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Vv LAS BANDERAS DEL KAMISAQUE. UNA EVALUACION CLINICA A través de un caso clinico que voy a presentar hoy y que he doven lamar “Las banderas del kamtisaque”, vamos a transitar ‘0 de los caminos més espinosos y dificiles, tal vez, en el trata jento analitico: la clinica con sujetos perversos. No es frecuente 1¢ al verdadero perverso llegue al anélisis, pero veamos qué pro- emas se presentan cuando To hace. Hace ya varios afios habia dedicado un capitulo de un libro® a caso clinico que condyje, un caso verdaderamente dificil. Se tra- taba de un hombre que un dia Hegé a mi consulta con fuertes evi- dencias de haber sido golpeada, aunque no menos inquieto y mal- humorado. Su modo de presentacién fue: “yo soy el que encarna las fuerzas del mal”. Con precisién, logré condensar en una sola frase su do- Jor mas {ntimo pero tambien lo que se ubicaria en el curso de las entrevistas como su mas preciada condicién de satisfaccién. ‘Después de tal confesion ~y cuando ya parecia encontrarse al viado- se incorpor6 violentamente y acercéndose de un modo amenazante agregé: “ayudarme a no morir ¢s, desde este preciso momento, su misién”. ;Qué hacer frente a esta presentacion ame- nazante de alguien que se dirige al analista, para demandarle algo “que no es cualquier cosa-: ayudarlo a no morit, mientras le adju- dica al analista esa misi6n? Ademas, podziamos preguntarr esta formulacién inviste al analista 0 no Jo hace de una sup de saber. Intervenci {No lo inviste de un saber sobre la muerte? ira, Bz “El hombre que encarnaba las fuerzas del mal", .Por qué foshcnibres som coma son?, Atsel, Buenos Aires, 1993 19 Exvesro 8, Siarea wen ER Principio st, podriamos decir que lo investiria con la SuPosici6n de un saber hacer para evitar la muerte; pero formula- a. casi como un imperativo -incluso pademos hasta extraer el ia imperativo que, al mismo tiempo, me adjudicaba Iisi6n; en verdad era otra cosa que una suposicién; por esta via vamos a ubicar las coordenadas que t les con las dificultades' del caso. Preeti rere Pregunta: -EI dice primero: ce : “yo soy la fuerza que enc: Wl agrega: “ayddeme ano morit” vider an do el mal”, Luego -O sea: “aytidem iytideme a que siga vivien- 0 estarfa diciendo “mateme el mal”? if ES: Debo decit queen ese momento no pensé en nada de eo Yate que convendrla no pensar en eso porque uno podtiequedor Kgado en uns arpa Isic, en parades relics qu, de fe - juidas en la misma formulacion, Es cierto que si tino piensa que ayuda a v el uno piensa que ayuda a vivir a alguien que encarna ls fuerzas del haciendo vivir al mal. En principio, tenemos que alivia os un poco en tanto no somos exc. Islas, no pertenecemes a ana congregacién religiosa que tendrfamos que exiraert et mal -y si ne Jo hicieramos serfa un pecado. No es ésa nuestra funcion, Intervencién: ~Me parece que la complicacién de esa form un traspaso de la responsabilidad; la divisi an espeso ponsabilidad; la divisién, similar a esta: nulacion es que hay el peso, queda del sto, Recordaba un formulaciin de un pervers, my isculpa la mochila que te por . Sina esta Pongo, pero tu tarea es Ga conmio. _Meparee que lo comptiado en ee punto es ue la ® iad y la division, quedan del lado del analiste, Esta en parte, la dificultad que tiene el trabajo con un perverso. Intervenc ~Me p. arece que el pedido es que el analista sea instrumento. Pregunti ~ET pone la angustia en el analista, te divide. La pregunta serfa 120 LAS ENTREVISTAS PRELIMINARES VLA ENTRADA EN ANALISIS si vos, en ese momento, sentisie angustia. ES: Respondimos a la primera intervencién diciendo que la suposicién de saber queda entre paréntesis, porque no hay tal su- posicién sino una exigencia; y no en relaciGn al saber, sino al “saber hacer’, Ademas, se podria transformar casi en paradigmética esta formulacién de las dificultades en las relaciones transferenciales que se establecen con Jos sujetos perversos. Rapidamente queda del lado del analista la barra del sujeto y, generalmente, esto como bien dicen~ suele provocar angustia, En este caso diria que, més que angustia, qued6 de mi lado un interrogante y una extrema precaucién por cémo intervenir. Fue inquietante esta manera de dirigirse a mi y de levantarse, pero -como ya verdn- esto no es sino el principio de lo que se avecinarfa El motivo de consulta era por demas razonable: queria seguir viviendo pero no estaba seguro de poder hacerlo. Al interrogarlo, dice que en verdad, no puede dejar de hacer ciertas “cosas” ~asi las ama- que le acarrean cada vez més dificultades en su vida cotidiana. Cuando pregunto sobre esas ciertas “cosas”, comienza a aparecer un pacto con [a muerte respecto de las substancias t6xicas que empleaba hasta el extremo de frecuentes sobredosis. ‘Cuando se refiri6 a las mujeres que enamoraba ~era un pertinaz seductor- qued6 en evidencia cémo generaba en ellas angustia amenazandolas salvajemente hasta el colmo de sus resistencias, Pero ademés, se ofrecia para ser golpeado brutalmente una y otra vez rasta Ifmites en los que su vida dependia del azar y de su vigor fisico, més allé de los calculos que le interesaba hacer respecto de este pacto con la muerte. ‘Mfirmaba que la funcidn del alcohol era darle el coraje que nece- sitaba y, por ese motivo, no podia dejar de beber. Tampoco podia abandonar las drogas que consumia, sobre todo la cocaina que, habitualmente, combinaba en lo que lamaba sus “drinks”: alcohol potenciado con cocaina y anfetaminas. Luego de esta frase, de esta presentacion hecha con extrema crudeza, surgié un discurso totalmente eliptico, dificil de cemis y pleno de alusiones al tiempo que esperaba, siempre de mt, una complicidad respecto de los términos que él empleaba. Complici- a Enwesto S. Swwarea dad de sentido que, naturalmente Sucesivas preguntas demostrando Sintagmas fos con los que preten lente ~o no tanto-, la may. 0 + la mayoria de ellos er ment x an extraidos de la c Tr analtica, Debo decir que este hombre habia transit aoe tmenos de quince divans en sa vida. Al ubjarme ce ese ming in sic om sion debit contenast husé. Le formulé, entonces, ignorancia acerca de ciertos sostener el didlogo; curiosa- en las entrevistas preliminares, ete Bs algo muy habitual en el mente, ser sobreentendidas; p hiciera de ese modo el analist entrevistado podria decir: “Lo que soy aquello” y el analista preguntar; de saca usted es0?”, para que comien 7 Je podria sonar, efectiva: ie verosimilitud, se trata de cuesti trae como entrevistado al an. to, la puesta en forma de es; En este caso particular, sino bubiera empezado pi lidad alguna de sostener me pasa a mi es esto porque ¢Por qué dice es0? «De dén- ea argumentar sobre aque- mente, veros{mil. No se trata is que alguien Hempo, por supues- as mismas hipstesis, i 7 ‘nterrogacin fue fundamental ya que * ahi no creo que habria habido posibi- ninguna entrevista preliminar; recuerden 12 LAS ENTREVISTAS PRELIMINARES Y LA ENTRADA EN ANALISIS des que este hombre estaba habituado al transito de divén en ivan, ala “cultura” analitica y a su jergonofasia; este hombre ha- ‘ba como “un Iacaniano”, repetfa frases que habia leido y/o es- ichado. Decia que cuando lo interrogué acerca de qué queria decir con nabitos extraftos” conto un episodio: luego de una decepcién amo- rosa con una mujer se dirigié a una discoteca y armé un escéndalo, na geesca con una desconocida. Al interrogarlo dio sus razones: bia entrado totalmente alcoholizado (habia pasado por un bar reviamente donde, ademés habia inhalado cocaina); en ese mo- nento vio a una mujer en Ja barra que tenfa un birrete militar y ~sin pensarlo- la inceepd, pidiéndole explicaciones de por qué usa~ ba eso. Ella respondié al desaffo sin ambages: sin mediar palabra lo golpes con dureza contando ~ademés- con la colaboracion de ‘otros hombres quienes, al ver lo que estaba pasando, consideraron injusto que una mujer pudiera ser golpeada por un hombre, enton- ces, sin importarles que el que sangraba en el piso era el hombre ~y no la mujer continuaron la golpiza hasta lastimario seriamente. Conclusién: alcoholizado, drogedo, golpeado salvajemente fue -aciemas- encarcelado, Dias después de esta accién pasional, re- torné a ese lugar para buscar a “esa figura” ~como él la amaba~ para disculparse, pero no la encontr6. Del relato de lo sucedido se desprende con absoluta claridad que 6 sabia perfectamente donde se metia, con quién y qué es lo gue podia sucederle. ‘Poco tiempo antes habia tenido otro “accidente” ~tal como él lo nombraba~; habia salido a la calle de noche y un colectivo Jo habia atropellado, Pretendié detener alli su relato, como quien contara algo natural; pero ante mi insistencia en Ja interrogacién, eviden- ciando que no entendia, finalmente aclaré algo que habia omitido en su primera netracion y que explicaba este accidente. Ya molesto ppor las preguntas, agreg6: “st, en verdad fui yo el que atropellé al Colectivo’, Curiosamente nunca hablaba del colectivero sino del vo, incluso decia que desafié a ese colectivo a que se detu- viera frente a su presencia: él transitaba por una calle oscura y se metié caminando unos veinte metros antes del crace posible, de 13 ERnesro S, Saran golpe, en la linea de ese colectivo (es de destacar que el colective no venfa muy rapido sino, tal vez no hubiera existido este caso que ahora les presento). Durante algunos segundos, como si supiera a Quien se dirigfa, le Ianz6 al “colectivo” toda clase de injurias inclu- yendo -lo que podriamos lamar de un modo gentil~ una oferta de retorno al seno mateo, insulto que ~como veremos- le agradaba especialmente proferir. Habria en esta accién algo muy familiar en juego que s6lo pos- teriormente se develaria. La pericia del conductor loge6 salvarle la ero no evitar la c { como al pasar, también se refirié ariéndose- a “Ia sorpresa” y a la “cara de angustia” de aquél quién ~ademés~ tuvo que llevarlo a un hospital, ya que tenia contusiones varias y no se sabfa si se habia roto una costilla, A partir de ese momento se sucedieron una serie de entrevistas que duraron aproximadamente un afio, En la entrevisia siguiente a a que narr6 el “accidente”, comenzaron a aparecer sutiles sefales de que él estaba en lo que decia, cuando la funcién de la interroga- cién parecia concernirlo; pero inmediatamente después de que en- traba en discurso, se salia; cuando parecia que estaba ahi, que en elacién a lo dicho asumia una responsabilidad y una representa cion (de que eso que decfa era él mismo, sus circunstancias, los efectos de sus actos), justo en ese momento y de una manera nota- ble daba vuelta la pagina y pasaba a otra cosa, destesponsabilizandose nuevamente. Con mucha dificultad comenzé a traer recuerdos infantiles, ha- blaba siempre de un modo elfptico, metonimico, pasando de un tema a otro; en estos tramos de sus entrevistas recordarfa la frial- dad que le adjudicaba a su madire -Ia que contrastaba con la excita. cion que él decia sentir cuando ella se desvestia, completamente, delante suyo, excitacién para la cual “no tenia palabras, era algo sublime”; ast lo describfa. Por un lado, la frialdad de la madre; por otro, la excitacion producida al ver su cuerpo desnudo, Cuando contaba cinco aftos se instal6 en él una respuesta frente @ esa dicotomfa. Era una injuria dirigida a su madre que él habia Pronunciado involuntariamente: “puta”, a pesar de que ella no lo escuchaba, En el momento en que se desvestia él, silenciosamente casi, hacia un gesto mudo mientras “ pronunciaba” las cuatro letras 14 LAS ENTREVISTAS PRELIMINARES Y LA ENTRADA EN ANALISS dle la palabra +e Jenn aqus el lugar que va tomando la vor par te ombe sar, que curiosamente, afios después, habré de decir como al p: Ie ls injuta, ee era el fii de su madre, Desc que su padre los habia abandonado cuando él tenfa tres afios, su madre desempe- faba Ja prostitucin en una habitacion contigua a la de él Lounco refore también como al pass, es que para el habia cera ‘hquletud cuando los escuchaba pero nunca en nai Ma, aunque a pesar de ello, agrege: "yo siempre : Se ean os euxlipnn io woe 10a SORES 12 enter fo ro, ain asi “yo siempre supe”; apreciamos el mecanis see Bel revegecn tal como ha sido capturado en i estrictura de tina frase: no sabia, pero sib, Al mismo tierapo se puetie ver que mo hay dos escenas, no hay un antecedente y un consecuente; na mo lugar en el que no entendia Jo que pasaba que, justo alli, “sabia” Pregunta: : cco anos) (is 6sa la resignificacién del hecho de los cuatro-cin E'S: Esta bien la pregunta; por cierto, hay datos de la finer infantil, pero gque pes6 con elos?. Comprebamos que esto se pare: ce mucho a una elaboracion del saber neurotico hasta un p ee preciso el de la desmnentida, y dich es ts deca: por driamos decirlo de este modo: la supuesta represion ; e ‘una renegacién, La frase: “yo no entendia lo que pa Rabu chet cute de al ado, peo yoo sia may ben” es un indica dor de la estructura de la renegaci6n en este sujeto. Pregunta: ~zLa renegacion de la represion? .No, la renogaci6n enol lugar de la represion, La renegacion para Froud es el mecanismo de defensa que da cuenta de la estruc: tura perverse (taducida también como “desmentida” en Is edi on de Amorzorty), En este caso vemos cémo puede deducirse 7 tuna estructura clinica~ a partir de un dicho; mecanismo -y de a 25 ERNESTOS, Sivarra aclarando que, por supuesto, no alcanza el dicho para situar una estructura, se requieren otros indicadores y cierta redundancia en Japosicién de enunciacion para efectuar una apreciacién diagndstica Enla segunda parte del texto Introduccién al método...,-A. Miller trabaja la relacién que sostiene alguien con sus dichos y la llama “modalizacién subjetiva” No solamente se refiere a cudles son los dichos emitidos por alguien, sino qué relacion tiene uno con 808 dichos y qué posicién toma cada cual, como sujeto, frente a es0s dichos. Por eso queria ofrecerles este ejemplo cuyo valor crucial estd en relacién al “pero” de la enunciacion: es un dicho que vale Por un deciz, es un enunciado que esta en el punto mas préximo de a enunciacién. Retomando el caso, él IIamaba a los ruidos de la habitacién con- tigua: “los ruidos cel mal”, El hombre que decia encamar las fuer- as del mal escuchaba los ruidos del mal en la habitacién contigua Lo que recuerda, ademas, es que a partir de los cinco afios aparecis un mecanismo ceremonial, una respuesta automatica: cada vez que escuchaba “Ios ruidos del mal”, respondia con el significante “puta” Era una manera de acallarlos, Todos estos elementos comienzan a entramarse, hay una combinatoria significante que comierwa a disponerse segin cierto ordenamiento y pueden ubicar ciertos elementos de la historia de esta persona, los que tienen una importancia decisiva para el caso, Comprobaremos el destino de este principio de historizacién, pero ya comienza a quedar claro que la selacién posterior que este hombre tuvo con las mujeres qued6 absolutamente marcada por ese recuerdo infantil, por esas dos escenas entre los dos cuartos, Se comprueba una verdadera paradoja que evidencia el psicoa- nalisis de la estructura de la subjetividad: como ~desde el lugar de tun tormento y una humillacién indignante padecida por un nino indefenso de cinco afios- un luo habria de extraer un preci- 50 goce con las mujeres. Luego de un prolongado ntimero de entrevistas fue posible ais- lar una secuencia de goce que circunscribia la logica que organizé Jos encuentros de este hombre con las mujeres. En ellos ef amor y * Nile, J~A:“Disgndstico picoanalitco ylocalizcin sabjeiva’ al riiodo apc 126 Las ENTREVISTAS PRELIMINARES ¥ LA ENTHADA EN ANALISIS ove aparecen entrelazados de un modo particular que anotare- jue voy ahora a desplegar permitiré detectar ocho ian fae se repiten, invariablemente, de un moe secuenciado. Fs de destacar que jams se altera el cardcter ordinal; ye que podria ser que se pestndiera de algsn(es) pasts), pero e mantiene siempre ia jerarquia de la secuencia; y en caso 7 pro ae eracién, o mejor atin, empuje urgente al otro de respuesta; la angustia lado, era transmitida efectivamente a su interlocu- ar al que localizaba en el lugar de rana, es decir de vietima del acrificio, Por mi parte, intentaba hacer pasar esas llamadas al es- jo analitico: “hablaremos de eso esta mafiana” y cortaba, por nas serio que pudiera ser el sentido de lo que decia. Para entances sabia que esas llamadas no eran un pedido de ayuda sino una manifestacion de la voluntad de goce. ‘Aqui se demuestra que el problema que se presentaba no era Lacnico sino ético: no se trataba de una simple condicion de suj i6n a una regla para caadrar una interpretaci6n, sino de que el mnalista sabia que se trataba de tomar posicion, de que podia estar cn riesgo la vida del entrevistado 0 la dle su “vietima” (esto altimo es lo que patecia mas probable); pero también sabia que tenia la chance de que alguna palabra, alguna intervencién pudiera inter- ceder para separarlo del goce que lo habitaba, de esa voluntad de ‘goce con la que se consumia. Esa era la supasicién en la que yo me sostena para responder; pero comprobaremos que no fue suficien te. Pude responder adecuadamente durante algun tiempo hasta que, casi imperceptiblemente, en una de esas lamadias me deslize tuna amenaza (que al principio era encubierta): notoriamente alco- holizado exigia en ese momento de mi una entrevista, justo en ese mismo momento, sin dilaciones (debo decirles que eran as tres y media de la mafiana de un domingo). El desaffo y la burla eran ‘manifiestos; continud diciendo que yo tendria que demostrarle -y de una buena vez~ qué tan buen analista era. Es mas, deberia mos- trarle cual era mi clase de hombre (asi fue dicho por él: “a ver cual es su clase de hombre”) ya que solo asi él podria comprobar si realmente su analista se encontraba en condiciones de tratarlo ~comprucben ustedes Ja situacién en la que puede quedar ubicado ‘un practicante del psicoandlisis al intentar cumplir con su funci6n. “Agrego que tenia el dinero suficiente para pagarme, que no era tun problema de dinero y que ~en realidad~ siempre fo habia tent- do, atin cuando -ahi confiesa- habia fingido no disponer de sufi- lentes recursos econémicos. Terminaria la frase diciendo que, ade- més, era mi obligaci6n atend Esta Hamada permiti6 constatar su astucia, su voluntad de goce, 335 Enwesto $, Sinatra pero también su decidida voluntad de hacer fracasar al Otro, Esta es una voluntad que suele manifestarse asi, con claridad en las maniobras del sujeto perverso. Se desprende, ademas, el uso que habla implementado de una deuda de analisis: él habia dicho no tener dinero, y me habfa pedido por favor que le tuviera paciencia, que me iba a pagar, que no podia en ese momento. Luego, en e teléfono dice: ”Mentira, tenia para pagarle y la usé en otra cosa” y vhaciendo uso de la deuda que el habia contrafdo- me sugiere haberlo retenido por otra causa diferente de la de analizarlo, £1 Por su parte -en referencia a la pregunta que hacian antes sobre la culpabilidad- no se siente culpable por haber usado el dinero que |e debia al analisia. Ademas, agregaria en ese momento: “habra que ver qué es lo que usted hacia allf y para que queria usted se- guit analizandome si yo no le pagaba”. Ustedes ven que esto es lo contrario de la culpabilidad, més bien la falta aparece nuevamente del lado del Otro. Al mismo tiempo me recordaba su maldad, lo gue llamaba sus “malas artes”. Mientras hacfa esto llegé a desafiar. me de un modo explicito: yo tenfa que curatlo a é! para convencer. lo dela conveniencia de analizarse conmigo. Se aprecia cémo estén totalmente subvertidos los términos analiticos, como la dialéctica que esta planteada no es la de culpabilidad, la de la represién, la de la relacién a la suposicién de saber en el Otro. En ese punto decidi interrumpir esa satisfaccién diciéndole ‘exactamente esta frase: “En estas condiciones suspendo sus entre- vistas’, y le corté. Esa noche no volvié a llamar, Darante ese dltimo tiempo Jas Hamadas habfan sido insistentes; no era una llamada, podian ser cuatro o cinco y se sucedian haste ue; por mi parte, encontraba una palabra que podia limitar ese goce de la mostracion. Su estrategia era perseverar: si estaba el contestador, dejaba el mensaje y contimuaba con los llamados (has- ta que habia que desconectar el teléfono). Es de notar que cuando uno desconecta el teléfono si que queda en las manos del otro, porque uno puede quedar allf escuchando el teléfono que suena ~ sin saber si en verdad suena 0 no. Entonces, en este punto, la divi- n puede quedar realmente del lado del analista, Fue una situa. ion muy complicada, ya que la pregunta es; “como responder?” No hay ninguna formula, porque ~debo decir- que habla probado 136 LA ENTRADA EN ANAUSIS [LAS ENTREVISTAS PRELIMINARES LA ENTRADA EN A tar el telé- % ero habia pensado en desconect ein que me cunts gue de esa manera la voz del telefono ime eno podia permanecer en el lugar en el que me estaba voloeando porque entonees af que no lo podria area. et sti ae ae a expulsion sine ure adverenia en as a-una expul , “condiciones”? (Fran las condiciones de goce de él? Zlas sndiciones de la Ilamada?, las condiciones de que me sigs vedo pot la neche a mi casa por telefono, cuales eran las cond viones? Pregunta: : ue aed los soguimosammando entrevista y no anisis rN fe to en el que estaba ={No fue acaso porque en el preciso momento en el q mniobras? por responsabilizarse fue que empez6 con estas maniobras’ ES.; Es exactamente eso lo que yo estaba heed a entrevistas preliminares: la puerta de entrada al and eer aa eens que suai le opoeablzsion de suet leno an atin dello respec dee gue Ha gue Gris acy es Bata hcer ass partons), Pero cuando taba ppor acontecer, por situarse el significante de la eeuecenena eal darle entrada en andlisi, la ransferencia perversa y sroenci6n: : it ve ere sentido se confirma que el perverso no puede analizar se. ES: No podemos generalizar, por lo pronto lo que yo estoy tratando de hacer es ubicar un caso problemético con un su jespués, arriba erverso respecto de las entrevistas preliminares. De =pu, ane Fomos a ciertas conclusiones pero no podemos, a p: 17 ERNESTO S. Stvarea llegar a una generalizacion ue valga par versos. Estoy intentando rae '88 para todos los sujetos per- cen presentarse en las entrevistas pr zar a una i eu Persona con determinadas caractristicas nad? Claro que no habia sancionado la entrada i ese momento. Jamas la hubiera s; menue than dicho on ancionado por lo mi Tie cithe resin, estaba en busca del umbral ‘poe herent Dente syclngnéstico de estructira- hacia tempo gue ieee , ~en elf a tenia dingestito diferencia nape, eet Pala considera icosis, Pregunta: ~éblevé mucho tiempo establecer ese diagns: ico de perversigy 2 establecer gndst ? i Volvi6 luego del llamado ui zado, lo que “hasta ese momar instauraba una paradoja en ef di ser echado, expulsado por mic yecto ~jse acuerdan comenté pero esta vez, alcoholi- ~ nunca habia hecho, De ese modo ispositivo: yo sabia que él queria ‘Ome una escoria, como un ser ab- 138 LAs ENTREVISTAS PRELIMINARES Y LA ENTRADA EN ANAUSIS (lor general- el analista se tendria que resistir a aceptar a alguien rogado 0 alcoholizado en la sesién; convendrfa que le dijera que lo esperaria cuando estuviera en abstinencia, Pero en este caso ha- algo muy singular, y era la condicién de satisfaccion que se mnfa en juego. Decirle que se fuera era convalidar esa realizacion «le goce, porque todas sus maniobras apuntaban a eso, a hacer go- ‘al Otro ya que abi seria el analista el que gozaria expulsandolo entonces quedaria ubicado en el lugar de objeto errojado del Otro. Se dan cuenta del dilema? Ademés, siguiendo la secuencia an- ledicha, ese avance delimita una nueva torsién ~ahora ferencia~ para (volver a) realizar exactamente allf su p% sgoce: mostrazle al analista hasta qué punto esta dispuesto a ser se de las substancias toxicas para poner en juego un nuevo mi miento de su “plan de goce”; es decir, zqueria coaccionar, infundir ror a su analista o queria hacer valer el arrepentimiento por lo que bia hecho en la madrugada anterior? Pregunta: ~¢Comenté cémo salfa de los otros anélisis que habia atravesa- do? F.8.: Fueron anélisis en los que habia pasado exactamente lo mismo que con las mujeres, Jas habia levado a ese punto ~porque sus terapeutas eran casi siempre mujeres... Pregunta: ~zEl le habfa ofrecido mds plata? E.S.:Si, pero ese ofrecimiento de més plata asi como su cién {aparente) eran una coartada, porque en verdad decia: “ahora puedo pagarle”, “venga ahora (alas tres y media de la madrugada Gel domingo), deme la sesion y voy a pagarle lo que sea”, “de- muéstreme que usted puede venit” {Cuil fue mi repuesta? Frente a mi sorpresa -no sélo la de admiti, Fue una entrevista muy dificil porque comenz6 a desplegar su maldad y el rencor desafiante, mientras quedaba muy clara la 139 Ekwesto S. Sinatra imposicion del alcohol sobre él, la coaccién que en él efercia y cémo con eso quedaba fuera de la enunciacion. Lo tinico que querfa ase. Burarse es de hacerme saber que él estaba alli, pero no menos que él no queria saber nada de nada y que se trataba de verificar si yo Podia soportarlo, Esa era la formulacién, fa enunciacion que se des. Prendia de sus dichos Hasta que en un momento dado dio un paso més que precisé su Posicion, Luego de citarlo para el mismo dfa (apostando a que vol. Viera abstinente 9 por lo menos que cediera en algo la toxicidad), tetomé mostrando su goce exquisito: manifests que lo que en ver, dad queria era que yo “me quedara seco” esperindolo “hasta le muer! Comprueban ustedes los refinamientos de la voluntad de goce Perversa; por el contrario, suelen precisarse aftos para llegar a la construccién, ala cristalizacién del fantasma neurético. Fn este caso surge la voluntad de goce directamente en la frase; es el significante mismo Ia marca del goce “st, si, quiero que usted espere alt, espere hasta la muerte”, En ese momento decidi suspender la entrevista y citarlo para el dia siguiente; quedo aturdido, se levanté de golpe; parecia salir de un estado onirico profaundo. En la siguiente, pudo ubicar el modo con el que la funcién del alcohol lo ayudaba a realizar un preciso fantasma de vampirizacion; la elaboracion parecfa haberse relanzado, Pero una ver aislado la totalidad del cixcuito en el que dicho sujeto condensaba su satisfaccién -y precisamente cuando parccla hallarse en posicién de reconocerse en él a partir del significante ‘consumicién’ (que ligaba la coaccién ejercida sobre el otro, al su. frimiento de su existencia con las ingestas toxicas)- el entrevistado adopto un tltimo recurso: intentar coaccionar a una majer que lo habfa abancionado por su crueldad -una vez mas- para que ella retornara a él por la mediacién de un nifio al que habfa aleccionado muy precisamente para ‘engatusarla’. Ademas esa mujer era estéril ¥ €l sabia el impacto que ejerceria sobre ella usando este recurso, Fue en ese momento cuando decid suspender las entrevistas, baciéndole saber a esa persona las razones por las que no le daria entrada en andlisis: él pretendia una y otra vez rechazar su respon- uo £6 VLA ENTRADA EN ANALISIS LAs ENTREVISTAS PRELLMIVARES VLA ENTRADA EN AN Jizaba en su vida, utilizando respecto de los actos que realiz , ° oe viet ‘para lograrlo, Desde ia posicién analitica no po: ebia- convalidar esa falla ética. 7 . ¢ fea So consumo, tal el vel con el que se desplegaba & - nt de vampirismo. ae ce ocsgo ne era inecuente que al offecerse como instr es de poee del Otro, él pasara a transformarse en el ce Bro: a Soho Por lo cual, querer ser el Otro y dejar que . pi a ante, finalmente se sacrificara por a, ee wpe ou eanallada: un “bien apetec ambi 7 ua peer “Al final es deci, luego que le fue comands I terrpen aa ‘verdad’ de su nombre @ go03 a par 5 roducto w otro a Se apreael modo pervero cone que ete hombre sostenta un Jar ideal de “curacion”: efectuar una precisa transference. de ial Otro (traspasar las banderas del ki Teton ef ; jue). O -dicho de otra manera-: la voluntas aque), O riffero del goce. oS ‘Msg pee uc ete as permite locale modo xa pore i slesoce es el envés silenciaso del Ideal; y el pareero, un er vad 7 a dedica a intentar hacer existir al Otro int ee aaa sq maniobra diferente de la estrategia neuritica ena Gall ‘ete pretende hacer existir al Otro, por ejemplo, ps a Queda dlemostrado en este caso de entrevisi adecuado para la di como el saber puede resultar in : . sim cine -y especialmente un medio de sxe Nose pee fn caso de que se lo olvidaran, siempre habré un su para recordarselos. evistas preliminares reccion de una 28 de mayo de 2002 + saques” a su consunicién de cocaina. lamar "seques” ast. a

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