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Malvinas en La Contrarrevolución Del Capital Financiero
Malvinas en La Contrarrevolución Del Capital Financiero
La socióloga Beba Balvé señaló en su trabajo “Imperialismo, dinero y guerra” que a mediados de
los años setenta lo que se percibe es una crisis orgánica del capitalismo y de freno de las fuerzas
productivas junto al apaciguamiento de las luchas populares ascendentes que se venían dando en
todo el mundo desde la segunda posguerra, dando lugar a un momento regresivo y
contrarrevolucionario. Este bloque en el poder, expresado en la alianza militar británica-
estadounidense-israelí, para imponerse debe destruir todo el andamiaje institucional de la
revolución industrial y los Estados-Nación (fundamentalmente en sus funciones sociales) esto es lo
que conocemos como Neoliberalismo y sus programas de ajuste estructural. Uno de los primeros
ensayos de la nueva ofensiva capitalista, fue en la Argentina. Guerra y globalización van a ir de la
mano.
La misma autora lo explica con las siguientes palabras “El capitalismo, en su momento de
hegemonía del capital financiero internacional, se ha convertido en una religión, pero, solo para
iluminados. El fundamentalismo puritano anglo-estadounidense-israelí se ha fusionado y su
concepción religiosa se funda en dicotomías: el bien (Ellos) y el mal (subversivos, terroristas, y
hasta hoy en día “populistas”) que implican una regresión intelectual, moral y científica hacia
etapas superadas por el hombre. Es la pura tecnología-manipulación, se produce un nuevo reparto
del mundo vía una nueva colonización, lo novedoso que viene acompañado por empresas
contratistas para recomponer los daños de la guerra, que luego se pagaran con deuda externa”.
Bien, la trampa consistió en que meses antes del conflicto, los EEUU de Reagan habían dado el
visto bueno a los militares argentinos para el desembarco en las islas, la junta militar que ya había
llevado a cabo su plan de exterminio de las fuerzas revolucionarias del país contemplado en la
“Doctrina de Seguridad Nacional” creada por el Pentágono, se creía aliada del imperio yankee
tanto o igual que la misma Gran Bretaña, y esperaba la resolución pacífica del conflicto, la
mediación de EEUU y el reparto entre las tres partes y de esta manera presentar el hecho antes la
sociedad como un triunfo. Esto no fue así y las fuerzas armadas británicas con ayuda
estadounidense desplegaron todo su arsenal bélico y luego de la caída de Puerto Argentino
impusieron sus reglas para el (sub)desarrollo subordinado de la Argentina al Poder financiero,
cultural y militar Anglosajón, hecho este objetivado en los vergonzoso tratados que la
partidocracia de entonces firmó en Londres y Madrid en 1990, que sellaron la paz en condiciones
de sometimiento y en los que se concede a los ingleses facultades de control de los movimientos
de las fuerzas armadas argentina en el Atlántico sur, se otorga privilegios a los capitales británicos
en el país y se resigna la jurisdicción argentina en controversias judiciales entre empresas
británicas y el Estado nacional.
Por último solo queda decir que si queremos cumplir el sueño de una Argentina con soberanía
política, independencia económica y justicia social, profundizando las banderas de aquel 17 de
octubre de 1945, debemos entre otras cosas, desmitificar el relato desmalvinizador , construir una
verdadera alternativa antiimperialista y honrar y recuperar con orgullo la identidad de nuestros
héroes de Malvinas. Esto servirá como punto de partida para la conformación de una conciencia
nacional que rompa con la dominación imperialista y la de sus cipayos locales.