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LA GUERRA DEL PELOPONESO. (Libros V-VI)

El discurso de Melos.
Nuevamente, se nos pone el diálogo, como una herramienta para persuadir, pero esta
vez, es Atenas a Melos, puesto que con este recurso, se planea la dominación de la ciudad,
sin necesidad de las armas, y es por este motivo, que desde el inicio, los atenienses exponen
que hablen con tranquilidad, puesto que están "a salvo" al hacerlo. Les dan libre paso a
exponer sus argumentos uno por uno, y que replicaran en el momento en que no estuvieran
de acuerdo con lo propuesto por los atenienses.
Los melios responden al instante, que si bien no hay un reproche en esta
oportunidad de diálogo, sí lo hay en esta incongruencia que hay en la realidad bélica.
Además responden muy directamente al decir que si no llegasen a un acuerdo con los
dichos diálogos, la guerra es lo que habría, pero si llegaban a un acuerdo, les esperaría la
esclavitud. Los atenieses responden que en lugar de hablar sobre futuros "ya sentados"
(porque si eso se insinuaba, no habría necesidad de seguir con eso), mejor se dieran la
oportunidad del debate; y los melios aceptan.
Los atenienses dicen ahora que, no esperan convencerlos con "palabras hermosas",
o un discurso sospechoso, ni afirmando que ejercerán un imperio justo al haber derrotado a
los lacedemonios; también hablan de que van a convencerlos al decir que simplemente no
se decidieron a haber luchado a lado de los de Medo, aun siendo colonos suyos, o que esto
no fue un agravio para ellos; pero a lo que se quiere llegar con éste discurso, es a un posible
acuerdo en el que se sientan conformes ambas partes.
Los melios repelan la utilidad de lo que ofrezca el acuerdo que se logre con el
discurso, pues buscan el "bien común", pero ahora se interrogan sobre lo que pueda ser
cuando la caída de Atenas llegue; los atenienses contestan con que no los preocupa ahora el
fin de su Imperio, puesto que no hay que temer de los que dominan, sino de los súbditos si
un día deciden sublevarse, pero más allá de eso, se espera entonces que se llegue la
dominación de la ciudad, como una manera de salvación (y conformidad de ellos como
súbditos) de los melios, y un beneficio para los Atenienses, para que así ambas partes estén
conformes.
Y la utilidad de volverse súbditos atenienses, recae en que en vez de sufrir los males
"más terribles", serán dominados, y de esa forma, al ejercer dominio sin destruirlos de por
medio, los atenientes saldrían ganando también.
Los melios preguntaron si no era posible obtener la amistad en los pueblos y
permanecer neutrales, pero los atenienses al instante reaccionaron diciendo que la amistad
para ellos sería dañina, pues eso demostraría debilidad (de los atenienses) ante otros

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pueblos, pero si con la dominación se muestra el odio de los melios, eso será un signo de
fuerza para los demás.
Los melios vuelven a preguntar que si para ellos no existe la posibilidad de no
unirse a ningún bando, y los atenienses vuelven a decir que los pueblos que andan libres
gracias a su fuerza, pueden pensar que no van contra ellos "por miedo", por lo que se opta
por la dominación.
En caso de una dominación, se les proporcionaría seguridad, especialmente a ellos,
por ser un pueblo isleño, débil, y con amenaza a otros "señores del mar". Los melios
responden a esto diciendo, que puesto que les han negado todos los “argumentos de razón y
derecho” para persuadirlos a aceptar sus términos, ellos también quieren intentar persuadir
diciendo que con esa actitud hacia los pueblos libres, podrían llegar peores repercusiones en
un futuro, puesto que hacen “enemigo” a quien no tenía intención de serlo.
Los atenienses responde a esto diciendo, que si bien han dejado la existencia de
pueblos libres en el extremo continental, no representan éstos un peligro realmente, como
lo hacen los pueblos isleños no anexados a Atenas, porque siendo así, que mantengan ese
carácter de autonomía, se ponen en un peligro a sí mismos y a los atenienses.
Es entonces que ellos admiten que, al ser hombres, y al ser un acto de "gran vileza y
cobardía", no pueden no poner algún medio de resistencia a la esclavitud. Los atenienses
dicen que este diálogo no es "un certamen de hombría", sino que es un acto de deliberación
con respecto a la salvación, puesto que el pueblo ateniense es mucho más fuerte que ellos.
Los melios responden textualmente: "Ceder significa la desesperanza inmediata, mientras
que con la acción todavía subsiste la esperanza de mantenerse de pie." (p. 147)
Los atenienses ante esto dicen que si bien la esperanza es un estímulo en el peligro
en una situación de superabundancia, a los que con ella arriesgan su suerte, encuentran la
ruina y acarrean la desgracia, muy seguramente. Los melios apelan a esto diciendo que
confían en la fortuna pues no puede tratar a hombres piadosos con rigor, en confrontación
con un "enemigo injusto"; y respecto a la fuerza, ellos dudan de ser realmente débiles, si se
deciden a hacer uso de su alianza con los lacedemonios.
La respuesta a esto, es que el pueblo de Atenas también cree en esta fuerza divina,
tampoco consideran que la fortuna los desamparará a ellos, puesto que afirman que la
fuerza, en medida viene de la "imperiosa ley de la naturaleza". Respecto al asunto con los
lacedemonios, dicen textualmente que "celebramos vuestro candor, pero no envidiamos
vuestra inconsciencia. Porque los lacedemonios (...) consideran honroso lo que les da placer
y justo lo que les conviene." Y con ello, prácticamente les advierten que no pueden fiarse de
sus aliados totalmente.
Los melios confían en que el honor y el sentido de justicia de los lacedemonios lo
que los obligaría a ayudar a sus colonos; los atenienses saben que sí eso es importante para
aquellos enemigos, pero que para ir en auxilio a otros no reside del todo en los sentimientos
de amistad, sino en si el aliado destaca en importancia para ellos, y reiteran lo peligroso que

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es para el pueblo lacedemonio el aventurarse a ir a una isla, siendo los atenienses "dueños
del mar".
Los melios dicen, que si los lacedemonios no podrían ir ellos, podrían mandar a
alguien más a ayudarles, o bien, atacar directamente al pueblo ateniense o a sus aliados.
Finalmente, los de Atenas responden que ese escenario no es uno por el que no hayan
atravesado antes, y que ellos nunca han detenido un asedio por temor a la posible acción del
enemigo. Pero ya casi para finalizar mencionan que el propósito de este debate era el
deliberar sobre la salvación de Melos, y que los ciudadanos de ahí no habían dado
verdadera razón para negarse al dominio, sino que simplemente demostraban que
dependían de la esperanza y posibles futuros, más no de medios suficientes para negarse.
Mencionan además que deben retomar la sensatez, y no tomar el "doloroso" camino
del honor; que no había nada de indecoroso el someterse al Imperio ´más poderoso, mucho
menos cuando éste le ha propuesto el unírsele como aliado (claro, a base de un pago de
tributo, pero conservando sus tierras). Los invitan a la reflexión cuando se hayan retirado, y
que lo que hacen, lo hacen por su patria.
La respuesta final de los melios es: "Atenienses, ni nuestras opiniones son distintas
a las que sosteníamos al principio, ni en un instante vamos a privar de su libertad a una
ciudad que está habitada desde hace setecientos años (...) Nuestra propuesta es ser amigos
vuestros, sin enemistarnos con ninguno de los dos bloques." (pp. 153-154)
Asedio a Melios.
Ante esta negativa, los embajadores atenienses se retiraron de la ciudad y fueron a
donde estaba su ejército y decidieron iniciar con las hostilidades. Construyeron un muro de
aserio en torno a los melios (dividiéndose las ciudades), dejaron una guarnición de tropas
propias por tierra y mar, y los que se quedaron ahí siguieron asediando la ciudad.
Escaramuzas en el Peloponeso. Acción de los melios y fin del verano.
En este apartado se hablan de otros sucesos simultáneos en la guerra: la invasión (en
fracaso, puesto que cayeron en la emboscada del enemigo) de los argivos a Fliunte, las
operaciones de los atenienses desde Pilos, y la captura de un botín a los lacedemonios (los
cuales, ni ante esto decidieron entrar en guerra con ellos), y el cómo los melios lograron
abrir un espacio en el muro de asedio ateniense, para introducir víveres y cosas de utilidad,
para luego retirarse y mantenerse quietos, pero esto le costó a Atenas mejorar su vigilancia.
Con esto, el autor nos dice que finaliza el verano.
Conclusión personal: En este texto, me llama muchísimo la atención ver cómo el autor,
Tucídides, se centra tanto en la objetividad y veracidad de los hechos, y la manera en que
(de una forma clara) se decide a incluso validar los argumentos de su información,
realizando “citas textuales”, al decir “Esto dijo/eron…”. Su método es demasiado similar
al que nosotros utilizamos, y sin duda se gana a pulso el ser uno de “los padres de la
Historia”. Respecto a los discursos, realmente es interesante poder leer cómo esos debates
se realizaban tan apasionadamente y racionalmente, o en el caso de Pericles, cómo da

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consuelo de una manera maravillosa; y usando un poco de la imaginación, recrearlos en la


mente puede ser un momento realmente agradable de entretenimiento
VOCABULARIO:
Peplo: Vestidura exterior, amplia y suelta, sin mangas, que bajaba de los hombros formando
caídas en punta por delante, usada por las mujeres en la Grecia antigua.
Literalidad: Cualidad de literal.
Parangón: Comparación o semejanza.
Asoladas: (Asolar) Destruir, arruinar, arrasar// Echar por el suelo, derribar// Dicho de un
líquido: posarse.
Adolecer: Causar dolencia o enfermedad// Caer enfermo o padecer alguna enfermedad
habitual// Tener o padecer algún defecto. Adolecer DE claustrofobia// Compadecerse.
Idiosincrasia: Rasgos, temperamento, carácter, etc., distintivos y propios de un individuo o
de una colectividad.
Potideatas: Relacionado con la Batalla de Potidea, y/o Potidea misma.
Descorazonamientos: Acción y efecto de descorazonar (‖ desanimar).
Atañe: (Atañer) Incumbir, corresponder.
Retahíla: Serie de muchas cosas que están, suceden o se mencionan por su orden.
Glosa: Explicación que se pone al margen como aclaración de un texto escrito//
Explicación o paráfrasis de una expresión o de un texto de cierta complejidad// Nota que se
pone en un instrumento o libro de cuenta y razón para advertir la obligación a que está
afecto o sujeto algo, como una casa, un juro, etc// Nota o reparo que se pone en las cuentas
a una o varias partidas de ellas// Composición poética a cuyo final, o al de cada una de sus
estrofas, se hacen entrar rimando y formando sentido uno o más versos anticipadamente
propuestos// Variación que diestramente ejecuta el músico sobre unas mismas notas, pero
sin sujetarse rigurosamente a ellas.
Insulares: Natural de una isla// Perteneciente o relativo a una isla o a los insulares.
Vicisitudes: Orden sucesivo o alternativo de algo// Inconstancia o alternativa de sucesos
prósperos y adversos.
Imperiosa: Que manda o se comporta con autoritarismo ostensible// Dicho de una orden:
Que se da de manera autoritaria// Propio de alguien autoritario o altivo// Fuerte e
ineludible// Necesario, urgente.
Arrostrarán: (Arrostrar) Hacer cara, resistir, sin dar muestras de cobardía, a las
calamidades o peligros// Sufrir o tolerar a alguien o algo desagradable// Atreverse, arrojarse
a batallar rostro a rostro con el contrario.

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Disquisición: Examen riguroso que se hace de algo, considerando cada una de sus partes//
Divagación, digresión.
Éforo: Cada uno de los cinco magistrados que elegía el pueblo todos los años en Esparta,
con autoridad para contrapesar el poder del Senado y de los reyes.
Estratagema: Ardid de guerra// Astucia, fingimiento y engaño artificioso.
Insigne: Celebre.
Pundonor: Sentimiento que impulsa a una persona a mantener su buena fama y a
superarse.
Porfiar: Discutir obstinadamente y con tenacidad// Importunar repetidamente con el fin de
conseguir un propósito// Intentar con tenacidad el logro de algo para lo que se encuentra
resistencia.

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