A través de los tiempos, la música ha sido la forma de comunicación, emancipación, protesta, liberación de los seres humanos y de sus emociones, donde se ha alzado la voz de manera lírica, rítmica, armónica y no tan armónica de nuestros maltratos, abusos, sometimientos y coerción social. Desde Beethoven, Brahms, Mozart, entre otros, hasta los músicos más actuales como Celia cruz, Marc Antony, Maluma, etc., se ha vivenciado esta manifestación incorporando, de manera tímida, nuevas tendencias y ritmos musicales, los cuales han sido de una u otra forma criticados de manera diáfana, como quien pasa la mirada a través de un vaso de vidrio sin detenerse a mirar el contenido. Beethoven se inspiró en Napoleón Bonaparte viéndolo como un liberador y no un invasor, componiendo una sinfonía y titulándola en su momento sinfonía Bonaparte; el grupo niche, de la ciudad de Cali (Colombia), manifiesta infinidad de atributos y descripciones sometidas a la imaginación y subjetividad de los oyentes por medio de su composición más famosa el Cali Pachanguero, llegando a impactar y a describir de una manera tacita a toda una región, siendo escogida como la canción que los identificaría a nivel local, regional, nacional e internacional. Finalizo trayendo a escena algunos artistas de música urbana donde por medio de ritmos modernos han marcado un camino claro de los comportamientos sociales, pero cuestionable por la forma de lirica tan particular, descriptiva y sugestiva utilizada en sus melodías. De esta forma, dejo a su análisis e interpelación la siguiente pregunta; ¿la música ha dimensionado de manera objetiva los comportamientos, vivencias y actualidades de nuestras sociedades?