Professional Documents
Culture Documents
03 - Zane
03 - Zane
Fallon 1
Santos 2
Zane 3
1
Sinopsis
Crece la tensión entre los Jinetes Oscuros cuando la duda comienza a
introducirse en la mente de todos. Comenzó como burla durante el juego. Zane
quería traquetear al Detective Jack Tate. Marcando al detective como una
manera de entrar en la mente del hombre para averiguar lo que sabía la
policía.
Lo que Zane no había esperado era perder una parte de su alma.
El Detective Jack Tate tiene una erección por los Jinetes Oscuros. Él los
quiere fuera de Paradise City. Pero cuando Zane se presenta en la escena del
crimen, diciendo a Tate que tienen que hablar, las cosas toman un giro por un
camino del que Tate no estaba preparado para viajar.
Alguien quiere destruir no sólo a Zane, a Tate también. El compañero de Tate
está decidido a acabar con lo que tienen Zane y Tate, por cualquier medio
necesario.
¿Pueden Tate y Zane sobrevivir el tiempo suficiente para explorar su fogoso
romance, o serán los obstáculos abrumadores demasiado?
2
Capítulo Uno
Zane maldijo cuando miró a través de la visera oscura de su casco y vio luces
en el espejo lateral de su Ducati. No era un coche blanco y negro de policía,
sino un Crown Vic-vómito marrón. Lo que significaba que sólo podía ser una
persona.
El Detective Jack Tate.
Tirando a un lado de la carretera, Zane se quitó el casco y lo colocó en su
regazo. El coche se detuvo detrás de él, un poco demasiado cerca en su
opinión. Si el hijo de puta tocaba la moto de Zane, iba a morder al hombre.
El idiota-Detective de nombre Jake, salió de su coche caminando hacia Zane
en zancadas lentas, seguras. Parecía que estaba vestido casualmente hoy. No
había traje arrugado o descuidado en camisa. El chico llevaba vaqueros que
abrazaba bien su cuerpo y una camiseta oscura que mostraba un pecho
tonificado.
Los ojos de Zane corrieron por la longitud del hombre, con una sonrisa a un
lado de su boca. — ¿Problemas, detective?
Hombros anchos llenaron su línea de visión, y los ojos de Zane viajaron sobre
el grueso pecho del hombre, bíceps bien formados, y la pelusa en la
mandíbula. Se alegró de que su casco estuviera en su regazo o el detective
habría visto lo mucho que afectó a Zane.
—No jodas conmigo, Zane—, Tate advirtió con voz profunda, ronca que tenía
el grosor de un gruñido. El sonido envolvió a Zane, por lo que sus bolas se
dibujaron cerca de su cuerpo. —Yo podría arrestarte por sobrepasar el límite
de velocidad.
—Sólo estas con ganas de conseguir algo de mí—, bromeó Zane, en realidad
no preocupado de ser arrestado por exceso de velocidad. Podía contrarrestar
ese cargo sin ningún problema. —Tengo algunas ideas sobre lo que podría
conseguir de mí, pero tendríamos que estar desnudos en primer lugar.
Tate no parecía divertido. Zane nunca había pasado por tantos problemas para
coquetear con alguien antes y estaba empezando a preguntarse acerca de su
cordura. Ni siquiera estaba seguro de por qué él estaba esforzándose tanto. El
policía claramente no estaba interesado en él. Zane estaba empezando a pensar
que tal vez era el reto lo que lo llamaba cuando Tate estaba cerca.
Así había sido siempre que alguien había despertado el interés de Zane.
Por desgracia, Jack Tate era un hueso duro de roer. Podía sentir la ira rodando
fuera del hombre, y sólo cargaba la sangre de Zane aún más. Realmente estoy
psicótico por disfrutar de esto.
Oyó el chillido de la radio cuando habló Tate. Al ser un lobo cambia formas,
el oído de Zane tenía el rango muy superior a la capacidad de cualquier
humano. Él sonrió cuando Tate maldijo. El conmutador le había contestado y
le dijo a Tate que Zane no tenía priores u orden de arresto.
Él no tenía ni siquiera una multa de tráfico. Pero eso podría cambiar si Tate
quería ser puro y duro. Tate se bajó del coche al mismo tiempo que Zane se
quitó los guantes de cuero.
Él no era para nada bueno y realmente debía comportarse. Pero Zane nunca
había sido bueno en comportarse. Le gustaba vivir en el borde, coqueteando
con el peligro, y empujando los límites. Tate se dirigió de nuevo hacia él, sus
ojos sin dejar de mirar sobre Zane como si estuviera tratando de averiguar
algo.
Zane se quedó helado. No era tanto de que Tate le había llamado darling,
como la forma en que lo había dicho, como si supiera acerca de las criaturas
que cazaban a los seres humanos desprevenidos. La mordedura de un Darling
era tan dolorosa que la víctima se retorcía en agonía durante horas. Eran
horribles, repugnantes criaturas que necesitaban ser borrados de la faz de la
tierra.
Los humanos fantaseaban sobre los vampiros, un mito basado en los Darling,
pero no tenían ninguna prueba concreta de que las criaturas aún existían. Tate
no debía conocer su verdadera identidad.
No debería. Pero teniendo en cuenta la forma en que había insinuado la
palabra, Zane tenía una sensación de que Tate estaba al tanto de esa
información. Esa tenía que ser la razón para la mirada extraña. ¿El chico
estaba pescando información o él ya sabía sobre los Darlings? Zane jugó su
mano suavemente, sin dejar saber que había cogido la indirecta. —Oh, ¿ahora
vamos con palabras cariñosas, botón de oro?
Él sólo debía tomar su licencia e irse, pero... joder, no pudo evitar burlarse
del hombre.
El policía se acercó, con los ojos entrecerrados. —Yo no soy tu botón de oro,
cariño, mejillas dulces, magdalenas del amor, o cualquiera de los otros
nombres punkis. Soy el detective Jack Tate y te recordaré por el momento que
he terminado contigo.
El labio de Tate se curvó hacia atrás antes de empujar con el dedo a Zane.
Zane todavía quería morder al hombre. —Reduce la velocidad o te atraparé. 6
Zane le guiñó un ojo y lanzó un beso al policía. —Sigue hablando de esa
manera y yo podría tener la impresión de que te gusto.
Zane sonrió. Oh, planeaba estar en los sueños de Tate. Él marcó al chico.
Todavía no estaba seguro de por qué, pero ahora tendría una conexión con el
policía, la capacidad de meterse en la cabeza del hombre.
Debido a que el detective Jack Tate era definitivamente ya de Zane. No podía
dejar de pensar en Tate y lo estaba volviendo loco siempre tener al tipo en
mente.
Zane le dio al hombre una sonrisa maliciosa, un guiño al policía. —Una noche
conmigo y serás el gran mariscal del desfile que lleva el arco iris, mejillas
dulces.
Tate hizo un ruido de gruñido otra vez y Zane honestamente esperaba que el
hombre le estuviera mintiendo. Mejillas dulces era demasiado guapo para no
ser gay. Sería una pérdida de un buen hombre, si no lo era.
—Estás lleno de ti mismo. Apuesto a que tiras de esa línea en cada tipo con el
que tratar de ligar.
Zane flexionó los dedos, sintiendo su cuerpo tenso. Él estrechó sus ojos a
Tate, resentido por el hecho de que él estaba llamando a Zane superficial.
—Yo no coqueteo con todos los hombres que conozco y no me acuesto con
todos los chicos tampoco. Cuando pongo mis ojos en alguien, se convierte en
la persona más importante para mí.
Tenía a Zane allí. No podía discutir con la verdad. Zane se iba detrás de sus
hombres con delicadeza, tirando lentamente de ellos a una red de joder y pasar
un buen rato, pero nunca se pegaba alrededor después de la primera luz.
Ningún chico le había interesado lo suficiente como para hacer que quiera un
compromiso. Él elegía cuidadosamente sus amantes y era un compañero de
cama muy sensual, sin embargo, nadie había satisfecho la parte que a Zane le
faltaba.
Pero Tate era mejor. Sólo iba a tomarle tiempo. Creía en hacer las cosas de la
manera legal y no estaba en el establecimiento de la gente. El karma era una
perra cuando volvía a morderte, y su suerte ya estaba en el lado equivocado de
la moneda. Lo qué le había perturbado era lo mucho que realmente había
disfrutado del coqueteo de Zane. Había mentido al chico, diciendo que no era
gay solamente para deshacerse de él, pero la verdad sea dicha, Zane era la
cosa más caliente en dos pies.
Pero no puedes sentirte atraído por el hombre que deseas poner tras las
rejas.
La pregunta era, ¿barras de cárcel o barras de la perrera? ¿Era Zane uno de los
lobo cambia forma? Tate había tratado de encontrar algo en la cara del tipo,
cualquier cosa que le pudiera dar una pista. Pero todo lo que había visto eran
ojos magníficos, rasgos masculinos, y maldito si el chico no olía bien también.
Ni siquiera estaba seguro de por qué había parado a Zane en el primer lugar.
El chico había estado en lo cierto. Tate no hacía paradas de tráfico de rutina.
Él no ya no trabajaba en la carretera. Pero algo había hecho que pusiera las 10
luces y la sirena.
Tate ni siquiera quería pensar demasiado en los porqués de la situación. Sabía
que no le gustarían las respuestas. Zane era uno de los más grandes chicos con
que Tate se había topado en mucho tiempo, aparte de Santos y Emilio
Alvarez. Pero Zane no era un imbécil a pesar de su tamaño, sólo coqueto
como un mofo. Le molestó a Tate que no sintiera rechazo por la audacia del
hombre.
Alguien había llamado y dijo que tenían una pista sobre el asesinato de
Vincent Hullender, el tipo que había sido encontrado muerto en el
apartamento de Garrett Grissom. Esta era la dirección que el informante había
dado.
No estaba seguro de lo mucho que Marcus Keiffer sabía, pero valió la pena
echarle un vistazo. Tate estaba cansado de no llegar a ninguna parte en este
caso.
Al salir del coche, exploro el área antes de cruzar la calle. Tate mantuvo su
mano suelta sobre el arma, listo para cualquier cosa que alguien podría tratar
de tirarle. Los policías no eran bienvenidos en esta parte de la ciudad. Pero
Tate no tenía ningún problema en estos lugares. Él no era un tipo duro y sin
miedo, sólo un determinado detective con un conjunto de bolas de latón.
Las pocas personas que estaban fuera en este momento de la mañana miraron
a su manera, pero no dijeron nada. Después de tomar la escalera hasta el 11
segundo piso, Jack llamó a la puerta. Podía escuchar música procedente desde
el pasillo. Americana tal vez. El pasillo olía a muchas personas que estaban
cocinando a la vez, la combinación creando un aroma único.
La puerta de metal color vómito verde a la que había estado llamando se abrió
y Tate se encontró mirando a un hombre enorme. El tipo tenía que estar cerca
de un metro noventa y seis y un peso en torno a los ciento cincuenta y ocho
kilos. Los dedos de Tate desabrocharon la correa de cuero sobre su arma
cuando Leñador Bill se inclinó, inhalando profundamente ante sus ojos
transformándose de un ordinario azul a un azul que contenía un tinte de color
rojo.
—Hueles bien—. El tono del chico casi un ronroneo de placer. — Veo que has
sido marcado.
Jack no tenía idea de que jodidos el hombre estaba hablando, pero él no tenía
reparos en disparar el hijo de puta si se le acercaba.
El hombre pasó la lengua por el labio inferior y fue entonces cuando Tate vio
los dientes afilados. — ¿Por qué no vienes dentro para que podamos hablar?
Tate dio un paso atrás mientras fruncía los labios con disgusto. Incluso tan
temprano en la mañana, los pasillos estaban iluminados escasamente. Ninguno
de estos vecinos eran del tipo de salir y ayudar. Ellos se quedarían detrás de
sus puertas de metal, escuchando lo que pasaba abajo, ignorando el caos.
Consigue armar la cubierta. 12
— ¿Me veo como un idiota para ti?— Tate mostró su placa con la mano que
no estaba colocada justo encima de su revolver. —Detective Tate. Tú llamaste
sobre alguna información acerca de la muerte de Vincent Hullender.
El hombre avanzó, haciendo que Tate diera un paso atrás, y luego otro. Tate
ahora se tambalea al borde de las escaleras. —Un movimiento más y te
disparo.
Cuando los dientes afilados arremetieron de nuevo contra él, el aliento caliente
se sentía demasiado cerca de su yugular, Tate disparó su arma.
Leñador Bill rodó lejos, aullando de dolor mientras Tate saltó a sus pies,
corriendo por las escaleras. Saliendo por la puerta de abajo, corrió por la calle
hasta su coche. Metió la mano y agarró la radio, llamando a una ambulancia y 13
pidió ayuda.
Tate había estado luchando con lo que había oído en la grabación,
preguntándose si lo que Lonnie había dicho era real.
Ahora sabía a ciencia cierta que Lonnie estaba diciendo la verdad.
Jodeme.
14
Capítulo Dos
Al día siguiente, Zane estaba saliendo del Dirty Hole cuando un puño se
conectó con su mandíbula. Él se tambaleó hacia atrás antes de conseguir rodar
y abordar Tate. Dejando caer el detective sobre el pavimento, Zane peleó con
el ser humano, haciendo todo lo posible para no hacerle daño, pero estaba tan
cabreado que Tate había conseguido un par de buenos golpes.
— ¡Hijo de puta!— Tate sacó las piernas y las utilizó para hacer tijera a Zane
alrededor de la parte superior del cuerpo. El policía colocó un bloqueo de
muerte en él antes de liberarse. Zane golpeó en un basurero que estaba en
frente del bar, rodando sobre algo de basura antes de ponerse de pie. El policía
se apoyó en sus manos y pies, levantándose rápidamente antes de lanzar otro
golpe. Zane lo esquivó con facilidad. — ¡Tú lo sabes!
15
—Mi conocimiento de quién es él dependerá de la razón por la que estas tan
cabreado—. Zane puso sus pies en una postura del boxeo, los codos hacia
abajo y para arriba. Golpeó el puño de Tate a distancia cuando el hombre se
volvió una vez más. Para un ser humano, Tate no era un peso ligero. El
hombre tenía poder detrás de sus golpes. La mano de Zane de hecho se
lastimo.
Oh, campanas del infierno. Zane miró al chico una vez más, pero sabía que
Tate no había sido mordido. Si lo hubiera hecho, Tate estaría en un mundo de
dolor en este momento, no destacándose aquí en la calle tratando de quitar la
cabeza de Zane de sus hombros. — ¿Qué pasó, policía?
El rostro de Tate seguía rojo y los músculos con venas en el cuello estaban
tensos cuando abandonó su posición de combate y señalo hacia su coche,
haciendo un gesto a Zane para entrar. Zane esperó hasta que el chico se
deslizó en el asiento del conductor antes de sentarse en el lado del pasajero.
Tate se ajustó la chaqueta marrón desgastada, acomodándose en su asiento
cuando dos punks corrieron por el coche, gritando insultos unos a los otros.
Zane todavía podía oír a la multitud en el Dirty Hole, eran ruidosos y la
música flotaba en su camino. Tate se volvió en su asiento, sus duros ojos
serios, bien enfocados e inteligentes. —Dime lo que quiso decir el chico o juro
que te disparo.
Zane no había esperado que Tate se encontrara con cualquier Darlings. Había
sido lo suficientemente estúpido como para creer que el policía estaba a salvo
llevando su marca. Le molestaba el infierno fuera de Zane que su suposición
casi había costado al hombre su vida. Descansando su brazo en la puerta, Zane
pasó una mano por la barbilla. —Primero me dices lo que pasó, y luego voy a
responder a tu pregunta.
— ¿Qué pensaste que iba a hacer, dejar que me coma? era un gran hijo de
puta—. La mandíbula de Tate se endureció mientras estaba allí sentado
mirando a Zane. — ¿Era un Darling?
Zane había sospechado que Tate sabía acerca de las criaturas. La pregunta era,
¿debería decir la verdad o mentira? Regla número uno para mantenerse con
vida durante tanto tiempo era tener que negarlo todo. — ¿Era un qué?
Tate dio un puñetazo en el salpicadero y Zane podía ver una vena apareciendo
en el lado de la cabeza del chico. — ¡Maldito seas, Zane! tener ese
conocimiento puede salvar mi vida. No tenerlo casi me mata.
Debía salir de allí antes de que el tipo hiciera que Zane dijera lo que estar
marcado significaba.
La culpa comenzó a comer a Zane. No podía dejar al policía con sus bolas
colgando. Tate estaba en lo cierto. El conocimiento lo mantendría con vida.
Pero, de nuevo, el chico estaba tratando de encontrar algo que incrimine a los
Jinetes Oscuros para poder encerrarlos.
Zane gruñó por la guerra librándose dentro de él. El policía realmente estaba
empezando a llegar a él, en un nivel mental. Maldijo y luego maldijo otra vez
mientras daba la vuelta con la moto. Realmente debería golpearse a sí mismo
por preocuparse tanto acerca de alguien que quería hundirlo.
En el momento en que se detuvo de nuevo frente al Dirty Hole, el policía se
había ido.
Afortunadamente para Zane, ahora tenía una conexión con el chico. Aunque
haber marcado a Tate tenía sus inconvenientes, estaba a punto de ser útil. Ya
sentía un persistente aroma tenue donde Tate había estado estacionado. Zane
lo utilizo para realizar un seguimiento del policía.
— ¿Por qué me estás siguiendo, punk?— Tate sonaba serio, pero soltó el pelo
de Zane. El chico se colocó delante de la moto, con los ojos estrechándose
sospechosamente. — ¿Esperando a ver si descubro la verdad?
Tate giró sobre sus talones, en dirección a su coche. —Deja de seguirme antes
de que te arreste por impedir mi investigación —, dijo sobre su hombro.
Era un uniformado quien había encontrado los cuerpos, y Tate supuso que
quería el crédito.
Tate no tenía tiempo para un novato meando toda la acera y marcando el
lugar. — Habla.
Después de subir las escaleras y en la escena del crimen, Tate sabía que esto
no fue un asesinato-suicidio. No había manera en el infierno que fuera el caso
dada la forma en que los cuerpos estaban. Después de dejar la escena, Tate se
dirigió fuera y a la parte posterior del complejo.
Eso no era una disputa doméstica. Quienquiera que hubiera matado a esa
pareja les había mordido varias veces. Parecían masticados. La denuncia había
sido hecha justo antes de la llamada por disputa, quejándose de ruidos desde la 20
parte posterior del edificio.
Tate sintió los ojos en su espalda una vez más y le molesto que hubiera
logrado colarse tan fácilmente. Cansado de los juegos de mierda de Zane, sacó
su revólver y se volvió. Sólo que no era Zane quien estaba de pie detrás de él.
Era Marcus, el hombre que había tratado de comerlo una vez.
Farfullando, Tate dio una palmada en las manos del hombre fornido, pateando
al mismo tiempo. La clavó en los huevos del tipo, pero el hijo de puta ni
siquiera se inmutó. Puntos comenzaron a reunirse frente a los ojos de Tate y
pensó que las calles finalmente lo iban a tomar.
Eso fue hasta que la cabeza de Marcus fue separada de sus hombros.
Tate miró hacia arriba. De pie, donde Marcus había estado hacia un segundo
estaba Zane.
—Hay que volver al frente con todos los demás—. Zane se volvió sobre sus
talones y comenzó a alejarse. Tate estaba demasiado aturdido para decir una
palabra. El hombre acababa de salvar su vida, pero Tate no habría sido
atacado si no hubiera sido por la marca de Zane.
Y él todavía no sabía lo que eso significaba. Sólo sabía que un grupo de locos
que estaban detrás de él ahora. Marcus no iba a ser el único, no si la reacción
de Marcus cuando olfateo a Tate decía algo. Tate estaba muy muy seguro de
que había más de su especie por ahí.
Darlings.
Tate comenzó a decirle a su pareja lo que sabía acerca de los Jinetes Oscuros,
pero algo mantuvo su boca cerrada. Definitivamente no era lealtad a Zane y su
banda, era más como un sexto sentido. — Deja que el médico forense
determine lo que los mató.
— ¿En serio?— Ames lo miraba con recelo. Tate nunca había dejado de lado
algo tan extraño antes. Normalmente, habría cazado la información
manteniéndose en el camino hasta que tuviera una respuesta. Su intestino le
dijo que no quería las respuestas de esta. Si la persona o las personas
responsables de la muerte de la pareja eran como Marcus, Tate estaba
dirigiéndose hacia ellos.
No es que celebrará el miedo en su corazón, pero aún no tenía la respuesta
acerca de lo que significaba ser marcado, y no necesitaba una horda de esas 23
criaturas viniendo después por él. Iba a encontrar a Zane y conseguir
respuestas. A Tate no le gustaba ser la jodida merienda de nadie.
Tate sacó las llaves del bolsillo. — ¿En camino a West Kramer o Brookpark?
Tate se quedó sin aliento cuando la mano de Zane se deslizó por su pecho. El
toque era como nada que hubiera experimentado antes. — ¿Qué estás
haciendo en mi cama?
Tate miró hacia abajo para ver que no sólo estaba la polla de Zane
completamente erecta, también lo estaba la suya. Esto no puede ser real.
Debo estar soñando esto.
Tate silbó cuando Zane envolvió una mano fuerte alrededor de su pene,
acariciándolo. Instintivamente metió la polla en el puño apretado. El gemido
se abrió camino a través de la garganta de Tate, amenazando con romper libre.
La mano de Zane era como magia. Hermosa jodida magia.
—Yo te puedo mostrar mucho más, te traerá mucho más placer—. Zane se
inclinó, los largos mechones de su pelo haciendo cosquillas por el pecho y el
estómago de Tate. Tate se sacudió cuando Zane chupó uno de sus pezones,
entre los labios y los dientes. Tate se estremeció, agarro las sabanas en un
dominio absoluto.
—Puedes llevarte tu show por la puerta—, dijo Tate, pero no había calor
detrás de sus palabras. Al mismo tiempo quería patear a Zane lejos y rogarle
que no se detenga.
25
Zane cerró los ojos inquietantemente oscuros y acarició a Tate más duro,
causando que olvidara su demanda y cediera. Si esto era sólo un sueño, ¿por
qué no? No era como que Zane lo sabría nunca. No habría una mañana
incómoda después o excusas de por qué buscar a tientas si Tate tuviera que
apresurarse a salir.
—Sólo tú y yo, poli—. Zane abrió los ojos. Una sonrisa se dibujó en los labios
besables del hombre. —Sin condiciones.
—No dice una mierda—. Tate empujó sus caderas hacia arriba, luchando para
conseguir salir. Pero Zane lo mantuvo en el borde, a este lado de frustrado.
—Suéltame o desaparece.
Esto estaba empezando a sentirse como realidad. Tate nunca había tenido un
sueño tan vivo como este antes. Ni siquiera cuando era un adolescente y la
masturbación había sido una constante.
Los labios de Tate se separaron y él luchó por respirar. La boca de Zane era
pura magia en su polla. Él dejó de luchar y libero las sabanas, acunando la
cabeza de Zane mientras empujaba sus caderas.
Y Zane lo tomó.
27
A Tate ya no le importaba si era realidad o una ilusión. Estaba tan cerca que
sus bolas estaban apretadas contra la base de su pene. El solo necesitaba un
poco, Tate gritó cuando Zane deslizó un dedo en su culo, girándolo mientras
tomaba la polla de Tate hasta el fondo de su garganta.
Cuando abrió los ojos, Zane había desaparecido y todo lo que Tate sabía era
que su polla descansaba en su mano.
28
Capítulo Tres
— ¿Que estás comiendo?— Lonnie preguntó desde detrás de la pantalla de
cristal. El tipo bajito llevaba uno de sus atuendos más extravagantes.
Zane había estado sentado allí, mordiéndose el labio inferior, pensando sobre
lo de anoche. Tate había pensado que era un sueño. Y lo había sido, pero
también un producto real de sus deseos combinados. El plan de Zane era
seducir al policía y averiguar lo que sabía.
—Voy a por un poco de aire fresco—, dijo Zane mientras se empujaba desde
el sofá de cuero negro. Falcon estaba en la parte trasera con Garrett, así que
dejar a Lonnie aquí no era un problema.
Zane sabía que necesitaba seguir a Tate y asegurarse de que ningun Darling,
estuviera siguiéndolo. Pero Zane se sentía nervioso, una nerviosa energía que 29
fluía a través de él. Tate le despertaba el deseo de joderlo hasta dejarlo sin
aire, y eso era algo de lo que Tate estaba rotundamente en contra cuando
estaba despierto.
—Estoy bien, Lonnie. Sólo tengo que trabajar algo de mierda en mi cabeza.
Zane se rio cuando el hombre entró en Andrómeda. El tipo era el más grande,
jodido gorila que cualquiera con dos dedos de cordura sabría evitar. Pero
cuando se trataba de Lonnie, Santos se convertía en un maldito oso de
peluche. Fue divertido como el infierno ver a Santos derrumbarse, aunque
trató de no demostrarlo delante de los chicos. Zane todavía recordaba escuchar
la cinta donde Santos trabajaba la mierda en la cabeza, confesando su amor
por el pequeño rubio.
Decidió que burlarse de Santos en este momento no sería nada divertido. Tal
vez cuando todo el mundo estuviera cerca.
—Uh, no—, dijo Lonnie como si Santos debiera haber sabido la respuesta.
Estaba acostumbrado a ver a los dos lacrimógenos uno contra otro con púas,
gruñidos y amenazas. Pero desde que los dos habían llegado por fin a estar
juntos, parecía que no podían mantener las manos quietas.
—Esa es la señal para irme—. Zane se dirigió hacia la puerta. —Nos vemos
esta noche.
31
— ¿Era Zane el que acaba de salir?— Falcon preguntó mientras caminaba
hacia la parte delantera de la tienda. Él olio a su gemelo, pero no vio al
hombre. Durante las últimas dos semanas, Zane había estado mentalmente
preocupado. Sabía que su gemelo estaba pensando en ese policía, y él se
preocupaba por su hermano. Nada bueno podía venir de Zane persiguiendo a
Tate.
Absolutamente nada.
No cuando Tate tenía una erección por los Jinetes Oscuros, y no de una buena
manera.
—Se fue—, dijo Lonnie. La cabeza terrorífica estaba apoyada contra la vitrina
de cristal, lamiendo sus dedos y pasando las páginas de una revista. Santos
estaba de pie en el otro lado, viendo la acción con gran interés.
— ¿Dijo dónde iba?— Falcon podría haber llamado a Zane, pero últimamente
el hombre no contestaba su teléfono. Eso le molestó.
La última vez que Zane había necesitado espacio para pensar fue cuando él y
Falcon se convirtieron por primera vez. Zane se había vuelto imprudente en
ese entonces, tomando riesgos que normalmente no habría tomado y viviendo
en un borde peligroso. Si esto era algo como la última vez, Falcon necesitaba
realizar un seguimiento de su hermano y averiguar donde estaba su cabeza.
Ellos podrían tener 700 años de edad, pero Falcon nunca dejaría de
preocuparse y cuidar de Zane. 32
Lonnie se enderezó cuando un desconocido entró en la tienda. El chico miró
de Santos a Falcon, dudando antes de acercarse hacia el mostrador.
—Él dijo que nos reuniríamos en Ruby Red esta noche—, dijo Lonnie antes
de volverse hacia el cliente.
Falcon planeaba estar en el Ruby Red. Puede que no sea nada de todos modos.
A las personas se les permitía resolver las cosas en su cabeza. Pero su
intestino le decía que Zane estaba a punto de caminar por esa misma peligrosa
línea una vez más.
Tate tenía siete tipos de cabreado. No podía creer que hubiera permitido a
Zane hacerlo en sus sueños. Aquí él estaba tratando de hundir a los Jinetes
Oscuros y se había despertado con una polla gastada y una sensación de vacío
cuando se dio cuenta que Zane se había ido.
Necesitaba examinarse la cabeza.
Otro pandillero estaba muerto. Eso no era una sorpresa. Vivian vidas
peligrosas y tarde o temprano sus números disminuían en su mayoría más
que pronto. Todavía molestaba a Tate que los chicos siendo utilizados de esa
manera parecía que ni siquiera habían empezado a vivir todavía. Eran jóvenes
y le molestaba ver tanta juventud desperdiciada.
33
Pero la ciudad tenía una forma de comer y escupir a los que vivían la vida
rápida. Tate hacia lo imposible por contener la criminalidad, pero se sentía
como si estuviera trabajando en contra de la corriente.
Tate se sacó la chaqueta del traje y se aflojó el cuello, deseando que hubiera
llevado una camiseta en su lugar.
Ames señaló hacia un conjunto de huellas de neumáticos. Pero eso no era todo
lo que él mostró a Tate. Alguien había dejado caer una cartera. Podría ser de la
víctima.
—Vamos a tener que llevar la cartera para las impresiones—, dijo Ames.
Tate sacó su teléfono celular y tomó una foto de las tarjetas. Él mostraría la
foto del chico por ahí y tal vez no sólo podría obtener una identificación de la
víctima, sino una historia de fondo también. Ha sido un tiro largo. La mayoría
de la gente callaba cuando se trataba de las pandillas. Ni uno quería
34
involucrarse por temor a que no sólo terminarían con su negocio en llamas,
buscarían venganza.
Tate miró a la pareja que había encontrado el cuerpo. La mujer todavía estaba
llorando, abrazada cerca de su novio. El novio no se veía como si estuviera en
mejor forma. Probablemente era el primer cadáver que había encontrado.
El tipo había marcado a un plumón blanco y negro y el policía los había
llamado.
Los números estaban aumentando, pero Tate no tenía ni idea de por qué.
Tate miró al otro lado de la calle en la boca abierta del callejón. No había duda
de esos ojos de obsidiana y larga trenza.
Zane.
Tate entregó la billetera a Ames por lo que podría conseguir ponerla en bolsa
como pruebas antes de que cruzara la calle. Zane no había corrido. El hombre
se quedó allí con los ojos tenebrosos, viendo su enfoque en Tate.
El tipo tenía bolas. Eso era seguro. 35
—Ya sabes, volver a la escena del crimen no es un acierto—. Tate miró por
encima a Zane y su sueño se precipitó de nuevo en él. Eso sólo lo cabreaba.
No debe sentir mariposas en el maldito estómago por ese punk. El hecho hizo
que los molares de Tate se molieran.
Sin embargo, Zane llevaba el mismo aspecto que había llevado cuando había
matado a Marcus justo en frente de Tate. Él todavía estaba tratando de decidir
si realmente había sucedido o si había estado tan estresado que había
imaginado todo el asunto.
—Así que, ¿por qué estás colgando por aquí? Y por favor, no insultes mi
inteligencia diciéndome que es sólo curiosidad. No creas que estas libre de
sospecha.
Zane parecía un poco en vilo mientras miraba al otro lado de la calle. El tipo
sabía algo. Tate tenía un presentimiento sobre esto. —Háblame, Zane.
La trenza del hombre rebotó alrededor cuando Zane negó con la cabeza. —No
aquí.
—Yo también.
—No me jodas en esto—. Tate se volvió y se dirigió al otro lado la calle. Oyó
el rugido de una motocicleta y luego el sonido se desvaneció hacia la noche.
Tate se quitó los guantes y los arrojó a la basura más cercana antes de frotar
las palmas de las manos en los ojos. Ya había sido un largo día y ahora iba a
ser una noche larga.
38
Capítulo Cuatro
Mientras habla con Tate, Zane había tenido la sensación de que estaba siendo
observado. Había tratado de ser lo más discreto posible, pero al parecer no
había sido lo suficientemente discreto. ¿Fue Falcon? Él no lo creía. Zane se
había asegurado de acelerar su motocicleta mientras lo quitaba, haciendo gala
de alejarlo. Pero él no había ido muy lejos. Él había dado la vuelta a la
manzana.
Bajó y he aquí.
Striker.
Zane sabía en su intestino que Striker había arrojado el cuerpo. Los Jinetes
Oscuros ya habían establecido que el alfa de los Durangos estaba reclutando
pandilleros. Pero Striker no estaba viendo la escena del crimen.
Sus ojos estaban fijos en Tate. Zane podía ver la expresión calculadora en los
ojos de Striker y sabía que el hombre estaba formulando un plan para tomar al
policía.
Striker se marchó.
Zane había dicho una hora, pero parecía que Tate estaba ansioso por
respuestas. Esperó a que el hombre entrara en el bar antes de aparcar su
motocicleta al lado del coche del detective. No era tan tonto como para creer
que él y Tate se convertirían en amigos. Eso nunca iba a suceder. Pero Zane
necesitaba quitar la marca. La conexión con Tate estaba creciendo fuerte y no
podía tener eso.
Había sido una decisión instantánea, algo que Zane no pensó detenidamente.
Ni una sola vez hubiera imaginado que la conexión iría a esta profundidad.
40
—Qué jodidos—. Él se quitó el casco y se pasó una mano por la frente,
soltando un largo suspiro. —En un centavo, en una libra—. Él había
comenzado esto, y ahora tenía que arreglarlo.
—Sabes cómo elegir—, Tate dijo mientras Zane se sentó al lado del policía.
—Esto es lo más media como puedes conseguir.
Para ser honesto, Zane se sorprendió que el hombre le dio una respuesta
directa en lugar de sarcasmo habitual. Ordenó lo mismo y luego descansó su
casco sobre el mostrador. — ¿Día largo?
Tate volvió un poco la cabeza, dando a Zane una mirada que decía que él
quería saber lo que Zane sabía. Con el tiempo. Llámalo un loco hijo de perra,
pero Zane quería conocer a Tate. El chico era guapo, en una especie de
manera aproximada, y nervioso, pero Zane podía ver líneas de risa alrededor
de los ojos del hombre.
Quería ver a Tate sonreír.
—Yo sé que no me invitaste aquí para que te cuente mis problemas—. Tate
tomó otro trago de su bebida. —Así que corta por lo sano. 41
El camarero puso la copa de Zane abajo y luego tomó los cinco que Zane
había colocado sobre el mostrador. —Tal vez deberíamos conseguir una mesa.
Tate sonrió y Zane sintió un golpe en el pecho. Maldita sea, que era una
hermosa sonrisa.
Esta vez Tate se rio entre dientes. No sólo tenía la polla de Zane tirando,
también lo su corazón. —Tienes que estar jodiendome. Trata de decirle eso a
alguien que no sepa nada de los Jinetes Oscuros.
Tate sacudió el polvo de sus manos y luego tomó otro sorbo de su bebida.
—Ese es el problema. Sé que han hecho algo mal. Simplemente no puedo
demostrar nada.
Ojalá esto fuera una broma. Zane tenía que ser muy cuidadoso con lo que le
decía a Tate. Quería que el hombre fuera consciente, pero no demasiado
consciente. —El tipo que mató a tu víctima te está siguiendo, Tate. Estoy
pensando que quiere tu cabeza.
— ¿Por qué?— El tono de Tate dijo que no iba a comprar lo que estaba
vendiendo.
Tate parecía reflexionar sobre las palabras de Zane antes de levantar la mano y
ordenar a ambos otra bebida. Después de sus bebidas fueron puestas en la
mesa, Tate miró a Zane a los ojos y preguntó: — ¿Qué es un Darling?
Confundía a Tate que él podía sentir a Zane poner una pared. Era como si el
chico estaba en su cabeza y él estaba en Zane, sólo que no podía leer lo que
estaba pensando. Pero seguro como la mierda podía sentir las emociones del
hombre.
—Dime que estabas viendo las cosas cuando tomaste la cabeza de Marcus
fuera. 43
Zane miró a su alrededor antes de erguirse en su asiento. Arrojó un brazo
sobre la espalda, la otra mano sosteniendo su bebida. —Tú no viste cosas.
—Maldita sea—, Tate se quejó. —Si quiero respuestas evasivas, voy a ir a ver
a Lonnie.
Zane sonrió.
—Dime dónde has oído ese nombre—, respondió Zane. Tate le preguntó si
Marcus era un Darling, y el policía había insinuado la palabra también. Pero
Zane había evitado la pregunta claramente planeando que hacer. —Tú vienes
limpio, yo vengo limpio.
—Un informante—. Eso era toda la verdad que Zane estaba sacando de él.
—Son reales.
44
Por una jodida vez tuvo una respuesta directa. — ¿Qué son?
—Tu peor pesadilla—. Zane se tragó el resto de su bebida y coloco el vaso
sobre la mesa. —Yo te invité aquí para advertirte que dejes de cazarlos. Sólo
estás invitando problemas si vas por ellos. Tú no quieres meterte con uno.
—Él es el que recluta a los Heart—. Zane agarró su casco y se paró. Tate fue
tentado para exigir que se sentase, dar marcha atrás, pero no lo hizo. —Él es al
que debes buscar por la reciente serie de asesinatos.
Tate miró a Zane caminar fuera del bar. Maldijo cuando recordó que se había
olvidado de preguntarle acerca de ser marcado.
Pero Tate dudaba que Zane le hubiera dicho. El chico le había dado ya
bastante y parecía que Zane se dejó llevar con Tate.
Tate fue a por las llaves de nuevo, sólo que esta vez sacó su arma y se volvió,
con el objetivo en el hombre de pie detrás de él.
Tate estaba medio tentado a disparar al hombre sólo por asustar la mierda
fuera de él. Enfundó su pistola y se metió en su coche, en dirección hacia la
estación para buscar a Striker Hullender.
¿Zane se había presentado en la escena del crimen? ¿Por eso Tate y Zane
hablaron en privado en la boca del callejón? Ames no estaba seguro, pero
estaba lívido que su pareja iba detrás de su espalda.
Jodido Punky.
Muchas veces Tate había declarado que quería hundir a los Jinetes Oscuros.
Muchas veces su compañero había comentado que los quería fuera de Paradise
City.
Así que Ames estaba comprometido y dejo la ventana del pasajero abajo,
orando por una especie de brisa en esta noche de bochorno.
Desafortunadamente, lo único que flotaba su camino era el olor mixto de
humedad y asfalto. El aroma combinado olía a basura absoluta.
Se hundió un poco más bajo, cuando, veinte minutos más tarde, Zane dejó el
bar y despegó. Tate salió enseguida. Su compañero estaba caminando por el
lote cuando Zane hizo un cambio de sentido en la calle y estacionó su moto,
caminando de regreso hacia donde Tate estaba de pie.
Él iba a deshacerse de los Jinetes Oscuros así fuera la última cosa que hiciera.
—No estoy realmente aquí—. Zane se movió detrás de Tate y luego alrededor,
pellizcándole el pezón. —Esto es sólo un sueño, ¿recuerdas?
Tate silbó y luego empujó la mano de Zane lejos. —Yo no estoy cayendo de
nuevo. Esto no es un sueño. Así no. Es demasiado intenso. Tu estas en mi
cabeza de alguna manera.
Zane puso las manos sobre los hombros de Tate, masajeándolos, trabajando al
el nudo apretado. —Estas tenso.
—Estás loco—, Tate murmuró, diciéndose a sí mismo que tenía que poner un
alto a esto, tenía que hacer que Zane lo deje. Un pensamiento lo golpeó. —Así
es como me marcaste.
Zane no dijo nada. Él sólo siguió besando su camino sobre el la mitad inferior
de la espalda de Tate hasta que estaba colocado entre las piernas. Por primera
vez desde que podía recordar, Tate estaba nervioso. No, estaba jodidamente
asustado.
Zane era un tipo grande, un hombre peligroso. Tate no era ciego, sin embargo.
El tipo era un sueño erótico caminando. De un solo vistazo, Tate pudo decir
que Zane sería una bestia de un amante.
Al diablo con ello. Esto era sólo un sueño. Tenía que serlo. No había bebido
tanto en el bar. Incluso si Zane había encontrado una manera de escabullirse
en su camino, ¿por qué no podría disfrutar de esto? No era como si estuvieran
realmente teniendo relaciones sexuales, y para ser honesto, era demasiado
extraño para tomarlo en serio.
Zane lamió su camino hacia arriba, su lengua apretando entre las mejillas del
culo de Tate.
—Debes hacer mil sentadillas al día—, dijo Zane. Sus manos separando las
mejillas de y luego su lengua comenzó a girar en torno al agujero de Tate.
—Lindo.
Él realmente necesitaba ponerle freno. Esto era una locura, loco, fuera de este
puto mundo. Tate se suponía que debía estar juntando pruebas para poner a
Zane lejos, no dejar que el hombre aspire su jodido culo.
—Sólo un sueño, poli—, Zane dijo mientras metía un dedo en el culo de Tate.
Como el infierno que era. Por mucho que Tate quería creer en lo que Zane le
decía, sabía la mentira que era. Esto era real, incluso si Zane no estaba
físicamente en su apartamento.
Pero eso no le impidió querer lo que Zane le estaba dando. Sus dedos
aplastados en la almohada mientras levantaba sus caderas un poco, dando
Zane más espacio. Zane le estaba acariciando, el dedo follandolo y lamiendo
cada pulgada del agujero de Tate y donde la lengua se desvanecia. Los ojos de
Tate en blanco hacia la parte posterior de la cabeza mientras se sacudió,
empalándose a sí mismo en los dedos de Zane hasta que la acumulación de
deseo se convirtió en demasiado.
Y luego...
No, el que hacía esto tenía que ser un aficionado. Los pasos no eran del todo
tranquilos y Tate podía decir que había más de una persona.
Se deslizó de la cama, agarrando sus boxes del suelo antes de ponerlos a
alrededor de su cintura. Se peinó con los dedos su cabello para sacar los
mechones de sus ojos antes de tomar la pistola. Con su corazón martillando, se
acercó de puntillas a la puerta del dormitorio, presionando la espalda contra la
pared.
Tate lanzó un largo suspiro en silencio y esperó hasta que oyó los pasos justo
fuera de la puerta de su dormitorio. Se giró, agarró la persona más cerca de él,
y empujó su arma a la sien del hombre. —No te muevas.
El segundo tipo se congeló, pistola en mano, la boca abierta hacia Tate. Había
una lágrima negra debajo del ojo y un tatuaje de un goteo de corazón negro
con sangre entintado en su cuello. Jodida banda de Heart Blood. — ¿Qué
hacen en mi casa?
El hombre que Tate tenía se retorció por completo, pero mantuvo su brazo
bloqueado apretado alrededor del chico. —Jodete fuera de mí, cerdo—, el
chico escupió mientras seguía luchando.
Disparó su arma una vez. Eso fue todo lo que hizo. Muerto el segundo
asesino.
Striker. 53
Los policías y forenses se presentaron y Tate se quedó allí explicando a su
capitán lo que había sucedido.
Tate quería decirle lo que sospechaba, pero quería más tiempo para pensar las
cosas antes de reportar lo que había encontrado. Si el capitán sabía lo que Tate
estaba haciendo, el hombre lo enviaría de vuelta al infierno y ordenaría a Tate
retroceder. —Ni idea.
Tate dejó que su capitán pensara eso. Vio como los cuerpos eran quitados,
frotándose la barba que crecía ya alrededor de su mandíbula. —Algo fino—,
murmuró.
—Hemos sido socios durante siete malditos años, Tate. Supongo que sería a la
primera persona a la que llamarías—. Ames miró a Savage, pero el capitán no 54
dijo una palabra. Se quedó echando un vistazo a Tate con una mirada extraña
en su cara. Ames no estaba seguro de qué se trataba, aparte del hecho de que
Tate parecía un poco sacudido.
—No, está bien—, dijo el capitán, retrocediendo hasta Ames. A medida que su
pareja quedó discutiendo con Savage, Ames se deslizó por el pasillo y en el
dormitorio de Tate. Sacó una grabadora de vídeo mini de su chaqueta y la
metió entre algunos libros en un estante. Giró el detector de movimiento y
luego cogió una segunda cámara de vídeo de su chaqueta, girando la detección
de movimiento antes de asegurar la cosa.
Una vez que lo hizo en el dormitorio, puso otra al lado del pasillo, en el cuarto
de baño. Si Tate lo veía, el hombre podría pensar que Ames necesitaba usar el
retrete.
Desde que Tate pensó que podía correr sin su pareja, Ames iba a estar
absolutamente seguro de que supiera lo que estaba pasando.
55
Capítulo Cinco
— ¿Dónde estabas?— Lonnie exigió tan pronto como Zane caminó dentro de
Andrómeda. —Te busqué anoche—. El pequeño chico dijo furioso mientras
miraba a Zane. —Podrías haber llamado y dicho que no te ibas a aparecer.
— Estás en problemas—, dijo Lonnie bajo. —Ha sido un placer sabiendo que
yo realmente no soy tú.
Zane rodo los ojos en el jovencito antes de levantarse del sofá y dirigirse por
el pasillo. Falcon caminó hasta el final a la parte de atrás y luego se volvió. —
¿Quieres decirme por qué se estás pasando tanto tiempo con ese detective?
—En realidad no—. Zane cruzó los brazos sobre el pecho y se inclinó contra
el mostrador. —Yo no era consciente de que estabas vigilando todos mis
movimientos.
Falcon negó con la cabeza mientras tomaba el rostro de Zane en sus manos.
—Yo me preocupo por ti, Zane. Esto no eres tú, tu comportamiento en el
último tiempo, no contestas el teléfono. Si estás en algún tipo de problema,
dímelo. Podemos enfrentar esto juntos.
El rostro de Falcón cayó mientras sus manos cayeron de cara de Zane. —No.
Zane levantó la mano y se tambaleó hacia atrás y adelante. —Tal vez, puede,
joder si lo sé.
Zane dio unas palmaditas en los bolsillos. —No tengo nada—. Rider se puso
de pie, dando a Zane el mal de ojo antes de que él moviera la cola y se
dirigiera por el pasillo. —Creo que sólo esta desairado.
Zane sintió su ira alcanzando una cima y luego... nada. Él comenzó a reír. Él
se rio tanto que tuvo que agarrar el mostrador. Falcón lo miró como si hubiera
perdido la maldita mente. Zane intentó poner su risa bajo control, pero se
tomó un momento antes de que pudiera finalmente hablar. —Yo sé cómo jodi
las cosas.
La única forma que los lobos podrían detectarlos era por su nocivo olor.
Falcon frunció el ceño y se pasó una mano por el pelo. —Quiero que te quedes
lo más lejos posible de él.
Zane sabía que era más fácil decirlo que hacerlo. Tate no estaba dispuesto a
dejar que consiguiera estar así de cerca y personal. No cuando estaban
despiertos, de todos modos. Iba a tener que ser muy cuidadoso con su
interacción sobre el detective. Falcon no estaba muy contento. Él cagaria
ladrillos si Zane continuaba alrededor del policía.
Por mucho que amaba y respetaba a su hermano, Zane tenía que hacerlo por
él.
—Tengo que salir y Emilio tiene que hacer un recado. Necesito que te quedes
aquí y veas por Lonnie y Garrett—, dijo Falcón.
—Lo tengo—. Zane dejó a Falcon allí de pie mientras caminaba hacia la parte
delantera.
Maldita sea, mucho había cambiado en los últimos meses. Zane recordaba
cuando él no tenía demasiadas preocupaciones. La vida había sido mucho más
simple antes de que los Jinetes Oscuros empezaran a salir en el Lower East
Side.
60
—No iba a dejar caer una moneda de diez centavos sobre nosotros—. Santos
se mostró confiado, pero Emilio no lo estaba. No era como que los Jinetes
Oscuros estaban absolutamente limpios.
Emilio tiro de Rider más cerca ya que la gente iba y venía del mercado. Era un
magnífico día, la brisa apenas enfriando algo. Pero a Emilio le gustaba el
calor. Era un infierno mucho mejor que la nieve. —Él ha estado caliente por
ese detective desde que puso sus ojos en el hombre. ¿Y si lo marca?
Jake se quedó allí, metiendo sus manos en los bolsillos delanteros, él miro a
cualquier lado menos a Emilio. Esos ojos ámbar estaban empezando a afectar
a Emilio de maneras que no entendía totalmente. Le gustaba la timidez de
Jake. Era un cambio refrescante de lo que trataba con Emilio.
Poco Jake sabía que Lonnie era un cambia formas lobo. Él no tendría arterias
obstruidas o huesos frágiles. Mientras no tuviera lesiones importantes en la
cabeza, no debía temer, iba a vivir por un tiempo muy largo. —Pero hay que
admitir, el Sr. McAlester hace las mejores jodidas hamburguesas de los
alrededores
Jake sonrió. La luz del sol atrapo los ojos ámbar del hombre y parecían brillar.
—Él lo hace.
Era el Crow Vic vómito marrón aparcado detrás de él era lo que tenía a Emilio
rechinando los dientes posteriores.
Zane sabía que no podía salir de la tienda. No porque Falcon le pidió que se
quedara, debido a que Zane no iba a permitir que nada pasara a Lonnie o
Garrett. Lonnie había sido atacado varias veces por Darlings. Santos lo
perdería si otro Darling tomara al jovencito.
Y a Zane le gustaba Lonnie. —No puedo, servicio de niñera.
El hombre estaba tratando de conseguir que Zane fuera linchado. Eso estaba
demasiado cerca para su comodidad. Su moto ya estaba aparcada allí. El
tráfico en la calle era pesado a esta hora del día y el aparcamiento era difícil
de conseguir.
Sabía que debía decirle a Tate que nombrara otro lugar. Tengo que estar
psicótico para siquiera considerar esto. — ¿Cuándo?
Tate estaba sentado a la mesa del fondo, bebiendo una taza cuando él miro a
Zane. —Debes necesitar mucho para que venir por aquí—, dijo Zane mientras
agarraba una silla de madera y la hizo girar, pasando las piernas a caballo
entre la misma.
La piel de Zane enrojeció. Sus ojos escanearon más de Tate. Aparte de verse
demacrado, no había un moretón en él, que Zane pudiera ver. Striker había
hecho su movimiento, tan débil como era. El cambia formas lobo apestaba tan
mal como Callahan lo hacía cuando llegó a ser un alfa con un cerebro, pero 65
Striker tenía bolas de acero.
— ¿Qué pasó?— Pero esa no era la cuestión que Zane quería preguntar.
Estaba en la punta de la lengua exigir saber si Tate estaba herido, pero él
mantuvo esa pregunta para sí mismo.
—Eran aficionados—. Tate tomó otro trago y Zane pudo ver que era café.
Casi sonrió al cliché. Todo lo que Tate necesitaba era una dona. —Yo les oí
caminar a tientas por la casa. Uno sacó una pistola. Le disparé. El otro me
apunto con su pistola. Le disparé.
Tate dijo todo en una forma corta y seca, directo a los hechos.
Pero un escalofrío se deslizó a lo largo de la columna vertebral de Zane. El
policía podría haber sido asesinado. ¿Qué pasa si Zane hubiera estado allí,
distrayendo a Tate en sus sueños, cuando los dos irrumpieron?
—De todos modos— Tate tocó el archivo delante de él. —No es por eso que
te pregunté.
—Lo que voy a decir es confidencial—. El hombre se pasó una mano sobre el
cabello que crecía en el mentón. —Ni siquiera estoy seguro de por qué estoy
diciéndotelo—. Tate tomo el archivo abierto. —Striker Hullender está bajo
investigación de la ATF.
Ese tono sarcástico sacó una sonrisa de Zane. —Lo siento, soy lento en
captación, botón de oro. 66
—Deja de llamarme así antes de que te arreste y te lleve para una golpiza.
—Eres un hijo de puta retorcido—. Tate negó con la cabeza. —Mantente lejos
de Striker. Si él cae estás en cualquier lugar cerca de él...
—No te preocupes—. Pero fue bueno saber. Zane iba a tener que advertir a su
gemelo. Los Jinetes Oscuros estaban buscando un ajuste de cuentas con
Striker, y eran normalmente cuidadosos, pero ahora que Zane conocía que el
hombre estaba en la lista de vigilancia de la ATF, iban a tener que retroceder
por un tiempo.
—Por cierto...— Tate miró el archivo, y Zane podía decir que el chico estaba
luchando para decir lo que tenía en mente. Él nunca había visto a Tate como
cualquier cosa menos seguro de sí mismo y arrogante. Este cambio era
diferente, agradable. —Gracias por el aviso... sobre Striker. Yo te debo una.
Tate entrecerró los ojos. —No puedo hacer eso—. Él dio un puñetazo sobre la
mesa, tomando por sorpresa a Zane. —Y si encuentro que sabes algo sobre
Vincent Hullender, me aseguraré de que te pudras en la cárcel por el resto de
tu vida.
—Así que deja de acosarme con dejar a los Jinetes Oscuros en paz antes de
que te lance tras las rejas.
67
—Jodete, poli—. Zane se paró. El tipo tenía un defecto de trastorno bipolar.
Zane no podía entender la súbita ira de Tate hasta que se levantó de la mesa y
vio a Emilio y Jake de pie en el mostrador, mirando en su dirección.
Zane cerró la mano en la puerta y salió, sintiendo la ira vibrar. A pesar de que
sabía por qué Tate lo ataco, todavía le molestó.
Zane agarró Jake por la nuca y le dio una pequeña exprimida. —Claro, vamos.
Ames estaba sentado en su coche, media cuadra abajo del señor de McAlester.
Levantó la cámara y escuchó el clic mientras tomaba fotos de Zane, que salía
de la tienda de hamburguesas. Esa comadreja de Jake Galleti corrió a los
talones del Jinete Oscuro, sin duda con una sonrisa tonta.
69
Capítulo Seis
Tate se quedó mirando la botella de vino tinto y se preguntó si había
exagerado. Había empezado haciéndose algo rápido para comer antes de que
Zane apareciera, pero esa comida "rápida" se había convertido en carne
stroganoff y ajo tostado, una ensalada, y esta maldita botella de Merlot. Él no
estaba tratando de impresionar a Zane.
¿Lo estaba?
Gracias, joder, que no había puesto ninguna vela sobre la mesa. No quería
dar a Zane una idea equivocada.
¿Y qué idea es, eh? ¿Que no puedes dejar de pensar en las visitas en
sueños de Zane y cómo el hombre jala hasta tus malditos dedos de los pies? 70
—Cállate—, se dijo, enojado, estaba incluso entretenido con esos
pensamientos.
Cuando Tate estaba sacando el pan de ajo del horno, el timbre sonó. Estuvo a
punto de dejar caer la bandeja.
—Deja de actuar como que esto es una cita, idiota—. Sin embargo, Tate se
pasó a arreglar su camisa, sus nervios saltones como el infierno. Echó un
vistazo al equipo de música en su camino a la puerta y se gruñó a sí mismo
por pensar siquiera en dejar tocar un poco de música de fondo.
Él abrió la puerta y se congeló. Zane era un gran macho, era cierto. Pero él
motorista que estaba en el porche de Tate llevaba jeans, botas y un apretada
camiseta del culo, con su pelo trenzado sobre su hombro izquierdo. Era su
aspecto normal, pero había algo diferente sobre él. Tate no podía identificar
qué era ese algo, pero cuando él se quedó allí, el olor a colonia de Zane llenó
los pulmones de Tate.
—Huele bien aquí—, dijo Zane mientras deslizaba su piel fuera y la colocó
sobre el sofá de Tate. —Lo bueno es que me muero de hambre.
Tate empezó a decir que él sólo había cocinado para él. Se sintió
completamente avergonzado ahora que había puesto la mesa elaboradamente. 71
¿Qué pensaría Zane? ¿Asumiría automáticamente que Tate lo había hecho a
propósito? Lo había echo, en su mayoría, tal vez. Ah infierno, él no estaba
seguro.
Tate cerró la puerta al ruido del barrio y dio la vuelta para la cocina, sintiendo
un poco perdido en lo que debía hacer. Él decidió cortar el pan.
Tate cerró los ojos por un segundo y pensó en mentir. Él realmente lo hizo.
Tenía que ser certificable haber pasado a este muy problemático Jinete
Oscuro.
Finalmente me he perdido.
—Algo así—. Evasivas funcionaban bien para él. Él miró por encima del
hombro para ver a Zane de pie en la mesa del comedor, una mesa que Tate
normalmente nunca usaba excepto para extender archivos y vio al hombre
tocando la platería, una mirada pensativa en su rostro.
Tate no dijo una palabra cuando Zane sacó una silla y tomó asiento.
—Entonces creo que no voy a estar mucho—, dijo Zane con un borde duro en
su tono.
—No me importa.
Tate no iba a permitir que nadie hable con él en ese tono de voz. Infierno,
había ido mano a mano con su capitán una vez por gritarle.
Zane salió disparado de su silla tan rápido que Tate apenas tuvo tiempo de 73
parpadear. Él cubrió a Tate sobre la mesa, un gruñido emanaba de su pecho.
— ¿Quién jodidos va a venir?
Tate se quedó sin aliento cuando vio el iris en transición de Zane de negro, a
marrón, a un azul oscuro, luego a uno, de color ámbar oscuro. Nunca había
visto a los ojos de las personas hacer eso antes. —Jodete fuera de mi cara,
Zane, antes de que te dispare.
Con una mano, Zane atrapo ambas muñecas de Tate, sosteniéndolas con
firmeza. Él usó su otra mano para tomar la mandíbula de Tate, levantándola
hasta que sus ojos se encontraron. —No me empujes, poli. Tú no quieres joder
conmigo en esto.
—Apártate, Zane—. Tate sabía que su voz de mando no era tan firme como
debería ser. Esas palabras habían salido inestables, más como una pregunta
que una orden.
Zane dio un gruñido bajo y Tate tuvo que parpadear. ¿Acababa de ver largos,
caninos gruesos? No, él no podía hacerlo. Él sabía lo que había oído en esa
cinta, que Lonnie era un hombre lobo, pero cuando se enfrentaba a la
posibilidad real, su mente rápidamente rechazó la idea.
Y Tate sabía que lo haría. A pesar de que la casa estaba en una temperatura
agradable, el aire alrededor de ellos parecía despertar y crecer más caliente.
Tate podía sentir una gota de sudor correr por la parte posterior de su cuero
cabelludo con la idea de besar a este hombre.
Tate inhaló bruscamente cuando Zane aplico un poco más de fuerza en sus
muñecas, la lengua del hombre sumergiéndose profundo. Por la forma en que
Zane acababa de comportarse, Tate habría jurado que el beso iba a ser feroz,
castigador. Pero no fue así. Fue tranquilo, sensual, lento, e hizo que el cerebro
de Tate se fuera de línea cuando su pulso latía en sus oídos. La pausa en la
lamida y sus exploraciones forzaron un gemido, un gemido, un maldito
extraño ruido vibró en la garganta de Tate.
75
El chico sacudió su cuerpo tan duro en Tate que creía que iban a caer hacia
atrás, pero Zane los mantenía equilibrados cuando su lengua se deslizó libre.
Ya no podía oler el aroma del pan de ajo o el Stroganoff. Todo lo que Tate
podría inhalar era el grueso aroma masculino de Zane.
Él se resistió, tratando de rodar a los dos para que pudiera hacerse cargo, pero
Zane no estaba pensando lo mismo. Dio a Tate una mirada que decía que ni
siquiera lo intentara.
Tate estaba a punto de pedir al hombre que lo folle cuando su teléfono celular
vibró en el mostrador. Tate lo ignoró. Estaba demasiado ocupado en la lucha
contra un deseo loco de ponerse en sus manos y rodillas y ofrecerse al Jinete
Oscuro.
¿Entonces por qué diablos estás ansioso por la polla de este hombre en tu 76
culo?
La respuesta se le escapaba porque su cerebro estaba revuelto demasiada
malditamente para pensar con claridad en este momento.
¡Maldita sea! Tate quería soltar el cabello de Zane y ver como fluía sobre los
hombros del hombre como lo había hecho en sus sueños.
Zane gruñó cuando el teléfono de Tate sonó por tercera vez. Sus ojos
convertidos fundidos mientras miraba hacia arriba de Tate. —Si esa es tu cita
diciéndote que está en la puerta principal...— Zane respiro mientras cerraba
los ojos. —Dile a ese saco de mierda que lo sientes y que se vaya.
Tate tomo el aviso alto y claro y casi se rio por la indignación del hombre.
Zane respiraba con dificultad, como si estuviera tratando de decidirse de
nuevo a estar bajo control. Cuando abrió los ojos, Tate podía ver las líneas
alrededor de la boca del hombre.
Era Ames.
Un ruido detrás de él llamó su atención. Miró a Zane otra vez para encontrar al
hombre con una cuchara de madera en la mano, excavando en la Stroganoff.
Se encogió de hombros sin pedir disculpas. —Te dije que estaba muriéndome
de hambre.
Zane asintió. —Oí—. Él rebuscó en los armarios de Tate hasta que encontró
un recipiente Tupperware y luego puso una gran parte en el envase de plástico
antes de sellar la tapa.
Tate volvió a salir de la cocina cuando Zane lo agarró por su brazo, tiró a Tate 78
delante de él, y lo inmovilizó en el mostrador.
La boca de Zane se estrelló contra la suya. No era el mismo tipo de lento,
toma-su-tiempo beso como había sido en la silla. Esto era impulsado por la
excitación, cruda y necesitada. Tate no se quejaba. Él besó a Zane tan duro,
tan brutalmente. El hombre palmeó con la mano la erección de Tate y dio un
apretón. —Recuerda lo que dije, poli.
Ames esperó a Tate a una cuadra al sur de la calle Segunda. La escena del
crimen ya había sido grabada y los policías estaban reorientando el tráfico. Un
zigzagueante rayo atravesaba el cielo oscuro a pocas millas de distancia
cuando una brisa comenzó a levantar y mezclar la basura sin peso en las
esquinas.
Un marrón Crown Vic paró detrás del coche patrulla y Tate salió. El pelo
alrededor de la mandíbula de Tate había crecido un poco más. Después de
trabajar con el hombre durante tantos años, Ames conocía los signos. Tate
estaba distraído.
Ames fue la escena del crimen con Tate, preguntándose por qué Tate quería a
ese jodido pedazo de Jinete Oscuro a su alrededor. No tenía ningún sentido.
Quizás Ames estaba mirando todo mal. Tal vez Zane realmente era un
informante. Pero los policías no se reunían con sus informantes en sus casas.
Ames estaba de pie en la calle, mirando las luces traseras cuando sintió a
alguien detrás de él. Se dio la vuelta y de inmediato reconoció al chico. Era el
hermano de la víctima en el caso que Ames y Tate se suponía estaban
trabajando, pero no lo estaban. Parecía que el compañero de Ames no tenía
más tiempo para él. "Striker Hullender."
— ¿Qué puedo hacer por ti?— Había algo en el señor Hullender, algo
desagradable. No podía negar que era un hombre guapo, con un tipo ejecutivo.
Pero sus ojos. La sonrisa no llegaba a ellos, y Ames se sentía como si
estuviera mirando al diablo.
Ames también sabía que este tipo estaba en la lista de vigilancia de la ATF.
No había más bromas después de que el apretón de manos fallo. El chico puso
las manos en la carne y los huesos. —Conozco tu secreto. 80
Ames sintió su golpe de guardia en su lugar. —No sé lo que estás hablando—.
Se dirigió hacia su coche, pero el señor Hullender se puso delante de Ames,
ofreciendo esa falsa, sonrisa de nuevo. —Me gustaría hacer un trato contigo.
—Yo no hago tratos con criminales—. Ames intentó alejarse del Sr. Hullender
una vez más, y una vez más el chico lo bloqueó.
—Me di cuenta de que tu pareja está cada vez más involucrada con Zane
Mancinni. Por mucho que puedas querer hacer la vista gorda, de hecho,
sabes tan bien como yo que las cosas se van a poner feas.
El tipo había dado en el clavo. Ames entrecerró los ojos. —Llega a tu punto.
Ames se secó el agua la cara. —Usted sabe que yo no puedo hacer eso. Está
fuera de mi jurisdicción.
Ames miró hacia su coche, dudando antes de volverse de nuevo y asintió con
la cabeza. —Trato, pero Tate se queda fuera de esto. Tú jodidamente no le
harás daño.
81
Sr. Hullender sacudió la cabeza con un movimiento de cabeza. —Trato.
Capítulo Siete
Los dedos de Falcon agarraron la taza más duro ante la idea de algo malo
ocurriendo a su gemelo.
La camarera se acercó y Zane puso su orden antes de fijar sus ojos oscuros en
Falcon. —Nos encontramos con algo de mierda jodida ayer.
82
Había algo fuera de Zane. Falcon frunció los labios hacia atrás.
Zane abrió la mandíbula hacia un lado mientras sus ojos se desviaron hacia el
piso. —Mira, he venido aquí para decirles que el ATF está vigilando a
Striker—. Zane golpeó con los nudillos sobre la mesa de formica. —Ten a
todo el mundo tranquilo.
—Mira, estoy— Falcon frotó la parte posterior de su cuello. —No quise mear
fuera de ti.
—Sé que algo anda mal—. Lonnie acorralo a Zane, entrecerrando sus ojos
mientras empujaban un dedo hacia el chico. —No has estado actuando como
tu últimamente.
—Déjalo—, dijo Jake de detrás del mostrador. —Un tipo tiene derecho a sus
secretos. ¿Qué eres, su mamá? 84
Lonnie pisoteó a la vitrina de vidrio y golpeó su palma hacia abajo. —Él es mi
amigo. Si alguien está de mierda con él o él tiene que hablar, estoy aquí. Voy
a golpear el culo de la persona o le doy a Zane un hombro para llorar.
—No en esta vida—, dijo Zane mientras tomaba un asiento en el sofá. —Lo
siento, no estoy listo para entregar mi tarjeta de hombría por el momento.
—Sólo estoy tratando de hacerle saber que él tiene amigos—, dijo Lonnie a su
mejor amigo.
—Hey, ¿no te debo una noche de fiesta?—, Preguntó Zane. Lonnie podía ver
lo que el chico estaba haciendo. Pero más fuerte que trató de mantenerse loco,
sonrió y asintió. 85
— ¡Ruby Red!
Ruby Red era un club goth que se encontraba en una construcción de ladrillos
de dos pisos en el Lower East Side. Era uno de los mejores lugares para ir en
Paradise City. Había guardias apostados en la puerta y unos pocos recorrían el
lugar, listos para poner a cualquier persona que iniciara algún tipo de
problemas en su culo.
Aunque los Darlings amaban cualquier lugar en el que los seres humanos
estaban borrachos, recogiéndolos, tendían a pegarse en lugares como Pandora
Box y Undergraund que tenían humanos en juego de roles, actuando sus
fantasías de vampiros.
Lo que no quería decir que los Darlings no eran conocidos por tomar
personas en Ruby Red. Ellos sólo eran más discretos cuando venían aquí.
El lugar estaba lleno esta noche con el trance y la música techno sintetizada
que sonaba en las vigas, voladura de enormes altavoces que enmarcaban el
escenario elevado, donde bandas en vivo a veces tocaban. Las luces brillaron
en las altas ventanas. Las vigas pulsantes cortaban a través del club, golpeando
al ritmo caótico de una canción interminable.
Los cuatro Jinetes Oscuros, Lonnie, Garrett, y Jake habían venido a la fiesta.
Zane observó como Emilio se abrió paso entre la multitud tan pronto como
entraron por la puerta. Santos tomó a Lonnie y tiró de él hacia la pared de la
gente bailando, perdiéndose en medio de ellos.
Falcon se trasladó a la barra, Garrett y Jake cerca de él. Zane podía sentir la
vibra en el club, una entidad casi viviente que nadaba sobre el sitio. Sus ojos
recorrieron el club por cualquier persona que le interesara, pero su lobo volvió
la nariz hacia arriba y estaba listo para salir. 86
Zane ignoró a la bestia muda. No era como si estuviera aquí para establecerse.
Sólo estaba tratando de... Zane no tenía ni idea de lo que estaba buscando.
Tate no era su amante y no eran una pareja. Él estaba tratando de joder al
chico para quitar la marca.
Vio a Emilio sobre las cabinas de forma de media luna, hablar con un tipo.
Parecían bastante cercanos. Él camino y tomó un asiento, comprobando el
club fuera.
— Un sitio muy agradable—, dijo Jake mientras tomaba asiento junto a Zane
y se llevó el vaso a la boca. Había líquido claro en el vaso y un montón de
burbujas. Falcon se acercó y le entregó un vaso a Zane de Grey Goose antes
de tomar asiento.
Jake negó con la cabeza mientras sus ojos se desviaron más hacia Emilio antes
de volverse hacia la multitud. El entendimiento llego a Zane. Él miró de
Emilio a Jake y luego de vuelta a Emilio, que estaba susurrándole algo al oído
del desconocido.
Zane estaba bastante seguro de que el chico no lo hacía. No quería creer que
Emilio estuviese actuando de esta manera si él supiera que el delgado hombre
Goth estaba interesado en él. Cuando Zane miró a Jake, el hombre tenía una
expresión triste en su rostro.
87
No había manera de que Zane estuviera en medio de eso. Él tenía sus propias
manos llenas ahora mismo.
Jake dejó el vaso sobre la mesa y dio unas palmaditas en el brazo de Zane.
—Vamos, vamos a bailar.
Durante todo el tiempo que estaban amurallados con los bailarines, Jake
seguía mirando hacia atrás en la dirección de Emilio.
— ¿Por qué no le dijiste?— Zane gritó al oído de Jake. Maldita sea, iba a caer
en medio de la mierda de todos modos.
Zane podría haber jugado al tímido, retrocediendo y dejando las cosas por así.
Él debería hacerlo. ¿Cuándo iba aprender? —Dile a Emilio lo que sientes por
él.
Jake dejó de bailar, sus ojos ámbar cayendo al suelo mientras movía sus pies.
Zane deseó no haber dicho nada. El tipo parecía como si alguien hubiera
pateado a su cachorro. Acarició a Jake en su brazo y le guiñó un ojo.
—Estamos aquí para divertirnos.
Eso no pareció ayudar. Jake se volvió una vez más y miró en la dirección de
Emilio. No debería haberlo hecho. Cuando Zane miró por encima en las
cabinas, vio a Emilio y el extraño en ello, caliente y pesado.
88
Antes de que Zane supiera lo que estaba pasando, Jake se fue a través de la
multitud. Mierda. Zane corrió detrás de Jake, sintiéndose mal por el chico.
Jake había madurado desde que Zane había comenzado a dar vueltas por
Andrómeda.
Zane vio a Jake salir por la puerta de atrás. Ese no fue un movimiento
inteligente. El ser humano no tenía por qué estar en ese callejón solo.
Cosas acechaban en la noche, cosas que tendrían el placer de torturar a Jake
antes de matarlo.
Zane decidió dejar las cosas solas por ahora. Pero él iba a soplar en el oído de
Emilio lo que estaba pasando. Aunque Emilio no sintiera nada por el goth, al
menos su amigo tendría todos los hechos. Era bastante jodido que Jake
estuviera en la luna por Emilio, y Emilio estaba en el Club volviéndose loco
con un desconocido.
Así, cuando él cogió la manija, la puerta se abrió. Zane no presto mucha
atención a los chicos saliendo hasta que le llamó el nocivo olor. Levantó la
vista para ver a cinco chicos mirándolo.
Tiró de ambas cuchillas libres, una en cada mano, girando. —Vengan por ello.
Y lo hicieron.
Los cinco hombres fueron a la vez y Zane lucho con todo lo que tenía en él. Él
movió su brazo derecho hacia arriba, apuñalando a uno de los Darlings en el
pecho mientras cortaba a otro con el cuchillo en la mano izquierda.
Cortó, pateo, giró, y apuñaló, todo el tiempo tratando de esquivar los colmillos
afilados.
Pero esta noche, bajo un cielo sin nubes y una luna llena, Zane llegó a la
comprensión de que estos Darling estaban decididos a bajarlo.
De alguna manera sabía que no estaban aquí sólo para morder, a beber su
sangre, o para pasar un buen rato con él.
— ¡Atrápalo!
Zane gruñó y se abalanzó sobre el Darling, más cercano. Sintió sus colmillos
hundiéndose en su cuarto trasero, dolor explotando dentro. Él estaba luchando
para conseguir sacarse al hijo de puta de encima cuando otro conjunto de
90
colmillos se hundieron profundamente. Esto no podía estar sucediendo. Zane
se había convertido en juguete para masticar de los Darlings y no pudo ahogar
el dolor lo suficiente para liberarse.
Él se pegó a su conexión con Tate, tomando una última ojeada de la mente del
hombre antes de sentir los bordes de su visión comenzar a irse.
Emilio frunció sus cejas oscuras. —No te preocupes por Jake. Voy a
encontrarlo. No te preocupes por él. ¿Me escuchas?
91
Capítulo Ocho
Emilio peino las calles, persiguiendo a Jake. Se sentía como una mierda por
dejar a Zane, pero él se sentía aún peor por lo que había sucedido en el interior
del club. No había pensado... No, ese era el problema. No le había dado un
jodido pensamiento a que Jake estaba allí.
Emilio sabía que estaba luchando contra la atracción. Jake podía parecer duro,
pero no lo era. El chico era tímido, ingenuo, y Emilio tenía miedo de alguien
así. Nunca había estado en una relación real en su vida, y la idea de tener a
Jake hizo que su corazón latiera mil veces más rápido.
¿Qué carajo estaba pasando? Emilio salió disparado hacia adelante en su moto
cuando uno de los hombres dio un puñetazo en el estómago de Jake.
—Sí, me di cuenta—. Emilio ayudo a Jake a ponerse en pie sólo para que el
chico lo empujara.
— ¿Vas a dejar de ser tan terco? Antes de que Jake intentara escapar, Emilio
tomó al chico y lo llevó a su moto, Jake lucho por conseguir salir todo el
tiempo. — Silencio—. Emilio suavizó su voz, pero se negó a que el chico se 93
vaya.
Jake se quedó en silencio, pero Emilio podía ver el desafío en los ojos ámbar.
Comprendió que Jake estaba molesto antes. Y el tipo estaba más que enojado
por ser saltado. Pero había un ambiente en torno a Jake que era mucho más
profundo que la mera ira.
—En Hower.
Emilio sabía dónde estaba. Le sorprendió que Jake viviera lejos. Sabía que el
hombre no era dueño de un coche. Tenía que tomar el autobús para llegar a
Andrómeda todos los días.
Él decidió tomar la autopista para cortar camino. Al mismo tiempo, lucho por
ignorar lo bien que se sentía tener envuelto los brazos del chico alrededor de
él.
Algo estaba mal. Tate captó retazos del hombre mientras dormía, pero no era
algo que pudiera agarrarse. Había visto a Zane acostado sobre su lado,
llorando de dolor.
94
Pero eso no tenía ningún sentido.
Tate se detuvo en la acera a dos cuadras del Dirty Hole y estaciono. El barrio
parecía estar lleno como el infierno hoy. Normalmente no tenía que aparcar
tan lejos. Se sentó allí por un momento, preguntándose si debía perder el
tiempo.
Él dudaba que Santos o Emilio le dijeran lo que estaba pasando, pero él iba a
conseguir que alguien hablara o... en este punto, Tate no sabía lo que iba a
hacer. No podía dejar de pensar en Zane, anhelando el chico, lo extrañaba. No
había lógica para la unión extraña y fuerte que sentía hacia Zane.
La puerta sonó y Emilio entró con una bolsa de papel marrón en su mano,
mirando a Tate como si fuera el anticristo. Él se quedó allí, su figura grande,
musculosa comiendo el marco de la puerta.
Era como si el nombre de Zane fuera tabú o algo así. Los ojos de Lonnie se
ensancharon cuando Santos soltó un gruñido. La bolsa marrón en la mano de
Emilio de arrugó cuando la agarró con más fuerza.
— ¿Viniste aquí para arrestarlo por alguna acusación falsa del culo?—,
Preguntó Emilio.
— ¿Por qué iba a hacer eso?— Tate no estaba seguro de lo que Zane había
dicho a estos hombres, si es que les había dicho algo en absoluto acerca de sus
reuniones, pero a partir de su apariencia de muerte, no era bueno.
—Dime por qué los policías hacen la mitad de la mierda que hacen—. Emilio
camino más adentro, apoyando la bolsa sobre la mesa antes de girar,
ocupando la misma posición que su primo, los brazos cruzados, la mirada
demoníaca.
96
Tate sabía que podía utilizar su autoridad para amenazar a estos hombres a
que le digan dónde estaba Zane, pero tenía la sensación de que no les
importaría.
—Whoa, ¿dónde crees que vas?— Falcón dejó la bandeja a un lado y cruzó la
habitación, tratando de persuadir a Zane de acostarse.
Su policía. ¿Su hermano se golpeó la cabeza? —Así que—, Zane dijo. — ¿Tu
estas bien conmigo saliendo con el detective?
Falcon parecía menos que satisfecho. —No, ¿pero tengo una elección?
independientemente de lo que digas, vas a hacer lo que quieras. Así que en
lugar de luchar en contra de tu locura, prefiero estar en torno a mantener un
ojo en ti.
—Ten cuidado—, dijo Falcón. —Las cosas están calientes como la mierda
alrededor del Lower East Side y yo no quiero que te atrapen en nada.
Zane se rio entre dientes, aunque todavía se sentía como atropellado. —Aw,
realmente te preocupas por mí.
Tate abrió la puerta y no había desaparecido el alivio en los ojos del hombre
antes de que rápidamente se ocultara. — ¿Dónde diablos has estado?
Sin responder, Zane pasó junto a Tate y se sacó el cuero antes de subir al
diván del hombre. —Hablaremos más tarde. —De hecho ahora necesito
dormir.
— ¿Qué puedo hacer por usted, detective?— Garrett se alegró de que Lonnie
estuviera con un cliente. Sí, sabía que su mejor amigo, y lo haría, estaría
fanfarroneando en este momento. Normalmente, Garrett disfrutaba de ver a
Lonnie confundir a los policías, pero había algo en el Detective Ames que
desató todas las alarmas de Garrett.
¿Policía corrupto? Puede Ser. Los ojos azules del hombre estaban demasiado
agudos evaluando también. No iba a ser tan fácilmente disuadido como Tate
lo fue. Este era mañoso. El hombre inclinó la cabeza antes de volver a mirar a
Santos, y a continuación, a Emilio. — ¿Esta Zane Mancinni aquí?
Esos eran dos policías en un solo día en busca de Zane. En cuanto Garrett
sabía, Zane no se había metido en problemas. Durante tres días, había estado
sufriendo a través de múltiples mordeduras de Darling. Y durante tres días,
todos los demás habían estado abatidos por aquí, preocupados. Finalmente,
hacia una hora, Falcon había llamado y dijo Zane estaba despierto y 101
haciéndolo bien.
—No está aquí—, dijo Emilio desde el sofá antes de mirar hacia abajo en una
revista que Garrett sabía que el hombre no estaba leyendo. Él no podía
haberlo estado. La maldita cosa estaba al revés.
—Eh—, dijo Ames, el ruido sonó como una pregunta. —Extraño. Tate no me
dio cuenta de que estaba reunido con su informante hoy—. Ames sacudió la
cabeza y se encogió de hombros. —Siento haberles molestado.
— ¡Ese jodido bastardo! No hay manera de que Zane sea rata de Tate. Ni una
jodida manera camino.
—Cálmate—, dijo Santos. —Es obvio lo que hace el hombre. Él sólo quiere
separarnos, nos hacen empezar a cuestionar nuestra lealtad, uno del otro. A
pesar de que es obvio que Zane está cavando en ese poli, yo sé que él no nos
delataría.
Rider corrió por el pasillo, saltando sobre el sofá donde Emilio estaba sentado.
Emilio lanzó su revista a un lado y comenzó a acariciar el bóxer, pero él
102
todavía no dijo una palabra. Tenía una expresión pensativa en su rostro
cuando apareció Lonnie.
— ¿Qué me perdí?— Su cliente salió, pagó y se fue. Lonnie embolsó su punta
antes de descansar su brazo sobre el hombro de Garrett.
—Escúpelo.
Lonnie se echó a reír. Se rio con tanta fuerza que se tambaleó contra Garrett.
—Muy buena, Rett.
Lonnie agitó una mano desdeñosa. —Sé que no lo estabas. Pero Zane no es
más un informante de lo que yo soy el presidente de los Jinetes Oscuros. Él no
es un soplón —, dijo Lonnie con confianza. —A menos que el policía, abajo
sea realmente bueno, entonces tal vez no deberíamos dejar una dirección de
reenvío. Ya sabes, secretos de cárcel dignos y todo.
Garrett frunció el ceño a su mejor amigo. —Zane no iría a soltar la sopa sobre
alguna polla.
¿Qué tipo de negocio de la familia sacaba a un chico fuera del trabajo durante
tres días?
Santos se encogió de hombros. —No creo que él quiera creerlo, pero hay que
admitir, las cosas están raras por aquí.
Ese era el eufemismo del año.
104
Capítulo Nueve
Zane había dormido por unas buenas doce horas. Tate estaba preocupado, pero
el chico no tenía fiebre y aún respiraba. En esas doce horas Tate había ido a la
estación y se tomó una semana de vacaciones. Puesto que él no había tomado
una antes, el capitán Savage le dio los días. No estaba seguro de lo que estaba
mal con Zane, se había detenido por el supermercado local y recogió un poco
de sopa y ginger ale.
Nunca había atendido a cualquier persona que estaba enferma y era bastante
despistado acerca de qué hacer. También había comprado, algún jarabe para la
tos, algunos Vicks, descongestionante nasal, y una lista de compras de otros
artículos para alguien que podría tener cualquier cosa, desde el resfriado
común hasta la plaga negra.
Se sentía tonto por haber comprado todas esas cosas innecesarias, pero
aliviaba sus preocupaciones y le dio algo que hacer. Después de una
agradable, caliente ducha, Tate se había sentado en su La-Z-Boy, usando nada
más que un par de pantalones cómodos descansando, hojeando los canales sin
fin de absolutamente nada. Su mente no estaba en la televisión, sino en el
chico que dormía a pierna suelta en su sofá.
Zane se sentó, apoyando los pies en el suelo mientras colgaban sus manos
entre sus muslos. Él parecía un poco fuera de sí y luego asintió con la cabeza,
como si decidiera que podía soportar sin caerse.
Tate agarró una toalla y un toallón del armario de la ropa del pasillo cuando
Zane le pasó y se dirigió al cuarto de baño. El chico no se molestó en cerrar la
puerta. Oyó al hombre meando y luego el inodoro. Cuando el agua en el
fregadero se activó, Tate entró en el baño y dejo los elementos en el
mostrador. —Dime si necesitas algo más.
Tate se dirigió a la cocina para poner un poco de té. Tenía que mantenerse
ocupado o él podría unirse al chico.
106
En el momento en que había hecho algo de comer para los dos y puso las
cosas sobre la mesa, la habitación comenzó a llenarse de una nube de vapor y
el aroma del jabón limpio y picante. Zane entró en la habitación con nada más
que una toalla envuelta alrededor de su cintura. El cuerpo del hombre estaba
tan cerca de la vista, y el dulce almizcle perfecto de su piel estaba en todas
partes. Tate perdió las células del cerebro antes de que se diera cuenta que
estaba mirándolo y miró hacia otro lado. — ¿Tienes hambre?
Él esperaba que el tipo se burlara de él por comérselo con los ojos, pero Zane
no dijo una palabra cuando él apoyo la mano en el sándwich y la sopa que
Tate había hecho.
Zane no habló hasta que su taza estaba vacía y nada más que migas
permanecieron en su plato. Bebió su té y luego soltó un suspiro de
satisfacción. —Eso estuvo bueno. Gracias.
— ¿Te sientes enfermo otra vez?— Tate se acercó más y deseó no hacerlo. La
toalla se elevó hacia arriba para revelar las bolas del hombre y la mitad
inferior de su culo. Tate se mordió el labio inferior.
Zane dio la vuelta y la toalla se deslizó libre. El hombre lo observaba, sus ojos
de obsidiana llenos de deseo, necesidad, y lujuria. El aliento de Tate salió,
lento e inestable mientras miraba al largo y grueso eje de Zane. El hombre era
una obra de arte.
—Ven aquí—. Zane metió las manos detrás de la cabeza, con los ojos detrás
de cada movimiento que Tate hacía.
Tate se trasladó al otro lado de la cama, tomando asiento. Gritó cuando Zane
se disparó y tiró de él hacia abajo junto a él. Su cara sonrojada de vergüenza
por el ruido impropio de un hombre que había hecho.
—No—, dijo Zane. Tate metió la cabeza hacia adelante, con ganas de más de
esos besos sensuales. —Me preguntaba lo que parecerías desnudo, tumbado
debajo de mí cuando yo te hiciera gritar mi nombre.
Tate trató de pensar en una respuesta ingeniosa, pero era difícil pensar cuando
la mano de Zane empezó a explorarlo, rozando sobre la cintura de Tate cuando
sus dedos trazaron su piel y los pantalones de pijama de Tate comenzaron
lentamente a bajar. Tragó saliva, sin saber si estaba listo para esto.
Zane respiró una risa contra la piel de Tate. —No querrías tener flashbacks.
109
Tate sintió la saliva se acumularse en la boca. Tragó saliva. Y trago de nuevo
y pensó, estoy jodidamente babeando por lo que está haciéndome.
—Relájate, poli—, susurró Zane. — Estoy tocando, nada más... por ahora.
Esto es mucho mejor que el sueño, mucho mejor que la habitación del
comedor.
Sus pantalones bajaron hasta que fueron sacados. Tate pudo sentir el calor
sólido de los hombros de Zane antes de que sus manos separaran las mejillas
de su culo. Un soplo de aire caliente se deslizó por encima de su agujero,
enviando un hormigueo hasta la columna vertebral. Tate aplastó la cara en la
almohada, exhalando lentamente mientras la lengua de Zane empezó a lamer.
La cruda intimidad del contacto piel a piel tenía a Tate gimiendo.
— ¿Te gusta eso, poli?—, Zane lamió el agujero de Tate. Cálidos dedos se
clavaron en su piel cuando el hombre metió la lengua en su entrada.
Los ojos de Tate se agrandaron. Él se quedó sin habla. Podía oír la sinceridad
en la voz de Zane.
—Eres mío, Tate—. Zane se rio entre dientes y luego maldijo. —Tienes mi
cabeza tan retorcida que creo que me volvería loco si te alejaras.
Tate tocó con la frente la almohada y cerró los ojos. —Nunca haría que te
alejes, Zane aunque estar contigo me cueste todo—. La certeza de lo que
sentía hacia Zane finalmente había salido a luz. Tate ni siquiera sabía que
estaba sintiendo de esa manera hasta que las palabras escaparon de sus labios.
Pero eran la pura verdad de dios. —Tú eres el único.
Él sabía que iba a dar a este hombre todo lo que pidiera e hizo que se sienta
como si estuviera colgando por ahí, expuesto. Nunca había dado nadie mucha
confianza, ni siquiera a su ex. 111
Zane sacó los brazos de debajo de Tate y le dio la vuelta. Su magnífica,
sonrisa juguetona hizo un nudo en el corazón atrapándose en su garganta.
Zane bajó la cabeza, besando a Tate justo por encima de su corazón y después
inhalo su aroma. —Perfecto—, dijo antes de moverse más abajo, su lengua
trazando líneas intrincadas por el pecho, el abdomen y estómago, su largo
cabello cayendo en cascada sobre Tate.
—Dios—, Tate susurró, recogiendo el pelo sedoso con sus manos, jugando
con él, tirando cuando Zane tragó su polla. Arqueó la espalda, extendiendo sus
piernas más separadas. Zane se movió no sólo la cabeza arriba y abajo, toda
la parte superior de su cuerpo. Era como si estuviera haciendo flexiones de
brazos cuando sus labios y la lengua hacían que Tate se sienta como si
estuviera a punto de caer.
Tate lanzó un brazo hacia su mesa de noche, también intento formular una
palabra. Zane se rio, inclinándose hacia delante mientras colocaba un beso en
los labios y susurro. —Te ves tan jodidamente delicioso.
—Tú debes saber—, dijo Tate con apenas un suspiro. —Acabas de comerme.
La profunda risa de Zane tenía a Tate sonriendo como una idiota. Su amante
se movió por encima de él, metiendo la mano en la mesita de noche y
regresando con una botella bien utilizada. Los dedos de Zane tiraron la tapa,
antes de que recubriera los dedos y comenzara a jugar en el hoyo de Tate.
Tate gimió, sus caderas de nuevo girando cuando él apretó su culo en la mano
de Zane.
Zane tiró la botella a un lado y pasó la mano húmeda sobre la sabana antes de
que llevar la mano izquierda por la cabeza de Tate, el tomo su polla guiándola
correctamente al agujero de Tate. —Tira de las piernas de nuevo, amor.
Tate enganchó sus rodillas, tirando de sus piernas hacia atrás mientras se
mordió el labio inferior, preguntándose lo doloroso que esto iba a ser. 113
— ¿Cómo de lento necesitas que yo vaya?—, dijo Zane cuando la cabeza de
su pene comenzó a estirar los músculos de Tate.
La quemadura casi hizo que Tate rogara a su amante que se detuviera. Pero él
se tragó las palabras cuando agarró sus piernas hasta que sus uñas se clavaban
en su carne. —Lento, lento, lento—, comenzó a cantar.
—Está bien, lento—, dijo Zane mientras asentía. Su mirada era intensa,
penetrante, como si estuviera tratando muy duro de no herirlo. Tate estaba
hipnotizado por el puro placer que abarcaba las características de Zane.
Tate inhalado el aliento de Zane, inhaló todo sobre este hombre. Él había
caído duro, enamorado. No estaba seguro cuándo o cómo había sucedido, pero
no podía negar la verdad.
Zane tiró la cabeza hacia atrás, sus miradas de bloquearon cuando la polla de
su amante toco fondo.
Zane no se movió.
Tate no respiro.
Podía ver la tortura en los músculos con venas en el cuello de Zane como si el
hombre luchara por no empujar. Tate estiro sus piernas y las envolvió
alrededor de la cintura de Zane, empujando al hombre más cerca. —Muévete.
Y Zane lo hizo. Se deslizó casi todo el camino antes de empujar hacia 114
adelante. Tate soltó una maldición placentera cuando Zane se alimentó dentro
y fuera de él, desaceleró, en burlas, y luego pistoneo de nuevo.
Las fosas nasales de Zane se encendieron cuando se echó hacia atrás, agarró
los costados de Tate en un apriete de muerte, y le entregó exactamente lo que
había pedido. El musculoso cuerpo de su amante flexionado en varias
ocasiones cuando el sudor comenzó a construirse sobre la piel de Zane. Su
pelo enmarañado contra él, su mirada nunca dejando la de Tate cuando sus
bolas golpeaban contra el culo. El hombre se conducía más duro, más
profundo, cuando la voz de Tate se tensó, gritando cuando el placer amenazó
con hacerle añicos. Su glándula estaba siendo golpeada en cada golpe y temía
que se iba a desmayar cuando se retorció y se resistió, llamas lamiendo su
camino hasta la columna vertebral.
116
Capítulo Diez
Al día siguiente, Zane estaba saliendo del Dirty Hole, para dirigirse a
Andrómeda cuando fue arrojado contra un coche, sus manos tiradas detrás de
su espalda. —Zane Mancinni, está bajo arresto.
Zane no tenía idea de quién era este policía. — ¿Por qué cargos?—, Le
preguntó cuándo las esposas de acero se cerraron sobre sus muñecas.
—Por ser una jodida amenaza—, dijo el chico. —Voy a averiguar algo más
específico en el camino a la estación—. Zane tuvo que luchar por no romper
las esposas y golpear la mierda de este hombre.
— ¿Quién diablos eres?—, Zane apretó los dientes cuando el policía tiró de su
trenza, duro.
—Te ves como el criminal buscado para ser interrogado por la muerte de
Lander Fawcett.
—Un tipo que corrió con los Heart Blood—. El policía se bajó y golpeó su
puerta, de pie con las manos en las caderas. Tenía un mal presentimiento sobre
este detective. Zane había sido durante mucho tiempo lo suficientemente
observador para conocer los signos de alguien resbalando por las paredes.
Simplemente no podía entender por qué el policía lo había elegido a él.
¿Estaba su policía en esto? Él no lo creía, pero nada tenía sentido para él.
Tate se quedó allí mirando a Zane por un largo momento antes de sacudir su
cabeza. —Siento que fueras arrastrado hasta aquí.
— ¿Qué diablos está pasando, Tate?—. Los brazos de Zane dolían de estar
detrás de la espalda durante tanto tiempo. Sus párpados se deslizaron hasta la
mitad cuando él observó a Tate acercándosele.
Zane se frotó las muñecas, todavía no estaba seguro de qué hacer, qué pensar.
Zane no quería creer que la pareja de Tate había hecho algo como eso. Si
hubiera sido algún detective al azar, podría haber tomado las noticias mucho
mejor. Comenzó a tener sentido cómo Ames sabía lo que Tate diría entre las
sábanas. — ¿Tú lo enviaste por mí?
Los ojos de Tate se abrieron ante un velo que cayó sobre ellos. —Si yo
quisiera arrestarte, lo habría hecho.
Una línea se quebró entre ellos, una fisura tan amplia que Zane sentía que
estaba cayendo de cabeza en un abismo sin fin.
Salió al pasillo y vio a Ames apoyado en la pared, con el rostro duro cuando
miró a Zane.
Zane salió a la calle, listo para llegar lo más lejos de la estación y de Tate
como fuese posible. No estaba seguro de qué pensar y necesitaba un poco de
tiempo en su cabeza. Tate vino detrás. —Zane, espera.
—Yo no tengo nada que ver con esto—, dijo Tate, su tono también era letal.
—Recibí una llamada de un amigo mío que me dijo que tenían a Zane.
Zane nunca había visto Falcon tan cabreado antes. —Se acabó, Tate. Ve a
joder la cabeza de otra persona y deja a Zane fuera de lo que sea el jodido
juego que estás jugando.
Zane caminó en una niebla hacia el camión, apenas capaz de respirar mientras
subió al asiento trasero. Él sólo quería acurrucarse en el asiento y olvidar que
Tate jamás haya existido. ¿Cómo podía haber sido tan condenadamente tonto?
Había estado a punto de renunciar a todo por ese policía.
Tate se sentó en una mesa en el bar de Bloody Mary, tratando de llegar a estar 121
tan borracho como le fuera posible. No podía dejar de sentir como si un gran
negro agujero se hubiese abierto en su pecho. No podía recordar alguna vez
tener la necesidad de llorar como una perra tampoco. Zane había estado allí
diciendo absolutamente nada mientras Falcon tomaba el culo de Tate. Falcon
había estado mal, sin embargo. No era Tate que había hecho una cama a Zane.
¿Cómo podría Tate haber sido lo suficientemente estúpido como para pensar
que un matón como Zane podía ser otra cosa que un pinchazo insensible que
hablaba palabras bonitas para conseguir lo que quería? Joder, Tate era un
idiota.
Tate bebió un poco más del licor. Si él podía entender lo que estaba pasando a
su alrededor, él no estaba lo suficientemente borracho. Volvió la cabeza
mientras su cuerpo se tambaleó, mirando una vez más a la televisión para ver
un comercial de motocicletas.
¿Es que iba a ser capaz de escapar de la memoria de Zane? Tate golpeó la
botella más fuerte, viendo como el líquido claro empezó a drenar sobre la
mesa.
Tate se rio entre dientes y luego presiono la espalda contra la pared de ladrillo,
afirmándose mientras palmeaba su chaqueta una y otra vez, deseando que sus
manos pararan el tiempo suficiente para extraer su teléfono. Pero siguieron
bailando sobre su cuerpo, haciéndolo reír más hasta que sintió el bulto donde
estaba su teléfono. Lo saco y marcó el número de teléfono de Zane.
Tate dejó caer el teléfono, presionando sus puños en las sienes. Él tenía que
correr, escapar. Le dolía tanto que quería caer en un agujero y desaparecer. Se
empujó de la pared, tejiendo su camino hacia su coche.
La parte lógica de su cerebro sabía que no podía conducir como estaba, pero
no había nada malo con él desmayándose en su asiento trasero.
Tate estaba tratando de levantarse cuando sintió algo caer en el parte posterior
de su cabeza, y luego las luces se apagaron.
Zane tomo la botella de vodka de la mesa y luego la estrelló abajo duro. Eso
no molestó a ningún cambia formas lobo, no podían conseguir estar borrachos.
¿Cómo demonios un chico se suponía que ahogaría sus penas cuando su
cuerpo quemaba el alcohol tan pronto como golpeaba en su sistema?
—Te dije que iba a conseguir lo suyo—, un hombre con una cara morena y
grandes intestinos dijo a otro cuando él se sentó en la cabina detrás de Zane.
—Ese maldito detective tiene que aprender a mantener su nariz fuera de los 124
lugares a los que no pertenece.
—Lástima que sobrevivió—, dijo el otro hombre, riéndose. —Yo sé que han
pagado un dineral por verlo caer.
El pulso de Zane se aceleró cuando escuchó la voz ebria de Tate. Él tuvo que
reproducir el mensaje tres veces con el fin de entender lo que el policía estaba
diciendo.
Yo confiaba en ti y tú me jodiste.
No a Zane.
Las puertas correderas de cristal se deslizaron abiertas cuando Zane entró, 126
mirando a su alrededor. Había dos ventanas delante de él. Una estaba vacía,
las luces bajas. La que estaba a su izquierda tenía un tío en bata sentado en
una silla, escribiendo. El hombre parecía descuidado y agitado, y Zane
esperaba que el Sr. Scrubs no le diría ninguna mierda.
—Estoy aquí para ver a Jack Tate—. Él dejó a propósito el título de Tate
fuera.
Pero él mantuvo la calma. Lo último que quería era recibir una patada a
cambio.
—Su hermano—, dijo Zane sin perder el ritmo. —Me dijeron que él fue traído
aquí.
Zane se volvió y vio que un hombre estaba siendo transportado con sangre en
su cara, una gran herida a través de una mejilla.
El Sr. Scrubs pulso un botón, abriendo la puerta que daba a la parte trasera,
antes de que se levantara y corriera hacia la sala de espera. Zane se deslizó por
la parte posterior. Había tres líneas de cinta en el suelo, uno negro, uno rojo y 127
uno amarillo. Llevaban a tres diferentes direcciones. No tenía ni idea de a
dónde iba, por lo que optó por seguir el amarillo.
Ya está. Casi sintió alivio, preguntándose si tal vez había oído mal cuando
los chicos en el Dirty Hole estaban hablando. Pero él vio a un John Doe en el
tablero. Estaba en la habitación dieciséis.
Actuando casual, como si se suponía que debía estar aquí, Zane caminó por el
pasillo hasta que vio el número dieciséis de bronce iluminado sobre una
puerta. Zane tenía que averiguar si el señor Doe era Tate. Miró por encima del
hombro y no vio a nadie mirando en su camino. Abrió la puerta y se deslizó
dentro.
Las luces eran brillantes. Había una sola cama en la sala de tamaño cubículo.
El hombre, al que le habían envuelto la cabeza en gasa blanca, tenía su rostro
hecho una pieza pulverizada de carne con un ojo cerrado por la hinchazón,
Zane lo reconocería en cualquier lugar. La vista de Tate abatido, hizo que todo
el infierno tirara de algo dentro de Zane al instante. Él quería saber quién
había hecho esto, quien se había atrevido a darle una paliza a su policía.
128
Capítulo Once
—Estoy en ello—. Emilio deslizó su teléfono celular en el bolsillo y agarró el
manillar de su moto, esperando la luz verde. Falcon había llamado, diciendo a
Emilio que no podía ponerse en contacto con Zane y pidió a Emilio que le
ayudara a encontrar el tipo.
Santos negó con la cabeza. —Espero que no esté con ese detective.
—Dado que no sabemos dónde Zane pueda estar, ¿qué te parece si jugamos un
poco a seguir al líder?—, Santos dijo antes de inclinarse hacia adelante y
despegar a través de la intersección. Emilio estaba justo detrás de él. Ellos
dejaron pasar unos cuantos coches, asegurándose de que Ames no los viera.
Emilio apoyó los brazos en su moto. — ¿Cuánto quieres apostar que los dos
tienen algún tipo de acuerdo?— Las ruedas comenzaron a girar en la cabeza
de Emilio, y en poco tiempo, su estómago se hundió.
Ames había hecho adrede parecer como que Zane era un traidor. Si el tipo
podría poner a los Jinetes Oscuros a luchar entre sí, entonces o bien Ames se
movería y trataría de conseguir a uno de ellos para delatar a los demás, o los
Jinetes Oscuros irían por caminos separados sobre las consecuencias.
Pero eso era sólo una suposición. Era imposible saber lo que estaba pasando
en la cabeza del detective.
— ¿Zane?
Un bulto duro se formó en su garganta cuando miró a la cama para ver a Tate
mirándolo a través de su ojo bueno. Las piernas de Zane se movieron solas
mientras se acercaba, sin saber qué decir. ¿Cómo te sientes? no parecía
correcto. Era evidente por las heridas de Tate que se sentía como una mierda. 130
Así que se conformó con —Hey.
— Sólo vete.
Pero ahora eran tan frías como el hielo entre ellos. —Tu compañero me dijo
cosas que no debería haber sabido, cosas que me hicieron pensar que estabas
usándome.
Zane se quedó allí y le dijo a Tate cómo su arresto había sucedido y lo que
Ames le había dicho. Cuanto más Zane pensaba en ello, más se dio cuenta de
que debería haber cuestionado los motivos de Ames. Aunque lo de que Tate
estaba durmiendo con los chicos para conseguir lo que quería, ¿cómo Ames
sabría si Tate tocó fondo?
No podía saber eso. A pesar de que Tate y Ames eran socios, Zane altamente
dudaba de que Tate le dijera al chico los íntimos detalles de su vida sexual.
— ¿Él te dijo eso?—, Preguntó Tate. — ¿Él te dijo que yo nunca...?— Tate se
fue apagando y cerró sus ojos, el monitor de frecuencia cardiaca volviendo a
la normalidad. —No entiendo por qué iba a hacer algo así.
—Sólo descansa un poco—. Zane soltó la mano de Tate. —Voy a hablar con
una enfermera—. Él no lo haría. Zane iba a comprobar el pasillo por cualquier
sospechoso.
—Zane.
Zane se balanceó sobre sus pies por lo que escucho. La verdad y el coraje en
ello.
Tate estaba en su momento más bajo y apenas había vuelto a sí mismo y aquí
estaba desnudándose ante Zane.
Fue torcida, pero hizo sentir el estómago de Zane como si mil mariposas
estaban tomando vuelo. — Tan cursi. 133
Esto hizo que Zane riera. —Pero cierto.
Zane tenía que llamar a los Jinetes Oscuros. Tate necesitaba ser protegido.
—Larga historia.
—Necesita respaldo—, dijo Zane. —Las cosas van al sur pronto realmente y
no sé si puedo protegerlo—. Él estaba tratando de hablar en código para no
preocupar a Tate, pero cuando Zane miró hacia abajo, vio que estaba dormido,
el monitor marcando el lento ritmo de la respiración del hombre. —Tate fue
golpeado. Está en el hospital y escuche en la calle que Striker envío a algunos
hombres para terminar el trabajo.
—Pensé que te había dicho que te mantengas alejado del tipo—, Falcon ladró
las palabras.
—Estoy enamorada de él, Falcon—. Zane cerró los ojos a la verdad. No tenía
sentido luchar contra ella por más tiempo y no quería. —Si me ayudas o no,
voy a asegurarme de mantenerlo a salvo. Yo no voy a dejar que nada le pase. 134
El teléfono quedo en silencio hasta que Falcon lanzó un largo suspiro. —
¿Esto es real? Me refiero a la verdadera mierda.
— ¿Que yo lo amo o los hombres que vienen aquí para matar a Tate?
—Amor.
—Sí, lo es—. Zane rozó la yema del pulgar sobre la mano de Tate. —Y es
cada vez más fuerte.
Falcon dio una risa profunda y sin sentido del humor. —Voy a tener que
llevarlos.
Llámalo una corazonada, instinto o intuición. Lo que sea. Había estado en las
calles el tiempo suficiente para detectar lo que estaba fuera de lugar. Esto era
como un ¿Dónde está Waldo? y Falcon no planeaba ver manchas rojas, y
sombrero blanco. Zane dependía de él.
Un puto poli. ¿No podría haber caído su hermano por un médico o incluso por
el propio abogado del diablo? ¿Por qué un maldito detective? Un detective que
quería hundir a los Jinetes Oscuros, ni más ni menos. Sabía que Zane vivía en
el borde, pero maldita sea. Tenía la sensación de que podía amenazar con
extraer los órganos de Tate y que Zane no dejaría de ver al chico.
—Tengo dos chicos saliendo de una SUV oscura—, Santos alertó por radio a
Falcon.
Parecía que ir al club tenía otros beneficios aparte de la fiesta con Garrett y
Lonnie. Falcon guardó la pequeña radio y se movió rápidamente hacia el lado
oeste del edificio. Emilio estaba allí también. Él miro a los hombres de los que
Santos estaba hablando.
Lo último que Falcon quería era hacer una escena. Era tarde por la noche y los
terrenos del hospital no estaban tan llenos de gente, pero incluso un testigo era
demasiado.
Dios, ¿cómo podía seguir metiéndose en mierdas como esta? Los oscuros ojos
de Santos perforaron en Falcon mientras se acercaba, como pidiendo permiso 136
para lo que quería hacer a continuación. Falcón siguió a los dos sicarios
dentro, Santos y Emilio detrás de él.
Se aseguró de que se quedaban a una buena distancia detrás de ellos. Estos dos
eran Heart. Era imposible saber si iban a tomar a alguien como rehén para
escapar. Los Heart eran conocidos por muchos actos traicioneros, y Falcon no
lo pondría por delante de ellos para tirar de un truco cojonudo.
Santos se movió alrededor de la esquina hasta que estaba en el otro lado del
pasillo. Los Jinetes Oscuros les habían bloqueado. Falcon vio un armario de
limpieza a través del pasillo y sabía lo que tenía que hacer. Él asintió con la
cabeza a Santos y luego dio un rápido vistazo al armario antes de que los tres
corrieran hacia los Heart, golpeando una mano sobre la boca antes de que
Emilio abriera la puerta del armario y Falcón, junto con Santos y Emilio los
encerraran dentro.
—No voy a decirte una mierda—, el hombre que Falcon sostenía riño.
—Oh, puedo garantizarte que voy a tenerte cantando—. Falcon dio una risa
carente de humor antes de que comenzara su interrogatorio en profundidad.
137
Capítulo Doce
Maldición que era bueno estar en casa. Tate nunca había sido más feliz que
cuando caminaba a través de su puerta principal. Habían pasado cuatro días
desde su ataque y estaba más que listo para salir del hospital. La comida era
malísima.
— ¿Seguro que estás bien?— Zane preguntó por enésima vez caminando
detrás de Tate y cerró la puerta. Tate iba a estrangular al chico si no dejaba de
preguntar. ¿Cuántas veces él iba a tener que decir que estaba bien antes de que
Zane le creyera?
Tate se sentó en el sofá y se quitó los zapatos y los calcetines, moviendo los
dedos de los pies antes de levantarse y se dirigirse hacia la cocina, Zane en sus
talones.
—Te lo dije, estoy bien—. Tate se dirigió a la cocina y prendió la cocina para
un poco de té. Aunque era un poco dura la mentira, estuvo en la cama durante
cuatro días, se sentía un infierno de mucho mejor. Todavía no estaba seguro
de quien lo atacó, sin embargo. La persona que había logrado acercarse a él y
Tate no había visto la cara del tipo. Ni siquiera estaba seguro de por qué había
sido atacado.
Zane se inclinó hacia su brazo sobre el arco que separaba la sala de estar desde
la cocina. — ¿Y qué cuestiones apremiantes tenemos?
—Te voy a dar tres opciones—, dijo Tate mientras deslizaba sus brazos
alrededor de la cintura de Zane. —Pero creo que lo único que necesitamos es
una. Podría estar equivocado sin embargo—. Cuando Zane intentó dar marcha
atrás, Tate lo apretó con más fuerza.
Los ojos de Zane se arrugaron con diversión, confundido, pero con una
pequeña sonrisa tirando de su boca. — ¿Tienes algo en mente, policía?
Tate puso una mano sobre los duros músculos del pecho de Zane. Él suavizo
sus dedos hacia abajo por los corte de los planos de los pectorales y más por
las ondas planas de sus abdominales. Las grandes manos de Zane se
trasladaron a descansar en la cintura de Tate. 139
—Tal vez deberíamos llevar esto a mi dormitorio—. Tate no esperó una
respuesta. Empujó a Zane por el pasillo, el hombre caminando hacia atrás,
estudiando el rostro de Tate todo el tiempo. No había confunción del calor en
los ojos de Zane, y Tate sabía que tenía la misma expresión en la suya.
Su polla estaba dura como roca, sus bolas apretadas. Y él había aprendido en
la última semana que las pajas sólo lo hacían peor. No habría ninguna
satisfacción, hasta que encontrara su liberación cuando Zane enterrara su polla
profundo dentro de su cuerpo.
Tate quería ver a Zane desmoronarse. Quería a este hombre tenebroso hacerse
añicos por su toque. Pero, sobre todo, quería volver a conectar con el hombre
por el que había caído enamorado.
Zane seguía mirándolo sin decir nada. Tate sintió un oscuro deseo sexual en
sus entrañas por la forma en que Zane lo miraba fijamente. Los músculos de
Tate se apretaron, placer corriendo por su torrente sanguíneo. Su polla estaba
dura, pesada, y necesitada.
—Como el jodido cielo—. Sabía que su aliento ahora soplaba al otro lado de
la polla de Zane, que estaba dura y llena, con crispado interés, los músculos de
su muslo tensados con moderación. Tate lamió sólo la cabeza, un pequeño
golpe a lo largo de la parte inferior. Zane se tambaleó un poco, una ingesta
aguda de aliento, los dedos largos ahora agarrando el aire con fuerza.
141
Tate resistió una sonrisa ante la idea de tener a alguien como Zane vulnerable,
teniendo a su amante en la boca en su lugar. Cuando trató de llevarlo dentro en
lo más profundo, la mano de Zane se acercó y tiro. Tate dejó que sus ojos
hablaran y Zane a regañadientes dejó caer la mano hacia abajo en respuesta.
Tate cambió de rodillas, arrastrando los pies hacia adelante, deslizando sus
manos a lo largo de la parte posterior de los muslos de Zane, sólidos y lisos,
tensándose debajo de sus dedos. Acarició el músculo, subiendo para dar
masajes en el culo de su amante. Piel suave sobre el músculo duro sólo exigía
que lo toquen. El cuerpo de Zane llamaba a Tate con un susurro seductor.
Hubo un ligero empuje cuando Zane movió sus caderas, buscando más de lo
que estaba recibiendo, antes de que se detuviera. Tate se trasladó para agarrar
a Zane de la base mientras pasó la lengua alrededor por la parte superior, un
anticipo, chupando hacia abajo con mayor vigor.
Él tomó una mano y cubrió la cadera de Zane, utilizando la otra para guiarlo a
su boca. Pensando que podría tomar más de Zane dentro, dejó que Zane
golpeara hasta la parte trasera de la garganta antes de subir de nuevo,
repitiendo el movimiento. Tate gimió cuando la gruesa longitud de la polla de
Zane volvió a entrar en su boca, estirándolo, deslizándose en profundidad. 142
Las manos de Zane se movieron rápidamente, deslizándose en la parte
posterior del cuello de Tate.
Tate las agarró y las empujó hacia atrás mientras chupaba Zane más profundo.
Entonces Zane gruñó, en realidad jodidamente gruñó, mientras sus manos
recuperaron su posición. No era un hombre que cediera con facilidad y Tate
dudaba de que hubiera cedido el control antes.
Antes de que Tate fuera capaz de lamer la última gota de la semilla de Zane,
su amante lo tenía en la cama, sus bocas estrellándose juntas.
Dios, el hombre tenía una lengua de oro. Quería sentir la lengua mágica en
otras partes de su cuerpo. Pulsando las manos en los hombros de Zane, Tate
dejó escapar un largo gemido. Abrió las piernas más amplias, para el gran
marco complaciente de Zane. Tate podía sentir la erección del hombre
presionando contra su pierna.
— ¿Por qué no puedo tener suficiente de ti?— Zane mordió el pezón de Tate,
haciéndole gritar. No había sido un bocado duro, pero tenía la sensación que
lo atrapó con la guardia baja. Sus caderas se resistieron mientras se
estremecía. Zane se movió a su otro pezón, y a Tate le resultaba difícil
respirar. 143
Su cuerpo se fue calentando y Tate estaba tan cerca de llegar. Su polla estaba
creciendo más y más gruesa con cada segundo. En un momento, se
avergonzaría a sí mismo. No quería que Zane pensara que tenía el gatillo
fácil.
La cabeza de Tate cayó hacia atrás y apretó los dientes cuando un dedo
mojado comenzó a entrar en él. Su boca se abrió mientras expulsó una
bocanada de aire.
Un sonido poco masculino cayó de sus labios cuando Zane miró a través de la
larga caída de su pelo oscuro. Sexy ni siquiera se acercaba a describir lo que el
hombre parecía. La palabra dios vino a su mente.
Tate estaba ahogándose en la lujuria, sofocado bajo los labios magistrales del
hombre, y manos. Zane mordió el interior del muslo y Tate gritó cuando se
vino.
Tate se rio nerviosamente mientras jadeaba. Era tan dulce como para restar
importancia al hecho de que la resistencia de Tate era inexistente. Zane se
arrastró de vuelta por el cuerpo de Tate, su hambre tangible. Tate estaba
bastante seguro que si él se acercaba, sería capaz de tocar la excitación del
hombre con sus manos.
A pesar de que él había llegado al clímax, Tate podía sentir su polla creciendo
con fuerza una vez más por esas palabras sucias, ilícitas. No sólo eso, la
mirada depredadora que Zane le estaba dando era francamente emocionante,
hacia una carrera en la sangre por sus venas.
Su mandíbula apretada hasta el punto de que Tate pensó que los dientes del
hombre se harían añicos. Sus fosas nasales y sus párpados como rendijas.
Tate agarró su propia polla, acariciando la carne con fiereza, con ganas de
explotar una vez más. Arqueó su espalda y gritó cuando se vino por segunda
vez esta noche. Zane no dejó de empujar sus caderas hasta que lo último de la
simiente de Tate estaba en su mano.
— Hermoso.
146
Capítulo Trece
Zane salió de Tate y giró tan rápido que casi perdió el equilibrio. Allí, de pie
en la puerta de la habitación de Tate estaba Ames.
— ¿Qué demonios estás haciendo aquí?— Tate casi gritó a Ames. — ¿Por qué
demonios te crees que solo puedes irrumpir en mi casa así?
Los ojos de Tate llenos de confusión mientras miraba de Ames a Zane y luego
de vuelta a Ames. — ¿Qué... qué tienes contra mí?
Antes de que Zane pudiera volver a la cama, Ames sacó un arma del bolsillo,
apuntando a Tate. —Ni siquiera pienses en moverte.
Zane se congeló. Su lobo luchó por liberarse, para proteger a su amante, pero
147
Zane venció a la bestia de vuelta. No le había dicho a Tate lo que era todavía y
no necesitaba a Ames averiguándolo.
— ¿Te has vuelto loco?— Tate gritó mientras lanzaba las cubiertas hacia
atrás.
— ¡Te dije que no te muevas!— Ames levantó su arma más alta, su mano
tembló ligeramente. —Hemos sido socios durante siete putos años, Tate. Siete
malditos años. ¡Cómo te atreves a hacerme trampa a mí!
Zane chasqueó la cabeza hacia atrás. ¿Qué demonios? No había visto eso
viniendo.
Ames se humedeció los labios, los ojos sacudidos entre Tate y Zane.
Zane dio un gruñido. El hijo de puta estaba loco. Tenía un romance imaginario
con Tate. Todo estaba en la cabeza del chico. A juzgar por la expresión de
rechazo en Tate, los sentimientos eran de un solo lado.
—Ella me echó—, Ames confesó antes de dar a Zane una fulminante mirada.
—Ella se enteró de que estaba enamorado de ti, Jack.
148
— ¡Deja de llamarme así!— Tate parecía que estaba a punto del asesinato. —
¿Tuviste algo que ver en mi asalto, Ames? ¿Tuviste a alguien golpeándome
porque estoy viendo Zane?
— ¡No!— Ames levantó la mano que no sostenía el arma, hizo una bola en un
puño, y comenzó a tocarla contra su sien. —Se suponía que no sufrirías daño.
Ese era el trato. Se suponía que te dejarían fuera de esto.
— ¡Yo no necesito ayuda!— Gritó Ames. — ¡Te necesito para detener a este
jodido pedazo de mierda!
Zane miró la mano con la pistola. Sabía que lo que decía no significaba nada.
No importara lo que dijera, Ames tomaría el camino equivocado.
El chico estaba fuera de su maldita mente y listo para herir a alguien. Zane
podía ver la furia en los ojos del chico. Estaba dispuesto a infligir una enorme
cantidad de dolor.
—Relájate—, dijo Tate. —Nadie tiene que salir lastimado. Podemos trabajar
esto.
Ames negó con la cabeza, lágrimas en los ojos. —No, Jack. Alguien va a ser
lastimado. Lo siento, pero si no puedo tenerte, nadie puede.
Zane saltó hacia Tate cuando Ames levantó el arma y disparó. Pero ya era 149
demasiado tarde. La sangre comenzó a salir del pecho de Tate. La cabeza de
Zane se volvió para mirar amenazadoramente hacia Ames antes de que
desnudara sus caninos.
—Lo siento, Zane—. Tate cerró los ojos y luego los abrió de nuevo.
—Nosotros hubiéramos estado muy bien juntos.
Zane mostró a Tate sus garras. —Soy un cambia forma lobo. Yo puedo
salvarte. Yo puedo hacerte uno de nosotros—. Las lágrimas amenazaban con
derramarse mientras observaba la sangre seguir escapando el pecho de Tate.
—Por favor, deja que te salve.
150
Una sonrisa torcida apareció en el hermoso rostro de Tate. —Yo siempre supe
que había algo extraño en ti Jinete Oscuro.
—Por favor—, rogó Zane, sabiendo que Tate estaba quedándose sin tiempo.
Muerto estaba muerto y ni siquiera Zane sería capaz de traer de vuelta a Tate
de eso. —Por favor.
— ¿Va a doler?
—Sí—. Zane dijo la verdad. —Pero una vez que se acabe, vivirás un muy,
muy largo tiempo.
— ¿Me lo permites?
Tate pareció vacilante y luego asintió. —Pero cuando este mejor, tienes
algunas explicaciones que hacer, Lucy.
Zane retiró sus colmillos, contemplando el pequeño agujero justo por encima
del corazón de Tate. Esperó a ver la sangre salir lenta, y espero a que pare.
Hasta ahora no lo hacía. ¿Era demasiado tarde? Si Zane perdía a Tate...
151
Alivio se apoderó de él cuando el sangrado se convirtió en un goteo y luego se
detuvo por completo, el agujero cerrándose lentamente. Zane se sentó de
nuevo, manteniendo a Tate en su regazo mientras apoyaba la cabeza contra la
pared, mirando hacia arriba al techo. —La vida contigo no va a ser un juego
de niños—. Pero Zane no cambiaría nada de lo que tenía con su policía.
Lonnie estaba listo para golpear a alguien. No podía creer que Zane había
convertido al detective. ¡Lo convirtió! El chico finalmente había perdido su
amorosa mente.
—Estás exagerando—, dijo Santos. —No hará nada para hundirnos ahora.
— ¿Respetar esto?—. Lonnie se volvió hacia Emilio. Todavía no podía creer 153
todo lo que había pasado y estaba paranoico de que todos los policía iban a
venir a arrestar a todos.
Por lo que los policías sabían, Ames acababa de desaparecer. Iban buscar.
Lonnie simplemente oró que no buscaran su apartamento. Él tenía revistas
sucias escondidas en su cajón y un consolador de peluche en el medio de sus
calcetines.
Oh Dios. Él iba a pasar el resto de su vida tras las rejas. ¿Cómo podía todo el
maldito mundo estar tan tranquilo?
—Te ves estreñido—, Rett dijo mientras lanzaba la revista a un lado. —Deja
el pánico.
154
Tate miró la pequeña casa destartalada en las afueras de la ciudad. No podía
creer que Ames había estado viviendo aquí por meses y no lo había sabido.
Había oído la cinta con la confesión de Lonnie, pero Tate no había estado
dispuesto a creerlo. No tenía elección ahora, ya que se había convertido en
uno de ellos. Lo que realmente sopló su mente fue cuando Zane le explicó
exactamente lo que era un Darling y que Striker era el alfa de una manada de
shifters lobos.
—Era bueno en ocultarlo—, dijo Zane mientras abría la puerta del coche.
—Vamos a ver qué podemos encontrar.
Tate había sabido acerca de este lugar por la esposa de Ames. Ella era la única
que sabía que su marido había salido, y ella era la única persona al tanto de
este lugar.
Entró en la cocina para ver que estaba vacía. No había incluso una mesa de
cocina. ¿Cómo Ames había vivido de esta manera? Todavía desconcertaba a
Tate que Ames había estado enamorado de él, había inventado una relación
entre los dos.
—Oh, mierda.
No era una sensación agradable saber que el hombre había estado obsesionado
con él. El pensamiento hizo que se le revuelva el estómago. En la pared a la
izquierda, un cuchillo estaba apuñalado en la cara de una imagen de Zane. Los
ojos de Tate cayeron a la cama y él sabía que iba a vomitar.
Allí, sobre el colchón, había imágenes de Tate. Pero esa no era la parte
enferma. También había juguetes sexuales próximos a las imágenes. El
hombre se había masturbado mientras... Tate se volvió y salió de la habitación,
cubriendo su boca mientras corría fuera.
Lo que había sucedido en su casa y lo que había visto aquí iba a rondar en
Tate por un tiempo muy largo. —Deshazte de eso—, dijo Tate. —Yo no
quiero que nadie sepa lo jodido en la cabeza que realmente estaba. No quiero
que nadie vea mis fotografías... —Tate se defendió contra la bilis.
—Está hecho—, Zane le aseguró. Agarró la cara de Tate en las palmas de sus
manos. —Sabes que te amo, ¿verdad?
Tate asintió, listo para salir pitando de allí. —Te amo, también.
—Cualquier cosa que quieras—. Zane abrió la puerta del coche y deslizó
dentro a Tate.
Miró a la casa por última vez y se estremeció. Zane volvió al interior mientras
Tate esperó, pensando en su futuro, Zane, su trabajo, todo lo que había pasado
a lo largo de las últimas semanas. Su futuro era incierto. Una vida como un
cambia formas lobo le iba a tomar algún tiempo. Zane le había enseñado a
cambiar y había sido más que loco.
Zane salió y se dirigió hacia el coche. Tate pudo ver un suave resplandor
ámbar procedente de la ventana de la sala y supo que la casa habría
157
desaparecido en cuestión de minutos. Consumida por el fuego. El fuego tenía
una manera divertida de hacer eso. Pero también tenía una manera de limpiar
las cosas. Un nuevo comienzo.
Tate sonrió mientras Zane se apartó y se dirigieron hacia un futuro que él oró
mantuviera la risa, y un hombre sin el que Tate no podía imaginar la vida.
—Estoy listo, botón de oro.
FIN
158
SOBRE EL AUTOR
Lynn Hagen le encanta escribir sobre algo defectuoso, pero adorable. Ella
también ama a un héroe que puede ver más allá de los bordes ásperos y
encontrar el diamante brillante de un corazón hermoso.
La puedes encontrar cualquier día acurrucado con su ordenador portátil y una
taza de caliente java, dejando que el siguiente conjunto de personajes le
cuenten su historia.
159
Creditos
Nuestro agradecimiento al
Staff de
160