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Sexualidad femenina en redes sociales: un análisis de espectacularización sexual en redes

sociales.
En el discurso coloquial hay múltiples referencias a la palabra “cuerpo”, toda vez que con ella se quiere
representar unidad, totalidad, integridad. Así, por ejemplo, en Derecho Penal o en periodismo policial se
habla de “cuerpo del delito” para referirse a un hallazgo irrefutable de una trasgresión; en reuniones de
carácter formal suele usarse el término “de cuerpo presente” para señalar la permanencia de alguien ausente;
en el ámbito de lo culinario se alude a “tomar y/o tener cuerpo” de algunos preparados o vinos, en señal
aparente de equilibrio.

El cuerpo es un claro referente de la expresión emocional, siendo evidente que se expande con la
alegría en señal de apertura, de liviandad, y se constriñe con la tristeza, casi como si recayera en el
sujeto una pesadez gravitacional

Cuerpo y corporalidad parecen no ser lo mismo. “Cuerpo” se define como una realidad objetiva que,
a la manera de un objeto, posee una forma definida. Diversos modelos teóricos señalan que no tiene
historia o historicidad (a diferencia de la corporalidad), bastándole sólo la espacialidad. Pareciera ser
que, en la actualidad, hay un retorno al cuerpo en el vivenciar femenino, en tanto pura espacialidad,
cayendo en el descrédito la historicidad de ese cuerpo, es decir, su historia vital. El embarazo, la
lactancia y otras angustias y pesares propios de los aconteceres biográficos, van dejando,
inevitablemente, huellas indelebles. No obstante, la tendencia es al retorno de la imagen juvenil,
pretérita, aquella que aún conservaba otra historia de vida.

Los contenidos de estas revistas están influyendo la forma en que percibimos la feminidad, la salud,
el cuerpo, la actividad física, el tiempo libre, las cotidianidades y la forma de vivir. Proponen las
AFD como una actividad libera-dora que brinda placer, bienestar y disfrute, pero, aunque suene
contradictorio, es una actividad usada para el control del cuerpo como estrategia disciplinaria que
permite el consumo, usando discursos estéticos, éticos, económicos y sanitarios que se entrelazan
para colaborar con ese proceso en el que el cuerpo y el consumo se conjugan para constituir un
sujeto con fines meramente eco-nómicos. Numerosas son las referencias religiosas sobre
autoinjurias, flagelaciones, purgas y ayunos a las que se sometían todos quienes, a través del castigo
del cuerpo, querían alcanzar la vida eterna. Pareciera que en la vida terrena de quien aspiraba a
trascender a una existencia supraterrenal, las prácticas en contra de la propia corporalidad constituían
una forma válida para alcanzar el Paraíso.
El cuerpo aquí es concebido como algo precario, finito, limitado. En la medida en que
voluntariamente, se le haga también doliente, se lo posterga y toma preeminencia la constancia del
alma. Similar actitud ostentaba el héroe épico de la antigüedad. Este exponía temerariamente su
corporalidad y, si bien podía perder la vida en los enfrentamientos, era precisamente el sufrimiento
corporal el que lo hacía ostentar la categoría heroica.
Lanzada en 2016, TikTok, también conocida como Douyin en China, es una plataforma de vídeo con
atributos recreativos como publicar, seguir, compartir, comentar, gustar y otros. Su diferencia con
respecto a otras plataformas similares, como YouTube, es que los vídeos suelen ser más cortos, con
una duración máxima de 15 segundos, con una minoría de vídeos de más de un minuto. Además, la
plataforma puede personalizar el contenido ofrecido en función de la navegación de los usuarios y de
las categorías utilizadas en el contenido (Su et al., 2021).

Las redes sociales son espacios de riesgos y oportunidades fuertemente marcadas por el género y se
convierten en espacios de negociación de un entorno mediático cada vez más sexualizado. Como
muestra este estudio, las autopresentaciones en las redes sociales usan las estrategias
representacionales de estos contextos mediáticos, contribuyendo a extenderlas, popularizarlas y
normalizarlas.

La fuerza de TikTok se ve en sus números: la app se ha descargado 3600 millones de veces. En


2021, las descargas de la app fueron un 20 % más que las de Facebook y un 21 % más que las de
Instagram. En los tres primeros meses de 2022, los usuarios de iPhone pasaron una media un 78 %
más de tiempo en TikTok que en Facebook (Heath, 2022)
La menstruación y el embarazo son dos eventos biológicos que, más que diferenciar, “distinguen”
respecto del hombre. La temprana edad de aparición de la anorexia (el 77% de los casos se inicia
antes de los 20 años) trae como consecuencia amenorrea y, no pocas veces, una serie de trastornos en
torno a la fertilidad.

D’Amorim (1997, p. 122) define los estereotipos de género como “[...] en conjunto de creencias
sobre los atributos personales apropiados a los hombres y a las mujeres, sean estas creencias
individuales o compartidas”. Según la autora, aunque los estereotipos son flexibles y cambian
continuamente, los aspectos cognitivos siguen siendo más resistentes al cambio que los afectivos,
restringiendo los géneros a roles y características específicas. Por ejemplo, en la cultura occidental se
asocia a los hombres con actividad, competitividad, independencia, decisión y confianza en sí
mismos, mientras que a las mujeres se las asocia con emotividad, amabilidad, comprensión y
dedicación.

Cabe mencionar que, como recuerdan Carrera y Carvalho (2020), los estereotipos de género también
están atravesados por los de raza y clase social. Aunque este estudio no profundiza en los dos
últimos, la comprensión de estos aspectos es muy relevante y merece ser destacada en futuras
investigaciones. Solo como ejemplo, se puede señalar la diferencia en el tratamiento mediático que
reciben las mujeres blancas y las negras. Las autoras señalan que mientras las mujeres blancas son
retratadas en la prensa y la publicidad como sumisas y afables, las mujeres negras son representadas
por las figuras de la “Matriarca” (la madre negra), “Jezebel” (la mujer sexualizada) y “Zafiro” (la
mujer independiente).

Como sostienen Ringrose y Eriksson (2011), las redes sociales son espacios de riesgos y
oportunidades fuertemente marcadas por el género y se convierten en espacios de negociación de un
entorno mediático cada vez más sexualizado. Como muestra este estudio, las autopresentaciones en
las redes sociales usan las estrategias representacionales de estos contextos mediáticos,
contribuyendo a extenderlas, popularizarlas y normalizarlas.

Aunque los y las adolescentes acostumbran a fotografiarse solos . Las chicas acostumbran a
fotografiarse expresando felicidad más que los chicos . Muchas de las imágenes sexualizadas están
tomadas en espacios íntimos de la casa, ya sea el baño o la habitación. En estas imágenes es habitual
que las chicas aparezcan sentadas o estiradas en la cama y, a veces, en el suelo. También es más
frecuente que ellas posen infantilizándose, ya sea porque adoptan un «look de lolitas» o porque
cruzan las piernas. Ellos no posan así nunca. En algunos casos, la fragmentación del cuerpo en las
fotografías de chicas muestra infantilización y/o auto ofrecimiento

En conclusión, la sexualidad femenina en las redes sociales representa un desafío complejo que
requiere un análisis profundo. Si bien las redes sociales han proporcionado un espacio para la
liberación y el empoderamiento sexual de las mujeres, también han contribuido a la
espectacularización y la cosificación. Como académicos y miembros de la sociedad, es nuestra
responsabilidad abordar este tema con seriedad y promover una visión más equitativa y respetuosa
de la sexualidad femenina en línea. Juntos, podemos trabajar hacia un futuro en el que la sexualidad
sea celebrada y valorada en su autenticidad, más allá de los confines de la espectacularización.
REFERENCIAS

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experimento de ingeniería inversa para entender los mecanismos de los algoritmos de las redes
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