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ARTE MEXICANO

ETNO -ARTESANIAS Y ARTE POPULAR

 THE
NETTIE LEE BENSON
LATIN AMERICAN COLLECTION

of
The General Libraries
University of Texas
at Austin

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UNIVERSITY OF TEXAS AT AUSTIN - GEN LIBS

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HISTORIA GENERAL DEL ARTE MEXICANO
1
1
1
 Historia General

del

ARTE MEXICANO

ETNO - ARTESANÍAS Y ARTE POPULAR

Por ISABEL MARÍN DE PAALEN

Miembro del Patronato Nacional de las Artes y Artesanías Populares
Miembro del Subcomité Nacional de Artesanías y Artes Populares
del Consejo Consultivo del Gobierno de México ante la UNESCO

EDITORIAL HERMES , S. A.
 Director de la obra :
DR. PEDRO ROJAS
Miembro del Instituto de Investigaciones
Estéticas de la Universidad Nacional
Autónoma de México .

1974
Editorial Hermes , S. A.
México- Buenos Aires
 Homenaje a Ruth Rivera

AGRADECIMIENTOS

Un trabajo de la naturaleza del presente texto en donde la extensión y diversidad del

tema requiere largos años de recorrido por el país, en donde las artesanías se dispersan
en tan extensa área, requiere de la observación constante y el diálogo humano y di-
recto con los artesanos que habitan por lo demás en regiones apartadas de los centros
fácilmente comunicados. No basta , en consecuencia, la experiencia de una sola persona
si no contara ella con la colaboración de organismos oficiales y personas especializadas
en la materia, quienes en esta ocasión han proporcionado su valiosa ayuda permitién-
donos introducir en sus colecciones, representantes éstas de la artesanía popular mexi-
cana.
Damos por este conducto nuestro reconocimiento a:
Museo Nacional de Antropología
Museo Nacional de Historia
Museo de la Cerámica del Valle de Atemajac
Museo Nacional de Artes e Industrias Populares
Museo del Virreinato
Musco Diego Rivera (Anahuacalli) .
Bazar del Sábado :
Rogelio y Elena Álvarez , H. H. Behrens, Isabel Kelly, Jay Koehler, Ruth Lechuga,
Mario y Mirella Monteforte Toledo, Dolores Olmedo de Olvera, Familia Panduro,
Alfa Ríos de Henestrosa , Ignacio Romero, Carlos Sáenz, Rufino Olga Tamayo .
Irmgard W. Johnson, quien con su acostumbrado interés y empeño aclaró y añadió va-
liosos consejos en lo que se refiere a la artesanía textil ; y muy especialmente a Manuel
Oropeza como artista técnico en la composición de los trabajos fotográficos realizados
por Carlos Sáenz.
 COAHUILA

NUEVO LEON
DURANGO

ZACATECAS
SINALOA TAMAULIPAS

S. LUIS POTOSI

NAYARIT AGUASCALIENTES
YUCATAN
QUERETARO
JALISCO
GUANAJUATO HIDALGO

QUINTANA ROO
Rado
D. F. TLAXCALA CAMPECHE
COLIMA MEXICO
VERACRUZ
MICHOACAN

MORELOS PUEBLA TABASCO

GUERRERO OAXACA CHIAPAS

OND

MAPA DE MESOAMÉRICA

Sección de la República Mexicana confrontando la Región de Mesoamérica con la zona en

donde se ha intensificado la producción artesanal desde épocas prehispánicas hasta nuestros días.
INTRODUCCIÓN
ORÍGENES
El que enseña al hombre la ciencia, ese mismo proveyó
y dió a estos indios naturales grande ingenio y habilidad para
aprender todas las ciencias, artes y oficios que les han en-
señado, porque con todos han salido en tan breve tiempo,
que en viendo los oficios que en Castilla están muchos años
en los deprender, acá en solo mirarlos y verles hacer, han
quedado muchos maestros. Tienen el entendimiento vivo,
recogido y sosegado, no orgulloso y derramado como otras
naciones.
MOTOLINÍA, siglo XVI
El Arte Popular tiene su origen en la necesidad
creadora del hombre, en la necesidad de producir
objetos útiles y bellos.
Es condición del género humano rodearse de
lo que le es agradable, placentero , útil ; todo ello
le resulta amable, indispensable ; conforma su ra-
zón de ser, su anhelo de vivir.
El ser humano necesita y busca consciente o
inconscientemente los medios para lograrlo.
Lo bello, que es una interpretación subjetiva
del individuo, se manifiesta así : individualmente ,
y esta interpretación se materializa o se refleja a
tenor de la capacidad creativa de cada quien. A
mayor creatividad, mayor posibilidad de materia-
lización del sentimiento, del pensamiento, del deseo
de expresarse y de comunicarlo a los demás. Y
es así como les es dado a quienes poseen la semilla
del ingenio, producir los objetos que les han de
procurar servicio, al mismo tiempo que les re-
crearán y satisfarán.
La capacidad creativa se mide en el individuo
en términos de sensibilidad , inteligencia, imagina-
ción, conocimiento, inventiva, ingenio, experien-
cia, visión, educación , sentimiento, y la suma de
todo ello constituye el grado mayor o menor de
sabiduría con que realiza el objeto de su creación .
En razón de esos conceptos, a los objetos , aun
cuando sean simples y efímeros si además son
bellos, se les clasifica y reconoce universalmente ,
como expresiones de Arte Popular.
Arte Popular es, pues, una manifestación humana
correspondiente a todo pueblo de cualquier latitud .
Pero ¿a qué se debe que en algunos pueblos
abunden más que en otros las manifestaciones de
este arte ? Sin duda, los sociólogos, psicólogos,
antropólogos, historiadores, cronistas y economistas
se han ocupado siempre de ofrecer razones y expli-
caciones , valiosas y considerables .
Y cualesquiera que sean las causas que las ori-
ginan, reconozcamos que México ha gozado y goza,
a través de su larga historia, en la latitud favora-
ble en que se encuentra, de una rica veta de in-
geniosos productores de arte popular. Y son esos
artistas populares anónimos quienes han sostenido
uno de los rasgos más fuertes, característicos У
permanentes de la fisonomía de México y de lo
mexicano .
Por otra parte, consideramos también como
manifestaciones de Arte del Pueblo , todo lo que
representa su canto y sus sueños, sus anhelos y
sus realizaciones . Por ello , si ahora nos referimos
a una catalogación de aquellas manifestaciones
materiales designadas como Artesanías, las otras,
las que corresponden exclusivamente a la lírica
o sea la poesía, la música , la danza y la literatura,
requieren de un volumen aparte, que ya prepara
la misma casa editora, que hoy publica este cuarto
tomo de la Historia General del Arte Mexicano .
9
HISTORIA GENERAL DEL ARTE MEXICANO
SECUENCIA CRONOLÓGICA
Las artesanías desarrollan su secuencia crono-
lógica paralelamente a los grandes períodos de
la historia : época Precortesiana ; período Colonial ;
Independencia y época Contemporánea.
Del período precortesiano tenemos afortunadas
muestras de su admirable arte escultórico y cerá-
mico . El primero ha quedado reconocido y clasi-
ficado universalmente como gran arte, en tanto
que a la cerámica se la considera separadamente
con ejemplos artísticos incomparables y otros de
menor cuantía, correspondientes a las artesanías,
tanto por su mayor simplicidad como por su signi-
ficado y uso, sin echarse en éstas de menos una
rica variedad de vasijas, figurillas , jacales, esce-
narios con personajes representantes de diversos
actos religiosos, cívicos o sociales .
En orfebrería podemos contemplar trabajos de
inimitable diseño y buen gusto realizados por
mixtecos, zapotecas y tarascos. Y en cuanto al
mosaico de plumas especialidad de los más sen-
sibles y hábiles artesanos , constituyó un alarde
de belleza y lujo con que se adornaron los atuendos ,
escudos y armas de los más altos dignatarios del
poder militar, político, civil y religioso ; este arte
se prolongó entre los purépechas, hasta los pri-
meros tiempos de la dominación hispana.
Un alto grado de virtuosa , cumplida y bella
artesanía floreció en años de la Colonia ; tal pa-
recía el espejo de aquellas épocas en que la vida
era contemplativa y lenta ; cuando al gastar así
horas, días y meses en la manufactura de un objeto
era justo y razonable, y por ello se concibieron
piezas de admirable labor y paciencia : imágenes
religiosas en mosaicos de sutiles y multicolores
plumas ; escultóricos y admirables jarrones con
grandes racimos de flores realizados con multitud
de diminutas conchas y caracoles de suave y armo-
nioso colorido nacarado ; navetas, manzarinas, in-
censarios , misales , etc. , de plata repujada y cin-
celada ; vírgenes, santos y arcángeles, tallados en
madera y magníficamente estofados ; hermosísimos
sarapes de Saltillo y San Miguel de Allende, tejidos
como mexicanos damascos ; lindos rebozos de hilos
de seda, entretejidos con otros de plata o de oro
en admirables combinaciones de color y de diseño ,
10
signos ellos del refinado gusto de la época ; magní-
ficas mayólicas de Puebla y Guanajuato, y sober-
bias vasijas de arcilla de olor, bruñidas sobre una
decoración realzada de arcadas y querubines y
pintadas a mano libre , con motivos de flores y
animales, en una fina gama de colores obtenidos
de las propias tierras de Tonalá .
Viene el período de Independencia, y como todo
cambio político de trascendental importancia , en
éste, numerosas familias sufren fuertes alteraciones
en su economía, algunas buscan en su reacomodo
y lucha tenaz nuevos caminos que les ayuden a
encontrar su equilibrio , se inventan nuevas fórmu-
las de expresión , y entre ellas destacan por su
indudable mérito los admirables motivos mode-
lados en plata pella, invención derivada del proce-
dimiento de beneficio de la plata por medio del
sistema de azogue , a la cual se deben las escenas
típicas de tan magnífica y paciente labor como
aún se contemplan , entre otras, en el jarabe tapatío,
el matador de toros, la pareja campesina, o las diminutas
matracas que se ofrecían en los días de Semana
Santa, y que hacían la delicia de quienes las adqui-
rían en la entonces famosa calle de Plateros . Flo-
rece, además, una sutil variedad de miniaturas
entre las que compiten en mérito las figuritas, los
trastecitos, animales, flores y plantas en vidrio,
en hueso, en trapo, en cera, en pastas de caña , en
madera de pochote, o las siluetas recortadas en
papel ; las diminutas y deliciosas jicaritas, cha-
rolas y bateas maqueadas y doradas de Pátzcuaro
y Olinalá ; los instrumentos músicos con incrusta-
ciones de concha nácar ; las alacenas talladas en
hueso de mamey ; los estuches , guardapelos ; traste-
ritos en hueso , en plata , en vidrio o en maderas
talladas.
Al mismo período corresponden delicados de-
chados que son alarde de bordados y deshilados ,
y los cuadros en donde se aplica el collage con el
que se interpretan estampas de característico sabor
popular.
En el segundo cuarto del presente siglo, se ori-
gina una fuerte baja en la demanda de las artes
populares urbanas, por lo que no era fácil sobre-
vivir económicamente dada la eventualidad del
mercado ; así, muchas familias cambiaron esa acti-
vidad por otros quehaceres de servicio, o redujeron

la producción al mínimo consumo ; otros talleres
aceptaron, apremiados por la necesidad, sujetarse al
gusto de los clientes, generalmente dudosos y extra-
vagantes, con lo que lamentablemente se registró
una fuerte baja en la calidad no tanto artesanal
sino en lo referido al diseño y a los materiales.
Algunos organismos oficiales se preocuparon por
auspiciar a los artistas más destacados, revaloraron
la importancia de los productos anónimos artís-
ticos y utilitarios manufacturados , y un nuevo
florecimiento ha surgido en las dos últimas déca-
das .
Al él se han unido recientes generaciones con
diferentes apreciaciones y nuevos enfoques , resul-
tantes de un distinto momento histórico, social y
económico . Cuentan ellas con recursos económicos
que les permiten experimentar y resolver proble-
mas tanto técnicos como de adquisición de las
mejores materias primas. Muestran, además, dife-
INTRODUCCIÓN
rentes características fundamentales . Las consti-
tuyen personas altamente preparadas, de forma-
ción intelectual elevada, con un excepcional grado
de educación formativa que en ocasiones alcanzan
métodos científicos para la elaboración de sus pro-
ductos , pertenecen a una <<< élite » internacional
del artesanado, lo mismo desarrollada en México.
que en cualquier otro país del orbe, y poco tienen
ya de un nacionalismo ancestral, puesto que evo-
lucionan con su época , se universalizan . Ejemplos
sobresalientes de ello son las esculturas-juguete en
chatarra de Manuel Felgueres ; los deslumbrantes
y decorativos vidrios de colores de Felipe Del-
finger aplicados a lámparas, cortinas, faroles , vasos
y ceniceros ; las espléndidas cerámicas de Jorge
Wilmot, quien con certera sensibilidad ha orien-
tado a los atávicos alfareros de Tonalá, para depurar
sus más altas expresiones plásticas ; o los modernos
diseños de orfebrería en plata de Jorge Stepanenko.
II
१

1
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I. Orfebrería de Monte Albán . Cultura Mixteca . Col. del Museo Regional de Oaxaca .
 每 首

1. Vasija en forma de pedestal, arcilla modelada , policroma y bruñida. Cultura mexica, época IV .
Col. Museo Nacional de Antropología.
2. Tinaja de barro de olor decoración realzada ; pintura floral en la parte posterior. Policroma y bruñida .
Siglo XVII . Tonalá, Jalisco . Col. Isabel Marín de Paalen .
3. Cajetes con decoración realzada y pintura al temple. Siglo XVIII . Tonalá, Jalisco . Col. H. H. Beherens.
4. San Jerónimo, modelado en arcilla. Siglo XIX . Col. H.H. Beherens .
5. Cristo crucificado, labrado en piedra por otomies . Cardonal, Hidalgo .
6. Imagen tallada en piedra en bajo relieve. Fachada de la iglesita de Santa Mónica, Hidalgo.
7. Ángel labrado en piedra . Portada de la iglesia de Tepozcolula, Oaxaca .
8. Aldabón-llamador en bronce cincelado . Siglo xvi. Col. Museo
del Virreinato.
9. Coronas para Nazareno. Plata cincelada, recortada y torcida.
Siglo XIX. Col. Museo del Virreinato.
10. Incensarios de plata repujada y calada ; misales guarnecidos de
plata labrada y calada. Siglo XIX. Col. Museo del Virreinato.
 JOE

VAFALA AAAAVANA AMEATAL

II. Custodia de plata dorada, estilo neoclásico . Principios del siglo XIX . Col. Museo del Virreinato.
12 . Altar, palmatorias, atriles, candeleros , crucifijo y acetre de calamina. Siglo XIX . Col. Museo Nacional
de Historia.
13 . Arcón de maderas chapeadas con guarniciones de hierro forjado . Siglo XVIII . Col. Museo Nacional
de Historia.
3
II. Escudo mosaico de plumas . Cultura Mexica . Col. del Museo Etnológico de Viena, Austria .
Trascendencia etno -histórica

y económica de las artesanías

1

1

El viajero interesado en las artesanías recorre
las regiones más apartadas del país , los parajes
en donde la vida cobra un impresionante sentido de
eternidad ; en donde los sucesos cotidianos , domés-
ticos, sociales, religiosos y económicos, se suceden
sin considerar el paso del tiempo ; en donde el
sentido de vida y muerte de los ciudadanos se
antoja una simple transferencia de seres a quienes
no les fue dada la dimensión del tiempo, ni la
relación entre su vida perecedera y el devenir de
la Historia.
Allá en donde nuestra idiosincrasia capitalina
se transforma en una sucesión de imagénes que
se confunden entre el sueño y la realidad, habitan
unos seres que son murallas de infranqueable na-
cionalidad ; ajenos a los aconteceres de la vida
moderna de las ciudades, habitantes sin prisa ni
exceso de ocupaciones ; unidos por familias en per-
fecta comunión con sus antepasados y sus tradi-
ciones ancestrales, su mundo camina en dos direc-
ciones : una interna, la de su alma, que se dirige
y ordena por una interpretación mágica , supersti-
ciosa de las fuerzas naturales, a las que ofrece
símbolos que profetizan su destino, norman su
intelecto, someten su voluntad . La otra, externa ,
que es herencia de antepasados parientes, quienes
les señalan los caminos por los que han de sobre-
vivir: cómo alimentarse, cómo vestir, cómo y en
dónde habitar y cómo convivir ; qué tareas reali-
zar y en qué creer. Campo de interminable investi-
gación para el etnólogo, el antropólogo , el soció-
logo, el economista , el historiador, el cronista....
Esos seres, dispersos muchas veces entre agrestes
montañas, o concentrados en profundas hondonadas
obligan al visitante, para llegar hasta ellos, a llevar
al cabo una tarea propia de gambusinos ; deben
cruzar caminos inexistentes, aunque reales en la
mente de los aborígenes. Pero someterlos , a través
de incomodidades y duras abstinencias, equivale
a recibir la recompensa consistente en una vivencia
invaluable en el orden social, mágico y cultural.
La presencia física de los habitantes sobrevi-
vientes de persecuciones sin fin, materializados por
caciques provistos de investituras oficiales o reli-
giosas es el primer impacto que uno recibe.
Son morenos como la tierra que pisan, atienden
con cortesía, y nunca se olvidan de ofrecer al huésped
el mejor lugar y el mejor asiento de que disponen .
Pronto se establece el diálogo con el señor de la
casa, mientras la mujer prosigue en las labores
que le señala su diario transcurrir y, mientras,
los niños más pequeños, como retoños de la pro-
pia tierra, se confunden con la naturaleza del
paisaje ; los mayores ayudan a sus padres en las
tareas más arduas, las que deben forjarles para
sus tempranas responsabilidades de jefes de familia.
Según las costumbres o hábitos nacidos de las
necesidades más urgentes del hogar, las mujeres
У los hombres , añaden a sus tareas cotidianas otros
quehaceres, que son manifestaciones artesanales,
especializadas según la región, y con sus productos
obtienen la ayuda necesaria que ha de incrementar
el presupuesto familiar.
El volumen de la demanda comercial de las
artesanías, como la de cualquier otra actividad
humana, está sujeta a la moda, por lo que su con-
sumo también oscila. Pero contrariamente a lo
19
HISTORIA GENERAL DEL ARTE MEXICANO
que se podría temer en una era de mecanización
ascendente como la iniciada en este siglo XX,
correríamos el peligro de verlas desaparecer de-
finitivamente de no ser que a mayor mecanización ,
mayor es la necesidad del hombre de comuni-
carse y acercarse a sus semejantes .
Y por ser las artesanías el mensaje directo de un
lenguaje universal, débese sin duda a ello el súbito
florecimiento registrado en estas últimas décadas .
Los países de mayor producción artesanal en
América son México y Perú ; les ha correspondido
sustituir en Europa el mercado de las refinadas
artesanías de Oriente, anteriormente preferidas.
La moda ha favorecido así tanto al mercado
nacional como al internacional .
Sujetas a exportación, prefiérense aquellas que
acarrean menos riesgos de perderse según sea su
fragilidad, o bien las que por su escaso peso o vo-
lumen reducen el costo de las tarifas aduanales.
En las comunidades indígenas rurales, o en las
mestizas campesinas, el orden de clasificación de
la producción artesanal, por su significado etno-
lógico, sería el siguiente :
El primer lugar daríase a la indumentaria textil,
en razón de haber sido creada por la necesidad
de protegerse contra las inclemencias del tiempo.
No es éste su único atributo ; muchos grupos le
conceden un significado social, económico, reli-
gioso o político .
Es de linaje para esas comunidades vestir un
solo modelo para cada sexo ; el del hombre y el
de la mujer siguen una tradición tan lejana, que
no resulta extraño observar, si no todos, sí muchos
de los rasgos de la indumentaria utilizada por sus
antepasados prehispánicos .
El traje distingue a las comunidades y no a los
hombres, excepto aquellos que usan temporalmente
las personas que representan a una autoridad o
cargo, ya sea de orden moral o político. Y es el
sexo masculino al que corresponden las jerarquías
de mando y de autoridad moral en el seno de la
comunidad .
Con frecuencia recae en una misma persona el
desempeñar ambas cualidades por reconocérsele
capacidades sobresalientes . Se le distingue con
una insignia. Y esta insignia , frecuentemente, consiste
en una banda, un tocado, u otro adorno agregado
al traje ordinario .
20
Banda, tocado y adorno, son prendas que señalan
el linaje de quien los porta.
Pero en textiles hay, además, la prenda sagrada,
o sea el ropaje con que se viste a las imágenes del
culto religioso, culto mitad católico, mitad pagano.
Esas prendas, confeccionadas para los santos,
no se deben cambiar ; se agrega un nuevo traje
al ya usado, y al siguiente año se suma otro, y
otro más cada período anual hasta quedar oculto
el rostro de la imagen con tanta prenda sobre-
puesta.
Por su exquisita labor, esos trajes son los más
hermosos entre todos ; distínguense en ellos las
técnicas más refinadas .
Es de trascendental significado el hecho general
de las características que distinguen por su vesti-
menta a un grupo étnico de otro ; han llegado estas
peculiaridades a rasgos tan sutiles que, aun siendo
de una misma familia dos grupos separados por
zonas geográficas situadas a escasa distancia -y
aun correspondiéndoles el mismo linaje se di-
ferencian uno del otro por el color de los hilos
con que está tejido el ceñidor de los hombres, o
por la costura con que unen las mujeres los lienzos
de su enredo.
Cumplida esta primera necesidad vital, se aprecia
el fundamental uso doméstico de cacharros y trastos
de arcilla, piedra , madera, vara o palma, que sirven
por entero a su peculiar modo de vida. Predominan
entre todos ellos, los artículos de arcilla.
Podemos asegurar que no hay poblado, ranchería
o provincia en que no se produzcan, por lo menos,
las cazuelas , cántaros, ollas , jarros, comales y
platos inherentes a las necesidades más urgentes
de la existencia.
Pero frecuente es también que en arcilla se
hagan vasijas para uso ceremonial y religioso :
los sahumerios y candeleros que les acompañan
en los actos de mayor espiritualidad se distinguen
inconfundiblemente por sus severas líneas .
Otras piezas destinadas al uso ornamental, son
producto de grupos mestizos y no indígenas.
Con madera cortada y labrada, elaboran reci-
pientes, bancos y tablas-repiseros ; cuando , además ,
construyen trasteros , mesas, camas y sillas, nos
indican con ello un mayor grado de aculturación .
Los bastones de mando -insignias de poder para
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III. <<< Cristo en Majestad ». Mosaico de plumas de los indios purépechas . Siglo XVI. Col. Museo del
Virreinato .
 TRASCENDENCIA ETNO-HISTÓRICA Y ECONÓMICA DE LAS ARTESANÍAS
alcaldes, presidentes o chamanes son hermosas.
tallas de finas maderas, pues al « poder » no se
le puede representar incierto y quebradizo, sino
firme y duradero .
Madera, vara, palma y arcilla con zacate que
forma el bajareque, son los elementos empleados
para construir las casas habitación de estos grupos
humanos creadores de su propia arquitectura. Y
cuando el lugar lo requiere, labran -a base de eli-
minar la madera dura de un lado de los grandes
troncos- sus propias canoas y barcazas con que
navegan por los ríos que circundan sus tierras.
Labran en piedra los metates y molcajetes, cuyas
formas y usos heredan de sus antepasados preco-
lombinos.
Y tejen en palma canastas, cestos, tompiates ,
petates, chundes, y unas palmatorias floreadas
como ofrendas del culto católico , para llevar a
la iglesia un domingo después de la cuaresma, co-
rrespondiente al «
< domingo de ramos » .
El papel, el cordel de ixtle y el carrizo, con su
frágil naturaleza , los aprovechan para crear lo
más efímero en la plástica , y lo más deleitable a
la vista y al corazón : hermosos castillos piro-
técnicos para las fiestas callejeras ; y con papel de
china picado, recortan graciosas alegorías de vivos
colores con los que adornan los altares y forman
plafones que enriquecen el espacio y deleitan los
ojos.
En procesiones y altares, ofrendan velas de cera
escamada, adornadas con múltiples figuras que
imitan estrellas, flores y encajes ; y en otras fechas
especiales las ofrendas se hacen de pan o de pasta
de azúcar.
La vida de los niños reclama por igual la aten-
ción de los mayores, y así éstos inventan para ellos
juguetes a semejanza de los enseres del hogar
expresados a tamaño reducido, además de otros.
objetos como muñecos, animales, carretas, etcétera .
Hasta este nivel, las artesanías son producto de
comunidades indígenas ; se han elaborado en vista
del consumo interior y, en consecuencia, son excep-
cionales las ocasiones en que personas ajenas a
su entidad étnica las adquieran.
Otras muchas manifestaciones artesanales pro-
duce el hombre aculturado a la vida nacional ;
abarcan prácticamente todos los renglones suscep-
tibles de destreza manual . Sin embargo, ostentan
una gran diferencia ideológica de la indígena-
rural, como consecuencia de su motivación pro-
ductora .
21
1

1
El artesano rural y su medio
3

2
 regúntase frecuentemente el filósofo y el artista
Pr
cuáles serán las causas que anteceden al espí-
ritu creativo del artesano : cuáles los estímulos que
recibe para despertar a veces una tan simple y
poética fantasía, o tan compleja y lógica otras.
La herencia de los remotos antepasados persiste
a través de los siglos ; las viven casi de su lugar de
vida habitual, silenciosa e intrascedente como es,
el aislamiento de los aconteceres que determinan
la marcha y los cambios de los grandes núcleos
humanos, han sido conservados en su prístina esencia .
Tal se manifiesta aun en el caso de tener que
reconocer que una variedad de elementos han
llegado del exterior. España , durante la domina-
ción, importa nuevos temas y modos de realizarlos
con materiales desconocidos de los nativos ; cuén-
tase entre éstos : el hierro forjado, los adornos en
chaquira y pedrerías, el vidrio prensado o soplado ;
las mayólicas y el engretado en cerámica ; los bor-
dados en los textiles ; la filigrana en la platería ;
las maderas chapeadas con incrustaciones de diversos
materiales, así como los estofados . Mientras , China
coincide en períodos paralelos, e introduce elemen-
tos productores de mayor variedad en la decora-
ción de los maques, por ejemplo la aplicación del
oro, la plata y la pintura al óleo, la técnica del
« rayado » a la manera del coromandel : el papel
picado ; los tibores de talavera con cambios en
diseño decorativo y con la añadidura de las tapas
de metal.
Pronto lo importado toma carta de naturaliza-
ción en el alma del mexicano , aunque el resultado
de lo aprendido difiere considerablemente del ele-
mento que lo inspira .
Hemos advertido en el capítulo anterior que la
artesanía rural campesina, es producto del taller
familiar en donde el jefe es a la vez el maestro del
taller, y que con él colabora el resto de allegados :
la esposa y los hijos, la madre y los hermanos sol-
teros que comparten su existencia .
Y, de la naturaleza del trabajo, procede la sub-
división de las tareas, por especialización .
En el ramo textil, corresponden a la mujer todos
los pasos que deben darse en la manufactura de
las telas utilizadas en la indumentaria de toda la
familia, desde las prendas más importantes hasta
las complementarias del atuendo, como son fajas,
ceñidores, cintas, quechquemitls y rebozos ; y
otras empleadas en el servicio hogareño o en el
altar familiar : servilletas, frontales, toallas, etc.
Usan en todo el proceso las técnicas prehispánicas,
incluyendo para el tejido el telar de cintura . El
hombre teje, en telar de pedales, las cobijas, sa-
rapes y jorongos de lana ; cosecha el algodón , esquil-
ma la lana del carnero y tiñe los hilos . Son tareas
de la mujer cardar, cuando de lana se trata , hilar
y devanar.
En cerámicas, cuando éstas son producto de
población indígena, los hombres extraen barro de
los bancos o yacimientos, cortan y acarrean los
leños para la horneada, pudren y preparan las
mezclas de arcillas hasta dejar lista la pasta para
amasar. Las mujeres, comúnmente , modelan O
moldean las piezas, las secan, pintan o decoran y
hornean la loza cuando ésta se realiza en fogatas
al aire libre, cocidas a muy baja temperatura ,
con lo que obtienen piezas de poca consistencia
aunque de un peculiar y sugestivo gusto y color.
25
HISTORIA GENERAL DEL ARTE MEXICANO
En las poblaciones rurales , campesinas y mesti-
zas, construyen los hombres hornos de forma ci-
líndrica, abiertos en la parte superior ; además,
acarrean el barro y lo preparan para ser amasado ;
hornean y sacan la loza cuando, después de resul-
tar cocida, se ha enfriado totalmente . Entre esos
grupos, el modelado, la decoración pintada o de
pastillaje , y el engretado o bruñido, lo resuelven
por igual hombres y mujeres, y en cualquiera de
esas tareas participan asimismo los niños, con lo
que adiestran las manos y despierta la sensibilidad
artística, que habrá de constituir su único patri-
monio al abandonar la casa paterna .
Sus chozas son construidas por los hombres.
Los hombres trabajan la palma, así como las
mujeres y niños, y es frecuente encontrarles por
los caminos, que recorren a pie, mientras ocupan
sus hábiles manos trenzando largas y finas tiras
de palma, que unen posteriormente mediante la
máquina de coser para formar sombreros y bolsos .
En cambio, los trenzados de vara, de otate, tule,
jonote y el jipijapa , requieren de un ambiente de
humedad constante para preservar la flexibilidad
del material ; en el sureste del país lo logran tra-
bajando dentro de las cuevas, que son formaciones
naturales del propio subsuelo .
La pintura, ya sea la aplicada sobre cerámica ,
vidrio o maques, es comúnmente tarea femenina .
Pero en ninguna de ellas dejan de participar los
hombres ; en los maques, por ejemplo, son éstos
quienes habilitan las piezas, trátese de maderas
labradas o de guajes o calabazos , con los que ma-
nufacturan bateas, charolas, arcones, arquetas ,
máscaras, biombos, cajas en infinidad de tamaños ,
jicalpestles , bules con tapa, frutos, aves y peces ;
en la fase de su decoración, corresponde a la mujer
aplicar el maque del fondo si se trata de los de
Uruapan, Pátzcuaro o Chiapa de Corzo . Las
técnicas del embutido de Uruapan y el pintado de
Chiapa de Corzo lo realizan mujeres ; el rayado y
dorado de Olinalá, y la pintura al óleo de Pátzcuaro
26
pertenece a los hombres. Aunque el origen de los
maques se remonta a grupos indígenas de épocas
precortesianas, en la actualidad es tarea de po-
blaciones mestizas.
El vidrio soplado se realiza en factorías esta-
blecidas en las zonas periféricas de las ciudades ;
las más antiguas son las de Texcoco, Puebla, el
Distrito Federal , Guadalajara y Tlaquepaque. Re-
cientemente , se ha creado otra en Durango. Suelen
trabajarlas obreros asalariados. La mujer repre-
senta un papel muy secundario , pues solamente se
encarga de limar la rebaba de las piezas terminadas .
La platería, cubre la orfebrería y la joyería en
oro o en plata ; la metalistería implica trabajos de
hierro forjado, láminas de hojalata y latón , cobre
batido y martillado, bronce, acero pavonado , y
en todos esos talleres, excepto en los del cobre ,
desempeña exclusivamente las tareas el hombre ;
se realizan en poblaciones de tipo urbano, salvo
San Felipe de los Herreros, un pequeño poblado
enclavado en apartada zona de la meseta tarasca.
Es actividad masculina la creación de objetos
de madera tallada, taraceada , muebles, laudería,
talabartería y lapidaria en piedras toscas o preciosas .
Aunque en la juguetería, curiosidades y minia-
turismo, participan los hombres, mujeres , jóvenes
y niños, predomina en un alto porcentaje la labor
femenina.
La pirotecnia, los judas y alebrijes, son productos
de la imaginación masculina , con la que colabora
la mujer en tareas secundarias.
Los objetos rituales, los mosaicos en popote,
pluma, el papel picado , la pintura en papel de
amate, las ceras escamadas, sensibilizan por igual
las inquietudes creativas de hombres y mujeres .
En términos generales, los dulces y platillos de la
cocina son obra exclusiva de la creación femenina,
mientras los hombres se inspiran e intuyen toda
la lírica de su mundo mágico espiritual expresada
en canciones, poesías, refranes, adivinanzas y
charadas .
 Elementos distintivos

de las artesanías nacionales

IV. Tinaja en barro de olor, pintada y bruñida. Tonalá, Jalisco . Siglo XVII . Col. Isabel M. de Paalen.
 e ha expresado en el capítulo anterior nuestro
Se
deseo consistente en definir, en situar las arte-
sanías mediante sus peculiares características de
tradición y sus remotos orígenes. Son inconfun-
dibles en su originalidad local , como una resultante
del ambiente ecológico que las origina y reproduce ;
suyo e inimitable es su espíritu.
Pero intentamos , además de situarlas en su pro-
pio marco físico , remontarnos a las partes esenciales
de que se componen, esto es : materiales y diseño .
En cuanto a lo primero, las artesanías florecen
por regiones dentro de su ambiente natural, según
sea la abundancia de la materia prima. Así se
explica el desarrollo y la especialización de la
alfarería en donde se encuentran generosos bancos
de buenas arcillas ; la de los textiles en los lugares.
en que se cultiva el algodón, o donde se cría el
carnero, o en donde crecen materias naturales que
den óptimos tintes a los hilos ; los muebles, másca-
ras e instrumentos músicos , en aquellos sitios donde
la variedad y calidad de las maderas permiten el
desarrollo de las apropiadas artesanías.
Muchos otros ejemplos similares podrían darnos
la explicación del florecimiento de unas artesanías
en una región y de las otras en distintas localidades .
En cuanto al diseño , implica formas, decoración
y color. Las formas se caracterizan por su armonía
y su confortable funcionalismo ; un ejemplo peculiar
de ello es el uso insustituible del rectángulo en los
textiles .
La decoración ostenta como elementos las líneas
rectas y curvas, grecas en gran variedad de com-
binaciones ; reproduce cuerpos celestes como el
sol , la luna y las estrellas ; las aves, como el águila
bicéfala, el gallo y el guajolote o pavo mexicano ;
los peces, las estrellas de mar, el coyote, las mari-
posas, la serpiente , el conejo, el león , el perro, el
caballo, las flores y plantas que le rodean y va-
rios otros motivos producto de su invención, casi
siempre onírica. Muestran , además, ingeniosa habi-
lidad en estilizar o sintetizar lo que ven o lo que
imaginan, y así no nos sorprende encontrar una
locomotora con sus carros y pasajeros, tejidos en
tule y en sólo dos dimensiones.
Por lo que respecta al color, aplican una serie de
conocimientos empíricos. Cuentan con los mismos
materiales, técnicas y procedimientos empleados por
los mexicanos aborígenes. Usan la cochinilla, el
caracol, la raíz de peña, las charandas y distintas
tierras colorantes, el añil vegetal y otras plantas
cuyas cualidades de tono y permanencia son insusti-
tuibles y superiores a las técnicas más avanzadas
de la industria alemana, pues se garantizan contra
cualquier fenómeno físico, ya sea de tiempo, de
luz o de agua. Aplican , además, colorantes quími-
cos, productos de la industria, y en estos procedi-
mientos se refleja igualmente su sensibilidad artís-
tica innata, en combinaciones de tonos y diseño
que nada tienen que envidiar de las altas escuelas
de pintura .
29
E
14. Arquetas con guarniciones de hierro forjado
y calado ; la blanca es de alabastro y las otras
son de madera. Col. H.H. Beherens.
15. Arqueta y marco de maderas chapeadas y
taraceadas en hueso. Siglo XVIII. Col. Museo
Nacional del Virreinato .
16. Batea pintada en Pátzcuaro. Período virreinal.
Col. Museo Nacional de Historia.

31
17. Arcón pintado en Quiroga . Si-
glo XVIII. Col. Isabel Kelly.
18. Arcón pintado en Quiroga y
Gudalupana pintada en Puebla .
Col. Isabel Kelly.
 福

19. Imágenes talladas en madera y policromos.

Proceden de Jalisco. Fines del siglo XVIII. Col.
Isabel Kelly .
20. San Isidro Labrador, talla en madera pintada.
Procede de Puebla. Col. Isabel Kelly.
21. Pintura mural de los otomies . Oratorio de
San Miguel Tolimán Querétaro.
22 . Platones con pintura verde óxido de cobre. Proceden del taller de cerámica que Don Miguel Hidalgo
y Costilla, Padre de la Patria, estableció en Dolores Hidalgo, Guanajuato. Col. Museo Nacional de
Historia .
23. Vasija de barro de olor, magníficamente decorada, pintada al temple y bruñida . Tonalá , Jalisco . Col.
Museo Nacional de Historia.
24. Jarrita de barro de olor pintada al temple, plateada y bruñida . Tonalá, Jalisco . Col. Museo Nacional
de Historia.

34
Tipos de artesanías
 n el panorama actual se determinan tres dife-
En
rentes tipos de artesanías artísticas y una seudo
artesanía según las características formativas que
predominan en la producción : Arte Popular,
Etno-Artesanías, Artesanías Artísticas semi-indus-
trializadas y Mexican-Curious.
ARTE POPULAR
En plan de especular sobre una definición re-
ferida a sus diferentes manifestaciones emitamos
los siguientes juicios :
El Arte Popular es la materialización del deseo
de crear lo bello , según un concepto individualista,
y su motivación pertenece al orden decorativo y
recreativo, con que dar ocupación a las horas libres
en que se busca una satisfacción personal. El objeto
así logrado pasa como un recuerdo de familia,
y con orgullo se hereda de generación en genera-
ción, hasta convertirse, al cabo de cierto tiempo,
en pieza rara, única , de valor estimativo inapre-
ciable, generalmente realizado con gran primor ;
ejemplos de ello son los perros poblanos bordados
en chaquira , o los cuadros realizados como «< col-
lages », muy apreciados a fines del siglo XIX,
(lámina 36 ) . Tales objetos sobreviven al tiempo
gracias a los cuidados de celosos coleccionistas.
Otros ejemplos de este tipo de objetos derivan,
por razones especiales, a una producción de ca-
rácter familiar ; ahí cada uno de los miembros
de la familia tiene asignadas tareas específicas, y
la suma de todas éstas da por resultado una pro-
ducción en masa de valor comercial. Pasa entonces
el producto a formar parte de una artesanía , en
donde un mismo ejemplo se reproduce y multi-
plica, porque hay un público consumidor que lo
estima У lo demanda una y otra vez .
De la potencialidad económica de la producción
depende su difusión y distribución en el mercado ,
y el margen de ganancia varía de acuerdo con los
niveles de vida vigentes .
El Arte Popular así entendido es, evidentemente,
un producto urbano.
Es frecuente que dicha artesanía , resultado de
un solo taller familiar, dé nombre y fama a toda
una región ; así se reconoce como talla Cerámica
de Sayula, los muebles taraceados de Jalostotitlán,
las piñatas y toritos de San Miguel de Allende,
o la Mayólica de Guanajuato , para citar sólo unos
cuantos ejemplos , de los que basta un único taller
para dar prestigio y tradición a la localidad . Y
no resulta raro que las expresiones de tal arte po-
pular desaparezcan al desaparecer la familia, o
cuando fallece el autor que las creó . Rara vez
trasciende por generaciones ; no es hereditario en
el sentido estricto de sus características formales .
Pero logra ser derivativo del modelo original .
La venta de estos productos se realiza en pe-
queña escala, y es frecuente que el almacén y
tienda de los mismos se hallen en la propia casa
del artista, quien se encarga de venderlos perso-
nalmente .
Pero el Arte Popular es, además , la manifestación
folklórica de la danza, la poesía, el teatro, la lite-
ratura, la pintura, la escultura, las ceremonias y
festividades conmemorativas, los tianguis, la música,
la cocina, etcétera.
37
HISTORIA GENERAL DEL ARTE MEXICANO
Aunque estas manifestaciones corresponden más
bien a la lírica y no se plasman en la materia,
unos y otras son genuinamente representativos de
las maneras de ser, de la expresividad espiritual
e intelectual del pueblo que las crea .
ETNO-ARTESANÍAS
Las Etno-Artesanías forman parte de las acti-
vidades cotidianas de una comunidad rural indí-
gena o mestiza, actividades que alternan con las
labores agrícolas los hombres y los quehaceres
domésticos las mujeres ; unos y otras contribuyen
así a mejorar el patrimonio familiar desarrollado
en ciclos anuales.
Cada hogar es un taller familiar, en el que el
jefe es el maestro artesano, la esposa su colabora-
dora inmediata, y los hijos los aprendices. Éstos
empiezan desde muy pequeños generalmente
entre cinco y seis años de edad—, a realizar tareas
artesanales y, con frecuencia, al llegar a la adoles-
cencia son ya consumados artesanos .
El medio ecológico determina normalmente la
característica artesanal de una región. Es común
que ésta sea el resultado inmediato de la producti-
vidad de una materia prima local.
Las Etno-Artesanías se heredan por generaciones ,
y los herederos las reciben con satisfacción ; se
enorgullecen de preservar sus tradiciones. Algunas
veces surge de entre ellos un innovador de formas
o de estilos.
La retribución económica que obtienen por su
labor es siempre baja en relación al precio que
por horas-hombre se invierten .
Estas artesanías se identifican generalmente con
la vida de las comunidades indígenas y ostentan ,
por lo tanto, una raigambre autóctona ancestral .
Reconócese en ellas raíces prehispánicas, aun en
aquellas en que aparecen marcadas influencias
externas.
Los objetos también se identifican con el paisaje
de cuyo fondo proceden , pues en ellos alternan
la maestría artesanal y la naturaleza del medio que
los origina : flores , aves, otros animales y ambientes
rurales, son los elementos que se encuentran por
igual en la decoración, ya sea de bordados, cerá-
micas, maques, etcétera .
38
El aislamiento en que se conservan ajenos a las
zonas urbanas, ha preservado sus caracteres cultu-
rales y se les valora como mensajeros y guardianes
de una nacionalidad no transformada pese a los
avatares de su historia.
La producción alcanza semanalmente un volu-
men considerable, cuya venta se canaliza por dos
conductos distintos ; o bien un mayorista revendedor
adquiere el total de aquella producción, proce-
dente de uno o de varios talleres , o algún miem-
bro del propio taller sale a venderla al mercado
más cercano a su habitat el « día de plaza ».
ARTESANÍAS SEMI -INDUSTRIALIZADAS
Viene luego el tercer grupo , o sea las artesanías
artísticas semi- industrializadas.
Son las de más reciente aparición . Se las clasi-
fica como artesanías modernas. Sus orígenes pueden
hallarse en cualquier parte del mundo. Son de
producción netamente urbana ; generalmente las
cultivan personas pertenecientes a determinado nivel
social, de posición económica media , que aprenden
en escuelas especializadas de artes y oficios sujetas
a métodos académicos ; al descubrir su verdadera
vocación, se organizan para establecer un taller,
ya sea individual o colectivo , en el que instalan
algunos instrumentos mecánicos de simple manejo,
que les han de auxiliar en la fabricación de los
objetos. Generalmente, esa maquinaria se reduce
a la tarea de habilitar los materiales У moldes que
sirven de base a la manufactura de las piezas .
Los trabajadores dependen económicamente de
su producción, que ejecutan de manera regular y
constante. Dan el debido acabado a las piezas
y los ejemplos se repiten muy similarmente . Cuando
una pieza ha saturado el mercado, la producción
se congela para dar paso a nuevos modelos .
Cabe mencionar algunos ejemplos como : los
metales esmaltados ; los faroles y lámparas de vi-
drio soplado dentro de un armazón de hierro ;
los objetos modernistas de « papier maché », muy
diferentes éstos de los tradicionales judas, los mu-
ñecos y alebrijes reveladores de un despliegue de
técnica maestra .
Excepcionalmente merecen elogio sin reservas,
aquellas artesanías que, a pesar de constituir un

alto nivel técnico no desvirtúan el artístico, con
raíces netamente mexicanas ; ejemplos de ellas son
las piezas cerámicas de Talleres Tonalá y la platería
Jana, entre otras.
MEXICAN-CURIOUS
Pero México, como cualquier otro país que haya
alcanzado la fama en su producción artística arte-
sanal, y visto reconocidos sus valores por la crí-
tica y la sensibilidad de los grandes artistas con-
temporáneos quienes la califican como expresión
espontánea, vigorosa, festiva, conmovedora, inge-
nua, mágica, propia de un pueblo que ha heredado
la visión plástica de sus ancestros, es decir los re-
motos artífices de Anáhuac no escapa a la pro-
ducción de piezas de un gusto dudoso y deformado a
las que corresponde el calificativo de Mexican- Curious.
Es obligación nuestra señalar y advertir las
TIPOS DE ARTESANÍAS
consecuencias de este fenómeno universal , tan co-
mún en nuestros días .
Mexican-Curious es un producto sin historia, híbrido
y feo ; feo por carecer del alimento básico, indispen-
sable , o sea la educación estética, la educación
del pensamiento, del corazón y de la manos que
se mueven discretamente para producir algo armo-
nioso que procure gozo a la vida cotidiana.
Afortunadamente, no abundan los ejemplos de
esa seudo-artesanía, y corresponde al público
consumidor aceptarlos o rechazarlos .
De las características específicas de todas ellas :
Arte Popular, Etno- Artesanías, Artesanías semi-
industrializadas y Mexican-Curious, nos referiremos
a las dos primeras en el transcurso de estas páginas,
y las denominaremos con frecuencia como artesa-
nías, por ser el término que generaliza su signifi-
cado y su valor histórico-cultural ; por lo tanto,
se proyectarán ambas hacia un mismo nivel en
el ámbito nacional e internacional.
39
1
25. Tazón de mayólica, con pintura tradicional
en azul cobalto, obra de Epigmenio Vargas .
Sayula, Jalisco. Col. Isabel Kelly.
26. Jarritas de mayólica, en fondos azul y rosa
pastel , obra de Epigmenio Vargas. Sayula,
Jalisco. Col. Isabel Kelly.
27. Dechado en que se aprecian diversas puntadas :
calados con aguja, de punto pasado y de
punto de cruz. Col. Manuel Oropeza.

Serafina
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Elbi rel Sme
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6121
 4

‫ک‬
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S

28. Mujer mixteca engalanada con pozahuanco con diseño labrado tejido en la urdimbre. San Pedro
Atoyac, Oaxaca.
29. Jorongo de procedencia mestiza, tejido con la técnica de tapiz, en telar de pedales. Huisquilucan,
México .
040

DD
V. Sarapes de lana merino. Saltillo . Siglo XVIII. Col. Museo Nacional de Antropología.
VI. Estuche costurero. Maqueado y pintado. Olinalá . Col. Museo Nacional de Antropología.
 Cristino Ramirez.
GUANAJUATO MEXIC

30. San Miguel Arcangel, plata cincelada,

repujada y recortada. Siglo XIX . Puebla,
Puebla. Col. Rufino y Olga Tamayo.
31. « Jarabe tapatio », modelado en plata
pella, por Cristiniano Ramírez y conde-
corado con premio internacional . Col.
Museo Nacional de Historia.

32 . <<< Torero » modelado en plata pella, obra del

distinguido platero Cristianino Ramírez . Col.
Musco Nacional de Historia .
33. Silla charra, con montura de cuero bordado
guarniciones de plata. Col. Museo Nacional de
Historia.
 34. Trasterito de hueso comúnmente labrado
por presos de la Penitenciería de Guana-
juato, Guanajuato. Col. Ruth Lechuga.
35 Trasterito de hueso labrado con trastecitos
de vidrio de diversos colores. Col. Ruth
Lechuga.
36. << Collage » , realizado en Puebla. Col. Isabel
M. de Paalen.

44
Localización geográfica de la producción artesanal

entre los grupos étnicos rurales

y la población mestiza de aldeas y ciudades

.
}

En el ámbito nacional, las artesanías se distribuyen
geográficamente por zonas coincidentes en pro-
ductividad y creatividad, con aquellas en donde
se asentaron las más avanzadas culturas mesoame-
ricanas.
(Véase el mapa de la República, con la actual
división política , la línea fronteriza de Mesoamé-
rica y la localización de los principales grupos lin-
güísticos que mayor significado tienen en la produc-
ción artesanal ) .
En relación a las actuales entidades políticas
de la República Mexicana, la Mesoamérica pre-
colombina abarcaba dos terceras partes del país
y se prolongaba hacia el Sur hasta las hoy Re-
públicas de Guatemala, Honduras, El Salvador,
Nicaragua, Costa Rica y Panamá.
La línea limítrofe Noroccidental , descendía desde
el Océano Pacífico, en el hoy Estado de Nayarit,
hasta Guanajuato y Querétaro y ascendía hacia
el Golfo de México, hasta Tamuín, en Tampico.
Ante este panorama, es explicable y natural que
las regiones del país en donde vivieron y se desa-
rrollaron las grandes civilizaciones de Amerindia,
hayan sido y sean actualmente las herederas de
una acendrada tradición en las expresiones cultu-
rales, consumadas algunas de ellas en innumera-
bles y extraordinarios ejemplos de artesanías artís-
ticas, que en la actualidad poseen significado
universal. Ejemplifican estos hechos ciertos para-
lelismos de producción. Y para seguir una secuen-
cia geográfica, haremos un recorrido partiendo
del Sureste de la República hacia el Occidente y
hacia el Norte, regresando por el Centro y ascen-
diendo de nuevo, para finalmente bajar por el li-
toral del Golfo de México a la zona límite de los
Estados de Veracruz y Tabasco, que es el punto
de donde originalmente se partirá.
La región Sureste, se encuentra dividida polí-
ticamente en cinco Estados, que son : Tabasco,
Campeche, Yucatán, Quintana Roo y Chiapas ;
en ella floreció, prolongándose hasta Guatemala y
Honduras, la más avanzada y alta cultura de Amé-
rica India , la maya, notable en su desarrollo alcan-
zado en el orden intelectual, cultural, social, técnico
y científico .
Esta extensa zona sustenta en regiones sepa-
radas por altas montañas , espesas selvas, inmensos
bosques, altas y bajas planicies , a los descen-
dientes de los mayas, quienes hablan diferentes
lenguas mayances y a los que se designa con los
mismos nombres de su idioma.
Se consideran mayas clásicos, a los que habitan
las tierras bajas de Yucatán, Campeche y Quin-
tana Roo ; forman la mayoría y representan el
70 % del total ; los otros mayas son ; los chontales,
arraigados en la zona pantanosa de Tabasco ; los
lacandones que forman el grupo más reducido, unos
doscientos cincuenta aproximadamente, y viven en
la selva alta de Chiapas ; los tzeltales y tzotziles,
únicos habitantes de las altas mesetas de Chiapas ;
y en las planicies, moran los tojolabales, y los mames,
en los límites, entre Tabasco y Chiapas; en total
suman algo más de setecientas mil personas que
hablan lenguas mayas en suelo mexicano, según
el censo de 1960 .
A pesar de las diferencias lingüísticas, su identidad
étnica pervive en las relaciones de familia y de
47
HISTORIA GENERAL DEL ARTE MEXICANO
grupo ; en su organización social, política y religiosa ;
en la educación y formación del niño ; en el modo
de cultivar la tierra ; en su alimentación básica ; en
su sincretismo religioso ; en su habitación , en el
celo con que diferencian entre sí su indumentaria ;
todo ello representa su modo de vivir, de sentir y
de pensar y en un alto porcentaje son reminiscen-
cias de vetustas tradiciones prehispánicas y, en
mínima parte, rasgos culturales de origen criollo
y mestizo. Y esos modos de vida originan nece-
sidades y esfuerzos permanentes de su mente y
espíritu que se traducen , en parte, en una sincroni-
zación con su destreza manual , en objetos (de
artesanías) que se pueden resumir en las siguientes
ramas : textiles, cerámicas, objetos de madera , de
piedra, de metal, de palma, de vara, de fibras de
agaves, de chilte, de talco , de ámbar, de jícaras,
tecomates y calabazos, de cuero y de papel, prin-
cipalmente.
Ofrecen una variedad de estilos , diseños У técni-
cas, entre las que destacan los paños tejidos en algo-
dón y lana para su indumentaria , más las toallas
y servilletas , tareas asignadas por completo a la
mujer, excepto la cobija de lana y algodón que
con especialidad trabajan los hombres. Los tejidos
son de punto sencillo ; pero se enriquecen con una
hermosa labor de labrados unos, y brocados otros ,
ejecutados simultáneamente con la tela. Casi todas
las comunidades tzeltales y tzotziles de las tierras
altas de la Sierra de Chiapas realizan estos tra-
bajos excepto Bachajón , Yajalón , Amatenango del
Valle, Aguacatenango, y las tierras de la Península
de Yucatán, quienes los han sustituido por telas
comerciales de algodón o artisela, con bordados y
aplicaciones al estilo europeo para la mujer, y en
manta simple para el hombre.
En cerámicas de arcilla sin pintar, o con deco-
ración al temple, realizan interesantes piezas las
comunidades de Oxchuc, Cancuc, Amatenango
del Valle , Tikal, Tepakán y Lerma, tales como
grandes tinajas, apaxtles y lebrillos ; vasijas medianas
con tapa para cocinar alimentos, candeleros , sahu-
merios, braserillos y otros objetos ceremoniales ;
los pequeños trastecitos, figuras y animales para
juguete, son tradicionales en su estilo y aplicación .
Labran la madera para banquitos, lavaderos ,
camas , puertas, mesas, barcazas y canoas, tran-
cas, graneros, armazones para sus chozas , másca-
48
ras, batidores, chocolateros , morteros, imágenes re-
ligiosas, mangos para instrumentos de labranza .
En piedra, esculpen imágenes, metates y mol-
cajetes.
De metal hacen armas blancas, machetes, palas
y otras herramientas de labranza .
Ebtún y Nunkiní, sobresalen por los hermosos
y recios cestos de vara que combinan en tres colores
naturales.
Tienen gran demanda las hamacas de fino y
sedoso ixtle, de henequén y de hilo entorchado,
tejidas en Calkiní.
Compiten con los finos sombreros panameños
de jipijapa, los hechos de esa misma palma en
las cuevas de Bekal.
Rayados y entresacados a la manera de los finos
grabados en madera , pero usando utensilios muy
simples y rudimentarios, los chontales graban la
superficie de ciertos guajes, con escenas y personajes
típicos de la región .
Con chilte hacen figuras y animales en Quintana
Roo y en ese mismo lugar, maquetean en talco cu-
riosas tablillas con realzados de flores, con las
que se polvean el rostro las mujeres.
El ámbar lo extraen de las minas de Simojovel
y lo tallan en cuentas para collares, aretes y amu-
letos que ponen en las muñecas del recién nacido
para protegerle contra los malos espíritus.
En las regiones altas de Chiapas hacen bolsas
de cuero con armazón tejido en ixtle y bordado
en grueso pitiado, guaraches con toscas suelas de
llanta o caites de altas taloneras a manera de
medias botas descubiertas al frente, fundas para
machete, cinturones y monederos .
Con papel de china calado adornan grandes
ofrendas sostenidas por astas, que portan en festi-
vidades religiosas.
La producción artesanal de la población mestiza
en esta región del Sureste, no es menos importante
y productiva : en oro se hace joyería de fina y deli-
cada filigrana. Con carey labran peines, horquillas ,
peinetas , pulseras, veleros, prendedores, aretes ,
anillos, collares, abre-cartas y porta-retratos. Hay
talleres familiares dedicados a bordar con primor
el huipil, que es la prenda tradicional de la mestiza ,
y no faltan las hábiles tejedoras de hamacas . Las
factorías de artículos de henequén, producen al
 f
63
VII. Platón de barro del estilo que predominó en los talleres del señor Cura Hidalgo. Dolores Hidalgo .
Siglo XIX . Col. Museo Nacional de Historia .
 LOCALIZACIÓN GEOGRÁFICA DE LA PRODUCCIÓN ARTESANAL
mayoreo cordeles, reatas, cables, costales, mientras
que los artesanos tejen , en el taller familiar, morrales
o sabukanes, bolsas y zapatos bordados con hilazas
de colores, finas telas de varios colores como man-
teles individuales. En papel de china y en oropel,
se hacen faroles, palmatorios , arcos , ramilletes y
varas floreadas. El ama de casa realiza verdaderas
creaciones en repostería y dulces que recrean la
vista y deleitan al paladar.
Chiapa de Corzo, pinta los tradicionales jical-
pestles, jícaras de menor tamaño y camarines que
dan aposento a las imágenes del culto católico. Y
esas imágenes son , a la vez, obra de expertos tallado-
res de madera, que además labran populares más-
caras para la Danza de los Parachicos.
Campeche labra el carey con mayor finura que
Yucatán, pues gustan de adornarlo con incrusta-
ciones de concha nácar. Las mujeres bordan las
tradicionales camisas de la campechana. Los
orfebres se distinguen por la joyería en oro, y no
faltan los trabajos de talabartería.
Hacia el Sureste encontramos el Estado de Oa-
xaca, una de las regiones más pródigas en artesanos
y más rica en artesanías de muy alto mérito y
gran belleza.
Dicho Estado, como los anteriores, cuenta con
núcleos de producción de la mayor importancia :
aborígenes en su mayoría, descendientes de zapo-
tecas, mixtecos, mixes, amuzgos, huaves, chinante-
cos y cuicatecos entre otros , muéstranse activos y
laboriosos, y dedican parte muy importante de
su tiempo a producir alguna artesanía, entre las
que destacan los textiles, notables por sus técnicas
en tintes y tejidos y la gran variedad de sus diseños ;
cerámicas diversas en arcillas, formas, decorados,
usos y acabados ; joyería en oro y plata principal-
mente, cestería de otate y palma, tan fuerte y bien
diseñada una como la otra ; jarciería de ixtle en
redes de múltiples colores y de uso muy común
en la vida cotidiana . Así también producen labo-
riosos trabajos de cuero, y efímeras esculturas de
rábanos gigantes .
Entre la población mestiza del Estado, sobresalen
los trabajos de hojalata de ingenua fantasía y los
de joyería, que a veces reproduce las suntuosas
piezas de los antiguos orfebres mixtecos y zapotecas,
y que siempre engalana el atuendo de la mujer
con filigranas de oro engarzadas de perlas ; labran
en plata una notable variedad de cruces ensartadas
en gruesas cadenas de hilos torcidos y tejidos.
Su vecino, el Estado de Guerrero, trabaja algunas
artesanías emparentadas con otras de Oaxaca,
como son los tejidos y labrados amuzgos ; pero
además es notable por sus maques , de una muy
destacada técnica del «
< rayado », muy semejante
< coromandel » chino o coreano ; asimismo deben
al «
destacarse los maques dorados y plateados, que se
pintan de manera precisa y delicada , con pinceles
de pelo de gato. La principal producción de ellos
se localíza en Olinalá , y aunque en la actualidad
son realizados por familias mestizas, el carácter y
las técnicas usadas siguen conservando hasta el
presente su carácter autóctono.
Conocidas y distribuidas en innumerables puntos
del país y fuera de él, son las cerámicas de Ameyal-
tepec, de color crudo, con ingeniosas y anec-
dóticas pinturas al << temple >> en color café
rojizo.
Esas pinturas y los artistas que las realizan, han
originado con su gracia y fantasía cuadros pintados
sobre papel de amate que compran a los otomies
de San Pablito y que venden por millares al turismo
nacional y extranjero .
En cuanto a la producción mestiza, sobresalen
en el Estado, los trabajos de platería y hojalata ,
los muebles, máscaras, lapidaria , la talabartería
en bolsas y guaraches, y una fuerte producción de
prendas de vestir propias para la playa, tanto para
hombre como para mujer.
Continuando por la costa Noroccidental , se
encuentra el Estado de Michoacán , zona fértil
de grandes extensiones boscosas de olorosos pinares ,
habitada por los cultos y laboriosos grupos puré-
pechas, en la actualidad concentrados en tres zonas
geográficas que comprenden : los siete pueblos de
la Cañada , los pueblos asentados en las riberas del
Lago de Pátzcuaro y los de la Meseta Tarasca .
Pueblos todos que manifiestan su cultura en sus
modos de vida y en sus productos artesanales . De-
bido a la abundancia de los bosques , la producción
en maderas talladas y labradas a mano , ensambla-
das, esgrafiadas , pintadas y maqueadas , compren-
den desde sus casas llamadas trojes, lámina 45 ,
que son modelo y ejemplo de una bella arquitec-
tura popular , hasta barcazas , yugos, arados, remos,
cucharas, molinillos , cucharones , muebles, grandes
49
HISTORIA GENERAL DEL ARTE MEXICANO
bateas, instrumentos musicales, máscaras y juguetes,
variedad de cajas, charolas y almohadillas .
Otros productos igualmente importantes son los
textiles, de los que hay gran variedad en sarapes
y jorongos, rebozos de lana y de algodón, telas de
lana rojas o negras para las enaguas llamadas
<< rollos » , usadas por las mujeres, otros tejidos
finos y transparentes con diseños como de encajes
para manteles , servilletas, blusas y rebozos, fronta-
les y toallas, fajas y cintas ; amplia variedad de vasijas
y candeleros de cobre batido, martillado y cince-
lado ; joyería de plata con engarces de cuentas de
coral o de vidrio rojo, extensa y variada produc-
ción de alfarería verde vidriada , negra con deco-
ración de pastillaje muy realzada o pintada con
aceite y vidriada, otra que constituye una agrada-
ble imitación del muy afamado « cooper-loster » ;
otras rojas, cafés o verdes, decoradas con guías
de flores ; cerámica blanca con pintura a línea de
figuras y animales ; objetos de tule y de tallo de
trigo ; faroles , jugueteros , cajoneras para dulces,
candeleros y marcos de hojalata.
Más al Norte, por la costa del Pacífico se en-
cuentra el pequeño Estado de Colima, hoy en
día de escasa producción artesanal . Deben men-
cionarse, sin embargo, las sillas y equipales de vara
con asiento de palma torcida las primeras , y de
carrizo aplanado los segundos ; una ingenua jugue-
tería de plomo policromado, y una reciente línea
de finos muebles, barnizados y decorados al óleo .
Hacia el Norte están Jalisco y Nayarit, y en su
frontera circunvecina, sobre la Sierra Madre Oc-
cidental, dispersos y separados por fragosas mon-
tañas y profundas barrancas, habitan grupos de
huicholes y coras, de cuya cultura artesanal que-
dan vestigios en delicada y profusa fantasía. De
los huicholes se conserva su vestimenta con abun-
dancia de adornos la del hombre y sencilla y
confortable la de la mujer ; en ambas, las manos
laboriosas femeninas tejen fajas , cintas y morrales
en lanas de tonos naturales ; bordan capas, camisas,
calzón-pantalón, cinturones de bolsitas, enaguas,
camisas y quechquemitls, en una inimitable poli-
cromía de estambres delgados de un solo cabo ;
en tanto que de las labores masculinas se obtienen
sombreros de palma , tejidos y adornados con hojas,
cintas de lana y plumas considerados como ele-
mentos ceremoniales ; esculpen en estuco símbolos
50
y deidades, jícaras recubiertas de chaquira figu-
rando representaciones para sus ofrendas ; « ojos de
Dios » y tablillas, en las que se aplica en estam-
bres de colores toda una simbología mágica, va-
rillas de otate rematadas con plumas o capullos
de algodón, equipales de vara y carrizo que son
asientos para los cantadores que ofician en fiestas
o curaciones . Los coras, en cambio, sólo conservan
algunos tejidos de lana en morrales de interesantes
diseños , que muestran como particularidad dos
distintos lados, debido a que cambian la urdimbre
a la mitad del paño .
Un reducido grupo nahua, el de los tuxpanecos
localizados en la parte sur de Jalisco , conservan el
traje autóctono de la mujer, compuesto de un
chincuete o falda hilada y tejida en lana negra ,
una fajilla roja y negra con la que dan varias vueltas
a la cintura para sostener la falda , un cotón de
algodón blanco usado como único adorno en los
hombros y bajando hasta la orilla de las mangas,
una randa tejida con una sola aguja, y otro cotón
igual que complementa su tocado.
La población mestiza de Jalisco, surte a gran
parte del país con loza de los pueblos del Valle
de Atemajac ; en las riberas del Lago de Chapala
se tejen sarapes y jorongos de vieja tradición ; otros
productos son : deshilados en blanco ; vidrio y
cristal soplado ; hojalatería ; muebles de madera
combinados con cuero o carrizo plano ; molinillos ,
cucharas, trasteros y cuchareros de madroño ; aje-
dreces y otras curiosidades de hueso tallado ; ar-
tículos de cuero cincelado ; hierros forjados y joyería
y orfebrería en plata o en oro .
En la región Noroccidental del país, se encuen-
tran varios grupos indígenas de escasa producción
artesanal, de los que mencionaremos solamente dos :
los seris moradores de la región desértica vecina al
mar del Estado de Sonora, y los tarahumaras que,
en número mayor de setenta mil, habitan las
partes altas y abruptas de la Sierra Madre Occi-
dental, en el lado Oeste de Chihuahua.
La mujer seri elabora los cestos llamados coritas,
hechos con las palmas y fibras del torote y el oco-
tillo cosechadas en el inhóspito desierto , teñidas en
tonos café y beige con la raíz del cazagüe y la
corteza seca del mezquite. Estas vasijas alcanzan
una calidad impermeabilizante que permite en
ocasiones ser empleadas para transportar líquidos.
 LOCALIZACIÓN GEOGRÁFICA DE LA PRODUCCIÓN ARTESANAL
Los tarahumaras ejecutan toscas vasijas de ar-
cilla , y sus instrumentos de labranza de madera
son tallados elementalmente .
Regresando por el Centro hacia el Sur del país,
damos con el Estado de Morelos, habitado por
algunos grupos nahuas de escasa producción arte-
sanal , entre la que se distinguen por su origina-
lidad las máscaras de fina tela de alambre con
tupidas barbas y rematados en altos tocados , que
sugieren la presencia de imponentes personajes
árabes ; los panes para ofrendas conmemorativas
del « día de los fieles difuntos », y fajillas de lana y
algodón ; el resto de su indumentaria autóctona se
ha perdido por completo.
Entre la población mestiza perdura la manufac-
tura de guaraches y una producción semi-indus-
trializada de muebles, prendas de vestir para ve-
rano y bisutería de cobre o de plata, que se vende
a precios bajos.
Al Oriente del Estado de Morelos se encuentra
Puebla, región que se remonta por la parte Norte
en agrestes picachos de la Sierra Madre Oriental ;
es la zona conocida como Sierra de Puebla, la que
topográfica y étnicamente se extiende hasta al-
canzar los Estados de Hidalgo y Veracruz . En
ella habitan cuatro grupos aborígenes emparenta-
dos entre sí por similares rasgos culturales, aunque
perfectamente diferenciados en sus idiomas, ellos
son : los nahuas, tepehuas, totonacos y otomies
quienes se han conservado aislados, con caracte-
rísticas atávicas que remontan a sus antepasados
prehispánicos .
Es a las mujeres a quienes se debe la casi tota-
lidad de sus manifestaciones artesanales ; de su va-
liosa artesanía textil sobresalen los quechquemitls,
de los que hay una interesante variedad en técnicas
y diseños : tejidos en curva, labrados en recia y
vistosa policromía, otros blancos en punto de gasa
motivos labrados en el mismo blanco ; fajas de
tejido doble, ceñidores, fajillas, morrales, rebozos ,
camisas ingeniosamente bordadas, servilletas en
tejido de confitillo, y rebozos de lana bordados con
estambres de colores.
Los trabajos de cerámica , cestería y talabartería
son de elemental técnica y se hacen sólo para
cubrir las mínimas necesidades de la vida cotidiana .
Débese al grupo otomí de esa región la fabri-
cación del papel vegetal hecho a mano, único
ejemplo de supervivencia de esta artesanía. Lo
utilizan para recortar figuras a las que les atri-
buyen poderes mágicos : las de papel claro repre-
sentan el bien, y las de oscuro , el mal . Lo fabrican
de la corteza del árbol del ámatl, o amate , y le
dan forma de hojas rectangulares en diversos ta-
maños, tienen resistencia y muy agradable apa-
riencia, y es muy solicitado por artistas pintores ;
debido a ello la demanda ha aumentado conside-
rablemente, tanto que amenaza con acabar con
los bosques de esa especie.
La población mestiza , se extiende por el resto
del Estado. En la ciudad de Puebla, la capital del
Estado, se hace alfarería vidriada y decorada con
pastillaje para uso culinario, y las cerámicas mayó-
licas, conocidas como talaveras, que son gusto y
lujo en las mesas mexicanas. En papel metálico ,
se ejecutan flores diversas. Trabajan la madera
tallada ; el vidrio prensado y el estirado con so-
plete ; los hierros forjados ; artículos de hojalata y
talabartería, y gran variedad de dulces . De su
vecina población , Amozoc, se obtienen espuelas,
rodelas, frenos, fundas para machetes y cachas para
dichos machetes en acero pavonado con incrusta-
ciones en plata de guías y arabescos, que lucen
con donaire los ahora deportistas charros . Y en
ese mismo lugar abunda la juguetería y el minia-
turismo de barro . De Acatlán procede una de las
cerámicas de mayor creatividad. De San Miguel
Canoas, las camisas de manta para hombre o
mujer, ricamente bordadas a máquina . De Tecali,
meritísimas piezas labradas en ónix o alabastro .
Los metates y molcajetes de formas escultóricas,
imitan animales, tréboles o corazones en piedras
labradas procedentes de San Salvador el Seco . In-
censarios y juguetes pintados al temple en vivos
colores, provienen de Huaquechula ; joyería de
plata y de oro, de Tlatlauqui ; candelabros У
árboles de la vida, de Matamoros ; en tanto que
Tehuacán, es un importante centro costurero de
sombreros de palma, que se distribuyen dentro y
fuera del país en cantidades industriales .
Al Norte de Puebla figura Tlaxcala . Este Estado
se distingue por sus telas de lana, que aunque de
textura poco refinada, compiten en la elegancia
de sus diseños con los prestigiados casimires ingleses .
En Contla se tejen finos jorongos de lana al
estilo antiguo.
51
HISTORIA GENERAL DEL ARTE MEXICANO
De varas de rígida consistencia hacen fustes y
bastones decorados , realzados en la propia vara
con delicadas tallas de animales.
Ocotlán se especializa en alfarería de cántaros
y tinajas en forma de venados, patos, caballos y
otros animales estilizados en barro, con engobe
rojo bruñido y decoración raspada .
En la parte centro y sur del país , se encuentra
el Distrito Federal, con la ciudad de México ,
Capital de la República.
El Distrito Federal con sus Delegaciones e in-
finidad de colonias, es refugio de un incontable
número de talleres, obrajes y factorías, atendidos
por una población nacional mestiza.
De los talleres salen escenas típicas fielmente
representadas en hojas de maíz, o en trapo con
alma de aserrín ; admirables mosaicos de popote ;
juguetería de vidrio estirado ; palomas de cáscara
de huevo ; gran variedad de flores de papel ; mi-
niaturismo en pasta de caña ; judas, alebrijes y
piñatas ; adornos y bordados en chaquira.
En obrajes se producen cobijas, jorongos y co-
torinas de lana con trama de algodón ; artículos
de cuero pitiado , cincelado, chomitiado ; imaginería
en madera tallada y estofada o lapidaria ; joyería
de plata con engarces en coral, amatista o tur-
quesa ; filigrana en hilo de oro o plata ; rebozos
de seda cruda o seda en bruto ; notable variedad
de prendas de vestir con telas hechas en telar de
pedales, con adornos calados y entorchados .
Hay factorías para vidrio soplado ; para vidrio
prensado con decoración raspada « de pepita » ;
para hierros forjados, latonados y cromados ; para
lámparas, vitrales , faroles y marcos de vidrio de
burbujas ; cerámicas esmaltadas o a la sal, co-
cidas a muy altas temperaturas ; orfebrería de
oro, plata, latón o cobre ; muebles de estilo co-
lonial mexicano, cererías especializadas en velas
escamadas.
Aunque aparte, no pueden olvidarse las escul-
turas en estuco, obra que, por lo general , se adosa
a la arquitectura, y que a pesar de que no se en-
cuentra en mercados, bazares o tiendas para su
fácil adquisición, posee fisonomía propia y carácter
nacional.
En el Estado de México , vecino al Distrito Fe-
deral , se registra una importante producción de
textiles debido a los grupos mexicanos, otomies y
52
mazahuas, de San Juan Tuxtepec , Tenancingo,
Ixtlahuaca y Calimaya , principalmente.
De Metepec, Texcoco , Valle de Bravo y Teco-
matepec, se obtienen cerámicas, unas decoradas al
temple en vivos colores y otras chorreadas y vi-
driadas ; Altepeji , Amealco y Tulancingo las hacen
estampadas y vidriadas .
De extensa distribución por el país y en el ex-
tranjero es la cestería de palma en espiral y unida
con entrelaces ; de Toluca, los sillones, petates ,
canastas y figuras de tule que se producen en
Lerma ; y los muebles de madera y palma de
Tenancingo. Junto a la cestería, se ejecuta una
gran variedad de arreos de jarciería con ixtle y
otras fibras de agaves .
Chiconcuac es fuerte productor en sarapes, ga-
banes, jorongos y cotorinas de lana .
Toluca y Chalma, trabajan artículos de cuero
y hueso.
De mucha antigüedad es la platería de exvotos
y arracadas de hilo de plata con pedrería de vi-
drios de colores, procedente del Valle de Toluca.
En Tonatico, se trabaja una cestería muy fina y
otra tamaño miniatura de clásico estilo mexicano .
En Texcoco se halla una de las fábricas de vi-
drio soplado y vidrio de molde más antiguas del
país.
Y en Toluca, la capital del Estado, se elaboran
artículos de hojalata, flores y ramilletes de papel ,
dulces y gran variedad de animales, imágenes y
calaveras de alfeñique, especiales para conmemorar
el « día de los fieles difuntos » .
Más al Norte está Querétaro ; en la capital
homónima hay gran número de talleres en donde
tallan piedras semi -preciosas ; ópalos, topacios , ama-
tistas y turquesas, obtenidas de las minas del pro-
pio Estado ; son las preferidas para la joyería de
brazaletes, anillos , collares y aretes.
En Tolimán y Vizarrón , las mujeres otomics
tejen en algodón o artisela quechquemitls teñidos
con la técnica de amarrado « ikat » y enaguas de
lana que tiñen con la técnica del plangí ; en tanto
que los hombres trenzan cordeles, cables , morrales
y toda clase de arreos para las cabalgaduras , en
fibras de ixtle, henequén , pita o lechuguilla.
Tequixquiapan y San Juan del Río , se especia-
lizan en la producción de artículos de vara de
sauce y bejuco .
 REGU

37. Alcancías de corteza de coco labradas por los presos de San Juan de Ulúa, Veracruz . Col. Rufino
y Olga Tamayo.
38. Alegoría a la Inmaculada Concepción de María , pintura popular realizada sobre tela . Col. Rufino
y Olga Tamayo .
Estuche recubierto de caracoles. Artesanía de Veracruz . Veracruz . Col. Ruth Lechuga.

SANTISIMA
HOMENATE AANMACULADA CONCEPCIO V DE MAR

53
53
40. La habitación huichol se construye con muros de adobe y techo de varas de los que se amarran
de trecho en trecho haces de zacate. San Andrés Coahmiata , Jalisco .
41. Choza nahua con techo y muros revestidos de zacate . El Carmen , Tlaxcala.
42 . Habitación de amusgos, construida con bajareque y zacate ; a la que los habitantes del lugar llaman
<< redondos >> . San Pedro Amusgos , Oaxaca .

54
VIII. Oleo , pintura costumbrista. Siglo XIX . Col. Musco Nacional de Historia.
1
IX. Imagen estofada en nicho de madera. Siglo XIX . Col. Isabel M. de Paalen .
43. << Redondos » , habitación mixteca. La Estancia, Oaxaca .
44. Cuescomates, graneros en donde se guardan las semillas que se recogen durante la cosecha. Tlayecac,
Morelos.
HISTORIA GENERAL DEL ARTE MEXICANO

45. Troje de Michoacán, habitación tradicional de los grupos tarascos, construida en maderas de tzi-
rimu . Museo Nacional de Antropología. 1

56
 LOCALIZACIÓN GEOGRÁFICA DE LA PRODUCCIÓN ARTESANAL
Y es en San Juan del Río donde se concentra
el mercado de numerosos artículos procedentes de
la zona que se conoce como El Bajío.
En su vecino del Norte, Guanajuato, se aprecia
un vital núcleo humano, productor de importantes
y variadas artesanías.
El conjunto de ellas es representativo de un
Estado floreciente , en donde la mano del hombre
siempre activa, y la abundancia y buena calidad
de los materiales abre el campo a una producción
ilimitada.
Sus manifestaciones son variadas, de esencia ne-
tamente popular, que no en vano se desarrollan
en la zona nacionalista por excelencia, en la que
nació, floreció y pervive la Independencia de México .
Cerámicas, textiles , hierros forjados, tallas en
piedra y madera , cestería , sombrerería, talabartería,
cerería, juguetería , dulcería , pintura, trabajos en
lámina de hojalata, latón y cobre, y cuna de una
peculiar platería a la que se designa como « plata
pella » ; por su nítida pureza, han sido y son fuente
de creación de una población numerosa y mestiza
que trabaja en ciudades y zonas rurales del Estado.
Entre todas esas manifestaciones la de mayor
difusión es la alfarería, cuéntanse catorce centros
principales productores ; de ellos , los más importan-
tes por su calidad y el nivel de su comercio son las
de tipo mayólica de Guanajuato y Dolores Hi-
dalgo ; del primero se aprecia un renacimiento de
las antiguas y famosas vasijas del período Colonial,
debido al reiterado esfuerzo técnico y científico del
joven guanajuatense Gorky González ; es él quien
encuentra, después de incontables experimentos , la
fórmula correcta usada por sus antepasados , en
vistas a conseguir el baño o engobe del fondo, a
base de óxidos de cobre, estaño y plomo, más sílice ,
manganeso, cobalto y sulfato de antimonio, con los
que da brillantes tonos en negro, azul, amarillo,
verde y rojo ; y una correcta cochura debida a los
hornos de especial forma y material.
Dolores Hidalgo , a pesar de proceder de manera
menos técnica, obtiene un azulejo muy codiciado
en la nueva arquitectura mexicana y otras cerá-
micas vidriadas como tinajas, lebrillos y platos
hondos ; Acámbaro fabrica tinas de baño, lavade-
ros, barriles, cántaros, cazuelas y jarros ; de San
Miguel de Allende y Coroneo son los platos color
canela con dibujos en línea negra de flores y ani-
males. San Felipe Torres Mochas, León y San
Diego de la Unión , fabrican loseta de barro , ma-
cetas y macetones ; Tarímoro У Silao también hacen
loseta de barro para pisos ; San Luis de la Paz,
Celaya, Jerécuaro y otros lugares producen piezas
de alfarería elemental para uso ordinario.
En lana tejen sarapes, gabanes y jorongos, las
poblaciones productoras son San Luis de la Paz,
Coroneo, Guanajuato, Ocampo, San Diego de la
Unión y San Miguel de Allende ; los artículos de
este último lugar son los de mayor prestigio debido
a su calidad, diseño y técnica , entre los que se
encuentran algunos que nos recuerdan ciertos paños
moriscos.
En algodón se elaboran finos rebozos en Moro-
león y Uriangato.
San Miguel de Allende, y principalmente Gua-
najuato, aprendieron de los españoles la labor de
hierro forjado y, debido a su hábil destreza, la
arquitectura nacional se ha enriquecido con rejas,
barandales y faroles, que la complementan y em-
bellecen .
Pese a haber sido la ciudad capital un centro
minero de gran importancia , principalmente pro-
ductor de plata, no se ha significado, sin embargo,
como Estado de artífices plateros, excepto en los
siglos XVIII y XIX, en que obtenían plata nativa de
alto grado de maleabilidad y a la que mezclaban
mercurio, con lo que modelaban figurillas y ani-
males, muchas veces adecuados a las escenas pro-
pias al Nacimiento del Niño Jesús ; solían deco-
rarlas con colores metálicos, y al hornearlas se
eliminaba el mercurio y la plata tomaba su propia
consistencia.
En láminas de hojalata, latón y cobre se com-
prueba una fuerte producción de faroles, candele-
ros, lámparas, marcos para espejos, en San Miguel
de Allende y Guanajuato.
Salamanca se ha distinguido por su laborioso
trabajo de figuras y animales modelados en cera,
que generalmente representan el Nacimiento del
Niño Jesús.
Celaya produce dulces muy afamados.
En juguetes se elaboran trasteritos, mobiliario
.
para la casa habitación , maromeros, cirqueros ,
máscaras, toda clase de implementos para jardi-
nería, calaveras y esqueletos de jinetes, diablillos ,
57
HISTORIA GENERAL DEL ARTE MEXICANO
animales y un sin fin de chucherías en madera,
papel engomado, hojalata , plomo, hueso, y vidrio ,
que proceden de Juventino Rosas, Irapuato , Silao ,
Salamanca y Celaya . Es en Guanajuato donde
se hacen los famosos trastecitos « arrocillo » , del
tamaño del arroz.
Con carrizo y papel de china se construyen
castillos, figuras y animales, que ofrecen una piro-
técnia de la más bella fantasía de que puede
alardear el país, y es San Miguel de Allende su
principal centro proveedor.
Los cestos de carrizo , canastas y canastitas de
vara y palma, las ollas con tapa , de vara, tripillas
de palma, para sombreros, sombreros de mimbre
y de tallo de trigo, son productos de Acámbaro,
Guanajuato, Pénjamo, Irapuato, Tierra Blanca,
San Francisco del Rincón, Silao y Tarandácuaro .
En Atotonilco y San Miguel de Allende se ela-
boran ayates y morrales de ixtle.
Las bateas y cucharones de madera de sauce
proceden de San Luis de la Paz.
La cuchillería y los machetes de lámina de acero
y hierro, de León .
Se hacen objetos varios de ixtle para charrería
y sillas de montar en Irapuato y en León .
Guanajuato se distingue por un sin número de
lapidarios, a quienes se deben las gárgolas , ba-
laustradas, alto-relieves y esculturas en piedra la-
brada, que complementan la arquitectura caracte-
rística de la región .
Aguascalientes, al Noroeste de Guanajuato, fue
una región poco habitada por los pueblos meso-
americanos, y hoy día es refugio de un reducido
grupo de indios pames. Dicho Estado se ha distin-
guido desde el período Colonial por dos tipos de
artesanías, de origen europeo : el primero es la
cerámica tipo mayólica , actualmente improductiva ,
pero de la que quedan buenos ejemplos. Los más
recientes corresponden a la tercera década del
presente siglo, con características más accesibles
para el servicio común y de más bajo precio que
la talavera de Puebla.
El segundo lo constituyen los deshilados y bor-
dados en blanco , para servicio de cama, mante-
lería, pañuelos y blusas que han ocupado la parte
principal del tiempo de las mujeres de la clase
media y el de las de más bajos recursos económicos
de la ciudad capital y de las aldeas vecinas .
58
En la actualidad, la mayor parte de los borda-
dos se ha centralizado en fábricas que los producen
a máquina ; han extendido la labor con vestidos
femeninos y prendas para playa. En tanto , los
deshilados continúan siendo tarea de algunas mu-
jeres que compiten desventajosamente con aquellas
fábricas de bordados, que suelen surtir los mercados
de dentro y fuera del país .
Zacatecas, ubicado entre los Estados de Nayarit,
Durango, San Luis Potosí y Aguascalientes, fue un
floreciente Estado en el período Colonial ; varias
de sus poblaciones conservan vestigios de una seño-
rial arquitectura debida a la riqueza que disfruta-
ban sus moradores, procedente del oro y la plata
obtenidos en abundancia de las minas de San
Álvaro, San Bernabé, Albarrada , Cerro de Proaño
y Veta Grande .
Esa arquitectura de gloriosa época se revistió de
cantera labrada por artistas artesanos y se mostró
en las fachadas de templos y residencias palaciegos ;
se complementó con rejas en ventanas y balcones,
bellamente forjadas en hierro.
Los muebles de madera, chapeados en finos
diseños con otras maderas de diferentes tonos, son
de una tradición zacatecana que persiste desde
hace más de doscientos años.
No faltan poblaciones productoras de una línea
de alfarería muy popular en su estilo, de bajo
precio y uso común entre las familias zacatecanas .
Durango, en su ciudad capital, tiene una reciente
y novedosa producción de vidrio soplado, bien
templado y de brillantes colores, con acertados
diseños, recibida con gran beneplácito por distri-
buidores y compradores .
San Luis Potosí, como Zacatecas, es otro Estado
colindante con otros cuatro de la región central
del país .
En la zona Sur y Este se inician las huastecas ,
que se prolongan hasta Tamaulipas y Veracruz ;
allá florecieron culturas marginales del Noroeste
de Mesoamérica, poseedoras de un alto grado de
desarrollo artístico .
En la actualidad, San Luis Potosí alberga puc-
blos huastecos , otomíes y nahuas, que , aunque
poco numerosos, persisten en algunas de sus tradi-
ciones ancestrales, principalmente en ciertas pren-
das de vestir : las mujeres de Tancanhuitz y Tama-
letón, a orillas del río Tamuín, observan el uso
 LOCALIZACIÓN GEOGRÁFICA DE LA PRODUCCIÓN ARTESANAL
del quechquemitl bordado en punto de cruz,
con flecos de estambres de colores en las orillas .
Y su tocado es una fiel reminiscencia de los re-
gios tocados de las deidades prehispánicas de
Monte Albán. En Cuatlamayán, las mujeres de
mayor edad conservan el carácter prehispánico
en su atuendo ; el quechquemit es uno de los
más largos que se usan en la actualidad ; está
profusamente bordado, y el tocado es de suma
elegancia .
En rancherías vecinas a Santa María del Río ,
las mujeres otomíes tejen en lana y algodón mo-
rrales de doble vista , con tejido doble e infinidad
de animales, rematados con grecas y flecos anudados
y los cierran con un cordón, que también tejen.
Al pueblo de Santa María del Río , situado en
una cañada a 50 kilómetros de carretera desde
la capital del Estado, se debe la producción de
los más famosos rebozos entre los que se producen
en el país . Sus técnicas ostentan indudables huellas
de origen autóctono y ninguna que compruebe
lo contrario ; la producción , en la actualidad , la
realiza la mujer mestiza .
Como consecuencia de esta fina У exclusiva
prenda, los hombres se han dedicado a fabricar
las cajas que sirven de estuche para conservarlos ;
las cubren con chapa de finas maderas, a las que
agregan el nombre de la dueña del rebozo. De la
ciudad de San Luis Potosí se obtienen dulces de
piloncillo, miel de colmena y tuna.
Las zonas de clima semi-tropical elaboran sillas
muy características con maderas blancas ; de tallos
delgados hacen el armazón , y el asiento lo com-
pletan con firmes tejidos de palma .
Venado competía con la loza esmaltada de
Aguascalientes ; pero en la actualidad arroja muy
baja producción. Del mismo pueblo se obtienen
velas de cera escamada que forman catedrales
con paredes de encaje así como una fina cestería
tamaño juguete tejida con fibra de crin de caballo,
a la que tiñen con anilinas de delicados colores .
El Estado de Coahuila hace su entrada al mapa
de las artesanías durante la Colonia. En los siglos
XVIII y xix , el acaudalado hombre de campo, el
hacendado , tenía obrajes en sus propias tierras.
y allí disponía el sarape que debían de tejerle con
las más finas lanas que llegaban al país de carnero
merino. Los tejedores hacían con gran destreza
y paciencia verdaderos tapices, que competían en
belleza con clásicos gobelinos . Los cubrían de di-
bujos geométricos en una hermosa gama de cocolitos
en variedad de colores, los que son reconocidos
en el ámbito internacional como sarapes de Saltillo.
Hacia el Sureste está el Estado de Veracruz, en
donde se encuentra el puerto del mismo nombre .
Las artesanías del litoral costero muestran las ca-
racterísticas propias de la región, consecuencia de
los productos naturales que proporciona la materia
prima : trabajan el carey en peines, anillos, pulseras,
aretes, prendedores, etc .; de conchas y caracoles
hacen barcos veleros, lámparas, floreros, estuches
y flores ; el coral se combina con el oro para la
joyería ; y no faltan las curiosidades hechas con
la corteza dura del coco.
Al Noroeste del Estado , en las faldas de la Sierra
Madre Oriental, otro grupo totonaco se localiza
en la región de Papantla . La mujer papanteca, a
pesar de lucir un pintoresco atuendo de traje y
tocado, usa materiales hechos en fábrica . En tanto ,
el hombre se dedica al cultivo y recolección de
la vainilla .
En Amatlán de los Reyes, población muy cer-
cana a la ciudad de Córdoba, sobrevive un grupo
nahua, en donde las mujeres, ahora viejas, conser-
van su antigua indumentaria consistente en un
huipil de algodón blanco, tejido en telar de cin-
tura, con bordados en bandas verticales que rema-
tan en una bata alrededor del cuello.
Huatusco, al Norte de Córdoba, para ofrendas
del Día de Todos Santos y los Fieles Difuntos , pro-
duce figuras y animales de arcilla color crema
apastillada con pintura al temple, de un clásico
estilo que recuerda algunas figuras de la cultura
etrusca .
Al encontrar de nuevo la línea limítrofe de los
Estados de Veracruz y Tabasco, llegamos al punto
de partida del presente capítulo .
No hemos mencionado los Estados de Sinaloa,
Nuevo León, Tamaulipas y el Territorio de Baja
California debido a la falta de creatividad arte-
sanal. A ellos corresponden otras manifestaciones
de diferente índole.
59
1
Cristina Ramires.
X. Orquesta y baile del « jarabe », en plata « pella » . Siglo XIX . Col. Museo Nacional de Historia.
4
XI. pella ». Siglo XIX . Col. H. H. Beherens .
Pareja campesina, en plata << pella
46. Alfarera, terminando de modelar el cuello de un cántaro . Chililico, Hidalgo .

61
HISTORIA GENERAL DEL ARTE MEXICANO

47. Alfarera mestiza, dando baño de engobe a

un candelero . Metepec, México .
48. Cajetes con el primer baño de engobe y cán-
taros pintados al temple, secándose al sol
antes de hornearlos . Chililico , Hidalgo.
49. Mujeres tzotziles de Amatenango del Valle,
horneando cántaros en la calle frente a su
choza.

‫له‬
62
Clasificación y descripción de las manifestaciones

populares en el ámbito artístico artesanal

 na clasificación de esta naturaleza puede de-
Un
sarrollarse por dos caminos diferentes : uno es
el que analiza las zonas geográficas del país en su
producción completa ; el otro es el que, partiendo
de la materia prima, nos conduce a un panorama
específico de un mismo tipo de producto en su
extensa variedad de calidades, técnicas, formas y
estilos . Ambas descripciones tienen su razón de
ser, porque cada una aporta datos distintos ; el
presente capítulo versa sobre un desglosamiento
de los diversos temas artesanales ; el conjunto de
todos, nos dará, con el capítulo anterior -al
que designamos « Localización Geográfica de la
Producción Artesanal » —, un panorama más am-
plio de la realidad presente, sobre el tema, de la
Historia de México .
Partimos, pues, de un orden : el del volumen de
la producción, como consecuencia del mayor nú-
mero de talleres y de artesanos que se dedican a
una misma actividad ; por no ser posible hasta
el presente determinar contablemente cuál de los
dos principales renglones ocupa el primer lugar,
que son los de la alfarería y los textiles, determi-
namos empezar por la Alfarería.
ALFARERÍA
Alfarería, palabra que significa : vasija de barro;
hacer vasijas de barro o de arcilla común ; lugar en donde
se hacen las vasijas de barro, es sin duda una de las
manifestaciones culturales más antiguas del hom-
bre. A la interpretación de esos sus más remotos
vestigios, se deben insólitos descubrimientos del
grado de desarrollo intelectual , artístico, religioso,
social y económico de los primeros agrupamientos
humanos, que nos demuestran sus modos de vida
alcanzados en períodos que se remontan a muchos
millares de años .
De los antiguos pueblos, que forman hoy el terri-
torio de México, nos llegan infinidad de ejemplos,
entre los que se encuentran algunos de asombroso
valor plástico y técnico ; para citar algunos, recor-
demos las grandes urnas mayas de finas arcillas
modeladas y cocidas magníficamente ; las muy
complejas y elaboradas zapotecas ; los vasos teotihua-
canos suntuarios y bellos, hechos de una pasta tan
delgada que los arqueólogos la han comparado con
la fina cáscara de naranja, y los otros pintados
con la técnica al fresco, que conservan aún intactos
los colores con que fueron decorados.
Al presente, la producción alfarera ostenta, por
razón natural de su desarrollo histórico , caracte-
rísticas de diversa índole : algunas conservan remem-
branzas prehispánicas ; otras, influencias de piezas
llegadas de Europa y de Asia ; pero en ambos casos,
se observa tal diversidad de estilos que en repetidas
ocasiones bastan para dar la característica local de
donde proceden. Entre ellas se registran las cerá-
micas con decoración pintada al temple y mate ;
son las que muestran los colores más fuertes y
violentos ; sus motivos fitomorfos se adaptan a su
diversidad de formas, de las que las más comunes
son: candeleros para varias velas, medianos o pe-
queños de una extensa escala intermedia ; braserillos,
incensarios, árboles de la vida; diversidad de figuras,
animales y juguetes . Entre las principales zonas
productoras figuran Metepec, Acatlán, Huaque-
65
HISTORIA GENERAL DEL ARTE MEXICANO
chula, Matamoros y Tehuantepec. Su función
original ha sido ceremonial en unos y decorativa
en otros.
Hay otras cerámicas pintadas al temple que
después se bruñen en crudo, dándoles un brillo y
textura atezada ; se usan comúnmente para guardar
y refrescar el agua , y las más bellas y famosas son
las de barro de olor de Tonalá de las que se con-
servan asombrosos ejemplares del siglo xvII ; cuen-
tan además, otras, lisas, de Ocotlán, Huansito ,
San Bartolo Coyotepec, Tzintzuntzan , Acatlán ;
sus formas varían entre botijos , tinajas, botellones ,
cantimploras, jarras y cántaros.
Asimismo se registran las cerámicas de dos co-
lores : uno el propio del barro, y otro que, por
lo general , procede del óxido de hierro con que
la decoran, y con el cual se obtiene el estilo y
acabado de las piezas, que nos muestran sus re-
motos orígenes . Hay entre ellas unas formas tan
elegantes que permiten ser comparadas en estilo
a las más clásicas de Egipto y el Medio Oriente.
Se logran con una sola cocción y a baja tempera-
tura, y los lugares de donde proceden aún se con-
servan aislados de los centros urbanos . Entre ellos
contamos las de Oxchuc , Cancuc, Amatenango del
Valle, Tepakán, Chililico, Huatusco, Ameyaltepec ,
Tolimán, Los Reyes Mezontla, Tatepoxco , Altepexi,
Zumpango, Ixtaltepec .
Con la influencia europea se iniciaron las cerá-
micas vidriadas ; de ellas procede la más grande
producción, en diversidad de estilo ; son las de
servicio en las cocinas mexicanas ; todas requieren
necesariamente de dos horneadas ; la primera es
un bizcocho que sirve para consolidar la decora-
ción de la pieza, y sea ésta pintada sobre un fondo
de color o adornada con pastillaje y a la que se
da una cocción a temperatura no mayor de 600°F ;
se deja enfriar en el propio horno para después
darle el baño de greta a base de óxido de plomo ;
entra de este modo a la segunda horneada, a más
de 900°F ; y en ocasiones llega hasta 1100ºF.
Antes de la Conquista española no se conocían
las gretas en toda la región de Anáhuac ; pero una
vez aplicadas a la loza de servicio doméstico , los
alfareros desarrollaron explosivamente una muy
amplia variedad de formas y estilos de las que
vemos ejemplos en casi todo el país, y de las que
mencionaremos una de las más representativas : las
66
de Atzompa, de color verde oscuro, de la mayor
creatividad ; de ellas hacen jarras, a las que ador-
nan con tal fantasía que imitan pájaros o flores ;
cazuelas, que representan murciélagos, coyotes,
venados o perros, orquestas en las que cada mú-
sico es un representante animal de la selva o la
pradera ; trastecitos , a la vez juguetes de fino barro,
que suelen adquirirse para coleccionarlos en vi-
trinas más que para dejarlos al riesgo de la des-
preocupación de los niños.
Un puesto de loza verde oscuro vidriada de
esta región de Oaxaca, es una fiesta que regocija
el espíritu .
Invención de la última década del xix , fue la
pintura de petatillo, creada por Balbino Lucano y
Magdaleno Coldívar, de Tonalá, Jalisco ; estos
inspirados y pacientes alfareros , no contentos con
adornar la loza « matiz » con motivos de paisajes,
decidieron cubrir los espacios libres que quedaban
entre las imágenes, flores, figuras y animales , con
una fina cuadrícula de líneas diagonales cruzadas ;
el decorador hace del todo un sutil encaje ; esto
ha confundido a más de un renombrado ceramista
extranjero, quien ha supuesto equivocadamente que
el dibujo consiste en la aplicación de un encaje sobre
la superficie del barro, y en la que después se pinta.
Esta loza es la de mayor lujo entre las engretadas,
pues su paciente labor amerita ser usada como
adorno de las mesas en los días de fiesta. Con
ella se hacen principalmente jarros, calderetas de
cuello esbelto, juegos para el té, platos y platones.
Otra cerámica refinada y llamativa es la loza
color verde de las regiones de Patamban y San
José de Gracia. Por una sola pieza de las que imi-
tan «
< piñas » (aunque más bien semejan hermosos
erizos de múltiples espinas, cerradas con tapas
como remates de ese fruto tropical) , los Museos
europeos especializados en cerámicas pagarían cual-
quier precio, porque notable es el trabajo y bella
su apariencia. Pero no solamente las piñas son
dignas de admiración ; elaboran otras piezas únicas
en su sabor y estilo, como altos floreros y diversos
candeleros suntuosamente decorados con aplica-
ciones al pastillaje.
Texcoco y Metepec se reconocen por sus jarras
pulqueras de largo cuello y cuerpo esférico . Se
adornan con sencillos motivos fitomorfos pintados
en colores verde y blanco sobre fondo rojo.
}
50. Cualquier sitio a la calle se utiliza para im-
provisar una horneada de loza. Amatenango
del Valle, Chiapas.
51. Florero con decoración de pastillaje , pintado
en verde cobre y engretado . Realizado por
Emilio Alejos Pérez. Michoacán.
52. Mujer nahua, comprando comales. Xolotla,
Puebla.

67
53. Vasija en forma de piña, decorada en pasti-
llaje, pintada con óxido de cobre y engretada.
Realizada por Emilio Alejos Pérez . Michoacán .
54. Cántaro de arcilla, ennegrecido con el humo
de la horneada. Realizado por Gregorio Salas.
Coyotepec, Oaxaca. -
55. Los órganos del cacto se aprovechan en el
hogar como trasteros. Coyotepec, Oaxaca .
XII. Rebozos de seda ( de gusano) . Siglos XIX y xx . Col. Olga Tamayo e Isabel M. de Paalen .
56. Vasijas decoradas al temple con tierras ocres, realizadas por grupos tzotziles de los altos de Chiapas.
Colección Museo Nacional de Antropología .
57. Platones de barro de olor , pintura tradicional con tierras naturales . Tonala , Jalisco .
58. Juego de té, pintado en petatillo y engretado, realizado por Primitivo Sesate. Tonalá, Jalisco.
 59. Tibor de mayólica, con forma y decoración
tradicionales, realizado por Gorki Gonzáles.
Guanajuato, Guanajuato.
60. Mayólicas de formas y decoración tradicio-
nales, realizadas por Gorki González. Guana-
juato, Guanajuato.

70
61. Gran candelero Adán y Eva en el Paraíso, pintado al temple con entonaciones de fuerte colorido .
Creación de Adrían Luis Gonzáles . Metepec , México .

71
HISTORIA GENERAL DEL ARTE MEXICANO

62. Arbol de la Vida, cerámica tradicional de Izúcar de Matamoros, Puebla .

63. Gran candelero arca de Noé, en barro color crema y pintado al temple en color ocre. Creación de
Herón Martínez, Acatlán , Puebla. Colección Mario y Mirella Monteforte Toledo .

72
 ୧
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XIII. Tabla con símbolos mágicos . Cultura huichol .
0
4
XIV. Objetos ceremoniales : Máscara tarahumara . Personajes en papel amate, otomies. Tabla huichol.
Col. Ruth Lechuga.
64. Caminantes nahuas, cargando cántaros que venderán en el mercado de Hueyapan, Puebla.
65. Cántaros de tres asas en barro rojo. Mercado de Acatlán , Puebla .

PA EXIC
66. Puesto de ollas y cajetes de barro negro. Mercado de Tlacolula, Oaxaca .
67. Grandes ollas, engretadas por dentro, procedentes de Atzompa, Oaxaca.
 CLASIFICACIÓN Y DESCRIPCIÓN DE LAS MANIFESTACIONES POPULARES

68. Loza de servicio doméstico, en un puesto del mercado de Oaxaca, Oaxaca.

75
HISTORIA GENERAL DEL ARTE MEXICANO

69. En los albores de la época contemporánea

don Pantaleón Panduro creó la dinastía de
los alfareros realistas de estilo costumbrista
caracterizados principalmente como excelentes
retratistas. Tlaquepaque, Jalisco.
70. Tres figuras, tipos populares de principios del
siglo xx, modeladas en arcilla, obra de Pan-
taleón Panduro. Tlaquepaque , Jalisco.
 CLASIFICACIÓN Y DESCRIPCIÓN DE LAS MANIFESTACIONES POPULARES
El Barrio de la Luz , Puebla, nos surte de la
loza especial para las más trascendentales festividades
caseras como la comida de bodas, para las que se
prepara el clásico mole poblano en grandes y
profundas cazuelas , mientras en las tendidas y
planas se prepara el arroz, complemento indispen-
sable del típico mole. Hacen ollas aguafresqueras
de cuello alto, grandes y medianas que enriquecen
con flores aplicadas con pastillaje, de color ocre
y chorreadas de negro ; éstas siguen la tradición
iniciada en los primeros años de la Independencia,
en que se aplicaban verdaderas alegorías en home-
naje a los héroes de la memorable lucha. Otras
piezas representaban la moda de la época de ca-
trinas y petimetres, a los que ridiculizaban con
sano humor.
Santa Fe de la Laguna ostenta, en la decoración
de la cerámica , alguna semejanza con el Barrio
de la Luz ; pero la loza es negra brillante y las
formas son diferentes. Entre las más hermosas
aparecen las grandes vasijas de cuerpo esférico con
tapa y una base a manera de columna. Se usan
para guardar las tablillas de chocolate, que las
ha de conservar con su delicioso aroma.
En vasijas de menor tamaño hay variedad de
formas y su decoración es de flores pintadas con
brillantes colores . Entre éstas figuran los traste-
citos para el juego de las niñas, que logran un
especial encanto .
Elaboran asimismo una cerámica para uso ritual ,
suntuosa y escultórica , entre la que destacan los
braserillos destinados a quemar copal y los can-
deleros que acostumbran llevar al cementerio el
<< día de los fieles difuntos » ; en ellos colocan y
prenden las velas que les han de alumbrar durante
toda la noche.
Capula nos ofrece, en formas logradas con líneas
suaves y armoniosas, vajillas muy completas para
el servicio de comidas y meriendas .
Al barro le dan, por lo general, un fondo rojo
y antes de engretarlo lo decoran con flores, colo-
cadas en cenefas que bordean tazas , platos , platones ,
jarras y azucareras. En los platones, acostumbran
dar también al fondo los colores verde olivo, café
o negro .
San Felipe Torres Mochas es notable por la
calidad de sus barros ; tienen éstos tan alta resisten-
cia que ha permitido levantar, a manera de monu-
mento, vasijas gigantescas que miden más de dos
y medio metros de altura.
Pero la fuerza de su comercio reside en sus bellas
macetas y macetones que adornan patios, corre-
dores y terrazas en las casas de numerosos pueblos
y ciudades.
A Tlaquepaque le ha correspondido principal-
mente surtir las cocinas, pues no hay hogar mexi-
cano que carezca de ollas y cazuelas, para sazonar
al fuego los sabrosos platillos nacionales ; los jarros
chocolateros son insustituibles para preparar y
batir el chocolate, que debe servirse con abundante
espuma.
Esta región alcanza el más alto volumen de pro-
ducción de todo el país, y es común desde hace
varias décadas, encontrar su loza no solamente en
los mercados de México, sino que es exportada
en fuertes cantidades al extranjero .
Tecomatepec, El Oro, Tlapujaque, Jerez, Valle
de Bravo y Tzintzuntzan, San Miguel de Allende,
Coroneo, Encarnación de Díaz para nombrar sólo
otras de las muchas regiones en que se produce
loza vidriada, trabajan a línea su decoración sen-
cilla У armoniosa en platos, cazuelas, ollas, comales,
jarros, etc. Estas cerámicas han merecido la aten-
ción y el fervoroso elogio de uno de los más
notables ceramistas de nuestro tiempo, el japonés
Hamada .
La riqueza de México en variedad de arcillas,
caolines, feldespatos, óxidos de plomo, de estaño,
sílices, baritina, yeso , álcalis, etc. , más la abundante
mano de obra de loceros de primerísima factura,
fue campo propicio a los españoles para implantar,
desde los primeros años de la Colonia, ya en el
siglo xvi, obrajes y alfarerías con nuevas técnicas,
formas, estilos y decorados , que dieron entre todas
una, con carácter diferente, no autóctono, desa-
rrollada en la ciudad de Puebla. Nos referimos a
la Talavera de Puebla, loza derivada de la Tala-
vera de la Reina, que recibió en España el nombre
del lugar de donde procedía .
Las cualidades propias de esta loza , ha sido mo-
tivo de numerosos e importantes estudios y obser-
vaciones de cronistas nacionales y extranjeros.
Por sí mismos llenarían varias páginas bibliográficas.
Consideramos principalmente los de Edwin Atlee
Baber, como experto que señala datos muy im-
portantes derivados de una acuciosa investigación .
77
HISTORIA GENERAL DEL ARTE MEXICANO
En su libro Majolica of Mexico presenta pie-
zas hechas en Puebla desde 1650, con las pri-
meras influencias hispano-moriscas. En 1680 apa-
rece la decoración azul cobalto con profusión de
hojas sin tallo, que más bien parecen plumillas
al viento, decoración que ha persistido hasta nuestros
días, dando un estilo muy peculiar a gran parte
de la producción ; esta época se prolonga con
numerosos ejemplos en los que era común agregar ,
como parte de la decoración, el nombre de su
dueño .
La técnica de la mayólica , a diferencia de las
otras cerámicas genuinamente mexicanas de escasa
influencia extranjera , se realiza dando una primera
cocción a las piezas después de que éstas han reci-
bido un baño de barniz compuesto de feldespato,
piedra pómez , álcali , ácido bórico, sal común,
barniz al que se debe el nombre de mayólica ; esta
cocción a baja temperatura forma el biscuit , o san-
cocho . Después se introducen en un líquido o
esmalte metálico , compuesto principalmente de tres
partes de óxido de plomo por una de estaño, con
algo de arena y melaza que les dará mayor adhe-
rencia.
Sobre la pieza esmaltada y seca , sobre su super-
ficie porosa, se decora con pintura en colores a
base de óxidos metálicos, entre los que predomina
el azul cobalto, aunque también se usan el anti-
monio, el hierro y el manganeso .
Una vez seca la pintura, se da la segunda horneda,
que se prolonga durante 36 horas aproximada-
mente, quedando los colores incorporados al es-
malte, y con la apariencia de estar flotando bajo
la superficie de éste.
Esta cerámica de belleza singular, ha perdurado
a través de los siglos ; se ha asentado en países que
la han adoptado como propia, y así cada uno de
ellos la ha recibido o ha transformado con el ca-
rácter y el gusto locales . Se sabe que, a través de
los árabes , llegó a España. En este país se transfor-
mó en su estilo hispano-morisco , el de más preciada
factura entre todos.
Durante los siglos xv y xvi se exporta de España
a Italia, en grandes cantidades, y la isla de Mallorca
toma su estilo, la reproduce y le da su segundo
nombre, con el que comúnmente se le designa:
mayólica, por su procedencia mallorquina.
En el siglo XVI, un siglo antes de traerla a nues-
78
tras costas , la Talavera de la Reina se enriquece
con las porcelanas chinas, mediante el comercio.
sustentado entre China y España , vía las Indias
Portuguesas. A consecuencia de haber sido compro-
bados estos datos, aportados por Fray Andrés de
Torrejón, puede confirmarse que las influencias
chinas en la Talavera de Puebla, llegaron por dos
conductos distintos : uno, el ya señalado, y otro,
el de las porcelanas chinas llegadas a México , en
los siglos XVIII y xix, vía Manila .
Reconocemos, sin embargo, otra influencia en
la talavera poblana copia, podríamos decir, de
elementos decorativos tomados de porcelanas japo-
nesas.
En México ha tenido amplia difusión, pues dé-
cadas más tarde de haber tomado asiento en Pue-
bla, nuevos estilos de mayólica se desarrollaron en
otras ciudades como son Guanajuato, Aguascalien-
tes, Dolores Hidalgo y Sayula principalmente ,
siendo cada una de ellas dueña de sus propias
formas y diseños.
De estas mayólicas se hacen gran variedad de
azulejos , vajillas para servicio de mesa , floreros,
frascos con tapa o alvarillos, macetas y tibores
de gran tamaño , algunos cerrados con tapas metá-
licas, a la manera de los antiguos de China .
TEXTILES
Tan importantes como la cerámica , son la arte-
sanías textiles .
Sin gozar de la permanencia y durabilidad de
aquéllas, la generalidad de los textiles de México.
han conservado la pureza de estilo y técnicas de
las prendas originales usadas por nuestros ante-
pasados más remotos. Son, entre todas las arte-
sanías, las que se manifiestan con mayor diversidad
en sus tejidos, decorados y teñidos y ello contribuye
a otorgarles un valor de primerísimo orden entre
las demás ; por la riqueza del diseño , la elegancia
de los estilos, la acertada combinación de los
colores, compiten con las más originales de otros.
países .
Los primeros cronistas europeos llegados a estas
tierras en el siglo xvi , nos hablan del fuerte comercio
que se entablaba en las plazas públicas, los famosos
tianguis , y los altísimos tributos que los pueblos
 CLASIFICACIÓN Y DESCRIPCIÓN DE LAS MANIFESTACIONES POPULARES
sojuzgados pagaban en mantas de finos tejidos
a sus entonces dominadores , los aztecas . Ello nos
revela cómo la artesanía textil de Anáhuac había
alcanzado un alto grado de desarrollo en el mo-
mento de la Conquista . El cultivo del algodón
fue muy apreciado y tratado con esmero ; era uno
de los materiales de mayor demanda para la expor-
tación a España , y de allá al resto de los países
de Europa. Usaron además otras fibras, obtenidas
de diferentes agaves, tales como el ixtle, la pita
y el henequén, con las que se han alcanzado en
la actualidad texturas de fina transparencia , muy
apreciadas en nuestros días .
Los tintes, que fueron también un producto
de intensa exportación , siguen formando parte
de la belleza de los actuales tejidos y entre los
más antiguos que se conocen los hay de origen
animal, como la cochinilla (Coccus cacti) , que pro-
cura varios tonos de grana carmesí con los cuerpos
disecados del insecto femenino, habitante de las
pencas del nopal ; el caracol (Purpura patula pansa) ,
molusco morador de la costa rocosa del Pacífico ,
el cual tiñe una gama de tonos púrpura. Entre
los de orígen vegetal se usan la raíz de peña, que
produce los ocres, desde un amarillo claro hasta
un tabaco oro ; se ha empleado preferentemente
en rebocería fina de algodón, y da a los hilos que
se tiñen un suave y agradable aroma permanente ;
el índigo (Indigofera anil y Suffruticosa mill) , tintura
productora de azules intensos y negro ; el zaca-
tlaxcalli (Cuscuta americana) , parásito vegetal de tallos
delgados que da los anaranjados y que invade los
alfalfares ; el palo del Brasil (Haematoxylum brasiletto)
da tonos en rojo ; y el hollín de pino (tlilliocatl)
tiñe en negro .
También se han usado algunos de orígen mine-
ral, como el óxido de hierro (tlauitl) para los rojos ;
el tecozahuitl , para el amarillo ocre y, finalmente ,
con la combinación del palo del Brasil y el tlaliac
como mordente se obtienen otros negros .
Todos esos colorantes añaden a la belleza ini-
mitable de sus tonos la permanencia en la firmeza
de color, no superada hasta nuestros días por las
más avanzadas técnicas de la industria química .
Hiladas y teñidas las fibras, se inicia la prepa-
ración del tejido , realizado en el telar indígena,
el cual recibe diferentes nombres según la región
y el grupo étnico de que se trate : hispanizado el
término, se conoce como telar de cintura, por ser
en la cintura de la persona que teje en donde se
sujeta con el mecapal y que a la vez le da la ten-
sión necesaria a los hilos de la urdimbre ; de otate,
que es el hombre de una de las varas superiores
en donde se entrevera la urdimbre ; de arumos, le
llaman las mujeres tarascas de Michoacán ; de
zozopascle, es el nombre nahua que se da al machete
que aprieta los hilos de la trama después del paso
de la lanzadera, y corresponde a la región del
Altiplano ; y en fin, espejo de varitas lo denominan
las mujeres nahuas de Coscatlán, en San Luis
Potosí.
Los paños salidos de esos telares ofrecen mayor
durabilidad y brillantez que los que se tejen en
telar de pie, y mucha mayor que los del telar eléc-
trico, en razón de que el golpe del machete o zo-
zopascle, no desgasta los hilos de la urdimbre como
sucede con el golpe que da el peine de los otros
telares.
En cuanto a la extensa variedad de los tejidos
sobresalen por su interesante técnica los de gasa,
delgados y transparentes como velo . Se elaboran
mediante el cruce de los hilos impares de la urdim-
bre sobre los pares , y asegurándolo por una pasada
de la trama. Dignos asimismo de mención , los de
confite, que forman figuras realzadas con un hilo.
adicional de la trama, la cual alzan con la punta
de una espiga de maguey. Muy comunes son los
brocados, cuyos diseños ejecutan con hilos de color
adicionales ; sus motivos son generalmente geo-
métricos ; de mayor efectividad que los anteriores
son los labrados, semejantes al tejido de damasco,
cuyo diseño se elabora entrelazando la trama a
la urdimbre y viceversa, formando el dibujo por
medio de bastas al mismo tiempo que se hace la
tela . El tejido de sarga se reconoce en sus líneas
diagonales ; consiste en pasar la trama por encima
y después por abajo de dos o más elementos de
la urdimbre, lo cual produce con la diversidad
de los colores y el grueso de los elementos una
rica variedad de efectos. En el tejido doble la tela
está formada por dos series de hilos de urdimbre y
dos series de hilos de trama , generalmente de di-
ferentes colores y de preferencia contrastados. Se
forman así dos tejidos superpuestos y parcialmente
independientes uno de otro. Las dos telas se unen
en la zona de cambio de color del diseño , obtenién-
79
HISTORIA GENERAL DEL ARTE MEXICANO
dose así dos caras iguales en diseño, pero invertidas
en colores .
El tejido en curva es una creación indígena de las
mujeres otomíes de San Pablito, de las totonacas
de Pahuatlán y de un grupo nahua de otro punto
de la Sierra de Puebla. La tejedora logra esta com-
plicada técnica al transformar los hilos de la urdim-
bre (que habitualmente son en rojo o en morado)
en elementos de la trama, formando así un liga-
mento en curva, el cual acostumbran aplicar en
el quechquemitl, prenda característica de esos
grupos : usan un fondo de algodón blanco al que
le introducen una ancha franja de lana en alguno
de los colores mencionados, formando con ella las
esquinas redondas .
Otros elementos de decoración de los textiles
son los bordados, que sin duda practicaban ya
los antepasados prehispánicos ; pertenecientes al
período tolteca se encontraron agujas de cobre
y otras de hueso en los restos arqueológicos de
Tzintzuntzan , Monte Albán , Tamuín y Valle de
México . Sahagún hace referencia a los bordados
de mantas, maxtlatls y huipiles .
Los adornos de plumón , de fino pelo de conejo,
y de borlas de algodón eran otros tantos adornos
con que enriquecían las prendas textiles. Y aunque
hoy en día estos adornos han desaparecido , hay
otros que en parte los sustituyen como los aplicados
en las puntas de los rebozos de listón, de las guares
de Michoacán, con flecos de seda atados en ma-
cramé y recortados a manera
de plumillas ; consti-
tuyen indudablemente una buena reminiscencia,
que les da belleza sin requerir de tan laboriosas
técnicas del pasado .
Dos técnicas del teñido podemos considerar como
sobresalientes y genuinas, designadas como plangi
y el ikat. El plangí consiste en dibujar un diseño
sobre una tela tejida y subsecuentemente amarrar
firmemente las secciones que no se han de teñir.
Cuando la tela se mete en la tintura, se tiñe todo
menos las porciones « reservadas » .
El ikat consiste en aderezar con almidón los
cordones en que se divide la urdimbre ; una vez
secos y rígidos, se dibuja en ellos con lápiz la labor
que se trata de desarrollar ; se atan fuertemente
con hilos las secciones que deben protegerse contra
la pintura ; se sumergen totalmente en el tinte ;
una vez secas, se atan las secciones ya teñidas y
80
se desatan otras nuevas, las que se teñirán de otro
color al repetir la misma operación del tinte, y
así sucesivamente hasta dar con los colores imagi-
nados a lo largo de la urdimbre . Después que los
cordones fueron teñidos y están bien secos , se
colocan en el telar y quedan ya listos para tejer
la tela.
Lo mismo que las materias primas, los tejidos
fueron también mercancía muy codiciada para la
exportación, en tanto que la Nueva España enri-
quecía su variedad textil de lo ya existente con las
importaciones que llegaron de Europa ; entre éstas
las más importantes fueron : el telar de pie o de
pedales, la rueca, ciertos motivos decorativos , al-
gunos bordados especiales, el corte en las prendas ,
nuevas fibras de lana , seda y lino, y otras formas de
inconfundible carácter europeo que procuraron los
elementos de lo que son hoy los trajes típicos de
la mestiza de Yucatán , la chiapaneca, la jarocha
de Veracruz , el de gala de la tehuana, la papanteca,
la acateca de Guerrero y otros.
Carácter formal de las prendas
Hemos mencionado ya el hecho singular y re-
presentativo en los textiles indígenas de cada una
de las partes de que se componen, cualquiera que
sea el grupo étnico de donde procedan ; son incon-
fundibles ,y únicamente rectangulares, por no
haber usado en ningún caso, desde sus orígenes,
el corte en ninguna de las partes y dejar, por lo
tanto, igualmente terminadas en el telar sus cuatro
orillas.
Con uno o varios rectángulos se ha formado cada
una de las prendas de la indumentaria. Rectan-
gulares son los sarapes, los jorongos, rebozos y
huipiles, los guanengos , guanenjeres, fajas y ceñido-
res, enredos, morrales, cintas, capas, paños, fajillas,
toallas, servilletas y frontales. Y combinando dos
o más se hacen los quechquemitls, cotones, cami-
sas para hombre o mujer, y los calzones .
Cada una de las prendas mencionadas merece,
por su significado etnológico y su calidad textil,
una descripción pormenorizada, la cual iniciamos
con las que conservan la pureza de su origen,
tanto en su estilo y en su técnica, como en su uso ;
tales son : el huipil , el quechquemitl, el enredo y
१
XV. Objetos ceremoniales de diversas entidades étnicas . Col. Museo Nacional de Antropología.
71. Mujer mixe, vareando algodón . Mazatlán,
Oaxaca.
72. Mujer mexicana hilando lana. Hueyapan,
Morelos.
73. Mujer mixteca, preparando madejas de
algodón. San Juan Colorado, Oaxaca .
74- Niña mixteca moliendo hoja de muigle (Jaco-
bina spiciguera) . Pinotepa de Don Luis, Oaxaca.

81
HISTORIA GENERAL DEL ARTE MEXICANO

75. Tejedor nahua preparando la urdimbre para

los rebozos jaspeados de algodón . Chilapa,
Guerrero.
76. Tejedora mixteca, trabajando a la intemperie
y sosteniendo el telar por la cintura con el
clásico mecapal . Pinotepa de Don Luis ,
Оахаса.

82
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77. Mujer amusgo, tejiendo y labrando la tela para un huipil . San Pedro Amusgo , Oaxaca.

83
 78. Tejedora trique arreglando la parte final de
su tejido. San Andrés Chicahuaxtla , Oaxaca.
79. Mujer huichol, tejiendo una faja en telar de
cintura. Tuxpan, Jalisco .
80. Mujer nahua tejiendo en gasa un lienzo para
un quechquemitl . Xolotla , Puebla .
81. Mujer otomí, tejiendo una toalla de algodón
en confile. San Pablito , Puebla.

84
82. Tejedora amusgo , brocando en gasa un lienzo
para un huipil. Xochistlahuaca, Guerrero .
83 . Lienzo nahua para un quechquemit , tejido
en gasa y sursucker o carranclán, se distingue por
el mayor número de palitos auxiliares que se
requieren en el telar. Atla. Puebla.
84. Tejido doble para un morral de algodón ;
to tejen las mujeres otomies de Ixmi-
quilpan . Hidalgo .
Telar otomi con tejido en curva , para
85. formar un quechquemitl . San Pablito ,

Puebla.
86. Niña nahua , bordando una camisa ,
Atla , Puebla .

86
87 . Madre huichol , arreglada para la celebración
de una fiesta ; cose una capa para su esposo.
Tuxpan de Bolaños, Jalisco.
88. Bordadoras tacuates. Santa María Zacatepec,
Оахаса.
HISTORIA GENERAL DEL ARTE MEXICANO

89. Pareja zapoteca, bordando un huipil de gala. Juchitán, Oaxaca.

XVI . Ofrenda conmemorativa a «
< los fieles difuntos » . Museo Anahuacalli . Cortesía Dolores Olmedo
de Olvera.
 CLASIFICACIÓN Y DESCRIPCIÓN DE LAS MANIFESTACIONES POPULARES
la faja de la indumentaria femenina , el maxtlatl
o taparrabo de los tarahumaras , y la tilma , en
la indumentaria masculina.
Y vestían con un huipil o camisa mujeril.
FR. B. DE SAHAGÚN
Huipil
El huipil es la prenda más importante de la
indumentaria femenina de los grupos étnicos . Se
considera exclusivamente femenina, a pesar de
que entre los lacandones de las selvas altas de Chia-
pas, los hombres llevan prendas similares, las cuales
están a punto de desaparecer, y a las que la costum-
bre ha designado como camisas o cotones.
El origen del huipil se pierde en remotas épocas
prehispánicas . Lo encontramos sin variantes en
formas, usos y estilos a como hoy en día se usan ,
en códices, esculturas de arcilla y en otras fuentes
de información anteriores y contemporáneas a la
Conquista.
El huipil es un rectángulo compuesto por tres,
dos o un lienzo (nombrados en orden de su mayor
frecuencia) unidos longitudinalmente por listones,
cintas o randas ; se dobla para formar la prenda
a manera de túnica ; se cosen los costados dejando
aberturas en los espacios que hacen las veces de
mangas, las que, por lo general, caen hasta debajo
del codo .
Para los de tres lienzos y de uno, el escote se
recorta encuadrado , en redondo o en delta, al que
bordean de diferentes maneras : ribeteando con
cinta o listón , con aplicaciones de tela en color
contrastado con el de la misma prenda, o con bor-
dados. En los de dos lienzos dejan sin unir la parte
del centro, que ha de servir para formar el escote
en delta .
En la confección de esta prenda se aplican técni-
cas de origen prehispánico y con ellas logran extra-
ños ejemplares de excepcional belleza y mérito.
De muy antiguo nos llegan los que elaboran las
mujeres huaves de San Mateo del Mar, Oaxaca ;
son tejidos en fina y transparente gasa blanca con
pequeños animalitos y figuras, brocados en blanco.
y en hilos teñidos con caracol . Tres cenefas, tejidas
con los mismos hilos color púrpura , atraviesan lon-
gitudinalmente dichas prendas.
Los de los zapotecas de San Bartolo Yautepec
son asimismo notables ; de rica y múltiple decora-
ción de animalillos y flores estilizados, brocados
en la parte alta de la prenda cubriéndola de orilla
a orilla de las mangas con hilo de seda teñido
con cochinilla en grana carmesí.
Brocados en diseños geométricos de armoniosos
y suaves tonos combinados en gasa blanca muy
transparente son los de las amusgo de Xochistla-
huaca, Guerrero.
Con excepcional técnica y paciente labor, la-
brados blanco sobre blanco, aparecen los de la
Mixteca Baja, los zapotecas de Santiago Choapan
y los zoques de Ocozocoatla ; sus motivos son magní-
ficas estilizaciones de figuras y animales, combina-
dos con grecas de rica fantasía .
Sobrios y elegantes se encuentran entre los mixes
de San Juan Cotzocón y San Juan Mazatlán.
Largos, hasta los pies, cubiertos desde los hom-
bros con brocados de listas horizontales en que
predominan los colores rojos, bermellones y amarillos
y con un haz de listones que cae hacia la espalda,
son los triques de San Juan Copala. La gallardía
de las mujeres que los portan aumenta cuando le-
vantan el frente del huipil, en un amplísimo rollo
que prenden en la cintura , dándoles una majestuosa
figura. Siguen el estilo los mixtecos de Yucunicoco .
Las chinantecas de Ojitlán los bordan con mo-
tivos de indudable origen prehispánico ; como
grandes serpientes que se enrollan toman la forma.
octagonal y sugieren el chicalcoluiqui ( serpiente)
característico de los antiguos mexicanos .
Los huipiles mixtecos de diversas aldeas oaxa-
queñas, aun siendo diferentes, se distinguen co-
múnmente por su meritoria labor. Y es costumbre
entre las mujeres de Jamiltepec, de las Pinotepas
Nacional y de San Luis y las mujeres tacuate de
Ixtayutla terciar el huipil doblado sobre la espalda
y el pecho, cubriendo o no la cabeza y sostenién-
dolo con el antebrazo ; rara vez lo llevan de la
manera usual .
En San Felipe Usila , la mujer chinanteca usa el
huipil hasta la rodilla ; teje los tres lienzos en fondo
rojo oscuro, brocado con dibujos en bandas hori-
zontales y multicolores ; una vez cosidos los lienzos
los restiran en bastidores y los pintan con fuchina ;
después, bordean el cuello y alargan las mangas hasta
caer bajo el codo, con listones de colores y encajes.
89
HISTORIA GENERAL DEL ARTE MEXICANO
Las mujeres amusgo de Oaxaca , siendo parientes
culturales de las de Guerrero, diferencian sus hui-
piles tejiéndolos en hilo grueso blanco o coyuche ;
pero se asemejan con estos últimos por los finos
motivos con que labran los paños.
Los huipiles de los grupos tzeltales y tzotziles
de Chiapas se caracterizan por la preferencia de
la decoración en líneas verticales , o en amplias
batas que caen sobre los hombros y cubren los
brazos hasta el codo, y gustan de crear motivos
de variada y fuerte plasticidad . Ejemplos de ellos
los tenemos en Oxchuc, Cancuc, Mitontic, Larrain-
zar, Tenejapa, Magdalenas , Santa Martha, Santa
Caterina Pantelhó , San Pablo Chalchihuitán y
los de gala de San Juan Chamula. El más pequeño
de todos es el de las mujeres de San Bartolomé
de los Llanos .
Prenda muy especial es el huipil de boda de
Zinacantán, que tejen en algodón grueso blanco
de tres lienzos ; el borde inferior lo adornan con
una cenefa de listas en lanas de colores a las que
agregan plumas blancas . Esta prenda tiene caracte-
rísticas muy semejantes al gran huipil de algodón
coyuche con plumas igualmente entretejidas en la
banda inferior, acerca de cuyo origen -probable-
mente colonial se hacen muchas conjeturas.
Puede admirarse en el Museo Nacional de Antro-
pología, de México , D.F.
Otros Estados, como el de Puebla y el sur
de Veracruz, conservan excepcionalmente el huipil
entre algunos grupos nahuas, de los cuales ninguno
supera a los ya descritos de Oaxaca y Chiapas .
Por último, señalamos algunos de los que , rom-
piendo la tradición , mezclaron la prenda abori-
gen con motivos europeos ; entre otros se cuentan :
el de fiesta de la tehuana, el bordado con flores
de la yalalteca , el de la mazateca de Jalpa de
Díaz y Huautla de Jiménez, el nahua de Amatlán
de los Reyes, el acateca de Guerrero , el maya de
Yucatán. El huanengo y el huanenjere de Michoa-
cán ostentan el corte de los huipiles, pero son de
menor tamaño .
Completamente exótico en su estilo , materiales
y uso es el llamado « gran huipil » de la tehuana
y de la juchiteca usado como resplandor sobre la
cabeza, o formando una escarola que enmarca
sus rostros. Lo llevan como el complemento de su
traje de gala.
90
Quechquemitl
El quechquemitl, antiguo y tradicional como el
huipil, se distribuye geográficamente en áreas
diferentes de éste . Las regiones en donde se conserva
con técnica, estilo y uso a la manera prehispánica,
son aquellas en donde toman asiento los grupos
otomí, nahua, tepehua, totonaco y huasteco , habi-
tantes de las altas mesetas de la Sierra Madre
Oriental en una extensa zona que se denomina
Sierra de Puebla ; pero, en realidad , se extiende a
tres Estados : Puebla , Hidalgo y Veracruz . Hay
otras de estas prendas de otomíes, nahuas y mazahuas
del Estado de México ; de los huastecos y nahuas
de San Luis Potosí ; de los otomíes de Querétaro ;
de los de un grupo tarasco de Michoacán, ahora
casi desaparecido y otros, muy especiales, hechos
de manta comercial y finamente bordados en punto
de cruz, de los huicholes de Jalisco y Nayarit.
Y, finalmente, otro mal llamado quechquemitl
de la papanteca de Veracruz .
Otras regiones del país, que seguramente lo
usaron, según demuestran algunas esculturas y
pinturas prehispánicas, lo han olvidado.
El quechquemitl es la prenda femenina usada
sobre el talle desnudo o , más comúnmente, sobre
la camisa y se forma con dos rectángulos unidos :
la orilla corta de uno de ellos con el borde largo
del otro y viceversa ; resultan unidos por medio de
una randa, costura o listón.
Su originalidad en forma y estilo, la comodidad
de uso y su elegancia, han contribuido a divulgarlo
por todo el mundo . No han faltado famosos modistos
europeos que lo han adaptado a la moda , realizados
en lujosas y costosas pieles .
Descritas con anterioridad las diferentes técnicas
textiles , bastará mencionarlas para aclarar los más
importantes ejemplos, enumerados a continuación :
Los más antiguos otomies del Estado de Puebla,
fueron tejidos en gasa de seda blanca, tan transpa-
rente que semejaba un tul.
Actualmente se conservan en la Sierra de Pue-
bla : los nahuas de Xolotla blancos, tejidos en franjas,
con una ancha banda vertical de lana rojo oscuro,
con brocado de motivos de simbología prehispá-
nica . Los nahuas de Atla, tejidos en gasa con fi-
guras de personajes, animales y grecas distribuidos
en franjas. Los también nahuas de Huauchinango
 CLASIFICACIÓN Y DESCRIPCIÓN DE LAS MANIFESTACIONES POPULARES
son labrados en blanco sobre blanco , formando sim-
ples listas realzadas.
Otras tres aldeas nahuas : San Francisco Chapan-
tla, Hidalgo y Hueyapan , los tejen en lana y los
cubren con bordados de grecas , flores y animales
estilizados .
En algodón blanco, cubiertos de rico bordado en
lana de intensos colores, los elabora la región otomí
de Tenexco .
Los nahuas de Cuacuila se caracterizan por lo
delicado de sus labrados con figuras, animales y flores .
Pero de todos los descritos hasta aquí, entre los
de la Sierra de Puebla, los que mayor admiración
han despertado son los de Cuetzalan ; los tejen en
transparente gasa, y en sus esquinas bordan con es-
tambre de brillante colorido un sutil diseño semejan-
do espigas de trigo . Estos quechquemitl, los lucen
las mujeres por pares en las fiestas, y en los días
de mercado ; uno lo visten sobre su camisa bordada
y el otro complementa su regio y alto tocado .
El de los otomíes de San Pablito y los de Santa
Ana Hueytlapa, en Puebla e Hidalgo, tiene espe-
cial importancia : su técnica de « tejido en curva »
los hace inimitables, y se consideran como excepcio-
nales, pues no se conoce otra región que elabore
un tejido semejante en banda ancha y , debido a
ello, las partes de que se compone dejan de ser
rectángulos. El pie o urdimbre del tejido es un
hilo de algodón blanco ; una parte de la trama
se teje en el mismo material blanco y otra, con
lana color rojo o bermellón con la que se forma
una ancha banda en la mitad inferior del quechque-
mitl para dejar finalmente una orilla blanca como
de cinco centímetros, aproximadamente. Pero, sin
embargo, hay una diferencia entre las dos regiones,
pues en San Pablito cubren la parte blanca supe-
rior con bordados en negro y rojo de bellos motivos
de águilas, caballos alados y flores estilizadas ,
en tanto que en Santa Ana Hueytlapa unen las
dos piezas con un ancho tejido en zigzag, al que
le entretejen tres líneas de color azul oscuro.
Muy elegantes en tejido cara de urdimbre son los
mazahua de Real de Oro , en el Estado de Mé-
xico ; en suaves lanas se combinan el azul prusia
y el negro, cruzados por finas líneas blancas, y
como único adorno ostentan una lista color ber-
mellón de ocho centímetros de ancho que lo bor-
dea, cerca de la orilla inferior.
Los tepehua de Huehuetla , Hidalgo , son de tejido
de gasa blanco ; cada lienzo lleva entretejidas dos
bandas transversales y dos flores realzadas en las
esquinas de la prenda, en lana pachona color
guinda oscuro o morado. Pero un proceso muy
curioso les procura la característica final : se trata
de humedecer toda la prenda una vez terminada ;
después la doblan de manera que los brocados de
lana se junten a las partes blancas de la gasa, se
enrollan bien apretados se envuelven a manera
de un tamal, en las hojas de una planta llamada
<< papatla » , y se amarra cuidadosamente ; así lo
ponen sobre el comal bien caliente, y transcurrido
un breve instante lo sacan ; al desenvolverlo, la
lana de los brocados ha desparramado el color
sobre la gasa blanca .
Las mujeres totonacas de Mecapalapa y Pantepec,
en Puebla, tienen quechquemitls, muy semejantes
entre sí ; los tejen con la urdimbre en algodón
blanco, a la que entretejen con gruesos estambres
de color rojo, amarillo y negro o rojo, azul y verde ,
formando en una tupida trama motivos muy real-
zados de flores y grecas en la parte superior y
grandes rombos o hexágonos en la ancha banda
de la orilla baja.
En Tancanhuitz, San Luis Potosí, los quech-
quemitls huastecos, se usan en manta (ahora co-
mercial) recubiertos de bordados con estambres
de colores con los que representan animales У flores.
Otros huastecos de un lugar cercano a Tancan-
huitz se asemejan a los citados ; pero adornan la
orilla inferior con flecos de los mismos estambres .
Como antecedente soberbio de los huastecos,
figuran los nahuas de Cascatlán en San Luis Potosí,
ahora casi desaparecidos ; los tejen en algodón hilado
a mano y ricamente brocados con estambres de
colores, y con representaciones de simbología mágica .
Son los más largos de la producción actual .
Los otomies del Valle del Mezquital, son tejidos
en suaves lanas azules o moradas y líneas blancas
que los atraviesan horizontalmente.
En Tolimán de Querétaro , otro grupo otomí los
ha trabajado en seda ; pero actualmente ya sólo
los hacen en artisela . Los tiñen siguiendo la técnica
tradicional del rebozo , que es el «< ikat » o de hilos
amarrados.
El Museo Nacional de Antropología, exhibe en
una de sus vitrinas un extraño quechquemitl que
91
HISTORIA GENERAL DEL ARTE MEXICANO
por las descripciones que Linati hace de uno se-
mejante, permite suponer que el del Museo es de
origen huave del Estado de México ; extraño en
su estilo y en su aplicación . Extremadamente largo ,
tejido en lanas suaves de tonos cafés, azul oscuro
y negro con pringuitas blancas, se complementa
con un rodete como escarola que imita las celdillas
de un panal, con el que se tocan la cabeza y adornan
con banderines de papel de china << picado » ,
sostenido en las celdillas.
En la Mesa del Nayar, extendida entre las agrestes
montañas de Jalisco y Nayarit, la muyer huichol
lleva un quechquemitl de manta comercial, for-
mado (fuera de lo común) por dos cuadrados que,
al unirse en dos de sus costados, forman un rombo
con la esquina superior abierta en ángulo que
constituye el cuello, por donde entra la cabeza .
Se adorna con bellos bordados de estambres de
un solo filamento , de fina y asombrosa policromía .
El quechquemitl de la papanteca de Veracruz
rompe con todas las tradiciones ; es de organdí
blanco con bordados fabriles de artisela , termina
en un ancho olán y se abre a manera de capa ; la
costumbre, equivocadamente , le ha dado el nombre
de quechquemitl .
Finalmente, es importante consignar que entre
los mixtecos, en donde no hay región que en la
actualidad use esa prenda, haya sido, sin embargo,
el quechquemitl la palabra que designaba aristo-
cráticas deidades. Así tenemos en el principado
mixteco cuatro princesas cuyos nombres señalaban
sus atributos :
Quechquemitl de tigres
Quechquemitl de pedernales
Quechquemitl de serpiente o de guerra
Quechquemitl de quetzalcoatl o de quetzales
CÓDICE SELDEN
Enredo
Con el nombre de enredo, chincuete, lía, rollo ,
pozahuanco, refajo o enagua, según sea el grupo
étnico de que se trate , se designa la prenda indí-
gena femenina, que cubre las piernas desde la
cintura.
Los cinco primeros nombres se refieren a un
paño de lana o algodón, tejido en telar de cintura ,
de forma rectangular, compuesto de uno, dos o
92
más lienzos unidos transversalmente, por medio
de randas bordadas en hilos, sedas o estambres de
colores ; algunas veces es abierto ; pero, con mayor
frecuencia, se cierran como un tubo y lo usan
de manera semejante a como lo vemos en los có-
dices prehispánicos , es decir, lo arreglan en formas
diversas sobre el propio cuerpo, dando profundos
pliegues al frente o atrás : dos o más, los que sostienen
por la cintura con una o varias fajas sobrepuestas.
No todos los grupos étnicos requieren de esta
prenda y no todos los que la usan los puede apreciar
el espectador, pues en algunos casos el enredo queda
totalmente oculto bajo el huipil .
Hay grupos nahuas de la Sierra de Puebla que
lo llevan en lana negra durante el invierno y en
algodón blanco en el verano . Forman con él cuatro
pliegues encontrados al frente.
Las tuxpanecas de Jalisco , lo llevan de lana negra,
que ellas mismas hilan , tiñen y tejen en telar de
cintura ; lo pliegan con originalidad y elegancia
por la parte posterior.
Las mixtecas de Oaxaca lo usan de lana gruesa
parda, y lo arreglan en varios pliegues por la parte
posterior.
Las acatecas de Guerrero, tejen un enredo de
algodón azul rey y listas blancas transversales , al
que bordan en tres anchas bandas horizontales
con motivos de flores, águilas y otros animales, en
artiselas de brillantes colores.
La mujer mazahua de Real del Oro , en el Estado
de México , lo compone de dos lienzos de lana listados
horizontalmente : las líneas del lienzo bajo van
más separadas que las del lienzo alto, las cuales
parecen de tonos más oscuros por lo cerrado de
las líneas. Sus colores son rojos, amarillos y cafés.
La yalalteca los teje en algodón con listas, alter-
nando el coyuche con el blanco .
El más estrecho de todos es el huave de San
Mateo del Mar, originalmente tejido con hilos
de algodón, que teñían de púrpura caracol, atra-
vesándolo dos listas verticales tejidas con artise-
la amarillo oro ; pero , en la actualidad , son en rojo
o con rayas negras.
Ejemplo de perdurabilidad tradicional, hermoso
y extraordinario es el pozahuanco mixteco de Pino-
tepa de Don Luis, sobresaliente por la calidad de
su teñido ; combinan bandas color púrpura caracol ,
con otras azul añil, y otras más de cochinilla carmesí .
XVII. << Simón el aguador » personaje típico realizado en el Taller de Pedro Linares e hijos .
 CLASIFICACIÓN Y DESCRIPCIÓN DE LAS MANIFESTACIONES POPULARES

RECUERDA RECOERD

18X8X8 X

NNR NR ECU

90. Diversos bordados en punto pasado, comple-

mentos de camisas nahuas. Sierra de Puebla.
Colección Ruth Lechuga.
91. Diversos bordados en punto pasado, comple-
mentos de camisas nahuas. Sierra de Puebla.
Col. Ruth Lechuga.
‫مان‬

93
 5555 URINNR

000000000
RRRRR

TATATATATAT

***** 92. Servilleta nahua, realizada en telar

de cintura con tejido de urdimbre entre-
lazada y sin trama. Ixcateopan , Guer-
rero.
93. Huipil antiguo, brocado blanco sobre
blanco, procedente de Amatlán de
los Reyes, Veracruz . Colección Luis
Reyes.

94
 94. Reverso de una faja tepehua, en donde se combinan rombos concéntricos en hilos azul-negro y
blanco. Huehuetla, Hidalgo.
95. Camisas mestizo-otomí de Querétaro, y nahua de Puebla. Col. Irmgard W. Johnson.
96. Camisas con diversas técnicas de bordado : a máquina, espiguilla cosida a mano y volteada con los
dientes ; encaje hecho con aguja, pepenado. Proceden de Puebla, Chiapas y Oaxaca. Colección Irm-
gard W. Johnson.

1
 97. Tocado zapoteca, compuesto de cordones de lana (tlacoyales ) rojos, los que se trenzan con el pelo,
en ocasiones especiales. San José Lachiguiri, Oaxaca.
98. Niña otomí, vestida con la tradicional indumentaria. San Pablito, Puebla.
99. Quechquemitl otomí, con amplia banda tejida en curva . San Pablito, Puebla.
100 . Quechquemit otomi tejido en curva. Santa Ana Hueytlalpan , Hidalgo.

96
IOI. Mujer otomí luciendo su atuendo tradicional
de invierno. San Pablito, Puebla.
102 . Niña tzotzil vestida con un huipil de lana,
tejido en telar de cintura . San Juan Chamula,
Chiapas.
103. Mujer mixteca, cubre sus hombros con varios
tapados, el de la franja ancha teñida con
caracol, se usa para las fiestas. Jamiltepec,
Оахаса.

97
HISTORIA GENERAL DEL ARTE MEXICANO

104. Mujeres amusgo, en oración. San Pedro

Amusgo, Oaxaca .
105. Mujer mixteca, tacuate . Santa María Zaca-
tepec , Oaxaca .
106 . Mujeres huave, ataviadas para la celebración
de una boda. San Mateo del Mar, Oaxaca.
107. Joven mixteca con pozahuanco sostenido en
la cintura con una faja igualmente tejida en
telar de cintura. Pinotepa de Don Luis,
Оахаса.
108. Novia mixteca, enga-
lanada para su boda.
10000
porta el huipil al estilo
tradicional, con el bra-
zo izquierdo envuelto,
en vez de sacarlo por
la abertura de la man-
ga. Pinotepa de Don
Luis , Oaxaca .
109. Mujeres mixtecas, tocadas con huipil de tapar. Pinotepa de Don Luis, Oaxaca.
110. Pareja de tacuates, con indumentaria tradicional. Zacatepec, Oaxaca.
III. Mujeres trique en el mercado, tapadas con cobijas tejidas en telar de cintura en sarga gris y listas
de vivos colores. San Andrés Cicahuaxtla, Oaxaca.

100
XVIII. Candelero en barro, realizado por Mateo Soteno . Metepec .
XIX . Venado en pasta de alfeñique . San Miguel de Allende .
 CLASIFICACIÓN Y DESCRIPCIÓN DE LAS MANIFESTACIONES POPULARES
Otros enredos zapotecas de bello diseño y magní-
fica calidad son los de Mitla ; ponen en la urdimbre
grupos de hilos teñidos en cochinilla carmesí con
otros color verde negro, preparados para formar
cocolitos que se aprecian a medida que avanza la
labor del tejido.
Las otomies de San Pablito cosen cuatro lienzos,
en sentido horizontal, en lana o algodón blancos,
con uno superior de cambaya azul rey con cuadro
azul pálido y uno inferior igual a los de algodón ;
pero para los de lana acostumbran vincular bandas
en color morado, rojo ladrillo o azul marino, con
pringas blancas .
Sencillos, de algodón blanco, con grecas verti-
cales entretejidas en hilos de colores, son los de
las mixtecas de Jamiltepec .
Algunas mujeres triques cubren con su largo
huipil un enredo de lana con listas transversales ,
en tanto que las zoques de Tuxtla Gutiérrez y las
tzotziles de San Bartolomé de los Llanos llevan un
enredo que generalmente tiene la altura de sus
hombros al piso ; lo pliegan horizontalmente en la
cintura , y a uno de los extremos lo recogen en
un gran lazo que cae al frente, formando una ori-
ginal bolsa. Es la única región en donde se suprime
la faja, que resulta sustituida por el amarrado que
fijan en la cintura. Sin embargo, son diferentes en
materiales y estilo : el antiguo de las mujeres zoque
ha sido tejido en algodón azul liso , mientras que
los de San Bartolomé de los Llanos se tejen en
telar de pie con grueso algodón azul al que bordan
con estambres o artiselas guatemaltecas en colores
amarillo, verde, morado y rojo . Estos bordados
caen en una banda vertical que acomodan sobre
la cadera izquierda y tres horizontales que repre-
sentan grecas, tallos de la guía del chayote y ani-
malillos .
La mujer tarasca de Michoacán teje en lana negra
o roja un largo y alto paño , que una vez terminado
mojan y pliegan con las manos en sentido longitu-
dinal , dejando una parte lisa que formará el frente.
La parte plisada se marca con el peso de los metates
de piedra colocados encima durante varios días .
Para usar la falda la sostienen por la cintura
con varias fajas sobrepuestas, enrolladas una a
una, y los pliegues los dividen en dos partes : una
hacia arriba, distribuida como abanico y la otra
abajo, que llega hasta los talones. Este rollo es
el que usan en días especiales ; el del diario es
de una cambaya comercial roja y a cuadros de
líneas negras , fabricada en Guanajuato, a la que
se conoce con el nombre de « barragán ».
A pesar de ser tan variados y lujosos los huipiles.
de la Sierra de Chiapas, los enredos, por el con-
trario (excepto los de San Bartolomé de los Llanos
y los de San Juan Chamula ), los llevan de telas.
de algodón azul añil , tejidos en telar de pedales,
adquiridos en San Cristóbal las Casas . Es de notar
la única particularidad que une los lienzos con
bordados en hilos de diversos colores, según dicta
la tradición de cada pueblo .
Otros enredos, son paños de lana tejidos en telar
de cintura, que montan sobre una banda de manta ;
les marcan pliegues regulares alrededor y los sujetan
por una pretina que deja libres los extremos con
que han de amarrarla en la cintura ; de éstos son
ejemplo algunos de las otomíes del Estado de Mé-
xico y de Querétaro, y de las nahuas de Teopozco .
La enagua de corte europeo, ha sustituido al
enredo en las regiones más comunicadas y más
cercanas a las zonas urbanas comerciales . Son,
por lo general, de tela fabril ; entre las pocas tejidas
en telar de cintura está la de Chicontepec, Vera-
cruz , de algodón muy grueso, bordada con puntada
suelta y esponjosa, en cuatro amplios motivos que
caen sobre una ancha cenefa de color guinda o
azul.
Muy graciosa como la portan, es la enagua de
las zapotecas de Santo Tomás Mazaltepec ; con
gran amplitud la forman los numerosos pliegues, que
le dan ancho vuelo. Cubren la cintura con un espec-
tacular rollo de varios cinturones que, al parecer,
podría servirles para descansar los brazos de las
arduas faenas cotidianas. Así de amplio es.
De manta gruesa amarilla o roja, con aplica-
ciones de figuras geométricas, en tela verde, ador-
nando la orilla baja en una ancha cenefa, son las
de las mujeres amuzgo de Guerrero. Es muy pe-
culiar la costumbre de atársela sobre un hombro
para cubrir con ella el pecho .
En algodón rojo listado longitudinalmente en
negro, y con aplicaciones de dibujo geométrico en
amarillo y espiguilla oscura , contrastando con la
enagua, son las de las zapotecas de Choapan.
En Pantepec y Huehuetla , las totonacas y te-
pehuas, coinciden en el gusto de adornar la enagua
ΙΟΙ
HISTORIA GENERAL DEL ARTE MEXICANO
de calicó con bordados en máquina, en hilos de
colores con los que figuran grecas las de Pantepec,
grecas y flores las de Huehuetla. Ambas cubren
la pretina de la enagua con fajas tejidas por ellas ,
en telar de cintura .
El traje actual de la tehuana lleva una amplia
falda de algodón o de artisela lisa o floreada, en-
galonada con un encaje sobre la media pierna y
terminada en un ancho olan de encaje blanco
plisado y almidonado . Pero, para el traje de gran
gala, gustan, además , cubrir la enagua tanto como
el huipil, con grandes flores bordadas en artisela,
a la manera de los mantones de Manila .
De organdi blanco bordado de artisela y sobre
un refajo de raso de brillante color, es la enagua
de la papanteca de Veracruz . Conocidos con el
nombre de refajos, como continuación del huipil,
son los mayas de Yucatán ; los usan con el traje
de gala, y lo bordan en la parte baja y lo rema-
tan en un olán de encaje blanco bordado.
El de la mujer huichol es una enagua de manta
bordado con finos diseños característicos en una
cenefa ancha, con motivos de águilas y estrellas
dispersas, dispuestas a lo largo de la tela.
Finalmente, los grupos mazahuas del Estado de
México, suelen usar tres o cuatro enaguas encima-
das, levantando cinco centímetros cada una de la
que lleva abajo, para lucir los ruedos bordados
en lanas de colores fuertes.
Rebozo
No encontramos antecedentes en esculturas ni
pinturas, en códices, ni en relatos, contrariamente
a lo que vemos con certeza У claridad respecto
del enredo , el quechquemitl, el huipil y la tilma ;
tampoco lo mencionan los cronistas de los primeros
tiempos de la Colonia.
Sólo dudas, conjeturas, suposiciones, lamenta-
ciones y buenos deseos de los cronistas y estudiosos
posteriores, constan en las páginas de tantos y
tantos que, tras la búsqueda de sus orígenes, han
dejado impresas noticias en artículos, ensayos, mono-
grafías, etcétera.
La sola excepción la constituye el avezado y
bien dispuesto autor de : « Del origen, uso y bellezas
del traje propio de las mexicanas, conocido bajo el nombre
102
de rebozo; y del grado de perfección que recibió en Zamora
por obra de D. Vicente Munguía. El autor, decíamos,
con ciego optimismo, pero sin base que lo comprue-
be, asegura el uso a que se destinó desde su origen
en la antigua España, y el lugar donde lo inventaron
la necesidad y el instinto ... »
La Academia dice : « Rebociño o Rebozo , es
en algunas partes la mantilla o toca corta de que
usan las mujeres para cubrir el bozo... » y conti-
núa : ... « Fue, pues, en su principio el rebozo ,
aquella especie de mantilla o toca muy corta,
paño o pañuelo .... » , etcétera.
Pero los métodos modernos de la etnología, no
aceptan como hechos irreversibles una simple de-
finición etimológica de una palabra, aunque ésta
posea su propia lógica. Es necesario profundizar ;
es indispensable contestar las básicas preguntas
que nos llevan al conocimiento de un hecho ; ellas
son : ¿qué ?, ¿ cómo ?, ¿ quién ?, ¿ para qué ?, ?por
qué ?, ¿ cuándo ? y, finalmente , ¿ en dónde ? se
originó .
Veamos :
¿ Qué es el rebozo ? Un paño rectangular cuyos
extremos cortos se prologan en flecos o puntas
que se tejen, se trenzan o se anudan.
¿ Cómo se hace ? En telar de cintura , tejido de
tafetán y teñido con amarres o ikat; técnicas ambas
prehispánicas.
¿ Quiénes lo hacen ? La población indígena o
Irural de México .
¿ Para qué lo hacen? Para complemento del
traje regional. No es posible admitir como lógico,
y mucho menos como estético el uso del rebozo
sobre un traje de corte Occidental, como el taller
por ejemplo ; se requiere de la enagua ancha y
ligera que ha sido tradición permanente de la mujer
mexicana del campo .
¿ Por qué se hace ? Porque tiene mil usos en
la costumbre y modos de vivir de esas mujeres .
No sólo cubre o abriga sino que también envuelve
y sostiene al niño recién nacido , en el regazo de
la madre ; aligera la carga de las campesinas que
recorren a pie largas distancias para llevar a su
hogar o al mercado pesadas mercaderías ; lo ponen
en la cabeza para completar el tocado , para sos-
tener un bulto , o para protejerse del sol . Se tercia
o enreda en la cintura hacia los hombros y de
mil otras maneras , siempre con gracia y éxito esté-
 CLASIFICACIÓN Y DESCRIPCIÓN DE LAS MANIFESTACIONES POPULARES
tico insospechado. Ha sido musa de poetas, com-
positores, argumentistas... Ha dado justas ganan-
cias económicas a quienes los fabrican, y horas.
de noble entretenimiento a quienes los crean.
¿ Cuándo nació esta prenda ? La reseña más
antigua que se conoce hasta la fecha data del pe-
ríodo comprendido entre 1603 y 1607 en que go-
bernó en la Nueva España el Virrey Don Juan de
Mendoza y Luna, Marqués de Montes Claros.
Su esposa, Doña Ana Mejía, la Virreina, agrade-
ciendo los servicios de su fiel recamarera, regala
a la hija de ésta, en ocasión de su ordenamiento
de monja, todos los menesteres que le son nece-
sarios para profesar, y entre la larga lista que
a ellos se refiere, señala con estas palabras :
-« Cuatro paños de polvo, azules—. Un paño
de rebozo de Sultepec, azul y blanco . »
¿ En dónde se originó ? ¿ En dónde se harían
los primeros rebozos ? Esta pregunta , que aún
nadie ha contestado , satisfactoriamente y cuya
respuesta es la clave que se busca , nos permite
llegar sólo a las siguientes especulaciones :
No conocemos prenda alguna de otro país, o
región extranjera, que coincida con los cinco pri-
meros puntos que nos dan respuestas precisas
concordantes con su origen mexicano . En conse-
cuencia, podemos suponer que el rebozo deberá
ser el resultado de la evolución de una u otras
prendas prehispánicas : la tilma , el mamal , los
paños, los mantos, fueron y siguen siendo cuadrados
o rectangulares. Recordemos el interés y el amor
con que adornaban y siguen adornando su indu-
mentaria los indígenas, antiguamente con plumas
y labrados, hoy con labrados bordados y rapacejos.
Recordemos también la semejanza que tiene el
rebozo de listón azul con puntas de seda tejido por la
mujer tarasca de Paracho , Michoacán , con los
hermosos entretejidos de pluma que con frecuencia
adornaban las mantas que debían de usar los más
distinguidos personajes.
Estas y otras indicaciones nos permiten suponer
que, si hemos de alcanzar conclusiones, más acer-
tado será buscar su esencia en lo mexicano .
Esta prenda, como otras ya descritas, goza de
variedad de estilos y calidades : los hay de lana
lisos , blancos o negros, cafés con finas lineas azules ,
de la Meseta tarasca.
Negros, de hilo mercerizado teñido con tinta
de hierro, listas azules de artisela en la urdimbre
del paño (a lo que deben su nombre de rebozo de
listón) y puntas de seda que imitan los viejos la-
brados de pluma, son los de Paracho .
Los de Tenancingo, en el Estado de México ,
se elaboran con algodón en hilo que va del nú-
mero 80 al 200, con rapacejos de meritoria labor
de anudado, figurando , a guisa de encajes, cuadros
chicos, cuadros grandes, estrellas, cocolitos, figuras,
flores, animales y letras que por lo general llevan,
además del nombre del lugar en donde se hacen ,
la fecha y la proverbial dedicatoria « soy de mi
dueña » , a lo que se agrega el nombre de a quién
se dedica la prenda .
Puede decirse que las empuntadoras de Tenan-
cingo y Calimaya, inventan para cada paño de
rebozo, la punta más adecuada y bella , que hace
del todo una prenda de alto mérito artístico y ar-
tesanal.
Las labores con que se distinguen los diversos
diseños de estos paños, se denominan : calabrote,
rosita, rosarito, culebrilla, calado , bombilla, brinco ,
cordón, chilaquil, fraude, garrapata, palomo o
las muy interesantes << reservistas » que tienen el
paño liso y se adornan con dos franjas laterales
a lo largo de la urdimbre y cerca de las orillas ,
como de doce centímetros de anchura , y en las
que se concentran motivos de flores o grecas.
De lana blanca, lisos, conocidos como « lanillas » ,
son los de la Mixteca Alta. Sencillos y prácticos,
de lana hilada a mano , y teñidos en colores chillan-
tes son los de Mitla, Oaxaca.
Rebozo de suave lana en listas azules, negro y
blanco, con puntas cortas, triangulares, tejidas en
punto de macramé, dibujando figuras, animales y
plantas, lo hacen las mujeres otomies de San Juan
Tuxtepec, del Distrito de Jilotepec.
Los de Santa María del Río, han pasado las
fronteras por la galanura de sus materiales, com-
binaciones y diseños, y otros por el suave aroma
de sus tintes, debido al uso de la barbilla, un musgo
que crece en las peñas y cuya preparación constituye
un secreto de los entintadores de la región. Esta
barbilla , al mismo tiempo que les da aroma, los
tine de color café en diferentes matices, y se reco-
noce entre los demás como el famoso rebozo San-
maritano. Los tradicionales se han elaborado en
seda de gusano ; se les han intercalado hilos de
103
HISTORIA GENERAL DEL ARTE MEXICANO
oro o de plata en la urdimbre ; en su época de mayor
desarrollo , o sea en los siglos xviii y xix, eran cortas
sus puntas y formaban triángulos mediante la labor
de trenzado , pero con el tiempo, éstas se han alar-
gado hasta alcanzar hoy en día , 55 centímetros
de longitud .
Hueyapan, en la Sierra de Puebla, teje rebozos
de lana, negros o blancos, que posteriormente bor-
dan con punto de cruz , en estambres de vivos
colores, figurando estrellas, animales y plantas
estilizadas. Dejan lisa la parte central, que cae
sobre la espalda.
Pero esta prenda de tan alto arraigo nacional,
ha sido moneda de cambio, en nuestro mercado
popular.
Las modas llegan , pasan y regresan , y el rebozo
ha sufrido muy azarosos vaivenes en la oferta y
la demanda .
A un ilustre rebocero de la primera mitad del
siglo XIX, don Vicente Miranda, originario del
Estado de Michoacán , se le debe la creación de
los finos rebozos de seda tejidos en telar de pedales .
Gracias a su esfuerzo , entrega, talento y dedica-
ción (cualidades congénitas de todo maestro arte-
sano) , encontró una nueva forma de perfeccionar
ese rebozo, que le permitió producirlos con igual
belleza y alta calidad y con mayor rapidez .
La gran demanda У el auge con que floreció
el uso del rebozo en la mujer mexicana de todos
los niveles sociales en aquellos años en que el país
andaba en busca , con afán y profundo patriotismo ,
de su nacionalidad , acrecentó explosivamen el
te
mercado . Por ello no era posible suponer que los
elaborados en telar indígena , con ser extraordinar
io
s
en calidad y belleza , pudieran satisfacer la demanda
comercial ; resultó , pues , indispensabl acelerar
e
la producción mediante los más rápidos telares
de pedales .
Posteriormente , otros fabricantes los hicieron en
telar mecánico .
En la actualidad , se producen en las tres cate-
gorías, siendo los más apreciados y de mayor mé-
rito los primeros ; los de paño de seda de gusano
alcanzan el precio de dos mil quinientos pesos, y
el de los más comerciales, de telar mecánico en
artisela, parte de veintidós pesos ; todo ello sin
contar los antiguos, cuyos precios quedan fuera de
mercado debido a su alto valor.
104
Fajas y ceñidores
Las fajas y ceñidores, enumerados en el orden de
menor a mayor anchura, son tiras largas tejidas en
telar de otate, que miden desde sesenta centímetros
hasta cuatro metros setenta centímetros de longitud .
Hay fajas para hombres y para mujeres, y ceñi-
dores casi exclusivamente para hombres .
Las fajas más interesantes ostentan tejido doble,
brocado o labrado de urdimbre, y forman origi-
nales diseños que distinguen una región de otra
y un grupo étnico de otro .
Entre las más finas aparecen las de las tarascas ,
en las que la urdimbre es de hilo de algodón y
de lana, y la trama, de algodón ; combinan los
colores en armoniosos contrastes y gustan de labrar
en uno de sus extremos leyendas y fechas.
Otras aún más gruesas y más anchas , provistas
de figuras labradas, son las otomíes del Valle del
Mezquital ; las mixes de Tamazulapan ; las tzotziles
de San Juan Chamula ; las mixtecas de Pinotepa
de Don Luis y las totonacas de Mecapalapa. Pre-
dominan en todas los colores fuertes, rojo princi-
palmente, naranja, verde y amarillo, tonos combi-
nados, con blanco o con negro .
Entre las de tejido doble figuran las de los hui-
choles, que tejen las mujeres en lana de colores
naturales café y « beige », en tonos más oscuros
o más claros. Las colecciones del Museo de Arte
Popular, cuentan con más de cien fajas de dichas
regiones, entre las que no hay dos que repitan
el mismo diseño .
Pero , sin duda de una elegancia sin igual , son
las de las tepehuas de la Sierra de Puebla, en las
cuales combinan hilos de lana azul prusia con otros
blancos de algodón y en tejido doble delinean rom-
bos concéntricos en cada una de sus caras con
los hilos de la cara opuesta, y en sus puntas, se
forma una hilera de flecos que tejen en trenzas
azules por el anverso y blancas por el reverso .
La mujer de San Pablito las lleva de lana rojo
bermellón, y sus congéneres de Santa Ana Hueytlal-
pa las tejen del mismo material y color, excepto
que éstas son de aproximadamente treinta centí-
metros de anchura, lo que les permite envolver
casi toda la cadera.
Las de la tarahumara se asemejan a las huicholes :
tejido doble en lana café y « beige » .
112 . Mujer nahua , con huipil de tela fabril de algodón , ricamente bordado con estambres color guinda
San José Miahuatlán , Puebla.
113. Muchachos otomies portando jorongos de lana . Chila, Puebla.
114. Muchachos otomies tapados con ayates de ixtle y diseños de lana entretejidos, y usados como
tilmas . Valle de Toluca, México .
Procesión de jóvenes nahuas, en homenaje a la Virgen de Guadalupe. Huejutla, Hidalgo .

105
116. Joven huichol, preparando un cigarrillo. San Andrés Coahmiata, Jalisco.
117. Hombre huichol, elegantemente tocado con una cinta tejida en telar de cintura.
118. Mujer mixteca, vendiendo malacates que se distribuyen entre las hilanderas de la región . Jamil-
tepec, Oaxaca .
119. Vendedoras amusgo ofreciendo huipiles brocados en vivos colores. San Pedro Amusgo , Oaxaca.

106
 CLASIFICACIÓN Y DESCRIPCIÓN DE LAS MANIFESTACIONES POPULARES

120. Tejedor mestizo, realizando un sarape en telar de pedales. Tlaxiaco, Oaxaca.

121. Mujeres mixtecas vendiendo pozahuancos en el mercado, de Pinotepa de Don Luis, Oaxaca.
122. Joven mestizo vendiendo sarapes y jorongos de la región de Coatepec Harinas.
52525
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2
2
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107
123. Mujer mestiza vendiendo rebozos de algodón y de artisela. Tenancingo, México .
 CLASIFICACIÓN Y DESCRIPCIÓN DE LAS MANIFESTACIONES POPULARES
Las de Cuetzalan son rojas , adornadas con di-
bujos geométricos ; las de mayor lujo llevan en uno
de sus extremos una especie de chomiteado con
estambres de colores y un encaje blanco en el
centro recamado de lentejuelas.
Los ceñidores son delgados y suaves ; sus anchos
varían entre 13 y 50 centímetros ; los de los tzel-
tales y tzotziles son , con frecuencia , rojos y lisos ,
pero, extraordinario entre todos, es el que porta
el huisteco y que teje la mujer ; es excepcional-
mente fino, de algodón rojo y con listas blancas
en la urdimbre, mide 4.70 metros de largo por
50 centímetros de ancho .
El hombre nahua de Cuetzalan usa un ceñidor
de fino hilo blanco, con puntas de macramé bor-
dadas con hilos de colores, lentejuelas y borlas
en las orillas .
El hombre de Jamiltepec lleva un ceñidor pa-
recido al de Cuetzalan, en elegantes combinaciones
de hilos color púrpura y rojo y rematado en puntas
de fino macramé.
Finalmente, se elabora un original cinturón
huichol de bolsitas cuadradas, de manta y bor-
dadas con los característicos diseños de punto de
cruz, rematados con borlas de estambre rojo,
unido por uno de sus bordes en un cordón tren-
zado, con el que le atan a la cintura sobre un grueso
rollo de fajas de lana.
Morrales
Otras prendas indígenas inseparables de la in-
dumentaria masculina son los morrales ; los hay
de tejido doble o sencillo ; entre los primeros so-
bresalen en diseño los de los coras y huicholes, teji-
dos de lana en colores naturales café y « beige »,
principalmente ; distínguense los primeros de los
huicholes, en que los coras cambian los motivos
del diseño en la parte inferior del morral, mostrando
así dos caras distintas cada uno, en tanto que los
huicholes repiten los motivos a ambos lados.
También de tejido doble, con profusión de ani-
males o flores, repetidos por hileras, son los de
los otomies de Santa María del Río , los del Valle
del Mezquital y los de Tolimán y Puerta del Sali-
tre, en Querétaro.
De manta bordados en fina policromía son los
nahuas de Atla, los huicholes de Nayarit y Jalisco,
los huastecos de San Luis Potosí, y los mazahuas de
San Simón y Villa Victoria en el Estado de México .
Finos, de perfecto tejido en telar de cintura, de
ixtle, son los de tamaño chico, elaborados por los
huistecos de Chiapas.
En Tehuacán, en la región del Lago de Pátzcuaro,
en el Valle del Mezquital y en otros sitios de los
Estados de Morelos, Oaxaca y Yucatán, son co-
munes los morrales de ixtle o henequén de puntada
sencilla, tejidos en telar de otate , usados para las
compras en el mercado, resistentes y de larga du-
rabilidad .
Servilletas
Las mujeres huaves de San Mateo del Mar
tejen en hilos blancos, rojos o cafés en la urdimbre
y brocados en la trama, servilletas con variedad
de hermosas figuras, plantas y animales.
Las servilletas trique tienen las mismas labores
de los huipiles, labran en la trama listas gruesas
de tejido en rojo con amarillo, que cubre casi
todo el paño .
Xochistlahuaca, en Guerrero, produce las ser-
villetas amuzgo de algodón grueso, bordeadas de
fleco, labradas con motivos geométricos y flores
estilizadas, que hacen una combinación positiva
por el reverso y negativa por el anverso , o cara
principal .
Las tzotziles , de San Bartolomé de los Llanos,
repiten el tejido de tafetán, con figuras entretejidas ,
en estambres de vivos colores .
Blancas, con listas rojas o azules, atravesadas
longitudinalmente y con puntas de macramé, son
las de la Meseta Tarasca .
Tapados y paños
Hay regiones que siguen usando, en hombres y
mujeres, un tapado rectangular sobre la espalda,
atada al frente, reminiscencia sin duda de la an-
tigua tilma.
En el Estado de México los han sustituido por
ayates, que tejen de fino ixtle y adornan con franjas
bordadas de lanas de colores .
109
HISTORIA GENERAL DEL ARTE MEXICANO
Los de los huicholes se llaman capas ; son de
manta bordada finamente y las terminan en una
ancha cenefa de franela roja.
La mujer de Huistán , lleva un tapado de algodón
blanco hilado a mano y listas azul añil en sus orillas ;
los sostienen por el frente con cordones que salen
de la misma prenda.
Tejidos de tafetán en rojo, con ricos labrados
de estambres verdes, morados y azules, son los
paños que usan los hombres sobre la cabeza para
sustituir el sombrero , en San Bartolomé de los
Llanos.
Los hombres chinantecos usan a guisa de tocado
un paño rojo, cuadrado, con motivos labrados en
hilos de algodón azul-negro, en tanto que las muje-
res los usan rojos, formando con la trama y la
urdimbre grandes cuadros a líneas blancas, y en
el centro de cada uno de ellos labran en la urdim-
bre extraños peces y águilas de dos cabezas .
La mujer zapoteca de Choapa, toca su cabeza
con un paño grueso de algodón rojo con listas al-
ternadas negras y blancas que prenden a los lados
de la frente, con alfileres de grandes cabezas que
figuran animales o flores, cinceladas en plata.
La zinacanteca los teje en lanas de colores na-
turales, gris y blanco, entretejidos hasta formar
un diseño de cuadros obtenido en líneas horizon-
tales y verticales.
Finalmente, la tralla mixteca es un paño grande
de algodón grueso que usan las mujeres para ta-
parse la espalda desde los hombros o desde la cabeza.
Camisas
Las camisas para hombre o para mujer son de
importación europea, sujetas y condicionadas al
gusto y la tradición indígena , es decir, se componen
de piezas rectangulares unidas con costura para
obtener la forma deseada : las de mujer, general-
mente, son de mangas cortas, en tanto que las
del hombre, son largas ; las llevan éstos puestas
sobre el pantalón , o calzón, en tanto que las muje-
res las sujetan comúnmente por la cintura, bajo
el enredo o la enagua.
Todas son de tela de algodón, y pocas están
hechas en paños hilados a mano y tejidos en telar
de otate .
ΠΙΟ
Las de los hombres, elaboradas con iguales
paños conservan formas muy peculiares, sin duda.
reminiscentes de antiguas culturas. En Chiapas,
Oaxaca y Guerrero, tenemos los más interesantes
ejemplos y a ellas nos referiremos en particular,
sin que podamos separar en estos casos la camisa
del calzón, por formar ambos un todo que da su
razón de ser a una u otra parte del traje .
La camisa de Huistán es extraordinariamente
amplia ; mide aproximadamente noventa centímetros
de ancho por ochenta de largo , mangas rectas igual-
mente amplias, con hombros que caen a mitad del
brazo ; llevan bordados en hilo azul añil diseños
que imitan guías de calabaza . La sujetan dentro
de la pretina del calzón y la sostienen con el gran
ceñidor rojo. Complemento de esta prenda es el
calzón, cuyas extraordinarias proporciones no se
explicarían de no conocer la manera como lo usan :
recogen los extremos de la pierna para arreman-
garla al ceñidor, imitando en el conjunto de toda
su indumentaria la figura alada de un San Miguel
Arcángel, quien es además su Santo Patrono.
Las de Pantelhó y Chalchihuitán son listadas de
algodón blanco y coyuche, con la parte dorsal
más larga que la del frente, atadas a la cintura
con un ceñidor rojo las primeras , y azul con listas
rojas las de Chalchihuitán . Otro motivo que las
adorna se localiza en las mangas : brocados en hilos
de color las primeras y con tela rayada azul añil,
blanca y roja las segundas.
Otra región de Chiapas que se distingue en la
camisa masculina es San Bartolomé de los Llanos ;
la llevan en tejido de tafetán , blanca, con labrados
de figuras también en blanco . Las mangas son de
tejido grueso y liso . Dejan una parte del vientre
libre ; usan un pantalón abombado muy amplio en
las caderas, tejido de algodón grueso con motivos
en forma de « ochos » , entretejidos en hilos rojo,
verde y azul. Es frecuente que este calzón pantalón
se tiña de color azul celeste .
La camisa tacuate de Zacatepec, es un largo rec-
tángulo, que ostenta una abertura en el centro
para formar el cuello ; los costados del tórax y los
de las mangas quedan abiertos ; los hombros y
el frente se adornan con pequeños animalillos en
forma de arañas, alacranes, águilas de dos cabezas ,
escorpiones, tarántulas, conejos, perros, todos bor-
dados en multitud de colores .
 CLASIFICACIÓN Y DESCRIPCIÓN DE LAS MANIFESTACIONES POPULARES
El calzón es corto , de piernas anchas, bordadas
con los mismos motivos de la camisa. Ambos se
sostienen en la cintura por medio de un ceñidor,
por lo general rojo y azul. Quedan colgando al
frente y al dorso hasta los pies dos largas colas de
la camisa, a la que doblan y sostienen en el mismo
ceñidor, formando la de adelante una gran bolsa
donde transportan sus mercaderías ; y la parte
trasera la sostienen en diagonal, como lo demanda
el gusto de los zacatepeques .
Sencilla y suelta, de original y amplio corte, es
la camisa o cotón de algodón blanco o coyuche,
del traje de los de Jamiltepec ; la tela ha sido tejida
por las mujeres. El calzón es de manta, blanco y
lo atan con el fino ceñidor ya descrito con ante-
rioridad.
Otros tacuates , los de Ixtayutla , llevan camisa y
calzón amplios , de líneas rectas, en algodón blanco
hilado a mano y tejido en telar de otate, con motivos
simbólicos entretejidos y calados, que forman ce-
nefas en el pecho , en la espalda y en la orilla baja
de las piernas del calzón .
Sencillas, rectas, sin más adornos que unos
pespuntes en hilos negros, o rojos, son las amusgo
de Zacualpan y Cochoapan. Los amusgos de
Xochistlahuaca, las llevan de algodón blanco hilado
a mano, con labores de punto calado tejidas en
hilos de color las de los jóvenes y en blanco las
de los mayores, formando anchas cenefas en los
puños, hombros y orillas del calzón.
El resto de camisas, no por ser de manta o po-
pelina dejan de ser cómodas y elegantes . Sus ca-
racterísticas generales son : amplias y sueltas, largo
en las caderas, mangas arriba del puño, hombro
bajo, cuello redondo rematando en una tira recta
o abierta en delta. Con aletilla o pechera, algunas
dejan pliegues sueltos bajo de ésta. Las que tienen
bata en la parte posterior dejan la espalda con el
vuelo que le dan los pliegues . Es común un simple
adorno de pespunte largo hecho a mano en hilo
negro o de color ; ejemplos de ello son las de Cuet-
zalan, Papantla, Chicontepec y las tarahumaras
de Noroguchi .
Mención especial merecen las de los tojolabales
de Margaritas, son de manta color natural , adorna-
das con amplios puños y pechera, trabajados en
alforzas fileteadas de picos, a manera de espiguillas,
cosidas a mano y volteado cada pico con el filo
de los dientes. Llevan el calzón cruzado al frente
y, como nota de color, un ceñidor rojo o negro.
Los tojolabales se singularizan en el paisaje que
habitan por su sobria indumentaria.
La camisa de los huicholes baja hasta la mitad
de los muslos, y como es común de su propio gusto,
no faltan los bordados de estambre de un filamento ,
en punto de cruz, con colores y diseños caracterís-
ticos. El calzón de pierna recta , está igualmente
bordado en la parte baja.
Camisas de mujer
Con bordados en la bata y en las mangas, de
punto pasado o con chaquira , para vestir en los
días de fiesta, figurando personas, animales, objetos
que parecen símbolos, flores y grecas ; de escote
en cuadro, y con pliegues que sueltan bajo la bata
son las camisas de San Pablito , Cuacuila, Santa
Ana Hueytlapan, Huauchinango y algunos pueblos
de las huastecas hidalguense y veracruzana .
Los de Ixmiquilpan ostentan diseños más sencillos
en la bata y en las mangas, con figuras de pino,
de granada, de cuerno , de jitomate y de pájaros.
Las mujeres de Cuetzalan y Hueyapan, bordan
la bata y la orilla de la manga con punto pasado ;
y hacen plisados en la manga.
En Ajalpan, las camisas presentan labor más
fina : bordan los hombros con hilaza de un solo
color, ribetean el cuello con esmero, y la manga
plisada y abombada se filetea del mismo color del
bordado .
En Cherán, las hay de antigua tradición, anchas
hasta alcanzar setenta centímetros o más, recogidas
por medio de cordones que atraviesan una jareta
bordada en puntos cruzados У rematan en una labor
de labrado de aguja con que también adornan los
hombros y las mangas .
El bordado alrededor del cuello y sobre el hom-
bro de las mangas de las camisas de Mecapalapa
es de máquina ; observan los mismos diseños de
la enagua .
Las de las mujeres de Chicontepec llevan un
sencillo bordado al filo de la bata , y ésta forma
un cuadrado .
Con el corte y estilo de blusas más que de cami-
sas hechas en percales floreados o en artiselas lisas
III
HISTORIA GENERAL DEL ARTE MEXICANO
de brillantes colores, sin más adornos que olanes
o alforzas, las llevan las mujeres de la mayor parte
de las aldeas en donde se ha realizado la comuni-
cación que permite y facilita el mercado, entre
otras cosas, de telas fabriles .
Completando la ancha enagua en un vestido que
se antoja para un ballet, aparece la camisa de la
tarahumara, quien, amante de los colores fuertes,
deja el talle en amplio vuelo suelto y las mangas,
muy anchas, las recoge en la tira que forma el
puño .
Los huicholes siguen el mismo corte de las tara-
humaras ; pero las superan por los finos bordados
con que adornan la orilla baja, los hombros У los
puños.
En el Valle de Oaxaca , las hay de popelina blanca
que plisan al frente y en la espalda ; salen los plie-
gues de un fino pepenado que forma una hilera de
pequeñas figuras bordadas en hilaza ; sobre ella está
la bata ricamente bordada con pensamientos y
pájaros, y se prolonga hacia las mangas y hacia
abajo, por los costados, en amplias curvas, todo
ello unido por una banda de encaje hecho a mano
con aguja.
Las de San Miguel Canoas usan una bata doble,
bordada a máquina en un solo color rojo , café o
azul figurando guías de hojas y flores.
Las de tela ligera de algodón blanco, con gran
pechera y puños rematados con olán alrededor,
ricamente bordados en azul , rojo o negro ( única de
manga larga) pertenecen a la región de Puebla .
Otras de manta de Ejutla , Oaxaca, están borda-
das en punto de cruz formando una a manera de
bata, У tienen abertura al frente y rematan en una
aletilla.
Sarapes y jorongos
Tzalanpepechtli, palabra nahuatl, compuesta de
tzalan, entretejido y pepechtli, manta gruesa , acol-
chada, se castellanizó en sarape pasando por las
siguientes modalidades
Tzalanpepechtli
Tzalanpechtli
Tzalapech
Tzalape y
Zarape
II2
Autores del siglo XIX, entre ellos Don Ramón
Mena, en su estudio El zarape, lo escriben , pues,
con z y no con s como lo determina la actual
Academia de la Lengua.
Es probable que esta prenda sea un híbrido
derivado de una indígena , la tilmatli y otra espa-
ñola, la manta jerezana, la de Andalucía , o la
zamorana.
La tilmatli , era prenda de algodón cuadrada ,
con dibujos y cenefas y algunas con flecos, que
usaban los hombres sobre la espalda anudándola
sobre el pecho o sobre uno de los hombros.
Las de los señores principales y sacerdotes se
entretejían con pelo de conejo, con finas plumas
y con hilos teñidos de firmes colores, con lo que
formaban una rica y suntuosa decoración , en tanto
que las de los más pobres solían ser lisas y de
fibras de agave, como ixtle o pita.
La manta española conocida como jerezana, con
la que ostenta cierta semejanza, la usa el hombre
rural, para cubrirse desde los hombros, cruzando
la punta más larga sobre el hombro del lado
opuesto, de manera semejante a como llevan el
sarape los hombres del campo mexicano cuando
caminan porque, cuando están de pie , dejan caer
sendas puntas sin cruzarlas .
Es probable, pues, que durante varios siglos
estas dos prendas se hayan conjugado en una, la
hoy denominada sarape mexicano .
A través de varias centurias esta prenda ha de-
rivado a otras, todas como parte de la indumen-
taria masculina, realizadas por los hombres en
telar de pedales y cuyos nombres y características
a continuación se describen :
Sarape - Prenda rectangular, con urdimbre de
algodón y trama de lana ; tejido en
telar de pedales. Mide por lo general
2.30 por 1.30 metros . Se pone sobre la
cama y por las noches sirve de abrigo.
Frazada - Sarape de mayor tamaño, abrigo del
hombre de campo .
- Sarape de modesta calidad y de bajo
Cobija
precio .
Jorongo Sarape de menor tamaño, con boca-
manga, por donde pasa la cabeza y
cuello hasta caer sobre los hombros.
En lenguaje popular se dice : cualquier
sarape es jorongo abriéndole bocamanga.
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XX . Pozahuanco teñido con caracol , cochinilla y añil en sendas rayas . Quechquemitl labrado en algo-
dón y lana . Col. Museo Nacional de Antropología.
 CLASIFICACIÓN Y DESCRIPCIÓN DE LAS MANIFESTACIONES POPULARES
Gabán -- Jorongo de menor tamaño .
Cotón - I Gabán con mangas .
Poncho - Es un paño de forma y tamaño se-
mejante al del sarape ; pero de tejido
afelpado y pachón y, generalmente,
de tipo industrial, es decir, tejido en
telar mecánico .
Tilma Sarape de lana sumamente ligera, que
semeja mucho a la manta jerezana
decorada con listas paralelas en sen-
tido de sus extremos cortos .
El sarape, como el rebozo , gozó su mayor flore-
cimento durante la Colonia ; los más notables ejem-
plos de ese período corresponden al siglo xvi ; es
la época de oro de los mundialmente afamados
sarapes de Saltillo y San Miguel de Allende. Los
obrajes y los artesanos (todos maestros en el arte
de tejer), ocupaban un departamento especial en
las ricas haciendas, y sus dueños se hacían con-
feccionar verdaderos gobelinos de una belleza sin
par. Se tejían en finas lanas importadas de Aus-
tralia, de ganado merino, y los teñían en colores
de tan bella tonalidad, que los nativos los relacio-
naban con el arco iris .
Ya en esos tiempos, se consagraban dichas pren-
das al uso exclusivo de los señores hacendados,
quienes las lucían orgullosamente sobre un hombro
cuando caminaban completando su atuendo cha-
rro, o terciada en el anca del caballo , cuando se
disponían a montar ; y como corolario de todo ello ,
se mandaban hacer un retrato , que nunca faltaba
en el salón principal de las regias haciendas .
El sarape, como el rebozo, ha sido prenda de
uso común para pobres y ricos ; pero con calidades
y precios adecuados a cada quien.
No faltaron por entonces sarapes con hilos de
seda, de oro o de plata entretejidos.
Hoy día una de esas prendas alcanza en los
bazares de antigüedades hasta doce y quince mil
pesos en casos excepcionales . Pero si se pretendiera
hacerlos de nuevo, se necesitaría de un maestro
sarapero que trabajara diez horas diarias durante
ocho meses consecutivos.
Es característico de tales sarapes llevar en el
centro un <«< diamante » , comúnmente en forma de
rombo, de diseño diferente al resto .
Los de San Miguel de Allende muestran una ca-
racterística diferente : rematan las orillas cortas en
bandas de listas paralelas, del color predominante
en la tela.
Tanto los antiguos Saltillo como de San Miguel de
Allende, alcanzaban por lo común 2.60 metros de
largo por 1.20 de ancho.
Las últimas décadas del xix, mostraron un cam-
bio desfavorable para el mercado de estas prendas,
que se reflejó en una baja extraordinaria de la
calidad y mano de obra, hasta que, por fin, se
suspendió su laboreo.
Pero por lo que respecta al sarape , como lo
señalamos al hablar de la Alfarería en México ,
son innumerables las aldeas y ciudades en donde
se realizan ; damos a continuación una lista de
ellos, de los de mayor demanda en el mercado :
Los de San Francisco Xonacatlán , son los más
elaborados en la actualidad ; la lana procede de
carneros de la región ; se carda , se hila, y se de-
vana a mano ; domina en ellos un fondo negro,
blanco o café que logran con los colores naturales
de la propia lana ; son de tamaño regular ; se en-
tretejen en el paño y la bocamanga pájaros, flores,
garzas, perros, con los colores restantes no usados
en el fondo , más el azul añil que ellos mismos
tiñen ; una greca chicalcoliuqui los orla alrededor.
Por su excesiva labor, tardan cosa de seis semanas
en tejer cada uno de ellos .
En Coatepec Harinas se tejen jorongos, donde
predomina el color café combinado con negro ,
blanco y rojo . Sus diseños son geométricos y cu-
bren totalmente la superficie del paño ; se encuen-
tran en los mercados de Toluca, Tianguistengo y
Chiconcuac, principalmente.
Los jorongos de Zinacantepec se reconocen por
una fuerte greca que forma marco ; el diamante
de la bocamanga se adorna con figuras geométri-
cas, y en el resto del paño aparecen venados o ca-
ballos de diseño igualmente geométrico. Unas finas
listas rematan los extremos de la prenda.
Chiconcuac es por hoy el centro del mercado
de la lana del Estado de México, y con su larga
tradición sarapera , sus diseños se conservan y re-
piten para beneplácito de los compradores ; entre
los mencionados, los más clásicos son : los de cinco
diamantes formados por grecas en negro y blanco ;
el mayor en el centro, forma la bocamanga y los
restantes aparecen en cada una de sus esquinas
todo sobre un fondo azul celeste .
113
HISTORIA GENERAL DEL ARTE MEXICANO
Pero, más popular que el anterior, es el de las
palomas que vuelan en direcciones encontradas en
líneas paralelas, sobre limpio y llano espacio. Las
originales son palomas blancas , aunque el gusto del
cliente las solicita de otros colores .
La habilidad de los saraperos de Chiconcuac, la
abundancia de lana y la demanda del mercado ha
hecho posible que se desarrolle además un sarape
más grueso , ideal para tapete . Y en tapetes nada
hay escrito, pues lo mismo copian elementos de la
mitología nahua, que interpretan los más capricho-
sos diseños de un arquitecto de vanguardia, o los
de un pintor moderno.
Pasamos al Estado de Guanajuato, en donde ,
además del muy noble y bello sarape de San Miguel
de Allende, que ahora se renueva con modernos esti-
los, hay otros pueblos de producción popular que
hacen sarapes a precios económicos y diseños muy
aceptados por los gustos más exigentes ; entre éstos
figuran los de Coroneo, de tejido grueso, en blanco
con negro o con cualquier otro color, que forman
rombos o hexágonos por todo el paño , más otras
figuras abiertas resueltas en amplias bandas en los
extremos .
Los de San Luis de la Paz, con ser sencillos,
son los preferidos por los campesinos de una am-
plia zona denominada el Bajío .
Teotitlán del Valle, en Oaxaca, se perfila con
dos estilos clásicos : uno es el de la gran rosa roja
de pétalos redondos , en el centro de un marco
ancho del mismo color y sobre fondo negro . El
otro es por lo general gris, blanco y negro, y sobre
fondo liso y plano se perfila, en lugar de diamante,
un águila nacional, un caballo o un venado .
Jorongos de tejido suave, de espléndida textura,
son los ejecutados en lanas beige, blanca, negra o
gris ; cubren el tejido con finos cocolitos ; y en un
tono deslumbrante bermellón o rojo , rematan en
listas las orillas y el centro .
Jocotepec, o orillas del Lago de Chapala, justi-
fica su tradición con un solo y encantador diseño :
bocamanga en rectángulo y bandas laterales, ador-
nados con flores y pequeños motivos en acertada
armonía de colores, sincronizada con el fondo , de
sobria tonalidad .
De calidad y gusto tan fino como los antiguos
Saltillo ya descritos, pero con sencillo diseño, son
los de Contla, en Tlaxcala. De lana merino blanca,
114
tejen el fondo, al que le entretejen un cuadro
como de cinco centímetros en la orilla, y pequeños
rombos en la tela y un diamante romboidal al
centro, en colores rojo y negro o negro y azul .
La lista podría continuar indefinidamente ; pero
llegamos al punto en que creemos conveniente fi-
nalizar con algunas coplas de entre las muchas
que al sarape se han dedicado :
Para el ranchero sencillo Zarape de calidad
cuya riqueza a mi ver en defensa del que salgo,
la forman un vaquerillo, pues con él dió el Cura
un jorongo de Saltillo , Hidalgo.
un rifle y una mujer. ¡ El grito de Libertad!
JUAN DE DIOS PEZA RAMÓN MENA
PLATERÍA
El platero es conocedor del buen metal y de él hace cual-
quier obra sutil y artificiosamente. El buen platero tiene buena
mano, y todo lo que hace lo hace con medida y compás y
sabe apurar bien cualquier metal, y de lo fundido hacer plan-
chuelas o tejuelos de oro o de plata ; también sabe hacer mol-
des de carbón y echar metal en el fuego para fundirlo.
FR. BERNARDINO DE SAHAGÚN. 15 A 15
Algo conocemos, y mucho sabemos, de la ri-
queza que en orfebrería y joyería encontraron en
tierras de Anáhuac los conquistadores españoles .
Las descripciones de los historiadores y cronistas ,
y las pinturas y códices, más los bellos ejemplos
encontrados en tumbas de mixtecos , tarascos , me-
xicas y zapotecas, y probablemente de varios otros
pueblos, no descubiertos aún, conservados aquéllos
en vitrinas de muscos , nos ofrecen un panorama
atractivo de lo encontrado , así como pesar por los
tesoros perdidos .
El oro y la plata fueron los metales preciosos
preferidos, a los que se agregó una iridiscente de-
coración combinada de mosaicos hechos en pluma,
nácar, turquesa , lapislázuli, coral, amatista, obsi-
diana, jade y jadeíta que adornaron y completaron
los regios atuendos de los principales señores, quie-
nes dignificaban su presencia por la gallardía de
su porte.
Estos hechos escuetamente señalados, traen a
nuestra presencia la imagen de quienes con cono-
cimiento, intuición , esfuerzo, destreza y arte, fueron
capaces de recorrer los varios caminos indispensa-
bles para el logro de sus magníficas obras.
 CLASIFICACIÓN Y DESCRIPCIÓN DE LAS MANIFESTACIONES POPULARES
La búsqueda y recolección de las pepitas de oro ;
la extracción de la plata por medio de un mecá-
nico proceso de beneficio ; la práctica de aleaciones
posibles ; el laminado, martillado, cincelado , repuja-
do У fundido, los llevaron a la creación de admira-
bles piezas y al encuentro de las técnicas de la
cera perdida y los metales casados, ambas aún no su-
peradas por los modernos métodos.
Sin faltar piezas de orfebrería , fue sin duda la
joyería la que nos legó el mayor número de ejem-
plos , y de éstos son muy raros los conservados en
plata. Ello debido, sin duda, a que les era más
fácil recoger el oro de los placeres hallados en las
corrientes de los ríos existentes en lo que son hoy
las entidades de Guerrero, Oaxaca y, probable-
mente, Zacatecas, Michoacán , Hidalgo y Jalisco ;
debió parecer menos difícil que extraer la plata
por medio del calentamiento y la molienda de
las piedras .
Muy afectos los principales señores al adorno
personal y a la ostentación , los artífices les procu-
raban satisfacción produciendo pectorales con imá-
genes que representaban a sus dioses ; cuentas que
imitaban frutos , cascabeles, caracoles ; brazaletes,
arracadas, narigueras, bezotes, ajorcas, grebas con
que adornaban sus piernas de la rodilla hacia abajo,
guirnaldas, piezas suntuarias, banderillas, campanas,
máscaras, rodelas, escudos, divisas, coronas
cascos.
Con sus atribuciones mitológicas , el oro como
<
«
< excremento divino » y la plata como <<< dios de
la oscuridad » fueron dos metales destinados a
significar los más altos grados de la jerarquía
humana ; en consecuencia, es comprensible que
gozaran los artesanos de esos metales de una calidad
propia de gente principalísima, y muy apreciados
en las sociedades prehispánicas.
Y en efecto formaron uno de los gremios más
importantes desde los inicios de su organización .
Gremios que en años del Virreinato , desde
1527 hasta octubre de 1563 , por disposición de
la Corona, se penaban con la muerte ; el oficio de
platero no podía ser ejercido para los nativos.
Pero en el siglo XVIII, convencidos los domina-
dores del talento y natural habilidad de los indí-
genas, establecen las órdenes de plateros, en las
que se incluye una estricta selección de los más
hábiles .
Minería
Por otra parte, entre los años de 1521 a 1556
se inicia un período de grandes actividades mineras.
En ese último año, Bartolomé de Medina pone en
práctica, por primera vez, en la Hacienda de la
Purísima en el Estado de Hidalgo , el Sistema de
Beneficio de Patio, consistente en una amalgama-
ción por azogue o mercurio .
Este sistema de beneficio de los metales, es el
inicio del poder minero del país, que había de ir
en progresivo aumento, hasta situarlo en el primer
lugar que ocupa actualmente como productor de
plata en el mundo.
El sistema obligaba, además, a disponer de
grandes espacios o patios con profundas caídas
de agua, lo que dio origen a una formidable arqui-
tectura de imponentes construcciones, como son
y fueron Santa María, San Miguel Regla y San
Cayetano, en Hidalgo ; Mineral Catorce y Cerro
San Pedro, en San Luis Potosí ; Tajo de Añico en
Durango ; Veta Grande, Real de Minas, Sombre-
rete, Cerro de Proaño y otras , en Zacatecas ; So-
cavón del Rey, Cerro de la Campana , en Taxco
el Viejo, Guerrero ; y en Guanajuato : San Juan
de Rayas, Valenciana , Marfil, Mellado, Cata y
Santa Ana .
У La minería continúa abriendo la tierra en nuevas
vetas, y en el primer tercio del siglo xvII, Baltazar
Dorantes de Carranza, en su Sumaria Relación de
las Cosas de la Nueva España, refiriéndose a las minas
en producción, hace la siguiente referencia :
<< Pachuca, Capula , Atotonilco, Zimapán, Osuma-
tlán, Tlalpeyahua , San Luis, El Palmar de la Vega,
Azulaques, Síchi, Zacoalpan, Zultepec, Temazcal-
tepec, Taxco, Guanajuato, Tulancingo, Zumpango,
Miahuatlán, Oaxaca , Tetela , Cazatecas , Pánuco ,
San Martín, Abino, Santa Bárbara, San Andrés,
Fresnillo, Sombrerete, Guanaciví y otras que no
tengo memoria , todas minas pobladas, que no
hacen sino multiplicar la plata ».
En el siglo XVIII, las principales minas de Gue-
rrero, Zacatecas, Guanajuato y San Luis Potosí,
producen un potosí en oro y plata . Durante todo
el período virreinal hay metal en abundancia para
exportar a Europa y Asia , y en abundancia tam-
bién para producir imponderables piezas de orfe-
brería y joyería artística. Los primeros misioneros
115
HISTORIA GENERAL DEL ARTE MEXICANO
llegan a tierras de Nueva España con un valioso
bagaje de piezas suntuarias con las que han de
oficiar en iglesias y catedrales, piezas que sirvieron
de modelo a seguir en el siglo xvi. Era el período
del barroco español, en que las formas quedaban
ocultas por cargadas molduras .
En el siguiente siglo , cuando los artesanos indí-
genas se reintegran al gremio de plateros, se regis-
tra un notorio contraste : se elimina el exceso de
elementos decorativos hasta marcar un estilo sobrio
de refinada elegancia que, lo mismo se aprecia en
obras de platería, que en arquitectura, mueblería ,
cerámica, imaginería ... Pero en el xvIII , vuelve
el gusto y la moda a recargar la decoración ; do-
mina entonces el rococó francés en flores, frutas ,
guirnaldas, conchas, caracoles y delfines . Piezas
de joyería y orfebrería compiten en ostentación
y lujo entre las familias más linajudas. La Iglesia
no queda atrás ; el Santuario de Ocotlán, Tlax-
cala, reviste de imponente obra de platería el gran
retablo y su altar mayor ; atriles, cruces, cálices,
custodias, votos, relicarios, ángeles, platos petito-
rios, palmatorios, porta-estandartes, medallones,
navetas, incensarios , veladoras, hostiarios, conchas
bautismales, rosarios, en fin, todo elemento nece-
sario al servicio del culto relucía entre el oro y
la plata de que estaban hechos .
En el siglo XIX prosigue la influencia de impor-
tación europea con elementos del estilo neoclásico ,
la moda imperante en el gusto de la época .
Se introduce la «
< calamina », una aleación de
cobre con grueso baño de oro, con la que se pro-
ducen piezas para el culto católico ; las iglesias se
engalanan con grandes y medianas palmatorias,
porta-estandartes, candeleros y candelabros, cálices
y copones, y no faltaron los altares recubiertos
con este doble metal.
Se inventa la plata pella o copella.
Platería popular
Algunos artistas plateros inspirados, tal vez, en
el sistema de beneficio de la plata por medio de
la amalgamación , por azogue o mercurio, crearon
y modelaron escenas y figuras típicas de esta alea-
ción a la que se dio el nombre de « plata pella » ,
que consiste en una mezcla de plata y azogue,
116
con la cual obtenían una pasta de tal maleabilidad
que les permitía modelar toda clase de figuras
por pequeñas que fueran . Una vez realizada la
obra, la quemaban, con lo cual se eliminaba el
azogue, y la porosidad que quedaba en el metal,
era alisada por medio de un pulimento . No faltaron
premios en concursos internacionales para los
mejores de estos trabajos , entre ellos el otorgado
al artífice Cristiano Ramírez, quien recibió galar-
dón y premio en la Exposición de Chicago del año
de 1893 con su « jarabe tapatío » obra de plata
pella o copella policromada .
Como consecuencia de la influencia europea,
la regia costumbre creada para enriquecer el atuen-
do masculino de los pueblos aborígenes, desapa-
rece por completo hasta convertirse en adorno
exclusivo de la mujer . Y mientras las más adine-
radas familias llenaban sus arcas con joyas que
competían con las más valiosas de Europa, las
de medianos o pocos recursos económicos susti-
tuian esta carencia con el ingenio siempre fecundo
del platero popular , del que nos han quedado
ejemplos que continúan repitiéndose con igual
diseño como son los de Iguala, Colima У Huetamo ,
que realizan collares, aretes, anillos, de un estilo
similar, en oro amarillo Colima y oro rojo Iguala
y Huetamo, joyería que, a pesar de su baja ley
( 12 kilates) , no pierde en gusto y gracia. Pátzcuaro
trabajó en plata cincelada y calada con guarni-
ciones de cuentas rojas, hermosos collares, prende-
dores, cruces, aretes y arracadas, en donde no
falta el elemento básico de su inspiración : los pesca-
dos, que son a la vez alimento y comercio de los
pueblos de las riberas del lago que lleva su nombre.
Oaxaca y Mérida compiten en hermosas filigranas
de oro ; pero Oaxaca las adereza con perlas y
corales principalmente, y produce además grandes
arracadas de plata y de cobre dorado a muy bajo
precio .
Yalalag no tiene igual en variedad de cruces
y cadenas de hilos torcidos en plata, muy del gusto
de nacionales y extranjeros . Las cruces se origi-
naron como presente de boda de la madre a la
hija, en una simbología muy espiritual.
Juchitán produce la joyería en oro de mayor
lujo . Muy amantes de las monedas acuñadas a
principios del XIX y durante el corto período del
Imperio de Maximiliano , sus regios collares y
XXI. Huipiles típicos de las mujeres juchitecas y tehuanas del Istmo . Col. Alfa Ríos de Henestrosa .
 Huipil de uso común , collar y aretes de oro ; atuendos de la mujer de Juchitán, Oaxaca . Col.
Alfa Ríos de Henestrosa .
125. Rosario con cuentas de coral ; relicario, cruces y medallas de plata , de uso tradicional entre las
mujeres de Oaxaca. Arracadas de plata del Valle de Toluca. Col. Olga Tamayo y Alfa Ríos de
Henestrosa .
126. Anillos, aretes y collares de oro con coral, comúnmente usados por la mujer juchiteca y Rebozo
de bolita de Tenancingo . Col. Alfa Ríos de Henestrosa y Olga Tamayo .
HISTORIA GENERAL DEL ARTE MEXICANO

127. Árbol de la jícara del que se obtienen las

jícaras que se maquean y pintan.
128. Vendedoras de bules que adquieren los ma-
queadores. Rumbo a la feria de Huaspalte-
tec, Oaxaca .
129. Vendedores de guajes para maquear, ayates
y camisas bordadas . Mercado de Actopan,
Hidalgo .

118
130. Objetos decorados con las diferentes técnicas
tradicionales del maque, rayados y pintados.
Colecciones, Museo Nacional de Antropolo-
gía e Isabel M. de Paalen .
131. Jicalpestle con pintura tradicional al estilo
Cortesía Alfa Ríos de Henestrosa.
132. Arcón maqueado y « rayado ». Realizado
por Dámaso Ayala. Olinalá , Guerrero .

119
 T
HISTORIA GENERAL DEL ARTE MEXICANO

‫يكود‬
133. Juguetes miniatura de diversos materiales y
procedentes de varios puntos del país. Col.
Museo Nacional de Antropología .
134. Juguetes maqueados, artesanía de los niños
de Olinalá, Guerrero . Col. Museo Nacional
de Antropología.

120
 600000
www
w
XXII. Camisas de diversos grupos étnicos ; la del centro con pechera y puños de piquitos, las usan
los hombres tojolabales de Chiapas. Col. Irmgard W. Johnson.
 CLASIFICACIÓN Y DESCRIPCIÓN DE LAS MANIFESTACIONES POPULARES
largas cadenas rematan en dijes de monedas de
diferente valor. Con ello la juchiteca agrega a su ya
lujoso atuendo, una impresionante nota de riqueza .
A Guanajuato se deben las figurillas y escenas
de « plata pella », ya mencionadas, y muy proba-
blemente las ingeniosas matracas con escenas y
personajes populares en miniatura, que se adqui-
rían muy comúnmente durante los días de cuaresma ,
olvidadas en las primeras décadas del presente siglo.
En Puebla continúa la tradición de los pescados
de escamas articuladas, ya admirados por Cortés
y los cronistas del siglo xvi , ahora convertidos en
aretes o collares de oro o plata, e imitados por
otros países.
En Tepetlaostoc, pueblo mazahua del Valle de
Toluca , se hacen las grandes arracadas de hilo de
plata con flores, mariposas y pájaros de un peso
casi mayor al soportable ; sin embargo, las mujeres
nativas, para quienes han sido hechas, las lucen
con verdadero encanto .
La ciudad de México tuvo hasta principios del
tercer cuarto de este siglo, una inspirada y devota
artífice, doña Matilde Poulat, quien creó una rica
línea de sabor popular : interminables estilos de
prendedores , collares, aretes, cruces, vírgenes y
porta-retratos lucían en vitrinas y aparadores de
las principales joyerías de la ciudad : plata floreada
con engarces de coral, turquesa y amatista de ori-
ginal flexibilidad, es la línea que esta admirable
mujer legó a la posteridad .
Guadalajara, la segunda ciudad en desarrollo
socio-económico del país, y su vecina Tlaquepaque ,
merecieron el honroso primer lugar como produc-
toras de piezas de orfebrería, y su mayor expresión
la alcanzaron en las primeras décadas del presente
siglo .
Un grupo de admirables artífices hicieron escuela ;
entre ellos sobrevive con mayor descendencia pla-
tera el maestro don Manuel Peregrina . A él se
deben regios ejemplares dedicados al culto cató-
lico, y una muy peculiar línea de elementos de
charrería, tanto para el adorno de trajes y som-
breros, como de los arneses de la cabalgadura charra .
El maestro Peregrina pasa ya de los sesenta años
en el ejercicio de este noble oficio .
Finalmente , Taxco, región pintoresca enclavada
entre agrestes montañas, vecina a ricos yacimientos
de oro, pero principalmente de plata, explotados
desde los primeros años de la Conquista, ha tenido
como consecuencia un floreciente desarrollo en el
campo de la platería . Han traspasado las fronteras
las creaciones de los Castillo, los Pineda, los Zamora,
entre otros discípulos del canadiense William Spra-
tling, quien, con acierto y preparación , llegó a
esas tierras dispuesto a establecer un taller que
hiciera escuela entre aprendices y oficiales.
Gracias a los esfuerzos y dedicación de ellos ,
la ciudad de Taxco ocupa desde hace ya varias
décadas el primerísimo lugar como productor en
piezas de orfebrería y joyería modernas.
AMANTECAS
También había otra casa de labor de pluma que por dentro
estaba la pluma en lugar de encalado .
SAHAGÚN
Demos un salto en el orden de la producción ,
y comparemos la actual realidad con quienes tan
conectados estuvieron en la antigüedad al arte de
la platería.
Nos referimos a los únicos e inigualables crea-
dores de una de las más exquisitas artesanías de
todos los tiempos, o sea los mosaicistas plumarios,
a quienes se designaba con el nombre de aman-
tecas, por haber sido en Amantlán el sitio en donde
originó este bello arte, que completaba y aun su-
peraba las imponderables joyas de la platería prehis-
pánica.
Es de lamentar no contar en el presente con
ejemplos que merezcan la pena de ser mencionados,
pues esta artesanía se ha paralizado en lo que va
del presente siglo ; considérase que por lo que re-
presenta << El Arte Popular y la Artesanía Artísti-
ca » , ignorar una de sus más preciadas joyas -aun-
que pertenezca a un pasado temporal- es tanto
como renunciar a ella definitivamente.
Concedamos la palabra a uno de los más distin-
guidos testigos del arte plumario : Fray Bernardino
de Sahagún, quien con veracidad y honradez - según
sus propias palabras se concretaba a transcribir
lo que veía, o a comentar los informes que le daban
los propios nativos, más la confirmación de hechos
mediante ejemplos que tuvo a la vista.
<
«
<< Estos amantecas, pintores de pluma , los que
tienen su placer en la pluma comienzan así su obra :
121
HISTORIA GENERAL DEL ARTE MEXICANO
<< El oficial de plumas es único , hábil e ingenioso
en el oficio . El tal oficial si es bueno suele ser ima-
ginativo, diligente, fiel y convenible, y despachado
para juntar y pegar las plumas y ponerlas en con-
cierto y con ellas siendo de diversos colores hermo-
sear la obra ; al fin muy hábil para aplicarlas a
su propósito ».
Y más adelante, al insistir en la descripción de
este aristocrático oficio, continúa :
<< Porque los pochtecas eran los que introducían
y procuraban las diversas plumas preciosas , las
variadas plumas que se consumían en manos de
los amantecas . En sus manos , eran desbaratadas
las plumas de quetzal , de zacuan , de tlauhquechol ;
en sus manos se consumían toda clase de plumas
preciosas. Eran ellos los que las hacían aparecer
hermosamente, las trabajaban con primor, con
ellas ejercían su arte plumario » .
<<<Pues todas las insignias militares eran de pluma
fina, enteramente todas . Con lo cual parecían muy
bien : ya el quetzalpaczactli , ya el cuaxólotl, o
un justillo de pluma amarilla, un justillo hecho de
plumas de papagayo azul, un justillo que tiene
la espalda azul claro con listas de pluma de tordo,
un justillo hecho de pluma roja como grana, de
plumas de cochtli , un justillo de pluma de garza,
etc. Cualquiera que fuera la cosa que hicieran
porque eran muy diferentes las formas de las in-
signias ».
<< Entonces, poco a poco, fueron descubriendo ,
fueron inventando, fueron poniendo en el uso todos
sus instrumentos de trabajo, la paletilla de metal,
cuchillo de metal , con que se cortaba la pluma y
la plegadera de hueso con que se pega, y el pincel
y las cazoletas de pintura, con que pintan y deli-
nean un modelo , y el cortador de palo , sobre el
cual se corta la pluma , le acomodaron fuerte metal :
el palo es palo colorado » .
MAQUES
AXIN
El ungüento amarillo llamado axin tiene lo siguiente : que
es muy amarillo, blando y cálido, este axin se hace de unos
cuquillos como moscas que nacen en el árbol que se dice
axquáuith, y cógenlos para cocerlos y como están ya cocidos
de ellos exprimen el axin, que es como un ungüento amarillo,
y lo envuelven con las cáscaras de mazorcas de maíz.
SAHAGÚN
122
Hay piedras en esta tierra de que se hace el barniz ; lláman-
las tetizatl ; son piedras que se hacen en los arroyos hacia
Tetlán. Usan mucho de esas piedras para embarnizar las
jícaras. Hay otros materiales como en la letra se declaran.
SAHAGÚN
Los documentos escritos durante los siglos XVI
y XVII, por Sahagún, Torquemada, Gómara, Durán,
Mendieta, El Códice Mendocino, La Matrícula de
Tributos; los libros sagrados de los mayas : Popol
Vuh y Chilam Balam ; Fray Alonso de la Rea en
el XVIII, posteriormente Clavijero ; y entre los !
contemporáneos : Nicolás León , José Guadalupe
Zuno, Jorge Enciso, Maximiliano Chabertí, Fran-
cisco de P. León , Gutierre Tibón , con estudios ,
observaciones y experiencias vividas, investigaciones
y relatos, presentan , unido a su gran espíritu de
observación, muy importante información de los
trabajos de maque (recientemente llamadas lacas) ,
como una de las expresiones artísticas artesanales
que entre los antiguos aborígenes se inició no
sabemos en qué siglo ; sin embargo, se han encon-
trado vestigios de ellas en tumbas precortesianas ,
aplicados a fragmentos de tecomates y jícaras.
Tompson y Vaillant las dan por hecho entre
los mayas y en los tianguis de los primeros años
de la dominación hispana y nos dicen : « se ofre-
cían jícaras y vasijas que estaban galanamente pin-
tadas » , y por los colores de sus pinturas y sus cuali-
dades de brillo y resistencia, se sabe de hecho que
no pudieron ser otra cosa que vasijas maqucadas.
Materias , procesos, estilos y técnicas serán los
cuatro sistemas de las diferentes regiones que in-
tentaremos reseñar en el renglón de una de las
más preciadas, originales, genuinas y deliciosas
expresiones artísticas del México antiguo y contem-
poráneo.
Es importante reflexionar acerca de que hayan
sido los Estados de Michoacán, Guerrero , Oaxaca,
Chiapas, Veracruz y Yucatán, los propiciadores
del desarrollo y el cultivo de esta actividad , y la
primera respuesta que se nos viene a la mente es
que son esas zonas quienes poseen todas las indispen-
sables materias primas, que habían de originar
tan genuino como complicado proceso de desarrollo.
Siendo en la actualidad Michoacán y Guerrero,
y en menor importancia, Chiapas, los que sobre-
viven en producción y con sus originales procedi-
mientos, a ellos nos referiremos principalmente.
 CLASIFICACIÓN Y DESCRIPCIÓN DE LAS MANIFESTACIONES POPULARES
¿ Qué es el maque ? De antiguo se le conoce,
lo mismo que como pintura al aje :
Sus componentes básicos son los que en lengua
tarasca se denominan : teputzchuta, aceite de chía
y axe ; más la tzipiatz y la sisa, productos combi-
nados de los anteriores.
TEPUTZCHUTA, un producto mineral compuesto
de carbonatos de cal y magnesio, más una pequeña
porción de sílice con óxido de hierro, al que los
mineralogistas denominan dolomía y los de Guer-
rero, en lengua nahuatl , llaman tecoxtle . Se le
localiza en abundancia en Charapendo y Jicalán
Viejo, lugares vecinos a la ciudad de Uruapan.
ACEITE DE CHÍA, obtenido de las semillas de salvia-
chían, y cuando falta se sustituye con aceite de
chicalote o de linaza , crudo . Y ésta es la base de
las pinturas de Olinalá .
<< AXE O AJE ( Coccus axin) , al que los entomólogos
<
« Sisa.
llaman ni- in, es un insecto muy parecido en forma
y costumbres a la cochinilla de nopal. Este hemip-
tero vive en varios lugares de México : Uruapan,
Yucatán, Tlacotalpan, etc. Se alimenta de las
plantas denominadas Spondias nombin » .
HERRERA (Insectos mexicanos)
COLORANTES, son productos naturales obtenidos
de varias tierras, más el púrpura , que es un pro-
ducto animal.
PROCESOS para obtencion de las materias :
La teputzchuta, se pulveriza y tamiza , hasta
convertirla en un polvo casi impalpable.
El aceite de chía , se obtiene de la diminuta semilla
oval y morena, que tuestan y muelen, y amasan
con agua tibia hasta formar unas bolas, que expri-
men en prensas de madera muy lisa ; la prensan
fuertemente para extraer el aceite . A este aceite
llaman chamate los de Olinalá, sus propiedades
son de valor fundamental para el maqueado , por
su excelente condición de aceite secante y absor-
bente.
La grasa de aje, se obtiene mediante el siguiente.
proceso : se vacían los insectos vivos en un trasto de
agua hirviendo ; se mueve constantemente con una
paleta hasta que empieza a despedir una materia
amarillenta ; caliente, se muele en cortas cantida-
des, en un molcajete o mortero, y de allí se vacía
en un trasto que contiene agua fría, a través de
una manta rala que sirve de coladera . Al cabo
de dos días se lava bien, batiéndola en agua fría ;
queda una pasta limpia, que se envuelve en peque-
ñas porciones, en hojas de maíz . Y así se conserva
indefinidamente. Estos tamalitos de aje, son cada
vez más apreciados en el mercado , y más difíciles
de conseguir.
Para que la grasa de aje pueda utilizarse en el
maque con los demás colores, es necesario formar
la tzipiatz (cosa pestilente) .
Tzipiatz. Se toma un fragmento de grasa de
aje y se le hace arder en la flama de una bujía,
ocote, lámpara de alcohol , o cualquier otra flama .
A medida que arde esta grasa cae, gota a gota,
en un tiesto en el que se puso previamente una
porción de teputzchuta y aceite de chía y bien
mezclados ambos ingredientes se logra una crema
de regular consistencia.
Se compone de una mezcla de teputzchuta
y tzipiatz .
Colores. Entre los maqueadores de Guerrero,
que antiguamente hablaban la lengua nahua, los
colores han conservado su nombre original.
El tlalxococ , es una tierra transparente parecida
al copal .
El tejotlali, es azul.
Para el blanco usan tolte y tesicalte .
El tlapezole, que es negro, se obtiene mezclando
al blanco polvo de carbón de olote .
La charanda, da el siena rojo, que es el color
que se da al exterior de las bateas de Michoacán
y al interior de las cajas de Uruapan.
El añil y el tejotlali dan el azul .
El amarillo lo sacan del zacapale ( que es la
igüetacua de los de Michoacán) .
Los verdes y morados se obtienen de la mezcla
de azul y amarillo los primeros, y azul y grana
los segundos .
La grana, es el producto de la cochinilla, o Coccus
cochinillifer.
Para los maques de Guerrero, el color funda-
mental es el azarcón , que da un anaranjado cálido .
De las cualidades de duración y belleza de los
maques, ya se ocupaba el padre Fray Alonso de
la Rea y los describía así :
<
«
< La pintura de Peribán, hasta hoy no imitada,
se inventó en esa Provincia ; y fuera de ser tan
vistosa, el barniz es tan valiente que a porfía se
deja vencer del tiempo , con la misma pieza en
123

HISTORIA GENERAL DEL ARTE MEXICANO
que está pegado, porque siendo natural en todos
los colores marchitarse con el uso, perderse y
desplegarse con las aguas calientes, con los golpes
y trasiegos, este de Michoacán no se rinde ni mar-
chita con el tiempo , sino que se hace tan de una
pasta con la madera o vaso, que dura lo mismo
que él ».
Por ser tan antiguos y gustados los maques de
Peribán, no había hogar mexicano , hasta princi-
pios de este siglo , que no tuviera por lo menos una
<< peribana » en casa.
A toda pieza pintada al aje se le daba el nombre
de peribana, ya fuera un arcón, una arqueta, una
batea, una caja o una jícara, eso debido a la po-
pularidad y aprecio en que se les tenía .
En la actualidad, esta provincia de Michoacán
ha dejado de practicar tan noble artesanía ; pero
las maqueadoras de Uruapan, copian con acierto
algunos antiguos modelos de la región .
ESTILOS POR REGIONES
En los maques mexicanos se han aplicado estilos
y técnicas concordantes a cada región .
Las pinturas se aplican sobre piezas manufactu-
radas en madera o en tecomates, guajes, balsas o
calabazos.
En Michoacán hay dos comarcas que siguen la
tradición del maqueado : Uruapan y Pátzcuaro, y
otra, Quiroga, en que la pintura ha degenerado
en materiales corrientes de tlapalería, y sus finos
motivos también han cambiado por grotescas flores
o cursis paisajes que más parecen un mal anuncio
comercial que un simpático y útil producto artesa-
nal como fue el de esta región en tiempos pasados .
Las otras dos ciudades, Uruapan y Pátzcuaro,
realizan en maderas de los árboles de tilia o tzirimu ,
palo bobo y colorín, toda una variedad de piezas :
charolas, bateas, arcones, arquetas, biombos, re-
pisones, cajas de diferentes tamaños y para dife-
rentes usos.
Y en Uruapan imitan también , en madera , toda
clase de frutas y legumbres de la región : guayabas,
duraznos, aguacates , manzanas, tejocotes, poma-
rosas, calabacitas , etc., que maquean , así como
jícaras y tecomates y que obtienen del árbol del
mismo nombre, que es una planta cucúrbita, cuyos
124
T
IN
frutos esféricos seleccionan, tallan y preparan,
hasta dejarlos bien lisos y pulidos, interior y exte-
riormente.
Uruapan sigue la tradición de las antiguas peri-
banas, es decir, usa la técnica del «
< embutido »,
que efectúan de la siguiente manera :
Bien secas y pulimentadas las piezas, se aplica
la sisa con uniformidad y se espolvorea la charanda
finamente molida y tamizada por la cara exterior
de la batea. Se deja secar . Se aplica de nuevo la
sisa y en seguida el color en polvo ; se le agregan
unas gotas de tzipiatz y se deja secar.
Bien seca la sisa y el color se frota la pieza con
un lienzo o algodón hasta obtener el lustre y puli-
mento uniformes .
Cuando está lista la cara exterior, se procede
de la misma manera con la interior, pero aplicando
el color negro o verde, en lugar de la charanda.
Cuando ambas caras están perfectamente ma-
queadas, se empieza a delinear, con un punzón
de fina punta, acerada, la decoración de la cara
interior en el caso de las bateas o exterior en las
cajas . Esa decoración consiste en flores de dalias
y crisantemos acompañadas de otras florecillas sil-
vestres, que nacen en el campo mexicano .
Una vez delineado todo el dibujo, se entresacan
con una navaja bien afilada las partes de los espa-
cios que llevan un mismo color, y en los huecos
que quedan se pone sisa, más el polvo del color
correspondiente al dibujo y una vez que está bien
seco, se repite la misma operación , tal como se
aplicó en el maqueado general ; cuando se termina
la operación del primer color, se hace lo mismo
con el siguiente, y así sucesivamente hasta terminar.
Cada color debe secar perfectamente antes de pro-
ceder con el siguiente .
Al final, y bien secos los colores, se abrillanta
frontando con algodón toda la pieza y si es nece-
sario se agregan finas gotas de grasa de aje y de
aceite.
Las peribanas, que hoy día se copian en Uruapan ,
son de diseño del más fino acabado, gustan de
gráciles flores como el aretillo y el jacalaxochil, a
las que perfilan con líneas de suaves tonos algunos
de sus pétalos ; completan el dibujo animalillos ,
como liebres o venados, que semejan gacelas ; dan
al conjunto valores de luces y sombras, que enri-
quecen su plasticidad.
EE
O
XXIII . Maques de Olinalá . La gran batea está decorada con pintura de cochinilla. Col. Museo Nacional
de Antropología.
 CLASIFICACIÓN Y DESCRIPCIÓN DE LAS MANIFESTACIONES POPULARES
En dicha región, el maqueado ha pasado a la
población mestiza urbana, y son las mujeres las
que manejan casi totalmente la producción , en tanto
que la preparación de las maderas para la manufac-
tura de las piezas y la de las demás materias primas
vienen de la población campesina tarasca.
Pátzcuaro es, entre todos , el lugar que ha reci-
bido mayor influencia oriental en el estilo y la
técnica de la decoración ; y se registran muchas
coincidencias, en la aplicación de los aceites mor-
dentes, el uso de oro de hoja y las pinturas al
óleo, con las lacas rusas de Fedoskino, salvo que
en dicho lugar usan del secado al horno sobre
piezas de papel fuertemente prensado.
En Pátzcuaro, parten de una pieza de madera,
perfectamente maqueada, como se explicó en las
de Uruapan, y sobre la superficie pintan al óleo
paisajes que a veces son réplicas de las lacas de
China y el Japón, las cuales llegaban a estas tie-
rras a través del Pacífico , desde Manila . Termi-
nada la decoración al óleo , se agregan las partes
de hoja de oro que ha de dar a la pieza mayor
brillantez y lujo.
Los maques producidos en estas dos regiones de
Michoacán, por lo delicado de la labor, la alta
calidad de los materiales, y el tiempo que se re-
quiere en la realización de cada pieza, alcanzan
unos precios que pueden parecer elevados a quien
sea poco conocedor, pero quienes aprecian las obras
de alta calidad, celebran poder adquirir aún esta
fina clase de objetos en nuestra época de alta me-
canización .
Insistimos , una vez más , sobre las cualidades
excepcionales de la grasa de aje, base de esta arte-
sanía y dejamos la palabra a Víctor G. Bloede,
distinguido entomólogo de la Comisión Científica
de Yucatán, quien dice :
<< Lo extremadamente aceitoso del ni-in (aje)
es lo que, sin duda , lo hace muy valioso en el
empleo de las artes , así como por ser secante, no
habiendo nada igual para los artistas como su
disolución en trementina mezclada con colores
finos ».
« Pero el valor principal del ni -in , y que le dará
una importancia comercial, es la propiedad que
tiene de formar un barniz resinoso, que, tratado
como he dicho antes, lo hace superior a la goma-
laca para muchos objetos » .
Olinalá
Olinalá es un villorrio enclavado entre montañas
del Estado de Guerrero. Su condición topográfica
la mantiene hasta hoy en día aislada de carreteras
que la comuniquen con facilidad con ciudades
importantes ; en mejor comunicación desde la capi-
tal de la República es la carretera hacia Cuautla,
uno de los pueblos cabecera del Estado de Morelos ,
У desde allí, hay un servicio particular de avionetas
bimotores, que se alquilan para llegar a Olinalá .
De otra manera, el camino por tierra significa
atravesar largos kilómetros de brechas, en oca-
siones completamente intransitables, y el viaje
puede durar hasta tres días.
En este antiguo pueblo viven aproximadamente
12,000 habitantes, mestizos todos ; un cincuenta
por ciento de ellos está dedicado y vive del pro-
ducto que les da la manufactura del maque, prin-
cipal fuente de ingresos desde hace ya algunos
siglos . Es actividad en la que participan hombres,
mujeres y niños . Pintan sobre artefactos de madera
y sobre bules , guajes, o tecomates que recortan ,
limpian y pulen y acondicionan para jícaras, vasi-
jas, o pájaros de la más extraña fantasía ; modelan
además toda clase de frutas de pequeñas dimen-
siones.
A diferencia de Michoacán, en Olinalá usan otras
maderas, como el pinocote o el copal , que en
arcones o cajas, pintan también por la parte in-
terior, aunque con una sola decoración en la tapa
del arcón, consistente en el águila nacional, copia
de la primera que llevaba el lábaro patrio ; otra
de las maderas empleadas es el linaloé, una madera
aromática, de suave y perenne fragancia, cuyos
árboles crecen en la zona tropical de Ixcamilpa,
a 40 kilómetros de Olinalá.
Aunque es difícil conseguir en la actualidad los
arcones, arquetas y cajas pañoleras de esta madera
perfumada, siguen siendo muy codiciadas por quie-
nes gustan de guardar en ellos la ropa de cama o
los pañuelos, debido a esa agradable sensación
de frescura, que huele a campo embalsamado.
Esta región, junto con otras de Tierra Caliente,
del propio estado de Guerrero, por ejemplo Acape-
tlahuayan, Chiepetlán, como principal productora
de chía y Temalacacingo, productora de grana,
crean la más interesante de las técnicas del ma-
125
HISTORIA GENERAL DEL ARTE MEXICANO
queado, conocido como << rayado » O <<< recortado » .
Data de épocas precolombinas y coincide con lo
que los arqueólogos clasifican como cloisonné de
algunas cerámicas teotihuacanas. Y en esta técnica,
otra circunstancia nos asombra ; su parentesco técnico
con las admirables lacas de Coromandel.
Consiste el rayado en aplicar, sobre la pieza que
va a decorarse , una primera capa de maque,
que en esta región se prepara a base de chamate,
el cual se obtiene de tostar y moler las semillas
de la chía ; se mezcla con agua tibia, se amasa
para formar bolas de regular tamaño y se expri-
men fuertemente por medio de una prensa manu-
facturada con las más elementales leyes de la me-
cánica.
El chamate es, en las lacas de Olinalá, lo que la
sisa en las de Uruapan y Pátzcuaro.
En seguida, con tlapezole, que es el resultado
de la mezcla de dos tierras, y el polvo de color,
que actualmente se adquiere en tlapalerías, se
revuelven perfectamente , y se procede de manera
semejante a lo ya explicado en los maques de
Michoacán, es decir : puesto el chamate, espolvo-
rean el tlapazole mezclado con el color seleccio-
nado ; se brune con un pedernal para dar lustre,
y se agrega, con una muñeca de algodón, una
segunda capa de color ; se pone a secar y se vuel-
ve a dar lustre, esta vez con más energía, y así
sucesivamente se repite la operación del pulido
otras tres veces . Se deja secar durante varias semanas .
Perfectamente seca y adherida a la vasija esta
primera capa de maque, se superpone de igual
manera una segunda capa de otro color, y cuando
está suficientemente seca, se repite la operación
con un tercer color. Bien seca esta última capa, se
dibuja rápida y espontáneamente, marcando con
la punta de una espina de huizache o aguja de
acero, los motivos en el último color, con el que
se va a decorar ; trátase , por lo general, de animales ,
flores y plantas de la región, distribuidos y enmar-
cados con armonía y acierto ; las partes del maque
sin diseño , se levantan con la punta (cañón) de
una pluma de gallina, y así aparece el segundo co-
lor ; sobre éste se repite la operación del recortado
con nuevos motivos, que enriquecerán el decorado .
Finalmente, eliminan las partes sobrantes de dicho
segundo color y así aparece el del fondo .
Hay quienes, haciendo gala de su habilidad y
126
fantasía, han pintado y recortado hasta cinco ca-
pas en diferentes tonos . Pero abundan las piezas
que tienen sólo dos : el recortado y el del fondo ,
y resultan igualmente bellos por lo fino y rico del
diseño .
Entre los colores , el de más tradición en la actua-
lidad es el azarcón , que suple al carmesí o grana
muy comúnmente, usado hasta la segunda década.
del presente siglo, y hoy en día de muy alto costo ;
otros colores son el azul de prusia, el negro carbón
de olote, el rojo bermellón, el amarillo cadmio,
el morado obispo , el pardo, y entre todos éstos ,
una infinita variedad de tonos . En las combinaciones
que inventan son infalibles maestros .
Del rayado son comunes los arcones, arquetas,
cajas, alhajeros , cigarreras, bules, charolas y teco-
mates.
Hay, además, un segundo y un tercer estilos de
decorar : pintan dorando y combinan la pintura con
el rayado .
Al pintado , que también llaman dorado , lo rea-
lizan con tan buenas artes como al rayado ; cambian
los motivos agregando a una fina y minuciosa de-
coración floral, escenas en donde participan todos
los elementos de que se compone un paisaje : per-
sonajes, ciudades , animales, máquinas, leyendas,
insignias patrias, etc. Antiguamente aparecían partes
en que se aplicaba la hoja de oro o de plata. En la
actualidad, solamente algunas jícaras semiesféricas
llevan un listón plateado.
Finalmente , el tercer estilo combinado de pintura
y rayado es frecuente en los arcones .
De esta región procede la abundancia de dimi-
nutos frutos, tallados en suaves maderas y deli-
ciosamente maqueados, y es tradicional, desde si-
glos atrás, el gusto por las jicaritas miniatura . Gustan
con visión y acierto de aprovechar las formas ca-
prichosas de los guajes para transformarlos en gran
variedad de animales : garzas , pavos , víboras, co-
dornices, colibríes, etcétera .
Chiapa de Corzo
Pueblo enclavado entre las tierras caliente y
fría del estado de Chiapas, vecino al Gran Cañon,
del Sumidero uno de los más imponentes que se
conocen en América ; conserva la tradición, remota
 CLASIFICACIÓN Y DESCRIPCIÓN DE LAS MANIFESTACIONES POPULARES
ya, de las jícaras pintadas. Éstas son hondas y re-
dondas ; las hay medianas, grandes y mayores ;
a las últimas las llaman jicalpestles .
Hasta hace algunos años se distribuían por toda
la región del Istmo ; aún las transportan sobre la
cabeza algunas mujeres de Juchitán , quienes van
al mercado cargadas de frutas adornadas con ban-
derines de papel de china recortado y de hojas de
oro y de plata ; así también las transportan durante
las funciones más solemnes de la Cuaresma, que es
cuando las cubren de flores que ofrendan a la igle-
sia.
Chiapa de Corzo se caracteriza por los maques
pintados con exclusiva decoración floral ; las pin-
tadoras de la vieja escuela, cubren cualquier super-
ficie, por grande que ésta sea , de pequeñas y múl-
tiples flores sueltas o en rama. Las más corrientes
hacen lo contrario : llenan los espacios con grandes
flores, generalmente rosas o amapolas, las cuales
recuerdan los bordados del traje de fiesta de la
tehuana.
Constituye un honor reconocer la labor desem-
peñada por algunos de los más sobresalientes artistas
contemporáneos del maque : en Olinalá, la dinastía
Ayala encabezada por don Margarito, don Dámaso
y Esteban, Justino Rendón y Acevedo y Edmundo
Rendón ; Antonio León y Juana Patrón, para
mencionar sólo unos pocos ; de Pátzcuaro, el más
distinguido pintador del presente siglo ha sido
don Salvador Solchaga.
JUGUETES Y MINIATURAS
La Enciclopedia Universal nos dice :
Jugar : Hacer algo con espíritu de alegría y con
el solo fin de entretenerse o divertirse .
(Travesear, retozar, etc. )
Juguete : Objeto curioso y bonito con que se en-
tretienen los niños. (Chanza o burla)
(Canción alegre y festiva // Composición
musical o pieza teatral breve o ligera. //
Juguete lírico, cómico, dramático . // Per-
sona o cosa dominada por fuerza material
o moral que la mueve y maneja a su
arbitrio. // Juguete de las olas , de las pa-
siones, de la fortuna....
A las páginas interminables de acepciones de
estas dos palabras, podríamos agregar a la Enci-
clopedia otras : objeto bonito o feo con que se entre-
tienen los niños y que provoca la sonrisa de los
mayores ; objeto que sorprende , que daña , que
sugiere, instruye, educa, advierte, asusta , suspende ;
que invita a soñar, que protege la salud, quita la
angustia, desarrolla energías ; juguetes que imitan
a la ciencia , la técnica, el arte, la sociología, la
vida diaria. Juguetes mágicos : representativos de
los astros, de los dioses, de los espíritus del mal
o del bien ...
Con esos y muchos otros atributos, el juguete
mexicano ha cumplido, y ha cumplido en una o
en otra forma desde las antiguas culturas de Mesoa-
mérica.
Sin embargo, algunos de los estudiosos más
doctos en la materia, no podrían precisar cuáles
objetos arqueológicos serían juguetes, según nuestro
actual concepto del término, pues es probable que
una amplia variedad de piezas encontradas en
los entierros, a pesar de sus pequeñas dimensiones,
y que podríamos clasificar como trastecitos, muñe-
quitos, animales rodantes, vasos silbadores, y aun
las mismas pelotas de hule, no hayan sido juguetes,
sino elementos para uso ritual o símbolos de po-
deres extraterrenales ; lo mismo lo eran las carre-
ras, el patollí, los simulacros guerreros , el volador
y el juego de pelota . Este último es , sin duda,
uno de los más estudiados por los antropólogos
de ayer y de hoy.
Y de la pelota con que se jugaba y de la que
se han encontrado ejemplares en perfectas condi-
ciones, tenemos la descripción que nos hace González
Hernández de Oviedo en su Historia Natural de las
Indias, que es una de las más completas :
<
«
<< Las pelotas con que los indios juegan al batey,
son de unas raíces de árboles y de yerbas, y zumos,
y mezclas de cosas, que toda junta esa mixtura
parece algo cerapez negra . Juntas estas y otras
materias cuécenlo todo y hacen una pasta, redon-
deándola y hacen la pelota, tamaño como una
de las de viento en España y mayores y menores ;
la cual mixtura hace una tez negra, y no se pega
a las manos . Después que está enjuta, tórnase algo
esponjosa, no porque tenga agujero ni vacío alguno,
como la esponja ; pero alijérase y es como bola y
algo pesada . Estas pelotas saltan mucho más que
127
HISTORIA GENERAL DEL ARTE MEXICANO
las de viento sin comparación, porque de solo
soltarla de la mano en tierra suben mucho más
para arriba y dan un salto , y otro, y otro y muchos ,
disimuyendo en el saltar por sí mismos » .
Pensamos por ello en consecuencia , que si la pelota
hubiera tenido uso y significado únicamente como
elemento ritual no hubiera alcanzado tan preponde-
rante importancia entre los tributos que exigían los
mexicanos a las tribus sojuzgadas, quienes tenían que
entregar a muy corto plazo, millares de esas pelotas.
Hubo juegos relacionados con la cosmogonía ;
un ejemplo de ellos es el « volador » , que aún hoy
se practica y se designa como la Danza del Volador.
El palo por el que descienden cuatro hombres
cabeza abajo, que imitan el vuelo de los pájaros
y representan las cuatro estaciones siderales , debe
ser lo suficientemente alto para dar espacio a las
vueltas que representarían los trece meses de un
año, con lo que el juego total formaría el ciclo
indígena de 52 años que eran los que transcu-
rrirían para la venida de un nuevo sol .
En cuanto al juego de patolli (patotores o patollí,
son pequeños frijolillos rojos , que hoy llamamos
colorines) , el cronista Durán nos dice :
< Hablaban a los frijolitos y al petate y decían mil
<
« Pero aparte de esos elementos citados, con que
palabras de amor y mil requiebros y mil supersti-
ciones y después de haberles hablado , ponían la
petaquilla en el lugar de adoración con los instru-
mentos del juego y la estera pintada junto a ella,
y traían lumbre y echaban en la lumbre incienso
y ofrecían un sacrificio ante aquellos instrumentos
ofreciendo comida delante de ellos... »
¡ Qué juegos aquellos de nuestros antepasados !
Al igual que en sus ceremonias rituales, la finalidad
era la magia, el recibir lo inesperado, el milagro.
Vamos un ejemplo actual de juegos y juguetes
de niños que por su aislamiento de la vida urbana ,
se encontrarían en situación similar o parecida a
los niños de épocas prehispánicas. De ellos nos
informa R.M. Zingg, quien observó, entre las
tribus nómadas tarahumaras, el hecho de que los
niños , imitando a sus mayores, toman el hacha y
se entrenan cortando pinos tiernos para construir
pequeños corrales y canoas. En tanto que « ellas
reproducen idealmente los moldes que les son fami-
liares . Imitan bellotas para copas , para servir el
tesgüino : emborrachan gloriosamente a sus muñe-
cas y las hacen actuar de la misma manera que
128
se portan sus padres en semejantes condiciones.
Con muchas piedrecitas representando personas
dentro de una casa , imitan una tesgüinada según
la tradición tarahumara ».
Podemos suponer ; ¡ qué gran distancia nos se-
para del razonamiento de estas niñas ! Mientras
lo que para ellas es un inocente entretenimiento,
en el que interpretan a su embriagado padre como
algo curioso, que atrae su atención , para cualquier
otra persona con proyección consciente de lo que
la embriaguez significa, equivale a un sentimiento
de dolor, pues sabemos de hecho, que la embria-
guez es algo muy semejante a la enfermedad.
Para los niños , un objeto científico, una compli-
cada máquina, las herramientas más burdas o de
formas grotescas, así como las piedras, el agua, la
arena, un simple cordón , cualquier palo, tubo o
rama que estén a su alcance, al llegar a sus manos
se convierte en un entretenido juguete, que maneja
con ingenio y deleite, con mayor o menor capaci-
dad creadora y, cumpliendo con las reglas que
prescribe la Academia, se entretiene, se solaza, se
recrea, y todo ello aumenta si el objeto es suscep-
tible de ser destruido .
juegan los niños mexicanos, nuestra lista de juguetes
populares es grande y sugestiva ; los hacen los
niños o los mayores. Y la variedad de los materiales
empleados, excepto la arcilla, se caracterizan por
su efímera resistencia : los hay de dulce, en una
corteza azucarada y firme que toma la forma de
botellitas, pistolas , flores, muñecos , libros , mulitas ,
que al morderse , sueltan en la boca el dulce almíbar,
con sabor suave de una esencia perfumada. En ma-
dera de pochote, se esculpen en una extraña arqui-
tectura al parecer perdida en solitarios parajes,
castillos, fortalezas, templos, además de personajes
en escenas bucólicas en las que participan chozas ,
corrales, plantas, animales, árboles , llanuras y cerros.
La lista de juguetes hechos en otras maderas
es larga : de Oaxaca nos llegan en pino policro-
mado : carretas tiradas por bueyes, rancheros a
caballo, volantines y toda una variedad de perso-
najes y animales, de expresiva plasticidad .
Con suave tejamanil decorado con flores y ce-
nefas de vivos colores, se hacen roperitos, arquetitas
y cajas dulceras especiales para llenar con camotes
poblanos , además de guitarritas y violines .
 CLASIFICACIÓN Y DESCRIPCIÓN DE LAS MANIFESTACIONES POPULARES

135. Trastecitos pintados y engretados, realizados por doña Celsa Medrano. Tonalá, Jalisco .

129
HISTORIA GENERAL DEL ARTE MEXICANO

136. Trastecitos de barro de olor, realizados por Amado Galván . Tonalá, Jalisco .

130
 The sentimientos
201
치
coraz

Trastecitos de arcilla pintados y engretados. Tonalá, Jalisco. Col. Isabel M. de Paalen .

138. Figuritas de hojas de maíz realizadas por Elisa Lazalde, y figuras talladas en madera de pochote .

131
HISTORIA GENERAL DEL ARTE MEXICANO

139. Frutas de arcilla con personajes pinto-

rescos, realizadas por jugueteros de
Tlaquepaque, Jalisco .
140. Sopladores, ciclistas, sonajas, cántaros,
jarritas de palma pintada en tejidos
diversos, de Puebla y Veracruz . Col.
Museo Nacional de Antropologia .
141. Fachada de un mesón en carrizos redon-
dos y planos. El Mezquital, Hidalgo .
Col. Rufino y Olga Tamayo.

X000
XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX ·

AXX

XXXXXX XXXXXXXX
142. Volantín de tallo de trigo. Tócuaro, Michoacán .
143. Rueda de la fortuna y carrusel tajidos en tuie y sostenidos por varas y junco. Tócuaro, Michoacán .
144. Carrusel con revolucionarios en su indefinible girar, en madera pintada en colores fuertes. Oaxaca,
Оахаса.
145 Jineteando un toro, juguete de madera pintada . Oaxaca, Oaxaca .
 K

146. Faro de arcilla de fuerte y brillante poli-

cromía. Santa Cruz de las Flores, Jalisco .
147. Figuras de arcilla de variada y humorística
fantasmagoría. Ocumicho, Michoacán. Col.
Museo Nacional de Antropología.
148 . Muñecas modeladas en papel pegado en
capas y decoración pintada. Juventino Ro-
sas, Guanajuato.

135
HISTORIA GENERAL DEL ARTE MEXICANO

149 . Vasos de vidrio soplado. Guadalajara, Jalisco. Col. Isabel M. de Paalen .

150. Vasijas de vidrio soplado . Guadalajara, Jalisco . Col. Isabel M. de Paalen .

136

)
 CLASIFICACIÓN Y DESCRIPCIÓN DE LAS MANIFESTACIONES POPULARES
Muy finos, como alhajas, son los instrumentos
musicos con incrustaciones de concha nácar, que
proceden del Mezquital, guardados en sus propios
estuches, trabajados con igual primor.
En madera torneada y laqueada se manufacturan
trompos, perinolas, baleros, yo-yo y ajedreces, cuyos
principales proveedores se encuentran en Teocaltiche.
En otras maderas suaves tallan rifles, cañones,
viboritas, matracas , sorpresas, maromeros, jinetes
de la suerte, moblaje y toda la clase de enseres
de madera que requiere una casa habitación.
De hueso se hacen dominós con todo y su estuche,
ajedreces y trastecitos para el arreglo de una mesa.
De lámina de hojalata , Oaxaca y Juventino
Rosas surten el mercado con toda clase de herra-
mientas para jardinería, regaderas, cubetas, palas ,
jaulas, botes lecheros , sonajas, güíjolas , braseros,
macetitas con flores, casitas tropicales, estrellas,
pájaros, mariposas, etc. Además ejecutan todos los
elementos requeridos para formar un Nacimiento,
o adornar un árbol de Navidad .
De suave y delicada belleza son los maques de
Olinalá, con los que hacen bules , cajitas y jícaras
dorados y pintados o rayados, y frutas de fina madera .
Muy gustada por chicos y grandes es la juguete-
ría de plomo de Colima : modelan soldaditos, ca-
ñones, rifles, jaulas para colgar y de columna , ma-
quinitas para coser de marca Singer, cunitas, jar-
dineras, bancas para jardín , mesitas, columnas,
sillas , todo con los mismos moldes que se repiten
igual, por generaciones y generaciones .
En hoja de maíz se hacen mulitas cargando hua-
cales dentro de los que llevan panochitas azucara-
das de limón y de fresa ; o flores y frutas naturales,
especiales para venderse fuera de los templos , el
Jueves de Corpus. Mención especial merecen los
trabajos de doña Estela Lazalde, una consumada
artista, quien modela con hojas de maíz claro,
combinadas con hojas de maíz morado , una serie
interminable de viejecitos y viejecitas , reminescente
de los antiguos pregoneros que deambulaban por
las calles de la ciudad vendiendo toda clase de
variados alimentos , desde el menudo de borrego,
hasta la calabaza y el camote tatemado ; costum-
bre que perduró hasta la primera y segunda dé-
cadas de este siglo .
Como ingenua síntesis del mecanismo y de la
forma, se producen en tule o petate ferrocarriles,
aviones, volantines y carruseles, además de charros
a caballo, pájaros, soldados de la Revolución acom-
pañados de sus adelitas inseparables, kioskos pueble-
rinos con bandas de músicos, estrellas y algunos
animales cuadrúpedos .
De tallo de trigo realizan con sutil plasticidad
ruedas de la fortuna, volantines, carruseles , colum-
pios y jinetes .
De palma, vara o carrizo, tejen tompiatitos,
canastitas , chiquigüites para transportar la ropa
sucia, todo lo propio para el mundo imaginario
de muñecas o enanitos invisibles.
De crín de caballo , teñida en suaves colores, se
tejen canastitas , costureros y charolas con juegos
de té, jarras y tazas para el café, o bien botellas
con servicio de copas .
En papel de china , papel lustre y metálico, se
hacen papalotes, aviones, globos , piñatas, rehiletes,
figuras caricaturescas, tortugas, toritos , golimuer-
tos acompañando un sepelio. Y de papel grueso
pegado en varias capas, modelan alebrijes, judas,
chingamusas y toritos pirotécnicos , máscaras,
gorros, jinetes, cabezas de caballos, Sancho Panzas,
muñecas, caricaturas humorísticas de personajes
populares, más una gran variedad de esqueletos y
calaveras conque los chamacos se divierten los días
cercanos al de los fieles difuntos.
El vidrio estirado con soplete , es un delicioso
material para hacer maromeros de agua, candeleros,
jaulitas, maceteros , familias de animalitos, garzas ,
pollitos, cerdos , etc. , y veleros trabajados en una
admirable filigrana blanca .
Caricaturescas muñecas de trapo, son los jugue-
tes preferidos por las niñas rurales.
La más amplia línea de juguetería es la que se
interpreta a base de arcillas, ya sean solas o com-
binadas con otros materiales : trastecitos de Tonalá
y Guanajuato, que miden desde 2 centímetros en
su tamaño mayor, hasta tres milímetros, al que
se conoce como arrocillo ; figuritas de Tlaquepaque,
Amozoc y Zacatecas con las que se forman conjun-
tos representativos de mariachis, bandas de música ,
bodas, bautizos, paseos domingueros, peleas de
gallos, corridas de toros, cocinitas y corrales .
En mayor tamaño se representan nahuales (espí-
ritus nocturnos que roban maíz , gallinas y cual-
quier cosa que sirva al sustento de una familia del
campo) , toda clase de animales domésticos y algunos
137
HISTORIA GENERAL DEL ARTE MEXICANO
otros salvajes. Animales míticos, monstruos de
gran fantasía, interpretaciones de cuentos y leyen-
das locales, nos llegan de Santa Cruz de las Flores,
Ocumicho, Acapetlahuaya, Capula y Huaquechula .
Alcancías de Tikul, Tlaquepaque, Tonalá y Santa
Cruz. Grotescas muñecas de las niñas lacandonas
de Nahá, otras de gran ingenio y fantasía que
figurarían en primera línea como objetos de arte
surrealista en las que vasijas y animales conforman
el atuendo de la figura principal y que son obra
de Teodora Blanco , de Atzompa ; muñecas estáticas
como esfinges, del Istmo de Tehuantepec ; silbatos
y flautas, de Juventino Rosas ; trastecitos y animales
formando bandas de músicos de fino barro verde
vidriado de Atzompa . Toda clase de frutas y nueces
de donde sale un curioso sujeto : marinero, payaso,
almirante de marina, etc. , de Tlaquepaque . Pe-
queños platillos servidos con la más suculenta co-
cina mexicana, interpretados con primor, de
Amozoc .
Jinetes del Apocalipsis, calaveras y tortugas
móviles ; comales , molcajetes , bateas, metates y
lebrillos y cántaros procedentes de Juventino Rosas
y Encarnación de Díaz.
Miniaturismo
Ésta es una extensa rama, más favorecida por
los coleccionistas adultos que por los niños . Y
dignos de perpetuarse en vitrinas son en verdad
los instrumentos musicos de cuerda con incrusta-
ciones de concha nácar del Mezquital ; las jicaritas
pintadas y doradas de Olinalá ; las pulgas vestidas ;
los ajedreces de hueso guardados en diminuta flor,
también de hueso ; o las pequeñísimas esculturas
talladas en hueso, con maestría comparable a las
de los grandes miniaturistas del Oriente ; la loza
y animales en vidrio, arcilla y hueso ; los muñe-
quitos de pasta o cera ; las siluetas de escenas y
paisajes, recortados en papel .
Y, para terminar, recordamos otros juegos en
los que el canto y la lírica , participan de la agili-
dad mental o física de los niños , como son : las adivi-
nanzas , el júntate con dos, la casa de Juan Aguilar,
la comidita, la escuelita , el trenecito , la casa de
muñecas, María Blanca, además de todos aquellos
que imitan la acción de los mayores.
138
VIDRIO
La artesanía del vidrio es, en México, producto
total de importación : materia prima y mano de
obra, dicen las crónicas, aparecieron por primera
vez en la ciudad de Puebla de los Ángeles hacia
1542. Extraña como fue en sus orígenes para el
pueblo sojuzgado y dominado, debe haberle pare-
cido, quizá, producto de hechicería, magia y em-
brujo, del que no fueron en ningún momento par-
tícipes directos, pues los datos que se registran en
cuanto a las pocas factorías establecidas durante
el período de la dominación, señalan centros urba-
nos tales como las ciudades de Puebla y Texcoco ,
donde una población la mestiza más adaptada
a la civilización novo-hispánica que la campesina,
aceptara el reto del fuego directo de los hornos
y arcas templadoras en donde manos, ojos y los
poros todos de su piel habrían de soportar el calor
penetrante hasta el agobio, durante las largas jor-
nadas de trabajo .
Estas primeras realizaciones del vidrio quedaban
sujetas a formas de tipo industrial, que cubrirían
las demandas de los fabricantes de productos en-
vasables, tales como botellas, vasos, botellones,
vinateras, etcétera .
Más tarde, en el XVII , se hizo imperiosa la nc-
cesidad de sustituir los lienzos encerados sostenidos
en bastidores de madera , que cubrían las ventanas
de las casas, por vidrios planos que en un principio
fueron importados de Nápoles, y que constituían
relucientes y cristalinos vitrales, de los que podrían
hacer gala los palacios y las casas cortesanas , pri-
vilegio de algunas cuantas familias pudientes de
aquellos años .
Ya a mitad del siglo xvi , las crónicas empiezan a
elogiar la calidad del vidrio mexicano , diciendo que es
« clarísimo, limpio y terso » ; por la exquisitez de sus
<
formas hubo quien los comparara con los de Francia .
Y fueron precisamente familias de origen francés,
como los Quinar, radicados en Puebla, quienes
adquirieron la única fábrica existente en el país ,
durante las primeras décadas de la Independencia,
y fue allá en donde se formó el joven artesano
vidriero Camilo Ávalos Razo , tronco de una di-
nastía de vidrieros , que con gran amor al oficio
habrían de sentar las bases de lo que es hoy el
estilo tradicional mexicano .
 CLASIFICACIÓN Y DESCRIPCIÓN DE LAS MANIFESTACIONES POPULARES
Siendo don Camilo, muy joven, pasó a la ciudad
de Guatemala, en donde estableció su primer obraje ;
pero, poco tiempo después , en 1864 , de regreso a
Puebla, su ciudad natal, estableció otros en dife-
rentes Estados de la República ; a él se deben los
de Puebla, Apizaco , Texcoco , dos en México , y
otros en Guadalajara y Toluca. De todos ellos,
los de mayor prestigio y fama, que han traspasado
las fronteras son : Carretones en la ciudad de México ,
y Ávalos de Guadalajara .
Tres hijos de don Camilo heredaron el oficio, y
de ellos , el mayor, don Odilón, fue maestro de los
otros dos, Francisco y Camilo. Herederos de la muy
bien cimentada factoría de Carretones, don Odilón
decide dejárselas a sus dos hermanos y, en 1903 ,
pasa al frente de la de Guadalajara, establecida por
su padre. Creador de estilos, verdadero artista, don
Odilón da a Guadalajara , un sitio en el mapa mun-
dial de las artesanías. Amante de su oficio y gustoso
de lo vivido en su tierra de adopción, interpreta,
con originalidad y virtuosa agilidad, los toros y
caballos de la fiesta brava ; los gallos de pelea,
como homenaje a la afición tapatía, guajolotes ,
mariaches, tipos populares, caricaturas, pegasos a
punto de arrancar el vuelo, otros caballos relin-
chando, peces de la más variada fauna marina ;
jarras y jarrones de ingenuo estilo barroco, otros
que simulan plantas o pájaros ; y en éstos y otros
objetos más, consta la inspiración de su ingenio,
transparente y sutil como la misma materia con
que nos recrea al contemplarlos .
Extendida y multiplicada esta noble artesanía ,
muy especialmente durante las dos últimas décadas,
gracias a la aceptación del consumidor, y a la
demanda del mercado dentro y fuera del país,
urbana por excelencia, México cuenta en la actua-
lidad con más de treinta grandes factorías y otros
tantos pequeños obrajes, cuyos principales centros
de producción son : Guadalajara, la ciudad de
México, Tlaquepaque, Texcoco, Puebla, Durango,
Toluca y Jalapa ; este floreciente desarrollo da
ocupación a un promedio de cinco mil personas,
entre las que predomina el elemento masculino ,
puesto que las mujeres tienen participación única-
mente en el acabado final de las piezas ; ellas qui-
tan la rebaba que queda en el nudo que deja el
puntel con que se sostiene la pieza , por el centro
exterior de su base.
La materia prima comúnmente usada es la
pedacería de vidrio, de toda clase y en variedad
de colores. La alta demanda de este material, que
existe en el mercado, ha dado trabajo a un gran
número de personas, que viven de seleccionarlo y
separarlo por sus calidades y colores, lo que da
un amplio margen a los precios por tonelada que
varían desde $ 45.00 a $ 130.00 . Esto, sin embargo,
redunda en beneficio de la producción , pues los
expertos conocen y prefieren los vidrios suaves a
los duros, para evitar así pérdidas innecesarias
debidas al estrellamiento que con frecuencia
causan estos últimos en sus limitaciones de
ductilidad.
Pero además se selecciona por colores , dando con
ello mayor facilidad a la producción ; supongamos
que se va a trabajar un color ámbar transparente ;
en el tanque o crisol del horno se pone vidrio de
botellas cerveceras que tienen un fuerte color ám-
bar, y se agrega cierta cantidad de vidrio sin color
hasta aclararlo al punto que se desea .
En la actualidad , el alto y rápido desarrollo de
la vidriería artesanal, ha incrementado la técnica.
y la variedad en calidades , estilos y colores . Salién-
donos de la tradición se hacen piezas que copian
el cristal cortado cuya primacía corresponde a
Baviera y a Francia, y con éste se aumenta la ya
larga lista de otros como el prensado, esgrafiado o
de << pepita », dorado , pintado con la palma de
la mano, estrellado o troquelado , estriado, estirado ,
azogado, y además el plaqué, que es uno de los
de mayor mérito , resultado de una sobreposición
de placas que se van recortando una a una, para
dar paso a otro color, hasta que por fin dejan una
gama de hilos y figuras que se perfilan a trasluz ;
y permítasenos la asombrosa comparación de este
procedimiento con los maques rayados de Olinalá,
en cuanto a mecanismos y resultantes de la sobre-
posición de capas, y a que se van recortando.
En lo moderno, se estilizan las formas a la ma-
nera de Murano ; se enriquece la línea de colores
con el rojo, el humo , uva, obispo , amarillo y los
verdes profundos, verde limón, rosado, naranja y
opalino, que da nuevo carácter a los de siempre,
que han sido : el aguamarina, cobalto, verde bo-
tella, amatista, ámbar y agua. Estos colores se lo-
gran por medio de las reacciones físico -químicas
de los óxidos y bióxidos como los de hierro, cobalto,
139

HISTORIA GENERAL DEL ARTE MEXICANO
cobre, manganeso, titanio, borato de plata, más
el oro y el selenio, para el rojo.
El equipo y herramientas de que se dispone
en las factorías de vidrio son relativamente sim-
ples en comparación al rendimiento que ellos dan :
un horno de tabiques refractarios con tanque, pipas
o crisoles, para caldear y dar coloración a la ma-
teria ; el arca o templador de ladrillo de lama, al
que se le cubre el piso con arena ; la caña de soplar,
que es un largo tubo de hierro, como de metro y
medio, con boquilla en un extremo, y en el otro
un reborde de acero grueso , reforzado ; las tenazas
largas y de diseño muy elemental para alisar y
redondear la materia vítrea que se saca del horno
con dicha caña de soplar : el banco de madera con
especial soporte para rotar esa caña ; el soltador,
recipiente de metal suspendido por varillas de
hierro, en donde se deposita por unos instantes la
pieza ; la puntillera o el puntel, tubo ciego con los
extremos ensanchados por uno de los cuales recoge
la pieza del soltador, para así llevarla de nuevo
al horno de caldear.
Proceso del aprendizaje del oficio
Participan siete personas en la confección de
una pieza ; cada una de ellas tiene en el haber de
sus propios méritos y habilidades artesanales un
lugar en la escala jerárquica de la vidriería , que
va del aprendiz al maestro .
Aparte, hay un técnico general , que vigila y revisa
frecuentemente el buen funcionamiento del horno,
la coloración y calidad de la materia vítrea .
Empieza el aprendiz con tareas de pasador, para
enseñársele a conocer la fragilidad del vidrio , y
a moverse en el obraje con la prudencia y se-
guridad que los obstáculos del mismo requieren.
Superando el fuerte calor del horno, desempeña
sus tareas el caldeador, y en esta práctica aumenta
su experiencia, sobre la naturaleza de la materia.
Con mayor seguridad y precisión en las reac-
ciones y mecanismos del trabajo , queda capacitado
el apuntillador; la práctica y madurez en el oficio
le dan el grado al acero . Sobre el dominio de los
cuatro primeros pasos, llega a aparazonador, lo
que ya es un grado de alta jerarquía y, finalmente,
se convierte en maestro, condición en la que queda
140
!
capacitado para realizar piezas en las que la mate-
ria, la forma y el color logran, en su conjunto
total, armonioso , lógico , sutil o caprichoso , a con-
vertirse en ocasiones en objeto de arte, muy valioso
para quienes lo adquieren .
Las formas varían de las más simples a las más
complicadas, sin faltar, en estas últimas, resabios
del barroco mexicano tan gustado y floreciante en
el siglo XVIII .
Y parécenos que las de siempre, las que han dado
carácter y tradición al vidrio mexicano superan
en formas y estilo a las modernistas, por ser éstas,
más bien imitaciones de lo de Murano ; pero po-
bres imitaciones que no buscan las alturas del gran
estilo y sorprendentes técnicas italianas ; sino lo
fácil, el falso estilo feo y anacrónico por inútil, del
Murano comercial, hecho para satisfacer el irrazo-
nable gusto de las mayorías .
En vasos y copas primero, en jarras para agua
y vino después , pequeñas para el aceite y el vi-
nagre , candeleros, candelabros, lámparas como
enormes racimos de uvas ; esferas y frascos azogados
de brillantes colores, o de oro o de plata, cajetes,
platos, platones, ensaladeras, además de peces,
caballos que relinchan , pegasos, gallos, toros que
embisten, y otros más, la tradición y escuela de-
don Odilón Ávalos es la que perdura, con un sello
muy característico .
Puebla y Texcoco, han hecho del vidrio moldeado
y prensado, garrafones, catrinas, guadalupanas,
<<< tornillos >> , cacarizas o <<<< chinitas », vitroleros,
parabrisas , azucareras , <<<< gallinitas ponedoras »
>,
saleros, tarros , copitas , además de una muy gra-
ciosa y popular línea de juguetería .
De vidrio estirado con soplete , Puebla , el Distrito
Federal y Guadalajara , surten el mercado de abun-
dante juguetería : familias, manadas de toda clase
de animales domésticos y salvajes , maromeras de
agua, candiles, faroles, juegos de té, toda clase de
loza para el servicio de mesa ; lo que se requiere
para la confección de un Nacimiento de Navidad :
árboles con frutos o flores y pájaros, chozas, pastos
para jardín, ríos, fuentes, canales , plantas , rocas,
etc. Además una línea de grandes y medianos ve-
leros, confeccionados en una hermosa filigrana
blanca, tejida en fina red a manera de encaje.
El vidrio de « pepita » , nombrado así por estar
adornado con flores y ramas con hojas, esmerilando
1
XXIV. Vasijas de vidrio soplado de Guadalajara . Col. Isabel M. de Paalen .
XXV. Caballos de vidrio soplado de Guadalajara ; realizados por don Odilón Ávalos . Col. Rogelio y
Elena Álvarez .
151. Carrusel de vidrio estirado . México, D. F. Col. Rufino y Olga Tamayo.

141
 1

152. Numerosas regiones del país producen una

interesante diversidad de objetos de cestería,
en variedad de materiales, formas y tejidos .
Col. Museo Nacional de Antropología.
153. Mujer zapoteca, tejiendo un tompiate en
azargado. Amatlán , Oaxaca .
154. Joven zapoteca alisando una fina estera de
palma. Amatlán, Oaxaca.
155. Tejedor de tompiates, vendiendo su mer-
cancía en el mercado de Tlaxiaco, Oaxaca.
HISTORIA GENERAL DEL ARTE MEXICANO

156. Mujer tejiendo un sombrero de palma . Tla-

xiaco, Oaxaca.
157. Sombreros secándose al sol, después de haber
sido sacados de la horma. Tlapa, Guerrero.
158 . Manufactura de un sombrero de ala doble,
compuesto de dos capas tejidas con palma
y entre ellas otras de papel periódico. Tlapa,
Guerrero .
159. Comprando petates en el mercado de Huasolotitlán, Oaxaca.

145
160. Cestos de otate o carrizo para cargar mercaderías. Mercado de Tlacolula, Oaxaca .
161. Otomies, tejedores de canastas de carrizo. Ixmiquilpan , Hidalgo .
 R

162. Sombreros tejidos en palma y en-

gomados ; canastas de mimbre . Te-
huacán , Puebla.
163. Chiquigüite de vara de junco, en-
tretejida con palma de zoyate (te-
colpite) usada comúnmente por los
cargadores tlapanecos. Colotlipa,
Guerrero.

147
HISTORIA GENERAL DEL ARTE MEXICANO

164. Mujeres nahuas, de visita en el cementerio,

cargan al bebé en el huacal de jonote y va-
ras. San Andrés Cuetzalan , Puebla .
165. 1
Cuna tejida en jonote y sostenida por medio
del mecapal. San Andrés Cuetzalan , Puebla .
166. Mujer huasteca, sacando la fibra de la penca
del zapupe .
XXVI. Miniaturas en maques de Olinalá, y cestería . Col. Museo Nacional de Antropología .
 CLASIFICACIÓN Y DESCRIPCIÓN DE LAS MANIFESTACIONES POPULARES
los elementos en forma de pepita o semilla de ca-
labaza, se inició en el siglo XIX ; más tarde se suspen-
dió y reapareció recientemente, renovado con buen
gusto y cumplida aceptación del que los más acer-
tados ejemplares son : conserveras, copas, vasos,
frascos con tapa de madera, muy prácticos para
diversos usos, lámparas, platos, etcétera .
El pintado con la palma de la mano se aplica
en jarras, botellones y jarritas de vidrio color agua ;
es el más popular de todos, y se consigue única-
mente en plazas o mercados .
Durango, la ciudad en donde se implantó última-
mente la arte vidriero, está sobresaliendo por la
búsqueda de nuevas formas y nuevos estilos con
decoración pintada y dorada.
CESTERÍA
Palma, vara de sauce, otros juncos , jipijapa,
palapa, carrizo, jonote, otate, mimbre , bejuco,
tule, ixtle de diversas texturas y calidades y pita,
son materias primas que abarcan la artesanía
designada con el nombre de cestería.
En sus técnicas hay semejanzas con algunas de
la rama textil, pues básicamente son tejidos en los
que aparece con frecuencia una urdimbre de varas,
o juncos rígidos, y una trama de otros materiales
más flexibles, excepto en los trabajos de malla de
las redes, las hamacas y algunos morrales, que
son tejidos de punto y anudados, en los que es
necesario auxiliarse de la aguja.
Los técnicos especialistas en esta materia dan una
clasificación determinada a los diferentes tejidos ,
entre los cuales hay algunos con sistemas y nom-
bres iguales a sus semejantes en textiles ; los de
tafetán, de sarga , arrollados , entrecuzados, hexago-
nales, en espiral o labores de rafia (que son los
aplicados en la confección de sombreros de doble
cuerpo) , sencillas, bifurcados, de dolmen , de fi-
gura de ocho, figura de ocho cruzada, cicloide ,
etc .; cada uno de ellos requiere en su realización
de la habilidad manual manifestada como un re-
flejo simultáneo de la inteligencia y su mecanismo
físico inherente.
En diversas zonas del país esta artesanía deter-
mina la habitación y el sustento de comunidades
o grupos tribales, generalmente localizados en co-
marcas inhóspitas, donde viven sus moradores con
el solo contacto de la naturaleza, sin vías de co-
municación o muy eventualmente comunicados con
centros urbanos ; entre éstos se cuentan algunas re-
giones del Sureste del país, tales como la Chontal-
pa en Tabasco, los caribales lacandones de Chiapas,
ciertos pueblos mayas de Yucatán, Campeche y
Quintana Roo, huicholes y coras en Jalisco y Na-
yarit ; algunos puntos dispersos en el Valle de To-
luca y en el Mezquital. En ellos consiste la habita-
ción de chozas o jacales construidos con varas de
mediano grueso , entrelazadas formando cuadrícula ,
sostenidas y amarradas sobre ángulos o ajorcas de
troncos rectos y resistentes, que funcionan como
columnas de sostén erigidos sobre una planta cua-
drada o rectangular si se trata , por ejemplo, de las
Trojes de Michoacán ; de planta ovalada, como las
mayas de tierra baja ; o redonda como las de la
Estancia, en Oaxaca, localmente llamadas « < re-
dondos ». Sobre la malla del cielo se palmea, con
material de palapa seleccionada de la mejor cali-
dad y tamaños , haciendo amarres o entrelaces,
tan firmes y precisos, que le dan sorprendente
resistencia, capaces de combatir los fenómenos na-
turales, a los que están expuestos continuamente ;
forman, a la vez, un magnífico diseño , llegando
no con rara frecuencia, a ser punto de inspiración
de la arquitectura formal. Las paredes se construyen
de manera semejante al techo ; pero la cuadrí-
cula se recubre con lodo o mezcla hasta formar
el bajareque.
Así como la casa, se preparan muchos otros
implementos y arreos que forman parte de su
existencia cotidiana : redes, si se trata de pescar ;
otras redes a guisa de hojas entreabiertas de un
libro, atadas a un mecapal, utilizadas como cuna
para el niño, al que carga la mujer sobre sus espal-
das ; grandes hojas como gigantes nenúfares hacen
las veces de cama en el hogar para el niñito ; redes
circulares, que imitan el tejido de una tela de
araña, reforzadas en su borde por una vara, y
atadas a las vigas del techo , almacenan y resguar-
dan los alimentos de roedores y otros animales ;
hamacas y catres para dormir ; sogas y cordeles ;
sombreros y chinas o capisayos con que se pro-
tegen del sol y la lluvia, en su constante caminar
a campo traviesa.
En Chihuahua , entre guarijías y tarahumaras,
149
HISTORIA GENERAL DEL ARTE MEXICANO
se elaboran los cestos con tapa a manera de cajas
de muy fina palma ; o los recios y fuertes de otate,
altos y abiertos como grandes prismas, codiciados
por cualquier persona amante de las bellas formas
y texturas.
Los seris de Desemboque tejen cestos (coritas
en seri) , con vara redonda, recubierta de fino ixtle
en tonos naturales café, topo y claro, con los que
forman magníficos diseños comparables a los de
la cestería de las tribus apache y paiute de Cali-
fornia, hondos cestos de bellos perfiles, o tendidos
como bateas .
Los pames de Santa María Acapulco , los huaste-
cos de Tampato , los zapotecas de San Luis Amatlán,
los ixcatecos de Santa María Ixcatlán, y los mixtecos
de Chalcatenango manufacturan petates y tom-
piates en fina palma, tejidos en forma de espina
de pescado, lisos , de un mismo color, o combinados
con otros materiales de tono topo o café y con
diseños cuyos orígenes se remontan a culturas pre-
hispánicas .
Pero los más bellos y finos trabajos, de palma,
se encuentran entre la cestería jova de Pomón y
Pónida y entre los guachicos de Bacanora ; tejen
suaves tompiates en color claro natural, que ador-
nan con dos hileras de nudos cerca de los bordes,
técnica correspondiente a la de los textiles de
confitillo; otros en forma de jarroncitos como
tinajas de tejido doble , traslapados y muy cerra-
dos, sirven momentáneamente de recipientes para
guardar líquidos .
Con vara recubierta de palma policroma, teñida
en colores fuertes y brillantes, en tejido de un solo
color o combinados para obtener figuras geomé-
tricas, se manufacturan cestos grandes, medianos
y pequeños, en amplia variedad de estilos y para
diversos usos, aisladores, paneras, e individuales
para servicio de mesa en cantidad suficiente para
abastecer el mercado nacional y el extranjero que
nos visita ; entre los centros productores más im-
portantes sobresalen los de Santa Ana, población
vecina a Toluca, Halachó y Tampato. Y con pal-
mas más tiernas, en tiras delgadas, algunas del
ancho de un milímetro, se tejen en tamaño minia-
tura ratoncitos, cocodrilos, viborillas, mulitas , chi-
cotes, trampas para el dedo, ciclistas, tlaquicheros
(sacadores de pulque) , vendedores del mercado ,
sonajas en forma de gallitos o cubos, collares de
150
bolas, jarritos, cántaros, músicos mariacheros,
arrieros, tenatitos , flores, monederos, abanicos, etc. ,
realizados entre grupos mestizos de Puebla, otomies
de Querétaro y huastecos de Tantoyuca y Papantla.
Más fino que la palma, de reconocido prestigio
internacional, es el jipijapa que en nuestro país
tiene su centro de producción entre los mayas de
Bekal ; Bekal está situada en las tierras bajas de la
península de Yucatán ; con Tikul y Calkiní, incre-
mentan su economía tejiendo en ese fino material
magníficos y ligeros sombreros, tan apreciados en
el mercado, como los de Panamá, Colombia y
Perú. Esta fibra tan delicada, requiere más que
cualquier otra de preservar constante maleabilidad
en un grado exacto de humedad, lo que se consigue
trabajándola en las cuevas naturales de la región,
debidas a formaciones propias del terreno calcá-
reo de la Península.
Los ópatas y yaquis de Cocorit se distinguen con
trabajos sobresalientes del más limpio y grueso
carrizo ; son hermosas sus esteras, usadas como ca-
mas y sus canastas, de magnífico estilo.
Otras piezas fuertes de carrizo son los chiquigüites
de los otomies de Atlacomulco y los tompiates de
los nahuas de San Miguel Tequizapan . Pero,
además, elaboran piezas de carrizo combinado
vara , como los equipales, escabeles, mesas,
con vara,
mecedoras y banquitos de formas bellas y confor-
tables como los de Sayula , Zacoalco , Colima, Tepic,
y los asientos (hupares en huichol) , o equipales en
donde se supone que permanece invisible la deidad
durante las ceremonias religiosas, o en donde se
sienta el hechicero representante de la máxima
autoridad comunal de mando .
En carricillo , mimbre o bejuco , o combinando
dos de estos materiales, y en jonote, logrando siem-
pre la mayor armonía de formas que enriquecen
con su bella textura- sobresalen la cestería y
juguetería de Tonatico y Joquizingo ; los sombreros
chinantecos de Choapan, o los charros de San
Francisco del Rincón ; las canastas de tejido doble
con un sobre tejido como de encaje de Ixtapan de
la Sal ; canastas de forma global con canastitas
suspendidas de los bordes con argollas del mismo.
material, propias para las novias casamenteras,
de Zaachila ; cestos y chiquigüites rectos , de armo-
niosas proporciones, propios para cargar las semillas
de la siembra, de San Pablito ; otros, claros, gran-
 CLASIFICACIÓN Y DESCRIPCIÓN DE LAS MANIFESTACIONES POPULARES
des y redondos de los tajolabales de Margaritas
y, muy semejantes a éstos , pero en varas más finas,
son los de Panindícuaro, San Juan de las Colchas
y Patamban. Varas más fuertes y recias, rojizas
y cafés nos proporcionan cestos con tapa, chiquigüi-
tes y hermosas canastas, todo en diversidad de me-
didas y tamaños, procedentes de las comunidades
mayas de Ebtún.
Originales por su carácter muy singular, que
recuerdan los sombreros muy exagerados usados
por los rancheros de tiempos de la Revolución ,
son los gigantes cestos-paneras de Huehuetoca ;
se ejecutan con entrada en la base del centro in-
ferior, para la cabeza del vendedor de pan, y un
ala enorme volteada sostiene la mercancía .
El tule es un material dúctil y noble que crece
generosamente en zonas lacustres . En Lerma lo
han sabido aprovechar para construir muebles
tales como mesas, banquitos y sillones o equipales
muy confortables. Cachujaque, Ihuatzio y Tzint-
zuntzan producen petates, a veces tan grandes
como el cliente los solicite, o medianos, largos, o
redondos con original tejido ; otros más pequeños
en forma de estrella, para el servicio de mesa, y
una línea de juguetería en la que se encuentran
volantines, columpios, capillas, jacales, y otros en
dos dimensiones que más bien parecen una especie
de síntesis de figuras, animales, ferrocarriles, jarras ;
por fin, se elaboran los de tamaño juguete.
La vara de sauce de la zona del Bajío, le ha
dado nombre al mercado de San Juan del Río
y a su vecino Tequisquiapan, en donde la pobla-
ción vive principalmente de los tejidos, con los
que reproducen una gran variedad de figuras y
animales de estilo modernista.
Con los tallos del trigo y del arroz tejen sopla-
dores de variada y rica fantasía, cristos , vírgenes,
palomitas, palmatorias, capillas , jacales y unos
cestitos como dados , en Ocumicho y en el Valle de
Toluca.
En fibras de diversos agaves tuercen y tejen cor-
deles, reatas, lazos, cables, hamacas rudas, media-
nas y finas, redes especiales para cargar grandes
bultos de loza, morrales, tapetes, ayates, algunos
gruesos y otros finos y suaves, tan delgados como
gasas ; los principales productores se encuentran en
Ixmiquilpan y Alfayuca en el Mezquital ; Nahá y
Margaritas en Chiapas , y Tantoyuca en Veracruz.
Los sabukanes, morrales, manteles individuales ,
telas para bolsas y zapatos, y finas hamacas , se
tejen en pita y henequén , de los que Yucatán es
un fuerte productor, abastecedor durante muchos.
años del mercado nacional y europeo.
METALISTERÍA
Trabajos de cobre, latón , hojalata, hierro, bronce
y acero pavonado, son las especialidades compren-
didas en el desarrollo de la metalistería artesanal .
Con excepción del cobre (del que se conservan
abundantes ejemplos de la cultura tarasca, encon-
trados en excavaciones arqueológicas de las yá-
catas de Tzintzuntzan , entre las que sobresalen en
magnífico estilo, brazaletes, pinzas, hachas , casca-
beles con los que formaban ajorcas, alfileres y
agujas, algunas piezas recubiertas de oro, posibles
realizaciones debidas al conocimiento que tenían
del fundido) el resto de metales era desconocido
de los habitantes de Anáhuac, hasta producirse
la Conquista, ya que venían, entre las huestes de
Cortés, algunos herreros de oficio.
Las primeras forjas españolas produjeron tijeras,
cuchillos, instrumentos de labranza , clavos y armas ;
más tarde, con la aportación de las primeras fra-
guas catalanas, se inició un florecimiento que alcan-
zó hasta los trabajos de la herrería monumental,
con lo que se enriqueció la arquitectura de templos,
y palacios ; las grandes residencias y las fachadas
y patios de las casas en las principales poblaciones,
se aseguraban, reforzaban y adornaban con enreja-
dos que competían en belleza y calidad entre va-
rios Estados , del que fue Puebla el pionero ; le
siguieron Oaxaca, Michoacán, México, Guana-
juato, Querétaro, Irapuato, San Luis Potosí,
Zacatecas y Jalisco.
En una gran variedad de motivos entre hojas,
ángeles, querubines, medallones, eses, roleos , espi-
rales y otros arabescos, se desarrollaban los deco-
rados de rejas y barandales para coros y presbite-
rios, celosías y canceles de los que nos quedan
ejemplos muy antiguos, como los de la Capilla del
Santo Cristo de Tlacolula, del siglo xvI . En 1691 ,
el Deán don Diego Victoria Salazar, hizo construir
para la Catedral de Puebla las obras de hierro ,
que en opinión de los especialistas constituyen las
151
HISTORIA GENERAL DEL ARTE MEXICANO
más importantes que se conservan ; comprenden la
balconería que une el presbiterio con el coro, una
reja << pintada y dorada » en el mismo coro, y
canceles notables por su estilo y alta calidad arte-
sanal ; para cerrar las capillas laterales se colocaron
canceles hechos por los mejores herreros de la época,
entre los que se recuerdan a Mateo de la Cruz
y a Juan de Leyba Pabón.
Obras del siglo XVIII son las bellas celosías de
hierro de las iglesias de Santa Rosa y Santa Clara,
en Querétaro .
Faroles de hierro y cristal , estribos y soportes
para bridas de las cabalgaduras ; puertas, roperos
y arcones se guarnecían con una muy variada línea
de chapetones , clavos, aldabas y aldabones, chapas ,
candados y llaves, que tomaban las formas más
caprichosas, como leones, águilas de dos cabezas,
serpientes, ángeles, querubines, dragones, etcétera .
En el siglo XIX , la magnífica obra del arquitecto
Tolsá, deja honda huella en los trabajos de he-
rrería, que cambió por completo el viejo estilo co-
lonial español , para ajustarse a los lineamientos
que aseguraban un estilo recio, de sobria plasti-
cidad y elegancia. Posteriormente, prevaleció la
indiferencia de las mayorías hacia lo tradicional
mexicano, así como un desechar manifiesto a cambio
de imitar los estilos francés e italiano, que sustitu-
yeron a la herrería forjada por bronces y latones
que completaban con barandales, canceles y
balconería, macetones, jardineras, fuentes con re-
mates de delfines y ninfas las residencias porfi-
rianas del Paseo de la Reforma, en la ciudad capi-
tal, y en lujosas fincas campestres de recreo.
A la Revolución social y política, a principios
del siglo xx, sucedió la revolución artística, de la
que fueron cabeza y guías, los más connotados
artistas de la época : Diego Rivera , Dr. Atl, Monte-
negro, Best Maugard, Orozco , Méndez y poste-
riormente Zalce, Covarrubias y Tamayo, quienes
praticaron la revaloración del arte popular, con
pleno conocimiento de sus raíces, derivadas del
espíritu prehispánico todavía imperante en los
mexicanos ; se nutrieron de las fuentes que las
alimentaba, para recrear el arte en su esencia uni-
versal. Con esos artistas volvió al pueblo el amor
por lo tradicional : se establecieron museos, talleres
y expendios, en donde se dignifica y ponen al
alcance de la mano de quien lo desee las más se-
152
lectas artesanías artístico-populares, al tiempo que
algunos arquitectos, entre los que se reconoce
como pionero a Manuel Parra Mercado, quien ,
consciente de su responsabilidad histórica , reinicia
una nueva arquitectura mexicana, readaptada a
las condiciones y necesidades presentes y futuras,
y con él, otros más , vuelven al uso de rejas, canceles,
barandales y balaustradas de hierro forjado, faroles,
candiles y candeleros de lámina de hojalata o de
latón ; sillas, mesas y bancas para jardín ; toalleros,
jaboneras, marcos de bronce para espejo ; camas
de latón ; todo ello aceptado con beneplácito y
orgullo por los propietarios de las grandes y me-
dianas residencias. En esos trabajos, los principales
productores de la actualidad se hallan en la ciudad
de México, San Miguel de Allende, Guadalajara
y Guanajuato .
De Oaxaca nos llegan machetes y cuchillería,
de bien templado acero, gustados y preferidos por
los turistas, porque graban en las hojas refranes
humoristicos y populares como aquel de « gallo ,
caballo y mujer, por raza has de escoger » ; resguar-
dan los machetes en fundas de cuero cincelado , y
la cuchillería se termina con cachas de cuerno
labrado, figurando estilizadas cabezas de galgos
o de caballos galopando.
Se trabajan otros machetes en Pungarabato y
Tlalchapa. Amozoc, ha conseguido justa fama por
las espuelas de todo tipo, cachas de revólver, fun-
das de machete , jaladeras de puertas y cajones
para roperos y otros tipos de muebles, en el acero
pavonado con incrustaciones de plata.
Pátzcuaro, con San Miguel de Allende y Guada-
lajara , sobresalían por la originalidad de los tra-
bajos de hojalata tipicamente local, pero hoy en
día esta técnica se ha perdido en Pátzcuaro, aunque
se ha modernizado en San Miguel Allende y Gua-
dalajara.
Muy reciente es la hojalatería de Aarón y Álvaro
Velasco, de Oaxaca, inspirados artesanos, muy
diestros en el oficio, quienes hacen con lámina de
hojalata una sugestiva variedad de piezas de ornato
y juguetería .
En cuanto al cobre debe destacarse según se
apuntó en líneas anteriores, que han sido los
descendientes de los tarascos herederos de un
espléndido oficio- quienes, localizados en el pueblo
de Santa Clara del Cobre , continúan con fecunda
2
XXVII. Alebrijes modelados en papel prensado . Realizados en el taller de Pedro Linares e hijos.
167. Secando al sol la fibra de ixtle con que se tejen cordeles y reatas. Valle de Oaxaca.

153
 168. Totonacos devanando el ixtle (zapupe ) y
tejiendo un sabukán (morral) . Papantla, Ve-
racruz.
169. Puesto en el mercado de ayates de ixtle en
tejido sencillo. Toluca, México .
170. Sogas de ixtle . Mercado de Oaxaca, Oaxaca .

154
171. Red de pescadores del lago de Pátzcuaro,
Michoacán.
172 . Hamaca tejida en ixtle de uso muy común
en la región del Istmo de Tehuantepec . Cor-
tesia de Alfa Ríos de Henestrosa .
173. Pescador recogiendo la red, una vez que se
ha secado al sol. Purenchécuaro , Michoacán .

155
 ལྔ

I
G

174. Iglesia de Cholula , Puebla, con reja de hierro forjado, y diseño característico de la región.
 CLASIFICACIÓN Y DESCRIPCIÓN DE LAS MANIFESTACIONES POPULARES

175. Vasijas de cobre batido, martillado . Los

cuerpos imitando la forma de la calabaza .
son inspiración de antiguas vasijas prehis-
pánicas . Santa Clara del Cobre , Michoacán .
176. Gran frutero de cobre martillado , con una
sola unión en le cinto que une el cuerpo a
la base Santa Clara del Cobre, Michoacán .
Col. Museo Nacional de Arte Popular.

157
 }

177. Canoas (cayucos) hechas por los lacandones,

con herramientas primitivas, ahuecando el
tronco de los árboles. Na-ha, Chiapas.
178. Equipales de Apatzingán, Michoacán. Col.
Rufino y Olga Tamayo .
179. Mesa equipalera de Tlaquepaque y equipales
de madera de balsa y carrizo aplanado de
Navarit. Col. Isabel M. de Paalen.
180. Cómoda y petaquilla de estilo tradicional,
en maderas chapeadas ; realizadas por Lino
Gutiérrez . Jaloztotitlán , Jalisco . Col. Rogelio
y Elena Álvarez .
181. Equipales y asientos tejidos en tule. Lerma .
México .
182 . Cómoda de maderas chapeadas ; realizada
por Lino Gutiérrez . Jaloztotitlán , Jalisco .
Col. Rogelio y Elena Álvarez .

159
HISTORIA GENERAL DEL ARTE MEXICANO

183. Virgen modelada en arcilla y cocida en color

natural . Metepec, México. Col. Rogelio y
Elena Álvarez.
184. Santos y Arcángel modelados en arcilla.
Metepec, México .
川
XXVIII. Juguetes en lámina de hojalata , realizados por Aarón y Álvaro Velasco .
 CLASIFICACIÓN Y DESCRIPCIÓN DE LAS MANIFESTACIONES POPULARES
producción las piezas de cobre batido y martillado ,
que dan servicio en una amplia variedad de for-
mas y usos. Con procedimientos muy rudimenta-
rios, y a base del calor que emana de un fuelleo
a mano, las únicas herramientas con que trabaja
el artesano del cobre son : el yunque, sobre el que
se golpea la placa de cobre ; el martillo , o marro,
con que golpea ; unos hierros llamados vigornias,
con la figura de ángulos, con puntas rematadas en
diferentes formas, para determinar las líneas exte-
riores de la pieza, y finalmente la candonga, que
ahonda el metal У le da mayor relieve.
Las piezas de mayor demanda son : cazos, ollas,
jarras, incensarios , candeleros , ceniceros , platos
para servicio de mesa y grandes charolas. Repro-
ducen esas mismas piezas en tamaño juguete. Las
vasijas todas, hasta las que alcanzan setenta centí-
metros de diámetro , o de altura, se forman de una
sola pieza, excepto las asas, agregadas por medio
de remaches. El acabado final, complementa la
belleza del material, ya sea que se deje en su pá-
tina natural, rojiza y cálida, o que se aclare y se
le dé un brillo semimate sumergiéndola en excre-
mento de caballos .
Regístrase, además, una reciente producción
de vajillas, con platos de servicio, vasos cerveceros,
soperas con quemador especial para preparar
alimentos en la mesa, jarrones, hieleras , etc. , en
cobre pulido y reluciente por fuera y estañado
por dentro, cuyos principales productores se loca-
lizan en la Colonia Lindavista , de México , y en
las cárceles de Guanajuato y de México .
MADERA Y TALABARTERÍA
Reunimos , en el campo de las artesanías, tra-
bajos de madera y talabartería porque, aun siendo
artículos de diversa índole , tienen con frecuencia
en su realización y en su función, características
complementarias.
Ambos materiales participan, en la actualidad ,
de la industria en un alto porcentaje, lo que enca-
rece la materia prima. Sin embargo, pueden todavía
conseguirse artículos a precios asequibles.
Las piezas de mayor demanda son reminiscen-
cias, o copias, de las de formas y estilos procedentes
de vetustas tradiciones, que han alcanzado en su
proceso de desarrollo notable estética y comodidad,
resultado de una larga secuencia de análisis de
forma У función .
Las maderas más comúnmente usadas son : pino ,
balsa, copalillo , granadillo, encino, parota, cedro,
ayacahuite, madroño, mezquite y tzirimu (éste
es una variedad de pino rojo que crece en abun-
dancia en regiones altas, principalmente en la
sierra tarasca) .
El Bajío provee de madera de madroño, de la
que se hace una gran diversidad de utilería para
cocina cucharones pozoleros, atoleros, otros de
mango corto a manera de agarradera propios
para medir granos y semillas en el mercado ; cu-
charas para menear la cazuela, machacar los frijoles
o para servir en los platos. Los pueblos mayas del
Sureste, labran y ahuecan de un mismo tronco
enormes lavaderos, como bateas rectangulares con
los bordes redondeados que alcanzan hasta dos
metros de largo , y que suelen adaptarse como
originales mesas de centro. Otras bateas circulares
de más de un metro de diámetro y quince centí-
metros de hondura , labradas a mano en madera
de tzirimu , tienen múltiples usos entre las familias
de la sierra y la meseta tarascas ; de esas mismas
regiones, y en igual madera , nos llegan labrados
y decorados con tradicionales motivos fitomorfos
estilizados , entresacando a gubia finas y profun-
das líneas, que dan exquisito perfil al diseño :
camas, mesas, mesitas, trasteros, cuchareros , ban-
cas , sillas y sillones, muebles todos que se arman
a base de ensambles, sin clavos, pegamentos, ni
amarres. En la región de Guanajuato se trabaja en
exclusividad la producción de mesas, banquitos,
taburetes y puertas de mezquite, una de las ma-
deras más duras, resistentes y pesadas entre las
conocidas.
Hermosos sobre todos los demás asientos son
los equipales, de señorial estilo y gran variedad de
diseños, que caracterizan a las regiones de donde
proceden : los hay de madera blanca de copalillo ,
doblados en bandas y curvas, con asiento y ama-
rres de cuero de becerro nonato de Apatzingan ; de
cuero rojizo con armazón de vara y base de ma-
deras recortadas en forma de uso y atadas con cin-
tas de cuero, que recuerdan de inmediato a Gua-
dalajara y Tlaquepaque ; en esa misma línea , y
con iguales materiales, se manufacturan, además,
161
HISTORIA GENERAL DEL ARTE MEXICANO
mesas, taburetes У butacas que dan acogedora
armonía al rincón en donde se colocan ; muy ele-
gantes también son los de carrizo aplanado proce-
dentes del Occidente de México , de las regiones
de Sayula, Zacoalco , Nayarit y Colima.
Jalostotitlán cobra fama por sus muebles de
maderas taraceadas, única zona de hoy en día
que cultiva esta suntuosa artesanía, antes muy
desarrollada en Puebla, San Luis Potosí, Zacatecas
y la ciudad de México .
En Huetamo, el Rosario, Tlaquepaque, Morelia,
San Miguel de Allende, Cuernavaca , Taxco , Iguala,
Cuautla, Puebla, Veracruz , Villahermosa, Cam-
peche, Mérida , Valladolid , Oaxaca y Tuxtla , se
elaboran pesados butaques y sillas con armazón
de madera de caoba o granadillo, y asiento y res-
paldo en cuero de una misma pieza .
En Tenancingo, Río Verde, Cuernavaca, Taxco ,
Uruapan, Tianguistengo y Guadalajara, se espe-
cializan los artesanos en sillería alta y baja, de
maderas claras con asiento de palma, torcida y
tejida ; entre las que alcanzaron mayor demanda
figuran las de Guadalajara , dado que se especia-
lizaron en la decoración de « pera y manzana »,
copia de las llegadas de Inglaterra . Hoy en día
este estilo ha desaparecido .
Recuerda ese tipo de decoración la de reciente
aparición en Colima, la cual presenta una línea
de muebles en finas maderas, con pinturas de
hojas, frutos y animales aplicadas sobre una deli-
cada labor de ebanistería.
Columnas labradas a mano de refinada talla,
entre las que se manifiesta el estilo estípite se en-
cuentran sosteniendo los techos de los soportales
en las trojes de la meseta tarasca .
Paracho sobresale por su rica fabricación de
guitarras en maderas selectas, que se decoran
bellamente, con delicados motivos incrustados en
concha .
Otros pueblos de Michoacán, Guerrero , Puebla,
Oaxaca y Morelos principalmente, fomentan la
manufactura de máscaras, que forman parte de
los personajes míticos de sus danzas, y que despier-
tan la tentación de distinguidos coleccionistas.
Puebla y la ciudad de México dan pábulo a
mesas, cajoneros, mesitas de noche, cómodas de
sabino con guarniciones de herrajes y marcos para
cuadros y espejos.
162
Hace dos décadas, el barrio de Santa María
de la ciudad de Morelia , originó una línea de
bateas, fruteros y bancos de formas irregulares,
algunas de ellas inspiradas en las formas naturales
de los mismos troncos. El producto tuvo amplia
demanda y el resultado fue que la producción se
extendió a Pátzcuaro, Uruapan, Veracruz, Tehua-
cán, Teocaltiche, Morelos, Guerrero y Oaxaca.
En estilo colonial español tipo hacienda, el
mercado se ha saturado de ajuares de sala, come-
dor y recámara, cuya producción se ha extendido
hasta las ciudades fronterizas de Laredo y Ciudad
Juárez, además de Oaxaca, México, Guadalajara,
Querétaro, Cuernavaca, Taxco, Puebla y Morelia.
Ese estilo está siendo desplazado por otro más ligero
y económico, de acuerdo a los espacios reducidos
de la vivienda actual en las grandes ciudades ;
son ellos de madera de pino entintado en oscuro
y comprenden el mobiliario completo de una casa ,
incluyendo piezas de adorno como marcos, lám-
paras y repisas. Su mayor centro de producción
reside en la ciudad de México .
Otra línea de muebles de pino , lisos, sin molduras,
barnices ni tintes, de los que se hacen mesas, li-
breros, bancos, sillas, trasteros, camas, roperos y
bancas, surte los mercados populares de pueblos
y ciudades .
Los habitantes de las tierras mayas del Sureste,
usan como asiento bancos y taburetes de líneas
rectas, en los que dejan a manera de asa cabezas
de animales , que imitan armadillos y marranos.
Entre las maderas torneadas, Teocaltiche se
especializa en juegos de ajedrez, molinillos choco-
lateros, baleros , trompos, perinolas , polveras, juegos
de charola con copas y botella, fruteros, ensaladeras,
para los que prefieren y seleccionan las maderas
rojas de cedro o madroño.
Dzitiá, en Yucatán, y Tepakán en Campeche,
tornean los tarros batidores con molinillo y tapa
para preparar el chocolate, y morteros para moler
especies. De la sierra tarasca llegan maracas y
castañuelas, que gozan de una fuerte exportación
a países latinoamericanos, y bateas que algunas
veces laquean después de pulirlas .
Y, finalmente, en maderas seleccionadas de
palo de rosa, ébano y caoba, los orfebres de Taxco.
diseñan ensaladeras, bateas, cachas para cuchillos,
alhajeros, cigarreras, pulseras, anillos, collares ,
 CLASIFICACIÓN Y DESCRIPCIÓN DE LAS MANIFESTACIONES POPULARES
aretes, engalanados con magníficas guarniciones de
platería.
La talabartería usa principalmente cueros de
res, cochino, cabra , becerro nonato y venado, y
cultiva entre sus más preciadas actividades una
amplia rama dedicada a toda clase de atuendos
relacionados con el actual deporte de la charrería,
a los que se adorna con excelencia artesanal У
lujo, variando en cuatro diferentes estilos de guar-
niciones, que son : el piteado , consistente en bordar
con pita rosetones , hojas y orlas ricamente realzadas ;
el chomisteado , o sea el bordado en lana roja y
negra, formando con gruesos cordones cenefas,
grecas y nudos ; el labrado a cincel, que alcanza
a ostentar una fina y rica decoración y, por último ,
el guarnecido en plata labrada y cincelada ; con
estos cuatro estilos, la ciudad de México y Que-
rétaro, Nuevo León, Tamaulipas , Puebla, Guana-
juato, Jalisco, Irapuato, Zacatecas y Aguascalientes,
compiten en charreteras, chaquetas, chalecos , pan-
talones de vaquero y de charro, morrales, bolsos ,
fundas para pistola, para machetes, ánforas y
cantimploras, cinturones, monederos y todos los
elementos que figuran en las cabalgaduras.
CHICLE
Chilte, o copal de Talpa , chicle de Quintana
Roo ; sustancia lechosa ; látex resinoso que corre
por las venas de los corpulentos árboles botánica-
mente denominados Achras zapota, de gruesa corteza
parda oscura, de altísima y espesa fronda . Látex
que exuda a través de grietas, que el hombre traza
con punzón de acero, en trazo certero y preciso,
hiriendo sin matar , hasta donde le encuentra y
corre, para drenarla por medio de un canal de
carrizo o vástago de plátano.
Un recipiente cualquiera, atado al canal, recibe
la leche al tiempo convenido por el recolector,
quien conoce y sabe cuál árbol y en qué punto
ha de encontrarla.
La recolección, que es de temporada, aproxima-
damente de cinco meses, se alterna en los árboles
para cada estación , dando lugar a que cicatrice
la herida y se enriquezcan aquéllos de nuevo con
su jugosa savia : son centinelas de bosques de
selva de tórrido ambiente, que se abren en brecha
a voluntad del hombre.
Sustancia que se concentra en grandes y gruesos
peroles, puestos al fuego para preparar la pasta
que ha de dar la señal al formar espesa nata
opalina para el principio de la fragua, con la
que se preparan los panes o maquetas.
Florilegio de sutiles formas, invitadoras a la con-
templación, a la admiración, al cuidado del colec-
cionista quien goza y se recrea de saberlas guar-
dadas tras los cristales de una preciosa vitrina,
para reafirmar su amor por quien con amor tra-
baja.
Chilte de Talpa, que en manos de mujer y a
través de un cuidadoso laboreo tiñe, deshidrata ,
limpia y fragua para transformarlo después en
hilos , cintas o listones, con los que ha de tejer
diversas mallas para canastos o chiquigüites , o
labrar diminutas flores, frutos o legumbres ; vír-
genes patronas que descansan en elevados cimbo-
rrios ; jardines con pérgolas, con kioskos, fuentes,
plantas y pájaros ; parroquias y catedrales ; abani-
cos, sopladores y cedazos de exquisito acabado.
Chicle de Quintana Roo, que procesa espon-
táneamente el artesano, hombre o mujer, en su
afán de reproducir lo vivido y visto cotidianamente ,
sin mayor preocupación en el fino acabado ni en
el detalle ; pero con sabor de pueblo vírgen, primi-
tivo en su expresión y en su experiencia.
163
 18
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XXIX. Cestos con frutas y legumbres de chilte, de Talpa . Col. Rogelio y Elena Álvarez .
 CLASIFICACIÓN Y DESCRIPCIÓN DE LAS MANIFESTACIONES POPULARES

185. Vendedor de esculturas recortadas en

corteza de helecho de árbol . Córdoba,
Veracruz .
186. Imagen de la Virgen de Talpa, labrada
en chilte. Talpa, Jalisco. Col. Rogelio
y Elena Álvarez.

165
HISTORIA GENERAL DEL ARTE MEXICANO

187. Cabezas para judas, en proceso de papel

maché. México , D.F.
488. Vendedora de judas. Mercado de la Merced
en la ciudad de México.
189. Los judas gigantes son típicos en las cele-
braciones cuaresmeñas. Ciudad de México .

166
190. Alebrije, representación simbólica de un espí-
ritu maligno. Ciudad de México.
191. Calavera baterista, modelada en capas de
papel pegado, con decoración pintada y con
marmaja. Distrito, Federal.
192 . Muerte calaca, representación popular para el
día de difuntos . Yanhuitlán , Oaxaca.

167
 HISTORIA GENERAL DEL ARTE MEXICANO

193. Máscara, representación del diablo para una

danza . Mochitlán, Guerrero .

194. Palilleros de madera de naranjo. Naranjo.

México .

168
195. Máscara de madera , repre-
sentación de una vieja de la
danza de los « huehues » .
Mochitlán, Guerrero.
196. Máscara representando a un
danzante vaquero . Olintla,
Puebla .

197. Tazón de alabastro . Tecali ,

Puebla.
198. Juego de copas y charola
de alabastro . Tecali , Puebla.

169
 1

HISTORIA GENERAL DEL ARTE MEXICANO .

199. Equipal de carrizo y varas, asiento ceremo-

nial para una deidad invisible o en el que
se sienta el jefe principal de una comunidad
huichol. Colección Ruth Lechuga.
200. Tablilla con representaciones simbólicas del
rito hujchol. Col. Ruth Lechuga.
201. Mujer otomí, hirviendo corteza del árbol
del amate con el que se prepara el papel
ritual . San Pablito, Puebla.

170
 CLASIFICACIÓN Y DESCRIPCIÓN DE LAS MANIFESTACIONES POPULARE

(0

E ED
辺

202. Jícaras recubiertas con diseños en chaquira, son ofrendas para los dioses del culto huichol.

171
203. Niña comprando calaveras de pasta de azúcar ,
el <<< día de muertos » . Toluca , México .
204. Mujer otomí, confeccionando una hoja de
papel de amate. San Pablito , Puebla.
205. Acto ritual con figuras recortadas en papel
especialmente manufacturado en amate , se-
gún la creencia de los otomies. San Pablito,
Puebla.
206. Figuras de arcilla en color ocre, modeladas
a mano en los días en que se conmemora a
los difuntos. Huatusco, Veracruz .

172
(
XXX. Platones moldeados, pintados y esmaltados, horneados a alta temperatura de «
< Talleres Tonalá ».
Jalisco. Col. Isabel M. de Paalen .
297. Ofrenda tradicional, en conmemoración a los muertos, realizada por los nativos de Huaquechula .
Puebla . Montada en el Museo Nacional de Arte Popular.

173
 回

208. Ofrenda a los muertos, en el cementerio de Chilac, Puebla.

209. Artesano iniciando la decoración de una vela de cera. Amatlán , Veracruz .
210. Peregrinos totonacas en el paseo de las velas. Huehuetla , Puebla.

174
Otras clasificaciones
1

រ
 on rubro diferente, sin basarnos ya en la ma-
Co
teria prima que origina su clasificación, sino
en las funciones similares que los determinan , re-
señamos los siguientes grupos : Objetos para cere-
monias o festividades especiales. Manjares de la cocina
tradicional .
OBJETOS CEREMONIALES
Entre los grupos aborígenes y algunos mestizos ,
habitantes , por lo general, de zonas un tanto aisla-
das de las ciudades capitales perdura una fuerte
y subconsciente religiosidad sincrética , heredada
de sus muy remotos antepasados indígenas y de
las ya también lejanas enseñanzas de los misioneros
católicos, que les catequizaron desde los primeros
años de la Conquista.
De la liturgia de ambas religiones derivó una
muy interesante y expresiva manifestación espiri-
tual que más tarde se materializó en una variedad
de objetos, representativos de una simbología má-
gica, a cual más originales , y de indiscutible valor
plástico, que han sido objeto de la admiración y
el gusto de connotados intelectuales internacionales .
Para enumerar sólo algunos de ellos recordamos ,
de los huicholes, las tablas convertidas en mágicas
ofrendas, con representaciones de dioses , animales
y plantas, invocaciones para recibir mejores frutos
en la ganadería y las siembras y que forman la
base de su sustento ; los « ojos de dios » , tejidos
en estambre entre varas cruzadas , entrelazando en
colores magníficos diseños geométricos ; las jícaras
cubiertas con hermosos motivos, igualmente invo-
cadores, en cuentas de chaquiras de brillantes co-
lores ; los adornos de plumas en sugestivas insignias
o recubriendo el sombrero de las autoridades, que
llevan en las ceremonias de mayor significado ; los
discos de estuco, representaciones de imágenes y
símbolos de su propio culto, realzados y pintados
con impresionantes diseños.
Los otomies de San Pablito se distinguen por
sus figuras de papel de china dobladas y recortadas
en capas, que por lo general llevan dos o tres co-
lores, representando así a los espíritus que invocan
las buenas cosechas de maíz , cacahuate, frijol,
chile, jícama, rábanos, betabel , etc .; pero poseen
además los espíritus del bien o del mal, que curan
o castigan el cuerpo o el alma ; a ellos hay que
ofrendarles devotos y místicos actos religiosos , y los
representan en imágenes de papel vegetal de color
claro para los buenos y oscuro para los malos.
Este papel se fabrica de la corteza del árbol del
amate, resultando de un gusto y resistencia inigua-
lables ; las mujeres lo realizan por medio de una
complicada y paciente labor : empiezan por desfle-
mar la corteza, poniéndola a hervir en un gran
cazo con agua, al que menean y cuidan hasta que
las tiras quedan suaves y dúctiles ; se colocan éstas
acomodadas vertical y transversalmente sobre una
tabla la cual mide, por lo general, el tamaño de
la hoja de papel que se desea obtener ; se golpea
con un mazo de piedra por su cara estriada, y a
fuerza de golpes, las tiras se van juntando hasta
cerrarse y formar una sola tela, de ligero espesor,
en la que se transparentan las fibras de la corteza,
formando dibujos similares a las betas de una her-
mosa madera.
177
HISTORIA GENERAL DEL ARTE MEXICANO
Para el día 2 de noviembre, « día de los fieles
difuntos », en los cementerios del país de pueblos
y ciudades, chicos y grandes- se celebran numero-
sos actos, para los que se preparan con toda anti-
cipación lo que constituirán las ofrendas en memo-
ria de los seres queridos emigrados al otro mundo.
Entre esas localidades la más conocida y visitada
es la isla de Janitzio : colocan sobre las tumbas
arcos de varas entrelazadas, del modo que se apre-
cia en la figura 236 ; la cubren con flores de zem-
paxochil y cuelgan de ella plátanos, jícamas y
naranjas, panes en forma de animales o roscas
recubiertas de una marmaja color rosa mexicano,
ángeles, vírgenes y animalitos de pasta de azúcar.
En todas las panaderías se puede ver varios
días antes de la fecha mencionada una variada y
vistosa bizcochería especial, y en algunos pueblos
de Oaxaca, del Estado de México, Michoacán,
Morelos, Guerrero y Guanajuato, los panes toman
la forma de ánimas, que lo mismo pueden repre-
sentar personas, que animales. En Toluca y San
Miguel de Allende, se encuentra una rica varie-
dad de animales de pasta de alfeñique, tales como
borregos, venados, cerdos, carneros, guajolotes, etc. ,
a los que, con alarde de destreza, recubren con
multitud de picos a manera de erizos. En otras
regiones se acostumbra hacer la ofrenda en casa ,
dedicando una parte de la sala a levantar un altar
cubierto con fina mantelería adornada con serville-
tas de papel de china recortado, sobre el que
colocan ricos manjares, destacando entre ellos
grandes coronas de pasta de azúcar magnífica-
mente decoradas У auxiliándose con braserillos ,
sahumerios y candeleros, en cerámicas negras
vidriadas, con decoración de pastillaje procedentes
de Tzintzuntzan, Barrio de la Luz y Metepec ;
figurillas ocres con decoración dorada del Istmo
y clásicas esculturillas ecuestres de Huatusco, Ve-
racruz ; las vajillas de loza engretada color crema
con bordes decorados en líneas negras onduladas ,
de Puebla, son otros tantos artículos exclusivamente
manufacturados para la conmemoración de los
Fieles Difuntos.
Llaman la atención en el extranjero las calaveras
de azúcar, que por lo común comen con placer
los niños mexicanos.
Para la Navidad se preparan figuras religiosas
y paganas, animales, chozas , variedad de árboles
178
y plantas en diversos materiales, que han de for-
mar los «
<< Nacimientos » tradicionales en las familias
de mayor raigambre mexicana, y aunque se ha
perdido en parte la técnica aún se encuentran los
de cera de gran mérito, de Celaya ; en arcilla , los
de Tlaquepaque, Amozoc, Oaxaca y Guanajuato ;
en tallo de trigo los de Michoacán ; en hueso los
del Distrito Federal ; y en vidrio estirado los de
Guadalajara y el Distrito Federal.
Oaxaca prepara para esas mismas fechas las
llamadas calendas, que llevan en las procesiones la
noche del 23 de diciembre por las calles de la ciu-
dad ; consisten en grandes bastones adornados en
el extremo superior con un remate de flores inmor-
tales y papel de china, a manera de un farol den-
tro del cual brilla la flama que las ilumina .
Bastones sosteniendo arcos de flores en formas
de liras, corazones, estrellas y otras formas inde-
finibles, pero muy bellas ; ceras escamadas de mu-
chas y variadas formas ; grandes arcadas de flores
naturales para la entrada principal de los templos ;
y famosas alfombras de Huamantla, en aserrín
de vivos colores, son otras tantas ofrendas para
actos y celebraciones religiosas .
En las peregrinaciones y en los altares de las igle-
sias o de algunas casas particulares lucen en tallas
de madera las imágenes de Cristo, vírgenes y cruces
procesionales .
Son populares y muy comunes los exvotos pin-
tados sobre lámina, con la representación del
milagro concedido por algún santo, que los devo-
tos ofrendan a las iglesias, y que cubren las paredes
vecinas al altar donde está la imagen. O bien,
los que cuentan con mayores recursos económicos,
prenden, en el ropaje de su imagen patrona, un
milagro de oro o de plata, con la figura de un
corazón, una persona en oración , un brazo , una
mano, una pierna, una casa, etc. , alusiones al
milagro concedido .
Nichos de hojalata repujada y cincelada, que
sustituyen a los antiguamente hechos de plata,
resguardan un Cristo o una vírgen labrados en
pasta de caña de maíz .
Todos esos ejemplos demuestran que hay perso-
nas religiosas y devotas consagradas a realizar
innumerables objetos frecuentemente usados como
elementos de decoración en el lugar preferido de
la casa de un artista.
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O

211. Decorando con flores una vela de cera

escamada. Ciudad de México .
212 . Vela de cera escamada que se ofrece al Santo
patrono de la iglesia parroquial de San Cris-
tóbal las Casas , Chiapas .
213. Cruces de la Pasión, interpretadas en diver-
sos materiales, procedentes de Querétaro y
Guanajuato . Colección Isabel Kelly.

179
HISTORIA GENERAL DEL ARTE MEXICANO

214. Vendedores de ofrendas tejidas en palma, rodean las iglesias el domingo de ramos.
215. Ofrenda de flores inmortales, comúnmente usada en procesiones religiosas. Oaxaca , Oaxaca .
Colección Rufino y Olga Tamayo.
216. Millares de mulitas armadas con hojas de plátano y varas, cargando huacales con frutas y flores,
se venden el Jueves de Corpus, en las calles adyacentes a las iglesias .
217. Portada para la iglesia, armada y cubierta de flores y pencas de maguey, se complementa con
un rollo de petate sagrado. Nochistlán, Guerrero .
218. Torito pirotécnico, armado con carrizo y petate, que se prende en múltiples figuras de luces y
color. Jicaltepec , Oaxaca .
 L

219. Los coheteros de Cuetzalan, venden famosos

toritos pirotécnicos, para cada celebración
popular de la localidad .
220. Con destreza manual, el cohetero prepara
la mercancía que ha de vender en el mer-
cado. Jaltocan, Hidalgo.
221. Indios tzeltales celebran el carnaval con
representaciones simbólicas , como este torito
de petate. Tenejapa, Chiapas .
222. Los niños, aprenden de su padre, el oficio de
cohetero. Jaltocan, Hidalgo .

EM
P
TODOS LODSAEBDMEXICANOS
ENERED
MOONAD DADANA
SA
 OTRAS CLASIFICACIONES

223. Quetzalines de vara, papel lustre y plumas de gallo , portan como tocado los danzantes , imitando al
pájaro quetzal. Yahualinchan, Puebla.

183
HISTORIA GENERAL DEL ARTE MEXICANO

224. Virgen de arcilla de Atzompa y máscara de

danzante de Michoacán, son representaciones
para ceremonias religiosas y paganas.
225. Máscara de cera para danzantes del carnaval
de Chiconcuac , México .
226. Imágenes representativas del Misterio, modela-
das en cera. Probablemente fueron hechas
en Salamanca, Guanajuato. Colección Isabel
Kelly.

184
XXXI . Faroles de vidrio soplado , dentro de una armazón de hierro . Talleres Feder's .

MANJARES
DE LA COCINA TRADICIONAL
En el arte culinario típicamente nacional, los
manjares han pasado por una diversidad de etapas
derivadas de los cambios sociales y económicos ,
como consecuencia de los principales aconteceres
de la historia. Esos cambios han dado origen a
nuevos platillos , y han modificado, o hecho des-
aparecer, a otros ; sin embargo, en todas las épocas,
el sabor incitante y la variedad de ellos han otor-
gado el reconocimiento universal a nuestra cocina,
considerándola entre las mejores.
Recaudo hace cocina y no Catalina
Dice el viejo proverbio y, como tal, tiene éste
su fondo de respetable verdad. Recaudos, como se
llaman generalmente en el país, o recados, como
los nombran en la península de Yucatán, son todos
los condimentos con que se sazona y se refina el
gusto de los alimentos. Tenemos entre ellos una
interminable lista : los hay de origen autóctono y
muchos otros se han importado a través del tiempo
desde diferentes partes del orbe ; de Europa y de
Asia principalmente .
Entre los autóctonos vale la pena recordar los
más comunes ; el epazote, el pápalo quelite,
achiote, la pepita de calabaza, el pulque, el cacao ,
el cacahuate, el aguacate, el acullo o yerba santa,
la tuna xoconoxtle, una extensa variedad de chiles,
cada uno con su peculiar sabor, de los que sólo
nombraremos algunos : pasilla, cascabel, catarina,
chipotle, poblano, serrano, cuaresmeño, habanero,
jalapeño, chilacate, ancho, negro , colorado ,
árbol, mulato, guajillo , piquín , chilhuaque, trompito,
etc. Esos condimentos, y muchos otros, combinados
con distintas especias llegadas de lejanas tierras,
proporcionaron a los materiales básicos de nuestra
alimentación la exquisitez de lo que hoy se reconoce
como cocina mexicana .
Las pocas vías de comunicación de que gozó
el país durante siglos, dieron por resultado
aislamiento de los pueblos, y con ello, los alimentos
se conservaron típicamente locales ; fue entonces
común que sobresaliera el sabor de los ingredientes
propios de cada lugar, sin faltar en todos ellos
OTRAS CLASIFICACIONES
los materiales básicos de nuestra alimentación
autóctona, como son : el maíz, el frijol y el chile .
Para sólo enumerar algunos platillos de unas
pocas regiones, destacan como característicos del
Norte aquellos que se preparan a base de animales
de praderas : el cabrito, el venado , una especie de
oso hormiguero y el borrego, con los que se cocinan
los machitos ; la fritada, que es platillo con cabrito
en su sangre ; el venado, el oso o el cabrito al pastor;
el menudo de borrego ; los turcos de álamo, empanadas
secas con carne de animal de caza ; los frijoles gui-
sados con cerveza ; exquisitos por su reducido tamaño
y su sabor los tamales norteños , de los que , con
buen apetito, se pueden comer, sin la menor zo-
zobra, una o dos docenas en una sola « sentada a
la mesa ».
A la región del Bajío le dan fama : el pozole ;
la cuachala tuxpeña ; el pescado blanco de Cha-
pala rebozado en huevo ; los charales frescos y
los secos y fritos para las botanas que acompañan
al tequila ; el pepián de semillas tostadas ; las mani-
tas de cerdo en mole almendrado ; el caldo largo ;
la carne con pulque ; las gorditas de horno ; las
enchiladas rojas ; los sopes picados ; los tacos en
salsa de camarón seco ; la birria ; los sopes ranche-
ros ; el pollo a la Valentina ; las tortas de Cate-
dral ; el tamal mezcal (cuyos ingredientes acusan
su origen netamente prehispánico) , el de ceniza,
el los de elote dulce o con queso y chile en rajas des-
hebradas ; el cernido de elote, terso como seda con
leche y pasas ; los uchepos y los clásicos tamales.
de chile, de dulce y de picadillo . Inseparables de
estos últimos son una variedad de atoles tan extensa
como extensa es la diversidad de frutas de cada re-
gión ; los hay de ciruela , de arrayán , de guayabilla ,
de de tamarindo, de piña y coco , de chocolate (cham-
purrado) , de cascarilla, y la tuxca, que es la leche
que sale del maíz remojado y molido. Otras co-
midas : las tortas de arroz, de garbanzo , de chí-
charos, de elote ; las tortas de camarón ; el pepián
de semillas crudas con charalitos ; las aguas fres-
cas de pitatilla del volcán , de horchata, de jamaica,
de zumo de limón con chía, etcétera .
el Puebla nos ha dado platillos de fama nacional e
internacional : el mole para manteles largos cuya
complicada elaboración constituye un homenaje
al paladar y se prepara para ocasiones muy signi-
ficativas, tales como bodas, bautizos, aniversarios ,
185
HISTORIA GENERAL DEL ARTE MEXICANO
recepciones ; el pepián de chilacayote ; el guisado
de bacalao ; el arroz con rajas y elote, la torta de
flor de calabaza ; el pollo encebollado ; las enchila-
das de mole de olor y picadillo ; el dulce de al-
mendra ; las copas de coco ...
Oaxaca sobresale por la variedad de moles de
colores : el amarillito, el negrito, el verde y el co-
lorado.
De Veracruz son los guisos de pescados, pulpos
y mariscos preparados de múltiples maneras ; las
jaibas en chilpachole ; la sopa seca de tortuga ; las
aguas frescas, nieves y gelatinas de guanábana , de
piña, de mango, de coco o de ciruela .
La región del Sureste es una de las más intere-
santes, refinada en gustos y en maneras de preparar
los alimentos ; su variedad amerita una detenida
descripción : <«
<< tierras del faisán y del venado »> ,
como las designó un distinguido yucateco , en donde
estos dos singularísimos animales de excelentes
carnes han constituido, durante siglos, el lujo de
las mesas, en las más contadas ocasiones ; pero en
donde el grano de maíz , cuyo origen americano
se remonta a decenios de miles de años, ha sido
religión y sustento de una población maya de más
de 700,000 habitantes, a quienes ha determinado
rasgos fundamentales de su cultura : en él creen ,
por él viven, enjuiciando sus más íntimos senti-
mientos, de él esperan la recompensa divina, el
milagro de su supervivencia. Alimento proporcio-
nado por la bondad de sus dioses, es merecedor de
una amorosa e inteligente preparación ; de él deriva
una puntillosa variedad de combinaciones de las
que surgen las más sutiles sorpresas para el visitante.
Una muestra del recetario maya nos dará idea de
lo que en cuanto a su comida se refiere : con el
maíz se prepara el nixtamal , con el que obtienen
dos tipos de masa ; la masa-pozole que es de maíz
hervido con cal y cocido hasta reventar, y la masa-
sacan, que es nixtamal molido finamente . Con una
u otra masa se preparan atoles simples, de leche o
de coco, o el ritual, que se llama sacan; los panuchos,
gorditas que tienen hollejo grueso y a los que se
rellena con frijoles negros ; salbute, o sean tortillas
gruesas que se rellenan de fiambre y salsa picante ;
ts'otob-chay, o sea un rollo de masa, relleno de
huevo duro , envuelto en hoja de chaya para cocerse,
186
servido con pepita de calabaza cocida y molida ;
papa'suul, o tortilla rellena de huevo duro ; se sirve
con una salsa compuesta, en la que predomina la
pepita de calabaza ; joroch' , es un cono de masa,
hueco, que se cuece con los frijoles hervidos con
epazote ; k'ol, es decir, una salsa de bolitas de
masa cocidas en caldo de pollo , de guajolote o de
otro animal de caza ; chuli bu ul, que son frijoles
hervidos con masa pozole ; el tamal de masa blanca,
se cuela, se amasa y se rellena con carne ; chachac-
wall, tamal de masa mezclada con salsa de achiote
y chile, relleno de carne y envuelto en hojas de
plátano ; otra variedad de estos tamales se llama
tikuleños, y otra más a los que se les nombra vapor-
citos; pibiwah o mucbiwah, es un gran pastel de masa
coloreada con achiote y relleno con pollo, o pavo,
o puerco, y sazonado con epazote, cebolla , chile,
sal y otros ingredientes ; se envuelve en hojas de
plátano y se cuece bajo tierra ; es especial para el
día de los muertos ; pubi-shp'ich, que es masa sacan',
mezclada con frijoles tiernos y grasa ; entre los atoles
se preparan los de masa desleída en agua , como
son el huy bisa, el sikilsa y el pahsa' , y el tanchucua,
o sea atole con chocolate.
Finalmente, en la región del Altiplano, en donde
se producen o llegan todos los comestibles del país,
puede uno fácilmente imaginar la diversidad de
platillos que se preparan con sólo recordar algunos
de sus ingredientes : guajolotes , chichicuilotitos, ro-
meritos, guauzontles, gusanos de maguey, salsifís,
aguautle, acosiles, huitlacoche, jumiles, frijoles,
verdolagas, y muchos otros con que se elaboran
guisados como el de huesitos, el chile atole, la barbacoa,
el menudo, los adobos, el caldo estofado, las tortas de
chinchayote, el atole de puscua ... Con maíz se hacen
peneques, totopos, raspadas, clacoyos, garnachas ,
pellizcadas, totoposcles, ponteduro, pinole, esquite,
diversos tamales con sus acompañantes, el atole,
bebidas fermentadas como el texgüino . Otra bebida
típica es el pulque curado en variedad de sabores :
de tuna, de guayaba, de almendra , de tejocote, de
limón, de zarzamora , etcétera .
Para postres se acostumbra preparar cocadas,
natillas , yemitas , chongos, huevo real, muéganos,
pepitorias, buñuelos, condumbios, jaleas, conservas
de frutas y otros más.
 ALGUNAS CONSIDERACIONES
Esfuerzos combinados de varios organismos,
procuran cifras conservadoras acerca del nú-
mero de artesanos económicamente activos en el
país ; se calcula que una población de cuatro millo-
nes vive total o parcialmente de su producción .
Sin contar por el momento con un censo de
artesanos por ramas de productividad, señalan
algunas consideraciones una escala en el orden de
mayor a menor número de ellos dedicados a cada
una de las artesanías, de las que muy probablemente
el cincuenta por ciento corresponde a las ramas
de textiles en lana y algodón con su extensa varie-
dad de técnicas, y de alfarería y cerámica, igual-
mente ricas en variedad de estilos y calidades ;
el otro cincuenta por ciento corresponde en escala
descendente de productividad a : platería , vidrio,
cestería, talabartería, muebles, metalistería, ma-
ques, juguetería y varios.
Debido a tan amplio desarrollo artesanal es
lógico que se considere la importancia que repre-
senta su protección y fomento . Conservar sus valores
aunados al desarrollo y prestigio comercial , consti-
tuye la preocupación de quienes honestamente
estudian los caminos que les han de apartar de
falsificaciones o deformaciones , en nuestros días
muy comunes a todos los países cuya producción
obtiene significado internacional .
No es propósito de este texto introducirse en
análisis ya hechos, repetidos y publicados con an-
terioridad ; la intención reside más bien en destacar
los valores de carácter estético y artesanal princi-
palmente.
187
‫‪1‬‬

‫ו די‬
‫ד‬
XXXII . Castillo pirotécnico, realizado por coheteros de Zumpango de la Laguna .
227. Joven tzotzil con sombrero y bastón, repre-
sentaciones de su autoridad. San Andrés
Larrainzar, Chiapas.
228. Danzante nahua con el sombrero caracte-
rístico de la danza del Apostol Santiago.
Cuetzalan, Puebla.
229. Representantes del gobierno tzotzil, de Lar-
rainzar, Chiapas, con sombreros y túnicas
de fieltro negro .
230. Autoridad chamula con característico sombrero representante de su alta investidura. San Juan
Chamula, Chiapas.
 ALGUNAS CONSIDERACIONES

231. Músicos tzotziles, en sus trajes tradicionales ,

de San Bartolomé de los Llanos, Chiapas.
232 . Danzante representando al diablo y tocando
el tambor. Feria de Igualapa, Guerrero.

191
233. Tamborileros tarahumaras , en una representación ceremonial de Semana Santa. Nogorachic, Chi-
huahua.

192
234. Músicos tzotziles, nativos de San Juan
Chamula, Chiapas .
235. Vendedores de instrumentos musicos de
cuerda , para la ceremonia del Cerro de la
Santa Cruz. Ixtlahuaca , México .
1
236. Mosaico de popote, copia de una ofrenda
a los muertos, de la isla de Janitzio , Michoa-
cán , Realización de Hormigo .
237. Copia de la pirámide de Tajín, tejida con
ejotes de vainilla, por los cosecheros de
Papantla , Veracruz .
238. Cerámicas engretadas, pintadas o decoradas
con pastillaje ; tejidos diversos en palma,
carrizo, tule y tallo de trigo. Col. Museo
Nacional de Antropología .
239. Zinacantecos de los altos de Chiapas, con
tradicional sombrero de palma doble.
240. Talabartero guarneciendo una silla de mon-
tar. Huaspaltepec, Oaxaca.
241. Sillas de montar. Feria de Huaspaltepec,
Оахаса.
242 . Venta de metates de piedra. Mixteca Baja.
Оахаса.
243. Vendedora de totopos de masa de maíz, en
1
el mercado de Tehuantepec , Oaxaca.
1

244. Sirena de hierro forjado, cincelado y soldado.

Creación de Manuel Felguerez .
245. Piezas de hierro forjado y soldado . Creación
de Manuel Felguerez.
246. Candelabro de plata : diseño de Jorge Ste-
panenko .
247. Juego de té en plata ; diseño de Jorge Ste-
panenko .

197
HISTORIA GENERAL DEL ARTE MEXICANO

Cl

248. Azucarera de plata, imitación de las pinas

de la alfarería de Patamban . Michoacán.
talleres Stepanenko
249. Collar, aretes y pulsera en plata repujada.
cincelada recortada con cuentas de coral
y turquesa . Creación de Matilde Poulat. Col.
Isabel Kelly.
pa
250. Collar y prendedor, en plata repujada, cin-
celada y recortada. Creación de Matilde
Poulat. Col. Isabel Kelly.

་
་
་
་
་

198
251. Faroles de vidrio soplado en armazones de
hierro. Creación de Felipe Delphinguer. Mé-
xico , D. F.
252. Cerámica moderna. Creación de Jorge Wil-
mot, decorada por alfareros de Tonalá, Ja-
lisco. Col. Isabel M. de Paalen .

199
253. Platones, decorados por alfareros de « Talleres Tonalá ». Creación de Jorge Wilmot . Col. Isabel
M. de Paalen.
254. Cerámica moderna en stonware, esmaltada y cocida a altas temperaturas. Creación de Jorge Wilmot.
<< Talleres Tonalá » . Col. Isabel M. de Paalen .

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2
ÍNDICES
T
 ÍNDICE GENERAL

Introducción 7 CLASIFICACIÓN Y DESCRIPCIÓN DE LAS MANIFES-

TACIONES POPULARES EN EL ÁMBITO ARTÍS-
ORÍGENES . 9 TICO ARTESANAL 63

SECUENCIA CRONOLÓGICA ΙΟ Alfarería 65

Textiles 78
TRASCENDENCIA ETNO- HISTÓRICA Y ECONÓMICA Platería 114
DE LAS ARTESANÍAS · 17 Amantecas (Mosaico de plumas) 121
Maques 122
EL ARTESANO RURAL Y SU MEDIO 23 Estilos por regiones 124
Juguetes y Miniaturas 127
ELEMENTOS DISTINTIVOS DE LAS ARTESANÍAS Vidrio 138
NACIONALES 27 Cestería 149
Metalistería 151
co

161
co

TIPOS DE ARTESANÍAS
co

35 Madera y talabartería
co

Chicle 163
Arte popular 37
Etno-artesanías 38 OTRAS CLASIFICACIONES : 175
Artesanías semi-industrializadas 38
Mexican- Curious . . 39 Objetos ceremoniales . 177
Manjares de la cocina tradicional 185
LOCALIZACIÓN geográfica DE LA PRODUCCIÓN
ARTESANAL ENTRE LOS GRUPOS ÉTNICOS RU- ALGUNAS CONSIDERACIONES 187
RALES Y LA POBLACIÓN MESTIZA DE ALDEAS
Y CIUDADES 45 BIBLIOGRAFÍA 201

211
 ÍNDICE DE LÁMINAS

EN NEGRO

PERÍODO PREHISPÁNICO

I. Vasija en forma de pedestal, arcilla modelada, policroma y bruñida. Cultura mexica, época IV . Col.
Museo Nacional de Antropología .

PERÍODO COLONIAL

2. Tinaja de barro de olor decoración realzada ; pintura floral en la parte posterior. Policroma y bruñida .
Siglo XVII. Tonalá, Jalisco. Col. Isabel Marín de Paalen.
3. Cajetes con decoración realzada y pintura al temple. Siglo xvi . Tonalá , Jalisco . Col. H.H. Beherens.
4. San Jerónimo, modelado en arcilla . Siglo XIX . Col. H.H. Beherens.
5. Cristo crucificado , labrado en piedra por otomíes . Cardonal, Hidalgo .
6. Imagen tallada en piedra en bajo relieve . Fachada de la iglesita de Santa Mónica , Hidalgo.
7. Ángel labrado en piedra . Portada de la iglesia de Tepozcolula , Oaxaca .
8. Aldabón-llamador en bronce cincelado . Siglo xvI . Col. Museo del Virreinato .
9. Coronas para Nazareno. Plata cincelada, recortada y torcida . Siglo XIX . Col. Museo del Virreinato.
IO. Incensarios de plata repujada y calada ; misales guarnecidos de plata labrada y calada . Siglo XIX.
Col. Museo del Virreinato .
II . Custodia de plata dorada , estilo neoclásico . Principios del siglo XIX . Col. Museo del Virreinato.
12 . Altar, palmatorias, atriles, candeleros, crucifijo y acetre de calamina . Siglo XIX . Col. Museo Nacional
de Historia.
13. Arcón de maderas chapeadas con guarniciones de hierro forjado . Siglo XVIII . Col. Museo Nacional
de Historia .
14. Arquetas con guarniciones de hierro forjado y calado ; la blanca es de alabastro y las otras son de
madera. Col. H.H. Beherens.
15. Arqueta y marco de maderas chapeadas y taraceadas en hueso . Siglo xvi . Col. Museo Nacional
del Virreinato.
16. Batea pintada en Pátzcuaro . Período virreinal . Col. Museo Nacional de Historia .
17. Arcón pintado en Quiroga. Siglo XVIII. Col. Isabel Kelly.
18. Arcón pintado en Quiroga y Guadalupana pintada en Puebla . Col. Isabel Kelly.
19. Imágenes talladas en madera y policromos . Proceden de Jalisco . Fines del siglo XVIII . Col. Isabel
Kelly.
20. San Isidro Labrador, talla en madera pintada . Procede de Puebla . Col. Isabel Kelly.
21. Pintura mural de los otomíes. Oratorio de San Miguel Tolimán, Querétaro .

213
 INDEPENDENCIA

22. Platones con pintura verde óxido de cobre . Proceden del taller de cerámica que Don Miguel Hidalgo
y Costilla, Padre de la Patria, estableció en Dolores Hidalgo , Guanajuato . Col. Museo Nacional de
Historia.
23. Vasija de barro de olor, magníficamente decorada , pintada al temple y bruǹida. Tonalá, Jalisco . Col.
Museo Nacional de Historia.
24. Jarrita de barro de olor pintada al temple , plateada y bruñida . Tonalá , Jalisco . Col. Museo Nacional
de Historia.
25. Tazón de mayólica, con pintura tradicional en azul cobalto , obra de Epigmenio Vargas. Sayula,
Jalisco . Col. Isabel Kelly.
26. Jarritas de mayólica, en fondos azul y rosa pastel, obra de Epigmenio Vargas. Sayula, Jalisco . Col.
Isabel Kelly.
27. Dechado en que se aprecian diversas puntadas : calados con aguja, de punto pasado y de punto de
cruz . Col. Manuel Oropeza.
28. Mujer mixteca engalanada con pozahuanco con diseño labrado tejido en la urdimbre . San Pedro
Atoyac, Oaxaca.
29. Jorongo de procedencia mestiza, tejido con la técnica de tapiz, en telar de pedales . Huisquilucan ,
México .
30. San Miguel Arcangel, plata cincelada , repujada y recortada . Siglo XIX . Puebla , Puebla. Col. Rufino
y Olga Tamayo .
31. << Jarabe, tapatio » , modelado en plata pella, por Cristiniano Ramírez y condecorado con premio
internacional. Col. Museo Nacional de Historia .
32 . << Torero » modelado en plata pella, obra del distinguido platero Cristiniano Ramírez . Col. Museo
Nacional de Historia .
33 . Silla charra, con montura de cuero bordado y guarniciones de plata . Col. Museo Nacional de Historia .
34. Trasterito de hueso comúnmente labrado por presos de la Penitenciería de Guanajuato, Guanajuato.
Col. Ruth Lechuga.
35. Trasterito de hueso labrado con trastecitos de vidrio de diversos colores . Col. Ruth Lechuga.
36. << Collage », realizado en Puebla. Col. Isabel M. de Paalen .
37. Alcancías de corteza de coco labradas por los presos de San Juan de Ulúa, Veracruz . Col. Rufino
y Olga Tamayo.
38. Alegoría a la Inmaculada Concepción de María , pintura popular realizada sobre tela . Col. Rufino
y Olga Tamayo.
Estuche recubierto de caracoles. Artesanía de Veracruz . Veracruz . Col. Ruth Lechuga .

ÉPOCA CONTEMPORÁNEA : LA HABITACIÓN RURAL

40 . La habitación huichol se construye con muros de adobe y techo de varas de los que se amarran de
trecho en trecho haces de zacate. San Andrés Coahmiata, Jalisco .
41. Choza nahua con techo y muros revestidos de zacate . El Carmen , Tlaxcala .
42 . Habitación de amusgos , construida con bajareque y zacate ; a la que los habitantes del lugar llaman
<< redondos >> . San Pedro Amusgos , Oaxaca.
43 . <<< Redondos » , habitación mixteca . La Estancia, Oaxaca .
44. Cuescomates, graneros en donde se guardan las semillas que se recogen durante la cosecha . Tlayecac,
Morelos .
45. Troje de Michoacán , habitación tradicional de los grupos tarascos, construida en maderas de tzirimu .
Museo Nacional de Antropología .

ALFARERÍA Y CERÁMICA

46. Alfarera, terminando de modelar el cuello de un cántaro. Chililico , Hidalgo .

47. Alfarera mestiza , dando baño de engobe a un candelero . Metepec, México .
48. Cajetes con el primer baño de engobe y cántaros pintados al temple, secándose al sol antes de hornearlos .
Chililico, Hidalgo .

214
49. Mujeres tzotziles de Amatenango del Valle , horneando cántaros en la calle frente a su choza .
50. Cualquier sitio a la calle se utiliza para improvisar una horneada de loza . Amatenango del Valle ,
Chiapas .
51. Florero con decoración de pastillaje , pintado en verde cobre y engretado. Realizado por Emilio Alejos
Pérez . Michoacán .
52. Mujer nahua, comprando comales . Xolotla, Puebla.
53. Vasija en forma de piña , decorada en pastillaje, pintada con óxido de cobre y engretada . Realizada
por Emilio Alejos Pérez. Michoacán .
54. Cántaro de arcilla , ennegrecido con el humo de la horneada . Realizado por Gregorio Salas . Coyotepec ,
Оахаса.
55. Los órganos del cacto se aprovechan en el hogar como trasteros. Coyotepec, Oaxaca .
56. Vasijas decoradas al temple con tierras ocres , realizadas por grupos tzotziles de los altos de Chiapas .
Colección Museo Nacional de Antropología.
57. Platones de barro de olor, pintura tradicional con tierras naturales . Tonalá , Jalisco .
58. Juego de té, pintado en petatillo y engretado, realizado por Primitivo Sesate . Tonalá , Jalisco .
59. Tibor de mayólica, con forma y decoración tradicionales , realizado por Gorki González . Guanajuato,
Guanajuato.
60. Mayólicas de formas y decoración tradicionales, realizadas por Gorki González . Guanajuato, Gua-
najuato.
61. Gran candelero Adán y Eva en el Paraíso, pintado al temple con entonaciones de fuerte colorido . Crea-
ción de Adrían Luis Gonzáles. Metepec, México .
62. Arbol de la vida, cerámica tradicional de Izúcar de Matamaros, Puebla .
63. Gran candelero arca de Noé, en barro color crema y pintado al temple en color ocre. Creación de
Herón Martínez , Acatlán , Puebla . Colección Mario y Mirella Monteforte Toledo .
64. Caminantes nahuas, cargando cántaros que venderán en el mercado de Hueyapan, Puebla.
65. Cántaros de tres asas en barro rojo. Mercado de Acatlán, Puebla.
66. Puesto de ollas y cajetes de barro negro . Mercado de Tlacolula , Oaxaca .
67 . Grandes ollas, engretadas por dentro , procedentes de Atzompa , Oaxaca.
68. Loza de servicio doméstico, en un puesto del mercado de Oaxaca, Oaxaca.
69 . En los albores de la época contemporánea don Pantaleón Panduro creó la dinastía de los alfareros
realistas de estilo costumbrista caracterizados principalmente como excelentes retratistas. Tlaquepaque,
Jalisco.
70. Tres figuras , tipos populares de principios del siglo xx, modeladas en arcilla , obra de Pantaleón
Panduro. Tlaquepaque, Jalisco.

TEXTILES

71. Mujer mixe, vareando algodón . Mazatlán, Oaxaca.

72. Mujer mexicana hilando lana. Hueyapan, Morelos .
73. Mujer mixteca, preparando madejas de algodón . San Juan Colorado, Oaxaca.
74. Niña mixteca moliendo hoja de muigle (Jacobina spiciguera) . Pinotepa de Don Luis , Oaxaca .
75. Tejedor nahua preparando la urdimbre para los rebozos jaspeados de algodón . Chilapa , Guerrero .
76. Tejedora mixteca , trabajando a la intemperie y sosteniendo el telar por la cintura con el clásico
mecapal. Pinotepa de Don Luis, Oaxaca.
77. Mujer amusgo , tejiendo y labrando la tela para un huipil . San Pedro Amusgo , Oaxaca.
78. Tejedora trique arreglando la parte final de su tejido. San Andrés Chicahuaxtla , Oaxaca.
79. Mujer huichol , tejiendo una faja en telar de cintura. Tuxpan, Jalisco .
80. Mujer nahua tejiendo en gasa un lienzo para un quechquemitl. Xolotla , Puebla.
81. Mujer otomí, tejiendo una toalla de algodón en confite. San Pablito, Puebla.
82. Tejedora amusgo, brocando en gasa un lienzo para un huipil. Xochistlahuaca , Guerrero .
83. Lienzo nahua para un quechquemitl, tejido en gasa y sursucker o carranclán, se distingue por el mayor
número de palitos auxiliares que se requieren en el telar. Atla , Puebla .
84. Tejido doble para un morral de algodón ; lo tejen las mujeres otomies de Ixmiquilpan , Hidalgo.
85. Telar otomí con tejido en curva , para formar un quechquemitl . San Pablito , Puebla .

215
 86. Niña nahua, bordando una camisa. Atla, Puebla.
87. Madre huichol, arreglada para la celebración de una fiesta ; cose una capa para su esposo. Tuxpan
de Bolaños , Jalisco .
88. Bordadoras tacuates. Santa María Zacatepec, Oaxaca.
89. Pareja zapoteca, bordando un huipil de gala . Juchitán , Oaxaca.
90 . Diversos bordados en punto pasado, complementos de camisas nahuas. Sierra de Puebla. Colección
Ruth Lechuga .
91. Diversos bordados en punto pasado, complementos de camisas nahuas. Sierra de Puebla . Col. Ruth
Lechuga .
Servilleta nahua, realizada en telar de cintura con tejido de urdimbre entrelazada y sin trama. Ixcateopan,
Guerrero .
93. Huipil antiguo, brocado blanco sobre blanco , procedente de Amatlán de los Reyes, Veracruz. Colec-
ción Luis Reyes.
94. Reverso de una faja tepehua, en donde se combinan rombos concéntricos en hilos azul- negro y blanco .
Huehuetla, Hidalgo.
95. Camisas mestizo-otomí de Querétaro, y nahua de Puebla. Col. Irmgard W. Johnson.
96. Camisas con diversas técnicas de bordado : a máquina , espiguilla cosida a mano y volteada con los
dientes ; encaje hecho con aguja, pepenado . Proceden de Puebla, Chiapas y Oaxaca. Colección Irm-
gard W. Johnson.
97. Tocado zapoteca, compuesto de cordones de lana (tlacoyales) rojos , los que se trenzan con el pelo,
en ocasiones especiales. San José Lachiguiri , Oaxaca.
98. Niña otomí, vestida con la tradicional indumentaria. San Pablito, Puebla.
Quechquemit otomí, con amplia banda tejida en curva . San Pablito, Puebla .
100. Quechquemitl otomí tejido en curva. Santa Ana Hueytlalpan , Hidalgo.
101. Mujer otomí luciendo su atuendo tradicional de invierno. San Pablito, Puebla.
102. Niña tzotzil vestida con un huipil de lana, tejido en telar de cintura. San Juan Chamula , Chiapas .
103. Mujer mixteca , cubre sus hombros con varios tapados , el de la franja ancha teñida con caracol, se
usa para las fiestas. Jamiltepec, Oaxaca.
104. Mujeres amusgo, en oración . San Pedro Amusgo, Oaxaca.
105. Mujer mixteca, tacuate . Santa María Zacatepec , Oaxaca.
106. Mujeres huave, ataviadas para la celebración de una boda. San Mateo del Mar , Oaxaca.
107. Joven mixteca con pozahuanco sostenido en la cintura con una faja igualmente tejida en telar de
cintura. Pinotepa de Don Luis , Oaxaca.
108. Novia mixteca , engalanada para su boda , porta el huipil al estilo tradicional , con el brazo izquierdo
envuelto, en vez de sacarlo por la abertura de la manga. Pinotepa de Don Luis, Oaxaca .
109. Mujeres mixtecas, tocadas con huipil de tapar. Pinotepa de Don Luis, Oaxaca .
Pareja de tacuates, con indumentaria tradicional. Zacatepec, Oaxaca.
III. Mujeres trique en el mercado , tapadas con cobijas tejidas en telar de cintura en sarga gris y listas de
vivos colores . San Andrés Cicahuaxtla , Oaxaca.
112. Mujer nahua , con huipil de tela fabril de algodón , ricamente bordado con estambres color guinda.
San José Miahuatlán , Puebla .
113 . Muchachos otomíes portando jorongos de lana. Chila , Puebla .
114. Muchachos otomíes tapados con ayates de ixtle y diseños de lana entretejidos , y usados como tilmas.
Valle de Toluca , México .
115. Procesión de jóvenes nahuas, en homenaje a la Virgen de Guadalupe. Huejutla , Hidalgo .
116. Joven huichol , preparando un cigarrillo. San Andrés Coahmiata, Jalisco .
117. Hombre huichol, elegantemente tocado con una cinta tejida en telar de cintura.
118. Mujer mixteca, vendiendo malacates que se distribuyen entre las hilanderas de la región. Jamiltepec,
Oaxaca.
119. Vendedoras amusgo ofreciendo huipiles brocados en vivos colores . San Pedro Amusgo, Oaxaca.
120. Tejedor mestizo , realizando un sarape en telar de pedales. Tlaxiaco , Oaxaca.
121. Mujeres mixtecas vendiendo pozahuancos en el mercado , de Pinotepa de Don Luis, Oaxaca .
122. Joven mestizo vendiendo sarapes y jorongos de la región de Coatepec Harinas.
123. Mujer mestiza vendiendo rebozos de algodón y de artisela . Tenancingo, México .

216
 PLATERÍA

124. Huipil de uso común , collar y aretes de oro ; atuendos de la mujer de Juchitán, Oaxaca. Col. Alfa
Ríos de Henestrosa.
125. Rosario con cuentas de coral ; relicario , cruces y medallas de plata , de uso tradicional entre las muje-
res de Oaxaca. Arracadas de plata del Valle de Toluca . Col. Olga Tamayo y Alfa Ríos de Henestrosa .
126. Anillos , aretes y collares de oro con coral , comúnmente usados por la mujer juchiteca y Rebozo de
bolita de Tenancingo . Col. Alfa Ríos de Henestrosa y Olga Tamayo .

MAQUES

127. Árbol de la jícara del que se obtienen las jícaras que se maquean y pintan.
128. Vendedoras de bules que adquieren los maqueadores . Rumbo a la feria de Huaspaltepec , Oaxaca .
129. Vendedores de guajes para maquear, ayates y camisas bordadas . Mercado de Actopan , Hidalgo.
130. Objetos decorados con las diferentes técnicas tradicionales del maque, rayados y pintados. Colecciones ,
Museo Nacional de Antropología e Isabel M. de Paalen.
131. Jicalpestle con pintura tradicional al estilo Chiapa de Corzo . Usado en Juchitán , Oaxaca . Cortesía de
Alfa Ríos de Henestrosa.
132. Arcón maqueado y « rayado » . Realizado por Dámaso Ayala . Olinalá, Guerrero.

JUGUETES Y MINIATURAS

133. Juguetes miniatura de diversos materiales y procedentes de varios puntos del país. Col. Museo Na-
cional de Antropología .
134. Juguetes maqueados , artesanía de los niños de Olinalá , Guerrero . Col. Museo Nacional de Antro-
pología.
135. Trastecitos pintados y engretados, realizados por doña Celsa Medrano . Tonalá , Jalisco.
136. Trastecitos de barro de color, realizados por Amado Galván . Tonalá , Jalisco.
137. Trastecitos de arcilla pintados y engretados . Tonalá, Jalisco . Col. Isabel M. de Paalen .
138. Figuritas de hojas de maíz realizadas por Elisa Lazalde , y figuras talladas en madera de pochote.
139. Frutas de arcilla con personajes pintorescos, realizadas por jugueteros de Tlaquepaque, Jalisco .
140. Sopladores, ciclistas , sonajas, cántaros, jarritas de palma pintada en tejidos diversos , de Puebla y
Veracruz . Col. Museo Nacional de Antropología .
141. Fachada de un mesón en carrizos redondos y planos . En Mezquital , Hidalgo . Col. Rufino y Olga
Tamayo .
142. Volantín de tallo de trigo. Tócuaro, Michoacán.
143 . Rueda de la fortuna y carrusel tejidos en tuie y sostenidos por varas y junco. Tócuaro, Michoacán.
144. Carrusel con revolucionarios en su indefinible girar, en madera pintada en colores fuertes . Oaxaca,
Oaxaca.
145. Jineteando un toro , juguete de madera pintada, Oaxaca, Oaxaca.
146. Faro de arcilla de fuerte y brillante policromía . Santa Cruz de las Flores, Jalisco.
147. Figuras de arcilla de variada y humorística fantasmagoría . Ocumicho , Michoacán . Col. Museo Na-
cional de Antropología .
148. Muñecas modeladas en papel pegado en capas y decoración pintada . Juventino Rosas, Guanajuato .

VIDRIO

149. Vasos de vidrio soplado. Guadalajara, Jalisco . Col. Isabel M. de Paalen .

150. Vasijas de vidrio soplado. Guadalajara, Jalisco . Col. Isabel M. de Paalen .
151. Carrusel de vidrio estirado. México, D. F. Col. Rufino y Olga Tamayo .

217
 CESTERÍA

152. Numerosas regiones del país producen una interesante diversidad de objetos de cestería , en variedad
de materiales, formas y tejidos. Col. Museo Nacional de Antropología.
153. Mujer zapoteca , tejiendo un tompiate en azargado. Amatlán, Oaxaca.
154. Joven zapoteca alisando una fina estera de palma. Amatlán, Oaxaca.
155. Tejedor de tompiates, vendiendo su mercancía en el mercado de Tlaxiaco , Oaxaca.
156. Mujer tejiendo un sombrero de palma . Tlaxiaco, Oaxaca.
157. Sombreros secándose al sol, después de haber sido sacados de la horma . Tlapa, Guerrero .
158. Manufactura de un sombrero de ala doble , compuesto de dos capas tejidas con palma y entre ellas
otras de papel periódico. Tlapa, Guerrero.
159. Comprando petates en el mercado de Huasolotitlán , Oaxaca.
160. Cestos de otate o carrizo para cargar mercaderías. Mercado de Tlacolula , Oaxaca.
161. Otomies, tejedores de canastas de carrizo. Ixmiquilpan, Hidalgo.
162. Sombreros tejidos en palma y engomados ; canastas de mimbre . Tehuacán , Puebla .
163. Chiquigüite de vara de junco , entretejida con palma de zoyate (tecolpite) usada comúnmente por
los cargadores tlapanecos. Colotlipa , Guerrero .
164. Mujeres nahuas, de visita en el cementerio, cargan al bebé en el huacal de jonote y varas. San An-
drés Cuetzalan, Puebla.
165. Cuna tejida en jonote y sostenida por medio del mecapal . San Andrés Cuetzalan, Puebla.
166. Mujer huasteca, sacando la fibra de la penca del zapupe .
167. Secando al sol la fibra de ixtle con que se tejen cordeles y reatas . Valle de Oaxaca.
168. Totonacos devanando el ixtle (zapupe) y tejiendo un sabukán (morral) . Papantla, Veracruz .
169. Puesto en el mercado de ayates de ixtle en tejido sencillo . Toluca , México.
170. Sogas de ixtle. Mercado de Oaxaca , Oaxaca.
171 . Red de pescadores del lago de Pátzcuaro, Michoacán.
172 . Hamaca tejida en ixtle de uso muy común en la región del Istmo de Tehuantepec. Cortesía de
Alfa Ríos de Henestrosa.
173. Pescador recogiendo la red, una vez que se ha secado al sol . Purenchécuaro, Michoacán .

METALISTERÍA

174. Iglesia de Cholula, Puebla, con reja de hierro forjado, y diseño característico de la región .
175. Vasijas de cobre batido, martillado. Los cuerpos imitando la forma de la calabaza , son inspiración
de antiguas vasijas prehispánicas. Santa Clara del Cobre, Michoacán.
176. Gran frutero de cobre martillado, con una sola unión en el cinto que une el cuerpo a la base . Santa
Clara del Cobre , Michoacán . Col. Museo Nacional de Arte Popular.

OBJETOS DE MADERA Y MUEBLES

177. Canoas (cayucos) hechas por los lacandones, con herramientas primitivas, ahuecando el tronco de
los árboles . Na-há , Chiapas.
178. Equipales de Apatzingán, Michoacán . Col. Rufino y Olga Tamayo.
179. Mesa equipalera de Tlaquepaque y equipales de madera de balsa y carrizo aplanado de Nayarit.
Col. Isabel M. de Paalen.
180. Cómoda y petaquilla de estilo tradicional, en maderas chapeadas ; realizadas por Lino Gutiérrez .
Jaloztotitlán, Jalisco. Col. Rogelio y Elena Álvarez .
181. Equipales y asientos tejidos en tule. Lerma, México .
182. Cómoda de maderas chapeadas ; realizada por Lino Gutiérrez. Jaloztotitlán, Jalisco. Col. Rogelio
y Elena Álvarez.

218
 IMAGINERÍA

183. Virgen modelada en arcilla y cocida en color natural . Metepec, México. Col. Rogelio y Elena Ál-
varez .
184. Santos y arcángel modelados en arcilla . Metepec , México .
185. Vendedor de esculturas recortadas en corteza de helecho de árbol. Córdoba , Veracruz .
186. Imagen de la Virgen de Talpa, labrada en chilte. Talpa, Jalisco. Col. Rogelio y Elena Álvarez .
187. Cabezas para judas, en proceso de papel maché. México, D.F.
188. Vendedora de judas. Mercado de la Merced en la ciudad de México .
189. Los judas gigantes son típicos en las celebraciones cuaresmeñas. Ciudad de México .
190. Alebrije , representación simbólica de un espíritu maligno . Ciudad de México.
191 . Calavera baterista , modelada en capas de papel pegado , con decoración pintada y con marmaja .
Distrito Federal.
192 . Muerte calaca, representación popular para el día de difuntos . Yanhuitlán, Oaxaca .
193. Máscara, representación del diablo para una danza . Mochitlán, Guerrero.
194. Palilleros de madera de naranjo. Naranjo, México .
195 . Máscara de madera , representación de una vieja de la danza de los « huehues » . Mochitlán , Guerrero.
196. Máscara representando a un danzante vaquero. Olintla, Puebla.

ONIX

197. Tazón de alabastro . Tecali, Puebla.

198. Juego de copas y charola de alabastro . Tecali, Puebla.

OBJETOS PARA LA CELEBRACIÓN DE RITOS,

CEREMONIAS DE MANDO Y FESTIVIDADES

199. Equipal de carrizo y varas, asiento ceremonial para una deidad invisible o en el que se sienta el
jefe principal de una comunidad huichol . Colección Ruth Lechuga .
200. Tablilla con representaciones simbólicas del rito huichol. Col. Ruth Lechuga.
201. Mujer otomí, hirviendo corteza del árbol del amate con el que se prepara el papel ritual . San Pa-
blito , Puebla .
202. Jícaras recubiertas con diseños en chaquira, son ofrendas para los dioses del culto huichol.
203 . Niña comprando calaveras de pasta de azúcar, el « día de muertos » . Toluca , México .
204. Mujer otomí, confeccionando una hoja de papel de amate . San Pablito , Puebla.
205. Acto ritual con figuras recortadas en papel especialmente manufacturado en amate, según la creencia
de los otomies . San Pablito , Puebla.
206. Figuras de arcilla en color ocre, modeladas a mano en los días en que se conmemora a los difuntos.
Huatusco, Veracruz .
207. Ofrenda tradicional, en conmemoración a los muertos , realizada por los nativos de Huaquechula,
Puebla. Montada en el Museo Nacional de Arte Popular.
208. Ofrenda a los muertos, en el cementerio de Chilac, Puebla.
209. Artesano iniciando la decoración de una vela de cera. Amatlán, Veracruz .
210 . Peregrinos totonacas en el paseo de las velas. Huehuetla , Puebla .
211 . Decorando con flores una vela de cera escamada. Ciudad de México .
212 . Vela de cera escamada que se ofrece al Santo patrono de la iglesia parroquial de San Cristóbal las
Casas, Chiapas .
213 . Cruces de la Pasión, interpretadas en diversos materiales, procedentes de Querétaro y Guanajuato.
Colección Isabel Kelly.
214 . Vendedores de ofrendas tejidas en palma , rodean las iglesias el domingo de ramos.
Ofrenda de flores inmortales, comúnmente usada en procesiones religiosas. Oaxaca, Oaxaca. Co-
lección Rufino y Olga Tamayo .
216. Millares de mulitas armadas con hojas de plátano y varas, cargando huacales con frutas y flores, se
venden el Jueves de Corpus, en las calles adyacentes a las iglesias .

219
217. Portada para la iglesia, armada y cubierta de flores y pencas de maguey, se complementa con un
rollo de petate sagrado . Nochistlán, Guerrero.
218. Torito pirotécnico, armado con carrizo y petate, que se prende en múltiples figuras de luces y color.
Jicaltepec, Oaxaca .
219 . Los coheteros de Cuetzalan , venden famosos toritos pirotécnicos, para cada celebración popular de
la localidad .
220. Con destreza manual , el cohetero prepara la mercancía que ha de vender en el mercado. Jaltocan ,
Hidalgo .
221. Indios tzeltales celebran el carnaval con representaciones simbólicas, como este torito de petate . Te-
nejapa, Chiapas.
222. Los niños, aprenden de su padre, el oficio de cohetero . Jaltocan , Hidalgo .
223. Quetzalines de vara , papel lustre y plumas de gallo, portan como tocado los danzantes, imitando al
pájaro quetzal . Yahualinchan, Puebla.
224. Virgen de arcilla de Atzompa y máscara de danzante de Michoacán, son representaciones para
ceremonias religiosas y paganas .
225. Máscara de cera para danzantes del carnaval de Chiconcuac , México .
226. Imágenes representativas del Misterio, modeladas en cera . Probablemente fueron hechas en Sala-
manca, Guanajuato . Colección Isabel Kelly.
227. Joven tzotzil con sombrero y bastón , representaciones de su autoridad . San Andrés Larrainzar,
Chiapas.
228. Danzante nahua con el sombrero característico de la danza del Apostol Santiago. Cuetzalan,
Puebla.
229. Representantes del gobierno tzotzil, de Larrainzar, Chiapas, con sombreros y túnicas de fieltro negro.
230. Autoridad chamula con característico sombrero representante de su alta investidura. San Juan
Chamula , Chiapas .

LAUDERÍA

231. Músicos tzotziles , en sus trajes tradicionales, de San Bartolomé de los Llanos, Chiapas.
232 . Danzante representando al diablo y tocando el tambor. Feria de Igualapa , Guerrero.
233. Tamborileros tarahumaras, en una representación ceremonial de Semana Santa . Nogorachic , Chi-
huahua .
234. Músicos tzotziles, nativos de San Juan Chamula , Chiapas .
235. Vendedores de instrumentos musicos de cuerda, para la ceremonia del Cerro de la Santa Cruz.
Ixtlahuaca, México.

VARIOS

236. Mosaico de popote , copia de una ofrenda a los muertos, de la isla de Janitzio, Michoacán, Realiza-
ción de Hormigo.
237. Copia de la pirámide de Tajín , tejida con ejotes de vainilla , por los cosecheros de Papantla, Veracruz .
238. Cerámicas engretadas, pintadas o decoradas con pastillaje ; tejidos diversos en palma, carrizo, tule
y tallo de trigo. Col. Museo Nacional de Antropología.
239. Zinacantecos de los altos de Chiapas, con tradicional sombrero de palma doble .
240. Talabartero guarneciendo una silla de montar. Huaspaltepec , Oaxaca .
241. Sillas de montar. Feria de Huaspaltepec , Oaxaca.
242 . Venta de metates de piedra. Mixteca Baja, Oaxaca .
243. Vendedora de totopos de masa de maíz, en el mercado de Tehuantepec , Oaxaca.

ARTESANÍAS MODERNAS

244 . Sirena de hierro forjado , cincelado y soldado . Creación de Manuel Felguerez .

245. Piezas de hierro forjado y soldado . Creación de Manuel Felguerez .
246. Candelabro de plata ; diseño de Jorge Stepanenko .
247. Juego de té en plata ; diseño de Jorge Stepanenko .

220
248. Azucarera de plata , imitación de las piñas de la alfarería de Patamban, Michoacán, talleres Stepanenko .
249 . Collar, aretes y pulsera en plata repujada , cincelada y recortada con cuentas de coral y turquesa .
Creación de Matilde Poulat. Col. Isabel Kelly.
250. Collar y prendedor, en plata repujada, cincelada y recortada . Creación de Matilde Poulat . Col. Isabel
Kelly.
251. Faroles de vidrio soplado en armazones de hierro. Creación de Felipe Delphinguer. México , D. F.
252. Cerámica moderna . Creación de Jorge Wilmot, decorada por alfareros de Tonalá , Jalisco . Col. Isabel
M. de Paalen .
253. Platones, decorados por alfareros de « Talleres Tonalá » . Creación de Jorge Wilmot. Col. Isabel
M. de Paalen .
254. Cerámica moderna en stonware, esmaltada y cocida a altas temperaturas. Creación de Jorge Wilmot .
<<<< Talleres Tonalá » . Col. Isabel M. de Paalen .

EN COLOR

ARTESANÍAS PREHISPÁNICAS

I. Orfebrería de Monte Albán. Cultura Mixteca. Col. del Museo Regional de Oaxaca. 12/13
II. Escudo mosaico de plumas. Cultura Mexica. Col. del Museo Etnológico de Viena,
Austria 16/17

ARTESANÍAS DEL PERÍODO COLONIAL

III. <
«
<< Cristo en Majestad » . Mosaico de plumas de los indios purépechas. Siglo xvi. Col.
Museo del Virreinato 20/21
IV . Tinaja en barro de olor, pintada y bruñida . Tonalá, Jalisco . Siglo xvii . Col. Isabel M. de
Paalen 28/29
V. Sarapes de lana merino . Saltillo . Siglo XVIII . Col. Museo Nacional de Antropología 42/43 a
VI. Estuche costurero. Maqueado y pintado . Olinalá. Col. Museo Nacional de Antropología 42/43 b

ARTESANÍAS DE PRINCIPIOS DE LA INDEPENDENCIA

VII. Platón de barro del estilo que predominó en los talleres del señor Cura Hidalgo . Dolores
Hidalgo. Siglo XIX . Col. Museo Nacional de Historia 48/49
VIII. Oleo, pintura costumbrista . Siglo XIX . Col. Museo Nacional de Historia 54/55 a
IX. Imagen estofada en nicho de madera. Siglo XIX . Col. Isabel M. de Paalen . 54/55 b
X. Orquesta y baile del « jarabe » , en plata « pella » . Siglo XIX . Col. Museo Nacional de
Historia 60/61 a
XI. Pareja campesina , en plata « pella » . Siglo xix . Col. H. H. Beherens 60/61 b

ARTESANÍAS CONTEMPORÁNEAS

XII. Rebozos de seda (de gusano) . Siglos XIX y XX. Col. Olga Tamayo e Isabel M. de Paalen 68/69
XIII. Tabla con símbolos mágicos . Cultura huichol. 72/73 a
XIV. Objetos ceremoniales : Máscara tarahumara. Personajes en papel amate , otomies . Tabla
huichol . Col. Ruth Lechuga .. 72/73 b
XV. Objetos ceremoniales de diversas entidades étnicas. Col. Museo Nacional de Antropo-
pología 80/81
XVI . Ofrenda conmemorativa a « los fieles difuntos » . Museo Anahuacalli . Cortesía Dolores
Olmedo de Olvera 88/89
XVII. « Simón el aguador » personaje típico realizado en el Taller de Pedro Linares e hijos
< 92/93

221
 XVIII . Candelero en barro, realizado por Mateo Soteno. Metepec 100/101 a
XIX . Venado en pasta de alfeñique . San Miguel de Allende . 100/101 b
XX . Pozahuanco teñido con caracol, cochinilla y añil en sendas rayas. Quechquemitl
labrado en algodón y lana. Col. Museo Nacional de Antropología 112/113
XXI . Huipiles típicos de las mujeres juchitecas y tehuanas del Istmo . Col. Alfa Ríos de
Henestrosa 116/117
XXII . Camisas de diversos grupos étnicos ; la del centro con pechera y puños de piquitos,
las usan los hombres tojolabales de Chiapas. Col. Irmgard W. Johnson 120/121
XXIII . Maques de Olinalá . La gran batea está decorada con pintura de cochinilla . Col.
Museo Nacional de Antropología . 124/125
XXIV. Vasijas de vidrio soplado de Guadalajara . Col. Isabel M. de Paalen 140/141 a
XXV. Caballos de vidrio soplado de Guadalajara ; realizados por don Odilón Ávalos . Col.
Rogelio y Elena Álvarez 140/141 b
XXVI . Miniaturas en maques de Olinalá , y cestería . Col. Museo Nacional de Antropología 148/149
XXVII . Alebrijes modelados en papel prensado. Realizados en el taller de Pedro Linares e hijos 152/153
XXVIII . Juguetes en lámina de hojalata, realizados por Aarón y Álvaro Velasco . 160/161
XXIX . Cestos con frutas y legumbres de chilte , de Talpa . Col. Rogelio y Elena Álvarez 164/165
XXX. Platones moldeados, pintados y esmaltados, horneados a alta temperatura de
<< Talleres Tonalá » . Jalisco . Col. Isabel M. de Paalen • 172/173
XXXI . Faroles de vidrio soplado , dentro de una armazón de hierro . Talleres Feder's . 184/185
XXXII . Castillo pirotécnico, realizado por coheteros de Zumpango de la Laguna . 188/189

Las fotografías en negro fueron realizadas según los números de las láminas por:
Ruth Lechuga: 5 , 6, 7 , 40 , 41 , 42 , 43 , 46, 47, 48, 49 , 50 , 51 , 55 , 65 , 66, 72, 73, 75,
76, 77 , 78, 86, 87 , 88 , 98 , 102 , 103 , 104, 105 , 106, 107 , 112 , 115 , 116 , 118 , 119 , 120 ,
122 , 123 , 128, 129 , 155 , 156, 157 , 158 , 159 , 160 , 161 , 162 , 163 , 164 , 167 , 169 , 170, 172 ,
173 , 177 , 184 , 187 , 188 , 189 , 192 , 193 , 194 , 195 , 202 , 203 , 204, 208 , 210 , 214 , 216, 217 ,
218, 219 , 220, 221 , 222 , 223 , 225 , 227 , 228, 229, 230 , 232, 233 , 234 , 235 , 237 , 239 , 240 ,
241 , 242.

CARLOS SÁENZ : 2 , 3 , 4 , 8, 9 , 10, 11 , 12 , 13 , 14, 15 , 16 , 17 , 18, 19 , 20, 22 , 23 , 24 , 25 , 26,

27, 30, 31 , 32, 33 , 34 , 35 , 36, 37, 38 , 39 , 52, 53 , 54 , 56, 57 , 58, 59 , 60, 61 , 62, 63, 67, 68,
70, 89, 90, 91 , 95 , 96, 124 , 125 , 126, 130 , 131 , 133 , 134 , 137 , 138, 139 , 140 , 141 , 142,
143 , 144, 145, 146, 147, 148, 149 , 150 , 151 , 152 , 168, 174 , 175, 176, 177 , 178, 179 , 180 ,
181 , 182 , 183 , 186, 190 , 191 , 196, 197 , 198 , 199 , 200, 201 , 205 , 206, 207 , 211 , 213 , 215 ,
224, 226, 231 , 236, 238 , 243 , 244 , 245 , 246, 247 , 248, 249, 250, 251 , 252, 253 , 254.
BODIL CHRISTENSEN : 21 , 28 , 29, 44 , 64 , 71 , 74, 79, 80 , 81 , 82, 83 , 84, 85 , 92 , 94, 99 , 100,
101 , 109, 110 , 113 , 114, 117 , 121 , 165 , 166, 185 , 212 .
IRMGARD W. JOHNSON : 44, 93 , 97 , 108, 111 , 127 , 153 , 154, 209.
Asistentes de fotografía de Carlos Sáenz, Manuel Oropeza y Silvia Garduño .
Las fotografías de las láminas números 1 y 45 , son cortesía del Museo Nacional de Antro-
pología ; las número 135 y 136 , del Museo de la Cerámica del Valle de Atemajac ; las
número 132 y 171 , de la señora Alfa Ríos de Henestrosa y la número 69 , de la familia
Panduro.
Fotografías de las láminas en color por Carlos Sáenz.
La fotografía de la lámina I a color, es cortesía de Editorial Tlaloc, S.A. , del libro
Museo Nacional de Antropología, de Pedro Ramírez Vázquez.
Mapa por Rita Basich.

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Printed in Italy - I.G.D.A. , Officine Grafiche, Novara 1974
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