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René Guanon: *APERGUS “SUR LYINITIATION" Gepftule VI SINTESIS y_SINCRETISMO Decfemos antes que es, no solamente initil, sino incluso a ve- Ces peligroso, querer mezcler elementos ritual{sticos pertenecientes 8 formas Tradicionales diferentes, y que adem&s esté no solo es cier- to para el campo Iniciético el cual lo aplicabamos primero, sino que suede asf, en realidad, pare todo el conjunto del campo Tradicional, y No creemos que carezca de interés considerar aqui este problema en tode su generalided, sunque pueda ésto parecer slejarnos olgo de las consideraciones relacionades més directamente con le Iniciscién. Como le mezela en cuestién no representa por lo demfs sino un caso perticuler de lo que puede denominarse propiemente "sincretismo", tendremos que comenzar por preciser bien lo que debe entenderse por sto, tanto més cusnto que aquellos contemparSneos nuestros que pre- tenden estudiar les Doctrinas Tradicionales, sobre todo aquellos que les enfocen desde un punto de vista "histérico" y de pure erudicién, tienen 1e mayorfs de las veces una tendencia bmentable a confundir "s{ntesis" con “sincretismo", Este observacién se aplice, de une mo- nera general, al estudio “profano" de las doctrines de érden esoté- rico; la distencia entre les unes y les otras es raramente hecha co- mo deberfe ser, y es as{ como la pretendida “ciencia de las religio- nes" trate de una multitud de coses que no tienen en realided nada de "religioso", como por ejemplc, tel como 1o indicébamas antes, los Misterios IniciSticos de le entiguedad, Esta “ciencis" sfirma clara- mente ella misma su caracter “profano", en el peor sentido de éste palabra, plenteenda en princ{pio que aquel que se encuentra fuers de toda Religién y que, en consecuencia, no puede tener de le Religién (dirfamos més bien de 1s Tradicién, sin especificar ningune modali- dad particular) m&s que un conocimienta totelmente exterior, es el Gnico capacitado para ocuperse de elle “cient{ficamente”. Le verdad es que, bajo un pretexto de conocimiento desintere- sado, se disimula una intenci6n claramente anti-tredicional: se tre- te de una “critice™ destinada, ante todo, en el espf{ritu de sus pro- motores, (y tal vez menos conscientemente en aquellos que los siguen), 3 destruir-todg Tradici6n, no queriendo ver 811{, de una forma prejui- Sintesis y Sincretisno. * Peg. 2 cigs, mS que un conjunto de hechos psicolégicos, socisles u otros, Peme.en.todo.cesp.puramente humenos. No insistiremos més sobre esto, pues, edemés de que ys hemos tenido suficiente ocasi6n de hablar en otres partes 91 respecto, no nos proponemos actualmente sino sefielar una confusifin que, aunque my cerecteristice de éste mentelided espe- Ciel, puede evidentemente existir también independientemente de este Antenci6n anti-tradicionel. El "sincretismo", entendido en su verdedero sentido, no es més que una simple yuxtaposicién de elementos de diversas proveniencias, egrupados “desde efuers", por decirlo es{, sin que ningin principio de 6rden més profundo vengs @ unificerlos. Es evidente que un tal en- sambleje no puede constituir realmente una doctrina, no més de lo que un montén de piedras pueda constituir un ediff{cio; y, si produce tal ilusién en aquelles que s6lo le encaran superficialmente, este ilusién no podrfs resistir eunque solo fuese un exémen poco serio. No es nece- serio ir muy lejes pore encontrar ejemplos auténticos de este sincre- tismo: les imiteciones modernas de la Tradicién, como el ocultismo y @1 teosoffces, no son otra cosa en el fondo (1); nociones fragmenta Pies tomsdes prestades de diferentes formas Tradicionales, y general- este mel comprendidas y més o menos deformadas, se ven mezcledas con ‘Sorcesciones pertenecientes » le filosoffe y ela ciencie profana. Tam Bien fey teorfes Filos6ficas formadas ms 0 menos enteremente con firag- ‘entos de otras teorfas, y aqui el sincretismo toma hsbitualmente el Qeebre de “eclecticismo"; pero, en suma, este ceso es menos grave que © precedente, porque no se trata sino de filosoffa, es decir, de un pensamiento profano que, al menos, no busca hacerse pasar por otra co- 83 que lo que es. El sincretismo, en todos los casos, siempre es un procedimiento esencialmente profano, por su “exterioridad"; y no s6lo no es una sin- tesis, sino que, en cierto sentido, constituye incluso toda lo contre rio, En efecto, la sintesis, por definicién, parte de los princ{pios, es decir, de lo que hay de més interior; elle va, podrfamos decir, del centro @ la cirounferencia, mientras que el sincretisma se mentiene en Js circumFerencia misma, en le pure multiplicidad, de slguna manera "atb= mica", y de detalle indefinido de elementos tomados uno @ uno, conside= rados en ellos mismos y por ellos mismos, y separados de su principio, es decir, de su verdadera raz6n de ser, £1 sincretismo tiene pues un ce= recter totelmente analftico, lo quiera o no; es verdad que nadie Hable tans menudo"y ten volunteriemente de sfntesis como algunos "sincretiséas,” s{ntesis y Sincretismo Pag. 3 pero ello s6lo prueba una cosa: que ellos sienten que, si reconocie= sen le notureieze real da sus teores compuestes, confesarfen con eso que no son los depositerios de ninguna Tredicién, y que éFtrenejo sl cual se hen dediceda no difiers en nada del que pudiera realizer el primer “buscadom" que llegara, juntando mal que bien les nociones v= riadas que hubiere tomado de los libros. Si aquellos tienen un interés evidente en hacer pasar su sincre= tismo por una sintesis, el error de los que habl4bemos al principio se produce generelmente en sentido inverso: cuando se encuentran en pree sencie de une verdadera sintesis, raramente dejon de calificarle de sincretismo, Le explicacién de tal actitud es muy simple en el fondo: Limiténdose #1 punto de viste més estrictamente profano y exterior que pueda concebirse, no tienen ninguna consciencie de lo que es de otro &rden, y, como no quieren o no pueden sdmitir que ciertas cosas se les escepen, buscan, naturalmente, reducirlo tods 2 los procedimientos que estén al alcence de su propis comprensién, Imaginando que toda doctri- na es Gnicamente 1s obra de uno o de varios individuos humatiog, sin ninguna intervenci6én de elementos superiores (pues no hay que olvidar que se es el postuledo fundamental de toda su "ciencie"), etribuyen 8 estos individuos lo que ellos mismos serfan capaces de hecer en un vaso igual; y est& por dems decir que no se preocupan en sbsoluto por saber si le dontrina que ellos estudisn es o no es le expresién de le verdad, pues un problema tel, no siendo “histGérico", no se plantea si- quiere peta ellos. Es incluso dudoso que se les haya ocurrido jomés le idea de que puede haber una verdad de otro 6rden que la simple “verded de hecho", que s6lo puede ser de erudici6n. En cuanto al interés que un estudio tal puedes presenter pera ellos en esas condiciones, debemos confesar que nos resulta totalmente imposible darnos cuenta; tanto co- rresponde sto 9 uns mentalidad que nos es extrofia. Como quiera que sea, lo que es particularmente importante sefe- ler es que la false concepcién que quiere ver un sincretismo en las Doctrines Tradicionales, tree como consecuencia directa e inevitable 2o que podemos llemar le teorfe de los “préstemas": cusndo constatan 1s existencis de elementos similares en dos formas doctrinales dife- rentes, se spresuran 8 suponer que una de elles debe haberlos tomado prestadagide.1e otra. Por supuestc, no se trata aqui en absolute del orfgen comin de las Tradiciones, ni de su filisci6n auténtics, con la trensmisi6n regular y les adapteciones sucesivas que elle comporte; toto eso, al escapar completamente s los medios de investigeci6én de Sintesis y Sincretismo Pag. & de que dispone el historiedor profeno, no existe literalmente para 61. Quiere habler unicenente de préstemos en el sentido més burdo de le po- Jebre, de une especie de copie o de plegio de una Tradiciéi por otra con Je cual entr6 en contacto como resultado de circunstencies totelmente contingentes, de una incorporecién accidentel de elementos sueltos, no respondiendo @ ninguna raz6n profunda (2); y es éso, efectivamente, 1o que implice le propie definiciém de sincretismo. Por lo dems, no se pregunta s1 no es normal que una misma verdad recibs expresiones més 0 menos comparables entre elles, independientemente de todo préstamo, y -Ma se lo puede preguntsr puesto que, como dijimos antes, esté resuelto 2 ignorar le existencis de esta verdad como tel. Este (iltima explicecién serfa adem&s insuficiente sin 1a noci6n de le unided Tradicional Primor= dial, pero al menos representerfa cierto aspecto de la realidad; agregue- mos que de ningiin modo debe ser confundida con otra teorfs, no menos pro= fana que la de los "préstamos", si bien de otro género, y que apela a lo que se ha convenido en llamar la “unided del esp{ritu humano", entendién— dole en un sentido exclusivamente psicol6gico, donde, de hecho, una-uni- ded tal no existe, e implicando, aqui tembién, que toda doctrine no es sino un simple producto de este "esp{ritu humano", de suerte que ese"psic cologismo" no enfoca el probleme de le verdad doctrinal ms que en el"his- toricismo" de los partiderios de le explicaci6n sincrétice. (3). Sefialaremos ademés que la propia idea del sincretisma y de los “préstamos", aplicade més especialmente o les Escritures Tradicioneles, da nacimiento 2 la bisqueda de "fuentes" hipotéticas, asi coma e“le supo- sici6n de les “interpoleciones", que es, como sebemos, uno de los mayores recursos de le "cr{tice" en su obra destructiva, cuyo dnico objetivo real 8s 1s negacién de le inspiracién “supra-humans". Esto se relaciona estre- chomente con 1s intencién anti-tradicional que indicSbemos @l comienzo; y Jo que es necesario sobre todo retener aqui, es le incompatibilidad de to- da explicaci6n "humanists" con el espfritu Tradicional; incorruptibilided que, en el fondo, es ademfs evidente, puesto que el no tener en cuente el elemento "no-humano™ significa propiemente desconocer lo que es 1a esencis misma de le Tradicién, equello sin lo cual no hay nada ye que merezce lle= ver ese nombre, Por otra parte, para refuter le concepcifn sincretists, baste recordar que tode Doctrine Tradicional tiene necesariamente como cen tra y como punto de partida el conocimiento de los Principlos Metafieicos, ¥ que, adems, todo lo que elle comporta, s t{tulo ms o menos secundario, no es en definitive sino le splicaccién de esos principios a dom{nios di- ferentes; esto significa que alls es esencialmente sintética, y, de ecuer- Sinvesis y Sincretisma de 2 do @ lo que hemos explicedo entes, le s{ntesis, por su propis nature leze, excluye todo sincretismo, Podemos ir me lejos: ai es imposible que haya sincretismo en les propies. Doctrines Tradicionalts; es igual- mente imposible que lo haya en equellos que las han comprendido real~ mente, y que, por ello mismo, han comprendido tembign, forzosamente, Ja venided de un procedimisnto tel, asi coma de todos aquellos que constituyen lo propio de “le mente profana, y no tienen ademfs ningune necesidad de recurrir 8 ellos. Todo cuanto est§ inspiredo realmente en el Conocimiento Tradicional procede siompre “desde lo interior" y no “desde lo exterior". Cualquiere que tenge consciencie de le unidad ese lel de todas les Tradiciones puede, para exponer e interpreter la Doc= trina, apeler, segun los casos, @ medios de expresi6n provenientes de formas Tradicionales diverses, si lo estima ventajoso; perg nunca habr& allf nade que pueda ser asimilado de cerca o de lejos 2 un sincretismo Cualquiers o 81 “método comparativo" de los eruditos. Por un ledo le unidad centrel y principiel 1o esclarece y lo domina toto; por el otro, estando esta unidad susente, 0, mejor dicho, oculte e les miredas del "buscador" profano, éste no puede més que tentear en les “tiniebles ex- teriores", agiténdose vanamente en medio de un caps que s6lo podrfa or- denar el "Fist Lux" Iniciftico que, por falta de “cualificecién", no ser§ proferido pare 61 jemfs, iN OLeTETATee a GQ) CP, "Le Regne de la Quantité et les Signas des Temps", Cap. XXXVI. (2) Como ejemplo de eplicacién de esta forma de enfocar cosas concer- nientes al cempo Esotérico e Iniciftico, podemos citer la teorfa que pretende ver en el "tagauwwuf" Isiémico un préstamo hecho.a la India, con el pretexto de que métodos similares se encuentran de una y otra parte, Evidentemente, los orientalistas que sostienen éste teorfe no han tenido jamfs 1s idea de pregunterse si estos m&todos no eran impuestos igualmente, en ambos casos, por la na- turaleze misma de les coses, lo cual parecerfa, sin embargo, ser Scil de comprender, al menos pera equel que carece de idess pre= concebidas. (3) Cf. Bp.cit. Cap. XIII

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