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Universidad Nacional de Cajamarca

FACULTAD DE EDUCACIÓN

ESCUELA ACADÉMICO PROFESIONAL DE LENGUAJE Y


LITERATURA

ANÁLISIS DEL POEMA A UNA NARIZ

MÉTODO DE ANÁLISIS LITERARIO I.


VIII CICLO

ESTUDIANTE:
MONTEZA ALFARO, EDWIN BRUNO.

DOCENTE:
GARCIA SECLEN, JUAN FRANCISCO.

CAJAMARCA 2024
A UNA NARIZ

Érase un hombre a una nariz pegado,


érase una nariz superlativa,
érase una nariz sayón y escriba,
érase un peje espada muy barbado.

Era un reloj de sol mal encarado,


érase una alquitara pensativa,
érase un elefante boca arriba,
era Ovidio Nasón más narizado.

Érase un espolón de una galera,


érase una pirámide de Egipto,
las doce Tribus de narices era.

Érase un naricísimo infinito,


muchísimo nariz, nariz tan fiera
que en la cara de Anás fuera delito.

(Francisco de Quevedo)

Obtenido de: https://es.slideshare.net/perjad888/a-una-nariz-poema-de-francisco-de-


quevedo
Crítica Literaria
1. Contextos:

1.1. Histórico.
Este soneto fue escrito por el poeta español Francisco Gómez de Quevedo
alrededor de 1613 durante el periodo de la edad de oro, más conocido como “El siglo
de oro español”, Francisco de Quevedo es un escritor poeta que nació en Madrid en
el año de 1580, gozó de buena fama como escritor, reconocido como uno de los
máximos representantes de la escuela conceptista, de ahí el término conceptismo
quevidiano, el cual alcanzó su máximo nivel con su estilo de corte satírico. Francisco
de Quevedo al ser un hombre muy cercano a la corte y tener fama de buen escritor no
estuvo ajeno a rivalidades tanto políticas como literarias, este último con un escritor
también reconocido, al cual le dedico este soneto, “A un hombre de gran nariz”.

Este soneto fue escrito y publicado durante el siglo XVII, ubicándonos


históricamente en el conocido Siglo de Oro, un poco más exactos en el periodo del
Barroco, este periodo en el tema lirico estuvo enmarcado por el uso de metáforas
elaboradas y su complejidad estilística, es decir que utilizaban técnicas literarias,
recursos lingüísticos y estructuras gramaticales complejas, que iban más allá de la
simplicidad, buscando expresar significados más profundos y sofisticados. Todo esto
se evidencia en éste soneto, el cual en sus líneas haciendo uso de diversos recursos
literarios busca ridiculizar un aspecto físico de una persona.

Para entender cómo surgió la idea de este poema, o el motivo de su creación,


tenemos que situarnos en la rivalidad que se tenían estos autores, ambos autores
pertenecientes al mismo periodo (Barroco) y escritores del mismo género (Lírica),
con la única diferencia de escuelas; Francisco de Quevedo perteneciente al
conceptismo, y su rival, al culteranismo. Como se mencionó ambas pertenecían al
barroco, la cual buscaban hacer gala de su ingenio y sutileza en sus escritos, es aquí
donde se presenta sus diferencias, mientras los culteranos mostraban su ingenio a
través de la profusión de expresiones, los conceptistas concentraban sus ideas en
pocas palabras. En resumen, su rivalidad se basaba en diferencias estilísticas y
filosóficas, estas se manifestaron en la serie de poemas satíricos y mordaces que se
escribieron el uno al otro.

1.2. Literario.
El soneto “A una nariz” es un poema que busca burlarse de la nariz exagerada
de su rival literario Luis de Góngora. Éste está compuesto por catorce versos
endecasílabos, distribuidos en dos cuartetos y dos tercetos, respetando la estructura
clásica, tiene rima consonante ABBA ABBA CDC DCD. El ritmo se basa en la
alternancia de acentos en las sílabas pares e impares, y el uso de la sinalefa para unir
las vocales finales e iniciales de algunas palabras.

El tema del poema es la ridiculización de la nariz de Góngora, a la que se


compara con objetos desproporcionados y grotescos, como un pez espada, un
elefante, un espolón de una galera o una pirámide de Egipto. El tono es burlesco e
hiriente, y el autor no escatima en insultos y sarcasmos.

El poema se puede dividir en tres partes: la primera, que abarca los dos
cuartetos, presenta la nariz como una entidad independiente del hombre al que
pertenece, y la describe con una serie de hipérboles y metáforas que resaltan su
tamaño y su fealdad. La segunda, que comprende el primer terceto, continúa con las
comparaciones desmesuradas, y alude a la condición de judío converso de Góngora,
al mencionar las doce tribus de narices, en referencia a las doce tribus de Israel. La
tercera, que corresponde al último terceto, concluye con una exageración aún mayor,
al llamar a la nariz naricísimo infinito, y con una burla final, al decir que en la cara
de Anás, el sumo sacerdote que juzgó a Jesús, sería un delito.

1.3. Filosófico.
Se puede abordar filosóficamente dentro del conceptismo barroco,
mencionado en líneas anteriores, que se caracterizaba por buscar la sutileza y
elegancia de sus ideas en pocas palabras. Este movimiento literario compartía ciertos
principios con la filosofía de la época, donde se valoraba la agudeza intelectual y la
profundidad conceptual.

Quevedo, influido por la filosofía escéptica y pesimista, emplea el soneto


como medio para explorar la imperfección y la ridiculez de aspectos físicos humanos,
específicamente la nariz. En el contexto de la filosofía barroca, la obra refleja una
visión mordaz de la realidad, haciendo uso de la ironía y el juego lingüístico para
cuestionar la naturaleza humana y la vanidad asociada con la apariencia física.

Así, el soneto no solo se convierte en una expresión artística, sino también en


un medio para reflexionar sobre la fugacidad de la belleza externa y la fragilidad de
la condición humana, temas que resonaban con las preocupaciones filosóficas de la
época.
Enfoque literario:

2.1. Estilística.
El "Soneto a una nariz" de Francisco de Quevedo, exhibe una estilística
distintiva que fusiona agudeza conceptual, ironía, y una rica expresividad lingüística
(Propios del conceptismo del Barroco). Este análisis destaca varios aspectos clave de
su estilo literario.

En primer lugar, la esencia misma del conceptismo impregna el soneto, donde


Quevedo despliega una maestría evidente en la manipulación de ideas agudas y
complejas. El juego conceptual se manifiesta en juegos de palabras, paradojas y
dobles sentidos, elevando la crítica de la nariz a un nivel intelectual refinado.

La ironía y la sátira emergen como herramientas fundamentales en la


expresión de Quevedo. A través de la ironía, la nariz se convierte en objeto de burla,
siendo presentada con una mezcla de humor mordaz y perspicacia crítica.
Las imágenes vívidas desplegadas en el soneto revelan la habilidad de
Quevedo para estimular la imaginación del lector. La representación metafórica de la
nariz como un "pez espada" crea una imagen impactante y memorable que contribuye
a la eficacia estilística del poema.

El uso de un lenguaje culto y elaborado es otro rasgo distintivo de la estilística


quevediana. La elección cuidadosa de palabras y la destreza para jugar con el
vocabulario reflejan la sofisticación del escritor, acentuando la riqueza estilística del
soneto.

Entre las figuras literarias que se emplean en el poema, se pueden


destacar las siguientes:

- Anáfora: la repetición del verbo érase al comienzo de cada verso, que crea
un efecto de insistencia y monotonía.
- Antítesis: la contraposición de términos opuestos, como sayón y escriba,
que aluden a la doble faceta de Góngora como poeta y clérigo, o boca arriba y más
narizado, que sugieren la postura y el aspecto de un cadáver.
- Hipérbaton: la alteración del orden lógico de las palabras, como en érase
un peje espada muy barbado, que enfatiza el adjetivo barbado, o en érase una alquitara
pensativa, que destaca el absurdo de atribuir pensamiento a un objeto inanimado.
- Hipérbole: la exageración desmedida de la realidad, como en érase una nariz
superlativa, o en érase un naricísimo infinito.
- Metáfora: la identificación de la nariz con diversos elementos, como un pez
espada, un reloj de sol, una alquitara, un elefante, un espolón de una galera, una
pirámide de Egipto o las doce tribus de narices.
- Símil: la comparación de la nariz con Ovidio Nasón, el famoso poeta romano
que tenía el sobrenombre de Nasón por su nariz grande.

2.2. Lenguaje Literario.


El soneto “A una nariz” utiliza principalmente el lenguaje connotativo, es
decir, el que se emplea de forma figurada o simbólica, para transmitir sentimientos y
sensaciones. El autor recurre a este tipo de lenguaje para expresar su burla y su
desprecio hacia la nariz de su enemigo literario, Luis de Góngora, a quien ridiculiza
con una serie de comparaciones e imágenes exageradas y grotescas.

El lenguaje connotativo se caracteriza por ser subjetivo, ambiguo y sugerente,


y por permitir diferentes interpretaciones según el contexto y el conocimiento del
lector. En el soneto, Quevedo utiliza palabras que tienen un significado denotativo,
es decir, objetivo y literal, pero que al mismo tiempo tienen una connotación, es decir,
un sentido figurado y metafórico, que depende de la cultura, la historia y la intención
del hablante. Un ejemplo es la palabra “sayón”, que denotativamente se refiere a un
verdugo o a un alguacil, pero que connotativamente se relaciona con la figura de
Anás, el sumo sacerdote que juzgó a Jesús, y que representa la crueldad y la hipocresía
de los judíos. De este modo, el autor alude a la ascendencia judía de Góngora, y lo
acusa de ser un traidor y un impostor.

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