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Terapia Sistémica
Terapia Sistémica
Terapia Sistémica
En Psicología
Cátedra: Clínica Psicoterapéutica II Prof. Lic. Esp. Javier Fermani
PARTE 5. PSICOTERAPIA
SISTÉMICA
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EL PARADIGMA DE LA COMPLEJIDAD
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incertidumbre. No sabemos si esto será así. El camino tomado por los sucesos puede
dejar de circular en el sentido deseado.
Esto es especialmente cierto en lo que denominaremos sistemas inestables, los cuales
por oposición a los estables nos remiten a un conjunto de variables volátiles y volubles
coexistiendo (la economía de nuestro país, por ejemplo).
Esto nos indica que la divergencia es ley, en la medida en que todo fenómeno se expresa
como potencia de cambio inesperado. Lo que se constituye en excepción es la
convergencia que tanto busca el positivismo.
¿Qué entendemos por disrupción?. Se trata de un evento discordinante, que destruye
un molde previsible. Se desprende del principio de divergencia, en la medida en que
para que esta exista es necesario que sucedan eventos disruptores. ¿Alguien podría
calcular el 11 de septiembre antes de que suceda?. Pues, la mayoría no.
Ahora, supongamos que hay quienes anticipaban esto, y que el día del auto – atentado
estadounidense no se vieron asombrados. ¿Qué tan seguros podían estar de que esto
iba a ocurrir?. ¿Acaso estas personas causaron el hecho con solo pensarlo o haberlo
previsto?. Por supuesto que no. ¿Cuántas predicciones como estas fallan?. La
complejidad es desoladora, lo sabemos, porque angustia. No hay respuesta afirmativa
para todo esto, lo que introduce la negatividad.
La negatividad, podemos decirlo, no entendida como algo moralmente “malo”, sino
como lo que resta, lo que ausenta, lo que quita. Como un agujero negro, no genera
maldad o mal ánimo, sino que hace desaparecer, se traga lo que toca. El paradigma de
la complejidad, al alimentarse del existencialismo, nos invita a aceptar la finitud del
ser, y esto angustia no por ser algo “negativo” para el alma, sino porque nos
“negativiza”.
Contra esta angustia ontológica ha luchado el Positivismo en su afán controlador. El
paradigma de la Complejidad nos devuelve una mirada sin rostro. Nos invita a dudar
de todo, y a permanecer en el centro de la tormenta. Esto no quita, lógicamente, que se
valga de esta posición epistemológica para aportar teorías y principios reguladores,
como veremos en el caso de la Psicología Sistémica.
Uno de estos principios nos indica que los cambios, las soluciones a los problemas
humanos, nunca vendrán como resultado de una receta positiva de la vida, sino a partir
de una aceptación de la incertidumbre y la finitud, y con ello de la urgencia permanente
de cambio. Solo podremos movilizar los recursos necesarios para modificar algo en la
medida en que nos sintamos en estado de emergencia. De otra forma, ningún cambio
es posible.
Dicho de otro modo, para que haya conquista de algo nuevo, se necesita un cambio, y
para que esto se produzca, es menester una crisis.
Por último, debemos repasar a que nombramos diferencia en el contexto del
pensamiento complejo. Contrariando el ímpetu homogeneizador del Positivismo, que
busca encarcelar cada manifestación observable en torno a cierta causa y efecto y cierta
composición del fenómeno, el principio de diferencia nos llama a entender que cada
elemento interviniente en un sistema genera un comportamiento dado por relación
diferencial con los otros. La forma en que un elemento (ya sea una persona como un
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lineal que intenta totalizar al ser, no dejar espacios huecos ni preguntas abiertas. El
pensamiento complejo nos involucra, se quiera o no, en un Universo de sentido azaroso,
disruptivo, agrietado y discontinuo.
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Psicología sistémica
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Como hemos notado, esta teoría se apoya en la lógica de las relaciones en red. Ahora,
estas se encuentran contextuadas en torno a un sistema. Comprender al ser humano
implica, entonces, descubrir cómo se mueve dentro de la lógica de ese sistema
particular, ya sea familia, grupo laboral, grupo de amistades, o pareja.
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influida por el todo de una manera particular al mismo tiempo que influye en el todo
desde esta posición adoptada.
La adopción de este lugar en el sistema se da por la dinámica particular del sistema en
si. Cada vez que un empleado nuevo es seleccionado para ingresar a trabajar en una
empresa, ingresa en una red de relaciones que estaba armada de una determinada
manera antes de su llegada, y que sufrirá cambios sustanciales a partir de que este nuevo
elemento se implique.
Las partes no son enteramente individuales, puesto que constantemente se ven
afectadas por la red de relaciones y por lo tanto están sujetas a un proceso de renovación
permanente. No obstante, conservan propiedades psico – fisicas de las que carecen los
demás elementos del sistema, con lo que su aporte se vuelve único.
Extendamos el ejemplo previo para comprender esto. Juan Mendez ha ingresado en el
sector de logística de una importante empresa dedicada a la venta de electrodomésticos.
En este sector, se encontrará con Mónica, una muy apta profesional de la ingeniería
que suele encargarse de la planificación del sector; Nestor, un joven de espíritu
emprendedor pero algo atolondrado que se dedica a cuestiones administrativas, y
Lorena, jefa del sector, estricta y demandante. Todos estos elementos poseen
características únicas, al igual que el ingresante Juan. Pero dependerá del rol que Juan
asuma en esta red de relaciones ya armada entre Monica, Nestor, y Lorena, para ver
cómo afectará al sistema. Juan puede sentirse cómodo y desplegar su capacidad al
encontrarse con un equipo receptivo a su llegada, o bien puede sufrir de dificultades de
adaptación, impuestas por la circulación de rumores sobre el motivo real de su arribo,
por ejemplo, o bien porque los integrantes del equipo no desean otro miembro, o bien
por estas y muchas otras causas mas, todas juntas.
Juan, aún con sus características individuales, no actúa de igual manera en un sistema
y otro. En su casa, con su mujer e hijos, es una persona que despliega determinados
recursos de interacción, emocionales e intelectuales; y en su trabajo, con Lorena,
Nestor, y Mónica, puede no mostrar las mismas conductas. Esto es así no porque sea
una persona inestable e impredecible, algo que sería fácilmente atribuible desde la
culpabilización típica del estilo de pensamiento elmentalista, sino porque, como
persona, está sujeta a la influencia constante e inevitable de su entorno, y tiende a
asumir determinada posición en cada sistema dependiendo del tipo de información que
envía al todo y que recibe del todo.
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Los sistemas se integran unos a otros infinitamente. Como personas somos un sistema
que a su vez es una parte de un sistema familiar. Esta es, a su vez, una parte constitutiva
del sistema social, este se halla inmerso en una cultura determinada, y así
sucesivamente.
Nuestro cuerpo es un sistema: cuando nos duele el estómago, todo el sistema se ve
afectado. Nos sentimos mal, no podemos caminar con normalidad, hasta nuestros pies
pueden sentir algún tipo de malestar indirecto, causado por el dolor de estómago.
Nuestra mente es un sistema: Cuando pensamos en algo, este pensamiento no está
aislado. Se halla en relación con otros pensamientos encadenados que lo llevan a
existir, así como con imágenes que se nos presentan y emociones que genera.
Como sistema, estamos en relación: A su vez, nosotros mismos nos vemos afectados
por una cadena de eventos externa y afectamos a la misma.
Por lo tanto, los seres humanos somos sistemas que actuamos en función de la relación
generada por sub – sistemas. Y a su vez, somos componentes de sistemas mayores que
nos implican.
La física newtoniana señalaba al átomo como la “unidad fundamental” de la materia,
el elemento final irreductible, el mas microscópico. Sin embargo, los descubrimientos
realizados por los físicos cuánticos demostraron que el átomo, a su vez, es un sistema
compuesto por electrones y un núcleo, que a su vez está conformado por sub – sistemas,
los neutrones y protones, que mas adelante se pudo descubrir que también estaban sub
– divididos por otros sub – sistemas internos.
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De esta forma, la dinámica de sistemas nos muestra que la influencia que recibimos de
nuestro entorno es una influencia que a su vez viene gestada por niveles mayores de
integración. Esa es la razón de que consideremos que existe una relación no solo con
quienes mantenemos un contacto psico – fisico mas cercano, sino el Universo en su
totalidad, en diferentes niveles de influencia.
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Principio de complementareidad
Otro principio del enfoque sistémico es el que nos dice de que los sistemas, para ser
efectivos, deben estar constituidos por elementos complementarios. Esto dinamiza la
producción global, puesto que facilita el que cada uno ocupe un lugar en el sistema y
cubra diferentes funciones que son vitales para su desempeño.
Tomemos como ejemplo un grupo de trabajo común. La existencia de personalidades
de similares características puede hacer que se dificulte la comunicación, puesto que
personas de carácter fuerte tenderán a chocar con frecuencia, y personas mas retraídas
carecerán de alguien capaz de manifestar las cosas que todos sienten y nadie se atreve
a exponer para el bien grupal. Es mucho mejor que existan personas con diferentes
capacidades, que cubran un espectro mas amplio de posibilidades de acción, que el que
coexistan integrantes de una misma rama del conocimiento.
Principio de incertidumbre
Principio de cambio
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CAUSALIDAD CIRCULAR
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HOMEOSTASIS y ENTROPIA
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Como fruto del funcionamiento de los sistemas, han sido establecidas leyes básicas que
se repiten una y otra vez. Estas pueden orientarnos a entender mejor porqué, muchas
veces, los sistemas se comportan de una forma totalmente distinta a como creeríamos
que deberían comportarse.
1. Ley de la fragmentación
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sopesado cuál era la causa de fondo de la dificultad, que supongamos es la mala calidad
del producto. En un inicio, las ventas pueden mejorar, pero el inevitable efecto
colectivo de la comunicación boca a boca entre las personas sobre ala baja calidad del
producto hará que este vuelva a descender en las ventas
Existe un tiempo entre la decisión y el resultado. Este es el tiempo que hay que
esperar para ver si la decisión da los resultados que esperamos. Muchas veces nos
apresuramos en considerar que la decisión ha sido mal tomada porque no generó los
efectos esperados en un plazo de tiempo demasiado corto, y tomamos nuevas
determinaciones en función de esta convicción, que lo único que hacen es echar a
perder una decisión inicial potencialmente satisfactoria.
7. Ley de la palanca
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eliminarlo, este tenderá a ganar velocidad y a trabajar de forma mucho mas efectiva
que eliminando todos los límites de menor importancia.
Todo sistema es posible a partir de ser configurado en una estructura. Esta implica una
totalidad, algo que envuelve y da un sentido de orientación y permanencia a lo que la
habita a partir de determinadas leyes. Así como el mundo es un sistema sociohistórico
estructurado en un planeta, cuyas leyes determinan su sentido de perdurabilidad y
consistencia, un sistema familiar es una construcción sociohistórica estructurada en
leyes de la dinámica de la naturaleza.
La estructura legal que da forma al sistema es, en palabras de Bateson, “lo que hace de
un sistema permanecer sistema”. (2002).
Los psicólogos sistémicos trabajan bajo una suposición filosófica que no tardó en
despertar reacciones de todo tipo al seno de la psicología científica, vinculada al
concepto de naturaleza humana. Hay algo irreductible y autoindicativo en estas leyes,
tomadas en su mayoría de la biología y la física, y que suponen un camino transparente
entre lo social y lo natural. El ser humano, así, responde como ser psíquico en función
de un imperativo absoluto: su adaptación al ambiente. Del mismo modo en que un
organismo vivo debe reproducir anticuerpos y generar condiciones físicas evolutivas
acordes al medio en que se desenvuelve para poder sobrevivir, el hombre debe
rediseñarse permanentemente como ser psicosocial para evitar su destrucción.
La psicología sistémica concibe, así, que la muerte es el fenómeno lindante de la
experiencia humana. Se trata del eje vertical sobre el cual gira la organización
biopsicosocial, puesto que antepone un límite absoluto a todo proyecto y toda forma
de construcción histórica. En esto, la sistémica se da la mano con el existencialismo.
¿Y que es un sistema? En palabras de Wainstein, podemos concebirlo como un
conjunto de partes en continua e inevitable interacción (2012). Un sistema social es una
construcción forjada por sujetos, pero cuya condición no está dada en la suma de las
aportaciones de cada uno, sino en eso que se construye en la interacción entre los
mismos, que causa como resultado una totalidad ajena a cada parte individual. El
sistema se configura en códigos, roles, costumbres, y ritos que no son así forjados
conscientemente ni por obra de la voluntad de alguno o algunos de sus miembros. De
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Las leyes que conforman la estructura de todo sistema pueden ser las siguientes:
- Homeostasis
- Causalidad circular
- Equifinalidad
- Autopoiesis
Homeostasis
Tal como ya hemos señalado, refiere a una ley máxima en la dinámica de los sistemas.
La homeostasis hace a la posibilidad de que el sistema se mantenga en un movimiento
proyectado a futuro sobre la base de cierta tensión vincular interna y externa que
permita un balance satisfactorio. Sin la presencia de eventos y agentes
desestabilizadores, el sistema tiende al deterioro por entropía negativa, principio
emergente de las leyes de la termodinámica, según las cuales toda entidad viva tiende
a una paulatina descomposición y desaparición.
Para que la homeostasis de un sistema se pueda conservar, resulta indispensable que el
mismo desarrolle ciertas maniobras homeostáticas. Estas son actividades regulares,
como costumbres o ritos, cuyo fin último (su “paraqué”) no es otro que mantener a los
integrantes del grupo familiar resguardados de la angustia de destrucción que los habita
como parte del conjunto. También hay maniobras homeostáticas que surgen como
conductas imprevistas e inmediatas ante eventos potencial o realmente
desestabilizadores.
Las angustias de destrucción hacen al núcleo motivador de las amenazas internas y
externas. Remiten a aspectos fundantes de la historia del sistema, vinculados a mitos y
premisas que forman parte de la cultura profunda e inconsciente del colectivo. Según
estas verdades que circulan en el ambiente de forma implícita, siempre existe el peligro
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diferencia entre Einstein y una ameba radica en que cuando este último se equivoca
no se muere” (2008).
Bateson, Varela, y Maturana han sido algunos de los sistémicos que han insistido en
este concepto, en torno al cual todo proceso adaptativo es dinámico, desafiante, y
anticipativo. Para que un sujeto pueda mantener un rol en el sistema familiar y no ser
excluido debe prever algo de lo probable y posible y en función de eso actuar, aún
cuando esto suponga perder protagonismo o ceder en intereses personales.
Mitchell, por su parte, considera que la homeostasis es un caso limite en un fenómeno
mas amplio. Los organismos nunca responden al pasado, sino al futuro que anticipan
en función de él (2016). La respuesta no es proporcional estimulo sino a las condiciones
futuras que el organismo predice en función del estímulo. Así dadas las cosas, todo
sujeto intenta adelantarse a los cambios futuros para ampliar su capacidad de respuesta
ante toda eventualidad.
Equifinalidad
Remite a la ley según la cual un sistema puede llegar a una misma meta a través de
diferentes caminos. Un sistema no subsiste sin metas que ofrezcan un camino de
desarrollo futuro. la equifinalidad es la ley que garantiza que el grupo busque y
encuentre caminos alternativos para poder arribar a dichos objetivos. Lo específico de
esta ley radica en que todo sistema debe desarrollar la característica de ser adaptable,
flexible, y plástico para poder encontrar soluciones a sus problemas.
La adaptabilidad de un sistema está relacionado con su capacidad anticipatoria y de
asimilación de los cambios en el ambiente, generadores inevitables de mutaciones
internas. Por flexibilidad entendemos la posibilidad de que el sistema se reinvente
activamente, a los fines de poder reconstruirse en función de lo adaptativo sin quedar
en una posición estática o rígida. Por último, la plasticidad nos dice de la capacidad del
sistema de ser flexible sin perder su estado de cohesión y coherencia interna, lo que
vendría a ser su eje identitario.
Autopoiesis
Niklas Luckmann define esta característica, tomada del campo de la biología, como la
capacidad de un sistema de autoproducir los elementos que lo constituyen (2007). Esto
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La cultura del sistema, por otra parte, remite a lo implícito, aquello que no es
directamente observable y ofrece una apoyatura de sentido a las acciones visibles. La
cultura impone formas, modos de hacer y pensar que hacen a un culto al sistema. En
su faz mas profunda, anida su fundación y los mitos que la rodean, de la que emergen
las grandes premisas universales que gobiernan su cosmovisión y reglas de
comportamiento. Allí también habitan los secretos, las fantasías de destrucción y la
angustia concomitante a las mismas.
De acuerdo a la teoría de Edgar Schein (2011), todo sistema organiza su cultura de
acuerdo a niveles de expresión. En su aspecto profundo, el pasado del sistema se
actualiza a modo de porvenir, recreando representaciones de lo que puede ocurrir y
permitiendo así la adaptación anticipatoria a futuros eventos desestabilizadores. En una
faceta más cercana al discurso consciente, aparecen los valores y creencias sostenidas
como parte del mandato o ley sistémica. Estas ofrecen, a su vez, el fundamento
razonable (sostenido en las fantasías, mitos y axiomas del nivel profundo de cultura)
para aquellas prácticas cotidianas que se reflejan a modo de costumbres, roles, y ritos.
Repasaremos brevemente como se constituye cada eslabón de la cultura familiar.
Prácticas
Hacen a las acciones regularmente observables de los miembros del sistema, según la
cual cada uno adquiere un espacio de expresión personal. Las prácticas cuelgan un
cartel en la cabeza de cada integrante, hacen a una asignación identitaria en su fase mas
observable, “hablable”. Por ejemplo, el padre de familia que trabaja medio día y el
resto de la jornada se dedica a mirar la televisión, hacer compras, o visitar amigos. La
madre de padres separados que pasa a buscar a su hija los fines de semana para llevarla
a estar con ella. Las prácticas hacen a los comportamientos que estructuran lo esperable
en el sistema familiar, otorgando una base de expectación necesaria para poder asimilar
cambios internos y externos con cierta flexibilidad y plasticidad.
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Las prácticas se distinguen de las costumbres por un factor esencial: no sirven a los
fines de evitar ningún peligro concreto. Las prácticas cumplen con una función de
orden constructiva, relativa a la necesaria rutinización del espacio social de intercambio
familiar. Sirven para mantener la economía de la casa y cierta tensión política en el
seno del grupo (las quejas de la madre de que el padre tiene la práctica – que ella llama
costumbre – de atender el celular cada vez que lo llaman y restar tiempo de calidad a
la familia). Por último, una práctica también se distingue de una costumbre por la
posibilidad de ser casual. Son acciones que pueden ser rutinarias o bien ocasionales.
Costumbres
Técnicamente, una costumbre hace a una práctica de frecuencia diaria o casi diaria,
según la cual los miembros del sistema habrán de adoptar determinados roles. Junto a
las practicas, hace al aspecto mas frágil y maleable de la cultura, lo que está mas
expuesto a cambios permanentes producidos por la adaptación anticipatoria del sistema
en su apertura al ambiente. Cuando una costumbre se presenta resistente a cambios
importantes que exigen su reformulación, deviene en rito, y su relevancia simbólica
adquiere un mayor peso.
Una costumbre puede ser individual o grupal. Un ejemplo sencillo es la tendencia del
hijo menor a jugar con la playstation en el living de la casa. Para que dicha acción no
sea entendida como un comportamiento rutinario mas y se constituya en costumbre,
resulta indispensable entender que se da a lugar para evitar otra cosa. Una costumbre
no existe por automatismo, sino que se desarrolla por fines adaptativo anticipativos. El
“paraqué” de dicha conducta refleja su condición costumbrista y la aleja de una mera
practica repetitiva, en la que el sujeto hace lo que hace para mantener una organización
relativamente estable de funcionamiento personal y del sistema.
Las costumbres no tienen fecha, porque no son rígidas como los ritos. Ir de picnic al
parque puede ser algo que se realiza de forma casual y esporádica, no necesariamente
con la rigidez forzada de un rito. Al igual que estos últimos, las costumbres hacen a
una forma de mantener el equilibrio inestable del sistema, porque existen como
tendencias conductuales unificatorias. En torno a la costumbre de un miembro del
grupo (que puede ser una significada como nociva, como por ejemplo consumir alcohol
en exceso) los demás miembros del grupo adquieren una posición y mantienen un
interjuego relacional. Lo que intenta evitarse es la regeneración de espacios vacíos, de
no – interacción, causantes de la anomia que precede a la destrucción.
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Ritos
En orden a mantener su equilibrio y no desorganizarse, el grupo familiar recurre a
diferentes modos de sostenerse, denominadas comúnmente maniobras homeostáticas.
Dentro de dichos intentos encontramos los ritos, en tanto acciones rutinarias
compensatorias del desbalance provocado por ciertos eventos que amenazan o han
amenazado de muerte o enloquecimiento al conjunto, o bien la rigidificación de los
roles para cada integrante, lo que procura mantener el orden a lo largo del tiempo.
Un rito en la dinámica familiar equivale a una costumbre compartida, en la que cada
sujeto adopta una determinada posición para desarrollar determinada acción. Se
diferencia de una costumbre por:
1. Necesitar de todos los integrantes del grupo para realizarse. Una costumbre
puede ser desarrollada por algún que otro miembro, e incluso su/s
protagonista/s puede/n rotar
2. Necesitar de un evento activante
3. Ser rígido. El grupo necesita realizarlo una vez que el evento activante lo
indique
Como dijimos, el rito tiene su fundamento sistémico en la posibilidad de generar una
especie de “alivio general” que balancee las fuerzas psíquicas del grupo cuando se
siente amenazado. El evento que activa el rito puede ser cualquiera. En caso de que el
rito sea ordinario, un determinado horario, o la llegada del padre todos los días del
trabajo señalan la necesidad de comenzar el rito. En caso de que se de a lugar de forma
extraordinaria, solo sucederá cuando acontezcan ciertas discusiones, se presente algún
problema de parte de uno de sus integrantes que los demás miembros se enteren, o haya
existido algún problema con un sistema perteneciente al exterior.
Del mismo modo, debemos considerar rito familiar a cualquier conducta en la que
participen todos los miembros del grupo y que sea lo suficientemente repetitiva como
ser considerada rígidamente rutinaria. Desde las más comunes en las familias de
nuestra región, como ser la hora del almuerzo, hasta las más singulares o bizarras. En
la forma en que cada sistema desarrolle sus ritos notaremos las características
neuróticas, psicóticas, o perversas del mismo, y con ello un elemento clave en el
desempeño individual de cada uno: a qué aspira el grupo a que ese sujeto se convierta.
Por poner un ejemplo de un rito poco típico, en una familia de clase media de
Resistencia, constituida por el padre y tres hijos (dos mujeres y un varón), todos ellos
adolescentes, se tenía la rígida costumbre de rezar en conjunto a las 20 horas. Dicha
práctica tenía como fundamento consciente, “pedir por la elevación del alma de Irma”.
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Irma era la madre de los niños, tristemente fallecida hacía dos años, y cuyo recuerdo
abarrotaba el hogar. Desde fotos y retratos cristalizados en las paredes hasta una usual
permanencia en el discurso de su ex marido.
Mas allá del motivo consciente por el que el grupo desarrollaba este rito, podríamos
decir que inconscientemente se sentía amenazado por la repetición de la historia. Irma
fue asesinada por un vándalo que la asaltó mientras ella limpiaba la casa. El marido
estaba trabajando y los niños estaban en la escuela.
La rigidez del rito del rezo era tal que impidió a Marcos, el mayor de los tres jóvenes
con 19 años, adoptar un empleo que tomaba los horarios de 16 a 21 horas. ¿El motivo?.
El evento activante del rito era a las 20, por lo que este debe desarrollarse a esa hora y
no a otra. Con la carga de culpa traída por quienes se encontraban ausentes la mañana
en que Irma fue asesinada, ausentarse del rito del rezo equivalía a la mayor de las
traiciones. Marcos, de aceptar ese trabajo, dejaba en claro para todos sus familiares que
no le importaba la muerte de su madre. No sería ilógico pensar, desde la dinámica
sistémica, que el sería tachado como culpable de su muerte a partir del momento en
que acepte dicha asignación laboral y deje al grupo sin un miembro para llevar adelante
el rito.
¿Qué notaríamos en caso de que tal cosa suceda?. La culpabilización de Marcos por la
muerte de su madre ofrecería una maniobra homeostática, compensatoria de la ausencia
de un elemento clave para el desarrollo normal de un rito, puesto que falta un
integrante. Quien decide no participar de los rituales de una familia deja a la misma a
expensas de padecer la amenaza de desintegración, por lo que el sistema buscará la
forma que sea con tal de recuperar el equilibrio psíquico.
La condena que recaería sobre el joven de 19 años sería densa y extrema. Dicha culpa
podría llevarlo a sufrir de una angustia inespecífica por el resto de sus días. Ante
semejante escenario, fue el quien acudió a consulta y sobre quien realice su
psicodiagnóstico, debido a la contradicción permanente que se cernía sobre él. Su
impulso de independencia económica y social del núcleo familiar chocaba con esta
amenaza de enloquecimiento.
Ante este cuadro de situación, el joven optó por no ir a trabajar en ese horario y buscar
un empleo con turno diurno. Su frustración, lógicamente, fue grande, pero mayor fue
su alivio.
Ante este escenario de situación, las reacciones iracundas hacia su padre y hermanos
comenzaron a repetirse. Se sentía encadenado a un mandato que lo ataba y no lo dejaba
respirar. Durante el proceso psicodiagnóstico, dicho nivel de agresividad se hizo mas
que evidente, en su producción en los tests gráficos tanto como en el Rorschach.
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Roles
Emergentes de la red de códigos establecidos en el sistema, pueden ser estáticos o
intercambiables, así como numerosos. Un rol implica una posición adoptada frente al
otro, generadora de conductas estereotipadas y reiterativas, y que cumple con una
función que se complementa con la de otros roles con el fin de lograr ciertas metas
propuestas por el sistema y mantener su supervivencia a través del sostenimiento de la
homeostasis.
Podemos caracterizar un rol familiar de la siguiente forma:
1. Implica la adopción de una posición frente al otro
2. Cumple con una finalidad grupal complementaria con otros roles
3. El sujeto que lo asume desarrolla determinadas conductas estereotipadas
4. Otorga un espacio singularizante al sujeto que lo adopta
5. Cada sujeto puede adoptar múltiples roles dependiendo de la situación que los
convoque
Los roles pueden ser adjudicados por la dinámica del grupo, pero deben ser asumidos
por su futuro representante. En todo proceso de adjudicación/asumisión existe una
finalidad inconsciente que hace que el sujeto tome como suyo este ropaje relacional.
El rol otorga una identidad, por muy borrosa o denigrante que esta pueda parecer, y
con ello un lugar desde el cual establecerse en la red de relaciones.
Esto constituye un punto de anclaje singularizante, que induce a psicólogos sistémicos
como Minuchin o Palazzoli a considerar que el cambio de rol, en caso de ser necesario,
no vendrá de forma individual, sino como fruto de una reestructuración general de la
dinámica de la familia, capaz de readquirir su balance homeostático y seguir sus metas
ya sin la necesidad de mantener a esa persona en ese rol que la hace sufrir.
Esto es así porque al rol otorgar al sujeto un lugar singular en el sistema, hace a aquello
que conoce de sí frente a los otros. La inexistencia de un “yo” concreto capaz de
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Códigos. Establece un patrón de medida, una pauta que separa lo legal de lo ilegal,
independientemente de su legitimidad. Esta diferenciación conceptual tanto clave
como necesaria, puesto que divide los intereses personales de los grupales, y esta
pequeña comunidad que denominamos familia habrá de sobrevivir solamente en pos
de mantener con vida sus códigos.
Lo legal es aquello que se instituye, ya sea de forma explícita o implícita, por ley o
costumbre. Hace a un pacto compartido por todos los integrantes del sistema familiar,
o bien por unanimidad. Lo legítimo constituye, por su parte, aquello que hace a lo legal
para el sujeto en sí, pero que no siempre se condice con lo permitido por la palabra del
conjunto.
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No tomamos de esto último que comentó, casi al pasar, para repreguntar “como hace
un padre para saber que es bueno para un hijo y que no?”.
Ante esta pregunta, Joaquín calla. Luego de unos segundos de suspenso, Lucila va al
grano y contesta: “Mirtha desde chiquita fue muy desordenada y protestona, creímos
que Sandra podría ser una buena influencia sobre ella. No es que nos sentamos a
pensarlo, simplemente fue dándose así”.
Por último, preguntamos qué hacen ellos cuando Sandra represente a la menor.
Encogiéndose de hombros, Joaquín contesta “No decimos nada. Si Mirtha quiere
reaccionar por algo, apoyamos a su hermana”.
Aquí es donde, rápidamente, hemos podido notar un origen que da fundamento al
código establecido, según el cual Mirtha debe asumir una posición pasiva e inferior
ante el poder de Sandra, activa y dominante. La menor es acusada por haber sido
protestona y desordenada, fruto de lo cual se encuentra justificado el código.
¿Por qué habrá de resultar importante para el proceso Psicodiagnóstico de Mirtha
conocer de estos detalles?. Porque aquello que llevará a su producción en las sesiones
no será su solitario ser, sino las cadenas que pesan sobre sus hombros como miembro
de un sistema familiar. Lo que hace a su subjetividad es, entonces, su particular manera
de responder frente a los códigos instalados. Ya sea rebelándose contra ellos de forma
sana o patológica, ya sea aceptándolos como realidades incuestionables, cada sujeto
desarrolla su propia manera de existir atado a estas pautas de legalidad arbitrarias.
Cada familia ofrece una red de relaciones cuya consistencia y solidez se sostiene en
códigos. Estos son inevitables y necesarios para el sostenimiento de la homeostasis. Lo
que hace a un sistema familiar desarrollar síntomas es el precio subjetivo que algunos
actores tienen que pagar para mantener su fidelidad a dichas pautas. Esto emergerá,
naturalmente, de la rigidez o flexibilidad que tengan para adaptarse a los cambios, a las
solicitudes de transformación interna de parte de algunos de sus componentes cuando
declaran ya no tolerar ciertos códigos.
Una familia funcional respetará dichas peticiones, no sin resistencias esperables, y mas
temprano que tarde hará los ajustes necesarios. Una de carácter disfuncional responderá
cerrándose sobre sí misma y excluyendo al portavoz del malestar, tachándolo de loco,
intratable, o marginal. El pesado rol del “loco”, en particular, es el elegido por la
mayoría de las familias disfuncionales.
Vayamos a un sencillo ejemplo. Una joven de 20 años que se cansó de estudiar aquello
que según los códigos internos debía estudiar, y pide cambiarse de carrera. ¿Cómo
reaccionará el sistema frente a esto?. En ocasiones, la respuesta será favorable sin
mayor resistencia, pero en otros casos no será así. Ya sea de forma camuflada o directa,
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Universidad de la Cuenca del Plata Carrera: Lic. En Psicología
Cátedra: Clínica Psicoterapéutica II Prof. Lic. Esp. Javier Fermani
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Axiomas.
Hacen al fundamento discursivo de los valores y las creencias, lo que sostiene desde
una racionalidad semi – consciente todo cuanto se dice que debe hacerse y aspirarse.
Un axioma es una verdad incuestionable, algo que sustenta todo lo que pensamos y
creemos del mundo. Si una creencia es difícil de cambiar, un axioma es prácticamente
imposible. Tan certero como que la Tierra es plana y gira alrededor del sol, lo es
cualquier axioma habitante del sistema axiológico de una familia.
Estas grandes verdades son las que hablan de la existencia o no de Dios. En caso de
que el sistema apoye el axioma de su presencia en el Universo, las creencias pueden
discutir de qué tipo de Dios estamos hablando, pero no cuestionar su existencia. Esto
es aplicable, también, a la idea de trabajo y estudio, el lugar que adquieren en las
representaciones simbólicas e imaginarias del sistema. Por supuesto, las inclinaciones
políticas pueden ser diferentes en el nivel superficial e incluso subyacente, pero
adquieren un tono unificador a nivel axiomático. Cuando una persona enfrenta estas
verdades sistémicas por sentir que no lo representan, y cuestiona esta fuente de saber,
se encuentra preparando ya su expulsión del sistema.
Estas verdades caen en el lugar del absoluto. Criticarlas o diferir de ellas es equivalente
a no respetarlas, y por ende, a no respetar al grupo como unidad. Divergir en torno a lo
que se considera a nivel social, religioso, ontológico o moral en su mas profunda raíz
implica intentar desgarrar los orígenes de lo que hace del grupo un grupo humano.
Comúnmente, las culturas cerradas, como lo son las sectarias, tienden a hacer un culto
consciente a sus axiomas. Lo que se repite a nivel discursivo no circula en torno a los
valores y las creencias, que en definitiva pueden ser discutidos sin que eso lleve a una
amenaza mortal para los integrantes del grupo, sino a estas verdades absolutas, que
establecen una delimitación decisiva entre lo posible y lo imposible. No remiten a una
diferencia entre qué es bueno y qué malo, sino a algo mucho mas profundo y aterrador,
a saber, qué es merecedor de vida y qué merecedor de la muerte.
Los axiomas, sin embargo, solo pueden ser interpretados en la dinámica familiar. Como
hacen a lo nuclear unificante, no admiten diferencias. Toda discusión entre integrantes
del sistema por motivos políticos, morales o religiosos no hace mas que poner en
relieve la dimensión subyacente de la práctica cultural. Los axiomas pueden ser
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Fantasías. Los temores inconscientes del grupo suelen ser representados por las
fantasías que comparten, y los mismos pueden ser canalizados a través de los ritos y
los roles. En el primer caso, hablamos de ciertas formas de expiar el mal que asecha al
grupo, y en el segundo nos referimos a determinada manera que el mismo ha
encontrado en su historia de funcionar complementariamente en orden a alejar los
fantasmas que amenazan con hacer real lo fantaseado.
La muerte y la locura constituyen los factores esenciales que movilizan la dinámica
sistémica de todo grupo, constituyendo sus amenazas principales. En distintos tipos de
sistemas encontraremos formas de diluirlas, negarlas, o combatirlas. Ambos son
temores relacionados con la desaparición del clan familiar, y con ello del punto de
sostén psíquico de la vida subjetiva. Podríamos decir, la desaparición de la familia
equivaldría a la condena para cada sujeto a una estancia solitaria en el mundo, en
perpleja oscuridad. Los lazos lógicos que unen la estructura, en caso de romperse,
amenazan con tragarse a cada individuo cuan agujero negro y desintegrar toda
posibilidad de conciencia de otro.
Las fantasías hacen a la circulación de un imaginario no consciente, según el cual se
asignan a cada suceso o integrante una serie de rótulos o roles que nos hablan de una
historia que angustia. Otorgan el fundamento vivencial, según el cual el grupo tiende a
movilizarse.
Toda fantasía sistémica nace de los mitos, que son la traducción inconsciente que hace
el grupo de los sucesos que asediaron y amenazaron su homeostasis en el pasado.
Mitos.
Hacen al fundamento histórico de las fantasías y los axiomas. Hacen a la epigénesis de
todo nucleo unificante, puesto que una gran verdad que no se apoya en hechos
concretos acontecidos (o bien en su ilustración mítica, como sería el caso) carece de
todo sustento.
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Los mitos no son datos fehacientes, lo sabemos. Hacen a una narración que se esconde
entre los relatos que circulan en el sistema. Traza una trama histórica que deconstruye
un sentido específico para los axiomas defendidos y pone de manifiesto la especificidad
de la angustia que conmueve al grupo. En los mitos encontramos la narración de cómo
llegó la familia a la ciudad, de cómo y porqué murieron sus ancestros, de los errores
que se cometieron en su momento (que solo existen en la medida que ofrecen una idea
de qué no debe hacerse en adelante).
Ahora bien, el pensamiento mítico no solo se alimenta de los aconteceres arcaicos. Se
mitifica todo cuanto sirve a los fines de fundamentar un sentido fáctico, narrativo, a los
axiomas y las fantasías. Un hecho reciente, como la desaprobación de una materia de
parte de un hijo de la familia, se mitifica en la medida en que adquiere una versión en
cada uno que refuerza las ideas que el grupo viene trayendo consigo como fundantes
de su historia. En ese ejemplo particular, la reacción del grupo, al mitificar el evento,
hace que el mismo sea ubicado en línea con una serie de tragedias y errores familiares
que lo antecedieron. “Vos vas a terminar como el tío Alberto si seguís así, solo y sin
un mango”.
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