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Ã-Tica y Humanismo en La Educaciã N
Ã-Tica y Humanismo en La Educaciã N
en la educación
Ética y humanismo
en la educación
José Acevedo Acosta
Rodolfo Bernal Escalante
Salvador Camacho Sandoval
Jorge Alfonso Chávez Gallo
Juan José Láriz Durón
José Luis Quintanar Stephano
Ética y humanismo
en la educación
ISBN 978-607-7745-74-7
Introducción 8
Formación humanista:
¿qué es, para qué, para quiénes?
José Acevedo Acosta 16
El humanismo en la Universidad:
¿la formación de "monstruos"?
Rodolfo Bernal Escalante 38
De la universidad humanista
a la Universidad ISO 9000
Salvador Camacho Sandoval 54
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Introducción
3 Cfr. Buber, Martin, ¿Qué es el hombre?, FCE, México, 1977, pp. 12-20.
4 Cfr. Scheler, Max, El puesto del hombre en el cosmos, Losada, Buenos Aires,
1978, pp. 23-26.
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Ética y humanismo en la educación
H
ablar de formación humanista se ha convertido en un
punto de diálogo y encuentro recurrente en la vida diaria,
y nos referimos a ella frecuentemente con alguno de los si-
guientes sentidos: a) como ausencia o lamentación, b) como deber
ser de los ciudadanos de cada comunidad, c) como tarea que
debemos construir para beneficio de todos, d) como una cues-
tión de política educativa del Estado y de sus instituciones, e)
como compromiso institucional de la universidad o f) como una
cuestión ética y de filosofía moral de nuestro tiempo, que requie-
re una reflexión particular para ubicarnos y atender el llamado
colectivo de la sociedad contemporánea. Sin duda, en estas líneas
quedarán plasmadas las seis hipótesis, pero se pretende enfatizar
la última de ellas para saber qué es la formación humanista, qué
hacen las instituciones superiores y universidades en torno a este
asunto que tanto espacio y preocupación representa para todos en
la vida nacional, individual, familiar, social y académica.
Es una cuestión tan compleja y difícil de definir que se
ha convertido en un punto de llegada personal, institucional, de
carácter público y filosófico, y de la que cada uno pretende apor-
tar o agregar algo para construir ese concepto, claro y visible,
por una parte, y difuso y complicado, por otra, pues si nos inte-
rrogasen ahora mismo acerca de ese concepto, tal vez tengamos
respuestas o tal vez no, y seguramente prefiramos no tocar el
punto o darle la vuelta a esa pregunta sencilla, pero difícil, incó-
moda y comprometedora. Cuando revisamos, calificamos o mira-
mos determinadas acciones o fenómenos humanos, de inmediato
nos adelantamos para juzgar que se encaminan o no hacia una
satisfactoria formación humanista; pero cuando indagamos con
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3 Ibidem, p. 6.
4 Ibidem, p. 12.
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Formación humanista
5 Ibidem, p. 20.
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nuina paideia y, por ende, del humanismo.6 Esto es, la natura nos
prodiga únicamente la base de la pirámide de la vida humana,
y la cultura-educación vendrían a ayudar a florecer la segunda
parte de la pirámide y de la historia nacional, pero ha de ser con
educación, con reflexión humanista, con una obligada y obligan-
te tendencia humanista en todos los estratos, niveles y confines
de la educación, como lo recomiendan hombres probos, honestos
e inteligentes como Pablo Latapí.7 Hasta aquí un acercamiento a
la paideia griega y una cavilación paralela para nuestro entorno.
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Formación humanista
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Formación humanista
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Formación humanista
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Formación humanista
13 Ramos, Samuel, Obras completas, vol. II, Hacia un nuevo humanismo, UNAM,
México, 1985, pp. 9-11.
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Ética y humanismo en la educación
Consideraciones finales
Sin lugar a dudas, abordar las cuestiones de la educación valoral
o formación humanista es un tema ético que ha de ser medita-
do y atendido sistemática y permanentemente, por su relevancia,
trascendencia e imperiosa necesidad para una convivencia humana
digna en cualquier espacio o sector de la vida individual y colectiva.
Esta reflexión ética se dirige a considerar los aspectos for-
males e institucionales en torno al compromiso de conformar y
preparar humanísticamente cada una de las generaciones de pro-
fesionistas que egresan de nuestra universidad, y se hizo partiendo
de la herencia humanista más antigua y profunda de que dispone-
mos, que es la griega. Luego se pasó al entorno de los documentos
legales que dan marco oficial al compromiso de hacer y defender
el carácter humanista de esta casa de estudios.
De la tradición humanista y arete griegas se trabajó con
aquellas ideas que definen la paideia en su nacimiento genui-
no, prístino y ético para aproximarnos a ese paradigma y to-
mar los principios y ejes del ejercicio humanista antiguo e ima-
ginar, para nuestro país y entorno universitario, qué se debe
modificar, emprender y pensar para caminar en el horizonte
humanista deseable en nuestras geografías.
Por último, debo reconocer que resultaron muy valiosas
las ideas que se tomaron de Werner Jaeger, Juliana González,
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Formación humanista
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Bibliografía
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El humanismo
en la Universidad:
¿la formación de "monstruos"?
Introducción
E
ste breve ensayo tiene la finalidad de proponer una estrate-
gia didáctica para lograr fortalecer la formación humanista
en los estudiantes universitarios.
La construcción del criterio humanista se pretende al-
canzar a través del acercamiento, por parte de los estudiantes,
a las obras artísticas en general, y en particular a la literatura y
la música.
La intención es que los alumnos, al leer las obras litera-
rias aquí recomendadas, y además de disfrutar del placer estético
de la obra, vayan construyendo su propio criterio humanista,
que implica, entre otras cosas, su propio juicio estético y su con-
cepción antropológica.
Dicho lo cual, se procederá de esta forma: primeramen-
te, se realizará un acercamiento a lo que se va a entender por
Humanismo; posteriormente, se propondrá una noción acerca
de lo que es la naturaleza humana; seguidamente, se explicará
1 Voltaire, Cándido, o del optimismo, cap. XXI, Mestas Ediciones, Madrid, 2001,
p. 81.
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El humanismo en la Universidad
3 Las siguientes citas de los poetas clásicos a su vez fueron citadas por
Schopenhauer, Cfr. El mundo como voluntad y representación, Libro Cuatro,
Capítulo 46, Editorial Trotta, Madrid, 2003, pp. 641 y 642.
4 Pascal, B., Pensamientos, trad. Xavier Zubiri, sección v, 399, Alianza Editorial,
Madrid, 2009, p. 99.
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El humanismo en la Universidad
6 Twain, M., El forastero misterioso, Ediciones Altaya, Barcelona, 1994, pp. 37 y 38.
7 Cfr. Ibidem, p. 76.
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El humanismo en la Universidad
Conclusión
Así pues, el objetivo de ofrecer a los estudiantes esta concepción
del ser humano y después proporcionarles diversas fuentes en las
15 Pico Della Mirándola, Discurso sobre la dignidad del hombre, UNAM, México,
2004, p. 17.
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Bibliografía
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La virtud como fin
de la educación universitaria y
el concepto de "profesión"
Jorge Alfonso Chávez Gallo
Introducción
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n estas páginas se intenta defender la noción de educación
en general, y en particular de la universitaria, en función
de una idea de virtud entendida como pleno desarrollo de
lo humano, en contraposición al concepto en el que los fines
de la educación superior se definen con base en el término de
profesión.
En uno de los apuntes que forman parte de la proyectada
intempestiva Nosotros filólogos, Nietzsche señala la irracionalidad
implícita en la necesidad que fuerza a los jóvenes a elegir una
profesión:
1 Nietzsche, F., Nosotros los filólogos, Biblioteca Nueva, Madrid, 2005, 3 [19]
1874-1875.
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La virtud como fin de la educación universitaria
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La virtud como fin de la educación universitaria
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Bibliografía
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Humanismo, educación y
sociedad: ¿tríada común?
Juan José Láriz Durón
Presentación
E
l presente escrito no pretende ser un mensaje para educa-
dores, no es un formulario para encuestadores, ni es un dis-
curso para políticos; es, mejor dicho, una reflexión en torno
a tres aspectos importantes para nosotros, educadores y no, en
estos días: las humanidades, la educación y la sociedad. Es una
meditación que quiere no centrarse en un país, en un Estado o
en una situación particular; es, digámoslo así, una preocupación
tanto por lo humano como por lo que hacemos como humanos
en el ámbito educativo; es un artículo que abarca una totalidad
y que vislumbra varios aspectos que le incumben tanto a nues-
tra aldea global como a sus habitantes, asuntos todos, que nos
ocupan a quienes promovemos lo humano dentro de lo inhumano
de la propia sociedad, problemática que se centra en lo que es
lo humano en la educación y en lo social, sin perder de vista lo
múltiple de opiniones en torno al tema.
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Humanismo, educación y sociedad: ¿tríada común?
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que le ponían tanto los temas clásicos como los antiguos, a tal
grado que pasó tiempo buscando textos antiguos para poder be-
ber de las fuentes originales de los autores clásicos; el tema de la
"libertad" fue el que más le apasionó respecto de los temas que le
pudieran interesar del ser humano. Erasmo de Rotterdam, otro
apasionado por la visión humanista, se interesó por el desarrollo
de la educación física, por el sentido de la amistad y por criticar
la disciplina severa; como todo humanista fue un gran hombre
de letras, de ello son testigo las varias obras que dejó a la poste-
ridad y de las que se quiere destacar El elogio de la locura, donde
habla de la philia o amistad,4 como encuentro armonioso entre
humanos que es agradable; pero también se puede decir que la
obra "es a un tiempo, una sátira mordaz de las hipocresías y el
huero formalismo de que está llena la vida",5 por supuesto, esa
obra fue expuesta contra Tomás Moro.
En lo contemporáneo, como muestra humanista, exis-
ten varias acepciones del término, por sólo hacer referencia a
una tendencia, se mencionan un par de ejemplos; uno es el hu-
manismo existencialista que muestra la libertad del hombre,
dentro de este hecho, podemos dar como ejemplo de tal sentido
un par de escritos de dos filósofos quienes mantienen una pos-
tura humanista, uno es J. P. Sartre con la obra El existencialis-
mo es un Humanismo y el otro es Heidegger con la Carta sobre el
Humanismo; en ambas obras encontramos tanto un sentido de
objetividad referente a la vida -diaria-, como el sin sabor por la
existencia, mismo que muchas veces se presume incólume frente
a la muerte. Otro caso de humanismo contemporáneo es el pro-
pio proceso educativo, éste que se presenta como competente y,
que de cierta manera, está vinculado con la acción diaria de cada
sujeto, de cada individuo, de cada quien, como muestra de lo que
hacemos y somos dentro del círculo social.
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Humanismo, educación y sociedad: ¿tríada común?
Érase una vez una niña pobre, llamada Xiao Shen, que
vivía en la pequeña aldea rural de Zhongyuan, en el
centro de China. Su vida no era sencilla. Tenía que co-
mer arroz todos los días, carne había sólo en algunas
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Ética y humanismo en la educación
8 Werner, K.-Weiss, W El libro negro de las marcas: el lado oscuro de las empresas
globales, 2006, México, Editorial Sudamericana, p. 151-152. Pero esta historia
continúa: "Esto sucedió a comienzos de 1993 y no fue ningún cuento de hadas.
Xiao Shen conoció a dos empresarios llamados Huang Guoguang y Lao
Zhaoquan, quienes buscaban empleadas para su Zhili Handicraft Factory. Allí
se fabricaban juguetes que luego distribuía la empresa italiana Artesana
S.p.A/Chicco. Xiao Shen se convirtió en una de las 472 empleadas de la
factoría. Tenía la impresión de que allí las cosas le iban, incluso, peor que en
su casa, en la pequeña aldea, junto a los búfalos acuáticos. Trabajaba en la
fábrica Zhili sin descanso, de sol a sol, pero, igual que las demás, recibía a
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Humanismo, educación y sociedad: ¿tríada común?
cambio un salario que sólo le alcanzaba para sobrevivir. A veces eran unos
26 euros mensuales, otras veces eran 40. Como los dos gerentes comerciales
vivían acosados por el temor de que sus empleadas les robaran la mercancía,
transformaron la fábrica en una suerte de cárcel. Pusieron rejas a todas las
ventanas y clausuraron todas las salidas de emergencia. Los inspectores es-
tatales fueron sobornados para que se hicieran de la vista gorda. Ahora
Xiao Shen vivía día y noche tras las rejas, ya que, al igual que las demás
empleadas, también dormía en la fábrica. Uno de los tres pisos servía
como alojamiento, otro como depósito de mercancías. Y entonces, la tarde
del 19 de noviembre de 1993, se produjo un incendio que se extendió
rápidamente por todo el edificio. En todas partes había productos químicos
altamente inflamables. Xiao Shen y las demás intentaron huir. Pero ¿hacia
dónde¿ Todas las ventanas tenían rejas, todas las puertas estaban clausu-
radas. Doscientas personas, en su mayoría mujeres jóvenes, algunas de no
más de 16 años, fueron alcanzadas por el fuego y gritaron pidiendo auxilio.
Xiao Shen consiguió forzar una ventana enrejada del segundo piso. Tuvo
que tomar una decisión: o moría quemada, o saltaba. Decidió saltar y se
quebró los dos tobillos. Algunas de sus amigas de la aldea de Zhongyuan no
lograron escapar de las llamas. En total murieron 87 personas calcinadas, y
otras 47 sufrieron heridas graves. Xiao Shen pasó cuatro meses en el hospi-
tal hasta que sus pies estuvieron medianamente recuperados". Para mayor
referencia consulte el capítulo: "Pan y circo".
9 Galeano, E., Patas arriba. La escuela del mundo al revés, Siglo XXI editores,
México, 1998, p. 81.
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Humanismo, educación y sociedad: ¿tríada común?
Es así que tanto Latapí como Eco muestran cada uno, se-
gún su propia perspectiva, la importancia del "saber vivir juntos"
tanto en la familia como dentro del entramado educativo y de la
propia humanización y la socialización del ser humano, impor-
tancia que debe reflejarse en la familia, en la calle y en la escuela.
d) Saber ser, este aspecto está vinculado al pensar, al ser
de cada cual, a su individualidad y, el principal temor que enfren-
taron quienes se plantearon el asunto, gira en torno a la posible
deshumanización que la era tecnológica sustenta con la individua-
lidad que está promoviendo, y ello nos permite poco compartir
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17 Sartori, G., Homo videns: la sociedad teledirigida, Taurus, México, 2006, pp.
39-40.
18 Guber, R., El eros electrónico, Taurus, México, 2000, pp. 121-154.
19 ARPANET: Advanced Research Projects Agency + Net.
20 CMC: Computer Medrated Communication.
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Bibliografía
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La formación hunmanista
en las Ciencias Básicas
José Luis Quintanar Stephano
R
esulta obligado describir el marco de referencia bajo el cual
se gesta nuestra Institución: el perfil humanista. Fuera del
contenido propio de las ciencias con sus principios, con
sus técnicas, pueden ser observadas como meros instrumentos
para llegar a una condición que sublima la naturaleza humana;
las finalidades en sí mismas parecen insuficientes para explicar
esa búsqueda del satisfactor por el solo hecho del saber, sino por
valores en los que trasciende el espíritu de la tazón.
Inculcar valores en procesos educativos es complejo por
la naturaleza de las ciencias básicas, donde el grueso de la aten-
ción se lo lleva el contenido informativo. El tiempo dedicado a la
formación humanista en estas condiciones es breve, por lo que el
contacto debe ser muy claro, específico y buscar el punto donde
más se pueda impactar y trascender.
Una propuesta de valores que sean lo menos mutables
o que permanezcan con cierto grado de adecuación a las nuevas
condiciones de vida, en cuanto a la vertiginosa evolución social,
debe ser aquella que atienda las actuales necesidades que justifi-
quen la supervivencia del individuo y de la especie.
El aprendizaje de valores por propia experiencia es un
largo y tortuoso recorrido. Afortunadamente, dentro de la so-
ciedad existe la enseñanza en el punto más básico, que es la fa-
milia. Valores como la tolerancia, la responsabilidad, el trabajo,
la honestidad, etc., corresponden a formatos cotidianos que en
su globalidad forman individuos socialmente equilibrados. Sin
embargo, ya en el caso específico de valores propios de una pro-
fesión, deberán ser afinados al perfil particular que pueden ofre-
cerse en el ramo de la formación académica propia de las institu-
ciones de educación.
Ética y humanismo en la educación
La vida
El entorno
La verdad
Uno de los elementos claves en las ciencias básicas, como tam-
bién lo es en otras ciencias racionales, es la verdad. Su búsqueda,
declaración, presentación, transmisión y su defensa son el reto
del investigador.
Un individuo que plantea la búsqueda de la verdad no
puede concebir ni la mentira ni el engaño ni la interpretación
subjetiva. Aferrarse lo más posible a la verdad puede resultar
hasta doloroso; sin embargo, la omisión de información o la ma-
nipulación de la verdad es un defecto que arrastra a la pérdida de
confianza, pues la verdad consiste en una correspondencia con
la realidad.
No es comprensible que una persona en el ejercicio de la
verdad científica lleve una vida salpicada de mentiras o de en-
gaños. Existe permanentemente el riesgo de realizar una mala
observación durante la aplicación del método científico, y por
tanto plantear hipótesis que posiblemente no sean demostradas
durante el proceso experimental, pero al llegar a la reproduci-
bilidad es donde el fracaso se presenta tajante y se replantea
nuevamente la observación o la hipótesis. Es frecuente que los
resultados obtenidos en la búsqueda de la verdad no sean los es-
perados e inclusive contrarios a nuestra hipótesis; sin embargo,
la fortaleza moral debe sostenerse para presentarlos a costa de
los propios deseos o intereses.
Normalmente, en el proceso de búsqueda en el ámbito
científico se establecen condiciones para demostrar, verificar o
comprobar lo que sí es y no tanto lo que niega a lo que sí es; es
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La formación humanista en las ciencias básicas
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La formación humanista en las ciencias básicas
La libertad
El sufrimiento
El respeto al sufrimiento de quien lo padece o quien se condue-
le del ajeno marca justamente un nivel de espiritualidad poco
entendido en nuestros días. El eudemonismo prevalece como la
motivación central de toda acción en cuanto al sentirse bien o
la contraparte en el proceso de evitar el sufrimiento.
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Lecturas recomendadas
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