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SCRIPTA FULGENTINA ‘flo VII/I-2 - N* 15-16 ESTUDIOS 1998 ENERO-DICIEMBRE Paginas 325-340 Novedad permanente de la evangelizacion Juan Carlos GARCIA DOMENE Profesor de Teclogia Pastoral. CETEP. Murcia gEntendéis bien todo esto? Ellos le contestaron: St. Elles dijo: Ya vels, un escriba que entiende del Reino de los Cielos es como un padre de familia que va sacando del arca lo nuevo y lo antigo” (M13, 51-52), Con el tema de la Evangelizacién’ sucede algo semejante porque Evangelizar, segtin definié Pablo VI, es lz razém de ear de ! Iglesia. En esta misi6n evangelizadora intervienen dos tipos de elementos: unos permanecen constantes porque vienen de atras y proporcionan a Ja tarca la continuidad con la predicacién ¢ intenciones de Jestis; son los elementos que podriamos denominar «viejos». ¥ hay otros elementos «nuevos», diversos segiin la cultura, las circunstan- cias, el momento y el contexto de los destinatarios. Asf, cuando la Iglesia evangeliza aparecen unos elementos que son constantes porque permanecen y otros elementos que se renuevan una y otra vez. De otra parte, el asunto de la evangelizaciGn es el argumento central —el argumento por excelencia— que aborda la teologfa pastoral o prictica. Aunque éste sea nuestro punto de vista, aquf nos centramos s6lo en una caracterfstica comin a toda obra evangelizadora: su cardcter dinémico y de permanente novedad. La evangelizacién centrada siempre en el anuncio de Jesucristo mantiene un talante abierto, flexible, de renovacién y una naturaleza siempre nueva en tanto mira a Jos destinatarios de la misma. La evangelizacién no queda hecha de una vez para siempre, es revisable, adaptable y no puede plantearse siempre del mismo mode, una y otra vez, goneracién tras generacién. Si la evangelizaciGn presenta esta peculiaridad, la teologia prictica incluiré entre sus cometidos la tarea de identificar cuales son los elementos que le proporcionan su pertianente novedad. ¥ Bl presente texto fue leido por su autor como Conferencia en la Fiesta de Santo Tomas de Aquino de los Centros Teol6gicos de Murcia el 28 de enero de 1998, 325 Como si se tratara de unas variaciones sobre el mismo tema en los tiltimos afios se han ido renovando el ardor, los métodos y las expresiones de la evangelizacién. De un modo artificial distinguiremos cinco momentos y nos preguntaremos sobre cada uno de ellos {Cul fue el anuevor acento que mare6 Ja época, su intucién, c6mo fueron sus agentes, etc.? JA qué realidad respondian los cambios? ;Qué intenci6n iiltima pretendi6? {Qué resultados permane- cen hoy cuando el tiempo ha pasado y el rostto de la Iglesia puede ser diverso? 1. LA VENDA QUE CUBRIA LOS OJOS En los afios posteriores a la Segunda Guerra mundial comienza a designarse Ja identidad y el quehacer de la Iglesia con la palabra misién. De una Iglesia con misiones se empez6 a gestar una Iglesia en estado de Misién o Iglesia toda ella misionera, Era el momento de quitar Ia venda que impedfa ver la dramética ruptura entre la fe y 1a vida, no sélo en los individuos sino en su conjunto en los pafses de la vieja cristiandad. Se reclama una Pastoral de conjunto capaz de penetrar todos Jos ambientes deseristianizados. En los affos 40 se publican ttes estudios donde quedan contrastados los datos decisivos de la situacién del ‘mando obrero, de ia parroquia rural y urbana, Se declaraba a Francia, solemmemente, la otrora hija mayor de la Iglesia, como un pafs de misién. Entre los pastoralisias, en tos afios anteriores al Concilio se Je reconoce a Ta misién un nuevo sentido’. Mas adelante se sustituirfa incluso el término misién por el neologismo evan- gelizaciGn. Se trata de reemplazar una pertenencia eclesial undnime, sociol6gica, gregaria y pasiva por un cristianismo personal y activo. Se descubre en los afios 50 una nueva actitud pastoral surgida en minorfas con vision de futuro, con capacidad de andlisis y con lucidez para proponer otro talante pastoral, Especial- mente es significativa la accién pastoral con los obreros en Francia. Junto a estas iniciativas minoritarias alcanza su plenitud el movimiento litirgico, el movi- miento ecuménico, el movimiento biblico y enlre todos, con la luz del Espiritu Santo y Ia valentia de Juan XXIII se inicia el Coneilio Vaticano TI. 2. UN VIENTO NUEVO, UN MUNDO NUEVO. BAJO EL PRIMER IMPULSO DEL CONCILIO VATICANO IL Mas que la palabra evangelizacion, la palabra pastoral es el término predominante en el lenguaje conciliar. Estevo este concepto unido intimamente a los prolegémenos, a la convoca- toria, alas sesiones y a la primera recepci6n del Concilio. La denominaci6n pastoral refleja las tres grandes intuiciones del Concilio: una nueva conciencia de la Iglesia, un deseo de reforma teniendo en cuenta los orfgenes del cristianismo, y un nuevo talante en la relacién con el mundo: el didlogo. La Iglesia, en lugar de condenar, de despreciar de temer o de sentirse 1H. GODIN, La France, pays de mission?, Du Cert, Patis 1943: F. MICHONNEAU, Paroisse, communauté missionaire. Conclusion de cing ans d’ experience en milieu populaire, Paris 1945, F. BOULARD, Problemes ntissionaires de la France rurale, 2 vol, Paris 1945. 2 CEC. FLORISTAN, «Bvungelizacién>, en: C. FLORISTAN -— J. J. TAMAYO (es.}, Conceptos Funda- ‘mentales de Pastoral, Cristiandad, Madrid 1983, 340. 326 superior a «la modemidad» reconoce en ella un verdadero deseo y una necesidad de dialogar y de servir a la humanidad. Desde sf mismo, y al pasar de los afios, cabria denominar al Concilio Vaticano If Concilio Pastoral. Su Constitucién emblemitica, Gaudium ef Spes, se autodenominé Constitucién Pasto- ral. El talante pastoral de la Iglesia abarca todas las mediaciones y campos. En Opratam Totius, ‘al hablar de la formacién teoldgica se pide a toda la teologia una preocupacién pastoral (OT 19); dicho Decreto replanteé el método de la teologia; todavia Hama Ia atenci6n que se asocie igualmente a la teologfa (dogmética) una perspectiva’ pastoral, afiadiéndola a la intuicién biblica, patristica, hist6rica y sistemstica: «Aprendan a buscar [los alumnos] a la luz de la revelacién, la solucién de los problemas humanos, a aplicar sus eternas verdades a la mudable condicién de la vida humana y a comunicarlas de un modo apropiado a sus contempordncos» (OT 16) Desde entonces, no le bastard a la teologia un cardcter especulativo sino que afiade a sus tareas propias el cardcter de reflexién sobre la fe y la preocupacién por el modo de comunicar este mensaje a los hombres y mujeres de cada momento histérico y en cada cultura. La Iglesia, toda ella misioncra, se define por el Concilio como «Sacramento universal de Salvacién» y asf se asocia el término Evangelizacién’ al viejo concepto de misién uniéndolos para siempre de forma inseparable, Hasta este momento el concepto Evangelizacién tenfa un cardcter restrictive y era poco utilizado. Cuando aparece se refiere a la tarea 0 ministerio fundamental de la Iglesia: predicar y anunciar a Jesucristo para invitar a la conversién y a la adhesin al Evangelio, Es un concepto, podrfamos decir, ligado a las misiones, a los paises de misi6n, a la primera evangelizacién de los paganos o gentiles. La misién de la Iglesia es amunciar el Evangelio a todos los hombres, y la evangelizacién se limitaria al primer anuncio de Jesucristo a los que nunca oyeron hablar de Kl, Aunque este anuncio se refiere principalmente a los gentiles (AG 1.5, LG 17) ha de comprender las nuevas sensibilidades del hombre contempordneo escrutando «los signos de los tiempos»: «Para cumplic esta misién es deber permanente de la Iglesia escrutar a fondo los signos de la época e interpretarlos a la luz del Evangelio, de forma que acomodéndo- se a cada generaci6n, pueda la Iglesia responder a los perennes interrogantes de la humanidad sobre el sentido de Ja vida presente y de la futura y sobre la mutua relacién de ambas» (GS 4). En Iineas generales el interlocutor del Coneilio es e! hombre moderno, las activas minorfas ateas, el progreso cientifico, el marxismo y la cambiante mentalidad de los afios sesenta, Intenta igualmente poner las bases para entender el fen6meno de la secularizaci6n de las costumbres y 3. Bl término evangelizazién no aparece como fal en el NT aunque sf aparece el vérmino «evangelizar» y mas profusamente el término «evangelion. A partir de los estudios de P, A. LIEGE y de D, GRASSO entre otros podemos seguir el itinerazio de recepcién de dicho concepto (Cf. J. GEVAERT, Primera evargelizacién. Aspectos catequéticos, CCS, Madrid 1997, 11-12; C. FLORISTAN, «Concepto de Evangelizacién, en: Noticias Obreras 822-823 (1981- 1982) 764-766). 327 para renovar unas viejas iglesias de paises de cristiandad que mantienen a sus fieles, ‘mayoritariamente, en una sangrante dicotoméa entre la fe y la vida con una fuerte carga de individualismo en las expresiones de la fe. La estrategia pastoral propuesta por el Concilio es muy compleja. Se pretende primeramen- te acoger la nueva mentalidad dominante; se busca putificar en sus expresiones la vieja Iglesia y de abt la necesidad de atender al ecumenismo para favorecer la credibilidad por el testimonio de la unidad y caridad; se reconoce con maxima urgencia la renovacién de la liturgia para hacerla comprensible y cezcana a la experiencia personal de los fieles. Es cuestién de poner al fa a una Iglesia més pendiente de s{ misma que de la misién a ella confiada. El fruto que permanece de aquel primer ardor del posconcilio cs una leccién no siempre bien aprendida: la Iglesia es mudable en sus expresiones pastorales y en su estructura organizativa menor. Necesita de un aggiornamento constante y de una acomodacién a los destinatarios de Ja salvacién en cada época. En nuestro pats, cabe destacar la Asamblea Conjunta Obispos-Sacerdotes‘ como un mo- mento decisivo para el cambio de mentalidad y la recepcién generalizada del espfritu conciliar. Pueden entresacarse algunos textos que ilustran este cambio de talante en el empleo del término evangelizaci6n y el cardcter pastoral de toda la accién de la Iglesia. Se sigue confundiendo el carécter misionero con el carécter evangelizador —en sentido restrictivo— pero curiosamente alude al contexto de un pafs con identidad cristiana y confesional, con una altisima préctica religiosa y a una Iglesia ommipresente en el mundo social y politico. Enire las conclusiones de las distintas ponencias puede leerse: «El Espfritu de Dios esté actuando y Hama a su Iglesia a una reflexiGn para encontrar las formas de evangelizacién que respondan a los interrogantes de Ja humanidad» (Conclusi6n 2", Ponencia 1*} «Bs tarea de la Iglesia evangelizar y crear comunidades de fe, que sean a su vez misioneras en un mundo que cambia y crece. Esta exigencia bésica da sentido a toda accién pastoral y reclama una opcién fundamental: actuar en la Hinea de una pastoral de evangelizacién» (Conclusién 1*, Ponencia 2*) «Objetivo fundamental de toda planificacién pastoral es la creacién de comunidades auténticamente misioneras» (Conclusién 37°, Ponencia 3*) 3. UNA TAREA DRAMATICA Y UN PROCESO COMPLEJO: LIBERACION, CO- MUNIDAD E INCULTURACION DE LA FE La sensibilidad pastoral —como moda terminol6gica— deja paso estos afios a una variada gama de términos. En plenos afios 70 la terminologia acufiada se centra en el calificativo evangelizador, Fste acento evangelizador tomé carta de ciudadanfa con el Sinodo de 1974 y 4 SBCRETARIADO NACIONAL DEL CLERO, Asamblea Conjunta Obispos Sacerdotes. Historia de la Asamblea, Discursos, Texto integro de todas las ponencias. Proposiciones. Conclusiones. Apéndices, BAC, Madrid 1971 328 con la posterior exhortacién de Pablo VI. Estamos en condiciones de afirmar que Evangelié ‘Nuntiandi es el documento que mAs ha influido en la vida pastoral de la Iglesia tras el Concilio Vaticano IF, Publicada al affo siguiente —en el décimo aniversatio del Concilio— recogia y potenciaba una triple tendencia en Ja perspectiva misionera. La evangelizacién inclufa una sensibilidad comunitaria, una sensibilidad liberadora y una nueva sensibilidad de reconoci- miento de Ja inculturacién de la fe, de la presencia de Ja tnica catolicidad en las miltiples culturas. Las dos primeras intuiciones provenfan de América Latina, mientras la tercera surge de Africa; las tres sensibilidades impulsan y a su vez son impulsadas pot la Asamblea Sinodal de 1974. En los trabajos preparatorios del Sinodo el término evangelizacién adquiere una mayor carga de significado. Ya no se centra en la accién de la Iglesia con los no ctistianos, en los paises de misién, o frente al ateismo, El Jnstrumentum Laboris de dicho Sinodo, en el n. 24, da para la evangelizaci6n la definicién siguiente: «El conjunto de todas las actividades mediante las que los hombres son conducidos a participar del misterio de Cristo, proclamado en el Evangelio. No puede existir evangelizacién en sentido pleno sin el testimonio de la caridad, sin la administracién de los sacramentos y sin las correspondientes instituciones. Pero, sobre todo, no puede existir evangelizacién sin la predicacién de la alegre noticia de Cristo; efecti- vamente, segtin el uso constante del Nuevo Testamento, el anuncio del misterio de Cristo es el punto central de la Evangelizaci6n»’ EI propio Sinodo, y sobre todo la exhortacién apostélica postsinodal Evangelii Nuntiandi?™ Ie reconocen a la tarea evangelizadora un nuevo cardcter mis genérico y no tan restrictivo como antes. Se trata de un proceso complejo, que ya no se reserva al anuncio de Cristo a los gentiles, sino que incluye todo el obrar y quehacer de la Iglesia con elementos variados: «Renovacién de la humanidad, testimonio, anuncio explicito, adhesin del corazén, entrada en la comunidad, acogida de los signos, iniciativas de apostolado» (EN 24) La evangelizacién incluye, asi entendida, predicaci6n, catequesis, sacramentos, organiza- cién eclesial, apostolado. La evangelizacién como término, toma entonces carta de ciudadanfa en toda la Iglesia. Se identifica un doble destinatario de la Evangelizacion: En primer lugar, los gentiles: «Revelar a Jesucristo y su Evangelio a quienes no los conocen» (EN 51), pero Pablo ‘VI afiade un nuevo matiz sustancialmente diferente a este anuncio porque: 5 1A. RAMOS, Teologia Pastoral, BAC, Madrid 195, 212, Valdrfa la pena tener en cucata cl incesante ‘mfimero de reediciones que a conocido este documento: slo en la realizada por PPC llevaba 53,000 ejemplares vendidos en 1987 6 CE SYNODUS EPISCOPORUM, De evangelizatione mundi huius temporis, Insirumentum laboris ad usuam sodalium Coetus Generalis Synodi Episcoporum, Civitate Vatican, 1974, 7 PABLO VI, Evangelii Nuntiandi. La Evangelizacién det mundo contempordneo, Exhortacién aposidliea de Pablo VI, 8-12-1975, PPC, Madrid 1975 [Citaremos EN]. 329 En segundo Ingar, Jos cada ver més alejados de la vieja cristiandad: «Se esta volviendo cada vez més necesario, a causa de las situaciones de descristia- nizacién frecuentes en nuestros dfas, para gran ntimero de personas que recibieron ¢1 bautismo, pero viven al margen de toda vida cristiana; para las gentes sencillas que tienen una cierta fe, pero conocen poco los fundamentos de la misma; para los intelectuales que sienten necesidad de conocer a Jesucristo bajo una luz distinta de la ensefianza que recibieron y otros muchos» (EN 52). Los destinatarios de la evangelizacién han cambiado. Aparecen junto a los gentiles, los cristianos alejados, el sccularismo, las religiones no cristianas ¢ incluso las comunidades eclesiales de base son Hamadas a la evangelizacion y a ser evangelizadas. Lo que en los afios previos al Concilio era una necesidad para una minoria, ahora es una necesidad generalizada, La intencién de este documento es alcanzar con la predicacién a las muchedumbres que no han oido hablar de Cristo y revitalizar igualmente la vida interna de la Iglesia recuperando a las nuevas generaciones y a los individuos mas relevantes y activos, aquellos que aun estando bautizados han perdido la experiencia, la prictica y la adhesin a la comunidad cristiana. La exhortacién es muy arriesgada al recibir los frutos del primer posconcilio y serviré de impulso para la acci6n pastoral de una nueva época en Ia Iglesia. Fl Concilio habria tenido un tono optimista para interpretar la realidad, pero a los diez. afios, se impone un tono més realista y dramatico (Cf EN 20). Sensibilidad liberadora Evangelii Nuntiandi prolonga, aunque veladamente, la declaracién innovadora que aiios atrés pronuncia el Sfnodo de 1971 en su introducci6n: «La accién en favor de la justicia y Ia participacién en Ja transformacién del mundo se nos presenta claramente como una dimensién constitutiva de la predica- cin del Evangelio, es decir, la misién de la Iglesia para la redenci6n del género humano y Ia liberaciOn de toda situacién opresiva»* Con esta declaracién quedaba vinculaba Ia lucha pot la justicia a la acci6n evangelizadora. ‘Aqui aparece un nuevo cometido y una nueva intuicién. Se escucha el clamor de los pobres, comohabia hecho ya la Asamblea de Episcopado Latinoamericano en Medellin (1968) y se incluyen el compromiso de la Iglesia en favor de los pobres, la lucha por la justicia y la liberacién como componentes del proceso de. la evangelizaci6n. EN no recogia como férmula de carécter constitutive la dimensién liberadora, pero le reconocfa a la liberacién un cardcter para nada extraio a la evangelizacion (EN 30). & TERCER SINODO, Los documentos del Tercer Sinodo. El sacerdocio y la justicia en ef mundo, PPC, Madrid 1971, 42; para una comprensidn del aleance de esia afirmacién Cf 1. CAMACHO — R. RINCON — G. HIGUERA, Praxis cristiana. 3. Opcién por la Justicia y la libertad, Paulinas, Madrid 1986, 159-165, 330 No bastaba reunir a la Iglesia para la adhesin a Cristo, no es suficiente saberse enviados a proclamar la Buena Nueva. El contenido de la evangelizacién incluiré desde aquellos afios la conducta liberadora, la denuncia profética y 1a opcién por los pobres. Los tiltimos, los sin voz, los pueblos crucificados son el destinatario y el sujeto de la evangelizacion. Sensibilidad Comunitaria A la vez que se reconoce una nueva sensibilidad profética, se recuperé igualmente la dimensién comunitaria como inherente al proyecto liberador, EN se habia referido a las comu- nidades eclesiales de base, pero més alld de ellas surgfan por todas Jas iglesias de Europa y Africa pequefias comunidades que se reconocian agentes de evangelizacién, signo de la Iglesia, fermento de renovacién y espacio privilegiado para vivir Ia fe. Frente al acento individualista tan marcado en los afios preconciliares, de cui intimista y desencamado, surgia con mucha fuerza un laicado asociado, con nuevos Iideres carismaticos que ganaba posiciones frente a la dimensién institucional de la Iglesia, mas cercano a las experiencia de la gente y referido primordialmente al modelo comunitario de las primeras comunidades y al ideal evangélico. Especialmente en el Ambito urbano de las zonas secularizadas las pequefias comunidades eran la Gnica salida posible frente al consumismo, al atefsmo préctico, la incteencia, el anoni- mato y 1a despersonalizacién de Ja fe. Sin duda, en América Latina gozaban de una caracteris- tica peculiar, la dimensién politica y transformadora de la realidad, pero no estaban tan marcadas por la militancia politica en otras regiones. Evangelizar era algo, no de la jerarquia, no de una élite sino responsabilidad de toda la comunidad cristiana, especialmente de los seglares en los distintos ambientes. Eslogan de aquel tiempo era «Sin comunidad no hay vida cristiana». El laicado tomaba el verdadero protagonismo que el Concilio le habia reconocido. Esta dimensién comunitaria la reconocié en la Iglesia espaiiola el documento La Catequesis de la comunidad (1983)°. Es un verdadero referente para la renovacién catequética de nuestro pafs en una perspectiva evangelizadora. Bl protagonismo comunitario en la accién de la Iglesia queda ahf de manifiesto de modo claro. El sentido comunitario caracteriza la evangelizacion por dos matices: crear comunidades de talla humana y en un sentido eclesial favorecer la «vuelta a la comunidad de los alejados». Asf la comunidad se convierte en agente, meta y método de 1a evangelizacién, El proceso evangelizador queda configurado, desde este tiempo, en tres fases definidas con identidad propia: la evangelizacién incluye la Accién Misionera con los no ereyentes, la Accién Catecumenal con los recign convertidos y la Accién Pastoral con los fieles de la comunidad cristiana (CC 27). La accién catequética, por las propias peculiaridades de la transicién democratica espaiiola, tenia dentro del marco evangelizador un claro matiz. misioncro, como pastoral de alejados, de aquellos «que en nuestro pafs, se encuentran desvinculados totalmente de la Iglesia» (CC 51). 9 — COMISION EPISCOPAL DE ENSERANZA Y CATEQUESIS, La Catequesis de la Comunidad, Orienta- clones pastorales para la catequesis en Espata, hoy, EDICE, Madrid 1983 [Citsremos CC]. 331 Especialmente este documento reconocia como ambientes de evangelizacién misionera los siguientes: «Mundo obrero, emigracién, juventud, cultura y universidad, sectores rurales, los pobres y marginados» (CC 52). Se persigue la finalidad de ®. ‘A nivel espatiol, basta asomarse @ Ia produccién documental de Ia Iglesia Espafiola y la intuici6n central de sus planes pastorales para comprender este momento de la evangelizacién en un contexto de pats de vieja cristiandad™. El cardcter universal y programético de la «nueva evangelizaciGn» vendré con Redemptoris Missio. Alli se distinguen tres grupos diferenciados como destinatarios de la accién de la Iglesia: los que no oyeron nunca hablar de Cristo, los que necesitan acci6n pastoral porque estiin insertos en comunidades adecuadas y sélidas, y, por sltimo: «Se da, una situacién intermedia, especialmente en los pafses de antigua cristiandad, pero a veces también en las Iglesias més jévenes, donde grupos enteros de bautiza- dos han perdido el sentido vivo de la fe © incluso no se reconocen ya como miem- bros de la Iglesia, evando una existencia alejada de Cristo y de su Evangelio. En este caso es necesaria una ‘nueva evangelizacién’ o “Reevangelizacién'»®, Esta propuesta ha recibido una recepci6n desigual porque es un proyecto que presenta con claridad su sentido, su necesidad, pero no esta exento de ambigiledades". Ha sido recibido con entusiasmo, con escepticismo y con lealtad. El eslogan «nueva evangelizacién» se ha visto manipulado sobre todo en un sentido restauracionista, Los grupos latinoamericanos acogieron mucho mejor el proyecto que las iglesias europeas. El mismo Juan Pablo Il rechaz6 la «tenta 23. JUAN PABLO Ii, «Discurso al Colegio Cardenalicio, a la Curia y a la Prelatura Romana con motivo de 1a Navidad, en: Ecclesia 2251 (1986) 27. 24 ‘CONFERENCIA EPISCOPAL ESPANOLA, Documentos de la Conferencia Episcopal Espaiiola (1965- 1983), Madrid, BAC, 1984; ID., La visita del Papa y ta fe de nuestro pueblo, Exhortacién colectiva del Episcopado Espafiol, Madrid, EDICE, 1983; ID., Plan de accién pastoral para el triento 1987-1990. Anunciar a Jesucristo en nuestro mundo con obras y palabras, Madrid, EDICE, 1987; ID., «Plan de pastoral de la Conferencia Episcopal Espafola para cl wienio 1990-1993, Impulsar una nueva evangelizacidn», en: BOCEE 6 (1990) 75-92; ID,, «Plan de aceién pastoral de la Conferencia Episcopal Espafiola para el tienio 1990-1993. Impulsar una nueva evangelizaci6n, 6-VI-1990>, en: BOCEE 7 (1990) 28, 75-92; «Para que et mundo crea (Juan 17,21), Plan pastoral para la Conferencia Episcopal (1994-1997). 28-1V-1994», en: BOCEE 11 (1994) 108-116; ID., «Plan de Accién Pastoral de la Conferencia Episcopal Espafiola para el Cuatrienio 1997-2000. Proclamar el ailo de gracia del Sefior». 6-Enero-1997, en, BOCEE 14 (1996) 191-214. Es muy interesante y quizé desconocido el informe de la CEE presentado en el Sinodo commemorative del Concilio: CEB, «Memoria-Informe de la Conferencia Episcopal Espa- fola enviada a la Secretarfa del Sinodo de los Obispos como contribucién a la Asamblea extraordinaria del Sfaodo, celebrada en Noviembre-Diciembre de 1985», en: J. M. LABOA (¢d,), El Postcancilio en Esparia, Madrid, Encuen- ‘to, 1988, 415-475, La larga lista de documentos de fa CEE. tiene a partic de los afios 80 um claro ratiz evangeliza- dor; especialmente cabe destacar los siguientes documentos: CEB, Testigos del Dias Vivo. Reflexi6n sobre la misién ¢ identidad de la Iglesia en nuestra sociedad, Madrid, FDICE, 1985; COMISION PERMANENTE DEL EPISCO- PADO, Los catblicos en la Vida Piblica, Madrid, EDICE, 1986; ID, Constructores de la Par, Madrid, EDICE, 1986; «La verdad os hard libres» (Jn 8,32), Madrid, EDICE, 1990; ID., Los cristianos laicos, Iglesia en el mundo, Macrid, EDICE, 1991; ID., «Moral y sociedad democrética. Instruceién pastoral de la Asamblea Plenatia de Ie Conferencia Episcopal Espatiolan, en: BOCEE. 13 (1996) 50, 88-97. 25 JUAN PABLO Il, Redempioris missio, PPC, Madrid 1991, 1. 33, 26 De Jas 308 entradas bibliogréficas bajo el campo EVANGELIZACION, del ISBN castellano, 87 evan el calificativo. NUEVA EVANGELIZACION, comienzan hacia el afio 1988 y se multiplican en torneo al aio 1992, fecha del V Centenario del Descubrimiento. 336 cidn integristay o fundamentalista, pero esos textos estén siendo menos difundidos, y olvidados © lefdos en una clave més restauracionista: «El integrismo religioso sin distincién entre la esfera de la fe y de la vida civil, pfacticado todavia hoy bajo otros cielos, aparece incompatible con el genio propio de Europa tal come ha sido moldeado por el mensaje cristiano»”” Podemos preguntaruos por tltimo ;En qué consiste la Novedad de esta Nueva Evangeliza- cién? Segiin algunos autores, la Nueva Evangelizacién, encierra su novedad en su sentido tempo- ral (queva en el tiempo), en sentido sociocultural (porque la situacién sociocultural es nueva), en sentido personal (a nuevas personas) y eclesial (en una nueva situacién eclesial —posconciliar), en sentido histérico-teologal (la novedad del evangelio, de la fe y del momento salvifico™. El interlocutor ya no es e] hombre moderno, sino el mundo de la increencia; la pretensiGn es Ja configuraci6n s6lida de la comunidad creyente para generar Ia civilizacién del amor. Se privilegia el anuncio explicito, se cuida un discurso de la identidad cristiana y de la fidelidad doctrinal as{ como de la integridad moral. Se recibe positivamente la recuperacion de lo religioso, y ante la fragmentacién del ser humano se propone un impulso para «tecomponer» el mosaico antropolégico. La salida natural de la Nueva Evangelizacién ha sido la programacién de una preparacién universal, solemne y globalizada al Jubileo del Afio 2000. Poca gente ha quedado atrés de esta conyocatoria genérica. Los grupos mas sensibles al clantor de los pobres, proyectan en el Jubileo una ocasién para el Afio de Gracia del Seffor; los grupos mds sensibles a la dimensién espiritual, aprovechan la cocasién para [a revitalizacién de ia vida interior y para predicar ia conversi6n; ios grupos més sensibles a los elementos visibles de la Iglesia, sin duda encuentran una ocasién tinica para expresar el poder de convocatoria de la Iglesia. En este orden de cosas, la reciente celebracién del Congreso Pastoral Evangelizadora: Jesucristo, la Buena Noticia 1997" puede ser ilustrativa. El proceso de evangelizacién, de nueva evangelizacién, se concentra en toda su intensidad en el ANUNCIO EXPLICITO. De tal manera que, Fernando Sebastian en la Primera ponencia del Congreso explicita un sentido estricto para la evangelizaciGn que es el siguiente: «Evangelizacién es aquella actividad pastoral que se dirige directa y expresamente a suscitar Ia fe en los que no creen o a reavivarla y fortalecerla en los que creen débilmente exhortandoles y ayuddndoles a convertirse de coraz6n a la llamada de Dios a la vida etema>™, 27 JUAN PABLO II, «Discurso en su visite al Parlamento Europcom, en: Feelesia 2394 (1988) 1549. 28 Cf. M. MIDALI, «Novita della evangelizzaziones, en: P. VANZAN (ed), La teologia pastorale, Seminario, LAS, Roma 1993, 143-144 39 CE. COMITE PARA EL JUBILEO DEL ANO 2000, Jesucristo, la Buena Noticia. Congreso de Pastoral Evangelizadora, EDICE, Madrid 1997 [Citaremos IESUCRISTO]. 30. F SEBASTIAN, «El Congreso en el contexto de nuestra andaduris, en: TESUCRISTO, 57 337 Acentuando el cardcter doctrinal cabe descargar de la dimensién social y politica al mensaje cristiano apareciendo otro contenido y otra preocupacién para la evangelizacién. Este reto es el que presenta esta opcién por el anuncio explicito. Preocupados primordialmente por la confe- sin de la fe y la adhesin a Jesucristo y a la Iglesia puede desaparecer o silenciarse el amor a los pobres y excluidos, verdaderos rostros de Cristo”. 5, UNA IGLESIA ENTRE HOY Y MANANA La evangelizacién tiene en las visperas del afio 2000 un camino recorrido que le aporta unas ecciones aprendidas que no pueden ser olvidadas. Cada momento, y a un ritmo vertiginoso, ha hecho nueva la misisn y el quehacer de la Tglesia. Y cada época, incluida la que viene, habra de hacerlo igualmente. Se trata de lecciones vividas y a veces olvidadas. Creemos que es posible concretar, desde una perspectiva teol6gico- pastoral, estas lecciones. 1. La misi6n ha sido colocada en la autoconciencia y en el centro del ser y quehacer de la Iglesia, es decir, se ha descentrado a la Tglesia de sf misma sabiéndose enviada al mundo. La Iglesia se convierte en medio, en signo, en sacramento, en instrumento, en convocatoria. 2. Se ha experimentado la necesidad constante de reforma, de fidelidad y de dilogo con el mundo, Ya no se trata de evangelizar sino de comenzar autoevangelizéndose, de ofrecer un testimonio, de dialogar hasta exponer la integridad del mensaje, de convocar a un proyecto de salvacion y de cuidar que lo que gratis se ha recibido, gratis se da. 3. Se experimenta la evangelizacién como un proceso complejo, que incluye polos contra- dictorios o al menos parad6jicos: comuni6n-pluralidad, oracién-compromiso, individuo-comu- nidad, instituciGn-carisma, norte-sur:.. Si mo se logra convivir con las tensiones que hacen paraddjico el camino cristiano, se polariza una de las dimensiones «a costa de la otra» y ese peligro siempre ha de contemplarse. 4. Se ha perdido relevancia sociocultural, Cualquier tiempo pasado pudo ser mejor, o peor, pero la tentaci6n del retorno al pasado es quimérica, Sélo tenemos el presente que se proyecta hacia e| futuro. 5. Cada generaci6n necesita hacer nueva la evangelizacién, De igual manera que con cada set humano comienza de nuevo Ia vida, con cada generacién comienza, en cierto modo, siempre la Iglesia. En una nueva situacién, aparecen nuevas dificultades personales y nuevas resistencias eclesiales ante la misién. 1. En Occidente, al menos, somos pocos. La evangelizaci6n es obra de una minorfa cada vez menos «relevante». El primer desafio, ser4 por tanto aceptar el DESAFIO EVANGELICO de ser la sal y la luz, y sélo eso. 2, También en muchas ocasiones estamos divididos cuando no enfrentados. Graves diver- gencias aparecen entre grupos. El DESAFfO DE LA UNIDAD se presenta como un nuevo horizonte para la Iglesia, Es posible reformular la unidad en categorias de plutalidad, pero sin olvidar que la unidad es en Ja evangelizaciéin una auténtica garantia de credibilidad. 31 CEC. GARCIA DE ANDOIN, Ef anuncio explicito de Jesucristo, HOAC, Madrid 1997. 338 ‘uodioryy Aagy 24 “squINPHIDoU! 9 wIBjE\soU aHUTT SWAOIRINTA = ALNANVWAAd CVGAAON orotdord oood a1uarqure -UpTDOPENUOD » ‘avainn ‘uorpeniounBery ssopersoys9 / SaqeuOszad SApRIMOMC ‘areata WANT YNVNVW X KOH WLINT VISTTOL YN. 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Los dltimos afios no han sido especialmente creativos. Estamos viviendo una situaci6n més cerca del desencanto que del entusiasmo. El DESAFIO DEL INGENIO PASTORAL de nuevos métodos y nuevas formas se abre a la Iglesia del futuro. 4, Bs urgente recuperar una fe mas confiada en que la obra de Ia evangelizaciéa es también obra de Dios. A veces, tanto hemos confiando en nuestras fuerzas, en nuestro tesén, en nuestra eficacia que se impone un nuevo DESAFIO MISTICO, el desafio de creer que s6lo somos un signo, un sacramento. 5. No nos sobra la libertad. La evangelizaci6n tiene que aceptar, para la Iglesia, el DESA- F{O DE LA INDEPENDENCIA. Una libertad que nos dejard a la intemperie, pero que recuer- da que s6lo servimos a un Sefior. 6, Bl ambiente no nos ayuda, La yuelta a lo religioso es probablemente un espejismo del desierto porque no vuelve o no viene nadie a la Iglesia, ya que a lo sumo vienen ala experiencia religiosa intimista. La evangelizaci6n sigue encontrando un DESAFIO COMUNITARIO Y UN DESAFIO PROFETICO. Se trata de ofrecer una experiencia eclesial y encarnada, En un ambiente poco propicio cabe 1a nostalgia y la incertidumbre. Ni una ni otra harén un buen servicio a la evangelizacién,

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