You are on page 1of 2

El niño con baja visión

Este artículo se refiere a la problemática específica del niño con baja visión, a la
importancia de un diagnóstico precoz, de un tratamiento de estimulación visual
temprana y de las adaptaciones necesarias para una adecuada integración escolar.
María Delia Speranza
Muriel Morán

¿Qué es baja visión?

Según la definición de la OMS (Organización Mundial de la Salud), se considera que un sujeto tiene baja visión
cuando la agudeza visual es menor a 3/10 en el mejor ojo con corrección, hasta visión luz y /o un campo visual
menor o igual a 20 grados, pero que usa o es potencialmente capaz de usar su visión para la planificación o
ejecución de una tarea.

Severas patologías visuales provocan en el niño una visión borrosa, fragmentada, incompleta. A veces el estímulo
visual se presenta en forma tan débil, que no logra provocar una respuesta; en muchos casos sólo la luz es
percibida y el niño pierde interés en lo visual. Estos niños requieren de un tratamiento específico que los ayude a
tomar conciencia del mundo visible, que los incentive a mirar, y a dar sentido a lo que ven.

¿A qué edad debe iniciarse un tratamiento de estimulación visual?

Se debe tener en cuenta la importancia que tiene la visión en el desarrollo global de un niño (cognitivo, motriz y
emocional) por lo tanto, cuanto más temprano sea el diagnóstico y la posterior derivación a tratamiento de
estimulación visual, mejor será el desarrollo de las funciones ópticas, y por consiguiente, la adquisición de las
pautas propias de cada etapa de acuerdo con las posibilidades de ese niño.

¿Qué es estimulación visual?

Es la presentación de estímulos visuales adecuados para cada niño, que le permiten optimizar el uso de su visión
residual a través de distintas situaciones de juego. El objetivo básico es que el niño confiera significado a los
estímulos visuales, de modo que pueda llegar a formar un proceso visual.

Las funciones visuales no son innatas, sino que se adquieren a través de la experiencia e intercambio con el medio.
Será tarea del estimulador visual posibilitar el acceso a dichas experiencias y al intercambio con el entorno, y la
tarea de asesoramiento a los padres del niño.

¿Cuáles son las funciones visuales?

La Doctora Natalie Barraga hace una clasificación de las funciones visuales.

Estas podrían dividirse en tres grandes grupos: funciones ópticas, funciones ópticas perceptivas y funciones
perceptivas visuales. Dentro del primer grupo, hallamos las funciones de fijación, seguimiento, convergencia, reflejo
fotomotor y movimientos sacádicos. Las funciones ópticas perceptivas incluyen la discriminación, el reconocimiento,
la identificación y la coordinación viso-motora. Por último, las funciones perceptivas visuales abarcan figura-fondo,
complementación visual, la relación de partes y todo, y la asociación visual.

¿Cómo es un niño con baja visión?

La población de niños con baja visión es muy variable en cuanto a su eficiencia visual. Ésta depende de factores
tales como patología visual u otras patologías, entorno familiar, nivel cognitivo, motriz y psicológico.

A pesar de ello, estos niños tienen algo en común: la dificultad para situarse frente al medio dado que no
pertenecen ni a una categoría de ciegos ni a la de los que ven bien; esa zona gris, poco definida, en la que se
encuentran, suele provocar malentendidos con respeto a sus posibilidades visuales. Por ello a menudo su entorno
suele subvalorar o sobrevalorar su capacidad de ver generando situaciones de sobreprotección o sobreexigencia.

¿Puede integrarse un niño con baja visión a la escuela común?

Sí, por supuesto, pero es necesaria una evaluación de su visión funcional para tener una idea lo más ajustada
posible de cómo ve el niño. Con estos datos, será posible realizar las adaptaciones necesarias para facilitar el
proceso enseñanza-aprendizaje, y la integración en el medio escolar. Dichas adaptaciones se refieren a las
distancias adecuadas para la visión de distintos medios gráficos (pizarrón, láminas, calendarios, etc.) y abarcan las
distancias para lecto-escritura, el uso de un atril si fuese necesario, tamaño de letra, dibujos, contrastes,
iluminación, etc.

Un punto importante a considerar, es si el niño usa ayudas ópticas (lupas, telescopios, etc) recetadas por el
oftalmólogo.

La maestra integradora será la encargada de asesorar a la docente del grado acerca de las adaptaciones, así como
también de las adaptaciones curriculares si fueran necesarias. También se encargará de preparar el material,
observará al niño en relación con las docentes y pares e instrumentará medios para una mejor integración.

El éxito de una integración, más allá de las condiciones individuales del niño, sólo será posible si existe un trabajo
coordinado entre la escuela especial, la escuela común y el apoyo de los padres.

Todo niño que posee resto visual, tiene derecho a optimizarlo para alcanzar el máximo de sus capacidades, para
permitirle así una mejor calidad de vida y posibilidades de desarrollo como ser humano.

María Delia Speranza


Profesora de ciegos y disminuidos visuales
Muriel Morán
Profesora de ciegos y disminuidos visuales

Bibliografía recomendada para ampliar el tema

 LEONHARDT M., El bebé ciego, ONCE, Madrid, 1992.


 BARRAGA N. C., Textos reunidos, ONCE, Madrid, 1997.

 BARRAGA N. C., La visión normal y anormal en los niños, ONCE, Madrid, 1998.

© 2003 Editorial Océano. Todos los derechos reservados. Información legal

You might also like