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‘Una mirada de amplioalcance sobre el pensamiento po- litico, tal como se ha desplogado en el mundo eontempo- polos, por cuanto en toro a ellos se desa- zrollé la trama de la politica y la teoria politica de los dos ‘ltimos siglos. En términos de Giovanni Sartor, liberals ‘mo y democracia, junto con socialismo y comunismo, son las etiquetas que compendian la lucha politica de los sigios XIXy XX. Ninguna de estas etiquetas es clara, aun euando la menos comprendida es la primera (liberalismo) y la que puede aclararse més ficilmente es la ttima (eomunis- mot ‘Acesta altura correspondesia recordar que Ia lucha poi- tica, en el siglo XX, tuvo también otros protagonistas mas temibles: piensese tan sélo en el fascismo y el nazismo. ‘Mis alla de toda otra posible consideracién, nos limitare- ‘mos a sefialar que hay al menos una ra2sn muy clara para {que no nos oeupemas de ellos aqui: los eonceptas de libera- lism socialismo y democracia tienen un marcado eonteni- do normativo, y estn presentes ain hoy, con mayor o me- nor éxito, en la discusién pablica de las sociedades demo- créticas. Afortunadamente, no se puede decir otro tanto de las idealagias politcas de a derecha reaccionaria del siglo XX, que por otra parte sélo en muy raros casos aleanzan el ‘estatuto de e : 1e pueda considerarse filosofia, 1G Sertr,Demeerasa coo & Mili: Riza, 2000, pi. 16, 113 Ja modernidad? Por dos motives: en primer lugar, porque se desarrollan principalmente a partir de la época de las revoluciones burguesas , en segundo lugar, porque se los puede entender como lecturaa diversas, y por cierto que también antagenicas, de una tinica raizcomtin, el principio ‘moderno de igual libertad, El principio de igual libertad es el basamento de las ‘modernas declaraciones de derechos. En el Bill of Rights de Virginia (1776), por ejemplo, se lee: all men are by na- ture equally free and independents; 1a més eélebre enun- ciacign de derechos, la Declarucin de los derechos del hom bbrey del eiudadano de 1789, reza en su articulo primero: «Los hombres nacen y permanecen libres e iguales en de- rechos:? En la base de a modernidad politica esta, pues, el prin- ‘pio de igual libertad, al cual Etienne Balibar, en su obra Las fronteras de la democracia, ha designado “la propos ciin de egaliberté» La modernidad politiea, como vimos cuando nos ocupamas del paradigma contractualista, se funda en el supuesto de que entre los hombres no hay réla- ciones de subordinacién natural, o de seftorio y servidum- bre. Desde esta perspectva, existe un vineulo de reciproc- dad entre igualdad y libertad, de manera que para explici- tar el significado moderno de uno de estos términas debe- ‘mos hacer referencia de alin modo alate. Y, sin embargo, como sefiala Balibar, la proposicién de egaliberté es una suerte de nicleo del que parten muchas posibles interpre- taciones, incluso en conflicto entre si, Por tanto, antes de trazar un sintético cuadro de lo que hemos individualizado como las grandes teorias polticas de la modernidad, es conveniente que nos detengamos en el nicleo generador del que todas ellas proceden, esto es, el concepto de ibertad ‘ysus diversas interpretaciones, 2 of. Lecrt de dint a ei 1965, pe 18 Babar, Le rote dle demoersi, tredvcén alan, Roma anit, 1008, pr: 8 so. lode F Battaglia, lorena Sanson, 14 2. El eoneepto moderno de libertad ‘Come ya hemes dich, partimos de la tosis de fondo de ‘que liberalismo, democracia y socialismo eonstituyen las tres maneras tipicamente modernas de interpretar los prineipios de libertad e igualdad, los cuales, por deciro as, representan el eddigo genético de la modernidad politica. Por consiguiente, se podria hacer eoincidir el andlisis del concepto de libertad con la delineacin de las viisitudes de teste eoncepto en el conflicta de las grandes ideologias polit as modernas. Antes nos parece oportuno, sin embargo, x poner algunas premisas esencales, casi definitoris, para aclarar el mapa de las interpretaciones del concepto de libertad que se han sucodido en los dos iltimos sighs. ‘Desde un punto de vista analitice y determinante, es po- sible trazar ante todo algunas coordenadas bisicas. En pri- ‘mer lugar, el concopto de libertad politica ciertamente no ‘nincide con el de libertad en sentido metafisico: se podria sostener tal vez que el concepto de libertad politica prosu- ‘ponecl muy complejo concepto de libertad en sentido meta fisico (como posiblidad de tomar de manera auténoma la {determinacion de efectuar una accion libre); pero es nece= sario distinguir ambos conceptos. En la diseusién del concepto de libertad ha tenido par ticular aceptacisn la tesis de que podeian formularse, por asi dec, alas que se pac de cone lternativas del con- cepto de libertad (es decir, tales que si una es verdadera la otra es falsa, y vi slaraciones de di- ‘versos aspectos ‘entendiendo que ‘este contendria dos momentos distintos, esenciales ambos «Para una tl prsetacin da dacusin anata abr testes, ato Llp dela iberta eid de M. do Care, Rote: Mele, 115 para su precisa delineacién. Aludimos, como el lector ya bhabré comprendidoyalaya clasica dicatomta enti libertad negativa y libertad positiva, licidamente ilustrada en los ‘seritos de Norberto Bobbio y de Isaiah Berlin.® ‘La definicién de libertad que privilegia el sentido nega- tivo del término fue formulada, en lo albores del pensa- into politico moderno, por Hobbes!para Hobbes, Ja i- bertad consiste especificamente en la auseneta de impedi- ‘mentas externas para que un hombre haga lo que quiera, Aspues, para este tedrico primoro,yfandamental, libertad, es libertad negativa: ausencia ce impodimentos externas, nno-impedimento, En este sentido de libertad, el hombre que paga una deuda para no terminar preso, dice Hobbes, cumple una aceién libre, porque ningzin impedimento fst 0 le prohibia retener para si lo que debia a otro, Ahora bien, este primer sentido de libertad negativa nos remite rnuevamente, en realidad, al eoncepto de libertad que he- mos denominado «metafisien; de hecho, desde el punto de vista de la interaecién en una sociedad politica, no tendria sentido decir que yo say libre de no pagar mis deudas, esto 2, libre de hacer algo que la ley me probibe: Io que esta prohibido por las leyes es justamente aquello que (en el sentido politi del término wlibertads) no somos libres de hhaoer. Cul es, pues, el sentido del eoncepto de libertad en cel imbito de la Sociedad politica? Tambien acerca de esto es ‘muy clara la respuesta de Hobbes: puesto que las lees o- gulan necesariamente una parte de las acciones de los stib- ditos, no Ia totalidad (porque a tal fin se requeriria un nd- ‘mero infinito de leves, la libertad reside en neta sien: ola propia voluntad en todas las cosas quela ley intencio- De. Baio véanse epeilenta, etre ur mumeracs sont are eters, Polos etry ur: Ena 189, ge 1009 ‘pes y Beualine berth, Turi Eis, 198 lence dere ‘0M. Boer, Lider en lari dla poli, Viper wn dina Fo, aleaidad do A DOva urs lias Beringer, 108, pay 388, et Belin tase ol sien Quatro sg sal rt 199, rasa Malina Mia: Flerel, 869 Sosa dacsn en tarne ala ai erin ef Lideo bert al eaidade de. Cato 9M. Rclaedy elie, 196, een erro deG, Can, uncle gat {anah Boci penser pole, OO, 2002, py, 1218, Pars lan panama general del ence debra ae el epdrcl de Barberi bert, Bolnia ulin, 180, ST Hobbey, Levitan op. 208 116 ‘nadamente omitié regular, y se pone en préctiea, pr ejem- plo, dice Hobbes, en Ia ibertad de comprar, vender ycele- brar otros contratos wnos con otros, elegir la propia vi vienda, la propia comida, el propio modo de vidaw o la ma neta de educar los hij.” Cuanto mas amplio es el bi tode las aeciones que la ley ha omitido regular, tanto ma- yor ea libertad (no metafsiea, sino politica y social) delos individuos.” En sentido «negativos, entonces, libertad es ta posibili- ad del individuo de disponer de sf mismo con un minimo de interferencia de los poderes pablicas y de los dems in- dividuos, Los defensores de la ihbertad negativa, como afir- sé Berlin, uno de sus mis convencidos sostenedores, no estén interesados en el problema de squién debe mandar-, sino en una cuestion completamente distinta: «gen qué dm- bitos soy yo duet y puedo actuar sin interferencias de los demés?». Hay tanta mis libertad nogativa, pues, cuanto ‘as extendida es el érea en la que los individuos se gobier- nan por si mismos, sin tener que rendir cuentas a nadie de ‘sus elecciones, Los tebricos dé la libertad positiva) on cambio, concen- tran su reflexin precisamente en aquellos aspectos que la ‘conceptualizacin negativa de la libertad deja en la som- bra. En primer lugar, ponen el acento en esa pregunta que, desde Ia perspectiva de la libertad negativa, aparecia en ssustancia como secundaria: Zquién debe mandar? :Quién ‘debe ser autor delas normas indispensables para asegurar tuna ordenada interacciin social? La mas elara y original ‘concepeibn de a libertad positiva es la de Rousseau ser lie ‘bres no significa ciertamente, gozar de los espacios de ac- cin que Ins normas nos dejan, sino ser los autores de esas ‘norma mismas: no obedeoer « otras leses sino @ aquellas {que nosotros mismos heros elaborada.® Claramento,a pa {irde este primer concepto de libertad positiva se desarro- Ina teoria demoeritien. taap. pig HT sesncvnte tambien a Locke Segundo rato, 422) ¥en Monin (ep do sees, X, 2 Sa Roane, Cont scale 98 aT Hay sin embargo, otros aspectos que el concepto negati- ‘vodela libertad deja en la sombra, Uno do los mis relevan- tes tiene que ver, para decirlo de manera muy sencilla, con los recursos y las oportunidad efectivas. En esta perspec- tiva, Ia atencion se eentra en a siguiente pregunta: tiene sentido afrmar que soy librede elegirmi comida, ode-com- prary vender lo que quiero si por ejemplo, no dispongo del dinero nevesario para adquirir comida ni cualquier otro Dien? 2En qué sentido es libre de comprar quien earece, de hecho, de Jos recursos necesarios para ello? Se hace posible asi formular un sogundo eoncepto de libertad positiva i tintodel que indieamosen primer término: en este segundo sentido, ser positivamente libres significa disponer de los ‘meadios y de los recursos que nos permitan gozar efectiva- mente de las ibertades que la ley nos atribuye, de modo {que no queden como letra muerta. Es este el concepto que ‘encontraremos en las teoriassocialistas, ‘Parece evidente que cl segundo concepta de libertad po- sitiva es mas problemtico y eomplejo que el primero; pero puede distinguirse incluso de un tercer concepto, tal ver el is problematico de todos, muy semejante al que Berlin ‘pone como blanco de su impugnacién en su célebre ensayo sobre las Dos conceptos de lshertad, En este tercer sentido, ser libres significa no sélo obedecor a normas de las que n0- sotros mismos somos autores, sino a normas que sean. ex presion de nuestra voluntad racional, no de una mera vo- Juntad arbitraria, que podria tal vez dejarse guiar por mo- tivaciones equivocedas o irracionales. Ser lares, en este sentido, significa obedeccr a las normas de Ia razén ¥ as, paradéjicamente, podria querer decir también obedecer @ hhormas que eontradicen nuestra empitica, arbitraria y caso irracional voluntad. Desde el punto de vista de este terver concepto de la libertad postiva (que, por otra parte, curiosamente aprecia, dentro de certs limites, incluso un estudioso tipicamente liberal eomo Jabn Gray), no restl- ta contradictorio afirmar, con Rousseau, quealguien puede ser sobligado» a ser Libre. ‘Una vez delineados asi, aunque de manera sumaria, algunos posibles modos de entender la libertad, lareflexién 565. Gr Liberals (188) trad liane, Mi: Garza, 178 rT se enfrenta con una eleccin entre diversas opeiones pos bles: por un lado, se puede avanzar, mis o menos decidida- ‘mente, hacia la afirmacién de que verdadero» concepto de libertad es uno solo, mastrando la ineansistencia olain- coherencia de quienes se oponen al eoncepto que se defien- de (esta era, a mi juicio, la intencién originaria de Berlin, quien de alguna manera la corrgié posteriormente). Como alternativa, se puode aceptar la polisemia del concepto de libertad, como punto de partida de una reflexién que en- tienda la libertad como una realidad multidimensional, de vvarias facotas, todas ellas relevantes aunque no igualmen- te importantes, pues algunas eonstituyen, por asi decir, terrtorioslimstrofes donde la reflexién sobre la libertad se torna més problemstica, arriesgada e incerta. Sin preten- der profundizar aqué semejantes andlisis, que por otra pparte volverdn de manera més conereta cuando examine mos el liberalism, el socialismo y la democracia, ereo que ‘hace falta formula al menos un comentario. [La mis sélida distincion conceptual la distineiin entre libertad nogativa como no-impestimento y libertad postiva como obediencia a las leyes que nosotros mismos hemos luborado) se puede aclarar mis, superando la poco perspi- feu idea del norimpedimento, si se la formula asf a liber tad negativa requiere que las leyes dejen amplio espacio ‘para que los individuos tomen decisiones por sf solos a Ii Dertad positiva requiere que los individuos mismos sean ‘autores de las eves, esta es, requiere quella colectividud de ls ciudadanos tome las decsiones al menos sabre una se rie de euestiones fundamentals, La libertad negativa {quiore masimizar el dmbito de as decisiones privadas; la libertad positiva reivindica decisiones colectivas. Ahora bien, si las cosas son efectivamente asi, la eonfrontacién tentre los sastenedores de los antagénieos eonceptos de li jantea de la siguiente manera 419 In ibertadpostva,entendia camo autaegsacn, rs ecto de la libertad negativa? El debate podria continuar; por el momento, nos basta con recaltar el punto al que hemos legado: no nos parece defendible la protensién de identificar un aspeeto del con- cepto de libertad con a «verdadera» interpretacién del con: cepto mismo. Mfés atendible parece la idea de que el eome- {ido de la teoria politica es construir una visién que refleje lo mejor posible los diversos aspectos del concepto de liber- tad; no obstante, hay que tener presente que no se trata en absoluto de una tarea que se pueda dar por descontada, ‘pues las diversas dimensiones de Ia libertad pueden estar fen conflicto entre si, por lo cual no esta asegurado que se Jas pueda aunar en un horizonte coherente, La confronta- iin entre las ideologias politicas de los dos tiltimos siglos puede interpretarse, justamente, como tina confrontacién entre interpretaciones de la libertad en conflito; eon esta, clave de lectura pasaremos a describir ahora algunas I reas que nos parecen esenciales. 8. Liberalismo Aunque se lo utilice continuamente (sobre tod en tiem- pos recientes, en los que ha recobrado auge),el eoncepto de liberalismo es uno de los més difiiles de define de manera univoea. Incluso en Ia époea de su apogeo, el iberalismo eserito Harold Laski—nunea fue «un conjunto orgie nico de doctrinas y experiencias»;contribuyeron a su desa- 180 srolloseorrientes doctrinarias de tan diverso origen que la claridad se torna dificil, y la previsién, acaso inaleanza- ble».!1 Hay una infinidad de clases de iberalismos (Sebas- tiano Maffettone distingue quince en la introdueeién a un estudio suyo sobre el tema)!2 reconducirlos a un minimo denominador conceptual es empresa dificlisima, y ya pa- rece bastante afrmar, retomando una afortunada idea wit- tgensteiniana, que entre los diversos liberalismos eabe, alo sumo, poner en correspondencia algunas vagas -semejan- as de familias. 'No obstante, si queremos seguir sirviéndonos del con- cepto (yal parecer noes tan fil prescindr de 61), es inevi- table que intentemos determinar su significado. Tarea ardua sin duda, por cuanto, ya en el plano puramente 16 1xco, a situacin e@ mas intrineada que en el easo de otros ‘eonceptas politico. ‘La primera euestion que se plantea, desde el punto de vista léxco, concierne a la distinciin ola identidad de sig- niffeado enize liberaliamo y «lberismo, término italiano sin equivalentes exactos en otras lenguas, Esta distincion fue reivindicada eapecialmente por Benedetto Croce en tuna oélebre discusisn con Luigi Binaudi, economista libe- ral y«liberistay. La tesis de Croce al respecto era muy "Lal Le rind ibralema urpe, rads alan, Flo- od, 107, pie "ES, Maton, Fondament fla dl erase, aR. Dvoekin y Malton! fondant del Uberolismo, Roma Bar: Laterz, 1908, igs 12.0. Tomo lo rubra po jmp. Badeac os la Adverteni la o- snd edisin de na Stora del peleroierte,Rowe-Bar:Latere, so, Ente lw intent do otce na isn gal dl ieralo poe. don ineran, an proveco Gra Liberaiom, pit; R, Cob, Ala {euel itera, ta! ogi, 1997 ambarorae stn my corn Ia porapeten de Hayes PP Potinar, Profi del ieoliomo, punto ‘contac del nano dB, Cnstany Sul ert de ont para ‘Ronataqula ds made, Tart Hina, 200, pgs 37-188. Tecaer ‘eae tambien i clasen obra dG. de Reggio, Stor del lieralioma ‘tropes 1905, Romer Later 186, TT texted pola, onto cm cre gos la utran, se allan eo 2B. Ceoue ye Bina aber ras eid dP Sele Vn-Napoler Resid 1967. Pare na referent sobre era li teralimoy bers, quo ends a aeiva ents debate a alo pat tenecone el psadeo Cubed, Allan dl iberlamo,op. tes mayen, 181 clara: el liberismo» es una doctrina que se sitéa en el ém- bito econdmico, para afirmar las virtudes del libre comereio Y criticar los limites que se le quieran imponer, en tanto {que el liberalismo se sitia en un émbito dstinto, ético y po- litco,y por tanto es teéricamente compatible on una con- cepcién no sliberista, incluso socalista, de la economia. > ‘La cuestion de la logtimidad de la distineién no es pues tan sélo léxica, sino que pone de relieve (prescindiendo in- cluso dela particular eoneepeiéa que Croce tenia del libera- lismo)! uno de los problemas de fondo que debe enfrentar quien intente una dilucidacién del liberalism: zen qué me- dida una cleceién liberal implica un posicionamienta en fa- vor dela propiedad privada, desu libre disponibilidad, y de Ja libertad de intercamiar en el mereado los propios bie- nes y el propio trabajo? Delicados problemas léxicos surgen también si diigi- ‘mos la atencién a un direa cultural distinta de la italiana, como es Estados Unidos. Aqut, el adjtiva inglés liberal in dca una eoncepeién del liberalismo muy diferente de la {que podriamos indiear como liberalismo clasico, tradicio- nal osliberista». Iniuso, algunos estudiosos contemporé- neos legan hasta el punto de afirmar que los liberals nor teamericanos son algo diverso dela tradicia liberal: segin Sartor, ellos son los socialistas de un pais sin socialistno;!? para Cabeddu, el término inglés liberal da lugar a un enor- me equivoco,!® porqueel pensamiento queen Bstados Uni ddos se denomina liberal, aunque ineluye algunos valores del liberalismo,}® perteneco en sustancia a una corriente dlistinta, democrética y social, que en Europa se definiria como socialdeméerata. Por tanto, los liberals no guardan correspondencia, segtin Cubeddu, eon el liberalismo tal ‘amo é o entiende; por ejemplo, en un pensamiento como el de Ravwls, calificado de liberal en Estados Unidos, se teo- riza un derecho al justo reparto de los principales bienes sociales, que implica necesariamente un estado interven- 20% B. Croce, Bee pation, op, gs 207 2 Sobre ena ten, veto erica de Bobbi, net Creel beraiamoyen Pale clara, oct ps 211.68, Setar, Democrat et ie 306 Cubed dante del iberai,p p 92 Ti, ps 8, 12 cionst y parece, pues, contradet algunos princpin del Uberalino csi nel extremoopuesto alos ierols seit, en cambio, Jo que en stats Unidos reba denominacin de ber. tartan (que se asemeja mucho a liberiamo- italian, ttn cuando slibertario- nos hace pensae mds bien en and Gui), quo en susancia es sna eoria del estado minimo om propuesta por Robert Nozc) »tendiente a cro Te extrem radeliacién do esta posi el Hamad tmarcocapitalismo, que dfiode la bertad de mereao ¥ Sustenta lnconsicen de que se pueden también mercant izar todas las principales funciones del estado.”° “Ast pues, cao des el punto de vista xc, la cues tion de enifeare nila deo que deoninamos liber liso resulta por cemdscompliada.Certamento los sos tenodores de algunas concepiones especies dl iberalis mo pueden ser propennos exclude ete ultimo a aque: ile que defienden intrpretaciones opuesas. El estudioso tue se sta como eopectador de eats debates halla ms Productive consierar liberate, de manera aproximada, tedastns ons qe eon como tn pri dhgar su caratriteascomunesy a eatructar eon Ceptunimente esas semejanzas de familia que a primera Sista parecen vages yconsas "Bn mi opini, ua buena propueta para alarar esta cuestdn e8 adopiar cot gulaalgonas linea bastante Simple. En primer lugar, cl conoepte de iberalismo pede telarase po diferent: loque am entender aproima eo- iret las numerosasponconesIberales, md all de sus profundas diferencias, esque dan mayor importancia aos Eerochos de los eas lon ndiviguondeben gos, y menor relieve as partiipcio en los process de decison clee tray de autogoierne. Coosidero, pues, que un primer ‘unto acaratorio conse en dstinguelnsposiions ibe Fales do las democrteas entra estas Gltimas dan ms imo relieve aloe derechos al autogobierao, para las posi Gone berale a relacin ee invert oe derechos la togobieroo bien etn deciidamentesubestimados (co 29 Uno de as expanentes ms conoid de esta errontses ML Rath nr entelas numeri tenses trader allan, vase ties (hil liber, Macerat: Liter, 1906, 183, ‘mo en Hayek), obion constituyen tan sélo un aspeeto, nun- a primario, del eonjunto de derechos que la comunidad po- litca debe garantizar a los individuos, ‘Todas las posiciones liberales comparten, pues, la idea ‘de que la funcién esencial del estado es garantizar los dere- chos de los individuos que, aunque no estin decididamente anclados en una ley natural oracional, aunque no procxis- ten al estado, tienen igualmente primacia en relacion con las eleceiones de la politica y las decisiones de la demoera- cia: tales derechos constituyen, sobre tedo, un limite de la politica y una vinculacién que las devisiones demoeréticas eben de cualquier modo respetar. Por otra parte, 10s a8- pectos que diferencian a las posiciones liberales son, a mi ‘entender, prineipalmente dos, muy entrelazados: a valora- cidn de la democraciay Ia dela justicia econémieo-socal A, establecida la primacia y centralidad de los derechos, algunas posiciones liberals (al es el easo, por ejemplo, de Hayek y de Gray) sostienen que una sociedad libre puede formarse incluso en ausencia de demoecracia, y consideran ‘esta ciltima mas una amenaza que una salvaguardia de las libertades; otras, en cambio (piénsese en Rawls), acep- tan plenamente a domocracia,y dejan aparte las reservas sliberaless en su contra Una polaridad andloga se registra en lo que concierne al Juieio acerea de las estructuras econémico-tocales: en un extremo estén quienes, como Hayek y Nozick, sostienen ‘que la distribucién mas justa de la riqueza es la que resulta de la competenca regulada do los sujetosen el mercado; en lextremo opuesto se ubican, en cambio, quienes piensan {que entre os derechos que deben ser aseggurados a todos es- ‘ui tambien el de gozar, en una medida més o menos igual taria, del acceso a los bienes sociales mas importantes Si atendemos al espectro de posiciones que asi se va de- lineando, podemos eomprobar que los dos eiterios de dis. tincin principales tienden oon frecuencia a coincidir:quie- hes menos confian en la demoeracia son también aquellos ‘que creen mas decididamente en una sociedad de mercado; 4uienes tienen menos reservas hacia la democracia son también, a menudo, los mismos que consideran irrenuncia- bles los derechos a'una justa distribucign social, Sin em- Dargo, no es nocesario que sea asi: como sefala un liberal radicalmente jgualitario como lo es Philippe Van Paris, la 184 afirmacién de amplios derechos de usticia social podria re- uerir tambien estrictos limites para la demoeracia, por cuanto las decisiones de la mayoria democrétiea podrfan, ser desfavorables a estos derechos." ‘Sobre Ia base de estas primeras consideraciones, al pa- ‘ecer se puede llegar, en lo relativo ala definicién del ibe- ralismo, al siguiente resultado, Pertenecen sustancialmer te al liberalismo todas las posiciones que comparten la tesis de la primacfa ylacontralidad de los derechos, enten- dlidos como limites para lo que el estado o la democracia pueden imponer a los ciudadanos; la diferenciacin de los fhumerosos iberalismos est dada principalmente por dos factores Ia actitud més o menos abierta hacia In democra- cia y la manera como se interpretan los derechos econémi- 0s y sociales, Respecto de este timo aspecto, eneontra- ‘mos en un extremo a quienes defienden la inviolabilidad de los derechos de propiedad y la logitimidad excluyente de Jas transaeciones ce mercado, yen el otro, a quienes tienen Ta eonvieeién de que entre los derechos irrenunciables est ‘el que garantiza a todos determinada cuota de bienes s0- tiales, aun a expensas de los més acomodados. Entre am- bos extremos del iberalismo propictarioy el liberalismo so- ialista hay, naturalmente, muchisimas posiciones inter- ‘medias, Pero importa subrayar que incluso el iberalismo Socialista e igualitari (reeuérdese, por ejemplo, a Van Pa- ‘js) no deja de ser iberalismo, en cuanto eonsidera el dere cho a determinados bienes o subvenciones como un de- recho fundamental de libertad, que deberia prevalecer en principio sobre las decisiones democréticas. Come hemos comenzado a mostrar, o que desde nuts tro punto de vista carateroa aun enoque qu pus de inare liberal ea fundamentacin de In conevendia social en indviduos dotados de derechos: derechos eonsde- fads innate, inlcnables o inviolable, ene wentdo de eles indvidoos no podean enunciaraellon aunque qu ‘en: tos darecosconstityen nine nfanqueable para ls lees publias. El prscipal rngo que earateica “Tiboratismoco,justamente laconioainde quel ial Gt an Pai La jae ot dmocrate oles incompatible, en Sauoer Ta idavte, aces Bion ds Gr, 1995, pgs. 27-50. 185 dad de las leyes piblicas es salvaguardar los derechos in- discutibles de los individuos, os decir, aseguracles un émbi- to protegido de intrusiones, sea de otros individuos, sea de los poderes publios En términos de quien es verdaderamente un ldsico ex- ponente del punto de vista liberal, Benjamin Constant, hay ‘uma parte de la existencia humana que necesariamente ppermanece individual e independiente, y ests, de derecho, fuera de toda competencia social. La soberania no existe sino de manera limitada y relativa, All dande empieza la independencia de le existencia individual, cesala juradic- ‘idn de esta soberania» 22 Por lo tanto, los individuos son considerados, desde la pperspectiva liberal, como poscedores de derechos sobre los cuales el cuerpo politico no puede decidir, sino que debe I- mitarse a salvaguardarlos. Como ya se lee en el Bill of Rights de Virginia (1776), ls individues tienen «derechos innatas» de los que no posirian privarse aunque quisiesen; estos derechos implican vel goce de la vida, de la libertad, ‘mediante la adquiscién y posesin de Ia propiedad, y lt persecucién y obtenciin de la felicidad y la seguridad. ®? ‘Ast pues, en el liberalismo la sociedad politica surge (lockeanamente) para confirmar y asegurar losimpreserip- tiles derechos del individuo: libertad de la persona, liber tad de religion y de pensamiento, libertad de disponer del propio trabajo de los propios bienes. Como también se lee en Ja Constitucin revolucionaria francesa de 1793, eel go- bierno se establece para garantizar al hombre el goce de sus derechos naturales ¢ improscriptibles. Estos derechos son la igualdad, la libertad, la seguridad, la propiedade ‘Ahora bien, ia salvaguardia de los derechos de los indi viduos requiere que se pongan limites muy precios al eer cicio del poder politico soberano: el soberano no puede ya concebirse como quien esta por encima de las leyes, como legibus solutus; pore contrari, en el estado de derecho, el sjercicio dl poder debe estar sometido a la ley de manera rigurosa, asi como lo estdn los comportamientos de todo cudadano. Es preciso domar Ia ilimitada y absoluta sobe 20. Constant, Pint plies o. tp. 128. 20 Ze ears il dts op iy Sid p13 186 ‘ania hobbesana, para reconducina amit pecs; to fleas at fallariaeojetivdela ocedad plc, pues Ge ningin modo podria el ndvidue consider garantio- ds us derechos ena radcion del iberalsmo, por tanto, Intoora delusdereshosinalienables combina con ladles tado de perestimitadoe«Garetiadelos derechos con trl dees pers son las ds rang carateritco del e- tado bers lagarantia de queel per saberano 0 se een poder decptic surge fundamentalimente mde poderesy dela que ys enconeraros ura teorzain en Loe» co posteroridad eapeilment ex Monteuieny el onsitaonalamo quel igi el eval Ceivaen gran motiga de as rlexsones sore la vision dlelas pers en la Costin ingen, desaralladas en {1 bro Rl del Bort des Los, la Constitucn federal Soreameriena de 1787 ce hall justamenteplstado un Sistema constitucional en el que los divero podoes, - eats inrnrcament ita etn copotn de fmodo que pusdanydeban frenarse noe ats utizando ine nis dl ego qu a train nga an Po bina dsporicléne “Junta con a tei dela primacta. de los derechos ind das yi qe popagna a necesita de imitary divide el pader public, para que nadie peda hacer uso dee de trunera arbirarinesncontroladaponiend en pli ns Eres anon caida den pier, te ele frm Kay ora erie detest que se uean en taro a {Ete neleo duro del pensamiento liberal y son dscutidas de catinta maneras como vis, pros pensadores que se inseriben en esa ine, ndamental es, sn Gi, anegativa a evaluarla bon- dau de un orden plc a partir de un conepn stan tiva dl bin eon: desde este punto de vita, ls grandes Feprosentates liberal, cio Kant y Milan dmentan en contea de toda forma de paternal paleo (Gungue no todas ls eoncepionessstaiivas sean newe 2, bbl, Palio ecltareo. lp. 18 26}. Foravant, Cotas, oli Maio, 1968p. 105.Sabre Montel cnalitecoalinna olen an cm prveeo ls pina Ad estutin ga aa Escola de Pras, P. Neumann, La tate de ‘mace Tosa onarare 1987), ads tala, Bona Ts Ino, 187, pg 18-251, 1st sariamente paternalistas), defendiendo la idea de que todo individuo tiene derecho a buscar su propio bien o felicidad de la manera que juzgue mejor, y que no debe impedirselo Juna autoridad politica que pretenda ensefiarle cual es su verdadero bien. Hn el liberalismo eontemporéneo, como por gjemplo el de Ravis, este principio es reformulado en {érminos de una sprioridad de lo justo sobre el bien De aqui se sigue, directa o indirectamente, la idea, sur- sida en el ambito de Ia economia de mercado, de que la ‘competencia entre individuos propia de la sociedad indivi- ualista no es un aspecto criticable, del cual podria liberar- se una sociedad mejor, sino una manera extraordinaria- ‘mente eficaz para desarrollar al maximo los talentos y las ‘apacidades de los individuos, generando beneficios no sélo para quienes en la competencia resultan los mas eapaces, sino, pr reflj, también para la sociedad entera, que apro. vvecha sus frutos de una manera mas o menos mediata, ‘Acompatia a menudo ala idea de competencia, en el pensa. ‘miento liberal, su complemento necesario, esto es, la idea ela igualdad de oportunidades, que puede a su vez enten- derse de muchas maneras distintas, con diversos grados de cexigencia, ‘Tanto con estos temas, en muchas perspectivas libera- les aparece la concepeién del estado como una suerte de ‘mal necesario. En efecto, el estado implica, en todos los ca- 508, que el individuo debe obedeeer a un poder ajeno; si esto cs verdad, la autoridad y las competencias del estado de- ben imitarse al méximo, deben ser reducidas alo verdade. ramente indispensable, para minimizar el érea en la cual el individuo no es dueto de sf mismo, Algunas versiones del liberalismo agregan la idea de quella participacion pol ‘ica no es un bien en si, pero tiene cierto valor eomo instru ‘mento para garantizar y eonservar las fandamentales Ii- bertades privadas. Delo expuesto hasta aqut sobre la galaxia de los libera- lismas nos parece que se puede extraer la siguiente conelu- sin: algunas tesis de fondo, como las de la primacia de los derechos individuales, la limitacién del poder publico, el rechazode la idea sustantiva del bien comin y del paterna- Jismo politico, forman un neeleo que funciona como un pa- pelde tornasoly nos brinda un erterio para ubicar una teo- ia dentro o fuera del émbito del iberalismo, Otras tesis, 188 ércasreapecto de este nla, punden estar re- Sntev ono en pstcones ue se defen como Hiberaes Hay por tltino, otros temas, como ol dl papel que debe daree ala libertad de mercado o (Gel lado epuesto) a igualdad de ecusos od bienes primaries, especto das Chale Io iberalinmos, sn dear de ser tales, dren radi xin, dao in en a enrol 61 siberaiismo proietarios de Hayek ode Nozik, yen el zo extremo, el ieralseiallmo® de Hobbouse, de Ros- sell de Calogero, yen lero sentido también de Rav, en 5 hota dela juts. 4, Socialismo El concepto de socialismo no es menos ambiguo y elusi- vyo que el de liberalism,” y est, debido, no en tltimo tér- ‘mino, aque para entender aus lineamientos esenciales hay ‘que ampliar Ia perspectiva ms allé de la extraordinaria, inluenciahistrca del rarssne: el sociaimo, en ree Jidad, tiene una larga historia anterior al marxismo y pos- terior a este, de manera que, si queremos enfocarlo como concepto politico, debemos intentar eaptar su nécleo esen- cial, @ incluso comin, Greo que noes desatinado afirmar que el ncleo genera- dor del socialismo es fundamentalmente negativo o critic: fel socialismo en estado naciento», del que encontramos las primeras manifestaciones ya en la edad de las Luces o in- ‘uso antes, constituye una eritiea,inspirada esencialmente ‘en principios morales, dirigida a la propiedad privada y ala ddesigualdad social que la acompatia. El socalismo es una negacién dela desigualdad social, una protesta contra esta ysuilegitimidad, y contra sus manifestaciones antropol6- iicas (egoismo, rapacidad, acumulacién), con vistas a la £ Sobel ieraleeiliano fn scopic al exited M.Bovro, {Mara y # Sharbry I denn dat iberaleealona Roa: La Naor Tala Sete 100, caro taal ra de. Sharer Lapa dl leider gua Tur Bll Barner 1008 Sunn JP Thomas remares a difettad para dfn eda, nin elenda Scalise: del Diconnaire de pilvophie politique, Ridags do iaynaudy 8 Ris, Parte PUR 2007 189 constitucifn de una sociedad més justa y mas igualitaria, que muchos socialistas intentan proyectar o deseribir, hay ciéndose asi merecedores del reproche de utopismo por parte de Marx. ‘Si se consideran las ideologias socialistas en estado na- conte, no hay una diferencia fundamental entre socials ‘mo y comunismo; hay més bien algunos prineipios de fon- do, que comienzan a definirse y precisarse en las corrientes nds radicales e igualitarias de la Revolueién Francesa, ‘como la encabezada por Graco Babeu. Bstos prineipios de fondo se reducen en lo sustancial a unas pocas tesis basi as, que Filippo Buonarroti, en su Conjura para la igual. dad, expone asf: sla naturaleza ha dado a todo hombre un derecho igual al usufrueto de todos los bienese. «La final. dad de la sociedad es defender esta igualdad> ® Ast, adi calizando las esis de la Revolucion Francesa el socialismo sostiene como punto de partida que la afirmacién de que todos los hombres son iguales en derechos debe entenderse fen el sentido més amplio, coherente y abarcador: esto ea, no tan sélo referida a derechos de libertad y derechos politicos sino también al derecho de acceso a los bienes y a Jos recursos. Silos hombres son iguales en derechos, con igual titulo les corresponde el derecho de usutruetuar los Dienes naturales y los beneficios de la eooperacién social, con la tinea condicién de que no le hagan faltar su aporte, Estos prineipios son expuestos, en las primeras décadas 4el siglo XIX, por escritores politica inspirados en Babeu xy Buonarroti, Por ejemplo, en la Declaracin de los dere ‘hos del hombre, del eiudadano, redactada en 1832 por Al- bert Laponneraye, se puede leer: «Los derechos principales del hombre son los de proveer a la conservacién de la exis- tencia y de la libertad, «Estos derechos pertenecen por igual a todos los hombres, sea cual fuere la diversidad de sus fuerzas fisicas y morales». «L.a sociedad tiene obliga cin de proveer ala subsistencia de todos sus miembros».°9 Encontramos los mismos conceptos en la obra sobre la ‘cuestign socal eserita en 1840 por el babuvista Jean-Jac- % F Bonnar, Conus por guages od Babel euidede de 66 Manacorda, Trin: Bina 946, pagn 79278. A Lapennecay,Dicheraztne det it dP uomo ede etd (4830) traci lina on I sca pina dara a esa do (6.M Brave oma: Bale Rist 1665, pgs 15200, 190 {ques Pillot: -La humanidad, formada por seres absoluta- mente idénticos, no puede admitir primeros ni dtimos, fgrandes ni pequeiios, poderosos ni débiles, orgullosos ni Jnumildes. La sociedad tiene pues el cometido de dar a cada ‘miembro el mayor bienestar posible, asegurandole la satis- accion de sus verdaderas necesidades; ya cambio de este bbenefico, cada cual debe poner todas sus facultades al se vicio de la sociedad, para el bienestar de todos».5" ‘Asi pues, desde el punto de vista socalista, los talentos ylas eapacidades no constituyen titulos para apropiarse de juna cuota mayor debienes nide recursos; como eseribe Ca- bet en su Viaje a Jeara (1840), wel talento y el genio son re- sultado de la educacin quel sociedad impart, y el hom bre do lento naa eri in a socadad # En ln misma linea de pensamiento, sostiene Proudhon en Qué es la pro- piedad:-el talento es una ereacién de la sociedad mucho ‘més que un don de la naturaleza; es un capital acumlado yy quien lo recibe noes sino su dopositarios.® Lo que earac- teria al socalismo es, pues, una concepeién cooperativa y solidarista del vineulo social: puesto que el individuo, con Ssustalentos y eapacidades, es en gran medida un resultado dela cooperacién social, hacia la cual es deudor en muchos sentidos, no puede alegar entonces un derecho absoluto Sobre lo que produce con su trabajo o con su talento, sino que tiene deberes hacia la sociedad, as{ como derechos en ‘elacién oon ella: Ia distribucion de Tos frutos dela coope- ‘racién social debe inspirarse, por tanto, en prineipios soi daristas, en primer Ingar el principio de distribuir segin las necesidades, como si, en términos del protocomunista CCabet, todos hubiesen suscripto sun seguro general mutuo ‘contra todo aecidente y contra toda adversidadb. En Ja base del socialismo hay, pues, una idea fuerte de la cooperacidn social y una concepcién solidarista dela jus- 4.4. Pilt, Nécostelincpanne (1840), ada taana en 50 itso pra ars op spa AT. ao por GM Bravo en sialon pra ds Maso. an "a. Proudhon, Che cot te propret(1640), radu italiana, Re Vind pr Branton ito prima Mars opty PE 11 cia y dota bert eos hombres. socialism se funda, pr tanto, en supuetas Geos y normativos que, i biey se ‘mira, se pueden hallar incluso en la teoria de Marx,>° la ual, segun contenido explicit, rey ada rlaciSn con In ion con ls eoncepions de a justiia {JCémo os posible transfers eta inepracn de fondo a tuna erructua social nueva, que super la injuatiia In desiguldad que siempre han reinado entre los hombres? A propesito de et, los socialists premnarsistascomparton Anpliamente algunas indicaciones bisicas propanen Ia tholcion de la propia pevada y Ia geneallzacon dl derecho a taba plana norman do avid social y coum, ya superacin dela anarqu del mer cado, an que deberiaacompaia e el plano antropolg ©, una gradual spperain del eoismo y del impale tz hacia as gananeia, que deberan dejar cada vee ms espacio para un sentiniento soldari de comunidad y fra. temided Con ia pretensin dealers por completo de las excue las socialists que los precederon, Stare y Engels, en el Manifesto del Partido Comunista, les reprochan eu to pismo, Sin embargo, por mis resistencias que maaiBeste Gon repent, Mars no puede vt deinen, ena manera no my alejada de lade sus “ tales deberian ser la insitutiones de sara dena 2 Siedadjusta, ma ll dl eapitalsmes ella reqlee las. Giliacin o clatalizaién de lo grandes mis de pro. Aiveein yd intereambi,ylasustitucin de la anaequta de sereado por In produccin panifcada, esto es, en su fanca a eolectivisaeion de In economia, Noes ext, pcs, el ponioesencial que area el alejamicnto de Mars res eto del utpismo. ae alejamintoconsste més Ben en Aue Mars intenta mostear edo se puede sleanzar unas Gidad justa mas alla del apts, po tanto estan iimportanca alo que considera fits recetasparanco Ginn de los tempos veniders, se concentra en el esto Siento dal eaptalismo, con sus dindniasy sus contra. Giccones, por euanto slo. rave de estas, no en und Para un ani dol encepein de a eta y dela justin en Mara, vue Maran ero nd ei ele acon dado ‘dS Petra’ y FS. Trin, Roma Pit iat, 198. 192 bito de meras instancias morales, puede iniciarse una perspectiva de superacién, ‘Mars profundiza la reflexién sobre el tema del socalis- mo en las notas erticas que eseribe, en 1875, como comen- tario del proyecto de programa que habia preparado el con- ‘reso de reunifieacin de la socialdemocracia alemana. ‘Aqui, Marx entiende por socialismo (como primera etapa de la Sociedad comunista) una sociedad colectivista basada en la propiedad comin de los medios de produccién y en el principio «A cada cual segin su trabajo; y lo considera co- ‘mo una forma de cooperacién social atin defectuosa que sera superada, en la etapa més elevada y ria del eomunis- ‘mo, por una forma de cooperacién basada en el principio superior: «Cada cual sn sus capacidades, a cada cual se sin sus necesidadess Con el «revisionismor, que se desarrolla aproximada: mente partir de 1899, cuando Eduard Bernstein compila alguns de sus exerts bajo el tal Los presipuestos det socialism yas tareas de la socialdemocracia,§ Ia opeion socialista es presentada nuevamente en la clave de una ‘tensidn étiea de inspiracién kantiana, desde la perspectiva don desarrollo gradualista; el socalismo «revisionista» se caracteriza por una serie de opciones: rechazo dela idea de Ja revolucidn como acto viento y «puntual (siguiendo la linea delo que ya habia sostenido tardiamente Engels en el Prologo de 1895 a Las luchas de clases en Francia, de ‘Mars);identifieacin del socialismo eon el progreso de los trabajadores en el marco de a democracia; rechazo de una Interpretacin extremista, maniquea o eatastrfista de Ia sociedad y de la economia, en favor de una interpretacion nds dictil, que reconove ls potencialidades de desarrollo del capitalismo, el papel de las clases medias de lo eam- ‘pesinos, el crecimiento de los consumes, la expansién del capitalismo eon el accionariado distribuido, et atribacion de una gran importancia no sélo al movimiento cooperati- vo, sino también al desarrollo de la democracia administra- tiva, municipal y loal,y al erocimienta de los servicios 80- ciales (instruecién, sanidad, et.); transposicin del fin so- 364 Bars, Critn al prgramma Geta op it, i, 962 7B, Bernstein, preset dal salamat amp dla ec -mocravia, radi liana, Rama bart Laer 974 193, cialista 1 un horizonte cada ver més alsjdo eindefinido, re ay que esperar patentemente(atentisme) concen: ‘Taadkseon low prgztsos sociales posibles de vez en ver (comet elebre clog lB oes ada, movimiento es todo. Tas vicisitudes de a socildemecracn lemana del pi mer tramo del siglo XX logan ae emi, de mabera na nora, conel voto que expresa en favor delon eeltos de guerra al estaller el primer eonito mundi Errexpesieniasocaldemerata se reanudar, sobre vases distntas, en In segunda poser, Los ples dela politica sodaldeméersta tal como sla conod en las Ge {has decadas de siglo XX son, esencahmente: defense del derechoal trabajoy polteasparalaocupacin;aimactin de ls derechos do os trabajadoresen el lgar de abajo (en primer termine, laimivacin del horaroy proven de servicio soles esenciales alos udadnos mediante el Aesarrollo del Welfare State edvencion, sanidad, onatre- Gio, transporte) expansion del demoeradia ineso en Sus formas autondnicas, locales y partcipativas;emanc in do lamer ee opeidn alternativa es la que dard paso a la iniciativa pales de Lenin, quien, contrponigndose al inom 2. Ehldemdcrata de una ortadosa como tanto y una pal tie refrmisiaen los hechoo ilar on la Revolucion de Octubre una nueva etapa dela historia mundial, de Euro- pay mo an dl orer Mundo, Erghndowe como snicos EEvdepretescapaces de converts enineatva politica la tnsehanza de Marx, los partidos comsnistas surgidos del process desencadenado por la Revolucin Sole, ato Rives dela hcatombe de In gran guerra, se dispnen & construr un socalismo que « parr de determina m0- tents se vrnasailimo de eatado,basado, por una pa {even acoletiviacin econdnieay,porlnotra, en el poder do un partido nico s, por coniguente, en la negacin de tin verdadero plurals palo. Sin embargo, ahora que bajado el elin del terrible espetdeulods las ich oltiens que signaron el siglo XX, {naieltadolaapora fundamental deleoaliamo nolo como experiencia histérica, sino también como concept pall, pone de manifesto con abesita cardad el o- Gialismo de estado constraido pr los const, enten- 194 tando sin duda enormes dificutades internas y externas, no logré mantener sus promesas de liberacion de los hom bres, yse derrumbé a eausa de la combinacién de una fuer- te presién externa, une ineficiencia econdmica cada vez mms evidente y una necosidad de libertad que habia dejado insatisfecha. 2 socialismo democrético tuvo que renunciar 4 sus més ambiciosos objetivos de transformacién socal, situdndose de manera «realista» comoclala izquierda de la democracia, empefiada en poner un dique al dominio del ‘mercado y las consiguientes desigualdades, llamando a respetar algunos deberes minimos de solidaridad social, que aesta altura, al menos en el mundo cristiano,yoeciden. tal, pocos se atreven a rechazar abiertamente ‘La trama histériea del socialismo, que mares profunda- mente el desarrollo social de los iltimos ciento eineuenta aiios, es por tanto algo paraddjia: por un lado, no se reliz6 Ja transformacion socal plancada, ni de manera gradual y progresiva ni en forma de ruptura revolucionaria, La aspi- racién a que el hombre pudiese tomar en sus manos los destinos de su historia, gobernar la economia con los ins- ‘trumentos de la planificacin, se ha quebrado frente a sus propias dficultades y frente a las adverses circunstancins ‘externas; cl suefio del shombre nuevo» fue derrotado por una antropologia «posesivas de pertinaz resistencia. Pero, por otro lado, los movimientos socalistas y comunistas in- idieron profundamente,no slo en las estructuras sociales (atravesadas por conflicts que generaron més justicia, nds igualdad, mas democracia), sino también en ins ideas ‘yen las ideologias mas difundidas. Sinla URSS y su dess- Tiono hubiésemos tenido un personaje extraordinario eomo Roosevelt, nia Beveridge y el desarrollo del Welfare State ‘Yenel plano de la teoria politica se puede afirmar eon cer- teza, por ejemplo, que gracias al impacto del socialismo el valor de la igualdad, no sélo en euanto a los derechos de li- bertad, sino también en el acceso a los bienes primarios y a Jos recursos fundamentales, hoy es reconocid incluso en Jas més avanzadas teorias liberales, como, por ejemplo, las de John Rawls o Ronald Dworkin, El éxito del que goza el liberalismo en la actualidad se debe también a que muchos de sus exponentes supieron incorporar instancias socialis: tas eigualitarias que los mejores representantes del libera- lismo elisico, como Tocqueville, devididamente rechaza- 195 ban. Creemos, por tanto, que se puede afirmar que la crisis {el socialismo como acc y tora politiano arrastra con- ‘igo los prineipios de igualdad, justiciay solidaridad social {que constituyen su inspiracidn primera y més auténtica; ‘on estos prineipios se confronta también la reflexién pol tica actual, al menos en cuanto son un componente y una natural extensin de la democracia, Recientemente, John Roemer ha delineado una stil ac- tualizacién de esta cuestién en su interesante obra Un fur ‘tro paral socialismo: segin Roemer, e principio socialis- ta esel que afirma que, en una sociedad justa, todos los in- dividuos deben tener iguales oportunidades de autorreali- zacién y bienestar,influencia politica y estatus social. Al- ‘gunos de los términos utilizados en esta propuesta pueden parecer problemitiens, como, por ejemplo, el de autorreali- zaciGn. Roemer aclara que él entiende por autorrealizacién tun concepto que, entre otras cosas, hunde sus raices en el pensamiento de Marx, y significa ol desarrollo la aplica- cn del talento de un individuo dela manera adecuada pa- +a dar significado a su vida. Bl otro coneepto poco deter- ‘minado, en la sucinta definicién de Roemer, es el de igual- dad de oportunidades, que introduce en el discurso socia- lista un tema cuyo oédigo genético es oiginariamentelibe- ral. Sobre este punto han de bastar aqui dos brevisimas consideraciones: al decir que Io que debe igualarse no son la autorrealizacin y el bienesta, sino las oportunidados de autorvealizacion y bienestar, se subraya que persiste ‘una responsabilidad del individuo por sf mismo, dela que ni siquiera la sociedad ms solidaria puede eximirlo. En se- ‘gundo lugar, el concepto deigualdad de oportunidades pue- de quedar indeterminado (aunque deberia nocesariamente ineluir contenidos imprescindibles, como, por ejemplo, el dea edueacién para todos); es suficiente adarar, al respec to, que las interpretaciones socialistas de este concepto se- rein, en todos los casos, mucho mas exigentes que las inter- pretaciones iberaleseldsicas que de él se formulen. Empero, si se entionde el socialismo como criterio 0 principio, una consecuencia inmediata es que nose loiden- fifiea con determinado modelo de sociedad oconciertasins- 84.8, Roamer, Un fac pr siatiamo (904), ade tallane, Mi: Felt 196, a 17 196 tituciones especifcas, como, por ejemplo, la propiedad bliea de los medios de produccién;e socialism se sitia en tun nivel de abstraceién mas alto respecto de cualquier elec- cidn conereta, y deja abierto asi el problema de individu zar los mejores y mis apropiados instrumentos para alean- zar los objtives socialstas, ean esos instrumentos la pro- piiedad putblica, el socialiamo de mereado que diseute Roo- ‘mer, Ia economia mixta con un marcado gravamen redistri- Dativo,wotro. Todos estos sistemas pueden ser igualmente vélidos en principio (algo similar a lo que encontraremos en la Teoria de la justcia de Rawls), eon tal que permitan, aleanzar los fines que los socialstas se proponen. ‘Ahora bien, un segundo punto merece también nuestra atencidn: si aceplamos el enfoque de Roemer, los socials: tas quieren que los individuos tengan iguales oportunida- des de autorrealizacion y bienestar e guales oportunida- des (democréticas) para influir en las decisiones publicas. {GBs posible aspirar a ambas cosas a la vez? Como sostiene Philippe Van Parijs en un interesante ensayo, titulado jus- tamente La justice et la démocratie sont-elles incompati- bles? sla relacién entre democracia y justicia, lejos de una, armenia preestablecida, es, por el contrario, altamente problemétiea».® Por una parte, en efecto, no se puede ser socalista sin ser demoeratico: las decsiones que atasien a la autorrea- lizacion y el bienestar de los individuos tienen que ser obra, do los propios individvos, vciertamente no es posible con- fiarlas a un gobierno de «guardianes» benévolos y autocr- ticos. Pero, por otra parte, si se acepta el principio demo- cratico de que lo ciudadanos deben tener iguales oportuni- dades de influr sobre las decisiones piblicas, emo se los pod negar el derecho de tomar decisiones que vayan en sentido opuesto al que paroce deseable para los socialists? Asf pues, si se lo define segin la interesante propuesta de Roemer, e socialismo se configura como el esfuerzo par en- contrar un punto de equiibeio, que es por fuerza siempre dificil y precario, entre dos valores esenciales que, si bien serefieren el und al otro, permanecen diferenciadas. Por lo demas, partiendo de un horizonte de teoria democratica, se llega a conclusiones similares: por un lado, nose puede ser 9 6 Van Pr, Siaver fa elidaritop. t 197 democrético sin experimentar cierta inclinacién hacia ins- tancias socalistas, pues la igualdad de oportunidades de influir sobrelas deisiones pibicas implica alin grado de ‘gualdad social (de otro modo prevaleceré siempre la in- fluencia de los més ricos v poderosos); pero esto significa, justamente, imponer limites precisos a esas cleceiones de ‘mocréticas que en otro sentido fueron adoptadas como va- lor fundamental, Ast, el tema del socalismo se entrelaza cestrechamente con el de Ia democracia, si al menos sea en- tiende, como ahora veremos, en una de las que pueden. considerarse sus versiones sexigentes». 5. Demoeracia Sibien en a época moderna fue Rousseau su lejano pro- genitor, la teoria democrdtica se desarrollélentamente en Jos dos ultimos siglos, asi como fue lentay relativamente reciente, entre fines del siglo XIX y mediados dl siguiente, la afirmacién en Buropa de las instituciones fundamenta- les de la democracia, sobre todo el sufragio universal. ‘Aun cuando el eoncepto de democracia también se pros- ta a interpretaciones marcadamente divergentes, en prin- cpio admite una definiion bastante clara: en tanto que el liberalismo requiere la igualdad de los derechos individua- les, y el socialismo, la igualdad de Ia autorrealizacin y el Dientestar, el principio de la democracia es la igualdad pol ‘ica dentro de una comunidad (un demos), esto es la part cipacién igualitaria de todos los ciudadanos adultos en las decisiones politicas que son vinculantes para todos. ‘La demoeracia invierte, pues la idea (que carga eon un slustre pasado, a partir de Platon) de que sl algunos hom= ‘bres los més calificados olos més sabios, tienen derecho a tomar las decisiones politicas. Cémo se justifca, entonces, el principio de la igualdad democratiea? Em la tradicion de pensamiento que se remonta a Roussenu, y es retomada por uno de los més grandes tedrios de la democracia del siglo XX, Hans Kelsen, Ia democracia se funda en el eon- cepto de libertad entendida en sentido positive: si los hom- lbres deben vivir sometidos alas leyes coercitivas de un es- tad, la tniea opcidn para que no pierdan su libertad es que 198 ellos mismos sean los autores de esas leyes. Si hemos de ser mandados, -queremos serlo por nosotros mismos» La domoeracia considerada desde esta perspectiva se asocia ‘nmediatamente on el principio de la mayor‘a: puesto que queremos ser eapaces de decidir, no podemos esperar cada vez hasta haber alcanzado la unanimaidad;elegivemos pues el principio de la mayoria, en cuanto minimiza el miimero de quienes deben abedecer aleyes a las que na han dado sa asentimiento, Por otra parte, en los grandes estados, el principio de la mayoria se une al principio parlamentario, basado en la fieciin de la representacidn; este constitu, cen realidad, un compromiso prctio necesario entre laexi- goncia de libertad como autogobierno y una indispensable division del trabajo, Desde la perspectiva ce Robert A. Dabl, uno de los prin- cipales terns democraticos eontemporaineos, la justiiea cin de la demoeracia tiene un desarrollo algo distinto: no parte dela libertad, sino de la idea de igualdad, La demo- cracia se basa en la idea de la igualdad entre los hombres, entendida como la «igual consideracién que hay que tener hacia el bien y los intoreses de cada persona»; Ia idea de ‘gualdad se traduce, por ende, para Dahl, en un principio de ‘igual consideraciin de los intereses: los intereses de un ciu ‘dadano valen tanto como los de cualquier aro; este prin pio no impone una especial earga de demostracién, porque resultaria muy diffell argumentar de manera convincente latesis puesta de que se deben privilegiar los intereses de algunos a expensas de los de otros. Si al principio de igual consideracién le aadimos lo que Dahl denomina presun- cidn de autonomfa personal («en ausencia de una clara de- :mostracién en contraro, cada eval deberia ser considerado como el mejor juez desu propio bien ode sus propia intere- ses»)? dispondremos de lonecesario para sostener Ia tesis de que no hay mejor gobierno que el demoerdtico: Si el bien o los intereses de eada uno deben tener igual peso, y si cada adultoes, en general, el mejor juez des propio bien o © HKelen, Buona ware dll demorasia (1920, traci ita Sana nH Keloen, Le democrat, Bolin, 198%, a 0, Roma; Halter Rivniti, 190, pg. 127 a i. pa. 10. 199 de sus propios intereses, entonces, todos los miembros ‘adultos de wna asociacién estn, en conjunto, suficiente- ‘mente calificados para partiipar en las decisiones colecti- vas vinculantes que intluyen en su bion oen sus intereses, testo 65, estn calificados para ser de pleno derecho ciuda- ddanos del demo». “Ast pues, si se parte de un supuesto de igualdad entre los hombres, la democracia resulta justiieada por cuanto constituye la mejor manera de salvaguardar igualitaria- ‘mente los intereses de todos, mediante su participacién en Jas deeisiones colectivas. Las soluciones alternativas, como Ja de eonfiar la proteccién de los intereses de todos a un. déspota benévolo, oa un gobierno platénico de sabios seus> todios», proporcionan ciertamente menos garantfasque las {que puede ofrecer la zolucién democrética, siempre imper- fecta y mejorable ‘La manera en que se justifica a 1a democracia influye, naturalmente, sobre la forma de las distintas teorfas dela demoeracia;# en aras de la simplicidad, nos limitaremos a Alistinguir tres opciones tedricas: la demoeracia como «mé todo, la teoria realista de la democracia , por ultimo, la ‘que se podria caracterizar como teoria -dindmicav, o bien, retomando una iden de Macpherson, la democracia de de- sarrollo» 5.1. La demoeracia como método LLaidea de democracia como método esta ena base dela definicién minima o esencial de democracia propuesta por Norberto Bobbio en un ensayo perteneciente a su difundi- a obra EI futuro de la democracia. Para Bobbio, hay de- tid pt 158 {Un pine panorama recent sre las tenrin da democracia (e- ute de la bru de, Hel, Modal di democrosia, Delonte I Munn, 1997 lo trinda libro deF. Cunningham, Daren of Drmacracy A Cr tal Inroducton, Loree Noe York: Rotdgs, 208. alan, Grebo, Denceraia, Beli: Min, 200, oece uns snttica fla ‘tric del pensions democrat lecture de on {rea -Dorderatn, en Gesohiciche Grande, redial alla ‘oy editada ome un iro ens W. Conse, R-Kesslec, H. Maier. ©. Meier HI. Reimann, Denoerei, Vana Maral, 183. 200 mocracia cuando se satisfacen las condiciones siguientes: 3) un muy elevado ndimero de ciudadanos participan en las decisiones colectivas de manera direeta 0 indirecta; 2) es- ‘tn vigentes las reglas de decision (en primer término, la regia de a mayoria); 3) os éiudadanos tienen la posibilidad de elegir entre alternativas reales ydisponen de las liber- tades (de expresin, de reunién, de asocincién) necesarias ‘para que estas alternativas puedan elogirse con cierto gra- do de concienca, esto es, tras haber sido propuestas us- tradas y discutidas en el debate pablic.* ‘En el pensamiento del siglo XX, el jurista y ilésofo del derecho Hans Kelsen (1881-1973) fue el mas grande tebri- co de la democracia como método para decidir. Para Kel- sen, 1a democracia implica, ante todo, como presupuesto te6rico de fondo, el abandono de Ia creencia en una verdad absoluta o en un bien absoluto (como el que orientaba, por ejemplo al pensamionto de Platén}; la demoeracia presu- pone, en sustancia, el relativismo."® Como forma de esta o, a democracia se basa en la idea rousseauniana de a li- Dertad come autogobierno: en la interpretacion kelseniana, 1 micleo de Ia idea de democracia reside en la idea de Ii bertad (transformada en soberanta popular), y no en Ia idea de igualdad,*” a menos que se la entienda como sim: ple igualdad de derechos politicos. No pertenecen necosa- ‘iamente @ la democracia, entonces, contenidos espeetficos de igualdad social; antes bien, para Kelsen, la democracia ‘es «in metodo de creacion del orden socials que no afirma nada sobre cémo debe estructurarse este orden de manera conereta. Kelsen, preocupado por distinguir entre ideologias y realidad, subraya reiteradamente que la democracia facti- been los estados modernos constituye (debido, ante todo, a Jamegiacién parlamentaria) una realizacién muy limitada, della idea de democracia como autogobierno. No obstante, Ja idea de fondo sigue siendo que las decisiones politicas ddeben atribuirse de algtin modo a la voluntad de ls ciuda: CEN, Babin ft della demecraia, Tara: Bini 198, “at, Ketan, Bsosae aloe dla democaca, op, pg 1 tit pa ‘Pid, pi. 198. 201 danes, aunque medien Ios partidos yel parlamento, Por es- ‘to mismo, Kelsen elabora un modelo de democracia con ca: racteristicas muy precisas: primacfa del parlamenta res- _pecto del ejecutivo; preferencia por el sistema proporeional, as representativo, en comparacign con el mayoritario; necesidad de no entender las decisiones como mera expro- sidn de la voluntad de la mayori sino més bien como un compromiso entre mayoria y minoria, algo que las reglas y los procedimientos parlamentarios hacen necesario @ ‘menudo, y que para Kelsen siempre es deseable, pues las {ecisiones politcas deben ser, en la mayor medida posible, frato de las voluntades de los ciudadanos y de sus intere: ses, con la mediacién indispensable de Ia asociacin en par- tides. «std claro que el individuo aislado no tiene existen- cia real alguna desde el punto de vista politic, al no poder sjercer una influencia real sobre la formacién de la volun- tad del estado. La demoeracia s6lo puede exiati, entonces, silos individues se agrupan segtin sus ainidades politieas [cde modo que entre el individuo y el estado se introdu- cen formaciones colectivas tales eomo partidos politios, que condensan las iguales voluntades de los individuos».19 La hostilidad hacia los partidos, sostione Kelsen, es, en definitiva, hostildad hacia la democracia,29 Porotra parte, para Kelsen, una mejor comprensién del valor del método demoeritico para aleanzar decisiones co: lectivas s6lo es posible si se tiene presente la composicion de Ia sociedad moderna, atravasada por ésperos eonfictos de interoses , sobre todo, de clases: en un mundo fractura- do por severos conflietas de clase, como el de las primeras ‘écadas del siglo XX, la democracia (a la manera en que la entiende Kelsen, es decir, ampliamente representativa y crientada al compromiso) es el tnico metodo para controlar el antagonismo de manera pactica, impidiendo que dege nere (como efectivamente ocurria ene] munda que rodeaba ‘a Kelsen) en guerra civil, i, ne 6 aid pae 202 6.2, La teorta realiste de la democracia Mientras Kelsen mantiene atin, al menos como punto de partida, la referencia rousseauniana de la teoria demo- crétiea, las torias realistas, comenzando por la de Schum- peter, abandonan por completo este vinculoy seinclinan a pensar Ia democracia segin el modelo del mercado. Ajuicio de Schumpeter, yano son aceptables los supuestos que ser ‘ian de fandamento para la que él denomina steoriaclési- cea de la democracia», de inspiracién rousseauniana: no ‘existe un bien comdn hacia el cual puedan orientarse las diversas voluntades individuales a fin de determinar una voluntad general; ademas, en el estado moderno m0 es po- sible atribuir a la voluntad de los individuos, como sujetos politicos, as caracteristicas de autonom{a y racionalidad®! hecesarias para convertirlos en auténomos sujetos de decisions 1a voluntad del ciudadano se reduce a poco mas ‘que «un haz confuso de vagos impulsos, que actian segiin ‘esloganes y equivocas impresiones.°2 ‘Retomando, pues, en algunos aspectas, el planteamien- to clitisia de Masea y de Pareto, Schumpeter rompe con la concepcisn tradicional de la democracia, que prevé una di- reocién ascendente de la voluntad poitiea desde abajo ha- céa arriba, e invierte decididamente el sentido del vector politico: noes la voluntad de los ciudadanos lo que determi- za, através de diversas mediaciones y representaciones, la decision politica (como atin sostenia Kelsen). Al contraro: fl primer actor en esoena son las lites polticas, el eon- ‘senso de los ciudadanos es I apuesta de a lucha competi- tiva que estas dites entablan para conquistarlo. La demo- cracia puede entonces definirse, aesta altura, de Ia mane- ra siguiente: «el método democritico es un instrumento institucional para aleanzar decisiones politicas, que otorga alos individuos el poder de decidir a través de una eompe- tencia euyo objeto es el voto popalar.®* Las opriones politiaa, como ensefaba la teoria de las lites, estan siempre en manos de pequetios grupos que tie 4. Sehumpete, Copitalisms soialoma, demaeracia (19 5 ec tain, il Bas Lb 1085, pg 22 Ti, pe. 32 © mid, pe 257. 208 zen el poder de tomar decisiones; per, a diferencia de las formas de poder autocritico, es caracteristico de la demo- cracia que entre estas dives se instale una competencia e- iejante a la lucha competitiva de los empresarios para conguistar consumidores; la competencia tiene como obje- ‘to, eneste caso, conquistar el voto de los ciudadanos. Aso ‘mo la competencia nunea es perfecta en el mercado, tam- ‘poco lo es en el mercado politic, y hasta puede a veces, en ‘mayor o menor medida, ser alterada, distorsionada, resul- tar incluso fraudulenta, De todos mods, habré democracia mientras haya una minima eompetencia y los electores: tengan la posbilidad de no volar a un gobierno que haya ‘traicionado sus expectativas, provocando asi su caida. Dado que la funcién del voto popular no es convertir en Aecisiones politiens la vluntad de ls electores, sino mera- mente (y pasivamente) aceptar determinado liderazgo, no hhay razén para preferr, como lo hacia Kelsen, un sistema clectoral proporcional. Bs més, sl problema és solamente cl de darlainvestidura a determinado liderazgo (reservén- dose tan sdlo el derecho de quitarsela en el easo de que se revele insatisfactorio), el sistema mayoritario parece mu- ‘cho més funcional. En sustancia la funcion del eudada- no democrdtico se reduce en forma considerable: s6lo tiene ‘que decidir quién debe ser el lider. Empero, en el momento fen que se Ilama a los ciudadanos a expresatr at parecer, la suerte ya esté echada en el Ambito de los parties, los cua- Jas son, onforme a Schumpeter, grupos veuyos miembros se proponen actuar concertadamente en la lucha por el poder politico. Siesta es su naturaleza desde un punto de vista, stealista-,entonces, se comprende el hecho, de otro modo inexplicable, de que partidos distintos e incluso opuestos adopten programas de una similitud més que llamativa:®® su funcin, en esta concepein dela democracia, no es otra, aque a de conquistar la aprobacién de un elector medio; este puede ser intelectualmente evolucionade en el smbito de sus negocios osu profesin, pero cuando se expresaen el te- reno politic, donde no tiene conocimientos de primera ‘mano ni preparacin cientifica, manifesta inevitablomen- te comportamientos infantiles y primitivos, 5 i, pg, 2. Bip. 29. 208 ‘Schumpeter sustenta una eoncopeién de la democracia (de Ja cual Danilo Zolo efecta una eficaz y sintética erit- ca) que se aproxima en algunos aspectos ala de Giovanni Sartori, quien destaca también que el verdadero poder del clectorado es, mas que nada, el de elegir quién lo goberna- 14», en tanto que Anthony Downs fue quien desarroll6 la ‘analogia entre mereado y democracia, especialmente en st ‘Teoria econémica de la demoeracia.®® Desde su punto de vista, aungue parezea paradgjco, las preferencias de los votantes y las de los representantes son completamente distintas: los votantes estén interesados en los programas politicos y Ia utilidad que puedan tener; los representan- tes, en cambio, nose interesan por los programas en cuan- totals, sino sélo en cuanto instrumentas para obtener vo- tos (que es el objetivo de la confeccién de los programas). De aqui se genera el amado resultado dl elector «medio Jos representantes que compiten tienden a presentar pl taformas politicas convergentes y superponibles con la que prefiere el elector «medion. Cabe sefalar que la hipétesis “altrarrealistay de que a los candidatos les es completa- ‘mente indiferente el producto que ofrecen ha despertado cnitieas, que ponen de relieve diversas dificultades de una concepcién de la democracia que la reduzca a mereado."® Alprofundizar su andlisis de a democracia real, Robert abl destaca su cardctor pluralista: fue Dahl quien acuiié 1 término spoliarquiae, para referire alas democracias de ‘numerosos paises de Oceidente que se caracterizan por la difusion de los derechos politicos (desde l sufragio uni sal hasta la libertad de expresién), maltiples fuentes de in- formacién alternativas y libertad de asociacién, esto es, el derecho delos ciudadanos a construir asociaciones y orga- nizaciones relativamente independientes, asi como part % B, loll principato democrats, or una teria elit della rasa Mil: Foleo 902 pg Ly sie. BG Sartor, Democrat: oop. PTE 4, Down, Tora cor dle denorasa (950, ada ta Saga, Bolo! I Malin, 188, "Daterenanieseflerones vibes etre seinem pica en ‘sa purspetvns encuentran oa nterencian dM. Gril ene Co- ‘entra de Haale nlldoa en Relation perce. Zasentura dle ‘onan nla cular cntaparono, al stad de A Balan y . Rade ‘5 Roma Bar Later, 1098, pgs 16-91 8-108, esetvamete 205 dos politicos ¥ grupos de interés independientes» Ahora Dien, sefialemos que en la reflexion de Dahl el andlisisde la democracia real (descripta como «poliarquias) va acom- pafiado cada vez mis de una reflexion de eardctereritico- normativo, que se pregunta sila -poliarquia» es suficiente- ‘mente demooraticay se plantea el problema de eémo eons- truir una democracia més satisfactoria, que rebase los I nites dela

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