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PSicologia SOcial, Kassin
PSicologia SOcial, Kassin
•
9a ediCIón Fein
•
Kassin • Fein • Markus Markus
Psicología 9a ediCIón
Social
Psicología Social
Como sus predecesoras, la novena edición de Psicología social ofrece una
mirada amplia, equilibrada y predominante de la psicología social. Por
tanto, incluye descripciones detalladas de estudios clásicos del almacén
histórico de la psicología social, así como los últimos descubrimientos de
investigación en cientos de referencias nuevas.
Características:
• “Puesta a prueba del sentido común” desafía las nociones comúnmente
aceptadas por los estudiantes, pidiéndoles que anticipen respuestas a 9a ediCIón
preguntas engañosamente simples de verdadero/falso que abren cada
capítulo. El texto relacionado con la discusión para cada pregunta se
anota en el margen, y las respuestas completas se proporcionan al final Kassin • Fein • Markus
Psicología
del capítulo.
• El énfasis en eventos actuales incorpora ejemplos del mundo real y
Social
eventos puntuales, lo que subraya la relevancia generalizada de la
psicología social y ayuda a los estudiantes a ver su mundo a través de
los ojos de un psicólogo social.
• Citas marginales que proporcionan hechos para reflexionar, conclusiones,
resultados de encuestas, citas y más, para despertar el interés de los
alumnos y estimular su pensamiento crítico.
Psicología social
NOVENA EDICIÓN
Traducción:
Jorge Humberto Romo
Víctor Campos
Traductores profesionales
Revisión técnica:
Mtro. Ricardo Trujillo Correa
Facultad de Psicología, UNAM
Australia • Brasil • Corea • España • Estados Unidos • Japón • México • Reino Unido • Singapur
Impreso en México
1 2 3 4 5 6 7 18 17 16 15
PARTE 1 Introducción
Capítulo 1 ¿Qué es la psicología social? 2
Capítulo 2 La investigación en psicología social 24
Glosario G-1
Referencias R-1
Índice de nombres I-1
Índice analítico I-13
vii
Parte 1 Introducción
1 ¿Qué es la psicología social? 2
¿Qué es la psicología social? 6
Definición de psicología social 6
Preguntas y aplicaciones relacionadas con la psicología social 7
El poder del contexto social: ejemplo de un experimento de psicología social 8
La psicología social y campos relacionados: diferencias e intersecciones 9
La psicología social y el sentido común 11
Autoestima 72
La necesidad de autoestima 73
¿Existen diferencias de género y raza? 74
Teoría de la autodiscrepancia 75
La “trampa” de la autoconciencia 76
La autorregulación y sus límites 80
Procesos mentales irónicos 82
Mecanismos de automejora 83
¿Las ilusiones positivas son adaptables? 89
Cultura y autoestima 91
Autopresentación 92
Autopresentación estratégica 93
Autoverificación 94
Automonitoreo 95
Reflexiones: el yo multifacético 97
Repaso 98
Términos clave 101
Recursos mediáticos 101
5 Estereotipos, prejuicio y
discriminación 150
Puesta a prueba del sentido común 152
La naturaleza del problema: persistencia y cambio 154
Definición de términos 155
Racismo: formas y desafíos actuales 155
Sexismo: ambivalencia, cosificación y dobles estándares 161
Más allá del racismo y el sexismo: edad, peso, sexualidad y otros objetivos 165
Ser estigmatizado 166
Amenaza de estereotipo 167
7 Conformidad 252
Puesta a prueba del sentido común 254
La influencia social “automática” 255
Conformidad 257
Los primeros clásicos 258
¿Por qué la gente se conforma? 260
Influencia de la mayoría 263
Influencia de la minoría 266
Cultura y conformidad 269
Sumisión 271
Irreflexión y sumisión 271
La norma de reciprocidad 272
Tender trampas: estrategias de petición en secuencia 273
Asertividad: cuando la gente dice no 277
Obediencia 278
La investigación de Milgram: fuerzas de obediencia destructiva 279
Milgram en el siglo XXI 284
Desafío: cuando la gente se rebela 286
11 Agresión 432
Puesta a prueba del sentido común 434
¿Qué es agresión? 435
Cultura, género y diferencias
individuales 436
Cultura y agresión 436
Género y agresión 441
Diferencias individuales 443
Influencias situacionales
sobre la agresión 456
La hipótesis frustración-agresión 456
Sentimientos negativos 457
Excitación 459
Pensamiento: automático y deliberado 459
La lucha por el autocontrol: rumiación, alcohol y otros factores 461
Influencias situacionales: poner todo junto 462
Confesiones 499
Entrevistas con el sospechoso: la psicología de la detección de mentiras 499
Interrogatorios policiacos: influencia social bajo presión 500
13 Negocios 530
Puesta a prueba del sentido común 532
Selección de personal 534
La entrevista de trabajo típica 534
Alternativas “científicas” a las entrevistas tradicionales 536
Acción afirmativa 540
Cultura y diversidad organizacional 543
Liderazgo 548
El enfoque de rasgos clásico 549
Modelos de contingencia del liderazgo 550
Liderazgo transaccional 551
Liderazgo transformacional 552
Liderazgo entre mujeres y minorías 553
Glosario G-1
Referencias R-1
Índice de nombres I-1
Índice analítico I-13
3. Por último, se desea que este libro sirva como un buen maestro fuera del salón de clases. Si
bien habla en el lenguaje del estudiante, siempre busca enlazar la psicología social con los
sucesos actuales en política, deportes, leyes, entretenimiento, el uso de sitios de redes socia-
les, así como otros aspectos de la vida. Hablaremos más de esto en el prefacio, en una sec-
ción sobre “Conexiones con sucesos actuales”.
Como en el pasado, se ha intentado capturar algunos cambios sutiles, aunque importantes, dentro
del campo para que en las páginas de este libro de texto el lector pueda sentir el pulso de la psico-
logía social ahora.
> El contenido
Conocimiento comprensible y actualizado Como sus predecesoras, la novena edición ofrece
una mirada amplia, equilibrada y predominante de la psicología social. Por tanto, incluye descrip-
ciones detalladas de estudios clásicos del almacén histórico de la psicología social, así como los
últimos descubrimientos de investigación de cientos de referencias nuevas. En particular, se con-
centra la atención en los siguientes temas, los cuales son nuevos en esta edición o han recibido una
difusión más amplia:
● Introducciones a perspectivas de la neurociencia social, evolucionaria y cultural (capítulo 1)
● Introducción a la economía conductual, cognición manifiesta, así como otros métodos inter-
disciplinarios (capítulo 1)
● Los desafíos de realizar investigaciones en distintas culturas (capítulo 2)
● Nuevas formas de realizar investigación en línea (capítulo 2)
● Deliberación interactiva de casos recientes de fraude académico (capítulo 2)
● Dios, religión y autoconciencia (capítulo 3)
● La evolución del autoengaño (capítulo 3)
● Diferencias generacionales en el yo (capítulo 3)
● Percepción mental (capítulo 4)
● Efectos de la personificación en cognición social (capítulo 4)
● Nueva investigación de “mirada anhelante” motivada (capítulo 4)
● Racismo como se ve en los disparos contra Trayvon Martin y otros sucesos nuevos (capítulo 5)
● Perspectivas evolucionarias en sesgos de percepción intergrupal (capítulo 5)
● Perspectivas de neurociencia social en sesgos de percepción intergrupal (capítulo 5)
● Beneficios de contacto extendido y amistades intergrupales (capítulo 5)
● Efectos de ser estigmatizado (capítulo 5)
● Actitudes políticas y el “cerebro político” (capítulo 6)
Neurociencia social El primer dominio se refiere a la neurociencia social y a los estudios de imá-
genes de resonancia magnética funcional del cerebro, que se perfilan para iluminar nuestra compren-
sión de la experiencia social. La neurociencia social no ha llegado por completo y los investigadores
todavía hacen preguntas de cómo interpretar los vínculos recién observados entre la actividad cere-
bral y los pensamientos autorreferentes, las percepciones sociales y la conducta. Aun cuando se reco-
nocen las limitaciones actuales, también se desea dar a los estudiantes un vistazo de esta emocionante
y nueva fusión entre la psicología y la neurociencia.
Cognición manifiesta Cada vez más, los psicólogos sociales están hallando que el pensamiento
del ser humano se manifiesta, que la forma en que nos vemos y miramos a otros está influida por
la posición física, orientación, sensación y movimientos de nuestros cuerpos. Al cambiar la forma
en que las personas mueven la cabeza, estiran los brazos hacia dentro o hacia fuera, están de pie
sobre una superficie dura o blanda, o sosteniendo un objeto caliente o frío, varios nuevos estudios
ilustran efectos de personificación en las percepciones, creencias, evaluaciones y actitudes propias
y en las de otros.
Teoría evolucionista Continuamos en esta edición para representar varias perspectivas evo-
lucionistas sobre la naturaleza humana, en el núcleo de la cual está la noción de que los seres
humanos, al igual que otras especies, tienen un pasado ancestral que los predispone, aun cuando
en forma flexible, a comportarse en formas que están adaptadas para promover la supervivencia y
la reproducción. Los psicólogos evolucionistas de hoy en día buscan explicar una amplia variedad
de fenómenos sociales, por ejemplo: juicios rápidos en percepción social, prejuicio, ayuda, agre-
sión, belleza, selección de pareja y celos románticos. En alguna medida, esta perspectiva todavía es
controversial; en otra, se ha convertido en parte de la corriente principal, con publicaciones respe-
tadas llenas de estudios y críticas de psicología de la evolución. Esta edición integra por completo
el método, sus hallazgos y sus limitaciones con el resto de la psicología social.
Procesos implícitos Los psicólogos sociales de varias áreas de investigación encuentran cada
vez más informativo el uso de procesos implícitos y explícitos, en especial para proveer medidas de
autorreportes acerca de creencias y de preferencias. En asuntos relacionados con el inconsciente,
la psicología tiene una deuda de gratitud con Freud. Después de cierta resistencia, los psicólogos se
han dado cuenta del valor de la distinción consciente-inconsciente en el estudio de la autoestima,
preparación, formación de estereotipos, prejuicio, actitudes, influencia social, atracción y otros
temas centrales. En consecuencia, se describe el trabajo reciente que incluye el Examen Implícito
de Asociación, o IAT, y el actual debate acerca de lo que mide, qué significa y cuáles comportamien-
tos predice.
Conexiones con sucesos actuales Abarcar la psicología social es una cosa; usar sus prin-
cipios para explicar hechos en el mundo real es otra muy distinta. Hace más de una década,
los sucesos del 11 de septiembre cambiaron al mundo. En formas distintas, pero no muy cla-
ras, también cambió la reciente y fuerte recesión económica en Estados Unidos y Europa;
la elección presidencial de Barack Obama; el cambio que ha barrido todo el mundo árabe, y la
creciente facilidad con que las personas se conocen e interactúan a través de páginas de redes
sociales en línea. Más que nunca, estamos convencidos de que vincular la teoría a la vida real es
la mejor forma de aumentar el interés y la intervención del estudiante. Con los años, profesores y
estudiantes nos han dicho cuánto valoran los artículos “noticiosos” de nuestro libro.
La novena edición, al igual que sus predecesoras, tiene el propósito de hacer relevante la psico-
logía social. Casi todas las páginas incluyen un pasaje, una cita, una figura, una tabla, una fotografía
o una viñeta que se refiere a personas, lugares, hechos, tendencias sociales y problemas que son
prominentes en la cultura contemporánea. El lector encontrará relatos sobre la muerte de Osama
Bin Laden; el casi colapso económico y sus consecuencias; el tiroteo en Florida contra Trayvon
Martin; el escándalo de abuso sexual y encubrimiento en la Universidad Penn State; los juicios de
Amanda Knox en Italia; la elección presidencial de 2012; los Hunger games (Juegos del hambre); los
actuales debates políticos sobre reformas a la atención médica, el matrimonio entre homosexuales,
políticas de emigración y la función de Facebook, Twitter y YouTube durante las revoluciones de la
Primavera árabe.
Al igual que en nuestra última edición, el lector encontrará al margen varias citas, letras de
canciones, resultados de encuestas de opinión pública, informaciones falsas no comprobadas y
sitios web. Estos artículos de gran interés están diseñados para ilustrar más la conexión de la psi-
cología social y un mundo que se extiende más allá de las fronteras de los planteles educativos.
Psicología social y sentido común En una edición previa presentamos un artículo con el
que seguimos entusiasmados. A partir de un debate del capítulo 1 acerca de los vínculos (y falta de
éstos) entre psicología social y sentido común, cada uno de los capítulos de importancia se inicia
con una Puesta a prueba del sentido común, que es un conjunto de preguntas de verdadero-falso
diseñadas para evaluar las creencias intuitivas del estudiante acerca del material que aparece más
adelante en ese capítulo. Algunos ejemplos: “A veces, cuanto más se trata de controlar un pen-
samiento, sentimiento o conducta, menos probable es que se consiga”; “A las personas les gusta
aquello por lo que sufren”; “Los opuestos se atraen”, y “Es menos probable que los grupos inviertan
más en un proyecto que está fracasando”. Las respuestas a estas preguntas aparecen en un cuadro
al margen después que el tema se presenta en el texto. Estas respuestas se explican entonces al final
de cada capítulo. Pensamos que los estudiantes encontrarán atractivo este ejercicio y también les
permitirá, a medida que lo lean, revisar sus creencias intuitivas contra los hallazgos de la psicología
social y ver que existen discrepancias.
> La organización
De todos los desafíos a los que se enfrentan los profesores y los libros de texto, quizás el más grande
es reunir información precisa y fácil de entender. Una fuerte estructura de organización ayuda a
resolver este desafío. No hay nada peor para un estudiante que tener que cumplir con una “lista
de lavandería” de estudios cuyas interconexiones son un profundo misterio. Esta fuerte estructura
facilita el desarrollo de la comprensión conceptual.
Pero la cola no debe menear al perro. Como la estructura de organización es un medio para un
fin, no un fin en sí, deseamos mantenerla sencilla y sin obstáculos. En el contenido de este libro se
verá que la psicología social se presenta en cinco partes principales, una estructura heurística (de
reglas de investigación) que profesores y estudiantes han encontrado sensible y fácil de seguir en
las ocho ediciones. El libro se inicia con dos capítulos de Introducción sobre la historia, la disciplina
de la psicología y los métodos de investigación de la psicología social (Parte I). Al igual que antes,
pasamos a continuación a un enfoque entre personas sobre Percepción social (Parte II), a continua-
ción a Influencia social (Parte III) y Relaciones sociales (Parte IV), concluyendo con Aplicación de
la psicología social (Parte V). Entendemos que algunos profesores gustan de hacer cambios para
desarrollar un orden de capítulos que se ajuste mejor a sus propios métodos; no hay problema con
esto. Cada capítulo es independiente y no es necesario leer algún otro primero.
> La presentación
Aun cuando el contenido de un libro de texto sea preciso y actualizado, incluso cuando su orga-
nización sea lógica, todavía existe el problema de la presentación. Como el “profesor fuera del
salón de clases”, un buen libro de texto debe facilitar el aprendizaje. Así, cada capítulo contiene los
siguientes artículos pedagógicos:
● Un avance narrativo, un compendio del capítulo y un cuestionario de sentido común (que
inicia en el capítulo 3).
● Términos clave resaltados en el texto, definidos al margen, citados al final del capítulo y reim-
presos en el glosario alfabetizado al final del libro. En cada lista se dan los números de página
para la fácil localización de cada término.
● Numerosas gráficas de barras y de líneas, tablas, bocetos, fotografías, diagramas de flujo y
viñetas que ilustran, extienden, mejoran y avivan el material del texto. Algunos de éstos des-
criben imágenes y estudios clásicos de historia de la psicología: otros, nuevos para la novena
edición, son contemporáneos y con frecuencia son “noticiosos”.
● Al final de cada capítulo, un repaso completo, con “balas”, resume las secciones y puntos
importantes.
Revealing Psychology Estos segmentos de video de psicología social son informativos, atracti-
vos y divertidos. Cámaras ocultas dejan ver las sorprendentes y divertidas reacciones de personas
cuando fuerzas sociales conspiran contra ellas. ¿Cómo se comporta alguien cuando otras perso-
nas invaden su espacio personal? ¿Ayuda usted a una persona que está tirada en el piso en una calle
de mucho movimiento? ¿Miente usted con frecuencia en una conversación de 10 minutos? Estas
viñetas del mundo real dejan ver los puntos vulnerables del ser humano y al mismo tiempo ilustran
de manera dramática los principios psicológicos fundamentales. Disponible para los profesores en
DVD para presentación en el salón de clases.
Social Psych in Film DVD Este DVD, con subtítulos, contiene más de 25 clips de películas popu-
lares y de experimentos clásicos que ilustran conceptos clave en psicología social. Los clips (cor-
tometrajes) de películas como Apollo 13, Schindler’s List, Snow Falle on Cedars e In the Name of the
Father, se combinan con resúmenes y preguntas para debate, que ayudan a llevar a los estudiantes
una psicología viva y demuestran su relevancia en la vida y cultura contemporáneas.
ABC Video: Social Psychology, Volumes I & II Estos videos ABC contienen cortometrajes de
gran interés de acontecimientos noticiosos actuales, así como partes de la historia que se remontan
a hace 40 años. Son perfectos para quienes inician un debate o para enriquecer conferencias y
despertar el interés en el material del texto. Estos videos breves dan a los estudiantes una nueva
lente a través de la cual pueden ver el pasado y el presente, la cual mejorará en gran medida el cono-
cimiento y comprensión de sucesos significativos para los estudiantes, y además les abrirá nuevas
dimensiones en el aprendizaje. Los cortos se han tomado de programas como World News Tonight,
Good Morning America, This Week, Prime Time Live, 20/20 y Nightline, así como de numerosos pro-
gramas especiales de ABC News y material de Associated Press Television News y de la colección
de la British Movietone News.
Research in Action, Volumes I & II Research and Action presenta el trabajo de psicólogos
investigadores para dar a los estudiantes la oportunidad de aprender acerca de la investigación de
vanguardia, no sólo de quién la hace, sino también de cómo la lleva a cabo y de qué manera y dónde
se utilizan los resultados. Al llevar a los estudiantes a laboratorios de investigadores establecidos
y que quizás alcancen el éxito, y mostrar resultados de investigación que se aplican fuera del labo-
ratorio, estos videos ofrecen una comprensión del proceso de investigación y las muchas formas
en las que las vidas reales de las personas son afectadas por las investigaciones en los campos de
psicología y neurociencia.
CourseMate Cuanto más estudie, mejores serán los resultados. Saque el mejor provecho de su
tiempo de estudio al tener acceso a todo lo que necesite para tener éxito en un lugar. El CourseMate
de Psicología incluye un eBook interactivo con artículos que dan realce a la toma de notas y un glo-
sario interactivo, así como herramientas interactivas de aprendizaje, como cuestionarios, láminas
ilustrativas, videos y más.
Agradecimientos
Los libros de texto son el resultado de un esfuerzo en equipo. Agradecemos a Cengage Learning
su compromiso con la calidad como primera prioridad. Primero, deseamos agradecer a Thomas
Finn y a Tangelique Williams, nuestros editores de desarrollo. También deseamos expresar nuestra
gratitud a Roman Barnes, nuestro investigador de material fotográfico, quien ha ayudado a hacer
este libro tan interesante desde el punto de vista gráfico. Finalmente, deseamos agradecer a todos
aquellos cuyos considerables talentos e incontables horas de duro trabajo pueden verse en cada
página: Carol Samet y Pat Waldo, gerentes principales de proyecto; Lachina Publishing Services,
en la edición de ejemplares; Matthew Orgovan, gerente de proyecto de Lachina Publishing Servi-
ces; Jessica Alderman, asistente editorial; Jasmin Tokatlian, editora de medios, y Amelia Blevins,
asistente editorial. También damos las gracias al editor Jon-David Hague; a la gerente principal de
marca, Liz Rhoden, y al gerente de desarrollo de mercado, Chris Sosa.
Varios colegas nos han guiado por medio de sus opiniones sobre esta y otras ediciones. Cada
uno de estos profesores y expertos han ayudado a hacer mejor este libro. Por su invaluable conoci-
miento, comentarios y sugerencias, agradecemos a los siguientes revisores de esta novena edición:
William Adler, Collin County College
Craig Anderson, Iowa State University
Lorraine Benuto, University of Nevada, Las Vegas
Kimberly Coffman, Florida International University
Jean Egan, Asnuntuck Community College
Rebecca Francis, West Virginia State University
Mike Mangan, University of New Hampshire, Durham
Margo Monteith, Purdue University
Paul Paulus, University of Texas at Arlington
William Pedersen, California State University, Long Beach
Michele Reich, Drexel University
Nicole Shelton, Princeton University
Jennifer Shibley, Columbia College, Chicago
Arlene Stillwell, SUNY College at Potsdam
Eric Stocks, University of Texas at Tyler
Elizabeth Williford, Belhaven University
También agradecemos a los revisores de la pasada edición:
Saul Kassin
Steven Fein
Hazel Rose Markus
Repaso
Términos clave
Recursos mediáticos
© Yuri Arcurs/Shutterstock
Dentro de pocos años el lector puede recibir una carta por correo invitándolo
a una reunión de ex alumnos de la preparatoria o la universidad. Es probable que sienta
un poco de nostalgia y comience a pensar en aquellos viejos días escolares. ¿Qué pen-
samientos llegarán primero a su mente? ¿Recordará la poesía que finalmente empezó a
apreciar en su primer año? ¿Pensará en el orgullo que sintió cuando terminó su primer
laboratorio de química? ¿Aparecerá una lágrima cuando recuerde lo inspirador que era
su grupo de psicología social?
Quizá. Pero lo que es probable que domine sus pensamientos serán las personas que
conoció en la escuela y las interacciones que tuvo con ellas, los largos e intensos debates
acerca de todo lo imaginable; los amores que tuvo, los que perdió o que deseaba tan des-
esperadamente tener; el tiempo que se hizo tonto en una fiesta; el esfuerzo de tratar de
ser aceptado por una fraternidad, un club femenino de estudiantes o el círculo de gente
popular; el día en que se sentó en un aguacero con sus amigos para ver un partido de futbol.
Nos concentramos en estas situaciones sociales porque somos seres sociales.
Forjamos nuestras identidades individuales no solos, sino en el contexto de otras per-
sonas. Trabajamos, jugamos y vivimos juntos. Nos lastimamos y nos ayudamos unos
a otros. Definimos la felicidad y el éxito unos con otros. Y no caemos pasivamente en
interacciones sociales; activamente las buscamos. Visitamos a la familia, hacemos ami-
“Usted lleva [a sus amigos y fa- gos, vamos a fiestas, construimos redes, concertamos citas, empeñamos nuestra palabra
milia] en el corazón, la mente o en un compromiso duradero, decidimos tener hijos. Observamos a otros, especulamos
el estómago, porque no sólo vive acerca de ellos y predecimos quién se enredará con quién, ya sea en la vida real o en
en un mundo, sino que un mundo programas televisivos de “realidad”, como The Real World o The Bachelor. Muchos de
vive en usted.” nosotros nos enviamos mensajes vía Tweeter acerca de lo que hacemos o pasamos
Frederick Buechner mucho tiempo en redes sociales como Facebook, interactuando con incontables amigos
de todo el mundo, agregando cientos o hasta miles de “amigos” a nuestras redes sociales.
Es probable que haya visto o al menos escuchado de la película It’s a wonderful life
(¡Qué bello es vivir!). Cuando el héroe, George Bailey, estaba a punto de suicidarse; Cla-
rence (un supuesto ángel) no lo salva mostrándole cuánta felicidad personal perderá si
Millones de personas sintonizan populares termina con su vida. En lugar de ello, le muestra a George cuánto ha influido su vida en
programas de “realidad” para ver cómo
los desconocidos se relacionan entre sí.
la existencia de sus semejantes, y cuántas personas resultarán afectadas si él deja de for-
En esta foto se ve un grupo de personas mar parte del mundo. Son estas relaciones sociales las que salvan la vida de George, así
que aparecieron en una temporada como definen nuestras propias vidas.
reciente de The Bachelorette, al tiempo
que los espectadores se preguntaban cuál
Uno de los aspectos más interesantes del aprendizaje de la psicología social estriba
hombre podría conquistar a la muchacha. en descubrir cuán esenciales y profundamente importantes son estas relaciones sociales
La enorme popularidad de programas para el ser humano. De hecho, los investigadores continúan hallando nueva evidencia al
como éste ilustran parte del atractivo
de la psicología social; el público queda
respecto que apunta a nuevas implicaciones de nuestra naturaleza social. Considere, por
fascinado con la forma en que las ejemplo, este conjunto de conclusiones de una investigación reciente:
personas se relacionan unas con otras.
l ener amigos cercanos y permanecer en contacto con la
T
familia está asociado con beneficios para la salud, como
la protección contra enfermedades cardiacas, infeccio-
nes, diabetes y cáncer; también está asociado con vivir
más años y ser más activo (Hawkley y Cacioppo, 2013;
Luo et al., 2012).
l os niños que son excluidos de actividades sociales
L
por sus compañeros son más propensos que los demás
a presentar problemas académicos y sociales en la
escuela, incluso varios años después (Bush et al., 2010;
Rodkin y Ryan, 2012).
Craig Sjodin/ABC vía Getty Images
l uchos médicos pueden decirle que hay algo bastante real en un “corazón roto”. Por
M
ejemplo, una persona tiene 20 veces más probabilidades que lo normal de sufrir un
ataque al corazón el día que muere una persona amada (Mostofsky et al., 2012).
Precisamente debido a que necesitamos tanto las relaciones e interacciones socia-
les, los contextos sociales en los que participamos influyen profundamente en nosotros.
Puede encontrar muchos ejemplos de este tipo de influencia en su propia vida. ¿Se ha
reído alguna vez de un chiste que no comprendió por seguirles la corriente a quienes
lo rodean? ¿Se comporta de cierta forma con un grupo de personas y de una muy dis-
tinta con otro grupo? El poder de las situaciones puede ser también mucho más sutil y
profundo que estos ejemplos, como cuando las expectativas no declaradas de alguien
respecto a usted literalmente pueden hacerlo convertirse en otra persona.
La importancia de la psicología social es evidente en la vida diaria, como cuando dos
personas se sienten atraídas entre sí o cuando un grupo trata de coordinar sus esfuerzos
en un proyecto. Sucesos dramáticos pueden aumentar su importancia al máximo, como
es evidente en la conducta de personas durante una guerra y después de ella, en ataques
terroristas o en desastres naturales. En estos tiempos traumáticos, la atención se centra
en cómo las personas se ayudan o se explotan unas a otras, y somos testigo de lo peor y de
lo mejor que ofrecen las relaciones humanas. En forma invariable, estos sucesos llaman
la atención hacia la clase de preguntas que los psicólogos sociales estudian; es decir, las
que tienen que ver con el odio y la violencia, los conflictos y sospechas entre grupos, así
como con el heroísmo, la cooperación y la capacidad de entender cuestiones culturales,
étnicas, raciales, religiosas y geográficas. Cuando vemos las noticias de muerte y destruc-
ción en el Oriente Medio o el Congo, o nos enfrentamos a la realidad de un mundo total-
mente violento tan cercano como nuestras colonias y planteles escolares, recordamos la
necesidad de tener un mejor entendimiento de los temas psicológicos sociales. También
apreciamos la grandeza y el poder de las conexiones sociales cuando reconocemos el
valor de un bombero, leemos acerca de la caridad de un donador o vemos el brillo en los
ojos de un nuevo padre. Todo esto es la parte buena y la mala, la mundana y la extraordi-
naria, del paisaje fascinante de la psicología social.
Jóvenes egipcios envían videos a Facebook y Twitter de escenas que tomaron ese día de protestas revolucionarias en la Plaza Tahrir el
año 2011 (izquierda). Las redes sociales desempeñaron un papel fundamental en las protestas por una reforma social y económica que se
produjeron en todo el mundo ese año, incluida esta protesta de “Ocupas” en la Universidad de California en Davis, en la que un oficial de
policía lanza gas pimienta en la cara a estudiantes (derecha). Los psicólogos sociales estudian asuntos importantes como los que vemos aquí, o
como la creciente participación de las redes sociales y la tecnología en nuestras vidas, y la forma en que las personas lidian con el conflicto.
En todo este libro el lector no sólo verá interesantes y relevantes hallazgos de inves-
tigación, sino también se enterará de la forma en que los psicólogos sociales han descu-
bierto esta evidencia. Es un proceso apasionante que nos entusiasma compartir con el
estudiante. El propósito de este primer capítulo es dar al lector una panorámica general
de la psicología social. En el momento en que lo termine debe estar listo y (esperamos)
ansioso de lo que verá más adelante.
Un contexto social Aquí es donde entra en juego la parte “social” de esta disciplina
que la distingue de otras ramas de la psicología. En su conjunto, la ciencia de la psicología
es una empresa inmensa, el “gorila” de las ciencias sociales, que se interesa en todo, desde
las acciones de los neurotransmisores del cerebro hasta las acciones de los aficionados a
la música en un club atestado de gente. Lo que hace de la psicología social algo único es
su énfasis en la naturaleza social de los individuos.
Sin embargo, lo “social” de la psicología social varía. Al intentar establecer los princi-
pios generales del comportamiento humano, en ocasiones los psicólogos sociales anali-
zan factores no colectivos que afectan los pensamientos, emociones, motivos y acciones
de la gente. Por ejemplo, pueden estudiar si un clima caluroso hace que las personas se
comporten de manera más agresiva (Anderson y DeLisi, 2011). Lo social en este tema
es el comportamiento: las personas se hacen daño unas a otras. Además, los psicólogos
sociales en ocasiones estudian los pensamientos o emociones de las personas acerca de
aspectos no sociales, por ejemplo sus actitudes acerca del calzado para básquetbol Nike
o Adidas. ¿Cómo pueden ser de interés para los psicólogos sociales las actitudes hacia
los zapatos de básquetbol? Una forma es si estas actitudes están influidas por algo social,
como el caso de si el respaldo de LeBron James hacia Nike hace que la gente prefiera esa
marca. Ambos ejemplos, que determinan si el calor provoca un aumento en la agresivi-
dad o si LeBron James causa un incremento en las ventas de los tenis Nike, son ocupa-
ciones psicológicas sociales porque los pensamientos, emociones o comportamientos
(a) están relacionados con otras personas, o bien (b) están influidos por otras personas.
El “contexto social” a que se hace alusión en la definición de psicología social no
tiene que ser real o actual. Incluso la presencia implícita o imaginaria de otras perso-
nas puede tener efectos importantes en los individuos (Allport, 1985). Por ejemplo, si
alguien imagina recibir reacciones positivas o negativas de los demás, su autoestima se
verá afectada de manera significativa (Libby et al., 2012; Smart Richman y Leary, 2009). Si
los niños imaginan tener contacto con un niño de otro país, sus actitudes hacia
individuos de ese país pueden volverse más positivas (Vezzali et al., 2012). Y si
unos estudiantes de universidad imaginan vivir un día en la vida de un profesor,
es probable que se desempeñen mejor en un examen analítico; en cambio, si ima-
ginan ser una “porrista” se desempeñarán peor (Galinsky et al., 2008).
>
cambio? (capítulo 5)
l
¿Por qué con frecuencia nos gusta lo que nos hace sufrir? (capítulo 6)
¿Por qué los vendedores a veces nos hacen comprar cosas que en realidad
social: ejemplo de un
no queremos? (capítulo 7) experimento de psicología
l ¿Por qué las personas suelen desempeñarse peor en grupos que
individualmente? (capítulo 8)
social
La naturaleza social del ser humano está tan pro-
Interacción social: ¿qué causa que nos gusten, amemos, ayudemos y lastime-
mos a los demás? fundamente arraigada que hasta los indicios más
sutiles acerca de nuestra conexión social con otros
l ¿Qué tan similares o diferentes son los sexos en lo que buscan en una
relación íntima? (capítulo 9) puede tener un efecto profundo en nuestras vidas.
l ¿Cuándo es más o menos probable que un espectador lo ayude en una
Considere el estudiante sus primeras semanas de
emergencia? (capítulo 10) preparatoria o universidad. Si es como otros estu-
l ¿La exposición a la violencia o la pornografía en la televisión dispara el diantes, es probable que haya habido ocasiones en
comportamiento agresivo? (capítulo 11) las que se sintió inseguro y se preguntaba si estaba
en el lugar correcto. Sin embargo, para algunos gru-
Aplicación de la psicología social: ¿la psicología social ayuda a entender pos de estudiantes estos temores son especialmente
preguntas acerca del derecho, los negocios y la salud?
frecuentes y fuertes. Los estudiantes de grupos de
l ¿Los interrogadores realmente pueden hacer que las personas confiesen
etnias minoritarias son especialmente vulnerables
crímenes graves que no cometieron? (capítulo 12)
a esas dudas acerca de la pertenencia social en el
l ¿Cómo pueden los líderes de negocios motivar con más efectividad a sus
empleados? (capítulo 13)
plantel. Una investigación psicológica social sugiere
l ¿Cómo afecta el estrés la salud de las personas y cuáles son las maneras más
que estas preocupaciones pueden interferir en el
efectivas de enfrentar una experiencia estresante? (capítulo 14) desempeño académico.
© Cengage Learning Gregory Walton y Geoffrey Cohen están entre
los psicólogos sociales que han estudiado este pro-
blema. Se preguntaban si podrían mejorar el éxito
académico de estudiantes afroamericanos en una universidad selectiva, predominan-
temente europea-estadounidense, al protegerlos contra la exaltada “incertidumbre de
pertenencia” que con frecuencia afecta a estos estudiantes. Para probar esta idea, Wal-
ton y Cohen (2011) dirigieron un experimento en el que a algunos estudiantes del primer
semestre en la universidad se les dio un poco de información que sugería lo típico que
es para la mayoría de los estudiantes, cualquiera que sea su género, raza o etnia, pasar
por periodos de estrés social e incertidumbre durante su primer año, y que estas luchas
tienden a desaparecer poco después de ese periodo. Walton y Cohen deseaban evaluar
cómo se desempeñarían estos estudiantes durante sus primeros cuatro años de univer-
sidad, en comparación con otros que no habían recibido ninguna información acerca de
problemas de pertenencia social.
Walton y Cohen encontraron que dar esta información a estudiantes afroamerica-
nos elevó sus promedios de calificaciones (PC) considerablemente más con respecto a
otros estudiantes afroamericanos a quienes no se les dio dicha información. Veamos l
la figura 1.1. Las barras de esta gráfica ilustran el PC de último año del periodo de prima-
vera de estudiantes afroamericanos que no recibieron (barra izquierda) o sí recibieron
(barra derecha) la información acerca de pertenencia social en el periodo de otoño de su
primer año en la universidad. Como lo indica la diferencia en altura de estas dos barras,
por analizar las actitudes raciales de la clase media en Estados Uni- 3.6
dos, mientras que los psicólogos sociales podrían examinar algunos
Year último
grupo.
Term, Senior
cuantificables. 3.3
A pesar de estas diferencias, la sociología y la psicología social
están claramente relacionadas. De hecho, muchos sociólogos y psi-
cólogos sociales comparten la misma capacitación y publican sus 3.2
conclusiones en las mismas revistas. Cuando estos dos campos Sin No
tratamiento
Treatment Tratamiento de pertenencia
Belonging Treatment
confluyen, el resultado puede ser un mejor entendimiento de temas Condición
Condition
importantes. Por ejemplo, la investigación interdisciplinaria en
tanto la psicología clínica como la social pueden analizar el modo en que la gente se enfrenta
a la ansiedad o presión en situaciones sociales, o cómo ser intimidado o estereotipado por
otros puede afectar la salud física y mental de individuos (Bijleveld et al., 2012; Brodish et
al., 2011; Crocker et al., 2010; Gibbons et al., 2012; Greenland et al., 2012; Huynh et al., 2012).
La psicología de la personalidad y la psicología social están en especial estrecha-
mente vinculadas porque se complementan muy bien entre ellas. Por ejemplo, algunos
psicólogos sociales examinan cómo recibir opiniones negativas (un factor social) puede
tener diferentes efectos en personas en función de su autoestima (factor de persona-
lidad), o si jugar videojuegos violentos (factor social) es especialmente probable que
desate la agresividad en tipos particulares de niños (factor de personalidad) (Bosson y
Swann, 2009; Thomas y Levant, 2012; Zeigler-Hill et al., 2011).
La psicología cognitiva y la psicología social también están estrechamente relacio-
nadas. En las pocas décadas recientes se ha visto una explosión de interés en la conver-
gencia de la psicología cognitiva y la social. El estudio de la cognición social se estudia
con mayor detalle más adelante en este capítulo, y es un enfoque en todo este texto, en
especial en la Parte II sobre la Percepción social.
Psicología social y otros campos de estudio Hoy, más que nunca, los psicólo-
gos sociales están haciendo investigación que abarca fronteras tradicionales entre dis-
ciplinas. Las convergencias de la psicología social con disciplinas como la neurociencia,
biología, economía, ciencias políticas, salud pública, estudios ambientales, derecho y
medicina son cada vez más importantes para la psicología social contemporánea. Vere-
mos un poco más de estas convergencias más adelante en este capítulo, pero el estu-
diante debe ver estas conexiones en todo este libro, especialmente en la Parte V sobre la
Aplicación de la psicología social.
antes de terminar con esta sección, permítanos hacer una advertencia: las cuatro afir-
maciones citadas líneas antes son falsas todas ellas. Aun cuando podrían existir razones
sensatas para considerarlas ciertas, la investigación indica lo contrario. Aquí se esconde
otro de los problemas que conlleva confiar en el sentido común: a pesar de ofrecer pre-
dicciones y explicaciones bastante convincentes, en muchas ocasiones resultan inexac-
tas. Aun en aquellas ocasiones en que no está completamente erróneo, la simplicidad del
sentido común puede resultar engañosa. Es frecuente que no haya una respuesta sencilla
a una pregunta como “¿Es cierto que la distancia aumenta el amor?”. En realidad la res-
puesta es más compleja de lo que podría sugerir el sentido común y la investigación de
psicología social revela que esa respuesta depende de varios factores.
Para destacar estos puntos y motivar al estudiante a pensar de manera crítica sobre
los problemas de psicología social antes y después de enterarse de ellos, este libro de
texto contiene un artículo llamado “Puesta a prueba del sentido común”. A partir del
capítulo 3 cada uno de los capítulos inicia con unas pocas afirmaciones en torno a temas
de psicología social que se tratarán en dicho capítulo. Algunas de las afirmaciones son
verdaderas y otras son falsas. Conforme lea cada una de las afirmaciones, haga una pre-
dicción de si es verdadera o falsa y piense en por qué piensa así. Las notas marginales de
todo el capítulo le dirán si las afirmaciones son correctas, pero también si sus razones al
hacer la predicción fueron apropiadas. Si su intuición resulta errónea, piense en la res-
puesta correcta y en cómo ésta se verá apoyada por la evidencia. Muy pocas formas de
aprender y recordar son mejores que este tipo de pensamiento crítico.
AP Photo/Christophe Ena
Algunos expertos (Haines y Vaughan 1979;
Stroebe, 2012) sugieren que hay otros posibles
ejemplos de primeros estudios de psicología
social, incluida la investigación citada por el
mismo Triplett. Estos estudios también fueron
realizados en las décadas de 1880 y 1890, que Corredores de todo el mundo compiten
parece que fue un tiempo particularmente fértil para que la psicología social echara en una etapa de la Vuelta a Francia en
julio de 2012. ¿Los ciclistas habrían
raíces. rodado más rápido o más lento si
A pesar de su lugar en la historia de la psicología social, estos estudios de fines del hubieran corrido contra el reloj en vez
siglo XIX no establecieron la psicología social como campo de estudio distintivo. El cré- de hacerlo simultáneamente con sus
competidores? En sentido más general,
dito corresponde a los tres autores de los primeros tres libros de texto publicados sobre ¿la presencia de los otros afecta el
el tema: el psicólogo inglés William McDougall (1908) y dos estadounidenses, Edward desempeño individual? Los primeros
Ross (1908) y Floyd Allport (1924). El libro de Allport en particular, con su enfoque en la experimentos que se hicieron en
psicología social buscaron responder
interacción de los individuos y su contexto social y su énfasis en el uso de la experimen- preguntas como estas. El capítulo 8
tación y el método científico, ayudaron a establecer la psicología social como la disci- sobre procesos en grupo lo pondrá al día
plina que es hoy. Estos autores anunciaron la llegada de un nuevo método a los aspectos en las últimas investigaciones sobre esta
área.
sociales del comportamiento humano. Así nació la psicología social.
influencias que los grupos pueden ejercer sobre sus miembros individuales. La investiga-
ción de Sherif fue decisiva para el desarrollo de la psicología social, porque demostró que
es posible estudiar complejos problemas sociales, como la conformidad y la influencia
social, de una manera rigurosa y científica. Esta innovación llevó a la fundación de lo que
se ha convertido en uno de los temas principales de la psicología social. La investigación
y la teoría en torno a la influencia social se examinan en todo este texto, en particular en
la Parte III sobre Influencia social.
Otro gran contribuyente a la psicología social, Kurt Lewin, huyó de los ataques nazis
en Alemania y emigró a Estados Unidos a principios de la década de 1930. Lewin fue un
audaz y creativo teórico cuyos conceptos han tenido efectos perdurables en esta disciplina
(por ejemplo, Lewin, 1935, 1947). Uno de los principios fundamentales de la psicología
social que Lewin ayudó a establecer fue que la conducta es una función de la interacción
entre la persona y el medio ambiente. Esta posición, que después se conoció como pers-
pectiva interaccionista (Blass, 1991), destacó la interacción dinámica de factores inter-
nos y externos, y marcó un amplio contraste con respecto a otros paradigmas psicológicos
importantes durante su vida: el psicoanálisis, con su énfasis en motivos internos y fanta-
sías, y el estudio de la conducta, con su enfoque sobre recompensas y sanciones externas.
Lewin también influyó profundamente en esta disciplina al estar en favor de que
las teorías psicológicas sociales se aplicaran a problemas importantes, prácticos. Lewin
investigó varios temas prácticos; por ejemplo, cómo persuadir a los estadounidenses
durante la guerra para que conservaran materiales para ayudar en el esfuerzo bélico;
cómo promover hábitos alimenticios más econó-
micos y nutritivos, y qué tipo de líderes estimulan a
los miembros de su grupo para que den los mejores
resultados. Apoyada en el legado de Lewin, la psi-
cología social aplicada florece hoy en campos de
actividad como publicidad, finanzas, educación,
protección ambiental, salud, derecho, política, polí-
ticas públicas, religión y deportes. En todo este libro
de texto nos apoyamos en los hallazgos de la psico-
logía social aplicada para ilustrar las implicaciones
Lawrence Migdale/Photo Researchers, Inc.
>
diseñaron nuevos anuncios para animar
a mujeres a salir de estos trabajos y
Una era de pluralismo: mediados de 1970-1990 concentrarse en criar familias.
Por fortuna, ambas partes resultaron ganadoras. Como verá en el siguiente capítulo, se
instituyeron normas éticas más rigurosas, se adoptaron procedimientos más estrictos
para evitar los sesgos y se puso más atención en las posibles diferencias transculturales en
Las teorías psicológicas evolutivas pueden usarse entonces para explicar y predecir dife-
rencias de género en los celos, los factores situacionales que tienen más probabilidad
de desatar los celos y así sucesivamente (Buss, 2012; DelPriore et al., 2012; Perilloux et
al., 2012; Shackelford et al., 2012). Esta perspectiva se estudia en muchos puntos de este
libro, especialmente en la Parte IV sobre Relaciones sociales.
>
cualidades.
Con base en Falk et al. (2009). © Cengage Learning
80
cualidad
Uno de nosotros impartió un nuevo curso poco antes de trabajar en esta
Trait
70
edición del libro de texto. Ese curso se denominó Enfoques interdisciplina-
of Choosing
rios de la psicología social, y la lista de lecturas estaba llena de atractivos 60
de escoger
estudios que se hallaban en la intersección entre psicología social y otras
50
disciplinas, por ejemplo: economía, estudios ambientales, ciencias políticas,
etc. Lo que puede ser especialmente notable acerca de esto fue que de las 40
Probability
más de 40 lecturas asignadas para el semestre, casi todas ellas fueron publi-
Probabilidad
30
cadas a no más de un año o dos del semestre en el que se impartió el curso. Y
hubiera sido fácil escoger otras 40 lecturas del mismo periodo que hubieran 20
sido igualmente interesantes y relevantes. 10
El punto de esto es que en la actualidad hay un número en rápido cre-
cimiento de psicólogos sociales que están haciendo preguntas y usando 0
Europeo-canadiense
Euro-Canadian Japonés
Japanese
metodologías que cruzan fronteras académicas tradicionales. Ya hemos
estudiado intersecciones de psicología social con neurociencia, teoría evolu- Tipo
Type de cualidad
of trait
tiva y psicología cultural. Otros temas están empezando a tener esa tenden- Desirable
Deseable Undesirable
Indeseable
cia creciente. Por ejemplo, un campo de estudio relativamente nuevo que ha
recibido mucha atención se conoce como economía conductual. Esta subdivisión se
concentra en la forma en que la psicología, en especial la psicología social y la cognitiva,
se relacionan con la toma de decisiones económicas. La investigación sobre la econo-
mía del comportamiento ha revelado que los modelos económicos tradicionales eran
inadecuados porque no tomaban en cuenta la poderosa función, a veces aparentemente
irracional, que los factores psicológicos tienen en la conducta económica de la gente. Por
ejemplo, Nathan Pettit y Niro Sivanathan (2011) encontraron que si las personas sentían
una amenaza a su autoestima, por ejemplo recibir comentarios negativos acerca de su
capacidad cognitiva, era más probable que hicieran compras basadas en el estatus del
artículo y usaran crédito en lugar de dinero en efectivo. Esta reacción podía resultar en economía conductual Subdivisión
una explosión de satisfacción a corto plazo con el riesgo de una deuda a largo plazo. interdisciplinaria que se enfoca en la
Otro campo interdisciplinario de investigación que en la actualidad atrae un forma que la psicología, en especial
creciente interés entre los psicólogos sociales se conoce como cognición corpori- la psicología social y la cognitiva, se
zada, la cual se enfoca en los estrechos vínculos entre nuestras mentes y las posi- relaciona con la toma de decisiones
ciones, experiencias y acciones de nuestros cuerpos. Según esta perspectiva, las económicas.
percepciones y juicios de las personas reflejan y pueden influir en sus experien- cognición corporizada Subdivisión
cias corporales. Por ejemplo, recientes estudios han encontrado que los sentimien- interdisciplinaria que examina los
tos de culpa de las personas por haber hecho algo moralmente erróneo se reducían estrechos vínculos entre nuestra mente
si se lavaban las manos con jabón, y que encontraban que la cara de un extraño era y las posiciones, experiencias y acciones
de nuestros cuerpos.
más confiable si se les inducía a jalar los brazos hacia sí mismos cuando veían la
foto del extraño (moviéndose de modo simbólico para estimular al extraño a aproxi-
marse) que si retiraban los brazos de su cuerpo (Meier et al., 2012; Slepian et al., 2012;
Zhong y Liljenquist, 2006).
Hay una historia más larga de la investigación en psicología social que se comple-
menta con la ciencia política, pero el interés continúa en expansión y parte de él también
incluye ahora métodos cognitivo-sociales y de neurociencia social. Por ejemplo, varios
investigadores han encontrado diferencias provocativas entre liberales y conservadores
acerca de cómo atienden y procesan diferentes clases de información social, incluso en sus
patrones de actividad cerebral (Jost y Amodio, 2012). La investigación psicológica social
puede ayudar a informar al público acerca de asuntos de vital importancia, como si el
prejuicio altera las actitudes hacia políticas o candidatos políticos, o en qué forma las reac-
ciones de la audiencia en un debate presidencial pueden ser incluso más importantes en
afectar las actitudes de los espectadores hacia el desempeño de los candidatos que hacia
el contenido real de lo que dijeron (Fein et al., 2007; Knowles et al., 2010; Levin et al., 2012).
Repaso
¿Qué es la psicología social?
Definición de psicología social El poder del contexto social: un ejemplo de
l La psicología social es el estudio científico de la manera en que experimento de psicología social
los individuos piensan, sienten y se comportan en un contexto l En un experimento que ilustra el poder del contexto social,
social. estudiantes afroamericanos alcanzaron mejores calificaciones
l Al igual que otras ciencias, la psicología social se apoya en el cuando sus problemas de adaptación y pertenencia en su uni-
enfoque sistemático del método científico. versidad, predominantemente europea, fueron reducidos por
l Las características distintivas de la psicología social incluyen la información recibida durante su primer semestre en la uni-
un enfoque en el individuo, así como una amplia perspectiva en versidad, lo que indicaba cuán típicos y temporales son estos
diversos comportamientos y contextos sociales. problemas para la mayoría de los estudiantes.
l La “socialidad” de la psicología social es variable, en tanto que
los psicólogos sociales en ocasiones examinan la manera en La psicología social y campos relacionados:
que los factores no sociales afectan los pensamientos, senti- diferencias e intersecciones
mientos y comportamientos sociales y, en otros casos, analizan l La psicología social está relacionada con numerosas y distintas
cómo influyen los factores sociales en los pensamientos, senti- áreas de estudio, entre las que se incluyen sociología, psicolo-
mientos y comportamientos no sociales. gía clínica, psicología de la personalidad y psicología cognitiva.
Se están llevando a cabo importantes trabajos en la convergen-
Preguntas y aplicaciones relacionadas con la cia de la psicología social y cada uno de estos otros campos.
psicología social l La psicología social tiende a concentrarse en individuos, mien-
l Los psicólogos sociales estudian gran variedad de cuestiona- tras que la sociología tiende a enfocarse en grupos. Además, la
mientos de gran interés acerca de las personas y sus mundos psicología social tiene menos probabilidad que la sociología de
sociales. El ámbito y relevancia de estas preguntas para tantos estudiar la relación entre variables generales de la sociedad y
aspectos importantes de nuestras vidas hacen que la psicología las conductas de las personas, al tiempo que es más probable
social sea aplicable a numerosas profesiones e intereses. que use experimentación.
l En contraste con la psicología clínica, la psicología social no La psicología social y el sentido común
se interesa en los desórdenes psicológicos, sino en las formas l Muchos de los hallazgos y las teorías de la psicología social
más comunes de pensar, sentir, comportarse e interactuar de parecen ser producto natural del sentido común. Sin embargo,
los individuos. uno de los problemas del sentido común estriba en que puede
l La psicología de la personalidad se enfoca en las diferencias ofrecer explicaciones contradictorias y no manifiesta forma de
que permanecen relativamente estables en diversas situaciones probar cuál es la correcta. Otro problema es que, con frecuen-
entre los individuos; por su parte, la psicología social se enfoca cia, el sentido común se simplifica en exceso y por tanto resulta
en ver la forma como los factores sociales afectan a la mayoría engañoso.
de los individuos, sin importar sus diferencias de personalidad.
l Los psicólogos sociales de la cognición comparten un interés
en los procesos mentales, como el pensamiento, el aprendizaje,
la memoria y el razonamiento; sin embargo, se concentran en la
relevancia de dichos procesos respecto al comportamiento
social.
l La investigación psicológica social que converge con la cien- l La tecnología de la realidad virtual permite que los investigado-
cia política puede ofrecer valiosos puntos de vista en varios res pongan a prueba teorías que de otro modo serían imprácti-
temas contemporáneos importantes; por ejemplo, si el prejui- cas, imposibles o no éticas.
cio afecta las actitudes de los individuos hacia las políticas o l La Internet ha promovido la comunicación y la colaboración
los candidatos políticos, o cómo el aprendizaje acerca de las entre investigadores de todo el mundo, permitiéndoles estudiar
reacciones de otras personas en un debate presidencial influye participantes provenientes de diversas poblaciones, y ha inspi-
en los juicios de un individuo acerca de los candidatos. rado a investigadores a averiguar si diversos fenómenos psico-
lógicos sociales son semejantes o diferentes en línea y fuera de
Nuevas tecnologías y el mundo en línea línea.
l Los avances tecnológicos, por ejemplo las técnicas de mejo- l A medida que el rápido avance de las tecnologías cambia la
res imágenes del cerebro, han dado lugar a una revolucionaria forma en que los individuos se comunican y tienen acceso a
investigación en psicología social. la información, los medios de interacción también tienden
a transformarse. La psicología social de la próxima era se encar-
gará de explorar estos temas.
TÉRMINOS CLAVE
cognición corporizada (19) genética conductual (17) perspectiva interaccionista (14)
cognición social (16) investigación transcultural (18) psicología evolutiva (17)
cultura (18) investigación multicultural (18) psicología social (6)
economía conductual (19) neurociencia social (17)
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La investigación
en psicología social.
en psicología
social
cap2 024-051.indd 24 07/11/14 22:05
2
¿Por qué es necesario aprender acerca
de los métodos de investigación?
(27)
Desarrollo de ideas: el inicio del proceso
de investigación (27)
Generación de ideas e investigación de lo
que se ha hecho
Hipótesis y teorías
Investigación básica y aplicada
n
asociaciones
Experimentos: determinación de causa y
efecto
Meta-análisis: combinación de resultados de
varios estudios
Cultura y métodos de investigación
Repaso
Términos clave
Recursos mediáticos
© Matthias Tunger/Corbis
25
hipótesis, más investigación y mejor comprensión. Las buenas teorías de psicología “Demos información a las perso-
social inspiran investigaciones subsiguientes, diseñadas para probar varios aspectos de nas y alimentaremos sus mentes
las teorías y las hipótesis específicas que se derivan de ellas. Si de verdad es precisa o no, durante una hora. Despertemos su
una teoría tiene poco valor si no se puede probar. Por ejemplo, una de las principales curiosidad y ellas alimentarán sus
críticas de muchas de las teorías de la personalidad de Freud, a principios del siglo XX, propias mentes durante el resto de
fue que no podían probarse con suficiencia.
sus vidas.”
Una teoría puede hacer una contribución importante a la disciplina incluso si resulta Ian Russell
ser errónea. La investigación que inspira puede resultar más valiosa que la teoría misma,
por los resultados que arrojan luz sobre nuevas verdades que podrían no haber sido des-
cubiertas sin las instrucciones sugeridas por la teoría. En verdad, los mejores teóricos
desean que se debatan sus ideas y hasta que se dude de ellas, para inspirar a otros dentro
de la disciplina a poner sus ideas a prueba. El objetivo es que las ideas evolucionen, para
que sean cada vez más precisas y completas.
© Kate Connell
grupo y la ansiedad social. Entonces, para poner a prueba
hipótesis específicas debemos transformar estas varia-
bles conceptuales en otras que puedan ser manipuladas o
A partir de esta imagen se puede
suponer que el niño sentado en el medidas en un estudio. La forma específica en que una variable conceptual se manipula
parque de juegos está solitario, pero, o mide recibe el nombre de definición operacional de la variable. Por ejemplo, “confor-
¿en qué forma los investigadores definen midad” en un estudio particular puede definirse como el número de veces que un par-
de modo preciso y miden variables
conceptuales como la soledad? Pueden ticipante muestra su acuerdo con los obviamente erróneos juicios hechos por un grupo
elegir cualquiera de varios métodos, por de aliados. Parte del desafío y diversión de diseñar investigación en psicología social es
ejemplo preguntar a las personas cómo tomar una variable conceptual abstracta; por ejemplo, el amor o la presión de grupo, y
se sienten y observar su conducta.
decidir cómo definirla de manera operacional para manipularla o medirla.
Imagine, por ejemplo, que desea realizar un estudio sobre los efectos de la intoxica-
ción alcohólica en una agresión. Una de las variables conceptuales podría ser si los parti-
cipantes están o no intoxicados. Hay varias formas de medir esta variable, la mayor parte
de las cuales son relativamente sencillas. Por ejemplo, un investigador podría definir ope-
racionalmente la intoxicación como el estado en que un participante tiene un nivel de 0.10
o más de alcohol en la sangre, mientras que otro podría definirla cuando un participante
dice que se siente ebrio. Una segunda variable conceptual en este estudio sería la agresión.
Medir la agresión en experimentos es particularmente difícil por problemas éticos y prác-
ticos, puesto que los investigadores no pueden permitir que los participantes se ataquen
unos a otros. Los investigadores interesados en medir una agresión se ven entonces forza-
dos a medir conductas que son más bien poco comunes; por ejemplo, administrar descar-
gas eléctricas o detonaciones de ruido a otra persona como parte de una tarea específica.
Es común que no haya una mejor forma de transformar una variable de lo abstracto
(conceptual) a lo específico (operacional). En el proceso puede estar involucrada una
. The New Yorker Collection 1997 Dean Vietor from
cartoonbank.com. Todos los derechos reservados.
definición operacional
Procedimientos específicos para “Óyeme, Clemson, ¿cómo puedo desilusionarte?”
manipular o medir una variable
Esta persona tendría baja calificación en la Escala de Autoestima de Rosenberg.
conceptual.
buena dosis de ensayo. Sin embargo, a veces se presentan métodos sistemáticos y esta-
dísticos para verificar qué tan válidas son las diversas manipulaciones y mediciones, y
los investigadores pueden pasar mucho tiempo afinando sus definiciones operacionales
para captar mejor las variables conceptuales que desean estudiar.
Los investigadores evalúan la manipulación y la medición de variables en términos
de su validez de constructo, concepto que se refiere a la amplitud con que (1) las mani-
pulaciones en un experimento realmente manejan las variables conceptuales que esta-
ban diseñadas para ese fin, y (2) las mediciones empleadas en un estudio (experimental o
de otro tipo) realmente evalúan las variables conceptuales diseñadas para ser estimadas.
.Reuters/CORBIS
la mayoría puede agruparse en una de dos categorías: autorreportes
y observaciones. En las siguientes secciones se aborda cada uno de
estos métodos y también el modo en que los avances en tecnología
están haciendo posible que los psicólogos sociales midan variables
en nuevas formas.
menos de la mitad (42%) de los participantes indicaron que pensaban que los
l FIGURA 2.1 condones eran efectivos (Linville et al., 1992). Hay explicaciones teóricas que
¿“Calentamiento global” o “cambio de clima”? pueden justificar los resultados aparentemente irracionales reportados en
Aun cuando la mayoría de las personas consideran
estos dos estudios, pero el punto aquí es que esos factores sutiles pueden tener
“calentamiento global” y “cambio de clima” como efectos significativos en las actitudes y opiniones que reportan las personas.
la misma cosa, una parte de los que respondieron De hecho, aun la misma pregunta exacta puede despertar respuestas
una encuesta, miembros del Partido Republicano muy diferentes, dependiendo del contexto en el que se plantea. Por ejemplo, a
de Estados Unidos, indicaron que no creían que el todos los individuos entrevistados en una encuesta telefónica se les preguntó
fenómeno estaba ocurriendo cuando se le llamaba qué tan importante era para ellos el problema del cáncer de piel, pero la inte-
“calentamiento global” (la barra de la izquierda),
rrogante se formuló antes o después de una serie de preguntas acerca de otros
pero la mayoría reportaron que creían que
estaba sucediendo cuando se le llamaba “cambio
problemas de salud. Aun cuando la redacción de la pregunta era idéntica, los
climático” (la barra de la derecha). (Aun cuando encuestados consideraron que el cáncer de piel era mucho más importante si
no se muestra en esta figura, puede valer la pena la pregunta se había hecho antes que las otras con respecto a la salud (Rimal y
observar que la “manipulación” de las palabras Real, 2005). En otro ejemplo del impacto de preguntas previas, Kimberly Ríos
no afectaba de manera importante las actitudes Morrison y Adrienne Chung (2011) encontraron que estudiantes universita-
reportadas por los no republicanos.) rios de raza blanca indicaban un apoyo considerablemente menor para el
Con base en Schuldt et al., 2011. © Cengage Learning
multiculturalismo si antes habían marcado su raza-etnia como “blanco” en
80 un cuestionario, que cuando se usaba el término “europeo estadounidense”.
Una razón más por la que los autorreportes pueden ser poco certeros
que es real
70 radica en que muchas veces se pide que los participantes den información
acerca de pensamientos o comportamientos del pasado, y la memoria de la
60
gente es bastante propensa a equivocarse cuando se trata de esos aspectos,
It Is Real
50
diferente a como se sentían en el pasado. Para minimizar este problema los
psicólogos han desarrollado formas de disminuir el tiempo que transcurre
quienes
40
entre una experiencia real y el reporte que la persona hace de la misma. Por
ejemplo, a veces se emplean autorreportes de intervalo-contingencia, en los
Who
30
cuales los participantes informan sobre sus experiencias a intervalos regula-
Porcentaje%de
20
res, por lo general una vez al día. Los investigadores también pueden recopilar
autorreportes de señal-contingencia; en este caso los encuestados informan su
10
experiencia tan pronto como sea posible, una vez que se les da una señal para
que lo hagan, casi siempre mediante un mensaje de texto o una aplicación
0 especial. Por último, algunos investigadores optan por recopilar autorrepor-
“Calentamiento global”
“Global warming” “Cambio climático”
“Climate change”
tes de evento-contingencia en los cuales los individuos reportan un grupo de
eventos tan pronto como sea posible después de haber ocurrido. Por ejemplo,
el Récord de Interacción Rochester (RIR) es un cuestionario de autorreporte del tipo even-
to-contingencia usado por los participantes en una investigación para informar sobre toda
interacción social que dure 10 minutos o más, y que ocurra dentro del periodo en el que se
lleva a cabo la investigación; es decir, por lo general una o dos semanas (Nezlek et al., 2012).
Tecnología Por supuesto, los psicólogos sociales usan algo más que
los ojos y los oídos para observar a sus sujetos de investigación. Los
avances tecnológicos ofrecen a los investigadores herramientas inno-
vadoras y en extremo interesantes que les permiten realizar observa-
ciones muy precisas, sutiles y complejas, que rebasan con mucho los
sueños de los psicólogos sociales de generaciones precedentes. Se
emplean distintas clases de equipo para evaluar respuestas psicológi-
cas, como el cambio en el ritmo cardiaco, los niveles de determinadas
hormonas y la excitación sexual. Las computadoras se aprovechan
para registrar la prontitud con que los participantes responden a cier-
tos estímulos, así como qué tan rápido pueden identificar la raza de
personas que les muestran en fotografías, o la presencia de un arma
en las manos de un hombre blanco o de color (Bishara y Payne, 2009;
Klauer et al., 2011). La tecnología de seguimiento visual (eye-tracking)
se usa para determinar exactamente en qué punto y por cuánto tiempo
Joanne Pasila/one2
los participantes fijan la mirada en ciertos estímulos; por ejemplo, en
un anuncio publicitario, un video o en alguna imagen de éstos (Crosby
et al., 2008; DeWall et al., 2009).
Más recientemente los psicólogos sociales han comenzado a abrir
una ventana de observación en torno al cerebro humano sin necesidad de empuñar un Tecnología computarizada de video,
como este Analizador de Percepción™,
escalpelo, afortunadamente. Las tecnologías de generación de imágenes cerebrales toman permite a los investigadores rastrear
y combinan miles de imágenes del cerebro en acción. Como se menciona en el capítulo 1, en la pantalla, momento a momento,
muchos estudios de psicología social de la actualidad usan fMRI (imágenes por resonancia las reacciones de los participantes
en un experimento (en este caso, la
magnética funcionales) para dar a los investigadores imágenes visuales de actividad en actuación de un comediante). También
partes del cerebro cuando el sujeto de investigación está pensando, tomando decisiones, puede mostrar simultáneamente las
respondiendo a estímulos de audio o visuales, etc. Estas imágenes pueden mostrar la forma clasificaciones promedio de grupos de
participantes en una gráfica superpuesta
en que dichas partes del cerebro parecen “iluminarse”, o exhibir un incremento en la acti- en el video. Esta tecnología ayuda a los
vidad, como forma de respuesta a estímulos o situaciones específicas. Por ejemplo, aunque investigadores a estudiar las dinámicas
los participantes en un estudio pueden no mostrar signos de racismo o de sesgo hacia el de la influencia social.
sexo en sus autorreportes, o en alguna conducta fácilmente observable en el laboratorio,
pueden mostrar más actividad en partes del cerebro asociadas con sentimientos de ame-
naza o fuerte emoción cuando ven imágenes o piensan en personas de un grupo racial par-
ticular o género (Amodio, 2013; Jenkins y Mitchell, 2011; Van Ravel y Cunningham, 2010).
>
nales y experimentales.
banqueta le ofrecen ayuda?, ¿qué dicen hombres y mujeres acerca de las cosas que con
más probabilidad les hace sentir celos de su pareja? Métodos particulares de hacer inves-
tigación descriptiva incluyen observar personas, estudiar registros de hechos y compor-
tamientos del pasado, y hacer encuestas a las personas. En esta sección se estudian cada
uno de estos métodos.
“Se puede observar mucho con sólo Estudios observacionales Por supuesto, es posible aprender acerca de otras perso-
mirar.” nas mediante la simple observación, y algunos de los cuestionamientos planteados por la
Yogi Berra psicología social son susceptibles de responderse por medio de estudios observacionales.
Por ejemplo, aun cuando investigadores de todo el mundo que estudian el acoso (bullying)
entre escolares suelen usar medidas de autorreporte para preguntar a niños y maestros
sobre la frecuencia y severidad de esta práctica, algunos de ellos (los investigadores) han
obtenido una imagen más directa del problema si pasan tiempo en campos de juego y
patios escolares, observando con cuidado y tomando notas de las interacciones de los
niños, a veces mediante micrófonos y cámaras ocultas (con el consentimiento de escuelas
y padres de familia) para registrar incidentes de bullying (Frey et al., 2009; Hawkins et al.,
2001).
La investigación histórica puede revelar Estudios históricos Los estudios históricos involucran la revisión de registros de acon-
algunos puntos de vista de gran interés, tecimientos y comportamientos del pasado, como artículos periodísticos, registros médi-
a veces inquietantes, de la conducta
cos, diarios, estadísticas deportivas, anuncios personales, estadísticas de delincuencia o
social.
contenidos de páginas web. Uno de los principales beneficios de las evaluaciones históri-
cas es que como los investigadores están observando la conducta a distan-
cia, pueden estar seguros de que no influyeron en el comportamiento con su
presencia. Una limitación de este método es que los registros disponibles no
siempre son completos ni detallados, y pueden haber sido recolectados de
un modo no sistemático.
The New Yorker, December 22/29, page 100. Todos los derechos reservados.
. Jeff Greenburg/Alamy
y probar diversos tipos de planteamiento y organización de las
interrogantes al momento de realizarlas.
Uno de los problemas más importantes que enfrentan los
investigadores que manejan encuestas radica en cómo selec-
cionar a las personas que tomarán parte en el sondeo. Lo pri-
mero que deben hacer para ello es identificar la población en la
que están interesados. Por ejemplo, ¿queremos que esta encuesta nos informe de las acti- Muchas preguntas de psicología social
tudes de los estadounidenses en general, los clientes de Walmart o los estudiantes en un se manejan en encuestas que pueden
hacerse por teléfono, correo, vía
curso de introducción a la psicología social de la Universidad X? A partir de esta población Internet o personalmente en situaciones
general, los investigadores seleccionan un subconjunto, o muestra, de individuos. Para que de campo.
una encuesta tenga precisión, la muestra debe ser similar o representativa de la población
en características importantes como edad, sexo, raza, ingresos, educación y antecedentes
culturales. La mejor forma de lograr esta representatividad es utilizar un muestreo aleato-
rio; es decir, un método de selección en el que todos los miembros de la población tengan
la misma oportunidad de ser elegidos para formar parte de la
muestra. Los encuestadores emplean procedimientos aleato-
rios, como tablas de números distribuidos al azar generadas
por computadora, para determinar cómo seleccionar a los
individuos que conformarán sus muestras.
Para comprender la importancia del muestreo aleatorio,
considere un par de elecciones presidenciales en la historia de
Estados Unidos (Rosnow y Rosenthal, 1993). Justo antes de la
elección de 1936, una revista llamada Literary Digest predijo
que Alfred Landon, el gobernador republicano de Kansas,
ganaría por 14 puntos porcentuales sobre Franklin Roosevelt.
El Digest basó su predicción en una encuesta realizada entre
más de dos millones de ciudadanos. No obstante, la realidad
© UPI/Corbis-Bettmann
fue que Landon perdió la elección por 24 puntos porcentuales.
La publicación, que había sufrido dificultades financieras antes
de la elección, se declaró en bancarrota poco tiempo después.
Veinte años más tarde, la predicción de la encuesta
Gallup de que Dwight Eisenhower obtendría la presidencia
resultó casi perfecta, errando el resultado por sólo dos puntos En la elección presidencial de 1948, en Estados Unidos, encuestadores
porcentuales. ¿Cuál fue el tamaño de su muestra? Tan sólo de a nivel nacional predijeron que Thomas Dewey derrotaría a Harry
Truman por amplio margen. Cuando Truman disfrutaba de su victoria, los
alrededor de 8000 personas. ¿A qué se debió que la encuesta encuestadores se dieron cuenta que sus predicciones estuvieron basadas
de 1936 (con su muestra mucho mayor de 2 millones de per- en muestras de votantes no aleatorias. El muestreo aleatorio hubiera
sonas) estuviera tan equivocada y que la de 1956 fuera tan llevado a predicciones mucho más precisas.
correcta? La respuesta es que la muestra de 1936 no fue selec-
cionada de forma aleatoria. El Digest contactó a los encuestados
por medio de guías telefónicas y de listas de miembros de un club. En 1936, muchas perso-
nas no podían darse el lujo de tener teléfono o de pertenecer a algún club. Las personas de
la muestra, por tanto, tendían a ser más ricas que la mayoría de la población, y los más ricos
preferían a Landon. En contraste, en 1956, los encuestadores de Gallup seleccionaron de muestreo aleatorio Método de
seleccionar participantes para un estudio
manera aleatoria los distritos electorales en todo el país y luego seleccionaron al azar cier-
de modo que todos los miembros de
tas familias dentro de esos distritos. Hoy, debido a los mejores procedimientos de muestreo,
una población tengan igual oportunidad
pueden usarse encuestas realizadas con menos de 1000 personas para obtener pronósticos de estar en él.
bastante certeros de toda la población.
cada una de ellas para pronosticar la otra. El que un coeficiente sea positivo o
negativo indica la dirección de la relación. Un coeficiente de correlación posi-
La
similitud se
tivo implica que, a medida que una variable se incrementa, también lo hace
correlaciona con la la otra. Por ejemplo, las calificaciones obtenidas en el examen de admisión
atracción; es decir, cuanto más a la universidad se correlacionan positivamente con las calificaciones en
parecidas son dos personas, es más
probable que se encuentren atraídas
los cursos. La dirección positiva de esta relación indica que las puntua-
una hacia la otra. Pero una correlación ciones más altas están asociadas con las mejores calificaciones, y que las
no puede identificar la causa de la puntuaciones más bajas se relacionan con las peores. Esta correlación
asociación. En el capítulo 9, que aborda
el tema de la Atracción y las relaciones
no es perfecta; algunas personas con altas calificaciones en el examen
íntimas, se analizan las investigaciones de admisión tienen malas calificaciones, y viceversa. Por tanto, la corre-
de correlación y experimentales lación es menor que +1.0, pero mayor que 0 porque hay alguna asociación
realizadas en torno al papel que
desempeña la similitud en el
entre las dos. Un coeficiente negativo indica que las dos variables van en
proceso de atracción. direcciones opuestas: cuando una va hacia arriba, la otra tiende a ir hacia
abajo. Por ejemplo, es probable que el número de clases perdidas y el promedio
de calificaciones se encuentren correlacionados negativamente. Y una correlación
cercana a 0 indica que no hay relación consistente en absoluto. Estos tres tipos de patro-
nes se ilustran en la l figura 2.2. Dado que pocas variables están perfectamente relacio-
investigación correlacional nadas entre sí, la mayor parte de los coeficientes de correlación no se aproximan a +1.0 o
Investigación diseñada para medir la -1.0, sino que tienen valores más moderados, por ejemplo +.39 o -.57.
asociación entre variables que no son Algunos estudios de correlación comprenden una variable que no varía en cantidad,
manipuladas por el investigador.
sino como raza, género, afiliación política o en si la comida italiana, mexicana o tailan-
coeficiente de correlación Medida desa es su favorita. En este caso los investigadores no pueden calcular un coeficiente
estadística de la fuerza y la dirección
de correlación típico y en lugar de él usan diferentes clases de análisis estadístico. No
manifestadas por la asociación entre
obstante, se aplica el mismo punto en tanto los investigadores pueden determinar si hay
dos variables.
una relación entre las dos variables.
l FIGURA 2.2
Correlaciones: positiva, negativa y nula
Las correlaciones revelan una asociación sistemática entre dos variables. Las correlaciones positivas indican que las variables están en
sincronía: incrementos en una variable están asociados con aumentos en la otra y disminuciones en una con reducciones en la otra. Las
correlaciones negativas indican que las variables van en direcciones opuestas: aumentos en una variable están asociados con reducciones
en la otra. Cuando dos variables no están asociadas sistemáticamente, no hay correlación.
© Cengage Learning
Correlación positiva
Positive Correlation Correlación negativa
Negative Correlation No Correlation
No hay correlación
Calor
Hot Calor
Hot Calor
Hot
diaria
diaria
diaria
Daily temperature
Daily temperature
Daily temperature
Temperatura
Temperatura
Temperatura
Frío
Cold Frío
Cold Frío
Cold
Pocas
Few Muchas
Many Pocas
Few Muchas
Many Pocas
Few Muchas
Many
Número
Numberdeofpersonas
people whoque Número
Numberde personas
of people whoque Número
Numberde
of personas que
people who
compran
purchasebebidas frías
cold drinks usan
wear suéter
sweaters tienen
have hipo
the hiccups
>
3. Los niños que tienen problemas familiares,
como el que sus padres no se involucren
en el desarrollo de sus hijos, tienden a jugar Experimentos: determinación de causa y efecto
mucho videojuegos violentos y a tener
conducta agresiva. Muchas veces los psicólogos sociales desean analizar relaciones de causa y
efecto. Aun cuando resulta informativo saber, por ejemplo, que jugar en exceso
© Cengage Learning
videojuegos violentos está correlacionado con conducta agresiva en la vida
A B real, la siguiente pregunta inevitable es si jugar estos videojuegos ocasiona un
(video games)
(videojuegos) (aggression)
(agresión) incremento en la conducta violenta. Si lo que interesa es examinar relacio-
nes de causa y efecto, se tendría que realizar un experimento. En psicología
social los experimentos pueden ser muy sencillos o increíblemente elabora-
A
A B
B
(videojuegos) (agresión)
dos. Sin embargo, todos ellos comparten dos características fundamentales:
(video games) (aggression)
1. El investigador tiene el control de los procedimientos experimentales
y de la manipulación de las variables de interés mientras garantiza la
C
(problemas familiares)
(family troubles) uniformidad del resto. En otras palabras, todos los participantes en la
investigación reciben exactamente el mismo tratamiento, con excep-
ción de aquellas diferencias específicas que el responsable del experi-
mento quiera crear.
A
A B
B
(videojuegos)
(video games) (agresión)
(aggression) 2. Los participantes en el estudio son asignados aleatoriamente a las
diferentes manipulaciones (llamadas “condiciones”) incluidas en el
experimento. Si hay dos condiciones, puede usarse un programa de
computadora. Sin importar cómo se realice, la asignación aleato-
ria implica que los participantes no son asignados a una condición
tomando como base de decisión sus características personales o de
comportamiento. Mediante la asignación aleatoria el experimentador
pretende garantizar ciertas reglas de juego parejas: en promedio, los
experimento Forma de participantes asignados aleatoriamente a una condición no son distintos
investigación que puede demostrar
de aquellos asignados a otra. De esta forma, las diferencias que aparez-
relaciones causales en las que (1) el
can entre las condiciones después de la manipulación experimental
experimentador tiene control sobre
los sucesos que ocurren y (2) los
podrán, por tanto, atribuirse al impacto de dicha manipulación y no a
participantes son asignados al azar a cualesquiera diferencias preexistentes entre los participantes.
las condiciones. Debido a que el experimentador controla y asigna de manera aleatoria a los partici-
asignación aleatoria Método para pantes, un experimento es una poderosa técnica para analizar causas y efectos. Ambas
asignar participantes a las diversas características contribuyen al mismo objetivo: eliminar la influencia de cualesquiera fac-
condiciones de un experimento, de
tores distintos de la manipulación experimental. Al descartar las explicaciones alterna-
manera que cada uno tenga la misma
tivas relacionadas con los resultados de la investigación, se tiene más confianza en que
oportunidad de tomar parte en
cualquiera de las condiciones.
se ha comprendido la causa de cierto comportamiento. En la tabla 2.1 se resumen las
diferencias entre la investigación de correlación y la experimental.
TABLA 2.1
Comparación entre correlaciones y experimentos
¿Qué aspectos La medición de variables y el grado de La asignación aleatoria a las condiciones y el control sobre los
involucra? relación que hay entre ellas eventos que ocurran; la determinación de los efectos de las
manipulaciones de la(s) variable(s) independiente(s) sobre los
cambios detectados en la(s) variable(s) dependiente(s)
¿Cuál es la ventaja Permite que los investigadores analicen Permite que los investigadores determinen relaciones de causa y
más importante de variables que ocurren de manera efecto; es decir, si la variable independiente puede provocar un
este método? natural, incluyendo aquellas que sería cambio en la variable dependiente
difícil o no ético manipular
© Cengage Learning
TABLA 2.2
Muestreo aleatorio frente a asignación aleatoria
¿De qué se trata? Selección de las personas que tomarán Asignación de los participantes (quienes ya han sido elegidos
parte en un estudio, de manera que para tomar parte en el estudio) a las diversas condiciones del
todos los individuos de una población experimento, de manera que cada uno de ellos tenga igual
tengan igual oportunidad de participar oportunidad de ser considerado en cualquiera de las condiciones
¿Cuál es la mayor Permite que los investigadores Iguala las condiciones del experimento, haciendo muy poco
ventaja de usar este recopilen datos a partir de muestras probable que éstas se distingan en términos de diferencias
procedimiento? representativas de una población preexistentes entre los participantes; es esencial para determinar
más amplia; su importancia radica que la(s) variable(s) independiente(s) es (son) causante(s) del efecto
también en que permite generalizar producido en la(s) variable(s) dependiente(s)
los resultados a una población más
numerosa
© Cengage Learning
plo azules); usted puede escoger quedarse con uno de ellos. ¿Escoge un color de la mayo-
ría o de la minoría? Aunque usted no lo crea, hay una consistente diferencia cultural
en cómo las personas hacen esta elección. Las personas de culturas occidentales, por
ejemplo de Estados Unidos, tienden a escoger la pluma de color poco común, en tanto
que las de culturas de Asia Oriental, por ejemplo Corea, tienden a escoger el color de
pluma de la mayoría.
Esta diferencia cultural fue explorada de una forma interesante en un experimento de
Claire Ashton-James y otros (2009). Los investigadores crearon la hipótesis de que estar
de buen humor hace que las personas sean más abiertas a nuevas experiencias, lo cual
puede resultar en que actúen en formas que son inconsistentes con el modo en que se
comportan comúnmente en sus culturas. Por lo tanto, ¿estar de buen humor puede hacer
más probable que las personas desafíen sus normas culturales, haciendo que los occiden-
tales se interesen más en el color común de un bolígrafo y que los orientales se interesen
más en los bolígrafos de color poco común? Los investigadores sometieron a prueba esta
idea dándoles a participantes, ya sea occidentales
(europeos, eurocanadienses) u orientales, la opción
de elegir el bolígrafo descrito líneas atrás. No obs- TABLA 2.3
tante, antes de ver los bolígrafos, a los participan- Humor y cultura: las condiciones
tes se les asignó al azar estar de buenas o de malas. En el experimento de Ashton-James y otros, los participantes de cultura
¿Cómo se manipuló el humor? Los participantes de occidental u oriental fueron puestos de mal o buen humor. Al combinar
buen humor escucharon una obra musical muy agra- estas dos variables (cultura y manipulación del humor) se crearon las cua-
dable y de compás inacentuado (de Mozart), y los de tro condiciones aquí presentadas.
mal humor escucharon una obra mucho más seria,
más bien deprimente (de Rachmaninov). La tabla 2.3 Occidental Oriental
resume el diseño de este experimento. Condición 1 Condición 2
La l figura 2.5 describe los resultados de este Buen humor Occidental/bueno Oriental/bueno
estudio. Las barras de esta gráfica describen qué
porcentaje de participantes de cada condición esco- Condición 3 Condición 4
gieron el bolígrafo de color poco común. Como se Mal humor Occidental/malo Oriental/malo
puede ver en la mitad izquierda de la gráfica, era
menos probable que los participantes occidentales Con base en Vandello y Cohen (2003). © Cengage Learning
50 poco común cuando estaban de mal humor, pero sólo 13% hicieron esto
cuando estaban de buen humor. ¿La diferencia entre 60% y 13% es lo sufi-
Uncommon
veces y ver cara seis veces y cruz cuatro veces? La respuesta es que no se
30
% Choosing
puede decir con sólo ver los números. Los resultados obtenidos en un expe-
rimento se examinan con análisis estadísticos, que permiten al investiga-
20 dor determinar cuál es la probabilidad de que los resultados puedan haber
Porcentaje
que siempre que se reporte en este libro de texto que hay una diferencia entre las con-
diciones de un experimento o que dos variables están correlacionadas, estos resultados
tienen significancia estadística.
Por supuesto, puede haber ocasiones en que mantener no informados a los experi-
mentadores es imposible o no es práctico. En tales casos, la oportunidad de que ocurran
los efectos por las expectativas del investigador puede reducirse, al menos un poco, si se
reduce al mínimo la interacción entre experimentadores y participantes. Por ejemplo,
más que recibir instrucciones directamente de un experimentador, a los participantes se
les puede pedir que lean las instrucciones en la pantalla de una computadora.
>
ética de la investigación actual.
TABLA 2.4
Perdidos en traducciones
l “Para mejores resultados, deje caer aquí sus pantalones.” (tintorería en Tailandia)
l “Está usted invitado a aprovecharse de la camarera.” (un hotel en Japón)
l “Pedimos a las damas no tener sus niños en el bar.” (salón de cóctel en México)
l Disfrute de nuestros paseos a caballo por la ciudad; garantizamos que no habrá abortos.”
“
(agencia de turismo en la ex república de Checoslovaquia)
l “Tomamos sus maletas y las enviamos en todas direcciones.” (línea aérea en Dinamarca)
>
cuando no están conscientes de lo que se estudia. consentimiento informado.
En estos casos, es especialmente importante para los
investigadores hacer un informe posterior al sujeto
completo y minucioso. Informe posterior al sujeto:
revelándolo todo
Así como los participantes deben dar su consentimiento informado antes
de empezar a ser parte de un estudio, deben recibir un informe posterior
. The New Yorker Collection 2004 Mike Twohy from
sacudió esta disciplina hacia fines de 2011, cuando un psicólogo social holandés fue sor-
prendido (y pronto confesó) por haber incurrido en una gran deshonestidad respecto a la
fabricación de datos publicados en docenas de estudios durante alrededor de una década
(Bartlett, 2011). Las noticias de este escándalo, junto con otros pocos sucesos durante
este tiempo, hicieron que algunos psicólogos sociales cuestionaran las prácticas de “[La objetividad en ciencias] es la
esta disciplina. Uno de tales sucesos fue la publicación de un conjunto de estudios que voluntad (incluso el ímpetu de los
decían haber hallado evidencia de la extravagante idea de que un resultado futuro puede practicantes verdaderamente hono-
influir en una acción del pasado (Bem, 2011). No es de sorprender que esta publicación rables) para abandonar una noción
desatara una tormenta de críticas y controversia. También por ese tiempo el psicólogo favorecida cuando una evidencia
social Jonathan Haidt hizo noticia, al criticar la falta de diversidad en las ideologías polí- comprobable no confirma expectati-
ticas de los psicólogos sociales de ahora y sugerir que esto podía sesgar una investigación vas clave.”
(Tierney, 2011). Esto también desató gran cantidad de críticas y controversias. Stephen Jay Gould
Con todo esto en el aire, emergió una ola de sugerencias en cuanto a la forma en que
la psicología debía protegerse mejor contra el sesgo o la deshonestidad, sea intencional o
no. Estas sugerencias incluyeron utilizar métodos más avanzados y precisos para probar
mejor y con más justicia las ideas de los investigadores, demandando que éstos fueran
más abiertos al escrutinio público de sus materiales y datos, e instituyendo mucho más
énfasis al hacer réplicas de las investigaciones de unos y otros (Bartlett, 2012; John et al.,
2012; Young, 2012). Es importante observar que estas preocupaciones de ningún modo
son específicas de la psicología social. Por ejemplo, los casos de fraude de alto perfil
abarcan todos las disciplinas, incluidas la física, medicina, historia, literatura y perio-
dismo (Coscarelli, 2012; Deer, 2011; Rayner, 2010; Sovacool, 2008). También es impor-
tante observar que la fuerte reacción de la comunidad de la psicología social ante estos
problemas es un testimonio de cuánto le interesa su integridad y trabajará con diligencia
para confirmarla y protegerla en los años venideros.
Repaso
¿Por qué es necesario aprender acerca de los
métodos de investigación?
l Estudiar métodos de investigación en psicología mejora el razona- l Entender la evidencia científica en la que están basados las teorías
miento de las personas acerca de los sucesos reales y de la infor- y hallazgos de la psicología social le ayudará a entender mejor la
mación presentada en los medios de comunicación y otras fuentes. investigación que se reporta en todo este libro, lo que a su vez le
ayudará a aprender el material con más profundidad.
l En la psicología social las teorías tratan de explicar y predecir Investigación básica y aplicada
fenómenos psicológicos sociales. Las mejores teorías son precisas, l El objetivo de la investigación básica es aumentar la comprensión
explican toda la información relevante y generan investigación que del comportamiento humano.
puede apoyarlas o no confirmarlas. Deben ser revisadas y mejora- l El objetivo de la investigación aplicada es aumentar la compren-
das como resultado de la investigación que inspiran. sión de los acontecimientos del mundo real y contribuir a la solu-
ción de los problemas sociales.
l Los hallazgos experimentales tienen validez interna en el grado en l El realismo mundano es el grado en que el entorno de investigación
que los cambios en la variable dependiente pueden ser atribuidos se asemeja a las situaciones del mundo real.
a las variables independientes. l El realismo experimental es el grado en que el entorno y los proce-
l Una confusión es un serio problema para la validez interna, dado dimientos experimentales son reales e involucran al participante.
que significa que algún otro factor varió junto con la variable inde- l El engaño se utiliza algunas veces para aumentar el realismo
pendiente y, por tanto, hace imposible saber si la variable indepen- experimental.
diente causó el efecto en la variable dependiente. l Los cómplices actúan como si fueran participantes en un experi-
l Los grupos de control refuerzan la validez interna, los efectos de mento, pero en realidad trabajan a las órdenes del investigador.
las expectativas del investigador la debilitan.
l Los resultados de una investigación tienen validez externa en el grado Meta-análisis: combinación de resultados de varios estudios
en que puedan ser generalizados a otras personas o situaciones. l El meta-análisis emplea técnicas estadísticas para integrar los
l Aun cuando usar una muestra representativa reforzaría la validez resultados cuantitativos de diferentes estudios.
externa de un estudio, la mayor parte de los estudios psicológicos
usan muestras de conveniencia. Cultura y métodos de investigación
l El rápidamente creciente uso de Internet para recolectar informa- l Hay un creciente interés en estudiar el papel que desempeña la cul-
ción permite conjuntos mucho más diversos de participantes en la tura en la psicología social.
investigación psicológica social de hoy. l Aunque importantes y apasionantes, estas investigaciones cultura-
les implican desafíos especiales para los investigadores.
TÉRMINOS CLAVE
asignación aleatoria (38) hipótesis (28) teoría (28)
coeficiente de correlación (36) informe posterior al sujeto (48) validez de constructo (31)
cómplice (45) investigación aplicada (29) validez externa (44)
confiabilidad entre evaluadores (32) investigación básica (29) validez interna (43)
confusión (43) investigación correlacional (36) variable dependiente (41)
consentimiento informado (48) meta-análisis (45) variable independiente (41)
definición operacional (30) muestreo aleatorio (35) variable atributo del sujeto (42)
efectos por la expectativa del investigador (43) realismo experimental (45)
engaño (45) realismo mundano (44)
experimento (38) técnica de comprobación fingida (31)
RECURSOS MEDIÁTICOS
Vaya a CengageBrain.com para tener acceso a Psychology CourseMate, donde encontrará
un eBook interactivo, glosarios, flashcards, quizzes, videos y más.
Autoestima (72)
La necesidad de autoestima
¿Existen diferencias de género y raza?
Teoría de la autodiscrepancia
La “trampa” de la autoconciencia
La autorregulación y sus límites
Procesos mentales irónicos
Mecanismos de automejora
¿Las ilusiones positivas son adaptables?
Cultura y autoestima
Autopresentación (92)
Autopresentación estratégica
Autoverificación
Automonitoreo
Repaso
Términos clave
Recursos mediáticos
© Gail Mooney/Corbis
53
El autoconcepto
¿Alguna vez le ha ocurrido que está en una reunión llena de ruido, sosteniendo una bebida
con una mano y un bocadillo con la otra, luchando por mantener una conversación a pesar
del bullicio de música y las voces, y aun así se las arregla para escuchar cuando alguien, al otro
lado de la habitación, menciona su nombre? De ser así, lo que usted ha experimentado es el
llamado “efecto fiesta de cóctel”; es decir, la tendencia de la gente a seleccionar estímulos que
tengan relevancia personal (como un nombre) en medio de un entorno ruidoso y complejo
(Cherry, 1953; Wood y Cowan, 1995). Incluso los niños que aún son muy pequeños para
hablar o caminar muestran esta tendencia (Newman, 2005). Para el psicólogo cognitivo,
este fenómeno muestra que los seres humanos son selectivos en su atención. Para el psi-
cólogo social, también evidencia que el yo es un importante objeto de atención.
El término autoconcepto se refiere a la suma total de las creencias que tienen las
personas respecto de sí mismas. Pero, ¿qué es lo que conforma de manera específica el
autoconcepto? De acuerdo con Hazel Markus (1977), el autoconcepto está compuesto de
moléculas cognitivas denominadas autoesquemas: creencias acerca de uno mismo que
guían el procesamiento de información individual y relevante para la persona. Los auto-
esquemas son para el autoconcepto total de un individuo lo que las hipótesis son para
la teoría, o lo que los libros para una biblioteca. Se puede considerar a sí mismo como
ser masculino o femenino, independiente o dependiente, liberal o conservador, introver-
tido o extrovertido. Lo cierto es que cualquier atributo específico podría tener impor-
tancia para el autoconcepto de algunas personas, pero no de todas. El autoesquema del
peso corporal es un buen ejemplo. Los hombres y mujeres que se consideran a sí mismos
como extremadamente excedidos de peso o delgados en exceso, o para quienes la ima-
gen corporal constituye un aspecto prominente del autoconcepto, se consideran esque-
máticos respecto al peso. Para estos esquemáticos del peso corporal, una amplia gama de
otros factores rutinarios, como una visita al supermercado, comprar ropa nueva, cenar
en un restaurante, pasar el día en la playa o los hábitos alimenticios de un amigo, podrían
disparar pensamientos relacionados con el yo. En contraste, aquellos que no consideran
su propio peso como una parte importante de sus vidas son no esquemáticos respecto a
>
dicho atributo (Markus et al., 1987).
>
recuerdos autobiográficos y la cultura en que vivimos.
Introspección
Comencemos por el principio: ¿cómo logra la gente tener claridad en cuanto a sus pro-
pias creencias, actitudes, emociones y motivaciones? El sentido común hace que esta
pregunta parezca absurda. Después de todo, uno sabe lo que piensa porque está pensán-
dolo, ¿o no? Además, sabemos lo que sentimos porque estamos sintiéndolo, ¿cierto? Eche
un vistazo a los libros populares sobre cómo lograr el autoconocimiento; seguramente
hallará que la respuesta no ambigua a estas preguntas es “sí”. Sin importar la técnica que
recomienden, sea yoga, meditación, psicoterapia, religión, análisis de los sueños o hipno-
sis, el consejo fundamental es el mismo: el autoconocimiento deriva de la introspección,
de una búsqueda interna de nuestros propios pensamientos y sentimientos.
Si estos libros “prácticos” están en lo cierto, habría que dar la razón a quienes sos-
tienen que nadie puede conocernos mejor que nosotros mismos. En consecuencia, las
personas tienden a suponer que para que los demás lleguen a conocerlas plenamente,
será necesario compartir con ellos información relacionada con sus pensamientos, sen-
timientos y demás estados privados e internos, además de su comportamiento. Pero,
¿es verdad esto? Casi todos los psicólogos sociales se muestran escépticos ante la idea
de que esta fe en la introspección está justificada. Algunos años atrás, Richard Nisbett
y Timothy Wilson (1977) encontraron que muchas veces los participantes en investi-
gaciones son incapaces de explicar las causas o correlaciones de su propio comporta-
miento. Esta observación forzó a los investigadores a confrontar una cuestión espinosa:
¿la introspección representa una vía directa hacia el autoconocimiento?
En el libro Strangers to Ourselves (Extraños para nosotros mismos), Wilson (2002)
afirma que la respuesta es no. De hecho, considera que a veces la introspección puede arrui-
nar el autoconocimiento. En una serie de estudios encontró que las actitudes que las per-
sonas dijeron tener hacia diferentes objetos, correspondían de manera muy estrecha con
los comportamientos que mostraban hacia ellos. Entre más afirmaban los participantes
que disfrutaban una tarea, más tiempo le dedicaban; entre más atractivo encontraban un
paisaje, más placer reflejaban sus expresiones faciales; entre más felices decían ser con
su pareja actual, más duradera resultaba la relación con ella. No obstante, cuando se les
pidió a los participantes que analizaran el porqué de sus sentimientos, las actitudes que
reportaron ya no correspondieron a su comportamiento. En cuanto a la autoevaluación
resultaban obvios dos problemas. El primero, tal como describió Wilson, es que los seres
De algún modo, nuestro sentido del yo humanos se encuentran mentalmente ocupados procesando información, razón por la
es maleable y sujeto a cambio. cual es tan frecuente que no puedan comprender sus propios pensamientos, sentimientos
y comportamientos. Tal parece que pensar demasiado y ser ana-
líticos en exceso sólo nos lleva a caer en confusiones.
En Self-Insight: Roadblocks and Detours on the Path to
The New Yorker Collection 1998 Robert Mankoff from
cartoonbank.com. Todos los derechos reservados.
>
estudiar y comer (Wilson y Ross, 2000).
Autopercepción
Sin importar qué podamos saber a partir de la introspección, Daryl Bem (1972) propuso
que la gente puede aprender acerca de sí en la misma forma que lo hacen los observadores
externos: poniendo atención a su propio comportamiento. La teoría de autopercepción
de Bem es simple, pero de gran profundidad. En la medida en que los estados emocionales
internos son débiles o difíciles de interpretar, las personas infieren lo que piensan o cómo
se sienten observando su propio comportamiento y la situación en que éste tiene lugar.
¿Alguna vez se ha escuchado a sí mismo mientras discute con otra persona, sólo para
notar con sorpresa cuán enojado se siente? ¿Alguna vez ha comido rápidamente un ali-
mento en tiempo récord, sólo para concluir que debió estar increíblemente hambriento?
En cada uno de estos casos, usted hizo una inferencia respecto a sí mismo a partir de la
observación de sus propias acciones.
Por supuesto, la autopercepción tiene límites. De acuerdo con Bem, las personas no
infieren sus propios estados internos a partir del comportamiento que se da en presencia
de presiones situacionales apremiantes, como la amenaza o los castigos. Si usted discute
con vehemencia o come vorazmente porque se le pagó para que lo hiciera, es probable
que no asuma que está molesto ni que tiene hambre. En otras palabras, la gente aprende
sobre sí misma mediante la autopercepción sólo cuando la situación por sí sola parece
insuficiente para haber causado su comportamiento.
Con los años, un buen número de investigaciones respalda la teoría de la autoper-
cepción. Cuando las personas son coaccionadas con gentileza para decir o hacer algo y si,
por otro lado, no tienen certidumbre respecto de cómo se sienten, suelen visualizarse de
maneras que son consistentes con sus afirmaciones y comportamientos públicos (Chai-
ken y Baldwin, 1981; Kelly y Rodríguez, 2006; Schlenker y Trudeau, 1990). En un estudio,
los participantes que fueron inducidos a describirse en términos halagadores obtuvie-
ron puntuaciones más altas en pruebas de autoestima posteriores, en comparación con
aquellos a quienes se les pidió describirse con mayor modestia (Jones et al., 1981; Rho-
dewalt y Agustsdottir, 1986). De manera similar, quienes fueron manipulados mediante
preguntas amañadas para describirse como introvertidos o extrovertidos, lo fueran o no
en la realidad, terminaron por definirse como tales más tarde, con excepción de algunos
que estaban muy seguros de ese aspecto de su personalidad (Fazio y Zanna, 1981; Swann
y Ely, 1984). El autor británico E. M. Foster se anticipó hace mucho a esta teoría cuando
preguntó: “¿Cómo puedo decir qué pienso sin fijarme antes en lo que digo?”.
La teoría de la autopercepción puede tener incluso más alcance del que había antici-
pado Bem, quien alegaba que las personas a veces aprenden sobre sí mismas al observar su
propio comportamiento escogido libremente. Pero, ¿puede usted también inferir algo sobre
sí mismo al observar el comportamiento de alguien más con quien usted se identifica por
completo? En una serie de estudios, Noah Goldstein y Robert Cialdini (2007) demostraron
este fenómeno, al que llaman autopercepción indirecta. En un experimento, por ejemplo,
pidieron a estudiantes universitarios escuchar una entrevista con un condiscípulo que
había estado de acuerdo en pasar unos minutos extra ayudando en un proyecto sobre gente
sin casa. Antes de escuchar la entrevista, a todos los participantes se les colocó un aparato
de grabación de electroencefalogramas en la frente, que supuestamente medía la activi-
dad cerebral cuando veían una serie de imágenes y escuchaban unas palabras. Por asigna-
ción aleatoria a algunos participantes se les dijo que sus patrones de ondas cerebrales se
asemejaban en forma muy cercana al de la persona cuya entrevista pronto escucharían, un
teoría de autopercepción Teoría según
nivel de semejanza, se les dijo, que señalaba la similitud genética y la cercanía de relación.
la cual, cuando los procesos internos
Los participantes, en esta condición de realimentación de similitud, ¿sacarían inferencias
resultan difíciles de interpretar, la gente
acerca de sí mismos al observar el comportamiento de un condiscípulo? Sí. En un cuestio-
obtiene autoconocimiento mediante la
nario posterior a la entrevista, estos participantes (en comparación con los del grupo de
observación de su propia conducta.
control que no recibieron realimentación) se clasificaron a sí mismos como más sensibles
y más sacrificados si el estudiante cuyo altruismo observaron se decía que era similar,
biológicamente. Lo que es más, cuando terminó la sesión, 93% de aquellos en condición
de similitud estuvieron de acuerdo en pasar algún tiempo extra ayudando al experimen-
tador, en comparación con sólo 61% del grupo control que no recibió realimentación.
La teoría de la introspección y la autopercepción hacen diferentes predicciones
acerca del grado en que las personas pueden conocerse a sí mismas. Si el autocono-
cimiento se deriva de la introspección, entonces claramente la persona se conoce a sí
misma mejor que nadie; si el autoconocimiento se deriva sólo de observaciones del com-
portamiento, entonces debe ser posible que otros nos conozcan tan bien como nosotros
mismos. Suponiendo que el autoconocimiento se obtenga de ambas fuentes, entonces
la verdad se encuentra en algún lugar intermedio. Pero, espere, ¿siempre es posible que
otros nos conozcan mejor de lo que nosotros mismos nos conocemos?
Simine Vazire (2010) hizo esta pregunta y propuso una respuesta sorprendente.
Vazire propuso su Modelo de asimetría de conocimiento otro-yo (SOKA, por sus siglas
en inglés), en el que predice que nos conocemos a nosotros mismos mejor de lo que nos
conocen otros cuando se habla de características que son “internas” y difíciles de obser-
var (por ejemplo, lo optimista, ansiosa o fácil de molestar que es una persona), y que no
hay diferencia otro-yo cuando se habla de características “externas” y fáciles de observar
(por ejemplo, lo tranquila, sociable o descuidada que es una persona). Ella también pre-
dice que otros pueden en realidad conocernos mejor de lo que nosotros nos conocemos
cuando se habla de características observables, que pueden ser tan delicadas para fines
de autoestima que hemos motivado “puntos ciegos” (por ejemplo, lo inteligente, creativa
o grosera que es una persona). En estos últimos ejemplos, Vazire predice: otros pueden
ser más objetivos de lo que somos acerca de nosotros mismos.
Para probar estas predicciones, Vazire pidió a estudiantes universitarios se clasifi-
caran a sí mismos, y luego hizo que los amigos de éstos los clasificaran, con respecto a
varias características de personalidad. Se estudiaron tres tipos de característica: (1) alto
en observabilidad (locuacidad, dominancia y liderazgo), (2) bajo en observabilidad y no
evaluativo (autoestima y ansiedad) y (3) bajo en observabilidad y altamente evaluativo
(inteligente y creativo). Para determinar la precisión, Vazire entonces midió qué tan bien
o qué tan mal les iba en medidas objetivas de estas características usando varios ejer-
cicios de laboratorio y exámenes con papel y lápiz. Los resultados dieron fuerte apoyo
al modelo SOKA. La l figura 3.1 muestra que las autoevaluaciones y las evaluaciones
de amigos eran iguales de precisas para características altamente observables, que las
autoevaluaciones fueron más precisas para características internas no evaluativas, pero
que las evaluaciones de amigos eran más precisas para características evaluativas inter-
nas. Claramente, para conocerse a sí mismo se requiere una combinación de informa-
ción y objetividad (vea Vazire y Carlson, 2011).
0.1
características observables-no evaluativas (centro). Sin embargo,
es curioso que las evaluaciones de amigos fueron más precisas
respecto a características internas-evaluativas. En apoyo del SOKA, 0
este modelo muestra que “conocerse a sí mismo” requiere una Interna-no
Internal/ Observable-no
Observable/ Interna-
Internal/
combinación de información y objetividad. evaluativa
non-evaluative evaluativa
non-evaluative evaluativa
evaluative
Tomado de Vazire, S., “Who knows what about a person? The self-other TipoType
de característica
of Trait
knowledge asymmetry (SOKA) model”, en Journal of Personality and Social
Yo
Self Amigos
Friends
Psychology, vol. 98 (pp. 281-300). Copyright © 2010 American Psychological
Association. Reimpreso con permiso.
© The New Yorker Collection 1991 Ed Frascino from cartoonbank,com. Todos los derechos reservados.
La pregunta es, ¿cómo se ha apreciado a sí mismo?
Los psicólogos sociales que estudian las emociones se han formulado pre-
cisamente esa pregunta. Vista desde la perspectiva de la teoría de la autoper-
cepción, la hipótesis de realimentación facial establece que los cambios en
la expresión facial pueden disparar cambios correspondientes en la experien-
cia emocional subjetiva. En la primera prueba a la que fue sometida esta hipó-
tesis, James Laird (1974) les dijo a los participantes que estaban tomando parte
en un experimento sobre la actividad de los músculos faciales. Después de
colocar electrodos en sus rostros, les mostró una serie de caricaturas. Antes
de ver cada una de ellas, se les pidió a los participantes que contrajeran ciertos
músculos faciales de manera que su cara se viera sonriente o ceñuda. Tal como
predijo Laird, los participantes calificaron lo que vieron como más divertido
cuando estaban sonriendo que cuando reproducían un gesto adusto. En inves-
tigaciones de seguimiento se indujo a los participantes de manera similar,
haciéndolos recrear expresiones que los llevaran a experimentar miedo, enojo,
tristeza y disgusto (Dimberg y Söderkvist, 2011; Duclos et al., 1989).
La realimentación facial puede evocar o magnificar ciertos estados emo-
cionales. Sin embargo, es importante señalar que el rostro no es indispensable
para reconocer la experiencia emocional subjetiva. Cuando en fecha reciente “Yo no canto porque soy feliz. Soy feliz
unos neuropsicólogos realizaron pruebas con una joven que había sufrido porque canto.”
parálisis facial bilateral, descubrieron que, a pesar de su incapacidad para
mostrar emociones de manera superficial, afirmó sentir varias emociones en respuesta a Como lo sugiere la teoría de
imágenes visuales positivas y negativas (Keillor et al., 2003). autopercepción, a veces inferimos
¿La realimentación facial realmente funciona? El rostro humano cuenta con 80 cómo nos sentimos cuando
observamos nuestro propio
músculos, y con ellos es posible crear más de 7000 expresiones. Así pues, ¿de verdad es comportamiento.
posible variar las emociones al contraer ciertos músculos y adoptar distintas expresio-
nes? Las investigaciones sugieren que sí, aunque todavía no resulta claro qué significado
tienen estos resultados. Laird afirma que las expresiones faciales afectan el estado emo-
cional mediante un proceso de autopercepción: “Si estoy sonriendo, significa que debo
estar feliz”. De manera consistente con esta hipótesis, Chris Kleinke y sus colaboradores
(1998) pidieron a un grupo de personas que emularan las expresiones faciales de feli-
cidad o enojo que se les mostraban mediante una serie de fotografías. La mitad de los
participantes podía verse en un espejo durante el ejercicio; el resto, no. ¿Estas manipula-
ciones afectaron los estados de ánimo? Sí. En comparación con los participantes en un
grupo control “sin expresión”, aquellos que imitaron las caras felices se sintieron mejor,
y los que duplicaron los rostros enojados se sintieron peor. Tal como predice la teoría de
la autopercepción, las diferencias fueron particularmente pronunciadas entre los parti-
cipantes que pudieron verse en un espejo.
Otros investigadores creen que los movimientos faciales activan las emociones al pro-
ducir cambios psicológicos en el cerebro (Izard, 1990). Por ejemplo, Robert Zajonc (1993)
asevera que sonreír provoca que los músculos faciales aumenten el flujo de sangre con
oxígeno fresco al cerebro, un proceso que da lugar a un estado placentero inducido por
el descenso de la temperatura cerebral. Por el contrario, fruncir el ceño disminuye el flujo
sanguíneo, lo cual produce un estado incómodo al elevar la temperatura. Para demostrarlo,
Zajonc y sus colaboradores (1989) llevaron a cabo un estudio en el que les pidieron a los
participantes que repitieran ciertas vocales 20 veces cada una, incluyendo los sonidos a, i,
u y la vocal germánica ü (que se pronuncia como iu). Mientras llevaban a cabo este ejerci-
cio, los cambios en la temperatura de la frente de los participantes fueron medidos y se les
pidió que informaran cómo se sentían. El resultado fue que la emisión de las vocales a e i
(que exige hacer un gesto similar a una sonrisa) redujo la temperatura de la frente y mejoró hipótesis de realimentación facial
Hipótesis que afirma que los cambios
el ánimo, mientras que la emisión de las vocales u y ü (que demanda un gesto semejante a
en la expresión facial pueden conducir
fruncir los labios) aumentó la temperatura y produjo una disminución del estado anímico.
a modificaciones correspondientes en la
En resumen, no es necesario que la gente infiera cómo se siente. Antes bien, las expresio-
emoción.
nes faciales evocan cambios psicológicos que dan lugar a una experiencia emocional.
con marcadores
l figura 3.2).
La paradoja de que la recompensa puede disminuir en lugar
de incrementar la motivación intrínseca ha sido observada en
10
muchos experimentos, tanto con niños como con adultos (Deci y
Ryan, 1985; Pittman y Heller, 1987; Tang y Hall, 1995). Acepte dinero
por llevar a cabo una actividad de esparcimiento y, antes de que se
5
dé cuenta, lo que solía ser un “juego” llegará a dar más la impresión
de “trabajo”. A la larga, esto puede tener efectos negativos sobre la
calidad de su desempeño. En una serie de estudios, Teresa Amabile
(1996) y otros hicieron que los participantes escribieran poemas,
dibujaran o pintaran, hicieran collages de papel y generaran solu- No
No Unexpected
Recompensa Expected
Recompensa
ciones creativas para dilemas empresariales. De manera consis- reward
recompensa reward
inesperada reward
esperada
tente, los investigadores encontraron que la gente es más creativa
cuando se siente interesada y desafiada por el trabajo mismo,
que cuando siente la presión de ganar dinero, cumplir una obligación, satisfacer una fecha
límite, ganar competencias o impresionar a los demás. En uno de estos estudios Ama-
bile les pidió a unos expertos en arte que calificaran las obras de artistas profesionales; el
hallazgo fue que las obras que fueron resultado de una comisión (es decir, los creadores
habían sido contratados específicamente para ello) fueron juzgadas de menor calidad que
aquellas que tuvieron su origen en un mero impulso creativo. En conclusión, puede afir-
marse que las personas son proclives a ser más creativas cuando están intrínsecamente
motivadas en relación con la tarea sin ser coaccionadas por fuerzas externas.
Pero espere. Si los beneficios extrínsecos contribuyen a reducir la motivación intrín-
seca, ¿sería mejor que padres y profesores no ofrecieran recompensas a los niños? ¿Los
programas de incentivos que se usan con tanta frecuencia para motivar a los trabajadores
en el mundo empresarial están condenados al fracaso, como algunas personas han suge-
rido? (Kohn, 1993). Todo depende de cómo se perciba la recompensa y por quién. Si ésta
se presenta en la forma de un elogio verbal que se percibe como sincero o mediante el
otorgamiento de un “bono” especial por un desempeño sobresaliente, ciertamente podría
mejorar la motivación intrínseca al proporcionar realimentación positiva en cuanto a las
aptitudes del individuo, como ocurre cuando la gente gana competencias, becas o una
palmada en la espalda por parte de alguien a quien respeta (Cameron y Pierce, 1994;
Cameron et al., 2005; Eisenberger y Cameron, 1996; Henderlong y Lepper, 2002).
La noción de que la motivación intrínseca es socavada por algunos tipos de recom-
pensa, pero no por otros, fue observada incluso entre bebés de 20 meses de edad. En
un inteligente estudio, Felix Warneken y Michael Tomasello (2008) llevaron bebés
a un laboratorio, donde el experimentador accidentalmente dejó caer un bolígrafo
o papel arrugado sobre el piso y aparentó ser incapaz de alcanzarlo. El niño podía
ayudar a recoger el objeto y dárselo al experimentador. La mayoría de los bebés ayu-
daron en esta situación. En una fase de tratamiento, los investigadores respondie-
ron a la asistencia dándole al niño un cubo de juguete (“Por esto obtienes un cubo”),
>
Porcentajes
50
Influencias de otras personas
25 Como se comentó antes, la teoría de Cooley (1902) sobre la
dimensión social del yo hizo hincapié en que las demás personas
nos ayudan a definirnos. En esta sección veremos la importancia
0
que tiene esta idea para nuestros autoconceptos.
Neutral
Neutrales Praise de
Condición Reward
Recompensa
condition
elogio
Teoría de la comparación social Suponga que un extraño
le pregunta: “¿Quién es usted?”. Si sólo hubiera un minuto o dos
para responderle, ¿mencionaría sus antecedentes éticos o reli-
giosos? ¿Haría referencia a su lugar de nacimiento? ¿Describiría sus talentos e intereses,
o sus gustos y aversiones? Cuando se les hace esta pregunta, las personas tienden a des-
cribirse en términos que las diferencian de otros en su entorno inmediato (McGuire y
McGuire, 1988). Entre los niños, los varones son más propensos a citar su género si han
crecido en familias en las que predominan las mujeres; las niñas actúan igual cuando
viven en familias predominantemente masculinas (McGuire et al., 1979). De manera
similar, en los ambientes universitarios los estudiantes “no tradicionales” de mayor
edad tienden a hacer más referencia a la edad que los más jóvenes tradicionales (Kite,
1992). Sin importar si el atributo distintivo es el género, la edad, la estatura o el color de
ojos, este patrón es básicamente el mismo. La implicación es intrigante: si se cambia el
entorno social de alguien, se estará modificando también la autodescripción espontánea
de esa persona.
Esta dependencia de las características distintivas para describirnos indica que el
yo es “relativo”, un constructo social, y que, en parte, cada uno de nosotros se define a sí
mismo usando a familiares, amigos, conocidos y otras personas como punto de referencia
(Mussweiler y Rüter, 2003; Mussweiler y Strack, 2000). Nuestros estándares de autocom-
paración pueden, incluso, verse influenciados temporalmente por la exposición fugaz
y cotidiana a desconocidos (Mussweiler et al., 2004). De hecho, esto es lo que Leon Fes-
teoría de la comparación social tinger (1954) propuso en su teoría de la comparación social. Festinger afirmaba que
Teoría que afirma que las personas cuando la gente tiene dudas con respecto a sus capacidades u opiniones, es decir, cuando
evalúan sus propias capacidades y no tiene a la mano información objetiva, se evalúa a sí misma estableciendo comparacio-
opiniones mediante la comparación nes con personas similares. La teoría parece razonable pero, ¿es válida? A lo largo de los
de sí mismas con otras.
años, los psicólogos sociales han sometido a prueba la teoría de la comparación social,
centrándose en dos cuestionamientos clave: (1) ¿cuándo acudimos a otras personas para
obtener información comparativa? (2) Entre toda la gente que habita en la Tierra, ¿con
quién elegimos compararnos? (Suls y Wheeler, 2000).
Como Festinger propuso, la respuesta a la pregunta de “cuándo” parece ser la siguiente:
las personas efectúan comparaciones sociales cuando enfrentan estados de incertidumbre
o cuando no tienen a su disposición medios más objetivos de autoevaluación. De hecho,
estudios recientes sugieren que las personas se juzgan a sí mismas en relación con otras
aun cuando realmente se dispone de estándares más objetivos (Klein, 1997). No obstante,
otra investigación apoya la teoría de Festinger de que las personas son menos influidas
por información de comparación social cuando se dispone de información objetiva; por
ejemplo, nuestras historias personales de éxito y fracaso (Steyn y Mynhardt, 2008).
La interrogante que se refiere a “con quién” también ha sido motivo de muchos estu-
dios. La respuesta parece ser que cuando evaluamos nuestros gustos musicales, nuestro
valor en el mercado laboral o nuestras habilidades deportivas, buscamos como punto
de comparación a personas similares en aspectos relevantes (Goethals y Darley, 1977;
Wheeler et al., 1982). Por ejemplo, si tiene curiosidad acerca de su talento natural para
escribir, es más probable que se compare con otros estudiantes universitarios que con
estudiantes de bachillerato o autores de libros de gran éxito editorial. Por supuesto, hay
excepciones a esta regla. Más adelante en este capítulo verá que muchas veces la gente
enfrenta sus incapacidades personales enfocándose en otros individuos con menos
talentos o que son menos afortunados.
Fitzgerald, 1988; Jansari y Parkin, 1996). Una segunda excepción es que las personas “Lo mejor de tener recuerdos es
tienden a recordar “las primeras veces”, las cuales implican transiciones. Reflexione un que uno puede escogerlos.”
momento acerca de su propia experiencia escolar. ¿Qué acontecimientos saltan a su William Trevor
mente y cuándo ocurrieron éstos? Tal vez recordó el primer día de escuela o las circuns-
tancias en que conoció a su mejor amigo. Quizá vinieran a su memoria algunas de las
clases favoritas, una fiesta o un encuentro deportivo especial. Cuando David Pillemer y
otros (1996) pidieron a estudiantes de primer ingreso y de último año que relataran las
experiencias más memorables de su primer año de escuela, 32% de todos los recuerdos
tuvieron relación con septiembre, un típico mes de transición ( fin del verano e inicio del
año escolar, de acuerdo con el calendario académico estadounidense). Cuando se solicitó
lo mismo a graduados universitarios, ellos también citaron una enorme cantidad de even-
tos ocurridos en los primeros dos meses de su primer año de escuela, seguidos por los que
tuvieron lugar en otro periodo de transición: el último mes del año en el que terminaron
sus carreras. Estos atareados lapsos transicionales son importantes entre los estudiantes,
sin considerar si sus escuelas siguen un calendario semestral o anual (Kurbat et al., 1998).
Es obvio que no todas las experiencias dejan la misma huella. Si les pide a estadou-
nidense bastante mayores que recuerden el 22 de noviembre de 1963, es probable que
le digan exactamente en dónde, con quién y qué estaban haciendo en el momento en
que se enteraron de que el presidente John F. Kennedy había sido herido. Roger Brown
y James Kulik (1977) acuñaron el término memoria de flash (flashbulb memories) para
describir estas evocaciones duraderas, detalladas y de alta resolución, y especularon que
los seres humanos estamos biológicamente equipados, por razones de supervivencia,
para “imprimir” eventos dramáticos en la memoria. Sin embargo, estos recuerdos imbo-
rrables no son siempre precisos ni consistentes. Es más, estas remembranzas se “sien-
ten” especiales y sirven como hitos prominentes en las biografías de nosotros mismos
(Conway, 1995; Talarico y Rubin, 2007).
Dado que vincula el presente con el pasado y nos proporciona un sentido interno de
Classmates.com
continuidad, la memoria autobiográfica constituye una parte vital de nuestra identidad
y puede ser conformada por ésta. Las personas suelen estar particularmente motivadas
a distorsionar el pasado en formas que resultan halagüeñas para sí mismas. De acuerdo
con Anthony Greenwald (1980): “El pasado se recuerda como si fuera un drama en el que
el yo es el protagonista” (p. 604).
Para ilustrar este sesgo, retroceda a un evento trascendental de la historia de Estados
Unidos: las audiencias del Senado en torno al caso Watergate, celebradas en 1973. El testigo
era John Dean, ex asesor del presidente Richard Nixon. Dean había rendido una declara-
ción de 245 páginas, en la que hacía un recuento, palabra por palabra, de muchas conver-
saciones. Su memoria parecía tan impresionante que se le llamó “grabadora humana”. Pero
entonces, en un irónico giro del destino, los investigadores descubrieron que Nixon había
grabado las reuniones narradas por Dean. ¿Éste había sido preciso? Una comparación de
su testimonio con las grabaciones reales reveló que, aun cuando recordó correctamente
sociólogo George Herbert Mead (1934), según la cual nuestros recuerdos del
l FIGURA 3.4 pasado no son más que “fantasías de evasión… en las que reconstruimos el
Distorsiones en el recuerdo de las mundo de acuerdo con nuestros deseos más íntimos” (pp. 348-349).
calificaciones obtenidas en bachillerato Nuestras autobiografías están tan interconectadas con nuestro sentido
Se pidió a un grupo de estudiantes universitarios de quiénes somos que, a medida que cambia nuestro autoconcepto, tam-
que recordaran las calificaciones que obtuvieron bién cambia nuestra perspectiva visual del pasado. Considere una impor-
en el bachillerato, mismas que luego fueron tante forma en la que usted haya cambiado. Una vez era niño, ahora está
verificadas en los registros correspondientes. Las en un colegio o trabaja. O puede que fuera fumador y dejó de hacerlo, o
comparaciones revelaron que la mayor parte de era obeso y bajó de peso. O quizá experimentó una conversión religiosa,
los errores de memoria tuvieron que ver con un o tuvo cáncer y sobrevivió, y ahora usted siente que ha “renacido”. Teo-
aumento en las calificaciones. Las calificaciones
bajas se recordaron con menos precisión (y fueron
rizando que nuestro actual autoconcepto pinta de muchos colores el
aumentadas). Aparentemente, a veces las personas modo en que vemos nuestro yo anterior, Lisa Libby y Richard Eibach
enmiendan su propio pasado para ajustarlo a su (2002) pidieron a estudiantes universitarios que escribieran acerca de un
autoimagen actual. aspecto de ellos mismos que hubiera cambiado mucho, así como de otro
Tomado de Bahrick et al., “Accuracy and distortion in me- que no hubiera cambiado desde que estaban en bachillerato. Analizando
mory for high school grades”, en Psychological Science,
vol. 7 (pp. 265-271). Copyright © 1996 Sage Publications,
el lenguaje empleado para describir estas recolecciones, los investigadores
Inc. Reimpreso con permiso. encontraron que los participantes usaban más pronombres en tercera per-
100 sona para describir acciones pasadas que no se ajustaban a su yo actual, y
se clasificaron como más alejados de estas acciones.
>
precisión
90
grades
80 Cultura y el autoconcepto
recalledcon
70
recordadas
50 que “El clavo que queda fuera recibe los martillazos”. En consecuencia, los
de calificaciones
En este caso, el yo es parte de una red social más amplia que incluya a la familia, los com-
pañeros de trabajo y demás personas con quienes el individuo se relaciona socialmente.
La gente con un punto de vista independiente dice que “la única persona con la que se
puede contar es uno mismo” y “me gusta ser único y diferente de los demás”. En cambio,
aquellos que tienen perspectiva interdependiente son más proclives a estar de acuerdo
con ideas como las siguientes: “Si un miembro de mi familia o de mi equipo de trabajo
fracasa, yo tengo parte de la culpa”, o “Mi felicidad depende de la felicidad de quienes
me rodean” (Rhee et al., 1995; Singelis, 1994; Triandis et al., 1998). Estas orientaciones
contrastantes, una enfocada en el yo personal y la otra en un yo colectivo, se bosquejan
en la l figura 3.5.
Investigación de varios tipos confirma un estrecho vínculo entre orientación cul-
tural y concepciones del yo. En un estudio, David Trafimow y otros (1991) hicieron que
estudiantes universitarios estadounidenses y chinos completaran 20 afirmaciones
que comenzaban con la frase “yo soy…”. Los estadounidenses mostraron ser más pro-
clives a llenar los espacios en blanco con descripciones de carácter (“yo soy tímido”),
mientras que los chinos fueron más propensos a identificarse mediante filiaciones
grupales (“yo soy estudiante universitario”). Consistente con este hallazgo, un segundo
estudio mostró que en comparación con niños estadounidenses que tienden a recordar
eventos autobiográficos con aspectos personales de sí mismos, los niños chinos tienden
a recordar relaciones, membresías grupales y otros aspectos sociales de ellos mismos
(Q. Wang, 2006). Un tercer estudio ha demostrado que cuando participantes chinos, no
así los estadounidenses, piensan en sí mismos, se activan partes del cerebro que también
se activan cuando piensan en sus madres (Zhu et al., 2007).
Nuestras orientaciones culturales pueden influir en la manera que nos perci-
bimos, evaluamos y presentamos en relación con los demás. Markus y Kitayama
(1991) identificaron dos diferencias particularmente interesantes entre Oriente
y Occidente. La primera es que las personas de culturas individualistas se esfuer-
zan por alcanzar logros personales, en tanto que las que viven en culturas colectivis-
tas obtienen más satisfacción a partir del estatus que conlleva pertenecer a un grupo
reconocido. En consecuencia, mientras los estadounidenses tienden a sobrevalo-
rar sus contribuciones al esfuerzo de un grupo y se acreditan el éxito y culpan a los
demás cuando hay un fracaso, la gente de culturas colectivistas tiende a subestimar
l FIGURA 3.5
Concepciones culturales del yo
Como se muestra aquí, diferentes culturas fomentan distintas concepciones del yo. Muchos
occidentales tienen un punto de vista independiente del yo caracterizado como distinto,
autónomo y autosuficiente. Por su parte, muchos asiáticos, africanos y latinoamericanos
poseen una perspectiva interdependiente del yo, en la cual los individuos se circunscriben a
una red social más amplia.
Tomado de Marcus, H. R. y Kitayama, S., “Culture and the self: Implications for cognition, emotion, and
motivation”, en Psychological Review, vol. 98 (p. 226). Copyright © 1991 by the American Psychological
Association. Reimpreso con permiso.
A. Punto de vista independiente del yo B. Punto de vista interdependiente del yo
Madre Padre
Madre Padre
Yo Hermano Yo Hermano
Amigo
Amigo
Amigo
Colega Colega
Amigo
l FIGURA 3.7
Diferencias generacionales en la orientación cultural estadounidense
Durante años se han aplicado encuestas a millones de estadounidenses que crecieron en las
décadas de 1940-1950 (“explosión de la natalidad”), 1960-1970 (“generación X”) y de 1980-
1990 (“milenarios”). A partir de las respuestas de estudiantes de bachillerato y universitarios
de 1966 a 2009 parece que, en comparación con los de la “explosión de la natalidad”, las
generaciones posteriores están más enfocadas en el dinero, la fama y la autoimagen, y menos
ocupados de la afiliación, la comunidad y el compromiso cívico. Estos cambios sugieren que la
cultura estadounidense es más individualista hoy que hace medio siglo.
Tomado de Twenge, J. M., Campbell, W. K. y Freeman, E. C., “Generational differences in young adults’ life
goals, concern for others, and civic orientation, 1966-2009”, en Journal of Personality and Social Psychology,
vol. 102 (pp. 1045-1062). Copyright © 2012 by the American Psychology Association. Reimpreso con permiso.
100
90
80
70
60
50
40
30
20
10
0
1966 1969 1972 1975 1978 1981 1984 1987 1990 1993 1996 1999 2002 2005 2008
Philosophy
Filosofía de laofvida
life Well-offfinanciera
Riqueza financially Money
Dinero Being
Ser lídera leader
Autoestima
¿Cómo se siente respecto a sí mismo? ¿Por lo general se siente satisfecho con su aparien-
cia, su personalidad, sus habilidades académicas y deportivas, sus logros y amistades?
¿Ve el futuro con optimismo? Cuando se trata del yo, las personas dejan de ser observa-
doras ecuánimes, objetivas y serenas, para transformarse en seres juiciosos, motivados,
emocionales y altamente protectores de su autoestima, un componente del yo con carga
afectiva.
La palabra estima proviene del latín aestimare, que significa “estimar” o “valorar”. La
autoestima, por lo tanto, se refiere a las valoraciones positivas y negativas que hacemos
de nosotros mismos (Coopersmith, 1967). Algunos individuos tienen autoestima más alta
que otras, un atributo que puede tener profundo impacto en la manera que piensan y
sienten sobre sí mismos y se presentan ante los demás. A pesar de ello, es importante
tener en cuenta que si bien algunos tienen una autoestima más alta que otros, la sen-
sación de valía personal no es un rasgo personal grabado en piedra para siempre. Por el
contrario, se trata de un estado mental que fluctúa en respuesta al éxito, el fracaso, los
autoestima Componente
altibajos de la fortuna, las relaciones sociales y otras vivencias (Heatherton y Polivy, 1991).
afectivo del yo, conformado por las
autoevaluaciones positivas y negativas
Con el autoconcepto conformado por numerosos autoesquemas, las personas por
de las personas.
lo general ven de manera diferente las partes del yo: algunas las juzgan más favorable-
mente o las ven con más claridad o como más importantes que otras (Pelham, 1995).
En efecto, tal como los individuos difieren según cuán alta o cuán baja sea su autoestima,
también divergen en la medida en que ésta es estable o inestable. Como regla general, la
autoestima se mantiene más o menos estable a lo largo de toda la vida (Trzesniewski et
al., 2003), pero en el caso particular de algunas personas parece fluctuar en respuesta a
experiencias cotidianas, las cuales son muy susceptibles al halago o excesivamente sen-
>
sibles a la crítica (Baldwin y Sinclair, 1996; Kernis y Waschull, 1995; Schimel et al., 2001).
La necesidad de autoestima
Aparentemente usted, yo y en la práctica todos los habitantes del planeta tenemos nece-
sidad de contar con autoestima, el deseo de vernos bajo una luz positiva. Como resultado
de quiénes somos y de la cultura en la que vivimos, cada uno de nosotros valora diferen-
tes atributos y trata de distintas maneras de satisfacer esta necesidad. Algunas personas
obtienen un sentido de valía a partir de su apariencia; otras valoran más la fortaleza
física, los logros profesionales, la salud, las habilidades y talentos, o la filiación a deter-
minados grupos. Independientemente de cuál sea la fuente, es evidente que la búsqueda
de valía personal es un aspecto de la motivación humana con profundas implicaciones.
Pero retrocedamos un poco y preguntémonos por qué. ¿A qué se debe que nuestra nece-
sidad de autoestima sea tan fuerte como si fuera el alimento, el aire, el sueño o el agua
que requerimos para vivir?
Hoy en día hay dos respuestas de la psicología social a esta interrogante. La teoría
del sociómetro, propuesta por Mark Leary y Roy Baumeister (2000), consiste en que las
personas somos inherentemente animales sociales y que el deseo de autoestima está
determinado por la más primitiva necesidad de relacionarnos con los demás y obtener
su aprobación. Como resultado de esta conexión social para sobrevivir, la gente ha evolu-
cionado un “sociómetro”, un mecanismo que permite detectar la aceptación y el rechazo
y luego traducir esta percepción en alta o baja autoestima. De esta manera, la autoestima
sirve como indicador general de cómo nos estamos desempeñando ante los ojos de los
demás. Por lo tanto, la amenaza del rechazo social reduce la autoestima, lo cual activa
la necesidad de recuperar la aprobación y la aceptación. En un experimento dirigido a
identificar un “sociómetro neural”, a los participantes se les tomó una imagen de reso-
nancia magnética mientras veían palabras de realimentación positiva y negativa que un
cómplice usaba de manera ostensible para describirlos (palabras como interesante y abu-
rrido). Los participantes también clasificaron su autoestima en res-
puesta a cada palabra de realimentación. Los resultados mostraron
que una mayor actividad en las regiones del cerebro relacionadas con iario,
Querido d
el rechazo estaba asociada con una autoestima más baja (Eisenber-
estarte
rar que la autoestima promueve la salud, la felicidad y el éxito, y preocupados por suponer
que algunos grupos humanos están en desventaja a este respecto, los investigadores han
realizado estos tipos de comparaciones.
¿Existen diferencias en los niveles de autoestima según el género? A lo largo de
los años se ha escrito mucho en la prensa popular acerca del inflado pero frágil “ego
masculino”, sobre el limitado amor propio de niñas adolescentes y mujeres jóvenes, y
acerca de la consecuente “brecha de confianza” relacionada con el género (Orenstein,
1994). ¿La investigación respalda dicho supuesto? Para averiguarlo, Kristin Kling y otros
(1999) hicieron una combinación estadística de los resultados de 216 estudios, en los
que participaron 97,000 encuestados, y después analizaron los sondeos realizados entre
48,000 estudiantes por el Centro Nacional de Estadísticas sobre Educación de Estados Uni-
dos. El resultado: entre los adolescentes y adultos consultados, los varones obtuvieron pun-
tuaciones más altas que las mujeres en diversas evaluaciones generales de autoestima. Sin
embargo, contrario a la creencia popular, la diferencia fue muy pequeña, en particular entre
adultos jóvenes.
Los investigadores también se han preguntado si tener una baja autoestima representa
un problema para los miembros de grupos minoritarios estigmatizados, víctimas históricas
de prejuicio y discriminación. ¿Por ejemplo, pertenecer a un grupo minoritario, como los
afroamericanos, reduce el sentido de valía personal? Con base en los resultados combinados
de estudios que involucraron a más de medio millón de encuestados, Bernadette Gray-Little
y Adam Hafdahl (2000) reportaron que niños, adolescentes y adultos afroamericanos obtu-
vieron de manera consistente puntuaciones más altas, no más bajas, que sus homólogos de
raza blanca en las evaluaciones de autoestima.
En un meta-análisis de cientos de estudios que comparaban grupos de todas las edades y
diferentes minorías estadounidenses, Jean Twenge y Jennifer Crocker (2002) confirmaron que
los afroamericanos tienen una ventaja en cuestión de autoestima sobre los de raza blanca,
pero encontraron que las minorías hispana, asiática y de indígenas estadounidenses tienen
puntuaciones de autoestima más bajas. La ventaja en autoestima no es fácil de interpretar.
Sorprendidos por las altas calificaciones obtenidas por la población negra, más altas que las
de otras minorías, algunos investigadores han sugerido que quizá sus miembros, más que
los de otras minorías, son capaces de conservar su autoestima al enfrentar la adversidad, atri-
buyendo consecuencias negativas a las fuerzas discriminatorias y usando esta adversidad para
crear un sentido de orgullo grupal. A este respecto, Twenge y Crocker descubrieron que las
puntuaciones de autoestima de los afroamericanos, en comparación con las obtenidas por la
población blanca, se han incrementado con el paso del tiempo, desde la época anterior a
>
la declaración de los derechos civiles (en la década de los cincuentas) hasta la actualidad.
Teoría de la autodiscrepancia
¿Qué determina el modo en que se sienten las personas respecto de sí mismas? De acuerdo
con E. Tory Higgins (1989), nuestra autoestima se define a partir de la compatibilidad o
incompatibilidad entre cómo nos vemos a nosotros mismos y cómo queremos vernos. Para
demostrarlo, trate de llevar a cabo el siguiente ejercicio. Escriba en una hoja de papel diez
características que describan el tipo de persona que usted cree que realmente es (¿inte-
ligente?, ¿flexible?, ¿sexy?, ¿irritable?). A continuación haga una lista de diez rasgos que
describan el tipo de persona que considera que debería ser; es decir, características
que le permitirían responder a su sentido del deber, la responsabilidad y el honor. A continua-
ción, haga una lista de las cualidades que describan el tipo de persona que le gustaría ser, un
ideal que encarne sus esperanzas, deseos y sueños. Si sigue estas instrucciones, al final deberá
tener tres listas: la de su yo real, la de su yo moral y la de su yo ideal.
La investigación ha demostrado que estas listas pueden emplearse para prede-
cir la autoestima y el bienestar emocional. La primera lista representa el autoconcepto;
las otras dos se refieren a los estándares personales o autoguías. En la medida que uno
incumpla dichos estándares experimentará una reducción de la autoestima, emociones
negativas y, en casos extremos, desórdenes afectivos de importancia. La consecuencia
específica que se presente dependerá de cuál autoguía no se está alcanzando. Si hay una
discrepancia entre el yo real y el yo moral, el individuo sentirá culpabilidad, vergüenza y
resentimiento. Incluso es posible que sufra temores excesivos y desórdenes relacionados
con la ansiedad. Si la incompatibilidad se da entre el yo real y el yo ideal, sentirá decep-
ción, frustración, insatisfacción y tristeza. En la peor de las situaciones, podría inclusive
volverse depresivo (Boldero y Francis, 2000; Higgins, 1999; Strauman, 1992). Nuestras
autodiscrepancias podrían, incluso, dar inicio a un proceso de perpetuación de tales
sentimientos. Al participar en un estudio sobre imagen corporal, un grupo de mujeres
universitarias con tendencia a presentar altas discrepancias en el yo ideal, resultaron
más proclives a compararse a sí mismas con las delgadas modelos que aparecen en los
comerciales de televisión, lo cual incrementaba todavía más su insatisfacción relacio-
nada con su físico y, en consecuencia, su depresión (Bessenoff, 2006).
Resulta evidente que cada quien debe hacer frente a cierto nivel de autodiscre-
pancia. Nadie es perfecto. No obstante, no todos sufren consecuencias emocionales. La
razón, según Higgins, es que la autoestima depende de diversos factores. Uno de ellos es,
simplemente, el grado de discrepancia. Entre mayor sea éste, peor nos sentimos. Otro es
la importancia de la discrepancia hacia el yo. Una vez más, entre más importante sea el
área de acción en la que esté fallando, peor se sentirá. Un tercer factor es la medida en
que cada quien se enfoque en sus autodiscrepancias. Cuanto mayor interés se dé, más
grande será el daño. Esta última observación da lugar a una importante pregunta: ¿qué
hace que nos enfoquemos menos o más en nuestras deficiencias personales? Para res-
ponder esta interrogante centremos la atención en la teoría de la autoconciencia.
humor (Flory et al., 2000) o deprimidas (Pyszczynski y Greenberg, 1987). Las personas
ensimismadas también es más probable que sufran de alcoholismo, ansiedad y otros
padecimientos clínicos (Mor y Winquist, 2002), y que tengan pensamientos de autodes-
trucción, relacionados con el suicidio, cuando no satisfacen sus propios estándares (Cha-
tard y Selimbegovic, 2011).
¿Existe alguna solución? La teoría de la autoconciencia sugiere dos estrategias bási-
cas para hacer frente a esta situación: (1) “ponerse en forma” repitiendo comportamien-
tos que reduzcan sus autodiscrepancias; (2) “embarcarse” y alejarse de la autoconciencia.
De acuerdo con Charles Carver y Michael Scheier (1981), la solución que se elija depende
de si las personas consideran posible reducir sus autodiscrepancias y de si se sienten
complacidas con el progreso que logran una vez que lo intentan (Duval et al., 1992). De
ser así, tenderán a equiparar su comportamiento con estándares personales o sociales;
de lo contrario, se “desconectarán”, buscarán distractores y llevarán su atención lejos del
yo. Este proceso se esquematiza en la l figura 3.8.
En general, las investigaciones respaldan la predicción según la cual las personas auto-
enfocadas resultan más proclives a comportarse de maneras consistentes con sus valores
personales o con ideales socialmente aceptados (Gibbons, 1990). Dos estudios de campo
interesantes ilustran este punto. En uno de ellos se condujo a un grupo de niños vestidos
con disfraces de Halloween, con máscaras y rostros maquillados, hasta la casa de un inves-
tigador en cuya puerta había un recipiente con dulces. Ahí los niños, a quienes se dejó a
solas, debían tomar nada más un caramelo. Aunque esa fue la instrucción precisa, 34% de
los niños violó la regla. Sin embargo, cuando se puso un espejo de tamaño completo junto al
recipiente con dulces, esta cifra se redujo a 12%. Aparentemente el espejo forzó a los niños
a autoenfocarse, lo cual los llevó a comportarse de manera consistente con los estándares
públicos de la conducta deseable (Beaman et al., 1979). En un segundo estudio, realizado en
Inglaterra, los dependientes de un restaurante fueron instruidos a confiar en que sus clien-
tes depositarían el pago por su consumo en una especie de “caja de honestidad” no vigilada.
En una de las paredes cercanas a la caja se puso un cartel en el que podía verse un ramo
de flores o un par de ojos indistintamente. Mediante el cálculo de la proporción de dinero
depositada por el consumo, los investigadores observaron que las personas pagaron casi
tres veces más dinero cuando la imagen en el cartel era la de los ojos (Bateson et al., 2006).
La teoría de la autoconciencia establece que si no consiguen reducir la auto-
discrepancia en un primer intento, los individuos tomarán una ruta distinta: eva-
dir la autoconciencia. Roy Baumeister (1991) especula que el abuso de drogas,
el masoquismo sexual, el éxtasis religioso, el comer en exceso y el suicidio son
medios para lograr esta intención evasiva. Incluso la televisión puede servir como
forma de escape. En un estudio, Sophia Moskalenko y Steven Heine (2003) lleva-
ron un grupo de estudiantes al laboratorio para probar las discrepancias entre
su yo real y su yo ideal dos veces. A la mitad del grupo se le invitó a ver un breve
l FIGURA 3.8
Causas y efectos de la autoconciencia
La autoconciencia induce a las personas a librarse de sus autodiscrepancias, ya sea ajustando su comportamiento a los estándares
personales o sociales o evadiendo la autoconciencia.
© Cengage Learning
Personas Ajustar el
autoenfocadas Alta comportamiento a
estándares
Evasión de la
Situaciones Baja
autoconciencia
autoenfocadas
l FIGURA 3.10
¿Pensar en Dios produce efectos de autoconciencia?
> La autorregulación y sus límites
Hasta este punto hemos visto que la atención autoenfocada
Los participantes clasificados como muy creyentes o poco puede motivarlo a controlar su comportamiento y a luchar por
creyentes completaron una tarea de palabras que los llevó conseguir ideales personales o sociales. Para lograr estos obje-
a pensar en Dios o en algo neutral. Después, contestaron tivos, los cuales permiten reducir la autodiscrepancia que nos
preguntas acerca de sí mismos. Consistentes con la teoría de obsesiona, debemos comprometernos de manera constante en
la autoconciencia, pensar en Dios (al contrario de pensar en una labor de autorregulación; el proceso por el cual buscamos
algo neutral) llevó a los muy creyentes, pero no a los poco controlar o alterar nuestros pensamientos, sentimientos, com-
creyentes, a contestar las preguntas en formas que fueron portamientos y deseos. Desde obligarnos a salir de la cama por
más deseables socialmente.
las mañanas hasta ponernos a dieta, correr un kilómetro extra,
Tomado de Gervais, W. M. y Norenzayan, A., “Like a camera in the sky?
Thinking about God increases public self-awareness and socially desira-
sonreír amablemente a la gente que en realidad no nos simpa-
ble responding”, en Journal of Experimental Social Psychology, vol. 48 tiza y trabajar cuando hay cosas más interesantes que hacer,
(pp. 298-302). Copyright © 2012 Sage Publications, Inc. Reimpreso con el ejercicio del autocontrol es una constante en nuestras vidas
permiso. (Baumeister y Vohs, 2004; Carver y Scheier, 1998; Forgas et al.,
2009; Heatherton, 2011).
Los conflictos entre nuestros deseos y la necesidad de
autocontrol son constantes. Cuando una muestra de 205 adul-
6 tos usaron beepers Blackberry durante una semana y reporta-
ron sus estados actuales en el momento apropiado, indicaron
socialmente
2
y Roy Baumeister (2000) teorizaron que el autocontrol es un
1
recurso interior limitado que puede ser agotado temporal-
mente por el uso. Hay dos componentes en su teoría. El pri-
mero es que todos los esfuerzos de autocontrol proceden de
0 un solo depósito común. El segundo es que ejercer autocontrol
Muy
Highcreyentes
belief PocoLowcreyentes
belief es como flexionar un músculo: una vez que se usa, se fatiga y
Creencia enGod
Belief in Dios pierde fuerza, dificultando volver a ponerlo en acción; por lo
Control
Control Dios
God menos por algún tiempo, en tanto se reabastece el recurso.
Niéguese la posibilidad de disfrutar ese delicioso postre que le
hace agua la boca y encontrará más difícil moderar su tempe-
ramento cuando algo lo moleste. Trate de dominar su miedo
escénico cuando se encuentre frente a un público y le parecerá
más complicado resistir el deseo de ver televisión en lugar de estudiar.
La investigación ha confirmado esta provocativa hipótesis. Por ejemplo, en un estu-
dio, Muraven y Baumeister (1998) hicieron que sus participantes vieran un cortometraje
basado en una película perturbadora en la que se mostraban escenas de animales enfer-
mos y muertos por exposición a desechos radiactivos. A algunos de los participantes
se les pidió que reprimieran sus respuestas emocionales ante lo que veían, incluyendo
sus expresiones faciales; a otros se les instruyó para que exageraran o amplificaran sus
respuestas gestuales; el tercer grupo no recibió instrucciones especiales. El autocon-
trol fue evaluado antes y después de proyectar el cortometraje; la medición consistió en
determinar el tiempo durante el cual los participantes eran capaces de mantener unas
pinzas para ejercicio apretadas entre las manos. Como se pronosticó, quienes tuvieron
que inhibir o exagerar sus emociones durante la proyección del corto, a diferencia de los que
conformaban el tercer grupo, perdieron la fuerza de voluntad y aflojaron la presión sobre
autorregulación Proceso por las pinzas entre el primero y el segundo intentos (vea la l figura 3.11). Otros estudios
el cual las personas controlan sus realizados después confirmaron la hipótesis: tras ejercer autocontrol en una tarea, la
pensamientos, sentimientos o
capacidad de la gente para autorregularse queda debilitada, provocando que comiencen
comportamiento para alcanzar un
a hablar mucho, exhibirse demasiado o alardear en exceso en situaciones sociales poste-
objetivo personal o social.
riores (Vohs et al., 2005).
l FIGURA 3.11 80
segundos)
(seconds)
El autocontrol es un recurso interior limitado
Se proyectó a los participantes una película
persistence
ocultaran por completo las respuestas emocionales
que les produjera (un tercer grupo no recibió
instrucción alguna respecto a controlarse). Antes y
después de la proyección se evaluó el autocontrol
Handgripcon
60
mediante la observación de la persistencia de los
Persistencia
participantes en mantener apretadas unas pinzas
de ejercicio. Como se muestra, los dos grupos
que debieron controlar sus emociones durante 50
la proyección, a diferencia del tercer grupo, Antes de lamovie
Before película Después
Afterde la película
movie
terminaron por perder la fuerza de voluntad y soltar
Exageración
Amplification
las pinzas.
Supresión
Suppression
Muraven y Baumeister, 1998. © Cengage Learning
Noautocontrol
Sin self-control
administró una prueba clásica de tolerancia al dolor que requería introducir una mano
en una tina con agua helada por tanto tiempo como pudieran, hasta que fuera dema-
siado doloroso continuar. Entre las dos pruebas, a los pacientes de “autoafirmación” se
les dio la oportunidad de expresar un valor fundamental al escribir un ensayo acerca de
una característica personal que encontraran más importante (por ejemplo, relaciones
familiares, amistades, creatividad o atléticas). Otros escribieron acerca de alguna carac-
terística menos importante. ¿Un pequeño acto de autoafirmación puede contrarrestar
los efectos de la fatiga de autorregulación sobre la tolerancia al frío? Sí. Entre los parti-
cipantes en la condición sin afirmación, el acto previo de autocontrol redujo de manera
drástica su tolerancia al dolor por el frío en un promedio de 78 segundos a 27 segundos.
Sin embargo, entre aquellos a quienes se pidió autoafirmación, desapareció el efecto
adverso de la primera tarea de autocontrol sobre la tolerancia al dolor.
intenciones.
El efecto mejor que el promedio En las culturas occidentales, por lo menos, la mayo-
ría de las personas tienen un elevado concepto de sí mismas todo el tiempo. De manera
consistente y a lo largo de una amplia gama de ámbitos, la investigación ha puesto en
evidencia que los individuos consideran más útiles para describirse los rasgos positivos
que los negativos, que se consideran mejores que los demás, que se otorgan a sí mismos
calificaciones más altas que las que reciben de otras personas, que exageran la percepción
del control que tienen sobre los eventos de la vida y que tienden a pronosticar un futuro
brillante para sí mismos (Dunning et al., 2004; Sedikides y Gregg, 2008; Taylor, 1989).
La lista de las tendencias de automejora es larga e impresionante. La investigación
muestra también que las personas sobreestiman su efectividad como oradores ante una
audiencia (Keysar y Henly, 2002); sobrevaloran sus contribuciones a un grupo y la medida
en que se les echaría de menos si lo abandonaran (Savitsky et al., 2003); recuerdan de
manera selectiva la realimentación positiva al tiempo que desprecian la negativa (Green
et al., 2008); piensan que lograrán más en el futuro de lo que han tenido en el pasado
(Johnson, 2009); se reconocen a sí mismos en autorretratos que fueron adaptados digi-
talmente con 10% de otro rostro que es muy atractivo (Eply y Whitchurch, 2008), y se dan
crédito a sí mismos pero no a otros por el potencial futuro pero
todavía no realizado (Williams et al., 2012). Con respecto a otros
l FIGURA 3.13 y en un amplio margen de dominios, parece que las personas en
El efecto mejor que el promedio general piensan que son mejores, más honorables, más capaces
En general, las personas se ven a sí mismas como mejores y más caritativas. Este patrón se conoce como “efecto mejor que
que otras en una variedad de características. En este estudio, el promedio”.
los participantes clasificaron lo importante que son diversas
Lo que es interesante en particular es que las personas son
características, lo bien que describen el yo y lo bien que
describen a otros. Como se muestra, el efecto de mejor que más proclives a verse a sí mismas como mejor que el promedio
el promedio fue más prominente para características que cuando se trata de características personales que son importan-
se consideraron más importantes (por ejemplo, honesto, tes. Johathon Brown (2012) presentó a participantes una lista de
bondadoso, responsable e inteligente) que para aquellas características y a cada uno le pidió clasificar qué tan importante
vistas como menos importantes (meticuloso, agradable, era, qué tan bien se describía a sí mismo y qué tan bien descri-
imaginativo y sociable). bía a la mayoría de los demás. La l figura 3.13 muestra que el
Tomado de Brown, J. D., “Understating the better than average effect:
Motives (still) matter”, en Personality and Social Psychology Bulletin, vol.
efecto es mayor para características que se clasificaron como
38 (pp. 209-219). Copyright © Sage Publications, Inc. altas en importancia (por ejemplo, honesto, bondadoso, responsa-
Reimpreso con permiso. ble e inteligente) que para características de menor importancia
4.5 (como escrupuloso, agradable, imaginativo y sociable).
acaben viviendo en lugares cuyos nombres se parezcan a los suyos (Michelle en Michi-
gan, George en Georgia) resultó más alta de lo que se hubiera sospechado; lo mismo
ocurre en relación con las escuelas a las que asisten (Kari y Denise son dentistas). De
igual manera, los registros matrimoniales encontrados en varios sitios web dedicados a
la genealogía ponen de manifiesto una desproporcionada probabilidad de que la gente se
case con personas cuyos nombres o apellidos se parezcan a los suyos (Jones et al., 2004).
De manera sutil pero notable, consistentemente buscamos reflejos del yo a nuestro alre-
dedor (Pelham et al., 2005).
Uri Simonsohn (2011) no está tan seguro. Aunque impresionado con la evidencia
del egoísmo implícito en el laboratorio, Simonsohn volvió a analizar los datos de la vida
real y concluyó que con demasiada frecuencia los vínculos resultaban de una casualidad
estadística. Considere el hecho de que es más probable que las personas se casen con
quienes llevan nombres que se parecen a los suyos. Una mirada más estrecha a estos
números deja ver que el efecto del nombre resulta de un “sesgo étnico”, de modo que es
frecuente que las personas se casen con quienes comparten el mismo nombre hispánico,
asiático o de otro grupo. En cuanto a las mujeres de nombre Georgia que sean de ese
estado, las actas de nacimiento muestran que más bebés nacidos en Georgia reciben
ese nombre en honor a dicho estado. Para resumir: es claro que las personas prefieren las
letras de su propio nombre y el número de su propio cumpleaños; lo que es menos claro
es si estas preferencias influyen en las decisiones de más alto riesgo que tomamos con
respecto a la pareja en un matrimonio, la carrera o un lugar donde vivir.
Esta investigación reciente sobre el egoísmo implícito muestra que las personas se
tienen a sí mismas en muy alta estima. Sin embargo, no podemos todos ser perfectos, ni
podemos todos ser mejores que el promedio y, entonces, ¿en qué se apoya esta ilusión
común? En esta sección examinaremos cuatro métodos que la gente utiliza para racio-
nalizar o mejorar su autoestima: las cogniciones de autoservicio, la autoobstaculización,
la complacencia en la gloria reflejada (BIRG) y la comparación social a la baja.
confrontaciones temporales eran favorables. Entusiasmadas por descubrir que “me veo
mejor en la actualidad que cuando era más joven”, las personas emplean comparaciones
temporales a la baja de la misma manera que usan las comparación social a la baja; es
decir, como un medio de automejora (Zell y Alicke, 2009).
Si la gente establece comparaciones sociales a la alza o a la baja puede tener impor-
tantes implicaciones en términos de salud. Cuando son afectadas por experiencias trági-
cas (crímenes, accidentes, enfermedades o la muerte de un ser amado), las personas son
propensas a afiliarse a quienes enfrentaron situaciones similares y lograron superarlas,
modelos de conducta capaces de ofrecerles esperanza y guía. Pero, por otra parte, tien-
den a equipararse con quienes están en peores circunstancias, una forma de comparación
social a la baja (Taylor y Lobel, 1989).
Evidentemente, saber que la vida podría ser peor tiene utilidad; esa es la razón por la
que muchos enfermos de cáncer se comparan con otras personas que padecen lo mismo,
pero que se han adaptado a él con menos fortuna. En un estudio realizado entre 312 muje-
res que habían sufrido cáncer de seno en su primera etapa y luego acudieron a grupos
de autoayuda, Laura Bogart y Vicki Helgeson (2000) pidieron a las participantes que
reportaran, con una periodicidad semanal durante siete semanas, el número de veces
que hablaran, pensaran o escucharan hablar de otros pacientes. Las investigaciones
encontraron que 53% de todas las comparaciones sociales fueron a la baja (con pacientes
que estaban en peor estado), mientras que sólo 12% fueron a la alza (con pacientes que
estaban recuperándose). El resto fueron comparaciones “laterales” con otras pacientes en
estado similar o diferente. Bogart y Helgeson descubrieron también que entre mayor era la
frecuencia con que las participantes realizaban comparaciones a la baja, mejor se sentían.
La comparación social a la baja también está asociada con una capacidad para enfrentar
la clase de remordimientos de la vida que a veces persiguen a las personas cuando enveje-
cen. Investigadores del desarrollo en adultos han observado que es frecuente que los adul-
tos que envejecen experimenten intensos sentimientos de remordimiento por decisiones
que tomaron, por contactos perdidos, oportunidades que dejaron pasar y otros semejan-
tes, y estos arrepentimientos pueden comprometer la calidad de sus vidas. Isabelle Bauer
y otros (2008) pidieron a adultos de entre 18 y 83 años que revelaran sus remordimientos
más grandes, y luego indicaran si sus amigos de la misma edad tenían remordimien-
tos que fueran más o menos severos. Entre los adultos más viejos de la muestra, los que
tendían a considerar que los otros tenían remordimientos más severos que los propios se
>
sentían mejor que quienes veían a los demás como menos arrepentidos.
Recurriendo a la teoría evolucionista, William von Hippel y Robert Trivers (2011) han
ofrecido una perspectiva nueva y provocativa sobre las ventajas adaptables del autoengaño.
Con los años, los psicólogos de la evolución han observado que el engaño es una habilidad
de comunicación que los animales usan para ganarse un favor, atraer pareja e influir en otros
para compartir alimento, refugio y otros recursos. Así como los seres humanos han evolucio-
nado para engañar a los demás, también han desarrollado formas para detectar el engaño de
otros. Cuanto más hábil se es en estas interacciones, más se alcanza el éxito. El problema es
que cuando las personas mienten, se ponen nerviosas, tratan de no darlo a notar y trabajan
duro para hacer que la mentira suene digna de crédito, en especial cuando hablan con quie-
nes las conocen. He aquí el problema: si los que embaucan pueden convencerse a sí mismos
de que su engaño es verdadero, no se verán tan nerviosos, no tendrán nada que esconder, ni
tendrán que trabajar tanto en la presentación y, por lo tanto, serán más exitosos. Así como
George Costanza, el personaje de la serie Seinfeld, aconsejó a Jerry, que estaba programado
para hacer una prueba de detector de mentiras, “no es mentira si tú crees en ella”.
Cuando se llega a la ilusión del control, el optimismo no realista y los otros sesgos de
automejora hacen posible que las personas se vean a sí mismas mejores que el promedio,
Von Hippel y Trivers (2011) amplían su argumento: al engañarse en formas que crean ilu-
siones positivas, la gente puede mostrar en público más confianza de la que en realidad
siente, haciéndose más exitosa en sus relaciones sociales. Quizá esto explique el hallazgo de
investigación de que las personas tienden a sobrevalorar la autoestima de otras personas,
independientemente de qué tan bien las conozcan (Kilianski, 2008).
Pero no todo mundo concuerda con la idea de que “vivir” en un mundo color de rosa
sea un factor de adaptación válido a largo plazo. Roy Baumeister y Steven Scher (1988)
advirtieron que las fantasías positivas pueden dar lugar a patrones crónicos de com-
portamiento autoderrotista, como ocurre cuando la gente evade la autoconciencia por
medio del alcohol y otras drogas, se deja llevar por la autoobstaculización para fracasar y
no alcanzar sus objetivos, niega los problemas de salud que sufre hasta que es muy tarde
para tratarlos y se apoya en la ilusión de control para protegerse de los desengaños sufri-
dos en las casas de apuestas. De manera similar, otros investigadores han señalado que
a veces las personas necesitan ser autocríticas para poder mejorar. En un estudio sobre
realimentación en casos de éxito y fracaso, Heine y otros (2001) encontraron que mien-
tras los estudiantes universitarios de Estados Unidos persisten menos en la realización de
una tarea tras enfrentar un fracaso inicial que después de tener éxito, los estudiantes
de Japón persisten más en la misma situación. En ocasiones es preciso hacer frente a los
defectos para poder corregirlos.
Desde un punto de vista interpersonal, C. Randall Colvin y otros (1995) determinaron
que las personas con perspectivas más vanidosas que realistas respecto a sí mismas recibían
de sus amigos calificaciones menos favorables en ciertos aspectos. En sus estudios, los hom-
bres que tendían a la automejora fueron percibidos como arrogantes, condescendientes,
hostiles y menos considerados con los demás; las mujeres en la misma posición eran vistas
como más hostiles, defensivas y sensibles a la crítica, así como menos queridas y más pro-
pensas a reaccionar de manera exagerada al sufrir contratiempos irrelevantes. Es posible
que la gente con una autoimagen positiva cause una buena primera impresión en los demás,
pero resulta cada vez menos simpática con el paso del tiempo (Paulhus, 1998).
En un estudio que ilustra este lado oscuro de la autoestima, Todd Heatherton y Kathleen
Vohs (2000) aplicaron una prueba para medir la autoestima en parejas de estudiantes uni-
versitarios que no se conocían, y después los reunieron para una breve conversación. Justo
antes de la reunión, un estudiante de cada pareja debía responder, sin su compañero, una
prueba denominada “Examen de asociación indirecta”, la cual pedía encontrar una palabra
que conectara grupos de tres términos aparentemente no relacionados (por ejemplo, las
palabras lamer, espolvorear y minas fueron vinculadas mediante el término sal). A la mitad
de esos estudiantes objetivo se les describió la prueba como experimental y los problemas
que se les plantearon fueron fáciles de resolver. A los demás se les dijo que la prueba tenía
como propósito evaluar el potencial de logro y se les dieron problemas más difíciles, lo cual
provocaría (eso suponían) que tuvieran un peor desempeño que el promedio. ¿Esta reali-
mentación amenazante para el ego afectó el comportamiento de los estudiantes? ¿Qué ocu-
rrió con las impresiones que se formaron en relación con los compañeros de interacción?
En el grupo cuyo ego no fue amenazado, fueron apreciados en igual medida los estudiantes
con alta y baja autoestima. Sin embargo, en la situación que ponía en entredicho el ego, los
estudiantes con alta autoestima fueron menos agradables para los demás; de hecho, sus
compañeros los calificaron de rudos, poco amables y arrogantes.
¿Qué orientación contribuye más a la adaptación, el realismo o la fantasía? A
medida que los psicólogos sociales siguen debatiendo sobre los efectos de las fantasías
positivas a corto y largo plazos, es evidente que no existe una respuesta definitiva. Lo que
se sabe por el momento es esto: las personas que albergan fantasías positivas en relación
con ellas mismas son más proclives a disfrutar los beneficios y logros que se pueden
adjudicar a la alta autoestima y la influencia social. Pero quizá esos mismos individuos
terminen por pagar el precio en otros términos; por ejemplo, en sus relaciones con los
demás. Entonces, ¿cuál es la conclusión? ¿Las fantasías positivas motivan la consecu-
ción de logros personales, pero nos aíslan socialmente de los demás? ¿Verse a sí mismo
con un poco de envanecimiento contribuye a la adaptación, pero da lugar a criterios
demasiado sesgados y, por lo tanto, dañinos para la adaptación? Será interesante ver
cómo se resuelve esta espinosa polémica en los años por venir.
Burazin/Getty Images
Se comentó ya que los individuos provenientes de culturas individualistas tienden a
verse como distintivos y autónomos, mientras que los que proceden de culturas colec-
tivistas conciben el yo como parte de una red social interdependiente. ¿Estas distintas
orientaciones tienen implicaciones en la autoestima? Se trata de un cuestionamiento
bastante difícil de responder.
Steven Heine y sus colegas (1999) han afirmado que la cultura tiene diferentes efec-
tos en la búsqueda de autoestima. Al comparar la distribución de las calificaciones obte-
nidas en pruebas de autoestima aplicadas en Canadá y Japón, encontraron que si bien
casi todos los puntajes de los canadienses se agrupaban en el extremo superior del rango,
los correspondientes a los japoneses ocupaban el centro del mismo. En otros estudios
observaron también que los participantes japoneses en ocasiones podían ser bastante
autocríticos, incluso proclives a hablar de sí mismos en términos negativos.
¿En realidad los japoneses tienen una autoestima menos positiva en comparación
con los norteamericanos? ¿O los encuestados japoneses tienen una autoestima positiva
pero se sienten impulsados a presentarse modestamente ante los demás (como función
de la necesidad colectivista necesaria de “encajar” en lugar de “sobresalir”)? Para res-
ponder estas preguntas algunos investigadores han tratado de desarrollar pruebas indi-
rectas, sutiles, “implícitas” que les permitan evaluar la autoestima de la gente sin que
ésta sea consciente de ello. En un estudio cronometrado de asociación de palabras, los
investigadores encontraron que, a pesar de sus puntajes más bajos en las pruebas evi-
dentes de autoestima, los estadounidenses de origen asiático, al igual que sus homólogos
de origen europeo, estaban más prontos a asociarse con palabras positivas, como feliz y
luz natural, que con términos negativos, como vómito y veneno (Greenwald y Farnham,
2000; Kitayama y Uchida, 2003). De acuerdo con la perspectiva dialéctica oriental antes
descrita, otra investigación implícita de autoestima ha demostrado que aun cuando las
personas de Asia Oriental, igual que los occidentales, son rápidas para asociar el yo con
características positivas, también es más probable que asocien el yo con características
negativas contradictorias (Boucher et al., 2009).
Profundizando en estos resultados, Constantine Sedikides y sus colegas (2003)
sostienen que las personas de culturas, tanto individualistas como colectivistas, están
similarmente motivadas a tenerse en alta estima; es decir, que la acuciosa necesidad de
autoestima es universal o “pancultural”. Las diferencias observadas, según los investiga-
dores, provienen del hecho de que las culturas influyen sobre cómo buscamos satisfacer
esa necesidad: los individualistas se presentan como seres únicos y autosuficientes,
mientras que los colectivistas lo hacen como modestos miembros de un grupo de
iguales. Desde esta perspectiva, la gente pone en práctica tácticas de automejora,
alardeando o mostrándose humilde según la actitud que resulte deseable en su entorno
cultural (J. D. Brown, 2003; Lalwani et al., 2006; Sedikides et al., 2005). En cuanto a lo
que es deseable, cuando estudiantes japoneses y estadounidenses evaluaron una per-
sona ficticia con base en sus respuestas altas o bajas en un cuestionario de autoestima,
los segundos mostraron una preferencia más fuerte por la persona con autoestima ele-
vada (Brown, 2010).
Heine y sus colegas concuerdan sólo en parte con esta interpretación de la investiga-
ción. Ellos aseveran también que las personas tienen necesidad de autoestima y desean
ser percibidas como “buenos seres humanos” en su propia cultura. Sin embargo, señalan
que en medio del esfuerzo por alcanzar ese objetivo, los occidentales y otros individua-
listas tienden a utilizar tácticas de automejora para sobresalir, confirmarse y expresarse,
mientras que los habitantes del Lejano Oriente y otros colectivistas tienden a reservarse
para encajar en su entorno, mejorar su yo y ajustarse a los estándares establecidos por
sus grupos. En resumen, la necesidad básica de tener autoestima positiva es universal,
pero la dirección específica que se toma hacia la automejora tiene raíces culturales
(Heine, 2005; Heine y Hamamura, 2007).
Autopresentación
La búsqueda del ser humano por desarrollar su autoestima y el conocimiento de sí
mismo pone de manifiesto su yo interior. No obstante, la imagen seguirá incompleta
hasta que se tome en cuenta su capa más superficial, es decir, la expresión conductual
del yo social. A casi todas las personas les preocupa sobremanera la imagen que presen-
tan a los demás. La industria de la moda, los centros de nutrición, las cirugías cosméticas
diseñadas para modificarlo todo, desde los párpados hasta los senos, y la interminable
exploración de nuevos medicamentos milagrosos para hacer crecer el cabello, eliminar
el vello, blanquear los dientes, refrescar el aliento y desvanecer las arrugas, tienen un
fundamento común: aprovechar nuestra preocupación por la
apariencia física. De manera similar, estamos al pendiente de
la impresión que provocamos con nuestro comportamiento
público, tanto en persona como en Facebook, LinkedIn y otros
sitios de redes sociales.
Thomas Gilovich y otros (2000) encontraron que las perso-
nas son tan conscientes de sí mismas en los entornos públicos,
que muchas veces se ven expuestas al llamado efecto reflector,
una tendencia a creer que la atención social está más pen-
diente de ellos de lo que demuestra la realidad. En un conjunto
de estudios se les pidió a los participantes que vistieran una
camiseta impresa con una imagen halagadora o vergonzosa y
se exhibieran en una sala llena de extraños, después de lo cual
debían calcular cuántos de éstos serían capaces de identifi-
car la imagen. Dado que la gente demasiado consciente de sí
John Moore/Getty Images
misma cree que todos los ojos están sobre ella, los participan-
tes sobreestimaron en 23% a 40% el número de observadores
que habían notado y serían capaces de recordar lo que ellos
estaban usando. Estudios de seguimiento mostraron de igual
manera que cuando las personas cometen un error en público,
Hoy en día, la gente consciente de sí más tarde sobrevaloran el impacto negativo de su comportamiento entre los testigos
misma presenta a otros un yo público (Savitsky et al., 2001).
en Facebook y otros sitios de redes
En su obra As You Like It (Como gustéis), William Shakespeare escribió: “El mundo
sociales en línea.
es un gran teatro, y todos los hombres y mujeres son tan sólo actores”. Erving Goffman
(1959) fue el primero en llevar este punto de vista al ámbito de la ciencia social, cuando
afirmó que la vida es como una gran obra de teatro y cada uno de nosotros actúa con
base en ciertos textos, como si representáramos un guión. Lo más importante, aseveró
Goffman, es que cada cual asume cierto rostro, o identidad social, que los demás nos ayu-
dan a mantener con cortesía. Inspirados por la teoría de Goffman, los psicólogos sociales
han centrado su interés en la autopresentación: proceso mediante el cual tratamos de
encarnar lo que los demás piensan de nosotros, y lo que pensamos de nosotros mismos
(Schlenker, 2003). Los actos de autopresentación son capaces de tomar formas diferentes.
autopresentación Estrategia que
Pueden ser conscientes o inconscientes, precisos o engañosos, realizados ex profeso para
usan las personas para determinar lo
un público externo o para nosotros mismos. En esta sección comentaremos los distintos
que los otros piensan de ellas.
objetivos que tienen la autopresentación y las maneras en que la gente trata de cumplirlos.
TABLA 3.2
Autopresentación estratégica en entrevistas de trabajo
En estudios realizados sobre las tácticas de influencia que los solicitantes de empleo utilizan
en sus entrevistas de trabajo, se reportó la práctica de estos intentos de congraciamiento y
autopromoción.
Congraciamiento
l Alabé al entrevistador o a la organización.
l Conversé sobre los intereses que tengo en común con el reclutador.
l Indiqué mi interés en el puesto y en la compañía.
l Indiqué mi entusiasmo por trabajar para la organización.
l Sonreí mucho o utilicé otros comportamientos amigables no verbales.
Autopromoción
l Hice referencia al valor de los eventos positivos que contribuí a impulsar.
l Describí mis habilidades y capacidades de manera atractiva.
l Me apoderé de la palabra durante la entrevista para poder exponer todas mis cualidades.
l e acredité todas las circunstancias positivas, aunque no haya sido el único responsable de
M
ellas.
l ice que los acontecimientos positivos en los que tuve responsabilidad parecieran mucho
H
más importantes de lo que realmente fueron.
Higgins & Judge, 2004; Stevens & Kristof, 1995. © Cengage Learning
En apariencia, lograr estos objetivos es tarea sencilla. Cuando las personas quieren
agradar ponen su mejor cara, sonríen mucho, hacen gestos de asentimiento, muestran su
acuerdo y, de ser necesario, echan mano de cortesías, halagos y toda clase de adulacio-
nes. Por otro lado, cuando lo que desean es ser admiradas por su competencia, intentan
impresionar a los demás hablando de sí mismas y exhibiendo con total falta de modestia
su estatus, sus conocimientos y hazañas. En ambos casos se trata de un intercambio. Por
supuesto, como cualquier otra conducta servil, las tácticas de congraciamiento deben ser
sutiles si no se quiere correr el riesgo de que resulten contraproducentes (Jones, 1964). A
la gente le disgustan aquellos individuos que no paran de pregonar y hacer alarde de sus
propios logros (Godfrey et al., 1986), o los que dejan ver un patrón “de adulación” con
sus superiores, pero no con sus subordinados (Vonk, 1998).
La autopresentación también puede dar lugar al surgimiento de otros problemas.
Mark Leary y sus colegas (1994) sugirieron en un artículo que podría tener consecuencias
en la salud y analizaron evidencias sobre el hecho de que la necesidad de proyectar una
imagen pública favorable puede tentarnos a caer en patrones de comportamiento peli-
grosos. Por ejemplo, las preocupaciones en torno a la autopresentación podrían aumen-
tar el riesgo de contraer SIDA (tal sería el caso, por ejemplo, de hombres a los que les da
mucha vergüenza comprar condones y hablar abiertamente con sus parejas sexuales),
desarrollar cáncer de piel (en el caso de las personas que se exponen demasiado al sol para
obtener un bronceado atractivo), caer en desórdenes alimenticios (cuando las mujeres se
obsesionan con las dietas, emplean anfetaminas y laxantes o se obligan a vomitar para
permanecer delgadas), abusar de las drogas (cuando los adolescentes fuman, beben y
usan drogas para impresionar a sus compañeros) y resultar heridos en accidentes (cuando
los jovencitos conducen imprudentemente para parecer temerarios ante los demás).
> Autoverificación
En contraste con la autopresentación estratégica se encuentra una segunda motivación:
la autoverificación; es decir, el deseo de que los demás nos perciban de la misma forma
en que nosotros lo hacemos. De acuerdo con William Swann (1987), durante sus encuen-
tros sociales la gente está muy motivada a confirmar o verificar su autoconcepto en la
perspectiva ajena. Swann y sus colegas han recopilado mucha evidencia que respalda
esta hipótesis y encontrado, por ejemplo, que los individuos actúan de manera selectiva
al evocar, recordar y aceptar sólo la realimentación de su personalidad que confirme sus
autoconcepciones. De hecho, a veces nos inclinamos a corregir a aquellos cuyas impre-
siones son positivas, pero erróneas. Los participantes en cierto estudio interactuaron con
un cómplice que más tarde relató si aquéllos le habían parecido dominantes o sumisos.
Cuando el comentario era consistente con el autoconcepto del participante, se aceptaba
su validez; sin embargo, cuando era inconsistente, los participantes hicieron todo lo posi-
ble para probar el error del cómplice: los que se percibían como dominantes pero fueron
calificados como sumisos, se comportaron después con más firmeza que de costumbre;
los que se veían a sí mismos como sumisos pero fueron marcados como dominantes, en
seguida se mostraron más dóciles (Swann y Hill, 1982).
La autoverificación podría parecer una práctica deseable, pero, ¿las personas que
abrigan un autoconcepto negativo querrán que los demás compartan esa impresión?
Nadie es perfecto; todo mundo tiene defectos, pero, ¿de verdad se quiere verificar su exis-
tencia a los ojos de otros? Quienes son extremadamente tímidos, socialmente inhibi-
dos o inseguros en relación con sus capacidades, ¿desean que los demás se percaten de
tales debilidades? ¿No preferirían presentarnos ante ellos con una actitud audaz, segura
o competente? ¿Qué ocurre cuando el deseo de verificación se enfrenta con la necesidad
de automejora?
Buscando las respuestas a tales interrogantes, en un estudio de laboratorio Swann y
sus colegas le pidieron a cada uno de los estudiantes que participaron que respondieran
un cuestionario sobre autoconcepto y que luego escogieran entre dos participantes, uno
de los cuales supuestamente los había evaluado de manera favorable, a un compañero
para interactuar con él. ¿El resultado? Aunque quienes tenían un autoconcepto positivo
eligieron compañeros que los veían bajo una luz positiva, la mayoría de los que tenían un
> Automonitoreo
Aun cuando la autopresentación constituye una forma de vida para todos nosotros,
difiere considerablemente en cada individuo. Algunas personas son más conscientes que
otras de su imagen pública. Además, hay quienes son más proclives a poner en práctica
autopresentaciones estratégicas, mientras que otros prefieren la autorregulación. De
acuerdo con Mark Snyder (1987), estas diferencias tienen relación con un rasgo de perso-
nalidad denominado automonitoreo: la tendencia a regular el comportamiento propio
para satisfacer las demandas impuestas por las situaciones sociales.
Los individuos que presentan un nivel alto de automonitoreo parecen tener un
repertorio de personalidades para elegir. Sensibles a las preocupaciones que conlleva
la autopresentación estratégica, son equilibrados, dispuestos y capaces de modificar
su comportamiento al cambiar de un entorno a otro. Como lo evidencia su evaluación
mediante la Escala de automonitoreo (Snyder 1974; Snyder y Gangestad, 1986), son
propensos a mostrarse de acuerdo con afirmaciones como “probablemente sería buen
actor” y “suelo actuar con diferentes personalidades en diversas situaciones y con dis-
tintas personas”. En contraste, quienes no son autosupervisores tienden a ser autoveri-
ficadores por naturaleza, mostrándose menos preocupados por la aceptación social de
su comportamiento. Como los actores de carácter siempre actúan el mismo papel, se
automonitoreo Tendencia a
expresan de manera consistente en cualquier situación, poniendo ante los demás el yo modificar la conducta en respuesta a
que consideran real y honesto. En la Escala de automonitoreo, los no adeptos al auto- la autopresentación afectada por una
monitoreo afirman que “sólo puedo avalar aquello en lo que realmente creo” y “nunca he situación determinada.
sido hábil para participar en improvisaciones o juegos de adivinanzas” (vea la tabla 3.3).
TABLA 3.3
Escala de automonitoreo
¿Tiene usted niveles de automonitoreo altos o bajos? Responda cierto (C) o falso (F) a
cada una de las afirmaciones siguientes. Cuando termine, califíquese de esta manera: un
punto si contestó C a los elementos 4, 5, 6, 8, 10, 12, 17 y 18; un punto si respondió F a
los elementos 1, 2, 3, 7, 9, 11, 13, 14, 15 y 16. Sume para obtener el puntaje total, que
constituye su calificación en automonitoreo. Entre los estudiantes universitarios estado-
unidenses el promedio es de 10 u 11 puntos.
1. Me parece difícil imitar el comportamiento de otras personas.
2. En fiestas y reuniones sociales no intento decir o hacer cosas que agredan a los demás.
3. Sólo defiendo aquellas ideas con las que concuerdo de antemano.
4. Soy capaz de improvisar discursos sobre cualquier tema, incluso alguno del que casi no tenga
información.
5. Supongo que finjo un poco para impresionar o divertir a los demás.
6. Probablemente sería un buen actor.
7. Rara vez soy el centro de atención en un grupo de personas.
8. Suelo actuar con diferentes personalidades en diversas situaciones y con distintas personas.
9. Me cuesta trabajo ser agradable para los demás.
10. No siempre soy la persona que aparento.
11. No cambiaría mis opiniones (ni mi forma de comportarme) para complacer a alguien o ganarme
su estima.
12. Se me considera alguien divertido.
13. Nunca he sido hábil para participar en improvisaciones o juegos de adivinanzas.
14. Me cuesta trabajo modificar mi conducta para ajustarla a diferentes situaciones o personas.
15. En las fiestas dejo que los demás se encarguen de bromear y contar anécdotas.
16. Me siento un poco incómodo en presencia de otras personas y tiendo a no destacarme tanto
como debiera.
17. Puedo ver a cualquiera a los ojos y contarle mentiras sin avergonzarme (siempre y cuando sea
por un objetivo noble).
18. Soy capaz de engañar a la gente siendo amigable con ella, aunque en realidad me desagrade.
Tomado de Snyder, M. y Gangstad, S., “On the nature of self-monitoring: Matters of assessment, matters of validity”,
en Journal of Personality and Social Psychology, vol. 51 (pp. 125-139). Copyright © 1986 por la American Psychology
Association. Reimpreso con permiso.
En los siguientes capítulos verá que debido a que gran parte de nuestro compor-
tamiento se ve influenciado por las normas sociales, el automonitoreo es importante
en muchos aspectos de la psicología social y también tiene interesantes implicacio-
nes en cuestión de desarrollo. Una encuesta realizada a personas de entre 18 y 73 años
de edad reveló que los puntajes de automonitoreo tienden a disminuir conforme nos
hacemos mayores, presumiblemente porque vamos ganando estabilidad y seguridad en
nuestra identidad a medida que envejecemos (Reifman et al., 1989). Sin embargo, por el
momento, reflexione en esta pregunta: ¿qué es mejor, tener un nivel de automonitoreo
alto o bajo?, ¿dicho nivel tiene relación con nuestra capacidad de adaptación?
Las investigaciones de que disponemos no permiten aventurar este juicio de valor.
Piense, por ejemplo, en las personas con un alto nivel de automonitoreo. Bastante acerta-
damente, acostumbran percibirse como seres pragmáticos, flexibles y dispuestos a adap-
tarse, así como capaces de asumir diversos roles en la vida. Pero también se les puede
describir como individuos oportunistas, volubles e hipócritas, más preocupados por las
apariencias que por la realidad y dispuestos a cambiar de color, como el camaleón, para
congraciarse con los demás. Ahora piense en las personas con nivel bajo de automoni-
toreo. Acostumbran describirse a sí mismos como seres francos y regidos por principios;
actúan sin falsas pretensiones y siempre dicen lo que piensan para que los demás sepan
a qué atenerse. Por supuesto, también se les puede calificar de tercos, insensibles a lo que
les rodea y poco dispuestos a comprometerse para llevar la fiesta en paz. Así, por lo
que respecta al valor relativo de estas dos orientaciones, se puede concluir que ningún
nivel de automonitoreo constituye necesariamente un problema, a menos que se le lleve
a los extremos. Goffman (1955) llegó a la misma deducción hace muchos años, cuando
escribió:
Muy poca capacidad de percepción, muy poco don de gentes, muy poco orgullo y conside-
ración bastan para que el individuo deje de ser alguien en quien se pueda confiar para dar
un indicio acerca de sí mismo o de dejárselo saber a los demás para ahorrarles bochornos…
Demasiado don de gentes o demasiada consideración son suficientes para que se transforme
en un ser social en extremo, que deja a los demás con la sensación de no saber bien qué
esperar de él, ni qué hacer para realizar un ajuste efectivo en el largo plazo (p. 227).
Reflexiones: el yo multifacético
A lo largo de la historia de la humanidad, escritores, poetas, filósofos y teóricos de la
personalidad han caracterizado el yo como un aspecto perdurable de la personalidad,
un “núcleo interior” invisible, estable al paso del tiempo y de lenta transformación. La
lucha por “encontrarse” y “ser fiel” a uno mismo se basa en esta imagen. Así, cuando se le
pidió a un grupo de personas mayores de 85 años que reflexionaran sobre sus vidas, casi
todas respondieron que, aun cuando habían cambiado de cierta forma, fundamental-
mente habían sido siempre las mismas (Troll y Skaff, 1997). Sin embargo, en los últimos
tiempos los psicólogos sociales se han enfocado en el cambio. Al hacerlo han descubierto
que por lo menos una parte del yo es maleable: se moldea por medio de las vivencias y
varía de acuerdo con la situación que se presente. Desde este punto de vista, el hombre
tiene muchos rostros diferentes.
Pero, ¿qué pasa cuando usted se ve al espejo? ¿Ve un solo rostro o ve muchos? ¿Ve a
una persona cuyo autoconcepto es perdurable, o a un individuo cuya identidad parece
cambiar de un momento a otro? ¿Ve una persona cuyas fortalezas y debilidades son eva-
luadas con mirada objetiva, o alguien que evade las verdades desagradables, poniendo
en funcionamiento distintos mecanismos de autodefensa? ¿Ve a una persona que alberga
un yo interno, oculto, diferente del rostro que muestra a los demás?
Con base en el material presentado en este capítulo, la respuesta a los cuestiona-
mientos anteriores parecería ser siempre la misma: el yo posee todas esas características.
Mucho antes de que surgiera la psicología social, William James (1890) afirmó que el yo
no es sencillo, sino complejo y multifacético. Con base en las teorías e investigaciones
actuales somos capaces de apreciar cuánta razón tenía James. Es evidente que hay un
aspecto del yo que sólo podemos conocer mediante la introspección y que se mantiene
estable al paso del tiempo. Pero también hay un aspecto que cambia de acuerdo con
quien nos acompaña y con la información que obtenemos de los demás. Cuando se trata
de la autoestima, hay veces en las que estamos lo suficientemente autoenfocados para
estar conscientes de nuestras deficiencias; por otro lado, hay momentos en los que sal-
vaguardamos nuestra identidad poniendo en marcha mecanismos como las cogniciones
de autoservicio, la autoobstaculización, el conocimiento por asociación y la compara-
ción social a la baja. También es preciso tomar en consideración el tema de la autopre-
sentación. Resulta claro que cada uno de nosotros posee un yo privado, conformado por
nuestros pensamientos, sentimientos y recuerdos más íntimos. Pero es igual de evidente
que contamos también con un yo público, representado por los roles que desempeña-
mos y por las máscaras que utilizamos en público. A medida que continúe la lectura de
este libro, verá que los componentes cognitivo, afectivo y conductual del yo no son inde-
pendientes ni distintivos, por el contrario, están interrelacionados; es por ello que tienen
enorme importancia para todas las áreas de la psicología social.
REPASO
El autoconcepto
l El autoconcepto es la suma de todas las creencias que tiene la Autopercepción
persona acerca de sus propios atributos. Es el componente cog- l La teoría de la autopercepción de Bem sostiene que cuando
nitivo del yo. los estados emocionales internos son difíciles de interpretar, los
inferimos a partir de la observación de nuestro comporta-
Rudimentos del autoconcepto miento y de la situación circundante.
l Mediante el uso de diversas técnicas para la generación de imá- l Basada en la teoría de la autopercepción, la hipótesis de la rea-
genes digitales del cerebro, los neurobiólogos han descubierto limentación facial afirma que las expresiones del rostro no sólo
que ciertas áreas del mismo aumentan su actividad cuando las pueden reflejar, sino también producir, estados emocionales
personas procesan información relevante para sí mismas. (sonreír, por ejemplo, puede provocar sensaciones de felicidad).
l El reconocimiento propio como entidad distintiva constituye el l No obstante, no resulta claro si la emoción ocurre por medio de
primer paso en el desarrollo del autoconcepto. la autopercepción o debido a que las expresiones faciales dispa-
l Los seres humanos y los grandes monos son los únicos anima- ran cambios fisiológicos que producen la respuesta emocional.
les que reconocen su propia imagen reflejada en un espejo. l También derivado de la teoría de la autopercepción, el efecto
l La dimensión social del yo propuesta por Cooley sugiere que de justificación en exceso muestra que a veces las personas
los factores sociales son un segundo paso necesario para el pierden interés en la realización de actividades por las que reci-
desarrollo del autoconcepto. ben una recompensa.
Pero si la recompensa es percibida como un “bono” obtenido
Puesta a prueba del sentido común l
por un desempeño sobresaliente, es posible que aumente la
Los seres humanos son los únicos animales que se reconocen a motivación intrínseca al proveer una realimentación positiva.
sí mismos en el espejo.
Falso. Los estudios han demostrado que los grandes simios Puesta a prueba del sentido común
(chimpancés, gorilas y orangutanes) también son capaces del Sonreír puede hacerlo sentir más feliz.
autorreconocimiento.
Verdadero. Consistente con la hipótesis de realimentación facial,
las expresiones pueden provocar o ampliar la experiencia
Introspección subjetiva de la emoción.
l La gente cree que la introspección es la clave para conocer el
verdadero yo.
l Pero la investigación muestra que en ocasiones la introspec- Influencias de otras personas
ción disminuye la precisión de los autorreportes. l De acuerdo con la teoría de comparación social, las personas
l Las personas tienden también a sobreestimar sus reaccio- suelen evaluar sus opiniones y capacidades al compararse con
nes emocionales ante futuros eventos, sean éstos positivos o sus semejantes.
negativos.
l Schachter y Singer propusieron que la experiencia emocional l Para personas religiosas, pensar en Dios puede tener los mis-
se ve sesgada por dos factores: la excitación fisiológica y la eti- mos efectos que otros desencadenantes de la autoconciencia.
queta cognitiva que se adjudica a dicha activación.
l En ciertas circunstancias, los individuos interpretan su propia La autorregulación y sus límites
activación fisiológica a partir de la observación de otras perso- l Al requerir de esfuerzo, el autocontrol puede agotarse tempo-
nas en la misma situación. ralmente por el uso.
l Muchas personas oriundas de Europa o Norteamérica tie-
Recuerdos autobiográficos nen un punto de vista independiente del yo, que enfatiza la
l El recuerdo de los acontecimientos vitales de cada persona es autonomía.
muy importante para el autoconcepto. l Las personas originarias de ciertas culturas asiáticas, africanas
l Cuando la gente recuerda sus vivencias, por lo general reporta y latinoamericanas tienen una concepción interdependiente
más eventos del pasado reciente que del pasado remoto; sin del yo que abarca las relaciones sociales.
embargo, algunos tipos de recuerdo suelen ser más vívidos y l Estas diferencias culturales influyen sobre la manera en que
duraderos que otros. nos percibimos, nos sentimos y nos presentamos en relación
con los demás.
Autoestima
l La autoestima se refiere a las evaluaciones positivas y negativas l Para personas religiosas, pensar en Dios puede tener los mis-
que las personas hacen de su yo. mos efectos que otros desencadenantes de la autoconciencia.
l Cuando otros nos superan en formas que son importantes para Cultura y autoestima
nosotros, nos sentimos celosos y nos distanciamos de ellos. l Las comparaciones interculturales indican que los individuos
Cuando nos superan en formas que no son relevantes para el provenientes de culturas colectivistas se presentan de manera
yo, sentimos orgullo y buscamos la cercanía. más modesta, en relación con su autoestima, que las personas
originarias de culturas individualistas.
¿Las ilusiones positivas son adaptables? l Los investigadores están tratando de determinar si los indivi-
l Las investigaciones recientes sugieren que ciertas ilusiones duos colectivistas poseen una autoestima menos envanecida
positivas podrían fomentar una alta autoestima y promover la o simplemente se sienten impulsados a presentarse de manera
salud mental. más modesta ante los demás.
l Un punto de vista alternativo indica que tales ilusiones dan l Todos tenemos necesidad de una autopercepción positiva; las
lugar a patrones de comportamientos de autoderrota, y que las personas individualistas y colectivistas buscan por igual satis-
personas con perspectivas elevadas de sí mismas son menos facer dicha necesidad, aunque de maneras distintas.
apreciadas por los demás.
Autopresentación
l Nos preocupa profundamente lo que los demás piensan de l La investigación muestra que es frecuente que la autoverifica-
nosotros y muchas veces creemos que la atención social se cen- ción motive el deseo de ser vistos bajo una luz positiva.
tra en nosotros más de lo que realmente ocurre.
l La autopresentación es el proceso mediante el cual tratamos Automonitoreo
de encarnar lo que los demás piensan de nosotros, incluso lo l Los individuos difieren en su tendencia a regular su compor-
que pensamos de nosotros mismos. En la autopresentación hay tamiento para satisfacer las demandas de situaciones sociales.
dos motivaciones generales: la autopresentación estratégica y l Quienes tienen alto automonitoreo modifican sus comporta-
la autoverificación. mientos, según sea necesario, de una situación a la siguiente.
l Quienes tienen bajo automonitoreo se expresan en una forma
Autopresentación estratégica más consistente, exhibiendo siempre lo que ellos ven como su
l La autopresentación estratégica es el proceso mediante el cual verdadero yo.
tratamos de encarnar las impresiones que los demás tienen de
nosotros.
l En las interacciones sociales, las personas suelen esforzarse Puesta a prueba del sentido común
por conseguir que los demás las vean bajo una luz positiva; por Modificar el comportamiento personal es un rasgo más
ejemplo, juzgándolas simpáticas o competentes. adaptable que mantener una conducta consistente en distintas
situaciones sociales.
Autoverificación Falso. Quienes tienen alto y bajo automonitoreo difieren en
l Además de estar motivados por ser vistos de manera positiva, el grado en que alteran su comportamiento para adaptarse a
los individuos buscan la autoverificación; es decir, un proceso
la situación en la que están, pero ninguno de los dos estilos es
mediante el cual intentan lograr que los demás los perciban
inherentemente más adaptable.
“exactamente” en la forma que se ven a sí mismos.
Reflexiones: el yo multifacético
l Como se ha demostrado en este capítulo, el yo no es simple,
sino complejo y multifacético.
TÉRMINOS CLAVE
autoconcepto (55) automonitoreo (95) pronóstico afectivo (58)
autoconciencia privada (78) comparación social a la baja (88) teoría de autopercepción (59)
autoconciencia pública (78) complacencia en la gloria reflejada teoría de la autoconciencia (76)
autoesquema (55) (BIRG) (87) teoría de la comparación social (64)
autoestima (72) dialecticismo (71) teoría de los dos factores de la emoción (65)
autoobstaculización (86) efecto de justificación en exceso (62) teoría de manejo del terror (73)
autopresentación (92) egoísmo implícito (84)
autorregulación (80) hipótesis de realimentación facial (61)
RECURSOS MEDIÁTICOS
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Repaso
Términos clave
Recursos mediáticos
© Patrik Giardino/Corbis
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millonario, perpetró este fraude? ¿Era narcisista o lo que los psicólogos clínicos llaman
“psicópata de cuello blanco”, que perjudica a otros con insensible y cruel indiferencia?
O bien, ¿sus acciones fueron desencadenadas por circunstancias de la vida? ¿Es posible
que una vez que empezó ya no pudo detener el problema, poniéndose en una trampa que
aumentaba de manera gradual y de la que ya no pudo escapar sin castigo? Cualquiera
que sea la explicación, Madoff fue sentenciado por sus delitos a 150 años de prisión.
Cualquiera que sea el tema de que se trate, ya sea crímenes, negocios, deportes,
política, entretenimiento o sucesos personales en el ámbito doméstico, todos estamos
involucrados e interesados en la percepción social, los procesos mediante los cuales las
personas llegan a comprenderse entre sí. Este capítulo se divide en cuatro secciones. Pri-
mero se echa un vistazo a los “datos en bruto” relacionados con la percepción social: las
personas, las situaciones y el comportamiento. Luego se examina de qué manera la gente
explica y analiza el comportamiento. Más adelante se considera la forma en que los indivi-
duos integran sus observaciones en una impresión coherente de otras personas. Para con-
cluir, se analizan algunas de las sutiles maneras en que nuestras impresiones dan lugar a
imágenes distorsionadas de la realidad, muchas veces poniendo en marcha la creación de
profecías autocumplidas. A medida que lea el contenido de este capítulo, notará que los
diversos procesos son considerados a partir del ventajoso punto de vista del observador.
Sin embargo, tenga en cuenta que en la vida real usted representa ambos papeles, tanto el
de observador (quien percibe) como el de objetivo de las percepciones ajenas.
en pistas indirectas: los elementos de la percepción social. Estos indicios surgen a partir
de la interrelación de tres fuentes: las personas, las situaciones y el comportamiento.
“Me gustas pero no sé por qué”, las personas calificaron los nuevos rostros gene-
rados por computadora de manera más positiva cuando éstos, desconocidos
para ellos, fueron creados para semejarse al novio o novia con quien tuvieron una
relación satisfactoria (Günaydin et al., 2012).
El rostro humano resulta particularmente atractivo en este sentido. Desde
la época de la antigua Grecia los seres humanos han prestado gran atención a
la fisonomía: el arte de interpretar el carácter de las personas por medio de su
rostro. Aunque tal vez no se dé cuenta de ello, esta tendencia persiste hoy en día.
Por ejemplo, Ran Hassin y Yaacov Trope (2000) encontraron que la gente pre-
juzga a sus semejantes tachándolos de bondadosos con base en características
físicas, como cara redonda, cabello rizado, pestañas largas, ojos grandes, nariz
© Enigma/Alamy
pequeña, labios gruesos y boca curvada hacia arriba. Un punto interesante es
que estos investigadores descubrieron también que, así como la gente hace inter-
pretaciones caracterológicas a partir de los rasgos faciales, a veces también leen
características en los rostros basándose en información previa. Por ejemplo, en
un estudio los participantes a quienes se les dijo que un hombre era bueno,
en comparación con otros a quienes se les informó que era malo, más tarde juz-
garon que su rostro era más pleno, redondo y atractivo de lo que era en realidad.
(2008) encontraron que los individuos son rápidos para percibir rostros desconocidos
como más o menos dignos de confianza —juicio importante que se debe hacer con fre-
cuencia— y que lo hacen al concentrarse en facciones que se asemejan a expresiones de
felicidad y enojo (un rostro confiable tiene boca en forma de U y cejas levantadas; en un
rostro poco confiable, la boca se arquea hacia abajo y las cejas forman una V). En otras
Las impresiones que nos formamos palabras, los rostros son vistos como confiables si se ven felices, una emoción que señala
de los demás se ven influidas a una persona a quien es seguro acercarse, y no confiable si se ven enojadas, emoción que
por aspectos superficiales de su señala a un peligro que debe evitarse. Las expresiones faciales pueden ser temporales,
apariencia.
VERDADERO. pero también pueden influir en las percepciones. Cuando las personas sonríen, sus ros-
tros se ven más claros y brillantes que cuando fruncen el ceño (Song et al., 2012).
>
4.1 ilustra este punto. estaba en realidad eufórica, cerrando su puño en
el Abierto de Estados Unidos de 2008.
Evidencia conductual
Un primer paso esencial en términos de percepción social consiste en reco-
nocer lo que alguien está haciendo en un momento determinado. La identifi-
cación de acciones a partir del movimiento es sorprendentemente fácil. Aun
cuando un actor vestido de negro se desplazara por una habitación oscura
. Peter Dazeley/
Alan S. Weiner
zefa/Corbis
. Warner Brothers/Cortesía de Everett Collection
De un extremo del mundo al otro, es claro que una sonrisa es una sonrisa y un gesto
ceñudo es un gesto ceñudo, y cualquiera sabe cuál es su significado, aunque quienes
representen esas expresiones sean actores que las estén fingiendo. Pero, ¿los resulta-
dos de las investigaciones realmente respaldan la idea de que las emociones básicas
son “universalmente” reconocidas a partir de las expresiones faciales o la vinculación
es específica de algunas culturas? (Russell, 1994). Para responder esta pregunta, Hillary
Elfenbein y Nalini Ambady (2002) meta-analizaron 97 estudios que involucraron a
22,148 observadores sociales de 42 naciones. Como se muestra en la l figura 4.2, encon-
traron sustento para ambos puntos de vista. Por un lado, la gente de todo el mundo es
capaz de reconocer las emociones primarias capturadas en fotografías de expresiones
faciales. Por otro, la gente es 9% más precisa al juzgar los rostros de individuos de sus
mismos grupos nacionales, étnicos o regionales que los de otros que le son menos fami-
liares, lo cual indica que se cuenta con una “ventaja de grupo” cuando se trata de saber
qué sienten quienes están más cerca de nosotros. En un estudio que ilustra este punto,
Elfenbein y Ambady (2003) mostraron fotografías de rostros de estadounidenses a gru-
pos de personas con diversos grados de exposición a gente de esa misma nacionalidad.
Como se pronosticó, la mayor exposición se asoció con mayor precisión, desde un bajo
60% entre los participantes chinos con residencia en China, hasta 83% entre los chinos
que vivían en Estados Unidos, 87% entre los estadounidenses de origen chino y 93% entre
los estadounidenses no chinos. Cuando se trata de reconocer emociones por medio del
rostro, parece que la familiaridad engendra precisión.
Darwin creía que la capacidad de reconocer emociones en los demás tiene un valor
para la supervivencia de los miembros de todas las especies. Esta hipótesis sugiere
que es más importante identificar ciertas emociones que otras. Por ejemplo, tal vez
resulte más importante para el proceso de adaptación estar al pendiente de alguien que
está enojado y, en consecuencia, listo para explotar con violencia, que de alguien que está
feliz, una emoción no amenazante. En efecto, los estudios han mostrado que los ros-
tros con expresión de ira nos excitan y provocan que frunzamos el ceño aun cuando
se nos presenten de manera subliminal y súbita (Dimbert y Ohman, 1996; Dimberg
et al., 2000). Ilustrando lo que Christine y Ranald Hansen (1988) llamaron “efecto de
superioridad de la ira”, los investigadores han determinado que las personas son más
rápidas en detectar —y más lentas en alejar la vista de— rostros iracundos en la mul-
titud, que de caras que expresan emociones neutrales y menos amenazantes (Fox et
al., 2002; Horstmann y Bauland, 2006). Por supuesto, lo que las personas buscan puede
estar condicionado por un estado de motivación actual. En una tarea de investigación
visual, que se asemeja a “¿Dónde está Waldo”?, los participantes en la investigación que
1
Hay traducción al castellano: Blink: inteligencia intuitiva. ¿Por qué sabemos la verdad en dos segundos? Punto de Lectura,
México, 2008.
l FIGURA 4.3
“Emoticonos” de uso común en el correo electrónico
A fin de aclarar el significado de sus textos escritos, los usuarios del correo electrónico
suelen agregar sonrisas y otros símbolos que imitan expresiones faciales (conocidos como
emoticonos) a sus mensajes electrónicos. Aquí sólo se muestra un grupo de emoticonos;
es muy probable que usted esté familiarizado con muchos más.
Reimpreso con permiso de “Smileys” © 1996 O’Reilly & Associates, Inc. Todos los derechos reservados.
www.oreilly.com
Sonrisa Said
Mueca Said
Mueca Sardonic
Incredulidad
Wink
Sonrisa Smirk
burlona smiling
de sonrisa defrowning
tristeza incredulity
sarcástica
Haciendo
Clowning Ya es muy
Said late Said tongue-
Disgusto Besos payasadas tarde Relamiéndose
Disgusted Kiss, kiss around at night in-cheek
los demás. Mire hacia arriba, hacia abajo, a la derecha o a la izquierda; es muy probable
que quien esté observándolo siga la dirección de sus ojos (Langston et al., 2000). Incluso
bebés de un año de edad tienden a seguir con la mirada, apuntando o viendo hacia el
objeto de atención de un investigador adulto (Brooks y Meltzoff, 2002). Es claro que cada
uno de nosotros es atraído como un imán a la mirada directa de otra persona. Estu-
dios controlados de laboratorio de este “efecto de contacto visual” demuestran que las
personas que nos miran directo a los ojos rápidamente atraen y luego retienen nues-
tra atención, aumentan el despertar y activan áreas
“sociales” clave del cerebro, y que esta sensibilidad
está presente en el nacimiento (Senju y Johnson,
2009).
Los ojos han sido calificados como la “ventana
del alma”. En muchas culturas la gente tiende a supo-
ner que quienes rehúyen el contacto visual son evasi-
vos, fríos, temerosos, tímidos o indiferentes; que las
Nancy Henley (1977) observó que los hombres, las personas mayores y quienes tienen un
estatus socioeconómico alto son más propensos a tocar a las mujeres, a personas jóvenes
y a los individuos con una posición de menor rango. La interpretación de Henley es que el
tacto podría ser una expresión no sólo de intimidad, sino también de dominación y control.
¿Acaso el contacto físico social está reservado a quienes detentan poder? Tal parece que la
respuesta es no. Tras una revisión exhaustiva de investigaciones del pasado, Judith Hall y
sus colegas (2005) encontraron que, aunque se tiende a creer que las personas tienen más
contacto físico cuando son dominantes que cuando son subordinadas, no existe respaldo
conductual para tal hipótesis (si bien la gente dominante es más expresiva con el rostro,
invade más el espacio personal ajeno, habla más fuerte y es propensa a interrumpir).
Como describió Axtell (1993), las normas de comunicación no verbal varían de una
cultura a otra. Por lo tanto, ¡tenga cuidado! En Bulgaria, asentir con la cabeza significa
“no”, y girarla hacia los lados quiere decir “sí”. La popular seña estadounidense, que
forma un círculo con los dedos pulgar e índice para decir “muy bien”, es un gesto obs-
ceno en Alemania y Brasil. Las costumbres relacionadas con el espacio personal también
son distintas en diferentes culturas: a los japoneses les gusta conservar una distancia
cómoda en sus interacciones, pero en Puerto Rico y gran parte de Latinoamérica la gente
se acerca mucho entre sí, y alejarse podría ser considerado un insulto. También tenga
cuidado con lo que hace con los ojos. En Latinoamérica, el contacto visual directo es
indispensable; sin embargo, en Japón mirar a alguien directamente por mucho tiempo
constituye una falta de respeto. Si usted acostumbra acariciarse las mejillas durante sus
interacciones con otras personas, debe saber que en Italia, Grecia y España este gesto
significa que encuentra atractiva a la persona con la que está hablando, y sin importar lo
que suceda, nunca toque la cabeza de los habitantes de las naciones budistas, especial-
mente en Tailandia. Ahí la cabeza es sagrada.
Diferentes culturas tienen, asimismo, muy diversas reglas respecto al saludo común.
En Finlandia se debe dar un firme apretón de manos; en Francia es bien visto dar la mano
con suavidad; en Zambia se debe usar la mano izquierda para apoyar la derecha, y en
Bolivia se debe extender el brazo si la mano está sucia. En Japón las personas inclinan el
cuerpo; en Tailandia unen las manos a la altura del pecho, en gesto de oración, y en Fiji
sonríen y levantan las cejas. En ciertas partes de Latinoamérica es común que la gente se
abrace y se bese al encontrarse, y en casi todos los países árabes los hombres se saludan
entre sí con las palabras salaam alaykum, luego se estrechan las manos diciendo kaif-
>
halak, y se dan un beso en ambas mejillas.
© Everett Collection
la verdad.
Este estudio fue el primero de cientos. En todos ellos un grupo de
participantes hace afirmaciones ciertas o falsas mientras que otro lee
las transcripciones, escucha grabaciones de audio o mira grabaciones La investigación sobre la mentira y su
de video, y luego intenta evaluar la verosimilitud de las afirmaciones. detección ha demostrado que no hay
De manera consistente, en laboratorios de todo el mundo los resultados muestran que la señal de comportamiento, como la
creciente nariz de madera de Pinocho,
gente tiene sólo 54% de certeza al juzgar la verdad y el engaño, aceptando con frecuen- que pueda usarse para indicar el engaño.
cia lo que otros dicen según la expresión del rostro (Bond y DePaulo, 2006; Vrij, 2008).
De hecho, una buena cantidad de investigación muestra que los profesionales que están
capacitados en forma especial y regularmente hacen esta clase de juicios como medio
de vida —como detectives de la policía, jueces, psiquiatras, inspectores de aduanas, así
como los que aplican pruebas de detector de mentiras para la CIA, el FBI y los milita-
res—, también son altamente propensos a los errores (Ekman y O’Sullivan, 1991; Gran-
hag y Strömwall, 2004; Meissner y Kassin, 2002; Vrij, 2008; vea la tabla 4.2).
¿Cuál podría ser el problema? Una hipótesis común es que hay discordancia entre
los indicios de comportamiento que indican engaño y los que se usan para detectar el
engaño (Zuckerman et al., 1981; DePaulo et al., 2003). Considérelo. Hay cuatro canales
de comunicación que proporcionan información potencialmente relevante: la palabra
hablada, el rostro, el cuerpo y la voz. Cuando las personas tienen una razón para mentir
es imposible confiar en las palabras que eligen y por lo general pueden controlar la cara
y el cuerpo (la voz constituye el canal más revelador; cuando las personas mienten, tien-
den a dudar, luego hablan con más rapidez y elevan el tono de la voz). En una encuesta
de aproximadamente 2,500 adultos en 58 países, un
equipo internacional de investigadores encontró
que más de 70% creen que los mentirosos tienden TABLA 4.2
a esquivar la mirada de alguien, indicio que no está ¿Los “expertos” pueden distinguir entre la verdad y la mentira?
apoyado en ninguna investigación. De manera aná- Breves videograbaciones de 10 mujeres, que decían la verdad o mentían res-
pecto a sus sentimientos, les fueron mostradas a un grupo de expertos en
loga, la mayoría de los encuestados pensaban que las
detección de mentiras acostumbrados a hacer juicios sobre la verosimilitud y la
personas se retuercen, tartamudean, se mueven ner- falsedad de lo que escuchan. Considerando que había una probabilidad de 50%
viosamente y se tocan cuando mienten, indicios que de acertar, las tasas de precisión fueron notablemente bajas. Sólo una muestra
de agentes del servicio secreto estadounidense logró un desempeño superior a
tampoco son apoyados por la investigación (Global
lo esperado.
Deception Research Team, 2006).
Quizá la gente se apoya en indicios de compor- Grupos de observadores Tasas de precisión (%)
tamiento erróneos con respecto al engaño, pero un Estudiantes universitarios 52.82
reciente análisis de esta misma literatura muestra CIA, FBI y militares 55.67
que el problema debe ser planteado de manera un Investigadores policiacos 55.79
tanto diferente: no es que la gente juzgue la verdad Jueces procesales 56.73
o la mentira con base en indicios erróneos, sino que Psiquiatras 57.61
más bien el problema es que ninguno de los indicios
Agentes del servicio secreto estadounidense 64.12
del comportamiento que la gente busca son contun-
dentes (Hartwig y Bond, 2011). En toda la historia, la Tomado de Ekman, P. y O’Sullivan, M., “Who can catch a liar?”, en American Psychologist, vol. 46 (pp.
913-920). Copyright © 1991 por la American Psychological Association. Reimpreso con permiso.
gente ha tenido tendencia a suponer que la forma de
ubicar un mentiroso es observar signos de estrés en
sidad de hallar explicaciones para los eventos inciertos de la conducta humana (Weary
y Edwards, 1994). Aun cuando hay grandes diferencias entre los individuos, la gente en
general tiende a preguntar “¿por qué?” cuando confronta eventos importantes, negativos
o inesperados (Weiner, 1985) y cuando comprende que estos sucesos tienen relevancia
personal (Malle y Knobe, 1997).
Con el propósito de encontrar sentido a nuestro entorno social, tratamos de com-
prender las causas del comportamiento de los demás. Pero, ¿qué tipo de explicaciones
creamos y cómo nos las arreglamos para hacerlo? En un libro clásico titulado The Psy-
chology of Interpersonal Relations (La psicología de las relaciones interpersonales), Fritz
Heider (1958) dio el primer paso para responder estas preguntas. Desde el punto de vista
de Heider, todos tienen algo de científicos. Con la motivación de comprender a los demás
lo suficientemente bien para manejar nuestra vida social, analizamos y explicamos su
comportamiento. Las explicaciones a las que damos forma de
cree que sabe más acerca de un estudiante que usa traje formal
Rating de
la peculiaridad y la consistencia. Para ilustrar estos conceptos imagine que está parado
en la esquina de una calle; es una tarde calurosa y húmeda, y usted está concentrado
en sus propios asuntos. De pronto, un desconocido sale de un cine con aire acondicio-
nado que está ubicado en la misma calle y le lanza este comentario: “¡Estupenda pelí-
cula!” Usted levanta la vista hacia la marquesina, pero no reconoce el nombre de la cinta,
así que se pregunta cómo reaccionar ante la “recomendación” que acaban de hacerle. ¿El
comportamiento (la sugerencia no solicitada) fue provocado por algo relacionado con la
persona (el desconocido), con el estímulo (la película) o con las circunstancias (la como-
didad del cine)? Si es posible que usted esté interesado en pasar un buen rato en el cine,
¿cómo explicaría lo ocurrido? ¿Qué clase de información querría obtener?
Pensando como científico, tal vez buscaría información sobre el consenso para des-
cubrir cómo reaccionan diferentes personas al mismo estímulo. En otras palabras, ¿qué
piensan otros cinéfilos sobre la película en cuestión? Si los demás también se muestran
entusiasmados, significa que el comportamiento del desconocido tiene un alto consenso
y es atribuible al estímulo. Sin embargo, si los demás desaprueban la película, quiere
decir que el comportamiento tiene bajo consenso y es atribuible a la persona.
Por último, quizá también quiera tener información sobre la consistencia para poder
determinar qué ocurre con el comportamiento en otro momento, siempre que tanto la
persona como el estímulo permanezcan sin cambio. ¿Qué opinión tiene el cinéfilo sobre
la película en otras ocasiones? Si el desconocido también se muestra entusiasta respecto
a la película al verla en video y sin importar el entorno, significa que el comportamiento
tiene un alto nivel de consistencia. Si el desconocido no siempre disfruta la película,
el comportamiento tiene un nivel bajo de consistencia. De acuerdo con Kelley el com-
portamiento consistente es atribuible al estímulo cuando el consenso y la peculiaridad
también tienen niveles altos, y a la persona cuando tienen niveles bajos. En contraste, el
comportamiento con un nivel bajo de consistencia es atribuible a circunstancias pasaje-
ras, por ejemplo, la temperatura ambiental en el cine.
En la l figura 4.5 se presentan las predicciones que derivan de la teoría de Kelley.
¿Este modelo describe la clase de información que se busca cuando se pretende deter-
minar qué provoca que la gente se comporte como lo hace? Muchas veces sí. Las inves-
tigaciones demuestran que las personas a quienes se les indica que hagan atribuciones
l FIGURA 4.5
Teoría de la covariación de Kelley
Respecto a los comportamientos con alto nivel de consistencia, la gente hace atribuciones personales cuando hay bajos niveles de consenso y
peculiaridad (fila superior), y atribuciones al estímulo cuando hay altos niveles de consenso y peculiaridad (fila inferior). Los comportamientos
con bajo nivel de consistencia (no ilustrados aquí) son atribuibles a circunstancias pasajeras.
© Cengage Learning
cas de “qué hubiera pasado si” vieron, más adelante, que su elección de universidad y
de amistades fue más significativa, a diferencia de quienes no se detuvieron a hacerse
estas preguntas. Quizá al pensar en lo que pudo haber sido, las personas pueden apre-
ciar mejor lo que tienen.
Es obvio que las personas no se sumergen en el pensamiento contrafactual des-
pués de cualquier experiencia. Las investigaciones indican que hay más probabilida-
El cantante de música country Lee Brice des de pensar acerca de lo que pudo haber sido con la aparición de sentimientos de
escribió una canción acerca del pensamiento arrepentimiento después de sufrir consecuencias negativas de acciones que se reali-
contrafactual. En A woman like you (Una zaron, más que de las que no se llevaron a cabo (Byrne y McEleney, 2000). Piense, por
mujer como tú), su novia pregunta: “Querido,
¿qué harías si nunca me hubieras conocido?”
ejemplo, en una experiencia que quizá le parezca muy familiar: está resolviendo un
He aquí parte de su respuesta: examen de opción múltiple y al leer una pregunta sobre la que tiene muchas dudas,
quiere cambiar su respuesta. ¿Qué debe hacer? A lo largo de los años, las investiga-
Me hubiera ido más tiempo de pesca a la ciones han demostrado que la mayoría de los cambios de respuesta tienden a ser
playa
Tal vez comería más pollo en restaurantes del
correctos. No obstante, casi todos los estudiantes universitarios caen en la “falacia del
camino primer impulso”, según la cual es mejor apegarse a la respuesta que se dio en primera
Daría unos pocos golpes en mi juego de golf instancia. ¿Por qué? Justin Kruger y sus colegas (2005) encontraron que este mito
Si nunca hubiera conocido tu nombre tiene su origen en un pensamiento contrafactual: los estudiantes son más propensos
Todavía estaría en ese viejo green de golf
Nova a reaccionar con arrepentimiento y frustración (“si hubiera…”) después de modificar
Quizá nunca hubiera oído del yoga una respuesta correcta, que tras tomar la decisión equivocada y no modificar una
Sería mejor fan del futbol respuesta incorrecta.
Pero si fuera soltero
Solo y por ahí suelto
De acuerdo con Victoria Medvec y Kenneth Savitsky (1977), ciertas situaciones
Estaría buscando una mujer como tú —como estar en la frontera entre un mejor y un peor resultado, justo por encima o por
debajo de algún punto de inflexión— también contribuyen a que sea especialmente
fácil conjurar imágenes de lo que pudo ser. Las implicaciones son intrigantes. Ima-
gine, por ejemplo, que usted es un atleta olímpico y acaba de ganar una medalla de plata,
lo cual es una proeza notable. Ahora imagine que acaba de ganar una medalla de bronce.
pensamiento contrafactual
¿En cuál situación se sentiría mejor? Desde el punto de vista racional, debería sentir más
Tendencia a imaginar acontecimientos,
orgullo y satisfacción al ganar la medalla de plata. ¿Pero y si su logro lo hace caer en el
consecuencias o resultados que
pudieron suceder, pero que no
pensamiento contrafactual? ¿Qué alternativa rondaría por su mente si hubiera ganado
ocurrieron.
el segundo lugar? ¿Cuál sería su perspectiva si hubiese conseguido el tercer puesto? ¿Es
posible que el atleta que objetivamente está en una mejor situación se sienta peor?
l FIGURA 4.6
El error de atribución fundamental y el programa televisivo de concurso
Aun cuando la situación del programa de televisión simulado colocó a los interrogadores
en una obvia posición de ventaja respecto a los concursantes, los observadores dieron una
calificación superior a su nivel de conocimientos (derecha). Por su parte, los interrogadores
no sobreestimaron su cultura general (izquierda), pero los concursantes se calificaron por
debajo de aquéllos (centro), y los espectadores compartieron su punto de vista. Estos
resultados ilustran el error de atribución fundamental.
Tomado de Ross, L., Amabile, T. M. y Steinmetz, J. L., “Social roles, social control, and biases in social
perception process”, en Journal of Personality and Social Psychology, vol. 35 (pp.485-494). Copyright ©
por la American Psychological Association. Reimpreso con permiso.
Punto medio
Interrogador Concursante
>
Trebek consiste en leer preguntas a
los concursantes, y luego revelarles las
Así, aun cuando los investigadores de la atribución solían suponer que las personas de
todo el mundo explican el comportamiento humano de la misma manera, hoy resulta
claro que las culturas dan forma (sutil pero profundamente) a los tipos de atribuciones
que la gente hace respecto a su comportamiento y las situaciones sociales (Nisbett, 2003).
Considere las orientaciones contrastantes que existen entre las culturas occidenta-
les (en las que los individuos tienden a creer que las personas son autónomas, motivadas
por fuerzas internas y responsables de sus propias acciones) y las culturas “colectivistas”
no occidentales (en las que las personas tienen un punto de vista más holístico que hace
hincapié en la relación entre los individuos y sus entornos). ¿Estas diferentes cosmovi-
siones influyen en las atribuciones que hacen? ¿Es posible que el error fundamental de
atribución sea un fenómeno exclusivo del mundo occidental?
Para responder estos cuestionamientos, Joan Miller (1984) le pidió a un grupo de
estadounidenses e indoasiáticos de diversas edades que describieran las causas de com-
portamientos positivos y negativos que hubieran observado a lo largo de su vida. Entre los
niños de corta edad no se presentaron diferencias culturales pero, al aumentar la edad,
los participantes estadounidenses hicieron atribuciones más personales, mientras los
indios realizaron más atribuciones situacionales (vea la l figura 4.7). En un esfuerzo por
probar esta hipótesis de distintos modos, otros estudios también han revelado que las
personas forman hábitos de pensamiento aprendiendo a hacer atribuciones, de acuerdo
con creencias de origen cultural, acerca de las causas del comportamiento humano (Lie-
berman et al., 2005; Miller et al., 2011; Miyamoto y Kitayama, 2002; Na y Kitayama, 2011).
Respecto a este punto, Ara Norenzayan y Richard Nisbett (2000) argumentan
que las diferencias culturales sobre la atribución se basan en diversas teorías tra-
dicionales acerca de la causalidad humana. Las culturas occidentales, señalan,
hacen énfasis en la persona individual y en sus atributos, mientras que las culturas
l FIGURA 4.7
Error de atribución fundamental: ¿un sesgo del mundo occidental?
Participantes estadounidenses e indoasiáticos de diversas edades describieron las causas
de las acciones negativas que observaron. Entre los niños pequeños no hubo diferencias
culturales. Sin embargo, a medida que aumenta la edad, los estadounidenses hicieron más
atribuciones personales y los indios realizaron más atribuciones situacionales. Las explicaciones
de comportamientos positivos siguieron un patrón similar. Este hallazgo sugiere que el error
fundamental de atribución es un fenómeno occidental.
Tomado de Miller, J. G., “Culture and the development of everyday social explanation”, en Journal of
Personality and Social Psychology, vol. 46 (pp. 961-978). Copyright © 1984 por la American Psychological
Association. Reimpreso con permiso.
Personal Attributions
Atribuciones personales Situational Attributions
Atribuciones situacionales
50
atribuciones
situacionales
and
situationalyattributions
personal
25
Proportion ofde
personales
Proporción
8 11 15 Adult 8 11 15 Adult
Edad
Age Edad
Age
Participantes
American participants Participantes indios
Indian participants
estadounidenses
James T. Spencer/Photo-Researchers
peces grandes y aparentemente veloces que constituían el punto focal o centro
de atención. Momentos más tarde, cuando se les pidió que describieran lo que
habían visto, ambos grupos recordaron detalles relacionados con el pez “focal”
en una proporción bastante similar, pero los japoneses reportaron muchos otros
detalles que había en la imagen. Otros investigadores han observado también
diferencias culturales en cuanto a la medida en que la gente detecta, piensa y
recuerda los detalles de objetos focales y sus contextos (Ishii et al., 2003; Kita-
yama et al., 2003; Masuda y Nisbett, 2001).
Estas diferencias culturales también pueden observarse en entornos natura-
les; es decir, fuera de los laboratorios de investigación psicológica. En un artículo
Observe esta escena tropical subacuática,
titulado “Going for the Gold” (“En busca del oro”), Hazel Rose Markus y sus colegas (2006) después cierre el libro y trate de recordar
compararon la forma en que fue descrito el desempeño de los atletas en Estados Unidos y tantos detalles de ella como pueda. ¿Qué
en Japón. Al analizar los reportes periodísticos y televisivo en ambas naciones, los investi- elementos vienen a su mente? ¿Cuáles
olvidó? Cuando los investigadores
gadores descubrieron que aunque en todos los casos la victoria y la derrota eran atribuidas mostraron escenas subacuáticas a
a los atletas, los medios de comunicación estadounidenses eran más proclives a enfocarse estudiantes estadounidenses y japoneses,
en las cualidades personales únicas de cada deportista ( fuerza, velocidad, estado de descubrieron que aunque ambos grupos
salud y determinación). “Lo único que hice fue mantenerme concentrada”, afirmó Misty recordaron el pez que representaba el
punto focal (como el gran espécimen que
Hyman, nadadora estadounidense que obtuvo medalla de oro, “era momento de mostrarle se muestra aquí), los japoneses evocaron
al mundo lo que soy capaz de hacer”. Además de reflexionar sobre los atributos persona- además otros elementos de la imagen.
les, los medios japoneses también se inclinaban a reportar de manera más integral los
antecedentes del atleta, su estado emocional y el papel que desempeñaban en su vida sus
padres, entrenadores y competidores. Naoko Takahashi, ganadora de medalla de oro en la
maratón femenil, explicó su victoria en los siguientes términos: “Aquí están representados
el mejor entrenador del mundo, el mejor manejador del mundo y todas las personas que
me apoyaron; todos ellos se unieron para convertirse en una medalla de oro”.
Es evidente que el mundo se ha convertido en una aldea global caracterizada por
una creciente diversidad racial y étnica en todos los países. Muchas personas que migra-
ron de una nación a otra desarrollaron una identidad bicultural, conservando parte de
sus formas de pensamiento ancestrales y, al mismo tiempo, adoptando algunos de los
valores y estilos de vida de sus nuevas patrias. ¿Cómo se las arreglan estos individuos
biculturales para hacer atribuciones respecto al comportamiento humano? ¿Acaso ven
a la gente desde la perspectiva de un marco cultural u otro, dependiendo de cuál de ellos
ocupe su pensamiento en un momento determinado? Es interesante que, cuando se les
muestra la fotografía de un pez nadando al frente de un cardumen y se les pregunta a
qué lo atribuyen, los estadounidenses interpretan que ese pez solitario está liderando
a los demás (una atribución personal); por su parte, los chinos consideran que ese pez
está siendo perseguido por los otros (una atribución situacional). Ahora bien, ¿cómo
reaccionan los observadores sociales biculturales? En un estudio realizado entre estu-
diantes oriundos de China inscritos en una universidad californiana, los investigadores
les presentaron imágenes en las que se presentaban ciertos símbolos de cada una de
estas culturas (por ejemplo, las banderas china y estadounidense), luego se les aplicó la
prueba del pez. El resultado fue que, en comparación con los estudiantes expuestos a las
imágenes relacionadas con Estados Unidos, los que vieron imágenes relativas a China
hicieron más atribuciones situacionales, considerando que el pez solitario no era líder
del cardumen, sino su objeto de hostigamiento (vea la l figura 4.8). Es aparente que el
ser humano es capaz de manejar diferentes cosmovisiones culturales de manera simul-
tánea, así como de percibir a los demás con las lentes apropiadas según la cultura que
ocupe su mente en un momento determinado (Hong et al., 2000; Oyserman y Lee, 2008).
l FIGURA 4.8 50
Atribuciones en distintos contextos culturales
45
situacionales
Cuando un pez nada al frente de un grupo, los estadounidenses interpretan
situational attributions
que está liderando a los demás (una atribución personal), mientras que los 40
chinos consideran que está siendo perseguido por el grupo (una atribución
situacional). En una investigación realizada entre estudiantes biculturales 35
chinos inscritos en una universidad californiana, Ying-yi Hong y otros (2000)
30
deofatribuciones
exhibieron ciertas imágenes de símbolos estadounidenses o chinos antes
de aplicar la prueba del pez. Como puede ver, en comparación con los 25
estudiantes a quienes no se mostró imagen alguna (centro), la tendencia
a hacer atribuciones situacionales fue más común entre quienes fueron 20
expuestos a imágenes relacionadas con China (derecha), y menos común
Percentage
15
Porcentaje
entre los que vieron imágenes relativas a Estados Unidos (izquierda). Para la
gente familiarizada con más de una cosmovisión, parece que las percepciones
10
sociales son fluidas y que dependen de cuál cultura se tenga en mente al
momento de realizarlas. 5
Tomado de Hong, Y., Morris, M. W., Chiu, C. y Benet-Martínez, V., “Multicultural minds:
A dynamic constructivist approach to culture and cognition”, en American Psychologist, 0
vol. 55 (pp. 709-720). Copyright © 2000 por la American Psychological Association. American
Imágenes Control
Condición Chinese
Imágenes
Reimpreso con permiso. estadounidenses
images de control
condition chinas
images
Mirada anhelante Para ilustrar una mirada anhelante en acción, vea el objeto de la l
figura 4.9. ¿Qué ve usted? En una serie de estudios, Emily Balcetis y David Dunning (2006)
mostraron estímulos como éste a estudiantes universitarios que pensaban que estaban
participando en un experimento de prueba de sabores. A los estudiantes se les dijo que se
les asignaría al azar para probar ya fuera jugo de naranja recién exprimida o una bebida
verduzca, “orgánica” y maloliente, dependiendo de si aparecía una letra o un número inter-
mitente en una pantalla de computadora. Para quienes se les dijo que una letra les asignaría
el jugo de naranja, 72% vieron la letra B; para quienes se les dijo que un número les asigna-
ría jugo de naranja, 61% de ellos vieron el número 13. En otro estudio, los participantes de
una investigación en un laboratorio fueron más rápidos para identificar palabras alusivas
a comida que se les presentaban rápidamente en una pantalla de computadora cuando
tenían hambre que cuando habían comido hacía poco tiempo (Radel y Clement-Guillotin,
2012). En algunas formas muy básicas, las personas tienen tendencia a ver lo que quieren.
En un programa de investigación particularmente ingenioso sobre “mirada anhe-
lante”, Balcetis y Dunning (2010) se preguntaban si la gente juzgaría objetos que quieren
ver como físicamente más cercanos que objetos más neutrales. En un estudio, estudiantes
universitarios que tenían sed (se les dieron pretzels sin agua), comparados con otros que
habían tomado toda el agua que desearan, estimaron que una botella de agua al otro lado
de la mesa estaba 7.5 centímetros más cerca de ellos. En un segundo estudio, los estudian-
tes de un salón calcularon que la distancia que había hacia un billete de 100 dólares era
20 centímetros menor cuando pensaban que podían ganarlo que cuando no tenía valor
potencial. En un tercer estudio, los participantes tomaron parte en un juego de lanza-
miento de bolitas en el que trataban de acertar en un blanco situado en el piso a 4 metros
de distancia. Cuando se les dijo que el blanco valía 25 dólares los participantes lanzaron
la bolsa de bolitas un promedio de 23 centímetros menos que cuando se les dijo que tenía
valor de 0 dólares, lo que sugiere que percibieron el objetivo más cercano de lo que estaba.
la palabra silla pudo haberse escrito con tinta azul, piso con tinta
amarilla y ancho con tinta roja). Cuando las palabras eran neutra-
les, todos los participantes, independientemente de cuál historia
“Y tenga cuidado de poner la culpa se les hubiera contado, fueron igual de rápidos al mencionar los
donde haga el mayor bien.” colores. Sin embargo, cuando las palabras tenían alguna relación
con la justicia (por ejemplo, justo y desigualdad), quienes vieron
la versión “injusta” de la historia se distrajeron más por los términos, resultando en con-
secuencia más lentos para mencionar sus colores. De hecho, entre más distraídos se sin-
tieron, más tendieron a menospreciar a la víctima. Al ver amenazada su muy valorada
creencia en un mundo justo, estos participantes se volvieron altamente sensibles al con-
cepto de “justicia” y desdeñaron sin dilación a la víctima inocente (Hafer, 2000).
>
blar varios trozos y piezas de información en una impresión uniforme.
>
tión (Kashima y Kerekes, 1994). Analicemos con más detalle ambos conjuntos de factores.
Desviaciones de la aritmética
formación de impresiones Proceso
Al igual que otros aspectos relacionados con las percepciones sociales, la formación de de integración de datos acerca de una
impresiones no sigue las reglas de la fría lógica. El cálculo de promedios ponderados persona, con el objetivo de conformar una
podría describir la forma en que casi todas las personas combinan diferentes rasgos, pero impresión coherente respecto de ella.
el proceso completo se inicia en un observador humano de sangre caliente, no en una teoría de la integración de la
computadora. En consecuencia, ciertas desviaciones de la “aritmética” son inevitables. información Esta teoría afirma que las
impresiones personales se basan en (1)
Características del observador Para comenzar, los observadores difieren según
disposiciones del observador y (2) un
el tipo de impresiones que se forman respecto a los demás. Algunas personas dan la
promedio ponderado de los rasgos de
impresión de evaluar a sus semejantes con base en parámetros puramente intelectuales; carácter de la persona.
otras se enfocan más en la belleza física, la calidez de la sonrisa, el sentido del humor
o la firmeza del apretón de sus manos. Sin importar cuál sea el atributo, cada quien es
más propenso a notar y recordar ciertos rasgos por encima de otros (Bargh et al., 1988;
Higgins et al., 1982). Por lo tanto, cuando se le pide a la gente que describa a un grupo de
individuos, por lo general hay más traslape entre las diversas descripciones proporciona-
das por el mismo observador que entre las proporcionadas por el mismo objeto de obser-
vación (Dornbusch et al., 1965; Park, 1986). En parte, la razón de las diferencias entre los
observadores estriba en que al evaluar a los demás se tiende a usarse a sí mismo como
estándar o marco de referencia. En comparación con los individuos pasivos y perezosos,
los deportistas asiduos son más proclives a ver a los demás como menos activos y atléti-
cos. Como se comentó antes, las personas tienden también a considerar que sus propios
rasgos y habilidades son particularmente deseables en los otros (McElwee et al., 2001).
La disposición que tenga el observador en un momento determinado también puede
influir en las impresiones que se forma respecto a los demás. Por ejemplo, Joseph Forgas y
Gordon Bower (1987) informaron a los participantes en una investigación que sus resul-
tados en una prueba de adaptación social habían sido muy buenos o regulares. Como
se esperaba, esta realimentación alteró la disposición de los participantes y afectó tam-
bién su punto de vista en referencia a los demás. Al presentarles información conductual
sobre varios personajes, los participantes dedicaron más tiempo a considerar los hechos
positivos y se formaron impresiones más favorables cuando estaban más contentos que
cuando estaban tristes. Investigaciones de seguimiento muestran que las personas indu-
cidas a tener buena disposición también son más optimistas, más indulgentes y menos
críticas en las atribuciones que hacen en torno a los éxitos o fracasos de otros individuos
(Forgas y Locke, 2005). Cuando la gente está de buen humor, también es más probable
que interprete la sonrisa de otra persona como genuina y sincera (Forgas y East, 2008b),
más confiada e ingenua para juzgar a alguien que está mintiendo (Forgas y Rebekah,
2008), y es más proclive a formarse una impresión rápida de alguien con base en la pri-
mera información que recibe (Forgas, 2011).
Su estado de ánimo actual es un aspecto de su estado temporal que puede influir en
la forma en que percibe a otras personas. Cada vez más, los psicólogos sociales también
están hallando que el pensamiento humano está “personificado”, que la forma en que nos
vemos a nosotros y los demás está influida por la posición física, orientación, sensacio-
nes y movimientos de nuestros cuerpos (Lakoff y Johnson, 1999; Niedenthal et al., 2005).
Varios estudios recientes ilustran efectos de corporización en la percepción social. Con-
sidere la sensación física de calor. Una investigación ha demostrado que el calor-frío es
una de las dimensiones más poderosas en términos de la forma en que se juzga a otros (la
otra dimensión es competente-incompetente). Como verá en breve, una vez que veamos
a una persona como calor contra frío suponemos que esta persona también es confiable,
amistosa, atenta y útil. Desde luego, el calor también es una sensación física que por
experiencias previas en la vida tendemos a asociar con el refugio, seguridad y nutrición.
¿Sentir calor influye en la percepción social? Para averiguarlo, Lawrence Williams y John
Bargh (2008) pidieron a participantes de una investigación que sostuvieran una taza de
café caliente o frío poco antes de leer acerca de una persona objetivo ficticia y evaluarla.
En comparación con quienes sostenían el café helado, los que sostenían el café caliente
describieron el objetivo como más cálido, más generoso y más atento.
Si este resultado parece poco probable, otros estudios también han demostrado efec-
tos de personificación en la percepción social. En un estudio, los participantes hicieron
juicios morales más duros acerca del comportamiento de otras personas cuando se les dio
una mezcla herbolaria amarga en lugar de un ponche dulce de moras o agua para beber
durante el experimento (Eskine et al., 2011). En un segundo estudio, los participantes que
usaban una computadora juzgaron que gente en fotografías era más confiable cuando se
les indujo a pasar la palma de la mano contra el lado de abajo del escritorio (movimiento
que se asocia con aproximación), que cuando se les indujo a presionar la misma palma
contra la mesa del escritorio (movimiento que se asocia con rechazo) Slepian et al., 2012).
Efectos de facilitación Los efectos combinados de las diferencias, los estados de
ánimo cambiantes y las sensaciones corporales del perceptor estable apuntan a una
conclusión importante: en alguna medida, la formación de impresión está en el ojo
de quien observa. Las características que tendemos a ver en otras personas también
cambia de vez en vez, dependiendo de experiencias recientes. ¿Ha notado alguna vez que
cuando surge una palabra poco común en una conversación se inclina a repetirla y repetirla?
De ser así, usted ha sido testigo de un fenómeno conocido como facilitación; es decir, la ten-
dencia a que los conceptos empleados recientemente o con frecuencia vengan a la mente con
más facilidad, influyendo en el modo en que se interpreta la nueva información.
El efecto de facilitación en las impresiones de la gente fue por primera vez demos-
trado por E. Tory Higgins y otros (1977). Los participantes en su investigación recibieron
una lista de características o rasgos, con el objetivo aparente de efectuar un experimento
de memorización. De hecho, la actividad fue diseñada como un mecanismo de facilita-
ción para implantar ciertas ideas en sus mentes. Algunos participantes leyeron palabras
que evocaban imágenes positivas: valiente, independiente, audaz. Otros leyeron términos que
evocaban imágenes negativas: descuidado, tonto, imprudente. Más tarde, en lo que ellos
creían un experimento no relacionado, los participantes leyeron la historia de un hombre
que escalaba montañas, participaba en una competencia de demolición de autos y trataba
de cruzar el océano Atlántico a bordo de un velero. Como se pronosticó, sus impresiones
fueron determinadas por las palabras que había memorizado antes. Quienes fueron expues-
tos a las palabras positivas, después se formaron impresiones más favorables respecto al
protagonista de la historia, comparados con quienes fueron expuestos a los términos nega-
tivos. Todos los participantes leyeron exactamente la misma descripción, pero cada cual se
formó impresiones distintas, dependiendo de aquello que ya tenían en mente. De hecho, la
facilitación parece funcionar mejor cuando las palabras que la estimulan son presentadas
con tal rapidez que la gente ni siquiera se da cuenta de su exposición a ellas (Bargh y Pietro-
monaco, 1982).
Investigaciones adicionales han mostrado que nuestra motivación e incluso nuestro com-
portamiento social también están sujetos a los efectos automáticos de la facilitación súbita.
En un interesante estudio, John Bargh y Tanya Chartrand (1999) les dieron a los participantes
un rompecabezas de “búsqueda de palabras” que contenía términos neutrales o palabras rela-
cionadas con la motivación de logro (esfuerzo, ganar, dominio, competencia, éxito). Después
se les dejó solos y se les pidió que en tres minutos escribieran tantas palabras como pudieran
formar a partir de un conjunto de cubos con letras. Al agotarse el tiempo se les dio una señal
para que se detuvieran. ¿Los participantes, estimulados por la motivación de lograr una buena
puntuación, se detuvieron al escuchar la señal o siguieron escribiendo? Mediante cámaras
ocultas, los investigadores observaron que 57% de quienes estuvieron expuestos al efecto de
facilitación con las palabras relacionadas con el logro, continuaron escribiendo aun después
de la señal para detenerse; en el grupo de control sólo 22% hizo lo mismo.
Al intentar determinar los efectos de la facilitación sobre el comportamiento social,
Bargh, Chen y Burrows (1996) dieron a un grupo de personas 30 conjuntos de palabras des-
ordenadas (“lo que se esconde es lo primero en ser encontrado”), y se les pidió que usaran
algunos términos de cada conjunto para formar enunciados. Tras dar la explicación de la
prueba, lo cual tomó cinco minutos, el encargado de la investigación solicitó a los partici-
pantes que lo buscaran en su oficina cuando hubieran terminado para indicarles qué debían
hacer a continuación. Hasta aquí todo iba perfecto, pero cuando los participantes buscaron
al investigador, lo encontraron en el pasillo inmerso en una conversación que se prolongó 10
minutos sin que se diera por enterado de su presencia. ¿Qué haría una persona cualquiera,
esperar pacientemente o interrumpir? Los participantes no lo sabían, pero algunos habían
estado trabajando en una prueba que incluía muchas palabras “corteses” (comedido, respe-
tuoso, considerado, cortés), mientras que otros habían estado expuestos a términos relacio-
nados con descortesía (disturbio, intromisión, intemperancia, desconsideración). ¿Quizá la
exposición a estas palabras disparó de manera inadvertida el efecto de facilitación en los
participantes, llevándolos a comportarse en consecuencia unos minutos después? Así fue.
En comparación con los que habían estado trabajando con palabras neutrales, quienes fue-
ron impulsados a la rudeza por el efecto de facilitación fueron más propensos, a diferencia
de quienes fueron impelidos a la cortesía, a interrumpir la conversación del investigador
(vea l figura 4.10).
facilitación Tendencia a que las
¿Qué relación tiene el efecto de facilitación no sólo en nuestras percepciones sociales,
palabras o ideas recientemente
sino también en nuestro comportamiento? Resulta evidente que la vinculación entre per-
utilizadas o percibidas vengan a
cepción y comportamiento es automática, se da como un acto reflejo. Presente palabras la mente con facilidad y ejerzan
desordenadas que favorezcan el estereotipo de “vejez” (viejo, bastón) y los participantes en influencia en la interpretación de
el experimento caminarán más lento hacia el investigador, como imitando los movimientos nueva información.
de una persona mayor (Dijksterhuis y Bargh, 2001). Pero, ¿por qué? Joseph Cesario y otros
50
estos factores son más fáciles de detectar que otros. A partir de la
interrupted
Teorías de personalidad implícita Ya sea que nos demos cuenta o no, cada quien
abriga una teoría de personalidad implícita, una red de suposiciones que la gente hace
respecto a las relaciones entre varios tipos de personas, rasgos y conductas. Saber que
alguien tiene un rasgo determinado lleva a inferir que él o ella tiene también otros ras-
gos (Bruner y Tagiuri, 1954; Schneider, 1973; Sedikides y Anderson, 1994). Por ejemplo,
se podría suponer que una persona impredecible es probable que además sea peligrosa,
o que alguien que habla lento sea también un poco tonto. En este sentido, también es
posible suponer que ciertos rasgos y comportamientos están vinculados (Reeder, 1993,
Reeder y Brewer, 1979); por ejemplo, que una celebridad con una personalidad dulce y
amada no pueda tener esqueletos en el armario.
Solomon Asch (1946) fue el primero en descubrir que la presencia de un rasgo
muchas veces implica la presencia de otros. Durante su investigación, Asch le dijo a
un grupo de participantes que cierto individuo era “inteligente, habilidoso, trabajador, teoría de personalidad implícita Una
cálido, decidido, práctico y cauto”. Otro grupo leyó una lista de rasgos idéntica, excepto red de suposiciones que la gente hace
que la palabra cálido había sido remplazada por frío. Sólo se cambió un término, pero respecto a la relación entre atributos y
cada uno de los grupos se formó impresiones muy distintas. Los participantes infirieron conducta.
que la persona cálida también era más feliz y generosa, afable y divertida que la per- rasgos centrales Aquellos que
sona fría. Sin embargo, cuando se modificaron otras dos palabras (educado y franco), ejercen una poderosa influencia en las
las distinciones fueron menos pronunciadas. ¿Por qué? Asch concluyó que cálido y impresiones generales.
frío son rasgos centrales, lo cual significa que implican la presencia de otros rasgos
y ejercen una poderosa influencia en las impresiones finales. De hecho, cuando a estu-
diantes universitarios de diferentes clases se les dijo por anticipado que un conferencista
invitado era una persona cálida o fría, sus impresiones después de la conferencia fueron
consistentes con estas creencias, aun cuando su presentación fue la misma en todos los
casos (Kelley, 1950; Widmeyer y Loy, 1988).
¿Hay algo mágico acerca de los rasgos cálido y frío? Para saber más acerca de la
estructura de las teorías de la personalidad implícita, Seymour Rosenberg y sus colegas
(1968) dieron 60 tarjetas a los participantes de su investigación, cada una de ellas con
una palabra de rasgo escrita, y les pidieron ordenarlas en pilas que representaran per-
sonas específicas, quizá amigos, compañeros de trabajo, conocidos o celebridades. Los
rasgos fueron entonces correlacionados estadísticamente para determinar con qué fre-
cuencia aparecían juntos en la misma pila. Los resultados se graficaron para mostrar la
distancia psicológica entre las diversas características. El “mapa” que se ve en la l figura
4.11 muestra que los rasgos, positivos y negativos por igual, fueron mejor captados para
dos dimensiones: social e intelectual. Desde entonces, investigaciones más recientes
l FIGURA 4.11
Dimensiones universales de cognición social
Rosenberg y otros (1968) pidieron a personas que ordenaran 60 tarjetas, cada una con la palabra de un rasgo, en
pilas que describieran a individuos específicos. Mediante un procedimiento estadístico empleado para graficar
la frecuencia con que aparecían juntos los diversos rasgos, emergió un “mapa” de la teoría de personalidad
implícita. Éste muestra qué rasgos positivos y negativos se pueden ordenar a lo largo de dos dimensiones:
social (cálido) e intelectual (competente). A partir de este estudio, otra investigación ha confirmado que cálido y
competente son dimensiones universales por las cuales las personas se perciben entre sí.
Tomado de Rosenberg, S., Nelson, C. y Vivekananthan, P. S., “A multidimensional approach to the structure of personality
impressions”, en Journal of Personality and Social Psychology, vol. 9 (pp. 283-294). Copyright © 1968 por la American Psycho-
logical Association. Reimpreso con permiso.
Bueno-intelectual
Científico
Persistente Determinado
Hábil Laborioso
Inteligente
Imaginativo
Serio
Discriminante
Sagaz Importante
Severo
Cauto Práctico
Frío Crítico Meditativo
Insociable Atrevido Artístico
Sin humor
Dominante Confiable
Pesimista Reservado
Irritable
Impopular Voluble
Honesto
Malo-social Bueno-social
Infeliz Melindroso
Vano Tolerante
No imaginativo Modesto
Útil
Aburrido Sincero
Remilgado Impulsivo
Deshonesto Insignificante Sentimental
Sumiso Feliz
Superficial Humorístico Popular
Ingenuo Sociable
No confiable Vacilante Afable
Torpe
Desperdiciado Cálido
Irresponsable Frívolo
Poco inteligente
Tonto
Malo-intelectual
confirmaron este punto básico de que las personas se diferencian entre sí primero en
términos de calidez (cálido se ve en rasgos como amistoso, útil y sincero) y segundo
en términos de su competencia (competente se ve en rasgos como inteligente, hábil y
determinado). De acuerdo con Susan Fiske y sus colegas (2007), calidez y competencia
son “dimensiones universales de cognición social”.
El efecto de primacía El orden en que un rasgo es descubierto también influye en
el impacto que ejerce. Suele decirse que las primeras impresiones son fundamentales,
y los psicólogos sociales concuerdan en esto. Los estudios muestran que muchas veces
la información tiene mayor impacto cuando se presenta en las primeras etapas de una
secuencia que si se abordara en los estados finales, un fenómeno común conocido como
efecto de primacía.
En otro de los experimentos clásicos realizados por Asch (1946), se le dijo a un grupo de
participantes que cierta persona era “inteligente, trabajadora, impulsiva, crítica, obstinada
y envidiosa”. Un segundo grupo recibió exactamente la misma lista, pero en orden inverso.
Desde el punto de vista racional, ambos grupos debieron desarrollar la misma impresión
respecto a aquella persona; sin embargo, los participantes que escucharon la primera lista,
en la que los rasgos más positivos se mencionaron primero, se formaron impresiones más
favorables que a quienes se les presentó la segunda lista. Hallazgos similares se obtuvieron
entre participantes que vieron la videograbación de una mujer respondiendo una prueba
de conocimientos generales. En todos los casos ésta respondió correctamente 15 de 30
preguntas de opción múltiple. No obstante, los participantes que observaron un patrón
de buen desempeño seguido por las fallas percibieron que la mujer era más inteligente, en
comparación con lo que opinaron quienes observaron el patrón opuesto, es decir, de erro-
res seguidos por un buen desempeño (Jones et al., 1968). Hay excepciones, pero como regla
general, la gente tiende a verse más influida por los “primeros estímulos”.
¿Qué provoca este efecto de primacía? Hay dos explicaciones básicas. La primera
consiste en que, una vez que los observadores creen que se han formado una impresión
precisa acerca de alguien, tienden a prestar menos atención a la información subsiguiente.
En consecuencia, cuando los participantes en investigaciones leen una serie de afirmaciones
respecto a una persona, el tiempo que dedican a leer cada elemento va disminuyendo de
manera sostenida (Belmore, 1987).
¿Esto significa que esté condenado a una vida dominada por la primacía? Por
supuesto que no. Si se halla falto de motivación o mentalmente agotado, es posible que
su atención decaiga. Pero si los observadores están lo bastante motivados como para no
“desconectarse” y no sienten la presión de formarse una rápida primera impresión, los
efectos de primacía se reducen (Anderson y Hubert, 1963; Kruglanski y Freund, 1983).
En una investigación, estudiantes universitarios agotados mentalmente por haber sido
sometidos con antelación a un examen de dos horas de duración, “se apresuraron a sacar
conclusiones” acerca de un sujeto objetivo basando su opinión en información prelimi-
nar; la situación fue distinta cuando estuvieron frescos, alertas y motivados a prestar
atención (Webster et al., 1996). Además, Arie Kruglanski y Donna Webster (1996) encon-
traron que algunas personas son más propensas que otras a “echar mano” de sus prime-
ras impresiones y “congelarlas”; es decir, radicalizarlas. Aparentemente los individuos
difieren en su necesidad de cierre, que es el deseo de reducir la ambigüedad. Quienes
tienen un bajo nivel de dicha necesidad suelen ser abiertos, reflexivos y quizá incluso
reacios a sacar conclusiones firmes acerca de los demás. En contraste, los que tienen
una fuerte necesidad de cierre tienden a ser impulsivos e impacientes, y a hacer juicios
rápidos y perdurables de otras personas.
La segunda causa de primacía, conocida como hipótesis del cambio de significado, es
más inquietante. Una vez que la gente se ha formado una impresión, comienza a inter-
pretar la información que es consistente con la misma. La investigación de Asch muestra efecto de primacía Tendencia a que
qué tan maleable puede ser el significado de un rasgo de carácter. Cuando se le dice a un la información presentada al principio
individuo que cierta persona amable es tranquila, aquél supone que es alguien gentil, de una secuencia genere un impacto
pacífico y sereno. Sin embargo, cuando se dice que una persona cruel es tranquila, la superior en la formación de impresiones,
misma palabra es interpretada en el sentido de fría, calculadora y amañada. Hay muchos que aquella presentada tiempo atrás.
ejemplos que podrían ilustrar esta situación. Con base en una primera impresión, la necesidad de cierre Deseo de reducir
palabra orgulloso podría significar que alguien es respetuoso consigo mismo o que es la incertidumbre cognitiva, lo que
engreído; crítico puede significar astuto o escrupuloso, e impulsivo podría hacer referen- resalta la importancia de las primeras
cia a espontáneo o imprudente. impresiones.
Es notable lo creativas que son las personas en lo que concierne a los esfuerzos que
hacen para transformar un puñado de contradicciones en una impresión coherente e inte-
grada. Por ejemplo, un individuo calificado como “bueno”, pero también como “ladrón”,
podría ser percibido como una especie de Robin Hood (Burnstein y Schul, 1982). Asch y
Henri Zukier (1984) hicieron un ejercicio que consistía en presentar a los participantes
pares de rasgos inconsistentes entre sí, y encontraron que éstos empleaban diferentes
estrategias para reconciliar las incongruencias. Por ejemplo, una persona descrita como
brillante-tonta podría ser vista como “muy brillante en asuntos abstractos, pero incapa-
citada para realizar las tareas prácticas rutinarias”; un individuo descrito como socia-
ble-solitario, por su parte, sería percibido quizá como alguien con “muchas relaciones
superficiales, pero incapaz de construir relaciones profundas”, y una persona calificada
como alegre-melancólica tal vez sea interpretado simplemente como “voluble”.
Sesgos de la confirmación:
de las impresiones a la realidad
Resulta sorprendente, pero casi siempre cierto: una
vez que la gente ha tomado una decisión acerca de
algo, incluso si carece de información completa, es
cada vez menos probable que cambie de opinión
ante nuevas evidencias.
Las personas pueden ser intelectualmente
obstinadas. Es frecuente que los líderes políticos se
nieguen a retirar apoyo a programas del gobierno
que no funcionan y, con frecuencia, los científicos
defienden con tenacidad sus teorías favoritas frente
a datos contradictorios de investigación. Todos estos
casos son fáciles de explicar. Presidentes, políticos
y científicos permiten que sus opiniones se vean
influidas por intereses personales, en la medida que
los votos, el financiamiento y su reputación misma
© AF archive/Alamy
>
“eso no hace más que agravar tu culpa.
Lo tienes que haber escrito con mala
intención, de lo contrario habrías firmado
con tu nombre, como cualquier persona Perseverancia de creencias
honrada”.
Imagine que está viendo la proyección de una serie de diapositivas, pero la imagen está
Esta conversación, tomada del libro Alicia completamente fuera de foco. Poco a poco, el enfoque mejora lo suficiente para que la
en el país de las maravillas, de Lewis fotografía sea menos borrosa. En ese momento un investigador le pregunta qué puede
Carroll, ilustra el poder de las primeras
impresiones. reconocer en ella. Es probable que su respuesta sea interesante. Los participantes en
experimentos de este tipo tienen más problema en identificar una imagen que ha ido
enfocándose gradualmente que si se les presenta la imagen final, aunque esté poco
definida. En la mecánica del proceso de percepción, parece que las personas se forman
sesgo de información Tendencia impresiones anticipadas que interfieren con su capacidad subsiguiente para “ver con
a buscar, interpretar y crear precisión” cuando se les presenta evidencia mejorada (Bruner y Potter, 1964). Como verá
información que valide las creencias (o en esta sección, la percepción social adolece del mismo tipo de interferencia, siendo ésta
preconceptos) existentes. otra de las razones por las que las primeras impresiones muchas veces se adhieren como
un pegamento, aunque confrontemos información que las desacredite.
Considere lo que ocurre cuando se albergan expectativas que más tarde no se mate-
rializan. En un estudio, John Darley y Paget Gross (1983) pidieron a los participantes que
evaluaran el potencial académico de una niña de nueve años de edad llamada Hannah.
A un grupo se le hizo creer que Hannah provenía de una comunidad adinerada y que sus
padres eran profesionales muy educados (altas expectativas). A un segundo grupo se le
informó que la niña se había criado en un vecindario urbano miserable y que sus progeni-
tores eran obreros sin formación académica (bajas expectativas). Como se muestra en la
l figura 4.12, los participantes del primer grupo fueron ligeramente más optimistas que
los del segundo en su calificación del potencial de Hannah. Sin embargo, a continuación
se invitó a la mitad de los participantes de cada uno de los grupos a ver un video de Han-
nah respondiendo una prueba de aptitud. De acuerdo con lo que se veía en la grabación,
su desempeño parecía promedio. La niña respondió correctamente algunas preguntas
difíciles, pero falló en otras que eran más o menos sencillas. Vea de nuevo la figura 4.12
y se dará cuenta de que, aun cuando todos los
participantes vieron la misma grabación, las
habilidades de Hannah recibieron ahora califi- l FIGURA 4.12
caciones mucho menores por parte de los que ¿La evidencia heterogénea elimina o estimula las primeras impresiones?
pensaban que era pobre, y superiores de quie- Los participantes evaluaron el potencial académico de una niña. Sin haber
nes creían que tenía dinero. Según parece, pre- atestiguado su desempeño en una prueba, los que tenían altas expectativas la
sentar un cuerpo de evidencia heterogéneo no calificaron ligeramente mejor que quienes tenían bajas expectativas. Entre los
elimina los efectos de sesgo en las creencias, participantes que vieron una grabación de la niña respondiendo la prueba, el efecto
por el contrario, los estimula. de las expectativas fue aún mayor.
Tomado de Darley, J. M. y Gross, P. H., “A hypothesis-confirming bias in labeling effects”, en Jour-
Los eventos suficientemente ambiguos nal of Personality and Social Psychology, vol. 44 (pp. 20-33). Copyright © 1983 por la American
para respaldar interpretaciones contrastantes Psychological Association. Reimpreso con permiso.
son como manchas de tinta sobre una hoja de
Reading
Lectura Mathematics
Matemáticas
papel: vemos en ellas lo que queremos. Para
5
ilustrar esta idea, los investigadores hicieron
que un grupo de personas observaran unas
por losofparticipantes
level a
grade dado
se les pidió que desarrollaran una teoría para explicar la correlación insinuada. Las posibilida-
des eran fáciles de imaginar: “quien duda está perdido” es una idea que respalda la actitud de
asumir riesgos, mientras que “hay que revisar el camino antes de dar el siguiente paso” avala la
virtud de tener cautela. Por último, se les hizo creer a los participantes que la sesión había ter-
minado, no sin antes hacerles saber que la información provista era falsa, preparada delibera-
damente para favorecer el experimento. No obstante, ellos siguieron creyendo en sus teorías
sobre las aptitudes para ser bombero; su actitud revelaba una perseverancia de creencia,
es decir, un apego a las creencias iniciales aun después que éstas han sido desacreditadas. En
apariencia, es más fácil lograr que la gente desarrolle una teoría que convencerla de echarla
por tierra. De acuerdo con lo anterior, cinco meses después de los ataques terroristas al World
Trade Center de Nueva York, la Organización Gallup entrevistó aproximadamente a 10,000
residentes de nueve naciones musulmanas y encontró que 61% no creía, a pesar de la eviden-
cia irrefutable, que aquello hubiera sido obra de los árabes (Gallup Poll Editors, 2002).
¿A qué se debe que muchas veces las creencias sean indiferentes a la evidencia en que
supuestamente están basadas? La razón estriba en que cuando la gente desarrolla explica-
ciones que tienen sentido, éstas dan la impresión de cobrar vida. En efecto, una vez que se
forma una opinión, ésta se afianza con el simple hecho de pensar en el tema, aunque sea
Las personas son reacias a incapaz de articular razones que le den validez (Tesser, 1978). Sin embargo, ahí mismo se
cambiar sus primeras impresiones establece una solución. Al pedirle a la gente que considere por qué una teoría alternativa
con base en nueva es cierta, es posible reducir o eliminar el efecto de la perseverancia en la creencia al cual es
>
información.
V
ERDADERO. vulnerable (Anderson y Sechler, 1986).
expresar una hipótesis inicial respecto al probable delincuente. Como se predijo, siguie-
ron buscando más evidencia y luego la interpretaron en modos que confirmaron sus
hipótesis. En estas formas, el endeble sospechoso se convirtió en el principal sospechoso
(O’Brien, 2009). En un segundo estudio, los investigadores presentaron a psiquiatras y
estudiantes de medicina un archivo experimental de paciente y encontraron que 13%
de los psiquiatras y 25% de los estudiantes, que habían hecho un diagnóstico preliminar,
exhibieron sesgos de confirmación al buscar nuevos datos, y fueron menos proclives que
otros a hacer el diagnóstico correcto y prescribir tratamiento (Mendel et al., 2011).
Deténgase un momento a examinar qué significado tiene esta investigación en fun-
ción de una interrogante de mayor alcance: ¿a qué se debe que muchas veces se resista a
modificar sus impresiones negativas, pero erróneas, de otros, que a cambiar sus impresio-
nes positivas, igual de equivocadas, sobre los demás? Jerker Denrell (2005) argumenta que
aun cuando se forme una primera impresión negativa a partir de toda la evidencia dispo-
nible, y a pesar de que interprete con precisión dicha evidencia, su impresión podría ser
engañosa. La razón: el muestreo de experiencia sesgado. Si conoce a alguien que le parece
agradable, se inclinará a interactuar con él en otras ocasiones. Si luego esa persona resulta
ser malintencionada, deshonesta o egoísta, estará en posición de observar esos rasgos y
corregir su impresión. Por el contrario, si conoce a alguien que no le agrada en primera
instancia, se inclinará a evitarla en el futuro, con lo cual prescindirá de la nueva informa-
ción y eliminará la oportunidad de modificar su opinión. La atracción genera interacción;
>
ésta es la razón por la cual sus primeras impresiones negativas tienden a persistir.
La profecía autocumplida
En 1948, el sociólogo Robert Merton narró una anécdota sobre Cartwright Millingville,
presidente del Last National Bank durante la Gran Depresión (década de 1930). Aunque
el banco era solvente, comenzó a correr el rumor de que estaba comenzando a tener
problemas. Pocas horas después de difundirse tal murmuración, cientos de cuentaha-
bientes formaban filas para recuperar sus ahorros antes de que no hubiera dinero que
retirar. El rumor resultó falso, pero el banco acabó yéndose a la bancarrota. Apoyándose
en historias como ésta, Merton propuso una hipótesis aparentemente descabellada: que
las expectativas de un observador pueden conducir a su propio cumplimiento, lo
que más tarde llegó a conocerse como profecía autocumplida.
La hipótesis de Merton permaneció en el olvido dentro del ámbito psicológico, hasta
que Robert Rosenthal y Lenore Jacobson (1968) publicaron los resultados de cierto estudio
en un libro titulado Pygmalion in the Classroom2. Habiendo observado que los profesores
tenían mayores expectativas en torno a los mejores estudiantes, los investigadores se pre-
guntaron si dichas expectativas influían en el desempeño de los alumnos y no a la inversa.
Para analizar este asunto, le dijeron a un grupo de profesores de primaria de San Francisco
que algunos de sus estudiantes habían mostrado importantes aptitudes intelectuales. En
apoyo a esta información citaron los resultados de una prueba de coeficiente intelectual
(CI), aunque en realidad los alumnos fueron seleccionados al azar. Ocho meses más tarde,
cuando se aplicaron pruebas reales, el CI de aquellos estudiantes “más adelantados” evi-
denció un incremento en comparación con el de los niños asignados al grupo de control.
También resultaron evaluados más favorablemente por sus profesores.
Cuando el estudio Pigmalión se publicó por primera vez, fue recibido con desagrado.
Si las expectativas positivas de un profesor son capaces de impulsar el desarrollo de un
estudiante, ¿es posible que sus expectativas negativas tengan el efecto contrario? ¿Cuáles
serían las implicaciones sociales de ello? ¿Acaso los niños con mayores recursos econó-
micos están destinados a tener éxito y los niños que carecen de ellos están condenados
a fracasar, porque los educadores tienen diferentes expectativas para cada cual? Muchos
investigadores se mostraron críticos respecto al estudio y escépticos sobre la generali-
zación de los resultados. Por desgracia, es imposible ocultar estos hallazgos debajo del
tapete. En una revisión de estudios adicionales, Rosenthal (1985) encontró que las expec-
profecía autocumplida Proceso
tativas de los profesores predecían significativamente el desempeño de sus alumnos 36% mediante el cual las expectativas que se
de las veces. La buena noticia fue que el valor predictivo de las expectativas de los maes- tienen respecto a una persona terminan
tros parece desvanecerse a medida que los niños pasan de un grado escolar al siguiente por llevarla a comportarse de maneras
(A. Smith et al., 1999). que confirman dichas expectativas.
2
Existe traducción al castellano: Pigmalión en la escuela: expectativas del maestro y desarrollo intelectual del alumno, Marova,
Madrid, 1980.
l FIGURA 4.13
La profecía autocumplida como un proceso de tres pasos
¿Qué hace la gente para convertir en realidad sus expectativas? (1) Un observador tiene
expectativas respecto de una persona objetivo; (2) el observador se comporta de manera
consistente con esas expectativas, y (3) sin ser consciente de ello, el sujeto objetivo ajusta su
comportamiento con base en las acciones del observador.
© Cengage Learning
Comportamiento del
Expectativas del observador Paso 1 observador hacia
el objetivo
Paso 3 Paso 2
Comportamiento
del objetivo hacia el
observador
nuestras interacciones con los demás a lo largo de un camino obstaculizado por las pri-
meras impresiones, un proceso que puede poner en funcionamiento el fenómeno de la
profecía autocumplida. Los diversos aspectos involucrados en la percepción social, mis-
mos que se revisaron con detalle a lo largo del capítulo, se resumen en la l figura 4.14.
En este momento se debe confrontar una cuestión de importancia: ¿qué tan pre-
cisas son las impresiones que nos formamos respecto de los demás? A lo largo de los
años esta pregunta ha demostrado no sólo ser provocativa, sino difícil de responder
(Cronbach, 1955; Kenny, 1994; West y Kenny, 2011). Es una realidad que muchas veces las
personas dejan a un lado los ideales de la lógica y muestran sesgos en sus percepciones
sociales. Tan sólo en este capítulo hemos visto que los observadores suelen enfocarse en
señales equívocas para juzgar si alguien está mintiendo; que usan la heurística cognitiva
sin tomar en consideración las tasas base numéricas; que pasan por alto las influencias
sociales sobre el comportamiento; que menosprecian a las víctimas, cuyas desgracias
amenazan su propio sentido de la justicia; que se forman primeras impresiones prema-
turas, y que interpretan, buscan y crean evidencia que respalde dichas impresiones.
Por si fuera poco, muchas veces tenemos poca conciencia de nuestras limitacio-
nes, lo cual nos lleva a sentir una confianza excesiva en nuestros juicios. En una serie de
estudios, David Dunning y sus colegas (1990) pidieron a un grupo de estudiantes univer-
sitarios que predijeran de qué manera reaccionaría un individuo objetivo ante diversas
situaciones. Algunos harían pronósticos acerca de un compañero recién conocido en
la entrevista y otros los realizarían en relación con amigos cercanos. En ambos casos,
los participantes reportaron su confianza en cada predicción y su precisión fue deter-
minada mediante respuestas proporcionadas por los mismos individuos sujetos a pre-
dicción. Los resultados no dejaron posibilidad de duda: sin importar si juzgaban a un
desconocido o a un amigo, los estudiantes fueron consistentes al sobreestimar la preci-
sión de sus predicciones. De hecho, Kruger y Dunning (1999) encontraron que las per-
sonas que obtuvieron bajas calificaciones en pruebas de ortografía, lógica, gramática y
otras disciplinas, fueron después los más proclives a sobrevalorar su propio desempeño.
Aparentemente los individuos con desempeño deficiente tienen un doble maleficio: des-
conocen que no saben (Dunning et al., 2003) y, por lo tanto, desconocen que sus puntos
de vista están sesgados (Ehrlinger et al., 2005).
Considerando el material presentado en este capítulo, a uno podría parecerle que
la lista de deficiencias, resaltadas por el problema de la confianza excesiva, es larga y
deprimente. Entonces, ¿cómo reconciliar tantas imperfecciones con los triunfos de la
civilización? O bien, para ponerlo de otra forma: “Si somos tan bobos, ¿cómo nos las
arreglamos para llegar a la Luna?” (Nisbett y Ross, 1980, p. 249).
l FIGURA 4.14
El proceso de la percepción social
Resumiendo el capítulo 4, este diagrama delinea los procesos de la percepción social. Como se muestra, todo da principio con la
observación de personas, situaciones y comportamientos. En ocasiones, es a partir de esos indicios que se hacen juicios instantáneos;
otras veces se forman impresiones sólo después de hacer atribuciones e integrarlas. De cualquier forma, las impresiones quedan sujetas a
los sesgos de confirmación y el riesgo de convertirse en profecías autocumplidas.
© Cengage Learning
Snap
Juicios
judgments
instantáneos
Personas,
Persons
Observador
Perceiver Observación
Observation situaciones,
Situations Atribución
Attribution Dispositions
Disposiciones Integración
Integration Impressions
Impresiones
comportamiento
Behavior
Confirmación
Confirmation
Es verdad que la gente cae presa de los sesgos identificados por los psicólogos socia-
les, incluso tal vez de algunos otros que todavía no han sido registrados. También es
cierto que muchas veces somos engañados por artistas de la estafa como Bernie Madoff,
juzgamos erróneamente a nuestra pareja y contratamos a los empleados inadecua-
dos, y que nuestros sesgos pueden tener consecuencias perjudiciales, a veces dando
lugar, como verá en el capítulo 5, a estereotipos, prejuicios y discriminación. A pesar de
nuestras imperfecciones, hay otras cuatro razones que nos permiten ser cautelosamente
optimistas respecto a nuestra competencia como observadores sociales:
1. Cuanta más experiencia tienen las personas en su trato con los demás, más atina-
dos son sus puntos de vista sobre ellos. Por ejemplo, aunque tenemos una capaci-
dad limitada para evaluar la personalidad de los extraños que encontramos en un
laboratorio, por lo general somos aptos para juzgar a nuestros amigos y conocidos
(Kenny y Acitelli, 2001; Levesque, 1997; Malloy y Albright, 1990). Al observar el
comportamiento no verbal, las personas también son más precisas para juzgar el
verdadero estado emocional —feliz, triste o enojado— de amigos que de extraños
(Sternglanz y DePaulo, 2004).
2. Aunque no somos buenos para hacer juicios generales de los demás (es decir, para
saber cómo es la gente en distintos ámbitos de acción), sí somos capaces de hacer
predicciones más limitadas respecto a cómo se comportarán en nuestra presencia.
Es posible interpretar en forma errónea la personalidad de un amigo cercano o de
un colega, pero en la medida que podamos predecir las acciones de nuestro amigo
en el ámbito personal o las de nuestro colega en el trabajo, es probable que los
errores no sean importantes (Swann, 1984).
3. Las personas se forman impresiones más precisas de los demás cuando están
motivadas por la preocupación de ser atinadas y actuar con amplitud de criterio
(Biesanz y Human, 2010; Kruganki y Webster, 1996). Muchos de los estudios descri-
tos en este capítulo han demostrado que la gente presenta menos sesgos cuando el
experimento tiene el incentivo de la precisión; tal es el caso, por ejemplo, cuando
el observador juzga la capacidad de un miembro potencial de su equipo para faci-
litar el éxito en una tarea futura (Fiske y Neuberg, 1990) o la competencia social de
una futura pareja (Goodwin et al., 2002).
4. No todos sufren de altos niveles de error y sesgo. Algunas personas son más preci-
sas que otras en sus percepciones sociales, en particular las que están psicológica-
mente bien ajustadas (Human y Biesanz, 2011).
Para resumir, la investigación sobre la precisión de las percepciones sociales pro-
Las personas son más atinadas al porciona una valiosa lección: en la medida que observe a aquellos con quienes ha tenido
juzgar las personalidades de sus oportunidad de interactuar, haga juicios razonablemente específicos, cuente con cierto
amigos y conocidos que las de los conocimiento de las reglas de la lógica y esté suficientemente motivado para formarse
una impresión atinada, los problemas que lo asedian podrán ser minimizados. En reali-
extraños.
V
ERDADERO. dad, el solo hecho de estar conscientes de los sesgos descritos en este capítulo podría ser
el primer paso necesario hacia una mejor comprensión de sus semejantes.
Repaso
Observación: los elementos de la percepción social
l Para comprender a los demás, los observadores sociales se Distinción entre la verdad y el engaño
apoyan en señales indirectas, mismas que constituyen los l Las personas emplean señales no verbales para detectar
elementos de la percepción social. engaño, pero pocas veces son precisas al realizar este tipo
de juicios, porque prestan demasiada atención al rostro y
La apariencia física de una persona descuidan otras señales más reveladoras.
l Muchas veces las personas hacen juicios instantáneos de
los demás, basándose en su apariencia física (por ejemplo,
algunos suponen que los adultos con rostro aniñado tienen Puesta a prueba del sentido común
cualidades características de la infancia). Las impresiones que nos formamos de los demás se ven influidas
por aspectos superficiales de su apariencia.
Percepciones de situaciones Verdadero. La investigación muestra que las primeras impresiones
l La gente tiene preconceptos, o “guiones”, acerca de ciertos son influidas por la estatura, peso, vestimenta, características faciales
tipos de situaciones. Estos guiones orientan sus interpreta- y otros aspectos de apariencia.
ciones del comportamiento.
Gracias a un proceso de adaptación, la gente está capacitada
Evidencia conductual para saber cuándo alguien miente pero no cuándo dice la verdad.
l Las personas derivan información a partir del comporta- Falso. Es frecuente que las personas cometan errores en sus juicios
miento, dividiéndolo en unidades discretas y significativas. de verdad y engaño, aceptando con demasiada frecuencia lo que
l Los comportamientos no verbales suelen ser empleados otros dicen al pie de la letra.
para determinar cómo se sienten los demás.
l Gente de todo el mundo es capaz de identificar, a partir de
las expresiones faciales, emociones como felicidad, temor,
tristeza, sorpresa, enojo y repugnancia.
l El lenguaje corporal, la comunicación visual y el contacto físico
son otras formas importantes de comunicación no verbal.
TÉRMINOS CLAVE
atribución personal (117) falacia de tasa base (121) principio de covariación (118)
atribución situacional (117) formación de impresiones (131) profecía autocumplida (141)
comportamiento no verbal (110) heurística de disponibilidad (120) rasgos centrales (135)
creencia en un mundo justo (129) necesidad de cierre (137) sesgo de información (138)
efecto del falso consenso (121) pensamiento contrafactual (122) teoría de la atribución (117)
efecto de primacía (137) percepción mental (109) teoría de la integración de la
error fundamental de atribución (123) percepción social (105) información (131)
facilitación (133) perseverancia de creencia (140) teoría de la personalidad
implícita (135)
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Estereotipos,
estereotipos, prejuicios y la
discriminación.
prejuicio y
discriminación
cap05 150-203.indd 150 07/11/14 22:21
5
La naturaleza del problema: persistencia
y cambio (154)
Definición de términos
Racismo: formas y desafíos actuales
Sexismo: ambivalencia, cosificación y dobles
estándares
Más allá del racismo y el sexismo: edad,
peso, sexualidad y otros objetivos
Ser estigmatizado
Amenaza de estereotipo
Repaso
Términos clave
Recursos mediáticos
151
Todo lo que esto refleja son algunas verdades sutiles pero importantes acerca de
estereotipos, prejuicios y discriminación, que es el punto central de este capítulo. Empe-
cemos por echar una mirada cercana a la naturaleza del problema de sesgo intergrupal
en la vida contemporánea, incluyendo un enfoque sobre los diferentes niveles en los que
estos sesgos operan hoy en día. Más adelante en este capítulo se abordan algunas de las
causas clave y las importantes consecuencias de los sesgos intergrupales, y se cierra el
capítulo examinando algunas de las direcciones más promisorias en los esfuerzos por
reducir estos problemas.
sobre racismo y sexismo en particular, aun cuando muchos de los puntos son verdaderos
en una gran variedad de temas de estereotipos, prejuicio y discriminación.
El primero de estos ejemplos, respecto a la burla racista, ilustra lo que algunos llaman
racismo anticuado. Es descarado, explícito e inconfundible. El segundo, respecto al sesgo
en las decisiones de un umpire, es lo que algunos llaman racismo moderno, una forma
sutil de prejuicio que tiende a aparecer cuando es seguro, socialmente aceptable o fácil de
racionalizar. El racismo moderno es mucho más sutil y es más probable hallarlo bajo la
nube de la ambigüedad. De acuerdo con las teorías del racismo moderno, muchas perso-
nas son racialmente ambivalentes. Desean verse como justos, pero todavía abrigan sen-
racismo moderno Forma de timientos de ansiedad e incomodidad acerca de otros grupos raciales (Hass et al., 1992).
prejuicio que se hace evidente de Hay varias teorías específicas de racismo moderno, pero todas destacan las contradic-
manera sutil cuando resulta segura, ciones y tensiones que llevan a formas sutiles, con frecuencia inconscientes, de prejuicio
socialmente aceptable y fácil de y discriminación (Gawronski et al., 2008; Levy et al., 2006; Sears y Henry, 2005; Son Hing et
racionalizar. al., 2008). Por ejemplo, Samuel Gaertner y John Dovidio (1986; Hodson et al., 2010) propu-
AP Photo/Manu Fernande
Un oponente trata de impedir que
Samuel Eto, del Barcelona, salga del
juego después que fue objeto de
burlas racistas de aficionados de la Liga
Española.
involucraban una víctima de raza blanca y un acusado negro de sexo masculino, cuanto
más estereotipadamente negro era el aspecto físico del acusado, era más probable que
fuera sentenciado a muerte. En un reciente estudio de más de 12,000 mujeres negras adul-
tas recluidas en prisión en Carolina del Norte de 1995 a 2009, Jill Viglione y otros (2011)
encontraron que las negras con color de piel más claro recibían en promedio alrededor de
12% menos de tiempo en prisión que las negras con piel más oscura (vea la l figura 5.1).
Por último, una muestra nacionalmente representativa de estadounidenses blancos en
otro estudio recomendaba sentencias significativamente más severas para muchachos
declarados culpables de un delito, si los participantes eran sutilmente informados de la
palabra “negro” cuando leían un ejemplo previo acerca de un muchacho culpable (Rattan
et al., 2012). Es muy probable que la mayoría de los jueces, miembros de jurados y partici-
pantes cuyas decisiones fueron evaluadas en estos estudios estuvieran conscientemente
ignorantes de estos sesgos, en la misma forma
que es probable que los umpires de la Liga Mayor
l FIGURA 5.1 de Béisbol desconocieran el sesgo de cómo mar-
Rasgos faciales y sentencias de prisión caban strikes, pero la evidencia en ambos casos
De acuerdo con un estudio de Jill Viglione y otros (2011) de más de 12,000 mu- revela discriminación significativa.
jeres adultas negras recluidas en prisión en Carolina del Norte, si las dos El problema de cómo detectar y medir un
mujeres descritas aquí fueran halladas culpables de un delito, hay muchas
probabilidades de que la mujer de la izquierda (cuyo rostro sería considerado más
racismo implícito es desafiante. Por su natura-
“estereotipadamente negro”) recibiría una sentencia más larga de cárcel que la leza implícita, no puede ser evaluado con sólo
mujer de la derecha. pedir a las personas que contesten algunas
preguntas acerca de sus actitudes. En su lugar,
por lo general se usan medidas indirectas más
sutiles. Con mucho, la medida mejor conocida
de esta clase es la Prueba de Asociación Implí-
cita (IAT, por sus siglas en inglés), creada y pro-
bada por vez primera por Anthony Greenwald y
otros (1998). La IAT mide el grado en el que dos
conceptos están asociados. Por ejemplo, mide
© Peter Dressel/Blend Images/Corbis
l FIGURA 5.2
Desarrollo de preferencias raciales explícitas frente a implícitas
En una medición de actitud explícita (izquierda), niños de 6 años de edad mostraron una fuerte preferencia por un niño blanco en
lugar de uno negro. Esta preferencia se redujo en niños de 10 años de edad y fue eliminada por completo en adultos. Sin embargo, las
actitudes implícitas, medidas por la prueba de Asociación Implícita (derecha), mostraron un consistente sesgo en pro de los blancos en
los tres grupos de edades.
Con base en Baron y Banaji, 2006; Dunham et al., 2008. © Cengage Learning
Explícitas
Explicit Implícitas
Implicit
90 0.3
preferenceexplícita
80
on IAT
Tamaño de efecto para preferencia
70
preferencia
implicitenpreference
60 0.2
la IAT
50
explicit
que muestra
implícita
40
% showing
20
Porcentaje
10
0 0.0
6Niños
year de
olds Niños
10 year de
olds Adultos
Adults 6Niños
year de
olds Niños
10 year de
olds Adultos
Adults
6 años 10 años 6 años 10 años
et al., 2009). En varios estudios se ha encontrado que el racismo implícito está asociado
con actitudes negativas hacia el presidente Obama y sus políticas (Hehman et al., 2011;
Knowles et al., 2010). Un conjunto de hallazgos particularmente preocupante y creciente
se refiere al vínculo entre el racismo implícito de médicos y otros trabajadores de aten-
ción a la salud y el tratamiento que dan a pacientes de grupos minoritarios raciales y
étnicos (Penner et al., 2010; Shavers et al., 2012). Por ejemplo, Lisa Cooper y otros (2012)
encontraron que el racismo implícito más alto entre los empleados de clínicas estaba
relacionado con comunicación más deficiente y con menos calidez hacia pacientes
negros, caso contrario al de los blancos. Janice Sabin y Anthony Greenwald (2012) encon-
traron que los médicos con sesgo más fuerte en pro de los blancos, en la IAT, eran más
proclives a recomendar una prescripción de medicamentos para aliviar el dolor después
de una cirugía a pacientes blancos que a pacientes negros, comparados con médicos con
menor calificación de la IAT a favor de los blancos.
Interacciones raciales Las divisiones entre grupos raciales y étnicos tienden a ser más
grandes y pueden promover más fuertes sentimientos de hostilidad, temor y desconfianza
que las basadas en otras categorías sociales, como género, aspecto y edad. Un factor que
puede mantener fuertes estos sentimientos negativos es la relativa falta de contacto entre
personas de diferentes grupos raciales y étnicos. Además, en una sociedad contempo-
ránea, el estigma de ser percibido como racista es especialmente preocupante para la
mayoría de las personas (Crandall y Eshleman, 2003). Esta combinación de emociones
negativas más fuertes, menor contacto y más ansiedad por parecer racista, hace que una
interacción interracial sea particularmente desafiante y llena de emoción y tensión.
Cuando participan en interacciones interraciales, los blancos pueden ocuparse de
varias cosas, entre las que se incluye no querer ser racista o parecerlo. Por tanto, pueden tra-
tar de regular su conducta, estar al tanto de signos de desconfianza o desagrado por parte
de sus parejas de interacción, etc. Debido a estas inquietudes, lo que en el ideal debe ser
una interacción normal de suave curso puede convertirse en torpe y hasta agotadora. Esto,
a su vez, puede afectar las percepciones de sus parejas respecto a ellos, posiblemente
llevando al irónico resultado de que parezcan ser racistas al tratar de no serlo. Varios
investigadores han estado examinando estos fenómenos (por ejemplo, Hebl et al., 2009;
Richeson y Shelton, 2012; Toosi et al., 2012). Por ejemplo, Jennifer Richeson, Nicole Shel-
ton y sus colegas han encontrado que participantes blancos, altos en racismo implícito,
son más proclives a actuar peor en una tarea cognitiva sencilla después de interactuar
con un aliado negro que con uno blanco, evidencia de que la interacción fue cognitiva-
mente agotadora (Richeson y Shelton, 2010, 2012; Shelton et al., 2010).
Según Jacquie Vorauer (2003; Vorauer et al., 2009) los individuos que participan en
interacciones entre grupos suelen activar meta-estereotipos o pensamientos acerca de los
estereotipos de grupos ajenos a ellos, y se preocupan por ser vistos como consistentes
con dichos estereotipos. De hecho, esta clase de preocupación acerca de las interacciones
entre razas puede llevar a reacciones cardiovasculares asociadas con sentimientos de
amenaza (Mendes et al., 2002). Estas respuestas al estrés fisiológico potencialmente ries-
gosas pueden no ser ejemplos aislados. Sophie Trawalter y otros (2012) han encontrado
que pueden resistir el curso de un año académico entre estudiantes blancos preocupa-
dos por aparecer prejuiciosos en repetidas interacciones entre razas durante el año.
No debe sorprender, entonces, que las personas a veces traten de evitar la interac-
ción entre razas por temor a parecer racistas o ser tratadas en una forma racista, y esta
conducta que tiende a evitar la interacción puede tener el efecto irónico de empeorar las
cosas. Por ejemplo, Ashby Plant y David Butz (2006) encontraron que cuando participan-
tes no blancos en esta tendencia a evitar la interacción convivían con un aliado negro,
lo hacían durante menos tiempo y con menos placer. Philip Goff, Claude Steele y Paul
Davies (2008) encontraron que jóvenes estudiantes blancos se sentaban
más lejos de los estudiantes negros que de los blancos en una interacción,
pero sólo si pensaban que participarían en una conversación acerca de un
l FIGURA 5.3 tema racialmente sensible.
¿No racista? En una inteligente demostración de la clase de ansiedad que los blan-
Cuando participantes blancos jugaban un juego cos a veces sienten acerca de la raza, Michael Norton y otros (2006) pusie-
de comparar caras en el que tenían que hacer ron en parejas a participantes blancos, ya fuera con un cómplice blanco o
preguntas a un aliado para que adivinara cuál de
negro en un juego (similar al juego infantil de salón ¿Adivina quién?), que
una serie de fotografías tenía, aquéllos fueron
mucho menos proclives a preguntar la raza de la
requería que los participantes hicieran preguntas al aliado para poder adi-
gente de las fotografías si estaban interactuando vinar cuál de una serie de fotografías había recibido. Como se puede ver en
con un aliado negro que con uno blanco, aun la l figura 5.3, los participantes eran considerablemente menos proclives
cuando esto perjudicaba su desempeño en el a preguntar acerca de la raza de la persona de la fotografía cuando jugaban
juego. con un aliado negro que con uno blanco, aun cuando esto perjudicaba su
Con base en Norton et al., 2006. © Cengage Learning
capacidad de ganar el juego. Parecía que los participantes blancos prefe-
rían perder el juego y no correr el riesgo de parecer racistas al poner aten-
100 ción a la raza de la gente en las fotografías.
en que se
juego con respecto a la raza, los niños mayores (de 10 y 11 años) aventaja-
in which
80
ron a los menores (de 8 y 9 años), como era de esperar, pero cuando la raza
intentos
era de una categoría relevante, los niños mayores fueron más proclives a
mencionaba
Trials
60
más conscientes de las sensibilidades que rodeaban la carrera. El resultado
Porcentaje
de esto fue que, en la segunda versión del juego, los niños menores supera-
ron en forma significativa a los mayores.
Es frecuente que, en una convivencia interracial, los adultos de raza
40 blanca traten de adoptar una mentalidad y comportamiento no raciales,
Mention Race?
¿Menciona la raza? y actúen —o traten de actuar— como si la raza fuera tan poco importante
Raza del aliado
para ellos que incluso no pueden percibir la etnia de su pareja de interacción.
Confederate’s race
Blanco Negro
Con frecuencia este intento es sincero y con las mejores intenciones, pero
White Black
se han acumulado diversos hallazgos de investigaciones que sugieren que
este método a veces tiene un efecto contraproducente y pone más (no
Sexismo ambivalente Es posible que le sorprenda saber que, en general, los este-
reotipos femeninos tienden a ser más positivos que los masculinos (Eagly et al., 1994);
sin embargo, los rasgos positivos asociados con las mujeres son considerados menos
valiosos en ámbitos importantes de la vida (como el mundo empresarial) que los rasgos sexismo ambivalente Forma de
positivos asociados con los varones. sexismo caracterizada por actitudes
Estas contradicciones se reflejan en el concepto de sexismo ambivalente desa- hacia las mujeres que reflejan creencias
rrollado por Peter Glick y Susan Fiske (2001, 2011). El sexismo ambivalente consta de llenas de negatividad y resentimiento, así
como sentimientos con predisposición
dos elementos: un sexismo hostil, caracterizado por sentimientos negativos y llenos
machista, pero que manifiestan
de resentimiento respecto a las habilidades, valores y capacidad femeninos para desafiar
conductas potencialmente paternalistas.
el poder masculino (por ejemplo: “Una vez que una mujer consigue que un hombre se
comprometa con ella, tratará de ponerle una correa apretada”), y el sexismo benevolente,
caracterizado por sentimientos afectuosos y caballerescos fundamentados en la creen-
cia potencialmente paternalista de que las mujeres necesitan y merecen protección (por
ejemplo: “Las mujeres deben ser mimadas y protegidas por los hombres”). En la superfi-
cie, el sexismo benevolente no afecta a muchas mujeres u hombres como un terrible pro-
blema, pero las dos formas de sexismo están correlacionadas positivamente. El sexismo
benevolente está asociado en particular con reacciones negativas hacia las mujeres que
desafían los papeles y estereotipos de género tradicionales (Durán et al., 2011; Masser et
al., 2010; Viki et al., 2004).
Glick, Fiske y otros (2000) llevaron a cabo un estudio con 15,000 hombres y muje-
res en 19 naciones de seis continentes y encontraron que el sexismo ambivalente
prevalecía en todo el mundo. Entre los hallazgos más desconcertantes estaba que gente
de países con el más alto grado de desigualdad económica y política entre los sexos ten-
día a exhibir el sexismo más hostil y benevolente. La l figura 5.4 describe el promedio de
calificaciones de sexismo hostil para cada uno de varios países.
Corea
Turquía
Italia
Bélgica
Inglaterra
Alemania
Países Bajos
Estados Unidos
Australia
Chile
Korea
Italy
Spain
Belgium
England
Germany
Netherlands
USA
Australia
Turkey
Goldberg indican que las personas no suelen tener sesgos de género al realizar evaluacio-
nes de desempeño (Swim y Sanna, 1996; Top, 1991).
Sin embargo, esto no significa que ya no existe discriminación de sexo. En muchas
partes del mundo el sexismo aún es bastante evidente, por supuesto. Por ejemplo,
en partes del Cercano Oriente, recientes intentos de reformas para beneficiar a las muje-
res se han encontrado con gran apoyo por parte de muchos, pero con resistencia hostil
y a veces violenta por parte de otros. Las mujeres en algunos países son presionadas
a tener abortos si están embarazadas de niñas (Goldberg y Dooley, 2011). Una ley en
Marruecos que hace posible que los violadores escapen de la persecución al casarse con
sus víctimas, fue blanco de críticas cuando una niña de 16 años se suicidó después que
un juez le ordenó casarse con el hombre que la violó (Hirsch, 2012). Otros ejemplos son
menos dramáticos pero aún importantes.
Por ejemplo, vea la l figura 5.5 y la tabla 5.3, y observará impresionantes diferencias
de sexo en las opciones de trabajo. ¿Cuántas mujeres pilotos de líneas aéreas ha visto
últimamente? ¿Y qué dice de los higienistas dentales? (Es interesante observar que en
2011, 98% de los higienistas dentales en Estados Unidos eran mujeres, pero sólo 22%
eran dentistas.) Por supuesto que la pregunta es la siguiente: ¿qué explica estas dife-
l FIGURA 5.5
Porcentaje de mujeres en ocupaciones específicas en Estados Unidos, 2011
Estadísticas laborales recientes revelan que hombres y mujeres ocupan posiciones muy diferentes en la fuerza
laboral en Estados Unidos.
U.S. Bureau of Labor Statistics, 2012. © Cengage Learning
Patólogos de la vozpathologists
Speech-language y lenguaje
Maestros de escuela
Elementary elemental
and middle school o media
teachers
Trabajadores
Social sociales
workers
Meeting,
Planificadores convention,
de reuniones, and eventyplanners
convenciones eventos
Tailors, dressmakers,
Sastres, modistas yand sewers
costureras
Psicólogos
Psychologists
Empleados de hotel,
Hotel, motel
motel, y centros
and de recreo
resort desk clerks
Accountants
Contadoresand auditors
y auditores
Vendedores minoristas
Retail salespersons
Total,Total,
16 years andy over
16 años más
Postal service mailCarteros
carriers
New de
Analistas analysts, reporters,
noticias, andy correspondents
reporteros corresponsales
Computer
Analistas systems
de sistemas analysts
de cómputo
Physicians
Médicosandy surgeons
cirujanos
Lawyers
Abogados
Chief executives
Ejecutivos
Security
Guardiasguards and gaming
de seguridad surveillance
y oficiales officers
de vigilancia
Chefsy and
Chefs jefeshead cooks
de cocina
Architects
Arquitectosand engineers
e ingenieros
Firefighters
Bomberos
PilotosAircraft pilots de
e ingenieros andvuelo
flighten
engineers
aviones
0 20 40 60 80 100
Porcentaje
Percent de mujeres
women
TABLA 5.3
Mujeres en puestos de trabajo en países seleccionados alrededor del mundo
Estas estadísticas laborales internacionales muestran el porcentaje de trabajadoras en cada categoría de varios países. Estos datos mues-
tran algunas de las diferencias entre naciones, así como algunas similitudes respecto a qué tipos de trabajos es más probable que desem-
peñen las mujeres en el mundo.
los candidatos de sexo masculino en su calidad de “agentes”, las candidatas de sexo feme-
nino fueron percibidas como altas en competencia pero bajas en habilidades sociales.
Además, al evaluar lo conveniente que sería contratarlos, los participantes tendían a pon-
derar las percepciones de competencia de los candidatos más que las evaluaciones acerca
de sus habilidades sociales, excepto cuando calificaban a las mujeres “como agentes”. En
el caso de estas mujeres, los participantes quitaron importancia a su fuerte competencia,
y en cambio ponderaron con más energía sus habilidades sociales (o la falta de ellas).
Para mujeres y hombres, estar en un trabajo que es tradicionalmente visto como más
típico del otro género puede ser desafiante en gran medida. Consistentes con esta idea
son los resultados de un estudio de Victoria Brescoll y otros (2010). Estos investigadores
encontraron que hombres y mujeres son evaluados con más rigor por un error cometido
en un trabajo que tradicionalmente es del otro sexo, que por la misma clase de error en un
trabajo en el que su género es la mayoría. En otro estudio, Brescoll y otros (2012) encon-
traron que los hombres eran percibidos como menos masculinos si trabajaban para un
supervisor de sexo femenino en una ocupación tradicionalmente masculina. Ejemplos
como estos muestran que incluso con todos los grandes pasos que se han dado en décadas,
es claro que desafiar los papeles tradicionales de género todavía puede ser intimidante.
>
invitado a una entrevista que el otro solicitante.
70
60
Ser estigmatizado
quienes
40
sea evaluado en forma sesgada, a que se cuestionen sus motivos o a que se
rechacen sus intentos de hacer nuevos amigos. Pero para los que son blanco
30 de algunos estereotipos y prejuicios, estas preocupaciones son implacables y
profundas. Para ellos parece haber pocos lugares seguros. Es frecuente que los
20
Sin leyenda “Orgullo Gay”
psicólogos sociales se refieran a ellas como estigmatizados; es decir, personas
Blank “Gay Pride” que son el blanco de estereotipos negativos, son percibidos como desviados
Tipo
Typede
of camiseta
T-Shirt y son devaluados en la sociedad por ser miembros de un grupo social particu-
lar o por tener una característica particular (Major y Crocker, 1993). ¿Cuáles
son algunos de los efectos de ser estigmatizado por estereotipos y prejuicios?
En Color-Blind (Ceguera al color), el escritor Ellis Cose (1997), que es afroamericano,
relata el caso de cómo fue tratado en una entrevista de trabajo 20 años atrás. Era repor-
tero de un periódico ganador de premios en ese tiempo y esperaba conseguir un trabajo
en una revista nacional. El editor con quien se había entrevistado era agradable y ama-
ble, pero dijo que la revista no tenía muchos lectores negros. “Todo lo que el editor vio
era un joven negro, y como Esquire no necesitaba un negro, no tenía necesidad de mí...
Estaba tan concentrado en mi rostro que era incapaz de ver mi trabajo” (p. 150). Luego,
pocos años después, en vista de las políticas de acción afirmativas a Cose se le preguntó
si estaba interesado en ocupar una posición en una firma como director corporativo de
oportunidades igualitarias. “Estaba sorprendido, porque la pregunta no tenía sentido. Yo
no era experto en personal ni en leyes de empleo igualitario; sin embargo, era negro, lo
que parecía ser la cualidad más importante” (p. 156).
Los que son blanco de estereotipos estigmatizantes a veces se preguntan si se defor-
man, y en qué medida, las impresiones que otros tienen de ellos a través de la lente de la
clasificación social. En realidad, en algunas ocasiones estas sospechas pueden tener una
función de autoprotección. Por ejemplo, en un estudio de Jennifer Crocker y sus colegas
(1991), los estudiantes negros que recibieron realimentación interpersonal negativa de
un estudiante blanco sufrieron menos de un golpe a su autoestima si podían atribuir
fácilmente la reacción negativa del estudiante blanco al racismo. Por otro lado, la auto-
estima de los estudiantes negros en realidad se redujo por la opinión positiva de un estu-
estigmatizado Ser estereotipado de diante blanco si podían sospechar que ésta podía deberse a su raza.
manera persistente, percibido como
Aun cuando atribuir realimentación negativa a la discriminación puede prote-
anormal y devaluado en la sociedad
ger la autoestima general de una persona, también puede hacer que la gente sienta
por ser miembro de cierto grupo social
o por tener una característica particular.
como si tuvieran menos control personal sobre sus vidas. Los individuos de gru-
pos de baja condición social pueden estar amenazados por esta vulnerabilidad
a la discriminación y, por tanto, sentirse peor consigo mismos cuando perciben que fue-
ron discriminados, en especial cuando tienen razones para pensar que la discriminación
contra ellos podría persistir en el tiempo (Schmitt et al., 2002)
En años recientes ha habido un repentino aumento de hallazgos en investigaciones
de problemas respecto a la forma en que los individuos estigmatizados están en cre-
ciente riesgo de padecer trastornos físicos y mentales a largo plazo. Un meta-análisis
de Elizabeth Pascoe y Laura Smart Richman (2009) de 134 estudios concluyó que, de
manera significativa, la discriminación percibida predice resultados negativos de salud
mental y física. Desde entonces, todavía más estudios han apoyado este vínculo. Por
ejemplo, recientes estudios que examinan una amplia variedad de grupos objetivo han
mostrado importantes asociaciones entre el grado de discriminación que sufren y la
alta presión sanguínea, depresión, porcentajes de cáncer de pecho, diabetes, ataques al
corazón, problemas respiratorios, dolor crónico y abuso de sustancias (Brody et al., 2012;
Dailey y Humphreys, 2011; Matheson y Anisman, 2012; Mereish et al., 2012; Smedley,
2012). Incluso simplemente anticipar la interacción con alguien que se piensa sufre de
prejuicios puede desatar respuestas de estrés cardiovascular (Sawyer et al., 2012).
extiende mucho más. Las amenazas del estereotipo pueden afectar a cualquier grupo
para el que estereotipos fuertes, bien conocidos y negativos son relevantes en situacio-
nes particulares. Las amenazas de la identidad social pueden ser más generales, afec-
tando grupos que pueden ser devaluados incluso en ausencia de estereotipos negativos
específicos acerca de un dominio particular.
Un estudiante afroamericano es
Los ejemplos de estas amenazas se extienden por todas partes. Por ejemplo, muchos
propenso a tener un desempeño
atletas de raza blanca sienten la amenaza de estereotipo cuando pisan una cancha o campo
más deficiente cuando realiza
de juego donde son minoría. ¿El atleta de raza blanca sentirá el peso agregado de esta ame-
una actividad atlética si se le
naza cuando lucha contra otros atletas en un juego? Para responder esta pregunta, Jeff
menciona que el objetivo de
Stone y otros (1999) hicieron que estudiantes negros y blancos jugaran golf en miniatura.
ésta reflejará su inteligencia
Cuando los experimentadores describieron el juego como un diagnóstico de “capacidad
deportiva, que si se le informa
atlética natural”, los estudiantes blancos lo hicieron peor. Pero cuando lo caracterizaron
que dejará ver su capacidad
como un diagnóstico de “inteligencia deportiva”, los estudiantes negros lo hicieron peor.
Debe apuntarse que una persona puede ser afectada por la amenaza de estereotipo
atlética natural.
V ERDADERO.
aún si no piensa en el aspecto negativo de aquél. El solo hecho de saber del estereo-
tipo parece ser suficiente, en particular si el individuo se identifica fuertemente con el
grupo objetivo y si se interesa por hacerlo bien. Este último punto es en particular con-
movedor; el desempeño de personas que han tenido éxito en algo y que se interesan
más pueden ser los más afectados por los efectos de la amenaza de estereotipo. (Una
interesante nota marginal: el primer experimento para demostrar que los estudiantes
que más se identifican con el éxito y que se interesan más por éste en la escuela pueden
ser los más vulnerables a los efectos de la amenaza de estereotipo, fue realizado en una
preparatoria de la ciudad de Los Ángeles por un pasante universitario de la Stanford
University de nombre Mikel Jollet. Al poco tiempo, Jollet formó un muy exitoso grupo de
rock, The Airborne Toxic Event, del que
fue vocalista y compositor de canciones.)
A continuación veremos una peque-
ña muestra de grupos cuyas actuaciones
en diversos ámbitos fueron afectadas
por la amenaza de estereotipo, como se
demuestra en experimentos llevados a
cabo en todo el mundo:
© Carin Perilloux
l Estudiantes de bajo nivel econó-
mico en Francia y Estados Unidos
en un examen verbal, cuando se les
dijo que éste sería un diagnóstico de
su capacidad intelectual (Croizet y
Claire, 1998).
Tres intelectuales que han hecho
l Estadounidenses de origen europeo en un examen de matemáticas cuando se les investigación sobre amenazas de
comparó con asiáticos (Aronson et al., 1999). estereotipo se reúnen tras bambalinas
después de un concierto de Airborne
l Mujeres en un examen de matemáticas en una situación mixta y no sólo para muje- Toxic Event. ¿Puede adivinar quién se
convirtió en estrella de rock?
res (Ben-Zeev et al., 2005; Sekaquaptewa y Thomson, 2003).
l Mujeres que jugaron ajedrez en una computadora cuando se les dijo que su opo-
nente era hombre (Maass et al., 2008).
l Participantes blancos que presentaron un examen IAT cuando pensaban que éste
era un diagnóstico de racismo (Frantz et al., 2004).
l Individuos con un historial de enfermedad mental en un examen de capacidad de
razonamiento cuando se les preguntó por su enfermedad antes de hacer el examen
(Quinn et al., 2004).
l Mujeres en un trabajo de negociación cuando se les dijo que el éxito estaba asociado
con rasgos masculinos; hombres en un trabajo de negociación cuando se les dijo
que el éxito en el trabajo estaba asociado con rasgos femeninos (Kray et al., 2002).
Endogrupos frente a exogrupos Aun cuando agrupar a seres humanos es muy seme-
jante a clasificar objetos, hay una diferencia clave. Cuando se refiere a categorización
social, los observadores son o no miembros de las categorías que utilizan. Los grupos con
los que usted se identifica, nación, religión, partido político de su preferencia, incluso
el equipo deportivo del que sea partidario, reciben el nombre de endogrupos, mien-
tras que todos los demás se conocen como exogrupos. Vemos gente en
formas fundamentalmente diferentes si la consideramos como parte de
nuestro grupo o como parte de un exogrupo.
Una consecuencia cognitiva es que exageramos las diferencias entre
nuestro endogrupo y otros exogrupos, y esta exageración de diferencias
ayuda a formar y reforzar estereotipos. Otra consecuencia es el fenómeno
conocido como efecto de homogeneidad del exogrupo, mediante el
cual los observadores suponen que hay mayor similitud entre los miem-
bros de los exogrupos que entre los integrantes del propio grupo. En otras
palabras, puede que existan sutiles diferencias entre “nosotros”, pero
“ellos” son todos iguales (Linville y Jones, 1980). Es fácil considerar ejem-
plos de la vida real. La gente de China, Corea, Taiwán y Japón se ven a
sí mismos como muy distintos entre sí, por supuesto, pero para muchos
occidentales ellos se ven simplemente como asiáticos. Los licenciados en
inglés se ven a sí mismos como diferentes a otros licenciados en historia,
pero es frecuente que los licenciados en ciencia los agrupen como “del tipo
de humanidades”. La gente de California proclama su tremenda diversi-
dad cultural, étnica y económica, mientras que los forasteros hablan del
“típico californiano”. Para personas fuera del grupo, los miembros del exo-
grupo hasta se parecen: las personas son menos precisas para distinguir
Richard Pasley/Stock Boston
Modelo de contenido del estereotipo El estado relativo y las relaciones entre gru-
pos en una cultura influyen en el contenido de los estereotipos de la cultura acerca de
orientación a la dominancia social estos grupos. Este es un punto central en el modelo de contenido del estereotipo
Deseo de ver el endogrupo de uno (Cuddy et al., 2008; Fiske, 2012). Según este modelo, muchos estereotipos de grupo varían
como dominante sobre otros grupos y a lo largo de dos dimensiones: calidez y competencia. Los grupos pueden ser considera-
una disposición para adoptar valores dos altos en ambas dimensiones, bajos en ambas o altos en una dimensión pero bajos en
culturales que facilitan la opresión de la otra. Por ejemplo, las personas adultas mayores pueden ser estereotipadas como altas
otros grupos. en calidez pero bajas en competencia.
teoría de justificación del sistema El modelo de contenido del estereotipo propone que los estereotipos acerca de la
Teoría que propone que las personas competencia de un grupo están influidos por el estatus relativo de dicho grupo en la socie-
son motivadas (al menos en parte) a dad, un estado relativo más alto está asociado con competencia más alta. Los estereoti-
defender y justificar las condiciones pos acerca de la calidez de un grupo están influidos por la competencia percibida con el
sociales, políticas y económicas
grupo; es decir, una mayor competencia percibida está asociada con menor calidez. Por
existentes.
ejemplo, los grupos de bajo estatus que permanecen inconformes y no tratan de alterar el
modelo de contenido del
estado existente, es probable que sean estereotipados como bajos en competencia pero
estereotipo Modelo que propone
altos en calidez. Por otra parte, una ola de inmigrantes que entran a un país con bajo
que el estatus relativo y la competencia
entre grupos influyen en los
estatus, pero compiten por trabajos y recursos, pueden ser vistos como bajos en compe-
estereotipos de grupo, junto con las tencia y calidez. Para grupos que son vistos como altos en una dimensión pero bajos en
dimensiones de competencia y calidez. otra, puede haber un término medio percibido entre competencia y calidez. Por ejemplo,
una mujer que asciende en una escalera corporativa al demostrar fuerte competencia,
puede ser vista como menos cálida. Pero si ella trata de demostrar calidez puede ser vista
como menos competente.
Algunos investigadores han encontrado apoyo para el modelo de contenido del este-
reotipo con experimentos en los que se manipulan el estatus percibido y la competencia
intergrupal, y con estudios de correlación por todo el mundo (Cuddy et al., 2009; de Paula
Couto y Koller, 2012).
como hicieron los niños en la Cueva de Ladrones cuando se descompuso el camión del
campamento, las dos naciones empezaron a tender un puente en una profunda división
(Kinzer, 1999).
Teoría del conflicto realista La idea de que la competencia directa por recursos
valiosos pero limitados genera hostilidad entre grupos se conoce como teoría del con-
flicto realista (Levine y Campbell, 1972). Como una mera cuestión económica, es nor-
mal que a un grupo le vaya mejor que a los demás en la lucha por territorio, empleos o
poder. En tal caso los perdedores se sentirán frustrados y resentidos, mientras que los
ganadores se sentirán amenazados y tendrán la tendencia a proteger lo obtenido; en esas
circunstancias, las disputas aumentarán su grado de rispidez más pronto de lo que se
puede imaginar. Así las cosas, ciertas evidencias indican que buena parte de los prejui-
cios que hay en el mundo podrían ser resultado de las realidades inherentes a la competi-
tividad (Duckitt y Mphuthing, 1998; Stephan et al., 2005; Zárate et al., 2004). Por ejemplo,
Marcel Coenders y otros (2008) encontraron que el apoyo para la discriminación contra
grupos étnicos minoritarios tendió a aumentar en los Países Bajos cuando se incrementó
el nivel de desempleo recientemente. David Butz y Kuma Yogeeswaran (2011) encon-
traron que estudiantes estadounidenses no asiáticos indicaron más prejuicio contra los
estadounidenses asiáticos si se acababan de enterar de información acerca de serios pro-
blemas económicos y la creciente competencia por recursos escasos en Estados Unidos.
Kimberly Ríos Morrison y Oscar Ybarra (2008) demostraron un efecto similar de esta
clase de amenaza en el prejuicio contra los estadounidenses asiáticos y encontraron que
este efecto era particularmente fuerte entre estadounidenses de origen europeo cuya
identidad era importante para ellos.
Pero en los prejuicios toman parte otros factores. La competencia “real” por los recur-
sos podría, de hecho, ser imaginaria; en otras palabras, podría tratarse de la percepción de
un individuo que no está involucrado en un conflicto real. Además, la gente no sólo puede
sentirse resentida hacia otros grupos por la convicción de que su seguridad o recursos
están amenazados por ellos, sino también por un sentido de privación relativa; es decir,
la creencia de que no se está obteniendo lo justo en comparación con otros. Podría decirse
que lo que les importa a los Smith no es el tamaño de su casa per se, sino saber si es más
>
grande que la de sus vecinos los Jones (Pettigrew at al., 2008; Walker y Smith, 2002).
Will Hart
refuercen su autoestima por medio de sus logros
personales o mediante la filiación a grupos exito-
sos. La parte positiva de nuestra identidad social es
que nos lleva a obtener orgullo de nuestras conexio-
nes con otros aun si no recibimos ningún beneficio Fanáticos estadounidenses disfrutan
directo de ellos. Sin embargo, lo negativo es que muchas veces se tiene la necesidad de del sol ante el éxito de su equipo en un
restarles importancia a “ellos” para sentirnos seguros de “nosotros”. El fervor religioso, juego de la Copa Mundial
el orgullo racial y étnico, y el nacionalismo agresivo podrían responder a esta faceta más
bien negativa de nuestra identidad social. Incluso es posible que el chismorreo desem-
peñe ese papel; Jennifer Bosson y otros (2006; Weaver y Bosson, 2011) encontraron que
cuando las personas comparten actitudes negativas respecto a un tercero, se sienten
más cercanas entre sí.
Surgieron dos predicciones básicas a partir de la teoría de la identidad social: teoría de la identidad social Teoría
(1) las amenazas a la autoestima intensifican la necesidad de favoritismo endogrupal, y según la cual las personas favorecen
(2) las expresiones del favoritismo endogrupal contribuyen a mejorar la estima. Por lo a los endogrupos por encima de los
general la investigación apoya estas predicciones (Ellemers y Haslam, 2012; Postmes y exogrupos, con el propósito de mejorar
su estima.
Branscombe, 2010).
l FIGURA 5.9
Teoría de la identidad social
Según la teoría de la identidad social las personas se esfuerzan por mejorar su autoestima, la cual consta de dos componentes: una
identidad personal y varias identidades sociales derivadas de los grupos a los que pertenecen. En consecuencia, la gente podría reforzar
su autoestima creando una imagen más favorable de los endogrupos que de los exogrupos.
© Cengage Learning
Personal
Identidad Personal
Logros
identity
personal achievements
personales
Necesidad
Need for de Group
Logros
autoestima
self-esteem achievements
grupales
Self-esteem
Autoestima
Identidades
Social
identities
sociales
Favoritismo hacia
Favoritism toward
elingroup
endogrupo
and y
derogación
derogation ofde los
exogrupos
outgroups
Steven Fein y Steven Spencer (1997) propusieron que las amenazas a la autoestima de
uno pueden llevar a los individuos a usar estereotipos negativos disponibles para derogar
a los miembros de grupos estereotipados, y que al humillar a otros se pueden sentir mejor
acerca de sí mismos. En un estudio, por ejemplo, Fein y Spencer dieron a los participan-
tes realimentación positiva o negativa acerca de su desempeño en un examen de cono-
cimientos sociales y verbales, la cual temporalmente reforzó o amenazó su autoestima.
Estos participantes tomaron parte luego en lo que se supuso fue un segundo experimento
en el que evaluaron al solicitante de un empleo. Todos los participantes recibieron una
fotografía de una joven, su currículo y una videocinta de una entrevista de trabajo. A la
mitad de los participantes se les dio información que sugería que la mujer (de nombre
Julie Goldberg) era judía. A la otra mitad se le dio información que sugería que la mujer
(de nombre María D’Agostino) no era judía. En el campus donde se llevó a cabo el estudio
había un popular estereotipo negativo de la “Princesa judía-americana”, que con frecuen-
cia se dirigía a mujeres judías de la clase alta media de la zona de Nueva York.
Como se predijo, hubo dos importantes resultados (vea la l figura 5.10). Primero,
entre los participantes cuya autoestima había sido bajada por la realimentación nega-
tiva, clasificaron a la mujer de manera más negativa si parecía ser judía, aun cuando la
entrevista videograbada del trabajo y las credenciales de las dos mujeres fueran iguales.
En segundo lugar, los participantes que habían recibido realimentación negativa y se les
dio la oportunidad de menospreciar a la judía exhibieron un aumento en la autoestima
después del experimento; cuanto más negativamente evaluaron a la judía, mejor se sin-
tieron acerca de sí mismos. En suma, los resultados de este experimento sugieren que un
golpe a la autoestima de uno evoca prejuicio y la expresión de éste ayuda a restaurar la
autoimagen.
l FIGURA 5.10
Autoestima y prejuicio
Los participantes en un estudio de Fein y Spencer recibieron realimentación positiva y negativa, y luego evaluaron a una solicitante
de empleo creyendo que era italiana o judía. Se dieron dos resultados clave: (1) los participantes cuya autoestima se vio lastimada por
la realimentación negativa evaluaron a la mujer de manera más negativa cuando se les dijo que era judía que al considerarla italiana
(izquierda), y (2) los participantes con realimentación negativa que tuvieron oportunidad de subestimar a la joven judía mostraron un
incremento de autoestima posterior al experimento (derecha).
Fein y Spencer, 1997. © Cengage Learning
90 5
85
4
autoestima
80
objetivo
self-esteem
75
target
3
del
in la
70
Rating of
Increaseen
Calificación
2
Aumento
65
60
1
55
50
Positive
Positiva Negative
Negativa Positive
Positiva Negative
Negativa
Tipo de of
Type realimentación
Feedback Tipo deofrealimentación
Type Feedback
Non-Jewish
No judía Jewish
Judía
>
sus endogrupos en forma mucho más exclusiva (Spencer-Rogers et al., 2012). muy unido puede constituir una parte
importante y altamente gratificante de
la identidad personal.
Cultura y socialización
La lista de estereotipos comunes es bastante larga. Los atletas son mudos, los notables
en matemáticas son adictos a las computadoras, los estadounidenses son ruidosos, los
italianos son emocionales, los californianos tranquilos, los hombres de raza blanca no
pueden saltar, no se puede confiar en los vendedores de autos usados tanto como uno
quisiera. Y así sucesivamente. Dividir a las personas en categorías sociales, incluso endo-
grupos y exogrupos, ciertamente es un factor clave en la formación de estereotipos y pre-
juicios. Pero con tantos estereotipos y prejuicios bien conocidos, muchos de los cuales
son compartidos por todo el mundo, es claro que en algún nivel y de algún modo estos
estereotipos nos enseñan algo de nuestra cultura. Examinemos estos procesos.
La socialización se refiere al proceso por el cual las personas aprenden las normas,
reglas e información de una cultura o grupo. Aprendemos una gran cantidad de infor-
mación (con frecuencia sin darnos cuenta de ello) al absorber lo que vemos a nuestro
alrededor en nuestra cultura, grupos y familias. Estas lecciones incluyen qué son varios
estereotipos, qué tan valuados o devaluados están varios grupos y cuáles prejuicios es
aceptable tener.
Considere el caso de algo que ocurrió a uno de los autores de este libro. Cuando
tenía unos 8 años de edad, sus dos mejores amigos un día le dijeron burlonamente “judío
necio”. Nunca habían pensado que él era diferente de ellos ni lo habían considerado antes
como judío, pero ese día repentinamente esa característica fue relevante y negativa para
ellos. Pero, ¿por qué entonces y cómo salieron con “judío necio”? Sólo después de mucho
se hizo claro que habían oído a su padre decir “niño judío”. Tratando de modelar los valo-
res de su padre, usaron una aproximación de esta expresión contra su amigo y de ahí en
adelante lo vieron en forma distinta. Los lentes sesgados a través de los cuales el padre
veía a la gente los pasó a la siguiente generación.
Aun cuando ciertamente no siempre es el caso, los estereotipos y prejuicios de un
padre pueden dar forma a los estereotipos y prejuicios de un niño, a veces en formas implí-
citas (Castelli et al., 2009). En forma más general, y más penetrante, los estereotipos y pre-
juicios exhibidos por compañeros, los medios populares y la cultura de alguien son parte
del aire que cada uno respira cuando crece, y estas influencias pueden ser profundas.
Para estrechar la discusión de estos procesos culturales y de socialización nos enfo-
caremos en estereotipos de género y sexismo, pero es importante reconocer que estos
procesos son relevantes para todas las clases y objetivos de estereotipos, prejuicio y
discriminación.
Los azules y las rosas. Hasta una mirada
muy rápida a una juguetería ilustra
sorprendentes diferencias en cómo niños Estereotipos de género: azul para niños, rosa para niñas Empezamos con las
y niñas socializan. Por ejemplo, a los que con frecuencia son las primeras palabras pronunciadas cuando nace un bebé: “¡es
niños se les estimula a que practiquen niño!” o “¡es niña!”. En muchos hospitales, al recién nacido de inmediato se le da un gorro
juegos activos, ruidosos y violentos
(arriba), en tanto que a las niñas se les azul si es niño y un gorro color de rosa si es niña. El infante recibe un nombre y una lluvia
estimula a participar en juegos más de regalos apropiados para su género. A los pocos años, al niño le regalan camiones de
calmados y enfocados en lo maternal juguete, juegos de béisbol, herramientas de juguete, pistolas de juguete y juegos de quí-
(abajo).
mica; la niña típica recibe muñecas, animalitos de juguete, juegos de maquillaje, juegos
de cocina y de té, y ropa para vestir. Cuando entran a
la escuela, muchos esperan que el niño gane dinero
si puede podar el pasto de las casas y que disfrute
las películas de superhéroes violentos; en tanto,
esperan que la niña gane dinero cuidando bebés y
disfrute las historias dulces de amistad o de amor.
Estas distinciones persisten en el colegio,
cuando más niños estudiantes hacen especialidad
en economía y ciencias, y más niñas hacen especiali-
dad en artes, idiomas y humanidades. En la fuerza de
trabajo, más hombres se hacen médicos, trabajado-
res de la construcción, mecánicos de autos, pilotos
de aviones, banqueros en inversiones e ingenieros.
© UrbanZone/Alamy
o niñas hacia los tres años de edad, conformando creencias de género estereotípicas y
preferencias por cuentos, juguetes y demás objetos poco después, y luego usan sus este-
reotipos simplificados para juzgar a los demás y favorecer a su propio género por encima
del otro en situaciones intergrupales (Golombok y Hines, 2002; Knobloch et al., 2005;
Leinbach y Fagot, 1993; Ruble y Martin, 1998).
Gerianne Alexander (2003) propone que las preferencias de los niños hacia los
juguetes basados en el sexo, aunque en parte se debe a socialización de género, también
tienen raíces neurobiológicas y evolutivas. Ella basó esta conclusión en datos acerca de
niños expuestos desde antes de nacer a niveles atípicos de hormonas sexuales y en datos
de diferencias de sexo en las preferencias de juguetes entre primates no humanos. Por
ejemplo, un desconcertante estudio reportó que los monos verdes mostraron diferencias
de sexo en las preferencias de juguetes similares a las vistas en niños humanos (Alexan-
der y Hines, 2002).
Aunque es posible que los factores biológicos y evolutivos contribuyan a alguna de esas
preferencias, es evidente que los niños cuentan con amplias oportunidades de aprender
estereotipos y roles de género de sus padres y de otros modelos de comportamiento (Mon-
tañés et al., 2012; Tenenbaum y Leaper, 2002). Las creencias acerca de hombres y mujeres
están tan profundamente arraigadas que influyen en el comportamiento de los adultos
prácticamente desde el momento en que nace un bebé. En un muy interesante estudio, los
padres primerizos de 15 niñas y 15 niños fueron entrevistados no más de 24 horas después
del nacimiento de los bebés. No hubo diferencias entre los niños o niñas recién nacidos
en cuanto a estatura, peso u otros aspectos de apariencia física. No obstante, los padres
de las niñas las clasificaron como más tiernas, más pequeñas y de facciones más finas.
Los padres de los niños los vieron como más fuertes, más grandes, más alertas y mejor
coordinados (Rubin et al., 1974). ¿Podría ser que en realidad hubiera diferencias que sólo
los padres podían distinguir? Es dudoso. En otro estudio, Emily Mondschein y otros (2000)
encontraron que las madres de bebés de 11 meses de edad subestimaron la capacidad de
gatear de sus hijos si eran niñas, pero la estimaron en exceso si eran niños.
A medida que se desarrollan, niños y niñas
reciben muchos mensajes divergentes en todo tipo
de entornos. Barbara Morrongiello y Tess Dawber TABLA 5.4
(2000) condujeron un estudio relevante para ilustrar Puntos de vista maternales
lo anterior. Su experiencia consistió en presentar un
Las madres de niñas o niños pequeños vieron una videograbación de niños ajenos
grupo de videograbaciones de madres de familia en que participaban en conductas riesgosas en un jardín de juegos. Se les pidió que
las que se mostraba a niños desarrollando activida- detuvieran la grabación cada vez que vieran algo que llamara su atención e indicaran
des que podían considerarse riesgosas, aun cuando qué dirían si algunos de los niños en la pantalla fuera suyo. Las madres de niñas de-
tenían lugar en un jardín de juegos. Luego se les pidió tuvieron la grabación con mucho mayor frecuencia que las madres de varones para
que detuvieran la proyección e indicaran qué dirían expresar precaución (“¡ten cuidado!”), riesgo de que resultaran lastimadas (“¡puedes
caerte de ahí!”) u órdenes de interrumpir la actividad (“¡detente en este instante!”).
si sus propios hijos estuvieran participando en una
En contraste, las madres de niños fueron más proclives a estimular (“¡bien hecho!,
situación similar. Las madres de niñas intervinieron
¡trata de subir un poco más!”).
con más rapidez y más frecuencia que las madres de
varones. Como se muestra en la tabla 5.4, las madres Contexto del comentario
de niñas fueron más propensas a advertir el peligro Frecuencia de comentarios de: Madres de niñas Madres de niños
de que los niños se hicieran daño, mientras que las
Precaución 3.9 0.7
madres de varones tendieron a mostrar satisfac-
Preocupación por posibles heridas 9.2 0.2
ción por los riesgos asumidos por los niños durante
el juego. Otro estudio realizado por Morrongiello Orden de detenerse 9.3 0.6
y otros (2000) reveló que aunque los niños suelen Estímulo 0.5 3.0
experimentar más lesiones al jugar arriesgadamente
Adaptado de Morrongiello y Dawber, 2000. © Cengage Learning
que las niñas, a la edad de seis años tanto los niños
como las niñas tienden a pensar que ellas corren un
mayor riesgo de lesiones que ellos.
Teoría del rol social A medida que los niños se desarrollan, empiezan a mirar la
cultura más grande que les rodea y a ver quién ocupa qué roles en la sociedad, así como teoría del rol social Teoría de que
las pequeñas diferencias de género
a percibir cómo se valoran estos roles. Según la teoría del rol social de Alice Eagly (1987;
se amplifican en la percepción por los
Eagly y Wood, 2012), aun cuando la percepción de las diferencias de sexo puede estar
contrastantes roles sociales ocupados
basada en algunas diferencias reales, es amplificada por los desiguales papeles sociales
por hombres y mujeres.
que ocupan hombres y mujeres.
El proceso comprende tres pasos. En primer lugar, a partir de una combinación de facto-
res sociales y biológicos, con el tiempo ha emergido una división del trabajo entre los sexos,
tanto en casa como en el entorno laboral. Los hombres se inclinan más a trabajar en las áreas
de la construcción y los negocios; las mujeres son más proclives a dedicarse al cuidado de los
niños y desempeñarse en empleos de bajo estatus. En segundo lugar, dado que las personas se
comportan de formas que corresponden a los papeles que desempeñan, los hombres suelen
ejercer el poder físico, social y económico con más frecuencia que las mujeres. En tercer lugar,
estas diferencias de conducta proporcionan una base continua para la percepción social que
lleva a suponer que los hombres son dominantes “por naturaleza” y las mujeres hogareñas
“por naturaleza”, cuando la realidad es que las diferencias sólo reflejan los roles que desem-
peñan. En resumen, los estereotipos sexuales se configuran (y a veces se confunden) por la
distribución desigual de hombres y mujeres en diferentes roles sociales. De acuerdo con esta
teoría, las distinciones percibidas entre ambos géneros se basan en divergencias conductua-
les reales que se suponen erróneamente derivadas del sexo y no de los roles sociales.
La teoría del sol social y más generalmente los procesos de socialización pueden, por
supuesto, extenderse más allá de los estereotipos y el sexismo de género. Viendo que algunos
grupos de personas ocupan roles particulares en la sociedad más que otras, puede promover
numerosos estereotipos y prejuicios. Un factor muy importante para determinar qué clases
de personas vemos en qué clases de roles es el de los medios populares de comunicación. A
continuación se examinan algunos de los efectos asociados con una exposición a los medios.
Efectos de los medios Hoy más que nunca niños, adolescentes y adultos parecen estar
inmersos en la cultura popular que se transmite a través de los medios masivos de comunica-
© Bill Aron/PhotoEdit
ción. Vemos programas de televisión en iPods mientras nos ejercitamos en las bicicletas esta-
cionarias del gimnasio; revisamos los más recientes videos relativos a los virus que recorren
la Internet mientras bebemos café en un descanso durante el trabajo; vemos la publicidad
que aparece de pronto en las pantallas de nuestras computadoras; echamos un vistazo a los
tabloides donde publican fotografías de la rutilante estrella de moda acosada por los papara-
zzi… muchas veces parece que no tenemos escapatoria. A través de la ininterrumpida presen-
cia de los medios nos alimentamos de una estable dieta de imágenes de hombres y mujeres.
Esas imágenes tienen el potencial de perpetuar los estereotipos de género y el sexismo.
Por fortuna ya quedaron atrás los días en que los medios presentaban a las mujeres de
color desempeñando roles casi exclusivamente estereotipados y pasivos. A pesar de ello, la
investigación señala que algunos estereotipos de género persisten en ciertos programas, en
libros para niños y comerciales televisivos de diversos lugares del mundo (Furnham y Palt-
zer, 2010; McCabe et al., 2011; Michelle, 2012; Wallis, 2011).
Por si fuera poco, las representaciones transmitidas por los medios pueden influir en el
público, muchas veces sin que éste se dé cuenta (Ward y Friedman, 2006). Por ejemplo, estu-
dios realizados han mostrado que las estudiantes universitarias que recién habían visto un
© Michael D. Margol/PhotoEdit Inc.
conjunto de anuncios en donde los personajes femeninos eran representados como estereo-
tipos, tendieron a expresar menos confianza en sí mismas, menos independencia y menos
aspiraciones profesionales, incluso tuvieron un peor desempeño en un examen de matemáti-
cas, en contraste con las que vieron comerciales en los que los estereotipos eran irrelevantes,
que no presentaron esos efectos (Davies et al., 2002; Geis et al., 1984; Jennings et al., 1980).
Las imágenes mediáticas de modelos femeninas exageradamente delgadas o casi per-
fectamente proporcionadas tuvieron como resultado una incidencia casi epidémica de
desórdenes alimenticios y ansiedad debilitante por alcanzar una apariencia física determi-
Aun cuando las imágenes de gente
nada, en particular entre las jóvenes estadounidenses de origen europeo (Henderson-King
atractiva venden revistas y muchos
consumidores disfrutan al verlas, ponen et al., 2001; Moradi et al., 2005; Ward y Friedman, 2006). El impacto de los medios puede ser
a la vista la pregunta de si la exposición especialmente negativo entre individuos que están preocupados por su apariencia o que les
a tantas imágenes de esta clase produce importa la opinión de otras personas (Henderson-King y Henderson-King, 1997; Ricciarde-
también consecuencias negativas. Por lli et al., 2000). Las imágenes corporales de hombres también pueden ser afectadas por los
ejemplo, ¿la repetida exposición a estas medios (Barlett et al., 2008). De hecho, imágenes gráficas de modelos masculinos musculo-
imágenes perpetúa estereotipos o hace
sos y delgados se han vuelto dominantes en tiempos recientes. Todos los años salen a la luz
que algunos participen en conductas
peligrosas para tratar de alcanzar lo
más y más casos de muchachos y hombres jóvenes que copian a los atletas estrellas y toman
que son estándares imposibles y nada esteroides y otras drogas que pueden hacerlos verse más semejantes a sus modelos de rol,
saludables de masculinidad y feminidad? pero también pueden amenazar seriamente su salud (Hanc, 2006; Hobza y Rochlen, 2009;
Martin y Govender, 2011; McCreary, 2011).
clasificaron como que había jugado mejor y en forma más atlética, mien- 6.0
tras que los que pensaron que era de raza blanca lo calificaron como que
Player
había jugado con más inteligencia y más de prisa (vea l figura 5.11). 5.8
Ratings of thedel
duos, sino casi siempre por buena parte de las personas que conforman
una cultura, y suelen ser perpetuados mediante comunicaciones repeti- 5.4
tivas. En una demostración clásica de lo anterior, Gordon Allport y Leo
Postman (1947) mostraron a los participantes la fotografía de un vagón 5.2
del tren subterráneo repleto de pasajeros. Entre ellos se veía a un hom-
bre de raza negra vestido de traje y a un sujeto blanco sosteniendo una 5.0
Habilidad
Ability Juego
Court estratégico
Smarts
navaja de afeitar. Uno de los participantes dio un vistazo breve a la ima-
gen y luego se la describió a otro que no la había visto; el segundo parti- Player believed
Jugador to be black
considerado negro
Player believed
Jugador to be white
considerado blanco
cipante comunicó la descripción a un tercero y así sucesivamente, hasta
completar seis rondas de comunicación. El resultado: en más de la mitad
de las sesiones que se llevaron a cabo, el informe del último participante indicaba que era
el hombre de raza negra, y no el blanco, quien sostenía la navaja de afeitar.
En una demostración más reciente del mismo efecto, Anthony Lyons y Yoshihisa
Kashima (2001) hicieron que un grupo de estudiantes australianos leyeran una histo-
ria acerca de cierto jugador de futbol conocida con reglas australianas (una mezcla de
soccer y rugby). Los estudiantes conformaron equipos de cuatro integrantes. En cada
equipo, un integrante leía la historia, esperaba algunos minutos y luego se la transmitía a
otro, y así sucesivamente hasta completar la cadena de cuatro participantes. Se les pidió
a los alumnos que relataran la historia con tanta precisión como fuera posible. Parte de
la información que ésta incluía era consistente con el estereotipo relacionado con los
jugadores de ese deporte (por ejemplo, “camino al partido, Gary y su amigo bebieron
varias cervezas en el auto”) y otros datos eran inconsistentes con el estereotipo (“enton-
ces buscó una estación de música clásica en el cuadrante de la radio”). Aunque el primer
estudiante de la cadena se inclinó a comunicar tanto la información consistente con el
estereotipo como aquella que lo contradecía, a medida que el relato pasaba de persona
en persona esta última información fue desapareciendo de manera gradual. Para cuando
le llegó el turno de contarla al cuarto participante, el futbolista parecía mucho más evi-
dentemente estereotipado de lo que reflejaba la historia original.
Los sesgos de confirmación son bastante dañinos, pero lo son todavía más las
situaciones en que los mismos miembros de un grupo estereotipado son impelidos a
comportarse de maneras que confirman los estereotipos. En otras palabras, éstos pue-
den dar lugar a profecías autocumplidas (Madon et al., 2011; Rosenthal, 2002). Como se
comentó en el capítulo 4, la profecía autocumplida se da cuando las falsas expectativas
de un observador respecto a una persona provocan que ésta se comporte de manera
que confirme tales expectativas. Los estereotipos son capaces de poner en marcha esas
conductas confirmatorias. Considere un experimento clásico de Carl Word y otros (1974)
que involucra una situación de gran importancia en la vida de las personas: la entrevista
de trabajo. Sentados a distancia entre sí, los participantes de raza blanca cometieron, sin
darse cuenta, más errores discursivos y sostuvieron conversaciones más breves cuando
No siempre la vida de las personas sus entrevistados eran solicitantes de empleo de raza negra que cuando eran blancos.
es la que ellas hacen. La vida de Este frío estilo interpersonal provocó, a su vez, que los solicitantes negros se mostra-
algunas personas es lo que otros ran más nerviosos e incómodos. En resumen, los estereotipos raciales y los prejuicios de
hacen de ella. las personas de raza blanca de hecho tienen un efecto negativo en el desempeño de los
Un personaje en la historia corta de Alice candidatos negros en una entrevista de trabajo. Dado que la conducta de éstos tendió a
Walker, “You Can’t Keep a Good Woman Down” ser objetivamente peor que la de los candidatos blancos, parecían confirmarse los perni-
ciosos estereotipos de los entrevistadores, pero en realidad aquel pobre desempeño fue
provocado por estos últimos, no por los entrevistados.
2003). Las implicaciones para estereotipar son importantes también aquí: las personas
sobreestiman que ocurran de manera conjunta variables que esperan estén asociadas
entre sí, como es el caso de los grupos y las conductas estereotipados. Por ejemplo, si
observadores ven que 10 hombres de un grupo de 100 tienen accidentes automovilísticos,
y también ven que 10 mujeres de entre un grupo de 100 mujeres tienen accidentes auto-
movilísticos, es muy probable que los que creen que las mujeres son peores conductoras
que los hombres recuerden más los accidentes de las mujeres que los de los hombres.
© Ben Curtis/AP/Corbis
observadores pueden conservar sin problema
los estereotipos respecto a determinados gru-
pos (Karpinski y Von Hippel, 1996; Sekaquep-
tewa et al., 2003; Sherman et al., 2005).
Si encontramos el comportamiento de
alguien que claramente contradice nuestros
estereotipos y no podemos atribuirlo con faci- El equipo de futbol soccer de Estados
lidad a algún factor situacional, de manera inconsciente podemos sacar otra treta para Unidos celebra ganar la Medalla de
Oro en los Juegos Olímpicos de 2012
preservar nuestros estereotipos. Consideramos la acción o la persona como una mera en Londres. La gente que cree que
excepción a la regla. Por ejemplo, confrontados con una mujer que no parece particu- las mujeres no son fuertes ni atléticas
larmente modesta y maternal, la gente puede desarrollar una imagen más diversificada puede mantener el estereotipo incluso
de las mujeres o lanzar la incongruencia de un subtipo especial, digamos, “mujeres de frente a ejemplos como el de estas
jóvenes que lo desafían. Una forma
carrera”. En la medida en que la gente forme este subtipo, su imagen de las mujeres en en que lo hacen es poniéndolas en
general permanecerá relativamente intacta (Carnaghi e Yzerbyt, 2007; Hewstone y Lord, una subclase como excepciones que
1998; Wilder et al., 1996). no representan verdaderamente a la
>
categoría general de las mujeres.
En una línea de investigación muy influyente, Patricia Devine (1989) distinguió entre
procesos automáticos y procesos controlados en el ámbito de la formación de estereoti-
pos. Ella opinó que las personas se han vuelto muy conscientes del contenido de muchos
estereotipos gracias a influencias culturales. Debido a esta alta concientización siempre
que se interactúa con miembros de grupos sujetos a los estereotipos más comunes se
tiende a activar éstos de manera automática. En consecuencia, igual número de suje-
tos se ven impelidos a pensar automáticamente en huevos después de escuchar tocino y,
también se piensa en conceptos relevantes para un estereotipo cuando se tiene en mente
a un grupo estereotipado.
Para demostrar este punto, en un estudio Devine expuso a participantes de raza
Los juicios muy rápidos
blanca a presentaciones subliminales en la pantalla de una computadora. En el caso
de uno de los grupos, estas presentaciones consistieron en palabras relevantes para los
de las personas no están
estereotipos relacionados con las personas de raza negra, como África, gueto, asistencia
influidos por un estereotipo
pública y básquetbol. La información presentada de forma subliminal se muestra con tal
a menos que en realidad
rapidez que los sujetos involucrados ni siquiera se dan cuenta de lo que tienen enfrente. Por
crean que el estereotipo es
lo tanto, los participantes no estuvieron conscientes de haber visto tales palabras. En el
verdadero.
F
ALSO. caso de quienes fueron llevados subliminalmente (mediante el efecto de imprimación)
a registrar muchas de esas palabras, pareció que el estereotipo del afroamericano se
activó, provocando que percibieran el comportamiento de los demás con un tinte nega-
tivo y hostil. Es especialmente notable el hecho de que los efectos ocurrieron incluso
entre los participantes que no estaban de acuerdo con los estereotipos en cuestión.
La teoría de Devine provocó una explosión de interés en estas cuestiones. Las con-
clusiones provenientes de la investigación resultante son que es claro que la activación
de un estereotipo puede ser provocada de manera implícita y automática, influyendo en
pensamientos, sentimientos y comportamientos subsiguientes incluso entre observado-
res con relativamente bajo nivel de prejuicio. Pero también es claro que varios factores
pueden hacer más o menos probable que esa activación ocurra.
Por ejemplo, algunos estereotipos son mucho más dominantes que otros en una cul-
tura particular, y con más exposición a un estereotipo llega una mayor probabilidad de
activación automática. Otro factor es qué tan lleno de prejuicios esté el observador. Aun
cuando los estereotipos pueden ser activados automáticamente aun entre observadores
de muy bajo nivel de prejuicio, el umbral para lo que provoca la activación del estereotipo
puede ser más bajo para los relativamente altos en prejuicio (Kawakami et al., 1998; Lepore
y Brown, 1997, 2002; Wittenbrink et al., 1997). La motivación también puede desempeñar
una función importante. Por ejemplo, cuando su autoestima está amenazada, las personas
pueden ser motivadas a estereotipar a otros para sentirse mejor acerca de sí mismas, y
es muy probable que esto puede hacerlos más proclives a activar estereotipos en forma
automática (Spencer et al., 1998). ¿Y qué hay cuando se está motivado para controlarse a
sí mismo y no activar o aplicar estereotipos? ¿Es esto efectivo? La gente que está motivada
por razones intrínsecas (esto es, en realidad no desean estar llenos de prejuicios, en lugar
de sólo desear no ser vistos por otros como llenos de prejuicios) tiende a ser un poco más
exitosa en esta clase de autorregulación. Regresaremos a este problema con más detalle en
la sección final del capítulo, sobre Reducción de estereotipos, prejuicio y discriminación.
Manifestantes realizaron concentraciones en los días que siguieron gritando “41 dis-
paros” y con carteras en las manos. Otros defendieron a los oficiales de policía, viendo
lo difícil que es tomar decisiones de vida o muerte en un parpadeo. En marzo de 2000
los cuatro oficiales fueron declarados no culpables de cualquier cargo criminal. Una pre-
gunta central, por supuesto, fue si los estereotipos asociados con el color de la piel de
Diallo hicieron más probable que los oficiales confundieran la cartera con una pistola.
Aun cuando ninguno de nosotros puede saber si éste fue el caso en la tragedia de Diallo,
es posible aplicar investigación de psicología social para contestar preguntas relaciona-
das; por ejemplo, si es más probable, en general, que un negro sea visto como alguien que
lleva un arma cuando en realidad trae una cartera, comparado con un blanco, y si ese
error es señal de que un observador está lleno de prejuicios.
Keith Payne (2001) fue el primero en publicar un estudio directamente inspirado por
cuestionamientos como los anteriores. Los participantes en su estudio eran estudiantes
universitarios, no oficiales de policía, pero la tarea que se les encomendó consistía en
tomar decisiones semejantes a las que acostumbran tomar estos últimos: identificar con
la mayor rapidez posible si un objeto es un arma o no (quizá en realidad es una herra-
mienta). Imágenes de tales objetos se les presentaron en un monitor de computadora,
pero justo antes se les mostró una serie de rostros de blancos o de negros en rápida suce-
sión. Las imágenes fueron desplegadas por fracciones de segundo. Payne encontró que los
participantes fueron más propensos a confundir un objeto inofensivo con un arma si la
imagen había estado precedida por el rostro de un hombre negro que por el de uno blanco.
En otras palabras, una vista rápida de un rostro masculino negro preparó a los participan-
tes a ver un objeto amenazante más que cuando vieron el rostro de un varón blanco.
Joshua Correll y otros (2002) diseñaron un juego de video para su experimento en el
que hicieron que los participantes decidieran “disparar” o “no disparar” a una persona que
fungía como blanco y que aparecía en la pantalla de sus computadoras (vea l figura
5.12). Algunos de estos objetivos eran personas de raza blanca y los demás eran negros;
algunos llevaban armas, pero los otros empuñaban objetos inofensivos (por ejemplo, un
teléfono celular o una billetera). Si la persona objetivo tenía un arma, los participantes
debían oprimir el botón “disparar” tan rápido como pudieran. Si lo que tenía el personaje
en cuestión era un objeto inofensivo, los participantes debían oprimir el botón “no dis-
parar” con la misma celeridad.
Al igual que en el estudio de Payne, estos participantes mostraron un sesgo consis-
tente con estereotipos raciales. Si la persona objetivo tenía un arma, fueron más rápidos
para presionar el botón “disparar” si él era negro que si era blanco. Si el objetivo tenía un
objeto inofensivo, tomaron más tiempo para presionar el botón “no disparar” si era negro
que si era blanco. Además, era más probable que los participantes “dispararan” por error
a la persona objetivo desarmada si era negro que si era blanco.
l FIGURA 5.12
¿Disparar o no disparar?
Éstos son ejemplos de escenas de un juego de video que Joshua Correll y sus colegas crearon para investigar si los observadores, que
hacían el papel de oficiales de policía, serían sesgados por la raza de la persona objetivo cuando trataban de determinar en forma muy
rápida si debían dispararle porque sostenía un arma o no disparar porque tenía un objeto inofensivo.
Correll et al., 2002. © Cengage Learning
encontraron que en pruebas iniciales era más probable que los oficiales de policía erró-
neamente decidieran “disparar” a una persona objetivo desarmada cuando ésta era de
raza negra que cuando era de raza blanca. Sin embargo, con más y más pruebas, este
sesgo racista se redujo finalmente. Esta mayor precisión con la práctica es consistente
con los estimulantes resultados de otra serie de estudios, usando estudiantes no gra-
duados que desempeñaban el papel de oficiales de policía (Plant et al., 2005). Los estu-
diantes mostraron el típico sesgo racial en la decisión para disparar o no disparar, pero
los investigadores también hallaron que capacitar a los participantes exponiéndolos a
repetidas pruebas, en las que la raza de la persona objetivo no estaba relacionada con la
criminalidad, eliminó este sesgo de inmediato tanto después del entrenamiento como
24 horas después.
Además de la pregunta acerca de si puede existir sesgo racial en las percepciones
de un arma o la decisión para disparar, una segunda pregunta que fue planteada antes
era si exhibir sesgo racial en la decisión para disparar significa que un observador tiene
actitudes y creencias racistas. La evidencia hasta ahora sugiere
que éste puede no ser el caso. Por ejemplo, Correll y otros (2002)
hallaron que la magnitud del sesgo racial en la decisión de dis-
parar no estaba relacionada con los niveles de prejuicio racial
Reducción de estereotipos,
prejuicio y discriminación
Hemos planteado la persistencia de los estereotipos, el prejuicio y la discriminación de
hoy en día, así como numerosos factores que están en la raíz de estos problemas. En esta
sección final, la atención se concentra en algunos de los métodos que se han sugerido
para combatir los estereotipos, el prejuicio y la discriminación.
3.5
l FIGURE 5.13
Con un poco de ayuda de amigos de intergrupo
Parejas de latinos(as) y blancos interactuaron en tres
reuniones para hacer amistad entre ellos. Durante la
2
primera reunión los participantes relativamente altos en
racismo implícito mostraron mayor reactividad de cortisol
de cortisol
tenían amigos cercanos intergrupales. Tener estos amigos intergrupales pareció prote-
ger a los individuos contra cualesquiera efectos persistentes de una experiencia de con-
flicto intergrupal.
Por supuesto que con frecuencia hay incluso mayor contacto, tanto psicológico como
físico, entre parejas románticas que entre amigos, y una investigación ha examinado si
una cita intergrupal está asociada con actitudes intergrupales más positivas. Por ejem-
plo, Shana Levin y otros (2007) realizaron un estudio
longitudinal de citas en el colegio que reveló que los
estudiantes blancos, asiáticos y latinos que se habían
citado fuera de su grupo, más durante sus estudios uni-
versitarios, mostraron menos ansiedad de sesgo inter-
grupal al final de la carrera que los estudiantes que no
habían tenido citas fuera de su propio grupo racial.
Incluso personas que no tienen un amigo de un
exogrupo pueden beneficiarse al tener amigos de
su endogrupo que sí los tienen. Varios estudios han
encontrado evidencia de lo que se conoce como efecto
de contacto extendido, o efecto de contacto indirecto, al
saber que un amigo de endogrupo tiene una buena y
estrecha relación con un miembro de un exogrupo que
>
Charleston High School en
Mississippi ha estado integrada
El salón de clases rompecabezas durante décadas, no fue sino hasta
2008 que el consejo escolar permitió
un baile de graduación para adultos
Como lo indica la tercera condición presentada en la tabla 5.5, la cooperación y racialmente integrado, aun cuando algunos en
la comunidad de objetivos son factores necesarios para que el contacto inter- la escuela organizaron un “baile de graduación
grupal tenga éxito. A pesar de ello, el salón de clases típico está saturado de com- para blancos” como alternativa. Aquí vemos
dos de las estudiantes que asistieron al baile
petencia, precisamente el ingrediente menos recomendado. Imagine la escena. de graduación de pie frente a un cartel para
El profesor se pone de pie frente a los alumnos y formula una pregunta. Muchos la película Prom Night in Mississippi (Noche
niños levantan la mano, cada uno esforzándose por atraer la atención del maes- de baile de graduación en Mississippi),
documental ganador de premios acerca de
tro. Luego, tan pronto como éste le da la palabra a uno de los estudiantes los este caso. Algunas escuelas integradas
demás lanzan quejidos de frustración, pues han resultado perdedores en la compe- de Estados Unidos todavía llevan
tencia por obtener la aprobación del profesor, difícilmente es el escenario apropiado a cabo bailes de graduación
para que se dé un contacto intergrupal positivo. Para combatir este problema en el racialmente separados.
salón de clases, Elliot Aronson y sus colegas (1978) desarrollaron un método de aprendi-
zaje cooperativo denominado aula rompecabezas. En varias escuelas públicas de Texas
y California recientemente abiertas a la integración racial, asignaron a chicos de más o
menos 10 años de edad a grupos racial y académicamente mixtos, conformados por un
reducido número de alumnos. El material que debía enseñarse en cada grupo se dividió
en subtemas, casi como si se tratara de un rompecabezas. Cada estudiante era responsa-
ble de aprender el contenido de una de las piezas del rompecabezas, después de lo cual
todos los miembros tomarían su turno para enseñar el material aprendido a los demás.
En este sistema todos —sin importar raza, capacidad o nivel de autoconfianza— necesi-
tan de los demás para que el grupo en su totalidad tenga éxito.
El método produjo resultados impresionantes (Aronson, 2004). Comparados con los
niños que tomaban clases siguiendo el sistema tradicional, los que participaban en las
aulas rompecabezas fueron sintiendo más simpatía mutua, apreciando más la escuela,
mostrando menos prejuicio y ganando en autoestima. Por si esto fuera poco, las califica- aula rompecabezas Método de
ciones en las pruebas académicas realizadas por los estudiantes de los grupos minoritarios aprendizaje cooperativo empleado para
tuvieron una mejoría, mientras que las de los alumnos blancos no sufrieron menoscabo. reducir el prejuicio racial mediante la
A la manera de un grupo deportivo interracial, el aula rompecabezas ofrece un método interacción en la realización de esfuerzos
grupales.
promisorio para dar lugar a una experiencia educativa verdaderamente integrada.
>
Dalai Lama
ridad en la situación. Es decir, en esta situación particular sienten que no son el blanco
de las bajas expectativas de otros y que no tienen relación con la injusticia u otros obs-
táculos que de otra forma los distraerían, preocuparían o desalentarían. La importancia
de establecer esta confianza es evidente en los resultados de un experimento realizado
por Geoffrey Cohen y otros (1999). Los estudiantes que participaron en este estudio rea-
lizaron una tarea por escrito y luego recibieron críticas de sus escritos por parte de un
revisor que presumiblemente era de raza blanca. En comparación con los estudiantes
blancos, los estudiantes negros tendieron a responder de manera menos constructiva
y fue más probable que descartaran la crítica como sesgada contra ellos. Sin embargo,
estas reacciones negativas a la crítica fueron eliminadas si el revisor que hizo la crítica
agregó dos elementos: (1) dejó claro que tenía altos estándares y (2) aseguró a los estu-
diantes que tenía confianza en que ellos contaban con la capacidad para alcanzar esos
estándares. Esta combinación de factores hizo que los estudiantes confiaran en la crítica
y les dio el sentido de que tenían una oportunidad justa de tener éxito en la tarea.
Geoffrey Cohen, Gregory Walton y sus colegas han aplicado estas ideas a partir
de experimentos sobre la amenaza de estereotipo para crear intervenciones fuera del
laboratorio que han tenido notable éxito con estudiantes en varias escuelas (G. Cohen
et al., 2008, 2009; Cook et al., 2012; Walton y Cohen, 2011). Un ejemplo fue un conjunto
de estudios dirigidos por Geoffrey Cohen y otros (2006, 2008, 2009) con estudiantes de
séptimo grado de familias de clase media baja y de clase media en una escuela de Estados
Unidos. Cuando fueron evaluados por primera vez, las calificaciones de los estudiantes
afroamericanos tendieron a ser mucho más bajas que las de los estudiantes estadouni-
denses de origen europeo. Al principio del año esco-
lar todos los estudiantes habían realizado un trabajo TABLA 5.6
por escrito relativamente breve. Para la mitad de los Combatir los efectos de la amenaza de estereotipo
estudiantes asignados al azar, la tarea comprendía Unos investigadores han reducido o eliminado los efectos negativos de la
escribir acerca de valores y aspectos de sus vidas amenaza de estereotipo en situaciones particulares en varias formas. He aquí
en los que se interesaban profundamente. Los psi- una muestra de estas exitosas intervenciones.
cólogos sociales llaman a este tipo de tarea proce- l Describir la tarea como no indicativa de las capacidades intelectuales de
dimiento de afirmación, porque afirma imágenes los individuos (Steele y Aronson, 1995).
individuales de ellos mismo como buenos, personas l Informar a los individuos que su grupo por lo común no se desempeña
valiosas y ayuda a reducir los efectos de varias cla- peor que otros en la tarea (Spencer et al., 1999).
ses de amenazas psicológicas. La otra mitad de los l Dar a los individuos razón para atribuir su ansiedad mientras presentan un
estudiantes estuvo en una condición de control en examen a factores irrelevantes (Ben-Zeev et al., 2005).
l Hacer que los individuos consideren a la inteligencia no como una
la que escribieron sobre valores y aspectos de la vida
característica fija, sino como algo que es maleable y puede ser mejorado
que no les interesaban mucho. (Good et al., 2003).
Los estudiantes afroamericanos tuvieron un l Exponer a los individuos a un miembro de su grupo que se dice es
desempeño mucho mejor en la clase si habían estado experto en el ámbito en cuestión (Stout et al., 2011).
en la condición de afirmación que si habían escrito l Hacer que individuos piensen en valores e intereses que son muy
sobre cosas que no les importaban. La manipulación importantes para quienes no están amenazados (Taylor y Walton, 2011;
de información no tuvo efecto en los estudiantes von Hippel et al., 2011).
estadounidenses de origen europeo. Cohen y sus l Destacar otros aspectos de identidad de los individuos que estén
asociados con un desempeño positivo en la tarea por desempeñar (Shih
colegas informaron que esta sutil y sencilla manipu-
et al., 2012; Yopyk y Prentice, 2005).
lación redujo en 40% la brecha de logro racial entre
l Excluir la presencia de miembros de exogrupos (Sekaquaptewa y
estos estudiantes. Thomson, 2003).
Una de las formas más poderosas en las que la © Cengage Learning
amenaza de estereotipo obstaculiza a los estudian-
tes es que reduce su sentido de pertenencia. Es decir, es probable que los estudiantes
objetivo sientan que personas como ellos no pertenecen a ese lugar; por ejemplo, un curso
particular de especialización, la escuela, la carrera o algún otro ámbito (Cook et al., 2012;
Walton y Cohen, 2007). Una de las razones por las que la breve tarea de afirmación fue
tan exitosa en el estudio en la escuela media es porque la afirmación ayudó a proteger el
sentido de pertenencia de los estudiantes. Sin la manipulación de la afirmación, los estu-
diantes afroamericanos tendieron a experimentar un decreciente sentido de pertenen-
cia durante la escuela media. Esta baja en el sentido de pertenencia no ocurrió entre los
estudiantes que habían escrito sobre valores que les eran importantes (Good et al., 2012).
Matthew Gailliot y otros (2007, 2009) propusieron que tratar de controlar el este-
reotipo automático puede consumir la glucosa —fuente de energía— de la sangre de
las personas. Consistente con esta idea, encontraron que participantes en uno de sus
estudios, que eran relativamente altos en prejuicios contra los homosexuales, hicieron
menos expresiones despectivas cuando escribían sobre éstos si habían consumido una
bebida alta en glucosa que aquellos que consumían una bebida sin glucosa. En otras
palabras, el alza de azúcar de la bebida alta en glucosa les dio recursos extra necesarios
para ejercer con éxito el autocontrol. Algunos investigadores son más escépticos acerca
de si el autocontrol en estos tipos de situaciones en verdad consume glucosa, de modo
que es seguro que se hará más investigación para aclarar el problema (Beedie y Lane,
2012; Molden et al., 2012). Sin embargo, es evidente que tratar de controlar un estereo-
tipo que de otro modo sería automático puede ser muy desafiante, y si las personas están
cansadas, ocupadas o comprometidas cognitivamente de otro modo, tendrán menos
éxito en ejercer este control.
Algunos investigadores han distinguido entre dos clases de motivación para contro-
lar las respuestas y conductas prejuiciosas. Una clase es motivada externamente, es decir,
no desear parecer prejuicioso ante otros. Un segundo tipo es motivado internamente, lo
cual equivale a no desear ser sometido a prejuicio, sin importar que otros se enteren o no
(Dunton y Fazio, 1997; Plant y Devine, 1998, 2009). Es probable que los individuos moti-
vados internamente tengan más éxito para controlar estereotipos y prejuicios, incluso
en medidas implícitas, pero también ellos son vulnerables al fuerte poder del estereotipo
automático y los sesgos implícitos.
De acuerdo con el modelo de respuestas de autorregulación de prejuicios propuesto
por Margo Monteith y otros (2002; Monteith y Mark, 2009), los individuos motivados
internamente pueden aprender a controlar sus prejuicios de manera más efectiva con
el tiempo. Según este modelo, la gente que está verdaderamente motivada para ser justa
y sin prejuicios se enfrenta con frecuencia con la triste realidad de que ha fallado en
cumplir ese objetivo. Estas realizaciones llevan a emociones desagradables, como la cul-
pabilidad. Cuando los individuos atraviesan por estos sentimientos de culpabilidad en
repetidas ocasiones, empiezan a desarrollar experiencia para reconocer las situaciones
y estímulos que tienden a provocar estas fallas y, por tanto, pueden ejercer más control
sobre ellas. Al hacerlo así, empiezan a interrumpir lo que había sido una activación auto-
mática del estereotipo.
Un gran ejemplo de este proceso se refleja en las palabras de un estudiante en un
estudio de Margo Monteith y otros (2010). El estudiante describió lo cerca que él llegó
a describir un condiscípulo en forma racista, y lo terrible que se sintió por eso. “No sé
por qué iba a decirlo. Estaba un poco asustado de cómo había sido programado en mi
cabeza por las gentes que estaban a mi alrededor.” Más tarde, este participante indicó la
frecuencia con la que recuerda esa experiencia: “Cuando veo personas que dicen cosas
como esas pienso mucho en ello… Me tranquiliza un poco y me hace pensar en lo que voy
a hacer y en lo que pienso, en lo que estoy diciendo. Me hace sentir que debo tener más
cuidado con lo que digo” (pp. 193-194).
Así como las personas que están internamente motivadas para controlar el prejui-
cio tienden a ser más exitosas en la autorregulación que las personas que están moti-
vadas por razones externas, los mensajes contrarios al prejuicio que están diseñados
para gustar más a las motivaciones internas de la gente pueden ser más efectivos que los
mensajes que parecen enfocados más externamente. Para estudiar este problema, Lisa
Legault y otros (2011) desarrollaron un par de folletos para la reducción del prejuicio.
Uno de éstos fue diseñado para atraer las motivaciones internas. Este folleto destaca los
beneficios personales y sociales de la tolerancia y la diversidad. Por ejemplo, una línea
dice: “Cuando dejamos ir el prejuicio, la rica diversidad de la sociedad es nuestra para
disfrutarla”. El otro folleto apeló a las motivaciones externas, destacando las obligacio-
nes que fuerzan a los individuos y organizaciones a actuar sin prejuicios. Por ejemplo,
un extracto de este folleto advierte: “Los maestros y alumnos captados exhibiendo acti-
tudes y conductas racistas pueden enfrentarse a consecuencias graves, como el cese y la
expulsión”.
4.2
Holoien y Shelton, 2012; Plaut et al., 2009; Rattan y
Ambady, 2012).
4.0 l ensar en el multiculturalismo como una estrategia
P
que incluye a todos, aun el grupo mayoritario, en lugar
3.8 de una que excluye el grupo mayoritario para benefi-
ciar sólo a grupos minoritarios (Plaut et al., 2011).
3.6 ¿Cómo pueden promoverse estos tipos de pensa-
Motivos
Internal No
Sin folleto Motivos
External miento? Un factor importante puede ser la educación.
internos
Motives Brochure externos
Motives En un sentido más general, en el nivel cultural puede
hallarse mucho potencial para un cambio positivo. Por
sitio de una guerra terrible, genocidio y conflicto intergrupal, en particular entre hutus
y tutsis. Ella hizo que personas de Rwanda escucharan novelas (la radio es la forma más
importante de medios masivos de comunicación en ese lugar) durante el curso de un
año. Asignó al azar a la mitad de las personas para escuchar una novela acerca de con-
flictos que eran paralelos a los conflictos reales en el país, pero que se resolvieron en
formas que modelaran la cooperación y la comunicación intergrupal, la no violencia
y la oposición al prejuicio. La otra mitad de los participantes escucharon una novela
acerca de problemas de salud. Al final del año, las personas de Rwanda que escucharon
la novela que promovía normas positivas intergrupales tenían sentimientos mucho más
significativos de cooperación, confianza e interacciones intergrupales.
Estudios como éstos muestran que una fuente para mucho cambio positivo surge de
lo que está en el corazón mismo de la psicología social: la naturaleza social del animal
humano. Algunos de nuestros instintos más bajos, como la competencia entre grupos
que engendra sesgos intergrupales, pueden siempre estar presentes, pero también pode-
mos aprender de otros los pensamientos, valores y metas que nos hacen menos vulnera-
bles a perpetuar o ser los blancos de estereotipos, prejuicio y discriminación.
Repaso
l Una muestra de artículos de las noticias ilustra el progreso y los desa-
fíos persistentes respecto a los estereotipos, el prejuicio y la discrimi-
nación en la vida contemporánea.
Amistades intergrupales y contacto extendido l La amenaza de estereotipo puede socavar el sentido de pertenen-
l Tener amigos de exogrupos está asociado con menos ansiedad y cia de un individuo en una situación particular; por ejemplo, en
prejuicio intergrupal. Este vínculo ha sido establecido en estudios una escuela. Las intervenciones que promueven los sentimientos
de correlación y experimentales. de pertenencia han sido efectivas en reducir los efectos de la ame-
l La investigación del efecto de contacto extendido, también cono- naza de estereotipo.
cido como efecto de contacto indirecto, demuestra que tener un
amigo de un endogrupo que tenga una buena y estrecha relación Ejercer el autocontrol
con un miembro de un exogrupo puede reducir el prejuicio de l Tratar de suprimir los estereotipos puede ser cognitivamente ago-
alguien hacia el exogrupo. tador. Cuando edad, fatiga, intoxicación u otros problemas de cog-
nición reducen los recursos cognitivos de las personas, éstas son
El salón de clases rompecabezas menos capaces de controlar sus estereotipos.
l Es frecuente que las escuelas no satisfagan las condiciones para l Las personas cuya motivación para controlar su prejuicio es moti-
reducir el prejuicio, en parte porque la competencia es muy alta. vada externamente, esto es, que no desean aparecer ante otros
Un programa que está diseñado para promover la cooperación e como prejuiciosos, tienden a ser menos exitosas para ejercer con-
interdependencia intergrupal sugiere que las clases correctas de trol que aquellas cuya motivación es motivada internamente, es
contacto pueden mejorar las actitudes y el comportamiento en decir, no desear ser víctima de prejuicio, sin importar que otros lo
una escuela. averigüen.
l Algunos individuos pueden ser relativamente expertos en regular
Identidades compartidas sus respuestas de prejuicio porque reconocen los factores situacio-
l Una investigación del Modelo de Identidad Endogrupal Común ha nales que los han hecho fallar en alcanzar sus ideales igualitarios
encontrado que si miembros de diferentes grupos se reclasifican en el pasado..
como miembros de un grupo de categoría superior más integrador, l Un experimento reciente sugiere que los mensajes contra los pre-
las actitudes y relaciones intergrupales tienden a mejorar. juicios que apelan más a razones internas para controlar el
l Los miembros de grupos minoritarios, o grupos que tienen menos prejuicio que a razones externas, son más efectivos. Por ejemplo,
poder en una sociedad, pueden preferir y beneficiarse más de las las apelaciones a factores motivados externamente, como no
categorizaciones de doble identidad que les permiten preservar desear intervenir en problemas por parecer racista, pueden incluso
su identidad de grupo menor, pero reconocer su conexión con el ser contraproducentes y aumentar las expresiones de prejuicio.
grupo de la mayoría o más poderoso.
Cogniciones, culturas y motivaciones cambiantes
Confianza, pertenencia y reducción de la amenaza l Una reciente investigación sugiere varios cambios en la forma que
de estereotipo la gente piensa puede reducir los estereotipos, el prejuicio y la dis-
l Incluso pequeños cambios en los factores situacionales que dan criminación, como considerar ejemplos que contrarrestan estereo-
lugar a la amenaza de estereotipo pueden reducir o eliminar sus tipos, asumir la perspectiva de otros, aprender que la raza es más
efectos en situaciones particulares. ambigua y socialmente determinada que simplemente una catego-
l Los individuos tienden a estar más protegidos contra las amenazas ría genética fija, y seguir un método multicultural en vez de uno no
del estereotipo cuando se les hace tener un sentido de confianza y racial para las relaciones intergrupales.
seguridad en la situación. l Los cambios en las clases de información perpetuada en la cultura
l Un estudio de alumnos de nivel medio mostró que la simple inter- de la gente pueden alterar la forma en que se perciben los grupos
vención de pedir a los estudiantes que pensaran en valores que fue- sociales.
ran importantes para ellos, mejoró el desempeño de estudiantes l Experimentos de campo recientes en preparatorias estadouni-
afroamericanos. denses, con una muestra de personas de Rwanda, demuestran los
efectos positivos que compañeros y los medios pueden tener para
promover normas contra el prejuicio.
TÉRMINOS CLAVE
amenaza de estereotipo (167) exogrupos (172) racismo implícito (157)
aula rompecabezas (193) favoritismo endogrupal (176) racismo moderno (156)
categorización social (171) hipótesis de contacto (190) salón de clases rompecabezas (193)
correlación ilusoria (184) meta supraordinal (175) sexismo (155)
discriminación (155) modelo de contenido del estereotipo (174) sexismo ambivalente (161)
efecto de homogeneidad del orientación a la dominancia social (174) teoría de justificación del sistema (174)
exogrupo (172) prejuicio (155) teoría de la identidad social (177)
endogrupos (172) presentación subliminal (186) teoría del conflicto realista (176)
estereotipo (155) privación relativa (176) teoría del rol social (181)
estigmatizado (166) racismo (155)
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Repaso
Términos clave
Recursos mediáticos
Adam Kazmierski/Getty Images
205
Puesta a prueba del sentido común cómo pueden evaluarse, qué provoca que
se modifiquen y cómo interactúan con el
Encierre su respuesta en un círculo comportamiento— resulta de la mayor
importancia para todo el campo de la
V F Los investigadores son capaces de determinar si alguien tiene una psicología social (Bohner y Dickel, 2011;
actitud positiva o negativa al medir su actividad fisiológica. Crano y Prislin, 2008; Fazio y Petty, 2008;
Perloff, 2010).
V F En reacción a las comunicaciones persuasivas, la gente se ve más Las actitudes son evaluaciones positi-
influida por imágenes superficiales que por argumentos lógicos. vas, negativas o mixtas que se hacen res-
V F Las personas son persuadidas con más facilidad cuando se les pecto de algún objeto y que se expresan
presentan mensajes comerciales sin que estén conscientes de ello. con un nivel de intensidad determinado,
ni más, ni menos. Gusto, amor, desagrado,
V F Entre más dinero se le pague a la gente por decir una mentira, odio, admiración y aborrecimiento consti-
más probable es que termine por creerla. tuyen el tipo de palabras que la gente acos-
V F Es frecuente que la gente termine por disfrutar lo que la hace tumbra usar para describir sus actitudes.
Es importante darse cuenta de la im-
sufrir.
posibilidad de representar las actitudes
en un intervalo continuo que vaya del extremo totalmente positivo al extremo total-
mente negativo; las actitudes no son como el botón de balance de un reproductor de
música, que dirige el sonido de una bocina a otra, ni como un termostato que aumenta o
disminuye la temperatura a placer. En lugar de ello, como se describe en la l figura 6.1, la
intensidad de las actitudes puede variar a lo largo de las dimensiones positiva y negativa.
En otras palabras, se es capaz de reaccionar ante algo con un sentimiento positivo, nega-
actitud Una reacción positiva,
tivo o ambivalente (emociones fuertes pero mixtas) o con apatía e indiferencia (Cacio-
negativa o mezclada hacia una persona, ppo et al., 1997). Además, ciertas personas tienen más problemas que otras hacia este
objeto o idea. tipo de inconsistencia (Newby-Clark et al., 2002). De hecho, a veces las personas pueden
tener reacciones positivas y negativas hacia el mismo objeto sin sentir conflicto por ello,
Alta
las evaluaciones inmediatas? Las personas que admiten tener una gran positiva (ambivalencia)
necesidad de evaluación son más proclives a interpretar sus experiencias
Reacción positiva
cotidianas en términos de juicio. Además, por lo general tienen opinio-
nes respecto a toda clase de temas sociales, morales y políticos (Bizer et
al., 2004; Jarvis y Petty, 1996).
Antes de analizar la elusiva ciencia de la medición de actitudes,
deténgase un momento a ponderar este cuestionamiento: ¿a qué se debe Indiferencia Actitud
Baja
que los seres humanos se molesten en desarrollar una serie de actitu- negativa
des respecto a lo que los rodea? ¿Tiene algún propósito útil establecer
un juicio positivo o negativo en torno a la gente, los objetos y las ideas?
A lo largo de los años los investigadores han encontrado que las actitu- Baja Alta
des cumplen funciones importantes, como permitirle juzgar, rápido y sin Reacción negativa
pensar demasiado, si lo que se cruza en su camino es bueno o malo, útil
o perjudicial, y si debe aceptarlo o rechazarlo (Maio y Olson, 2000). El problema estriba
en que tener actitudes preconcebidas sobre las personas, objetos o ideas puede llevarlo
a ser estrecho de miras y dejar que su forma de interpretar la nueva información se vea
sesgada, volviéndose, en consecuencia, más reacio al cambio. Por ejemplo, Russell Fazio
y otros (2000) hallaron que los individuos demasiado enfocados en sus actitudes positi-
vas y negativas hacia los rostros que se les mostraban en una computadora, fueron más
>
lentos en notar que las caras se “metamorfoseaban” para mostrar un gesto distinto.
como estados para vivir distintos al propio; que Italia es el destino favorito de viajes al
extranjero, seguido por Gran Bretaña, Australia, Irlanda y Francia, y que la Navidad es
la temporada de descanso favorita de Estados Unidos, seguida por el Día de Gracias y el
Halloween (http://www.harris.interactive.com/).
Las mediciones de autorreporte son directas y sin complicaciones. Sin embargo, en
ocasiones las actitudes resultan muy complejas para evaluarlas por medio de una simple
pregunta. Como quizá recuerde, en el capítulo 2 se mencionó que uno de los problemas
identificados por los expertos en sondear la opinión pública reside en que las respuestas
relativas a la actitud pueden verse influidas por la forma en que se redactan las pregun-
tas, y por el orden y el contexto en que se formulan, además de otros factores ajenos (Sud-
man et al., 2010; Tourangeau et al., 2000). En una encuesta, el National Opinion Research
Center preguntó a cientos de estadounidenses si el gobierno de Estados Unidos gastó
muy poco dinero en “asistencia para los pobres” y 65% dijo que sí. Sin embargo, cuando
se hizo la misma pregunta en términos de “bienestar”, sólo 20% dijo que el gobierno
gastó muy poco (Schneiderman, 2008). En una segunda encuesta, los investigadores pre-
guntaron a más de dos mil votantes registrados acerca de su creencia en el fenómeno
políticamente controvertido del “calentamiento global” o “cambio climático”. Aunque los
demócratas apoyaron de manera uniforme la propuesta en un alto porcentaje, el número
de republicanos que hicieron lo mismo aumentó en forma marcada de 44% cuando les
preguntaron acerca del calentamiento global a 60% cuando se les preguntó acerca del
cambio climático (Schuldt et al., 2011).
Reconociendo las deficiencias de los sondeos basados en una pregunta única, los
investigadores dedicados al estudio de las opiniones públicas en materia de sociedad
y política suelen emplear cuestionarios de reactivos múltiples, conocidos como escala
actitudinal (Robinson et al., 1991, 1998). Hay diversos tipos de escalas
actitudinales, siendo quizá la más popular la Escala Likert, llamada así
por el nombre de su creador, Rensis Likert (1932). En esta técnica se pre-
Leo Cullum/The New Yorker Collection/www.cartoonbank.com
l FIGURA 6.3
La prueba de la asociación implícita (IAT)
Por medio de la realización de una secuencia de actividades, la IAT evalúa las actitudes raciales
implícitas que se tienen, por ejemplo hacia los afroamericanos, para lo cual se mide qué tan
rápido responde la gente a pares de palabras como negro-malo/blanco-bueno. La mayoría de
los estadounidenses de raza blanca son más rápidos para responder a las primeras parejas
de palabras que a las segundas, lo cual sugiere que no conectan tan fácilmente negro-bueno
y blanco-malo.
Tomado de Kassin, S., Essentials of Psychology. Copyright © 2004. Reimpreso con permiso de Pearson Educa-
tion, Inc., Upper Saddle River, N. J.
White
Blanco Negro
Black Black
Negro Blanco
White
o
or o
or or
o o
or
malo
bad bueno
good bad
malo bueno
good
personas tienen una marcada preferencia implícita por el yo sobre el otro, por el blanco
sobre el negro, por la juventud sobre la vejez y por estereotipos que vinculan al sexo
masculino con la actividad profesional y al femenino con la familia (Greenwald et al.,
2003; Nosek et al., 2002). Debido a que cada vez son más los investigadores que emplean
este tipo de evaluaciones indirectas, los psicólogos sociales que estudian las actitudes se
han visto involucrados en una polémica en torno al significado de los resultados de la IAT
sobre cómo se conforman y modifican las actitudes implícitas reveladas por la prueba,
cómo dichas actitudes predicen e influyen en el comportamiento y en qué difieren de las
actitudes más explícitas de las que se está consciente (Blanton et al., 2009; Gawronski y
Bodenhausen, 2006; Petty et al., 2009; Wittenbrink y Schwarz, 2007).
¿Tienen importancia las actitudes implícitas? ¿Las diferencias de milisegundos en
los tiempos de respuesta de un examen computarizado realmente predicen el compor-
tamiento en situaciones importantes del mundo real? ¿Y qué significa cuando chocan las
actitudes implícitas y explícitas? La importancia de estas preguntas no puede ser sobre-
estimada. Si la IAT revela prejuicios inconscientes que las personas no autorreportan,
¿los individuos deben ser escrutados en el laboratorio respecto a los motivos ocultos
que están detrás de varios comportamientos potencialmente ilegales, como cuando un
oficial de policía le dispara a un negro sospechoso, temiendo que esté armado; como
cuando un empleador contrata un hombre con preferencia sobre una mujer, citando sus
credenciales de contrario a la discriminación, o como cuando un jurado escoge declarar
culpable a un acusado latino con base en evidencia ambigua?
Kristin Lane y otros (2007) han especulado acerca de la relevancia de las acti-
tudes implícitas en la ley. Pero, ¿se justifica su especulación? Algunos investigado-
res son críticos respecto a la validez predictiva de la IAT, citando la necesidad de más
evidencia conductual (Blanton et al., 2009). Con base en un meta-análisis de 122 estu-
dios de la IAT que involucran a 15,000 participantes, Greenwald y otros (2009) admi-
tieron que las actitudes implícitas de las personas son en general menos proféticas
del comportamiento que sus actitudes explícitas. Sin embargo, también hallaron que
las evaluaciones de la IAT son mejores cuando se trata de temas socialmente sensibles
en los que con frecuencia la gente esconde o distorsiona sus propios reportes. En una
conmovedora ilustración de este punto, un equipo de investigadores aplicó una prueba
de asociación implícita (IAT) a un grupo grande de pacientes psiquiátricos, para evaluar
la asociación implícita entre el yo y el suicidio. En los siguientes seis meses los pacientes
que estuvieron en la sala de emergencias por intento de suicidio tenían una asociación
implícita más fuerte entre el yo y el suicidio, que aquellos que aparecían con otros tipos
de emergencias psiquiátricas (Nock et al., 2010).
¿Las actitudes se aprenden? Sin importar cuáles sean las disposiciones con que la
naturaleza provee a los individuos, sus más apreciadas actitudes suelen haberse confor-
mado como resultado de la exposición a determinados objetos actitudinales; a su historial
de recompensas y castigos; a las actitudes expresadas por sus padres, amigos y enemigos; al
contexto cultural y social en el que viven, y a otros tipos de experiencias. En un clásico estu-
dio de campo, Theodore Newcomb (1943) realizó un sondeo sobre las actitudes de las
estudiantes del Bennington College de Vermont en relación con la política. En aquella época
el colegio era una institución femenina cuyas estudiantes provenían de familias conservado-
ras y casi siempre adineradas. Sin embargo, una vez ahí las chicas convivían con profesores
y compañeras de mayor edad con un punto de vista más liberal. Newcomb encontró que a
medida que las estudiantes pasaban del primero al segundo año de bachillerato, se volvían
cada vez más liberales. (En la elección presidencial de 1936, 62% de las estudiantes de pri-
mer año mostró preferencia por Alfred Landon, el candidato republicano, frente a Franklin
D. Roosevelt, el candidato demócrata; en contraste, el porcentaje se reducía a 43% en-
tre las estudiantes de segundo año y a 15% entre las alumnas de tercero.) Esta relación
entre el entorno cultural y las actitudes es particularmente evidente en el panorama polí-
tico actual de Estados Unidos, una “casa dividida” en estados rojos (liberales) y estados
azules (conservadores) por su geografía, cultura e ideología (Seyle y Newman, 2006).
Es evidente que las actitudes se adquieren a lo largo de procesos de aprendizaje básicos.
Por ejemplo, numerosos estudios han mostrado que la gente puede tomar actitudes pro-
fundamente positivas o negativas hacia objetos neutrales vinculados, de alguna manera, a
estímulos que tienen cierta carga emocional. A principios del siglo xx, el fisiólogo ruso Ivan
Pavlov (1927) descubrió que los perros producen saliva de manera natural y reflexiva en
respuesta a alimento en la boca. Después descubrió que al hacer sonar de manera repetida
una campana, un estímulo neutral, antes de poner alimento frente al perro, éste a la larga
empezaba a producir saliva con el puro sonido de la campana. Este proceso por el cual los
organismos aprenden a asociar un estímulo que una vez fuera neutral, con una respuesta
inherentemente positiva o negativa, es una forma básica y poderosa de aprender.
Ahora queda claro que esta forma de aprendizaje puede ayudar a explicar el desarro-
llo de las actitudes sociales. En un primer estudio clásico, a estudiantes universitarios se
les presentó una lista de adjetivos que indicaban nacionalidad (alemanes, suecos, holan-
deses, italianos, franceses y griegos), cada uno de los cuales fue presentado repetidas veces
con palabras que se sabe tienen connotaciones muy agradables (felicidad, don, sagrado)
o desagradables (amargo, feo, fracaso). Cuando más tarde los participantes evaluaron
a qué nacionalidad correspondía cada nombre, sus calificaciones fueron más positivas
respecto a los que se relacionó con palabras agradables que respecto a los que fueron
vinculados con términos desagradables (Staats y Staats, 1958).
Estudios más recientes de condicionamiento evaluativo han confirmado que las
actitudes implícitas y explícitas hacia objetos neutrales se conforman a partir de asocia-
ciones con estímulos positivos y negativos, aun cuando la gente no esté consciente de la
vinculación (Olson y Fazio, 2001; Walther et al., 2011). Eso explica por qué los líderes polí-
ticos de todo el mundo usan los emblemas patrios para obtener un beneficio derivado
de asociaciones positivas, mientras los publicistas asocian sus productos con modelos
atractivas, música estimulante, personajes célebres a quienes se admira, imágenes nos-
tálgicas y demás símbolos emocionales positivos. En una serie de estudios de laborato-
rio, los investigadores encontraron que las personas prefieren marcas de un producto
de consumo que estén asociadas con anuncios humorísticos en lugar de aquellas que
carecen de esta cualidad.
El sociólogo Richard LaPiere (1934) fue el primero en advertir que las actitudes y el com-
portamiento no siempre van de la mano. En la década de 1930, durante el apogeo de la Gran
Depresión, LaPiere acompañó a una joven pareja de estadounidenses de origen chino en
un viaje de tres meses durante el cual visitaron, a lo largo de 16,000 kilómetros, 250 restau-
rantes, campamentos y hoteles de toda la Unión Americana. Si bien en aquella época los
prejuicios contra los asiáticos estaban bastante difundidos, sólo en una ocasión la pareja
recibió una negativa de atención directa. No obstante, cuando LaPiere escribió a los lugares
visitados para preguntar si los empleados aceptarían tener clientes de origen asiático, más
de 90% de los que respondieron opinaron que no. Las actitudes de autorreporte no corres-
pondieron con el comportamiento.
Este estudio fue interesante, pero adolecía de serias deficiencias. LaPiere evaluó las acti-
tudes varios meses después de realizado el viaje, y durante ese tiempo las actitudes pudie-
ron haber cambiado. Además, ignoraba si quienes respondieron a sus cartas de seguimiento
eran las mismas personas que recibieron a la pareja china. Por otro lado, cabía la posibilidad
de que en la mayoría de los lugares a los que acudieron se les hubiera atendido por la sencilla
razón de que iban acompañados por LaPiere, o porque los negocios estaban desesperados
durante esos difíciles tiempos económicos.
A pesar de las limitaciones, el estudio de LaPiere fue el primero de muchos más en revelar
la falta de correspondencia entre actitudes y comportamiento. En 1969, Allan Wicker revisó
las investigaciones relevantes y concluyó que entre las actitudes y el comportamiento sólo
existe, si acaso, una débil correlación. Sorprendidos por aquella conclusión, los investigado-
res quedaron confundidos: ¿será posible acaso que los votos que emitimos no sean deter-
minados por nuestras opiniones políticas, que las compras de los consumidores no estén
basadas en sus actitudes hacia un producto, o que la discriminación no tenga relación con
los prejuicios subyacentes? Entonces, ¿el estudio de las actitudes es inútil para quienes se
interesan en el comportamiento social de la humanidad? Por supuesto que no. Durante los
años subsiguientes los investigadores llegaron a identificar las condiciones en las cuales se
relacionan las actitudes y el comportamiento. Así, cuando Stephen Kraus (1995) meta-ana-
lizó todas las investigaciones sobre el tema, concluyó que “las actitudes son capaces de pro-
nosticar, significativa y sustancialmente, el comportamiento futuro” (p. 58). De hecho, calculó
que habría 60 983 nuevos estudios con reporte de nula correlación antes que su conclusión
fuera sometida a revisión. Con base en su reciente meta-análisis de 41 estudios adicionales,
Laura Glasman y Dolores Albarracín (2006) lograron identificar algunas de las condiciones en
las cuales es posible usar las actitudes como medio para predecir el comportamiento futuro.
alcalde preferían. Quienes conocían los temas de campaña fueron, después, más propen-
sos a votar por su candidato favorito (Davidson et al., 1985). En otro estudio se preguntó
a otro grupo de estudiantes universitarios cuál era su punto de vista en torno a varios
temas ambientales, y más tarde se les pidió que emprendieran ciertas acciones, como
firmar peticiones, participar en un proyecto de reciclaje, etc. Una vez más, los estudian-
tes más informados fueron los que mostraron mayor consistencia entre sus actitudes
ambientalistas y su comportamiento (Kallgren y Wood, 1986).
La fuerza de una actitud está determinada no sólo por la cantidad de información
en que está basada, sino también por cómo fue adquirida dicha información. Las inves-
tigaciones muestran que las actitudes son más estables y más capaces de pronosticar
un comportamiento específico cuando son resultado de la experiencia personal, y no
cuando se basan en información indirecta o de segunda mano. Por ejemplo, en una serie
de experimentos, Russell Fazio y Mark Zana (1981) presentaron a dos grupos de partici-
pantes varios rompecabezas. Uno de los grupos trabajó directamente con ellos; el otro se
limitó a observar cómo trabajaban los demás. Luego se les pidió a todos los participan-
tes que calificaran su interés en los rompecabezas (actitud) y se les dio la oportunidad
de pasar un tiempo tratando de armarlos (comportamiento). El resultado fue que las
actitudes y los comportamientos fueron más consistentes entre los participantes que
trabajaron previamente con los rompecabezas.
Tercero, una actitud puede ser reforzada, irónicamente, cuando se le ataca mediante
un mensaje persuasivo. De acuerdo con Zakary Tormala y Richard Petty (2002), las per-
sonas se aferran a las actitudes con distintos grados de certidumbre y se vuelven más
confiadas en sus posiciones después de que logran evitar cambiarlas en respuesta a la
comunicación persuasiva. En un estudio los investigadores confrontaron a un grupo de
estudiantes universitarios con la poco popular propuesta de añadir una serie de exámenes
como requisito para graduarse. Todos ellos tuvieron oportunidad de leer un argumento
a favor de los exámenes, el cual debían calificar de convincente o no, después se les pidió
que redactaran argumentos en contra e indicaran cuál era su actitud respecto a dicha
política. El resultado: los estudiantes que siguieron mostrando su oposición, a pesar de
haber leído argumentos que calificaron de convincentes, afianzaron aún más su opinión.
Estudios adicionales han mostrado que este efecto depende de cuán satisfecha se
siente la gente en relación con su propia resistencia. Cuando las personas se muestran
reticentes a un mensaje persuasivo y creen que al hacerlo están ejerciendo resistencia
contra una coacción, se vuelven más apegados a sus actitudes y más propensos a asu-
mir una intención conductual consistente con ellas. Sin embargo, cuando los individuos
sienten que lograron resistirse al mensaje persuasivo “por muy poco”, o consideran que
sus argumentos en contra son débiles, su certidumbre respecto a su actitud inicial es
menor, por lo cual resultan más vulnerables a ataques subsecuentes (Tormala et al.,
2006). Incluso si la creencia de una persona en su propia respuesta meditada es inco-
rrecta, puede influir en la fuerza de la actitud en cuestión (Barden y Petty, 2008).
Un cuarto factor clave es que las actitudes fuertes son de más fácil acceso para la con-
ciencia, lo cual significa que emergerán de la mente del individuo más rápido y con mayor
facilidad (Fazio, 1990). Para retomar los ejemplos previos, los aficionados a las computado-
ras piensan con frecuencia en sus equipos de cómputo favoritos y los activistas políticos
suelen tener “a flor de piel” su fidelidad a un partido. El resultado es que muchas actitu-
des —no sólo aquellas por las que se tiene un fuerte apego— saltan a la mente tan pronto
como los individuos se sienten estimulados por la vista e incluso por la mención del objeto
actitudinal (Bargh et al., 1992). Cuando esto ocurre, la actitud es capaz de activar determi-
nado comportamiento de forma rápida y espontánea, o de llevar al individuo a pensar con
todo cuidado en cómo se siente y de qué manera responder (Fazio y Towles-Schwen, 1999).
Para resumir, la investigación acerca del vínculo que existe entre actitudes y com-
portamientos permite establecer una conclusión importante. Las evaluaciones que se
realizan de un objeto no siempre determinan las acciones, ya que deben tomarse en con-
sideración muchos otros factores. Sin embargo, cuando las actitudes son fuertes y tienen
relación específica con un comportamiento, los efectos son indiscutibles. En tales condi-
ciones, el voto se ve influido por las opiniones políticas, las compras de los consumidores
se ven afectadas por sus actitudes hacia los productos y la discriminación racial se basa
en sentimientos de prejuicio. Es evidente que las actitudes son importantes en la deter-
minación del comportamiento; ahora bien, la pregunta es: ¿cómo se pueden modificar?
>
pasos debe, antes que nada, conocer de qué manera se desarrolla el proceso persuasivo.
Todas estas teorías sobre el cambio de actitud comparten el supuesto de que los des-
tinatarios de los mensajes persuasivos son atentos, activos, críticos y reflexivos respecto
a cada una de las palabras que los conforman. Tal suposición es correcta… casi siempre.
Cuando lo es, y cuando las personas consideran con cuidado el mensaje, su reacción
dependerá de la fuerza del contenido. Si ese es el caso, el mensaje tendrá más impacto si
es fácil de comprender y de recordar y si estimula una elaboración favorable. En última
instancia, puede decirse que los argumentos sólidos son persuasivos, mientras que los
argumentos débiles no lo son.
En la ruta central de persuasión, el proceso es eminentemente racional. Sin embargo,
es importante señalar que pensar con todo cuidado las implicaciones de un mensaje per-
suasivo no garantiza que dicho proceso sea objetivo, ni que promueva necesariamente
la verdad. En ciertos casos la gente prefiere apegarse a una actitud en particular, con
lo cual su procesamiento de información se ve sesgado (Petty y Wegener, 1998). Entre
estudiantes universitarios con opiniones políticas conservadoras o liberales, la tenden-
cia a mostrarse favorables hacia las estrategias en pro del bienestar social se vio influida
con más rapidez, fuerza y persistencia por los comentarios sobre el apoyo que brinda-
ban a éstas los demócratas o los republicanos, que por los méritos lógicos de la política
misma (Cohen, 2003; Smith et al., 2012). De manera similar, cuando se les propuso elevar
el costo de las colegiaturas con el objetivo de financiar mejoras en el campus universita-
rio, un grupo de estudiantes se mostró menos proclive a dejarse persuadir cuando se les
mencionó que el incremento entraría en vigor el año siguiente, a pesar de que se verían
beneficiados en el corto plazo, que si entrara en vigor hasta dentro de ocho años (Darke
y Chaiken, 2005). Para complicar aún más las cosas, las personas que quieren apegarse a
actitudes consideradas correctas podrían temer verse muy predispuestas o influidas por
factores no relevantes, y al tratar de corregir el sesgo obtenido, en ocasiones, se tiene un
resultado irónico: la corrección en exceso. Por ejemplo, en un estudio, a un grupo de per-
sonas a quienes se les advirtió de antemano que la gente es propensa a estar de acuerdo
con un orador de su agrado, más tarde mostró un cambio notorio de actitud en respuesta
a un orador evidentemente desagradable (Petty et al., 1998).
En la irreflexiva ruta periférica, la gente se ve influida también por una gran canti-
dad de factores actitudinales irrelevantes, como las señales de sus propios movimientos
corporales. Cada vez más los psicólogos sociales están llegando a apreciar el grado en
que se manifiesta el pensamiento humano, que la forma en que la gente piensa y siente
acerca de las cosas está influida por la posición física, la orientación y los movimientos
de sus cuerpos (Lakeoff y Johnson, 1999; Niedenthal et al., 2005). Numerosos estudios
ilustran los efectos de la corporización de la actitud. En un estudio, los participantes fue-
ron coaccionados a mover la cabeza de arriba abajo (como diciendo sí) o a moverla de un
lado al otro (como diciendo no) cuando escuchaban un editorial en unos audífonos, pre-
sumiblemente para probar si éstos podrían soportar la actividad física. Quienes fueron
coaccionados a asentir se mostraron después más de acuerdo con los argumentos del
editorial que quienes fueron exhortados a negar con la cabeza (Wells y Petty, 1980). En
otros estudios, los participantes vieron y calificaron algunos símbolos gráficos o ciertos
estímulos sonoros que simulaban palabras (sugato, primote), mientras se apoyaban en
una barra de ejercicios para estirar los brazos (haciendo un ademán parecido a cuando
se quiere alejar algo) o flexionarlos (lo cual parece un gesto para atraer algo hacia uno).
Más tarde los estímulos visuales y sonoros fueron juzgados, resultando más placente-
ros cuando se asociaban con la flexión de los brazos que con la acción de estiramiento
(Cacioppo et al., 1993; Priester et al., 1996). Incluso las actitudes hacia los productos de
consumo pueden estar influidas por sensaciones corporales. Por ejemplo, en un estudio,
los participantes evaluaron la aparición de vasos, flores y otros productos colocados a
una distancia como más atractivos cuando estaban en una alfombra suave y cómoda que
sobre una teja dura del piso (Meyers-Levy et al., 2010).
Selección de la ruta Gracias a la distinción entre las rutas central y periférica pro-
puesta por Petty y Cacioppo (1986), es fácil entender por qué el proceso de persuasión
parece a veces tan lógico y a veces tan ilógico: por qué los electores podrían seleccionar
a sus candidatos de acuerdo con ciertos temas o imágenes; por qué los jurados podrían
basar sus veredictos en evidencias o en la mera apariencia del acusado, y por qué los con-
sumidores podrían basar sus compras en informes de mercadotecnia o en la imagen de
los productos. El proceso que se realice dependerá de si los destinatarios de un mensaje
persuasivo tienen la capacidad y la motivación para tomar la ruta central o si, en lugar de
ello, prefieren confiar en indicios periféricos.
Para comprender las condiciones que contribuyen a que la gente tome una u
otra de estas rutas, es útil concebir las comunicaciones persuasivas como el resultado
l FIGURA 6.5
Las dos rutas a la persuasión
Con base en las características de la fuente, el mensaje y el público, los destinatarios de un comunicado pueden elegir si tomarán la ruta
central o la ruta periférica de persuasión. En la ruta central las personas se ven influidas por evidencias y argumentos de peso. En la periférica,
la persuasión se fundamenta más en demostraciones empíricas u otros indicios superficiales. Este modelo de dos procesos contribuye a
explicar por qué en ocasiones la persuasión parece tan lógica, y en otras absolutamente ilógica.
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Estrategia de procesamiento
Processing Strategy
Gran
High ability Ruta central
Central route
Insumos
Input capacidad y Producto
Output
and motivation
alta motivación
Mensaje
Source
fuente
Público
Audience Persuasion
Persuasión
Message
Baja capacidad Ruta
Low ability Peripheral
y baja periférica
or motivation route
motivación
de tres factores: una fuente (quien emite el mensaje), un mensaje (lo que se dice y en qué
contexto) y un público (al que se dirige el mensaje). Cada uno de estos factores deter-
mina el enfoque de cada destinatario hacia una comunicación persuasiva. Si la fuente se
expresa con claridad, si el mensaje es importante, si existe un público brillante, cautivo
e involucrado, con el interés y el tiempo suficientes para absorber la información, los
miembros de la audiencia se mostrarán dispuestos y serán capaces de aventurarse por la
ruta central. Pero si la fuente habla demasiado rápido para comprenderla, si el mensaje En reacción a las comunicaciones
es trivial o muy complejo para procesarlo, o si el público está distraído, presionado por persuasivas, la gente se ve
el tiempo o si se muestra apático, será más factible que tome la ruta periférica, siempre más influida por imágenes
más fácil de transitar.. superficiales que por argumentos
lógicos.
En la l figura 6.5 se presenta el diagrama de flujo de la comunicación persuasiva. En
las siguientes tres secciones se seguirá este mapa, desde los factores que la constituyen FALSO.
( fuente, mensaje y público) hasta las rutas de procesamiento central o periférico, para
llegar al destino final: la persuasión
> La fuente
El golfista Tiger Woods es una leyenda viviente y, por supuesto, uno de los deportistas más
talentosos de este tiempo. Hasta fechas recientes se le pagaban más millones de dólares
por año que a nadie por apoyar a Nike, American Express y a otros productos. Woods fue
considerado un portavoz altamente eficiente, hasta que su matrimonio y su prestigio que-
daron destrozados en 2009 por varias aventuras amorosas extramaritales. Él ha tenido
problemas con su juego desde ese tiempo y ya no es el mejor golfista del mundo ni el por-
tavoz más buscado. ¿Qué le dice el caso de Tiger
Woods acerca de los efectos de la fuente en la
persuasión? Más específicamente, ¿qué hace
que algunos comunicadores en general sean
más eficientes que otros? Como se verá, existen
dos atributos clave: credibilidad y simpatía.
¿Por qué algunas fuentes son más creíbles que otras? ¿Por qué la revista médica, el
físico y el juez fueron más dignos de crédito que el periódico sensacionalista, el periódico
controlado por el gobierno y el vendedor de drogas? Para que una comunicación inspire
confianza es necesario que cumpla con dos características: competencia y fiabilidad. La
competencia se refiere a la capacidad de quien emite el mensaje. La gente que tiene cono-
cimientos, es inteligente y tiene facilidad de palabra o cuenta con credenciales suficien-
tes resulta persuasiva en virtud de su destreza (Hass, 1981). Los expertos pueden tener
un efecto apabullante en las personas. Se supone que saben de lo que están hablando, de
modo que cuando hablan los escuchan. Y cuando adoptan una posición, aun cuando sea
extrema, con frecuencia los oyentes ceden. Investigaciones recientes han demostrado
que la gente presta atención con más cuidado a los expertos que a los que no lo son, y
examina sus argumentos con más cuidado (Tobin y Raymundo, 2009). Esta tendencia es
especialmente verdadera cuando los expertos expresan una posición a la que el público
se opone y no les gusta (Clark et al., 2012).
Por varias razones cada individuo se ve confrontado por un buen número de exper-
tos cuyas opiniones no le importan. La razón es que la pericia por sí sola no es suficiente.
Para tener credibilidad, las fuentes deben también ser fiables; es decir, deben percibirse
como capaces de reportar en forma verosímil y sin compromiso lo que saben. ¿Qué
determina la fiabilidad de un comunicador? En alguna medida, los juicios a este res-
pecto se basan en estereotipos. Por ejemplo, en 2011 la organización Gallup pidió a mil
estadounidenses que calificaran el grado de honestidad de los profesionales en varias
categorías ocupacionales. Como se muestra en la tabla 6.1, las enfermeras encabezaron
la lista como el grupo más confiable, y los vendedores de automóviles, los miembros del
Congreso y los que se dedican a hacer cabildeos resultaron los menos confiables.
Al juzgar la credibilidad de una fuente, el sentido común proporciona una regla de
precaución bastante sencilla: hay que tener cuidado de quienes podrían obtener algo a
cambio de su persuasión. Si un orador recibe un pago por emitir su punto de vista, tiene
intereses personales en el tema o si sólo está comunicando algo que escuchó, se puede
sospechar de cierto grado de sesgo. Esta regla arroja luz sobre el dilema clásico de la publi-
cidad respecto al valor que tienen las figuras públicas como voceros:
entre más productos respalda un personaje célebre, menos digno de
TABLA 6.1 confianza parece ser ante los ojos de los consumidores (Tripp et al.,
¿En quién confía usted? 1994). Esta misma regla de precaución puede usarse para evaluar a
A fines de 2011, una encuesta encargada por Gallup fue los testigos en las cortes judiciales. En cierto estudio, los participan-
conducida para determinar el nivel de honestidad atribuido tes actuaron como jurados en un juicio falso: un hombre afirmaba
a personas de varios grupos ocupacionales. A continuación que al verse expuesto a un producto químico en su trabajo, había
se indican los porcentajes de encuestados que calificaron a desarrollado cáncer. El testigo que respaldaba tal aseveración era un
cada grupo como “alto” o “muy alto” en honestidad. bioquímico al que se le habían pagado $4800 o $75 por ofrecer su tes-
timonio. Podría pensarse que los jurados se mostrarían más impre-
Ocupación ¿Honesto? sionados por el científico al que se le pagó más; sin embargo, entre
Enfermeras 84% más dinero había devengado por su testimonio, el experto fue per-
Farmacéuticos 73% cibido como “comprado” y, por lo tanto, su punto de vista resultaba
Médicos 70%
menos creíble y persuasivo (Cooper y Neuhaus, 2000).
La regla del interés personal tiene otras implicaciones interesan-
Profesores de preparatoria 62%
tes. Una de ellas es que la gente resulta impresionada por quienes res-
Sacerdotes 52% paldan puntos de vista impopulares o defienden una postura que vaya
Oficiales de policía 54% contra sus propios intereses. Cuando los participantes en una inves-
Contadores 43% tigación leyeron un discurso político en el que se acusaba a una gran
Periodistas 26% corporación de contaminar un río de la comunidad, quienes pensa-
Banqueros 25%
ron que el autor de aquel texto era un candidato en favor de la natura-
leza, incondicional de un acérrimo grupo ambientalista, percibieron
Corredores de bienes raíces 20%
cierto sesgo en sus palabras; por su parte, a quienes se les hizo creer
Abogados 19% que el autor era un candidato favorable a la actividad empresarial,
Ejecutivos de negocios 18% cuya intención era dirigirse a los partidarios de su compañía, supu-
Corredores de bolsa 12% sieron que era sincero (Eagly et al., 1978). La confiabilidad también es
Miembros del Congreso 7% característica de los comunicadores que no tienen la intención evi-
Vendedores de automóviles 7%
dente de modificar los puntos de vista de los demás. De esta manera,
la gente es más influenciable cuando cree que se ha enterado por
© Cengage Learning
casualidad del contenido de una comunicación, que cuando recibe
Simpatía Más que cualquier otro factor, el poder de una celebridad como Tiger Woods
reside en su dominio atlético, su popularidad, su encanto juvenil y su agradable sonrisa.
Antes de las revelaciones que destruyeron su matrimonio y estropearon su juego, era
una persona simpática. Pero, ¿dicha cualidad mejora su impacto como comunicador? Sí.
Como Dale Carnegie (1936) sugirió en su libro clásico How to Win Friends and Influence
People (¿Cómo ganar amigos e influir en las personas?), tener simpatía y ser persuasivo
son características que van de la mano. La pregunta es, ¿qué hace que un comunicador
resulte simpático, agradable? Como verá en el capítulo 9, dos factores que promueven la
atención son la afinidad y el atractivo físico.
Un estudio realizado por Diane Mackie y otros (1990) ilustra el poder persuasivo de
la afinidad. Un grupo de estudiantes inscritos en la Universidad de California, en Santa
Bárbara, leyeron un discurso con argumentos fuertes o débiles en contra del uso de exá-
menes de admisión. A la mitad de los participantes se les hizo creer que el texto había
sido escrito por uno de sus compañeros; el resto pensaba que el autor era un estudiante
de la Universidad de New Hampshire. Muy pocos participantes quedaron convencidos
en el caso del discurso que presentaba argumentos débiles. En contraste, muchos de los
que leyeron el discurso con argumentos sólidos modificaron su actitud en torno al tema,
pero sólo cuando creían que el autor era un compañero de su misma universidad.
Si bien la afinidad de la fuente puede dar lugar a la persuasión, la falta de afinidad
es capaz de disparar el efecto opuesto, es decir, la inhibición. En un estudio sobre los
gustos musicales de la gente, Clayton Hilmert y otros (2006) les presentaron a los parti-
cipantes a un cómplice que parecía tener gusto por el mismo tipo de música que ellos, o
por música totalmente distinta, como rock, pop, country o clásica. Otros no entraron en
contacto con el cómplice. Más tarde, cuando se les pidió que calificaran una melodía
en particular, los participantes se vieron influidos de manera positiva por la opinión del
cómplice, similar a la suya, y de forma negativa por la opinión divergente del mismo.
Aunque, de hecho, el efecto es más poderoso cuando los puntos de afinidad parecen
relevantes para la actitud en cuestión (Berscheid, 1966), los participantes en este estu-
dio también fueron más o menos propensos a dejarse persuadir por el cómplice cuyas
similitudes o diferencias carecían de relación alguna con la música; por ejemplo, cuando
el cómplice tenía intereses similares o diferentes en cuestión de moda, política global,
museos, alimentos o navegación en Internet.
© Stephen Houchen/
NewSport/Corbis
Actitud después de la
cualquier efecto derivado del cambio propuesto, las actitudes Argumento sólido
comunicación
estuvieron basadas, en gran medida, en la credibilidad del .2
orador: el profesor resultó persuasivo; el estudiante de bachi-
llerato, no. Entre los que pensaron que el cambio propuesto 0
les afectaría de manera directa, las actitudes se basaron en la
calidad del mensaje expuesto: los argumentos sólidos fueron -.2
persuasivos, mientras que los argumentos que carecían de
Argumento débil
fundamento no lograron persuadir. Como se muestra en la l -.4
figura 6.6, la gente con niveles bajos de involucramiento con- No favorable
fía más en la fuente que en el mensaje, lo cual es consistente
con la ruta periférica de persuasión. Pero si existe un nivel Alto Bajo
alto de involucramiento, el factor mensaje adquiere mayor Involucramiento
importancia que la fuente y esto implica que se ha tomado la
ruta central. Asimismo, las investigaciones han demostrado .6
Favorable
que la inclinación hacia el comunicador por su simpatía y
atractivo se reduce cuando los destinatarios toman la ruta .4
central (Chaiken, 1980).
Actitud después de la
Fuente experta
Los efectos de la fuente tienen una segunda limitante.
comunicación
.2
Suele decirse que el tiempo cura todas las heridas. Bien,
pues es posible que también alivie los efectos de una mala
0
reputación. Hovland y Weiss (1951) variaron la credibilidad
del comunicador (por ejemplo, el físico contra el periódico
-.2
controlado por los soviets) y encontraron que el cambio tuvo Fuente inexperta
gran efecto inmediato en su capacidad de persuasión. Sin
embargo, cuando reevaluaron las actitudes cuatro semanas -.4
después, el efecto se desvaneció. Con el paso del tiempo, el No favorable
cambio de actitud producido por la fuente de credibilidad
alta fue disminuyendo y el producido por la fuente de credi- Alto Bajo
bilidad baja aumentó. A este último hallazgo de un impacto Involucramiento
persuasivo retrasado de un comunicador con nivel bajo de
credibilidad se le denomina efecto durmiente.
Para explicar este resultado imprevisto, el grupo de investigación de Hovland pro-
puso la hipótesis de disminución de la señal. De acuerdo con dicha hipótesis, la gente
descarta de inmediato los argumentos presentados por comunicadores no creíbles,
pero con el paso del tiempo disocian lo que se dijo de quién lo dijo. En otras palabras,
se tiende a recordar el mensaje, pero se olvida la fuente (Pratkanis et al., 1988). Con el
propósito de analizar el papel de la memoria en este proceso, Kelman y Hovland (1953) efecto durmiente Incremento
recordaron a un grupo de participantes la identidad de la fuente antes de reevaluar retardado en el impacto persuasivo de
sus actitudes. Si el efecto durmiente fue ocasionado por el olvido, razonaron, sería una fuente no creíble.
l FIGURA 6.7
El efecto durmiente
En el experimento 1, los participantes cambiaron sus actitudes inmediatas en mayor medida en respuesta a un mensaje proporcionado por
una fuente de alta credibilidad que por una de baja credibilidad. Cuando las actitudes fueron reevaluadas tres meses después, la fuente
de credibilidad alta perdió impacto y la de credibilidad baja lo ganó; éste es el efecto durmiente. En el experimento 2, el efecto durmiente
desapareció cuando se les recordó a los participantes cuál era la fuente.
Kelman & Hovland, 1953. © Cengage Learning
Experiment
Experimento1: 1: Experiment 2: 2:
Experimento
Now
ahoraYou See It
lo ve Now You
ahora no Don't
lo ve
actitud
actitud
change
change
Attitudede
Attitudede
Cambio
Cambio
Inmediato
Immediate 3 3semanas
weeks Inmediato
Immediate 3 3semanas
weeks
Intervalo de tiempo
Time Interval Intervalo de tiempo
Time Interval
Fuente con alta credibilidad
High-credibility source Fuente con baja credibilidad
Low-credibility source
> El mensaje
En la ruta periférica de persuasión, el público se ve influido fuertemente, quizá demasiado,
por varias características de la fuente. Pero cuando a la gente le preocupa cierto tema, la
solidez de un mensaje determina su impacto. Por lo que respecta a la ruta central de per-
suasión, lo que más importa es si la teoría de un científico está respaldada por datos o si
una empresa ha comprobado la calidad de sus productos. Sin embargo, tenga en mente
que el público objetivo de una comunicación persuasiva entra en contacto con el mensaje
sólo a través del medio de comunicación: lo que una persona tiene que decir, y cómo lo dice.
men del caso planteado por la parte acusadora, (2) leyeran un resumen
del caso desde la perspectiva del acusado y (3) tomaran una decisión. Los
investigadores variaron el tiempo transcurrido entre ambos mensajes,
y luego el que pasó entre el segundo mensaje y la toma de decisiones.
Cuando los participantes leyeron el segundo mensaje poco después del
primero y luego tuvieron que esperar dos semanas completas antes de dar
Todos los derechos reservados.
Invocando el miedo Con tal de ganar sus casos, muchos abogados penalistas afirman
que tienen que apelar al corazón del jurado y no a su mente. Reconocen que la evidencia
es importante, pero también importa determinar si los miembros del jurado reaccionarán
con angustia, rechazo, simpatía o tristeza ante el acusado. Por supuesto, en este ámbito
muy pocos mensajes se basan por completo en argumentos racionales o en emociones.
El miedo es una emoción particularmente primitiva y poderosa, que sirve como sis-
tema de alarma temprano ante las señales de peligro. La investigación en neurociencia
muestra que el miedo se activa de manera instantánea en respuesta al dolor, a estímulos
nocivos o a la percepción de peligro, permitiendo a la gente reaccionar con gran rapidez
y sin necesidad de detenerse a pensar (LeDoux, 1996). Así, no es de sorprender que sea
bastante común hacer referencia a los factores que provocan miedo para incentivar a
los demás a cambiar sus actitudes. Eso es lo que hacen los organismos de salud pública
cuando muestran imágenes de víctimas de tabaquismo, del abuso de drogas, la obesidad
mórbida y el sexo practicado sin medidas de seguridad.
Hacer campañas políticas negativas en Estados Unidos es prevaleciente, aun cuando
los efectos en los electores no son claros (Lau y Rovner, 2009). Por el gran número de
anuncios de ataques que inundaron las elecciones presidenciales primarias y la elección
de 2012, ciertamente parecería que los candidatos, sus asesores y los
supercomités de acción política creen con toda firmeza en el poder
de atacar a sus adversarios si incitan temor acerca de las consecuen-
cias de votar por ellos. Los anuncios de campañas presidenciales
nunca han sido más negativos. Uno de los ejemplos de comerciales
¿A qué se debe que esa sensación de bienestar haga que la gente tienda a tomar atajos
que a emprender la marcha por la ruta central de persuasión? Existen tres explicaciones SISTEMA DE ADVERTENCIA
DE SEGURIDAD NACIONAL
posibles. Una consiste en que el estado emocional positivo resulta distractor desde el punto
de vista cognitivo, ocasionando que la mente divague y la capacidad para reflexionar en
forma crítica sobre los argumentos persuasivos sea menor (Mackie y Worth, 1989; Mackie SEVERO
GRAVE RIESGO DE ATAQUE
et al., 1992). Una segunda explicación es que cuando las personas están de buen humor TERRORISTA
dan por un hecho que todo está bien, bajan la guardia y se vuelven un poco negligentes al ALTO
procesar la información (Schwarz, 1990). El tercer razonamiento parte de la idea de que, ALTO RIESGO DE ATAQUE
Esta última idea da lugar a una pregunta interesante: ¿qué ocurre cuando se le pre- MODERADO
RIESGO GENERAL DE ATAQUE
senta un mensaje persuasivo, positivo y edificante a una persona feliz? ¿Seguirá mos- TERRORISTA
trándose cognitivamente distraída o negligente, o por el contrario, le prestará atención
BAJO
para prologar su momento de dicha? Para averiguarlo, Duane Wegener y otros (1995) les BAJO RIESGO DE ATAQUE
TERRORISTA
mostraron a algunos estudiantes universitarios un divertido segmento del programa de
televisión estadounidense Late Night with David Letterman. A otro grupo, menos afor-
tunado, se le mostró una escena sombría de You Don’t Have to Die (No es preciso que Al sugerir que el temor a la muerte
mueras), una película de la cadena HBO. Al terminar, se pidió a todos los estudiantes lleva a las personas a reunirse
que leyeran y evaluaran un estimulante artículo de motivación acerca de un plan nuevo alrededor de sus líderes, las
para reducir las colegiaturas, o un artículo inquietante que les desagradó respecto a un encuestas de opinión pública han
demostrado que a medida que
nuevo plan para aumentar las colegiaturas. En la mitad de los casos el artículo por leer aumentan los niveles de amenaza
contenía argumentos sólidos, en el resto los argumentos eran débiles. ¿Los estudiantes de terror, suben los porcentajes
leyeron el material con la suficiente atención como para distinguir entre ambos tipos de de aprobación de las campañas
argumentos? Quienes se hallaban bajo la influencia sombría de la película sí lo hicieron. presidenciales.
Sin embargo, entre los que se encontraban en un estado de ánimo más alegre, la respuesta
dependió de qué tanto esperaban que el mensaje contuviera el tipo de información que ellos
querían oír. Cuando los estudiantes de humor positivo leyeron acerca de un incremento en
las colegiaturas, sólo se “desconectaron” y fueron igualmente persuadidos por argumentos
sólidos y débiles. Pero cuando leyeron sobre la propuesta de reducir las colegiaturas, fueron
más persuadidos por los argumentos sólidos que por los argumentos débiles. Al tener un
buen estado de ánimo y recibir un mensaje agradable incapaz de arruinar su buen humor,
estos estudiantes alegres eligieron tomar la más complicada ruta central de persuasión.
Mensajes subliminales En 1957, Vance Packard publicó el libro The Hidden Persuaders
(Los persuasores ocultos), una exposición del mundo publicitario. A medida que la obra
ascendía en la lista de los libros de mayor venta, el público fue desarrollando un temor a ser
manipulado por fuerzas que era incapaz de percibir. ¿Cuáles eran las revelaciones que hacía
Packard? En la década de 1950, en medio de un creciente miedo por el fantasma del comu-
nismo y el nacimiento del rock and roll, se afirmaba que algunos publicistas habían empleado
anuncios subliminales; es decir, la presentación de mensajes comerciales que escapaban a la
conciencia. Todo comenzó en un autocinema de Nueva Jersey, donde las frases “beba Coca-
Cola” y “coma rosetas de maíz” aparecían varias veces en la pantalla en forma subrepticia,
durante un tercio de milisegundo en cada ocasión. Aunque el público nunca se dio cuenta
cabal de la existencia de aquellos mensajes, las ventas de Coca-Cola se incrementaron 18%, y
las de rosetas de maíz subieron 56% en un periodo de seis semanas (Brean, 1958).
Este incidente fue seguido por varios más. Una estación de radio de Seattle transmi-
tió mensajes contra la televisión en un nivel acústico sumamente bajo durante sus progra-
mas (“la televisión es aburrida”); por su parte, algunas tiendas departamentales difundían
música ambiental que incluía advertencias inaudibles contra el robo (“si roba, será dete-
nido”). Más adelante, en sus libros Subliminal Seduction (Seducción subliminal) (1973) y The
Age of Manipulation (La era de la manipulación) (1989), William Bryan Key acusó a los publi-
cistas de insertar furtivamente imágenes sexuales difusas en sus carteles, con la finalidad de
aumentar el atractivo de sus productos. Varios años más tarde surgió cierta inquietud sobre
los mensajes subliminales en la música de rock. En un caso, las familias de dos chicos que se
habían suicidado culparon al grupo de rock británico Judas Priest por usar en sus canciones
letras subliminales (“hazlo”) que, según ellos, promovían el satanismo y el suicidio (National
Law Journal, 1990). Aunque las familias perdieron el caso, es evidente que muchas personas
creen en el poder de la persuasión oculta.
En la época en que surgió el escándalo del autocinema de Nueva Jersey, la investigación
sobre el tema era muy limitada, y el público estaba tan indignado por las siniestras impli-
Desde entonces otros investigadores han extendido este interesante efecto en for-
mas importantes. En un estudio, los participantes a los que subliminalmente se les Las personas son persuadidas
presentó el nombre de una bebida suave específica, Lipton Ice, después fueron más pro- con más facilidad cuando
clives a reportar que seleccionarían esa marca particular en lugar de otras, siempre que se les presentan mensajes
tuvieran sed (Karremans et al., 2006). En un segundo estudio, a los participantes se les comerciales sin que estén
presentó de manera subliminal el logo de una marca de dextrosa (una píldora de azúcar)
u otra, después de lo cual trabajaron en una tarea cognitiva que requería de intensa con-
conscientes de ello.
ALSO. F
centración. Los resultados mostraron que cuando se les dio la oportunidad para mejorar
su concentración, los participantes estuvieron más inclinados a seleccionar y consumir
la marca anunciada de manera subliminal que la otra, siempre y
cuando estuvieran mentalmente cansados y necesitaran un estímulo
l FIGURA 6.8
>
(Bermeitinger et al., 2009). Influencia subliminal
A los participantes de una investigación, con y sin sed, se les
La audiencia expuso subliminalmente a palabras neutrales o relacionadas
con la sed. A continuación participaron en una prueba de
Aunque la fuente y el mensaje son factores importantes, los comu- degustación de bebidas con sabor agregado en la que se
nicadores perspicaces también deben tomar en cuenta a su audien- medía la cantidad que bebieron. Se puede ver que las señales
cia. Las estrategias de presentación que funcionan bien con algunas subliminales de la sed tuvieron poco efecto en los participantes
que no tenían sed, pero que aumentaron el consumo entre los
personas, fracasan con otras. Por ejemplo, los públicos que se hallan
que sí la tenían. En apariencia, las señales subliminales pueden
en la ruta central de persuasión, tienen pocas similitudes con los influir en el comportamiento cuando de otro modo se está
que vagan de forma más placentera por la ruta periférica. En esta predispuesto.
sección verá que el impacto de un mensaje está influido por dos fac- Strahan et al., 2002. © Cengage Learning
tores adicionales: la personalidad y las expectativas del destinatario.
Desde el origen de su disciplina, los psicólogos sociales han 200
tratado de identificar qué tipo de personas son más o menos vul-
190
nerables a la persuasión. Pero resulta que muy pocos individuos consumida
(mL)
son consistentemente fáciles o difíciles de persuadir. Con base en 180
Amount consumed
150
suadido en ciertos entornos que en otros, los investigadores buscan
una coincidencia apropiada entre las características de un mensaje 140
y el público al que va dirigido. Entonces, ¿qué clase de mensajes lo 130
ponen a usted en acción? 120
Adaptación reguladora Haciendo a un lado sus puntos de vista políticos, ¿se ve usted
más atraído hacia algunos tipos de discursos, argumentos, editoriales y comerciales de tele-
visión que hacia otros? Joseph Cesario y otros (2004) propusieron que las personas eran más
proclives a ser influidas por mensajes que se ajustan a su manera de pensar y que “se sienten
bien”. En particular, observaron que en un esfuerzo por regular su propio estado emocio-
nal, algunos individuos se ven orientados hacia las promociones (atraídos a buscar el éxito,
logros y sus ideales), mientras que otros son más orientados hacia la prevención (protecto-
res de lo que tienen, temerosos del fracaso y vigilantes para evitar pérdidas). ¿Estos diferen-
tes puntos de vista sobre la vida hacen que las personas sean más sensibles a algunos tipos
de mensajes persuasivos que otros? Para averiguarlo, los investigadores presentaron dos
versiones de un artículo que hablaba en favor de un nuevo programa para niños impartido
después de la escuela. Encontraron que los participantes motivados por la promoción eran
más persuadidos por el artículo cuando los argumentos del mismo estaban enmarcados en
términos promocionales (“porque hará avanzar la educación de los niños y apoyará a más
niños a tener éxito”), mientras que los participantes motivados a la prevención fueron per-
suadidos más cuando los mismos argumentos se enmarcaron en términos más defensivos
(“porque asegura la educación de los niños e impide que más niños fracasen”).
En un estudio de seguimiento, Cesario y Higgins (2008) encontraron que los miembros
de la audiencia también son influidos cuando el estilo no verbal de un conferencista se ajusta
a sus orientaciones motivacionales. Al observar a un maestro de preparatoria dar la misma
comunicación respecto a un nuevo programa después de la escuela, los participantes moti-
vados por la promoción estuvieron más receptivos cuando el conferencista exhibió un estilo
de pronunciación “entusiasta” (rápido, animado e inclinado hacia adelante, con movimien-
tos de las manos proyectándose hacia fuera), en tanto que los participantes orientados a la
prevención fueron más receptivos cuando mostró un estilo cauto (lento, preciso e inclinado
hacia atrás, moviendo las manos como abriéndose paso).
Hay otros numerosos modos en que uno puede estar más cómodo con algunos tipos
de mensajes que con otros. Ya antes se vio que algunos tienen alta necesidad de cognición
y que disfrutan las formas laboriosas de razonamiento y solución de problemas. Algunos
también tienen una elevada necesidad de afecto, buscan y disfrutan los sentimientos de
emociones fuertes. En cuestiones de persuasión, estos rasgos llevan a las personas a ser
más receptivas a mensajes que se les presentan en términos principalmente cognitivos o
emocionales (Haddock et al., 2008).
Prevención y resistencia Cuando sus actitudes o valores son víctimas de algún ataque,
los individuos pueden sucumbir al desafío y cambiar su actitud, o resistir y conservarla.
Ahora bien, existen diferentes mecanismos de resistencia. En una serie de estudios, Julia
Jacks y Kimberly Cameron (2003) pidieron a un grupo de personas que describieran y califi-
caran las formas que empleaban para resistir la persuasión en sus actitudes hacia el aborto
y la pena de muerte. Identificaron siete estrategias, la más común de las cuales resultó ser
la reafirmación (“pienso en todas las razones que comulgan con mi forma de pensar”); en
el otro extremo, la menos común fue la anulación (“busco defectos en las personas que
desafían mis creencias”). El resto de los mecanismos de resistencia aparecen en la tabla 6.4.
¿Qué lleva a la gente a invocar estos mecanismos de resistencia? ¿Tiene alguna utilidad
saber de antemano que sus actitudes están a punto de ser vulneradas? Es probable que el
público más difícil de persuadir sea el que está al tanto de lo que se avecina. Cuando la gente
está consciente de que alguien está tratando de modificar sus actitudes, se vuelve más pro-
clive a resistirse. Todo lo que necesita es tiempo para reordenar sus pensamientos y desa-
rrollar una buena defensa. Jonathan Freedman y David Sears (1965) fueron los primeros en
descubrir lo anterior cuando avisaron a un grupo de estudiantes de último año de prepa-
ratoria que se les daría un discurso sobre por qué debería prohibirse que los adolescentes
condujeran automóviles (un punto de vista impopular,
como se puede imaginar). Algunos estudiantes fueron
advertidos dos minutos antes que comenzara la charla, a TABLA 6.4
otros se les informó con 10 minutos de antelación y unos Estrategias para resistir la persuasión
más no recibieron aviso alguno. Quienes fueron tomados
desprevenidos por el ataque fueron los más propensos a Estrategia Ejemplo
sucumbir a los argumentos del orador. Los que recibieron Reafirmación de la actitud “Reafirmo los hechos que respaldan la
la advertencia 10 minutos antes fueron menos proclives validez de mi creencia.”
a concederle la razón. De acuerdo con estos resultados, Argumentación en contra “Analizo la información en privado y
podría decirse que estar al tanto de lo que se avecina per- represento el papel de abogado del
mite preparar mejor la defensa, pero, ¿por qué? diablo.”
En este fenómeno actúan por lo menos dos procesos. Validación social “Busco el apoyo de otras personas que
Para comprenderlos se analiza antes con más atención comparten mi punto de vista.”
cuál es el propósito de las advertencias previas. Los parti- Efecto negativo “Tiendo a enojarme cuando alguien
cipantes en el estudio de Freedman y Sears (1965) fueron trata de cambiar mis creencias.”
advertidos de lo que se avecinaba de dos maneras: (1) se Aseveraciones de confianza “Dudo que alguien pueda modificar mi
les informó cuál sería la postura que asumiría el orador y punto de vista.”
(2) se les dijo que éste intentaría modificar sus actitudes. Exposición selectiva “Casi siempre me limito a ignorarlos.”
Desde el punto de vista psicológico, estos dos aspectos de Anulación de la fuente “Busco defectos en las personas que
la advertencia previa tienen diferentes efectos. El primero desafían mis creencias.”
de ellos es puramente cognitivo. Saber de antemano qué © Cengage Learning
>
la resistencia ulterior al mismo.
reactancia psicológica Teoría según la
cual las personas reaccionan en contra
de las amenazas a su libertad
Cultura y persuasión
al reafirmarse a sí mismas y percibir Una comunicación es persuasiva en la medida en que la fuente es favorable y el mensaje,
que la libertad puesta en riesgo es más
sin importar cómo se presente, satisface las necesidades psicológicas del público. A este
atractiva.
respecto, los factores culturales desempeñan también un papel sutil pero importante.
En capítulos anteriores se vio que las culturas difieren en la medida en que las perso-
nas que las conforman están orientadas al individualismo o al colectivismo. En vista de
estas diferencias, Sang-Pil Han y Sharon Shavitt (1994) compararon el contenido de los
anuncios publicitarios publicados en revistas de Estados Unidos, un país individualista,
y Corea, nación de orientación colectivista. Su hallazgo fue que, mientras las campa-
ñas publicitarias estadounidenses se enfocaban más en benefi-
cios personales, individualidad, competitividad y mejora propia
(“ella tiene un estilo muy personal”, “distíngase de entre la mul-
titud”), las coreanas apelaban más a la integridad, al logro y al
bienestar de los endogrupos (“una forma estimulante de proveer
a los suyos”, “celebrando medio siglo de asociación”). No cabe
duda que hay maneras diferentes de llamar la atención de los
miembros de estas dos culturas.
En un segundo estudio, Han y Shavitt crearon dos conjuntos
de anuncios para diversos productos. Uno de ellos representaba
individuos (“disfrute por sí mismo la experiencia de un aliento
fresco”) y el otro se centraba en los grupos (“comparta la expe-
riencia de un aliento fresco”). Ambos conjuntos de anuncios fue-
ron presentados a participantes estadounidenses y coreanos. El
resultado: los estadounidenses fueron persuadidos mayormente
por los anuncios de tono individualista y los coreanos prefirie-
ron los colectivistas. Diferencias similares se encontraron en
la forma en que se utilizan las recomendaciones de personajes
famosos en ambas culturas. En Estados Unidos, las celebrida-
des tienden a presentarse a sí mismas usando un producto o
hablando directamente de él; en los comerciales coreanos, que
Incluso en la vida real este efecto puede ser dramático. En 1974, Patty Hearst, una estu-
diante universitaria proveniente de una familia aco dada, fue secuestrada (y rescatada).
Meses más tarde la misma joven fue arrestada; ahora ya era revolucionaria, se hacía lla-
mar Tania y portaba armas. ¿Cómo es posible que alguien sufra una transformación tan
radical? De acuerdo con el testimonio de la misma Hearst: “Creí que me estaba burlando
(de mis captores) al imitar sus clichés y expresiones de moda sin creer en ellos… Al tratar
de convencerlos, terminé convenciéndome a mí misma” (Hearst, 1982).
las ha ayudado, y quizá culpe a quienes les han hecho daño. Por consiguiente, para cam-
biar los sentimientos íntimos de un individuo, quizá deba comenzar a enfocarse en su
comportamiento. ¿A qué se debe que las personas experimenten cambios de actitud en
respuesta a modificaciones en su propio comportamiento? Una respuesta a esta pre-
gunta proviene de la teoría de la disonancia cognitiva.
rio, es recibido por un investigador que le dice que está interesado en determinar varias
medidas de desempeño. Usted se pregunta a qué se estará refiriendo, pero sus dudas
son despejadas muy pronto. El investigador le hace entrega de un tablero de madera
con 48 bloques cuadrados introducidos en igual número de orificios y le pide que gire
cada bloque un cuarto de vuelta hacia la derecha. La rutina parece interminable. Des-
pués de 30 minutos, el investigador viene a su rescate. ¿O no? Justo cuando usted cree
que las cosas mejorarán, le entrega otro tablero y le asigna una nueva tarea. Durante la
siguiente media hora tendrá que extraer 12 hebras de hilo del tablero, regresarlas a su
lugar, extraerlas de nuevo y colocarlas una vez más. En ese momento usted está a punto
de arrancarse el cabello. Dadas las circunstancias, incluso la primera tarea que le fue
asignada comienza a parecerle mejor que la actual.
Finalmente, completa su tarea. Transcurrida una de las horas más largas de su vida,
el investigador le dice en secreto: este experimento nos dice mucho más de lo que usted
cree. Usted formó parte del grupo control. Para probar los efectos que tiene la motivación
en el desempeño, a otros participantes se les informa que el experimento será divertido
y emocionante. Todavía no se percata de ello, pero usted está a punto de ser preparado
para la parte más importante del estudio. ¿Estaría dispuesto a decirle al siguiente par-
ticipante que el experimento es disfrutable? Como usted se muestra un poco reacio a
hacerlo, el investigador le ofrece un pago por sus servicios. A algunos participantes se les
ofreció un dólar, a otros, 20. En cualquier caso, usted accede a colaborar. Antes de darse
cuenta, se encuentra en la sala de espera, tratando de embaucar a un inocente más (que,
en realidad, es un cómplice).
Por medio de esta elaborada presentación los participantes fueron estimulados a
asumir un comportamiento discrepante con la actitud, es decir, a realizar una acción
inconsistente con sus actitudes privadas. Sabían lo tedioso que era el experimento en rea-
lidad; sin embargo, mintieron al respecto. ¿Provocó disonancia cognitiva este conflicto?
Depende de qué tanto recibieron como pago los participantes. Suponga que usted fue uno
de los afortunados a quienes se les ofrecieron 20 dólares por su asistencia. Recuerde que el
estudio se realizó en 1959, época en que el dinero tenía más valor; por lo tanto, una suma
semejante bien valía decir una pequeña mentira, ¿o no? Al sentirse satisfactoriamente
recompensados estos participantes experimentaron, si acaso, un poco de disonancia.
Pero espere un momento. Imagine que usted estaba entre los que
sólo recibieron un dólar. Sin duda su integridad vale más que eso,
¿no lo cree? En ese caso, tendría una justificación insuficiente
para sus actos, así que necesitaría un pretexto para sobrellevar su
Con permiso de Cartoon Features Syndicate
de la tarea
la amenaza de un castigo severo (Aronson y Carlsmith, 1963). 20
of task enjoyment
Una vez más, la teoría de la disonancia cognitiva contradijo el
sentido común: cuanto menos severa es la amenaza de castigo,
mayor será el cambio de actitud producido. de disfrute 15
l FIGURA 6.10
Condiciones necesarias para la excitación y la reducción de la disonancia
Las investigaciones sugieren que son necesarios cuatro pasos para que se dé un cambio de actitud como resultado de la producción o
reducción de disonancia.
© Cengage Learning
Antecedent previas
Condiciones Conditions
que Physiological
Excitación Arousal
fisiológica y su
that Produce
producen Discomfort
incomodidad and Its Interpretation
interpretación
Step 1
Paso Step
Paso 22 Step
Paso 33 Step
Paso 44 Cambio
Compor- Unwanted
Consecuencia Responsabilidad
Personal Physiological
Excitación Attributionde
Atribución Attitude
Behavior
tamiento negative
+ + + la of arousal al
de
change
negativa personal
responsibility arousal
fisiológica excitación actitud
consequence
indeseada to behavior
comportamiento
Carlsmith, pero con una excepción clave: para los participantes que se hallaban en la
condición con alternativas e ingirieron la bebida con vinagre para luego ser forzados a
decir que les había gustado, la mentira —si bien contradecía sus actitudes reales— no
dañaba a nadie. En ese caso, ¿experimentaron una disonancia y tuvieron que reducirla
sobrevaluando la bebida? Sí. En comparación con los participantes que mintieron en la
situación sin opción, aquellos en la condición con alternativas calificaron más positiva-
mente el sabor de la bebida con vinagre. La mentira era inofensiva, pero el sentimiento
de inconsistencia los llevó, de cualquier manera, a modificar su actitud.
racionalizar sus acciones. Sin embargo, cuando las personas se comportan de maneras
que no son radicalmente discrepantes respecto a cómo se sienten, sólo experimentan
un poco de tensión y modifican sus actitudes con base en sus inferencias. En resumen, el
comportamiento altamente discrepante produce un cambio de actitud por medio de la
disonancia, mientras que el comportamiento ligeramente discrepante produce el cam-
bio mediante la autopercepción.
Teoría del manejo de impresiones Otra alternativa para una perspectiva de auto-
persuasión con base en la disonancia es la teoría del manejo de impresiones, la cual afirma
que lo que importa no es la motivación para ser consistentes, sino para parecer consisten-
tes. A nadie le gusta ser considerado inconsistente o ser percibido por los demás como un
hipócrita. Por lo tanto, ajusta sus actitudes y comportamientos públicos sólo para presen-
tarse ante los demás de una forma determinada (Baumeister, 1982; Tedeschi et al., 1971).
O quizá las personas no estén motivadas por un deseo de parecer consistentes, sino por
el deseo de evadir la responsabilidad de las consecuencias desagradables de sus propias
acciones (Schlenker, 1982). De cualquier forma, esta teoría hace hincapié en la preocupa-
ción por la autopresentación. De acuerdo con este punto de vista, la intención principal
de los participantes en el estudio de Festinger y Carlsmith era evitar que el investigador
pensara que se estaban vendiendo por una cantidad de dinero insignificante.
Si la teoría del manejo de impresiones está en lo correcto, la disonancia cognitiva no
produce cambio de actitud alguno, simplemente se limita a evidenciarlo. En otras pala-
bras, si los participantes en una investigación pudieran asumir sus actitudes de forma
anónima, o si creyeran que el investigador es capaz de determinar sus verdaderos senti-
mientos mediante ciertas evaluaciones encubiertas, los efectos tipo disonancia se des-
vanecerían. En ocasiones eso es lo que ocurre, pero otras veces no es así. En general, los
estudios han demostrado que aun cuando la autopersuasión puede ser motivada por el
manejo de impresiones, también es susceptible de ocurrir en situaciones que no activan
claramente preocupaciones en torno a la autopresentación (Baumeister y Tice, 1984).
La investigación respalda esta hipótesis. Por ejemplo, Steele y otros (1993) dieron a
un grupo de personas realimentación positiva o negativa en relación con una prueba de
personalidad que habían realizado. A continuación les pidieron que calificaran 10 discos
de música popular y luego les dieron la opción de quedarse con el que ocupara la quinta
o sexta posición en su clasificación. Tan pronto como tomaron su decisión, se les solicitó
a los participantes que reclasificaran los discos. Como predice la teoría de la disonancia,
en casi todos los casos esta vez su calificación fue más favorable para el disco que eligie-
ron que para el que rechazaron. Aquí la clave es la frase en casi todos los casos. Entre los
participantes que recibieron realimentación positiva, las calificaciones no variaron. ¿Por
qué? De acuerdo con Steele, acababan de disfrutar una experiencia autoafirmativa, lo
cual era suficiente para superar su necesidad de reducir la disonancia.
La investigación de Steele sugiere que los individuos disponen de muchas formas
posibles para reparar un yo afectado por la disonancia. Pero si los esfuerzos de autoafir-
mación indirecta fracasan, ¿la disonancia cognitiva regresaría para presionarlos a cam-
biar de actitud? Sí. En un estudio, se pidió (condición con opción) o se indicó (condición
sin alternativas) a un grupo de estudiantes universitarios que entregaran un discurso
discrepante en el que se pidiera la prohibición de una tradición popular de su escuela
(correr desnudos en la primera nevada de la temporada invernal). En el caso de quienes
se hallaban en la condición con opción, la disonancia se activó, presionándolos a cambiar
de actitud a favor de la prohibición. Los estudiantes de otro grupo con opción, a quienes
se les dio la oportunidad de autoafirmarse al expresar algunos de sus valores más aprecia-
dos, sintieron menos incomodidad y mostraron menos disposición a cambiar de actitud.
Para ellos, la autoafirmación fue alivio suficiente. Sin embargo, entre los estudiantes de
un cuarto grupo (también con opción), a quienes se les dio una oportunidad de autorre-
afirmarse, pero que luego recibieron realimentación negativa respecto a los valores que
expresaron, la disonancia cognitiva retornó, presionándolos a cambiar su actitud hacia la
prohibición. En esencia, la disonancia cognitiva y su impacto sobre las actitudes resurgie-
ron del intento fallido de autoafirmación (Galinsky et al., 2000; vea l figura 6.11).
Para resumir, la teoría de la disonancia establece que las personas cambian sus actitu-
des para justificar sus comportamientos, esfuerzos y decisiones discrepantes con la acti-
tud. Por su parte, la teoría de la autopercepción argumenta que el cambio ocurre debido
a que los individuos infieren cómo se sienten a partir de la observación de su propio
comportamiento. La teoría del manejo de impresiones asevera que el cambio de actitud
l FIGURA 6.11
Cuando la autoafirmación fracasa
Los estudiantes debían preparar un discurso disonante en favor de prohibir una tradición popular
de su escuela. En comparación con quienes se hallaban en una situación de pocas opciones, los
estudiantes del grupo con alternativas fueron más propensos a cambiar su actitud respecto a la
prohibición. Tal como predice la teoría de la autoafirmación, a los que se les dio la oportunidad de
expresar sus valores no se mostraron en favor de la prohibición, a menos que sus valores hubieran
sido mal recibidos. La autoafirmación es capaz de reparar el yo afectado por la disonancia. Sin
embargo, cuando esto fracasa, la disonancia cognitiva reaparece para presionar el cambio de actitud.
Galinsky et al., 2000. © Cengage Learning
6
la prohibición
5
a ban
4
toward
3
hacia
Attitude
2
Actitud
Sin opciones
Low-choice Con opciones
High-choice Con opciones
High-choice Con opciones
High-choice
Self-affirmation
Autoafirmación Self-affirmation
Autoafirmación
Negative feedback
Realimentación
negativa
l FIGURA 6.12
Teorías de la autopersuasión: comparaciones fundamentales
Aquí se comparan las principales teorías de la autopersuasión. Cada alternativa desafía un aspecto
diferente de la teoría de la disonancia. La teoría de la autopercepción supone que el cambio de
actitud es una cuestión de inferencia, no de motivación. La teoría del manejo de impresiones
sostiene que el cambio es más aparente que real, y que está determinado por el interés de
salvaguardar la autopresentación pública. La teoría de la autoafirmación afirma que la fuerza
motivacional parte de una necesidad de protección del yo, y que el cambio de actitud no ocurrirá
cuando el autoconcepto sea reafirmado de otras formas.
© Cengage Learning
Teorías
Disonancia Autoper- Manejo de Autoafir-
cognitiva cepción impresiones mación
¿El cambio de actitud es
motivado por un deseo de Sí No Sí Sí
reducir la incomodidad?
alternativas
Los investigadores compararon la
Alternatives
experiencia de participantes canadienses 0.5
y japoneses en un estudio de disonancia
posterior a una decisión que consistió 0.4
en clasificar los elementos ordenados de
Spread ofde
un menú, elegir los platillos principales 0.3
Dispersión
y reordenar la lista. La mitad tomaron
las decisiones por sí mismos; a los
0.2
demás se les pidió que imaginaran cuál
sería la opinión de un amigo cercano.
En el primer caso sólo los canadienses 0.1
exhibieron un efecto de justificación
significativo; sin embargo, en el segundo 0
Canadian
Canadienses Japoneses
Japanese
los japoneses mostraron un efecto mayor.
Hoshino-Browne et al., 2005. © Cengage Learning Por sí En nombre de
Self
mismo Friend
un amigo
Cambio de actitudes
Las actitudes y el cambio de actitud constituyen una parte importante de la vida social.
En este capítulo ha visto que la persuasión puede lograrse de diferentes maneras. El
medio más común es por medio de la comunicación que procede de los otros. Al confron-
tar los editoriales periodísticos, correo basura, libros, comerciales de televisión, anun-
cios por internet y otros mensajes se tomó una de dos posibles rutas de persuasión. En
la ruta central, el cambio de actitud se basa en los méritos de la fuente y en su mensaje.
En la ruta periférica se basa en indicios superficiales. De cualquier forma, el cambio de
actitud suele precipitar un cambio de comportamiento.
Un segundo medio de persuasión menos evidente se origina en nosotros mismos.
Cuando el comportamiento de las personas contradice sus verdaderas convicciones,
suelen modificar sus actitudes. Una vez más, no existe una ruta única hacia el cambio,
sino varias. La disonancia cognitiva, la autopercepción, el manejo de impresiones y la
autoestima son algunas de las posibilidades. De las actitudes al comportamiento, y de
regreso, los procesos de la persuasión son complejos y están entrelazados.
Repaso
El estudio de las actitudes
l Una actitud es la reacción emocional de evaluación hacia l También pueden emplearse mediciones encubiertas, entre
una persona, un lugar, un tema o un objeto. ellas la observación del comportamiento no verbal, el elec-
tromiógrafo (EMG) facial, los patrones de ondas cerebrales
Cómo se miden las actitudes y la prueba de asociación implícita (IAT, por sus siglas en
l La forma más común de medir las actitudes es por medio de inglés).
autorreportes, como las escalas de actitudes.
l Para lograr que las personas respondan honestamente a las Cómo se forman las actitudes
preguntas que se les realizan, es posible usar la comproba- l Estudios realizados en gemelos sugieren que las personas
ción fingida (bogus pipeline). podrían estar genéticamente predispuestas a mantener
ciertas actitudes.
l Sin embargo, la investigación muestra que las actitudes se l Las actitudes predicen mejor el comportamiento cuando
conforman a partir de la experiencia y el condicionamiento son específicas y no generales, y cuando son sólidas y no
evaluativo; por ejemplo, cuando la gente desarrolla actitu- débiles.
des radicales respecto a objetos neutrales debido a la aso- l Las actitudes compiten con otras influencias en el com-
ciación de éstos con estímulos positivos y negativos. portamiento.
Cambio de actitudes
l Por medio de las comunicaciones persuasivas y de los meca-
nismos de autopersuasión, los procesos de cambio de actitu-
des y comportamiento son complejos y están entrelazados.
TÉRMINOS CLAVE
actitud (206) electromiógrafo facial (EMG) (209) reactancia psicológica (236)
actitud implícita (210) escala actitudinal (208) ruta central de persuasión (217)
comprobación fingida (208) hipótesis de la inoculación (236) ruta periférica de persuasión (217)
condicionamiento evaluativo (213) justificación insuficiente (240) teoría de la conducta planificada
disuasión insuficiente (241) necesidad de cognición (NC) (233) (214)
efecto durmiente (225) persuasión (217) teoría de la disonancia cognitiva (239)
elaboración (218) prueba de asociación implícita (IAT) (210)
RECURSOS MEDIÁTICOS
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Sumisión (271)
Irreflexión y sumisión
La norma de reciprocidad
Tender trampas: estrategias de petición en
secuencia
Asertividad: cuando la gente dice no
Obediencia (278)
La investigación de Milgram: fuerzas de
obediencia destructiva
Milgram en el siglo XXI
Desafío: cuando la gente se rebela
Repaso
Términos clave
Recursos mediáticos
Krzysztof Dydynski/Getty Images
253
sentido común
efectos que las personas tienen entre sí
Puesta a prueba del también se pueden apreciar en los eventos
humanos cotidianos. Así, los aficionados
Encierre su respuesta en un círculo a los deportes “hacen la ola” alrededor
de grandes estadios, entonan cánticos al
V F Cuando todos los integrantes de un grupo dan una respuesta unísono o gritan “defensa” en una espec-
incorrecta a una pregunta sencilla, casi siempre la mayoría de las tacular demostración de armonía. Los
personas se conforma con esa respuesta. productores de televisión insertan risas
V F Una manera efectiva de lograr que alguien le haga un favor es grabadas en las series cómicas para incre-
plantearle primero una petición desmedida que seguramente mentar la receptividad del espectador. Los
rechazará.
políticos pregonan los resultados infla-
dos de sus propias encuestas de opinión
V F En experimentos sobre obediencia, la mayoría de los pública favorables para atraer a los votan-
participantes a quienes se les ordenó aplicar intensas descargas tes, en tanto que los cantineros, meseros y
eléctricas a una persona inocente se negaron a hacerlo. meseras colocan dinero en sus recipientes
de propinas para que los clientes hagan lo
V F A medida que se incrementa el número de personas en un grupo,
mismo. Como dice el refrán: “Lo que hace
también aumenta el impacto de éste sobre un individuo.
el mono, lo hace la mona”.
V F Los índices de conformidad varían entre las diversas culturas y de No es necesario ser psicólogo social
una generación a la siguiente. para saber que la gente influye en la con-
ducta de los demás. Lo difícil es saber
cómo y con qué efecto. El término influencia social se refiere a las maneras en que la gente
se ve afectada por las presiones reales e imaginarias de los demás (Cialdini y Goldstein,
2004; Kiesler y Kiesler, 1969). Los tipos de influencias que se aplican a un individuo son de
diferentes clases y magnitudes. En este capítulo se analizan las influencias sociales que
son mecánicas y automáticas; así, se consideran tres formas de influencia que varían en
el grado de presión que ejercen sobre un individuo: conformidad, sumisión y obediencia.
Como se aprecia en la l figura 7.1, la conformidad, la sumisión y la obediencia no son
“tipos” de influencia con diferentes características. En los tres casos, la influencia puede
provenir de una persona, un grupo o una institución. Y en todos ellos la conducta en
cuestión podría ser constructiva (ayudar a uno mismo o a otros), destructiva (perjudi-
carse a sí mismo o a otros) o neutra. Una vez más es útil notar que la influencia social
varía, como puntos a lo largo de un continuo, según el grado de presión que ejerza sobre
el individuo. También es importante observar que no siempre se sucumbe a la presión.
La gente podría conformarse o mantener su independencia de otros, cumplir peticiones
directas o reaccionar con determinación, obedecer las órdenes de la autoridad u opo-
nerse enérgicamente a los demás en un acto de rebeldía. En este capítulo se examinan los
factores que llevan a los individuos a rendirse o resistirse a la influencia social.
l FIGURA 7.1
Continuo de la influencia social
La influencia social varía en el grado de presión que ejerce sobre el individuo. La gente podría (1) apegarse a las normas de un grupo o
mantener su independencia, (2) cumplir las peticiones o ser enérgica y (3) obedecer o rebelarse a las órdenes de la autoridad.
© Cengage Learning
Yielding to influencia
Ceder a la Influence Resisting aInfluence
Resistirse la influencia
Obediencia
Obedience Sumisión
Compliance Conformidad
Conformity Independencia
Independence Asertividad
Assertiveness Desafío
Defiance
observado por primera vez en 1981. Para 1989 se pudo medir que fue adoptado por 50%
de la población de ballenas de esa región (Rendell y Whitehead, 2001). Similares observa-
ciones en otras especies han llevado a los científicos estudiosos de animales a sugerir que
muchos animales no humanos forman y transmiten cultura a generaciones sucesivas
(Laland y Galef, 2009).
Del mismo modo, ¿los seres humanos se imitan automáticamente entre ellos, sin
pensarlo, sin esfuerzo ni conflicto? Al parecer así es. En años recientes, estudios contro-
lados de niños han demostrado que a veces, poco después de su nacimiento, los bebés
no sólo miran al rostro a otros (para delicia de los padres de todo el mundo), sino que
imitan ademanes sencillos, como el movimiento de cabeza, fruncir los labios y sacar la
lengua (Meltzoff y Moore, 1977; Ray y Heyes, 2010). Al estudiar a 162 infantes de entre 6 y
20 meses, Susan Jones (2007) encontró que la imitación se desarrolla en diferentes por-
Glen Tepke
centajes para comportamientos diferentes. Por ejemplo, usó a padres como modelos y
La encontró que los infantes imitaban abrir mucho la boca, tocar repetidas veces una mesa
“alimentación con los dedos y despedirse a señas antes de dar palmadas con las manos, flexionar los
con azote de
cola” entre las ballenas dedos o ponerse las manos en la cabeza.
jorobadas que nadan frente Tal vez no se haya percatado de ello, pero los adultos humanos se imitan siempre
a las costas de Maine (una
compleja conducta para atrapar unos a otros de manera inconsciente. Para demostrarlo, Tanya Chartrand y John Bargh
cardúmenes de peces), fue (1999) pusieron a los participantes a trabajar en una tarea con un compañero: un cóm-
observada por primera vez en
1981. Mediante la imitación, plice que tenía el hábito de frotarse la cara o mover un pie. Las cámaras ocultas que
rápidamente se extendió grabaron la interacción revelaron que, sin darse cuenta, los participantes imitaron estas
entre toda la población
de ballenas de la conductas motoras frotándose la cara o sacudiendo un pie para coincidir con la con-
región. ducta de su compañero. Chartrand y Bargh denominaron a este fenómeno “efecto cama-
león”, por la conducta de este reptil que cambia de color para adaptarse a su entorno
físico (vea la l figura 7.2).
Hay dos razones posibles para este tipo de imitación inconsciente. Chartrand y
Bargh conjeturaron que tiene una función social importante, que estar “en sintonía”
con su ritmo, postura, gestos, expresiones faciales, tono de voz, acentos,
patrones de voz y otras conductas da a la gente la oportunidad de inter-
l FIGURA 7.2 actuar entre sí con más facilidad. En consecuencia, Chartrand y Bargh
El efecto camaleón (1999) dieron un giro en un segundo estudio, en el cual la instrucción para
Esta gráfica muestra la cantidad de veces por el cómplice fue que imitara sutilmente los gestos de algunos participan-
minuto que los participantes se frotaron la cara o tes pero no los de otros. Como se esperaba, a los participantes que fueron
movieron un pie cuando estuvieron con un cómplice imitados el cómplice les agradó más que a quienes no se les emuló. Como
que hacía lo mismo. demostración adicional de la dimensión social de la imitación, la investi-
Tomado de Kassin, S., Psychology, 3a. ed. Copyright ©
1997. Reimpreso con permiso de Pearson Education, Inc.
gación muestra que las personas imitan más a otras cuando tienen interés
Upper Saddle River, NJ. en establecer una relación con ellas que cuando no lo tienen (Chartrand y
0.8
Van Baaren, 2009; Guéguen y Martin, 2009; Huntsinger et al., 2009; Lakin
et al., 2008).
La imitación social es tan poderosa que puede influir en el individuo
0.7 aun cuando el imitador no sea una persona real. En un estudio titulado
“Camaleones digitales”, Jeremy Bailenson y Nick Yee (2005) introdujeron a
veces
of times
0.5 Éste procedió a argumentar que los estudiantes tendrían que estar obliga-
dos a llevar tarjetas de identificación en todo momento, con fines de segu-
ridad. En la mitad de las sesiones, los movimientos de cabeza de derecha
0.4
a izquierda de este interlocutor virtual imitaban perfectamente los movi-
mientos de cabeza del estudiante, con una diferencia de cuatro segundos.
0.3 En la otra mitad de las sesiones, el interlocutor repitió los movimientos de
El participante
Participant se El participante
Participant cabeza de un estudiante grabado con anterioridad. Muy pocos de los estu-
frota
rubslaface
cara mueve
shakesun pie
foot diantes que fueron imitados se dieron cuenta de ello. Sin embargo, cuando
El cómplicerubs
Confederate se frota
face la cara más tarde se les preguntó sobre la experiencia, calificaron como más agra-
El cómpliceshakes
Confederate mueve un pie
foot dable al personaje virtual y estuvieron más convencidos por su discurso si
imitaba sus movimientos de cabeza que si imitaba los del otro participante.
El impulso humano de imitar a otros puede tener un valor social de adaptación, pero
este efecto también se puede encontrar en situaciones no sociales. En un estudio, Rolando
Neumann y Fritz Strack (2000) hicieron que varias personas escucharan la grabación de un
discurso filosófico abstracto que fue recitado con voz alegre, triste o neutral. Después, los
participantes calificaron su propio estado de ánimo como más positivo cuando escucha-
ron la voz agradable y como más negativo cuando escucharon
Conformidad
Es difícil encontrar conductas que no resulten afectadas de alguna manera por la exposi-
ción a las acciones de los demás. Cuando los psicólogos sociales hablan de conformidad,
se refieren específicamente a la tendencia de las personas a modificar sus percepciones,
opiniones y conductas de manera que sean consistentes con las normas de un grupo.
De acuerdo con esta definición, ¿podría calificarse a sí mismo como conformista o
no conformista? ¿Con qué frecuencia siente deseos de hacer lo que otros dicen o hacen?
En un principio, usted podría negar la tendencia a conformarse y, en cambio, declarar
su individualidad. Pero piénselo un poco. ¿Cuándo fue la última vez que se presentó en
una boda formal vestido con pantalones vaqueros o permaneció sentado mientras se
entonaba el himno nacional en un evento deportivo? Para la gente es difícil contravenir
las normas sociales. En una demostración interesante de este punto, ayudantes de inves-
tigación en psicología social fueron instruidos para pedir a los pasajeros del tren sub-
terráneo que les cedieran sus asientos, una flagrante violación a la norma de conducta
aceptable. Muchos de los ayudantes no pudieron cumplir su cometido. De hecho, algu-
nos de los que intentaron cumplir su cometido se pusieron tan ansiosos que se fingieron
enfermos tan sólo para justificar su petición (Milgram y Sabini, 1978).
Con la conformidad tan extendida, es interesante e irónico que los participan- conformidad Tendencia a modificar
tes en una investigación (al menos en Estados Unidos) a quienes se les convenció las propias percepciones, opiniones
de observar la norma de un grupo, a menudo no reconocían haber sido influidos. y conductas de manera que sean
En cambio, trataron de reinterpretar la tarea y racionalizar su conducta como una consistentes con las normas de un grupo.
manera de verse a sí mismos como independientes (Hornsey y Jetten, 2004). Esta
>
la conformidad o la independencia y las razones de estas conductas.
William Vandevert
problemas. Las distinciones son claras y todos están
de acuerdo con las respuestas. Sin embargo, en el ter-
cer grupo de líneas el primer participante selecciona
claramente la línea equivocada. ¿Eh? ¿Qué pasó? ¿Se
volvió loco de repente, perdió la visión o ambas cosas?
Antes de que usted tenga oportunidad de averiguar
Después de dos rondas sin incidentes
qué le pasa a este participante, los siguientes cuatro eligen la misma línea errónea. ¿Y en el estudio de Asch, el participante
ahora qué? Con la sensación de encontrarse en la dimensión desconocida, se pregunta (sentado en el segundo lugar a
si entendió mal la tarea. Y se pregunta qué pensarán los demás si usted tiene el valor de partir de la derecha) se enfrenta a un
estar en desacuerdo. Llega su turno. Se frota los ojos y echa otra mirada. ¿Qué ve? Más dilema. La respuesta que desea dar
en la tercera prueba de distinción
concretamente, ¿qué hace?
visual difiere de la de los primeros
La l figura 7.4 le da a usted un sentido de la unión en la que los participantes de cinco compañeros, que están todos
Asch se encontraron, atrapados entre la necesidad de tener razón y el deseo de agra- de acuerdo. ¿Debe dar sus propias
dar (Insko et al., 1982; Ross et al., 1976). Como podrá sospechar para este momento, los respuestas o estar de acuerdo con los
demás “participantes” eran en realidad cómplices y habían sido instruidos para hacer demás?
juicios erróneos en 12 de las 18 presentaciones. No cabe duda que los participantes rea-
les sabían las respuestas correctas. En un grupo de control, en el que dieron sus res-
puestas de forma aislada, lo hicieron casi sin errores. Sin embargo, 37% de las veces los
participantes de Asch estuvieron de acuerdo con la mayoría incorrecta, mucho más a
menudo de lo que la mayoría de la gente podría predecir. Por supuesto, no todos estuvie-
ron de acuerdo. Alrededor de 25% se negó a aceptar alguno de los juicios incorrectos del
grupo. No obstante, 50% estuvo de acuerdo con al menos la mitad de las presentaciones
críticas y el resto de los participantes se ajustó ocasionalmente. Del mismo modo, se
observaron altos niveles de conformidad cuando el
estudio de Asch se repitió 30 años después y en estu-
dios recientes que incluyeron otras tareas cognitivas. l FIGURA 7.4
Por ejemplo, investigaciones recientes demuestran Tarea de distinción de líneas usada en los estudios sobre
fuertes efectos de conformidad en la memoria, como conformidad de Asch
cuando un testigo se ve influido por el informe de ¿Cuál línea de comparación, A, B o C, tiene la misma longitud que la línea
otro testigo (Gabbert et al., 2003; Horry et al., 2012). estándar? ¿Qué diría usted si se encontrara ante una mayoría unánime
Una investigación reciente también muestra efectos que respondiera A o C? Los participantes en los experimentos de Asch se
conformaron con la mayoría alrededor de un tercio de las veces.
de conformidad semejantes a los de Asch en los jui-
Asch, 1955. © Cengage Learning
cios de percepción de niños de 3 y 4 años (Corriveau
et al., 2009; Corriveau y Harris, 2010).
A continuación se comparan los estudios clá-
sicos de influencia social de Sherif y Asch. Es obvio
que ambos demuestran que los demás pueden influir
de manera considerable en las percepciones visua-
les propias. Pero, ¿qué tan similares son en realidad?
¿Los participantes de Sherif y Asch presentaron el A B C
mismo tipo de conformidad y por las mismas razo- Línea estándar
Standard Line Líneas de comparación
Comparison Lines
nes o la similitud en su conducta fue más aparente
que real?
Desde el principio estaba claro que estos estudios diferían en algunos aspectos
importantes. En la investigación de Sherif los participantes estaban literalmente “en la
oscuridad”, de modo que era natural que recurrieran a los demás en busca de orienta-
ción. Cuando la realidad física es ambigua y no se tiene certeza de los propios juicios,
como en la situación de movimiento espontáneo (autocinética), otros pueden servir-
nos como una valiosa fuente de información (Festinger, 1954). Los participantes de Asch
se encontraron en una posición mucho más incómoda. Su tarea era relativamente simple
y pudieron ver con sus propios ojos cuáles respuestas eran correctas. A pesar de ello, a
menudo siguieron a la mayoría incorrecta. En las entrevistas, muchos de los participan-
tes de Asch informaron después que estuvieron de acuerdo con el grupo a pesar de que
no estaban convencidos. Muchos de los que no se conformaron dijeron que se sintieron
“conspicuos” y “locos”, como “inadaptados” (Asch, 1956, p. 31).
En todo el mundo, 2270 millones de personas, que son casi 33% de la población mun-
dial, tienen acceso al Internet (Internet World Stats, 2011). Siendo éste el caso, uno puede
preguntarse: ¿las fuerzas sociales que influyen en las personas en encuentros cara a cara
estudiados por Sherif y Asch también operan en grupos virtuales cuyos miembros no tie-
nen nombre, ni cara y son anónimos? La respuesta es sí. En una serie de grupos de noti-
cias en Internet, o blogs, McKenna y Bargh (1998) observaron que gente con intereses
comunes coloca y responde mensajes sobre una amplia gama de temas que van desde la
obesidad y la orientación sexual hasta el dinero y el mercado de valores. La naturaleza
Cuando todos los integrantes social del medio en esta situación virtual es “a distancia”, a pesar de lo cual los investiga-
de un grupo dan una respuesta dores encontraron que en los grupos de noticias que reúnen a personas con “identidades
incorrecta a una pregunta ocultas” (como gays y lesbianas que encubren su comportamiento sexual), los miembros
sencilla, casi siempre la mayoría son bastante receptivos a la realimentación social. Los que colocaron mensajes que fue-
de las personas se conforma con ron bien recibidos se convirtieron después en participantes más activos de los grupos de
esa respuesta. noticias. Cuando se trata de apoyo social y rechazo, incluso los grupos virtuales a distan-
FALSO. cia tienen el poder de moldear el comportamiento de los demás (Bargh y McKenna, 2004;
Williams et al., 2000).
mostró que los individuos que se desvían de la norma de un grupo a menudo desagra-
dan, son rechazados y ridiculizados (Schachter, 1951). Aun cuando algunas personas son
más resistentes que otras, estas formas de rechazo interpersonal pueden ser difíciles de
aceptar (Smart Richman y Leary, 2009).
En una serie de estudios controlados, personas que estaban condenadas al ostra-
cismo social —por ejemplo al ser olvidadas, ignoradas y excluidas en una conversación en
vivo o en un salón de conversaciones en línea— reaccionaron con varios tipos de angustia
emocional, sintiéndose lastimadas, enojadas, solas y carentes de autoestima (Williams
et al., 2002; Gerber y Wheeler, 2009). Incluso ser dejadas fuera de una conversación vía
mensajes de texto por celular puede tener efecto sobre los individuos (Smith y Williams,
2004). Kipling Williams y Steve Nida (2011) observaron que la investigación en este punto
es clara: algunas personas quedan tan angustiadas cuando son rechazadas, ignoradas o
excluidas de un grupo, incluso de uno nuevo y formado brevemente, que empiezan a sen-
tirse rechazadas, tristes, enojadas o con alguna combinación de estas emociones. Con el
tiempo, el ostracismo se convierte en una forma de muerte social, muy difícil de superar.
¿Por qué duele tanto ser condenado al ostracismo? Cada vez más, los psicólogos
sociales están empezando a valorar hasta qué punto los seres humanos, en el curso de
la evolución, se han necesitado mutuamente para sobrevivir y prosperar. Según Geoff
MacDonald y Marc Leary (2005), esta necesidad es tan primitiva que el rechazo inflige un
dolor social que se siente como un dolor físico. Se puede sentir la conexión en la forma en
que las personas describen sus reacciones emocionales ante la pérdida social utilizando
palabras como “dolido”, “con el corazón roto” y “destrozado”. Investigaciones recientes
de imágenes cerebrales también dan un interesante apoyo a esta relación. Por ejemplo,
en un estudio de imágenes cerebrales, los jóvenes que fueron excluidos por otros parti-
cipantes en un juego de tres personas por internet llamado “Cyberball” mostraron una
elevada actividad neuronal en una parte del cerebro que normalmente se asocia con el
dolor físico (Eisenberger et al., 2003).
Si hay un lado bueno, es que el dolor social puede tener efectos motivacionales posi-
tivos. Una vez que se sientan rechazadas, las personas buscan reunirse con otras, lo cual
debe aumentar su sensibilidad a los indicios de percepción social que indiquen la opor-
tunidad de ser incluidos. En un estudio que probó esta hipótesis, Michael Bernstein y
otros (2008) hallaron que los participantes en una investigación, que fueron llevados a
sentirse rechazados o excluidos socialmente, fueron más precisos en su capacidad para
distinguir entre sonrisas verdaderas, que delatan la felicidad y la apertura a la interac-
ción, y sonrisas “de máscara”, que no expresan una emoción genuina.
>
Tomado de Baron, R. et al., Journal of Personality and Social
Psychology, vol. 71 (pp. 915-927). Copyright © 1996 por la
60
Reconocer que las personas a menudo ceden a la presión de los demás
de conformidad
es sólo el primer paso para entender el proceso de la influencia social.
responses
50
El siguiente paso es identificar los factores circunstanciales y persona-
les que hacen a las personas más o menos propensas a conformarse. Se
40
sabe que las personas tienden a conformarse cuando la presión social
of conformity
es intensa y no se sienten seguras de cómo comportarse. ¿Pero qué es lo
de respuestas
que produce estos sentimientos de presión e inseguridad? Aquí se abor- 30
darán cuatro factores: el tamaño del grupo, un enfoque en las normas, la
presencia de un cómplice y el género. 20
Percentage
Porcentaje
Tamaño del grupo: el poder en números El sentido común sugiere 10
que a medida que se incrementa el número de personas en una mayo-
ría, también lo hace su impacto. En la realidad no es tan sencillo. Asch 0
(1956) varió el tamaño de los grupos con uno, dos, tres, cuatro, ocho o Motivación
Low motivationbaja Motivación alta
High motivation
15 cómplices, y encontró que la conformidad aumentaba con el tamaño Tarea difícil (como la de
Difficult (Sherif-like) task Sherif)
del grupo, pero sólo hasta cierto punto. Una vez que hubo tres o cuatro Easy (Asch-like)
Tarea task la de Asch)
sencilla (como
cómplices, la cantidad de influencia adicional ejercida por el resto era
insignificante. Otros investigadores han obtenido resultados similares
(Gerard et al., 1968).
Más allá de tres o cuatro cómplices, las incorporaciones a un grupo están suje-
tas a la ley de “rendimientos decrecientes” (Knowles, 1983; Mullen, 1983). Como
se verá más adelante, Bibb Latané (1981) compara la influencia de las personas
sobre un individuo con la manera en que los focos iluminan una superficie. Cuando se
agrega un segundo foco a una habitación, el efecto es espectacular. Sin embargo, cuando
TABLA 7.1
Dos tipos de conformidad
Una comparación de los estudios de Sherif y Asch sugiere que existen diferentes clases de
conformidad por diferentes razones. Sherif empleó una tarea ambigua, así que otros propor-
cionaron una fuente de información e influyeron en las verdaderas opiniones de los partici-
pantes. Asch utilizó una tarea que requería juicios sencillos acerca de un estímulo claro, así
que la mayoría de los participantes mostró una conformidad pública ocasional en respuesta
a la presión normativa, pero en privado no aceptaron los juicios del grupo.
se suma el décimo foco, sus efectos casi no se perciben. Los economistas dicen lo mismo
acerca de la percepción del dinero. Un peso adicional significa más para la persona que
sólo tiene tres pesos que para aquella que tiene 300.
Otra posible explicación es que a medida que más y más personas expresan la
misma opinión, un individuo puede sospechar que están actuando en “colusión” o como
“mansos corderos”. De acuerdo con David Wilder (1977), lo que importa no es el número
real de otros individuos en un grupo, sino la percepción que se tiene de cuántos de ellos
son distintos y tienen opiniones independientes. De hecho, Wilder encontró que las per-
sonas eran más influidas por dos grupos de dos que por un grupo de cuatro individuos
y por dos grupos de tres que por un grupo de seis individuos. La conformidad aumentó
aún más cuando las personas fueron expuestas a tres grupos de dos individuos. Cuando
alguien se enfrenta a la opinión de la mayoría, hace más que contar el número de indivi-
duos, procura calcular el número de mentes independientes.
© Chuck Pefley/Alamy
basura tirada había, era más probable que los visitantes dejaran caer sus volantes en el
suelo (Cialdini et al., 1990). Un segundo estudio mostró que los transeúntes son más influi-
dos por la conducta previa de los demás cuando su atención es atraída hacia la norma
existente. En este caso se observó a las personas en un estacionamiento que estaba limpio
o lleno de colillas de cigarrillos, envolturas de caramelos, vasos de papel y basura. En la
mitad de los casos se les hizo notar a los participantes la norma que ya estaba establecida,
limpio o sucio, por un cómplice que arrojó papeles al suelo mientras caminaba. En la otra
mitad, el cómplice pasó sin hacer nada. A medida que los participantes llegaban a sus
automóviles, encontraban un volante con la leyenda “Por favor, conduzca con cuidado”
insertado en el limpiaparabrisas. ¿Tiraron el papel al suelo o lo guardaron? Los resultados
mostraron que es más probable que las personas se conformaran (tirando más basura
cuando el garaje estaba sucio que cuando estaba limpio) cuando el cómplice había tirado
basura, un acto que llamó la atención hacia la norma (Cialdini et al., 1991).
>
y los hombres menos, cuando consideran que están en una situación romántica.
Influencia de la minoría
En un libro titulado Dissent in Dangerous Times (Disentir en tiempos peligrosos), Austin
Sarat (2005) señala que si bien la libertad de disentir es muy valorada dentro de la psique
nacional de Estados Unidos, los disidentes individuales a menudo son vilipendiados por
sus creencias, especialmente en la actual guerra contra el terrorismo posterior al 11 de
septiembre de 2001. La realidad es que nunca ha sido fácil para las personas en lo indi-
vidual expresar puntos de vista impopulares y obtener apoyo de los demás para ellos. El
filósofo Bertrand Russell dijo una vez: “A las personas convencionales les enfurecen las
desviaciones de lo convencional, en gran medida porque consideran que éstas consti-
tuyen una crítica contra ellas mismas”. Puede haber tenido razón. Aunque las personas
que defienden sus creencias contra la mayoría son en general vistas como competentes y
honestas, también son detestadas y rotundamente rechazadas (Bassili y Provencal, 1988;
Levine, 1989). No es de extrañar que la gente lo piense dos veces antes de expresar posi-
ciones impopulares. En una serie de estudios por medio de encuestas de lo que llamó el
“efecto de la lentitud de las minorías”, John Bassili (2003) preguntó a la gente acerca de
sus posturas sobre cuestiones de política social como la “acción afirmativa” (discrimina-
ción positiva) o sobre sus preferencias y aversiones en relación con diversas celebridades,
deportes, comidas, lugares y actividades. De manera consistente, y sin importar el tema,
los encuestados que tenían opiniones minoritarias respondían las preguntas con más
lentitud que los que seguían a la mayoría.
Resistir la presión de conformarse y mantener la independencia puede ser social-
mente difícil, pero no es imposible. Héroes famosos de la historia, villanos y mentes
creativas son la prueba viviente: Juana de Arco, Jesucristo, Charles Darwin y Mahatma
Gandhi, por nombrar sólo unos pocos, fueron disidentes de su tiempo y continúan cap-
tando el interés. Luego está la conducta humana en el laboratorio. Los psicólogos sociales
han estado tan intrigados por los hallazgos iniciales de Asch acerca de que los partici-
pantes se conformaron 37% de las ocasiones, que los libros de texto como el que está
leyendo suelen referirse al “estudio de la conformidad de Asch”. Sin embargo, la otra cara
de la moneda pasada por alto es que los participantes de Asch se negaron a someterse
63% de las veces, lo que también indica el poder de la independencia, de decir la verdad y
la preocupación por la armonía social (Friend et al., 1990; Hodges y Geyer, 2006).
Twelve Angry Men (Doce hombres en pugna), una película clásica protagonizada por
Henry Fonda, ilustra la manera en que un disidente puede resistir solo la presión que
le pide conformarse y convencer a los demás de que lo sigan. Casi tan pronto como la
puerta de la sala del jurado se cierra, se realiza una votación. El resultado es una mayoría
de 11 a 1 en favor de la condena y Fonda es el único que se resiste a aceptar. Durante
90 minutos de acalorada deliberación, Fonda se esfuerza sin descanso en plantar una
semilla de duda en la mente de sus compañeros dispuestos a la condena fácil. Al final, el
jurado llega a un veredicto unánime: inocente.
A veces el arte imita a la vida; a veces no es así. En este caso, los actos heroicos de
Henry Fonda son por demás atípicos. En el capítulo 12 verá que la mayoría suele ganar
cuando se trata de la toma de decisiones de un jurado. Sin embargo, en los jurados de
juicios, como en otros pequeños grupos, hay excepciones ocasionales. Gracias a Serge
Moscovici y otros, ahora se sabe bastante sobre la influencia de la minoría y las estrate-
gias que los no conformistas astutos utilizan para fungir como agentes de cambio social
(Gardikiotis, 2011; Maass y Clark, 1984; Moscovici et al., 1985; Mugny y Perez, 1991).
Teoría de Moscovici De acuerdo con Moscovici, las mayorías tienen poder en virtud de
su gran número, mientras que los no conformistas obtienen su poder del estilo de su con-
ducta. No es nada más lo que los no conformistas dicen que importa, sino cómo lo dicen.
Para ejercer su influencia, dice Moscovici, quienes están en la minoría deben ser enérgicos,
persistentes y firmes para apoyar su posición. Pero, al mismo tiempo, deben ser flexibles y
de mentalidad abierta. Frente a un disidente consistente pero imparcial, los miembros de
la mayoría deben sentarse, prestar atención y reflexionar en sus propias posturas.
¿Por qué un estilo de conducta consistente prueba ser eficaz? Una posible razón
es que la repetición constante llama la atención de la corriente dominante, que es un
primer paso necesario para la influencia social. Otra posibilidad es que la consistencia
indica que es poco probable que el disidente ceda, lo que lleva a quienes forman parte
de la mayoría a sentirse presionados para buscar un entendimiento. Una tercera razón
posible es que cuando se confronta a alguien que tiene confianza en sí mismo y la entrega
para adoptar una posición impopular sin dar marcha atrás, la gente supone que debe
tener razón. A menos que se perciban aspectos negativos en un disidente, como que sea
parcial, obstinado o simplemente loco, esta situación estimula a los demás a reconside-
rar sus propios puntos de vista (Moscowitz, 1996). Por supuesto, ayuda ser visto como
parte de “nosotros” y no de “ellos”. La investigación demuestra que los disidentes tie-
nen más influencia cuando las personas se identifican con ellos y los perciben como sus
semejantes en aspectos relevantes y deseables (Turner, 1991; Wood et al., 1996).
Basándose en un meta-análisis de 97 experimentos que investigan la influencia de
las minorías, Wendy Wood y sus colegas (1994) concluyeron que existe un fuerte apoyo
para la hipótesis de la consistencia. Por ejemplo, en un estudio clásico, Moscovici y otros
(1969) invirtieron el procedimiento de Asch al confrontar a los participantes con una
minoría de cómplices que realizaron juicios incorrectos. En grupos de seis, los partici-
pantes tomaron parte en lo que se suponía era un estudio de percepción del color. Obser-
varon una serie de diapositivas, todas azules, pero con intensidades diferentes. Con cada
diapositiva los participantes se turnaron para nombrar el color. La tarea era sencilla,
pero dos cómplices manifestaron que las diapositivas eran verdes. Cuando ellos fueron
consistentes; es decir, cuando ambos hicieron juicios incorrectos al señalar que todas
las diapositivas eran verdes, tuvieron un sorprendente grado de influencia. Aproxima-
damente un tercio de todos los participantes informaron incorrectamente haber visto al
menos una diapositiva verde y 8% de todas las respuestas fueron incorrectas. Investiga-
ciones posteriores confirmaron que la percepción de consistencia incrementa la influen-
cia de la minoría (Clark, 2001; Crano, 2000). influencia de la minoría Proceso
mediante el cual los disidentes provocan
Al observar que la disidencia a menudo genera hostilidad, Edwin Hollander (1958)
cambios dentro de un grupo.
recomendó un enfoque diferente. Hollander advirtió que las personas que buscan posi-
ciones de liderazgo o desafiar un grupo, sin primero ser aceptadas como miembros con
pleno derecho de ese grupo, corren el riesgo de que sus opiniones sean ignoradas. Como
una alternativa a la estrategia de la consistencia de Moscovici, Hollander sugirió que
para influir en una mayoría, las personas primero deben conformarse para poder demos-
trar que son miembros competentes. Al convertirse en miembros de la corriente domi-
nante, acumulan créditos idiosincráticos, o “puntos ganados”. Entonces, tan pronto
como hayan acumulado suficiente buena voluntad dentro del grupo, parte de su disiden-
cia será tolerada. Diversos estudios han demostrado que esta estrategia de “primero con-
fórmate, luego disiente”, al igual que el enfoque de “disentimiento consistente”, puede ser
eficaz (Bray et al., 1982; Lortie-Lussier, 1987).
un insulto apuntar con los pies hacia alguien. Incluso la distancia que se mantiene res-
pecto a los demás está determinada por la cultura. Los estadounidenses, canadienses,
británicos y europeos del norte mantienen una distancia prudente frente a los demás
y se sienten incómodos ante el estilo de contacto más cercano, frente a frente, de los
franceses, griegos, árabes, mexicanos y sudamericanos. En los asuntos del día a día, cada
cultura se rige por sus propias normas de conducta.
Así como las culturas difieren en sus normas sociales, también difieren en la medida
en que se espera que las personas se apeguen a las normas. Como se vio en el capítulo 3,
existen diversas orientaciones culturales respecto a las personas y sus relaciones con
los grupos. Algunas culturas valoran sobre todo el individualismo y las virtudes de la
independencia, la autonomía y la confianza en uno mismo, mientras que otras resaltan
el valor del colectivismo y las virtudes de la interdependencia, la cooperación y la armo-
nía social. Bajo la bandera del individualismo, los objetivos personales tienen prioridad
sobre las lealtades de grupo. Sin embargo, en las culturas colectivistas, la persona es ante
todo un miembro leal de una familia, un equipo, una empresa, una iglesia o un estado.
¿Qué determina si una cultura se vuelve individualista o colectivista? Al especular
sobre los orígenes de estas orientaciones, Harry Triandis (1995) sugiere que hay tres
factores clave. El primero es la complejidad de una sociedad. A medida que las perso-
nas llegan a vivir en sociedades industrializadas más complejas (en comparación, por
ejemplo, con una vida más sencilla de recolección de alimentos entre los nómadas del
desierto), existen más grupos con los cuales identificarse, lo que significa una menor
lealtad hacia un grupo en particular, y una mayor concentración en los objetivos per-
sonales en lugar de los colectivos. En segundo lugar está la riqueza de una sociedad.
Conforme las personas prosperan logran independencia financiera de los demás, una
condición que fomenta la independencia social, así como la movilidad y concentración
en los objetivos personales y no en los colectivos. El tercer factor es la heterogeneidad.
Las sociedades que son homogéneas o “estrictas” (en las cuales los miembros comparten
la misma lengua, religión y costumbres sociales) tienden a ser rígidas e intolerantes con
aquellos que se desvían de la norma. Las sociedades culturalmente diversas o “liberales”
(donde coexisten dos o más culturas) tienden a ser más permisivas con el disentimiento,
lo que permite más expresión individual. Según Edward Sampson (2000), las orientacio-
nes culturales también pueden tener sus raíces en las ideologías religiosas, como en el
vínculo entre el catolicismo y el individualismo.
Las primeras investigaciones entre las naciones mostraron que la autonomía y la
independencia son más valoradas en Estados Unidos, Australia, Gran Bretaña, Canadá
y los Países Bajos, en ese orden. En contraste, otras culturas valoran la armonía social y
la “integración” por el bien de la comunidad; las personas más colectivistas son de Vene-
zuela, Colombia, Pakistán, Perú, Taiwán y China (Hofstede, 1980). Aunque ahora parece
que las culturas difieren en otras formas más complicadas y que los individuos se distin-
guen incluso dentro de las culturas (Oyserman et al., 2002), es evidente que las naciones
en promedio varían en sus orientaciones sobre la dimensión del individualismo (Schim-
mack et al., 2005). La diferencia puede verse en muchas instituciones básicas, como es el
caso del contenido de las historias relatadas en libros de texto escolares (Imada, 2012).
¿Las orientaciones culturales influyen en la conformidad? Entre los bantúes de
Zimbabwe, un pueblo africano en el que la desviación es despreciada, 51% de los par-
ticipantes que fueron colocados en un estudio semejante al de Asch se conformaron,
una cantidad mayor a la que por lo general se observa en Estados Unidos (Whittaker y
individualismo Orientación cultural
Meade, 1967). De hecho, cuando John Berry (1979) comparó participantes de 17 culturas,
en la cual la independencia, la
encontró que las tasas de conformidad oscilaron de un mínimo de 18% entre los caza-
autonomía y la confianza en uno mismo
tienen prioridad sobre la lealtad a un
dores esquimales de la isla de Baffin a un máximo de 60% entre los campesinos Temne
grupo. que viven en aldeas de África Occidental. Análisis adicionales han demostrado que las
colectivismo Orientación cultural
tasas de conformidad son generalmente más altas en las culturas de orientación colecti-
en la cual la interdependencia, la vista que en las individualistas (Bond y Smith, 1996). Por lo tanto, muchos antropólogos
cooperación y la armonía social están —interesados en la cultura humana y su influencia sobre los individuos— estudian los
por encima de los objetivos personales. procesos de la conformidad y la independencia (Spradly y McCurdy, 2012).
Sumisión
En las situaciones de conformidad, la gente sigue las normas implícitas o explícitas de
un grupo. Sin embargo, otra forma común de influencia social se produce cuando otros
hacen peticiones directas con la esperanza de que se les cumplan. Las situaciones que
requieren sumisión tienen lugar de muchas maneras. Éstas incluyen la petición de ayuda
de un amigo, tímidamente precedida por la pregunta: “¿Puedes hacerme un favor?”.
También incluyen el anuncio emergente en Internet diseñado para atraerlo a un sitio
comercial y el argumento de negocios del vendedor precedido por la peligrosa frase:
“¡Tengo una oferta para usted!”. A veces la propia solicitud es clara y directa, lo que ve es
lo que obtiene. En otras ocasiones es parte de una manipulación sutil y más elaborada.
¿Cómo logran las personas que los demás cumplan sus peticiones motivadas por
el interés? ¿Cómo consiguen los interrogadores de la policía que los sospechosos de delitos
confiesen? ¿Cómo obtienen los partidos políticos millones de pesos en contribuciones de
los votantes? ¿Cómo influye usted en los demás? ¿Utiliza amenazas, promesas, cortesía,
engaños o la razón? ¿Sugiere, persuade, se enfada, negocia, hace rabietas o impone su auto-
ridad cada vez que puede? Las estrategias de sumisión que utilizan las personas dependen
en gran medida de lo bien que conocen a la persona a quien se dirigen, de su posición den-
tro de una relación, de su personalidad y cultura, y de la naturaleza de la petición.
Tras observar a los expertos en la influencia —anunciantes, recaudadores de fondos,
políticos y líderes empresariales— los psicólogos sociales han aprendido mucho acerca
de las estrategias sutiles pero eficaces que se utilizan comúnmente. Lo que se ve es que
las personas suelen hacer que otros cumplan sus peticiones por medio de trampas. Una
vez que cae en estas trampas, a la confiada víctima le resulta difícil escapar.
respuesta mecánica de rechazo haciendo una petición tan inusual que des-
pierte el interés de la persona objetivo. Para probar esta hipótesis, los investi-
gadores hicieron que un cómplice abordara a personas en la calle y les hiciera
Robert Mankoff © 1997 from the Cartoon Bank. Todos los derechos reservados.
una petición típica (“¿Me regala una moneda?”) o una atípica (“¿Me regala 17
centavos?”). El resultado: las peticiones atípicas suscitaron más comentarios
y preguntas de aquellos a quienes se las hicieron y produjeron un aumento de
60% en la cantidad de personas que dieron dinero (Santos et al., 1994). En otro
estudio, los investigadores que iban de puerta en puerta vendiendo tarjetas
navideñas obtuvieron más sumisión cuando interrumpieron el proceso mecá-
nico y reformularon el argumento de venta. Vendieron más tarjetas cuando
dijeron que el precio era de “300 centavos, es decir tres dólares, es una ganga”,
que cuando simplemente pedían tres dólares (Davis y Knowles, 1999).
Algunas personas son más proclives que otras a provocar y aprovechar la norma de
reciprocidad. Según Martin Greenberg y David Westcott (1983), los individuos que uti-
lizan la reciprocidad para producir la sumisión se llaman “acreedores”, porque siempre
tratan de mantener a otros en deuda con la finalidad de cobrarles cuando sea necesario.
En un cuestionario que mide la ideología de la reciprocidad, las personas se identifican
como acreedores en caso de que respalden afirmaciones como “si alguien te hace un
favor, debes pagarle con un favor más grande”. Por lo que respecta a la parte receptora,
algunas personas procuran más que otras no aceptar favores que más tarde pudieran
exponerlos a ser explotados. En una escala que mide la cautela hacia la reciprocidad, la
gente dice ser cauta si tiene la sospecha, por ejemplo, de que “al pedir ayuda a otra per-
sona le otorga poder sobre su vida” (Eisenberger et al., 1987).
Las culturas también pueden diferir en términos de sus cautelas hacia la reciproci-
dad, con interesantes consecuencias para el comportamiento social. Imagine que usted
se encuentra con un amigo casual en el aeropuerto, se detienen a tomar un trago y el
amigo le ofrece pagar la cuenta. ¿Lo dejaría hacerlo? O bien, suponga que un empleado
de ventas de un supermercado le ofrece una prueba gratis de
una sopa. ¿Aceptaría la oferta? Proponiendo la teoría
de que la norma de reciprocidad opera con particular fuerza l FIGURA 7.7
en culturas colectivistas que fomentan la interdependencia, Chinos y canadienses calificaron la probabilidad de aceptar una
Hao Shen y otros (2011) realizaron una serie de estudios en prueba gratis de sopa en un supermercado (izquierda) o un
los que plantearon estas clases de preguntas a estudiantes trago gratis de un amigo casual en un aeropuerto (derecha). Al
sentir una mayor carga por ser recíprocos, en ambos casos los
universitarios chinos de Hong Kong y a estudiantes nor-
participantes chinos dijeron que eran menos proclives a aceptar
teamericanos de Canadá. Como se puede ver en la l figura el regalo.
7.7, los estudiantes de China estuvieron consistentemente Shen et al., 2011. © Cengage Learning
menos dispuestos a aceptar el favor. Preguntas adicionales
revelaron que éstos fueron más propensos a ver los motivos
de quien da el obsequio como un servicio en beneficio pro-
pio y a sentirse incómodamente en deuda por la situación. 6
>
(1-7)
accept (1–7)
petición en secuencia
4
Willingness to
El pie en la puerta La sabiduría popular dice que una manera de lograr que una per-
sona cumpla una petición grande es empezar con una pequeña. Inventado por los vende-
dores que iban de casa en casa ofreciendo aspiradoras, cepillos para el cabello, cosméticos, técnica del pie en la puerta Técnica
suscripciones a revistas y enciclopedias, el truco consiste en arreglárselas para poner el de sumisión en dos pasos en la cual el
“pie en la puerta”. Por supuesto, no es necesario tomar literalmente la expresión. El propó- persuasor prepara el terreno para hacer
sito de la técnica del pie en la puerta es romper el hielo con una petición inicial pequeña una petición real, consiguiendo que su
que el cliente no pueda rechazar fácilmente. Una vez que se logra el primer propósito, las interlocutor cumpla primero una petición
mucho más sencilla.
posibilidades son cada vez mayores de que otra petición, más grande, tenga éxito.
Amago (o bola baja) Otra trampa de dos pasos, quizá la más ines-
crupulosa de todas las técnicas de sumisión, se basa también en la idea
de “empezar pequeño”. Imagínese en la siguiente situación. Está en una
concesionaria de automóviles local. Después de algunas negociacio-
nes, el vendedor le ofrece un precio muy atractivo por el automóvil que
eligió. Usted deja a un lado otras consideraciones y acepta el trato, y
en cuanto el vendedor se va a “redactar el convenio”, usted empieza a
sentir la emoción de tener un nuevo coche. Absorto en la fantasía, lo
interrumpe bruscamente el regreso del vendedor. “Lo siento”, dice, “el
gerente no aprobó la venta. Tenemos que elevar el precio otros $450.
Me temo que eso es lo mejor que podemos hacer”. Como víctima del
engaño demasiado común conocido como técnica del amago (o bola
© Car Culture/Corbis
baja), usted se enfrenta ahora a una decisión difícil. Por un lado, está
encantado con el coche. Ya ha disfrutado del placer de pensar que es
suyo y cuanto más lo piensa mejor le parece. Por otro lado, no quiere
pagar más de lo que había negociado y tiene una sensación desagrada-
La técnica de la bola baja es muy
ble en la boca del estómago de que lo están engañando. ¿Qué hará? común en la venta de automóviles.
Los vendedores que emplean esta táctica apuestan porque usted va a seguir ade- Para obtener consejos acerca de cómo
lante con la compra a pesar del costo añadido. Si el comportamiento de los participantes comprar un coche sin caer en esta y
otras trampas de la sumisión a las que
en las investigaciones sirve de indicación, a menudo están en lo correcto. En un estudio, recurren a menudo los distribuidores,
los experimentadores llamaron por teléfono a estudiantes de psicología básica y se les visite la Guía de Edmunds para el
preguntó si estarían dispuestos a participar en una investigación a cambio de obtener Comprador de Automóviles
(www.Edmunds.com).
créditos adicionales. A algunos se les indicó desde el principio que la sesión comenzaría
a la desconsiderada hora de las 7:00 a.m. Sabiendo eso, sólo 31% aceptó. Sin embargo,
a otros participantes se les aplicó la técnica de bola baja. Sólo después que aceptaron
participar, el experimentador les informó que la hora de inicio era a las 7:00 a.m. ¿Estaría
bien? A pesar de ello, el procedimiento consiguió su objetivo, el índice de suscripción
aumentó a 56% (Cialdini et al., 1978).
Por molesta que pueda ser, la técnica de la bola baja es interesante. Sin duda, una vez
que se les aplica esta técnica, muchos destinatarios sospechan que fueron engañados.
Sin embargo, siguen adelante. ¿Por qué? La razón parece encontrarse en la psicología
del compromiso (Kiesler, 1971). Una vez que las personas toman una decisión particular,
la justifican para sí mismas pensando en todos sus aspectos positivos. A medida que se
comprometen cada vez más con un curso de acción, se vuelven más reacias a cambiar
de opinión, aunque las razones iniciales de la acción hayan sido modificadas o elimina-
das por completo. En el escenario del concesionario de automóviles, usted bien pudo
haber decidido comprar el coche por el precio, pero después habría pensado en su nuevo
aspecto elegante, en el olor de los interiores de cuero y el flamante radio satelital. Para
cuando se entera de que el precio será mayor al que había negociado, ya es demasiado
tarde, ya está enganchado.
La técnica de la bola baja también produce otro tipo de compromiso. Cuando las per-
sonas no sospechan la duplicidad, experimentan una molesta sensación de obligación
incumplida hacia la persona con quien negociaron. Así, aunque el vendedor no pueda
completar el acuerdo original, usted podría sentirse obligado a comprar de cualquier
manera, habiendo aceptado de antemano realizar la compra. Este compromiso con la
otra persona puede explicar por qué la técnica de la bola baja funciona mejor cuando
la segunda petición la hace la misma persona y no alguien más (Burger y Petty, 1981).
También puede explicar por qué las personas son más vulnerables a la técnica de la bola
baja cuando hacen su compromiso en público y no en privado (Burger y Cornelius, 2003).
La puerta en la cara Aunque cambiar de una petición inicial pequeña a una técnica de la bola baja Técnica de
sumisión en dos pasos en la cual el
más grande puede ser eficaz, como en las técnicas del pie en la puerta y la bola baja,
persuasor asegura un acuerdo con una
por extraño que parezca lo contrario también funciona. Cialdini (2007) describe petición, pero después incrementa la
cuando un niño explorador se le acercó y le pidió que le comprara dos boletos de dimensión de ésta al revelar costos
cinco dólares para una función de circo próxima a realizarse. Con mejores cosas ocultos.
que hacer con su tiempo y dinero, se negó. Entonces el niño le preguntó si estaría
tal cual desde el principio. Para probar esta hipótesis, Burger instaló un puesto durante
una verbena dentro de un campus y vendió pastelillos. A algunos clientes que se acer-
caron a la mesa se les dijo que el costo de éstos era de 75 centavos de dólar cada uno. A
otros se les dijo que costaban un dólar; pero en seguida, antes de que pudieran respon-
der, el precio se reducía a 75 centavos de dólar. Racionalmente hablando, la manipula-
ción de Burger no afectó el precio final, por lo que no debería haber afectado las ventas.
Pero lo hizo. Cuando a los clientes se les hizo creer que el precio final representaba una
reducción, las ventas aumentaron de 44% a 73%.
En este punto dé un paso atrás y analice las diversas técnicas de sumisión descritas
en esta sección. Todas ellas se basan en un proceso de dos pasos que implica el cambio
de una petición de un tamaño a otro. Lo que difiere es si la petición pequeña o la grande
van primero y cómo se hace la transición entre los pasos (vea la tabla 7.3). Además, todas
estas estrategias funcionan en formas sutiles al manipular la autoimagen de la persona
objetivo, el compromiso con el producto, los sentimientos de obligación para con el ven-
dedor o las percepciones de la petición real. Incluso es posible incrementar la sumisión
preguntando primero “¿cómo se siente?” (Howard, 1990) o haciendo énfasis en alguna
similitud casual, como tener el mismo nombre o la misma fecha de nacimiento (Burger
et al., 2004). Al considerar estas distintas trampas, usted tiene que preguntarse si tiene
alguna posibilidad de escapar.
TABLA 7.3
Estrategias de peticiones en secuencia
Varias técnicas de sumisión se basan en una secuencia de dos peticiones relacionadas. La
primera tiende la trampa, la segunda atrapa a la presa. Las investigaciones demuestran
que las cuatro estrategias de peticiones secuenciales resumidas en esta tabla son eficaces.
Obediencia
Allen Funt, el creador y productor del original programa de televisión Candid Camera
(un precursor del programa Punk’d), pasó tanto tiempo observando el comportamiento
humano en el mundo real como la mayoría de los psicólogos. Cuando se le preguntó
qué había aprendido de todas sus observaciones de la gente, Funt respondió: “Lo peor
de todo, y lo veo una y otra vez, es la facilidad con que las personas pueden ser dirigidas
por cualquier tipo de figura de autoridad o incluso por los signos más mínimos de auto-
ridad”. A continuación procedió a citar el momento en que puso una señal de tránsito en
la que se leía “Delaware estará cerrado este día”. ¿La reacción? “Los automovilistas no la
cuestionaron. En vez de ello, preguntaron: ‘¿Jersey está abierto?’” (Zimbardo, 1985, p. 47).
Funt tenía razón sobre la forma en que los individuos reaccionan ante la autoridad.
Al habérsele enseñado desde que nace que es importante respetar las formas legítimas
de liderazgo, la gente lo piensa dos veces antes de desafiar a padres, maestros, patro-
nes, entrenadores y funcionarios de gobierno. El problema es que simples símbolos de
autoridad como títulos, uniformes, insignias o los símbolos del éxito, incluso sin las cre-
denciales necesarias, a veces pueden transformar a la gente común en sirvientes dóciles.
Leonard Bickman (1974) demostró este fenómeno en una serie de estudios en los que
un asistente varón detenía a los transeúntes en las calles de Brooklyn y les ordenaba
que hicieran algo inusual. A veces señalaba una bolsa de papel en el suelo y les decía:
“¡Recoge esa bolsa y dámela!”. En otras ocasiones señalaba a un individuo de pie junto a
un coche estacionado y les decía: “Este hombre rebasó el tiempo del parquímetro, pero
no tiene cambio. ¡Déle una moneda de 10 centavos!” ¿Alguien tomaría realmente en serie
a este tipo? Cuando vestía ropa de calle, sólo un tercio de la gente que abordó siguió sus
órdenes. Sin embargo, cuando usó un uniforme de guardia de seguridad, casi nueve de
cada 10 personas obedecieron. Aun cuando el asistente uniformado dio vuelta a la esquina
y se alejó después de dar su orden, la gran mayoría de los transeúntes siguieron sus órde-
nes. Es evidente que los uniformes simbolizan el poder de la autoridad (Bushman, 1988).
los labios y se hundían las uñas en la carne. Algunos estallaron en un ataque de risa
nerviosa. En una ocasión, reportó Milgram, “observamos un ataque (de un participante)
con convulsiones tan violentas que fue necesario detener el experimento” (1963, p. 375).
¿El nivel de referencia de 65% de obediencia de Milgram fue atribuible a su única
muestra de participantes varones? No, en absoluto. Cuarenta mujeres que participaron
en un estudio posterior mostraron exactamente el mismo nivel de obediencia: 65% acti-
varon el interruptor de 450 volts. Antes de saltar a la conclusión de que algo estaba mal
en New Haven, considere el hecho de que la conclusión fundamental de Milgram se ha
obtenido en varias culturas diferentes y con niños, así como estudiantes universitarios y
adultos mayores (Blass, 2012). La obediencia en la situación de Milgram es tan universal
que llevó a un autor a preguntar: “¿Todos somos nazis?” (Askenasy, 1978).
La respuesta, por supuesto, es no. El carácter de un individuo puede marcar una dife-
rencia y algunas personas, dependiendo de la situación, son mucho más obedientes que
otras. A raíz de la Segunda Guerra Mundial, un grupo de científicos sociales, en busca de
las causas de los prejuicios, trató de identificar a individuos con personalidad autoritaria
y elaboró un cuestionario conocido como escala F para medirla (Adorno et al., 1950; Stone
et al., 1993). Lo que encontraron fue que las personas que reciben altas puntuaciones en
la escala F (F por “fascista”) son rígidas, dogmáticas, reprimidas en el ámbito sexual, etno-
céntricas, intolerantes con el disentimiento y punitivas. Son sumisas con las figuras de la
autoridad, pero agresivas con los subordinados. De hecho, las personas con puntuaciones
altas en esta escala están más dispuestas a aplicar descargas de alta intensidad en la situa-
ción de obediencia de Milgram que las que tienen puntajes bajos (Elms y Milgram, 1966).
Aunque las características de la personalidad pueden hacer que alguien sea
vulnerable o resistente a la obediencia destructiva, lo que parece importar más es
la situación en la que se encuentran las personas. Mediante una cuidadosa modi-
ficación de aspectos particulares de su escenario básico, Milgram fue capaz de
identificar factores que aumentan y disminuyen el índice de referencia de 65% de obe-
diencia en más de 20 variantes del experimento básico (vea la l figura 7.8). Tres factores,
l FIGURA 7.8
Factores que influyen en la obediencia
Milgram varió muchos factores en su programa de investigación. Sin órdenes de un
experimentador, menos de 3% de los participantes mostró obediencia total. Sin embargo,
en la condición de referencia regular, 65% de los participantes masculinos y femeninos
siguieron las órdenes. Para identificar los factores que podrían reducir este nivel, Milgram
varió la ubicación del experimento, el estatus de la autoridad, la proximidad de los
participantes con la víctima y la presencia de cómplices que se rebelan. A continuación se
ilustran los efectos de estas variaciones.
Milgram, 1974. © Cengage Learning
Baseline — females
Referencia: mujeres
Officedebuilding
Edificio oficinas
Ordinary person
Persona in acharge
común cargo
ElExperimenter
experimentador in en una ubicación
remote location
lejana
La víctima
Victim in sameenroom
la misma habitación
as participant
que el participante
Participant required debía
El participante to touch victim
tocar a la
víctima
Two confederates
Dos cómplices rebel
se rebelan
10 20 30 40 50 60 70
Percentage
Porcentaje de of participantsque
participantes whomostraron
exhibitedtotal
full obedience
obediencia
un estudio de obediencia que asignó a los participantes uno de dos papeles: el de trans-
misor (quien recibía órdenes del experimentador y las transmitía) y el de ejecutor (quien
en realidad presionaba las palancas de la descarga). Como lo pronosticaron, los transmi-
sores fueron más obedientes (54%) que los ejecutores (28%).
La segunda característica del escenario de Milgram que fomentaba la obediencia es
el ascenso gradual. Los participantes comenzaron la sesión aplicando descargas leves y
luego, de manera gradual, subieron a niveles de voltaje de alta intensidad. Después de
todo, ¿qué tanto representan otros 15 volts en comparación con el nivel actual? Para
cuando los participantes se dieron cuenta de las consecuencias aterradoras de lo que
estaban haciendo, se había vuelto más difícil para ellos escapar (Gilbert, 1981). Esta
En experimentos sobre
secuencia es muy parecida a la técnica del pie en la puerta. En palabras de Milgram, la
obediencia, la mayoría de
gente se “integra a una situación que lleva su propia inercia. El problema del sujeto…
los participantes a quienes
es cómo librarse de una situación que se está moviendo en una dirección totalmente
se les ordenó aplicar
desagradable” (1974, p. 73). Se debe señalar que obedecer por inercia no es exclusivo
intensas descargas eléctricas
del paradigma de la investigación de Milgram. Como lo informó Amnistía Internacional,
a una persona inocente se
hoy en día muchos países torturan a los presos políticos, y quienes son reclutados para
negaron a hacerlo.
F
ALSO. realizar el trabajo sucio son entrenados, en parte, por medio de una creciente serie de
compromisos (Haritos-Fatouros, 2002).
l FIGURA 7.9
Obediencia en el siglo XXI
En la versión del experimento que Burger modeló, 83% de los participantes originales
de Milgram continuaron pasados los 150 volts. Cuarenta y cinco años después, Burger
vio una ligera caída a 70%. Observe también que el porcentaje de obediencia bajó sólo
ligeramente, a 63%, entre participantes que vieron a un cómplice desafiante negarse a
continuar. Estos resultados muestran que la obediencia a la autoridad puede haber bajado
un poco con los años, pero de ninguna manera se ha extinguido.
Burger, 2009. © Cengage Learning
Percentages
Porcentajes deof Participants
participantes queWho Continued
continuaron frentev.aStopped
los que seat 150 Volts
detuvieron en 150 volts
100
90
80
70
60
50
40
30
20
10
0
Experimento
Milgram’s Condición base
Burger’s Cómplice
Defiant
de Milgram
experiment de Burger
base condition desafiante
confederate
Continuó
Continued Se detuvo
Stopped
>
quien llamó por teléfono ordenó a varios Miller y sus colegas están prestos a advertir: “Explicar no significa perdonar” (p. 265).
compañeros de trabajo de la muchacha
que la desnudaran. Durante
4 horas fue registrada, le dieron nalgadas
y fue forzada a estar en posiciones
Desafío: cuando la gente se rebela
humillantes. Una película de vigilancia
mostró que, con excepción de uno, todos Los libros de historia la llaman “Primavera árabe”. El 17 de diciembre de 2010, un joven
los compañeros de trabajo obedecieron al tunecino desempleado de nombre Mohamed Bouazizi se prendió fuego en protesta por-
bromista y la muchacha se sometió a sus que la policía le confiscó las frutas y verduras que vendía en la calle, los oficiales alegaron
compañeros de trabajo. Sorprende que
en otros lugares se informó de 70 casos que no tenía permiso. Casi de inmediato, hombres y mujeres salieron a las calles para
semejantes. Como se ve aquí, la señorita protestar. A pesar de la determinación del gobierno para suprimir el desacuerdo, las mul-
Ogburn demandó a McDonald’s y la titudes crecieron en tamaño, marchando, reuniendo fuerzas y demandando la renuncia
indemnizaron con 6 millones de dólares.
del primer ministro. El 14 de enero de 2011 el gobierno fue derrocado.
© Ron Haviv/VII/Corbis
los regímenes en el poder buscaron silenciar
y bloquear los medios sociales (Howard y
Hussain, 2011).
Al leer la investigación de Milgram, es
fácil desesperarse ante el impresionante
conjunto de fuerzas que empujan a las per-
sonas a la obediencia ciega. Pero hay tam- Como parte de la Primavera árabe de
2011, los manifestantes enarbolaron las
bién buenas noticias. Así como los procesos de la influencia social pueden generar la banderas de las naciones árabes durante
sumisión a la autoridad, también pueden generar la rebelión y el desafío. Pocas personas un mitin en la Plaza Tahrir en El Cairo
se dan cuenta, pero este fenómeno también fue visto durante la Segunda Guerra Mun- (arriba). Con los protestantes que usaban
los medios de comunicación social para
dial. En Resistance of the Heart (Resistencia del corazón), el historiador Nathan Stoltzfus difundir la palabra de un país árabe
(1996) describió una protesta civil en Berlín, en la cual las esposas no judías de 2000 a otro, los gobernantes en la región
judíos recién capturados se congregaron fuera de la prisión. En un principio las mujeres trataron de bloquear el acceso a estos
medios (abajo).
estaban allí buscando información acerca de sus maridos. Pronto empezaron a llenar
las calles cantando y negándose a irse. Después de ocho días consecutivos de protesta, las
mujeres desafiantes consiguieron su propósito. Temiendo el impacto negativo en la opi-
nión pública, los nazis dieron marcha atrás y pusieron en libertad a los hombres.
Además del nuevo papel en desarrollo de las redes de comunicación social, recien-
tes estudios indican que para bien o para mal la sincronía del comportamiento, por
ejemplo caminar al paso con otros, palmear las manos, cantar, hacer tonos repeti-
tivos o levantar los brazos al unísono, pueden tener un efecto unificador en la gente,
aumentando la tendencia a seguir lo que otros están haciendo. En un estudio, pares
de participantes se sentaron en mecedoras, lado a lado, y se les pidió mecerse al
mismo tiempo. Otros pares también se mecieron, pero no podían verse unos a otros y
no estaban en ritmo. Los que estaban en condición de sincronía estuvieron después más
sincronizados cuando trabajaron conjuntamente para mover una bola de acero por un
laberinto de madera (Valdesolo et al., 2010). Otros estudios han demostrado que actuar al
unísono con otros también puede aumentar la tendencia a sentirse socialmente conec-
tados, cooperar para el bien común y hasta obedecer una petición para comportarse de
manera agresiva contra otra persona (Wiltermuth, 2012; Wiltermuth y Heath, 2010).
“Un poco de rebelión de cuando ¿Las acciones de un grupo son más difíciles de controlar que el comportamiento de
en cuando es benéfica.” un solo individuo? Considere el siguiente estudio. William Gamson y otros (1982) fingie-
Thomas Jefferson ron ser parte de una empresa de investigación de mercados y reclutaron gente para par-
ticipar en un supuesto debate sobre “normas de la comunidad”. Programados en grupos
de nueve, se les dijo a los participantes que sus debates serían grabados por una impor-
tante empresa petrolera que estaba demandando al gerente de una estación de servicio
local por pronunciarse en contra de los altos precios de la gasolina. Después de recibir
un resumen del caso, la mayoría de los participantes se puso del lado del gerente de la
estación. Pero había un problema. La empresa petrolera quería pruebas para ganar su
caso, según señaló el experimentador que se hacía pasar como coordinador del debate.
Le indicó a cada uno de los miembros del grupo que se pusiera frente a la cámara y
expresara el punto de vista de la empresa. Luego les dijo que firmaran un acta en la que
autorizaban a la compañía para editar las cintas y usarlas en los tribunales.
Puede ver cómo se supone que debía desarrollarse el guión de la obediencia. En rea-
lidad, sólo uno de los 33 grupos estuvo cerca de seguir el guión. En todos los demás, la
gente se indignó por el comportamiento del coordinador y se negó a continuar. Algunos
grupos estaban tan indignados que tenían previsto tomar medidas. Un grupo incluso
amenazó con denunciar a la empresa llamando a los periódicos locales. Enfrentados con
una serie de motines cargados de emociones, los investigadores tuvieron que interrum-
pir el experimento.
¿Por qué este estudio produjo una revuelta tan enérgica, a menudo apasionada, si el
de Milgram reveló una obediencia totalmente pasiva? ¿Podría reflejar un cambio en los
valores de la década de 1960, cuando se realizaron los estudios de Milgram? Muchos estu-
diantes universitarios creen que ahora la gente se conformaría menos que en el pasado,
pero un análisis de estudios de la obediencia ha revelado que no existe una correlación
entre el año en que se realizó un estudio y el nivel de obediencia que produjo (Blass,
1999). Entonces, ¿cuál es la explicación de los resultados contrastantes? Una diferencia
clave es que las personas en los estudios de Milgram participaron solas, y las de Gamson
estaban en grupos. Tal vez Michael Walzer tenía razón: “La desobediencia, cuando no
es motivada por cuestiones delictivas, sino morales, religiosas o políticas, es siempre un
acto colectivo” (citado en R. Brown, 1986, p. 17).
El análisis anterior de la conformidad indicó que la mera presencia de un cómplice,
ante lo que de otra manera sería una mayoría unánime, da a los individuos el valor para
disentir. Lo mismo puede aplicarse a la obediencia. Es notable que Milgram nunca tuvo
más de un participante presente en la misma sesión. Sin embargo, en un experimento
contó con dos cómplices que actuaron como profesores adjuntos al lado del participante
real. En estas sesiones un cómplice se negó a seguir a los 150 volts, y el segundo se negó a
los 210 volts. Estos modelos de desobediencia ejercieron una profunda influencia sobre
la voluntad de los participantes para desafiar al experimentador: en presencia de los
cómplices, sólo 10% aplicó el nivel máximo de descarga (vea figura 7.8).
Hay que añadir que la presencia de un grupo no es una protección garantizada con-
tra la obediencia destructiva. Los grupos pueden desencadenar la agresión, como se verá
en el capítulo 11. Por ejemplo, los seguidores de Jim Jones estaban juntos cuando colec-
tivamente siguieron su orden de suicidarse. Y las bandas de linchadores son justamente
eso, grupos, no individuos. Es evidente que hay poder en los simples números. Ese poder
puede ser destructivo, pero también puede emplearse con fines constructivos. De hecho,
la presencia y el apoyo de los demás a menudo proporcionan la pizca de valor que la
gente necesita para rechazar órdenes que considera ofensivas.
Copyright © 2000 The New Yorker Collection Frank Cotham from Cartoonbank.com. Todos los derechos reservados.
la naturaleza humana?
Bob Krist
midad con el propio grupo. Incluso dentro de una
cultura determinada, los valores pueden cambiar con
el tiempo. Para demostrar este punto, pregúntese: si
De acuerdo con la teoría del impacto
usted fuera papá o mamá, ¿qué cualidades le gustaría que tuviera su hijo? Cuando se
social, un sargento de la Marina ejercerá
planteó esta pregunta a las madres estadounidenses en 1924, optaron por la “obediencia” influencia en la medida en que sea fuerte
y la “lealtad”, características fundamentales de la conformidad. Sin embargo, cuando se (en una posición de poder), inmediata
(cercana físicamente) y numerosa
planteó la misma pregunta a otras madres en 1978, mencionaron la “independencia” y
(apoyada por otros miembros de la
la “tolerancia hacia los demás”, características principales de la autonomía. En encues- institución) en relación con sus cadetes.
tas realizadas no sólo en Estados Unidos, sino también en Alemania, Italia, Inglaterra y
Japón (Alwin, 1990; Remley, 1988), se encontraron tendencias similares, lo mismo que en
experimentos de laboratorio, donde los índices de conformidad son un poco más bajos
hoy que en el pasado (Bond y Smith, 1996).
¿Es posible que los niños de hoy, los adultos del mañana, presentarán mayor resisten-
cia a las diversas formas de influencia social? Si es así, ¿qué efectos tendrá esta tendencia
sobre la sociedad en su conjunto? ¿Y cuáles serán los efectos futuros de Facebook, Twit-
Los índices de conformidad
ter y otros medios de comunicación social? Vistos de manera positiva, la conformidad,
varían entre las diversas culturas
la sumisión y la obediencia son respuestas humanas adecuadas y necesarias. Fomen-
y de una generación a la
tan la solidaridad y el acuerdo en los grupos, cualidades que los salvan de ser divididos
siguiente.
por el disentimiento. Visto de manera negativa, la falta de independencia, asertividad
y desafío son un comportamiento no deseado propicio para la estrechez de miras, la
V ERDADERO.
cobardía y la obediencia destructiva, a menudo con terribles costos. Por cada individuo
y para la sociedad en su conjunto, el truco consiste en encontrar un equilibrio.
Repaso
l La conformidad, la sumisión y la obediencia son tres tipos de
influencia social que varían en el grado de presión que se ejerce
sobre un individuo.
Conformidad
l La conformidad es la tendencia de las personas a cambiar su l En general, la influencia de la minoría es mayor cuando se ori-
comportamiento, para que sea consistente con las normas de gina en un miembro del endogrupo.
un grupo. l Según Moscovici, las minorías pueden ejercer influencia adop-
tando una posición consistente y firme.
Los primeros clásicos l Hollander argumenta que, para ejercer influencia, una persona
l Dos experimentos clásicos ilustran tipos contrastantes de primero debe conformarse y luego disentir.
conformidad. l La influencia de la mayoría es mayor en las mediciones direc-
l Sherif confrontó a grupos de participantes con una tarea ambi- tas y públicas de la conformidad, pero las minorías mues-
gua y encontró que sus juicios convergían progresivamente. tran su impacto en las mediciones indirectas o privadas de la
l Con una tarea más sencilla, en la que se tenían que distinguir conformidad.
líneas, Asch hizo que sus cómplices dieran respuestas incorrec- l Al obligar a otros miembros del grupo a pensar más abierta-
tas y encontró que los participantes estuvieron de acuerdo casi mente sobre un problema, las minorías mejoran la calidad de
un tercio de las veces. la toma de decisiones de un grupo.
l La gente obtiene el valor para resistir las presiones de la confor-
¿Por qué la gente se conforma? midad después de ver a otros hacer lo mismo.
l Sherif encontró que las personas muestran conformidad pri-
vada, apoyándose en otros para obtener información en una Cultura y conformidad
situación ambigua. l Así como las culturas difieren en sus normas sociales, también
l Los estudios de Asch indicaron que las personas se conforman difieren en la medida en la cual esperan que la gente se adhiera
en su comportamiento público para no parecer desviados. a esas normas.
l La investigación muestra que las personas de culturas colec-
Influencia de la mayoría tivistas se conforman más que las personas de culturas indi-
l A medida que se incrementa el tamaño de una mayoría uná- vidualistas.
nime incorrecta, también lo hace la conformidad, hasta cierto
punto.
l Las personas se conforman a las normas sociales percibidas
cuando éstas se activan en la mente.
l La presencia de un disidente reduce la conformidad, aun
cuando no esté de acuerdo con el participante y carezca de
capacidad en la tarea. Puesta a prueba del sentido común
l Las mujeres se conforman más que los hombres en tareas Cuando todos los integrantes de un grupo dan una respuesta
“masculinas” y en escenarios cara a cara, pero no en ta- incorrecta a una pregunta sencilla, casi siempre la mayoría de las
reas “femeninas” o de género neutro o en ámbitos privados.
personas se conforma con esa respuesta.
Influencia de la minoría Falso. En los experimentos clásicos de conformidad de Asch,
quienes responden obedecen o se conforman sólo un tercio del
l A veces las minorías resisten las presiones para conformarse y
son capaces de influir en las mayorías. tiempo.
Sumisión
l Una forma común de influencia social se produce cuando las tamaño de esta última revelando los costos ocultos. A pesar del
personas responden a peticiones directas. incremento, la gente suele seguir adelante con el acuerdo.
l Con la técnica de la “puerta en la cara”, la petición real es pre-
Irreflexión y sumisión cedida por una más grande, que es rechazada. La gente cumple
l La gente es más propensa a cumplir cuando la toman por sor- entonces la segunda petición, porque la ve como una concesión
presa y cuando la petición parece razonable. que tienen que corresponder.
l La técnica de “eso no es todo” comienza con una petición
La norma de reciprocidad grande. En seguida se reduce el tamaño aparente de la petición,
l A menudo las personas cumplen cuando se sienten en deuda al ofrecer un descuento o una bonificación.
con un solicitante que les ha hecho un favor.
l La gente difiere en la medida en que usa la reciprocidad para Asertividad: cuando la gente dice no
beneficio personal y tiene cuidado de no ser víctima de esta l Muchas personas tienen dificultades para ser firmes. Hacerlo
estrategia. requiere estar atentos y reconocer las trampas.
Tender trampas: estrategias de petición en secuencia
l Cuatro técnicas de sumisión se basan en peticiones de dos
Puesta a prueba del sentido común
pasos: en el primer paso se tiende una trampa, y en el segundo Una manera efectiva de lograr que alguien le haga un favor es
se produce la sumisión. plantearle primero una petición desmedida que seguramente
l Mediante la técnica “del pie en la puerta” una persona sienta las rechazará.
bases para la petición “real”, consiguiendo que alguien cumpla Verdadero. Este método, conocido como la técnica de la “puerta
primero una petición más pequeña. en la cara”, aumenta la sumisión, haciendo que la persona se sienta
l En la técnica de “bola baja” una persona consigue que otra comprometida a hacer una concesión.
acceda a una petición, pero a continuación incrementa el
Obediencia
l Cuando la petición es una orden y el solicitante es una figura l Los investigadores hicieron notar que una explicación situacio-
de autoridad, la influencia resultante se denomina obediencia. nal de los actos de obediencia destructiva no los perdonan.
l Una reciente “replicación parcial” del estudio de choque de Mil-
La investigación de Milgram: fuerzas de obediencia gram sugiere que la mayoría de la gente aún hoy se mantiene
destructiva obediente.
l En una serie de estudios, un experimentador ordenó a los parti-
cipantes que aplicaran descargas eléctricas cada vez más dolo- Desafío: cuando la gente se rebela
rosas a un cómplice. l Así como los procesos de influencia social generan obediencia,
l Sesenta y cinco por ciento obedecieron completamente, pero también pueden apoyar actos de desafío, ya que los grupos son
se sintieron atormentados por la experiencia. más difíciles de controlar que los individuos.
l Los niveles de obediencia se ven influidos por varios factores l Proveer una explicación de las circunstancias del comporta-
situacionales, incluida la proximidad física del participante, miento cruel no lo disculpa.
tanto con la figura de autoridad como con la víctima.
l Otros dos aspectos del procedimiento de Milgram contribuye-
ron a los altos niveles de obediencia: (1) los participantes no se
sentían personalmente responsables y (2) las órdenes se incre-
mentaron de manera gradual. Puesta a prueba del sentido común
l En estudios más recientes, las personas exhibieron altos índi- En experimentos sobre obediencia, la mayoría de los
ces de obediencia cuando se les indicó que infligieran daño psi- participantes a quienes se les ordenó aplicar intensas descargas
cológico a otra persona. eléctricas a una persona inocente se negaron a hacerlo.
Milgram en el siglo XXI Falso. En una investigación clásica de Milgram, 65% de todos los
participantes obedecieron al experimentador y aplicaron la máxima
l Los estudios de Milgram siguen siendo relevantes y controver-
descarga posible.
tidos en el siglo XXI.
TÉRMINOS CLAVE
colectivismo (270) influencia de la minoría (267) técnica del pie en la puerta (273)
conformidad (257) influencia informativa (260) técnica eso no es todo (276)
conformidad privada (262) influencia normativa (260) teoría del impacto social (289)
conformidad pública (262) obediencia (279) sumisión (271)
créditos idiosincráticos (268) técnica de la bola baja (275)
individualismo (270) técnica de la puerta en la cara (276)
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Repaso
Términos clave
© Carin Perilloux
Recursos mediáticos
295
sentido común
involucrados en las decisiones en Penn
Puesta a prueba del State lo eran; con frecuencia toman deci-
siones que son mucho peores que las que
Encierre su respuesta en un círculo pudiera tomar por cuenta propia cual-
quiera de los individuos que conforman
V F Las personas vitorearán más fuerte cuando formen parte de un el grupo. En ocasiones los grupos grandes
grupo que cuando lo hagan solas. de personas pierden sus inhibiciones y
V F Las personas que participan en una lluvia de ideas en grupo
actúan de manera destructiva y agresiva,
en formas que por lo general nunca apro-
encuentran mayor cantidad de mejores ideas que el mismo
barían, como las personas que se rebela-
número de personas trabajando de manera individual. ron en Penn State la noche del despido de
V F Las actitudes de los miembros de un grupo acerca de un modo de Paterno.
actuar por lo general se vuelven más moderadas después de una Sin embargo, no todas las noticias
discusión grupal. acerca de los grupos son malas y este capí-
tulo examinará algunos de los beneficios
V F Las personas y los grupos tienden a desempeñarse peor cuando que producen los grupos. Por ejemplo, el
tienen como meta “hacer su mejor esfuerzo” que cuando tienen orgullo que los estudiantes de Penn State
metas ambiciosas muy específicas. sienten por su escuela, como se refleja en
su grito de “¡somos Penn State!”, ilustra
V F Los grupos grandes tienen más probabilidad que los grupos que las personas obtienen gran parte de su
pequeños de explotar un recurso escaso del cual dependen los identidad y satisfacción de los grupos a los
miembros colectivamente. que pertenecen.
En resumen, con frecuencia las per-
V F Cuando enfrentan el dilema de actuar en interés propio o
sonas están en su mejor, y en su peor,
cooperar con el bien mayor, las mujeres tienen más probabilidad
momento en los grupos. Es por medio
de cooperar que los hombres.
de los grupos que los individuos forman
Normas Además de los roles para sus miembros, los grupos también establecen nor-
mas, reglas para la conducta de los miembros. Igual que los roles, las normas pueden
ser o formales o informales. Por ejemplo, las fraternidades y hermandades por lo gene-
ral tienen reglas escritas para el comportamiento esperado de sus miembros. Las nor-
mas informales son más sutiles. ¿Qué debo vestir? ¿Cuánto puedo presionar por lo que
quiero? ¿Quién paga esto o aquello? ¿Qué tipo de lenguaje, broma o socialización es
común? Estas normas ofrecen a los individuos un sentido de qué es ser un buen miem-
bro del grupo. Descifrar las reglas no escritas del grupo puede llevar tiempo y provocar
ansiedad.
Los grupos con frecuencia ejercen fuertes presiones de conformidad sobre los
individuos que se desvían de las normas grupales y perciben o tratan a estos miem-
bros de manera muy dura, en parte porque las desviaciones de las normas grupales pue-
den amenazar el sentido de uniformidad e identidad social de los miembros del grupo
(Hutchison et al., 2011). Una forma en que los miembros nuevos del grupo o los de bajo
estatus pueden intentar establecer una posición más fuerte es siendo especialmente
castigadores con los miembros que rompen las normas del grupo, en especial si miem-
bros de alto estatus atestiguan sus rudas reacciones ante los violadores de las normas
(Jetten et al., 2010). Por otra parte, los miembros del grupo que están muy identificados
con el grupo y se preocupan por su éxito colectivo pueden tener disposición a desviarse
de una norma grupal si consideran que la norma tiene probabilidad de dañar al grupo
(Packer y Chasteen, 2010; Packer y Miners, 2012).
l FIGURA 8.1 Cuán tolerantes son los grupos ante las violaciones de las normas
puede ser, en sí mismo, un tipo de norma. Por ejemplo, algunos gru-
Tolerancia para desviarse de la norma
pos se enorgullecen de cuán heterogéneos y librepensadores son sus
Algunos estudiantes fueron inducidos a pensar en su
miembros. Otros valoran mucho la uniformidad. Los investigadores
universidad como bastante homogénea (similar en
antecedentes y gustos), y otros fueron inducidos a han podido manipular experimentalmente las normas individualistas
considerarla como heterogénea (una gran variedad o colectivistas mediante instrucciones y metas dadas a los miembros,
de antecedentes y gustos). Luego evaluaron a un y dichas normas a su vez influyen en qué tanto valoran los miembros
compañero estudiante que expresaba una actitud que del grupo la conformidad a las normas grupales (Jetten et al., 2010;
era o típica o atípica de su universidad. En general, McAuliffe et al., 2003). Cuando un grupo desarrolla una fuerte norma
el estudiante que expresaba una actitud típica era de individualismo, ¡puede hacer que sus miembros se conformen con
evaluado de manera más positiva que el estudiante
la norma de no conformarse!
atípico. Pero si eran inducidos a ver su universidad
como heterogénea, eran menos negativos hacia el En un estudio reciente de Paul Hutchison y otros (2011), algunos
estudiante atípico que los estudiantes inducidos a ver estudiantes británicos respondieron preguntas acerca de su universi-
su universidad como homogénea. dad que fueron diseñadas para resaltar cómo los estudiantes en su uni-
Hutchison et al., 2011. © Cengage Learning versidad tienen antecedentes y actitudes uniformes. Por ejemplo, se les
6
preguntó qué porcentaje de los estudiantes preferían la música popu-
lar sobre la música clásica y a qué porcentaje le gustaba ver pelícu-
las. Dado que la gran mayoría de los estudiantes preferirían la música
popular y les gustarían las películas, preguntas como estas incitarían
5
a los estudiantes a ver sus semejanzas. A otros estudiantes se les plan-
tearon preguntas inducidas para hacerlos ver su escuela como llena de
Evaluación
Evaluation
verla como diversa y heterogénea (vea la l figura 8.1). En otras palabras, una desviación
de una norma grupal encontraba más tolerancia si los participantes veían al grupo como
más variable que si lo veían como un grupo que suele compartir antecedentes y valores
similares.
Cohesión Los grupos cuyos miembros comparten actitudes similares y siguen de cerca
las normas grupales tienen más probabilidad que otros grupos de ser cohesivos. La cohe-
sión grupal se refiere a las fuerzas ejercidas sobre un grupo que acercan más a sus miem-
bros (Cartwright y Zander, 1960; Festinger, 1950). Los miembros de los grupos cohesivos
tienden a sentirse comprometidos con la tarea grupal, tener sentimientos positivos hacia
los otros miembros del grupo, sentir orgullo grupal e involucrarse en muchas, y con fre-
cuencia intensas, interacciones en el grupo (Dion, 2000; Rosh et al., 2012).
Una pregunta interesante es si la cohesión hace que los grupos se desempeñen mejor.
Puede parecer obvio que debería. De hecho, los grupos con frecuencia luchan por lograr la
cohesión, y si sienten que les falta esta cualidad, pueden dar pasos para mejorarlo, como
ordenar a todos realizar ejercicios de vinculación
emocional o viajar juntos a un retiro rústico. Sin
embargo, es un hecho que la relación entre cohe-
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sión y desempeño no es simple. La relación causal
La medida en que los grupos se sienten cómodos con el conflicto y los debates aca-
lorados entre sus miembros también varía de una cultura a otra. Esto se demostró en
un estudio de Roger Nibler y Karen Harris (2003), que involucró grupos de cinco perso-
nas formados por extraños y amigos en China y Estados Unidos. Cada grupo tenía que
decidir cómo clasificar 15 artículos que debía llevar en el bote salvavidas de un barco
que estaba a punto de hundirse. Esta tarea tiende a disparar una buena cantidad de
desacuerdo inicial entre los miembros del grupo antes de alcanzar un consenso. Con
los grupos chinos y los grupos de extraños estadounidenses, este tipo de desacuerdos
tendían a percibirse como problemáticos e interferían con el desempeño del grupo. En
contraste, para los grupos de amigos estadounidenses, estos desacuerdos tenían más
probabilidad de verse simplemente como parte de un debate despreocupado, y el sen-
tido de libertad para intercambiar opiniones y no estar de acuerdo entre ellos tendía a
mejorar más que a lesionar el desempeño en esta tarea.
¿alguna vez se ha preguntado cuán bien se desempeña una cucaracha frente a otras cuca-
rachas? Tampoco los autores; es decir, no lo habían hecho sino hasta que conocieron la
creativa investigación de Zajonc acerca del tema. Zajonc y sus colegas (1969) colocaron
cucarachas en una caja de partida brillantemente iluminada, conectada a una caja meta
oscurecida. Cuando la pista era simple, con un corredor recto entre la caja de partida y la
caja meta, las cucarachas que corrían en pares se desplazaban más rápidamente hacia
la caja meta que las que corrían solas. Pero en un laberinto más complejo, que tenía un
ángulo recto para llegar a la caja meta, las cucarachas solitarias superaban a las pare-
jas. En un experimento de seguimiento particularmente creativo, Zajonc y sus colegas
descubrieron que las cucarachas completaban el laberinto sencillo más rápido, y el labe-
rinto difícil más lento si corrían frente a una multitud de cucarachas espectadoras que si
corrían sin audiencia. ¿Cómo hicieron los investigadores para que las cucarachas partici-
paran como espectadoras? Los investigadores colocaron cucarachas en “cajas de audien-
cia” de plexiglás a los lados del laberinto, y esta “audiencia” produjo facilitación social.
correcta. Cuando están en medio de un fuego arrasador o un tiroteo militar, con frecuen-
cia es imposible que piensen con cuidado, y por tanto lo más esencial es que su respuesta
dominante sea buena (por ejemplo, Gladwell, 2005).
pidieron a los participantes jalar tan fuerte como pudieran. Ingham y sus
l FIGURA 8.3 colegas pudieron medir con exactitud cuán fuerte jaló cada uno de los parti-
Pereza social: cuando muchos producen menos cipantes individuales y observaron que jalaban casi 20% más fuerte cuando
La pereza social es una reducción, producida pensaban que lo hacían solos que cuando creían que jalaban con otros.
por el grupo, de la respuesta individual en Naoki Kugihara (1999) descubrió un declive similar en jalar la soga entre
tareas simples. En este estudio, a estudiantes hombres japoneses (mas no entre mujeres) en un escenario colectivo.
universitarios se les pidió vitorear o aplaudir tan
Bibb Latané y sus colegas (1979) descubrieron que las reducciones pro-
fuertemente como pudieran. El ruido producido
por cada uno de ellos disminuyó conforme el ducidas por el grupo en la respuesta individual, a la que llamaron pereza
tamaño del grupo aumentó. social, también son comunes en otros tipos de tareas. Por ejemplo, ima-
Con base en Latané et al., 1979. © Cengage Learning gine que como parte de un experimento de psicología se le pide vitorear
5 o aplaudir tan sonoramente como pueda. El sentido común puede condu-
cirlo a pensar que vitorearía y aplaudiría más sonoramente cuando hiciera
esto junto con otros en un grupo que cuando lo realizara solo, porque se
4 sentiría menos avergonzado e inhibido si otros hicieron la misma cosa
perpersona
person
que usted. Pero Latané y sus colegas descubrieron que, cuando se realiza
de manera colectiva, los estudiantes individuales holgazaneaban: ejercían
3 menos esfuerzo. El ruido generado por cada individuo disminuyó conforme
pressurepor
el tamaño del grupo aumentó (vea la l figura 8.3). Esta pereza social ocurrió
Soundsonora
>
“No hemos aleteado con suficiente fuerza.”
Cultura y pereza social Con frecuencia los individuos no se esfuerzan tanto en grupo
como lo hacen de manera individual. Sin embargo, si se les
puede convencer de que sus esfuerzos valen la pena, su
Steven Karau y Kipling Williams (1993) realizaron un meta-análisis de respuesta puede elevarse.
78 estudios y descubrieron que la pereza social es un fenómeno confia-
ble que es evidente en numerosas tareas y países alrededor del mundo.
A pesar de su dominancia alrededor del mundo, encontraron algunas diferencias grupa-
les y culturales en las tendencias hacia la pereza social.
El meta-análisis de Karau y Williams descubrió que la pereza social era menos pre-
valente entre mujeres que entre hombres, y menos prevalente entre personas de culturas
colectivistas de Oriente (como en China, Japón y Taiwán) que entre personas de las cultu-
ras individualistas occidentales (como en Canadá y Estados Unidos). Con sus tendencias
a estar más al tanto de sus conexiones y confianza mutua en los demás, las mujeres y las Aquí,
granjeros
personas de las culturas colectivistas pueden estar relativamente más preocupadas por chinos cooperan en
el posible impacto negativo de su pereza social sobre los demás. Sin embargo, si alguien una tarea en la cual las
en el grupo viola una norma de trabajo duro, las personas de las culturas colectivistas aportaciones individuales
no pueden identificarse.
pueden sentirse más ofendidas. Esta es la implicación de la investigación de Tsang-Kai La pereza social en tales
Hung y otros (2009), quienes descubrieron que los trabajadores en Taiwán que percibían tareas ocurre con menos
a sus colegas como socialmente perezosos tenían más probabilidad de estar motivados frecuencia en las culturas
orientales que en las
para buscar vengarse de sus colaboradores e incluso de la organización. occidentales.
En un giro interesante, Ying-yi Hong y otros
(2008) plantearon la hipótesis de que había momen-
tos en que las personas de las culturas colectivistas
podían gustar especialmente de la pereza social.
Dado que las personas de dichas culturas tienden
a preocuparse por comportarse de manera consis-
tente con las normas grupales, acaso estén tenta-
das a la pereza social si trabajan en un grupo que ha
establecido una norma grupal de baja productividad
y esfuerzo. Los investigadores encontraron apoyo a
esta idea en un conjunto de estudios con estudiantes
chinos. Cuando dichos estudiantes se involucraban
en una tarea con un grupo de colaboradores que no
eran productivos, los participantes reducían sus pro-
pios esfuerzos si consideraban que su empeño sería
evidente para sus colaboradores. Al no querer des-
Bruce Miller/Alamy
> Desindividualización
Estar en presencia de otros puede conducir a los efectos relativamente comunes de la
facilitación y la pereza sociales. Pero en ocasiones la presencia de otros puede conducir a
acciones extraordinarias. Un grupo de aficionados al básquetbol, excitado por la victoria
de su equipo de casa, se desborda de la arena hacia la calle, y pronto desarrolla un dis-
turbio, completado con pequeños incendios, vehículos volteados y saqueos. Un conflicto
nocturno entre dos personas en un salón de baile súbitamente se convierte en una riña
estridente, con botellas que vuelan y golpes que involucran a docenas de personas. ¿Qué
convierte a una multitud desordenada en una muchedumbre violenta? No hay duda de
que muchos de los factores descritos en el capítulo 11, acerca de la Agresión, contribuyen
a la violencia grupal, así como a la violencia realizada por los individuos. Esto incluye
imitación de los modelos agresivos, frustración intensa, consumo de alcohol y la presen-
cia de armas que disparan pensamientos y acciones agresivos. Pero también existe la
“Los sentimientos e ideas de to- desindividualización, la pérdida del sentido de singularidad de una persona y la reduc-
das las personas en la concurren- ción de las restricciones normales contra el comportamiento desviado. La mayoría de
cia toman una misma dirección los investigadores consideran que la desindividualización es un fenómeno colectivo que
y su personalidad consciente se ocurre sólo en presencia de otros (Diener et al., 1976; Festinger et al., 1952).
desvanece.” Philip Zimbardo (1969) observó que excitación, anonimato y sentimientos reduci-
Gustave Le Bon (1895) dos de responsabilidad individual contribuyen en conjunto a la desindividualización.
Estos elementos ciertamente parecen estar en juego durante los disturbios en Penn
State la noche del despido de Joe Paterno, como se vio en la apertura de este capítulo.
Excitación, relativo anonimato y sentimientos reducidos de responsabilidad individual
en medio de la multitud facilitaron la liberación de las inhibiciones y la destructividad
que le siguió. Considere otro ejemplo en un campus universitario, pero que involucra
una celebración en lugar de una multitud resentida. Inmediatamente después de que el
equipo de básquetbol varonil de la Universidad de Kentucky venció a su mayor rival, la
Universidad de Louisville, en el campeonato nacional a finales de marzo de 2012, miles
de aficionados revoltosos se reunieron en las calles cerca del campus de Kentucky y la
celebración dio un giro destructivo cuando se quemaron sofás, se voltearon automóvi-
les y se lanzaron botellas de cerveza a la policía (Schreiner, 2012). Es importante seña-
lar que los aficionados de Kentucky no estaban frustrados y enojados por una amarga
derrota; ¡estaban contentos! Entonces, ¿por qué ellos, y los aficionados de muchos equi-
pos alrededor del mundo después de una gran victoria, actúan de manera destructiva?
Aquí estuvieron presentes los tres elementos que especificó Zimbardo: los aficionados
estaban muy excitados por la victoria de su equipo, los miles de aficionados que celebra-
ban ofrecían a los individuos un anonimato relativo, y estos factores, muy posiblemente
junto con el alcohol consumido durante el juego, contribuyeron a reducir los sentimien-
tos de responsabilidad individual.
De acuerdo con Steven Prentice-Dunn y Ronald Rogers (1982, 1983), dos tipos de
indicios ambientales (de responsabilidad y de atención) hacen más probable que ocurran
comportamientos desviados, como los disturbios mencionados. Los indicios de responsa-
bilidad afectan los cálculos costo-recompensa del individuo. Cuando la responsabilidad
es baja, quienes realizan los actos desviados tienen menos probabilidad de ser atrapados
y castigados, y las personas deliberadamente pueden elegir involucrarse en comporta-
mientos gratificantes que por lo general están inhibidos. Formar parte de una gran mul-
titud o usar una máscara son dos ejemplos de instancias en que la responsabilidad puede
ser baja, y estos factores se asocian con comportamientos más extremos y destructivos.
Los indicios de atención enfocan la atención de la persona fuera del yo. En este
estado, el individuo atiende menos a los estándares internos de conducta, reacciona
desindividualización Privación del más a la situación inmediata y es menos sensible a las consecuencias a largo plazo
sentido de individualidad de una de su comportamiento (Diener, 1980). El comportamiento se escurre de los lazos de
persona y reducción de las restricciones control cognitivo y la persona actúa por impulso. Cuando se está en una fiesta,
normales contra el comportamiento
con música muy fuerte y luces destellantes, puede ser barrido por la vibrante multi-
desviado.
tud y sentir que su identidad individual se escurre. En investigación de laboratorio,
AP Photo/Christian Randolph
grupos de participantes colocados en un ambiente muy estimulante (música fuerte,
videojuegos coloridos) eran más desinhibidos, extremos y agresivos en sus acciones
(Diener, 1979; Spivey y Prentice-Dunn, 1990).
Un contexto maduro para la desindividualización es el comportamiento en línea. Si
el lector alguna vez ha sido parte de una comunidad en línea donde las personas pue-
den publicar comentarios anónimos, hay una buena posibilidad de que haya atestiguado
algunos de los desagradables efectos de la desindividualización. Muchos sitios o discu-
siones bien intencionados, o incluso las secciones de comentarios ligadas a historias
periodísticas en línea, videos o blogs de chismes de celebridades, pronto se convierten en
un torrente de crudos, hostiles y prejuiciosos desahogos e insultos que nunca ocurrirían
sin el abrigo del anonimato.
60
social La pérdida de identidad personal no siempre produce com-
portamiento antisocial. En un estudio realizado por Robert Johnson
% Who Took Extra Candy
50
y Leslie Downing (1979), mujeres universitarias sin graduarse se
pusieron ropas que se parecían a la vestimenta asociada con el Ku
adicionales
40
Klux Klan (un grupo de odio muy racista) o uniformes de enfermera.
La mitad de las participantes se identificó individualmente a lo largo
30
del estudio, las otras no. Después, a todas las participantes se les dio
la oportunidad de aumentar o reducir la intensidad de los choques
20 eléctricos aplicados a un supuesto participante (en realidad, un cóm-
plice en el experimento) quien antes se comportó de una manera
10 desagradable. Las participantes que vistieron disfraces del Ku Klux
Klan aumentaron los niveles del choque tanto en la condición de
0 ser identificadas como en la anónima. Sin embargo, entre quienes
Solo
Alone EnGroup
grupo usaron disfraz de enfermera, ¡las participantes anónimas redujeron
No
Notanónimo
anonymous Anónimo
Anonymous
la intensidad del choque con cuatro veces más frecuencia que las
participantes identificadas!
Estos hallazgos apoyan el modelo de identidad social de
los efectos de la desindividualización (SIDE, por sus siglas en
inglés), que propone que si la falta de individualidad afecta a las personas para bien
o para mal, es reflejo de las características y normas del grupo que rodea inmediata-
mente al individuo, así como del poder del grupo para actuar de acuerdo con dichas
normas (Cronin y Reicher, 2009; Klein et al., 2007; Lee, 2008; Postmes y Spears, 1998).
Conforme la identidad personal y los controles internos se sumergen, emerge la identi-
dad social y aumenta la conformidad con el grupo. Si un grupo se define a sí mismo en
términos de prejuicio y odio contra otro grupo, la desindividualización puede encender
una explosión de violencia. Las historias ocasionales de horrenda violación de los dere-
chos humanos de los prisioneros de guerra pueden ilustrar esto. En estas situaciones,
las hostilidades intergrupales que el combate alimentó y las numerosas formas en que
la milicia despersonaliza a sus miembros pueden crear una identidad social que abrume
modelo de identidad social de los los valores personales de correcto e incorrecto. En contraste, si un grupo se define a sí
efectos de la desindividualización mismo en términos de preocupación por el bienestar de los demás, la desindividualiza-
(SIDE) Modelo de comportamiento
ción puede encender una expansión de bondad. De hecho, un grupo cuya identidad está
grupal que explica los efectos de la
ligada a la promoción del cambio social positivo puede servir como fuente para una gran
desindividualización como resultado
de un desplazamiento de la identidad
acción colectiva en pro de la sociedad, como una protesta contra lo que perciben como
personal hacia la identidad social. una injusticia social (Thomas et al., 2012; Van Zomeren et al., 2008). Por tanto, las con-
secuencias de perder la identidad personal dependen de lo que usted pierda también.
demás.
que la fe de Osborn en el proceso grupal era infundada. De hecho los “grupos nomina-
les” (varios individuos que trabajan solos) producen mayor número de mejores ideas
que los grupos reales, en los que sus miembros interactúan unos con otros. La lluvia
de ideas de hecho puede ser efectiva, pero las personas que generan ideas de manera
individual producen más de ellas y de mayor calidad que el mismo número de personas
que participan juntas en una lluvia de ideas. Un meta-análisis concluyó que los grupos
de lluvia de ideas sólo son la mitad de productivos que un número igual de individuos
que trabajan solos (Mullen et al., 1991). En lugar de inspirarse mutuamente y construir
sobre las ideas de los demás, las personas que participan en lluvias de ideas en grupo
tienen un peor desempeño (Diehl y Stroebe, 1987; Baruah y Paulus, 2011; Paulus, 2011;
Stroebe et al., 2010).
La parte superior de la tabla 8.1 presenta varias explicaciones que se han propuesto
al porqué la lluvia de ideas en grupos no es efectiva. Por ejemplo, recuerde la anterior
discusión de la pereza social en el presente capítulo. Como puede ver en la tabla 8.1, la
pereza social es un factor que contribuye a la pérdida del proceso en la lluvia de ideas en
grupo. El primer obstáculo mencionado en la tabla, bloqueo de la producción, parece ser
especialmente problemático para los grupos. Las personas que participan
A pesar de la evidencia de la investigación, la lluvia de ideas todavía es una estra- en una lluvia de ideas en
tegia popular en muchas organizaciones. Las personas que participan en grupos inter- grupo encuentran mayor
activos de lluvia de ideas por lo general creen que funciona de maravilla y evalúan su número de mejores ideas que
desempeño de modo más favorable que los individuos en los grupos nominales. También el mismo número de personas
disfrutan más. Y quienes no han participado en un grupo interactivo de lluvia de ideas trabajando de manera
individual.
consideran que tales grupos son altamente productivos. Tanto los experimentados como
los inexpertos se adhieren a la ilusión de que la lluvia de ideas grupal es mucho mejor
F ALSO.
De acuerdo con Irving Janis (1982), la respuesta a esta pregunta yace en un tipo
particular de dinámica grupal defectuosa que él llamó pensamiento de grupo, una
tendencia excesiva a buscar avenimiento (es decir, acuerdo o uniformidad) entre los
miembros del grupo. El pensamiento de grupo surge cuando la necesidad de acuerdo se
vuelve una prioridad por encima del estímulo para obtener información precisa y tomar
decisiones adecuadas. La l figura 8.5 destaca los factores que contribuyen al pensa-
miento de grupo, junto con sus síntomas y consecuencias.
Janis consideraba que tres características contribuyen al
desarrollo del pensamiento de grupo:
l FIGURA 8.5
1. Dado que los grupos enormemente cohesivos tienen
Gráfico del curso del pensamiento de grupo
más probabilidad de rechazar a los miembros con
Irving Janis bosquejó el pensamiento de grupo como un tipo opiniones desviadas, Janis consideró que serían más
de enfermedad social, completo con antecedentes y síntomas, susceptibles al pensamiento de grupo.
que aumentaba la posibilidad de tomar una mala decisión.
Con base en Janis, 1982. © Cengage Learning 2. La estructura del grupo también es importante. Los
grupos compuestos por personas con antecedentes
similares, aislados de otros individuos, dirigidos por
Antecedents
Antecedentes
• Alta cohesión un líder fuerte y carentes de procedimientos
• High cohesiveness
• Estructura grupal
• Group structure
sistemáticos para tomar y revisar las decisiones,
Miembros homogéneos deben ser particularmente vulnerables a convertirse
Homogeneous members
Aislamiento
Isolation
Liderazgo directivo en víctimas del pensamiento de grupo.
Directive leadership
Procedimientos no
Unsystematic procedures
sistemáticos
3. Las situaciones estresantes pueden provocar
• Situaciones
• Stressful estresantes
situations pensamiento de grupo. A causa del estrés, la urgencia
puede dominar sobre la exactitud y el reconfortante
apoyo de otros miembros del grupo se vuelve
Síntomas altamente deseable.
• Sobreestimación delSymptoms grupo
•• Overestimation
Mentalidad cerradaof the group La idea de que la alta cohesión contribuye al pensamiento
•• Close-mindedness
Presiones crecientes hacia la uniformidad de grupo logró mucha atención cuando Janis introdujo el modelo
• Guardias
Increased mentales
pressures ytoward
presiónuniformity
sobre los disidentes porque, como se indicó antes, la cohesión es algo que la mayoría
Autocensura
Mindguards and pressure on dissenters
Ilusión de unanimidad de las personas ven como algo que los grupos deben esmerarse en
Self-censorship
• Toma de decisiones defectuosa
Illusion of unanimity
alcanzar y valorar. Sin embargo, aun cuando la gran cohesión
Estudio incompleto de las alternativas en un grupo pueda sentirse bien y haga que las interacciones entre
• Estudio
Defective decision making
incompleto de los objetivos
Incomplete
Fallas survey oflos
para examinar alternatives
riesgos de la elección los miembros del grupo sean tranquilas y sencillas, puede aumen-
Incomplete survey of objectives
preferida tar el énfasis en la preservación de los sentimientos mutuos en
Failure
Fallas para to revalorar
examine risks of preferredinicialmente
las alternativas choice lugar de examinar de manera objetiva los hechos o hacer una dis-
rechazadas
Failure to reappraise initially rejected alternatives
Pobre
Poorbúsqueda
informationde información
search
cusión honesta de las diferencias de opinión. Tal preocupación por
Sesgo selectivo en el procesamiento de la
Selective bias in processing information at hand el acuerdo sobre la exactitud es un hito del pensamiento de grupo.
información a mano
Failure
Falla to work planes
al elaborar out contingency plans
de contingencia
En la formulación de Janis, el pensamiento de grupo es un
tipo de enfermedad social, y los grupos infectados muestran los
síntomas conductuales indicados en medio de la figura 8.5. Por
ejemplo, el rechazo de la NASA a solicitar ayuda externa para
GranHigh Probabilityde
probabilidad of a Bad
una Decision
mala decisión
obtener imágenes del transbordador Columbia en el espacio ilus-
tra claramente el síntoma de mentalidad cerrada. Otro síntoma,
presiones hacia la uniformidad, fue evidente en estos ejemplos.
Durante la planeación de la invasión de Bahía de Cochinos, el
hermano del presidente, Robert Kennedy, fungió como “guardia mental” y advirtió a los
miembros disidentes permanecer callados. Un ejemplo escalofriante de esto ocurrió
durante el debate acerca de continuar o no con el lanzamiento del transbordador espacial
Challenger en 1986, 17 años antes del desastre del Columbia. Cuando un vicepresidente de
ingeniería emitió su objeción a que el Challenger se lanzara en la fecha planeada por temor
a que el clima inusualmente frío pudiera hacer que las juntas toroidales en los propulsores
del cohete fallaran, un administrador lo presionó para que cambiara su voto al decirle:
pensamiento de grupo Estilo “Quítese el sombrero de ingeniero y póngase el de administrador”. Presionado para aban-
de toma de decisiones grupales donar un papel y adoptar el otro, cambió su voto, y el destino trágico del Challenger y su
caracterizado por una tendencia tripulación se selló en ese momento. A final de cuentas, la decisión de este vicepresidente
excesiva entre los miembros del ayudó a aumentar una ilusión de unanimidad, porque los administradores de alto nivel
grupo a buscar coincidencia. de la NASA no estuvieron al tanto de todo el desacuerdo expresado por los ingenieros esa
mañana.
les crean que se harán responsables personalmente del resultado de las decisiones de su
grupo, aumentar la diversidad de los miembros y crear una norma grupal que aliente el
pensamiento crítico y desaliente la búsqueda de acuerdo (Kroon et al., 1991; Postmes et
al., 2001; Schultz et al., 1995; t’Hart, 1998). Y como verá más adelante en el capítulo, para
ayudar a evitar el pensamiento de grupo es posible usar durante las reuniones tecnolo-
gía basada en computadoras.
et al., 2006; Kramer, 1998; Tetlock, 1998; t’Hart et al., 1995; Whyte, 1998). Por
otra parte, algunos investigadores creen que cuando múltiples anteceden-
tes del pensamiento de grupo son evidentes de manera simultánea, como
gran cohesión, un líder fuerte y controlador, y gran cantidad de estrés, los
grupos sin duda son propensos a los tipos de toma de decisiones fallidas
que Janis describió (Esser, 1998; Mullen et al., 1994).
Por el momento, la línea de referencia puede ser que incluso si se es
escéptico acerca de los detalles de la teoría de Janis del pensamiento de
“Pensándolo bien, no me corrijan si me equivoco.” grupo, como muchos y acaso la mayoría de los académicos, parece claro
que gran parte de los factores que Janis especificó como antecedentes y sín-
tomas del pensamiento de grupo pueden contribuir a la toma de decisiones
Un líder controlador que desalienta
el desacuerdo puede promover el de grupo fallidas y los involucrados serían sabios si estuvieran atentos a dichas trampas.
pensamiento de grupo, lo que conduce Incluso más importante: los pasos que Janis defiende para evitar tales trampas deberían
a malas decisiones. ayudar a la mayoría de los grupos, sin importar los méritos o problemas con la teoría del
pensamiento de grupo.
millones de dólares al día, y como resultado muchos críticos querían reducir en forma “El juicio de la gente no siempre
significativa el proyecto, pero con tanto dinero ya gastado, los compromisos para com- es cierto: la mayoría puede errar
pletar el proyecto sólo aumentaron. Como irónicamente sugirió el congresista Barney tan gravemente como la minoría.”
Frank: habría sido más barato elevar la ciudad que cavar el túnel (Roane, 2000). El pro- John Dryden
yecto tardó más de una década de lo planeado para completarlo, y en 2008 su costo total
se estimó en unos sorprendentes 22 mil millones de dólares (Murphy, 2008).
la decisión global. En dos tercios de estos grupos, uno de los miembros se seleccionaba
al azar para ser el líder del grupo; en los grupos restantes no se designó un líder. Entre los
grupos con líderes, la mitad de éstos recibieron instrucciones para enfocarse en la impor-
tancia del intercambio exhaustivo de información, la discusión crítica y para evitar llegar a
consensos de forma prematura. La otra mitad de los líderes recibió instrucciones que enfa-
tizaron la importancia de buscar un terreno común en la toma de decisiones del grupo.
Como puede ver en la l figura 8.6, los grupos con un líder a quien se le pidió promo-
ver el intercambio exhaustivo de información tuvieron probabilidades más significativas
de discutir los trozos únicos de información que tenía cada miembro del grupo, y con
ello alcanzar mejores decisiones que los grupos sin un líder o los que tuvieron un líder a
quien se motivó a alentar la búsqueda de terreno común.
l FIGURA 8.6
Liderazgo y compartición de información
Los grupos toman una serie de decisiones acerca de cómo administrar un pequeño centro comercial. Todos los miembros del grupo
tienen un conjunto de información idéntica relevante para la tarea, pero cada uno también tiene información que los demás no poseen.
Algunos grupos tuvieron un líder a quien se le dio información acerca de la importancia de una discusión minuciosa y crítica de la
información, otros tuvieron un líder a quien se le dio información acerca de la importancia de buscar terreno común entre los miembros,
y otros no tuvieron líder. Comparados con los otros dos tipos de grupos, los grupos con un líder que promovió la discusión minuciosa
tuvieron un mejor desempeño al discutir la información única (gráfica a la izquierda) y tomaron mejores decisiones (gráfica de la derecha).
Con base en van Ginkel y van Knippenberg, 2012. © Cengage Learning
6 10
5
8
discusión
desición
de laquality
4
dequality
6
3
Discussion
Decision
Calidad
4
Calidad
2
1
0 0
Líder ++discusión
Leader thoughtful Líder ++terreno
Leader common Sinleader
No líder Líder ++discusión
Leader thoughtful Líder ++ terreno
Leader common Sinleader
No líder
minuciosa
discussion común
ground minuciosa
discussion común
ground
Tipo de
Type grupo
of Group Tipo of
Type deGroup
grupo
que abarcan una muestra de información mucho más grande y más representativa.
Hinsz y otros (2008) descubrieron que los grupos son significativamente más suscepti-
bles a este sesgo que los individuos.
Una ventaja clave de los grupos es que pueden dividir un cuerpo grande de informa-
ción en porciones más pequeñas y designar a diferentes miembros para que las recuer-
den, dado que son más manejables. ¿Alguna vez usted y un amigo dividieron una lista
de cosas por recordar, como los productos que debían comprar en el almacén o cuá-
les secciones de un capítulo del texto eran responsables de recordar antes de estudiar
juntos? Si es así ha intentado sacar ventaja de un proceso compartido conocido como
memoria transactiva, que ayuda a los grupos a recordar más información de manera
más eficiente que los individuos (Argote y Ren, 2012; Wegner et al., 1991). Pero en este
caso también puede ocurrir pérdida del proceso. Por ejemplo, puede existir pereza
social cuando los miembros del grupo no hacen su parte del trabajo por esperar que
los demás lo hagan. Un problema de importancia particular es que puede pasar que los
grupos no distribuyan entre sus miembros las tareas y los roles en una forma racional o
eficiente, al asignar a los individuos las tareas con base en sus habilidades, experiencia
y preferencias.
Los grupos que desarrollan buenos sistemas de memoria transactiva tienen enor-
mes ventajas sobre los demás (Argote y Ren, 2012; Lewis y Herndon, 2011; Liao et al.,
2012; Zhong et al., 2012). Los sistemas de memoria transactiva efectivos involucran algu-
nos elementos clave. Primero, el grupo debe desarrollar una división del conocimiento, y
los miembros deben ser capaces de comunicar y recordar esta información en el grupo;
todos deben saber quién sabe qué. Segundo, los miembros del grupo deben confiar en el
conocimiento especializado de los demás. Y tercero, los miembros del grupo necesitan
coordinar sus esfuerzos de modo que puedan trabajar juntos en una tarea de manera
fluida y eficiente.
personas se les dio la tarea de resolver un plan terrorista con base en un conjunto de
información acerca de sospechosos, ubicaciones potenciales y actividades planeadas.
Para resolver el caso los equipos tendrían que compartir y usar correctamente diferen-
tes conjuntos de evidencias. Para parte de las evidencias, los participantes con fuerte
memoria verbal tendrían más probabilidad de ofrecer análisis correctos. Para otra parte
de las evidencias, los participantes con fuerte habilidad para el reconocimiento de ros-
tros serían más útiles.
Con base en pruebas previas de las habilidades de los participantes, los equipos se
construyeron de modo que algunos tenían expertos y otros no. De manera específica, la
mitad de los equipos tenía un experto en memoria verbal, un experto en reconocimiento
de rostros y dos no expertos. La otra mitad de los equipos consistió de
cuatro no expertos. Los investigadores también manipularon si los equi-
pos eran intervenidos o no al recibir apoyo en la planeación. A los equipos l FIGURA 8.7
que lo tuvieron se les requirió discutir en forma explícita quién sería el Cómo beneficiarse de los expertos:
responsable de cuál tipo de evidencia y planear cómo integrarían los diver- el papel del apoyo en la planeación
sos tipos de evidencia que recibieran. Los otros equipos no recibieron esta Equipos de cuatro personas clasificaron diferentes
solicitud y, en su lugar, pudieron dedicarse de inmediato a la tarea. conjuntos de evidencias para intentar resolver un
caso. Algunos equipos tenían dos participantes con
Como muestra la l figura 8.7, los grupos con expertos pero sin planea-
habilidades de experto que eran relevantes para
ción no fueron mejores (de hecho, incluso empeoraron de alguna manera) algunas de las evidencias, mientras que otros equipos
que los grupos sin expertos. De igual modo, los grupos que se involucraron no tenían expertos. Además, la mitad de los equipos
en la planeación pero no tenían expertos no fueron mejores que los grupos se involucraron en planear con colaboración antes
sin planeación. Sólo los grupos que tuvieron expertos y apoyo en la planea- de dedicarse a su tarea, y la otra mitad no lo hizo de
esta forma. Las barras en esta gráfica reflejan cuán
ción se desempeñaron relativamente bien. Requerir a los grupos pensar
bien se desempeñaron los grupos en la tarea, las
acerca de cómo usarían la información disponible y las habilidades de sus calificaciones más altas reflejan mejor desempeño.
participantes les permitió cosechar los beneficios de la experiencia de los La única condición en la que los grupos tendieron a
>
miembros del grupo. desempeñarse mejor fue cuando el grupo tuvo tanto
expertos como colaboración al hacer los planes.
1.5
Ya estudió varios factores que pueden mejorar los procesos grupales. La
tabla 8.2 presenta un conjunto de condiciones que Ruth Wageman y sus 1
colegas (2009) sugieren como las mejores para la efectividad de un equipo.
Desempeño
Performance
>
l n sistema de recompensas debe proporcionar consecuencias positivas
U
para el desempeño de un equipo excelente.
l Al equipo debe proporcionársele asistencia técnica y capacitación.
Equipos virtuales
© Cengage Learning
Los equipos que consisten de personas dispersas
por todo el planeta son una parte del mundo empre-
sarial relativamente reciente y de rápido crecimiento. Evaluaciones recientes indican
que una mayoría de los trabajadores profesionales de la actualidad pasan tiempo en
labores dentro de equipos virtuales (Cordery y Soo, 2008; Mathieu et al., 2008; Mes-
mer-Magnus et al., 2011). Los equipos virtuales, en ocasiones también llamados equipos
dispersos, son “grupos de personas que trabajan de manera interdependiente con un
propósito compartido a través del espacio, el tiempo y las fronteras de la organización
usando tecnología para comunicarse y colaborar” (Kirkman et al., 2002, p. 67). Debido
a la globalización y diversos factores relacionados, los equipos virtuales serán cada vez
más importantes en los negocios y las organizaciones.
La mayoría de los factores que contribuyen a la pérdida del proceso en los grupos se
aplican también a los grupos virtuales, pero éstos pueden ser especialmente vulnerables
a algunos de ellos. Dadas las distancias físicas entre los miembros y la poca interacción
que pueden tener entre ellos, los grupos virtuales pueden pasar momentos más difí-
ciles al construir cohesión, mantener estables a los miembros, socializar a los miem-
bros nuevos, mantener los roles claros, compartir información y desarrollar sistemas de
memoria transactiva que permita a los miembros reconocer o recordar quién tiene qué
conocimiento o experiencia en el grupo. En consecuencia, debe ponerse especial aten-
ción en los grupos virtuales para compensar dichos
problemas. Por ejemplo, deben estar disponibles y
TABLA 8.3 actualizados directorios que permitan a los miem-
Cómo los sistemas computarizados de apoyo para grupos bros tener acceso a información acerca de quién
les ayudan a evitar el pensamiento de grupo sabe a lo largo del equipo virtual. También pueden
ser de utilidad sesiones frecuentes de teleconfe-
1. Permiten a los miembros del grupo plantear sus preocupaciones de rencias y visitas breves ocasionales para permitir
manera anónima por medio de la interfase de la computadora, lo que les
que los miembros del grupo disperso pasen algo
permite arriesgarse a desafiar el consenso del grupo sin temor a recibir
ataques directos. de tiempo juntos (Cordery y Soo, 2008; Hackman y
Katz, 2010; Oshri et al., 2008). No obstante, la falta
2. Reducen el rol directivo del líder.
de cohesión en el grupo virtual puede tener ciertas
3. Permiten a los miembros del grupo brindar entrada simultánea, de modo ventajas, como ayudarles a evitar algunas de las pre-
que no tienen que esperar una oportunidad para plantear sus ideas.
siones de conformidad asociadas con los problemas
4. Permiten a los miembros del grupo menos asertivos enunciar sus ideas del pensamiento de grupo.
tan fácilmente como los más dominantes.
multiculturales distribuidos (MNMC). Sin embargo, incluso los grupos que funcionan
cara a cara se vuelven cada vez más diversos, más obviamente en términos de sexo,
etnias y antecedentes culturales. Esta diversidad ofrece retos y oportunidades únicos a
los grupos y a la manera en que se desempeñan.
¿Cómo afecta la diversidad al desempeño del grupo? ¿Cómo un grupo puede usar
mejor la diversidad para su ventaja? Las respuestas a tales preguntas, e incluso el signi-
ficado de diversidad, es probable que varíen conforme cambie la sociedad en términos
de su demografía y actitudes. Además, la diversidad no está restringida a diferencias
demográficas entre los miembros del grupo, pues también puede significar diferen-
cias en actitudes, personalidades, niveles de habilidad, etc. Por tanto, los temas que
rodean la diversidad son particularmente complejos.
La evidencia de la investigación empírica concerniente a los efectos de la diversi-
dad sobre el desempeño grupal es decididamente mixta (Hackman y Katz, 2010; Mannix
y Neale, 2005; Van Knippenberg y Schippers, 2007; Phillips, 2008). Por otra parte, con
frecuencia se asocia la diversidad con dinámicas grupales negativas. Los problemas de
comunicación y los malos entendidos tienen más probabilidad de surgir entre miembros
de grupos heterogéneos, lo que produce frustración, resentimiento y daña el desempeño
grupal al debilitar la coordinación, la moral y el compromiso con el grupo. En los grupos
diversos con frecuencia se forman corrillos, lo que hace que algunos miembros del grupo
se sientan alienados.
Por otro lado, la investigación también ha demostrado efectos
positivos de la diversidad, como en los patrones de socialización,
dinámicas en el aula y complejidad e inclusión en las discusiones
grupales (Antonio et al., 2004; Juvonen et al., 2006; Toosi et al., 2012).
Samuel Sommers (2006) descubrió que los jurados con diversidad
étnica intercambiaban una gama más amplia de información, cita-
ban más hechos acerca del caso por decidir y cometían menos errores
en sus deliberaciones que los jurados con homogeneidad étnica, al
menos cuando el acusado era afroamericano. Sommers y colaborado-
res (2008) también descubrieron que la simple anticipación de estar
en un grupo étnicamente mixto hacía a los individuos caucásicos pro-
cesar la información relevante para la raza de manera más profunda.
© Jon Feingersh/zefa/Corbis
A medida que más organizaciones tratan de atraer clientes e
inversionistas de diversas culturas, la diversidad en el personal debe
ofrecer más y más ventajas. Cedric Herring (2009) analizó datos de
más de 1000 establecimientos de trabajo en Estados Unidos de 1996
a 1997, y encontró que la diversidad racial estaba asociada con mayo-
res ganancias y participación en el mercado. (Sin embargo, tenga en
cuenta que es un hallazgo de correlación y que la causalidad es ambi-
gua. Por ejemplo, podría ser el caso que la diversidad contribuya al Dado que los grupos se han vuelto cada
éxito o que el éxito haga mayor la posible diversidad.) vez más diversos en muchos escenarios,
es más importante que nunca que
Aunque el cuerpo global del trabajo sobre los efectos de la diversidad sobre el des- aprendan cómo emplear los grandes
empeño grupal sigue siendo bastante mixto, la investigación más reciente se enfoca en beneficios y minimizar los costos de la
comprender factores específicos que puedan ayudar a los grupos a lograr los beneficios diversidad en los procesos grupales.
de la diversidad mientras evitan o reducen sus problemas. Un conjunto de hallazgos
recientes es que los grupos multiculturales se desempeñan mejor si sus miembros o líde-
res tienen conciencia relativamente alta de sus propias suposiciones culturales y de las
de los demás, lo que en ocasiones se conoce como meta-cognición cultural (Chua et al.,
2012; Crotty y Brett, 2012). Las personas muestran metacognición cultural al grado que
suelen pensar en su conocimiento cultural y comprobar la precisión de éste, en particu-
lar en interacciones transculturales. Además, los grupos con diversidad cultural cuyos
miembros tienen una actitud positiva hacia el aprendizaje de nueva información tienden
a beneficiarse de la diversidad de sus grupos más que de los otros grupos (Nederveen
Pieterse et al., 2013). Por último, Inga Hoever y colaboradores (2012) demostraron que los
grupos diversos que fueron alentados a asumir la perspectiva de los demás, tanto como
fuera posible, se desempeñaron significativamente mejor en una tarea de creatividad que
Conflicto: cooperación y
competencia dentro de los
grupos y entre ellos
Muchos de los problemas más cruciales que enfrenta el mundo actual involucran pug-
nas entre grupos o entre individuos y sus grupos. El deseo de algunos individuos de con-
sumir recursos valiosos entra en conflicto con la necesidad de proteger el ambiente por
el bien mayor. El reclamo de una nación por un territorio importante o el derecho a
poseer armas nuclearse entra en conflicto con la seguridad nacional de otro país. En
esta sección se describen algunos de los dilemas que los grupos deben enfrentar con
frecuencia y los factores que influyen en si los individuos o los grupos actúan de manera
cooperativa o competitiva para lidiar con ellos. También se observan algunos de los fac-
tores que hacen que los conflictos entre grupos aumenten o se reduzcan, y se enfoca un
mecanismo importante para resolver la negociación en los conflictos grupales.
El dilema del prisionero La sección comienza con una historia criminal. Dos
dilema social Situación en la que una cómplices en un crimen son capturados por la policía para interrogarlos. Aunque la
elección de interés personal por parte policía cree que cometieron un gran delito, sólo hay suficiente evidencia para con-
de alguien crea el peor resultado para denarlos por un cargo menor. Para sostener la condena por el crimen más serio,
todos los demás. la policía tendrá que convencer a uno de ellos de testificar contra el otro. Separados
de la ciudad. Pero si todos los animales pastan a sus anchas (a beneficio de sus propie-
tarios), los comunes se agotarían, la fuente de alimento de los animales disminuiría y
el bienestar de los propietarios estaría amenazado. En la actualidad, la tragedia de los
comunes es un peligro claro a escala global. Deforestación, contaminación del aire, emi-
sión de carbono, basura arrojada al océano, irrigación masiva, pesca excesiva, desarrollo
comercial de áreas silvestres, una población en rápido crecimiento en algunos países
en desarrollo y el consumo excesivo de recursos globales por parte de las naciones más
ricas contraponen el interés individual al bien común.
“Si una sociedad libre no puede En los dilemas de bienes públicos, se supone que todos los individuos contribuyen a
ayudar a los muchos que son po- los recursos de un acervo común. Ejemplos de estos bienes públicos incluyen el sumi-
bres, no puede salvar a los pocos nistro de sangre, la difusión pública de mensajes, las escuelas, bibliotecas, caminos y
que son ricos.” parques. Si nadie da, el servicio no puede continuar y todos sufrirán. De nuevo: el interés
John F. Kennedy propio entra en conflicto con el bien público.
peradoras y menos individualistas que los hombres; l Tener razón para esperar que otros cooperen
no está apoyada por los datos. Un meta-análisis l Estar en un grupo pequeño en lugar de en uno grande
reciente de 50 años de investigación en este campo l Compartir una identidad social o metas de orden superior
den a cooperar más que los hombres en situaciones cooperativo y/o castigue el comportamiento egoísta
de sexo mezclado, pero las mujeres cooperan menos l Remover recursos del dominio público y entregarlos a la propiedad privada
con otras mujeres que los hombres con otros hom- l Establecer una autoridad para controlar los recursos
amigo o con un extraño. Si los estudiantes eran preparados al principio con sím-
bolos asociados con la cultura china, se comportaban de manera mucho más
cooperativa con un amigo que con un extraño. En contraste, si se les preparaba
© The New Yorker Collection 2009 Carolita Johnson from cartoonbank.com.
>
l figura 8.9).
De hecho las espirales de conflicto son frecuentes, cuando una parte molesta a la
otra, que a su vez se desquita, lo cual promueve una reacción más extrema de
la primera parte, y así sucesivamente (Brett et al., 1998; Rubin et al., 1994). La tabla
8.5 menciona varios factores que contribuyen a intensificar el conflicto.
“Estoy atrasado... algunas personas estaban El factor final que se menciona en la tabla 8.5, percepciones negativas del
esperando mi mesa, de modo que tuve que “otro”, obviamente se relaciona con los temas de estereotipos y prejuicio, que
tomarme todo el tiempo del mundo.” incluyen el favorecer a los endogrupos sobre los exogrupos, como se estudió en el
capítulo 5. Durante el conflicto, el grupo opositor y sus miembros con frecuencia
Las personas con una orientación de valor se perciben como “el otro”: extraño, extranjero, ajeno. Se les caracteriza en for-
social competitivo pueden complicarse la vida
para evitar que otros usen un recurso, incluso mas simplistas y exageradas. Mantenido a una distancia psicológica, el otro se
si al hacerlo también se lastiman a sí mismos a convierte en pantalla sobre la cual es posible proyectar los peores temores pro-
la larga. pios. De hecho, los grupos con frecuencia se ven unos a otros como imágenes
especulares: ven en sus enemigos lo que sus enemigos ven en ellos. Como Urie
Bronfenbrenner (1961) descubrió cuando visitó a la ex Unión Soviética durante
la Guerra Fría: los soviéticos veían a los esta-
dounidenses como agresivos, explotadores e
indignos de confianza, tal como los estadou-
l FIGURA 8.9 nidenses los veían a ellos. Lo mismo es cierto
Cultura y el dilema del prisionero para israelíes y palestinos en la actualidad.
Estudiantes de Hong Kong que estaban muy familiarizados con las culturas china Llevadas a los extremos, las visiones
y estadounidense, jugaron al dilema del prisionero con un amigo o un extraño. negativas del otro pueden resultar en deshu-
Antes de jugar, algunos participantes fueron expuestos a imágenes chinas y otros manización, la percepción de que la persona
a imágenes estadounidenses. Cuando jugaron con un amigo, los estudiantes carece de cualidades humanas o es “subhu-
preparados con imágenes chinas cooperaron más que los estudiantes preparados
mana”, y esto puede tener un poderoso papel
con imágenes estadounidenses. Cuando jugaron con un extraño, no hubo
en la intensificación del conflicto y en la pro-
diferencia significativa en la cooperación como función de cuál cultura se imprimó.
Adaptado de Wong & Hong, 2005. © Cengage Learning
moción de prejuicios o violencia (Demoulin
et al., 2009; Esses et al., 2008; Maoz y McCau-
80 ley, 2008). Cuando los nazis comenzaron
el holocausto, difundieron propaganda que
Cooperativecooperativas
reducir la tensión (GRIT, por sus siglas en inglés), l Uso prematuro de la capacidad de amenaza, que dispara la venganza agresiva
un grupo da el primer paso hacia la cooperación l Percepciones negativas del “otro”, que promueven la aceptación del
comportamiento agresivo y aumentan la cohesión del “nosotros” del
al hacer una concesión inicial. Luego espera la res-
endogrupo contra el “ellos” del exogrupo
puesta del otro lado y responde de manera recíproca © Cengage Learning
a dicho movimiento: agresión con agresión y coope-
ración con incluso más cooperación. No hay mucha
investigación acerca de las GRIT, pero la que existe ha sido
alentadora; incluso personas con orientación competitiva
tienden a responder de manera cooperativa a esta estrate-
gia, y los efectos positivos de las GRIT pueden ser durade-
ros (Lindskold y Han, 1988; Yamagishi et al., 2005).
> Negociación
Las concesiones unilaterales son útiles para comenzar
el proceso de paz, pero por lo general se requieren nego-
no pudieron verlo. Por desgracia, la investigación indica que esto ocurre con demasiada
frecuencia. Leigh Thompson y Dennis Hrebec (1996) realizaron un meta-análisis de 32
experimentos y descubrieron que, en más de 20% de las negociaciones que pudieron
resultar en acuerdos integradores, los participantes acordaron establecer lo que fue
peor para ambos lados. La capacitación en técnicas de resolución de conflictos, con el
uso de sistemas computarizados de apoyo a la negociación, y hacer que las partes pien-
sen en motivos de orden superior en lugar de sólo sus resultados preferidos, están entre
las formas en que las negociaciones tienen más probabilidad de terminar en mejores
acuerdos (Davis y Hall, 2003; Kersten y Lai, 2007; Henderson, 2011; Taylor et al., 2008).
Siempre es difícil que los participantes en una disputa se escuchen con cuidado
La negociación con los vendedo- entre sí y alcancen cierta comprensión razonable de la perspectiva del otro. Pero la
res de automóviles es una forma comunicación en la que ambos lados revelan sus metas y necesidades es crucial e impor-
tante para permitir que cada uno vea las oportunidades de los beneficios conjuntos (De
de negociación en la que muchas
Dreu et al., 2006). Esto puede parecer obvio; sin embargo, durante las negociaciones
personas se involucran de vez en las personas, como las dos hermanas con la naranja, con mucha frecuencia fallan para
cuando. ¿Quiere algunos consejos? comunicar sus metas y necesidades. Pueden retener información debido a la falta de
Pruebe la sección de Sugerencias confianza en el otro o porque creen que sus metas son más claras para la otra parte
y consejos (Tips and advice) en el de lo que en realidad son. No obstante, si la comunicación mejora, los resultados tam-
sitio web de Edmunds, en bién lo hacen y en forma notable.
www.edmunds.com.
> Cultura y negociación
Conforme el mundo se vuelve cada vez más pequeño debido a los avances en la tecno-
logía, la globalización de los negocios y la economía, y teniendo en cuenta las amenazas
globales en cuanto al ambiente y el terrorismo, la habilidad para negociar de manera
efectiva entre las culturas se vuelve cada vez más importante. Por tanto, es vital com-
prender las diferencias culturales relevantes a la negociación. La tabla 8.6 menciona
algunas suposiciones comunes hechas por los negociadores de las culturas occidenta-
les individualistas y que no siempre son compartidas por los representantes de otras
culturas.
Considere, por ejemplo, la afirmación de que la buena comunicación es un ingre-
diente clave en la negociación exitosa. La comunicación transcultural puede presentar
Representantes de naciones de todo retos especiales (Liu y Wilson, 2011; Liu et al., 2010; Thompson et al., 2010). Mientras
el mundo se reúnen en Ginebra para una perspectiva individualista enfatiza la comunicación y la confrontación directas, una
intentar negociar acuerdos acerca de las
políticas nucleares. Las negociaciones perspectiva colectivista enfatiza la comunicación más indirecta y el deseo de evitar el
entre culturas y grupos con una conflicto directo. Los negociadores individualistas pueden enfatizar la racionalidad,
historia de conflicto plantean retos en tanto que una mayor tolerancia de la contradicción y la emotividad caracteriza al
especiales. Ellos resaltan la utilidad de
la investigación en psicología social que estilo de los colectivistas, aunque éstos prefieren la emotividad sin confrontación. Los
ha especificado factores para hacer que negociadores de las culturas individualistas tienen más probabilidad de responder con
las negociaciones tengan mayor o menor un “no” directo a una propuesta; los negociadores de las culturas colectivistas tienen
probabilidad de triunfar.
más probabilidad de hacer referencia a los roles sociales y las
relaciones.
Por ejemplo, de acuerdo con Yunxia Zhu y colaboradores
(2007a), la construcción de relaciones es parte importante del
proceso de negociación entre los chinos. Los negociadores de
las culturas individualistas acaso necesiten ser inusualmente
pacientes con procesos que les pueden parecer irrelevantes
para la tarea por venir porque son importantes para crear
guanxi, término chino que significa relación. Las sesiones
iniciales en las negociaciones con chinos tienen particular
importancia porque pueden establecer el tono para el esta-
AP Photo/Anja Niedringhaus, Pool
blecimiento de guanxi.
Otra diferencia trata con la puesta en el tiempo de las
concesiones. Los individualistas tienden a preferir hacer
compromisos y concesiones hacia el final de una negocia-
ción, mientras que los colectivistas prefieren comenzar con
generosas concesiones y reducir gradualmente sus concesio-
TABLA 8.6
Suposiciones culturales acerca de la negociación
Las personas de diferentes culturas hacen diferentes suposiciones acerca del proceso
de negociación. Esta tabla resume algunas que usualmente hacen los negociadores
estadounidenses y occidentales. También se presentan otras suposiciones que pueden
hacer los negociadores de otras culturas. Como puede ver, tales diferencias pueden
dificultar mucho el llegar a un acuerdo exitoso.
Con base en Brett y Gelfand, 2006, De Dreu et al., 2007, Gelfand et al., 2007, Giebels y Taylor, 2009, y Kimmel, 1994,
2000. © Cengage Learning
nes más tarde. Incluso otro factor tiene que ver con “salvar la dignidad”: el sentimiento
de que los otros siguen respetándolo y que usted conservó el honor. Aunque salvar
la dignidad en una negociación es importante en todas las culturas, puede tener una
importancia más central en las colectivistas (Oetzel et al., 2008; Rodríguez Mosquera et
al., 2008; Tjosvold et al., 2004).
Las respuestas emocionales pueden dañar las negociaciones entre miembros de
diferentes culturas si se consideran inapropiadas en una de estas últimas. Las expresio-
nes de orgullo tienen más probabilidad de ser recibidas de manera positiva en las cultu-
ras individualistas, mientras que las expresiones de vergüenza tienen más probabilidad
de ser recibidas positivamente en las culturas colectivistas (Rodríguez Mosquera et al.,
2004). Shirli Kopelman y Ashleigh Shelby Rosette (2008) realizaron un experimento que
ilustra las diferencias culturales en la sensibilidad hacia emociones particulares. Estu-
diantes de negocios de Hong Kong e Israel participaron en un ejercicio de negociación
en el que una administradora de negocios estadounidense les ofrecía una propuesta de
“tómelo o déjelo” por video. Para la mitad de los estudiantes, la administradora hizo la
oferta mostrando emoción positiva: habló en un tono amistoso, sonrió y movió la cabeza
con frecuencia y pareció cordial. Para la otra mitad, la administradora mostró emoción
negativa: habló en un tono más enojado y pareció intimidante e irritada.
Como los investigadores predijeron, los estudiantes de Hong Kong respondieron de
manera muy diferente en función de la emoción mostrada. Como puede verse en la l
figura 8.10, tuvieron mucho más probabilidad de aceptar la oferta si se hacía con una
muestra de emociones positivas más que negativas. Los estudiantes de Israel, donde las
negociaciones directas y de confrontación son más comunes (y acaso donde una mujer
estadounidense se vería menos como fuera del grupo), fueron relativamente menos afec-
>
70 más efectiva y fluida sin pisar los pies del otro.
60
Cómo encontrar un terreno común
Accepting Offer
aceptación
50
Cada conflicto es único, como lo es cada intento por resolverlo. Sin embargo,
40 todos los esfuerzos por encontrar una solución constructiva requieren cierto
terreno común sobre el cual construir. El reconocimiento de una identidad
Porcentaje de %
30
supraordenada es una forma de establecer terreno común entre los grupos en
20 conflicto. Cuando los miembros del grupo perciben que tienen una identidad
compartida, un sentido de pertenencia a algo que es más grande y abarcador
10 que sus propios grupos, aumenta el atractivo de los miembros del exogrupo,
y con frecuencia las interacciones se vuelven más pacíficas. Quienes quieren
0
Hong Kong
Hong Kong Israel
Israel la paz, en lugar de avivar el conflicto, se dan cuenta que está en su propio
Emoción
interés encontrar terreno común y entender que el manto de la humanidad
Emotion
es suficientemente grande para cubrir una multitud de diferencias menores.
Positive
Positiva Negative
Negativa
Repaso
Fundamentos de los grupos
¿Qué es un grupo? ¿Por qué unirse a un grupo? l El establecimiento de roles claros puede ayudar a un grupo, pero
l Los grupos involucran interacciones directas entre los miembros cuando los roles de los miembros se asignan mal, son ambiguos,
del grupo durante un tiempo y un destino común compartido, entran en conflicto con otros roles o experimentan cambios, puede
identidad o establecimiento de metas. producirse estrés y pobre desempeño.
l Los grupos varían en la medida en que se ven como entidades l Los grupos suelen desarrollar normas a las que se espera se con-
distintas. formen los miembros del grupo. Los miembros del grupo que
l Las personas se unen a un grupo por varias razones, incluidas la están en contra de la norma pueden resultar desagradables, ser
realización de una tarea que no pueden lograr solos y mejorar amenazados o rechazados.
la autoestima y la identidad social. l Los grupos varían en qué tan tolerantes son a las violaciones de
l Estudiosos evolucionistas proponen que la unión entre grupos sus normas.
desarrolló un mecanismo psicológico. l Un estudio descubrió que los participantes eran menos severos
al juzgar a un estudiante de su universidad que se desviaba de la
Características clave de los grupos: papeles, normas norma universitaria si se les conducía a percibir que su escuela
y cohesión consistía de personas con antecedentes y actitudes muy diferentes
l Los recién llegados a los grupos por lo general pasan por un pro- en lugar de ser bastante homogénea.
ceso de socialización que puede operar de manera explícita o l La cohesión se relaciona con el desempeño del grupo, pero la
implícita. dirección causal de esta relación no es clara, y la relación depende
de otros factores, como el tamaño del grupo, el tipo de tarea que l Un estudio descubrió que los grupos chinos de amigos o extraños
realiza e incluso el género de los miembros del grupo. y los grupos de extraños estadounidenses se sienten en proble-
mas por el debate acalorado en una tarea grupal, pero los grupos
Cultura y cohesión de amigos estadounidenses parecen reaccionar positivamente al
l Qué comportamientos afectan la cohesión del grupo pueden debate.
variar en forma significativa a través de las culturas.
l El comportamiento en un dilema social está influido por algunos l Las GRIT, una estrategia explícita para la búsqueda persistente
factores psicológicos, incluidos factores situacionales, dinámicas unilateral de confianza y cooperación entre partes opuestas, son
de grupo y arreglos estructurales. una táctica útil para comenzar el proceso de paz.
l La confianza es importante para promover la cooperación, porque
reduce el temor a ser explotado. Negociación
l Los grupos tienden a ser más competitivos que los individuos en l Muchas negociaciones tienen el potencial de generar acuerdos
situaciones de motivo combinado. integradores en los que los resultados superan la división 50-50,
l Los individuos con una orientación cooperativa, prosocial, tienen pero los negociadores suelen fracasar para lograr tales resultados.
menos probabilidad de comportarse en forma competitiva consu- l La comunicación y la comprensión de la perspectiva de la otra
midora de recursos que las personas con orientaciones individua- parte son ingredientes clave de la negociación exitosa.
listas o competitivas. Cultura y negociación
l Un meta-análisis reciente reporta que no hay diferencia sexual l Personas de diferentes culturas pueden tener suposiciones y esti-
global en la cooperación o competitividad en los dilemas sociales. los muy diferentes acerca de las negociaciones, como si se prefiere
Las mujeres tienden a ser más cooperativas en estos dilemas con la comunicación directa o la indirecta, cuán importante es el con-
hombres que con otras mujeres. Los hombres en ocasiones pueden texto y la construcción de relaciones, y si debe evitarse el conflicto
actuar de modo más generoso en un dilema de bienes públicos en directo.
presencia de mujeres, acaso con la intención de impresionarlas.
l Un experimento descubrió que los estudiantes de negocios de
Cultura y dilemas sociales Hong Kong eran mucho más afectados que los estudiantes
l La evidencia en cuanto a la relación entre diferencias y respuestas de Israel por la emoción que mostraba una negociadora estadouni-
culturales ante los dilemas sociales es un tanto mixta. dense cuando decidían si aceptar o no la propuesta de ella.
l Comparados con los individualistas, los colectivistas pueden coo- Cómo encontrar un terreno común
perar más cuando lidian con amigos o miembros del endogrupo, l El reconocimiento de una identidad compartida aumenta la pro-
pero competir con más agresividad con extraños o miembros del babilidad de una resolución pacífica de las diferencias.
exogrupo.
l En un experimento, participantes chinos familiarizados con las
culturas estadounidense y china jugaron al dilema del prisionero
Puesta a prueba del sentido común
con un amigo o un extraño. Si los participantes se preparaban pri- Los grupos grandes tienen más probabilidad que los grupos
mero con símbolos asociados con la cultura china, se comporta- pequeños de explotar un recurso escaso del cual dependen los
ban de manera mucho más cooperativa con un amigo que con un miembros colectivamente.
extraño. Si se preparaban con símbolos estadounidenses, su com- Verdadero. Los grupos grandes tienen más probabilidad de
comportarse de manera egoísta cuando enfrentan dilemas de recursos,
portamiento no variaba entre amigos y extraños.
en parte porque las personas en los grupos grandes se sienten menos
Intensificación y reducción del conflicto identificables y más anónimas.
l Los conflictos pueden aumentar por muchas razones, incluidas las Cuando enfrentan el dilema de actuar en interés propio o cooperar
espirales de conflicto y el escalamiento del compromiso. con el bien mayor, las mujeres tienen más probabilidad de
l Las percepciones acerca de los otros que contribuyen a la intensi- cooperar que los hombres.
ficación del conflicto incluyen imágenes especulares desfavorables Falso. La investigación sugiere que no hay diferencia sexual global en la
y deshumanización. cooperación o la competitividad en dilemas sociales.
TÉRMINOS CLAVE
acuerdo integrador (331) grupo (297) pensamiento de grupo (316)
cohesión grupal (301) iniciativas graduadas y recíprocas para pérdida del proceso (311)
desindividualización (308) reducir la tensión (GRIT) (331) pereza social (306)
dilema del prisionero (327) lluvia de ideas (312) polarización grupal (314)
dilemas de recursos (327) memoria transactiva (322) sistemas de soporte para grupo (323)
dilema social (326) modelo de esfuerzo colectivo (306) teoría de la aprehensión de
efecto de escalamiento (318) modelo de identidad social de los efectos evaluación (305)
de la desindividualización (SIDE) (30) teoría de la mera presencia (305)
facilitación social (303)
muestreo sesgado (319) teoría distracción-conflicto (305)
ganancia del proceso (312)
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Repaso
Términos clave
Recursos mediáticos
© Martin Meyer/Corbis
339
Necesidad de pertenencia:
un motivo humano fundamental
Aunque nacen indefensos, los infantes humanos están equipados con reflejos que los
orientan hacia las personas. Tienen respuestas únicas ante los rostros humanos, giran
la cabeza hacia las voces y pueden imitar ciertos gestos faciales en el momento. Luego,
pocas semanas después, se presenta la primera sonrisa del bebé, en verdad, la señal más
cálida de todas. Con gran placer para los
padres de todo el mundo, el recién nacido
Puesta a prueba del sentido común parece un animal inherentemente social.
Pero espere. Si reflexiona en la cantidad de
Encierre su respuesta en un círculo tiempo que emplea en hablar, estar, coque-
tear, confiar, añorar o en preocuparse por
V F En momentos de estrés, las personas buscan la compañía de otras personas, se dará cuenta que todos
otros, aun cuando sean extraños. son animales sociales. Parece que las per-
V F Los infantes no discriminan entre rostros considerados atractivos sonas necesitan a las personas.
y no atractivos en su cultura. De acuerdo con Roy Baumeister y Mark
Leary (1995), la necesidad de pertenecer
V F Las personas con atractivo físico son más felices y tienen mayor es un motivo humano básico, “un impulso
autoestima que quienes no son atractivas. generalizado para formar y mantener al
V F Cuando se trata de relaciones románticas, los opuestos se atraen. menos una cantidad mínima de relacio-
nes interpersonales duraderas, positivas
V F Los hombres tienen más probabilidad que las mujeres de y significativas” (p. 497). Esta proposición
interpretar en términos sexuales los gestos amistosos del sexo general está apoyada por la observación
opuesto. cotidiana y gran cantidad de investigación.
Por todo el mundo, las personas sienten
V F Después del periodo de luna de miel, hay un declive global en los
alegría cuando forman nuevos vínculos
niveles de satisfacción marital.
ImagesBazaar/Getty Images
trastorno de ansiedad social, que se caracteriza por intensos sentimien-
tos de incomodidad en situaciones que dan pie al escrutinio público
(Leary y Kowalski, 1995). Un ejemplo muy familiar es la ansiedad por
hablar en público, o el “pánico escénico”: la peor de las pesadillas de un
actor. Si el lector alguna vez ha tenido que hacer una presentación sólo Por todo
para sentir débiles las rodillas y oír su voz temblorosa, experimentó un el mundo, tanto
para hombres como
poco de este trastorno. Cuando a quienes han padecido este trastorno se les pregunta a mujeres, la necesidad
qué le temen, las respuestas más comunes son: a temblar y mostrar otros signos de ansie- de pertenencia es un
dad, quedar con la mente en blanco, decir algo tonto y ser incapaces de proseguir (Stein poderoso motivo
humano.
et al., 1996). Para las personas con altos niveles de ansiedad social el problema también se
presenta en otras situaciones sociales, como comer en la barra de un restaurante público,
firmar un cheque frente al empleado de una tienda y, para los varones, orinar en un baño
lleno de hombres. En casos extremos, la reacción puede volverse tan debilitante que la
persona mejor permanece en casa (Beidel y Turner, 1998; Crozier y Alden, 2005).
La necesidad de pertenencia es un motivo humano fundamental. Las personas que
tienen una red de lazos sociales cercanos (en forma de amantes, amigos, miembros de
la familia y colaboradores), tienen autoestima más alta y mayor satisfacción de la vida
comparados con quienes viven vidas
más aisladas (Denissen et al., 2008; Leary
y Baumeister, 2000). Las personas que l FIGURA 9.1
están socialmente conectadas también Redes en medios sociales: ¿cuántos amigos tienes?
son físicamente más saludables y tienen En Estados Unidos, la tendencia es clara: desde 2006, los estudiantes universitarios muestran
un agudo aumento en el número de “amigos” que tienen en la red. La mayor parte de este
menos probabilidad de morir de manera crecimiento proviene de un aumento en las relaciones distantes y superficiales.
prematura (Cacioppo y Patrick, 2008; Manago et al., 2012. © Cengage Learning
House et al., 1988; Uchino, 2006). Inves- 500
tigación reciente muestra que las perso-
nas incluso pueden tener la motivación 440
de lograr éxito a partir de sus conexiones
con otros (Walton et al., 2012). 400
en Facebook
300
mite a las personas permanecer en con-
Sin amigos
Como seres sociales, los humanos se sienten atraídos unos por otros como
imanes al metal. Trabajan, juegan y viven juntos, y con frecuencia hacen
compromisos de toda la vida para envejecer juntos. Esta motivación social
comienza con la necesidad de afiliación, definida como el deseo de estable-
“En este momento mis necesidades de privacidad
cer contacto social con otros (McAdams, 1989). Los individuos difieren en
interfieren con mis metas de intimidad.”
la fuerza de su necesidad de afiliación, pero parece que están muy moti-
Las personas están motivadas para vadas para establecer y mantener un equilibrio óptimo del contacto social
establecer y mantener un nivel óptimo —en ocasiones anhelan la compañía de otros, en ocasiones quieren estar solos— en la
de contacto social. forma en que un cuerpo mantiene cierto nivel de temperatura. En un interesante estudio,
Bibb Latané y Carol Werner (1978) descubrieron que las ratas de laboratorio tenían más
probabilidad de acercarse a otras de su especie después de un periodo de aislamiento y
tuvieron menos probabilidad de acercarse a otras después de un contacto prolongado.
Estos investigadores sugieren que las ratas, como muchos otros animales, tienen un
“sociostato” (termostato social) interno para regular sus tendencias a la afiliación.
¿Existe evidencia de un mecanismo similar en los humanos? Shawn O’Connor y
Lorne Rosenblood (1996) reclutaron estudiantes universitarios para llevar localizadores
portátiles durante cuatro días. Siempre que el localizador sonaba (en promedio, cada
hora), los estudiantes escribían si en ese momento en realidad estaban solos o en compa-
ñía de otra persona y si querían estar solos o con otros. Los resultados mostraron que los
estudiantes estaban en el estado que deseaban dos tercios del tiempo. De hecho, la situa-
ción que deseaban en una ocasión (por decir, querían estar solos a las 4 p.m.) predijo su
situación real la siguiente vez que recibían la señal (estarían solos a las 5 p.m.). Ya fuera
que los estudiantes buscaran soledad o contacto social, gestionaban de manera exitosa
para regular sus necesidades personales de afiliación.
Las personas pueden diferir mucho en la fuerza de sus necesidades de afiliación, pero
hay momentos cuando todos quieren estar con otras personas. Recuerde las escenas en
Chicago, St. Louis, Dallas, Nueva York, Pittsburgh, Filadelfia, Boston, Los Ángeles, Miami
y otras ciudades con campeonatos deportivos recientes siempre que el equipo de casa
ganaba el juego final del campeonato. De una ciudad a otra, aficionados jubilosos per-
manecieron mucho tiempo después de que el juego había terminado, caminando por los
alrededores e intercambiando saludos, palmadas en la espalda, abrazos y besos. En cada
una de estas ciudades, es claro que las personas quieren celebrar juntas y no en solitario.
La afiliación también puede satisfacer por otras razones, pues las personas brindan
energía, atención, estimulación, información y apoyo emocional (Hill, 1987). Una condi-
ción que aviva fuertemente la necesidad de afiliación es el estrés. ¿Alguna vez ha notado
la forma en que los vecinos que nunca se detienen a saludar se juntan en las tormentas de
nieve, los huracanes, las fallas eléctricas y otras grandes crisis? Hace muchos años, Stanley
Schachter (1959) teorizó que una amenaza externa dispara el miedo y motiva a las perso-
nas a afiliarse, en particular con otras que enfrentan una amenaza similar. En un experi-
mento de laboratorio que demostró el punto, Schachter descubrió que las personas que
esperan recibir choques eléctricos dolorosos eligen esperar con otros participantes ner-
viosos en lugar de solos. Hasta el momento, todo bien. Pero cuando Irving Sarnoff y Philip
necesidad de afiliación Deseo
Zimbardo (1961) hicieron que estudiantes universitarios esperaran su involucramiento en
de establecer y mantener muchas
relaciones interpersonales gratificantes.
un comportamiento embarazoso, como chupar grandes biberones y chupones, su deseo
por estar con otros caía. Parece desconcertante. ¿Por qué las personas con pena temerosa
aman la compañía, mientras los que sienten pena embarazosa buscan la soledad?
que hay cierta continuidad, que este aspecto de las personalidades puede ser predecible
a partir del temperamento y el comportamiento durante la niñez temprana. Por ejemplo,
se observó que los niños pequeños inhibidos, tímidos y temerosos a los 3 años de edad
tienen más probabilidad de estar socialmente aislados al cumplir los 21 años que quie-
nes fueron más extrovertidos de pequeños (Caspi, 2000). Las diferencias pueden verse
en el cerebro adulto. Con el uso de imágenes obtenidas por resonancia magnética fun-
cional, los investigadores observaron hace poco que las personas tímidas, comparadas
con quienes son audaces, muestran mayor actividad en la amígdala, la región del cerebro
responsable del procesamiento del miedo, cuando se exponen a imágenes de extraños
(Beaton et al., 2008; Schwartz et al., 2003).
Cualquiera que sea su fuente, la timidez es un problema real y tiene consecuencias
dolorosas. Estudios muestran que las personas tímidas se evalúan a sí mismas de manera
negativa, esperan fracasar en sus encuentros sociales y se culpan cuando lo hacen. Como
resultado, muchas personas tímidas se imponen el aislamiento, lo cual las hace sentirse
solitarias (Cheek y Melchior, 1990; Jackson et al., 2002). En parte, el problema surge de un
paralizante temor al rechazo, que impide a las personas realizar propuestas amistosas o
románticas a quienes les interesan. Si el lector alguna vez quiso acercarse a alguien que
le gustaba, pero se contuvo, sabe que esta situación con frecuencia dispara un conflicto
aproximación-evasión, que lo pone entre el deseo del contacto y el temor a ser recha-
zado. Lo que es peor, la investigación muestra que las personas que temen el rechazo
piensan que su interés amistoso o romántico es transparente para los demás, lo que las
conduce a renunciar (Vorauer et al., 2003).
La soledad es un estado emocional triste que aplasta al corazón. Estar solitario es
sentirse privado de conexiones sociales humanas (Cacioppo y Patrick, 2008). Algunos
investigadores sostienen que la soledad se dispara por una discrepancia entre el nivel de
contacto social que tiene una persona y el nivel que quiere (Pepalu y Perlman, 1982). Otros
encuentran, más simplemente, que entre menos contacto social tiene la persona, más
solitaria se siente (Archibald et al., 1995). Por desgracia, las personas en algunas partes del
mundo son más solitarias hoy que nunca antes. En Bowling Alone (Jugar boliche a solas),
el profesor de Harvard de política pública, Robert Putnam (2001), argumentó que los esta-
dounidenses están más desconectados de sus familias, vecinos, compañeros de trabajo y
comunidades que en el pasado. No hace mucho, escribió, miles de personas pertenecían
a las ligas de boliche. En la actualidad, es más probable que practiquen el boliche solos. Al
lamentar los efectos adversos, Putnam (2006) afirma: “Usted debe tener amigos”.
¿Quién es solitario y cuándo? La soledad tiene más probabilidad de golpear durante
momentos de transición o perturbación, como en el primer año en la universidad, des-
pués de un rompimiento romántico o cuando una persona amada va a vivir a un lugar
lejano. Las encuestas muestran que las personas sin compromisos son más solitarias
que las que tienen compañeros románticos, pero que quienes son viudos, divorciados
o separados son más solitarios que las personas que nunca se casaron. A pesar de la
imagen estereotipada del viejo solitario que pasa el tiempo en una banca del parque, los
grupos más solitarios en la sociedad estadounidense son los adolescentes y los adultos
jóvenes de 18 a 30 años de edad. De hecho, la soledad parece declinar durante el curso de
la adultez, al menos hasta que los problemas de salud en la vejez limitan las actividades
sociales (Peplau y Perlman, 1982).
¿Cómo lidian las personas con este estado estresante? Cuando a estudiantes univer-
sitarios se les preguntó qué estrategias conductuales usaban para combatir la soledad,
96% dijo que con frecuencia o en ocasiones intentaban con más empeño ser amistosos
con otras personas, 94% retiraba el problema de su mente al leer o ver televisión y 93%
intentaba con más ahínco triunfar en otro aspecto de la vida. Otros dijeron que se dis-
traían al correr, ir de compras, lavar el auto o mantenerse ocupados en otras activida-
des. Incluso otros buscaban nuevas formas de conocer personas, intentaban mejorar su
apariencia, o hablaban con un amigo, pariente o terapeuta acerca del problema. Aunque
menores en número, algunos estaban tan desesperados que usaban alcohol o drogas para
alejar los sentimientos de soledad (Rook y Peplau, 1982). En el capítulo 14 se mostrará que
soledad Sentimiento de carencia
acerca de las relaciones sociales que
conforme la persona envejece, la soledad se vuelve un factor de riesgo, tan tóxico como
se tiene.
el fumar y la obesidad, para una amplia gama de problemas de salud físicos y mentales,
incluidos inactividad física y depresión (Cacioppo et al., 2006; Hawkley et al., 2009).
La atracción inicial
La afiliación es un primer paso necesario en la formación de una relación social. Pero
cada persona es más atraída hacia algunas personas que hacia otras. Si el lector alguna
vez se encaprichó con alguien, sintió la estremecedora excitación del primer encuentro
o gozó los primeros momentos de una nueva amistad, entonces conoce el significado del
término atracción. Cuando se reúne con alguien por primera vez, ¿qué busca? ¿La fami-
liaridad engendra cariño o desprecio? ¿Las personas con los mismos intereses se juntan
o los opuestos se atraen? ¿La belleza es el objeto de su deseo o cree que la apariencia
externa es engañosa? ¿Y entre la situación o las circunstancias, qué es lo que lo atrae más
en un encuentro inicial?
De acuerdo con una perspectiva clásica, las personas se sienten atraídas hacia aque-
llos con quienes pueden tener una relación que sea gratificante (Byrne y Clore, 1970; Lott
y Lott, 1974). Las recompensas pueden ser directas, como cuando las personas brindan
atención, apoyo, dinero, estatus, información y otras cosas valiosas. O pueden ser indi-
rectas, como cuando se siente bien estar con alguien que es bello, inteligente o divertido,
o que suele estar presente cuando los momentos son buenos.
Una segunda perspectiva poderosa acerca de la atracción también surgió en años
recientes, la de la psicología evolutiva, la subdisciplina que usa los principios de la evo-
lución para entender el comportamiento social humano. De acuerdo con esta visión, los
seres humanos de todo el mundo muestran patrones de atracción y selección de parejas
que favorecen la concepción, el nacimiento y la sobrevivencia de su descendencia. Este
enfoque tiene mucho que decir acerca de las diferencias en este aspecto entre hombres y
mujeres (Buss, 2011; Schaller et al., 2006).
El reconocimiento del papel de las recompensas y el llamado del pasado evolutivo
ofrecen amplias perspectivas para comprender la atracción humana. Pero todavía hay
más que decir... mucho más. A lo largo de los años, los psicólogos sociales han identifi-
cado muchos determinantes importantes de la atracción y el desarrollo de relaciones
íntimas (Berscheid y Regan, 2004; Miller y Perlman, 2009; Regan, 2011). Es importante
observar que la mayor parte de la investigación se ha enfocado en los heterosexuales, de
modo que con frecuencia no se sabe qué tan bien se aplican a la población homosexual
hallazgos específicos. Al mismo tiempo, es importante darse cuenta que muchos de los
procesos básicos descritos en este capítulo afectan el desarrollo de todas las relaciones
cercanas, sin importar si los individuos involucrados son gays, lesbianas o heterosexua-
les (Herek, 2006; Kurdek, 2005; Peplau y Fingerhut, 2007).
Por último, es importante darse cuenta que la forma en que las personas se reúnen
y se sienten atraídas es un proceso que ahora está en transición, como resultado de los
servicios de citas en línea como Match.com, eHarmony, Compatible Partners, OK Cupid
y HookUp.com, sin dejar de mencionar las aplicaciones de citas para dispositivos móvi-
les como Zoosk y Baddo, usadas por millones. Las citas en línea son un fenómeno nuevo,
pero se dispararon durante la década pasada. En una encuesta nacional en Estados Uni-
dos, a 4002 adultos se les preguntó cómo encontraron a su pareja actual. Entre quienes
se reunieron entre 2007 y 2009, el marco temporal del que se han tomado muestras más
recientemente, 22% de las parejas heterosexuales se reunieron por la Internet. Los núme-
ros fueron incluso mayores para algunas parejas del mismo sexo (Rosenfeld y Thomas,
2012). ¿Por qué las plataformas de citas en línea son tan populares? ¿Las reuniones en
línea en lugar de en persona alteran el proceso de atracción? En un análisis crítico de este
fenómeno, Eli Finkel y colaboradores (2012) observaron que las citas en línea prometen
tres beneficios: (1) exposición y acceso a perfiles de potenciales compañeros románticos,
(2) un medio de comunicación por medio del correo electrónico, mensajería instantánea
y chats en vivo, y (3) un “algoritmo” de emparejamiento que junta a los usuarios que con
más probabilidad se sentirán mutuamente atraídos. Hasta el momento, observan Finkel
et al. (2012), no hay investigación publicada que apoye la afirmación de que las citas en
línea produzcan resultados románticos mejores que los procesos más tradicionales des-
critos en este capítulo. Manténgase informado. Seguramente en los años por venir habrá
un auge de la investigación en este tema.
que conforme las personas ven con más frecuencia un estímulo nove-
Intensidad
por mantenerse alerta. El salón contiene varios cientos de estudiantes. Entra y observa
las gradas al frente, donde se encuentra su profesor. Durante el semestre, está vagamente
consciente de otro estudiante que se sienta enfrente, pero nunca le habla y quizá no lo
reconocería si lo viera en alguna otra parte. Entonces, al final del semestre asiste a una
sesión especial donde le muestran fotografías de cuatro mujeres y le hacen preguntas
acerca de ellas. Sólo entonces comprende que participó en un estudio del efecto de la
mera exposición.
Ahora vea los mismos eventos desde la perspectiva de Richard Moreland y Scott
Beach (1992). Estos investigadores seleccionaron como cómplices para este estudio a
cuatro mujeres que parecían estudiantes comunes. Una tenía una labor muy sencilla: le
tomaban una fotografía. Pero las otras tres además asistían a la clase: 5, 10 o 15 veces.
¿La frecuencia de la exposición enciende la atracción entre los estudiantes reales en esta
situación? Sí. En cuestionarios que com-
pletaron después de ver las fotografías de
las cuatro mujeres, los estudiantes califi- l FIGURA 9.3
caron a cada una en varios rasgos (como
La familiaridad virtual genera atracción
popularidad, honestidad, inteligencia y
4
atractivo físico) y registraron sus creen-
cias acerca de cuánto les agradaba, si
3.8
compañero
3.6
resultados se alinearon como los patos en
una fila: mientras a más clases asistía una
3.4
Ratings of
estudiantes.
3.2
En una prueba bien controlada de la
hipótesis de familiaridad, Harry Reis y sus
3
colaboradores (2011) reclutaron 110 pares
de estudiantes universitarios del mismo 2.8
sexo que no se conocían mutuamente para
charlar libremente por correo electrónico, 1 2 4 6 8
usando nombres de pantalla anónimos, Númeroofde
Number charlas
Chats (condición)
(Condition)
desde una hasta ocho veces a la semana. A pares de estudiantes universitarios del mismo sexo se les asignó charlar en
La l figura 9.3 muestra que cuando a los forma aleatoria por correo electrónico varias veces a la semana. Mientras más
interacciones tuvieron los participantes, más les agradaron sus compañeros.
participantes se les pidió calificar cuánto
les agradaba su compañero, las califi-
70
caciones aumentaron con el número de
Porcentaje de deseo de permanecer
50
permanecer en contacto, los porcentajes
en contacto
prefirió su imagen especular, mientras que sus amigos prefirieron sus fotografías reales.
>
En ambos casos, la preferencia fue por la vista del rostro que era más familiar.
el uso de vestimenta o pinturas con diseños simétricos en sus rostros y cuerpos, los cua-
les otros encuentran atractivos (Cárdenas y Harris, 2006).
Una tercera fuente de evidencia para la visión de que la belleza es una cualidad obje-
tiva es que los bebés que son muy pequeños para haber aprendido los estándares de
belleza de su cultura muestran una preferencia no verbal por los rostros considerados
atractivos por los adultos. Imagine la escena en un laboratorio infantil: a un bebé, que
yace sobre su espalda en una cuna, se le muestra una serie de rostros previamente cali-
ficados por estudiantes universitarios. Aparece el primer rostro y el reloj comienza su
marcha conforme el bebé la mira. Tan pronto como el bebé aleja la mirada, el reloj se
detiene y se presenta el siguiente rostro. El resultado: los niños más pequeños pasan más
tiempo investigando y observando los rostros atractivos que los no atractivos, sin impor-
tar si son jóvenes o viejos, hombres o mujeres, o cuál es el color de la piel (Game et al.,
2003; Langlois et al., 1991). “Estos niños no leen Vogue o ven televisión”, apunta Langlois,
“pero hacen los mismos juicios que los adultos” (Cowley, 1996, p. 66).
En contraste con este fuerte punto de vista objetivo, otros investigadores argumen-
tan que el atractivo físico es subjetivo, y señalan las evidencias de la influencia de la
cultura, el momento y las circunstancias de la percepción. Cuando Johannes Hönekopp
(2006) hizo que gran cantidad de personas calificaran los mismos rostros, descubrió que,
aunque algunos de ellos se veían como más atractivos que otros, los individuos diferían
mucho en sus preferencias privadas. En cierta medida, la belleza realmente está en el ojo
de quien la observa.
Una fuente de evidencia para esta variabilidad en gusto, observada primeramente
por Charles Darwin (1872), es que las personas de diferentes culturas mejoran su belleza
Las imágenes generadas por en formas muy diferentes mediante pintura facial, maquillaje, cirugía plástica, cicatrices,
computadora, que promedian las tatuajes, cortes de pelo, moldeado de huesos, modificación dental, aparatos de ortodon-
características de diferentes rostros, se cia y perforaciones de orejas y otras partes del cuerpo, todo lo cual contribuye al “enigma
ven como más atractivas que los rostros
individuales sobre los que se basaron. De de la belleza” (Newman, 2000). En forma dramática, lo que las personas encuentran
hecho, hasta cierto punto, mientras más atractivo en una parte del mundo puede verse como repulsivo en otra (Landau, 1989).
rostros se muestren en una composición, Los ideales también varían cuando se trata de los cuerpos. Al observar las prefe-
más atractiva es. Aquí se muestra un
conjunto de composiciones masculina
rencias respecto de la talla de los cuerpos femeninos en 545 culturas, Judith Anderson
y femenina que combinan 2, 4 y 32 y colaboradores (1992) descubrieron que las mujeres pesadas se juzgan más atractivas
rostros. ¿Cuál prefiere usted? (Langlois y que las delgadas en lugares donde la comida escasea con frecuencia. Por ejemplo, en un
Roggman, 1990.) estudio, Douglas Yu y Glenn Shepard (1998) descubrieron que los hombres matsigenka,
que viven en los Andes, en el sureste peruano, consideran que los
cuerpos femeninos con formas “tubulares”, en oposición a las de
“reloj de arena”, son más saludables, más atractivos y más desea-
bles en una pareja sexual.
Las diferencias en preferencia también se encuentran entre
grupos étnicos dentro de una cultura dada. Michelle Hebl y Todd
Heatherton (1998) pidieron a estudiantes universitarias blancas y
afroamericanas de Estados Unidos que calificaran a mujeres del-
Composición de 2 rostros Composición de 2 rostros
gadas, promedio y con sobrepeso de un conjunto de fotografías de
revistas. El resultado: las anglosajonas vieron a las mujeres pesadas
como las menos atractivas, pero las afroamericanas no discrimina-
ron de la misma forma. Estudios de seguimiento demostraron la
misma diferencia en percepciones de hombres blancos y afroame-
ricanos (Hebl y Turchin, 2005). ¿Por qué la diferencia? Con base
Cortesía de Dr. Judith Langlois; University of Texas, Austin
descubrieron que lo “curvilíneo” (medido por la razón busto a cintura) varió a través del
tiempo, y que una delgada apariencia de muchacho se volvió particularmente deseable
en años recientes. Hace poco, investigadores tomaron mediciones corporales de todas
las modelos de las páginas centrales de Playboy, a partir del primer número, en 1953, que
presentó a Marilyn Monroe, hasta el último número de 2001, con Eva Herzigova. El resul-
tado: a lo largo del tiempo, las modelos se volvieron más delgadas y presentaron razones
busto a cintura más bajas, alejándose del amplio “reloj de arena” hacia una forma más
delgada, atlética y con forma espigada (Voracek y Fisher, 2002).
Incluso otra evidencia para la naturaleza subjetiva de la belleza proviene
de varios laboratorios de investigación. Una y otra vez, los psicólogos sociales
l FIGURA 9.4
descubrieron que las percepciones personales de la belleza de alguien pue- Rojo romántico: ¿el color de la atracción?
den inflarse o desinflarse por varias circunstancias. Por ejemplo, la investiga- En este experimento, estudiantes universitarios
ción muestra que las personas suelen ver a los otros como físicamente más calificaron imágenes de mujeres que se colocaban
contra un fondo rojo o blanco sólido. Acaso como
atractivos si tienen cualidades no físicas que los hacen agradables (Kniffin
ilustración de una asociación aprendida entre el
y Wilson, 2004). Este vínculo se ilustra en las evaluaciones de estudiantes
color rojo y el romance, los estudiantes varones,
publicadas en www.RateMyProfessors.com, un popular sitio en Internet. Un mas no sus contrapartes femeninas, calificaron a
análisis de las calificaciones reales en este sitio reveló que los profesores, las mujeres fotografiadas como más atractivas en
hombres y mujeres, que se calificaron más alto por sus enseñanzas también el caso del fondo rojo.
tuvieron más probabilidad de ser descritos como “sensuales” (Riniolo et al., De Elliot, A. J. y Niesta, D., “Romantic red: Red enhances
2006). Particularmente interesante a este respecto es que, mientras más ena- men’s attraction to women,” Journal of Personality and
Social Psychology, vol. 95 (p. 1154). Copyright © 2008
morada está la persona de su pareja, menos atraída se siente hacia otros del por la American Psychological Association. Reimpreso con
sexo opuesto (Johnson y Rusbult, 1989; Simpson et al., 1990). permiso.
Cuando se trata de la atracción de los hombres por las mujeres, un fac- 8
tor contextual que llama la atención tiene que ver con el color. El color rojo
Perceived attractiveness
se asocia de manera rutinaria con el sexo. En muchas especies de primates,
percibido
las hembras muestran turgencia rojiza en los genitales, el pecho o el rostro 7
conforme se aproximan a la ovulación. En rituales humanos que se remon-
tan a varios miles de años, las niñas pintaban sus rostros y cuerpos con ocre Atractivo
rojo al entrar a la pubertad y la fertilidad. En la actualidad, las mujeres usan 6
lápiz labial rojo y rouge para mejorar su atractivo, los corazones rojos sim-
bolizan el día de San Valentín, se usa lencería roja para seducir y las zonas
rojas señalan la disponibilidad de sexo mediante la prostitución. 5
¿Los hombres están tan condicionados por el color rojo que su pre- Hombres
Male Mujeres
Female
sencia aumenta sus percepciones de lo que es atractivo? En un estudio Red
Rojo White
Blanco
del “vínculo rojo-sexo”, Andrew Elliot y Daniela Niesta (2008) hicieron que
hombres y mujeres participantes en una investigación calificaran fotogra-
fías femeninas que se colocaban contra un fondo rojo o blanco sólido. Todos vieron las
mismas imágenes, pero entre los hombres, las calificaciones de lo que era atractivo fue-
ron más altas en la condición de fondo rojo (vea la l figura 9.4). En otros estudios, los
hombres siguieron calificando a las mujeres como más atractivas y sexualmente más
deseables (pero por lo general no más agradables), en presencia del rojo comparadas con Los infantes no discriminan
las que estaban en presencia de gris, azul o verde. ¿Cuál es el proceso mediante el cual el entre rostros considerados
rojo femenino genera la atracción masculina? Investigación de seguimiento ofrece una atractivos y no atractivos en
respuesta: las mujeres en rojo se perciben como sexualmente receptivas, y esta cualidad su cultura.
es la que los hombres encuentran atractiva (Pazda et al., 2012). ALSO. F
¿Por qué uno se ciega ante la belleza? Sin importar cómo se defina la belleza, es
claro que las personas vistas como físicamente atractivas están en ventaja social. Acaso
es por esto que todos los años se gastan miles de millones de dólares en dietas, afeitados,
depilaciones con cera, maquillajes, geles para el cabello, tatuajes, perforaciones corpo-
rales y cirugías cosméticas diseñadas para levantar la piel caída, remover arrugas de la
cara, eliminar los depósitos de grasa, realzar la cara, dar forma a la nariz, meter el vientre
y agrandar o reducir el busto.
¿Qué crea la inclinación de la belleza, y por qué uno se siente atraído, como los ima- “No hay cultura conocida en la
nes, por las personas con atractivo físico? Una posibilidad es que es inherentemente que las personas no pinten, perfo-
gratificante estar en compañía de personas atractivas desde el punto de vista estético; ren, tatúen, den forma o simple-
esto es, que se obtiene placer de hombres y mujeres hermosos de la misma forma en la mente adornen sus cuerpos.”
que se disfruta un paisaje espectacular o una magnífica obra de arte. Por ejemplo, en un Enid Schildkrout, antropólogo
estudio con imágenes generadas por resonancia magnética funcional ( fMRI, por sus siglas
en inglés) en hombres, los investigadores descubrieron que las áreas del cerebro conoci-
das por responder a recompensas como comida, dinero y drogas como cocaína también
se activan con la belleza facial (Aharon et al., 2001). O quizá las recompensas son más
extrínsecas. Por ejemplo, tal vez se espera que el brillo de la belleza de otro influya en uno.
Cuando hombres y mujeres con apariencia promedio se ven junto a alguien del mismo
sexo, se califican como más atractivos cuando la otra persona es bien parecida y menos
cuando tiene una apariencia simple (Geiselman et al., 1984).
Una segunda posible razón de la inclinación hacia la belleza es que las personas
tienden a asociar el atractivo físico con otras cualidades deseables, una suposición cono-
cida como el estereotipo de “lo que es hermoso es bueno” (Dion et al., 1972). Piense
en los cuentos de hadas infantiles, en los que Blanca Nieves y Cenicienta se presentan
como hermosas y bondadosas, mientras que la bruja y las hermanastras se dice que son
tanto feas como crueles. Este vínculo entre belleza y bondad puede verse incluso en las
películas de Hollywood. Stephen Smith y colaboradores (1999) pidieron a personas ver y
calificar a los personajes principales que aparecían en las 100 principales películas entre
1940 y 1990. Descubrieron que mientras más atractivos eran los personajes, con más
frecuencia se les presentaba como virtuosos, románticamente activos y exitosos. De esta
forma, la industria del entretenimiento ayuda de manera involuntaria a perpetuar la ten-
dencia a juzgar a las personas por su apariencia física.
Ahora parece que el vínculo estereotipado entre belleza y bondad también puede
verse en el cerebro humano. En un estudio con fMRI, Takashi Tsukiura y Roberto Capeza
(2011) escanearon los cerebros de los participantes mientras evaluaban lo atractivo de
los rostros y la bondad de acciones hipotéticas. Ambos tipos de juicios aumentaron la
actividad en una región del cerebro y la disminuyeron en otra. Dentro de cada una de
dichas regiones, las actividades generadas por los dos tipos de juicios fueron similares.
Estudios han demostrado que las personas con buena apariencia se juzgan como
inteligentes, exitosas, felices, bien adaptadas, sociables, confiadas y asertivas, pero tam-
bién vanidosas (Eagly et al., 1991). ¿Es certero este estereotipo del atractivo físico? Sólo
hasta cierto punto. La investigación muestra que las personas con buena apariencia tie-
nen más amigos, mejores habilidades sociales y una vida sexual más activa, y son más
exitosos para atraer una pareja (Rhodes et al., 2005). Pero la belleza no se relaciona con
mediciones objetivas de inteligencia, personalidad, ajuste o autoestima. En estos domi-
nios, la percepción popular parece exagerar la realidad (Feingold, 1992b). También parece
© Christie’s Image/CORBIS
más animadas. Al cumplir las profecías de sus propias expectativas, los hombres que
esperaban una compañera atractiva en realidad crearon una. Estos hallazgos traen a la
mente el mito griego de Pigmalión, quien se enamoró de una estatua que él esculpió y
por tanto trajo a la vida.
Los beneficios y costos de la belleza No hay duda de ello, las personas con buena
apariencia tienen una ventaja significativa. Como resultado, son más populares, sexual-
mente más experimentadas, con más habilidades sociales y tienen más probabilidad de
atraer una pareja. A la luz de estas ventajas, es notable que el atractivo físico no sea un
boleto seguro para la salud, la felicidad o una autoestima elevada (Diener et al., 1995;
Feingold, 1992b; Langlois et al., 2000). La vida de Marilyn Monroe es un buen ejemplo.
Celebridad de las décadas de 1950 y 1960, Monroe fue considerada la mujer más atractiva
de su época y una de las actrices más sensuales en Hollywood. Sin embargo, era terrible-
mente vulnerable e insegura. ¿Por qué?
Un posible problema es que las personas muy atractivas no siempre pueden decir si la
atención y el elogio que reciben de otros se debe a su talento o sólo a su buena apariencia.
Un estudio de Brenda Major y otros (1984) ilustra el punto. Hombres y mujeres participan-
tes que se veían a sí mismos como atractivos o no atractivos escribieron ensayos que más
tarde fueron evaluados positivamente por un miembro desconocido del sexo opuesto. A
la mitad de los participantes se les dijo que su evaluador los observaría a través de un
espejo translúcido mientras escribían el ensayo; a la otra mitad se les indujo a creer que no
podrían verlos. En realidad no había evaluador y todos los participantes recibieron idén-
ticas evaluaciones muy positivas de su trabajo. Luego se preguntó a los participantes por
qué sus ensayos fueron calificados de manera tan favorable. El resultado: quienes se vieron
a sí mismos como no atractivos se sintieron mejor por la calidad de su trabajo después
de una evaluación brillante de alguien que los había visto. Sin
embargo, quienes se vieron como atractivos y creyeron que fue-
l FIGURA 9.5
ron vistos, atribuyeron la opinión brillante a su apariencia, no a
la calidad de su trabajo. Para las personas que son muy atractivas, Cuando ser visto conduce a desconfianza
los comentarios positivos a veces son difíciles de interpretar (vea Las personas que se consideraban físicamente no atractivas
tuvieron más probabilidad de citar la calidad de su trabajo como
la l figura 9.5). Esta desconfianza puede estar bien fundada. En la razón para recibir una evaluación positiva cuando creían que
un estudio, muchos hombres y mujeres admitieron abiertamente habían sido vistos por el evaluador. Sin embargo, las personas
que si la persona con quien tendrían una cita era muy atractiva, que se consideraban atractivas fueron menos proclives a
mentirían para presentarse bien a sí mismos (Rowatt et al., 1999). acreditar la calidad de su trabajo cuando pensaban que habían
sido vistas.
Otra carga del atractivo físico como activo social es la pre- Tomado de Major, B. y Konar, E., “An investigation of sex differences
sión para mantener la apariencia personal. En la sociedad esta- in pay expectations and their possible causes”, Academy of Manage-
dounidense de hoy, dicha presión es particularmente fuerte ment Journal, vol. 27 (pp. 777-791). Copyright © 1984 por Academy of
Management. Reproducido con permiso de Academy of Management.
cuando se trata del cuerpo. Este enfoque sobre la forma humana
puede producir un énfasis saludable sobre la nutrición y el ejer- High
Alta
cicio. Pero también puede tener consecuencias no saludables,
como cuando los hombres consumen esteroides para construir
músculo y las mujeres se someten a dietas excesivas para per-
a positive evaluation
tienen bulimia y que estas tasas son más altas entre estudiantes
universitarias que en no estudiantes (Fairburn y Brownell, 2002;
Smolak y Thompson, 2009; Thompson, 2003).
Las mujeres tienen más probabilidad que los hombres de
sufrir de lo que Janet Polivy y otros (1986) una vez llamaron la Low
Baja Participantes sin atractivo Participantes
Physically unattractive Physically con atractivo
attractive
“manía moderna por la delgadez”. Este ideal suele proyectarse físico
participants físico
participants
en los medios masivos de comunicación. Estudios han demos- Seen
Visto Unseen
No visto
trado que las mujeres jóvenes que ven anuncios publicitarios en
valores y actitud ante la vida. ¿Cuál de los dos extraños querría conocer mejor: el que es
semejante o el que es diferente?
A lo largo de los años, la investigación ha demostrado de manera consistente que las
personas tienden a asociarse con otras que son semejantes a ellas mismas (Montoya et
al., 2008). La gran mayoría de los sitios de citas en línea ilustra el punto. Además de servi-
cios genéricos como Match.com, eHarmony, Compatible Partners, OK Cupid y HookUp.
com, todo tipo de servicios especializados están específicamente diseñados para reunir
personas con antecedentes y mentes similares; de ahí, ConservativeMatch.com, Liberal-
Hearts.com, Jdate.com, ChristianCafe.com y HappyBuddhist.com.
Cuatro tipos de semejanza son más relevantes. La primera es la demografía. En una
amplia gama de variables demográficas (como edad, educación, etnia, religión, estatura,
nivel de inteligencia y estatus socioeconómico) las personas que se reúnen como amigas,
citas, amantes o parejas en matrimonio tienden a parecerse entre sí más que las parejas
unidas al azar (Warren, 1966). Estas correlaciones no pueden usarse para probar que la
semejanza cause atracción. Sin embargo, puede hacerse una argumentación más atrac-
tiva al primero medir las características demográficas de las personas y luego determi-
nar si a éstas, cuando se reúnen con otras, les gustan más quienes son semejantes a ellas
que quienes no lo son. Esto es lo que Theodore Newcomb hizo hace más de 50 años. En
un elaborado estudio, Newcomb (1961) estableció un dormitorio universitario experi-
mental y descubrió que los estudiantes que tenían antecedentes
© The New Yorker Collection 2001 Barbara Smaller from cartoonbank.com. Todos los derechos reservados.
similares llegan a apreciarse mutuamente más que quienes no tie-
nen antecedentes semejantes. ¿La semejanza demográfica todavía
es un factor en la actualidad con todas las opciones que se tienen
en una sociedad diversa y multicultural? Sí. Al comentar acerca del
persistente atractivo magnético de la semejanza, el sociólogo John
Macionis (2012) observa que “la flecha de Cupido se dirige por la
sociedad más de lo que uno quiere aceptar”. Un resultado desa-
fortunado, como se describió en el capítulo 5, es que al asociarse
con otros semejantes las personas forman nichos sociales que son
homogéneos y se dividen a lo largo de líneas de raza, edad, religión,
nivel de educación y ocupación (McPherson et al., 2001).
Las personas también pueden ser semejantes en otras for-
mas, como cuando comparten las mismas opiniones, intereses y
valores. Por ejemplo, ¿qué hay acerca de la semejanza en actitu-
des y la atracción? En este caso, el curso del tiempo es más lento,
porque las personas primero tienen que conocerse. En el estudio
de Newcomb, el vínculo entre semejanza real y aprecio aumentó
gradualmente durante el año escolar. Experimentos de laborato- “No puedo esperar para ver cómo eres en línea.”
rio han confirmado el punto. Por ejemplo, Donn Byrne (1971) hizo
que personas proporcionaran sus opiniones acerca de una amplia variedad de temas y
luego les presentó una encuesta de actitud que supuestamente llenó otra persona (las
respuestas fueron amañadas). Estudio tras estudio descubrió que los participantes gus-
taban más de otras personas cuyas actitudes percibían como más semejantes a las suyas
(Byrne, 1997).
El vínculo entre actitudes y atracción es evidente entre las parejas de recién casados.
En un amplio estudio, Shanhong Luo y Eva Klohnen (2005) pusieron a prueba a 291 parejas
de recién casados y descubrieron que las personas tienden a casarse con quienes compar-
ten sus actitudes políticas, religiosidad y valores, pero que no necesariamente comien-
zan por tener personalidades semejantes (por ejemplo, que ambos sean introvertidos o
extrovertidos). Sin embargo, una vez en la relación, las semejanzas en la personalidad se
vuelven relevantes: mientras más semejantes eran, más feliz era el matrimonio. Es claro
que los semejantes se juntan y permanecen unidos. Pero espere. ¿Esto necesariamente
significa que las semejanzas generan atracción o la atracción puede generar semejanza?
Con toda probabilidad, ambos mecanismos están en operación. Luo y Klohnen compara-
ron parejas que habían estado juntas durante periodos variables antes del matrimonio y
l FIGURA 9.6
Modelo de dos etapas del proceso de atracción
Propuesto por Byrne y sus colegas (1986), el modelo de atracción en dos etapas sostiene que primero
uno evita a los otros que son diferentes y luego se acerca a los que son semejantes.
© Cengage Learning
Pantalla negativa de la Pantalla positiva de
diferencia la semejanza
Diferencia
Evasión
Personas
Baja semejanza
a quienes
Indiferencia
conoce
No
diferente
Alta semejanza Continuación
Atracción del contacto
por un compañero potencial, las personas tienden a evitar realizar aperturas románticas
con otros que les parecen “lejos de su alcance” (Berscheid et al., 1971; Van Straaten et al.,
2009). Estudios de correlación de parejas que tienen citas, viven juntas o están casadas
apoyan esta “hipótesis de emparejamiento”: la idea de que las personas tienden a invo-
lucrarse románticamente con otras que son equivalentes en su atractivo físico (Feingold,
1988). La actividad en un exitoso sitio de citas en línea ofrece interesante nuevo apoyo.
Con base en las bitácoras de actividad, se calcula la “popularidad” de cada usuario en el
sitio. Como era de esperar, el análisis de sus interacciones indicaba el emparejamiento
con base en la popularidad: hombres y mujeres tienden a contactar y ser contactados
por otros cuya popularidad relativa en el sitio era similar a la propia (Taylor et al., 2011).
Un cuarto tipo de semejanza puede generar la atracción entre extraños: una seme-
janza en experiencia subjetiva. Imagine que un profesor dice algo en clase que le parece
divertido. Observa al estudiante junto a usted, quien lo mira de vuelta, y los dos estallan en
carcajadas, como si estuvieran enlazados por una broma privada. Siempre que dos perso-
nas que están en un evento común ríen, lloran, saltan, vitorean, agitan sus manos o giran
sus ojos al mismo tiempo, sienten como si hubieran compartido una experiencia subje-
tiva. Elizabeth Pinel y otros (Pinel et al., 2006; Pinel y Long, 2012) llamaron a esta expe-
riencia “compartición del yo” y plantearon la hipótesis de que las personas que comparten
estas experiencias, aunque de otra forma sean diferentes, sienten un profundo sentido
Cortesía de eHarmony.com
de conexión mutua, como “almas gemelas”. En una serie de experimentos, se pidió a los
participantes imaginarse con un extraño semejante o diferente con quien reaccionarían
o no de la misma forma ante un evento externo. De manera consistente, los participantes
prefirieron a quienes compartían las experiencias más que a todos los otros, aun cuando
tuvieran diferentes antecedentes. Las implicaciones son intrigantes: “Un fundamentalista
cristiano y un ateo pueden encontrarse juntos disfrutando el mismo atardecer; un acé- En 2012, eHarmony.com estimó que un
rrimo republicano y un demócrata igualmente radical pueden coincidir en una broma. promedio de 542 personas al día se casa
Cuando dos personas objetivamente diferentes comparten de esta y otras formas, su dis- en Estados Unidos como resultado de
reunirse en su sitio de citas, incluidos
gusto mutuo puede reducirse, aunque sea por un momento” (Pinel et al., 2006, p. 245). Tanyalee y Joshua, aquí fotografiados.
Antes de concluir que la semejanza es la clave de la atracción, ¿qué hay del viejo Ese número explicaría casi 5% de los
dicho que afirma que los opuestos se atraen? Hace muchos años, sociólogos propu- nuevos matrimonios estadounidenses.
sieron la hipótesis de complementariedad, que afirma que las personas buscan a otras
cuyas necesidades se “oponen” a las propias; por ejemplo, que las personas que necesitan
dominar, se sienten naturalmente atraídas por quienes son sumisas (Winch et al., 1954).
¿Existe algún apoyo para esta visión? Es sorprendente, pero la respuesta es no. Desde
luego, la mayoría de los seres humanos se sienten románticamente atraídos hacia otros
del sexo opuesto. Pero cuando se trata de relacionar necesidades mutuas y rasgos de
personalidad de la forma en que las llaves ajustan con las cerraduras, los investigadores
muestran que la complementariedad no da lugar a una atracción compatible (Gonzaga
et al., 2007; Luo y Klohnen, 2005; O’Leary y Smith, 1991). En una entrevista con el Wash-
Cuando se trata de relaciones
ington Post, Gian Gonzaga (investigador para eHarmony.com, el sitio de citas en línea que
románticas, los opuestos se
relaciona personas de acuerdo con sus semejanzas) desacreditó la hipótesis de comple-
atraen.
mentariedad, al observar que aunque los opuestos pueden parecer exóticos al principio,
con el tiempo las diferencias se vuelven difíciles de negociar (McCarthy, 2009).
F ALSO.
Agradar a otros que le agradan a uno Hace muchos años, Fritz Heider (1958)
planteó la hipótesis de que las personas prefieren relaciones que sean psicológicamente
“equilibradas” y que un estado de desbalance produce estrés. En grupos de tres o más indi-
viduos existe una constelación social equilibrada cuando a uno le agrada alguien cuyas
relaciones con los demás corren paralelas a las propias. Por tanto, se desea agradar a los hipótesis de emparejamiento
amigos de los amigos y a los enemigos de los enemigos (Aronson y Cope, 1968). Si el lector Propuesta de que las personas se sienten
alguna vez ha tenido un buen amigo que salía con alguien a quien detestaba, entonces atraídas por otros con similar atractivo
sabe cuán incómoda y desagradable puede ser una relación desequilibrada. El hecho es: físico.
uno no espera que sus amigos y enemigos salgan juntos (Chapdelaine et al., 1994). reciprocidad Intercambio mutuo entre
Entre dos personas, existe un estado de equilibrio cuando una relación se caracte- lo que se da y lo que se recibe; por
riza por la reciprocidad: un intercambio mutuo entre lo que se da y lo que se recibe. El ejemplo, agradar a quienes le agradan
agrado es mutuo, por lo que uno tiende a sentir agrado por otros que indican que uno les a uno.
vez, más cálidos, más agradables y más sinceros. Sentir que uno
le agrada a alguien es importante. Cuando a grupos de hombres
y mujeres se les pidió reflexionar acerca de cómo se enamora-
ron o desarrollaron amistad con personas específicas, muchos
dijeron de manera espontánea que al principio los incitó el
darse cuenta que le agradaban al otro (Aron et al., 1989).
¿Pero reciprocidad significa simplemente que, mientras
más personas le agraden a un individuo, más les agradará él
a ellas? Hace muchos años, Elliot Aronson y Darwyn Linder
(1965) reunieron varias veces a pares de estudiantes univer-
sitarias. En cada par, una estudiante era participante de la
investigación; su compañera era cómplice. Después de cada
reunión, la participante escuchaba por casualidad una con-
versación de seguimiento entre el experimentador y el cóm-
plice en la que se discutía sobre ella y se le evaluaba. Con el
tiempo, la evaluación de la participante que hacía la cómplice
“Fue una relación nefasta: cuando él quería descargar archivos, yo
quería subirlos. Cuando yo quería descargarlos, él quería subirlos.”
o era consistente o experimentaba un cambio: de negativa a
positiva (ganancia) o de positiva a negativa (pérdida). Póngase
el lector en los zapatos de la participante. Si todo lo demás
permanece igual, ¿en cuál condición le agradaría más su compañera? En este estudio,
a las participantes les agradó más su compañera cuando su evaluación cambiaba de
negativa a positiva, que cuando era positiva todo el tiempo. En tanto la “conversión” sea
gradual y creíble, a las personas les agradan más otras cuando su afecto toma tiempo en
ganarse que cuando llega fácilmente. Dentro de una situación de citas rápidas hetero-
sexuales, Paul Eastwick y otros (2007) confirmaron el punto de conversión: las personas
se sienten atraídas hacia miembros del sexo opuesto que les agradan, pero sólo cuando
éstos son selectivos en sus agrados y, por tanto, discriminan.
mostró que uno se siente atraído hacia personas que parecen difíciles de conseguir por-
que no está seguro de si les agrada a ellas (Whitchurch et al., 2011).
Ahora suponga que alguien en quien está interesado es difícil de conseguir por razo-
nes externas. ¿Y si los padres se oponen o prohíben una relación deseada, como en la
historia de Romeo y Julieta? ¿Qué hay de una relación amenazada por la catástrofe, como
en la historia de amor que se presenta en la película de 1997, Titanic, en la que intervienen
Leonardo DiCaprio y Kate Winslet, o una relación amenazada por padres de diferentes
clases sociales, como en la película de 2004, The Notebook, protagonizada por Ryan Gos-
ling y Rachel McAdams? ¿Qué hay de la distancia, la falta de tiempo o el interés renovado
en la antigua relación con un compañero? El capítulo 6 describe la teoría de la reactancia
psicológica, la cual indica que las personas están muy motivadas para prote-
ger su libertad de elegir y comportarse como les plazca. Cuando una libertad
valorada está amenazada (no se consigue el objeto del afecto de uno), las per-
sonas se revaloran a sí mismas, con frecuencia al querer lo que está menos
disponible, como el proverbial fruto prohibido (Brehm y Brehm, 1981).
Considere lo que ocurre cuando piensa que su oportunidad de conseguir
una pareja para la tarde se diluye. ¿Es cierto, por citar al músico de coun-
try-western, Michey Gilley, que “todas las chicas son más bonitas a la hora
de cerrar el bar”? Para descubrirlo, investigadores entraron a algunos bares
en Texas y pidieron a los clientes, tres veces durante la noche, calificar el
atractivo físico de otros clientes del mismo sexo y del opuesto. Como sugiere
la canción de Gilley, las personas del sexo opuesto se percibieron como más
atractivas conforme avanzaba la noche (Pennebaker et al., 1979). El estudio
es gracioso, pero la correlación entre tiempo y atracción puede interpretarse
en otras formas (¡quizá las calificaciones de atractivo suben con los nive-
les de alcohol en la sangre!). En un estudio de seguimiento, Scott Madey y
colaboradores (1996) también pidieron a los clientes en un bar que califica-
ran el atractivo a lo largo de la noche. Descubrieron que estas calificaciones
aumentaban conforme la noche avanzaba sólo entre los clientes habituales
Imageshop/Jupiter Images
que no estaban comprometidos en una relación. Como predeciría la teoría
de la reactancia, el tiempo de cierre plantea una amenaza que dispara el
deseo sólo de aquellos a la caza de una cita nocturna.
Otro posible ejemplo de pasión alimentada por la reactancia puede
verse en “la seducción de las relaciones secretas”. En un astuto experimento,
Daniel Wegner y otros (1994) juntaron en pares a estudiantes universitarios
hombres y mujeres para jugar bridge. Dentro de cada cuarteto, a una pareja
se le indicó por escrito que coqueteara con los pies debajo de la mesa, ya Consistente con la teoría de la reactancia, estudios
fuera de manera secreta o descarada. ¿Se lo imagina? Pocos minutos des- realizados en bares como este muestran que hombres
y mujeres que no están comprometidos en relaciones
pués se detuvo el juego y se pidió a los participantes que indicaran en pri- se ven mutuamente más atractivos conforme avanza la
vado cuán atraídos se sentían por su propio compañero y por el miembro noche.
del sexo opuesto del otro equipo. El resultado: los estudiantes que coque-
tearon con los pies en secreto se sintieron más atraídos uno por el otro que
quienes coquetearon de manera abierta o no lo hicieron en absoluto. Este hallazgo en
verdad es consistente con la teoría de la reactancia. Pero todavía puede haber más. En
primer lugar, como verá más adelante, la emoción de involucrarse en un acto prohibido,
o la mera excitación de tener que guardar un secreto, puede ayudar a avivar las llamas
de la atracción. Sin embargo, en segundo lugar, es importante darse cuenta que, con el
tiempo, mantener un romance en secreto puede convertirse en una carga tan pesada que
la misma relación sufrirá (Foster y Campbell, 2005).
lante, en este capítulo verá que la mayoría de los hombres parecen estar más impulsados
por el sexo que la mayoría de las mujeres, que desean sexo más frecuente y más casual, más
parejas y más variedad, todo lo cual condujo a algunos investigadores en el área a concluir
que “los hombres desean sexo más que las mujeres” (Baumeister et al., 2001, p. 270).
amable). ¿Pero qué ocurre en la vida real, donde los buscadores de pareja que no pueden
tenerlo todo deben dar prioridad a sus deseos? Al estudiar “las necesidades y lujos en las
preferencias de pareja”, Normal Li y otros (2002) pidieron a los participantes diseñar su
compañero de matrimonio ideal al comprar diferentes características con “dólares de
pareja”. En algunos casos, se les otorgó un gran presupuesto con el cual trabajar; en otros
casos, el presupuesto fue limitado. En la condición de gran presupuesto, los hombres
gastaron un poco más del dinero del juego en atractivo físico, y las mujeres gastaron un
poco más en estatus social, pero ambos estuvieron igualmente interesados en una pareja
que fuera amable, vivaz y creativa. Sin embargo, en la condición de presupuesto bajo, los
hombres gastaron incluso más de su dinero en atractivo físico, y las mujeres gastaron
incluso más en estatus social. Cuando los buscadores de pareja no pueden tener todo y
por tanto deben enfocarse en lo que es más importante, dan prioridad a sus elecciones
en las formas predichas por la teoría evolutiva (vea la l figura 9.7).
También consistente con la perspectiva evolutiva está una tendencia universal a que
los hombres busquen mujeres más jóvenes (quienes tienen más probabilidad de ser fér-
tiles) y que las mujeres deseen hombres más viejos (quienes es más probable que posean
recursos financieros). Buss (1989) descubrió esta discrepancia en la preferencia de edad
en todas las culturas que estudió, en las que los hombres, en promedio, esperaban casarse
con mujeres que eran 2.7 años menores, y las mujeres querían casarse con hombres que
fueran 3.4 años mayores. Con base en su análisis de anuncios publicitarios personales,
Douglas Kenrick y Richard Keefe (1992) descubrieron que los hombres con 20 años o
más están igualmente interesados en mujeres más jóvenes y ligeramente mayores toda-
vía en edad fértil. Pero los hombres con 30 años o más buscan mujeres que sean 5 años
más jóvenes, mientras los hombres de 50 prefieren mujeres de 10 a 20 años más jóvenes.
En contraste, las mujeres de todas las edades se sienten atraídas por hombres que son
más viejos que ellas. Estos patrones también pueden verse en estadísticas matrimonia-
les tomadas de diferentes culturas y generaciones. Existe una excepción interesante: los
varones adolescentes dicen que se sienten más atraídos por mujeres que son ligeramente
mayores que ellos, mujeres en sus fértiles 20 años (Kenrick et al., 1996).
l FIGURA 9.7
Diferencias sexuales en la preferencia por la pareja: ¿necesidades evolutivas?
En este estudio, los participantes construyeron una pareja ideal al “comprar” características. Cuando
se les asignó un gran presupuesto, los hombres gastaron un porcentaje un poco más alto de dinero
en atractivo físico, y las mujeres gastaron un poco más en estatus social que en otras características.
Sin embargo, con un presupuesto bajo, los hombres gastaron aún más en atractivo físico, y las
mujeres gastaron también más en estatus social.
Li et al., 2002. © Cengage Learning
moneygastado
spent
spent
30 30
deofdinero
deofdinero
20 20
Percentage
Percentage
Porcentaje
Porcentaje
10 10
0 0
Physical
Atractivo Social
Estatus Physical
Atractivo Social
Estatus
attractiveness
físico status
social attractiveness
físico status
social
Men
Hombres Women
Mujeres
Uno podría pensar que las preferencias por parejas predichas por la teoría evolutiva
estarían limitadas a hombres y mujeres fértiles en la juventud. No es así. Recientemente
se analizaron 600 anuncios publicitarios de Yahoo! para cuatro grupos etarios: 20-34,
40-54, 60-74 y 75+ años. En todas las edades, los hombres tenían más probabilidad que
“Los hombres buscan propagarse las mujeres de ofrecer información acerca de su educación, empleo y nivel de ingresos.
También tuvieron más probabilidad de buscar indicaciones de atractivo físico. Mientras
ampliamente, mientras las mu-
más edad tenía el hombre, más quería mujeres mucho más jóvenes. En contraste, las
jeres buscan propagarse sabia- mujeres de todas las edades tuvieron más probabilidad de buscar información de estatus
mente.” y hombres que fueran de más edad (al menos hasta que las mujeres tenían 75 años, punto
Robert Hinde
donde buscaban hombres más jóvenes que ellas). Aparentemente, en Estados Unidos,
las preferencias por las parejas predichas por la teoría evolutiva persisten a lo largo de la
vida (Alterovitz y Mendelsohn, 2009).
Consumo conspicuo Si las mujeres se sienten atraídas por hombres que tienen riqueza
o la capacidad de obtenerla, entonces hay razón para que ellos ostenten sus recursos de
la forma en que los pavos reales machos despliegan su cola brillantemente coloreada.
Despliegues vistosos de riqueza se ven en culturas de todo el mundo (desde Islandia hasta
Japón, Polinesia y la selva amazónica), lo que conduce a los psicólogos evolutivos a especu-
lar que el consumo conspicuo pudo haber evolucionado como una señal de apareamiento
sexualmente seleccionada (Miller, 2009; Saad, 2007). Para ver si esto funciona, Jill Sundie
y colaboradores (2011) describieron brevemente a participantes femeninas un graduado
de maestría en administración de empresas de 32 años de edad, quien había logrado un
buen nivel de vida como analista financiero; le gustaba pasear en bicicleta, ver películas
y escuchar música, y acababa de comprar un automóvil nuevo, un costoso Porsche o un
Honda Civic. Como se esperaba, las participantes lo vieron como una cita más deseable
cuando se les dijo que había comprado el carro más ostentoso.
Si los hombres ostentan sus recursos para atraer a las mujeres, entonces hay razón
en que mientras más competitivo sea el panorama reproductivo para los hombres, más
probabilidad hay de que gasten dinero en formas conspicuas. Históricamente, la razón
de hombres a mujeres en una población puede variar con el tiempo y de una ciudad
a otra. Una abundancia de mujeres con respecto a los hombres se asocia con tasas de
l FIGURA 9.8
Efectos de la razón sexual en el consumo conspicuo
Después de leer que la razón sexual en los campus estaba sesgada hacia más hombres o más mujeres, estudiantes universitarios masculinos
calificaron cuánto dinero gastarían en un regalo de San Valentín, una cita para cenar y un anillo de compromiso. En cada caso la percepción
de la competencia condujo a los hombres a considerar adecuado el empleo de más dinero en gastos relacionados con el apareamiento.
Griskevicius et al., 2012. © Cengage Learning
Engagement
Anillo Ring
de compromiso Dinner
CenaEntrée oncita
en una a Date Valentine’s
Regalo de SanDay Gift
Valentín
Sesgado
Female Sesgado
Male Sesgado
Female Sesgado
Male Sesgado
Female Sesgado
Male
hacia
biasedlas hacia
biasedlos hacia
biasedlas hacia
biasedlos hacia las
biased hacia los
biased
mujeres hombres mujeres hombres mujeres hombres
Sex Ratio
Razón sexual Sex Ratio
Razón sexual Sex Ratio
Razón sexual
matrimonio más bajas y menor inversión paterna; una abundancia relativa de hombres
se asocia con mayores tasas de matrimonio y más inversión paterna. Para poner a prueba
“las consecuencias financieras de demasiados hombres”, Vladas Griskevicius y colabora-
dores (2012) presentaron a estudiantes universitarios varones una de dos versiones de un
artículo publicado en un acreditado diario local acerca de la razón de hombres a mujeres
en sus campus. Una versión indicaba que la razón sexual rápidamente se convertía en
sesgada hacia las mujeres (más mujeres que hombres); una segunda versión indicaba que
la razón sexual estaba sesgada hacia los hombres (más hombres que mujeres). Después, a
todos los participantes se les pidió calificar cuánto dinero en dólares era adecuado gastar
en un regalo de San Valentín, una cena y un anillo de compromiso. De manera generali-
zada, los resultados apoyaron fuertemente la predicción de que la percepción de com-
petencia entre hombres los conducirá a gastar más dinero en gastos relacionados con el
apareamiento (vea la l figura 9.8).
Expresiones de amor Puede ser que el sentido común le dé armas para predecir las
diferencias hombre-mujer que se encuentran en la investigación acerca de la evolución
del deseo. ¿Pero qué hay de las expresiones románticas de amor y afecto? Los estereoti-
pos de hombres y mujeres sugerirían que mientras los hombres tienen más probabilidad
de buscar sexo, las mujeres buscan amor. Por tanto, no es de sorprender que cuando se
analizó el contenido de tarjetas de San Valentín, las mujeres tuvieron más probabilidad
de expresar amor que los hombres (González y Koestner, 2006).
Decir “te amo” es un gran paso para las personas que buscan una pareja, porque las
palabras señalan un marcado cambio en la satisfacción y tiene implicaciones de devo-
ción, sacrificio y compromiso. ¿Usualmente quién manifiesta primero su amor en una
relación heterosexual: el hombre o la mujer? ¿El lector ha estado enamorado alguna vez?
Si es así, ¿quién rompió el hielo en su relación? Interesado en el género y las expresiones
de amor, Joshua Ackerman y sus colegas (2011) detenían a peatones en la esquina de
una calle y les preguntaban cuál compañero en general lo decía primero. El resultado fue
consistente con las expectativas: 64% eligió a las mujeres. Cuando se les preguntó quién
“lo toma en serio” en primer lugar, 84% eligió a las mujeres. Sin embargo, a continuación
los investigadores pidieron a estudiantes universitarios hombres y mujeres, que alguna
vez tuvieron una relación romántica, que recordaran quién en realidad dijo primero “te
amo”. El resultado: 62% reportó que el hombre lo dijo primero. En un tercer estudio, a
parejas heterosexuales de una muestra de una comunidad en línea se les pidió reportar
su propia relación. No todos los compañeros estuvieron de acuerdo en la respuesta, lo
que es interesante. Sin embargo, entre quienes sí estuvieron de acuerdo, 70% reportó que
el hombre lo decía primero (vea la l figura 9.9).
¿Una perspectiva evolutiva arroja luz acerca de por qué los hombres dirían “te
amo” antes que las mujeres? ¿Hombres y mujeres reaccionan igual ante esta expresión
profunda? Ackerman et al. (2011) predijeron que el tiempo importa, específicamente,
en relación con el comienzo de la actividad sexual. En un estudio en línea, reclutaron a
hombres y mujeres usuarios del servicio de correo de Craigslist que hubieran recibido
por primera vez un “te amo”, y se les plantearon algunas preguntas acerca de la expe-
riencia, entre ellas, si la expresión de amor llegó antes o después de copular y cuán feli-
ces se sintieron por la revelación. Antes de la actividad sexual, los hombres reportaron
sentirse más felices y más positivos acerca de la expresión de amor que hizo la mujer.
Sin embargo, después de la actividad sexual, las mujeres reaccionaron con un poco más
de emoción positiva. ¿Qué significa esto? Como se interpreta a través de la lente de una
perspectiva evolutiva: “una confesión previa al sexo puede señalar interés para que la
relación avance e incluya actividad sexual, mientras que una confesión posterior al sexo
podría señalar de manera más precisa un deseo de compromiso a largo plazo” (p. 1090).
l FIGURA 9.9
¿Quién es el primero en decir “te amo”?
En un estudio se preguntó a las personas acerca de su creencia de cuál compañero en una relación heterosexual, el hombre o la mujer, tiene más
probabilidad de decir “te amo” en primer lugar. En un segundo estudio, a hombres y mujeres que tuvieron una relación romántica en el pasado se
les pidió recordar quién dijo primero “te amo”. En un tercer estudio, a ambos compañeros en parejas heterosexuales se les pidió reportar acerca
de su propia relación. Contrario a la creencia del estereotipo (izquierda), parece que los hombres tienen más probabilidad de confesar primero su
amor (centro y derecha).
Ackerman et al., 2011. © Cengage Learning
Creencias
Beliefs Relación
Recalled recordada
Relationship Relación
Current actual
Relationship
Mujeres
Women Hombres
Men Mujeres
Women Hombres
Men Mujeres
Women Hombres
Men
A. B. C.
aumenta el riesgo de que los hijos que él apoye no sean suyos. En contraste, una mujer
debería sentirse más amenazada por la infidelidad emocional, porque un esposo que se
enamora de otra mujer puede dejarla y retirarle su apoyo financiero (Buss, 2000).
Varios estudios apoyan esta hipótesis. En uno, a estudiantes universitarios, hombres
y mujeres, se les preguntó en qué caso estarían más enojados: si su compañero romántico
formara un profundo vínculo emocional o si tuviera sexo con otra persona. ¿Cuál situa-
ción encontraría el lector más estresante? Los resultados revelaron una notable diferen-
cia de género: 60% de los hombres dijeron que estarían más molestos por la infidelidad
sexual de su pareja, pero 83% de las mujeres dijo que la infidelidad emocional era peor
(Buss et al., 1992). Esta diferencia parece revelarse a sí misma siempre que a hombres y
mujeres se les pregunte cuál tipo de infidelidad es más molesta (Schützwohl, 2004; Shac-
kelford et al., 2004). Esta diferencia de género también apareció cuando se entrevistó a
parejas de recién casados acerca de cómo reaccionarían si sospecharan que su pareja
los engañaba. Los hombres dijeron que usarían más tácticas de “retención de pareja”
(encubrir o amenazar a la esposa; tomar acción contra el macho rival) cuando sus espo-
sas eran jóvenes y atractivas; las mujeres dijeron que usarían más tácticas de retención
de pareja (ser cuidadosas; mejorar su apariencia) cuando estaban casadas con hombres
que se esforzaban por conseguir estatus y hacían más dinero (Buss y Shackelford, 1997).
En un estudio, los investigadores analizaron 398 individuos de varios países que fue-
ron clínicamente diagnosticados con “celos mórbidos”. Con información de historias de
caso publicadas, descubrieron que mientras los hombres tenían más probabilidad
de acusar a sus parejas de infidelidad sexual, las mujeres tenían más probabilidad de
molestarse por la infidelidad emocional. Aunque sólo algunas historias de caso conte-
nían detalles acerca del rival temido, los hombres celosos tuvieron más probabilidad de
reportar que su rival tenía mayor estatus o recursos; las mujeres celosas reportaron con
mayor probabilidad que su rival era más joven o más atractiva (Easton et al., 2007).
Abbas/Magnum Photos
usual, los hombres tuvieron más probabilidad de mencionar “atractivo físico”
y las mujeres más probabilidad de mencionar “perspectivas de ganancias”. Sin
embargo, las calificaciones de atracción romántica de los compañeros durante las
citas rápidas y después de éstas revelaron que las diferencias entre los participan-
tes hombres y mujeres acerca de cuáles rasgos eran importantes habían desapare-
cido. En teoría, hombres y mujeres representaron los diferentes roles moldeados
por la evolución; aunque, en la práctica, su atracción mutua se basó en caracterís- Las mujeres de la tribu bari, de Venezuela,
ticas similares. Estos resultados pueden observarse en la l figura 9.10. son sexualmente promiscuas. Los bari
creen que un bebé puede tener múltiples
Finalmente, las diferencias sexuales observadas no suelen ser ni predecibles ni uni- padres, de modo que el ser promiscua
versales. Las sociedades humanas son flexibles en términos de las formas en que las permite a una mujer asegurar el apoyo
personas se adaptan a sus entornos, y existen reveladoras excepciones a las reglas que se hacia el infante de muchos hombres. Esta
considera gobiernan el juego humano en el campo evolutivo. Por ejemplo, David Geary excepción a la norma evolutiva ilustra que
el comportamiento humano es flexible
(2000) señala que aunque los padres humanos pasan menos tiempo en el cuidado de los y que las personas pueden desarrollar
hijos que las madres, son únicos entre los mamíferos (incluidos babuinos y chimpancés, estrategias de apareamiento para
los parientes evolutivos cercanos) en la cantidad de atención que brindan a su descen- adaptarse a su entorno cultural.
dencia. Geary especula que los hombres humanos cuidan a sus hijos en parte porque
disfrutan más la certeza paterna que otros primates machos.
l FIGURA 9.10
Preferencias de compañero evolutivas: en teoría y en la práctica
Antes de involucrarse en citas rápidas, participantes hombres y mujeres enunciaron sus preferencias para
una pareja ideal. Consistente con la perspectiva evolutiva, los hombres tuvieron más probabilidad de
mencionar “atractivo físico” y las mujeres más probabilidad de mencionar “perspectivas de ganancias”
(izquierda). Sin embargo, al calificar a compañeros reales en las citas rápidas, los participantes hombres y
mujeres no difirieron en sus preferencias por dichas características (derecha).
Finkel, E. J. y Eastwick, P. W., “Speed-dating”, en Current Directions in Psychological Science, vol. 17 (pp. 193-
197). Copyright © 2008 por Sage Publications, Inc. Reimpreso con permiso.
Compañero hipotético
Hypothetical Partners Actual Partners
Compañero real
9.0 1.0
8.5 0.9
compañero
0.8
8.0
preferences
0.7
7.5 0.6
7.0 0.5
Partner de
0.4
Preferencias
6.5
0.3
6.0
0.2
5.5 0.1
5.0 0
Atractivo
Physical Perspectiva
Earning de Atractivo
Physical Perspectiva
Earning de
físico
attractiveness ganancias
prospects físico
attractiveness ganancias
prospects
Men
Hombres Women
Mujeres
et al., 2007), y las condiciones en las cuales hombres y mujeres percibirían mal el interés
sexual de los demás (Perilloux et al., 2012).
Relaciones cercanas
El sentirse atraído hacia las personas puede ser emocionante o frustrante, dependiendo de
cómo se desarrollen los encuentros iniciales. ¿Cuán importante es una buena relación para
usted? Hace muchos años, investigadores pidieron a 300 estudiantes sopesar la importan-
cia de tener una relación romántica satisfactoria contra la importancia de otras metas
en la vida (como obtener una buena educación, tener una carrera exitosa o contribuir a
una sociedad mejor) y descubrieron que 73% dijo que sacrificarían la mayoría de las otras
metas antes de renunciar a una buena relación (Hammersla y Frease-McMahan, 1990).
Teoría del intercambio social La teoría del intercambio social es un modelo eco-
nómico de comportamiento humano de acuerdo con el cual las personas están motiva-
das por un deseo de maximizar las ganancias y minimizar las pérdidas en sus relaciones
sociales, tal como se hace en los negocios (Homans, 1961; Thibaut y Kelley, 1959). La
premisa básica es simple: las relaciones que ofrecen más recompensas y menos costos
serán más satisfactorias y durarán más tiempo. Entre los íntimos, las recompensas inclu-
yen amor, compañerismo, consuelo en momentos de estrés y gratificación
sexual si la relación es de esta naturaleza. Los costos incluyen el trabajo que
se requiere para mantener una relación, resolver conflictos, el compromiso
© The New Yorker Collection 2000 William Hamilton from cartoonbank.com.
una relación comprometida resistir la tentación (Lydon, 2010). Esta perspectiva general-
mente positiva acerca del compañero propio, en relación con los demás, conduce a una
relación feliz y estable (Murray et al., 1996; Murray y Holmes, 1999), excepto cuando las
personas desaprueban a sus parejas y están erradas en sus percepciones (Neff y Karney,
2005).
“El amor no ve con los ojos,
Un tercer elemento en el intercambio social es la inversión. Una inversión es algo que sino con la mente, y por
una persona pone en una relación y que no puede recuperar si la relación termina. Si a tanto el Cupido alado se
uno no le gusta la forma en que funciona una relación íntima, puede empacar sus cosas, pinta ciego.”
William Shakespeare
tomar su computadora y alejarse. ¿Pero qué hay de todo el tiempo que empleó para
Sueño de una noche de verano
intentar hacer que la relación durara? ¿Y qué hay de todas las oportunidades románticas
y profesionales que sacrificó en el camino? Como es de esperar, las inversiones aumentan
el compromiso. Dado que estas cosas no pueden irse con uno, es más probable que per-
manezca (Rusbult y Buunk, 1993).
A través de los años la investigación muestra que los bloques de construcción del
armazón del intercambio social, como se muestra en la l figura 9.11 y como se incorpora
en el modelo de inversión de Caryl Rusbult et al. (1998), pueden usarse para determinar el
nivel de compromiso que los miembros de una pareja llevan a una relación (Le y Agnew,
2003; Rusbult et al., 2012). Este modelo es importante porque los niveles de compromiso
predicen cuánto durará la relación. En estudios de parejas que salen juntas y casadas,
la investigación muestra que las mejor ajustadas son aquellas en las que cada miem-
bro está comprometido y ve al otro como mutuamente comprometido (Drigotas et al.,
1999). De particular importancia para la durabilidad de una relación es que las perso-
nas comprometidas tienen más probabilidad de perdonar y olvidar cuando sus parejas
traicionan una norma de la relación al coquetear, mentir, olvidar un aniversario, revelar
en público una historia privada y vergonzosa o tener un amorío (Finkel et al., 2002). Por
desgracia, hay ocasiones en que el compromiso puede ser una trampa. Un estudio de
mujeres golpeadas mostró que el modelo de inversión puede usarse para predecir si la
mujer golpeada permanecerá en una relación abusiva (Rhatigan y Axsom, 2006).
l FIGURA 9.11
Bloques de construcción de las relaciones
Los bloques de construcción del intercambio social son recompensas, costos, nivel de comparación de alternativas e inversiones. Estos
factores están fuertemente asociados con la satisfacción y el compromiso que experimentan los miembros de una pareja en su relación.
© Cengage Learning
Nivel de
Rewards
Recompensas _ Costs
Costos _ Comparison
comparación
level (CL)
(NC)
Nivel de
Comparison level
Satisfaction _ comparación
for + Investments
de alternatives
Satisfacción Inversiones
alternativas
(CLalt)
(NCalt)
Commitment
Compromiso
Teoría de equidad La teoría de equidad ofrece una versión especial de cómo opera
el intercambio social en las interacciones interpersonales (Adams, 1965; Messick y Cook,
1983; Walster et al., 1978). De acuerdo con esta teoría, una relación equitativa es una
cuestión de justicia social (Hatfield et al., 2008). Por todo el mundo, las personas están
más contentas cuando la razón entre lo que obtienen de una relación (beneficios) y lo
que ponen en ella (aportaciones) es similar para ambos miembros. En consecuencia, la
fórmula básica de equidad es
© Lawrence Manning/CORBIS
pareja, a saber, en áreas de recompensa ricas en dopamina y en
áreas que usualmente se activan con el apego materno. Se nece-
sita más investigación, pero estos resultados apoyan los datos de
autorreporte de que, para algunas personas, el amor intenso
de su pareja de mucho tiempo puede durar largos periodos.
De acuerdo con la teoría de la
transferencia de la excitación, la enorme Amor sociable En contraste con la intensa, emocional, erótica y en ocasiones obsesiva
excitación generada por un estímulo
naturaleza del amor apasionado, el amor sociable es una forma de afecto que enlaza a
puede atribuirse mal a otro estímulo.
Esta teoría sugiere que la energía que los amigos cercanos así como a los amantes. Las relaciones sociables se apoyan en un
surge del baile puede intensificar los cimiento de confianza mutua, cariño, respeto, amistad y compromiso, características que
sentimientos de una persona por su John Harvey y Julie Omarzu (2000) ven como necesarias para “cuidar la relación cercana”.
pareja, lo que alimenta las llamas de la
pasión. En comparación con la forma apasionada del amor, el amor sociable es menos
intenso, pero en ciertos sentidos más profundo y más duradero. Susan Sprecher y Pamela
Regan (1998) aplicaron escalas de amor apasionado y sociable a parejas heterosexuales
que habían estado juntas por cantidades variables de tiempo y descubrieron que las califi-
caciones de amor apasionado, tanto de hombres como de mujeres, inicialmente subieron
con el tiempo, pero luego alcanzaron un pico y declinaron un poco durante el matrimo-
nio. Sin embargo, las calificaciones del amor sociable no declinaron de igual forma. De
hecho, en las parejas que permanecen juntas es probable que los compañeros reporten
que “hoy te amo más que ayer” (Sprecher, 1999). Como la lenta pero constante tortuga en
la fábula de Esopo, el amor sociable puede parecer rezagarse ante el destellante arranque
“El verdadero amor nunca envejece.” del amor apasionado, pero aun así todavía puede cruzar la meta muy adelantado.
Proverbio El amor sociable se caracteriza por altos niveles de autodivulgación, el deseo de
abrirse y compartir hechos y sentimientos íntimos. En una forma, la autodivulgación es
al amor sociable lo que la excitación es al amor apasionado. Piense por un momento en
su momento más embarazoso, sus ambiciones más deseadas o su vida sexual. ¿Compar-
tiría su alma acerca de estos asuntos privados con un completo extraño? ¿Y qué hay de
“Tan pronto como no puedes un conocido, cita, amigo o amante casual? Si uno se autodivulga o no, cuándo, cuánto y
con quién es una decisión que cada uno hace con base en una consideración de lo que
ocultarle algo a una mujer, la
puede ganar o perder en una relación (Omarzu, 2000).
amas.” El deseo por revelar hechos y sentimientos íntimos se encuentra en el centro de las
Paul Geraldy
relaciones más cercanas e íntimas (Derlega et al., 1993). La investigación muestra que
mientras más emocionalmente se involucran las personas en una relación cercana, más
se autodivulgan mutuamente. Nancy Collins y Lynn Miller (1994) observaron tres posi-
bles razones para esta correlación: (1) la gente se revela a las personas que le agradan;
(2) a la gente le agradan las personas que se revelan con ella, y (3) la gente gusta de las per-
sonas con quienes se ha revelado. En consecuencia, entre pares de estudiantes universi-
tarios reunidos en un laboratorio para breves conversaciones de conocimiento, mientras
más se autodivulgan, mejor se sentían entre ellos después (Vittengl y Holt, 2000). En un
estudio longitudinal de parejas adultas que salían en citas, los miembros que reportaron
mayores niveles de autodivulgación también expresaron más satisfacción, compromiso
y amor (Sprecher y Hendrick, 2004). Cuando se trata de sexo, también, los miembros de la
autodivulgación Revelaciones acerca pareja que revelan sus gustos y disgustos con el otro están más satisfechos sexualmente
del yo que una persona hace a otros. que quienes son menos abiertos (MacNeil y Byers, 2009).
A lo largo de los años los investigadores observaron tres patrones de autodivulga-
ción en las relaciones sociales. Uno es que los miembros de la pareja se revelan más
mutuamente conforme su relación crece con el tiempo. De acuerdo con Irving Altman y
Dalmas Taylor (1973), la autodivulgación es una forma básica de intercambio social que
se despliega conforme la relación se desarrolla. Su teoría de la penetración social sostiene
que las relaciones avanzan de intercambios superficiales a unos más íntimos. Al princi-
pio, las personas dan relativamente poco de ellas mismas al otro miembro de la pareja
y reciben poco a cambio. Sin embargo, si los encuentros iniciales resultan gratificantes
el intercambio se vuelve tanto más amplio (y abarca más áreas de sus vidas) como más
profundo (e involucra áreas más sensibles). En resumen, la interacción social crece de
una tajada estrecha y superficial, a una porción más ancha y más penetrante.
Recientemente, Tang y Wang (2012) realizaron una encuesta en línea para explorar
los temas que 1027 personas en Taiwán revelaron en sus blogs y en el mundo real. Sus
resultados mostraron que ellos se autodivulgan en varios temas, incluidos sus actitudes,
cuerpos, dinero, trabajo, sentimientos, intereses y experiencias. En cuanto a qué se auto-
divulga a tres audiencias blanco (en línea, mejor amigo y padres), los blogueros revelaron
más de ellos mismos a sus mejores amigos, seguido por padres y audiencias en línea,
tanto en profundidad como en amplitud. Parece que la teoría de la penetración social,
propuesta mucho antes de que hubiera Internet, ofrece hoy una buena descripción de la
autodivulgación en las relaciones en línea.
Una segunda observación es que los patrones de autodivulgación cambian de
acuerdo con el estado de una relación. Durante un primer encuentro y en las etapas
iniciales de una nueva relación, las personas tienden a retribuir las revelaciones del otro
con las propias en un nivel comparable al de la intimidad. Si un nuevo conocido se abre,
es cortés corresponder a dicha autodivulgación con la revelación de más de uno mismo.
Sin embargo, una vez que la relación está bien establecida, la reciprocidad estricta
ocurre con menos frecuencia (Altman, 1973; Derlega et al., 1976). Entre las parejas estre-
sadas se han observado dos patrones diferentes de autodivulgación. Para algunas, tanto
la amplitud como la profundidad disminuyen conforme los miembros de la pareja se ale-
jan y dejan de comunicarse (Baxter, 1987). Para otras, la amplitud de la autodivulgación
declina, pero la profundidad aumenta conforme los compañeros expresan enojo mutuo
(Tolstedt y Stokes, 1984). En este caso, el proceso de despenetración social recuerda no a
la tajada de una afiliación superficial, ni a la porción de una relación cercana, sino más
bien a una larga y delgada daga de descontento.
Una tercera observación común es que los individuos difieren en la tendencia a com-
partir pensamientos privados e íntimos con los demás. Por ejemplo, Kathryn Dindia y
Mike Allen (1992) realizaron un meta-análisis de 205 estudios que involucraron a 23,702
estadounidenses blancos y descubrieron, en promedio, que las mujeres son más abiertas
que los hombres, y que las personas en general se autodivulgan más con las mujeres que
con los hombres. Si éste es el caso, no es de sorprender que las mujeres califiquen más
alto a sus amistades del mismo sexo en comparación con la manera en que los hombres
califican a las suyas. Al menos en Estados Unidos, los amigos varones parecen ligarse más
al tomar parte en actividades comunes, mientras que las amigas se involucran más al
compartir sentimientos (Duck y Wright, 1993). Como dice Paul Wright (1982): las mujeres
>
tienden a interactuar “cara a cara”, pero los hombres lo hacen “hombro con hombro”.
Suecia, los Países Bajos y Alemania Occidental, la castidad o no era importante o se valo-
raba negativamente.
Cuando se trata de relaciones cercanas, la investigación muestra que el amor apa-
sionado es una emoción muy extendida y universal. En encuestas realizadas en todo el
mundo, William Jankowiak y Edward Fischer (1992) detectaron indicios de amor apa-
sionado en 147 de 166 culturas tan variadas como Indonesia, China, Turquía, Nigeria,
Trinidad, Marruecos, Australia y Micronesia. Con base en esta universalidad, algunos
investigadores comenzaron a explorar la neurociencia subyacente. Por ejemplo, la antro-
póloga Helen Fisher (2004) cree que el amor romántico está “conectado” en la neuroquí-
mica del cerebro. En particular, Fisher argumenta que el neurotransmisor dopamina,
que impulsa a los animales a buscar recompensas como alimento y sexo, es esencial para
el placer que se siente cuando estos impulsos se satisfacen. En consecuencia, argumenta,
los niveles de dopamina están asociados tanto con los altos de la pasión romántica como
con los bajos del rechazo. Al citar evidencia de estudios en humanos y otros animales,
también señala un paralelismo neuroquímico entre el amor romántico y la adicción a
sustancias.
Aunque la mayoría de las personas en el mundo están de acuerdo en que el deseo
sexual es lo que inyecta la pasión en el amor apasionado, no todos lo ven como nece-
sario para el matrimonio. Piense en esta pregunta: si un hombre o mujer tiene todas
la cualidades que usted desea, ¿se casaría con esa persona si no estuviera enamorado?
Cuando en 1967 se entrevistó a estudiantes estadounidenses, 35% de los hombres y 76%
de las mujeres dijeron “sí”. Veinte años después, sólo 14% de los hombres y 20% de las
mujeres dijo que se casarían con alguien sin estar enamorados (Simpson et al., 1986). La
reducción entre las mujeres puede reflejar el punto pragmático de que casarse por amor
es un lujo económico que pocas mujeres del pasado podían costear. Como se aprecia
en la popularidad actual de los acuerdos prenupciales, las consideraciones pragmáticas
siguen influyendo en las prácticas matrimoniales, incluso en la actualidad.
La disposición a casarse sin amor también es muy susceptible a la variación cultural.
A la luz de los diferentes valores que impregnan las culturas individualistas y colecti-
vistas, las diferencias no son sorprendentes. En muchas culturas, el matrimonio se ve
como una transacción entre familias que está influida por consideraciones sociales,
“Para un estadounidense ena- económicas y religiosas. De hecho, los matrimonios arreglados todavía son comunes en
morado, sus emociones tienden India, China, muchos países musulmanes y el África subsahariana. De modo que, cuando
Robert Levine y otros (1995) preguntaron a estudiantes universitarios de 11 países acerca
a ensombrecer todo lo demás...
del matrimonio sin amor, descubrieron que el porcentaje que dijo que sí se casaría en esa
para un chino enamorado, su amor condición varió de 4% en Estados Unidos, 5% en Australia y 8% en Inglaterra, hasta 49%
ocupa un lugar entre otras conside- en India y 51% en Pakistán.
raciones.” En las culturas en las cuales el amor no es una base suficiente para el matrimonio,
Hsu otros factores entran en juego. En India, un sistema de castas históricamente arraigado
divide a sus ciudadanos y conserva influencia sobre el amor y el matrimonio (Singh,
2009). De hecho, aun cuando el gobierno legalizó el matrimonio entre castas hace más de
50 años y ahora se ofrecen incentivos para que las parejas de diferentes castas se casen,
permanece una separación invisible entre las castas superior e inferior que dura del naci-
miento a la muerte, y los “asesinatos por honor” de las parejas que osan cruzar estas
líneas tradicionales no son raros (Wax, 2008). En China, donde se coloca una prima cul-
tural en la devoción, el respeto y la obediencia de los niños a los padres y otras personas
mayores de la familia, existe mucho menos énfasis en los “ideales de cuentos de hadas”
occidentales de amor y romance (Higgins et al., 2002; Jackson et al., 2006). En sondeos
recientes, adultos jóvenes de China, más que de Estados Unidos, dijeron que estarían
influidos en sus decisiones de selección de pareja por sus padres y amigos cercanos; por
ejemplo, que intentarían persuadir a sus padres para aceptar a un compañero de citas y
que dejarían de salir con él si sus padres no lo aprobaban (Zhang y Kline, 2009).
La influencia de la cultura sobre el amor es interesante. Por otra parte, podría argu-
mentarse que el individualismo persistente que se encuentra en muchas culturas occi-
dentales inhibiría la tendencia a volverse íntimo e interdependiente de otros. Por otro
lado, el individualismo conduce a las personas a dar prioridad a sus sentimientos en la
toma de decisiones matrimoniales en lugar de a preocupaciones familiares, obligaciones
Indiana, sigue siendo, hasta el día de hoy, un gran centro para el estu-
dio de la sexualidad humana.
Desde el estudio revolucionario de Kinsey se han realizado
muchos estudios de la sexualidad, y forman parte de la historia de
la investigación que se ha reseñado, tanto de manera seria como con
humor, en libros con títulos como Kiss and Tell: Surveying Sex in the
Twentieth Century (Besa y cuenta: sondeo de la sexualidad en el siglo
XX) (Ericksen y Steffen, 1999) y Bonk: The Curious Coupling of Science
and Sex (Follar: el curioso acoplamiento de ciencia y sexo) (Roach,
gica. De acuerdo con Bem, los niños conformistas de género llegan a ver
a los miembros del sexo opuesto como diferentes, poco familiares, pro-
vocadores e incluso exóticos. En contraste, los niños no conformistas
de género llegan a ver a los pares del mismo sexo como diferentes, poco
familiares, provocadores y exóticos. Más adelante, en la pubertad, con-
El 17 de junio de 2008, Sharon Papo
y Amber Weiss intercambiaron votos forme los niños se vuelven física y sexualmente maduros, descubren que
nupciales en el primer día completo de se sienten atraídos hacia miembros del mismo sexo o de sexo opuesto, dependiendo de
matrimonios del mismo sexo en San cuál sea el más exótico. Bem describe su cadena de eventos propuesta como la teoría
Francisco. Ahora, nueve estados de
Estados Unidos permiten legalmente el
de orientación sexual de “lo exótico se convierte en erótico”.
matrimonio homosexual; otros pocos En la actualidad, sólo hay un vago apoyo para esta teoría. Es cierto que la constitu-
permiten uniones civiles o sociedades ción genética puede influir en el temperamento y predisponer a un niño a favorecer cier-
domésticas.
tos tipos de actividades sobre otras (Kagan, 1994). También es cierto que los gays tienen
más probabilidad de haber sido más femeninos y las lesbianas de haber sido más mascu-
linas cuando niños, diferencias vistas no sólo en hechos informados por las propias per-
sonas desde la niñez (Bailey y Zucker, 1995), sino también en su comportamiento, como
se recuerda en videos caseros (Rieger et al., 2008). Incluso puede ser cierto que las per-
sonas están genéticamente predispuestas para involucrarse en comportamiento no con-
formista de género en la niñez (Bailey et al., 2000). ¿Pero la preferencia por los semejantes
en la niñez altera la orientación sexual adulta, como sugiere Bem, debido a que lo exótico
se convierte en erótico? ¿O existe un “gen gay” que aumenta la no conformidad de género
en la niñez, así como la homosexualidad en la adolescencia y la adultez? ¿Y puede una
sola teoría explicar la homosexualidad tanto en hombres como en mujeres, o se necesi-
tan teorías separadas, como algunos sugieren (Peplau et al., 1998)? En la actualidad, se
necesita más investigación para responder estas preguntas y desmenuzar las influencias
biológicas y psicológicas. De cualquier forma, un punto ocupa un lugar preponderante:
fuente de conflicto es la dificultad que algunas personas tienen para hablar de sus des-
acuerdos. Cuando las relaciones se rompen, los problemas de comunicación están entre
las causas comunes más citadas, tanto por parejas heterosexuales como homosexuales
(Kurdek, 1991b; Sprecher, 1994). Pero, ¿qué constituye la “mala comunicación”? Compa-
raciones entre parejas felices y estresadas revelan algunos patrones de comunicación
que ocurren con frecuencia en las relaciones con problemas (Fincham, 2003).
Un patrón común se llama reciprocidad del afecto negativo: un intercambio mutuo
de expresiones de sentimientos negativos. En términos generales, las expresiones de
afecto negativo dentro de una pareja disparan más respuestas del mismo tipo que las
expresiones de efecto positivo. Pero la reciprocidad del afecto negativo, especialmente
en el comportamiento no verbal, es mayor en las parejas que no son felices, que están
estresadas o encerradas en un duelo. Para las parejas con estrés, las sonrisas pasan sin
ser percibidas, pero cada mirada con furia, cada mirada de disgusto, provoca una mar-
cada respuesta refleja. El resultado, como se observa en las parejas infelices alrededor
del mundo, es una incapacidad para romper el ciclo vicioso y terminar las interacciones
desagradables (Gottman, 1998).
Hombres y mujeres reaccionan de manera diferente al conflicto. La mayoría de las
mujeres reportan emociones más intensas y son más expresivas que la mayoría de los
hombres (Grossman y Wood, 1993). Ella le dice a él: “anímate”; él le pide a ella: “cálmate”.
Por tanto, muchos matrimonios infelices también se caracterizan por un patrón de inter-
acción demanda-retirada, en el que la esposa demanda que la pareja discuta los proble-
mas de la relación, sólo para frustrarse cuando su esposo se retira de dichas discusiones
(Christensen y Heavey, 1993). Este patrón no es único de las parejas casadas. Cuando a
parejas que salían en citas se les preguntó cómo suelen lidiar con los problemas, se des-
cubrió el mismo patrón demanda-retirada (Vogel et al., 1999). De acuerdo con John Gott-
man (1994), no hay nada malo con algún enfoque para lidiar con el conflicto. El problema
se encuentra en la discrepancia, las relaciones saludables son más probables cuando
ambos miembros de la pareja tienen estilos similares de lidiar con el conflicto.
Cualquiera que sea el estilo de alguien, existen dos enfoques básicos para reducir
los efectos negativos del conflicto. El primero es tan obvio que con frecuencia se pasa
por alto: aumentar el comportamiento gratificante en otros aspectos de la relación. De
acuerdo con Gottman y Levenson (1992), la estabilidad matrimonial descansa en un
“equilibrio bastante elevado de comportamientos positivos y negativos” (p. 230). Si hay
conflicto acerca de algún tema, los miembros de la pareja pueden y deben buscar otras
formas de recompensarse mutuamente. Conforme mejora el equilibrio de lo positivo y lo
negativo, también deben hacerlo los niveles globales de satisfacción, lo que puede reducir
el conflicto (Huston y Vangelisti, 1991). Un segundo enfoque es intentar entender el punto
de vista del otro. El ser sensible a lo que el compañero piensa y cómo se siente mejora la
calidad de la relación (Honeycutt et al., 1993; Long y Andrews, 1990). ¿Qué motiva a los
individuos, en el calor de la batalla, a hacer dicho esfuerzo por comprender? Para los prin-
cipiantes, ayuda si están de acuerdo en que hay un problema de comunicación.
Las atribuciones que hace el compañero de los comportamientos de cada uno y la
voluntad para perdonar se correlacionan con la calidad de su relación (Bradbury y Fin-
cham, 1992; Fincham et al., 2007; Harvey y Manusov, 2001). Como se podría esperar, las
parejas felices hacen atribuciones que mejoran la relación: ven los comportamientos inde-
seables de su pareja como causados por factores que son situacionales (“un mal día”),
temporales (“ya pasará”) y de ámbito limitado (“es sólo un punto doloroso”). Sin embargo,
perciben los comportamientos deseables como causados por factores que son inherentes
a la pareja, permanentes y generalizables a otros aspectos de la relación. En contraste, las
parejas infelices voltean la moneda de las atribuciones al hacer las opuestas atribuciones
que mantienen el estrés. Por tanto, mientras las parejas felices minimizan lo malo y maxi-
mizan lo bueno, las parejas estresadas no ceden un centímetro. A la luz de estos patrones
atributivos diferentes, parecería que, con el tiempo, las parejas felices serán más felices
y las miserables más miserables. ¿Lo son? Sí. Al rastrear parejas casadas de manera lon-
gitudinal, los investigadores descubrieron que los cónyuges que hacen atribuciones que
mantienen el estrés al inicio del matrimonio reportaron menos satisfacción en un punto
posterior en el tiempo (Fincham et al., 2000; Karney y Bradbury, 2000).
l FIGURA 9.14
Cambios en la satisfacción de la vida antes y después del divorcio
En este estudio, 817 hombres y mujeres que estuvieron divorciados en algún momento
calificaron cuán satisfechos estaban con la vida en una escala de 0 a 10 cada año durante
18 años. De manera global, los divorciados estuvieron menos satisfechos que sus
contrapartes casados, un resultado común. En la pregunta de si el tiempo cura las heridas,
puede ver que los niveles de satisfacción cayeron antes del divorcio y se recuperaron
después de él, pero no regresaron a los niveles originales. Parece que las personas se
adaptan, pero no se recuperan por completo de esta experiencia.
Lucas, 2005. © Cengage Learning
satisfacción de la vida
Calificaciones de
Divorcio
ansiedad acerca del rechazo” (p. 661). Para ponerlo en términos amables, uno está con-
denado si hace, y está condenado si no hace. Los factores que contribuyen a la duración
de una relación (cercanía e interdependencia) evidencian ser los mismos factores que
intensifican el temor al rechazo y hacen más difícil lidiar después que termina una rela-
ción. De este modo, ¿cómo se equilibra el hacer la inversión psicológica necesaria para
una relación duradera contra retraerse lo suficiente por autoprotección?
En Estados Unidos y otros países occidentales, varios marcadores demográficos
indican cuán problemáticas han llegado a ser las formas tradicionales de compromiso:
alta tasa de divorcio, más familias con un solo padre, más parejas no casadas que viven
juntas y más individuos que nunca se casan. Sin embargo, el deseo de relaciones íntimas
de larga duración nunca ha flaqueado o desaparecido. Por el contrario, las personas gas-
tan millones de dólares en sitios de citas en línea, gays y lesbianas buscan activamente
reconocimiento legal para los matrimonios del mismo sexo, la gran mayoría de los indivi-
duos divorciados vuelven a casarse y las familias reconstituidas forjan un nuevo sentido
de lo que se entiende por “familia”. Parece que se está en medio de una gran y apremiante
búsqueda conforme millones de hombres y mujeres tratan de encontrar formas para afi-
liarse, atraer, acercarse, amar y comprometerse de manera permanente con otros.
Repaso
Necesidad de pertenencia: un motivo humano
fundamental
l La necesidad de pertenencia es un motivo humano básico, un
impulso dominante para formar y mantener relaciones duraderas.
La emoción de la afiliación
l Esta motivación social comienza con la necesidad de afiliación, un l Las personas dolorosamente tímidas están en riesgo de soledad,
deseo de establecer contacto social con otros. un sentimiento de aislamiento y privación social.
l Las personas difieren en la intensidad de sus necesidades de
afiliación. Puesta a prueba del sentido común
l Las situaciones estresantes en particular motivan a las personas a En momentos de estrés, las personas buscan la compañía de
afiliarse con otros que enfrentan una amenaza similar. otros, aun cuando sean extraños.
Verdadero. La investigación muestra que la amenaza externa causa
La agonía de la soledad estrés y conduce a las personas a afiliarse con otros que enfrentan o
l La timidez es un problema penetrante que predispone a las perso- enfrentaron una amenaza similar.
nas para establecer interacciones no gratificantes con otros.
La atracción inicial
l De acuerdo con una perspectiva, las personas se sienten atraídas l Para apoyar el efecto de la mera exposición, los estudios muestran
hacia otras con quienes la relación es gratificante; las recompensas que mientras más frecuentemente las personas vean un estímulo,
pueden ser directas o indirectas. más les agradará.
l Los psicólogos evolutivos argumentan que los seres humanos l No se tiene que estar consciente de las exposiciones previas para
muestran patrones de atracción y de selección de pareja sexual que ocurra un aumento en el gusto.
que favorecen la transmisión de sus propios genes.
Atractivo físico: quedar atrapado
Familiaridad: estar ahí l En una amplia variedad de escenarios sociales, las personas res-
l La proximidad monta el escenario para la interacción social, por ponden de manera más favorable a hombres y mujeres que son
lo que las amistades tienen más probabilidad de formarse entre físicamente atractivos.
personas que viven unas cerca de otras. l Algunos investigadores consideran que ciertos rostros (promedia-
dos y simétricos) son inherentemente atractivos, en todas las cul-
turas y tanto para los infantes como para los adultos.
l Otros argumentan que la belleza está en el ojo de quien la mira y l La investigación acerca del efecto “difícil de conseguir” muestra
señalan las influencias de la cultura, el tiempo y el contexto. que las personas gustan más de otras que son moderadamente
l Una razón de la inclinación por la belleza es que es gratificante selectivas en sus elecciones sociales.
estar en compañía de otros que son atractivos.
l Una segunda razón es que las personas asocian la belleza con otras Selección de la pareja: la evolución del deseo
cualidades positivas, una creencia conocida como el estereotipo de l Los psicólogos evolutivos dicen que las mujeres buscan hombres
“lo que es hermoso es bueno”. con seguridad financiera o rasgos que predigan éxito futuro, con la
l Las personas vistas como físicamente atractivas son más populares, finalidad de asegurar la supervivencia de sus descendientes.
más experimentadas sexualmente y tienen más habilidades socia- l En contraste, los hombres buscan mujeres que sean jóvenes y atrac-
les. Sin embargo, no son más felices o tienen autoestima más alta. tivas (atributos físicos que señalan salud y fertilidad) y no sean pro-
l Una razón por la cual las personas físicamente atractivas no son miscuas (un atributo que disminuye la certeza de la paternidad).
más felices es que con frecuencia desconfían del elogio que obtie- l Estudios transculturales tienden a apoyar estas diferencias sexua-
nen por esfuerzos no sociales. les predichas, pero los críticos señalan que muchos resultados no
l Otro problema con tener belleza como activo social es que las per- son tan fuertes y pueden verse en términos que son más psicológi-
sonas, en especial las mujeres, se sienten presionadas para man- cos que evolutivos.
tener su apariencia y con frecuencia están insatisfechas con la
manera en que se ven. Puesta a prueba del sentido común
Los infantes no discriminan entre rostros considerados atractivos
Los primeros encuentros: llegar a conocerse y no atractivos en su cultura.
l Las personas tienden a asociarse, hacer amistad y casarse con Falso. Los infantes de dos meses de edad pasan más tiempo
otras personas cuyos antecedentes demográficos, actitudes e inte- observando un rostro atractivo que uno no atractivo, lo que indica
reses son similares a los suyos. que hacen esta distinción.
l Las personas primero evitan a otros que no son semejantes a ellas
y luego son atraídas hacia las que en el grupo restante son más Las personas con atractivo físico son más felices y tienen mayor
semejantes a ellas mismas. autoestima que quienes no son atractivas.
l Como apoyo a la hipótesis de emparejamiento, las personas tien- Falso. Las personas atractivas están en ventaja en su vida social,
den a involucrarse románticamente con otras que son equivalen- pero no son más felices, están mejor adaptadas o tienen mayor
tes en atractivo físico. autoestima.
l Contrario a la creencia popular, la complementariedad en necesi-
Cuando se trata de relaciones románticas, los opuestos se
dades o personalidad no enciende la atracción.
atraen.
l Para ilustrar los efectos de la reciprocidad, uno tiende a gustar de
Falso. De manera consistente, las personas se sienten atraídas
otros que le indican que uno les agrada.
hacia las que son semejantes, no opuestas o complementarias, en
l Pero las personas que no discriminan acerca de quién les agrada una amplia variedad de dimensiones.
pueden ser subestimadas y no ser del gusto de otros.
Relaciones cercanas
l Las relaciones íntimas incluyen al menos uno de tres componen- Tipos de relaciones
tes: sentimientos de apego, satisfacción de necesidades psicológi- l En las relaciones de intercambio, las personas están orientadas
cas e interdependencia. hacia la recompensa y la reciprocidad inmediata; en las rela-
l Las teorías de etapas proponen que las relaciones cercanas pasan ciones comunales, los compañeros responden a las necesidades
por etapas específicas, pero la evidencia de una secuencia fija es mutuas.
débil. l Las personas con estilos de apego seguros tienen relaciones
l Otras dos visiones enfatizan la acumulación gradual de recompen- románticas más satisfactorias que quienes tienen estilos inseguros
sas o una marcada distinción entre tipos de relaciones. (ansiosos o de evasión).
El mercado íntimo: rastreo de las ganancias ¿Cómo te amo? Conteo de las formas
y las pérdidas l De acuerdo con la teoría triangular del amor, existen ocho subtipos
l De acuerdo con la teoría de intercambio social, las personas buscan de amor producidos por las combinaciones de intimidad, pasión y
maximizar las ganancias y minimizar los costos en sus relaciones. compromiso.
l Recompensas más altas, costos más bajos y un resultado que satis- l Inherente a todas las clasificaciones de amor hay dos tipos: apasio-
face o supera el nivel de comparación (NC) de un miembro de la nado y sociable.
pareja predicen altos niveles de satisfacción. l El amor apasionado es un intenso estado emocional, con frecuen-
l Menores expectativas acerca de las alternativas (NCalt) y más cia erótico, de absorción positiva hacia otra persona.
inversión en la relación se asocian con niveles más altos de l En una teoría, el amor apasionado es provocado por excitación
compromiso. fisiológica y la creencia de que dicha excitación fue provocada por
l La teoría de equidad sostiene que la satisfacción es mayor cuando la persona amada.
la razón entre beneficios y aportaciones es similar para ambos l Consistente con la transferencia de la excitación, el estímulo puede
miembros de la pareja. aumentar o reducir la atracción, dependiendo del atractivo inicial
l Tanto el sobrebeneficio como el subbeneficio producen emocio- de la persona con quien se está.
nes negativas, pero el subbeneficiado por lo general está menos
satisfecho.
l Comparado con el amor apasionado, el amor sociable es menos l Durante el conflicto, las mujeres tienen más probabilidad de
intenso, pero en ciertos aspectos más profundo y más duradero. ser demandantes y los hombres son más proclives a retirarse.
l El amor sociable descansa en la confianza mutua, el cariño, la l Los compañeros pueden reducir el conflicto al comportarse
amistad, el compromiso y la disposición para compartir hechos en formas gratificantes en otras áreas y al tratar de entender el
y sentimientos íntimos. punto de vista de cada uno.
l La autodivulgación entre compañeros con frecuencia se vuelve l Las parejas felices hacen atribuciones que mejoran la relación,
más amplia y más profunda con el tiempo, aunque varía con el mientras las parejas infelices hacen atribuciones que mantie-
estado de la relación. nen el estrés.
l En promedio, la satisfacción marital comienza alta, declina
Cultura, atracción y relaciones cercanas durante el primer año, se estabiliza y luego declina de nuevo
l Aunque Buss identificó diferencias de género universales en aproximadamente hacia el octavo año.
las preferencias con respecto a las parejas, también descubrió l Los miembros de una pareja que son cercanos e interdepen-
algunas sorprendentes variantes culturales; por ejemplo, las dientes, y para quienes las relaciones son importantes para el
diversas preferencias en lo tocante a la castidad. autoconcepto (características que suelen promover la estabili-
l La universalidad del amor apasionado condujo a algunos in- dad) sufren más después del rompimiento.
vestigadores a explorar las bases neurocientíficas de esta expe-
riencia.
l Las culturas difieren en la medida en que el amor romántico se
considera necesario para el matrimonio.
Puesta a prueba del sentido común
Conflictos en las relaciones: la conexión Los hombres tienen más probabilidad que las mujeres de
masculino-femenino interpretar en términos sexuales los gestos amistosos del sexo
l Las personas varían al definir lo que se entiende por “tener sexo”. opuesto.
l En promedio, los hombres reportan ser sexualmente más acti- Verdadero. Experimentos han demostrado que los hombres tienen
vos que las mujeres y ven las interacciones con el sexo opuesto más probabilidad que las mujeres de interpretar las interacciones
en términos más sexuales. amistosas con los miembros del sexo opuesto como entradas
l Se estima que de 3% a 4% de los hombres y 2% de las mujeres sexuales.
tienen una orientación exclusivamente homosexual. Después del periodo de luna de miel, hay un declive global en
l Para explicar los orígenes de la homosexualidad se usan teorías los niveles de satisfacción marital.
tanto biológicas como ambientales.
Verdadero. Los niveles altos de satisfacción marital entre los recién
l Cuando las relaciones se rompen, los problemas de comunica- casados con frecuencia son seguidos por un declive mensurable
ción están entre las causas más comunes. durante el primer año y luego, después de un periodo de
l Las parejas infelices con frecuencia se involucran en la recipro- estabilización, por otro declive hacia el octavo año, un patrón que
cidad de afecto negativo y muestran un patrón de interacción se encuentra por igual entre los que son padres y los que no lo son.
demanda-retirada.
TÉRMINOS CLAVE
amor sociable (373) estilo de apego (371) relación íntima (367)
amor apasionado (373) hipótesis de emparejamiento (357) soledad (344)
autodivulgación (376) necesidad de afiliación (342) teoría de equidad (370)
efecto de la mera exposición (346) orientación sexual (380) teoría de intercambio social (368)
efecto “difícil de conseguir” (358) reciprocidad (357) teoría triangular del amor (373)
estereotipo “lo que es hermoso es relación comunal (371) transferencia de la excitación (374)
bueno” (352) relación de intercambio (371)
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Repaso
Términos clave
Recursos mediáticos
© Gabe Palmer/Corbis
391
Fue su valentía la que los obligó a arriesgar sus vidas, pero fue su compasión
la que a final de cuentas los salvó. Seis bomberos de la Compañía de Escaleras 6, de la
ciudad de Nueva York, estuvieron entre los muchos rescatistas que valientemente subie-
ron las escaleras del World Trade Center el 11 de septiembre de 2001. Los aviones que
impactaron cada una de las Torres Gemelas derramaban combustible, lo que provocó
un infierno de proporciones sin precedentes. Un enorme torrente de personas intentaba
huir corriendo por las estrechas escaleras y se cruzaban con los bomberos que subían.
Impresionados por su valor y resolución, las personas les gritaban a los bomberos para
darles ánimo y bendecirlos mientras pasaban junto a ellos. Con una carga de más de
50 kg de equipo, los hombres de la Compañía de Escaleras 6 llegaron al piso 27 de la
torre norte cuando escucharon el horrible sonido del colapso de la torre sur. Su capitán
les ordenó regresar, pues se dio cuenta de que, si la otra torre pudo colapsar, lo mismo
podría ocurrir con ellos.
En su camino hacia abajo, alrededor de los pisos 14 o 15, encontraron a una frá-
gil mujer llamada Josephine Harris, quien ya había bajado casi 60 tramos de escalera
y estaba exhausta. Los bomberos le ayudaron a caminar, pero los demoraba peligrosa-
mente. Su capitán, John Jonas, se ponía cada vez más ansioso: “Podía escuchar el reloj
sonando en la parte posterior de mi cabeza. Pensaba: ‘Vamos, vamos; tenemos que seguir
moviéndonos’”. Pero ninguno de los seis hombres consideró dejarla detrás, de modo que
caminaron juntos lentamente. Josephine pensaba que no podía continuar, pero uno de
los bomberos le preguntó por su familia y le dijo que sus hijos y nietos querían verla
de nuevo. Ella siguió, pero finalmente se desmayó cuando llegaron cerca del cuarto piso.
Ahí intentaron encontrar una silla para transportarla. Y después, el rascacielos de 110
pisos se derrumbó a su alrededor.
Otros rescatistas que habían rebasado en las escaleras a este grupo de lento movi-
miento murieron en los pisos debajo de ellos. Prácticamente todos los que todavía
estaban arriba de ellos habían muerto. Y, sin embargo, de alguna forma este grupo
sobrevivió, atrapado en una inexplicable bolsa de seguridad entre los escombros inima-
ginables, junto con otros dos bomberos, un jefe del departamento de bomberos y un
oficial de policía de la autoridad portuaria. Después de la espantosa búsqueda de una
salida, a la larga encontraron un pequeño rayo de luz, un literal rayo de esperanza, y lo
siguieron hacia la seguridad.
Más tarde los bomberos llamaron a Josephine Harris su ángel guardián y le agrade-
cieron por salvar sus vidas. Se dieron cuenta que, de
Puesta a prueba del sentido común no haberla encontrado, habrían bajado las escaleras
más rápido y, de no haber caminado ella a pesar de
Encierre su respuesta en un círculo su cansancio, habrían quedado algunos pisos arriba.
De cualquier forma, habrían muerto. Pero Josephine
V F Es más probable que las personas ayuden a alguien en Harris sabía que debía la vida a estos valientes hom-
una emergencia si las posibles recompensas parecen bres que se arriesgaron a no ver de nuevo a sus hijos
altas y los costos potenciales parecen bajos. para que ella pudiera ver a los suyos.
Ese día hubo muchos héroes más, incluidos ciu-
V F En una emergencia, una persona que necesita ayuda
dadanos ordinarios cuyos actos de sacrificio para
tiene mejores posibilidades de recibirla si están presentes
ayudar a otros no eran parte de sus tareas laborales.
otras tres personas que si sólo está presente una sola.
Parte de la ayuda fue dramáticamente heroica, como
V F Es mucho más probable que las personas ayuden a la de los pasajeros a bordo del vuelo 93 de United
alguien cuando están de buen humor. Airlines secuestrado. Ellos decidieron combatir a los
terroristas en el vuelo y sacrificaron sus vidas para
V F Es mucho menos probable que las personas ayuden a tratar de evitar la muerte de muchas más personas
alguien cuando están de mal humor. en tierra. Y mucha de la ayuda estuvo detrás de las
V F Las personas atractivas tienen más oportunidad que las escenas, como en el caso de personas que trabajaron
no atractivas de recibir ayuda cuando la necesitan. como voluntarios horas interminables para hacer el
penoso trabajo de limpiar el área de desastre, ayudar
V F Las mujeres buscan ayuda con más frecuencia que los a los heridos y afligidos, y donar dinero, ropa y otros
hombres. recursos.
Cuando las personas leen historias como estas, es natural que se pregunten qué
habrían hecho ellas: ¿habrían arriesgado sus vidas para ayudar a otros? ¿Qué hace Con una valentía que parece desafiar el
instinto, el bombero Mike Kehoe sube
que algunas personas, en algunos momentos, actúen para ayudar a otros? Los maravillo- las escaleras de una de las torres del
sos actos de ayuda durante el caos del 9/11 son inspiradores con seguridad. Pero ese día World Trade Center para ayudar en las
también hubo muchas historias de personas que dieron la espalda a los demás, incluso a labores de rescate durante los ataques
de la mañana del 11 de septiembre
personas que recientemente les habían ayudado. de 2001. Esta fotografía se volvió un
Todos los días se realizan numerosos actos no divulgados de ayuda a otros y de fallas famoso símbolo del heroísmo mostrado
para ayudar a otros. Un voluntario trabaja incansablemente en una clínica de salud, un por tantas personas ese terrible día.
estudiante universitario ofrece asesoría a un niño, una congregación recauda dinero para la Kehoe fue uno de los afortunados que
sobrevivió.
caridad, una hermana mayor deja que su hermano menor gane en el ajedrez. No obstante,
todos los días alguien ignora los gritos afuera de
su ventana, pasa con su auto a otro automovilista
varado al lado del camino o intenta evitar hacer
contacto visual con un indigente en la calle.
Cada pocos meses se ven historias como la
de Lawrence Bowers, quien se sumergió en las
aguas a las afueras de Coney Island, en la ciudad
de Nueva York, en junio de 2012, cuando vio a un
hombre que aparentemente se ahogaba. “Había
cientos de personas mirando, pero ninguna ayu-
daba... Dije, ahora tengo que actuar. Necesito
ayudar a este hombre.” Bowers combatió las
fuertes corrientes que alejaban de él al hombre
que se ahogaba, pero, a pesar de su cansancio,
continuó su empeño hasta que finalmente un
cuello en la reja metálica de una cornisa que se usaba para poner plantas. Uno de los resi-
dentes del edificio escuchó los llantos del niño, subió a través de una ventana en el piso
inferior, se hizo camino hasta que pudo ayudar a aliviar la presión en el cuello del niño y
esperó la llegada de los trabajadores de rescate. Sin embargo, el destino de otro infante
de la misma provincia varios meses antes fue mucho peor. Un video absolutamente ate-
rrador de una cámara de vigilancia capturó la escena de una niña de dos años de edad
que fue atropellada por una camioneta en una calle estrecha. Mientras la niña se encon-
traba bajo la camioneta, el conductor detuvo el vehículo durante algunos segundos y
luego continuó su camino, pasando sobre ella de nuevo con una de las llantas traseras.
Más de una docena de personas caminaron o pasaron junto a la niña gravemente herida
durante casi 7 minutos. Un segundo vehículo, un camión, pasó sobre su cuerpo maltre-
cho. Finalmente, una mujer la revisó y la alejó, justo antes de que llegara la madre de la
niña. La niña murió más de una semana después (Blanchard, 2011).
No hay una respuesta simple a la pregunta de por qué algunas personas ayudan y
otras no, o por qué algunas situaciones conducen a un auxilio rápido y otras a sorpren-
dentes muestras de inacción. Los determinantes en el comportamiento de brindar ayuda
son complejos y multifactoriales. Pero los psicólogos sociales han aprendido mucho
acerca de estos determinantes, y por tanto acerca de la naturaleza humana. Como verá
en las siguientes páginas, algunos de sus hallazgos son bastante sorprendentes.
En este capítulo se examinan varias preguntas acerca de la ayuda: ¿por qué las per-
sonas ayudan? ¿Cuándo ayudan? ¿Quién es probable que ayude? ¿A quién ayudan? La
sección de conclusiones se concentra en un gran tema recurrente, la conexión social, que
subyace en mucha de la teoría y la investigación acerca de la ayuda.
>
tadounidenses dieron alrededor
de 300 mil millones de dólares
a causas caritativas en 2011, a Factores evolutivos en la ayuda
pesar de una terrible recesión Comience con la evolución. Desde una perspectiva evolutiva, ¿qué posible función puede
económica. La gran mayoría de haber en ayudar a otros, especialmente a costa de la propia vida? ¿Arriesgar la vida no
este dinero provino de individuos está en contra de principios evolutivos como “la supervivencia del más apto”?
en lugar de corporaciones, y una
gran mayoría de los estadouni- El gen “egoísta” De hecho, las perspectivas evolutivas enfatizan no la supervivencia
denses dona. de los individuos más aptos, sino la de sus genes (Dawkins, 1989; Hamilton, 1964). Si
un comportamiento social específico mejora el éxito reproductivo, entonces las bases
comportamientos prosociales genéticas de dicho comportamiento tienen más probabilidad de transmitirse a genera-
Acciones que tienen la intención de ciones posteriores. De esta forma, a la larga el comportamiento puede volverse parte
beneficiar a otros. de la herencia común de la especie. El comportamiento de ayudar a otros pudo haber
selección de parentesco Ayuda servido a la función de preservar los genes de los individuos al promover la superviven-
preferencial a los parientes genéticos, cia de quienes comparten su bagaje genético. Mediante esta ruta indirecta a la supervi-
lo que resulta en mayor probabilidad vencia genética, la tendencia a ayudar a los parientes genéticos, llamada selección de
de que sobrevivan los genes que se parentesco, pudo convertirse en una característica innata de los humanos. De hecho,
tienen en común.
la selección de parentesco es evidente en el comportamiento de muchos organismos.
Por ejemplo, así como los humanos con frecuencia arriesgan sus vidas para salvar a
sus parientes cercanos, las ardillas, monos capuchinos y muchos otros mamíferos y
aves emiten una alarma para advertir a los parientes cercanos de la presencia de un
depredador. La alarma ayuda a sus parientes, pero hace al individuo que dio la voz de
alerta más vulnerable al ataque (Hollén y Radford, 2009; Schel et al., 2009; Tórrez et al.,
2012; Wheeler, 2008).
Dado que la selección de parentesco ayuda a la función de supervivencia genética,
la ayuda preferencial de los parientes genéticos debe ser más fuerte cuando los riesgos
biológicos son particularmente altos. Éste parece ser el caso (Burnstein et al., 1994;
Fitzgerald et al., 2010; Korchmaros et al., 2006; Stewart-Williams, 2007). Por ejemplo,
a los participantes en un estudio de Carey Fitzgerald y Stephen Colarelli (2009) se les
preguntó cuán dispuestos estarían a ofrecer tipos diferentes de ayuda a un amigo, un
medio hermano o un hermano. Hubo tres niveles de comportamiento para dar ayuda:
el riesgo más bajo involucró recoger objetos de una tienda para la persona; el riesgo
medio involucró prestar a la persona 10,000 dólares, y el riesgo más alto involucró tra-
tar de rescatar a la persona de una casa en llamas.
Como puede ver en la l figura 10.1, para el escenario de ayuda de riesgo más bajo
los participantes calificaron como igualmente probable ayudar a un amigo que a un
hermano. Sin embargo, para los escenarios de riesgo más alto, estuvieron mucho más
dispuestos a ayudar a un hermano que a un amigo. Su disposición para ayudar a un
medio hermano cayó entre su disposición para ayudar a un amigo y a un hermano.
En un estudio posterior, Fitzgerald y colaboradores (2010) descubrieron que en
escenarios de riesgo bajo, los participantes tuvieron más probabilidad de ayudar
a compañeros románticos que a hermanos, y estuvieron tan dispuestos a ayudar a
compañeros románticos con quienes no tenían hijos biológicos como a aquellos con
quienes sí los tenían. Sin embargo, en condiciones de riesgo alto, los participantes
mostraron más probabilidad de ayudar a hermanos y compañeros románticos con
quienes tenían hijos biológicos, pero menos
dispuestos a ayudar a compañeros románti-
cos con quienes no tenían hijos o éstos eran l FIGURA 10.1
adoptados. En otras palabras, en escenarios Ayudar a un pariente cuando los riesgos son altos
de alto riesgo, la relación genética se volvió Los participantes indicaron cuán dispuestos estarían a ofrecer diferentes tipos
de ayuda a un amigo, un medio hermano o un hermano. La ayuda era de bajo
más importante en las decisiones acerca de
riesgo, de riesgo medio o de riesgo alto. Para la ayuda de riesgo más bajo, los
ayudar. participantes estuvieron igualmente dispuestos a ayudar a un amigo que a un
Los participantes en una serie de estu- hermano. En contraste, para dar ayuda en riesgo más alto, los participantes
dios de Elaine Madsen y otros (2007) hicieron estuvieron más dispuestos a ayudar a un hermano que a un amigo, y la
más que especular acerca de lo que pensaban disposición para ayudar a un medio hermano quedó a la mitad.
harían en diferentes escenarios hipotéticos: Con base en Fitzgerald, 2009. © Cengage Learning
© C.E. Silva
Por tanto, aprender a cooperar puede ser gratificante para ambas partes. Frans de
Waal y Michelle Berger (2000) realizaron un interesante estudio que ilustra esto. Obser-
varon pares de monos capuchinos del mismo sexo que trabajaban de manera coope-
rativa en una cámara de pruebas para obtener una charola de comida. Los dos monos
estaban separados uno de otro por una malla. Un mono por sí mismo no podía jalar la
charola, pero los dos podían lograr la tarea si cooperaban. Cuando tenía éxito, el mono
que alcanzaba la comida consistentemente la compartía con su compañero. Cuando
eran recompensados de esta forma, los monos incluso tenían más probabilidad de ayu-
darse entre sí en ocasiones posteriores.
En algunos ambientes humanos el altruismo recíproco es esencial para la supervi-
vencia, incluso en la actualidad. Por ejemplo, considere a los Ache del Norte, nativos del
noroeste de Paraguay. Wesley Allen-Arave y colaboradores (2008) estudiaron a un grupo
de Ache del Norte que vivían en casas en una reservación y compartían virtualmente
todo su alimento entre ellos. Los investigadores descubrieron que los hogares compar-
tían más alimento con otros que eran recíprocos en parentesco.
El altruismo recíproco no está restringido a necesidades básicas, como la adquisi-
ción de alimento. Piense en la compartición de archivos en lugar de la compartición de
comida. Intercambiar música y videos en línea por medio de servicios de compartición
de archivos puede considerarse una forma de altruismo recíproco, pues un individuo
pone sus archivos a disposición de otros, de modo que pueda tener acceso a los de ellos.
(Desde luego, las compañías grabadoras y los estudios de cine tienen otros términos para
estas actividades, como criminal y no ético.) Con frecuencia, en estas redes entre iguales
se desarrollan fuertes normas. Un individuo que descarga canciones o videos de otras
computadoras, pero no pone a disposición sus archivos, es probable que sea castigado
rápida y enfáticamente.
>
Binti Jua, una gorila en el zoológico
Brookfield, cerca de Chicago, mece
La evolución de la empatía suavemente a un niño de 3 años de
edad que cayó 6 metros en la jaula
de la primate. La gorila fue aclamada
Desde luego, ayudar puede ir más allá de auxiliar a los parientes o miembros del propio como heroína por su papel al salvar al
niño. ¿Binti Jua actuó por parentesco y
grupo. Por ejemplo, considere la historia de Binti Jua. Hacia finales de 1996, la revista empatía? ¿O simplemente hizo lo que
People la honró como una de las 25 “personas más fascinantes” del año, y Newsweek la se le enseñó: recoger los objetos que
llamó “heroína del año”. Antes, en ese año, mientras cuidaba a su hija de 17 meses de caían en su jaula? Este episodio revive
el debate del altruismo, incluso en el
edad, Binti se topó con un niño de 3 años de edad que había caído desde casi 6 metros mundo animal.
sobre un piso de cemento y quedó incons-
ciente. Ella levantó al niño y lo sostuvo con
suavidad, meciéndolo con dulzura, y luego lo
entregó a los paramédicos. ¿Qué era lo más
“fascinante” de Binti? El hecho de que era una
gorila.
Cuando el niño subió sobre la cerca y cayó
en la jaula de la primate en el zoológico Brook-
field, cerca de Chicago, los testigos temieron
lo peor. Un paramédico dijo: “No sabía si iba a
tratarlo como una muñeca o un juguete”. Con
su hija pegada a la espalda todo el tiempo, Binti
“protegió al niño como si fuese propio”, man-
tuvo a otros gorilas a raya y luego lo colocó con
suavidad en la entrada donde los cuidadores
y paramédicos pudieron recogerlo. “No podía
creer cuán dulce era”, observó un director del
zoológico (O’Neill et al., 1996, p. 72).
AP Photo/WLS-TV
Casos como este plantean la pregunta más fundamental de si conceptos como mora-
lidad y empatía pueden aplicarse a animales no humanos. La mayoría de las personas
piensa en éstos como en cualidades que permiten a los humanos resistir y ponerse
por encima de su naturaleza “animal” más egoísta y violenta, pero en cambio pueden
reflejar la naturaleza social de muchos mamíferos, en particular de los primates. Con
la finalidad de vivir con éxito en grupos pequeños, era importante para los animales
sociales desarrollar cierto sentido de la forma adecuada de comportarse en el grupo y
la capacidad de reconocer y responder al peligro o el sufrimiento de otros miembros.
Ciertamente los humanos tienen razonamiento moral y capacidad de empatía mucho
más desarrollados, pero sus raíces pueden rastrearse hasta la cadena evolutiva (De
Waal, 2006; De Waal y Ferrari, 2012; McCullough et al., 2008; Narváez y Lapsley, 2009;
Sinnott-Armstrong, 2008).
En varios lugares a lo largo de este capítulo verá el papel notablemente importante
que tiene la empatía en brindar ayuda. Por desgracia, la definición exacta de empatía
está sujeta a mucho debate; por ejemplo, Dan Batson (2009b) identificó no menos de
ocho definiciones distintas de empatía que
usan los académicos. La mayoría de los investi-
l FIGURA 10.2 gadores consideran que la empatía posee tanto
Consolación en los chimpancés un componente cognitivo para comprender la
Un chimpancé joven pone un brazo alrededor de un macho adulto que acaba experiencia emocional de otro individuo, como
de perder una pelea. Frans de Waal ha observado muchos de tales actos de una experiencia emocional que es consistente
comportamiento consolador entre simios.
de Waal, 2008.
con lo que el otro siente (Decety, 2011; De Waal,
2009; Eisenberg et al., 2010). Un gran compo-
nente cognitivo de la empatía es el tomar pers-
pectiva: usar el poder de la imaginación para
intentar ver el mundo a través de los ojos de
alguien más. Un componente emocional clave
de la empatía es la preocupación empática, que
involucra sentimientos orientados hacia los
demás, como simpatía, compasión y afecto.
Aunque los aspectos cognitivos de orden
superior de la empatía son específicos a los
humanos, otros animales muestran evidencia
de empatía en varias formas. Algunos de los
ejemplos ya tratados ofrecen cierta evidencia
de esto. Frans de Waal (2008, 2012; Horner et al.,
2011), entre otros, citan numerosos y sorpren-
dentes ejemplos de primates, como chimpancés
y bonobos, que parecen mostrar empatía. Por
ejemplo, la l figura 10.2 presenta a un chim-
pancé joven que coloca un brazo alrededor de
un macho adulto que acaba de ser vencido en
una pelea. Este tipo de comportamiento con-
solador no es raro en los chimpancés y ha mos-
trado que reduce la excitación del receptor. De
de Waal, 2008
miento prosocial. Por ejemplo, Inbal Ben-Ami Bartal y otros (2011) descubrieron que las
ratas trabajan con intención para abrir con éxito un retenedor y liberar a un compañero
atrapado que ha sufrido en su interior, e hicieron esto aun cuando podían ignorar al com-
pañero y comer algo de chocolate contenido en un retenedor diferente.
Paul MacLean (1985) propuso que la empatía surge con la transición evolutiva de
reptiles a mamíferos. Una importante característica de los mamíferos relacionada con la
empatía es cuánto deben nutrir los padres al joven. Los cuidadores deben entender las
comunicaciones emocionales de sus jóvenes y responder a su necesidad emocional. La
gorila Binti Jua muy bien pudo haber actuado basada en impulsos de cuidado materno al
sostener suavemente al niño que cayó en su área. Muchos estudiosos proponen que, una
vez establecida la capacidad de empatía, evolucionó más allá de la relación padre-hijo
(Batson, 2011; Decety y Svetlova, 2012).
Los infantes humanos muy jóvenes muestran signos de ser afectados por el estrés de
otros, y hacia su primer cumpleaños comienzan a confortar a las víctimas de estrés
(Decety et al., 2011). En un estudio particularmente interesante, Félix Warneken y
Michael Tomasello (2006) colocaron infantes humanos de 18 meses de edad con un expe-
rimentador adulto. En varios momentos el experimentador parecía tener problemas
para alcanzar una meta. Por ejemplo, accidentalmente soltaba un marcador en el suelo y
trataba sin éxito de alcanzarlo, o no podía poner algunas revistas en un armario porque
las puertas estaban cerradas. Veintidós de los 24 infantes puestos a prueba en el estudio
ayudaron al experimentador en al menos una de las tareas y muchos infantes ayudaron
en varias de ellas. Al hacerlo, los infantes parecían comprender que el experimentador
necesitaba ayuda; esto es, que tenía problemas para completar una tarea por sí solo. “La caridad comienza en casa,
Vale la pena puntualizar dos detalles del estudio. Primero: el experimentador nunca pero no debe terminar ahí.”
Proverbio escocés
solicitó ayuda de los infantes, ni los alabó o recompensó cuando le ayudaron. Segundo:
para cada tarea en la que necesitaba ayuda, el experimentador creó una situación similar
en la que no parecía tener problemas. Por ejemplo, en lugar de soltar accidentalmente
el marcador en el suelo e intentar recogerlo, el experimentador a veces lo lanzaba inten-
cionalmente en el suelo y no intentaba recuperarlo. En estas situaciones, no era probable
que los infantes hicieran acciones como levantar el marcador. Esto sugirió que cuando
ayudaban al experimentador, los infantes lo hacían porque entendían que intentaba
alcanzar cierta meta.
Los investigadores también pusieron a prueba a tres jóvenes chimpancés con un
procedimiento similar. Los chimpancés también ayudaron al experimentador humano
cuando vieron que parecía necesitar ayuda para alcanzar su meta, aunque no en tantas
tareas o de manera tan confiable como lo hicieron los infantes humanos.
La investigación en neurociencias apoya la idea de que la capacidad de empatía es
parte de la biología humana. Un meta-análisis reciente reportó un fuerte cuerpo de eviden-
cia que indica que la empatía por el dolor de otro activa estructuras neuronales involucra-
das en la experiencia directa de dolor (Lamm et al., 2011). Además, la hormona oxitocina,
que es bien sabido está involucrada en el apego madre-hijo, así como en el enlace entre
parejas en apareamiento, está implicada en la empatía y los comportamientos prosocia-
les. De hecho, humanos a quienes en un experimento se les proporcionó estimulación con
oxitocina (mediante un aerosol nasal) se comportaron en formas más cooperativas y con-
fiables que los participantes a quienes se les dio un placebo (Israel et al., 2012).
Sentirse bien
Ayudar con frecuencia simplemente se siente
bien. Un creciente cuerpo de investigación revela una fuerte rela-
ción entre ofrecer ayuda y sentirse mejor, incluidas mejoras en la
salud mental y física (Dillard et al., 2008; Omoto et al., 2009; Mojza
et al., 2011; Piliavin, 2003; Post, 2005). Por ejemplo, Heidi Wayment
(2004) descubrió que las mujeres que se involucraron en comporta-
mientos de ayuda en las secuelas de los ataques del 11 de septiem-
bre de 2011 en Estados Unidos, mostraron mayor reducción en su
estrés a lo largo del tiempo que las mujeres que no ayudaron. Más
recientemente, un estudio longitudinal realizado por Jane Piliavin y
Erica Siegl (2008) descubrió que hacer trabajo voluntario se asoció
con mejoras en el bienestar psicológico, y que ofrecerse como volun-
tario para múltiples organizaciones se asoció con mayor mejoría.
En un provocador conjunto de estudios con el uso de técnicas
para obtener imágenes del cerebro, James Rilling y colaboradores
(2002) examinaron la actividad cerebral de mujeres que participa-
Bob Daemmrich/The Image Works
Los niños aprenden que ayudar a otros puede ser gratificante. Los niños más jóvenes
se enfocan en las recompensas que pueden obtener de los padres u otras personas, pero
conforme se convierten en adolescentes, comienzan a recompensarse a sí mismos por ayu-
dar, sintiendo orgullo de sus acciones. Entonces su comportamiento de ayuda puede estar
motivado internamente, lo cual los conduce a ayudar incluso sin la promesa de recompen-
sas materiales o sociales inmediatas (Cialdini et al., 1981; Piliavin y Callero, 1991).
En su modelo de alivio del estado negativo, Robert Cialdini y sus colegas (1987)
proponen que debido a este efecto de brindar ayuda, las personas que se sienten mal
pueden estar inclinadas a ayudar a otros con la finalidad de mejorar su humor. De hecho, “Cuando das a alguien, recibes
después de experimentar un evento traumático, algunos individuos buscan oportunida- mucho más.”
des para ayudar a otros con la intención de sentirse mejor consigo mismos en lugar de Ex secretario de Estado de Estados Unidos
volverse amargados y antisociales (Staub y Vollhardt, 2008; Vollhardt, 2009; Vollhardt y Colin Powell
Staub, 2011). Ayudar a otros puede ayudar a uno a sanarse a sí mismo.
Ser bueno Además de querer sentirse bien, muchas personas también están motiva-
das por ser buenas; esto es, ayudar porque se reconoce que “es hacer lo correcto”. Algunas
situaciones son especialmente proclives a traer a la mente normas que obligan a tener
comportamientos de ayuda. Pueden ser situaciones cotidianas, como cuando se encuen-
tra en un estacionamiento a un anciano que necesita ayuda para meter sus bolsas en el
automóvil. En ocasiones, las normas pueden obligar a tomar una acción más dramática
y arriesgada, en particular para individuos cuyos roles en un grupo o sociedad les dan
la responsabilidad en una situación. Cuando los bomberos de la Compañía de Escale-
ras 6 (descritos en la introducción del capítulo) arriesgaron sus vidas para permanecer
con Josephine Harris, sus acciones fueron consistentes con la idea de no dejar atrás a
nadie que pudiera ser salvado. Otro ejemplo es el de Chesley “Sully” Sullenberger, piloto
del vuelo 1549 de US Airways la tarde del 15 de enero de 2009. Cuando el avión golpeó
una gran parvada de gansos justo después
de despegar del aeropuerto LaGuardia, en
la ciudad de Nueva York, perdió la potencia
de sus motores y se dirigía a una catástrofe.
Sullenberger guió al avión de alguna forma
hacia un aterrizaje seguro en el río Hudson.
Conforme el avión comenzó a llenarse de
agua, la tripulación actuó para hacer que
los 159 pasajeros salieran del avión hacia las
alas y balsas, y luego hacia varias naves de
rescate. Sullenberger rechazó dejar el avión
que se hundía hasta que recorrió la cabina
dos veces más para asegurarse de que nadie
© Lowell Georgia/Corbis
quedara atrapado. Sin importar qué suce-
diera, él sería la última persona fuera del
avión, así como la última persona en dejar
las balsas en el río helado (McClam, 2009).
l FIGURA 10.3
La hipótesis empatía-altruismo
De acuerdo con la hipótesis empatía-altruismo, tomar la perspectiva de una persona en necesidad crea sentimientos de preocupación
empática, que producen el motivo altruista para reducir la aflicción de la otra persona. Cuando las personas no toman la perspectiva del
otro, experimentan sentimientos de estrés personal, que producen el motivo egoísta para reducir su propia incomodidad.
Con base en Batson, 1991. © Cengage Learning
Adopción
Adoption ofde
thela
perspectiva de la
Other Person's Emotional
Respuesta Tipo
Type de
of Satisfaction
Satisfacción
otra persona
Perspective Response
emocional motivo
Motive of Motive
de motivo
Reduction de
Reducción
SÍ Empathic
Preocupación Altruista
Altruistic laof other's del
YES aflicción
concern
empática distress
otro
Percepción
Perception de
que
thatalguien
someone
necesita ayuda
needs help
Aflicción Reduction
Reducción
Personal
NO
NO Egoistic
Egoísta ofla
de one's
aflicción
personal
distress
own distress
personal
que Helped
Proportion Who
TABLA 10.1
Motivaciones para ofrecerse como voluntario para ayudar a personas con SIDA
Allen Omoto y Mark Snyder identificaron cinco categorías de motivaciones subyacentes en las decisiones iniciales de las personas para
ofrecerse como voluntarias para ayudar a personas con SIDA. Dentro de cada categoría se presentan tres ejemplos de enunciados específi-
cos representativos del motivo general.
Desarrollo personal
Poder entender a personas que sean semejantes a mí
Conocer nuevas personas y hacer nuevos amigos
Lograr experiencia al lidiar con temas emocionalmente difíciles
Tomado de Omoto, A. M. y Snyder, M., “Sustained helping without obligation: Motivation, longevity of service, and perceived attitude change among AIDS volunteers”, en Journal of
Personality and Social Psychology, vol. 68 (pp. 671-686). Copyright © 1995 por la American Psychological Association. Reimpreso con permiso.
Más de 27% de la población esta- buenas intenciones, acaso idealizadas, relacionadas con la preocupación humanita-
dounidense realizó al menos algún ria simplemente pueden no serlo tan fuertes como para sostener a los voluntarios que
trabajo voluntario entre septiembre enfrentan realidades duras y los costos personales de trabajar [con personas con SIDA]”
(Snyder, 1993, p. 258). Cuando ayudar demanda más de uno, el interés personal puede
de 2010 y septiembre de 2011, de
hacer que uno continúe.
acuerdo con la Oficina de Estadísti-
En consecuencia, a los motivos egoístas puede dárseles buen uso. Esto fue evidente
cas Laborales de Estados Unidos. en un conjunto de estudios realizados por Eamonn Ferguson y otros (2008). Ellos realiza-
ron un estudio longitudinal de donación de sangre en el Reino Unido y descubrieron que
tener creencias orientadas hacia el otro respecto de la donación de sangre (por ejemplo,
¿Está interesado en el trabajo vo- beneficios sociales por la donación de sangre) y tener creencias orientadas a uno mismo
luntario? Un lugar para encontrar (por ejemplo, el donador se beneficiaría al donar sangre), predicen cada una la posterior
información es Volunteermatch. donación de sangre real de las personas, pero tener creencias orientadas a uno mismo
org. fueron el indicador más fuerte.
Influencias situacionales:
¿cuándo ayudan las personas?
Hasta el momento, el enfoque ha estado en por qué la gente ayuda a otros. Ahora se cen-
trará en la cuestión de cuándo ayuda la gente. Comienza por estudiar el notablemente
creativo y provocador conjunto de hallazgos de investigación que plantean un punto
interesante: si usted necesita ayuda en una emergencia, puede estar en mejor situación
si sólo hay un testigo de su sufrimiento que varios de ellos. Luego se estudia una amplia
gama de otros factores situacionales relacionados con la ayuda.
NY Times/Redux Stock
Genovese no recibió la ayuda que necesitaba, y se preguntaron si otros procesos más de
psicología social podrían estar en operación. Especularon que, dado que cada uno de los
testigos del ataque podía ver que muchos otros testigos apagaron sus luces y cerraron
sus ventanas, cada testigo podría suponer que otros tomarían, o deberían tomar, res-
ponsabilidad y llamar a la policía. Para poner a prueba sus ideas, Darley y Latané (1968)
se propusieron ver si podían producir espectadores irresponsables en condiciones de
El asesinato de Kitty Genovese, en esta
laboratorio. Eche un vistazo a uno de sus estudios. fotografía, impactó a Estados Unidos
Cuando llegaba un participante, se le llevaba a una de una serie de pequeñas habitacio- en 1964. ¿Cómo 38 testigos pudieron
nes ubicadas a lo largo de un corredor. Al hablar por un intercomunicador, el experimen- presenciarlo y no hacer nada? La
investigación realizada en las secuelas
tador explicaba que él quería que los participantes discutieran los problemas personales de esta tragedia sugiere que si hubiera
que con frecuencia enfrentan los estudiantes universitarios. A los participantes se les dijo habido un solo testigo en lugar de casi
que, para proteger la confidencialidad, la discusión del grupo tendría lugar por medio del 40, Kitty Genovese habría tenido más
posibilidades de recibir ayuda y podría
sistema de intercomunicación y que el experimentador no escucharía. Se les pidió hablar estar viva en la actualidad.
uno a la vez, tomando turnos. A algunos participantes se les asignó una persona para
hablar, mientras que otros se reunieron en grupos más grandes de tres o seis personas.
Aunque un participante mencionó que sufría de un trastorno convulsivo que en
ocasiones se disparaba por las presiones del estudio, los momentos de apertura de la
conversación transcurrieron sin incidentes. Pero pronto se desarrolló un problema ines-
perado. Cuando llegó el momento de que esta persona hablara de nuevo, tartamudeó,
tenía dificultad para hablar con claridad y sonaba como si estuviera en un serio problema:
En realidad... eh... podría necesitar algo de ayuda... si alguien... eh... me diera un
poco a-ayuda... eh... eh... eh... p-podría alguien... eh... eh... ayudar... eh... [sonidos
de asfixia]... voy a mo-mo-rir... eh... voy... voy a morir... a-ayuda... eh... convulsión...
[asfixia, luego silencio].
Enfrentado con esta situación, ¿qué haría usted? ¿Interrumpiría el experimento, sal-
dría corriendo de su cubículo e intentaría encontrar al experimentador? ¿O se sentiría
ahí, preocupado, pero inseguro de cómo reaccionar?
Como se evidencia, las respuestas de los participantes ante esta emergencia estuvie-
ron fuertemente influidas por el tamaño de su grupo. En realidad todos los participantes
estaban solos, pero el material grabado les hizo creer que había otros presentes. Todos los
participantes que pensaron que sólo ellos sabían de la emergencia rápidamente salieron
de la habitación para intentar conseguir ayuda. Sin embargo, en los grupos grandes los
participantes tuvieron menos probabilidad y fueron más lentos para intervenir. De hecho,
38% de los participantes en los grupos de seis personas nunca salieron de la habitación
durante los seis minutos que pasaron antes de que el experimentador finalmente termi-
nara el estudio. Esta investigación condujo a Latané y Darley a una conclusión escalo-
friante: mientras más espectadores haya, menos probable es que la víctima reciba ayuda.
Este es el efecto espectador por el cual la presencia de otros inhibe el brindar ayuda.
Antes del trabajo pionero de Latané y Darley, la mayoría de las personas habría
supuesto justo lo opuesto. ¿No hay seguridad en los números? ¿No se siente uno
más seguro apresurándose a ayudar cuando otros están cerca para dar su apoyo?
Latané y Darley derribaron esta suposición de sentido común y proveyeron un cui- efecto espectador Efecto mediante
dadoso análisis paso a paso del proceso de toma de decisiones involucrado en el cual la presencia de otros inhibe el
las intervenciones de emergencia. En las siguientes secciones se examinará cada brindar ayuda.
uno de los cinco pasos de este proceso: observar algo inusual, interpretarlo como
una emergencia, tomar la responsabilidad para conseguir ayuda, decidir cómo ayudar
En una emergencia, una persona y brindar auxilio. También se consideran las razones por las cuales las personas en oca-
que necesita ayuda tiene mejores siones fracasan para dar alguno de esos pasos y por tanto no ayudan. Estos pasos, y los
posibilidades de recibirla si están obstáculos que se presentan, se resumen en la l figura 10.5.
presentes otras tres personas
que si sólo está presente
Observar El primer paso hacia ser un espectador que ayuda es observar que alguien
una sola.
F
ALSO. necesita ayuda o al menos que ocurre algo fuera de lo ordinario. Los participantes en el
estudio de la convulsión no podían ayudar, pero observaron la emergencia. Sin embargo,
en muchas situaciones el problema no necesariamente se percibe. La presencia de
otros puede ser distractora y puede desviar la atención de los indicios del sufrimiento
de una víctima. Las personas que viven en las grandes ciudades y ambientes ruidosos
pueden acostumbrarse tanto a ver personas que yacen en las aceras o escuchar gritos,
que comienzan a bloquearlos, volviéndose susceptibles a lo que Stanley Milgram (1970)
llamó sobrecarga de estímulos.
l FIGURA 10.5
Los cinco pasos para ayudar en una emergencia
Con base en su análisis del proceso de toma de decisiones en situaciones de emergencia, Latané y Darley (1970) destacaron cinco
pasos que conducen a dar asistencia. Pero pueden interferir obstáculos, y si falla un paso, la víctima no recibirá ayuda.
© Cengage Learning
Paso 5
Dar ayuda
Inhibición por la audiencia
Me veré como tonto.
Los costos superan las
recompensas
¿Y si hago algo mal?
Paso 4 ¡Me demandarán!
Decidir cómo ayudar
Falta de competencia
No estoy capacitado para
manejar esto, ¿y a quién llamaría?
Paso 3
Tomar responsabilidad
da
da
yu
llamar al 911.
d
da
ra
ara
Paso 2
pa
Interpretar el
sp
ta
Ambigüedad
Ru
borracha?
s
Distracción
Dejen de perder el tiempo, niños, estamos
¡Emergencia! comiendo.
Preocupaciones personales
¡Se me hizo tarde para una cita muy importante!
escucharon el asesinato de Kitty Genovese pensaron que alguien más haría algo para
detener el ataque. Los testigos del atropellamiento en Hartford, Connecticut, en 2008
(descrito antes en el capítulo) también miraron alrededor y no hicieron nada al principio,
presuntamente con la esperanza de que alguien más se involucraría. Pero, ¿recuerda a los
participantes que ayudaron en el estudio de convulsión, que pensaron que estaban solos
y escucharon el grito de ayuda de la otra persona? La difusión de la responsabilidad no
puede ocurrir si un individuo cree que sólo él está al tanto de la necesidad de la víctima.
Un interesante conjunto de experimentos realizados por Stephen García y otros
(2002) encontraron que la presencia de otros puede promover la difusión de la respon-
sabilidad, ¡aun cuando los otros sólo estén presentes en la mente de uno! García y sus
colaboradores hicieron que los participantes simplemente imaginaran estar en una multi-
tud o solos. Poco después, a los participantes se les dio la oportunidad de ayudar a alguien.
Los resultados indicaron que los participantes que pensaron que estaban con muchas
personas más tuvieron menos probabilidad de ayudar que quienes imaginaron estar solos.
La difusión de la responsabilidad por lo general tiene lugar en condiciones de
anonimato. Los espectadores que no conocen personalmente a la víctima tienen más
probabilidades de ver a los otros como responsables de proporcionar la ayuda. En con-
cordancia, si la distancia psicológica entre un espectador y la víctima se reduce, habrá
menos difusión de responsabilidad y más ayuda. Reducir la distancia psicológica entre
los espectadores también puede contrarrestar la difusión de la responsabilidad. Los
grupos establecidos, en los que los miembros se conocen mutuamente, por lo general
brindan más ayuda que los grupos de extraños (Fischer et al., 2011). Por ejemplo, Mark
Levine y Simon Crowther (2008) replicaron el efecto inhibidor de los espectadores en la
ayuda cuando éstos eran extraños, pero descubrieron que el efecto no ocurrió cuando los
espectadores eran amigos.
Además, la difusión de la responsabilidad puede ser vencida por el desempeño de
una persona. Un líder de grupo, incluso si sólo recientemente se le asignó dicha posi-
ción, tiene más probabilidad de actuar en una emergencia que otros miembros del grupo
(Baumeister et al., 1988). Y algunos roles ocupacionales aumentan la probabilidad de
intervención. Por ejemplo, las enfermeras registradas no difunden la responsabilidad
cuando enfrentan una posible lesión física (Cramer et al., 1988). Recuerde a Donald Liu,
cuyo valiente intento por rescatar a dos niños en el lago Michigan se describió antes en
el capítulo. Liu era cirujano pediatra, labor que intenta salvar niños por todos los medios.
mucho antes de que finalmente llegara. Esto fue en los días anteriores al “911”, y es impo-
sible saber si dichas llamadas se realizaron o no, o qué se dijo en ellas. Manning y sus
colaboradores también cuestionan si 38 era el número correcto de testigos, y sugiere que
en realidad es probable que muchos menos hayan visto el incidente, aunque también es
posible que incluso más de 38 lo hayan escuchado.
Estas preguntas son interesantes, pero ajenas al punto principal. Ya sean o no com-
pletamente precisos, estos reportes originales fueron los que inspiraron a John Darley
y Bibb Latané a seguir la línea de investigación reportada en esta sección, la cual ha
proporcionado valiosa comprensión acerca de la psicología social de la intervención de
los espectadores. Además, se han citado varias historias más recientes, tomadas de las
noticias, de inacción trágica de espectadores, y por cada una citada, existen docenas
más. La teoría de Latané y Darley sigue ayudando a las personas a entender cómo pue-
den ocurrir estos incidentes.
Muchas personas que enseñan psicología social tienen historias de ex estudiantes
que atestiguaron una emergencia y saltaron a ayudar mientras pensaban consciente-
mente en las lecciones que aprendieron en sus clases de psicología social acerca de la
investigación de Darley y Latané referentes a la intervención del espectador. Existe inves-
tigación que apoya este punto e indica que enseñar a los participantes acerca de la
investigación los hace menos vulnerables a estos efectos (Beaman et al., 1978). De hecho,
uno de los autores de este libro recuerda haber dado una conferencia en una sala llena de
psicólogos sociales, cuando un sonoro estampido emanó en forma súbita de una habita-
ción adyacente. Después de algunos segundos de demora, docenas de psicólogos socia-
les saltaron de sus asientos, casi tropezando unos con otros mientras se apresuraban
a ver si había una emergencia. Los únicos que no pensaban explícitamente “Darley y
Latané” mientras hacían esto, eran los que pensaban “Latané y Darley”.
El legado de la investigación acerca del espectador recientemente se reafirmó aún
más mediante una explosión de interés en la aplicación y extensión del trabajo a una
lista siempre creciente de programas de prevención y capacitación dirigidos a reducir
la agresión, el bullying, los asaltos sexuales, la violencia en el lugar de trabajo y otros
comportamientos antisociales y peligrosos que con frecuencia atestiguan los especta-
dores (Banyard, 2011; Burn, 2009; Casey y Ohler, 2012; Pfetsch et al., 2011). Esta ola de
investigación ha encontrado fuerte apoyo para la aplicabilidad de la investigación del
efecto espectador para entender cuándo y por qué los espectadores son proclives a fallar
para intervenir en estas situaciones, y los investigadores comienzan a encontrar algunos
resultados positivos de los programas de capacitación para reducir estos efectos. Nume-
rosas escuelas primarias y secundarias en todo el mundo han hecho de “espectador” una
palabra de moda conforme tratan de educar y alentar a los estudiantes a intervenir para
reducir la prevalencia y el impacto del bullying.
Conseguir ayuda en una multitud: ¿qué debe hacer? Así pues, ¿qué le enseñan
todas estas historias y experimentos acerca de lo que debe hacer si necesita ayuda en
presencia de muchas personas? ¿Hay algo que pueda hacer para aumentar las posibili-
dades de que alguien llegue en su auxilio? Puede servirle este consejo: trate de contra-
rrestar la ambigüedad de la situación al dejar muy claro que necesita ayuda e intente
reducir la difusión de la responsabilidad al distinguir a individuos particulares para que
le brinden ayuda, mediante contacto visual, señalándolos con el dedo o con peticiones
directas (Markey, 2000; Moriarty, 1975; Shotland y Stebbins, 1980).
que parecen muy importantes, involucrarse en los problemas de alguien más puede
parecerle un lujo que no puede costear (Batson et al., 1978; Moore, 2005). John Darley y
Daniel Batson (1973) examinaron el papel de la presión del tiempo en un experimento
que produjo lo que puede ser el hallazgo más irónico en la historia de la psicología social.
Su estudio se basó en la parábola del buen samaritano, del evangelio de Lucas. Esta
parábola cuenta la historia de tres personas (un sacerdote, un levita y un samaritano),
que viajan por el camino de Jerusalén a Jericó. Cada una encuentra un hombre que yace
medio muerto al lado del camino. El sacerdote y el levita (ambos considerados perso-
nas ocupadas, importantes y relativamente santas) pasan junto al hombre sin detenerse.
El único que ayuda es el samaritano, un marginado social y religioso de la época. Una
moraleja del relato es que las personas con bajo estatus en ocasiones son más virtuosas
que quienes gozan de una alta posición y prestigio. ¿Por qué? Tal vez, en parte, debido a que
los individuos de alto estatus tienden a ser personas ocupadas, preocupadas con sus
propios asuntos y a estar apresuradas para llegar a sus diversos compromisos. Tales carac-
terísticas pueden evitar que perciban o decidan ayudar a una víctima que necesita auxilio.
Darley y Batson trajeron a la vida esta antigua historia. Pidieron a estudiantes de
seminario prepararse para presentar una conferencia. A la mitad de ellos se les dijo que
la conferencia se basaría en la parábola del buen samaritano; la otra mitad esperaba
discutir las actividades que más agradaban a los estudiantes del seminario. Luego se
instruyó a todos los estudiantes a dirigirse hacia un edificio cercano, donde se grabaría
la conferencia. En este punto, se dijo a los participantes que tenían tiempo de sobra, que
estaban justo a tiempo o que ya se habían atrasado algunos minutos respecto al horario
fijado. En su camino hacia el otro edificio, todos los participantes pasaron junto a un
cómplice de la investigación derrumbado en una de las entradas, tosiendo y quejándose.
¿Cuál de estos futuros ministros religiosos se detuvo para ayudar?
Tal vez de manera sorprendente el tema de la charla venidera tuvo poco efecto sobre el
brindar ayuda; sin embargo, la presión del tiempo hizo la verdadera diferencia. De aquellos
a los que se les dijo que tenían tiempo de sobra, 63% ofreció ayuda, en comparación con
45% de los que creyeron que estaban a tiempo y sólo 10% de los que pensaban que estaban
retrasados. Al describir los eventos que tuvieron lugar en su estudio, Darley y Batson obser-
varon que “en muchas ocasiones, ¡un estudiante del seminario que daría su charla acerca
de la parábola del buen samaritano, literalmente pasó por encima de la víctima mientras se
apresuraba para llegar a tiempo!”. Estos estudiantes de seminario demostraron de manera
involuntaria el punto preciso contra el que advierte la parábola que discutirían.
TABLA 10.2
Dar ayuda en Estados Unidos
Tres tipos de ayuda ofrecida a extraños, que incluían ayudarles a recuperar cosas que solta-
ron o intentar darles cambio, se estudiaron en 24 ciudades estadounidenses. En esta tabla
se mencionan las seis ciudades que más ayudan y las seis que menos lo hacen. Las ciudades
con mayor población tienden a dar menor cantidad de ayuda. El bienestar económico de una
ciudad se correlacionó positivamente con ayudar.
Seis ciudades que más ayudan Seis ciudades que menos ayudan
>
Seis ciudades que dan menos ayuda
Buen humor y actuar bien Luz solar en Minneapo- Con base en Levine et al., 2001. © Cengage Learning
40
esta tienda”), cosas negativas (por ejemplo: “estoy
3.9 decepcionado con el servicio en esta tienda”) o cosas
Estado Mood
Percent who
30
3.8
neutras. Segundos después, un segundo cómplice
Porcentaje
l FIGURA 10.7
7
¿Puedo ayudarle?
Vendedores en las tiendas departamentales
en Sidney, Australia, fueron abordados por 6
un cómplice que los puso en un humor
helping
of ayuda
Mal humor y hacer el bien Dado que un buen estado de ánimo aumenta la posibili-
dad de ayudar, ¿el mal humor la disminuye? No necesariamente. En muchas circunstan-
cias, los sentimientos negativos pueden producir comportamiento positivo hacia otros
(Cryder et al., 2012; Niesta Kayser et al., 2010; Volhardt y Staub, 2011; Xu y Shankland,
2011; Zemack-Rugar et al., 2007).
¿Por qué un mal humor puede promover comportamiento prosocial? Como se
señaló antes, las personas saben que ayudar las hace sentirse bien. Este punto subyace
en el modelo de alivio del estado negativo, que se describió párrafos atrás como la pro-
puesta de que las personas que se sienten mal están motivadas para reparar su estado de
ánimo y se dan cuenta que una forma de hacerlo es ayudar a otros. Sin embargo, elimine
la probabilidad de sentirse mejor al ayudar, y dar ayuda se vuelve menos probable. Esto
es lo que Daniela Niesta Kayser y otros (2010) descubrieron en una serie de estudios.
Encontraron que los estados de ánimo positivos y negativos aumentan la ayuda de bajo
costo, pero ningún estado de ánimo conduce a aumentar la ayuda en una situación en la
que el ayudador puede anticipar que resultará difícil y estresante.
Aunque los estados de ánimo negativos con frecuencia pueden aumentar el brindar
ayuda, no es una relación tan fuerte y consistente como la que existe entre el buen humor
y la disposición de ayudar. Como indica la tabla 10.5, existen muchos límites para este
Es mucho menos probable
efecto. Por ejemplo, una variable importante es si las personas aceptan la responsabili-
que las personas ayuden a
dad de sus malos sentimientos. Si uno culpa a otros por sentirse terrible, tiene menos
alguien cuando están de mal
probabilidad de ser generoso en el comportamiento hacia los demás. Si, en vez de ello,
humor.
uno se siente culpable por algo malo que le sucedió, tiene más probabilidad de actuar en
forma prosocial (Rogers et al., 1982; Zemack-Rugar et al., 2007).
F
ALSO.
tamiento de ayuda.
Ver a los personajes actuar en formas provechosas y cooperativas en los
Elecciones
1
medios de comunicación populares puede servir para modelar el comporta-
miento prosocial, en particular si éste se recompensa o asocia con un per-
0 sonaje muy querido. El apoyo a esta idea proviene de los resultados de un
Prosocial
Prosocial Neutral
Neutral Violento
Violent meta-análisis de 34 estudios que involucraron más de 5000 niños. Este aná-
Tipo de videojuego
Type of Video Game
lisis descubrió un efecto positivo confiable de la televisión prosocial sobre el
comportamiento a favor de lo social en los niños, en especial cuando actos
específicos de altruismo se modelaron en televisión (Mares y Woodard, 2005).
25
Bought Shirt
2
sociedad.
Porcentaje
10
Cantidad
Otras normas sociales relacionadas con la ayuda van más allá de un sentido inme-
“En un mundo cada vez más in- diato de la justicia, hacia un mayor sentido de lo que es correcto. La norma de respon-
sabilidad social dicta que las personas deben ayudar a quienes necesitan auxilio. Sin
terdependiente, hemos visto el te-
embargo, cuando las personas están más motivadas por preocupaciones acerca de la
rrible poder de los individuos para
justicia, sus intenciones de ayudar a alguien serán impulsadas más por su creencia de si
hacer más daño. Sin embargo, esta persona merece su auxilio que por su creencia de si simplemente la necesita (Lerner,
hay un lado más esperanzador 1998). Las normas basadas en la religión también son importantes para muchas perso-
de esta era de interconexión: los nas y pueden influir en las actitudes y comportamiento acerca de dar ayuda. Por ejem-
ciudadanos nunca han tenido más plo, en una muestra de estudiantes universitarios en Tailandia, Paul Yablo y Nigel Field
poder para avanzar en el bien (2007) descubrieron tasas relativamente altas de comportamientos altruistas reporta-
común y asegurar un futuro más dos de manera personal, y los investigadores atribuyeron esto al hecho de que los estu-
brillante.” diantes tailandeses fueron muy proclives a mencionar normas y valores basados en la
Bill Clinton, ex presidente estadounidense religión para explicar por qué ayudarían en varias situaciones.
y su esposa, Melinda, han donado miles de millones de dólares a la caridad, gran parte
de ellos dirigidos a temas de salud alrededor del mundo. Bono ha trabajado incansa-
blemente para recaudar dinero y ganar conciencias acerca del apuro de las naciones
africanas pobres. Turner realizó una donación personal de mil millones de dólares a las
Naciones Unidas. Mutombo recaudó millones de dólares para la construcción de hos-
pitales en el Congo. La madre Teresa dedicó su vida a los pobres en India. Estas figuras
bien conocidas parecen muy diferentes entre ellas en personalidad global, excepto en su
preocupación por ayudar a otros.
La búsqueda por encontrar la personalidad altruista no ha sido fácil. Gran parte de Puede parecer que la estrella de rock
la investigación realizada a través de los años ha fallado para descubrir características Bruce Springsteen (izquierda) no tiene
de la personalidad consistentes y confiables que predigan el comportamiento inclinado mucho en común con el Dalai Lama
(visto en la fotografía de la derecha,
a ayudar en diversas situaciones. Sin embargo, algunos investigadores han cambiado la sirviendo comida en una cocina de
naturaleza de la búsqueda y se enfocan en variables de la personalidad que predicen campo en 2009) y muchas de las otras
la ayuda en algunas situaciones específicas en lugar de en todas las situaciones, y sus personas mencionadas en esta página
como modelos de altruismo, pero, como
estudios han tenido más éxito al identificar rasgos que predicen dicho comportamiento ellos, él dona una tremenda cantidad
(Carlo et al., 2005; Finkelstein, 2009; Penner, 2004). de tiempo y dinero para ayudar a otros.
La investigación ha descubierto que las personas que tienden a ser muy agradables En cada parada de su gira de conciertos
en años recientes, Springsteen ha
y las que son relativamente humildes tienen más probabilidad de ayudar que las que recaudado dinero para causas locales,
son desagradables o carecen de humildad (Caprara et al., 2012; LaBouff et al., 2012). Los como bancos de alimentos, centros
juveniles y refugios.
© Frank Stefanko Photography
AP Photo/Noah Berger
dos factores de diferencias individuales en los que acaso se ha enfocado la mayor parte
de la investigación sobre los indicadores de la disposición a ayudar son la empatía y el
razonamiento moral avanzado (Albiero et al., 2009; Carlo et al., 2011; Eisenberg et al.,
2010; Malti et al., 2010; Roth-Hanania et al., 2011). En este capítulo ya estudió la empa-
tía, como en el contexto de la empatía de Batson —la hipótesis de altruismo—. Poder
asumir la perspectiva del otro y experimentar empatía clara-
© The New Yorker Collection 1995 Charles Barsotti from cartoonbank.com.
Influencias interpersonales:
¿a quién ayudan las personas?
Acaba de ver cómo algunas personas son más serviciales que otras, pero ahora enfoque
la pregunta de si algunas personas tienen más probabilidad de recibir ayuda que otras,
al menos en ciertas situaciones. También se exploran algunos de los aspectos interper-
sonales de dar ayuda.
ayuda. Las personas atractivas tienen más probabilidad de que se les ofrezca ayuda y
cooperación en escenarios diferentes, ya sea que busquen direcciones en el campus,
practiquen un juego que podría ser competitivo o cooperativo, o pidan dinero en una
emergencia de salud (Farrelly et al., 2007; West y Brown, 1975; Wilson, 1978). Además del
atractivo físico, el atractivo interpersonal también se relaciona con recibir más ayuda
(Stürmer et al., 2005).
Ciertamente una explicación para algunos de estos hallazgos es que las personas ayu-
dan a los atractivos con la esperanza de establecer algún tipo de relación con ellos. No
muchas personas estarían sorprendidas de saber, por ejemplo, que los conductores varo-
nes en Francia tienen más probabilidad de detener sus automóviles y ofrecer un viaje a
mujeres que solicitan transporte gratis cuyo tamaño de busto se aumentó (con un sostén
utilizado por una cómplice) o que sonreían (Guéguen, 2007; Guéguen y Fischer-Lokou,
2004). (Lo que es peor, Guéguen y Lamy (2009) también descubrieron que las mujeres que
piden transporte usando una peluca rubia tienen más probabilidad de recibir ayuda por
parte de los automovilistas varones que las que usan pelucas castañas o negras.)
Sin embargo, lo que sí puede sorprender es que las personas atractivas reciben más
ayuda aun cuando el ayudador lo hace de manera anónima, sin posibilidad de recibir
alguna recompensa. Una demostración de esto fue un estudio de Peter Bernson y sus
colegas (1976) en el aeropuerto de una gran metrópoli. Al correr a toda velocidad hacia
una cabina telefónica para hacer una llamada (eran días muy anteriores a los teléfonos
celulares), cada uno de los 604 viajeros descubrió algunos materiales supuestamente
olvidados de manera accidental por la persona que realizó la llamada anterior (pero
en realidad plantada por los experimentadores): un paquete que contenía una solicitud Las personas atractivas
llena con datos para un posgrado, una fotografía del solicitante y un sobre con estam- tienen más oportunidad
pillas y dirección. En algunos paquetes, la fotografía mostraba un individuo físicamente
que las no atractivas de
atractivo; en otros, la persona era relativamente poco atractiva. ¿Qué hacía el viajante
recibir ayuda cuando la
apresurado? Cuando los investigadores revisaron su correo, descubrieron que las per-
necesitan.
sonas tenían más probabilidad de enviar los materiales de los solicitantes con buena
apariencia que las de los solicitantes menos atractivos.
V
ERDADERO.
>
gre y no por el uso de drogas.
1995; Clark y Mills, 1993; Stewart-Williams, 2008). Las personas en una relación comuni-
taria, como la que se establece con amigos cercanos o compañeros románticos, sienten
responsabilidad mutua por las necesidades del otro. Las personas en una relación de
intercambio, como los conocidos o socios comerciales, brindan ayuda con la expectativa
de recibir a cambio beneficios similares: “Si te ayudo a mover tus muebles, me llevarás
al aeropuerto”. Cuando las personas están, o desean estar, en una relación comunitaria
mutua, atienden mucho más las necesidades del otro, tienen más inclinación a ayudar y
menos probabilidad de preocuparse por seguir la pista de recompensas y costos que las
personas que tienen una relación de intercambio. Las personas en una relación comuni-
taria también se sienten mejor por haber ayudado al otro, y se sienten peor si son inca-
paces de ayudarlo (Williamson et al., 1996).
Sean amigos o extraños, es más probable que alguien ayude a otros que son seme-
jantes. Todo tipo de semejanza, desde vestido hasta actitudes o nacionalidad, aumentan
la disposición a ayudar y los signos de diferencia la reducen (Batson et al., 2005; Dovidio,
1984). Es probable que existan varias razones subyacentes en este efecto por una razón:
como vio en el capítulo 9, es más probable que el individuo se sienta atraído y desarrolle
relaciones con personas que son semejantes a él. Además, las personas tienden a sentir
más empatía con otros semejantes o con personas dentro de sus grupos (Xu et al., 2009). La
influencia de la semejanza podría ser incluso una forma de selección por parentesco, pues
las personas pueden usar la semejanza en apariencia como señal de parentesco potencial.
Es mucho más probable que las personas ayuden a los miembros dentro de su grupo
que a los miembros de un grupo externo (Bernhard et al., 2006; Kogut y Ritov, 2007;
Levine y Cassidy, 2010; Stürmer et al., 2006). Mark Levine y otros (2005) demostraron
este punto en un ingenioso experimento de campo con base en la investigación sobre la
intervención del espectador analizada antes en este capítulo. Los participantes fueron
estudiantes universitarios británicos que apoyaban a un popular equipo de futbol. Des-
pués de completar algunas preguntas acerca de su apoyo al equipo (que sirvió para des-
tacar su identificación con el mismo), los participantes caminaron hacia
l FIGURA 10.10 otro edificio en el campus, supuestamente para ver un video relacionado
Brindar ayuda a los miembros dentro del grupo con la siguiente parte del estudio. En el camino encontraron a un corredor
Participantes aficionados de un equipo de futbol (en realidad un cómplice) que se había caído y parecía tener dolor en un
británico se toparon con un corredor caído que tobillo lastimado. Para algunos de los participantes, el corredor vestía la
parecía tener mucho dolor. Tuvieron mucha más camiseta de su equipo favorito. Para otros, el corredor vestía la camiseta
probabilidad de ofrecer ayuda al corredor si vestía una de un equipo rival o una camiseta neutral sin logotipo de algún equipo. ¿La
camiseta del equipo favorito de los participantes que
camiseta afectaría la probabilidad de que el corredor recibiera ayuda?
si vestía la camiseta de un equipo rival o una neutral.
Con base en Levine et al., 2005. © Cengage Learning
Como puede ver en la l figura 10.10, la camiseta sí hizo una gran dife-
rencia. Los participantes tenían mucha más probabilidad de ofrecer ayuda
a una persona que vestía la camiseta de su equipo favorito, un compañero
miembro del grupo, que a una persona que vestía o una camiseta neutral
100
o la de un rival. En este estudio, vestir la camiseta de un equipo rival no
90
redujo las oportunidades de que el corredor recibiera ayuda comparado
80 con vestir una camiseta neutral: fue el vestir una camiseta que significara
70 una afiliación de equipo semejante la que condujo al aumento en la ayuda.
60 Los sesgos intergrupales para brindar ayuda pueden reducirse en
50 forma significativa si los miembros de los diferentes grupos pueden perci-
40 birse como miembros de un grupo común. Mediante el aumento de las per-
30
cepciones de identidades compartidas y al destacar las semejanzas entre
los individuos a través de los grupos, un endogrupo y un exogrupo pueden
20
comenzar a verse mutuamente como más similares que diferentes, lo que
10
en consecuencia promueve la ayuda y otros comportamientos positivos
0 (Dovidio et al., 2010; Gaertner y Dovidio, 2012).
Dentro del
Ingroup Neutral
Neutral Fuera del
Outgroup
grupo grupo
Los efectos de la semejanza y el estatus de endogrupo en la ayuda
Jogger’s
Camiseta delShirt
corredor sugieren que los miembros del mismo grupo étnico deben ayudarse unos
% who helped
Porcentaje que ayudó a otros más de lo que ayudan a los miembros de otros grupos étnicos. Sin
embargo, en un meta-análisis de más de 30 estudios, Donald Saucier y
otros (2005) no descubrieron relación global consistente entre semejanza
étnica y ayuda. ¿Qué explica estas inconsistencias? En primer lugar, aunque ayudar
puede ser una respuesta de compasión hacia otro, también puede ser un signo de supe-
rioridad sobre la persona que necesita auxilio, y esto puede complicar mucho la decisión
acerca de ayudar a alguien (Halabi et al., 2012; Nadler y Fisher, 1986; Täuber y Van Zome-
ren, 2012; Vorauer y Sasaki, 2009). Dada la posibilidad de que ayudar a alguien puede
verse como amenazador o condescendiente, puede hacer más difícil predecir cuándo
ocurrirá o no la ayuda como función del grupo étnico interior o exterior. En segundo
lugar, los despliegues públicos de prejuicio racial se arriesgan a la desaprobación social,
y los individuos prejuiciosos pueden esforzarse (al menos en público) para evitar revelar
sus actitudes. No obstante, como se estudió en el capítulo 5, el racismo moderno se apoya
en formas más sutiles de discriminación. Consistente con las predicciones de las teorías
del racismo moderno, el meta-análisis de Saucier y otros descubrió que, cuando la situa-
ción proporciona a la gente excusas o justificaciones para no ayudar, la discriminación
racial es la disculpa más probable.
B. Dos individuos tienen una relación cercana. Con mucha frecuencia uno de ellos
necesita asistencia que requiere tiempo y energía, pero que no es físicamente peli-
grosa. Nadie más está cerca para observar si se le proporciona la ayuda.
¿Su respuesta es diferente para estas dos situaciones? Es pro-
bable que sí. La situación A es un clásico escenario de ayudador
masculino. Dado que mucha de la investigación acerca de la ayuda
se usó para enfocarse en situaciones de emergencia, como en los
l FIGURA 10.11
¿Quién debe recibir ayuda? Una diferencia transcultural
Se pidió a estadounidenses y ucranianos decidir cuáles seis de un grupo de 16 individuos debían recibir un trasplante de órgano. Los participantes
recibieron información acerca de los individuos, que varió en los términos de cuán personalmente responsables parecían ser de su enfermedad y
cuánto parecieron contribuir con su sociedad. Aunque los participantes en ambos países prefirieron ayudar a los individuos que no eran responsables
de su enfermedad y que hicieron aportaciones a la sociedad, las decisiones de los estadounidenses fueron afectadas más por cuán responsable
pareció la persona, mientras que las decisiones de los ucranianos fueron más afectadas por si la persona hizo aportaciones a la sociedad.
Con base en Mullen y Skitka, 2009. © Cengage Learning
6 6
5 5
of Patients ayudados
of Patients ayudados
4 4
Helped
Helped
Núm. de#pacientes
Núm. de#pacientes
3 3
2 2
1 1
0 0
Estadounidenses
Americans Ucranianos
Ukranians Estadounidenses
Americans Ucranianos
Ukranians
Responsable
Responsible No
Notresponsable
responsible Contribuye
Contributes No contribuye
Does not contribute
ses, mientras que el tema de la contribución a la sociedad tuvo un mayor papel en las
decisiones de los ucranianos.
También pueden existir diferencias culturales en la búsqueda de ayuda. Por ejem-
plo, Heejung Kim y otros (2012) observaron que asiáticos y asiáticos-estadounidenses
reportaron buscar apoyo social menos que los europeos-estadounidenses. Esta mayor
resistencia a buscar ayuda entre los asiáticos y asiáticos-estadounidenses puede deberse
a mayores preocupaciones acerca de la vergüenza, de recibir críticas y de herir la rela-
ción con la persona o personas a quienes pedirían ayuda. De hecho, Shelley Taylor y otros
(2007) descubrieron que buscar y recibir apoyo social de otros cercanos es más estresante,
tanto psicológica como fisiológicamente, para los estudiantes asiáticos y asiáticos-esta-
dounidenses que para los estudiantes europeos-estadounidenses. Los estudiantes asiáti-
cos se benefician más de lo que los investigadores llamaron apoyo social implícito, el que
proviene de sólo pensar en los otros cercanos pero que no involucra en realidad buscar o
>
recibir su ayuda para lidiar con los eventos estresantes.
Tomados en su totalidad, estos puntos sugieren que dar ayuda requiere el recono-
cimiento de los seres humanos individuales con quienes se puede tener una conexión
significativa. Lo que lleva de vuelta a la Compañía de Escaleras 6 y a tantos otros que
arriesgaron e incluso perdieron sus vidas ese día. La mayoría de la gente no conocía a
los que ayudaba. Pero de pronto, en una forma horrible, el destino los reunió, y de un
momento a otro sus vidas importaron profundamente a cada uno de ellos. Se sintieron
responsables unos de otros. Muchos de los que ayudaron ante el grave peligro acaso
nunca leyeron las palabras que el poeta inglés John Donne escribió hace casi 400 años.
Pero las habrían entendido:
Ningún hombre es una isla completa de sí mismo. Cada hombre es un trozo del continente,
una parte de la tierra firme. Si una mota es arrastrada por el océano, Europa es menos, tal
como si lo fuera un promontorio, tal como si lo fuera una mansión de tus amigos o la tuya
propia. La muerte de cualquier hombre disminuye la mía, porque yo estoy involucrado con
la humanidad. Y por tanto nunca preguntes por quién doblan las campanas; doblan por ti.
Repaso
Factores evolutivos y motivacionales:
¿por qué ayudan las personas?
Factores evolutivos en la ayuda l Algunas situaciones traen a la mente normas que promueven
l Las perspectivas evolutivas enfatizan dos formas en las que tipos particulares de comportamientos de autosacrificio y ayuda.
ayudar puede volverse una tendencia de comportamiento
innata y universal: la selección de parentesco, en la que los Altruismo o egoísmo: el gran debate
individuos protegen sus propios genes al ayudar a parientes l Los académicos han debatido si los motivos egoístas siempre
cercanos, y el altruismo recíproco, en el que aquellos que dan están detrás de los comportamientos de ayuda o si dar auxilio
también reciben. es siempre verdaderamente altruista.
l Se ha observado que varios primates muestran algunos l De acuerdo con la hipótesis empatía-altruismo, tomar la pers-
ejemplos relativamente elaborados de altruismo recíproco y pectiva de una persona percibida como necesitada crea la emo-
cooperación. ción orientada hacia el otro de preocupación empática, la cual
a su vez produce el motivo altruista para reducir la aflicción
La evolución de la empatía del otro.
l La empatía involucra comprender la experiencia emocional de l Algunos estudios apoyan la hipótesis empatía-altruismo; por
otro individuo y experimentar emociones consistentes con lo ejemplo, al demostrar que cuando las personas tienen moti-
que el otro siente. vación altruista, brindarán ayuda aun cuando escapar de la
l El trabajo reciente examina cómo los constructos exclusiva- situación resulte sencillo. Sin embargo, existen límites al papel
mente humanos, aparentemente de orden superior, como la del altruismo en el comportamiento de brindar ayuda.
moralidad y la empatía, son características evolutivas. l Los actos de ayuda a largo plazo, como el voluntariado, refle-
l Muchos primates parecen mostrar empatía, tanto en el labora- jan motivaciones tanto altruistas como egoístas. Las metas de
torio como en escenarios naturales. interés personal en este contexto pueden ser algo bueno, por-
que promueven un compromiso con el comportamiento de
Recompensas de brindar ayuda: ayudar a los demás ayuda en la medida que dichas metas se cumplen.
para ayudarse a sí mismo
l Es más probable que las personas ayuden cuando las recom-
pensas potenciales del brindar ayuda parecen altas en relación Puesta a prueba del sentido común
con los costos potenciales. Es más probable que las personas ayuden a alguien en una
l Ayudar a otros con frecuencia hace que el ayudador se sienta emergencia si las posibles recompensas parecen altas y los
bien, puede aliviar sentimientos negativos, como la culpa, y se costos potenciales parecen bajos.
asocia con mejor salud. Sin embargo, la ayuda a largo plazo o Verdadero. Tanto en situaciones de emergencia, como en la ayuda
de alto riesgo puede ser costosa para la salud y para el bienestar bien planeada a largo plazo, los comportamientos de brindar
del ayudador. ayuda de las personas están determinados en parte por un análisis
l Las personas que se sienten mal pueden estar inclinadas a ayu- costo-beneficio.
dar a otras con la finalidad de aliviar su estado de ánimo negativo.
Género y ayuda
l Los hombres ayudan a los extraños en situaciones potencial-
mente peligrosas más que las mujeres; las mujeres ayudan a los
amigos y se relacionan con el apoyo social más que los hom-
bres. La evidencia de las diferencias de género no es fuerte para
actos de ayuda que no encajan fácilmente en alguna de estas
categorías. Puesta a prueba del sentido común
l Comparados con las mujeres, los hombres son más reticen-
Las personas atractivas tienen más oportunidad que las no
tes a buscar ayuda, en especial para problemas relativamente
atractivas de recibir ayuda cuando la necesitan.
menores.
Verdadero. Las personas son más proclives a ayudar a quienes
Cultura y quién recibe ayuda son atractivos.
l Alguna investigación ha mostrado que las personas con una Las mujeres buscan ayuda con más frecuencia que los hombres.
orientación colectivista pueden estar menos dispuestos a ayu- Verdadero. Al menos para problemas relativamente menores, los
dar a los miembros fuera del grupo o a extraños que quienes hombres piden ayuda con menos frecuencia que las mujeres.
tienen una orientación individualista.
TÉRMINOS CLAVE.
altruista (402) empatía (398) modelo de alivio del estado
comportamientos prosociales (394) hipótesis empatía-altruismo (403) negativo (401)
difusión de la responsabilidad (409) ignorancia pluralista (409) norma social (419)
efecto espectador (407) inhibición por la audiencia (410) selección de parentesco (394)
egoísta (402) modelo de activación costo-recompensa (400)
RECURSOS MEDIÁTICOS
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En este capítulo
se examina un aspecto
perturbador del comportamiento
humano: la agresión. Primero se pregunta
“¿qué es agresión?” y se considera su
definición. Después de describir cómo la agresión
puede variar por cultura, género y diferencias
individuales, se examinan varias teorías acerca
de los orígenes de la agresión. Luego se exploran
varios factores situacionales que influyen cuando es
probable que las personas se comporten de manera
agresiva. A continuación, el enfoque se dirige hacia
los efectos mediáticos en la agresión, incluidas
las consecuencias de la exposición a la
violencia en los medios y la pornografía.
El capítulo concluye con el estudio
de las formas para reducir la
violencia.
Repaso
Términos clave
Recursos mediáticos
© Guillem Valle/epa/Corbis
433
¿Qué es agresión?
Aunque existen numerosas formas en las cuales se puede definir la agresión, la definición
que mejor representa la investigación de hoy es que la agresión es el comportamiento que
tiene la intención de dañar a otro individuo. Los comportamientos agresivos vienen en
muchas formas. Las palabras y los actos pueden ser agresivos. Las parejas que discuten
y con sus observaciones vengativas tratan de lastimar se comportan de manera agresiva.
Difundir un rumor malicioso acerca de alguien es otra forma de agresión. Incluso no
actuar puede ser agresivo, si dicha inacción tiene la intención de dañar a alguien, como
cuando no se ayuda a alguien a evitar lo que se sabe será un resultado humillante.
Para distinguirlos de los comportamientos menos dañinos, los actos extremos de
agresión se llaman violencia. Algunos otros términos en el lenguaje de la agresión se
refieren a emociones y actitudes. El enojo consiste en fuertes sentimientos de disgusto
en respuesta a una lesión percibida; la naturaleza exacta de estos sentimientos (por
ejemplo, enfado, odio o irritación) depende de la situación específica. La hostilidad es
una actitud negativa, antagonista, hacia otra persona o grupo. Enojo y hostilidad con
frecuencia están cercanamente conectados con la agresión, pero no siempre. Las per-
sonas pueden enojarse con otras y considerarlas con gran hostilidad sin jamás intentar
lastimarlas. Y la agresión puede ocurrir sin un trazo de enojo u hostilidad, como cuando
un asesino a sueldo mata a un perfecto extraño para “hacer su agosto” financieramente
agresión Comportamiento que tiene la
1
En el original, make a killing, que coloquialmente se entiende como “hacer su agosto”, “enriquecerse”, literalmente significaría intención de dañar a otro individuo.
“cometer un asesinato”. (N. del T.)
>
algunas décadas.
l FIGURA 11.1
El asesinato alrededor del mundo
Estas cifras indican el número de homicidios intencionales registrados por cada 100,000 habitantes en varios países durante 2010, o el
año más reciente para el que haya estadísticas disponibles, de acuerdo con estadísticas de las Naciones Unidas publicadas en 2011. Sin
embargo, interprete los números con mucho cuidado, porque existen enormes diferencias entre las prácticas de reporte y registro en los
distintos países; pero el punto básico es claro: existe gran variación en la frecuencia de asesinatos alrededor del mundo.
© Cengage Learning
Algeria
Argelia
Australia
Australia
Belarus
Bielorrusia
Canada
Canadá
Chad
Chad
Chile
Chile
Czech Republic
República Checa
Demark
Dinamarca
Ecuador
Ecuador
Finland
Finlandia
France
Francia
Germany
Alemania
HongKong
Hong Kong
India
India
Country
Israel
Israel
País
Italy
Italia
Kenya
Kenia
Korea,
Corea North
del Norte
Korea,
Corea South
del Sur
Latvia
Letonia
Nigeria
Nigeria
Norway
Noruega
Peru
Perú
Poland
Polonia
Qatar
Qatar
Singapore
Singapur
Turkey
Turquía
Ukraine
Ucrania
UnitedUnidos
Estados States
United
ReinoKingdom
Unido
0 5 10 15 20 25
Number
Número of Murders
de asesinatos porper 100,000
cada People
100,000 habitantes
Las culturas también difieren en sus actitudes hacia la agresión. En un estudio que
involucró a estudiantes de 36 universidades en 19 países alrededor del mundo, hubo con-
siderable variación en cuán aceptables encontraron los estudiantes diferentes acciones,
como un esposo que golpea a su mujer o viceversa (Douglas y Straus, 2006). Por ejem-
plo, casi 80% de los encuestados de una universidad en la India no desaprobaron mucho
el que un esposo golpeara a su esposa, en comparación con sólo alrededor de 24% en
una universidad en Estados Unidos. En general, los que respondieron en Europa aproba-
ron más que un esposo golpeara a su esposa que los encuestados de Australia y Nueva
Zelanda, quienes a su vez se inclinaron a aprobar un poco más que quienes contestaron
en Estados Unidos. En contraste, estas tendencias se invirtieron para la pregunta de si los
participantes alguna vez lastimaron a un compañero de cita, en este aspecto, las tasas
estadounidenses fueron las más altas de todas. De acuerdo con un reporte reciente de la
UNICEF (2012), una mayoría de adolescentes hombres y mujeres en India y Nepal consi-
deran aceptable que un hombre golpee a su esposa (Sinha, 2012).
Incluso dentro de la misma región, las diferencias culturales pueden conducir a acti-
tudes y comportamientos muy diferentes en cuanto a la agresión entre hombres y muje-
res. Un estudio de jóvenes israelíes reveló que las tasas de violencia en las citas fueron
mucho más altas entre los árabes israelíes que entre los judíos israelíes, lo que aparente-
mente refleja las normas muy distintas entre las dos culturas (Sherer, 2009).
Lo que se considera como agresión e inaceptable en relación con los niños también
puede diferir entre las culturas. Por ejemplo, en Japón no es raro que los empresarios
adultos manoseen a las colegialas en el transporte público (Ronzone, 2009), una prác-
tica que se consideraría agresiva e inaceptable en muchas otras culturas, incluida la más
violenta de Estados Unidos. De hecho, el problema se ha vuelto tan malo que algunas
compañías de tren en Tokio introdujeron vagones exclusivos para mujeres y niñas para
protegerlas contra esta práctica, como una línea de tren que antes se consideraba “el
paraíso del manoseo”, debido a los largos tramos entre estaciones y el gran número de
jovencitas en edad escolar que viajaban en ella (Joyce, 2005, p. A6). Por razones simi-
lares se anunció un programa para reservar algunos vagones del subterráneo para las
mujeres en Seúl, Corea del Sur, con el fin de protegerlas del manoseo, pero el plan se
desechó debido a una andanada de críticas (Jung-Yoon, 2011; Kiong, 2011). Para explo-
tar este comportamiento a niveles más extremos, un videojuego japonés en 3D, llamado
RapeLay, hace que los jugadores simulen la violación de una mujer y sus dos hijas “cole-
gialas vírgenes” en un tren subterráneo. Este juego provocó un alboroto internacional en
febrero de 2009, cuando se descubrió que estaba en venta (temporalmente) en Amazon.
com (Fennelly, 2009). Numerosos sitios web, DVD e incluso clubes fetichistas en Japón
están disponibles para que los hombres vean o actúen sus fantasías de manosear joven-
citas en edad escolar y mujeres jóvenes en los vagones del tren.
Otro ejemplo tiene que ver con la mutilación genital femenina, cualquiera de varios
procedimientos en los que, de acuerdo con algunas estimaciones, se cortan los genitales
de aproximadamente 6000 niñas al día en varios países alrededor del mundo, en par-
ticular en África y Asia. Se estima que alrededor de 140 millones de mujeres en todo el
mundo experimentaron este procedimiento, sobre todo en la niñez, y con frecuencia sin
anestesia o técnicas estériles (Organización Mundial de la Salud, 2012). Las culturas que
practican esto lo consideran un importante ritual sagrado, pero las que lo condenan lo
consideran un acto de violencia inhumano y peligroso, y han solicitado vigorosamente
una prohibición mundial (Allam, 2012; Corbett, 2008; Rosenthal, 2006).
Bullying alrededor del mundo Una forma de agresión que es prevalente vir-
tualmente en todas las culturas es el bullying (Volk et al., 2012). Niños y adolescentes
alrededor del mundo son acosados física, sexual o emocionalmente por sus pares.
El bullying involucra daño intencional ( físico o psicológico), repetición (la víctima
es blanco muchas veces) y un desequilibrio de poder (el acosador abusa de su poder
sobre la víctima). La prevalencia reportada de bullying varía ampliamente en los
estudios de investigación, con estimaciones en el límite inferior que sugieren que 5%
o 10% de los niños en edad escolar están involucrados en bullying, y estimaciones
en el límite superior que sugieren números tan altos como 70% a 90% (Borntrager et al.,
2009; Due y Holstein, 2008; Fleming y Jacobsen, 2010; Olweus, 2004; Rigby y Smith, 2011;
Santalahti, et al., 2008). Cuando Wendy Craig y colaboradores (2000; Pepler et al., 2004)
montaron videocámaras y micrófonos ocultos para obtener un atisbo no filtrado de la
agresión en los patios escolares de Canadá, vieron el bullying en escuelas de tamaño
mediano a una tasa de 4.5 episodios por hora.
Estos ritos de niñez ordinarios en apariencia pueden conducir a sufrimiento extraor-
dinario, incluidos sentimientos de pánico, nerviosismo y distracción en la escuela;
recuerdos recurrentes de abuso; depresión y ansiedad que pueden durar hasta la edad
adulta, e incluso suicidio (Birkett et al., 2009; Hilton et al., 2010; Jordan y Austin, 2012).
Vale la pena observar que los participantes en la mayoría de los ejemplos de tiroteos
escolares durante las dos décadas anteriores supuestamente sintieron que fueron acosa-
dos o fastidiados por sus compañeros.
Culturas no violentas Aunque la violencia parece estar en todas partes, unas pocas
sociedades se destacan como excepciones no violentas. Bruce Bonta, Douglas Fry y sus
colaboradores han identificado algunas sociedades alrededor del mundo que están casi
completamente libres de violencia (Bonta, 1997; Fry, 2012; Miklikawska y Fry, 2010).
Bonta (1997) describió 25 de dichas sociedades, y Bonta y Fry (2006) más tarde reco-
pilaron una lista de 40 sociedades pacíficas. Por ejemplo, los chewong, que viven en las
montañas de la península malaya, ni siquiera tienen palabras en su idioma para disputa,
pelea, agresión o guerra. El acto de agresión más serio percibido durante un año entre
los ifaluk, que viven en un pequeño atolón en los Estados Federados de Micronesia, invo-
lucró a un hombre que “tocó a otro en el hombro con enojo, una ofensa que resultó en
una multa severa”. Los amish, huteritas y menonitas son todas sociedades que residen
en un Estados Unidos relativamente violento (así como en Canadá), pero siguen siendo
notablemente no violentos. La tabla 11.2 menciona algunas de las otras sociedades que
estos investigadores identificaron como no violentas. ¿Qué hace a todas estas sociedades
ser tan pacíficas? De acuerdo con Bonta (1997), la gran mayoría de ellas se opone con
fuerza a la competencia y aboga por la cooperación en todos los aspectos de su vida. Esto
plantea la posibilidad de que la cooperación y la falta de competencia pueden promover
la no violencia. La interdependencia y el tener metas superiores también son evidentes
entre las personas en muchas de estas sociedades (Fry, 2012).
Sin embargo, la paz de una de estas comunidades no violentas fue sacudida la
mañana del 2 de octubre de 2006. Charles Roberts, de 32 años de edad, conductor de
un camión lechero y padre de tres hijos, irrumpió en una escuela amish de una habita-
ción en Pennsylvania; llevaba tres armas de fuego, dos cuchillos y hasta 600 rondas de
municiones, junto con otros materiales para realizar un horrible ataque. Dejó que los
niños y algunos adultos salieran, después alineó a las niñas, de entre 6 y 13 años de edad,
contra el pizarrón, las amarró y les disparó una a una. Después de que entrara la policía,
Roberts se suicidó con un disparo. Cinco de las niñas murieron y cinco más resultaron
seriamente lesionadas.
Los detalles de la masacre fueron de verdadera pesadilla. Al menos dos de las niñas
a quienes les disparó pidieron al asesino ser las primeras, con la esperanza de que perdo-
nara a alguna de las niñas más jóvenes. Y, sin embargo, en un notable despliegue del com-
promiso de esta comunidad con sus principios de paz y perdón, las familias de las niñas
asesinadas y lesionadas ofrecieron oraciones por el asesino y su familia. De acuerdo con
algunos reportes, la misma noche de los asesinatos algunos amish “se presentaron en la
cocina de la familia del asesino, rodearon con sus brazos al lloroso padre de éste y dijeron
‘perdonaremos a Charlie’”. Un miembro de la comunidad sugirió que el perdón mostrado
por los amish en este incidente pudo ser “un regalo para el mundo... Tal vez haya algo
que aprender acerca de cómo las naciones pueden tratar a otras naciones” (Dueck, 2006,
p. A25).
Subculturas dentro de un país Existen importantes variaciones en la agresión den-
tro de sociedades particulares en función de la edad, la clase, el grupo étnico y la región.
Por ejemplo, los adolescentes y adultos jóvenes tienen una tasa mucho más alta de
involucramiento en crímenes violentos, tanto como ofensores o como víctimas, que cual-
porción de afroamericanos, en particular varones, Zapoteca (sociedad nativa de “Varios investigadores han quedado fascinados de
América en el sur de México) que una comunidad sea particularmente pacífica,
que son perpetradores o víctimas de homicidio, es
con muy fuertes valores que se oponen a la
consistentemente mucho mayor que la de otros gru- violencia, en contraste con otras cercanas, donde las
pos étnicos. Por ejemplo, aunque los afroamerica- peleas y el machismo son similares a los del resto de
nos representaban alrededor de 13% de la población México” (Bonta, 1997, p. 320).
0.7 mas fuertes alientan a los niños a agredir físicamente, pero estas mismas
0.6 normas desalientan a las niñas a hacer lo mismo (Crick et al., 1999; McEa-
chern y Snyder, 2012; Spieker et al., 2012).
0.5
> girls)
0.4
del(boys
sexual. Por ejemplo, Mark Sergeant y otros (2006) descubrieron que los hom-
0.3
bres gay reportaban niveles significativamente más bajos de agresión física
Effect size
0.2 que los heterosexuales, pero no había diferencia entre los dos grupos en las
Tamaño
0.1
tasas de agresión indirecta reportadas por ellos mismos.
Un hallazgo de investigación que con frecuencia se toma con gran
0.0 sorpresa y escepticismo es que no hay diferencia de género confia-
–0.1 ble en el porcentaje de mujeres y hombres que asaltan físicamente a
Física
Physical Verbal directa Indirecta
Direct-verbal Indirect sus compañeros íntimos. Esto es, las mujeres son al menos tan procli-
ves a agredir a sus compañeros varones, que los hombres a agredir a sus
Type
Tipo of
deaggression
agresión
compañeras mujeres. Esto se ha reportado hasta el momento en más
de 200 estudios a lo largo de las décadas pasadas (Straus, 2011). Estos
2009; Donnellan et al., 2005; Locke, 2009). De hecho, la investigación reciente sugiere no
sólo que la baja autoestima no predice la agresión, sino que las personas con alta auto-
estima son particularmente proclives a agredir si (1) también son altas en narcisismo y
(2) recibieron una amenaza a su ego, como la proveniente de una humillación o insulto
(Bushman et al., 2009; Thomaes et al., 2008). Aunque la autoestima no es un gran indi-
cador de la agresión, el narcisismo claramente lo es. El narcisismo involucra tener un
sentido inflado del valor y el amor propios, baja empatía hacia los demás, tendencia a
enfocarse en el yo en lugar de en otros y ser especialmente sensible a los insultos per-
cibidos. El narcisismo se relaciona de manera consistente y positiva con la agresión en
respuesta a la provocación, en particular si ésta es pública en lugar de privada (DeWall et
al., 2013; Ferriday et al., 2011; Pauletti et al., 2012).
A diferencia de la autoestima, un factor que tiene un relación muy clara y consistente
con la agresión es el autocontrol (DeWall et al., 2013; Denson, DeWall y Finkel, 2012).
Los individuos con fuerte autocontrol pueden resistir los impulsos y actuar en formas
que son consistentes con sus estándares personales y sociales de comportamiento ade-
cuado. Los niños con bajo autocontrol tienden a ser más agresivos cuando son adultos
jóvenes (Moffitt et al., 2011). El autocontrol pobre predice la agresión hacia los extraños y
compañeras románticas (DeWaal, Finkel y Denson, 2011; Finkel et al., 2009). Meta-análi-
sis han reportado que el autocontrol pobre es uno de los indicadores más fuertes de cri-
men (Pratt y Cullen, 2000). Un estudio reciente que involucró muestras de adolescentes
de 25 países europeos descubrió que el bajo autocontrol fue un factor significativo para
predecir el ciberbullying (Vazsonyi et al., 2012).
Orígenes de la agresión
Sin importar estas diversas diferencias culturales, de género e individuales, la agresión
ha sido parte prevaleciente de la interacción humana a lo largo de la historia y alrededor
del mundo. No sorprende que muchos hayan especulado acerca de los orígenes de la
agresión. ¿De dónde proviene? ¿Las personas nacen agresivas o se les enseña a ser agre-
sivas? Muchos argumentan a favor de un lado o del otro en el debate “naturaleza-educa-
ción”: el lado de la “naturaleza” sostiene que la agresión es una característica innata de
los seres humanos, y el lado “educación” sostiene que la agresión se aprende mediante
la experiencia. En esta sección se observan las teorías y la investigación más relevantes
para rastrear los orígenes de la agresión humana. Al revisar cada perspectiva, se examina
cuán bien puede explicar el predominio global de la agresión, así como las diferencias
culturales y de género recién discutidas.
tamente favorece a las mujeres que se comprometen con la protección de sus hijos. De
hecho, gran parte de la investigación acerca de la agresión por parte de las hembras se
ha enfocado en la agresión materna, mediante la cual ellas agreden para defender a su
descendencia contra las amenazas de otros. Por ejemplo, las hembras en varias especies
atacan a los machos extraños que se acercan demasiado a su descendencia (Ferreira
et al., 2000; Gammie et al., 2000). En una línea similar, Anne Campbel (1999) propone
que las hembras tienden a colocar mayor valor en la protección de sus propias vidas, de
nuevo para proteger a su descendencia. Esta hipótesis puede explicar no sólo por qué
los machos humanos se involucran con más frecuencia en comportamientos riesgosos y
potencialmente autodestructivos, sino también por qué las hembras humanas, cuando
agreden, tienen más probabilidad de usar medios menos obvios, y por tanto menos peli-
gros, como la agresión indirecta o relacional en lugar de la agresión física abierta. La
agresión relacional también puede ser efectiva en particular para las mujeres, porque
puede dañar la reputación de las hembras rivales, lo cual puede hacer que los hombres
estén menos interesados en ellas (Vaillancourt, 2005).
Vladas Griskevicius y otros (2009) proponen que los hombres tienen más proba-
bilidad que las mujeres de aumentar su estatus (y competir con éxito por las mujeres)
mediante la agresión directa, cara a cara, contra otros hombres, mientras que las mujeres
tienen más probabilidad de aumentar su estatus (y competir con éxito por los hombres)
mediante la agresión indirecta contra otras mujeres. En una serie de experimentos, Gris-
kevicius y otros activaron un motivo de estatus para algunos de los hombres
y mujeres participantes (como hacer que piensen en competir con otros del
mismo sexo por una promoción laboral de estatus alto) o un motivo no rela-
cionado con otros participantes. Luego todos los participantes leen acerca
The New Yorker Collection 2001 Donald Reilly from cartoonbank.com.Todos los derechos reservados.
>
estos estudios. Raine, 2008.
¿La agresión se
aprende?
Sin importar la aportación precisa de los
factores genéticos y biológicos, es claro
que el comportamiento agresivo está
fuertemente afectado por el aprendizaje
(Bandura, 1973). Las recompensas obte-
nidas por la agresión hoy aumentarán
su uso mañana. Dichas recompensas
vienen en dos sabores: reforzamiento
positivo, cuando la agresión produce
resultados deseados, y reforzamiento
negativo, cuando la agresión evita o
detiene los resultados indeseables. El
niño que consigue un juguete al golpear
al dueño del mismo es probable que
golpee de nuevo. Del mismo modo, tam-
bién, el niño que puede hacer que otros
niños dejen de agredirse al separarlos a
golpes aprendió la desafortunada lec-
ción de que la agresión paga. Los niños
que ven que la agresión produce más
resultados buenos y menos resultados
malos son más agresivos que otros (Bol-
dizar et al., 1989).
Las recompensas son una parte
de la ecuación de aprendizaje, ¿pero
qué hay del castigo? El castigo suele
promoverse como una forma de
reducir el comportamiento agresivo.
¿Las personas pueden aprender a
dejar de actuar de manera agresiva
Raine, 2008
reducción en el crimen en la ciudad en años recientes (de 2245 asesinatos en 1990 a sólo
515 en 2011, ¡menos de un cuarto de la cifra de 1990!) se debe en gran parte al castigo más
expedito y efectivo de todos los tipos de crímenes, incluso los relativamente menores,
como el vandalismo, lo que envía el mensaje de que el crimen conducirá al castigo. (Otros
factores que pueden ser más importantes en este declive incluyen la reducción de armas
y drogas, particularmente el crack, y el aumento en la edad de la población.) La investi-
gación sugiere que es más probable que el castigo reduzca la agresión cuando (1) sigue
inmediatamente al comportamiento agresivo, (2) es bastante fuerte como para disuadir
al agresor y (3) se aplica de manera consistente y es percibido como justo y legítimo por
parte del agresor. Sin embargo, tales condiciones rigurosas rara vez se logran, y cuando
se dan, el castigo puede ser contraproducente. Cuando las cortes están sobrecargadas de
trabajo y las prisiones atiborradas, que con frecuencia es el caso, la relación entre crimen
y castigo puede parecer más una lotería que un sistema racional en el que el castigo coin-
cide con el crimen. En resumen, la certeza del castigo es más importante que su severidad
(Berkowitz, 1998).
Existe también otro problema con el castigo. El que es percibido como injusto o arbi-
trario puede provocar venganza, lo cual crea un ciclo que intensifica la agresión. Acaso
lo más problemático es que el castigo, en especial cuando se administra de forma eno-
jada u hostil, ofrece un modelo para imitar. Murray Straus y sus colegas (Straus, 2000,
2010; Straus y Douglas, 2008) han criticado abiertamente el uso del castigo corporal: la
fuerza física (como azotar, golpear y pellizcar) tiene la intención de provocar dolor en un
niño, mas no de lesionarlo, con el propósito de controlar o corregir su comportamiento.
La gran mayoría de los niños en Estados Unidos experimentan azotes y otras formas
de castigo corporal. Sin embargo, numerosos estudios reportan una relación positiva
entre el castigo corporal y la predisposición a la agresión: más castigo corporal ahora se
asocia con más agresión posterior. Elizabeth Gershoff (2002) investigó este tema con un
meta-análisis de 88 estudios realizados durante seis décadas y que involucraron a más
de 36,000 participantes. Su análisis reveló fuerte evidencia para una correlación posi-
tiva entre castigo corporal y varias categorías de comportamientos antisociales subse-
cuentes, como agresión posterior cuando niño, agresión como adulto y comportamiento
criminal adulto. Revisiones más recientes siguen encontrando evidencia en países alre-
dedor del mundo de la relación entre castigo corporal y problemas posteriores de agre-
sión, violencia, criminalidad, abuso de drogas y problemas de salud mental (Afifi et al.,
2012; Straus, 2010).
Los niños que son golpeados La relación entre castigo corporal paterno y la posterior agresión del niño está
o disciplinados de alguna otra influida por algunos factores, incluidos el ambiente familiar global, las emociones mos-
forma física (sin abusar de ellos) tradas por los padres durante el castigo y diferencias culturales y étnicas (Benjet y Kaz-
por comportarse de manera din, 2003; Pagani et al., 2009; Pinderhughes et al., 2000). Por ejemplo, es menos probable
agresiva tienden a volverse que el castigo corporal aumente la agresividad cuando se administra en el contexto de
menos agresivos.
FALSO. una relación padre-hijo global cálida y de apoyo (Baumrind, 1997; Deater-Deckard et al.,
1998).
Teoría del aprendizaje social Uno de los autores de este libro recuerda mucho una
tarde fría cuando era adolescente y practicaba juegos informales pero competitivos de
futbol americano y hockey con sus amigos. Ambos juegos los practicaban sin equipo
protector y con bastante rudeza, pero el futbol americano era, de los dos, el más bru-
tal desde el punto de vista físico. Sin embargo, a pesar del hecho de que virtualmente
cada jugada terminaba en una pila de muchachos saltando sobre el cuerpo aplastado
de un oponente, era muy raro que se desatara una pelea real. Por otra parte, cuando este
mismo grupo de amigos jugaba hockey, virtualmente en cada juego que realizaban se
presentaba al menos una pelea. ¿Por qué? Aunque el autor estaba muy lejos de su pri-
mera clase de psicología social, estaba bastante seguro de que él y sus amigos basaban
su comportamiento en modelos de rol. Casi nunca habían visto a jugadores profesionales
de futbol americano detenerse y pelear en el campo. Pero rara vez habían visto un juego
profesional de hockey en el que esto no ocurriera.
© The New Yorker Collection 2009 Matthew Diffee from cartoonbank.com. Todos los derechos reservados.
tesis central de la teoría del aprendizaje social de Albert Bandura
(1977). Ésta enfatiza que uno aprende del ejemplo de otros, así como de
la experiencia directa con recompensas y castigos. Los modelos influ-
yen en el comportamiento prosocial de ayuda descrito en el capítulo 10.
También afectan el comportamiento agresivo antisocial. En un estudio
clásico, Bandura y sus asociados (1961) observaron el comportamiento
de niños levemente frustrados. Los que antes habían observado a un
adulto lanzar, golpear y patear un muñeco inflable (conocido como
Bobo, llamado así por el personaje que representaba) fueron más agre-
sivos cuando más tarde jugaron con el muñeco Bobo, comparados con
los que vieron a un adulto tranquilo y moderado. Estos niños siguie-
ron la guía del modelo adulto no sólo en los grados, sino también en
los tipos de agresión que mostraron. Investigación posterior demostró
ampliamente que una amplia gama de modelos agresivos pueden evo-
car una gran variedad de imitaciones agresivas. Más aún, dichos mode-
los no tienen que estar presentes; las personas en la televisión, incluso
personajes de caricatura, pueden servir como poderosos modelos de
agresión (Bandura, 1983; Baron y Richardson, 1994; Berkowitz, 1993).
“Le echo la culpa a todas las pinturas violentas en la cueva.”
Las personas aprenden más que comportamientos agresivos espe-
cíficos a partir de modelos agresivos. También desarrollan actitudes La idea de que la agresión puede
y creencias más positivas acerca de la agresión en general y construyen “pautas” agre- aprenderse al observar a otros que se
sivas que sirven como guías acerca de cómo comportarse y resolver problemas socia- comportan de manera agresiva puede
remontarse a hace muchos, muchos años.
les. Estas pautas pueden activarse de manera automática en varias situaciones, lo que
conduce a rápidas, y con frecuencia impensadas, res-
puestas agresivas que siguen los guiones aprendidos
(Bennett et al., 2005; Huesmann, 1998). Aprender estos
guiones de los padres es una de las razones por las cua-
les existen correlaciones positivas entre atestiguar que
los padres se comportan en forma agresiva o violenta
entre ellos durante los conflictos y la posterior agresi-
vidad de los individuos cuando adolescentes y adultos
(Hill y Nathan, 2008; Perkins y Graham-Bermann, 2012;
Underwood et al., 2008).
Considere a los muchachos descritos líneas arriba
3
per
2
cirlo. Observar una respuesta no agresiva ante una situación
1 provocadora enseña una alternativa pacífica y fortalece las
Núm.
el paso al participante, chocó con él y lanzó un insulto. Comparados con los norteños,
los sureños tuvieron más probabilidad de pensar que su reputación masculina estaba
amenazada, mostraron mayores signos fisiológicos de estar alterados, parecieron más
fisiológicamente preparados para la agresión (sus niveles de testosterona se elevaron)
y se involucraron en comportamiento posterior más agresivo y dominante, como dar
apretones de manos más firmes y estar menos dispuestos a ceder el paso a otro cómplice
mientras caminaban uno hacia el otro en un corredor muy estrecho (vea la l figura 11.7).
Más recientemente, Ryan Brown y otros (2009) descubrieron que las culturas de
honor se asocian con la violencia escolar. Por ejemplo, en Estados Unidos, los estados
asociados con culturas de honor tuvieron más del doble de tiroteos escolares per cápita
que otros estados, y los estudiantes de bachillerato de los estados con cultura de honor
tuvieron mucha más probabilidad de llevar un arma a la escuela. Lindsay Osterman y
Ryan Brown (2011) también descubrieron que las tasas de suicidio son más altas en los
estados con cultura de honor, que los autores especulan puede deberse en parte a la
mayor preocupación y enfoque en la amenaza interpersonal, a la pérdida de estatus y a
una mayor sensación de responsabilidad personal por fallar al proteger el honor perso-
nal. (Debe observarse que en estos estudios que comparan varios estados o regiones, los
investigadores controlaron estadísticamente otros factores que pudieran relacionarse
con dichas variables, como diferencias en las condiciones económicas, de modo que los
resultados que reportan no se deben a estos otros factores.)
Las instituciones apoyan las normas acerca de la aceptabilidad de la violen-
cia basada en el honor. Cohen y Nisbett (1997) ilustraron esto en un ingenioso
experimento en el que enviaron cartas a empleadores de todo Estados Unidos de
un solicitante de empleo ficticio que admitía haber estado convicto por un delito
grave. Para la mitad de los empleadores, el solicitante reportó que impulsivamente
había matado a un hombre que había tenido una aventura con su prometida y luego
l FIGURA 11.7
Insulto, agresión y la cultura sureña de honor
Participantes varones blancos de las regiones o norte o sur de Estados Unidos chocaron con un cómplice varón y fueron insultados por él o
pasaron junto al cómplice sin incidente (condición de control). Como puede ver, el incidente tuvo mayor efecto sobre los participantes sureños. De
manera específica, pensaron que serían vistos como menos masculinos (izquierda); sus niveles de testosterona aumentaron más (centro), y fueron
más lentos para ceder el paso a un cómplice que más tarde se aproximó a ellos en un corredor estrecho (derecha).
Cohen et al., 1996. © Cengage Learning
3.5 15 110
por parte
Pronóstico del participante acerca de las
cede
about evaluator's
in testosterone level
participant gives
100
Cambio porcentual en el nivel de
3.4
el paso al cómplice (pulgadas)
way to confederate (inches)
el participante
his masculinity
90
su masculinidad
3.3 10
80
evaluador
testosterona
3.2 70
de guess
which
at que
Percent change
delof
60
3.1 5
ratings
Participant's
a la
50
calificaciones
Distance
Distancia
3.0
40
0 0 0
Control
Control eand
insulto Insulto
Public Control Insult
Insulto Control
Control Insult
Insulto
privado público
private insult insult
Condición experimental
Experimental condition Condición experimental
Experimental condition Condición experimental
Experimental condition
Northern participants
Participantes del norte Southern participants
Participantes del sur
violencia
2.5
no tenía nada que ver con celos o amenazas al honor del hombre. Los
la violence
participantes chilenos calificaron la violencia como más aceptable y cali- 2.0
ficaron al esposo de manera más positiva en varias dimensiones, compa-
dethe
rado con los participantes canadienses, cuando el conflicto se relacionó 1.5
Acceptability of
con los celos, pero no hubo diferencia cultural cuando el conflicto no se
Aceptabilidad
1.0
relacionaba con celos u honor (vea la l figura 11.8).
Una clave para la agresión asociada con las culturas de honor es el 0.5
hecho de que los individuos en éstas perciben las respuestas agresivas a
las amenazas al honor como la norma entre sus pares. Esto es, las cul- 0.0
No celos
Nonjealousy Celos
Jealousy
turas de honor persisten porque los individuos creen que la mayoría de
Conflict del
Detonador trigger
conflicto
las personas en su grupo de iguales tienen actitudes positivas hacia la
agresión (y actitudes negativas hacia no actuar de manera agresiva) en Chile
Chile Canada
Canadá
respuesta a las amenazas al honor personal. Consistente con esta idea,
Vandello, Cohen y Sean Ransom (2008) descubrieron que, en relación
con los hombres blancos de la parte norte de Estados Unidos, los hom-
bres blancos del sur tuvieron significativamente más probabilidad de sobreestimar la
agresividad de sus pares y de interpretar el consejo ambiguo de otros acerca de cómo
responder en un conflicto interpersonal como un aliciente para la agresión.
Influencias situacionales
sobre la agresión
Cualquiera que sea la causa última de la agresión, es claro que los factores situacionales,
inmediatos y específicos, pueden promoverla o inhibirla. En esta sección se observan
de cerca varios de estos factores: frustración, afecto negativo, excitación y factores que
influyen en los pensamientos de las personas y en el procesamiento de la información.
Dollard y sus colaboradores describieron la catarsis como una secuencia de dos pasos.
Primero, la agresión reduce el nivel de excitación fisiológica. Segundo, dado que la exci-
tación se reduce, las personas están menos enojadas y es menos probable que agredan
más. Suena lógico, y muchas personas lo creen. Pero cuando se pone a prueba, la catarsis
no hace honor a lo prometido. La mayoría de los investigadores concluyen que la idea
de la catarsis es un mito. Es más contraproducente que efectiva para reducir la agresión
Liberar la presión al involucrarse
subsecuente (Bushman, 2002; Geen y Quanty, 1977).
en actividades agresivas pero
El comportamiento agresivo en ocasiones puede reducir la probabilidad de más agre-
seguras (como los deportes)
sión inmediata, pero lo mismo puede hacer dejar nada más que la frustración simplemente
hace que las personas tengan
se disipe con el tiempo. De hecho, una respuesta incompatible con la agresión, como
menos probabilidad de agredir
experimentar simpatía o humor, puede ser más efectiva. A largo plazo, la agresión exitosa
después.
monta el escenario para más agresión posterior. En resumen, apoyarse en la catarsis es una
medicina peligrosa, tiene más probabilidad de inflamar la agresión que de quitarla.
F ALSO.
Warburton et al., 2006). Las reacciones a una condición desagradable muy común, el
clima caliente, son especialmente intri-
gantes. Muchas personas suponen que
la temperatura y el mal genio suben jun- l FIGURA 11.9
tos, mientras que otros consideran que El vínculo entre calor y violencia
es sólo un mito. ¿Quién tiene razón? Registros climatológicos y estadísticas criminales a nivel mundial revelan que los
crímenes más violentos se cometen durante el verano más que en otras estaciones.
Tomado de Anderson, C. A., “Temperature and aggression: Ubiquitous effects of heat on occurrence
Calor y agresión: perder la frial- of human violence”, en Psychological Bulletin, vol. 106 (pp. 74-96). Copyright © 1989 por la American
dad Craig Anderson y colaboradores Psychological Association. Reimpreso con permiso.
por otros tiene efectos similares. Una respuesta empática hacia otra persona reduce la
agresión contra dicho individuo (Miller y Eisenberg, 1988; Sergeant et al., 2006).
> Excitación
La investigación sobre los sentimientos indica claramente que el tipo de emoción (posi-
tiva o negativa) influye en la agresión. La intensidad de la excitación también es impor-
tante. En el capítulo 9 se describió el proceso de transferencia de la excitación, en el que
el despertar creado por un estímulo puede intensificar la respuesta emocional hacia otro
por parte de un individuo. Por ejemplo, los hombres que se involucran en ejercicio vigo-
roso se sintieron luego más atraídos por una mujer guapa que aquellos que apenas se
mueven (White et al., 1981). El ejercicio físico es una experiencia muy excitante, pero
emocionalmente neutra. ¿Puede aumentar la agresión así como la atracción? La inves-
tigación de Dolf Zillmann (1983, 2003) sugiere que puede. El alcance de la transferencia
de la excitación no está limitado al ejercicio físico. Ruido, películas violentas, música
excitante, todas han mostrado que aumentan la agresión. El calor tiene un efecto intere-
sante sobre la excitación: aunque las personas creen que el calor la reduce, en realidad la
aumenta. Esta mala percepción hace al calor un candidato destacado para la transferen-
cia de la excitación, pues las personas tienen probabilidad de atribuir mal la excitación
causada por el calor a algo más, como el enojo, que entonces puede conducir a agresión
(Anderson et al., 1996). Más adelante en este capítulo se describirán los efectos de otro
estímulo excitante, la pornografía, sobre la inclinación a agredir.
Pistas agresivas Como ya se indicó, ningún otro país estable relativamente acauda-
lado del mundo se acerca siquiera a Estados Unidos en términos del predominio de armas
usadas en crímenes violentos. Desde luego, las armas sólo son un instrumento: son las
personas las que jalan el gatillo. Pero el psicólogo social Leonard Berkowitz se preguntó
si las armas eran de hecho completamente neutrales. Él planteó la hipótesis de que la
presencia de un arma puede actuar como indicio situacional que genera pensamientos y
sentimientos agresivos de manera automática, lo que en consecuencia aumenta la pro-
babilidad de la agresión. En un estudio clásico diseñado para poner a prueba esta idea,
él y Anthony LePage (1967) hicieron que un cómplice provocara a participantes varones
que más tarde podían responder dándole choques eléctricos al cómplice (aunque en rea-
lidad éste no los recibía). En una mesa cerca del aparato de choques casualmente había
algunos objetos dispersos, supuestamente dejados ahí de un experimento anterior.
Para la mitad de los participantes, dichos objetos eran un revólver y un fusil, y para
la otra mitad eran raquetas y volantes de bádminton. Berkowitz y LePage descubrieron
que los participantes dieron más choques al cómplice cuando estaban presentes un
revólver y un fusil que cuando había raquetas y volantes de bádminton. En otras pala-
bras, aunque no usaran las armas, su mera presencia parecía hacer más agresivos a los
participantes. Esta tendencia de aumento de la agresión debido a la presencia de armas
llegó a conocerse como el efecto de las armas. Como Berkowitz dice: “El dedo jala el
gatillo, pero el gatillo también puede jalar al dedo” (1968, p. 22).
Los individuos pueden diferir en qué asociaciones tienen con diversas armas. Bruce
Bartholow y otros (2005) descubrieron que los cazadores tienen menos probabilidad que
los no cazadores de asociar las armas de caza con la agresión. Los primeros tienen aso-
ciaciones más positivas con las armas de caza; por ejemplo, las vinculan con el deporte y
las experiencias placenteras que vivieron al cazar con amigos y la familia. Los segundos
no sólo tienen pensamientos más negativos y agresivos después de exponerse a armas
de caza, también se comportan de manera más agresiva mientras hacen una tarea pos-
terior. Sin embargo, la exposición a las armas de asalto tuvo efectos muy diferentes: los
cazadores tuvieron más asociaciones negativas y agresivas con las armas de asalto que
los no cazadores, y se comportaron de manera más agresiva que estos últimos después
de exponerse a ellas. En otras palabras: los cazadores diferenciaban cognitivamente las
armas de caza de las armas de asalto más que los no cazadores, y por tanto estos dos
tipos de armas dispararon efectos muy diferentes en ellos.
Jennifer Klinesmith y otros (2006) descubrieron que las armas tenían un efecto en
los niveles de testosterona de los hombres así como en su agresión. Estudiantes univer-
sitarios varones en este experimento manipularon un arma de fuego o un juego de niño
durante 15 minutos. Comparados con los estudiantes que interactuaron con el juego,
los que interactuaron con el arma mostraron aumento en los niveles de testosterona y
mayor agresión hacia otra persona (¡al agregar mucha salsa picante a un vaso de agua
que pensaron bebería otra persona!). Mientras mayor era el aumento en la testosterona
en respuesta al arma, más salsa picante agregaba el estudiante a la bebida de la otra
persona.
De manera más general, cualquier objeto o característica externa que se asocie
con (1) agresión exitosa o (2) el sentimiento negativo del dolor o el disgusto puede ser-
vir como un indicio situacional que aumente la agresión (Berkowitz, 1993, 1998, 2008).
Incluso la exposición breve a las palabras asociadas con temperaturas altas pueden pro-
ducir pensamientos agresivos (DeWall y Bushman, 2009).
l FIGURA 11.11
La ruta de la provocación a la agresión: los papeles de la rumiación y el autocontrol
La investigación de Thomas Denson y otros (2011; Denson, DeWall y Finkel, 2012) mostró que una provocación que induce ira, como un
insulto o el rechazo social, pueden producir rumiación del enojo, que a su vez reduce el autocontrol y a su vez aumenta la probabilidad y
severidad de la agresión.
Denson et al., 2011. © Cengage Learning
Provocación que
Anger-inducing Rumiación
Angry del Autocontrol
Reduced
Agresión
Aggression
induce enojo
provocation enojo
rumination reducido
self-control
Pero, ¿cómo aumenta la agresión el alcohol? Como lo saben muchas personas que beben
alcohol, éste puede reducir las inhibiciones contra la agresión y ciertamente facilita los
comportamientos agresivos (Ito et al., 1996). El alcohol deteriora el funcionamiento eje-
cutivo de las personas que, como se estudió antes, involucra procesos cognitivos que
permiten a la persona planear o inhibir acciones (Giancola et al., 2012; Weiss y Marks-
teiner, 2007). Esto a su vez aumenta la agresión. Otra forma en que el alcohol puede con-
ducir a la agresión es mediante lo que Claude Steele y Robert Josephs (1990) llamaron
miopía alcohólica. Esto es, el alcohol reduce el foco de atención de las personas. Los indi-
viduos intoxicados responden a la información inicial sobresaliente acerca de la situa-
ción, pero con frecuencia pasan por alto indicadores posteriores más sutiles. Por tanto,
ellos pueden enfocarse en una provocación percibida, como un insulto o amenaza al
estatus personal, y fracasan para ver o pensar acerca de la información que explicaría
esta provocación o para considerar los problemas a largo plazo de la venganza, como
una lesión, la culpa o un arresto. En consecuencia, este enfoque reducido puede hacer
mucho más probable que ocurra la agresión, a menos que el enfoque estrecho de la per-
sona intoxicada pueda distraerse hacia algo más seguro (Bushman et al., 2012; Giancola
et al., 2010).
“Pude haberla matado con una El vínculo entre alcohol y agresión o violencia es tan fuerte que el alcohol puede servir
vara, pero en vez de ello la mordí, como un indicio agresivo, tal como las armas. Por ejemplo, los participantes en algunos
porque estaba enojado.” estudios tuvieron más probabilidad de activar pensamientos y comportamientos agresi-
Un hombre nepalés explica por qué mató vos si estaban expuestos brevemente a imágenes o palabras asociadas con el alcohol (por
a mordidas a una cobra que lo mordió en ejemplo, una botella de vodka, o la palabra vodka) que si estaban expuestos a imágenes o
agosto de 2012. palabras neutras (Bartholow y Heinz, 2006; Subra et al., 2010). Además, el alcohol también
puede afectar la agresividad debido a las expectativas de las personas acerca de los efectos
del alcohol. Entre más esperen que el alcohol los afecte y los haga más agresivos, es más
probable que éste sea el efecto (Bégue et al., 2009; Quigley y Leonard, 2006).
Mientras el alcohol reduce el funcionamiento ejecutivo y el autocontrol de las perso-
nas, las bebidas no alcohólicas ricas en azúcar pueden aumentarlos, en especial cuando
los recursos cognitivos de las personas ya están agotados por la fatiga u otros factores, y
esto a su vez puede reducir la agresión (Denson, Von Hippel, Kemp y Teo, 2010; DeWall,
Deckman et al., 2011). ¿Y qué hay de la cafeína? ¿Le brinda a las personas un empuje que
puede ayudarlas a controlar sus impulsos si sus recursos cognitivos se han agotado? El
problema en este caso es que la cafeína también aumenta de manera significativa la exci-
tación psicológica y mental de la persona al elevar la presión arterial y la adrenalina, y
eso a su vez puede aumentar la agresión. De hecho, Thomas Denson, Mandi Jacobson
y otros (2012) descubrieron que los participantes que pensaron que habían consumido
cafeína (pero que en realidad no lo hicieron) mostraron agresión reducida después de
estar agotados cognitivamente por una tarea mental prolongada y aburrida, pero quie-
nes en realidad consumieron cafeína no lo hicieron así.
Efectos mediáticos
Pensamiento de orden superior
conexión o disputa con Dawson College o sus estudiantes. En vez de ello, al parecer, tenía
una tremenda cantidad de hostilidad hacia el mundo en general. Había escrito numero-
sas publicaciones en Internet acerca de su odio por la humanidad y de su fascinación por
las armas, la muerte y los videojuegos violentos. En un popular sitio web de cultura gótica,
publicó entradas acerca de sus fantasías de matar personas, muchas de las cuales presa-
giaban los eventos del 13 de septiembre. “La vida es un videojuego. Debes morir en algún
momento”, escribió en un blog (Struck, 2006, p. A12). Éstas son las mismas palabras que
otro joven asesino usó después de matar a oficiales de policía en Alabama en 2003, en una
escena similar a la mostrada en el violento videojuego favorito del asesino (Kampis, 2005).
De acuerdo con un reporte, cuando Danny Ledonne escuchó acerca del tiroteo en
Dawson College en Montreal, vomitó. Ledonne, quien vivía en Colorado, no tenía conexión
con Kimveer Gill o sus víctimas, pero había escuchado que el asesino era un gran aficio-
nado del videojuego extremadamente violento que él (Ledonne) había publicado en Inter-
net, llamado Super Columbine Massacre. El juego se basó en la masacre en la preparatoria
Columbine, y Gill estaba fascinado por los tiroteos, tanto del evento real como de la versión
en videojuego. “Cuando escuché acerca de los tiroteos en Dawson”, dijo Ledonne, “la gente
me preguntó: ‘¡Anda! ¿Qué se siente tener sangre en tus manos?’” (Gerson, 2006, p. A12).
A pesar de lo que pueda sugerir la reacción física de Ledonne ante las noticias de
Dawson College, él afirma que no cree que su juego promueva la violencia real. Pero
Gill, como los asesinos en Columbine y en muchos otros tiroteos escolares, era un ávido
fanático de varios videojuegos violentos en extremo. La pregunta, entonces, es: ¿estos
juegos, y la violencia que se muestra en otros medios de comunicación populares, causa
agresión y violencia en el mundo real?
“La gente me preguntó: ‘¡Anda! La violencia que se muestra en los medios de comunicación ha sido blanco de ata-
¿Qué se siente tener sangre en tus que y contraataque durante décadas. Pero la cantidad, intensidad y naturaleza gráfica de
la violencia sigue en aumento. De acuerdo con un reporte de 2009 de la Academia Esta-
manos?’”
Danny Ledonne, después de saber que el tirador
dounidense de Pediatría, los jóvenes estadounidenses entre 8 y 18 años de edad pasan
en la escuela Dawson College en 2006 era aficio- alrededor de 6.5 horas al día usando medios de entretenimiento, una gran proporción de
nado al videojuego que él publicó en Internet la cual incluye actos de violencia. Hacia la edad de 18, habrán visto en promedio alrede-
dor de 200,000 actos de violencia sólo en televisión. La industria de los videojuegos en
particular está en auge, con una estimación de 21 mil millones de dólares en ventas
en 2008 (Gentile, 2011). Alrededor de 97% de los jóvenes de 12 a 17 años de edad en
Estados Unidos se entretienen con videojuegos, y la mayoría reportan que les gustan
¿Los videojuegos violentos pueden hace
los videojuegos violentos (Willoughby et al., 2012). Y esta exposición no está limitada a
que niños y adultos jóvenes se vuelvan Estados Unidos: es un fenómeno mundial (Anderson et al., 2010).
más agresivos y violentos? Un creciente Si los consumidores no gozaran la violencia en televisión, películas, música, videos y
cuerpo de investigación sugiere que
puede lograrlo.
videojuegos, estos medios no la presentarían. ¿Así que realmente puede ser nociva? En las
siguientes secciones se explora esta pregunta.
of Duty: Modern Warfare 2 y World of Warcraft con propósitos de entrenamiento. Él afirmó “De acuerdo con una encuesta
que jugaba durante aproximadamente 16 horas al día en 2006, y que hizo poco más que nacional de jóvenes de 12 a 17
jugar y dormir durante todo el año (Gibbs y Koranyi, 2012; Pancevski, 2012; Paterson, años de edad en Estados Unidos,
2012). Tim Kretschmer, el tirador en la masacre de marzo de 2009 en una preparatoria
99% de los hombres y 94% de las
en Winnenden, Alemania, tenía numerosos videojuegos y videos brutalmente violentos.
Esto condujo a una de las más grandes cadenas comerciales de Alemania a detener la mujeres juegan videojuegos.”
Lenhart et al., 2008
venta de películas o juegos con material muy violento (Roxborough, 2009). De hecho,
muchos de los niños y jóvenes involucrados en las olas de tiroteos escolares consumie-
ron una dieta constante de videojuegos violentos, incluido el tirador detrás de los asesi-
natos en masa en la escuela elemental en Newtown, Connecticut. Más aún, cada tiroteo
fue seguido pronto por amenazas y actos violentos adicionales. De acuerdo con un aná-
lisis, hubo 400 incidentes de imitadores en Estados Unidos y Canadá el mes siguiente al
tiroteo en Columbine (Tobin, 2006). La tabla 11.3 menciona sólo algunos de los muchos
incidentes violentos que pudieron ser inspirados por la exposición a la violencia mos-
trada en los medios de comunicación populares. Sin embargo, nadie puede probar de
alguna forma que una muestra ficticia específica fue la principal causa de un acto
de violencia específico. Siempre existen otras posibilidades.
Si usted les pregunta a las personas si la exposición a la violencia mediática causa
agresión real, es probable que la mayoría diga que dudan que sea así o que nunca ha
habido evidencia clara, de una forma o de otra, acerca de esta pregunta. Cuando este
TABLA 11.3
¿Violencia imitada?
Aunque es imposible probar que alguna presentación mediática específica causó cierta acción violenta, existen algunas conexiones cercanas.
The Matrix (trilogía de películas Numerosos asesinos han citado la influencia de estas películas en sus explosiones violentas. Muchos
protagonizadas por Keanu Reeves) de ellos creían que estaban en una versión en la vida real de Matrix.
Dexter (serie de TV acerca de un Un adolescente estranguló a su hermano de 10 años de edad hasta matarlo, y más tarde explicó que
asesino en serie) fue inspirado por el personaje del asesino en serie de Dexter.
Twilight (Crepúsculo) (serie de Un niño mordió al menos a 11 niñas porque fue inspirado por su amor a la película.
libros y películas románticos que
presentan vampiros)
Money Train (Asalto al tren del En varios incidentes en la ciudad de Nueva York, las personas rociaron los recolectores de pasaje del
dinero) (película protagonizada por subterráneo con líquidos inflamables y los quemaron, tal como se muestra en la película.
Wesley Snipes y Woody Harrelson)
Natural Born Killers (Asesinos por Se han citado al menos ocho asesinatos que se inspiraron en esta película violenta, incluido el caso
naturaleza) (película protagonizada de un estudiante que decapitó a un compañero de clase porque “quería ser famoso, como los
por Woody Harrelson y Juliette asesinos por naturaleza” (Brooks, 2002, p. 10).
Lewis)
“F*** tha Police” (canción del grupo Los rifles usados en el tiroteo de un oficial de policía en Carolina del Norte fueron adornados con las
rap gangsta N.W.A.) letras N.W.A.
Scream (Aullido) (película Varios ataques brutales aparentemente copiaron elementos de la película, incluido el disfraz y las
protagonizada por Neve tácticas de intimidación usadas por el asesino ficticio. Por ejemplo, un hombre belga vistió un
Campbell, Courteney Cox y Drew disfraz de Scream antes de matar a una niña de 15 años de edad con dos cuchillos de cocina.
Barrymore)
Fight Club (El club de la pelea) Un adolescente obsesionado con Fight Club colocó una bomba en un Starbucks de Manhattan, en
(película protagonizada por Brad un acto que era similar a un evento de la película. Un amigo dijo: “Pensó que era Tyler Durden”,
Pitt) el principal personaje de la película (Gendar et al., 2009, p. 7).
Lucha libre profesional Por imitar un peligroso movimiento de lucha que vio en televisión, un niño de 7 años de edad mató
por accidente a su hermano de 3 años de edad en Dallas.
The Life and Death of Lord Erroll (La El hijo del escritor fue asesinado en un acto muy similar al asesinato que se describe en su libro. Más
vida y muerte de Lord Erroll) (libro tarde, el autor dijo: “En alguna forma terrible, creo que jalé el gatillo” (Alderson, 2001, p. 6).
controvertido)
Grand Theft Auto (videojuego) Dos adolescentes en Tennessee dispararon con escopetas a los automóviles que pasaban por una
autopista, lo que dejó un muerto y otro lesionado. Ambos afirmaron que no tenían la intención de
© Cengage Learning matar a nadie, sino que simplemente querían emular Grand Theft Auto, su videojuego favorito.
TM and Copyright © 20th Century Fox Film Corp. All Rights Reserved/Everett Collection
vante es débil y mixta, cuando mucho. Los
defensores de la industria del entretenimiento
constantemente argumentan que no hay evi-
dencia de que ver violencia en los medios de
comunicación provoque agresión en el mundo
real. Los psicólogos sociales y otros que estu-
dian este tema con frecuencia enfrentan a
personas que afirman: “Yo he jugado muchos
videojuegos violentos y nunca he matado a
nadie”.
Pero, ¿realmente qué dice la investigación
de psicología social acerca de este asunto? En
este caso, no es necesario calificar la respuesta
con “depende”. En las pasadas décadas se acu-
muló suficiente evidencia de investigación
como para que seis grandes sociedades profe-
La película Fight Club, protagonizada por
Brad Pitt y Edward Norton, se ha ligado a
sionales (la Asociación Psicológica, la Academia de Pediatría, la Academia de Psiquiatría
numerosos actos imitadores de agresión Infantil y Adolescente, la Asociación Médica, la Academia de Médicos Familiares y la
y violencia, incluida la bomba de 2009 en Asociación Psiquiátrica, todas de Estados Unidos) concluyeran en conjunto que la inves-
un Starbucks en la ciudad de Nueva York
colocada por un adolescente obsesionado
tigación “revela evidencia inequívoca de que la violencia mediática aumenta la proba-
con la película y uno de sus personajes bilidad de comportamiento agresivo y violento tanto en contextos inmediatos como a
principales, Tyler Durden. largo plazo” (Anderson et al., 2003, p. 81). Más recientemente, la Academia de Pediatría de
Estados Unidos, que representa a 60,000 especialistas infantiles, afirmó: “La exposición
a la violencia en los medios, incluidos televisión, películas, música y videojuegos, repre-
senta un riesgo significativo para la salud de niños y adolescentes. Extensa investigación
indica que la violencia en los medios de comunicación puede contribuir al comporta-
“Veo el contenido violento en miento agresivo, la desensibilidad a la violencia, pesadillas y temor a ser lesionado” (Aca-
televisión como terapéutico para demia de Pediatría de Estados Unidos, 2009, p. 1495). El público general puede no estar al
la población.” tanto de esto, pero la comunidad científica está más convencida que nunca.
Jib Fowles, autor de The Case for Television
La magnitud de la relación es mucho más fuerte de lo que piensa la mayoría de las per-
Violence (El caso de la violencia en la televisión)
sonas. La l figura 11.13 ilustra la magnitud de la correlación entre violencia televisiva y
l FIGURA 11.13
¿Cuán fuerte es la relación entre Smokingyand
Tabaquismo lung
cáncer cancer
pulmonar
–0.2
–0.2 –0.1
–0.1 0.0
0.0 0.1 0.2 0.3
0.3 0.4
0.4
Correlación
Correlation
l FIGURA 11.15
Videojuegos violentos como factores de riesgo para varios resultados
Un meta-análisis reciente de más de 136 artículos de investigación, que involucran a más de
130,000 participantes en varios países, descubrió fuertes relaciones entre jugar videojuegos
violentos y algunos resultados, incluidos mayores niveles de comportamiento agresivo,
cognición agresiva, sentimientos agresivos y excitación fisiológica, junto con niveles reducidos
de comportamientos prosociales y empatía (y un aumento asociado en la desensibilidad).
(Los tamaños de las barras en esta gráfica representan la magnitud de las relaciones entre
videojuegos violentos y estas otras variables; las barras en una dirección positiva indican una
relación positiva; las barras en una dirección negativa indican una relación negativa.)
Con base en Anderson et al., 2010; Anderson y Prot, 2011. © Cengage Learning
0.3
size: r+ r+
0.2
effectpromedio:
0.1
de afecto
0
Average
–0.1
Tamaño
–0.2
–0.3
Aggressive Aggressive
Comportamiento Cognición Aggressive Prosocial
Sentimiento Comportamiento Empathy/
Empatía- Physiological
Excitación
agresivo
behavior agresiva
cognition agresivo
affect prosocial
behavior desensibilidad
Desensitization fisiológica
arousal
el videojuego violento hizo a los estudiantes insensibles hacia la violencia. Esta desensi-
bilidad, a su vez, impulsó la agresión posterior. Esto es, mientras más insensibles estaban
los participantes, más agresivos eran en su comportamiento posterior hacia su oponente.
También vale la pena observar que los estudiantes que jugaron muchos videojuegos
violentos antes del estudio mostraron desensibilidad hacia las fotografías violentas, sin
importar el tipo de juego que acabaran de jugar durante el estudio. En otras palabras,
parecieron ya ser insensibles a la violencia antes de llegar al estudio. Esto apunta hacia
los efectos a largo plazo de la exposición crónica a los medios violentos.
Otro experimento demostró que los videojuegos violentos pueden hacer insensibles
a los individuos ante las necesidades de un extraño que pueda estar lesionado. En un
experimento, los participantes jugaron un videojuego violento o uno no violento durante
20 minutos. Más tarde, mientras completaban un largo cuestionario, escucharon que
alguien parecía haber sido lesionado en una pelea afuera de su laboratorio. Con esta
persona aullando de dolor, ¿cuánto tardarían los participantes en salir del laboratorio
y ver si podían ayudar? Los participantes que jugaron un videojuego violento tardaron
450% más tiempo en ayudar a un extraño lesionado que los participantes que jugaron un
videojuego no violento. Quienes jugaron el juego violento también percibieron la pelea
como menos seria que quienes jugaron el juego no violento (Bushman y Anderson, 2009).
Tom Hummer y colaboradores (2010) descubrieron intrigante evidencia neurocientí-
fica social con procedimientos de resonancia magnética funcional, lo que sugiere que jugar
videojuegos violentos deteriora el funcionamiento ejecutivo de los jugadores y la habilidad
para involucrarse en el autocontrol exitoso de sus impulsos. Como se indicó antes en el
capítulo, el autocontrol deteriorado es un importante contribuyente a la agresión.
La violencia mediática también puede producir efectos a largo plazo al influir en los
valores y actitudes de las personas hacia la agresión, haciéndola parecer más legítima e
incluso necesaria para la interacción social y la resolución de conflictos sociales. Consis-
tente con la teoría del aprendizaje social, los niños pueden aprender que la agresión y la
violencia son comunes, formas normales de lidiar con las amenazas o problemas y que
con frecuencia son recompensadas. La exposición frecuente a tales imágenes alimenta
los guiones agresivos que desarrollan niños y adolescentes, los que usan después para
regir su comportamiento (Anderson y Huesmann, 2007).
Los efectos de la exposición a la violencia en los medios de comunicación también
operan mediante lo que George Gerbner y colaboradores (1986) llamaron efecto de cul-
tivo. Ésta se refiere a la capacidad de los medios masivos de comunicación para cons-
truir una realidad social que las personas perciben como verdadera, aun cuando no lo
sea. Los medios tienden a mostrar al mundo como mucho más violento de lo que en rea-
lidad es. Esto puede hacer que las personas se vuelvan más temerosas, más desconfiadas,
más proclives a armarse y a comportarse de manera agresiva en lo que perciben como
una situación amenazante (Morgan y Shanahan, 2010; Riddle, 2010).
> Pornografía
Así como los efectos de la violencia en los medios de comunicación populares se han
discutido y debatido durante décadas, también lo han sido los efectos de los medios que
muestran material sexual. Los defensores y oponentes de la pornografía argumentan sus
posiciones con apasionamiento. Pero, ¿qué dice la investigación en psicología social?
Es importante reconocer los desafíos de realizar investigación acerca de temas
controvertidos y sensibles, como los retos éticos involucrados en realizar experimentos
usando pornografía. Incluso el definir lo que se entiende por pornografía u obscenidad
rara vez es directo. Debido a la subjetividad involucrada en tales definiciones, el término
pornografía se usa aquí para referirse a material sexual explícito, sin importar sus cua-
lidades morales o estéticas. Sin embargo, es crucial distinguir entre pornografía violenta
y no violenta al discutir la relación entre las presentaciones pornográficas y la agresión.
© Chris Ryan/Corbis
son gratuitos y pueden verlos con facili-
dad los menores, se enfocan específica-
mente en imágenes de violencia sexual
contra las mujeres y usan representa-
ción del dolor femenino como gancho
comercial (Gossett y Byrne, 2002). La
investigación sugiere que los efectos de La combinación de violencia, excitación e
imágenes sexuales es parte del atractivo
la pornografía violenta son específicos del género. La agresión hombre a hombre no es para muchos aficionados a la lucha
mayor después de la exposición a pornografía violenta o a pornografía que es muy exci- libre profesional (como en este evento
tante pero no violenta, pero la agresión hombre a mujer aumenta notablemente (Don- de la WWE en 2009). La investigación
acerca de la agresión sugiere que
nerstein y Malamuth, 1997; Linz et al., 1987; Malamuth y Donnerstein, 1982). esta combinación también puede ser
particularmente potente para contribuir
a la agresión en el mundo real entre los
Diferencias individuales No todos son afectados de la misma forma por la porno- espectadores.
grafía. Neil Malamuth desarrolló lo que él llama “perfil del violador”. Los hombres enca-
jan en el perfil si tienen niveles relativamente altos de excitación sexual en respuesta a
pornografía violenta, y también expresan actitudes y opiniones que indican aceptación pornografía Material sexual explícito.
de la violencia hacia las mujeres (vea la tabla 11.4). Estos individuos reportan más com-
Reducción de la violencia
Ahora que se explicaron los diversos factores que contribuyen a la agresión y la violen-
cia, y se ilustró la extensión del problema con varias historias y estadísticas lúgubres,
debe abordarse una pregunta clave: ¿qué puede hacerse acerca de ello? Esto es, ¿se
tiene alguna razón para esperar que las tasas de agresión y violencia puedan reducirse?
¿Los humanos simplemente son animales agresivos que están destinados a lastimarse y
matarse entre ellos?
Por fortuna, hay razones para el optimismo. ¿Por qué los autores consideran que las
tasas de agresión y violencia pueden declinar? Porque ya lo han hecho.
Un intrigante y abarcador libro del psicólogo Steven Pinker (2011), titulado The
Better Angels of Our Nature: Why Violence Has Declined (Los mejores ángeles de nuestra
naturaleza: por qué ha declinado la violencia), está
entre los análisis recientes que plantea que los
TABLA 11.4 humanos viven en una época que es menos violenta
Actitudes acerca del sexo y la agresión y más pacífica que cualquier periodo en la historia
Utilizadas ampliamente en la investigación acerca de la pornografía, estas dos humana. Él llama a esta reducción en la violencia
escalas valoran las actitudes acerca de la violencia hacia las mujeres y las creen- acaso “lo más importante que ha ocurrido en la
cias acerca de la naturaleza de la violación. Aquí se muestran algunas preguntas
de cada escala.
historia humana” y que “ningún aspecto de la vida
está intacto ante la retirada de la violencia” (p. xxi).
Aceptación de la violencia interpersonal (hacia las mujeres): escala AIV Esta afirmación se opone abiertamente a cómo las
1. Ser violada es sexualmente estimulante para muchas mujeres. personas se inclinan a percibir su mundo contem-
poráneo como extraordinariamente violento (las
2. Muchas veces una mujer fingirá que no quiere tener relaciones sexuales por-
que no quiere parecer disoluta, pero en realidad espera que el hombre la razones para esta tendencia incluyen la disposición
fuerce. a enfocarse en los eventos recientes, los sesgos en la
3. Un hombre nunca tiene justificación para golpear a su esposa. forma de reportar las historias más impactantes en
Calificación: las personas que califican alto en aceptación de la violencia hacia las las noticias y cosas por el estilo), pero Pinker pre-
mujeres están de acuerdo con las preguntas 1 y 2, pero en desacuerdo con la senta gráfico tras gráfico que ilustra una reducción
pregunta 3. dramática de la violencia a lo largo de los siglos. Por
Aceptación del mito de violación: escala RMA ejemplo, vea en la l figura 11.16 las tasas de homi-
cidios en la Europa occidental de 1300-2000, y en
1. Si una mujer se involucra en besuqueos o caricias y deja que las cosas se
Inglaterra y Nueva Inglaterra durante varios siglos.
salgan de control, es culpa suya si su pareja la fuerza sexualmente.
De modo que, ¿cómo se aleja uno de los
2. Cualquier mujer puede ser violada.
demonios internos y se acerca a “los mejores
3. Muchas mujeres tienen un deseo inconsciente de ser violadas, y entonces ángeles de su naturaleza” (la frase es del cierre del
pueden ponerse de manera inconsciente en una situación en la que es proba-
discurso de toma de posesión de Abraham Lin-
ble que sean atacadas.
coln)? Existen numerosas causas, como debe ser,
4. En la mayoría de las violaciones la víctima es promiscua o tiene mala
reputación.
para tales cambios enormes. Entre éstas están
Calificación: las personas que califican alto en aceptación de los mitos de
mejor educación y aumento en el poder de razo-
violación están de acuerdo con las preguntas 1, 3 y 4, pero en desacuerdo namiento, incluido el razonamiento moral, que
con la pregunta 2. permite ver mejor más allá de las necesidades y
Con base en Burt, 1980. © Cengage Learning
circunstancias inmediatas, y pensar más en tér-
AIV = Acceptance of Interpersonal Violence; RMA = Rape Myth Acceptance minos más abstractos y universales. Las normas
l FIGURA 11.16
El declive de la violencia: tasas de homicidio durante varios siglos
En la gráfica superior se muestran las tasas de homicidio por cada 100,000 habitantes por año en cinco regiones
de Europa Occidental del año 1300 al 2000. En la gráfica inferior se presentan estas tasas para Inglaterra (de
1300 a 1925) y Nueva Inglaterra (de 1630-1914).
Tomado de Pinker S., The better angels of our nature: why violence has declined. Copyright © 2011 por Steven Pinker.
Usado con permiso de Viking Penguin, una división de Penguin Group (EUA) Inc. y Brockman Inc.
100
por año
per year
habitantes
10
por cada
Homicides 100,000 people
per 100,000
1
Homicidios
0.1
1200 1300 1400 1500 1600 1700 1800 1900 2000
Italia
Italy Escandinavia
Scandinavia Países Bajos
Netherlands Alemania
Germany &ySwitzerland
Suiza Inglaterra
England
100
por año
per year
habitantes
10
por cada
Homicides 100,000 people
per 100,000
1
Homicidios
0.1
1200 1300 1400 1500 1600 1700 1800 1900 2000
England
Inglaterra New England
Nueva Inglaterra
tación, y que en su lugar requieran terapia y tratamiento más exhaustivos. Por ejemplo,
los tratamientos que usan modificación conductual se usan con frecuencia para alterar el
comportamiento de los individuos mediante principios de aprendizaje que refuerzan las
acciones no agresivas. También pueden usarse medicamentos, como los que equilibran
>
los niveles de serotonina, para ayudar al control de impulsos.
interrogatorio enfatiza que los mitos de violación son imprecisos y que la pornografía
violenta no es realista. Entre los individuos a los que se ha presentado esta información
existen reducciones a largo plazo en la aceptación de los mitos de violación y aumento
en la simpatía por las víctimas y los supervivientes de violación (Hong, 2000; Proto-Cam-
pise et al., 1998).
Prevención del bullying Programas amplios que operan en múltiples niveles tam-
bién han probado ser efectivos para reducir la incidencia de bullying en muchas escuelas
alrededor del mundo. El interés por prevenirlo ha subido rápidamente en años recientes.
Hace más o menos una generación el bullying era considerado por muchos padres, profe-
sores, sistemas escolares y estudiantes sólo como ritos de paso que los niños tenían que
enfrentar. En particular como consecuencia de algunos casos de alto perfil de jóvenes
impulsados a suicidarse por el bullying, las actitudes hacia éste cambiaron de manera
dramática, en especial entre los administradores escolares.
Repaso
¿Qué es agresión?
l La agresión es el comportamiento que tiene la intención de l La agresión proactiva es un medio para obtener un resultado
dañar a otro individuo. deseado.
l El enojo es una respuesta emocional a una lesión percibida; la l En la agresión reactiva, el daño se inflige por sí mismo.
hostilidad es una actitud antagonista.
íntimos, pero las mujeres tienen más probabilidad de ser ase- Diferencias individuales
sinadas, lesionadas en forma severa o víctimas de abuso sexual l Existe cierta estabilidad en la agresión: la agresión en la niñez
por un compañero que los hombres. predice agresión en la edad adulta.
l Los individuos bajos en las dimensiones de afabilidad y aper-
Puesta a prueba del sentido común tura, y altos en la dimensión de neurosis, tienen más inclina-
En todas las culturas, los hombres son más violentos que las mujeres. ción que otras personas a ser agresivos.
Verdadero. Casi en todas las culturas y épocas estudiadas, los l Algunos otros rasgos de personalidad se asocian con la agre-
hombres cometen la mayoría de los crímenes violentos. sión sólo después de la provocación. Éstos incluyen susceptibi-
Para cualquier categoría de agresión, los hombres son más
lidad emocional, personalidad tipo A e impulsividad.
agresivos que las mujeres. l El narcisismo se correlaciona con la agresividad en respuesta a
una provocación.
Falso. Las mujeres tienden a ser un poco más agresivas que los
hombres en las formas indirecta o relacional.
Orígenes de la agresión
¿La agresión es innata? Diferencias de género y socialización:
l La psicología evolutiva ve la agresión como una caracterís- “los muchachos serán muchachos”
tica innata y universal que evolucionó a partir de presiones de l Las diferencias de género y culturales en la agresión humana
selección natural y sexual. pueden deberse en parte a diferencias en las prácticas de socia-
l Las explicaciones evolutivas proponen que las diferencias de lización: lecciones enseñadas, reforzamientos y castigos dados,
género en la agresión pueden rastrearse hasta la competencia modelos ofrecidos y roles y normas enfatizados.
por estatus (y los compañeros sexuales más deseables) y los
celos sexuales. Cultura y socialización: culturas de honor
l La agresividad parece ser un rasgo parcialmente hereditario. l Una cultura de honor promueve la agresión para proteger el
l La hormona sexual testosterona y el neurotransmisor seroto- estatus entre los hombres blancos del sur y el oeste estadouni-
nina participan en la agresión humana. denses, así como entre los hombres de otras partes del mundo,
l Deterioros en varias áreas del cerebro, especialmente para el como Brasil y Chile.
funcionamiento ejecutivo, se asocian con la agresividad.
Naturaleza frente a educación: ¿un falso debate?
¿La agresión se aprende? l La agresión humana claramente es afectada por el aprendizaje
l La agresión aumenta cuando es recompensada. y la experiencia.
l La agresión disminuye mediante el castigo sólo en condiciones l En la agresión, como en todo comportamiento humano, inter-
específicas, que con frecuencia no se encuentran en el mundo actúan influencias biológicas y ambientales.
real.
l El castigo físico de los niños se asocia con un aumento en su
comportamiento agresivo subsecuente.
l La teoría del aprendizaje social enfatiza la influencia de mode-
los en el comportamiento de los observadores.
l Los modelos agresivos no sólo enseñan comportamientos
específicos, sino también actitudes e ideas más generales
acerca de la agresión y los “guiones” agresivos que guían el Puesta a prueba del sentido común
comportamiento.
Los niños que son golpeados o disciplinados de alguna otra
l El crecer en un hogar o comunidad con mucha agresión y vio-
forma física (sin abusar de ellos) por comportarse de manera
lencia aumenta la probabilidad de que el individuo se convierta
agresiva tienden a volverse menos agresivos.
en una persona agresiva.
Falso. La evidencia indica que el uso de incluso un poco de castigo
l Los modelos pacíficos pueden reducir la respuesta agresiva en físico para disciplinar a los niños se asocia con aumentos en los
los observadores. subsecuentes comportamientos agresivo y antisocial por parte de
l Los niños que atestiguan la violencia paterna o son víctimas de ellos, incluso años después, aunque esta relación puede depender
abusos tienen más probabilidad, cuando adultos, de abusar de una variedad de otros factores.
de sus parejas y de sus propios hijos.
Efectos mediáticos
Violencia en televisión, películas, letras de canciones l Las letras de canciones, programas de televisión y videojuegos
y videojuegos prosociales pueden aumentar el comportamiento prosocial.
l Existe una tremenda cantidad de violencia mostrada en los
medios de comunicación, y gran parte de ella se dirige a niños Pornografía
y adolescentes. l En general, la evidencia que apunta hacia un vínculo causal
l Gran cantidad de estudios, que emplean varios métodos dife- entre ver pornografía no violenta y comportamiento agresivo
rentes, han mostrado una significativa relación positiva entre es débil, aunque existe evidencia más fuerte de que puede pro-
exposición a la violencia mediática y cogniciones y comporta- mover actitudes de mayor aceptación de la violencia hacia las
mientos agresivos en el mundo real. mujeres.
l La exposición a la violencia televisiva y los videojuegos violen- l La pornografía violenta aumenta la agresión, en particular la
tos en la niñez y la adolescencia se relaciona con agresión más agresión del hombre a la mujer.
tarde en la vida. l Existen diferencias individuales en cuán probablemente las
l En el laboratorio y en experimentos de campo, la exposición actitudes o comportamientos agresivos de los hombres son
a la violencia mediática aumenta el comportamiento agresivo afectados por la pornografía.
entre adultos y niños. l Los hombres que encajan en el “perfil del violador” tienen nive-
l La exposición a la agresión indirecta en la televisión puede pro- les relativamente altos de excitación sexual en respuesta a la
mover posterior agresión indirecta en el mundo real. pornografía violenta, y también expresan actitudes y opiniones
que indican aceptación de la violencia hacia las mujeres. Los
l La exposición a la violencia mediática puede generar cognicio-
efectos de la pornografía tienden a ser más fuertes entre estos
nes agresivas y hostilidad.
hombres.
l Dado que las personas se habitúan a los estímulos familiares,
la exposición repetida a la violencia hace que las personas
pierdan la sensibilidad hacia ésta, lo cual reduce la excitación
fisiológica ante nuevos incidentes. Esta desensibilidad puede
aumentar el comportamiento agresivo y reducir el comporta-
miento de ayuda.
l La exposición habitual a la violencia mediática puede sugerir
Puesta a prueba del sentido común
que la agresión es recompensada, alienta la imitación y pro- La exposición a la violencia televisiva en la niñez se relaciona con
mueve los guiones agresivos, lo que puede regir el comporta- agresión más tarde en la vida.
miento posterior. Verdadero. Experimentos de laboratorio, de campo e investigación
l Mediante el efecto de cultivación de una realidad social, los de correlación sugieren un vínculo entre exposición a la violencia en
medios masivos de comunicación pueden intensificar el temor televisión y posterior comportamiento agresivo.
a la agresión y alentar el comportamiento agresivo.
Reducción de la violencia
l Las tasas de violencia en gran parte del mundo han declinado l Enseñar a los individuos a reducir su consumo de medios vio-
en forma dramática a lo largo de los siglos. lentos y estar al tanto de los problemas asociados con la violen-
cia mediática ha mostrado ser efectivo.
Cambiar cómo se piensa y se siente
l El mejoramiento en educación, inteligencia, razonamiento y Enfoques multinivel: programas para prevenir
empatía puede reducir la agresión. la violencia y el bullying
l La terapia de sustitución de la agresión funciona para reducir l Al reconocer que la agresión tiene múltiples niveles de causas,
la agresión al capacitar a los individuos en competencia social, la terapia multisistémica ha sido efectiva para reducir los com-
razonamiento moral y control de la agresión. portamientos agresivos entre adolescentes violentos.
l El mejoramiento de las habilidades de autocontrol personales l Los programas abarcadores que operan en múltiples niveles
es otra forma de reducir la agresión. para prevenir el bullying en las escuelas también han probado
ser efectivos para reducir la incidencia de bullying en muchas
Factores situacionales y socioculturales escuelas alrededor del mundo. Uno de los más influyentes de
l Los factores situacionales y socioculturales que pueden ayudar estos programas es el Programa Olweus de prevención del
a reducir la violencia incluyen reducciones en los sentimien- bullying.
tos negativos, pensamiento agresivo, pobreza, la presencia l Capacitar a los estudiantes para ser más empáticos también
de armas, competitividad, actos menores de agresión y van- puede ayudar a reducir el bullying.
dalismo, y recompensas sociales para el comportamiento l Un estudio reciente descubrió resultados prometedores al
agresivo. reclutar a los estudiantes más socialmente conectados para
l Los modelos de respuestas no violentas ante los problemas ayudar a dirigir un programa de prevención del bullying en
sociales también son útiles para reducir el comportamiento toda la escuela.
violento.
TÉRMINOS CLAVE
agresión (435) desensibilidad (469) pornografía (471)
agresión proactiva (436) desplazamiento (456) rumiación (461)
agresión reactiva (436) efecto de cultivo (470) sesgo de atribución hostil (460)
catarsis (456) efecto de las armas (460) teoría de aprendizaje social (451)
ciclo de la violencia (452) hipótesis frustración-agresión (456)
RECURSOS MEDIÁTICOS
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Confesiones (499)
Entrevistas con el sospechoso: la psicología
de la detección de mentiras
Interrogatorios policiacos: influencia social
bajo presión
Confesiones falsas: por qué confiesan las
personas inocentes
Confesiones en el juzgado
Repaso
Términos clave
Recursos mediáticos
Brandon Bourdages/Shutterstock
485
Al parecer, siempre existe un caso de alto perfil en las noticias que des-
taca un crimen de sexo, violencia, dinero, pasión o celebridad y que captura el interés
del público. El siglo XXI todavía es joven, pero ya atestiguó los juicios públicos de eje-
cutivos corruptos de Wall Street, celebridades y terroristas. Incluso se vieron dos líde-
res mundiales llevados a juicio en el Medio Oriente: a saber, Saddam Hussein de Irak
y Hosni Mubarak de Egipto. Desde luego, todavía vendrán más juicios de alto perfil.
Pero pocos fascinarán y confundirán al mundo tanto como los dos juicios en Italia de
Amanda Knox.
El 2 de noviembre de 2007, la estudiante de intercambio británica Meredith Kercher
fue encontrada violada y asesinada en Perugia, Italia. Casi de inmediato, la policía sos-
pechó de Amanda Knox, estudiante estadounidense de 20 años de edad y compañera
de cuarto de Kercher, la única que permaneció en Perugia. Knox no tenía historial de
crimen o violencia y ningún motivo. Pero algo acerca de su comportamiento hizo que la
policía creyera que mentía cuando dijo que esa noche estaba con Raffaele Sollecito, su
nuevo novio italiano.
Durante los siguientes cuatro días, varios oficiales de policía interrogaron a Knox. Su
interrogatorio final comenzó el 5 de noviembre, pocos minutos después de las 10 p.m.,
y duró hasta el 6 de noviembre a las 6 a.m. En muchas formas, Knox era una sospechosa
vulnerable: joven, lejos de casa, sin familia e interrogada en una lengua extranjera en la
que no tenía fluidez. Knox dice que repetidamente fue amenazada y llamada mentirosa.
Se le dijo que Sollecito, su novio, había negado su coartada, que luego se había retractado
y que la evidencia física la colocaba en la escena, lo que no era cierto. Después se le alentó
a imaginar cómo había ocurrido el terrible crimen, un trauma, se le dijo, que obviamente
había reprimido. Con el tiempo, a las tantas de la madrugada, Knox se quebró y confesó
en una “visión onírica”. A pesar de que la ley requiere la grabación de los interrogatorios
a los sospechosos, la policía y los fiscales dijeron que las sesiones no se habían grabado.
Esa mañana, el jefe de la policía anunció: caso chiuso, caso cerrado.
Pocas semanas después de la confesión de Knox, el ADN encontrado en la víctima
y en toda la escena del crimen identificaba sin equivocación a un hombre que había
huido a Alemania. Cuando se le arrestó por primera vez dijo que Knox no estaba involu-
crada. Meses después, cambió su historia, dijo que Knox y Raffaele estaban involucrados
y recibió una sentencia reducida. A lo largo de los
meses posteriores, policías forenses expertos con-
Puesta a prueba del sentido común cluyeron que la evidencia física colocaba a Knox
en la escena del crimen y aparecieron testigos, que
Encierre su respuesta en un círculo antes guardaron silencio, con diversas afirmacio-
nes de haber visto a Knox en el vecindario aquella
V F Los testigos encuentran relativamente difícil reconocer noche. Un testigo dijo que vio a Knox en el exterior
a miembros de grupos étnicos distintos al propio. blandiendo un cuchillo.
V F Mientras más seguro está un testigo acerca de una En diciembre de 2009, un jurado de ocho per-
identificación, tiene mayor probabilidad de ser más sonas sentenció a Knox y Sollecito por asesinato.
preciso.
Los dos fueron sentenciados a 26 y 25 años en pri-
sión, respectivamente. Dos años después, el 3 de
V F No es posible engañar a sabiendas a un detector de octubre de 2011, al haberse concedido un nuevo
mentiras. juicio, fueron absueltos. La corte de apelaciones
italiana emitió un duro comunicado de 143 pági-
V F Sin ser golpeadas o amenazadas, las personas inocentes
nas en el que criticaba el proceso y concluyó que
en ocasiones confiesan crímenes que no cometieron.
no había evidencia creíble, motivo o teoría plau-
V F Contrario a la opinión popular, las mujeres son más sible de culpabilidad. Durante los cuatro años de
duras que los hombres como jurados en un juicio. encarcelamiento, esta historia atrajo la atención
internacional (para la información general del
V F Por lo general se puede predecir el veredicto final de
caso, vea Dempsey, 2010; Burleigh, 2011).
un jurado al saber cuál es la postura de los jurados
Aunque este caso ocurrió en Italia, ilustra la
individuales la primera vez que votan.
profunda relevancia del trabajo de la psicología
Daniele La Monaca/Reuters/Landov
Daniele La Monaca/Reuters/Landov
Daniele La Monaca/Reuters/Landov
Testimonio de testigo
Una vez que se descubre la comisión de un crimen, la policía investiga con la intención
de identificar al perpetrador. Se entrevistan testigos, se interroga a posibles sospechosos
y se recolecta y analiza todo tipo de evidencia física en forma de huellas digitales, de
pisadas, muestras de cabello, materiales biológicos ricos en ADN, balística y resultados
de autopsias. Resolver crímenes no es sencillo. Como verá, en esta empresa totalmente
humana, algunos de los tipos de evidencia más cruciales que recopila la policía están
sujetos a influencias sociales y al potencial de sesgo y error.
“¡Nunca olvidaré esa cara!” Cuando se dicen estas palabras, oficiales de policía, jue-
ces y jurados toman nota. Sin embargo, con demasiada frecuencia los testigos cometen
errores. El 8 de marzo de 2009, el programa 60 minutos de la CBS difundió la historia de
Jennifer Thompson y Ronald Cotton. Una noche en 1984, en Carolina del Norte, un hom-
bre joven irrumpió en el departamento de Thompson, cortó los cables del teléfono y la
violó. Ella lo describió a la policía, ayudó a elaborar un retrato hablado y luego identificó
positivamente a Ronald Cotton como su agresor. Cotton tenía coartadas de su ubica-
ción esa noche, pero con base en la identificación ocular de Thompson, fue encontrado
culpable y sentenciado a prisión de
por vida. Diez años después, prue-
l FIGURA 12.1 bas de ADN en manchas de semen
Panorama general del sistema de justicia criminal estadounidense
revelaron que Cotton era inocente
Este diagrama de flujo presenta el movimiento de los casos a lo largo de diferentes ramas del
y que Bobby Poole, un delincuente
sistema de justicia criminal. Como se ilustra, el juicio es sólo un aspecto del sistema de justicia
criminal. conocido, era el verdadero agresor.
Adaptado de la President’s Commission on Law Enforcement and Administration of Justice, 1967. En 1995, después de diez años en
© Cengage Learning prisión, Cotton fue liberado y se le
ofrecieron 5000 dólares en compen-
Crime
Crimen
No
Sin arrest
arresto sación. Desde entonces ha vuelto a
committed
cometido
juntar las piezas de su vida. Thomp-
son, al darse cuenta que había iden-
Eliminación tificado a un hombre inocente, dijo:
Charges
de dropped
cargos
Arrest
Arresto or taken to
o remisión a
“Recuerdo sentirme enferma, pero
juvenile court también recuerdo sentir una abru-
corte juvenil
madora carga de culpa... Grité y
chillé y lloré y estaba enojada con-
Formal
Acusación Caso migo y me golpeé por ello durante
Case dismissed
accusation
formal desechado mucho tiempo”. Thompson-Can-
nino y Cotton (2009) recientemente
escribieron un libro en conjunto
Not
Veredicto
guilty Trial
Plea- de
Acuerdo titulado Picking Cotton: Our Memoir
de no Juicio
bargain
culpabilidad of Injustice and Redemption (Tomar
verdict
culpable
partido por Cotton: nuestra memoria
de injusticia y redención).1
Todos los años, miles de per-
Sentencing
Sentencia
sonas son acusadas de crímenes
exclusivamente con base en evi-
dencia de testigos. Muchas de las
• •Multa
Fine
declaraciones de éstos son precisas,
• •Libertad Prison
Prisión pero muchas no lo son, razón por la
Probation
•condicional
Other cual los psicólogos han estado inte-
• Otras
alternatives resados en el tema durante más de
alternativas
100 años (Doyle, 2005). Hace varios
1
“Picking Cotton” puede tener los sentidos: “cosecha de algodón”, “elegir a Cotton” y “tomar partido por Cotton”. (N. del T.)
ban desde 5 metros hasta 50 metros. Descubrieron, primero, que los testigos no eran pre-
cisos para estimar la distancia y, en segundo lugar, que mientras más alejados estaban
del objetivo, menos precisas eran para reconocerlo en una línea de identificación poco
después.
La investigación ha descubierto otros aspectos relevantes de la situación de ates-
tiguar. Considere los efectos del estado emocional de un testigo. Con frecuencia a las
personas se les pide recordar un tiroteo sangriento, un accidente automovilístico o
un asalto, sucesos emocionales que disparan altos niveles de estrés. En un estudio que
ilustra los efectos debilitantes del estrés, Charles Morgan y colaboradores (2004) asig-
naron al azar a aprendices en una escuela de supervivencia militar para experimentar
un interrogatorio realista de alto o bajo estrés. Veinticuatro horas
después, descubrió que quienes estuvieron en condición de alto
estrés tuvieron dificultad para reconocer a sus interrogadores en
una línea de identificación. En otro estudio, Tim Valentine y Jan
Mesout (2009) hicieron que visitantes adultos entraran al London
Dungeon, una casa del terror, con un monitor cardiaco inalám-
brico, y después les pidieron describir e identificar a un personaje
siniestro que hubieran encontrado en el interior. Mientras más
ansiosos estuvieron los visitantes en el Dungeon, menos precisos
fueron más tarde para describir y reconocer al personaje siniestro
en una línea de identificación.
Es evidente que la excitación tiene un efecto complejo en la
memoria. Al darse cuenta de la importancia de lo que observan, los
testigos muy excitados se concentran en las características centra-
les de un acontecimiento como el inculpado, la víctima o un arma.
Sin embargo, como resultado directo de este reducido campo de
atención, la excitación deteriora la memoria de un testigo para
otros detalles menos centrales (Brown, 2003; Christianson, 1992).
El alcohol, una droga que con frecuencia está involucrada en los
© Bettmann/Corbis
realizaron una compra en la mañana de ese día. Se evidenció que los empleados caucásico,
afroestadounidense y mexicano-estadounidense tuvieron más probabilidad de identificar
con precisión a los clientes que pertenecían a su grupo racial o étnico (Platz y Hosch, 1988).
El hallazgo de que “todos ellos se ven iguales” (con alusión a los miembros de otros
grupos) se encuentra de manera confiable en muchos grupos étnicos y raciales diferen-
tes. De hecho, Christian Meissner y John Brigham (2001) combinaron estadísticamente
los resultados de 39 estudios que involucraban un total de 5000 testigos simulados. Des-
cubrieron que, de manera consistente, los testigos eran menos precisos y más proclives
a hacer identificaciones falsas cuando trataban de reconocer personas objetivo de gru- Los testigos encuentran
pos étnicos distintos al propio. En paralelo con esta investigación, los estudios también relativamente difícil reconocer
demuestran que niños, adultos jóvenes y ancianos tienen más dificultad para reconocer a miembros de grupos étnicos
a miembros de un grupo etario distinto al propio (Rhodes y Anastasi, 2012).
>
distintos al propio.
V
ERDADERO.
Almacenar la memoria
¿Los recuerdos del pasado remoto pueden ser confiables? Como se puede esperar, la
memoria para rostros y acontecimientos tiende a declinar con el paso del tiempo. Los
intervalos más largos entre un suceso y su recuperación por lo general se asocian con
olvido creciente (Shapiro y Penrod, 1986). Mas no todos los recuerdos se desvanecen y el
tiempo solo no produce disminución de la memoria. Considere el aprieto de los espec-
tadores que atestiguan de primera mano incidentes como bombardeos terroristas, tiro-
teos, choques de avión o accidentes automovilísticos mortales. Después de ello pueden
hablar acerca de lo que vieron, leer, escuchar lo que otros espectadores tienen que decir
y responder preguntas de investigadores y reporteros. Para cuando a estos testigos se
les cuestiona de manera oficial, es probable que hayan estado expuestos a tanta infor-
mación posterior al hecho que uno se pregunta si su recuerdo original todavía es “puro”.
De acuerdo con Loftus (1996), quizá no lo sea. Hace muchos años, con base en sus
propios estudios de testimonio de testigos, Loftus propuso una nueva teoría clásica de la
memoria reconstructiva. Después que las personas observan un suceso, afirma, la infor-
mación posterior acerca de éste,
ya sea que la información resulte l FIGURA 12.2
o no cierta, se integra en el tejido Sesgo en los reportes de testigos con preguntas capciosas
de su memoria. Un experimento Los participantes vieron una película de un accidente automovilístico y luego respondieron esta
inicial de Loftus y John Palmer pregunta: “¿Aproximadamente cuán rápido iban los vehículos cuando se (golpearon, chocaron
(1974) ilustra el punto. Los parti- o contactaron) mutuamente?”. Como se muestra, la forma de enunciar la pregunta influye en
cipantes vieron una película de un las estimaciones de la rapidez (arriba). Una semana después, también hizo que los participantes
accidente automovilístico y luego reconstruyeran su recuerdo con otros aspectos del accidente (abajo).
Tomado de Loftus, G. R. y Loftus, E. F., Human memory: The processing of information. Copyright © 1976. Reim-
respondieron preguntas, incluida: preso con permiso de Lawrence Erlbaum Associates, Inc.
“¿Aproximadamente cuán rápido Pregunta Verbo Pregunta
iban los vehículos cuando se gol-
pearon mutuamente?”. Otros par- ¿Aproximadamente cuán chocaron
ticipantes respondieron la misma rápido iban los vehículos
golpearon
cuando se ____________
pregunta, excepto que el verbo mutuamente? contactaron
golpearon se cambió por chocaron,
colisionaron, encontraron o con-
tactaron. Todos los participantes Millas por hora estimadas Información original Información externa
vieron el mismo accidente, pero
la forma de enunciar la pregunta ¿Aproximadamente
afectó sus reportes. La l figura 12.2 cuán rápido
muestra que los participantes a iban los vehículos
quienes se les propuso la pregunta cuando
“chocaron”, estimaron la rapidez CHOCARON
mutuamente?
promedio más alta, y quienes res-
pondieron la pregunta de “contacta-
ron”, estimaron la más baja. Pero aún
hay más. Una semana después, se pidió a los participantes que regresaran para más
pruebas. ¿La forma de enunciar las preguntas hizo que reconstruyeran sus recuerdos del
accidente? Sí. Cuando se les preguntó si había vidrios rotos en el accidente (en realidad
no había ninguno presente), 32% de los participantes “chocados” dijeron que sí había.
Como Loftus predijo, lo que estos participantes recordaron del accidente se basó en dos
fuentes: el hecho mismo y la información posterior a él.
Este efecto de información errónea plantea gran cantidad de controversia. Es
claro que los testigos pueden estar comprometidos cuando se exponen a información
posterior al evento, como cuando se les dice, por ejemplo, que la persona que identifica-
ron o alguien más confesó durante un interrogatorio (Hasel y Kassin, 2009). ¿Pero esta
información en realidad altera el recuerdo real de un testigo, de modo que nunca pueda
recuperarse de nuevo? ¿O los participantes simplemente siguieron las sugerencias del
experimentador, lo que dejó su recuerdo verdadero intacto para recuperarse en otras
condiciones? De cualquier forma, ya sea que el recuerdo se altere o no de verdad, es claro
que los reportes de los testigos están irremediablemente sesgados por la información
posterior al evento y que este efecto puede ser dramático (Frenda et al., 2011).
En un estudio de laboratorio, Craig Stark y colaboradores (2010) mostraron a los
participantes una serie de diapositivas en las que se veía a un hombre robar la cartera
de una mujer y meterla en la bolsa de su chamarra. Luego, estos mismos participantes
escucharon una explicación grabada del evento, que era o precisa o les daba información
errónea de que el hombre guardaba la cartera en la bolsa de su pantalón. Después, a
todos se les puso a prueba acerca de los detalles del hecho mientras yacían en un escá-
ner de imágenes por resonancia magnética. Como era de esperar, un número conside-
rable de participantes con información errónea recordaron, de manera incorrecta, que
el ladrón puso la cartera en su pantalón, no en su chamarra, y dijeron que recordaban
dicho detalle de las fotografías. Es interesante que los datos de las neuroimágenes pro-
venientes de los escaneos de resonancia magnética mostraron que los recuerdos verda-
deros, los basados en las diapositivas, estaban acompañados por más activación de la
corteza visual del cerebro, mientras que los recuerdos falsos, los basados en la grabación
de audio, estaban acompañados por más activación de la corteza auditiva.
Este fenómeno plantea una pregunta adicional, potencialmente problemática. Si los
adultos pueden confundirse con información posterior al acontecimiento, ¿qué hay de
los niños pequeños? En 1988, Margaret Kelly Michaels, profesora de preescolar de 26
años de edad, fue encontrada culpable de 115 casos de abuso sexual cometidos en la
guardería Wee Care en Nueva Jersey. Los cargos contra ella eran asombrosos. Durante
un periodo de más de 7 meses se dijo al jurado que ella bailaba desnuda en el salón de
clases, desnudaba a los niños, lamía mantequilla de maní de sus genitales y los violaba
con cuchillos, tenedores, cucharas y bloques de Lego.
¿Las historias de los niños eran precisas? Por un lado, había algunas consistencias
sorprendentes en los testimonios de 19 niños testigos. Por otra parte, los trabajadores
sociales e investigadores que realizaron las entrevistas con frecuencia incitaron a los
niños con preguntas dirigidas sugerentes, les dijeron que Michaels era una mala per-
sona, los urgieron a describir actos que inicialmente negaron, les ofrecieron sobornos
por revelaciones y presionaron a quienes alegaban desconocimiento. Excepto por este
testimonio, no había evidencia física de abuso y ningún otro testigo, aun cuando los actos
supuestamente habían ocurrido durante el horario escolar en un aula abierta. Michaels
fue encontrada culpable y se le sentenció a 47 años en prisión. Después de cumplir cinco
de dichos años, fue liberada cuando la corte de apelaciones del estado anuló la condena
sobre la base de que el testimonio de los niños no podía ser confiable. “Un día estás lista
para trabajar y preparar café, ocupándote de tus asuntos”, dijo Michaels, “y al minuto
siguiente eres acusada de ser una ofensora de niños”.
¿Los procedimientos de entrevista dirigida hacen que los niños confundan
apariencia y realidad? A lo largo de los años, miles de cargos de abuso sexual se han
aplicado a niñeras, profesoras de preescolar y miembros de la familia. Al reavivar
efecto de información errónea imágenes de los juicios de las brujas de Salem en el siglo XVII, algunas de las sospe-
Tendencia a que información errónea chosas fueron acusadas falsamente de participar en cultos satánicos (Bottoms y
falsa posterior a un suceso se integre
Davis, 1997). A la luz de estos sucesos, los jueces lucharon por decidir: ¿los pre-
en el recuerdo del hecho que tiene la
escolares son competentes para subir al estrado como testigos o son muy suges-
persona.
tionables, muy proclives a confundir realidad y fantasía? Para brindar guía a los
tribunales, los investigadores han estudiado los factores que influyen en la memoria tes-
tigo de los niños (Bruck y Ceci, 1999; Lamb et al., 2008).
Esta investigación ha evolucionado a través de varias etapas. Al principio, experi-
mentos simples de laboratorio mostraron que los preescolares tenían más probabilidad
que los niños mayores y adultos de incorporar preguntas “capciosas” y engañosas en sus
recuerdos de historias simples (Ceci et al., 1987). Otros estudios mostraron que los entre-
vistadores podrían hacer que los niños jóvenes cambiaran sus recuerdos (o al menos
sus respuestas) de manera simple al repetir una pregunta una y otra vez, un comporta-
miento que implica que la respuesta dada no es suficientemente buena (Poole y White,
1991). Pero, ¿los niños jóvenes son igual de sugestionables en lo referente a experiencias
estresantes de la vida real?
En un estudio, Leichtman y Ceci (1995) les hablaron a niños de guardería acerca de
un hombre torpe llamado Sam Stone que siempre rompía cosas. Un mes después, un
hombre visitó la escuela, pasó algún tiempo en el aula y salió. Al día siguiente, a los niños
se les mostró un libro roto y un osito de felpa manchado, y se les preguntó qué había
ocurrido. Razonablemente, nadie dijo que vieron a Stone causar el daño. Pero entonces,
durante las siguientes 10 semanas, se les plantearon preguntas sugerentes (“Me pregunto
si Sam Stone usaba pantalones largos o cortos cuando rompió el libro”). El resultado:
cuando un nuevo entrevistador pidió a los niños en la clase contar lo que ocurrió,
72% de los niños de 3 y 4 años de edad culparon a Stone del daño y 45% dijo que lo
vieron hacerlo. Un niño “recordó” que Stone tomó un pincel y pintó con chocolate
fundido al oso. Otros “lo vieron” derramar café, lanzar juguetes en el aire, rasgar el
libro con enojo y mojarlo con agua caliente hasta desgarrarlo. Es importante darse
cuenta que los recursos falsos en los niños no necesariamente son un subproducto
de malos procedimientos de interrogación. Aun cuando los entrevistadores sean
justos y neutrales, los informes falsos pueden surgir de la exposición de los niños
jóvenes a información errónea de fuentes externas, como la televisión (Principe et
al., 2000), los padres (Poole y Lindsay, 2001) y los compañeros de clase (Principe y
Ceci, 2002), y del uso de muñecas y diagramas anatómicos como auxiliares que en
ocasiones usan los entrevistadores para hacer que los niños demuestren cómo fue-
ron tocados (Poole et al., 2011).
Para resumir, la investigación muestra que la repetición, la información errónea
y las preguntas dirigidas pueden sesgar el informe de recuerdos de un niño, y que los
preescolares son en particular vulnerables en este aspecto. Los efectos pueden ser
dramáticos. En docenas de estudios, este tipo de procedimientos han conducido a los
niños a reportar falsamente que fueron tocados, golpeados, besados y abrazados; que
un ladrón entró en su aula; que algo “asqueroso” se puso en su boca, e incluso que un
con precisión el objetivo. Sin embargo, cuando intentaron reconstruir por primera vez
el rostro usando un programa computarizado de composición facial, su precisión en la
identificación cayó a 18% (Wells et al., 2005).
Cuando hay múltiples testigos de un crimen, es común que las descripciones del
inculpado varíen de un testigo a otro. Pero, ¿y si las diversas descripciones pudieran de
algún modo promediarse en un solo rostro? ¿Una colección de testigos es mejor que un
testigo? Para responder esta pregunta, Lisa Hasel y Gary Wells (2007) hicieron que los
participantes vieran una serie de rostros objetivo y construyeran un bosquejo para cada
uno, lo que resultó en cuatro bosquejos por rostro. Luego, para cada objetivo, usaron soft-
ware de transformación para crear una imagen compuesta que combinaba los cuatro.
Para ver si estas transformaciones se parecían a los rostros reales mejor que el promedio
de los bocetos individuales, una nueva muestra de participantes calificó la semejanza de
cada conjunto de bosquejos y transformó la imagen compuesta en el objetivo original.
Los resultados fueron alentadores: en promedio, las transformaciones se calificaron
como más semejantes a los objetivos que los bosquejos individuales en los cuales se
basaron (vea la l figura 12.3).
Nada de lo que hace un testigo tiene más impacto que realizar un reconocimiento
a partir de una serie de fotografías o una línea de identificación. Una vez que la policía
realiza un arresto, con frecuencia llaman a sus testigos para ver una línea de identifica-
ción que incluye al sospechoso y de cinco a siete individuos más. Este procedimiento
puede tener lugar a pocos días de un crimen o meses después. De cualquier forma, con
frecuencia resulta en casos trágicos de confusión de identidad. Mediante la aplicación
de los hallazgos en la investigación de testigos, este riesgo puede reducirse (Wells et al.,
1998, 2007).
l FIGURA 12.3
Transformación de rostros compuestos para capturar a un ladrón
Estudiantes de la Iowa State University se ofrecieron como voluntarios para usar software de transformación para
responder esta pregunta: si hubiera múltiples testigos de un crimen, ¿sería útil promediar sus bocetos del rostro
del perpetrador? En este estudio, los participantes construyeron bocetos de rostros objetivo de estudiantes
voluntarios que habían visto. Con el software de transformación se creó una sola imagen, que combinaba cuatro
bocetos para cada objetivo. Entonces otros participantes calificaron la semejanza de cada conjunto de bosquejos
y la imagen transformada con el objetivo original. En general, las transformaciones fueron más semejantes a los
objetivos que los bosquejos individuales en los cuales se basaron.
Hasel y Wells, 2007. © Cengage Learning
después se les pidió ver una línea de identificación. El resultado fue sorprendente: ¡los
participantes tenían la misma probabilidad de identificar a una persona inocente cuya
imagen estuviera en las fichas que de elegir al criminal real! (Brown et al., 1997). Muchos
estudios diferentes han mostrado que los testigos con frecuencia reconocerán en una
línea de identificación a alguien que hayan visto en otro contexto, incluidos espectadores
inocentes que también hayan estado en la escena del crimen (Deffenbacher et al., 2006).
Una quinta influencia potencial puede rastrearse hasta el oficial de policía que
administra la línea de identificación, por lo general una que contiene un sospechoso
y algunos señuelos inocentes. ¿El administrador de una línea de identificación puede
guiar sin darse cuenta la decisión de identificación de un testigo, muy probablemente
hacia el sospechoso (quien puede o no ser el inculpado)? En un estudio que abordó de
manera específica esta pregunta, Sarah Greathouse y Margaret Bull Kovera (2009) parea-
ron un estudiante “testigo” de un robo actuado, con un estudiante “policía” que fue entre-
nado acerca de cómo administrar una línea de identificación fotográfica simultánea o
secuencial con instrucciones sesgadas o no sesgadas. En estas líneas de identificación,
una imagen del inculpado real estaba presente o ausente. A la mitad de los administra-
dores se les informó quién en la línea era el sospechoso de la policía; la otra mitad estaba
ciega acerca de la identidad del sospechoso. Los resultados mostraron que, en condi-
ciones relativamente sesgadas (fotografías simultáneas e instrucciones sesgadas), los
testigos realizaban más identificaciones del sospechoso —aun cuando fuera realmente
inocente—, cuando el administrador estaba informado en lugar de ser ciego. Las video-
cintas de las sesiones mostraron que los administradores informados aumentaron sin
darse cuenta las tasas de identificación al pedir a los testigos que vieran con cuidado,
al pedirles que miraran de nuevo cuando fallaban al hacer una selección y en algunos
casos al dejar que supieran quién era el sospechoso. Otros estudios también han demos-
trado que los comentarios hechos por un administrador de una línea de identificación
pueden influir en las decisiones de identificación de los testigos (Clark et al., 2009). Esta
investigación apoya con fuerza un punto de reforma, adoptado recientemente en varios
estados de Estados Unidos, que los investigadores de testigos han defendido desde hace
mucho tiempo: el uso de un procedimiento “doble ciego”, en el que ni el testigo ni el admi-
nistrador policiaco sepan quién es el sospechoso dentro de la línea.
Wells y Murray, 1984). ¿Por qué la confianza y la precisión de los testigos no están más
relacionadas? La razón es que los niveles de confianza pueden subir y bajar por factores
que no tienen un impacto sobre la precisión de la identificación.
Para demostrarlo, Elizabeth Luus y Wells (1994) escenificaron un robo enfrente de
pares de participantes y luego hicieron que cada uno identificara por separado al incul-
pado en una línea de identificación fotográfica. Después que los participantes hicieron
su reconocimiento, los experimentadores les hicieron creer que su compañero, un cotes-
tigo, había elegido a la misma persona, a una persona diferente con aspecto similar, a
una persona distinta con apariencia diferente o se les dijo que el ladrón no estaba en la
línea. Luego, a los participantes los interrogó un oficial de policía que les preguntó: “En
una escala de 1 a 10, ¿cuán seguro está de su identificación?”. El resultado: los participan-
tes estuvieron más seguros cuando se les dijo que un compañero testigo había elegido a
la misma persona o a una alternativa diferente, y menos seguros cuando se les dijo que el
compañero testigo eligió a una alternativa similar o ninguna en absoluto. Otros estudios
también han demostrado que los testigos son influidos de esta forma por los reportes de
cotestigos (Gabbert et al., 2003; Shaw et al., 1997; Skagerberg, 2007).
Otros estudios confirman que la confianza de un testigo puede estar influida por
información extraña. John Shaw (1996) descubrió que testigos simulados a quienes repe-
tidamente se les cuestionó acerca de sus observaciones se volvieron cada vez más segu-
ros con el tiempo, aun cuando no fueran más precisos. Al demostrar lo que llamaron “el
efecto fiasco”, Steve Charman y colaboradores (2011) descubrieron que la confianza de
un testigo en un reconocimiento equivocado es inflada por la presencia de señuelos en
la línea de identificación que no tienen parecido con el criminal. Al contrastar con estos
fiascos, la elección del testigo en la línea de identificación parece más cercana y más
correcta.
La confianza de un testigo no es todo lo que se puede ver afectado por información
extraña. Gary Wells y Amy Bradfield (1998) descubrieron que los testigos que recibieron
realimentación positiva acerca de sus identificaciones falsas reconstruyeron su recuerdo
de otros aspectos de la experiencia de
atestiguar. En una serie de estudios,
mostraron a los participantes la gra- l FIGURA 12.4
bación de una cámara de seguridad Los efectos de sesgo de la realimentación posterior a la identificación
de un hombre que disparó a un guar- Los participantes vieron a un pistolero en una cinta de video y luego intentaron hacer una
dia, seguida por un conjunto de foto- identificación a partir de un conjunto de fotografías en las que él estaba ausente. Después, el
grafías que no contenían al pistolero experimentador dio a algunos testigos, mas no a otros, realimentación confirmadora acerca
real (en otras palabras, todas las iden- de su selección. Como se muestra, a quienes se les dio realimentación confirmadora más
tarde recordaron haber puesto más atención al evento, tener mejor visión del mismo, que
tificaciones realizadas fueron falsas). podían revelar detalles del rostro del inculpado y descubrieron que les fue más fácil hacer la
Después el experimentador dijo a identificación. También estuvieron en mejor disposición para testificar en el tribunal.
algún testigo, mas no a otros: “Vaya. Wells y Bradfield, 1998. © Cengage Learning
Usted identificó al sospechoso de 7
de atestiguar
3
(vea la l figura 12.4).
Calificaciones
Steblay, 2006). Para empeorar las cosas, la investigación muestra ahora que los testigos
Mientras más seguro está que fueron contaminados con información ajena no están del todo conscientes de dicha
un testigo acerca de una influencia (Charman y Wells, 2008). Además, el testigo cuya confianza se infla de manera
identificación, tiene mayor artificial tiene más probabilidad de ser creíble para los jurados, aun cuando identifique a
>
probabilidad de ser más una persona inocente (Douglass et al., 2010).
preciso.
F
ALSO.
Mejoramiento de la justicia del testigo
Al describir los problemas con la información obtenida de los testigos, los psicólogos
sociales están en posición de usar su conocimiento en dos formas importantes: (1) edu-
car a los jueces y jurados acerca de la ciencia, de modo que puedan evaluar mejor a los
testigos que dan su testimonio en los tribunales, y (2) hacer que la evidencia de la identi-
ficación de los testigos sea más precisa.
Para educar a los jurados, los psicólogos en ocasiones fungen como testigos expertos
en un juicio. Así como los médicos testifican acerca de la condición física de un paciente,
los economistas lo hacen acerca de los monopolios y otros asuntos relacionados, y los
arquitectos e ingenieros dan su testimonio acerca
de la integridad estructural de los edificios; los psi-
TABLA 12.2 cólogos con frecuencia son llamados por una parte
Qué dicen los testigos expertos en los tribunales o la otra para informar al jurado acerca de aspectos
Al presentarles una lista de factores de testigos, se preguntó a 64 expertos
relevantes de la percepción, la memoria y el com-
cuáles hallazgos de investigación eran suficientemente fuertes para presentarse portamiento humanos (Cutler, 2009).
en un tribunal. En orden de cuánto apoyo recibieron, los siguientes están entre En específico, ¿qué le dicen estos expertos al
los más destacados en cuanto a los temas del testimonio experto. jurado? ¿Qué hallazgos presentan en la corte? Hace
Factor de testigo Afirmación varios años, investigadores encuestaron a 64 testigos
expertos, muchos de cuyos estudios se describen en
Fraseo de las preguntas El testimonio de un testigo acerca de un hecho
puede ser afectado por cómo se le planteen
este capítulo. Los principios que se mencionan en la
las preguntas. tabla 12.2 fueron vistos por la gran mayoría de los
Instrucciones en la línea Las instrucciones de la policía pueden afectar encuestados como muy confiables y de gran valía en
de identificación la disposición de un testigo para hacer una el testimonio experto (Kassin et al., 2001). ¿El jurado
identificación. necesita estar informado? En algunos asuntos, sí. La
Sesgo inducido por La exposición a fotografías de fichaje de un investigación muestra que existen ciertos aspectos
fotografías para fichaje sospechoso aumenta la probabilidad de que el de la psicología del testimonio de testigos (por ejem-
testigo más tarde elija a dicho sospechoso en
plo, el hecho de que las instrucciones y el formato de
una línea de identificación.
presentación de las líneas de identificación pueden
Maleabilidad de la confianza La confianza de un testigo puede ser influida
por factores que no están relacionados con la
afectar si los testigos señalarán a una persona ino-
precisión de una identificación. cente) que el individuo promedio no sabe de ante-
Información posterior El testimonio de un testigo acerca de un mano como asunto de sentido común (Desmarais y
al suceso suceso con frecuencia refleja no sólo lo que Read, 2011). Esta falta selectiva de conocimiento no
el testigo realmente vio, sino también la está limitada a los legos. Los sondeos muestran que,
información que obtuvo posteriormente. comparados con los expertos, los jueces, fiscales y
Posibilidad de sugestionar Los niños pequeños son más vulnerables que abogados defensores también carecen de conciencia
a los niños los adultos a ser sugestionados por el
de muchos de los factores descritos en este capítulo
entrevistador, las presiones de sus semejantes
y otras influencias sociales. que influyen en la memoria de los testigos (Benton et
Intoxicación alcohólica La intoxicación alcohólica deteriora la habilidad
al., 2005; Wise y Safer, 2004; Magnussen et al., 2008).
posterior de un testigo para recordar personas En años recientes, los psicólogos también han
y eventos. ayudado a mejorar la precisión de las identifica-
Sesgo inter-étnico Los testigos son más precisos al identificar a ciones de los testigos. Dirigidos por Gary Wells,
los miembros de su propio grupo étnico que los investigadores de testigos han replicado sus
para identificar a miembros de otros grupos. experimentos de laboratorio en departamentos
Atención a las armas La presencia de un arma deteriora la habilidad de policía; han testificado no sólo en juicios, sino
de un testigo para identificar con precisión el en legislaturas estatales y comisiones de justicia
rostro del perpetrador.
criminal; han aparecido en noticieros nacionales;
Confianza en la precisión La confianza de un testigo no es buen
han enviado evaluaciones a los tribunales, y han
indicador de la precisión de su identificación.
inspirado una ola de reformas en el nivel estatal,
Tomado de Kassin, S. M., Tubb, V. A., Hosch, H. M. y Memon, A., “On the ‘general acceptance’ of todas diseñadas para mejorar los procedimien-
eyewitness testimony research: A new survey of the experts”, en American Psychologist, mayo de 2001.
Copyright © 2001 por la American Psychological Association. Reimpreso con permiso. tos que se emplean para que los testigos realicen
identificaciones en una línea. Por ejemplo, en la
Confesiones
De vez en cuando un evento extraordinario se presenta para sacudir la forma en que
uno piensa. El caso de la corredora de Central Park fue uno de tales eventos. En 1989,
cinco muchachos que tenían entre 14 y 16 años de edad fueron encontrados culpables
del monstruoso ataque y violación de una corredora en el Central Park de Nueva York
después de que confesaran (cuatro de ellos lo hicieron en cintas de video) con vívidos
detalles. Trece años después, un violador en serie, llamado Matías Reyes, se presentó en
la prisión para admitir que él solo, no los chicos, había cometido el crimen. Como parte
de una profunda investigación de la afirmación de Reyes, el fiscal de distrito examinó el
ADN del semen de la escena del crimen y descubrió que coincidía: Reyes era el violador.
Los cinco chicos, ahora hombres, eran inocentes. Sus confesiones fueron falsas y las con-
denas fueron revocadas (Burns, 2011).
se colocan electrodos en las puntas de los dedos para registrar la actividad de las glándu-
las sudoríparas o la transpiración. Después, estas señales se aumentan mediante ampli-
ficadores y se convierten en una presentación visual.
El polígrafo se usa para detectar engaños con base en la suposición de que cuando
las personas mienten se ponen ansiosas y se excitan fisiológicamente en formas que pue-
den medirse. He aquí cómo se realiza la prueba. Después de convencer al sospechoso de
que el polígrafo funciona y establecer su nivel base de excitación, el examinador plantea
una serie de preguntas que se responden con sí o no, y compara cómo reacciona el sos-
pechoso ante preguntas relevantes para el delito que lo excitan emocionalmente (“¿Usted
robó el dinero?”) y preguntas de control que son excitantes, mas no relevantes para el
crimen (“¿Usted tomó algo que no le pertenecía cuando era más joven?”). En teoría, los
sospechosos que son inocentes, cuyas negaciones son sinceras, deberían estar más exci-
tados por las preguntas de control, mientras que los sospechosos culpables, cuyas nega-
ciones son falsas, deben estar más excitados por las preguntas relevantes para el delito.
¿Realmente funciona la prueba del detector de mentiras? Muchos legos piensan que
es a prueba de engaños, pero la opinión científica está dividida. Algunos investigadores
reportan tasas de precisión de hasta 80% a 90%. Otros consideran que tales afirmacio-
nes son exageradas. Un problema bien documentado es que las personas sinceras con
mucha frecuencia fallan en la prueba. Un segundo problema es que las personas que
entienden la prueba pueden falsear los resultados. Estudios muestran que se puede ven-
cer al polígrafo al tensar los músculos, apretar los dedos de los pies o usar otras con-
tramedidas físicas mientras se responden las preguntas de control. Al inflar de manera
artificial las respuestas a preguntas “inocentes”, se puede enmascarar el estrés que se
produce al mentir acerca de las preguntas relevantes para el delito (para un panorama
más amplio de la investigación, consulte Honts et al., 2002).
Entonces, ¿qué debe concluirse? El National Research Council (2003) concluyó que
no hay una respuesta simple. En ciertas condiciones (por ejemplo, cuando el sospechoso
es inocente y el examinador es competente) es posible que el polígrafo detecte verdad y
engaño a niveles de precisión bastante elevados. De hecho, se han usado polígrafos por-
tátiles “de bolsillo” para una revisión rápida de sospechosos de terrorismo en el terreno
de los hechos. Sin embargo, los problemas identificados por la investigación son difíciles
de superar, por lo que la Corte Suprema de Estados Unidos reglamentó, en el contexto de
una corte marcial, que los jueces pueden rehusarse a admitir como evidencia los resul-
tados de las pruebas de polígrafo (Estados Unidos v. Scheffer, 1998).
Al buscar alternativas, los investigadores tratan de desarrollar pruebas que dis-
tingan entre verdad y engaño mediante el uso de una prueba de polígrafo modificada
que plantee diferentes tipos de preguntas (Ben-Shakhar y Elaad, 2003): la medición de
actividad eléctrica involuntaria en el cerebro (Winograd y Rosenfeld, 2011); la dilata-
ción de la pupila cuando a la persona sujeta a prueba se le pide mentir, lo que requiere
más esfuerzo cognitivo que decir la verdad (Dionisio et al., 2001); el Test de Asociación
Implícita (IAT, por sus siglas en inglés), el cual muestra que las personas son más rápi-
das para responder a declaraciones verdaderas que a enunciados falsos (Sartori et al.,
2008); el uso de resonancia magnética funcional para medir los niveles de oxígeno en la
sangre en áreas del cerebro que están asociadas con el engaño (Kozel et al., 2005; Bhatt
et al., 2009), y el uso de cámaras de visualización térmica en aeropuertos para detectar la
mentira mediante el aumento en la temperatura de la piel (Warmelink et al., 2011). Espe-
cialmente a la luz de la necesidad posterior al 9/11 de espiar a los sospechosos de terro-
No es posible engañar a rismo, prisioneros de guerra, testigos e informantes, los investigadores también trabajan
sabiendas a un detector para mejorar la calidad de los métodos de entrevista usados en el campo (Loftus, 2011).
F
>
de mentiras. ALSO.
Interrogatorios policiacos: influencia social
bajo presión
Conforme se desenvolvían los eventos del caso de la corredora de Central Park, sur-
gieron las preguntas: ¿por qué cinco chicos (o cualquier otro, de hecho) confesarían
un crimen que no cometieron? En general, ¿qué influencias sociales pesan sobre los
sospechosos interrogados por la policía? Hace muchos años, los detectives de policía
hubieran usado la fuerza bruta para obtener confesiones. Entre los métodos coercitivos
usados comúnmente estaban el confinamiento y el aislamiento prolongados; amenazas
explícitas; privación del sueño, alimento y otras necesidades; incomodidad sensorial
extrema (por ejemplo, hacer que una brillante luz estroboscópica cegadora destellara
sobre el rostro del sospechoso) y diversas formas de violencia física (por ejemplo, forzar
al sospechoso a estar de pie durante horas seguidas o golpearlo con una manguera de
caucho, que rara vez deja marcas visibles).
En la actualidad, a la policía se le pide advertir a los sospechosos sus derechos
Miranda a guardar silencio y pedir un abogado, y las tácticas que usan son de naturaleza
más psicológica. En Criminal Interrogation and Confes-
sions (Interrogatorio criminal y confesiones), Inbau et al.
TABLA 12.3
(2013) aconsejan a la policía, una vez identificado un
Los nueve pasos del interrogatorio
sospechoso que consideran miente, realizar un pro-
ceso interrogatorio. Éste comienza cuando la policía 1. Confrontar al sospechoso con aseveraciones de su culpabilidad.
deja solo al sospechoso, sin amigos o familia presen-
2. Desarrollar “temas” que parezcan justificar o disculpar el crimen.
tes, en una pequeña habitación, sin muebles, a prueba
de ruido, un ambiente físico que está diseñado para 3. Interrumpir toda afirmación de inocencia y negación.
despertar sentimientos de aislamiento social e inco- 4. Superar todas las objeciones del sospechoso a los cargos.
modidad. A continuación, presentan un vívido proce- 5. Evitar que el sospechoso cada vez más pasivo se desconecte.
dimiento de nueve pasos diseñado para hacer que el
6. Mostrar simpatía y comprensión y urgir al sospechoso a confesar todo.
sospechoso confiese (vea la tabla 12.3).
Una vez que el sospechoso está aislado, este método 7. Ofrecer al sospechoso una explicación de su acción culpable que salve
su dignidad.
de interrogación ofrece dos enfoques. Uno es presionar
al sospechoso hacia la sumisión al expresar certeza de 8. Hacer que el sospechoso vuelva a contar los detalles del crimen.
su culpabilidad e incluso, en momentos, a afirmar falsa- 9. Convertir dicha afirmación en una confesión escrita plena.
mente tener evidencia dañina, como huellas digitales o
Inbau et al., 2001. © Cengage Learning
un testigo. De esta forma, se conduce al acusado a creer
que es inútil continuar con sus negaciones. Un segundo
enfoque es trabar amistad con el sospechoso, ofrecerle simpatía y consejo amistoso, y
“minimizar” la ofensa al ofrecer excusas que salven su dignidad o culpen a la víctima. Al
experimentar estrés, sentirse atrapado, tranquilizado por una falsa sensación de seguri-
dad y dirigido a esperar indulgencia, muchos sospechosos están de acuerdo en ofrecer
una confesión. Este método está diseñado con cuidado para aumentar la ansiedad aso-
ciada con la negación y reducir la ansiedad asociada con la confesión. Puede parecer que
el proceso interrogatorio brota del guión de la serie de televisión Law & Order (La ley y el
orden), pero en la vida real estas tácticas se usan de manera rutinaria.
En un estudio observacional de 182 interrogatorios en vivo y
videograbados, Richard Leo (1996) descubrió que los detectives usan
The New Yorker Collection 2007 Mick Stevens from cartoonbank.com. Todos los derechos reservados.
un promedio de cinco a seis tácticas por sospechoso. En un sondeo
de 631 investigadores policiacos, Kassin y otros (2007) descubrieron
que las tácticas reportadas más comunes fueron aislar físicamente
a los sospechosos, identificar contradicciones en sus explicaciones,
establecer entendimiento y confrontarlos con evidencia de su culpa,
apelar a intereses propios y ofrecer simpatía y justificación moral.
Cualquiera que sea el método específico empleado, es claro que ser
acusado y cuestionado de manera enfática acerca de un crimen es
una experiencia muy estresante. En un estudio, los participantes
que fueron acusados de hacer trampa en una tarea de laboratorio,
comparados con los que no fueron acusados, tuvieron menos pro-
babilidad de apelar a los derechos que se les dieron de permanecer
callados y tener presente a un abogado (Scherr y Madon, en prensa).
Ahora también es claro que los métodos de persuasión físicamente
“No soy ni buen ni mal policía, Jerome. Como tú, soy una amal-
dolorosos, con frecuencia conocidos como técnicas de “interroga- gama compleja de rasgos de personalidad positivos y negativos
ción aumentada”, se usaron en años recientes en sospechosos de que surgen o no dependiendo de las circunstancias.”
terrorismo (Mayer, 2007; McKelvey, 2007; O’Mara, 2009).
Cortesía de ABCNEWS.com
Cortesía de ABCNEWS.com
En 1989, Kharey Wise (izquierda),
de 16 años de edad, y otros cuatro
adolescentes confesaron haber violado
a una corredora en el Central Park de
Nueva York. Con base exclusivamente
> Confesiones falsas: por qué confiesan
las personas inocentes
en su confesión, Wise fue sentenciado y Podría argumentarse que el uso de artimañas y engaño no plantea un serio problema
enviado a prisión. Trece años después, porque sólo los perpetradores confiesan; las personas inocentes nunca admiten un
Matías Reyes (derecha) admitió que
crimen que no cometieron. Sin embargo, esta suposición es incorrecta. Por difícil que
él solo, no los muchachos, cometió el
crimen. Pruebas de ADN confirmaron que sea de creer, están registrados algunos casos escalofriantes de confesiones falsas. Para
Reyes fue el violador. Los muchachos, a ilustrar el punto está la historia de Amanda Knox, la estudiante universitaria estadouni-
pesar de sus confesiones, eran inocentes.
dense acusada pero a final de cuentas absuelta del trágico asesinato de su compañera de
habitación en Italia. También para ilustrar el caso está el caso de la corredora de Central
Park en el que se tomaron cinco confesiones falsas de una violación. De hecho, la investi-
gación muestra que las confesiones falsas estuvieron presentes en 25% de todos los casos
que involucraron prisioneros que fueron sentenciados y más tarde resultaron inocentes
por evidencia de ADN (Garrett, 2011). Es muy importante reconocer que esta muestra
Si el lector está interesado en representa sólo la punta de un iceberg. Aunque la mayoría de los estudios de caso se
aprender más acerca de las basan en Estados Unidos e Inglaterra, se han documentado confesiones falsas probadas
confesiones falsas, el proyecto en países de todo el mundo, incluidos Canadá, Noruega, Finlandia, Alemania, Islandia,
Innocence sería un buen lugar Irlanda, Holanda, Australia, Nueva Zelanda, China y Japón (Kassin et al., 2010).
para comenzar (http://www. Parece inimaginable. ¿Por qué una persona inocente confesaría alguna vez a la poli-
innocenceproject.org/). cía un crimen que no cometió? Existen dos razones y dos tipos de confesión falsa.
En ocasiones las personas inocentes sujetas a interrogatorio policiaco están de
acuerdo en confesar como un acto de mera conformidad, para escapar de una situación
muy estresante. Al aplicar psicología básica, Stephanie Madon y sus colegas (2012) seña-
lan que los seres humanos en general están más influidos por recompensas y castigos
que son inmediatos (ahora) que por los que se demoran (más tarde). Las personas son
en particular miopes cuando están cansadas, estresadas o necesitadas de alguna otra
forma. Para un sospechoso con intenso escrutinio e interrogatorio, detener el proceso
mediante la confesión puede sentirse tan urgente que no considera por completo las
futuras consecuencias de hacerlo. Madon et al. demostraron este tipo de miopía en una
serie de experimentos en los que los participantes tuvieron más probabilidad de admitir
varias trasgresiones (como comprar alcohol antes de tener 21 años, conducir sin licen-
cia, descargar música de manera ilegal, hurtar en tiendas o atribuirse el crédito por la
idea de alguien más) cuando hacerlo era bueno para su interés inmediato y la consecuen-
cia negativa vendría más tarde.
En la vida real, el proceso de interrogación puede ser tan estresante que el bene-
ficio a corto plazo de la confesión sobrepasa al beneficio a largo plazo de la nega-
ción. Las experiencias de Amanda Knox y los chicos de la corredora de Central Park
ilustran el punto. Todos estuvieron en custodia y fueron interrogados durante la
noche, sin descanso, durante varias horas, antes de entregar sus confesiones. Tales
periodos prolongados producen fatiga, desesperación, privación de sueño y otros
sistema. La amenaza de juicio es lo que motiva a las partes a recopilar evidencia y, más
tarde, a negociar un acuerdo. Y cuando termina, el juicio con o sin jurado forma la base
para la sentencia y las decisiones de apelación. En esta sección se examinan las tres eta-
pas de un juicio estadounidense: (1) selección del jurado; (2) presentación de evidencia,
argumentos e instrucciones, y (3) procesos mediante los cuales deliberan los jurados
para alcanzar un veredicto.
“por causa”. De hecho, si puede probarse que toda una comunidad está
sesgada, acaso debido a la publicidad previa al juicio, entonces éste
puede posponerse o mudarse hacia otra localidad.
Aunque el procedimiento parece directo, aún hay más en la histo-
ria. Además de no seleccionar a los individuos que claramente estén
sesgados, a los abogados se les permite ejercer recusaciones sin causa.
Esto es, pueden rechazar a un número limitado de jurados potencia-
les incluso si parecen justos y de mente abierta, y pueden hacerlo sin
Todos los derechos reservados.
tener que enunciar razones o ganar la aprobación del juez. ¿Por qué un
abogado recusaría a alguien que parece ser imparcial? ¿Qué guía las
decisiones de los abogados para aceptar a algunos jurados y rechazar
a otros? Estas preguntas hacen que el proceso de voir dire sea en par-
“Veo que ya comenzó la selección del jurado.”
ticular interesante para los psicólogos sociales (Vidmar y Hans, 2007).
Abogados litigantes como psicólogos intuitivos Corre el rumor de que los abo-
gados litigantes usan algunos métodos no convencionales para seleccionar a los jurados.
Presionados para hacer elecciones con rapidez y sin mucha información, los abogados
se apoyan en teorías de personalidad y estereotipos implícitos. Como se describió en
el capítulo 4, una teoría de personalidad implícita es un conjunto de suposiciones que
la gente hace acerca de cómo ciertos atributos se relacionan entre sí y con el compor-
tamiento. Cuando uno cree que todos los miembros de un grupo comparten el mismo
voir dire Examen preliminar de los atributo, estas teorías implícitas se llaman estereotipos.
potenciales jurados por parte del juez o En lo que a la práctica litigante respecta, los manuales afirman que el abogado astuto
los abogados opositores para descubrir
puede predecir el veredicto de un jurado por su género, raza, edad y otras características
signos de sesgo.
demográficas simples. Por ejemplo, se ha sugerido que los atletas carecen de simpatía
recusación sin causa Mecanismos
entre las víctimas frágiles y lesionadas, que los ingenieros no tienen emociones, que los
mediante los cuales los abogados
hombres con barba se resisten a la autoridad y que los ebanistas son tan meticulosos
pueden excluir un número limitado de
potenciales jurados sin la aprobación
en su trabajo que nunca estarán completamente satisfechos con la evidencia. Clarence
del juez. Darrow, uno de los más prominentes abogados litigantes del siglo XX, sugirió que los
jurados descendientes de europeos del sur favorecen a la defensa, mientras que los de
Escandinavia favorecen a los fiscales. Otros abogados plantean la hipótesis de que las
mujeres son más escépticas como jurados que los hombres, en particular en respuesta
a las testigos atractivas. Incluso otros ofrecen consejo de selección con base en rostros,
expresiones faciales, lenguaje corporal y vestimenta. Tal vez la regla empírica más inte-
resante sea también la más simple: “Si a usted no le gusta el rostro del jurado, ¡hay posi-
bilidad de que a él tampoco le guste el suyo!” (Wishman, 1986, pp. 72-73).
El enfoque intuitivo en la selección de jurados, mediante el cual los abogados usan la
recusación sin causa, puede ofrecer historias coloridas del interior de los tribunales, pero
las consecuencias para la justicia provenientes de este tipo de estereotipado pueden ser
problemáticas. Por ejemplo, ¿y si un fiscal usara la recusación sin causa para excluir del
jurado a todos los blancos, negros, latinos o asiáticos, o a todos los hombres o todas
las mujeres, eliminando del jurado a los pares del acusado? En años recientes, la Corte
Suprema de Estados Unidos limitó por primera vez el uso de la recusación sin causa para
evitar que los abogados excluyeran de manera sistemática potenciales jurados con base
en la etnia. De acuerdo con la Corte, ahora los jueces pueden requerir que los abogados
sospechosos de discriminar en esta forma expliquen las bases de sus recusaciones (Bat-
son v. Kentucky, 1986; Miller-El v. Dretke, 2005).
Al citar investigación de psicología social acerca del estereotipo y el prejuicio, Som-
mers y Norton (2008) señalan dos problemas: (1) la influencia de estereotipos raciales
conscientes e inconscientes en las percepciones sociales es predominante y es posi-
ble que influya a los abogados en el tribunal, y (2) estos sesgos raciales son difíciles de
identificar en instancias específicas, porque los abogados, como cualquiera otra per-
sona, no suelen reconocer que están influidos por sus estereotipos. En un estudio que
ilustró ambos puntos, Sommers y Norton (2007) presentaron a estudiantes universita-
rios, estudiantes de leyes y abogados, un resumen de un juicio criminal que involucró a
un acusado afroamericano, y se les pidió elegir entre dos potenciales jurados con diver-
sas características: uno caucásico, el otro afroamericano. Como se predijo, todos los
grupos tuvieron mucha más probabilidad de recusar al jurado que era afroamericano,
aunque muy pocos sujetos citaron el grupo étnico como factor en sus decisiones.
El enfoque intuitivo en la selección del jurado en ocasiones conduce a discrimina-
ción con base en la etnia y otras características. Este enfoque tampoco es muy efectivo.
Por tanto, aunque algunos abogados litigantes experimentados se sientan orgullosos
de sus habilidades para seleccionar al jurado, los investigadores descubrieron que la
mayoría de ellos no pueden predecir de manera efectiva cómo votarán los jurados, ya Contrario a la opinión popular,
sea con base en sus reglas empíricas intuitivas (Olczak et al., 1991) o apoyados en cómo las mujeres son más duras que
los potenciales jurados responden preguntas durante el voir dire (Kerr et al., 1991; Zeisel los hombres como jurados en
y Diamond, 1978). En apariencia, si una característica del jurado predice los veredictos, un juicio.
depende de las peculiaridades de cada uno y de cada caso. En consecuencia, nació una
nueva industria de servicios: la selección científica de jurados.
F ALSO.
Selección científica del jurado En una película basada en Runaway Jury (Tribunal
en fuga), de John Grisham, un despiadado consultor jurídico llamado Rankin Fitch, inter-
pretado por Gene Hackman, ayuda a abogados a seleccionar jurados mediante trabajo
de sondeo intrusivo de alta tecnología. Al excavar a fondo en la vida de los potenciales
jurados, Fitch los somete a juicio, los investiga e incluso a veces recurre a sobornos, chan-
tajes e intimidación. Determinado a defender a los acusados de una compañía de armas
contra una multimillonaria demanda de muerte arbitraria, Fitch declara: “Un juicio es
muy importante como para dejarlo en manos de los jurados”.
La representación de Grisham del consultor jurídico es una obra de ficción, no un
hecho, pero se basa en un núcleo de verdad. En lugar de apoyarse en corazonadas, los
inversionistas exitosos de la bolsa de valores, los entrenadores de béisbol y los jugado-
res de póker juegan a las probabilidades siempre que pueden. Ahora muchos abogados
litigantes hacen lo mismo. En años recientes, el “arte” de seleccionar un jurado se trans-
formó en algo “científico” (Lieberman y Sales, 2007).
Este uso de los consultores jurídicos comenzó durante la era de la guerra de Vietnam,
cuando el gobierno federal procesó a un grupo de activistas antibélicos conocido como
los Siete de Harrisburg. El caso contra los acusados era fuerte y el juicio debía llevarse
a cabo en la conservadora ciudad de Harrisburg, Pennsylvania. Para ayudar a la defensa a
seleccionar un jurado, el sociólogo Jay Schulman y sus colegas (1973) sondearon a la
comunidad local al entrevistar a 840 residentes. De cada uno se tomaron dos tipos de
información: demográfica (por ejemplo, sexo, raza, edad y educación) y actitudes rele-
vantes para el juicio (por ejemplo, actitudes hacia el gobierno, la guerra y la disensión
política). Al correlacionar estas variables, el equipo de Schulman se topó con un perfil del
jurado defensor ideal: “mujer demócrata sin preferencia religiosa y un empleo adminis-
trativo o un empleo técnico especializado” (p. 40). Guiada por este resultado, la defensa
seleccionó a su jurado. El resto es historia: contra todo pronóstico, el juicio terminó en
un jurado indeciso, dividido 10 a 2 en favor de la absolución.
En la actualidad se usa con frecuencia la técnica conocida como selección científica
del jurado, especialmente en juicios criminales de alto perfil y juicios civiles en los que
están en juego grandes sumas de dinero. Por ejemplo, la investigación muestra que los
jurados están predispuestos de manera distinta cuando se enfrentan a casos que con-
traponen individuos solitarios contra grandes corporaciones, con algunas personas que
favorecen a las grandes empresas y otros que albergan un prejuicio contra las corpora-
ciones (Hans, 2000). ¿Cómo se realiza la selección científica del jurado? ¿Cuáles son los
métodos empleados? El procedimiento es simple. Dado que a los abogados con frecuen-
cia no se les permite plantear preguntas indiscretas y personales a los jurados, tratan de
determinar sus actitudes y tendencias de veredicto mediante información que se conoce
acerca de sus antecedentes. La relevancia de esta información puede ser determinada por
grupos de enfoque, jurados simulados o sondeos en la comunidad, en los que se buscan
relaciones estadísticas entre factores demográficos gene-
rales y actitudes relevantes ante un caso particular. Luego,
durante el voir dire, los abogados preguntan a los potencia-
les jurados acerca de sus antecedentes y usan la recusación
sin causa para excluir a aquellos cuyos perfiles se asocian
con actitudes desfavorables.
Regency/The Kobal Collection/Rosenthal, Zade/Art Resource
argumentan que las recusaciones sin causa, que permiten a los abogados y sus consulto-
res eliminar a jurados que no están abiertamente sesgados, deben abolirse.
Jurados en blanco y negro: ¿la etnia importa? ¿En qué medida la etnia del
jurado colorea su toma de decisiones? La investigación sugiere que no hay respuesta
simple. En un estudio, Norbert Kerr y colaboradores (1995) pusieron a prueba la hipóte-
sis más intuitiva de todas, que los jurados favorecen a los acusados que son similares a
ellos mismos. Presentaron a grupos de raza mixta con un caso fuerte o débil que involu-
craba un acusado o afroamericano o caucásico. Descubrieron que cuando la evidencia
era débil, los participantes eran más indulgentes en su veredicto hacia el acusado del
mismo grupo étnico. Sin embargo, cuando la evidencia era fuerte, eran más duros contra
ese mismo acusado, como si se distanciaran de su mal comportamiento.
En un segundo estudio, Sommers y Ellsworth (2001) pusieron a prueba la noción
popular de que los jurados mostrarán preferecia por otros de su mismo grupo étnico
cuando un crimen involucra la raza, como cuando es un crimen motivado por odio
o cuando los abogados “juegan la carta étnica” en argumentos ante el jurado. Sin
embargo, descubrieron el patrón opuesto. Cuando la etnia no era un tema que “estu-
viera en el radar”, los jurados blancos predeciblemente trataban al acusado de manera
más favorable cando era caucásico que cuando era afroamericano. No obstante, cuando
la etnia se constituía como tema prominente en un juicio, los jurados caucásicos se
echaban hacia atrás para no parecer prejuiciosos y no discriminar. Otra investigación
muestra que los jurados a veces pueden estar motivados para observar tendencias racis-
tas en ellos mismos, lo que los conduce a procesar la información del juicio de manera
incluso más cuidadosa cuando un acusado es afroamericano
que cuando es caucásico (Sargent y Bradfield, 2004). l FIGURA 12.6
El potencial para que los jurados individuales muestren Efectos de la diversidad étnica sobre el jurado
sesgo racial también puede depender de la composición del
Jurados simulados de seis personas miraron el juicio de un
jurado con quien esperan deliberar. En un tribunal ubicado en acusado afroamericano en grupos que eran homogéneos (todos
Ann Arbor, Michigan, Sommers (2006) mostró un resumen de caucásicos) o diversos (cuatro caucásicos, dos afroamericanos).
Court TV de un juicio por asalto sexual en el que el acusado era En algunos casos, el tema de la etnia se elevó durante el
voir dire; en otros, no se hizo así. De cualquier forma, los
un afroamericano. Un total de 200 residentes locales participa-
jurados caucásicos en los grupos homogéneos tuvieron más
ron en 29 jurados simulados de seis personas después de un voir probabilidad de votar culpable que lo jurados caucásicos en los
dire que hicieron o no de la raza un tema de conflicto. A final grupos diversos quienes, a su vez, tuvieron más probabilidad
de cuentas, los jurados estaban conformados sólo por caucási- de votar culpable que los jurados afroamericanos en los grupos
cos o por cuatro caucásicos y dos afroamericanos. Después del diversos. Parece que los jurados individuales fueron influidos en
sus decisiones por la composición étnica de sus grupos.
resumen videograbado del juicio, pero antes de que los grupos Sommers, 2006. © Cengage Learning
deliberaran, a cada jurado se le pidió indicar su preferencia de
veredicto. Observe la l figura 12.6 y verá que los jurados fue- 70
de culpabilidad
finales al morir, Davis sostuvo su inocencia: “Bueno, antes que todo quiero dirigirme
a la familia MacPhail. Me gustaría que supieran, a pesar de la situación... sé que todos
ustedes todavía están convencidos de que soy la persona que mató a su padre, su hijo y
su hermano, pero soy inocente”.
A lo largo de los años, la pena de muerte ha estimulado un acalorado debate público
en Estados Unidos (Bedau y Cassell, 2004). Piense en ello: si tuviera que sentenciar a
alguien a morir, ¿podría hacerlo? No todos responden esta pregunta de la misma forma.
Sin embargo, su respuesta podría significar la diferencia entre la vida y la muerte de un
acusado sentenciado por asesinato. En la actualidad, la mayoría de los estados de Esta-
dos Unidos permiten la pena capital. Entre los que lo permiten, el jurado decide no sólo el
veredicto, sino también la sentencia. En estos casos, no es de sorprender que las decisio-
nes de sentencia estén influidas no sólo por los hechos de un caso específico, sino tam-
bién por las actitudes generales de los jurados hacia la pena de muerte. Kevin O’Neil y sus
colegas (2004) descubrieron que estas actitudes están compuestas de varias creencias,
como las que se refieren a la legitimidad de la retribución y la venganza (“hay algunos
asesinos cuya muerte me daría una sensación de satisfacción personal”), disuasión (“la
pena de muerte hace que los criminales piensen
dos veces antes de cometer asesinato”) y costo
(“ejecutar a un asesino es menos costoso que
mantenerlo en prisión por el resto de su vida”).
Monica Miller y David Hayward (2008) descu-
brieron que las personas que favorecen la pena
de muerte tienen más probabilidad de mante-
ner visiones religiosas fundamentalistas y una
AP Photo/Hyosub Shin, Atlanta Journal Constitution
las preguntas voir dire de calificación para la muerte produce sesgos por-
que dichas preguntas presumen la culpabilidad del acusado y comunican a
los potenciales jurados que los tribunales consideran la muerte como una
forma deseable de castigo. En sus estudios, incluso los jurados simulados
seleccionados al azar tuvieron más probabilidad de votar por la condena,
y por la pena de muerte, cuando se expusieron a tales preguntas durante el
voir dire que cuando no estuvieron expuestos.
Conforme la evidencia de investigación aumenta, los tribunales esta-
dounidenses tienen que enfrentar una posibilidad que da qué pensar.
¿Cientos de prisioneros en el corredor de la muerte fueron juzgados por
jurados que estaban sesgados contra ellos? En el caso de Lockhart v. McCree
(1986), la Corte Suprema de Estados Unidos consideró el tema. Para ayudar
a informar a la Corte, la Asociación Psicológica Estadounidense envió una
exhaustiva revisión de la literatura (Bersoff y Ogden, 1987), pero fue inútil.
En una opinión que decepcionó a muchos psicólogos sociales, la Corte
rechazó la investigación y dictaminó que la calificación para la muerte no
>
acerca de la pena de muerte, como
la lista actualizada de internos en el
corredor de la muerte, visite http://www.
El juicio en la sala de un juzgado deathpenaltyinfo.org/home.
The New Yorker Collection 2000 Peter Steiner from cartoonbank.com. Todos los derechos reservados.
simo, desde testimonio de testigos, informantes y confesiones, hasta ADN y otro
tipo de evidencia física, pruebas médicas, muestras de escritura, diarios, hue-
llas digitales, fotografías y documentos bancarios. El juicio es un evento bien
orquestado. Los abogados de los dos lados hacen alegatos de apertura. Luego
los testigos responden preguntas bajo juramento. Los abogados hacen alegatos
de cierre. El juez instruye al jurado. Sin embargo, en esta empresa totalmente
humana hay muchos problemas: la evidencia puede no ser precisa o confia-
ble, los jurados pueden albergar ideas equivocadas o sesgos a partir de factores
extraños, las instrucciones de los jueces pueden caer en oídos sordos y el pro-
ceso de deliberación puede hacer que algunos jurados voten por un veredicto
que contradice sus creencias. La psicología social de la toma de decisiones del
jurado está involucrada y es fascinante (vea Bornstein y Greene, 2011; Lieber-
man y Krauss, 2009; Vidmar y Hans, 2007). En esta sección se identifican algu-
nos de los problemas y posibles soluciones.
A través de los años, los psicólogos y otros científicos sociales han
buscado evaluar la competencia de los jurados para alcanzar veredictos
“Pregunta el juez si podemos encontrar al
precisos. En The American Jury (El jurado estadounidense), Henry Kalven
acusado inocente y aun así ejecutarlo.”
y Hans Zeisel (1966) entrevistaron a 550 jueces que presidieron más de
3576 juicios criminales con jurado en todo el país. Mientras cada jurado deliberaba, a
los jueces se les pidió indicar cuál sería el veredicto. Una comparación de sus respuestas
con los veredictos reales del jurado reveló que jueces y jurados estaban de acuerdo en un
veredicto en 78% de los casos (en un estudio separado de casos civiles, que suelen invo-
lucrar disputas acerca de dinero, también se observó una tasa de acuerdo de 78%). Entre
22% de los casos en que hubo desacuerdo, se debió a que el jurado votó por absolver a un
acusado que los jueces percibieron como culpable. Este último resultado sugiere que los
jurados son más indulgentes que los jueces.
¿Los jurados son competentes, objetivos y precisos en sus veredictos? No hay una
forma sencilla para responder esta pregunta. Como regla general, la investigación ha
mostrado que los jurados son sólidos tomadores de decisiones, incluso en casos que con-
tienen evidencia compleja, y que los veredictos de los jurados se basan principalmente
en la fuerza de la evidencia presentada en el juicio (Diamond y Rose, 2005; Eisenberg et
al., 2005; Hans et al., 2011). Sin embargo, como se vio antes, los jurados tienden a aceptar
las identificaciones y confesiones de los testigos, con frecuencia sin suficiente escruti-
nio o preocupación acerca de las situaciones y formas en que se tomaron estos tipos de
evidencias. Para ayudar a informar a los jurados en estos casos, en ocasiones testifican
psicólogos como testigos expertos (Cuttler y Kovera, 2011).
jueces ni abogados defensores pudieron identificar en un voir dire simulado cuáles jura-
dos estaban sesgados por la publicidad. Como se muestra en la l figura 12.7, 48% de los
jurados cuestionados que fueron percibidos como imparciales —que dijeron no ser afec-
tados—votaron por la culpabilidad (Kerr et al., 1991).
La publicidad previa al juicio es potencialmente peli-
grosa en dos aspectos. Primero, con frecuencia divulga l FIGURA 12.7
información que más tarde no se permite en el registro del Efectos contaminantes de la publicidad previa al juicio
juicio. El segundo tiene que ver con los tiempos. Puesto En este estudio, los participantes expuestos a reportes noticiosos
prejuiciosos o neutros acerca de un acusado vieron un juicio grabado
que muchas historias noticiosas preceden al juicio real, los en video y votaron antes y después de participar en la deliberación
jurados aprenden ciertos hechos incluso antes de entrar al de un jurado simulado. Como se muestra, la publicidad previa al
tribunal. A partir de lo que se conoce acerca del poder de juicio aumentó la tasa de condena tanto antes como después de
la deliberación, incluso entre los participantes percibidos como
las primeras impresiones, las implicaciones son claras. Si
imparciales por jueces y abogados.
los jurados reciben de las noticias información prejuiciosa Tomado de Kerr, M. I., Kramer G. P., Carrol, J. S. y Alfinin, J. J., “On the effectiveness
acerca de un acusado antes del juicio, ésta distorsionará la of voir dire in criminal cases with prejudicial pretrial publicity: An empirical study”, en
American University Law Review, vol. 40 (pp. 665-701). Copyright © 1982 American
forma en que interpretan los hechos del caso (Hope et al., University Law Review. Reimpreso con permiso.
2004). De hecho, un análisis de deliberaciones de jurados
simulados grabadas en secreto mostró que la exposición a la 60
publicidad previa al juicio manchó por completo sus discu-
de culpabilidad
siones del acusado y la evidencia, a pesar de la advertencia
del juez para desechar dicha información (Ruva y LeVasseur, 50
votes
2012). Así que, ¿hay solución? Dado que los efectos de sesgo
persisten a pesar de las prácticas de selección del jurado, la of guilty
presentación de evidencia dura, palabras de advertencia del 40
de votos
30
(Steblay et al., 1999; Studebaker y Penrod, 1997).
¿Es posible que los jurados estén influidos por publi-
cidad previa al juicio de una naturaleza más general que
no esté relacionada con su caso específico? Acaso el lector
Antes de la
Before Después de la
After
haya visto la popular serie de televisión CSI (que significa deliberación deliberación
deliberation deliberation
crime scene investigation: investigación de la escena del cri-
men), que se enfoca en los procesos mediante los cuales los Jurados con publicidad
Neutral-publicity jurorsneutra
investigadores policiacos recolectan y analizan huellas digi- Prejudicial-publicity
Jurados con publicidadjurors
prejuiciosa
tales, fluidos corporales y otros tipos de evidencia forense Prejudicial-publicity
Jurados con publicidadjurors who "passed"
prejuiciosa the voir
que “pasaron” dire
el voir dire
(la original se desarrolla en Las Vegas; series derivadas se
desarrollaron más tarde en Miami y Nueva York). Muchos
comentadores legales especulan que la exposición pública a este programa esté influ-
yendo en los veredictos de los jurados; llaman a esto el “efecto CSI”. El temor es que
los programas de televisión conduzcan a los jurados a tener expectativas irrealmente
elevadas que les hagan votar con precaución por la absolución, porque encuentren insu-
ficiente la evidencia real para apoyar un veredicto de culpabilidad. Si es cierto, entonces
el efecto CSI representaría un tipo especial de publicidad previa al juicio potencialmente
influyente en toda la población de jurados. Sin embargo, Tom Tyler (2006a) apunta con
rapidez que, aunque la hipótesis es plausible, en la actualidad no hay evidencia dura para
apoyarla. Tal como los jurados son sesgados por las historias noticiosas, en ocasiones
reciben información extralegal dentro del cuerpo del juicio mismo. Si un testigo revela
rumores que no se consideran confiables o deja escapar algo acerca del pasado del acu-
sado que los tribunales consideran prejuicioso (en cualquier caso, información que se
supone no debe escuchar el jurado), ¿entonces qué? Lo que ocurre a continuación, por lo
general, es que el abogado opositor objetará y el juez confirmará la objeción y le pedirá al
jurado desechar la revelación.
Si algo parece mal con esta serie de sucesos, usted debe saber que es un guión que
se repite muchas veces en los tribunales. Pero, ¿las personas realmente pueden eliminar
Estudios adicionales indican que los jurados en esta situación pueden acatar la ins-
trucción de un juez para desechar cuando el tecnicismo involucra una violación seria de
los derechos del acusado (Fleming et al., 1999) y que el proceso de deliberación aumenta
la conformidad, lo que minimiza el sesgo (London y Núñez, 2000).
Las instrucciones del juez Uno de los rituales más importantes en cualquier juicio
son las instrucciones del juez al jurado. Es a través de éstas que los jurados se educan acerca
de conceptos legales relevantes, se informan de las opciones del veredicto, se les conmina
a desechar factores extralegales y se les aconseja acerca de cómo llevar a cabo sus delibera-
ciones. Para hacer que los veredictos se adhieran a la ley, se supone que los jurados acatan
estas instrucciones. La tarea parece suficientemente simple, pero existen problemas.
Para comenzar, la competencia intelectual del jurado se ha puesto en cuestiona-
miento. Durante años, los tribunales han dudado de si los jurados entienden sus instruc-
ciones. Un juez escéptico lo puso francamente cuando dijo que “estas palabras también
pueden estar habladas en una lengua extranjera” (Frank, 1949, p. 181). Pudo estar en
lo correcto. Cuando las instrucciones reales se ponen a prueba con jurados simulados
comunitarios, los resultados revelan altos niveles de mala interpretación, un serio pro-
blema a la luz del hecho de que los jurados parecen tener muchas preconcepciones
acerca de los crímenes y los requisitos de la ley.
El nivel de comprensión es incluso problemático cuando se trata de instrucciones
acerca de la pena de muerte que se requieren
en los casos capitales (Wiener et al., 1995)
y para estudiantes universitarios, así como
jurados ordinarios de la comunidad (Rose
y Ogloff, 2001). Sin embargo, existe razón
para la esperanza. La investigación muestra
que cuando instrucciones convencionales
(que tienen pobre estructura, son esotéri-
Si el lector considera que tales desigualdades son inconvenientes, no tema, los pre-
sidentes pueden actuar como líderes nominales, pero no ejercen más que su parte justa
de influencia sobre el grupo. De hecho, aunque pasen más tiempo que otros jurados
hablando acerca de asuntos procedimentales, pasan menos tiempo expresando opinio-
nes acerca del veredicto (Hastie et al., 1983). Por ende, puede ser más preciso pensar
en el presidente no como el líder del jurado, sino como su moderador. En Twelve Angry
Men, el actor Martin Balsam, no Henry fonda, fue el presidente. También estuvo entre los
miembros menos influyentes del jurado.
mostró exactamente lo opuesto: que la mera presencia de un solo aliado permite a los
disidentes mantener su independencia mejor que cualquier otra cosa.
La investigación muestra que el tamaño de un jurado también tiene otros efectos.
Michael Saks y Molli Marti (1997) realizaron un meta-análisis de estudios que involucran
15,000 jurados simulados que deliberaron en más de 2000 jurados de seis o 12 personas.
En general, descubrieron que los jurados más pequeños tenían menos probabilidad de
representar a los segmentos minoritarios de la población. También tuvieron más pro-
babilidad de alcanzar un veredicto unánime y a hacerlo mientras deliberaban durante
periodos más cortos. Incluso en los juicios civiles, en los que los jurados deben tomar
decisiones complejas acerca de cuánto dinero otorgar al demandante, los grupos de seis
personas emplean menos tiempo discutiendo el caso (Davis et al., 1997).
Veredictos menos que unánimes El tamaño del jurado no es todo lo que ha cam-
biado. En 1972, la Corte Suprema consideró si los estados podían aceptar veredictos de
jurado que no fueran unánimes. En una opinión, dos acusados fueron condenados por
veredictos de jurado que no fueron unánimes: uno por un voto de 11 a 1, el otro por 10
a 2 (Apodaca v. Oregon, 1972). En una segunda opinión, se determinó un veredicto de
culpabilidad por un margen de 9 a 3 (Johnson v. Louisiana, 1972). En ambas decisiones, la
Corte Suprema ratificó las condenas.
La Corte estuvo dividida en su visión de estos casos. Cinco jueces argumentaron
que una regla que permitía veredictos que no fueran unánimes no afectaría de manera
adversa al jurado; cuatro jueces consideraron que reduciría la intensidad de las deli-
beraciones y minaría el potencial de la influencia minoritaria. La tabla 12.6 presenta
estos puntos de visión en conflicto. ¿Cuál encuentra el lector más convincente? Ima-
gínese a sí mismo en un jurado que sólo necesita una mayoría de 9 a 3 para emitir un
veredicto. Comienza por sondear al grupo y des-
cubre que ya tiene los nueve votos necesarios. TABLA 12.6
¿Qué sigue? De acuerdo con un guión, el grupo Johnson v. Louisiana (1972): visiones contrastantes
sigue argumentando vigorosamente y con mente
“Observe las visiones contrastantes de la decisión de la Corte Suprema de Es-
abierta. De acuerdo con el escenario alternativo, tados Unidos para permitir los veredictos de jurados que no son unánimes. El
el grupo comienza a deliberar, pero los disidentes juez White escribió la opinión de la mayoría y el juez Douglas escribió el disenti-
rápidamente son hechos a un lado debido a que sus miento. La decisión se alcanzó por un voto de 5 a 4.”
votos no son necesarios. De nuevo, ¿cuál escenario
parece más realista? Juez White, por la mayoría
“No tenemos bases para creer que los jurados de mayoría, conscientes de su
Para responder esta pregunta, Reid Hastie y
responsabilidad y poder sobre la libertad del acusado, simplemente rechazarían
otros (1983) reclutaron a más de 800 personas del escuchar los argumentos que se les presentan en favor de la absolución, termina-
área de Boston para tomar parte en 69 jurados rían la discusión y emitirían un veredicto. Por el contrario, es mucho más proba-
simulados. Después de ver la escenificación de ble que un jurado que presenta argumentos razonados a favor de la absolución
pueda hacer que se responda su argumento o llevar consigo suficientes jurados
un juicio por asesinato, se instruyó a los grupos a
para evitar la condena. Una mayoría dejará la discusión y superará en votos a una
alcanzar un veredicto por márgenes de 12 a 0, 10 minoría sólo después que una discusión razonada haya dejado de tener efecto
a 2 u 8 a 4. Las diferencias fueron sorprendentes. persuasivo o no sirva a cualquier otro propósito; esto es, cuando una minoría
Comparados con jurados que necesitaban deci- sigue insistiendo en la absolución sin tener razones persuasivas que apoyen su
siones unánimes, los otros pasaron menos tiempo posición.”
les permitió grabar en video a 50 jurados civiles no unánimes en Arizona, Shari Diamond
y sus colegas (2006) observaron igualmente que las minorías corteses en ocasiones eran
“marginadas” por las mayorías que tenían el poder para ignorarlas.
En la actualidad, sólo dos estados permiten veredictos menos que unánimes en los
juicios criminales. Un número sustancial lo hace así para casos civiles. Sin embargo, la
investigación muestra que este procedimiento debilita a los jurados que están en la mino-
ría votante, genera cerrazón mental, pone la discusión en cortocircuito y deja a muchos
jurados inseguros acerca de la decisión. Henry Fonda, hágase a un lado. El jurado llegó
a su veredicto.
>
¿qué influye a estos juicios?
El proceso de sentencia
Los acusados que se encuentran no culpables tienen libertad para irse a casa. Sin
embargo, para quienes son condenados por delitos, al veredicto del jurado le sigue una
segunda decisión para determinar la naturaleza y medida de su castigo. Las decisiones
de sentencia por lo general las toman los jueces, no los jurados, y con frecuencia son
controvertidas. Una razón para la controversia es que muchas personas ven a los jueces
como demasiado indulgentes (Stalans y Diamond, 1990). Otra es que la gente no está
de acuerdo acerca de las metas a las que sirve el encarcelamiento. Para muchos jueces,
la meta de una sentencia de prisión es práctica: incapacitar a los ofensores y disuadir-
los de cometer crímenes futuros. Sin embargo, para muchos ciudadanos hay un motivo
más poderoso en operación: la retribución exacta, o venganza, contra el ofensor por su
fechoría. La investigación muestra que las personas son impulsadas por este motivo de
“merecimiento” y recomiendan sentencias de dureza creciente para crímenes de mayor
severidad, sin importar si se ve probable que el ofensor ataque de nuevo y tampoco si
tales sentencias disuaden la acción criminal o si cumplen otro propósito útil (Carlsmith
et al., 2002; Carlsmith, 2006; Darley et al., 2000; Darley y Pittman, 2003). Es interesante
que la investigación también demuestra que aunque las personas consideren que la
En 2011, la oficina de Estadísticas “dulce venganza” contra alguien que les hizo daño las hará sentirse mejor, en ocasiones
de Justicia del Departamento de tiene el efecto opuesto (Carlsmith et al., 2008).
Justicia de Estados Unidos reportó Los jueces también están en desacuerdo acerca de los temas relacionados con las
que el número de adultos esta- sentencias. Por tanto, una recurrente queja pública es que existe demasiada disparidad
dounidenses encarcelados era de en las sentencias, que los castigos para los crímenes no son consistentes de un juez a
2.27 millones. otro. Para documentar el problema, Anthony Partridge y William Eldridge (1974) reco-
pilaron conjuntos idénticos de archivos de 20 casos reales y los enviaron a 50 jueces
federales para que hicieran recomendaciones de sentencias. Descubrieron grandes dis-
paridades en las sentencias que los jueces dijeron que impondrían. Por ejemplo, en un
disparidad en las sentencias caso, los jueces leyeron acerca de un hombre que fue condenado por extorsión y evasión
Inconsistencia de las sentencias para la fiscal. Un juez recomendó una sentencia de prisión de tres años, mientras que otro reco-
misma ofensa de un juez a otro. mendó 20 años en prisión y una multa de 65 000 dólares. Es difícil creer que estos dos
jueces leyeran el mismo caso. Pero otros estudios han descubierto diferencias similares.
violencia? Al buscar una respuesta a esta pregunta, Thomas Carnahan y Sam McFarland
(2007) publicaron dos anuncios en el periódico: uno como el de Zimbardo para un estu-
dio acerca de la vida en prisión; el otro, idéntico en cada punto, excepto que se omitieron
las palabras “vida en prisión”. Quienes se ofrecieron como voluntarios para al estudio de
la prisión calificaron más alto en pruebas que miden agresividad, autoritarismo y nar-
cisismo, y más bajo en pruebas que miden empatía y altruismo. Al reflexionar en las
diferencias, estos investigadores sugirieron que tal vez el estudio de prisión de Stanford
atrajo a individuos que eran proclives al comportamiento antisocial. En respuesta, Haney
y Zimbardo (2009) señalaron que los voluntarios en el estudio original también fueron
sometidos a pruebas, y que no se descubrió ninguna diferencia de personalidad entre
ellos y la población general. Más importante todavía, señalan: no se encontraron dife-
rencias entre los asignados a los papeles de prisionero y guardia dentro del experimento.
Al reiterar su creencia en el poder de la situación, Zimbardo (2007) señala los sor-
prendentes paralelismos entre los comportamientos observados en su prisión simulada
y los abusos sádicos de prisioneros reales en 2004, más de 30 años después, por guardias
militares en la prisión de Abu Ghraib en Irak. Al observar que varios factores psicológi-
co-sociales crean una “tormenta perfecta” que conduce a las personas buenas a com-
portarse en formas malvadas, Zimbardo se refiere a esta transformación desafortunada
como el “efecto Lucifer”, llamado así por el ángel favorito de Dios, Lucifer, quien cayó de
su gracia y a final de cuentas se convirtió en Satán.
Percepciones de justicia
Las personas tienden a medir el éxito de un sistema legal por su capacidad para producir
resultados justos y precisos. ¿Pero eso es todo lo que hay en la justicia? Retroceda por un
momento de los puntos específicos y pregúntese si es posible definir la justicia en una
>
forma que no se relacione con los resultados.
Dario Pignatelli/Reuters/Landov
escolares y las relaciones íntimas (Folger y Greenberg, 1985; Sheppard,
1985). También es importante a este respecto que la gente perciba que se le
garantiza tanta “voz” como a los otros (Van Prooijen et al., 2006), y que quien
tome las decisiones tenga una mente abierta y no actúe por interés personal
(De Cremer, 2004). En cuestiones de justicia, gente de todo el mundo está
motivada no sólo por el deseo de ganancia personal, sino porque sus nece-
sidades sean reconocidas, respetadas y tratadas justamente por otros que
sean imparciales. Por tanto, la investigación muestra que, para que las per-
En el verano de 2009, miles de hombres
sonas acepten ser regidas por la ley y se conformen con los resultados que no les gusten, y mujeres iraníes tomaron las calles de
deben ver que los procedimientos de toma de decisiones son justos (Tyler, 2006b). Teherán y otras grandes ciudades para
>
protestar contra la reelección como
presidente de Mahmoud Ahmadinejad.
Cultura, ley y justicia Con evidencia que sugería que la
votación pudo estar arreglada, estos
protestantes ilustran cuánto se frustra
Cuando se trata de los fundamentos del comportamiento humano, gran parte de la inves- la gente cuando no confía en que su voz
tigación de este capítulo puede aplicarse de manera universal. En el testimonio de testi- se escuche de forma justa, un aspecto
esencial de la justicia procesal.
gos, los problemas y limitaciones de la memoria humana (como se ve en la habilidad para
codificar, almacenar y recuperar con precisión ciertos tipos de información) son univer-
sales. En las entrevistas e interrogatorios policiacos, los sospechosos de todo el mundo,
incluidos algunos que son inocentes, tienen más probabilidad de confesar cuando están
aislados y se les presiona de manera intensa que cuando no es así. En los tribunales donde
participan jurados, su toma de decisiones invariablemente reflejará las influencias con-
juntas de sus disposiciones personales, la información que reciben en el tribunal y la
dinámica de conformidad que se apodera de los grupos pequeños. Por último, historias
recurrentes de abusos carcelarios han mostrado que la prisión es un escenario social que
tiende a sacar lo peor de los guardias y sus prisioneros, estén en donde estén.
Aunque las semejanzas son claras, no deben enmascarar importantes diferencias
transculturales. Dado que las culturas tienen normas, costumbres y valores diferentes,
también crean diferentes leyes para regular el comportamiento de sus ciudadanos. Sin
duda, ciertos valores universales evolucionaron entre los humanos y se transmiten de
una generación a otra, como las prohibiciones contra la violencia física, el tomar la pro-
piedad de alguien sin consentimiento y el engaño en transacciones importantes. Sin
embargo, en otras formas, los grupos culturales y religiosos del mundo difieren nota-
blemente en los comportamientos que desdeñan y buscan regular. En algunos países es
contra la ley practicar el sexo fuera del matrimonio, tener más de un esposo o esposa,
ayudar en un suicidio, los juegos de azar, comer carne o beber alcohol. Con base en la
creencia en una vida después de la muerte, algunas religiones prohíben las autopsias.
Otras imponen estrictos códigos de vestimenta, en particular a las mujeres.
Irán, Irak, India, Japón, Paquistán, Arabia Saudita y Tailandia). En cuestiones de crimen
y castigo, es claro que las influencias culturales son sustanciales.
Alegato final
Este capítulo se enfocó en la justicia criminal, desde la recopilación de evidencia de
testigos y sospechosos, hasta las diversas etapas del juicio con jurado, la sentencia y la
prisión. Sin embargo, sólo se rascó la superficie. En años recientes, cada vez más jue-
ces, abogados y legisladores reconocen que la psicología social puede hacer importantes
aportaciones al sistema legal. Por ende, con creciente frecuencia se solicita el consejo
experto de los psicólogos sociales dentro y fuera del tribunal, y se citan en las opiniones
escritas por los jueces. Es claro que la recolección, presentación y evaluación de la evi-
dencia son empresas humanas imperfectas y sujetas a sesgo. Sin embargo, mediante la
comprensión de la psicología social, ahora pueden identificarse los problemas e incluso
algunas soluciones.
Repaso
l La condena y absolución de Amand Knox en Italia ilustran las muchas
formas en que la psicología social es relevante para el sistema legal.
Testimonio de testigo
l Las identificaciones equivocadas de los testigos son la causa l En los tribunales, los jurados sobreestiman la precisión de
más frecuente de condenas erróneas. los testigos y no pueden distinguir entre testigos precisos e
l La memoria de los testigos es un proceso en tres etapas que imprecisos.
involucra codificación, almacenamiento y recuperación. l Las personas son fácilmente persuadidas por la confianza de
l Durante la codificación, los testigos que están muy estresados un testigo, un factor que no predice de manera confiable la
se enfocan en las características centrales de un evento, pero identificación precisa.
pierden el recuerdo de detalles periféricos. l En ocasiones se llama a los psicólogos para que testifiquen
l La presencia de un arma entorpece la habilidad de un testigo como expertos en lo que se refiere a la evidencia de los testigos.
para identificar al perpetrador. l Mediante reformas a las prácticas policiacas, los psicólogos
l Los testigos tienen problemas para reconocer a los miembros también han ayudado a mejorar la precisión de las identifica-
de un grupo étnico distinto al suyo. ciones de los testigos.
l Durante el almacenamiento, la información equivocada poste-
rior al evento sesga el recuerdo del testigo. Puesta a prueba del sentido común
l Los niños pequeños son particularmente sugestionables en Los testigos encuentran relativamente difícil reconocer a
este aspecto. miembros de grupos étnicos distintos al propio.
l Las líneas de identificación están sesgadas cuando un sos- Verdadero. Los investigadores han observado este sesgo de
pechoso es distinto, cuando la policía sugiere que el criminal identificación del propio grupo étnico en escenarios tanto
está en la línea, cuando los testigos realizan juicios relativos y de laboratorio como de campo.
cuando el sospechoso es familiar por otras razones.
Confesiones
l La policía realiza entrevistas para determinan si los sospecho-
sos dicen la verdad o si mienten y deben ser interrogados.
l Estos juicios de verdad y engaño no son muy precisos.
l Al registrar la excitación fisiológica, el polígrafo también puede
usarse como detector de mentiras.
l Los examinadores con polígrafo reportan tasas altas de preci- Puesta a prueba del sentido común
sión; sin embargo, personas honestas con mucha frecuencia Mientras más seguro está un testigo acerca de una identificación,
son juzgadas culpables y es posible engañar a la prueba. tiene mayor probabilidad de ser más preciso.
l La policía emplea varios métodos de interrogación diseñados Falso. Los estudios muestran que la confianza de un testigo
para hacer que los sospechosos crean que son culpables y así no predice de manera confiable la precisión, en parte porque la
confiesen. confianza está influida por factores posteriores a la identificación.
l Un método es hacer amistad con el sospechoso y “minimizar”
No es posible engañar a sabiendas a un detector de mentiras.
la ofensa; un segundo método es asustar al sospechoso para
que crea que es inútil negar los cargos. Falso. Es posible vencer en una prueba de detector de mentiras
al elevar la excitación cuando se plantean preguntas “inocentes”,
l Sometidas a presión, a veces las personas rinden confesiones y al no tratar de suprimir la excitación en respuesta a preguntas de
falsas a crímenes que no cometieron. “culpabilidad”.
l Casos reales e investigación de laboratorio muestran que
ciertas tácticas de interrogación, como la presentación de evi- Sin ser golpeadas o amenazadas, las personas inocentes en
dencia falsa y ofrecer indulgencia, aumentan las confesiones ocasiones confiesan crímenes que no cometieron.
falsas. Verdadero. Sospechosos inocentes en ocasiones confiesan, ya sea
l Aunque se supone que jueces y jurados deben rechazar las con- para escapar de una situación desagradable o porque se les induce a
fesiones forzadas, sus veredictos todavía están influidos por creer que cometieron un crimen que no pueden recordar.
dicha evidencia.
l La Corte Suprema de Estados Unidos reglamentó que el uso de Puesta a prueba del sentido común
jurados de seis personas es aceptable.
Por lo general, se puede predecir el veredicto final de un jurado al
l Pero estos grupos más pequeños no deliberan durante tanto
saber cuál es la postura de los jurados individuales la primera vez
tiempo, como los jurados de 12 miembros, y contienen menos
que votan.
representación minoritaria.
Verdadero. Como resultado de influencias grupales tanto informativas
l En algunos estados se permite a los jurados alcanzar veredictos como normativas, la preferencia del voto mayoritario inicial prevalece
por una mayoría menos que unánime. por lo general.
l La investigación muestra que, una vez alcanzada la mayoría
requerida, estos jurados rechazan a los no colaboradores, ter-
minan la discusión y emiten un veredicto.
Percepciones de justicia
La justicia como cuestión de procedimiento Cultura, ley y justicia
l La satisfacción con la justicia depende no sólo de ganar y per- l Al reflejar valores culturales y religiosos, los países establecen
der, sino también de los procedimientos empleados para lograr diferentes leyes con la intención de regular el comportamiento.
el resultado. l En las poblaciones diversas, las prácticas culturales diferentes
l Las personas de todas las culturas prefieren modelos de jus- en ocasiones ponen en conflicto a los gobiernos con segmentos
ticia que ofrezcan a los participantes una voz en los procedi- de su población.
mientos y la oportunidad de ser juzgados por un tomador de l Las culturas también difieren en los procesos empleados para
decisiones imparcial. hacer cumplir las leyes y en las consecuencias para quienes son
condenados.
Alegato final
l Cada vez más los psicólogos sociales se involucran en el estu-
dio del sistema legal al identificar los problemas y buscar
soluciones.
TÉRMINOS CLAVE
anulación del jurado (515) modelo antagonista o acusatorio (524) sesgo de identificación del propio
calificación para la muerte (510) modelo inquisitivo (524) grupo étnico (490)
disparidad en las sentencias (520) polígrafo (499) sesgo de lenidad (517)
efecto de la atención al arma (490) recusación sin causa (506) voir dire (506)
efecto de información errónea (492) selección científica del jurado (508)
RECURSOS MEDIÁTICOS
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Liderazgo (548)
El enfoque de rasgos clásico
Modelos de contingencia del liderazgo
Liderazgo transaccional
Liderazgo transformacional
Liderazgo entre mujeres y minorías
Repaso
Términos clave
Recursos mediáticos
© Unknown/Corbis/Bettmann/Corbis
531
había fracasado. Sin embargo, pondere los resultados y verá por qué estos estudios son
tan importantes. Con sorprendente consistencia, los trabajadores se volvieron más pro-
ductivos, no debido a alguno de los cambios específicos realizados, sino porque fueron
seleccionados para una tarea especial. Muchos investigadores han criticado los métodos
usados en este estudio y las formas en que se han interpretado los resultados (Adair,
1984; Chiesa y Hobbs, 2008; Parsons, 1974). Sin embargo, el fenómeno que llegó a cono-
cerse como efecto Hawthorne tendió el cimiento para la psicología I-O.
La planta Hawthorne ya no existe, pero el estudio que se realizó ahí
Selección de personal
Para todo tipo de organizaciones, especialmente en una economía ajustada, el secreto para
el éxito comienza con el reclutamiento y desarrollo de un personal competente. Por dicha
razón, la selección de los empleados es el primer paso importante (Sackett y Lievens, 2008).
más alta
puede estar en desventaja simplemente por una cicatriz o mancha en el
top ranked
rostro, que capta la atención, distrae al entrevistador y produce resultados 30
de calificación
menos positivos (Madera y Hebl, 2012).
Aunque las entrevistas con frecuencia resultan en la selección correcta 20
Percentage
de nuevos empleados, en ocasiones carecen de validez predictiva (Eder y
Harris, 1999). Parte del problema es que la mayoría de los solicitantes de
Porcentaje
10
empleo usan tácticas para impresionar al administrador y presentarse en
una forma positiva, como puede esperarse, y que algunos se involucran
en más autopromoción que otros, por lo general con resultados positivos 0
Solicitantes varones
Male applicants Solicitantes mujeres
Female applicants
(Stevens y Kristof, 1995; Barrick et al., 2010). Algunos estudiantes univer-
sitarios de último año que entran al mercado laboral también están más Highly
Muy attractive
atractivo Notatractivo
No attractive
seguros de sus habilidades para la entrevista que otros, y la confianza
predice el éxito meses después (Tay et al., 2006). Los investigadores han
descubierto que incluso la calidad del apretón de manos de un solicitante
(determinado por su fuerza y vigor, firmeza de agarre, dura-
ción y si está acompañado por contacto visual) predicen cuán
alto los calificará un entrevistador después de una entrevista
simulada de una hora de duración (Stewart et al., 2008).
La “simulación” en una entrevista de trabajo, la cual
ocurre siempre que un solicitante de empleo se presenta de
>
Phillips y Dipboye, 1989. © Cengage Learning
Expectativas
Conducta del Alternativas “científicas” a las
del
entrevistador
durante la entrevistas tradicionales
entrevistador entrevista
Las entrevistas cara a cara traen a la vida características persona-
les tanto relevantes como no tan relevantes para el empleo. Dado
que el proceso es tan variable, ¿deberían eliminarse las entrevistas?
Desempeño ¿Acaso deberían ser computarizadas, lo que dejaría a los solici-
Decisión tantes interactuar con las compañías por medio de una secuen-
del solicitante
de
en la cia programada de preguntas y respuestas administradas por la
contratar
entrevista computadora? Las entrevistas en línea pueden ofrecer un foro para
pasar por un tamiz inicial a los solicitantes. Sin embargo, hay posi-
bilidades de que no muchas personas se sientan cómodas al tomar
decisiones importantes de la vida en forma tan impersonal. ¿Es
posible, entonces, conservar el toque humano de una entrevista mientras se elimina el
sesgo y el error?
Algunas organizaciones usan el polígrafo, o prueba de detector de mentiras, como
un dispositivo de filtración. Como se describió en el capítulo 12, el polígrafo es un ins-
trumento que registra la excitación fisiológica en diferentes partes del cuerpo. Con base
en la suposición de que la mentira causa estrés, un examinador de polígrafo realiza una
entrevista y compara el nivel de excitación del entrevistado en respuesta a varias pre-
guntas. Quienes administran las pruebas con el detector de mentiras argumentan que
aumenta su habilidad para identificar a los empleados potenciales que son honestos.
Pero los opositores argumentan que la prueba invade la privacidad de un individuo y
que los resultados no son suficientemente precisos. Por estas razones, el gobierno esta-
dounidense aprobó en 1988 una ley que prohíbe el uso de pruebas con el detector de
mentiras, excepto en asuntos que involucran grandes cantidades de dinero, seguridad
pública y seguridad nacional, como es el caso en el tamiz de agentes del FBI y científicos
que trabajan en instalaciones de pruebas nucleares (Beardsley, 1999).
dicen el éxito en escenarios laborales de alto riesgo (Gottfredson, 2002; Schmidt, 2002),
y lo más importante, sin discriminar a las minorías y otros que carecen de recursos para
pagar los cursos de preparación para la prueba (Sackett et al., 2008).
Los beneficios predictivos de las pruebas de habilidad cognitiva en el centro de tra-
bajo se han demostrado ampliamente. Sin embargo, algunos investigadores advierten que
la inteligencia general sólo es un factor relevante y que este enfoque discrimina a indi-
viduos con otras habilidades que no suelen calificar bien en estas pruebas (Sternberg y
Hedlund, 2002). Por esta razón, los psicólogos I-O como grupo son ambivalentes acerca
del uso de las pruebas de inteligencia en la selección de personal. Cuando Kevin Murphy y
colaboradores (2003) entrevistaron a más de 700 profesionales en el campo, descubrieron
que la mayoría está de acuerdo en que la inteligencia no se captura por completo en las
pruebas estandarizadas, que diferentes empleos requieren diferentes habilidades cogni-
tivas y que deberían usarse medidas de selección tanto cognitivas como no cognitivas.
Recientemente se estimó que 2500 compañías estadounidenses también usan prue-
bas de personalidad para medir rasgos que predicen resultados relacionados con el tra-
bajo, como liderazgo, productividad, disposición para brindar ayuda, ausentismo y robo
(Cha, 2005). Por ejemplo, la investigación muestra que las personas que califican alto en
el rasgo de escrupulosidad (que tiende a hacerlos más orientados al logro, confiables,
ordenados y precavidos) tienen más probabilidad en general de desempeñarse bien en el
trabajo (Dudley et al., 2006). Otro ejemplo: las personas que califican como extrovertidos
tienen especial probabilidad de triunfar como administradores de negocios y vendedo-
res (Hurtz y Donovan, 2000; Salgado, 1997). La investigación muestra que los adultos
jóvenes que tienen alta autoestima, confianza en sí mismos y sentido de control, tienden
a buscar líneas de trabajo más desafiantes y, como resultado, están más satisfechos con
sus empleos más tarde en la vida (Judge et al., 2000). La investigación también muestra
que las personas que tienen cierto grupo de rasgos que incluyen estabilidad emocio-
nal, escrupulosidad y afabilidad, tienen más probabilidad de mostrar buenos comporta-
mientos ciudadanos organizativos (Chiaburu et al., 2011).
Estos hallazgos de investigación son claros. ¿Pero ello significa que las compañías
deben poner a prueba a todos los solicitantes de empleo y contratar a quienes tienen per-
sonalidades favorables? Al reflexionar en esta tendencia, un escritor de U.S. News & World
Report explica “por qué un psicólogo puede estar en tu próxima entrevista” (Wolgemuth,
2009). Pero, ¿éste es un desarrollo firme en el mundo práctico de la selección de perso-
nal? No, de acuerdo con cinco editores de las revistas de investigación que han publicado
gran parte de esta indagatoria de personalidad. En un artículo que escribieron de manera
colectiva, estos editores concluyeron que aunque ciertos factores de personalidad bien
pueden relacionarse con el desempeño laboral, los investigadores necesitarían diseñar
pruebas que sean más predictivas, que no se apoyen en el autoinforme del solicitante
motivado y que por tanto no puedan ser simuladas con facilidad (Morgeson et al., 2007).
En tercer lugar, algunas compañías recientemente comenzaron a administrar prue-
bas de integridad, cuestionarios diseñados específicamente para valorar la honestidad
y el carácter de un solicitante al plantearle preguntas directas acerca del uso de drogas
ilícitas, hurto en tiendas, robos menores y otras transgresiones. Las pruebas son fáciles
de administrar y las respuestas se califican por computadora. Se proporcionan perfiles
narrativos y se suelen utilizar cortes de calificación arbitrarios para determinar si un
solicitante aprueba o falla (Camara y Schneider, 1994).
¿Las pruebas de integridad son útiles para predecir el desempeño laboral? Una gran
preocupación acerca de las pruebas de integridad (y también de las de personalidad,
de hecho) es que los solicitantes pueden falsearlas por cuenta propia o con la ayuda de
asesores. En específico, la preocupación es que los solicitantes usarán las pruebas para
presentarse en formas exageradamente positivas, por ejemplo, como muy estables,
escrupulosos, afables o extrovertidos (Schmitt y Oswald, 2006). ¿Pero este es el caso con
las pruebas de integridad? ¿Se les puede simular?
Considere los dos tipos diferentes de pruebas de integridad que se usan: (1) pruebas
abiertas, en las que el propósito es obvio para quien se somete a la prueba, y (2) prue-
bas encubiertas, en las que los reactivos miden características amplias de personalidad pruebas de integridad Cuestionarios
que no se relacionan claramente con el centro de trabajo. Para examinar qué tan sus- diseñados para poner a prueba la
ceptibles a la simulación son estas pruebas, George Alliger y otros (1996) entregaron a honestidad y el carácter de un solicitante
estudiantes universitarios pruebas tanto abiertas como encubiertas. A algunos se les de empleo.
posible
90 bién refuerzan el punto: cuando se trata
totalscore
totalscore
50
de engañar, las pruebas encubiertas, de
of total possible
of total possible
de calificación
40
Pero, ¿tales instrumentos son sufi-
70
cientemente válidos para usarse en la
30 selección de personal? Ésta es una fuente
Percentage
Percentage
Porcentaje
las pruebas de personalidad escritas (Huffcutt et al., 2001), quizá porque son más difíci-
les de falsear (Van Iddekinge et al., 2005). De hecho, las entrevistas estructuradas pueden
realizarse por teléfono y más tarde calificarse a partir de una transcripción grabada, lo
que proporciona información que puede usarse para predecir las tasas de asistencia,
productividad y permanencia en el empleo del futuro trabajador (Schmidt y Rader, 1999).
¿La entrevista estructurada elimina por completo el elemento humano que viene
con las entrevistas convencionales? Parece que la respuesta es no. Las entrevistas estruc-
turadas suelen estar precedidas por una sesión de acuerdo en la que entrevistador y soli-
citante sostienen una breve charla para reunirse antes de comenzar el cuestionamiento
serio. A la luz de la investigación en psicología social, que muestra que las personas se
forman con rapidez primeras impresiones basadas en apariencias y una pequeña reba-
nada de comportamiento, Murray Barrick y sus colegas (2010) examinaron si esta “entre-
vista previa” predecía los resultados que siguieron. En un estudio de entrevista simulada
a estudiantes de contabilidad de nivel universitario, descubrieron que las impresiones
que se formaron los entrevistadores en la reunión inicial, incluido su sentido de la com-
petencia del solicitante, fueron muy predictivas de las evaluaciones posteriores a la
entrevista y de si los solicitantes más tarde recibirían ofertas para realizar periodos de
práctica por parte de firmas de contabilidad reales.
Para crear un escenario multidimensional más estructurado con propósitos de
selección y evaluación, muchas organizaciones usan centros de evaluación, en los que
varios solicitantes toman parte en un grupo de actividades como pruebas escritas, situa-
cionales y ejercicios de interpretación de roles que son supervisados por un grupo de
evaluadores. En lugar de un método (una entrevista) y un evaluador (un entrevistador),
se usan múltiples métodos y evaluadores. Se supone ampliamente que los centros de eva-
luación son más efectivos que las entrevistas tradicionales para identificar solicitantes
que triunfarán en una posición particular (Thornton y Rupp, 2006). Cuando las compa-
ñías luchan por recortar los costos de contratación, las evaluaciones a veces se reducen
para involucrar menos evaluadores, menos ejercicios, ejercicios más breves y otros tipos
de recortes (Borman et al., 1997). Sin embargo, la investigación muestra que el enfoque
multidimensional de los centros de evaluación es una buena forma de tomar decisiones
de contratación que a final de cuentas son bastante predictivas del desempeño laboral
(Arthur et al., 2003; Meriac et al., 2008).
Selección de personal como una calle de doble sentido Durante muchos años,
los investigadores se enfocaron en las formas en que diferentes procedimientos de selec-
ción de personal sirven a los empleadores. Sin embargo, como se señaló antes, el proceso
de contratación es una calle de doble sentido en el que organizaciones y solicitantes se
miden mutuamente. ¿Cómo se sienten los buscadores de empleo acerca de los métodos
recién descritos? ¿Cuál es su reacción ante estos métodos? En general, las personas con-
sideran las pruebas concretas específicas de un puesto y las situaciones de entrevista
como lo más justo, y no les gustan las impersonales pruebas estandarizadas de inteli-
gencia, personalidad y honestidad (Rosse et al., 1994; Rynes y Connerly, 1993). Para los
empleadores en busca de reclutas sólidos, la justicia percibida del proceso de selección
que se utiliza bien puede influir en si los mejores solicitantes aceptan las ofertas que se
les hacen (Bauer et al., 1998).
Incluso el formato de una entrevista puede tener una impresión duradera. Por defi-
ciente que pueda ser, ¿cómo se compara la entrevista cara a cara con las sesiones media-
das por computadora? En la economía global de hoy, entrevistadores y solicitantes de
empleo con frecuencia están separados geográficamente, lo que requiere un viaje costoso
o el uso de tecnología para entrevistas mediadas por computadora, vía telefónica y video-
conferencias. Si el lector alguna vez se ha comunicado de esta forma, sabe cuán diferente
puede ser la interacción. Pero, ¿cuán efectivos son estos medios? En el centro de recluta-
miento del campus de una gran universidad canadiense, 970 estudiantes que enviaron su
currículum vítae a empleos publicados en la Internet se entrevistaron con 346 organiza-
ciones. Éstas fueron entrevistas reales. La mayoría se realizó en persona, pero algunas se centro de evaluación Escenario
llevaron a cabo por teléfono o videoconferencia. Cuando se les cuestionó después acerca estructurado en el que los solicitantes de
de la experiencia, los estudiantes en las entrevistas en persona vieron el proceso como empleo se ponen a prueba de manera
más justo, consideraron el resultado como más favorable y tuvieron más probabilidad de exhaustiva y son juzgados por múltiples
aceptar el empleo que se les ofreció. Puede ser difícil sustituir la conexión y atención que evaluadores.
se producen mediante el contacto en persona (Chapman et al., 2003).
l FIGURA 13.4
Actitudes estadounidenses hacia la acción afirmativa
USA Today, 2003. © Cengage Learning
Affirmative
¿Acción action forpara
afirmativa racial minorities?
minorías raciales? Affirmative
¿Acción action for para
afirmativa women?
mujeres?
80 80
70 70
acuerdo
acuerdo
agreement
agreement
60 60
Percentagede
Percentagede
Porcentaje
Porcentaje
50 50
40 40
Blanco
White Negro Hispano
Black Hispanic Hombres Mujeres
Men Women Blanco
White Negro Hispano
Black Hispanic Hombres Mujeres
Men Women
la política, a quienes se sienten excluidos por ella, a las organizaciones que la ponen
en práctica y a las interacciones entre estos tres grupos interesados. Además, Nacoste
argumenta que las personas reaccionan no al concepto abstracto de acción afirmativa,
sino a los procedimientos empleados para implantar el concepto y que tales reacciones
pueden activar “reverberaciones procedimentales” dentro del sistema. Por ejemplo, las
personas no estarán satisfechas y el sistema reverberará en la medida en que la política
se establezca de manera secreta en lugar de abierta, en la medida en que las partes
interesadas no tengan oportunidad de expresar sus visiones personales y en la medida
en que las consideraciones de membresía al grupo se vean como más importantes que
las aportaciones individuales de cada solicitante. En la l figura 13.5 se presenta un dia-
grama con la noción de Nacoste de interdependencia.
Después de años de investigación acerca de las actitudes hacia la acción afirma-
tiva, ahora es claro que, aunque haya marcadas diferencias de opinión, las reacciones
de las personas dependen de cómo se ponga en práctica la política y pueden cambiar en
función de esto. No hay un solo enfoque. Faye Crosby y sus colegas (2006) observan que
las políticas han variado desde formas “blandas” de acción afirmativa, como superar los
programas diseñados para identificar, reclutar o capacitar en especial a solicitantes de
grupos pobremente representados, hasta formas “duras” de acción afirmativa que dan
preferencia en la contratación a solicitantes de grupos objetivo que están igualmente o
menos calificados que otros. Con base en un meta-análisis de 126 estudios que involu-
cran a 29,000 encuestados, David Harrison y colaboradores (2006) descubrieron que las
personas son más favorables hacia las formas más suaves de acción afirmativa y menos
favorables hacia las cuotas y otras políticas duras que favorecen a algunos solicitantes
sobre otros sin importar su capacidad. Al describir diferentes programas de acción afir-
mativa a estudiantes universitarios de negocios, Ariel Levi y Yitzhak Fried (2008) descu-
brieron no sólo que los participantes preferían una política de acción afirmativa blanda,
sino que apoyaban más una política que influyera en la contratación y capacitación de
nuevos empleados y que favorecían menos una política que afectaba las promociones y
desplazamiento de los empleados existentes.
Como podría esperarse, muchas personas que en lo personal no se benefician
con la acción afirmativa reaccionan de manera negativa tanto a la política como a
quienes se benefician con ella (Heilman et al., 1996). ¿Y qué hay de los receptores de la
acción afirmativa? ¿La política fortalece o debilita psicológicamente a quienes pre-
tende ayudar? En una serie temprana de estudios, Madeline Heilman y otros (1987)
seleccionaron estudiantes universitarios hombres y mujeres para fungir como líderes
l FIGURA 13.6
Efectos variables de la acción afirmativa en las mujeres
A mujeres universitarias asignadas como líderes de tarea se les dijo que fueron seleccionadas por mérito o por género. A quienes
estuvieron en la condición de género se les dijo además que la preferencia fue dada (1) sólo si fueron equivalentes a su compañero
varón, (2) sólo si cumplían un estándar mínimo o (3) absolutamente sin importar el mérito. Más tarde, las participantes calificaron
más alto su desempeño y liderazgo, y vieron el proceso como más justo cuando su asignación se basó en el mérito en vez de en la
preferencia. Pero la calificación no fue mucho menor en la condición equivalente, donde se tomó en cuenta el mérito.
Heilman et al., 1998. © Cengage Learning
7
Autocalificación
6
Self ratings
Autoevaluación
Self-evaluation Habilidad de ability
Leadership liderazgo Justicia
Fairness
Mérito
Merit
Preferencial equivalente
Preferential-equivalent
Preferencial mínima
Preferential-minimum
Preferential-absolute
Preferencial absoluta
la tabla 13.1 ofrece lineamientos para gestionar los programas de acción afirmativa en
una forma percibida como justa por todos los involucrados.
TABLA 13.1
Gestión de la acción afirmativa
Las prácticas de selección preferencial con frecuencia se ven como injustas y suelen conducir
a que los receptores duden de su propia competencia. Pratkanis y Turner (1996) recomien-
dan dar los siguientes pasos para minimizar estos efectos negativos.
4. Desarrollar estrategias de socialización que eviten que los solicitantes objetivo realicen
atribuciones personales negativas.
5. Enfatizar las aportaciones únicas del solicitante objetivo a la organización.
6. Puntualizar que la acción afirmativa no implica contratar por cuotas, pues también se
consideran otros atributos relevantes para el puesto.
7. Reconocer que la acción afirmativa no es una panacea y que no puede esperarse que
resuelva todos los problemas que enfrentan los grupos objetivo.
© Cengage Learning
una marcada preferencia por el “nosotros” sobre el “ellos”. También se vio, en el capítulo 9,
“Atracción y relaciones cercanas”, que las personas prefieren la compañía de otros que
tienen actitudes y valores similares. Si las personas no se gustan mutuamente, no tra-
bajarán bien juntas. Por otra parte, un optimista predeciría que la diversidad aumenta
la variedad de perspectivas y habilidades que se juntan para enfrentar un problema,
aumentar la productividad y resolver de manera creativa un problema al ofrecer un
grupo con una reserva más grande de recursos de dónde elegir.
¿Cuál es el impacto neto de la diversidad sobre el desempeño de un grupo? Existe
una sugerencia de evidencia para ambos efectos. En la actualidad, los investigadores
están de acuerdo en que no hay una respuesta individual o simple, porque es probable
“La globalización de los negocios que el efecto dependa de la naturaleza de la diversidad, de si se acentúan las semejanzas
es un hecho de la vida. Más de o las diferencias, de la proporción de los miembros de mayoría y minoría, de si hay una
63,000 corporaciones multina- cultura de integración suave dentro de la organización, del tipo de trabajo por completar,
cionales y 821,000 subsidiarias de la habilidad y motivación del grupo y de otros factores (Mannix y Neale, 2005; Van
extranjeras emplean ahora a 90 Knippenberg y Schippers, 2007).
millones de personas alrededor del Un centro de trabajo puede luchar por la diversidad, pero su éxito puede depen-
mundo.” der de su filosofía y enfoque. Como reflejo de un debate que abarca a toda la sociedad,
Gabel y Brunner, 2003 muchas compañías luchan con esta pregunta: ¿es mejor agradecer a las diferencias
grupales en el centro de trabajo por celebrar el multiculturalismo, o ignorarlas en un
esfuerzo para alentar un ambiente uniforme y no racista? Para ver si existe una rela-
ción entre las creencias que tiene una compañía y cuán involucrados se sienten los tra-
bajadores minoritarios, Victoria Plaut y otros (2009) realizaron una “encuesta de clima
de diversidad” en línea a 5000 empleados blancos y de minorías de 18 departamentos de
una gran organización dedicada al cuidado de la salud. Al comparar los departamen-
tos, descubrieron que mientras más multiculturales eran en sus creencias de diversidad
los empleados caucásicos dominantes (al apoyar que “los empleados deben reconocer y
celebrar las diferencias étnicas” en lugar de “los empleados deben minimizar sus diferen-
cias étnicas”), más involucrados se sentían los trabajadores minoritarios (por ejemplo,
“estoy orgulloso de decir a los demás que trabajo en esta organización”).
La correlación en el mundo real es intrigante, pero no prueba que las creen-
cias multiculturales dentro de la organización hagan que los empleados minorita-
rios se sientan más involucrados. Para poner a prueba dicha hipótesis de manera
(Borman et al., 1995). Por otra parte, como verá, los evaluadores predeciblemente caen
presas de los sesgos de percepción social descritos en otra parte de este texto.
Al paso de los años se han identificado algunos problemas relacionados con las valo-
raciones. Buena cantidad de investigación identificó varios tipos de errores de califica-
ción. Un ejemplo prominente es el efecto halo, una falla para discriminar entre diferentes
aspectos del desempeño de un solo trabajador (Cooper, 1981). En el capítulo 4 vio que las
impresiones mutuas de las personas están guiadas por teorías de personalidad implícitas,
por las preconcepciones que se tienen acerca de las relaciones entre diferentes rasgos. Al
creer que alguien es cálido, se supone que también es generoso y de naturaleza bondadosa.
En forma similar, los supervisores que creen que un trabajador no es productivo también
pueden calificarlo en forma negativa en trabajo en equipo, independencia, creatividad y
otras dimensiones distintas. Los efectos halo son más pronunciados cuando los evaluado-
res califican a alguien que no conocen bien o cuando una demora temporal ha hecho que
se nuble su recuerdo del desempeño (Koslowski et al., 1986; Murphy y Balzer, 1986).
Un segundo problema es que los evaluadores difieren en las calificaciones numéri-
cas promedio que otorgaron a otros. Debido a lo que se conoce como problema de restric-
ción de rango, algunas personas ofrecen calificaciones indulgentes uniformemente altas;
otros están inclinados a otorgar mezquinas calificaciones bajas, e incluso otros gravitan
hacia el centro de la escala numérica. En todos los casos, las personas que usan un rango
restringido fallan al hacer distinciones adecuadas. En ocasiones las diferencias entre
calificadores son considerables, como se vio en un estudio de administradores emplea-
dos en numerosas organizaciones (Scullen et al., 2000), en parte debido a diferencias en
su personalidad. Los individuos que tienen personalidades afables tienden a ser indul-
gentes en sus calificaciones de los otros, mientras que quienes son muy escrupulosos
tienden a ser más duros (Bernardin et al., 2000). En un meta-análisis de 25 estudios, John
Georgesen y Monica Harris (1998) también descubrieron que las personas que están en
el poder, comparadas con quienes no lo están, otorgan de manera consistente califica-
ciones de desempeño más bajas a otros que están en posiciones subordinadas.
Además de los problemas con el error y el sesgo al calificar, ahora es claro que los
supervisores también pueden distorsionar de manera intencional sus evaluaciones, depen-
diendo de sus objetivos dentro de la organización (Murphy et al., 2004). Por ejemplo, en
una investigación de estudiantes en un curso de administración de recursos humanos,
los evaluadores otorgaron calificaciones globales más altas cuando su meta era alentar la
armonía grupal, para garantizar justicia y precisión, o para motivar a quienes calificaban,
que cuando el propósito era simplemente ayudar a los miembros a identificar sus forta-
lezas y debilidades (Wang et al., 2010). Un hecho obvio de la vida en el centro de trabajo,
pero que con frecuencia se pasa por alto, es que la evaluación del desempeño no es sólo un
proceso de medición, sino uno que también sirve a propósitos sociales y de comunicación.
> Autoevaluaciones
Aunque las valoraciones del desempeño usualmente las realizan los supervisores, con
frecuencia se buscan sugerencias de los compañeros de trabajo, subordinados, clientes
y otros cuyas opiniones son relevantes. Acaso el lector no se dé cuenta de ello, pero al
llenar encuestas para evaluar un curso en la universidad, éstas tuvieron influencia en
las decisiones de permanencia y promoción que involucraban a sus propios profesores.
Como cuando se pide a los trabajadores evaluar a sus administradores, estas evaluacio-
nes proporcionan valiosa “realimentación ascendente”.
Una fuente de información interesante en particular proviene de las autoevalua-
ciones. Si el lector alguna vez ha tenido que describirse a sí mismo en una solicitud
de empleo, sabe que una autoevaluación no es exactamente una lección de modestia.
La mayoría de las personas se ven a sí mismas en términos excesivamente halaga-
dores, toman el crédito por el éxito, niegan la culpa por el fracaso, tienen un sentido
inflado del control y muestran optimismo irreal acerca del futuro. Agregue el fac-
tor de que las personas gustan de presentarse de manera favorable a otros y no es de
>
desventaja a empleados subordinados y mujeres.
Liderazgo
Sin importar dónde esté empleado, la experiencia laboral depende en gran medida
de la calidad del liderazgo en la organización. Un líder es alguien que puede mover a
un grupo de personas hacia una meta común. Puede ser un jefe de Estado, el pre-
sidente de un colegio o universidad, el miembro principal de un equipo de investiga-
ción, el oficial ejecutivo de una corporación o el gerente o entrenador en jefe de un
equipo deportivo. En una amplia variedad de escenarios, los investigadores se han
preguntado desde hace mucho: ¿qué factores personales y situacionales conducen a
un liderazgo efectivo? No hay una fórmula sencilla. Algunos líderes triunfan al ganar
>
“Yo soy un líder por defecto, sólo porque la naturaleza no permite el vacío.”
— Obispo Desmond Tutu
El enfoque de rasgos “Si uno es afortunado, una fantasía solitaria puede transformar totalmente un millón
clásico de realidades.”
— Maya Angelou
Un enfoque del estudio del liderazgo es “Cuando el líder efectivo termina con su trabajo, la gente dice que ocurrió de manera
identificar los rasgos que caracterizan a natural.”
los líderes “natos”, aquellos que tienen el — Lao Tse
“material correcto”. De acuerdo con la Teo- “Nunca diga a las personas cómo hacer las cosas. Dígales qué hacer y lo sorprenderán
ría de la Gran Persona de la historia, los con su ingenuidad.”
individuos excepcionales se elevan para — General George Patton
determinar el curso de los acontecimien-
“Debemos convertirnos en el cambio que queremos ver.”
tos humanos. Este enfoque ha tenido cierto
— Mahatma Gandhi
apoyo a lo largo de los años, pues ciertos
“La prueba final de un líder es que deja detrás de sí, en otros hombres, la convicción y
rasgos (como ambición, inteligencia, nece-
deseo de continuar.”
sidad de poder, autoconfianza, un alto nivel
— Walter J. Lippmann
de energía y una capacidad para ser flexible
y adaptarse al cambio) son característicos “El liderazgo debe nacer de la comprensión de las necesidades de aquellos que
serían afectados por ellas.”
de las personas que se convierten en líderes
(Hogan et al., 1994; Kenny y Zaccaro, 1983). — Marian Anderson
Incluso la altura física puede tener un “Ningún hombre será un gran líder si quiere hacer todo por sí mismo u obtener todo
papel. A este respecto, es sorprendente que el crédito por hacerlo.”
a lo largo de todo el siglo XX, el candidato — Andrew Carnegie
más alto a la presidencia de Estados Unidos “La tarea del líder es llevar a su gente de donde está hacia donde no han estado.”
ganó un sorprendente 23 de 25 elecciones, — Henry Kissinger
eso es 92% de las veces (1972 y 1976 fueron
© Cengage Learning
las únicas excepciones).
Con base en investigación pasada, She-
lley Kirkpatrick y Edwin Locke (1991) argu-
mentan que ciertas características estables se asocian con el liderazgo exitoso entre los
ejecutivos de negocios. En particular, señalan la importancia de la habilidad cognitiva
(inteligencia y una capacidad para procesar con rapidez gran cantidad de información),
el impulso interior (necesidad de logro, ambición y un alto nivel de energía), la motivación
de liderazgo (deseo para influir en otros con la finalidad de alcanzar una meta común), la
experiencia (conocimiento específico de temas técnicos relevantes para la organización),
la creatividad (habilidad para generar ideas originales), la autoconfianza ( fe en las habili-
dades e ideas propias), integridad (confiabilidad, honestidad y un estilo de comunicación
abierto) y flexibilidad (habilidad para adaptarse a las necesidades de los seguidores y
a los cambios en la situación). “Sin importar si los líderes nacen o se hacen”, dicen, “es
inequívocamente claro que los líderes no son como las demás personas” (p. 58). Locke
(2000) hurgó en este tema en The Prime Movers (Los impulsores), un libro en el que des-
cribe los rasgos que los “creadores de grandes fortunas”, multimillonarios y billonarios
hechos por cuenta propia, parecen tener en común. Zaccaro (2007) agrega que varios
aspectos del liderazgo pueden predecirse mejor mediante combinaciones únicas de atri-
butos en vez de por rasgos individuales.
En contraste con este enfoque, se introdujeron teorías más orientadas a lo situacio-
nal, sobre la noción de que el surgimiento de un líder dado depende del tiempo, el lugar y
>
Stouten et al., 2012).
una situación específica (Fiedler y Chemers, 1984). Una inconsistencia (esto es, el tipo de
persona equivocada para la situación) puede tener consecuencias negativas tanto para
el líder como para su organización. Por ejemplo, Martin Chemers y otros (1985) entre-
vistaron a administradores universitarios para determinar tanto su estilo de liderazgo
como su control situacional. Descubrieron que las inconsistencias se asociaban con cre-
ciente estrés laboral, enfermedades relacionadas con el estrés y ausencia del trabajo,
síntomas que disminuyen la productividad y competencia de un líder (Fiedler y García,
1987; Fiedler et al., 1992).
Tomar decisiones es una de las tareas más importantes de cualquier líder. Sin
embargo, en la calle de dos sentidos entre líderes y seguidores, con frecuencia es impor-
tante solicitar la opinión de los demás. ¿Cuánta participación deben permitir los líde-
res? De acuerdo con el modelo normativo de liderazgo propuesto por Victor Vroom
y Philip Yetton (1973), los líderes varían ampliamente a este respecto. Algunos son muy
autocráticos y directivos (no permiten la realimentación de los trabajadores), mientras
que otros son muy participativos (con frecuencia buscan y usan las sugerencias de los
trabajadores). Para un liderazgo efectivo de largo plazo, la clave es permitir sólo la can-
tidad correcta de participación de los trabajadores: no demasiada (que con frecuencia
no es eficiente) ni muy poca (lo que puede reducir la moral). Acerca de qué constituye
la cantidad correcta, Vroom y Yetton argumentan que depende de varios factores, como la
claridad del problema, la información disponible para el líder y los seguidores, y si es más
importante que la decisión sea correcta o que uno tenga apoyo.
Aunque el líder ideal es aquel que ajusta su estilo para adecuarse a la situación, por
lo general las personas prefieren a los líderes que los involucren en decisiones impor-
tantes. La investigación muestra que la toma de decisiones participativa aumenta la
moral, la motivación y la productividad del trabajador, y reduce las tasas de rotación
de personal y de ausentismo. Beneficios como estos se han encontrado especialmente
en situaciones en las que los empleados quieren tener aportación (Vroom y Jago, 1988)
y cuando están involucrados en la toma de decisiones directamente y no por medio de
representantes elegidos (Rubenowitz et al., 1983).
>
modelo normativo de liderazgo
Teoría de que la efectividad del liderazgo
Liderazgo transaccional está determinada por la cantidad de
realimentación y participación que los
Aunque los modelos de contingencia toman en cuenta a la persona y la situación, Edwin líderes permiten a los trabajadores.
Hollander (1985) criticó estas visiones “de arriba hacia abajo” del liderazgo en las que los
trabajadores son como criaturas inertes, pasivas, sin rostro, para ser movili-
zadas a discreción por la administración. En vez de ello, ve al liderazgo como
un intercambio social de dos vías en el que existe influencia mutua y recí-
proca entre un líder y sus seguidores. De acuerdo con Hollander, un buen
líder transaccional es aquel que obtiene adhesión y apoyo de sus seguido-
res al establecer metas claras para ellos, al ofrecer recompensas tangibles,
al otorgar asistencia y al satisfacer necesidades psicológicas a cambio de un
nivel esperado de desempeño laboral. Por tanto, el liderazgo transaccional
descansa sobre la disposición y habilidad del líder para recompensar a los
subordinados que mantienen su parte del trato y para corregir a quienes no
lo hacen así.
relacionadas con el trabajo muy similares. Al revisar lo que ahora es una cantidad masiva
de literatura de la investigación acerca de las diferencias sexuales en el liderazgo, Alice
Eagly y Linda Carli (2007) descubrieron que las mujeres líderes en el centro de trabajo
están tan orientadas a la tarea como sus contrapartes varones, y que los líderes hombres y
mujeres en general son igualmente efectivos. La única diferencia parece ser que los hom-
bres pueden ser más efectivos como líderes en posiciones que requieren un estilo más
directivo (por ejemplo, en la milicia), mientras que las mujeres pueden ser más efectivas
en escenarios administrativos que requieren apertura y cooperación. De hecho, cuando
estudiantes universitarios en una investigación fueron asignados a participar en grupos
de trabajo a largo plazo, con el tiempo surgieron estructuras de liderazgo centralizadas
en los grupos de puros hombres, mientras que en los grupos con sólo mujeres surgieron
estructuras de liderazgo descentralizadas más equilibradas (Berdahl y Anderson, 2005).
Esta representación de las mujeres líderes es consistente con la observación de
Judy Rosener (1995) de que las mujeres líderes de hoy se apoyan de manera efectiva
en cualidades tradicionalmente vistas como femeninas. También es consistente con la
observación de Sally Helgesen (1995) de que las mujeres administradoras interactúan
más con los subordinados, los invitan a participar en el proceso de toma de decisio-
nes, comparten información y poder, y mueven redes más extensas, o “redes de inclu-
sión”, un estilo de liderazgo que ella ve como una ventaja femenina. La investigación
muestra que hombres y mujeres difieren en su estilo, no en la capacidad para el lide-
razgo. Un meta-análisis de 45 estudios comparativos sugiere que las mujeres líderes
“’Si fuese a tomar un nuevo em- pueden incluso ser un poco más transaccionales y transformacionales que los hombres
pleo y pudiera elegir a su jefe, (Eagly et al., 2003). Otros investigadores son rápidos en advertir que todas las afirmacio-
¿preferiría trabajar para un hom- nes de una ventaja de género en favor de hombres o mujeres se basa en estereotipos y son
bre o para una mujer?’ De acuerdo exageradas (Vecchio, 2002).
con una encuesta Gallup de 2006 Si las mujeres son competentes para fungir como líderes, ¿por qué relativamente
que planteó esta pregunta, 34% pocas han podido alcanzar la cima en posiciones ejecutivas? Para las mujeres, la ruta
de los hombres prefirió un jefe va- hacia el poder (desde su ingreso en el mercado laboral, al reclutamiento en una orga-
nización y su ascenso por la escalera de la promoción) es algo parecido a una pista de
rón y 10% prefirió un jefe mujer,
obstáculos (Ragins y Sundstrom, 1989), o como Eagly y Carli (2009) dicen: un laberinto.
y 56% no tuvo preferencia. Entre Se han identificado tres conjuntos de impedimentos. Uno es que muchas mujeres
las mujeres, 40% prefirió un jefe están profundamente en conflicto al tener que hacer malabarismo entre una profesión y
varón, 26% prefirió un jefe mujer las responsabilidades familiares, y sentir como si tuvieran que elegir una o la otra (Hal-
y 32% no tuvo preferencia.” pern y Cheung, 2008). Un segundo impedimento es que algunas mujeres huyen de las
Carroll, 2006 posiciones jerárquicas competitivas que ofrecen el potencial de liderazgo en favor de
profesiones que involucran ayudar a las personas (Pratto et al., 1997). Pero un tercer
impedimento es social. Estereotipos duraderos presentan a las mujeres como seguido-
ras, no como poseedoras de rasgos de liderazgo comúnmente asociados con la mascu-
linidad. Como resultado, algunas personas se sienten incómodas con las mujeres en los
papeles de liderazgo, en particular las mujeres que ocupan posiciones orientadas a la
tarea o “masculinas”, como en los negocios (Eagly y Karau, 2002; Koenig et al., 2011).
En una encuesta de 100 ejecutivos corporativos hombres y mujeres, Karen Lyness
y Donna Thompson (2000) descubrieron que, aunque hombres y mujeres fueron igual-
mente exitosos, las mujeres superaron más barreras para llegar a donde iban, como ser
excluidas de redes sociales informales, ser pasadas por alto para empleos que requerían
reasignación y no encajar en la cultura corporativa. Para complicar las cosas aún más, la
investigación muestra que las personas en general muestran un sesgo contra la materni-
dad cuando se trata de recomendar a mujeres con niños para una promoción (Heilman
y Okimoto, 2008).
Las estadísticas muestran que las minorías también pelean una batalla cuesta arriba
por posiciones de liderazgo. El presidente Barack Obama es la excepción más extraor-
dinaria. En el mundo de los negocios, en 2009, sólo seis compañías estadounidenses en
el grupo Fortune 500 tenían un CEO afroestadounidense, siendo la más notable Ursula
Burns, quien se convirtió en la primera mujer afroestadounidense en dirigir una compa-
ñía reportada en Fortune 500 cuando se convirtió en CEO de la Xerox Corporation. ¿Cuál
parece ser la barrera para entrar?
La investigación es mixta en la pregunta de si las evaluaciones de los empleados están
sesgadas por la raza (Roth et al., 2003; Sackett y DuBois, 1991; Stauffer y Buckley, 2005;
Waldman y Avolio, 1991). Sin embargo, a la luz de lo que han descubierto los
psicólogos sociales acerca de las sutilezas del racismo moderno, como se
describió en el capítulo 5, los líderes empresariales deben estar al tanto de
las vías indirectas en las que las minorías son obstaculizadas cuando bus-
can el liderazgo. Hace muchos años, en un estudio de afroestadounidenses
en la industria bancaria, muchos dijeron que se habían sentido excluidos
socialmente de grupos de trabajo informales, que no fueron considerados
en redes y carecieron de patrocinadores, modelos de rol y mentores necesa-
rios para avanzar dentro de una organización (Irons y Moore, 1985). De igual
forma, un estudio de graduados de una escuela de negocios reveló que los
hombres afroestadounidenses e hispanos tuvieron menos probabilidad que
otros de tener relaciones de tutelaje con los hombres caucásicos influyentes
en sus respectivas compañías (Dreher y Cox, 1996).
Al superar los obstáculos, algunos miembros de minorías logran abrirse
paso a través de la división racial hacia posiciones de liderazgo. ¿Cómo
hacen estos individuos y otros que se elevan a rangos ejecutivos? En Break-
ing Through (Abrirse camino), David Thomas y John Gabarro (1999) estudia-
ron las trayectorias profesionales y experiencias de 54 administradores y
Motivación en el trabajo
¿Qué motiva a los individuos a trabajar duro y bien? ¿Qué determina su satisfacción en
el trabajo, asistencia, lealtad y compromiso? Las actitudes de las personas acerca de su
trabajo pueden afectar de manera positiva y negativa su productividad y desempeño
(Judge y Kammeyer-Mueller, 2012). ¿Uno está motivado estrictamente por lo económico
o tiene otras necesidades personales por satisfacer? No hay una sola respuesta. En el
trabajo, como en el resto de la vida, el comportamiento con frecuencia surge de la con-
vergencia de muchos motivos diferentes. Por tanto, los psicólogos I-O al paso de los años
descubrieron que la satisfacción de las personas en el trabajo depende de un cúmulo
de factores, económicos y de otra índole, como calidad del liderazgo, sentido de justi-
cia, relaciones y comparaciones sociales, y la oportunidad de avance. Incluso la simple
novedad de un empleo puede resultar vigorizante. En un estudio longitudinal de un año
de nuevos trabajadores, Wendy Boswell y otros (2009) descubrieron que la satisfacción
alcanza un pico durante un periodo de luna de miel inicial antes de tender a la baja y
asentarse.
l FIGURA 13.7
Establecimiento de metas y ciclo de desempeño
Locke y Latham, 2002. © Cengage Learning
Elecciones, esfuerzo
Goal-relevant Productivity Reward
teoría de las expectativas Teoría A specific,
Meta específica, y persistencia Productividad y Recompensa y
choices, effort, and and
de que los trabajadores se motivan difficult
difícilgoal relevantes para la desempeño satisfacción
and persistence
meta performance satisfaction
cuando creen que sus esfuerzos
producirán resultados valiosos.
Lepper y Greene, 1978; Tang y Hall, 1995). Al hacer que las per-
losbreaks
250
cubrió que las personas a quienes se les paga por actividades
en losonacertijos
No del todo. Para responder estas preguntas, es importante darse cuenta que cualquier
recompensa dada puede interpretarse en dos formas, dependiendo de cómo se le pre-
sente. Por un lado, ofrecer un pago puede hacer que una persona se sienta sobornada,
comprada y controlada, lo que puede resultar en los efectos nocivos recién descritos. Por
otra parte, las recompensas por lo general ofrecen a las personas realimentación positiva
acerca de la calidad de su desempeño, como cuando las personas ganan bonos, becas
y elogios verbales de otros a quienes respetan. La investigación muestra que, aunque
las recompensas controladoras tienden a reducir la motivación intrínseca, las recom-
pensas informativas tienen el efecto positivo opuesto sobre la motivación (Eisenberger
y Cameron, 1996) y la creatividad (Eisenberger y Rhoades, 2001). De hecho, para las per-
sonas que están muy enfocadas en el logro de ciertas metas en el trabajo, o en alguna
otra parte, los incentivos tangibles tienden a aumentar su motivación intrínseca (Durik
>
y Harackiewicz, 2007; Harackiewicz y Elliot, 1993).
l FIGURA 13.9
Equidad en el centro de trabajo
Trabajadores de una compañía aseguradora se mudaron por un tiempo a oficinas que
eran los lugares de trabajo de quienes tenían mayor, menor o igual estatus que su propia
categoría. Para apoyar la teoría de la equidad, a quienes se les asignaron las oficinas
de individuos con mayor estatus aumentaron su desempeño laboral, y a quienes se les
envió a las oficinas de individuos de menor estatus mostraron una reducción. Cuando los
trabajadores regresaron a sus oficinas originales, los niveles de productividad volvieron a la
normalidad.
Tomado de Greenberg, J., “Equity and workplace status: A field experiment”, en Journal of Applied
Psychology, vol. 73 (pp. 606-613). Copyright © 1988 por la American Psychological Association. Reimpreso
con permiso.
80
70
laboral
60
Job performance
Desempeño
50
40
30
1 2 1 2 1 2
Semanas
Weeks antes
Before de Semanas durante
Weeks During Semanas
Weeks después
After
laReassignment
reasignación laReassignment
reasignación de Reassignment
la reasignación
Higher-status
Oficina office
de mayor estatus Lower-status
Oficina office
de menor estatus
Same-status
Oficina office
con el mismo Control
Control
estatus
de su pérdida. Cuando se trata de obtener paga, elogio y trato respetuoso, las personas
están más dedicadas a sus labores cuando creen que se les trata de manera justa (Folger
y Cropanzano, 1998).
Las personas son tan sensibles a la injusticia, el mal pago y el maltrato, que estos
sentimientos pueden provocar estrés y comprometer su salud. En una encuesta de más
de 3500 trabajadores, Bennett Tepper (2001) descubrió que quienes se sienten como víc-
timas de la injusticia en el centro de trabajo también reportaron más fatiga, ansiedad y
depresión. Particularmente estresante es la combinación de sentirse mal pagado y tra-
tado de manera injusta. Al plantear la hipótesis de que las personas perderán el sueño
durante estas preocupaciones, Greenberg (2006) estudió a 467 enfermeras en cuatro
hospitales privados, dos de los cuales recortaron los salarios en 10% y dos no lo hicie-
ron. En un hospital de cada grupo, capacitó a las supervisoras de enfermería acerca de
cómo ayudar a promover sentimientos de justicia organizacional. Durante un periodo
de seis meses, las participantes reportaron en forma periódica sus patrones de sueño
nocturno. Los resultados mostraron dos patrones interesantes: (1) las enfermeras mal
pagadas reportaron más síntomas de insomnio que aquellas cuyos salarios no cambia-
ron, y (2) este problema se redujo entre las enfermeras mal pagadas cuyas supervisoras
fueron capacitadas para tratarlas de manera justa (vea la l figura 13.10).
5
tienen más probabilidad que las mujeres de negociar
salarios iniciales más altos que los ofrecidos inicial-
media de
Mean Insomnia
© The New Yorker Collection 1995 Ed Fisher from cartoonbank.com. Todos los derechos reservados.
satisfacción laboral, Timothy Judge y colaboradores (2010) descubrie-
ron que aunque la correlación es mayor que cero, el nivel de satisfacción
de las personas en el trabajo estuvo sólo débilmente correlacionado
con cuánto se les paga. Con respecto a las implicaciones, concluyeron
que “dada una opción, los individuos estarían en mejores circunstan-
cias si ponderaran con más peso otros atributos laborales distintos a
la paga” (p. 163).
Es claro que existe más en la motivación en el centro de trabajo
que sólo dinero, al menos para algunas personas. ¿Pero de qué se
trata? En un artículo de Harvard Business Review titulado “What Really
Motivates Workers” (Qué motiva realmente a los trabajadores), Teresa
Amabile y Steven Kramer (2010) entrevistaron a más de 600 adminis-
tradores de docenas de compañías para clasificar el impacto de varios
factores sobre la motivación de los empleados. Ellos clasificaron “reco-
nocimiento por un buen trabajo” como la número 1, incluso delante de
los incentivos financieros. “Por desgracia”, apuntan Amabile y Kramer,
“La productividad subió nueve por ciento desde que
“dichos administradores estaban equivocados”.
nombré a todos vicepresidentes.”
En un estudio masivo de varios años descrito en su libro The Pro-
gress Principle (El principio de progreso), Amabile y Kramer (2011)
rastrearon a 238 “trabajadores del conocimiento” de varias empresas
mediante entradas en un diario estructurado que enviaban por correo electrónico a los
investigadores al final de cada día laboral (un trabajador del conocimiento es aquel que
piensa para ganarse la vida, como ingenieros de software, arquitectos, científicos, escri-
tores y abogados). Cada día, los trabajadores reportaron sus actividades, emociones y
niveles de motivación. A lo largo de casi 12,000 entradas, los resultados mostraron que el
sentido personal de que habían hecho avances significativos en su trabajo fue el aspecto
de su día que con más frecuencia asociaron con un estado de ánimo positivo; sentimien-
tos de alegría, calidez y orgullo; una percepción de apoyo; un sentido de logro, y un alto
nivel de motivación. Como dijo un programador de computadoras: “Aplasté ese bicho
que me estuvo frustrando casi toda la semana. Esto puede no ser un acontecimiento
para ti, pero tengo una vida muy apagada, así que estoy muy emocionado”.
De manera global, los participantes observaron un avance de 76% en sus mejores
días y sólo de 25% en sus peores días. La asociación entre hacer avances y sentirse bien
es una correlación que puede interpretarse en diferentes formas. Sin embargo, sobre
la base de esta asociación, Amabile y Kramer ofrecen consejo acerca de cómo poner
en movimiento este proceso positivo. Los administradores, apuntan, pueden motivar a
los trabajadores no sólo mediante incentivos financieros, rara vez mencionados en las
entradas del diario, sino al facilitar el progreso. Pueden hacerlo al ofrecer más tiempo,
recursos, aliento y asistencia personal; al remover los obstáculos, distracciones y deman-
das innecesarios; al llevar una lista de verificación del avance diario, y después al celebrar
los avances progresivos o “pequeñas victorias” que se realizan a lo largo del camino.
como el chocolate, la luz del Sol y la playa a cambio del equivalente de 1.4
millones de dólares. El rechazo aumentó el valor subjetivo del dinero.
En un segundo estudio, estudiantes se involucraron en una tarea que
pensaron era de “destreza digital”: contar 80 piezas de papel u 80 billetes
de 100 dólares. A continuación jugaron un juego computarizado en línea de
lanzar bolitas, presuntamente con tres estudiantes en vivo. En la con-
dición normal, el juego procedió sin incidentes. Sin embargo, en una condi-
ción de rechazo, los otros pronto comenzaron a excluir al participante del
“Deseo que renuncien enviándome mis estados
lanzamiento de bolitas. Cuando más tarde se les preguntó cómo se sentían
financieros.”
acerca del juego, quienes contaron papel estaban más estresados que quie-
Al vivir solo en una isla desierta, el dinero no nes contaron dinero. De alguna forma, el dinero sirvió para amortiguar en
sería necesario para promover la autosuficiencia o los estudiantes el estrés normalmente producido por el rechazo social (vea
protegerse contra el rechazo social.
la l figura 13.11).
cólogos sociales se han interesado en cómo las personas toman decisiones económicas;
por ejemplo, cuando invierten en el mercado de valores. Éste puede ser notablemente
volátil, como fue el caso durante la década pasada: auges, desplomes y lentos regresos en
formas que recuerdan un paseo en la montaña rusa. ¿Por qué el mercado fluctúa tanto?
¿Las compañías en las que uno invierte son impredecibles día a día o hay factores psi-
cológicos sociales en operación? ¿En qué medida los movimientos diarios de los precios
están determinados por indicadores económicos racionales, como el producto interno
bruto, las tasas de interés, los superávits y déficits presupuestales, la inflación, las esta-
dísticas de empleo, las ganancias de la compañía, la incertidumbre política, la confianza
del consumidor y los precios de las acciones que son muy altos o muy bajos y necesitan
corrección? Es más, ¿en qué medida el mercado de valores está influido por el miedo, la
avaricia, las falsas creencias, los expertos financieros como Jim Cramer de la CNBC que
aparecen en programas de negocios, los rumores que se dispersan por la Internet, las
presiones de conformidad y otras influencias sociales, todo compuesto por la rapidez y
el volumen con el que los negociantes pueden comprar y vender acciones en línea?
Las posibilidades de hacer dinero son mucho mejores en el mercado de valores que
en las máquinas tragamonedas que se encuentran en los casinos. La mayor parte del
tiempo, la mayoría de los inversionistas salen adelante. Sin embargo, en muchos sentidos,
elegir las acciones es una forma de juego. En A Random Walk Down Wall Street (Un paseo
al azar en Wall Street), publicado por primera vez en 1981, el economista Burton Mal-
kiel (2007) reportó que, a largo plazo, las carteras de fondos mutuos recopiladas por los
expertos no se desenvuelven mejor que los grupos de acciones seleccionados al azar. Por
ende, cuando Consumer Reports evaluó el consejo dado por los corredores profesionales,
concluyó que “un mono lanzando dardos a las páginas de las acciones... probablemente
podría hacerlo igual de bien en el rendimiento global de las inversiones, o tal vez mejor”
(Shefrin y Statman, 1986, p. 52).
¿Pero algunos profesionales no obtienen mayores ganancias que l FIGURA 13.11
otros? Y si los precios de las acciones se elevan y caen en reacción a las Vínculos entre dinero y rechazo social
condiciones de mercado y al éxito de una compañía en relación con la Después de contar trozos en blanco de papel o
de sus competidores, ¿el inversionista astuto o el negociante de corto dinero, a algunos participantes en la investigación
plazo no podrá sacar ventaja de estas relaciones? La respuesta a ambas se les dijo que otros jugadores los habían excluido
preguntas es “no necesariamente”. Es cierto que algunos corredores se de un juego en línea de lanzar bolitas. Como se
desempeñan mejor que otros durante un tiempo, tal vez incluso durante ve en términos de cómo se sintieron acerca del
algunos años. Pero los individuos no tienen más probabilidad de triunfar juego, los participantes excluidos que contaron
papel estuvieron más estresados que antes
después de una cadena de triunfos que después de una cadena de pér-
(derecha), aunque quienes contaron dinero no lo
didas. Dado que muchos inversionistas y negociantes tienen acceso a la estuvieron (izquierda). Al parecer, el dinero y la
misma información, y dado que los precios de las acciones pueden cam- autosuficiencia que simboliza pueden silenciar los
biar de un momento a otro, los movimientos de los precios a corto plazo efectos adversos del rechazo social.
en el mercado no pueden predecirse con precisión o fiabilidad. La única Zhou et al., 2009. © Cengage Learning
forma de garantizar las ganancias es usar información confidencial, lo 3.0
cual es ilegal. Pero estudios muestran que la persona promedio tiene una
medida de fe en los inversionistas profesionales, sobreestiman su tasa de
2.5
éxito en relación con su desempeño real (Törngren y Montgomery, 2004).
Si las decisiones del mercado de valores no se hacen en terrenos
del estrés
1.5
de las inversiones, las predicciones del futuro en Wall Street están muy
influidas por factores psicológicos sociales. Por ejemplo, en octubre de
1987, el mercado de valores estadounidense se colapsó, lo que resultó en 1.0
una pérdida estimada de 500 mil millones de dólares. Poco después, el
economista Robert Shiller envió cuestionarios a un gran grupo de comer- 0.5
ciantes activos para intentar determinar lo que causó la crisis. Para los
más o menos 1000 inversionistas que respondieron, el evento clave fueron
las noticias acerca del mercado mismo, que incluyeron un agudo declive 0.0
que ocurrió la mañana del colapso. En otras palabras, los movimientos Countingde
Conteo money Counting
dinero Conteo depaper
papel
de precio en el mercado de valores se dispararon no por información eco- Exclusion
Exclusión Normalnormal
Juego play
nómica objetiva, sino por otros movimientos de precios en el mercado.
opinión, voltean a otros en busca de guía. Tal vez por ello los inversionis-
tas están más influidos por las noticias y las sugerencias del mercado de
valores durante periodos de subida o caída de precios que están durante
periodos de estabilidad relativa (Schachter et al., 1985).
Con respecto a los lanzamientos de monedas y otros eventos de azar,
los jugadores con frecuencia también suponen que las rachas de buena
suerte se convertirán en mala suerte y viceversa. Pero cuando se trata
de juegos de habilidad, como el básquetbol, las personas con frecuencia
Todos los derechos reservados.
hacen las suposiciones opuestas de que una racha de buena suerte pre-
dice éxito continuo y una de mala suerte predice fracaso. Ambas suposi-
“No compro acciones simplemente porque otros las ciones son incorrectas. Un evento no implica al otro. Pero, ¿qué hay de las
compran. Las compro porque muchos, muchos otros, subidas y bajadas de un mercado de valores? ¿Alguna de estas creencias
las compran.” colorean las decisiones que toman los inversionistas?
Para explorar esta pregunta, Stanley Schachter y otros (1987) presen-
taron a estudiantes universitarios historias recientes de precio de accio-
nes que aumentaron, disminuyeron o permanecieron estables durante un periodo de tres
semanas. Desde luego, la sabiduría convencional en Wall Street es que los inversionistas
deben comprar bajo y vender alto. Sin embargo, la mayoría de los participantes indicó
que compraría acciones que hubieran subido y vendería acciones que hubieran caído.
En un estudio de seguimiento, estudiantes más avanzados, que asistían a la escuela de
negocios en Columbia University, tomaron decisiones muy similares.
¿Las personas siempre van con el flujo del mercado o en ocasiones se oponen a la
tendencia para comprar bajo y vender alto? Paul Andreasson (1987) argumentó que
la respuesta depende de las atribuciones. De acuerdo con Andreasson, los inversionistas
pueden seguir la sabiduría convencional. Pero, se pregunta, ¿qué hay de los cambios de
precio para los cuales tienen lista una explicación? ¿Y si un aumento en el precio de las
acciones se atribuye a eventos en cierta compañía o en el mundo? En lo que respecta al
mercado de valores, atribuciones como estas pueden producir profecías de autocumpli-
miento al conducir a los inversionistas a creer que los cambios persistirán, que los pre-
cios a la alza seguirán subiendo o que los precios en declive seguirán cayendo. Para poner
a prueba esta hipótesis, Andreasson simuló un mercado de valores en la computadora
y descubrió que sin historias nuevas para explicar las fluctuaciones, los participantes
de investigación supusieron que los precios gravitarían hasta los niveles anteriores. El
resultado: compraron acciones cuando el precio era bajo y vendieron cuando el precio
era alto. Sin embargo, quienes también recibieron explicaciones de los cambios en el Wall
Street Journal siguieron la estrategia menos rentable y compraron acciones que subían
(con base en la suposición de que seguirían subiendo) y vendieron las que iban a la baja (con
base en la misma suposición de continuidad).
Incluso los rumores no publicados pueden tener este efecto. Nicholas DiFonzo
y Prashant Bordia (1997) realizaron una simulación del mercado de valores en la que
rumores no confirmados de una compañía se filtraron a algunos participantes, mas
no a otros. Es interesante que los participantes dijeron haber sentido que los rumores no
eran creíbles y por tanto no influyeron en sus decisiones. Pero negociaron basados en
estos rumores como si fuesen hechos duros. La imaginación no da de sí para ver cómo
todos estos hallazgos pueden relacionarse con el comportamiento real en el mercado de
valores. Enfrentados con movimientos a la alza y a la baja, los medios noticiosos finan-
cieros con frecuencia sacan jugo de los hechos actuales para una explicación rápida. En
algunos casos, los rumores se esparcen como incendio por toda la comunidad de los
negocios. Si las noticias son verdaderas o falsas es irrelevante. De cualquier forma, pue-
den convertir una subida inicial en una carrera alcista y una zambullida inicial en una
profunda caída. Por esta razón, los investigadores usan simulaciones de laboratorio para
imitar la toma de decisiones que produce las burbujas, los derrumbes y otros fenómenos
en la bolsa de valores (Porter y Smith, 2003).
el postor más alto recibirá el dólar a cambio de la cantidad pujada. Pero, contrario a
la convención, el segundo postor más alto también debe pagar la cantidad ofrecida sin
recibir algo a cambio. A usted y a los demás participantes se les pide no comunicarse, y
la puja de apertura mínima es de cinco centavos. Entonces, antes de que usted lo sepa,
comienza la subasta. En experimentos de laboratorio, dos participantes compiten en la
subasta. Se les proporciona una pequeña cantidad de dinero que pueden conservar y
tienen libertad para renunciar al experimento en cualquier momento. Lo que ocurre a
continuación puede parecer sorprendente. Algunos pares razonablemente eligen tomar
el dinero y retirarse sin hacer puja alguna. Sin embargo, otros pares se involucran en una
guerra de pujas que se vuelve más intensa. De acuerdo con Teger, pujar por el dólar con
frecuencia sube al rango de 5 dólares, mayor que la cantidad asignada por el experimen-
tador para jugar. En una ocasión, ¡el subastador tuvo que terminar el juego después de
que los dos participantes pujaron 24.95 y 25 dólares!
La subasta del dólar ayuda a comprender cómo alguien puede comprometerse
financieramente en exceso en la vida real. En el capítulo 8 vio que individuos y grupos
pueden quedar entrampados en sus propios compromisos iniciales mientras tratan de
justificar o salvar inversiones que ya habían hecho. En los negocios, las condiciones eco-
nómicas en las que se hace una inversión en ocasiones justifican el compromiso conti-
nuo. Cuando hay una posibilidad razonable de éxito y las ganancias potenciales son altas
en relación con los costos necesarios adicionales, puede ser rentable la persistencia. Con
ciertas inversiones a largo plazo, los considerables costos anticipados tienen que ser
tolerados antes de la posible materialización de los beneficios demorados. Sin embargo,
como en la subasta del dólar, el entrampamiento puede ocurrir cuando las condiciones
económicas no ofrecen una base para el optimismo.
¿Por qué inversionistas, ejecutivos de negocios y otras personas que pierden dinero en
una inversión fallida con mucha frecuencia “se mantienen firmes”, sólo para hundirse cada
vez más? ¿Por qué los supervisores que recomiendan la contratación de un trabajador más
tarde califican en exceso el desempeño laboral de dicho trabajador comparado con otros
en la compañía que no estuvieron involucrados en la contratación (Schoorman, 1988)?
¿Por qué los equipos de la NBA siguen poniendo desde el inicio a jugadores que fueron
seleccionados en las primeras rondas, aun cuando no se hayan desempeñado bien (Staw y
Hoang, 1995)? Una explicación para estos efectos de escalamiento es que, mientras las
personas suelen evitan asumir grandes riesgos financieros para ganar dinero, con frecuen-
cia están dispuestos a tomarlos para evitar perder dinero. Cuando se ofrece una hipotética
opción entre cierta ganancia de 1000 dólares y una posibilidad de 50-50 de ganar 2500 dóla-
res, la mayoría de las personas elige la alternativa más pequeña garantizada. Pero cuando
se les ofrece una elección entre cierta pérdida de 1000 dólares y una posibilidad de 50-50
de perder 2500, la mayoría de las personas lanza los dados (Kahneman y Tversky, 1979).
La aversión a la pérdida explica parte del problema, pero es claro que factores psico-
lógicos sociales también contribuyen mucho al efecto de escalamiento. La investigación
muestra que los individuos que toman decisiones que conducen a pérdida tienen más
probabilidad que otros de persistir o incluso de invertir aún más cuando se sienten per-
sonalmente responsables. ¿Por qué? Existen dos razones, ambas válidas (Moon, 2001).
Una es que las personas son entrenadas para terminar lo que comenzaron, un deseo
para completar que puede conducirlas a invertir dinero o tiempo bueno en pos del malo
(Garland y Conlon, 1998). La segunda, de acuerdo con Barry Staw, Joel Brockner y otros,
es que las personas con frecuencia siguen comprometidas en un curso de acción fallido
para justificar sus decisiones previas, proteger su autoestima o salvar el honor enfrente
de otros. En consecuencia, Staw y sus colegas (1997) descubrieron que los bancos tenían
menos probabilidad de recortar sus pérdidas en malos negocios y préstamos de bienes
raíces cuando los ejecutivos que habían fundado dichos préstamos todavía estaban con
el banco que cuando ya no estaban. Zhang y Baumeister (2006) descubrieron que los
participantes cuya autoestima estaba amenazada tenían más probabilidad de quedar
entrampados en un juego de laboratorio fallido y perder más dinero como resultado.
En las organizaciones, el efecto de escalamiento puede minimizarse al remover de
efecto de escalamiento Tendencia
la toma de decisiones posterior a los individuos que hacen la inversión perdedora ini-
a que las personas persistan en
inversiones fallidas para evitar pérdidas,
cial. Por fortuna, los inversionistas individuales también pueden aprender a usar varias
lo que hace que éstas se acumulen.
estrategias de de-escalamiento diseñadas para hacerlos más sensibles ante la evidencia
disponible y evitar que malgasten su dinero (Simonson y Staw, 1992). Por ejemplo, en
un estudio, Richard Larrick y colaboradores (1990) descubrieron que las personas con
frecuencia violan el principio de costo irrecuperable de la economía, el cual afirma
que sólo los costos y beneficios futuros, no los compromisos pasados, o “costos irrecupe-
rables”, deben considerarse al tomar una decisión.
Para apreciar las implicaciones prácticas, imagine que compra un boleto de 40 dóla-
res para un juego de básquetbol dentro de algunas semanas. Ahora, en el día del juego,
no se siente bien, nieva y su jugador favorito está lesionado. ¿Todavía irá al juego para
asegurarse de usar el boleto? Al no querer “desperdiciar” el dinero, muchas personas irán
aun cuando el dinero ya sea irrecuperable, y aun cuando tengan que soportar los costos
añadidos de enfermar, conducir en mal clima y sentarse en un juego aburrido. Para ver si
hay una opción económica más racional, pregúntese lo siguiente: ¿iría al juego si alguien
le llamara el día del partido y le ofreciera un boleto gratis? Si dijo que iría si hubiera
pagado por el boleto, mas no si éste fuera gratis, entonces, al igual que los inversionistas
que no saben cuándo recortar sus pérdidas, cayó en la trampa de los costos irrecupera-
bles y debió quedarse en casa.
Una y otra vez, estudios han mostrado que los adultos humanos caen presa del efecto
de los costos irrecuperables y permiten que sus decisiones económicas estén sesgadas
por inversiones pasadas de tiempo, dinero y esfuerzo, una tendencia inadaptada que, Las personas que pierden dinero
curiosamente, no muestran los niños o animales de laboratorio (Arkes y Ayton, 1999). en una inversión tienden a
Por fortuna, las personas son entrenables. En un estudio de profesores de la Universidad cortar sus pérdidas en lugar de
mantenerse firmes.
de Michigan, Larrick y otros (1990) descubrieron que los economistas tenían entre ellos
más probabilidad que sus contrapartes en otras disciplinas de usar el principio de costo F
ALSO.
Repaso
l Los estudios clásicos de Hawthorne mostraron que la atención l En el centro de trabajo y otros escenarios empresariales, el
prestada a los trabajadores aumentó su productividad. comportamiento está muy influido por factores psicológicos
sociales.
Selección de personal
l El reclutamiento de un equipo de trabajo competente es el l Aunque las pruebas de integridad abiertas son fáciles de fal-
primer paso importante en el desarrollo de una organización sear, las pruebas encubiertas no lo son, y los resultados de estas
exitosa. últimas de alguna manera predicen el desempeño laboral.
l Un método de selección más efectivo es la entrevista estructu-
La entrevista de trabajo típica rada, en la que todos los solicitantes son evaluados en forma
l Las entrevistas de trabajo en realidad pueden disminuir la ten- estandarizada.
dencia de los empleadores a hacer juicios estereotipados simples. l Muchas organizaciones usan centros de evaluación, donde
l Sin embargo, las entrevistas con frecuencia dan lugar a malas muchos solicitantes toman parte en múltiples actividades
decisiones de selección, en parte debido a las presentaciones supervisadas por un grupo de evaluadores.
personales de los solicitantes y a las expectativas del entrevis-
tador que sesgan la entrevista. Acción afirmativa
l La acción afirmativa afecta a quienes se supone debe ayudar,
Alternativas “científicas” a las entrevistas tradicionales a quienes se sienten excluidos por ella, a las organizaciones
l Muchas compañías usan pruebas estandarizadas de habilidad que la ponen en práctica y a las interacciones entre estos tres
cognitiva, personalidad e integridad como parte del proceso de grupos.
selección.
l La investigación muestra que las mujeres devalúan su pro- l En la actualidad, la investigación proporciona un indicio de
pio desempeño cuando piensan que fueron seleccionadas de apoyo a ambas predicciones, lo que sugiere que no hay un
manera preferencial. efecto individual o simple.
l Pero las reacciones son más favorables cuando los procedi-
mientos se consideran justos, como cuando el mérito des-
empeña un papel y los receptores se ven como parte de una
minoría y merecedores.
Evaluaciones de desempeño
l Las evaluaciones del desempeño involucran la valoración de un Métodos de evaluación nuevos y mejorados
empleado y la comunicación de los resultados a éste. l Las evaluaciones del desempeño pueden mejorar cuando las
l En ocasiones están disponibles medidas objetivas del desem- calificaciones se realizan poco después de la observación, se
peño, pero por lo general las evaluaciones se basan en juicios toman notas cuidadosas, se usan múltiples calificadores y
subjetivos. se capacita a los calificadores en las habilidades necesarias.
Calificaciones del supervisor Consideraciones sobre el debido proceso
l La investigación muestra que las calificaciones del supervisor l La justicia procedimental (no sólo los resultados) es un impor-
se basan principalmente en características relevantes para el tante factor en la forma en que las personas reaccionan a las
trabajo. evaluaciones de su desempeño.
l Estas calificaciones pueden estar sesgadas por efectos halo, efec-
tos de contraste y diferencias individuales en la tendencia a otor-
gar calificaciones altas, bajas o neutras en una escala numérica. Puesta a prueba del sentido común
Autoevaluaciones Un problema al hacer que los trabajadores evalúen su propio
desempeño laboral es que las autocalificaciones son excesivamente
l Las autoevaluaciones también figuran en las valoraciones del
positivas.
desempeño, pero tienden a ser interesadas e infladas.
l Las autoevaluaciones son más altas entre quienes tienen poder Verdadero. Las autoevaluaciones del desempeño laboral no sólo son
más positivas que las calificaciones hechas por otros, sino también
en una organización. También son más altas entre los hombres
menos predictivas del éxito.
que entre las mujeres.
Liderazgo
l Todos concuerdan en que el liderazgo requiere influencia social. Liderazgo transformacional
l Los líderes transformacionales motivan a los seguidores me-
El enfoque de rasgos clásico diante su carisma, inspiración, estimulación intelectual y preo-
l Un enfoque es identificar los rasgos que caracterizan a la per- cupación personal por otros.
sona que parece tener cualidades de liderazgo. l Estudios muestran que los líderes transformacionales son más
l Las teorías situacionales se basan en la noción de que diferen- efectivos que los líderes transaccionales.
tes situaciones requieren distintos tipos de líderes.
Liderazgo entre mujeres y minorías
Modelos de contingencia del liderazgo l A pesar de las ganancias recientes, las mujeres y minorías tra-
l En el modelo de contingencia de Fiedler, los líderes orientados bajadoras tienen menos representación en las posiciones de
a la tarea destacan en situaciones de control alto y bajo, mien- liderazgo.
tras que los líderes orientados a las relaciones son efectivos en l Muchas mujeres que están calificadas encuentran obstáculos
las situaciones de control moderado. en casa y en el trabajo, donde las personas mantienen estereo-
l De acuerdo con el modelo normativo, aunque los líderes varíen tipos acerca de las mujeres en roles de liderazgo.
de autocráticos a participativos, la clave para el buen liderazgo l Parte del problema para las minorías es que se les excluye de las
es permitir la cantidad correcta de participación del trabajador. redes sociales y de los mentores influyentes en el lugar de trabajo.
Motivación en el trabajo l La investigación muestra que los trabajadores ajustan sus nive-
les de productividad a la alza cuando se sienten pagados en
l Factores tanto económicos como sociales influyen en la moti- exceso y a la baja cuando se sienten mal pagados.
vación en el centro de trabajo. l Por varias razones, las mujeres aceptan como justo un nivel de
paga menor, lo cual no pasa con los hombres.
Modelos de recompensa económica
l En el lado económico, la teoría de las expectativas de Vroom El principio de progreso
afirma que los trabajadores se comportan en formas diseñadas l Aunque el dinero es una poderosa fuerza motivadora, un estu-
para producir el resultado más deseable. dio de “trabajadores del conocimiento” mostró que hacer avan-
l Por tanto, se usan varios programas de incentivos para motivar ces significativos en su trabajo fue el aspecto de su día, que con
mediante recompensas. más frecuencia asociaron con un buen estado de ánimo y un
alto nivel de motivación.
Bonos, sobornos y motivación intrínseca
l Cuando las personas perciben que una recompensa es como un
soborno y un medio para controlar su comportamiento, pier-
den interés en el trabajo.
l Pero cuando una recompensa se presenta como un bono, lo que
da información positiva acerca de la calidad del trabajo, puede Puesta a prueba del sentido común
aumentar la motivación intrínseca. Las personas que se sienten pagadas en exceso se esfuerzan más
en el trabajo que quienes consideran su paga como apropiada.
Consideraciones sobre la equidad Verdadero. Las personas que se sienten pagadas en exceso trabajan
l La teoría de la equidad dice que la razón entre insumos y resul- con más empeño para restaurar su sentido de equidad.
tados debe ser la misma para todos los trabajadores.
TÉRMINOS CLAVE
centro de evaluación (539) evaluación del desempeño (545) principio de costo irrecuperable (567)
efecto de dotación (565) líder transaccional (552) pruebas de integridad (537)
efecto de escalamiento (566) líder transformacional (552) psicología industrial-organizacional
efecto Hawthorne (533) modelo de contingencia del liderazgo (550) (I-O) (532)
entrevista estructurada (538) modelo normativo de liderazgo (551) teoría de las expectativas (556)
RECURSOS MEDIÁTICOS
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Repaso
Términos clave
Recursos mediáticos
Richard Price/Getty Images
571
Cuando Laurence Sterne, novelista inglés del siglo XVIII, ponderó el valor de
la buena salud, concluyó que estaba “por encima de todo oro y riqueza”. La mayoría esta-
ría de acuerdo, es por eso que el cuidado de la salud es tan importante para todos y explica
por qué los debates políticos, económicos y legales acerca de las reformas al sistema de
salud en Estados Unidos han sido un tema tan polémico. Este prolongado y complejo
debate ilustra con claridad la intensidad de los sentimientos acerca del tema. En asuntos
de vida y muerte, todos se preocupan profundamente, incluidos los psicólogos sociales.
Las razones por las cuales éstos estudian la salud mental y trastornos como la ansie-
dad y la depresión son obvios. Los humanos son criaturas inherentemente sociales, y el
bienestar psicológico puede ser dañado y reparado por las relaciones con otras personas.
Pero los psicólogos sociales también están interesados en la salud física, un ámbito que
suele estar asociado con la medicina. Al trabajar en universidades, escuelas de medicina,
hospitales y agencias gubernamentales, muchos psicólogos sociales están involucrados
en el área relativamente nueva de la psicología de la salud, la aplicación de la psicolo-
gía a la promoción de la salud física y la prevención y tratamiento de las enfermedades
(Straub, 2012; Taylor, 2012a).
Acaso el lector se pregunte: ¿qué tiene que ver la psicología social con pescar una
gripe, tener un ataque cardiaco o ser afligido por el cáncer? Si pudiera regresar el reloj
hasta hace algunos años y preguntarle a su médico familiar, la respuesta de él sería “nada”.
En el pasado, la enfermedad física se consideraba un acontecimiento meramente bioló-
gico. Pero esta estrecha perspectiva médica cedió hacia un modelo más amplio, el cual sos-
tiene que la salud es un producto conjunto de factores biológicos, psicológicos y sociales.
Parte de la razón para esta visión expandida es que con el paso de los años los
patrones de la enfermedad han cambiado en formas significativas. En el año 1900, las
principales causas de muerte en Estados Unidos eran enfermedades contagiosas como
poliomielitis, viruela, tuberculosis, fiebre tifoidea, malaria, influenza y neumonía. En la
actualidad, ninguna de estas enfermedades infecciosas es asesina líder. En vez de ello,
los estadounidenses tienen más probabilidad de morir (en orden de riesgo) de cardiopa-
tías, cánceres, accidentes cerebrovasculares, enfermedades respiratorias y accidentes (el
SIDA es el vigésimo lugar en la lista en Estados Unidos, pero cuarto a nivel mundial). Lo
interesante es que en ocasiones estas enfermedades pueden evitarse mediante cambios
en el estilo de vida, las actitudes y el comportamiento. A la luz de investigación útil que
se ha realizado en años recientes, este capítulo se enfoca primero en el estrés: qué lo
psicología de la salud Estudio de
causa, qué le hace al cuerpo y cómo se valoran las situaciones estresantes, con la fina-
la salud y la enfermedad físicas por
psicólogos especializados en varias
lidad de lidiar con ellas. A continuación se observan algunas influencias sociales en el
áreas. tratamiento y la prevención de las enfermedades. Por último, se considera la búsqueda
de la felicidad y la satisfacción en la vida.
V F
Más que las catástrofes o los grandes cambios en la vida, la acumulación de las dificultades diarias hace que
las personas se enfermen.
V F Igual que los humanos, las cebras tienen úlceras.
V F El estrés puede debilitar el corazón, pero es incapaz de afectar el sistema inmunitario.
V F
Cuando se trata de la salud física, la investigación no apoya las creencias populares acerca del poder del
pensamiento positivo.
V F
Las personas que tienen muchos amigos son más sanas y viven más tiempo que quienes están más aisladas.
V F
En todos los países y en todos los niveles de riqueza, mientras más dinero tiene la gente, más feliz es.
traron que el mayor estrés es reportado de manera consistente por Seguridad personal 48
más mujeres que hombres, por más miembros de minorías que American Psychological Association, 2008. © Cengage Learning
por los blancos, por más desempleados que empleados, por más
empleados que retirados, y por más personas en general que son
más jóvenes, menos educadas y que tienen ingresos más bajos. Anthony Robbins ofrece una fórmula
Sin importar que el estrés sea de corto o largo plazo, serio o leve, y a pesar de estas simple en dos pasos para manejar el
diferencias de grupo, nadie es inmune al estrés y no hay escapatoria. Pero existen for- estrés: (1) no se angustie por peque-
mas de lidiar con él. De acuerdo con Richard Lazarus y Susan Folkman (1984), el pro- ñeces y (2) recuerde que todo son
ceso de estrés y afrontamiento es una transacción en marcha entre una persona y su pequeñeces.
ambiente. Al lidiar con un suceso que puede resultar amenazador, la evaluación sub-
jetiva de la situación determina cómo se experimentará el estrés y qué estrategias de
afrontamiento se usarán; en otras palabras, qué pensamientos, sentimientos y com-
estrés Estado desagradable de
portamientos se emplearán para tratar de reducirlo. En ocasiones, la persona también excitación en el que las personas perciben
dará pasos proactivos para evitar en primer lugar que ocurra un evento estresante en que las demandas de un suceso son
potencia. Como verá, superarlo de manera efectiva ayuda a mantener una buena salud; agobiantes o que superan su capacidad
de lo contrario, le puede causar daño (Monat et al., 2007; Harrington, 2013). para satisfacer o alterar dichas demandas.
En las siguientes dos secciones se examinan dos preguntas que son relevantes para evaluación Proceso mediante el cual
la salud y el bienestar: (1) ¿qué causa el estrés y (2) cómo “entra” en el cuerpo? Luego se las personas hacen juicios acerca de las
analizan la evaluación y el afrontamiento, procesos que explican por qué un evento que demandas de hechos potencialmente
aplasta a una persona puede resultar inocuo para otra. Conforme junte todas las piezas, estresantes y su capacidad para
verá que las respuestas a estas preguntas ofrecen un modelo amplio y útil del proceso satisfacer dichas demandas.
estrés-afrontamiento (vea lal figura 14.1). afrontamiento Esfuerzos para reducir
el estrés.
l FIGURA 14.1
El proceso estrés-afrontamiento ¿Qué causa el estrés?
Este proceso involucra un suceso potencialmente estresante,
la evaluación de dicho acontecimiento y los intentos por
enfrentarlo. Desarrollados contra varios factores ambientales Elabore una lista de los estresores en su propia vida y quizá descu-
únicos para cada individuo, el proceso estrés-afrontamiento brirá que los objetos en su lista pueden ordenarse en tres grandes
influye en los resultados en la salud.
© Cengage Learning
categorías: catástrofes, grandes eventos de la vida y dificultades
cotidianas. Sin embargo, antes de considerar estas causas de estrés
Factores ambientales psicológico, regrese un poco y plantee una pregunta de investiga-
personales y situacionales ción más básica: ¿cómo puede saber un psicólogo cuánto estrés
padece una persona? ¿Cómo puede medirse? Existen muchas
fuentes diferentes de estrés, o estresores, y sus efectos pueden
definirse en formas diferentes (Cohen et al., 2007).
Proceso estrés-afrontamiento Al paso de los años se han tomado dos tipos diferentes de
enfoques. Con el uso de autorreportes, muchos investigadores han
Suceso pedido a las personas marcar en una lista de estresores conocidos
potencialmente Evaluación Afrontamiento
estresante los acontecimientos de vida que les hayan ocurrido; a otros se les
ha pedido mantener diarios en los que reporten sus experiencias
estresantes conforme les ocurren, e incluso con otros se han reali-
zado entrevistas en vivo para obtener información más detallada
acerca de la fuente y la medida del estrés. Al observarlo como una
Resultados en la salud respuesta corporal a la amenaza percibida, otros investigadores
usan medidas fisiológicas que analizan los niveles de la hormona
del estrés en muestras de sangre, orina o saliva, o registran la acti-
vidad de las glándulas sudoríparas autónomas. Incluso puede ser posible valorar los
efectos del estrés sobre el cuerpo a lo largo del tiempo. En años recientes, investigadores
han observado que los niveles acumulados de cortisol (una hormona del estrés) encon-
trados en muestras de cabello se asocian con la exposición al estrés, lo que sugiere que el
cortisol capilar puede proporcionar un “biomarcador” de la tensión en la vida (Russell et
al., 2012). Por ejemplo, en un estudio, los niveles de cortisol capilar fueron más altos en
una muestra de hombres y mujeres que no tenían trabajo, que en un grupo de compara-
ción de otros que estaban empleados (Dettenborn et al., 2010).
AP Photo/Seth Perlman
y después. Descubrieron que las personas que al inicio tuvieron más tensión y quienes
encontraron más peligro durante el terremoto experimentaron mayor estrés psicológico
después del evento.
Los efectos aterradores de los desastres a gran escala no están en duda. Con base
en su revisión de 52 estudios, Anthony Rubonis y Leonard Bickman (1991) descubrie-
ron que las altas tasas de trastornos psicológicos son comunes entre los residentes de
áreas que han sido golpeadas por eventos catastróficos. En un estudio de desastres
que involucró a 377 condados, un equipo de investigadores descubrió que, comparada
con los años anteriores a cada desastre, la tasa de suicidio aumentó 14% después de
inundaciones, 31% después de huracanes y 63% después de terremotos (Krug et al.,
1998). Otros acontecimientos que pueden tener efectos traumáticos similares incluyen
guerra, accidentes automovilísticos, choques de avión, crímenes violentos, abuso físico
o sexual, y la muerte de un ser amado (Kubany et al., 2000).
La guerra en particular deja profundas cicatrices psicológicas permanentes. Los sol-
dados en combate creen que tienen que matar o morir. Sufren intensa ansiedad y ven
lesiones horrorosas, muerte y destrucción, todo lo cual los deja con imágenes y emocio-
nes que no se desvanecen. Dado este nivel de estrés, no sorprende que cuando termina
una guerra, algunos veteranos sufren mucho. En la Primera Guerra Mundial el problema
se denominó “neurosis de guerra”. En la Segunda Guerra Mundial, se llamó “fatiga de
combate”. Ahora el problema se ve como una forma específica de trastorno por estrés
postraumático (TEPT) y se identifica por síntomas duraderos, como ansiedad recu-
rrente, somnolencia, pesadillas, malos pensamientos invasivos, recuerdos recurrentes,
problemas de atención y alejamiento social. Lo que es peor, las familias se desintegran
cuando un ser amado regresa de una guerra y parece diferente, como si todavía estuviera
trastorno por estrés postraumático
atrapado en combate (McCarty-Gould, 2000). Tal parece que el tiempo solo no cura las
(TEPT) Condición en la que una
heridas de TEPT inducidas por la guerra. En un estudio longitudinal de 88,000 soldados
persona experimenta síntomas físicos y estadounidenses que regresaron de la guerra en Irak, los investigadores encontraron que
psicológicos duraderos después de un aquéllos tenían más problemas de salud mental 3 a 6 meses después de su regreso
suceso muy estresante. que inmediatamente después, con una elevación en el número de casos reportados de
TEPT de 49% a 59% (Milliken et al., 2007).
La guerra también puede traumatizar a poblaciones civiles. En Israel, 16% de los
adultos han estado expuestos personalmente a un ataque, y 37% tienen un amigo cer-
cano o miembro de la familia que estuvo expuesto (Bleich et al., 2003). Con respecto a
Estos soldados, como miles de otras las consecuencias para la salud mental de tal exposición, un estudio de 905 ciudada-
tropas y civiles, experimentaron de
primera mano las recientes guerras en nos judíos y palestinos reveló que la exposición al terrorismo se asoció con síntomas de
Irak y Afganistán. Desde hace mucho TEPT en ambos grupos, más entre los segundos, miembros de una minoría étnica que
tiempo se ha reconocido que el combate tienen menos recursos para hacer frente de los cuales echar mano cuando están estresa-
deja cicatrices psicológicas y aumenta
el riesgo de trastorno por estrés
dos (Hobfoll et al., 2006).
postraumático. Al paso de los años, los psicólogos clínicos han estudiado el TEPT y las experien-
cias de vida que precipitan su comienzo (Friedman
et al., 2007). Con base en una encuesta nacional de
6000 estadounidenses con edades de 15 a 54 años,
Ronald Kessler y colaboradores (1995) estimaron
que 8% de la población (5% de los hombres, 10% de
las mujeres) sufrieron trastorno por estrés postrau-
mático en el curso de la vida, y que los síntomas
con frecuencia persistieron durante muchos años.
Entre las experiencias que produjeron estos traumas
están: atestiguar un homicidio o lesión, la muerte de
un ser amado, accidentes que amenazaron la vida,
enfermedades graves, guerra, incendios y desastres
Tyler Hicks/The New York Times/Redux
>
estrés y de la salud futura, pero la ecuación predictiva no es tan simple.
que viven en vecindarios de bajos ingresos invariablemente están sujetas a más exposi-
ción a ruido, apiñamiento, crimen, dietas pobres y otros estresores. Segunda, las perso- Más que las catástrofes o los
nas de bajo nivel socioeconómico tienen menos recursos tangibles, médicos, sociales y grandes cambios en la vida, la
psicológicos para ayudarse a satisfacer estos retos diarios. Para los niños que crecen en acumulación de las dificultades
familias de NSE bajo, las influencias pueden acumularse con el paso del tiempo y ser diarias hace que las personas se
enfermen.
duraderas (Matthews y Gallo, 2011).
V ERDADERO.
el modelo básico de Selye plantea un punto importante: el estrés puede ser una reacción
adaptativa a corto plazo ante la amenaza, pero con el tiempo compromete la salud y el
bienestar.
En todos los mamíferos se encuentra una respuesta de estrés. Entonces, pregunta el
neurocientífico Robert Sapolsky (2004), ¿por qué las cebras no tienen úlceras? Sapolsky
observa que la respuesta al estrés psicológico está espléndidamente diseñada por la evo-
lución para ayudar a los animales a movilizarse para pelear o escapar en emergencias
agudas. Para la cebra, esto ocurre cuando un león hambriento salta desde los arbustos
y corre con toda rapidez a través de la sabana. Para los humanos, ello ocurre durante el
combate o los deportes de competencia, y acaso incluso en las primeras citas y en las
entrevistas de trabajo. Pero piense en la lista de situaciones que el lector encuentra estre-
santes y verá que las personas se ponen ansiosas por cosas que no tendrían sentido para
una cebra. “Los humanos viven suficientemente bien y durante mucho tiempo, y son
bastante inteligentes como para generar todo tipo de eventos estresantes nada más en
su cabeza”, dice Sapolsky. Desde la perspectiva de la evolución del reino animal, observa,
el estrés psicológico es una “invención reciente” (p. 5). Entonces, la razón por la cual el
estrés causa úlceras y otras enfermedades es que la respuesta está diseñada para emer-
gencias físicas agudas, pero los humanos la activan con frecuencia y durante prolonga-
dos periodos cuando se preocupan por los impuestos, las hipotecas, las presentaciones
orales, el mercado laboral, los problemas conyugales y la inevitabilidad de la muerte.
Todos los humanos responden corporalmente al estrés, que es lo que permite mon-
tar una defensa. Desde el punto de vista fisiológico, el sistema nervioso simpático se
activa y se segrega más adrenalina, lo que aumenta el ritmo cardiaco y la excitación.
Después, todo al mismo tiempo, el hígado vierte azúcar adicional al torrente sanguíneo
para brindar energía, la pupila se dilata para permitir que entre más luz, la respiración
se acelera para brindar más oxígeno, la transpiración aumenta para enfriar el cuerpo, la
sangre coagula más rápido para sanar las heridas, el flujo de saliva se inhibe y la digestión
se frena para desviar sangre hacia el cerebro y los músculos esqueléticos. Enfrentado con
la amenaza, el cuerpo se alista para la acción. Pero, ¿en lo tocante al comportamiento,
cuál es la naturaleza de la defensa?
Hace muchos años, Walter Cannon (1932) describió el cuerpo como preparado para
“pelear o huir”. Para asegurarse, los hombres suelen arremeter con agresividad cuando
están asediados. ¿Pero las mujeres responden de igual manera? En su libro The Tending
Instinct (El instinto de protección), Shelley Taylor (2002) argumenta que mientras los
hombres con frecuencia muestran la clásica reacción de pelear o huir ante el estrés, las
mujeres tienen más probabilidad de mostrar una respuesta de “protección de las crías”.
Preparadas por la evolución, con la finalidad de mejorar la supervivencia de sus descen-
dientes, argumenta, las mujeres se adaptan a las adversidades al cuidar a sus hijos y bus-
car a otros que puedan ayudar. Consistente con este argumento, los estudios muestran
Igual que los humanos, las cebras que con estrés, las mujeres se vuelven más protectoras que los hombres y más asociativas.
Es interesante que estudios en animales y humanos muestran que cuando las hembras
tienen úlceras.
F
ALSO. están aisladas, sin apoyo y en estrés social, muestran elevados niveles de la hormona oxi-
>
tocina que, a su vez, aumenta su tendencia a buscar contacto social (Taylor, 2012b).
incluyen una historia familiar de CC, una dieta alta en grasas, obesidad y falta de ejer-
cicio.) Las personas con uno de los tres principales factores de riesgo tienen el doble de
probabilidad de desarrollar CC, quienes tienen dos factores de riesgo tienen tres y media
veces esa posibilidad, y quienes tienen los tres suben a seis veces dicha probabilidad.
Estas estadísticas son convincentes y no deben tomarse a la ligera. Sin embargo, com-
binadas, estas variables explican menos de la mitad de los casos conocidos de CC. Lo
que falta en la ecuación es el cuarto gran factor de riesgo: el estrés psicológico, derivado
del trabajo, de los problemas conyugales y de los eventos de vida negativos que plagan
a las personas que carecen de recursos debido a un nivel socioeconómico bajo (Gallo y
Matthews, 2003; Matthews, 2005).
En 1956, los cardiólogos Meyer Friedman y Ray Rosenman estudiaron la relación
entre colesterol y cardiopatía coronaria. Después de observar que los maridos tenían
más probabilidad que sus esposas de tener CC, especularon que el estrés relacionado con
el trabajo podría ser la razón (en aquella época la mayoría de las mujeres no trabajaban
fuera de casa). Para poner a prueba esta hipótesis, Friedman y Rosenman entrevistaron
a 3000 hombres sanos de edad media. Quienes parecían más ajetreados, competitivos,
impacientes, preocupados por el tiempo y fácilmente irritables se clasificaron como
poseedores de una personalidad tipo A (también llamada patrón de comportamiento
propenso a trastornos coronarios, una etiqueta más optimista, pues es más fácil cambiar
un patrón de comportamiento que una personalidad). Aproximadamente un número
igual de hombres que eran de trato más fácil, relajados y despreocupados, se clasificaron
como poseedores de una personalidad del tipo B. Es interesante que de 258 hombres que
tuvieron ataques cardiacos durante los siguientes 9 años, 69% habían sido clasificados
como del tipo A y sólo 31% como del tipo B (Rosenman et al., 1975).
El patrón de comportamiento tipo A, o propenso a trastornos coronarios, está cons-
tituido por un cúmulo de rasgos, incluidos impulso competitivo, sensación de urgencia
del tiempo y una peligrosa mezcla de ira, cinismo y hostilidad (Friedman y Booth-Kewley,
1987; Matthews, 1988). En entrevistas y cuestionarios escritos, los tipo A reportan que
caminan rápido, hablan rápido, trabajan hasta tarde, interrumpen a los hablantes a
media oración, detestan esperar en las filas, aceleran en las luces amarillas cuando con-
ducen, agreden a otros cuando están frustrados, luchan por ganar a toda costa y ahorran
tiempo al realizar múltiples tareas. En contraste, están aquellos que pasan sin dificulta-
des el día tan tranquilos como un guarda forestal, a pesar de tener fechas límite e hijos,
un automóvil descompuesto, trabajo de caridad y ceñudas tías Agnes que viven en el
cuarto de las “visitas” (Carey, 1997, p. 75).
Hacia comienzos de la década de 1980, la influencia del patrón de comportamiento
tipo A sobre la CC se aceptó ampliamente. Un panel de distinguidos científicos convoca-
dos por el National Heart, Lung and Blood Institute concluyeron que el patrón tipo A era
un factor de riesgo para la CC, comparable con los riesgos más tradicionales, como pre-
sión arterial alta, tabaquismo, colesterol alto y obesidad. Pero la ciencia, como el tiempo,
avanza. Estudios posteriores del tipo A y de la CC obtuvieron resultados más débiles
que variaban, dependiendo de las mediciones y del tipo de población que se estudiaba
(Matthews, 1988). La certeza acerca de los malos efectos de la “enfermedad de la prisa” y
la “adicción” al trabajo comenzaron a derrumbarse.
Un conflicto que surge tiene que ver con la medición. Específicamente, se eviden-
cia que la fortaleza del vínculo entre comportamiento tipo A y cardiopatía coronaria
depende de cómo se diagnostica a las personas. En el estudio original, Friedman y Rosen-
man clasificaron a los hombres mediante una entrevista estructurada en la que podían
observar el comportamiento verbal y no verbal de los hombres. Sin embargo, después
de ello, muchos psicólogos, en su prisa por seguir esta línea vital de investigación, inten-
taron identificar a las personas tipo A con cuestionarios sencillos y rápidos en lugar de
entrevistas que consumían tiempo. Los cuestionarios no eran siquiera un poco predicti-
vos. Aparentemente, el patrón tipo A se hace más evidente en el comportamiento durante personalidad tipo A Patrón de
la entrevista de la persona (ya sea que compruebe constantemente la hora, hable con comportamiento caracterizado por
rapidez, interrumpa al entrevistador y haga incansables movimientos nerviosos) que a extremos de esfuerzo competitivo por el
partir de los autorreportes. Cuando se usaron entrevistas para hacer el diagnóstico, 70% logro, sentido de urgencia del tiempo,
de los hombres que tenían CC también tenían un patrón de comportamiento tipo A, hostilidad y agresión.
comparado con sólo 46% de quienes estaban sanos (Miller et al., 1991).
a los intrusos. El sistema inmunitario también está equipado con grandes células carro-
ñeras que se enfocan en virus y tumores cancerosos. Al funcionar como un “sexto sen-
tido” para los invasores extraños, el sistema inmunitario se renueva constantemente a
sí mismo. Por ejemplo, durante los pocos segundos que tarda en leer esta oración, su
cuerpo produce 10 millones de nuevos linfocitos.
En la actualidad, muchos psicólogos de la salud se especializan en psiconeuroin-
munología, o PNI (psico por la mente, neuro por el sistema nervioso e inmunología por
el sistema inmunitario), que estudia la conexión entre el cerebro, el comportamiento, el
sistema inmunitario, la salud y la enfermedad. Antes de entrar en algunos resultados fas-
cinantes, deténgase un poco y considere tres de los métodos que usan estos investigado-
res para espiar las operaciones del sistema inmunitario. Un método es tomar muestras
de sangre de animales o participantes humanos expuestos a diversos grados de estrés y
contar el número de linfocitos y otros eritrocitos que circulan en el torrente sanguíneo.
Un segundo procedimiento es extraer sangre, agregar células de tumor canceroso a la
mezcla y medir la forma en que las células asesinas naturales destruyen los tumores. Un
tercer método es “retar” al organismo viviente al inyectarle un agente extraño en la piel
y medir la cantidad de inflamación que produce en el sitio de la inyección. Se supone
que mientras más inflamación haya, más potente es la reacción del sistema inmunitario
(Ader, 2007; Daruna, 2012; Segerstrom, 2012).
Ahora es claro que el estrés puede afectar al sistema inmunitario, al menos por un
tiempo. La comunidad médica solía rechazar rotundamente la idea, pero ya no. ¿Qué
cambió? En primer lugar, experimentos con animales demostraron que las ratas expues-
tas a ruido, apiñamiento o choques de los que no pueden escapar y primates separados
de sus compañeros sociales muestran una caída en la actividad de las células inmunita-
rias en comparación con los animales no expuestos (Coe, 1993; Moynihan y Ader, 1996).
También se observó un vínculo en humanos. Intrigados por el hecho de que las personas
con frecuencia se enferman y mueren poco después de quedar viudas, R. W. Barthrop
y otros (1977) tomaron muestras de sangre de 26 hombres y mujeres cuyos cónyuges
habían muerto recientemente. Comparados con individuos de control no viudos, estos
esposos afligidos mostraron una respuesta inmunitaria debilitada. Esta demostración
fue la primera de su tipo.
Estudios adicionales pronto revelaron respuestas inmunitarias debilitadas en
astronautas de la NASA después de su reingreso a la atmósfera y el amarizaje, en per- psiconeuroinmunología (PNI) Rama
sonas privadas de sueño durante un tiempo prolongado, en estudiantes en medio de la psicología que examina los vínculos
de exámenes finales, en hombres y mujeres recientemente divorciados o separa- entre factores psicológicos, el cerebro
dos, en personas que cuidan a un familiar con enfermedad de Alzheimer, en indi- y el sistema nervioso, y el sistema
inmunitario.
viduos que temen a las serpientes y se exponen a una viva, y en trabajadores que
Meckes/Ottowa/Photo Researchers
acaban de perder sus empleos. Incluso en el laboratorio, las personas a quienes se les
proporcionan problemas aritméticos complejos para resolver o estímulos dolorosos
para tolerar, muestran cambios en la actividad de las células inmunitarias que duran de
una a más horas después de remitir el estrés (Cohen y Herbert, 1996).
En un intrigante estudio, Arthur Stone y otros (1994) pagaron a 48 voluntarios
adultos para tomar una inocua pero novedosa píldora de proteínas cada día durante 12
semanas, una sustancia que conduciría al sistema inmunitario a responder mediante
la producción de anticuerpos. Todos los días, los participantes completaban un diario
en el que reportaban sus estados de ánimo y experiencias en el trabajo, la casa, asuntos
financieros, actividades de ocio y relaciones sociales con sus amigos, cónyuges e hijos.
Los participantes también proporcionaron muestras diarias de saliva que más tarde se
usaron para medir la cantidad de anticuerpos producidos. Los resultados fueron sor-
prendentes, así como sus implicaciones: mientras más eventos positivos experimenta-
ban los participantes en un día dado, más anticuerpos producían. Mientras más eventos
negativos experimentaban, menos anticuerpos producían.
En muchas formas, ahora es claro que las experiencias negativas y las emociones
que producen pueden debilitar la capacidad del sistema inmunitario para proteger
contra lesiones, infecciones y una amplia gama de enfermedades (Kiecolt-Glaser et al.,
2002). En un experimento que ilustra bien este punto en acción, investigadores lleva-
ron a voluntarios hombres y mujeres sanos a un laboratorio de investigación clínica, les
administraron una batería de cuestionarios, los inyectaron con una aguja en el brazo y
luego usaron una bomba de vacío para producir una ampolla. En visitas de seguimiento
durante los siguientes ocho días, los investigadores midieron la rapidez con la que sana-
ban las heridas. Descubrieron que los participantes cuyos cuestionarios indicaron que
tenían problemas para controlar la ira (por ejemplo, perder la calma o hervir por dentro)
segregaban más hormona del estrés o cortisol en respuesta al procedimiento de produc-
ción de ampollas y la herida tardaba más en sanar (Gouin et al., 2008).
Es claro que los estados psicológicos pueden “meterse” en el sistema inmunitario.
Como se ilustra en la l figura 14.3, existen dos posibles formas en las que esto sucede.
Primera, las personas que sufren estrés intenso tienden a fumar más, ingerir más alcohol
y drogas, dormir menos, ejercitarse menos y tener dietas más pobres, comportamientos
que tienden a comprometer el sistema inmunitario. Por ejemplo, un estudio mostró que
cuando hombres adultos sanos se mantienen despiertos entre las 3:00 a.m. y las 7:00 a.m.,
disminuye la actividad de las células inmunitarias y sólo regresan a la normalidad después
de una noche completa de sueño ininterrumpido (Irwin et al., 1994). Segunda, el estrés dis-
para la liberación de adrenalina y otras hormonas de estrés en el torrente sanguíneo, y éstas
tienden a suprimir la actividad de las células
l FIGURA 14.3 inmunitarias. El resultado es una reducción
Rutas desde el estrés hacia la enfermedad temporal de la resistencia del cuerpo (Cohen
y Williamson, 1991). De una forma u otra,
Hostilidad, estrés y otros estados emocionales negativos pueden producir enfermedades
en dos formas: (1) al promover comportamientos no saludables (más alcohol, menos
cientos de estudios muestran ahora que los
sueño, etc.) y (2) al activar la liberación de hormonas que debilitan el sistema inmunitario. efectos del estrés sobre el sistema inmunitario
© Cengage Learning son complejos. Los estresores breves (como el
ataque de un tiburón, un examen difícil o una
Comportamientos
Unhealthy lesión) pueden aumentar la respuesta inmu-
no saludables nitaria en formas que son adaptativas a corto
behaviors
Estado
Negative Debilitamiento
Weakened plazo, pero los estresores de vida crónicos
emocional
emotional del sistema
immune Enfermedad
Illness
negativo inmunitario (como un empleo con gran presión, un matri-
states system
Hormonas
Stress monio tenso o una enfermedad en la familia)
de estrés pueden suprimir la respuesta inmunitaria con
hormones
el tiempo, lo que pone en riesgo al organismo
>
(Segerstrom y Miller, 2004).
Sheldon Cohen y sus colegas (1993) realizaron un fascinante y elaborado estudio para
ayudar a responder esta pregunta. Pagaron a 420 voluntarios para pasar nueve días en
un experimento médico y exposición de riesgo ante un virus de gripe común. Durante
los primeros dos días, los participantes llenaron varios cuestionarios, incluido uno que
midió experiencias estresantes recientes en sus vidas. También recibieron un examen
médico, incluida una prueba de sangre. Luego, para simular la transmisión de persona a
persona de un virus, los investigadores pusieron una solución líquida clara en la nariz de
cada participante. A quienes se les asignó aleatoriamente al grupo de control recibieron
una solución salina placebo. Otros, menos afortunados, recibieron un virus de gripe en
dosis que tendieron a producir tasas de enfermedad de 20% a 60%.
Durante la siguiente semana, los participantes estuvieron en cuarentena en grandes
departamentos, donde fueron examinados diariamente por una enfermera que tomó
su temperatura, extrajo muestras de moco y buscó signos de gripe, como estornudos,
ojos llorosos, nariz congestionada y garganta inflamada. (Los participantes no se dieron
cuenta, pero la enfermera también registró el número de pañuelos desechables que usa-
ron.) Todos los participantes estaban sanos al comienzo del proyecto y nadie en el grupo
de solución salina desarrolló gripe. Sin embargo, entre quienes se expusieron a un virus,
82% se infectó y 46% de los infectados contrajo gripe, con síntomas y todo. Un virus es un
virus, de modo que con frecuencia no hay escapatoria. Sin embargo, lo más interesante
es que el estrés de vida hizo la diferencia. Entre quienes se infectaron, los participan-
tes con estrés elevado tuvieron más probabilidad de agriparse que los participantes con
estrés bajo: 53% comparado con 40%. En resumen, las personas cuyas vidas están llenas
de estrés son particularmente vulnerables a las enfermedades contagiosas.
En un seguimiento de este experimento, Cohen y otros (1998) entrevis-
taron a 276 voluntarios acerca de los estresores recientes en sus vidas, los
infectaron con un virus de gripe y luego midieron si desarrollaban o no la l FIGURA 14.4
enfermedad. Descubrieron que algunos tipos de estrés eran más tóxicos que Duración del estrés y enfermedad
otros. Específicamente, las personas que tenían estresores crónicos durade- Doscientos veintiséis voluntarios fueron
ros, que duraban más de un mes (como problemas matrimoniales actuales entrevistados acerca de estrés reciente en sus
o desempleo) tenían más probabilidad de agriparse que quienes experi- vidas, luego se les infectó un virus de gripe. Como
mentaron estrés agudo a corto plazo (como una pelea con el cónyuge o una se muestra, mientras más tiempo duró el estresor,
más probabilidad tuvo una persona de agriparse.
reprimenda en el trabajo). La l figura 14.4 muestra que mientras más dura Con el tiempo, el estrés descompone el sistema
un estresor, más probabilidad hay de que una persona pesque una gripe. inmunitario del cuerpo.
Con el tiempo, el estrés descompone el sistema inmunitario del cuerpo. Cohen et al., 1998. © Cengage Learning
Los efectos del estrés son claros. Pero parece que ciertas característi- 4
gripe
cas personales pueden proteger a las personas contra los efectos adversos
a cold
Procesos de evaluación
Hace aproximadamente 2500 años, un autor anónimo escribió un extraordinario
poema acerca del sufrimiento humano: el libro de Job. Job es un hombre pío y próspero
cuando abre el poema, pero pronto es asediado por grandes calamidades. Pierde su
propiedad, su hijo y su salud. Él y sus amigos intentan entender cómo pudieron ocu-
rrir estas cosas terribles. Éstos argumentan que el aprieto de Job debe ser un castigo
enviado por Dios y le dicen que se arrepienta. Dado que él piensa que su sufrimiento
excede con mucho cualquier mal comportamiento de su parte, no puede aceptar esta
explicación. Desesperado, duda de su capacidad para soportar las adversidades conti-
nuas y desea la muerte. Pero al final encuentra fuerza y paz al confiar en la voluntad de
Dios. Desde la perspectiva del modelo estrés-afrontamiento que se mostró en la figura
14.1, Job y sus amigos se involucraron en el proceso de evaluación. Consideraron posibles
30
fallaron en protegerse a sí mismos en una situación posterior en la que el
% Depressive
ruido podía evitarse con facilidad. Seligman se apresuró a señalar que las
personas que se exponen a sucesos incontrolables se vuelven, en varias 20
formas, como individuos deprimidos: desalentados, pesimistas acerca
Porcentaje
del futuro y carentes de iniciativa. Por ende, vio a la depresión como una 10
forma de indefensión aprendida.
Lynn Abramson y sus colegas (1989) propusieron más tarde que la
0
depresión es un estado de indefensión producido por las atribuciones Depresión
Major Depresión
Minor
personales negativas que hace la gente ante el fracaso. De hecho, algu- Depression
severa Depression
menor
nas personas tienen un estilo explicativo depresivo, una tendencia a
atribuir los eventos malos a factores que son internos en vez de externos Positive explanatory
Estilo explicativo style
positivo
(“es mi culpa”), estables más que inestables (“no cambiará”) y globales en Negative explanatory
Estilo explicativo style
negativo
lugar de específicos (“se extiende por todas partes de mi vida”). La inves-
tigación apoya esta propuesta. Ya sea que las personas traten de explicar
el rechazo social, una derrota deportiva, bajas calificaciones o la incapacidad para resol-
ver un acertijo del experimentador, quienes están deprimidos tienen más probabilidad indefensión aprendida Fenómeno
que otros de culpar a factores que están dentro de ellos mismos, imposibles de cambiar en el cual la experiencia con un evento
y con suficiente extensión como para deteriorar otros aspectos de la vida. El resultado: incontrolable crea comportamiento
indefensión y desesperación (Abramson et al., 1989; Metalsky et al., 1993). Esta forma pasivo ante amenazas al bienestar
de pensar puede señalar una vulnerabilidad ante la depresión futura. De hecho, cuando posteriores.
Lauren Alloy y sus colegas (2006) midieron los estilos explicativos de estudiantes uni- estilo explicativo depresivo
versitarios de nuevo ingreso no deprimidos y luego los siguieron en su primer año, des- Tendencia habitual a atribuir los eventos
cubrieron que quienes tenían estilo explicativo negativo en su primer año, comparados negativos a causas que son estables,
con compañeros de clase con un estilo más positivo, tenían mucha más probabilidad de globales e internas.
sufrir de un trastorno depresivo severo o menor (vea la l figura 14.5).
Autoeficacia Cuando Kobasa y otros (1982) identificaron por primera vez la resi-
liencia como un rasgo adaptativo, ellos y otros investigadores rápidamente observaron
que la percepción de control es un ingrediente importante (Florian et al., 1995). En
etapas tempranas, la investigación mostró que los efectos dañinos del apiñamiento,
el ruido, el calor y otros estresores se reducen cuando las personas creen que pue-
den ejercer control sobre estos aspectos de su entorno (Glass y Singer, 1972). La
percepción de control es especialmente significativa para las personas cuyas vidas están
reguladas en gran medida por otros. Por ejemplo, los residentes ancianos de los asilos
a quienes se les dio más control sobre sus rutinas diarias se volvieron más felices y más
activos (Langer y Rodin, 1976; Schulz, 1976). Otros estudios mostraron que los pacientes
con cardiopatías, cáncer y SIDA estuvieron emocionalmente mejor ajustados cuando
sintieron que podían influir en el curso de su enfermedad (Helgeson, 1992; Rodin, 1986;
Thompson et al., 1993).
La percepción de control se refiere a la expectativa de que los comportamientos
pueden producir resultados satisfactorios. Pero, en primer lugar, las personas también
difieren en la medida en que creen que pueden realizar estos comportamientos. Estos
conceptos parecen relacionarse, pero de hecho se refieren a diferentes creencias, las
cuales son necesarias para que alguien sienta que controla importantes resultados en
su vida (Skinner, 1996). De acuerdo con Albert Bandura (1997), estas expectativas poste-
riores se basan en sentimientos de competencia, o autoeficacia. Algunos individuos por
lo general pueden sentirse más confiados que otros, dice Bandura, pero la autoeficacia
es un estado mental que varía de una tarea y situación específicas a otras. En otras pala-
bras, se puede tener alta autoeficacia acerca de conocer nuevas personas, pero no en lo
que se refiere a subir sus calificacio-
nes. O puede tener alta autoeficacia
para resolver un problema matemá- l FIGURA 14.6
tico, mas no para escribir un ensayo. Autoeficacia: ¿asunto de vida o muerte?
La investigación acerca de la A lo largo del tiempo se siguió la huella de 1024 pacientes con enfermedad cardiaca que
autoeficacia muestra que mientras variaban en “autoeficacia cardiaca”. Como se muestra, mientras mayor era su calificación de
más tenga en una tarea particular, más autoeficacia cardiaca al comienzo del estudio, más probabilidad tuvieron de sobrevivir a la
hospitalización hasta 78 meses después.
probabilidad hay de que asuma dicha Tomado de Sarkar, U., Ali, S. y Whooley, M. A., “Self-efficacy as a marker of cardiac function and predictor of
tarea, se esfuerce más, persista ante heart failure hospitalization and mortality in patients with stable coronary heart disease: Findings from the Heart
el fracaso y triunfe. Las implicaciones and Soul Study”, en Health Psychology, vol. 28 (pp. 166-173). Copyright © 2009 por la American Psychological
para la salud mental y física son sor- Association. Reimpreso con permiso.
de mortalidad
Pollyanna es la alegre heroína creada por
rate
3
la escritora estadounidense Eleanor Porter. TasaMortality
Aunque ella solía conseguir mala publicidad
por su ilimitada creencia de que incluso la 2
más ominosa nube tiene un brillante recu-
brimiento plateado, la investigación en esta
1
sección sugiere que Pollyanna debe ser una
persona extraordinariamente sana.
Hay que aclarar lo que significa la inves-
tigación. La mente es una poderosa herra- Todas
Alllas causas Enfermedad
causes cardiovascular
Cardiovascular disease Cáncer
Cancer
mienta que puede usarse para lastimar, Nivel de indefensión
Hopelessness Level
curar y proteger al cuerpo (Ray, 2004). Sin Low
Bajo Moderate
Moderado High
Alto
embargo, ningún científico digno de crédito
considera que las atribuciones, percepcio-
nes de control, optimismo u otras fuentes de resiliencia sean los únicos determinan-
tes de una larga vida. Una perspectiva positiva no puede garantizar buena salud en el
futuro. De modo que, aunque se deban apreciar los poderes de la mente para influir en Cuando se trata de la salud
el cuerpo, sería un error cruel culpar a las víctimas de enfermedad por tener una mala física, la investigación no apoya
perspectiva de la vida. Como dijo Howard Friedman (1991) en The Self-Healing Persona- las creencias populares acerca
lity (La personalidad autocurativa): “Debemos caminar por una línea fina entre culpar a del poder del pensamiento
positivo.
los pacientes por un lado y absolverlos de cualquier papel en su salud por el otro” (p. 96).
También es importante reconocer que puede haber inconvenientes en el pensa-
ALSO. F
miento positivo, en especial si ello conduce a que uno mismo se vea, y a los eventos que
le rodean, en formas que son muy irreales. Como se estudió en el capítulo 3, las personas
con visiones excesivamente positivas de sí mismas en ocasiones no gustan a sus amigos
y son vistos como presuntuosos, desconsiderados e hipersensibles a las críticas (Colvin
et al., 1995; Heatherton y Vohs, 2000). También puede ser perjudicial para las personas
creer que tienen control sobre los eventos cuando no lo tienen. En un estudio de pacien-
tes que sufren de pérdida de funcionamiento renal, quienes sienten que tienen el control
sobre su salud se deprimen más, no menos, después de que falla un trasplante (Chris-
tensen et al., 1991). En un estudio de estudiantes de leyes de primer año, los optimistas
mostraron una respuesta inmunitaria más fuerte que los pesimistas cuando su transi-
ción a la escuela de leyes fue sencilla, pero una respuesta inmunitaria más débil cuando
la transición fue difícil (Segerstrom, 2006b). Al enfrentar algunas dificultades, un sentido
de control puede ayudar a recuperarse. Pero establecer expectativas de control muy ele-
vadas puede hacer más daño que bien como consecuencia de resultados negativos.
Esto vuelve a traer a Job. Al final de su explicación bíblica, Job recupera su salud, su
propiedad y su prosperidad familiar. Sin embargo, no recupera el sentido de control per-
sonal y optimismo de que gozó antes de ser golpeado por la calamidad. En vez de ello, la
serenidad duramente ganada de Job se basa en su creencia de que la vida tiene significado
y propósito. Pollyanna tiene su encanto, pero Job es un héroe de la condición humana.
Salir de casa. Estudiar para los exámenes finales. Romper con el novio o la novia.
Trabajar largas noches o nada en absoluto. Esperar en las largas filas de seguridad
en el aeropuerto. Sentirse oprimido en un mercado laboral apretado. Tener hijos.
Criarlos. Luchar por cumplir el plazo para completar un libro. El estrés es inevitable.
Nadie puede evitarlo. Lo mejor que se puede hacer es minimizar sus efectos dañi-
nos sobre la salud. Dependiendo de la persona y el estresor, las personas pueden
afrontamiento enfocado en el sobrellevarlo al intentar resolver el problema, hablar con amigos, tener distraccio-
problema Esfuerzos cognitivos y nes tentadoras, dormir o beber demasiado para escapar, orar, cavilar, desahogarse,
de comportamiento para alterar una
increpar, reír a carcajadas, buscar ayuda, fingir que todo está bien o enloquecer. Al
situación estresante.
combinar todas las teorías e investigaciones psicológicas, parece que hay alrede-
dor de 400 formas específicas de
afrontar el estrés (Skinner et al.,
l FIGURA 14.8 2003). En una reciente encuesta
Cómo manejan el estrés los estadounidenses nacional, a hombres y mujeres
No hay una sola forma de manejar el estrés. Cuando a hombres y mujeres estadounidenses se les se les preguntó acerca de cómo
pidió indicar cómo lo hacían, la lista que surgió fue bastante variada. manejan el estrés en sus vidas.
Tomado de American Psychological Association (7 de octubre de 2008). Stress in America. Copyright © 2009 por la
Como puede ver en la l figura
American Psychological Association. Reimpreso con permiso.
14.8, las personas lo enfrentan
Listen tomúsica
Escuchar music en una gran variedad de formas,
algunas sanas y otras no tanto
Ejercitarse
Exerciseo caminar
or walk
(American Psychological Associa-
Leer
Read tion, 2008).
PasarSpend
tiempo time
conwith friends
amigos or family
o familiares Al agrupar estrategias específi-
Nap
Dormir una siesta
cas que son similares, los investiga-
dores estudian diferentes tipos gene-
Play video gamesJugar or surfvideojuegos
the Internet
o navegar en Internet rales de afrontamiento. Con base
Pray
Orar en los autorreportes de gran canti-
Comer
Eat dad de personas, Charles Carver y
otros (1989) construyeron un cues-
PasarSpend
el ratotime
en undoing a hobby
pasatiempo
tionario multidimensional que lla-
Ir a Go to church
la iglesia o a orunreligious services
servicio religioso maron COPE (sobrellevar, lidiar),
Drink alcohol
Beber alcohol que mide 12 métodos distintos de
Shop
Ir de compras
afrontamiento (vea la tabla 14.3).
Al observar que las personas pue-
Fumar
Smoke
den usar diferentes estrategias de
PracticarPlay sports
deportes afrontamiento, Lazarus y Folk-
Get Ira amassage/go
un masaje otoun a spa man (1984) distinguieron dos tipos
Meditation or
Meditación o yoga
generales. El primero es el afronta-
miento enfocado en el problema,
Ver a un See a mental health
profesional professional
de la salud mental
esfuerzos cognitivos y de compor-
Juegos Gamble
de azar tamiento para reducir el estrés
Jugar con mascotas o cuidar de
Play with/care for ellas
pets al superar la fuente del problema.
¿Dificultades en la escuela? Estu-
Jardinería
Gardening
die más duro, contrate un tutor o
Other
Otro reduzca su carga de trabajo. ¿Ma-
0 10 20 30 40 50 60
trimonio a punto de naufragar?
Porcentaje
Percent
Platíquelo o vea a un consejero.
>
las sacudidas y magulladuras de la vida, no sólo reaccionar ante ellas.
TABLA 14.3
Formas de enfrentar el estrés
Estos enunciados describen algunas estrategias de afrontamiento que usan las personas. Las estrategias se mencionan en orden de las que
son relativamente comunes a las que son menos comunes.
Guardar secretos y retener emociones fuertes también puede ser físicamente agota-
dor. En el laboratorio, James Gross y Robert Levenson (1997) mostraron a mujeres estu-
diantes películas divertidas, tristes y neutras. La mitad del tiempo pidieron a las
estudiantes no mostrar sus sentimientos. Grabaciones en video de una cámara oculta
confirmaron que cuando se les pedía reprimir sus sentimientos, las estudiantes eran
menos expresivas. Pero registros fisiológicos revelaron que mientras veían películas
divertidas y tristes, las estudiantes mostraban mayor respuesta cardiovascular cuando
intentaban inhibir sus sentimientos que cuando no lo hacían. Desde el punto de vista
fisiológico, el esfuerzo para evitar mostrar las emociones fue contraproducente. Tam-
bién en el laboratorio, Michael Slepian y sus colegas (2012) descubrieron que quienes
albergan y recuerdan secretos importantes (por ejemplo, preocupación por ser infieles
o por la orientación sexual) percibieron que las distancias eran mayores, que las coli-
nas estaban más inclinadas y que las tareas físicas requerían más esfuerzo, todo lo cual
sugiere que “como con las cargas físicas, los secretos ahogan a las personas” (p. 619).
Un estudio de la vida real realizado por Steve Cole y sus colegas (1996) llevó este
punto un profundo paso más adelante. Estos investigadores identificaron a 80 hombres
homosexuales en el área de Los Ángeles que recientemente se habían infectado con el
VIH pero no tenían síntomas, les administraron varias pruebas psicológicas y supervisa-
ron su progreso cada seis meses durante nueve años. Descubrieron que en los hombres
que estaban parcialmente “en el clóset”, comparados con quienes eran abiertos respecto
a su homosexualidad, la infección se dispersó con más rapidez, lo que hizo que murie-
ran más pronto. Esta provocadora correlación no prueba que “salir” sea más sano que
“permanecer encerrado”. Sin embargo, en un experimento de laboratorio controlado, los
participantes a quienes se les instruyó suprimir y no expresar turbulentos pensamientos
emocionales mostraron una reducción temporal en la actividad de ciertas células inmu-
nitarias (Petrie et al., 1998). Cuando menos en las culturas occidentales que alientan la
expresión, encubrir de manera activa los pensamientos y sentimientos más internos
puede ser peligroso para su salud.
Parece que la confesión puede ser buena para el cuerpo, así como para el alma. Pero,
¿por qué ayuda la apertura? ¿Por qué usted en ocasiones siente la necesidad de contar
sus problemas? Una posibilidad, reconocida hace un siglo por Sigmund Freud, es que
la experiencia ofrece una catarsis muy necesaria, una descarga de tensión, como qui-
tar la tapa de una cacerola con agua hirviendo para frenar la ebullición. Las personas
que experimentan traumas (ya sea una lucha contra el cáncer, muerte, un accidente, un
desastre natural o exposición a la violencia) con frecuencia son acosadas por imágenes
invasoras de su estresor que brincan a la mente y no pueden detenerse. En estos casos, la
apertura puede producir cierre emocional. Otra explicación de los beneficios de la aper-
tura, una favorecida por Pennebaker, es que hablar acerca de un problema puede ayu-
darle a ordenar sus pensamientos, entender mejor el problema y ganar comprensión, en
términos cognitivos. Cualquiera que sea la razón, es claro que abrirse, acaso ante alguien
más, puede ser terapéutico, siempre que el escucha sea confiable. Este último punto es
crucial, a pesar del potencial de ganancia, la apertura también puede causar gran estrés
cuando las personas en quienes se confía reaccionan con rechazo o consejo no deseado
o, peor aún, revelan a otros lo que se les dijo (Kelly y McKillop, 1996).
Para indicar la importancia de la parte “a quién” de la apertura, Stephen Lepore y
colaboradores (2000) expusieron a estudiantes universitarios a perturbadoras imágenes
del holocausto nazi. Después de ello, los estudiantes se dividieron al azar en grupos y se
les pidió hablar acerca de sus reacciones a ellos mismos mientras estaban solos en una
habitación, a un cómplice que aprobaba al sonreír y estar de acuerdo o a un cómplice
que reprobaba al evitar el contacto visual y no estar de acuerdo. A un grupo adicional
no se le dio oportunidad de hablar. Como se reportó dos días después, los estudiantes
que hablaron solos o a un cómplice que apoyaba, en comparación con aquellos que no
hablaron, dijeron tener menos pensamientos invasores del holocausto en el periodo de
intervención y estuvieron menos estresados cuando volvieron a exponerse a las imá-
genes originales. Sin embargo, para los estudiantes que hablaron con un cómplice que
no los aprobaba, los beneficios de la apertura fueron silenciados. Este hallazgo apoya
la conclusión anterior: es mejor discutir los demonios personales que ocultarlos, pero la
medida del beneficio depende de si las personas con quienes se habla brindan apoyo.
Entonces, no es de sorprender que las personas tengan más probabilidad de reunirse en
grupos de apoyo mutuos, tanto en vivo como en línea, cuando sufren de trastornos que
conllevan estigmas como SIDA, alcoholismo, cáncer de mama y cáncer de próstata,
que cuando tienen enfermedades menos embarazosas pero igualmente tóxicas, como
cardiopatías y diabetes (Davison et al., 2000).
Autoenfoque: quedar atrapado frente a salir En el capítulo 3 vio que las perso-
nas pasan poco tiempo pensando realmente en ellas, y cuando lo hacen quisieran estar
haciendo alguna otra cosa (Csikszentmihalyi y Figurski, 1982). De acuerdo con la teoría
de la conciencia del yo, el autoenfoque presenta los defectos personales en la forma que
mirarse en un espejo llama la atención a cada mancha en la cara. En consecuencia, no es
de sorprender que el autoenfoque parezca intensificar algunas de las consecuencias más
indeseables del afrontamiento enfocado en el problema. He aquí el guión.
El estado de autoconciencia puede ser inducido mediante estímulos externos, como
espejos, cámaras y audiencias. El estado de ánimo también desempeña un papel. Peter
Salovey (1992) descubrió que, en comparación con un estado de ánimo neutral, los esta-
dos de ánimo tanto positivos como negativos aumentan la conciencia del yo. Por ende,
cuando ocurre un suceso estresante, los sentimientos negativos que surgen amplifican el
autoenfoque. Lo que ocurre a continuación depende de la autoestima de la persona, pues
las que tienen un autoconcepto negativo experimentan estados de ánimo más negativos
cuando se autoenfocan que quienes tienen un autoconcepto positivo (Sedikides, 1992).
El resultado final es un bucle de realimentación que se perpetúa a sí mismo: estar de mal
humor dispara el autoenfoque, lo que en las personas con baja autoestima empeora aún
más el estado de ánimo. Este círculo vicioso forma la base para un modelo de autoenfo-
que de la depresión de acuerdo con el cual afrontar el estrés al atender los sentimientos
propios sólo empeora las cosas (Mor y Winquist, 2002; Pyszczynski y Greenberg, 1992).
Gran cantidad de investigación muestra que los individuos que responden al estrés
mediante rumiación y pensamientos repetitivos (al fijarse constantemente en ellos mis-
mos, sus sentimientos, sus síntomas y la fuente de su estrés) tienen más probabilidad
de ponerse ansiosos y deprimirse que quienes se permiten distraerse (Nolen-Hoeksema,
1991; Nole-Hoeksema et al., 2008). Aunque algunos tipos de autoenfoque pueden ser
útiles, como cuando las personas reaccionan a un hecho estresante al enfocarse en lo
positivo o preocuparse de la forma en que los dirige a planear, resolver el problema y
alterar sus expectativas en formas adaptativas, los efectos adversos son claros (Watkins,
2008). Al paso de los años y en diferentes culturas la investigación también muestra que
las niñas y mujeres en particular tienen una tendencia a rumiar, a confrontar sus senti-
mientos negativos y a buscar tratamiento al estar deprimidas, mientras que los niños y
hombres se apoyan en el alcohol y otras drogas, la actividad física, el comportamiento
antisocial y otros medios de distracción. Como regla general, parece que las mujeres que
están molestas tienden a rumiar, mientras que los hombres molestos es más probable
que actúen (Culbertson, 1997; Nolen-Hoeksema y Girgus, 1994).
Por fortuna, existen alternativas más saludables. Para redirigir la atención lejos
del yo, es útil absorberse en una actividad como el ejercicio aeróbico, la jardinería, la
escritura o leer un libro. Cualquiera que sea la actividad, debe ser difícil, demandante y
completamente cautivadora. Ralph Erber y Abraham Tesser (1992) descubrieron que las
personas que están de mal humor se sienten mejor después de realizar una tarea difícil
más que una tarea simple o ninguna. Las tareas difíciles, parece, pueden “absorber” un
mal humor. La meditación, que requiere enfocar la atención en un objeto elegido ajeno
al yo, puede tener efectos positivos por la misma razón (Lutz et al., 2008). Con respecto
a las técnicas de relajación enfocada que desarrolló, el cardiólogo Herbert Benson reco-
mienda que las personas se sienten cómodamente, cierren los ojos, relajen los músculos,
respiren profundamente y en silencio emitan alguna palabra una y otra vez. Dice
Benson (1993): “Al practicar dos pasos básicos, la repetición de un sonido, palabra, frase,
oración o actividad muscular, y un regreso pasivo a la repetición siempre que recurran
pensamientos distractores, puede disparar una serie de cambios fisiológicos que ofrecen
protección contra el estrés” (p. 256).
social era estadísticamente tan predictivo de una muerte temprana como el tabaquismo
o el colesterol elevado.
Hallazgos de investigación como estos son comunes. Por ejemplo, las personas casa-
das tienen más probabilidad que los solteros, divorciados o viudos de sobrevivir al cán-
cer durante 5 años (Taylor, 1990), los homosexuales infectados con VIH tienen menos
probabilidad de contemplar el suicidio si tienen lazos cercanos que si no los tienen (Sch-
neider et al., 1991), las personas que tienen un ataque cardiaco tienen menos probabili-
dad de tener un segundo ataque si viven con alguien que si viven solos (Case et al., 1992)
y las personas, una vez casadas, que luego están separadas o divorciadas durante un
largo tiempo tienen mayor riesgo de una muerte temprana (Sbarra y Nietert, 2009). Con
base en este tipo de investigación, Bert Uchino y sus colegas (1996) concluyeron que, en
momentos de estrés, tener apoyo social reduce la presión arterial, la secreción de hormo-
nas del estrés y fortalece las respuestas inmunitarias.
En el otro lado de la moneda, las personas que son solitarias sufren de mayores
aumentos de la presión arterial relacionados con la edad y tienen más dificultad para
dormir en la noche (Cacioppo et al., 2002; Hawkley et al., 2003). De hecho, un análisis
de estudiantes universitarios de primer año mostró que los sentimientos de soledad
durante el semestre se asociaron con niveles elevados de la hormona de estrés cortisol y
una respuesta inmunitaria debilitada ante un disparo de influenza que recibieron en la
clínica universitaria (Pressman et al., 2005). No hay duda de ello: estar aislado de otras
personas puede ser peligroso para la salud.
Sin embargo, hay una excepción vital a esta regla. De todas las redes sociales que apo-
yan a las personas, las sociedades románticas, como el matrimonio, son las más podero-
sas. Pero aunque hombres y mujeres que están felizmente casados viven más tiempo que
quienes están solteros o divorciados, los conflictos conyugales alimentan el estrés, elevan
la presión arterial, producen úlceras, depresión, abuso de alcohol y drogas, cambios en el
funcionamiento inmunitario y otros efectos no saludables, especialmente
en las mujeres (Kiecolt-Glaser y Newton, 2001).
Las conexiones sociales son terapéuticas por muchas razones. Los
l FIGURA 14.10
¿Ser popular siempre promueve la salud?
amigos pueden alentarlo a salir, a comer bien, a hacer ejercicio y a tener
cuidado de sí mismo. También ofrecen simpatía, consuelo, alguien con A adultos jóvenes se les preguntó acerca de recientes
acontecimientos estresantes y de sus vidas sociales, y
quien hablar, consejo y una segunda opinión. El valor del apoyo social es
luego llevaron un diario de salud durante tres meses.
tan básico que las personas que lo apoyan a uno no necesitan estar física- Como puede ver, el contacto social no hizo diferencia
mente presentes. Por ejemplo, en un estudio, la respuesta fisiológica de los para las personas con estrés bajo. Sin embargo, para
participantes en la investigación se midió mientras jugaban una simulación las personas con estrés alto, quienes tenían vidas
en computadora de un combate de incendio. Mediante monitores en cir- sociales activas tuvieron más probabilidad de enfermar.
cuito cerrado, algunos participantes pensaron que eran observados, que El contacto social aumenta la exposición a agentes
infecciosos y puede producir enfermedades a aquellos
les hablaban y que una persona amistosa del mismo sexo los reconfortaba,
cuya resistencia está comprometida por el estrés.
mientras otros se quedaron solos. El resultado: el apoyo social entregado Tomado de Hamrick, N., Cohen S. y Rodríguez, M. S., “Being
a través de un monitor, incluso de un cómplice que no estaba físicamente popular can be healthy or unhealthy: Stress, social network
presente, tuvo una influencia tranquilizadora sobre los participantes. Bajó diversity, and incidence of upper respiratory infection”, en
su ritmo cardiaco, redujo el nivel de cortisol en su saliva y los condujo a ver Health Psychology, vol. 21 (pp. 294-298). Copyright © 2002 por
la American Psychological Association. Reimpreso con permiso.
la tarea como algo sencillo (Thorsteinsson et al., 1998).
Los beneficios para la salud del apoyo social muestran cuán impor-
tante es conectar con otros. ¿Existen inconvenientes para una vida
social activa? Por ejemplo, ¿es posible que mientras más personas se
gripe
of colds
para las personas con estrés alto, quienes tuvieron niveles elevados de contacto social
tuvieron más probabilidad de agriparse o de tener influenza. Es sano ser popular,
excepto, tal vez, durante la época de influenza.
Precisamente debido a que los investigadores concuerdan en que el apoyo social es
vital para la salud, han luchado con empeño para encontrar formas de medirla (Cohen et
al., 2000). En algunos estudios, el apoyo social se define por el simple número de contactos
sociales que tiene una persona. Esta medida puede ser útil, pero un modelo simple de
contacto social tiene algunas limitaciones. Una es que disimula el hecho de que las perso-
nas que están atoradas en malas relaciones en ocasiones están más estresadas, no menos
(Rook, 1984). Otro problema es que tener demasiados contactos en realidad puede redu-
cir los niveles de apoyo. Considere el apuro de los pobres que viven en medios urbanos en
India, que están apretujados en viviendas atiborradas con hasta 11 personas por habita-
ción. Ellos están más estresados que las personas en condiciones menos apiñadas y tie-
Las personas que tienen muchos nen menos apoyo social, en parte debido a que tienden a retirarse (Evans y Lepore, 1993).
amigos son más sanas y viven Un segundo modelo de apoyo social se enfoca en la diversidad de la red social de
más tiempo que quienes están una persona, una que consiste, por ejemplo, de un cónyuge, familiares cercanos, amigos,
más aisladas. compañeros de trabajo y vecinos. Al paso de los años, la investigación ha mostrado que
ERDADERO. V las personas que están socialmente “integradas”, que tienen conexiones con diferentes
tipos de personas en distintos tipos de relaciones, son más sanas y tienen vidas más lar-
gas (Cohen y Janicki-Deverts, 2009).
Un tercer modelo se enfoca en la calidad de las relaciones de la persona
en vez de en su cantidad. Este modelo de intimidad predice que la clave es
tener una relación cercana con una persona muy cercana que emocio-
nalmente está disponible para tener una conversación en la madrugada.
Tener una relación especial puede ser todo lo que la persona necesita. Por
ende, aunque muchas mujeres con cáncer de mama se benefician física y
emocionalmente de los grupos de discusión con sus semejantes, éstos no
son necesarios, y por tanto no son de ayuda, para las mujeres que tienen
compañeros que las apoyan en casa (Helgeson et al., 2000).
Un cuarto enfoque define el apoyo social por su disponibilidad perci-
bida (Sarason et al., 1983). Comparadas con personas que no están seguras
de cuáles recursos sociales tienen, quienes consideran que está disponi-
ble un amplio apoyo cuando necesitan enfrentar de manera más efectiva.
En casi cualquier situación demandante que se pueda imaginar, el apoyo
percibido se asocia con mejor ajuste, aun cuando estas percepciones no
sean del todo precisas (Lakey y Cassady, 1990; Lakey y Orehek, 2011).
apoyo en otros. Sin embargo, Shelley Taylor y sus l Creí que crecería a partir de sobrevivir al evento traumático.
colegas (2004) descubrieron que cuando se pidió l Me di cuenta que el trauma cumplió un importante propósito en mi vida.
a estudiantes universitarios describir qué hacen
para aliviar el estrés, sólo 39% de los surcorea- Anulación y desapego 71%
nos (comparados con 57% de estadounidenses) l Salvé el honor al no decirle a nadie.
dijo que buscaban apoyo social. Investigación l Fingí estar bien.
adicional confirma esta sorprendente diferencia l Conservé mis sentimientos dentro de mí para no preocupar a mis padres.
cultural. Sin importar si la fuente de estrés es
social, académica, financiera o relacionada con Apoyo familiar 66%
la salud, en distintos grupos etarios y en diversas l Compartí mis sentimientos con mi familia.
muestras asiáticas que incluyeron participan- l Sabía que podía pedir ayuda a mi familia.
tes chinos, japoneses, coreanos y vietnamitas, el l Seguí la guía de mis ancianos.
resultado siempre fue el mismo: las personas de
las culturas asiáticas tienen menos probabilidad Religión y espiritualidad 40%
de buscar apoyo social en momentos de estrés. l Encontré consuelo en mi religión o espiritualidad.
Sondeos adicionales arrojan luz acerca de l Encontré guía en mi religión.
esta diferencia. En las culturas individualistas, las
l Encontré confianza mediante la oración u otros rituales religiosos.
personas con frecuencia usan a otros para aten-
der sus metas personales. Sin embargo, en las Salida emocional privada 30%
culturas colectivistas, donde los grupos sociales
l Salvé el honor al buscar consejo de un profesional que no conozco.
tienen primacía sobre el yo, las personas son reti-
l Charlé con personas en Internet acerca del trauma.
centes a presionar las relaciones al llamar a otros
l Comí en exceso.
en busca de apoyo. Siendo ese el caso, Heejung
Kim y sus colegas (2008) distinguieron entre apoyo Heppner et al., 2006. © Cengage Learning
social explícito (revelar el estrés personal a otros
y buscar su consejo, ayuda o consuelo) y el apoyo social implícito (sólo pensar en otros
cercanos o estar con ellos sin pedir ayuda abiertamente. En un estudio que pidió a los
participantes imaginarse en una de estas dos situaciones, los asiático-estadounidenses
reaccionaron con más estrés a la situación de apoyo social explícito, mientras los esta-
dounidenses de origen europeo encontraron más estresante la situación de contenido
implícito (Taylor et al., 2007).
Para entender mejor el “estilo de afrontamiento colectivista”, Paul Heppner y otros
(2006) administraron extensos cuestionarios a más de 3000 estudiantes universitarios
asiáticos en Taiwán, muchos de los cuales habían padecido los eventos traumáticos
descritos en este capítulo (los tres más frecuentes fueron rompimientos, presión aca-
démica y la muerte o enfermedad de un ser amado). La tabla 14.4 muestra cinco formas
de afrontamiento que se identificaron. En orden de cuán frecuentemente se utilizan,
las estrategias son: (1) aceptación, recuperación y esfuerzo; (2) anulación y desapego;
(3) apoyo familiar; (4) religión y espiritualidad, y (5) salidas emocionales privadas. De las
cinco estrategias, los participantes calificaron la aceptación como
la más útil. ¿Estos resultados describen cómo los adultos taiwane-
l FIGURA 14.11 ses afrontan el estrés? ¿Y qué hay de los asiáticos de Corea, Japón,
Cultura y apoyo social China y otras partes? El interés es creciente en estas preguntas y, de
Tomado de Chen, J. M., Kim, H. S., Mojaverian, T. y Morling, B., manera más general, en las intersecciones de la psicología social, la
“Culture and social support provision: Who gives what and why”, en
cultura y la salud (Gurung, 2010).
Personality and Social Psychology Bulletin, vol. 38 (pp. 3-13). Copyright
© 2012 Sage Publications, Inc. Reimpreso con permiso.
Investigación reciente de Jacqueline Chen y otros (2012) arroja
algo de luz sobre estas preguntas. Estos investigadores observan que
0.7 el apoyo social puede tomar varias formas, de manera más notable, el
apoyo para resolver problemas (al ofrecer comprensión, consejo, dinero
apoyo brindado
Provided
0.6
y otros recursos tangibles para ayudar a superar el estresor) y apoyo
0.5 enfocado en la emoción (al ofrecer confianza, consuelo e impulso a
of Support
0.4
la autoestima). En un estudio, a estudiantes universitarios de Esta-
dos Unidos y Japón se les pidió describir su más reciente interacción
0.3 social con alguien que les era cercano y luego indicar si hicieron algo
Proportionde
0.2
dounidenses tuvieron el doble de probabilidad que los participantes
0.1 japoneses de reportar de manera espontánea brindar apoyo social en
0 sus interacciones. Sin embargo, la l figura 14.11 muestra que los dos
Estadounidenses
European Americansde Japoneses
Japanese grupos también difirieron en términos de los tipos de apoyo social
origen europeo
Culture
Cultura que ofrecieron: los estadounidenses dieron más apoyo enfocado en la
Emotion-focused
Enfocado en la Problem-focused
Enfocado en el
emoción dirigido a ayudar a su otro cercano para que se sintiera mejor
emoción problema acerca de sí mismo; los japoneses dieron más apoyo enfocado en el
problema dirigido a ayudar a superar el estresor.
Tratamiento y prevención
Entender qué es el apoyo social y cómo opera es importante en el estudio de la salud,
porque muchos de los problemas y oportunidades de la vida ocurren en un contexto
social, y muchos de los esfuerzos personales para afrontar el estrés involucran a otras
personas. De hecho, como verá en esta sección, los psicólogos de la salud intentan de
manera activa encontrar formas en las que las influencias sociales puedan usarse para
mejorar el desarrollo de programas de tratamiento y prevención.
tos vitamínicos, aspirina, antibióticos, cirugía, etc. No hay duda de ello, la medicina es
vital para la salud. Sin embargo, el tratamiento tiene además un componente social, lo
que el médico familiar solía llamar “el trato con los pacientes”. ¿Cuáles son los ingredien-
tes sociales activos?
Para comenzar a responder esta pregunta, considere la investigación acerca de los
beneficios de la psicoterapia. A lo largo de los años, los estudios han mostrado que, aun-
que existen escuelas de pensamiento y técnicas muy diferentes para hacer psicoterapia,
todos los enfoques son un tanto efectivos y, lo que es sorprendente, por lo general todos
son equivalentes (Smith et al., 1980; Wampold et al., 1997). En apariencia, a pesar de las
diferencias superficiales, todas las psicoterapias tienen gran acuerdo en común en un
nivel más profundo, y estos factores similares, más que las técnicas específicas emplea-
das, proporcionan los ingredientes activos necesarios para el cambio. ¿Cuáles son algu-
nos de estos factores?
En primer lugar, todos los sanadores (sin importar si son médicos, psicólogos u
otros) ofrecen apoyo social, una relación humana estrecha caracterizada por calidez,
expresiones de preocupación, un hombro para llorar y alguien con quien hablar. Antes se
estudiaron los beneficios para la salud y la longevidad de tener contactos sociales. En la
terapia psicológica, los estudios muestran que, mientras mejor sea la “alianza operativa”
entre un terapeuta y su cliente, es más probable que el resultado sea favorable (Horvath
y Luborsky, 1993). Como dice el psicoterapeuta Hans Strupp (1996): “La verdad simple e
incontrovertible es que, si usted está ansioso o deprimido, o si experimenta dificultades
con las personas significativas en su vida, hay posibilidades de que se sienta mejor si
habla con alguien en quien pueda confiar” (p. 1017).
En segundo lugar, todas las terapias ofrecen un rayo de esperanza a las personas que
están enfermas, desmoralizadas, infelices o que padecen dolor. En todos los aspectos de
la vida, las personas están motivadas por expectativas alegres y positivas. Aunque algu-
nas personas son más positivas que otras, el optimismo es una expectativa específica que
puede aumentar o disminuir en ciertas situaciones (Armor y Taylor, 1998). De hecho, un
aspecto común a todos los tratamientos es que comunican e infunden expectativas posi-
tivas. Se ha sugerido que las expectativas altas pueden ocasionar cambios aun cuando no
estén justificadas (Prioleau et al., 1983). Esta sugerencia es consistente con el bien cono-
cido efecto placebo en la medicina, mediante el cual los pacientes mejoran después de
darles un medicamento o tratamiento inactivo. Al creer que puede ayudarles, así sucede,
es en esta forma como sanadores de fe, chamanes y médicos brujos en todo el mundo se
han desempeñado para realizar “curas milagrosas” con rituales elaborados. Incluso la
medicina moderna explota el poder de la esperanza. Como señala Walter Brown (1998):
“Los símbolos y rituales de sanación (el consultorio del médico, el estetoscopio, el exa-
men físico) ofrecen consuelo” (p. 91).
Un tercer ingrediente importante es la elección. Al permitir a los pacientes hacer
elecciones significativas, como decidir el tipo de método de cura, se aumenta la efecti-
vidad de los tratamientos para el alcoholismo (Miller, 1985) y la obesidad (Mendonca y
Brehm, 1983). Elegir experimentar un tratamiento que requiere esfuerzo o es costoso es
particularmente benéfico a este respecto. La persona que voluntariamente paga en tiempo,
dinero o incomodidad necesita justificarse a sí mismo dicha inversión, un predicamento
que de seguro genera disonancia cognitiva. Como vio en el capítulo 6, una forma para redu-
cir la disonancia es volverse ultramotivado para triunfar: “¿Por qué elegí esto? Porque real-
mente quiero estar mejor”. Tal vez debido a que los individuos muy motivados son más
cuidadosos y conscientes al realizar el tratamiento prescrito, tienden a mejorar más.
Danny Axsom (1989) puso a prueba esta propuesta específica en un estudio de fobia
a las serpientes. A los participantes, todos ellos con enorme fobia a las serpientes, se les
dio o no una opción explícita acerca de experimentar un tratamiento descrito como “de
esfuerzo extremo” o “sencillo”. Entre las cuatro condiciones experimentales, los partici-
pantes a los que se dio la elección explícita acerca de continuar un tratamiento esforzado
reportaron mayor motivación para cambiar su comportamiento fóbico y se acercaron
más a la serpiente de maíz de Nueva Jersey, de más de metro y medio de largo, que se usó
para medir la conducta de acercamiento.
l FIGURA 14.12
Dirigido a la buena salud
Varios factores principales ayudan a convencer a las personas de involucrarse en prácticas de salud. El reconocimiento de que existe una
amenaza para la salud es un primer paso necesario. Los modelos positivos y las normas subjetivas saludables alientan a las personas a
adoptar comportamientos protectores de la salud. Un sentido de autoeficacia acerca de ser capaces de realizar los comportamientos
saludables y la creencia de que éstos serán efectivos aumenta la probabilidad de hacer esfuerzos activos.
© Cengage Learning
Sentido de
Reconocimiento Imitar los Ajustarse a una Creencias precisas
autoeficacia acerca
de que existe una comportamientos norma subjetiva de que los
de la habilidad Comportamientos
amenaza para la saludables de otros. que favorezca los comportamientos
propia para realizar saludables
salud. comportamientos saludables tendrán
comportamientos
saludables. el efecto deseado.
saludables.
La búsqueda de la felicidad
Mucho antes del surgimiento de la psicología social, los filósofos consideraban la
felicidad como el estado final del ser. En la Declaración de Independencia de Esta-
dos Unidos, Thomas Jefferson citó por tanto la vida, la libertad y “la búsqueda de
la felicidad” como los derechos humanos más anhelados. ¿Pero qué es la felici-
dad y cómo se logra? Aristóteles dijo que era la recompensa de una vida activa.
Freud la vinculó con el trabajo y el amor. Otros han sugerido de maneras diversas
que la felicidad requiere dinero y poder, salud y buena condición física, religión, belleza,
la satisfacción de las necesidades básicas y la habilidad para obtener placer de los even-
tos de la vida cotidiana. En años recientes, los psicólogos sociales han aplicado sus teo-
rías y métodos al estudio de este motivo humano más básico: la búsqueda de la felicidad
(Diener y Biswas-Diener, 2008; Gilbert, 2006; Haidt, 2006; Lyubomirsky, 2013).
Para estudiar la felicidad —o bienestar subjetivo, como les gusta llamarla a los psi-
cólogos sociales— se debe ser capaz de medirla. ¿Cómo saben los investigadores si alguien
es feliz? Simple: preguntan. Mejor aún, usan cuestionarios como la Escala de Satisfacción
con la Vida, en la cual las personas responden a enunciados como “si pudiera vivir mi vida
de nuevo no cambiaría casi nada” (Diener et al., 1984; Pavot y Diener, 1993). Como dijo
Marco Aurelio: “Ningún hombre es feliz si no se considera a sí mismo como tal”.
Con el uso de autorreportes, las encuestas muestran que 75% de los adultos estado-
unidenses se califican a sí mismos como felices, y que en 86% de todas las naciones de las
que se tomaron muestras, las calificaciones son, en promedio, con más frecuencia positi-
vas que neutrales (Diener, 2000). En general, las personas que son felices también tienen
estados de ánimo alegres, alta autoestima, sentido de control personal, más recuerdos de
eventos positivos que de negativos y optimismo acerca del futuro (Myers y Diener, 1995).
Incluso más que la belleza física o la riqueza material, la felicidad subyace en la creencia
de la gente de que la vida vale la pena vivirse (King y Napa, 1998). Un meta-análisis de
225 estudios reveló que la felicidad da lugar a muchos resultados de vida exitosos en los
terrenos del matrimonio, la amistad, la salud, los ingresos y el desempeño laboral (Lyu-
bomirsky et al., 2005).
No es un secreto que la perspectiva personal de la vida se vuelve color de rosa justo
después de ganar un gran juego, enamorarse, conseguir un buen empleo o ganar dinero, y
que el mundo parece sombrío justo después de una derrota, al perder el amor o sufrir una
tragedia personal o un revés financiero. De manera predecible, los eventos de la vida coti-
diana generan fluctuaciones en el estado de ánimo. Por ejemplo,
las personas son más felices en viernes y sábado, y menos felices
los lunes y martes (Larsen y Kasimatis, 1990). Incluso durante el
día, los niveles de felicidad fluctúan como mecanismo de reloje-
ría. Por ejemplo, David Watson y colaboradores (1999) pidieron a
estudiantes universitarios calificar sus estados de ánimo una vez
al día durante 45 días, siempre en una hora diferente. En prome-
© Jean-Pierre Lescourret/Corbis
Aunque las clasificaciones específicas fluctúan de una encuesta a otra, las califica-
ciones de felicidad nacional son consistentemente más elevadas en algunos países que
en otros. En un estudio comisionado por la Asamblea General de las Naciones Unidas, el
Reporte de Felicidad Mundial reveló que los países más felices en el mundo, en encuestas
realizadas de 2005 a 2011, se agrupan en el norte de Europa (Dinamarca, Noruega, Fin-
landia, Holanda; su calificación promedio en la evaluación de vida es 7.6 en una escala
de 0-10). Los países menos felices están en el África subsahariana (Togo, Benín, Repú-
blica Centroafricana, Sierra Leona; su calificación promedio es 3.4). En la tabla 14.5 se
presenta una lista parcial. El reporte mostró que aunque la riqueza relativa claramente
distingue a las naciones en la lista, “libertad política, fuertes redes sociales y ausencia de
corrupción son en conjunto más importantes que el ingreso para explicar las diferencias
de bienestar entre los países de la parte superior y los del fondo” (Helliwell et al., 2012).
Por tanto, no es de sorprender que en una encuesta de 132,516 personas de 128 países,
mientras más satisfechas estuvieron las personas con su país como totalidad, más felices
eran con el estado de sus propias vidas (Morrison et al., 2011).
200
comparaciones en el tiempo dentro de
1946
180
From
140
% Change
TABLA 14.5
Calificaciones de felicidad nacional
Con base en encuestas recientes realizadas por todo el planeta, el Reporte de Felicidad Mundial clasifica las naciones de acuerdo con sus
niveles de felicidad promedio. Esta tabla presenta la calificación ordenada de los 100 más altos en la lista (Helliwell et al., 2012)
11. Estados Unidos 36. República Checa 61. Bahrein 86. Montenegro
© Cengage Learning
Entonces, ¿cuáles son las conclusiones? En este punto, parece que tener refugio,
alimento, salvaguarda y seguridad es esencial para el bienestar subjetivo. Pero una vez
satisfechas estas necesidades básicas, en particular en una sociedad ya próspera, los
aumentos adicionales en la riqueza no elevan de manera considerable los niveles de feli-
cidad. ¿Por qué el dinero no contribuye más al bienestar subjetivo? Una razón es que las
percepciones de la riqueza no son absolutas, sino más bien relativas a ciertos estándares
establecidos de manera personal (Parducci, 1995). Estos estándares se derivan de dos
fuentes: otras personas y el pasado personal.
De acuerdo con la teoría de la comparación social, descrita en el capítulo 3, las
personas tienden a compararse naturalmente con otros y a sentirse satisfechas o pri-
vadas dependiendo de cómo les vaya en esta comparación. Para demostrar, Ladd
Wheeler y Kunitate Miyake (1992) hicieron que durante dos semanas estudiantes
universitarios mantuvieran registros escritos de cada vez que comparaban men-
talmente con alguien más sus calificaciones, apariencia, habilidades, posesiones
© The New Yorker Collection 1999 Leo Cullum from cartoonbank.com. Todos los derechos reservados.
seguido por una variedad de patrones conflictivos, positivos y
negativos (Lucas, 2007; Luhmann et al., 2012).
Existe otra posible e intrigante explicación de por qué el
dinero, per se, y otros grandes eventos de la vida, no son más
predictivos de la felicidad con el tiempo; quizá cada persona,
como resultado de factores tanto biológicos como ambien-
tales, tiene un nivel de referencia de felicidad, un “punto de
ajuste” hacia el cual gravita. Esta noción es apoyada por tres
hallazgos recientes. Uno es que las calificaciones de felici-
dad son más altas entre pares de gemelos idénticos que entre
gemelos fraternos, lo que condujo a David Lykken (2000) a
sugerir que puede haber una base genética para tener cierto
nivel de contentamiento. Un segundo hallazgo es que las fluc-
tuaciones en el estado de ánimo que acompañan los eventos
de vida positivos y negativos tienden a desgastarse con el
paso del tiempo. Por ejemplo, en un estudio que abarcó dos
años, Eunkook Suh y otros (1996) estudiaron participantes “¿Recuerdas cómo decía que era más feliz cuando no teníamos nada?”
durante dos años y descubrieron que sólo las experiencias
ocurridas en los últimos tres meses se correlacionaban con los reportes de bienestar
subjetivo. El comprometerse o casarse, romper, iniciar un nuevo empleo y ser hospita-
En todos los países y en todos lizado son los tipos de experiencias de gran impacto que las personas suponen tienen
los niveles de riqueza, mientras efectos duraderos, si no permanentes, sobre los niveles de felicidad (Gilbert et al., 1998);
más dinero tiene la gente, más pero, de hecho, los impactos con frecuencia son temporales. Un tercer hallazgo es que
feliz es. los niveles de felicidad, como los rasgos de personalidad, son relativamente estables a lo
F
ALSO. largo del tiempo y del lugar, lo que conduce a la conclusión de que algunas personas son,
>
en general, más felices que otras (DeNeve y Cooper, 1998).
l FIGURA 14.14
¿Qué le produciría más felicidad: experiencias u objetos materiales?
Después de recordar un momento cuando gastaron dinero en una experiencia o un objeto
material, las personas en general dijeron que las experiencias que compraron los hicieron más
felices que los objetos materiales.
Tomado de Van Boven, L., “Experimentalism, materialism, and the pursuit of happiness”, en Review of General Psy-
chology, vol. 9 (pp. 132-142). Copyright © 2005 por la American Psychological Association. Reimpreso con permiso.
80%
60%
40%
20%
0%
$0–15 $15–25 $25–35 $35–50 $50–75 $75–100 $100– $125– > $150
125 150
Experiential
Experiencia
Objeto
Materialmaterial
donde las personas tienen que satisfacer necesidades materiales básicas, las experien-
cias que compraron (gracias, en parte, a los recuerdos que perduraban) los hicieron más
felices que los objetos materiales (vea Van Boven, 2005).
La investigación en psicología social también ha descubierto otras formas de
aumentar los niveles de felicidad. Por ejemplo, las personas a quienes se les motiva, por
asignación aleatoria, a escribir cartas de agradecimiento, saborear un recuerdo feliz o
involucrarse en actos de bondad muestran aumento en el bienestar subjetivo, en com-
paración con otros en un grupo de control (Sin y Lyubomirsky, 2009). Con respecto al
hecho de que las personas tienden a “adaptarse” a un cambio positivo en la fortuna, se
acostumbran a él e invierten sus propios niveles de referencia, una pregunta colateral
entra en juego: una vez que su nivel de felicidad se eleva, ¿hay alguna forma de asegurar
que usted permanecerá de esa manera? Para responder a esa pregunta, los investigado-
res ahora buscan formas de evitar la adaptación hedonista, de modo que los beneficios
de los cambios positivos perduren en el tiempo (Sheldon y Lyubomirsky, 2012).
Muy aparte de los desarrollos en la ciencia psicológica occidental está la pregunta
de cómo, si acaso, los gobiernos deben tratar de promover la felicidad de sus ciudada-
nos. Considere el reino de Bután, un pequeño país budista, remoto y rodeado de tierra,
anidado alto en los montes Himalaya y con frontera con India y Tíbet. En 1972, el rey de
Bután adoptó la “Felicidad Nacional Bruta” (FNB) como su meta nacional, en vez del pro-
ducto nacional bruto, con lo que optó por la felicidad sobre la riqueza. Cada año desde
entonces, el gobierno mide en forma sistemática el FNB y ha dado forma a políticas dise-
ñadas para sostenerlo. En contraste con la medición de los científicos occidentales enfo-
cados en las calificaciones de las personas de su propio bienestar subjetivo, la felicidad
en la FNB es un concepto multidimensional que mide muchos aspectos de la calidad de
la vida material, física, social y espiritual de una persona. Al rastrear estos indicadores en
el tiempo y en varias comunidades, la FNB se usa para promover políticas gubernamen-
tales en formas que aumentan la felicidad de las personas que “todavía no son felices”.
Los indicadores que comprende la FNB aparecen en la l figura 14.15 (para un fascinante
estudio de caso acerca de la FNB en Bután, consulte Ura et al., 2012).
Bután es un pequeño país budista
La investigación descrita en esta sección ofrece algunos consejos concretos anidado alto en los montes Himalaya,
acerca de cómo las personas pueden maximizar sus niveles de felicidad. ¿Los psi- entre India y Tíbet. En el único programa
de este tipo, diseñado para dar prioridad
cólogos sociales y las naciones deben usar esta investigación para buscar maxi-
al bienestar subjetivo sobre la riqueza
mizar los niveles de felicidad dentro de una población? A la luz de los beneficios material, el gobierno estableció el índice
indiscutibles del ser feliz, esto difícilmente parece una pregunta controvertida. Pero de “Felicidad Nacional Bruta” (FNB)
como su meta nacional y busca aumentar
deténgase y pondere la pregunta. Preocupados de que exista un posible lado oscuro
la FNB de su población.
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l FIGURA 14.15
Indicadores de la Felicidad Nacional Bruta (FNB) de Bután
Tomado de Ura, K., Akire, S. y Zangmo, T., “Case study: Buthan: Gross National Happiness and the GNH index”, en J.
Helliwell, R. Layard y J. Sachs (eds.) en World Happiness Report (p. 115). Copyright © 2012 Columbia University (The Earth
Institute). Reimpreso con permiso.
Educación
• Alfabetismo Salud
• Nivel educativo • Salud mental
• Conocimiento • Reportes de salud
Estándares de vida
• Valores personal
• Activos • Días de salud
• Vivienda • Discapacidad
• Ingreso doméstico
per cápita Diversidad y resiliencia
ecológica
• Conflictos ecológicos
• Responsabilidad hacia
el ambiente
Bienestar psicológico • Daño a la vida salvaje
(rural)
• Satisfacción de la vida
• Emociones positivas 33 indicadores • Conflictos de
urbanización
• Emociones negativas del FNB
• Espiritualidad
Buen gobierno
Vitalidad
• Desempeño del
gobierno
comunitaria • Derechos
• Donaciones fundamentales
(tiempo y dinero) • Servicios
• Relación • Participación
comunitaria Diversidad y política
• Familia resiliencia cultural
• Seguridad • Idioma natal Uso del
• Participación tiempo
cultural • Trabajo
• Habilidades • Sueño
artesanales
• Conducta
Repaso
Estrés y salud
l El estrés es un estado desagradable que surge cuando uno per- l Las respuestas de afrontamiento consisten de los pensamien-
cibe que las demandas de un suceso tensan la capacidad para tos, sentimientos y comportamientos mediante los cuales las
afrontarlo de manera efectiva. personas intentan reducir el estrés.
l La evaluación de una situación por parte de una persona deter-
mina cómo se experimenta el estrés y cómo se le afronta.
Procesos de evaluación
Atribuciones y estilos explicativos l Algunos individuos tienen la característica de ser más optimis-
l De acuerdo con el modelo de la depresión de indefensión apren- tas que otros, y el optimismo en un punto del tiempo es predic-
dida, la exposición a un suceso incontrolable dispara síntomas tivo de resultados de salud positivos más adelante.
de pasividad y apatía parecidos a la depresión.
l La investigación muestra que las atribuciones que hacen las per- La salud de Pollyanna
sonas respecto de su falta de control son de importancia central. l El pensamiento positivo se asocia con la buena salud, pero la
l El estilo explicativo depresivo es una tendencia a hacer atribu- relación causal no es clara.
ciones estables, globales e internas a los acontecimientos malos; l Las ilusiones positivas irreales pueden tener consecuencias
se asocia con la depresión y quizá con la enfermedad física. interpersonales y de salud indeseables.
Tratamiento y prevención
Tratamiento: los ingredientes “sociales” l La elección del tratamiento también es un factor importante,
l El tratamiento médico incluye un importante componente social. en particular cuando los pacientes eligen un tratamiento que
l Médicos, terapeutas y otros trabajadores de atención a la salud implica esfuerzo, lo cual aumenta el compromiso.
ofrecen a los pacientes apoyo social y un rayo de esperanza.
La búsqueda de la felicidad
l La mayoría de las personas reportan ser relativamente felices, Ciencia emergente acerca de cómo aumentar
pero existen diferencias individuales. la felicidad
l Tres factores importantes son las relaciones sociales, el empleo l La investigación muestra que los niveles de felicidad son un
y la salud. tanto maleables en los individuos y en las naciones.
l Los investigadores comienzan a poner a prueba formas que las
¿El dinero compra la felicidad? personas pueden usar para hacerse a sí mismas más felices, por
l La evidencia de que el dinero puede comprar la felicidad es mixta. ejemplo, al usar su dinero para comprar experiencias, no obje-
Las naciones más acaudaladas tienden a tener ciudadanos más tos materiales.
felices que las menos acaudaladas, pero las correlaciones con l Bután ofrece un estudio de caso de una nación que mide y ras-
grupos de ciudadanos dentro de las naciones son modestas. trea el índice FNB (Felicidad Nacional Bruta) de su población,
l Una razón de la asociación limitada entre riqueza y felicidad es con un enfoque en las políticas que harán felices a las personas.
que las percepciones de riqueza están relacionadas con lo que l Los investigadores comienzan a preguntarse: ¿es posible que
otros y uno mismo se han llegado a acostumbrar. la búsqueda de la felicidad sea contraproducente o que uno
l La investigación sugiere que cada persona tiene un nivel de pueda ser demasiado feliz?
referencia de felicidad hacia el cual gravita con el tiempo.
Puesta a prueba del sentido común
En todos los países y en todos los niveles de riqueza, mientras
más dinero tenga la gente, más feliz es.
Falso. Los resultados de investigación son complejos, pero es claro
que una vez que la persona tiene suficiente dinero para satisfacer sus
necesidades básicas, la riqueza adicional no produce más felicidad.
TÉRMINOS CLAVE
afrontamiento (573) estilo explicativo depresivo (587) psiconeuroinmunología (PNI)
afrontamiento enfocado en el problema (592) estrés (573) (583)
afrontamiento enfocado en la emoción (593) estresores (574) síndrome de adaptación
general (579)
afrontamiento proactivo (593) evaluación (573)
sistema inmunitario (582)
apoyo social (600) indefensión aprendida (587)
trastorno por estrés
autoeficacia (589) personalidad tipo A (581)
postraumático (TEPT) (576)
bienestar subjetivo (608) psicología de la salud (572)
RECURSOS MEDIÁTICOS
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comportamientos prosociales Acciones que tienen la intención dilemas de recursos Dilemas sociales que tienen que ver con la
de beneficiar a otros. (Cap. 10) manera en que dos o más personas compartirán un recurso limi-
comprobación fingida (bogus pipeline) Aparato detector de tado. (Cap. 8)
mentiras falso que se usa en ocasiones para que los sujetos some- discriminación Comportamiento dirigido contra personas por ser
tidos a él den respuestas verdaderas a cuestionamientos delica- miembros de un grupo en particular. (Cap. 5)
dos. (Cap. 6) disparidad en las sentencias Inconsistencia de las sentencias
condicionamiento evaluativo Proceso por el cual se forma una para la misma ofensa de un juez a otro. (Cap. 12)
actitud hacia un estímulo neutral por su asociación con una per- disuasión insuficiente Condición en la cual las personas ponen en
sona, lugar o cosa positiva o negativa. (Cap. 6) práctica libremente una conducta discrepante con la actitud sin
confiabilidad entre evaluadores Grado en el que diferentes recibir una gran recompensa. (Cap. 6)
observadores concuerdan en sus observaciones. (Cap. 2) disuasión insuficiente Condición en la cual las personas se abs-
conformidad Tendencia a modificar las propias percepciones, opi- tienen de participar en una actividad deseable, aun cuando sólo
niones y conductas de manera que sean consistentes con las nor- exista la amenaza de sufrir un castigo leve. (Cap. 6)
mas de un grupo. (Cap. 7)
conformidad privada Cambio de creencias que ocurre cuando una economía conductual Subdivisión interdisciplinaria que se enfoca
persona acepta en privado la posición asumida por otros. (Cap. 7) en la forma en que la psicología, en especial la psicología social y
conformidad pública Cambio superficial de la conducta evidente la cognitiva, se relacionan con la toma de decisiones económicas.
sin la correspondiente modificación de opiniones, producido por efecto “difícil de conseguir” Tendencia a preferir a las personas
la presión, real o imaginaria, que ejerce el grupo. (Cap. 7) que son enormemente selectivas en sus elecciones sociales en vez
confusión Factor diferente a la variable independiente que varía de las que están disponibles más fácilmente. (Cap. 9)
entre las condiciones de un experimento, poniendo en duda efecto de cultivo Proceso mediante el cual los medios masivos de
qué causó cualesquiera efectos sobre la variable dependiente. comunicación (en particular la televisión) construyen una versión
(Cap. 2) de la realidad social para el público. (Cap. 11)
consentimiento informado Decisión deliberada y voluntaria de efecto de dotación Tendencia de las personas a inflar el valor de
una persona para tomar parte en una investigación, con base en los objetos, bienes o servicios que ya poseen. (Cap. 13)
la descripción que hace el investigador sobre lo que le requerirá efecto de escalamiento Condición en la cual los compromisos con
durante su intervención. (Cap. 2) un curso de acción fallido aumentan para justificar las inversiones
correlación ilusoria Estimación exagerada de la asociación entre ya realizadas. (Cap. 8) Tendencia a que las personas persistan en
variables que no están correlacionadas o lo están muy ligera- inversiones fallidas para evitar pérdidas, lo que hace que éstas se
mente. (Cap. 5) acumulen. (Cap. 13)
créditos idiosincráticos “Créditos” interpersonales que gana un efecto de falso consenso Tendencia de las personas a sobreesti-
individuo al observar las normas de un grupo. (Cap. 7) mar la medida en que los demás comparten sus opiniones, atribu-
creencia en un mundo justo Presunción según la cual los indivi- tos y comportamientos. (Cap. 4)
duos obtienen de la vida lo que se merecen, idea que lleva a la efecto de homogeneidad del exogrupo Tendencia a suponer que
gente a menospreciar a las víctimas. (Cap. 4) hay más similitud entre los miembros de exogrupos que entre los
cultura Sistema de significados, creencias, valores, suposiciones, miembros de endogrupos. (Cap. 5)
instituciones y prácticas perdurables compartido por un gran efecto de información errónea Tendencia a que información
número de personas que se transmite de una generación a la errónea falsa posterior a un suceso se integre en el recuerdo del
siguiente. (Cap. 1) hecho que tiene la persona. (Cap. 12)
efecto de justificación en exceso Tendencia a que la motivación
definición operacional Procedimientos específicos para manipu- intrínseca se reduzca en la realización de actividades que se han
lar o medir una variable conceptual. (Cap. 2) asociado con recompensas u otros factores extrínsecos. (Cap. 3)
desensibilización Reducción en la reactividad fisiológica relacio- efecto de la atención al arma La tendencia a que la presencia de
nada con la emoción en respuesta a un estímulo. (Cap. 11) una arma distraiga la atención de un testigo y deteriore su habili-
desindividuación Privación del sentido de individualidad de una dad para identificar al sospechoso. (Cap. 12)
persona y reducción de las restricciones normales contra el com- efecto de la mera exposición Fenómeno mediante el cual, mien-
portamiento anormal. (Cap. 8) tras más frecuentemente se exponga a la persona a un estímulo,
desplazamiento Agredir un objetivo sustituto porque los actos más positivamente lo evaluará. (Cap. 9)
agresivos contra la fuente de la frustración se inhiben por temor o efecto de las armas Tendencia de que la probabilidad de agresión
falta de acceso. (Cap. 11) aumentará por la mera presencia de armas. (Cap. 11)
dialecticismo Sistema oriental de pensamiento que acepta la coe- efecto de primacía Tendencia a que la información presentada
xistencia de características contradictorias en una sola persona. al principio de una secuencia genere un impacto superior en la
(Cap. 3) formación de impresiones, que aquella presentada tiempo atrás.
difusión de la responsabilidad Creencia de que otros tomarán (Cap. 4)
o deberán asumir la responsabilidad de auxiliar a una persona efecto durmiente Incremento retardado en el impacto persuasivo
necesitada. (Cap. 10) de una fuente no creíble. (Cap. 6)
dilema del prisionero Tipo de dilema en el que una parte debe efecto espectador Efecto mediante el cual la presencia de otros
hacer movimientos para colaborar o competir con la otra parte. El inhibe el brindar ayuda. (Cap. 10)
dilema se suele diseñar de modo que el movimiento competitivo efecto Hawthorne El hallazgo de que los trabajadores a quienes
parece ser en interés personal, pero si ambos involucrados hacen se les dedicó atención especial aumentaron su productividad sin
este movimiento, sufren más que si ambos hubiesen cooperado. importar qué cambios reales se hicieron en el centro de trabajo.
(Cap. 8) (Cap. 13)
dilema social Situación en la que una opción de interés personal efecto por la expectativa del experimentador Efectos producidos
por parte de todos creará el peor resultado para todos. (Cap. 8) cuando las expectativas de un investigador acerca de los resultados
de un experimento afectan su comportamiento en torno a un parti- favoritismo de endogrupo Tendencia a discriminar en favor de
cipante, con lo que influye en las respuestas de éste. (Cap. 2) endogrupos sobre exogrupos. (Cap. 5)
egoísmo implícito Forma inconsciente de automejora. (Cap. 3) formación de impresiones Proceso de integración de datos
egoísta Motivado por el deseo de aumentar el bienestar personal. acerca de una persona, con el objetivo de conformar una impre-
(Cap. 10) sión coherente respecto de ella. (Cap. 4)
elaboración Proceso de pensamiento basado en el escrutinio de los
argumentos incluidos en una comunicación persuasiva. (Cap. 6) ganancia del proceso Aumento en el desempeño grupal, de modo
electromiógrafo facial (EMG) Instrumento electrónico que regis- que el grupo supera a los individuos que conforman el grupo.
tra la actividad muscular facial asociada con las emociones y acti- (Cap. 8)
tudes. (Cap. 6) genética conductual Subdivisión de la psicología que examina el
empatía Entender o experimentar de manera indirecta la perspec- papel de los factores genéticos en la conducta. (Cap. 1)
tiva de otro individuo y sentir simpatía y compasión por él. (Cap. 10) grupo Conjunto de individuos que interactúan en el tiempo y com-
endogrupos Grupos con los cuales un individuo experimenta sen- parten un destino, metas o identidad. (Cap. 8)
tido de pertenencia, filiación e identidad. (Cap. 5)
engaño En el contexto de la investigación, método que propor- heurística de disponibilidad Tendencia a calcular la probabili-
ciona información falsa a los participantes. (Cap. 2) dad de que un acontecimiento ocurra a partir de la facilidad que
entrevista estructurada Entrevista en la que a cada solicitante de se tenga para evocarlo. (Cap. 4)
empleo se le plantea un conjunto estándar de preguntas y se eva- hipótesis Predicción susceptible de comprobación en torno a las
lúa de acuerdo con los mismos criterios. (Cap. 13) condiciones en las cuales ocurrirá un evento. (Cap. 2)
error de atribución fundamental Tendencia a enfocarse en el hipótesis de contacto Teoría según la cual, en ciertas circunstan-
papel que desempeñan las razones personales, subestimando cias, el contacto directo entre grupos hostiles tenderá a disminuir
el impacto de las situaciones involucradas en la conducta de los los prejuicios. (Cap. 5)
demás. (Cap. 4) hipótesis de emparejamiento Propuesta de que las personas se
escala actitudinal Cuestionario de reactivos múltiples diseñado sienten atraídas por otros con similar atractivo físico. (Cap. 9)
para evaluar la actitud del encuestado en torno a algún objeto de hipótesis de inoculación Idea de que exponerse a versiones débi-
interés. (Cap. 6) les de un argumento persuasivo aumenta la resistencia ulterior al
estereotipo Creencia o asociación que vincula a todo un grupo de mismo. (Cap. 6)
personas con ciertos rasgos o características. (Cap. 5) hipótesis de realimentación facial Hipótesis que afirma que los
estereotipo “lo que es hermoso es bueno” Creencia de que los cambios en la expresión facial pueden conducir a modificaciones
individuos físicamente atractivos también poseen características correspondientes en la emoción. (Cap. 3)
de personalidad deseables. (Cap. 9) hipótesis empatía-altruismo Proposición de que la preocupa-
estigmatizado Ser estereotipado de manera persistente, percibido ción empática por una persona con necesidad produce un motivo
como anormal y devaluado en la sociedad por ser miembro de altruista para brindarle ayuda. (Cap. 10)
cierto grupo social o por tener una característica particular. (Cap. 5) hipótesis frustración-agresión Idea de que (1) la frustración
estilo de apego Manera en que una persona suele interactuar con siempre produce el motivo para agredir y (2) toda agresión es cau-
personas significativas. (Cap. 9) sada por frustración. (Cap. 11)
estilo explicativo depresivo Tendencia habitual a atribuir los even-
tos negativos a causas que son estables, globales e internas. (Cap. 14) ignorancia pluralista Estado en el que las personas en un grupo
estrés Estado desagradable de excitación en el que las personas per- piensan de manera equivocada que sus pensamientos, sentimien-
ciben que las demandas de un suceso son agobiantes o que superan tos o comportamientos personales son diferentes de los del resto
su capacidad para satisfacer o alterar dichas demandas. (Cap. 14) del grupo. (Cap. 10)
estresor Cualquier cosa que produzca estrés. (Cap. 14) indefensión aprendida Fenómeno en el cual la experiencia con un
evaluación Proceso mediante el cual las personas hacen juicios evento incontrolable crea comportamiento pasivo ante amenazas
acerca de las demandas de hechos potencialmente estresantes y al bienestar posteriores. (Cap. 14)
su capacidad para satisfacer dichas demandas. (Cap. 14) individualismo Orientación cultural en la cual la independencia, la
evaluación del desempeño Proceso de valorar el trabajo de un autonomía y la confianza en uno mismo tienen prioridad sobre
empleado dentro de la organización. (Cap. 13) la lealtad a un grupo. (Cap. 7)
exogrupos Grupos con los cuales un individuo no experimenta influencia de la minoría Proceso mediante el cual los disidentes
sentido de filiación, pertenencia o identidad. (Cap. 5) provocan cambios dentro de un grupo. (Cap. 7)
experimento Forma de investigación que puede demostrar rela- influencia informativa Influencia que provoca conformidad
ciones causales en las que (1) el experimentador tiene control cuando una persona considera que los juicios de los demás son
sobre los sucesos que ocurren y (2) los participantes son asigna- correctos. (Cap. 7)
dos al azar a las condiciones. (Cap. 2) influencia normativa Influencia que provoca conformidad
cuando una persona teme a las consecuencias sociales negativas
facilitación Tendencia a que las palabras o ideas recientemente de parecer desviada. (Cap. 7)
utilizadas o percibidas vengan a la mente con facilidad y ejerzan informe posterior al sujeto Revelación hecha a los participantes
influencia en la interpretación de nueva información. (Cap. 4) después que se completan los procedimientos de la investigación,
facilitación social Proceso mediante el cual la presencia de otros en la que los investigadores explican el propósito de la investiga-
mejora el desempeño en las tareas sencillas, pero lo deteriora en ción, se intenta resolver cualquier sentimiento negativo y se enfa-
las tareas difíciles. (Cap. 8) tiza la aportación científica hecha por el involucramiento de los
falacia de tasa-base Determinación según la cual las personas son participantes. (Cap. 2)
relativamente insensibles a la información consensuada y presen- inhibición por la audiencia Reticencia a ayudar por temor a dar
tada en forma de tasas base numéricas. (Cap. 4) una mala impresión a los observadores. (Cap. 10)
iniciativas graduadas y recíprocas para reducir la tensión (GRIT, de individualidad como resultado de un desplazamiento desde la
por sus siglas en inglés) Estrategia para que esfuerzos unilate- identidad personal hacia la identidad social. (Cap. 8)
rales persistentes establezcan confianza y cooperación entre par- modelo inquisitivo Sistema de resolución de disputas en el que un
tes en oposición. (Cap. 8) investigador neutral recopila evidencia de ambos lados y presenta
investigación aplicada Tipo de investigación cuyos objetivos son los hallazgos en el tribunal. (Cap. 12)
profundizar en la comprensión de eventos que ocurren de manera modelo normativo de liderazgo Teoría de que la efectividad del
natural y encontrar soluciones a problemas prácticos. (Cap. 2) liderazgo está determinada por la cantidad de realimentación y
investigación básica Investigación cuyo objetivo consiste en participación que los líderes permiten de los trabajadores. (Cap. 13)
incrementar el conocimiento sobre la conducta humana, muchas muestreo aleatorio Método de seleccionar participantes para un
veces a partir de someter a prueba hipótesis derivadas de una teo- estudio, de modo que todos los miembros de una población ten-
ría. (Cap. 2) gan igual oportunidad de estar en él. (Cap. 2)
investigación correlacional Investigación diseñada para medir la muestreo sesgado Tendencia de los grupos a emplear más tiempo
asociación entre variables que no son manipuladas por el investi- en discutir la información compartida (información ya conocida
gador. (Cap. 2) por todos o por la mayoría de los miembros del grupo) que la
investigación multicultural Investigación diseñada para exami- información no compartida (información conocida sólo por uno
nar grupos raciales y étnicos dentro de las culturas. (Cap. 1) o algunos miembros del grupo). (Cap. 8)
investigación transcultural Investigación diseñada para compa-
rar y contrastar personas de diferentes culturas. (Cap. 1) necesidad de afiliación Deseo de establecer y mantener muchas
relaciones interpersonales gratificantes. (Cap. 9)
líder transaccional Líder que gana adhesión y apoyo de sus segui- necesidad de cierre Deseo de reducir la incertidumbre cogni-
dores, principalmente mediante el establecimiento de metas y el tiva, lo que resalta la importancia de las primeras impresiones.
uso de recompensas. (Cap. 13) (Cap. 4)
líder transformacional Líder que inspira a los seguidores a tras- necesidad de cognición (NC) Variable de personalidad que dis-
cender sus propias necesidades en interés de una causa común. tingue a los individuos tomando como base cuánto disfrutan las
(Cap. 13) actividades que exigen esfuerzos cognitivos. (Cap. 6)
lluvia de ideas Técnica que intenta aumentar la producción de ideas neurociencia social Estudio de la relación entre los procesos neu-
creativas al alentar a los miembros del grupo a hablar libremente rales y sociales. (Cap. 1)
sin criticar sus propias aportaciones o las de los demás. (Cap. 8) norma social Regla general de conducta que refleja estándares de
aprobación y desaprobación social. (Cap. 10)
memoria transactiva Sistema compartido para recordar infor-
mación que permite a múltiples personas juntas recordar in- obediencia Cambio en el comportamiento producido por las órde-
formación con más eficiencia que a solas. (Cap. 8) nes de la autoridad. (Cap. 7)
meta supraordinal Objetivo compartido que puede ser alcanzado orientación a la dominancia social Deseo de ver el endogrupo de
sólo mediante la cooperación entre individuos o entre grupos. uno como dominante sobre otros grupos y una disposición para
(Cap. 5) adoptar valores culturales que facilitan la opresión de otros gru-
meta-análisis Conjunto de procedimientos estadísticos empleados pos. (Cap. 5)
para analizar un cuerpo de evidencia al combinar los resultados de orientación sexual Preferencia de una persona por miembros del
estudios individuales con el propósito de medir la confiabilidad y mismo sexo (homosexualidad), del sexo opuesto (heterosexuali-
solidez generales de los efectos particulares. (Cap. 2) dad) o de ambos sexos (bisexualidad). (Cap. 9)
modelo antagonista o acusatorio Sistema de resolución de dispu-
tas en el que la fiscalía y la defensa presentan los lados opuestos pensamiento contrafactual Tendencia a imaginar acontecimien-
de la historia. (Cap. 12) tos, consecuencias o resultados que pudieron suceder, pero que
modelo de activación costo-recompensa Proposición de que las no ocurrieron. (Cap. 4)
personas reaccionan a las situaciones de emergencia actuando en pensamiento de grupo Estilo de toma de decisiones grupales
la forma más efectiva en costo para reducir la excitación de cho- caracterizado por una tendencia excesiva entre los miembros del
que y alarma. (Cap. 10) grupo a buscar coincidencia. (Cap. 8)
modelo de alivio del estado negativo Propuesta de que las per- percepción mental Proceso mediante el cual las personas atribu-
sonas ayudan a otras para contrarrestar sus propios sentimientos yen estados mentales semejantes a los humanos a diversos objetos
de tristeza. (Cap. 10) animados e inanimados, e incluso a otras personas. (Cap. 4)
modelo de contenido del estereotipo Modelo que propone que percepción social Término general para calificar los procesos por
el estatus relativo y la competencia entre grupos influyen en los los cuales las personas llegan a comprenderse entre sí. (Cap. 4)
estereotipos de grupo, junto con las dimensiones de competencia pérdida del proceso Reducción en el desempeño grupal debida a
y calidez. (Cap. 5) obstáculos creados por los procesos grupales, como problemas de
modelo de contingencia del liderazgo Teoría de que la efectivi- coordinación y motivación. (Cap. 8)
dad del liderazgo está determinada tanto por las características pereza social Reducción producida por el grupo sobre la respuesta
personales de los líderes como por el control permitido por la individual en tareas donde las aportaciones son colectivas. (Cap. 8)
situación. (Cap. 13) perseverancia de creencia Tendencia a conservar creencias u
modelo de esfuerzo colectivo Teoría de que los individuos ejer- opiniones aun cuando hayan sido desacreditadas. (Cap. 4)
cerán esfuerzo en una tarea colectiva en la medida en que consi- personalidad tipo A Patrón de comportamiento caracterizado
deren que sus afanes individuales serán importantes, relevantes y por extremos de esfuerzo competitivo por el logro, sentido de
significativos para lograr resultados que valoran. (Cap. 8) urgencia del tiempo, hostilidad y agresión. (Cap. 14)
modelo de identidad social de los efectos de la pérdida de perspectiva interaccionista Énfasis sobre cómo la personalidad
individualidad (SIDE, por sus siglas en inglés) Modelo de un individuo y las características ambientales influyen en la
de comportamiento grupal que explica los efectos de la pérdida conducta. (Cap. 1)
persuasión Proceso mediante el cual se modifican las actitudes. realismo experimental Grado en que los procedimientos experi-
(Cap. 6) mentales involucran a los participantes, llevándolos a compor-
polarización grupal Exageración de las tendencias iniciales en el tarse con naturalidad y espontaneidad. (Cap. 2)
pensamiento de los miembros del grupo a través de la discusión realismo mundano Grado en que la situación experimental se ase-
grupal. (Cap. 8) meja a lugares y eventos del mundo real. (Cap. 2)
polígrafo Instrumento mecánico que registra la excitación fisio- reciprocidad Intercambio mutuo entre lo que se da y lo que se
lógica a partir de múltiples canales; con frecuencia se usa como recibe; por ejemplo, agradar a quienes le agradan a uno. (Cap. 9)
prueba de detección de mentiras. (Cap. 12) recusación sin causa Mecanismos mediante los cuales los aboga-
pornografía Material sexual explícito. (Cap. 11) dos pueden excluir un número limitado de potenciales jurados sin
prejuicio Sentimientos negativos hacia personas con base en su la aprobación del juez. (Cap. 12)
pertenencia a ciertos grupos. (Cap. 5) relación comunal Relación en que los participantes esperan y
presentación subliminal Método de presentación de estímulos de desean respuestas mutuas a las necesidades de cada uno. (Cap. 9)
manera tan vaga o rápida que la gente no tiene conciencia alguna relación de intercambio Relación en que los participantes espe-
de haber estado expuesta a ellos. (Cap. 5) ran y desean estricta reciprocidad en sus interacciones. (Cap. 9)
principio de costo irrecuperable Regla empírica económica de relación íntima Relación cercana entre dos adultos que involu-
que sólo los costos y beneficios futuros, no los compromisos pasa- cra apego emocional, satisfacción de necesidades psicológicas o
dos, deben considerarse en la toma de decisiones. (Cap. 13) interdependencia. (Cap. 9)
principio de covariación Un principio de la teoría de la atribu- rumiación En el contexto de la agresión, la rumia involucra pen-
ción; afirma que la gente atribuye su conducta a factores que sar repetidamente y revivir un evento que indujo enojo, enfocarse
están presentes cuando ocurre un comportamiento y ausentes en pensamientos y sentimientos de ira, y acaso incluso planear o
cuando éste no tiene lugar. (Cap. 4) imaginar venganza. (Cap. 11)
privación relativa Sentimiento de descontento provocado por la ruta central de persuasión Proceso mediante el cual una persona
creencia de que a uno le va peor en comparación con otros. (Cap. 5) reflexiona con todo cuidado en torno a un comunicado y se ve
profecía autocumplida Proceso mediante el cual las expectati- influida por la fuerza de sus argumentos. (Cap. 6)
vas que se tienen respecto a una persona terminan por llevarla ruta periférica de persuasión Proceso mediante el cual una per-
a comportarse de maneras que confirman dichas expectativas. sona evita reflexionar y profundizar en la información que recibe
(Cap. 4) y en lugar de ello se ve influida por indicios superficiales. (Cap. 6)
pronóstico afectivo Proceso de predecir cómo se sentirá en res-
puesta a eventos emocionales futuros. (Cap. 3) salón de clases rompecabezas Método de aprendizaje coopera-
Prueba de Asociación Implícita Medición encubierta de las acti- tivo empleado para reducir el prejuicio racial mediante la interac-
tudes inconscientes a partir de la rapidez con que las personas ción en la realización de esfuerzos grupales. (Cap. 5)
responden a la presentación de conceptos pareados, como blanco selección científica del jurado Método de selección de jurados
o negro respecto a bueno o malo. (Cap. 6) mediante encuestas, las cuales producen correlaciones entre medi-
pruebas de integridad Cuestionarios diseñados para poner a das demográficas y actitudes relevantes para el juicio. (Cap. 12)
prueba la honestidad y el carácter de un solicitante de empleo. selección de parentesco Ayuda preferencial a los parientes gené-
(Cap. 13) ticos, lo que resulta en mayor probabilidad de que sobrevivan los
psicología de la salud Estudio de la salud y la enfermedad físicas genes que se tienen en común. (Cap. 10)
por psicólogos especializados en varias áreas. (Cap. 14) sesgo de atribución hostil Tendencia a percibir intención hostil
psicología evolutiva Subdivisión de la psicología que usa los prin- en los demás. (Cap. 11)
cipios de la evolución para entender la conducta social humana. sesgo de confirmación Tendencia a buscar, interpretar y crear
(Cap. 1) información que valide las creencias (o preconceptos) existentes.
psicología industrial-organizacional (I-O) Estudio del comporta- (Cap. 4)
miento humano en los negocios y otras organizaciones. (Cap. 13) sesgo de identificación la propia raza Tendencia que tienen las
psicología social Estudio científico de la manera en que los indi- personas a ser más precisas para reconocer a los miembros de su
viduos piensan, sienten y se comportan en un contexto social. propio grupo étnico que a los de otros grupos. (Cap. 12)
(Cap. 1) sesgo de lenidad Tendencia a que la deliberación del jurado pro-
psiconeuroinmunología (PNI) Rama de la psicología que exa- duzca una inclinación hacia la absolución. (Cap. 12)
mina los vínculos entre factores psicológicos, el cerebro y el sis- sexismo Prejuicio y discriminación basados en el género de una
tema nervioso, y el sistema inmunitario. (Cap. 14) persona, o prácticas institucionales o culturales que promueven
la dominación de un género sobre otro. (Cap. 5)
racismo Prejuicio y discriminación basados en el origen racial de sexismo ambivalente Forma de sexismo caracterizada por acti-
una persona, o prácticas institucionales y culturales que promue- tudes hacia las mujeres que reflejan creencias llenas de negativi-
ven la dominación de un grupo racial sobre otro. (Cap. 5) dad y resentimiento, así como sentimientos con predisposición
racismo implícito Racismo que opera en forma inconsciente y no machista, pero que manifiestan conductas potencialmente pater-
intencional. (Cap. 5) nalistas. (Cap. 5)
racismo moderno Forma de prejuicio que se hace evidente de síndrome de adaptación general Proceso en tres etapas (alarma,
manera sutil cuando resulta segura, socialmente aceptable y fácil resistencia y agotamiento) mediante el cual el cuerpo responde al
de racionalizar. (Cap. 5) estrés. (Cap. 14)
rasgos centrales Aquellos que ejercen una poderosa influencia en sistema inmunitario Sistema de vigilancia biológico que detecta
las impresiones generales. (Cap. 4) y destruye las sustancias “ajenas” que invaden el cuerpo. (Cap. 14)
reactancia psicológica Teoría según la cual las personas reaccio- sistemas de soporte a grupos Programas de cómputo interactivo
nan en contra de las amenazas a su libertad al reafirmarse a sí especializados que se utilizan para guiar las reuniones de grupo,
mismas y percibir que la libertad puesta en riesgo es más atrac- el trabajo en colaboración y los procesos de toma de decisiones.
tiva. (Cap. 6) (Cap. 8)
soledad Sentimiento de carencia acerca de relaciones sociales que teoría de las expectativas Teoría de que los trabajadores se moti-
se tienen. (Cap. 9) van cuando creen que sus esfuerzos producirán resultados valio-
sumisión Cambios en el comportamiento que son obtenidos por sos. (Cap. 13)
peticiones directas. (Cap. 7) teoría de los dos factores de la emoción Teoría según la cual la
experimentación de emociones se basa en dos factores: activación
técnica “eso no es todo” Técnica de cumplimiento de dos pasos o excitación psicológica y una interpretación cognitiva de tal acti-
en la cual el persuasor comienza con una petición desmesurada vación. (Cap. 3)
y en seguida reduce su tamaño aparente con el ofrecimiento de un teoría de manejo del terror Teoría según la cual el ser humano
descuento o una bonificación. (Cap. 7) enfrenta el temor de su propia muerte, por medio de una cosmo-
técnica de “puerta en la cara” Técnica de cumplimiento de dos visión que le ayuda a resguardar su autoestima. (Cap. 3)
pasos en la cual un persuasor precede la petición real con una teoría de personalidad implícita Red de suposiciones que forma
petición excesiva que es rechazada. (Cap. 7) la gente acerca de las relaciones entre rasgos y comportamientos.
técnica de comprobación fingida (bogus pipeline) Procedi- (Cap. 4)
miento en el que los participantes en una investigación son ( fal- teoría del aprendizaje social Teoría de que el comportamiento se
samente) llevados a creer que sus respuestas serán verificadas por aprende mediante la observación de otros, así como por la expe-
un detector de mentiras infalible. (Cap. 2) riencia directa de recompensas y castigos. (Cap. 11)
técnica del pie en la puerta Técnica de cumplimiento en dos teoría del conflicto realista Teoría que afirma que la hostilidad
pasos en la cual el persuasor prepara el terreno para hacer una entre grupos es provocada por la competencia directa por recur-
petición real, consiguiendo que su interlocutor cumpla primero sos limitados. (Cap. 5)
una petición mucho más sencilla. (Cap. 7) teoría del impacto social Teoría que sostiene que la influencia
teoría Conjunto organizado de principios que se utiliza para expli- social depende de la fuerza, la inmediatez y el número de perso-
car un fenómeno observado. (Cap. 2) nas fuente con respecto a las personas objetivo. (Cap. 7)
teoría de autoconciencia Afirma que al enfocar la atención en sí teoría del rol social Teoría de que las pequeñas diferencias de
mismos los individuos observan discrepancias en su persona, lo género se amplifican en la percepción por los contrastantes roles
que motiva un escape de la autoconciencia o un cambio en la con- sociales ocupados por hombres y mujeres. (Cap. 5)
ducta. (Cap. 3) teoría distracción-conflicto Teoría de que la presencia de otros
teoría de autopercepción Teoría según la cual, cuando los pro- producirá efectos de facilitación social sólo cuando distraigan de
cesos internos resultan difíciles de interpretar, la gente obtiene la tarea y creen conflicto de atención. (Cap. 8)
autoconocimiento mediante la observación de su propia con- teoría triangular del amor Teoría que propone que el amor tiene
ducta. (Cap. 3) tres componentes básicos (intimidad, pasión y compromiso) que
teoría de comparación social Teoría que afirma que las personas pueden combinarse para producir ocho subtipos. (Cap. 9)
evalúan sus propias capacidades y opiniones mediante la compa- transferencia de la excitación Proceso mediante el cual la exci-
ración de sí mismas con otras. (Cap. 3) tación producida por un estímulo se suma a la excitación pro-
teoría de disonancia cognitiva Teoría que sostiene que las cogni- veniente de un segundo estímulo y la excitación combinada se
ciones inconsistentes dan lugar a tensión psicológica que la gente atribuye al segundo estímulo. (Cap. 9)
se siente motivada a reducir. (Cap. 6) trastorno por estrés postraumático (TEPT) Condición en la que
teoría de equidad Teoría que afirma que las personas están más una persona experimenta síntomas físicos y psicológicos durade-
satisfechas con una relación cuando la razón entre beneficios y ros después de un suceso muy estresante. (Cap. 14)
aportaciones es similar para ambos miembros de la pareja. (Cap. 9)
teoría de identidad social Teoría según la cual las personas favo- validez de constructo Grado en que las mediciones usadas en un
recen a los endogrupos por encima de los exogrupos, con el pro- estudio evalúan las variables para las que se les diseñó, y las mani-
pósito de mejorar su estima. (Cap. 5) pulaciones en un experimento manejan las variables para las que
teoría de intercambio social Perspectiva que ve a las personas fueron diseñadas. (Cap. 2)
como motivadas para maximizar los beneficios y minimizar los validez externa Grado en el que puede haber confianza razonable
costos en sus relaciones con otros. (Cap. 9) de que los resultados de un estudio sean obtenidos para otras per-
teoría de justificación del sistema Teoría que propone que las per- sonas y en otras situaciones. (Cap. 2)
sonas son motivadas (al menos en parte) a defender y justificar las validez interna Grado en el que puede haber seguridad razonable
condiciones sociales, políticas y económicas existentes. (Cap. 5) de que, en un experimento, las variables independientes sean res-
teoría de la aprehensión de evaluación Teoría de que la presen- ponsables de los efectos obtenidos en las variables dependientes.
cia de otros producirá efectos de facilitación social sólo cuando (Cap. 2)
dichos otros sean vistos como posibles evaluadores. (Cap. 8) variable atributo del sujeto Variable que caracteriza diferencias
teoría de la atribución Conjunto de teorías que describen cómo preexistentes entre los participantes en un estudio. (Cap. 2)
explica la gente las causas de su comportamiento. (Cap. 4) variable dependiente En un experimento, factor que los experi-
teoría de la conducta planificada Teoría según la cual las actitu- mentadores miden para ver si es afectada por la variable indepen-
des hacia una conducta específica se combinan con las normas diente. (Cap. 2)
subjetivas y el control percibido para influir en las acciones de una variable independiente En un experimento, factor que los expe-
persona. (Cap. 6) rimentadores manipulan para ver si afecta a la variable depen-
teoría de la integración de la información Esta teoría afirma diente. (Cap. 2)
que las impresiones personales se basan en (1) disposiciones del voir dire Examen preliminar de los potenciales jurados, por parte
observador y (2) un promedio ponderado de los rasgos de carácter del juez o los abogados opositores, para descubrir signos de sesgo.
de la persona. (Cap. 4) (Cap. 12)
teoría de la mera presencia Propuesta de que la mera presencia
de otros es suficiente para producir efectos de facilitación social.
(Cap. 8)
R-1
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