EUCARISTÍA, LUZ Y VIDA PARA LA JUVENTUD
Palabras de bienvenida
La juventud hoy en día está viviendo una era
catalogada socialmente como digital, la cual hace
mucho énfasis en la cultura de la imagen, dejándose
influenciar por todo lo que ven y oyen; despertando
la curiosidad. Guiemos a nuestros jóvenes encontrar
el verdadero sentido de su existir, hacia la
eucaristía, que es el alimento y fuerza para un
camino humano y cristiano; así como la fuente de
energía para un itinerario de vida, luz y fe.
Canto: Yo sólo se cantar
Liturgia de las Horas
Objetivo
El joven por medio de la eucaristía, logre hallar la
grandeza del amor de Dios, impulsada por la
Iglesia, llamada a reflejar la luz de Cristo; ante las
nuevas generaciones. Acrecentando su amistad con
Él, recuperar su identidad y descubrir su vocación
en esta etapa de la vida.
Tema:
En la etapa de la juventud, es notable el poco
contacto con la Iglesia, abandono de la catequesis y
cuestionamiento de las prácticas religiosas. Al
ignorar los misterios de Cristo debilitamos la fe.
Una forma clara de ver esto, es la forma inapropiada
de celebrar nuestras festividades populares como:
La Navidad, la Fiesta de la Virgen de Candelaria,
Fiesta de Todos Los Santos, Semana Santa, etc.
Los jóvenes están dejando de ser lo que son,
identificándose con lo no es. Es la hora de
contemplar el rostro de Cristo para recuperar su
identidad y encontrar su vocación.
Jesús, Hijo de Dios, no solo se encarnó, sino que
también se hace alimento y bebida para nosotros. Su
cuerpo entregado y sangre derramada no son la
consecuencia de una tragedia, sino don y entrega
personal: “Nadie me quita la vida; yo por mi mismo
la doy” (Jn 10, 18).
Por lo tanto cada Santa Misa es un encuentro único
y progresivo, con Él mismo. Acogiéndolo como
Palabra Viva del Padre y Pan de Salvación. Antes
de comulgar con Cristo Eucaristía, hemos de
comulgar con Cristo Palabra.
La Santa Misa es Liturgia de la Palabra y Liturgia
Eucarística; una y otra forman parte integrante y
esencial de la celebración en la que estamos
llamados a recibir un doble pan, o un mismo pan en
dos formas distintas: el Pan de la Palabra y el Pan
de la Eucaristía. Son dos partes distintas y
perfectamente diferenciadas, pero inseparables (cfr.
SC, 56).
En la Eucaristía, celebramos la Pasión, Muerte y
Resurrección, el Misterio Pascual del Señor. Lo
hacemos repitiendo los gestos y palabras de Jesús
en la Última Cena.
Cristo reparte el pan con sus discípulos, diciéndoles
<<Tomad y Comed>>,” Esto es mi cuerpo, que
será entregado por vosotros” (Lc 22,19). Su vida
entrega y desvive; no para sí misma sino para los
demás. Siendo una vida dada hasta la última gota de
sangre, derramada por la remisión de los pecados.
Demostrando haber amado hasta el extremo. “no
hay amor más grande que dar la vida por los
amigos” (Jn 15, 13).
Asimismo, cuando Él dice “Haced esto en memoria
mía” (Lc 22, 19), no está invitando simplemente a
repetir un gesto ritual con el pan y el vino, al
contrario, es revivir existencialmente todo el
significado de su vida de auto donación y auto
entrega suprema de su vida en la cruz. «Yo he
venido para que tengan vida, y vida en
abundancia» (Jn 10, 10).
A pesar de la abundancia del Pan Eucarístico, las
filas de jóvenes hacia el Sacramento del altar, no
son suficientemente concurridas. Muchos de ellos,
cuando eran niños, se prepararon con entusiasmo
para su Primera Comunión y al ir creciendo fueron
alejándose del Pan de Vida.
La Eucaristía es el fuente y cumbre de la vida
cristiana; toda gira en torno a ella. El tema de la fe
está íntimamente relacionado con la vida
eucarística. El alimento verdadero de la fe, es la
Carne y la Sangre de Cristo, Pan de Dios. (Jn 6,
28-35.)
Una pequeña Hostia Consagrada, cuando se
contempla con fe, es fuente de inspiración de
artistas, testimonios en las procesiones de pueblos y
ciudades; alegría y fortaleza, en las circunstancias
que marcan la vida de personas y familias.
Es tarea de la Iglesia dar a conocer su fe, por medio
de la palabra y de las obras. Nuestras actitudes
manifiestan la fe que tenemos en Jesucristo. Sin fe
es imposible agradar a Dios (Heb 11, 6).
Sin fe, don de Dios, nadie puede entrar en comunión
con el Pan de Vida. es indispensable creer
firmemente. Nuestros sentidos, después de la
Consagración, perciben solamente Pan y Vino sobre
el Altar, pero para quien tiene una sólida fe, son el
Cuerpo y la Sangre de Cristo. Acogiendo
plenamente a Jesús quien escucha y vive sus
palabras, participando de la gracia santificante.
Al terminar la Consagración, el Sacerdote dice:
«Éste es el Sacramento de nuestra fe». Es una
exhortación que recibimos en la Mesa de la Palabra,
la cual debemos testimoniar con la recepción de su
Cuerpo y Sangre. (Jn 6, 47-69).
Es momento de reflexionar
COMO ES UN CRISTIANO
El Padre Genoqui, misionero en Nueva Guinea,
refiere el siguiente episodio.
Yo atravesaba un río en crecida.
Una violenta oleada me volcó la canoa.
Intente varias veces alcanzarla y enderezarla, para
salvarme; pero las olas me arrollaron.
Vi que todo estaba perdido, y me encomendé a
Dios, disponiéndome a morir.
Sin embargo, desde la orilla me vio un jovencito
patuano, Juan Warapi, de 14 años de edad.
Se lanzó animosamente al río, y con enormes
esfuerzos logró sujetarme y arrastrarme a la otra
orilla.
Mientras él me ayudaba a recobrar las energías, le
pregunte:
-Juan ¿no te daba miedo el riesgo de ahogarte
conmigo, o de ser devorado por los cocodrilos?
Me contestó:
-Sí, Padre; yo sentía mucho miedo; es más, pensé
que no lograríamos salvarnos. Pero yo tenia el deber
de salvarte, pues soy cristiano; y no titubeé en
intentarlo. Esta mañana recibí de tus manos la
Comunión; si hubiésemos muerto, habríamos ido al
Cielo los dos juntos.
Después de lo aprendido
 ¿Qué enseñanza trae esta anécdota?
 ¿Cómo cambia la Sagrada Comunión la vida
de las personas?
 ¿Cuál es el compromiso en el
acompañamiento de los jóvenes?
Momento de Dinámica: Con los miembros de la
comunidad y jóvenes invitados, entre todos formar
un círculo; cada persona sostendrá una vela
encendida y realizará una petición por alguien
alejado de la fe o haya caído en vicios y lucha por
salir adelante.
Oración
Gracias, Jesús, porque te haces realmente presente
en la Eucaristía y podemos encontrarnos contigo.
Gracias, Jesús, porque en la Eucaristía, renuevas la
entrega de tu vida en la cruz.
Gracias porque en la Eucaristía nos ayudas a ser
comunidad de hermanos.
Queremos que nuestros hijos se preparen bien para
recibirte con mucho cariño.
Necesitamos que Tú nos alimentes también a
nosotros los padres para que podamos crecer en
nuestra amistad contigo.
Gracias, Padre. Nos amas tanto que nos reúnes con
Jesús en la eucaristía como a los hijos de una misma
familia.
Gracias, porque nos regalas en ella el pan de tu
Palabra que nos da la vida.
Gracias, Padre, por la entrega de Jesús. Con Él
podemos ofrecernos a Ti.
Gracias, porque nos has regalado el Pan de la Vida,
alimento para nuestro caminar como cristianos cada
día. Amén.