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Sobre la producción de energías extremas en la Argentina: Vaca Muerta

interrogada

Gabriela Wyczykier, Juan Acacio, Jonatan Núñez

Introducción

Vaca Muerta “tiene un rol central para la recuperación del país por ser una
actividad generadora de divisas”1, afirmó a mediados de 2020 Alberto Fernández, el
actual mandatario de la Argentina, mientras la pandemia del COVID 19 generaba una
crisis sin precedentes en la economía mundial. Hacia fines de ese año, una nueva versión
del Plan Gas destinado a estimular la producción de este recurso había sido reglamentada
al tiempo que la Secretaría de Energía instalaba una sede en la Provincia de Neuquén.
Vaca Muerta es una formación geológica que adquirió relevancia pública en el año
2010, cuando la empresa Repsol-YPF accedió por primera vez a los hidrocarburos no
convencionales en el yacimiento de Loma La Lata, en el sur de Argentina, inaugurando
así una nueva etapa en las proyecciones de producción de energía. Al ocupar el segundo
y cuarto lugar a nivel global por sus reservas en gas y petróleo de esquisto, Vaca Muerta
permitió renovar las apuestas de la dirigencia política de los gobiernos de órbita nacional
y subnacional centradas en la profundización de un modelo extractivo basado en fuentes
fósiles. Ello cobró vigor de cara al problema de autoabastecimiento de combustibles,
como también en el desarrollo de un esquema de negocios que apuntaba al mejoramiento
del perfil exportador de la economía.
Los avances tecnológicos que impulsaron la fractura hidráulica o fracking como
técnica privilegiada para obtener estos recursos de difícil acceso, y la experiencia de
Estados Unidos en la actividad, impulsaron a Cristina Fernández de Kirchner a
implementar dispositivos institucionales y monetarios para concretar este proyecto
durante su segundo mandato presidencial. Posteriormente, Mauricio Macri (2015-2019),
aunque con un sello político diferente a su antecesora, redobló la apuesta para estimular
este proceso de fosilización, concentrándose en la explotación de los hidrocarburos no

1 https://www.runrunenergetico.com/alberto-fernandez-vaca-muerta-tiene-un-rol-central-para-la-
recuperacion-del-pais/

1
convencionales, dejando de lado a los yacimientos de hidrocarburos convencionales.2 En
sintonía con ello, desde el comienzo de su mandato en diciembre de 2019, el presidente
Alberto Fernández confirmaría la importancia de continuar con la apuesta de sus
predecesores, reafirmando el lugar de Vaca Muerta como un salvavidas inevitable.
Vaca Muerta es un megaproyecto que excede en términos políticos, económicos,
sociales y simbólicos los límites geográficos y geológicos de la formación, que se
extiende a lo largo de 30.000 km2 abarcando gran parte de la provincia de Neuquén, y en
menor escala las provincias de Río Negro, Mendoza y La Pampa. Este megaproyecto se
inscribe en un contexto geopolítico más amplio ligado a la expansión de las fronteras de
explotación y a la escasez de recursos hidrocarburíferos convencionales, en el marco de
una etapa avanzada del proceso de acumulación capitalista. Se trata de la producción de
energía extrema dado que, como destacan Klare (2012), Avendaño y Scandizzo (2017) y
Svampa (2018), ante el agotamiento de la extracción de hidrocarburos de fácil acceso,
empresas y gobiernos se han orientado a la producción de energía en formaciones
geológicas que requieren para la extracción de técnicas y procesos más costosos y con
grandes impactos socioambientales, avanzando sobre ecosistemas, territorios de pueblos
originarios y otras matrices productivas. Las compañías energéticas perforan a
temperaturas extremas, en climas adversos, utilizan presiones extremas, y operan en
condiciones que entrañan mayores peligros tanto desde el punto de vista ambiental como
laboral. Por tanto, los accidentes de trabajadores, los daños ambientales y los efectos
sociosanitarios sobre los seres humanos y no humanos resultan ser más frecuentes y más
perjudiciales que las formas tradicionales de extracción de recursos fósiles.
Una técnica como la fractura hidráulica, que consiste en inyectar en la formación
rocosa un compuesto de grandes cantidades de agua, arena y químicos en altas presiones
para extraer el gas o el crudo alojado en los poros de la roca, posibilita este proceso
extractivo. A diferencia de los pozos convencionales, para liberar los hidrocarburos no
convencionales se realiza un camino vertical para luego avanzar rompiendo la formación
horizontalmente (D’elia, Bertinat, et al. 2014). Junto a la perforación a profundidades
inéditas, estas actividades se constituyen como energías extremas. En América Latina
distintas explotaciones offshore se expanden en países como Brasil, y la hidrofractura ha

2 Cristina Fernández de Kirchner gobernó la Argentina por dos períodos consecutivos, de 2007 a 2015, y
la sucedió Mauricio Macri como presidente hasta diciembre de 2019.

2
buscado instalarse con mayor o menor éxito en México, el sur de Chile, Venezuela y
Colombia.

El desarrollo de energías extremas es posible a partir de la recreación de consensos


culturales y políticos que, aun en un contexto de agravamiento de la crisis climática y de
discusión de alternativas de transición energética, profundizan la apuesta al extractivismo
considerando el acceso a los recursos fósiles como algo indispensable. Ello se confirma
en el incremento en el consumo mundial de combustibles fósiles para abastecer demandas
sociales con fines domésticos, productivos y de transporte, pero que encuentran también
un impulso en la aspiración voraz de las grandes empresas del sector para generar
ganancias. En consecuencia, entre 2010 y 2020 en Argentina el consenso del fracking se
consolidó al compás de la producción de hidrocarburos no convencionales, confirmando
la dependencia con respecto a los combustibles fósiles por un lado, pero también con
relación a las empresas trasnacionales que explotan estos recursos, con los efectos e
impactos ambientales y territoriales que conlleva (Svampa y Viale, 2014).3

Desde el punto de vista sociológico, la noción de consenso social refiere al acuerdo


de pensamientos, sentimientos y acciones que caracterizan a un grupo o sociedad
determinada, orientado a satisfacer el equilibrio y la integración social. Sin embargo los
consensos no son impermeables: a la par de ellos se producen los disensos y las
resistencias sociales que reclaman otras maneras de evaluar, de valorar, y de acceder a
distintos recursos. En ocasiones, los consensos y los disensos han sido analizados a través
de la noción de controversias, las cuales expresan, alrededor de un tema particular,
posiciones contrapuestas entre distintos actores sociales en un entramado de relaciones
de poder asimétricas. Por otro lado, la pandemia del Covid 19 habilitó debates más
amplios sobre la transición energética y la desfosilización, que anteriormente parecían
confinados al terreno académico o activista. En este marco, a nivel global, uno de los
mayores cuestionamientos recayó sobre los hidrocarburos, y muy especialmente, sobre
los no convencionales (Svampa y Viale, 2020).

3 El avance de la actividad extractiva de los no convencionales, los impactos ambientales, territoriales y


sanitarios generados por el fracking en la Argentina, fueron analizados y documentados en distintos trabajos
pioneros sobre la temática. Entre ellos pueden destacarse los artículos publicados por el equipo del
Observatorio Petrolero Sur, el libro 20 mitos y realidades del fracking (2014), así como también el libro
Maldesarrollo publicado por Maristella Svampa y Enrique Viale en el año 2014.

3
A partir de estas claves analíticas, la intención de este capítulo es analizar un
conjunto de dimensiones para pensar la producción de energías extremas en la Argentina.
Para ello, daremos cuenta de: 1) la importancia de Vaca Muerta como promesa pública a
nivel nacional y provincial, y los elementos que se destacan para promover la actividad;
2) los problemas de la viabilidad económica y productiva de la industria no convencional;
3) los cuestionamientos en torno al fracking, la técnica privilegiada para su extracción, y
el modo en que los consensos y divergencias en torno a la misma se recrean y actualizan,
4) la resistencia y el conflicto social contra la actividad vinculado a las comunidades
mapuches en torno a la defensa del territorio.

La investigación que dio origen a este capítulo es de orientación cualitativa y de


carácter sociopolítico. Para ello, hemos realizado entrevistas en profundidad a
informantes claves en abril de 2018 y de 2019 en la provincia de Neuquén, a lo que se le
ha sumado al análisis de documentos, informes técnicos y noticias en distintos medios de
comunicación.4 A partir de estas herramientas abordaremos los distintos aspectos de este
megaproyecto y daremos cuenta de los marcos interpretativos, posiciones y prácticas
sociales que llevan adelante distintos actores sociales y económicos, situados en
relaciones asimétricas, en torno a bienes que se apropian, se disputan, se conciben y
distribuyen de modo desigual.

La tierra prometida: Vaca Muerta como esperanza pública

Como advertimos anteriormente, el consenso político en torno a Vaca Muerta


trasciende los cambios de orientación partidaria de los distintos gobiernos nacionales,
adquiriendo la característica de una política pública, aunque con matices programáticos
y de reorientación de recursos fiscales conforme a las distintas gestiones.

Por ejemplo, el ex presidente Mauricio Macri sostenía en esta dirección que: "Vaca
Muerta es una revolución positiva y energética para la Argentina […] No vamos a parar

4 Se llevaron adelante entrevistas a sindicalistas, funcionarios públicos y trabajadores de dependencias


estatales, habitantes de las localidades afectadas por el fracking, integrantes de las comunidades mapuches,
dirigentes políticos, empresarios, integrantes de colectivos resistentes al avance de la explotación de
hidrocarburos no convencionales, así como también a abogados y especialistas en cuestiones ambientales
y en la temática petrolera.

4
hasta que exportemos 30 mil millones de dólares en gas y petróleo" (La Nación,
18/08/2018)5.

En 2019, Cristina Fernández de Kirchner reafirmaba una vez más: “Vaca Muerta la
recuperamos nosotros cuando decidimos recuperar YPF para nuestro país y fui yo la que
hice el contrato de YPF con Chevron […] Así que no digan que estamos en contra de las
multinacionales. Lo que sí queremos es que el producto para consumo interno sea con
precios nacionales y lo que se exporte sea en precios internacionales” (Rio Negro,
7/9/2019)6.

A inicios de su gestión, Alberto Fernández se mostró un poco menos dogmático con


el desarrollo del megaproyecto, planteando algunos interrogantes al respecto, pero sin
claudicar de su importancia como engranaje para el desarrollo e impulso de la economía,
aún más ante la sed de divisas que aspira recaudar el tesoro nacional en el marco de la
negociación y pago de la deuda externa. En esta línea, el actual mandatario expresaba:
“La Argentina en un momento se enamoró de Vaca Muerta, puso todos los incentivos y
los esfuerzos allí y desincentivó el resto de la producción convencional. En la Argentina
hay baja exploración para buscar nuevos yacimientos y muy baja explotación secundaria
y terciaria" (Rio Negro, 13/01/2020)7. “Para que ellos (los acreedores) cobren necesitan
que la Argentina se desarrolle y crezca, produzca y exporte y creo que Vaca Muerta tiene
un rol central porque es esencialmente producción que se exporta y genera divisas para el
país” (La Izquierda Diario, 6/06/2020)8.

Vaca Muerta aunó, por lo tanto, las proyecciones políticas de gobiernos de


orientación tanto progresista como de tinte neoliberal, impulsados ambos por una visión
eldoradista9 basada en la posibilidad del desarrollo rápido que podría generar la riqueza
de hidrocarburos. Esta expectativa fue reimpulsada a partir de la expropiación parcial de
YPF en 2012, en un contexto agravado por el desabastecimiento energético (Svampa,
2019). La necesidad de mejorar el perfil exportador de bienes primarios, el acceso a

5 https://www.lanacion.com.ar/politica/macri-vaca-muerta-nid2166463
6 https://www.rionegro.com.ar/cristina-fernandez-vaca-muerta-la-recuperamos-nosotros-1101043/
7 https://www.rionegro.com.ar/para-alberto-fernandez-argentina-se-enamoro-de-vaca-muerta-y-desalento-
el-no-convencional-1225530/
8 http://www.laizquierdadiario.com/Alberto-Fernandez-destaco-el-rol-de-Vaca-Muerta-para-pagar-la-
deuda
9
Como distingue Svampa (2019), la visión eldoradista se relaciona con una perspectiva desarrollista que
han llevado adelante distintos gobiernos de América Latina estimulando procesos de extracción y
reprimarización de matrices productivas con el fin de promover el crecimiento económico.

5
inversiones internacionales en el territorio nacional y el problema de autoabastecimiento
promovió en definitiva la apuesta por los no convencionales. Asimismo, esta apuesta y
expectativas se vincularon con una tradición política, cultural y económica signada
históricamente por la explotación de hidrocarburos como recursos estratégicos desde la
creación de YPF, la empresa de bandera nacional, en las primeras décadas del siglo XX.

En este escenario aparecía Estados Unidos, pionero en el desarrollo de los


hidrocarburos no convencionales, como una brújula a imitar en este desafío, ya que había
logrado progresivamente acotar su dependencia respecto de la importación de
hidrocarburos y mejorado sustantivamente sus exportaciones.

Los datos que observaban los gobiernos argentinos para estimular la explotación de
hidrocarburos no convencionales mostraban el aumento de su utilización a nivel mundial,
especialmente para el caso del gas natural. Por una parte, el consumo de fuentes de energía
fósil experimentó un incremento creciente en la última década: un informe de la Agencia
Internacional de Energía (IEA) destaca que en el año 2018 el consumo global ascendió
significativamente desde el año 2010, debido a los requerimientos productivos y a las
necesidades de calefacción, transporte y refrigeración alrededor del mundo. El gas natural
lideró la demanda. Al mismo tiempo, y en el marco de la transición hacia fuentes de
energías limpias y renovables, parte de la discusión global estriba en considerar el gas
natural como “combustible de transición”, ya que su aporte a la emisión de gases de efecto
invernadero es menor en comparación con el carbón y con el petróleo, pudiendo
acompañar el proceso de desfosilización de las matrices energéticas.

Adicionalmente, la Argentina depende sideralmente de combustibles fósiles para


abastecerse de energía. Para el año 2019, el 54% del consumo energético estaba
representado por el gas y el 31% por petróleo.10

Cabe recordar que Argentina experimentó, a partir de la privatización de empresas


públicas en la década del 90 -entre ellas YPF- un proceso paulatino de desinversión en el
sector que, junto al declive natural de los pozos, redundó en una disminución de la
producción, de nuevas exploraciones y, por lo tanto, de acceso a reservas de combustibles
fósiles. En el año 2011 el panorama energético argentino se encontraba en una situación
compleja, ya que luego de dos décadas con saldo positivo, la balanza comercial del sector

10 Datos provenientes del Balance Energético Nacional.

6
comenzó a ser negativa, poniendo en riesgo la estabilidad macroeconómica nacional. Esto
fue resultado, entre otras cuestiones, de la creciente importación de gas natural desde
Bolivia y GNL por medio de buques regasificadores para paliar la demanda energética en
un marco de merma extractiva Así, el balance de 2011 cerró con un rojo de U$S 3.115
millones (Serrani y Barrera, 2018: 137). Recién en el año 2019 las importaciones de
energía se redujeron significativamente (EconoJournal, 26/12/19)11.

Para que el megaproyecto de Vaca Muerta pudiera realizarse, en el año 2012 se


sancionó la Ley N° 26.741 de soberanía hidrocarburífera, que permitió la expropiación
del 51% de las acciones de YPF y la creación de una empresa mixta. A ello se agregó la
sanción de la Ley Provincial N° 2.867 por parte de la legislatura de Neuquén en agosto
de 2013, para avanzar con el proyecto piloto en Vaca Muerta junto con la empresa
multinacional Chevron. Este acuerdo habilitó así la explotación masiva de hidrocarburos
no convencionales 12. El controvertido acuerdo entre ambas empresas fue duramente
criticado, ya que poseía clausulas sumamente ventajosas para la actividad, y le
garantizaba ingentes ganancias a la multinacional. Además, el acuerdo avasallaba el
derecho de las comunidades originarias mapuche, en cuyos territorios estaba proyectada
la instalación de las primeras explotaciones. Gobiernos y empresas incumplían así los
tratados internacionales como el convenio 169 de la OIT, que estipula mecanismos de
consulta para las poblaciones originarias afectadas por proyectos y actividades
económicas que avancen sobre sus territorios (Observatorio Petrolero Sur, Svampa,
Bertinat et al., 2014; Giuliani, 2017).

Vaca Muerta en acción: su importancia subnacional

El consenso fósil se revitalizó en torno a la posibilidad efectiva de explotar a gran


escala los hidrocarburos no convencionales de Vaca Muerta (OPSUR, 2020b)13. Dicho
consenso se asentó asimismo en la trayectoria hidrocarburífera que posee el país desde

11 https://econojournal.com.ar/2019/12/por-primera-vez-desde-2010-argentina-se-encamina-a-revertir-su-
deficit-energetico/
12 Esta empresa tiene en su historial gravosas denuncias y juicios por daños ambientales, como es el caso
de Ecuador por contaminación de territorios indígenas.
13 https://opsur.org.ar/2020/05/29/energias-renovables-un-plan-a-medida-del-mercado/

7
principios del siglo XX, jalonada por diferentes descubrimientos de yacimientos que
fueron consolidando la apuesta por la actividad.

Como analiza Scandizzo (2016) en la década del setenta Neuquén inició su


paulatina conversión en generadora de energía para la Pampa Húmeda. Con la puesta en
marcha del Complejo Hidroeléctrico Chocón-Cerros Colorados, se sumó el
descubrimiento de los yacimientos Puesto Hernández (1969) y Loma La Lata (1977)
reorientando el desarrollo nacional hacia el gas.

En los años 90, y con la provincialización de los recursos naturales (a partir de la


reforma de la Constitución nacional en 1994), se confirmó nuevamente la relevancia de
los hidrocarburos en la economía neuquina, fruto del descubrimiento de nuevos
yacimientos, del aumento de las exportaciones de estos recursos y del incremento de las
regalías. Como contrapartida, sin embargo, disminuyeron rápidamente las reservas de gas
y petróleo y la provincia experimentó un descenso sostenido entre 1999 y 2006 en su
extracción. Para contrarrestar este proceso, creó en 2008 la sociedad anónima Gas y
Petróleo del Neuquén por considerarlo un vector fundamental del modelo productivo. La
posibilidad de explotación de hidrocarburos no convencionales constituyó un nuevo hito
en el fomento de los combustibles fósiles, tornándose nuevamente central en las
aspiraciones de la dirigencia política (Scandizzo, 2016).

La explotación de Vaca Muerta adquirió así la forma de un megaproyecto de


grandes dimensiones y múltiples niveles. Como destacan Álvarez Mullally, Arelovich,
Cabrera y Di Risio (2017) pensar a Vaca Muerta como megaproyecto implica considerar
que la cadena de valor de la actividad se organiza desde procesos anteriores a la
perforación hasta llegar a la refinería, pasando por ductos, insumos específicos para cada
etapa y culminando en plantas tratadoras de residuos; también se requiere la inversión y
el desarrollo de grandes infraestructuras que exceden a la provincia de Neuquén, y donde
se articulan una multiplicidad de empresas de distinta envergadura, tanto nacionales como
trasnacionales.

El entramado empresarial de la actividad se puede ilustrar como anillos: el primero


está conformado por las grandes operadoras que consiguen la concesión de las áreas a
perforar, el segundo está compuesto por empresas multinacionales abocadas a la
perforación y fractura de los pozos, y el tercero se encuentra integrado en su mayoría por
PyMES locales que proveen servicios a las del primer y segundo anillo. La empresa YPF,

8
concentra la mayor porción de la superficie explotada y de caudal de inversiones
aportadas. Por ello se convirtió en la principal productora de gas y petróleo no
convencional durante gran parte del período, si bien en 2019 esta posición fue compartida
con Tecpetrol respecto a la explotación de gas (Vaca Muerta News, 2/7/18; EJES,
2020)14.

El consenso fósil con respecto al impulso del megaproyecto en la escala subnacional


reviste un aspecto central por variados motivos. Ciertamente, la mayor parte de la
explotación de no convencionales (aproximadamente un 3% de la formación geológica
resulta explotada hasta el momento) sucede en una provincia históricamente
hidrocarburífera, acostumbrada a percibir ingresos provenientes de la actividad. La
creación de empleo, el incentivo del mercado y las regalías han sido elementos valorados
por funcionarios públicos, sindicatos, y por los mismos habitantes de la ciudad de
Neuquén, funcionando como discursos de legitimidad sobre los que se asientan las
posturas favorables a la explotación.

Trabajo y regalías

La actividad hidrocarburífera genera en la provincia trabajo directo e indirecto. El


trabajo directo se encuentra ligado a las operadoras (quienes llevan adelante la inversión
principal y lideran el proceso extractivo) y al de las empresas de servicios (aquellas
vinculadas a tareas de perforación, transporte y otros servicios). Por cada empleo directo,
los empresarios y sectores estatales involucrados en la actividad calculan que se crean
dos empleos indirectos, relacionados con pequeñas y medianas empresas radicadas en
Neuquén (dedicadas a negocios inmobiliarios, de comunicación, de construcción, de
alimentación y de finanzas, entre otras).

Por lo tanto, el impacto laboral en los primeros años de la explotación de los


no convencionales resultó alentador: la región pasó de tener 463.000 a 518.929 empleos
privados registrados en el lapso de cinco años. De esta forma en la provincia de Neuquén,
el empleo registrado ascendió en un 22% (COPADE, 2016). En los años subsiguientes la
creación de empleo continuó su tendencia favorable. Según el Ministerio de Trabajo,

14 http://www.vacamuertanews.com.ar/ver_noticia.php?id=20180702080401
https://ejes.org.ar/Vaca%20Muerta%20y%20el%20desarrollo.pdf

9
Empleo y Seguridad Social, durante el 2017 y 2018 se crearon por día 76 puestos de
trabajo en el sector privado, representando en términos absolutos 12.838 puestos más en
la provincia al cabo de un año (Lmneuquen, 06/06/2018)15.

Así, los guarismos positivos le permitieron a la provincia evadir la tendencia


negativa en la materia en relación con el resto del territorio nacional durante la gestión de
Mauricio Macri. Hacia el mes de noviembre del 2019, los empleos registrados volvieron
a crecer un 2,6% en relación con el mismo mes del año anterior, impulsado por el aumento
de la cantidad de empleados en el rubro “explotación de minas y canteras”, que involucra
a la industria hidrocarburífera. En esa línea expresaba un periódico local: “Los
yacimientos de petróleo y gas salvaron a la mano de obra neuquina” (Lmneuquen,
01/02/2020)16.

Sin embargo, en vistas de problematizar esta mirada, se deben advertir distintas


cuestiones. Por un lado, a inicios de 2017 los principales sindicatos petroleros firmaron
una adenda con autoridades gubernamentales y empresarios para regir las condiciones de
trabajo en las explotaciones no convencionales en la Cuenca Neuquina. Esto tuvo impacto
en los salarios, e implicó la flexibilización de las condiciones laborales a cambio de
disminuir los costos y promover la reactivación de la actividad cuando esta se encontraba
afectada por condiciones coyunturales. Pero además, entre el 2018 y el 2019 fallecieron
8 operarios en los yacimientos de no convencionales, mientras que, entre los años 2015 y
2018, la Subsecretaria de Ambiente de la provincia contabilizó 3368 accidentes en el
sector, de los cuales el 48% ocurrió entre 2017 y 2018 (Página 12, 12/05/2019). La
flexibilización de las condiciones de trabajo ha sido señalada como posible causante, en
parte, de esta situación.

La actividad hidrocarburífera también genera cuantiosos ingresos fiscales en


conceptos de regalías para las provincias. En el caso de Neuquén, éstas pueden representar
hasta un tercio de los recursos, números alentados de la mano de Vaca Muerta. A ello se
suman ingresos provenientes del impuesto a los sellos, ingresos brutos y otros vinculados

15 https://www.lmneuquen.com/se-crean-76-puestos-trabajo-dia-la-provincia-n594394
16 https://www.lmneuquen.com/crecio-el-empleo-formal-n681475

10
a la dinámica de la actividad petrolera (La Izquierda Diario, 22/05/201817; LMNeuquen,
26/01/201918, EconoJournal, 07/04/202019).

Como contrapartida, se advierten problemas vinculados a la obturación de la


diversificación productiva, y el incremento poblacional, fruto de procesos migratorios
internos de familias que buscan oportunidades laborales con los hidrocarburos. Esto
redunda en la crisis de los servicios urbanos, habitacionales, en el aumento sostenido de
los costos de vida, de consumos problemáticos y violencias de distinto tipo. Las
dificultades del llamado maldesarrollo afloran así al compás de la exploración de los no
convencionales (Svampa y Viale, 2014).

La viabilidad económica y productiva de Vaca Muerta en cuestión.

Los aspectos fiscales y de erogaciones para sostener y dinamizar el megaproyecto


también resulta una arista compleja y problemática de la actividad, por los requerimientos
de subsidios estatales que se destinaron al sector desde los inicios del proceso. Los
recursos públicos dirigidos a las empresas para estimular el desarrollo de Vaca Muerta
han sido provistos tanto por el segundo gobierno de Cristina Fernández de Kirchner como
el de Mauricio Macri (Zanotti, Kofman, López Crespo y Chemes, 2017). Durante ambas
gestiones, las empresas experimentaron una alta rentabilidad, ya que la política de
subsidios les aseguró un precio ventajoso, cubriendo con recursos públicos la diferencia
entre lo cobrado a través de las tarifas y la extracción en boca de pozo según el valor del
mercado internacional para el caso del gas natural. Las sucesivas versiones del Plan Gas,
y el Plan Gas.Ar lanzado por el gobierno en el año 2020, tienen como objetivo incentivar
la inversión de las empresas de capitales trasnacionales y de mayoría estatal como YPF,
ya que es cuantioso el volumen de recursos financieros que requiere la extracción de
hidrocarburos no convencionales. El endeudamiento es otro de los mecanismos utilizados
por estas empresas para solventar los gastos de producción (EJES, 2020).

17 http://www.laizquierdadiario.com/En-Neuquen-aumentaron-los-ingresos-por-regalias-pero-los-
salarios-siguen-estancados
18
https://www.lmneuquen.com/las-regalias-crecieron-un-43-ciento-2018-n621226
19 https://econojournal.com.ar/2020/04/adelantos-y-garantias-de-deuda-las-peripecias-de-las-provincias-
en-el-cobro-de-regalias/

11
Aunque la fluctuación de las cotizaciones internacionales de los hidrocarburos
retrasó las proyecciones originales de arribo de inversiones en Vaca Muerta, esto no
limitó los desembolsos de capital en la formación. Ello lo grafican los distintos anuncios
de empresas de gran porte, como la francesa Total en el año 2014, la angloholandesa Shell
en 2015 y de la estadounidense ExxonMobil en 2016. Asimismo, a partir de 2016 también
comenzaron a operar sobre los no convencionales de la Cuenca Neuquina compañías
mixtas como Pan American Energy (PAE), cuyo paquete accionario se divide en partes
iguales entre Bridas (argentina con participación de la china CNOOC) y BP (Secretaría
de Planeamiento Energético, 2018).
Hacia el último trimestre de 2019, en Vaca Muerta existían 36 concesiones no
convencionales y 18 permisos de exploración otorgados que se encontraban distribuidos
entre 20 empresas. Ellas eran encabezadas por YPF, seguida por PAE, la subsidiaria del
ítaloargentino Grupo Techint, Tecpetrol, Shell, la compañía del ex presidente de YPF
Miguel Galuccio, Vista Oil & Gas y por ExxonMobil. Asimismo, también se registran
participaciones por menores montos o brindando servicios logístico de las nacionales
Pampa Energía, Pluspetrol, Capex, Selva María Oil, la empresa provincial Gas y Petróleo
de Neuquén (GyP), la china Sinopec, Petrolera El Trébol (filial de la británica Phoenix
Global Resources), la canadiense Madalena Energy, la estadounidense Dow Chemical
Company, la alemana Wintershall DEA, la multinacional de origen francés Schlumberger
y la noruega Equinor (Terzaghi y Del Pozzi, 2019).
Es importante señalar que las empresas petroleras manifiestan reparos a la hora de
realizar desembolsos económicos en Vaca Muerta por los elevados costos que implica la
operación con hidrocarburos no convencionales. El documento Desarrollo de Vaca
Muerta: impacto económico agregado y sectorial elaborado por el entonces Ministerio
de Energía (2018) otorga un panorama general de cuáles son los elementos que se
despliegan a la hora de avanzar en la extracción de petróleo y gas natural no
convencionales. Si bien el informe aclara que cada pozo debe ser tratado como una
situación particular debido a las heterogeneidades geológicas de la formación, el grueso
de los gastos se concentra en el transporte de agua, los equipos y servicios de perforación,
las arenas, las tuberías, las máquinas de bombeo y los químicos para la fractura. En efecto,
el conjunto de estos elementos compone aproximadamente el 90% del desembolso fijo
para la perforación de las rocas sedimentarias.
Un aspecto de consideración es el estrés hídrico que genera la operación de esta
clase de emprendimientos. En efecto, se calcula que cada pozo de fracking requiere un

12
promedio de entre 9 y 29 millones de litros de agua para su funcionamiento, e incluso hay
registros en Estados Unidos que dan cuenta de pozos que necesitaron de más de 80
millones de litros (Álvarez Mullally, et al., 2017: 27). De acuerdo con FARN (2021),
entre 2010 y 2020 las provincias argentinas de Neuquén, Río Negro y Mendoza
destinaron más de 23 mil millones de litros de agua a la explotación de hidrocarburos no
convencionales.
Uno de los elementos especialmente problemáticos a la hora de evaluar los costos
de inversión en un emprendimiento no convencional se relaciona con la curva productiva
de los pozos. En efecto, además de poseer en promedio una menor tasa de retorno
energéticos (Mullally et al., 2017: 37) los pozos destinados al fracking tienden a
experimentar un envejecimiento prematuro respecto de los convencionales. Esa situación
implica que sea preciso llevar adelante perforaciones de nuevos pozos de manera casi
permanente para sostener los guarismos iniciales de producción, y ello solo puede
sostenerse con la constante y creciente inyección de inversiones. Un problema adicional
que se desprende de esta dinámica en países como la Argentina, se vincula con la escasez
de financiamiento, la cual implica que para sostener las perforaciones las empresas
operadoras deban recurrir al autofinanciamiento. Dicho fenómeno redunda muchas veces
en el aumento de los montos que pagan los usuarios por la energía que consumen, que
puede darse de forma directa, por medio de tarifas, o indirectas, por medio de subsidios
otorgados por los estados nacionales y subnacionales (EJES, 2020).
Un ejercicio útil para considerar cuáles son los rendimientos productivos efectivos
de Vaca Muerta y revisar su viabilidad económica, resulta de contrastar con yacimientos
de referencia tales como los de la Cuenca Permian, situada entre Texas y Nuevo México,
en Estados Unidos. Utilizada frecuentemente por las autoridades argentinas como
horizonte productivo deseado, un dato a destacar es que aproximadamente el 40% de la
extracción de esta Cuenca se encuentra impulsada por subsidios estatales, los cuales han
vehiculizado la producción de unos 6.500 millones de barriles de petróleo adicionales
hasta el año 2016. Las estimaciones realizadas por los analistas arrojan que, tan solo entre
2015 y 2016, las arcas estatales estadounidenses destinaron un promedio anual de U$S
2.900 millones a la Cuenca Permian en función de gastos de infraestructura directa e
indirecta, reaseguros ambientales y en forma de créditos especiales y exenciones
impositivas (FARN, 2020).
Con respecto a esto, organismos como el Institute for Energy Economics and
Financial Analysis (IEEFA, 2019) colocaron un manto de dudas sobre la viabilidad

13
financiera de mediano plazo de los proyectos desplegados alrededor de Vaca Muerta. Uno
de los elementos centrales de esta crítica se vinculó con la composición de los principales
capitales allí desplegados y su comportamiento. Aunque en un 64% las empresas de base
nacional están representadas, encabezadas por YPF y Tecpetrol, los capitales
condicionaban el despliegue de nuevas inversiones en función de la disponibilidad de
subsidios y ventajas fiscales en un marco de crisis de la balanza de pagos. Asimismo, otra
de las incertezas remarcadas por IEEFA se vinculaba con la comparación entre la cantidad
de pozos y la velocidad de perforación en Vaca Muerta respecto de las Cuencas Permian
y Eagle Ford (ubicada en Texas). Mientras entre 2013 y 2019 en Vaca Muerta se habían
completado 342 pozos, en un lapso idéntico de tiempo en Permian se completaron 3.560
y en Eagle Ford 478 (IEEFA, 2019: 2-3).
En igual sentido existen ensayos de comparación de los costos técnicos implicados
en Vaca Muerta con respecto de los de la Cuenca Permian, En la Tercera Mesa de Vaca
Muerta realizada el 24 de octubre de 2018, se indicó que los costos técnicos promedio de
recuperación de cada barril de petróleo equivalente de Vaca Muerta se alojaban en torno
a los U$S 12, un 40% por encima de los de la Cuenca Permian, con un costo técnico por
barril equivalente de petróleo de U$S 8. Según las estimaciones de la Mesa, este
diferencial se producía como resultado de los mayores costos en la cadena de valor
argentina, la mayor eficiencia técnica y práctica de la Cuenca Permian, y los mayores
impuestos y regulaciones existentes en Vaca Muerta (Mesa de Vaca Muerta, 2018).
Finalmente, debe remarcarse que además de los precios internacionales de
referencia, otra variable estructural que define los flujos de la inversión en Vaca Muerta,
al igual que en la Cuenca Permian, gira en torno a la política de asignación de subsidios
y ventajas impositivas. Muestra de ello puede observarse en la trayectoria de la principal
operadora de la formación, YPF. Tan solo entre 2013 y 2019, la empresa recibió subsidios
directos por U$S 5.075 millones (EJES, 2020), lo cual contribuyó a una acumulación de
ganancias por un total de casi U$S 20.520 millones.20
Teniendo todos estos elementos en cuenta, el consenso del fracking en torno a Vaca
Muerta encontró en el poder legislativo y ejecutivo nacional y subnacional tanto así como
en los intereses empresarios ligados al sector, un lugar de realización. Sin embargo, la
paulatina consolidación de la promesa fósil ha sido resistida desde sus inicios por

20 Cálculo de elaboración propia en base a estados financieros


consolidados al 31 de diciembre de cada uno
de los años del período revisado. Balances disponibles en YPF (s.f.).

14
organizaciones sociales, grupos de científicos, vecinos autoconvocados, por las
comunidades mapuche organizadas y por dirigentes de algunas fuerzas partidarias. Estos
actores, lejos de ser pasivos respecto de la instalación de la actividad, contribuyeron a
problematizar el modo en que se construye información de parte del Estado y los actores
empresarios, y han cuestionado las formas en las que el fracking avanza perforando
territorios e impactando en el ambiente.

Tensiones, disputas y valoraciones divergentes en tierras fracturadas

“Vaca Muerta es un proyecto maravilloso y la oportunidad de Argentina de


sentarse en la mesa grande del mapa geopolítico” (Entrevista realizada por los autores a
un integrante de una empresa operadora de hidrocarburos, Neuquén, abril 2019)

“Para mí Vaca Muerta es un problema. Por la cuestión ambiental, por la cuestión


cultural, por un montón de cosas” (Entrevista realizada por los autores a un miembro del
Consejo Deliberante de la localidad de Vista Alegre, Neuquén, abril 2019)

“Es un yacimiento de una riqueza que podría mejorarnos la vida a todos los
argentinos pero me parece que se está produciendo un saqueo de esta riqueza por parte
de potencias extranjeras, ante nuestros ojos” (Entrevista realizada por los autores a
Martín, abogado y legislador provincial, Neuquén, abril 2019)

Como evidencian estos fragmentos, Vaca Muerta encarna discrepancias para los
distintos actores implicados en el proceso. Según quien lo observe, el megaproyecto es
destacado como un negocio y una histórica oportunidad económica, productiva y laboral;
un desafío de contornos abrumadores en términos de planificación pública y de
infraestructura; o un padecimiento de horizontes inciertos para aquellos actores
resistentes, que resultan afectados de múltiples maneras en sus condiciones de existencia.
Para analizar las percepciones acerca de Vaca Muerta resulta apropiado resaltar las
condiciones en las cuales la explotación de hidrocarburos no convencionales se incorporó
a la escena política en el país: luego del controvertido anuncio realizado a nivel nacional
del convenio de inversión entre YPF y Chevron en el año 2013, en la provincia de
Neuquén una multitudinaria manifestación fue reprimida por las fuerzas de seguridad en
las puertas de la legislatura en agosto del mismo año. En ese momento se buscaba ratificar
a nivel provincial el proyecto gestado a escala nacional que incluía a ambas empresas.
Este acuerdo dio inicio a la producción no convencional, pero también consolidó un

15
conflicto social y un problema ambiental con distintos impactos en los territorios sobre
los que se extiende la actividad.
Como señala Gabriela Merlinsky (2017), un problema ambiental emerge cuando la
población puede apreciar los riesgos potenciales que afectan el ambiente, posibilitando la
gestación de conflictos que se originan a partir de la oposición entre distintos grupos en
torno a los diferentes modos de apropiación, uso y significación de los bienes naturales.
Eduardo Gudynas (2007) destaca en la misma dirección que las disputas
ambientales envuelven posturas contrapuestas entre actores sociales sobre distintos
temas, cuya manifestación habitual se observa en declaraciones de organizaciones, en
debates políticos en torno a la gestión ambiental y en opiniones diferenciadas en la prensa.
Pero en múltiples ocasiones esas disputas se profundizan, desencadenando conflictos
donde la confrontación se acentúa. En consecuencia, los conflictos ambientales encarnan
enfrentamientos en el espacio público, entre actores colectivos que mantienen distintas
percepciones, valoraciones y perspectivas sobre el ambiente. La problemática en torno
del fracking y de la explotación de Vaca Muerta gestó una disputa que se ha expresado
en conflictos abiertos, donde movilizaciones y protestas colectivas se organizaron sobre
la base de una serie de demandas de anclaje territorial, poniendo en cuestión apreciaciones
diferentes sobre la materia.

El fracking en el centro de la polémica

La utilización de la técnica de la hidrofractura para obtener recursos de difícil


acceso ha reunido una variedad de críticas y advertencias en los lugares donde se ha
utilizado, o donde aspira a instalarse. En la Argentina, junto a las decisiones de avanzar
con la explotación de Vaca Muerta sentaron su postura partidos políticos, académicos,
movimientos sociales y organismos de derechos humanos. Estos actores advirtieron sobre
los distintos riesgos implicados en la actividad, los cuales podrían alterar y perjudicar
tanto la vida cotidiana de la ciudadanía, como los entornos en donde se desenvuelven sus
actividades económicas, culturales y sociales.
En los comienzos del desarrollo del megaproyecto hubo diferentes columnas de
opinión e intercambios en radios y canales de televisión con audiencia nacional y en
espacios audiovisuales. Frente a las fuertes críticas respecto al acuerdo de inversión con
Chevron, se desató una “batalla comunicacional” por Vaca Muerta (Gutiérrez Ríos,
2020), en la que se desplegaron distintos dispositivos de legitimación de la actividad.

16
Desde los discursos oficiales se aunaron fuerzas de sectores del gobierno, el lobby
petrolero y sectores del establishment sobre la base de un saber experto, apuntalando los
argumentos que sostenían al fracking como una práctica segura. Para refrendar la
actividad no convencional, sectores políticos y de la industria petrolera tuvieron que
realizar un esfuerzo mancomunado para ahuyentar los temores vinculados a la actividad
que promovían. En esa línea, la aprobación del convenio entre YPF y Chevron (que
habilitó posteriormente convenios con otras empresas transnacionales), fue un
parteaguas. De ahí en más, los gobiernos provincial y nacional, así como las empresas del
sector, apelaron de manera sistemática al aparato de propaganda para legitimar el
fracking, con lo cual el espacio de debate público que inicialmente se había abierto para
cuestionar la actividad, se silenció progresivamente (Svampa y Viale, 2014).
El consenso del fracking se inscribe en el marco de una construcción hegemónica
permanente que relaciona el desarrollo y el crecimiento económico con la explotación de
la naturaleza y la producción de energía como mercancía. Esta construcción implica un
proceso complejo que se reproduce a través de experiencias, relaciones y actividades
donde el ejercicio de la dominación debe ser continuamente renovado, recreado,
defendido y modificado. Pero este proceso es, al mismo al tiempo resistido, limitado,
alterado y desafiado por visiones y posiciones que le son ajenas. La construcción de lo
hegemónico es por lo tanto un proceso activo y persistente tanto así como cuestionado,
lo que alienta un sistema vivido de significados y valores que se confirman al ser
experimentados como prácticas. Otorga, por lo tanto, un sentido de la realidad para las
personas que viven en una sociedad determinada (Williams, 2009).
Una de las modalidades para analizar cómo se recrea y reproduce el consenso
hegemónico en torno a la apropiación capitalista de los bienes de la naturaleza se
relaciona con la noción de controversias. Las controversias sociotécnicas (Callon,
Lascoumes y Barthe, 2009) configuran un campo de estudios que analiza los modos en
que los distintos actores valoran o cuestionan el desarrollo de determinadas tecnologías,
actividades y producciones de conocimiento científico. Las mismas interrogan la frontera
entre lo técnico y lo social en la definición de determinados problemas. Dichas
controversias tienen lugar especialmente cuando distintos grupos sociales mantienen un
desacuerdo público respecto de las implicancias sociales y/o ambientales de la aplicación
de alguna tecnología o de una actividad extractiva o productiva. En ese ámbito, actores
autorizados son convocados en el debate público para dirimir estas controversias, como
científicos y expertos, que aparecen como voceros de la verdad racionalizada y objetiva.

17
Sin embargo, ellos mismos se encuentran insertos en la dinámica de las polémicas, y el
propio conocimiento profesional y técnico es disputado. Es sabido que las industrias
relacionadas con actividades extractivas invierten frondosas sumas de dinero para
producir conocimiento científico orientado a legitimar distintos estilos de desarrollo, con
la intencionalidad de legitimar, vehiculizar, y favorecer algunos proyectos en particular
(Insihusa, 2019). En el trasfondo de estos enfrentamientos se pone en juego el control de
bienes y recursos, pero sobre todo, la capacidad de generar e imponer ciertas definiciones
de la realidad (Merlinsky, 2013).
Del otro lado, los grupos afectados por los riesgos ambientales y sociosanitarios de
estas técnicas extractivas se configuran como “comunidades epistémicas”. Como
sostienen Lafuente y Corsin (2015), la capacidad de acción y resistencia de estas
comunidades dependerá de su potencialidad para apropiarse del conocimiento y del
entendimiento sobre las actividades y el funcionamiento de esas técnicas y nuevas
tecnologías que se instalan en sus entornos cotidianos de vida. Para lograr visibilidad y
que su problema resulte advertido como tal, deberán identificar la naturaleza de la
controversia, enmarcarla en narrativas que resulten verosímiles, aprender a movilizarse
en ámbitos como el legal y jurídico, conceptualizar y argumentar sobre la temática, y
tratar de darle resonancia social.
Estas acciones resultan por demás complejas, porque todo consenso sociotécnico
viene acompañado de modalidades particulares de intervenir los territorios, donde
valoraciones y apreciaciones intentan visibilizarse en un entramado asimétrico de
relaciones de poder. Además, como expresa Machado Aráoz (2010), esto resulta relevante
dado que la articulación entre Estado, Ciencia y Sociedad se produce bajo la expansión
continua de la racionalidad mercantil que configura una manera poderosa de producción
política de la “verdad”.
Esta producción política de la verdad se afinca en las elites políticas y económicas,
pero además es viabilizada desde grupos subalternos heterogéneos que contribuyen a
recrear los consensos, mientras otros la tensionan y buscan redefinirla. En consecuencia,
profundizar en las racionalidades que motivan a los distintos actores sociales en la
adopción de posiciones y valores muchas veces contrapuestos en relación con el avance
del fracking nos puede orientar en la problematización del modo en que el consenso fósil
y el consenso del fracking se enfrenta o se legitima en el territorio.
Entre los aspectos conflictivos que giran en torno al fracking se ha señalado tanto
en la bibliografía especializada, como en el discurso de los diversos actores entrevistados,

18
los efectos vinculados con la contaminación de napas de agua y con respecto a la
utilización en grandes cantidades del recurso acuífero para realizar la fractura. También
se advierte una preocupación respecto a la contaminación que genera la actividad
petrolera en relación a los derrames, y el tratamiento tanto del agua de retorno (flowback)
como de los grandes volúmenes de desechos que produce la industria. Otros elementos
problemáticos se ligan con los peligros ligados al manejo de la arena utilizada para la
fractura, causante de afecciones respiratorias, así como la liberación de sustancias al
ambiente, como el gas metano, responsable del efecto invernadero. Por último, hay que
destacar también la emergencia de actividad sísmica en los territorios en donde se
emplazan los pozos.21
Las posturas de los distintos actores frente a los impactos ambientales oscilan entre
los que se oponen tajantemente a la actividad, los que la apoyan con algunos reparos, así
como también los que desestiman los llamados de atención, minimizando los problemas.
Estos últimos suelen definir a los sectores denunciantes como “minorías intensas” con
intereses económicos. Así, un histórico dirigente político de Neuquén, con una posición
favorable a la explotación de Vaca Muerta, afirmaba:

“Las minorías intensas no existirían si no hubiera diario y televisión, e internet,


porque generan agenda, generan temas. Si no hubiera esa presencia de los medios, no
existiría. Porque no son los mapuches, son tres comunidades radicalizadas muy claras
en lo que son los negocios y ellos lo saben, y son muy ricos, porque negocian con las
empresas en blanco y en negro. Bueno, son a lo sumo cuatro comunidades que necesitan
estar en conflicto para ir a negociar con el conflicto.” (Entrevista realizada por los
autores a dirigente del Movimiento Popular Neuquino, Neuquén, abril de 2019)

A nivel global, la técnica del fracking se encuentra atravesada por importantes


discusiones en torno a los efectos ambientales y sociosanitarios que genera. Por ello,
como resultado de dicha disputa, en algunos países se prohibió su utilización o se
generaron importantes moratorias (suspensión): Francia lo hizo en 2011, a la espera de
pruebas sobre los posibles daños que ésta pueda ocasionar en el ambiente, ratificado luego
en varias ocasiones. Bulgaria, Gran Bretaña y Alemania ingresaron en períodos de
moratoria, alegando el principio precautorio. Asimismo, algunos estados en Estados

21 Para una mayor profundización sobre las consecuencias del fracking en la salud ver Concerned Health
Professionals of NY, Heinrich Boll Stiftung, Physicians for Social Responsibility, Compendio de hallazgos
científicos, médicos y de medios de comunicación que demuestran los riesgos y daños del Fracking
(extracción no convencional de gas y petróleo), tercera edición, octubre 2015, disponible en
https://mx.boell.org/sites/default/files/compendium_final_25_de_mayo.pdf

19
Unidos prohibieron el uso de esta técnica sobre la base del mismo argumento, hasta no
tener mayor seguridad con respecto a los impactos en los territorios.
Pero en el caso de la Argentina, el desarrollo del fracking no ha encontrado mayores
barreras políticas o jurídicas para su despliegue, y tanto los actores que cuestionan este
proceso como aquellos que lo apuntalan, señalan que la actividad ha llegado para
quedarse.
Los argumentos esgrimidos para legitimarla o bien para criticarla se inscriben en
apreciaciones sumamente contrapuestas, apostando a discursos de legitimación conforme
a las posiciones que ocupan los actores en la estructura socioproductiva y por tanto, en
los beneficios que les puede aportar la actividad. En esta línea un empresario de una
Pequeña y Mediana Empresa sostenía:

“Con respecto al fracking yo creo que todo eso es un invento y no se ve el beneficio


que se puede sacar. En la minería sí es comprobable, te contamina los ríos, tampoco vas
a hacer plata y le vas a cagar la vida al resto. Es como deforestar un bosque para no
pasar frío y te cagas en tus nietos. La minería sí contamina. Pero el fracking es un verso,
porque están todos controlados.” (Entrevista realizada por los autores a un empresario
ligado a la actividad petrolera, Neuquén, abril de 2019)

Para otros actores, sin embargo, el fracking debe ser discutido como modo de
apropiación del territorio advirtiendo sobre las formas en las cuales el Estado y los
empresarios han tratado de convencer a la sociedad neuquina de la viabilidad de la técnica
en aquella provincia:

“El problema no es el fracking, sino el saqueo y cómo hacemos docencia, y cómo


explicamos que hay un saqueo, porque estas dos lecturas de la biblioteca que dice que el
fracking está prohibido en el resto del mundo y todo ese rollo, viene un ingeniero que
dice: bueno, pero está hecho a 3 mil metros de altura, de profundidad, no es lo mismo el
fracking en Francia que acá, no son las mismas condiciones, no son las mismas
formaciones. Entonces tenés una voz ambientalista y una voz pro empresas. La
ciudadanía ha quedado cautiva del discurso de las empresas y el de los ambientalistas.”
(Entrevista realizada por los autores a Esteban, abogado ligado a las comunidades
mapuches, Neuquén, abril de 2019)

“Con el fracking están intentando dar mejor publicidad, una cara más limpia,
diciendo que la tecnología no es la que se utilizaba en Estados Unidos, no es la que se
utilizaba en Europa, que es mucho más moderna, que no es contaminante. Y en épocas
de crisis también. ¿Qué hace la gente? ¿Qué dice?: No, que vengan nomás y vemos
después qué pasa, pero a mí que me den laburo, que le den laburo a mis hijos, veamos...
ganemos más y después vemos qué hacemos.” (Entrevista realizada por los autores a
Federico, contador relacionado con organizaciones mapuches, Neuquén, abril de 2019)

20
Las advertencias y los impactos del fracking y la posibilidad de avanzar en la
explotación masiva de hidrocarburos no convencionales adquieren un carácter
problemático en una provincia como la de Neuquén. Como destacamos anteriormente, la
tradición y cultura petrolera de la provincia favorecen su desarrollo. Pero además, la
centralidad de los ingresos que la actividad supone tanto para la recaudación pública y la
generación de trabajo promueven la adhesión al proceso extractivo por parte no sólo de
sectores dominantes, sino también por parte de algunos sectores subalternos.
En esta dirección, ciertas voces rechazan la actividad por los efectos negativos que
implica, otras niegan la veracidad de los argumentos que cuestionan el desarrollo de la
actividad, mientras otras consideran que el problema radica fundamentalmente en la
concentración de los réditos económicos que supone el fracking para los capitales
extranjeros. De acuerdo a las últimas posturas, que enfatizan la dinámica de saqueo pero
no la contaminación, una nacionalización de la actividad podría situar la discusión en otro
plano.

La problemática del agua y los derrames

Los argumentos que han sostenido los poderes públicos junto a las empresas en su
campaña para evitar que el fracking sea objeto de cuestionamientos fue fruto, en gran
medida, de una cobertura de los medios de comunicación que no suele abordar los riesgos
de esta clase de explotación en el país. Es así que, posterior a la aprobación del convenio
entre YPF y Chevron, se buscó difundir por diferentes medios la idea del “fracking
seguro” (Svampa y Viale, 2014). Las empresas operadoras disponen de gerencias que se
ocupan específicamente en fortalecer el consenso en torno al fracking, negando los
riesgos y subrayando factores que permitirían ahuyentar aquellos cuestionamientos que
despertó la hidrofractura en otras geografías. Los discursos que buscan legitimar este
modo de producir energía suelen referirse a la posibilidad de que los daños en Vaca
Muerta pueden ser morigerados, porque las perforaciones se realizan a más de 3000
metros de profundidad, lo que evitaría la contaminación de napas de agua. En Estados
Unidos también se han perforado pozos con similar profundidad, pero lo que hay que
considerar son posibles errores en el entubado de los pozos, el desgaste por el paso del
tiempo o las fallas humanas que pueden repercutir en accidentes y derrames (Concerned

21
Health Professionals of NY, Heinrich Boll Stiftung, Physicians for Social Responsibility,
2015)
En igual dirección, el tratamiento de los químicos y del agua que se inyecta en los
pozos es otro de los aspectos que la literatura señala como advertencia preocupante con
respecto al fracking, situación que reconocen trabajadores del sector público, atentos al
avance de esta actividad en la región. En esta dirección, miembros de un organismo de
planificación en Neuquén destacaban al respecto:

“Todo lo que es agua que se introduce al pozo se considera residuo peligroso, pero
el agua de producción, la que surge espontáneamente del pozo no es residuo peligroso,
y todo ese flowback tiene que ser tratado. Y es difícil hoy poner estándares de qué es
flowback y qué es agua de producción. Las empresas te hacen una declaración jurada,
pero tampoco tienen laboratorios ahí en el pozo para medir qué sacó y qué no sacó.”
(Entrevista realizada por los autores a miembros de un organismo público provincial,
Neuquén, abril de 2019)

Ante las dificultades que ello pueda ocasionar, algunos grupos empresarios
confían en el rol del Estado para controlar el proceso impidiendo los riesgos de la
contaminación, afirmando que es una de las actividades mejor reguladas por el gobierno
provincial:

“Yo creo que hoy el rubro petróleo tiene más parámetros o barreras de control que
el tipo que me hace el agua esa para el dispenser, y que nadie lo controla (Entrevista
realizada por los autores a Carlos, empresario ligado a la actividad de hidrocarburos no
convencionales, Neuquén, abril de 2019)

Un punto sensible del megaproyecto de Vaca Muerta es que se nutre, para su


funcionamiento, del agua dulce que proviene de los ríos de la zona. Empresarios y
sectores del estado buscan impulsar un consenso positivo sobre esta cuestión al afirmar
que los ríos de la provincia aportan un caudal muy importante, lo que permite utilizar el
recurso para la fractura hidráulica sin afectar a la población y a otras actividades.22
Alegan además que la contaminación del agua es consecuencia de otros factores: de los
desechos de la vida urbana, de otras actividades productivas, de las lanchas con motores
de combustión, y no se deben específicamente a la actividad hidrocarburífera.

22
El río Neuquén, el Limay y el Colorado son los ríos que nutren los pozos no convencionales. Véase:
https://mase.lmneuquen.com/vaca-muerta/vaca-muerta-cuanto-pagan-las-petroleras-el-agua-del-fracking-
n681073

22
“Acá se tiene mucha agua para inyectar: los trabajadores son los primeros que no
quieren que se perjudique el ambiente, hoy el río Limay está afectado por desechos
cloacales, hay que ver todo el contexto, hay que mirar otras actividades que
contaminan.” (Entrevista realizada por los autores a dirigentes del sindicato de Petroleros
Jerárquicos, Neuquén, abril de 2019)

Sin embargo, más allá de estas afirmaciones que buscan minimizar los riesgos del
fracking, las experiencias cotidianas de los pobladores van en sentido contrario. Así,
quienes viven en los territorios intervenidos destacan la contaminación que genera la
actividad, tanto en la cantidad de agua que se consume como por las enfermedades que
pueden desencadenarse por la afectación de los caudales:

“Yo tengo familia en Añelo. Vos vas a Añelo y te dicen: “no, no tomes agua de la
canilla”. Y antes el agua de la canilla la utilizaban para cocinar y para el mate.. Hoy ya
no se puede utilizar para nada. Porque les hace mal. No se ve sucia, pero vos tomás y te
dan cólicos, te descomponés, dolores de cabeza.” (Entrevista realizada por los autores a
concejales de Vista Alegre, Neuquén, abril de 2019)

“Y sabemos que todas las empresas se están ubicando en la orilla del río para
sacar el agua directamente, hay cañerías que salen precisamente del río, entonces ahí no
hay un problema de contaminación, hay un problema de disminución del caudal del agua
(…) y lo que hace esa disminución, es que se eleven los niveles de contaminación que
hay, cuando hay más corriente no se nota, pero al sacar tanta cantidad de agua…
solamente salta la contaminación por Escherichia Coli” (Entrevista realizada por los
autores a referente de la organización “Vista Alegre en contra del fracking”, Neuquén,
abril de 2018)

El predominio de la razón moderna esgrimida como conocimiento autorizado y


legítimo, desconectada e incapaz de buscar razonabilidad en el ámbito de los sentimientos
y los cuerpos tiene consecuencias por lo tanto en las poblaciones que conviven con la
actividad extractiva (Machado Aráoz, 2010). Así, la experiencia de las poblaciones suele
quedar vaciada de significado en estos procesos en los cuales la racionalidad científica es
la única jerarquizada para construir argumentos verosímiles. Cuando finalmente ésta
logra reconocer la validez de otros argumentos, los daños en la salud y en el ambiente
suelen ser irreversibles.
Otro factor problemático de la explotación de Vaca Muerta se relaciona con los
derrames producidos en la zona de los pozos de extracción de hidrocarburos no
convencionales. Aunque éstos no resulten novedosos, los riesgos se reconocen debido a
la gran escala que adquirió la actividad, especialmente desde 2012, lo que puede gestar

23
consecuencias aún poco valuadas, como el incremento de accidentes (derrames y
explosiones) y la multiplicación de desechos. Frente a esto, los sectores que contribuyen
a revalidar el consenso extractivo alegan de modo sistemático que estos riesgos son
tratables con mayores controles públicos.

“En una actividad que obviamente te genera impactos ambientales. Hay


accidentes, eso es innegable. Pero el tema me parece que está en focalizar y mejorar todo
el tiempo los controles.” (Entrevista realizada por los autores a un integrante del
Ministerio de Energía y Recursos Naturales, Neuquén, abril de 2019)

Las problemáticas en torno del fracking y la lógica extractivista que supone el


acceso a los hidrocarburos no convencionales se reactualizan con frecuencia en
consonancia con la extensión del megaproyecto Vaca Muerta en el territorio. Distintos
acontecimientos van marcando así las cadencias de las disputas y el conflicto, traduciendo
las condiciones bajo las cuales ciertas instituciones y actores detentan el dominio para
contar la verdad, mientras otros recrean contraestrategias para intentar deslegitimar las
narraciones socialmente autorizadas (Schillagi, 2011).
Derrames de grandes dimensiones e incendios han sido denunciados por distintas
organizaciones sociales, ambientales y pobladores locales. En el mes de octubre de 2018,
Greenpeace y la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN) difundieron
imágenes satelitales de un derrame ocurrido en el yacimiento "Bandurria Sur", operado
por YPF, donde al menos 85.000 metros cuadrados de territorio quedaron cubiertos de
crudo (Perfil, 29/10/2018)23. Estos no eran fenómenos aislados: la Secretaría de
Ambiente de Neuquén informó que, en sólo diez meses del año 2018, se detectaron 934
hechos de contaminación, mientras que en 2017 fueron 703; en 2016 se trataron de 868 y
en 2015 fueron 863 (Idepsalud.org)24.
Estas cuestiones adquieren otra relevancia a partir de las declaraciones del Ministro
de Ambiente de Nación, Juan Cabandié, que confirmó el carácter pernicioso de la
actividad, detallando los hallazgos de la primera auditoría realizada en un yacimiento de
shale oil de Vaca Muerta. Esta auditoría comprobó la existencia de un alto grado de
contaminación. En ese sentido el ministro afirmaba: "Los residuos de la actividad son
alarmantes", "es atroz lo que lastima la industria petrolera a nuestra flora, a nuestra fauna

23
https://www.perfil.com/noticias/sociedad/difunden-imagenes-de-un-derrame-de-petroleo-en-vaca-
muerta.phtml
24 http://idepsalud.org/los-derrames-de-vaca-muerta-en-10-meses-de-2018-se-produjeron-casi-mil-
incidentes-ambientales/

24
y a nuestros recursos hídricos", "estoy sorprendido por el grado de utilidades que tienen
las empresas que exploran en la cuenca de Neuquén”, "son capaces de dejar piletas de
hidrocarburos, pasivos ambientales, maquinaria en desuso, contaminación de napas
freáticas, del medio ambiente y el aire. Es inconcebible lo que está pasando y esperemos
que tomen cartas en el asunto" (La política Online, 17/05/202025; El Patagónico,
31/05/202026).
De la enunciación a la acción pública se advierten, sin embargo, contradicciones,
ya que la explotación de Vaca Muerta es promovida por el Estado nacional y subnacional
para retomar la senda del crecimiento económico, sin aclarar de qué manera las empresas
podrían llevar adelante la producción de no convencionales evitando las consecuencias e
impactos advertidos por los grupos resistentes pero también por una auditoría pública
nacional.
Ello se destaca al tiempo que gobiernos y empresas han desplegado estrategias
diversas para lograr consensos y dar luz verde a la actividad, que incluye el diálogo y el
financiamiento bajo el lema de la “responsabilidad social empresarial”, como también la
aplicación de medidas coactivas: amedrentamiento, extorsión, desalojo e incluso el uso
de la fuerza pública para interrumpir distintas acciones colectivas que se oponen a la
actividad. Se suma, además, la judicialización del conflicto como una vía privilegiada
para su resolución.

La tierra tiembla: sismos en Vaca Muerta

La ocurrencia de sismos que comenzaron a tener lugar desde el año 2018 en Vaca
Muerta alentaron argumentaciones y contra argumentaciones acerca de los riesgos que
genera la fractura hidráulica. Al respecto, la bibliografía correspondiente al caso
estadounidense alerta hace tiempo sobre la posibilidad de que el fracking lubrique fallas
sísmicas inactivas, generando temblores en los lugares de actividad. Asimismo, ciertos
procesos de moratoria, como el que se generó en Inglaterra en 2019, están ligados a la
asociación entre fracking y actividad sísmica.27 En Argentina, trabajos pioneros advertían

25
https://www.lapoliticaonline.com/nota/126630-cabandie-denuncia-una-contaminacion-alarmante-en-
vaca-muerta/
26 https://www.elpatagonico.com/ministro-cabandie-denuncia-contaminacion-vaca-muerta-n5103588
27 https://www.dw.com/es/reino-unido-suspende-el-fracking-por-miedo-a-sismos/a-51090803

25
en la misma sintonía sobre esta cuestión (Svampa y Viale, 2014; Bertinat, D’Elia,
Ochiando et al. 2014).
En la provincia de Neuquén la alarma se inició con una serie de sismos en la
pequeña localidad de Sauzal Bonito, ubicado en el corazón de la extracción de no
convencionales. En los años 2018 y 2019 los vecinos y autoridades del poblado
comenzaron a denunciar la sucesión de una gran cantidad de temblores de distinta
intensidad. La ONG Sismología Chile, que medía dichos movimientos presentó un
informe en el que afirmaba que podía vincularse la extracción de gas y petróleo no
convencional con la actividad sísmica.28 Los orígenes de los temblores pueden estar
relacionados con la inyección del agua de retorno (flowback) en los pozos sumideros o
bien por la misma actividad del fracking, que modifica el suelo debido a las sustancias
que inyecta en la formación rocosa a alta presión: agua, químicos y arenas silíceas. A ello
se suman las explosiones que se realizan debajo de la tierra, que resultan muy potentes y
pueden atravesar el subsuelo unos quinientos metros hacia a los costados (Martín Álvarez
Mullally, 2019). Recientemente, un estudio llevado adelante por el científico Correa Otto,
en base al análisis de datos que surgen de 11 sismógrafos instalados alrededor de Añelo
y 5 equipos más alejados, detectaron 62 sismos en el último quinquenio, aporta
información sistemática y objetiva sobre la relación entre fracking y actividad sísmica
(OPSUR, 29/06/2021).29
Así y todo, algunos empresarios de las operadoras ligados al sector niegan
enfáticamente la relación entre fracking y sismos. Sostienen que en la zona de Sauzal
Bonito la falla sísmica se encuentra a 12 kilómetros, y la fractura hidráulica se realiza a
3.800 metros, por lo que sería impensable esta vinculación. Asimismo, justifican que las
casas del poblado que se resquebrajaron en los últimos tiempos fueron construidas por
parte del Estado con materiales muy económicos y no cuentan con plataforma antisísmica.
Ello apuntaría a desvincular al fracking de los temblores y al megaproyecto de Vaca
Muerta como el responsable de las fisuras estructurales de las viviendas.
Para otros actores con una mirada atenta a los efectos ambientales de la actividad,
la relación con los temblores es directa, y ello queda demostrado sin necesidad de hacer

28https://www.facebook.com/notes/sismologia-chile/sismicidad-en-sauzal-bonito-cuenca-
neuquina/2545052245537345/
29
https://opsur.org.ar/2021/06/29/tras-siete-anos-de-investigacion-aseguran-que-hay-relacion-directa-
entre-fracking-y-sismos/

26
uso de una prueba científica en la zona para estos fines. El registro histórico y empírico
así lo demuestra:

“(…) cuando empezó a existir el nombre de Vaca Muerta, ahí empezó todo eso,
porque nosotros también somos gente petrolera, pero jamás habíamos sentido tanto
movimiento de tierra.” (Testimonio de vecino de Sauzal Bonito)30

Si en el 2019 se generalizaron eventos sísmicos en la zona de Sauzal Bonito cuando


estaban operando en forma intensiva empresas importantes del sector -como Pampa
Energía en El Mangrullo y Tecpetrol en Fortín de Piedra- la actividad sísmica se detuvo
en marzo del 2020 cuando la pandemia por el COVID-19 generó una interrupción de las
actividades de perforación. Sin embargo, y luego de aplicar protocolos de salud, se retomó
la actividad, detectándose en los primeros días del mes de junio actividad sísmica en la
zona de Añelo31 (La Izquierda Diario, 11/06/2020)32. Las empresas, sin embargo, se
ocupan de negar sistemáticamente las causas antropogénicas de los temblores.
Como último elemento a tener en cuenta vale señalar, como indica toda la
bibliografía y reconoce la industria petrolera, que la tasa de retorno energética (TRE) del
fracking -como se indicó anteriormente- es mucho menor que la obtenida con
hidrocarburos convencionales. Efectivamente ésta se vincula con la energía necesaria
para extraer energía. Mientras la TRE en hidrocarburos convencionales está alrededor de
18, la de hidrocarburos no convencionales oscila entre 1,5 y 4, con un valor promedio de
2,8. Una disminución de la TRE significa que una sociedad invierte cada vez mayores
cantidades de energía para poder producirla. Dada la dificultad para extraer estas energías
extremas, se requiere entonces un uso mayor de energía en el proceso productivo (Gómez,
2019), y deviene también en el uso intensivo del territorio.
En definitiva, el fracking como técnica requiere ser discutida en función de los
distintos efectos que supone: la fractura de la roca madre donde se aloja el gas y el
petróleo no convencional implica un modo particular de intervenir los territorios y, en
consecuencia, altera formas y modos de habitar, convivir y relacionarse con la naturaleza.
Esto se vuelve palpable en los distintos sectores que se oponen a la actividad, y que

30
Fuente: https://www.youtube.com/watch?v=7et-tVnSZJY
31
Añelo es un poblado que se encuentra en el centro este de la provincia del Neuquén, en el corazón de la
explotación de Vaca Muerta.
32 http://www.laizquierdadiario.com/Cuando-se-retomo-el-fracking-en-Vaca-Muerta-los-sismos-
comenzaron-nuevamente

27
constituyen un verdadero movimiento que se expresa episódicamente en el espacio
público neuquino.
Uno de los principales nudos conflictivos en torno al fracking en la provincia de
Neuquén se liga en consecuencia con las disputas y tensiones territoriales, que involucra
a los pueblos originarios mapuche de la zona, resultando así los principales opositores
de la actividad.

Conflictos en tierra mapuche

En América Latina, las luchas socioambientales se consolidaron sobre las bases de


un giro ecoterritorial donde convergen diferentes matrices, expresiones y narrativas
(Svampa, 2019). En este escenario, los pueblos originarios han adquirido un lugar de
importancia en la cartografía de las resistencias al fracking.
Para el caso de Vaca Muerta, y con anterioridad a la explotación de los no
convencionales, las comunidades mapuches que habitan las tierras donde se hallan los
yacimientos hidrocarburíferos sostenían una disputa por los territorios, que incluye el
reconocimiento como dueños legítimos de los mismos. Estas comunidades articulan sus
reclamos con demandas ecologistas, lo que habilitó y permitió el impulso de acciones
conjuntas de defensa de los bienes naturales en alianza con grupos ambientalistas,
sectores de izquierda y organizaciones de derechos humanos. Por lo tanto, las pugnas a
fines de los años 90 por la contaminación petrolera convencional constituyeron un
antecedente de las tensiones y peticiones que llevan adelante hoy en día las
organizaciones mapuche contra la actividad del fracking (Mombello, 2018).
Las comunidades afectadas, nucleadas en la Confederación Mapuche de Neuquén,
asientan su crítica hacía la explotación de no convencionales en el avasallamiento de sus
derechos territoriales, cuestión que se encuentra íntimamente conectada con una visión
sobre las afectaciones de carácter ambiental que impactan no sólo en la salud de sus
miembros, sino también en sus prácticas culturales. En ese sentido, poner en riesgo los
territorios y el entorno es una amenaza a la forma de vida mapuche en sí misma:

“Es que el territorio es el lugar donde se desarrolla una forma de vida, y la


convivencia de múltiples vidas, donde la del mapuche es una, pero existen múltiples
otras vidas que se interrelacionan, que dependen una de otra. Y si se rompe esa
cadena, si se rompe esa integralidad, desaparece la vida mapuche. Por eso
territorio es igual a buen vivir. Es igual a desarrollo cultural. (Entrevista realizada

28
por los autores a referente de la Confederación Mapuche de Neuquén, Neuquén,
abril de 2018)

Para el pueblo mapuche el impacto negativo de la explotación no convencional


reaviva su memoria histórica, considerando los efectos de la actividad hidrocarburífera
convencional:

“[…] la explotación tradicional ha dejado un pasivo ambiental, y un


desastre ecológico que es impagable, que es irremediable lo que ha dejado, en la
mayor reserva que existió de convencional que fue Loma La Lata. Vos recorrés
Loma La Lata y están las comunidades asentadas sobre un lago de combustible,
que está a ocho metros de profundidad nada más.” (Entrevista realizada los autores
a referente Confederación Mapuche de Neuquén, abril de 2018, Neuquén)

Lo que menciona el entrevistado hace alusión al caso de contaminación de los


territorios habitados por las comunidades Kaxipayiñ y Paynemill, luego de años de
actividad hidrocarburífera convencional. Este caso tomó gran notoriedad pública cuando
los integrantes del lof Kaxipayiñ extrajeron un líquido inflamable al realizar
perforaciones para obtener agua para consumo. A pesar de las denuncias de las
comunidades, en el año 2000 los gobiernos de la provincia y de nación prorrogaron
igualmente la concesión a YPF-Repsol hasta el año 2017. Aunque las comunidades
posteriormente lograron obtener el cobro de servidumbre por el uso de su suelo, continúan
afectadas por los impactos ambientales de la explotación hidrocarburífera, y por la
sistemática persecución tanto estatal como empresarial (Cabrera, 2015).
El historial de resistencia de las comunidades mapuche en torno a la actividad
hidrocarburífera no convencional reconoce asimismo algunos hitos en el conflicto actual,
vinculada a la resistencia de la comunidad Gelay Ko. En efecto, la empresa Apache
realizó, en el 2011, el primer pozo de hidrocarburos no convencionales en el país
afectando a esta comunidad, cercana a la localidad de Zapala. El antecedente resulta
doloroso para el pueblo mapuche, ya que allí emerge quien se ha convertido en emblema
de la lucha contra el fracking, Cristina Lincopan, logko33 de dicha comunidad, que
encabezó el proceso de resistencia contra la actividad no convencional, y que falleció en
marzo de 2013. . Su fallecimiento a una edad temprana por problemas respiratorios es

33 La palabra logko designa a la autoridad máxima de un lof. La palabra lof designa a la unidad básica
organizacional del pueblo mapuche. Muchas veces es traducido como comunidad.

29
asociado por los miembros de la comunidad y por distintos sectores resistentes a los
efectos que tiene en la salud la explotación de gas y petróleo. Para la comunidad, realizar
estudios científicos que permitan convalidar los daños sociosanitarios del fracking resulta
complejo por la dificultad de contar con la asistencia de laboratorios privados que
contribuyan en aportar información. Esto empeora cuando el Estado no lleva adelante de
modo sistemático, como denuncian las comunidades, mediciones de contaminación
ambiental que arrojen resultados respecto del suelo, la tierra y el aire.
El conflicto candente respecto a la instalación de Chevron e YPF puso en primer
plano la resistencia de la comunidad Campo Maripe, antiguos pobladores de Añelo. Esta
comunidad es quien más fuertemente resiste el ingreso de la actividad no convencional
en sus territorios y, en consecuencia, cuenta con un historial de represión y
judicialización. La conflictividad en este caso penetró en la arena judicial en el año 2014,
al iniciarse en la provincia de Neuquén un juicio entre partes privadas, en el que la familia
Vela, propietaria legal de las tierras donde se emplaza la explotación no convencional -y
que los mapuches reclaman como propia-, radicó una denuncia por usurpación y despojo
de territorio al lof Campo Maripe. En abril de 2019 se llevaron adelante las audiencias,
en la etapa final de este juicio. Si bien no ha sido el único proceso legal que han
experimentado las comunidades, es una instancia apreciada por distintos actores de modo
muy particular, especialmente por las consecuencias que puede tener para la explotación
de Vaca Muerta. Aunque el juez de Garantías de Neuquén a cargo del caso absolvió a los
seis integrantes del lof Campo Maripe de los delitos que se les imputaba, en junio del
mismo año el Tribunal de Impugnación anuló aquella sentencia, ordenando la realización
de un nuevo juicio, por considerar que el juez que se expidió en la causa había realizado
una absurda valoración de la prueba.

Reflexiones finales

Aunque la incertidumbre económica y productiva a nivel mundial es aún acuciante


en la fase pandémica presente, las autoridades públicas plantean algunas certezas
programáticas: incentivar y promover los extractivismos de recursos naturales, donde
Vaca Muerta ocupa un lugar de jerarquía insoslayable.
A diferencia de otras actividades productivas, desde el punto de vista oficial los
hidrocarburos no convencionales traen la promesa de la superación de un doble problema:
abastecer energía al mercado interno disminuyendo la importación de combustible y

30
mejorar el perfil exportador de recursos primarios. Asimismo, en el mediano plazo la
transición hacia fuentes renovables no lograría aún subvertir la dependencia en el
consumo de gas y petróleo. En este marco, siempre desde el discurso predominante, la
posibilidad de que el gas natural oficie como “combustible puente” de la transición
reaviva la expectativa de exportar hacia otros países que requieren contar con ese apoyo
mientras las fuentes limpias adquieren progresiva presencia.
La crisis pandémica dejó al descubierto igualmente la vulnerabilidad de la
producción de hidrocarburos, que danza al son de los vaivenes de precios internacionales
y de las estrategias de inversión de las empresas dedicadas a la explotación de fósiles.
Esto cobra relevancia si tenemos en cuenta la ingente cantidad de subsidios y erogaciones
públicas que esta actividad demanda. Pero además, la crisis sistémica profundizó distintos
debates en torno al impacto de la explotación de hidrocarburos con respecto a la
aceleración del cambio climático, y la necesidad de avanzar hacia una transición
energética.
El consenso fósil y del fracking recrea un proceso hegemónico en torno de las
potencialidades de Vaca Muerta, donde actores públicos, empresarios, trabajadores,
científicos, comunidades y organizaciones sociales enfrentan y confrontan en relaciones
y posiciones desiguales. Para unos, el consenso en torno de la actividad extractiva debe
ser reforzado para favorecer el desarrollo del megaproyecto. Para otros, en cambio, aquél
consenso debe ser resistido, franqueado y cuestionado, ya sea en pos de la limitación
absoluta de la explotación, como también en la perspectiva de una negociación que
otorgue mayores beneficios a los sectores afectados. La nacionalización de la explotación,
la fracturación más acotada y un mayor control por parte del Estado sobre las empresas
para evitar la contaminación, son algunas de las posiciones y alternativas que se plantean
mientras se perfora el territorio.
Todos estos elementos constituyen batallas de sentido y por recursos, donde
confluyen valoraciones y apreciaciones divergentes que derivan en visiones contrapuestas
sobre el modo de relacionarse con el ambiente, el territorio, la naturaleza y la otredad.
Pero aún más, estos conflictos se enmarcan en disputas en torno de la energía como un
bien mercantilizado y apropiado por grandes grupos empresarios que consideran la
explotación de hidrocarburos como un beneficio económico particular.
Mientras las batallas se libran, los impactos del fracking dejan sus pesadas huellas
negativas en el aire, en el agua, en la corteza de la tierra, en las comunidades y sus
culturas.

31
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