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ESPACIO POSTURAL Y ESPACIO CIRCUNDANTE!
H. Wallon.
(El esquema corporal)
en colaboracién con Liliane Lurcat
Publicado en Enfance N? I, enero-febrero 1962
Introduccién. '
La imagen corriente del espacio, para nuestros contemporaneos, es la del lu-
gar con limites indefinidos que contiene tado cuanto existe de Ia realidad material
_¥Ta totalidad de las fuerzas que actian en el mundo.
Esta imagen es con frecuencia considerada como una intuicién inmediata o
como una condicién necesaria de la realidad.
No obstante , 1a concepcién del espacio varia con las civilizaciones : las
creencias de los primitivos indican que en un mismo lugar pueden coexistir varios
objetos a la vez, o al contrario, que el mismo objeto puede ocupar a Ja vez varios lu-
gares del espacio; ni la ubicuidad , ni la coexistencia les causan incomodidad; el es-
Pacio es una nocién cualitativa mas bien que un orden entre los objetos 0 entre los
seres. La concepcién del espacio varia igualmente con los sistemas filoséficos de
Aristételes a Descartes, de Descartes a Leibnitz, de Leibnitz a Newton, etc. Es decir,
que varia también de acuerdo con los sistemas de explicaci6n cientificos. Y todavia
varia, si consideramos la génesis de las concepciones comunes del espacio. Lejos de
ser una nocién primitiva el espacio corriente,es una construccién en la que inter-
vienen diferentes factores que se piieden relacionar con diferentes sensibilidades.
Esos acuerdos son muy precoces y por eso mismo escapan en gran parte a las in-
vestigaciones del psicélogo. Las sintesis elementales intersensoriales e interpostura-
les comienzan con los primeros gestos del nifio, ocupan los dos primeros afios y pa-
san por niveles progresivamente muy diferentes. La realidad ante la que nos encon-
tramos es ya el producto de combinaciones primarias y las sensibilidades kinestési-
cas que responden a los desplazamientos de nuestro cuerpo estan ya estrechamen-
te unidas al espacio ambiente en el que localizamos la existencia de los objetos y
desplegamos nuestros actos.
El término correlativo al espacio ambiente ha sido sistematizado bajo el nom-
bre de esquema corporal, pero las interferencias de ambos son tales como la que se
da, por ejemplo, entre la imagen corporal de si y la de los otros; las impresiones de
orden propioceptivo estan tan estrechamente combinadas. que la nocién de cuer-
Po propio es con frecuencia dificil de desentrafiar de las existencias objetivas, con
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Jo cual el esquema corporal permanece una nocién ambigua y flotante, variable,
ademis en los autores. Se lo ha considerado como una cosa existente a priori, se ha
preguntado cual era la conciencia que respondia al cuerpo, se ha partido de la ana.
tomia y ha parecido que se consideraba que habia una conciencia de cada parte de
su cuerpo como tal.
Es posible que el presente estudio nos leve a esclarecer el problema. Nuestras
mente
investigaciones demostraron que el esquema corporal no coincidia forzo!
con el cuerpo anatémico, sino que en el esquema corporal habia relaciones de 6r-
denes diversos en el espacio, espacio postural y espacio ambiente y que no se po-
dia estudiar el esquema corporal sin hacer intervenir Ia posicién del cuerpo en el
espacio y sin definir las relaciones del cuerpo con el acto mimado y con el acto so-
bre los objetos, con la persona del otro, con un “ maniqui”, y se obtuvieron segdn
se tratara, de imitacién 0 de orden verbal, resultados diferentes.
Por ultimo, las pruebas de nuestro trabajo consistieron en determinar la toma
de conciencia de si y del otro, del gesto sobre uno mismo y del gesto sobre el obje-
to, de las direcciones segun puntos de referencia diferentes. Habré necesidad de
afiadir otras distinciones. En el espacio postural intervienen también estados de
equilibrio y estados afectivos; tampoco coincide rigurosamente con los érganos, se
afiade a ellos de acuerdo con Jos casos de estados de aprensién, dilatacién satisfe-
cha o de retraccién sobre si. El espacio postural y el esquema corporal que él ani-
ma no es un conjunto cerrado, es un todo dinamico que puede variar con las rela-
ciones del ser consigo mismo y con relacién al otro como también con respecto a
Jos objetos. Se trata de dos términos en presencia: por una parte, el espacio ambien:
te en el que ubicamos las cosas y a nosotros mismos, por otra parte, el resultado de
estas sensibilidades referidas a nosotros mismos y que constituye lo que comun-~
mente se denomina esquema corporal. Esta oposicién entre espacios no impide que
Jos dos términos se hallen estrechamente imbricados uno en el otro. Dos puntos de
vista: el punto de vista genético en el que ellos se combinan, y el punto de vista de
la conciencia que los distingue y los experimenta de una manera mas 0 menos sis-
tematica. Nuestro estudio va a versar sobre esas combinaciones de los dos factores,
el espacio postural y el espacio ambiente que son indivisibles y complementarios,
es decir, que no existe representacién del espacio sin el estudio de las relaciones
que existen entre esos dos términos y que se desarrollan todavia, se precisan y di-
ferencian , en la edad preescolar.
Hay diferentes niveles en las relaciones del espacio postural y el espacio am- >
biente. Nos encontramos primero con los gestos orientados por el habito o el auto:
matismo y Ja toma de conciencia de su adaptaciGn a las direcciones del espacio.
Existen los actos que tienen una motivacidn exterior al automatismo y que consti-
tuyen Ia adaptacién objetiva al espacio ambiente. Estd el acto simbdlico o ficticio
que debe prescindir de la presencia real del objeto que es un grado mas elevado del
automatismo, ya que esté condicionado, no por habito, sino por un objeto del espa-
cio que es supuesto en el espacio, pero que esté ausente.Todo eso responde a nive-
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les diferentes del dinamismo corporal. En un caso hay autonomia relativa del movi-
miento; en el otro caso hay adaptacién necesaria del movimiento o de las actitudes
a direcciones concretas o hacia objetos situados en el espacio, y en el tercer nivel
el movimiento debe ejecutarse sin objeto, pero con un objeto imaginado, de lo que
fesulta una semejanza a la vez con el movimiento automatico, que se ejecuta por si
mismo y con el movimiento objetivo, que se ejecuta en vistas a un objetivo percep-
tible.
Nuestras experiencias han versado sobre una serie de pruebas. El modelo era
dado por un maniqui al qué el experimentador imprimia diferentes actitudes que el
nifio debia imitar. El modelo representaba primeramente los gestos subjetivos, lla-
mados asi porque no tienen mas motivos que ellos mismos y el nifio debia imitar o
ejecutar movimientos de los brazos y de las piernas poniendo en juego de manera
diversa las diferentes direcciones del espacio. En esta serie , estudiamos los gestos
cruzados en relacién al eje del cuerpo, derecha.izquierda e izquierda-derecha. La se-
guiida serie implicaba los gestos que denominamos objetivos, porque se referian a
los actos 0 a los objetos exteriores; todavia aqui tenemos pruebas de gestos cruza-
dos. Una vez que el modelo ha sido suministrado por el experimentador, se pide al
nifio que manipule é1 mismo el maniqui y le de posiciones diversas, para luego rea-
lizar él esas posiciones. De inmediato, el experimentador interviene formulando
preguntas al nifio, pidiéndole indique él mismo, en el maniqui o en el experimenta-
dor, las diferentes partes del cuerpo. Es éste un complemento verbal de la prueba
que permite reconocer la identificacién de su esquema corporal.
Algunas de estas investigaciones, las relativas a los movimientos subjetivos, han
coincidido, aunque sin influencia reciproca alguna, con algunas de las que la sefio-
rita Irene Lézine efectué bajo el nombre de gestos de imitacién. Debemos igualmen-
te citar al Dr.Tournay, quien anteriormente a nosotros utilizé con nifios deficientes
motores, en particular con paraliticos, un maniqui para reeducarlos. Nuestro objeti-
vo diferia del perseguido por la Srta. Lézine, quien puso especial cuidado en con-
trastar, en funcién de la edad, las diferentes pruebas que utilizaba a fin de proponer-
las como test de desarrollo motor. El Dr. Tournay se abocs especialmente a los fines
terapéuticos. Para nosotros, era otro el problema: consistia en ver las relaciones que
existen entre los diferentes espacios, el correspondiente al cuerpo y el espacio am-
biente. Nuestro objetivo se refiere sobre todo a la Psicologia Genética, que intenta
encontrar, en el curso de la actividad del nifo, las diferentes combinaciones de las
que emanan las concepciones corrientes del individuo fisico en sus relaciones con
el espacio ambiente........
Falta: (Sigue desarrollo de la prueba)
‘CONCLUSION
Hemos realizado experiencias destinadas a estudiar las etapas por las que pa-
san las relaciones de las actividades motrices y del espacio ambiente. Esas experien-
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cias se encaminan a mostrar las relaciones de los diferentes gestos con el campo o
los campos exteriores en los que se desenvuelven. Movimientos simples y puramen.
te funcionales de los brazos y de las piernas, gestos automiticos, gestos concret
que suponen contactos y manejos de objetos y gestos que estimulan el manejo fic.
ticio de los mismos objetos, gestos cruzados Combinando los gestos con las direé-
ciones dei espacio y con las lateralizaciones del cuerpo, gestos cruzados que intere-
san el hemicampo derecho y el hemicampo izquierdo. De esta manera hemos podi-
do seguir la capacidad del nifio para entrar en relacién con el medio, tomar concien-
cia de las diferentes direcciones del espacio. De este modo hemos podido poner en
evidencia el conocimiento de los movimientos propios en cada parte del cuerpo, la
interferencia posible entre los movimientos prescriptos y los movimientos habitua-_
les, las relaciones de simetria y de homolateralidad.
El espacio postural y el espacio circundante son de hecho inseparables y cada
uno tiene sus caracteristicas propias, es decir, elios exigen del individuo reacciones
diferenciadas. El espacio es para el hombre la condici6n real de todo lo que existe;
toda realidad es espacial. El espacio es una realidad exterior al hombre, pero del
cual, el hombre, desde los primeros momentos de su evolucién ha tomado sucesi-
vamente los diferentes aspectos, en funcién de sus actividades diversas: marcha
erecta, fabricacién de objetos, relaciones dei simulacro y del signo. Es asi como ha
diferenciado su derecha de su izquierda, ha podido orientarse subjetivamente a tra-
vs del ambiente objetivo, e igualmente ha podido modelar sus movimientos sobre
jos objetos que manipulaba por si mismo y que éI debia situar en relaci6n a sus ges-
tos y en relacién a las modificaciones de los objetos.
La relacién espacial presenta diferentes formas, diferentes niveles que varian
con Ia evolucién del ser que en ella despliega su actividad. Es primero, funcién de
las relaciones sensorio-motoras de este ser; por ejemplo, se puede distinguir con Wi-
-liam Stern, tres clases de espacios: primeramente el espacio bucal, en la edad en la
que sélo los complejos sensoriomotores de los labios y de la lengua, pueden dar lu-
gar a acciones suficientemente diferenciadas para explorar los objetos, que los be-
bés comienzan siempre por Ievarse a la boca. En segundo lugar, el espacio proxi:
mo. Es el del nifo cuyo aparato locomotor no es todavia capaz de desplazarlo por
si mismo. Es el espacis de los objetos que «stén al alcance de Ia prensién y del ma-
nejo manual. Este espacio permite conocer los objetos de un modo no solamente
visual, sino tactil y kinestésico; es plural, en ese curso de los desplazamientos pasi-
vos del nifio, sin que é! pueda unificar sus diferentes zonas de manipulacién. En ter-
cer lugar, el espacio locomotor que permite apreciar las distancias, religar juntos los
espacios préximos y fundirlos en el espacio total. Esas tres clases de espacios estén
volcados hacia el mundo exterior, ya que las impresiones kinestésicas que les acom-
Pafian no tienen valor representativo por si mismas. En estos tres niveles es el espa-
cio en el que se despliegan las posibilidades sensoriomotrices del sujeto
Se ha podido también de manera més abstracta, distinguir el espacio visual de!
espacio tactil. En efecto, las actividades sensoriales de los nifos estén estrechamen.
Bz
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te mezcladas y sus progresos dependen unos de otros.
Una distincién que nos parece mas cercana a la realidad psicolégica, es la dis-
tinclén que hemos intentado esclarecer en este trabajo: el espacio postural y el es-
pacio ambiente. Pone mas directamente en relaci6n las actitudes subjetivas y las rea-
lidades exteriores, la sensibilidad propia del sujeto y las direcciones del espacio ex-
terior.
Se puede analizar el espacio circundante por sus referencias: hay un espacio
absoluto en el cual teéricamente deben situarse todos los espacios que acabamos
de ver; sus referencias esenciales son permanentes, por ejemplo los puntos cardina-
les (hablo naturalmente del espacio terrestre) . En este espacio se sittian las relacio.
nes entre los objetos ( inter-objetos) .Es entonces ya un espacio que, al mismo tiem-
po, puede tomarse como punto de referencia, en relacién al espacio absoluto, a
otros puntos de referencia que son las posiciones y las modificaciones de posicio-
nes de los objetos entre si. Esta el espacio objetos inter-personas; entre esos objetos
Ray personas y sus referencias a nosotros mismos. Este espacio plantea el problema
del adelante y atras, y de la derecha y la izquierda.Las referencias son ya més com-
plicadas seguin el angulo desde el cual estén situados los sujetos, en relacién unos
con otros, similares, espejos 0 simétricos. Hay un espacio afectivo, espacio que pue-
de desbordar el espacio postural propiamente dicho: es un espacio defensivo, de
contacto posible con el mundo exterior y existe en cualquiera que experimente
una aprensi6n al contacto. Es como una extravasacién en el espacio ambiente de
una sensibilidad intima; se observa en los sujetos que sienten repugnancia en dejar-
se acercar demasiado , como si su zona de seguridad fuera violada. Existe en el es-
tado agudo de algunos neurépatas como también en el nifio pequefio que no quie-
re que se le acerquen y que grita cuando sus aguas territoriales son usurpadas. Por
el contrario, para otras personas, la aproximacién de su contorno puede resultarles
como una verdadera caricia. Seria este el espacio interoceptivo frente al espacio
propioceptivo y al espacio exteroceptivo. Esta todavia el espacio de nuestros actos
que son el vinculo de nuestro espacio postural con la direccién de nuestros actos.
Finalmente, el espacio postural es el de nuestros gestos y forma parte de nuestro
propio cuerpo, cuyas referencias conciernen a nuestro equilibrio y a las relaciones
de nuestros érganos : es un espacio morfo-dindmico.
~ Hay espacios que son trasposiciones del espacio concreto y que son el funda-
mento necesario de nuestras representaciones y de nuestras operaciones mentales
bajo la forma mas concreta. Es el espacio en el que situamos la imagen de objetos
reales, y no actualmente percibidos e incluso no perceptibles. Es el espacio de los
recuerdos, de la vida pasada o de la vida por venir, el espacio de la quimera y de las
ficciones. Es igualmente el espacio de los suefos, espacio cuyos conflictos aparecen
claramente en el nino que no sabe decir donde transcurre su suefo. si en la pieza
donde él ha sofiado, si en su cabeza, si la escena del sueno es el espacio de los sue-
fios. Es igualmente el espacio de las creencias del primitivo, pero en él este espacio
de ficcién se combina con el espacio real y tiene lugar el espacio de las causas. Es
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el hombre moderno también, solamente, no son ya los actos misticos, son las formu
las cientificas, las causas fisicamente analizadas, y no las potencias antropomérficas
de divinidades o héroes. Hay un espacio abstracto de naturaleza mucho més fisiolé.
gica, ese por ejemplo que interviene en la funcién del lenguaje.
Las distinciones que acabamos de hacer no conciernen a la unidad del espa
cio, sino que sefalan diferentes planos de nuestros contactos personales con el
mundo exterior. Estos contactos emanan de los diferentes niveles de nuestra activi-
dad sensorio-motriz y mental. Desde el punto de vista sensorio-motor, tales distin.
ciones plantean el problema de nuestros gestos, de los medios donde se despliegan.
Desde el punto de vista operatorio, ellas son una organizacién de los objetos en re-
laci6n a nuestros actos.Desde el punto de vista mental, muestran el pasaje del acto
a la représentacién y al lenguaje..
De esta manera nuestro estudio toca algunos de los problemas fundamentales
de las relaciones del psiquismo humano y de la realidad material e intelectual.
1 Para este articulo fueron seleccionados fragmentos correspondientes a la introduccién y
las conclusiones. El resto puede ser consultado en el original
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Escaneado con CamScannerLO INNATO Y LO ADQUIRIDO EN EL
DESARROLLO DEL NINO.
Julian de Ajuriaguerra
Durante largos siglos se ha considerado que el hombre era parte integrante de
la cosmogonia y que dependia de la organizacién general del universo. Sus peculia-
ridades eran estudiadas desde esta perspectiva y no se le concebia fuera de esta or-
ganizacion. Por esta raz6n, con frecuencia existia confusién entre el hombre en la
naturaleza y la naturaleza del hombre.
La introduccién por los zodlogos de una taxonomia fundada en Ia diferencia
progresiva, situ6 el problema en el plano morfolégico y se estudié el comporta
miento de diversos animales en funcién de la aparicién sucesiva de nuevas formas,
lo que permite abordar el tema en un plano lineal, dado que los diversos tipos de
comportamiento y su temética se explican por el lugar histérico de cada animal en
la linea del desarrollo filogenético.
Atin teniendo en cuenta el fixismo impuesto por Ja naturaleza, nuevas escuelas
etolégicas orientaron su interés hacia el modo de organizacién dejando abierta la
definicién del instinto, profundizando los conocimientos de Ia reactividad, de la
adaptatibilidad, del almacenamiento de las informaciones, de las relaciones indivi-
duales, etc.
nm
Perspectiva etolégica
La nueva psico-sociologia animal revela que el animal en el grupo observaba di-
versos comportamientos propios del mismo grupo, que no se le podfa explicar des-
de una forma auditiva sino desde la perspectiva de una forma configurativa en la
que era imposible separar al individuo de lo social.
Tinbergen admite que la misién del etélogo consiste en:
Estudiar la causalidad de ciclos de repeticién a corto término en una existencia:
actividad alimentaria general, lucha por la comida, y més a largo espacio, el ciclo de
la reproduccién. En este sentido, se trataria de llenar el abismo que separa a los eté-
logos de los fisiologistas.
Profundizar el estudio del desarrollo del comportamiento considerado como un
ciclo Unico: la duracién de una vida. Este autor, volviendo a su idea fundamental de!
S
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