You are on page 1of 9
LOS POETAS ° DELOS ¢ LARES NUEVA VISION DE LA REALIDAD EN LA POESIA CHILENA por Joner ‘TertuzeR Revonocemos, para empezar, que este trabajo serd tal ver arbitrario para la ma- yoria de los escasisimos conocedores interesados en el desarrollo de la poesta nacional. Pero nuestro objetivo no es el de hacer un inventario de poctas (in ventarios a los cuales son tan adictos nuestros eriticos y estudiosos armaclos ca da uno con sus respectivos fichetos) sino de elegir entre muchos valiosos y distin- os poctas a aquellos que sin ponerse de acuerdo entre si han dado una linea ca racteristica a la poesia chilena nueva de los iiltimos quince aiios, la quie podria- mos calificar como de “poesia de los la- es", Por esto, de antemano sefialamos la omisidn de varios nombres de induda- ble interés en cualquier ensayo sobre poesia mueva, pero situados en otros puntos del quehacer poético, y por lo tanto, alejados del sentido de este tra- bajo! El regreso de Anteo Tras estas previas aclaraciones, habla- mos de poetas jovenes atin, pero que con- taron con la madurez necesaria para afrontar Ia obra de nuestros poetas ma- yores —tan aplastante e incluso distor- sionadora, especialmente la de Neruda entre las décadas del 30 al 50— y que incluso la han asimilado ¢ incorporado a su obra, Poetas que han tenido una visién personal del mundo natural y cul- tual, que tomaron concieneia de las pre- guntas de la época, de Ia perplejidad en que nos situamos frente al mundo, y 48 Se Currunares han dado sus propias respuestas, sin recurrir a otras artes que las de ta palabra, sin transformar la poesia en seudo politica, religién o filosofia. Y entre estos poe- tas destacamos principalmente a Efrain Barquero, Pablo Guitiez, Alberto Rubio, Rolando Cirdenas, Alfonso Calderén. Un primer hecho que estableceremos es el de que los “poetas de los lares” vuel- yen a integrarse al paisaje, a hacer la descripcién del ambiente que los rodea. Se empiezan a recuperar los sentidos, que se iban perdiendo en estos tiltimos aiios, ahogados por la hojarasea de una poesia no nacida esponténeamente, por cl contacto del hombre con el mundo, sino resultante de una experiencia mera- mente literaria, confeecionada sobre la medida de otra poesia. Esto es importan- te en un pais como el nuestro en donde el peso de Ia tierra es tan decisivo co: mo lo fuera (y tal vez sigue siéndolo) “el peso de la noche”, en donde el hom- bre antes de lanzarse a los reinos de las ideas debe primero dar cuenta del mun- do que lo rodea, a trueque de convertirse en un desarraigado, Mundo singular el nuestro, que hizo decir hace muchos aiios a Miguel Serrano que el chileno en €l fondo de si mismo suele negarse a creer que pueda existir algo mis allé del imite de la cordillera y del océano. Los poctas nuevos han regresado a la tierra, sacan su fuerza de ella. ¥ este movimiento Mirico ha tocado curiosamente a los poetas de generaciones pasadas, como Teétilo Cid® y Braulio Arenas’ que fue- ran iniciadores del movimiento surrealista en Chile, creadores de paisajes menta- les, que sin embargo tomaron a Ia larga conciencia de la tierra y la reflejan en. sus iiltimas obras; asi Teofilo Cid escribe su ambicioso (y formalmente frustra- do) “Camino del Sielol", en donde declara que quiere ver “el brocal en donde brillan as raices", y Braulio Arenas recorre el pais y lo inventaria desde su valle natal del Elqui hasta las regiones magallnicas’. Asimismo, podriamos alargar Ia lista con Luis Oyarzin y su “Alrededor”, Gonzalo Rojas en muchos poemas de “Contra la muerte”, Mario Ferrero en su “Tatuaje marino”, Nicanor Parra que recrea una escondida veta folklérica en ‘La Cueca Larga”. Particularmente no- table ¢s el caso de Carlos de Rokha, el cual Inego de probar con deslumbrante destreza y pirotecnia verbal las innovaciones de la poesia de vanguardia, Iega ha- cia el fin de sus dias a realizar una poesfa de profundo contenido terrestre y car 2 nostilgica. Por qué esta vuelta? No basta para explicarla, creemos, el origen provinciano de a mayoria de los poetas, que atacados de Ia nostalgia, el mal poético por exce- lencia, vuelven a la infancia y a la provincia, sino algo més, un rechazo a veces inconsciente a las ciudades, estas megipotis que desalojan el mundo natural y van aislando al hombre del seno de su verdadero mundo. En la ciudad el yo esta pulverizado y perdido como dice Gottfried Benn, que suefia —intelectual fatiga: 0 Currurares do— a volver a ser “el antepasado de sus antepasados, una masa de musgo en un tibio pantano”., Sin embargo, no se crea que los poctas que trataremos vuelven a escribir una poesfa descriptiva y detallista y a realizar una mera enumeracién na- turalista que conduciria a una especie de criollismo poético, etapa quizés necess- ria, pero superada tanto en nuestra poesia como en nuestra narrativa, Si el poe- ‘a toma formas populares (cueca o tonada), a su ver las enriquece, como suele hacerlo Alberto Rubio. Pero mds, ya en 1956 sefialamos (al publicar “Para an- geles y gorriones") que es necesario acudir a un “realismo secreto”, pues es s- bido que el mundo exterior contiene pocas ensciianzas, a no ser que se le mire como un depésito de significados y stmbolos ocultos. Es preciso interpretar y en- tar profundamente en el significado de las costumbres y ritos nuestros, que se han ido transmitiendo de gencracién en generacién, y en este sentido, es notable fen muchos pasajes la obra de Barquero “Enjambre” (1957), y luego su “El Re Bres0" (1962), en donde en un solo aliento se detalla la muerte y entierro del padre, como cosecha y reparto de un fruto, como cena de los hijos, Asimismo, ‘Operan en este sentido (ligados a la vez a los ancestros de 1a Patagonia) muchos poemas de Rolando Cardenas en “EI invierno de Ja provincia”. El pocta no se siente solo, sino siempre rodeado de un mundo fisico al cual pertenece y que le Pertenece, y de antepasados que lo acompafian en su trinsito terrestre, ast como Se sabe que uno acompafiani en venideros trinsitos a sus descendientes, Poesia Bencaldgica, en el buen sentido de la palabra. Y los antepasados y los parientes aparecen en esta poesia naturalmente no en su condicién de mero parentesco, si no clevados a la categoria de figuras miticas, transfigurados en angeles guardianes. Cultura y tradicién Al revés de lo que comiinmente se cree, pensamos que Ia poesia —al igual que la revolucién— aspira al orden. Enfrentado al caos el poeta rehace el mundo, entre 2 luego un nuevo mundo cerrado al cual invita a habitar: el poema, Y tiene con. ciencia de que su poesfa no es s6lo un fruto espontineo, sino cultivado con un conocimiento de su oficio y del orden cultural que le rodea. No en balde enun- ciaba Louis Aragon: “El principal enemigo del canto es la ignorancia’, A Ia improvisacién, celebrada en demasia entre nosotros, a la indiferencia inelu- so por la poesia de otras latitudes, al localismo cultural, sucede entre Ia mayorla de los poctas una actitud de responsabilidad y estudio de su Mester. Podremos ilustrar nuestro aserto con una reciente declaracién de Galvarino Plaza frente a su coleccién de poemas: “Traduccién libre sobre el origen y la luvia': “Cada ia ereo menos en la poesia fruto de la pura sensibilidad ciega, que se genera co- mo los hongos o las lentejas. Es importante, en este orden, la conciencia de los 50 Gurruranes \alores que nos som propios: acervo cultural superpuesto a caracteres éinicos. Asl suede entonces que en la nueva poesia se halle correspondencia (més que influencia, sin temer en absoluto a este término) con voces desacostuimbradas en el desarrollo de la poesfa nacional, pues los poetas buscan desarrollar su pro- pia vor a través de afinidades con creadores; ast en estos iltimos atios es notorio 1 aporte no ya de las influencias de nuestros poetas como son Vicente Huidobro, Neruda o Pablo de Rokba, sino de las de Prévert, Rilke, Dylin Thomas, Mary Webb (euya relacién con Ia obra de Efrain Barquero atin no ha sido sefialada) entre los de otras lenguas, y la de Gésar Vallejo y Lopez Velarde, entre los de nuestra lengua, ademas de Ia revalorizacién de poetas tan valiosos como Rosamel del Valle y Omar Giceres, entre otros. EL poeta, hermano de las cosas: hacia una poesia de la comunicacidn Nueva particularidad de esta nueva posta es lx de que los potas ya no se sidan como centro del universo, con el yo desorbitado y romintico al estilo de Hui- dobro (“hablo con una voz venida del principio de los siglos”), Neruda o Pablo de Rokha, sino que son observadores, cronistas, transeiintes, simples hermanos de los seres y de las cosas. Los habitantes mis Iticidos, tal vez, pero en todo caso, habitantes mis de Ia ticrra. ¥ quizis consecuencia de esta actitud es la de que el lenguaje poético no se diferencia fundamentalmente ya del de la vida cotidiana: no se buscan palabras brillantes y efectistas, se emplean frases y giros corrientes, sin desdeiiar por esto las experiencias de renovacién verbal en las cuales suele ser un maestro Alberto Rubio. No se desderia el Iugar comiin, pero el lugar co- ‘miin ya ennoblecido por el uso, como los guijarros transformados por los rios en claros homenajes al paso del tiempo. La palabra salvada del prosaismo es irrem: plazable y no funciona, por supuesto, s6lo en un sentido descriptivo No se ha- cen imagenes por la imagen, sino que surgen del contexto del poema, que en cuanto a su estructura vuelve a moldes més tradicionales que los predominantes hasta Ios siltimos afios: los poemas estin construidos desde un centro emotivo 0 verbal. Incluso Alberto Rubio esconde brillantes innovaciones tras la miscara de Ja rima y del ritmo. También a Ia estrofa regular se cifien generalmente Pablo Guitiez y Alfonso Calderén. Barquero usa preferentemente el verso libre de gran aliento, incluso el versiculo a la manera rilkeana de “Cancién de vida y muerte del cometa Cristébal Rilke”, en su poema fiimebre a su padre, “EL regreso”. Quien sabe si esta forma y este lenguaje puedan cumplir en alguna medida el milagro de acerear al poeta a los lectores, no digamos al gran puiblico, aislado obviamente de la poesfa no sélo por ciertas condiciones intrinsecas de ella, sino también por Ia presién de la publicidad que lo desvia hacia otras expresiones, 31 Currurares ¥ de las casas editoriales que la han abindonado en el desvén de los malos nego- ios, en forma superficial, pues de paso recordaremos que ninguna novela chile- na se hia acercado ni remotisimamente en tiraje a los “20 Poemas de Amor”, para no dar sino un ejemplo. Pues la poesia que tratamos es, sin desieiiar los aportes de la poesia de vanguar- dia ~incluido el surrealismo— predominantemente una poesfa de comunicacién, fn contraste con la poesia que durante varios aiios imperd en nuestro pais, en la cual al amparo de grandes palabras que pretendian confundirse con el tono ma- Yor, elacarreo de irrisorios monstruos verbales de cartén piedta, o discursos de ce- menterio dichos en la oscuridad, se ocultaba una descarada vacuidad que eon: fundia al piblico. Si la poesia, por naturaleza, constituye una “sociedad secre ta" (al decir de Miguel Arteche), no es menos cierto que su misién es la de —sin ceder en lenguaje y visién— incotporar a ella todo hombre que se le acerque Nostalgia de la Edad de Oro Frente al caos de Ia existencia social y ciudadana los poctas de los lares (sin po- nerse de acuerdo entre ellos) pretenden afirmarse en un mundo bien hecho, so- bre todo en el del mundo del orden inmemorial de las aldeas y de los campos, en donde siempre se produce la misma segura rotacién de siembras y coscchas, de sepultacion y resurreccién, tan similares a la gestacién de los dioses (recordemos a Dyonisos) y de los poemss. Por omisidn, se repudia entonces el mundo mecani- zado y standardizado del presente, en donde el hombre medio s6lo aspira a las pe- quefias metas del confort como el auto, Ia televisién; en donde el habitante de nuestros paises pierde su individualidad gracias al lavado mental de la propagan- da y deslumbramiento impuestos por el ejemplo y la propaganda de formas fo- rineas de vida (esas formas que causan millones de neurosis en nuestro “Gran Vecino del Norte”); en donde el burécrata “téenico en plancamiento” o locutor de radio, 0 politico de maquinaciones en oscuros.pasillos, ha desplazado de la ‘conduccién de los pueblos al héroe; en donde la ciencia al servicio de intereses conémicos amenaza con Hevarnos a una destruceién atémica final. “Progres: mos, ¢Por qué no retrocedet?”, como decia Rimbaud ya en 1878. O como in caba proféticamente Rilke’: “Para nuestros abuelos, una torre familiar, una mo- ‘ada, una fuente hasta su propia vestimenta, su manto, eran atin infinitamente, infi- ‘nitamente mis familiares; cada cosa era un arca en la cual hallaban lo humano y agre- gaban su ahorro de humano, He aqui que hacia nosotros se precipitan, Iegadas de América, cosas vacias, indiferentes, aparicncias de cosas, trampas de vida... Una ‘morada en Ia acepcién americana, una manzana american: © una vitia america. 82 Curremanes na nada de comin tienen con la morada, el fruto, el racimo en los cuales habian. enetrado la esperanza y meditacién de nuestros abuelos.... Las cosas dotadas de ie ee cote Sov Ua cin oie et stag centres, eta ea deci. nacién y ya no pueden ser reemplazadas. Somos tal ver los iiltimos que conocie- rom tals cate: Sobve nowtros deseania la tespanabilded de conerrar 08 eal mente su recuerdo (lo que seria poco y de no fiar), sino su valor humano y Iie rico”. EI poeta, entonces, como el artesano, deberd conservar Ias cosas reales, en vias de extincidn, frente a esta invasién de las irreales que nos son impuestas en serie, ei De ahi entonces que Efrain Barquero escriba un libro llamado “Los Oficios" en donde inventaria y canta los trabajos artesanales (asi opera asimismo Rolando Cirdenas en “Personajes de mi ciudad”), Poesia social de contenido profundo y no de facil consigna, en la que el poeta mismo toma el lugar del trabajador, al que canta con amor y conocimiento. De ahi también Ia nostalgia de los “poctas de los lares”, su buisqueda del reen- cuentro con una edad de oro, que no se debe confundir s6lo con Ia de Ja infan- ia, sino con la del paraiso perdido que alguna vez estuvo sobre Ia tierra (y en este sentido, la nueva poesia chilena actiia sobre el campo de un Dylan Thomas, de Sergei Esenin, Gerard de Nerval, Milosz y otzos), Los poetas ya no se deleitan con la velocidad y el amor al futuro, incluso no les preocupa demasiado Ja posibilidad de los viajes espaciales, ni el progreso de In ciencia que, lo hemos visto, puede evar finalmente al exterminio. En este sentido, es bien definida cierta parte de Ia poesia de Alfonso Calderdn, que busca ensofaciones y fantasmagorias del “pais sin nombre” de la infancia, como refugio contra el presente. Asi, los poetas actuales persiguen una Edad de Oro de la cual se tiene un recuer Ab cslectivo Ineocucente, buscan Joo verdadero tlimentontereees) raul “Ia antigua conexién con el dinamo de las estrellas EL poeta, habitante del mundo embargo, esta apertura hacia otro plano de la realidad, no indica una falta de receptividad frente al mundo en que se vive, un cerrarse a sus experiencias, (Pues el mundo es “sagrado” como sefiala Gabriel Carvajal en su hermoso libro “Los nombres de nadie": “Sagrado el golpe del hombre que parte el cielo, raja Ja madera. .."). Con optimismo vemos que existen poetas que no comparten la angustia y Ia extraiieza frente al mundo de la mayoria de nuestros contemporé nncos, sino que se ubican en Ia tierra como en Ia casa paterna y al mundo incomu- nicado ¢ incomunicable de los maniaeos de las teorias, de los devoradores de “pa: pel cansado”, de los Iumpen-poetas y de los lumpen-eriticos, responden afirman- 53 Currunaies ddo las mis humildes realidades con 1as palabras mis humildes, ganadas a través de largas vigilias y experiencias, y piden, con un sentido casi religioso, ser eseu. chados por sus semejantes, pues la libertad interior que gana el poeta en la erea. cin debe hacerlo trascender por sobre su condicién historiea de criatura aliens, da y hermanarlo en un solo haz con los poetas de cualquier época. Transformar 4a vida cotidiana del préjimo gracias a una poesia que muestre el rostro verdade. to de la realidad: he ahi la tarea. Y no importa que sea incomprendida, escucha. dla entretanto s6lo por unos pocos, porquc a la negacién siempre un poeta res Ponde,con el “st universal”. ¥ porque siempre estd vigente la consolacion de un viejo alquimista a uno de sus diseipulos: “No importa cum alejado extés y cudn solitario te sfentas; si realizs tu trabajo a conciencia y verdaderamente, amigos desconocidos te buscarin y egarin a ti. Pues para estos “amigos desconocides” & para quienes, en Ultimo término, escriben los poetas y para quienes (también en iiltimo término) han sido escritas esias lineas ANTOLOGIA® Efrain Barquero. Nacié en Teno, 1931. En 1954 aparece su primer libro, “La Piee dra del Pueblo”, con prélogo de Pablo Neruda, poesla torrencial, de indole so. cial. En 1956, “La Compaiiera”, cantos al buen amor conyugal, Su. personalidad se define ya en “Enjambre” (1957) y luego en “El Pan del Hombre” (1960) ) “EL Regreso” (1961). Como un paréntesis esta “Maula”, libro de humor y de Picurdia popular, y luego, recientemente, sus “Poemas Infantiles” (Zig-Zag, 1965) que parecen un paréntesis dentro de su produceidn, El Regreso (Fragmento) Padre, no pensé que un dia al sentamnos a la mesa estarias rit extendido, como Ja mis copiosa de las cenas, Y serias ti mismo el dispensador de tu tierra mis oscura No pensé que al reunimnos una altima vez, wi crecerias de ti mismo mas arriba que nosotros. Y estarfas sentado en el silencio de los frutos, a Currurares Gomo lentos y cansados sembradores, en la gran mesa de la tierra todos somos a la ver comensales y extrafios frutos de los dioses, Parecemos comer, y que alguien nos devora Parecemos coger algo en nuestras manos, y es la boca de la tierra que se abre ante nosotros. Habria que pensar en las semillas, en sus granos petrificados y secretos Habria que pensar en el instante de precipitarlas, El Afilador Veréis un tronco viejo tuna rueda partida, Una piedra del mundo con a cara vacia. Veréis s6lo mi banco Ja luz del cielo fri ‘me seguirin los nifios como a un ave caida, Veréis un drbol seco veréis la piedra encima, Ja rueda de madera polvorienta y perdida Veréis que yo he pasado con mi pobre angarilla, veréis s6lo el acero vencedor de tos dias (de “Los Oficios”, 1962) Alfonso Calderin. Nacié en San Fernando, 1980, Sus afios de infancia y adoles- cencia pasaron en Temuco y Los Angeles. Publicé en. 1949 “Primer consejo. a los areingeles del viento", libro de inmadurez, con evidente influencia de poe- {as espafioles contemporineos. Su diecién se afina en “EI Pais Jubiloso” (titulo sacado de un verso de Dylan Thomas), 1958; en “La Tempestad” (1961) y “Los 5 Currunares ielos interiores”, 1962. Su obra inédita ha obtenido primeros premios en nume- rosos concursos. Es miembro del Instituto de Literatura Chilena, La cueca final ¢Quién tafie, ahora, aquella cueca, si hemos muerto? Juegan los angeles chilenos pasindose los tejos y suena Ja espuela solitaria. Usan siempre golillas Jos aldeanos, al calor de una fogata mortecina. a nunca mis veré ponerse traje de cola a alguna nila, tras lluviosos feriados escolares? El pitio enmudece en algiin cerco y hace el signo de la secta misteriosa. El damasco se acicala 0 canta una tonada. En trajines del otofio, glorias puras asedian a la mafiana apetitosa y a la Iicuma febril. Silvestres y sonoros los rios nos despiertan, mientras cifie el viento una tinica lineal El aire pule las piedras a puro escalofrio {Juro, entonces, 0 prometo, por las yemas mismas de tus dedos, preservarte de todo fuego, guardarte los anillos 0 quitar de tu alm: €l pecado original, que nos descubre a todos! Fone la muerte pies en polvorosa: besemos nuevamente las pestafas de alguna nifia antigua, La alegrla procede del agua que separa al fuego lastimable de Ia ceniza, Maduras las grosellas reintegran cl perfume de tus manos. Doy al viento su cruz de caballero, Formulo, para siempre, una promesa, Yen Ja cueca rompe el bordén aquella risa nifia (Inédito, 1964) Rolando Cardenas. Oriundo de Punta Arenas, 1982. Ha publicado “Trénsito Breve”, 1959 (editado por la recon); “En el invierno de la provincia” (Premio Alerce de la Sociedad de Escritores, 1968) y "Personajes de la ciudad” con gra- ados de Guillermo Deisler, Fd Mimbre, 1964. Lo mis logrado y personal de su 56 ‘obra (que se singulariza por su cordialidad y emocién) esté en su segundo bro, en donde resucita los mitos de su tierra natal, su historia, su desolado pai: saje, en donde el viento y la nieve son los personajes junto a Ia sombra de corsa rios y loberos, y de errantes indlios condenados a la extineién, Fueguinos ‘Los primeros hombres fueron hechos de arcilla oseura por un antepasado que residia en el ciclo, Siempre vivian alejindose entre islotes rocos0s, mis alld del Cabo Froward 6 por Jas tiltimas orillas del Beagle donde las estaciones se parecen, Conocian el viento helado que soplaba desde el océano quando se agitaban las ramas de los arbustes Fsperaban que los primeros guanacos bajaran a las playas huyendo de 1a nieve para proveerse de su piel todo el invierno. De un roble hucco nacfan las canoas, mientras las mujeres buscaban huevos de pajaros en la primavera, porque en otra épaca los arboles no quieren”. Allf-comienza la historia de algin bosque y li tupida cortina de la Muvia hhace pensar que Hover para siempre. Subian pequetias columnas de humo desde las silenciosas tolderias. Ellos sabian abrigarse haciendo arder lefios enteros. Permaneeian a su Jado como si tuvieran steiio, porque era hermoso ver arder un drbol inmenso, retorciéndose, rojo, en medio de viento y de la noche. ‘Nunca supieron de la muerte, porque recobraban el tiempo en el secreto del agua. st Pero vivian alejindose del norte dentro de un roble hueco. Ahora son los rios y los montes, las estrellas rojas que atraviesan la noche. (de “En el ierno de la provincia”, 1962) Carlos de Rokha. Valparaiso 1920, Santiago 1962. Uno de los pocos casos de nues- tra historia literaria de alguien que pasé sus dias sin distinguir diferencias entre Vida prictica y poética, entre realidad y sueiio, hasta que el angel de los poetas se cansé de tirarle las orejas y le retiré su proteccidn. En sus iiltimos afios deriv desde sus poemas de deslumbrante imagineria, pero desprovistos de tensién emo- cional, a una poesia de Iicido testimonio interior que iluminaba premonitoria. mente, como linterna agitada entre sombras, su paso préximo hacia Ia muerte. Su nombre no puede faltar en este testimonio de una generacién que lo tuvo también entre los suyos. El Viajero Inmolado Yo era el viajero que volvia de un largo suetio como de un sostenido olvido Pero cansado de Ia tierra y hastiado ya del cielo Encontré, sin embargo, la casa de los viejos lares, A mii paso sonaban Inides de otra edad Sélo fantasmas parecian los antiguos huéspedes Ni una huella en el polvo, ni una flor de gracia leve en las raices, nada, nada. ‘Comprendi que volvia al tiempo de los muertos Acaso yo mismo era un cadaver lejano Dejaba atris mi rostro, ven‘a sin ojos y no traia piel para el encuentro. Mi padre era una sombra, Pero el vino y el pan Estaban como antes sobre blancos manteles eQuién me aguardaba? Acaso nadie, nadie. Sélo molinos de sombra se movian en la sombra Sélo el esqueleto sin mortaja de aquel perro con que jugué en la infancia descansaba en el huerto todavia hiimedo de mi casa. Solo un sendero perdido me Ievaba hasta el encuentro de la fuente de plata Sélo el recuerdo de mi madre Se agitaba como un extrafio viento junto al muro, 3a Curruranes Un viento helado, frio y yerto. Después los viejos ctiados de la casi Repartieron la ofrenda del pan y de los vinos. Debia seguir mi ruta Hacia un tiempo ain mis desconocide que el de ahora © hacia una isla encontrada y perdida en Ia infancia Gomo entonces Ja vivia conjurada en mi alma Vieja lave que nunca abriria ninguna puerta. (Aparecida en “Orfeo” N° 2, nov, 1964) Pablo Guiriez, Nacié en 1929 en Lumaco, lugar de Ia Frontera que desde Pedro de Ofia, Neruda y Juvencio Valle ha dada tantos poetas a Ja lirica nacional. Su primer libro fue “Miraje soltario” (1952). Luego, “8 Poemas para una ventana” (1958). Mantiene inédito entre otros— un extenso libro, “Este canto de amor’ terminado en 1961, cuando fue miembro del Taller de Escritores de la Uni sidad de Concepci6n. Como tantos poetas, atin no halla editor. Postica El poema es un érbol que al girarlo se Te cae la miisiea En el poema crece la palabra. Y la palabra canta, como un pijaro, afirmada en el arco primitivo que desnuda la sangre. (de “Miraje solitario") Abuelo Padre de nuestra sangre, mi abuelo silencioso, don Juan Nepomuceno, Dios lo tenga en su reino. Y sea azul su capa de campesino dulce, y stt caballo limpio de males de Ia tierra Que su vor guie el y euide en Ta ms agua como al viento en el cielo na del rocfo y los. piijaros. Que sus manos de polvo sobre el ganado caigan suaves como una sombra de laurel por sus ancas. | Que por sus ojos baje a la hornilla caliente un haz de arboles claros para alumbrar la puerta, Y levanten su espiga las ralees que el agua sostiene en la humedad de su corazén virgen. Su soledad de tierra. Su silencio de tierra, Sus venas hechas polvo y su sangre muerta, | hos afirman como un Arbol suyo, ¥ dormido recoge su corazén la Iuvia que florece en la picdra Se desprenden los muros Se desprenden tos muros, cuando limpias la casa La luz converge en ella La mesa se desborda, Y el mantel, asi eterno, como un estanque lleno de peces, nos avisa que el cielo esti en tus manos (de “Este canto de amor", Inédito) Floridor Pérez. Nacié en Yates (Chile austral) , Pablo G @ veces con revelaciones de magica prestancia, Donde crecimos No hemos vuelto a la casa en que crecimos. Ella pensaba que pronto regresarfamos como dias de Iuvia pero no la volvimos a ver como a la primera nifia que amamos. Bl viento hojea el libro en que aprendimos a leer. Volvamos al cuarto en que la madre remendaba ¥ hallemos Ja aguja y el dedal de la gallina ciega, ¥en el batil de los abuelos aquellas botas de montar ue creimos tinicamente hechas para retratarse en las plaza (de “8 Poemas para tna ventana") 1938. Profesor rural, al igual que iz, Publicé recién su primer libro “Para saber y cantar” + donde con sencillez y claridad habla sobre su gente y su comarca, ilumindndole is de provincia Currurares (1965) en La Hluvia vucla como todas las bandadas. La tinica calle de la aldea Tega a todas partes saltando puentes de madera: pasa frente al Correo, la Escuela, el Retén, el Boliche; vva a Ia Iglesia los domingos ol dia que partimos ; Jue con sus dos veredas a a etacion del puch. Currurares (de “Para saber y cantar”) ‘Alberto Rubio. Nacid en 1928, En 1952 publica su libro “La Greda Vasija’ Sf ¢ scribe tun fuerte impacto en nuestra poesia, Pese a que escrit al a es nie ai conjunto de poemas, en edicién limitada de ciei centeegé en 1962 un pequi cjemplares (Taller 99). Tierra Te van reconociendo, amindote tendida sia tropezones te hallo, mis besos comparieros ‘Abrupta tierra, antigua, mia, reconocida, si doy pasos en falso serdn los verdaderos. era seguido Si por quererte tanto me cayera seg troperando tus brazos, perdéname, mi tieras ‘es que hace tanto tiempo que te cargo al olvido, que mi hueso cayéndose con tu hueso se emperra, Mis con besos burlados tu cuerpo se me pierde, porque tit lo falseas, abrupta tierra, antigua, huundide de sorpresas, con una hierba verde, con hierba verdadera que nos anda contigua Ficles ansiosamente, reconocidos brios hhacia ti desembocan, tropezando tus besos. Serin tuyas verdades tus falseamientos mios, ‘tus besos tropezones, mis abruptos tropiezos. Invierno : la luvia. Los angeles de Muvia hacen I 4 levan la guitarra con sus cuerdas de Iluvi que regularmente, slo (de “La Greda Vasija”, 1952) a PRS i at a (9) Ri ete Wiad on tei, 1 12, Stele on cas «Ml Serso, 1 deepens y lanzan la tonada seminal del invierno, Una cueca de pajaros se cierne inversamente. Son pafiuelos las nubes que cubre todo el ciclo Alld arriba los angeles chilenos bailan cucea fordamente extendidos, zarandeando os cielo, Tos Arboles se embriagan, sin hojas musicaler de un vino leno de hojas De raf en raiz van creciei rndo, creciendo, ¥ bailan una cueca prim: iavera los drboles. (de “La Greda Vasij Ber Armd Cale. a Og te cy dade ei a } BEB Armin (Macon 18, ver, ee "1a ce fnte t), Pode de Currurares alld en su savia adentro. (190), Em on te” (0, "Aten Care + Ace (18) y ne Mam ecb 151), ba pando th HiallGVel =P cada Semlies, o9 beigat re ee ea E CONTRA LA MUERTE GONZALO ROJAS Roses ‘ite ueree poties y Iacides Siloctcn ante Te Yamane a pce moder An Bi ldo del Som te as dot cc ena ono um neaacin baal dela retire y tomo le i. Iss que results de hecho pico, He ago ro mis grand én a la poess chiles." (Fernnde sei) 9 pln. Gribadon de Sullo Escimes, B® 6,0, * MATEMATICA Y POESIA ARTURO ALDUNATE PHILLIPS SEGUNDA EDICION ‘utter al 10 pins, 8.00 * Disc: EDITORIAL UNIVERSITARIA, 8. A. San Fr sco 454 - Samlago

You might also like