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TÍTULO Los Estados del Bienestar en la encrucijada.

CAPÍTULO
Políticas Sociales en perspectiva comparada
AUTOR Eloisa del Pino y Mª Josefa Rubio Lara
AÑO 2016

RESUMEN

Pg 36-37.

Cambios en la política social y cambios en el Estado de Bienestar

Tipología básica: cambios de primer/segundo/tercer orden

CAPITULO V. Características de los EB Mediterráneos

Contributivos (=> dualidad)

Familiarismo

Fragmentación

CAPÍTULO XVI. Sexto pilar

Funciones de los Servicios Sociales (líneas generales)

Asistencia social

Menores

Dependencia /CLD

Dificultades sociales

Pugna entre los límites por otros pilares => cajón desastre/restos

Modelos de Servicios Sociales (características EBSur y en concreto España)

Autonomía Local

Descentralización / articulación no funcional

Dificultades de adaptación del EBSur (España) a los Nuevos Riesgos Sociales

Familiarismo vs envejecimiento

Distribución admin ineficiente vs pérdida/duplicidad de recursos


CITAS TEXTUALES

1. Pg 36-37

Los cambios pueden afectar a las diferentes dimensiones de las políticas sociales: a la estructura de la
prestaciones (forma de cálculo, nivel y duración), a los criterios de elegibilidad (los requisitos), al
establecimiento de nuevos o diferentes deberes (buscar activamente empleo), la reconceptualización de
los beneficiarios nuevos colectivos), a las personas que prestan el servicio o a modificaciones
organizativas como el traspaso de titularidad competencial.

En cuanto a la clase de cambio que pueden producirse en las políticas sociales son de tres tipos: de
primer orden, una utilización distinta de los instrumentos de política existentes (elevar contribuciones o
reducir prestaciones); de segundo orden, modificar talles instrumentos sin que supongan un cambio en la
naturaleza del régimen de bienestar (introducción de nuevas reglas de cálculo); y de tercer orden, que
modifica los instrumentos de política e introduce una nueva lógica de bienestar.

2. CAPÍTULO V. CARACTERÍSTICAS DEL EB MEDITERRÁNEO (España, Grecia, Italia y


Portugal)

El principal rasgo estructural del régimen de bienestar mediterráneo es la función desplegada por las
familias y su interpretación en todas las áreas del dedarrollo de las políticas sociales.

La provisión del bienestar se produce mediante la interacción entre el propio estado, el mercado de
trabajo, la sociedad civil y la familia.

A grandes rasgos, el EB Mediterráneo presente los encajes bismarckianos (sistema contributivo), donde
estar ocupado laboralmente determina la pertenencia de una persona a un sistema de previsión social
público que provee cobertura social con las cotizaciones realizadas por los afiliados de la seguridad
social. Sin embargo, junto a este principio contributivo, se incorpora también elementos del sistema
universal de cobertura a todos los ciudadanos y también del sistema liberal basado en la mercantilización
de los servicios sociales. Se prevén así, además de los referidos a los trabajadores formales y sus
familias en el sistema de la seguridad social, a otras prestaciones y servicios financiados por los ingresos
fiscales generales (educación, sanidad) así como intervenciones públicas selectivas para grupos con
necesidades específicas y realizados tras la comprobación de carencias de recursos.

En la práctica, se produce una dualización entre trabajadores formales con derechos contributivos (y sus
familiares) y aquellos cuyas situaciones laborales asociados a servicios y prestaciones de menor cuantía
y duración al no lograr los rquisitos para disfrutar de las prestaciones contributivas.

La característica distintiva de los programas asistenciales del sur ha sido tradicionalmente y en la


actualidad su elevado grado de fragmentación, que favorece superposiciones normativas y de
elegibilidad, a la vez que deja algunos colectivos desprovistos de una efectiva actuación.

Un rasgo muy característico de este EB es su familismo, como consecuencia del principio de la


subsariedad funcional, por el cual los hogares se encargan de procurar y organizar el bienestar de sus
miembros. Esta característica, presenta rasgos específicos que lo afianzan más en su connotación
estructural debido a: la fuerte institucionalización del matrinominio, la relativa abundancia de amas de
casa y las redes familiares que han permitido al Estado a “despreocupares” de estas intervenciones.

Actualmente, el régimen mediterráneo ha entrado en una nueva fase en los que los tradiciones encajes de
provisión del bienestar (estado, mercado de trabajo, sociedad civil y familia) están siendo alterados.
Caracterizados por una alta incidencia del empleo de baja calidad, donde las incertidumbres laborales han
influido decisivamente en los procesos de formación de nuevas familiar, aplazando el matrimonio y la
fecundidad; además de otros cambios socio demográficos de enorme trascendencia, el incremento del
empleo femenino, apareciendo así nuevos problemas derivados de las dificultades de conciliación entre la
vida laboral y la familiar (supermujeres). Donde el familismo formal se ha reconvertido en arreglos
(cuidado madre – abuela) que no resuelven por si solos las necesidades de los hogares, lo que se hace
patente en el recurso creciente de los hogares a cuidadores externos.
Frente a esto, surgen nuevos riesgos sociales con los que no cuenta una red preparada por parte de este
EB. En el terreno laboral, un número creciente de ciudadanos del sur se enfrenta a las consecuencias de
carreras laborales precarias e intermitentes. En el ámbito familiar, la estructura de microsolidaridad se
asienta cada vez sobre bases más frágiles e inciertas. Añadido a esto último, la mayor esperanza de vida
multiplica el número de personas mayores que arrastran hasta edades muy tardías situaciones de
dependencia física y psicosocial que requeiren cuidados y atención en un contexto en que esas
prestaciones ya no están garantizadas por la solidaridad familiar.

Esto hace, que actualmente los EB de busquen formas de recalibración, caracterizadas por la contención
del gasto y/o el recorte. En los servicios sociales se han incrementado extraordinariamente las ppeticiones
de ayudas estando estas en una situación de congelación y de recorte. La crisis se ha llevado por delante
derechos sociales y servicios que no habían acabado de consolidarse, promoviendo una refamiliarización
del cuidado y también la des-universalización de otros derechos además de la re-mercantilización de la
protección por diversas vías (endurecimiento requisitos de acceso a prestaciones)

3. CAPÍTULO XVI. SERVICIOS SOCIALES, SEXTO PILAR

En el clásico texto de Alfred Kahn y Sheila Kamerman (1977) intentan formular las funciones de tales
servicios:

- Cuidar de los menores cuyos progenitores no están en condiciones de hacerlo


- Cuidar y ofrecer apoyo para el funcionamiento social y domésticos de personas
dependientes
- Informar y facilitar el acceso a servicios y derechos en cualquier campo de la política social
- Asesorar y orientar a personas para hacer frente a problemas y crisis
- Contribuir al desarrollo personal y la socialización de la población en general
- Impulsar formas de organización de autoayuda, ayuda mutua y actividad comunitaria
- Control de individuos desviados que puedan suponer un peligro para si mismos o para otros.

En un informe de la Comisión Europea sobre servicios sociales de interés general en la UE (Huber et al


2006), se apuntan cinco campos de acción principales de los servicios sociales:

- Cuidados de larga duración


- Cuidados infantiles
- Integración y reinserción social de personas en diversas situaciones de dificultad o exclusión
- Servicios de empleo para personas en desventaja
- Vivienda social

Los autores del libro, presentan un marco general en el que se pueden situar los servicios sociales, cuatro
aéreas diferenciales por la función que desempeñan más alla de por los grupos de población a los que se
dirigen:

- Asistencia social. Acciones orientadas a cubrir las necesidades básicas y de subsistencia de


personas no cubiertas por otros mecanismos como el salario, prestaciones de garantía de
ingresos y similares. Apreciando asó la provisión directa de bienes, las transferencias
económicas, las compensaciones de algunos gastos.
- Menores. Ofreciendo las mejores condiciones posibles para su desarrollo persona. Entra la
capacitación parental, la protección de menores, los servicios de cuidado y desarrollo
persona (centros de menores, acogimiento familiar, intervención familiar).
- Dependientes o personas no autónomas. Cuidados de larga duración o atención a la
dependencia.
- Re-inserción o integración de personas y grupos con especiales dificultades “atención a la
pobreza”. Aquí abarca distintos colectivos, drogas, conflictos familiares… Lo que tienen en
común es una dimensión de desarrollo personal, de itinerario o proceso de reconducción de
la vida de las personas para el cual necesitan de apoyo de muy diverso tipo y dimensión

Esto, permite entender algunas de las tensiones que se presentan en este ámbito de la política social,
entiendo los servicios sociales como el sexto pilar o el último pilar, empezando su responsabilidad en el
momento que acaba la de los servicios de empleo, educación o demás.
Así, lógicas de acción de los distintos campos de actuación presentan varias tensiones.

En primer lugar, las lógicas de acción de la asistencia social y de los otros tres campos son diferentes.
Pasar de una atención a la dependencia, a la infancia o a la integración entendidas solo como una parte
de la asistencia a la pobreza o como una atención a necesidades por sí mismas cambia la lógica de
actuaciones.

En segundo lugar, los cuatros procesos de la transición postindustrial que configuran los nuevos retos
sociales (Peter Taylor-Gooby, 2004) influyen de manera directa en los campos de os servicios sociales

La incorporación de las mujeres al empleo

El incremento de la demanda de cuidados

Los cambios en el mercado de trabajo

Los problemas derivados de la gestión privada de servicios

En cuanto a los modelos de servicios sociales, tomamos como referencia la clasificación de Barberis,
Sabatinelli y Bieri (2010) para los programas de asistencia social y su papel en nuestro EB mediterráneo,
siendo la principal:

La autonomía local como marco central de las obligaciones

En los que los municipios tienen la responsabilidad principal de la protestación de los servicios a los
ciudadanos, con una notable autonomía de organización y financiación en el marco de una regulación
central que establece derechos subjetivos fuertes a los ciudadanos y obligaciones precisas a las
administraciones locales.

La descentralización y la articulación disfuncional

En el caso que nos ocupa de los servicios sociales, con características la fragmentación administrativa y
territorial y la debilidad de la regulación de os derechos. Los gobiernos locales tienen un papel relevante
donde la regulación central es limitada y la principal excepción es la Ley de Dependencia española. En
nuestro caso, hasta cinco niveles de gobierno tienen responsabilidad política en servicios sociales, lo que
unido a la débil regulación de derechos y responsabilidades deja el campo abierto a juegos de veto y
elusión de responsabilidad. Los problemas crónicos de financiaciones en las administraciones regionales
y locales y su fragmentación también contribuyen a la debilidad del sector.

Así, la transformación del estado de bienestar ante los nuevos riesgos sociales de configuran bajo la
presión de cambios económicos y sociales que ponen sobre la mesa nuevos riesgos para los que no
disponemos aun de soluciones probadas y definitivas que amplían la necesidad de servicios de su
tradicional clientela a nuevos perfiles como los trabajadores pobres. La transformación no solo supone
romper con el arraigado modelo del familismo, sino también con el sistema de gobierno multinivel
bastante disfuncional.

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