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Curso - Psicosis Ordinaria y Extraord
Curso - Psicosis Ordinaria y Extraord
MONOGRAFÍA
La psicosis como una estructura resultante de los efectos del lenguaje que
se producen en la constitución del sujeto cuyo análisis viene de la mano de Lacan,
quien conceptualiza la noción de “fenómenos elementales” entendiéndose a estos
no como algo distinto a la estructura, sino que hay una relacion entre ellos
entonces para que haya relaciones tiene que haber algo que quede por fuera pero
que se incluya en la estructura: el elemento. De Clérambault definía los
fenómenos elementales como característica esencial de las psicosis basadas en el
automatismo mental, la irrupción de voces, de discursos de otros en misma esfera
psíquica “anticipación de pensamientos, enunciación de actos impulsiones
verbales, tendencias hacia los fenómenos psicomotores”.
En la psicosis el Otro queda afuera de todo reconocimiento, de toda
mediación simbólica, para que se desencadene es necesario que haya forclusión
del significante Nombre del Padre, el elemento no dialectizable corresponde a la
no inscripción del Nombre del Padre, de manera que el automatismo pierde la
causalidad organicista pudiendo reinscribirse en la lógica subjetiva.
Desde la psiquiatría Clérambault plantea tres características son neutros
(carecen de tonalidad afectiva ya que pueden estar acompañados de un leve
estado euforico, son no sensoriales (se diferencia las alucinaciones de los
fenómenos de automatismo), son anideicos o atemáticos (carecen de construcción
ideativa). El aporte de Clérambault es haber mostrado el carácter neutro, que esta
en plena discordancia con los afectos del sujeto, que ningún mecanismo afectivo
basta para explicarlos.
Como bien se menciono en la estructura psicótica hay ausencia del
significante Nombre del Padre lo que produce que el efecto donde se escucha no
hay un retorno desde lo simbólico sino desde lo real. “Por el agujero que abre en
el significado, inicia la cascada de los retoques del significante de donde procede
el desastre creciente de lo imaginario, hasta que se alcance el nivel en que
significante y significado se estabilizarán en la metáfora delirante” (Lacan, 2002)
Miller (1997) ha identificado como segundo grupo además de los
fenómenos elementos, los fenómenos del cuerpo donde el sujeto percibe partes
de cuerpo ajenas a él, sensaciones de desplazamiento o extrañeza, asi como
alteraciones del tiempo y espacio. En un tercer grupo refiere a los “fenómenos que
conciernen al sentido y a la verdad” en donde el sujeto testimonia tener
experiencias de certeza absoluta con respecto a su identidad, hostilidad, etc.
En la psicosis de lo que se trata es de una escisión esencial del sujeto
singular del inconsciente cuya única certeza es la falta en ser, que se produce de
una manera mucho mas radical en tanto aparece desde un real. En cuanto al
psicoanalista le quedará la posición de sumisión completa, a los dichos del
paciente, será el secretario del alienado.
Hay desconocimiento primitivo de la alienación fundante del Espejo y del
orden de la palabra. La interpretación para descifrar la diacronía de las
repeticiones inconscientes, debe introducirse la sincronía de los significantes que
haga posible su traducción. Para la psicosis hay un “inconsciente a cielo abierto”.
Lacan hace uso de fenómeno elemental en tanto es el propio fenómeno y fundante
de lo que será la diacronía en la psicosis.
En la psicosis hay un estado de perplejidad, no hay vinculación con un
significante anonadante como sucede en la rivalidad con el padre sino en un
anonadamiento significante, en este sentido se trata del fenómeno de significación
de significación. Lacan refiere a la prepsicosis como ese momento de
desencadenamiento que se muestra como significación de significación:
perplejidad, fenómenos de franja. Estos últimos se entiende “como lo que sale del
campo enigmático cada vez que se instaura un estado cuya llegada parecería
debe anhelar cual un respiro, se produce una iluminación en franja del mundo
externo, que lo recorre con todos los elementos componentes del lenguaje, en
tanto disociados” (Lacan, 2002). A través del trabajo del delirio que se permite
producir la metáfora delirante y a estabilización del sujeto.
Siguiendo a Lacan (2002) sostiene “El fenómeno psicótico se puede
entender como la emergencia de una realidad de una significación enorme que
parece una nadería ya que nunca entro en el sistema de simbolización”. Se trata
de una relación con la búsqueda de un sentido univoco del cual solo da cuenta de
un significante reducido en tanto no significa nada. Lacan basándose en lo
propuesto por Roman Jakobson sostiene que es esencial el desplazamiento de
significado para que pueda surgir la metáfora, pero es necesario el lenguaje. Se
puede pensar en la psicosis se trata de una perdida a nivel de signo, la realidad
cae ahí donde el grito debe producirse ya que el psicótico aún no está conectado
de una forma particular con la cosa. Trata a las representaciones como
representaciones-cosa donde la significación no se desplaza: no hay transferencia
de significado posible.
Para Lacan la psicosis no es un déficit, sino que se inscribe como una
diferencia que no tiene explicación posible, es decir no hay significante en el Otro
por lo que el Otro es considerado como absoluto.
Siguiendo a Miller quien propone el termino psicosis ordinaria que no es
una categoría diagnostica sino un programa de investigación en el que el caso
diagnosticado puede anotarse como un punto de una serie infinita. En ese sentido
es la construcción de cada caso como punto de una serie y no como lo ya sabido
de verificación en la psicosis. Esta pretensión exige que el Otro no este definido a
partir de la ausencia o presencia del significante del Nombre del Padre de la
incompletud del OTRO, sino de su inconsistencia.
La psicosis extraordinaria hay una perdida para anudar los tres registros en
donde el fenómeno elemental es el que aparece frente a la ausencia del nombre
de padre. Hay una falta en relación del sujeto con la realidad, es decir la relación
del sujeto con el significante.
En cambio, en la psicosis ordinaria es posible contener una parte a lo real
de tal manera que el sujeto puede generar lazo social con desenganches que
puede producir en base a la creación de un nudo que opere para el sujeto.
En conclusión, se puede decir que las neurosis o psicosis han sido
nombradas antiguamente como sinónimos de enfermedad de ahí que el hombre
considerado como enfermo, “portador de una cuestión”, “inadaptado” a la
civilización de allí que Lacan insiste en un vaciamiento semántica de tales
categorías. Por ello el sujeto del psicoanálisis nada tiene que ver con el de
psiquiatría, psicología y sociología.
El tratamiento de las psicosis compromete al psicoanalista a la prudencia y
la verificación más que al ímpetu terapéutico. Muchos de los sujetos que vienen a
la consulta y en quienes se logra detectar fenómenos elementales muy sutiles o
formas subclínicas de la psicosis, ya vienen con su solución a cuesta (por algo no
se han desencadenado hasta entonces). ¿Qué vienen a hacer entonces? A
certificarse en su invención, a autorizarse en sus soluciones, a ser acompañados
en estas. Vienen por ejemplo, a poder decir que “no” a la aparición tenue pero
inopinada del goce del Otro, que emerge de manera puntual y evanescente.
Saben que es necesario decir “no”, pero requieren de otra presencia para
autorizarse en su no-decir.
Analia Nancy Mamani