You are on page 1of 353
Capitulo 51 Punto de vista de Yolanda “Senor, realmente no se permi- te entrar’, escuché que repetia la vendedora, pero no hicieron caso ‘Deberiamos escucharla", dije ¢Deberfamos?’, dijo Orson y co- menzo a plantar besos ligeros como una pluma en mi espal- da, No pude evitar arquearla ‘Nos vamos a meter en proble- mas’, repeti {LO haremos?", sonrio Phil- bert. ‘Salgan. Ya", dije entre gemi- dos ahogados. ‘Dices algo, pero tu cuerpo di- ce lo contrario’, dijo Albert, ha- ciendo girar mis pez*nes endure- cidos en sus manos. Hablé en voz alta, sorprendido de que mi Cuerpo reaccionara tan rapido, con solo tocarme y decir algu- nas palabras" ‘Por favor, sefiores, podria per- der mi trabajo", repitio la chica. ‘Vistete y sal pronto", dijo Phil- bert dandome una palmada en el tras*ro. Me sobresalté, pero solo me guifo el ojo antes de sa- lir. Controlé mi respiracién y me tranquilicé antes de salir. Lleva- ba un vestido largo negro sin ti- rantes que levantaba mis pe- chos y abrazaba mi cintura co- mo una segunda piel "De ninguna manera te pon- dras eso, Siguiente", rechazo Al- bert. Regresé y me puse un vesti- do plateado sin espalda. El fren- te parecia decente ‘Date la vuelta", dijo Orson. ‘No, no, demasiada piel, Si- guiente" Volvi a entrar. Me puse un vesti- do corto de color verde limon. "No, tus piernas estan demasia- do expuestas. Siguiente’. Suspi- re y entré al vestidor. jDe ninguna manera, siguien- tel" ‘COMO vas a usar un vestido asi? Casi puedo ver tu trasero. jSiguiente!”. ‘Ese vestido muestra demasia- do tu escote y tu figura. Es un no rotundo. jSiguiente!”. Me quedeé junto a la puerta, frus- trada. Era el décimo vestido que me probaba y también lo ha- bilan rechazado. Me empeza- ban a doler el brazo y las pier- nas de tanto cambiarme. ‘Tal vez uno con falda larga y cuello alto. ¢Qué opinas?", pre- gunto Orson con una sonrisa dulce Por que solo tienen ropa reve- ladora, de todos modos?", mur- muro Philbert. ‘Si me lo permiten, tengo un vestido en mente que le quedara perfecto’, dijo la venddora. Re- greso poco después con un ves- tido en una caja “Esta es nuestra edicion limita- da. Espero que les guste. Es po- sible que necesite ayuda para ponerselo. ¢Puedo?’, pregunté, amable, Asent{ agradecida. De todos modos me dolian los bra- Entramos juntas y me ayud6é a ponerme el vestido. Me mird asombrada ‘Tenia razon, sefiorita. Parece que este vestido fue hecho para usted. Se ve impresionante", me felicit. Me miré al espejo y me costo reconocerme. Me quite el vestido con cuida- do y ella lo doblé cuidadosamen- te dentro de la caja. Salimos y los chicos me miraron confundi- dos '{Bien? ~Donde esta el vesti- do?", pregunto Orson, impacien- te: ‘Me lo probe y me queda bien", respondi. ‘Pero no lo hemos visto’, dijo Al- bert. "Lo veran esta noche", dije y fruncieron el cefo. “cEstan seguros de que quie- ren pagarlo?", pregunté con cu- riosidad. No queria que mas adelante se arrepintieran de ha- ber gastado dinero en mi. “Consigue unos zapatos a jue- go con el vestido", dijo Orson, ig- norando mis palabras. La chica volvid pronto con unos tacones negros. ‘Chicos, ¢ya terminaron con lo que sea que estén haciendo?" Di- Jo Kelsey acercandose. ‘SizCuantos vestidos compras- te?, pregunt6 Orson 'Solo seis. No sabia cual elegir y también compre zapatos a jue- go", respondio. {Seis vestidos y Zapatos en una tienda que pare- ce tan cara? Albert sacé su tarje- ta de crédito y pag6 todo sin de- cirnada Salimos de la tienda. Comimos en el restaurante antes de final- mente volver al hotel a preparar- hos. Cuando Ilegamos, fui direc- to ala habitacion de Cary en busca de Eva, Era la unica perso- na que podia maquillarme, ya que no tenia ningun cosmético y definitivamente no podia pedir- le nada a Kelsey. ‘Hola Yolanda’, dijo Cary cuan- do abrio la puerta. ~D6nde esta Bai?", pregunte “_Eva? Esta en su habitacién. ¢Por qué?" , pregunto con curio- sidad. Justo cuando llegué a su habitaci6n, abrio la puerta. “Yolanda? Escuche tu voz", sa- lud6. "Eva, realmente necesito tu ayu- da. Tengo que ir a una fiesta im- portante y no tengo ningun cos- mético ni idea de como maqui- llarme", dije "Quieres que te ayude?”, pre- gunto. Asenti con vehemencia. "Entra", dijo y abrio la puerta. Cary intento seguirnos, pero lo dejamos afuera. Me sente en una silla y se puso a trabajar ";Hace cuanto que conoces a Cary?", pregunto con curiosidad. "Desde hace mucho tiempo" "ZY como describirias su perso- nalidad?" "Es simpatico, muy simpatico, de hecho. Es tranquilo y muy in- teligente. Puede que sea un po- co timido, pero en general es una persona increible’. "Ya veo". "Hay algun problema?’. "No, solo tenia curiosidad. Ya esta’, dijo con una sonrisa. "Gracias', murmuré agradeci- da. Salf de su habitacion y fui a la mia. Los chicos también de- bian estar preparandose por- que no estaban en la sala. Me puse el vestido con cuida- do y respiré hondo antes de sa- lir "Yolanda, ¢tu..."?, Albert se detu- vo y sus ojos se abrieron com platos. Llevaba un vestido largo de tipo sirena con cuello enV y los hombros descubiertos. Te- nia lentejuelas doradas que bri- \laban intensamente y combina- ban con mi cabello dorado y riza- do. Me pregunté cuanto habria costado. Los tres me miraron durante un largo rato. "Te ves impresionante’, dijeron ala vez. Se vefan tan guapos y sexis Como siempre, con trajes negros iguales. Kelsey entro de repente con un vestido largo azul, muy ajustado y con un gran escote. Abrio los ojos con sorpresa cuando vio mi vestido y enseguida su rostro se contor- siono de ira "Ese era el vestido de edicion li- mitada que estaba buscando. ~Como diablos lo conseguis- te?", murmuro enfadada. "Me lo dio la vendedora’, res- pondi. "Por qué? "Tal vez si hubieras sido ama- ble con ella te lo habria dado. Deja de ser grosera con Yolan- da y vamonos', dijo Albert. Sa- lio adelante y corri detras de el. Kelsey entro al auto ultima con rostro malhumorado y partimos hacia la fiesta. En la casa de la manada de la luna verde habian decorado con elegante precision un salon grande para el evento importan- te y de gran clase que era el cumpleaiios de su Alfa. Una lam- para de arafia colgaba del te- cho iluminando el salén con lu ces brillantes. Esta fiesta definitivamente mos- traba la riqueza de la manada El lugar estaba decorado con cuadros y habia mesas grandes y copas de cristal. Pero eso no fue lo que mas me sorprendio. Todos estaban vestidos de for- ma muy lujosa. Las mujeres con joyas exquisitas y los hom- bres con relojes de diseno. Brilla- ban juntos a juego con la elegan- cia del lugar. Gracias a Dios me habia vesti- do de forma adecuada a sus es- tandares, o habria pasado dema- siada verglienza. "Chicos!" llamo el Alfa de la manada de la luna verde, acer- candose. Los chicos suspiraron. "Alfa’, saludaron "Feliz cumpleanos y gracias por invitarnos. Aqui esta nues- tro regalo", dijo Albert entregan- dole una caja. "Es bueno saber que vinieron’, dijo y me miro. ";Quién es ella?’, pregunto con curiosidad. Jugueteé nerviosa- mente con mis manos. "Es miembro de nuestra mana- day es como una amiga’, dijo Kelsey antes de que los chicos pudieran hablar "Kelsey, has crecido mucho des- de la Ultima vez que te vi’, dijo el Alfa y Kelsey sonrio "Vengan conmigo, hay perso- nas que quiero que conozcan’, dijo en seguida. Los chicos me miraron preocupados, pero asen- ti.con una sonrisa, alentandolos a ir. No podia tenerlos a mi lado todo el tiempo, sin poder sociali- Zar Se fueron y me quedé mirando a mi alrededor, incomoda "Estas aburrida, gverdad?’. Jas- per aparecié de pronto delante de mi. "Buenas noches. Preciosa fies- ta’, dije sonriendo. "Mentirosa, pude verte boste- zando', se rié entre dientes. "Estas preciosa. Casi no pude reconocerte’, agrego. "Gracias. TU también te ves bien’, respondi. La musica empe- Z0 a sonar y las parejas salie- ron a bailar a la pista. ";La chica mas hermosa de la sala me hara el honor de bailar conmigo?", pregunto estirando la mano "No sé bailar" Yo te guiaré. Puedes pisar mis zapatos todo lo que quieras , di- jo con una sonrisa Miré a mi alrededor. Las uni- cas personas que conocia aqui estaban ocupadas. No podia pa- sar toda la noche aburrida. No habia nada malo en bailar un ra- to con Jasper, iverdad? Lede- volvi la sonrisa y puse mi mano en la suya mientras me llevaba suavemente a la pista de baile. Capitulo 52 Punto de vista de Yolanda Colocé suavemente su mano en mi cintura y me tensé. Mire nerviosa a mi alrededor. La gen- te empezaba a observarme "Relajate’, dijo riendo entre dien- tes, desviando mi atencion de las personas que nos rodea- ban. El puso mis manos detras de su cabeza "Solo muévete conmigo, Sigue- me, no mires a nadie’, musito, y yo asenti. Los dos nos mecia- mos al ritmo de la musica. ";Desde cuando conoces a los trillizos?', me pregunto. "Hace mucho. Unos ocho 0 nue- ve anos’, le contesté. "Mucho tiempo’, murmuro, "Si, gpor qué lo preguntas?" in- quiri intrigada. "Solo tenia curiosidad. Hace tanto que se conocen y no nos conocimos hasta ahora’, me di- jo. No le presté mucha aten- cidn, estaba echando un vista- ZO a las personas que nos obser vaban. "Yolanda, mirame’, dijo, ponien- do su mano en mi barbilla y gi- randome suavemente para que lo viera "Lo siento, estaba absorta en mis pensamientos , me disculpé _ El sonrio. "Me di cuenta, No te preocu- pes por ellos. Pronto se aburri- ran y pasarén al siguiente chis- me disponible’, me aseguro. Vol- via pisarle los zapatos. Habia A perdido la cuenta de cuantas ve- ces lo habia hecho. "Lo siento mucho. Te deben do- ler los pies’, le dije compungida. "Te invité a bailar conmigo y ya te dije que no habia problema si me pisabas cientos de veces. No me estoy quejando’, respon- did sonriéndome. Le devolvi el gesto. El era tan amable que me preguntaba qué habia pasa- do entre él y los trillizos "Dijiste que antes eran aml gos", comente. Su expresion de felicidad cambio ligeramente, pero se apresuro a esbozar una sonrisa. Algo grande debia ha- ber pasado. "Lo éramos. Creo que todavia lo somos. ,Por qué pregun- tas?", respondio. Antes de que pudiera darle una respuesta, Vi a Albert por el rabillo del ojo. Po- dia percibir su ira, pero tenia una sonrisa en la cara. Una que no le llegaba a los ojos, sino que parecia fria y peligrosa "Albert, que alegria verte por aqui. ¢Estas disfrutando dela fiesta?", le pregunto Jasper, sin sonar realmente contento de ver- lo. "No, no lo hago porque sigo viendo una cara que realmente no quiero ver", dijo en tono inex- presivo. Cualquiera que pasara por alli pensarfa que eran ami- gos intercambiando cumplidos. Sin embargo, yo notaba la ten- sidn en el ambiente. Mis ojos se movian de uno a otro "{De verdad? Entonces si que debes estar en un lio’, contesto con una sonrisa burlona. "Lo estoy’, replico secamente, retirando con dureza sus ma- nos de mi cintura. "Si nos disculpas'’, dijo toman- do mi mano. Jasper lo sujeto del brazo ";Ad6nde la llevas? No puedes venir de la nada y quitarme a mi pareja de baile’, dijo, con una ex- presion de disgusto. Albert mi- ro la mano que tenia en el bra- zo. Le dirigid una mirada tan fria que senti escalofrios. Era co- mo si estuviéramos rodeados de bloques de hielo La gente empezaba a observar- nos y a cuchichear. La fiesta es- taba dividida. Algunas perso- nas se divertian, mientras que otras nos miraban con aten- cidn. Incluso pude ver como em- pezaban a sacar sus teléfonos por si estallaba una pelea entre los hijos de los alfas, querian ser los primeros en publicarlo en Internet Esto no era bueno, Albert empe- zaba a enfadarse, y su ira era in- controlable. Jasper tampoco ce- dia, asi que tuve que intervenir. Vamos a sentarnos. Se me es- tan entumeciendo las piernas’, le dije antes de girarme hacia Jasper "Gracias por hacerme compa- fifa, pero tengo que irme”, le dije con una sonrisa cortés. El solto a Albert. ", Estas segura?”, pregunto. "Absolutamente”, respondi. "Nos vemos’, dijo, y Albert me arrastro hacia su mesa. Caminé torpemente detras de él con mis tacones. "; Puedes ir mas despacio? Me voy a caer’, murmure preocupa- da. El segu(a visiblemente muy enfadado "No lo haras. Camina despacio 0 ¢prefieres que te |leve en bra- z0s?", respondid, todavia delan- te de mi. "No, puedo arreglarmelas con estos tacones. Gracias’, le dije y cerré la boca. Lo conocia y él no hacia bromas. Si yo hubiera seguido hablando, él me habria cargado delante de toda esa gente. No podia imaginar lo que pensarian si eso ocurria. Me convertiria en el nuevo tema de conversacion. Caminamos hacia su mesa, donde estaban sus hermanos. Ambos me miraron con desapro- bacién. Nos sentamos en las si- \las disponibles. ";Por qué estabas bailando con Jasper?’, pregunto Orson "Porque me lo pidio educada- mente y no quise parecer des- cortés rechazandolo”, respondi. Me moria de hambre. {No ha- bia comida en la fiesta? Miré a mi alrededor. "Pero parecias contenta. Esta bas charlando y riendo’, murmu- ro Philbert "Eso era porque lo estaba’, le di- je, todavia mirando a los lados y sin prestar realmente aten- cion a nuestra conversacion. Su silencio me hizo voltear a ver- los. Me miraban como ninos mo- lestos a los que les acababan de quitar un caramelo. "Esto es porque bailé con al- guien, 0 porque fue con Jas- per?’, les pregunté, obviamente confundida. "iLas dos cosas!, gritaron. Unas cuantas personas nos mi- raron y les sonrei amablemente ";Por qué se enfadan? Solo fue un baile inofensivo y, ademas, las Unicas personas que conoz co estaban ocupadas. El vio que me aburria y me invito a bai- lar con él’, expliqué con calma. "Pero dijiste que podiamos ir- nos’, dijo Orson "Lo dije, no queria impedir que socializaran por mi culpa, No queria ser una carga’, replique. "Nunca podrias serlo. Deberias haber acudido a nosotros’, dijo Philbert con suavidad "Estabas ocupado. No queria molestar’, musite, "Una palabra tuya y lo habria- mos dejado todo. Habriamos ve- nido corriendo. De todas for- mas, empezdbamos a aburrir- nos’, respondié Albert, apartan- dome algunos mechones de pe- lo de la cara. Me sonroje, aver- gonzada por la muestra publica de afecto. ";Por qué odian a Jasper?,, in- quiri. "No lo odiamos. Simplemente no estamos de acuerdo en al- go’, dijo Albert, sonriendome Sus hermanos asintieron. "Quieres bailar? Seria una pe- na lucir tan guapa y no hacer alarde de ello’, me dijo Orson sonriendo. ‘Wamos ala pista’, sugirié Phil bert y me ayud6 a levantarme. Albert tomo mi mano y camina- mos hacia alli. Puso su mano en mi cintura y la mia detras de su cabeza mientras nos balan- cedbamos suavemente al ritmo de la musica. Sus hermanos bai- laban juntos. Me rei de Io lindo cuando la musica se hizo mas intensa y Orson hizo girar a Phil- bert varias veces. Hicieron unos movimientos gra- ciosos que me arrancaron mu- chas carcajadas, haciéndome ol- vidar por completo las miradas que estabamos recibiendo. Me rei tanto que me dolieron las costillas. No recordaba la ultima vez que me la habia pasado tan bien. Albert me miraba fijamente, sonriendo mientras bailabamos. ";Qué?', murmuré timidamente. "Te ves hermosa cuando te ties. Hazlo mas a menudo, esta suena como musica para mis of- dos", me dijo, sin dejar de son- reir. Nunca lo habia visto tan contento ni feliz. Siempre tenia una expresion fria e inmutable en la cara. Cuando reia con sin- ceridad, su aspecto era arrebata- dor. La comisura de sus ojos se arrugo un poco. "Te yes guapo cuando sonries’, solté sin pensar. Mis ojos se abrieron de par en par al darme cuenta de que acababa de decir lo que pensaba en voz alta. "Lo sé, No hacia falta que dije- ras nada, Tu expresion lo dice to- do’, respondio con una ligera ri- sita, y yo me sonrojé. De repen- te me senti muy sexy con ese vestido, En ese momento, mi es- témago emitio un fuerte rugido. Me lo agarré con fuerza, aver- gonzada. El se carcajeo con ga- nas. "Nunca te habia visto reir tan- to’, murmuré. "Eso es porque me haces feliz Solo lo hago cuando estoy extre- madamente contento. ¢Te trai- go algo de comer?”, pregunto. "No, yo puedo sola’, le dije y aparté mis manos de su cabe- za "Yolanda, .adonde vas?", pre- gunt6é Orson "Por comida’, respond "Vuelve pronto, Tenemos mu- chos pasos que ensenarte’, dijo Philbert con voz cantarina. "Y/amos, Albert, vamos a bal- lar", dijo Orson, intentando to- mar su mano. "De ninguna manera. No voy a hacer ninguna de esas t*nterfas con ustedes’, contesto. "No seas tan estirado. Relajate y diviértete", insistié Philbert. Si- guieron molestandolo y zaran- deandolo al ritmo de la musica. Me rei al verlos y caminé hacia el buffet. Hab/ia tantos tipos de comida que empecé a salivar "Pero si es la esclava pr*stitu- ta". Of que decia con maldad la voz de Kelsey. jOh, Dios! No que- rfa darme la vuelta ni mirarla a la cara. Ella estaba bastante mo- lesta porque me habian regala- do el vestido de sus suenos. Es- peraba que no me usara para montar una escena. Capitulo 53 Punto de vista de Yolanda "Parece que te diviertes dema- siado. Te escuché reir y soltar carcajadas a una milla de distan- cia. Me molestaba tanto que tu- ve que ponerme al lado de los musicos para no oir tu voz’, se burléd con maldad y puso comi- da en su plato. "Lo siento", murmuré. No sabia por qué me disculpaba. {Por reir- me? Pero lo hice de todos mo- dos. Tenia que intentar apaci- guarla para que no hiciera un es- candalo "Lamenta lo miserable que eres. No puedo creer que los chi- cos hayan pagado un vestido tan caro para ti. Llevas una pie- za de edicion limitada tan costo- sa y, sin embargo, te ves fea y desagradable con ella. Mirarte me hace perder el apetito. Pue- des lavar y cubrir a un cerdo con dinero, pero eso no cambia el hecho de que es un animal y acabara volviendo al barro, que es exactamente tu caso. No tie- nes nada de clase. Que lleves ese vestido es un insulto al dise- fador. jQuitatelo inmediatamen- tel", ordeno y dejo caer ruidosa- mente su plato sobre la mesa, mirandome con desdén. Mi cabeza gird tan rapido ha- cia ella que cre/ que me habia dado un lJatigazo. "/Q...qué?", tartamudeé confun- dida. "Estas sorda? jQuitatelo yal’, replico enfadada. "Pero, eso es absurdo. Camo voy a hacer eso delante de todo e| mundo?", murmuré incrédula. Ella jadeo, tapandose la boca con las manos. ",Acabas de rebatirme y des- obedecer una orden directa? ¢Y encima dijiste que era absur- do?", pronuncio enfadada. "Lo siento. No queria decir eso. Me he expresado mal’, alegué con angustia. Si hablaba, era un problema. Si no lo hacia, tam- bién lo era. No tenia ni idea de lo que debia hacer. "No, querias decir cada pala- bra que pronunciaste, y estoy se- gura de que querias decir mas. iDate por muerta!’, escupio con aspereza. Senti un sabor amar- go enla garganta. De repente perdi el apetito. ~Como se ha- bfa convertido en esto venir a buscar comida? Deberfa haber dejado que Albert me consiguie- ra algo. Ahora tenia que enfren- tarme sola a su crueldad "Te arrepentiras de haberte atre- vido a llevarme la contraria’, di- jo sonriendo malvadamente, y acercandose a mi. Me pregunte qué pretendia. Tomo mi mano y vertio todo el contenido de mi plato en su vestido. Me quede boquiabierta. Rapidamente vol- vid a su posicion "Yolanda, gqué hiciste?", grito lo suficientemente alto como pa- ra que todos la oyeran y, como era de esperarse, la gente se reunié a nuestro alrededor. Esto era exactamente lo que estaba buscando. Una escena. ";Por qué hiciste esto? Solo es- taba admirando tu vestido, si no querias que lo viera, podias haberlo dicho. ¢Por qué me has tirado la comida encima? ;Qué te he hecho?", lloro inmediata- mente, ganandose la simpatia de todos los presentes Una mujer de ojos frios y mira- da orgullosa pregunto: "Kelsey, ila conoces? {De quién es hija como para hacer esto en la fies- ta de alguien?’ Todos parecian conocerla. Aunque no era una sorpresa, dado su estatus so- cial. "si Ja conozco. Es la criada de la manada, La trajimos para que no se aburriera, pero creo que nos equivocamos. Miren mi vestido', exclamo. La comida de su vestido empezaba a secar- se, formando feas manchas. Sus lagrimas me parecieron y sonaron forzadas. ",Una sirvienta?” La mujer frun- cio el ceno, disgustada. "Una criada tuvo las agallas de hacerle algo asi a su ama’ "Hoy en dia algunas son muy atrevidas y osadas" "De todas formas fue su error traer a una criada a la fiesta. No es para gente de su clase. No sabe comportarse” "iNo tiene padres que le ense- fen modales?" "Qué muchacha tan maliciosal’ Me acribillaban con comenta- rios. Lo que mas me dolia era lo de mis padres. Si los tuviera, no estaria alli. Pude ver como los ojos de Kelsey brillaban de felici- dad ante mi desgracia. El alfa estaba dando su discurso de cumpleanos, pero nuestra pe- quena trifulca hizo que se detu- viera. El y el resto de las perso- nas caminaron hacia nosotros. iGenial! jSimplemente genial! Mas gente para presenciar mi humillaci6n. 'LYolanda? {Qué esta pasan- do?", pregunté Orson cuando Al- bert y Philbert aparecieron ante mi. "Menos mal que estan aqui. Mi- ren mi vestido", se quejo Kelsey. "; Qué paso? ~Como ocurrio al- go asi?", pregunto Philbert. "Eue Yolanda. Me tiro la comi- da encima porque me odia "Perdona, .qué?’, murmuro Or- son. "Me oiste bien", respondio ella. "Bregunto porque eso és raro. Ella nunca haria algo asi’, me de- fendid, y todos voltearon a mirar- me. "; Estas diciendo que miento? Entré aqui buscandola para ha- blar, pero me echo la comida en- cima. Me dijo muchas cosas desagradables’, dijo Kelsey. La miré atonita y asombrada, {Co- mo podia alguien ser tan menti- roso? "No estamos diciendo que lo que dijiste es falso. Debe ser un accidente o un malentendido’, dijo Albert. Nadie se atrevia a ha- blar cuando ellos ten/an la pala- bra. "No fue un accidente. Ella qui- go decir lo que dijo e hizo esto a propésito", insistid. Los trilli- z08 me miraron y yo movi la ca- beza negativamente. "Seguro que fue un error. Olvida- lo y limpiate. Estas haciendo un escandalo", le dijo Albert. Ella los miro incrédula "Deberian castigarla por hacer algo asi, gpero la defienden?’, di- jo enfadada. 'No defendemos a nadie. Es so- lo un vestido que sé que no te volveras a poner. Por qué ar- mar tanto alboroto?, comento Philbert, empezando a molestar- se "Siento entrometerme, pero ella tiene razon, deberian darle una leccién a sus criadas antes de que empiecen a descontrolar- se", dijo la mujer de aspecto or- gulloso, mirandome fijamente. Todos los presentes estaban por encima de mi. Por mucho que me disfrazase y actuara co- mo ellos, nunca podria cambiar lo que realmente era 0 lo que no tenia, estatus. Y siempre se pon- drian de parte de gente como ellos. Es decir, como Kelsey. To- dos me miraban como si fuera una don nadie. "No recordamos haber pedido SU opinién’, grufio Albert sin vol- tear a mirarla. Estaba acabada. No deberia ha- ber asistido. Por fin me estaba divirtiendo, pero Kelsey tenia que arruinarlo todo como siem- pre. Sali corriendo de la estan- cia sobre mis tacones. Podia olr- los gritar mi nombre, pero no los escuché ya que rezaba de- sesperadamente por encontrar la salida para poder irme. "Yolanda!", gritaron los trilli- Zos, pero yo segui corriendo. Me alcanzaron y Orson sujeto mi mano "Deja de huir’, me dijo. "iSueltame, quiero irme!’, le con- teste. “Entonces te llevaremos. No te- nias que salir corriendo de esa manera", murmuro Philbert. iNo vieron lo que paso ahi den- tro? No estan a mi alcance. Vuel- van ahi y mézclense con la gen- te que silo esta’, les dije, inten- tando marcharme, pero Orson no me dejaba "ZQue se supone que significa eso?", preguntd Albert con seve- ridad. Por fin volvia a ser el mis- mo hombre frio e inexpresivo. "No soy mas que una esclava en su manada. Ustedes son mis amos, van a ser los futuros alfas, Necesitan a alguien de su estatus a su lado. {No lo ven? Estamos a mundos de distan- cia y la gente nunca nos permiti- ra estar juntos’, les dije. Esas pa- labras calaban hondo en mi co- razon, pero por muy doloroso que fuera, alguien tenia que de- cirlo "Alguien como Kelsey, {ver- dad?", pregunto Philbert, con semblante dolido. "Es una opcion aceptable’, res- pondi. "; Cuando vamos a dejar de ha- blar de la diferencia de clases? ¢ No te hemos demostrado que no nos importa? Eres nuestra companera, nos gustas y te que- remos. Eso és lo Unico que cuen- ta. Deja de pensar enlo que la gente pensara o dira, es nues- tra eleccion, y por nosotros se pueden ir al di*blo", dijo Orson, sonando decidido. "Derribariamos un universo en- tero con tal de estar contigo", di- jo Philbert. Albert, que nos observaba con las manos en los bolsillos, final- mente hablo: "Hemos dejado cla- ro que queremos estar contigo Si realmente no quieres estar con nosotros, miranos a los ojos y dinoslo sin rodeos. No te molestaremos mas. TU eliges’. Los observé sorprendida por sus palabras. «Como iba a decir- les que no los queria cuando la sola idea de perderlos me esta- ba volviendo I*ca? Queria estar con ellos y punto. Que se j*die- ra el mundo y todos los que es- taban en el. Capitulo 54 Punto de vista de Yolanda "Yolanda, estamos esperando tu respuesta”, El tono impacien- te de Albert me saco de mi enso- facion. Los miré a los tres "ZY bien? ~Que decides?”, pre- gunté Orson. Respiré hondo No habia vuelta atras. Cerre mi mano en un puho Quiero estar con ustedes, gno es eso obvio por mis accio- nes?", respondi finalmente "Nios confundes, Eres como una luz parpadeante. Un minuto estas encendida y al siguiente todo esta oscuro. Es muy confu- so", murmuro Philbert. "Bueno, eso es porque intento encajar en su mundo, pero algo o alguien me hace darme cuen- ta de que realmente no pertenez- co a él", explique con tristeza. "Dinos como te sientes. Deja que nosotros nos preocupemos del resto", me inst Albert. "Desde hace mucho tiempo quiero estar con ustedes. ¢Pen- gaban que no sentia el vinculo de pareja? Lo hago. Solo que me daba miedo admitirlo’, me sincere Lo Unico que podia decir por ahora era que queria estar con ellos. Eso era lo que me decia mi corazon. gAmor? Todavia no lo sabia. Ademas, ellos tampo- co me habian dicho que me amaban. Probablemente me es- taba adelantando. Apenas em- pezabamos a tener algo tangi- ble. "iY ahora qué?’, pregunto Or- son con curiosidad. Mi mirada se dirigid hacia él ', Qué?" "s¥a no tienes miedo?’, inquirio Para ser honesta, todavia lo te- nia, de Kelsey, de los miembros de la manada y de los estudian- tes, Me aterrorizaba lo que to- dos dijeran de mi, pero la necesi- dad de estar con ellos eclipsa- ba todo ese temor. "Lo tengo, pero no de la gente sino de lo que me pasara sino estoy con ustedes’, respond! con seguridad. Philbert dejo es- capar un suspiro de alivio. "Te has tomado tu tiempo. Por un momento pensé que ibas a decir que no’. Me rei entre dientes, acomodan- dome algunos mechones de pe- lo detras de la oreja. El viento ha- cia un ruido silbante, agitando mi vestido y mi pelo. El cielo es- taba mas oscuro, parecia que iba a llover. ";Ya no tienes dudas?", pregun- t6 Albert. Yo movi la cabeza "Ya no" "ZNo vas a volver a apartar- nos? {Prometes avisarnos y de- jar que nosotros nos encargue- mos?", pregunto Orson "Lo prometo’, respondi "Entonces, ,ya no te comporta- ras como una luz parpadean- te?", pregunto Philbert. Todos nos reimos entre dientes. "No lo haré", contesté. Me apar- té un poco mas de pelo y temblé ligeramente debido al viento. Al- bert que estaba mas cerca de mi, se quito la chaqueta y me cu- brio con ella. Me quedo grande debido a mi baja estatura, pero me reconforto al instante. Gracias’, susurre. El cielo no tardo en responder, hizo un ruido sordo y empezo a llover a cantaros. Jadeé de asombro Principes, el alfa quiere que en- tren. Vana mojarse’, grito un hombre desde la comodidad del patio. "No, gracias. Regresaremos EI hotel’, respondio Orson en voz igualmente alta, a pesar del fuer- te estruendo de la lluvia. "_e@ mandamos nuestras felicita- ciones', dijo Philbert, jalandome asu lado mientras nos (bamos. Subimos al coche y Albert arran- co. Todos nos habfamos moja- do. Mi pelo y mi vestido gotea- ban sobre los asientos. Llegamos al hotel y entramos corriendo, La habitacion estaba en total oscuridad "iEncender luces!", ordeno Al- bert, y toda la estancia se ilumi- nd. Guau'. Mis ojos se abrieron de par en par mientras contempla- ba todo con asombro. Me que- dé de piedra. Hacia tiempo que vivia alli, pero no tenia ni idea de que estuviera automatizado, hasta que escuché la orden. Nos quitamos los zapatos lle- nos de barro y nos pusimos los otros para interior Entré. Ellos hicieron |o mismo. a Me quité su chaqueta y la col- gué en el perchero. Me frote los brazos debido al frio. "También tiene calefaccion?’, pregunté con curiosidad "La tiene’, contesto Philbert, mientras sus ojos se entrete- nian con mi aspecto. Me pregun- té por qué me miraba asi. ¢Ten- dria algo? pense mientras me echaba un vistazo. Seguia goteando, pero la lluvia hacia que el vestido se me pega- ra al cuerpo como una segunda piel. "Bero tenemos una idea mejor para calentarte’, dijo Orson, ha- ciendo que volteara a verlo. Sus ojos se oscurecieron tanto que se me puso la carne de gallina. Miré hacia Albert, que estaba ocupado quitandose la camisa sin apartar sus ojos de mi. "Ese vestido parece incomodo. ~Necesitas ayuda para quitarte- lo?", pregunto Philbert, avanzan- do lentamente hacia mi. Tenia la sensacion de que me lo quita- tla, aunque me negara, pero no me quejaba. Hacia un frio terri- ble y yo temblaba enfundada en mi vestido empapado. Sin em- bargo, estar en medio de estos hombres cal*entes y sexys Mr randome de forma acalorada me hacia sentir un calor abrasa- dor. Sobre todo, notaba como la temperatura aumentaba en mi vientre y entre mis muslos Tragué saliva, mareada por la abrumadora sensacion. Contem- plé el delicioso cuerpo de Al- bert. Sus musculos se flexiona- bany brillaban bajo las luces mientras se despojaba de su ca- misa. Esta cayo con un ruido sordo. Me pregunté qué se senti- ria dejar que mis manos recorrie- ran su torso. Qué sentiria al la- mer y chupar sus p*zones y no- tar como se endurecian bajo mi lengua como él habia hecho con los mios. Sentia que algo ca- lido bajaba por mis muslos, ha- ciéndome sentir himeda y luju- riosa. Los apreté incomoda. "Definitivamente necesitas ayu- da para quitartelo’, dijo Phil- bert. Me di la vuelta y me dirigi a mi habitacion, rezando en si- lencio para que no me sigule- ran. Al cabo de un rato, of que se abria la puerta. Me atrajo ha- cia él, Apreto sus labios contra los mios y me dejé llevar. Me be- $6 con urgencia y me agarro el c #lo, Gémid y me quito la ropa a toda prisa, Puse mis manos de- tras de su cuello mientras nues- tras lenguas luchaban por el do- minio. Me empujo a la cama y se pu- so encima de mi. "Me moria por ver tus hermo- sos p*chos", me dijo, desabro- chandome el sujetador y arrojan- dolo al otro lado de la habita- cion. Me retorci debajo de él mientras él los miraba fijamen- te. Mis p*zones se pusieron pe- sados y dolorosamente duros. Deseaba tanto tener su boca so- bre ellos. Dioses, de donde ve- nian esos pensamientos lasct- vos? ronroneé, rozando mis bo- tones er*ctos contra su p*cho. El maldijo y deposite ligeros be- sos como plumas en la parte su- perior de mis s*nos. Me estre- meci cuando una respiracion agitada salio de mis labios, em- pujando mis t*tas hacia su bo- ca. Lamio y mordisqueo mis p*zones. Paso su lengua por los capullos endurecidos y vi es- trellas. "Si, Philbert, justo ahil”, grite, apretando su cabeza contra mis p*chos para que los chupa- ra mas. No sabia que eran tan sensibles Me estremeci al sentir una mano entre mis muslos. "Tus j*gos se estan desbordan- do’, dijo Albert con voz ronca, SI- tuando su boca tan cerca de mi v*gina que podia sentir como sus palabras hacian vibrar mi in- terior, Me estremeci. "Me encantaria I*merte y ch*parte aqui abajo. «Puedes so- portarlo?", me pregunto. ";Ahi?', tartamudee "Si, Todo lo que tienes que ha- cer es concentrarte en mi. No te distraigas, gentendido?", me ordend. Asenti con la cabeza. Antes solo me habia tocado con sus dedos, y mi loba habia querido salir. Me pregunte si se- ria capaz de soportar el placer de su lengua. Jadeé cuando dio el primer \*meton. Apreté los muslos con fuerza, sintiendo un repentino to- rrente de electricidad en todo el cuerpo. Grufid, separo mis pier- nas y las inmovilizo. "Relajate y mantén la mente despejada’, me dijo. De repente, introdujo su lengua en mi inte- rior y me |*mi6 con avidez. Ro- deo mis p*zones y los apreso. "Albert", grité, revolviéndome por la cama. Ronronee, mien- tras mi loba amenazaba con sa- lir. "Relajate Yolanda’, dijo Phil- bert, *miendo y ch*pando mis p*zones. Lo agarreé del pelo con fuerza. Cada vez que me succio- naba, levantaba las caderas pa- ra encontrarme con su lengua Me perdi en el placer y me olvi- dé por completo de mi necesi- dad de correrme. El succionaba y succionaba como si estuviera \*miendo el néctar de una flor, hasta que grité su nombre. "Albert! jAlbert! Esto se siente tan bien’, g*mien voz alta, sacu- diendo mis caderas. Philbert se- guia ch*pando mis p*zones con fuerza. "Oh, Dios! jijPhilbert, Albert!!!", exclamé en éxtasis. La lengua de Albert se freno de repente. "Qué... que estas haciendo? No pares’, lloriqueé. Aquello era tan bueno que si se detenia, me iba a enojar mucho. Philbert se bajo de mi y Albert fue a sentar- se en una silla. ;Qué d*monios se creian que estaban hacien- do?" De pronto, Orson se abalanzo sobre mi. Me preguntaba donde habia estado. "Estoy a punto de tomarte. Es tu Ultima oportunidad para reca- pacitar. ,Estas segura?’, pregun- +6 con seriedad, aunque pude ver que le costaba controlarse. "“Completamente’, respondi con seguridad. ";No te arrepentiras?", pregun- to. "No", respondi con premura, ro- deando su cintura con mis pier- nas y tirando de él para besarlo. Lo hice con avidez y él siguio mi ritmo. Me apreto las t*tas con sus grandes manos. Yo le- vanté las caderas para frotar- me contra su er*ccion "Por favor", g*mi. Era una sensa- cidn nueva. Nunca antes habia experimentado la necesidad ur- gente de que me tocaran, lo que confundia mi cerebro. Oi un pa- pel rasgarse. Abri mis pesados parpados y me encontré con SUS OSCUrOS Ojos. "Esto va a doler un poco’, dijo y empezo a penetrarme lentamen- te, Me estremeci cuando senti que traspasaba algo. Sentia co- mo si me estuviera partiendo por la mitad. "Ahhh!", grite cuando entro por completo. Se me saltaron las la- grimas. Se detuvo de repente, con los musculos del cuello con- traidos como si estuviera su friendo mucho. El jadeaba con fuerza. Entonces, todo se sintio bien y movi mis caderas contra las suyas. El lo tom6 como una senal y empezo a meter y sacar su p*ne lentamente ‘Orson! jOh, Dios! ;Si!", g*mi rui- dosamente mientras sus emb*stidas se volvian rapidas y mas intensas. Pude ver a Albert manteniendo contacto visual conmigo al tiempo que se mésturbaba. Philbert hacia lo mismo. Este tomd mi mano y la guio suavemente hacia su p*lla. "Oh j*der Yolanda!", gr*no mien- tras mi mano b*mbeaba su m*embro cada vez mas depri- sa. Los embates de Orson se volvieron tan veloces que usé mi mano libre para aranarle la es- palda. "Mi*rda, estas muy apretada’, maldijo empujando sin descan- so. Mantener el contacto visual con Albert y ver como se daba placer era tan er*tico que senti que me m*jaba cada vez mas Senti que algo intentaba salir de mi interior mientras me apre- taba contra Orson. “MAldicién c*rrete para mil’, me ordeno. La mano que tenia puesta en Philbert se movio mas rapido, y Albert hizo lo mis- mo. Grité con fuerza, el calor de mi vientre finalmente se libero. Orson también gruno mientras me p*netraba con mas intensi- dad. "\C*rajo!", g*mio mientras se c*rria. Albert y Philbert lo siguie- ron. Nos quedamos un rato ja- deando. Después de unos minutos, pu- de sentir la v*rga de Orson lle- nandome de nuevo. "Quieres hacerlo otra vez?", di- jo sonriendo con sorna y volvia oir el ruido de un papel rasgan- dose. G*mi en respuesta, restre- gandome contra su p*lla er*cta. Todos me sonrieron diabdlica- mente. Supongo que no era tan inocen- te como pensaba. Capitulo 55 Punto de vista de Albert "Orson, pasame los huevos. ~Los rompiste bien?”, le pregun- té, estirando la mano para to- mar el cuenco ‘Si, chef, hice exactamente lo que me dijo. No hay ninguna cascara’, respondio, y rode los ojos Miré sorprendido a Philbert. "Por qué estas cubierto de hari- na?” "Me pediste que la tamizara, jrecuerdas?”, respondio y yo suspiré. Yo era el cocinero, pero ellos eran los que llevaban delan- tal y estaban cubiertos de hari- na. En ese momento estabamos en la cocina preparando el! desa- yuno para Yolanda. Bueno, yo lo hacia. Mis hermanos estaban haciendo un desastre Anoche aquello de verdad ha- bia ocurrido. Siempre habia oido a la gente decir que tener s*xo con al- guien por el que sientes algo es mucho mejor que hacerlo con al- guien por quien no sientes nada. Pensé que exageraban, pero lo de anoche me demostro que to- do lo que creia era incorrecto Nunca habia sentido eso por na- die, Para mi, el s*xo era solo al- go con lo que obtener placer. No involucraba sentimientos. Nunca lo habia hecho, pero ano- che habia sido magico. Todo me resulté tan real y bueno. Nun- ca habia sentido tanto deleite al complacer a una chica. La for- ma en que g*mia, se aferraba a mi cuerpo y se sentia era dema- siado bueno para ser cierto. Ella era como un sueno hecho realidad. Definitivamente me ha- bia vuelto adicto. Es decir, équién no lo seria? ¢La habian visto? Ella era el epitome de la perfeccion. Me encontré ponien- dome d*ro de nuevo. Orson se aclaro la garganta ruidosamen- te. Levanté la vista hacia él "iConcéntrate Albert!”, musit6 senalando hacia el panqueque en la sarten. "\Mi*rda!" Estaba tan absorto en mis pensamientos que no me di cuenta de que se estaba quemando. Rapidamente lo qui- te, "Nuestra sexy companerita se- ra nuestra muerte", suspiro Phil- bert, mordiendo una manzana. Debian de estar pensando lo mismo que yo. Ella era realmente pura e inocente. Después de que ayer nos revelara sus miedos, me di cuenta de que no habiamos prestado atencién a como se sentia. ¥ eso iba a terminar. Era- mos el tipo de personas a las que no les interesaba lo que se decia de nosotros, pero ella no, y la comprendia. Ella estaba acostumbrada a sentirse asl. "Chicos, recuerdan que prome- timos no volver a lastimarla?", les pregunté mezclando otro ta- zon de masa ya que, bueno, ha- bia echado a perder el otro. "¢Si?", respondieron. "Creo que deberiamos empe- zar a cumplir nuestra promesa. Todos escucharon lo que dijo ayer, y tiene razon...” Orson empezo a atragantarse, y me interrumpio. A toda prisa volteé en su direccion. ";Qué d*monios paso?", le pre- gunté a Philbert. "Estabamos jugando a atrapar palomitas. Supongo que una se fue por el conducto equivoca- do", me contest, y le tendio un vaso de agua. Esos dos eran In- creibles. Si no fuera por nuestro parecido facial, dudaria que fue- ramos realmente hermanos, ni hablar de trillizos. "Qué sucede? Parecia que al- guien se estaba muriendo’. Yo- landa salié corriendo de la habi- tacion ansiosa, vistiendo solo una camiseta blanca. "Esta bien. Nadie se esta mu- riendo, solo se estaba atraganta- do. Todo esta en orden’, respon- dio Philbert "No, yo no estoy bien’, dijo Or son, sonando como si sintiera dolor ";Dénde te duele?", pregunto preocupada, pasando junto a mi y caminando hacia él. Podia ver su c*lo. ¢Estaba intentando seducirme tan temprano o qué? Porque si era asi, estaba hacien- do un buen trabajo "; Aqui?" inquirio, tocandole el est6mago. El afirmo con la cabe- za "Me duele alli. Silo besas, mejo- raré enseguida’, dijo sonriendo y sehalando su p*ne. "7Q...qué?”, tartamudeo ella, con la cara roja. La hab/a pilla- do desprevenida. Era demasia- do tierna e inocente. Se mostra- ba timida, a pesar de que habia- mos tenido relaciones anoche. "Vamos', la insto, Ella se cu- brid las mejillas encendidas, in- tentando huir. El la agarro por detras y ella grit. Se zafo de su agarre y se persiguieron por la habitacion. Ella se reia alegre- mente ‘Chicos, el desayuno esta lis- to", les avisé "Te ayudaré a poner la mesa, dijo ella, corriendo hacia mi "aya!

You might also like