Terapia Sistémica

You might also like

You are on page 1of 35

Universidad de la Cuenca del Plata Carrera: Lic.

En Psicología
Cátedra: Clínica Psicoterapéutica II Prof. Lic. Esp. Javier Fermani

PARTE 5. PSICOTERAPIA
SISTÉMICA

1
Universidad de la Cuenca del Plata Carrera: Lic. En Psicología
Cátedra: Clínica Psicoterapéutica II Prof. Lic. Esp. Javier Fermani

5.1. PSICOLOGIA SISTÉMICA.


Historia y fundamentos

EL PARADIGMA DE LA COMPLEJIDAD

La Psicología Sistémica es una corriente de la ciencia psicológica nacida en la segunda


mitad del Siglo XX, como parte de las manifestaciones revolucionarias producidas en
el ámbito de la ciencia por la unión de dos corrientes de investigación
interdisciplinarias, la Teoría general de los sistemas y la Cibernética, así como por la
Filosofía del lenguaje y la Física cuántica. La emergencia simultánea de estas formas
de comprensión de lo humano, y todo cuanto hace a la vida en la Tierra, es considerado
por los historiadores de la ciencia y epistemólogos actuales como parte del Paradigma
de la complejidad.
Revisando muy brevemente esta forma particular de concebir la vida y la existencia, el
modelo de pensamiento complejo se inspiró muy especialmente en el cambio radical
generado por Martin Heidegger a principios de siglo, más concretamente a partir de su
obra Ser y Tiempo (1927). La revolución inigualable causada por este escrito, en el que
el filósofo alemán cuestiona por completo los principios mismos que han hecho a la
base del pensamiento y la investigación filosófica y científica desde los albores de los
tiempos (llevándolo a sentenciar – un poco pomposamente – “la destrucción definitiva
de la Filosofía”), llevó al nacimiento de diferentes modos de comprensión de lo
humano, como el existencialismo de Sartre y Merleau Ponty, el post estructuralismo
de Fouccault, Lacan y Derrida, o el giro lingüístico, con Pierce.
Todas estas miradas de lo humano, divergentes en cuanto a aspectos técnicos puntuales,
compartían algo ya dejado por Heidegger: el hombre ya no puede ser visto y
considerado un ser separado de los objetos del mundo. No hay distinción entre lo
subjetivo y objetivo, puesto que el ser es quien se encuentra siendo, sin poder recurrir
a un “alter ego” al cual consultar por la objetividad o veracidad de las cosas.
De esto deriva comprender que el ser humano no se encuentra “con” otros, dado que
esto presupone una diferencia entre él y los entes mundanos, sino “en” ellos,
afectándolos y siendo afectado por los mismos, no como repercusión de un intercambio
de fuerzas, sino en su existir genuino. El ser es individual y simultáneamente no lo es.
Uno de los fundamentos básicos del paradigma de la complejidad presenta justamente
eso. Siguiendo a Heidegger, Edgar Morín postula que el hombre intenta adaptar lo real
a un segmento de realidad manejable, a través de un reduccionismo metafísico. Esto

2
Universidad de la Cuenca del Plata Carrera: Lic. En Psicología
Cátedra: Clínica Psicoterapéutica II Prof. Lic. Esp. Javier Fermani

implica, la tendencia a sobresimplificar la extrema complejidad de la naturaleza y


condición de los entes al mínimo controlable. Una de las expresiones mas notorias y
ordinarias al respecto es la de creer que los fenómenos y objetos son manifestación
singular de una causa única y, a su vez, “son” en si mismos una “cosa”.
Lo que Morin pretende decirnos, en oposición a esto, es que lo real comunica, y al
comunicar transforma, sin partir de ninguna instancia objetiva. Implica la
retransformación de energía causada por la comunicación, que no es otra cosa que una
red que se va construyendo, en la que los sucesos van encadenándose. Esto significa
que no hay causas primeras que hagan de detonante o precipitante de ciertas conductas
o sucesos, ni mucho menos una “naturaleza ya dada” en el fenómeno, que lo haga ser
indivisiblemente una sola cosa a la vez.
Por citar un ejemplo, podemos bien decir que un pensamiento es una construcción
subjetiva de orden psíquico. Sin embargo, ¿no es también acaso un impulso neuronal
del cerebro?. Claramente, lo es. El reduccionismo metafísico trabaja intenta subordinar
la complejidad de lo real a una simplificación burlesca, llevando en este caso a optar
por una cosa o la otra dependiendo de la circunstancia, cuando en efecto ambas son lo
mismo.
Aquí es donde resulta indiscutible la influencia de los descubrimientos de la física
cuántica. Un electrón es captado como onda, para luego, a través de otra observación
de microscopio, comportarse como partícula. ¿Es onda o es partícula?. Es ambas cosas,
simultáneamente.
Del mismo modo, esto es aplicable al terreno del principio de causa – efecto, dominador
indiscutido del pensamiento moderno, al seguir los pasos del paradigma positivista y
su gran reactor pensante, la física mecánica de Newton.
De acuerdo con esta idea, todos los fenómenos existentes son causados por otro
correspondiente, generando una consecuencia ya específica. En caso de que se
desconozca la causa generadora del efecto, se la investiga para descubrirla (como en el
Psicoanálisis), y en caso de no poder controlar las consecuencias producidas, se intenta
dominarlas a través de programas de reforzamiento (Conductismo).
Esta forma de interpretar lo existente, emergente del paradigma positivista, hace a una
manera completa de concebir lo real y transformarlo en cierta realidad perceptible. Las
discusiones de pareja se encuentran saturadas de presuposiciones de todo tipo,
nacientes de esta forma de pensamiento. Del mismo modo, la manera en que muchos
(por no decir casi todos) los empresarios de nuestra región organizan sus negocios parte
de, incuestionable fundamento de la causalidad lineal. Por ejemplo, el pago de
comisiones debe generar como efecto un mayor desempeño, y esto causar crecimiento
comercial, y así indefinidamente.
El sistema penal argentino se encuentra estructurado, asimismo, por el pensamiento
positivista. A cada pena corresponde una sentencia, dado que cada pena se condice con
un fenómeno causante.
Esta rígida e interminable cadena de causas y efectos es, a su vez, tratada
quirúrgicamente de acuerdo con el caso. En función de una necesidad circunstancial,
quien aplica el principio de causalidad lineal simplifica los hechos cortando la cadena

3
Universidad de la Cuenca del Plata Carrera: Lic. En Psicología
Cátedra: Clínica Psicoterapéutica II Prof. Lic. Esp. Javier Fermani

en un determinado punto de entrada, en orden a crear un origen, y en uno de salida,


para construir un cierre. Es así como él protesta diciéndole a ella “todo esto se debió a
tu maldita idea de venir a vacacionar a este lugar de m…”.
La decisión de ir de viaje a ese bendito sitio, ¿fue originada por ella?. ¿En qué
momento, bajo que circunstancia?. ¿Él no dio acaso su consentimiento?. ¿Hasta qué
punto podemos decir que el momento en que ella lo decide, de haber habido uno
concreto, no fue a su vez un fenómeno causado por multiplicidad de variables y no por
su solo capricho?. Su estado de ánimo, el estado de la relación, los sucesos
experimentados en ese día, los temores proyectados en el futuro cercano. Este recorte
arbitrario de lo real envuelve al pensamiento en una mecánica lineal y ordenada que lo
único que produce es ceguera, imposibilidad, e inhabilitación para el ejercicio de
cualquier acción de cambio.
Desde el paradigma positivista, de hecho, el cambio es una utopía. Los fenómenos
humanos se encuentran naturalizados, lo que expulsa la visión antropológica del
hombre como construcción social y obliga a la aceptación de que los hechos son el
resultado de causas que los gestan inequívocamente. El cambio es imposible, puesto
que tal cosa supondría la capacidad del ser de revertir un destino al cual se encuentra
encaminado inexorablemente.
El Psicoanálisis, en su lectura del deseo como expresión extensiva de una trama de
sentido ligada al Otro, y el Conductismo, que propone la idea de la ilusión absoluta del
hombre (somos espejos unos de otros, conviviendo en una matrix indisoluble), parten
del fundamento positivista.
Por su parte, ¿Qué Universo nos describe el paradigma de la Complejidad?. Uno muy
distinto. En el encontramos divergencia, disrupción y diferencia.
Este modelo de pensamiento nos enfoca en comprender al ser como involucrado en una
red relacional de la que no puede sustraerse ni desprenderse. Se encuentra sumergido
en un sinfín de variables, en la que él es una más. El esfuerzo sistémico, partiendo de
estos principios, no se concentrará en buscar los porqué causantes del malestar ni en
controlar los cómo de su manifestación, sino en conocer una forma particular de
funcionamiento de cada sistema implicado, en orden a reestablecer un equilibrio
armónico en su andar en lugar de uno patológico.
Ahora, repasemos muy brevemente a que hacemos mención con los presupuestos de
divergencia, disrupción y diferencia.
Por divergencia entendemos el hecho de que cada fenómeno que sucede se da en estado
de potencia. Nunca se expresa como totalidad ya acabada, puesto que no “es” nada
específico y ya dado. Se encuentra “siendo” eso mismo que estamos captando en el
momento, y al ir transformándose existe en su ser la posibilidad potencial de cambiar
de destino. No necesariamente su camino convergirá con el de otro elemento, puede
enfilar en otra dirección, porque no es otra cosa que una construcción permanente y
relativamente imprevisible.
Por poner un ejemplo, por muchos motivos racionales que uno tenga para creer que el
gobierno de Trump se instalará en el poder hasta terminar con su mandato
(convergencia de ideas que cierran un círculo perfecto), prevalece el principio de

4
Universidad de la Cuenca del Plata Carrera: Lic. En Psicología
Cátedra: Clínica Psicoterapéutica II Prof. Lic. Esp. Javier Fermani

incertidumbre. No sabemos si esto será así. El camino tomado por los sucesos puede
dejar de circular en el sentido deseado.
Esto es especialmente cierto en lo que denominaremos sistemas inestables, los cuales
por oposición a los estables nos remiten a un conjunto de variables volátiles y volubles
coexistiendo (la economía de nuestro país, por ejemplo).
Esto nos indica que la divergencia es ley, en la medida en que todo fenómeno se expresa
como potencia de cambio inesperado. Lo que se constituye en excepción es la
convergencia que tanto busca el positivismo.
¿Qué entendemos por disrupción?. Se trata de un evento discordinante, que destruye
un molde previsible. Se desprende del principio de divergencia, en la medida en que
para que esta exista es necesario que sucedan eventos disruptores. ¿Alguien podría
calcular el 11 de septiembre antes de que suceda?. Pues, la mayoría no.
Ahora, supongamos que hay quienes anticipaban esto, y que el día del auto – atentado
estadounidense no se vieron asombrados. ¿Qué tan seguros podían estar de que esto
iba a ocurrir?. ¿Acaso estas personas causaron el hecho con solo pensarlo o haberlo
previsto?. Por supuesto que no. ¿Cuántas predicciones como estas fallan?. La
complejidad es desoladora, lo sabemos, porque angustia. No hay respuesta afirmativa
para todo esto, lo que introduce la negatividad.
La negatividad, podemos decirlo, no entendida como algo moralmente “malo”, sino
como lo que resta, lo que ausenta, lo que quita. Como un agujero negro, no genera
maldad o mal ánimo, sino que hace desaparecer, se traga lo que toca. El paradigma de
la complejidad, al alimentarse del existencialismo, nos invita a aceptar la finitud del
ser, y esto angustia no por ser algo “negativo” para el alma, sino porque nos
“negativiza”.
Contra esta angustia ontológica ha luchado el Positivismo en su afán controlador. El
paradigma de la Complejidad nos devuelve una mirada sin rostro. Nos invita a dudar
de todo, y a permanecer en el centro de la tormenta. Esto no quita, lógicamente, que se
valga de esta posición epistemológica para aportar teorías y principios reguladores,
como veremos en el caso de la Psicología Sistémica.
Uno de estos principios nos indica que los cambios, las soluciones a los problemas
humanos, nunca vendrán como resultado de una receta positiva de la vida, sino a partir
de una aceptación de la incertidumbre y la finitud, y con ello de la urgencia permanente
de cambio. Solo podremos movilizar los recursos necesarios para modificar algo en la
medida en que nos sintamos en estado de emergencia. De otra forma, ningún cambio
es posible.
Dicho de otro modo, para que haya conquista de algo nuevo, se necesita un cambio, y
para que esto se produzca, es menester una crisis.
Por último, debemos repasar a que nombramos diferencia en el contexto del
pensamiento complejo. Contrariando el ímpetu homogeneizador del Positivismo, que
busca encarcelar cada manifestación observable en torno a cierta causa y efecto y cierta
composición del fenómeno, el principio de diferencia nos llama a entender que cada
elemento interviniente en un sistema genera un comportamiento dado por relación
diferencial con los otros. La forma en que un elemento (ya sea una persona como un

5
Universidad de la Cuenca del Plata Carrera: Lic. En Psicología
Cátedra: Clínica Psicoterapéutica II Prof. Lic. Esp. Javier Fermani

árbol o cualquier otra manifestación de la naturaleza) puede subsistir y desarrollarse es


a través de la obtención de un espacio que lo singularice en el contexto de una trama
mayor, una red de relaciones en la que se encuentra sujetos a otros elementos. La única
forma en que este elemento cobre vida para la conciencia y de esa forma se despliegue
es encontrando un punto de encuentro en el desencuentro, tomando una posición que
lo distinga y lo haga notarse, lo haga visible y comprensible, para bien o para mal.
En Psicología Sistémica se considera, por ejemplo, que la adopción de un rol no es una
circunstancia casual o caprichosa del deseo de otros proyectado sobre un sujeto dado
por sus características. El chivo expiatorio no es tal únicamente por ser depositario de
la agresión negada por el conjunto gracias a sus características de personalidad, sino
también es una posición diferenciante que resulta beneficiosa a quien la toma, puesto
que le da un espacio subjetivo desde el cual interactuar con los demás. Hay, en ese rol
específico, un derecho al grito ahogado de quien no es escuchado en su reclamo, y esto
se ofrece como sostén discursivo, le da un lugar en el mundo, le proporciona un espejo
en el cual mirarse y a través del cual sentirse aborrecible o injustamente tratado.
La diferencia introduce un proceso de separación subjetivante en el contexto de la
psicología en red propuesta por el pensamiento complejo, en el que el ser queda
atrapado por la influencia de la comunicación global. El sujeto se distingue en función
de lo que hace a esa diferencia, la cual es irreconciliable, presenta un margen de
ajenidad y extrañeza absoluta para el otro. No hay forma de entablar una relación de
amistad, compañerismo laboral, o noviazgo si no es a través del pacto de negación
planteado por René Kaés, aquel que incita a cada uno a dejar de lado lo que hace
imposible la convergencia en el “uno” grupal.
A esto debemos sumar un planteamiento interesante de Jacques Derrida, autor que hizo
del concepto de diferencia una de sus principales armas de deconstrucción
epistemológica. Lo diferencial no es armónico, lineal, sintónico ni acrónico, sino más
bien todo lo contrario. Se trata de lo que el otro no absorbe, no asimila del todo de ese
ser que se presenta en la diferencia. Considerar que el otro es diferente puede implicar
ubicarlo en el cómodo lugar de “opuesto”, y con ello borrar de un plumazo todo cuanto
hace a su experiencia singularizante. Ya en el momento en que el otro es “opositor” a
algo es ubicado en el sitio de extensión, en negativo, del deseo personal y con ello
sentenciado a encajar en algún espacio del imaginario de quien lo intelinge de esa
forma.
La creencia en la diferencia como sinónimo de oposición es el fundamento mismo de
toda forma de violencia y ha dado argumentos políticos para la guerra desde los albores
de los tiempos. El otro no es diferente por ser radicalmente otro, ajeno al punto del
infinito (no hay divergencia), sino que lo es por oposición al imperativo del deseo de
quien lo sentencia. Es esto lo que justificó la matanza que hizo posible la colonización
europea de América. El indio era la extensión negativa del deseo expansionista del
imperialismo del viejo continente, y con ello era posicionado en el lugar de la amenaza
de destrucción que debe ser aniquilada.
De esta forma, la pretensión cientificista del Positivismo es la de armonizar,
homogeneizar y uniformizar la experiencia humana, presentando la visión mecánica y

6
Universidad de la Cuenca del Plata Carrera: Lic. En Psicología
Cátedra: Clínica Psicoterapéutica II Prof. Lic. Esp. Javier Fermani

lineal que intenta totalizar al ser, no dejar espacios huecos ni preguntas abiertas. El
pensamiento complejo nos involucra, se quiera o no, en un Universo de sentido azaroso,
disruptivo, agrietado y discontinuo.

Del paradigma de la Complejidad a la Teoría General de los Sistemas

Las proposiciones teóricas del pensamiento complejo tuvieron sus diferentes


repercusiones en el ámbito científico, y una de las más destacadas ha sido la Teoría
general de los sistemas, que ha desplegado su influencia en ciencias tales como la
Biología, Psicología, Informática y Antropología, entre otras.
La Teoría General de los Sistemas data de los primeros años en la década del 50´. Su
mentor fue el biólogo alemán Ludwig Von Bertalanffy, quien consideraba que los seres
vivos son entidades demasiado complejas como para entender correctamente sus
procesos naturales básicos desde la mirada simplificante del método científico
positivista.
Este autor fue el primero en considerar que existe una dinámica muy particular entre
cada uno de los seres que nos esforzamos por observar como mundos independientes,
que nace de un intercambio permanente entre cada uno de nosotros y nuestro medio
ambiente. La dinámica relacional entre los seres vivos nos permite darnos cuenta de
que, al nosotros intentar estudiar a cada uno por separado, estamos obviando la
influencia que están ejerciendo múltiples variables intervinientes y que afectan el
comportamiento del objeto sometido a análisis.
Tan solo una decada después, Jay Forrester adapta la teoría general de los sistemas al
mundo de las organizaciones, dando forma a un lenguaje desde el cual entender cómo
los sistemas son entidades que se regulan por procesos de auto organización inestables,
y que son absolutamente permeables a la influencia de los otros sistemas con los que
se relacionan. La empresa es, al igual que un animal, una planta, o una persona, un
sistema. Por lo tanto, la empresa se rige por leyes y procesos inherentes a la dinámica
de sistemas. Otros autores de renombre como Peter Senge, Michael Porter, Andy
Groove, y en nuestro país Roberto Serra, han extendido esta particular manera de
comprender la vida a nivel mundial.
El punto nodal a tener en cuenta para comenzar un recorrido de sentido en torno a este
modelo se da en el des – centramiento y des – elementalización de la experiencia
humana.
De acuerdo con esta teoría, ningún ser vivo puede ser comprendido si enfocamos
nuestra atención en el como un “objeto” ubicado delante de nuestros sentidos. Centrar
la atención, si bien es un proceso psico – físico inevitable, nos permite proyectar luz
sobre un espacio que, por muy amplio que sea, no nos deja ver la oscuridad que lo
rodea. El estudio científico que se interese en centrar la atención en el sujeto pierde de
vista, entonces, que este es en sí mismo una expresión subjetiva y singular de un todo
mayor del que es testimonio y al cual se encuentra unido.

7
Universidad de la Cuenca del Plata Carrera: Lic. En Psicología
Cátedra: Clínica Psicoterapéutica II Prof. Lic. Esp. Javier Fermani

De esta manera, esta teoría formula la imposibilidad de comprender al otro de forma


individual y aislada. Nos sumerge en la necesidad de estudiar redes de relaciones entre
seres, de las que se desprenden conductas que resultan en una dinámica particular de
ese sistema.
Esta formulación no niega la subjetividad, sino que la ubica en otro lugar. El sujeto
desarrolla caracteres diferenciales del conjunto (es el bromista, el portavoz del
malestar, el ideólogo, etc) en función de su necesidad de desarrollo en el sistema. Lo
que esta teoría propone es la posibilidad de comprender al sujeto de forma compleja,
como manifestación del conjunto reflejándose en él y como sujeto de expresión
personal, a la vez.

Psicología sistémica

En el campo de la Psicología, los aportes de la teoría general de los sistemas se vieron


instrumentados por la Escuela de comunicación de Palo Alto, California. En este
instituto, celebres científicos de la talla de Paul Watzlawick, Gregory Bateson, o
Conrad Lawrence estudiaron el comportamiento humano desde una visión sistémica, y
dedicaron un especial esfuerzo a entender como las familias, en tanto que sistemas,
afectan la psicología individual de cada integrante de las mismas. De allí surge la idea
de que la esquizofrenia, por ejemplo, no es un padecimiento aislado de una persona,
sino que es un padecimiento que circula en la red de relaciones de la familia y se
“apodera” del miembro familiar al que le fue asignado el rol de “loco”.
Recordemos, en este punto, lo ya mencionado en torno al principio de diferencia. En
Psicología Sistémica, no es aplicable el principio de causa – efecto y por lo tanto, el rol
de “loco” no surge de un acto criminal hacia una víctima que se ve obligado a aceptarlo.
Este mismo espacio que le es asignado al sujeto, por muy doloroso que sea, le otorga
un lugar de distinción, lo hace ser. Por eso mismo, la intervención clínica en terapia
Sistémica se suele topar no solo con las resistencias al cambio de los integrantes del
conjunto, que intentan devolver al loco a su rol original, sino también con las
resistencias del propio loco, que teme ser desplazado de dicho rol y con ello caer en la
exclusión absoluta, la nada misma.
Como una vez mencionó un ex paciente mío, “es preferible morir de dolor por ser
rechazado a vivir cien años en el anonimato”.
De estas observaciones se desprende una de las premisas de la Psicología Sistémica,
que debemos tener en consideración. Los sistemas se forjan buscando un equilibrio que
les permita funcionar. Muchas veces, dicha posibilidad solo puede darse a través de la
adopción de roles dolorosos para ciertos miembros. Otras veces, alguno de ellos debe
ser excluido, expulsado a la nada de la indiferencia. Esto último, la in – diferencia, es
el sinónimo psicológico de la muerte y la locura. Ambas manifestaciones, las mas
temidas por el hombre en la historia, remiten a lo mismo: un ser sin otro, caído a un
espacio singularizante en extremo, al punto de la desunión con los otros. Ser excluido
de un grupo humano se asemeja, entonces, a la percepción directa del morir o
enloquecer en vida, conservando las funciones conscientes.

8
Universidad de la Cuenca del Plata Carrera: Lic. En Psicología
Cátedra: Clínica Psicoterapéutica II Prof. Lic. Esp. Javier Fermani

No son pocas las investigaciones realizadas en torno a la dinámica organizacional, por


ejemplo, y cómo el aislamiento y exclusión de determinados integrantes del grupo de
trabajo opera como una forma de violencia laboral. La orden dada por el gerente de no
intercambiar palabras con dicha persona y recluirla a un oscuro trabajo rutinario en un
sector aislado de la empresa es una forma de someterlo a un proceso despersonalizante,
y por lo tanto, enloquecedor.

NATURALEZA, PRINCIPIOS Y LEYES DE LOS SISTEMAS

Como hemos notado, esta teoría se apoya en la lógica de las relaciones en red. Ahora,
estas se encuentran contextuadas en torno a un sistema. Comprender al ser humano
implica, entonces, descubrir cómo se mueve dentro de la lógica de ese sistema
particular, ya sea familia, grupo laboral, grupo de amistades, o pareja.

SISTEMA: Un sistema es un todo compuesto por partes en constante interacción. La


influencia que se genera entre una parte y otra del sistema es recíproca e inevitable, y
el resultado de dichas interacciones crea lo que observamos como comportamiento del
sistema total. En otras
palabras, los sistemas están
compuestos por partes, y
depende de cómo estas se
relacionen el sistema se
comportará de una forma o de
otra.
Es una red de relaciones
infinita, en el que cada parte
juega un rol, asume una
posición, desde la cual afecta
al sistema total, a la vez que el
sistema la afecta a ella.
Un buen ejemplo para
comprender esto lo aportan los equipos de fútbol. Cada jugador es un elemento dentro
del sistema total. Si un jugador se encuentra dando malos pases, afecta la dinámica
relacional de los demás elementos y estos no pueden desplegar su talento. Un equipo
de fútbol no es la sumatoria de 11 individualidades sino la configuración de 11 partes
del sistema en una red de relaciones.
Un sistema efectivo es el que logra optimizar la relación entre las partes, no
simplemente concentrarse en optimizar el rendimiento de las partes por separado.
PARTE: Las partes son una configuración específica de la red de relaciones. Cada
parte adopta una posición en el sistema desde la cual percibe la realidad, viéndose

9
Universidad de la Cuenca del Plata Carrera: Lic. En Psicología
Cátedra: Clínica Psicoterapéutica II Prof. Lic. Esp. Javier Fermani

influida por el todo de una manera particular al mismo tiempo que influye en el todo
desde esta posición adoptada.
La adopción de este lugar en el sistema se da por la dinámica particular del sistema en
si. Cada vez que un empleado nuevo es seleccionado para ingresar a trabajar en una
empresa, ingresa en una red de relaciones que estaba armada de una determinada
manera antes de su llegada, y que sufrirá cambios sustanciales a partir de que este nuevo
elemento se implique.
Las partes no son enteramente individuales, puesto que constantemente se ven
afectadas por la red de relaciones y por lo tanto están sujetas a un proceso de renovación
permanente. No obstante, conservan propiedades psico – fisicas de las que carecen los
demás elementos del sistema, con lo que su aporte se vuelve único.
Extendamos el ejemplo previo para comprender esto. Juan Mendez ha ingresado en el
sector de logística de una importante empresa dedicada a la venta de electrodomésticos.
En este sector, se encontrará con Mónica, una muy apta profesional de la ingeniería
que suele encargarse de la planificación del sector; Nestor, un joven de espíritu
emprendedor pero algo atolondrado que se dedica a cuestiones administrativas, y
Lorena, jefa del sector, estricta y demandante. Todos estos elementos poseen
características únicas, al igual que el ingresante Juan. Pero dependerá del rol que Juan
asuma en esta red de relaciones ya armada entre Monica, Nestor, y Lorena, para ver
cómo afectará al sistema. Juan puede sentirse cómodo y desplegar su capacidad al
encontrarse con un equipo receptivo a su llegada, o bien puede sufrir de dificultades de
adaptación, impuestas por la circulación de rumores sobre el motivo real de su arribo,
por ejemplo, o bien porque los integrantes del equipo no desean otro miembro, o bien
por estas y muchas otras causas mas, todas juntas.
Juan, aún con sus características individuales, no actúa de igual manera en un sistema
y otro. En su casa, con su mujer e hijos, es una persona que despliega determinados
recursos de interacción, emocionales e intelectuales; y en su trabajo, con Lorena,
Nestor, y Mónica, puede no mostrar las mismas conductas. Esto es así no porque sea
una persona inestable e impredecible, algo que sería fácilmente atribuible desde la
culpabilización típica del estilo de pensamiento elmentalista, sino porque, como
persona, está sujeta a la influencia constante e inevitable de su entorno, y tiende a
asumir determinada posición en cada sistema dependiendo del tipo de información que
envía al todo y que recibe del todo.

La relación está afuera de los elementos

La dinámica interactiva entre el jugador de tenis y su rival es algo que no nace de su


concepción mental individual ni la de su oponente. Está en el medio de los dos, como
un campo de interacción que rige el comportamiento de ambos. En función a cómo se
genera la influencia recíproca entre ambos, así como la intervención inevitable de otros
factores como el umpire, el público, los jueces de línea e incluso los ball boys o los
periodistas, se establece lo que vemos como comportamiento del sistema total, el
partido en si.

10
Universidad de la Cuenca del Plata Carrera: Lic. En Psicología
Cátedra: Clínica Psicoterapéutica II Prof. Lic. Esp. Javier Fermani

El modelo elementalista busca analizar la dinámica de los elementos aislados, sin


entender que estos se están comportando de esa forma porque existen otras partes que
los obligan a manejarse de esa manera. Cuando Nalbandian empieza a forzar a Cilic a
jugar bajo y por el lado del revés, por ejemplo, lo está obligando a usar su peor golpe.
Si el resultado del partido dependiera exclusivamente de lo que quisiera Cilic, como un
planeta separado del Cosmos que se auto – alimenta en un endo – cosmos particular,
esto no sucedería, puesto que estaría todo el partido ejecutando su famoso drive de
derecha. Simplemente, el rival no lo está dejando jugar como él quisiera, y será obra
del genio de este croata dar vuelta la historia, intentando que la relación entre él y su
oponente empiece a regirse por otras reglas. Será en vano que espere a que Nalbandian
lo haga jugar por el lado del drive.
El enfoque sistémico enfatiza en el estudio de esta relación recíproca, y nos obliga a
observar que está sucediendo entre los elementos, no en los elementos.
Comprender la dinámica del sistema nos obliga a abandonar la creencia omnipotente,
muy popular en nuestra cultura, de que somos los absolutos responsables de todo lo
que tiene que ver con nosotros. Esto sería así si siguiera vigente el paradigma
elementalista, que sugiere que cada persona es un mundo diferente, aislado de los
demás. En realidad, estamos siendo condicionados por un sistema contextual
envolvente mucho mayor a nosotros, y las influencias que nos afectan son infinitas.

Niveles de integración de los sistemas

Los sistemas se integran unos a otros infinitamente. Como personas somos un sistema
que a su vez es una parte de un sistema familiar. Esta es, a su vez, una parte constitutiva
del sistema social, este se halla inmerso en una cultura determinada, y así
sucesivamente.
Nuestro cuerpo es un sistema: cuando nos duele el estómago, todo el sistema se ve
afectado. Nos sentimos mal, no podemos caminar con normalidad, hasta nuestros pies
pueden sentir algún tipo de malestar indirecto, causado por el dolor de estómago.
Nuestra mente es un sistema: Cuando pensamos en algo, este pensamiento no está
aislado. Se halla en relación con otros pensamientos encadenados que lo llevan a
existir, así como con imágenes que se nos presentan y emociones que genera.
Como sistema, estamos en relación: A su vez, nosotros mismos nos vemos afectados
por una cadena de eventos externa y afectamos a la misma.
Por lo tanto, los seres humanos somos sistemas que actuamos en función de la relación
generada por sub – sistemas. Y a su vez, somos componentes de sistemas mayores que
nos implican.
La física newtoniana señalaba al átomo como la “unidad fundamental” de la materia,
el elemento final irreductible, el mas microscópico. Sin embargo, los descubrimientos
realizados por los físicos cuánticos demostraron que el átomo, a su vez, es un sistema
compuesto por electrones y un núcleo, que a su vez está conformado por sub – sistemas,
los neutrones y protones, que mas adelante se pudo descubrir que también estaban sub
– divididos por otros sub – sistemas internos.

11
Universidad de la Cuenca del Plata Carrera: Lic. En Psicología
Cátedra: Clínica Psicoterapéutica II Prof. Lic. Esp. Javier Fermani

De esta forma, la dinámica de sistemas nos muestra que la influencia que recibimos de
nuestro entorno es una influencia que a su vez viene gestada por niveles mayores de
integración. Esa es la razón de que consideremos que existe una relación no solo con
quienes mantenemos un contacto psico – fisico mas cercano, sino el Universo en su
totalidad, en diferentes niveles de influencia.

PRINCIPIOS DE LA DINÁMICA DE SISTEMAS

Todo tiene que ver con todo. El principio de interconectividad

Marcela se levantó temprano, a las 7 de la mañana, en un lluvioso jueves en la agitada


Buenos Aires. Ese día era muy importante en su trabajo, puesto que debía asistir a una
reunión de urgencia entre los jóvenes proyectos de la empresa KK, entre los que
figuraba ella. Este era un equipo conformado por los diez mas destacados miembros de
la organización en la sede central de Buenos Aires, y debían encontrar soluciones
operativas a ciertas complicaciones que habían surgido en las últimas semanas en torno
a a la demanda y satisfacción de los clientes.
A pesar de haberse levantado temprano y disponer de tiempo suficiente como para
llegar a su destino con tiempo de sobra, se apresuró en subir a su auto y empezar a
conducir por la Avenida Callao. Tenía unas largas 28 cuadras desde su departamento a
su oficina. No obstante, en cuestión de minutos se vió enfrascada en un
embotellamiento infernal producido por manifestaciones de integrantes de diferentes
sindicatos.
Para calmar su ansiedad, prendió la radio. Sucede que esta no funcionaba. Derrepente
se acordó de que su hermano había prometido que iba a llevar a reparar la radio del
vehículo el día anterior, cosa que al parecer no hizo.
Los pensamientos negativistas y sombríos empezaron a pulular a lo largo y ancho de
su nutrida imaginación. Se imaginaba a su jefe colérico y no podía dejar de maldecir al
país y a todos los manifestantes, por egoístas, por ignorantes, y por una surtida serie de
argumentaciones personales.
Se preguntaba a si misma, repetidamente, “¿Qué tenemos que ver nosotros, los
trabajadores comunes, con el hecho de que el sindicato esté peleado con el gobierno?”.
Mientras tanto, la lluvia comenzó a hacerse mas y mas fuerte.
Luego de un tiempo, logró sortear el embotellamiento y llegar a tiempo a su trabajo,
pero para entonces su rostro expresaba un nivel de cansancio y fastidio poco
aconsejable para el inicio de una jornada laboral.
¿Dónde nos decidiremos a cortar la cadena de causas para buscar una explicación al
malestar de Marcela?. La mirada elementalista consideraría que el embotellamiento fue
la causa única de su fastidio. Sin embargo, el embotellamiento se produjo por la
relación entre los sindicatos y el gobierno. Como parte del sistema, Marcela sufrió los
efectos de una interacción lejana, establecida entre dos elementos de un nivel de

12
Universidad de la Cuenca del Plata Carrera: Lic. En Psicología
Cátedra: Clínica Psicoterapéutica II Prof. Lic. Esp. Javier Fermani

integración mayor (organizaciones que comprenden personas) y que no tienen relación


directa con ella. Sin embargo, indirectamente, si estan relacionados.
Si seguimos investigando las causas del malestar de Marcela, deberemos centrarnos en
otros niveles de integración sistemica. El gobierno no ha otorgado el aumento salarial
exigido por los sindicatos debido a políticas económicas que ha decidido llevar a cabo.
Estas políticas económicas, a su vez, obedecen entre muchas otras cosas a la relación
de nuestro país con el extranjero, las presiones de los mercados mundiales y demás.
Por lo tanto, el malestar de esta persona tiene relación con el estado de las relaciones
internacionales del país, aunque eso no figure dentro de sus preocupaciones o intereses
diarios.
Dicho de otro modo: todo tiene que ver con todo. No hay manera de aislar una persona,
situación, o cosa, de la relación que establece con todo lo existente.

Principio de complementareidad

Otro principio del enfoque sistémico es el que nos dice de que los sistemas, para ser
efectivos, deben estar constituidos por elementos complementarios. Esto dinamiza la
producción global, puesto que facilita el que cada uno ocupe un lugar en el sistema y
cubra diferentes funciones que son vitales para su desempeño.
Tomemos como ejemplo un grupo de trabajo común. La existencia de personalidades
de similares características puede hacer que se dificulte la comunicación, puesto que
personas de carácter fuerte tenderán a chocar con frecuencia, y personas mas retraídas
carecerán de alguien capaz de manifestar las cosas que todos sienten y nadie se atreve
a exponer para el bien grupal. Es mucho mejor que existan personas con diferentes
capacidades, que cubran un espectro mas amplio de posibilidades de acción, que el que
coexistan integrantes de una misma rama del conocimiento.

Principio de incertidumbre

Lo expuesto por el célebre físico Werner Heisenberg sobre la naturaleza imprevisible


de los acontecimientos se retoma en la teoría de los sistemas. Podemos determinar
tendencias u orientaciones de conducta de la red de relaciones, pero muchas veces, y
debido a la alta complejidad que reviste la dinámica relacional de los sistemas y sus
elementos constitutivos, se generan eventos impredecibles, que generan el caos y
cambian por completo la conducta de las personas.
No formaba parte de los planes de Marcela el que se genere un embotellamiento en
plena Avenida Callao camino a su trabajo. Los sistemas se comportan de esta manera,
modificando sus patrones de conducta y sorprendiéndonos a cada paso.

Principio de cambio

Las personas y las organizaciones se encuentran sometidas a un proceso de renovación


y cambio permanente e inevitable. Debido a la dinámica interactiva entre las partes, y

13
Universidad de la Cuenca del Plata Carrera: Lic. En Psicología
Cátedra: Clínica Psicoterapéutica II Prof. Lic. Esp. Javier Fermani

en cómo la interconectividad de los diferentes niveles de integración sistémica afectan


la relación entre ellas, nos vemos influidos por innumerables fuentes de estimulación,
a la vez que contribuimos a esta inmensa configuración con nuestra propia conducta.
La mirada elementalista sostiene que somos personas inmodificables, que actuamos
siempre de acuerdo a patrones determinados previamente. El psicoanálisis, por
ejemplo, recurre a arcaicos períodos de la evolución psico – sexual para determinar el
estado psicológico de la persona hoy, y sentenciar que dicho estado responde a una
forma de estructuración del psiquismo que no puede cambiar.
La dinámica de sistemas está muy lejos de considerar que las cosas ya han sido
determinadas de antemano. Si observamos con detenimiento el comportamiento de las
personas en relación, centrándonos en el estudio de la relación entre los “objetos” y no
en los “objetos” en si, podemos notar que no existen dos momentos que sean iguales
en cuanto a lo que se dice y lo que se hace.

CAUSALIDAD CIRCULAR

La dinámica de sistemas incluye el concepto de feed – back. Este nos obliga a


abandonar la idea de que todo está causado linealmente por un pasado reprimido o por
un estímulo actual condicionante.
Los elementos del
sistema, ya sean
personas u
organizaciones,
interactúan en recíproca
y biunívoca influencia.
A afecta a B del mismo
modo en que B afecta a A. Al estar sujetos a interacción constante, todo lo que hacemos
se ve influido por lo que los otros hacen. Se abandona la idea de causalidad lineal, y
pasamos a hablar de causalidad circular.
De esta forma, debemos abandonar el concepto lineal de causa – efecto (Trauma
infantil – síntoma en la adultez) o el modelo de estímulo – respuesta (Mientras mas
barato un producto, mas ventas logra).
Formamos parte de un entorno que nos afecta, no somos enteramente singulares e
individuales. Y de la misma manera, nosotros afectamos a ese entorno, o sistema.
EJEMPLO: Si lanzo un producto al mercado más barato, es probable que en un inicio
venda más. Pero muy probablemente la competencia se entere de esto y se genere una
guerra de precios. En consecuencia, perdí la ventaja inicial, y ya no produzco lo que
buscaba producir, porque no estamos solos en el mundo, somos parte de un sistema
mayor.

14
Universidad de la Cuenca del Plata Carrera: Lic. En Psicología
Cátedra: Clínica Psicoterapéutica II Prof. Lic. Esp. Javier Fermani

HOMEOSTASIS y ENTROPIA

Llegado a este punto, hemos dado a entender la naturaleza circular y reciproca de la


comunicación en los sistemas. Ahora bien, debemos mencionar algunas leyes o
principios que hacen al funcionamiento de todo sistema, ya sea familiar, social o
laboral. Para ello tomaremos en cuenta conceptos de la física que fueron adoptados por
los teóricos sistémicos en orden a comprender mejor la naturaleza de los sistemas y su
comportamiento.
Uno de ellos es el concepto de homeostasis. Este nos explica que todo sistema,
independientemente del tipo y del grado de estabilidad que posea en el entorno en el
que opera, busca su autoregulación a través del equilibrio. Esto significa que las partes
que lo componen tienden naturalmente a establecer un orden que le permita mantenerse
dentro de los márgenes de cordura y supervivencia que le permitan continuar. Ante la
amenaza de muerte o enloquecimiento, ya sea generada por un elemento interno (un
hijo drogadicto) como por un elemento externo (el cierre del negocio familiar por falta
de clientela), el grupo buscara reacomodar sus roles y funcionamiento para subsistir y
mantener cierto margen de organización psicológica. En casos críticos, las familias
disfuncionales tienden a hacer estos ajustes excluyendo a algún miembro o grupo de
miembros, o bien generando roles que inducen al malestar subjetivo. En el contexto de
una situación crítica, el sujeto que adopta un rol desagradable puede considerar que “es
lo que hay” para él y quedar fijado en esa posición, facilitando la homeostasis a través
de su sacrificio subjetivo.
Los sistemas inestables, que son los que se encuentran expuestos a variación casi
permanente, son los que deben mostrar una mayor flexibilidad y plasticidad para
adaptarse a los cambios bruscos, muchos de ellos disruptivos, y reestablecer su lógica
de códigos y roles de tal manera de no perder sus principios de organización.
De qué tan exitosa resulte la labor de ajuste del sistema en búsqueda de homeostasis se
desprenderá el siguiente concepto a tratar: la entropía.
De acuerdo con la Física, podemos considerar entropía positiva a la tendencia natural
de la materia a crecer y expandirse. Su contraparte, la entropía negativa, nos habla de
su tendencia a degradarse y a consumirse. El ser humano se encuentra biológicamente
atado a un proceso de entropía negativa inevitable luego de transcurridos ciertos años
de vida, puesto que su organismo comienza a debilitarse.
Si bien todo sistema intenta progresar elevando su entropía positiva, la que implica una
mayor flexibilidad en la comunicación, sinergia y motivación ante objetivos comunes,
es inevitable que la entropía negativa genere desgaste en este proceso, lo que nos dice
que no hay sistema que pueda permanecer rindiendo efectivamente de forma
indefinida. Las crisis deben producirse periódicamente, y son por demás necesarias.

15
Universidad de la Cuenca del Plata Carrera: Lic. En Psicología
Cátedra: Clínica Psicoterapéutica II Prof. Lic. Esp. Javier Fermani

LEYES DE LA DINÁMICA DE SISTEMAS

Como fruto del funcionamiento de los sistemas, han sido establecidas leyes básicas que
se repiten una y otra vez. Estas pueden orientarnos a entender mejor porqué, muchas
veces, los sistemas se comportan de una forma totalmente distinta a como creeríamos
que deberían comportarse.

1. Ley de la fragmentación

El sistema, cuando se fragmenta, tiende a perder energía. Por eso, cuando un


sistema actúa de manera conjunta y centrado sobre un espacio físico reducido, es mas
productivo, porque su nivel de energía se encuentra condensada en un solo punto.
Cuando tomamos una decisión que implica dispersar las fuerzas de nuestro grupo de
trabajo y desconectar la labor de uno de la de otros, el grupo tenderá a perder fuerzas.
Del mismo modo, cuando nuestras decisiones separan al grupo que dirigimos de otros
grupos, fomentando la división o apoyando la idea del combate entre grupos, estamos
haciendo que la organización como sistema total pierda fuerza.

2. Ley de las presiones

Cuanto mas se presione a un sistema en un sentido particular, mas presiona el


sistema en el sentido inverso.
Esta ley nos dice, básicamente, que la presión como fuente de motivación debe ser
sabiamente utilizada, y si la aplicamos debemos ser conscientes de que a mediano o a
largo plazo tenderá a crear el efecto inverso al deseado.
Por lo tanto, cuando somos excesivamente directivos, impositores, o exigentes del
cumplimiento de determinada meta o normativa, el/los miembro/s del grupo tenderán
a actuar de manera inversa a la deseada, reaccionando por oposición en el intento de
conservar su espacio personal e independencia como seres humanos libres de pensar y
sentir lo que deseen.
Del mismo modo, las decisiones estratégicas destinadas a generar presión en la
competencia obrarán en nuestra contra, devolviéndonos mas presión

3. Ley de las mejoras aparentes

Cuando presionamos a un sistema, este mejora para después empeorar. Muchas


veces, la primer reacción no es la de oposición y reactividad, sino la de la obediencia y
sumisión. Cuando esto sucede, es muy probable que aquello que generó buenos
resultados inicialmente termine creando problemas, ya sea ante la misma actividad o
en otra.
Podemos mencionar el clásico ejemplo de la empresa que nota que su producto está
vendiendo a un nivel muy bajo y opta por bajar los precios sin haber analizado y

16
Universidad de la Cuenca del Plata Carrera: Lic. En Psicología
Cátedra: Clínica Psicoterapéutica II Prof. Lic. Esp. Javier Fermani

sopesado cuál era la causa de fondo de la dificultad, que supongamos es la mala calidad
del producto. En un inicio, las ventas pueden mejorar, pero el inevitable efecto
colectivo de la comunicación boca a boca entre las personas sobre ala baja calidad del
producto hará que este vuelva a descender en las ventas

4. Ley de las demoras

Existe un tiempo entre la decisión y el resultado. Este es el tiempo que hay que
esperar para ver si la decisión da los resultados que esperamos. Muchas veces nos
apresuramos en considerar que la decisión ha sido mal tomada porque no generó los
efectos esperados en un plazo de tiempo demasiado corto, y tomamos nuevas
determinaciones en función de esta convicción, que lo único que hacen es echar a
perder una decisión inicial potencialmente satisfactoria.

5. Ley de los ciclos

Un ciclo de rendimiento positivo será seguido de uno de rendimiento negativo. Lo


que debemos hacer es cimentar una base sólida en el grupo, basada en el enfoque en la
visión y misión y la motivación y comunicación grupal, para que los ciclos negativos
puedan ser llevados con calma y no alteren nuestra estructura.
No existe sistema (sociedad, organización, grupo, persona, o incluso elementos
componentes de la misma – celulas o pensamientos, comportamiento social) que se
mantenga funcionando bien indefinidamente, ni que se mantenga funcionando mal por
siempre.

6. Ley del límite al crecimiento

El crecimiento de un sistema siempre se detiene. No podemos esperar que nuestro


grupo mejore en el cumplimiento de sus objetivos o en las relaciones humanas por
siempre, pues siempre existe un techo a alcanzar. Cuando esto suecede, es muy
probable que sobrevenga la etapa de crisis o conflicto antes señalada, y debemos
adoptar las medidas necesarias como para prevenirla, así como sacamos la ropa del
tendal cuando vemos que hay mal tiempo y despejamos el patio de nuestra casa de
cualquier elemento que pueda ser perjudicado por la tormenta.

7. Ley de la palanca

Si eliminamos el límite mas importante, el sistema ganará dinamismo de forma


mas que proporcional. Existen muchos límites que hacen al grupo no actuar de
manera coordinada, o comunicada, o motivada. Pueden haber límites dados por las
políticas de la empresa (baja remuneración, espacio físico inadecuado, injusticias en
las políticas de premio y sanción), malas relaciones interpersonales, baja venta, etc. Si
sabemos detectar cual es el limite mas importante que frena al grupo y podemos

17
Universidad de la Cuenca del Plata Carrera: Lic. En Psicología
Cátedra: Clínica Psicoterapéutica II Prof. Lic. Esp. Javier Fermani

eliminarlo, este tenderá a ganar velocidad y a trabajar de forma mucho mas efectiva
que eliminando todos los límites de menor importancia.

ESTRUCTURA Y CULTURA DEL SISTEMA

Todo sistema es posible a partir de ser configurado en una estructura. Esta implica una
totalidad, algo que envuelve y da un sentido de orientación y permanencia a lo que la
habita a partir de determinadas leyes. Así como el mundo es un sistema sociohistórico
estructurado en un planeta, cuyas leyes determinan su sentido de perdurabilidad y
consistencia, un sistema familiar es una construcción sociohistórica estructurada en
leyes de la dinámica de la naturaleza.
La estructura legal que da forma al sistema es, en palabras de Bateson, “lo que hace de
un sistema permanecer sistema”. (2002).
Los psicólogos sistémicos trabajan bajo una suposición filosófica que no tardó en
despertar reacciones de todo tipo al seno de la psicología científica, vinculada al
concepto de naturaleza humana. Hay algo irreductible y autoindicativo en estas leyes,
tomadas en su mayoría de la biología y la física, y que suponen un camino transparente
entre lo social y lo natural. El ser humano, así, responde como ser psíquico en función
de un imperativo absoluto: su adaptación al ambiente. Del mismo modo en que un
organismo vivo debe reproducir anticuerpos y generar condiciones físicas evolutivas
acordes al medio en que se desenvuelve para poder sobrevivir, el hombre debe
rediseñarse permanentemente como ser psicosocial para evitar su destrucción.
La psicología sistémica concibe, así, que la muerte es el fenómeno lindante de la
experiencia humana. Se trata del eje vertical sobre el cual gira la organización
biopsicosocial, puesto que antepone un límite absoluto a todo proyecto y toda forma
de construcción histórica. En esto, la sistémica se da la mano con el existencialismo.
¿Y que es un sistema? En palabras de Wainstein, podemos concebirlo como un
conjunto de partes en continua e inevitable interacción (2012). Un sistema social es una
construcción forjada por sujetos, pero cuya condición no está dada en la suma de las
aportaciones de cada uno, sino en eso que se construye en la interacción entre los
mismos, que causa como resultado una totalidad ajena a cada parte individual. El
sistema se configura en códigos, roles, costumbres, y ritos que no son así forjados
conscientemente ni por obra de la voluntad de alguno o algunos de sus miembros. De

18
Universidad de la Cuenca del Plata Carrera: Lic. En Psicología
Cátedra: Clínica Psicoterapéutica II Prof. Lic. Esp. Javier Fermani

su historia, de la construcción espontánea generada a partir de eventos y


acontecimientos que fueron marcándola, y de las representaciones imaginarias y
simbólicas que las significan, se produce un todo que da sentido a la conducta de los
participantes del sistema.
Así, podemos decir que cada integrante del sistema lleva consigo al sistema, debido a
que incorpora y asimila su núcleo unificante, que no es otra cosa que su historia
(Minuchin, 2006).
De acuerdo a la psicología sistémica, cada sujeto se concibe como un ser en red, cuyo
deseo se encuentra articulado en relaciones establecidas con otros. Esto impide que se
pueda analizar a cada uno de forma aislada. Debe comprendérselo en el contexto en el
que actúa. Teniendo esto en consideración, explorar las causas de la conducta nos ubica
en el terreno lo circular y plural. Todo comportamiento surge como respuesta subjetiva
a una red de retroalimentaciones, en las que participan los otros miembros del sistema
tanto como otras dimensiones sistémicas no articulables en lo estrictamente
concerniente a los sujetos implicados, como ser las condiciones político – económicas,
culturales, o el surgimiento de acontecimientos vinculables a otros sistemas que lo
afectan. Incluso la temperatura es una variable a tener en consideración a la hora de
intentar explicar causas de la conducta humana.
Debido a esto y otras consideraciones, la psicología sistémica se aboca, en su modelo
psicoterapéutico de abordaje de problemáticas familiares, a responder una pregunta
central en torno al comportamiento de los integrantes del grupo: ¿para qué?
Indagar en este aspecto de la realidad de un sistema nos sumerge en una búsqueda
diferente a aquellas desarrolladas en torno a otras formas de intervención o análisis de
lo humano. El paraqué de la acción remite a la posibilidad de develar la racionalidad
del acto en función de un futuro aún no evidenciado. Tal como lo hace la psicología
existencial, con sus propias formas, resulta nuclear entender para qué fin se articula la
red de sentido que orienta las conductas de los sujetos, hacia donde se proyecta. Qué
se desea obtener y qué evitar, en función de qué tipo de representaciones imaginarias
sobre un futuro que aún no llegó.
A su vez, vale destacar que todo sistema, bajo el imperativo absoluto de la necesidad
de subsistir, debe permanecer en equilibrio, mantener lo que llamamos homeostasis.
Un sistema en desequilibrio, en estado de caos, tenderá a su desintegración. Para que
dicho balance se produzca es necesario que exista una tensión vinculante entre sus
miembros que emerja como fruto de amenazas internas y externas a su potencial
desintegración. Un sistema puede morir tanto por el caos del desequilibrio como por
un lento fallecimiento ante la ausencia total de tensión vincular interna o externa.

19
Universidad de la Cuenca del Plata Carrera: Lic. En Psicología
Cátedra: Clínica Psicoterapéutica II Prof. Lic. Esp. Javier Fermani

Lo que garantiza la existencia de esta ansiedad dinámica estabilizadora es la posibilidad


de que el sistema se abra permanentemente al medio. Un sistema cerrado, que no
interactúa, que por temor a interactuar con el afuera se encierra sobre sí mismo, se
suicida.

Estructura de leyes del sistema

Las leyes que conforman la estructura de todo sistema pueden ser las siguientes:
- Homeostasis
- Causalidad circular
- Equifinalidad
- Autopoiesis

Homeostasis

Tal como ya hemos señalado, refiere a una ley máxima en la dinámica de los sistemas.
La homeostasis hace a la posibilidad de que el sistema se mantenga en un movimiento
proyectado a futuro sobre la base de cierta tensión vincular interna y externa que
permita un balance satisfactorio. Sin la presencia de eventos y agentes
desestabilizadores, el sistema tiende al deterioro por entropía negativa, principio
emergente de las leyes de la termodinámica, según las cuales toda entidad viva tiende
a una paulatina descomposición y desaparición.
Para que la homeostasis de un sistema se pueda conservar, resulta indispensable que el
mismo desarrolle ciertas maniobras homeostáticas. Estas son actividades regulares,
como costumbres o ritos, cuyo fin último (su “paraqué”) no es otro que mantener a los
integrantes del grupo familiar resguardados de la angustia de destrucción que los habita
como parte del conjunto. También hay maniobras homeostáticas que surgen como
conductas imprevistas e inmediatas ante eventos potencial o realmente
desestabilizadores.
Las angustias de destrucción hacen al núcleo motivador de las amenazas internas y
externas. Remiten a aspectos fundantes de la historia del sistema, vinculados a mitos y
premisas que forman parte de la cultura profunda e inconsciente del colectivo. Según
estas verdades que circulan en el ambiente de forma implícita, siempre existe el peligro

20
Universidad de la Cuenca del Plata Carrera: Lic. En Psicología
Cátedra: Clínica Psicoterapéutica II Prof. Lic. Esp. Javier Fermani

de que el grupo se desuna, convirtiendo a cada miembro en un paria desterrado sin


pasado ni futuro y condenándolos a morir en vida.
Las angustias de destrucción operan según la presunción de la eliminación del sistema
(muerte), o bien de su desorganización total (locura). Según Minuchin, la angustia de
muerte moviliza al sistema a preservarse de forma mas controlada y estable que la de
locura, que implica un nivel de desestabilización mayor. Esta última remite a una
representación mas retorcida y oscura, según la cual el ser queda expuesto a evidenciar
su propia muerte siendo consciente del proceso y sin poder hacer nada al respecto. La
locura aquí queda evidenciada como un desdoblamiento: un ser que muere, que a la
vez es el ser que atestigua su propia muerte.
Estas representaciones hacen de fantasías que alimentan una angustia habitante en todo
sistema sociofamiliar. La destrucción del grupo debe anticiparse y prevenirse, y las
maniobras homeostáticas sirven a dichos fines.

Equilibrio inestable y adaptación – anticipación

La pretensión de regulación sistémica que vemos proyectada en la ley de la homeostasis


no implica, bajo ningún efecto, que un sistema sea un ente rígido y total. Al contrario,
debemos hacer hincapié en que se trata de un organismo flexible, finito, y vulnerable,
desgarrado internamente por angustias de finitud existencial y tendiente a desarrollar
conductas en mayor o menor medida estables con el fin de preservarse. Todo sistema
se encuentra asediado por la incertidumbre y es continuamente amenazado. Por eso
mismo, hablar de homeostasis remite indudablemente a un equilibrio inestable, no a
uno de tipo ordenado y predecible.
Del mismo modo, debemos repasar brevemente a qué denominamos “adaptación”,
acaso el medio a través del cual es posible el fin último de la preservación de la vida.
La misma suele ser asociada, equivocadamente, con la capacidad de un ser de insertarse
y acomodarse a una estructura exterior preexistente, de tal modo de ser asimilado como
parte de ella. Esta visión, si bien no es errónea en torno a lo meramente descriptivo,
olvida la dinámica incita en todo proceso adaptativo, a saber, la que indica que ante
todo el ser debe cuidarse. Tal como señalaría Heidegger, el principio de incertidumbre
indica que la muerte es la posibilidad que habita todas las posibilidades (2003), la única
certeza con la que el ser cuenta. Por eso mismo, adaptarse al medio no implica copiar
y pegar formas de acomodamiento, sino poder desarrollar modos propios de
anticipación a lo futurible. A esto hacía mención Popper cuando decía que “la única

21
Universidad de la Cuenca del Plata Carrera: Lic. En Psicología
Cátedra: Clínica Psicoterapéutica II Prof. Lic. Esp. Javier Fermani

diferencia entre Einstein y una ameba radica en que cuando este último se equivoca
no se muere” (2008).
Bateson, Varela, y Maturana han sido algunos de los sistémicos que han insistido en
este concepto, en torno al cual todo proceso adaptativo es dinámico, desafiante, y
anticipativo. Para que un sujeto pueda mantener un rol en el sistema familiar y no ser
excluido debe prever algo de lo probable y posible y en función de eso actuar, aún
cuando esto suponga perder protagonismo o ceder en intereses personales.
Mitchell, por su parte, considera que la homeostasis es un caso limite en un fenómeno
mas amplio. Los organismos nunca responden al pasado, sino al futuro que anticipan
en función de él (2016). La respuesta no es proporcional estimulo sino a las condiciones
futuras que el organismo predice en función del estímulo. Así dadas las cosas, todo
sujeto intenta adelantarse a los cambios futuros para ampliar su capacidad de respuesta
ante toda eventualidad.

Equifinalidad

Remite a la ley según la cual un sistema puede llegar a una misma meta a través de
diferentes caminos. Un sistema no subsiste sin metas que ofrezcan un camino de
desarrollo futuro. la equifinalidad es la ley que garantiza que el grupo busque y
encuentre caminos alternativos para poder arribar a dichos objetivos. Lo específico de
esta ley radica en que todo sistema debe desarrollar la característica de ser adaptable,
flexible, y plástico para poder encontrar soluciones a sus problemas.
La adaptabilidad de un sistema está relacionado con su capacidad anticipatoria y de
asimilación de los cambios en el ambiente, generadores inevitables de mutaciones
internas. Por flexibilidad entendemos la posibilidad de que el sistema se reinvente
activamente, a los fines de poder reconstruirse en función de lo adaptativo sin quedar
en una posición estática o rígida. Por último, la plasticidad nos dice de la capacidad del
sistema de ser flexible sin perder su estado de cohesión y coherencia interna, lo que
vendría a ser su eje identitario.

Autopoiesis

Niklas Luckmann define esta característica, tomada del campo de la biología, como la
capacidad de un sistema de autoproducir los elementos que lo constituyen (2007). Esto

22
Universidad de la Cuenca del Plata Carrera: Lic. En Psicología
Cátedra: Clínica Psicoterapéutica II Prof. Lic. Esp. Javier Fermani

lleva a la capacidad del mismo de absorber y asimilar los eventos y agentes


amenazantes que se ciernen sobre sí, naturalizándolos al punto de convertirlos en parte
activa del propio sistema.
Esta ley sistémica es la que permite la inmunidad del grupo ante ciertos fenómenos
potencialmente perjudiciales para su homeostasis. Hace al sistema de defensa
primordial de todo organismo vivo, según el cual es más adaptativo absorber un ente
maligno para crear anticuerpos en su contra que esforzarse en expulsarlo (Luckmann,
2007).
Un ejemplo que puede resultar ilustrativo es el concerniente a la globalización. Se trata
de un fenómeno sociohistórico que representa, en sí, una amenaza cultural inobjetable.
En su estado mas puro y cristalino, implica la abolición de todo cuanto hace diferente
a cada cultura, en favor de una unificación masiva indiferenciada gobernada por los
intereses de los poderes económicos reinantes. Gracias a la ley autopoiética, este
fenómeno globalizante se ha constituido en una tendencia que es absorbida, asimilada
y resignificada por cada espacio cultural, traduciéndola según sus propios criterios y
reduciendo en importante medida su faz amenazante. Si bien nunca el peligro es
eliminado del todo (puesto que esto entraría en colición con la ley homeostática, según
la cual es requerible cierta inestailidad sistémica)

La cultura del sistema familiar

Todo sistema se organiza en torno a dos facetas claramente reconocibles: su estructura


y su cultura. La primera remite a las pautas formales, explícitas y declarables, según
las cuales existe un genograma que distingue el árbol genealógico y las formas de
relación parental y extra – parentales existentes. Hay jerarquías explícitas, roles
sociales definidos (padres, hermanos, amigos, mascotas), y espacios físicos
determinados que son cosustanciales al desarrollo de la trama subjetiva. Claramente,
un sistema familiar también debe ser entendido en términos de como administra y
distribuye los espacios que habita, de tal modo de comprender cuestiones mas
profundas, que aquí analizaremos a la luz de su faceta cultural.
Solo por citar un ejemplo, resulta importante tener en cuenta si hay uno de los hijos de
la casa que ocupa una habitación en el patio, aislada del resto, o si hay uno que duerme
con el perro. Esta distribución de la espacialidad puede hablarnos de historias que no
siempre salen a la luz, pero que deben ser tratadas en caso de que resulten
indispensables para un diagnóstico.

23
Universidad de la Cuenca del Plata Carrera: Lic. En Psicología
Cátedra: Clínica Psicoterapéutica II Prof. Lic. Esp. Javier Fermani

La cultura del sistema, por otra parte, remite a lo implícito, aquello que no es
directamente observable y ofrece una apoyatura de sentido a las acciones visibles. La
cultura impone formas, modos de hacer y pensar que hacen a un culto al sistema. En
su faz mas profunda, anida su fundación y los mitos que la rodean, de la que emergen
las grandes premisas universales que gobiernan su cosmovisión y reglas de
comportamiento. Allí también habitan los secretos, las fantasías de destrucción y la
angustia concomitante a las mismas.
De acuerdo a la teoría de Edgar Schein (2011), todo sistema organiza su cultura de
acuerdo a niveles de expresión. En su aspecto profundo, el pasado del sistema se
actualiza a modo de porvenir, recreando representaciones de lo que puede ocurrir y
permitiendo así la adaptación anticipatoria a futuros eventos desestabilizadores. En una
faceta más cercana al discurso consciente, aparecen los valores y creencias sostenidas
como parte del mandato o ley sistémica. Estas ofrecen, a su vez, el fundamento
razonable (sostenido en las fantasías, mitos y axiomas del nivel profundo de cultura)
para aquellas prácticas cotidianas que se reflejan a modo de costumbres, roles, y ritos.
Repasaremos brevemente como se constituye cada eslabón de la cultura familiar.

Niveles de la cultura de Ed Schein

Nivel 1. Cultura superficial


Prácticas – costumbres – ritos – roles

Prácticas
Hacen a las acciones regularmente observables de los miembros del sistema, según la
cual cada uno adquiere un espacio de expresión personal. Las prácticas cuelgan un
cartel en la cabeza de cada integrante, hacen a una asignación identitaria en su fase mas
observable, “hablable”. Por ejemplo, el padre de familia que trabaja medio día y el
resto de la jornada se dedica a mirar la televisión, hacer compras, o visitar amigos. La
madre de padres separados que pasa a buscar a su hija los fines de semana para llevarla
a estar con ella. Las prácticas hacen a los comportamientos que estructuran lo esperable
en el sistema familiar, otorgando una base de expectación necesaria para poder asimilar
cambios internos y externos con cierta flexibilidad y plasticidad.

24
Universidad de la Cuenca del Plata Carrera: Lic. En Psicología
Cátedra: Clínica Psicoterapéutica II Prof. Lic. Esp. Javier Fermani

Las prácticas se distinguen de las costumbres por un factor esencial: no sirven a los
fines de evitar ningún peligro concreto. Las prácticas cumplen con una función de
orden constructiva, relativa a la necesaria rutinización del espacio social de intercambio
familiar. Sirven para mantener la economía de la casa y cierta tensión política en el
seno del grupo (las quejas de la madre de que el padre tiene la práctica – que ella llama
costumbre – de atender el celular cada vez que lo llaman y restar tiempo de calidad a
la familia). Por último, una práctica también se distingue de una costumbre por la
posibilidad de ser casual. Son acciones que pueden ser rutinarias o bien ocasionales.

Costumbres
Técnicamente, una costumbre hace a una práctica de frecuencia diaria o casi diaria,
según la cual los miembros del sistema habrán de adoptar determinados roles. Junto a
las practicas, hace al aspecto mas frágil y maleable de la cultura, lo que está mas
expuesto a cambios permanentes producidos por la adaptación anticipatoria del sistema
en su apertura al ambiente. Cuando una costumbre se presenta resistente a cambios
importantes que exigen su reformulación, deviene en rito, y su relevancia simbólica
adquiere un mayor peso.
Una costumbre puede ser individual o grupal. Un ejemplo sencillo es la tendencia del
hijo menor a jugar con la playstation en el living de la casa. Para que dicha acción no
sea entendida como un comportamiento rutinario mas y se constituya en costumbre,
resulta indispensable entender que se da a lugar para evitar otra cosa. Una costumbre
no existe por automatismo, sino que se desarrolla por fines adaptativo anticipativos. El
“paraqué” de dicha conducta refleja su condición costumbrista y la aleja de una mera
practica repetitiva, en la que el sujeto hace lo que hace para mantener una organización
relativamente estable de funcionamiento personal y del sistema.
Las costumbres no tienen fecha, porque no son rígidas como los ritos. Ir de picnic al
parque puede ser algo que se realiza de forma casual y esporádica, no necesariamente
con la rigidez forzada de un rito. Al igual que estos últimos, las costumbres hacen a
una forma de mantener el equilibrio inestable del sistema, porque existen como
tendencias conductuales unificatorias. En torno a la costumbre de un miembro del
grupo (que puede ser una significada como nociva, como por ejemplo consumir alcohol
en exceso) los demás miembros del grupo adquieren una posición y mantienen un
interjuego relacional. Lo que intenta evitarse es la regeneración de espacios vacíos, de
no – interacción, causantes de la anomia que precede a la destrucción.

25
Universidad de la Cuenca del Plata Carrera: Lic. En Psicología
Cátedra: Clínica Psicoterapéutica II Prof. Lic. Esp. Javier Fermani

Ritos
En orden a mantener su equilibrio y no desorganizarse, el grupo familiar recurre a
diferentes modos de sostenerse, denominadas comúnmente maniobras homeostáticas.
Dentro de dichos intentos encontramos los ritos, en tanto acciones rutinarias
compensatorias del desbalance provocado por ciertos eventos que amenazan o han
amenazado de muerte o enloquecimiento al conjunto, o bien la rigidificación de los
roles para cada integrante, lo que procura mantener el orden a lo largo del tiempo.
Un rito en la dinámica familiar equivale a una costumbre compartida, en la que cada
sujeto adopta una determinada posición para desarrollar determinada acción. Se
diferencia de una costumbre por:
1. Necesitar de todos los integrantes del grupo para realizarse. Una costumbre
puede ser desarrollada por algún que otro miembro, e incluso su/s
protagonista/s puede/n rotar
2. Necesitar de un evento activante
3. Ser rígido. El grupo necesita realizarlo una vez que el evento activante lo
indique
Como dijimos, el rito tiene su fundamento sistémico en la posibilidad de generar una
especie de “alivio general” que balancee las fuerzas psíquicas del grupo cuando se
siente amenazado. El evento que activa el rito puede ser cualquiera. En caso de que el
rito sea ordinario, un determinado horario, o la llegada del padre todos los días del
trabajo señalan la necesidad de comenzar el rito. En caso de que se de a lugar de forma
extraordinaria, solo sucederá cuando acontezcan ciertas discusiones, se presente algún
problema de parte de uno de sus integrantes que los demás miembros se enteren, o haya
existido algún problema con un sistema perteneciente al exterior.
Del mismo modo, debemos considerar rito familiar a cualquier conducta en la que
participen todos los miembros del grupo y que sea lo suficientemente repetitiva como
ser considerada rígidamente rutinaria. Desde las más comunes en las familias de
nuestra región, como ser la hora del almuerzo, hasta las más singulares o bizarras. En
la forma en que cada sistema desarrolle sus ritos notaremos las características
neuróticas, psicóticas, o perversas del mismo, y con ello un elemento clave en el
desempeño individual de cada uno: a qué aspira el grupo a que ese sujeto se convierta.
Por poner un ejemplo de un rito poco típico, en una familia de clase media de
Resistencia, constituida por el padre y tres hijos (dos mujeres y un varón), todos ellos
adolescentes, se tenía la rígida costumbre de rezar en conjunto a las 20 horas. Dicha
práctica tenía como fundamento consciente, “pedir por la elevación del alma de Irma”.

26
Universidad de la Cuenca del Plata Carrera: Lic. En Psicología
Cátedra: Clínica Psicoterapéutica II Prof. Lic. Esp. Javier Fermani

Irma era la madre de los niños, tristemente fallecida hacía dos años, y cuyo recuerdo
abarrotaba el hogar. Desde fotos y retratos cristalizados en las paredes hasta una usual
permanencia en el discurso de su ex marido.
Mas allá del motivo consciente por el que el grupo desarrollaba este rito, podríamos
decir que inconscientemente se sentía amenazado por la repetición de la historia. Irma
fue asesinada por un vándalo que la asaltó mientras ella limpiaba la casa. El marido
estaba trabajando y los niños estaban en la escuela.
La rigidez del rito del rezo era tal que impidió a Marcos, el mayor de los tres jóvenes
con 19 años, adoptar un empleo que tomaba los horarios de 16 a 21 horas. ¿El motivo?.
El evento activante del rito era a las 20, por lo que este debe desarrollarse a esa hora y
no a otra. Con la carga de culpa traída por quienes se encontraban ausentes la mañana
en que Irma fue asesinada, ausentarse del rito del rezo equivalía a la mayor de las
traiciones. Marcos, de aceptar ese trabajo, dejaba en claro para todos sus familiares que
no le importaba la muerte de su madre. No sería ilógico pensar, desde la dinámica
sistémica, que el sería tachado como culpable de su muerte a partir del momento en
que acepte dicha asignación laboral y deje al grupo sin un miembro para llevar adelante
el rito.
¿Qué notaríamos en caso de que tal cosa suceda?. La culpabilización de Marcos por la
muerte de su madre ofrecería una maniobra homeostática, compensatoria de la ausencia
de un elemento clave para el desarrollo normal de un rito, puesto que falta un
integrante. Quien decide no participar de los rituales de una familia deja a la misma a
expensas de padecer la amenaza de desintegración, por lo que el sistema buscará la
forma que sea con tal de recuperar el equilibrio psíquico.
La condena que recaería sobre el joven de 19 años sería densa y extrema. Dicha culpa
podría llevarlo a sufrir de una angustia inespecífica por el resto de sus días. Ante
semejante escenario, fue el quien acudió a consulta y sobre quien realice su
psicodiagnóstico, debido a la contradicción permanente que se cernía sobre él. Su
impulso de independencia económica y social del núcleo familiar chocaba con esta
amenaza de enloquecimiento.
Ante este cuadro de situación, el joven optó por no ir a trabajar en ese horario y buscar
un empleo con turno diurno. Su frustración, lógicamente, fue grande, pero mayor fue
su alivio.
Ante este escenario de situación, las reacciones iracundas hacia su padre y hermanos
comenzaron a repetirse. Se sentía encadenado a un mandato que lo ataba y no lo dejaba
respirar. Durante el proceso psicodiagnóstico, dicho nivel de agresividad se hizo mas
que evidente, en su producción en los tests gráficos tanto como en el Rorschach.

27
Universidad de la Cuenca del Plata Carrera: Lic. En Psicología
Cátedra: Clínica Psicoterapéutica II Prof. Lic. Esp. Javier Fermani

Sin embargo, si no tuviéramos en cuenta la variable familiar, dicho hallazgo


diagnóstico sería considerado de forma aislada, como un rasgo caracterológico
individual enmarcado en una estructura psíquica determinada. Haciendo mención al
dicho popular, estaríamos mirando el árbol y perdiendo de vista el bosque.
Esta breve explicación de un caso psicodiagnóstico puede revelarnos la importancia de
tener en cuenta la variable familiar desde la mirada sistémica, y como esta puede
complementarse con la óptica psicoanalítica a la hora de ofrecernos orientaciones para
la labor.

Roles
Emergentes de la red de códigos establecidos en el sistema, pueden ser estáticos o
intercambiables, así como numerosos. Un rol implica una posición adoptada frente al
otro, generadora de conductas estereotipadas y reiterativas, y que cumple con una
función que se complementa con la de otros roles con el fin de lograr ciertas metas
propuestas por el sistema y mantener su supervivencia a través del sostenimiento de la
homeostasis.
Podemos caracterizar un rol familiar de la siguiente forma:
1. Implica la adopción de una posición frente al otro
2. Cumple con una finalidad grupal complementaria con otros roles
3. El sujeto que lo asume desarrolla determinadas conductas estereotipadas
4. Otorga un espacio singularizante al sujeto que lo adopta
5. Cada sujeto puede adoptar múltiples roles dependiendo de la situación que los
convoque
Los roles pueden ser adjudicados por la dinámica del grupo, pero deben ser asumidos
por su futuro representante. En todo proceso de adjudicación/asumisión existe una
finalidad inconsciente que hace que el sujeto tome como suyo este ropaje relacional.
El rol otorga una identidad, por muy borrosa o denigrante que esta pueda parecer, y
con ello un lugar desde el cual establecerse en la red de relaciones.
Esto constituye un punto de anclaje singularizante, que induce a psicólogos sistémicos
como Minuchin o Palazzoli a considerar que el cambio de rol, en caso de ser necesario,
no vendrá de forma individual, sino como fruto de una reestructuración general de la
dinámica de la familia, capaz de readquirir su balance homeostático y seguir sus metas
ya sin la necesidad de mantener a esa persona en ese rol que la hace sufrir.
Esto es así porque al rol otorgar al sujeto un lugar singular en el sistema, hace a aquello
que conoce de sí frente a los otros. La inexistencia de un “yo” concreto capaz de

28
Universidad de la Cuenca del Plata Carrera: Lic. En Psicología
Cátedra: Clínica Psicoterapéutica II Prof. Lic. Esp. Javier Fermani

desarrollar su propia voluntad y sistema de pensamiento al margen de los otros hace


que el sujeto sea aquello que construye en función a como esto se complementa con
los otros.
El yo abstracto planteado por muchos psicólogos, aquel que en teoría debe de tomar
decisiones empujado por el conflicto en la dinámica Super Yo – Ello – Realidad
exterior, se opone a esta visión. El sujeto, desde esta óptica, tenderá a preservar un
lugar que lo identifique y singularice, por muy doloroso que este resulte, y esto solo
puede ser modificado mediante la adopción de otro sitio desde el cual erigir su voz y
mirada como ser – en relación – al – otro. En caso contrario, y por mucho que
conscientemente desee cambiar su situación en relación a los demás, pedirle que
modifique su conducta sin que espere cambios de los demás equivale a generarle una
angustia de muerte que no todos están dispuestos a afrontar. Equivale a solicitarle la
desintegración de su espacio vincular singularizante.
En su producción diagnostica, el sujeto presentará evidencias de su rol desempeñado,
puesto que el mismo, tal como dijimos, se aleja mucho de ser un mero conjunto de
conductas repetitivas, trae consigo el peso del anclaje identitario. No será lo mismo la
producción de un sujeto en rol de portavoz del malestar respecto de quien es chivo
expiatorio, la del líder o la del vocero.

NIVEL 2. Cultura subyacente


Codigos – valores – creencias

Códigos. Establece un patrón de medida, una pauta que separa lo legal de lo ilegal,
independientemente de su legitimidad. Esta diferenciación conceptual tanto clave
como necesaria, puesto que divide los intereses personales de los grupales, y esta
pequeña comunidad que denominamos familia habrá de sobrevivir solamente en pos
de mantener con vida sus códigos.
Lo legal es aquello que se instituye, ya sea de forma explícita o implícita, por ley o
costumbre. Hace a un pacto compartido por todos los integrantes del sistema familiar,
o bien por unanimidad. Lo legítimo constituye, por su parte, aquello que hace a lo legal
para el sujeto en sí, pero que no siempre se condice con lo permitido por la palabra del
conjunto.

29
Universidad de la Cuenca del Plata Carrera: Lic. En Psicología
Cátedra: Clínica Psicoterapéutica II Prof. Lic. Esp. Javier Fermani

Los códigos se establecen, mayormente, de forma espontánea e inconsciente, e instalan


una rígida disposición de roles. Cada uno de ellos determina qué debe hacerse frente a
determinada circunstancia, dando a cada actor un guion general al cual atenerse.
Comúnmente, los códigos marcan posiciones verticales de poder, en la que se maneja
el interjuego amo/esclavo ya enunciado por Hegel en su célebre “Fenomenología del
espíritu”. A partir de un código, también, los actores se posicionan de forma activa o
pasiva frente a aquello que debe hacerse. Por último, todo código necesita de un evento
activante que lo ponga en funcionamiento y un fundamento histórico que lo justifique.
Un código se compone, entonces, de:
1. La instalación de roles de poder y apoderado. (Asimetría relacional)
2. Actores que juegan un papel activo, y otros un papel pasivo
3. Se pone en funcionamiento ante un evento activante real
4. Se encuentra justificado por un hecho histórico que le dio lugar
Vayamos a un ejemplo para aclarar esto.
La familia Mendez se halla constituida por 4 miembros. Lucila, la madre, Joaquín, el
padre, y sus dos hijas, Mirtha y Sandra, de 9 y 15 años respectivamente.
Lucila y Joaquín llegan a consulta clínica pidiendo que atendamos a Mirtha, la pequeña,
que sufre de gran ansiedad y nerviosismo. Tiene un mal rendimiento escolar, se
dispersa en demasía, y comienza a mostrar signos de agresión hacia sus padres, no así
hacia su hermana.
En la entrevista con los padres tomamos nota, sin embargo, de una serie de códigos que
pueden facilitar el que la menor se encuentre en un estado de tensión nerviosa
considerable. Para empezar, ella carece de todo poder en la familia. Al ser “la menor”
(rol muy delicado de asumir, muchas veces tomado por el menor al carecer de otra
alternativa), Mirtha debe obedecer de forma sumisa a la única persona con la que podría
establecer cierta horizontalidad en el lazo, su hermana Sandra. Esta última, por su parte,
no se muestra autoritaria o agresiva con Mirtha.
Habiendo elegido la modalidad de entrevista abierta, preguntamos a los padres por el
motivo de dicha idea, esa asociación directa entre ser la menor y la obligación de
obedecer a su hermana mayor.
Al responder por el interrogante, Joaquín comienza a dar vueltas alrededor de valores
que aún no sabemos si son suyos o colectivos. “La educación de un niño depende
mucho de la aceptación de límites (…) Yo no sé qué hubiera sido de mí si mi hermano
mayor no me hubiera corregido (….). Es por el bien de nuestra hija”.

30
Universidad de la Cuenca del Plata Carrera: Lic. En Psicología
Cátedra: Clínica Psicoterapéutica II Prof. Lic. Esp. Javier Fermani

No tomamos de esto último que comentó, casi al pasar, para repreguntar “como hace
un padre para saber que es bueno para un hijo y que no?”.
Ante esta pregunta, Joaquín calla. Luego de unos segundos de suspenso, Lucila va al
grano y contesta: “Mirtha desde chiquita fue muy desordenada y protestona, creímos
que Sandra podría ser una buena influencia sobre ella. No es que nos sentamos a
pensarlo, simplemente fue dándose así”.
Por último, preguntamos qué hacen ellos cuando Sandra represente a la menor.
Encogiéndose de hombros, Joaquín contesta “No decimos nada. Si Mirtha quiere
reaccionar por algo, apoyamos a su hermana”.
Aquí es donde, rápidamente, hemos podido notar un origen que da fundamento al
código establecido, según el cual Mirtha debe asumir una posición pasiva e inferior
ante el poder de Sandra, activa y dominante. La menor es acusada por haber sido
protestona y desordenada, fruto de lo cual se encuentra justificado el código.
¿Por qué habrá de resultar importante para el proceso Psicodiagnóstico de Mirtha
conocer de estos detalles?. Porque aquello que llevará a su producción en las sesiones
no será su solitario ser, sino las cadenas que pesan sobre sus hombros como miembro
de un sistema familiar. Lo que hace a su subjetividad es, entonces, su particular manera
de responder frente a los códigos instalados. Ya sea rebelándose contra ellos de forma
sana o patológica, ya sea aceptándolos como realidades incuestionables, cada sujeto
desarrolla su propia manera de existir atado a estas pautas de legalidad arbitrarias.
Cada familia ofrece una red de relaciones cuya consistencia y solidez se sostiene en
códigos. Estos son inevitables y necesarios para el sostenimiento de la homeostasis. Lo
que hace a un sistema familiar desarrollar síntomas es el precio subjetivo que algunos
actores tienen que pagar para mantener su fidelidad a dichas pautas. Esto emergerá,
naturalmente, de la rigidez o flexibilidad que tengan para adaptarse a los cambios, a las
solicitudes de transformación interna de parte de algunos de sus componentes cuando
declaran ya no tolerar ciertos códigos.
Una familia funcional respetará dichas peticiones, no sin resistencias esperables, y mas
temprano que tarde hará los ajustes necesarios. Una de carácter disfuncional responderá
cerrándose sobre sí misma y excluyendo al portavoz del malestar, tachándolo de loco,
intratable, o marginal. El pesado rol del “loco”, en particular, es el elegido por la
mayoría de las familias disfuncionales.
Vayamos a un sencillo ejemplo. Una joven de 20 años que se cansó de estudiar aquello
que según los códigos internos debía estudiar, y pide cambiarse de carrera. ¿Cómo
reaccionará el sistema frente a esto?. En ocasiones, la respuesta será favorable sin
mayor resistencia, pero en otros casos no será así. Ya sea de forma camuflada o directa,

31
Universidad de la Cuenca del Plata Carrera: Lic. En Psicología
Cátedra: Clínica Psicoterapéutica II Prof. Lic. Esp. Javier Fermani

la insolencia de la joven puede generar disturbios en la dinámica interna y cambiar el


sentido homeostático que mantenían como grupo.

Valores y creencias. Hace al fundamento que justifica y da un peso consciente a los


roles que se desempeñan. Los valores hablan de lo que el sistema aspira a concretar,
mientras que las creencias sostienen su punto de partida. Los primeros remiten a la
misión del sistema como grupo, tanto para sí mismos como para la comunidad, y los
segundos refieren a aquello que otorga una lógica y sentido a dichas aspiraciones.
El sistema de creencias hace a una compleja red de ideas asociadas, cuya particularidad
es la de dejar sentadas ciertas verdades que el sistema no está dispuesto a someter a
discusión con facilidad. Estas someten a cada integrante del sistema a la aceptación de
ciertas estimaciones subjetivas o relativas como si se trataran de cuestiones certeras.
Aún así, pueden haber discrepancias en cuanto a las creencias, especialmente de parte
de quien adopte roles opositores al mandato instituido.
Los valores, por su parte, hacen al ideal proyectado como familia. En el caso de las
comunidades sectarias aglutinadas, se tiende a pensar en valores asociados a la eterna
compañía de los padres o hermanos en cada emprendimiento de cada integrante del
sistema. En las familias disgregadas, por el contrario, se tiende a valorar la
independencia y autonomía, se habla positivamente de la emancipación. Para los
primeros, dicha libertad puede ser considerada egoísta, propia de personas que no
sienten afecto real unas con otras. Para los segundos, los valores de la familia
aglutinada pueden ser considerados posesivos, restrictivos, y asfixiantes.
Los valores y creencias hacen al aspecto más profundo que puede llegar a ser
verbalizado y discutido por un grupo. Hay un límite claro en torno a la posibilidad de
indagar conscientemente en qué fundamenta y respalda a dichos mandatos. Configuran
una ley que hace de eje relacional, según la cual algunos se adaptan y otros se oponen.
Lo que ninguno o casi ningún miembro de la familia estará dispuesto a discutir hace a
los axiomas, las verdades absolutas que soportan dicho sistema de creencias y valores
y permiten una instancia de unificación, en donde todos pueden finalmente descansar
en el acuerdo.

32
Universidad de la Cuenca del Plata Carrera: Lic. En Psicología
Cátedra: Clínica Psicoterapéutica II Prof. Lic. Esp. Javier Fermani

NIVEL 3. Cultura profunda


Axiomas – fantasías – mitos

Axiomas.
Hacen al fundamento discursivo de los valores y las creencias, lo que sostiene desde
una racionalidad semi – consciente todo cuanto se dice que debe hacerse y aspirarse.
Un axioma es una verdad incuestionable, algo que sustenta todo lo que pensamos y
creemos del mundo. Si una creencia es difícil de cambiar, un axioma es prácticamente
imposible. Tan certero como que la Tierra es plana y gira alrededor del sol, lo es
cualquier axioma habitante del sistema axiológico de una familia.
Estas grandes verdades son las que hablan de la existencia o no de Dios. En caso de
que el sistema apoye el axioma de su presencia en el Universo, las creencias pueden
discutir de qué tipo de Dios estamos hablando, pero no cuestionar su existencia. Esto
es aplicable, también, a la idea de trabajo y estudio, el lugar que adquieren en las
representaciones simbólicas e imaginarias del sistema. Por supuesto, las inclinaciones
políticas pueden ser diferentes en el nivel superficial e incluso subyacente, pero
adquieren un tono unificador a nivel axiomático. Cuando una persona enfrenta estas
verdades sistémicas por sentir que no lo representan, y cuestiona esta fuente de saber,
se encuentra preparando ya su expulsión del sistema.
Estas verdades caen en el lugar del absoluto. Criticarlas o diferir de ellas es equivalente
a no respetarlas, y por ende, a no respetar al grupo como unidad. Divergir en torno a lo
que se considera a nivel social, religioso, ontológico o moral en su mas profunda raíz
implica intentar desgarrar los orígenes de lo que hace del grupo un grupo humano.
Comúnmente, las culturas cerradas, como lo son las sectarias, tienden a hacer un culto
consciente a sus axiomas. Lo que se repite a nivel discursivo no circula en torno a los
valores y las creencias, que en definitiva pueden ser discutidos sin que eso lleve a una
amenaza mortal para los integrantes del grupo, sino a estas verdades absolutas, que
establecen una delimitación decisiva entre lo posible y lo imposible. No remiten a una
diferencia entre qué es bueno y qué malo, sino a algo mucho mas profundo y aterrador,
a saber, qué es merecedor de vida y qué merecedor de la muerte.
Los axiomas, sin embargo, solo pueden ser interpretados en la dinámica familiar. Como
hacen a lo nuclear unificante, no admiten diferencias. Toda discusión entre integrantes
del sistema por motivos políticos, morales o religiosos no hace mas que poner en
relieve la dimensión subyacente de la práctica cultural. Los axiomas pueden ser

33
Universidad de la Cuenca del Plata Carrera: Lic. En Psicología
Cátedra: Clínica Psicoterapéutica II Prof. Lic. Esp. Javier Fermani

deducidos de las reacciones sistémicas, a posteriori de ciertos eventos que parecen


marcar la historia del grupo.
Los axiomas, al operar a nivel inconsciente – profundo, se alimentan de las fantasías
de destrucción del grupo tanto como de los mitos, su fundamento histórico. Hacen al
aspecto racional y moral mas arraigado. Su construcción se da justificada por hechos
que han sido mitificados tanto como por la imperante necesidad del grupo de evitar que
los desastres de la historia familiar se repitan.

Fantasías. Los temores inconscientes del grupo suelen ser representados por las
fantasías que comparten, y los mismos pueden ser canalizados a través de los ritos y
los roles. En el primer caso, hablamos de ciertas formas de expiar el mal que asecha al
grupo, y en el segundo nos referimos a determinada manera que el mismo ha
encontrado en su historia de funcionar complementariamente en orden a alejar los
fantasmas que amenazan con hacer real lo fantaseado.
La muerte y la locura constituyen los factores esenciales que movilizan la dinámica
sistémica de todo grupo, constituyendo sus amenazas principales. En distintos tipos de
sistemas encontraremos formas de diluirlas, negarlas, o combatirlas. Ambos son
temores relacionados con la desaparición del clan familiar, y con ello del punto de
sostén psíquico de la vida subjetiva. Podríamos decir, la desaparición de la familia
equivaldría a la condena para cada sujeto a una estancia solitaria en el mundo, en
perpleja oscuridad. Los lazos lógicos que unen la estructura, en caso de romperse,
amenazan con tragarse a cada individuo cuan agujero negro y desintegrar toda
posibilidad de conciencia de otro.
Las fantasías hacen a la circulación de un imaginario no consciente, según el cual se
asignan a cada suceso o integrante una serie de rótulos o roles que nos hablan de una
historia que angustia. Otorgan el fundamento vivencial, según el cual el grupo tiende a
movilizarse.
Toda fantasía sistémica nace de los mitos, que son la traducción inconsciente que hace
el grupo de los sucesos que asediaron y amenazaron su homeostasis en el pasado.

Mitos.
Hacen al fundamento histórico de las fantasías y los axiomas. Hacen a la epigénesis de
todo nucleo unificante, puesto que una gran verdad que no se apoya en hechos
concretos acontecidos (o bien en su ilustración mítica, como sería el caso) carece de
todo sustento.

34
Universidad de la Cuenca del Plata Carrera: Lic. En Psicología
Cátedra: Clínica Psicoterapéutica II Prof. Lic. Esp. Javier Fermani

Los mitos no son datos fehacientes, lo sabemos. Hacen a una narración que se esconde
entre los relatos que circulan en el sistema. Traza una trama histórica que deconstruye
un sentido específico para los axiomas defendidos y pone de manifiesto la especificidad
de la angustia que conmueve al grupo. En los mitos encontramos la narración de cómo
llegó la familia a la ciudad, de cómo y porqué murieron sus ancestros, de los errores
que se cometieron en su momento (que solo existen en la medida que ofrecen una idea
de qué no debe hacerse en adelante).
Ahora bien, el pensamiento mítico no solo se alimenta de los aconteceres arcaicos. Se
mitifica todo cuanto sirve a los fines de fundamentar un sentido fáctico, narrativo, a los
axiomas y las fantasías. Un hecho reciente, como la desaprobación de una materia de
parte de un hijo de la familia, se mitifica en la medida en que adquiere una versión en
cada uno que refuerza las ideas que el grupo viene trayendo consigo como fundantes
de su historia. En ese ejemplo particular, la reacción del grupo, al mitificar el evento,
hace que el mismo sea ubicado en línea con una serie de tragedias y errores familiares
que lo antecedieron. “Vos vas a terminar como el tío Alberto si seguís así, solo y sin
un mango”.

35

You might also like