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Eb Encrucijada
Eb Encrucijada
CAPÍTULO
Políticas Sociales en perspectiva comparada
AUTOR Eloisa del Pino y Mª Josefa Rubio Lara
AÑO 2016
RESUMEN
Pg 36-37.
Familiarismo
Fragmentación
Asistencia social
Menores
Dependencia /CLD
Dificultades sociales
Pugna entre los límites por otros pilares => cajón desastre/restos
Autonomía Local
Familiarismo vs envejecimiento
1. Pg 36-37
Los cambios pueden afectar a las diferentes dimensiones de las políticas sociales: a la estructura de la
prestaciones (forma de cálculo, nivel y duración), a los criterios de elegibilidad (los requisitos), al
establecimiento de nuevos o diferentes deberes (buscar activamente empleo), la reconceptualización de
los beneficiarios nuevos colectivos), a las personas que prestan el servicio o a modificaciones
organizativas como el traspaso de titularidad competencial.
En cuanto a la clase de cambio que pueden producirse en las políticas sociales son de tres tipos: de
primer orden, una utilización distinta de los instrumentos de política existentes (elevar contribuciones o
reducir prestaciones); de segundo orden, modificar talles instrumentos sin que supongan un cambio en la
naturaleza del régimen de bienestar (introducción de nuevas reglas de cálculo); y de tercer orden, que
modifica los instrumentos de política e introduce una nueva lógica de bienestar.
El principal rasgo estructural del régimen de bienestar mediterráneo es la función desplegada por las
familias y su interpretación en todas las áreas del dedarrollo de las políticas sociales.
La provisión del bienestar se produce mediante la interacción entre el propio estado, el mercado de
trabajo, la sociedad civil y la familia.
A grandes rasgos, el EB Mediterráneo presente los encajes bismarckianos (sistema contributivo), donde
estar ocupado laboralmente determina la pertenencia de una persona a un sistema de previsión social
público que provee cobertura social con las cotizaciones realizadas por los afiliados de la seguridad
social. Sin embargo, junto a este principio contributivo, se incorpora también elementos del sistema
universal de cobertura a todos los ciudadanos y también del sistema liberal basado en la mercantilización
de los servicios sociales. Se prevén así, además de los referidos a los trabajadores formales y sus
familias en el sistema de la seguridad social, a otras prestaciones y servicios financiados por los ingresos
fiscales generales (educación, sanidad) así como intervenciones públicas selectivas para grupos con
necesidades específicas y realizados tras la comprobación de carencias de recursos.
En la práctica, se produce una dualización entre trabajadores formales con derechos contributivos (y sus
familiares) y aquellos cuyas situaciones laborales asociados a servicios y prestaciones de menor cuantía
y duración al no lograr los rquisitos para disfrutar de las prestaciones contributivas.
Actualmente, el régimen mediterráneo ha entrado en una nueva fase en los que los tradiciones encajes de
provisión del bienestar (estado, mercado de trabajo, sociedad civil y familia) están siendo alterados.
Caracterizados por una alta incidencia del empleo de baja calidad, donde las incertidumbres laborales han
influido decisivamente en los procesos de formación de nuevas familiar, aplazando el matrimonio y la
fecundidad; además de otros cambios socio demográficos de enorme trascendencia, el incremento del
empleo femenino, apareciendo así nuevos problemas derivados de las dificultades de conciliación entre la
vida laboral y la familiar (supermujeres). Donde el familismo formal se ha reconvertido en arreglos
(cuidado madre – abuela) que no resuelven por si solos las necesidades de los hogares, lo que se hace
patente en el recurso creciente de los hogares a cuidadores externos.
Frente a esto, surgen nuevos riesgos sociales con los que no cuenta una red preparada por parte de este
EB. En el terreno laboral, un número creciente de ciudadanos del sur se enfrenta a las consecuencias de
carreras laborales precarias e intermitentes. En el ámbito familiar, la estructura de microsolidaridad se
asienta cada vez sobre bases más frágiles e inciertas. Añadido a esto último, la mayor esperanza de vida
multiplica el número de personas mayores que arrastran hasta edades muy tardías situaciones de
dependencia física y psicosocial que requeiren cuidados y atención en un contexto en que esas
prestaciones ya no están garantizadas por la solidaridad familiar.
Esto hace, que actualmente los EB de busquen formas de recalibración, caracterizadas por la contención
del gasto y/o el recorte. En los servicios sociales se han incrementado extraordinariamente las ppeticiones
de ayudas estando estas en una situación de congelación y de recorte. La crisis se ha llevado por delante
derechos sociales y servicios que no habían acabado de consolidarse, promoviendo una refamiliarización
del cuidado y también la des-universalización de otros derechos además de la re-mercantilización de la
protección por diversas vías (endurecimiento requisitos de acceso a prestaciones)
En el clásico texto de Alfred Kahn y Sheila Kamerman (1977) intentan formular las funciones de tales
servicios:
Los autores del libro, presentan un marco general en el que se pueden situar los servicios sociales, cuatro
aéreas diferenciales por la función que desempeñan más alla de por los grupos de población a los que se
dirigen:
Esto, permite entender algunas de las tensiones que se presentan en este ámbito de la política social,
entiendo los servicios sociales como el sexto pilar o el último pilar, empezando su responsabilidad en el
momento que acaba la de los servicios de empleo, educación o demás.
Así, lógicas de acción de los distintos campos de actuación presentan varias tensiones.
En primer lugar, las lógicas de acción de la asistencia social y de los otros tres campos son diferentes.
Pasar de una atención a la dependencia, a la infancia o a la integración entendidas solo como una parte
de la asistencia a la pobreza o como una atención a necesidades por sí mismas cambia la lógica de
actuaciones.
En segundo lugar, los cuatros procesos de la transición postindustrial que configuran los nuevos retos
sociales (Peter Taylor-Gooby, 2004) influyen de manera directa en los campos de os servicios sociales
En cuanto a los modelos de servicios sociales, tomamos como referencia la clasificación de Barberis,
Sabatinelli y Bieri (2010) para los programas de asistencia social y su papel en nuestro EB mediterráneo,
siendo la principal:
En los que los municipios tienen la responsabilidad principal de la protestación de los servicios a los
ciudadanos, con una notable autonomía de organización y financiación en el marco de una regulación
central que establece derechos subjetivos fuertes a los ciudadanos y obligaciones precisas a las
administraciones locales.
En el caso que nos ocupa de los servicios sociales, con características la fragmentación administrativa y
territorial y la debilidad de la regulación de os derechos. Los gobiernos locales tienen un papel relevante
donde la regulación central es limitada y la principal excepción es la Ley de Dependencia española. En
nuestro caso, hasta cinco niveles de gobierno tienen responsabilidad política en servicios sociales, lo que
unido a la débil regulación de derechos y responsabilidades deja el campo abierto a juegos de veto y
elusión de responsabilidad. Los problemas crónicos de financiaciones en las administraciones regionales
y locales y su fragmentación también contribuyen a la debilidad del sector.
Así, la transformación del estado de bienestar ante los nuevos riesgos sociales de configuran bajo la
presión de cambios económicos y sociales que ponen sobre la mesa nuevos riesgos para los que no
disponemos aun de soluciones probadas y definitivas que amplían la necesidad de servicios de su
tradicional clientela a nuevos perfiles como los trabajadores pobres. La transformación no solo supone
romper con el arraigado modelo del familismo, sino también con el sistema de gobierno multinivel
bastante disfuncional.