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10. Poder y desigualdades en sociedades cacicales: buscando evidencias de poder estructural y organizacional en unidades domésticas! Hope Henderson Universidad Nacional de Colombia Los investigadores interesados en el cambio, el poder y las desigualdades en sociedades cacicales o de rango medio (Drennan y Uribe 1987; Earle 1991; Feinman y Neitzel 1984, Wright 1994 [1984]) deberfan pensar mAs en las teorfas de agencia para indagar sobre las miiltiples relaciones de poder en sociedades de pequefia escala. Como han discutido otros autores (Dobres y Robb 2000; Dornan 2002; Moore 2000), los supues- tos teéricos y los términos deben ser explicitamente discutidos si es que estos enfoques van a fortalecer las investigaciones arqueolégicas y a contribuir més ampliamente a los debates de las ciencias humanas. Mas especificamente, se ha pedido que los arqueélogos superen la etapa de afiadir sujetos y mezclar y busquen cémo problematizar mejor sus conceptos (Dobres y Robb 2000: 13). En este capitulo argumento sobre la utilidad de los conceptos de poder estructural y poder organizativo (Wolf 1990, 1999) para enfocarse de manera especffica en contextos de cambio y en el proceso dual entre sujetos y estructuras. Creo que estos términos mejoran nuestra capacidad de relacionar la desigualdad con Ja interaccién de sujetos y la reproduccién social, sin proyectar presupuestos y estereotipos de identidad y accién politica sobre las sociedades del pasado. La agencia es un concepto heuristico Los términos deben ser heurfsticos y por eso tienen que resultar apropiados, como un buen par de zapatos que nos ayudan a Uegar a alguna parte. El término agencia es 1 Agradezco ala Universidad Nacional de Colombia en Bogoté, por apoyar a través de dos becas —Convocatoria ‘Nacional de Investigacién 2007, Modalidad 4 (# 6074), con Sebastian Fajardo, y Modalidad 6 (# 5866)— las investigaciones arqueol6gicas de cimpo llevadas a cabo en Suta entre Jos afios 2007 y 2009. Los estudiantes de Ja Universidad Nacional de Colombia en Bogoté, de mi curso de pregrado Poder y Resistencia en Sociedades Cacicales, también prestaron asistencia con el trabajo de campo en abril de 2007 y en enero de 2009. Estoy particularmente agradecida con ellos por el disefio de su taller creativo Arqueologia, Patrimonio y los Pueblos “Maiscas, en la Escuela Rural de la Vereda Roa. El trabajo arqueol6gico de campo en 2001 fue apoyado por la beca internacional posdoctoral de la National Science Foundation (INT-0107380). También estoy agradecida por las investigaciones de Scbastién Fajardo y de Julio Rodrfguez, y por su continua colaboracién. Asimismo, agradezco a la gente, especialmente a los nifios que viven en Suta y sus alrededores, por su permiso y la colaboracién a esta investigacién, y en el pueblo de Sachica, Valle de Leiva, que han facilitado y apoyado ‘nuestro trabajo de innumerables maneras. Finalmente, agradezco a mi esposo Victor Gonzalez. Femdndez. por el apoyo incondicional y su gran habilidad para resolver problemas que han hecho toda esta empresa ms fécil de manejar y sin duda més agradable. [161 REPRODUCCION SOCIAL ¥ CREACION DE DESIGUALDADES, confuso para los investigadores que trabajan en el contexto de América Latina, porque su traduccién enfatiza mds la accién de una diligencia. El término evoca la idea de una empresa, como agencia de viaje o agencia de publicidad. Asi, agencia, traducido al espa- fiol, puede confundir mas, pues el concepto general abarca varias teorias de las ciencias humanas (Dornan 2002). En el mismo espiritu, Moore (2000) propone agencia como concepto-metéfora que tiene funcién retérica y crea los espacios académicos de discusién y reflexion: “En un sentido, la agencia es relevante no porque podamos definirla comple- tamente sino porque no podemos, y esa falta de especificacién es la rafz de Ja creatividad intelectual y de la ética disciplinaria” (Moore 2000: 263) (traducci6n propia). Los debates promovidos por los arqueélogos en alguna medida han abierto espacios de discusién, pero con un vocabulario que no genera un didlogo entre los investigadores. La raz6n principal de esta situacién son las multiples definiciones del término (Dobres y Robbs 2000: tabla 1) y el uso del término sin contextualizar los conceptos desde las teorfas de Giddens y Bourdieu (Doman 2002) o a partir de los planteamientos de otros autores inspirados més en Ia fenomenologia (Bruck 2001, 2005). Sin embargo, esta desarticulacién y situacién de poco didlogo puede superarse. Por ejemplo, Dornan sugiere que los arquelogos tienen que hacer mas explicitos sus supuestos sobre la capacidad de los individuos de actuar e impactar las estructuras del pasado. La autora nota que en la actualidad las definiciones de agencia propuestas por los investigadores son contradictorias en cuanto al grado de intencionalidad, conciencia y conocimiento de su entorno, y ala capacidad de actuar que asumen (Dornan 2002: 309). Bruck critica la nocién occidental de individuo y propone que los arquedlogos deberfan considerar nociones alternativas de ser (i. e. personhood), que reconocen que Ia identidad social es algo contextual, procesual y relacional (Bruck 2001, 2005). Si respondemos a estas criticas y nos preguntamos directamente acerca de los contextos especificos en Jos que los sujetos podrian actuar, reaccionar, ajustar, y/o innovar, haremos un ejercicio provechoso sobre bases conceptuales, unidades analiticas y la manera que interpretamos el registro arqueolégico. Asi mismo, fortaleceremos nuestra capacidad de contribuir a debates tedricos mas generales al explicar procesos investigativos particulares desde la arqueologia. iCuando y de qué manera hubo agencia? Comparto la critica de los arquedlogos que han cuestionado la nocién del sujeto universal como un individuo capaz de cambiar précticas culturales y estructuras sociales como supuesto basico en los planteamientos tedricos (Bruck 2001, 2005; Brumfiel 2000; Drennan 2000; Gero 2000; Moore 2000; Patterson 2005; Roscoe 2000, Smith 2004). El manejo del concepto de poder por parte de los arquedlogos no debe reducirse a buscar, identificar y comparar lideres politicos del pasado. Debemoé primero preguntarnos si existian sujetos (grupos y/o individuos) con capacidad de transformar las estructuras 162] Hore HENDERSON — SEBASTIAN FaJARDO BERNAL del pasado en vez de asumir sus intenciones, su presencia y su eficacia. El grado en que los sujetos fueron condicionados por las estructuras y su capacidad de reproducirlas y/o transformarlas como agentes son preguntas de investigaci6n relevantes para evaluar emp{- ticamente el rol dual de la accién humana y la permanencia de las estructuras en el pasado. Este enfoque conducird a los arquedlogos a preocuparse més por el contexto general en el que los cambios, las innovaciones y las transformaciones ocurrieron en el pasado y evitaré formulaciones tedricas que ven alos lideres solamente como individuos altamente aut6nomos, ambiciosos y como el eje principal del cambio sociocultural. También evitard la tendencia a asumir que todos los comportamientos humanos nuevos o diferentes fue- ron de alto impacto en las estructuras sociales del pasado. Finalmente, critico una visin determinista sobre el cambio como respuesta tinica a condiciones especificas, como el conflicto social o el crecimiento poblacional. Los planteamientos de Wolf (1990, 1999) nos permiten examinar el cambio en términos mds amplios desde multiples relaciones, una variedad de actividades y como fenémenos posiblemente multidireccionales y no unilaterales. éCual es el rol de poder en la reproduccion social? Junto a otros estudiosos, Eric Wolf criticé la idea de que el poder se reducfa a una formula simple: la capacidad de forzar la obediencia (Barrett, Stokholm y Burke 2001; McGuire y Paytner 1991; Wolf 1990, 1999). En cambio, exploré la nocién de que el poder era un aspecto de las relaciones sociales sujeto a gran variacién en cuanto a las expresiones de control influencia. Incité a los antropélogos a pensar en el rol de las ideas y el poder en la formacién de las expresiones culturales (Rodseth 2005). Para ello, identific6 cuatro modalidades del poder que podrian dar forma a las relaciones sociales y que sustentan un abanico de expresiones culturales. El poder individual describe las capacidades personales para influir en los demas (Wolf 1999: 4-6). El poder de mandar refiere la capacidad de forzar la obediencia. El poder organizativo describe la posibili- dad de controlar los contextos en los que la gente muestra sus capacidades e interactiia. Finalmente, el poder estructural es la capacidad de generar configuraciones sociales que permiten a la gente crear oportunidades y limites a la acci6n alternativa. En el poder organizativo, el campo de accién es abierto por medio de nuevas formas de organiza cién ¢ interaccin. En el poder estructural el nuevo campo de accidn crea ventajas para unos y Imites para otros. En este sentido, estos dos conceptos de Wolf son similares a las formulaciones de Giddens que unen agencia y estructura (Barrett et al. 2001:474). Para Wolf, el poder no es una totalidad que se gana y se pierde, es parte de las relaciones sociales y se expresa en Ia interacci6n o la no interaccién entre los sujetos (Barrett et al. 2001: 473). Pensar en la diferencia entre campos de accién més o menos abiertos, con diferentes implicaciones, permite a los investigadores identificar las instancias en las que la acci6n y la estructura pueden producir escenarios de cambio o la reproduccién de las 1163 REPRODUCCION SOCIAL ¥ CREACION DE DESIGUALDADES mismas relaciones de poder. Pienso que estos dos conceptos, poder organizativo y poder estructural, estimulan un diélogo directo y més especifico entre arquedlogos interesados en explorar las variaciones politicas de sociedades del pasado. Es una manera de reemplazar la biisqueda de Ifderes con investigaciones més abiertas sobre los contextos del cambio y las configuraciones sociales mAs especificas, y proponer un didlogo que contribuye a los debates te6ricos més generales en las ciencias humanas. Sin embargo, la manera en que Wolf desarroll6 Ja nocidn de poder estructural en su tltimo libro, Envisioning Power (1999), ha sido criticada por otros estudiosos que dis- cuten las dificultades de apreciar la sutil relacién entre poderes y expresiones culturales. La critica a los planteamientos de Wolf se centra en Ja manera en que identificamos el poder cuando se define en términos estructurales (Barrett et al. 2001; Heyman 2003:142; Whitehead 2004). Se ha pensado ligar el poder estructural a la nocién de innovaci6n para no exagerar el impacto de las relaciones de poder en una sociedad y no reducir del todo Jas expresiones culturales al poder (Barrett et al.: 2001: 474). También, se ha considerado la necesidad que los investigadores tienen de cuestionar cémo “diferentes configuraciones sociales promueven o niegan las capacidades de los individuos en el mismo proceso de su reproduccién” (Heyman 2003: 145) (traduccién propia). Para ello se requiere dar una mirada hist6rica al impacto de las relaciones de poder sobre las posibilidades de los sujetos. Combinando las dos observaciones, podemos proponer que el poder estructural refiere la capacidad de crear nuevas configuraciones sociales que dan a la gente oportunidades diferentes para actuar y limites a la accién alternativa. En este sentido, los nuevos tipos de accién, es decir las innovaciones, deben limitar los campos de accién preexistentes. En estas ocasiones algunos generan mas campos de accién y otros los pierden. El poder organizativo, entonces, corresponderia a los cambios que promueven otros escenarios de interaccién pero que no limitan las acciones alternativas. La capacidad de miltiples su- jetos o grupos sociales de crear escenarios de poder organizativo podrfa también explicar la formacién de jerarquias sociales y politicas y debe ser evaluada empiticamente. Estos dos escenarios reflejan una continuidad de posibilidades y por ello no hay que reducir a variaci6n s6lo a dos tipos de control ¢ influencia. Creo que la discusién de Wolf es compatible con las metas de los arquedlogos que buscan la variacién horizontal en la organizacién politica de sociedades cacicales (Drennan 1996; Drennan, Peterson y Fox 2010; Drennan y Uribe 1987), en particular por su interés en procesos de cambio (e.g. Blanton et al. 1996; Drennan 1996, Feinman 1995; Paynter 1989). Esta perspectiva ofrece Ta ventaja conceptual de identificar un comportamiento especifico y observar la creacién de nuevas relaciones para evaluar finalmente el impacto de estas en los campos de accién de poblaciones generales. Este desafio investigativo tiene més peso que buscar y comparar instancias histéricas de poder estructural y se une a discusiones tedricas entre arquedlogos. 1641 Hore HENDERSON ~ SEBASTIAN FajarDo BERNAL ¢Como cambiaron los campos de acci6n en la creacion y reproduccion de desigualdades en sociedades prehispanicas? Aquf discuto brevemente c6mo las investigaciones arqueol6gicas pueden promover estudios que nos ayuden empiricamente a entender y discutir configuraciones sociales, relaciones de poder y la reproduccién social, desde un estudio de caso en una comunidad cacical en Suta, Valle de Leiva, entre los siglos XI y XVI d. C. Lites reconodmiento regional (Langebaek 2001:Fig 18), L MUISCA TARDIO i of am mites reconocimiento regional (Langebaek 2001-Fig 14) MUISCA TEMPRANO , to Figura 1. Valle de Leiva y Suta 1165 REPRODUCCION SOCIAL Y CREACION DE DESIGUALDADES ‘Nuestras investigaciones se han centrado en documentar la organizaci6n interna de un centro cacical, entender el grado de diferenciacién entre la poblacién y documentar las actividades relevantes para la jerarquia social (Fajardo 2009; Fajardo 2011; Henderson 2008; Henderson y Ostler 2005; Rodriguez 2010). Estos estudios refieren poca organi- zaci6n central, sutiles diferencias aparentes en la cerémica decorada y la importancia de actividades comunales organizadas desde las residencias de las élites para la construccién de la jerarquia social. Creo que en Suta hubo un grupo de personas con la capacidad de reproducir una jerarqufa social y politica durante varios siglos, lo que puede asemejarse a ‘un muy bajo grado de poder estructural. Sin embargo, la poblacién general no perdié mucho campo de acci6n en sus actividades diarias, lo cual hace pensar que las configuraciones sociales que apoyaban el poder politico no tenfan la capacidad de forzar la obediencia ni de controlar o influir en la gran mayorfa de las actividades. Mis investigaciones actuales se enfocan en precisar las actividades espectficas que apoyaba la jerarquia social en Suta, en particular, las caracteristicas de las actividades comunales, y entender mejor el rango de actividades no impactado por el manejo del poder, En un estudio anterior (Henderson y Ostler 2005) me pregunté acerca de la capaci- dad de las élites incipientes en una comunidad cacical muisca de utilizar el espacio como fuente de poder y control. Para ello realicé una documentacién sistemética de 33 ha del asentamiento de uta. Encontré poca evidencia de que hubiera un control directo sobre el espacio del asentamiento o segmentaci6n del espacio entre éreas piblicas y residenciales. Suta fue un asentamiento pequeiio, con maximo 58 unidades domésticas y una poblacin de alrededor de 290 personas durante el primer periodo de ocupacién (1000-1200 d..C.). En un andlisis espacial del vecino mas cercano, documenté un patr6n aleatorio en la distribu- cidn espacial de viviendas (Henderson y Ostler 2005: 169). Esto refleja la falta de control directo sobre la organizaci6n del espacio y un alto grado de autonomfa de cada unidad doméstica para situar su residencia sin referencia aun punto central ni con respecto a sus vecinos. Podemos interpretar este rasgo material como evidencia de un campo de accién muy abierto para Ia poblacién de Suta, en cuanto a su conformacién como comunidad 0 colectividad. Durante el segundo perfodo, documenté 54 unidades domésticas y calculé una poblacién de alrededor de 270 personas para este asentamiento. El andlisis espacial para el segundo perfodo de ocupacién (1200-1600 d. C.) identificé un patrén espacial- mente homogéneo: cada unidad doméstica intent6 maximizar el espacio a su alrededor (Henderson y Ostler 2005: 169). Este patron también refleja la falta de control directo sobre el espacio con un grado moderado de autonomfa de cada casa. A diferencia del primer perfodo, la ubicacién de los vecinos fue un factor determinante para las unidades domésticas. Este periodo més largo implica que el campo de accién de los grupos sociales fue abierto, pero en un menor grado que en el primer periodo. Esta Iinea de evidencia nos hace pensar que, en cuanto al manejo del asentamiento como un solo espacio, las élites incipientes no tenfan control directo. Podemos pensar que la configuracién social en Suta se asemeja més a un poder organizativo que proporcion6 un escenario de interaccién muy 166 | Hore HENDERSON — SEBASTIAN FaJARDO BERNAL abierto en vez de un control que limitara a la poblacién. Se podria cuestionar incluso la nocién del asentamiento o el espacio como un recurso individual 0 colectivo que habria sido manejado o administrado por un Iider o una colectividad. Figura 2. Ubicacién de viviendas en Suta durante dos perfodos Lo que se encontré, y que fue inesperado, fue un érea hacia el sur del asentamiento con densidades cerémicas muy altas, proporciones de cerémica decoradas también eleva- das y una ocupacién continua de 2 ha durante el primer periodo, que equivalen a quince lugares residenciales (Henderson y Ostler 2005: 167). Durante el segundo perfodo de ocupacién, se encontré en el mismo lugar un érea de 1,3 hay seis lugares residenciales con las mismas caracteristicas (Henderson y Ostler 2005: 168). Interpreté este rasgo material 1167 REPRODUCCION SOCIAL ¥ CREACION DE DESIGUALDADES como evidencia de un posible conjunto residencial de la élite, descrito por los espafioles en el siglo XVI como el aspecto mas determinante de los asentamientos muiscas (Broad- bent 1964; Correa 2004; Pradilla et al. 1995; Rozo 1997; Villate 2001). Los conjuntos residenciales de élite (cercados) eran rectangulares y medfan hasta 400 m de lado, con paredes hechas de postes de madera de hasta 4 m de altura que encerraban y protegian el espacio (Villate 2001: 92). Adentro habfa varias estructuras residenciales, patios y caminos largos que salian por fuera del conjunto (Henderson 2008; Villate 2001). La alta densidad de cerdmica decorada en una dispersién de forma rectangular durante dos perfodos, que se ha documentado en Suta, comparte entonces algunas caracteristicas de estos lugares y sugiere que este era un drea de viviendas de élite 0 de personas de alto estatus. Este lugar, como posible expresién cultural de las relaciones de poder y autoridad, hipotéticamente fue el escenario donde se generaron interacciones sociales y actividades especificamente relacionadas con la reproduccién de diferencias de estatus y poder politico. @° . + ¢ Os + P,*, Zona de densidad ceramica alta - Periodo Muisca ‘Tandio: 6 lugares residenciales Zona de densidad cerémica alta - Periodo Muisca ‘Temprano: 15 lugares residenciales Figura 3. Conjuntos residenciales de élites o cercados en Suta 168] ‘Hore HENDERSON — SepasTiAN FajARDO BERNAL Finalmente, también se encontr6 evidencia de que la mayoria de las residencias en Suta cambiaron de ubicacién entre un perfodo y otro: el 82% de las unidades domés- ticas tienen solamente cerémica tipica de uno de los perfodos de ocupacién (Henderson y Ostler 2005). Este rasgo material de discontinuidad en Ja ubicacién de residencias vuelve a resaltar Ia independencia de las unidades domésticas durante toda Ia ocupacién. La mayorfa de las correspondientes al segundo perfodo no se situaban con referencia a las del primero, es decir, no hubo una historicidad relacionada con el lugar de vivienda. Entonces, hubo muy pocos limites a la organizacién espacial de las unidades domésticas en Suta y el campo de acci6n de sus habitantes fue realmente muy abierto. La capacidad de organizar un rea de viviendas de élite no limité el manejo espacial por parte de la poblacién general. Una investigacin de Fajardo (2009, 2011) estudié las pocas unidades domésticas que ocuparon el mismo lugar durante dos periodos para evaluar si este rasgo coincidié con otras actividades, en especial las que podrian estar relacionadas con una élite o con Ianegociaci6n de una jerarquia social. El autor encontré muy pocas diferencias entre los artefactos y Jas actividades de las unidades domésticas que ocuparon el mismo lugar durante dos perfodos y concluyé que la jerarquia social en Suta no fue negociada. La evidencia material asociada a diferencias de estatus fue la alta proporcién de cerémica decorada y la alta densidad de materiales cerdmicos en dos unidades domésticas ubicadas en la zona sur, en el 4rea de un posible cercado o zona de élite. Hubo més cerdmica decorada que en otras unidades domésticas: un 7% en la unidad 33 y un 5% en la unidad 31, mientras que el promedio de cerémica decorada durante este perfodo fue del 3% (Fajardo 2009: 99-100). Las diferencias entre unidades domésticas con respecto a la cerdmica decorada fue significativa (Fajardo 2009: 101). Ademés, la unidad 31 tenia una alta densidad de material cerdmico, hasta cinco veces mas que en otras unidades domésticas, Fajardo interpreté este rasgo como evidencia de unidades domésticas més grandes, una ocupa- cién mucho més intensiva o actividades comunales organizadas por la élite para toda la comunidad. La unidad 31 puede ser el lugar de una categoria de actividades ausente en otras residencias, y asf representa posiblemente un fenémeno social nuevo y ligado a la reproduccién social. Ambos rasgos materiales pueden pensarse tal vez como un muy bajo grado de poder estructural. Falta precisar mds en qué consistian estas actividades para interpretar mejor este resultado, pero la élite en Suta podria haber coordinado u or- ganizado actividades que implicaban grupos sociales grandes y que fueron diferentes a los que manejaban los demas miembros de la poblacién. Puede que la sola capacidad de manejar estas actividades fuera suficiente para generar diferencias de estatus que fueron reproducidas en el tiempo. Este es el escenario que requiere més investigacién. 1169 170| Ea __ aa 0 | Ae | REPRODUCCION SOCIAL ¥ CREACION DE DESIGUALDADES Vivienda ecupada durante los ‘dos perlodos O Vwienda Muisca tardto © Vivienda Musca tenprano 300m Figura 4. Viviendas ocupadas durante dos periodos en Suta Hore HenpeRson — SrpastiAN Fasano BERNAL En el segundo periodo (1200-1600 d. C.), estas diferencias se mantuvieron y aumentaron un poco. La unidad 31 seguia con una alta densidad de material cerémico: el 48% de toda la cerémica de ocho unidades domésticas ocupadas durante los dos periodos en Suta (Fajardo 2009: tabla 9, 108). La unidad 33 también se mantuvo con el més alto porcentaje de cerdmica decorada, un 8%, mientras que las demds tenfan aun porcentajes mas bajos (Fajardo 2009: tabla 10). Sélo un 3% del material cerémico de este periodo fue decorado y Jas diferencias entre las unidades domésticas fueron significativas (Fajardo 2009: 109). Entonces, las mismas diferencias sutiles del primer periodo estuvieron presentes en el segundo. Fajardo interpreté este resultado como evidencia de que la jerarquia social y el poder politico se basaban en el manejo de muy pocas actividades, pero que fueron estables en el tiempo. Este elemento de continuidad en el espacio y el tiempo nos hace pensar que posiblemente hubo un bajo grado de po- der estructural en Ia poblacién cacical en Suta, que permitié la reproduccién de sutiles diferencias de estatus durante varios siglos. De todas formas, falta preguntarnos cudl fue la ventaja estratégica de estas diferencias, en el caso de que fuera alguna forma de interaccién como el poder estructural. Otra investigacién, la de Rodriguez (2010), amplfa nuestra reconstruccién de este segundo periodo y apoya los resultados de las investigaciones anteriores. Rodriguez comparé una muestra aleatoria de residencias ubicadas alrededor del asentamiento central y por fuera de este. En el segundo perfodo, el asentamiento se expandié en un rea de 10 km de radio, para un total de 37 ha de drea residencial adicional. Rodriguez (2010) excavé cinco areas residenciales distanciadas entre 600 y 2.300 m del asenta- miento central y encontré un rango de artefactos domésticos similares en todas ellas. También hall6 evidencia de una relacién lineal entre la distancia desde la unidad 31, en el sur del asentamiento, y el porcentaje de cerdmica decorada en las unidades domésticas alejadas (Rodriguez 2010: 101-103). Las més cercanas al asentamiento central tenfan un porcentaje mds alto de cerémica decorada y las més lejanas tenfan menos. El estudio de Rodriguez resalta la relevancia del porcentaje de cerdmica decorada para expresar diferencias de estatus en Suta, La continuidad en este mismo patron refuerza la idea de que la jerarquia social en Suta se basaba en muy pocas actividades, pero que fue estable y que se reprodujo durante varios siglos. A esta escala, el estudio de Rodriguez (2010) visibiliza la idea de que la distancia, desde un punto central, fue otra expresin muy sutil de diferencias entre la poblacién. \i7 REPRODUCCION SOCIAL Y CREACION DE DESIGUALDADES 1'051,000 m. E. TT10,000 m.N- Figura 5. Suta durante el segundo periodo Mis investigaciones actuales se centran en comparar mds unidades domésticas de la élite, del posible conjunto residencial, con las demAs unidades domésticas, para poder identificar de manera més precisa las pocas actividades de las cuales dependia la repro- 7 Hore HENDERSON ~ SEBASTIAN FAJARDO BERNAL duccién de diferencias de estatus en ese lugar. Lo que es particularmente interesante de este caso es la nocién de una jerarqufa social estable en el tiempo, basada en unas pocas actividades, tal vez comunales, organizadas desde un conjunto residencial. Es igual de relevante que estas actividades y su permanencia en el tiempo no implicaran grandes If- mites a las actividades diarias de los demas. En Suta, las diferencias fueron un fenémeno social de grados y no de categorfas. Hubo gente en Suta con un poco mas de estatus social, pero no tenfa mucha capacidad de limitar los campos de accién de los demés. Asi, para Suta, debemos tratar de pensar en términos de capacidades o interacciones sociales que brindaban un prestigio duradero. Podemos considerar contextos de cambio, como en el primer periodo, en el que hubo muy pocos limites a las actividades de toda la poblacién; tal vez lo podemos concebir como un tiempo en el que fue posible mucha independencia a partir de vinculos culturales y sociales leves, en simple asociaci6n. En el segundo pe- riodo, la accién alternativa fue algo més limitada, sobre todo para los que vivieron en los asentamientos residenciales adicionales alrededor de la comunidad central, pero siguieron teniendo muy bajo impacto en la poblacién. Incluso es posible sugerir que en esta asocia- ci6n de quienes vivian alrededor o en proximidad a un conjunto residencial de personas de alto estatus hubo controles culturales manejados por parte de la poblaci6n para limitar la centralizacién del poder politico. Tal vez los Ifmites a la accién alternativa estaban més presentes en la poblacién general y sélo un poco menos en las personas de alto estatus. Ideas finales Los conceptos de Eric Wolf (1990, 1999) son titiles porque proporcionan un voca- bulario comiin para poder investigar y debatir sobre la interaccién social entre miiltiples sujetos y el cambio. También sefialan la necesidad de documentar de manera més especifica los contextos de la reproduccién social. {Qué actividades generaron influencia o control en poblaciones del pasado? {Cudl fue el grado de diferencia entre las poblaciones del pasado? ,Cuéles fueron las consecuencias de la reproduccién de relaciones de poder en Jas poblaciones del pasado? Estas preguntas deben ser resuelias a partir de investigaciones que proporcionen informacién que pueda ampliar nuestro entendimiento de la variaci6n de las tradiciones politicas de sociedades del pasado (ver Drennan 1996, Drennan, Peterson y Fox 2010). Estos son objetivos y preguntas més sutiles y evitan los prejuicios més obvios sobre la accién politica y la identidad de los sujetos, en particular, esa nocién teérica de los individuos ambiciosos y eficaces que dominaron poblaciones pasivas por medio de controles directos, generalmente econémicos. Hay otras posibilidades. Creo que también son especialmente relevantes para la investigacién de sociedades de pequefia escala, como los cacicazgos, donde la capacidad de forzar la obediencia no fue la tinica l6gica politica ni cultural. De esta manera, evitamos nociones deterministas sobre el cambio y la accién politica por medio de Ia investigacién y se crean espacios de reflexién en torno a las investigaciones arqueol6gicas (ver Dobres y Robb 2000; Moore 2000). Este esfuerzo de 1173 REPRODUCCION SOCIAL ¥ CREACION DE DESIGUALDADES abrirse al pasado, a la politica y al cambio como algo desconocido también nos permite hablar y debatir, no s6lo con otros antropélogos sino también con el ptiblico y con los grupos sociales con los que trabajamos. Creo que estos enfoques nos dan un empujén te6rico hacia una disciplina més abierta, incluyente, reflexiva y, ala vez, més académica, Bibliografia Barrett, Stanley, Sean Stokholm y Jeanette Burke 2001 The Idea of Power and the Power of Ideas: A Review Essay. American Anthropologist 103: 468-480. Blanton, Richard, Gary Feinman, Stephan Kowalewski y P. Peregrine 1996 Dual-Processual Theory for the Evolution of Mesoamerican Civilization. Current Anthro- pology 37: 1-14. 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