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Pablo Macera Recordémosle a los mestizos que la historia hay que merecerla Roland Forgues Nueva vision hispanica de los mitos americanos Gerardo Ramos Una alternativa post industrial para el Pert Gustavo Vaicércel, Tulio Mora, Sandro Chiri, Nicolas Matayoshi, Gladys Camere, Dante Castro, Enrique Verastegui Literatura Benjamin Marticorena, Luis Pacheco, Ana Alvarado Sociedad y politica KACHKA VIRAQMI — 7 Lima, Pert, Julio 1992 a KACHKAVIRAQMI “A pesar de todo, atin somos, existimos todavia con todas las posibilidades de reintegraciGn y crecimiento” WEpoca Julio - 1982 Nez CONTENIDO Presentacién Nogarichis / Nosotros _ Loandino en debate # Bryce y Sanchez + Limites y posibilidades para una racionalidad mestiza / Pablo Macera + Recordémosle a los mestizos que la historia hay que merecerla (Entrevista a Pablo Macera) * Las organizaciones indigenas en defensa del planeta * gQué es la COICA? * Nueva visi6n hispanica de los mitos americanos: el caso de Viracocha / Roland Forgues * Manifiesto contra la celebracién del V Centenario Una alternativa post industrial para el Perti / Gerardo Ramos | Claroscuros / Matilde U. de Caplansky Literatura * Gustavo Valcarcel: Universidad, literatura y sociedad / Rosina Valotrcel + La poesia y “San Marcos”, en los ‘60 / Tulio Mora + Poemas: Humberto Rodriguez P./ Andrés Dévila/ Bertha Villanueva * Ave César, los que van a morir te saludan / Sandro Chiri * Cuento: Nicolés Matayoshi / Gladys Camere | Dante Castro * Dante Castro entre letras y pishtacos * Apuntes sobre Heréclito / Enrique Verdstegui Sociedad y politica: * El tablero pateado / Benjamin Marticorena * Cuba ante los cambios en el este / Luis Pacheco y Ana Alvarado Comentarios reales: Manuel Baguerizo/ Diana Miloslavich Esther Castafteda/ Gerardo Quiroz] Marco Gutiérrez] Modesta Surez| Elizabeth Toguchi/ Gonzalo Espino/ Wilma Derpich ‘Humor: La columna de Jacinta ne 4 5 16 20 22 24 32 37 67 A pesar de todo, somos un pais posible Los nuestros son, definitivamente, tiempos de célera. La explotacién econémica, la opresién social ya enajenacién cultural que golpean a los hombres y mujeres de nuestra patria, de todas las clases y culturas dominadas, no sdlo estan preftando et hori- zonte de grandes nubarrones, sino que aqui, y ahora ‘mismo, estén poniendo en juego la capacidad de nuestro pueblo (policiasista, pluricultural, multiétnico) de resistir, como proyecto politico orgénico, a la ofensiva neoliberal en curso. Esen este contexto de ofensiva neoliberal, en que se produce el golpe de Estado del 5 de abril y su consiguiente estrategia represiva. Alcierre del Paria- mento, de! Tribunal de Garantias Constitucionales, le sucede el contro! del Poder Judicial, dela Contraloria de la Repiblica, de los Gobiernos Regionales y de todos los Organismos importantes del Estado. Y, para afiadir més irracionalidad al escenario, sucede lamatanza en el penal de Canto Grande, poniéndo- nosen évidencia el extremo y exacerbado violentismo que marcard a fuego a todas las esferas de la vida nacional, a corto plazo. Como salir de todo esto? Katka narraba la contu- sin de aquellos que debian derrumbar su casa y construirse otra, con los mismos materiales de la antigua. Pues bien, cuando lo hicieron, cavaronen medio de ambas... una tumba! 4Es esa nuestra situaci6n?. Unade lasalternativas, la mejor de todas (paradé- Jicamente hasta ahora poco explorada) es ir hasta nuestras raices. Este ira la ralces, esta apuesta radical, implica algo mas que afrontarlacoyuntura:es otear el presente como pasado y como futuro, como condenay como promesa. Y lo decimos pensandono solamente en quienes fueron castigados cinco sigios por los rigores de una dominacién despiadada, sino también en los descendientes de quienes vinieron como dominadores, y en los mestizos, y en todos los grupos étnicos que habitan nuestras tierras. Lo lamentable es que frente a la actual situacion1no existe ni en los sectores populares, fi en la clase politica, conciencia clara de que nunca podran ser libres, humanos y justos mientras se mantengan la odiosa dominacién interna y los lazos orgdnicos de dependencia externa. Por lo tanto no aloanzamos a distinguir la magnitud del problema. Lo que esté a la orden del dia es si somos viables como pais o no. Es decir, sipodemos “reinsertamos” alla cultura universal, no sélo como buenos pagadores de deudas externas, sino y fundamentalmente como portadores de un pro- yecto nacional popular. Esto es lo que esté en juego: nuestro destino como sociedad en un mundo que fiende apuiverizarnos y convertimnos, enelmejor delos casos, en factoria de tercera clase para ensamblaje de chatarra, sin tradiciones y sin histor ‘Lagroseramanipulacién de la opinién publica por el gobierno de facto no debiera contunaimos. Como Ei. rincjpito diremos que lo esencial no es perceptible a simple vista. Es imprescindile mirar mas profundo y més alto. La-‘creacién heroica’ a la que nos invitara ‘Mariétegui, obliga por un lado, a proponer y crear alterativas a nuestra medida, que reivindiquen la composicién multinacional y pluricultural de nuestra sociedad, y su democracia; y por otro lado, a potenciar estas propuestas en un marco de solidaridad, de fraternidad y de igualdad: viejas banderas de la comu- na que nosotros, tercamente llamamos socialismo. Es en esa perspectiva que desde Kachkaniragmi (‘apesar de todo, aqui estamos, existimos’), con todas las imitaciones imaginables, persistimos ena tarea de aprehender una realidad tan compleja como la nuestra. Pablo Macera, Benjamin Marticorena, Matilde U. do Kaplanski, Manuel Baquerizo, Sandro Chi entre otros amigos ayudan en este nimero y en esta empresa. i Kachkaniragmi 1 1 Lo MEst1z0 En DEBATE Hablar de los mesti- zos en el Pert, sigue siendo un tabu en nuestras ciencias sociales. Un euro- centrismo encubierto o una desembozada tendencia al etnocidio cultural, han rodeado siempre este tema. Sin embargo, mas alla de las dificultades para definirlos y que con independencia de las desconfianzas que espanoles e indios tuvieran respecto:a los mestizos peruanos; éstos por su propia necesidad de realiza- cidn individual y social cumplieron necesaria- mente una funcion de puentes entre las culturas occidentales y las culturas andinas. Aquinientos aftos de la invasion gcudles ‘son las perspectivas de este rol de “puente” de los mestizos? ea ee | eee Bryce arcilaso, Vallejo, Maridtegui y ‘Arguedas cayeron en la bus ‘queda de todas las sangres, de la autenticidad, de latotalidad de lo peruano. Por ello fueron desgarra- dos hombres y seres desgarradores. Pero fueron, sobre todo, amantes del pais. Ellos habrian hecho suyas es- tas palabras de nuestro eminente his- toriador Jorge Basadre: “Pais de oportunidades perdidas". 0, como alguien dijo antes: “Tertitorio de desconcertadas gentes”. La historia no acusa; tampoco absuelve. Eso sélo lo hacen los ven- cedores. Aqui, en nuestro siglo XX, todos parecemos perdedores. No Parecemos miembros dela Sociedad ‘Amantes del Pais y seguimos sin ser indios ni europeos. Hemos querido ser franceses pero sélo hemos logra- do ser petrimetres trasnochados y ultramarinos. Y hemos querido ser ingleses, pero hemos pasado por la vergienza de haber sido descubier- tos en el intento. Y hemos querido enajenar nuestra alma y nuestra nostalgia de un-Pent inexistente en Miami, pero sdlo hemos logrado ser més huachafos que de costumbre. Y lo huachafo, que es mucho mas re- dondo que lo cursi, hace que no ten- gamos perdén de Dios. Dios no se apiada de los suicidas; apiadémonos nosotros y no convirta- mos a nuestro pais, que prometié tan- toatantos y hoy parece desintegrarse tras un siglo XX en que cohabitaron, sin conocerse, una Republica Aristo- crdtica y otra de indios. ll Sanchez a discusién del indigenismo, en la cual tomé parte frente ‘Mariategui, fue una discusi6n absolutamente absurda; no tiene sentido. Somos mestizos, lo quepasa es que nadie quiere ser “cholo” en este pais y todos los somos, con diferencias, a veces con el cabello ensortijado, que ya es otro acuse de recibo, pero todos estamos un poco amancillados. Somos mestizos. Estamos por el momento en una situacién diffcilpero tenemos que saiirde ellaporque otros van a tener una situacién més dificil de nosotros. Lo mejor fue la belle epoque, evidentemente. Los primeros vainte afios de este siglo fueron realmente una kermesse, En todas partes, in- clusiveenel Peri, las cosas sehacian conalegriay hasta se bailaba huayno y se cantaba cachaspari con alegria. Era una cierta plenitud que mantenia pobres a los pobres, sin llegar a la miseria, y los ticos crecian mas que antes, pero entre muy pocas familias. Esa belle epoque trajo a los indige- nas del Cusco a Lima. Comenzaron las funciones del folelor indigena que hasta entonces no existian. En Amancaes, una vez alafo, sereunian todas las provincias para ver cémo estaban fisica y pintorescamente, porque a través de lo pintoresco se puede llegar al alma. Creo que eso fue lo mejor de entonces. Luego vino la Primera Guerra, en que hubo per- plejidad; luego vino el fascismo; y se acabé todo. Después no hay nada. ll 4.) Kachkaniragmi Lo andino en debate Pablo Macera Limites y posibilidades para una racionalidad mestiza Este articulo es parte de un trabajo que, bajo el titulo de Er arte mestizo, tue publicado por la Revista Apuntes en 1975. Su extraordinaria calidad y vigen- cia en una realidad social don- de lo étnico sigue slendo la ‘gran fracturahistoricadelPent, Ros animé a reproducirlo. Asi mismo permite situar a su au- tor Pablo Macera, en el reporta- Je que sobre el mismo tema, nos concede en este ntimero. ‘0 sin temor introducimos en este trabajo un breve resumen acerca daldebate que provoca el término “Mestizo” como cated: que designa un momento, modalidad ‘ocomponente entaevoluciéndelarte andino. Este ha sido un concepto de fonuna muy variable en la cultura americana. En el Perii tuvo su boga alrededor de ios afios 1920-1940 de- bidofundamentalmente al movimien- to indigenista local: un movimiento, es bueno recordario, no sélo attistico y Gientitico sino también sobre todo de orden politico. Los indigenistas fueron en su mayoria intelectuales urbanos de clase media o miembros de los sectores deprimidos de ta aris- tocracia provinciana, Al hablar de los componentes mestizos e indigenas ~ de la historia americana buscaban ellos algo mas que nuevos conceptos que les permitieran pensar cientifica- mente esa realidad. Querian, al mis- mo tiempo, fabricar las herramientas ideolégicas necesarias para cambiar radicalmente el sistema politico-so- cial establecido. Lo mestizo, lo indio no fueron pues definiciones exclusi- vamente vinouladas a las manifesta- ciones artisticas. Formaban parte de una reivindicaci6n mucho mas am- plia. Hasta entonces, como recuerda Kubler (1966), casitodos los historia- dores del arte vefan a las produccio- nes artisticas del coloniaje america- ‘no como simples extensiones de las escuolas europeas. Cualquiera que seaelgrado deimprecisi6n eingenui- dad de los indigenistas, su mérito (ye! mérito de conceptos como “Mestizo") consiste en haber provocado una reaccién entre los mismos especialis- tas contra esa simplificacién et- nocéntrica pro-europea. Kubler com- prueba, con cierta desilusin, que después que Angel Guido (1934) emplease por primera vez el concep- to arte mestizo (0 “criollo’), su uso se hageneralizado cada vez mas: cuan- do en 1964 Gasparini envié un cues- tionario sobre el tema sélo dos de doce interrogados se confesaron opuestos al empleo del término mes- tizo en la historia del arte americano. Pero la discusién no ha terminado ni podrd terminar por acuerdo de mayo- tia. Ala opinién autorizada de Kubler se han unido recientemente las criti cas de Gasparini (1965) y lasde Bonet (1971). Mientras que Mesa-Gisbert (1965, 1968, 1971) han ofrecido una Tehabiltacién prudente del concepto Arte Mestizo. Examinaremos las op- cionesy argumentos de esos autores para luego, en su segundo momento, presentar algunos andlisis comple- ‘mentarios sobre cuestiones de méto- do relacionadas con el concepto “Mestizo”. Gasparini ha comenzado por ha- cer suya la objecién de Kubler para quien “Mestizo” seria un “término racista’ inconveniente para designar obras de arte piastico. Si bien, como dice Gasparini, no ha sido ésta la intencién de quienes le han emplea- do, Mestizo, para los defensores de su uso, signiticaba simplemente *mezcla de productos culturales de distinta procedencia’. Pero atin con esta restriccién el vocablo no esta suficientemente definido y su campo seméntico incluve conceptos, como provincial, ingenuo, primitive, arcaico y espontdneo, todos los cuales est rian por examinar. En cuanto alfondo de la cuestién, a las realidades mis- mas del arte americano, cualquiera que sea el nombre que se les dé, Gasparini, asume una posicién e8- céptica. Limiténdose ala arquitectura sostiene que ésta ha sido en América esencialmente repetitiva “de princi- Kachkaniragmi / 5 pios estructurales y conceptos + distributivos importados y luego api- cados'pasivamente. LoS@spacios in- temos de los templos populares y + mestizos carecen de dinamismo y originatidad”. Los componentes autéc- tonos sélo aparecen en los ornamen- tos “en una actividad mds empa- rentada con a decoracién que con las experiencias que califican al queha- cer arquitecténico”. Puede hablarse, segiin él, de una arquitectura como mestiza (no de un estilo), en el sen- tidode una reelaboraciénpopular(no primitiva) de temas importados, Se- ria éste un tendmeno continental y no Privativo del Perd y Bolivia, Tal ar- Quitectura mestiza se detiniria por contribuciones decorativas entre los ‘cuales Gasparinimencionade unlado los motivos prerenacentistas y del otro la técnica planiforme sefialada Por Dorta. Pero acercade estaultima Gasparini piensa que aunque ‘se identifica con la sensibilidad indige- nna’, se encuentra también en los di- sefios provinciales y rurales de cual- quier parte del mundo (Kubler) y se debe o bien a una rudimentaria peri- cia artesanal o bien a una simpliica- cién causada por la fatiga de larepe- ticién, En resumen, para Gasparini, “La arquitectura Colonial hispano- americana es una arquitectura pro- vincial y 1a arquitectura popular o mestiza es a su vez una manitesta- ién focal de esa arquitectura provin- cial”. Enta misma linea. conigual seve- fidad critica, Antonio Bonet ha sub- rayado que elarte americano sutreun efecto inhibitorio de loindigena como resultado del proceso de aculturacién colonial. De modo que todo o gran Parte de lo que se ha considerado ccaracteristico de un arte americano “propio” no vendria a ser sino aplica- iones de un temario europeo. Algu- ‘nos de los motivos omnamentales mas cconspicuos (sirenas, mascarones.con la lengua afuera, “indiatides canetoras") nada tiene que ver con los indios, los mestizos 0 la realidad americana. Son motives de origen manierista divulgados en grabados, colofones y vinetas de libros. La téc- nica planiforme seria, como han di- ‘cho Kubler, primero, y después Gasparini, un caso de pjimitivismo que se encuentra en otras partes. Y en cuanto a las manifesttciones de ese primitivismo no serfan sino defor- maciones rearcaizantes de temas clasicos. 7 Muy diferente es la posicién asu- mida por otros autores (Castedo, Mesa Gisbert, Bay6n). Castedose ha reocupado por especificar algunas constantes de la arquitecturabartoca andina. Para la ciudad del Cuzco menciona, entre otras, la solidez del editicio, elusode estructurasincaicas, el color oscuro de la piedra, los cupulines semiestéricos de las to- tres, el detalle mudejar del recuadro. Bayon ha enfatizado todavia més el carécter creador de la arquitectura andina y sus composiciones de espa- 6 / Kachkaniragmi cio, Sus conclusiones se basan sobre todo en un andlisis de la catedral de Puno. La Iglesia, dice, est4 construi- da como una gran pirémide hueca. Mos nosotros como si primero se hubiera concebido su gran volu- men extemo, sus relaciones con el conjunto que le rodea: y luego se hubiera decidido y ajustado la com- posici6n interior del espacio. La cate- dral de Puno, come otras iglesias andinas, surge con su efecto impo- sitive y casi brutal dominando a la ciudad-paisaje. Para alcanzar sus soluciones el artista se ha valido de sus propias dificultades tecnolégicas ydelos condicionamientos del suelo. Los expedientes anti-sismicos (los contrafuertes) se convierten en re- cursos estéticos. Pues lo que se ha querido, lo que se obtiene, es la relevanciaantisticade las masas y los materiales. Por eso et cuerpo princi- patdeltemplo se ramifica hasta cons- tituir verdaderas formaciones geo- Wigicas, como cerros humanizados, hechos habitacién. Por eso, también, dice Bayén, el material de cincel, para que la piedra quede todavia mas al descubierto. Esta arquitectura no fue un plagio. Se organizé con originali- dad en funcién de una tradicién cul- tural anterior e independiente de la europea, por mas que también se sirva de ésta. Sdlo es compre y resulta necesaria alli donde la encon- tramos en los Andes, como la par- te que el hombre incorpora a las tealidades materiales de su natura- leza. “La historia sudamericana (del arte), termina Bayén, no es solamen- te la patiente pobre de la historia europea: sobre un mismo reloj basico sus agujas marcan otra hora, la suya propia’. Consideremos, por tittimo con mayor demora los estudios de Mesa- Gisbert sobre arquitectura y pintura “mestizas”. Mesa-Gisbert recuerdan las criticas de Kubler y son conscien- tes de los peligros del concepto mes- tizo, pero lo aceptan con caracter operacianal.“Hemosusado, informan (1968), el término mestizo, que si bien no es del todo adecuado, como indica el profesor Kubler, es el mas propio para denominar a una arqui- tectura estructuralmente europea elaborada bajo la sensibilidadindige- na. La arquitectura barroca del siglo XVIII es el resultado de una mezcla tanto de elementos, como de cultura, ‘como de manera de interpretacién; por eso la denominamos mestiza”. 4Cuéles sontos limites y el contenido que ambos autores fijan a este con- cepto? Desde luego, como lo dijeran ‘en 1971, de haber un fenémeno de arte mestizo, no estaria restringido al virreinato del Pert, sino que abarca- ria también otras partes de la Améri- ca espafiola. Por no mencionar el problema de si hubo (y en qué son diferentes) un mestizaje luso-brasile- fo, otro hispano-asiatico en Filipinas yhasta quizés el de origentrancésen 1 Caribe, Canada, Louisiana y Nue- va Orleans. No cabe en cambio plan- tearse la cuestién de un mestizaje anglo-indio porque los ingleses, mas racistas que los latinos preferian ma- tara los indios y destrur sus culturas en vez de aprovecharse de ellos. Pero no os de ese arte mestizo americano en general del que se han ‘ocupado Mesa-Gisbert. Les ha inte- resado, enel caso de la arquitectura, to que otros autores han llamado Ba- roco Andino 0 Estilo Mestizo que corresponde aun grupo de fendme- nos cuya fase mas intensa, citamos textualmente, tendria sus limites cronolégicos entre los afios 1680- 1780; en un territorio que va desde Arequipa hasta el altiplano de Bolivia: "Con excepcién del valle are- quipeno, toda la regién ocupada por elestilo mestizo sobre pasa los 3,500 metros de attura sobre el niveldel mar y est poblada principalmente por indigenas no quechuas. Los de: qur del Peri espacial mente en el depar- tamento de Puno, son aymaras; otro tanto ocurre coos dela Paz y Oruro en Bolivia. Los de Potosi son Chib- chas, charcas, etc. quechuizados. Esta faja va desde la Costa hasta Potosi. No toca el Cuzco y muy rara- mente extiende sus brazos sobre los. valles orientales de Bolivia’. No es oportuno mirar mas de cer- calarealidad histérico-geogréfica del territorio circunscrito por Mesa- Gisbert. De otro lado, habriaque exa- minar si algunas de las caracteristi- cas del “Barroco Andino” son 0 nd extensivas a otros ‘estilos mestizos” americanos. Ciflendo nuestra expo- sici6n ata de Mesa-Gisbert, describi- femos estaarquitectura del surandino en funcién de: 1) el desarrollo de las plantas; 2) la concepcién del espacio 3) la decoracién. En las plantas, la arquitectura americana ha ofrecido, dicen los autores citados, escasas variantes con respecto a Europa. Alo més podria mencionarsedos edificios, en Lima: Los Huérfanos (planta elip- tica sobre un rectangulo), Santo To- més (patio ciroular);-y una iglesia en Charcas: Santa Teresa de Co- ‘chabamba (muros polilobutados). En cuanto al tratamiento del espacio in- terior, Mesa-Gisbert argumentan que el desinterés que muestra el estilo mestizo se encuentra ya en las cul- turas andinas pre-coloniales. Por contraste la arquitectura andina mes- tiza es una arquitectura de masas “hacia afuera” que se incorpora al Conjunto urtano y sirve a los propési- tos de una colectivizacién religicsa. “Este interés por los conjuntos ur- banos y el tratamiento externo de las masas, que encontramos en el Pert desde Moche hasta Tiahuanaco, es una de las caracteristicas que perdu- raré en la arquitectura virreinal. La construccién en base a terraplenes, ‘con muros de contencién y patios interiores es una invariante de las culturas pre-incaicas de la regién del Colao... Ya no se puede hablar del alrio como un complemento de la iglesia; es un verdadero conjunto ur- bano que sustituye las funciones de laiglesia ydonde sedesarollatodala vida civil religiosa de la comunidad. Los atrios tratan de llenar las siguien- tesnocesidades: a) cristianizaciénen masa; b) realizacién del culto al aire libre; c) mantener la importancia de! Kachkaniragni 17 culto a los muertos. En resumen, los espacios externos materializados en los conjuntos de atrios y pozas reali- zados muchas veces sobre piatafor- mas artificiales y con vestigios de arquitectura rupestre son el testimo- io mas claro de que pervive en la arquitectura colonial una estruc- turacién y concepcién espacial pre- colombina”. Lo que para Gasparini era una prueba de la no-existencia de una arquitectura propia en América (even- tualmente mestiza) se convierte para Mesa-Gisbert en una de las caracte- risticas principales y argumentos en favor de esta arquitectura. Si la América colonial se despreocupa del espacio interior es porque una tradi- cién pre-hispanica la leva. enfatizar los espacios exteriores. Los mismos. hechos han sido invocados y rela- cionados de modo diferente por cada autor De nuestro lado nos parece con- vincente la argumentacion de Mesa- Gisbert. Pero hay que considerar al- ‘unas otras posibilidades. En primer lugar esa arquitectura de masas im- plicauna grandisponibilidad de mano de obra. Bien o ha visto para elperio- docolonial Chueca Gola (1967) atribuye esa arquitectura a la iniciati- vaespafolay parece entenderla como una solucién estética asociada a de- terminadas formas politicas de tipo imperial: “La gran arquitectura americana posee un sentido de los recursos dis- ponibles que la asemojaa la arquit tura imperial romana. Los romanos Construyeron grandes y ciclépeas moles porque disponian de mucha mano de obra poco calificada... Los espafioles hicieron lo mismo: orgari- Zaroncon un sentido de economia y_ ‘masiva amplitud los corpachones de sus fébricas, dejando para puntos concretos: fachadas, portadas, re- mates, la acumulacién decorativa. La franqueza con que est4 manejada este concepto tiene a veces algo de brutal desenfado y desgarro.., tanto faarquitecturaimperialromana como la espafola son el polo opuesto de la g6tica. Unaes arquitectura de masas otra es arquitectura de esqueleto”. En otras palabras, ademés de tra- dici6n indigena pre-colombina, la ar- quitectura de masas seria también una modalidad artistica propia de los sistemas imperiales, sean incas, ro- manos, egipcios 0 europeos. Y en vez de ser mestiza seria espaftola. Noolvidemos, sin embargo, que den- ‘to del tertitorio andino coincidieron dos sistemas imperiales, uno de ellos el inca. Y que la arquitectura dé ma- ‘sas era en los Andes una tradicién antigua y continua, desde las prime- tas fases del Formativo, antes que havin. Lo que no ocurria en el caso espafiol. Por titimo el carécterimpe- Tial de Espafia es inseparable de su relaciéncon América. Sin América no hhay Imperio. Lo “imperial” ocurre en América y no ena peninsula. ¥ es la ocurrencia histérica concreta lo que debemos explicar y relievar sin per- juicio de referirla a modelos de gran generalidad. Suspendemos|adiscusiéneneste punto para regresar nuevamente a exponer la opinién de Mesa-Gisbert, El tercer grupo de elementos que ellos mencionan a propésito de la arquitectura mestiza se refiere a la decoracién. Los clasifican entres cla- ses principales: 1) temas de la flora y fauna local; 2) motivos renacentistas, con predominio det manierismo; 3) mativos pre-colombinos. AlosqueM. G.ahaden:4)temasespafioles (Aguila bicéfala) y 5) los motivos pre- renacentistas citados por Gasparini, ‘Todos estostemas son trabajadosde modo arcaico y planiforme, conser- vando del barroco sélo el horror al vacio. Por todo lo dicho, el estilo mestizo, segtin Mesa-Gisber, seria una forma del barroco que no se limita a epetirel modelo europeo. No s6lo porque incorpora tradiciones in- digenas. Sino porque, dentro de la propia tradicién europea, selecciona y retiene elementos pre-barrocos. Como lo pruebata graninfivencia que dentro de ese estilo mestizo tuvo el Renacimiento a través de la decora- ‘cin manierista, y la conservacién de las plantas arquitect6nicas del XVI. Los autores analizadosno son, ya dijimos, los Unicos que se han ogupa- do del problema del arte mestizo. Pero nos bastan para presentar el estado actual de la discusién. Quisié- ramos ahora explorar, con mas detenimiento, algunas de las dificul- tades que provoca la utilizacion del término mestizo. La primera de esas dificultades consiste en que no se ha cuestionado la legitimidad y exten- sin del campo empitico al cual se tefiere el debate. Casi todos los auto- res mencionan exclusiva o prete- rencialmente a la arquitectura. Entre. laspocasexcepcionesestarianMesa- Gisbert quienes, ademés, han anali-* zado el estilo mestizo dentro de la escuela cuzquefia del siglo XVII. En rningtin caso se ha ido mas alld de las plasticas mayores del coloniaje don- de la disciplina europea fue mas po- derosa. Al parecer no se ha creido conveniente un estudio paralelo y ‘complementario de las mal lamadas “artes menores”. No es esta la nica ‘omisi6n como veremos. Pero introdu- ce, desde el principio, en el propio campo artistico una indebida restric- cién. Para un mejor entendimiento de “lo mestizo” (sea que al final se nie- ue 0 pruebe su existencia) no bas- tan las edificaciones y lienzos. Hay que ampliar nuestro terreno de explo- racién. Pero aqui tropezamos con Prejuicios muy arraigados. Debemos, ‘enprimertérmino, definir elimpreciso limite que separa a la obra de arte de la artesania y estudiar las relaciones By Kachkaniragmi ‘que pudiera haber entre esta ttima y el folklore. Circulan al respecto aso- ciaciones implicitas que cuando se evidencian son rechazadas por todos y nadie las reconoce por suyas. Se identifica al arte con la ciudad y al folklore con el campo. Lo que, se diga ‘no, supone vincular aquellas oposi- ciones con grupos de diversa indole (clases, estamentos, castas) dife- Tenciados por su identidad étnica, el tipo de ocupacién y su puesto dentro de la jerarquia social vigente. Sdlo serian obras de arte aquellas que se realzan enfunci6n del gusto codifica- do por y para las clases urbanas. Lo ‘demas seria folklore popular. No hacemos ninguna referencia personal. Menos atin pretendemos que cualquiera de los autores citados sostengan esa opinién. El sélo nom- brede Kubler lo impediria; pero nues- tro comentario no es una caricatura. Describe la estructura como modelo te6rico que subyace en todos aque- llos andlisis que no toman en cuenta otro arte que el arte de las ciudades. Este punto de vista podia prevalecer acificamente antes de que la antro- pologia pusiera al descubierto su tragilidad al revalorizar a las culturas pre-urbanas. Nadie puede, por ejemplo, conocer el arte andino co- lonial si visita Unicamente sus ciuda- des espafiolas. O si en sus explora- ciones artisticas del mundo rural se contenta conver lo que hay de ciudad espafiola de ese mundo. Por otra parte ,Qué es una ciudad? ¢Acaso un conjunto artisticamente homogé- ‘neo? Dentro de una misma ciudad la cultura y el arte no siempre son un solo arte y una sola cultura. Las cla- ses superiores ostentan sus gustos y por efectos de demostracién los im- ponen como norma superior. Pero a sulado pueden existir otras preferen- Cias artisticas. Tanto més silaciudad, et arte, a cultura y todo se inscriben, ‘como ocurrié en América, dentro det contexto de una conquista. Hay una culturade los dominados, una cultura de la pobreza, para emplear la feliz expresion de Lewis, que tiene sus propias formas de experiencia estéti- ca, sus propias soluciones artisticas. Las referencias de todas ellas a una matriz comin, las coincidencias que se producen, no borran lo que tienen de diferente. El observador no puede elegir un sélo patron de andlisis y valoracién ante una situacién tan variada. Nun- cahemos comprendido, por ejemplo, porqué se llama artistica a una gran talla de madera (cualquiera que sea ‘su modo, calidad y destino); mientras que se califica de artesania folklérica alaesculturaenmaguey, huamanga, berenguela o pasta. Igualmente os- ‘curas son las razones que confinan a los Keros, la tapiceria 0 fa ceramica modelada al rango de curiosidades agradables, negando ~por anticipa- ‘do- su probable calidad artistica indi- vidual. ;Cudles han sido en cada casolos criterios que separanyguian las estimaciones? A menudo seinvo- ca el caracter repetitive de las cosas folkiricas asi como el uso cotidiano ylo doméstico al que estén destina- das. Pero gcudnto de ta pintura 0 arquitectura, asi en Europa como en ‘América, no tue repeticién continua de unos pocos modelos? zY a qué estamos llamando cotidiano? ¢El fienzo colgado en la pared del dormi- torio yelpatacio que se habitaba eran ‘menos cotidianos y domésticos que el retablo ayacuchano 0 el kero ce- remonial del Cuzco? 40 mas? En seco” de tas obras (sin juzgar ahora laimprecision del término) estamos seguros que la linea divisoria entre arte y no-arte no coincide necesariamente con la su- puesta separacién entre arte y artesania folkiérica. Hay toros de barro cocido modelados a mano y no hechos al molde por “artesanos* (gartistas, por qué no?) andinos que implican soluciones estéticas supe- riores ala de un tallador que, para el servicio de las catedrales, se limitaba ‘a copiar servilmente los originales europeos. Hay pues un gran vacio en nues- {ro conocimiento de la plastica ameri- cana por haberla reducido con fre- cuencia a la arquitectura monumen- taly lapinturaentienzo. Quenoloson todo. Niconstituyen siempre el medio mas expresivo para un determinado grupo de hombres. Y aunque fo fue- sen, pueden resultar quizés mejor explicados, al menos dentro de la cul- tura andina, cuando se les relaciona conotros géneros artisticos, donde es probable que cierta clase de artistas (sin pronunciamos por ahora acerca desufiliacién étnica)tuvieranenestas zonas*marginales” una mayorlbertad. Kachkaniragmi 9 El problema de io mestizo én ef arte no ha de quedar sin embargo

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