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GUILLERMO CARMONA mejor la voz del Seftor y saber si estan llamados a la vida laical 0 ala vida consagrada, en un Instituto Secular o en una comunidad religiosa, o bien, como sacerdote del clero diocesano o miembro de alguna comunidad. Recomiendo especialmente no solo la lectura, sino también Ja reflexion profunda, personal y en comunidad, de “eCémo dis- cemnir la vocaci6n? ". Este es un instrumento de gran valia que nos permite escu- char al Santo Padre, quien en carta enviada el pasado 2 de febre- ro a nuestro Arzobispo Mons. juan Francisco Fresno, con motive del Cuarto Centenario del Seminario Pontificio de Santiago, le de- cfa: “Deseo animar a la juventud chilena a DISCERNIR con mira- da generosa y responsable su propia vocacién, pensando no solo en elbien propio, sino también en el de los demas. A aquellos j6- venes que se sientan llamados pot Dios a Ja vida consagrada, los aliento a seguir decididamente al Maestro dejandolo todo, como hicieron los primetos discipulos (cf. Mt. 12,21)", Pbro. Ignacio Mufioz M. Delegado Episcopal para la pastoral Vocacional Santiago, 25 de marzo de 1985 PARTE I éCdémo discernir la vocacion? Introduccién Una leyenda y una explicacion 1. En [a alianza, es Dios quien lama 2. 1a voz interior 3. La confirmacién exterior 4,";Quedamos en eso: permanecemos fieles!” Como epilogo, una historia {COMO DISCERNIRLA VOCACION? Introduccion Una leyenda y una explicacién La leyenda Los hermanos Grimm la titularon “La lave de oro". Cuen- ta que, en un pais europeo, alli donde suele caer bastante nie~ ve y los inviernos son largos, un muchacho fue al bosque a bus- car lea. Hacia mucho frfo. Mientras apartaba la nieve para ha~ cer un poco de fuego, encontré una lave de oro. Cerca de la lla- ve, pens6, deberia hallarse algtin tesoro. ¥ comenz6 a escarbar hasta encontrar un coffe. Llave y cerradura se correspondian. Y ahora, as{ concluye la leyenda, tendremos que esperar a que el joven lo abra y vaya sacando los objetos. Asi sabremos qué teso- tos contiene el cofte. Estas paginas no hablan tanto del contenido de ese cofte, titulado "vocacion". Pero cuentan del proceso que hay que ha- cer para descubrirlo y, suponiendo que Dios nos lo regala, abrir- Jo agradecidos. La explicacin Cuando fui a Burundi a buscar a Alois, la primera vocacién de color para nuestra Comunidad, hablé con gente interesada en el sacerdocio y la vida consagrada. Con mis hermanos de Insti- tuto diagramamos alli unas jérnadas vocacionales. Nos ayud6 un escrito de un Padre Blanco, D. Nothomb. Lo complementamos con nuestras experiencias y agregamos puntos de vista propios de nuestra espiritualidad. P.GUILLERMO CARMONA Con estas intuicionesy algunas hojas sueltas llegué a Argen- tina y, en Villa Flandria, muy cerca de la Virgen de Lujén, compa- giné este folleto. El solo quiere ser una primera ayuda, algo rapi- do, para aquellos que, leyendo estos puntos, se sientan estimula- dos a escribir "sus" leyendas, que serén, no lo dudo, tan apasio- nantes como la de los hermanos Grimm. P. Guillermo Carmona 12 COMO DISCERNIR LA VOCACION? 1. En la alianza, es Dios quien llama La vocacion Somos frutos de la Alianza de Amor de Dios con cada hor bre. En la Alianza, Dios toma la iniciativa: lo hace llamandonos alla vida. Esta convocacién a la aventura de existir podemos lla- marla propiamente “vocacion”. La palabra “vocacién” proviene del latin, “vocare", que sig- nifica “llamado”. En un sentido amplio, pero verdadero, esta pa- Jabra se aplica a todo llamado de Dios. En un sentido més usual, dentro de la Iglesia, suele denominarse vocaci6n al llamado sa- cerdotal 0 ala ia consagrada. Pero vamos por partes. Lo que Marta dice a su hermana Marfa, vale para todo cristiano: “E] Maesiro estd abt y te Hama’ gn. 11,28. ‘A todos -y no solo a algunos- les dice Jestis: “Veni a mi todos los que estdis fatigados y agobiados" (at. 11, 28. “Si alguno quiere venir en pos de mi, niéguese a si mismo, to- me su cruz cada diay sigame” (tc. 8,23) “amards al Sefor tu Dios con todo tu corazén, con toda tu al- ‘ma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente y a tu préjimo como a ti mismo “te. 10,27. Es también a todos a quienes escribia San Pablo: “Os exhorto... a que viviis de una manera digna de la vocacién con que habéis sido Hlamados" (4,1). “Habéis sido lamados a ser santos" (1 Tes. 47). 1B P.GUILLERMO CARMONA Dios invita a todos los cristianos a creer en Jesuctisto y a se- guitlo: todos fuimos llamados a vivir en comunién con el Hijo de Dios ict. 1 cor, 1,9). Asf lo definia San Pablo: “Los que de antemano conoci6, también llamé a reproducir [a imagen de su Hijo” (eom, 29) Sin este llamado ~"vocacion’- nadie serfa cristiano. Todo cris- tiano es “convocado" y tiene, por tanto, una “vocacién’, El Concilio Vaticano Il nos dice que todos tenemos la voca- clon a la santidad. Esta vocacién radica en la vivencia del amor a Dios y a los hombres. Esto se concretiza en la historia de cada Persona llegando a ser el ideal de la vida cristiana. Orlginalidades Cuando Dios nos llama, regaléndonos la vida, lo hace origi- nalmente, entregandonos un plan, un camino propio e itrepeti- ble. Por eso todas los cristianos somos llamados, pero no todos de la misma manera ni para la misma misién, EL Evangelio nos cuenta cémo Jesits llamaba particularmente: “Venid y lo veréis" gn, 1,39), le dird a Andrés y a su amigo. “Sigueme” gn. 143; Mt 9.9), le pide a Felipe y a Mateo. “Desde ahora seréis pescadores de hombres’, asi convocardé a Pedro (te. 5,10) “Venid conmigo, yo haré de vosotros pescadores de hombres" (htt 14,29; )n. 21,19), les dird a Pedro y a Andrés. Un dia Jestis subié a un monte. De entre sus discipulos es- coglo a doce, “para que estuvieran con él, y para enviarles a pre~ dicar” ime. 313.14, 4 {COMO DISCERNIR.LA VOCACION? Un joven busc6 a Jestis. El Sefior fjé en él su mirada, lo am6 y sugirié: “Vete, vende lo que tienes y ddselo a los pobres, luego veny si- gueme” (ic. 10,21). Y aotro le exigira: “Deja que los muertos entierren a sus muertos. Ta vete a anun- ciar el Reino de Dios" (tc. 9,60). Hay un pasaje muy singular en el Evangelio: un hombre que acaba de set sanado por Jest, le pide compartir su vida. Pero Je~ stis no se lo concede, sino que le dice: = “Vele atu casa, donde los tuyos, y cuéntales lo que el Seftor ha ‘hecho contigo y que ha tenido compasi6n de ti“ (ac. 5,19). ‘Todos estos llamados son precisos y personales. No estan diri- gidos en sentido estricto a todas las personas, ni de la misma ma- nera a cada uno. Todos dependen de una libre eleccion de Dios. San Pablo nos resumira esta verdad afirmando que Dios tie~ ne un plan con cada hombre, es decir, un camino original, ‘para que se mantuviera ta libertad de la elecci6n divina, que depende no de las obras, sino del que lama” (Rom. 9,12). Dios no se cansa de lamar También hoy Dios nos llama. Lo hace a través del Espiritu ‘Santo y de la comunidad cristiana. Este llamado es una verdadera “yuelta’’ al Padre, un convertirse a su persona para preguntarle el plan sobre nuestra vida. Este retorno al Padre nos lleva inmedia- tamente a seguir a Jestis, a colocar nuestros pies en sus huellas. Hay diversas maneras de seguirlo, Para la gran mayoria se- rAa través de la vida matrimonial, la construccién de una fami- 15 P,.GUILLERMO CARMONA liay la generacion de la vida fisica. El hogar es el semillero de la vocaci6n a ser hijos de Dios, ya que los padres de familia son co- creadores de la vida, instrumentos del Dios Creador. A otras per- sonas, Dios las convoca a seguir a Jestis de una manera diferen- te; los ellge para un camino menos usual: la vida consagrada o el sacerdocio. Estos son “propiedad exclusiva” de Dios y entran a su servicio y al servicio de la comunidad cristiana, _——— Sacerdotes y personas consagradas son aquellas que, por un llamado particular, se donan “indivisiblemente", es decir, in- disoluble y radicalmente al Reino de Dios y a Dios mismo. Ellos renuncian al matrimonio, permanecen célibes, pero por amor a Dios y a los hermanos. En este pequefio escrito hablaremos de esta "vocacién”, la vocacién a la vida consagrada y vida sacerdotal. Hay también cristianos que, sin ingresar a una comunidad espe- cial, sienten el llamado a regalar su vida a Dios y a la iglesia en forma andloga a los sacerdotes y religiosos, pero totalmente “en” el mundo. De esa vocacién también tratan estas paginas. La vocaci6n al matrimonio es la mas frecuente. Es una vo- cacion “general”. La consagracion del célibe a Dios y a la comu- nidad es menos frecuente. Ella despierta muchas preguntas en aquellos jévenes que desearian definir su camino futuro. La pregunta basica que suele formularse es: “gCOmo puedo ios me llama a ser sacerdote 0 ala vida consagrada? . Yo estoy dispuesto a hacer lo que El pide de mf, pero cémo pue- do saber si tengo 0 no vocacién™. Intentaremos dar algunas respuestas a esta pregunta. No nos detendremos en consideraciones teolégicas, sino mas bien en ca- minos pedagégicos que nos ayuden a.discernir cuando Dios nos llama a su servicio. 16 {COMO DISCERNIR.LA VOCACION? El cuestionamiento basico Cuando Jestis transitaba los caminos de esta tierra, los hom- bres le podian consultar sobre la vocaci6n. Era més facil. ests po- dia decir a los suyos -Felipe, Santiago, Mateo-“iSigueme!”. Ellos, sus apéstoles y discipulos, escuuchaban directamente de sus pro- pios labios el deseo del Sefior. Era imposible, pues, equivocarse. Cuando Jesis partié al Padre, se complicé esta btisqueda. Je~ sis sigue en medio nuestro, pero en forma invisible, o por lo me- nos no fisicamente como sus fieles lo habian experimentado. El no nos habla hoy como lo hacia hace dos mil afios. Las sugeren- cias y pedidos de mis padres y amigos me llegan, por ejemplo, en forma distinta a las sugerencias y exigencias de Dios. ‘¥ no obstante, es fundamental saber qué quiere él de nosotros. Jestis tiene que “lamarnos’, sin lo cual no hay vocacién, ni para la vida consagrada ni para cualquier otra mision. ‘Nuestra experiencia problematiza y vuelve a cuestionar. He- mos conocido javenes, quiza muy amigos, que se han “equivoca- do”, es decir, abandonaron la idea en los afios de formaci6n: pen- saban que estaban llamados, hablaban de una vocacién sincera. Hasta que un dia comenzaron a dudar de ese llamado. Después de un tiempo llegaron a la conclusion que Dios no los habia esco- gido para el sacerdocio a la vida consagrada. A veces, fueron los superiores de la comunidad 0 del seminario, quienes les hablaron, muchas veces con inmenso dolor del coraz6n: “Esto no es para ti, tino ests hecho para esta vida... vuelve a tu familia”. Esta es una razén por la cual muchos se sienten inseguros. Tienen temor a equivocarse. No quieren “jugarse” una car~ ta falsa, que podria costarles tiempo y fuerzas. También ellos de- searian servir lo mejor posible a Dios ya los hermanos. Pero les cuesta superar la dificultad de no saber, a ciencia cierta, si estan 7 P.GUILLERMO CARMONA COMO DISCERNIR LA VOCACION? llamados 0 no. ¥ permanecen por afios en esa indecision, sin to- mar una decisién clara y libre sobre su futura vida, matrimonial © corisagrada, Por eso urge dar una respuesta a este cuestionamiento basico, Dos voces Es cierto que Jestis ha partido. Pero no nos ha abandonado, No hay cuestionamiento que no podamos responder, si tenemos espiritu de fe. Jesiis volvi6 al Padre y no lo volveremos a ver has- ta que retorne en su gloria. Pero para continuar su obra, nos ha enviado a su Testigo: el Espfritu Santo, que actiia en nosotros y nos aclara su querer. Al mismo tiempo, nosha dejado a sus apés- toles, portadores “oficiales” de su ensefianza y que tienen la ta- tea de conducimos y mostrarnos més claramente el camino que €1 traz6 para los hombres. Es por esto que, cuando deseamos conocer la voluntad de Dios sobre nosotros, deberfamos, en primer lugar, escucharla voz, del Espfritu Santo que habla en el fondo del coraz6n, y luego, lo ue nos dicen los responsables de la iglesia, que nos confirman o rectifican nuestra percepcién de la voz interior del Espiritu, En los Hechos de los Ap6stoles leemos un pasaje interesante que nos dara la pauta para solucionar nuestro problema “Os enviamos a judas y Silas, quienes os expondrén, de viva voz, lo que el Espiritu Santo y nosotros mismos fiemos decidi- do" (tech. 15.27.28). ¥ todos los cristianos (en este caso, de Antioquia) recono- Cleron, en esta decision “compartida” por el Espiritu Santo y los apéstoles, la expresion de la voluntad de Dios. | | Esta es la manera como nosotros podemos, también hoy, co- nocer si Dios nos llama a una mayor consagracién. La eleccién de Dios se expresa a través de dos “voces”, de dos mensajes: la voz interior’, aquella que viene del Espiritu Santo, y que nos habla en el fondo del coraz6n, y la voz “exterior”, aquella de los responsables de la Iglesia, que nos orientan en el nombre de Jestis. Estas dos voces son necesarias, si queremos confirmar la vo- cacién sacerdotal o la vida consagrada. Sin la aprobacién de los responsables de la Iglesia -Obispo o superiores de las comunida~ des religiosas (Orden, Congregacién, Instituto Secular)- seria im- prudente asegurar que estamos llamados para este camino. Y, a su vez, los responsables de la Iglesia no podran elegir a alguien para el sacerdocio o aceptarlo para la consagracion religiosa, que no haya percibido antes el llamado interior del Espiritu. Por eso ambas realidades se complementan y exigen. En las paginas siguientes describiremos ambas voces. iscern We -h : Es S; 19 .GUILLERMO CARMONA, 2. La voz interior Ske Vise Un Hamado interior: la atraccién Conocer la vocacién significa tratar de percibir el plan que Dios tiene con mi vida, en el contexto del plan de salvacién que El tiene para todos los hombres. Dios nos suele hablar por la voz interior del Espiritu en nues- tra alma, por las voces o signos de los tiempos y por la estructu- ra de ser de toda la creacién, que lleva impresa en ella el querer del Creador. Explicaremos esto mas en detalle, El llamado interior de seguir a Jess puede reconocerse por muchas sefiales. La primera de ellas es la glzaccian un cierto "gus- to" por ese género de vida, el que llevé Jesus: predicar, ayudar a los hombres a encontrarse con el Padre, trabajar por un mayor amor, por la reconciliacién, por devolver al hombre la paz inte- rior y hablarle de la misericordia de Dios. Pero vayamos con cuidado: una admiracién, un entusiasmo no es una “atraccion”. Por ejemplo, yo puedo admirar la soledad de los monjes eremitas, la santidad de la monja de clausura, la abnegacién de una hermana religiosa, hablar convencido de la importancia de los sacerdotes, etc., pero sentir al mismo tiempo “esto no es para mi... si yo intentara ser como ellos, creo que no aguantaria... La vida que ellos llevan es ejemplar, su mi celente, pero no estoy hecho para eso..." En este caso, hay ad- miracién, pero no atracci6n. 4 Por el contrario, si me dijera: “Este camino es dificil y arries- gado, pero siento que estoy hecho para él; esta vida corresponde 20 COMO DISCERNIR LA VOCACION? a mis deseos més intimos..., tengo la intuicién que siguiéndolo me realizaré y cumpliré mi tarea en el mundo, entonces, es pro- bable que tenga yocacion. Cuando las facultades fundamentales del hombre: jnteligen= -cia_yaluntad y sentimiento se sienten atraidas hacia el sacerdo- cio o la vida consagrada, hay indicios de vocacién. Seguin el tipo la persona, la atraccién comenzard por una u otra facultad. La vocacion deberia presentarse, entonces, no solo como im- portante y verdadera, sino como “apetecible" para mi. Pero esta atracci6n no es suficiente. Ella puede venir de mi imaginaci6n, de falsas informaciones, de mi fantasia o de otras motivaciones, pero no de Dios, Cuando ella viene de arriba, se reconoce por otros signos ilustrativos que pasamos a mencionar a continuacién. Una atraccién que no desaparece tan de prisa Para constatar si la atraccién viene de Dios es necesario de- jarle “tiempo al tiempo”. Aquellos entusiasmos pasajeros -fue- gos fatuos- que solo duran un dia, no son los de la vocacién au- téntica, Por lo general, la accién del Espiritu no es violenta, si- no que la podemos comparar con la llovizna: imperceptible, pe- ro penetrante. | Nuevo Testamento nos narra una historia maravillosa: la de los tres Reyes Magos. Ellos se ponen en camino hacia Belén, guiados por la estrella, Por un momento esta desaparece. Pero os Magos no se desaniman: Persisten en su objetivo y continian el camino. Més adelante, la estrella reaparecera y los Magos ex- perimentarén una gran alegria: la confirmacién de que estaban en el verdadero camino. a P.GUILLERMO CARMONA Lo mismo puede suceder, andlogamente, con la vocacién. Siellaes fruto del Espiritu Santo, la atraccién de la cual hablaba- mos, perdurara. Vendrén momentos de oscuridad, perfodos don- de no se vera claro, incluso ciertas "noches del alma”. Pero habra también otras horas -quiza en el recogimiento, en la oracién, en la participacion de una Eucaristfa en un dia de renovacion espi- ritual- donde la atraccién volverd. Y se encontrara la calma, la az: se seguird la ruta, con ritmo regular y andar sereno. Como cuando sale el sol después de la tormenta. Dios puede permitir que los momentos de oscuridad sean argos. Si a pesar de todo, las nubes son superadas por el sol, si vuelvo a experimentar la alegrfa, la paz, si escucho en el corazon nuevamente la voz del Sefior que me convoca siempre a seguir, entonces, significa que mi vocacién es verdadera. Sino fuese asf, deberia preguntarme si Dios realmente me ha llamado, o El miedo, una realidad superable. — Respels She "jOyeme, Sefior! yo no he sido nunca hombre dé palabra fit- cil, ni aun después de haber hablado Té con tu siervo; sino que soy torpe de boca y de lengua... Te ruego que encomiendes a otro esta isin” (ex 4,10.13}. Moisés, a pesar de todas sus cualidades y dotes, sintié mie- do, cuando Yahveh lo eligié para la mision de conducir a su pue- blo escogido. El Sefior le respondera a Moisés: *zQuién ha dado al hombre la boca? ¢Quién hace al mudo y al sordo, al que ve y al ciego ? ¢No soy yo, Yahveh? Ast pues, vete, que ‘yo estaré en tu boca y te ensefiaré lo que debes decir” (ex, 4,11,12). Una verdadera vocacién no estd en contradiccién con el senti- miento primero de incapacidad y de miedo. Suele darse que semi- naristas experimentan, en las visperas de su ordenacién, gran- 22, {COMO DISCERNIR LA VOCACION? des miedos: miedo al trabajo que tendran que realizar como sa- cerdotes, a la gente que tendran que acompafiar, etc. Esta duda es, en muchos casos, la prueba de que se enfret Ite. a las exigencias de Por el contrario, un futuro sacerdote o consagrado que nun a sintié temor frente al futuro, puede despertar sospechas de ser superficial o ingenuo. Los motivos de duda, su duracién y com- plejidad, pueden variar. Pero gcomo no haber sentido nunca mie~ do ante el desafio de una vida totalmente consagrada a Dios y al projimo, con toda la renuncia que esto implica y con todos los condicionamientos que encierra? A Hay miedos sanos: la conciencia de pequefjed, indignidad y riesgo. La huida y la indecision son algo insano. Cuando un viaje- ro sube por primera vez a un avion, siente miedo. Pero nopor eso renunciaré a la aventura de volar: Ademés, él sabe que el avin es el medio mas rapido (quiz, el tinico posible) para llevarlo al lugar a donde tiene que ir. 7 Los miedos que podemos sentir ante una vocacion dificil es- tan muchas veces en el campo de la sensibilidad y la imaginacion. Dios viene en ayuda de nuestro corazon y nos brinda la confianza que nos falta, Asi in i = ante con la valentia de Dios tnfedos y nuestros temores.

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