CaPiTULO 1
DEL CASTELLANO AL ESPANOL
EL LATIN CLASICO SE ENTENDIA MAL Y CON DIFICULTAD, AUN
EN LOS CASOS DE PERSONAS DE ALGUNA CULTURA
El espariol, cuyos primeros documentos han cumplido més de
diez siglos, ha tenido unos origenes relativamente bien cono-
cidos. Las llamadas “glosas”, breves comentarios 0 traducciones
del latin al romance de los primeros tiempos, evidencian dos
cuestiones de importancia: la primera, que los primitivos dia-
lectos hispanicos ya tenian para entonces una vida oral suficien-
temente asentada, y segundo, que el latin cldsico se entendia
mal y con dificultad, aun en los casos de personas de alguna
cultura.
La paulatina desaparicién del latin popular en la antigua
Hispania serfa consecuencia obligada del auge del astur-leonés,
del castellano y del navarro-aragonés, por ejemplo. Las circuns-
tancias historicas y politicas quisieron que ese mosaico dialectal
originario fuera cediendo terreno a favor de la variedad can-
tabra. En el siglo xu empieza a afianzarse en la lengua literaria,
en las obras historiograficas y en importantes textos juridicos.
Ya desde antes la Escuela de Traductores de Toledo vertia al cas-
tellano —a través del latin— obras filoséficas y cientificas pro-
cedentes de la cultura griega y de la arabe, trabajo que estuvo
muy lejos de decaer en la época alfonsi que, salvo en una parte
de su produccién lirica, lo hizo suyo en sus obras, y lo elevé a
lengua oficial de la Cancilleria regia.LA ANDADURA DEL ESPANOL POR EL MUNDO.
Nos, DON ALFONSO, MANDAMOS FAZER
Puede fecharse, al menos simbdlicamente, el aio de 1252 como
el momento en que se inician en firme los trabajos de codifica-
cidn de los empleos linguwisticos del dialecto castellano. Hasta
entonces, sobre todo en la época de Fernando III, en que se
unen los reinos de Leén y de Castilla, los cédices escritos en este
todavia dialecto no eran pocos, pues la Cancilleria regia fernan-
dina habia producido textos en castellano, cuando este dialecto
,no estaba atin unificado y, sobre todo, cuando la tradicién solo
“ reconocia al latin. El proceso lo empezaria en serio su hijo Al-
fonso X, llamado posteriormente “el Sabio”.
En aquellos momentos, el telén lingiiistico de fondo de la
mitad norte de la peninsula ibérica era el siguiente: gallego por-
tugués, astur leonés, leonés oriental, castellano occidental (Pa-
lencia y Valladolid), castellano oriental (Alava, La Rioja, Soria), y
masal oriente, navarro aragonés, aragonés y catalan. Tal fragmen-
tacién dialectal conspiraba decididamente contra el despuntar
de un dialecto unificado y firme que sirviera de soporte a textos
oficiales y de todo tipo, al menos en algunas de estas regiones.
Mapa 1.1: Fragmentacién lingitistica de Espaiia a mediados del siglo xm
Limite meridional dela reconquista
Gallego pornugués
=| ML Navarroaragonés
EBB Caudin
=| SEI Arabe y dialcctos mozarahes
TaeDEL CASTELLANO AL ESPANOL
Unificar en un dialecto aquellos que componian —en el caso
de los occidentales— un mosaico tan variado parecia tarea im-
posible por aquel entonces. En primer lugar estaba el problema
de la seleccién de una variedad lingiiistica dada; por una parte
habfa que considerar el prestigio, por otra, la conveniencia y el
grado presupuesto de aceptabilidad. Pero eso no era todo. Era
necesario dotar a la variedad seleccionada de medios y posibili-
dades expresivas, es decir, capacitarla para que pudiera conver-
trse sin fracasar en un medio titil y comodo de comunicacién, y
una vez que se hubiesen obtenido estas dos metas preliminares,
codificar sus empleos lingiiisticos.
Puntos a favor del castellano eran, por una parte, la reciente
unién de Leon y de Castilla (1217-1230), y todavia mas favore-
cedor, el hecho de que muchos de los documentos despachados
por la Cancilleria de Fernando III —que habia sido rey de Cas-
tila antes que de Leén— nada menos que el 60% de ellos, es-
taban escritos en castellano. La década que va desde 1230 hasta
1240 vio ampliar considerablemente la documentacién en este
dialecto ya partir de aqui la Cancillerfa la duplicé. En cambio
el leonés, que comenz6 a emplearse en documentos y diplomas
privados y locales de cerca de 1230, fue languideciendo paula-
tinamente hasta finales de ese siglo. La imposicién del castellano
no era, por lo tanto, una novedad ni una decisién rara, sobre
todo sia la documentacion cancilleresca afiadimos la producida
por la curia arzobispal de Toledo que, aunque menor en nt-
mero, tenfa mucha importancia.
E] uso institucionalizado del castellano tenia las puertas abier-
tas. Solo faltaba el monarca que se empenara personalmente en
lograrlo, y ese fue Alfonso X, que dio inicio a esa tarea desde
1252, el mismo ano de su elevacidn al trono. Fue, por lo tanto,
a mediados del siglo x11 cuando comienza sistematicamente la
institucionalizacin del uso del castellano.!
Bajo la autoridad real la practica escrituraria del castellano
se fortalecié de manera muy notoria, autoridad de que carecfan
las variedades leonesas, sus mas cercanos contrincantes.La ANDADURA DEL ESPANOL POR EL MUNDO
No hay que olvidar —como sefiala atinadamente Fernandez-
Ordonez (2004: 384)— que
la union de los reinos implicé el asentamiento de la nobleza
y de la iglesia de Le6n a la autoridad del rey castellano. Pero, so-
bre todo, el castellano fue la lengua preferida para las practicas
juridicas y administrativas concernientes al conjunto del sefiorfo
castellano-leonés porque ya desde aftos auras, desde mediados del
siglo xi al menos, Castilla era el reino con mas peso demografico,
el de mayor extensién territorial y con una economia mas pujante
Durante algo mas tres décadas el castellano fue impulsado por
la Cancilleria alfonsf en una muy importante cantdad docu-
mental a través de todos los territorios del reino. Pasados los
primeros momentos en que las denominaciones a la lengua em-
pleada en estos documentos eran vagas, comienzan a triunfar
otras mds concretas, como lenguage de Castiella, romance castellano,
romance, castellano y lenguaje castellano. El castellano se convertia
asi en la lengua de la Corte, con lo cual relegaba de facto a las
demas lenguas del reino. Su avance era imparable, y no solo en
los documentos sino en su uso habitual.
La notable y cuantiosa produccién del scriptorium alfonsi —el
Fuero Real, el Espéculo, las Partidas, la Estoria de Esparia, la Generale
storia, entre docenas de obras “originales” y traducidas— fue una
prueba viva del impetu y del auge de textos en castellano que al-
canz6 esta época aurea e incomparable de la cultura peninsular.
Alfonso se involucré personalmente y con mucho entusiasmo
en esta gran obra escrituraria; a cada paso de esta extensa pro-
duccién se leen textos como “Nos, don Alfonso, mandamos fa-
zer” y otros muchos de semantica paralela.
Pero queda un punto de sumo interés. Junto a las diversas
denominaciones de castellano que hicieron el rey y sus cola-
boradores de scriptorium se deslizan tres realmente curiosas:
lenguaje de Espatia, lengua de Esparia, espaol. :Pensaba el rey
sabio en la posibilidad de desarrollar una entidad mas am-
plia y abarcadora, tanto politica como cultural y lingtistica, 0DEL CASTELLANO AL ESPANOL
simplemente utilizaba el término Espafia como sinénimo de
Castilla?
TANTO MONTA, MONTA TANTO ISABEL COMO FERNANDO
Las camparias de la Recoriquista fueron extendiendo el caste-
lano hacia el sur de la peninsula: Granada e Isabel la Catélica
son dos nombres clave en este recorrido geografico que va desde
un rincén de Cantabria hasta las costas mediterraneas. Mas tarde,
el norte de Africa y Canarias. No finaliz6 el siglo xv sin ver que el
castellano cruzaba el Atlantico.
Entre 1474, cuando se proclama reina de Castilla a Isabel I,
y 1516, al morir Fernando II de Aragén, suele fijarse el periodo
del reinado de los llamados Reyes Catélicos, también bautizado
por algunos historiadores como el periodo en que comienza en
la peninsula la Edad Moderna. Los que asi piensan se basan
en que ambos monarcas —Tanto monta, monta tanto— propi-
cian y consiguen que nazca una unidad politica y, con ello, los
primeros bosquejos del concepto de Estado moderno.
Martinez Shaw (2004: 659) resume asf los logros de los mo-
narcas:
1) Pusieron las bases para la unidad territorial de lo que hoy sigue
siendo Espafia,
2) Arbitraron férmulas para fomentar la unidad politica aboliendo
los muchos siglos de divisiones que habian seguido a los aconte-
cimientos que produjeron el fin de la Espana romana, 0 si se
quiere, a la reconstruccién operada por la monarquia visigoda,
3) Fabricaron los instrumentos necesarios para la creacién y conso-
lidacién de una monarqufa absoluta, que pronto habria de be-
neficiarse, ademés, de la politica expansiva abierta en un triple
frente (militar, diplomatico, explorador) para convertirse en el
nticleo de una formacién imperial, y
4) Pudieron conocer ya los primeros frutos de la que habria de ser
una época de crecimiento econémico y esplendor cultural.
25La ANDADURA DEL ESPANOL POR EL MUNDO
Es evidente que la unidad territorial, de lo que desde entonces,
aunque timidamente, empezé a llamarse Espaiia, fue la base fun-
damental para el logro de una relativa unidad linguistica, siem-
pre claro, dentro de un marco de coexistencia con otras lenguas
peninsulares que lograron sobrevivir a la castellanizacion.
Los hechos de esta triunfal aventura, que son de sobra cono-
cidos, terminan brillantemente con la conquista del ultimo re-
ducto moro: Granada.
Un importante ctimulo de sucesos histéricos propicié el éxito
de estos planes. Entre ellos la suerte de que Isabel llegara a ocu-
" par el trono de Castilla’ y que, a causa de la muerte del rey Juan I,
accediera al trono de Aragén su hijo Fernando. Asi se hacia rea-
lidad la union dindstica de ambas Coronas.
El proyecto de la “unidad de Espafia” no era nada nuevo,
solo que ambos monarcas, herederos de la tradicién secular de
la Reconquista, lo tenfan en un lugar privilegiado de su pro-
grama politico. Y no solo contaba la recuperacién del honor man-
cillado, que tenfa una gran importancia, y la sofada unificacion
de los territorios de la Corona, sino también las caracteristicas de
aquellos territorios dilatados —cerca de 30 mil kilémetros cua-
drados— de especial riqueza agricola, de prdspera industria de
manufacturas y, sobre todo, de feliz y conveniente comercio por
el Mediterraneo.
Una ayuda inesperada fue sin duda la continua lucha interna
entre Abul Hassan y su hijo Abu Abdallah (Boabdil) que debi-
litaba, y no poco, la dinastia nazari. Las tropas cristianas resul-
taron por fin triunfantes y Boabdil, el que “lloré como mujer lo
que no supo defender como hombre”, como le eché en cara su
madre, la sultana Zoroya, fuese desbancado del palacio de la
Alhambra. Con ello, los Reyes Catélicos se aduenaron de aque-
los territorios. La heraldica granada de los vencidos pasé a ocu-
par un nuevo puesto en el escudo de los triunfadores.
Habia caido el tiltimo reducto enemigo que bloqueaba los
planes de los monarcas cristianos de conseguir la unidad politica
de la peninsula, a la que poco después se afiadiria el norte de
Africa y las Islas Canarias. La suerte estaba echada, una suerte en
26DIL CASTELLANO AL ESPAKO
la que el castellano daba sus primeros pasos para convertirse
en lengua espanola
DENTRO DEL DOMINIO CASTELLANO LA PROYECTADA
UNIFICACION LINGUISTICA SE VIO FAVORECIDA POR LA
DIFUSION DE LA IMPRENTA.
En las primeras tres décadas del siglo Xv la unidad lingiifstica
de la zona central peninsular estaba a punto de ser conseguida.
El castellano imperaba y otros dialectos se iban replegando poco
a poco. El leonés, antiguo competidor, se habia refugiado en el
habla rural, y aun alli empezaba un acelerado proceso de mor-
tandad, solo mantenido en la literatura pastoril, en boca de nis-
ticos campesinos.?
El aragonés iba siendo influido cada vez més por el caste-
lano; se fueron perdiendo los términos diferenciadores ylani-
velacién alcanzé cotas de importancia, como han sefalado Alvar
(1976: 220-221) y Lapesa (1980: 282). Poco después desapare-
cid de la literatura y de los textos notariales, quedando suma-
mente relegado a zonas rurales y muy apartadas. Ya en 1513
Pedro Manuel de Uroca, que vive y escribe en una aldea arago-
nesa al pie del Moncayo, no recoge dialectalismo alguno en sus
obras literarias. Y aquellos otros, como Jaime de Huete, que si
los utilizan en sus escritos, se ven obligados a disculparse ante
sus lectores.
El dominio castellano era ya muy importante en todo el norte
y el centro peninsular, donde destacaba Toledo, que entonces
empezaba, aunque con timidez, a ser la capital cultural del cas-
tellano. No causa sorpresa entonces que su difusién en la litera-
tura se intensifique en regiones de otros dominios linguisticos.
Lapesa (1980: 284-285) nos recuerda oportunamente que
Narciso Vifioles, traductor de un Suplemento de toda la crénica del
mundo (1510), declaraba que
27LA ANOADURA DEL ESPANOL POR EL MUNDO
..086 alargar la mano suya para ponerla en esta limpia, elegante
y graciosa lengua castellana, la cual puede muy bien, entre muchas
parbaras Vsalvajes de aquella nuestra Espafa, latina sonante y ele-
gantisima ser llamada [...]. Otro tanto sucedia en Barcelona, pues
en el Jardinet d’Orats, cancionero acabado en 1486, hay 27 poesfas
en castellano de un total de 84 composiciones de que consta, En
la misma obra figura la descripcién de unas justas en que inter-
vienen caballeros de la alta sociedad barcelonesa y los motes que
sacan son coplas castellanas, con una cierta mezcla de catalan.
Y algo sumamente curioso, los escritores portugueses se alejaron
del gallego-portugués, que durante siglos habia sido el soporte
lingiifstico de su poesia lirica, para abrazar el castellano.*
Otro buen ejemplo es el del Descubridor, que atin habiendo
recorrido tierras portuguesas en busca de ayuda para su gran
proyecto durante nueve afios, abrazara el castellano como len-
gua de cultura, aunque en él siguieron estando presentes tér
minos de su genovés natal.*
El castellano estaba en un gran momento de auge.°Y no solo
porque era la lengua del reino, sino porque en él se habia pro-
ducido, y se segufa produciendo, una actividad literaria muy im-
portante, desde los viejos cantares de gesta hasta La Celestina,
una de las joyas de la literatura universal.
En efecto, el triunfo de la Reconquista extiende el castellano,
aunque no con éxito inmediato, hasta los limites costeros del
sur de la peninsula. Con la caida de Granada toda esa zona se
hacfa mas homogénea, sobre todo, al producirse la expansién
desde Sevilla al oeste —Cérdoba, Antequera— y con la nacida
en Granada, que llegé desde el sur de la zona hasta Malaga.
La llegada de la imprenta en aquellos momentos favorecié,
y no poco, a la difusién de una lengua que, aunque no unifi-
cada, ya presentaba una modalidad culta en progreso.
Momento memorable es el de agosto de 1492, en que sale
de las prensas salmantinas la Gramdtica de la lengua castellana del
maestro Nebrija.’ En mas de un sentido esa publicacién fue una
auténtica revoluci6n cultural, pues nunca antes una lengua vul-
28DEL CASTELLANO AL ESPANOL
gar habia merecido el honor de recibir una regulacién grama-
tical por “artificio” y “arte”. Sin duda el empaque cientifico de
esta Gramdatica borraba los toscos intentos anteriores sobre el
francés, y una lengua, considerada doméstica, que se aprendia
tradicionalmente de los labios maternos, ahora recibia an;
cientifico.
LA EXALTACION QUE EN TODA LA PENINSULA ARDIA EN AQUEL
MOMENTO CONVENCIO A NEBRIJA DE QUE SIEMPRE LA LENGUA FUE
COMPANERA DEL IMPERIO.
La obra del nebrisense tenfa un conjunto importante de bon-
dades. No solo desentrana el funcionamiento del castellano de
entonces, mostrando puntualmente lo que lo hace diferente
de la lengua sabia, el latin, ni se contenta con elaborar una ter-
minologia gramatical en la lengua vulgar ni con unir el estudio
lasico con aspectos fundamentales de la métrica y las figuras
ret6ricas, sino que, ademas, tiene el valor de rechazar los lati-
nismos forzados que algunos inclujan en sus escritos.
Sin embargo, nada tan importante como la finalidad que
pensaba para su obra:*
.. lo que agora i de aqui adelante en él se escriviere, pueda quedar
en un tenor i entenderse por toda la duracién delos tiempos que
estin por venir, como vemos que se ha hecho con la lengua griega’
i latina, las cuales por aver estado debaxo de arte, aunque sobre
ellos han passado muchos siglos, toda via quedan en una unifor-
midad (Vol. I: 9).
La lengua siempre fue compariera del imperio.
El tercer provecho de mi trabajo —contintia Nebrija— puede ser
aquel que, cuando en Salamanca di la muestra de aquesta obra a
Vuestra Real Majestad i me pregunté que para qué podria aprove-
char, el mui reverendo padre Obispo de Avila me arrebaté la
29LA ANDADURA DEL ESPANOL FOR EL MUNDO
respuesta; i respondiendo por mi, dixo que después de que Vues-
tra Alteza metiesse debaxo de su iugo muchos pueblos barbaros i
naciones de peregrinas lenguas, e con el vencimiento aquellos
ternian la necesidad de recebir las leies quel vencedor pone al
vencido, e con ellas nuestra lengua, entonces por esta mi Arte po-
drian venir enel conocimiento della, como agora nos otros de-
prendemos del arte dela gramatica latina para deprender el latin
(Vol. I: 10-11).
Es evidente que Nebrija no podria haberse referido a América
(como algunos con mucha fantasia han llegado a suponer), sino
al norte de Africa, pero sin saberlo el Almirante, su vaticinio se
convertiria en una hermosa realidad nunca soniada allende los
mares. Tampoco su Gramdtica de la lengua castellana desempendo
el menor papel entre los predicadores de la fe de Cristo en Amé-
rica. Hasta 300 anos después de descubierto el nuevo continente
no llegé a América ninguno de los ejemplares de esta Gramética,
si los de su Gramdtica latina que, en cambio, fue utilizada por
los frailes predicadores con suma frecuencia, sobre todo en sus
estudios de lenguas indigenas.
Tuvieron que pasar muchos afios para que en América fuese
conocida la obra que acompanaria al imperio, y muchos, mu-
chos mas, para saber que las lenguas no se aprenden con una
gramatica por excelente que esta sea.
EL PROVENZALISMO “ESPANOL” FUE ARRAIGANDO PORQUE,
VENIA A LLENAR UN VACIO
Durante muchos afios los mas importantes lingtiistas de Es-
pana y de fuera de ella —Menéndez Pidal (1904), Meyer Litbke
(1935), Aebischer (1948), Alvar (1953, 1976), Coll i Alenton
(1963, 1968), Pariente (1968), Castro (1973), Lapesa (1971,
1985) y Maravall (1974), entre otros— se empenaron en diluci-
dar la etimologia del nombre de una lengua que iba extendién-
dose progresivamente de norte a sur de la peninsula, a medida
30DEL CASTELLANO AL ESPANOL
que los territorios africanos e insulares se iban incorporando a
la Corona.
A los comienzos de la Reconquista, cuando los moros ocu-
paban todo el mediodia peninsular y mas, los términos Hispa-
nia o Spania eran manejados con suma frecuencia para
designar a la Espana musulmana. La palabra espanesco, aunque
con escasa presencia documental, significaba entonces “moro”
o “morisco”.
Lapesa (1971:135), que ha puesto punto final a este asunto,
recuerda que los moros de Al Andalus se diferenciaban de los
nortefios —asturianos, gallegos, leoneses, castellanos, navarros,
aragoneses y catalanes— no en sentirse hispanos 0 no, sino por
la religion que profesaban: cristianos” y musulmanes. Sin em-
bargo, cuando a partir del siglo xI se rompe el aislamiento pe-
ninsular con el resto del continente europeo y se encuentran
con otros cristianos, la diferenciacién empieza a imponer el tér-
mino esparioles. Ya para el siglo siguiente, al tiempo que empe-
zaba a reducirse el dominio musulman, Espana iba dejando de
ser sindnimo de Espaiia “mora”
Espafiol es un provenzalismo (de hispanioli), documentado
en Castilla desde mucho antes que su rival espavién, uno mas
entre otros muchos (homenaje, vergel, deleite, solaz, donaire, donce-
Ua, maestre, fraile, monjay un largo etcétera). ¢Por qué este prés-
tamo? El provenzalismo “espanol” fue arraigando porque venfa
a llenar un vacfo, y ademas, como explica Lapesa (1971: 136),
porque
aparte de que muchas tierras occitanas fueron feudatarias de
soberanos aragoneses, el influjo de la inmigracion “franca” fue
beneficioso: trajo corrientes europeas que impidieron la total se-
mitizacion de la Espafia cristiana, donde si hubo arte mozarabe
y mudéjar, florecieron también el romanico y el gético. Con el
tiempo el elemento franco se incorporé sin residuos a las formas
de vida espanolas: Jorge Manrique, maximo poeta de la actitud
castellana frente al mundo, la vida y la muerte, tuvo entre sus an-
tepasados a Ermesinda de Narbona, casada en el siglo x con el
31LA ANDADURA DEL ESPAKIOL POR EL MUNDO.
conde don Malric de Lara; y por don Ponz, noble occitano asen-
tado en tierra leonesa bajo Alfonso VII, descendia de Juan Ponce
de Le6n, el conquistador que buscé en la Florida la fuente de la
eterna juventud.
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