y mani- apoyo mediante el uso de
pulan a los seguidores ignorantes para impulsar sus propios intereses personales, y los recompensas.
líderes transformacionales auténticos, quienes moralmente levantan a sus seguidores y F
ALSO.
los ayudan a transformar sus visiones colectivas en realidades.

> Liderazgo entre mujeres y minorías


El hecho de que los estadounidenses eligieran a
Barack Obama como el primer presidente afroesta-
dounidense de Estados Unidos es notable en con-
TABLA 13.3
textos tanto históricos como actuales. Observe a
Características de los líderes transformacionales
los líderes de las 500 compañías publicadas en For-
tune en Estados Unidos a comienzos de 2012, y verá Cuando a las personas se les pide describir a los mejores líderes que conocen,
cuatro características se citan con más frecuencia: carisma, habilidad para inspi-
que un mero 3.6% de los CEO son mujeres, un por- rar a otros, estimulación intelectual y consideración individualizada. Estos atribu-
centaje que sólo es un poco mayor en la industria tos son evidentes en las autodescripciones que se ofrecen a continuación.
de atención a la salud, el gobierno o instituciones
educativas. Observe el porcentaje de afroestado- Característica Descripción Frases de muestra
unidenses, latinos y asiáticos en las mejor califica- Carisma Tiene una visión; gana Tengo un sentido de misión
das de las mismas organizaciones, y verá que no les respeto, credibilidad y que les comunico a ellos.
va mejor. Incluso en la actualidad, en el siglo XXI, confianza; promueve una Están orgullosos de asociarse
existen en proporción menos senadores estadouni- fuerte identificación de los conmigo.
seguidores.
denses que son mujeres o entrenadores de la Liga
Mayor de Béisbol que son afroestadounidenses. Inspiración Ofrece charlas Presento una visión para
motivacionales, aumenta el estimularlos.
A pesar del progreso que han logrado en las
optimismo y el entusiasmo, Uso símbolos e imágenes
posiciones de entrada y nivel medio, las mujeres y excita la emoción en las para enfocar sus esfuerzos.
trabajadoras y las minorías que buscan posiciones comunicaciones.
de liderazgo todavía no han pasado por completo Estimulación Alienta de manera activa Les permito pensar acerca de
a través del “techo de vidrio”, una barrera tan sutil intelectual una revaloración de los problemas viejos en formas
que es transparente, aunque tan fuerte que evita que valores y suposiciones nuevas.
alcancen la cima de la jerarquía (Morrison y Von existentes; promueve la Coloco gran énfasis en la
creatividad y el uso de resolución cuidadosa de
Glinow, 1990). De hecho, las mujeres también la inteligencia. problemas antes de entrar en
encuentran “muros de vidrio” que evitan que se acción.
muevan lateralmente dentro de una organización;
Consideración Brinda atención personal a Asesoro a los individuos que
por ejemplo, de posiciones en relaciones públicas a individualizada todos los miembros, actúa lo necesitan.
las de áreas centrales, como producción, mercadeo como consejero y ofrece Expreso mi aprecio cuando
y ventas (López, 1992). realimentación en formas hacen un buen trabajo.
Muchas mujeres están muy calificadas para que son fáciles de aceptar,
comprender y usar para el
ocupar posiciones de poder. La investigación mues-
desarrollo personal.
tra que los administradores hombres y mujeres tie-
Con base en Bass y Avolio, 1990. © Cengage Learning
nen aspiraciones, aptitudes, valores y habilidades

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554 Capítulo 13 Negocios

relacionadas con el trabajo muy similares. Al revisar lo que ahora es una cantidad masiva
de literatura de la investigación acerca de las diferencias sexuales en el liderazgo, Alice
Eagly y Linda Carli (2007) descubrieron que las mujeres líderes en el centro de trabajo
están tan orientadas a la tarea como sus contrapartes varones, y que los líderes hombres y
mujeres en general son igualmente efectivos. La única diferencia parece ser que los hom-
bres pueden ser más efectivos como líderes en posiciones que requieren un estilo más
directivo (por ejemplo, en la milicia), mientras que las mujeres pueden ser más efectivas
en escenarios administrativos que requieren apertura y cooperación. De hecho, cuando
estudiantes universitarios en una investigación fueron asignados a participar en grupos
de trabajo a largo plazo, con el tiempo surgieron estructuras de liderazgo centralizadas
en los grupos de puros hombres, mientras que en los grupos con sólo mujeres surgieron
estructuras de liderazgo descentralizadas más equilibradas (Berdahl y Anderson, 2005).
Esta representación de las mujeres líderes es consistente con la observación de
Judy Rosener (1995) de que las mujeres líderes de hoy se apoyan de manera efectiva
en cualidades tradicionalmente vistas como femeninas. También es consistente con la
observación de Sally Helgesen (1995) de que las mujeres administradoras interactúan
más con los subordinados, los invitan a participar en el proceso de toma de decisio-
nes, comparten información y poder, y mueven redes más extensas, o “redes de inclu-
sión”, un estilo de liderazgo que ella ve como una ventaja femenina. La investigación
muestra que hombres y mujeres difieren en su estilo, no en la capacidad para el lide-
razgo. Un meta-análisis de 45 estudios comparativos sugiere que las mujeres líderes
“’Si fuese a tomar un nuevo em- pueden incluso ser un poco más transaccionales y transformacionales que los hombres
pleo y pudiera elegir a su jefe, (Eagly et al., 2003). Otros investigadores son rápidos en advertir que todas las afirmacio-
¿preferiría trabajar para un hom- nes de una ventaja de género en favor de hombres o mujeres se basa en estereotipos y son
bre o para una mujer?’ De acuerdo exageradas (Vecchio, 2002).
con una encuesta Gallup de 2006 Si las mujeres son competentes para fungir como líderes, ¿por qué relativamente
que planteó esta pregunta, 34% pocas han podido alcanzar la cima en posiciones ejecutivas? Para las mujeres, la ruta
de los hombres prefirió un jefe va- hacia el poder (desde su ingreso en el mercado laboral, al reclutamiento en una orga-
nización y su ascenso por la escalera de la promoción) es algo parecido a una pista de
rón y 10% prefirió un jefe mujer,
obstáculos (Ragins y Sundstrom, 1989), o como Eagly y Carli (2009) dicen: un laberinto.
y 56% no tuvo preferencia. Entre Se han identificado tres conjuntos de impedimentos. Uno es que muchas mujeres
las mujeres, 40% prefirió un jefe están profundamente en conflicto al tener que hacer malabarismo entre una profesión y
varón, 26% prefirió un jefe mujer las responsabilidades familiares, y sentir como si tuvieran que elegir una o la otra (Hal-
y 32% no tuvo preferencia.” pern y Cheung, 2008). Un segundo impedimento es que algunas mujeres huyen de las
Carroll, 2006 posiciones jerárquicas competitivas que ofrecen el potencial de liderazgo en favor de
profesiones que involucran ayudar a las personas (Pratto et al., 1997). Pero un tercer
impedimento es social. Estereotipos duraderos presentan a las mujeres como seguido-
ras, no como poseedoras de rasgos de liderazgo comúnmente asociados con la mascu-
linidad. Como resultado, algunas personas se sienten incómodas con las mujeres en los
papeles de liderazgo, en particular las mujeres que ocupan posiciones orientadas a la
tarea o “masculinas”, como en los negocios (Eagly y Karau, 2002; Koenig et al., 2011).
En una encuesta de 100 ejecutivos corporativos hombres y mujeres, Karen Lyness
y Donna Thompson (2000) descubrieron que, aunque hombres y mujeres fueron igual-
mente exitosos, las mujeres superaron más barreras para llegar a donde iban, como ser
excluidas de redes sociales informales, ser pasadas por alto para empleos que requerían
reasignación y no encajar en la cultura corporativa. Para complicar las cosas aún más, la
investigación muestra que las personas en general muestran un sesgo contra la materni-
dad cuando se trata de recomendar a mujeres con niños para una promoción (Heilman
y Okimoto, 2008).
Las estadísticas muestran que las minorías también pelean una batalla cuesta arriba
por posiciones de liderazgo. El presidente Barack Obama es la excepción más extraor-
dinaria. En el mundo de los negocios, en 2009, sólo seis compañías estadounidenses en
el grupo Fortune 500 tenían un CEO afroestadounidense, siendo la más notable Ursula
Burns, quien se convirtió en la primera mujer afroestadounidense en dirigir una compa-
ñía reportada en Fortune 500 cuando se convirtió en CEO de la Xerox Corporation. ¿Cuál
parece ser la barrera para entrar?
La investigación es mixta en la pregunta de si las evaluaciones de los empleados están
sesgadas por la raza (Roth et al., 2003; Sackett y DuBois, 1991; Stauffer y Buckley, 2005;

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Motivación en el trabajo 555

Waldman y Avolio, 1991). Sin embargo, a la luz de lo que han descubierto los
psicólogos sociales acerca de las sutilezas del racismo moderno, como se
describió en el capítulo 5, los líderes empresariales deben estar al tanto de
las vías indirectas en las que las minorías son obstaculizadas cuando bus-
can el liderazgo. Hace muchos años, en un estudio de afroestadounidenses
en la industria bancaria, muchos dijeron que se habían sentido excluidos
socialmente de grupos de trabajo informales, que no fueron considerados
en redes y carecieron de patrocinadores, modelos de rol y mentores necesa-
rios para avanzar dentro de una organización (Irons y Moore, 1985). De igual
forma, un estudio de graduados de una escuela de negocios reveló que los
hombres afroestadounidenses e hispanos tuvieron menos probabilidad que
otros de tener relaciones de tutelaje con los hombres caucásicos influyentes
en sus respectivas compañías (Dreher y Cox, 1996).
Al superar los obstáculos, algunos miembros de minorías logran abrirse
paso a través de la división racial hacia posiciones de liderazgo. ¿Cómo
hacen estos individuos y otros que se elevan a rangos ejecutivos? En Break-
ing Through (Abrirse camino), David Thomas y John Gabarro (1999) estudia-
ron las trayectorias profesionales y experiencias de 54 administradores y

Cortesía de Xerox Corporation


ejecutivos en tres grandes compañías. Al referirse a la escalera profesional
corporativa como un torneo, descubrieron que los ejecutivos estadouni-
denses exitosos con orígenes africanos, asiáticos e hispanos que estudiaron,
ascendieron lentamente al principio hasta posiciones de administración
media, pero después fueron más rápidos en relación con sus pares caucá-
sicos hacia la suite ejecutiva. Los administradores que pertenecen a grupos
minoritarios tienen que construir temprano un sólido cimiento, sugirieron,
“porque sólo son promovidos después de probarse a sí mismos una y otra Cuando Ursula Burns fue nombrada
vez”. En cada paso de este proceso de desarrollo, descubrieron que los mentores tuvie- CEO de Xerox Corporation en 2009,
ron un papel clave: abriendo puertas, ofreciendo asignaciones desafiantes y apoyándolos se convirtió en la primera mujer
afroestadounidense en fungir como CEO
en el reclutamiento para posiciones importantes de alto perfil. En Leading in Black and de una compañía reportada en Fortune
White (Liderazgo en blanco y negro), Ancella Livers y Keith Caver (2003) sugirieron aún 500. Burns es una de las mujeres más
más, con base en encuestas y entrevistas de profesionales afroestadounidenses, que el poderosas en los negocios.
éxito involucraba algunos ingredientes comunes, como tener una identidad distinta y
un enfoque agudizado sobre la raza, las políticas de la oficina, las redes y, de nuevo, la
necesidad de mentores. Las personas necesitan a otras personas y el mundo corporativo
no es la excepción.

Motivación en el trabajo
¿Qué motiva a los individuos a trabajar duro y bien? ¿Qué determina su satisfacción en
el trabajo, asistencia, lealtad y compromiso? Las actitudes de las personas acerca de su
trabajo pueden afectar de manera positiva y negativa su productividad y desempeño
(Judge y Kammeyer-Mueller, 2012). ¿Uno está motivado estrictamente por lo económico
o tiene otras necesidades personales por satisfacer? No hay una sola respuesta. En el
trabajo, como en el resto de la vida, el comportamiento con frecuencia surge de la con-
vergencia de muchos motivos diferentes. Por tanto, los psicólogos I-O al paso de los años
descubrieron que la satisfacción de las personas en el trabajo depende de un cúmulo
de factores, económicos y de otra índole, como calidad del liderazgo, sentido de justi-
cia, relaciones y comparaciones sociales, y la oportunidad de avance. Incluso la simple
novedad de un empleo puede resultar vigorizante. En un estudio longitudinal de un año
de nuevos trabajadores, Wendy Boswell y otros (2009) descubrieron que la satisfacción
alcanza un pico durante un periodo de luna de miel inicial antes de tender a la baja y
asentarse.

cap13 530-569.indd 555 07/11/14 23:00


556 Capítulo 13 Negocios

> Modelos de recompensa económica


Por necesidad, la gente trabaja para ganarse la vida. Pero en términos estrictamente eco-
nómicos, el tema del pago es más complicado de lo que parece. Para comenzar, la satisfac-
ción global de alguien con su compensación depende no sólo del salario (ingreso bruto, el
salario neto) sino también de los aumentos (cambios a la alza en la paga, cómo se deter-
minan estos cambios), cómo se distribuye el ingreso
(el número de cheques recibidos o diferencias de sala-
rio dentro de la compañía) y qué beneficios ofrece el
empleador (opciones de acciones, créditos para cole-
giaturas, instalaciones deportivas en el sitio, tiempo
de vacaciones, licencias médicas, seguro médico, pen-
siones y otros servicios). Cada uno de estos factores
constituye parte de una fórmula para la satisfacción
(Heneman y Schwab, 1985; Judge y Welbourne, 1994).
De hecho, muchas recompensas no son monetarias,

Erin Lubin/Bloomberg via Getty Images


sino simbólicas, como títulos, tamaño de la oficina, ubi-
cación, alfombrado, amueblado, ventanas y la posibili-
dad de regular el acceso a otros (Sundstrom, 1986).
Tal vez la teoría más básica de motivación del tra-
bajador sea la teoría de las expectativas de Victor
Vroom (1964). De acuerdo con él, las personas son
tomadores racionales de decisiones que analizan los
En febrero de 2012, con base en beneficios y costos de los posibles cursos de acción.
encuestas de miles de empleados de En concordancia, dice, los trabajadores se motivan y ejercen esfuerzo cuando creen que
cientos de compañías, Fortune nombró (1) su esfuerzo resultará en una mejora en el desempeño, (2) su desempeño será recono-
a Google como la mejor compañía en
la cual trabajar en Estados Unidos. Con cido y recompensado, y (3) las recompensas monetaria y simbólica que se ofrezcan serán
oficinas centrales en Mountain View, valiosas y deseables. A lo largo de los años, esta teoría se ha usado con cierto éxito para
California, Google ofrece a su personal predecir la asistencia, la productividad y otros comportamientos relacionados con el
alimentos gourmet gratuitos, médicos
en el sitio, guardería, spa, servicio de empleo de los trabajadores (Mitchell, 1974; Van Eerde y Thierry, 1996).
lavandería y tiempo para emplearlo El establecimiento de metas es importante en particular para la motivación. La
en proyectos individuales. No es de investigación muestra que las personas se desempeñan mejor en el trabajo y son más
sorprender que los empleados de Google
estén tan motivados y que la compañía productivas cuando se les asignan metas específicas y estándares claras para el éxito y
reciba cientos de currículos al día. el fracaso que cuando simplemente se les dice “haz tu mejor esfuerzo” (Locke y Latham,
1990). Los incentivos financieros, en particular, pueden impulsar de manera efectiva
la productividad del trabajador sin comprometer la calidad del trabajo (Jenkins et al.,
1998). Con base en investigación pasada, Edwin Locke y Gary Latham (2002) ofrecen
una teoría de establecimiento de metas útil en la práctica. La clave, sostienen, es que
la persona establezca metas específicas y difíciles para sí mismos u otros. Esta práctica
aumenta la elección, el esfuerzo y la persistencia relacionados con la meta, aumenta
la productividad y otros aspectos del desempeño, ofrece recompensa y satisfacción, y
genera disposición para enfrentar nuevos retos y establecer nuevas metas, lo que por
tanto pone en movimiento un ciclo perpetuo de alto desempeño (vea la l figura 13.7).

l FIGURA 13.7
Establecimiento de metas y ciclo de desempeño
Locke y Latham, 2002. © Cengage Learning

Elecciones, esfuerzo
Goal-relevant Productivity Reward
teoría de las expectativas Teoría A specific,
Meta específica, y persistencia Productividad y Recompensa y
choices, effort, and and
de que los trabajadores se motivan difficult
difícilgoal relevantes para la desempeño satisfacción
and persistence
meta performance satisfaction
cuando creen que sus esfuerzos
producirán resultados valiosos.

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Motivación en el trabajo 557

No se puede subestimar el valor del establecimiento de metas en el centro de trabajo.


En años recientes, muchas organizaciones se han movido de un enfoque en el individuo
a equipos de trabajo. Al reflexionar en este desplazamiento en la práctica, los investiga-
dores se preguntan si el establecimiento de metas funciona en el nivel grupal de la misma
forma que lo hace para los individuos. Un meta-análisis reciente de esta investigación
indica que lo hace: para los grupos, así como para los individuos, es mejor establecer
metas que sean específicas y difíciles (Kleingeld et al., 2011).

> Bonos, sobornos y motivación intrínseca


Las personas pueden luchar por la recompensa, pero en el dinero hay algo más que sólo
lo económico, y en la motivación algo más que sólo el tamaño de un cheque. También
deben considerarse factores psicológicos sociales. En ciertas condiciones, los sistemas
de recompensas que aumentan la motivación extrínseca pueden minar la motivación
intrínseca. Como vio en el capítulo 3, se considera que las personas están motivadas
extrínsecamente cuando se involucran en una actividad por dinero, reconocimiento u
otras recompensas tangibles. En contraste, se dice que las personas están motivadas
intrínsecamente cuando se desempeñan por cuestión de interés, reto o diversión. Los
líderes empresariales quieren empleados que se sientan intrínsecamente motivados y
comprometidos con su trabajo. Entonces, ¿dónde encajan la teoría de las expectativas
y los programas de incentivos? ¿La recompensa tangible es o no la línea de referencia?
La investigación muestra que cuando las personas comienzan a recibir un pago por
una tarea que ya disfrutan, en ocasiones pierden el interés en ella. En la primera demos-
tración de este efecto, Edward Deci (1971) reclutó estudian-
tes universitarios para trabajar durante tres sesiones de una l FIGURA 13.8
hora en acertijos con bloques de construcción que encon- El efecto del pago sobre la motivación intrínseca:
traron interesantes. Durante las sesiones primera y tercera, convertir el juego en trabajo
todos los participantes fueron tratados de la misma manera. En este estudio, los participantes trabajaron tres veces en acertijos que
Sin embargo, en la segunda sesión, a la mitad se le pagó un encontraron interesantes. Después de cada sesión, la cantidad de tiempo
dólar por cada acertijo que completaran. Para medir la moti- libre que los participantes emplearon en los acertijos sirvió como un
registro de su motivación intrínseca. Durante la segunda sesión, a la mitad
vación intrínseca, Deci dejó solos a los participantes durante
de los participantes se les pagó por los acertijos que completaban y a la
un descanso en las sesiones primera y tercera, y grabó la otra mitad no se les pagó. A quienes se les pagó en la segunda sesión
cantidad de tiempo que pasaban en el acertijo en lugar de en mostraron menos interés en los acertijos más tarde cuando ya no había
otras actividades disponibles. Comparados con los partici- dinero disponible.
Tomado de Deci, E. L., “Effects on externally mediated rewards on intrinsic mo-
pantes en el grupo sin recompensa, quienes recibieron pago tivation”, en Journal of Personality and Social Psychology, vol. 18 (pp. 105-115).
en la segunda sesión mostraron menos interés en los acerti- Copyright © 1971 por la American Psychological Association. Reimpreso con
permiso.
jos más tarde cuando ya no había dinero disponible (vea la l
figura 13.8).
Este hallazgo paradójico de que las recompensas minan 350
en trabajar

la motivación intrínseca se ha observado durante muchos


años en estudios de laboratorio y de campo (Deci y Ryan, 1985;
descansos
spent working

Lepper y Greene, 1978; Tang y Hall, 1995). Al hacer que las per-
losbreaks

sonas se sientan controladas más que autónomas, varios fac- 300


empleados

tores que usualmente se encuentran en el centro de trabajo


during

( fechas límite, castigos, supervisión cercana, evaluación y


durante

competencia) también tienen efectos adversos sobre la moti-


of seconds

vación y el desempeño. Por tanto, Teresa Amabile (1996) des-


the puzzles
de segundos

250
cubrió que las personas a quienes se les paga por actividades
en losonacertijos

artísticas, comparadas con otras a quienes no se les paga, pro-


Number

dujeron obras que más tarde fueron juzgadas como menos


creativas por calificadores independientes. Para tener máxi-
Número

ma productividad, las personas deben sentirse impulsadas 200


internamente, no compelidas por fuerzas externas.
Pero espere. Si el dinero disminuye la motivación
intrínseca, ¿los empleadores no deben usar incentivos Sesión
Session Sesión
Session Sesión
Session
1 2 3
monetarios? ¿Los programas de pago por desempeño usa-
dos con frecuencia en el centro de trabajo están conde- Payment
Grupo group
con pago Control
Grupo group
de control
nados al fracaso, como algunos sugieren (Kohn, 1993)?

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558 Capítulo 13 Negocios

No del todo. Para responder estas preguntas, es importante darse cuenta que cualquier
recompensa dada puede interpretarse en dos formas, dependiendo de cómo se le pre-
sente. Por un lado, ofrecer un pago puede hacer que una persona se sienta sobornada,
comprada y controlada, lo que puede resultar en los efectos nocivos recién descritos. Por
otra parte, las recompensas por lo general ofrecen a las personas realimentación positiva
acerca de la calidad de su desempeño, como cuando las personas ganan bonos, becas
y elogios verbales de otros a quienes respetan. La investigación muestra que, aunque
las recompensas controladoras tienden a reducir la motivación intrínseca, las recom-
pensas informativas tienen el efecto positivo opuesto sobre la motivación (Eisenberger
y Cameron, 1996) y la creatividad (Eisenberger y Rhoades, 2001). De hecho, para las per-
sonas que están muy enfocadas en el logro de ciertas metas en el trabajo, o en alguna
otra parte, los incentivos tangibles tienden a aumentar su motivación intrínseca (Durik

>
y Harackiewicz, 2007; Harackiewicz y Elliot, 1993).

Consideraciones sobre la equidad


Un segundo aspecto del pago que influye en la motivación es la percepción de lo que es
justo. De acuerdo con la teoría de la equidad, que se presentó en el capítulo 9, las personas
quieren recompensas que sean justas. En otras palabras, la razón entre entradas y resul-
tados debe ser la misma para el yo como lo es para los demás. Entonces, en relación con
los compañeros de trabajo, mientras más esfuerzo ejerza uno y más aporte, más dinero
debería ganar. Sin embargo, si se siente pagado en exceso o mal pagado, experimentará
estrés y tratará de aliviarlo al (1) restaurar la equidad real, es decir, al trabajar menos o
conseguir un aumento, o (2) convencerse de que la equidad ya existe (Cropanzano, 1993).
La teoría de la equidad tiene algunas implicaciones fascinantes para los comporta-
mientos en el centro de trabajo. Considere el estudio de empleados de Jerald Greenberg
(1988) en una gran firma aseguradora. Para permitir la renovación, casi 200 trabajado-
res tuvieron que mudarse por un tiempo de una oficina a otra. Los trabajadores fueron
asignados al azar a oficinas que por lo general pertenecían a otros que eran más altos,
más bajos o iguales en categoría. Como era de esperarse, los ocupantes usuales con la
categoría más alta tenían una oficina más espaciosa, menos ocupantes y un escritorio
más grande. ¿Las asignaciones aleatorias influyeron en el desempeño laboral? Al seguir
la pista del número de casos de seguros procesados y al calificar la complejidad de éstos
y la calidad de las decisiones tomadas, Greenberg pudo obtener una medida del des-
empeño laboral para cada trabajador antes, durante y después del cambio de oficina.
Para restaurar la equidad, razonó, los trabajadores asignados a oficinas de mayor estatus
se sentirían compensados en exceso y mejorarían su desempeño laboral, y a quienes se
envió a oficinas de menor estatus se sentirían compensados de menos y frenarían su des-
empeño. Esto es exactamente lo que ocurrió. La l figura 13.9 muestra que los resultados
ofrecen sólido apoyo a la teoría de la equidad.
La satisfacción no sólo depende de los resultados de equidad, sino también de la
creencia de que los medios empleados para determinar dichos resultados fueron justos
y se comunicaron con claridad (Brockner y Wiesenfeld, 1996; Folger, 1986). Por ejem-
plo, Greenberg (1990) estudió trabajadores en tres plantas manufactureras propiedad
de la misma compañía. Los negocios iban lentos, de modo que la compañía redujo su
nómina mediante recortes salariales temporales. ¿Los recortes harían que los trabaja-
dores se sintieran mal pagados? Si era así, ¿cómo restaurarían la equidad? Preocupado
de que la política pudiera desatar el robo por parte de los empleados, Greenberg varió
en forma aleatoria las condiciones en las tres plantas. En una se dijo a los empleados,
sin explicación, que recibirían un recorte de 15% en su pago durante 10 semanas. En la
segunda, el mismo recorte de salario estuvo acompañado por una explicación y expre-
siones de remordimiento. En la tercera planta, los salarios no se recortaron. Al seguir
la pista de los inventarios durante las 10 semanas previas, durante y después de los
recortes de pago, Greenberg pudo estimar la tasa de robo de los empleados. El resul-
tado: los trabajadores cuya paga se recortó robaron más de la compañía, presuntamente
para restaurar la equidad, pero sólo cuando no se les ofreció una explicación adecuada

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Motivación en el trabajo 559

l FIGURA 13.9
Equidad en el centro de trabajo
Trabajadores de una compañía aseguradora se mudaron por un tiempo a oficinas que
eran los lugares de trabajo de quienes tenían mayor, menor o igual estatus que su propia
categoría. Para apoyar la teoría de la equidad, a quienes se les asignaron las oficinas
de individuos con mayor estatus aumentaron su desempeño laboral, y a quienes se les
envió a las oficinas de individuos de menor estatus mostraron una reducción. Cuando los
trabajadores regresaron a sus oficinas originales, los niveles de productividad volvieron a la
normalidad.
Tomado de Greenberg, J., “Equity and workplace status: A field experiment”, en Journal of Applied
Psychology, vol. 73 (pp. 606-613). Copyright © 1988 por la American Psychological Association. Reimpreso
con permiso.

80

70
laboral

60
Job performance
Desempeño

50

40

30

1 2 1 2 1 2

Semanas
Weeks antes
Before de Semanas durante
Weeks During Semanas
Weeks después
After
laReassignment
reasignación laReassignment
reasignación de Reassignment
la reasignación
Higher-status
Oficina office
de mayor estatus Lower-status
Oficina office
de menor estatus
Same-status
Oficina office
con el mismo Control
Control
estatus

de su pérdida. Cuando se trata de obtener paga, elogio y trato respetuoso, las personas
están más dedicadas a sus labores cuando creen que se les trata de manera justa (Folger
y Cropanzano, 1998).
Las personas son tan sensibles a la injusticia, el mal pago y el maltrato, que estos
sentimientos pueden provocar estrés y comprometer su salud. En una encuesta de más
de 3500 trabajadores, Bennett Tepper (2001) descubrió que quienes se sienten como víc-
timas de la injusticia en el centro de trabajo también reportaron más fatiga, ansiedad y
depresión. Particularmente estresante es la combinación de sentirse mal pagado y tra-
tado de manera injusta. Al plantear la hipótesis de que las personas perderán el sueño
durante estas preocupaciones, Greenberg (2006) estudió a 467 enfermeras en cuatro
hospitales privados, dos de los cuales recortaron los salarios en 10% y dos no lo hicie-
ron. En un hospital de cada grupo, capacitó a las supervisoras de enfermería acerca de
cómo ayudar a promover sentimientos de justicia organizacional. Durante un periodo
de seis meses, las participantes reportaron en forma periódica sus patrones de sueño
nocturno. Los resultados mostraron dos patrones interesantes: (1) las enfermeras mal
pagadas reportaron más síntomas de insomnio que aquellas cuyos salarios no cambia-
ron, y (2) este problema se redujo entre las enfermeras mal pagadas cuyas supervisoras
fueron capacitadas para tratarlas de manera justa (vea la l figura 13.10).

cap13 530-569.indd 559 07/11/14 23:00


560 Capítulo 13 Negocios

La equidad en el centro de trabajo es importante,


l FIGURA 13.10 quizá más para los hombres que para las mujeres. En
Pérdida de sueño por mal pago e injusticia organizacional estudios de asignación de recompensas, a las perso-
Se estudiaron enfermeras en cuatro hospitales: dos que recortaron sus salarios nas se les induce a creer que ellos y un compañero
y dos que no lo hicieron. En un hospital de cada grupo se capacitó a las trabajan en una tarea por la cual recibirán un pago.
supervisoras para promover sentimientos de justicia organizacional. Durante seis Ellos trabajan por separado, reciben realimentación
meses las enfermeras participantes reportaron sus patrones de sueño nocturno. falsa acerca de su desempeño y luego se les dice que
Como se muestra, aquellas cuyos salarios se recortaron reportaron más pérdida
de sueño que las otras, pero el problema se redujo entre las enfermeras cuyas
deben decidir cómo dividir una recompensa con-
supervisoras fueron capacitadas para tratarlas de manera justa. junta. En esta situación, las mujeres usualmente se
Greenberg, 2006. © Cengage Learning pagan a sí mismas menos que los hombres y reaccio-
nan con menos fuerza cuando otros les pagan menos
(Major y Deaux, 1982). Estudios de resultados fuera
del laboratorio refuerzan el punto. Un antiguo estu-
insomnio

6 dio de graduados, hombres y mujeres, de una escuela


de negocios de la Liga Ivy mostró que los hombres
Rating

5
tienen más probabilidad que las mujeres de negociar
salarios iniciales más altos que los ofrecidos inicial-
media de
Mean Insomnia

mente por las compañías (Gerhart y Rynes, 1991).


4
Otros estudios posteriores confirmaron el punto: los
hombres negocian con más agresividad que las muje-
Calificación

3 res, o para ponerlo en otros términos, “las mujeres no


piden” (Babcock y Laschever, 2003).
2 La brecha salarial de género se ha estrechado en
años recientes, pero no está completamente cerrada.
0 De acuerdo con la Oficina de Estadísticas Laborales
Tiempo
Time 11 Tiempo
Time 2 2 Tiempo
Time 33 Tiempo
Time 44 de Estados Unidos, las mujeres estadounidenses en
1980 ganaron sólo 60 centavos por cada dólar que se
Cambio
Changeen Capacitación
Organizationalen justi- Seis
Six
lainpaga cia organizacional meses
pagó a los hombres. Hacia 1990, la cifra subió ligera-
Pay Justice Training Months
mente, a 72 centavos. Para 2006, subió a 81 centavos.
Periodos de observación
4-week Observation de 4 semanas
Periods En 2012, era de 82 centavos.
Underpaid/Untrained
Mal pagada/Sin capacitación Nocambio/Con
Sin Change/Trained
capacitación Existen muchas posibles explicaciones para esta
Underpaid/Trained
Mal pagada/Con capacitación Nocambio/Sin
Sin Change/Untrained
capacitación brecha salarial de género. Una es que las mujeres
esperan menos paga que los hombres, aun cuando
estén igualmente calificadas, una expectativa que
puede surgir de una larga historia de discriminación (Major y Konar, 1984). En segundo
lugar, las mujeres a veces se preocupan menos por el dinero y más por las relaciones
interpersonales (Crosby, 1982). En tercero, las mujeres pueden estar satisfechas con
menos dinero, porque se comparan con otras mujeres en lugar de con sus contrapartes
masculinas con mayor paga (Bylsma et al., 1995; Chesler y Goodman, 1976). Cuarto, las
mujeres en promedio tienden a calificarse a sí mismas de manera menos favorable que
Las personas que se sienten los hombres, de modo que, aun cuando trabajen más duro y se desempeñen mejor, se
pagadas en exceso se esfuerzan sienten con menos derechos (Major et al., 1984). Cualquiera que sea la explicación, es
más en el trabajo que quienes claro que la brecha genérica en los salarios está profundamente enraizada en la historia
consideran su paga como (Goldin, 1990). Sin embargo, parece igualmente claro que las mujeres trabajadoras de la
apropiada. actualidad no están contentas con permanecer mal pagadas en relación con los hom-
ERDADERO. V bres. Tal vez la brecha salarial de género desaparecerá conforme generaciones sucesivas
de mujeres se estabilicen más en carreras de paga alta.

> El principio de progreso


Gran cantidad de investigación se ha centrado en los efectos del dinero y otras recom-
pensas intrínsecas o extrínsecas. No hay duda de que las personas trabajan principal-
mente para ganarse la vida y que el dinero es una poderosa fuerza motivadora. Pero, ¿la
compensación de uno es la clave para la satisfacción personal? Mediante un meta-aná-
lisis de 92 estudios que reportaron correlaciones entre pago y diversos aspectos de la

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Toma de decisiones económicas 561

© The New Yorker Collection 1995 Ed Fisher from cartoonbank.com. Todos los derechos reservados.
satisfacción laboral, Timothy Judge y colaboradores (2010) descubrie-
ron que aunque la correlación es mayor que cero, el nivel de satisfacción
de las personas en el trabajo estuvo sólo débilmente correlacionado
con cuánto se les paga. Con respecto a las implicaciones, concluyeron
que “dada una opción, los individuos estarían en mejores circunstan-
cias si ponderaran con más peso otros atributos laborales distintos a
la paga” (p. 163).
Es claro que existe más en la motivación en el centro de trabajo
que sólo dinero, al menos para algunas personas. ¿Pero de qué se
trata? En un artículo de Harvard Business Review titulado “What Really
Motivates Workers” (Qué motiva realmente a los trabajadores), Teresa
Amabile y Steven Kramer (2010) entrevistaron a más de 600 adminis-
tradores de docenas de compañías para clasificar el impacto de varios
factores sobre la motivación de los empleados. Ellos clasificaron “reco-
nocimiento por un buen trabajo” como la número 1, incluso delante de
los incentivos financieros. “Por desgracia”, apuntan Amabile y Kramer,
“La productividad subió nueve por ciento desde que
“dichos administradores estaban equivocados”.
nombré a todos vicepresidentes.”
En un estudio masivo de varios años descrito en su libro The Pro-
gress Principle (El principio de progreso), Amabile y Kramer (2011)
rastrearon a 238 “trabajadores del conocimiento” de varias empresas
mediante entradas en un diario estructurado que enviaban por correo electrónico a los
investigadores al final de cada día laboral (un trabajador del conocimiento es aquel que
piensa para ganarse la vida, como ingenieros de software, arquitectos, científicos, escri-
tores y abogados). Cada día, los trabajadores reportaron sus actividades, emociones y
niveles de motivación. A lo largo de casi 12,000 entradas, los resultados mostraron que el
sentido personal de que habían hecho avances significativos en su trabajo fue el aspecto
de su día que con más frecuencia asociaron con un estado de ánimo positivo; sentimien-
tos de alegría, calidez y orgullo; una percepción de apoyo; un sentido de logro, y un alto
nivel de motivación. Como dijo un programador de computadoras: “Aplasté ese bicho
que me estuvo frustrando casi toda la semana. Esto puede no ser un acontecimiento
para ti, pero tengo una vida muy apagada, así que estoy muy emocionado”.
De manera global, los participantes observaron un avance de 76% en sus mejores
días y sólo de 25% en sus peores días. La asociación entre hacer avances y sentirse bien
es una correlación que puede interpretarse en diferentes formas. Sin embargo, sobre
la base de esta asociación, Amabile y Kramer ofrecen consejo acerca de cómo poner
en movimiento este proceso positivo. Los administradores, apuntan, pueden motivar a
los trabajadores no sólo mediante incentivos financieros, rara vez mencionados en las
entradas del diario, sino al facilitar el progreso. Pueden hacerlo al ofrecer más tiempo,
recursos, aliento y asistencia personal; al remover los obstáculos, distracciones y deman-
das innecesarios; al llevar una lista de verificación del avance diario, y después al celebrar
los avances progresivos o “pequeñas victorias” que se realizan a lo largo del camino.

Toma de decisiones económicas


Las personas se enfocan intensamente en el dinero, ansiosos por tener más y temero-
sos por quedarse sin él. En formas poderosas y simbólicas, el dinero produce emoción,
activa el pensamiento y motiva la acción. Los autores realizaron una búsqueda en Goo-
gle acerca de la palabra money (dinero) en el verano de 2012, y descubrieron que había 3.6 “El dinero es poder, libertad, un
billones de entradas, lo que supera las 312 millones de entradas generadas por la palabra colchón, la raíz de todos los ma-
happiness ( felicidad). [Al ser psicólogos sociales, estaban interesados al descubrir que les, la suma de las bendiciones.”
love (amor) le ganó a todas con 6.9 billones de entradas.] Carl Sandburg

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562 Capítulo 13 Negocios

> El poder simbólico del dinero


Aunque el actor y comediante W. C. Fields una vez dijo que un hombre rico no es más que
un hombre pobre con dinero, el sentido común y la investigación reciente sugieren que el
dinero puede cambiar a las personas en formas interesantes.
Piense en ello. Si el lector tuviera una fortuna, sería financieramente independiente.
¿Cómo le haría sentir eso? En una serie de experimentos de laboratorio, Kathleen Vohs
y sus colegas (2006) descubrieron que, cuando a estudiantes universitarios simplemente
se les hacía pensar en el dinero, se volvían más autosuficientes, más autónomos y menos
sociales en la relación con los demás. En cada estudio, los investigadores inducieron el
concepto de dinero en algunos participantes, mas no en otros, en formas sutiles; por
ejemplo, al hacerles leer un ensayo que mencionaba dinero, al presentarles oraciones
codificadas que se relacionaban con dinero, al hacerles contar una gran pila de dinero
de Monopolio o al sentarlos en una computadora con un salvapantallas que presentaba
billetes flotantes. De manera global, quienes fueron expuestos a señales de dinero más
tarde se volvieron más independientes. Puestos en una situación social, prefirieron traba-
jar solos en vez de en equipo, pusieron más distancia entre ellos mismos y un compañero
participante, buscaron menos ayuda en un acertijo que no podían resolver y ofrecieron
menos ayuda a alguien que la necesitaba. Al reflexionar en estos hallazgos, Vohs espe-
cula que “el dinero cambia a las personas en un nivel básico central”, que “tener dinero
hace que la persona se sienta menos conectada y más independiente, mientras que tener
poco dinero lo hace sentir más dependiente con otros” (Carpenter, 2005, p. 27).
Lleve esta especulación un paso adelante. Si el dinero conduce a que uno se sienta
más autosuficiente, ¿ello reduce la necesidad de aprobación y quita la punta al dolor del
rechazo social? Y después del rechazo, ¿uno asigna mayor valor al dinero? Por medio de
investigación realizada en China, Xinyue Zhou y otros (2009) buscaron responder estas
preguntas. En un estudio, reunieron a unos pocos estudiantes universitarios para una
conversación de conocimiento. Luego se separó a los estudiantes y se les pidió elegir a
alguien del grupo con quien les gustaría trabajar. En ese punto, mediante
asignación al azar, a todos los estudiantes se les dijo que tenían que ser des-
pedidos, porque todos los habían seleccionado (aceptación social) o por-
que nadie los había seleccionado (rechazo social). Después, completaron
un conjunto de tareas relacionadas con dinero. He aquí la parte interesante:
cuando se les pidió dibujar de memoria una moneda china, los estudiantes
en la condición de rechazo dibujaron monedas más grandes. También dije-
© The New Yorker Collection 2009 David Sipress from

ron que estaban más dispuestos a ceder de manera permanente a placeres


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como el chocolate, la luz del Sol y la playa a cambio del equivalente de 1.4
millones de dólares. El rechazo aumentó el valor subjetivo del dinero.
En un segundo estudio, estudiantes se involucraron en una tarea que
pensaron era de “destreza digital”: contar 80 piezas de papel u 80 billetes
de 100 dólares. A continuación jugaron un juego computarizado en línea de
lanzar bolitas, presuntamente con tres estudiantes en vivo. En la con-
dición normal, el juego procedió sin incidentes. Sin embargo, en una condi-
ción de rechazo, los otros pronto comenzaron a excluir al participante del
“Deseo que renuncien enviándome mis estados
lanzamiento de bolitas. Cuando más tarde se les preguntó cómo se sentían
financieros.”
acerca del juego, quienes contaron papel estaban más estresados que quie-
Al vivir solo en una isla desierta, el dinero no nes contaron dinero. De alguna forma, el dinero sirvió para amortiguar en
sería necesario para promover la autosuficiencia o los estudiantes el estrés normalmente producido por el rechazo social (vea
protegerse contra el rechazo social.
la l figura 13.11).

> Influencias sociales en el mercado de valores


Para todos sus beneficios tangibles y simbólicos, y aunque la motivación humana sea
compleja, el dinero desempeña un papel importante. Por tanto, en años recientes los psi-

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Toma de decisiones económicas 563

cólogos sociales se han interesado en cómo las personas toman decisiones económicas;
por ejemplo, cuando invierten en el mercado de valores. Éste puede ser notablemente
volátil, como fue el caso durante la década pasada: auges, desplomes y lentos regresos en
formas que recuerdan un paseo en la montaña rusa. ¿Por qué el mercado fluctúa tanto?
¿Las compañías en las que uno invierte son impredecibles día a día o hay factores psi-
cológicos sociales en operación? ¿En qué medida los movimientos diarios de los precios
están determinados por indicadores económicos racionales, como el producto interno
bruto, las tasas de interés, los superávits y déficits presupuestales, la inflación, las esta-
dísticas de empleo, las ganancias de la compañía, la incertidumbre política, la confianza
del consumidor y los precios de las acciones que son muy altos o muy bajos y necesitan
corrección? Es más, ¿en qué medida el mercado de valores está influido por el miedo, la
avaricia, las falsas creencias, los expertos financieros como Jim Cramer de la CNBC que
aparecen en programas de negocios, los rumores que se dispersan por la Internet, las
presiones de conformidad y otras influencias sociales, todo compuesto por la rapidez y
el volumen con el que los negociantes pueden comprar y vender acciones en línea?
Las posibilidades de hacer dinero son mucho mejores en el mercado de valores que
en las máquinas tragamonedas que se encuentran en los casinos. La mayor parte del
tiempo, la mayoría de los inversionistas salen adelante. Sin embargo, en muchos sentidos,
elegir las acciones es una forma de juego. En A Random Walk Down Wall Street (Un paseo
al azar en Wall Street), publicado por primera vez en 1981, el economista Burton Mal-
kiel (2007) reportó que, a largo plazo, las carteras de fondos mutuos recopiladas por los
expertos no se desenvuelven mejor que los grupos de acciones seleccionados al azar. Por
ende, cuando Consumer Reports evaluó el consejo dado por los corredores profesionales,
concluyó que “un mono lanzando dardos a las páginas de las acciones... probablemente
podría hacerlo igual de bien en el rendimiento global de las inversiones, o tal vez mejor”
(Shefrin y Statman, 1986, p. 52).
¿Pero algunos profesionales no obtienen mayores ganancias que l FIGURA 13.11
otros? Y si los precios de las acciones se elevan y caen en reacción a las Vínculos entre dinero y rechazo social
condiciones de mercado y al éxito de una compañía en relación con la Después de contar trozos en blanco de papel o
de sus competidores, ¿el inversionista astuto o el negociante de corto dinero, a algunos participantes en la investigación
plazo no podrá sacar ventaja de estas relaciones? La respuesta a ambas se les dijo que otros jugadores los habían excluido
preguntas es “no necesariamente”. Es cierto que algunos corredores se de un juego en línea de lanzar bolitas. Como se
desempeñan mejor que otros durante un tiempo, tal vez incluso durante ve en términos de cómo se sintieron acerca del
algunos años. Pero los individuos no tienen más probabilidad de triunfar juego, los participantes excluidos que contaron
papel estuvieron más estresados que antes
después de una cadena de triunfos que después de una cadena de pér-
(derecha), aunque quienes contaron dinero no lo
didas. Dado que muchos inversionistas y negociantes tienen acceso a la estuvieron (izquierda). Al parecer, el dinero y la
misma información, y dado que los precios de las acciones pueden cam- autosuficiencia que simboliza pueden silenciar los
biar de un momento a otro, los movimientos de los precios a corto plazo efectos adversos del rechazo social.
en el mercado no pueden predecirse con precisión o fiabilidad. La única Zhou et al., 2009. © Cengage Learning
forma de garantizar las ganancias es usar información confidencial, lo 3.0
cual es ilegal. Pero estudios muestran que la persona promedio tiene una
medida de fe en los inversionistas profesionales, sobreestiman su tasa de
2.5
éxito en relación con su desempeño real (Törngren y Montgomery, 2004).
Si las decisiones del mercado de valores no se hacen en terrenos
del estrés

estrictamente económicos, ¿entonces en qué se basan? Como se descri- 2.0


Distress rating

bió en Greed y Fear (Avaricia y miedo), el libro de Hersh Shefrins (2006)


acerca de las finanzas en relación con el comportamiento y la psicología
Calificación

1.5
de las inversiones, las predicciones del futuro en Wall Street están muy
influidas por factores psicológicos sociales. Por ejemplo, en octubre de
1987, el mercado de valores estadounidense se colapsó, lo que resultó en 1.0
una pérdida estimada de 500 mil millones de dólares. Poco después, el
economista Robert Shiller envió cuestionarios a un gran grupo de comer- 0.5
ciantes activos para intentar determinar lo que causó la crisis. Para los
más o menos 1000 inversionistas que respondieron, el evento clave fueron
las noticias acerca del mercado mismo, que incluyeron un agudo declive 0.0
que ocurrió la mañana del colapso. En otras palabras, los movimientos Countingde
Conteo money Counting
dinero Conteo depaper
papel
de precio en el mercado de valores se dispararon no por información eco- Exclusion
Exclusión Normalnormal
Juego play
nómica objetiva, sino por otros movimientos de precios en el mercado.

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564 Capítulo 13 Negocios

¿Este fenómeno suena la campana? Estudios acerca de los procesos de


comparación social y conformidad han mostrado que cuando las perso-
nas sienten que no pueden medir en forma clara y concreta su propia
© The New Yorker Collection 1999 Richard Cline from cartoonbank.com.

opinión, voltean a otros en busca de guía. Tal vez por ello los inversionis-
tas están más influidos por las noticias y las sugerencias del mercado de
valores durante periodos de subida o caída de precios que están durante
periodos de estabilidad relativa (Schachter et al., 1985).
Con respecto a los lanzamientos de monedas y otros eventos de azar,
los jugadores con frecuencia también suponen que las rachas de buena
suerte se convertirán en mala suerte y viceversa. Pero cuando se trata
de juegos de habilidad, como el básquetbol, las personas con frecuencia
Todos los derechos reservados.

hacen las suposiciones opuestas de que una racha de buena suerte pre-
dice éxito continuo y una de mala suerte predice fracaso. Ambas suposi-
“No compro acciones simplemente porque otros las ciones son incorrectas. Un evento no implica al otro. Pero, ¿qué hay de las
compran. Las compro porque muchos, muchos otros, subidas y bajadas de un mercado de valores? ¿Alguna de estas creencias
las compran.” colorean las decisiones que toman los inversionistas?
Para explorar esta pregunta, Stanley Schachter y otros (1987) presen-
taron a estudiantes universitarios historias recientes de precio de accio-
nes que aumentaron, disminuyeron o permanecieron estables durante un periodo de tres
semanas. Desde luego, la sabiduría convencional en Wall Street es que los inversionistas
deben comprar bajo y vender alto. Sin embargo, la mayoría de los participantes indicó
que compraría acciones que hubieran subido y vendería acciones que hubieran caído.
En un estudio de seguimiento, estudiantes más avanzados, que asistían a la escuela de
negocios en Columbia University, tomaron decisiones muy similares.
¿Las personas siempre van con el flujo del mercado o en ocasiones se oponen a la
tendencia para comprar bajo y vender alto? Paul Andreasson (1987) argumentó que
la respuesta depende de las atribuciones. De acuerdo con Andreasson, los inversionistas
pueden seguir la sabiduría convencional. Pero, se pregunta, ¿qué hay de los cambios de
precio para los cuales tienen lista una explicación? ¿Y si un aumento en el precio de las
acciones se atribuye a eventos en cierta compañía o en el mundo? En lo que respecta al
mercado de valores, atribuciones como estas pueden producir profecías de autocumpli-
miento al conducir a los inversionistas a creer que los cambios persistirán, que los pre-
cios a la alza seguirán subiendo o que los precios en declive seguirán cayendo. Para poner
a prueba esta hipótesis, Andreasson simuló un mercado de valores en la computadora
y descubrió que sin historias nuevas para explicar las fluctuaciones, los participantes
de investigación supusieron que los precios gravitarían hasta los niveles anteriores. El
resultado: compraron acciones cuando el precio era bajo y vendieron cuando el precio
era alto. Sin embargo, quienes también recibieron explicaciones de los cambios en el Wall
Street Journal siguieron la estrategia menos rentable y compraron acciones que subían
(con base en la suposición de que seguirían subiendo) y vendieron las que iban a la baja (con
base en la misma suposición de continuidad).
Incluso los rumores no publicados pueden tener este efecto. Nicholas DiFonzo
y Prashant Bordia (1997) realizaron una simulación del mercado de valores en la que
rumores no confirmados de una compañía se filtraron a algunos participantes, mas
no a otros. Es interesante que los participantes dijeron haber sentido que los rumores no
eran creíbles y por tanto no influyeron en sus decisiones. Pero negociaron basados en
estos rumores como si fuesen hechos duros. La imaginación no da de sí para ver cómo
todos estos hallazgos pueden relacionarse con el comportamiento real en el mercado de
valores. Enfrentados con movimientos a la alza y a la baja, los medios noticiosos finan-
cieros con frecuencia sacan jugo de los hechos actuales para una explicación rápida. En
algunos casos, los rumores se esparcen como incendio por toda la comunidad de los
negocios. Si las noticias son verdaderas o falsas es irrelevante. De cualquier forma, pue-
den convertir una subida inicial en una carrera alcista y una zambullida inicial en una
profunda caída. Por esta razón, los investigadores usan simulaciones de laboratorio para
imitar la toma de decisiones que produce las burbujas, los derrumbes y otros fenómenos
en la bolsa de valores (Porter y Smith, 2003).

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Toma de decisiones económicas 565

En ocasiones, los factores emocionales pueden conducir por un mal camino. Al


contradecir las teorías racionales de la toma de decisiones económicas, la investigación
muestra que las personas caen presas del efecto de dotación, una tendencia a inflar
el valor de los objetos que ya poseen (Thaler, 1980). En un estudio que demuestra este
punto, las personas demandaron un mayor precio por un tarro de café que les habían
dado que por un tarro similar que todavía no poseían (Kahneman et al., 1990). En un
segundo estudio, los investigadores observaron las órdenes colocadas por inversionis-
tas en la bolsa de valores de Australia, y descubrieron que los vendedores valoraron sus
propias acciones más alto que como lo hicieron los compradores, sin importar el precio
actual de mercado (Furche y Johnstone, 2006).
Como inversionistas, desde hace mucho parece que las personas también caen pre-
sas del efecto de disposición, una tendencia a vender muy pronto acciones que subieron
y a retener mucho tiempo acciones que han declinado (Shefrin y Statman, 1985). Experi-
mentos han confirmado este patrón y mostrado que las personas valoran las ganancias
y las pérdidas en relación con el precio que pagaron por sus acciones. Al usar el precio
de compra como punto de referencia, uno tiene más probabilidad de tomar riesgos con
la finalidad de evitar posibles pérdidas que para maximizar las ganancias (Barberis y
Xiong, 2009; Weber y Camerer, 1998).

> Compromiso, entrampamiento y escalamiento


El comportamiento en el mercado de valores, como otras decisiones empresariales que
hacen los individuos, grupos pequeños y las organizaciones, se complica por otro factor
social. Shefrin y Meir Statman (1985) argumentan que muchos inversionistas carecen del
autocontrol necesario para tomar decisiones de inversión sólidas. Como acaba de seña-
larse, las personas que poseen participaciones de una acción que sube con frecuencia
efecto de dotación Tendencia de las
venden muy pronto, de modo que pueden gozar el placer rápido de obtener una ganan- personas a inflar el valor de los objetos,
cia. Esta tendencia es fácil de entender. Pero cuando las personas poseen acciones que bienes o servicios que ya poseen.
caen, con frecuencia esperan mucho antes de vender con la esperanza de que puedan
evitar una pérdida financiera. ¿Por qué las personas con frecuencia siguen sostenién-
dose en una situación fallida? [Una enfermedad de la toma de decisiones que Shefrin
(2006) llama “síndrome de quedar a mano”.] Cuando hay malas señales, ¿por qué com- El piso de una bolsa de valores es
plicar el problema al ponerle dinero bueno al malo? un escenario cargado de influencia
social (izquierda). Los inversionistas de
En Too Much Invested to Quit (Demasiado invertido para renunciar), Alan Teger hoy también son bombardeados con
(1980) describió un juego de subasta de un dólar que ilustra parte del dilema. Ima- influencias sociales provenientes de
gine el lector que está en esta situación: el subastador y otros participantes le dicen programas de negocios, como Mad
Money de CNBC, protagonizado por Jim
que está a punto de venderse un billete de un dólar. Como en una subasta típica, Cramer (derecha).

© Aristide Econompoulos/Star Ledger/Corbis


AP Photo/Richard Drew

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566 Capítulo 13 Negocios

el postor más alto recibirá el dólar a cambio de la cantidad pujada. Pero, contrario a
la convención, el segundo postor más alto también debe pagar la cantidad ofrecida sin
recibir algo a cambio. A usted y a los demás participantes se les pide no comunicarse, y
la puja de apertura mínima es de cinco centavos. Entonces, antes de que usted lo sepa,
comienza la subasta. En experimentos de laboratorio, dos participantes compiten en la
subasta. Se les proporciona una pequeña cantidad de dinero que pueden conservar y
tienen libertad para renunciar al experimento en cualquier momento. Lo que ocurre a
continuación puede parecer sorprendente. Algunos pares razonablemente eligen tomar
el dinero y retirarse sin hacer puja alguna. Sin embargo, otros pares se involucran en una
guerra de pujas que se vuelve más intensa. De acuerdo con Teger, pujar por el dólar con
frecuencia sube al rango de 5 dólares, mayor que la cantidad asignada por el experimen-
tador para jugar. En una ocasión, ¡el subastador tuvo que terminar el juego después de
que los dos participantes pujaron 24.95 y 25 dólares!
La subasta del dólar ayuda a comprender cómo alguien puede comprometerse
financieramente en exceso en la vida real. En el capítulo 8 vio que individuos y grupos
pueden quedar entrampados en sus propios compromisos iniciales mientras tratan de
justificar o salvar inversiones que ya habían hecho. En los negocios, las condiciones eco-
nómicas en las que se hace una inversión en ocasiones justifican el compromiso conti-
nuo. Cuando hay una posibilidad razonable de éxito y las ganancias potenciales son altas
en relación con los costos necesarios adicionales, puede ser rentable la persistencia. Con
ciertas inversiones a largo plazo, los considerables costos anticipados tienen que ser
tolerados antes de la posible materialización de los beneficios demorados. Sin embargo,
como en la subasta del dólar, el entrampamiento puede ocurrir cuando las condiciones
económicas no ofrecen una base para el optimismo.
¿Por qué inversionistas, ejecutivos de negocios y otras personas que pierden dinero en
una inversión fallida con mucha frecuencia “se mantienen firmes”, sólo para hundirse cada
vez más? ¿Por qué los supervisores que recomiendan la contratación de un trabajador más
tarde califican en exceso el desempeño laboral de dicho trabajador comparado con otros
en la compañía que no estuvieron involucrados en la contratación (Schoorman, 1988)?
¿Por qué los equipos de la NBA siguen poniendo desde el inicio a jugadores que fueron
seleccionados en las primeras rondas, aun cuando no se hayan desempeñado bien (Staw y
Hoang, 1995)? Una explicación para estos efectos de escalamiento es que, mientras las
personas suelen evitan asumir grandes riesgos financieros para ganar dinero, con frecuen-
cia están dispuestos a tomarlos para evitar perder dinero. Cuando se ofrece una hipotética
opción entre cierta ganancia de 1000 dólares y una posibilidad de 50-50 de ganar 2500 dóla-
res, la mayoría de las personas elige la alternativa más pequeña garantizada. Pero cuando
se les ofrece una elección entre cierta pérdida de 1000 dólares y una posibilidad de 50-50
de perder 2500, la mayoría de las personas lanza los dados (Kahneman y Tversky, 1979).
La aversión a la pérdida explica parte del problema, pero es claro que factores psico-
lógicos sociales también contribuyen mucho al efecto de escalamiento. La investigación
muestra que los individuos que toman decisiones que conducen a pérdida tienen más
probabilidad que otros de persistir o incluso de invertir aún más cuando se sienten per-
sonalmente responsables. ¿Por qué? Existen dos razones, ambas válidas (Moon, 2001).
Una es que las personas son entrenadas para terminar lo que comenzaron, un deseo
para completar que puede conducirlas a invertir dinero o tiempo bueno en pos del malo
(Garland y Conlon, 1998). La segunda, de acuerdo con Barry Staw, Joel Brockner y otros,
es que las personas con frecuencia siguen comprometidas en un curso de acción fallido
para justificar sus decisiones previas, proteger su autoestima o salvar el honor enfrente
de otros. En consecuencia, Staw y sus colegas (1997) descubrieron que los bancos tenían
menos probabilidad de recortar sus pérdidas en malos negocios y préstamos de bienes
raíces cuando los ejecutivos que habían fundado dichos préstamos todavía estaban con
el banco que cuando ya no estaban. Zhang y Baumeister (2006) descubrieron que los
participantes cuya autoestima estaba amenazada tenían más probabilidad de quedar
entrampados en un juego de laboratorio fallido y perder más dinero como resultado.
En las organizaciones, el efecto de escalamiento puede minimizarse al remover de
efecto de escalamiento Tendencia
la toma de decisiones posterior a los individuos que hacen la inversión perdedora ini-
a que las personas persistan en
inversiones fallidas para evitar pérdidas,
cial. Por fortuna, los inversionistas individuales también pueden aprender a usar varias
lo que hace que éstas se acumulen.
estrategias de de-escalamiento diseñadas para hacerlos más sensibles ante la evidencia
disponible y evitar que malgasten su dinero (Simonson y Staw, 1992). Por ejemplo, en

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Repaso 567

un estudio, Richard Larrick y colaboradores (1990) descubrieron que las personas con
frecuencia violan el principio de costo irrecuperable de la economía, el cual afirma
que sólo los costos y beneficios futuros, no los compromisos pasados, o “costos irrecupe-
rables”, deben considerarse al tomar una decisión.
Para apreciar las implicaciones prácticas, imagine que compra un boleto de 40 dóla-
res para un juego de básquetbol dentro de algunas semanas. Ahora, en el día del juego,
no se siente bien, nieva y su jugador favorito está lesionado. ¿Todavía irá al juego para
asegurarse de usar el boleto? Al no querer “desperdiciar” el dinero, muchas personas irán
aun cuando el dinero ya sea irrecuperable, y aun cuando tengan que soportar los costos
añadidos de enfermar, conducir en mal clima y sentarse en un juego aburrido. Para ver si
hay una opción económica más racional, pregúntese lo siguiente: ¿iría al juego si alguien
le llamara el día del partido y le ofreciera un boleto gratis? Si dijo que iría si hubiera
pagado por el boleto, mas no si éste fuera gratis, entonces, al igual que los inversionistas
que no saben cuándo recortar sus pérdidas, cayó en la trampa de los costos irrecupera-
bles y debió quedarse en casa.
Una y otra vez, estudios han mostrado que los adultos humanos caen presa del efecto
de los costos irrecuperables y permiten que sus decisiones económicas estén sesgadas
por inversiones pasadas de tiempo, dinero y esfuerzo, una tendencia inadaptada que, Las personas que pierden dinero
curiosamente, no muestran los niños o animales de laboratorio (Arkes y Ayton, 1999). en una inversión tienden a
Por fortuna, las personas son entrenables. En un estudio de profesores de la Universidad cortar sus pérdidas en lugar de
mantenerse firmes.
de Michigan, Larrick y otros (1990) descubrieron que los economistas tenían entre ellos
más probabilidad que sus contrapartes en otras disciplinas de usar el principio de costo F
ALSO.

irrecuperable no sólo en problemas hipotéticos, sino también en decisiones personales.


Más importante, descubrieron que puede enseñarse a otros a aplicar la regla. De hecho,
principio de costo irrecuperable
un mes después de la exposición a una breve sesión de capacitación, estudiantes univer-
Regla empírica económica de que
sitarios tuvieron más probabilidad de reportar que usaban la regla en sus propias vidas.
sólo los costos y beneficios futuros,
Incluso sin capacitación explícita, un estudio de desarrollo que comparó personas de no los compromisos pasados, deben
diferentes edades mostró que los adultos mayores tenían menos probabilidad de caer en considerarse en la toma de decisiones.
la trampa del costo irrecuperable que los adultos más jóvenes (Strough et al., 2008). Por
fortuna, parece que las personas aprenden esta lección de la vida misma.

Repaso

l Los estudios clásicos de Hawthorne mostraron que la atención l En el centro de trabajo y otros escenarios empresariales, el
prestada a los trabajadores aumentó su productividad. comportamiento está muy influido por factores psicológicos
sociales.
Selección de personal
l El reclutamiento de un equipo de trabajo competente es el l Aunque las pruebas de integridad abiertas son fáciles de fal-
primer paso importante en el desarrollo de una organización sear, las pruebas encubiertas no lo son, y los resultados de estas
exitosa. últimas de alguna manera predicen el desempeño laboral.
l Un método de selección más efectivo es la entrevista estructu-
La entrevista de trabajo típica rada, en la que todos los solicitantes son evaluados en forma
l Las entrevistas de trabajo en realidad pueden disminuir la ten- estandarizada.
dencia de los empleadores a hacer juicios estereotipados simples. l Muchas organizaciones usan centros de evaluación, donde
l Sin embargo, las entrevistas con frecuencia dan lugar a malas muchos solicitantes toman parte en múltiples actividades
decisiones de selección, en parte debido a las presentaciones supervisadas por un grupo de evaluadores.
personales de los solicitantes y a las expectativas del entrevis-
tador que sesgan la entrevista. Acción afirmativa
l La acción afirmativa afecta a quienes se supone debe ayudar,
Alternativas “científicas” a las entrevistas tradicionales a quienes se sienten excluidos por ella, a las organizaciones
l Muchas compañías usan pruebas estandarizadas de habilidad que la ponen en práctica y a las interacciones entre estos tres
cognitiva, personalidad e integridad como parte del proceso de grupos.
selección.

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568 Capítulo 13 Negocios

l La investigación muestra que las mujeres devalúan su pro- l En la actualidad, la investigación proporciona un indicio de
pio desempeño cuando piensan que fueron seleccionadas de apoyo a ambas predicciones, lo que sugiere que no hay un
manera preferencial. efecto individual o simple.
l Pero las reacciones son más favorables cuando los procedi-
mientos se consideran justos, como cuando el mérito des-
empeña un papel y los receptores se ven como parte de una
minoría y merecedores.

Cultura y diversidad organizacional Puesta a prueba del sentido común


l La acción afirmativa y la globalización de los negocios se han Aunque deficientes, las entrevistas de trabajo permiten tomar las
combinado para aumentar la diversidad en el centro de trabajo. mejores decisiones de contratación de manera consistente.
l Una predicción es que la diversidad producirá división y con- Falso. Aunque las entrevistas pueden reducir la tendencia entre los
flicto, y hará que los equipos de trabajo sean menos efectivos. empleadores a hacer juicios estereotipados simples, con frecuencia
l Una predicción más optimista es que la diversidad aumentará carecen de validez predictiva.
la gama de perspectivas que se usen para resolver un problema,
lo que aumenta el desempeño del grupo.

Evaluaciones de desempeño
l Las evaluaciones del desempeño involucran la valoración de un Métodos de evaluación nuevos y mejorados
empleado y la comunicación de los resultados a éste. l Las evaluaciones del desempeño pueden mejorar cuando las
l En ocasiones están disponibles medidas objetivas del desem- calificaciones se realizan poco después de la observación, se
peño, pero por lo general las evaluaciones se basan en juicios toman notas cuidadosas, se usan múltiples calificadores y
subjetivos. se capacita a los calificadores en las habilidades necesarias.
Calificaciones del supervisor Consideraciones sobre el debido proceso
l La investigación muestra que las calificaciones del supervisor l La justicia procedimental (no sólo los resultados) es un impor-
se basan principalmente en características relevantes para el tante factor en la forma en que las personas reaccionan a las
trabajo. evaluaciones de su desempeño.
l Estas calificaciones pueden estar sesgadas por efectos halo, efec-
tos de contraste y diferencias individuales en la tendencia a otor-
gar calificaciones altas, bajas o neutras en una escala numérica. Puesta a prueba del sentido común
Autoevaluaciones Un problema al hacer que los trabajadores evalúen su propio
desempeño laboral es que las autocalificaciones son excesivamente
l Las autoevaluaciones también figuran en las valoraciones del
positivas.
desempeño, pero tienden a ser interesadas e infladas.
l Las autoevaluaciones son más altas entre quienes tienen poder Verdadero. Las autoevaluaciones del desempeño laboral no sólo son
más positivas que las calificaciones hechas por otros, sino también
en una organización. También son más altas entre los hombres
menos predictivas del éxito.
que entre las mujeres.

Liderazgo
l Todos concuerdan en que el liderazgo requiere influencia social. Liderazgo transformacional
l Los líderes transformacionales motivan a los seguidores me-
El enfoque de rasgos clásico diante su carisma, inspiración, estimulación intelectual y preo-
l Un enfoque es identificar los rasgos que caracterizan a la per- cupación personal por otros.
sona que parece tener cualidades de liderazgo. l Estudios muestran que los líderes transformacionales son más
l Las teorías situacionales se basan en la noción de que diferen- efectivos que los líderes transaccionales.
tes situaciones requieren distintos tipos de líderes.
Liderazgo entre mujeres y minorías
Modelos de contingencia del liderazgo l A pesar de las ganancias recientes, las mujeres y minorías tra-
l En el modelo de contingencia de Fiedler, los líderes orientados bajadoras tienen menos representación en las posiciones de
a la tarea destacan en situaciones de control alto y bajo, mien- liderazgo.
tras que los líderes orientados a las relaciones son efectivos en l Muchas mujeres que están calificadas encuentran obstáculos
las situaciones de control moderado. en casa y en el trabajo, donde las personas mantienen estereo-
l De acuerdo con el modelo normativo, aunque los líderes varíen tipos acerca de las mujeres en roles de liderazgo.
de autocráticos a participativos, la clave para el buen liderazgo l Parte del problema para las minorías es que se les excluye de las
es permitir la cantidad correcta de participación del trabajador. redes sociales y de los mentores influyentes en el lugar de trabajo.

Liderazgo transaccional Puesta a prueba del sentido común


l Los líderes transaccionales recompensan a los seguidores que El tipo de líder más efectivo es el que sabe cómo ganar apoyo
cumplen con su parte de responsabilidad y corrigen a quienes mediante el uso de recompensas.
no lo hacen así. Falso. Los grandes líderes articulan una visión y luego inspiran a otros
a unirse a dicha visión y trabajar para una causa común.

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Repaso 569

Motivación en el trabajo l La investigación muestra que los trabajadores ajustan sus nive-
les de productividad a la alza cuando se sienten pagados en
l Factores tanto económicos como sociales influyen en la moti- exceso y a la baja cuando se sienten mal pagados.
vación en el centro de trabajo. l Por varias razones, las mujeres aceptan como justo un nivel de
paga menor, lo cual no pasa con los hombres.
Modelos de recompensa económica
l En el lado económico, la teoría de las expectativas de Vroom El principio de progreso
afirma que los trabajadores se comportan en formas diseñadas l Aunque el dinero es una poderosa fuerza motivadora, un estu-
para producir el resultado más deseable. dio de “trabajadores del conocimiento” mostró que hacer avan-
l Por tanto, se usan varios programas de incentivos para motivar ces significativos en su trabajo fue el aspecto de su día, que con
mediante recompensas. más frecuencia asociaron con un buen estado de ánimo y un
alto nivel de motivación.
Bonos, sobornos y motivación intrínseca
l Cuando las personas perciben que una recompensa es como un
soborno y un medio para controlar su comportamiento, pier-
den interés en el trabajo.
l Pero cuando una recompensa se presenta como un bono, lo que
da información positiva acerca de la calidad del trabajo, puede Puesta a prueba del sentido común
aumentar la motivación intrínseca. Las personas que se sienten pagadas en exceso se esfuerzan más
en el trabajo que quienes consideran su paga como apropiada.
Consideraciones sobre la equidad Verdadero. Las personas que se sienten pagadas en exceso trabajan
l La teoría de la equidad dice que la razón entre insumos y resul- con más empeño para restaurar su sentido de equidad.
tados debe ser la misma para todos los trabajadores.

Toma de decisiones económicas Compromiso, entrampamiento y escalamiento


l Con frecuencia las personas quedan entrampadas por sus com-
El poder simbólico del dinero promisos iniciales, y por tanto se apegan a cursos de acción
l La investigación muestra que el dinero hace que las personas fallidos y malgastan su dinero.
se sientan más independientes, más autosuficientes y menos l En el nivel organizacional, la intensificación puede minimi-
necesitadas de otros. zarse al remover de la toma de decisiones posterior a quienes
l Como resultado, la exposición al dinero puede silenciar los hacen la inversión perdedora inicial.
efectos estresantes del rechazo social. l Individualmente, a las personas se les pueden enseñar estrate-
gias de desintensificación, como la regla de que sólo los costos
Influencias sociales en el mercado de valores y beneficios futuros, no los costos irrecuperables, son relevan-
l Las decisiones económicas suelen estar influidas por factores tes para las decisiones económicas.
psicológicos sociales.
l Las noticias de lo que hacen otros inversionistas pueden pro-
ducir cambios agudos en el mercado de valores.
l La meta en el mercado de valores es comprar bajo y vender Puesta a prueba del sentido común
alto, pero varios factores pueden conducir a los inversionistas a Las personas que pierden dinero en una inversión tienden a
seguir estrategias menos rentables. cortar sus pérdidas en lugar de mantenerse firmes.
l Las simulaciones del mercado de valores han mostrado que los Falso. Las personas con frecuencia siguen comprometidas con un
inversionistas pueden estar influidos por historias en las noti- curso de acción fallido para justificar la decisión inicial ante sí mismos
cias y rumores no confirmados, lo cual puede poner en movi- y los demás.
miento una profecía de autocumplimiento.

TÉRMINOS CLAVE
centro de evaluación (539) evaluación del desempeño (545) principio de costo irrecuperable (567)
efecto de dotación (565) líder transaccional (552) pruebas de integridad (537)
efecto de escalamiento (566) líder transformacional (552) psicología industrial-organizacional
efecto Hawthorne (533) modelo de contingencia del liderazgo (550) (I-O) (532)
entrevista estructurada (538) modelo normativo de liderazgo (551) teoría de las expectativas (556)

RECURSOS MEDIÁTICOS
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Salud y
bienestar Este capítulo
explora la psicología social
de la salud física y mental. En
primer lugar se estudian los vínculos
entre estrés y salud. A este respecto
se plantean cuatro preguntas: ¿qué causa
el estrés, cómo afecta al cuerpo, cómo
se valoran las situaciones potencialmente
estresoras y cuáles son algunas formas de
lidiar con el estrés? A continuación se
analizan algunas de las influencias sociales
en el tratamiento y prevención. Luego
se concluye con una nota positiva,
un vistazo a las raíces de la
felicidad.

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14
Estrés y salud (573)
¿Qué causa el estrés? (574)
Crisis y catástrofes
Sucesos importantes en la vida
Microestresores: las dificultades de la vida
cotidiana

¿Cómo afecta el estrés al cuerpo?


(579)
El síndrome de adaptación general
¿Qué le hace el estrés al corazón?
¿Qué le hace el estrés al sistema
inmunitario?
Vínculos entre estrés y enfermedad

Procesos de evaluación (586)


Atribuciones y estilos explicativos
La capacidad humana para la resiliencia
La salud de Pollyanna

Formas de afrontar el estrés (592)


Afrontamiento enfocado en el problema
Afrontamiento enfocado en la emoción
Afrontamiento proactivo
Cultura y afrontamiento

Tratamiento y prevención (604)


Tratamiento: los ingredientes “sociales”
Prevención: transmitir el mensaje

La búsqueda de la felicidad (607)


¿El dinero compra la felicidad?
Ciencia emergente acerca de cómo
aumentar la felicidad

Repaso
Términos clave
Recursos mediáticos
Richard Price/Getty Images

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572 Capítulo 14 Salud y bienestar

Cuando Laurence Sterne, novelista inglés del siglo XVIII, ponderó el valor de
la buena salud, concluyó que estaba “por encima de todo oro y riqueza”. La mayoría esta-
ría de acuerdo, es por eso que el cuidado de la salud es tan importante para todos y explica
por qué los debates políticos, económicos y legales acerca de las reformas al sistema de
salud en Estados Unidos han sido un tema tan polémico. Este prolongado y complejo
debate ilustra con claridad la intensidad de los sentimientos acerca del tema. En asuntos
de vida y muerte, todos se preocupan profundamente, incluidos los psicólogos sociales.
Las razones por las cuales éstos estudian la salud mental y trastornos como la ansie-
dad y la depresión son obvios. Los humanos son criaturas inherentemente sociales, y el
bienestar psicológico puede ser dañado y reparado por las relaciones con otras personas.
Pero los psicólogos sociales también están interesados en la salud física, un ámbito que
suele estar asociado con la medicina. Al trabajar en universidades, escuelas de medicina,
hospitales y agencias gubernamentales, muchos psicólogos sociales están involucrados
en el área relativamente nueva de la psicología de la salud, la aplicación de la psicolo-
gía a la promoción de la salud física y la prevención y tratamiento de las enfermedades
(Straub, 2012; Taylor, 2012a).
Acaso el lector se pregunte: ¿qué tiene que ver la psicología social con pescar una
gripe, tener un ataque cardiaco o ser afligido por el cáncer? Si pudiera regresar el reloj
hasta hace algunos años y preguntarle a su médico familiar, la respuesta de él sería “nada”.
En el pasado, la enfermedad física se consideraba un acontecimiento meramente bioló-
gico. Pero esta estrecha perspectiva médica cedió hacia un modelo más amplio, el cual sos-
tiene que la salud es un producto conjunto de factores biológicos, psicológicos y sociales.
Parte de la razón para esta visión expandida es que con el paso de los años los
patrones de la enfermedad han cambiado en formas significativas. En el año 1900, las
principales causas de muerte en Estados Unidos eran enfermedades contagiosas como
poliomielitis, viruela, tuberculosis, fiebre tifoidea, malaria, influenza y neumonía. En la
actualidad, ninguna de estas enfermedades infecciosas es asesina líder. En vez de ello,
los estadounidenses tienen más probabilidad de morir (en orden de riesgo) de cardiopa-
tías, cánceres, accidentes cerebrovasculares, enfermedades respiratorias y accidentes (el
SIDA es el vigésimo lugar en la lista en Estados Unidos, pero cuarto a nivel mundial). Lo
interesante es que en ocasiones estas enfermedades pueden evitarse mediante cambios
en el estilo de vida, las actitudes y el comportamiento. A la luz de investigación útil que
se ha realizado en años recientes, este capítulo se enfoca primero en el estrés: qué lo
psicología de la salud Estudio de
causa, qué le hace al cuerpo y cómo se valoran las situaciones estresantes, con la fina-
la salud y la enfermedad físicas por
psicólogos especializados en varias
lidad de lidiar con ellas. A continuación se observan algunas influencias sociales en el
áreas. tratamiento y la prevención de las enfermedades. Por último, se considera la búsqueda
de la felicidad y la satisfacción en la vida.

Puesta a prueba del sentido común


Encierre su respuesta en un círculo.

V F 
Más que las catástrofes o los grandes cambios en la vida, la acumulación de las dificultades diarias hace que
las personas se enfermen.
V F Igual que los humanos, las cebras tienen úlceras.
V F El estrés puede debilitar el corazón, pero es incapaz de afectar el sistema inmunitario.
V F 
Cuando se trata de la salud física, la investigación no apoya las creencias populares acerca del poder del
pensamiento positivo.
V F 
Las personas que tienen muchos amigos son más sanas y viven más tiempo que quienes están más aisladas.
V F 
En todos los países y en todos los niveles de riqueza, mientras más dinero tiene la gente, más feliz es.

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Estrés y salud 573

De acuerdo con la Organización

Estrés y salud Mundial de la Salud, la esperanza de


vida promedio desde el nacimiento
varía desde una baja de 47 años
en Malawi, hasta una alta de 83 en
El estrés es un estado desagradable de excitación que surge cuando se percibe que las Japón y San Marino. (La esperanza
demandas de una situación amenazan la capacidad para afrontarla de manera efectiva. de vida promedio es de 79 años en
Nadie conoce la medida precisa del problema, pero el estrés es un asesino potente. Sin Estados Unidos y de 81 años en
importar quién sea el individuo, cuándo nació o dónde viva, no hay duda de que experi- Canadá.) Para estadísticas de salud
menta estrés. Estar parado en el tránsito de la hora pico, empacar sus pertenencias para actualizadas, puede visitar en línea
mudarse, perder su empleo y buscar otro, casarse o divorciarse, tener una discusión con la Organización Mundial de la Salud
un amigo cercano, preocuparse por la salud de un padre o un hijo, vivir en un vecindario (www.who.org) y el National Center
con alta criminalidad, luchar por alcanzar metas financieras y cuidar a un ser amado for Health Statistics (Centro Nacional
que está enfermo son ejemplos de estrés y tensiones con las que todo mundo tiene que de Estadísticas de Salud de Estados
vivir. Unidos, www.cdc.gov/nchs).
Es claro que lo que estresa a toda una generación o población
puede estar influido por los acontecimientos mundiales. En una
encuesta nacional estadounidense que se aplicó a miles de hombres TABLA 14.1
y mujeres organizada por la American Psychological Association Qué citan los estadounidenses como máximos
(2008), a los encuestados se les pidió indicar las fuentes de estrés estresores
en sus vidas. Cuatro de cada cinco citaron el dinero y la economía.
De hecho, cinco de los 10 máximos estresores se relacionaron con el Estresores Porcentaje de estadounidenses
dinero, siendo los otros el trabajo, la vivienda, los costos y la esta- Dinero 81
bilidad laboral (vea la tabla 14.1). Los efectos en la salud y el bien- Economía 80
estar de una persona son claros. Entre los síntomas reportados con Trabajo 67
más frecuencia se encuentran irritabilidad e ira, fatiga, nerviosismo, Problemas de salud en la familia 67
falta de energía y motivación, tristeza, depresión, dolores de cabeza,
Responsabilidades familiares 64
ganas de llorar, malestar estomacal y tensión muscular.
Costos de la vivienda 62
Desde el punto de vista de la demografía de población, parece
Relaciones 62
que algunos tipos de personas son más proclives a reportar sentirse
Preocupaciones de salud personal 61
estresadas que otras. Al analizar encuestas nacionales realizadas de
1983 a 2009, Sheldon Cohen y Denise Janicki-Deverts (2012) encon- Estabilidad laboral 56

traron que el mayor estrés es reportado de manera consistente por Seguridad personal 48
más mujeres que hombres, por más miembros de minorías que American Psychological Association, 2008. © Cengage Learning
por los blancos, por más desempleados que empleados, por más
empleados que retirados, y por más personas en general que son
más jóvenes, menos educadas y que tienen ingresos más bajos. Anthony Robbins ofrece una fórmula
Sin importar que el estrés sea de corto o largo plazo, serio o leve, y a pesar de estas simple en dos pasos para manejar el
diferencias de grupo, nadie es inmune al estrés y no hay escapatoria. Pero existen for- estrés: (1) no se angustie por peque-
mas de lidiar con él. De acuerdo con Richard Lazarus y Susan Folkman (1984), el pro- ñeces y (2) recuerde que todo son
ceso de estrés y afrontamiento es una transacción en marcha entre una persona y su pequeñeces.
ambiente. Al lidiar con un suceso que puede resultar amenazador, la evaluación sub-
jetiva de la situación determina cómo se experimentará el estrés y qué estrategias de
afrontamiento se usarán; en otras palabras, qué pensamientos, sentimientos y com-
estrés Estado desagradable de
portamientos se emplearán para tratar de reducirlo. En ocasiones, la persona también excitación en el que las personas perciben
dará pasos proactivos para evitar en primer lugar que ocurra un evento estresante en que las demandas de un suceso son
potencia. Como verá, superarlo de manera efectiva ayuda a mantener una buena salud; agobiantes o que superan su capacidad
de lo contrario, le puede causar daño (Monat et al., 2007; Harrington, 2013). para satisfacer o alterar dichas demandas.
En las siguientes dos secciones se examinan dos preguntas que son relevantes para evaluación Proceso mediante el cual
la salud y el bienestar: (1) ¿qué causa el estrés y (2) cómo “entra” en el cuerpo? Luego se las personas hacen juicios acerca de las
analizan la evaluación y el afrontamiento, procesos que explican por qué un evento que demandas de hechos potencialmente
aplasta a una persona puede resultar inocuo para otra. Conforme junte todas las piezas, estresantes y su capacidad para
verá que las respuestas a estas preguntas ofrecen un modelo amplio y útil del proceso satisfacer dichas demandas.
estrés-afrontamiento (vea lal figura 14.1). afrontamiento Esfuerzos para reducir
el estrés.

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574 Capítulo 14 Salud y bienestar

l FIGURA 14.1
El proceso estrés-afrontamiento ¿Qué causa el estrés?
Este proceso involucra un suceso potencialmente estresante,
la evaluación de dicho acontecimiento y los intentos por
enfrentarlo. Desarrollados contra varios factores ambientales Elabore una lista de los estresores en su propia vida y quizá descu-
únicos para cada individuo, el proceso estrés-afrontamiento brirá que los objetos en su lista pueden ordenarse en tres grandes
influye en los resultados en la salud.
© Cengage Learning
categorías: catástrofes, grandes eventos de la vida y dificultades
cotidianas. Sin embargo, antes de considerar estas causas de estrés
Factores ambientales psicológico, regrese un poco y plantee una pregunta de investiga-
personales y situacionales ción más básica: ¿cómo puede saber un psicólogo cuánto estrés
padece una persona? ¿Cómo puede medirse? Existen muchas
fuentes diferentes de estrés, o estresores, y sus efectos pueden
definirse en formas diferentes (Cohen et al., 2007).
Proceso estrés-afrontamiento Al paso de los años se han tomado dos tipos diferentes de
enfoques. Con el uso de autorreportes, muchos investigadores han
Suceso pedido a las personas marcar en una lista de estresores conocidos
potencialmente Evaluación Afrontamiento
estresante los acontecimientos de vida que les hayan ocurrido; a otros se les
ha pedido mantener diarios en los que reporten sus experiencias
estresantes conforme les ocurren, e incluso con otros se han reali-
zado entrevistas en vivo para obtener información más detallada
acerca de la fuente y la medida del estrés. Al observarlo como una
Resultados en la salud respuesta corporal a la amenaza percibida, otros investigadores
usan medidas fisiológicas que analizan los niveles de la hormona
del estrés en muestras de sangre, orina o saliva, o registran la acti-
vidad de las glándulas sudoríparas autónomas. Incluso puede ser posible valorar los
efectos del estrés sobre el cuerpo a lo largo del tiempo. En años recientes, investigadores
han observado que los niveles acumulados de cortisol (una hormona del estrés) encon-
trados en muestras de cabello se asocian con la exposición al estrés, lo que sugiere que el
cortisol capilar puede proporcionar un “biomarcador” de la tensión en la vida (Russell et
al., 2012). Por ejemplo, en un estudio, los niveles de cortisol capilar fueron más altos en
una muestra de hombres y mujeres que no tenían trabajo, que en un grupo de compara-
ción de otros que estaban empleados (Dettenborn et al., 2010).

> Crisis y catástrofes


Huimos de la ola y podemos ver el agua justo detrás de nosotros. Corremos hacia el
otro lado de la isla. Cuando llegamos más o menos a la mitad del camino, encontra-
mos personas que corren y gritan desde la otra dirección. Entonces también vemos
el agua enfrente de nosotros. Las olas se encuentran y nosotros estamos bajo el
agua. (Dittmann, 2005, p. 36)
El 26 de diciembre de 2004, uno de los peores desastres naturales en la historia se
desbordó sobre el sureste asiático, India, Indonesia y África. Comenzó cuando un pode-
roso terremoto golpeó profundo bajo el Océano Índico, lo que generó tsunamis masivos
que arrasaron ciudades, comunidades costeras y complejos vacacionales. Murieron alre-
dedor de 320,000 personas en una docena de países; miles de sobrevivientes quedaron
lesionados y traumados en el proceso.
Ocho meses después, el huracán Katrina se abalanzó sobre la costa del Golfo de
México en Estados Unidos, con vientos de más de 280 kilómetros por hora, lo que
devastó áreas en Florida, Mississippi, Alabama y Louisiana, y mató a casi 2000 personas.
En Nueva Orleans, el torrente fracturó los diques, lo que a final de cuentas inundó 80%
de la ciudad y muchos distritos vecinos. Al producir lo que se estima en 81 mil millo-
estresores Cualquier cosa que nes de dólares en daños, el huracán Katrina se convirtió rápido en el desastre natural
produzca estrés. más costoso en la historia estadounidense. Desde luego, no fue el último. Inundaciones,
incendios, tornados y terremotos son parte de la vida en muchas regiones del mundo.

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¿Qué causa el estrés? 575
AP Photo/Gaylon Wampler

AP Photo/Seth Perlman

Los desastres naturales pueden


El área de desastre natural más grande jamás vista se declaró durante el verano de 2012 devastar poblaciones enteras. En el
verano de 2012, incendios forestales se
debido a las sequías que afectaron a 26 estados. dispersaron a lo largo de las montañas
El intenso estrés que las catástrofes naturales imponen sobre una población también de Colorado y destruyeron cientos de
puede ser causado por los seres humanos. En ocasiones el desastre que golpea es acci- miles de hectáreas y desplazaron a miles
de personas. Al mismo tiempo, la sequía
dental, como en el derrame petrolero masivo de British Petroleum en 2010, que vertió afligió a más de la mitad de Estados
millones de litros de petróleo en el Golfo de México, mató vida silvestre y produjo miles Unidos, lo cual destruyó cultivos en gran
de millones de dólares en daños. En otros momentos, los desastres causados por los parte del medio oeste y otras partes
del país.
humanos resultan de motivos maliciosos. El ataque al World Trade Center y al Pentágono
el 11 de septiembre de 2001, fue un tipo diferente de tragedia que nadie con la edad sufi-
ciente para atestiguarlo olvidará jamás. Los estadounidenses de todo el mundo tomaron
el ataque como algo personal y fueron tocados por él, ya sea que estuvieran presentes o
no. En una encuesta telefónica nacional de 560 adultos en Estados Unidos realizada más
tarde esa semana, 90% dijo que experimentaban algunos síntomas de estrés y 44% repor-
taron síntomas “sustanciales”, como pensamientos, sueños y recuerdos recurrentes; difi-
cultad para conciliar el sueño o permanecer dormidos; dificultad para concentrarse en el
trabajo, y explosiones de enojo sin motivo (Schuster et al., 2001). Estos problemas fueron
mucho más comunes entre los neoyorquinos que en personas que vivían en otras áreas
(Schlenger et al., 2002). Incluso dentro de Manhattan, los investigadores descubrieron que
mientras más cerca del área cero vivían los residentes, más traumados y deprimidos esta-
ban por la experiencia. Los más profundamente afectados fueron quienes trabajaban en
las torres o sus cercanías, quienes tenían amigos y familiares en el vecindario, y los traba-
jadores de rescate que fueron llamados a la escena (Galea et al., 2002).
Los efectos dañinos de los estresores catastróficos sobre la salud se han docu-
mentado desde hace mucho tiempo. Paul y Gerald Adams (1984) examinaron los
registros públicos de Othello, Washington, antes y después de la erupción en 1980 del
volcán Santa Elena, que escupió gruesas capas de ceniza por toda el área. Después
de la erupción, observaron un aumento en las llamadas realizadas a la línea de crisis de
salud mental, reportes policiacos de violencia doméstica, remisiones hacia un centro
de tratamiento de alcoholismo local y visitas a las salas de emergencia. Después hubo
un terremoto que sacudió San Francisco en 1989. Casas derrumbadas, autopistas
pandeadas, pasos elevados separados, cañerías reventadas e incendios fuera de con-
trol dejaron a miles de personas sin hogar. Por coincidencia, Susan Nolen-Hoeksema
y Jannay Morrow (1991) habían administrado medidas para lidiar con el trauma a
un grupo de estudiantes de la Universidad de Stanford dos semanas antes del terre-
moto. Valoraciones de seguimiento 10 días después y de nuevo luego de seis semanas
proporcionaron a estos investigadores análisis de cómo se enfrentó el hecho antes

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576 Capítulo 14 Salud y bienestar

y después. Descubrieron que las personas que al inicio tuvieron más tensión y quienes
encontraron más peligro durante el terremoto experimentaron mayor estrés psicológico
después del evento.
Los efectos aterradores de los desastres a gran escala no están en duda. Con base
en su revisión de 52 estudios, Anthony Rubonis y Leonard Bickman (1991) descubrie-
ron que las altas tasas de trastornos psicológicos son comunes entre los residentes de
áreas que han sido golpeadas por eventos catastróficos. En un estudio de desastres
que involucró a 377 condados, un equipo de investigadores descubrió que, comparada
con los años anteriores a cada desastre, la tasa de suicidio aumentó 14% después de
inundaciones, 31% después de huracanes y 63% después de terremotos (Krug et al.,
1998). Otros acontecimientos que pueden tener efectos traumáticos similares incluyen
guerra, accidentes automovilísticos, choques de avión, crímenes violentos, abuso físico
o sexual, y la muerte de un ser amado (Kubany et al., 2000).
La guerra en particular deja profundas cicatrices psicológicas permanentes. Los sol-
dados en combate creen que tienen que matar o morir. Sufren intensa ansiedad y ven
lesiones horrorosas, muerte y destrucción, todo lo cual los deja con imágenes y emocio-
nes que no se desvanecen. Dado este nivel de estrés, no sorprende que cuando termina
una guerra, algunos veteranos sufren mucho. En la Primera Guerra Mundial el problema
se denominó “neurosis de guerra”. En la Segunda Guerra Mundial, se llamó “fatiga de
combate”. Ahora el problema se ve como una forma específica de trastorno por estrés
postraumático (TEPT) y se identifica por síntomas duraderos, como ansiedad recu-
rrente, somnolencia, pesadillas, malos pensamientos invasivos, recuerdos recurrentes,
problemas de atención y alejamiento social. Lo que es peor, las familias se desintegran
cuando un ser amado regresa de una guerra y parece diferente, como si todavía estuviera
trastorno por estrés postraumático
atrapado en combate (McCarty-Gould, 2000). Tal parece que el tiempo solo no cura las
(TEPT) Condición en la que una
heridas de TEPT inducidas por la guerra. En un estudio longitudinal de 88,000 soldados
persona experimenta síntomas físicos y estadounidenses que regresaron de la guerra en Irak, los investigadores encontraron que
psicológicos duraderos después de un aquéllos tenían más problemas de salud mental 3 a 6 meses después de su regreso
suceso muy estresante. que inmediatamente después, con una elevación en el número de casos reportados de
TEPT de 49% a 59% (Milliken et al., 2007).
La guerra también puede traumatizar a poblaciones civiles. En Israel, 16% de los
adultos han estado expuestos personalmente a un ataque, y 37% tienen un amigo cer-
cano o miembro de la familia que estuvo expuesto (Bleich et al., 2003). Con respecto a
Estos soldados, como miles de otras las consecuencias para la salud mental de tal exposición, un estudio de 905 ciudada-
tropas y civiles, experimentaron de
primera mano las recientes guerras en nos judíos y palestinos reveló que la exposición al terrorismo se asoció con síntomas de
Irak y Afganistán. Desde hace mucho TEPT en ambos grupos, más entre los segundos, miembros de una minoría étnica que
tiempo se ha reconocido que el combate tienen menos recursos para hacer frente de los cuales echar mano cuando están estresa-
deja cicatrices psicológicas y aumenta
el riesgo de trastorno por estrés
dos (Hobfoll et al., 2006).
postraumático. Al paso de los años, los psicólogos clínicos han estudiado el TEPT y las experien-
cias de vida que precipitan su comienzo (Friedman
et al., 2007). Con base en una encuesta nacional de
6000 estadounidenses con edades de 15 a 54 años,
Ronald Kessler y colaboradores (1995) estimaron
que 8% de la población (5% de los hombres, 10% de
las mujeres) sufrieron trastorno por estrés postrau-
mático en el curso de la vida, y que los síntomas
con frecuencia persistieron durante muchos años.
Entre las experiencias que produjeron estos traumas
están: atestiguar un homicidio o lesión, la muerte de
un ser amado, accidentes que amenazaron la vida,
enfermedades graves, guerra, incendios y desastres
Tyler Hicks/The New York Times/Redux

naturales, asaltos físicos y sexuales, y prisión. A par-


tir de un meta-análisis de 290 estudios que involu-
cran a miles de participantes, es claro que el TEPT
es más predominante entre mujeres que entre hom-
bres, aun cuando éstos tienen más probabilidad de
experimentar hechos potencialmente traumáticos
(Tolin y Foa, 2006).

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¿Qué causa el estrés? 577

> Sucesos importantes en la vida


Algunas personas son suficientemente afortunadas para evitar las grandes catástro-
fes. Pero nadie puede evitar por completo el estrés. De hecho, el cambio mismo puede
producir estrés al forzar la adaptación a nuevas circunstancias. Esta hipótesis la propu-
sieron por primera vez Thomas Holmes y Richard Rahe (1967), quienes entrevistaron a
pacientes de hospital y descubrieron que sus enfermedades con frecuencia estuvieron
antecedidas por grandes cambios en algún aspecto de sus vidas. Algunos de los cambios
fueron negativos (salir heridos, divorcio o despido), pero otros fueron positivos (casarse,
ser promovido o tener un bebé). Para medir el estrés en la vida, Holmes y Rahe diseñaron
entonces la Escala de Calificación de Reajuste Social (SRRS, por sus siglas en inglés), una
lista de verificación de 43 grandes eventos en la vida, cada uno de los cuales recibe un
valor numérico con base en la cantidad de reajuste que requiere. Entre los eventos que
se tomaron como muestra (y los valores numéricos que se les asignaron) están la muerte
de un esposo (100), divorcio (73), encarcelamiento (63), matrimonio (50), pérdida de
empleo (47), embarazo (40), cambio de escuela (20) e incluso vacaciones (13).
La noción simple de que el cambio es inherentemente estresor tiene un tono intui-
tivo alrededor de ella. ¿Pero el cambio per se, positivo o negativo, es dañino por fuerza?
Existen dos problemas con esta idea. El primero, aunque existe un vínculo estadístico
entre eventos negativos y enfermedades, la investigación no apoya por igual la afirmación
de que los “estresores” positivos, como salir de vacaciones, graduarse, ganar la lotería,
comenzar una nueva carrera o casarse, sean igualmente dañinos (Stewart et al., 1986).
La felicidad no es ausencia de estrés, ni el estrés es ausencia de felicidad. Una persona
puede experimentar en forma simultánea ambas emociones (Carver y Scheier, 1990) y las
consecuencias para la salud son diferentes (Taylor, 1991). El segundo factor que complica
las cosas es que el impacto de cualquier cambio depende de quién es la persona y cómo
interpreta el cambio. Por ejemplo, mudarse a un nuevo país es menos estresante para los
inmigrantes que pueden hablar el nuevo idioma (Berry et al., 1992); las víctimas de asalto
físico que se siguen preguntando “¿y si...?”, tardan más tiempo en recuperarse emocional-
mente que quienes no lo hacen (El Leithy et al., 2006). Mujeres embarazadas con diversos
antecedentes paren a sus hijos más pronto y con menor peso al nacer cuando reportan
estrés asociado con el embarazo (por preocupaciones de salud, del parentesco, tensiones
en la relación y otros temas relacionados) que cuando no lo hacen (Lobel et al., 2008).
Para resumir, el cambio en la vida de una persona puede ofrecer una estimación cruda del

>
estrés y de la salud futura, pero la ecuación predictiva no es tan simple.

Microestresores: las dificultades de la vida cotidiana


Piense de nuevo en el estrés en su vida y las catástrofes, y otros sucesos excepcionales
vendrán a su mente. Sin embargo, la fuente más común de tensión surge de las dificulta-
des que irritan todos los días. Factores ambientales como densidad de población, ruido
intenso, calor o frío extremos, y humo de cigarrillo son fuentes de estrés. Problemas auto-
movilísticos, precios de la gasolina, tiempo de espera en una fila, tránsito, perder las lla-
ves, malos días en el trabajo, problemas monetarios y otros “microestresores” también
imponen una tensión constante sobre las personas. Por desgracia, no hay nada “micro”
en el impacto de estos estresores sobre la salud y el bienestar. Estudios sugieren que la
acumulación de dificultades diarias contribuye a más enfermedades que los grandes even-
tos en la vida (Kohn et al., 1991). Los conflictos interpersonales son los más molestos de
los estresores diarios y tienen un impacto particularmente duradero (Bolger et al., 1989).
Un problema que afecta a muchas personas en el centro de trabajo es el estrés
ocupacional (Barling et al., 2005). Un tipo de reacción es el agotamiento, una respuesta
prolongada al estrés laboral que se caracteriza por cansancio emocional, escepticismo,
desvinculación y falta de logro personal. Profesores, médicos, enfermeras, oficiales de
policía, trabajadores sociales y otros en profesiones de servicio humano están especial-
mente en riesgo. Con presiones laborales incesantes, quienes están agotados se des-
criben a sí mismos como consumidos, frustrados, endurecidos, apáticos y carentes de

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578 Capítulo 14 Salud y bienestar

© National Geographic Image Collection/Alamy


Tim Boyle/Getty Images

Esperar en una fila en el aeropuerto


O’Hare de Chicago, un acontecimiento energía y motivación (Maslach, 1982; Maslach et al., 2001). Las personas tienen más pro-
común en estos días de fortalecimiento
de la seguridad, es el tipo de babilidad de sufrir esta experiencia cuando no tienen suficientes recursos en el trabajo
microestresor que afecta a los viajeros —como apoyo de supervisores y relaciones amistosas con los compañeros— para cum-
aéreos a diario (izquierda). Las calles plir las demandas del empleo (Lee y Ashforth, 1996). Para empeorar las cosas, las perso-
de Calcuta, India, una ciudad con 16
millones de personas, están atiborradas nas agotadas en el trabajo tienen mayor riesgo de padecer enfermedad cardiovascular
con vendedores, peatones y taxis. Hoy (Melamed et al., 2006).
existen 21 “megaciudades” en el mundo, A lo largo de los años, la investigación ha sugerido que el agotamiento es una expe-
con poblaciones de más de 10 millones,
la mayoría en los países en desarrollo, riencia que afecta a las mujeres más que a los hombres. Ahora parece que el papel del
donde las áreas urbanas absorben la género es más complejo. Un análisis reciente de 183 estudios ha mostrado que tanto
población creciente y el estrés (derecha). hombres como mujeres son potencialmente susceptibles al agotamiento en malas cir-
cunstancias, pero los síntomas son diferentes. Las empleadas tienen 8% más probabili-
dades que los hombres de quedar emocionalmente exhaustas en el centro de trabajo, de
sentirse abrumadas y físicamente agotadas. Sin embargo, los hombres tienen 14% más
probabilidad de volverse despersonalizados en el trabajo, y de alejarse y distanciarse de
clientes y compañeros de trabajo (Purvanova y Muros, 2010).
Otra forma de estrés cotidiano proviene de trasladarse hacia el trabajo y de regreso.
En la actualidad, 120 millones de estadounidenses se trasladan al trabajo todos los días
de la semana, en automóvil o transporte público, durante un promedio de 25 minutos
(Rampell, 2011). La investigación muestra que conducir al trabajo puede aumentar
el estrés (Koslowsky et al., 1995). Trasladarse largas distancias en tren puede tener el
mismo efecto. Al estudiar a los pasajeros de tren que viajan regularmente de sus casas
en los suburbios de Nueva Jersey hacia el trabajo en Manhattan, Gary Evans y Richard
Wener (2006) descubrieron que mientras más largo era el traslado, más estrés reporta-
ban sentir, más descuidados eran en una simple tarea de revisión de texto y más alto era
su nivel de cortisol, una hormona del estrés que se midió al tomar muestras de saliva
después de los viajes matutinos.
En la vida doméstica, la presión financiera es una fuente de estrés en particular
común y dramática (American Psychological Association, 2008). Incluso antes de la
reciente crisis económica en Estados Unidos, un estudio de tres años de más de 400
parejas estadounidenses casadas mostró que quienes estaban presionados por un pre-
supuesto apretado y tenían dificultad para pagar las cuentas experimentaban más estrés
y conflicto en sus matrimonios (Conger et al., 1999). Un estudio de seguimiento de fami-
lias afroestadounidenses mostró que la adversidad económica implica estrés emocional
para los padres y problemas de ajuste para sus hijos (Conger et al., 2002).
En años recientes, los psicólogos de la salud se dieron cuenta que el nivel socioeco-
nómico (NSE) es un poderoso representante de las dificultades de la vida cotidiana. A lo
largo de una variedad de resultados de la salud, los individuos que están menos educa-
dos tienen empleos de menor estatus y ganan menos o nada, tienen más probabilidad
de sufrir problemas de salud comparados con otros que están en mejores circunstan-
cias (Adler et al., 1994). Existen dos razones para esta asociación. Primera, las personas

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¿Cómo afecta el estrés al cuerpo? 579

que viven en vecindarios de bajos ingresos invariablemente están sujetas a más exposi-
ción a ruido, apiñamiento, crimen, dietas pobres y otros estresores. Segunda, las perso- Más que las catástrofes o los
nas de bajo nivel socioeconómico tienen menos recursos tangibles, médicos, sociales y grandes cambios en la vida, la
psicológicos para ayudarse a satisfacer estos retos diarios. Para los niños que crecen en acumulación de las dificultades
familias de NSE bajo, las influencias pueden acumularse con el paso del tiempo y ser diarias hace que las personas se
enfermen.
duraderas (Matthews y Gallo, 2011).
V ERDADERO.

¿Cómo afecta el estrés al cuerpo?


El término estrés lo popularizó por primera vez Hans Selye (1936), un endocrinólogo.
Como joven estudiante de medicina, Selye observó que los pacientes que eran hospitali-
zados por muchas enfermedades diferentes solían tener síntomas similares, como debi-
lidad muscular, pérdida de peso y apetito, y falta de ambición. Pensó que quizás estos
síntomas eran parte de una respuesta generalizada a un ataque al cuerpo. En la década de
1930, Selye puso a prueba esta hipótesis al exponer ratas de laboratorio a varios estresores,
incluidos calor, frío, ejercicio intenso, sustancias tóxicas, privación de alimento y choques
eléctricos. Como anticipó, los diferentes estresores producían una respuesta fisiológica
similar: agrandamiento de las glándulas adrenales, reducción de los nodos linfáticos y
úlceras estomacales sangrantes. Al pedir prestado el término de la ingeniería, Selye llamó
a la reacción estrés, una palabra que rápidamente se volvió parte del lenguaje cotidiano.

> El síndrome de adaptación general


De acuerdo con Selye, el cuerpo res-
ponde de manera natural al estrés en un l FIGURA 14.2
proceso de tres etapas que él denominó El síndrome de adaptación general
síndrome de adaptación general (vea De acuerdo con Selye (1936), el cuerpo humano responde a la amenaza en tres fases:
alarma, resistencia y agotamiento.
la l figura 14.2). Provocado por el reco- © Cengage Learning
nocimiento de una amenaza (como un
depredador, un soldado enemigo, un auto-
móvil que se aproxima velozmente o un
virus), el cuerpo tiene una reacción de
alarma inicial. Para enfrentar el desafío,
en el torrente sanguíneo se vierten adre-
Resistencia al estrés

nalina y otras hormonas, lo cual crea


excitación fisiológica. Aumentan el ritmo
cardiaco, la presión arterial y la respira-
ción, mientras que se inhiben las funcio-
nes más lentas y de largo plazo, como el Nivel normal
de resistencia
crecimiento, la digestión y la operación Choque al estrés
del sistema inmunitario. En esta etapa,
el cuerpo moviliza todos sus recursos
para repeler la amenaza. A continuación
viene una etapa de resistencia durante la Fase 1 Fase 2 Fase 3
Alarma Resistencia Agotamiento
cual el cuerpo permanece excitado y en
alerta. Existe liberación continua de hor-
monas de estrés y se activan las defensas locales. Pero si la tensión persiste durante un
periodo prolongado, el cuerpo cae en una etapa de agotamiento. De acuerdo con Selye,
síndrome de adaptación general
los recursos antiestrés son limitados. Sin embargo, de hecho, la investigación ha mos-
Proceso en tres etapas (alarma,
trado que el agotamiento ocurre no porque los recursos para combatir el estrés sean
resistencia y agotamiento) mediante el
limitados, sino porque su uso excesivo hace que otros sistemas en el cuerpo se descom- cual el cuerpo responde al estrés.
pongan, lo que pone a la persona en riesgo de enfermedad e incluso de muerte. Por tanto,

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580 Capítulo 14 Salud y bienestar

el modelo básico de Selye plantea un punto importante: el estrés puede ser una reacción
adaptativa a corto plazo ante la amenaza, pero con el tiempo compromete la salud y el
bienestar.
En todos los mamíferos se encuentra una respuesta de estrés. Entonces, pregunta el
neurocientífico Robert Sapolsky (2004), ¿por qué las cebras no tienen úlceras? Sapolsky
observa que la respuesta al estrés psicológico está espléndidamente diseñada por la evo-
lución para ayudar a los animales a movilizarse para pelear o escapar en emergencias
agudas. Para la cebra, esto ocurre cuando un león hambriento salta desde los arbustos
y corre con toda rapidez a través de la sabana. Para los humanos, ello ocurre durante el
combate o los deportes de competencia, y acaso incluso en las primeras citas y en las
entrevistas de trabajo. Pero piense en la lista de situaciones que el lector encuentra estre-
santes y verá que las personas se ponen ansiosas por cosas que no tendrían sentido para
una cebra. “Los humanos viven suficientemente bien y durante mucho tiempo, y son
bastante inteligentes como para generar todo tipo de eventos estresantes nada más en
su cabeza”, dice Sapolsky. Desde la perspectiva de la evolución del reino animal, observa,
el estrés psicológico es una “invención reciente” (p. 5). Entonces, la razón por la cual el
estrés causa úlceras y otras enfermedades es que la respuesta está diseñada para emer-
gencias físicas agudas, pero los humanos la activan con frecuencia y durante prolonga-
dos periodos cuando se preocupan por los impuestos, las hipotecas, las presentaciones
orales, el mercado laboral, los problemas conyugales y la inevitabilidad de la muerte.
Todos los humanos responden corporalmente al estrés, que es lo que permite mon-
tar una defensa. Desde el punto de vista fisiológico, el sistema nervioso simpático se
activa y se segrega más adrenalina, lo que aumenta el ritmo cardiaco y la excitación.
Después, todo al mismo tiempo, el hígado vierte azúcar adicional al torrente sanguíneo
para brindar energía, la pupila se dilata para permitir que entre más luz, la respiración
se acelera para brindar más oxígeno, la transpiración aumenta para enfriar el cuerpo, la
sangre coagula más rápido para sanar las heridas, el flujo de saliva se inhibe y la digestión
se frena para desviar sangre hacia el cerebro y los músculos esqueléticos. Enfrentado con
la amenaza, el cuerpo se alista para la acción. Pero, ¿en lo tocante al comportamiento,
cuál es la naturaleza de la defensa?
Hace muchos años, Walter Cannon (1932) describió el cuerpo como preparado para
“pelear o huir”. Para asegurarse, los hombres suelen arremeter con agresividad cuando
están asediados. ¿Pero las mujeres responden de igual manera? En su libro The Tending
Instinct (El instinto de protección), Shelley Taylor (2002) argumenta que mientras los
hombres con frecuencia muestran la clásica reacción de pelear o huir ante el estrés, las
mujeres tienen más probabilidad de mostrar una respuesta de “protección de las crías”.
Preparadas por la evolución, con la finalidad de mejorar la supervivencia de sus descen-
dientes, argumenta, las mujeres se adaptan a las adversidades al cuidar a sus hijos y bus-
car a otros que puedan ayudar. Consistente con este argumento, los estudios muestran
Igual que los humanos, las cebras que con estrés, las mujeres se vuelven más protectoras que los hombres y más asociativas.
Es interesante que estudios en animales y humanos muestran que cuando las hembras
tienen úlceras.
F
ALSO. están aisladas, sin apoyo y en estrés social, muestran elevados niveles de la hormona oxi-

>
tocina que, a su vez, aumenta su tendencia a buscar contacto social (Taylor, 2012b).

¿Qué le hace el estrés al corazón?


La cardiopatía coronaria (CC) es un estrechamiento de los vasos sanguíneos que llevan
oxígeno y nutrientes al músculo cardiaco. Es con mucho la principal causa de muerte en
Estados Unidos, tanto en hombres como en mujeres. De acuerdo con la American Heart
Association, se estima que 80 millones de adultos estadounidenses (uno de cada tres)
sufre de CC. Para muchos, el resultado es un ataque cardiaco, que ocurre cuando se blo-
quea el precioso suministro sanguíneo hacia el corazón. Esto produce una desagradable
sensación de presión, hinchazón, opresión o dolor en el centro del pecho, y en ocasiones
sudoración, mareo, náusea, desvanecimiento y falta de aire. Cada año, 1.5 millones de
estadounidenses tienen ataques cardiacos. Un tercio no sobreviven. (Para más informa-
ción, puede visitar www.americanheart.org.)
Se conocen varios factores que aumentan el riesgo de CC. Los tres más impor-
tantes son hipertensión, o presión arterial alta; tabaquismo, y colesterol alto. (Otros

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¿Cómo afecta el estrés al cuerpo? 581

incluyen una historia familiar de CC, una dieta alta en grasas, obesidad y falta de ejer-
cicio.) Las personas con uno de los tres principales factores de riesgo tienen el doble de
probabilidad de desarrollar CC, quienes tienen dos factores de riesgo tienen tres y media
veces esa posibilidad, y quienes tienen los tres suben a seis veces dicha probabilidad.
Estas estadísticas son convincentes y no deben tomarse a la ligera. Sin embargo, com-
binadas, estas variables explican menos de la mitad de los casos conocidos de CC. Lo
que falta en la ecuación es el cuarto gran factor de riesgo: el estrés psicológico, derivado
del trabajo, de los problemas conyugales y de los eventos de vida negativos que plagan
a las personas que carecen de recursos debido a un nivel socioeconómico bajo (Gallo y
Matthews, 2003; Matthews, 2005).
En 1956, los cardiólogos Meyer Friedman y Ray Rosenman estudiaron la relación
entre colesterol y cardiopatía coronaria. Después de observar que los maridos tenían
más probabilidad que sus esposas de tener CC, especularon que el estrés relacionado con
el trabajo podría ser la razón (en aquella época la mayoría de las mujeres no trabajaban
fuera de casa). Para poner a prueba esta hipótesis, Friedman y Rosenman entrevistaron
a 3000 hombres sanos de edad media. Quienes parecían más ajetreados, competitivos,
impacientes, preocupados por el tiempo y fácilmente irritables se clasificaron como
poseedores de una personalidad tipo A (también llamada patrón de comportamiento
propenso a trastornos coronarios, una etiqueta más optimista, pues es más fácil cambiar
un patrón de comportamiento que una personalidad). Aproximadamente un número
igual de hombres que eran de trato más fácil, relajados y despreocupados, se clasificaron
como poseedores de una personalidad del tipo B. Es interesante que de 258 hombres que
tuvieron ataques cardiacos durante los siguientes 9 años, 69% habían sido clasificados
como del tipo A y sólo 31% como del tipo B (Rosenman et al., 1975).
El patrón de comportamiento tipo A, o propenso a trastornos coronarios, está cons-
tituido por un cúmulo de rasgos, incluidos impulso competitivo, sensación de urgencia
del tiempo y una peligrosa mezcla de ira, cinismo y hostilidad (Friedman y Booth-Kewley,
1987; Matthews, 1988). En entrevistas y cuestionarios escritos, los tipo A reportan que
caminan rápido, hablan rápido, trabajan hasta tarde, interrumpen a los hablantes a
media oración, detestan esperar en las filas, aceleran en las luces amarillas cuando con-
ducen, agreden a otros cuando están frustrados, luchan por ganar a toda costa y ahorran
tiempo al realizar múltiples tareas. En contraste, están aquellos que pasan sin dificulta-
des el día tan tranquilos como un guarda forestal, a pesar de tener fechas límite e hijos,
un automóvil descompuesto, trabajo de caridad y ceñudas tías Agnes que viven en el
cuarto de las “visitas” (Carey, 1997, p. 75).
Hacia comienzos de la década de 1980, la influencia del patrón de comportamiento
tipo A sobre la CC se aceptó ampliamente. Un panel de distinguidos científicos convoca-
dos por el National Heart, Lung and Blood Institute concluyeron que el patrón tipo A era
un factor de riesgo para la CC, comparable con los riesgos más tradicionales, como pre-
sión arterial alta, tabaquismo, colesterol alto y obesidad. Pero la ciencia, como el tiempo,
avanza. Estudios posteriores del tipo A y de la CC obtuvieron resultados más débiles
que variaban, dependiendo de las mediciones y del tipo de población que se estudiaba
(Matthews, 1988). La certeza acerca de los malos efectos de la “enfermedad de la prisa” y
la “adicción” al trabajo comenzaron a derrumbarse.
Un conflicto que surge tiene que ver con la medición. Específicamente, se eviden-
cia que la fortaleza del vínculo entre comportamiento tipo A y cardiopatía coronaria
depende de cómo se diagnostica a las personas. En el estudio original, Friedman y Rosen-
man clasificaron a los hombres mediante una entrevista estructurada en la que podían
observar el comportamiento verbal y no verbal de los hombres. Sin embargo, después
de ello, muchos psicólogos, en su prisa por seguir esta línea vital de investigación, inten-
taron identificar a las personas tipo A con cuestionarios sencillos y rápidos en lugar de
entrevistas que consumían tiempo. Los cuestionarios no eran siquiera un poco predicti-
vos. Aparentemente, el patrón tipo A se hace más evidente en el comportamiento durante personalidad tipo A Patrón de
la entrevista de la persona (ya sea que compruebe constantemente la hora, hable con comportamiento caracterizado por
rapidez, interrumpa al entrevistador y haga incansables movimientos nerviosos) que a extremos de esfuerzo competitivo por el
partir de los autorreportes. Cuando se usaron entrevistas para hacer el diagnóstico, 70% logro, sentido de urgencia del tiempo,
de los hombres que tenían CC también tenían un patrón de comportamiento tipo A, hostilidad y agresión.
comparado con sólo 46% de quienes estaban sanos (Miller et al., 1991).

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582 Capítulo 14 Salud y bienestar

El concepto de patrón de comportamiento tipo A también se refinó y surgió una


nueva línea de indagación. Ésta mostró que el principal ingrediente tóxico en la CI es la
hostilidad, vista en personas que están constantemente enojadas, son resentidas, cínicas,
sospechosas y desconfiadas de otros (vea la tabla 14.2). Al parecer, las personas que siem-
pre están en un estado emocional negativo y son rápidas para explotar están asediadas
por el estrés. Dado que el corazón sólo es una bomba y los vasos sanguíneos son meras
mangueras, el resultado para la salud es predecible: “La respuesta de estrés cardiovascu-
lar básicamente consiste en hacerlos trabajar más durante un momento, y si usted hace
eso de manera regular, se desgastarán, tal como ocurriría con cualquier bomba o man-
guera que compre en una ferretería” (Sapolsky, 1994, p. 42). A largo plazo, la hostilidad y
enojo crónicos pueden ser mortales (Miller et al.,
1996; Siegman y Smith, 1994). De hecho, las perso-
TABLA 14.2
nas que tienen mucho enojo y lo suprimen tienen
¿Cuán “hostil” es su patrón de comportamiento?
tanta probabilidad de desarrollar presión arterial
l Cuando está en la fila de la caja rápida en el supermercado, ¿suele contar alta como quienes tienen enojo y lo expresan. La
los objetos en las canastas de las personas que están delante de usted para emoción es la que es tóxica, no si uno la retiene o
asegurarse de que no exceden el límite?
la deja salir (Everson et al., 1998; Everson-Rose y
l Cuando un elevador no llega tan rápido como debiera, ¿sus pensamientos se
enfocan al instante en el desconsiderado comportamiento de la persona en
Lewis, 2005).
otro piso que lo detiene? ¿Qué más explica la conexión entre hostili-
l Cuando alguien lo critica, ¿de inmediato comienza a sentirse molesto? dad y cardiopatía coronaria? Una posibilidad es
l ¿Con frecuencia se descubre refunfuñando durante un programa noticioso?
que las personas hostiles sean menos conscientes
l Cuando está detenido en un carril de tránsito lento, ¿súbitamente siente que
de su salud, que tiendan a fumar más, consumir
su corazón brinca y su respiración se acelera? más cafeína y alcohol, ejercitarse menos, dormir
menos y comer alimentos menos saludables.
Williams, 1993. © Cengage Learning
También es menos probable que obedezcan los
consejos de los médicos (Leiker y Hailey, 1988;
Siegler, 1994). Una segunda explicación es que las
personas hostiles son psicológicamente reactivas, de modo que en situaciones sociales
tensas muestran mayor aumento de presión arterial, pulso cardiaco y adrenalina, una
hormona que acelera la acumulación de placas grasas en las paredes de las arterias, lo
que provoca el endurecimiento de éstas (Krantz y McCeney, 2002). De hecho, la investi-
gación muestra que las personas que son hostiles muestran reacciones cardiovasculares
más intensas no sólo durante el evento que los hace enojar [(por ejemplo, involucrarse
en una discusión acalorada (Davis et al., 2000)], sino también mucho después, cuando se
les pide revivir el evento (Frederickson et al., 2000).
Como resultado de toda esta investigación y sus muchas derivaciones, se desarro-
lló toda una nueva subdisciplina que es seguro produzca conocimientos más valiosos
y prácticos en los años por venir. Con toda propiedad, este nuevo ámbito, que junta al
corazón y la mente, se ha llamado psicocardiología (Jordan et al., 2007) o la práctica de la
psicología cardiaca (Allan y Fisher, 2011).

> ¿Qué le hace el estrés al sistema inmunitario?


Cada vez se vuelve más claro que el estrés psicológico produce una gran variedad de
efectos en el cuerpo, incluidos aumento en el riesgo de dolor de espalda crónico, diabe-
tes, apendicitis, infecciones de las vías respiratorias superiores, artritis, herpes, gingivi-
tis, gripes comunes y ciertas formas de cáncer. ¿Cómo puede tener el estrés tan amplia
gama de efectos incapacitantes? Respuesta: al comprometer el sistema inmunitario del
cuerpo, la primera línea de defensa contra las enfermedades (Ader, 2007).
El sistema inmunitario es un complejo sistema de vigilancia que combate bacte-
sistema inmunitario Sistema de
vigilancia biológico que detecta y
rias, virus, parásitos, hongos y otras sustancias “ajenas” que invaden el cuerpo. El sistema
destruye las sustancias “ajenas” que contiene más de un billón de leucocitos especializados llamados linfocitos, que circulan
invaden el cuerpo. por todo el torrente sanguíneo y segregan anticuerpos químicos. Estas células similares a
tiburones, que buscan y destruyen, protegen 24 horas al día al patrullar el cuerpo y atacar

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¿Cómo afecta el estrés al cuerpo? 583

a los intrusos. El sistema inmunitario también está equipado con grandes células carro-
ñeras que se enfocan en virus y tumores cancerosos. Al funcionar como un “sexto sen-
tido” para los invasores extraños, el sistema inmunitario se renueva constantemente a
sí mismo. Por ejemplo, durante los pocos segundos que tarda en leer esta oración, su
cuerpo produce 10 millones de nuevos linfocitos.
En la actualidad, muchos psicólogos de la salud se especializan en psiconeuroin-
munología, o PNI (psico por la mente, neuro por el sistema nervioso e inmunología por
el sistema inmunitario), que estudia la conexión entre el cerebro, el comportamiento, el
sistema inmunitario, la salud y la enfermedad. Antes de entrar en algunos resultados fas-
cinantes, deténgase un poco y considere tres de los métodos que usan estos investigado-
res para espiar las operaciones del sistema inmunitario. Un método es tomar muestras
de sangre de animales o participantes humanos expuestos a diversos grados de estrés y
contar el número de linfocitos y otros eritrocitos que circulan en el torrente sanguíneo.
Un segundo procedimiento es extraer sangre, agregar células de tumor canceroso a la
mezcla y medir la forma en que las células asesinas naturales destruyen los tumores. Un
tercer método es “retar” al organismo viviente al inyectarle un agente extraño en la piel
y medir la cantidad de inflamación que produce en el sitio de la inyección. Se supone
que mientras más inflamación haya, más potente es la reacción del sistema inmunitario
(Ader, 2007; Daruna, 2012; Segerstrom, 2012).
Ahora es claro que el estrés puede afectar al sistema inmunitario, al menos por un
tiempo. La comunidad médica solía rechazar rotundamente la idea, pero ya no. ¿Qué
cambió? En primer lugar, experimentos con animales demostraron que las ratas expues-
tas a ruido, apiñamiento o choques de los que no pueden escapar y primates separados
de sus compañeros sociales muestran una caída en la actividad de las células inmunita-
rias en comparación con los animales no expuestos (Coe, 1993; Moynihan y Ader, 1996).
También se observó un vínculo en humanos. Intrigados por el hecho de que las personas
con frecuencia se enferman y mueren poco después de quedar viudas, R. W. Barthrop
y otros (1977) tomaron muestras de sangre de 26 hombres y mujeres cuyos cónyuges
habían muerto recientemente. Comparados con individuos de control no viudos, estos
esposos afligidos mostraron una respuesta inmunitaria debilitada. Esta demostración
fue la primera de su tipo.
Estudios adicionales pronto revelaron respuestas inmunitarias debilitadas en
astronautas de la NASA después de su reingreso a la atmósfera y el amarizaje, en per- psiconeuroinmunología (PNI) Rama
sonas privadas de sueño durante un tiempo prolongado, en estudiantes en medio de la psicología que examina los vínculos
de exámenes finales, en hombres y mujeres recientemente divorciados o separa- entre factores psicológicos, el cerebro
dos, en personas que cuidan a un familiar con enfermedad de Alzheimer, en indi- y el sistema nervioso, y el sistema
inmunitario.
viduos que temen a las serpientes y se exponen a una viva, y en trabajadores que
Meckes/Ottowa/Photo Researchers

Esta imagen microscópica coloreada


muestra dos células inmunitarias
“asesinas naturales” (amarillo) que
engullen y destruyen una célula de
leucemia (rojo). El sistema inmunitario
humano contiene más de un billón de
eritrocitos especializados.

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584 Capítulo 14 Salud y bienestar

acaban de perder sus empleos. Incluso en el laboratorio, las personas a quienes se les
proporcionan problemas aritméticos complejos para resolver o estímulos dolorosos
para tolerar, muestran cambios en la actividad de las células inmunitarias que duran de
una a más horas después de remitir el estrés (Cohen y Herbert, 1996).
En un intrigante estudio, Arthur Stone y otros (1994) pagaron a 48 voluntarios
adultos para tomar una inocua pero novedosa píldora de proteínas cada día durante 12
semanas, una sustancia que conduciría al sistema inmunitario a responder mediante
la producción de anticuerpos. Todos los días, los participantes completaban un diario
en el que reportaban sus estados de ánimo y experiencias en el trabajo, la casa, asuntos
financieros, actividades de ocio y relaciones sociales con sus amigos, cónyuges e hijos.
Los participantes también proporcionaron muestras diarias de saliva que más tarde se
usaron para medir la cantidad de anticuerpos producidos. Los resultados fueron sor-
prendentes, así como sus implicaciones: mientras más eventos positivos experimenta-
ban los participantes en un día dado, más anticuerpos producían. Mientras más eventos
negativos experimentaban, menos anticuerpos producían.
En muchas formas, ahora es claro que las experiencias negativas y las emociones
que producen pueden debilitar la capacidad del sistema inmunitario para proteger
contra lesiones, infecciones y una amplia gama de enfermedades (Kiecolt-Glaser et al.,
2002). En un experimento que ilustra bien este punto en acción, investigadores lleva-
ron a voluntarios hombres y mujeres sanos a un laboratorio de investigación clínica, les
administraron una batería de cuestionarios, los inyectaron con una aguja en el brazo y
luego usaron una bomba de vacío para producir una ampolla. En visitas de seguimiento
durante los siguientes ocho días, los investigadores midieron la rapidez con la que sana-
ban las heridas. Descubrieron que los participantes cuyos cuestionarios indicaron que
tenían problemas para controlar la ira (por ejemplo, perder la calma o hervir por dentro)
segregaban más hormona del estrés o cortisol en respuesta al procedimiento de produc-
ción de ampollas y la herida tardaba más en sanar (Gouin et al., 2008).
Es claro que los estados psicológicos pueden “meterse” en el sistema inmunitario.
Como se ilustra en la l figura 14.3, existen dos posibles formas en las que esto sucede.
Primera, las personas que sufren estrés intenso tienden a fumar más, ingerir más alcohol
y drogas, dormir menos, ejercitarse menos y tener dietas más pobres, comportamientos
que tienden a comprometer el sistema inmunitario. Por ejemplo, un estudio mostró que
cuando hombres adultos sanos se mantienen despiertos entre las 3:00 a.m. y las 7:00 a.m.,
disminuye la actividad de las células inmunitarias y sólo regresan a la normalidad después
de una noche completa de sueño ininterrumpido (Irwin et al., 1994). Segunda, el estrés dis-
para la liberación de adrenalina y otras hormonas de estrés en el torrente sanguíneo, y éstas
tienden a suprimir la actividad de las células
l FIGURA 14.3 inmunitarias. El resultado es una reducción
Rutas desde el estrés hacia la enfermedad temporal de la resistencia del cuerpo (Cohen
y Williamson, 1991). De una forma u otra,
Hostilidad, estrés y otros estados emocionales negativos pueden producir enfermedades
en dos formas: (1) al promover comportamientos no saludables (más alcohol, menos
cientos de estudios muestran ahora que los
sueño, etc.) y (2) al activar la liberación de hormonas que debilitan el sistema inmunitario. efectos del estrés sobre el sistema inmunitario
© Cengage Learning son complejos. Los estresores breves (como el
ataque de un tiburón, un examen difícil o una
Comportamientos
Unhealthy lesión) pueden aumentar la respuesta inmu-
no saludables nitaria en formas que son adaptativas a corto
behaviors
Estado
Negative Debilitamiento
Weakened plazo, pero los estresores de vida crónicos
emocional
emotional del sistema
immune Enfermedad
Illness
negativo inmunitario (como un empleo con gran presión, un matri-
states system
Hormonas
Stress monio tenso o una enfermedad en la familia)
de estrés pueden suprimir la respuesta inmunitaria con
hormones
el tiempo, lo que pone en riesgo al organismo

>
(Segerstrom y Miller, 2004).

Vínculos entre estrés y enfermedad


Si el estrés crónico puede debilitar el sistema inmunitario, ¿las personas que están estre-
sadas en la vida tienen más probabilidad de enfermar? ¿Es posible que algunas perso-
nas, por ejemplo, sean psicológicamente más susceptibles que otras a pescar una gripe?

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¿Cómo afecta el estrés al cuerpo? 585

Sheldon Cohen y sus colegas (1993) realizaron un fascinante y elaborado estudio para
ayudar a responder esta pregunta. Pagaron a 420 voluntarios para pasar nueve días en
un experimento médico y exposición de riesgo ante un virus de gripe común. Durante
los primeros dos días, los participantes llenaron varios cuestionarios, incluido uno que
midió experiencias estresantes recientes en sus vidas. También recibieron un examen
médico, incluida una prueba de sangre. Luego, para simular la transmisión de persona a
persona de un virus, los investigadores pusieron una solución líquida clara en la nariz de
cada participante. A quienes se les asignó aleatoriamente al grupo de control recibieron
una solución salina placebo. Otros, menos afortunados, recibieron un virus de gripe en
dosis que tendieron a producir tasas de enfermedad de 20% a 60%.
Durante la siguiente semana, los participantes estuvieron en cuarentena en grandes
departamentos, donde fueron examinados diariamente por una enfermera que tomó
su temperatura, extrajo muestras de moco y buscó signos de gripe, como estornudos,
ojos llorosos, nariz congestionada y garganta inflamada. (Los participantes no se dieron
cuenta, pero la enfermera también registró el número de pañuelos desechables que usa-
ron.) Todos los participantes estaban sanos al comienzo del proyecto y nadie en el grupo
de solución salina desarrolló gripe. Sin embargo, entre quienes se expusieron a un virus,
82% se infectó y 46% de los infectados contrajo gripe, con síntomas y todo. Un virus es un
virus, de modo que con frecuencia no hay escapatoria. Sin embargo, lo más interesante
es que el estrés de vida hizo la diferencia. Entre quienes se infectaron, los participan-
tes con estrés elevado tuvieron más probabilidad de agriparse que los participantes con
estrés bajo: 53% comparado con 40%. En resumen, las personas cuyas vidas están llenas
de estrés son particularmente vulnerables a las enfermedades contagiosas.
En un seguimiento de este experimento, Cohen y otros (1998) entrevis-
taron a 276 voluntarios acerca de los estresores recientes en sus vidas, los
infectaron con un virus de gripe y luego midieron si desarrollaban o no la l FIGURA 14.4
enfermedad. Descubrieron que algunos tipos de estrés eran más tóxicos que Duración del estrés y enfermedad
otros. Específicamente, las personas que tenían estresores crónicos durade- Doscientos veintiséis voluntarios fueron
ros, que duraban más de un mes (como problemas matrimoniales actuales entrevistados acerca de estrés reciente en sus
o desempleo) tenían más probabilidad de agriparse que quienes experi- vidas, luego se les infectó un virus de gripe. Como
mentaron estrés agudo a corto plazo (como una pelea con el cónyuge o una se muestra, mientras más tiempo duró el estresor,
más probabilidad tuvo una persona de agriparse.
reprimenda en el trabajo). La l figura 14.4 muestra que mientras más dura Con el tiempo, el estrés descompone el sistema
un estresor, más probabilidad hay de que una persona pesque una gripe. inmunitario del cuerpo.
Con el tiempo, el estrés descompone el sistema inmunitario del cuerpo. Cohen et al., 1998. © Cengage Learning
Los efectos del estrés son claros. Pero parece que ciertas característi- 4
gripe

cas personales pueden proteger a las personas contra los efectos adversos
a cold

en la salud. En otro estudio de seguimiento, Cohen y colaboradores (2006) 3


risk ofde

descubrieron que mientras más sociable era la persona en su vida, más


relativo

resistente era al desarrollo de gripe inducida en el laboratorio. También 2


descubrieron que mientras más positivamente se veía a sí misma la per-
Relative

sona en la escala de NSE en relación con otros en la población (sin importar 1


Riesgo

sus niveles reales de educación, ocupación e ingreso), tenía menos proba-


bilidad de pescar una gripe inducida en el laboratorio (Cohen et al., 2008). 0
Estos estudios de gripe común son importantes porque demuestran no No <1 1–6 6–24 >24
Stressor
Sin estresor
sólo que el estrés puede debilitar el sistema inmunitario, sino también que,
como resultado, puede dejar a la persona vulnerable ante las enfermedades. Duration
Duraciónofdellifeestresor
stressor (in
en months)
la vida
(en meses)
¿El estrés tiene efectos similares en enfermedades más serias? ¿Por ejemplo,
puede acelerar la dispersión de VIH-SIDA o cáncer? En una prueba reciente
de esta hipótesis, Madeline Visintainer y otros (1982) implantaron células de tumores
cancerosos en ratas de laboratorio, algunas de las cuales después fueron expuestas repe-
tidamente a choques de los que no podían escapar. Después de un mes, 50% de los anima-
les que no recibieron choques murió de cáncer. Sin embargo, en relación con dicha línea
de referencia, la tasa de mortalidad ascendió a 73% entre las que estuvieron sujetas a cho-
ques inevitables. Este estudio está entre los primeros en demostrar que los estados psico-
lógicos, como los sentimientos de indefensión, pueden influir en la dispersión del cáncer.

cap14 570-618.indd 585 07/11/14 23:04


586 Capítulo 14 Salud y bienestar

El crecimiento de tumores en ratas blancas de laboratorio desamparadas es inte-


resante, ¿pero el mismo principio se aplica a los humanos? Por obvias razones éticas,
los investigadores no pueden llenar a los humanos de desesperación o inyectar tumores
mortales en sus cuerpos para poner a prueba directamente la cadena causa y efecto. Pero
pueden examinar los registros médicos de las personas cuyas vidas fueron golpeadas
por la tragedia. Investigaciones de este tipo han revelado que el cáncer aparece con más
frecuencia de lo normal en personas que son proclives a estar en un estado emocional
negativo (Sklar y Anisman, 1981). En otro estudio a gran escala, investigadores observa-
ron a 2000 empleados varones de la Western Electric Company en Chicago, cuyas perso-
nalidades fueron valoradas en 1958. En aquella época, las calificaciones de las pruebas
mostraron que algunos de los hombres tenían baja autoestima, eran infelices y estaban
deprimidos. El resultado: aproximadamente 20 años después, estos hombres tuvieron
más probabilidad que sus compañeros de trabajo de morir de cáncer (Persky et al., 1987).
Hay que aclarar qué significan estos resultados. Nadie discute que el cáncer sea
causado por la exposición a sustancias tóxicas y otros factores biológicos. Pero los indi-
viduos que están clínicamente deprimidos o sometidos a gran estrés tienen sistemas
inmunitarios debilitados y una susceptibilidad aumentada a los agentes infecciosos, lo
que en algunos casos puede resultar en una mayor tasa de mortalidad por cáncer y tam-
bién por otras enfermedades (Cohen et al., 2007; Kiecolt-Glaser, 2009; Miller et al., 2009).
Para las personas casadas, el divorcio es una experiencia particularmente angus-
tiante. En Estados Unidos, casi 40% de los primeros matrimonios terminan en divorcio
(Tejada-Vera y Sutton, 2009). El proceso es perturbador a nivel logístico, financiero, social
y emocional. La mayoría de las personas manejan la transición y se adaptan al cambio
(Amato, 2010). Sin embargo, para algunos hombres y mujeres el divorcio es un estresor
agudo que puede tener efectos a largo plazo sobre su salud física y mental (Lucas, 2005;
Sbarra et al., 2009). ¿El divorcio puede ser mortal? En un ambicioso meta-análisis, David
Sbarra y sus colegas (2011) combinaron los resultados de 32 estudios de 6.5 millones
de hombres y mujeres, 755,000, divorcios y 160,000 muertes en 11 países (Estados Uni-
dos, Canadá, Gran Bretaña, Japón, Suecia, Alemania, Finlandia, Noruega, Rusia, Israel y
Holanda). Consistente con investigación previa que mostraba que el divorcio se asocia con
aumento en el consumo de alcohol, insomnio y otros comportamientos negativos para la
salud, los resultados dieron qué pensar. En relación con sus contrapartes casadas, las per-
sonas que se divorciaron al comienzo de los futuros estudios tuvieron más tarde 23% más
El estrés puede debilitar el
probabilidad de muerte a edad temprana de todas las causas de deceso durante las valo-
corazón, pero es incapaz
raciones de seguimiento. Este riesgo fue más elevado para hombres y personas menores
de afectar el sistema
de 65 años de edad. Acerca de las preguntas de causa y efecto, y de cómo interpretar estas
inmunitario.
F
ALSO. asociaciones, se necesita más investigación. Sin embargo, lo que es claro es que el divorcio
es un evento de vida estresor con consecuencias para la salud, la vida y el bienestar.

Procesos de evaluación
Hace aproximadamente 2500 años, un autor anónimo escribió un extraordinario
poema acerca del sufrimiento humano: el libro de Job. Job es un hombre pío y próspero
cuando abre el poema, pero pronto es asediado por grandes calamidades. Pierde su
propiedad, su hijo y su salud. Él y sus amigos intentan entender cómo pudieron ocu-
rrir estas cosas terribles. Éstos argumentan que el aprieto de Job debe ser un castigo
enviado por Dios y le dicen que se arrepienta. Dado que él piensa que su sufrimiento
excede con mucho cualquier mal comportamiento de su parte, no puede aceptar esta
explicación. Desesperado, duda de su capacidad para soportar las adversidades conti-
nuas y desea la muerte. Pero al final encuentra fuerza y paz al confiar en la voluntad de
Dios. Desde la perspectiva del modelo estrés-afrontamiento que se mostró en la figura
14.1, Job y sus amigos se involucraron en el proceso de evaluación. Consideraron posibles

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Procesos de evaluación 587

explicaciones para el sufrimiento de Job y formaron expectativas acerca de su capaci-


dad para lidiar con su situación. Estos mismos temas se encuentran en la investigación
acerca del estrés y el afrontamiento.

> Atribuciones y estilos explicativos


La depresión es un trastorno del estado de ánimo caracterizado por sentimientos de tris-
teza, pesimismo y apatía, y procesos de pensamiento retardados. Otros síntomas inclu-
yen perturbaciones de los patrones de sueño y alimenticios, y un interés reducido en el
sexo. Cada año, entre 6% y 7% de la población estadounidense experimenta una depre-
sión severa. Muchos más sufren de episodios más breves y leves de tristeza. En ocasiones
llamada el “resfriado común” de los trastornos psicológicos, la depresión es universal y
muy extendida (Gotlib y Hammen, 2009).
Aproximadamente el doble de mujeres que de hombres busca tratamiento por sen-
tirse deprimidas. Durante el curso de una vida, se estima que 12% de los hombres esta-
dounidenses y 21% de las mujeres sufrirán de una depresión severa (Kessler et al., 1994).
Esta diferencia de género comienza a aparecer primero en la adolescen-
cia, aunque la disparidad es un poco menor en las naciones menos desa-
rrolladas (Culbertson, 1997). Aunque la depresión tiene muchas causas, l FIGURA 14.5
algunos investigadores se han enfocado en las atribuciones que las per- Uso de estilos de atribución para
sonas hacen a los acontecimientos positivos y negativos de sus vidas. predecir la depresión
En 1975, Martin Seligman argumentó que la depresión resulta de En este estudio, investigadores midieron los
estilos explicativos de estudiantes universitarios
un sentimiento de indefensión aprendida, la expectativa adquirida
de primer año. Cuando se convirtieron en
de que no se pueden controlar resultados importantes. En una serie clá- estudiantes de segundo año, quienes en su
sica de experimentos, Seligman descubrió que perros amarrados a un primer año tuvieron estilos negativos tuvieron
arnés y expuestos a choques eléctr icos dolorosos pronto se volvieron más probabilidad de sufrir un trastorno
pasivos y dejaron de intentar escapar, incluso en situaciones nuevas en depresivo severo o menor.
las que el escape era posible. En contraste, los perros que no recibieron Alloy et al., 2006. © Cengage Learning
choques incontrolables rápidamente aprendieron la rutina de escape. 50
depresivo

Aplicado a los humanos, este hallazgo sugiere que la exposición prolon-


gada a hechos incontrolables puede causar de igual forma apatía, inacti- 40
Disorder

vidad, pérdida de motivación y pesimismo. En participantes humanos en


una investigación, quienes se expusieron a estallidos de ruido inevitables
de trastorno

30
fallaron en protegerse a sí mismos en una situación posterior en la que el
% Depressive

ruido podía evitarse con facilidad. Seligman se apresuró a señalar que las
personas que se exponen a sucesos incontrolables se vuelven, en varias 20
formas, como individuos deprimidos: desalentados, pesimistas acerca
Porcentaje

del futuro y carentes de iniciativa. Por ende, vio a la depresión como una 10
forma de indefensión aprendida.
Lynn Abramson y sus colegas (1989) propusieron más tarde que la
0
depresión es un estado de indefensión producido por las atribuciones Depresión
Major Depresión
Minor
personales negativas que hace la gente ante el fracaso. De hecho, algu- Depression
severa Depression
menor
nas personas tienen un estilo explicativo depresivo, una tendencia a
atribuir los eventos malos a factores que son internos en vez de externos Positive explanatory
Estilo explicativo style
positivo
(“es mi culpa”), estables más que inestables (“no cambiará”) y globales en Negative explanatory
Estilo explicativo style
negativo
lugar de específicos (“se extiende por todas partes de mi vida”). La inves-
tigación apoya esta propuesta. Ya sea que las personas traten de explicar
el rechazo social, una derrota deportiva, bajas calificaciones o la incapacidad para resol-
ver un acertijo del experimentador, quienes están deprimidos tienen más probabilidad indefensión aprendida Fenómeno
que otros de culpar a factores que están dentro de ellos mismos, imposibles de cambiar en el cual la experiencia con un evento
y con suficiente extensión como para deteriorar otros aspectos de la vida. El resultado: incontrolable crea comportamiento
indefensión y desesperación (Abramson et al., 1989; Metalsky et al., 1993). Esta forma pasivo ante amenazas al bienestar
de pensar puede señalar una vulnerabilidad ante la depresión futura. De hecho, cuando posteriores.
Lauren Alloy y sus colegas (2006) midieron los estilos explicativos de estudiantes uni- estilo explicativo depresivo
versitarios de nuevo ingreso no deprimidos y luego los siguieron en su primer año, des- Tendencia habitual a atribuir los eventos
cubrieron que quienes tenían estilo explicativo negativo en su primer año, comparados negativos a causas que son estables,
con compañeros de clase con un estilo más positivo, tenían mucha más probabilidad de globales e internas.
sufrir de un trastorno depresivo severo o menor (vea la l figura 14.5).

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588 Capítulo 14 Salud y bienestar

> La capacidad humana para la resiliencia


El estrés afecta a las personas de modos distintos, una observación que condujo a Suzanne
Kobasa y sus colegas (1982) a preguntarse por primera vez por qué algunas personas son
más resistentes que otras ante el estrés. Kobasa estudió a aproximadamente 200 ejecuti-
vos de negocios que padecían estrés. Muchos dijeron que con frecuencia estaban enfer-
mos, lo que afirmó el vínculo entre estrés y enfermedad; otros pudieron administrarse
para permanecer sanos. Los dos grupos eran similares en términos de edad, educación,
estatus laboral, ingreso y antecedentes étnicos y religiosos. Pero, a partir de varias prue-
bas, era claro que diferían en sus actitudes hacia sí mismos, sus empleos y las personas
en sus vidas. Con base en estas diferencias, Kobasa identificó un estilo de personalidad
que llamó resistencia y concluyó que las personas resistentes tienen tres características:
(1) compromiso: un sentido de propósito con respecto al trabajo, la familia y otros aspec-
tos personales; (2) reto: apertura a nuevas experiencias y deseo de abrazar el cambio, y
(3) control: la creencia de que se tiene el poder para influir en resultados futuros
importantes.
La investigación apoya el punto general de que la resiliencia o resistencia funciona
como amortiguador contra el estrés (Funk, 1992). Como es de esperar, la mayoría de las
personas están expuestas al menos a un acontecimiento muy traumático durante el curso
de su vida. Sin embargo, mientras que muchos reaccionan con TEPT, otros mantienen su
equilibrio y salud mental: “Aproximadamente de 50 a 60 por ciento de la población esta-
dounidense está expuesta a estrés traumático, pero sólo de 5 a 10 por ciento desarrollan
TEPT” (Ozer et al., 2003, p. 54). Por tanto, Ann Masten (2001) y George Bonanno (2004)
argumentan que la mayoría de los seres humanos son muy resistentes y muestran una
notable capacidad para salir adelante después de hechos
muy adversos. De hecho, Vicki Helgeson y sus colegas
(2006) observan que muchas personas que enfrentan ata-
© The New Yorker Collection 1989 Robert Mankoff from cartoonbank.com.

ques cardiacos, cáncer, divorcio, guerra, enfermedad en la


familia y otros traumas con frecuencia encuentran formas
de aceptar, beneficiarse y crecer a partir de la experiencia.
Es claro que las personas con diferentes personali-
dades enfrentan el estrés en formas diferentes (Carver y
Connor-Smith, 2010). ¿Cuáles son las características espe-
cíficas de la resistencia, la resiliencia y de la habilidad para
encontrar beneficio en la pérdida? En entrevistas longitu-
Todos los derechos reservados.

dinales en dos partes con judíos y árabes israelíes durante


un periodo de intensos ataques terroristas y bombardeos,
Steven Hobfoll y otros (2009) descubrieron que 64% de los
entrevistados experimentó estrés crónico o demorado,
“Es sorprendente, tres matrimonios fallidos, marcas de relaciones mientras que casi 36% fueron resistentes a los síntomas
desastrosas, muchos reveses financieros e incontables dolencias o completamente resilientes. Las comparaciones de los
físicas, pero a pesar de todo siempre he tenido buena suerte para dos grupos mostraron que la resiliencia en esta población
estacionarme.” fue más común entre los hombres que entre las mujeres;
Con frecuencia las personas tienen
entre judíos, que son la población mayoritaria, que entre
sentimientos de autoeficacia en árabes, una minoría étnica, y entre personas en general con más educación, más dinero
algunos aspectos de la vida, mas no y más apoyo social de amigos. Estos hallazgos pueden ser específicos de las poblaciones
en otros. y sucesos en Israel. Sin embargo, es muy probable que indiquen algo más general acerca
de las características de la resiliencia.

Autoeficacia Cuando Kobasa y otros (1982) identificaron por primera vez la resi-
liencia como un rasgo adaptativo, ellos y otros investigadores rápidamente observaron
que la percepción de control es un ingrediente importante (Florian et al., 1995). En
etapas tempranas, la investigación mostró que los efectos dañinos del apiñamiento,
el ruido, el calor y otros estresores se reducen cuando las personas creen que pue-
den ejercer control sobre estos aspectos de su entorno (Glass y Singer, 1972). La

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Procesos de evaluación 589

percepción de control es especialmente significativa para las personas cuyas vidas están
reguladas en gran medida por otros. Por ejemplo, los residentes ancianos de los asilos
a quienes se les dio más control sobre sus rutinas diarias se volvieron más felices y más
activos (Langer y Rodin, 1976; Schulz, 1976). Otros estudios mostraron que los pacientes
con cardiopatías, cáncer y SIDA estuvieron emocionalmente mejor ajustados cuando
sintieron que podían influir en el curso de su enfermedad (Helgeson, 1992; Rodin, 1986;
Thompson et al., 1993).
La percepción de control se refiere a la expectativa de que los comportamientos
pueden producir resultados satisfactorios. Pero, en primer lugar, las personas también
difieren en la medida en que creen que pueden realizar estos comportamientos. Estos
conceptos parecen relacionarse, pero de hecho se refieren a diferentes creencias, las
cuales son necesarias para que alguien sienta que controla importantes resultados en
su vida (Skinner, 1996). De acuerdo con Albert Bandura (1997), estas expectativas poste-
riores se basan en sentimientos de competencia, o autoeficacia. Algunos individuos por
lo general pueden sentirse más confiados que otros, dice Bandura, pero la autoeficacia
es un estado mental que varía de una tarea y situación específicas a otras. En otras pala-
bras, se puede tener alta autoeficacia acerca de conocer nuevas personas, pero no en lo
que se refiere a subir sus calificacio-
nes. O puede tener alta autoeficacia
para resolver un problema matemá- l FIGURA 14.6
tico, mas no para escribir un ensayo. Autoeficacia: ¿asunto de vida o muerte?
La investigación acerca de la A lo largo del tiempo se siguió la huella de 1024 pacientes con enfermedad cardiaca que
autoeficacia muestra que mientras variaban en “autoeficacia cardiaca”. Como se muestra, mientras mayor era su calificación de
más tenga en una tarea particular, más autoeficacia cardiaca al comienzo del estudio, más probabilidad tuvieron de sobrevivir a la
hospitalización hasta 78 meses después.
probabilidad hay de que asuma dicha Tomado de Sarkar, U., Ali, S. y Whooley, M. A., “Self-efficacy as a marker of cardiac function and predictor of
tarea, se esfuerce más, persista ante heart failure hospitalization and mortality in patients with stable coronary heart disease: Findings from the Heart
el fracaso y triunfe. Las implicaciones and Soul Study”, en Health Psychology, vol. 28 (pp. 166-173). Copyright © 2009 por la American Psychological
para la salud mental y física son sor- Association. Reimpreso con permiso.

prendentes en particular. Por ejemplo,


1.0
los individuos con alta autoeficacia en
cuestiones relacionadas con la salud
tienen más probabilidad, si quieren,
0.9
de permanecer físicamente acondicio-
de supervivencia

nados, abstenerse del alcohol y tolerar


surviving

el dolor de la artritis, el parto y las


migrañas (Maddux, 1995), e incluso 0.8
dejar de fumar (Baldwin et al., 2006) o
Proportion

perder peso (Linde et al., 2006).


Proporción

A veces, tener un fuerte sentido 0.7


de autoeficacia literalmente puede
significar la diferencia entre la vida y la
muerte. En un estudio reciente, Urmi- 0.6
mala Sarkar y colegas (2009) recluta-
ron a 1024 pacientes con enfermedad
cardiaca y dieron seguimiento a su 0.5
salud a lo largo del tiempo. Al princi- 0 6 12 18 24 30 36 42 48 54 60 66 72 78 84
pio del estudio todos los participantes Tiempo
Time (meses)
(months)
completaron una Escala de Autoefi-
cacia Cardiaca en la que indicaban Lowest
Más baja Second
Segunda
cuán seguros estaban en su capacidad Tercera
Third Más alta
Highest
para mantener sus actividades usua-
les, involucrarse en actividad sexual y
hacer ejercicio aeróbico. A lo largo de los años siguientes, 124 de los pacientes fueron hos- autoeficacia Creencia de que
pitalizados y 235 murieron. Cuando los pacientes fueron agrupados en cuatro categorías una persona es capaz de realizar un
comportamiento específico requerido
de autoeficacia, desde la calificación más alta hasta la más baja, los resultados mostra-
para producir un resultado deseado en
ron que mientras más alta era la autoeficacia al comienzo del estudio, más probabilidad
una situación dada.
tenían de sobrevivir a la hospitalización años después (vea la l figura 14.6).

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590 Capítulo 14 Salud y bienestar

Disposición optimista La razón por la que es importante entender las atribucio-


nes a los resultados pasados y la percepción de control en las situaciones presentes
es que ambas tienen implicaciones en la perspectiva del futuro. En Learned Optimism
(Optimismo aprendido), Seligman (1991) argumenta que una tendencia generalizada a
esperar resultados positivos está caracterizada por un estilo explicativo no depresivo.
De acuerdo con Seligman, los optimistas tienden a culpar del fracaso a factores que son
externos, temporales y específicos, y a acreditar el éxito a factores que son internos,
permanentes y globales. Por fortuna, a la luz de las ventajas que produce el optimismo,
Suzanne Segerstrom (2006a), al igual que Seligman, indica que incluso los pesimistas
pueden reeducarse para pensar en formas optimistas.
Considere su propia visión del futuro. ¿Es un optimista externo que observa el lado
brillante y por lo general espera que ocurran cosas buenas, o tiende a creer en la ley de
Murphy, de que si algo puede salir mal, saldrá mal? Al plantear preguntas como estas,
Michael Scheier y Charles Carver (1985) clasificaron a estudiantes universitarios en esta
dimensión y descubrieron que quienes tenían disposición optimista reportaron meno-
res síntomas de enfermedad durante el semestre que los pesimistas. Las correlaciones
entre optimismo y salud son comunes. Estudios muestran que los optimistas tienen más
probabilidad de tomar un enfoque activo enfocado en el problema para afrontar el estrés
(Nes y Segerstrom, 2006). Como resultado, tienen más probabilidad de completar un pro-
grama de rehabilitación para alcohólicos; tener una recuperación más rápida y completa
de una cirugía de derivación coronaria, y entre los hombres homosexuales preocupados
por el SIDA, tener un enfoque más activo ante la amenaza (Scheier y Carver, 1992). En un
estudio de 1306 hombres adultos sanos del área de Boston, quienes reportaron niveles
“El optimista afirma que vivimos más altos de optimismo tuvieron la mitad de probabilidad de padecer cardiopatías 10
en el mejor de los mundos posi- años después (Kubzansky et al., 2001). En un estudio de 5000 trabajadores municipales
bles; el pesimista teme que esto en Finlandia, quienes tuvieron tasas altas de optimismo fueron más saludables y falta-
sea cierto.” ron menos días al trabajo si eran golpeados por una muerte o enfermedades serias en la
James Cabell familia durante los siguientes cinco años (Kivimäki et al., 2005).
En el transcurso de la vida, todos tienen contratiempos. Pero una disposición opti-
mista puede ayudar a capear el temporal. Incluso puede haber implicaciones a largo
plazo para la salud. En un estudio, investigadores recolectaron ensayos personales escri-
tos en la década de 1940 por 99 hombres recién graduados de Harvard, y luego anali-
zaron estos materiales para determinar qué estilo explicativo tenía cada hombre en su
juventud. Treinta y cinco años después, quienes en su juventud tuvieron una perspectiva
optimista eran más sanos que sus pares más pesimistas (Peterson et al., 1988).
¿Cómo pueden explicarse estos resultados? Existen dos posibilidades: una bioló-
gica, la otra conductual. En indagación que apoya una explicación biológica, investiga-
dores que analizaron muestras de sangre descubrieron que los optimistas muestran una
respuesta inmunitaria más fuerte ante el estrés que los pesimistas (Kamen-Siegel et al.,
1991; Segerstrom et al., 1998). En investigación que apoya una explicación conductual,
Christopher Peterson y otros (1988) calificaron los estilos explicativos de 1528 adultos
“Lo más importante en la enfer- jóvenes sanos a partir de cuestionarios que respondieron entre 1936 y 1940. Sorprenden-
medad es nunca perder el cora- temente, después de 50 años los optimistas (específicamente quienes habían hecho atri-
zón.” buciones globales más que específicas a eventos buenos) tuvieron menos probabilidad
Nikolai Lenin de sufrir una muerte accidental, imprudente o violenta.
Un viejo adagio dice: “donde hay vida, hay esperanza”. Acaso lo opuesto también sea
cierto: “donde hay esperanza, hay vida”. En una asombrosa ilustración de esta posibili-
dad, Susan Everson y otros (1996) estudiaron a 2428 hombres de edad media en Finlan-
dia. Con base en la medida en que estuvieron de acuerdo con dos enunciados simples
(“siento que es imposible alcanzar las metas por las que me gustaría luchar” o “el futuro
parece desesperado y no puedo creer que las cosas vayan a mejorar”), los hombres
inicialmente se clasificaron como poseedores de sentido de indefensión alto, medio o
bajo. Cuando los investigadores verificaron los registros de muerte aproximadamente
6 años después, descubrieron que mientras más desesperados estuvieron los hom-
bres al principio, más probabilidad tuvieron de morir de varias causas, aun cuando los

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Procesos de evaluación 591

hombres tenían igualdad en su edad y estado


de salud previo. En comparación con quienes l FIGURA 14.7
calificaron bajo en indefensión, los altos tuvie- Indefensión y riesgo de muerte
ron más del doble de probabilidad de morir Entre hombres con edad media en Finlandia, quienes inicialmente calificaron alto
de cáncer y cuatro veces más probabilidad de en indefensión tuvieron más probabilidad de morir dentro de 6 años, sobre todo de
morir de enfermedad cardiovascular (vea la cáncer y de enfermedad cardiovascular. Quienes tuvieron calificación moderada en
l figura 14.7). Estos resultados reviven lo indefensión cayeron entre los dos extremos.
Tomado de Everson, S. A. et al., “Hopelessnes and risk of mortality and incidence of myocardial in-
que Norman Cousins (1989) describió como farction and cancer”, en Psychosomatic Medicine, vol. 58 (pp. 121-133). Copyright © 1996 Wolters
“la biología de la esperanza”, la cual recuerda Kluwer Health. Reimpreso con permiso.
que “las expectativas positivas pueden ser
autocumplidas” (Peterson, 2000). 5

> La salud de Pollyanna 4

de mortalidad
Pollyanna es la alegre heroína creada por
rate
3
la escritora estadounidense Eleanor Porter. TasaMortality
Aunque ella solía conseguir mala publicidad
por su ilimitada creencia de que incluso la 2
más ominosa nube tiene un brillante recu-
brimiento plateado, la investigación en esta
1
sección sugiere que Pollyanna debe ser una
persona extraordinariamente sana.
Hay que aclarar lo que significa la inves-
tigación. La mente es una poderosa herra- Todas
Alllas causas Enfermedad
causes cardiovascular
Cardiovascular disease Cáncer
Cancer
mienta que puede usarse para lastimar, Nivel de indefensión
Hopelessness Level
curar y proteger al cuerpo (Ray, 2004). Sin Low
Bajo Moderate
Moderado High
Alto
embargo, ningún científico digno de crédito
considera que las atribuciones, percepcio-
nes de control, optimismo u otras fuentes de resiliencia sean los únicos determinan-
tes de una larga vida. Una perspectiva positiva no puede garantizar buena salud en el
futuro. De modo que, aunque se deban apreciar los poderes de la mente para influir en Cuando se trata de la salud
el cuerpo, sería un error cruel culpar a las víctimas de enfermedad por tener una mala física, la investigación no apoya
perspectiva de la vida. Como dijo Howard Friedman (1991) en The Self-Healing Persona- las creencias populares acerca
lity (La personalidad autocurativa): “Debemos caminar por una línea fina entre culpar a del poder del pensamiento
positivo.
los pacientes por un lado y absolverlos de cualquier papel en su salud por el otro” (p. 96).
También es importante reconocer que puede haber inconvenientes en el pensa-
ALSO. F
miento positivo, en especial si ello conduce a que uno mismo se vea, y a los eventos que
le rodean, en formas que son muy irreales. Como se estudió en el capítulo 3, las personas
con visiones excesivamente positivas de sí mismas en ocasiones no gustan a sus amigos
y son vistos como presuntuosos, desconsiderados e hipersensibles a las críticas (Colvin
et al., 1995; Heatherton y Vohs, 2000). También puede ser perjudicial para las personas
creer que tienen control sobre los eventos cuando no lo tienen. En un estudio de pacien-
tes que sufren de pérdida de funcionamiento renal, quienes sienten que tienen el control
sobre su salud se deprimen más, no menos, después de que falla un trasplante (Chris-
tensen et al., 1991). En un estudio de estudiantes de leyes de primer año, los optimistas
mostraron una respuesta inmunitaria más fuerte que los pesimistas cuando su transi-
ción a la escuela de leyes fue sencilla, pero una respuesta inmunitaria más débil cuando
la transición fue difícil (Segerstrom, 2006b). Al enfrentar algunas dificultades, un sentido
de control puede ayudar a recuperarse. Pero establecer expectativas de control muy ele-
vadas puede hacer más daño que bien como consecuencia de resultados negativos.
Esto vuelve a traer a Job. Al final de su explicación bíblica, Job recupera su salud, su
propiedad y su prosperidad familiar. Sin embargo, no recupera el sentido de control per-
sonal y optimismo de que gozó antes de ser golpeado por la calamidad. En vez de ello, la
serenidad duramente ganada de Job se basa en su creencia de que la vida tiene significado
y propósito. Pollyanna tiene su encanto, pero Job es un héroe de la condición humana.

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592 Capítulo 14 Salud y bienestar

Formas de afrontar el estrés

Salir de casa. Estudiar para los exámenes finales. Romper con el novio o la novia.
Trabajar largas noches o nada en absoluto. Esperar en las largas filas de seguridad
en el aeropuerto. Sentirse oprimido en un mercado laboral apretado. Tener hijos.
Criarlos. Luchar por cumplir el plazo para completar un libro. El estrés es inevitable.
Nadie puede evitarlo. Lo mejor que se puede hacer es minimizar sus efectos dañi-
nos sobre la salud. Dependiendo de la persona y el estresor, las personas pueden
afrontamiento enfocado en el sobrellevarlo al intentar resolver el problema, hablar con amigos, tener distraccio-
problema Esfuerzos cognitivos y nes tentadoras, dormir o beber demasiado para escapar, orar, cavilar, desahogarse,
de comportamiento para alterar una
increpar, reír a carcajadas, buscar ayuda, fingir que todo está bien o enloquecer. Al
situación estresante.
combinar todas las teorías e investigaciones psicológicas, parece que hay alrede-
dor de 400 formas específicas de
afrontar el estrés (Skinner et al.,
l FIGURA 14.8 2003). En una reciente encuesta
Cómo manejan el estrés los estadounidenses nacional, a hombres y mujeres
No hay una sola forma de manejar el estrés. Cuando a hombres y mujeres estadounidenses se les se les preguntó acerca de cómo
pidió indicar cómo lo hacían, la lista que surgió fue bastante variada. manejan el estrés en sus vidas.
Tomado de American Psychological Association (7 de octubre de 2008). Stress in America. Copyright © 2009 por la
Como puede ver en la l figura
American Psychological Association. Reimpreso con permiso.
14.8, las personas lo enfrentan
Listen tomúsica
Escuchar music en una gran variedad de formas,
algunas sanas y otras no tanto
Ejercitarse
Exerciseo caminar
or walk
(American Psychological Associa-
Leer
Read tion, 2008).
PasarSpend
tiempo time
conwith friends
amigos or family
o familiares Al agrupar estrategias específi-
Nap
Dormir una siesta
cas que son similares, los investiga-
dores estudian diferentes tipos gene-
Play video gamesJugar or surfvideojuegos
the Internet
o navegar en Internet rales de afrontamiento. Con base
Pray
Orar en los autorreportes de gran canti-
Comer
Eat dad de personas, Charles Carver y
otros (1989) construyeron un cues-
PasarSpend
el ratotime
en undoing a hobby
pasatiempo
tionario multidimensional que lla-
Ir a Go to church
la iglesia o a orunreligious services
servicio religioso maron COPE (sobrellevar, lidiar),
Drink alcohol
Beber alcohol que mide 12 métodos distintos de
Shop
Ir de compras
afrontamiento (vea la tabla 14.3).
Al observar que las personas pue-
Fumar
Smoke
den usar diferentes estrategias de
PracticarPlay sports
deportes afrontamiento, Lazarus y Folk-
Get Ira amassage/go
un masaje otoun a spa man (1984) distinguieron dos tipos
Meditation or
Meditación o yoga
generales. El primero es el afronta-
miento enfocado en el problema,
Ver a un See a mental health
profesional professional
de la salud mental
esfuerzos cognitivos y de compor-
Juegos Gamble
de azar tamiento para reducir el estrés
Jugar con mascotas o cuidar de
Play with/care for ellas
pets al superar la fuente del problema.
¿Dificultades en la escuela? Estu-
Jardinería
Gardening
die más duro, contrate un tutor o
Other
Otro reduzca su carga de trabajo. ¿Ma-
0 10 20 30 40 50 60
trimonio a punto de naufragar?
Porcentaje
Percent
Platíquelo o vea a un consejero.

cap14 570-618.indd 592 07/11/14 23:04


Formas de afrontar el estrés 593

¿Problemas para encontrar trabajo? Busque un periodo de prácticas, amplíe su bús-


queda o intente en una nueva ubicación. Como se indica en varias de las entradas de la
tabla 14.3, la meta es atacar la fuente de estrés. Un segundo método es el afrontamiento
enfocado en la emoción, que consiste en hacer esfuerzos para manejar las reacciones
emocionales ante los estresores en vez de intentar cambiarlos. Si uno lucha en la escuela,
en el trabajo o en una relación romántica, puede mantener la compostura, aceptar lo
que ocurre, desconectarse o ventilar sus emociones. De acuerdo con Lazarus y Folkman,
uno tiende a tomar un enfoque activo enfocado en el problema cuando considera que
puede superar un estresor, pero cae de vuelta en un método enfocado en la emoción
cuando percibe el problema como fuera de control. Lisa Aspinwall y Shelley Taylor (1997)
observan que hay una tercera alternativa: el afrontamiento proactivo, que consiste de
esfuerzos frontales para mantener a raya o modificar el inicio de un suceso estresante.
Como verá, el afrontamiento es un proceso en marcha mediante el cual se intenta evitar

>
las sacudidas y magulladuras de la vida, no sólo reaccionar ante ellas.

Afrontamiento enfocado en el problema afrontamiento enfocado en la


emoción Esfuerzos cognitivos y de
El afrontamiento enfocado en el problema parece el primer candidato para un papel comportamiento para reducir la tensión
protagónico en la guerra contra el estrés. Es cierto que los esfuerzos más activos producida por una situación estresante.
y asertivos se asocian con mejor salud (Aspinwall y Taylor, 1992). Y es claro que uno afrontamiento proactivo Esfuerzos
con frecuencia se beneficia de confrontar un estresor de manera frontal en vez de evi- directos para mantener a raya o
tarlo. Considere algo de lo que todo mundo es culpable en alguna ocasión: el pospo- modificar el inicio de un suceso
ner, una demora intencional para comenzar o completar una tarea, con frecuencia estresante.
acompañada por sentimientos de incomodidad (Ferrari et al., 1995). En un estudio longi-

TABLA 14.3
Formas de enfrentar el estrés
Estos enunciados describen algunas estrategias de afrontamiento que usan las personas. Las estrategias se mencionan en orden de las que
son relativamente comunes a las que son menos comunes.

Planeación-afrontamiento activo Supresión de actividades demandantes


l Intento encontrar una estrategia acerca de qué hacer. l Hago a un lado otras actividades para concentrarme en esto.
l Tomo acción adicional para intentar salir del problema. l Si es necesario, dejo que otras cosas se resbalen un poco.

Reinterpretación positiva Desinvolucramiento mental


l Busco algo bueno en lo que ocurre. l Regreso al trabajo... para sacar mi mente de las cosas.
l Intento hacer que parezca más positivo. l Voy al cine o veo televisión para pensar menos en ello.

Aceptación Regreso a la religión


l Aprendo a vivir con ello. l Busco la ayuda de Dios.
l Acepto que ocurrió y no puede cambiarse. l Intento encontrar consuelo en mi religión.

Búsqueda de apoyo social Desinvolucramiento conductual


l Hablo con alguien acerca de cómo me siento. l Dejo los intentos por conseguir lo que quiero.
l Pregunto a las personas que tuvieron experiencias similares qué hicieron. l Admito que no puedo lidiar con ello.

Afrontamiento restringido Negación


l Me fuerzo a esperar el tiempo correcto para hacer algo. l Me rehúso a creer que esté ocurriendo.
l Me aseguro de no empeorar las cosas al actuar muy pronto. l Finjo que realmente no ha ocurrido.

Enfoque en las emociones o ventilarlas Alcohol y drogas


l Me molesto y dejo salir mis emociones. l Bebo alcohol o tomo drogas para pensar menos en ello.
l Dejo aflorar mis sentimientos.

Carver et al., 1989. © Cengage Learning

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594 Capítulo 14 Salud y bienestar

tudinal de estudiantes universitarios enrolados en clase de psicología de la salud, Dianne


Tice y Roy Baumeister (1997) administraron un cuestionario al comienzo del semestre
que valoraba la medida en la que las personas tienden a posponer. Fieles a su palabra,
aquellos estudiantes que fueron clasificados a partir de sus calificaciones de prueba
como aplazadores terminaron sus ensayos finales más tarde que sus compañeros de
clase y recibieron calificaciones más bajas. La relación con los reportes diarios de estrés
y salud física fue más interesante. En las primeras etapas, mientras los aplazadores esta-
ban en la etapa de “puesta en marcha” de sus proyectos, estaban relativamente libres de
estrés en comparación con otros. Sin embargo, más adelante en el semestre, conforme
se aproximaba y pasaba el plazo, los aplazadores estaban más estresados y reportaron
tener más síntomas de enfermedad. Al final, los beneficios a corto plazo de posponer
fueron superados por los costos a largo plazo.
Al lidiar con tareas esenciales, es mejor enfrentar y controlar que evitar. ¿Pero éste
es siempre el método más benéfico? Existen dos razones por las cuales en ocasiones no
lo es. Primera, para ejercer control una persona debe estar vigilante, alerta e involucrada
de manera activa, lo que es fisiológicamente arduo (Light y Obrist, 1980). Segunda, una
orientación controladora puede causar problemas si conduce a desarrollar un patrón
de comportamiento tipo A que induce estrés, ya sea que esto signifique tener la última
palabra en una discusión, “conducir” desde el asiento trasero de un automóvil o planear
hasta el último detalle de unas vacaciones pausadas. No todos los hechos están bajo el
control de uno o son suficientemente importantes como para preocuparse por ellos. Hay
momentos cuando es mejor sólo dejar ir (Friedland et al., 1992; Wright et al., 1990).
Cuando se usa la palabra control, por lo general se tienen en mente esfuerzos activos
para manipular algo: ganar una discusión, trabajar un problema conyugal o resolver un
problema en el trabajo. Pero el control viene con muchos disfraces. El conocimiento,
por ejemplo, es una forma de control. Saber por qué algo ocurre aumenta su posibilidad
de asegurarse de que marcha bien, si no ahora, entonces la próxima vez. En ocasiones
uno puede sobrellevar de manera efectiva tragedias como desastres tecnológicos, actos
terroristas y abuso conyugal al culpar a los perpetradores de sus acciones. En estas situa-
ciones, achacar a otros la responsabilidad puede forzar una respuesta útil, como una
compensación financiera o protección de la policía.
Pero, ¿qué hay de culparse a sí mismo? ¿Alguna vez es adaptativo enfrentar una mala
situación echándose la culpa? De acuerdo con Ronnie Janoff-Bulman (1979), depende de
si usted culpa a su comportamiento o a sí mismo como persona. Las personas pueden
cambiar su comportamiento, señala, de modo que culpar al comportamiento allana el
camino para el control en un esfuerzo por reducir el estrés actual o evitar el futuro. Pero
no es igualmente adaptativo, apunta, culpar a sus características personales duraderas,
que son más difíciles de cambiar. Janoff-Bulman (1992) más tarde modificó esta hipó-
tesis, al observar que puede tomar más tiempo darse cuenta de los beneficios para la
salud mental de culpar al comportamiento. Esta predicción se puso a prueba en estudios
acerca de cómo las víctimas femeninas de violación se ajustaron al trauma. De manera
consistente, achacar la culpa tanto al comportamiento como al carácter propios se aso-
ció con un aumento en el estrés. Contrario a la predicción, las víctimas de violación que
culparon su propio comportamiento por lo que ocurrió no enfrentaron mejor que quie-
nes culparon a su carácter (Frazier y Schauben, 1994; Hall et al., 2003).
A la luz de investigación pasada, Patricia Frazier (2003) ofrece una perspec-
tiva un poco más compleja de la culpa, el control y el afrontamiento. Es claro, señala,
que puede ser adaptativo para las víctimas de violación y otros traumas poseen
un sentido de control futuro (Carver et al., 2000; Frazier et al., 2004). Pero al obser-
var que culpar al comportamiento propio por un trauma pasado no garantiza la pre-
vención de trauma futuro, ella distingue entre control pasado, presente y futuro, y
que cada uno implica la temerosa posibilidad de una recurrencia futura. En un estu-
dio longitudinal de víctimas femeninas de violación que se presentaron en una sala
de emergencia, valoró las atribuciones de culpa y responsabilidad, las percepciones
de control y los sentimientos de estrés en forma periódica, desde dos semanas hasta
un año después. En general, las mujeres culparon al violador más que a ellas mismas,
una tendencia que se fortaleció con el tiempo. Sin embargo, como en otros estudios,
quienes asignaron más culpa al violador o a ellas mismas estuvieron más estresa-
das. Aparentemente, el problema con culpar al propio comportamiento, alguna vez

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Formas de afrontar el estrés 595

considerado como adaptativo, es que no engendra sentimientos de seguridad futura. A


este respecto, el sentido de control más útil fue sobre el presente: las mujeres que consi-
deraron que podían ayudarse a sí mismas a estar mejor y facilitar su propia recuperación
fueron más optimistas respecto al futuro y tuvieron menos estrés.

> Afrontamiento enfocado en la emoción


Por definición, el estrés es una experiencia desagradable y provocadora que llena a las
personas con emociones negativas y perjudiciales. ¿Algunos mecanismos de afronta-
miento se enfocan en este aspecto emocional de la adversidad?

Emociones positivas: bloques de construcción del afrontamiento enfocado en


la emoción Después de los ataques terroristas del 9/11, muchos estadounidenses
reportaron en encuestas de opinión pública que lloraban y se sentían tristes, enojados,
temerosos, ansiosos y asqueados. En condiciones tan trágicas, tampoco se esperaría que
las personas sintieran emociones positivas. Pero es posible que los sentimientos positi-
vos y negativos coexistan, como cuando se encuentra consuelo en la pérdida o un recu-
brimiento plateado en las densas nubes grises (Folkman y Moskowitz, 2000).
Las personas que enfrentan bien y son resilientes tienden a experimentar emocio-
nes positivas ante el estrés, una capacidad común que Ann Masten (2001) denominó
“magia ordinaria”. ¿Cómo es que las emociones positivas funcionan como magia? Con
base en numerosos estudios, Barbara Frederickson (2009) ofrece una teoría de dos pasos
de por qué las fugaces pero agradables emociones positivas son tan efectivas. Primero,
ella apunta que las emociones positivas ayudan a las personas a ampliar su perspectiva
en momentos de estrés, de modo que puedan sobrellevar la adversidad, en parte al pro-
porcionar una distracción bienvenida del enojo, el miedo y otros estados negativos que
aumentan la presión arterial y la excitación, y al reducir el enfoque de la atención.
Para poner a prueba la hipótesis de que la emoción positiva es adaptativa en esta
forma, Frederickson y sus colegas (2003) contactaron a 46 estudiantes universitarios días
después del 11 de septiembre de 2001, quienes antes habían tomado parte en un estudio
acerca del estrés y el afrontamiento. De manera global, los estudiantes se sintieron eno-
jados, tristes y temerosos; también sintieron desprecio hacia los atacantes. Pero muchos
también expresaron sentimientos positivos de gratitud (de estar vivos), amor (un aprecio
renovado por los seres queridos) e interés (ante los sucesos que se desarrollaban en el
mundo). De hecho, quienes calificaron como más resilientes antes de la crisis, más tarde
tuvieron más probabilidad de experimentar estas emociones positivas y menos proba-
bilidad de sufrir depresión después de la crisis. Al enfrentar con emociones positivas
en una situación específica tras otra, sugiere Frederickson (2009), las personas con el
tiempo construyen recursos personales al aprender, por ejemplo, cómo permanecer en
calma, enfocadas, controladas y capaces de dar y recibir apoyo emocional.
Las emociones positivas pueden servir al proceso de afrontamiento mejor que las
emociones negativas; pero, ¿todas las emociones positivas son igualmente adaptativas?
Quizá no. Sarah Pressman y Sheldon Cohen (2012) analizaron el lenguaje empleado en
sus escritos por 88 psicólogos fallecidos muy influyentes. De manera específica, clasifi-
caron y contaron las palabras usadas que eran positivas o negativas y altas o bajas en
excitación. Estas distinciones resultaron en cuatro tipos de palabras de emoción: posi-
tiva-excitación alta (vívido, entusiasta, energético), positiva-excitación baja (calma, pací-
fico, contento), negativa-excitación alta (tenso, miedo, enojo) y negativa-excitación baja
(soledad, soñoliento, cansado). En promedio, los psicólogos que se tomaron como mues-
tra vivieron un promedio de 79 años. Incluso después de controlar los posibles efectos
del sexo, el año de nacimiento y otros factores individuales, Pressman y Cohen descu-
brieron que mientras más palabras de emoción positiva-excitación alta usaron los psicó-
logos en sus escritos, más tiempo vivieron, un promedio de cinco años. El uso de palabras
de emoción positiva-excitación baja no se asoció de manera similar con la longevidad.
La investigación acerca de las emociones positivas recuerda no intelectualizar en
exceso el proceso de afrontamiento y subestimar el valor del afrontamiento enfocado
en la emoción. Vuelva a consultar la tabla 14.3 y verá muchos ejemplos de afronta-
miento enfocado en la emoción, como aceptación, negación, enfoque en las emociones

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596 Capítulo 14 Salud y bienestar

o ventilación de las mismas, desinvolucramiento mental y de comportamiento, o regreso


a la religión. En términos generales, verá que existen otras dos formas generales de
enfrentar los aspectos emocionales del estrés: cerrar y abrir. Examine los efectos en la
salud de cada una de estas estrategias.

Cerrar: suprimir los pensamientos indeseables Con frecuencia la gente reac-


ciona al estrés al cerrar y tratar de negar o suprimir los pensamientos y sentimientos
desagradables. Una forma específica de afrontamiento de anulación es distraerse. Con-
sidere lo que ocurre cuando los terroristas toman víctimas inocentes como rehenes.
La policía rodea el sitio y comienzan las negociaciones. ¿Ciertas formas de enfrentar
esta atemorizante situación son particularmente efectivas? Para ayudar a responder esta
pregunta, 57 empleados de aerolíneas participaron de manera voluntaria en un notable
ejercicio de capacitación dirigido por el personal de operaciones especiales y búsqueda
de la Academia del FBI (Auerbach et al., 1994; Strentz y Auerbach, 1988). Algunos volun-
tarios fueron capacitados en técnicas de afrontamiento enfocado en el problema, como
ayudarse mutuamente, interactuar con sus captores y recopilar inteligencia. Otros fue-
ron capacitados en técnicas enfocadas en la emoción diseñadas para reducir la ansiedad,
como la distracción, mantener la respiración y relajación muscular. Los voluntarios en
una condición de control no recibieron ninguna instrucción específica.
Después de las sesiones de capacitación, los voluntarios fueron “secuestrados” por
agentes del FBI que actuaron como terroristas. Se dispararon armas automáticas (con
salvas) y se simularon lesiones sangrientas. Después se “mantuvo cautivos” a los volun-
tarios en una habitación y se les aisló al colocarles fundas de almohada sobre la cabeza.
Se soltaron a algunos “rehenes” colaboradores. Cuatro días después, otros agentes del
FBI “asaltaron” el edificio y “rescataron” a los rehenes restantes. El ejercicio se realizó
en forma realista y los voluntarios se pusieron muy estresados. Quienes fueron entrena-
dos en técnicas de manejo de la ansiedad la sobrellevaron mejor que quienes recibieron
entrenamiento para resolver problemas o ningún entrenamiento en absoluto. En este
tipo de situación, en la cual los individuos tienen poco control real sobre los aconteci-
mientos, la distracción y otras técnicas enfocadas en la emoción fueron más efectivas
para reducir el estrés que los esfuerzos enfocados en el problema destinados a ejercer
control.
Aunque potencialmente efectiva, la supresión de pensamientos indeseados de la
conciencia también puede tener un peculiar efecto paradójico. Como se describió en el
capítulo 3, Daniel Wegner (1994, 1997) realizó una serie de estudios en los que pidió a las
personas no pensar en un oso blanco, y descubrió que después no podían hacer que la
imagen saliera de su cabeza. Es más, descubrió que entre los participantes a quienes se les
permitió más tarde pensar en el oso, habiendo intentado antes suprimir la imagen, esta-
ban inusualmente preocupados con él, lo que ofreció evidencia de un efecto de rebote. En
ocasiones, mientras uno intenta con más fuerza no pensar en algo, es menos probable que
lo consiga (Wegner et al., 1998). La solución: distracción enfocada. Cuando a los partici-
pantes se les pidió imaginar un pequeño Volkswagen rojo cada vez que el oso prohibido se
metiera en su conciencia, el efecto rebote desapareció (Wenzlaff y Wegner, 2000).
¿Qué tienen que ver los osos blancos y los automóviles rojos con el afrontamiento?
Mucho. Cuando las personas tratan de bloquear los pensamientos estresores de la con-
ciencia, el problema puede empeorar. Ahí es donde entra la distracción enfocada. En un
estudio de tolerancia al dolor, Delia Cioffi y James Holloway (1993) hicieron que personas
pusieran una mano en un balde con agua helada y la mantuvieran ahí hasta que ya no
pudieran soportar el dolor. A un grupo se le pidió evitar pensar en la sensación. A un
segundo grupo se le dijo que formara una imagen mental de su casa. Más tarde, quienes
enfrentaron por medio de la supresión fueron más lentos para recuperarse del dolor que
quienes usaron la autodistracción enfocada. Para manejar el estrés (ya sea causado por
dolor físico, un romance tirante, exámenes finales o problemas en el trabajo), la distrac-
ción (“piense en recostarse en la playa”) es una mejor estrategia de afrontamiento que la
simple supresión (“no piense en el dolor”).

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Formas de afrontar el estrés 597

Guardar secretos y retener emociones fuertes también puede ser físicamente agota-
dor. En el laboratorio, James Gross y Robert Levenson (1997) mostraron a mujeres estu-
diantes películas divertidas, tristes y neutras. La mitad del tiempo pidieron a las
estudiantes no mostrar sus sentimientos. Grabaciones en video de una cámara oculta
confirmaron que cuando se les pedía reprimir sus sentimientos, las estudiantes eran
menos expresivas. Pero registros fisiológicos revelaron que mientras veían películas
divertidas y tristes, las estudiantes mostraban mayor respuesta cardiovascular cuando
intentaban inhibir sus sentimientos que cuando no lo hacían. Desde el punto de vista
fisiológico, el esfuerzo para evitar mostrar las emociones fue contraproducente. Tam-
bién en el laboratorio, Michael Slepian y sus colegas (2012) descubrieron que quienes
albergan y recuerdan secretos importantes (por ejemplo, preocupación por ser infieles
o por la orientación sexual) percibieron que las distancias eran mayores, que las coli-
nas estaban más inclinadas y que las tareas físicas requerían más esfuerzo, todo lo cual
sugiere que “como con las cargas físicas, los secretos ahogan a las personas” (p. 619).
Un estudio de la vida real realizado por Steve Cole y sus colegas (1996) llevó este
punto un profundo paso más adelante. Estos investigadores identificaron a 80 hombres
homosexuales en el área de Los Ángeles que recientemente se habían infectado con el
VIH pero no tenían síntomas, les administraron varias pruebas psicológicas y supervisa-
ron su progreso cada seis meses durante nueve años. Descubrieron que en los hombres
que estaban parcialmente “en el clóset”, comparados con quienes eran abiertos respecto
a su homosexualidad, la infección se dispersó con más rapidez, lo que hizo que murie-
ran más pronto. Esta provocadora correlación no prueba que “salir” sea más sano que
“permanecer encerrado”. Sin embargo, en un experimento de laboratorio controlado, los
participantes a quienes se les instruyó suprimir y no expresar turbulentos pensamientos
emocionales mostraron una reducción temporal en la actividad de ciertas células inmu-
nitarias (Petrie et al., 1998). Cuando menos en las culturas occidentales que alientan la
expresión, encubrir de manera activa los pensamientos y sentimientos más internos
puede ser peligroso para su salud.

Abrir: confrontar los propios demonios La investigación recién descrita sugiere


que así como cerrar en ocasiones puede tener beneficios, también puede tenerlos la
forma opuesta de afrontamiento: la apertura. Existen dos aspectos acerca de este medio
emocional de sobrellevar el estrés. El primero es el reconocimiento y la comprensión de
las reacciones emocionales ante sucesos importantes; la segunda es expresar estos sen-
timientos internos a uno mismo y a los demás (Stanton et al., 2000).
De acuerdo con James Pennebaker (1997), la psicoterapia, los grupos de autoayuda
y varios rituales religiosos tienen algo en común: todos ofrecen la oportunidad de que las
personas confíen en alguien, suelten lo que llevan dentro, confiesen y hablen libremente
acerca de sus problemas, acaso por primera vez. Para poner a prueba el poder curativo
de la apertura, Pennebaker realizó una serie de estudios controlados en los que reunió en
un laboratorio a estudiantes universitarios y les pidió hablar en una grabadora de audio o
escribir durante 20 minutos acerca de traumas pasados o de eventos cotidianos triviales.
Mientras hablaban o escribían, los estudiantes estuvieron molestos y fisiológicamente exci-
tados. Muchos, con lágrimas, volvieron a contar accidentes, fracasos, ejemplos de abuso
físico o sexual, soledad, la muerte o divorcio de sus padres, relaciones destrozadas y sus
temores acerca del futuro. Pronto estos estudiantes se sintieron mejor que nunca. Penne-
baker descubrió que, cuando se abrían, sus niveles de presión sanguínea sistólica subieron
durante las revelaciones, pero más tarde cayeron por abajo de sus niveles previos al experi-
mento. Los estudiantes incluso mostraron un declive en el número de veces que visitaron el
centro de salud del campus durante los siguientes seis meses. También otros estudios han
mostrado que guardar secretos personales puede ser estresante y que “dejar ir” y “sacarlo
del pecho” puede tener verdaderos efectos terapéuticos sobre la salud física y mental. Estos
efectos son especialmente fuertes cuando los participantes están cómodos con la revela-
ción, cuando las confesiones se realizan a lo largo de múltiples sesiones y cuando los even-
tos descritos son recientes y traumáticos (Frattaroli, 2006; Lepore y Smyth, 2002).

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598 Capítulo 14 Salud y bienestar

Parece que la confesión puede ser buena para el cuerpo, así como para el alma. Pero,
¿por qué ayuda la apertura? ¿Por qué usted en ocasiones siente la necesidad de contar
sus problemas? Una posibilidad, reconocida hace un siglo por Sigmund Freud, es que
la experiencia ofrece una catarsis muy necesaria, una descarga de tensión, como qui-
tar la tapa de una cacerola con agua hirviendo para frenar la ebullición. Las personas
que experimentan traumas (ya sea una lucha contra el cáncer, muerte, un accidente, un
desastre natural o exposición a la violencia) con frecuencia son acosadas por imágenes
invasoras de su estresor que brincan a la mente y no pueden detenerse. En estos casos, la
apertura puede producir cierre emocional. Otra explicación de los beneficios de la aper-
tura, una favorecida por Pennebaker, es que hablar acerca de un problema puede ayu-
darle a ordenar sus pensamientos, entender mejor el problema y ganar comprensión, en
términos cognitivos. Cualquiera que sea la razón, es claro que abrirse, acaso ante alguien
más, puede ser terapéutico, siempre que el escucha sea confiable. Este último punto es
crucial, a pesar del potencial de ganancia, la apertura también puede causar gran estrés
cuando las personas en quienes se confía reaccionan con rechazo o consejo no deseado
o, peor aún, revelan a otros lo que se les dijo (Kelly y McKillop, 1996).
Para indicar la importancia de la parte “a quién” de la apertura, Stephen Lepore y
colaboradores (2000) expusieron a estudiantes universitarios a perturbadoras imágenes
del holocausto nazi. Después de ello, los estudiantes se dividieron al azar en grupos y se
les pidió hablar acerca de sus reacciones a ellos mismos mientras estaban solos en una
habitación, a un cómplice que aprobaba al sonreír y estar de acuerdo o a un cómplice
que reprobaba al evitar el contacto visual y no estar de acuerdo. A un grupo adicional
no se le dio oportunidad de hablar. Como se reportó dos días después, los estudiantes
que hablaron solos o a un cómplice que apoyaba, en comparación con aquellos que no
hablaron, dijeron tener menos pensamientos invasores del holocausto en el periodo de
intervención y estuvieron menos estresados cuando volvieron a exponerse a las imá-
genes originales. Sin embargo, para los estudiantes que hablaron con un cómplice que
no los aprobaba, los beneficios de la apertura fueron silenciados. Este hallazgo apoya
la conclusión anterior: es mejor discutir los demonios personales que ocultarlos, pero la
medida del beneficio depende de si las personas con quienes se habla brindan apoyo.
Entonces, no es de sorprender que las personas tengan más probabilidad de reunirse en
grupos de apoyo mutuos, tanto en vivo como en línea, cuando sufren de trastornos que
conllevan estigmas como SIDA, alcoholismo, cáncer de mama y cáncer de próstata,
que cuando tienen enfermedades menos embarazosas pero igualmente tóxicas, como
cardiopatías y diabetes (Davison et al., 2000).

Autoenfoque: quedar atrapado frente a salir En el capítulo 3 vio que las perso-
nas pasan poco tiempo pensando realmente en ellas, y cuando lo hacen quisieran estar
haciendo alguna otra cosa (Csikszentmihalyi y Figurski, 1982). De acuerdo con la teoría
de la conciencia del yo, el autoenfoque presenta los defectos personales en la forma que
mirarse en un espejo llama la atención a cada mancha en la cara. En consecuencia, no es
de sorprender que el autoenfoque parezca intensificar algunas de las consecuencias más
indeseables del afrontamiento enfocado en el problema. He aquí el guión.
El estado de autoconciencia puede ser inducido mediante estímulos externos, como
espejos, cámaras y audiencias. El estado de ánimo también desempeña un papel. Peter
Salovey (1992) descubrió que, en comparación con un estado de ánimo neutral, los esta-
dos de ánimo tanto positivos como negativos aumentan la conciencia del yo. Por ende,
cuando ocurre un suceso estresante, los sentimientos negativos que surgen amplifican el
autoenfoque. Lo que ocurre a continuación depende de la autoestima de la persona, pues
las que tienen un autoconcepto negativo experimentan estados de ánimo más negativos
cuando se autoenfocan que quienes tienen un autoconcepto positivo (Sedikides, 1992).
El resultado final es un bucle de realimentación que se perpetúa a sí mismo: estar de mal
humor dispara el autoenfoque, lo que en las personas con baja autoestima empeora aún
más el estado de ánimo. Este círculo vicioso forma la base para un modelo de autoenfo-
que de la depresión de acuerdo con el cual afrontar el estrés al atender los sentimientos
propios sólo empeora las cosas (Mor y Winquist, 2002; Pyszczynski y Greenberg, 1992).

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Formas de afrontar el estrés 599

Gran cantidad de investigación muestra que los individuos que responden al estrés
mediante rumiación y pensamientos repetitivos (al fijarse constantemente en ellos mis-
mos, sus sentimientos, sus síntomas y la fuente de su estrés) tienen más probabilidad
de ponerse ansiosos y deprimirse que quienes se permiten distraerse (Nolen-Hoeksema,
1991; Nole-Hoeksema et al., 2008). Aunque algunos tipos de autoenfoque pueden ser
útiles, como cuando las personas reaccionan a un hecho estresante al enfocarse en lo
positivo o preocuparse de la forma en que los dirige a planear, resolver el problema y
alterar sus expectativas en formas adaptativas, los efectos adversos son claros (Watkins,
2008). Al paso de los años y en diferentes culturas la investigación también muestra que
las niñas y mujeres en particular tienen una tendencia a rumiar, a confrontar sus senti-
mientos negativos y a buscar tratamiento al estar deprimidas, mientras que los niños y
hombres se apoyan en el alcohol y otras drogas, la actividad física, el comportamiento
antisocial y otros medios de distracción. Como regla general, parece que las mujeres que
están molestas tienden a rumiar, mientras que los hombres molestos es más probable
que actúen (Culbertson, 1997; Nolen-Hoeksema y Girgus, 1994).
Por fortuna, existen alternativas más saludables. Para redirigir la atención lejos
del yo, es útil absorberse en una actividad como el ejercicio aeróbico, la jardinería, la
escritura o leer un libro. Cualquiera que sea la actividad, debe ser difícil, demandante y
completamente cautivadora. Ralph Erber y Abraham Tesser (1992) descubrieron que las
personas que están de mal humor se sienten mejor después de realizar una tarea difícil
más que una tarea simple o ninguna. Las tareas difíciles, parece, pueden “absorber” un
mal humor. La meditación, que requiere enfocar la atención en un objeto elegido ajeno
al yo, puede tener efectos positivos por la misma razón (Lutz et al., 2008). Con respecto
a las técnicas de relajación enfocada que desarrolló, el cardiólogo Herbert Benson reco-
mienda que las personas se sienten cómodamente, cierren los ojos, relajen los músculos,
respiren profundamente y en silencio emitan alguna palabra una y otra vez. Dice
Benson (1993): “Al practicar dos pasos básicos, la repetición de un sonido, palabra, frase,
oración o actividad muscular, y un regreso pasivo a la repetición siempre que recurran
pensamientos distractores, puede disparar una serie de cambios fisiológicos que ofrecen
protección contra el estrés” (p. 256).

Las distracciones saludables, como el


ejercicio, son una buena forma de romper
la trampa de la depresión autoenfocada.
Las distracciones no saludables, como
beber alcohol, reducen el autoenfoque a
un costo autodestructivo.

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Stan Honda/AFP/Getty Images

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600 Capítulo 14 Salud y bienestar

> Afrontamiento proactivo


De acuerdo con Lisa Aspinwall y Shelley Taylor (1997), las personas con frecuencia se
benefician del afrontamiento proactivo, que consiste de esfuerzos directos para mante-
ner a raya o modificar el inicio de un acontecimiento estresante. Como se ilustra en la l
figura 14.9, el afrontamiento puede verse como un proceso en marcha mediante el cual
se intenta evitar, así como reaccionar, a las
l FIGURA 14.9 sacudidas y magulladuras de la vida diaria.
Modelo de Aspinwall y Taylor del afrontamiento proactivo También como se muestra, la primera línea
El afrontamiento puede verse como un proceso en marcha de múltiples pasos, mediante de defensa involucra la acumulación de
el cual las personas intentan evitar, no sólo reaccionar a, los estresores de la vida diaria. recursos (personales, financieros, sociales
Tomado de Aspinwall y Taylor, “A stick in time: self-regulation and proactive coping”, en Psychological y de otra índole) que más tarde pueden, si
Bulletin, vol. 121 (pp. 417-436). Copyright © 1997 por la American Psychological Association. Reimpreso es necesario, funcionar como amortigua-
con permiso..
dores contra el estrés. En esta sección se
observan dos posibles recursos: el apoyo
Construir una reserva de recursos
Acumulación de recursos
temporales, financieros y sociales social y la religión.

Apoyo social Si el mundo se desmo-


Revisar el ambiente en busca de rona a su alrededor, ¿qué debe hacer? ¿Tra-
Atención-reconocimiento peligros tar de detenerlo? ¿Tratar de manejar sus
emociones? ¿O tratar de conseguir ayuda
Excitación de otros? A lo largo de este libro ha visto
¿Qué es? negativa que ningún hombre o mujer es una isla, que
los seres humanos son animales sociales,
Evaluación inicial
que las personas necesitan a las personas
¿En qué se convertirá?
y que para arreglárselas necesitan un poco
de ayuda de sus amigos. Pero, ¿la naturaleza
social y las conexiones con otros tienen algo
que ver con la salud? ¿Los lazos familiares
Afrontamiento preliminar ¿Qué puedo hacer? cercanos, amantes, compañeros, grupos
de apoyo en línea y relaciones en el trabajo
sirven como amortiguador contra el estrés?
¿Se desarrolló el evento? La respuesta es sí. Ahora la evidencia es
abrumadora: el apoyo social tiene efectos
terapéuticos sobre su bienestar físico y psi-
Obtener y usar ¿Los esfuerzos preliminares cológico (Cohen, 2004; Uchino, 2009).
realimentación tuvieron efecto? David Spiegel, de la Escuela de Medi-
cina de la Universidad de Stanford, pudo
apreciar el valor de las conexiones sociales
¿Qué aprendió acerca del
hace muchos años cuando organizó gru-
posible estresor?
pos de apoyo para mujeres con cáncer de
mama avanzado. Los grupos se reunían
cada semana en sesiones de 90 minutos
para reír, llorar, compartir historias y discutir formas de afrontamiento. Spiegel esperaba
por completo que las mujeres se beneficiaran emocionalmente de la experiencia. Pero
descubrió algo más que no esperaba: estas mujeres vivieron un promedio de 18 meses
más que otras similares que no asistieron a los grupos. De acuerdo con Spiegel (1993): “El
tiempo de supervivencia añadido fue más largo de lo que se esperaría pudiera proporcio-
nar cualquier medicamento u otro tratamiento médico conocido a mujeres con cáncer
de mama tan avanzado” (pp. 331-332).
Otros investigadores hicieron después descubrimientos similares. En un estudio, Lisa
Berkman y Leonard Syme (1979) encuestaron a 7000 residentes del condado de Alameda,
en California, y realizaron un seguimiento de nueve años a las tasas de mortalidad. Des-
cubrieron que mientras más contactos sociales tenía la gente, más tiempo vivía. Esto era
cierto para hombres y mujeres, jóvenes y ancianos, ricos y pobres, y personas de todos los
grupos étnicos. James House y colaboradores (1988) estudiaron a 2754 adultos entrevis-
apoyo social Recursos de
tados durante las visitas a sus médicos. Descubrieron que los hombres más activos social-
afrontamiento útiles proporcionados
mente tenían de dos a tres veces menos probabilidad de morir en un periodo de 9 a 12 años
por amigos y otras personas.
que otros de edad similar que vivían más aislados. De acuerdo con House, el aislamiento

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Formas de afrontar el estrés 601

social era estadísticamente tan predictivo de una muerte temprana como el tabaquismo
o el colesterol elevado.
Hallazgos de investigación como estos son comunes. Por ejemplo, las personas casa-
das tienen más probabilidad que los solteros, divorciados o viudos de sobrevivir al cán-
cer durante 5 años (Taylor, 1990), los homosexuales infectados con VIH tienen menos
probabilidad de contemplar el suicidio si tienen lazos cercanos que si no los tienen (Sch-
neider et al., 1991), las personas que tienen un ataque cardiaco tienen menos probabili-
dad de tener un segundo ataque si viven con alguien que si viven solos (Case et al., 1992)
y las personas, una vez casadas, que luego están separadas o divorciadas durante un
largo tiempo tienen mayor riesgo de una muerte temprana (Sbarra y Nietert, 2009). Con
base en este tipo de investigación, Bert Uchino y sus colegas (1996) concluyeron que, en
momentos de estrés, tener apoyo social reduce la presión arterial, la secreción de hormo-
nas del estrés y fortalece las respuestas inmunitarias.
En el otro lado de la moneda, las personas que son solitarias sufren de mayores
aumentos de la presión arterial relacionados con la edad y tienen más dificultad para
dormir en la noche (Cacioppo et al., 2002; Hawkley et al., 2003). De hecho, un análisis
de estudiantes universitarios de primer año mostró que los sentimientos de soledad
durante el semestre se asociaron con niveles elevados de la hormona de estrés cortisol y
una respuesta inmunitaria debilitada ante un disparo de influenza que recibieron en la
clínica universitaria (Pressman et al., 2005). No hay duda de ello: estar aislado de otras
personas puede ser peligroso para la salud.
Sin embargo, hay una excepción vital a esta regla. De todas las redes sociales que apo-
yan a las personas, las sociedades románticas, como el matrimonio, son las más podero-
sas. Pero aunque hombres y mujeres que están felizmente casados viven más tiempo que
quienes están solteros o divorciados, los conflictos conyugales alimentan el estrés, elevan
la presión arterial, producen úlceras, depresión, abuso de alcohol y drogas, cambios en el
funcionamiento inmunitario y otros efectos no saludables, especialmente
en las mujeres (Kiecolt-Glaser y Newton, 2001).
Las conexiones sociales son terapéuticas por muchas razones. Los
l FIGURA 14.10
¿Ser popular siempre promueve la salud?
amigos pueden alentarlo a salir, a comer bien, a hacer ejercicio y a tener
cuidado de sí mismo. También ofrecen simpatía, consuelo, alguien con A adultos jóvenes se les preguntó acerca de recientes
acontecimientos estresantes y de sus vidas sociales, y
quien hablar, consejo y una segunda opinión. El valor del apoyo social es
luego llevaron un diario de salud durante tres meses.
tan básico que las personas que lo apoyan a uno no necesitan estar física- Como puede ver, el contacto social no hizo diferencia
mente presentes. Por ejemplo, en un estudio, la respuesta fisiológica de los para las personas con estrés bajo. Sin embargo, para
participantes en la investigación se midió mientras jugaban una simulación las personas con estrés alto, quienes tenían vidas
en computadora de un combate de incendio. Mediante monitores en cir- sociales activas tuvieron más probabilidad de enfermar.
cuito cerrado, algunos participantes pensaron que eran observados, que El contacto social aumenta la exposición a agentes
infecciosos y puede producir enfermedades a aquellos
les hablaban y que una persona amistosa del mismo sexo los reconfortaba,
cuya resistencia está comprometida por el estrés.
mientras otros se quedaron solos. El resultado: el apoyo social entregado Tomado de Hamrick, N., Cohen S. y Rodríguez, M. S., “Being
a través de un monitor, incluso de un cómplice que no estaba físicamente popular can be healthy or unhealthy: Stress, social network
presente, tuvo una influencia tranquilizadora sobre los participantes. Bajó diversity, and incidence of upper respiratory infection”, en
su ritmo cardiaco, redujo el nivel de cortisol en su saliva y los condujo a ver Health Psychology, vol. 21 (pp. 294-298). Copyright © 2002 por
la American Psychological Association. Reimpreso con permiso.
la tarea como algo sencillo (Thorsteinsson et al., 1998).
Los beneficios para la salud del apoyo social muestran cuán impor-
tante es conectar con otros. ¿Existen inconvenientes para una vida
social activa? Por ejemplo, ¿es posible que mientras más personas se
gripe
of colds

vean en un día (como familia, amigos, compañeros de clase, compañe- 60


ros de equipo, compañeros de trabajo y vecinos), más expuesto esté uno
Percentage de

a gripes o influenza? Natalie Hamrick y otros (2002) preguntaron a adul- 40


Porcentaje

tos jóvenes, de 18 a 30 años de edad, acerca de recientes sucesos estre-


santes y acerca de sus vidas sociales, luego hicieron que llevaran un 20
diario de salud durante tres meses. Con base en investigación pasada,
esperaban que los participantes que tuvieran estrés alto se enfermarían
0
más que quienes tuvieran estrés bajo. ¿Pero qué hay de las personas con Alto
Bajo
Low High
niveles de contacto social alto frente a bajo? ¿Qué opina el lector? ¿Sus
Conexiones sociales
Social Connections
conexiones sociales los harían vulnerables a la enfermedad o los pro-
tegerían? Depende. Observe la l figura 14.10 y verá que, para personas Low life
Bajo stress
estrés de Highestrés
Alto life stress
de
vida vida
con estrés bajo, las conexiones sociales no importaron. Sin embargo,

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602 Capítulo 14 Salud y bienestar

para las personas con estrés alto, quienes tuvieron niveles elevados de contacto social
tuvieron más probabilidad de agriparse o de tener influenza. Es sano ser popular,
excepto, tal vez, durante la época de influenza.
Precisamente debido a que los investigadores concuerdan en que el apoyo social es
vital para la salud, han luchado con empeño para encontrar formas de medirla (Cohen et
al., 2000). En algunos estudios, el apoyo social se define por el simple número de contactos
sociales que tiene una persona. Esta medida puede ser útil, pero un modelo simple de
contacto social tiene algunas limitaciones. Una es que disimula el hecho de que las perso-
nas que están atoradas en malas relaciones en ocasiones están más estresadas, no menos
(Rook, 1984). Otro problema es que tener demasiados contactos en realidad puede redu-
cir los niveles de apoyo. Considere el apuro de los pobres que viven en medios urbanos en
India, que están apretujados en viviendas atiborradas con hasta 11 personas por habita-
ción. Ellos están más estresados que las personas en condiciones menos apiñadas y tie-
Las personas que tienen muchos nen menos apoyo social, en parte debido a que tienden a retirarse (Evans y Lepore, 1993).
amigos son más sanas y viven Un segundo modelo de apoyo social se enfoca en la diversidad de la red social de
más tiempo que quienes están una persona, una que consiste, por ejemplo, de un cónyuge, familiares cercanos, amigos,
más aisladas. compañeros de trabajo y vecinos. Al paso de los años, la investigación ha mostrado que
ERDADERO. V las personas que están socialmente “integradas”, que tienen conexiones con diferentes
tipos de personas en distintos tipos de relaciones, son más sanas y tienen vidas más lar-
gas (Cohen y Janicki-Deverts, 2009).
Un tercer modelo se enfoca en la calidad de las relaciones de la persona
en vez de en su cantidad. Este modelo de intimidad predice que la clave es
tener una relación cercana con una persona muy cercana que emocio-
nalmente está disponible para tener una conversación en la madrugada.
Tener una relación especial puede ser todo lo que la persona necesita. Por
ende, aunque muchas mujeres con cáncer de mama se benefician física y
emocionalmente de los grupos de discusión con sus semejantes, éstos no
son necesarios, y por tanto no son de ayuda, para las mujeres que tienen
compañeros que las apoyan en casa (Helgeson et al., 2000).
Un cuarto enfoque define el apoyo social por su disponibilidad perci-
bida (Sarason et al., 1983). Comparadas con personas que no están seguras
de cuáles recursos sociales tienen, quienes consideran que está disponi-
ble un amplio apoyo cuando necesitan enfrentar de manera más efectiva.
En casi cualquier situación demandante que se pueda imaginar, el apoyo
percibido se asocia con mejor ajuste, aun cuando estas percepciones no
sean del todo precisas (Lakey y Cassady, 1990; Lakey y Orehek, 2011).

La conexión religiosa Por último, es claro que la religión proporciona


una fuente muy importante de apoyo social y emocional para muchas
personas. En la Tierra hay más de seis mil millones de personas que per-
tenecen a cientos de religiones, entre las que tienen más adeptos están, en
orden: cristianismo, islamismo, hinduismo y budismo (el judaísmo y otras
AP/Wide World Photos

tienen muchos menos adherentes). Sólo entre 15% y 20% de la población


mundial no está afiliada a un grupo religioso. En Estados Unidos, dos
tercios de todos los adultos describen la religión como una parte muy
importante de sus vidas. ¿Existe un vínculo entre religiosidad y salud?
Ésta es una pregunta interesante y controvertida. Por un lado,
encuestas entre la población sugieren que las personas que asisten
de manera regular a servicios religiosos viven más tiempo que quie-
La religión brinda una importante
fuente de apoyo a muchas personas.
nes no lo hacen (McCullough et al., 2000). Cuando piensa en ello, esta
Aquí, personas meditan en el Central correlación tiene cierto sentido intuitivo. La fe religiosa puede llenar a las perso-
Park de Nueva York durante el “día nas con esperanza y optimismo en vez de con desesperación, ofrecer los beneficios
de cambiar tu mente”, que consiste fisiológicos de la relajación en la oración, ofrecer un sustento comunitario de apoyo
de yoga, meditación, música y varias
prácticas espirituales de las tradiciones social para evitar el aislamiento y promover una forma de vida segura y saludable al
budistas. desalentar hábitos tóxicos como beber y fumar. Por ejemplo, después de analizar 30
años de datos de salud de 2600 adultos californianos, William Strawbridge y colabo-
radores (2001) descubrieron que los hombres y las mujeres que asisten de manera
regular a servicios religiosos beben menos, fuman menos y se ejercitan más. Por otra

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Formas de afrontar el estrés 603

parte, algunos investigadores advierten que la correlación entre religiosidad y longevi-


dad es modesta y puede interpretarse en otras formas. Por ejemplo, es posible que los
no fumadores, abstemios y otros que se abstienen regularmente de comportamientos no
saludables tengan más probabilidad de adoptar la religión como parte de sus vidas que
los fumadores, bebedores y tomadores de riesgos, y que su supervivencia provenga de
quiénes son, no de su asistencia a los servicios religiosos (Sloan et al., 1999).
En este punto, la investigación es sugerente, mas no concluyente: una forma de vida
religiosa se asocia con beneficios fisiológicos, salud y longevidad, pero la base de estas
correlaciones y la pregunta causal final de si volverse religioso aumenta la salud perso-
nal, es una cuestión atractiva que todavía está por determinarse (Miller y Thoresen, 2003;
Plante y Thoresen, 2007; Powell et al., 2003; Seeman et al., 2003).

> Cultura y afrontamiento


Todos en el mundo sienten estrés durante el curso de una vida. Ya sea como resultado
de un desastre natural, la muerte de un ser amado, el rompimiento de una relación, la
guerra, enfermedades serias, un accidente o los microestresores crónicos de estudiar,
trabajar y tratar de alcanzar las metas, el estrés es universal para la experiencia humana.
Pero, ¿las personas en todas las culturas resuelven los problemas y los enfrentan de la
misma manera?
La mayor parte de la investigación acerca del afrontamiento se realiza con perso-
nas de culturas occidentales, en las que el individualismo y la independencia se valoran
mucho. ¿Las personas de las culturas colecti-
vistas que valoran la interdependencia usan los
mismos mecanismos de afrontamiento que se TABLA 14.4
mencionan en la tabla 14.3? La respuesta puede Estilos de afrontamiento colectivistas
no ser tan obvia como parece. Por ejemplo, a la Los siguientes enunciados de muestra describen cinco tipos comunes de estilos de
vista de las diferencias entre culturas orientales y afrontamiento, en orden de frecuencia de uso, que surgieron de estudios en Taiwán.
occidentales, se podría predecir que los asiáticos
tienen más probabilidad que los europeos esta- Aceptación, recuperación y esfuerzo 91%
dounidenses de sobrellevar el estrés al buscar l Intento aceptar el trauma por lo que me ofreció.

apoyo en otros. Sin embargo, Shelley Taylor y sus l Creí que crecería a partir de sobrevivir al evento traumático.

colegas (2004) descubrieron que cuando se pidió l Me di cuenta que el trauma cumplió un importante propósito en mi vida.
a estudiantes universitarios describir qué hacen
para aliviar el estrés, sólo 39% de los surcorea- Anulación y desapego 71%
nos (comparados con 57% de estadounidenses) l Salvé el honor al no decirle a nadie.
dijo que buscaban apoyo social. Investigación l Fingí estar bien.
adicional confirma esta sorprendente diferencia l Conservé mis sentimientos dentro de mí para no preocupar a mis padres.
cultural. Sin importar si la fuente de estrés es
social, académica, financiera o relacionada con Apoyo familiar 66%
la salud, en distintos grupos etarios y en diversas l Compartí mis sentimientos con mi familia.
muestras asiáticas que incluyeron participan- l Sabía que podía pedir ayuda a mi familia.
tes chinos, japoneses, coreanos y vietnamitas, el l Seguí la guía de mis ancianos.
resultado siempre fue el mismo: las personas de
las culturas asiáticas tienen menos probabilidad Religión y espiritualidad 40%
de buscar apoyo social en momentos de estrés. l Encontré consuelo en mi religión o espiritualidad.
Sondeos adicionales arrojan luz acerca de l Encontré guía en mi religión.
esta diferencia. En las culturas individualistas, las
l Encontré confianza mediante la oración u otros rituales religiosos.
personas con frecuencia usan a otros para aten-
der sus metas personales. Sin embargo, en las Salida emocional privada 30%
culturas colectivistas, donde los grupos sociales
l Salvé el honor al buscar consejo de un profesional que no conozco.
tienen primacía sobre el yo, las personas son reti-
l Charlé con personas en Internet acerca del trauma.
centes a presionar las relaciones al llamar a otros
l Comí en exceso.
en busca de apoyo. Siendo ese el caso, Heejung
Kim y sus colegas (2008) distinguieron entre apoyo Heppner et al., 2006. © Cengage Learning
social explícito (revelar el estrés personal a otros

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604 Capítulo 14 Salud y bienestar

y buscar su consejo, ayuda o consuelo) y el apoyo social implícito (sólo pensar en otros
cercanos o estar con ellos sin pedir ayuda abiertamente. En un estudio que pidió a los
participantes imaginarse en una de estas dos situaciones, los asiático-estadounidenses
reaccionaron con más estrés a la situación de apoyo social explícito, mientras los esta-
dounidenses de origen europeo encontraron más estresante la situación de contenido
implícito (Taylor et al., 2007).
Para entender mejor el “estilo de afrontamiento colectivista”, Paul Heppner y otros
(2006) administraron extensos cuestionarios a más de 3000 estudiantes universitarios
asiáticos en Taiwán, muchos de los cuales habían padecido los eventos traumáticos
descritos en este capítulo (los tres más frecuentes fueron rompimientos, presión aca-
démica y la muerte o enfermedad de un ser amado). La tabla 14.4 muestra cinco formas
de afrontamiento que se identificaron. En orden de cuán frecuentemente se utilizan,
las estrategias son: (1) aceptación, recuperación y esfuerzo; (2) anulación y desapego;
(3) apoyo familiar; (4) religión y espiritualidad, y (5) salidas emocionales privadas. De las
cinco estrategias, los participantes calificaron la aceptación como
la más útil. ¿Estos resultados describen cómo los adultos taiwane-
l FIGURA 14.11 ses afrontan el estrés? ¿Y qué hay de los asiáticos de Corea, Japón,
Cultura y apoyo social China y otras partes? El interés es creciente en estas preguntas y, de
Tomado de Chen, J. M., Kim, H. S., Mojaverian, T. y Morling, B., manera más general, en las intersecciones de la psicología social, la
“Culture and social support provision: Who gives what and why”, en
cultura y la salud (Gurung, 2010).
Personality and Social Psychology Bulletin, vol. 38 (pp. 3-13). Copyright
© 2012 Sage Publications, Inc. Reimpreso con permiso.
Investigación reciente de Jacqueline Chen y otros (2012) arroja
algo de luz sobre estas preguntas. Estos investigadores observan que
0.7 el apoyo social puede tomar varias formas, de manera más notable, el
apoyo para resolver problemas (al ofrecer comprensión, consejo, dinero
apoyo brindado
Provided

0.6
y otros recursos tangibles para ayudar a superar el estresor) y apoyo
0.5 enfocado en la emoción (al ofrecer confianza, consuelo e impulso a
of Support

0.4
la autoestima). En un estudio, a estudiantes universitarios de Esta-
dos Unidos y Japón se les pidió describir su más reciente interacción
0.3 social con alguien que les era cercano y luego indicar si hicieron algo
Proportionde

para tratar de ayudarlo. De manera global, los participantes esta-


Proporción

0.2
dounidenses tuvieron el doble de probabilidad que los participantes
0.1 japoneses de reportar de manera espontánea brindar apoyo social en
0 sus interacciones. Sin embargo, la l figura 14.11 muestra que los dos
Estadounidenses
European Americansde Japoneses
Japanese grupos también difirieron en términos de los tipos de apoyo social
origen europeo
Culture
Cultura que ofrecieron: los estadounidenses dieron más apoyo enfocado en la
Emotion-focused
Enfocado en la Problem-focused
Enfocado en el
emoción dirigido a ayudar a su otro cercano para que se sintiera mejor
emoción problema acerca de sí mismo; los japoneses dieron más apoyo enfocado en el
problema dirigido a ayudar a superar el estresor.

Tratamiento y prevención
Entender qué es el apoyo social y cómo opera es importante en el estudio de la salud,
porque muchos de los problemas y oportunidades de la vida ocurren en un contexto
social, y muchos de los esfuerzos personales para afrontar el estrés involucran a otras
personas. De hecho, como verá en esta sección, los psicólogos de la salud intentan de
manera activa encontrar formas en las que las influencias sociales puedan usarse para
mejorar el desarrollo de programas de tratamiento y prevención.

> Tratamiento: los ingredientes “sociales”


Con frecuencia, lo que aqueja a alguien puede ser tratado con intervención médica. Los
tratamientos varían ampliamente, desde un simple cambio de dieta hasta complemen-

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Tratamiento y prevención 605

tos vitamínicos, aspirina, antibióticos, cirugía, etc. No hay duda de ello, la medicina es
vital para la salud. Sin embargo, el tratamiento tiene además un componente social, lo
que el médico familiar solía llamar “el trato con los pacientes”. ¿Cuáles son los ingredien-
tes sociales activos?
Para comenzar a responder esta pregunta, considere la investigación acerca de los
beneficios de la psicoterapia. A lo largo de los años, los estudios han mostrado que, aun-
que existen escuelas de pensamiento y técnicas muy diferentes para hacer psicoterapia,
todos los enfoques son un tanto efectivos y, lo que es sorprendente, por lo general todos
son equivalentes (Smith et al., 1980; Wampold et al., 1997). En apariencia, a pesar de las
diferencias superficiales, todas las psicoterapias tienen gran acuerdo en común en un
nivel más profundo, y estos factores similares, más que las técnicas específicas emplea-
das, proporcionan los ingredientes activos necesarios para el cambio. ¿Cuáles son algu-
nos de estos factores?
En primer lugar, todos los sanadores (sin importar si son médicos, psicólogos u
otros) ofrecen apoyo social, una relación humana estrecha caracterizada por calidez,
expresiones de preocupación, un hombro para llorar y alguien con quien hablar. Antes se
estudiaron los beneficios para la salud y la longevidad de tener contactos sociales. En la
terapia psicológica, los estudios muestran que, mientras mejor sea la “alianza operativa”
entre un terapeuta y su cliente, es más probable que el resultado sea favorable (Horvath
y Luborsky, 1993). Como dice el psicoterapeuta Hans Strupp (1996): “La verdad simple e
incontrovertible es que, si usted está ansioso o deprimido, o si experimenta dificultades
con las personas significativas en su vida, hay posibilidades de que se sienta mejor si
habla con alguien en quien pueda confiar” (p. 1017).
En segundo lugar, todas las terapias ofrecen un rayo de esperanza a las personas que
están enfermas, desmoralizadas, infelices o que padecen dolor. En todos los aspectos de
la vida, las personas están motivadas por expectativas alegres y positivas. Aunque algu-
nas personas son más positivas que otras, el optimismo es una expectativa específica que
puede aumentar o disminuir en ciertas situaciones (Armor y Taylor, 1998). De hecho, un
aspecto común a todos los tratamientos es que comunican e infunden expectativas posi-
tivas. Se ha sugerido que las expectativas altas pueden ocasionar cambios aun cuando no
estén justificadas (Prioleau et al., 1983). Esta sugerencia es consistente con el bien cono-
cido efecto placebo en la medicina, mediante el cual los pacientes mejoran después de
darles un medicamento o tratamiento inactivo. Al creer que puede ayudarles, así sucede,
es en esta forma como sanadores de fe, chamanes y médicos brujos en todo el mundo se
han desempeñado para realizar “curas milagrosas” con rituales elaborados. Incluso la
medicina moderna explota el poder de la esperanza. Como señala Walter Brown (1998):
“Los símbolos y rituales de sanación (el consultorio del médico, el estetoscopio, el exa-
men físico) ofrecen consuelo” (p. 91).
Un tercer ingrediente importante es la elección. Al permitir a los pacientes hacer
elecciones significativas, como decidir el tipo de método de cura, se aumenta la efecti-
vidad de los tratamientos para el alcoholismo (Miller, 1985) y la obesidad (Mendonca y
Brehm, 1983). Elegir experimentar un tratamiento que requiere esfuerzo o es costoso es
particularmente benéfico a este respecto. La persona que voluntariamente paga en tiempo,
dinero o incomodidad necesita justificarse a sí mismo dicha inversión, un predicamento
que de seguro genera disonancia cognitiva. Como vio en el capítulo 6, una forma para redu-
cir la disonancia es volverse ultramotivado para triunfar: “¿Por qué elegí esto? Porque real-
mente quiero estar mejor”. Tal vez debido a que los individuos muy motivados son más
cuidadosos y conscientes al realizar el tratamiento prescrito, tienden a mejorar más.
Danny Axsom (1989) puso a prueba esta propuesta específica en un estudio de fobia
a las serpientes. A los participantes, todos ellos con enorme fobia a las serpientes, se les
dio o no una opción explícita acerca de experimentar un tratamiento descrito como “de
esfuerzo extremo” o “sencillo”. Entre las cuatro condiciones experimentales, los partici-
pantes a los que se dio la elección explícita acerca de continuar un tratamiento esforzado
reportaron mayor motivación para cambiar su comportamiento fóbico y se acercaron
más a la serpiente de maíz de Nueva Jersey, de más de metro y medio de largo, que se usó
para medir la conducta de acercamiento.

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606 Capítulo 14 Salud y bienestar

> Prevención: transmitir el mensaje


Uno vive en lo que podría describirse de manera adecuada como la era de la prevención,
en la que muchas amenazas serias para la salud son prevenibles. Sólo mire la televisión,
ojee una revista o navegue en Internet: hay programas para prevenir el SIDA; campa-
ñas para persuadir a los fumadores de que dejen el hábito; filtros solares que protegen
la piel de los rayos dañinos; exámenes para varios tipos de cáncer; advertencias acerca
de alimentos altos en azúcar y en grasas
y acerca de la obesidad, y leyes que orde-
nan el uso de cinturones de seguridad. En
gran medida, se sabe qué hacer y qué no
hacer para promover la buena salud y evi-
tar enfermedad y lesiones. Pero, ¿cómo se
convence uno mismo y a otros para tradu-
cir dicho conocimiento en acción?
En ninguna parte este problema es más
agudo que entre las personas que sufren de
SIDA. Antes en el capítulo, se apuntó que
los ataques cardiacos, el cáncer, los derra-
mes cerebrales y los accidentes ahora son
causas de muerte más comunes que las
Cortesía de WebMD

enfermedades infecciosas. Pero el SIDA,


la primera epidemia verdaderamente
global, apareció y se extendió a un ritmo
alarmante. Hace años el SIDA se describía
como una bomba de tiempo microbioló-
gica. En 1981, cinco hombres homosexua-
En la actualidad, las personas pueden
les en Estados Unidos fueron diagnosticados con SIDA y estaban entre los únicos 189
encontrar todo tipo de información y
consejo acerca de temas relacionados casos reportados ese año. Para 1996, el número de casos en Estados Unidos se elevó hasta
con la salud en WebMD y otros sitios de tres cuartos de millón e incluía hombres heterosexuales, mujeres y niños (Mann, 1992). En
Internet. 2010, la Organización Mundial de la Salud estimó que 34 millones de personas en todo el
mundo estaban infectadas con VIH; se estima que 1.8 millones murió sólo en ese año. A
nivel mundial, ambos números han bajado desde años anteriores. Sin embargo, el número
de nuevas infecciones sigue ascendiendo en partes de América Latina, África subsaha-
riana, África del norte, el Medio Oriente, Europa del Este y partes de Asia.
El virus del SIDA se transmite de persona a persona en sangre, semen y secreciones
vaginales infectadas. Las personas que son positivas al VIH no tienen síntomas durante
varios años e incluso pueden no darse cuenta de que están infectadas. Sin embargo, con el
tiempo, el virus arrasará con el sistema inmunitario, al destruir los linfocitos que ayudan
a mantener a raya la enfermedad. Lo que es atemorizante acerca del SIDA es que parece
mortal, que aumenta a una tasa de un nuevo caso cada pocos segundos y que, a pesar de
25 años de investigación, no hay vacuna que pueda evitar que ocurra (Stine, 2012).
En la actualidad, la forma más efectiva para frenar la dispersión del SIDA es alte-
rar las creencias, motivaciones y comportamientos riesgosos de las personas (Fisher y
Fisher, 1992; Fisher et al., 1994; Gerrard et al., 1996; Kalichman, 2006), y es ahí donde entra
la psicología social. A lo largo de varias perspectivas, han surgido muchos pasos básicos
(vea la l figura 14.12).
Para los psicólogos sociales, el reto al abordar la crisis de VIH es convertir la ciencia
en una práctica que funcione. En una excelente ilustración, Jeffrey Fisher y sus colegas
(2002) plantearon la hipótesis de que la prevención del SIDA en escuelas citadinas, la
cual es esencial para controlar el número de adolescentes recientemente infectados,
requiere de un ataque en tres vertientes. En su modelo, a los estudiantes debe propor-
cionárseles información precisa acerca de la transmisión del VIH y cómo evitarlo, con
una motivación personal y social para comprometerse en comportamientos preventi-
vos del VIH y con habilidades de comportamiento necesarias para seguir adelante, de
manera notable, con el uso de condones. Armados con este modelo, los investigadores
establecieron programas de prevención del VIH en cuatro bachilleratos urbanos, dis-
pusieron un grupo de control que carecía de estos “ingredientes activos” y descubrie-
ron que el programa, cuando lo administraban los profesores en el aula, cambiaba

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La búsqueda de la felicidad 607

l FIGURA 14.12
Dirigido a la buena salud
Varios factores principales ayudan a convencer a las personas de involucrarse en prácticas de salud. El reconocimiento de que existe una
amenaza para la salud es un primer paso necesario. Los modelos positivos y las normas subjetivas saludables alientan a las personas a
adoptar comportamientos protectores de la salud. Un sentido de autoeficacia acerca de ser capaces de realizar los comportamientos
saludables y la creencia de que éstos serán efectivos aumenta la probabilidad de hacer esfuerzos activos.
© Cengage Learning

Sentido de
Reconocimiento Imitar los Ajustarse a una Creencias precisas
autoeficacia acerca
de que existe una comportamientos norma subjetiva de que los
de la habilidad Comportamientos
amenaza para la saludables de otros. que favorezca los comportamientos
propia para realizar saludables
salud. comportamientos saludables tendrán
comportamientos
saludables. el efecto deseado.
saludables.

el comportamiento de prevención del VIH y aumentaba el uso de condón hasta un año


después, todo a un costo estimado de 2.22 dólares por estudiante. Asimismo, se han
desarrollado otros esfuerzos con igual orientación, también con buen éxito (Albarracín
et al., 2005).
Armados con una teoría y varias técnicas efectivas, los psicólogos sociales buscan
dar pasos importantes en el combate contra el SIDA. Sin embargo, existen dos adverten-
cias. Primera, es necesario (y no tan sencillo) que los programas de prevención atraigan
a los tipos de participantes de alto riesgo para quienes están diseñados. Pero, irónica-
mente, éste es exactamente el grupo que menos probabilidad tiene de asistir. En un estu-
dio de 350 habitantes de comunidades de alto riesgo, Allison Earl y sus colegas (2009)
descubrieron que las personas que están más informadas, más motivadas y tienen más
habilidad en el uso del condón para evitar la dispersión del VIH, también fueron las que
tuvieron más probabilidad de aceptar la propuesta para participar en el programa. Quie-
nes estuvieron menos informadas, menos motivadas y tenían menos habilidad fueron
menos receptivas. Claramente, para que funcione cualquier programa de prevención del
VIH, debe incidir en aquellos miembros de la comunidad que más lo necesiten.
La segunda advertencia es que un enfoque en la educación de personas “sanas” en
el uso del condón aborda la difusión de la prevención del VIH desde una perspectiva.
Un segundo método es enfocar los esfuerzos de prevención en individuos positivos al
VIH que pueden transmitir el virus. Para lograr este objetivo es necesario aumentar el
número de individuos seropositivos que estén conscientes de su infección. También es
necesario educar a los pocos que saben que están infectados y aun así se involucran en
comportamientos que ponen en riesgo a sus compañeros sexuales. Con un ojo en este
objetivo, Ann O’Leary y Richard Wolitski (2009) describen algunas posibles formas de
alentar a quienes saben que están infectados a asumir la responsabilidad, rechazar la
racionalización y la formulación de excusas, humanizar y crear empatía con sus compa-
ñeros sexuales, y alinear su comportamiento con sus propios estándares morales.

La búsqueda de la felicidad
Mucho antes del surgimiento de la psicología social, los filósofos consideraban la
felicidad como el estado final del ser. En la Declaración de Independencia de Esta-
dos Unidos, Thomas Jefferson citó por tanto la vida, la libertad y “la búsqueda de
la felicidad” como los derechos humanos más anhelados. ¿Pero qué es la felici-
dad y cómo se logra? Aristóteles dijo que era la recompensa de una vida activa.
Freud la vinculó con el trabajo y el amor. Otros han sugerido de maneras diversas

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608 Capítulo 14 Salud y bienestar

que la felicidad requiere dinero y poder, salud y buena condición física, religión, belleza,
la satisfacción de las necesidades básicas y la habilidad para obtener placer de los even-
tos de la vida cotidiana. En años recientes, los psicólogos sociales han aplicado sus teo-
rías y métodos al estudio de este motivo humano más básico: la búsqueda de la felicidad
(Diener y Biswas-Diener, 2008; Gilbert, 2006; Haidt, 2006; Lyubomirsky, 2013).
Para estudiar la felicidad —o bienestar subjetivo, como les gusta llamarla a los psi-
cólogos sociales— se debe ser capaz de medirla. ¿Cómo saben los investigadores si alguien
es feliz? Simple: preguntan. Mejor aún, usan cuestionarios como la Escala de Satisfacción
con la Vida, en la cual las personas responden a enunciados como “si pudiera vivir mi vida
de nuevo no cambiaría casi nada” (Diener et al., 1984; Pavot y Diener, 1993). Como dijo
Marco Aurelio: “Ningún hombre es feliz si no se considera a sí mismo como tal”.
Con el uso de autorreportes, las encuestas muestran que 75% de los adultos estado-
unidenses se califican a sí mismos como felices, y que en 86% de todas las naciones de las
que se tomaron muestras, las calificaciones son, en promedio, con más frecuencia positi-
vas que neutrales (Diener, 2000). En general, las personas que son felices también tienen
estados de ánimo alegres, alta autoestima, sentido de control personal, más recuerdos de
eventos positivos que de negativos y optimismo acerca del futuro (Myers y Diener, 1995).
Incluso más que la belleza física o la riqueza material, la felicidad subyace en la creencia
de la gente de que la vida vale la pena vivirse (King y Napa, 1998). Un meta-análisis de
225 estudios reveló que la felicidad da lugar a muchos resultados de vida exitosos en los
terrenos del matrimonio, la amistad, la salud, los ingresos y el desempeño laboral (Lyu-
bomirsky et al., 2005).
No es un secreto que la perspectiva personal de la vida se vuelve color de rosa justo
después de ganar un gran juego, enamorarse, conseguir un buen empleo o ganar dinero, y
que el mundo parece sombrío justo después de una derrota, al perder el amor o sufrir una
tragedia personal o un revés financiero. De manera predecible, los eventos de la vida coti-
diana generan fluctuaciones en el estado de ánimo. Por ejemplo,
las personas son más felices en viernes y sábado, y menos felices
los lunes y martes (Larsen y Kasimatis, 1990). Incluso durante el
día, los niveles de felicidad fluctúan como mecanismo de reloje-
ría. Por ejemplo, David Watson y colaboradores (1999) pidieron a
estudiantes universitarios calificar sus estados de ánimo una vez
al día durante 45 días, siempre en una hora diferente. En prome-
© Jean-Pierre Lescourret/Corbis

dio, descubrieron que los estudiantes se sentían mejor durante la


mitad del día (de mediodía a la 6 p.m.) y peor a primeras horas de
la mañana y tarde en la noche.
Pero, ¿qué determina la satisfacción a largo plazo y por qué
algunas personas son más felices que otras? Al buscar las raíces
de la felicidad, Ed Diener y sus colegas (1999) revisaron muchos
años de investigación y descubrieron que el bienestar subjetivo
no se relaciona de manera significativa con factores demográfi-
cos como edad, sexo, antecedentes étnicos, cociente intelectual,
El Reporte de Felicidad Mundial reveló
que Dinamarca califica como el país más
nivel de educación o atractivo físico. Contrario a la creencia popular, las personas no son
feliz del mundo. Esta pintoresca imagen menos felices durante la llamada crisis de los años de la vida media o en la edad dorada
es del muelle Nyhavn, en la feliz ciudad que durante su juventud y los años “pico” de un adulto joven. Hombres y mujeres no difie-
de Copenhage. ren en esta medida, y en Estados Unidos los descendientes de africanos e hispanos son
tan felices como los caucásicos. Es claro que las personas de toda forma de vida tienen
maneras de hacerse felices a sí mismas. En una encuesta de “buscadores de felicidad en
línea”, Acacia Parks y otros (en prensa) descubrieron que la más citada de dichas activi-
dades es el involucrarse en actos de bondad, seguir metas importantes, expresar gratitud,
permanecer optimista, hacer ejercicio físico y nutrir las relaciones sociales. De manera
global, existen tres indicadores clave de la felicidad: relaciones sociales (las personas con
una vida social activa, amigos cercanos y un matrimonio feliz están más satisfechas que
quienes carecen de estas conexiones íntimas), estatus laboral (sin importar el ingreso,
bienestar subjetivo Felicidad, o las personas empleadas son más felices que quienes están desempleadas) y salud física y
satisfacción de vida, personal medida mental (las personas más sanas son más felices que quienes no lo son). Como reflejo de
por los autorreportes. estos factores, encuestas mundiales de más de 100,000 personas en 55 países muestran
que los niveles de felicidad varían de una cultura a otra (Diener y Suh, 2000).

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La búsqueda de la felicidad 609

Aunque las clasificaciones específicas fluctúan de una encuesta a otra, las califica-
ciones de felicidad nacional son consistentemente más elevadas en algunos países que
en otros. En un estudio comisionado por la Asamblea General de las Naciones Unidas, el
Reporte de Felicidad Mundial reveló que los países más felices en el mundo, en encuestas
realizadas de 2005 a 2011, se agrupan en el norte de Europa (Dinamarca, Noruega, Fin-
landia, Holanda; su calificación promedio en la evaluación de vida es 7.6 en una escala
de 0-10). Los países menos felices están en el África subsahariana (Togo, Benín, Repú-
blica Centroafricana, Sierra Leona; su calificación promedio es 3.4). En la tabla 14.5 se
presenta una lista parcial. El reporte mostró que aunque la riqueza relativa claramente
distingue a las naciones en la lista, “libertad política, fuertes redes sociales y ausencia de
corrupción son en conjunto más importantes que el ingreso para explicar las diferencias
de bienestar entre los países de la parte superior y los del fondo” (Helliwell et al., 2012).
Por tanto, no es de sorprender que en una encuesta de 132,516 personas de 128 países,
mientras más satisfechas estuvieron las personas con su país como totalidad, más felices
eran con el estado de sus propias vidas (Morrison et al., 2011).

> ¿El dinero compra la felicidad?


Al paso de los años, la relación estadística más interesante ha sido entre el ingreso y el
bienestar subjetivo. Todo mundo conoce el dicho: “El dinero no compra la felicidad”,
aunque algunas personas (en particular quienes están cortas de dinero) no lo creen así.
Pero, ¿la riqueza realmente compra la felicidad? En cierta medida, sí, pero la evidencia
es compleja. Ed Diener y Martin Seligman (2004) apuntan que los multimillonarios de la
lista Forbes de los 400 estadounidenses más ricos reporta altos niveles de satisfacción de
vida (5.8 en una escala de 7 puntos), pero también entre los masai, una tribu de pastores
del este de África que no tienen electricidad ni agua corriente y viven en chozas hechas
de estiércol (5.7 en la misma escala de 7 puntos).
Como se aprecia en la enorme disparidad de riqueza entre los países más felices
del norte de Europa y los países más infelices del África subsahariana, estudios trans-
nacionales revelan una fuerte asociación positiva entre la riqueza de una nación y el
bienestar subjetivo de su pueblo. Existen algunas excepciones. Pero, como regla general,
mientras más dinero tenga un país, más
felices son sus ciudadanos, al menos
hasta cierto punto. Sin embargo, dentro
de cualquier país dado, las diferencias
l FIGURA 14.13
Riqueza y bienestar subjetivo
entre las personas acaudaladas y las
Durante un periodo de más de 40 años, los estadounidenses se volvieron el doble de ricos,
de ingresos medios son modestas. Por
medido por el ingreso ajustado por persona, pero no fueron más felices, según se midió con
ejemplo, en una encuesta, un grupo de encuestas públicas de opinión.
los estadounidenses más ricos dijo que Tomado de Kassin, S., Psychology, 3a. ed. Copyright © 1997. Reimpreso con permiso de Pearson Education
eran felices 77% del tiempo, que fue sólo Inc., Upper Saddle River, NJ.
moderadamente más alto que la cifra
240
de 62% reportada por quienes tenían
220
Porcentaje de cambio

ingreso promedio. Y cuando se realizan


1946

200
comparaciones en el tiempo dentro de
1946

180
From

una sola cultura, no hay relación entre 160


riqueza y felicidad. Los estadouniden-
desde

140
% Change

ses en promedio son de dos a tres veces 120


más ricos ahora que hace 50 años, antes 100
de tener computadoras, televisores de 80
pantalla plana, sistemas GPS, iPhone, 0
iPad y cámaras digitales que caben en ’47 ’52 ’57 ’64 ’66 ’71 ’73 ’75 ’78 ’82 ’84 ’86 ’88
la palma de la mano. Sin embargo, el 1946 ’48 ’56 ’63 ’65 ’70 ’72 ’74 ’76 ’80 ’83 ’85 ’87 1999
número de personas que dijo que era Adjusted
Productogross national
nacional product
bruto ajustado
“muy feliz” fue de 35% en 1957 y sólo de Subjective well-being
Bienestar subjetivo
32% en 1998 (vea la l figura 14.13).

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610 Capítulo 14 Salud y bienestar

TABLA 14.5
Calificaciones de felicidad nacional
Con base en encuestas recientes realizadas por todo el planeta, el Reporte de Felicidad Mundial clasifica las naciones de acuerdo con sus
niveles de felicidad promedio. Esta tabla presenta la calificación ordenada de los 100 más altos en la lista (Helliwell et al., 2012)

1. Dinamarca 26. Arabia Saudita 51. Malasia 76. Rusia


2. Finlandia 27. Puerto Rico 52. Tailandia 77. Perú

3. Noruega 28. Italia 53. Polonia 78. Turquía


4. Holanda 29. Kuwait 54. Jordania 79. Uzbekistán
5. Canadá 30. Alemania 55. Eslovaquia 80. Rumania
6. Suiza 31. Qatar 56. Corea del Sur 81. Libia
7. Suecia 32. Turkmenistán 57. Bolivia 82. Laos

8. Nueva Zelanda 33. Singapur 58. Croacia 83. Indonesia


9. Australia 34. Belice 59. Kazajstán 84. Irán
10. Irlanda 35. Chipre 60. Lituania 85. Pakistán

11. Estados Unidos 36. República Checa 61. Bahrein 86. Montenegro

12. Costa Rica 37. Guatemala 62. Bielorrusia 87. Túnez


13. Austria 38. Trinidad y Tobago 63. Honduras 88. Albania
14. Israel 39. Argentina 64. Mauricio 89. Nicaragua

15. Bélgica 40. Jamaica 65. Vietnam 90. Sudáfrica


16. Luxemburgo 41. Colombia 66. Ecuador 91. Ucrania
17. Emiratos Árabes Unidos 42. Grecia 67. Hong Kong 92. Líbano
18. Reino Unido 43. Chile 68. Kosovo 93. República Dominicana
19. Venezuela 44. Japón 69. Cuba 94. India

20. Islandia 45. Guyana 70. Paraguay 95. Djibouti


21. Panamá 46. Taiwán 71. Argelia 96. Hungría

22. España 47. Malta 72. Estonia 97. Namibia

23. Francia 48. El Salvador 73. Portugal 98. Irak


24. México 49. Eslovenia 74. Myanmar 99. Bosnia y Herzegovina
25. Brasil 50. Uruguay 75. Moldavia 100. Nigeria

© Cengage Learning

Entonces, ¿cuáles son las conclusiones? En este punto, parece que tener refugio,
alimento, salvaguarda y seguridad es esencial para el bienestar subjetivo. Pero una vez
satisfechas estas necesidades básicas, en particular en una sociedad ya próspera, los
aumentos adicionales en la riqueza no elevan de manera considerable los niveles de feli-
cidad. ¿Por qué el dinero no contribuye más al bienestar subjetivo? Una razón es que las
percepciones de la riqueza no son absolutas, sino más bien relativas a ciertos estándares
establecidos de manera personal (Parducci, 1995). Estos estándares se derivan de dos
fuentes: otras personas y el pasado personal.
De acuerdo con la teoría de la comparación social, descrita en el capítulo 3, las
personas tienden a compararse naturalmente con otros y a sentirse satisfechas o pri-
vadas dependiendo de cómo les vaya en esta comparación. Para demostrar, Ladd
Wheeler y Kunitate Miyake (1992) hicieron que durante dos semanas estudiantes
universitarios mantuvieran registros escritos de cada vez que comparaban men-
talmente con alguien más sus calificaciones, apariencia, habilidades, posesiones

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La búsqueda de la felicidad 611

o rasgos de personalidad. De manera consistente, estos diarios revelaron que hacer


“comparaciones hacia arriba” (con otros que estaban mejor) generaba sentimientos
negativos, mientras que hacer “comparaciones hacia abajo” (con otros que estaban peor)
producía sentimientos positivos. Es por esto que el trabajador de clase media cuyos veci-
nos no pueden pagar las cuentas se siente afortunado, pero el que sube en la escala social
y se roza con el rico y famoso se siente privado. Esta relatividad también puede ayudar
a explicar por qué sólo hay relaciones modestas entre la felicidad y el ingreso real y las
percepciones de estatus financiero (Johnson y Krueger, 2006).
También es natural que las personas usen su propio pasado reciente como base de “Importa poco si uno es rico o
comparación. De acuerdo con la teoría del nivel de adaptación, la satisfacción con el pre- pobre, exitoso o no exitoso, o her-
sente depende del nivel de éxito al cual se está acostumbrado. Cásese, compre una casa moso o común: la felicidad es com-
nueva o un flamante automóvil, consiga el empleo que quería o una promoción, y de
pletamente relativa... lo agradable
seguro disfrutará una ola de euforia. Sin embargo, en breve desaparecerá el lustre y usted
de cualquier experiencia particular
se adaptará a su mejor situación y elevará su estándar de comparación. Este fenómeno se
conoce como adaptación hedonista. De hecho, cuando Philip Brickman y otros (1978) depende de su relación con un con-
entrevistaron a 22 personas que ganaron entre 50,000 y 1 millón de dólares en la lotería, texto de otras experiencias, reales
descubrieron que no se calificaban a sí mismas como más felices que en el pasado. Com- o imaginadas.”
Allen Parducci
parados con otros de antecedentes similares, los ganadores dijeron que ahora obtendrían
menos placer de las actividades rutinarias, como comprar, leer y hablar con un amigo.
Tal vez mientras más dinero tenga, más necesite para permanecer feliz. Los resultados
de una encuesta de opinión pública en Chicago sugieren que éste es el caso: mientras las
personas que ganaban menos de 30,000 dólares al año dijeron que 50,000 satisfarían sus
sueños, quienes ganaban más de 100,000 dijeron que requerían 250,000 para hacerlos
felices (Csikszentmihalyi, 1999). Al destacar un lado oscuro del “sueño americano”, la
investigación muestra que mientras más materialista es la persona, menos satisfecha
parece estar (Nickerson et al., 2003). Por ende, los economistas han llegado a apreciar
que el sentido de bienestar surge en parte de la brecha entre el ingreso y las aspiraciones
materiales (Stutzer, 2004).
Sería un error suponer que las personas se “adaptan” a las ganancias y pérdidas mone-
tarias, u otros eventos positivos y negativos en la vida, de la misma forma y al mismo ritmo.
Estudios longitudinales recientes que rastrean a las mismas personas durante el tiempo
muestran que los efectos de algunos grandes sucesos en la vida son más persistentes que
otros. Por ejemplo, las personas tienden a adaptarse con rapidez, por lo general en dos
años, a la explosión inicial de felicidad que viene del matrimonio, y el divorcio con fre-
cuencia es seguido por un aumento en la satisfacción de la vida, conforme las personas
se adaptan después de que termina la dura prueba. Pero el impacto de la discapacidad, el
desempleo y el dolor que siguen a la muerte de un cónyuge
tienden a durar más tiempo, y el nacimiento de un bebé es

© The New Yorker Collection 1999 Leo Cullum from cartoonbank.com. Todos los derechos reservados.
seguido por una variedad de patrones conflictivos, positivos y
negativos (Lucas, 2007; Luhmann et al., 2012).
Existe otra posible e intrigante explicación de por qué el
dinero, per se, y otros grandes eventos de la vida, no son más
predictivos de la felicidad con el tiempo; quizá cada persona,
como resultado de factores tanto biológicos como ambien-
tales, tiene un nivel de referencia de felicidad, un “punto de
ajuste” hacia el cual gravita. Esta noción es apoyada por tres
hallazgos recientes. Uno es que las calificaciones de felici-
dad son más altas entre pares de gemelos idénticos que entre
gemelos fraternos, lo que condujo a David Lykken (2000) a
sugerir que puede haber una base genética para tener cierto
nivel de contentamiento. Un segundo hallazgo es que las fluc-
tuaciones en el estado de ánimo que acompañan los eventos
de vida positivos y negativos tienden a desgastarse con el
paso del tiempo. Por ejemplo, en un estudio que abarcó dos
años, Eunkook Suh y otros (1996) estudiaron participantes “¿Recuerdas cómo decía que era más feliz cuando no teníamos nada?”
durante dos años y descubrieron que sólo las experiencias

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612 Capítulo 14 Salud y bienestar

ocurridas en los últimos tres meses se correlacionaban con los reportes de bienestar
subjetivo. El comprometerse o casarse, romper, iniciar un nuevo empleo y ser hospita-
En todos los países y en todos lizado son los tipos de experiencias de gran impacto que las personas suponen tienen
los niveles de riqueza, mientras efectos duraderos, si no permanentes, sobre los niveles de felicidad (Gilbert et al., 1998);
más dinero tiene la gente, más pero, de hecho, los impactos con frecuencia son temporales. Un tercer hallazgo es que
feliz es. los niveles de felicidad, como los rasgos de personalidad, son relativamente estables a lo
F
ALSO. largo del tiempo y del lugar, lo que conduce a la conclusión de que algunas personas son,

>
en general, más felices que otras (DeNeve y Cooper, 1998).

Ciencia emergente acerca de cómo aumentar


la felicidad
La búsqueda de la felicidad es un poderoso motivo humano que todavía no es compren-
dido por completo. Cada persona bien podría estar predispuesta por naturaleza hacia un
punto de ajuste particular, pero es claro que la felicidad no está por completo grabada
en piedra. En un estudio de 17 años de individuos en Alemania, los investigadores descu-
brieron que 24% de los participantes tuvieron niveles significativamente más altos o más
bajos de satisfacción de vida en los últimos cinco años del estudio que en los primeros
cinco años de éste (Fujita y Diener, 2005). En un estudio de encuestas nacionales que
abarcó de 1981 a 2007, otros investigadores descubrieron que las calificaciones prome-
dio de felicidad aumentaron en 45 de 52 países en los que se aplicaron encuestas múlti-
ples a lo largo del tiempo, un aumento que se vinculó con la creciente democratización
en dichos países (Inglehart et al., 2008).
Al darse cuenta que la felicidad es maleable, tanto para individuos como para gran-
des poblaciones, ahora los psicólogos sociales intentan descubrir cómo las personas
pueden producir aumentos sostenibles en el bienestar subjetivo (Lyubomirsky et al.,
2005). Considere esta pregunta: si usted tuviera dinero para gastar, ¿preferiría usarlo
para comprar una experiencia o un objeto material? ¿Algún tipo de compra lo haría más
feliz? Leaf van Boven y Thomas Gilovich (2003) realizaron una encuesta telefónica nacio-
nal en la que preguntaron a personas de diversos niveles de ingreso acerca del momento
en que compraron una experiencia (con más frecuencia mencionaron boletos para un
concierto, el teatro, un viaje, salir a cenar o ir a un spa) o un objeto material (con más
frecuencia mencionaron ropa, joyería, una computadora o equipo electrónico) para sen-
tirse felices. Luego a los encuestados se les pidió indicar cuál compra los había hecho
más felices. La l figura 14.14 muestra que, excepto en los niveles de ingreso más bajos,

l FIGURA 14.14
¿Qué le produciría más felicidad: experiencias u objetos materiales?
Después de recordar un momento cuando gastaron dinero en una experiencia o un objeto
material, las personas en general dijeron que las experiencias que compraron los hicieron más
felices que los objetos materiales.
Tomado de Van Boven, L., “Experimentalism, materialism, and the pursuit of happiness”, en Review of General Psy-
chology, vol. 9 (pp. 132-142). Copyright © 2005 por la American Psychological Association. Reimpreso con permiso.

80%

60%

40%

20%

0%
$0–15 $15–25 $25–35 $35–50 $50–75 $75–100 $100– $125– > $150
125 150
Experiential
Experiencia
Objeto
Materialmaterial

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La búsqueda de la felicidad 613

donde las personas tienen que satisfacer necesidades materiales básicas, las experien-
cias que compraron (gracias, en parte, a los recuerdos que perduraban) los hicieron más
felices que los objetos materiales (vea Van Boven, 2005).
La investigación en psicología social también ha descubierto otras formas de
aumentar los niveles de felicidad. Por ejemplo, las personas a quienes se les motiva, por
asignación aleatoria, a escribir cartas de agradecimiento, saborear un recuerdo feliz o
involucrarse en actos de bondad muestran aumento en el bienestar subjetivo, en com-
paración con otros en un grupo de control (Sin y Lyubomirsky, 2009). Con respecto al
hecho de que las personas tienden a “adaptarse” a un cambio positivo en la fortuna, se
acostumbran a él e invierten sus propios niveles de referencia, una pregunta colateral
entra en juego: una vez que su nivel de felicidad se eleva, ¿hay alguna forma de asegurar
que usted permanecerá de esa manera? Para responder a esa pregunta, los investigado-
res ahora buscan formas de evitar la adaptación hedonista, de modo que los beneficios
de los cambios positivos perduren en el tiempo (Sheldon y Lyubomirsky, 2012).
Muy aparte de los desarrollos en la ciencia psicológica occidental está la pregunta
de cómo, si acaso, los gobiernos deben tratar de promover la felicidad de sus ciudada-
nos. Considere el reino de Bután, un pequeño país budista, remoto y rodeado de tierra,
anidado alto en los montes Himalaya y con frontera con India y Tíbet. En 1972, el rey de
Bután adoptó la “Felicidad Nacional Bruta” (FNB) como su meta nacional, en vez del pro-
ducto nacional bruto, con lo que optó por la felicidad sobre la riqueza. Cada año desde
entonces, el gobierno mide en forma sistemática el FNB y ha dado forma a políticas dise-
ñadas para sostenerlo. En contraste con la medición de los científicos occidentales enfo-
cados en las calificaciones de las personas de su propio bienestar subjetivo, la felicidad
en la FNB es un concepto multidimensional que mide muchos aspectos de la calidad de
la vida material, física, social y espiritual de una persona. Al rastrear estos indicadores en
el tiempo y en varias comunidades, la FNB se usa para promover políticas gubernamen-
tales en formas que aumentan la felicidad de las personas que “todavía no son felices”.
Los indicadores que comprende la FNB aparecen en la l figura 14.15 (para un fascinante
estudio de caso acerca de la FNB en Bután, consulte Ura et al., 2012).
Bután es un pequeño país budista
La investigación descrita en esta sección ofrece algunos consejos concretos anidado alto en los montes Himalaya,
acerca de cómo las personas pueden maximizar sus niveles de felicidad. ¿Los psi- entre India y Tíbet. En el único programa
de este tipo, diseñado para dar prioridad
cólogos sociales y las naciones deben usar esta investigación para buscar maxi-
al bienestar subjetivo sobre la riqueza
mizar los niveles de felicidad dentro de una población? A la luz de los beneficios material, el gobierno estableció el índice
indiscutibles del ser feliz, esto difícilmente parece una pregunta controvertida. Pero de “Felicidad Nacional Bruta” (FNB)
como su meta nacional y busca aumentar
deténgase y pondere la pregunta. Preocupados de que exista un posible lado oscuro
la FNB de su población.

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© fritz16/Shutterstock

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614 Capítulo 14 Salud y bienestar

l FIGURA 14.15
Indicadores de la Felicidad Nacional Bruta (FNB) de Bután
Tomado de Ura, K., Akire, S. y Zangmo, T., “Case study: Buthan: Gross National Happiness and the GNH index”, en J.
Helliwell, R. Layard y J. Sachs (eds.) en World Happiness Report (p. 115). Copyright © 2012 Columbia University (The Earth
Institute). Reimpreso con permiso.

Educación
• Alfabetismo Salud
• Nivel educativo • Salud mental
• Conocimiento • Reportes de salud
Estándares de vida
• Valores personal
• Activos • Días de salud
• Vivienda • Discapacidad
• Ingreso doméstico
per cápita Diversidad y resiliencia
ecológica
• Conflictos ecológicos
• Responsabilidad hacia
el ambiente
Bienestar psicológico • Daño a la vida salvaje
(rural)
• Satisfacción de la vida
• Emociones positivas 33 indicadores • Conflictos de
urbanización
• Emociones negativas del FNB
• Espiritualidad
Buen gobierno
Vitalidad
• Desempeño del
gobierno
comunitaria • Derechos
• Donaciones fundamentales
(tiempo y dinero) • Servicios
• Relación • Participación
comunitaria Diversidad y política
• Familia resiliencia cultural
• Seguridad • Idioma natal Uso del
• Participación tiempo
cultural • Trabajo
• Habilidades • Sueño
artesanales
• Conducta

en la búsqueda de la felicidad, Iris Mauss y colaboradores (2011) preguntaron: “¿La bús-


queda de la felicidad puede hacer infelices a las personas?”. Al hacer eco a esta preocu-
pación, June Gruber y otros (2011) sugirieron que en ocasiones el ser “demasiado feliz” no
es adaptativo, porque las emociones positivas en exceso pueden conducir a que las per-
sonas se involucren en comportamientos riesgosos y a no poner suficiente atención a las
posibles amenazas (consumir alcohol, tener sexo con extraños, conducir muy rápido).
Lo que es más, algunas situaciones requieren miedo, enojo o un estado emocional más
sobrio con propósitos de afrontamiento. También apuntan que aunque la mayoría de las
personas dicen que son razonablemente felices, muchos reportan querer ser incluso más
felices, un estado de deseo que puede tener efectos paradójicos: “Mientras más lucha
la gente por la felicidad, es más probable que se desilusione acerca de cómo se siente”
(p. 226). Dado que las personas felices tienden a estar contentas con lo que tienen en
lugar de enfocarse en lo que no poseen, este último punto en particular da en qué pensar.
¿Es posible estar demasiado enfocado en ser feliz? ¿Es posible ser demasiado feliz? Esté al
pendiente de futura investigación acerca de estas preguntas.

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Repaso 615

Repaso
Estrés y salud
l El estrés es un estado desagradable que surge cuando uno per- l Las respuestas de afrontamiento consisten de los pensamien-
cibe que las demandas de un suceso tensan la capacidad para tos, sentimientos y comportamientos mediante los cuales las
afrontarlo de manera efectiva. personas intentan reducir el estrés.
l La evaluación de una situación por parte de una persona deter-
mina cómo se experimenta el estrés y cómo se le afronta.

¿Qué causa el estrés?


l Existen muchas causas diferentes de estrés o estresores. Microestresores: las dificultades de la vida cotidiana
l Las fuentes de estrés más comunes son las dificultades de la
Crisis y catástrofes vida cotidiana.
l Los desastres naturales y otros acontecimientos catastróficos l El ruido constante, el agotamiento producido por las presiones
pueden tener efectos nocivos y de larga duración sobre la salud de trabajo y el traslado hacia el trabajo o la escuela son todos
mental y física. estresores a este respecto.
l Las personas con trastorno por estrés postraumático sufren de l Es muy importante que la investigación muestre que el estatus
síntomas psicológicos y físicos mucho tiempo después de que socioeconómico bajo es un representante de la vida difícil y es
terminó el suceso. fuertemente predictivo de resultados negativos para la salud y
l Los soldados expuestos a combate con frecuencia sufren de la muerte.
estrés postraumático.
Puesta a prueba del sentido común
Sucesos importantes en la vida Más que las catástrofes o los grandes cambios en la vida, la
l La investigación temprana sugirió que todo cambio es estre- acumulación de las dificultades diarias hace que las personas se
sante. enfermen.
l Sin embargo, estudios más recientes sugieren que sólo los suce- Verdadero. Los problemas con el automóvil, las discusiones con los
sos negativos son dañinos. amigos y otros “microestresores” contribuyen más a los niveles de
tensión que los estresores más grandes pero menos frecuentes.

¿Cómo afecta el estrés al cuerpo?


l Selye acuñó el término estrés al observar que diferentes estre- l Investigación de laboratorio y de campo muestra que el estrés
sores producen efectos fisiológicos similares en el cuerpo. afecta la actividad de estas células, lo que en ocasiones resulta
en un debilitamiento de la respuesta inmunitaria.
El síndrome de adaptación general l El estrés puede “entrar” en el sistema inmunitario al hacer que
l El cuerpo responde al estrés en tres etapas: alarma, resistencia las personas se comporten en formas no saludables o al dispa-
y agotamiento. rar la liberación de hormonas del estrés que suprimen la activi-
l La respuesta de estrés está diseñada para emergencias agudas, dad de las células inmunitarias.
no para el constante estrés a largo plazo que con frecuencia
experimentan los humanos. Vínculos entre estrés y enfermedad
l El estrés debilita el sistema inmunitario, de modo que las per-
Qué le hace el estrés al corazón sonas sujetas a estrés tienen más probabilidad de agriparse
l El estrés es un gran factor de riesgo en la cardiopatía coronaria cuando se exponen a un virus.
(CC). l También puede haber un vínculo entre estados emocionales
l Investigación temprana sugirió que la personalidad tipo A negativos y enfermedades serias como el cáncer, pero la evi-
rígida, también llamada patrón de comportamiento propenso dencia es menos fuerte.
a trastornos coronarios, se asociaba con la CC.
l Este vínculo se encontró cuando el patrón tipo A se valoró en
entrevistas estructuradas, pero no cuando se midió mediante
cuestionarios.
l Se sabe que la hostilidad es el elemento “tóxico” en el patrón de Puesta a prueba del sentido común
comportamiento tipo A. Igual que los humanos, las cebras tienen úlceras.
Falso. El estrés produce úlceras en los humanos, no en las cebras. Es
¿Qué le hace el estrés al sistema inmunitario? por eso que la respuesta de estrés está diseñada para emergencias
l El sistema inmunitario contiene eritrocitos especializados lla-
agudas; pero en las personas se activa con frecuencia y durante
mados linfocitos, que detectan y destruyen sustancias extrañas
periodos prolongados.
en el cuerpo.

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616 Capítulo 14 Health and Well-Being

Procesos de evaluación
Atribuciones y estilos explicativos l Algunos individuos tienen la característica de ser más optimis-
l De acuerdo con el modelo de la depresión de indefensión apren- tas que otros, y el optimismo en un punto del tiempo es predic-
dida, la exposición a un suceso incontrolable dispara síntomas tivo de resultados de salud positivos más adelante.
de pasividad y apatía parecidos a la depresión.
l La investigación muestra que las atribuciones que hacen las per- La salud de Pollyanna
sonas respecto de su falta de control son de importancia central. l El pensamiento positivo se asocia con la buena salud, pero la
l El estilo explicativo depresivo es una tendencia a hacer atribu- relación causal no es clara.
ciones estables, globales e internas a los acontecimientos malos; l Las ilusiones positivas irreales pueden tener consecuencias
se asocia con la depresión y quizá con la enfermedad física. interpersonales y de salud indeseables.

La capacidad humana para la resiliencia


Algunos individuos son más tolerantes que otros al estrés, un
l
rasgo llamado resiliencia.
Puesta a prueba del sentido común
l El ingrediente clave de la resiliencia es la creencia de que se El estrés puede debilitar el corazón, pero es incapaz de afectar el
tiene el poder para controlar los resultados futuros mediante el sistema inmunitario.
propio comportamiento. Falso. Investigación reciente muestra que el estrés y otros estados
l Dependiendo de la situación, las personas pueden tener auto- psicológicos pueden alterar la actividad de los eritrocitos en el
eficacia alta o baja, la creencia de que pueden realizar los com- sistema inmunitario y afectar la resistencia ante la enfermedad.
portamientos necesarios para producir resultados positivos.

Formas de afrontar el estrés


Afrontamiento enfocado en el problema l Tener muchos roles e identidades distintos sirve como amor-
l En el afrontamiento enfocado en el problema, las personas tiguador contra los estresores en cualquier terreno de la vida.
intentan reducir el estrés al superar la fuente del problema. l Las amistades y otras fuentes de apoyo social tienen fuertes
l El afrontamiento enfocado en el problema suele ser efectivo, efectos benéficos en la salud física y el bienestar psicológico.
pero a veces hay inconvenientes. l Todos los investigadores están de acuerdo en que el apoyo
l Por ejemplo, ejercer control es fisiológicamente agotador y social es saludable, pero lo miden de diferentes maneras, enfo-
puede aumentar el estrés en lugar de reducirlo. cándose en factores como el número de contactos sociales que
l Además, culpar al comportamiento y el carácter propios está tiene una persona, la presencia de relaciones cercanas especia-
asociado con el aumento del estrés. les o las percepciones del apoyo social que está disponible.
l Los psicólogos sociales también estudian el papel de la religión
Afrontamiento enfocado en la emoción en la reducción del estrés.
l En el afrontamiento enfocado en la emoción, las personas
intentan manejar la agitación emocional producida por una Cultura y afrontamiento
situación estresante. l El estrés es universal, pero las personas de las culturas colec-
l El mejor punto de partida es la experiencia de las emociones tivistas parecen recurrir con menos frecuencia al apoyo social
positivas. como medio de afrontamiento que las personas de culturas
l En situaciones que no se pueden controlar, la distracción men- individualistas.
tal y la anulación pueden reducir el estrés. l Investigación reciente identificó que la aceptación, la anula-
l Pero la supresión de la conciencia de pensamientos y senti- ción, el apoyo familiar, la religión y las salidas emocionales pri-
mientos indeseables puede ser contraproducente y hacer que vadas son los estilos de afrontamiento que usan los miembros
el individuo se preocupe por ellos. de las culturas colectivistas.
l La investigación muestra que abrir y confrontar los sentimien-
tos propios acerca de sucesos molestos mejora la salud mental
y física.
l Entre las personas con baja autoestima, el autoenfoque empeo-
ra su estado de ánimo y aumenta su estrés. Puesta a prueba del sentido común
l En contraste, es útil quedar absorbido en actividades externas Cuando se trata de la salud física, la investigación no apoya las
demandantes como leer, ejercitarse y la jardinería. creencias populares acerca del poder del pensamiento positivo.
Falso. De manera consistente, las personas que son optimistas
Afrontamiento proactivo —y las situaciones que promueven el optimismo—, se asocian con
l Como primera línea de defensa, las personas pueden mantener mejores resultados de salud.
a raya el estrés mediante esfuerzos de afrontamiento proacti-
vos, como la acumulación de recursos.

Tratamiento y prevención
Tratamiento: los ingredientes “sociales” l La elección del tratamiento también es un factor importante,
l El tratamiento médico incluye un importante componente social. en particular cuando los pacientes eligen un tratamiento que
l Médicos, terapeutas y otros trabajadores de atención a la salud implica esfuerzo, lo cual aumenta el compromiso.
ofrecen a los pacientes apoyo social y un rayo de esperanza.

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Repaso 617

Prevención: transmitir el mensaje l Un sentido de autoeficacia aumenta la adopción y el manteni-


l Muchas causas de muerte son evitables mediante cambios en miento de comportamientos saludables por una persona.
el estilo de vida y los comportamientos, que es donde entra la l Es necesaria información precisa para sostener el compromiso
psicología social. de las personas con los comportamientos saludables.
l En primer lugar, las personas deben reconocer que existe una
amenaza para su salud. Puesta a prueba del sentido común
l Otros funcionan como importantes modelos de rol y voceros Las personas que tienen muchos amigos son más sanas y viven
para comportamiento saludable o no saludable. más tiempo que quienes están más aisladas.
l Las normas subjetivas también pueden alentar los comporta- Verdadero. A raíz de varios estudios, los investigadores encontraron
mientos saludables o no saludables. que el apoyo social está fuertemente asociado con resultados de
salud positivos.

La búsqueda de la felicidad
l La mayoría de las personas reportan ser relativamente felices, Ciencia emergente acerca de cómo aumentar
pero existen diferencias individuales. la felicidad
l Tres factores importantes son las relaciones sociales, el empleo l La investigación muestra que los niveles de felicidad son un
y la salud. tanto maleables en los individuos y en las naciones.
l Los investigadores comienzan a poner a prueba formas que las
¿El dinero compra la felicidad? personas pueden usar para hacerse a sí mismas más felices, por
l La evidencia de que el dinero puede comprar la felicidad es mixta. ejemplo, al usar su dinero para comprar experiencias, no obje-
Las naciones más acaudaladas tienden a tener ciudadanos más tos materiales.
felices que las menos acaudaladas, pero las correlaciones con l Bután ofrece un estudio de caso de una nación que mide y ras-
grupos de ciudadanos dentro de las naciones son modestas. trea el índice FNB (Felicidad Nacional Bruta) de su población,
l Una razón de la asociación limitada entre riqueza y felicidad es con un enfoque en las políticas que harán felices a las personas.
que las percepciones de riqueza están relacionadas con lo que l Los investigadores comienzan a preguntarse: ¿es posible que
otros y uno mismo se han llegado a acostumbrar. la búsqueda de la felicidad sea contraproducente o que uno
l La investigación sugiere que cada persona tiene un nivel de pueda ser demasiado feliz?
referencia de felicidad hacia el cual gravita con el tiempo.
Puesta a prueba del sentido común
En todos los países y en todos los niveles de riqueza, mientras
más dinero tenga la gente, más feliz es.
Falso. Los resultados de investigación son complejos, pero es claro
que una vez que la persona tiene suficiente dinero para satisfacer sus
necesidades básicas, la riqueza adicional no produce más felicidad.

TÉRMINOS CLAVE
afrontamiento (573) estilo explicativo depresivo (587) psiconeuroinmunología (PNI)
afrontamiento enfocado en el problema (592) estrés (573) (583)
afrontamiento enfocado en la emoción (593) estresores (574) síndrome de adaptación
general (579)
afrontamiento proactivo (593) evaluación (573)
sistema inmunitario (582)
apoyo social (600) indefensión aprendida (587)
trastorno por estrés
autoeficacia (589) personalidad tipo A (581)
postraumático (TEPT) (576)
bienestar subjetivo (608) psicología de la salud (572)

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GLOSARIO
actitud Reacción positiva, negativa o mixta hacia una persona, autoesquema Creencia que las personas mantienen respecto a sí
objeto o idea. (Cap. 6) mismas y que determina el procesamiento de la nueva informa-
actitud implícita Una actitud, como un prejuicio, que el individuo ción relevante para el yo. (Cap. 3)
tiene sin estar consciente de ello. (Cap. 6) autoestima Componente afectivo del yo, conformado por las autoe-
acuerdo integrador Resolución negociada a un conflicto en el que valuaciones positivas y negativas de las personas. (Cap. 3)
todas las partes obtienen resultados que son superiores a lo automonitoreo Tendencia a modificar la conducta en respuesta a la
que habrían obtenido a partir de una división igual de los recursos autopresentación afectada por una situación determinada. (Cap. 3)
en disputa. (Cap. 8) autoobstaculización Comportamientos diseñados para sabotear
afrontamiento Esfuerzos para reducir el estrés. (Cap. 14) el desempeño personal con el propósito de ofrecer una excusa
afrontamiento enfocado en el problema Esfuerzos cognitivos y subsecuente por haber fallado. (Cap. 3)
de comportamiento para alterar una situación estresante. (Cap. 14) autopresentación Estrategia que usan las personas para determi-
afrontamiento enfocado en la emoción Esfuerzos cognitivos nar lo que los otros piensan de ellas. (Cap. 3)
y comportamentales para reducir la tensión producida por una autorregulación Proceso por el cual las personas controlan sus
situación estresante. (Cap. 14) pensamientos, sentimientos o comportamiento para alcanzar un
afrontamiento proactivo Esfuerzos directos para mantener a objetivo personal o social. (Cap. 3)
raya o modificar el inicio de un suceso estresante. (Cap. 14)
agresión Comportamiento que tiene la intención de dañar a otro bienestar subjetivo Felicidad, o satisfacción de vida, personal
individuo. (Cap. 11) medida por autorreportes. (Cap. 14)
agresión proactiva Comportamiento agresivo mediante el cual el bola baja Técnica de cumplimiento en dos pasos en la cual el per-
daño se inflige como medio para un fin deseado (también llamada suasor asegura un acuerdo con una petición, pero después incre-
agresión instrumental). (Cap. 11) menta la dimensión de ésta al revelar costos ocultos. (Cap. 7)
agresión reactiva Comportamiento agresivo donde los medios y el
fin coinciden; el daño se inflige por sí mismo. (Cap. 11) calificación para la muerte Procedimiento de selección de jurado
altruista Motivado por el deseo de mejorar el bienestar de otro. usado en casos capitales que permite a los jueces excluir a los
(Cap. 10) potenciales jurados que se niegan a votar por la pena de muerte.
amenaza de estereotipo Experiencia de preocupación por ser (Cap. 12)
evaluado con base en estereotipos negativos acerca del grupo al catarsis Reducción del motivo para agredir que se dice resulta de
que se pertenece. (Cap. 5) cualquier acto de agresión imaginado, observado o real. (Cap. 11)
amor apasionado Amor romántico caracterizado por gran excita- categorización social Clasificación de personas en grupos con
ción, intensa atracción y temor al rechazo. (Cap. 9) base en atributos comunes. (Cap. 5)
amor sociable Asociación segura, confiada y estable. (Cap. 9) centro de evaluación Escenario estructurado en el que los solici-
anulación del jurado Poder del jurado para desechar, o “anular”, la tantes de empleo se ponen a prueba de manera exhaustiva y son
ley cuando está en conflicto con concepciones personales de juzgados por múltiples evaluadores. (Cap. 13)
la justicia. (Cap. 12) ciclo de la violencia Transmisión de la violencia doméstica de una
apoyo social Recursos de enfrentamiento útiles proporcionados generación a otra. (Cap. 11)
por amigos y otras personas. (Cap. 14) coeficiente de correlación Medida estadística de la fuerza y la direc-
asignación aleatoria Método para asignar participantes a las ción manifestadas por la asociación entre dos variables. (Cap. 2)
diversas condiciones de un experimento, de manera que cada uno cognición corporizada Subdivisión interdisciplinaria que exa-
tenga la misma oportunidad de tomar parte en cualquiera de las mina los estrechos vínculos entre nuestra mente y las posiciones,
condiciones. (Cap. 2) experiencias y acciones de nuestros cuerpos. (Cap. 1)
atribución personal Atribución a las características internas de cognición social Estudio de cómo las personas perciben, recuer-
un actor, como su capacidad, personalidad, estado de ánimo o dan e interpretan la información acerca de ellos mismos y de los
esfuerzo. (Cap. 4) demás. (Cap. 1)
atribución situacional Atribución a los factores externos de un cohesión grupal Grado en que las fuerzas acercan más a los miem-
actor, como la tarea por realizar, otras personas o la suerte. (Cap. 4) bros del grupo, como pasa con los sentimientos de intimidad, uni-
autoconcepto Suma total de las creencias de un individuo en rela- dad y compromiso con las metas del grupo. (Cap. 8)
ción con sus propios atributos personales. (Cap. 3) colectivismo Orientación cultural en la cual la interdependencia,
autoconciencia privada Característica de la personalidad de los la cooperación y la armonía social están por encima de los objeti-
individuos introspectivos, con tendencia a ocuparse, sobre todo, vos personales. (Cap. 7)
de sus propios estados emocionales. (Cap. 3) comparación social a la baja Tendencia defensiva a compararse
autoconciencia pública Característica de la personalidad de con otros cuya situación es peor que la propia. (Cap. 3)
los individuos que se enfocan en sí mismos, como si se tra- complacencia en la gloria reflejada (BIRG) Aumento de la auto-
tara de objetos sociales desde la óptica de otras personas. estima por efecto de la asociación con personas exitosas. (Cap. 3)
(Cap. 3) cómplice Aliado de un experimentador que, al mezclarse con los
autodivulgación Revelaciones acerca del yo que una persona hace participantes reales en un experimento, actúa como si también
a otros. (Cap. 9) fuera uno de ellos. (Cap. 2)
autoeficacia Creencia de que una persona es capaz de realizar un comportamiento no verbal Comportamiento que revela los senti-
comportamiento específico requerido para producir un resultado mientos de una persona sin utilizar palabras, mediante expresio-
deseado en una situación dada. (Cap. 14) nes faciales, lenguaje corporal y señales vocales. (Cap. 4)
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G-2 Glosario

comportamientos prosociales Acciones que tienen la intención dilemas de recursos Dilemas sociales que tienen que ver con la
de beneficiar a otros. (Cap. 10) manera en que dos o más personas compartirán un recurso limi-
comprobación fingida (bogus pipeline) Aparato detector de tado. (Cap. 8)
mentiras falso que se usa en ocasiones para que los sujetos some- discriminación Comportamiento dirigido contra personas por ser
tidos a él den respuestas verdaderas a cuestionamientos delica- miembros de un grupo en particular. (Cap. 5)
dos. (Cap. 6) disparidad en las sentencias Inconsistencia de las sentencias
condicionamiento evaluativo Proceso por el cual se forma una para la misma ofensa de un juez a otro. (Cap. 12)
actitud hacia un estímulo neutral por su asociación con una per- disuasión insuficiente Condición en la cual las personas ponen en
sona, lugar o cosa positiva o negativa. (Cap. 6) práctica libremente una conducta discrepante con la actitud sin
confiabilidad entre evaluadores Grado en el que diferentes recibir una gran recompensa. (Cap. 6)
observadores concuerdan en sus observaciones. (Cap. 2) disuasión insuficiente Condición en la cual las personas se abs-
conformidad Tendencia a modificar las propias percepciones, opi- tienen de participar en una actividad deseable, aun cuando sólo
niones y conductas de manera que sean consistentes con las nor- exista la amenaza de sufrir un castigo leve. (Cap. 6)
mas de un grupo. (Cap. 7)
conformidad privada Cambio de creencias que ocurre cuando una economía conductual Subdivisión interdisciplinaria que se enfoca
persona acepta en privado la posición asumida por otros. (Cap. 7) en la forma en que la psicología, en especial la psicología social y
conformidad pública Cambio superficial de la conducta evidente la cognitiva, se relacionan con la toma de decisiones económicas.
sin la correspondiente modificación de opiniones, producido por efecto “difícil de conseguir” Tendencia a preferir a las personas
la presión, real o imaginaria, que ejerce el grupo. (Cap. 7) que son enormemente selectivas en sus elecciones sociales en vez
confusión Factor diferente a la variable independiente que varía de las que están disponibles más fácilmente. (Cap. 9)
entre las condiciones de un experimento, poniendo en duda efecto de cultivo Proceso mediante el cual los medios masivos de
qué causó cualesquiera efectos sobre la variable dependiente. comunicación (en particular la televisión) construyen una versión
(Cap. 2) de la realidad social para el público. (Cap. 11)
consentimiento informado Decisión deliberada y voluntaria de efecto de dotación Tendencia de las personas a inflar el valor de
una persona para tomar parte en una investigación, con base en los objetos, bienes o servicios que ya poseen. (Cap. 13)
la descripción que hace el investigador sobre lo que le requerirá efecto de escalamiento Condición en la cual los compromisos con
durante su intervención. (Cap. 2) un curso de acción fallido aumentan para justificar las inversiones
correlación ilusoria Estimación exagerada de la asociación entre ya realizadas. (Cap. 8) Tendencia a que las personas persistan en
variables que no están correlacionadas o lo están muy ligera- inversiones fallidas para evitar pérdidas, lo que hace que éstas se
mente. (Cap. 5) acumulen. (Cap. 13)
créditos idiosincráticos “Créditos” interpersonales que gana un efecto de falso consenso Tendencia de las personas a sobreesti-
individuo al observar las normas de un grupo. (Cap. 7) mar la medida en que los demás comparten sus opiniones, atribu-
creencia en un mundo justo Presunción según la cual los indivi- tos y comportamientos. (Cap. 4)
duos obtienen de la vida lo que se merecen, idea que lleva a la efecto de homogeneidad del exogrupo Tendencia a suponer que
gente a menospreciar a las víctimas. (Cap. 4) hay más similitud entre los miembros de exogrupos que entre los
cultura Sistema de significados, creencias, valores, suposiciones, miembros de endogrupos. (Cap. 5)
instituciones y prácticas perdurables compartido por un gran efecto de información errónea Tendencia a que información
número de personas que se transmite de una generación a la errónea falsa posterior a un suceso se integre en el recuerdo del
siguiente. (Cap. 1) hecho que tiene la persona. (Cap. 12)
efecto de justificación en exceso Tendencia a que la motivación
definición operacional Procedimientos específicos para manipu- intrínseca se reduzca en la realización de actividades que se han
lar o medir una variable conceptual. (Cap. 2) asociado con recompensas u otros factores extrínsecos. (Cap. 3)
desensibilización Reducción en la reactividad fisiológica relacio- efecto de la atención al arma La tendencia a que la presencia de
nada con la emoción en respuesta a un estímulo. (Cap. 11) una arma distraiga la atención de un testigo y deteriore su habili-
desindividuación Privación del sentido de individualidad de una dad para identificar al sospechoso. (Cap. 12)
persona y reducción de las restricciones normales contra el com- efecto de la mera exposición Fenómeno mediante el cual, mien-
portamiento anormal. (Cap. 8) tras más frecuentemente se exponga a la persona a un estímulo,
desplazamiento Agredir un objetivo sustituto porque los actos más positivamente lo evaluará. (Cap. 9)
agresivos contra la fuente de la frustración se inhiben por temor o efecto de las armas Tendencia de que la probabilidad de agresión
falta de acceso. (Cap. 11) aumentará por la mera presencia de armas. (Cap. 11)
dialecticismo Sistema oriental de pensamiento que acepta la coe- efecto de primacía Tendencia a que la información presentada
xistencia de características contradictorias en una sola persona. al principio de una secuencia genere un impacto superior en la
(Cap. 3) formación de impresiones, que aquella presentada tiempo atrás.
difusión de la responsabilidad Creencia de que otros tomarán (Cap. 4)
o deberán asumir la responsabilidad de auxiliar a una persona efecto durmiente Incremento retardado en el impacto persuasivo
necesitada. (Cap. 10) de una fuente no creíble. (Cap. 6)
dilema del prisionero Tipo de dilema en el que una parte debe efecto espectador Efecto mediante el cual la presencia de otros
hacer movimientos para colaborar o competir con la otra parte. El inhibe el brindar ayuda. (Cap. 10)
dilema se suele diseñar de modo que el movimiento competitivo efecto Hawthorne El hallazgo de que los trabajadores a quienes
parece ser en interés personal, pero si ambos involucrados hacen se les dedicó atención especial aumentaron su productividad sin
este movimiento, sufren más que si ambos hubiesen cooperado. importar qué cambios reales se hicieron en el centro de trabajo.
(Cap. 8) (Cap. 13)
dilema social Situación en la que una opción de interés personal efecto por la expectativa del experimentador Efectos producidos
por parte de todos creará el peor resultado para todos. (Cap. 8) cuando las expectativas de un investigador acerca de los resultados

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Glosario G-3

de un experimento afectan su comportamiento en torno a un parti- favoritismo de endogrupo Tendencia a discriminar en favor de
cipante, con lo que influye en las respuestas de éste. (Cap. 2) endogrupos sobre exogrupos. (Cap. 5)
egoísmo implícito Forma inconsciente de automejora. (Cap. 3) formación de impresiones Proceso de integración de datos
egoísta Motivado por el deseo de aumentar el bienestar personal. acerca de una persona, con el objetivo de conformar una impre-
(Cap. 10) sión coherente respecto de ella. (Cap. 4)
elaboración Proceso de pensamiento basado en el escrutinio de los
argumentos incluidos en una comunicación persuasiva. (Cap. 6) ganancia del proceso Aumento en el desempeño grupal, de modo
electromiógrafo facial (EMG) Instrumento electrónico que regis- que el grupo supera a los individuos que conforman el grupo.
tra la actividad muscular facial asociada con las emociones y acti- (Cap. 8)
tudes. (Cap. 6) genética conductual Subdivisión de la psicología que examina el
empatía Entender o experimentar de manera indirecta la perspec- papel de los factores genéticos en la conducta. (Cap. 1)
tiva de otro individuo y sentir simpatía y compasión por él. (Cap. 10) grupo Conjunto de individuos que interactúan en el tiempo y com-
endogrupos Grupos con los cuales un individuo experimenta sen- parten un destino, metas o identidad. (Cap. 8)
tido de pertenencia, filiación e identidad. (Cap. 5)
engaño En el contexto de la investigación, método que propor- heurística de disponibilidad Tendencia a calcular la probabili-
ciona información falsa a los participantes. (Cap. 2) dad de que un acontecimiento ocurra a partir de la facilidad que
entrevista estructurada Entrevista en la que a cada solicitante de se tenga para evocarlo. (Cap. 4)
empleo se le plantea un conjunto estándar de preguntas y se eva- hipótesis Predicción susceptible de comprobación en torno a las
lúa de acuerdo con los mismos criterios. (Cap. 13) condiciones en las cuales ocurrirá un evento. (Cap. 2)
error de atribución fundamental Tendencia a enfocarse en el hipótesis de contacto Teoría según la cual, en ciertas circunstan-
papel que desempeñan las razones personales, subestimando cias, el contacto directo entre grupos hostiles tenderá a disminuir
el impacto de las situaciones involucradas en la conducta de los los prejuicios. (Cap. 5)
demás. (Cap. 4) hipótesis de emparejamiento Propuesta de que las personas se
escala actitudinal Cuestionario de reactivos múltiples diseñado sienten atraídas por otros con similar atractivo físico. (Cap. 9)
para evaluar la actitud del encuestado en torno a algún objeto de hipótesis de inoculación Idea de que exponerse a versiones débi-
interés. (Cap. 6) les de un argumento persuasivo aumenta la resistencia ulterior al
estereotipo Creencia o asociación que vincula a todo un grupo de mismo. (Cap. 6)
personas con ciertos rasgos o características. (Cap. 5) hipótesis de realimentación facial Hipótesis que afirma que los
estereotipo “lo que es hermoso es bueno” Creencia de que los cambios en la expresión facial pueden conducir a modificaciones
individuos físicamente atractivos también poseen características correspondientes en la emoción. (Cap. 3)
de personalidad deseables. (Cap. 9) hipótesis empatía-altruismo Proposición de que la preocupa-
estigmatizado Ser estereotipado de manera persistente, percibido ción empática por una persona con necesidad produce un motivo
como anormal y devaluado en la sociedad por ser miembro de altruista para brindarle ayuda. (Cap. 10)
cierto grupo social o por tener una característica particular. (Cap. 5) hipótesis frustración-agresión Idea de que (1) la frustración
estilo de apego Manera en que una persona suele interactuar con siempre produce el motivo para agredir y (2) toda agresión es cau-
personas significativas. (Cap. 9) sada por frustración. (Cap. 11)
estilo explicativo depresivo Tendencia habitual a atribuir los even-
tos negativos a causas que son estables, globales e internas. (Cap. 14) ignorancia pluralista Estado en el que las personas en un grupo
estrés Estado desagradable de excitación en el que las personas per- piensan de manera equivocada que sus pensamientos, sentimien-
ciben que las demandas de un suceso son agobiantes o que superan tos o comportamientos personales son diferentes de los del resto
su capacidad para satisfacer o alterar dichas demandas. (Cap. 14) del grupo. (Cap. 10)
estresor Cualquier cosa que produzca estrés. (Cap. 14) indefensión aprendida Fenómeno en el cual la experiencia con un
evaluación Proceso mediante el cual las personas hacen juicios evento incontrolable crea comportamiento pasivo ante amenazas
acerca de las demandas de hechos potencialmente estresantes y al bienestar posteriores. (Cap. 14)
su capacidad para satisfacer dichas demandas. (Cap. 14) individualismo Orientación cultural en la cual la independencia, la
evaluación del desempeño Proceso de valorar el trabajo de un autonomía y la confianza en uno mismo tienen prioridad sobre
empleado dentro de la organización. (Cap. 13) la lealtad a un grupo. (Cap. 7)
exogrupos Grupos con los cuales un individuo no experimenta influencia de la minoría Proceso mediante el cual los disidentes
sentido de filiación, pertenencia o identidad. (Cap. 5) provocan cambios dentro de un grupo. (Cap. 7)
experimento Forma de investigación que puede demostrar rela- influencia informativa Influencia que provoca conformidad
ciones causales en las que (1) el experimentador tiene control cuando una persona considera que los juicios de los demás son
sobre los sucesos que ocurren y (2) los participantes son asigna- correctos. (Cap. 7)
dos al azar a las condiciones. (Cap. 2) influencia normativa Influencia que provoca conformidad
cuando una persona teme a las consecuencias sociales negativas
facilitación Tendencia a que las palabras o ideas recientemente de parecer desviada. (Cap. 7)
utilizadas o percibidas vengan a la mente con facilidad y ejerzan informe posterior al sujeto Revelación hecha a los participantes
influencia en la interpretación de nueva información. (Cap. 4) después que se completan los procedimientos de la investigación,
facilitación social Proceso mediante el cual la presencia de otros en la que los investigadores explican el propósito de la investiga-
mejora el desempeño en las tareas sencillas, pero lo deteriora en ción, se intenta resolver cualquier sentimiento negativo y se enfa-
las tareas difíciles. (Cap. 8) tiza la aportación científica hecha por el involucramiento de los
falacia de tasa-base Determinación según la cual las personas son participantes. (Cap. 2)
relativamente insensibles a la información consensuada y presen- inhibición por la audiencia Reticencia a ayudar por temor a dar
tada en forma de tasas base numéricas. (Cap. 4) una mala impresión a los observadores. (Cap. 10)

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G-4 Glosario

iniciativas graduadas y recíprocas para reducir la tensión (GRIT, de individualidad como resultado de un desplazamiento desde la
por sus siglas en inglés) Estrategia para que esfuerzos unilate- identidad personal hacia la identidad social. (Cap. 8)
rales persistentes establezcan confianza y cooperación entre par- modelo inquisitivo Sistema de resolución de disputas en el que un
tes en oposición. (Cap. 8) investigador neutral recopila evidencia de ambos lados y presenta
investigación aplicada Tipo de investigación cuyos objetivos son los hallazgos en el tribunal. (Cap. 12)
profundizar en la comprensión de eventos que ocurren de manera modelo normativo de liderazgo Teoría de que la efectividad del
natural y encontrar soluciones a problemas prácticos. (Cap. 2) liderazgo está determinada por la cantidad de realimentación y
investigación básica Investigación cuyo objetivo consiste en participación que los líderes permiten de los trabajadores. (Cap. 13)
incrementar el conocimiento sobre la conducta humana, muchas muestreo aleatorio Método de seleccionar participantes para un
veces a partir de someter a prueba hipótesis derivadas de una teo- estudio, de modo que todos los miembros de una población ten-
ría. (Cap. 2) gan igual oportunidad de estar en él. (Cap. 2)
investigación correlacional Investigación diseñada para medir la muestreo sesgado Tendencia de los grupos a emplear más tiempo
asociación entre variables que no son manipuladas por el investi- en discutir la información compartida (información ya conocida
gador. (Cap. 2) por todos o por la mayoría de los miembros del grupo) que la
investigación multicultural Investigación diseñada para exami- información no compartida (información conocida sólo por uno
nar grupos raciales y étnicos dentro de las culturas. (Cap. 1) o algunos miembros del grupo). (Cap. 8)
investigación transcultural Investigación diseñada para compa-
rar y contrastar personas de diferentes culturas. (Cap. 1) necesidad de afiliación Deseo de establecer y mantener muchas
relaciones interpersonales gratificantes. (Cap. 9)
líder transaccional Líder que gana adhesión y apoyo de sus segui- necesidad de cierre Deseo de reducir la incertidumbre cogni-
dores, principalmente mediante el establecimiento de metas y el tiva, lo que resalta la importancia de las primeras impresiones.
uso de recompensas. (Cap. 13) (Cap. 4)
líder transformacional Líder que inspira a los seguidores a tras- necesidad de cognición (NC) Variable de personalidad que dis-
cender sus propias necesidades en interés de una causa común. tingue a los individuos tomando como base cuánto disfrutan las
(Cap. 13) actividades que exigen esfuerzos cognitivos. (Cap. 6)
lluvia de ideas Técnica que intenta aumentar la producción de ideas neurociencia social Estudio de la relación entre los procesos neu-
creativas al alentar a los miembros del grupo a hablar libremente rales y sociales. (Cap. 1)
sin criticar sus propias aportaciones o las de los demás. (Cap. 8) norma social Regla general de conducta que refleja estándares de
aprobación y desaprobación social. (Cap. 10)
memoria transactiva Sistema compartido para recordar infor-
mación que permite a múltiples personas juntas recordar in- obediencia Cambio en el comportamiento producido por las órde-
formación con más eficiencia que a solas. (Cap. 8) nes de la autoridad. (Cap. 7)
meta supraordinal Objetivo compartido que puede ser alcanzado orientación a la dominancia social Deseo de ver el endogrupo de
sólo mediante la cooperación entre individuos o entre grupos. uno como dominante sobre otros grupos y una disposición para
(Cap. 5) adoptar valores culturales que facilitan la opresión de otros gru-
meta-análisis Conjunto de procedimientos estadísticos empleados pos. (Cap. 5)
para analizar un cuerpo de evidencia al combinar los resultados de orientación sexual Preferencia de una persona por miembros del
estudios individuales con el propósito de medir la confiabilidad y mismo sexo (homosexualidad), del sexo opuesto (heterosexuali-
solidez generales de los efectos particulares. (Cap. 2) dad) o de ambos sexos (bisexualidad). (Cap. 9)
modelo antagonista o acusatorio Sistema de resolución de dispu-
tas en el que la fiscalía y la defensa presentan los lados opuestos pensamiento contrafactual Tendencia a imaginar acontecimien-
de la historia. (Cap. 12) tos, consecuencias o resultados que pudieron suceder, pero que
modelo de activación costo-recompensa Proposición de que las no ocurrieron. (Cap. 4)
personas reaccionan a las situaciones de emergencia actuando en pensamiento de grupo Estilo de toma de decisiones grupales
la forma más efectiva en costo para reducir la excitación de cho- caracterizado por una tendencia excesiva entre los miembros del
que y alarma. (Cap. 10) grupo a buscar coincidencia. (Cap. 8)
modelo de alivio del estado negativo Propuesta de que las per- percepción mental Proceso mediante el cual las personas atribu-
sonas ayudan a otras para contrarrestar sus propios sentimientos yen estados mentales semejantes a los humanos a diversos objetos
de tristeza. (Cap. 10) animados e inanimados, e incluso a otras personas. (Cap. 4)
modelo de contenido del estereotipo Modelo que propone que percepción social Término general para calificar los procesos por
el estatus relativo y la competencia entre grupos influyen en los los cuales las personas llegan a comprenderse entre sí. (Cap. 4)
estereotipos de grupo, junto con las dimensiones de competencia pérdida del proceso Reducción en el desempeño grupal debida a
y calidez. (Cap. 5) obstáculos creados por los procesos grupales, como problemas de
modelo de contingencia del liderazgo Teoría de que la efectivi- coordinación y motivación. (Cap. 8)
dad del liderazgo está determinada tanto por las características pereza social Reducción producida por el grupo sobre la respuesta
personales de los líderes como por el control permitido por la individual en tareas donde las aportaciones son colectivas. (Cap. 8)
situación. (Cap. 13) perseverancia de creencia Tendencia a conservar creencias u
modelo de esfuerzo colectivo Teoría de que los individuos ejer- opiniones aun cuando hayan sido desacreditadas. (Cap. 4)
cerán esfuerzo en una tarea colectiva en la medida en que consi- personalidad tipo A Patrón de comportamiento caracterizado
deren que sus afanes individuales serán importantes, relevantes y por extremos de esfuerzo competitivo por el logro, sentido de
significativos para lograr resultados que valoran. (Cap. 8) urgencia del tiempo, hostilidad y agresión. (Cap. 14)
modelo de identidad social de los efectos de la pérdida de perspectiva interaccionista Énfasis sobre cómo la personalidad
individualidad (SIDE, por sus siglas en inglés) Modelo de un individuo y las características ambientales influyen en la
de comportamiento grupal que explica los efectos de la pérdida conducta. (Cap. 1)

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persuasión Proceso mediante el cual se modifican las actitudes. realismo experimental Grado en que los procedimientos experi-
(Cap. 6) mentales involucran a los participantes, llevándolos a compor-
polarización grupal Exageración de las tendencias iniciales en el tarse con naturalidad y espontaneidad. (Cap. 2)
pensamiento de los miembros del grupo a través de la discusión realismo mundano Grado en que la situación experimental se ase-
grupal. (Cap. 8) meja a lugares y eventos del mundo real. (Cap. 2)
polígrafo Instrumento mecánico que registra la excitación fisio- reciprocidad Intercambio mutuo entre lo que se da y lo que se
lógica a partir de múltiples canales; con frecuencia se usa como recibe; por ejemplo, agradar a quienes le agradan a uno. (Cap. 9)
prueba de detección de mentiras. (Cap. 12) recusación sin causa Mecanismos mediante los cuales los aboga-
pornografía Material sexual explícito. (Cap. 11) dos pueden excluir un número limitado de potenciales jurados sin
prejuicio Sentimientos negativos hacia personas con base en su la aprobación del juez. (Cap. 12)
pertenencia a ciertos grupos. (Cap. 5) relación comunal Relación en que los participantes esperan y
presentación subliminal Método de presentación de estímulos de desean respuestas mutuas a las necesidades de cada uno. (Cap. 9)
manera tan vaga o rápida que la gente no tiene conciencia alguna relación de intercambio Relación en que los participantes espe-
de haber estado expuesta a ellos. (Cap. 5) ran y desean estricta reciprocidad en sus interacciones. (Cap. 9)
principio de costo irrecuperable Regla empírica económica de relación íntima Relación cercana entre dos adultos que involu-
que sólo los costos y beneficios futuros, no los compromisos pasa- cra apego emocional, satisfacción de necesidades psicológicas o
dos, deben considerarse en la toma de decisiones. (Cap. 13) interdependencia. (Cap. 9)
principio de covariación Un principio de la teoría de la atribu- rumiación En el contexto de la agresión, la rumia involucra pen-
ción; afirma que la gente atribuye su conducta a factores que sar repetidamente y revivir un evento que indujo enojo, enfocarse
están presentes cuando ocurre un comportamiento y ausentes en pensamientos y sentimientos de ira, y acaso incluso planear o
cuando éste no tiene lugar. (Cap. 4) imaginar venganza. (Cap. 11)
privación relativa Sentimiento de descontento provocado por la ruta central de persuasión Proceso mediante el cual una persona
creencia de que a uno le va peor en comparación con otros. (Cap. 5) reflexiona con todo cuidado en torno a un comunicado y se ve
profecía autocumplida Proceso mediante el cual las expectati- influida por la fuerza de sus argumentos. (Cap. 6)
vas que se tienen respecto a una persona terminan por llevarla ruta periférica de persuasión Proceso mediante el cual una per-
a comportarse de maneras que confirman dichas expectativas. sona evita reflexionar y profundizar en la información que recibe
(Cap. 4) y en lugar de ello se ve influida por indicios superficiales. (Cap. 6)
pronóstico afectivo Proceso de predecir cómo se sentirá en res-
puesta a eventos emocionales futuros. (Cap. 3) salón de clases rompecabezas Método de aprendizaje coopera-
Prueba de Asociación Implícita Medición encubierta de las acti- tivo empleado para reducir el prejuicio racial mediante la interac-
tudes inconscientes a partir de la rapidez con que las personas ción en la realización de esfuerzos grupales. (Cap. 5)
responden a la presentación de conceptos pareados, como blanco selección científica del jurado Método de selección de jurados
o negro respecto a bueno o malo. (Cap. 6) mediante encuestas, las cuales producen correlaciones entre medi-
pruebas de integridad Cuestionarios diseñados para poner a das demográficas y actitudes relevantes para el juicio. (Cap. 12)
prueba la honestidad y el carácter de un solicitante de empleo. selección de parentesco Ayuda preferencial a los parientes gené-
(Cap. 13) ticos, lo que resulta en mayor probabilidad de que sobrevivan los
psicología de la salud Estudio de la salud y la enfermedad físicas genes que se tienen en común. (Cap. 10)
por psicólogos especializados en varias áreas. (Cap. 14) sesgo de atribución hostil Tendencia a percibir intención hostil
psicología evolutiva Subdivisión de la psicología que usa los prin- en los demás. (Cap. 11)
cipios de la evolución para entender la conducta social humana. sesgo de confirmación Tendencia a buscar, interpretar y crear
(Cap. 1) información que valide las creencias (o preconceptos) existentes.
psicología industrial-organizacional (I-O) Estudio del comporta- (Cap. 4)
miento humano en los negocios y otras organizaciones. (Cap. 13) sesgo de identificación la propia raza Tendencia que tienen las
psicología social Estudio científico de la manera en que los indi- personas a ser más precisas para reconocer a los miembros de su
viduos piensan, sienten y se comportan en un contexto social. propio grupo étnico que a los de otros grupos. (Cap. 12)
(Cap. 1) sesgo de lenidad Tendencia a que la deliberación del jurado pro-
psiconeuroinmunología (PNI) Rama de la psicología que exa- duzca una inclinación hacia la absolución. (Cap. 12)
mina los vínculos entre factores psicológicos, el cerebro y el sis- sexismo Prejuicio y discriminación basados en el género de una
tema nervioso, y el sistema inmunitario. (Cap. 14) persona, o prácticas institucionales o culturales que promueven
la dominación de un género sobre otro. (Cap. 5)
racismo Prejuicio y discriminación basados en el origen racial de sexismo ambivalente Forma de sexismo caracterizada por acti-
una persona, o prácticas institucionales y culturales que promue- tudes hacia las mujeres que reflejan creencias llenas de negativi-
ven la dominación de un grupo racial sobre otro. (Cap. 5) dad y resentimiento, así como sentimientos con predisposición
racismo implícito Racismo que opera en forma inconsciente y no machista, pero que manifiestan conductas potencialmente pater-
intencional. (Cap. 5) nalistas. (Cap. 5)
racismo moderno Forma de prejuicio que se hace evidente de síndrome de adaptación general Proceso en tres etapas (alarma,
manera sutil cuando resulta segura, socialmente aceptable y fácil resistencia y agotamiento) mediante el cual el cuerpo responde al
de racionalizar. (Cap. 5) estrés. (Cap. 14)
rasgos centrales Aquellos que ejercen una poderosa influencia en sistema inmunitario Sistema de vigilancia biológico que detecta
las impresiones generales. (Cap. 4) y destruye las sustancias “ajenas” que invaden el cuerpo. (Cap. 14)
reactancia psicológica Teoría según la cual las personas reaccio- sistemas de soporte a grupos Programas de cómputo interactivo
nan en contra de las amenazas a su libertad al reafirmarse a sí especializados que se utilizan para guiar las reuniones de grupo,
mismas y percibir que la libertad puesta en riesgo es más atrac- el trabajo en colaboración y los procesos de toma de decisiones.
tiva. (Cap. 6) (Cap. 8)

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soledad Sentimiento de carencia acerca de relaciones sociales que teoría de las expectativas Teoría de que los trabajadores se moti-
se tienen. (Cap. 9) van cuando creen que sus esfuerzos producirán resultados valio-
sumisión Cambios en el comportamiento que son obtenidos por sos. (Cap. 13)
peticiones directas. (Cap. 7) teoría de los dos factores de la emoción Teoría según la cual la
experimentación de emociones se basa en dos factores: activación
técnica “eso no es todo” Técnica de cumplimiento de dos pasos o excitación psicológica y una interpretación cognitiva de tal acti-
en la cual el persuasor comienza con una petición desmesurada vación. (Cap. 3)
y en seguida reduce su tamaño aparente con el ofrecimiento de un teoría de manejo del terror Teoría según la cual el ser humano
descuento o una bonificación. (Cap. 7) enfrenta el temor de su propia muerte, por medio de una cosmo-
técnica de “puerta en la cara” Técnica de cumplimiento de dos visión que le ayuda a resguardar su autoestima. (Cap. 3)
pasos en la cual un persuasor precede la petición real con una teoría de personalidad implícita Red de suposiciones que forma
petición excesiva que es rechazada. (Cap. 7) la gente acerca de las relaciones entre rasgos y comportamientos.
técnica de comprobación fingida (bogus pipeline) Procedi- (Cap. 4)
miento en el que los participantes en una investigación son ( fal- teoría del aprendizaje social Teoría de que el comportamiento se
samente) llevados a creer que sus respuestas serán verificadas por aprende mediante la observación de otros, así como por la expe-
un detector de mentiras infalible. (Cap. 2) riencia directa de recompensas y castigos. (Cap. 11)
técnica del pie en la puerta Técnica de cumplimiento en dos teoría del conflicto realista Teoría que afirma que la hostilidad
pasos en la cual el persuasor prepara el terreno para hacer una entre grupos es provocada por la competencia directa por recur-
petición real, consiguiendo que su interlocutor cumpla primero sos limitados. (Cap. 5)
una petición mucho más sencilla. (Cap. 7) teoría del impacto social Teoría que sostiene que la influencia
teoría Conjunto organizado de principios que se utiliza para expli- social depende de la fuerza, la inmediatez y el número de perso-
car un fenómeno observado. (Cap. 2) nas fuente con respecto a las personas objetivo. (Cap. 7)
teoría de autoconciencia Afirma que al enfocar la atención en sí teoría del rol social Teoría de que las pequeñas diferencias de
mismos los individuos observan discrepancias en su persona, lo género se amplifican en la percepción por los contrastantes roles
que motiva un escape de la autoconciencia o un cambio en la con- sociales ocupados por hombres y mujeres. (Cap. 5)
ducta. (Cap. 3) teoría distracción-conflicto Teoría de que la presencia de otros
teoría de autopercepción Teoría según la cual, cuando los pro- producirá efectos de facilitación social sólo cuando distraigan de
cesos internos resultan difíciles de interpretar, la gente obtiene la tarea y creen conflicto de atención. (Cap. 8)
autoconocimiento mediante la observación de su propia con- teoría triangular del amor Teoría que propone que el amor tiene
ducta. (Cap. 3) tres componentes básicos (intimidad, pasión y compromiso) que
teoría de comparación social Teoría que afirma que las personas pueden combinarse para producir ocho subtipos. (Cap. 9)
evalúan sus propias capacidades y opiniones mediante la compa- transferencia de la excitación Proceso mediante el cual la exci-
ración de sí mismas con otras. (Cap. 3) tación producida por un estímulo se suma a la excitación pro-
teoría de disonancia cognitiva Teoría que sostiene que las cogni- veniente de un segundo estímulo y la excitación combinada se
ciones inconsistentes dan lugar a tensión psicológica que la gente atribuye al segundo estímulo. (Cap. 9)
se siente motivada a reducir. (Cap. 6) trastorno por estrés postraumático (TEPT) Condición en la que
teoría de equidad Teoría que afirma que las personas están más una persona experimenta síntomas físicos y psicológicos durade-
satisfechas con una relación cuando la razón entre beneficios y ros después de un suceso muy estresante. (Cap. 14)
aportaciones es similar para ambos miembros de la pareja. (Cap. 9)
teoría de identidad social Teoría según la cual las personas favo- validez de constructo Grado en que las mediciones usadas en un
recen a los endogrupos por encima de los exogrupos, con el pro- estudio evalúan las variables para las que se les diseñó, y las mani-
pósito de mejorar su estima. (Cap. 5) pulaciones en un experimento manejan las variables para las que
teoría de intercambio social Perspectiva que ve a las personas fueron diseñadas. (Cap. 2)
como motivadas para maximizar los beneficios y minimizar los validez externa Grado en el que puede haber confianza razonable
costos en sus relaciones con otros. (Cap. 9) de que los resultados de un estudio sean obtenidos para otras per-
teoría de justificación del sistema Teoría que propone que las per- sonas y en otras situaciones. (Cap. 2)
sonas son motivadas (al menos en parte) a defender y justificar las validez interna Grado en el que puede haber seguridad razonable
condiciones sociales, políticas y económicas existentes. (Cap. 5) de que, en un experimento, las variables independientes sean res-
teoría de la aprehensión de evaluación Teoría de que la presen- ponsables de los efectos obtenidos en las variables dependientes.
cia de otros producirá efectos de facilitación social sólo cuando (Cap. 2)
dichos otros sean vistos como posibles evaluadores. (Cap. 8) variable atributo del sujeto Variable que caracteriza diferencias
teoría de la atribución Conjunto de teorías que describen cómo preexistentes entre los participantes en un estudio. (Cap. 2)
explica la gente las causas de su comportamiento. (Cap. 4) variable dependiente En un experimento, factor que los experi-
teoría de la conducta planificada Teoría según la cual las actitu- mentadores miden para ver si es afectada por la variable indepen-
des hacia una conducta específica se combinan con las normas diente. (Cap. 2)
subjetivas y el control percibido para influir en las acciones de una variable independiente En un experimento, factor que los expe-
persona. (Cap. 6) rimentadores manipulan para ver si afecta a la variable depen-
teoría de la integración de la información Esta teoría afirma diente. (Cap. 2)
que las impresiones personales se basan en (1) disposiciones del voir dire Examen preliminar de los potenciales jurados, por parte
observador y (2) un promedio ponderado de los rasgos de carácter del juez o los abogados opositores, para descubrir signos de sesgo.
de la persona. (Cap. 4) (Cap. 12)
teoría de la mera presencia Propuesta de que la mera presencia
de otros es suficiente para producir efectos de facilitación social.
(Cap. 8)

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