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SEMANAS DE ESTVDIOS ROMANOS PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATOLICA DE VALPARAISO VOLUMEN XV 2010 Separata SEMANAS DE TUDIOS ROMANOS -VOL. XV ISSN O716~ 6214 ACTOS DIPLOMATICOS Y DIPLOMACIA ROMANA* Rat Buono-Core V. Pontiricta UNIveRsIDAD CATOLICA DE VaLParaiso La ausencia de obras que traten el conjunto de Ja historia diplomatica de Roma, no parece una consecuencia de la escasez de datos que las fuentes sobre estos temas nos en- tregan‘. Algunos inventarios sobre embajadas se prepararon a finales del siglo XIX, pero estos no fueron muy profundos; son las listas de A. Thurm.o de Th, Bottner-Wobst; este liltimo se ocupa solo de las misiones en Roma, o una posterior, la de P. Knibbe, quien hace el inventario de las embajadas enviadas por el Senado hacia el Oriente entre el aio 230 y 129 a.C?, Otro catélogo de legaciones romanas en ¢l Mediterrinco, es incomple- to, porque trata solo desde el afio 507 y el 129 a.C., lo prepard F, Krug; mientras que B, Schleussner se interesa en los comités senatoriales de diez miembros encargados de establecer las condiciones de la paz después de las victorias de Roma’, En estos tiltimes aiios, B. E, Thomason‘ ha trabajado sobre las misiones diplomaticas entre la segunda Ponencia presentada en la XI Semana de Estudios Romanos, realizada entre el 29 de septiem- bre y el 3 de octubre del afio 2008, En efecto, al revés de lo que ocurre para el estudio de Grecia, no existe ninguna obra de sintesis sobre la diplomacia romana que cubra toda fa historia de Roma. Para Grecia destaca la obra de F, ADCOK y D. J. MOSLEY, Diplomacy in Ancient Greece, (London, 1975), y tesientemente la de L. PICCIRILLI, £wvenzione della diplomazia nella grecia antica, (Roma, 2002). A. THURM, De Romanorum legatis republicae temporibus ad externas nationes nissis, diss, (Leipzig, 1883); Th, BOTTEN-WOBST, De Legationibus, (Leipzig, 1876); P, KNIBBE, Die rd- mischen Gesandishaften nach den Osten in der Zeit von 230-129 v. Chr,, (Viena, 1958). ) _E. KRUG, Die Senatsboten der rémischen Republik, (Breslau, 1916); B. SCHLEUSSNER, Die Le- gaten der rimischen Republik. Decom legen und stéindige Hilfogesanae, (Munich, 1978), «BLE, THOMASON, Legatus Beitriige cur Rémixchen Verwaltungsgeschichte, (Stockholm, 1991), 145 RAUL BUONO-COREV. guerra piinica y Actium, y F. Canali De Rossi lo ha hecho sobre las embajadas envia- das por el mundo griego a Roma durante el periodo republican, y sobre las relaciones diplomaticas de Roma, entre la monarquia y la repablica, con un detallado registro de las fuentes que mencionan los contactos diplomaticos en ese periodo. A ellos debemos agregar el reciente libro de Claudine Aulliard", sobre la diplomacia romana, como un instrumento de Ja conquista, que va desde la fundacién hasta el fin de fas guerras contra los samnitas (753-290 a.C.). En téminos generales, estas investigaciones se refieren mas bien a las misiones diplomaticas romanas 0 a su politica exterior, pero en periados de tiempo y espacios geogrificos mas bien reducidas. La mayoria ha preferido tratar los diversos aspectos de la diplomacia desde un punto de vista institucional, juridico ¢ incluso religioso, o en relacién con sus implicaciones politicas. Resulta evidente la ne- cesidad de enfoques més amplios, porque estos se transformarian en herramientas muy litiles para una mejor comprension de la diplomacia romana, para su uso y su evolucién ene! extenso periodo comprendido entre la fundacidn y el final de la Repitblica, Otras obras de referencia come el Dicitionnaire des Antiquités greeques et romains (Darem- berg Saglio) o la Real Encyclopédie, (Pauly Wisova) no nos permiten tratar el tema mas alla del significado de las palabras relacionadas con dichas actividades, por ejemplo: legatio, foedus, pactum. De la misma manera, los historiadores de las instituciones han ignorado a la diplomacia; recordemos el caso de Mommsen, quien dividié su andlisis en diversos capitulos centrados sobre todo, en el Senado o en las magistraturas?. Gencral- * F.CANALI DE ROSSI, Le ambascerie dal mondo greco a Roma in eta repubblicana, (Roma, 1997); fd. Le relazioni diplomatiche di Roma, Dall'etd regia alla conguista del primato in lata (753-265 a,C.) con una appendice sulla pil antica iscrizione greea del Lazio, (Roma, 2005); Le ambascerie romane ad gentes, in etd regia e repurbblicana, (Roma, 2000); Le ambascerie stranie- rea Roma, dall'lalia e dail’ Occidente, (Roma, 2000); Ambascerie di popoll iberci a Roma in eta repubblicana, et “L, Hernindez Gue sagredo San Fustaquio- J. M. Solana Sainz (edd), Actas del | Congreso Internacional de Historia Antigua, “La peninsula tbéries hace 2000 afios", (Valladotid, 2001), pp. 493-499. "CLAUDINE AULIARD, Le diplomatie romaine, L’autre insirument de la conquéte, de la fonda- tion & la fin des guerres samnites (755-290 av, fC), (Rermes, 2006) Es ¢l easo del papel de Los /egari del Senado, a cargo de las relaciones exteriares de acuerdo a las tareas que ese organismo les encomendaba, Sobre este tema ver B. BARTSCH, Die Lega- ten der riimischen Republik, (Breslau, 1908); MIA-MARIA SALOMONSSON, Roman Legates in the Republic, en “Opuscula Romana”, 25-26, (2000-2001), pp, 79-8 CHLEUSSENI Die Legaten der rimischen Republik, (Minchen, 1969), A. SOLDAN, De reipublicae Romanae legatis provinciatibus et de legationibus liberis quaestiones, (Marburg, 1960); J. SUOLATHL, Legatia libera, en “Arctos”, VI, (1970), pp, 113-119; EA, THURME, The Romanorun legatis rei publicae liberae temporibus ad externas natianes missis, Diss, (Leipzig, 1883), Th. BOTTEN- WOBST, De Legationibus, (Leipzig, 1876); B. JAL, Place er role des legati et legations dans le récit fivien, cn “REL”, 63, (1985), pp. 127-141 ;B, E, THOMASSON, Legaws. Beitrdige cur rémische Verwaltungsgeschicte, (Estocolmo, 1991), interesante visién del papel de Senado en R, 146 ACTOS DIPLOMATICOS Y DIPLOMACIA ROMANA, mente los estudios especialmente dedicados a las relaciones internacionales de Roma, abordan el tema privilegiando los aspectos institucionales y juridicos de la diplomaciaa través, por ejemplo, del rol jugado por e! Senado!, Podemos mencionar los libros ya bas: tante antiguos pero no menos importantes de Coleman Phillipson y de P. Willems*, pero sobre todo los mas recientes de P. Catalano y F. de Martino!’, Aunque el libro de T.R.S. Brougthon tiene por finalidad establecer una lista de los magistrados en el periodo repu- blicano, su trabajo nos entrega datos valiosos sobre el tema que nos interesa'', Hace las diferencias por ejemplo, entre los “legados embajadores”, los “legados tenientes” y los “Jegados enviados". Sin embargo, esta clasificacidn, pese a la diversidad que imponen las practicas de los romanos, nos ha permitido identificar a algunas de las personas que participaron en alguna de las actividades relacionadas con Ja diplomacia y que aparecen en este registro. Otros autores, a raiz de un enfoque diferente, han estudiado alguna funcién especifica de la diplomacia. Es el caso de J. W. Rich", quien ha descrito los procedimicntos para la declaracidn de guerra; M.R. Cimma" analiza las relaciones de amistad y las alianzas establecidas por los romanos, y G. Brizzi, describe los modelos para reunir informacién'*. Finalmente, hay trabajos que tratan de las diferentes nociones juridicas y religiosas, sobre las cuales se basan las practicas diplomaticas. Por ejemplo, los ya chisicos estudios sobre la nocién de fides estudiada por P. Boyancé!*, A. Piganiol!* SCUDERI, Decresi del senato per controversie di confine in etd repubiblicana, en “Athenaeum”, 79, (1991), pp. 371-415 y P. WILLEMS, La compéience du sénat de la république romaine en motiere d'affaires étrangeres, en.“Bulletin de l'Academie de Belgique”, (1877), pp. 613 y ss. * Por ejemplo: M. BONNEFOND-COUDRY, Le Sémat de la République romaine de la guerre d'Harmibat a Auguste: pratiques délibératives et prise de déeision, en “BEFAR", 273, (Rome, 1989); M. COUDRY, i." image du Sénat chez Valére Marime: construction rhétorique ef contenu idéologigue, en “Valeurs ct mémaire 4 Rome”, (1998), pp. 114-131 * C,PHILLIPSON, The international Law and Custom of Ancient Greece an Rome, 2 vols. (Lon~ dres, 1911); P. WILLEMS, Le Sénat de la République romaine, 2 vols. (Lavaina, 1878-1885). ® P.CATALANO, Linee del sistema sovranazionale romano, 1, (Turin, 1974), F. DE MARTINO, Storia delia costituzione romana, 6 vols. (Napoles, 1972-1975). ‘TRS, BROUGTHON, The Magistrates of the Roman Reprublic, (New York, 1952-1968), 2 vols. yun suplemento, J.W. RICH, declaring War in the Roman Republic in the Period of Transmarine Expansion.en “Latomus”, 149, (Bruselas, 1976), ' M.R.CIMMA, Reges socié et amici populi romani, (Mikin, 1976). G, BRIZZI, I sistem informative dei Romani, prineipi e realta nell etd delle conquiste altremare, (218-168 a.C), en “Historia”, 39, (Wiesbaden, 1982), P, BOYANCE, Fides et la vie internationale, en “Etudes sur la religion romaine”, pp. 105-119. * A. PIGANIOL, Fenire in fddem, Scripta Varia, Il, en “Latomus”, 32, (Bruselas, 1973), pp.192- 199, Fides et mains de bronze, Scripta Varia, pp, 200-202. 147 RAUL BUONO-CORE V. y sobre todo, G. Freyburger"”; que son usados en el anilisis de la dedlitio por B, Paradi- si!*. No es necesario multiplicar los ejemplos para comprender que, si bien algunos as+ pectos de la diplomacia han sido abordados por diversos estudiosos, sus trabajos no han. intentado evaluar el lugar ocupado por la diplomacia en el momento de la conquista. Asi como en los primeros milenios de nuestra cra, las relaciones entre los grupos hu- manos, han sido ¢scncialmente conflictivas, y los recursos empleados han privilegiado los enfrentamientos armados, convirtiéndose en una constante o en algo permanente en la historia de esas relaciones, hechos que han quedado registrados por la historiografia. El uso de la violencia ha quedado también registrado en sus diversos aspectos por los autores antiguos, pudiéndase advertir que como consecuencia de esto, qued6, en algiin momento, un espacio para lo que hoy !lamamos la diplomacia, o la ciencia de los inte- reses y relaciones de unas naciones con otras, En un mundo donde las diferentes formas de enfrentamiento son sistemdticamente valoradas, donde 1a legitimidad de la guerra se afirma a través del prestigio individual y colectivo de la victoria, ;Qué lugar se le podia reservar a la diplomacia? ‘Una cosa son las relaciones entre los Estados y otra, la diplomacia que se empleé No es una novedad que hasta el siglo XIX, la mayor parte de los historiadores pensaba que cn la antigiiedad, en cl cntorno de las relaciones entre los estados y los pueblos, la diplomacia no existia, En los hechos, tal como se entiende en el presente, ef término propiamente tal, recién aparece en ese siglo. El mismo Montesquieu"? considera las pricticas diplomiticas como auxiliares de la conquista; y si nos remitimos a la edicién de 1870 de la Enciclopedia Larousse, en ésta s¢ afirma que “el sometimiento de la Galia por César se debié “en realidad mas por la superioridad de las armas que por las habili- dades de sus negociadores"™, Enel mundo romano se reconoce Ia existencia del derecho de la gente, un argumento del que hacen uso los vencidos en nombre de una humanidad ultrajada por los conflictos, bélicos. Las naciones entonces se compenetran de ideas que entienden que para la guerra y la violencia no hay otros limites que la clemencia y la magnanimidad de las vencedores, ’ G. FREYBURGER, Fides et potestas, en“Kiéma”, 7, (1982), p. 177-185, * B, PARADISI, Deditio in fidem. Studii im onore di A. Solmi, 1, (Milin, 1941), pp. 285-300. " CHARLES DE MONTESQUIBU, Grandeza y decadeneia le ios romanos, (Buenos Aires, 1947), Larousse, ibid., 1, 8 148 ACTOS DIPLOMATICOS ¥ DIPLOMACIA ROMANA, Cada vez parece més cierto, que cn Roma existieron contactos paralelos o comple- mentarios junto a los conflictos armados, aun cuando fas formas de relacionarse en los primeros siglos de la historia romana fueron necesariamente rudimentarios y basicos, pero que con e] paso del tiempo se fueron puliendo y perfeccionando, en la medida que las instituciones romanas también lo fueron haciendo como resultado de las conquistas, Asi entonces, los fundamentos de la diplomacia comenzaron a enriquecerse, haciéndose mis sdlidos, advirtiéndose un progreso que se puede constatar en la medida que mejo- taba la calidad de la cultura y de los responsables de la politica en Roma, Este fue un proceso sumatorio y acumulativo, algo que estuvo al parecer, en la naturaleza y en fa mentalidad romana desde la época mas primigenia”. Al revisar las fuentes, estas paulatinamente comienzan a entregarnos datos en esa direccién: Cicerin por ejemplo, en Pro Balbo, da fe que Pompeyo se transforma en un -experto en estas materias: |“en materia de tratados, de convenciones, de cliusulas entre los pueblos, los reyes, las naciones extranjeras, son un modo de derecho internacional de la guerra y de la paz". El mismo Cicerén en De Legibus, nos sefiala cl papel del Senado en la diplomacia romana y en la preparacién de sus miembros, afirmando que {"un senador tiene la obligacién de estar siempre al tanto de los negocios piblicos. Pues debe conocer todas las cuestiones que interesan al Estado”. Y continda: [“que estas son muy numerosas: por ejemplo el ntimero de soldados y de las disponibilidades del tesoro, la lista de nuestros aliados, de nuestros amigos, de nuestros tributaries, y el detalle de las leyes, estipulaciones y alianzas que se aplican a cada uno de ellos; también debe obser- var la costumbre constitucional y recordar los ejemplos de los antepasados. Ya veis qué clase de ciencia, de actividad y de memoria tiene que poseer un senador para estar cn condiciones de desempefiar su funcién” |. Vemos entonces que parece haber sido esen- cial, conacer con precision las condiciones a través de las cuales las diversas regiones sometidas habian sido integradas al dominio de Roma, como tambisn conocer los con- tenidos de los reglamentos diplomaticos aplicados en los momentos de la conquista. % Sobre estas ideas ver la obra de PIETRO DE FRANCISCI, Primordia Civitatis, Serie Studia et Documenta 2, (Roma, 1959), id. Variacitin su tempi di Prehistoria Romana, (Roma, 1974) y HECTOR HERRERA, Res Private, Res Publica, Imperium, en“Semamas de Estudios Romanos”, 1, (1977), pp. 128-136 Pro Balbo, 14, “seientiam in foederibus pactionibus eondiciontbus populorum regué exterarum nasionum, is: universo denique belli iure augue pacts". = Cicerén, De. Leg, 3,41. "Quodque addit “causas populi teneto”, est senatori necessarium masse rem publicam-idque late paves: guid habeat militum, quid valeat aerario, quos sacies res publica habeat, quos amicos, quas stipendiaries, qua quisque sit lege, condicione foedere-, lenere consiue- tudinem decernendi, nose ecenpla maiorum, Videtis iam genus hoc omne seientiae, didigentiae, memoriae, sine quo paratus esse senador nullo pacto potest 149 RAUL-BUONO-CORE V: La memoria de esas regulaciones nos llevaa la fundacién de Roma, especificamente a Rémulo, para lo cual ei mismo Cicerén* en Pro Balbo, sefiala que: [*.,.Rémuld el pri- mero de nuestros reyes, cl fundador de esta ciudad, nos ensefé con su tratado (foedus) con los sabinos que convenia engrandecer nuestra Reptblica recibiendo en ella hasta a nuestros enemigos". Estos actos diplomaticos parecen constituirse en una suerte de modelo, estableciendo un principio de imtegracién de los enemigos, llegando a conver- tirse en un verdadero reglamento diplomiitico. Este es uno de los principios claves en la aparicion de Roma. Normalmente esta le tenderd la mano al cnemigo y le coneederd una serie de beneficios, de derechos civicos, los aceptara y los acogerd, integrindolos en su propia potencia ¢ incrementando su fuerza. De ese modo, se creard una nueva unidad engrandecida a través del foedus, lo que lo convierte en un instrumento esencial para la expansién®, A pesar de que indudablemente existen grandes diferencias entre lu diplo- Cicerén, Pro Balbo, 31, “Have sunt enim firndamenta firmissima nostvae libertatis, sui guiemgue juris et retinendi et dinittendt esse dominum illud vero sine ufla dubitatione maxime nostrum Jfundavit imperium et populi Romani nomen aucit, quod princeps ille creator huius urbis, Romulus ‘foedere Sabino doctil etiam hostibus vecipiendis augeri hane civitatem aportere”. ™ Tito Livio, 1,13, 1 hum Sabinae mulieres, quarum ex iniuria bellum ortum erat, crinibus pras- sis scissaque ueste, wicto malis muliebri pauore, ausae se inter tela wolantia inferre, ex fransuerso impetu facto dirimere infestas acies, dirimere itas; hine patres, hin uiros orantes ‘ne se sanguine nefando soceri generique respergerent, ne parricidio macularent partus suos, nepotum ilti, hi liberum progeniem’: “Si adfinicatis inter wos, si conubii piget, in nos uertite iras: nos causa belli, nos wolnerum ac eaedium wiris ac parentibus sumus; metius peribimus quam sine alteris uestrum uiduae aut orbae uivemus”, Mouet res cum multitucinem tum duces; silentium et repensina fit quies: inde ad foedus faciendum duces prodewnt, Nee pacem modo sed chuitatem tnam ex duabus faciunt, Regnunt consociant: imperium onne canferumt Romem. Ita geminata urbe, ut Sabénis tamen aliquid daretur, Quirites a Curibus appellati, Monumertum etus pugrae ubi primum ex profunda emersus patude equus Curtium in vado statit, Curtiumfacum appellarum", — {“En- tonces, las mujeres sabinis, por cuyo egravio se habia originado fa guerra, sucltos los cabellos y rasgadas las vestiduras, sobreponigndose ante la desgracia al encogimiento propio de la mujen se atrevieron a lanzarse en medio de una nube de flechas, irrumpiendo de través, para separar a los contendientes y poner fin a su furor; altervativamente, suplicaban a sus padres y a sus maridos que no cametiesen la impiedad de mancharse con fa sangre de un suegra @ de un yerno, que no mancillasen con un parricidio el frulo de sus entrafias, sus nictos unos, otros sus hijas: “Si estiis pesarosos del parentesco que os une, si lo estais de estos matrimonios, tornad vuestra ira contra nosotras; nosotras somos fa causa de ta guerra, de las heridas y muertes de nuestros maridos y nuestros padres; mejor perecer que vivir sin unos u otros de vosotros, viudas o huérfanas’, El gesto emociona a soldadas y jefes, Se hace un silencio y una quictud sibita; después, los jefes se adelantan a estipular una alianza. No sdlo establecen la paz, sino que integran los dos puebles en uno solo. Forman un reino comin, !a base det poder para todos ellos la trashadan a Roma, que se vio asi duplicada, y para hacer también alguna concesién a los sabinos, tamaron todos el nombre de“quirites”, por Cures, Como reenerdo de aquel combate, el lugar en que el caballo dejé en tierra firme a Curcia después de salir de la profunda marisma se llamé Lago Curci 150 ACTOS DIPLOMATICOS Y DIPLOMACIA ROMANA macia romana y la diplomacia moderna, esto no desicgitima lo que se hacia cn Roma, porque -cada tiempo tiene su rostro, y en Roma, como consecuencia de una mentalidad eminentemente juridica, lo que se hacia era construir paso a paso un sistema que esta- bleciera algunas normas para una regulacion de las relaciones entre los estados, pensan- do seguramente en el proceso de romanizacion y por consecuencia en un Orbe ferrarum romano, condicionado a los espacios territoriales anexados en las diversos periodas por os que atraviesa la sociedad romana, en otras palabras, en una patria comin, En verdad, en la antigitedad al parecer, no existe ningtin vocablo para denominar las relaciones internacionales o Ia diplomacia. Los primeros ejemplos los tenemos recién en el siglo XVII ahi vemos que hay responsables de esas relaciones, por ejemplo: declarar la guerra, establecer un tratado, hacer la paz; responsables que tienen mis bien el papel de intermediarios bajo la forma de enviados o legados. En Roma inicialmente, uno de los términos que se acercan ms al de “diplomacia” es el de consilinm, traduc- cién que propone F. Nicolet-Croizat’’. Emout et Meillet, también lo traduccn como consilium, en cambio, algunos como P. Leveque, tienen reservas para asimilar dicho vocablo al de diplomacia, Como vemos, la discusién hasta ahora esté absolutamente abierta. Hay otros que proponen también deliberacién y consulta con ese sentido. En esto no hay que sorprenderse, porque hay muchas términos del vocabulario diplomatico contempordnco que se derivan de algunos vocablos latinos. Por ejemplo, el témino negociacion viene de megofium, el que en su sentido actual se pone progresivamente en uso después del siglo XVI, pero que antes se usaba solo en el mundo econémico. Hay una diferencia estructural que diferencia a la diplomacia romana de la moderna: hoy las relaciones entre Jos Estados tienen un caracter permanente”, al menos ese es el propésita; en Roma en cambio, las relaciones tuvieron un caricter puntual y temporal. No tenemos datos de representaciones permanentes entre los Estados del mundo en el El éemino diplomdtico es una invencin que aparece en los salones del setecientos. Hasta 1726, no existia ninguna relacién entre diplomatico y diplomacia. Indicaba solamente el estudio de los documentos generalmente del mediocvo,y cl término cuerpe diplomitico, se referia a la recopila- cidn de las leyes y de los documentos del Estado (corpus), C. PHILLIPSON, The dnternacional... gp.cit., sostiene que fue en 1791, por la aecidn de una cortesana de la corte de Viena, que el term no paso a entenderse dentro del mundo de los embajadores y de los ministros piblicas. 7 En Ja edicién del livre XXV de Tite Live, (tomo XV, (Paris, 1992), p. 66, en la cual se traduee -consilitem por diplomacia. ® A, ERNOUT- A, MEILLET, Dictionnaire epymologique de la langue latine: bistoire des mots, Libraire C. Klincksieck, (Paris, 1951) Ver las "Actes du ¢olloque, Les relations internationales”, organizado por E. FREZOULS et A. JACQUEMIN en 1993, (Strasbourg, 1995). RAUL BUONO COREY. antiguo Mediterraneo. No hay antecedentes que nos permitan entender la diplomacia como el arte de la representacién de los intereses de un gobierno extranjero, de la ad- ministracién de los asuntos internacionales, de la direccién y ejecucion de las negocia- ciones entre los Estados. Las primeras delegaciones de ese tipo las tendriamos en Italia, recién en el siglo XV de nuestra era, En un cuadro comparativo con el ejercicio de la diplomacia moderna, las carencias de Jo anterior le restarian valor a una verdadera diplomacia, al no haber embajadores especializados, a la inexistencia de un estatuto permanente que acreditase a los embaja- dores tal como se hace hoy. No podemos dejar de mencionar también, la probable falta de un verdadero y profundo conocimiento de lag relaciones intemacionales, y de los intereses de los respectivos Estados, como tambien, de las relaciones de estos a nivel de embajadores, tal como hoy s¢ considera una condicién includible, aun cuando algunos autores como Giulio Clemente, en un famoso articulo, se percata que en cl Senado ro- mano ya habia expertos bastante preparados en algunos de los temas que tensionaban permanentemente la politica exterior a partir del siglo IIT a.C.®, algo que tiene mucho sentido, si pensamos en Jas dificultades que planteaban la administracién de los exten- 808 territorios incorporados al dominio romano. Atin asi, disponemos de datos que nos permiten identificar la labor efectuada por los legados o /egati. Un legatus significa también un delegado, algo similar a un embajador, porque tiene que ver también con la antigiiedad o mayoria de edad de la persona, como también con su dignidad, Los /egati o los embajadores romanos, son representantes de la comunidad, y son elegidos con el fin de proyectar la imagen de Roma en otras comunidades y pueblos, Deben también transmitir el mensaje que se les encarga. Si bien es cierto no existe por ejemplo un co pus con un registro de Ja totalidad de las actas diplomaticas, conocemes los nombres de los personajes encargados de las misiones de naturaleza diplomatica, como también los estatutos y constituciones de las ciudades a las que fueron enviados, Tito Livio en muy pacas ocasiones se refiere a los embajadores como a los aratores, haciéndolo solo en un contexto muy especial. Polibio nos recuerda que la diplomacia es un asunto de los consules y del Senade. Como en esos tiempos dicho organismo era eminentemente aristocratico y responsable de nombrar a los /egati, parece logico pensar que la mayoria de esos embajadores pertenceian a ese circulo, dato que, como anticipé, los estudios prosopogrificos en gran medida han sido capaces de demostrar''. Los embajadores en- © G_CLEMENTE, “Esperti" ambasciatori del Senata e la formazione detla politica estera romana fra it Mle HI secolo 0.C., en “Athenaeum”, II1-1V, (1976), pp. 319-352. 1) Me refiero especialmente a M, T, R. BROUGTHON, The magistrales of the Roman republic, 2 t. (New York, 1950-1960}; id. Senage and Senators of the Roman Republic: the Prosopographi- cal Approach, en “ANRW", 1. 1, (1972), pp. 250-265, Sobre el método prosopogrifico ver L STONE, Prosopagraphy, en “Historical Study Today”, (1972), pp. 107-140; A. BANCALARI, ZI 152, ACTOS DIPLOMATICOS Y DIPLOMACIA ROMANA, tonces, no solo cumplian una misién especifica, sino que proyectaban ademis la imagen del patriciado y del pueblo romano. Como haya sido, no es tam aventurado plantear que en estricto rigor, la actividad diplomatica romana fue legitima y precursora. Esto, a pesar de la ausencia de una termi- nologia especifica para esa actividad. Los vacios podrian entenderse en algunos casos, como que existiria alguna premeditacién en las relaciones de Roma con algunos pueblos que considerd aliados, para darles un caricter mas bien ambiguo, con imprecisiones juridicas en su contenido, con el objeto de darle una cierta clasticidad a la interpreta- cin de esas relaciones para mantener un cierto control sobre ellos. Una de las con ciones para el ejercicio del poder diplomitico es la personalizacién del poder politico que decide quiénes se desempefiarin en esas funciones, Esto también determinari las caracteristicas de un estilo o tipo de diplomacia, segin las circunstancias que se deban enfrentar, tal como en nuestros tiempos est4 determinada por la clasica pugna entre el mundo politico y el mundo profesional. Ejemplos de esto son el privilegiar los aspectos militares al finalizar las guerras civiles (Aevium, 31 a.C.), o la valorizacién simbalica de la instauracién de la paz. Se debe tenet presente que desde Actium, el mangjo de in diplomacia tendra otro responsable, dado que las pricticas diplomaticas seran asuntos exelusivos del princeps. A pesar de esto, el Senado continuara siendo informado de las acciones de Augusto, pero las decisiones en materia de relaciones exteriores dependeran solamente de la voluntad del princeps, por lo que los legados y los delegados deberin rendirle cuentas a él, El cierre del templo de Jano representa el triunfo de Ia paz, como la imagen dominante que el poder politico y los historiadores de Ja antigtedad donan en cierto modo a la historia de la diplomacia: la instauraciGn de una paz necesariamente romana, universal y victoriosa. Los espacios geograficos en los cuales se desarrollan estas acciones, seran también definidos por intereses que hoy se podrian llamar geopoli- ticos®, Cada zona o pueblo es tratado de la manera que sea mas conveniente para Roma, con un gran pragmatismo. El largo tiempo en que estas acciones se llevan a cabo lo valor del método prosopografico para el estudio de la Repitblica romana, “Revista de Historia”, Universidad de Concepeién, 3, (1993), pp. 3-11. £129.4.C. esel cierre solemne de las puertas del templo de Jano, que conlleva un cambio de las instituciones, Recordemos que el 27 a.C, marca el inicio del ¢jercicio de un poder personal en Roma. + Sobre este problema revisar, R. BUONO-CORE, La oceanopolitica y la geopalitica, ¢Claves para una comprensién det expansionisma romano entee los siglos VEy II! aC.?, en“Semanas de Estudios Romanos”, Val, VII-VILL, (Valparaiso, 1996), pp.57-69; también, W. V. HARRIS, War and Imperialism in Republican Rome,327-70 8,C., (Oxford, 1979); trad. Esp. (Madrid, 1989), 153 RAUL BUONO-COREY, harin necesario, No se habria podido Llevar a cabo una politica similar en la monarquia, en la repiblica o en el Imperio, Desde un punto de vista juridico el asunto es més complejo. Por ejemplo: ;Cémo se denomina un contacto de tipo diplomatic? La lengua griega o latina no resuelve el asunto, Como ya lo he seiialado, el térming Jegarus es frecuentemente usado cuando se produce un intereambio diplomatico. Al margen del uso o no use de un vocabulario especifico, las omisiones y ambigiiedades no permiten delimitar los campos reales de la diplomacia, Una primera definicién podria ser que todo contacto, toda relacién o encuentro entre los representantes de dos entidades politicas distintas (polis) constituye un acto diplomitico en cuanto que existe la presencia de interlocutores que dejan en evidencia un estatuto politico y juridico que los acredita, en cuanto a la naturaleza del poder que representan, distinto al poder que pueden detentar solo por el hecho de ser nombrados fegatus; lo que dependera de los objetivos y de los contenidos de la entrevis- ta, Para calificar un contacto de caricter diplomitico, se deberdn dar ademas a lo menos dos condiciones: por una parte que los poderes representados deban ser juridicamente iguales y politicamente independientes; y que los objetivos de la entrevista deberén necesariamente corresponder a asuntos de interés publico, ‘Tres tipos de cuestionamientos nos permitirit precisar los campos de la diplomacia: 1. Definir quiénes estin fuera de Roma; 2, Quiénes son los intermediarios romanos calificados para Hevar a cabo misiones diplomaticas; 3. Establecer cual es el estatuto de [os interlocutores extranjeros con los cuales los romanos y sus representantes pudie~ ron establecer relaciones diplomaticas. Como se ha sefialado, los interlocutores estarian definidos, faltando determinar los cantenidos y los objetivos para que esos contactos puedan ser reconocidos como diplomiticos. La mayoria de los autores modernos afirman que ¢l Senado constituye la tinica es- tructura habilitada para tomar iniciativas ¢n materia de relaciones exteriores, tanto en el nombramiento y envio de embajadas, como en la recepcidn de las delegaciones extran- jeras, Segtin Polibio, en Roma las embajadas eran recibidas por el Senada al comienzo del mes de enero, antes de que los cénsules se hicieran cargo de su imperium. Las embajadas eran intraducidas en la curia, en el Senado, por un cénsul®’, Por otra parte 35,23, “Tito Livio, 30, 21. “im senatum introductis". 154 ACTOS DIPLOMATICOS Y DIPLOMACIA ROMANA, jas asambleas populares tenian la misién de aprobar las declaraciones de guerra y los tratados de paz. Parece ser cierto, que en los primeros afios de la Repiiblica, slo cl Senado estaba ha- bilitado para recibir a las embajadas extranjeras, substituyendo al rey en estas funciones politicas esenciales. Este era un Senado con un fuerte acento oligarquico. El Senado es- taba autorizado para nombrar oficialmente a los legados que desde Roma partian al ex- tranjero: eran legados senatoriales que representaban antes que nada a dicho organismo y al pueblo romano, pero que cran investidos de un poder diplomatico con limitaciones, de acuerdo al contenido o finalidad de su misién. ;Quiénes fueron los interlocutores de Roms? Seguramente todos los extranjeros politicamente auténomos investidos de un poder politico personal o investidos de un poder politico en representacién de la ciudad o del Estado, de su pueblo o de su reino. A los que no se les habia concedido la condi- cién de ciudadanos, quedaban naturalmente excluidos de convertirse en interlocutores de Roma, ni menos de establecer contacts de tipo diplomatico™, La cuestion es mas complicada cuando se refiere a regiones que estn en vias de integracién al Imperio Ro- mano”, La diversidad del status aplicado a los extranjeras, obliga a precisar caso a caso, qué grado de autonomia se pudo establecer a partir de una via diplomidtica confiable. Hay que tener presente que generalmente eran regiones sometidas o cran provincias. Comparto asimismo la vision de C. Nicolet, quien afirma que en un territorio que pa- saba a ser provincia, no solamente habia una aceptacién de amistad, de obediencia, de fidelidad, sino que la responsabilidad suprema era ejercida por un magistrado del pueblo romano en su nombre". Ese estado de dependencia entre Roma y las regiones sometidas y convertidas en provineias, no permitiré continuar estableciendo relaciones de caricter diplomatico, aunque la terminologia usada sea similar. Una de las condiciones para una relacién “Aun asi, hay una suerte de revancha de elles en dos dmbitos; los mercenarivs y los piratas, los que al parecer establecen un tipo de relaciones que podriamos denominar similares a las diploma- ticas, En todo caso son contactos de carécter excepeional. Por ejemplo hay evidencias acerca de un pirata de fas islas Lipari, que cn el 394 aC. tuvo contactos de ese tipo con los mamertites de Mesins. Un reciente y profundo trabajo sobre Ia creacién de las regiones es el de UMBERTO LAFF! Lorganizzazione dell alia sotte Augusto ¢ la creazione delle Regiones, en “Semanas de Estudios Romanos”, XIV, (2008), pp. 85-113, en el cual el autor sostiene que “Ia institucién de las regiones respondia 2 un disefio politica y propagandistico, que encontraba su fundamento en el permanente esfuerzo de Augusto pot presentar a Italis como una unidad”, p. 112. % CLAUDE NICOLET, Rome et fa conguéte du monde méditerranéen, 2/Genése dwn empire, (Paris, 1978), p. 910=trad. Esp. (Barcelona, 1984). 155 RAUL BUONO-CORE V. diplomatica, es que las partes estén en condiciones similares. Solo tres ejemplos: pri- mero, fas provincias nombran fegari para que vayan a Roma; segundo, el 141 a.C. los macedonios enyian legados al Senado con un emplazamiento contra el gobernador D. Tunius Silanus™; tercero, en el $7 todas las ciudades griegas salvo Atenas envian fegati a Sila, asegurindole su fidelidad®. Estos hechos no son en realidad actos diplomaticos, porque macedonios y griegos estén en la condicién de provinciales, por lo tanto no tic nen la autonomia necesaria para establecer una relaci6n diplomdtica. Otra cosa, es que a pesar de esto, Roma vaya imponigndoles un lenguaje ético a ese mundo deminado y globalizado. Lo que'nos interesa, es que Roma ¢jerce un contro] cada vez mas efectivo sobre e505 territorios. Un ejemplo lo podemos ver en la peninsula ibérica, en la cual en el 197 a.C., se crean dos provincias para un control real de la peninsula. En otras pala- bras, lograr que estas vivencias individuales o particulares sc amplien o se transformen en una verdadera convivencia con Roma, haciendo desaparecer cualquier sentimiento © sensacién de subyugacién. No nos olvidemos que en las provincias como también en Italia, nunea hubo una sumision total a Roma, a pesar de existir alianzas contraidas a través de tratados*'. En ese contexto surgen verdaderos partidos anti-romanos que hacen tambalear el poder de Roma. Esos partidos cuando intentaron una aproximacion jestaban realizando una actividad diplomatica? ;Eran representantes del pueblo o de la poblacién? En general, Roma no considera estos actos como propiamente diplomaticos. El cénsul se limita a premiar a los que se muestran mas cercanos a Roma y a castigar a los que se han comprometido con actividades antiromanas, sin ninguna forma de ne- gociacién piblica. Cualquier cambio en el tipo de alianza establecida previamente, no puede ser objeto o considcrada e] resultado de un acuerdo diplomatico. E1314 a.C., después de la victoria romana, los de Capua quisieron cambiarse de bando y ponerse al lado de los samnitas; en este caso, los que denunciaron la traicién serdn individualmente perdonados*. Un hecho como este, entre otros, representa las limites de una verdadera y confiable diplomacia, porque aparece el principio de la re- ciprocidad, exigencia inamovible en una diplomacia moderna. Se sabe que cuando hay onas cuyo control ¢s relativamente seguro, es mucho mis dificil atin, definir cudles son los verdaderos interlocutores. En la peninsula italica es interesante la situacién que se ” Phitarco, Sifa, 12, 1. “Valerio Maximo, 5, 8,3. © Para la ongamizacién de una Ltalia romana, es indispensable revisar: EMILIO GABBA-UMBER- TO LAFFI, Sociedad y politica en la Roma republicana (siglas 1-1 a.C.), (Pisa, 2000), UM- BERTO LAFFI, Studi di Storia Romana e di Diritta, (Roma, 2001); id. Colonie ¢ Municipi nella Stato Romano, (Rama, 2007). Diodoro, 19, 76, 3-5. 156 ACTOS DIPLOMATICOS ¥ DIPLOMACIA ROMANA da entre los latinos, los itilicos y Roma. Antes del 493 a.C., las relaciones entre Roma y las ciudades latinas no estaban fiundadas sobre relaciones de dependencia, sino que cada ciudad conservaba una autonomia juridica®, con una relacién de fuerzas politicas y militares. Los contactos establecidos con las ciudades latinas hay que entenderlos como de relaciones exteriores hasta comienzos del siglo V a.C. Después del 493 a.C., hay un cambio 0 comienza a haberlo, y para eso el Foedus Cassiantan con tos latinos es un factor determinante, porque el ias dati consagra los 1azos privilegiados entre Roma y los latinos. Las eiudades federadas conservaban una real identidad juridica, lo que queda demostrado por el derecho a acufiar su propia moneda, de entregar contingentes militares disociados de las legiones romanas, y de conservar un derecho de ciudad equi- valente juridicamente pero no asimilable al de Roma, lo que constituye un ejemplo de lo anterior. Esto quiere decir que los latinos Geren acceso a una actividad diplomatica un tanto rudimentaria, pero que les da una personalidad juridica que podrfamos llamar de tipo internacional 0 extra itilica, El ius latii se aplica al conjunto de las colonias federales latinas bajo la forma de sacii, no como colonos sino como federados. Hay otras datos también interesantes en el siglo IV a.C., que demuestran que los latinos no querian ser asimilados bajo la figura de la ciudadania romana. Por esto, cuando en cl aiio 338 a.C. se disuelve la Liga latina, hay una decisiva modificacién del estatuto juridico respecto al ser ctudades federadas 0 ser colonias latinas. Al ser incorporadas como municipios, pierden toda posibilidad de establecer relaciones internacionales. Solo las ciudades que durante 1a guerra latina son fieles a Roma, podran conservar los beneficios del Foedus Cassianum y del ins dari”. Despues de esa fecha las relaciones con Ios latinos no podran ser asimilables a lo que se entiende por relaciones exteriores. En cambio, con los pueblos itélicos parece ser que hubo con mas frecuencia relaciones diplomaticas, con la excepcién de la Guerra Social que es considerada una guetra o una rébelin interna. Durante la Segunda Guerra Punica, las relaciones se tornan mds bien ambiguas. Después de la toma de Tarento (270 2.C.) las misiones romanas en la peninsula no podran continuar siendo consideradas asimilables a relaciones de tipo diplomatico, porque ya serd un territorio daminado por Roma, U. Laffi muy certeramente considera que una vez que Roma recupers cl control de Italia, esta se “arrogé cl papel de gendarme de Italia y reivindicé el derecho de inter- venir directamente cn los asuntos internos de los estados aliados si vefa amenazado el © UMBERTO LAFF, El sistema de alianzas itélico, en “EMILIO GABBA-UMBERTO LAFFI, Sociedad ) politica en la Roma republicana (sigios IH-1 aC), (Pisa, 2000)", pp. 41-59. # M.HUMBERT, Municipiem et civitas sine sufragio, (Roma, 1978), p. 69. “) MM. HUMBERT, op. Cit, pp. 300-305. “ Tito Livia, 18, 14,10. 1ST RAUL ALONO-CORE V, orden, Por otra parte la seguridad en Italia constituia para la potencia romana la premisa eaisable para que pudiese consolidar y expandir su presencia cn el mediterrinco, segiin la I6gica de una politica exterior imperialista que después de la victoria sobre su rival Cartago iba asumicndo perfiles siempre mejor definidas™”. Las caracteristicas de la diplomacia determinadas por el Senado Polibio las identifica por el contenido de las relaciones que Roma tiene con los pueblos italicos y extra itali- cos*, Distingue tres categorias: primero, cl envio de las embajadas en Italia; segundo, el envio de las embajadas fuera de Italia y, tercero, la recepcién en Roma de las delegacio- nes extranjeras, distinguiendo a cada una de ellas cn las distintas misiones enviadas. En el caso de Italia estos objctivos son arbitrar, censurar o reprender, iral rescate, establecer una guarnicidn. Fuera de Italia los objetivos son arbitrar, aconsejar, ordenar, recibir una rendicin o sumisién y declarar In guerra, Todas estas intenciones demuestran que el problema de fondo es que se buscaba lograr una estabilidad, algo que el historiador griego capta perfectamente, Tenemos entonces una diplomacia por una parte, estrechamente ligada a la guerra, y por otra, al establecimiento de la autoridad romana en los territorios sometidos. El arbi- taje, es parte de la tradicién, que se muestra como algo perfectamente establecido en el mundo griego y helenistico y valorizado tanto en Italig como fuera de la peninsula. Los itdlicos pueden recibir ayuda o una guarnicién, pero también pueden ser culpados, en cambio los pueblos no italicos, sélo reciben asesoramiento u érdenes. A esta altura del anal ¢ podria abrir un debate sobre el estado natural de la guerra o de la paz, pero en esta ocasién nos alcjaria de nuestro tema, salvo en la medida en que la biisqueda de Ja paz nos Heve a una concepcién particular de la diplomacia, ya que adoptar un punto de vista u otro, seria iniitil, y se perderian los principales objetivos de las relaciones in- ternacionales. El decdlogo entre los vocablos griegos y latinos utilizados en las fuentes, hace a veces dificil la identificacién de los objetivos reales de la diplomacia romana. Polibio no hace referencias especificas a procedimientos que tengan por funcién esta- blecer la paz. Las fuentes latinas, especialmente Tito Livio, presentan la paz como una preocupacién de los embajadores romanos. En el context augusteo de la redaceién de su obra esto no es extraflo, Asi vemos la dificultad de crear una tipologia exclusiva para la diplomacia del mundo antiguo, no solo por la diversidad de los términos usados por los autores griegos y latinos, sino también, por la necesidad o tendencia a compararlos con una terminologia moderna, lo que nos obliga a aceptar que si bien existid cl prin- cipio de establecer instancias de didlogo, las condiciones y los interlacutores obraron UMBERTO LAFF, Ef sistema de atianzas itdltco, en op.cit, p43. “ Polibio, 1, 65, 2. 158 ACTOS DIPLOMATICOS Y DIPLOMACIA ROMANA bajo ambitos bastante diversos a los que nos ofrece nuestro tiempo. Por ejemplo, la terminologia usada por los autores antiguos no nos permite establecer diferencias en las condiciones reales en las que se establecia un tratado de paz. ;Fueron estos totalmente impuestos 0 pareialmente negociados? {Qué relacién hay entre la descripeién que hacen los autores antiguas y Ja realidad historica’? Parece indispensable ademds, precisar los criterios de seleccién o exelusién de algu- nos intercambias particulares. El contenido de ciertas relaciones no nos permite incluir en nuestro registro a las legaciones intemas y las legaciones libres; en cambio, la inte- gracién de misiones particulares debe ser explicitado, aunque sus contenidos parezean mas o menos marginales, incluyendo las relaciones y la imagen de la practica diploma- tica definida por Polibio, Sobre esto hay que entender que las legaciones internas son las misiones enviadas frecuentemente por ordenes del Senado a un magistrado romano en funciones fuera de Roma, Este encargo le significaba una misién particularmente defi- nida. Aunque el término /egatio se usaba frecuentemente para designar estas misiones, no constituycron actos diplomaticos porque los interlocutores eran romanos, Por ejemplo, el 218 a.C., dos legados, Q. Terentius y M. Antistius son enviados por el Senado para encontrar al C. Flaminio, (acusado de no haber respetado las reglas reli- giosas por la prisa en asumir sus funciones) con el fin que fuera a Roma y cumpliera con las obligaciones del rita, Aunque esta misién va.a ser llevada a cabo fuera de Roma, y esta relacionada con un conflicto en curso, no puede ser asimilada a una accidn diplo- matica, porque era un asunto entre romanos. Tampoco se pueden incluir en nuestro re- gistto como misiones diplomaticas, los desplazamientos de orden privado que algunos senadores efectuaban a expensas del Estado, con el fin de obtener ventajas reservadas a los legados senatoriales oficiales. Por Valerio Maximo sabemos que cn el afio 122 a.C. P, Comelius Lentulus obtuvo una misién de esas caracteristicas en Sicilia’, Hay otros contactos que estan en la misma condicién, que se ejecutan a través de intermediarios con el fin de obtener ventajas personales, Las propuestas o peticiones de asistencia militar son, sin duda, parte de la esfera de la diplomacia, ya que estin estrechamente relacionadas con la naturaleza de los contactos que Roma establecié con aquellos que las formulaban, oa quienes iban dirigidas. Dado que la terminologia utilizada por algunos autores antiguos, siembran una gran confusion por su falta de precisién en la aplicacién de enfoques de naturaleza aparentemente muy diferentes, algunos han considerado que la deditio es asimilable a una capitulacién. En Tito Livio, 21, 63; 11-12, “Valerio Maximo, 5, 3, 2. 159

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