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i, LA CRISIS Y LA EMERGENCIA POPULAR 1. LA crisis ECéNOMICA El sistema capitalista es un sistema internacional en el que todas las naciones que Jo integran se encuentran interrelacionadas y en mutuo con- dicionamiento. De ahi que Ja gran crisis que estallé en los Estados Unidos en octubre de 1929 se extendiera de inmediato, como una “tempestad econémica” (W. Churchill), a todo el mundo, excepto la Unién Soviética. La wttiversalidad gue Ja crisis alcanzaria estaba determinada por la uni- versalidad del sistema: “Centros industriales y 4reas coloniales a la vez, sintieron el impacto de la declinacién general.”+ La crisis se desencadené con la caida estrepitosa del mercado de valores de Nueva York,? pero en el trasfondo estaba el comienzo de la depresién econémica que se percibia desde el verano: la sobreproduccién superaba ya las posibilidades de demanda del consumidor y de la inversién, lo que conducia necesariamente a la reduccién de la actividad productiva, aun- que azn esto en un grado minimo, El derrumbe de la bolsa, de valores seria, justamente, el catalizador que precipitaria Ja crisis: la produccién se contrajo y en los tres afios siguientes la situacién econdmica se agravé de una manera sin precedentes; cientos de fAbricas cerraron sus puertas © redujeron sus turnos, y lanzaron a la calle a cientos de millares de obreros, El mimero de desocupados, ya en 1923, superé la increible cifra de 13 millones. En los paises de Europa y en Japén las proporciones de Ja crisis fueron similares, El comercio internacional se redujo a menos de la mitad de lo alcanzado en 1929, El mercado mundial estaba al borde del colapso, En América Latina la crisis se produjo de inmediato, asumiendo “di- mensiones catastréficas” motivadas por la estrecha dependencia respecto a los paises dominantes, como los Estados Unidos, y por la consiguiente integracién en el mercado mundial. Sin embargo, la crisis provocaria tam: bigén un cambio en la estructura de la dependencia, al entrar en crisis la economfa exportadora y recibir impulso la industrializacién.* Grisis general En México, la mala situaci6n econémica que se manifestaba desde antes de 1929, sobre todo por haberse reducido la produccién petrolera, vino a agravarse considerablemente, y el catalizador determinante de esta situa- cién fue la caida de los precios de la plata y la consiguiente crisis minera, il La mineria era esencial en la economia. Controlada casi en su totalidad por los capitalistas extranjeros® y orientada hacia la exportacién, consti- tula, junto con el petréleo, el elemento fundamental que daba al pais el cardcter de proveedor de materias primas con el que se le integré al mercado mundial. La produccién minera era considerada una de Jas prin- cipales riquezas del pais y “la cuerda que mueve a las ruedas de Ja indus- tria y el comercio, asf como a la agricultura, con el concurso de otras fuerzas”.’ Mediante los impuestos a Ja exportacién, el Estado obtenfa bue- na parte de sus recursos financieros, y los trabajadores percibian de la industria minera salarios que, aunque raquiticos, permitian al comercio vender sus productos, y estimulaban la produccién manufacturera y la agricultura, con lo cual la débil economia nacional podfa sostenerse, La crisis minera, sobre todo la crisis de la plata, de la que México era productor esencial en el mundo, significaba, pues, una crisis nacional. Con la caida del precio de la plata en el mercado mundial, la industria minera sufrié una crisis sin precedentes. Pronto el oro, el cobre, el plomo, el cine, los principales metales y minerales producidos, siguieron a Ja plata en su declinacién, Desde principios de 1930, la Secretaria de Industria, Comercio y Trabajo empezd a recibir solicitudes de paro de algunas em- presas y en mayo habia ya unos 14 mil obreros despedidos. Durante Jos meses que siguieron, muchas empresas mineras pararon y otras redujeron considerablemente su produccién, lo cual significé un enorme aumento de trabajadores Janzados a la calle. El gobierno de Ortiz Rubio concedié facilidades excepcionales, suprimiendo muchos tramites establecidos en las Juntas de Conciliacién y Arbitraje, para que las compafiias mineras efec- tuaran el reajuste obrero.® Asimismo, los salarios de los trabajadores mine- ros se redujeron, y la capacidad de consumo de un importante sector de Ja sociedad se limité de modo considerable, con las consecuencias natu- rales en Ja industria, el comercio y Ja agricultura. - La situacién de la mineria se agravé mas atin cuando, por las medidas proteccionistas que los paises consumidores de Ja materia prima impu- sieron, grandes cantidades de metales tuvieron que almacenarse. La sobre- produccién minera no se liming facilmente con los reajustes y paros, sino que, en los afios de crisis, hubo momentos en que incluso aumenté o por lo menos se mantuvo en un nivel estacionario, debido al progreso técnico, a los proceditnientos sclectivos de explotacién de la industria, al descenso de los salarios obreros, a la disminucién del valor de la moneda e incluso a cierta ayuda (recuccién de impuestos) que la Secretarfa de Hacienda otorgé a las empresas mineras.? En realidad, la produccién minera de- pendia estrechamente de las oscilaciones de los precios en el mercado mundial, Tomando la menor elevacién como sefial de que el panorama iba a mejorar, los empresarios mineros impulsaban la produccién. Sin em- bango, el valor de la produccién, expresado en los precios, era el que no subia e incluso iba en descenso. 12 El petréleo:era otro de los productes eseuciales que vinculaban a México al mercado mundial como productor de materias primas. Dominada por el capital extranjero y, por lo mismo, explotada en funcién de las nece- sidades e intereses de los pafses imperialistas, la industria petrolera dis- minuyé progresivamente su produccién a partir de 1922, cuando los yaci- mientos petroliferos de Venezuela empezaron a ser explotados. Las con- diciones politicas de México, particularmente a actitud de los gobiernos Pposrevolucionarios en relacién con las empresas petroleras, también fueron determinantes en la actitud que éstas asumicron: despreocuparse de im- pulsar la produccién en México. La crisis de 1929 agudizaria el descenso de la produccién petrolera, trayendo consigo consecuencias similares a las de la crisis de la mineria, es decir: desempleo, reduccién de los sala- rios y ‘de los impuestos que el Estado percibia, Ello debilitaba la capa- cidad de consumo de un importante sector de la poblacién y, por lo mismo, afectaba el comercio, la industria y la agricultura.+ ’ A la crisis de Ja mineria y el petrdleo se auné la crisis de la agricultura. En 1929 las cosechas se perdieron a causa de fenémenos naturales (hela- das, sequias, inundaciones) ; los principales productos alimenticios, el maz y el frijol, se redujeron extraordinariamente. La cosecha del primero dio un 71% de lo recogido en 1928, y la del segundo sélo el 58%. En -rela- cién al aiio citado las pérdidas del maiz fueron de 629 mil toneladas y las del frijol de 73 mil, Tal situacién hizo necesario que se importaran los productos mencionados en grandes cantidades. De esta manera, la cri- sis repercutid mds duramente en las masas trabajadoras, La crisis minera, al lucit el poder adquisitivo de los. trabajadores de las minas, afectéd considerablemente el mercado de los productos agricolas, y si a esto se agrega la crisis de la agricultura, la crisis general se agrava, pues al mismo tiempo que las masas pierden sus ingresos el costo de la vida aumenta, por lo que su alimentacién se vuelve mds cara. En la zona algodonera de La Laguna, que se caracterizaba como un sector esencialmente capitalista y orientado hacia la exportacién, la crisis se manifesté en la quiebra de varias empresas comerciales y eri el desempleo de miles de trabajadores. A principios de 1930 se calculaban ya cn 20 mil los: jornaleros empujados al ejército de reserva? Durante los dos afios siguientes la agricultura se mantuvo en una situacién critica, agravada por la reforma monetaria de junio de 1931, que trajo como consecnencia la reduccién de. los precios de los principales productos agricolas, tanto los de primera uecesidad como los destinados a la exportacién, Esto disminuyé las ganancias de los hacen- dados, quienes algunas veces, ante la perspectiva de mayores gastos, pre- firieron abandonar sus productos sin cosecharlos."* . La situacién del campo era de las més criticas, y esto se debia sobre todo ala estructura agraria prevaleciente, Podemos decir que existia una situa- cién de compromiso, cuya caracteristica esencial era la persistencia del latifundio y de millones de campesinos reducidos a la condicién de jorna- 13 Jeros, con. un salario raquitico, incapaces, por su miseria, de convertirse en una amplia base del mercado nacional que impulsara el desarrollo de la industria y, con ello, del comercio, Los campesinos sin tierra, converti- dos en jornaleros durante épocas de cosecha o siembra, y los campesinos sin empleo y, por lo mismo, sin ingresos, envueltos en la miseria, dificil: mente podian constituir un factor econémico positivo. Junto con sus fa- milias constituian las dos terceras partes de la poblacién del pats, de modo que pesaban enormemente y eran un muro de contencién para el desarro- Ilo industrial de México. No obstante que la reforma agraria habia sido uno de los principales objetivos de la revolucién mexicana, en realidad Ja_estructura del campo no habia sufrido cambios decisivos, En 1930 existian 13 444 hacendados que monopolizaban e] 83.49% de toda la tierra “disfrutada-en propiedad”, mientras que 60 mil pequefios y medianos pro- Pietarios usufructuaban el resto. La tierra que posefan 668 mil ejidatarios representaba 1/10 de la que estaba en manos de Jos latifundistas, y en la base de la pirémide social se encontraban 2 332 000 peones sin tierras. No obstante tal situacién, en 1930 el gobierno consideré que era nece- sario terminar ¢] reparto agrario, y pronto esto se convirtié en la politica oficial*® El secretario de Agricultura y Fomento afirmé en la CAmara de Diputados que el objetivo de tal politica era rehabilitar el crédito agri- cola, estabilizar Jos valores de Ja tierra, procurar el incremento de la pro- duccién y combatir la crisis econémica.* Esta politica beneficiaba directg- mente a Jos hacendados y legalizaba la situacién de compromiso entre {os intereses econémicos, sellando el destino de la industria nacional. Era una respuesta a la campafia que los diversos sectores capitalistas habian inten- sificado con la crisis econémica. Estos consideraban Ja reforma agraria como un instrumento politico mediante el cual Jos Iideres manipulaban a los campesinos con fines electorales, y hacian hincapié en Ja “incertidum bre” que el reparto de tierras creaba entre Jos propietarios, tanto los que temfan que sus tierras fueran repartidas, por Jo cual no sabfan qué parte podian sembrar sin peligro de perder sus cosechas, como los ejidatarios que, por la manipulacién de los politicos, no entraban en posesién defi- nitiva de sus tierras. Esta situacién se traducia en la ausencia de crédito para las labores del campo. De lo anterior se Negaba a la conclusién de que era necesario dar “garantias” a los propietarios agricolas para que éstos trabajaran sus tierras, Las diversas organizaciones empresariales de agricultura y comercio, sobre todo, eran las que impulsaban la campafia para dar por terminado el problema agrario2” Pronto los gobiernos de los estados empezaron a considerar terminado ese problema en su regién, 0 declaraban que en un plazo de dos o tres meses estaria resuelto. En diver- sas entidades federativas, los trabajos de la Comisién Agraria fueron clau- 14 - surados. Los viejos latifundistas y los nuevos, creados por la _revolucién, se mostraban realmente satisfechos con la politica’ que el gobierno habia dictado en su favor.1* De haberse proseguido tal politica agraria,. Jas consecuencias a largo plazo podrian haber asestado un golpe de muerte ai desarrollo industrial del pais, por lo cual, con Abelardo Rodriguez en la presidencia, el re- parto de tierras se reanudé débilmente. La consecuencia inmediata no se hizo esperar: los campesinos habian sido vencidos en la revolucién, en parte por la promesa de tierras que e] Ejército Constitucionalista habia hecho, y se mantuvieron en calma durante los afios siguientes, gracias a la misma politica y al reparto que los gobiernos de Obregin y Calles realizaron en las regiones en las cuales la situacién agraria era mAs explo- siva, Al dar por terminado el problema agrario en una coyuntura en la que imperaba el latifundio y habia dos millones y medio de campesinos sin tierra, el gobierno renunciaba a Ja poderosa arma que habia blandido para impedir la vuelta de Ja insurgencia campesina, y los hombres del campo, que ya no se sentian obligados a apoyar al régimen, empezaron a manifestar su descontento. La crisis de la minerfa y el petréleo y la crisis de Ja agricultura in- fluyeron gravemente en la crisis de nuestra incipiente industria. Como en otros paises de América Latina, en México, desde muchos afios antes de 1929, se habia venido desarrollando la industria de transformacién, prin- cipalmente en su rama textil. Durante los afios veinte se produjo un flujo de capitales hacia la industria, se establecieron nuevas empresas (montaje de automéviles, empacadoras, fabricacién de antas, etcétera) que desa- rrollaban su estructura, y esto se reflejaba en la produccién: en 1930, a Ja industria alimenticia correspondia el 339% de la produccién, e] 28% a la textil, el 26% a las industrias de construccién, electricidad, madera y muebles, papel, vidrio, etcétera y el 13% a las industrias quimica y side- rirgica. En 1929 habia 21 506 fabricas y talleres registrados en la Secreta- ria de Industria, Comercio y ‘Trabajo, de los cuales 7759 pertenecfan a Ja industria alimenticia, 1896 a Ja textil, 1967 a Jas “industrias de Jos metales” y 1953 a la quimica*® Sin embargo, la mayor parte de la in- dustria de transformacién, al igual que Ja mineria, el petréleo y ta agri- cultura de exportacién, estaba en manos de capitalistas extranjeros e in- cluso algunas dependian, para su actividad, de la importacién de materias productivas.*° E] gobierno tenia como una preocupacién esencial el desa- rrollo de la industria, por lo que concedié todas Jas facilidades necesarias para que se instalaran nuevas empresas, ¢ inclusive les proporcionaba ayuda, El debilitamiento del poder de compra de grandes masas trabajadoras, ovocado por el desempleo, los bajos solarios y el aumento del costo de Ja vida, este @ltimo motivado principalmente por la crisis de la agricul- tura, afecté de modo considerable a Ja industria del pais, la cual se vio envuelta de Ileno en la crisis. No obstante Ja pequefiez de Ja industria, 15 y su reducida capacidad prodictiva, la crisis se expresé mediante la sobre- produccién de mercancias que, ante Ja restriccién de su mercado habitual, sé vieron acumuladas a’ las puertas de las fabricas o en los almacenes de Jos comerciantes. Los industriales intentaron resolver la crisis cerrando unos sus puertas, reduciendo otros su actividad productiva de tres a dos turnos o a un solo turno, Jo que acarreé el aumento del nimero de miles de obreros lanzados a la calle y la reduccién de salarios a los que conti- nuaban trabajando. La industria textil, destinada principalmente a las grandes masas, sufrié la crisis de sobreproduccién al grado de que a me- diados: de 1930 apenas si alcanzaba a vender la mitad de sus productos; Ja natural caida de los precios agravé la crisis y aumenté el desempleo.* La reducci6n del tiempo de trabajo en las fAbricas, con Ja reduccién consiguiente de la produccién, agravaha la crisis de la mineria, pues el consumo de metales del proceso productive industrial se redujo conside- rablemente, por lo que aumentaron las cantidades de productos mineros alfmacenados. Al mismo tiempo, la industria textil dejaba de consumir grandes cantidades de algodén, perjudicando asi a la agricultura. Tam- bién Ia electricidad y los transportes, principalmente los ferrocarriles, eran afectados por Ia crisis industrial, la crisis minera y la crisis agricola, pues la yeduccién de las actividades productivas en estos campos Ievaba con- sigo Ia disminucién del consumo de energia eléctrica y un descenso de actividad en los ferrocarriles. Sin embargo, en México, como en Brasil y Argentina, la crisis suscité un proceso que impulsarfa el desarrollo de Ja industria: Ja sustitucién de importaciones. Ante el cierre virtual del mercado internacional, debido a la reduccién de la capacidad para importar, es natural que una econo- mia dependiente de las miltiples mercancias extranjeras para su subsis- tencia buscara los medios para sostenerse y salir adelante en la obtencién de productos de los que no podia prescindir. La industria instalada en el pais empezd a producir nuevos productos que antes se importaban, con lo cual al mismo tiempo que utilizaba mAs sus equipos productivos, penetraba en sectores del mercado nacional que antes estaban reservados a las mercancias provenientes del exterior, sobre todo de Jos Estados Unidos?" Asimismo, Ja crisis de sobreproduccién intensificé la competen- cia entre las diversas empresas, lo que hizo que algunas de ellas mejoraran su organizacién y sus métodes productivos. Esto les permitié reducir sus costos y situarse ventajosamente en relacién a aquellas que no tenian mds “capacidad de competencia” que la rebaja de los salarios y el desempleo.** Este fenémeno era en realidad, muy incipiente. Ese proceso sustitutivo de las importaciones se puede observar con més claridad examinando el comercio exterior a través del cual la crisis econé- mica mundial penetré en el pais, El mercado internacional vivid en grave crisis al reducirse el intercambio de productos entre las diversas naciones a menos de la mitad de lo que habia sido hasta el momento de estallar 16 Ja crisis. Los paises productores de materias primas fueron los més afecta- dos, Como en México los sectores fundamentales de la economia —petré- ‘leo, minerfa, agricultura de exportacién— estaban destinados a los paises industriales metropolitanos, de los cuales se dependia estrechamenté, era natura] que la debacle econémica se introdujera a través de tales sectores, con la amplitud y las caracteristicas que hemos analizado. El comercio exterior del pais disminnyé lo suficiente para hundirnos en una aguda crisis econémica, Durante los afios de crisis las exportaciones y las im- portaciones se redujeron, En ello fue determinante la polftica proteccio- nistas que los Estados Unidos reforzaron en 1930 con la ley Hawley-Smoot, que elevé los impuestos a la importacién.2* Y esto se entiende si se toma en cuenta que durante los seis afios que siguieron a 1929, para tomar cifras globales, mAs del 60% del total de importaciones y el 58% de ex- portaciones de México se hacian con Ios Estados Unidos** Durante algunos meses de 1930 se elevaron las immportaciones -—aunque sin alterar el bajo resultado final—, siendo las més importantes las de méquinas y vehiculos tales como maquinaria para pozos petroliferos, mA- quinas de escribir, de coser y sumar, locomotoras, carros de carga para ferrocarril, que no significaron mucho en el desarrollo de Ja industria, pues no implicaron la instalacién en gran escala de capital fijo que renovara Jos métodos de produccién. También se importaron productos manufac- turados utilizados en la construccién (fibras textiles, hierro y acero, etcé- tera)?" En realidad, lo que habria de impulsar el desarrollo de la industria no era tanto Ia instalacién de nuevas empresas 0 el mejoramiento técnico, sino la produccién para el mercado nacional, No se trataba de un fend- meno puramente mexicano, pues adquirié proporciones continentales, més precisamente, latinoamericanas. En México como en Argentina, en Chile como en Brasil, el proceso de sustitucién de importaciones se desarrollé conforme a las caracterfsticas particulares que la penetracién del imperia~ lismo y la dependencia habian adquirido en cada pais.” En México, el gobierno favorecié e impulsé Ja sustitucién de importa- ciones, convirtiéndola en una politica de fomento a Ia industrializacién, En su informe del primero de septiembre de 1931, Ortiz Rubio decia: Comienza a acclerarse dl proceso de desenvolvimiento de la industria nacional, La Secretaria de Industria ha incitado, fomentado y protegido esta actividad de industrializaci6n2® Y en efecto, Jos aranceles y otras facilidades beneficiaron a la industria, Sin embargo, la situacién contradictoria se expresaba en el raquitico mer- cado interno, agravado por la crisis: la industria del pais tenfa ante sf enormes posibilidades pata su desarrollo: la crisis mundial y Jos aranceles cerraban el paso a los productos extranjeros que estaban muy por encima {en calidad y costo) de los que en México pocfan fabricarse, las nece= 17 sidades de las masas eran enormes y requerfan cada vez una, mayor produccién. Sin embargo, las masas trabajadoras eran las que mds habian sufrido la crisis, viendo extraordinariamente reducido su poder adquisitivo, por lo que la nueva y la vieja produccién industrial no podian encontrar compradores en el mercado. Ademas, debido a la situaciém de compromiso que existia en el campo, habla muchas regiones del pais que se encontra~ ban al margen de las actividades productivas del mercado, eteétera: El escaso poder de absorcién de nuestro medio es el mayor obstdculo para el desarrollo de nuestro sistema industrial y para la consolidacién de nuestra economia, Hay millares de familias para quienes podrian desaparecer radicalmente del mercado la mayor parte de los artfculos de consumo, sin que su vida fuera afectada en lo mas minimo.%° De esta manera, no obstante las grandes posibilidades que se le abrian a la industria con el proceso sustitutivo de las importaciones, Ia ruda realidad de la miseria de las grandes masas trabajadoras se levantaba como un obstaculo imponente que era indispensable vencer. El Estado 9 la economia La crisis financiera estaba estrechamente ligada con la politica mone- taria del Estado. Los bancos constituyeron uno de los sectores capitalistas que més fécilmente se adaptaron a la situacién posrevolucionaria para aprovecharla en su beneficio. Con 1a convencién bancaria de 1924 y la legislacién que de ella result, los bancos y las instituciones de crédito entraron en estrecho contacto con el Estado y se desarrollaron.* Durante el primer afio de la crisis, los bancos fueron un sector econémico poco afectado, en relacién con Jos dem4s. La crisis de la economia tredujo cada vez mds los campos de accién de las instituciones de crédito, pues la atmésfera econémica no prometia muchos beneficios y por ello se dedi- caron a especular con la moneda. Esta especulacién se fue intensificando hasta que “se abrié una brecha en sus trincheras” y los banqueros fueron lanzados, con la depreciacién de la moneda, al vértice de la crisis. Desde mediados de 1930, la moneda de plata empez6 a depreciarse. Esto era un efecto directo de Ja crisis de Ja mineria, la industria, la agri- cultura y el comercio, que disminuyé considerablemente Jas operaciones mercantiles, Como consecuencia cierta cantidad de moneda de plata no pudo seguir circulando, pues ya era innecesaria para el mercado, y fue acumuldndese. La situacién se agravé por la demanda de délares para la importacién de los productos agricolas que la pérdida de las cosechas hicieron necesaria y por Ja reduccidn de la entrada de esa divisa, moti- vada por la crisis de todo el sector de la economia orientado hacia la exportacién, Como los délares se compraban con la plata, que en esos 18 momentos abundaba, se produjo 1a baja de la moneda.™ Para detener esa baja, el gobierno creé, a principios de 1931, una Comision Reguladora de Cambios, cuyo objeté era mantener el valor del peso. Sin embargo, ésta pronto se vio obligada a abandonar tal labor, y a partir de entonces la moneda cayé progresiva y aceleradamente. La crisis de la moneda de plata estaba intimamente relacionada con todo el sistema monetario imperante en el pais. Existia un bimetalismo —oro y plata— segiin el cual la moneda de plata se consideraba comple mentaria de la de oro, Gomo cada uno de esos metales tenia su propio valor estaban sometidos a las oscilaciones del mercado mundial, era ine- vitable que existieran constantes disparidades en la expresién de los pre- cios de un metal al otro y en la expresién de los precios de las mercan- clas. El descenso de la plata y las grandes acufiaciones de moneda de plata que caracterizaban la politica inflacionista de los gobiernos posrevo- lucionarios, destinadas a cubrir el presupuesto gubernamental, asi como los gastos impuestos por las rebeliones militares contra los gobiernos de Obregén y Calles, transformaron a la moneda complementaria, de manera progresiva, en fundamental, desplazando al oro en las transacciones del mercado, aunque éste seguia utiliz&ndose. Asi la plata quedaba en desnivel en relacién con el oro.** Durante el mes de mayo de 1931, la moneda de plata bajé més ain en relacién con el oro, lo que se tradujo en la precipitada sustitucién de aquélla por la moneda de oro y en el consiguiente atesoramiento de ésta. La Secretaria de Hacienda adopté medidas de emergencia consistentes en acordar con los bancos un sistema de cotizaciones uniformes de la moneda que serian respaldadas por el gobiemo, y en la compra, a partir del 30 de abril, de grandes cantidades de plata, con el propésito de dis- minuir el volumen circulante innecesario, Al mismo tiempo, los bancos més importantes de Ia ciudad de México formaron una “liga” para de- fender a Ia moneda de plata y, al igual que el gobierno, iniciaron compras de este metal. Sin embargo, tal accién no fue suficiente para detener la irremediable cafda de la moneda de plata y, en los dos meses siguientes, los bancos sufririan una acometida despiadada por parte de la gente, que exigid la devolucién de sus depésitos en oro. La designacién del ex-presi- dente Calles como presidente del Consejo Directivo del Banco de México fue el prélogo que anuncié la reforma monetaria del 25 de julio. Esta dio poder deliberatorio a la plata, prohibiendo sus acufiaciones, y declard libre la importacién y exportacién del oro que, segtin la nueva ley, perdia su funcién monetaria y se cotizaba como mercancia. Al mismo tiempo se reestructuraba al Banco de México, suprimiendo todas sus actividades comerciales y destinandolo tan sélo a sus funciones de banco central. La reforma monetaria no sélo no mejoré el estado de cosas existente, sino que hundié a la economia nacional en una profunda deflacién mo- netaria, que desde fines del mismo afio se dejé sentir, De la inflacién 19 se pas6 a la deflacién, y los efectos econdmicos de esta Ultima fueron de una gravedad extrema, a tal grado que segiin Pani “caus a la nacién mayores dafios que [...] Jas dos titimas rebeliones militares”.2* ‘A causa de la desmonetizacién del oro, Ia moneda de plata fue reque- rida para las operaciones del mercado, pues todas las que antes se hacian en oro ahora debfan hacerse en plata, Al mismo tiempo, las deudas que se habian adquirido en oro también se saldaban con plata, De esta forma, al intensificarse la necesidad de la moneda de plata, y con la prohibicién de acufiar mAs, ésta empe7d a escascar, lo cual provocé la reduccién de los precios, de Jos salarios, etcétera, La moneda empezé a ser atesorada, con lo que el faltante de medios de pago se acentué. Todo esto restrin- gfa el crédito que, a su ver, provocaba “una epidemia de bancarrotas y una intensificacién del empobrecimiento general” (Pani) y también més paros. que incrementaban el desempleo y afectaban Jos ingresos fiscales del gobierno, aminorando el poder de compra y agudizando la crisis eco- némica general, Inclusive, se dio el caso de que en varias regiones del pats —segin las Cémaras de Comercio—, ante la falta de dinero, los comerciantes volvieran al trueque, es decir, al intercambio directo de mer~ cancias.7 Fsta aguda crisis deflacionista_se habria de superar con la reforma imonetaria del 9 de marzo de 1932, Hevada a cabo por e] nuevo secre tario de Hacienda, Pani, que habia iniciado su gestién el 14 de febrero. Pani habia estado en esa secretaria durante los gobiemos de Obregén y Calles; 6! fue quien realizé Ja reforma hacendaria de 1924, que propor- cioné al Estado Jos recursos necesarios para impulsar su labor de construc- cién de la infraestructura econémica, imprescindible para el desarrollo industrial del pais.*® De esta manera, con su experiencia, Pani pudo rea- lizar una reforma que detendria Ja agravacién de la crisis monetaria y permitirfa mejorar la stuacién econémica general. FI objetivo de la nueva reforma era, en términos de Pani, “hacer cesar Ja deflacién sin caer en Ja inflacién”, para lo cual se inicié Ja acufiacién de monedas de plata y de billetes de banco, que fueron puestos en circula- cién con la esperanza de que también el dinero atesorado volviera a circular, Con estas medidas, la situacién econédmica cambié de inmediat Jos precios de las mercancias aumentaron, las quiebras comerciales dis nuyeron, los paros en la industria redujeron su frecuencia, la base dél cré- dito se ensanché y el gobierno, aliviado, percibia sus ingresos fiscales con menos dificultad. La maquina econémica reanudé su marcha, el mercado se revitalizé#® Como lo anterior no era suficiente para superar la inesta~ pilidad de la moneda, también se ordené Ja constitucién de Ia reserva mo- netaria, que con Ia reforma de julio de 1931 era meramente simbélica. Para lograr esto, se acordé que con la diferencia obtenida mediante la acufiacién de monedas de plata (es decir: la diferencia entre su valor metélico y el que se le asignaba), se comprara el oro necesario para inte- 20. grar la reserva. La politica monetaria seguida por el Estado, al devaluar la moneda respecto al délar, fue un factor importante para atenuar Jos efectos de la crisis en los capitalistas, Al abaratarse la moneda se cierra el paso a la importacién, la cual tiende a reducirse, pues la capacidad de consumo en el mercado mundial se limita. Esto permite que se efectie un mayor consumo de los productos fabricados en el pais y constituye un estimulo para la industria, que se refuerza con la limitacién de la competencia extranjera, Asimismo, los costos de produccién se reducen al disminuir més atin los salarios de los trabajadores, Esta situacién permite que toda la economia orientada hacia el exterior pueda ofrecer sus productos en el mercado internacional a precios reducidos. Al bajar el valor de la moneda, los precios de todos los productos se elevan, con lo cual se incre- mentan las ganancias de los capitalistas*° Este mecanismo que el Estado utilizé, puede muy bien definirse como de “socializacién de las pérdidas”, lo que en palabras mas claras y directas significa que todo el peso de la crisis econdmica se hizo recaer en las masas trabajadoras del campo y la ciudad, Estas hablan sufrido duramente la crisis; los despidos masivos; la reduccién de los turnos de trabajo, los salarios insignificantes, aunados a Ja carestia de la vida, las lanzaron a una situacién extraordinariamente miserable. La reforma monetaria de 1932 seria un éxito y adelantaria la recuperacién econémica, pero las masas trabajadoras se verian cada vez més empobrecidas. La crisis de la economia mexicana fue producida esencialmente por la crisis de la economia mundial, aunque antes de que ésta estallara se percibfa ya un descenso general en la economia del pais. Puesto que los principales sectores de Ja economia eran dominados por los capitalistas extranjeros, quienes producian segin sus intereses particulares, sin impor- iarles el desarrollo del pafs,” la economia nacional estaba deformada por su dependencia al capital extranjero, es decir, al imperialismo. B} Estado mexicano, surgido de la revolucién de 1910, se esforzaba por impulsar el desarrollo industrial del pais y hacia todo lo que estaba de su parte para ello, Las comunicaciones, las obras de riego, todo lo que constituye la infraestructura econémica, esencial para el desarrollo, fue una tarea que los gobiernos de Obregén y Calles se encangaron de impulsar, construyendo también los cimientos de la estructura financiera, indispensable para po- ner en movimiento la actividad econémica. Para hacer todo esto, el Estado dependfa de sus ingresos, de los cuales una cantidad considerable provenia de los impuestos a la exportacién que pagaban la mineria, el petréleo y la agricultura. Como es facil comprender, la crisis econémica, con Ja crisis del comercie exterior, afecté las finanzas del Estado, En 1930, la diferencia de ingresos en relacién a 1929 era de tres millones de pesos, mientras que los egresos aumentaron, y habla un déficit de ms de 18 millones. Tan sdlo en el primer semestre de 1931 existia un déficit de 40 at millones de pesos, Esta situacién Hevé al gobierno de Ortiz Rubio a re- ducir sus gastos en la administracién piblica, los cuales se fueron recor- tando al maximo, y a disrninuir los salarios de los empleados del gobierno, tanto civiles como militares. Todo esto no logré que Ia diferencia entre los ingresos y los egresos de la hacienda publica disminuyera lo sufi- ciente hasta Hegar a un equilibrio. El déficit se mantuvo.# En cifras globales, los gastos del gobierno disminuyeron una cuarta parte de 1930 a 1932, con lo que el desarrollo de los transportes y las comunicaciones se vio afectado,** También en este campo la reforma monetaria de marzo de 1932 pro- vocaria resultados favorables, El primer trimestre de ese afio se habia significado porque el gobierno percibié menos recursos provenientes de los impuestos que en cualquier otro trimestre posterior a 1929, Ante esto, el viraje fue excepcional, pues la reforma fue el punto de partida del aumento de los ingresos fiscales. Esto se traducia en un mayor impulso de la obra del Estado, destinada a desarrollar la industrializacién.* Otra de las preocupaciones fundamentales del Estado era la de crear el “clima de confianza” adecuado, que permitiera que los capitalistas se animaran a invertir en Ia economia del pais, principalmente en la in- dustria. Se pensaba que el obstéculo mayor para el desarrollo de la in- dustria era, justamente, la carencia de capitales, y los capitales los tenian sobre todo los inversionistas extranjeros. De aqui resulté que, ademis de reanudar el pago de Ja deuda exterior, se suspendiera el reparto agrario.*® Sin embargo, esta politica no fructificd a causa de la crisis mundial, y la inversién de capital extranjero disminuyé durante esos afios. No volveria a ascender hasta los afios cuarenta, con motivo de la guerra mundial.‘ 2. LA CRISIS Y LOS TRABAJADORES La dispersion sindical La crisis econémica afecté gravemente a los trabajadores, quienes, cuan- do estallé se encontraban en una situacién extremadamente critica. Los trabajadores venian de una época de intensas y sangrientas luchas que ha- bian culminado con la desorganizacién del movimiento obrero indepen- diente y con la rada sujecién de los trabajadores por la Confederacién Regional Obrera Mexicana (CROM), organizacién apoyada decisivamente por el nuevo Estado que se habia empezado a estructurar a partir del triun- fo de la revolucién de 1910. . En efecto, el Estado asumié una politica de conciliacién de clases, cuyo fin esencial era fortalecerse a si mismo e impulsar el desarrollo industrial del pais. Para lograr esto, los gobiernos posrevolucionarios se preocuparon por controlar al movimiento obrero, el cual habia de servirles como una importante base social de apoyo y como un instrumento contra los secto- 22 res sociales privilegiados que se oponian al régimen, para exigirles su colaboracién en la tarea de desarrollar la economia nacional, Asimismo, el control del movimiento de los trabajadores era esencial para el Estado, pues asi podia regularlo y evitar que se desencadenara en forma tal que se pudiera convertir en una fuerza perturbadora que hiciera peligrar el nuevo orden en construccién. Tal politica se instrumentalizaria, justamente, con la CROM. Esta organizacién, dirigida por Luis N. Morones, se desarrollé durante los afios de 1920 a 1928, bajo la proteccién y el estimulo de los gobiernos de Obregén y Calles. Durante el periodo de este ultimo, Morones se con- virtié en secretario de Industria, Comercio y Trabajo, y aproveché el puesto para aglutinar a nticleos cada vez més amplios de obreros, los cuales proporcionarfan a la CROM una fuerza incomparable. La CROM, que conté siempre con la ayuda del Estado," respondié a ese apoyo subor- dinando a los trabajadores e integrandolos a la politica oficial. Asumié sin reservas la politica de conciliacién de clases,* con lo que se convirtié en enemiga mortal de todos los sectores obreros que no compartian esa politica y que se mantenian independientes de los designios moronistas y de] Estado. Asi, desde inicios de 1925 se empieza a reprimir y someter intensamente al movimiento obrero independiente, y se estrecha més atin la dominacién de los sindicatos adheridos a la CROM mediante el control de las huelgas por parte de la direccién moronista.” A través de la Secre- tarfa de Industria y de las Juntas de Conciliacién y Arbitraje, la CROM se lanzar4 reforzada contra los sindicatos independientes, declarando ilega- les sus huelgas, sabotedéndolas con esquiroles, corrompiendo a los lideres independientes menos consistentes para que dividieran sus organizaciones. De repente, el movimiento obrero se vela sumergido en “una etapa de terrorismo” que envolvié a todo el pais.*° Cuando tales medidas de la CROM y de la Secretarfa de Industria no bastaban para someter a los obreros “rojos’? —como les Ilamaban—, entonces el Estado securria al ejército, La década de los veinte se caracterizé, en el movimiento obrero por los sangrientos choques entre trabajadores y soldados. La politica que Ja GROM y el Estado Ievaron a cabo para someter a los obreros inde~ pendientes, sin una direccién propia, pero dispuestos a defenderse, fue despiadada. Los obreros rojos respondieron con todas sus fuerzas a la ofensiva: huelgas que se combinaban con mitines, manifestaciones, en- frentamientos con los esquiroles y los grupos de choque moronistas, la represién aniquiladora del ejército. Los obreros se defendieron con todas sus fuerzas, fuerzas que cada vez se iban minando més, Estos sucesos ca- racterizaron esa época en que la CROM se impuso en el movimiento obrero, con la ayuda y el estimulo del Estado. Los trabajadores auténo- mos “rojos”, resistieron encarnizada y heroicamente, pues estaban deci- didos a conservar su independencia; pero su energia y decisi6n no fueron suficientes y la CROM y el Estado los dominaron.* 23 Habia sido un largo periodo de luchas de resistencia que se tradujeron en sangrientas derrotas, Al final de los afios veinte, el movimiento obrero independiente se encontraba mortalmente herido. En tales circunstancias, la crisis econémica encontré al movimiento obrero sin fuerzas, desmoralizado, sin confianza en ninguna organizacién sindical ni en su energia propia. Unos obreros arrastraban su derrota y otros, aquellos que habian sido adheridos a la CROM por sus lideres, es- taban agobiados por los métodos moronistas, independientemente de que empezara la caida de la CROM. La crisis econémica afecté el nivel de vida de los trabajadores y Jos Janzé a Ia miseria, aumentando su desmoralizacién y sumergiéndolos en un estado de postracién sin precedentes. Esto se entiende si analizamos Ia manera en que se manifesté la crisis en 1a condicién de las masas tra- bajadoras, Como Jo hemos podido observar, las primeras y mas graves consecuencias del colapso econémico para la clase obrera y los jornaleros agricolas fueron el desempleo, Ios reajustes de millares de trabajadores que Jas empresas Hevaron a cabo para atenuar sus dificultades econémi- cas, tanto en Ja mineria como en el petréleo, en la agricultura como en la industria, en el comercio como en las oficinas pablicas. El Estado, en su afan de ayudar a los capitalistas a defenderse de la crisis, apoy6 comple- tamente esa medida, lo cual hizo que en 1931 el volumen del desempleo se elevara a 287 400 personas y alcanzara al afio siguiente la cantidad de 339 300 que conformaba el 7% de las fuerzas productivas con que contaba nuestra economia durante esos afios.* La reduccién de turnos de trabajo, ademas de la clausura de fabricas y otras empresas, fue uno de Jos méto- dos adoptados por los empresarios, para reducir una produccién super- abundante desde el punto de vista de ia estrechez del mercado. Todo este inmenso ejército de reserva, creado por Ja suspensién de las actividades de las fabricas y la reduccién de los turnos de trabajo, beneficié natural- mente a los patrones, pues al presionar sobre el mercado de fuerza de trabajo permiticron que los salarios de los trabajadores que atin se encon- traban frente a sus mdquinas, en el fondo de la mina, sembrando o le- vantando la cosecha, o en el seno de otras empresas, vieran disminuidos sus salarios de un modo tal que no era suficiente para su sostenimiento y el de sus familias. Pero dentro del complicado mecanismo del empo- brecimiento de la clase trabajadora, existia adem4s otro resorte que ayu- daba a los capitalistas a reducir sus pérdidas a costa del obrero: la dis- minucién del tiempo de trabajo destinado a la produccién, dentro de los mismos turnos reducidos, Esto es: si antes de’ la crisis existian en las fAbricas tres turnos de ocho horas cada uno, ahora habia solamente uno o dos de sélo cuatro o seis horas. Todo este mecanismo armado por la burguesia con Ia tolerancia y ayuda del Estado, se convirtié en un pode- roso instrumento de “socializaci6n de las pérdidas” y de acumulacién de capital, vivificado mediante la superexplotacién del trabajo, No otra cosa 24 significaba la fuerza de trabajo barata, los salarios miserables con los que capitalistas extranjeros y nacionales retribuian el trabajo de los obrezos mexicanos.** La pérdida de Jas cosechas que caracterizé a Ja crisis de la agricultura, aunada a las dos devaluaciones monetarias que el Estado realizé con el claro propésito de “socializar las pérdidas” de la crisis, protegiendo a tos empresarios e impulsindolos a reanudar la produccién de una manera més racional, elevé considerablemente el costo de Ja vida de las grandes masas trabajadoras, con lo que se incrementé la superexplotacién del tra- bajo que el conjunto de los industriales, comerciantes, etcétera, reali2d durante esos afios. Que e] Estado fue participante activo en esa politica de empobrecimiento de los trabajadores-acumulacién de capital, lo pruc- ban no sélo las reformas monetarias y las facilidades para que las empre- sas reajustaran a los trabajadores, sino también el hecho de que el gobier- no Ilevé a cabo un plan de reorganizacién de los Ferrocarriles Nacionales, dirigido por el ex-presidente Calles —el “jefe m4ximo”—, que tuvo como consecuencia el despido de la incretble cantidad de once mil trabajadores ferrocarrileros, quienes fueron arrojados al ejército de reserva. Otro de los factores que vinieron a agravar la crisis econémica y au- mentar el desemmpleo fue la repatriacién de mexicanos, procedentes sobre todo de los Estados Unidos. La repatriacién —escribe Moisés Gonzdlez Navarro— fue dejando una cauda de miseria a lo largo de las poblaciones por las que atraviesan los ferrocarriles." Para evitar que se convirtieran en un elemento explosivo, el gobierno concentré a muchos de esos deportados en haciendas agricolas organiza- das especialmente, pero no tardaron en fracasar, pues la mayorfa de ellos eran trabajadores industriales y terminaron emigrando a las grandes ciu- dades. El nfimero de los que se reintegraron al pais durante aquellos afios fue de 69570 en 1930, 124990 en 1931 y 80648 en el ultimo afio de la crisis: 1932°° No sélo los trabajadores repatriados terminaron por en- caminarse hacia las zonas urbanas. Miles de campesinos, de jornaleros agricolas, abandonaron también el campo, emigrando a las grandes ciuda- des en busca de otros medios de subsistencia que les permitieran aumentar su raquitico nivel de vida. Los medios de comunicacién que el Estado venia construyendo fueron un estimulo que animé a los jornaleros misera- bles a romper con su medio ancestral e introducirse en el mundo anta- génico de la ciudad.” La migracién interna durante esos afios fue con~ siderable e hizo que la poblacién total de las ciudades aumentara, provo- cando la disminucién de los habitantes de las zonas rurales del pais.** Tal fenémeno tendria una importancia fundamental en la politica que el gobierno del general Cardenas desplegarfa, pues contribuia a desarro- . 25

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